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EL TAKI ONQOY (QUECHUA: “ENFERMEDAD DEL CANTO” O “ENFERMEDAD DEL BAILE”)

Si bien a su llegada, el español no supuso problema, puesto que los distintos pueblos que pertenecían al
Imperio Inca estaban acostumbrados a la conquista y aculturación de éstos, con el modelo económico
colonial español se da un quiebre a la relación de Emperadores providentes. La ausencia total de bienes,
el rápido descenso de la población por las cargas impositivas de la encomienda, sumado a las
enfermedades que se esparcieron rápidamente, además de la desestructuración que se sintió de manera
más agresiva: en el plano de la religión, puesto que el cristianismo no sólo se basó en la prédica para los
indígenas sino en la persecución y castigos contra todas las formas de culto tradicionales; fueron
antecedentes que sembraron la idea de desorden o pachakutik (término quechua), que correspondían a
ciclos de 1.000 años, subdivididos en periodos de 500 años, que una vez cumplida su duración acababan
de manera violenta en un cataclismo cósmico como podían ser un diluvio, lluvia de fuego, o la caída del
cielo.

Como consecuencia del sentimiento de fatalidad, surgieron diferentes movimientos de resistencia, uno
de ellos fue el taky onqoy que significa “enfermedad del canto” o “enfermedad del baile” en quechua.
Como la arremetida de la prédica católica fue tan violenta, principalmente con los símbolos de
religiosidad andina, las huacas, fueron las más atacadas de manera tal que los indios tuvieron que
ingeniárselas y hacer que las huacas los poseyeran y comenzaran a bailar y a cantar para así dejar en
evidencia que existía una voluntad divina de restauración cósmica o de vuelta al mundo del inca. Se
desarrolla en un área muy cohesionada culturalmente como Ayacucho y Huancavelica, el orden se
establecía por un principio unificador como las huacas, que son dioses naturales, las más importantes
fueron la de Pachacamac y la otra en Titicaca en las mitades del Tahuantisuyo, el objetivo fue derrotar al
dios europeo y recuperar a los indígenas bautizados y expulsar a los españoles mediante el baile y el
canto, la trascendencia histórica del taky onqoy, radica en que fue un movimiento insurreccional que no
sólo tuvo motivaciones políticas, sino que fue fervientemente revitalista de las tradiciones culturales y
religiosas.

El tributo inca funcionaba según una estructura equilibrada y circular, el tributo español si bien mantiene
cierta estructura de reciprocidad, éstas se dan en un sentido único y unilateral, el español reemplazó la
figura centralizadora del Inca, pero no mantuvo la redistribución de las riquezas en beneficio de todos.

¿A QUÉ FENÓMENO SE DEBIÓ LA RÁPIDA CONQUISTA DE LOS ESPAÑOLES A LOS PUEBLOS QUE
CONFORMABAN EL IMPERIO INCAICO?

Los pueblos que conformaban el imperio incaico estaban acostumbrados a la conquista de los incas
sobre éstos en tiempos pasados, de manera tal que el español no supuso mayor problema, significó un
cambio de mando en primera instancia.
¿POR QUÉ LOS INCAS SENTÍAN QUE ESTABAN VIVIENDO UN FIN DE UN CICLO O PACHAKUTIK?
FUNDAMENTE DESDE UN PLANO ECONÓMICO Y CULTURAL

Los incas fueron desarraigados de las antiguas formas con las cuales configuraban su vida, en el plano
económico el español no aseguró el bienestar del pueblo inca mediante la redistribución de los recursos,
es más los trabajos impuestos por la colonia significaron jornadas de trabajo largas y extenuantes, junto
con las enfermedades que redujeron considerablemente la población y la arremetida contra las prácticas
religiosas importantes para el indígena supusieron la muerte y abandono de sus dioses dejando como
consecuencia crisis de carácter existencial y un desorden cósmico de inimaginables proporciones.

¿CUÁL ES LA TRASCENDENCIA HISTÓRICA DEL TAKY ONQOY?

Fue un movimiento de resistencia que tenía no sólo motivaciones de carácter político sino a cualquier
tipo de aculturación española, trató de dar unificación y esperanza en el pueblo inca mediante la prédica
de que las huacas estaban de regreso e iban a derrotar al dios europeo, por lo tanto fue revitalista de las
tradiciones incaicas. [1]

¿LA ÚNICA RESISTENCIA QUE HALLARON LOS ESPAÑOLES EN EL TAHUANTINSUYO FUE LA RESISTENCIA
MILITAR?

Hace más de 400 años que los españoles llegaron al territorio del Tahuantinsuyo (1527-1528), y
obedeciendo intereses mezquinos, invadieron nuestro suelo haciendo gala de su barbarie y criminalidad,
prueba de ello son los miles y miles de indígenas muertos durante este infausto proceso. El presente
artículo no pretende sino mostrar un aspecto de este proceso. Se dijo durante mucho tiempo que la
única resistencia que encontraron los españoles fue de carácter militar, representada primero por las
fuerzas quiteñas y posteriormente por los cusqueños al mando de Manco Inca y sus hijos, sin embargo
hubo también una resistencia de carácter ideológica o religiosa, tan importante como la primera y que
los científicos sociales suelen denominar movimientos nativistas o cultos de crisis.

¿QUÉ ERAN LOS MOVIMIENTOS NATIVISTAS O CULTOS DE CRISIS?

Según Fernando Silva Santisteban por aculturación debe entenderse “el conjunto de fenómenos que
resulta del contacto directo continuado de grupos de individuos que participan de culturas diferentes“.
Precisamente una de esa variables lo constituye las “respuestas recusativas o rechazos” que se produce
cuando los cambios introducidos por el grupo dominante, en este caso los españoles, son tan violentos
que el grupo sometido, los indígenas, se niegan a aceptarlos y se esfuerzan por resistirlos y desecharlos,
originándose movimientos contra aculturativos a través de los cuales la sociedad sometida exalta sus
valores, modos de vida, moviéndose agresivamente entre la realidad y la fantasía, buscando la
restauración de determinados aspectos de su cultura aún dentro de su tácita impotencia. En el aspecto
religioso estas formas recusativas incluyen una serie de reacciones: denominadas en el Perú,
“movimientos nativistas” o “cultos de crisis” siendo el más importante el denominado como: Taky
Onqoy.

¿EN QUÉ CONTEXTO HISTÓRICO CULTURAL SURGE EL TAKY ONQOY?

La captura, encarcelamiento y ejecución de Atahualpa (1532-1533), fue el hecho decisivo que hizo
posible la ocupación española del Tahuantinsuyo. La guerra entre las Panakas Anan y Urin personificadas
entre Wasqar y Atahualpa y las alianzas formadas entre los españoles y los caciques regionales, entre
otros factores, facilitaron su rápido sometimiento. El aumento de la población española y la ocupación
del territorio, que alguna vez perteneció al Imperio Inca, por parte de sacerdotes, mineros, mercaderes y
burócratas provenientes de Europa causaron un enorme impacto en la población indígena. Nathan
Wachtel plantea la desestructuración del mundo andino tradicional al contacto con la invasión española,
que implicó trastornos en diversos órdenes sobre todo en su concepción del mundo. Paralelamente, los
grupos étnicos no cusqueños empezaron a elaborar sus propias interpretaciones de la conquista y
colonización. “Destruido el estado Incaico, en regiones como Huarochirí, Huamachuco o Huamanga, se
va procesando la situación social y la fragmentaria catequización, para construir ideologías locales que
expliquen a sus comunidades el carácter de la catástrofe acaecida”. (Luis Millones).

¿QUÉ ERA EL TAKY ONQOY?

En 1565, a treinta y tres años de la captura del Inca Atahualpa en Cajamarca, y edad en la que murió
Jesús, surgió en los Andes en el corregimiento de Parinacochas un movimiento religioso de antiguas
raíces andinas que recibió el nombre de Taky Onqoy, traducido como “enfermedad del canto” o
“enfermedad del baile”, denominado así porque sus predicadores (dos hombres, uno de ellos llamado
Juan Chocne, y dos mujeres que se hacían llamar María y María Magdalena), realizaban movimientos
extraños, no comunes, como el de temblar, caerse, bailar de una manera exagerada, debido a que las
huacas se habían metido en sus cuerpos. Según el visitador eclesiástico Cristóbal de Albornoz, el
movimiento se habría originado en Huamanga, Ayacucho, pero logró expandirse por el norte hasta Jauja,
Lima, Huancavelica y por el este hasta el Cusco, Apurímac y la región de Charcas y no perdió su vigor
hasta después de la campaña contra la idolatría realizada a fondo por Albornoz, que llevó de dos a tres
años y en la que se condenó a más de 8000 indios" (Luis Millones).

El Taky Onqoy expresaba la desilusión de los indígenas frente a todo aquello que significaba la presencia
española en el mundo andino: epidemias, escasez de cosechas, cargas tributarias y exigencias personales
exageradas. Por ello el movimiento propugnaba no sólo la expulsión de los españoles al mar sino
también prometía a los andinos la restauración de la buena salud y la abundancia de comestibles. El Taky
Onqoy abarca así no sólo la conciencia del trauma de la conquista y la derrota de los dioses sino también
las muy tangibles necesidades del cuerpo. Para 1565 ya se había hecho clarísimo que el desastre
ecológico traído por la invasión europea literalmente deletreaba el final físico de la población andina.
Guamán Poma le ruega al dios de los cristianos una y otra vez que al menos les otorgue a él y a su gente
la continuidad biológica. En su nueva crónica no cesa de repetir y clamar: "Que no nos acabemos…". Para
que las huacas agrupadas en torno a la huaca de Pachacamac y a la huaca del Titicaca pudieran vencer al
dios cristiano era necesario que recobrasen su vitalidad a través de los rituales, ya que en casi todas las
religiones la energía de los dioses se sustentaba en la constancia con que los fieles mantenían la vida
ceremonial en su honor, pues el ritual era el alimento de los dioses. Al respecto Molina decía: "las huacas
andaban por el aire, secas y muertas de hambre; porque los indios no le agradecían ya, ni derramaban
chicha". Pero la falta de los indios no concluía en este abandono, iba más allá pues los indios se habían
bautizado entregándose al ritual católico, de allí la importancia de abandonar al dios cristiano y realizar
los rituales tradicionales. El camino de la salvación comenzaba con repetir fórmulas conocidas en los
antiguos rituales prehispánicos: ayuno de varios días que implicaba no comer sal, ají ni maíz de colores y
no tener relaciones sexuales. Además “estas divinidades locales exigían la lealtad de sus gentes, las
cuales por lo tanto no debían poner pie en las iglesias ni escuchar a los evangelistas, ni comer alimentos
españoles, ni tampoco vestir ropajes españoles”. (Sara Castro Klaren). Los fieles al movimiento recibirían
todas las bendiciones de las huacas, pues “les iría bien en todos sus negocios y tendrían salud ellos, sus
hijos y sus sementeras se darían bien” (Polo de Ondegardo). Paradójicamente, las huacas amenazan a los
que las traicionan, es decir aquellos que colaboran con los europeos, con hacer realidad el más profundo
temor que en sí anima su culto: el terror del fin irreversible de toda una etnia, es decir el holocausto. Las
huacas "habían sembrado muchas chacras de gusanos, para plantarlos en los corazones de los españoles
y de los indios que permanecen en el cristianismo" (Molina).

Aunque hay constancias de la presencia del Taki Onqoy en el siglo XVII la presencia de Cristóbal de
Albornoz sirvió para desarticular el movimiento. Los principales líderes, Juan Chocne y las dos Marías
recibieron un castigo inmediato, quedando consignados en la Doctrina de Santiago del Cercado (Lima)
donde al parecer permanecieron hasta su muerte. [2]

GUERRA RELIGIOSA

Éstos decían que Francisco Pizarro tuvo éxito al conquistar Cajamarca gracias a la victoria de su dios
cristiano sobre las huacas. Ahora éstas se han fortalecido y estaban listas para vencerlo y expulsar a los
invasores.

Pese a los intentos de desarticulación del Taki Onqoy, éste sobrevivió y algunos seguidores continuaron
con sus cultos andinos a escondidas.

Hoy su tradición es continuada por muchos “dansaq” o danzantes de tijeras. [3]

Referencias: [1] Los Indios Del Perú, Juan Ossio, 1995; [2] Blog del historiador Eduardo Ramos Laynes; [3]
El popular.

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