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La grandeza del cristiano proviene del servir

“El que quiera ser grande entre ustedes, debe servir a los
demás.”—Mat. 20:26, Versión Popular.

1. ¿Qué contraste se ve entre la vida de Jesús y la de muchas


personas hoy día?

EL PRESTAR servicio está en el mismísimo corazón del cristianismo


verdadero. Cuando estuvo en la Tierra, el Hijo de Dios dijo que
había venido, no “para ser servido, sino para servir, y para dar su
vida en rescate por muchos.” (Mat. 20:28, Versión Moderna) Su
vida está en fuerte contraste con la actitud egoísta, ambiciosa, de
tantas personas de hoy día a quienes no les preocupan las
necesidades de otros. Por medio de una vida de servicio altruista,
Jesús puso el modelo perfecto que deben copiar todos sus
seguidores genuinos. La vida de ellos, como la de él, se debe
distinguir por prestar servicio y por el espíritu de dar.
2, 3. (a) ¿Qué hay de distintivo en cuanto a la palabra para “servir”
que se usa en Mateo 20:28 en comparación con otras palabras
griegas relacionadas con servicio? (b) ¿Qué estamos interesados en
averiguar ahora?
2
La palabra que se traduce “servir” y que usó el escritor bíblico
Mateo cuando citó a Jesús, nos interesa. En el griego original es el
verbo diakoneo. Hay otros verbos griegos que se refieren a prestar
servicio y cada uno tiene su propio “sabor” o énfasis en cierto
aspecto del servicio que se presta. Un verbo pudiera dar énfasis a
la sujeción que tiene que ver con servir de esclavo (douleúo; Col.
3:24), otro, a la santidad del servicio religioso (latreúo; Mat. 4:10),
y otro, a la naturaleza pública del servicio prestado
(leitourgeo; Hech. 13:2). Diakoneo, por otra parte, da énfasis a la
mismísima naturaleza personal del servicio que se presta a otra
persona. Como dice una autoridad, en este verbo hay “más fuerte
aproximación al concepto de un servicio por amor.”—Theological
Dictionary of the New Testament, tomo II, página 81.
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Entonces, ¿qué abarca el servicio cristiano? ¿Se circunscribe a
actividades como predicar la Palabra de Dios, hacer discípulos de
otras personas o servir con relación a las necesidades
estrictamente espirituales de los de la congregación? ¿Qué
muestra la palabra bajo consideración (diakoneo)?
SIRVIENDO Y ATENDIENDO A OTROS
4. ¿De qué manera ilustra aptamente la Biblia el sentido
fundamental de la palabra griega para “servir” que estamos
considerando?
4
El uso bíblico de esta palabra ilustra aptamente el sentido
fundamental de servicio personal (expresado no solo por el verbo
griego, sino también por los nombres relacionados diákonos [siervo,
ministro] y diakonía [servicio, ministerio]).* Un uso primitivo de la
palabra se refiere a ‘servir a las mesas.’ Lucas lo usa así al citar las
palabras de Jesús en cuanto a que un esclavo ‘aderezó la cena de su
amo y luego le sirvió [diakoneo] hasta que hubo comido.’ (Luc. 17:7-
10, Mod) En Lucas 12:35-38(Mod) Jesús dio a sus discípulos una
ilustración en la que el amo, que representaba a Jesús mismo,
cambió papeles con sus esclavos que habían esperado fielmente que
llegara de su banquete de bodas. Jesús dijo esto del amo de la
ilustración: “Él mismo se ceñirá, y haciendo que ellos se sienten a la
mesa, se llegará y les servirá [diakoneo].”*

5, 6. (a) ¿De qué manera participaron ciertas cristianas en servicio


de esta clase? (b) ¿Qué muestra todo esto en cuanto a lo que
abarca el término bíblico que se está considerando?
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Sin embargo, no solo el ‘servir a las mesas,’ sino todos los servicios
de una naturaleza personal similar llegaron a estar abarcados por
ese término. La Biblia dice que “de sus bienes” ciertas cristianas
“ayudaban” o “servían” a Jesús y sus apóstoles según éstos lo
necesitaban, tanto en Galilea como en Jerusalén. (Luc. 8:1-3; Mat.
27:55; Mar. 15:41; NM; Versión Popular) Es posible que hicieran las
compras y prepararan los alimentos, remendaran y lavaran la ropa, o
prestaran otros servicios de naturaleza similar, y hasta utilizaran
su propio dinero y posesiones para proporcionar los materiales que
se necesitaran.
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Vemos, entonces, que este término no está restringido
simplemente a actividad “religiosa,” sino que abarca una amplia
variedad de servicio.
SIRVIENDO A HERMANOS NECESITADOS
7. ¿Por qué podemos estar seguros de que Jehová Dios y Jesucristo
dan verdadera importancia a esta clase de servicio y no lo
subestiman?
7
Jamás debemos dudar de que Jehová Dios y su Hijo Jesucristo
dan verdadera importancia a esta clase de servicio. Jesús
personalmente experimentó necesidades humanas como el hambre y
la sed. Sin duda apreció muchísimo el que, después de haber pasado
cuarenta días en ayuno, ‘vinieran ángeles y se pusieran a servirle
[diakoneo].’ (Mat. 4:11) En una parábola que dio hacia el fin de su
servicio terrestre, Jesús describió el juicio que pronunciaría con
relación a dos clases de personas, una clase asemejada a “ovejas,” la
otra a “cabras.” Las “ovejas,” que fueron aprobadas y bendecidas,
vinieron a asistir o ayudar a los hermanos de Cristo cuando los
vieron necesitados. Pero las “cabras,” que fueron condenadas,
vieron a éstos con hambre y sed, con necesidad de hospitalidad o
albergue, carentes de ropa o enfermos o en prisión y ‘no los
asistieron [diakoneo; no les ‘sirvieron,’ NM].’—Mat. 25:31-46, Biblia
de Jerusalén.

8, 9. (a) ¿De qué manera mostraron los cristianos del primer siglo
que comprendían claramente la importancia de prestar servicio
según las necesidades físicas de sus hermanos? (b) ¿Cómo mostró el
apóstol Pablo su interés en que este “servicio” se manejara de
manera apropiada?
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Los verdaderos discípulos de Jesús durante el primer siglo E.C.
demostraron que eran “semejantes a ovejas” en actitud y acción.
Cuando los cristianos de Macedonia y Acaya se enteraron de que
sus hermanos de Judea estaban necesitados, reunieron provisiones
de socorro y se las enviaron a éstos, ejecutando una “ministración
de socorro [diakonía].” (Hech. 11:29; 12:25, NM) Pues reconocían
que los hermanos de Judea les habían prestado precioso servicio
espiritual a ellos y que tenían una ‘deuda’ correspondiente que hacía
apropiado para ellos el “servirles con los bienes materiales” (Nácar-
Colunga); “servir públicamente a éstos con cosas para el cuerpo
carnal” (NM). (Rom. 15:25-27) Esto fue especialmente digno de
encomio por parte de las congregaciones macedonias. Aunque ellas
mismas se encontraban en condición de pobreza, habían
“desbordado en tesoros de generosidad.” Como dice Pablo: “Porque
atestiguó que según sus posibilidades, y aun sobre sus posibilidades,
espontáneamente nos pedían con mucha insistencia el favor de
participar en el servicio [diakonía; ministerio, NM] en bien de los
santos.” (2 Cor. 8:2-4, BJ) ¡Qué gran ejemplo de servicio altruista
para nosotros hoy día!
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El apóstol Pablo estaba muy interesado en que esta medida de
socorro se ejecutara de manera excelente, para que no hubiera
“crítica de nuestro manejo [diakoneo;administración, Torres Amat]
de esta dádiva generosa,” fuese por parte de los que daban o de los
que recibían en aquel proyecto. Por esa razón, otros, “delegados de
nuestras congregaciones,” fueron ‘debidamente nombrados para
viajar’ con Pablo y Tito (a quien Pablo llamó “mi compañero y mi
asociado”).—2 Cor. 8:19-23, New English Bible.
10. ¿Qué excelentes resultados provienen de servir así
altruistamente según lo que otros necesitan, como se demuestra
por 2 Corintios 9:1, 11-14?
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Más tarde Pablo mismo recibió ayuda refrescante de hombres
como Onesíforo y Onésimo a medida que éstos le ‘sirvieron’ y ‘lo
ayudaron’ (diakoneo) en tiempos de prueba. (2 Tim. 1:16-18; File. 10-
13, VP) Cuando escribió a los corintios, les mostró los excelentes
resultados que produce ese servicio bondadoso, altruista, para
alabanza de Dios y el adelanto de las buenas nuevas. Del “socorro”
(diakonía;“servicio,” NC; “ministerio,” NM) para los hermanos de
Judea, dijo: “Con esto quedaréis ricos de todo y aptos para una
copiosa largueza. La cual distribuida por nosotros producirá
rendimiento de gracias a Dios. Porque el ministerio de este servicio
sagrado no sólo satisface la penuria de los santos, sino que también
es copiosa fuente de múltiples acciones de gracias a Dios. Los que
reciben con este socorro la prueba de vuestra caridad, glorifican a
Dios por vuestra profesión de obediencia al evangelio de Cristo, y
por vuestra liberalidad en beneficiarles a ellos y a todos. Ellos os
corresponden con su oración a favor vuestro, y así muestran el amor
ardiente que os tienen, por la inapreciable gracia que Dios derramó
sobre vosotros.”—2 Cor. 9:1, 11-14, Franquesa-Solé.
11. (a) ¿De qué maneras contribuye a la expansión de la adoración
pura la atención considerada que demos a las necesidades físicas
ajenas? (b) ¿Cuál es una de las maneras en que podemos mostrar ‘la
caridad al nombre de Dios,’ según Hebreos 6:10?
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Sí, las buenas nuevas del reino de Dios se hacen significativas
para la gente cuando ésta ve el efecto que produce en la
personalidad de los que las abrazan, la generosidad y el amor al
prójimo que generan. Ese servir y dar con consideración a los demás
no solo produce en éstos gratitud para con los individuos humanos
que dan, sino que también “es copiosa fuente de múltiples acciones
de gracias a Dios.” Recomienda al cristianismo verdadero como el
óptimo modo de vivir, como la adoración verdadera dada a un Dios
bondadoso y amoroso. (Compare con Santiago 1:26, 27; 2:14-
17; 1 Juan 3:16-18.) Con razón, pues, Pablo pudo escribir a los
cristianos hebreos que habían acudido en ayuda de sus hermanos y
les aseguró que “Dios no es injusto para olvidar vuestras buenas
obras y la caridad que habéis demostrado hacia su nombre en el
servicio [diakoneo] que habéis prestado y seguís prestando a los
santos.”—Heb. 6:10, La Santa Biblia (E. M. Nieto, Ed. Paulinas);
compare con Heb. 10:32-34; 1 Corintios 16:15, 16.

12, 13. (a) ¿De qué manera puede describirse a los gobiernos
mundanos como “siervos” de Dios? (b) ¿Cuál es la diferencia entre
el servicio de éstos y el que prestan los discípulos de Jesús?
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Debido a que el sentido de estas palabras griegas para servir fue
ensanchado de modo que abarcara no solo el ‘servir a las mesas,’
sino toda clase de servicio personal, éstas se pueden aplicar hasta a
los gobiernos mundanos. Por esa razón a las “autoridades
superiores” del sistema de cosas actual se les llama “siervos” de
Dios en un sentido particular. En Romanos 13:4 (BJ) el apóstol
inspirado dice de esas autoridades gubernamentales que son “para
ti un servidor [diákonos; ministro, NM] de Dios para el bien. Pero, si
obras el mal, teme; pues no en vano lleva la espada; pues es un
servidor [diákonos] de Dios para hacer justicia y castigar al que
obra el mal.” Dios permite que estos sistemas políticos continúen
por un tiempo y presten ciertos servicios que benefician a su pueblo
en la Tierra y contribuyen a algún grado de orden y protección
contra el desafuero. En ese sentido son sus “siervos.”
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Sin embargo, estos gobiernos mundanos no sirven por amor a Dios
o a los discípulos verdaderos de su Hijo. Más bien, prestan estos
servicios públicos indistintamente para provecho de todos los
ciudadanos que están bajo ellos. Por lo tanto, sus servicios no les
producen el galardón que reciben los que sirven a Jehová Dios por
amor a él y a su prójimo.
UN SERVICIO AÚN MÁS VITAL
14, 15. (a) Aunque el atender las necesidades físicas y materiales de
otros es un aspecto vital del servicio cristiano, ¿qué otro aspecto
es aun más vital? (b) ¿De qué manera ilustra esto el relato
de Hechos 6:1-4?
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De lo que hemos considerado se hace patente que el atender las
necesidades físicas y materiales de otros, en particular de nuestros
hermanos cristianos, es una parte vital del servir cristiano. Ninguno
de nosotros debe considerar jamás como “indigno” de nosotros el
servir humildemente de estas maneras, o subestimar la importancia
de tal servir a los ojos de Dios. Y sin embargo, hay un aspecto de
servicio aun más vital que los cristianos genuinos estarán muy
interesados en prestar. ¿Cuál es? Es el servir a otros lo que
necesitan en sentido directamente espiritual.
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La importancia relativa de servir por medio de satisfacer las
necesidades físicas de otros en comparación con el servir por medio
de satisfacer sus necesidades espirituales se aclara en el relato
de Hechos 6:1-4 (Straubinger). Se desarrolló un problema después
del Pentecostés de 33 E.C. porque cierto grado de parcialidad
estaba haciendo que algunas viudas fueran “desatendidas en el
suministro [diakonía;distribución, Reina-Valera Revisada; cuando se
repartían los alimentos, VP] cotidiano.” Los apóstoles, al
informárseles esto, “convocaron la asamblea de los discípulos y
dijeron: ‘No es justo que nosotros descuidemos la palabra de Dios
para servir a las mesas [diakoneo; llevar cuentas, An American
Translation].’” De modo que pidieron a los hermanos que buscaran a
siete hombres “de entre vosotros . . . de buena fama,” para que los
apóstoles, con facultad de nombrar, pudieran ‘entregarles este
cargo. Nosotros, empero, perseveraremos en la oración y en el
ministerio [diakonía; el servicio, Int; la administración, Scío de San
Miguel] de la palabra.’

16. ¿Adoptaron los apóstoles la posición que se ha descrito debido a


que el suministrar comestibles a aquellas viudas fuera una actividad
ajena a los asuntos de la congregación?
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El atender el suministro de comestibles a estas viudas
desatendidas era ciertamente una parte necesaria del servicio
cristiano. Por eso, no era una actividad ajena a los asuntos de la
congregación, sino que tenía en sí un aspecto espiritual. Las
palabras del discípulo Santiago en Santiago 1:26, 27 muestran que
definitivamente esto es parte de la “adoración” limpia. Sin embargo,
los apóstoles reconocían que mostraría falta de discernimiento el
que ellos pasaran su tiempo en el manejo mismo de estos
abastecimientos materiales en vez de concentrarse en el manejo de
cosas de una naturaleza directamente espiritual, particularmente el
suministrar alimento y guía espiritual de la Palabra de Dios a los
hermanos.

17. ¿Cómo siguieron las congregaciones de otras partes el ejemplo


de la congregación de Jerusalén en asuntos como aquél?
17
A medida que se desarrollaron congregaciones en lugares de
fuera de Jerusalén, se mantuvo la observación de este principio. Se
dio atención primaria a prestar servicio según las necesidades
directamente espirituales mientras no se pasaba por alto o no se
dejaba de dar importancia debida a los asuntos físicos o materiales.
Se nombraron cuerpos de ancianos para que sirvieran de pastores y
superintendentes espirituales en las congregaciones. (Hech.
20:17, 28) Y, para que éstos pudieran concentrarse en edificar y
aconsejar a los hermanos, cuerpos de auxiliares trabajaban bajo su
dirección para atender deberes que no eran tan directamente
espirituales.—Fili. 1:1.
18. ¿Pudiera servir cualquier persona de siervo
ministerial (diákonos) en la congregación? ¿Cómo muestra esto que
el servicio que éstos desempeñaban no era asunto leve a los ojos de
Dios?
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Por consiguiente, después de instruir a Timoteo acerca de los
requisitos que deberían satisfacer los que hubieran de ser
nombrados ancianos, el apóstol Pablo pasa a decir: “Los auxiliares
[diákonos; siervos, Int; siervos ministeriales, NM;diáconos, Mod], a
su vez, tienen que ser hombres serios, rectos, no adictos al vino ni a
ganancia falta de honradez, sino que mantengan la verdad divina de
la fe con una conciencia limpia. Primero se les debe probar, y
después de eso, si no se halla falta en ellos, pueden servir de
auxiliares [diakoneo; servir como ministros, NM]. . . . Los que
efectúan buen servicio como auxiliares [que sirven de manera
excelente, NM] obtienen buena posición para sí y gran confianza en
su fe en Cristo Jesús.”—1 Tim. 3:8-13, AT.
19, 20. (a) ¿Qué uso especial, por lo tanto, se dio a la palabra
griega diákonos (siervo) en la congregación primitiva? (b) ¿Qué
pregunta surge ahora en cuanto a la relación que había entre
aquellos “siervos” de la congregación y los individuos que habían sido
nombrados ancianos?
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De modo que, de la misma manera que la palabra
griega presbýteros, que simple mente significa un “hombre de
mayor edad,” llegó a ser una designación de un hombre que tenía una
asignación de servicio en la congregación, a saber, la de ser un
“anciano,” así la palabra diákonos, que simplemente significa un
“siervo,” llegó a designar a un hombre que tenía otra asignación en
la congregación. En un comentario sobre los diferentes usos del
término griego diákonos, el Theological Dictionary of the New
Testament, tomo II, página 89, dice, bajo el encabezamiento “B. El
diácono como oficial de la Iglesia,” esto:
“1. Se puede hacer una distinción entre todos estos usos generales
y el empleo del término como la ‘designación fija del que llevaba un
cargo específico’ como diákonos en la constitución en desarrollo de
la Iglesia. Esto se encuentra en pasajes en los cuales la Vulgata
[Latina] tiene la palabra prestada diaconus en vez de la
[latina] minister que se usa en las demás partes (compare con Fili.
1:1;1 Tim. 3:8, 12).
“Miembros de la comunidad [cristiana] a los cuales se llama diáconos
en virtud de su actividad regular se hallan por primera vez en Fili.
1:1, donde Pablo envía saludos a todos los santos de Filipos syn
episkopois kai diakonois [junto con superintendentes y siervos, Int].
Ya en esta frase surge un punto decisivo para nuestro
entendimiento del cargo, a saber, que a los diáconos se les vincula
con los obispos [superintendentes] y se les menciona después de
ellos. Así, al tiempo de esta epístola hay dos cargos coordinados.
“. . . aquí la descripción del cargo ha llegado a ser una designación
inequívoca.”
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A estos hermanos, pues, se les designaba como “siervos” de la
congregación, que prestaban servicio humildemente, en deberes
asignados según las necesidades de sus hermanos. ¿Daba esto razón
para que los hermanos que eran “ancianos” asumieran una actitud de
superioridad para con ellos (los que habían sido nombrados para
servir de diákonos) como si los ancianos fuesen ahora sus “jefes”?
NO HAY LUGAR PARA UNA ACTITUD DE SUPERIORIDAD
21. ¿Por qué no hay ninguna razón para que un anciano se considere
“por encima” de los que sirven de “siervos” en una congregación?
21
No, pues eso ciertamente no estaría en armonía con el consejo de
Jesús y el principio que enseñó a sus apóstoles. En realidad, todos
los que servían de “ancianos” eran también servidores o siervos de
sus hermanos, incluso de los llamados “siervos” de la congregación
(“siervos ministeriales,” NM). Jesucristo mismo había venido,
‘no para que se le sirviera, sino para servir.’ El inspirado apóstol
Pablo declaró que Jesús “ha sido hecho servidor [diákonos] de la
circuncisión en favor de la verdad de Dios.” (Mat. 20:28; Rom.
15:8, Besson) Pablo se llamó a sí mismo (así como llamó a sus
colaboradores, Timoteo y otros) “siervo” (diákonos).(Efe. 3:7; Col.
1:23, Int) Con esto no quiso decir que él fuera parte de un cuerpo
de siervos de congregación (“siervos ministeriales” o “diáconos”) en
una congregación en particular, sino, más bien, que había sido
asignado para servir a favor de la congregación cristiana en
conjunto. Hablando de esa congregación, él dice: “He llegado a ser
uno de los que sirven [diákonos; ministro, NM] a la iglesia, por el
encargo que Dios me dio para el bien de ustedes, de dar en forma
completa el mensaje de Dios.”—Col. 1:24-26, VP.
22, 23. (a) ¿Cómo muestra alguien que es siervo verdadero de otro?
(b) ¿A qué clase de evidencia señaló el apóstol Pablo como prueba
de que era siervo genuino de Dios y de Cristo?
22
El ser el “siervo” de otro podría requerir que uno aguantara
humildemente bajo penalidades, que soportara circunstancias
desagradables. El que uno estuviera dispuesto a hacer esto o
no estuviera dispuesto a ello demostraría lo genuino de su servicio a
la persona a quien sirviera. A causa de que algunos tendían a
menospreciar el valor de Pablo en comparación con otros, él
presentó prueba de que era un siervo de buena fe de Cristo y de
Dios. A los cristianos de Corinto, donde estaban situados algunos de
sus detractores, escribió: “Queremos demostrar en todo que somos
siervos [diákonos; ministros, NM] de Dios, por nuestra mucha
paciencia en aguantar sufrimientos, necesidades y dificultades;
pues nos han azotado y encarcelado; hemos sufrido alborotos y
trabajos muy duros; hemos estado sin dormir y hemos pasado
hambres.”—2 Cor. 6:4, 5, VP.
23
De los que lo menospreciaban, preguntó: “¿Son siervos
[ministros, NM] de Cristo?” y entonces pasó a decir: “Yo lo soy más
que ellos . . . Pues he trabajado más que ellos, he sido azotado más
que ellos, me han encarcelado más, y muchas veces he estado en
peligro de muerte. En cinco ocasiones los judíos me dieron el
castigo de los treinta y nueve azotes. Tres veces me apalearon, y
una vez me apedrearon. En tres ocasiones se hundió el barco en que
yo viajaba, y una vez pasé una noche y un día en alta mar. He viajado
mucho, y me he visto en peligros de ríos, peligros de ladrones,
peligros entre mis paisanos y entre los extranjeros. Me he visto en
peligros en la ciudad, en el campo y en el mar, y en peligros entre
falsos hermanos. He tenido trabajos y dificultades; muchas veces
he estado sin dormir; he sufrido hambre y sed; he ayunado mucho;
he sufrido el frío y la falta de ropa.”—2 Cor. 11:23-27, VP.
24. ¿Cómo nos ayuda el apóstol así a mantener el punto de vista
correcto al evaluar lo genuino de nuestro propio servicio?
24
¡Esto de veras, era evidencia real de ser un siervo genuino! Ningún
jactarse de logros impresionantes en los cuales enorgullecerse
humanamente, como la construcción de edificios admirables;
ninguna recitación de haber atraído a grandes muchedumbres para
que le oyeran hablar; ningún tomar de crédito personal por la
maravillosa expansión que se había efectuado en la diseminación de
las buenas nuevas. Más bien, un registro de servicio humilde, como
el de un siervo o servidor que, sin ninguna fanfarria, sale hasta en la
oscuridad de la noche, desafiando tiempo inclemente, incomodidad y
peligro, para efectuar algún mandado al cual lo envía su amo.
Podemos pensar en esto al evaluar lo genuino de nuestro propio
servicio a Dios. Sin embargo, también podemos traer a nuestra
memoria que Pablo además llamó atención a sus cartas de
recomendación, a saber, los discípulos cristianos que había hecho
como prueba de que había trabajado como siervo.—2 Cor. 3:1-3.

25. ¿Cómo expresó Pablo su humildad al escribir a los de Corinto,


donde había trabajado con tanta diligencia?
25
Pablo jamás fue culpable de elevarse o querer que otros lo
consideraran con deferencia como un ‘principal’ entre ellos. A
aquellos corintios, entre quienes había trabajado durante año y
medio, dijo de sí mismo y de un colaborador: “¿Quién es Pablo?
¿Quién es Apolos? Somos solamente siervos
[diákonos, ministros, NM] de Dios, por medio de los cuales ustedes
creyeron en el Señor. Cada uno de nosotros hizo el trabajo que el
Señor le señaló. Yo sembré la semilla, Apolos regó, pero Dios es el
que la hizo crecer. De manera que ni el que siembra, ni el que riega,
son nada; pero Dios es todo, pues él hace crecer la planta. . . .
Somos compañeros de trabajo al servicio de Dios, y ustedes son
como el terreno que Dios está trabajando. O también, ustedes son
como un edificio que Dios está construyendo.”—1 Cor. 3:5-9, VP.

26. ¿Cómo podemos esforzarnos por ser grandes y no obstante


estar libres de ambición egoísta y orgullo?
26
Ciertamente, el esforzarse por ser grande de esta manera, no por
medio de obtener prominencia, prestigio o poder, sino por medio de
dar de uno mismo en servicio humilde, es una meta deseable. Es
evidencia, no de ambición u orgullo o egoísmo, sino de amor, amor a
Dios y amor al prójimo. Que todos nosotros busquemos hoy tal
grandeza, para la alabanza de Jehová Dios, que estableció esta
regla de grandeza, y en honor de su Hijo, que la ejemplificó como
nadie más jamás lo ha hecho. El buscar nosotros la “grandeza”
cristiana producirá magníficos beneficios para nosotros mismos y
para otros. Producirá un abundante derramamiento del espíritu
santo de Dios, lo cual, a su vez, contribuirá a espléndida unidad y
armonía entre nosotros, como lo explica el siguiente artículo.
[Notas]
Según los lexicógrafos, el término diákonos provienen de la palabra
griega dia, que significa “a través de,” y la palabra griega konis, que
significa “polvo,” y por consiguiente describe a un siervo que está
cubierto de polvo debido a haber ejecutado algún deber o mandato
para su amo.
Hallamos otros ejemplos de esta clase de servicio prestado en el
relato del banquete de bodas de Caná (Juan 2:1-9), en el servicio
que prestó la suegra de Pedro (Mat. 8:14, 15), y en el que prestó
Marta.—Luc. 10:40; Juan 12:2; vea Kingdom Interlinear Translation.
[Ilustración de la página 333]

La palabra griega diakoneo enfatiza la naturaleza personal de un


servicio que se presta a otra persona

[Ilustración de la página 334]


El servicio cristiano incluye atención a las necesidades materiales
de los cristianos que sufren una escasez; tal dar resulta en
alabanza a Dios

[Ilustración de la página 336]

Los cristianos primitivos daban atención primaria a prestar servicio


según las necesidades espirituales de otros

Cómo podemos servir


 Piense de qué manera otras personas le han prestado servicio a
usted y a los miembros de su familia.

Jesús dijo: “…Yo estoy entre vosotros como el que sirve” (Lucas
22:27). Como verdaderos discípulos de Jesús, nosotros también
debemos servir a los demás.
El servicio es prestar asistencia a quienes necesitan ayuda. El
servicio cristiano nace del amor genuino que se siente por el
Salvador, y del amor y la preocupación por quienes Él no sólo nos da
la oportunidad de ayudar, sino de guiar en la vida. El amor es más
que un sentimiento; cuando amamos a los demás, deseamos
ayudarlos.

Todos debemos estar dispuestos a prestar servicio, sin tomar en


cuenta nuestra posición económica, social ni nuestra edad. Algunos
piensan que sólo la gente pobre y desvalida debe servir; otros
piensan que únicamente los ricos deben prestar servicio; sin
embargo, Jesús enseñó otra cosa. Cuando la madre de dos de Sus
discípulos le pidió que honrara a sus hijos en Su reino, Jesús le
respondió: “Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera
hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor; y el que
quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo” (Mateo
20:26–27).
Hay muchas formas de servir. Podemos ayudar a los demás
económica, social, física y espiritualmente. Por ejemplo, podemos
dar alimentos u otros artículos a quienes los necesiten; y ayudar a
los necesitados al contribuir una ofrenda de ayuno generosa;
podemos brindarle amistad a un recién llegado, cultivar un pequeño
huerto para una persona anciana o cuidar de un enfermo. Podemos
enseñar el Evangelio a quienes necesitan conocer la verdad o
consolar a quienes sufren.

Podemos realizar grandes y pequeños actos de servicio. Nunca


debemos dejar de prestar ayuda a alguien por considerar que es
muy poco lo que podemos hacer. Una viuda contó cómo dos niños
llamaron a su puerta poco después que ella se mudó a otra ciudad y
le llevaron una canasta con alimentos y una nota que decía: “Si
necesita a alguien que le haga los mandados, llámenos”. La viuda se
sintió sumamente agradecida por el pequeño gesto de bondad y
jamás lo olvidó.

Sin embargo, muchas veces debemos sacrificarnos mucho para


prestar servicio a alguien. El Salvador dio Su vida para servirnos.

 Piense en personas de su familia o de su comunidad que tengan


necesidades económicas, sociales, físicas o espirituales y reflexione
en cuanto a maneras de prestarles servicio.

Por qué el Salvador desea que sirvamos a los demás


 ¿Por qué desea el Salvador que brindemos servicio a los demás?

Es por medio del servicio de hombres y mujeres, y de niños y niñas,


que la obra del Señor se lleva a cabo. El presidente Spencer W.
Kimball explicó: “Dios nos tiene en cuenta y vela por nosotros; pero
por lo general, es por medio de otra persona que atiende a nuestras
necesidades” (Enseñanzas de los presidentes de la Iglesia:
Spencer W. Kimball, 2006, pág. 92).
A lo largo de la vida, todos dependemos de la ayuda de otras
personas. Cuando éramos pequeños, nuestros padres nos
alimentaban, vestían y cuidaban; sin esos cuidados habríamos
muerto. Una vez que crecimos, otras personas nos enseñaron
habilidades y conductas. Muchos de nosotros hemos necesitado
cuidados durante una enfermedad o hemos necesitado dinero
durante una crisis económica. Algunos de nosotros le pedimos a Dios
que bendiga a la gente que sufre y luego no hacemos nada por ellos.
Debemos recordar que Dios hace Su obra por medio de nosotros.

Cuando nos ayudamos el uno al otro, servimos a Dios. El rey


Benjamín, un gran rey de la época del Libro de Mormón, enseñó a su
pueblo este principio por medio de la manera como vivía. Sirvió a su
pueblo toda la vida y ganó su propio sostén en lugar de que la gente
lo mantuviera. En un inspirado sermón, el rey Benjamín explicó por
qué amaba el servicio al prójimo, con las siguientes palabras:

“…cuando os halláis al servicio de vuestros semejantes, sólo estáis


al servicio de vuestro Dios…

“y si yo, a quien llamáis vuestro rey, trabajo para serviros, ¿no


debéis trabajar vosotros para serviros unos a otros?” (Mosíah 2:17–
18).
 ¿Que podemos hacer a fin de estar preparados para satisfacer las
necesidades de los demás?

Por medio del servicio recibimos bendiciones


 ¿Qué bendiciones recibimos cuando servimos a los demás?

Cuando servimos a otras personas, recibimos bendiciones


importantes. Por medio del servicio aumentamos nuestra capacidad
de amar y nos volvemos menos egoístas y, cuando pensamos en los
problemas de los demás, nuestros propios problemas parecen ser
menos serios. Debemos servir a nuestros semejantes para lograr la
vida eterna. Dios ha dicho que aquellos que vivan con Él deben amar
y prestar servicio a Sus hijos (véase Mateo 25:34–40).
Cuando consideramos la vida de las personas que prestan servicio
desinteresadamente, podemos ver que obtienen más de lo que dan.
Un ejemplo de esa clase de persona lo podemos apreciar en un
Santo de los Últimos Días llamado Paul, quien quedó paralítico de
ambas piernas en un accidente. En su condición, algunas personas se
hubieran vuelto amargadas e inútiles; en cambio, Paul prefirió
pensar en los demás, aprendió un oficio y con él ganó suficiente
dinero para comprar una casa, a la que él y su esposa convirtieron
en un hogar para huérfanos y niños abandonados, algunos de ellos
con serias discapacidades físicas. Hasta el día de su muerte, 20
años después, prestó servicio a esos niños y a otras personas. Como
recompensa, fue un hombre muy querido, sus pensamientos no se
concentraron en sus piernas inmóviles y se acercó más al Señor.

El presidente Spencer W. Kimball dijo: “Al prestar servicio a los


demás, nos convertimos en mejores personas, en personas de más
valía. Ciertamente, es mucho más fácil ‘hallarnos’, ¡porque hay mucho
más de nosotros para hallar!” (Enseñanzas de los presidentes de la
Iglesia: Spencer W. Kimball, pág. 96).
Las oportunidades de prestar servicio
Algunos de nosotros sólo prestamos servicio a quienes se
encuentran a nuestro alrededor y evitamos hacerlo con otras
personas; sin embargo, Jesús nos mandó que amáramos y
sirviéramos a todos. Hay infinidad de oportunidades de prestar
servicio (véase Mosíah 4:15–19).
Podemos servir a los miembros de nuestra familia. Los cónyuges
deben ser conscientes de las necesidades del uno y del otro. Los
padres deben prestar servicio a sus hijos no sólo al alimentarlos y
vestirlos, sino también enseñándoles, jugando y trabajando con
ellos. Los hijos pueden servir en las tareas del hogar y brindar
ayuda a sus hermanos.

Los cónyuges deben prestarse servicio y ayudarse el uno al otro.


Pueden ayudarse en el cuidado de los niños y apoyarse el uno al otro
en los intereses y actividades que tengan. Los padres pueden hacer
grandes sacrificios para enviar a un hijo a la misión; el hermano
mayor puede consolar a su hermanita si ésta tiene miedo de la
obscuridad o ayudarla a aprender a leer. Nuestros profetas nos han
enseñado que una familia es la unidad más importante de la
sociedad. Debemos servir a nuestra familia de corazón
(véase Mosíah 4:14–15).
Tenemos muchas oportunidades de prestar servicio a nuestros
vecinos, a nuestros amigos y aun a los desconocidos. Si un vecino
tiene dificultades para cosechar antes de una tormenta, podemos
ayudarlo; si una madre está enferma, podemos cuidar a sus hijos o
ayudarle con las tareas de la casa. Si vemos que un joven se está
alejando de la Iglesia, podemos ayudarle a regresar; si alguien
ridiculiza a un niño, podemos brindarle nuestra amistad y persuadir
a los demás a que sean bondadosos con él. No tenemos que conocer
a la gente a la cual prestamos servicio y debemos buscar la forma
de servir a tantos hijos de nuestro Padre Celestial como podamos.

Si tenemos talentos especiales, debemos utilizarlos para prestar


servicio a los demás. Dios nos bendice con talentos y habilidades
para que ayudemos a mejorar la vida de otras personas.

Tenemos oportunidades de prestar servicio en la Iglesia. Uno de los


objetivos de la Iglesia es el de brindarnos la oportunidad de
ayudarnos mutuamente. Los miembros de la Iglesia sirven a sus
semejantes en la obra misional, al aceptar asignaciones de
liderazgo, al visitar a otros miembros de la Iglesia, al impartir
clases y al realizar otras obras relacionadas con ella. En La Iglesia
de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días no hay un clero
profesional, por lo que los miembros son los que deben llevar a cabo
todas las actividades de la Iglesia.

 ¿Cómo podemos dedicar suficiente tiempo a nuestra familia, a pesar


de las muchas oportunidades de brindar servicio que hay en la
Iglesia y en la comunidad?

Jesucristo es el ejemplo perfecto de servicio


 ¿Cuáles son algunos de sus relatos preferidos de las Escrituras en
los que el Salvador nos da un ejemplo del servicio?

A los maestros: Cuando damos nuestro testimonio de Jesucristo,


invitamos la influencia del Espíritu Santo. Conforme se prepare
para enseñar, busque con frecuencia maneras de testificar del
Salvador y de invitar a los que enseñe a hacer lo mismo.

El Salvador proporcionó el ejemplo perfecto de servicio. Él explicó


que no había venido para que le sirvieran sino para servir y dar Su
vida por nosotros (véase Mateo 20:28).
Jesucristo nos ama más de lo que podemos comprender. Cuando
anduvo en la tierra, Él sirvió al pobre, al ignorante, al pecador, al
despreciado; enseñó el Evangelio a todos los que quisieron oírlo,
alimentó a la gente hambrienta que iba a escucharlo, sanó a los
enfermos y levantó a los muertos.

Él es el Creador de la tierra y nuestro Salvador, y aún así efectuó


muchos actos de servicio humilde. Poco antes de Su crucifixión se
reunió con Sus discípulos y, después de enseñarles, tomó una vasija
con agua, una toalla y les lavó los pies (véase Juan 13:4–10; véase
también la ilustración de este capítulo). En esa época, lavar los pies
de un visitante era señal de respeto y honor y por lo general lo
hacían los sirvientes. Jesús lo hizo como ejemplo de amor y servicio.
Cuando estamos dispuestos a servir a los demás con espíritu de
amor, nos volvemos más semejantes a Cristo.
 ¿Qué aprendemos del ejemplo de servicio del Salvador?

Pasajes adicionales de las Escrituras


 Mosíah 2 (el discurso del rey Benjamín acerca del servicio).
 D. y C. 81:5 (socorrer, ayudar y fortalecer).
 Colosenses 3:23–24 (debemos prestar servicio a los demás como si
sirviéramos al Señor).
 Alma 17–18 (Ammón sirvió al rey).
 Gálatas 5:13 (servirnos los unos a los otros por amor).

La expresión más destacada de este don es la que manifestó


nuestro Señor Jesucristo en su ministerio.
Estas son sus palabras acerca de este don en su vida: «Como el hijo
del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su
vida en rescate por muchos» (Mateo 20:28).

El servicio es lo más alto en la dignidad de los dones.

Aunque en la escala de valores del hombre, el servicio está en lo


más bajo; en la escala de cómo Dios valora las cosas, el servicio es
lo más alto en la dignidad de los dones.

Notemos las palabras de nuestro Señor a sus discípulos: «Mas


Jesús, llamándoles les dijo: sabéis que los que son tenidos por
gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes
ejercen sobre de ellas potestad.

Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse
grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros
quiera ser el primero, será el servidor de todos.» (Marcos 10:42-
44).
El ejemplo de Cristo le da sustento y fuerza al insigne don de
servir.

Podemos decir que despreciar el don de servicio; es despreciar el


mismo ministerio de Cristo, y aún, a él mismo.

«Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo


Jesús, el dual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios
como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando
forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la
condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente
hasta la muerte, y muerte de cruz» (Filipenses 2:5-8).

«Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien porque lo soy.


Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros
también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo
os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también
hagáis.» (Juan 13:13-15).

«Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien porque lo soy.


Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros
también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo
os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.
De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni
el enviado es mayor que el que le envió. Si sabéis estas cosas,
bienaventurados seréis si las hiciereis» (Juan 13:13-117).

En este texto, donde el Señor demuestra toda su humildad al lavar


los pies de sus servidores, él les hace ver que la gran humildad de
su servicio no lo hace menos; él sigue siendo su Maestro y Señor.

«Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo


Jesús, el dual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios
como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando
forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la
condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente
hasta la muerte, y muerte de cruz.

Por lo cual Dios también lo exaltó hasta le sumo, y le dio un nombre


que es sobre de todo nombre, para que en el nombre de Jesús se
doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y
debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el
Señor, para gloria de Dios Padre» (Filipenses 2:5-11).

1. CLASES DE SERVICIO

A). SERVICIO PARA CUBRIR UNA NECESIDAD

Génesis 11:3 Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y


cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el
asfalto en lugar de mezcla.

Palabra clave: Jayá; De la raíz primaria: existir.

Significa: ser o llegar a ser, tener lugar, servir.

B) SERVICIO COMO ACCIÓN O TRABAJO VOLUNTARIO

Génesis 29:20 «Así sirvió Jacob por Raquel siete años; y le


parecieron como pocos días, porque la amaba».

Josué 24:31 «Y sirvió Israel a Jehová todo el tiempo de Josué, y


todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué y que
sabían todas las obras que Jehová había hecho por Israel».

Palabra Clave: abád; raíz prim.; trabajar (en todo sentido) servir,
arar, cultivar, esclavizar, etc.

Significa: adorar, arar, culto, desempeñar, ejercer, esclava, honrar,


librador, labrar, ministrar, prestar, servidumbre, servir, siervo,
sujetar, trabajador, trabajar.
Es el servicio o trabajo es el que desarrollamos de forma voluntaria,
que se ama y que cuando se hace, se siente a gusto, muchas veces
sin esperar recompensa. Produce satisfacción en el sentido de ver
terminado y/o culminada la labor realizada con Éxito. Este servicio
se hace para hombres y se hace para Dios, pero la única forma de
llegar a Dios, es a través de hombres.

Ahora, Uno puede trabajar sin adorar a Dios o trabajar adorándole.

2 de Reyes 10:29-31. «Con todo eso, Jehú no se apartó de los


pecados de Jeroboam hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel; y dejó
en pie los becerros de oro que estaban en Bet-el y en Daniel 30 Y
Jehová dijo a Jehú: Por cuanto has hecho bien ejecutando lo recto
delante de mis ojos, e hiciste a la casa de Acab conforme a todo lo
que estaba en mi corazón, tus hijos se sentarán sobre el trono de
Israel hasta la cuarta generación. 31 Mas Jehú no cuidó de andar
en la ley de Jehová Dios de Israel con todo su corazón, ni se apartó
de los pecados de Jeroboam, el que había hecho pecar a Israel.»

D) SERVICIO PARA MINISTRAR O ADORAR

Éxodo 35:19 «las vestiduras del servicio para ministrar en el


santuario, las sagradas vestiduras de Aarón el sacerdote, y las
vestiduras de sus hijos para servir en el sacerdocio.»

Palabra clave: sharát; raíz prim.; atender como servicio servil o en


adoración;

Significa: Administrar, criado, ministerio, ministrar, ministro,


servidor, servir, sirviente.

Este servicio es el que sale innato de nuestro corazón, que nos hace
tomar parte del cuerpo y venir al tempo y adquirir un compromiso
por el cual no recibimos una retribución monetaria pero que a
diferencia del servicio o trabajo voluntario, se entrega a Dios sin
importar las circunstancias nuestras físicas, económicas,
emocionales…

Demanda un grado mayor de responsabilidad y solo es posible


ejercerlo bajo la sujeción a la cabeza. (Implica ideales, visión,
dirección). Por esto, implica una acción como autoridad delegada.

Ministrar significa: Servir o ejercer un empleo u oficio o ministerio;


también significa, suministrar o dar algo a alguien.

Y ministro, es la persona que ejerció un oficio o empleo; el que va


comisionado o enviado por otro.

Es el tipo de servicio o ministración que ejercía Samuel en el


templo. 1 Sm 2:11. Bajo la cobertura de Elí.

Este tipo de servicio, es únicamente para deleitar y honrar a Dios.

Podemos observar, que dentro de la iglesia, se ejercen estos tres


tipos de servicio, unos reciben salario, otros reciben salario y
adoran a Dios, otros trabajan, adoran y ministran, y cada área de
servicio siempre va a requerir a alguien dispuesto quien lo ejecute.

Es por esto, que no podemos pensar que a la iglesia solamente se


viene a proyectar una imagen espiritual, ya que es necesario
atender la imagen como tal de una empresa o de lo contrario el
servicio no va a ser del todo perfecto.

2. HACIA LA PERFECCIÓN DEL SERVICIO

Muchas personas se honran a si mismas o se sienten orgullosos de la


forma como hacen su trabajo y expresan que les gusta hacerlo bien.
Pero solo es posible llegar a la perfección del servicio en cualquiera
de las áreas, siempre y cuando sea perfeccionado en Cristo.
Por esto, veremos algunos características que las hemos llamado
fundamentos, que forman los simientes de un verdadero servicio
perfeccionado en Cristo.

A). AMAR LO QUE SE HACE

Efesios 6:6 «no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los
hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la
voluntad de Dios;»
Palabra clave: ofdsalmodouleía; trabajo de vista, que necesita
vigilancia

Significa: servir.

B) DARLO TODO

2 Corintios 12:15 Y yo con el mayor placer gastaré lo mío, y aun yo


mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas, aunque
amándoos más, sea amado menos.

Palabra clave: dapanáo; gastar, (en buen sentido) incurrir en costo,


o (en sentido malo) desperdiciar.

Significa: gastar, gasto, malgastar, pagar.

Pero esta palabra se complementa en el texto con:

ekdapanáo; gastar (totalmente), agotar: Que también significa


gastar.

Esta expresión la dijo el Apóstol Pablo y si que debe incidir en la


vida de nosotros como servidores del reino.

De la misma forma, como Dios Padre entrego su Hijo en sacrificio,


lo dió todo, agotó sus recursos totalmente; de la misma forma,
debemos nosotros ministrar, dándolo todo hasta agotar lo que Dios
nos ha dado, por que a él le pertenecemos.

C) SER HACEDORES DE SU PALABRA

Dios había encomendado a Moisés la tarea de dirigir el exilio desde


Egipto, y también conocía la palabra sobre la circuncisión dada a
Abraham en Génesis 17. Y aunque estuviese haciendo lo que Dios le
había hablado en el momento, cuando sale de hablar con el Faraón,
Jehová se presenta para matarle. (Exodo 4:22-26). Séfora
recuerda la palabra y de inmediato corta el prepucio de su hijo y el
juicio se detiene.

No es posible servir a Dios sin ser hacedor de la palabra.

¿COMO SE QUE SIRVO VERDADERAMENTE A DIOS?

CUANDO LOGRO PERFECCIONAR MI SERVICIO SIRVIENDO A


OTROS, SOLAMENTE ASÍ LOGRO SERVIR A DIOS.

3. DISFUNCIONALIDADES DEL SERVICIO

La palabra disfunción significa: Proceso que no funciona


correctamente. Veamos algunos modelos.

A) CUANDO SE CONVIERTE EN AUTOSERVICIO

Sucede cuando el líder se encuentra en una etapa de la vida donde


se viene a la iglesia por costumbre, y se adopta la posición de
recibir, o mejor de tomar únicamente lo que le gusta o lo que cree
que le sirve, y desecha los demás.

¿Cómo manejarlo? Ayune, entre en oración genuina y haga un


compromiso personal.

B) CUANDO SE VUELVE ABRUMADOR


Lucas 10:41 » Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y
turbada estás con muchas cosas»

De los afanes no queda sino el cansancio. Los servidores no pueden


entrar en un estado de activismo, donde quieren hacer de todo en la
iglesia. De vez en cuando es necesario decir NO. «De vez en
cuando».

Cuando se da esa situación, se descuida una de las actividades que


se viene realizando y aún mas delicado, la familia.

¿Cómo manejarlo? El Servidor debe saber tener equilibrio. Es


mejor hacer una cosa a la vez y hacerla bien.

C) CUANDO SE SIRVE CON EGOÍSMO O PARA FIGURAR

Jonás pretendió servir conforme el veía el asunto y por esto dejo


bajar este sentimiento de egoísmo a su corazón.

Absalón quiso figurar, dando beneficios al pueblo a espaldas de su


padre.

Estas actitudes, opacan la gloria de Dios y reflejan una condición


inmadura e inestable de un líder.

¿Cómo manejarlo? Cuando este sentimiento se llegase a dar en su


corazón, ore, analice lo que le hace falta por alcanzar y piense aún
no ha dado a Dios lo suficiente.

4. CONDUCTAS DE INFLUENCIA NEGATIVA

Una de las metas que debe tener un servidor, es permitir que otros
se desarrollen y crezcan en el equipo.

Ojo: cuando somos de tropiezo


REBELIÓN: Es todo tipo de desobediencia a Dios, y a las
autoridades que El delga sobre nuestra vida. Es lo opuesto a la
obediencia. Hay obediencia cuando hay humildad, pero hay rebelión
cuando hay orgullo. (Absalón)

MANIPULACIÓN: Es una acción sutil que dirige la persona hacia


una dirección preconcebida. Esta dirección favorece al manipulador
y daña al que es objetivo. De la misma. Las personas que tienen esta
conducta, siempre tratan de sacar beneficio de los demás y sus
intenciones no son honestas a pesar de aparentarlo. La manipulación
tiene implícito el pecado del engaño y presenta la mentira como si
fuese verdad.

DOMINACIÓN: Es una opresión severa e uno fuerte sobre uno más


débil, o que está en inferioridad de condiciones para doblegar su
voluntad.

Esta lleva implícito el Control. Las personas que tiene la tendencia


controlar, también tienden a tener una actitud dominante y por ello
son incapaces de delegar autoridad a otros. No capacitan a otro con
el fin que siempre estén dependiendo de él y de esta manera
controlarlo todo.

INTIMIDACIÓN: Es producto de miedo o temor que se ejerce


sobre alguien para mantenerlo oprimido. El temor paraliza a las
personas en la toma de decisiones para avanzar en la vida. A través
de la intimidación se limita el alcance del propósito de la vida de una
persona, la cual se inhibe de tomar la autoridad que Dios le ha
delegado. Actitudes despectivas o voz fuerte pueden ser
intimidantes para otros, es necesario evaluar nuestro lenguaje
gestual.

Todas estas conductas son a diario practicadas por muchos con los
hijos, entre esposos, en el trabajo y dentro de la iglesia.
Es necesario reconocer y desechar estas actitudes, ya que la misma
palabra dice: 1 Samuel 15:23 «Porque como pecado de adivinación es
la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú
desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para
que no seas rey».

«Sirva y gaste su vida en Cristo, Vale la pena!» 2 Corintios 12:15

Siete principios poderosos sobre el servicio a Dios


Publicado el 21 de Septiembre de 2016 por Fernando Alexis
Jiménez

“Si algo me apasiona en esta vida, es server a Dios”, dijo la persona


que dirigía el servicio cristiano dominical al cual me invitaron para
impartir una conferencia sobre familia.
Hizo alusión a sus años vinculada a la iglesia y a los diferentes
ministerios que había desempeñado.
Servir a Dios. Tres palabras. Sencillas. Léalas de nuevo. Medite en
ellas. ¿Cree usted que sirve a Dios? Por supuesto, la perspectiva
cambia. Una cosa es evaluar a otros, y algo bien distinto,
examinarnos a nosotros. ¿Lo ha pensado así?
Lo más probable es que, como me ocurrió, esas tres palabras le
lleven a reorientar el ministerio que desarrolla actualmente.
Le invito para que hagamos un análisis del asunto, de tal manera que
al terminar de leer el estudio, usted pueda determinar si realmente
está sirviendo a Dios o, por el contrario, busca alimentar su ego con
lo que hace.
Al recorrer las Escrituras aprenderemos siete principios sencillos
sobre el servicio en el Reino de Dios:
1. Rompe los esquemas del mundo
El verdadero servicio al Señor rompe con todas las concepciones
que tiene el mundo. Hay quienes, a cambio del servicio, esperan
reconocimiento, beneficios y privilegios. Cuando se trata del Reino
de Dios las cosas son a otro precio.
El servicio cristiano no está mediado por la superioridad y no
concibe que alguien considere que al desarrollar un ministerio, está
por encima de los demás.
El Señor Jesús lo dejó muy claro cuando sostuvo una reunión con
sus inmediatos colaboradores.
“Así que Jesús los reunió a todos y les dijo: «Ustedes saben que los
gobernantes de este mundo tratan a su pueblo con prepotencia y los
funcionarios hacen alarde de su autoridad frente a los
súbditos.”(Mateo 20: 25 | NTV)
Puede que su desenvolvimiento secular—en el mundo—esté rodeado
de paradigmas en los cuales priman los títulos académicos o la
posición de liderazgo que ocupe. El servicio cristiano es algo
distinto. Quien guía y muestra el camino a seguir es Dios, el dueño
de la obra. No es usted quien toma el timonel, es el Padre quien
marca la ruta a seguir.
2. Marca la diferencia
Quien desea servir a Dios, debe disponer su corazón. Rendirse a Su
voluntad de tal manera que Él trace el camino. Esto por supuesto
determina cambiar nuestros esquemas mentales y apropiarnos de
los principios del Reino, que son diametralmente opuestos a los
aprendidos desde nuestra infancia hasta hoy.
El Señor Jesús compartió un segundo principio, poderoso y
transformador: “Pero entre ustedes será diferente. El que quiera
ser líder entre ustedes deberá ser sirviente…”(Mateo 20: 26 |
NTV)
¿Ha pensado en lo que todo esto significa? Romper con el orgullo y
el ánimo competitivo que lleva a muchas personas a pasar por encima
de las demás para lograr sus objetivos. No se sorprenda, en muchas
comunidades cristianas también se da este fenómeno.
Servir a Dios está íntimamente ligado a bajarnos del pedestal y
reconocer que el proceso de servicio en el Reino comienza con mi
prójimo.
3. Demanda humildad
A diferencia de los criterios mundanos en los que esperamos ser
servidos, en el Reino de Dios servimos sin esperar nada a cambio, ni
siquiera reconocimiento.
El Señor Jesús lo planteó en los siguientes términos: “…y el que
quiera ser el primero entre ustedes deberá convertirse en
esclavo.”(Mateo 20: 27 | NTV)
Si se le hizo un nudo en la garganta y cree que el asunto no es fácil
de digerir, por favor, léalo de nuevo. Examínelo con detenimiento.
Tómese todo el tiempo que necesite.
Es un paso que demanda humildad. Antepone al prójimo por encima
de la arrogancia y el orgullo. Entiende que la otra persona es hija de
Dios, tan valiosa para Él como lo soy yo, y por tanto, debo servirle. Y
la iglesia, permítame resaltarlo, es uno de los múltiples escenarios
en donde lo hacemos.
4. Sigue el ejemplo de Jesús
El primero que marcó la pauta, fue el Señor Jesús. Él nos dio una
poderosa lección con su ejemplo. Si comenzó Él, ¿por qué no
habríamos de hacerlo nosotros?
Cuando vamos a la Palabra leemos que el Maestro enseñó: “Pues ni
aun el Hijo del Hombre vino para que le sirvan, sino para servir a
otros y para dar su vida en rescate por muchos».”(Mateo 20: 28 |
NTV)
Es importante revisar cuál es nuestra concepción de servicio en el
Reino de Dios. Redefinir esquemas. Replantear nuestra forma de
pensar y de actuar. En adelante, todo cuanto hagamos, debe ser
para honrar y glorificar al Señor. Es un giro de 180 grados que
estamos llamados a realizar, en nuestra forma de pensar y de
actuar.
5. Reconoce al prójimo como más importante
En el Reino no hay alguien más importante que otra persona. El único
realmente importante es Dios, el dueño de la obra.
El asunto quedó zanjado en cierta ocasión cuando varios discípulos
del Señor Jesús abordaron el asunto:
“Después comenzaron a discutir quién sería el más importante entre
ellos. Jesús les dijo: «En este mundo, los reyes y los grandes
hombres tratan a su pueblo con prepotencia; sin embargo, son
llamados “amigos del pueblo”. Pero entre ustedes será diferente. El
más importante de ustedes deberá tomar el puesto más bajo, y el
líder debe ser como un sirviente.”(Lucas 22:24-26)
Tan valioso es el hermano que limpia las sillas en el templo, como el
predicador que imparte el mensaje; tanta importancia tiene delante
de Dios la hermana que forma parte del grupo de intercesión, como
el ujier que recibe a los creyentes cuando llegan a la congregación.
Esa es una razón más que suficiente para dejar de lado discusiones
bizantinas respecto a quiénes son los principales líderes de la
iglesia cristiana pretendiendo que esa identificación marca el grado
de importancia. Todos somos valiosos en el Reino de Dios.
6. Caminar en integridad
Si partimos de la premisa que delante de Dios todos somos iguales,
es apenas previsible asumir algo maravilloso: delante de Su
presencia todos somos valiosos. Él mira las verdaderas motivaciones
de nuestro corazón y honra a quienes les sirven.
El rey David escribió respecto al Señor: “Mis ojos estarán sobre los
fieles de la tierra, para que moren conmigo; el que anda en camino
de integridad me servirá.”(Salmos 101:6)
Tome nota, por favor, de otro ingrediente valioso, el caminar en
integridad. Es esencial para servir en el Reino. ¿Es usted un
cristiano fiel e íntegro delante del Padre celestial?
7. Fidelidad a Dios
Un distintivo del cristiano comprometido es la radicalidad. Es
esencial si queremos servir en el Reino de Dios, conforme a Su
voluntad. Esto por supuesto exige que nos decidamos por el Padre
celestial o por las pautas que rigen la mundanalidad.
El Señor Jesús enseñó: “Nadie puede servir a dos señores; porque o
aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará
al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.”(Mateo 6:24)
En esa dirección hay renunciar. Cada uno de nosotros sabe a qué o a
quienes. Si algo nos impide servir adecuadamente al Señor, debemos
alejarlo de nuestra vida. Deshacernos. Volverle la espalda.
Servir a Dios, un gozo
El servicio a Dios produce gozo a quienes han escuchado Su divino
llamado en lo más profundo del corazón. No es un motivo de carga.
Si usted está en el ministerio y todo se le ha tornado en una rutina,
lo más probable es que su servicio en el Reino no sea eficaz y, de
paso, no esté honrando al dueño de la obra. Es importante
revisarnos, y de ser necesario, aplicar correctivos.
· Debemos ser diligentes al servir a Dios (Romanos 12:11)
· Jamás perder la humildad (Hechos 20:19 a)
· Fortalecernos en Dios cuando vienen las pruebas (Hechos 20:19 b)
· Servir a Dios y al prójimo con humildad (Gálatas 5:13)
· Seguir los pasos del Señor Jesús, siempre (Juan 12:26)
Probablemente al igual que yo, agradece a Dios por haberle llamado
a Su servicio.
Ahora, no podemos desconocer que llegan momentos críticos. Si se
producen, fortalézcase a través de la oración. Pídale al Señor que lo
levante y renueve su disposición de ser útil en el Reino.
Ahora, si quizá no ha recibido a Jesucristo como su Señor y
Salvador, es hora de que lo haga. Pídale que entre a morar en su
corazón y lo transforme. Su vida personal, espiritual y familiar
experimentará –en su conjunto–, una transformación maravillosa.
Reciba hoy a Jesús en su corazón. Es la mejor decisión que jamás
podrá tomar…
La grandeza del servicio.
Predicas Biblicas diciembre 18, 2016 Bosquejos Biblicos Deje un
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Bosquejos Biblicos… Bosquejos para Predicar


Vemos en este mundo algo común y de mucha lógica, una persona con
mucho poder tiene muchos servidores, cada uno de estos realiza
una tarea en específica y suplen una función que la persona a quien
trabaja no puede o no quiere cumplir, por ejemplo, un gran
empresario con mucha responsabilidad de trabajo necesita
asistentes para cada función, personal especializado para cada área
en especifica porque no todo puede hacerlo una persona, y en caso
que pudiera hacerlo sería ineficiente; otros por su lado lo hacen
para sus placeres y engrandecer su ego, el día de hoy hablaremos
acerca de la grandeza del Servicio.

Oración
Padre celestial, te amamos y bendecimos Tu nombre, pedimos que
seas Tú abriendo nuestra mente y corazón para entender tu palabra
y hacerla vida en nosotros, ayúdanos a ser servidores como nuestro
Señor Jesucristo fue y nos enseñó. En Cristo Jesús lo Pedimos.
Amen

La Grandeza del Servicio

Frase Transitiva
Le invito a un recorrido bíblico para descubrir algo tan grande
llamado el Servicio.

Desarrollo
Cuando hablamos de servicio hablamos de una gran cualidad que
pocos tienen, la Biblia en Romanos 12:6-8, lo mención como un Don,
“De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos
es dada, … o si de servicio, en servir…;”, por lo tanto no es solo una
cualidad que cualquier persona pueda tener, el servicio dentro del
Reino de Dios es un Don, recordemos que un Don es una capacidad
espiritual especial dado por Dios a través del Espíritu Santo a sus
hijos y que tiene como finalidad el crecimiento y fortalecimiento
del Evangelio.

Unas de las cosas que debemos entender, es que cuando servimos


estamos diciendo que la persona a quien servimos es de mayor
estima e importancia que nosotros, por naturaleza no se sirve a
quien creemos o consideramos inferior sino superior a nosotros
mismos, por lo tanto el Servicio nos pone en menor condición que el
servido (esto es mirando con los ojos y lógica naturales).
División Mayor
1) Porque ¿Dios pide le sirvamos?, Razones sobran para servirle a
Dios, quizás hayan muchas otras razones, pero hoy mencionaremos
algunas muy puntales.
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1.A) Dios es Dios. Él es Todopoderoso y fuera de Él no existe otro


digno de alabanza, adoración y servicio “Ved ahora que yo, yo soy el
Señor, y fuera de mí no hay dios. Yo hago morir y hago vivir. Yo
hiero y yo sano, y no hay quien pueda librar de mi
mano.” Deuteronomio 32:39.
1.B) Dios ha Hecho. Dios tiene méritos suficiente no solamente en
cuanto a lo que Él como esencia Es sino además por la obra que ha
hecho para con la humanidad como para demandar
servicio. Deuteronomio 5:6-10, “Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué
de tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses
ajenos delante de mí… No te inclinarás a ellas ni las servirás; porque
yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso…”
1.C) Él lo Demanda. Por las razones anteriormente explicadas porque
El Es Dios y porque Él hecho también puede pedir y demandar
servicio total a Él y lo hace, porque es Digno en esencia y en
obra. Deuteronomio 10:12-13 “Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová
tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos
sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu
corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de
Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas
prosperidad?«
Hemos aprendido en otras ocasiones o por si no lo sabía Dios se
complace en nuestra obediencia, “He aquí, el obedecer es mejor que
un sacrificio, y el prestar atención, que la grosura de los carneros” 1
Samuel 15:22, y precisamente el servirle es parte de esta, servirle
trae beneficios, el cual es el Segundo punto al tratar el día de hoy.
2) Dios Recompensa a los que le Sirven. No crea que Dios es un amo
cruel que solo pide obediencia y servicio, primero Dios es amoroso
para con cada uno de sus hijos, les ama, les protege y les promete
infinidades de Bendiciones, el exige porque es bondadoso en gran
manera y nos ha dado bendiciones.
No servirle y desobedecerle sería un acto de mal agradecimiento y
de incorrespondencia al amor que él nos ha dado. “Más a Jehová
vuestro Dios serviréis, y él bendecirá tu pan y tus aguas; y yo
quitaré toda enfermedad de en medio de ti. No habrá mujer que
aborte, ni estéril en tu tierra; y yo completaré el número de tus
días.” Éxodo 23:25

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