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Sofonías 3:3 Sus príncipes en medio de ella son leones rugientes; sus jueces,
lobos nocturnos que no dejan hueso para la mañana.
Sus príncipes son como leones rugientes , depredadores en busca de presa; sus
jueces como lobos nocturnos , depredadores que se mueven en la oscuridad de
la noche. Sus profetas traicionan las almas de la gente para obtener provecho.
Sus sacerdotes profanan la Ley corrompiendo su significado.
Dirigir al pueblo de Dios es un privilegio y una responsabilidad. Mediante
Sofonías, Dios reprende todo tipo de liderazgo en Jerusalén: jueces, profetas y
sacerdotes, debido a su desobediencia, irresponsabilidad e insensibilidad al
pecado. Si usted es un líder de la iglesia, considérese en un puesto privilegiado,
pero tenga cuidado. Dios lo responsabiliza de la pureza de sus acciones, la
calidad de su ejemplo y la verdad de sus palabras.
En contraste con los judíos pecadores (versículo 2), Dios permanece constante:
El Señor está en medio de ellos; el Señor es justo; el Señor no hace lo malo; el
Señor imparte justicia todos los días; el Señor nunca se equivoca.
Los israelitas no tenían excusa alguna para sus pecados. Jerusalén, donde se
encontraba el templo, era el centro religioso de la nación. Pero aun cuando el
pueblo no seguía a Dios, El estaba «dentro de la ciudad», presente en medio de
la corrupción, persecución e incredulidad. Por desolado que parezca el mundo
en lo espiritual, Dios está ahí y sigue obrando. Pregúntese: «¿Qué El está
haciendo ahora y cómo ser parte de su obra?»
Sofonías 3:6 Hice destruir naciones; sus habitaciones están asoladas; hice
desiertas sus calles, hasta no quedar quien pase; sus ciudades están asoladas
hasta no quedar hombre, hasta no quedar habitante.
Esta sección es una promesa de salvación para todos los pueblos y para el
remanente de Israel . En su más amplio sentido, anticipa la salvación, tanto de
judíos como de gentiles, por medio de Jesucristo.
Sofonías 3:11 En aquel día no serás avergonzada por ninguna de tus obras con
que te rebelaste contra mí; porque entonces quitaré de en medio de ti a los que
se alegran en tu soberbia, y nunca más te ensoberbecerás en mi santo monte.
Similar por su estilo a los Salmos 47, 95 y 97, esta sección final ofrece una
esperanza. Habla de otros aspectos positivos de aquel futuro Día del Señor.
Habrá cánticos, exclamaciones y regocijo (versículo 14), liberación de sus
enemigos (versículo 15), y la exaltación del pueblo de Dios (versículo 20). De
nuevo, esto se cumple parcialmente a través del reinado de Jesús en la Iglesia
y se consumará en el mundo por venir.
Pecamos cuando vamos en pos de la felicidad separándonos de nuestra relación
con Dios, el único que nos puede hacer en verdad felices. Sofonías señala que
la «gran alegría» surge cuando permitimos que Dios esté con nosotros. Esto lo
logramos al seguirlo y al obedecer su Palabra con fidelidad. Luego Dios se
regocija con un canto de felicidad por nosotros. Si quiere ser feliz acérquese a la
fuente de felicidad al obedecer a Dios.
Sofonías 3:15 Jehová ha apartado tus juicios, ha echado fuera tus enemigos;
Jehová es Rey de Israel en medio de ti; nunca más verás el mal.
Sofonías 3:17 Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre
ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos.
Sofonías 3:18 Reuniré a los fastidiados por causa del largo tiempo; tuyos fueron,
para quienes el oprobio de ella era una carga.
Sofonías 3:20 En aquel tiempo yo os traeré, en aquel tiempo os reuniré yo; pues
os pondré para renombre y para alabanza entre todos los pueblos de la tierra,
cuando levante vuestro cautiverio delante de vuestros ojos, dice Jehová.
Entonces daré a los pueblos un lenguaje puro para que todos invoquen el
nombre de Jehová y le sirvan de común acuerdo.
La canción de gozo
Como anticipo de la nueva edad el profeta anima a sus compatriotas a cantar
alegres al Señor. La ciudad que él ama tanto va a funcionar bajo una nueva
administración. Dios mismo, Jehová, va a ser el verdadero Rey de todo Israel.
Bajo su administración nadie tendrá que temer que la maldad le quite sus
ahorros, lo eche de su empleo, condenarle por crímenes que no ha cometido o
envíe a sus hijos como soldados a batallas injustificadas.
No obstante, el versículo 16 les advierte que no deben debilitar sus manos. Hay
que trabajar arduamente y constantemente para conservar las libertades y los
privilegios que Dios les dará.
La segunda parte del versículo 17 se puede traducir así: “él (Dios) se gozará
sobre ti con alegría, te renovará en su amor, se regocijará sobre ti con cánticos”.
No solamente la comunidad redimida tendrá motivos para regocijarse, sino que
también los redimidos darán mucho gozo a Dios. Lo ideal para los pensadores
hebreos era que Dios fuese el verdadero Rey utilizando hombres de carácter
impecable para ser sus virreyes para la administración diaria de Israel.
Las últimas palabras del libro tratan de los temas de la restauración de la
infraestructura de la nación y del regreso de los últimos refugiados o cautivos a
su patria. Como Romanos 12, enseña que la venganza corresponde a Dios y él
va a llevarla a cabo. Los que han afligido a los humildes no se escaparán de la
pena que merecen. Los que no gozaban ni fortuna ni prestigio tendrán renombre
en toda la tierra. Han experimentado la vergüenza de ser esclavos y cautivos;
ahora serán puestos “para renombre y para alabanza entre todos los pueblos de
la tierra”. Se ve en este versículo el concepto de misiones que tuvieron los judíos.
No pensaban que tenían que ir a otros países y predicar las buenas nuevas a los
pueblos de la tierra. Pensaban que su éxito económico, su alta moralidad y la
pureza de su religión servirán como imán para atraer a la gente de otras naciones
a seguir su religión y su conducta. Unos pocos extranjeros lo hicieron pero nunca
en gran número. Es importante notar que el profeta no tiene la última palabra del
libro. El sello de autoridad de su profecía es sencillamente: “dice Jehová”.