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dedicatoria
Índice
Introducción
Sin embargo, justo es reconocer que aun en ese contexto, los sistemas
democráticos enfrentan, en mayor o menor grado, problemas de gobernabilidad. Ya
sea por la escasez de recursos, ya por la multiplicación de demandas o por otros
factores, la resolución plena de los problemas de gobernabilidad puede rebasar el
ámbito propio de la democracia política.
CAPITULO I
GOBERNABILIDAD MUNDIAL
QUE ES GOBERNABILIDAD
(Bernheim, 2016) Una relación armoniosa y respetuosa entre los poderes del
Estado, conservando cada uno su debida independencia, contribuye a generar
estabilidad y a propiciar la gobernabilidad. Pero no basta el equilibrio entre los
poderes del Estado. Se requieren también relaciones constructivas con la sociedad
civil organizada que permitan fundamentar las políticas públicas de largo plazo
sobre amplios consensos nacionales. Un escenario de tal naturaleza fortalece la
legitimidad de las instituciones.
Si bien la acción política partidaria busca alcanzar el poder, cuando está inspirada
en principios éticos la búsqueda del poder no se agota en el poder mismo sino en
la capacidad de dar respuestas adecuadas a las demandas más sentidas de la
ciudadanía.
(Bernheim, 2016) La relación entre ética y política, no solo atañe a quienes ejercen
el poder desde los órganos del Estado sino también a los partidos políticos,
empresarios, comunicadores sociales y a la ciudadanía en general, desde luego
que todos participamos en la política y nuestras acciones pueden tener un impacto
político. No es válida la dicotomía entre una ética pública y otra privada. La ética
pública y la ética privada deben responder a un mismo referente valorativo: servir
de sólido fundamento a la gobernabilidad democrática.
COMPONENTES DE LA GOBERNABILIDAD
Claro que esta concepción debe quedar a cubierto de dos gruesas simplificaciones.
En primer lugar, el ejercicio eficiente del poder no excluye, sino que incorpora la
dimensión del consenso como insumo del proceso de toma de decisiones e
implementación de políticas. En segundo término, el concepto de poder implicado
en estas reflexiones no viene definido en términos de una causalidad lineal y
mecánica. Por el contrario, en las sociedades complejas, donde aumenta el numero
y la variedad de los subsistemas sociales, ningún actor es capaz de disponer
libremente de "todo" su poder; más bien, los distintos actores sociales, políticos y
económicos poseen una "porción" de poder que ejercen estableciendo vetos
cruzados sobre las decisiones de los otros actores y, por lo tanto, cada actor debe
tener en cuenta el conjunto de expectativas y estrategias de los otros al momento
de la toma de decisiones.
b) Gobernabilidad y legitimidad: la tradición del "buen gobierno".
Posteriormente, con base en el principio de que "el gobierno es para los individuos
y no los individuos para el gobierno", el filósofo británico John Locke defendió la
doctrina según la cual el poder gubernamental sólo puede justificarse en la medida
que sirva a la más plena realización de los derechos individuales. Para el padre del
liberalismo moderno, el fin del gobierno es el de "conseguir la paz, la seguridad y el
bien de la población", y para ello el Estado deberá gobernar mediante leyes fijas y
establecidas, y no mediante decretos discrecionales; deberá establecer jueces
rectos e imparciales; y utilizará la fuerza para ejecutar las leyes, y no para sostener
decisiones arbitrarias.14
c) Gobernabilidad y estabilidad.
(Morlino, 1988) Junto a estas dos vertientes, podríamos hablar de una tercera
corriente que tiene la peculiaridad de ubicarse en un plano intermedio, en una zona
de confluencia entre las dos anteriores, y que ha puesto su atención en el antiguo
problema del orden político, que en términos propios de. la ciencia política
contemporánea toma la forma de la cuestión de la "estabihdad". En tal sentido, un
sistema será más gobernable en la medida en que posea mayor capacidad de
adaptación y mayor flexibilidad institucional respecto de los cambios de su entorno
nacional e internacional, económico, social y político. De acuerdo con una definición
aceptada, podemos entender por estabilidad política la previsible capacidad del
sistema para durar en el tiempo. No obstante, esta caracterización de la estabilidad
debe ser distinguida de cualquier referencia a la inmovilidad o el estancamiento; de
este modo, para que un sistema sea estable señala Leonardo Monino "debe ser
capaz de cambiar adaptándose a los desafíos que provienen del ambiente" puesto
que sólo "una continua adaptación a la realidad siempre cambiante permite a un
sistema sobrevivir".
... no carece de importancia que nos encontremos desde el inicio con este tema de
la estabilidad', porque... la capacidad de una constitución de durar, de no
corromperse fácilmente, de no degradarse, de no convertirse en una constitución
opuesta, es uno de los más importantes -sino el principal- criterio que se emplea
para distinguir las constituciones buenas de las malas. 16
11 Cfr. Max Weber, Economia y Sociedad, FCE, México, 1987, Cap. I secc. II, parág. 16, p. 43
14 John Locke, Ensayo sobre el Gobierno Civil (1690), Orbis, Barcelona, 1985, cap. IX, parág. 131, p. 90
16 Norberto Bobbio, La Teoría de las Formas de Gobierno en la Historia del Pensamiento Político (1976), FCE, México, 1989,
p. 20
CRISIS DE GOBERNABILIDAD
El debate sobre la crisis de la gobernabilidad democrática se centra en la relación
causalidad versus casualidad de los fenómenos. La gobernabilidad plantea una
problemática por las crisis de legitimidad del sistema, las deficiencias económicas y
las inequidades sociales.
Apoyados los ciudadanos por los movimientos de la Nueva izquierda presionan por
cambios en los estilos de la política democrática mediante formas de acción política
no convencional de democracia directa por sobre las formas de la democracia
representativa, lo que resulta en una crisis de los valores de la democracia (Dalton,
2002). Para el movimiento altermundista el modelo de desarrollo económico
neoliberal es inviable porque ha agotado sus alcances, los proceso de globalización
se encuentra en crisis de legitimidad y credibilidad porque ha profundizado la
depresión económica mundial y urge a cambiar el rumbo económico.
Las crisis de gobernabilidad democrática afectan el desempeño de las instituciones
del sistema político y a la inversa, si las instituciones no son eficientes, la
gobernabilidad se ve disminuida. Cuando este tipo de problemas de la sociedad se
prolongan indefinidamente en períodos históricos, (Torrijos, 2001)las denomina
sociedades ancladas para definir aquellas colectividades que no logran
desprenderse y superar los ambientes de alta incertidumbre, caos e inestabilidad.
De acuerdo con (Altman, 2001) las crisis de gobernabilidad democrática “se dan en
países con sistemas de partidos muy poco institucionalizados, donde la
fragmentación partidaria es alta, la disciplina es baja, el presidente goza de fuertes
poderes ejecutivos y fue electo haciendo una campaña anti-establishment, la
confianza en las instituciones es muy limitada y donde el Estado deja, como
O’Donnell dice, muchas zonas “marrones”, es decir, en los sectores de la sociedad
donde el Estado está ausente.
El sistema de partidos políticos entra en crisis y son rebasados por una sociedad
civil mas demandante y participativa, y por los medios de comunicación que se
asumen como actores políticos para servir de intermediarios en las demandas de la
sociedad. La principal causa de la crisis de los partidos políticos es el surgimiento
de formas no democráticas de legitimación que los vuelve incapaces de promover
los cambios sociales. La crisis de los partidos políticos se manifiesta en la crisis de
la democracia representativa formal como expresión de la soberanía popular
ejercida por un pueblo que no es consciente de que la soberanía le pertenece y
debe ejercerla a través de sus representantes.
CAPITULO II
GOBERNABILIDAD LATINOAMERICANO
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CAPITULO II
GOBERNABILIDAD NACIONAL
(Febres, 2015) Señala que el desarrollo debiera ser asumido como un fenómeno
complejo que no se agota en el crecimiento ni la acumulación de bienes materiales.
Comprendiendo ambos hechos, Desarrollo es también, y fundamentalmente,
avance en el conocimiento y que ha de reflejarse en políticas públicas acertadas
que respondan a la aspiración de cada hombre y de toda la sociedad. Todo ello a
propósito de la gobernabilidad y de la necesidad imperiosa que existe hoy en el Perú
por fortalecer la autoridad legítima para así, a través de un gobierno eficaz y justo,
avanzar en la búsqueda del bien común. En efecto, para conseguirlo precisamos,
en primer lugar, asegurar esa gobernabilidad en el plano político; es decir en esa
dimensión en la cual un Estado, y el gobierno que lo administra transitoriamente,
ofrezcan respuesta a los derechos ciudadanos traduciéndose tal deber en normas
legales y políticas públicas que sean aceptadas y puestas en prácticas por el país.
Ahora bien, si algo debemos haber aprendido en la última década, es que esa
gobernabilidad –para ser realmente un camino que nos lleve al desarrollo– ha de
ser democrática. Liderar una sociedad no consiste, por cierto, en ejercer el poder
por medio de la manipulación o de la coacción. El método autoritario puede resultar
eficaz en lo inmediato, pero sus resultados siempre serán dudosos en el largo plazo.
Frente a esos métodos verticales y excluyentes, que privilegian la imposición y el
engaño sobre la participación y el convencimiento, se requiere construir un sistema
de representación verdaderamente legítimo y honesto, por el que el poder
constitucional no sea solamente un fenómeno legal, sino que tenga sus raíces en el
entramado de la sociedad civil.
Dicho esto, se debe añadir que también es indispensable que el Estado posea
ciertas condiciones, ciertas capacidades, para dirigir a la sociedad con eficacia. Ese
aspecto de la gobernabilidad también aparece en el Perú como una cuestión que
reclama atención urgente. La capacidad técnica del Estado peruano para formular
y llevar adelante proyectos de reforma social es pues bastante limitada en relación
con la magnitud de los retos que necesitamos vencer: la pobreza, el estancamiento
crónico de nuestra economía, el deterioro del medio ambiente, son sólo algunos de
los grandes problemas que requieren una administración pública honrada y
eficiente, dotada de conocimientos sustantivos y pericia en su aplicación para así
ser capaz, de hacer que el Estado movilice sus recursos con cierta esperanza de
éxito.
Según (vega, 1986) Así el gobierno, cualquiera sea el sistema que adopte,
procurará lograr la mayor cuota de legitimidad para su accionar , y la fuente de la
cual obtendrá dicha cuota se deberá en gran medida a la Administración Pública
que pasará a ser el rostro visible del Estado y el nervio y músculo ejecutor de la
decisión del poder político, ya no como una mera corte de beneficiados. Se acuña
así el concepto que aún rige sobre la Administración Pública y que entendemos
pertinente transcribirlo del Consultor Político por la claridad de su presentación:
(Del Alamo, 2016) La crisis del Estado de Bienestar puso en evidencia la necesidad
de reinventar la ciudadanía y el gobierno. Por lo tanto, existe una doble crisis, la
crisis de lo político y la crisis del Estado en las democracias institucionalizadas. Sin
embargo, en la crisis de lo político, la crisis del Estado de Bienestar no incide
necesariamente en la crisis de la democracia. La crisis de la democracia es un
remanente de una deficiente regulación del mercado.
De acuerdo a (Del Alamo, 2016) Las presiones políticas resultan de cambios en los
intereses y en la distribución del poder que apoya y legitima los arreglos
institucionales existentes, como resultado de crisis de desempeño, cambios del
medio ambiente y otros factores organizacionales que cuestionan la legitimidad
de las instituciones. Ala, la crisis de la política y del Estado no desestabilizan las
instituciones democráticas cuyo poder se asegura mediante el “enjaulamiento”
de los ciudadanos que quedan atrapados en las redes del poder.
ACUERDO NACIONAL FORTALECE LA GOBERNABILIDAD Y LA
DEMOCRACIA
El titular del Acuerdo Nacional comentó que el indicado libro cuenta con 165
testimonios de personas que tuvieron que tomar decisiones en su tiempo y que
expresan cómo el Foro ha contribuido desde su creación, en el 2002, a la unidad
nacional y al fortalecimiento de la gobernabilidad democrática.
CONCLUSIONES
Los retos de la gobernabilidad son los nuevos conceptos tales como: Estado Nación,
Aldea Global, Cibersociedad o Sociedad Digital, Democracia Cosmopolita,
Sociedad Civil, e Integración Regional.
En R D. Damos los pasos para no quedarnos atrás y vemos que el discurso del
Presidente de la Republica se funda en la protección del medio ambiente y la
creación del consenso y el avance en materia de derecho civil que es requerido para
crear un buen clima que propicie la eficacia de la gobernabilidad, los retos generales
también son particulares para los dominicanos, de manera que como pueblo
debemos prepararnos y educarnos para comprender que ya no solo es el gobierno
ni el partido el responsable del desarrollo como ha sido tradición en nuestro país
sino que así como hay mayor participación social de los diversos sectores, esto lleva
una responsabilidad compartida y es por ello la mayor exigencia particular, ya que
nos van a evaluar como nación, no como un gobierno o un partido político.
Bibliografía
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