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Alumna: Quispe Cespedes Mayli Araceli

SEGREGACION URBANA

Como antecedentes de este término, tenemos a las ideas de Engels, que menciona a “los barrios malos”
causado por el triunfo de la clase dominante o capitalista sobre el proletariado, afectando sobre el
marco de vida y la oportunidad de acceder a una buena vivienda y en un hábitat no degradado.
Ya en el siglo XX, la utilización de este concepto de segregación para estudiar la ciudad aparece
fuertemente por primera vez con la corriente llamada Ecología Social Clásica, representada
fundamentalmente por la Escuela de Sociología Urbana de Chicago, que la definió como una
concentración de tipos de población dentro de un territorio dado y se aplicó al estudio de la
distribución espacial de minorías étnicas en grandes ciudades de los EE.UU. Sus estudios se
enfocaron especialmente en ecología urbana, tratando de analizar cómo los grupos humanos se
organizan en el espacio de una ciudad, el papel de la competencia, la articulación de componentes
biológicos y culturales en las interacciones entre humanos y de éstos con su ambiente, etc. (Gudynas &
Evia 1991).
Los autores de esta Escuela adoptaron la palabra segregación urbana para el estudio de los grupos y
clases sociales subalternas de la ciudad asociados a los problemas de la delincuencia, la falta de
servicios educativos y de salud, el embarazo precoz y las altas tasas de fecundidad y mortalidad entre
otras “malignidades”.
Según Alvares (2017), desde allí en adelante, el concepto se llena de un contenido social extenso –los
problemas descritos- y de un contenido espacial particular. En este último sentido, se trata de
contenidos que están asociados a una territorialidad y cultura particulares, así como a una relación de
precariedad y desigualdad frente a determinados capitales espaciales y “morales” en el contexto de la
ciudad y la sociedad dominante.
En la escuela de Chicago también se dedicaron a describir la diferenciación socio-espacial urbana,
generalmente expresada en modelos de diferenciación y plantean una relación entre niveles socio-
económicos y patrones residenciales de la población urbana.

El concepto segregación urbana, desde ese momento, en la sociedad moderna se la considera como un
fenómeno “natural”, un estado de situación e incluso un proceso de selección y adaptación de una parte
de la población a la ciudad que forma parte estable y universal en la conformación de las metrópolis
(Park, 1925).
Tras los estudios de Robert Park se tiene uno en especial que se refiere a “el gueto”, que se considera a
la segregación urbana más dura, como un tipo ideal en cuanto a sus condiciones de vida y modos de
habitar particulares, en la medida que su existencia se encuentra “controlada” por la ponderación de
sus variables –económicas y culturales- más características en cuanto a sus carencias y alteridad
existentes. Según Wacquant (2013) el gueto es una formación etnoracial que combina e inscribe dentro
de la objetividad del espacio y de las instituciones propias del grupo las cuatro “formas elementales”
más importantes de dominación racial, a saber, categorización, discriminación, segregación y violencia
basada en la exclusión.
En términos de una tipificación ideal, un gueto puede ser descrito como una formación socioespacial
reducida que presenta una uniformidad racial y/o cultural determinada por la relegación forzosa de una
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población “estereotipada negativamente”, como lo fue el caso de los judíos en la Europa medieval o
los afroamericanos en los Estados Unidos de hoy, a un “territorio fronterizo” (Wacquant, 2013).

Ya en los años 60 se hace estudio sobre los patrones residenciales diferenciales y es cuando comienza
a enfocarse en las estructuras sociales en lugar de las preferencias de los individuos. Harvey en su obra
«Urbanismo y Desigualdad Social», explica que los patrones diferenciales son causa de una
distribución desigual de los recursos de la sociedad, al mismo tiempo que estos patrones contribuyen al
mantenimiento y reproducción de la desigualdad e injusticias sociales. (Linares & Dan, 2007). David
Harvey también habla sobre que la diferencia que ahora han formado como especies de islas o
compartimentos estancos que sin lugar a dudas dificultan la integración y aumentan el aislamiento y
también se multiplica el delito, a medida que los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres.

Edward Soja con su obra En busca de la justicia espacial, nos da un aporte importante para el análisis
crítico del espacio y la sociedad para comprender los problemas frecuentes de las sociedades relativos
al uso y acceso inequitativos del espacio, sus recursos e infraestructura; para ello propone un método
de acción social y política para mejorar “la equidad y el acceso a los derechos inherentemente urbanos
de los ciudadanos” (Toscana;2017;210). Propone la justicia espacial que se refiere a un interés
intencional por conocer y solucionar las manifestaciones espaciales de la justicia y la injusticia, que
iniciaría con una distribución justa y equitativa del espacio, sus recursos socialmente valorados y las
oportunidades para acceder a éstos.
Bajo la influencia de Weber, se produjo la incorporación de la noción de distribución desigual del
prestigio, reputación y poder, al abordaje de segregación como forma de organización del territorio en
una ciudad. (Linares & Dan, 2007,152).

Ya en los años 90 en el diccionario organizado por Brunet; Ferras y Théry (1993): la segregación es
vista como «un proceso (o su consecuencia) de división social y espacial de una sociedad en unidades
distintas». (Linares & Dan, 2007,152).
Castells (1999:203) define la segregación urbana como la “tendencia a la organización del espacio en
zonas de fuerte homogeneidad social interna y de fuerte disparidad social entre ellas, entendiéndose
esta disparidad no sólo en términos de diferencia, sino de jerarquía.”
En este concepto se habla de estratificación, lo cual se refleja en áreas segregadas y ocupadas por
grupos sociales semejantes, viviendo también en lugares o entornos con características semejantes,
además la cuestión de las diferencias socio-económicas en el medio urbano resulta particularmente
notoria.
Rodríguez Vignoli (2001:13) señala que la segregación territorial «es una modalidad específica de
segregación, en la que las categorías que separan a los individuos se refieren a su localización
geográfica. Así, Para que haya segregación territorial no basta con la existencia de disparidades en el
conjunto, sino que aquellas deben tener una expresión territorial, es decir, grupos de población
distintos habrán de tener localizaciones diferentes». (Linares & Dan, 2007,152). Otro concepto que nos
da Vignoli en términos sociológicos es, “segregación significa la ausencia de interacción entre grupos

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sociales. En un sentido geográfico, significa desigualdad en la distribución de los grupos sociales en el
espacio físico. La presencia de un tipo de segregación no asegura la existencia de otro”.
Según Alvares (2011, 1) la segregación es considerada como «la negación de la centralidad urbana en
cuanto contenido social y espacial para una parte de los habitantes de la ciudad; los que no están en el
centro de las preocupaciones de las políticas públicas urbanas, y a su vez presentan los más altos
déficits en relación con el mundo del trabajo».
Se tienen diferentes conceptos de segregación urbana, pero el concepto de segregación aplicado al
estudio de ciudades, se centra sobre todo en las diferencias o desigualdades de una ciudad en las que se
diferencian por un cierto grado de jerarquía o distinción, lo que lleva consigo una distinción en la
expresión espacial que se puede dar de diversas maneras, además de esto otro factor es el tema socio-
económico, que también es parte de esta segregación.
En la actualidad, la preocupación pasa por la creciente expansión del fenómeno de segregación urbana
desde comienzo de la década de los ochenta, tanto en las ciudades de los países desarrollados como en
los emergentes.
Entre las causas de la segregación urbana tenemos: Se tiene a las discriminaciones ligadas a las
localizaciones, resultado de los prejuicios impuestos a determinadas poblaciones debido a su ubicación
geográfica, tienen un papel fundamental en la producción de injusticia espacial y la creación de
estructuras espaciales duraderas de privilegio y beneficio. Las tres fuerzas más conocidas que dan
forma a la discriminación localizacional y espacial son la clase, la raza y el género, pero sus efectos no
deben reducirse exclusivamente a la segregación. (Bret, Gervais-Lambony, Hancock & Landy, 2016,
102). Kaztman (2001) propone que el aislamiento de los pobres se vincula con la escasa posibilidad de
integración al mercado laboral y de acumulación de recursos, a la desaparición de los espacios de
sociabilidad entre clases y a la segmentación de la calidad de los servicios públicos, en particular, al
deterioro de la educación y la salud en los territorios que habitan.
Entre las consecuencias: La segregación urbana amenaza la cohesión social ya que reduce los ámbitos
donde se aprende la convivencia y ejercitan los razonamientos críticos en torno a esas desigualdades y
a esos estigmas que marcan la vida de ciertos grupos (Soldano, 2010).

Frente a este problema se segregación Kevin Lynch propone el consenso sobre la necesidad de
balancear homogeneidad y mezcla social en el espacio urbano, aboga por un balance entre segregación
y mezcla. (Espino, 2008, 45) Reconoce que los vecindarios homogéneos son, hasta cierto punto,
inevitables en nuestras sociedades, pero que hay también que obtener un mosaico urbano más
compacto, donde las distintas áreas homogéneas se mezclen más, como piezas bien distribuidas en un
rompecabezas. Esto debe, además, garantizar niveles de accesibilidad altos para todos, de manera que
los residentes puedan movilizarse en la ciudad con facilidad y sin distingo de clases. Debe haber,
finalmente, áreas “ambiguas”, “de transición”, donde la definición de estatus permanece menos clara.
(Espino, 2008, 45)

Segregación urbana en Latinoamérica


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Para el caso de Latinoamérica hay conceptos distintos a los antes mencionados, aparece claramente
explicitada en la definición de segregación dada por el geógrafo brasileño Correa (1989:62), como
«…expresión espacial de las clases sociales» principalmente «resultante por la diferente capacidad que
cada grupo tiene de pagar por la residencia que ocupa».
Según Vaconcelos (2004:264) señala que, sobre las cuestiones urbanas brasileñas, se utiliza el
concepto de Segregación Socio espacial, debido a que las grandes desigualdades socioeconómicas
existentes y sus reflejos en el espacio urbano, no se debe a la raza, ni a la étnia (como en Europa y
Estados Unidos), ya que mayoritariamente, como ocurre en el resto de los países latinoamericanos, la
población es mestiza, y es característica una presencia generalizada de pobres «blancos» residiendo en
áreas precarias como las favelas en ciudades brasileras o villas miseria en ciudades Argentinas, que
varían según las crisis económicas. (Linares & Dan, 2007,152).
Como se mencionó antes se habla de “el gueto urbano”, siendo “la celdilla 4” el principalmente
resultado de procesos de segregación residencial, que en América Latina han operado
fundamentalmente a partir de los años ochenta, en un contexto que muestra importantes diferencias
con los procesos que caracterizaron la constitución de barrios formados por los nuevos obreros
(migrantes internos) y los viejos obreros de las ciudades. En vez de la atracción de la ciudad, opera la
expulsión hacia la periferia.

La segregación pone el foco en la cuestión social, es decir, en las tensiones que genera la convivencia
de modos de vida fuertemente desiguales en la ciudad y cuyos resultados nos hablan del grado de
firmeza (o de debilidad) del tejido social. (Soldano, Novick, Cravino, & Barsky, 2018, 22). La imagen
del conjunto de vida de las ciudades se encuentra notablemente modeladas por la desigualdad.
Un estudio del PNUD (2009) para el caso argentino, por ejemplo, permite ver cómo las desigualdades
sociales se plasman en el espacio urbano mediante la relegación de los grupos más pobres a barrios
con menores coberturas de servicios (por el bajo costo del suelo) mientras que los grupos de nivel
socioeconómico alto se desplazan a sectores privilegiados en términos de cobertura.
La segregación urbana surge como un problema relacionado a las desigualdades sociales, pero también
es un fenómeno espacial, se puede tomar como un reflejo de las desigualdades socioeconómicas, pero
también que los grupos sociales toman a la segregación para afirmar sus identidades sociales, se puede
ver tanto en la organización espacial territorial, que en su mayoría pertenecen a un mismo grupo social
definidos por los términos socioeconómicos.
Kazman (2001, 177) previene sobre dos consecuencias negativas de este fenómeno, particularmente
cuando los segregados son grupos de bajo nivel socioeconómico. La primera de ellas es que los pobres
segregados tienen menos oportunidades de acceder a “activos” de capital social (individual, colectivo y
cívico) y la segunda que el aislamiento social favorece la formación de subculturas marginales.
En el primer caso se puede concluir que a partir de la falta de oportunidades ya sea para empleos, de
una inclusión social, trae consigo una desintegración del tejido social. En el segundo caso se refiere
que a partir del aislamiento se forman ya sea delincuentes, o personas de mal vivir y se pueden percibir
como una amenaza, lo que aísla aun masa los grupos segregados.

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Kazman (2001), también advierte que los efectos de vivir en áreas homogéneas de pobreza exponen a
sus habitantes a riesgos tales como fracaso escolar y embarazos adolescentes, entre otros aspectos de
fuerte carga social.
Como en el caso de Lima que cerca de dos tercios de la población, vive en áreas que han surgido, se
consideraban hace algunas décadas como “barrios marginales” o han sido urbanizaciones improvisadas
carentes de servicios. A pesar de sus serias carencias de equipamiento e infraestructura, estos barrios
ofrecen la posibilidad de obtener características urbanas notables. (Kahatt, 2014, p.42). Pero a pesar de
esto se puede observar que algunos barrios son los más perjudicados con un alto índice de
delincuencia, por la falta de educación, o por la falta de oportunidades y precarización del empleo,
estos barrios se consideran pobres o discriminados, es esta gran cantidad de pobres que viven
segregados y que están desarrollando unos patrones de conducta considerados socialmente
disfuncionales o inapropiados.
La ciudad se ha encaminado entonces hacia un proceso de segmentación social, entendiendo ésta como
un proceso de reducción de las oportunidades, de interacción de grupos o categorías sociales distintas.
En términos estáticos, una sociedad segmentada es donde hay una muy baja interacción fuera del
mercado de trabajo entre grupos o estratos socio-económicos distintos (Kazman, 2001).
Vega Centeno (2017,42) menciona que la desigualdad en una sociedad se expresa en los accesos
inequitativos a las diferentes oportunidades que pueden permitirnos un desarrollo humano pleno. En
una mirada urbanística, la búsqueda de disminuir las brechas de desigualdad entre los habitantes de
una ciudad debe estar dirigida a ofrecer oportunidades semejantes para el acceso a servicios y
equipamientos en los cuales la vida urbana satisface necesidades como la vivienda, la alimentación, el
trabajo, el estudio o la recreación. Se menciona también que es en los espacios públicos en donde los
usuarios son considerados como iguales, pero como el caso de Lima estos a veces están restringidos,
así como también algunas urbanizaciones ponen rejas.
Y cuando se legitiman estas prácticas, se hace evidente que la condición de peatón sospechoso se
superpone con otras características sociales, como pueden ser signos exteriores de pobreza, juventud o
inclusive criterios raciales, esto es parte de la segregación socio espacial que se generó en Lima.
En efecto, en una ciudad como Lima el crecimiento económico ha supuesto el incremento del empleo,
pero principalmente el de carácter precario, no sujeto a estabilidad laboral ni a otros beneficios sociales
y en muchos casos de carácter informal que diariamente se traslada desde distintas zonas periféricas de
la ciudad a los distritos localizados en el área central. (Vega Centeno,2017,42).
La organización del empleo ya expresa una situación de desigualdad social, y por tanto de segregación
urbana, ya que los que van a trabajar son aquellas personas de escasos recursos y que se ubican
generalmente en los llamado “barrios marginales”, esto trae consigo tambien una segregación social,
que se observa cuando observamos la experiencia urbana de ir cotidianamente a trabajar a estos
lugares, donde los entornos residenciales se preocuparán constantemente por hostilizar a todo aquel
que no sea residente o reúna características físicas o sociales que lo identifiquen como “peligroso”.

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Conclusiones
 El concepto de segregación urbana surge a partir del siglo XX con la Escuela de Chicago,
quien la definió como una concentración de tipos de población dentro de un territorio dado.
 El gueto, sirvió fundamentalmente para una segregación radical que se dio en EE.UU. y
Europa, pero también se llevó a cabo en América Latina, se refiere a una situación de
marginalidad respecto de la sociedad, excluyendo a un grupo de personas por variables
económicas y culturales.
 En Estados Unidos la discusión sobre segregación se centró en los aspectos étnicos o raciales
que constituían a los guetos, en América Latina la explicación se centra en el análisis de las
desigualdades socioeconómicas y su expresión espacial.
 El concepto de segregación urbana ha ido cambiando con el tiempo, cuando se espesó por
estudiar a las clases dominadas y sus relaciones, luego se tomó importancia al aspecto social
como causa de un contenido espacial.

Lista de referencias

Álvarez, G. (2011). Segregación urbana. Grupos de significados en torno a un concepto y un problema


social y urbano. Recuperado de: http://www.proyeccionrevista.com.ar/?page_id=898

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ed. Rosario: UNR Editora. Editorial de la Universidad Nacional de Rosario.

Castells, M. (1999): La cuestión urbana. Ed Siglo XXI España (decimoquinta edición)

Gudynas, E. Graciela, E. (1991). “La Praxis por la Vida -Introducción a las metodologías de la
Ecología Social”, CIPFE - CLAES - NORDAN, Montevideo.

Espino, A. (2008). La segregación urbana: Una breve revisión teórica para urbanistas. Revista de
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Kaztman, Rubén (2001). “Seducidos y abandonados: el aislamiento social de los pobres urbanos”.
Revista de la CEPAL, n° 75. Recuperado de:
https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/10782/075171189_es.pdf?sequence=1&is
Allowed=y
Kahatt, S. (2014). Lima: cinco siglos de orden y caos. Breve recuento de crecimiento y transformación
socio-espacial. (ISSN: 2340-9711), Iberoamérica_Perú. Recuperado desde:
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4853272

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Linares, S. Lan, D. (2007). Análisis multidimensional de la segregación socioespacial en tandil
(Argentina) aplicando SIG. (ISSN: 0213-4691). Recuperado de:
http://www.cervantesvirtual.com/research/anlisis-multidimensional-de-la-segregacin-
socioespacial-en-tandil-argentina-aplicando-sig-0/032228.pdf

Soldano, D. Novick, A. Cravino, A y Barsky,A. (2018). Pobreza urbana, vivienda y segregación


residencial en América Latina. Ediciones UGNS. Buenos Aires, Argentina

Toscana, A. (2017). En busca de la justicia espacial, Política y Cultura, núm. 48, pp. 209-213

Vega Centeno, P. (2017). La desigualdad invisible: el uso cotidiano de los espacios públicos en la
Lima del siglo XXI. Territorios (36), 23-46. (ISSN: 0123-8418). Recuperado de:
http://dx.doi.org/10.12804/revistas.urosario.edu.co/territorios/a.5097

Wacquant, L. (2013). Tres premisas nocivas en el estudio del gueto norteamericano. Revista INVI,
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