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Antes de iniciar con el análisis científico que se le puede considerar a la Ética Judicial, será
necesario responder a una interrogante de vital importancia, esta es: ¿La ética posee un carácter
científico propio o es como en un principio mencionábamos de forma vaga, una aspiración, un
sueño? Al responder que sea uno o lo otro debemos tener un sumo cuidado, puesto que en razón
a la respuesta es cómo vamos a comprender y determinar muchas cosas.
De por sí está más que mencionar que la “Ética Judicial” es de tipo aplicada 1, puesto que
es parte del ya muy conocido “Giro científico” producido en la segunda mitad del siglo XX. Este
giro trajo consigo diversas cosas, entre ellas encontramos la inclusión de la ética en el
mejoramiento de los diferentes campos de conocimiento, que es la más importante o resaltante.
Entre algunos de los puntos concretados en el giro científico podemos detallar lo relacionado a
las ya conocidas éticas profesionales2.
1
Punto conocido también por la gran Adela Cortina en su libro “Ética Aplicada y democracia radical “en el
cual argumenta que las éticas aplicadas comprenden principios de fundamentación que intentan imponerse
ante la vida diaria con la finalidad de moralizar.
2
Las éticas profesionales fueron constituidas con la finalidad de entender en la mayor medida de lo posible
cómo es que se ejercitan las profesiones liberales.
El comprender sobre éticas profesionales es esencial para entender más a fondo todo esto,
básicamente nos hablan que a razón de éstas podremos comprender dos puntos clave, éstos son:
Saber que una profesión va mucho más allá de contener conocimientos técnicos o
científicos con respecto a una determinada rama, aquí es comprender que se debe
considerar a la ética como base fundamental, que nos oriente que no todo gira en torno a
poder lograr el sustento económico, en que todo no es materialista, en que lo primordial
o el fin principal a lograr será el beneficio de una sociedad, que directa o indirectamente
aclama por el tan ansiado desarrollo3. Algo muy vital y a su vez muy reconocido, puesto
que antes de los intereses o alcances personales se deja colocar por delante a los demás.
Los principios, reglas, virtudes y compromisos son vitales en el ejercicio de la vida del
profesional, esto debe siempre acompañar a los diversos conocimientos y capacidades que como
tal se hayan podido obtener en su determinado centro de estudio superior. Es justamente que por
ello muchos afirman que antes de todo uno debe ser persona, debe tener en cuenta ciertas
actitudes morales que lo único que estas pretenderán es cada vez fortalecerlo como persona, como
alguien que estará más que presto para servir a su sociedad rodeante.
El argentino y gran conocedor del derecho Jorge Malem Seña, afirmaba: “Una profesión,
cualquiera que esta fuera, implica también adoptar ciertas pautas, actitudes y compromisos
morales. La profesión de juez no es una excepción (…)”
3
Esto es muy considerado y valorado en las guías que impulsan la educación superior en el Perú, en poder
lograr que cada profesional no tenga que ser huraño con respecto a su realidad social imperante. Un ejemplo
claro lo podemos encontrar en algunos fines de la Universidad contenidos muy explícitamente en la “Ley
Universitaria N° 30220” específicamente hablando en su Artículo 6.