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La Marcha del Orgullo LGTB: visibilidad frente al estigma

Miriam Martín Lobo

Doble Grado en Sociología y Trabajo Social


Antropología social y cultural II
Teresa Martínez Prieto

En primer lugar, el término LGTB, hace referencia a las personas con identidad sexual
de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales. Este movimiento tuvo su énfasis tras la
revuelta que se organizó en Stonewall, en la ciudad de Nueva York, donde los
colectivos homosexuales se echaron a la calle y se opusieron a las fuerzas de la ley.
Desde entonces, en muchos lugares del mundo se celebra el día LGTB, por ejemplo, en
Madrid donde desde 2005, cada 28 de junio se convocan una serie de fiestas y
animaciones durante cinco días para celebrar que exista la libertad y diversidad sexual.
Su bandera es la representada por los colores del arcoíris y se puede ver en las prendas y
vestimentas de los que participan en la festividad.
Pero aún así, este tipo de marchas siguen siendo minorías sexuales, que, aunque
convoquen marchas o reivindicación son un grupo minoritario y desgraciadamente
muchas veces menospreciado. Ya que existen muchos tipos de discriminaciones, tanto
entre heterosexuales y homosexuales, como los homosexuales entre sí mismo, ya que
como dice el autor Jeffreys (1996), “La tendencia general de la política gay masculina
es reivindicar la masculinidad y los privilegios masculinos de los varones gays y
ampliar el espectro de la presunción de acceso fálico hasta el infinito. En cambio, la
política feminista lesbiana persigue el desmantelamiento del privilegio masculino, la
desaparición de la masculinidad y la inversión de la ley del acceso fálico (…)”.
Además de los nuevos colectivos dominantes, evolucionaron movimientos como los
queer. Según Jay Prosser hay dos grandes tendencias en teoría queer a la hora de leer el
tópico de la transexualidad. Por un lado, algunos pensadores la celebran, ya que los
individuos transexuales lograrían quebrar el nexo causal entre sexo (biológico) y género
(cultural), encarnando el rezo feminista según el cual la naturaleza no es destino y por
otro lado, otros autores, consideran que, al pretender alinear su corporalidad a su
identidad de género, los sujetos transexuales incurrirían en una suerte de vuelco
esencialista que, en lugar de desestabilizar el sistema sexo/género terminaría
reforzándolo.
Cada vez este movimiento se está incorporando más y mejor en la sociedad, aunque
haya sectores de la sociedad que no lo compartan, pero lo respeten. Esta marcha que es
subversiva en un orden simbólico pretende demostrar la capacidad inventiva que puede
tener un movimiento social a través de una práctica colectiva que refrenda la
transformación de las demandas del movimiento lésbico y gay y de su lucha constante
por legitimar su presencia ante un modelo sociocultural inflexible respecto a la
sexualidad; a la vez, esta tradición urbana que transgrede patrones morales, sociales y
políticos, se adueña por un día en el mes de junio de los espacios públicos de una ciudad
revestida de contrastes.
En una sociedad donde reine la diversidad, igualdad y libertad, cada individuo podrá
sentirse feliz y poderoso de poder hacer y expresar lo que sienta en cada momento, sin
sentir el miedo de poder ser tachado, recluido o aislado. Pero aunque las grandes
ciudades y centros urbanos como Madrid lo celebran, es un hecho que no se da en todos
los rincones ni del mundo, por lo que aún hay que prosperar.

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