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Misionariedad1, el rostro dinámico de la Iglesia como cercanía y encuentro


“Tal vez la Iglesia se ha mostrado demasiado lejana, demasiado fría, demasiado autorreferencial, prisionera de su propio len-
guaje rígido. Parece haberse convertido en una reliquia del pasado, insuficiente para las nuevas cuestiones. Quizás la Iglesia
tenía respuestas para la infancia del hombre pero no para su edad adulta".
Papa Francisco. XXVIII Jornada Mundial de la Juventud. Julio de 2013.
1. De Francisco a Francisco
El miércoles 13 de marzo de 2013, en la Plaza San Pedro de la ciudad del Vaticano, el cardenal
protodiácono, el francés Jean Louis Tauran, anunció al mundo que el nuevo Pontífice era el cardenal
argentino Jorge Mario Bergoglio, el primer latinoamericano que llegaba a la cátedra de San Pedro, el
primer jesuita que accedía al ministerio petrino y el primer Pontífice que adoptaba el nombre de
Francisco.2
El mismo Papa Francisco explicó luego que la elección de su nombre estaba inspirado en el Santo de Asís.
En tal designación existe una representación simbólica de lo que el Papa desea transmitir en su ministerio:
sencillez, simplicidad, fraternidad, humanidad, actitud ecológica, austeridad, pobreza y reforma de la
Iglesia. Todas estas actitudes y virtudes han brillado en il poverello d’Assisi y el Papa Francisco desea que
estén en su pontificado y que, además, se hagan extensivas a toda la Iglesia.
Hay un acontecimiento de la vida de San Francisco de Asís que, seguramente, el Santo Padre lo ha tenido
presente y lo ha inspirado para alentar el deseo de poner en movimiento, en salida, en actitud de cambio, de
reforma y de conversión a toda la Iglesia: aquellas palabras que el Crucificado de San Damián le dijo al
Santo de la pobreza. Palabras que se constituyeron en su misión: “Francisco, repara mi Iglesia”.
El verbo “reparar”, en este contexto, es muy sugestivo, ya que es mucho más que reconstruir y rearmar. Es
también enmendar y sanar. Este significado espiritual fue plasmado magistralmente en uno de los
frescos más bellos del Giotto (1267-1337) en la Basílica Superior de San Francisco en la ciudad de Asís. En
la pintura aparece el Papa Inocencio III (1161- 1216) teniendo un sueño premonitorio en el cual la Iglesia de
San Juan de Letrán -la mayor Basílica de entonces, Iglesia principal de Roma y Residencia de los Papas-
comienza a derrumbarse. En un costado del fresco se observa al pequeño y humilde Francisco que sostiene,
con su hombro, a la Iglesia que se viene abajo. El santo apuntala, con su propio cuerpo, a la Iglesia para que
no se derrumbe.
Hay otra metáfora existencial de la vida del Santo de Asís que parece inspirar el camino hacia la
esencialidad evangélica a la desea conducir a toda la Iglesia el Papa Francisco. El acto público de desnudez
con el que San Francisco se desposa con la dama pobreza es un comienzo que culminará, de igual manera,
1
La palabra misionariedad es un neologismo del Papa Francisco. Su lenguaje coloquial y pastoral ya ha acuñado varios
neologismos: “primerear” (EG 24), “carrerismo” (EG 227), “misericordiar”, “misericordiando”, “balconear”, etc. Hay quienes
hablan de los Bergoglismos y del lenguaje popular del Papa Francisco, con profundas raíces del lunfardo porteño que le otorgan a
su discurso una marcada intencionalidad teológico-pastoral por diferenciarse de los léxicos académicos, técnicos y magisteriales de
los clásicos Documentos eclesiales. Cf: Bergoglismos, el léxico que impacta a todos (2013, 1º de Diciembre). Consultado el
25.04.16, de http://www.lanacion.com.ar/1643494-bergoglismos-el-lexico-que-impacta-a-todos
2
“¿Quo nomine vis vocari?” –“¿con que nombre quieres ser llamado?”- le preguntó el cardenal Giovanni Battista Re al cardenal
Jorge Mario Bergoglio. El nuevo Pontífice respondió “vocabor Franciscus”: “Me llamaré Francisco”. El nombre adoptado no
sólo significa una preferencia sino una indicación, una metáfora de su misión. La costumbre de cambiar el nombre a quienes han
sido elegidos Papa se adoptó a partir del año 1000 d. C. A lo largo de la historia de la Iglesia, los Papas no siempre cambiaron de
nombre. Hasta el año 532 todos los sucesores de San Pedro usaban sus nombres de pila al cual se añadía el lugar de dónde
procedían. El 31 de diciembre del año 532 fue elegido el papa Mercurio, llamado el romano. Como Mercurio era el nombre de un
dios pagano, el nuevo Pontífice se llamó Juan II. A partir de entonces muchos de sus sucesores lo imitaron y comenzaron a cambiar
su nombre de pila por el de apóstoles, mártires u otros papas. Esta tradición luego fue resignificada ya que la elección papal fue
considerada como un segundo nacimiento espiritual. Hasta ahora, el nombre más repetido ha sido Juan y Benedicto. No
importando su nacionalidad y procedencia, ninguno de los 265 Papas nunca se atrevió a llamarse Pedro como el Apóstol. Por lo
cual hay una tradición de exclusividad de dicho nombre sólo reservada para el Apóstol.
2

en la muerte y sepultura del santo, cuando pide estar –del mismo modo- abrazando a la hermana muerte.
Desnudo está al comienzo y al final de su itinerario de fe.
Tal estado es una metáfora de la esencialidad evangélica y del reto del pontificado del Papa Francisco, quien
ha hablado de despojarnos de la mundanidad espiritual 3 como camino de sencillez evangélica. Esta
conversión no es sólo pastoral y espiritual. Implica un cambio en la mentalidad, en las estructuras, en las
organizaciones, en los procedimientos y en los estilos eclesiales. La renovación no es sólo interna y
espiritual.
El Papa Francisco ha evocado la antiquísima expresión “Ecclesia semper reformanda”4 recordando que la
Iglesia es una realidad dinámica, una obra siempre en construcción. La reforma es propuesta a partir de la
salida misionera (cf. EG 17. 20). Este principio transita toda su Eclesiología e inspira todos los cambios: “la
salida misionera es el paradigma” (EG 15).
El Papa “sueña con un opción misionera” (EG 27) y con una Iglesia “en un estado permanente de misión”
(EG 25; cf. DA 551). El principio eclesiológico-pastoral del Documento de Aparecida –la conversión
pastoral- en la Eclesiología del Papa Francisco es “conversión misionera” (EG 30). Se ha pasado de una
Ecclesia in statu conversionis a una Ecclesia in statu missionis. Esta conversión –lo ha afirmado
explícitamente- asume todas las estructuras de la Iglesia, incluyendo el ministerio del Papado, la Curia
Romana y el gobierno central de la Iglesia en relación con las Iglesias particulares y sus Obispos (cf. EG
32), entre otras realidades. En algunos Organismos del Vaticano y en la Curia Romana ya ha dado un primer
paso importante en esta decisión. Incluso ha hablado de males y enfermedades que aquejan a la Curia
Romana.5 La esperanza de muchos radica en que promueva cambios que permitan a toda la Iglesia –y no
sólo al Vaticano y a la Curia Romana- mostrar un nuevo rostro y responder a las exigencias de la actualidad.
El camino es buscar la esencialidad evangélica: “la gran revolución es ir hacia las raíces”.6 Esta
“revolución”, “reforma” “conversión pastoral”, “conversión misionera” –diversas designaciones de una
misma realidad- no puede ser hecha de cualquier manera. Supone principios eclesiológicos que no pueden
faltar: renovación a partir del Kerigma y la Tradición (cf. EG 26, 116, 164); comunión y respeto de las
diferencias (cf. EG 10; 121, 156); paciencia para generar procesos y asumir límites (cf. EG 24, 44, 223),
propiciar el amor desde una clave pastoral y evangelizadora (cf. EG 10, 121, 156).
Esta conversión misionera posibilita nueva cultura del encuentro y de la fraternidad (otra inspiración del
carisma de Francisco de Asís) en apertura hacia la diversidad de las periferias existenciales y culturales
configurando así un cristianismo menos “monocultural y monocorde” (EG 117) ya que “la Iglesia no es
una aduana” que controla (cf. EG 47) sino una comunidad que, en estado de misión, evita el
eclesiocentrismo y la autorreferencialidad. Sólo el tiempo irá mostrando el alcance de los cambios que
impulsa el Papa Francisco.
2. El presupuesto de la Eclesiología del Papa Francisco: la Eclesiología de Comunión y la
Eclesiología del Pueblo de Dios

3
EG 93-97
4
InfoCatólica, ‘Ecclesia semper reformanda’, el Papa Francisco señala que la reforma seguirá (en línea), <
http://www.agenciasic.com/2015/12/21/ecclesia-semper-reformanda-el-papa-francisco-senala-que-la-reforma-seguira/
> (consulta: 15 de abril 2016).
5
Aciprensa, Estas son las 15 enfermedades de la Curia Vaticana, diagnosticadas por el Papa Francisco (en línea), <
https://www.aciprensa.com/noticias/estas-son-las-15-enfermedades-de-la-curia-vaticana-diagnosticadas-por-el-papa-
francisco-64748/> (consulta: 15 de abril 2016).
6
HENRIQUE CYMERMAN, “Entrevista al Papa Francisco”, L’Osservatore Romano (2014) 6.
3

En un intento de superar el modelo de la Iglesia Institución y Sociedad Perfecta del Concilio Vaticano I,
hacia 1943 -en la Encíclica Mystici Corporis Christi de Pío XII- se propuso la imagen de la Iglesia
como Cuerpo Místico de Cristo.
La Eclesiología del Concilio Vaticano II –especialmente en la Constitución Dogmática Lumen
Gentium (1964)- propició la noción de Iglesia Pueblo de Dios e Iglesia-Comunión. Sobre todo esta
última es considerada la profundización más trascendente de la Eclesiología postconciliar, especialmente a
partir del Sínodo de los Obispos de 1985, en el cual oficialmente se estableció este concepto como la clave
para comprender todo el acontecimiento conciliar.
A partir de la Eclesiología del Concilio Vaticano II más los Documentos de las Conferencias Generales del
Episcopado Latinoamericano y del Caribe (especialmente el Documento de Aparecida en el año 2007), el
aporte de la Teología Latinoamericana, en especial la Teología elaborada en Argentina (que no es una y
única sino que existen varias corrientes y autores 7) y la influencia carismática de la espiritualidad ignaciana,
el Papa Francisco va desplegando un modelo eclesiológico que tiene sus características propias.
3. La Eclesiología Emergente del Papa Francisco
Ciertamente aún no se puede esbozar todavía una Eclesiología completa a partir de los Documentos,
Discursos y Catequesis del Papa Francisco. De allí que se denomina Eclesiología Emergente: el horizonte
de Iglesia que va apareciendo a partir de su propuesta pastoral y magisterial. Mientras dure todo su
Pontificado, seguramente se irá completando y enriqueciendo.
Hay que distinguir entre Eclesiología (la teología de la Iglesia) y la eclesialidad (el estilo que genera un
determinado modelo de Iglesia) que, en el caso del Papa Francisco, incluye mucho más que las palabras y
las ideas. Asume –sobre todo- sus gestos y los cambios que va proponiendo a toda la comunidad eclesial.
Para el Papa Francisco, el principio fundamental de su Eclesiología se sintetiza en que la Iglesia es un
misterio de comunión misionera (cf. DA 370) y discipular (cf. DA 1).
3.1 De las estructuras a la misión
La Eclesiología de comunión ha encontrado una recepción madura y novedosa en la Exhortación Apostólica
Evangelii Gaudium, fundamento del modelo eclesiológico que el Papa Francisco desarrolla y en la cual el
principio fundamental es que la naturaleza de la Iglesia no sólo se explicita en su misión sino que es –en sí
misma- misión. La Iglesia es un misterio de misión.
La comprensión eclesial del Papa Francisco no es prioritariamente de carácter funcional y organizativa. Para
él, la Iglesia no está sostenida, en primer lugar, por estructuras sino por la comunidad viva de los discípulos,
quienes se agrupan por razones de fe y no de afinidad o por motivos funcionales de mera eficacia apostólica.
Ciertamente la dimensión institucional es necesaria para la visibilidad de la Iglesia. Ella misma es
Institución, aunque su misterio excede lo estrictamente institucional. El problema de cualquier institución –y
también de la Iglesia- es centralizar y monopolizar los valores que representa, volviéndose autorreferencial y
autosuficiente.
La Iglesia-Misión pone a la comunidad fuera de sí misma, fomenta la vitalización interna superando el
enclaustramiento, la “autopreservación” y la “introversión eclesial” (EG 27), la cual puede ser una
verdadera enfermedad pastoral, ya que “hay estructuras eclesiales que pueden llegar a condicionar el
dinamismo evangelizador” (EG 26). Hay que acentuar la dimensión “extrovertida”: la comunión es
misionera y la misión es para la comunión (cf. DA 163). Hasta “la intimidad de la Iglesia con Jesús es una
intimidad itinerante y la comunión esencialmente se configura como comunión misionera” (EG 23):

7
CARLOS MARÍA GALLI, Investigando la teología en nuestra Argentina (en línea),
<http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/revistas/investigando-teologia-nuestra-argentina.pdf > (consulta: 24 de Abril de
2016).
4

dinámica, abierta y en salida. Esto supone una “conversión pastoral” (EG 25) para que todas las estructuras
sean evangelizadoras y no se confunda comunión con uniformidad y homologación (cf. EG 131).
El “dinamismo de salida” (EG 20) supone dejar atrás la tendencia al narcisismo y al centralismo monolítico
intraeclesial donde la preeminencia está en las estructuras más que en las personas. Los miembros de la
comunidad no pueden limitarse “a tareas intraeclesiales sin un compromiso real por la aplicación del
Evangelio a la transformación de la sociedad” (EG 10). Para esto es necesario “ser audaces y creativos en
repensar los objetivos de las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores” (EG 33). La comunión
misionera se juega, principalmente, en los diversos escenarios de la historia y se plasma como unidad en la
diversidad.
La Iglesia debe “salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias” (EG 20),
expropiarse, desposeerse de sí misma, en “la dinámica del éxodo y del don, del salir de sí, del caminar y
sembrar" (EG 21). Es preferible “una Iglesia accidentada, herida y manchada por ir a la calle, antes que
una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades” (EG 49).
La Iglesia “en salida” privilegia la comunión no sólo ad intra de las estructuras sino ad extra de las
mismas, superando la lógica de una “rigidez autodefensiva” (EG 45). No hay que estar más preocupados
por la supervivencia de las estructuras –y su autopreservación- que por el sentido misionero. La comunión
no se da prioritariamente en las estructuras –las cuales visibilizan la Institución- sino en el encuentro entre
personas. La comunión no es para el ensimismamiento sino para la misión.
Las estructuras forman parte del nivel organizativo y funcional de una Institución aunque no la definen. La
Institución excede las propias estructuras, las cuales pueden ser totalmente modificables. La Institución
permanece, las estructuras cambian. Hay que ponderar las estructuras en su justo valor y alcance. Una
organización siempre las requiere para su funcionamiento eficaz. Por lo mismo es preciso que se conviertan
en misioneras para que “la pastoral ordinaria sea más expansiva y abierta, colocando a los agentes
pastorales en constante actitud de salida” (EG 27).
Las estructuras deben ser mediaciones funcionales, simples, dúctiles, permeables y livianas que cumplan
con su función de facilitadoras de la misión y estén siempre disponibles al cambio e incluso a la
transformación o desaparición, en caso de quedar obsoletas, mutando las veces que sea necesario para
responder a la misión que justifique su existencia. Las estructuras se disciernen desde la misión (cf. EG 27)
y desde ellas deben reorganizarse, refuncionalizarse y resignificarse ya que pueden y deben cambiar, aunque
la misión permanezca siendo siempre la misma.
No hay que encerrarse “en las estructuras que nos dan una falsa contención, en las normas que nos vuelven
jueces implacables y en las costumbres donde nos sentimos tranquilos” (EG 49). No son las estructuras -ni
siquiera en su funcionamiento eficaz- las que justifican la comunión. No deben comprenderse a partir de la
organización eclesial sino, prioritariamente, para al servicio misionero (cf. EG 31) siendo descentralizadas y
diversas. Esto supone una conversión pastoral que exige que se pase de una pastoral de mera conservación a
una pastoral decididamente misionera (cf. DA 370).
Para esto hay que “entrar en procesos constantes de renovación misionera y de abandonar las estructuras
caducas” (DA 365): “la conversión pastoral atañe principalmente a las actitudes y a la reforma de vida.
Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico. Es entrar en proceso. El criterio de discernimiento de
la renovación de la Iglesia es la misión. El cambio de estructuras es consecuencia de la dinámica de la
misión. Lo que hace caer las estructuras caducas es precisamente la misionariedad”.8
Por lo mismo, para rediseñar las estructuras pastorales hay que articular y coordinar -en un solo proceso y
proyecto- las diversas instancias eclesiales; incentivar roles más protagónicos de liderazgo y participación;

8
Aciprensa, Texto y video: Discurso del Papa al Comité de Coordinación del Celam (en línea), <
https://www.aciprensa.com/noticias/texto-completo-discurso-del-papa-francisco-al-comite-de-coordinacion-del-celam-12778/ >
(consulta: abril de 2016).
5

iniciar itinerarios comunitarios que permitan el discernimiento, creando ámbitos de retroalimentación entre
las distintas comunidades. En la medida en que se vayan generando nuevos ámbitos se podrán diseñar
estructuras de renovación, evitando así la restauración pastoral.
Los espacios o ámbitos eclesiales hay que concebirlos como áreas dinámicas de vinculación,
discernimiento, acción y acompañamiento: núcleos comunitarios de referencia y de pertenencia que sean
capaces de posibilitar una pastoral de entreveramiento donde no se aplique un esquema o modelo
predeterminado sino que se deje pronunciar la vida que emerge para darle cauce desde una actitud de
acompañamiento y cuidado. Las estructuras de la misión son mediaciones eclesiales y pastorales de
sinodalidad: nacen de caminar con otros y junto a otros. Es preciso una comunidad con menos estructuras y
más vincularidad donde la dimensión comunitaria sea tan importante como la institucional.
En definitiva es la misión la que redefine toda la Iglesia, tanto en sus estructuras como en su experiencia
comunitaria. No se trata de una Iglesia estática, autopreservada y centralizada sino en dinamismo, en salida,
en tránsito, en reforma, en conversión, en encuentro y en cercanía.
El mismo concepto de “misión” debe ser recategorizado teológicamente. El mismo imaginario eclesial del
concepto de misión necesita ser revisado. No se trata de un grupo de cristianos visitando pastoralmente un
lugar, ni de una actividad solidaria y evangelizadora, ni de proselitismo, ni de una actitud espiritual, ni de
un carisma particular, ni de la identidad de una determinada congregación religiosa.
La misión es la clave eclesiológica central en el pensamiento del Papa Francisco que pronuncia el misterio
del ser, del hacer y de la vinculación de la Iglesia en su identidad pastoral de diálogo, hacia adentro y hacia
afuera de sí misma, en el escenario de la historia y en el encuentro con las culturas.
1.2 El discípulo misionero, un creyente descentrado
“El cristiano debe aprender a profundizar en su expropiación. Después de haber sido liberado por Cristo debe seguir
orando para pedir el desposeimiento de sí”.
HANS URS VON BALTHASAR, Quién es cristian, Sígueme, Salamanca, 2000, 122.
La Iglesia es “sujeto colectivo” (EG 129). Esto no implica una abstracción y una generalización sino que
-en cuanto comunidad- está conformada por personas que, desde la fe y el compromiso activo con el
Evangelio, se comprenden a sí mismas a partir de la categoría teológico-pastoral de “discípulo misionero”
(cf. EG 14). No son sólo agentes pastorales vinculados a las estructuras intraeclesiales que viven un cierto
intimismo espiritual. No se trata solamente de trabajar dentro de la estructura eclesial. En esto puede
esconderse un solapado clericalismo. El discípulo misionero asume el protagonismo de la transformación
del mundo y de las culturas. Vive inserto en los Areópagos de la posmodernidad.
La Iglesia -“comunidad de discípulos” (DA 203, 297, 364)- es una profundización del modelo eclesiológico
de la Iglesia-Pueblo de Dios propuesto por el Concilio Vaticano II (cf. LG 10-17). Pone de manifiesto el
carácter dinámico de la pertenencia a ese Pueblo. Es “la Iglesia la que se hace discípula” (DA Mensaje
final, 3).
Otro de los principio fundamentales y dinámicos de esta Eclesiología es el itinerario que nos hace discípulo,
el cual es un camino de fe, un proceso kerigmático. No hay que suponer que porque se está bautizado ya se
es un discípulo. La fe es vivir haciéndose discípulo en un progresivo y permanente estado de conversión:
“no existe el discipulado misionero estático. La misión es convertir a cada creyente en un discípulo
misionero” (DA 362). Ponerlo en tensión hacia la misión, superando la experiencia de una Iglesia
autorreferencial que debilita su necesidad de ser misionera.
Para el creyente no debe haber separación entre el ser y el obrar. Hay distinción aunque no separación. No
se puede dividir el ser discípulo, del ser misionero. Se es discípulo misionero en unidad y en integridad. La
categoría discípulo misionero ya aparece en el Documento de Aparecida siendo una de sus nociones
fundamentales. El Papa Francisco profundiza esta clave.
El discípulo -cuando es misionero- se trasciende proyectándose hacia el encuentro con el Maestro y con la
cultura en la que vive. Su posición no está en el centro sino en las periferias: vive tensionado hacia ellas ya
6

que continuamente lo descentran. Le hacen superar la inercia, la comodidad, la seguridad y el temor de


salir. El centro siempre es Jesús que convoca y envía. El discípulo misionero hace que la Iglesia encuentre
“caminos nuevos, capaz de salir de sí misma, yendo hacia el que no la frecuenta”.9 Las periferias
existenciales muestran que el Reino trasciende los límites visibles de la Iglesia, de sus estructuras y de su
organización.
La comunidad de creyente no puede, por lo mismo, estar ensimismada, ni encapsulada sino que interactúa
con la sociedad siendo facilitadora y no controladora de la fe. Cuando se erige como centro, se funcionaliza
y se transforma en una ONG. Es allí cuando se experimentan las tentaciones contra el discipulado
misionero:
 La ideologización y el reduccionismo socializante que recortan el mensaje evangélico.
 La ideologización psicológica que reduce el encuentro con Jesús a una dinámica de
autoconocimiento, a una postura inmanente y autorreferencial.
 La propuesta gnóstica, desencarnada, espiritualista e ilustrada.
 La propuesta pelagiana, restauracionista, con tendencias a la seguridad doctrinal o
disciplinaria que busca recuperar el pasado y que se observan en pastorales que
privilegian los principios, las conductas y los procedimientos organizativos.
 El funcionalismo y la eficacia, el resultado constatable y las estadísticas, las modalidades
empresariales y organizativas de la pastoral.
 El clericalismo con su falta de adultez y de libertad.10
Estas tentaciones contra el discipulado misionero subrayan un aspecto que siempre hay que
discernir y purificar; no obstante, el Papa Francisco también ha marcado otro aspecto, más
luminoso, en el que señala virtudes que hay que conseguir y mantener.
Aplicando el discernimiento ignaciano, -en el discurso a la Curia Romana de diciembre de 2014-
señaló las 15 “enfermedades” de dicha estructura y un año después, presentó el catálogo de las 24 “virtudes
necesarias” para el servicio curial. Ciertamente -tanto el elenco de “enfermedades” como el de virtudes-
nos ayudan para discernir el papel de las estructuras eclesiales en el proceso de hacerse discípulo.
Entre las virtudes necesarias el Papa Francisco menciona:
 La misionariedad y pastoralidad.
 La idoneidad -esfuerzo personal para adquirir los requisitos necesarios y exigidos para realizar del
mejor modo las propias tareas y actividades- y la sagacidad, prontitud para comprender y para
afrontar las situaciones con sabiduría y creatividad.
 La espiritualidad y la humanidad potencialidades que se han de desarrollar complementaria e
integralmente.
 La ejemplaridad para evitar los escándalos que amenazan la credibilidad del testimonio y la fidelidad
a la propia vocación.

9
ANTONIO SPADARO, Papa Francisco: Busquemos ser una Iglesia que encuentra caminos nuevos, (en línea)
<https://cristianismeijusticia.net/es/papa-francisco-%E2%80%9Cbusquemos-ser-una-iglesia-que-encuentra-caminos-
nuevos%E2%80%9D > (consulta: 15 de abril 2016)
10
Aciprensa, Texto y video: Discurso del Papa al Comité de Coordinación del Celam (en línea), <
https://www.aciprensa.com/noticias/texto-completo-discurso-del-papa-francisco-al-comite-de-coordinacion-del-celam-12778/ >
(consulta: 15 de abril de 2016).
7

 La racionalidad que sirve para no caer en los excesos emotivos y la amabilidad para atenuar la
exageración de la burocracia.
 La inocuidad -capacidad de sacar lo mejor de nosotros mismos, de los demás y de las situaciones- y
la determinación, potencialidad para actuar con voluntad decidida y visión clara.
 La honestidad -coherencia en el actuar con sinceridad- y la madurez.
 La dadivosidad que nos hace generosos y la atención que consiste en cuidar los detalles y ofrecer lo
mejor de nosotros.
 La impavidez para no dejarse intimidar por las dificultades y la prontitud para saber actuar con
agilidad y sin apegos.
 La atendibilidad –virtud que permite mantener los compromisos con seriedad y fiabilidad,
irradiando una sensación de tranquilidad- y la sobriedad, capacidad de renunciar a lo superfluo,
resistiendo al consumismo dominante.
 El respeto y humildad.
 La caridad y la verdad.11
3.3 Algunas notas de la Eclesiología del Papa Francisco
La Eclesiología del Papa Francisco propone -en su camino de esencialidad evangélica- vivir la Iglesia a partir
de las siguientes notas características, entre otras:
 Iglesia Comunión que -nacida de la gracia trinitaria- configura tanto el ser de la comunidad creyente
hacia adentro de sí como el hacer (misión) en su proyección al mundo.
 Iglesia Pueblo entendiendo esta categoría tanto desde un sentido eclesiológico (cf. EG 111-134) como
desde un sentido antropológico, la participación de los cristianos en la sociedad civil y en la
construcción cultural (cf. EG 120). La Iglesia “tiene su concreción histórica en un pueblo peregrino y
evangelizador” (EG 11).
 Iglesia humana que en sus gestos que se atreve a la ternura del abrazo (cf. AL 27-30) y se anima a
contener a las personas y a sustentar los vínculos más que las estructuras, asumiendo una saludable
autocrítica tanto en el modo de presentar las convicciones cristianas como en el trato con las personas
(cf. Al 36).
 Iglesia discipular donde los interlocutores se entienden a sí mismos como testigos enviados. No son
meramente “agentes pastorales” sino interlocutores entre sí y con otros, incluso con los que no
pertenecen a la Iglesia y no tienen fe. Son pares activos de otros, dentro y fuera de la comunidad
eclesial. En diálogo con todos los protagonistas de la sociedad.
 Iglesia kerigmática que posibilita una renovado anuncio del Evangelio (cf. AL 58-59, 207, 290, 324) en
medio de la cultura de lo provisorio (cf. AL 35), sabiendo que “la aceptación del primer anuncio
provoca -en la vida del persona y en sus acciones- una primera y fundamental reacción: desear, buscar
y cuidar el bien de los demás” (EG 178). Es necesario tanto el primer anuncio de iniciación dirigido
hacia el diálogo con las culturas, como el anuncio de re-iniciación orientado hacia adentro de la
comunidad cristiana. Estos procesos ayudan a discernir las estructuras que no funcionan y a descubrir
las nuevas que se necesitan, “el Kerigma debe ocupar el centro de la actividad misionera y de todo
intento de renovación eclesial” (EG 164).
 Iglesia misionera hacia las diversas culturas en dirección hacia los bordes de exclusión que conforman
las periferias existenciales. Es necesario “ponerlo todo en clave misionera” (EG 34).

11
Vatican Insider. La Stampa, El Papa a sus colaboradores: las 24 virtudes necesarias para quien trabaja en la Curia (en línea), <
http://www.lastampa.it/2015/12/21/vaticaninsider/es/vaticano/el-papa-a-sus-colaboradores-las-virtudes-necesarias-para-quien-
trabaja-en-la-curia-cciMNGmx5A4icqbZmjBfLN/pagina.html > (consulta: 15 de abril 2016)
8

 Iglesia en estado de conversión pastoral en continuo descentramiento de la propia autorreferencialidad,


desapegándose de la mundanidad espiritual ya que cuando “se erige en centro se funcionaliza”.12
 Iglesia reformada en estructuras, organizaciones, modos, prácticas, estilos, actitudes, discursos, gestos,
modos de gestión y de conducción, posibilitando así una mayor transparencia y credibilidad asumiendo
que la renovación, la resignificación y la refundación son procesos ordinarios y continuos que procuran
una transformación hacia adentro, hacia afuera y hacia lo profundo. Es preciso asumir la urgencia de una
“renovación y reforma de la Iglesia” (EG 43).
 Iglesia de “puertas abiertas”13 con cercanía a las personas y a las culturas; con actitudes
eclesioexógenas más que eclesioendógenas. Esto es lo que hace que la comunidad eclesial no sea “una
fábrica de cursos a los que pocos asisten” (AL 231) sino una “familia de familias” (AL 87).
 Iglesia dinámica, itinerante, “callejera” y “en salida”14 que no se queda autoprotegiéndose sino que se
expone y cuya búsqueda está más afuera que adentro de sí misma. La imagen de la “oveja perdida” del
Evangelio ilustra esta actitud en salida y en servicio hacia cualquier necesidad y vulnerabilidad humana.
 Iglesia pastoral donde la pastoral “no es otra cosa que el ejercicio de la maternidad de la Iglesia”15.
Los rasgos femeninos de la Iglesia se ponen de manifiesto, sobre todo, en su misión pastoral, misión de
maternidad, comunicando la vida y cuidándola.
 Iglesia de periferias existenciales que sabe que las culturas actuales son –casi en su totalidad- una
periferia, un entrecruce de umbrales, un entreveramiento de puntos de confluencia, una red de confines
en donde se construyen, deconstruyen y reconstruyen nuevos paradigmas. Las periferias existenciales
constituyen realidades complejas de problemáticas humanas, culturales, sociales y eclesiales que
reflejan el corrimiento cultural del momento de transición e inflexión epocal que vivimos. Coyunturas
conflictivas, polémicas, desconcertantes que admiten múltiples miradas y enfoques. Problemáticas de
umbrales, fronteras, bordes y márgenes que provocan un desplazamiento de perspectiva de manera
constante. Las periferias están afuera y adentro de la misma Iglesia.
 Iglesia Samaritana que se expresa como “Casa de todos” y “Hospital de Campaña” 16, expresión del
rostro de la misericordia, clave para indicar el actuar de Dios hacia nosotros (cf. MV 9), viga maestra
que sostiene a la Iglesia, ternura y credibilidad del amor compasivo (cf. MV 10), corazón palpitante del
Evangelio para las más contradictorias periferias existenciales (cf. MV 15). En tiempo de grandes
esperanzas y fuertes contradicciones (cf. MV 25), el mayor signo de la solicitud materna de la Iglesia es
convertirnos en misioneros de la misericordia y anunciadores de la alegría del perdón (cf. MV 18),
sabiendo que la misericordia no es contraria a la justicia sino que va más allá de ella, sin que esto pueda
restarle valor o hacerla superflua (cf. MV 21). El paradigma de la misericordia es una de las claves
esenciales de la Eclesiología del Papa Francisco.
 Iglesia “pobre y para los pobres”17 que busca la esencialidad y la sencillez en todas las estructuras y
organizaciones y en todas las personas, priorizando especialmente las más excluidas.
12
Aciprensa, Texto y video: Discurso del Papa al Comité de Coordinación del Celam (en línea), <
https://www.aciprensa.com/noticias/texto-completo-discurso-del-papa-francisco-al-comite-de-coordinacion-del-celam-12778/ >
(consulta: 15 de abril 2016).
13
Aciprensa, La Iglesia es la casa de Jesús con las puertas abiertas siempre para todos, dice el Papa Francisco (en línea), <
https://www.aciprensa.com/noticias/la-iglesia-es-casa-de-misericordia-con-las-puertas-abiertas-siempre-para-todos-dice-el-papa-
francisco-67465/ > (consulta:15 de abril 2016).
14
News. Va Official Vatican Network, Aquí nació la Iglesia y nació en salida, el Papa en el Cenáculo, (en línea), <
http://www.news.va/es/news/aqui-nacio-la-iglesia-y-nacio-en-salida-el-papa-en. > (consulta: 15 de abril 2016)
15
Papa Francisco, discurso al comité de coordinación del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM). Río de Janeiro. Clausura
de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud, 2013.
16
Aciprensa, Papa Francisco: la Iglesia es un hospital de campaña con heridos buscando a Dios (en línea), <
https://www.aciprensa.com/noticias/papa-francisco-la-iglesia-es-un-hospital-de-campana-con-heridos-buscando-a-dios-85600/. >
(consulta: 15 de abril 2016)
9

 Iglesia inculturada en la realidad de contexto, con una pastoral situada y un mensaje enraizado en las
problemáticas humanas y sociales de las personas y los pueblos. Una comunidad de creyentes con una
profunda mirada de fe y no solamente con una perspectiva sociológica del mundo, aprendiendo a ver
-en la lectura del Espíritu- la realidad como signo de los tiempos.
 Iglesia encarnada, enraizada en la vida y en sus circunstancias, incapaz de caer en el espiritualismo
evasivo, alienante y descomprometido.
 Iglesia vulnerable que no se siente omnipotente, ni onmipresente; que no domina sino que está al
servicio, que no impone sino que propone, que se sabe y se siente débil y frágil, que es capaz de
acompañar y de contener a partir de sus propias heridas, que prefiere las llagas de la exposición a la
defensa de la autoprotección.
 Iglesia de comunicación abierta con un lenguaje coloquial y sencillo, cotidiano y simple, sin
tecnicismos y artificialidades académicas y teóricas para hablar de Dios y de la vida, incluso en los
textos de los Documentos eclesiales, expresando “las verdades de siempre en un lenguaje que permita
advertir su permanente novedad” (EG 41).
 Iglesia gestual donde el lenguaje no sea sólo el de las palabras y los discursos sino el de las actitudes y
los gestos en todas sus dimensiones: corporal, afectivo y relacional, logrando empatía y cercanía con
todos.
 Iglesia amistosa y dialogante sin demasiada burocracia, protocolo y distancia, con capacidad para re-
educar la sensibilidad pastoral desde la cercanía, el encuentro y el diálogo, creando comunión y
pertenencia.
 Iglesia ecuménica e interreligiosa donde la fe se nutra de la diversidad necesaria para que la verdad
religiosa pueda ser entendida, dicha, vivida y testimoniada. Es preciso que cada confesión religiosa
salga de su propio monopolio y de la tentación de centralizar la administración de la verdad para su
propio beneficio. La experiencia ecuménica e interreligiosa enseñan diversos caminos de espiritualidad
y prácticas pastorales. Especialmente la Iglesia Ortodoxa tiene un profundo sentido de colegialidad y de
tradición de sinodalidad.
 Iglesia sinodal donde todas las estructuras puedan revisarse desde la vincularidad y la
corresponsabilidad de la misión compartida. Muchas veces el camino sinodal se plasma primero a partir
de la vitalidad y de la dinámica de los procesos y luego desde la racionalidad de la lógica. El camino
sinodal contiene una gran belleza y brinda mucha luz (cf. AL 4). Permite desarrollar nuevos caminos
pastorales (cf. AL 199) y propicia una conversión misionera que descarta un anuncio meramente teórico,
desvinculado de los problemas reales (cf. AL 201). No se trata solamente de pensar nuevas normativas
sino de proponer cambios posibles y reales (cf. AL 201) construyendo la unidad desde la riqueza de la
diversidad y no desde una uniformidad centralizadora. La Iglesia tiene que “sinodar” la realidad,
caminarla junto a otros. Tal es el desafío que nos hace testigos.
4. Distintas formas de misionariedad en clave de cercanía y encuentro
“Toda vida verdadera es encuentro”.18
En la Iglesia la misión nace de la gracia de un encuentro con el Señor: “he sido alcanzado por Cristo Jesús.
Yo no creo haberlo alcanzado todavía. Olvido lo que dejé atrás y me lanzo a lo que está por delante” (Flp
3,12-16).
Jesús ha sido enviado hacia nosotros y Él, a su vez, nos envía. Él mismo es el “Camino” (Jn 14,8). Quien
se encuentra con Jesús es encontrado. Quien misiona, es misionado. Todos somos discípulos y enviados,
17
Zenit, Francisco: Quiero una Iglesia pobre y para los pobres. Discurso del santo padre ante la prensa mundial. (en línea), <
https://es.zenit.org/articles/francisco-quiero-una-iglesia-pobre-y-para-los-pobres/ > (consulta: 15 de abril 2016)
18
MARTÍN BUBER, Yo y tú, Caparrós, Madrid, 1995, 120.
10

evangelizados y evangelizadores, misioneros y misionados, interlocutores y protagonistas. No hay agentes


pasivos para la gracia.

La conversión pastoral es un nuevo modo de vinculación que produce cambios reales en las personas (cf.
DA, 366). No es sólo un hecho, una acción o un proceso. Es -sobre todo- un estilo fraterno de comunión y
vinculación transformadora.
La misionariedad está unida intrínsecamente a la conversión pastoral y a la vincularidad. La misión no se
agota en un solo modo y en un único estilo. Cada comunidad e institución, en la creatividad que suscita el
Espíritu, debe discernir su misionariedad concreta y posible, entre las cuales podemos mencionar:
 misionariedad territorial o geográfica circunscripta a un circuito espacial determinado.
 misionariedad ambiental o sectorial focalizada a un ámbito específico con identidad definida.
 misionariedad vincular que se establece a través de las múltiples relaciones y ensambles sociales.
 misionariedad testimonial que expresa la coherencia de vida de los creyentes en sus diversos
oficios, profesiones, roles y funciones.
 misionariedad virtual que se genera como vinculación a través de las tecnologías de la
comunicación y de las redes sociales y en las cuales se puede anunciar el Evangelio.
 misionariedad de periferias que se da como salida hacia los umbrales y fronteras de la propia
cultura.
 misionariedad universal e inclusiva que tiene por destino a todos, especialmente a los enfermos, a
los adultos mayores, a los vulnerables sociales, a los impedidos de la libertad, a los excluidos y a los
alejados.
Las distintas formas de misionariedad muestran la catolicidad de la Iglesia que incluye a todos como
interlocutores pastorales. El sujeto eclesial es la comunidad entera que llega a su madurez cuando es capaz
de superar la inercia institucional de sus propias estructuras y procesos intraeclesiales.
El Documento de Aparecida destaca -para la comunidad creyente- algunos ámbitos de encuentro
significativos desde los cuales se construye la misionareidad de la Iglesia: la Palabra de Dios (cf. DA 247),
la fe recibida en la Iglesia (cf. DA 246), la Liturgia (cf. DA 250), la Eucaristía (cf. DA 251), el Sacramento
de la Reconciliación (cf. DA 252), la oración personal y comunitaria (cf. DA 255), la comunidad (cf. DA
256), los pobres, los afligidos y los enfermos (cf. DA 257), la piedad popular (cf. DA 258), la devoción a la
Virgen María (cf. DA 270) y a los santos (cf. DA 273), etc.
La misionariedad –nacida de la comunión- establece una vinculación que se funda en la cercanía y el
encuentro que se traduce pastoralmente en la actitud de acompañar, guiar, orientar, escuchar, iluminar,
compartir, dialogar, cuidar y discernir, entre otras, cuyo fundamento es la pedagogía del amor –clave
interpretativa para entender la Exhortación Postsinodal Amoris Laetitia- que posibilita la recreación de la
fraternidad en sus diversos modos (comunidad, familia, pareja, etc.) desde una nueva mística de la
vincularidad que posibilita a su vez, una auténtica cultura del encuentro.
2. Una misionariedad inculturada: José Gabriel del Rosario Brochero
Soy un profeta pobre.
Vivo en la esperanza de los demás,
como en un rayo de luz no destinado a iluminarme.
Soy un profeta pobre que al mediodía vuelve a su casa a comer
y por la noche a dormir.
Cuando asciendo -con embriaguez de alma a lo alto de mis visiones-
me encuentro con gente cotidiana que tiene hijos y trabajo
y preocupaciones familiares e inquietudes domésticas.
11

Esas son mis visiones.


Soy un profeta pobre.
Yehuda Amijai19
Las notas de la Eclesiología del Papa Francisco describen, en gran medida, el talante espiritual y pastoral
del Cura Brochero tanto en su persona como en su ministerio. Ciertamente la misionariedad ha sido una de
las características principales del sacerdote cordobés. Se destacó como un cura “salidor”, conocedor de
innumerables periferias existenciales, pastor de heridos, pobres, sufrientes y olvidados. Él mismo fue un
pastor herido por la ceguera y la lepra, herencias de los años de entrega, los signos más hermosos de su
amor pastoral y su corazón sacerdotal, siempre testigo de la misericordia. Supo unir la evangelización, la
promoción y la dignidad humana a partir de las necesidades reales de las personas y de las comunidades. Es
un testigo que nos alumbra y nos inspira.
Un ministro que conoció la esencialidad del Evangelio, hombre de diálogo con todas las personas de su
pueblo y los políticos de su época. No le hicieron faltas las palabras, él mismo fue un elocuente mensaje. En
su postrera soledad se transformó en un contemplativo. Oró por los suyos y por todos. Traspasó sus propias
fronteras. En él vemos el futuro de lo que tenemos que llegar a ser. Una Iglesia pobre, esencial, fraterna,
sencilla en palabras y locuaz en gestos, decidida en obras y sabia en silencios, valiente en la salida de
caminos no conocidos.
Los santos son la utopía realizada del Evangelio. En ellos, la Iglesia vuelve a pronunciar su permanente
belleza. La misionareidad de la primera evangelización suscitó grandes santos. También hoy el Espíritu
esculpe la santidad de muchos discípulos en medio de las periferias existenciales, el nuevo territorio
humano y cultural donde la Iglesia camina junto a otros.
El Cura Brochero –con su ministerio sencillo y audaz- siempre nos recuerda que “para ser evangelizadores
hace falta desarrollar el gusto de estar cerca de la vida de la gente” (EG 268).
Siglas de los Documentos citados
LG, Lumen Gentium. Constitución Dogmática sobre la Iglesia, Concilio Vaticano II. 21.11.1964
EG, Evangelium Guadium. Exhortación Apostólica del Papa Francisco. 24.11.2013
DA, Documento de Aparecida. V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. 13/
31. 05. 2007.
AL, Amoris Laetitia. Exhortación Apostólica Postsinodal del Papa Francisco. 19.03.2016
MV, Misericordiae Vultus. Bula de Convocación del Jubileo Extraordinario de la Misericordia del Papa
Francisco. 11.04. 2015.
Datos
Eduardo Casas
Universidad Católica de Córdoba
Obispo Trejo 323 - X5000IYG - Córdoba – Argentina
Eduardo Casas, docente, escritor, poeta, productor, conductor radial y sacerdote católico. Ha publicado los
siguientes libros: “Un siglo que busca su propia interioridad”, “El lado humano de la fe”, “El lado
espiritual de lo humano” y “Espiritualidad y madurez humana” en Editorial Santa María, “El diseño de la
clave pastoral de la escuela” en Editorial PPC, “El diseño del Ideario, del Proyecto Educativo y del
Proyecto Curricular en clave pastoral” de Editorial JAEC, “Entrelíneas. La vida es un texto” de Editorial
SB y “El Dios Herido” de Editorial San Pablo. En colaboración escribió el libro “Cristianismo en diálogo.
Hacia una espiritualidad abierta” de Editorial PPC, “Francisco: De la periferia del mundo al corazón de la
humanidad” de Editorial Gráfica del Sur, “Revelaciones. Poesías”, “Letras del Face” y “Vestigios de vida”
19
Yehuda Amijai (1924-2000) es poeta israelí de origen alemán. Una de las voces más importantes de la poesía hebrea del siglo
XX. En sus versos, reelabora poéticamente la lengua coloquial y cotidiana para tratar, con humor, ironía y nostalgia, los
acontecimientos de la vida diaria.
12

de Editorial Dunken y “Versos en el Aire. V” de Editorial Diversidad Literaria de España. Ha publicado


numerosos dossiers sobre pastoral educativa en Ediciones JAEC. Es columnista editorial de las páginas web
de la Junta de Educación Católica y de “Yo Creo”. Tiene programas radiales en Radio María Argentina, FM
Corazón de Paraná, Caeser Radio de Viedma y en FM 98.1 de Villa Allende. Su perfil y producciones
aparecen en Wikipedia y en Wikia Biblioteca Virtual de Literatura. En 2014 fue nombrado Embajador de la
Palabra para Argentina por el Museo de La Palabra de Quero en Toledo (España).
Abstract
Este artículo contextúa la Eclesiología emergente y en construcción del Papa Francisco desde la perspectiva
de la Iglesia-Misión y su principal categoría: “misionariedad” en el horizonte de la Iglesia-Comunión y de
la Iglesia Pueblo de Dios. Este aporte se realiza desde los principales Documentos del Papa Francisco y de
algunos de sus discursos en los que caracteriza al creyente como discípulo misionero y expresa algunas de
las notas principales de su Eclesiología.
Abstract in English
This article contextual thought of Pope Francis from the Church-Mission and its parent: "missionary" on the
horizon of the Church as communion and People of God Church. This contribution is from the main
documents of Pope Francis and some of his speeches that characterizes the believer as a missionary disciple
and expresses some key notes of his ecclesiology.
Palabras claves
Eclesiología del Papa Francisco
Misionariedad
Discípulo misionero
Palabras claves en inglés
Ecclesiology of Pope Francisco
Missionarity
Missionary disciple
Fecha de redacción
18 de mayo de 2016

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