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En general, la falta de competitividad en los sectores productivos de los países en vías de desarrollo, para
los expertos en las sociedades latinoamericanas, tienen raíces profundas en la carencia de una cultura de
la investigación, la cual, a la vez, se explica por la debilidad en este ámbito del sistema educativo y por el
desconocimiento de su historia por parte de la sociedad en esas naciones.
Existe una tremenda disparidad en la productividad científica entre las naciones, particularmente en
América Latina. A primera vista esta situación se podría relacionar con la relativa salud económica de los
diferentes países de la región, pero incluso países latinoamericanos grandes y relativamente ricos no
producen un buen nivel de la ciencia. Aunque América Latina ha aumentado el número de sus científicos e
instituciones de investigación en los últimos años, la brecha entre los países desarrollados y Latinoamérica
es sorprendente.
Lo notable es que Latinoamérica se destaca por ser un importante proveedor de jóvenes científicos bien
formados que buscan oportunidades en países desarrollados, para lograr los objetivos de su vocación.
Pocos regresan, y de los que lo hacen, algunos vuelven a emigrar decepcionados por la indiferencia de los
gobiernos, que no demuestran interés en apoyar su reinserción en los centros académicos.
En Latinoamérica, hay un poder intelectual importante que no encuentra los medios necesarios para
desarrollarse. Los pocos países latinoamericanos que se destacan hoy en día en el desarrollo de las
Ciencias son los que han invertido en forma progresiva y constante en su apoyo a las instituciones
científicas. Sin embargo, no siempre es un denominador común que caracteriza a la mayoría de los países
latinoamericanos. Lamentablemente, no se observan actitudes políticas que indiquen un cambio de
posturas. Considerando la escasez de fondos que se dedican en Latinoamérica a la investigación, debemos
ser categóricos en asegurar la calidad y no la cantidad de científicos y publicaciones en los grupos de
trabajo.
De acuerdo con diferentes estudiosos del subdesarrollo, para salir de la crisis y proyectar a estos países en
el actual escenario mundial de la nueva sociedad del conocimiento se requiere de una nueva clase
gobernante, de una nueva gerencia empresarial y de una nueva comunidad académica, que concuerde con
una transformación humana y científica. Se busca formar una sociedad que aprecie a la comunidad
científica como uno de sus actores centrales para que la oriente hacia la construcción de su propio destino.
En el nuevo orden mundial se requieren sociedades “con capacidad para generar conocimiento sobre su
realidad y su entorno, y con capacidad para utilizar dicho conocimiento en el proceso de concebir, forjar y
construir su propio futuro”.Las verdaderas raíces de la competitividad estriban en las fortalezas que
tengan la sociedad y su sistema educativo, la comunidad de investigación y la cultura.