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Presentación
El combate a las drogas y sus diferentes manifestaciones ha requerido del consenso y participación
de la comunidad internacional; no asumirlo en estos términos equivaldría a negar la categoría
internacional y compleja de este fenómeno.
No cabe duda que los esfuerzos desarrollados por los diferentes países y los organismos
especializados en la materia, tienen como objetivo final disminuir los factores que predisponen y
desencadenan el consumo de drogas. Si existen menos drogas en la calle para el consumo por acción
de las instituciones encargadas de su control, el Estado deberá implementar paralelamente acciones
preventivas en los espacios sociales responsables de la formación del ser humano. La prevención y
control de drogas son dos sistemas que utilizando mecanismos diferentes concretan un mismo fin,
sumar esfuerzos y condiciones para el desarrollo y crecimiento armónico de la sociedad. Por ello no
es adecuado en la implementación de una estrategia nacional de enfrentamiento a las drogas,
privilegiar a uno de estos ámbitos; la represión al tráfico deberá hacerse con la misma intensidad y
sostenimiento que la prevención.
La movilidad establecida por los traficantes de drogas determina que las diferentes manifestaciones
como el consumo, producción, desvío de químicos, lavado de dinero estén presentes en una zona
determinada; resulta impropio calificar a un país exclusivamente como productor, a otros como
consumidores o de tránsito. La disponibilidad de drogas es uno de los factores para el consumo y
éste a su vez el incentivo para la oferta. Estratégico resulta proponer una acción global e integral al
fenómeno.
El reconocer el carácter transnacional de las drogas, conlleva a asumir respuesta en este mismo
sentido; la responsabilidad compartida debe ser una de ellas y quizá la más importante, lo que
determinaría un reordenamiento de la asistencia externa.
En este orden de ideas, Ecuador a través de las instituciones públicas y privadas que intervienen en
la reducción de la oferta y demanda de drogas ha organizado e integrado su línea maestra de
actuación. Si es la Ley 108 de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas se expresa la voluntad
soberana y la decisión de enfrentar en forma decidida a las múltiples facetas de las drogas, el PLAN
NACIONAL 1999-2003 constituye su principal estrategia de dinámica operativa.
1
Ing. Alfredo Santoro Donoso
SECRETARIO EJECUTIVO
CONSEJO NACIONAL DE CONTROL DE
SUSTANCIAS ESTUPEFACIENTES Y PSICOTRÓPICAS
Considerando:
2
Decreta:
Art. 1.- Apruébese la Estrategia Nacional para enfrentar a las Drogas: Plan Nacional
1999 - 2003.
Art. 2.- De la ejecución de este Decreto, encárguense: el Procurador General del Estado,
los Ministros de Gobierno y Policía, Educación Pública, Salud Pública, Bienestar Social,
Defensa Nacional y Relaciones Exteriores; y, el Secretario Ejecutivo del CONSEP.
Dado en el Palacio Nacional, en Quito, a 27 de abril de 1999.
Contiene
Reducción de la demanda 11
Consumo de drogas lícitas e ilícitas en la población en general 11
Consumo de drogas lícitas e ilícitas en ciertos grupos específicos 12
Tráfico de drogas ilícitas 14
Químicos controlados 14
Lavado de dinero 14
Aspectos legales, jurídicos 15
3
Planes de prevención del Ecuador 15
Fortalezas, debilidades y desafíos 15
Políticas 20
Aproximación a la interpretación 20
Marco Jurídico 23
Marco Institucional 25
• Investigación y conocimiento 27
• Prevención del consumo de drogas 28
• Tratamiento y rehabilitación 31
• Control y fiscalización de estupefacientes, psicotrópicos y químicos controlados 33
• Control a la producción, procesamiento y tráfico ilícito de drogas 35
• Jurídico legal 38
• Administración de bienes en depósito 40
• Comunicación social 41
• Gestión y financiamiento 42
Consolidación de proyectos 43
Gestión y Financiamiento 44
Alternativas presupuestarias 44
Métodos adicionales de financiamiento 45
4
El Ecuador es un estado social de derecho, soberano, unitario independiente, democrático,
pluricultural y multiétnico. Su gobierno es republicano, presidencial, electivo, representativo,
responsable, alternativo, participativo y de administración descentralizada. 1
Los indicadores demográficos más importantes, según estimaciones y proyecciones de
población a 1998, CONADE-INEC, son los siguientes: población total 12’174.628; población
urbana, 62,7% y rural, 37,3%. La población indígena aproximadamente es de 4’000.000
compuesta por varios grupos étnicos; la negra, 1’000.000 y el grupo mayoritario, mestizo. Un
54.11% correspondiente al grupo hasta los 24 años.2
Una población joven y una migración acelerada caracterizan el perfil demográfico del país. El
41% es menor de 18 años, de los cuales 1.5 millones son menores de 5 años; otro tanto (1.5
millones) corresponde a los de 5 a 9 años y alrededor de 2.2 millones tienen entre 10 y 17
años. Las mujeres en edad fértil (15-49 años) constituyen el 26.2% de la población total.
La población se concentra principalmente en las Regiones de la Costa (49.7%) y de la Sierra
(45.6%); solo el 3.9% habita en la Región Amazónica y apenas el 0.8%, en la Insular.
El Ecuador es un país pluricultural y multilingüe. Está constituido por una población mestiza
(59%), 10 nacionalidades indígenas (35%), y la negra o afro ecuatoriana (6%).
En la población económicamente activa, PEA, el desempleo absoluto afecta al 14%, y el 52%
de esa población es subempleada. Existe trabajo prematuro; en la actualidad cerca de
1’000.000 de niños trabajan en la calle, en condiciones de inseguridad, generalmente estos
niños abandonan la escuela.
La mano de obra ocupada alcanza un total de 930.190 trabajadores; la pequeña y mediana
industria la constituyen aproximadamente 8.000 empresas dedicadas a la producción
alimenticia, cuero, calzado, materiales de construcción, madera, metal-mecánica, química
textil. Este sector es el más afectado con las medidas de ajuste económico, tendiendo la
pequeña industria a desaparecer.
El flujo migratorio genera en las ciudades aumento de la mendicidad y el subempleo. La
migración en las provincias indígenas de la Sierra es particularmente acentuada, asciende a un
28.2% en comparación con el 18.8% del promedio nacional.
Los procesos migratorios acelerados han caracterizado al país en los últimos años. En 1995,
la población urbana ya representaba el 55%. Para el año 1999 se espera que el 63% de la
población ecuatoriana habite en áreas urbanas.
La economía nacional se sustenta en torno al capital financiero y está íntimamente ligada al
comercio exterior. El petróleo aporta significativamente al presupuesto del estado. Las
importaciones por uso o destino económico en miles de dólares, FOB, en 1996 alcanzan un
monto de 3379467. Los grupos económicos más importantes son bienes de consumo no
duradero, combustibles y lubricantes, materias primas y productos para la agricultura, para la
industria y equipos de transporte.
La deuda externa ha determinado una marcada dependencia económica hacia los organismos
internacionales y una disminución de las posibilidades de crecimiento y desarrollo. En la
actualidad la deuda externa es de 14.586,1 millones de dólares. Los distintos gobiernos han
destinado porcentajes significativos de presupuesto nacional al pago de ella.
La pobreza en Ecuador
El 54.7% de la población está en situación de pobreza y de este porcentaje, el 15.3%, en la
indigencia. El 60% no cuenta con los servicios básicos, el déficit de vivienda es de 1’500.000
soluciones habitacionales.
Provincias Població Pobreza /1 Indigencia Mortalidad Mortalidad Ries
n /2 Infantil /3 Infantil /3 go
Tasa Puntaj Tasa Puntaj Tasa Puntaj Tasa Puntaje %
e e e
Gran parte de los médicos están desocupados o subempleados y los que tienen trabajo poseen un
salario bajo, sin ningún incentivo. La tasa de profesionales que laboran en la Salud Pública en 1996
es la siguiente: médicos, 13.2; odontólogos, 1.6; enfermeras, 4.6; obstetrices, 0.7 y auxiliares de
enfermería, 11.7 (por 10.000 h).
El desarrollo social ha sido históricamente débil en el Ecuador. La mayor parte de la población se ha
visto afectada por graves carencias en nutrición, salud, educación y vivienda. Aunque el país
experimentó un rápido crecimiento económico entre 1948 y 1982, impulsado inicialmente por el auge
bananero, luego por la industrialización sustitutiva de importaciones y desde 1972 por el boom
petrolero, la envergadura social del crecimiento fue limitada. Los importantes avances sociales
obtenidos en educación, salud y electrificación rural principalmente durante el auge petrolero fueron
insuficientes. Según estimaciones del Programa Regional de Empleo para América Latina y el Caribe
(PREALC), el subempleo afectaba al 62% de la Población Económicamente Activa (PEA) en 1980,
mientras la cifra correspondiente para América Latina era el 38%. Un estudio realizado por CEPAL
a partir del censo de 1982 concluía que el 71% de la población estaba afectada por carencias en la
satisfacción de sus necesidades básicas. Los porcentajes para los sectores urbanos y rurales eran el
50% y 92% respectivamente. La desnutrición crónica afectaba al 49.4% de los niños menores de 5
años en 1986. La cifra correspondiente para la Sierra rural fue de 66.6%.
La crisis económica que afecta a América Latina, desde la moratoria de la deuda mexicana en 1982,
no ha sido superada aún. En efecto, pese a una cierta recuperación observada desde 1991, el ingreso
por habitante en 1993 para América Latina era aún inferior en un 3% al de 1980 y la capacidad
adquisitiva, exportaciones por habitante, en 1993 apenas superaba en un 9% a la de 1980. El caso
ecuatoriano es semejante: su ingreso per cápita en 1993 era similar al de 1980, pero la capacidad
adquisitiva de las exportaciones por habitante en 1993 sólo superaba la de 1980 en un 3%.
Aunque la información disponible sobre distribución del ingreso en el Ecuador es reciente y limitada
casi exclusivamente al sector urbano, los estudios especializados, incluyendo el análisis reciente del
Banco Mundial, coinciden en señalar una tendencia pronunciada a la concentración del ingreso en el
sector urbano, observable tanto en al Sierra como en la Costa.
En el área urbana, la desproporción entre los ingresos percibidos por el 5% más rico y el 5% más
pobre es muy elevada y tiende a crecer. Partiendo de datos de las encuestas de hogares, corregidos
por las cuentas nacionales, este indicador ha crecido de 109 veces en 1988 a 177 veces en noviembre
de 1993.
Los salarios medios urbanos han caído entre 1988 y 1993 en un 8.4%. Según el Banco Central, la
caída acumulada del valor total de los salarios, en términos reales, alcanza el 43% entre 1982 y 1992
y afecta a todos los sectores económicos, incluyendo la agricultura, donde la caída fue el 25%.
Aunque a partir de 1993 se observa cierta recuperación, ésta ha sido parcial y no ha logrado el
restablecimiento de la capacidad adquisitiva de mediados de los años 80.
Respecto al empleo, se observa también una situación crítica, debida principalmente al lento
crecimiento de la generación de empleos formales. El empleo público se ha reducido en forma
pronunciada y el sector formal privado no ha logrado compensar esta caída. Como resultado, el
porcentaje de trabajadores plenamente empleados en el sector formal, respecto al total de la PEA
urbana, cayó del 38.8% en 1988 al 31% en 1993. En otras palabras, menos de la tercera parte de la
PEA está empleada adecuadamente. El resto se encuentran principalmente en el sector informal
(53.7%), están desempleados 8.6%, o sufren de subempleo en el sector formal 6.7%.
La participación de la mujer en el mercado de trabajo ha aumentado constantemente. Entre 1990 y
1994, la tasa neta de participación femenina se incrementó en forma considerable, ya que, alcanzó el
50.5% en 1994.
Aunque los indicadores sobre la pobreza en el Ecuador han sido poco compatibles entre sí, dado que
parten desde distintas fuentes y emplean diferentes métodos, los estudios más recientes y confiables,
realizados por el Banco Mundial en 1994, evidencian que la pobreza afecta al 52% de la población
nacional. Las cifras para los sectores urbanos y rurales son 40% y 67% respectivamente. El Banco
Mundial encuentra una tendencia clara al incremento de la severidad de la pobreza en los últimos
años. Estimaciones realizadas, a base de las encuestas de hogares en el área urbana, muestran un
incremento de la pobreza en este sector del 31% en 1988 al 36% en 1993. Independientemente de las
magnitudes absolutas de estas cifras, no siempre comparables, se observa una tendencia al
incremento en la incidencia y/o severidad (intensidad) de la pobreza a partir de 1988. Este intervalo
corresponde al período de liberalización comercial, apertura de las importaciones e intensificación
del ajuste. La evidencia de los países de América Latina sugiere que estas políticas económicas
ortodoxas han producido efectos sociales adversos, al menos en el corto plazo.
Pese al deterioro social, al comparar los censos de 1982 y 1990, se observa una declinación en la
mortalidad infantil y una mejora en el acceso a los servicios de infraestructura, como electricidad,
alcantarillado y agua potable. La caída en las tasas de mortalidad infantil es, al parecer, el resultado
de una mayor eficiencia en las campañas de vacunación y rehidratación oral y sigue una tendencia
mundial semejante, que responde a la creciente difusión de vacunas y otras formas de medicina
preventiva y al alcance tecnológico en salud.
Hasta ahora, las políticas económicas aplicadas aún no han logrado sentar las bases para un
desarrollo sostenido. A pesar de la mejoría registrada de los indicadores macroeconómicos
-reducción del déficit fiscal al 2.5% del PIB, incremento de la reserva monetaria en un 26% con
relación a la de diciembre de 1996; reducción de la inflación al 30.7% a septiembre de 1997- el
crecimiento económico ha alcanzado apenas un 3%.
En el ámbito social, los efectos de las políticas de ajuste permanente han ocasionado la agudización
de la concentración de la riqueza, la reducción y el deterioro de los servicios sociales básicos lo cual
ha profundizado las heterogeneidades estructurales de la economía, manifestadas en el alto
crecimiento de las actividades informales y en mayores diferencias entre los sectores dedicados a
producir para el consumo interno y externo. La pobreza se ha extendido y agudizado y los niveles de
exclusión son severos, principalmente en el área rural y en las poblaciones indígena y negra. Esta
situación ha impactado, principalmente, a los individuos más vulnerables de la sociedad, en
particular a mujeres, adolescentes y niños.
En síntesis, las condiciones sociales en el Ecuador no solamente continúan siendo críticas, sino que
muestran una tendencia al deterioro en numerosos aspectos. En este contexto, se hace imperioso un
reforzamiento de las políticas y programas sociales, acompañado de una mejora en su eficiencia.
La reducción de los niveles de pobreza y la reversión de las tendencias regresivas que han
prevalecido en los últimos catorce años, requieren fundamentalmente la implementación de políticas
económicas y sociales alternativas. Estas políticas, como lo señalan el Banco Mundial, el BID y
estudios, deben combinar mayores tasas de crecimiento de la economía con programas de
redistribución del ingreso y desarrollo del capital humano. En consecuencia es necesaria una acción
integrada, que complemente una mayor eficiencia y mejor focalización de los proyectos sociales, con
un profunda redefinición de las políticas sociales y las estrategias de desarrollo.
El gasto social real per-cápita del Presupuesto General ha disminuido significativamente durante los
últimos años. Aunque el total de gastos del Gobierno se ha mantenido mas o menos constante entre el
14 y 15%, el gasto social se ha reducido tanto como porcentaje del presupuesto del Estado como
proporción en el PIB. Los gastos sociales decrecieron del 41% para 1980, al 27.5% del Presupuesto
General del Estado en 1993.
El deterioro de las asignaciones a los sectores sociales se explica, en especial, por el aumento del
servicio de la deuda externa. En 1996, el servicio de la deuda, 33.2% del Presupuesto superó el
monto de los recursos destinados a fines sociales, educación y cultura, bienestar social y trabajo,
salud y desarrollo comunal, que en conjunto representaron el 24.7% del Presupuesto.
Las consecuencias más importantes de las medidas de ajuste han sido el aumento de la extensión y
profundidad de la pobreza, una mayor concentración de la riqueza y la reducción del papel del
Estado en el campo social. Las políticas económicas no se han integrado a políticas sociales de largo
plazo, que respondan a los intereses y necesidades de la comunidad. Las políticas sociales
impulsadas por los gobiernos se han caracterizado por ser acciones aisladas, subsidiarias y
compensatorias de los impactos producidos por las políticas de ajuste.
La aplicación de las políticas de ajuste no ha favorecido la participación de la población. Las
decisiones han sido tomadas por élites políticas y tecno burocráticas que no han respondido a
demandas explícitas provenientes de la sociedad. Ahora, la sociedad agobiada por el costo social de
la transición de modelo de desarrollo ha reclamado su derecho a participar y dejar de ser simples
receptores de decisiones tomadas en su nombre. Los costos del ajuste económico, además de
sociales, también han sido políticos. Actualmente el sistema político está en crisis y sus instituciones
han perdido credibilidad.
Ecuador ha vivido un período de conmociones políticas y sociales que se expresan en una profunda
crisis jurídico-política. Esta crisis se inscribe en el proceso de transición a un modelo de desarrollo
de apertura y globalización económica. Como parte de transición de modelo, el ajuste ha afectado
negativamente la satisfacción de las necesidades básicas de los sectores medios y populares, y
desatado el más intenso proceso de concentración del ingreso que ha vivido el país en las últimas
décadas.
Caracterización del
problema de las drogas 1
Ecuador, enclavado en una zona altamente cultivadora, productora y comercializada, ha sido
considerado como país de tránsito. Esta categorización fue ajustada al inicio del fenómeno de las
drogas en el país y fue superado por el involucramiento en instancias como el desvío de sustancias,
narcolavado, procesamiento, centro de acopio, redistribución interna y externa, consumo.
De por sí, el fenómeno droga nunca consideró fronteras ni naciones. Esta actividad ilegal siempre fue
internacional, innovadora en su técnica y dinámica en sus procesos, lo que hace imposible
definiciones permanentes sobre los países, más aún en situaciones geográficas como la ecuatoriana
donde se facilita el desplazamiento de roles.
Reducción de la demanda
El campo preventivo debe partir de la investigación y el conocimiento y adoptar una posición
científica sobre la generación del problema del consumo incluso llegar a discriminar otras
manifestaciones de incidencia mental y de relación familiar y social.
Para el accionar inmediato se carece de suficientes datos específicos, por ejemplo, del sector laboral,
estudiantil, de mujeres que ayuden a proyectos de impacto.
Las políticas preventivas deben propender al respeto, a la singularidad enmarcada en los derechos
humanos, que parte de rescatar, entre otras, de la estigmatización social al consumidor de drogas
llamadas ilícitas.
La política estatal debe extenderse al control de publicidad de bebidas alcohólicas, cigarrillos y
fármacos que induce a la aceptación de este consumo y debilita cualquier mensaje preventivo.
Consumo de drogas lícitas e ilícitas en la población en general
Según la Segunda Encuesta Nacional sobre Consumo de Drogas realizada en 1995 (CONSEP-
SEVIP)2, la prevalencia de vida del consumo de cigarrillos es del 51.6%; la de los medicamentos
psicotrópicos, del 7.5% y de alcohol, del 76.4%.
Los excesos ligados al alcohol son importantes tratarlos por su incidencia en la población de 12-49
años. En la Encuesta referida, al consultar sobre cuántas veces ha ingerido alcohol hasta
embriagarse durante el último mes, las respuestas arrojaron los siguientes porcentajes:
Ninguna1 2 3 4 5 6
vez veces veces veces veces veces y +
61.7% 26.4% 6.8% 2.0% 2.5% 0.3% 0.5%
Niveles de riesgo al
consumo de drogas ilícitas
El riesgo constituye un estado que describe la cercanía en la cual se encuentra el sujeto respecto a
una experiencia real con las drogas. La Segunda Encuesta Nacional reveló lo siguiente: el 46.1% de
los entrevistados dice conocer a una o más personas que usan; el 20.1% indicó que tuvo por lo
menos una vez en su vida la posibilidad real de consumir; el 14.4% reconoce sentir curiosidad,
mientras que el 7.4% afirma que se debería tener una experiencia con la droga y el 8.7%,
probablemente. Estas variables, con otras, permitieron construir una escala y estimar la prevalencia
del riesgo en la población ecuatoriana en 15.4%, (1’029.409 personas). Los sujetos mayormente en
riesgo representan la verdadera población-objeto de la prevención.
1. El 79.4% de la población puede ser considerada como abstinente, o sea personas que
presentan un claro rechazo a la droga.
2. El 15.4% de la citada población, también es abstinente, pero presenta más ambigüedad
respecto a la droga y, según este criterio, constituye una población de riesgo. Sin embargo,
dentro de la misma, existen sujetos mayormente en riesgo que otros y este sub grupo el que
necesita atención prioritaria en prevención.
3. Entre los usuarios (el 5.2% de la población de 12-49 años en 1995), existen sujetos menos
consumidores que otros. Este sub-grupo todavía puede ser objeto de prevención.
El índice de consumo de drogas no es alto entre la población en general puesto que no tiende a
manifestarse a través de encuestas de hogares (según MEM), sin embargo es esencial su aplicación,
a pesar de su costo, por el marco poblacional global en que se desenvuelve.
El consumo se muestra con más claridad en poblaciones específicas (vagabundos, trabajadores
inmigrantes, instituciones u hogares colectivos y otros) que se excluyen por metodología de
recolección del dato de las encuestas a hogares. Sin embargo no es posible extrapolar los datos
obtenidos a la población general.
3. La prevalencia de vida se define como el porcentaje de personas que, por lo menos, una vez en su
vida ha consumido una droga.
Estudiantes de nivel universitario (Fundación Nuestros Jóvenes 1994,
CONSEP-SEVIP 1995)
El DOBE es un sistema de ayuda psicopedagógica para los estudiantes que presentan ciertas
dificultades durante su vida estudiantil. Se desarrolló un estudio piloto de sondeo en este grupo
específico, en 6 colegios de Quito. Entre los alumnos de secundaria que consultaron a este servicio
en 1995, un 6.2% reconoció haber consumido, por lo menos, una vez droga ilícita.
Con auspicio de la Embajada de los Estados-Unidos, un profesional con asesoría del SEVIP realizó
una investigación-piloto sobre detenidos de un centro penitenciario para varones en Quito que
consultaron en el año el Servicio Médico de este establecimiento. En este grupo de 90 personas, el
45.6% había consumido marihuana; el 38.9%, base de cocaína; el 15.6%, clorhidrato de cocaína; el
13.3%, inhalantes y el 1.1%, heroína. En conclusión, en el grupo consultado, el 56.7% consumió
drogas.
Evaluación Rápida del Consumo de Drogas en las Áreas Urbanas del Ecuador (Quito,
Guayaquil, Machala y Tulcán, 1996)
Una observación elaborada sobre datos pasivos proporcionados por los médicos legistas del
CONSEP puso en evidencia la necesidad de la reforma a la Ley 108 con respecto al consumidor con
tenencia, que es lo que castigaba la Ley, a pesar que la adicción hace que se posea droga en algún
momento.
Las recomendaciones que surgen de la investigación es la de definir una cantidad mínima para el
consumo y además realizar el peritaje de las personas al momento del arresto en una dependencia
distinta de la cárcel.
Consumidores en Centro de tratamiento
(SIDUC/CICAD, CONSEP-SEVIP, 1998)
Químicos controlados
El control-fiscalización ha validado adecuados mecanismos para la calificación de personas
naturales y jurídicas, otorgamiento de permisos para la importación, exportación y transporte de
sustancias químicas útiles para la industria, susceptibles del desvío para el procesamiento
especialmente de cocaína, así también para los productos farmacéuticos controlados. En el año 97,
989 empresas fueron controladas, 123 fiscalizadas de un total de 1.612; se expidieron 5.674 guías
para la transportación; en el ámbito de control de psicofármacos aún no se ha podido desarrollar un
mecanismo institucional operativo.
Sin embargo, se observa en este ámbito un marco legal con límites para la actualidad, donde la
actuación de las diferentes instituciones involucradas no está imbricada. Este aislamiento parte de
una concepción no totalizadora de la problemática del control de sustancias químicas y de
medicamentos que contienen estupefacientes y psicotrópicos.
A nivel regional se requiere de una labor mancomunada, respaldada por acuerdos, convenios, que
permita unificación de procedimientos, homologación de listas de sustancias y medicamentos a
fiscalizar, intercambio oportuno de información.
Lavado de dinero
La etapa final del comercio ilícito internacional de drogas culmina al incorporar el dinero en el
mercado y comercio nacionales, lo que afectaría especialmente a los países por el deterioro gradual
de su sociedad y la salida incontrolable de divisas, producto, además, de una mercancía perjudicial
que a cambio no reporta en el plano económico ningún bien de capital estable.
La liquidez en la economía del Ecuador que podría causar el lavado de dinero, la convertiría en una
sociedad pasiva, estancada en una inexistencia de desarrollo. La moral de un pueblo simplemente
obliga a rechazar los dineros obtenidos ilícitamente, más aún cuando éstos son el producto de una
actividad que deteriora al ser y pone en riesgo el desarrollo integral de la comunidad. En el contexto
descrito y sobre la base de la normatividad vigente surge como necesidad que el Plan contemple una
instancia encargada de acopiar información relativa a transacciones financieras y otras, nutrida por
reportes obligatorios de instituciones públicas y privadas, datos que luego de ser analizados serán
reportados al sector policial y judicial previo análisis de causa y fines.
En el ámbito del lavado de dinero, la unidad respectiva ha registrado incremento en la detección de
casos de narcolavado sobre la hipótesis de trabajo de que en el territorio ecuatoriano se están
utilizando las instituciones, especialmente del sistema financiero, para la legitimación de los dineros
provenientes del tráfico ilícito de drogas.
Políticas
• Asumir como Política de Estado la lucha contra las drogas
• Priorizar el problema de las drogas, y como tal dotar de financiamiento estable y necesario
• El Plan Nacional como el instrumento de referencia del Estado para enfrentar a las drogas
• El Plan Nacional como mecanismo para la captación de cooperación internacional
• Entre la oferta y la demanda de drogas, un enfoque equilibrado, convergente y ético
• La responsabilidad global equilibrada frente a las drogas y sus diferentes manifestaciones
• Lograr un esfuerzo consensuado, convergente e integrado de todos los entes legal y socialmente
involucrados
• El desenvolvimiento de las instituciones ajustado de manera constante a la actualidad conceptual
del fenómeno drogas
Aproximación a la interpretación1
La producción y el tráfico de drogas se incorporaron al país a partir de una exigencia de dineros
fáciles en magnitudes que la economía nacional no podía contrarrestar. Por esta razón, entre otras, el
combate a esta problemática estuvo desde un principio inscrito en acciones de control,
preferentemente.
La droga en Ecuador no constituye un componente cultural ni se encuentra arraigada en factores y
costumbres que han sido utilizados con distorsión para producir y elaborar sustancias psicoactivas,
como en otros países de la Región.
Estas características del país nos obligan a ubicar con precisión la función generadora de la oferta de
drogas en la adicción y la creación de una masa inmensa de dinero con límites de inversión, y que
tiende a constituirse en mecanismo de corrupción social, económica, política, tornándose una
amenaza siempre presente de descomposición institucional del Estado y de la sociedad civil.
Por no estar involucrado en la producción y el procesamiento de drogas, en general, el Ecuador ha
sido calificado de «país de tránsito» y considerado de segunda importancia en la dinámica de la
droga. Sin embargo, los datos muestran una diferente realidad. Primero, los niveles y patrones de
consumo en el Ecuador son similares a los de los demás países de la Región Andina. Segundo, el
concepto de Ecuador como país de tránsito necesita una revisión profunda de acuerdo a los análisis
realizados sobre la información de la Policía Nacional del Ecuador respecto a las capturas realizadas
por esta institución. El país lastimosamente se ha constituido en un centro de acopio y distribución
para el mercado internacional, así como asociado a éste, de abastecedor de químicos a los países
vecinos y facilitador de lavado de dinero.
Con el concurso de los países y las organizaciones internacionales se ha orientado la relación con la
droga hacia un enfoque equilibrado entre la demanda y la oferta, bajo las consideraciones de la
relación de alguna manera regente de la demanda, como en cualquier proceso de generación de
recursos, y además luego de una privilegiada y costosa política de interdicción.
En el caso de la droga, no exclusivamente, la demanda no está solo determinada por la producción de
drogas sino por ciertos determinantes de los conflictos sociales e individuales que influyen en el
comportamiento del sujeto, lo que hace más conflictiva esta relación y de complejo enfrentamiento.
Naturalmente, el planteamiento no elimina el problema de la oferta, en este caso su interdicción, sino
que pone las cosas en su justa y relación equilibrada, y hace del consumo un fenómeno de
responsabilidad social del Estado.
La percepción de consumo ha pasado por muchas etapas: desde la consideración de delincuencia
hasta de enfermedad o la conjunción de ambas. Algunas de esas percepciones persisten en enfoques
empobrecidos y que contraponen posiciones y actividades.
En todos los modelos surgidos, el objetivo finalísimo es el mismo, llegar a solucionar el consumo,
pero no todos arriban con sus planteamientos al mismo punto, por sus enfoques limitados que no
contemplan las jerarquías de las partes o excluyen algunas de ellas: droga, individuo (consumidor y
traficante), entorno social.
Los enfoques anteriores nos enmarcaban en lo médico-sanitario, consumidor enfermo; en el derecho
penal, delito, transgresión drogadicto, criminalización. Los dos enfoques tienen la misma
comprensión del consumo, ambos son modelos represivos. La información que proviene de la
investigación y la práctica nos conduce a la superación de la política anterior.
La organización social y la relación con el entorno mediato determinan al sujeto y condiciona su
subjetividad. En consecuencia, el individuo tiene que ser concebido dentro de su contexto
determinante, primeramente de su cotidianidad, argumento superado de un enfoque globalista que
nos ubica en una problemática social demasiado amplia y de difícil modificación inmediata.
En esta cotidianidad sigue madurando el ser, y la familia con las fronteras que le impone la sociedad,
reflejo de sus límites y sus avances– ejerce su función socializadora, pero en su interactuar puede
enfermar o distorsionar el crecimiento del sujeto retrotrayéndolo a etapas mentales previas
(narcisistas, enfrentamiento conflictivo de la ambigüedad) y antagonismos de la adolescencia,
tendencias contradictorias que pueden conducir a un comportamiento compulsivo, base de la
adicción, donde el entorno y el mundo deja de ser significativo; no hay relación de transferencia.
En la familia, los afectados son los llamados emergentes, iceberg, pero toda la familia está
involucrada en el mismo conflicto generador, condiciones concretas de considerar en caso de
prevención y tratamiento.
La sicología social observa en los procesos de maduración y desarrollo factores constitucionales
(genéticos), disposicionales (fijaciones, producto del interactuar), desencadenantes (conflicto actual)
con incidencia de lo social por el lugar principalísimo que tiene la experiencia de lo otro, su acción
concreta en la constitución del mundo interno. Un vacío vincular causa una perturbación de
aprendizaje y desarrollo.
El fenómeno central de la fármaco dependencia es de naturaleza psicosocial, del reemplazo de las
interrelaciones con objetos inanimados (droga) que anula la posibilidad de crecimiento y lleva hacia
la miseria afectiva y en ese sentido la adicción es un producto de relaciones fallidas en familias y
entornos funcionalistas donde se dificulta reconocer el lugar del individuo. 2 A partir de la Segunda
Encuesta Nacional sobre consumo de Drogas, 1995, se pudo contar con el conocimiento, que debe
seguir fortaleciéndose, que no afecta tanto la fractura de la unidad familiar, sino los mecanismos
inadecuados de relación para individuos en crecimiento. El sujeto se mueve entre niveles de
dependencia (pertenencia a) y de singularidad, como cualquier ecosistema,3 las dos instancias de
protección al desarrollo como persona.
La necesidad de dependencia familiar (o algo que la reemplace en esa relación) se ha acentuado por
aparición de nuevas formas de vida citadina caracterizada por la ruptura de lazos comunitarios,
espacio de realizaciones más amplias, y un repliegue en amigos, grupo primario, pareja. Este medio
ambiente interpersonal constituido de actos comunicativos (palabras, gestos), valores, afectos,
cultura, convivencia, reconocimientos, crítica, debe ser protegido y promovido para facilitar la
expresión de la singularidad vía diálogo, lúdica afectiva y explorativa.
El consumo resulta de un encuentro entre el producto y el sujeto dentro de determinados contextos.
Más exactamente, el consumo aparece en la intersección de un deseo en el sujeto y de la
disponibilidad de la droga. La decisión de consumir siempre la tomará el sujeto, sea bajo presión,
influencia negativa o, simplemente, porque así, obscura o racionalmente, lo quiere. El solo deseo no
es suficiente porque éste tiene que encontrar la droga, físicamente, para transformarse en consumo.
De la misma manera que el deseo a su vez depende de una historia y/o de una constelación actual de
variables, de circunstancias internas al sujeto, familiares y sociales, la disponibilidad depende de una
larga cadena de acontecimientos, desde la producción, comercialización y consumo hasta el blanqueo
de dinero, sobre los cuales la policía puede ejercer diversas acciones desequilibrantes para disminuir
la disponibilidad para el consumo.
2. Luis Carlos Retrepo, Droga y Reconstrucción Cultural, Santa Fe, Bogotá, 1992
3. Luis Carlos Restrepo, ídem.
Estos conceptos explican por que en el presente Plan es el consumo el que se encuentra centrado
como el espacio donde todas las intervenciones deben producir impactos. Si se arrestan traficantes,
se destruyen cultivos, se intervienen cuentas bancarias, se mejora la administración de la justicia o
disminuye la corrupción, es para complicar las actividades del narcotráfico que busca poner la droga
a la disposición del consumidor.
En esta perspectiva, el desafío de la prevención consiste en demostrar que puede reducir los factores
de riesgo en ciertas personas o conglomerado; el de la policía, que su acción puede disminuir la
oferta. El número de acciones preventivas, de traficantes arrestados no son indicadores de éxito, si
no se puede demostrar un impacto en las dos dimensiones mencionadas y una consiguiente
disminución del consumo.
En el presente Plan, se reconoce la integridad de los fenómenos involucrados en el consumo y el
tráfico, pero se asume que cuando se conoce con cierta precisión la estructura del problema, no es
necesario intervenir en todos sus componentes. Se diría que el concepto de prevención integral sirve
más para la comprensión que para la práctica preventiva. Solo debe entenderse muy bien cuáles son
las variables que participan con mayor peso en éstos y modificar aquello que puede afectar la
dinámica problemática de la droga (enfoque sistémico).
El desconocimiento que existe en relación con los factores y grupos de riesgo y protección en el
campo preventivo es significativo. Todos los enfoque lo traen a colación, pero no se llega todavía a
definirlos con precisión suficiente. Se conocen algunos grupos vulnerables, como ejemplo niños de la
calle, pandilleros juveniles, trabajadoras(es) sexuales, estudiantes de ciertos colegios o
universidades, estudiantes desertores, farristas, detenidos en las cárceles, ciertos profesionales,
empleados, grupos de bohemios. Pero estos no representan sino una pequeña gama de consumidores.
Aproximadamente, el 79.4% de la población de 12-49 años, en 1995, presentó evidentes
manifestaciones de rechazo a la droga. En cambio, el 15.4% no se encuentra en la misma situación y
muestra algún tipo de interés respecto al consumo.
El Estado quiere orientar, como es natural, los programas de reducción de la demanda y de la oferta
sobre un mismo objetivo: la reducción del consumo de drogas, a través de un enfoque convergente.
Sostiene que el problema central lo constituye el consumo y que éste surge del encuentro de dos
dimensiones que presentan dinámicas diferentes. En relación de la oferta, que pone a disposición del
consumidor un cierto número de sustancias nocivas, las acciones obviamente deben ser de tipo
represivo y en la de la demanda, deben primar los enfoques de tipo informativo, educativo,
contextual y terapéutico. Estos dos ámbitos no pueden ser confundidos.
Si generalmente se habla de las drogas como un complejo sistema nacional e internacional, sus
diversos actores no tienen los mismos intereses. Por ejemplo, en sentido estricto, el desvío de
precursores a un laboratorio en Santo Domingo de los Colorados que procesaba cocaína para la
exportación representa también problema para los países de destino, originando un problema
internacional. Mientras que el consumo caótico y sin receta de psicofármacos de cualquier
procedencia por los alumnos de secundaria es un problema que debería ser de mayor atención para el
Ecuador. El país se encuentra cruzado por intereses diferentes, por lo que, en el presente Plan, se
propone un compromiso equilibrado.
El Estado reconoce el principio de la responsabilidad compartida como la forma más justa de
enfrentar la realidad de un fenómeno que trasciende las fronteras. Los precursores químicos se
fabrican en otros países, se desvían originalmente desde ellos como también a partir de la industria y
el comercio local y llegan a los laboratorios de procesamiento que enviarán el producto hacia los
mercados internacionales y las utilidades ilícitas se invierten en los sistemas financieros,
permitiendo, entre otras cosas, el sostenimiento de las operaciones de producción, procesamiento y
tráfico.
El consumo en los países provoca un estímulo permanente a la oferta. En esta realidad, el concepto
de frontera constituye un obstáculo para la comprensión y la acción. La droga forma un sistema
supranacional en el que ninguna nación en particular puede ser considerada como el origen del
problema, contribuyendo todas a su surgimiento y en iguales términos a su solución.
El Estado está consciente de la contribución que aporta para solucionar el problema de la
disponibilidad de la droga en los mercados internacionales de consumo gracias al trabajo de su
Policía Nacional y demás instituciones de control. Por esta razón, es necesaria la aceptación a nivel
internacional de un principio de retribución compartida. Reconocer la responsabilidad de todos en
el problema es importante, pero, insuficiente si no se acompaña lógicamente de un nuevo esquema en
la concesión de los recursos internacionales para la reducción de la demanda.
Marco jurídico
El Plan Nacional de Drogas 1999-2003 se fundamenta principalmente en la Constitución Política de
la República del Ecuador, publicada en el Registro Oficial No. 1 de 11 de agosto de 1998, en la Ley
de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas, publicada en el Registro Oficial No. 523, de 17 de
septiembre de 1990; el Reglamento para Aplicación de la Ley de Sustancias Estupefacientes y
Psicotrópicas, Registro Oficial No. 637, de 7 de marzo de 1991; la Ley reformatoria a la Ley sobre
Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas y Normas Relativas a la Procuraduría General del
Estado, Segundo Suplemento del Registro Oficial No. 173, del 15 de octubre de 1997, y demás
cuerpos legales que entren en vigencia y los internos del CONSEP.
La Ley de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas, más conocida como Ley 108, contempla
disposiciones legales que sustentan el Plan Nacional:
Tiene como objetivo combatir y erradicar la producción, oferta, uso indebido y tráfico ilícito de
sustancias estupefacientes y psicotrópicas, para proteger a la comunidad de los peligros que dimanan
de estas actividades.
El Art. 8 dispone que para la aplicación de la presente Ley se contará con un plan nacional
elaborado por el CONSEP y aprobado por el Presidente de la República.
El Art. 13 determina las atribuciones del Consejo Directivo. En su primer numeral señala que
compete al Consejo formular el plan nacional, que contendrá las estrategias y programas para la
prevención del uso indebido de sustancias sujetas a fiscalización, de su producción y
comercialización, para la represión de la producción y del tráfico ilícito y para la rehabilitación de
personas afectadas por su uso. Termina señalando que el plan será sometido a la aprobación del
Presidente de la República.
El numeral 2, le da la atribución al Consejo Directivo de vigilar el cumplimiento del plan, coordinar
la ejecución de programas y actividades entre las entidades a las que corresponde aplicarlo y
supervisar y evaluar su ejecución.
El Reglamento para la aplicación de la Ley de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas, en el Art.
4 indica que el Plan Nacional será preparado por la Secretaría Ejecutiva del CONSEP, en
coordinación con las instituciones representadas en él y puesto a conocimiento y resolución del
Consejo Directivo, el que lo someterá a la aprobación del Presidente de la República, durante el
primer año de cada período presidencial.
El segundo inciso del artículo mencionado faculta modificar el Plan Nacional en cualquier tiempo
fundamentado en circunstancias especiales y observando igual procedimiento.
El Art. 5 prescribe que para la aplicación del Plan Nacional, las instituciones de los sectores público
y privado se sujetarán a las políticas establecidas por el CONSEP, especialmente en lo referente a:
• El fomento de las actividades que eviten la elaboración, el consumo y el tráfico de sustancias
sujetas a fiscalización
• La rehabilitación y reinserción social de los consumidores de sustancias sujetas a fiscalización
• La investigación y represión de los delitos tipificados en la Ley
• Capacitación en diferentes sectores
• La información al público y
• Los medios de comunicación
Por su parte, el Art. 21 dispone que corresponde a las instituciones del sector público determinadas
en el Art. 12 de la Ley, elaborar los instructivos pertinentes para la aplicación y ejecución del Plan
Nacional, que serán aprobados por la Secretaría Ejecutiva del CONSEP.
La Ley 108 fue elaborada tomando en consideración las recomendaciones de la Convención de Viena
de 1988 de las Naciones Unidas contra el tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias psicotrópicas.
Es un instrumento que brinda las oportunidades necesarias para el enfrentamiento del problema de
las drogas en el país; sin embargo el avance del mismo limita su plena aplicación.
En el Título Preliminar se aborda lo referente a los objetivos y ámbitos de aplicación y
características de la Ley.
El Título Primero se refiere a la Organización, inicia refiriéndose al CONSEP, su estructura y
patrimonio; Consejo Directivo, su estructuración y funciones; Secretaría Ejecutiva, sus funciones y
atribuciones. Termina señalando funciones, designación y requisitos del Secretario Ejecutivo.
El Título Segundo se refiere a las actividades inherentes a las diferentes modalidades y espacios del
campo preventivo.
El Título Tercero, al Uso Indebido de Sustancias Sujetas a Fiscalización y de la Rehabilitación de las
Personas afectadas.
El Título Cuarto, al Control de actividades de Producción y Tráfico de Sustancias Sujetas a
Fiscalización.
El Título Quinto contiene las Infracciones y las Penas; el Capítulo Primero habla de los delitos; el
Segundo, de las contravenciones y del procedimiento para su juzgamiento.
El Título Sexto hace referencia a las actuaciones Preprocesales, Competencia y Procedimiento. El
Capítulo Primero, a la Retención, Aprehensión e Incautación de Bienes. El Segundo, a la
Competencia y Procedimiento.
El marco legal fija pautas técnicas y específicas con relación a la prevención y el tratamiento
rehabilitación y reinserción social de los fármaco dependientes; brinda un campo jurídico adecuado
para las actividades de control y fiscalización de drogas, precursores y sustancias químicas
específicas.
En lo referente a las infracciones y las penas, la Ley tipifica y sanciona formas delictivas tales como
lavado de dinero, testaferrismo, enriquecimiento ilícito, cohecho, intimidación, entre otras, así como
también en lo referente a las contravenciones.
La Ley fue reformada y publicada en el Registro Oficial No. 173 de octubre 15 de 1997. Entre las
más importantes se puede citar: cambia la denominación de la Ley, se procede a la despenalización
de la tenencia de sustancias controladas para su propio consumo. Los narcodependientes o
consumidores dejan de ser catalogados como transgresores de la Ley y se los considera como
enfermos, por lo cual serán sometidos a tratamiento y rehabilitación en centros especiales creados
para el efecto. Se expiden disposiciones administrativas y jurídicas que tiene relación con la
administración de bienes en depósito, otorgan al Procurador General del Estado atribuciones por su
calidad de Presidente del Consejo Directivo del CONSEP.
Sin embargo, uno de los requerimientos de todos los organismos involucrados coinciden en señalar la
necesidad de una reforma global de los instrumentos legales que acoja la complejidad actual del
enfrentamiento de la droga.
Hay que considerar en el marco jurídico a determinados acuerdos, tratados, declaraciones y
convenios de carácter bilateral, multilateral suscritos, entre países amigos, instituciones y organismo
que se ocupan del fenómeno de la droga. Actualmente están en vigencia treinta y tres, siendo los más
trascendentales los firmados con Naciones Unidas, CICAD, Comunidad Europea, Países Andinos,
Colombia, Declaración de Quito (Bolivia, Colombia, Ecuador, Nicaragua, Panamá y Perú),
Portugal, Estados Unidos, Venezuela, Chile, México, Argentina, Bolivia, Brasil, Guatemala, Gran
Bretaña e Irlanda del Norte.
Marco institucional
El Plan Nacional de Drogas 1999-2003 cuenta con un marco institucional que le dota del adecuado
sustento para su ejecución.
La Ley de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas, en su artículo 9 establece que para su
cumplimiento y aplicación se crea, con sede en Quito, el Consejo Nacional de Control de Sustancias
Estupefacientes y Psicotrópicas (CONSEP), como persona jurídica autónoma de derecho público,
que ejercerá sus atribuciones en todo el territorio nacional. Estará dotado de patrimonio y fondos
propios, presupuesto especial y jurisdicción coactiva para la recaudación de los recursos que la Ley
determine.
El CONSEP conforme lo establece el Art. 6 de Reglamento de Aplicación esta integrado por los
siguientes órganos:
• Consejo Directivo
• Secretaría Ejecutiva
• Jefaturas regionales y zonales cuyas sedes las determinará el Consejo Directivo
• Jefaturas provinciales.
El Art. 12 de la ley 108 se refiere al Consejo Directivo y lo determina como organismo rector de la
aplicación de la Ley, está integrado por:
• El Procurador General del Estado o el Subprocurador, quien lo presidirá
• El Ministro de Gobierno o su delegado
• El Ministro de Educación Pública o su delegado
• El Ministro de Salud Pública o su delegado
• El Ministro de Bienestar Social o su delegado
• El Ministro de Defensa Nacional o su delegado y
• El Ministro de Relaciones Exteriores o su delegado
Se encarga de dictar las políticas que deben regir en el país en el ámbito de las drogas; para
operativizar sus disposiciones cuentan con la Secretaría Ejecutiva del CONSEP, como instancia
técnica operativa, integrada por Direcciones Nacionales, adecuadamente estructuradas y
conformadas en las áreas de prevención, tratamiento y rehabilitación, control y fiscalización,
administración de bienes en depósito, asesoría técnica y asesoría jurídica.
El país dividido en 22 provincias es atendido por 11 Jefaturas, así: Jefatura Regional del Litoral,
Guayas, Galápagos y los Ríos; Jefatura Zonal de Santo Domingo de los Colorados, Santo Domingo,
Quinindé, El Carmen, El Empalme y Quevedo; Jefatura Zonal Centro, Tungurahua, Cotopaxi,
Bolívar, Chimborazo y Pastaza; Jefatura Zonal del Austro, Azuay, Cañar; Jefatura Zonal Suroriente,
Loja y Zamora Chinchipe; Jefatura Zonal Nororiente, Napo y Sucumbios; Jefatura Zonal del Carchi;
Jefatura Zonal de Imbabura; Jefatura Zonal de Esmeraldas; Jefatura Zonal de Manabí; Jefatura
Zonal de El Oro; y la Provincia de Pichincha que es atendida por las direcciones nacionales.
La Secretaría Ejecutiva cuenta además con otras instancias de apoyo a las direcciones operativas
como la financiera, administrativa, informática.
Se consideran instituciones responsables, en el ámbito que les corresponde, de acuerdo al Art. 2 del
Reglamento a las siguientes:
• Consejo Directivo del CONSEP
• La Procuraduría General del Estado
• El Ministro de Gobierno y Policía
• El Ministerio de Educación y Cultura, a través de la División Nacional de Educación Preventiva-
Uso indebido de Drogas
• El Ministerio de Salud Pública, por intermedio de la Dirección Nacional de Salud
• El Ministerio de Bienestar Social, con la Dirección Nacional de Protección de Menores y la
Dirección Nacional de la Juventud
• El Ministerio de Defensa Nacional
• El Ministerio de Trabajo y Recursos Humanos
• El Ministerio de Relaciones Exteriores
• La Secretaría Nacional de Comunicación Social (SENAC) y
• Los Gobiernos Seccionales
Además, para el cumplimiento de las actividades, se involucra de acuerdo al Art. 20 del Reglamento
inciso segundo a las siguientes:
• Los gobiernos seccionales
• Los organismos no gubernamentales reconocidos legalmente por el Estado
• Las instituciones autónomas de los sectores público y privado, con finalidad social y/o pública
• Las instituciones de educación superior: universidades, escuelas politécnicas e instituciones
superiores
• Las instituciones educativas, sociales, culturales, deportivas, del sector privado; así como del
sector comunitario no organizado
• Las instituciones religiosas reguladas por la Ley de Cultos y las demás que determine el Consejo
Directivo del CONSEP
El Art. 2 de la Ley 108 declara de interés nacional la consecución del objetivo determinado en ésta y
como complemento en su inciso segundo expresa: «Las instituciones, dependencias y servidores del
sector público y las personas naturales o jurídicas del sector privado están obligadas a suministrar la
información y a prestar la colaboración que determina esta Ley o que establezcan las autoridades a
las que compete su aplicación».
Consolidación de proyectos
Nacional Internacional
Total
(en especies)
Prevención al * Prevención en comunidades educativas 150000 1500000
consumo de 1650000
drogas * Formación de educadores en prevención con énfasis 60000 500000 560000
en el ciclo diversificado de drogas
* Red Nacional de Instituciones de Prevención 150000 600000 750000
* Binacionales de Prevención 150000 400000 550000
* Maestría en Educación Preventiva 80000 300000 380000
* Prevención en comunidades urbanas 150000 850000 1000000
* INTERLABOR 150000 300000 450000
* Prevención y tratamiento zonas específicas 200000 150000 350000
* Prevención en menores en y de la calle 500000 1500000 2000000
* Prevención para niños y adolescentes 480000 1800000 2280000
Subtotal 2070000
7900000 9970000
Tratamiento, * Diagnóstico necesidades de tratamiento 27000 50000 77000
rehabilitación * Banco de información sobre modalidades 6000 15000 21000
reintegración * Fortalecimiento Sistema Nacional 10000 30000 40000
* Formación recursos humanos 150000 300000 450000
* Intervención terapéutica 50000 500000 550000
* Tratamiento ambulatorio 150000 400000 550000
* Niños (as) trabajadores en la calle 100000 500000 600000
* Comunidad terapéutica adolescentes 100000 300000 400000
* Tratamiento en crisis 150000 300000 45000
Subtotal 743000 2395000
3138000
Control a la
producción, * Dirección Nacional Antidrogas 20000004000000 6000000
procesamiento y * Centro de Capacitación 3000001500000 1800000
tráfico ilícito de * Centro Canino 5000001500000 2000000
drogas * Centro de Inteligencia 5000003000000 3500000
* Grupo Especial Móvil Antidrogas 150000 500000 650000
* Vigilancia Aérea 20000006000000 8000000
* Controles Integrados 2500001500000 1750000
* Laboratorio Criminalístico 300000 700000 1000000
Subtotal 6000000 18700000
24700000
Control y
fiscalización * Fortalecimiento 5000003000000 3500000
*Implementación de sistema de control de medicamentos 500000 2000000
2500000
* Capacitación 150000 400000 550000
Subtotal 1150000 5400000
6550000
Investigación y
conocimiento * Observatorio de drogas 500000 2000000 2500000
Subtotal 500000 2000000
2500000
Jurídico Legal * Reformas legales 10000 30000 40000
* Aplicación Ley 100000 250000 350000
* Difusión Legal 20000 80000 100000
* Capacitación 100000 600000 700000
Subtotal ... 230000 9600001190000
Lavado de dinero * Consolidación UPIR 150000 500000 650000
Subtotal ... 150000 500000 650000
Comunicación social * Sensibilización comunitaria 300000 900000 1200000
* Revista 250000 1000000 1250000
* Red de documentación e información 150000 800000 950000
Subtotal ... 700000 2700000
3400000
Administración de * Sistematización procedimientos 15000 20000 35000
bienes * Capacitación 5000 30000 35000
* Recopilación Información 20000 15000 35000
* Optimización Administración Bienes 10000 10000
* Adecuación bodegas 30000 30000
* Destrucción estupefacientes 140000 140000
* Seguridad Industrial 20000 10000 30000
Subtotal ... 100000 215000 315000
Gestión y * Seguimiento y evaluación 5000 20000 25000
financiamiento * financiamiento
Subtotal ... 5000 20000 25000
Total general ... 11648000
40790000 52438000
Financiamiento % Valor
Primer bienio 45 23597100
Segundo bienio 35 18353300
Quinto año 20 10487600
Total ... 100 52438000
Gestión y financiamiento
La gestión del Plan Nacional depende del reconocimiento nacional de la existencia del problema y
del compromiso del Estado de apoyar su aplicación, en un sólo término, de la decisión política que
origina su elaboración y su posterior realización.
La propuesta ecuatoriana para enfrentar de manera equilibrada las diferentes manifestaciones del
problema de las drogas, a través de distintos proyectos, dentro de los sistemas establecidos en el Plan
Nacional, se fundamenta en la decisión de ejecutar el mencionado Plan con el consenso de todas las
entidades públicas y privadas involucradas en la lucha contra las drogas, en el marco jurídico ya
existente, Plan que constituye a la vez una exigencia y un habilitante necesario para el desarrollo de
este sistema.
La política que motiva la labor de gestión y financiamiento se circunscribe en tres aspectos
esenciales:
El problema universal de la droga es internacionalmente reconocido y para su atención se requiere
una responsabilidad global y compartida en un enfoque equilibrado.
En el ámbito nacional es imperioso lograr un esfuerzo consensuado, integrado y convergente de
todos los entes legal y socialmente involucrados en la lucha contra las drogas.
Como consecuencia de las dos premisas anteriores, la óptica de desarrollo de las instituciones debe
ajustarse a la actualidad conceptual del fenómeno, de manera constante y flexible.
Los cometidos principales de este sistema son, por un lado, lograr que la gestión del Plan Nacional
sea técnica y financieramente respaldada, tanto en el ámbito nacional como internacional, para lo
cual se deberán intensificar gestiones tendientes a obtener el apoyo y la cooperación indispensables;
y, por otro, obtener la aplicación efectiva e integral de sus lineamientos consensualmente trazados, a
través de la implementación de un adecuado sistema de seguimiento.
Alternativas presupuestarias
Autogestión
El Plan Nacional contempla igualmente el financiamiento del presupuesto a través de la autogestión
considerando para ello el marco legal necesario que ampare, entre otras cosas, la implementación de
tarifas por servicios, la reversión de beneficios de parte de los receptores de bienes incautados en el
proceso de lucha contra las drogas, a través de la revisión exhaustiva de los convenios ya celebrados
y de la adopción de políticas específicas para nuevos convenios, el canje de deuda, las contribuciones
de beneficiarios de bajas de aranceles (Sistema General de Preferencias) como resultado de la lucha
antidrogas ejercida por el país, y la implementación de mesas de donantes.
La finalidad estriba en compartir, responsablemente, la carga presupuestaria de las entidades
involucradas y lograr ampliar su gestión, a través de la optimización de los escasos recursos
económicos asignados.
En la medida en que el aporte fiscal al presupuesto se incremente, se lograrán, adicionalmente, los
objetivos del proyecto.
Mesas de donantes
La experiencia internacional, así como las propuestas de ayuda de organismos internacionales, nos
llevan a la conformación de mesas de donantes, tanto nacionales como internacionales. De esta
forma, contando con el respaldo de documentos habilitantes necesarios, como el Plan Nacional y los
proyectos técnicamente elaborados, debe establecerse un mecanismo que regule en el ámbito
nacional la conformación de las mencionada mesas de donantes, que actúan bajo prioridades de
proyectos nacionales establecidos.
Por muchos esfuerzos que se hagan para cumplir de manera intensiva e íntegra con las metas
trazadas en la lucha antidrogas, estos nunca serán suficientes como para abarcar totalmente el
campo de acción asignado.
La experiencia en países amigos nos da cuenta del éxito logrado por medio de la participación de la
comunidad, organizada a través de sociedades, fundaciones, gremios, asociaciones barriales, la
misma que, previo un concurso de proyectos, es beneficiaria de asignaciones presupuestarias que le
permite ejecutarlos.
La implementación de esta forma de financiación necesita la difusión de los fines del Plan Nacional,
así como de sus estrategias, para atraer la participación comunitaria.
Un parámetro adicional que nos indica el fortalecimiento institucional de la entidad coordinadora de
la lucha antidrogas es el nivel de capacitación de su personal técnico y la incidencia de las
experiencias adquiridas en los eventos capacitadores en el desarrollo institucional. El CONSEP debe
obtener provecho de la capacitación que adquieran sus funcionarios.