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Por qué los adolescentes tienen tantas faltas de ortografía, y cómo ayudarlos

En junio se convocaron oposiciones a profesor de Secundaria, FP o escuela de


idiomas. Se presentaron 200.000 personas para cubrir 20.698 plazas, y sin
embargo, el 9,6% de ellas quedaron desiertas.
Una de las razones principales que se baraja para explicar este descalabro es el
gran número de faltas de ortografía y errores gramaticales que cometieron los
aspirantes en los exámenes oficiales.
Esto ha hecho saltar las alarmas sobre qué tipo de educación estamos dando a los
jóvenes, encargados de enseñar a los adolescentes, y qué está fallando para haber
llegado a este punto. Preguntamos a los expertos en Lengua si los estudiantes de
Secundaria cometen faltas de ortografía antes de llegar a la Universidad y por
qué.
¿Tienen faltas de ortografía los profesores de vuestros hijos?
El 41% de los jóvenes españoles de entre 25 a 34 años en España tiene estudios
superiores, según el último estudio de 2017 de la OCDE (Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económicos). Un porcentaje muy similar al del resto
de los países europeos (un 43% de media en la OCDE y un 40% en la Unión
Europea).
Sin embargo, las últimas oposiciones reflejan que su nivel de comunicación no
cumple con las expectativas que se esperan de un licenciado univesitario. ¿Qué
estamos haciendo mal? ¿Por qué su nivel ortográfico es tan bajo?
Está claro que no puede generalizarse y afirmar que los jóvenes aspirantes a
docentes utilizan mal nuestra lengua, pero como dice el conocido refrán "cuando
el río suena, agua lleva".
Lola Cézar, profesora de Lengua y Literatura en el Instituto de Educación
Secundaria Valdehierro (Madridejos, Toledo) desde hace 32 años, asegura que
resulta muy complicado señalar las razones exactas que pueden habernos llevado
a este punto, ya que son un cúmulo de muchas circunstancias. Aún así, explica
algunas que, a su juicio, marcan una tendencia.
Razones que explican el aumento de las faltas ortográficas
1. Un sistema educativo que permite que los jóvenes puedan acceder a
Bachillerato o pasar de curso, sin aprobar la asignatura de Lengua.
Según el modelo actual, un chico no puede repetir más de dos veces en la ESO
por lo que pasa de curso incluso con todas las asignaturas suspendidas. Y tampoco
tiene por qué aprobar todo para terminar la ESO y llegar a Bachillerato, paso
obligatorio para ir a la Universidad: puede pasar con Lengua o Matemáticas y
otra asignatura.
La misma EBAU permite que al hacer la media entre las asignaturas (sin
necesidad de aprobarlas), un alumno pueda suspender Lengua y entrar en la
Universidad.
2. Falta de base desde Primaria
Explica la profesora de Lengua que hay niños que llegan a 1º de la ESO sabiendo
escribir y expresarse muy bien, pero que no siempre es así.
"Es en Primaria cuando hay que insistir con las reglas de ortografía y
gramaticales, cuando hay que hacer dictados (que ya apenas se utilizan),
esforzarse porque aprendan a escribir y leer correctamente".
Así lo explica y añade que "en el instituto se pueden reforzar, pero tienen que
llegar con una base que desgraciadamente no siempre traen".
3. Los efectos de la crisis
Esta profesora se refiere al aumento de los ratios y el descenso del número de
profesores. Si tienes 36 alumnos por aula y más clases no puedes realizar tantas
prácticas ni trabajos como cuando tenías menos, porque no hay tiempo para
corregir. Y el aprendizaje se resiente. Es una de las conclusiones de una docente
con más de 30 años de experiencia.
4. El descrédito de los profesores de Magisterio
Explica Lola que antes los profesores eran casi unos dioses, con una gran
vocación de enseñar:
Hoy, sin embargo, muchos de los que estudian este grado lo hacen por no tener
nota para otra carrera, es como un saco donde entra todo el mundo. Además, como
hay muchas universidades donde estudiarlo, hay competencia y se bajan las
exigencias para captar alumnos.
Pero también señala que no se puede generalizar, porque hay profesores
buenísimos y se nota cuando los niños llegan bien preparados o no.
5. La falta de valoración del español
Los adolescentes y jóvenes (e incluso nosotros mismos) tenemos la idea de que
todas las palabras y expresiones inglesas suenan mejor que nuestra lengua,
aunque pdamos decir lo mismo y hasta con más corrección. Así que los
anglicismos son una realidad.
Es un error de base, señala la profesora, ya que somos los únicos que no somos
conscientes de la importancia del español en el mundo: "en Francia, por ejemplo,
se llegó a multar escribir mal el nombre de un negocio".
6. Poca o nula penalización de las faltas
Es una lucha de los profesores de Lengua, explica Lola, "que todos utilicemos el
mismo rasero, ponernos serios con las faltas, incluso en todas las asignaturas".
Explica que en su centro califican igual que en el EBAU (Evaluación del
Bachillerato para acceso a la Universidad): hasta dos faltas no pasa nada y cada
tres, resta un punto al examen. Aunque reconoce que en los primeros años de la
ESO somos más permisivos. Aún así:
"Soy bastante exigente con las faltas y puedo dejar a un alumno con la ortografía
solo para septiembre, aunque haya superado los conocimientos".
7. Exceso de publicaciones en Internet
Esta profesora explica que el mundo de nuestros jóvenes es muy visual, y que les
cuesta mucho abstraerse en la lectura de un libro, cuando tienen acceso a todos
vídeos a un solo click.
También es triste que tengan de modelo todo lo que aparece publicado en Internet
por sus blogueros favoritos, que son los primeros que escriben sin tener en cuenta
las normas gramaticales y ortográficas. Y añade que:
"Las facilidades de edición también han provocado que cualquiera pueda publicar
un libro sin ninguna corrección, y se llaman escritores, con obras que llegan a
nuestros adolescentes".
8. Uso de las redes sociales
Tampoco ayudan a ser conscientes del uso de la lengua, los programas de edición
de texto con correctores de ortografía ni las abreviaturas propias de las redes
sociales como whatsapp. De hecho, algunos calificadores de las últimas
oposiciones reseñaban que los aspirantes habían utilizado abreviaturas y
expresiones de este tipo.
Un estudio de la Universidad de Alcalá de Henares sobre el tema evidenció que
el 88,5% de los jóvenes entre 14 y 30 años no cuidan su escritura cuando se
comunican en las redes sociales ni al escribir en dispositivos móviles.
Además, en torno al 20% de los estudiantes de la ESO afirman que escriben como
hablan, un porcentaje que baja al 9% entre los estudiantes universitarios.
9. Exigencia baja en las oposiciones a profesor
Explica Lola Cézar que la última vez que estuvo en un Tribunal de oposiciones
solo se penalizaba con un punto máximo las faltas de ortografía:
"No lo entiendo. Habría que ser tajantes con aquellos que van a enseñar nuestra
lengua, como ocurría antes en la carrera de Filología: con una falta, suspenso".
La epidemia de las faltas de ortografía escala hasta la universidad
Los lingüistas achacan los fallos a las redes sociales y la falta de lectura y escritura
Inés Fernández-Ordóñez, miembro de la Real Academia Española (RAE) y
catedrática de la Universidad Autónoma de Madrid, detecta errores de ortografía
en su aula. “Es terrible, pero incluso es muy común entre mis alumnos de
Filología que pongan faltas. Y, lo peor de todo, no saben redactar. Creo que tiene
que ver con que no se lee, faltan prácticas de redacción, dictados…”. Relatos
como el de Fernández-Ordóñez, que baja la nota a sus alumnos, explican que la
ortografía sea uno de los motivos de que el 9,6% de las plazas de profesor de
secundaria hayan quedado desiertas en las oposiciones del pasado julio. Nunca
había habido un volumen educativo en España como el actual —el 41% de los
jóvenes de 25 a 34 años tiene estudios superiores, frente a un 43% en la OCDE—
, pero el nivel ortográfico de los graduados es muy mejorable. Y si los que
enseñan cometen fallos, los escolares los repetirán.
El ministro del PP José Ignacio Wert introdujo de forma expresa los dictados en
el desarrollo curricular de la Ley Orgánica para la Mejora Educativa (Lomce) en
2013, al igual que hizo Francia con este ejercicio y el cálculo mental. Hay
especialistas que sostienen que es leyendo como se ataja el problema de las faltas
porque se visualizan los signos, pero los defensores del dictado arguyen que
entrena la atención sostenida, la concentración y sirve para descubrir los errores.
EL DILEMA DE LA ESCABECHINA DE SUSPENSOS
Un argumento extendido entre los profesores de secundaria es que no se suspende
más a los niños —y no solo por la ortografía— porque la Inspección Educativa
actúa y no lo permite. Javier Herrera, de la Asociación de Profesores de Instituto
de Andalucía, asegura que la inspección toma decisiones en contra de los criterios
académicos. El año pasado, la Asociación de Inspectores de Educación pidió en
el Congreso que se aprobase el bachillerato con un suspenso.
La académica Inés Fernández-Ordóñez se plantea cómo reaccionar ante las faltas
y unas redacciones a veces “bastante flojas”. “Si fuésemos estrictos mucha gente
no aprobaría. Los niveles de exigencia han bajado mucho. Rafael Lapesa
suspendía al 60% de la clase y no pasaba nada, pero ahora eres mal profesor”.
“Creo que muchos profesores de secundaria, y a veces de universidad, pasan por
alto en los exámenes las faltas cuando entienden que el contenido es correcto”, se
sorprende el académico Ignacio Bosque, catedrático de Lengua en la
Complutense. “Yo no lo hago. Es un error hacerlo. No estoy tampoco de acuerdo
con dejar pasar las faltas graves de redacción. Algunos profesores piensan que las
faltas las corrigen los procesadores de texto, y entienden que la sintaxis es poco
importante. Opino lo contrario. Mi maestro, Fernando Lázaro Carreter, decía que
si la expresión es pobre, el contenido también lo es, se quiera o no”.
La académica Carme Riera penaliza “muchas faltas” de sus alumnos de Literatura
en la Autónoma de Barcelona. “La gente no practica las normas ortográficas, y
muchas veces hacen ese trabajo los correctores del teléfono y los correos
electrónicos y no se fijan”, sostiene Riera. También lamenta la influencia
“nefasta” y continua del inglés.
El docente de Historia Javier Herrera, de la Asociación de Profesores de Instituto
de Andalucía, reconoce que las faltas ortográficas son un problema persistente
que sale a relucir en casi todos los claustros, pues su solución debe ser una tarea
común de todo el profesorado. En primaria con la Lomce se ha aumentado un
20% las clases de Lengua. La clave está en ese periodo educativo. “Nosotros
diferenciamos perfectamente de qué centro proceden los niños por su madurez en
este campo. Si tuvieron un maestro o maestra que se empeñó en que escribieran
bien”, sostiene Herrera.
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El prestigio de la lengua
“No todo se consigue con más clases de Lengua, sino con un prestigio social de
la buena expresión y la buena escritura. Y el problema viene de que la gente
joven, sobre todo, y en redes sociales, escribe voluntariamente mal porque si no
le mira mal el entorno”, afirma el escritor Julio Llamazares.
En las últimas oposiciones a profesor de secundaria, FP o escuelas de idiomas, a
las que se presentaron 200.000 personas, los tribunales se encontraron con
aspirantes que escribían acortando palabras (tb, pq) o que empleaban términos
coloquiales (“rollo de”, “en plan”…). Las academias de preparación madrileñas
alertaron a sus alumnos de que perderán 0,10 puntos por cada abreviatura o por
poner la barra inclinada en los adverbios que terminan en ente (por ejemplo,
completa/), de la misma manera que tomaban apuntes en clase. “Si no manejas
los instrumentos de la expresión, terminas empobreciendo tu pensamiento o al
menos su transmisión. Escribir y hablar bien sirve para expresar mejor tus ideas,
no es un capricho”, alerta Llamazares.
El Ministerio de Educación pretende reformar el sistema de oposiciones tras la
última convocatoria, que dejó 1.984 plazas sin cubrir. Pero son las comunidades
las que publican los criterios de evaluación y luego los tribunales tienen potestad
de incluir otros propios como el penalizar las faltas. “Me parece correcto que se
exija eso a los aspirantes a profesores. Hay que tener una exigencia con los
profesores de secundaria grande, que quizá no se ha tenido durante unos años”,
subraya Fernández-Ordóñez.
La verdadera importancia de tener buena ortografía
Es cierto: atrás quedaron aquellos días de salas repletas de secretarias
transcriptoras e inmensos escritorios cubiertos de diccionarios.
Hoy en día realizamos gran parte de nuestro trabajo tecleando a toda velocidad
en nuestros pequeños dispositivos, con la presión de responder cada vez más
rápido los chats y correos.
Evidentemente, eso incrementa la posibilidad de cometer errores o, peor aún, que
el sistema de autocorrección coloque una palabra equivocada, lo cual nos ha
pasado a todos.
Hay páginas web y publicaciones online repletas de estos errores, así como líderes
mundiales que algunas veces no hacen una pausa antes de enviar sus mensajes.
¿Quién puede olvidar el infame tuit del presidente Trump con la palabra
"covfefe"?
Y si bien estos errores pueden parecer algunas veces graciosos o inofensivos,
muchos no lo son.
Ponte a prueba: ¿qué tan buena es tu ortografía?
Estos pequeños errores no solo tienen el poder de hacernos ver menos inteligentes
de lo que somos: una mala escritura también puede crear confusión, poca claridad
y falta de coherencia.
En casos extremos puede provocar la pérdida de millones de dólares en ventas o
de una oportunidad de trabajo.
Estas fallas tienen el potencial de destruir las relaciones con los clientes o arruinar
la posibilidad de encontrar el amor en internet.
Pero, si nadie es inmune a esto y la tecnología hace que la falta de ortografía sea
un lugar común, ¿puede decirse que la ortografía dejó de ser importante?
¿Ya nos acostumbramos a escribir mal?
Parte del problema
Las herramientas de autocorrección parecían ser la solución, pero en realidad,
también han creado un problema.
Así lo advierte Anne Trubek, experta en nuevas tecnologías para la escritura.
Es mejor parecer un poco quisquilloso y anticuado, que tratar de parecer más
relajado y terminar molestando a todo el mundo por todos los errores básicos que
cometiste"
Simon Horobin profesor de inglés y literatura en la Universidad de Oxford
Una extensa comparación de los errores cometidos por estudiantes universitarios
en sus ensayos dejó ver que el error más común era el uso de palabras
equivocadas.
"La corrección automática de ortografía, como la mayoría sabe, algunas veces
corrige nuestros errores sustituyendo la palabra que queríamos originalmente por
otra de distinto significado. Si el texto no es revisado posteriormente, el error
creado por la computadora pasará desapercibido", explica Trubek.
Nuevas tecnologías como Siri, de Apple, también contribuyen con la creciente
apatía hacia la buena ortografía.
"Si miras el desarrollo de la tecnología, el objetivo siempre ha sido escribir más
rápido para poder sincronizarse con el ritmo de las ideas en tu mente", dice
Trubek.
"En este sentido, Siri es la mejor".
Errores eternos
Los programasde autocorrección quizás expliquen por qué hasta un comunicado
oficial de la Casa Blanca puede tener errores, explica Simon Horobin, profesor
de inglés y literatura en la Universidad de Oxford.
"Hay todo tipo de problemas que saldrán a relucir si solo te apoyas en un sistema
vulnerable. Tienes que saber cómo escribir".
"Por ejemplo, en inglés se utiliza bizz cuando tuiteas, como una forma de reducir
la palabra "business" (negocio, en español)", expresa Morgan.
Hay ciertos contextos donde el lenguaje informal es requerido.
"Si le envías un correo a un muchacho de 21 años, que es vicepresidente, y tu
primera línea es 'Querido Sr. Jones' y continuas con un tono formal, puede que
termines en aprietos", alerta Trubek.
A pesar de ello, en el mundo de las redes sociales, los autoproclamados "Nazis
de la gramática" denuncian a gritos los errores que ven.
Acción ortográfica: los grupos que corrigen la ortografía de los grafitis
Algunos, tratan de anticiparse a esta situación y se justifican cuando envían
correos desde sus teléfonos, colocando frases como "Enviado a la carrera desde
mi teléfono. Por favor, discúlpeme por cualquier error tipográfico".
Convenciones sociales
En palabras de Horobin, si bien una vez hubo acuerdos sobre normas sociales
para la escritura de cartas, en el mundo online se desconocen cuáles son las reglas.
Por un lado, en contenidos de Facebook y Twitter se relajan las reglas
ortográficas, gramaticales y de puntuación. Por el otro, en el texto de los correos
electrónicos no es tan fácil encontrar una frontera entre lo que está permitido y lo
que no.
El correo puede ubicarse algunas veces entre lo informal y lo formal", indica
Horobin.
Así como adaptamos nuestro discurso dependiendo de si estamos dando una
clase, somos entrevistados para un trabajo o simplemente hablamos con amigos,
de igual forma necesitamos ajustarnos en el mundo digital.
De manera que, ¿cuál es la mejor forma de saber cómo adaptarnos?
"Es mejor asegurarse del uso correcto del idioma y parecer un poco quisquilloso
y anticuado, que tratar de parecer más relajado y terminar molestando a todo el
mundo por todos los errores básicos que cometiste".
Más del 90% de los jóvenes cometen faltas de ortografía cuando usan dispositivos
móviles
Los jóvenes entre 14 y 30 años no cuidan su escritura cuando se comunican en
las redes sociales. Así lo reconocen los propios jóvenes, al menos, en un estudio
llevado a cabo en la Universidad de Alcalá, para el que se han realizado un total
de 300 entrevistas entre estudiantes de la ESO, Bachillerato y los estudios de
grado en Humanidades, doble grado en Humanidades y Magisterio de Educación
Primaria y el grado en Comunicación Audiovisual de la propia Universidad.
Según este estudio, el 88,5% de los jóvenes asume que no cuidan la elaboración
de sus textos al escribir en dispositivos móviles como lo harían en otro formato,
como pueden ser los trabajos escolares.
Además, en torno al 20% de los estudiantes de la ESO afirman que escriben como
hablan -este porcentaje baja al 9% entre los estudiantes universitarios-.
"Muchos de ellos, por tanto, tienen la percepción de que están escribiendo bien
cuando escriben como hablan o escriben correctamente porque no cometen faltas
de ortografía. No son conscientes de que la ordenación del discurso no es correcta
o de que cometen errores con las reglas de puntuación y acentuación en los
dispositivos móviles y eso puede, y de hecho genera, muchos malentendidos en
la comunicación", señala la responsable del estudio y profesora del departamento
de Filología, Comunicación y Documentación en la UAH, Silvia Gumiel.
Un ejemplo práctico del análisis que hace el estudio es que, cuando en Whatsapp
se escribe un mensaje tan sencillo como 'Ana vienes al cine' y la respuesta de Ana
es 'No voy al teatro. A las 8', más del 63% de los jóvenes interpreta mal la
conversación, simplemente porque falta una coma en la frase 'No, voy al teatro'.
"Cuando los jóvenes se comunican utilizando dispositivos móviles lo hacen
siguiendo las normas del código oral; este se caracteriza, entre otras cosas, porque
no está ordenado, utiliza en ocasiones oraciones incompletas, es inmediato en el
tiempo y, sobre todo, se ayuda de la prosodia (o entonación) y los elementos
extralingüísticos. El problema es que el medio de las redes sociales sigue siendo
escrito, por más que intenten cambiar el código, y la falta de entonación y de
elementos extralingüísticos hace que inevitablemente se pierda información y se
produzcan, por tanto, malentendidos", explica la profesora.
Silvia Gumiel agrega que "cuando los jóvenes alegan que, simplemente, se están
produciendo cambios en la lengua, no están en lo cierto, o al menos no debe servir
como excusa para utilizar mal la escritura. Los cambios en la lengua son lentos y
prolongados en el tiempo. Lo que está sucediendo es un cambio en el código, y
no un cambio en la lengua, y está por ver los problemas que dicho cambio puede
causar en la escritura en otros contextos (periodismo, novelas, escritura creativa
en general, pero también entrega de trabajos escolares, cartas de presentación para
acceder a un puesto de trabajo...)

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