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LA ORACION EFICAZ II

TALLERES DE FORMACION CRISTIANA RUAH


“LA ORACION EFICAZ VOL. 2”

JEHMAR GLEZ. DE RUAH

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CREER PARA VER
Uno de los mayores problemas del hombre
“orante” de hoy, es que se ha acostumbrado a
orar de una manera “mecánica y rutinaria” que
casi ya ni es consciente de lo que dice y mucho
menos de lo que expresa con sus gestos,
movimientos y actitudes internas y externas.

La oración es una expresión total e integral de


amor para Nuestro Dios, y cada parte de nuestro
ser debe de estar en sintonía con esa “expresión
de amor y de Gratitud”.

Muchos hombres y mujeres de hoy, ya han


programado su oración, que pareciera más que
un lenguaje de amor, la lectura de un libro
cualquiera o el recital de exposición en una
escuela, sin pasión y sin intención de interiorizar
más a fondo en el corazón del Amado, o sea, no
mostrar interés por lo que se hace.

La base de un dialogo “constructivo y


enriquecedor” es el interés y el intercambio de
emociones y sentimientos, más que de palabras y
mensajes intranscendentes.

Muchos ante Dios ya llevamos un discurso


preparado acompañado de un gran pliego de
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peticiones, quejas y lamentos, sin importarnos
tan siquiera ver y escuchar cómo se encuentra
Nuestro Amado Señor.

Creemos que las visitas al Santísimo, son visitas


al doctor, donde sólo el, tiene la obligación de
escucharnos y de atendernos, y darnos una
solución pronta a nuestras enfermedades.

En el caso del Señor todo esto es distinto, ya que


vamos a encontrarnos con el Amado, vamos a
intercambiar miradas profundas, sentimientos y
palabras adornadas con la plenitud de la belleza
del Corazón.

Cada palabra, cada gesto, cada mirada, es un


lenguaje de amor, muy importante para Dios.

Hay personas que ni siquiera lo voltean a ver, a


contemplarlo y mucho menos a escucharlo, van
con la mirada fija en el Papel y en sus propios
asuntos personales, hoy así vivimos y nos
movemos casi todos los seres humanos.

Sin apertura y sin disposición de hacerle un


espacio en nuestro corazón a nuestros
semejantes y a Dios.

Vivimos clavados en nuestros asuntos sin darnos


cuenta de todo lo que nos estamos perdiendo a
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nuestro alrededor, sin permitir que Dios nos
hable y se haga presente a través de su creación
y de nuestros semejantes.

Vivimos con el corazón cerrado y la mente


“disecada”, empeñados en buscar “culpables”,
más que soluciones y nuevas formas de vivir.

La oración eficaz nos tiene que llevar a


sensibilizar nuestros corazones, nos tiene que
llevar como decía San Francisco de Asís:

(Medítala y ve haciendo consciente cada Palabra


en tu Corazón)

“ Señor, haz de mi un instrumento de tu paz.


Que allá donde hay odio, yo ponga el amor.
Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón.
Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión.
Que allá donde hay error, yo ponga la verdad.
Que allá donde hay duda, yo ponga la Fe.
Que allá donde desesperación, yo ponga la
esperanza.
Que allá donde hay tinieblas, yo ponga la luz.
Que allá donde hay tristeza, yo ponga la alegría.

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Oh Señor, que yo no busque tanto ser consolado,
sino consolar,
ser comprendido, sino comprender,
ser amado, sino amar.

“Porque dándose es como se recibe,


es olvidándose de sí mismo como uno se
encuentra a sí mismo,
es perdonando, como se es perdonado,
es muriendo como se resucita a la vida eterna.”

Pero para poder llevar el fruto de esta oración


primero necesito hacerla mía y aplicar estos
conceptos primero para mí mismo y para mi
corazón.

Es interiorizar en la Oración, y no sólo como lo


hacemos siempre repetir por repetir, como
personas sin cerebro y sin corazón.

La oración es hablar desde lo que soy, desde mi


corazón y llevar esas palabras al Corazón del
Señor, la oración no sólo es hablar también es
contemplar, es llorar, es perdonar, es encontrar,
reconocer y volver al inicio, las veces que sean
necesarias.

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Pero sobre todo el núcleo de la oración, consiste
en orar para aprender amar y amar para aprender
a orar, tomando como punto de inicio “El
aprender a escuchar”.

“Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra


de Dios.”

(Rom. 10, 17)

Quizá el sentido más importante que tenemos


que entrenar y disponer es el oído y con ello la
apertura del Corazón.

Hay dos tipos de oído espiritualmente hablando,


el oído dispuesto y el oído indispuesto, por lo
regular los que tienen el oído indispuesto, es
porque hablan demasiado y no permiten que
nada, ni nadie les hablen al corazón , sus
palabrerías las usan como un escudo para
defender sus falsos razonamientos y para impedir
un cambio en su interior…

“Si alguno se cree religioso, pero no refrena su


lengua (sino se calla y está dispuesto a escuchar
y obedecer), sino que engaña a su {propio}
corazón, la religión del tal es vana.”

(Stgo. 1, 26)

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“las propias palabras dichas por nosotros una y
otra vez, no vuelven sordos ante los llamados del
Señor”

Una persona que es incapaz de estar en silencio


y en soledad, es incapaz de orar y de estar en paz
consigo misma y con el Señor.

Tú mismo (a), pregúntate si tu oído es un oído de


discípulo dispuesto, o de un religioso
indispuesto.

El primer escalón de la humildad y de la oración


eficaz, es aprender a callarse interna y
externamente hablando y tener disposición de
escuchar y obedecer a Dios, también dándole
lugar a nuestros semejantes, y no seguir
matándolos con nuestra indiferencia.

“Porque habrá hombres amadores de sí mismos,


avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos,
desobedientes a los padres, ingratos, impíos,”

( 2ª. Tim. 3, 2 -4)

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San Pablo enumera con gran certeza las
actitudes de los hombres y mujeres de los
últimos tiempos, en primer lugar de la lista pone
el que es la Cabeza de todos los pecados
siguientes, y ese pecado es … AMADORES DE SI
MISMOS… QUE AMAN A LOS DELEITES MAS QUE
A DIOS.

Esta descripción hace referencia al hombre que


vive con el corazón y con los oídos cerrados e
indispuestos para otros, solo tiene apertura para
sí mismo y para sus propias pasiones y deseos
desenfrenados.

Judas Iscariote el traidor, es un ejemplo de cómo


un hombre aun teniendo a Dios muy cerca de él,
no es capaz de abrir sus oídos y su corazón para
escuchar y obedecer al Maestro, sino que aun
estando con Dios, sigue escuchando sus
pasiones y sus ambiciones internas.

Pero al final caerá preso de sus mismos engaños


y de su poca disposición y de su poca voluntad
para abrir su Corazón y sus oídos espirituales
para ponerse en total disposición a Dios.

Cuando Dios le habla a Moisés le dice que se


quite las sandalias porque la tierra que pisa es
tierra Santa. (Ex. 3, 5)

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La acción de descalzarse es una acción directa
del corazón y del Espíritu, que quiere decir que
nos quitamos todo lo que nos estorba del cuerpo
y del alma, y nos desnudamos delante de Dios,
nos desarmamos y nos humillamos, para permitir
que Dios haga con Amor y disposición lo que
tenga que hacer en Nosotros.

Descalzarse es abrir nuestro corazón y nuestros


oídos y ponernos en una actitud de oyentes para
dejar que Dios nos Libere y nos sane en nuestro
Interior.

El efecto de la oración en mucho va depender de


nuestra actitud interna y externa, y de nuestra
docilidad y disposición a un cambio, dejando a un
lado el orgullo y la soberbia de nuestro corazón.

“descálzate de tu falso yo y de tus falsedades,


despréndete de tu falso ídolo que eres tú mismo
y deja que Dios tome poder y el control de tu
vida”

“Bienaventurados los de limpio corazón, pues


ellos verán a Dios.”

( Mt. 5, 8)

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Descalzarse es un proceso donde con la ayuda de
Dios y del Espíritu Santo, nos vamos quitando la
podredumbre del corazón para poder ver el rostro
de Nuestro Señor.

¿Qué es esa podredumbre, de la cual en humildad


y en honestidad nos tenemos que ir quitando
hasta quedar limpios como las aguas?

Naamán fue, con su carro y sus caballos, y se
detuvo a la puerta de la casa de Eliseo. 10
Pero
Eliseo envió un mensajero a que le dijera: «Ve y
lávate siete veces en el río Jordán, y tu cuerpo
quedará limpio de la lepra.»”

(2ª. Rey, 5, 9 - 10)

La oración es un acto de perseverancia y de


disposición permanente, el profeta Eliseo le dijo
a Naamán que tenía que ir al rio Jordán a lavarse
siete veces, para curarse de la lepra.

Para nosotros la oración tiene que representar


ese Rio Jordán que con una gran esperanza y con
un gran anhelo del Corazón, vamos a ser lavados
y curados de nuestro pecado, para poder ver a
Dios y a nuestro prójimo con amor y con pureza.

Pero en esta cita lo que llama la atención es la


indicación del Profeta Eliseo… Lávate siete
veces…
10
El profeta Eliseo nos dice a través de esta
historia, que tenemos que lavarnos tantas veces
sea necesario, con firmeza, paciencia y
perseverancia.

También nos habla del Sacramento de la


Confesión y de la importancia de mantener
nuestro corazón “limpio” y sino “dispuesto a ser
renovado y purificado totalmente”.

Naamán estaba enfermo de lepra, tanta lepra que


tenía que ser removida 7 veces, el pecado se
hace costra en las almas y es muy difícil
arrancarlo, se necesita remojarlo y removerlo
una y otra vez.

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Siete son los pecados capitales, quizá con esta
lectura el Señor nos invita a examinar en
nosotros las marcas y costras de esos pecados
en nuestro corazón, para ver cuales tienen mayor
fuerza en nuestra alma y en nuestro ser:

- SOBERBIA
- ENVIDIA
- IRA
- AVARICIA
- PEREZA
- GULA
- LUJURIA

Solo con oración y disposición podremos


arrancar esas costras de pecado y de maldad que
empañan nuestra vista y tapan nuestros oídos,
para no tener una relación efectiva y afectiva,
con Dios y con nuestros semejantes.

Te sugiero que hagas una pequeña reflexión


acerca de cada uno de estos pecados ante Dios,
y le expreses las maneras y las formas en cómo
se manifiestan en ti, y en una actitud de
humildad y de disposición (descálzate), pídele a
Dios que te lave y Restaure totalmente tu ser.

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“ Naamán fue y se sumergió siete veces en el
Jordán, según se lo había ordenado el profeta, y
su carne se volvió como la de un jovencito, y
quedó limpio.”

( 2ª. Rey. 5, 14)

Naamán quizá a regañadientes fue obediente a la


indicación del profeta, y se sumergió siete veces
en el Jordán y su carne se volvió como la de un
jovencito y quedó limpio.

Dios restauró en Naamán su Carne, su pureza y


su alma, si lo hizo con él, claro que lo puede
hacer con nosotros, sólo que muchos no somos
dóciles, ni creemos, ni perseveramos y no
estamos dispuestos a abandonar nuestra vida de
pecado.

Reflexiona acerca de la historia de Naamán y del


Profeta Eliseo, y pregúntate en que te identificas
con ella.

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SEGUNDA PARTE

“Con Él tenemos certeza de que, si le pedimos


algo conforme a su Voluntad, nos escuchará “

( 1ª. Jn. 5, 14)

Si regresamos a la cuestión pasada de lavarnos


en el Rio del Espíritu Santo, siete veces, ¿será su
Voluntad el qué seamos sanos y libres? –

Claro que sí, la Voluntad de Dios siempre va


hacia nuestro bien y hacia nuestra Salvación.

Dice el versículo bíblico pasado, que con Dios


tenemos la certeza, está palabra es muy
importante en nuestra vida espiritual y en
nuestra vida de oración, algunos traducen la
palabra certeza como Esperanza, la Esperanza es
el motor y la motivación de nuestra oración, una
oración sin certeza, o sea sin esperanza, es una
oración ineficaz y poco funcional.

De la esperanza viene la Comunión con el


corazón de Dios, esto es, que tenemos la
garantía de que si vivimos conforme a la
Voluntad de Dios, nada nos faltará y no solo eso,
sino que Dios escucha y atiende a los que están
dispuestos a vivir conforme a sus designios.

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Nuestra oración puede ser ineficaz porque no
tiene esperanza, o tiene muy poca, o porque
somos impacientes y no perseveramos, o porque
no estamos todavía lo suficientemente
dispuestos para entrar en comunión con Dios.

Comunión con Dios, es vivir en dependencia a Él,


es vivir conforme a su autoridad y voluntad
Divina, es descalzarnos delante de él, con
humildad y dejar nuestras vidas en sus manos,
con Amor y con Reverencia en lo profundo de
nuestro ser.

“Señor pongo mi vida en tus manos, con todo el


amor que soy capaz, para que hagas de mi un
siervo conforme a tu Corazón Amoroso de Padre,
y bajo tu Autoridad de Dios Todo poderoso”

Amen

Siempre antes de orar tenemos que preparar


nuestro corazón y tenemos que abrir nuestro
interior para recibir las Palabras de Vida eterna
en nuestros corazones.

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MEDITA Y RESPONDE EN TU CORAZON:

“No se amolden al mundo actual, sino sean


transformados mediante la renovación de su
mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad
de Dios, buena, agradable y perfecta.”

(Rom. 12, 1 -2)

¿Qué significa “amolden al mundo actual”?

¿En qué momento sucede la transformación de


Nuestro Ser, comenzando por nuestra mente?

¿Para ti que quiere decir que la Voluntad de Dios


es buena, agradable y perfecta?

¿En qué momentos la Voluntad de Dios, se torna


desagradable?

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“Pero el que beba del agua que yo le daré, no
volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él
esa agua se convertirá en un manantial del que
brotará vida eterna.”

(Jn. 4, 14)

¿Cuál es esa agua que nos da , Nuestro Señor


Jesucristo y para qué sirve?

¿Es necesario perseverar en la purificación de


nuestras almas, en la oración y en la Vida
sacramental’?, ¿Porqué?

¿Para qué sirve el Sacramento de la


Reconciliación?

¿Crees que Dios tiene todo el poder para Sanar la


lepra de los corazones’? ¿Y porqué la mayoría de
los seres humanos viven enfermos de pecado y
de podredumbre en sus corazones?

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CONCLUSION

10 ELEMENTOS EXTRAS DE LA ORACION EFICAZ

1. La oración es expresión de vida interior, y esta


consiste en dirigir las potencias del alma
(memoria, inteligencia y voluntad) y las
facultades de la misma (conocer y amar) al
Espíritu Santo, que mora en nuestro interior, y así
relacionarnos con Dios Padre y Dios hijo.

2. ¿Cuánto tiempo orar? Más vale calidad que


cantidad, en forma y tiempo. Por ejemplo, más
valen cinco minutos bien hechos a dos horas en
las que se haga de todo menos oración.

3. La persona que no ha orado o que no


está habituada a hacerlo no puede pretender en
un primer momento pasar horas postrada ante el
Señor. Hay que comenzar por algo.

4. ¿Qué ‘decirle’ a Dios? Hablar con Dios como


con un amigo. Dios como Padre nos ama, pero es
a la vez nuestro más fiel y mejor amigo. No usar
palabras rebuscadas, ser espontáneos.

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5. ¿En qué momento? Dios, de manera ideal,
concreta y real, te espera en el sagrario y por
esto en cualquier momento se puede ir, pero si
estás en otro lugar basta que dispongas tu
corazón, pues “cercano esta Yahvéh de aquellos
que le invocan, de todos los que le invocan con
verdad” (Sal 145, 18). Orar ante el Santísimo
Sacramento es como hablar de tú a tú con la
persona querida y orar al Señor en otro lugar es,
si se me permite la comparación, como hablar
con la persona querida vía teléfono móvil.

6. Cuando hacemos oración necesitamos


centrarnos, concentrarnos. Para concentrarnos
tenemos que ayudarnos eligiendo lo más
conveniente en cuanto ambiente, hora, lugar,
postura, etc. Y para concentrarnos
debemos disciplinarnos.

7. Cuanto más se hace oración, más se facilita la


concentración y más se forma
el hábito del recogimiento.

8. Si se quiere centrar toda la atención en Dios y


hay estímulos que atraen y distraen (verse
atraído por otra cosa que te atrae con más
fuerza) se necesita imponer la voluntad y hacer
lo que se quiere hacer.

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9. El silencio del corazón (Saber callar) es
importante.

10. Saber ignorar las


inevitables distracciones que pretenden que
abandonemos la oración. Cuando algo nos
distraiga o desconcentre no darle importancia
alguna. Hay que ignorar la distracción de la
manera más serena y retomar el hilo de la
meditación o contemplación a través de un
diálogo con Dios muy natural, así sin más.

“Dedicarse a perseguir las distracciones es caer


en sus redes; basta con volver a nuestro corazón:
La distracción descubre al que ora aquello a lo
que su corazón está apegado…”

(Catecismo, 2729).

“ORAR ES AMAR CON LOS SENTIDOS DEL


CORAZON, ES TENER LA CERTEZA DE QUE DIOS
ESTA CON NOSOTROS Y ESCUCHA LO MAS
PROFUNDO DE NUESTRO SER”

¡PAZ Y BIEN!

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