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Los Orígenes

ESLABONES ENTRE LA CIENCIA Y LAS ESCRITURAS

ARIEL A. ROTH
Título del original: Origins. Linking Science and Scripture, Review and Herald
Publishing Association, Hagerstown, MD, E.U.A., 1998.

Dirección editorial y traducción: Rolando A. Itin


Diseño: Willie Duke y Eval Sosa
Tapa: Hugo O. Primucci

I MPRESO EN LA ARGENTINA
Printed in Argentina

Primera edición
MM - 4M

Es propiedad. O Review and Herald Publishing Association (1998).


© ACES (1999).
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723.

I SBN 950-573-773-4

213 Roth, Ariel A.


ROT Los orígenes. Eslabones entre la ciencia y las Escrituras - la. ed. -
Florida (Buenos Aires): Asociación Casa Editora Sudamericana, 2000.
440 p.; 23x15 cm

Traducción de: Rolando A. Itin

I SBN 950-573-773-4

I. Título - 1. Creación del mundo

I mpreso, mediante el sistema offset, en talleres propios.


260700

Prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación (texto, imágenes y


diseño), su manipulación informática y transmisión ya sea electrónica, mecáni-
ca, por fotocopia u otros medios, sin permiso previo del editor.

-36529-
CONTENIDO

AUTOR
PREFACIO
AGRADECIMIENTOS

LAS PREGUNTAS
I. Una pregunta persistente 19
2. Modas en el pensamiento 37
3. Reunamos todo 53

LOS ORGANISMOS VIVIENTES


4. ¿De dónde surgió la vida?
5. En busca de un mecanismo para la evolución
6. De lo complejo a lo más complejo
7. El origen del hombre
8. Más preguntas biológicas

LOS FÓSILES
9. El registro fósil
1 0. La columna geológica y la creación
1 1 . Qué dicen los fósiles acerca de la evolución

LAS ROCAS
1 2. Las grandes catástrofes
1 3. Evidencias geológicas de un diluvio universal
1 4. Cuestiones de tiempo
1 5. Algunas interrogantes geológicas acerca del tiempo geológico

UNA EVALUACIÓN DE LA CIENCIA


Y LAS ESCRITURAS
1 6. La ciencia: una empresa maravillosa
1 7. La ciencia y la verdad: algunos interrogantes
1 8. Las Escrituras: algo extraordinario
1 9. Interrogantes acerca de las Escrituras
ALGUNAS CONCLUSIONES
20. ¿Está la ciencia en problemas?
21. Alternativas entre el creacionismo y el evolucionismo
22. Unas pocas palabras finales

GLOSARIO
ÍNDICE
EL AUTOR

Ariel A. Roth nació en Ginebra, Suiza, y su niñez y juventud transcurrieron


en Europa, el Caribe y América del Norte. Recibió los títulos de Magíster en
Biología y Doctor en Zoología de la Universidad de Michigan, y además ad
quirió formación académica en geología, matemáticas y biología de radiación
en la Universidad de California.
Roth se desempeñó como profesor en diversas universidades y es miem-
bro de numerosas sociedades profesionales. Después de servir como jefe del
Departamento de Biología en las universidades Andrews y Loma Linda, fue di
rector del Geoscience Research Institute en Loma Linda, California. Durante 23
años fue el director de la revista Origins.
Roth ha realizado investigaciones en zoología de invertebrados y en arreci-
fes de coral vivientes y fósiles tanto en el Océano Pacífico como en el Mar Cari-
be. Allí investigó los efectos de la luz y los pigmentos sobre las tasas de creci
miento de los arrecifes. Sus investigaciones en distintos aspectos de la biología
fueron financiados por varias agencias del gobierno de los Estados Unidos, in-
cluyendo el Instituto Nacional de Salud, y la Administración Nacional del
Océano y la Atmósfera.
Roth ha participado en forma muy activa en la controversia entre el evolu-
cionismo y el creacionismo en los Estados Unidos, y actuó como consultor o
como testigo en los Estados de California, Oregón y Arkansas. A lo largo de los
años ha conducido numerosas excursiones paleontológicas y geológicas en
Australia, Nueva Zelanda, Europa y América del Norte, en regiones donde se
encuentran elementos significativos para el desarrollo de la controversia entre el
evolucionismo y el creacionismo. Además, publicó más de cien artículos en re-
vistas eruditas y populares, y ha dado centenares de conferencias sobre su espe-
cialidad en todo el mundo.
PREFACIO

ay quienes consideran una tarea imposible ligar la ciencia con la


H Biblia. Este libro desafía esa "imposibilidad". Intenta mostrar que la
dicotomía entre ciencia y Escrituras no es lo que muchas veces se
supone, y que existe una armonía razonable entre las dos.
En las discusiones animadas acerca de la veracidad de la ciencia y la
Biblia, demasiado a menudo el enfoque se centra en un tópico, como
ser: ¿Cómo podría la vida aparecer espontáneamente, o qué validez
tiene el registro de los comienzos narrados en la Biblia? Con todo, el
problema de los orígenes es muy abarcante porque trata del comien-
zo de casi todo. Un tema extenso demanda una amplia base de eva-
l uación. Este libro intenta dar una introducción al panorama más ge-
neral y abarcante. Solemos confiar en los expertos especializados,
que a su vez confían en otros expertos especializados, todos los cua-
l es han formado su "concepto del mundo" basados en opiniones ge-
neralizadas sin haber tenido la oportunidad de evaluar el cuadro más
amplio que se acepta, dándolo por sentado. Demasiado a menudo
formulamos conclusiones abarcantes a partir de bases estrechas, sin
darnos cuenta de que sufrimos del preconcepto de exclusión. Un soció-
l ogo mira una ciudad desde una perspectiva diferente de la del arquitec-
to, pero ambos ven parte del cuadro total. Este breve examen intenta "es-
pecializarse" en un vistazo más amplio, al evaluar diversas interpretaciones
basadas en datos científicos y en las Escrituras.
Mientras intentaba abarcar el cuadro más extenso me he visto forzado, por
LOS ORÍGENES

exigencias prácticas, a seleccionar un número limitado de temas para la discu-


sión. He procurado elegir los temas más importantes, es decir, los que presentan
el mayor desafío para la Biblia y para la ciencia. Los temas son abordados a
partir de una variedad de perspectivas. Comenzando con la historia del con-
flicto, este libro enfoca interpretaciones biológicas, paleontológicas y geológi-
cas. Luego siguen las evaluaciones de la ciencia, de la Biblia, y de las filosofías
i ntermedias entre el concepto creacionista bíblico y el modelo evolucionista de
l a ciencia. Hay decenas de otros tópicos que hubiera querido abordar, pero la-
mentablemente no es posible abarcar todo. ¡Muchos estarán contentos de que
no lo haya intentado!
Una de las premisas de esta obra es que la verdad debe tener sentido lógi-
co. En otros términos, la verdad debe soportar la investigación; además la inves-
tigación debe ser lo suficientemente abarcante como para ser apropiada a las in
terrogantes que se expongan. Uno de los aspectos desalentadores de la humani-
dad es que muchas veces, más de las que queremos admitir, creemos lo que
deseamos creer en lugar de lo que los datos nos dicen. Por eso, en nuestra bús-
queda de la verdad es muy importante evitar confiar en la conjetura y prestar es-
pecial atención a las bases más firmes que podamos encontrar.
Como científico activo, tomo muy seriamente la ciencia. Como valoro la
verdad y la religión, también tomo muy seriamente lo que dice la Biblia.
últimamente se han escrito muchos libros que desafían el creacionismo,
el evolucionismo o las ideas afines a ellos. En este libro, hasta donde me fue
posible, he procurado realizar una síntesis más constructiva. Esto me ha resulta-
do más factible en la segunda parte del libro. Al mismo tiempo he dedicado to-
do el esfuerzo posible para realizar una evaluación crítica. La mayoría de las
publicaciones que tratan este tema ignoran la geología. He tratado de cubrir es-
ta brecha tomando en cuenta este campo descuidado.
A menudo este libro enfoca la intersección de la ciencia con la religión. f
El lector pronto descubrirá que hay varios usos que se dan a términos generales
como ciencia o religión. Esto se presta a confusión, puesto que, en una discu
sión, la comprensión precisa es importante. Para aclarar la terminología, con
frecuencia he identificado usos específicos en el texto. De especial importancia
es el sentido en que se usan los términos ciencia, ciencia naturalista, ciencia
metodológica, religión, Escritura y teología. Se definen estos términos en el glo-
sario al final del libro.
Muchas de las conclusiones ofrecidas aquí no son las aceptadas corriente-
mente. Invito al lector a que evalúe éstas en base a los hechos y no a partir de
perspectivas preconcebidas. Los conceptos nuevos no se formulan simplemente
basándose en los viejos conceptos.
PREFACIO

Unos pocos capítulos (especialmente los capítulos 4, 8, 10 y 14) cubren


temas relativamente técnicos. He procurado simplificarlos lo más posible, pero
temo que algunos puedan tener dificultades para entenderlos. Son importantes,
pero algunos lectores podrán encontrar mayor beneficio si leen solamente las
conclusiones al final de los capítulos y siguen luego con los temas más senci-
ll os.
Alguien podría preguntar: ¿Presenta este libro un tratamiento equilibrado?
¿Está libre de preconceptos? Desafortunadamente, la respuesta a ambas pregun-
tas probablemente sea: No. He realizado esfuerzos especiales para ser imparcial
en la presentación de los hechos, dando especial atención a los datos más con-
fiables, pero ¿quién puede asegurar que está libre de preconceptos? Cuando se
trata de las interpretaciones de los datos que se tienen, no puedo asegurar que
he dado a cada punto de vista una atención equilibrada. Este libro no es un
examen de opiniones generalizadas. Sin embargo, en muchos campos, nuestro
nivel de información es tan escaso en comparación con lo que necesitamos pa-
ra llegar a conclusiones finales, que presentamos más de una opinión.
Siempre que tengo en mis manos un libro nuevo, una de las primeras cosas
que hago es ir al capítulo final para determinar la perspectiva del autor. Permíta-
me ahorrarle esa tarea, si es que estoy todavía a tiempo. Mi conclusión es que
hay mucho más información científica que corrobora la Biblia de lo que gene-
ralmente se supone. A pesar de haber una buena cantidad de datos científicos
que favorecen a la evolución, la visión global evolucionista es limitada y deja
muchas preguntas sin respuestas, inclusive el por qué de la existencia. Creo
que cuando se considera el cuadro total, el creacionismo explica más que el
evolucionismo. Las teorías de los orígenes que procuran combinar parte del
creacionismo con parte del evolucionismo (cap. 21) no son muy satisfactorias.
Carecen de definición como también de autenticidad científica y bíblica. Tam-
poco presentan autenticidad según otras fuentes de información.
Estoy consciente de que los que sostienen ideas que difieren de las mías
podrían hallar mi enfoque no de su agrado. Si este es el caso, les ruego acepten
mi sincera disculpa. Instaría a los tales a continuar estudiando, comunicando y
contribuyendo al acervo de conocimiento de la humanidad. Todos tenemos
mucho que aprender el uno del otro.

ARIEL A. ROTH
Loma Linda, Calif., USA
Marzo de 1997
AGRADECIMIENTOS

Ha sido de un valor inconmensurable la ayuda recibida de muchos amigos


con quienes he intercambiado ideas a través de los años. Todos los alumnos en
mis clases, y en especial los estudiantes de posgrado, han sido una constante
fuente de iluminación. En forma especial quiero agradecer a los doctores Robert
Brown, Arthur Chadwick, Harold Coffin, Jim Gibson, David Rhys y Clyde
Webster por sus valiosísimas sugerencias. Debo hacer mención especial de Kat-
herine Ching por su excelente ayuda con las referencias bibliográficas, aparente-
mente interminables. También aprecio muchísimo el apoyo que me brindara el
Geoscience Research Institute a lo largo de los años.
Quiero extender un agradecimiento especial a las siguientes personas por
sus sabias sugerencias tocante al manuscrito o partes del mismo, los doctores
Earl Aagaard, John Baldwin, David Cowles, Paul Giem, Thomas Goodwin,
George Javor, Karen Jensen, Elaine Kennedy, Glenn Morton, Bill Mundy, George
Reid, William Shea y Randy Younker. Ellos no tienen la culpa de ninguno de los
errores que pudieran haberse introducido en la copia final, ni por los puntos de
vista o prejuicios expresados aquí, por los cuales asumo la responsabilidad total.

Nota del Traductor. En esta traducción al español las referencias siguen,


en general, la práctica hispanoamericana para las referencias bibliográficas.
La excepción está dada en las referencias a artículos de publicaciones perió-
dicas, en las cuales se da el título del artículo entre comillas, el nombre de la
publicación en cursiva, el número del tomo, y entre paréntesis, el mes de
publicación o número de ese ejemplar y el año de publicación, y después
de dos puntos, las páginas en las que se encuentra el artículo indicado.
UNA PREGUNTA PERSISTENTE

Una cosa es desear tener la verdad de nuestro lado,


y otra es desear sinceramente
estar del lado de la verdad.
RICHARD WHATELY'

L A COMISIÓN DE EDUCACIóN de la Asamblea Legislativa del Estado de


Oregón estaba realizando una audiencia pública en la capital esta-
tal, Salem. La gran sala estaba atestada, y se abrieron otras cuatro salas
para acomodar a la multitud de curiosos. Sobre el tapete estaba la en-
señanza del creacionismo en las escuelas públicas de Oregón. El pú-
blico en general favorecía en forma abrumadora la enseñanza tanto
del creacionismo como del evolucionismo, y se estaba consideran-
do una nueva ley que exigía se diera una consideración equilibrada
a ambos puntos de vista.
Cuando hice mi presentación a la comisión, señalé que los
conflictos entre el creacionismo y el evolucionismo no tenían que
ver con los hechos, sino con la interpretación de los hechos. Tanto
l os evolucionistas como los creacionistas aceptan los datos de la
ciencia, pero les dan interpretaciones diferentes. Por ejemplo, los
evolucionistas enseñan que las semejanzas en la estructura, la bio-
química y la anatomía de las células de diferentes clases de anima-
l es y plantas se deben a un origen evolutivo común, mientras que los
` creacionistas consideran los mismos datos y los interpretan como la
i mpronta de un diseñador único, que es Dios.
Después de varias horas de discusión, el presidente de la comisión
ofreció sus observaciones finales. Indicó que en realidad no había nin-
gún problema en discusión, porque el creacionismo fue vencido por la
ciencia hace más de cien años. En su opinión, el conflicto había sido resuelto

19
20 LOS ORÍGENES 1 LAS PREGUNTAS

hace mucho. Esto dejó en algunos de nosotros la pregunta de por qué se había
llamado a esa audiencia pública. Como orador principal del punto de vista
creacionista, quedé impresionado por mi tremendo fracaso. Esta reunión me re-
cordó una vez más cuán emocionalmente involucrados estamos con el proble-
ma filosófico básico de nuestros orígenes. Este problema no fue resuelto hace
cien años, y hasta hoy muestra pocas señales de llegar a serlo. Durante dos-
cientos años ha habido un conflicto abierto entre las interpretaciones científicas
y la Biblia. Esta es una de las batallas intelectuales más grandes de todos los
tiempos. Las armas son la pluma y la lengua, y el campo de batalla es la mente
del hombre. Este problema afecta nuestra visión básica del mundo, nuestra ra-
zón de existir y nuestra esperanza para el futuro. No es un problema que se
pueda poner fácilmente a un lado.

UNA PREGUNTA PERSISTENTE: ¡CUÁL ES VERDADERA:


LA CIENCIA O LA BIBLIA?
La ciencia, probablemente el máximo logro intelectual de la humanidad,
i mpone con razón un alto grado de respeto. Cuando un hombre de ciencia hace
una declaración, puede no ser comprendido, pero probablemente le creerán.
Con frecuencia, los tribunales y la publicidad de productos comerciales apelan
a experiencias científicas como la palabra final. La ciencia, en combinación
con la tecnología, nos ha dado las computadoras, los módulos lunares y la inge-
niería genética. La ciencia casi ha sido más que exitosa. 2 No necesitamos dete-
nernos mucho en los éxitos de la ciencia.
La poderosa comunidad científica suscribe, en general, el concepto evolu-
cionista de que el universo y la vida se desarrollaron por sí mismos, mientras
que el concepto de un Dios que diseñó todo es puesto en duda o ignorado. Esto
lleva a la comunidad científica a un conflicto con los que creen en el informe
de la historia de la tierra que dan las Escrituras (la Biblia). En este relato, consi-
derado por muchos como una revelación histórica, Dios es el creador de todo, y
en esto el creyente encuentra significado para la realidad y puede comprender-
l a en parte. Por contraste, una evolución naturalista (es decir, no sobrenatural)
tiende a reducir la realidad a conceptos mecanicistas y, usando las palabras de
Shakespeare, la vida llega a ser "un cuento relatado por un idiota, lleno de soni-
dos y furia, pero que no significa nada".'
Aunque la ciencia es poderosa, la Biblia es un libro sin igual en cuanto a su
i nfluencia . 4 En 1975 se estimaba que se habían impreso 2.500 millones de
CAPÍTULO I / UNA PREGUNTA PERSISTENTE

ejemplares, y la producción anual es de unos 44 millones de ejemplares. Este


récord sobrepasa al rival más próximo, el Libro Rojo, una compilación de citas
de Mao Tse-tung, que tiene una circulación estimada de 800 millones de ejem-
plares. Su circulación aumentó considerablemente cuando su posesión era vir-
tualmente obligatoria en China. Otros libros de gran circulación en Occidente
son La verdad que conduce a vida eterna ( más de 100 millones) y el Libro Gui-
nness de récords mundiales ( más de 70 millones).' La distribución actual de las
Escrituras es más de 17 veces la de cualquier competidor secular. Con frecuen-
cia se imprimen y distribuyen porciones, libros y testamentos, lo cual aumenta
todavía más su distribución.
Un episodio importante en el conflicto entre la ciencia y las Escrituras lo
constituye el Siglo de las Luces, en el siglo XVIII. En este período la actividad in-
telectual se liberó de las creencias religiosas tradicionales y de la Biblia. La Ilus
tración no resolvió las preguntas básicas del hombre acerca de sus orígenes, y
del origen de todas las cosas, ni tampoco eliminó la Biblia. En los dos siglos úl-
ti mos, la batalla sobre la Biblia a veces ha rugido abiertamente; otras veces ha
sido menos activa. A pesar de este conflicto, la Biblia sigue siendo el libro más
buscado. Si la Biblia fuera un libro de entretenimiento, uno podría explicarse su
popularidad sobre esa base; pero no lo es, y a veces tiene dichos ásperos y
fuertes. Su popularidad se basa, por lo menos en parte, en la confianza que ge-
nera por su significación y su imparcialidad.
En vista de la amplia aceptación de la ciencia y de la Biblia, y de los puntos
de vista contrastables promovidos por ambas, no sorprende que haya una con-
troversia entre ellas. Muchos se preguntan sinceramente cuál es la fuente de
verdad más confiable. Esta pregunta será considerada de diversas maneras en
l os capítulos que siguen.
Las preguntas acerca de los orígenes últimos, tales como el origen de Dios
o el origen del universo, entran a veces en el análisis, pero con pocas evidencias
y menos respuestas definitivas. No nos detendremos en ellas porque, por falta
de evidencias, actualmente debemos permanecer abiertos. Analizaremos sí, en
profundidad, la validez relativa del concepto de evolución de la ciencia natura-
lista y el concepto de creación descritos en la Biblia. Hay más evidencias sobre
estos dos modelos. El estudio de estos temas tiene mayores posibilidades de dar
fruto.
A veces se afirma que tanto el creacionismo como el evolucionismo se ba-
san en la fe: ninguno de los dos puede ser demostrado. Hasta cierto punto esto
LOS ORÍGENES 1 LAS PREGUNTAS

es cierto, porque ambos representan eventos pasados únicos y singulares que


son difíciles de verificar y evaluar. Pero nuestra fe es más segura si está basada
sobre evidencias. Todos tenemos que ejercitar algo de fe. Lo hacemos cuando
plantamos una semilla o viajamos en avión. Tenemos fe de que lo normal pre-
valecerá. Pero esta fe está basada en experiencias pasadas. Del mismo modo,
nuestra respuesta a las preguntas acerca de los orígenes no debiera estar basada
sencillamente sobre una fe ciega. Existe una gran cantidad de evidencias que
tienen relación con esa pregunta persistente: ¿Cuál es verdadera: la ciencia o la
Biblia?

LA CONTROVERSIA&
Aunque los conceptos de evolución han existido durante siglos, un cambio
drástico ocurrió en 1859 cuando Carlos Darwin publicó su libro El origen de las
especies por medio de la selección natural, o la conservación de razas favoreci
das en la lucha por la existencia. Este tomo enfatizaba la evolución junto con un
mecanismo sugerente, la selección natural, para producir formas más avanzadas
de sida. La reacción hacia el libro de Darwin fue al comienzo muy mezclada,
pero después de unas pocas décadas, una gran cantidad de hombres de ciencia
y algunos teólogos comenzaron a aceptar alguna forma de evolución. Había
pocos detractores de las ideas de Darwin, especialmente entre los teólogos y
l os biólogos, incluyendo un grupo notable de la Universidad de Princeton que
adoptó una posición intermedia entre el evolucionismo y el creacionismo.
Hubo una resistencia organizada contra el evolucionismo a comienzos del
siglo XX en Inglaterra, pero la oposición más fuerte se desarrolló en los Estados
Unidos. El creacionista más influyente de ese período fue George McCready
Price (1870-1963), quien en numerosos libros desafió tanto el evolucionismo
como la validez de la columna geológica que se usa para ilustrar el progreso
evolutivo.
En la década de 1920 hubo un crecimiento de la preocupación pública en
favor del creacionismo, y varios estados promulgaron leyes prohibiendo la ense-
ñanza del evolucionismo en las escuelas públicas. Una de ellas fue la base para
el famoso Caso Scopes7 (a veces llamado el "Caso del mono") que atrajo aten-
ción mundial (Figura 1.1). John T. Scopes, un profesor de Biología del puebleci-
to de Dayton, Tennessee, fue hallado culpable de enseñar el evolucionismo y
más tarde absuelto sobre la base de una falla técnica. Ambos bandos declararon
haber vencido, y pocas opiniones cambiaron. Siguió la secuela típica de estos
CAPÍTULO I / UNA PREGUNTA PERSISTENTE

La atestada sala del tribunal durante el famoso juicio Scopes en Dayton, Tennessee (EE.UU.). Está
hablando el abogado Clarence Darrow.*

* Foto cortesía de Bryan College.

casos: libros, dramas y películas. En realidad, el problema básico fue más si el


evolucionismo o el creacionismo eran veraces, que si Scopes había violado la
l ey. En 1968 esta clase de leyes que prohibían la enseñanza de la evolución
fue declarada inconstitucional por la Suprema Corte de los Estados Unidos, no
sobre la base de si la 'evolución o la creación eran ciertas, sino sobre la base de
l a exigencia constitucional de la separación de la Iglesia del gobierno. En los Es-
tados Unidos no hay una religión oficial del Estado, y el tribunal argumentó
que prohibir la enseñanza de la evolución era favorecer el establecimiento de la
religión por parte del Estado, violando así la estricta separación entre la Iglesia y
el Estado.
Después de la controversia sobre la ley contra el evolucionismo en Te-
nnessee, hubo una calma relativa hasta la década de 1960, y algunos eruditos
previeron la desaparición de los conceptos bíblicos tradicionales. El historiador
R. Halliburton [h.] predijo en 1964 que "es poco probable un renacimiento del
LOS ORÍGENES 1 LAS PREGUNTAS

movimiento [creacionista]".a El teólogo Gordon Kaufamn, de Harvard, escribió


en 1971 que "la Biblia ya no tiene la autoridad singular y única para el hombre
occidental. Ha llegado a ser un monumento grande pero arcaico en nuestro
medio... Sólo en lugares aislados (y seguramente están desapareciendo rápida-
mente) tiene la Biblia esa clase de autoridad existencial y significación de que
una vez gozó en gran parte de la cultura occidental". 9
Pero la desaparición de la Biblia y del creacionismo predicha no se mate-
rializó en los Estados Unidos. Las iglesias evangélicas conservadoras crecieron
rápidamente en las décadas de 1 970 y 1980, mientras que las denominaciones
más liberales perdieron miembros, a veces, de a millones. El creacionismo
pronto surgió más fuerte que nunca, debido a una combinación de factores, in-
cluyendo los siguientes: 1) Muchos padres se molestaron por libros de texto de
biología, de nivel medio, bien escritos y financiados por el gobierno, que enfati-
zaban temas controvertidos, como la educación sexual y el evolucionismo, de
una manera que ellos consideraban ofensivo. 2) Un libro escrito por dos crea-
cionistas, John C. Whitcomb y Henry M. Morris, titulado The Génesis Flood [El
diluvio del Génesis], '° que estaba basado, en parte, en los puntos de vista de
George McCready Price, recibió amplia difusión y un sólido apoyo de los reli-
giosos conservadores. 3) Dos amas de casa influyentes en el sur de California,
Nell Seagraves y lean Sumrall, influyeron sobre la junta de Educación del Estado
de California para requerir que al creacionismo se le diera el mismo estatus que
al evolucionismo. Esta reglamentación fue modificada más tarde." Como Cali-
fornia es tal vez el Estado de mayor influencia en los Estados Unidos, la publici-
dad de esta decisión estimuló una cantidad de intentos legislativos en otros Esta-
dos para dar la misma consideración al creacionismo que al evolucionismo. En
l os años siguientes se presentaron docenas de propuestas de leyes relacionadas
con este tema a las legislaturas de los Estados(12)
Uno de los problemas mayores que alimentan el fuego de la controversia es
que la ciencia no está preocupada con la moralidad, y el evolucionismo es per-
cibido como un desafío a la Biblia, en la que existe gran preocupación acerca
de las normas morales. Por causa de esto, muchos consideran la enseñanza del
evolucionismo como un desafío a las normas tradicionales de conducta. Esto
no quiere decir que los hombres de ciencia no sean morales. Muchos de ellos
son modelos de rectitud estricta, pero la moralidad no es una preocupación de
l a ciencia ni de la teoría de la evolución, y los padres se ponen nerviosos cuan-
do se presenta en el aula como que ellas tuvieran autoridad por sobre la Biblia y
CAPÍTULO I / UNA PREGUNTA PERSISTENTE

su moralidad. Un estudio del contenido del creacionismo y del evolucionismo


en los libros de texto de biología de nivel medio en los Estados Unidos desde
1900 hasta 1 977 muestra un aumento general en la presentación de ambos,
aunque dominan los de contenido únicamente evolucionista.' 3 Para aumentar el
i nterés, el bien conocido creacionista Duane T. Gish viajó por todos los Estados
Unidos ganando muchos debates con los evolucionistas ante grandes audiencias
de universitarios. 1 4
Cuando la Suprema Corte de los Estados Unidos dispuso que el evolucio-
nismo no podía ser puesto fuera de la ley, los creacionistas procuraron estimular
l a enseñanza tanto del creacionismo como del evolucionismo. Este enfoque
también fue considerado ilegal en 1987 por la Suprema Corte, otra vez sobre el
mismo requisito constitucional indicado arriba, que requiere que el gobierno
permanezca neutral en lo tocante a asuntos religiosos. La Corte no permitió
que se enseñaran legalmente los aspectos científicos de las alternativas para el
evolucionismo, como tampoco las evidencias científicas contra el mismo. Esto
i ndujo a los creacionistas a promover el "creacionismo científico", que reducía
el énfasis en los aspectos religiosos del creacionismo. Los evolucionistas res-
pondieron declarando que el creacionismo no es ciencia, y que el principio de
l a separación de la Iglesia y el Estado requiere mantenerlo fuera de las escuelas
públicas y, en particular, de las clases de biología.
Con el correr de los años los argumentos cambiaron en forma dramática, al
ser grandemente influenciados por las decisiones de la Corte Suprema. En la
década de 1 920, cuando la enseñanza del evolucionismo era ilegal, los evolu
cionistas apelaron al principio de la libertad académica para estimular la inclu-
sión del evolucionismo. En la década de 1980, cuando los creacionistas estaban
tratando de incluir el creacionismo se escuchaba muy poco acerca de la libertad
académica, en particular, de parte de los evolucionistas, mientras los creacionis-
tas la promovían. La batalla ahora se ha trasladado de las legislaturas de los Esta-
dos a las juntas escolares locales y a los maestros mismos, quienes en los Esta-
dos Unidos tienen bastante autonomía. Los maestros se encuentran a veces en
aprietos entre los padres que están listos para demandar al sistema público de
educación por enseñar religión, y los que no quisieran que las convicciones re-
ligiosas de sus hijos sean destruidas por la ciencia secular. Un maestro informó
que cuando enseña el evolucionismo, él recoge todo el material distribuido en-
tre los alumnos para que los padres ni siquiera sepan lo que él les ha estado
enseñando.(15)
LOS ORIGENES 1 LAS PREGUNTAS

A veces la aspereza de la batalla es increíble. Con frecuencia los creacio-


nistas hablan antes de verificar los hechos, presentando informaciones grosera-
mente erróneas, incluyendo el incidente imaginario en el que Darwin, en su le
cho de muerte, habría confesado que la Biblia era verdadera.(16) Los evolucio-
nistas han proferido términos de menosprecio contra los creacionistas, llamán-
dolos "charlatanes que sólo se sirven a sí mismos"(17) y muchas otras descripcio-
nes peyorativas. Al debatir con un creacionista, un geólogo australiano se puso
guantes aislantes y, tomando con la mano un cable con electricidad, invitó a su
opositor a electrocutarse. 1 8 La publicidad generada por todas estas actividades
han contribuido a difundir el creacionismo hasta los rincones más apartados de
l a tierra. Ya no es un fenómeno restringido a los Estados Unidos o Inglaterra.
Se han formado sociedades creacionistas en docenas de países, especialmente
en Europa y el Lejano Oriente, con representantes en Australia, Sudamérica y el
África.(19)

Las encuestas de opinión pública en los Estados Unidos con respecto a los
orígenes de la humanidad han sorprendido tanto a creacionistas como a evolu-
cionistas.(20) La comunidad académica, especialmente los hombres de ciencia
que endosan el evolucionismo en general, se consternó al ver que sólo el 10%
de la población en general aceptaba el modelo evolucionista de las ciencias
naturales (sin Dios), mientras que casi la mitad creía en una creación reciente,
por lo menos para el hombre, realizada hace menos de 10.000 años; otros se-
guían posiciones intermedias (Tabla 1.1). Algunos hombres de ciencia se pre-
guntaban por qué, después de más de un siglo de educación evolucionista, tan
pocos seguían su doctrina. He escuchado a hombres de ciencia expresar su
preocupación por su incapacidad de vender el concepto, y la necesidad de me-
j orar su enseñanza. En mi opinión, el problema no es el arte de vender; los
científicos son buenos maestros, y el evolucionismo está bien presentado en
excelentes libros de texto. El problema es que los evolucionistas tienen un pro-
ducto que no es fácil de vender. Muchos encuentran difícil de creer que el
hombre y todas las complejas formas de vida que lo rodean, junto con una tierra
y un universo que tan adecuadamente sostienen la vida, se hayan organizado a
sí mismas. Del mismo modo nuestra capacidad para pensar, percibir, esperar y
estar preocupado, entre muchos otros atributos, todos parecen estar más allá
de un proceso evolutivo mecánico sencillo. Todo esto añade combustible al
fuego de la batalla sobre los orígenes.
CAPÍTULO i / UNA PREGUNTA PERSISTENTE

TABLA 1.1

Dios creó a los seres humanos dentro de los últimos 10.000 años 44 47 47
Los seres humanos se desarrollaron durante millones de años, pero
Dios guió el proceso 38 40 35
Los seres humanos se desarrollaron a lo largo de millones de años.
Dios no estuvo involucrado en ello. 9 9 11
Sin opinión 9 4 7

Creencias de los adultos en los Estados Unidos con respecto a sus orígenes. Las cifras representan
porcentajes obtenidos por encuestas Gallup realizadas en 1982, 1991 y 1993.

LA GUERRA SOBRE LA GUERRA


¿Existe realmente una guerra entre la ciencia y la Biblia? No tiene sentido
tratar de resolver un conflicto que no es real. Con respecto a esto, las opiniones
varían grandemente. La pregunta está muy cerca del problema persistente de si
l a ciencia o las Escrituras están en lo correcto. Si cualquiera de ellas es conside-
rada falsa, no hay conflicto. Algunos perciben que el problema se está resol-
viendo porque la religión está retrocediendo completamente ante la autoridad
de la ciencia. Para quienes creen en un Dios cuyas Escrituras tienen autoridad,
tal idea es inaceptable. Algunos seleccionan partes de la ciencia y partes de la
Biblia para tratar de resolver el conflicto. Al hacer así, tienden a negar la autori-
dad de ambas. Aún otros resuelven el conflicto negando la validez o importan-
cia tanto de la ciencia como de las Escrituras, creyendo que tienen poco que de-
cir acerca de las preguntas vitales para la existencia y el sentido de ella.
El problema se hace más confuso todavía por causa de una argumentación
artificial y una terminología vaga. Stephen J. Gould, el eminente evolucionista
de la Universidad de Harvard, no ve una guerra entre la ciencia y la religión
(no las Escrituras) porque en su opinión no hay conflicto porque "la ciencia tra-
ta con hechos reales, mientras que la religión lucha con la moralidad huma-
na"." El historiador David Livingstone repite este punto de vista: "Este modelo
de una guerra [entre la religión y la ciencia] ha sido desmantelado con precisión
forense por una escuadra de revisionistas históricos" .2s Estos historiadores a me-
nudo echan la culpa por esta imagen de una guerra a dos libros importantes
que aparecieron hace casi un siglo: History of the Conflict Between Religion
and Science [Historia del conflicto entre la religión y la ciencia], escrito por
LOS ORIGENES 1 LAS PREGUNTAS

John William Draper (1811-1882), y A History of the Warfare of Science with


Theology in Christendom [ Una historia de la guerra de la ciencia con la teología
en la cristiandad], de Andrew Dickson White (1832-1918) .z3
Draper, que abandonó l a fe religiosa de su familia, preparó un libro que
fue muy popular. Enfatizaba cómo la Iglesia, especialmente la Iglesia Católica
Romana, fue enemiga de la ciencia. Él enfatizaba el antagonismo entre la reli
gión y la ciencia como algo muy importante, en realidad, "el más importante de
todos los problemas vivientes" .24 White también se rebeló contra su formación
religiosa. Como primer presidente de la Universidad Cornell, la primera univer-
sidad explícitamente secular en los Estados Unidos, él afrontó fuerte oposición
religiosa. White reforzó la tesis de Draper de que la religión, y en especial, la
teología, sofocaban la verdad.
Tanto Draper como White fortalecieron su posición señalando que la Igle-
sia medieval había adoptado el concepto de que la tierra era plana. Curiosa-
mente, esta acusación del error de la Iglesia, era un error. La Iglesia medieval no
creyó que la tierra era plana;25 sin embargo, la acusación sirvió para reforzar la
i mpresión de que la religión estaba equivocada. Draper y White crearon "un
cuerpo de conocimiento falso por consultarse el uno al otro en lugar de las evi-
dencia? .26 La falacia de l a tierra plana se ha extendido a muchos libros de texto
en los Estados Unidos y aun en Inglaterra. Se presenta a Cristóbal Colón como
un héroe que se atrevió a luchar contra un dogma de la iglesia al aventurarse a
viajar por el mar desconocido, y descubrió América sin caerse por el borde de
l a tierra plana. Afortunadamente, se están haciendo esfuerzos para eliminar este
error de los registros históricos, pero la falacia popular sigue teniendo muchos
adherentes.
Algunas veces nos consolamos pensando en los errores de otros. El famoso
filósofo europeo Ludwig Wittgenstein repite esta tendencia para la historia en
general: "Una edad comprende mal a otra; y una época insignificante malen
tiende a todas las demás en su propia forma maliciosa" .27 El cliché "de la tierra
plana" acerca del pasado puede hacernos pensar cuán superior es nuestra forma
de ver las cosas a la de las generaciones pasadas, pero al usarlo en realidad es-
tamos reconociendo nuestra falta de información. El historiador Jeffrey Burton
Russell, de la Universidad de California en Santa Bárbara, comenta con mucha
perspicacia que "la suposición de la superioridad de 'nuestros' conceptos so-
bre los de culturas más antiguases la variedad de etnocentrismo más tenaz que
sobrevive". 28 En la controversia evolucionismo-creacionismo necesitamos man-
CAPÍTULO I / UNA PREGUNTA PERSISTENTE

tener en perspectiva el prejuicio de la supuesta superioridad de nuestros con-


ceptos. Como lo ilustran Draper y White, nuestro desprecio por las ideas más
antiguas puede conducirnos a senderos extraños y erróneos. Aunque reconozco
que nuestros avances en el conocimiento representan un progreso, también
quisiera advertir que nuestra propensión a despreciar el pasado implica que en
el futuro nuestra confianza en el presente pueda ser clasificada como necedad.
Lo que hoy parece ser progreso (verdad) puede muy bien ser interpretado como
error por generaciones futuras.
Volvamos a la pregunta sobre si hay guerra entre la ciencia y la religión. Sin
definiciones precisas de términos, la discusión de la guerra no puede resolverse.
Un libro reciente titulado Is God a Creationist? [¿Es Dios creacionista?) 29 pre
tende que Dios no es creacionista porque el creacionismo no es un concepto bí-
blico. Algunos que creen que la vida fue creada por Dios a lo largo de extensos
períodos se llaman "creacionistas", pero éste ni es el concepto bíblico de la
creación ni la forma común de entender el término creacionista. Podemos elimi-
nar la metáfora de la guerra si alteramos la definición de los términos. Esto es
como eliminar el crimen al legalizarlo. Después de hacer esto, el problema del
crimen subsiste. La redefinición de términos puede ser superficial. ¡No se puede
producir la unidad entre carnívoros y herbívoros con sólo darles nombres dife-
rentes! Al intentar una solución entre la ciencia y las Escrituras, los mismos tér-
minos se usan en formas diferentes y confusas. Por ejemplo, White pensaba
que la ciencia podía reconciliarse con la religión pero no con la teología. En for-
ma similar, algunas personas aceptan una forma de religión pero niegan la vali-
dez de la Biblia, aun cuando la Biblia ha sido el fundamento de mucha de la re-
li gión del mundo occidental. El término religión puede tener una variedad de
significados, que varían desde la adoración a Dios hasta la dedicación al secula-
rismo. Hasta ahora ha habido poco consenso en cuanto a una terminología
precisa. Pero las palabras descuidadas no pueden resolver este conflicto que va
más allá de sólo consideraciones semánticas.
Aunque Draper y White estaban equivocados acerca del concepto de la
tierra plana, probablemente estaban en lo correcto acerca de una guerra entre la
ciencia y la religión, y especialmente entre la ciencia y las Escrituras. La historia
está llena de ejemplos de tales confrontaciones, y no hay dudas de que existe un
conflicto entre las interpretaciones generales evolucionistas de la ciencia y el
concepto creacionista de la Biblia. Una gran parte de este libro se ocupa de es-
te conflicto. William B. Provine, el historiador de Biología de la Universidad
LOS ORÍGENES / LAS PREGUNTAS

Comell, quien endosa el evolucionismo, hace los siguientes comentarios agudos


con respecto a algunas de las ramificaciones de este conflicto como se desa-
rrolló en los Estados Unidos: "Los hombres de ciencia trabajan estrechamente
con los líderes religiosos con el fin de luchar contra la introducción del creacio-
nismo en las aulas de las escuelas públicas.
"Los líderes religiosos y los teólogos liberales, que también proclaman la
compatibilidad de la religión y la evolución, logran esta improbable posición
por dos caminos. Primero, renuncian a las interpretaciones tradicionales de l a
presencia de Dios en el mundo, algunos hasta el punto de ser ateos efectivos.
Segundo, sencillamente rehúsan comprender la biología moderna evolucionista
y siguen creyendo que la evolución es un proceso intencional.
"Se nos presenta ahora el espectro de los evolucionistas ateos y los teólogos
li berales, cuya comprensión de los procesos evolutivos es una tontería demos-
trable, que se unen con la ACLU (la Unión de las Libertades Civiles Americanas,
según las siglas en inglés) y los tribunales más altos del país para golpear a los
creacionistas, que se encuentran en una situación comprometida creciente. La
biología evolucionista, como se la enseña en las escuelas públicas, no muestra
ninguna evidencia de ser una fuerza deliberada de ninguna especie. Esto es
profundamente perturbador para los creacionistas. Sin embargo, en las cortes,
l os hombres de ciencia proclaman que nada en la biología evolucionista es in-
compatible con ninguna religión razonable, un concepto que también es apoya-
do por los teólogos liberales y los líderes religiosos de muchas denominacio-
nes. No sólo los creacionistas son incapaces de conseguir que su 'ciencia de la
creación' sea enseñada en las escuelas, sino que ellos tampoco pueden con-
vencer al sistema judicial de ninguna manera significativa de que el evolucionis-
mo es antitético a la religión; de este modo, las cortes están etiquetando sus
conceptos religiosos como terriblemente desviados. No es extraño que los crea-
cionistas (¡cerca de la mitad de la población!) están frustrados con el sistema y
quieren que se les dé un tiempo igual para expresar sus propios puntos de vista,
o por lo menos, se les evite ser apaleados por el evolucionismo". 3o
Hay pocas dudas de la existencia de un conflicto, en el que a menudo
se encuentran evolucionistas y teólogos liberales, de un lado, negando la vali-
dez de la creación bíblica, y creacionistas y teólogos conservadores afirmán
dola por el otro lado. Mucho gira en torno a la pregunta: ¿Cuál tiene más auto-
ridad: la ciencia o las Escrituras? Pero esa pregunta rápidamente pasa a proble-
mas más específicos tales como: ¿Es el informe bíblico de la creación un mito?
CAPÍTULO i / UNA PREGUNTA PERSISTENTE

¿Es posible un compromiso entre creación y evolución? En los próximos capítulos


se considerarán estas preguntas complejas desde diversas perspectivas.

¿QUÉ SE QUIERE DECIR CUANDO SE HABLA DE CREACIONISMO


Y EVOLUCIONISMO?
Aunque muchos conceptos se aclararán a medida que se desarrollen los
capítulos, en este momento puede ser útil clarificar algunos conceptos básicos.
Lo que corrientemente se entiende por creacionismo es el modelo bíblico.
En el informe de la creación, un Dios todopoderoso prepara la tierra para la vida
y crea las diversas clases de organismos vivientes en seis días de 24 horas cada
uno, descritos todos con su propia "tarde y mañana". La cronología bíblica tra-
dicional sugiere que esta creación ocurrió hace menos de 10.000 años, aun-
que la Biblia no trata directamente el tema de una fecha precisa para la crea-
ción. Algunos creacionistas creen que el universo también fue creado durante la
semana de la creación, mientras otros creen que existió mucho antes de ese
tiempo, y que sólo el mundo habitable fue creado durante la semana de la
creación. El foco del informe bíblico se centra en la creación de la vida misma y
de los factores importantes para la vida tales como la luz, el aire y la tierra seca.
Relacionada con esta creación hay una catástrofe universal, el diluvio del Géne-
sis, que enterró muchos organismos que ahora forman los estratos fosilíferos de
l a Tierra. Este diluvio explica el registro fósil en el contexto de una creación re-
ciente y, como tal, es un elemento importante en el concepto bíblico de la
creaciónY
El término evolucionismo tiene muchos significados. Algunos lo utilizan
para referirse a pequeños cambios de tamaño o de color, etc., que se ven en
l os seres vivientes. Sin embargo, tanto los creacionistas como los evolucionistas
reconocen que estos son variaciones biológicas normales. El sentido más gene-
ral de evolución se refiere al progreso de formas vivas de las más simples a las
más complejas. El concepto generalmente se extiende para incluir el origen de
l a vida y el desarrollo del universo. Es un enfoque mecanicista del tema de los
orígenes. Generalmente no se incluye a Dios como un factor explicativo. El de-
sarrollo ocurre en forma natural de acuerdo con nuestra comprensión de la
causa y el efecto. En el escenario evolucionista, el universo se formó por causas
naturales hace muchos miles de millones de años atrás. La vida sencilla surgió
espontáneamente sobre la Tierra hace miles de millones de años, y las formas
más avanzadas de la vida evolucionaron de las más sencillas, especialmente
LOS ORíGENES / LAS PREGUNTAS
a
durante los últimos centenares de millones de años. Hay muchas variaciones
de este tema general.(32)
Entre estos dos panoramas principales del creacionismo y del evolucionis-
mo, hay una variedad de conceptos que generalmente incorporan partes de
ambos. Se los designa con nombres como evolución teísta, creación progresiva
o evolución deísta. Estos modelos rechazan la perspectiva puramente mecánica
como la del evolucionismo. Apoyan la idea de un desarrollo progresivo de la vi-
da que a menudo incluye la obra de una clase de Dios, pero rechazan el regis-
tro bíblico de una creación reciente. Varias de estas ideas se analizarán en el ca-
pítulo 21.

EL CONFLICTO Y LA EXACTITUD
Probablemente el más pintoresco de los filósofos cínicos fue Diógenes de
Sínope. Esta figura imaginativa y carismática del siglo IV a.C. hizo mucho para
promover la filosofía cínica de la virtud como el único bien. Esta creencia esta
ba con frecuencia acompañada por un ascetismo extremo que parecía estar
ejemplificado en la vida de Diógenes. De él se cuentan muchos incidentes. Ar
gunos de ellos sin duda son apócrifos; sin embargo, sirven para ilustrar la enor-
midad de la brecha que a veces existe entre lo convencional y los ideales. Se
cuenta que Diógenes descartó su última posesión, su cuenco, después de obser-
var a un muchacho que bebía con sus manos ahuecadas. Él vivió en un barril de
madera prestado, idea que sacó de la observación de los caracoles. Su sarcas-
mo, a menudo hiriente, salió a la luz cuando Alejandro Magno le ofreció cual-
quier cosa que quisiera (¡una oferta de menor riesgo con Diógenes que con
muchos otros!). Su único pedido fue que Alejandro Magno se moviese hacia
un lado para que no le tapara la luz del sol. Uno de los incidentes más famosos
acerca de las actividades de Diógenes es la de su paseo por Atenas llevando
un farol encendido, a plena luz del día, en una infructuosa búsqueda de un
hombre honesto.
¿Encontraría Diógenes honestidad entre los creacionistas y los evolucionis-
tas de hoy? La honestidad, así como la exactitud o la exageración, es difícil de
evaluar porque no podemos discernir los motivos de los demás. Todos comete
mos errores involuntarios, que se llaman errores honestos. Pero cuando esta-
mos estudiando nuestros propios orígenes, el sujeto está tan ligado con nuestra
i dentidad y emociones que resulta muy difícil ser objetivo. Nuestras suposicio-
nes colorean nuestros procesos mentales. Tenemos, por supuesto, que ser tole-
CAPÍTULO I / UNA PREGUNTA PERSISTENTE

rantes de los puntos de vista de los demás, pero ha habido tanta mala informa-
ción en este conflicto, que debiéramos estar seguros de que estamos basando
nuestro análisis en información correcta. Dos informes ilustrarán nuestra necesi-
dad de hacer una evaluación cuidadosa de la información.
Hace varios años se publicó, en una cantidad de periódicos, diarios y otros
medios de información, un incidente acerca de un día perdido.(33) Ese relato afir-
maba que un grupo de hombres de ciencia del Centro de Vuelos Espaciales
Goddard, en Greenbelt, Maryland, habían estado estudiando las diversas posi-
ciones de los planetas de nuestro sistema solar en relación con el tiempo. No
pudiendo encontrar un acuerdo exacto entre los datos históricos antiguos y las
fechas esperadas, la computadora que estaba procesando los datos se detuvo.
Cuando se hicieron las correcciones para el día largo de Josué descrito en la
Biblia, 14 se obtuvo una armonía casi perfecta. Cuando se hizo una segunda co-
rrección para el retroceso del sol en diez "grados", en relación con el rey Eze-
quías, 35 se obtuvo un acuerdo perfecto.
Varias personas investigaron este informe con resultados decepcionantes.
La persona que relató el incidente no podía recordar de dónde se habían obteni-
do los datos originalmente, y nadie en el Centro de Vuelos Espaciales Goddard
parecía haber estado involucrado en este incidente de cálculos algo dramáti-
cos. Parece que el evento nunca ocurrió. Algunos trataron de exonerar a los
que perpetuaron el incidente al enfatizar los buenos propósitos e intenciones
que perseguían. Otros señalaron que el evento no debería haber sido tomado
tan en serio, ya que una cantidad de personas que creían en la exactitud de la
Biblia no lo aceptaron. Pero el incidente queda como una vergüenza para los
defensores de la Biblia.
Durante la segunda década de este siglo, Charles Dawson y Arthur Smith
Woodward anunciaron el descubrimiento de los restos humanos de Piltdown,
ahora famosos, en el condado de Sussex, en el sur de Inglaterra(36) El cráneo de
Piltdown se mantuvo por varias décadas como uno de los intermedios entre el
hombre y las formas inferiores. La caja craneal era notablemente humana,
mientras que la mandíbula era más similar a la de los simios, correspondiendo a
l a idea entonces dominante de que el cerebro conducía el desarrollo evolutivo
de los hombres. Algunos investigadores también informaron haber encontrado
algunos rasgos primitivos asociados con el cráneo más moderno. Unos 40 años
más tarde, tres renombrados antropólogos anunciaron que el cráneo de Pilt-
down era un fraude. La mandíbula había sido teñida, y los dientes limados para
LOS ORÍGENES / LAS PREGUNTAS

que hicieran juego con el cráneo. La datación relativa con la técnica del flúor
mostró que la mandíbula era mucho más reciente que el cráneo.
Algunos han tratado de excusar este incidente al señalar que siempre hubo
algunos que pusieron en duda la validez de los hallazgos de Piltdown. Sin em-
bargo, por lo menos durante un tiempo, el cráneo mantuvo una posición respe
tada en la propuesta del árbol genealógico del hombre, y el incidente constituye
una vergüenza para los defensores del evolucionismo.
Somos reacios a sugerir motivaciones específicas en los dos episodios, pero
que ocurrieran, y que por un tiempo cada uno de los argumentos fuera promo-
vido como válido por los defensores del creacionismo y del evolucionismo, es
tanto instructivo como embarazoso. Ellos sugieren que el celo irracional por lo
que uno cree ser cierto puede destruir la confianza en el punto de vista que se
está promoviendo. Esto debe ser evitado. La verdad no necesita el apoyo del
error. Además, nuestros puntos de vista pueden no ser correctos. La verdad es
verdad, nos guste o no.
Los incidentes informados arriba son aleccionadores: pueden sugerir que
un Diógenes moderno con su lámpara podría estar avanzando en un camino
muy largo. Que haya quienes están dispuestos a inventar "datos" para apoyar su
concepción del mundo testifica acerca de la intensidad del conflicto. La forma
de evitar ser engañados por "datos" inventados es la de no ser tan crédulos, pe-
ro no siempre es fácil evitarlo.

CONCLUSIONES
La ciencia es uno de los logros intelectuales más exitosos de la humani-
dad. Las Escrituras también son altamente respetadas, y la Biblia es con mucho
el libro más aceptado del mundo. Los hombres de ciencia seculares han pro
puesto un modelo evolucionista de los orígenes muy lento, a lo largo de mucho
tiempo, mientras que las Escrituras hablan de una creación reciente hecha por
Dios. La búsqueda de una evaluación de estos modelos de los orígenes ha teni-
do un curso interesante, disputado, y aveces engañoso. Se han propuesto diver-
sos esquemas para reconciliar estos dos modelos básicos de los orígenes, pero
estas componendas no han funcionado bien y se ven complicadas por definicio-
ríes confusas. Muchos se preguntan sinceramente si la verdad última con respec-
to a los orígenes se encuentra primariamente en la ciencia o en las Escrituras.
Esas preguntas no tienen una respuesta fácil.
CAPÍTULO I / UNA PREGUNTA PERSISTENTE

Notas y referencias:
1. R. Whately (1825), "On the Love of Truth", en: H.L. Mencken, ed., A New Dictionary of Quotations on Histo-
rical Principies from Ancient and Modern Sources (N. York: Alfred A. Knopf, 1960), p. 1223.
2. Esto se considerará con detalles en el capítulo 16.
3. William Shakespeare, Macbeth, v.v.26-28.
4. Ver el capítulo 18 para más detalles.
5. La mayor parte de las cifras provienen del Guinness Book of Records: a) D. McFarlan, ed., Guinness Book of
world Records 1990.29a. ed. (N. York: Bantam Books 1990), p. 197; b) M.C. Young, ed., Guinness Book of
Records 1995, 34a. ed. (N. York: Facts on File, 1994), p. 142. También se ha obtenido información de la
empresa Guinness Publishing Ltd., y de la Sociedad Bíblica Norteamericana.
6. Las publicaciones sobre esto son casi ilimitadas. Para una introducción bibliográfica, ver: a) D.N. Livingstone,
"Evangelicals and the Darwinian controversies: A Bibliographical Introduction", en: Evangelical Studies Bulle-
tin 4(2-1987):1-10. Algunas otras, entre muchas buenas referencias, incluyen: b) E.J. Larson, Trial and Error.
The American Controversy Over Creation and Evolution (N. York y Oxford: Oxford University Press, 1985); c)
D.N. Livingstone, Darwin's Forgotten Defenders: The Encounter Between Evangelical Theology and Evolutio-
nary Thougbt (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans Publishing Co. y Edinburgo: Scottish Academic Press,
1 987); d) G.M. Marsden, "Creation versus Evolution: No Middle Way", Nature 305(1983):571-574; e) R.L.
Numbers, "Creationism in 20th-Century America", Science 218(1982):538-544; f) R.L. Numbers, The Creatio-
nists: The Evolution of Scientific Creationism (N. York: Alfred A. Knopf, 1992); g) E.C. Scott, "The Struggle for
the Schools", Natural History 193(7-1994):10-13.
7. Ver el capítulo 19 para más detalles.
8. R. Halliburton, Jr. "The Adoption of Arkansas' Anti-evolution Law", Arkansas Historical Quarterly
230964):271-283.
9. G.D. Kaufman, "What Shall We Do With the Bible?", Interpretation: A lournal of Bible and Theology
250971):95-112.
10. J.C. Whitcomb, Jr., y H.M. Morris, The Genesis Flood: The Biblical Record and its Scientific Implications (Fi-
ladelfia: The Presbyterian and Reformed Publishing Co., 1961).
11. Para mayores informaciones, ver: a) L.R. Brand, "Textbook Hearing in California", Origins2(1975):98, 99; b)
K. Ching, "The Cupertino Story", Origins 2(1975):42, 43; c) K. Ching, "Appeal for Equality", Origins
4(1977):93; d) K. Ching, "Creation and the Law", Origins 5(1978):47, 48; e) B.L. Dwyer, "California Science
Textbook Controversy", Origins 1(1974):29- 34; f) J.R. Ford, "An Update on the Teaching of Creation in Cali-
fornia", Origins 3(1976):46, 47; g) C. Holden, ed., "Random Samples: Alabama Schools Disclaim Evolution",
Science 270:1305.
12. L.R. Bailey, Genesis, Creation and Creationism (N. York y Mahwah, NJ: Paulist Press, 1993), pp. 202-204.
13. a) S. Brande, "Scientific Validity of Proposed Public Education Materials for Balanced Treatment of Creatio-
nism and Evolutionism in Elementary Science Classrooms in Alabama", en: K.R. Walker, ed., The Evolution-
Creation Controversy. Perspectives on Religion, Philosophy, Science and Education: A Handbook (The Pa-
leontological Society Special Publication N° 1. Knoxville, TN: The University of Tennessee, 1984), pp. 141-
155; b) G. Skoog, "Topic of Evolution in Secondary School Biology Textbooks: 1900-1977", Science Educa-
tion 63(5-1979):621-640.
14. Para una muestra de los argumentos, ver: a) H.G. Coffin, "Creation is a Viable Alternative to Evolution as a
Theory of Origins: A Debate", Liberty 74(2-1979):10, 12, 13, 23, 24 (refutación en las pp. 24, 25); b) W.V.
Mayer, "Creation Concepts Should Not be Taught in Public Schools", Liberty 73(5-1978):3-7, 28, 29; c) A.A.
Roth, "Creation Concepts Should be Taught in Public Schools", Liberty 73(5-1978):3, 24-27, 28, 29; d) J.W.
Valentine, "Creation is not a Viable Alternative to Evolution as a Theory of Origins: A Debate", Liberty 74(2-1979):11, 14, 15 (refutación en las pp. 25, 26).

15. Ver Scott (nota 6g).


16. a) J. Moore, The Darwin Legend ( Grand Rapids, MI: Baker Books, 1994); b) W.H. Rusch, Sr., y J.W. Klotz, Did
Charles Darwin Become a Christian? (Norcross, GA: Creation Research Society Books, 1988); c) A.A. Roth,
LOS ORIGENES / LAS PREGUNTAS

"Retro-progressing", Origins 22(1995):3-7.


1 7. W.J. Frazier, "Partial Catastrophism and Pick & Choose Empiricism: The Science of 'Creationist' Geology"
(1984), en: Walker, pp. 50-65 (nota 13a).
18. a) [Anónimo], "Evolutionist Debater Descends to All-Time Low", Acts and Facts 17(6-1988):3, 5; b) Numbers
1 992, p. 333 (nota 6f).
19. Ver: a) Numbers 1982 (nota 6e); b) Numbers 1992, pp. 319-339 (nota 6f).
20. Para mayores detalles e interpretación, ver: A.A. Roth, "Creation Holding its Own" Origins 18(1991):51, 52.
21. S.J. Gould, "Impeaching a Self-appointed ludge: Book Review oí: P.E. Johnson, Darwin on Trial", Scientific
American 267(1-1992):118-121.
22. Livingstone (nota 6a), p. 1. En su libro Darwin's Forgotten Defenders (nota 6c), Livingstone da seis referencias
que desafían la imagen de una guerra.
23. a) J.W. Draper, History of the Conflict Between Religion and Science (N. York: D. Appleton and Co., 1875); b)
A.D. White, A History of the Warfare of Science with Theology in Christendom, 2 ts. (N. York: Dover Publica-
tions, 1896, 1960 (reimpresión). Para información del trasfondo de Draper y de White, soy deudor de: c)
D.C. Lindberg y R.L. Numbers, eds., "Beyond War and Peace: A Reappraisal of the Encounter between Chris-
tianity and Science"; Church History 55(1986):338-354; d) D.C. Lindberg y R.L. Numbers, eds., God and
Nature: Historical Essays on the Encounter between Christianity and Science (Berkeley y Los Angeles: Univer-
sity of California Press, 1986), pp. 1-18; e) J.B. Russell, Inventing the Flat Earth: Columbus and Modern Histo-
rians (N. York y Westport, CT: Praeger Publishers, 1991), pp. 36-49.
24. Draper, p. vi¡ (nota 23a).
25. a) S.]. Gould, "The Persistently Flat Earth" Natural History 103(3-1994):12-19; b) Lindberg y Numbers 1986
(nota 23c); c) Russell, pp. 13-26 (nota 23e).
26. Russell, p. 44 (nota 23e).
27. a) L. Wittgenstein, Culture and Value, G.H. von Wright y H. Nyman, eds.; P. Winch, trad. (Chicago: Univer-
sity of Chicago Press, 1980), pp. 86/86e; traducción de: Vermischte Bemerkungen. Ver también: b) A. Kemp,
The Estrangement of the Past: A Study in the Origins of Modern Historical Consciousness (N. York y Oxford:
Oxford University Press, 1991), pp. 177, 178.
28. Russell, p. 76 (nota 23e).
29. R.M. Frye, ed., Is God a Creationist? The Religious Case against Creation-Science (N. York: Scribner's, 1983).
30. W.B. Provine, Reseña de: "E.J. Larson, Trial and Error: The American Controversy over Creation and Evolu-
tion" [ver nota 6b], Academe 73(1-1987):50-52.
31. Se consideran informaciones adicionales sobre los conceptos creacionistas en los capítulos 10, 12, 19 y 21.
32. Mayores datos sobre el concepto evolucionista se verán en los capítulos 4, 5, 8 y 11.
33. Para algunos detalles, ver: H. Hill e I. Harrell, How to Live Like a King's Kid (South Plainfield, NJ: Bridge Pu-
blishing, 1974), pp. 65-77.
34. Josué 10:13.
35. 2 Reyes 20:9-11.
36. Opiniones recientes sobre este incidente muy discutido son: C. Blinderman, The Piltdown Inquest (Buffalo,
NY: Prometheus Books, 1986); b) ].E. Walsh, Unraveling Piltdown: The Scientific Fraud of the Century and its
Solution (N. York: Random House, 1996).
MODAS EN EL PENSAMIENTO

Primero, "Es absurdo


luego, 'Tal vez';
y al final, "Lo supimos siempre".'

U na de las maneras en las que la humanidad añade variedad a su exis-


tencia es cambiando el estilo de su vestimenta. Recuerdo cuando esta-
ban de moda las corbatas angostas. Más tarde, las corbatas que estaban
al día eran sumamente anchas, luego llegó a ser aceptable una va
riedad de anchuras; pero la mayoría hemos aprendido que debe-
mos guardar las corbatas viejas para estar preparados para el si-
guiente capricho. Las ideas parecen seguir el mismo esquema.
Ciertas ideas acerca de la dieta, la etiqueta adecuada o el arte es-
tán de moda por un tiempo, sólo para ser reemplazadas más tar-
de. Los conceptos filosóficos siguen el mismo diseño, y en dife-
rentes momentos y lugares han prevalecido diferentes concep-
tos. Unos pocos ejemplos son: el naturalismo, que es la nega-
ción de lo sobrenatural; el teísmo, que es una creencia en Dios; y
el agnosticismo, que es la idea de que la respuesta a las pregun-
tas básicas es " No sé". Podemos añadir el absolutismo, el animis-
mo, el determinismo, el materialismo dialéctico, el empirismo, el
panteísmo, el pluralismo, el racionalismo, y otros. Cada una de es-
tas "escuelas de pensamiento" tienen, o han tenido, sus adherentes
que creían en la verdad de esas ideas. Deberíamos recordar esto, lo
de la aprobación del grupo en las actividades intelectuales, al determi-
nar el peso de la evidencia de los diversos conceptos. Las ideas domi-
nantes cambian, pero ellas no cambian la verdad. Tres ejemplos ilustrarán
l as implicaciones de las modas en el pensamiento. También deberíamos re-

37
LOS ORÍGENES / LAS PREGUNTAS

cordar: Que muchas de las ideas humanas cambien con el tiempo no debe ser
excusa para abandonar nuestra búsqueda de la verdad. La verdad está allí, para
que la encontremos. Esto lo analizaremos más hacia el final del capítulo.

LA DERIVA CONTINENTAL
Estaba escuchando a mi profesor de Geología Física mientras hablaba
acerca de la forma en que se correspondían las piezas del "rompecabezas" de
l as costas este y oeste del Océano Atlántico. Mencionaba que a comienzos del
siglo un hombre llamado Wegener propuso que mucho tiempo atrás la América
del Norte y la del Sur estaban muy próximas a Europa y Africa, y que en ese
tiempo no existía la cuenca del Océano Atlántico. Desde entonces, los conti-
nentes se habían separado (Figura 2.1). Aunque la idea era interesante, mi profe-
sor comentaba que ya nadie le prestaba mucha atención. Poco se daba cuenta
de que en seis años la comunidad geológica iba a cambiar: de un rechazo vir-
tual a una aceptación casi total de la idea de Wegener.
Esta idea "nueva" llegó a ser un factor unificador y revitalizador muy fuerte
para el pensamiento geológico, originando revisiones de los conceptos de l a
formación de los continentes, las cadenas montañosas y el fondo oceánico. Los
textos de Geología tuvieron que ser escritos de nuevo. Vivir en momentos de es-
te gran cambio de pensamiento era a la vez excitante y solemne. Excitante por-
que se generaron muchas ideas y reinterpretaciones nuevas; solemne porque
uno se queda pensando qué otro concepto abarcante, que ahora es ridiculizado,
repentinamente llegará a ser aceptado como dogma.
Cuando Alfred Wegener (1880-1930) sugirió que los continentes se habían
movido, la idea dominante, aunque no exclusiva, era que en el pasado la tierra
se había contraído al enfriarse, y que las cadenas montañosas se debían a la
compresión lateral de las capas superficiales de la tierra. Esto es algo parecido a
l as arrugas que se forman en la cáscara de una manzana que se encoge al secar-
se. Wegener bosquejó una cantidad de evidencias que indicaban que en vez
de que la tierra se hubiera contraído, los continentes se habían trasladado sobre
l a superficie de la tierra .2 Entre sus muchos argumentos señalaba que los enor-
mes corrimientos laterales de las inmensas capas plegadas ("nappes") de los Al-
pes europeos, que se habían trasladado veintenas de kilómetros, eran demasia-
do grandes para ser explicados por la mera contracción. Además, había seme-
janzas de los tipos de rocas de ambos lados del Atlántico, lo que implicaba que
sus costas podían haber estado juntas en lo pasado.
CAPÍTULO 2 / MODAS EN EL PENSAMIENTO

Esquema que indica el movimiento de los continentes del mundo en tres períodos diferentes como
los visualizó Wegener. El diagrama inferior representa la disposición actual. Las regiones más oscu-
ras son mares, las regiones punteadas son mares poco profundos sobre los continentes, mientras
que las regiones blancas son tierra firme. Los conceptos más modernos proponen algunas modifica-
ciones en detalles, aunque la idea básica es bien aceptada.*

* De A. Wegener (nota 2). Reproducido con permiso de Methuen and Co.


LOS ORIGENES / LAS PREGUNTAS

El principal interés del alemán Wegener3 no era el movimiento de los con-


tinentes, aunque él publicó cuatro ediciones del libro en que desarrollaba esta
i dea. Él era principalmente un meteorólogo y explorador del Ártico. Esto último
fue su ruina. Dos de sus colegas, ubicados cerca del casquete de hielo de
Groenlandia en una estación de observación llamada "Eismitte" ("Medio del
hielo"), necesitaban suministros para el invierno. Con problemas en contra casi
i nsuperables, incluyendo la rotura de sus equipos, el abandono de casi todos sus
compañeros y temperaturas de -50°C, él y dos compañeros viajaron 400 km en
trineo desde la costa occidental de Groenlandia, llegando a Eismitte en el otoño
de 1930. Sin embargo, llegaron sin las provisiones, que habían tenido que dejar
por el camino. Los tres que quedaron en Eismitte se las arreglaron para sobrevi-
vir el invierno, pero Wegener y un compañero que trataron de regresar a la
costa perdieron sus vidas. Después de un día de descanso en Eismitte, los dos
salieron el 1 ° de noviembre, que era el 50º' cumpleaños de Wegener. El cuerpo
de Wegener fue encontrado en la primavera siguiente, más o menos a mitad de
camino hacia la costa, cuidadosamente sepultado por su compañero y bien se-
ñalado con los esquíes de Wegener. El compañero, que sólo tenía 22 años,
nunca fue hallado. Wegener probablemente murió en su carpa por una falla en
el corazón. La tumba de Wegener permanece en el Casquete de hielo de
Groenlandia. Una cruz de seis metros que señalaba el lugar hace mucho fue
cubierta con nieve y hielo.
Cuando Wegener murió, su idea del traslado de los continentes tenía pocos
defensores y una larga lista de adversarios, especialmente en América del Norte.
Estos oponentes a menudo reaccionaban con indignación y desdén hacia sus
i deas. En 1 926 se había realizado un simposio internacional en Nueva York pa-
ra discutir el tema, al que había asistido Wegener. Hubo hostilidad general a
l a idea. "Los 'grandes' entre los geólogos norteamericanos lanzaron salvas es-
truendosas en su contra ",4 y algunos lo acusaron de ignorar los hechos y de
practicar la autoexcitación. En los años que siguieron, el desprecio de la idea de
continentes que se trasladan fue lo suficientemente fuerte como para dañar la
reputación científica de alguien que apoyara la idea.' Tal vez el grado de aten-
ción y de resistencia a esta idea era una señal de su valor y fortaleza. Amenazas
sin valor e hipótesis sin sentido no atraen tanta atención.
Hacia fines de las décadas de 1950 y 1960 se recogieron nuevos datos que
encajaban bien con la idea de continentes a la deriva, y algunos hombres de
ciencia se atrevieron a promover las ideas de Wegener. De especial importancia
CAPÍTULO 2 / MODAS EN EL PENSAMIENTO

fueron los datos nuevos que sugerían que el polo magnético cambiante de la tie-
rra había invertido su orientación norte-sur muchas veces en lo pasado. Este es-
quema de inversión pudo detectarse porque las rocas volcánicas habían recogi-
do el magnetismo de la tierra al enfriarse y formar grandes cordilleras en el fon-
do oceánico. Para acomodar estos datos, se propuso que la superficie de la tie-
rra está cubierta con enormes placas móviles que se generan desde abajo a lo
l argo de uno de los bordes de estas cordilleras, mientras son absorbidas hacia el
i nterior de la tierra a lo largo de fosas del lado opuesto. Estas placas viajan lenta-
mente por la superficie de la tierra como enormes cintas transportadoras. El
movimiento de estas placas provocaba el movimiento de los continentes que
viajaban sobre ellas.6 Este es el modelo llamado de tectónica de placas. Faltaba
un buen mecanismo que trasladara las placas, pero, en forma sorprendente,
después de décadas de resistencia, la comunidad geológica abrazó la idea con
velocidad y pasión poco comunes. En cinco años, cualquiera que no creyera en
l a tectónica de placas y el movimiento resultante de los continentes se arriesga-
ba al ostracismo. Pero hubo algo de oposición. Al reseñar un libro que apoyaba
el concepto de la tectónica de placas, un geólogo comentaba que él no estaba
seguro de que el publicador del libro debía incluirlo en la lista de los libros que
no eran de ficción . 7 Una respuesta sugería que, en términos de distorsión, ¡"el li-
bro no puede competir con la reseña"!" Pero ganó la tectónica de placas. Ahora
es el punto de vista dominante que sólo cuestiona una pequeña minoría per-
sistente? La idea de que la tierra se contrajo ya no es aceptada,'° pero la idea de
que podría haberse expandido tiene apoyo limitado."
Wegener ha llegado a ser una especie de héroe en la ciencia por haber es-
tado unos 30 ó 40 años adelantado a su tiempo. Es desafortunado que no pudie-
ra vivir lo suficiente como para ver la aceptación de muchos de sus argumentos,
y el cambio completo de actitud de la comunidad científica hacia él. Muchos se
han preguntado por qué parece haber tenido esa previsión especial, y por qué
l os hombres de ciencia no lo aceptaron al principio. Algunos sugieren que el
peso de la evidencia no era suficiente en ese tiempo, 'z lo que no explica por
qué su evidencia, que fue aceptada más tarde, provocó hostilidad por tanto
tiempo. También se ha sugerido que su idea era demasiado revolucionaria para
su tiempo, dada la imposibilidad de aceptar cambios geológicos grandes, espe-
cialmente los causados por catástrofes. Además, Wegener sugirió la hipótesis
de que la formación del Océano Atlántico pudiera estar asociada con el diluvio
bíblico de Noé, una idea que la mayoría de los geólogos deseaba evitar." Va-
LOS ORIGENES / LAS PREGUNTAS

rios mencionaron que como Wegener era un meteorólogo y no un miembro de


l a comunidad geológica, el elitismo profesional favoreció el rechazo de sus
i deas. '4 Lo más probable es que todas las situaciones mencionadas fueran facto-
res que intervinieron. Es difícil desafiar conceptos establecidos; pero, como lo
ilustra la historia del modelo de las placas tectónicas, cuando finalmente se
acepta una idea, puede hacerse con rapidez.

LA ALQUIMIA

La alquimia (Figura 2.2) es otro ejemplo de una idea dominante y amplia-


mente aceptada que ha cambiado.(15) La alquimia, que básicamente fue un inten-
to de liberar partes del cosmos, tenía la aplicación práctica de tratar de cambiar
metales viles, tales como el hierro y el plomo, en oro. Como ahora la alquimia
tiene una mala reputación, rara vez se aprecia la realidad de que la idea básica
tenía un fundamento racional respetable. Así como se podía obtener hierro puro

Un alquimista en su laboratorio.*

* Pintura de David Teniers el joven. Reproducido con permiso del Institut Collectie Nederland.
CAPíTULO 2 / MODAS EN EL PENSAMIENTO

de minerales de hierro rojizos comunes, se podía razonar que debería también


ser posible obtener oro de sustancias relativamente vulgares, tales como el hie-
rro y el plomo. Además, Aristóteles había sugerido que los cuatro elementos
básicos: la tierra, el aire, el agua y el fuego, podían cambiarse el uno en el otro;
por ello, ¿por qué no tratar de cambiar el plomo en oro? En un sentido los pri-
meros alquimistas eran verdaderos hombres de ciencia que estaban tratando de
descubrir cómo producir oro de la misma manera que ellos suponían que la
naturaleza lo había formado en lo pasado.
La alquimia pronto llegó a asociarse con el misticismo. La búsqueda no se
li mitaba al oro, sino a lo que pudiera prolongar la vida, y aun dar vida eterna.
La alquimia podía, entonces, dividirse en dos partes: la alquimia práctica, y la
esotérica. La última generó considerable especulación, a veces hasta el punto de
oscuridad total. Había una búsqueda de una o más sustancias desconocidas,
llamadas la "piedra filosofal" o el "elixir de la vida", que podían producir oro y
una vida larga. Esta búsqueda llegó a ser para muchos una pasión consumidora.
La alquimia gozó de una presencia perdurable. En el mundo occidental
apareció en la región mediterránea oriental alrededor del siglo primero d.C. Ya
era aceptada en China varios siglos antes. Más tarde apareció en la India alrede
dor del siglo V d.C., que es más o menos el tiempo en que declinó temporal-
mente en el mundo occidental por causa de las tendencias místicas confusas.
Durante muchos siglos la practicaron los árabes, quienes tuvieron una cantidad
de alquimistas notables. En la época medieval y más tarde se esparció por Euro-
pa, donde gozó de mucho respeto. Reyes y nobles sostuvieron a menudo a los
alquimistas y sus laboratorios bien montados con la esperanza de aumentar sus
recursos. Probablemente la mayoría de la gente educada creía en el principio al-
quimista de la trasmutación de los elementos. Los adherentes a esta idea inclu-
yeron a personas tan notables como Tomás Aquino, Roger Bacon, Alberto Mag-
no, Isaac Newton, el famoso médico Paracelso y el emperador Rodolfo II. La
reina Elizabeth I empleó a varios alquimistas. El papa Bonifacio VIII fue un pa-
trono de la alquimia, pero el papa Juan XXII trató de prohibirla. La alquimia fue
aceptada por casi 2.000 años, aun cuando ningún metal común se transformó
en oro durante todo ese tiempo.
La práctica de la alquimia se vio plagada de falsificadores que gozaban
con la difusión de pequeñas informaciones erróneas pero que eran tentadoras.
Al mismo tiempo se arriesgaban a la ira de sus protectores porque no podían
producir oro, y a veces su única seguridad consistía en la huida. Demasiado a
LOS ORÍGENES / LAS PREGUNTAS

menudo recurrieron al fraude, y desarrollaron una cantidad de ardides, tales


como usar un tubo de hierro relleno con polvo de oro y con su extremo tapado
con cera que usaban para revolver sus mezclas. Cuando mezclaban un líquido
caliente en un caldero, la cera se derretía, y el polvo de oro que había en el in-
terior del tubo aparecía como si recién se hubiera trasmutado. Los impostores
dieron mala reputación a la alquimia, y los alquimistas verdaderos fueron forza-
dos a trabajar algunas veces en secreto.
En el siglo XVII la práctica de la alquimia se amplió para incluir la fabrica-
ción de una cantidad de productos químicos útiles, mientras la búsqueda de l a
piedra filosofal disminuía. Muchos de estos descubrimientos más nuevos sirvie
ron de base para el desarrollo de la química moderna. Irónicamente, la trasmu-
tación es ahora un proceso corriente. Usando aceleradores de partículas y reac-
tores nucleares, se han preparado numerosos elementos a partir de otros; sin
embargo, la fabricación de oro por este proceso es demasiado costosa para ser
económica. La idea dominante de la trasmutación alquimista por medios quími-
cos comunes, que gozaron de aceptación por casi dos milenios, está ahora
muerta. La alquimia demuestra que hay ciencia estéril. El éxito de la química
muestra qué hay ciencia fecunda.

LA CAZA DE BRUJAS
El esquema de ideas dominantes no se limitó a las empresas científicas. En
1 459 una congregación francesa de adoradores devotos, que solía ir a lugares
solitarios de noche para adorar a Dios, fue acusada de estar confabulada con el
Diablo. Los informes decían que en esos lugares secretos el Diablo aparecía y
l os instruía, les daba dinero y alimentos, mientras los adoradores le prometían
obediencia. '6 Estos adoradores, que incluían a ciudadanos respetables junto
con algunas mujeres con debilidad mental, fueron arrestados. Fueron sujetos a
torturas penosísimas, como la del potro, mientras se les exigía la confesión de
l os hechos de que se los acusaba. Muchos de ellos admitieron como hechos
esas imaginaciones, e implicaron a otros por sugerencia de sus atormentado-
res. Algunas veces, estos nuevos acusados ¡resultaron ser enemigos personales
de los atormentadores! Los culpables eran colgados o quemados, aunque algu-
nos pudieron escapar después de pagar grandes sumas de dinero. Una investiga-
ción ordenada 32 años más tarde por el Parlamento de París encontró que las
sentencias no eran válidas, pero para la mayoría de los acusados era demasiado
tarde.
CAPÍTULO 2 / MODAS EN EL PENSAMIENTO

Este incidente ocurrió en las primeras etapas de la manía de la caza de


brujas, una idea diabólica persistente que dominó a Europa durante tres si-
glos." Con fervor demoníaco, cualquier persona de quien se sospechara que
tenía alguna clase de relación con el Diablo era buscada y castigada. Muchos
fueron quemados vivos, colgados, decapitados o destrozados hasta morir. Cual-
quier desgracia como la pérdida de las cosechas, una muerte repentina y la
Muerte Negra (peste bubónica), que a veces era violenta, era atribuida a estas
brujas. Un grupo de mujeres, algunas de ellas bastante jóvenes, eran acusadas
por testigos aparentemente confiables de participar en danzas de brujas a me-
dianoche' debajo de un roble. Los esposos de algunas protestaron de que sus
esposas habían estado en casa con ellos a esas horas, pero se les dijo que el
Diablo podría haberlos engañado, y que sólo la apariencia de ellas había que-
dado en casa. Esto confundía a los esposos; y sus esposas fueron quemadas. '8
Varias personas asumieron la misión de cazar a cualquiera que pudiera estar
asociado/a con el demonio. Se dice que un acusador se jactaba de haber decla-
rado culpables y quemado a 900 brujas en 15 años.' 9 No sólo se persiguió a
personas, sino también a cerdos, perros, muchos gatos, y aun un gallo, fueron
ahorcados o quemados. Era difícil, si no imposible, detener esta manía. Cual-
quiera que negara las acusaciones era torturado hasta que confesaba. Pocos se
aventuraban a protestar por esta práctica, por temor a ser condenados a muerte.
Este delirio predominó en Alemania, Austria, Francia y Suiza. También se di-
fundió a Inglaterra, a Rusia, y aun a través del Atlántico a los Estados Unidos.
Nadie sabe cuántos fueron muertos; los registros no son completos. Algunas es-
ti maciones llegan hasta nueve millones.2° Probablemente, no menos de varios
centenares de miles de personas perdieron la vida.
Esta alocada idea ilustra tanto la subjetividad de algunos conceptos acepta-
dos como también su potencial para dañar. Puede haber un amplio golfo entre
ser aceptado y ser correcto. No deberíamos confiar en la opinión popular para
determinar la verdad. Ni la ciencia ni las Escrituras son necesariamente verdade-
ras porque sean aceptadas. Se necesita considerar también otros factores al de-
terminar cuál es la verdad. Sin duda los factores sicológicos y sociológicos jue-
gan un papel significativo en el desarrollo, la popularidad y la persistencia de
muchas ideas que la humanidad considera verdaderas.

LOS PARADIGMAS Y LA VERDAD


Un concepto corriente acerca de la ciencia es que cuidadosa y constante-
LOS ORÍGENES / LAS PREGUNTAS

mente destruye la ignorancia, al obtener triunfos en las batallas de las fronteras


del conocimiento. Esta idea, algunas veces fomentada por los hombres de cien-
cia mismos, encontró un obstáculo importante en 1962 al publicarse el libro
de Thomas Kuhn, The Structure of Scientific Revolutior(21) [La estructura de las
revoluciones científicas]. Este libro, muy influyente, provocó controversias des-
de el principio. Desafiaba la autoridad y la así llamada "percepción inmacula-
da" de la ciencia .22
Kuhn propuso que la ciencia, en lugar de representar la acumulación de
conocimientos objetivos, es más bien el ajuste de los datos bajo conceptos am-
pliamente aceptados "que por un tiempo proporcionan problemas y soluciones
modelos" . 23 Kuhn llamó a estas ideas paradigmas. Los paradigmas son concep-
tos amplios que pueden ser verdaderos o falsos, pero que son aceptados como
verdaderos. Como tales concentran la atención en conclusiones que armoni-
zan con el paradigma y limitan las innovaciones fuera del paradigma. Ejemplos
de paradigmas son la tectónica de placas y el catastrofismo. 24 Estos conceptos
establecen las restricciones (constraints) de lo que Kuhn llama la "ciencia nor-
mal", en la que los datos son interpretados dentro de los límites del paradigma
aceptado. Algunas veces tenemos un cambio de paradigma, y a eso Kuhn llama
una "revolución científica". La aceptación de la tectónica de placas fue una re-
volución científica. Kuhn enfatiza también que si un hombre de ciencia no en-
cuadra sus conclusiones dentro de un paradigma aceptado, éstas probablemen-
te serán rechazadas como metafísicas o demasiado problemáticas. Esta actitud
tiende a prolongar la vida del paradigma. Los paradigmas son también apoyados
por la realidad de que uno se siente más seguro cuando está en armonía con la
opinión dominante. En vista de esto, puede ser bueno que nos recordemos la
frase incisiva de que si siempre seguimos a la mayoría, hay pocas posibilida-
des para progresar. Los cambios de un paradigma a otro son bastante difíciles ya
que hay demasiada inercia intelectual que vencer .25
Kuhn no se hizo más simpático a la comunidad científica al rotular un
cambio en el paradigma como una "experiencia de conversión" . 26 También ob-
jetó la idea acariciada del progreso en la ciencia, al declarar: "Podemos, para
ser más precisos, tener que abandonar la noción, explícita o implícita, de que
l os cambios en el paradigma llevan a los hombres de ciencia y a quienes
aprenden de ellos más y más cerca de la verdad" .27 En otras palabras, un nuevo
paradigma puede alejarnos de la verdad.
Aunque hay algunos detractores, el concepto del paradigma ha sido am-
CAPíTULO 2 / MODAS EN EL PENSAMIENTO

pliamente aceptado y ha sido aplicado más allá de la ciencia, aun en la teolo-


gía. La palabra "paradigma", que se refiere a un concepto dominante aceptado,
ha llegado a ser una palabra de uso corriente entre las personas educadas.
Las ideas de Kuhn han generado considerable agitación y aun reformas,
especialmente en la historia, la filosofía y la sociología de la ciencia. Muchos
sociólogos ven un fuerte componente sociológico que gobierna tanto las pre
guntas como las respuestas que genera la ciencia.(28) El concepto de que la comu-
nidad científica regula la clase de preguntas que los hombres de ciencia hacen,
como también las respuestas que aceptan, no encuadra con la imagen que mu-
chos científicos tienen de su ciencia como de una búsqueda abierta de la ver-
dad; pero la idea de una influencia sociológica en la ciencia ha ganado conside-
rable aceptación.
Es obvio que la conducta de grupo que muestra la comunidad científica
cuando trabaja dentro de un paradigma o se desliza hacia otro, traiciona una
falta de pensamiento independiente entre los hombres de ciencia. Sin embargo,
en general, la ciencia sí avanza hacia la verdad. Puede haber muchos paradig-
mas falsos a lo largo del trayecto, pero eventualmente debiéramos llegar más
cerca de la verdad a medida que los datos de la naturaleza se incorporan a los
conceptos en desarrollo.
La historia de los paradigmas cambiantes nos dice que necesitamos cavar
más hondo que las opiniones prevalecientes si esperamos llegar a la verdad. Yo
sugeriría dos antídotos para evitar que seamos vencidos por engaños popula
res. 1) Deberíamos practicar más el pensamiento independiente. Esto puede
afectar nuestro deseo de aprobación social, pero también desafiará la condi-
ción gregaria intelectualmente improductiva. 2) Al evaluar un paradigma, haría-
mos bien en determinar la base de su aceptación. Hay datos buenos y datos
pobres. Hay conclusiones sólidas y conclusiones especulativas. Hay suposicio-
nes, y existen suposiciones basadas en suposiciones. Esto hace que la tarea de
evaluación sea laboriosa, pero es necesaria. Al tratar de determinar cuál idea es
l a correcta, uno debe evaluar críticamente el fundamento sobre el que está ba-
sada cada punto de vista en competencia, y no dejarse influir indebidamente
por el "clima de opinión".

LA VERDAD: UNA ESPECIE EN PELIGRO DE EXTINCIÓN


Una de las modas más corrientes es dudar de casi todo, o mantener una
mente abierta sobre la mayoría de los temas. Desafortunadamente, muchas
LOS ORÍGENES / LAS PREGUNTAS

mentes abiertas han mostrado que sólo están vacías. ¡Cuán a menudo escucha-
mos ambos lados de un tema, pero ninguna conclusión! En los menesteres aca-
démicos, demasiado a menudo nos satisfacemos con sólo presentar diversas
opiniones posibles, con frecuencia dentro de un sólo paradigma amplio, pero
sin conclusiones finales. Demasiado a menudo nuestra investigación termina
con una pluralidad de posibilidades. Sin duda esto es parte de la base del tradi-
cional y satírico "Puede ser", que es la conclusión final de una disertación doc-
toral típica. Reconociendo la naturaleza provisoria de los paradigmas puede
animarnos a pasar por alto la evaluación necesaria y recurrir al descreimiento
de casi todo. Hasta podemos abandonar la búsqueda de la verdad; pero hacerlo
es simplista, perezoso, infructífero y aburrido.
El famoso autor francés Moliére escribió una comedia mordaz titulada El
matrimonio a la fuerza.(29) La pieza, que fue escrita a pedido del rey Luis XIV,
fue un éxito instantáneo, y ocasionalmente el rey más opulento de Francia has
ta participó en las representaciones. Esta comedia se refiere a algunas de las de-
bilidades de la humanidad en un contexto humorístico, instructivo y no muy
sutil. En el texto, un caballero maduro y rico se pregunta si debería casarse con
una señorita joven que está interesada principalmente en su riqueza. Pide el
consejo de varias personas, incluyendo a dos filósofos. El primer filósofo es
aristotélico y está tan preocupado con sus propias opiniones, su filosofía y las
definiciones de los términos, que el pobre caballero no puede comunicarle la
realidad de su problema práctico. Se aleja chasqueado y le pide consejo a un fi-
l ósofo escéptico. Al presentarse, le informa a este filósofo que ha venido a bus-
car consejo; tras lo cual éste le responde: "Te pido que cambies esa forma de
hablar. Nuestra filosofía nos prescribe no enunciar una proposición positiva, si-
no hablar de todo con dudas, y siempre a suspender nuestro juicio. Por esta ra-
zón, no debieras decir: Yo vengo, sino: Parece que he venido". Sigue un largo
análisis acerca de si el caballero realmente vino o sólo parece que vino. Otras
declaraciones de hechos que hace el caballero son recibidas con comentarios
de desaprobación tales como "puede ser", o "no es imposible", y "eso puede ser
así". El filósofo rehúsa atender la pregunta real del caballero. La tensión crece, y
l a realidad apremiante aparece de repente cuando el exasperado "caballero"
patea al filósofo que responde con gritos y comentarios insultantes. Al informar
al caballero de que es una insolencia y una afrenta golpear a un filósofo como
él, lo amenaza con una apelación al magistrado. El caballero responde apro-
piadamente: "Le pido que corrija esa manera de hablar. Debemos dudar de to-
CAPÍTULO 2 / MODAS EN EL PENSAMIENTO

do; y usted no debiera decir que yo lo he golpeado, sino que parece que lo he
golpeado". Argumentos posteriores proporcionan al caballero oportunidades
adicionales de responder al filósofo con las mismas declaraciones dubitativas
que él acaba de escuchar. El filósofo, que está seguro de que lo han golpeado,
escucha de nuevo comentarios como "puede ser así", y "no es imposible". El
caballero está instruyendo orgullosamente al filósofo acerca de las debilidades
del escepticismo.
Nuestro medio intelectual presente no parece estar libre de las debilidades
de los tiempos de Moliére. Demasiado a menudo el relativismo, el agnosticis-
mo, y el escepticismo son respetados, mientras la certeza y la verdad aparecen
amenazadas. Está de moda poner en duda casi todo. Las dudas a veces son esti-
muladas por sí mismas, aun cuando tengan muy poco para contribuir excepto
dudas adicionales.
El relativismo, el agnosticismo y el escepticismo, que reducen la verdad a la
i ncertidumbre, no pueden reclamar ninguna certeza de ser correctas. Sus pro-
pias doctrinas demandan que tengamos incertidumbre acerca de casi todo lo
que podría ser significativo, lo que incluiría estas mismas proposiciones. Si no
cree usted en nada, ¿puede ser consecuente y todavía creer que usted no cree
en nada? En las palabras de Pascal: "No es cierto que todo sea incierto". s°
No hay dudas: podemos y deberíamos rechazar muchas ideas, y la precau-
ción es una virtud al evaluar una plétora de conceptos. Además, hay lugar para
una suspensión legítima de juicio por falta de información. Al elaborar la ver
dad, debiéramos ser razonables y equilibrados en nuestra aceptación de ideas
con una cuidadosa indagación. Hay lugar para hacer preguntas, pero no todo
ha de cuestionarse para siempre, y la tarea importante de separar la verdad del
error no debiera ser víctima de un escepticismo infructuoso. Una erudición sóli-
da puede permitirse dar lugar a la verdad. No necesitamos relegarnos innecesa-
riamente al campo del "tal vez" donde todo parece, pero nada es.
Algunas veces este juego de dudar se enfrenta cara a cara con la realidad
de los datos sencillos y fríos, tales como el choque entre un témpano de hielo y
el Titanic. Si nos roban nuestro dinero, su existencia y el concepto de propiedad
llegan a ser reales; si llegamos tarde y perdemos un vuelo, el tiempo llega a ser
muy real. Nuestra moda de tener dudas también puede ser sacudida por la rea-
li dad de que alguien ataque físicamente a un filósofo escéptico. (De paso, en la
comedia de Moliére, los parientes de la joven dama obligaron al hombre rico a
casarse con ella.) Un divorcio o el perdón a un criminal pueden recordarnos
LOS ORÍGENES / LAS PREGUNTAS

que los valores morales, la integridad y el perdón también son parte de la reali-
dad. La mayoría de nosotros aceptamos la existencia de la falsedad, pero la
aceptación de ella también implica la existencia de la verdad. Algunas veces
en medio de todas nuestras dudas la realidad nos confronta y exige nuestro res-
peto. Si hay realidad, hay verdad; pero no la encontraremos si dudamos de to-
do. El que duda de todo ciertamente no tiene tanto que ofrecer como el que
busca la verdad.
Que tengamos paradigmas dominantes, que cambian de tanto en tanto, no
debiera impedirnos buscar la verdad basada en informaciones sólidas. La reali-
dad está allí, la verdad existe, y es posible obtener un grado satisfactorio de cer-
teza.
La verdad es tan importante que debiéramos buscarla con diligencia y pro-
teger activamente su derecho a existir.

CONCLUSIONES
La historia de las actividades intelectuales del hombre incluyen la acepta-
ción de ideas amplias y dominantes llamadas paradigmas. Un ejemplo es la
i dea dominante ahora de que los continentes derivan por la superficie de la
Tierra (tectónica de placas). Los paradigmas vienen y pasan, y pueden ser ciertos
o falsos. La aceptación general no es una garantía de su validez. La opinión po-
pular no es un criterio sólido de la verdad. Al buscar la verdad, debiéramos evi-
tar caer en la trampa de paradigmas erróneos practicando el pensamiento inde-
pendiente y la investigación exhaustiva; y basar nuestras conclusiones sólo so-
bre los datos más sólidos. -
Que los paradigmas cambien no debiera quitarnos la certeza de que la
verdad existe y de que el estudio cuidadoso nos ayudará a encontrarla.

Notas y referencias:
1. Este aforismo, en diversas formas, ha sido atribuido a distintos autores, incluyendo a William James, Thomas
Huxley y Louis Agassiz.
2. A. Wegener, The Origin of Continents and Oceans, J. Biram, trad. (Londres: Methuen & Co., 1967). Título del
original: Die Entstehung der Kontinente und Ozeane (1929), 4a. ed. rev.
3. Las siguientes referencias dan un panorama general de su vida: a) A. Hallam, Great Geological Controversies,
2a. ed. (Oxford: Oxford University Press, 1989), p. 137-183; b) M. Schwarzbach, Alfred Wegener, the Father
of Continental Drift, C. Love, trad. (Madison, WI: Science Tech., Inc., 1986). Título del original: Alfred Wege-
ner und die Drift der Kontinente (1980); c) W. Sullivan, Continents in Motion: The New Earth Debate, 2a. ed.
( N. York: American Institute of Physics, 1991).
4. Sullivan, p. 14 (nota 3c).
CAPÍTULO 2 / MODAS EN EL PENSAMIENTO

5. Ibíd., p. 19.
6. Para más detalles, ver Hallam, pp. 164-173 (nota 3a).
7. A.A. Meyerhoff, "Reseña de D. y M. Tarling, 'Continental Drift: A Study of the Earth's Moving Surface' ",
Geotimes 17(4-1972):34-36.
8. R. Cowen, H.W. Green II, LD. MacGregor, E.M. Moores, J.W. Valentine, "Review Appraised" (Cartas al direc-
tor), Geotimes 17(7-1972):10.
9. Para comentarios adicionales, véase el capítulo 12.
10. Sin embargo, una publicación reciente en apoyo de una tierra que se contrae es R.A. Lyttleton, The Earth
and its Mountains (N. York y Londres: John Wiley and Sons, 1982).
11. Ver el capítulo 12. Ver también H.E. LeGrand, Drifting Continents and Shifting Theories (Cambridge y N.
York: Cambridge University Press, 1988), pp. 251, 252.
12. P. Thagard, Conceptual Revolutions (Princeton, NJ: Princeton University Press, 1992), pp. 181, 182.
13. a) R.N. Giere, Explaining Science: A Cognitive Approach (Chicago y Londres: University of Chicago Press,
1988), p. 229; b) N.A. Rupke, "Continental Drift before 1900", Nature 227(1970):349, 350. Ver el capítulo 12
acerca del problema de las interpretaciones catastrofistas.
14. a) Giere, pp. 238, 239 (nota 13a); b) Hallam, p. 142 (nota 3a); c) Schwarzbach, p. xv (nota 36).
1 5. Este breve informe está basado principalmente en las siguientes referencias: a) K.K. Doberer, The Goldmakers:
10.000 Years of Alchemy (Westport, CT: Greenwood Press, [1948]`1972); b) M. Eliade, The Forge and the
Crucible, S. Corbin, trad. (N. York: Harper & Brothers, 1962). Traducción de: Forgerons et Alchimistes
(1956); c) J.R. Partington, A Short History of Chemistry, 3a. ed. (Londres: Macmillan & Co., 1957); d) R. Pear-
sall, The Alchemists (Londres: Weidenfeld and Nicholson, 1976?); e) H.W. Salzberg, From Caveman to Che-
mist: Circumstances and Achievements (Washington, DC: American Chemical Society, 1991); f) J.M. Still-
man, The Story ofAlchemy and Early Chemistry (N. York: Dover Publicaciones, 1960; reimpresión de la edi-
ción de 1924).
1 6. Este informe procede de C. Mackay, Extraordinary Popular Delusions and the Madness of Crowds (N. York:
Farrar, Straus and Giroux, 1932 118521), p. 478.
1 7. a) W.C. Dampier, A History of Science and its Relations with Philosophy and Religion, 4a. ed. rev. (Cambrid-
ge: Cambridge University Press, 1948), pp. 142-144; b) B. Easlea, Witch Hunting, Magic and the New Philo-
sophy. An Introduction to Debates of the Scientific Revolution, 1450-1750 (Atlantic Highlands, NJ: Humani-
ties Press, 1980); c) J.M. Luck, A History of Switzerland. The First 100.000 Years: Before the Beginning to
the Days of the Present (Palo Alto, CA: The Society for the Promotion of Science and Scholarship, 1985), pp.
182, 183; d) Mackay (nota 16); e) E. W. Monter, Witchcraft in France and Switzerland: The Borderlands During
the Reformation (Ithaca y Londres: Cornell University Press, 1976); f) B. Rosenthal, Salem Story: Reading the
Witch Trials of 1692, Cambridge Studies in American Literature and Culture, N° 73 (Cambridge y N. York:
Cambridge University Press, 1993); g) J.B. Russell, Witchcraft in the Middle Ages (Ithaca y Londres: Come¡¡
University Press, 1972); h) G. Tindall, A Handbook on Witches (N. York: Atheneum, 1966).
1 8. Mackay, pp. 482, 483 (nota 16).
1 9. Ibíd., p. 482 (nota 16).
20. Tindall, p. 25 (nota 17h).
21. T.S. Kuhn, The Structure of Scientific Revolutions (Chicago: The University of Chicago Press, 1962), p. vi¡¡.
22. Para algunas evaluaciones y análisis de la obra de Kuhn, ver, entre muchas referencias: a) I.B. Cohen, Revolu-
tion in Science (Cambridge, MA y Londres: The Belknap Press of Harvard University Press, 1985); b) G. Gut-
ting, ed., Paradigms and Revolutions: Appraisal and Applications of Thomas Kuhn's Philosophy of Science
(Londres y Notre Dame: University of Notre Dame Press, 1980); c) L. Laudan, Progress and its Problems: To-
ward a Theory of Scientific Growth (Berkeley y Los Ángeles: University of California Press, 1977); d) LeGrand
(nota 11 ); e) S.H. Mauskopf, ed., The Reception of Unconventional Science, American Association for the
Advancement of Science Selected Symposia (Boulder, CO: Westview Press, 1979); f) E. McMullin, ed., The
Social Dimensions oí Science, Studies in Science and the Humanities from the Reilly Center for Science,
Technology, and Values, t. 3 (Notre Dame: University of Notre Dame Press, 1992); g) S. Shapin, "History of
Science and its Sociological Reconstructions", History of Science 20(1982):157-211.
23. T.S. Kuhn, The Structure of Scientific Revolutions, 2a. ed. (Chicago: University of Chicago Press, 1970), p. vi¡¡
LOS ORÍGENES / LAS PREGUNTAS

( ver nota 21 ).
24. Para un análisis del paradigma catastrofista, ver el capítulo 12.
25. B. Barber, "Resistance by Scientists to Scientific Discoveries", Science 134(1961):596-602.
26. a) Kuhn 1970, p. 151 (nota 23); b) Cohen, pp. 467-472 (nota 22a), también se refiere a las experiencias de
conversión en la ciencia sin implicar ninguna significación religiosa, en el sentido corriente en que se entien-
de el término "religión".
27. Kuhn 1970, p. 170 (nota 23).
28. Algunas opiniones recientes se pueden ver en McMullin (nota 22f).
29. J.B.P. Moliére, The Forced Marriage, en: H. van Laun, trad., The Dramatic Works of Moliére (Edinburgo: Wi-
lliam Patterson, [166411875), t. 2, pp. 325-389.
30. B. Pascal, Pensées [Pensamientos], A.J. Krailsheimer, trad. (Londres y N. York: Penguin Books, 1966), p. 214.
REUNAMOS TODO

Este es el hombre, ese verdadero anfibio


cuya naturaleza está dispuesta a vivir...
en mundos divididos y distintos.
SIR THOMAs BROWNE'

n el capítulo 1 nos referimos a la animada discusión acerca de la


validez de la ciencia y de la Biblia. Demasiado a menudo el tribalis-
mo intelectual se establece cuando se apunta al enemigo. Los creacio-
nistas siguen enfatizando el triste fraude de Piltdown que se había
usado para afirmar los conceptos de la evolución humana, pero que
hace mucho ya ha sido descartado del árbol evolucionista del hom-
bre. Los evolucionistas nunca parecen cansarse de recordar la "his-
toria de terror" de cómo la Iglesia persiguió a Galileo Galilei
(1564-1642) por enseñar, correctamente, que la Tierra gira alre-
dedor del Sol. La historia con frecuencia ha sido distorsionada.
Parece que Galileo mismo fue algo agresivo, y aunque las amena-
zas que enfrentó fueron siniestras, nunca fue puesto en la cárcel ni
torturado.
Aunque el conflicto entre la ciencia y las Escrituras es genui-
no, ¿tiene las diferencias fundamentalmente irreconciliables que a
menudo se conjeturan? En este capítulo sugeriremos que, en el
contexto de una búsqueda intelectual sincera de la verdad que in-
cluye la búsqueda de conocimiento y comprensión, tanto la ciencia
como las Escrituras pueden trabajar juntas y, en realidad, necesitan
hacerlo. A menos que se lo defina de otra manera, el término ciencia,
como se lo usa en este capítulo, representa una metodología para en-
contrar cualquier verdad acerca de la naturaleza. Esta ciencia metodológica
está abierta a una amplia variedad de explicaciones, incluyendo la posibili-

53
LOS ORÍGENES / LAS PREGUNTAS

dad de un Diseñador. Esto está en contraste con la ciencia naturalista que, en su


búsqueda de la verdad, excluye el concepto de un Diseñador. No es posible
reconciliar la ciencia naturalista con las Escrituras, pero es posible reconciliar la
ciencia metodológica con las Escrituras.

LA CIENCIA Y LAS ESCRITURAS: NO SON COMPAÑERAS TAN EXTRAÑAS


Carlos Darwin publicó en 1859 su famoso libro El origen de las especies,
que tuvo un efecto dramático sobre la filosofía de la cultura occidental, y cien
años más tarde se realizaron varias celebraciones de ese acontecimiento históri-
co. Una de las más importantes se realizó en la Universidad de Chicago. En un
discurso pronunciado durante esa convención, que duró cinco días, Sir Julián
Huxley, nieto del defensor de Darwin y su "policía", Thomas H. Huxley, afirmó:
"La tierra no fue creada; evolucionó. También lo hicieron los animales y las
plantas que la habitan, incluyéndonos los humanos, mente y alma así como ce-
rebro y cuerpo. También lo fue la religión... El hombre evolucionado ya no
puede huir de su soledad refugiándose en los brazos de una figura paterna divi-
nizada, a quién él mismo creó, ni escapar de la responsabilidad de hacer deci-
siones cobijándose bajo el paraguas de una Autoridad divina, ni eximirse de la
dura tarea de afrontar sus problemas presentes y hacer planes para los futuros
descansando en la voluntad de una Providencia omnisciente, aunque desafortu-
nadamente inescrutable".'
El marco de esa declaración fue una convocación especial que se realizó
en la imponente Capilla Rockefeller. Curiosamente, esa declaración se hizo só-
l o minutos después de que unos 1.500 hombres de ciencia de 27 países inclina-
ron su cabeza en una oración al "Dios todopoderoso".
¿Por qué esos hombres de ciencia, que celebraban los logros de Darwin,
estarían orando a Dios? Esto debería originar una pregunta acerca de nuestro
estereotipo de los hombres de ciencia. Muchos científicos son religiosos en un
grado variable; y muchos toman a las Escrituras como base de su religión. Esto
i mplica que podría no existir una dicotomía tan fundamental entre la creencia
en la ciencia y la creencia en las Escrituras. En el momento presente, la ciencia
naturalista tiene dificultades en incorporar algo religioso en su menú de explica-
ciones, porque tales explicaciones son consideradas inaceptables. Pero este no
era el caso hace unos pocos siglos, cuando se establecieron los fundamentos
de la ciencia moderna.
No hay dudas de que existen algunas diferencias grandes entre los enfo-
CAPÍTULO 3 / REUNAMOS TODO

ques básicos de la ciencia y los de las Escrituras. La ciencia está basada en la


observación de la naturaleza y se concentra en dar explicaciones, mientras que
l as Escrituras pretenden dar información dotada de autoridad y se concentra en
l as actividades de Dios y en los significados. La ciencia dice estar abierta a revi-
siones cuando surgen nuevas ideas, mientras que la Biblia tiene un tono más
de finalismo. Sin embargo, como se verá en capítulos posteriores, los hombres
de ciencia pueden desarrollar una posición de autoridad y finalismo, especial-
mente con respecto a la autoridad de la ciencia; de modo que las diferencias
reales a este respecto no son tan grandes como se supone.
Hay algunas semejanzas en el enfoque básico que usan tanto la ciencia
como las Escrituras. Las observaciones científicas y las Escrituras están más en la
modalidad de datos, mientras que las explicaciones científicas y la teología es
tán más en la modalidad de interpretaciones. Los datos científicos y las Escritu-
ras tienden a no cambiar, mientras que las interpretaciones de ambos pueden
variar ampliamente. A menudo, el mismo proceso racional básico se usa en la
i nterpretación de ambos. Tanto la ciencia como las Escrituras se superponen en
grado limitado y se complementan mutuamente. Si hemos de encontrar la ver-
dad, y el significado de la realidad que nos rodea, no debemos ignorar ninguna
de ellas. Si hay un Creador, la naturaleza puede darnos información acerca de
ese Creador; si no hay Creador, la ciencia necesita encontrar una explicación a
l a existencia casi universal de la religión.

LOS ANTECEDENTES BÍBLICOS DE LA CIENCIA


Una idea que intriga y que se ha difundido durante el último medio siglo
desafía la dicotomía que generalmente se sugiere que existe entre la ciencia y
l as Escrituras. La tesis es que la ciencia se desarrolló en el mundo occidental
por causa de sus antecedentes judeo-cristianos. En otras palabras, en lugar de
que la ciencia y las Escrituras se encuentren en mundos diferentes, la ciencia
debe su origen y filosofía a la Biblia. Un número impresionante de eruditos
apoyan esta tesis. 4
El matemático y filósofo Alfred North Whitehead, quien enseñó en las Uni-
versidades de Cambridge y de Harvard, señala que las ideas de la ciencia mo-
derna se desarrollaron como "un derivado inconsciente de la teología medie- val".(5) El concepto de un mundo ordenado que se deduce del Dios de la Biblia,

racional y consistente, proporciona la base para la creencia en el concepto de


causa y efecto que reconoce la ciencia. Los dioses paganos de otras culturas
LOS ORIGENES / LAS PREGUNTAS

eran caprichosos, y esto no concuerda con la consistencia de la ciencia. R.G.


Collingwood, el profesor de Filosofía Metafísica de la Universidad de Oxford,
también sostiene esta tesis al señalar que la creencia en la omnipotencia de
Dios cambió la visión de la naturaleza desde la imprecisión al campo de la
precisión,(6) una perspectiva que se aviene mejor con la exactitud de la ciencia.
R. Hooykaas, profesor de Historia de la Ciencia en la Universidad de Utrecht,
también enfatiza que la cosmovisión bíblica contribuyó al desarrollo de la
ciencia moderna. De importancia especial fue el antiautoritarismo fomentado
por la Biblia que liberó a la ciencia de la autoridad de los teólogos.' Uno de los
escritores más importantes en esta área es Stanley L. Jaki, quien con doctora-
dos en Física y en Teología es Ilustre Profesor en la Universidad Seton Hall. Jaki
arguye que las culturas hindú, china, maya, egipcia, babilónica y griega co-
menzaron todas, en diferentes grados, con la ciencia, pero que, sin embargo,
terminaron en abortos. Él atribuye esto a su falta de confianza en la racionalidad
del universo. La tradición judeo-cristiana de la Biblia proporcionó la racionali-
dad necesaria para el establecimiento de la ciencia.' De interés para este tema
es la tesis más controvertida de Merton 9 que propone que el protestantismo, es-
pecialmente en la Inglaterra del siglo XVII, ayudó a emancipar la ciencia me-
diante su perspectiva antiautoritaria con respecto a los dogmas aceptados.
La tesis ampliamente aceptada de una relación estrecha entre la tradición y
la ciencia judeo-cristiana no puede establecerse en forma inequívoca. Sin em-
bargo, la misma existencia de esta tesis sugiere que no hay una dicotomía tan
definida entre la ciencia y las Escrituras.

PREFERENCIAS RELIGIOSAS DE LOS PIONEROS DE LA CIENCIA MODERNA


La relación que puede existir entre la ciencia y la Biblia se demuestra por la
profunda dedicación religiosa de los hombres de ciencia que establecieron la
ciencia moderna durante los siglos XVII y XVIII. Cuatro ejemplos de esto son:
Robert Boyle (1627-1691), que a veces ha sido llamado el padre de la quí-
mica; con toda certeza es el padre de la química física. Su mayor contribución a
l a ciencia fue el derrumbe de la idea clásica de que existen sólo cuatro elemen-
tos básicos: el fuego, el aire, la tierra y el agua. Este hombre de ciencia británico
i nnovador fue un cristiano muy devoto que creía que Dios podía mover la mate-
ria directamente. Él donó mucha de su riqueza a causas religiosas en Irlanda y
en Nueva Inglaterra.`
En Francia, el brillante matemático Blas Pascal (1623-1662) fue el instru-
CAPÍTULO 3 / REUNAMOS TODO

mento para establecer los principios de la probabilidad. También afirmó que


"todo el curso de las cosas debe tener por objeto el establecimiento y la grandeza
de la religión"." Su devoción religiosa, así como su mente calculadora se revelan
en su famosa propuesta hecha a un escéptico: Si Dios no existe, el escéptico no
pierde nada al creer en él; pero si él realmente existe, el escéptico gana la vida
eterna si cree en él. La conclusión es que vale la pena creer en Dios.
En Suecia, el biólogo Carl von Linné [Linneo](1707-1778) fue el miembro
más destacado de entre los profesores de la Universidad de Upsala. Notable por
establecer la significación de los niveles de género y especie en la clasificación de
l os organismos, y por clasificar casi todo lo que él conocía, su fama atrajo a erudi-
tos de todo el mundo. Él se opuso a cualquier idea contraria a la creación y creía
que "la naturaleza fue creada por Dios para su honor y para la bendición de la hu-
manidad, y todo lo que ocurre sucede por su mandato y bajo su dirección".' 2 En
su vida posterior modificó sus puntos de vista acerca de la fijeza de las especies
para permitir algunas variaciones pequeñas, como sostienen hoy los creacionistas.
Sir Isaac Newton (1642[3]-1727), a quien algunos consideran el hombre de
ciencia más grande de todos los tiempos, fue un profundo estudioso de la Biblia.
Se lo conoce más por establecer los principios del cálculo y por el descubrimien
to de las leyes de los movimientos planetarios. También encontró tiempo para es-
cribir extensamente sobre las profecías de Daniel y el Apocalipsis. Newton creía
que Dios es el creador y que la naturaleza nos permite conocer a ese Dios.(13)
Se podría citar veintenas de otros ejemplos semejantes para mostrar que los
fundamentos de la ciencia moderna se establecieron en una atmósfera dominante-
mente bíblica y que no existe un antagonismo fundamental entre la ciencia y las
Escrituras. La diferencia parece ser más un asunto de actitud. Los hombres de
ciencia que fueron nuestros pioneros practicaron buena ciencia, y para ellos la
ciencia era descubrir los principios que Dios había establecido en la naturaleza.
La presuposición aceptada sobre el origen de todas las cosas, y que generalmente
no se ponía en duda, era la creación; y esta atmósfera religiosa no estorbó el naci-
miento de la ciencia moderna.

LA RELIGIÓN Y LOS CIENTÍFICOS CONTEMPORÁNEOS


Se podría argumentar que la ciencia se desarrolló a pesar de la religión,
como lo sugiere la independencia actual de la ciencia contemporánea. Sin em-
bargo, por causa de la debilitación de la filosofía naturalista entre los hombres
de ciencia, este argumento es ciertamente menos válido ahora de lo que hu-
LOS ORIGENES / LAS PREGUNTAS

biese sido hace medio siglo. La aceptación generalizada de la mecánica cuánti-


ca (Max Planck, 1858-1947; Alberto Einstein, 1879-1955; Niels Bohr, 1885-
1962; Werner Heisenberg, 1901-1976) introdujo un elemento fundamental de in-
certidumbre en la ciencia. Por ejemplo, de acuerdo con la teoría de la mecánica
cuántica, hay incertidumbre en la medición simultánea de la velocidad y la posi-
ción. Esto fue una objeción a la sencilla causa y efecto de la ciencia clásica, y
junto con otros factores estimuló una atmósfera de humildad y temor reverente.
Aunque numerosos hombres de ciencia rechazan la religión y la Escritura, hay
un componente religioso contemporáneo definido en el pensamiento, especial-
mente en algunas de las ciencias físicas, '4 que favorece el concepto de una clase
de Dios o de organizador. Mencionaré tres nombres a modo de ejemplo, todos los
cuales escribieron extensamente sobre este tema.
Paul Davies es profesor de Física Teórica en la Universidad de Newcastle
sobre el Tyne, en Inglaterra. En su libro popular God and the New Physics [ Dios y
l a física nueva] sugiere que "la ciencia ofrece un sendero más seguro hacia Dios
que la religión"." En un libro posterior comenta que existen "evidencias podero-
sas de que hay 'algo que ocurre' detrás de todo" .'6 Además, apoya l a tesis presen-
tada más arriba en este capítulo de que los hombres de ciencia pueden ser religio-
sos: "Siguiendo a la publicación de God and the New Physics, quedé asombrado
al descubrir cuántos de mis colegas más cercanos practicaban alguna religión
convencional"."
Arthur Peacocke es un bioquímico y teólogo que sirvió tanto en la Univer-
sidad de Oxford como en la de Cambridge. Para él, Dios crea mediante sus le-
yes, pero también según el azar. Peacocke también expresa la idea de que la
realidad última es Dios.(18)
John Polkinghorne pasó más de 25 años trabajando como físico de las partí-
culas teóricas en la Universidad de Cambridge, cuando dio un viraje en su orien-
tación: se convirtió en un religioso anglicano. Se dedicó al estudio de la relación
entre la ciencia y la teología, pero más tarde llegó a ser administrador de un cole-
gio superior en Cambridge. Entre sus tesis está la proposición de que Dios sostiene
el Universo y está activo en él, y además, que él facilita nuestra libertad de elec-
ción.(19)
Esta es sólo una muestra pequeña de un grupo importante de hombres de
ciencia que están afirmando bastante claramente que la ciencia necesita una inte-
gración con la religión. Este grupo tiene un espectro bastante variado de puntos de
vistan° que, sin embargo, no encuadran en la imagen corriente de los hombres
CAPITULO 3 1 REUNAMOS TODO

de ciencia evolucionistas ni de los creacionistas que creen en la Biblia. Estos


puntos de vista ilustran que las ideas científicas y las bíblicas no son entidades
opuestas e irreconciliables.

LA IMPORTANCIA DE UN ENFOQUE AMPLIO


Las discusiones acerca de la religión no son inusuales entre los hombres de
ciencia. Algunas de nuestras publicaciones científicas más importantes tales como
Science [Ciencia] y Nature [Naturaleza] en repetidas ocasiones incluyen estas
discusiones, especialmente en la sección de cartas de los lectores. Ocasional-
mente la conclusión es que no hay conflicto entre la ciencia y la religión, ya que
son dos dominios separados. Otros toman una posición exclusivamente naturalis-
ta, y hasta sugieren que los hombres de ciencia debieran depositar sus cerebros
junto con sus sombreros y abrigos cuando entran por las puertas de una iglesia?'
Aún otros argumentan que la fe, que generalmente se asocia con la religión, es in-
dispensable para la ciencia. Para Norbert Muller, un profesor de Química en la
Universidad Purdue, "sencillamente no se puede hacer ciencia sin religión", por-
que un hombre de ciencia debe tener "fe en las presuposiciones que hacen que la
ciencia sea posible" .22 Otros eruditos sienten que la religión tiene una contribu-
ción importante, y aun una responsabilidad en proveer propósito y verdad,23 y
debería ser incorporada en cualquier sistema significativo de pensamiento. ¿Qué
línea de pensamiento deberíamos seguir?
En las empresas científicas, un enfoque amplio parece ser el más sabio. Una
de las tragedias de la ignorancia es que sus víctimas no se dan cuenta de su pro-
blema. No sabemos qué es lo que ignoramos, ni cuánto no sabemos. Debe bus
carse la verdad, y ésta debería tener sentido en todos los ámbitos. Por cuanto la
verdad es tan amplia, abarca toda la realidad; y nuestros esfuerzos para encontrar-
la también deberían ser amplios.
Es peligroso formarse un panorama del mundo sobre la base de un angosto
campo de conocimiento. Podemos elegir considerar sólo el mundo mecánico,
como lo hace la ciencia naturalista, o principalmente el mundo del pensamiento,
como lo hace la filosofía, pero ambos, así como otras perspectivas que incluyan la
dimensión espiritual del hombre, son partes de un todo que debe considerarse. La
Figura 3.1 ilustra la ventaja de un enfoque amplio. Un círculo puede representar la
ciencia y el otro las Escrituras. Existen áreas que no se superponen a la izquierda y
a la derecha, donde sólo la ciencia o las Escrituras nos pueden dar información.
Formarse una visión del mundo sobre la base de cualquiera de ellas parece ser
60 LOS ORÍGENES 1 LAS PREGUNTAS

Diagrama que ilustra la ventaja de un enfoque amplio, tal como el que combina la ciencia con las
Escrituras. Cada una de ellas, por sí sola, puede darnos informaciones valiosas, como lo ilustran las
partes derecha e izquierda de los círculos. Resulta una mayor riqueza de interpretación cuando se
combinan ambas, como lo muestra la porción central.

i nnecesariamente restrictivo. Cuando se consideran ambas, no sólo tenemos


una base más amplia de información, sino también una abundancia de riqueza
y significado. Al hacer las grandes preguntas acerca de los orígenes, no pode-
mos darnos el lujo de mirar sólo una estrecha franja de información.
Una razón adicional para un enfoque amplio es el control que ofrece una
variedad de enfoques para probar y establecer una verdad. "La verdad es eterna,
y el conflicto con el error sólo destacará su fuerza" .24
No es difícil encontrar evidencias de la insatisfacción generada por un en-
foque demasiado estrecho de la verdad. Una vez me pidieron que diera un se-
minario sobre creacionismo en el Departamento de Geología del campus Ri
verside de la Universidad de California. En mi presentación destaqué cuatro
puntos:(25) 1) es altamente improbable que la vida compleja pudiera surgir es-
pontáneamente; 2) los muchos eslabones perdidos del registro fósil sugieren
que la evolución de lo simple a lo complejo no ocurrió; 3) la ciencia cambia sus
puntos de vista con frecuencia; y 4) la ciencia y la Biblia tienen una amplia ba-
se racional en común. Incluí este último punto especialmente porque la persona
que solicitó mis servicios me informó que los estudiantes habían estado que-
jándose porque se les enseñaba sólo el evolucionismo en sus clases, y ellos de-
seaban escuchar el otro lado. Estaban insatisfechos con un enfoque demasiado
estrecho. Desde esta perspectiva, la pregunta insistente: "¿Cuál es la verdad: la
CAPÍTULO 3 1 REUNAMOS TODO

ciencia o las Escrituras?", no es una buena pregunta, aunque muchos la hacen.


Una pregunta mejor sería: "¿Qué verdad encuentro después de haber estudiado
tanto la ciencia como las Escrituras?"
El antropólogo cultural David Hess enfatiza que el movimiento espiritista
de fines del siglo XIX, que procuraba comunicarse con los muertos, fue "en gra-
do no pequeño" una respuesta a la ansiedad intelectual generada por los descu
brimientos de la geología, la biología y la astronomía, que tendían hacia un na-
turalismo puro. Él liga indirectamente el espiritismo con el movimiento más re-
ciente de la Nueva Era que a veces trata de sintetizar la sabiduría no occidental
con la ciencia moderna .26 Las tendencias artísticas y teológicas post-modernistas
que se alejan del modernismo sencillo también dan testimonio de un interés en
enfoques más amplios. El hombre a menudo quiere, y debiera procurar, tener el
cuadro completo. No se satisface sencillamente con una perspectiva estrecha.
La ciencia por sí misma tiende a ser materialista y privada de significado. La
búsqueda religiosa por sí misma puede inclinarse a las supersticiones erróneas.
Cada una ayuda a la otra. Alberto Einstein refleja esto cuando afirma: "La cien
cia sin religión es coja, la religión sin la ciencia es ciega". 27 Todo esto da cuerpo
a la necesidad de un enfoque amplio al hacer las preguntas más profundas
acerca de los orígenes.

DEUS EX MACHINA
A menudo Dios ha sido usado para explicar casi cualquier cosa. Hace bas-
tante más de un siglo algunos opinaban que sólo Dios podía crear compuestos
orgánicos tales como los azúcares, las proteínas, la urea, etc. Estas moléculas re
l ativamente complejas se asociaban con los organismos vivientes y el misterio
de la vida. Desde entonces se han sintetizado muchos miles de compuestos or-
gánicos diferentes y Dios ya no es necesario para este proceso. En el campo
cósmico, Sir Isaac Newton pensaba que Dios tendría que ajustar ocasionalmen-
te el universo para mantenerlo en funcionamiento correcto. Esta idea ya no es
tomada en serio. Hace siglos se pensaba que Dios había creado las chinches
para impedir que la gente durmiera demasiado, y se pensaba que los ratones
habían sido creados para enseñar al hombre a guardar alimentos. Estas ideas
también han sido descartadas. A medida que la ciencia ha avanzado, la necesi-
dad de usar a Dios como factor de explicación ha disminuido, y algunos pien-
san que aun si existe, ciertamente no es necesario.
LOS ORIGENES / LAS PREGUNTAS

El recurrir a Dios cuando se encuentran dificultades para explicar la natura-


leza se suele conocer con el nombre de "el dios de las brechas", o "deus ex
machina" (en latín, "Dios de las máquinas"). Esta última expresión surge de la
práctica que se usaba en los dramas griegos y romanos en los que un actor re-
presentaba a Dios que bajaba del cielo al escenario para resolver los grandes
problemas. Este efecto se lograba usando una grúa (la máquina); de allí la refe-
rencia al concepto de "Dios de la máquina" para resolver las dificultades cientí-
ficas. El concepto es generalmente tratado con desdén, lo que implica que
siempre que hay un problema, se recurre a Dios para resolverlo, mientras que, si
se le da tiempo suficiente, la ciencia eventualmente resolverá el misterio. Dios
no debería ser usado para llenar las lagunas de nuestra información.
Muchos hombres de ciencia también están preocupados con un Dios pode-
roso que es capaz de manipular la naturaleza a voluntad, y así alterar la consis-
tencia que hace posible la ciencia. A este respecto, ven un conflicto genuino en
tre Dios y la ciencia. Este conflicto no necesita ser tan severo si, como lo creían
l os pioneros de la ciencia moderna, los principios de la ciencia fueron creados
por Dios y la naturaleza refleja esa consistencia. En su pensamiento, Dios es el
autor de los principios que son el fundamento de la ciencia. Dios puede estar
por encima de las leyes que estableció, pero lo hace así muy raramente. Esto
permite que la ciencia actúe.
Aunque la observación del "deus ex machina" o "el Dios de las brechas"
tiene cierta validez, eliminar arbitrariamente todas las actividades de Dios de
esa manera es demasiado simplista. Necesitamos diferenciar entre el Dios de
l as brechas común y un "Dios de las brechas necesarias".(28) Para este caso, Dios
parece ser esencial. La síntesis de los compuestos orgánicos mencionados más
arriba parece expresar el concepto de "Dios de las brechas", mientras que los
progresos recientes en la biología molecular, que hacen que la posibilidad del
origen espontáneo de las cosas vivientes sea menos plausible, apoyaría el con-
cepto del "Dios de las brechas necesarias".. En este caso, parece que Dios está
llegando a ser más esencial al descubrir más y más relaciones bioquímicas
complejas programadas que no podrían originarse por sí mismas.( 29) Lo mismo
puede decirse del ajuste delicado del Universo que involucra valores extrema-
damente exactos para los factores físicos básicos. (30) No deberíamos usar la reali-
dad de que la ciencia ha sido capaz de duplicar algunos de los fenómenos atri-
buidos a Dios como una excusa para eliminar a Dios totalmente, especialmente
cuando encontramos que la naturaleza es más y más compleja y exacta.
CAPÍTULO 3 1 REUNAMOS TODO

¿ES EL CREACIONISMO UNA CIENCIA, Y ES LA EVOLUCIÓN UNA


RELIGIÓN?
En 1981 el Estado de Arkansas (EE.UU.) aprobó una ley que exigía que los
alumnos de las clases de ciencia de las escuelas públicas recibieran un trata-
miento equilibrado tanto del creacionismo como de la ciencia. La Unión de Li-
bertades Civiles Americanas (ACLU, en inglés) se opuso a la ley e inició un jui-
cio contra el Estadó, lo que originó el famoso juicio 31 en Arkansas, a veces lla-
mado "Scopes II".3z El juicio llamado "Scopes I" ocurrió en Tennessee, en
1925, en el que el evolucionismo ocupó la posición de la defensa. En el juicio
de Arkansas, la decisión final contra el creacionismo no fue hecha sobre la base
de los méritos intrínsecos del creacionismo o del evolucionismo. El juez Wi-
Iliam Overton, que presidió el juicio, declaró que la nueva ley era inconstitucio-
nal sobre la base del requisito constitucional norteamericano de la separación
de la Iglesia y del Estado. Para determinar que el creacionismo era religioso, el
juez Overton se apoyó fuertemente en el testimonio de Michael Ruse, un filóso-
fo de la ciencia en la Universidad de Guelph, en el Canadá. Ruse estableció
una definición estrecha de ciencia.(33) Después del juicio, el concepto restringido
de la ciencia que se había usado en el juicio fue demolido por otro filósofo de la
ciencia, Larry Laudan, de la Universidad de Pittsburgh, EE.UU. Laudan tiene
si mpatía por la evolución, pero, al referirse a la decisión del juez Overton, hizo
comentarios despectivos como "la decisión descansa sobre una hueste de re-
presentaciones equivocadas de lo que es la ciencia y de cómo actúa"; "este re-
l ato de falacias deplorables en la decisión de Arkansas"; "perpetuar y canonizar
un estereotipo equivocado de lo que es la ciencia"; y otros adjetivos tales como
"totalmente inapropiado", "anacronismo" y "sencillamente ridículo".` Obvia-
mente, la definición de ciencia es controvertida. Se han hecho muchas otras
críticas a la opinión escrita del juez .35 Él sostuvo que el creacionismo era reli-
gión, y no ciencia, y que esa clasificación la descalifica para ser enseñada en las
escuelas públicas.(36)
La disputa sobre la definición de ciencia manifestada en el juicio de Ar-
kansas subraya la verdad de que no sabemos cómo definir a la ciencia.(37) Los
evolucionistas reaccionan más bien negativamente ante la expresión "creacio
nismo científico", argumentando que tal cosa no existe. Han tenido éxito repeti-
damente en mantener al creacionismo fuera de las clases de ciencias al declarar
que el creacionismo no es ciencia, sino religión. A menudo afirman que el
creacionismo no es ciencia porque no hay manera de probar un milagro como
LOS ORIGENES 1 LAS PREGUNTAS

el de la creación. Sin embargo, luego dan un giro de 180° y escriben libros tales
como Scientists Confront Creationism [Los hombres de ciencia confrontan al
creacionismo]38 y usan la ciencia para refutar el creacionismo. ¿Pueden los
evolucionistas salir airosos de ambas maneras?
Como no hay una definición aceptada y amplia de la ciencia, el problema
de si el creacionismo es ciencia es debatible. Si la ciencia es realmente una
búsqueda sincera de la verdad, la ciencia podría aceptar el "creacionismo cien
tífico", y algunos de los pioneros de la ciencia moderna descritos más arriba en
este capítulo ciertamente podrían ser considerados como creacionistas científi-
cos. Por otro lado, si la ciencia se define como una filosofía puramente natura-
lista que por definición excluye el concepto de un Creador, entonces el creacio-
nismo científico no puede existir. Como es de esperar, los evolucionistas favore-
cen la segunda interpretación. Sin embargo, esta interpretación también signifi-
ca que la ciencia no es una búsqueda sincera de la verdad; como a menudo se
pretende que sea.
También se podría hacer la pregunta: ¿No es acaso la ciencia y/o el evolu-
cionismo una forma de religión? La lealtad, la pasión, y el fervor que exhiben
l os hombres de ciencia en las numerosas audiencias y juicios, ciertamente indi
caría que está involucrada más que una evaluación puramente objetiva. El libro
Evolution as a Religion [El evolucionismo como una religión] por Mary Mid-
gley39 señala cómo la ciencia puede actuar en muchas ocasiones como una reli-
gión. Otros autores también han enfatizado los aspectos religiosos del evolu-
cionismo y del darwinismo.(40) Pero en general, los argumentos legales para elimi-
nar el evolucionismo del aula por ser una religión no han prevalecido. La per-
cepción general es que el evolucionismo es una clase de ciencia, y que el crea-
cionismo es una religión. En realidad, no hay una línea clara de separación en-
tre la ciencia y la religión, porque ambas pueden ser comprendidas como una
amplia visión del mundo con rasgos superpuestos.

LA PREGUNTA MÁS IMPORTANTE


En una audiencia pública ante el Consejo de Educación del Estado de Cali-
fornia propuse que la comunidad científica no debiera temer al creacionismo, y
que debería permitírsele competir libremente con el evolucionismo en el aula.
Esto daría a los alumnos la libertad de escoger entre varias opciones, favore-
ciendo así un cierto grado de libertad académica.(41) Los evolucionistas argu-
mentaron que el creacionismo no es ciencia. Repetidamente se han refugiado
CAPíTULO 3 1 REUNAMOS TODO

en ciertas definiciones de lo que es la ciencia para procurar mantener al crea-


cionismo fuera del aula de ciencias. Sin embargo, como dice el refrán francés:
"C'est magnifique, mais ce n'est pas la guerre!" (¡Esto es magnífico, pero esto no
es la guerra!) La pregunta real es: ¿Cuál es cierto: el creacionismo o el evolucio-
nismo? Desafortunadamente, esa pregunta a menudo está enterrada bajo un cú-
mulo de cuestiones semánticas, técnicas y de autoridad.
En la misma audiencia pública me impresionó el clamor de un clérigo,
quien señaló que sus parroquianos estaban tratando de inculcar en sus niños
l os principios morales y los valores de la Biblia. Estos mismos parroquianos te
nían que enviar a sus niños a las escuelas, sostenidas por los impuestos de los
mismos parroquianos, y allí los profesores de ciencia destruían la confianza
que los padres habían tratado de establecer en la Biblia y sus principios. Estos
padres difícilmente podrían interesarse en las diversas definiciones de ciencia o
en las batallas acerca del campo académico; sencillamente estaban tratando de
alimentar en sus niños la moralidad y la comprensión basadas en la Biblia, y las
escuelas las estaban destruyendo.
Todo esto nos ayuda a enfocar la necesidad de asociar la ciencia con la
Biblia. Siendo que son complementarias en ciertos aspectos, como se señaló
más arriba, las dos tienen mucho en común en cuanto a su racionalidad bási
ca. 4s Ambas son ampliamente respetadas, ambas tienen aportes singulares para
ofrecer, y ambas son útiles en la formulación de una visión del mundo.

CONCLUSIONES

El conflicto entre la ciencia y la Biblia no es tan profundo como se supone


generalmente. En realidad, la racionalidad de la Biblia puede muy bien haber si-
do el fundamento para el desarrollo de la ciencia moderna. La devoción a la Bi
blia de los pioneros de la ciencia moderna también indica una compatibilidad
subyacente entre ambas. Como se indicó en el capítulo 1, ha habido una sepa-
ración de los caminos entre la ciencia y la religión, y particularmente entre la
ciencia naturalista y la Biblia, pero la brecha parece haber sido basada más en
actitudes e interpretaciones que sobre principios más básicos. En nuestra bús-
queda de la verdad, tanto la ciencia como la Biblia pueden ser buenas compa-
ñeras que se complementan y apoyan mutuamente. Por causa de esto, la pre-
gunta persistente, "¿Cuál es verdadera, la ciencia o la Escritura?", no es una
pregunta tan buena como: "¿Qué verdades encuentro cuando considero tanto la
ciencia como la Escritura?"
LOS ORIGENES / LAS PREGUNTAS

Notas y referencias:
1. T. Browne, s.f., Religio Medici, I, 34. Citado en A.L. Mackay, A Dictionary of Scientific Quotations (Bristol y
Filadelfia: Institute of Physics Publishing, 1991), p. 42.
2. a) R. Maatman, "The Galileo Incident", Perspectives on Science and Christian Faith 46(1994):179-182; b)
W.R. Shea, "Galileo and the Church", en D.C. Lindberg y R.L. Numbers, eds., God and Nature: Historical Es-
says on the Encounter Between Christianity and Science (Berkeley y Los Ángeles: University of California
Press, 1986), pp. 114-135.
3. a) Este incidente fue informado en [Anónimo], "Science: Evolution: A Religion of Science?", Newsweek 54(7
de diciembre de 1959):94, 95; b) Para el texto impreso del discurso de Sir Julian Huxley, ver J. Huxley, "The
Evolutionary Idea", en Sol Tax y C. Callender, eds., Issues in Evolution: The University of Chicago Centennial
Discussions. Evolution after Darwin (Chicago: University of Chicago Press, 1960), t. 3, pp. 249-261.
4. Ver por ejemplo: a) R.G. Collingwood, An Essay on Metaphysics ( Oxford y Londres: Clarendon Press, 1940);
b) H. Cox, The Secular City Secularization and Urbanization in Theological Perspective, ed. rev. (N. York:
The Macmillan Co., 1966); c) J. Dillenberger, Protestant Thought and Natural Science: A Historical Interpreta-
tion (Nashville y N. York: Abingdon Press, 1960); d) M. B. Foster, "The Christian Doctrine of Creation and
the Rise of Modern Natural Science", Mind 43(1934):446-468; e) B.A. Gerish, "The Reformation and the Rise
of Modem Science", en J.C. Brauer, ed., The Impact of the Church Upon its Culture: Reappraisals of the His-
tory of Christianity (Chicago y Londres: University of Chicago Press, 1968), pp. 231-265; f) R. Gruner, "Scien-
ce, Nature and Christianity", lournal of Theological Studies, New Series, 26(1-1975):55-81. Este autor no
apoya la tesis, pero enumera una cantidad de otras referencias que sí lo hacen (p. 56); g) R. Hooykaas, Reli-
gion and the Rise of Modem Science (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans Publ. Co., 1972); h) S. L. Jaki,
Science and Creation: From Eternal Cycles to an Oscillating Universe (N. York: Science History Publica-
tions, 1974); i) S. L. Jaki, The Road of Science and the Ways of God. The Gifford Lectures 1974-1975 and
1975-1976 (Chicago y Londres: University of Chicago Press, 1978; j) S.L. Jaki, "Science: Western or What?",
The Intercollegiate Review (Otoño de 1990), pp. 3-12; k) E.M. Klaaren, Religious Origins of Modem Science:
Belief in Creation in Seventeenth-Century Thought (Lanham, NY, y Londres: University Press of America,
1 985); I) A.N. Whitehead, Science and the Modem World (Londres: Macmillan and Co., 1950).
5. Whitehead, p. 19 (nota 4.1).
6. Collingwood, pp. 253-255 (nota 4a).
7. Hooykaas, pp. 98-162 (nota 4g).
8. Jaki 1974, 1978, 1990 (notas 4h-j).
9. R.K. Merton, Science, Technology and Society in Seventeenth Century England (N. York: Howard Fertig, 1970).
10. a) R. Boyle, The Skeptical Chemist (Londres: J.M. Dent & Sons, 1911, 1964), pp. v-xiii; b) W.C. Dampier, A
History of Science and its Relations with Philoscphy and Religion, 4a. ed. rev. (Cambridge: Cambridge Uni-
versity Press, 1948), pp. 139-141.
11. B. Pascal, Pensées, W.F. Trotter, trad., en: B. Pascal, The Provincial Letters; Pensées; Scientific Treatises, T.
M'Crie, W.F. Trotter y R. Scofield, trads., Serie de Grandes Libros del Mundo Occidental (Chicago, Londres y
Toronto: Encyclopaedia Britannica, 1952), p. 270. Traducción de: Les lettres provinciales, Pensées, L'Oeuvre
scientifique.
12. E. Nordenskióld, The History of Biology: A Survey (N. York: Tudor Publishing Co., 1935), pp. 206, 207.
13. a) D. Brewster, Memoirs of the Life, Writings and Discoveries of Sir Isaac Newton, 2 tomos. The Sources of
Science, N° 14 (N. York y Londres: Johnson Reprint Corp., 1855, 1965); b) G.E. Christianson, In the Presence
of the Creator: Isaac Newton and his Times (N. York: The Free Press; y Londres: Collier Macmillan PubL,
1 984); c) J. Fauvel y otros, eds., Let Newton Be! (Oxford, N. York y Tokio: Oxford University Press, 1988); d)
R.S. Westfall, Never at Rest. A Biography of Isaac Newton (Cambridge: Cambridge University Press, 1980).
1 4. Véase la primera parte del capítulo 6.
15. P. Davies, God and the New Physics (N. York: Simon and Schuster, 1983), p. ix.
16. P. Davies, The Cosmic Blueprint. New Discoveries in Nature's Creative Ability to Order the Universe (N.
York: Touchstone; Simon and Schuster, 1988), p. 203.
CAPÍTULO 3 / REUNAMOS TODO

1 7. P. Davies, The Mind of God: The Scientific Basis for a Rational World (N. York y Londres: Simon and Schus-
ter, 1992), p. 15.
18. a) A.R. Peacocke, Science and the Christian Experiment (Londres, N. York y Toronto: Oxford University
Press, 1971); b) A.R. Peacocke, ed., The Sciences and Theology in the Twentieth Century (Northumberland,
Inglaterra: Oriel Press, 1981); c) A.R. Peacocke, God and the New Biology (San Francisco, Cambridge y N.
York: Harper and Row, 1986); d) A.R. Peacocke, Theology for a Scientific Age: Being and Becoming~Natural
and Divine (Oxford y Cambridge, MA: Basil Blackwell, 1990).
19. a) ). Polkinghorne, "God's Action in the World", Cross Currents (Otoño de 1991), pp. 293-307; ver también:
b) J. Polkinghorne, Cine World: The Interaction of Science and Theology (Londres: SPCK, 1985); c) J. Pol-
kinghorne, Science and Creation: The Search for Understanding(Boston: New Science Library, Shambhala Pu-
blications, 1989); d) J. Polkinghorne, Science and Providence: God's Interaction with the World (Boston:
New Science Library, Shambhala Publications, 1989).
20. Ver el capítulo 21 para un análisis de estos puntos de vista.
21. W. Provine, "Scientists, Face it! Science and Religion are Incompatible", The Scientist 2 (16, 5 de setiembre de
1988), p. 10.
22. N. Muller, "Scientists, Face it! Science is Compatible with Religion", The Scientist 2(24; 26 de diciembre de
1988), p. 9.
23. G.W. Reid, The Theologian as Conscience for the Church, Journal of the Adventist Theological Society 4(2-
1993):12-19.
24. E.G. de White, El otro poder [Counsels to Writers and Editors] (Florida, Bs. Aires: Asoc. Casa Editora Sudame-
ricana, 1996), p. 44.
25. Para más detalles de los argumentos en relación con estos cuatro puntos, ver los capítulos 4, 11, 17 y 18, res-
pectivamente.
26. D.J. Hess, Science in the New Age: The Paranormal, its Defenders and Debunkers, and American Culture
(Madison, WI: University of Wisconsin Press, 1993), pp. 17-40.
27. A. Eínstein, Out of my Later Years (N. York: Philosophical Library, 1950), p. 30.
28. A. Kenny, Reason and Religion: Essays in Philosophical Theology (Oxford y N. York: Basil Blackwell, 1987),
P. 84.
29. Ver los capítulos 4 y 8.
30. Ver el capítulo 6.
31. R. Milner, The Encyclopedia of Evolution ( N. York: Facts on File, 1990), p. 399.
32. Para informes diferentes, ver: a) N.L. Geisler, The Creator in the Courtroom: Scopes fi. The 1981 Arkansas
Creation-Evolution Trial (Milford, MI: Mott Media, 1982); b) L. Gilkey, Creationism on Trial: Evolution and
God at Little Rock (Minneapolis, MN: Winston Press, 1985); c) M.C. La Follete, ed., Creationism, Science
and the Law: The Arkansas Case (Cambridge, MA y Londres: The MIT Press, 1983); d) R.L. Numbers, The
Creationists (N. York: Alfred A. Knopf, 1992), pp. xv, 249-251.
33. Ver Gilkey, pp. 127-132 (nota 32b).
34. L. Laudan, "Commentary on Ruse: Science at the Bar -Causes for Concern", en: La Follete, pp. 161-166
(nota 32c).
35. W.R. Bird, Philosophy of Science, Philosophy of Religion, History, Education and Constitutional Issues. The
Origin of Species Revisited: The Theories of Evolution and of Abrupt Appearance (N. York: Philosophical Li-
brary, 1987, 1988, 1989), t. 2, pp. 461-466.
36. Un informe bastante exacto de mi testimonio en este juicio aparece en: Geisler, pp. 461-466 (nota 32a).
37. Véase el capítulo 17 para comentarios adicionales sobre este problema complejo. También ver: a) A.A. Roth,
"Science Against God?" Origins, 1(1974):52-55; b) A.A. Roth, "How Scientific is Evolution?", Ministry 51(7-
1978):19-21; c) A.A. Roth, "Is Creation Scientific?", Origins 11(1984):64, 65.
38. L. R. Godfrey, ed., Scientists Confront Creationism (N. York: W.W. Norton and Co., 1983).
39. M. Midgley, Evolution as a Religion: Strange Hopes and Stranger Fears (Londres y N. York: Methuen & Co.,
1985).
40. Por ejemplo, a) N. Macbeth, Darwin Retried: An Appeal to Reason (Boston: Gambit Inc., 1971); b) T. Bethell,
"Agnostic Evolutionists", Harpers 270(1617-Febrero de 1985):49-52, 56-58, 60, 61.
LOS ORÍGENES 1 LAS PREGUNTAS

41. Para un análisis mayor, ver: a) A.A. Roth, "A Matter of Fairness", Origins, 5(1975):61, 62; b) A.A. Roth, "Clo-
sed Minds and Academic Freedom", Origins, 5(1978):61, 62.
42. Para un análisis diferente, ver: N. Murphy, "What Has Theology to Learn from Scientific Methodology?", en:
M. Rae, H. Regan, J. Stenhouse, eds., Science and Theology: Questions at the Interface (Grand Rapids, MI:
Wm. B. Eerdmans Publ. Co., 1994), pp. 101-126.
¿DE DÓNDE SURGIÓ LA VIDA?

De todos los misterios de la biología,


incuestionablemente el más desconcertante
es el de cómo surgió la vida sobre la tierra.
GORDON RATTRAY TAYLOR1

a superficie de la Tierra rebosa de organismos vivientes que van


desde las bacterias con un diámetro de 1/2000 de milímetro hasta
las gigantescas secoyas que alcanzan alturas de cien metros. En el rei-
no animal encontramos las grandes ballenas azules, con una longi-
tud de 30 m, que pueden ser los animales más pesados que alguna
vez vivieron sobre la tierra. Una candidata para ser la "planta" más
grande puede ser un hongo subterráneo del estado de Washington,
EE.UU., que cubre 600 hectáreas. Una de las grandes preguntas
de todos los tiempos es cuándo, dónde y cómo se originó esta
gran variedad de seres vivientes.
En este capítulo consideraremos las ideas acerca de cómo
comenzó la vida sobre la Tierra. Producir espontáneamente molé-
culas biológicas sencillas en un ambiente primordial parece muy
difícil. Producir las moléculas biológicas complejas necesarias ta-
l es como las proteínas y el ADN parece extremadamente difícil,
pero producir aun la célula más sencilla, en forma espontánea, pa-
rece esencialmente más allá de las posibilidades.

CREENCIAS HISTÓRICAS
En los días de la antigüedad, y en realidad hasta el pasado relativa-
mente reciente, la idea de que las diversas formas de la vida surgieron
espontáneamente de la materia no viviente era rara vez puesta en duda.
Parecía un hecho de observación de que las pulgas y los piojos aparecían es-

71
LOS ORIGENES 1 LOS ORGANISMOS VIVIENTES

pontáneamente en los cuerpos de los hombres y los animales, las ranas eran
generadas por el barro, las charcas producían una casi interminable variedad
de algas y de pequeños animales, las polillas se formaban en la neblina y las
orugas en las frutas. Se creía que una variedad de gusanos como la tenia surgían
espontáneamente en el hombre y l os animales. Van Helmont (1577-1644), el
pionero de la química, informó que él había visto personalmente formarse es-
corpiones de la albahaca molida entre dos ladrillos. También desarrolló una
fórmula para fabricar ratones (lauchas). 2 Si se ponen trapos viejos y trigo en un
recipiente y se lo esconde por un tiempo en un altillo o en un galpón, ¡eventual-
mente producirá ratones! El experimento se puede repetir todavía hoy, con los
mismos resultados; sin embargo, la interpretación es ahora muy diferente. Este
experimento es un ejemplo de las muchas clases de evidencias que permitieron
que el concepto de la generación espontánea prosperara. Las observaciones
que apoyaban el concepto eran fácilmente repetibles. Con tiempo y esfuerzo
se podían encontrar gusanos en las manzanas y ranas en el barro, etc. La ciencia
estaba trabajando, y poner en duda la generación espontánea era poner en duda
la razón.
Sin embargo había escépticos, y desde el siglo XVII al XIX, este tema estuvo
sujeto a acalorados conflictos. Uno de los principales actores que invocaron el
enfoque experimental fue Francesco Red¡ (1626-1697), un médico de Arezzo,
Italia. Se sabía desde mucho tiempo atrás que los gusanos -las larvas de las
moscas- se desarrollaban en la carne en descomposición. Red¡' experimentó
con una variedad de restos de animales muertos, incluyendo serpientes, palo-
mas, pescados, ranas, ovejas, venados, perros, corderos, conejos, cabras, pa-
tos, gansos, gallinas, golondrinas, leones, tigres y búfalos. Le llamó la atención
que la misma clase de moscas emergía no importaba en qué clase de carne se
desarrollaran. También sabía que los cazadores durante el verano protegían la
carne de las moscas con una tela, y sospechaba que las moscas pudieran ser el
origen de los gusanos. Para poner a prueba su idea, puso carne en vasijas cerra-
das y en vasijas abiertas cubiertas por una tela delgada. Como los gusanos no se
desarrollaron en la carne en putrefacción, llegó a la conclusión de que la carne
no producía los gusanos en forma espontánea, sino que era él lugar donde se
criaban las moscas.
Los experimentos de Red¡ no resolvieron el problema. La controversia con-
tinuó durante dos siglos más. Otros experimentos dieron resultados variados.
Los mismos resultados producían diversas interpretaciones, y cada uno argu-
CAPÍTULO 4 / ¿ DE DÓNDE SURGIÓ LA VIDA?

mentaba desde sus propias presuposiciones. La idea de la generación espontá-


nea llegó a ser aun más aceptada a comienzos del siglo XIX. 4 Una preocupación
grande era cómo se originaban los gusanos parásitos en sus huéspedes. Algunos
aseveraban que Dios en su creación perfecta no haría eso; debían haber surgido
espontáneamente. La opinión actual -de que generalmente representan dege-
neraciones de formas de vida libre- no estaba en boga.
El "golpe de muerte" a la teoría de la generación espontánea supuestamen-
te fue dado por el famoso científico francés Louis Pasteur (1822-1895), quien
fue involucrado en una amarga disputa mientras investigaba los microbios. Pas
teur usó frascos con tubos retorcidos que excluían el polvo pero permitían el
acceso del aire, que era considerado entonces como vital para la generación
espontánea. Pasteur ponía agua y materia orgánica como medio de cultivo en
sus frascos. Si calentaba los frascos se impedía el desarrollo de la vida, aun
cuando había libre acceso del aire. En su estilo exuberante, Pasteur proclamó:
"¡Nunca se recobrará la doctrina de la generación espontánea del golpe mortal
de este sencillo experimento!"'
Pero Pasteur estaba equivocado, y la historia no terminó allí. Los libros de
texto de microbiología en particular a menudo exhiben la colorida batalla sobre
l a generación espontánea como un ejemplo del triunfo de la ciencia. Este puede
parecer el caso si la historia concluyera con Pasteur. Sin embargo, al mismo
tiempo que Pasteur ganaba su batalla, el concepto de evolución y la presuposi-
ción relacionada con ella, de que la vida surgió espontáneamente sobre la tierra
en algún momento del pasado distante, estaba comenzando a recibir cierta
aceptación. Esto trajo mucha confusión al problema. Por un lado, los elegantes
experimentos de Pasteur y otros mostraban que sólo la vida generaba vida,
mientras los evolucionistas estaban proponiendo que la vida surgió en lo pasado
de la no vida. En un sentido, el problema dula evolución era más severo. Las
i deas anteriores de generación espontánea a menudo se basaban en conceptos
de la vida que surgía de materia orgánica muerta (heterogénesis), mientras que
l os evolucionistas estaban proponiendo que la vida surgió de materia inorgánica
más sencilla (abiogénesis). En 1871 Carlos Darwin con cautela se refirió a esta
última posibilidad: sugirió que "en alguna laguna cálida" se podrían haber for-
mado proteínas y "haber sufrido cambios todavía más complejos".'
Un importante paso para la teoría de la generación espontánea se dio en
1924, cuando el famoso bioquímico ruso A. I. Oparin dio detalles acerca de
cómo los compuestos inorgánicos y orgánicos sencillos podrían gradualmente
74 LOS ORIGENES / LOS ORGANISMOS VIVIENTES

formar compuestos orgánicos complejos, y más tarde formar organismos senci-


ll os.' Otros hombres de ciencia añadieron ideas que la apoyaban y el concepto
de que la vida surgió en algún momento pasado en una "sopa" rica en com-
puestos orgánicos llegó a ser el tema de consideraciones serias. A este proceso
se lo llama a menudo la evolución química.
Décadas más tarde surgieron preguntas más difíciles. Los bioquímicos y los
biólogos moleculares comenzaron a reconocer algunas moléculas muy complejas
y sistemas bioquímicos altamente integrados. La extrema improbabilidad de la
generación espontánea de estas complejidades llegó a ser un desafío mayor.

MOLÉCULAS BIOLÓGICAS SENCILLAS (BIOMONÓMEROS)


Los productos químicos que se encuentran en los organismos vivientes a
menudo son muy complejos: Algunas moléculas orgánicas relativamente senci-
llas (biomonómeros) se combinan para formar moléculas biológicas complejas
(biopolímeros) tales como las proteínas y los ácidos nucleicos (ADN). Estos bio-
polímeros pueden contener centenares de miles de moléculas más sencillas

Representación esquemática de la estructura del ADN. La doble espiral está ilustrada a la izquier-
da. Un nucleótido sería la combinación de P, S, y uno de A, T, G, o C. La información genética del
hombre tiene unos 3.000.000.000 de pares de estos en cada célula. A, T, G y C representan las ba-
ses adenina, tiamina, guanina y citonina, respectivamente. S representa un azúcar, y P es un fosfa-
to. Las dos tiras están unidas por uniones de hidrógeno (líneas de trazos en el diagrama de la dere-
cha) formados entre ciertas bases.
CAPÍTULO 4 1 ¿DE DÓNDE SURGIÓ LA VIDA?

unidas entre sí. Los aminoácidos (biomonómeros) son los bloques de construc-
ción de las proteínas (biopolímeros). Hay básicamente 20 clases diferentes de
aminoácidos en los organismos vivientes. Varios centenares de ellos pueden
combinarse para formar una sola molécula de proteína. Los ácidos nucleicos
(biopolímeros) son más complejos, e involucran la combinación de nucleóti-
dos (biomonómeros) que a su vez están compuestos por un azúcar, un fosfato y
una base nucleótida (Figura 4.1); existen básicamente cuatro clases diferentes de
bases nucleótidas. Los ácidos nucleicos pueden contener millones de nucleóti-
dos. La información hereditaria y metabólica básica de un organismo está codi-
ficada en la secuencia de las diferentes clases de bases nucleótidas. Los ácidos
nucleicos son a menudo conocidos como el ADN (ácido desoxirribonucleico) y
el ARN (ácido ribonucleico). La diferencia entre los dos es que tienen clases de
azúcares ligeramente diferentes.
Stanley Miller publicó en 1953 los resultados de su ahora famoso experi-
mento acerca de la síntesis de los biomonómeros.$ Innumerables libros de texto
han descrito este experimento como el primer paso en el origen espontáneo de
l a vida. Mientras trabajaba en la Universidad de Chicago en el laboratorio del
Premio Nobel Harold Urey, Miller tuvo éxito en producir aminoácidos bajo
condiciones postuladas como las de una Tierra primitiva. Él realizó esto usando
un aparato químico cerrado en el que expuso una mezcla de gas metano, hidró-
geno, amoníaco y vapor de agua a descargas eléctricas. Desde entonces, esta
clase de experimento ha sido repetido y mejorado muchas veces. La mayoría de
l os biomonómeros que se necesitan para las proteínas y los ácidos nucleicos
han sido producidos en este tipo de experimentos.
Aunque la síntesis de muchos biomonómeros ha sido realizada con relativa
facilidad en el laboratorio, relacionar estos experimentos con lo que podría ha-
ber ocurrido en la naturaleza, en una Tierra primitiva, está plagada de dificulta
des. Por ejemplo, los aminoácidos se producen en un medio alcalino, mientras
que los azúcares son destruidos en ese ambiente. 9 Sin embargo, ambos son
esenciales en los organismos vivientes.
También existe un problema con la configuración de los aminoácidos. Los
aminoácidos con el mismo número y clase de átomos pueden existir en varias
formas diferentes, las que dependen de la ubicación de los átomos. A menudo
l os identificamos como la forma L (levógiros) y la forma D (dextrógiros), de
acuerdo con la manera en que las moléculas hacen rotar el plano de luz polari-
zada. Estas dos formas son imágenes reflejadas en un espejo la una de la otra,
76 LOS ORIGENES / LOS ORGANISMOS VIVIENTES

Isómeros ópticos (formas D y L) de un aminoácido. Las letras representan los elementos químicos
de cada átomo. R es un radical que varía con los diferentes aminoácidos. Nótese que una forma es
una imagen especular en tres dimensiones de la otra.

como las manos izquierda y derecha de una persona (Figura 4.2). Ocurre que
l os organismos vivientes están compuestos casi en forma exclusiva por la forma
L de los aminoácidos, mientras que los aminoácidos sintetizados en el laborato-
rio tienen cantidades iguales de las formas L y D (uno de estos aminoácidos es
demasiado sencillo para tener una imagen especular). ¿Cómo pudo una "sopa"
que contenía una mezcla en partes iguales de moléculas L y D haber originado
organismos vivientes con sólo el tipo L?(10) Es difícil imaginar las diferentes clases
de aminoácidos comunes a los sistemas biológicos que aparezcan todos por
azar como formas L antes de ser incorporadas en las proteínas de las primeras
formas de vida. Se han hecho muchas sugerencias para intentar explicar esto.
Un grupo reciente de experimentos sugería que un campo magnético podría
producir formas casi puras de una sola de las formas, pero el informe resultó
ser un fraude." El problema de las imágenes especulares también se aplica a
l os azúcares.
Otro problema procede de la falta de evidencia en las rocas de la tierra
para la supuesta "sopa primigenia", en la cual todas estas moléculas se supone
que se hayan formado. Si en algún momento del pasado distante hubo un
océano rico en moléculas orgánicas en las que la vida tuviera la oportunidad de
surgir, las rocas no lo muestran. Las rocas ricas en materia orgánica están cons-
CAPÍTULO 4 1 ¿DE DÓNDE SURGIÓ LA VIDA?

picuamente ausentes de las capas más profundas que representan el tiempo du-
rante el cual la vida supuestamente se desarrolló.(12)
Se han hecho muchas preguntas con respecto a la dificultad de conseguir
una concentración suficiente de biomonómeros en la sopa primigenia para per-
mitir la síntesis de las moléculas complejas que conocemos como biopolímeros.
El químico Donald Hull, de la California Research Corporation, 13 da un ejemplo
en el que usa el aminoácido más sencillo, la glicina, cuya fórmula es
NH2CH2COOH. Él estima que si la glicina se produjo en una atmósfera primiti-
va, el 97% de ella se descompondría antes de llegar al océano, y el 3% restante
estaría sujeto a su destrucción una vez llegada al agua. También estima que es-
te aminoácido tendría una concentración máxima de menos de
1/ 1.000.000.000.00 0 (10-12 mol). Él afirma: "Pero aun el valor máximo admisi-
ble parece desesperadamente bajo como material inicial para la generación es-
pontánea de la vida". El problema bosquejado arriba sería más serio para los
otros aminoácidos más complejos que son aún más delicados. Para eliminar es-
tos problemas, se han sugerido algunos modelos para concentrar y proteger la
"sopa" en cavernas. Esto requiere condiciones altamente especializadas, limita-
das y fortuitas, que son improbables.
Algunos investigadores '4 han evaluado con detalle otra pregunta importan-
te acerca de la evolución química. ¿Hasta qué punto la interferencia del hombre
de ciencia predispone los resultados en favor de lo que se espera? Una cosa es
haber formado biomonómeros en el laboratorio, usando productos químicos
seleccionados y equipos sofisticados, y otra cosa enteramente diferente es que
se produzcan espontáneamente en una Tierra primitiva. Algunos factores, tales
como usar una alta concentración de reactivos químicos, pueden ser usados le-
gítimamente en el laboratorio si son corregidos para las conclusiones extrapola-
das a condiciones naturales de mayor dilución, pero proteger los productos de
fuentes de energía perjudiciales, o usar trampas para aislar el producto, como lo
hizo Miller, o extraer los ingredientes inútiles de la sopa, se consideran métodos
il egítimos. El uso de estas manipulaciones en el laboratorio reflejan más la clase
de planificación inteligente que se esperaría de un Creador, más bien que la
actividad espontánea de un mundo prebiótico sin vida. No deberían usarse para
i l ustrar la evolución química.

MOLÉCULAS BIOLÓGICAS COMPLEJAS (BIOPOLÍMEROS)


A menudo los textos informan de la síntesis de biomonómeros, pero se dice
LOS ORÍGENES 1 LOS ORGANISMOS VIVIENTES

mucho menos acerca del origen de los biopolímeros. Aunque hay problemas
con el origen de los biomonómeros, los problemas llegan a ser mucho más
agudos cuando se trata de ácidos nucleicos y proteínas, que son cientos y miles
de veces más complejos. El funcionamiento adecuado de los biopolímeros re-
quiere secuencias correctas de sus biomonómeros. En ello se involucra mucho
más que usar una abundancia de energía para combinar los biomonómeros. Se
puede hacer mover un vehículo haciendo estallar una barra de dinamita debajo
de él, pero el resultado no sería útil para el transporte de personas. Estas molé-
culas complejas son altamente organizadas, y sin embargo se supone que sur-
gieron por azar. El premio Nobel Jacques Monod, en su libro clásico Chance
and Neccesity(15) [Azar y necesidad], describe el concepto: "El azar por sí solo es-
tá en la fuente de cada innovación, de toda creación en la biosfera. El azar puro,
absolutamente libre pero ciego, es la raíz misma del estupendo edificio de la
evolución: este concepto central de la biología moderna ya no es una más entre
l as hipótesis posibles o siquiera plausibles. Hoy es la única hipótesis concebible,
l a única que se ajusta a los hechos observados y demostrados"." Sin embargo,
como lo han mostrado muchos cálculos, la probabilidad de que surjan molécu-
l as biológicas complejas y funcionales por azar es improbablemente pequeña.
Todos estamos familiarizados con la realidad de que el azar de obtener
"cara" o "cruz" al arrojar una moneda al aire es 1 de 2, o que la probabilidad
de obtener un 2 cuando se echa a rodar un dado es de 1 en 6. Si tenemos un re
cipiente con 999 cuentas blancas y una cuenta roja, la probabilidad de sacar la
cuenta roja, sin mirar, en la primera ocasión, es de 1 en 1.000. La probabili-
dad de obtener la combinación correcta de biopolímeros es infinitesimalmente
más pequeña.
Hay muchos miles de clases de proteína diferentes en los organismos vivos.
Las proteínas generalmente consisten en uno a varios centenares de aminoáci-
dos unidos en largas estructuras semejantes a una cadena y, como se dijo más
arriba, hay 20 clases de aminoácidos diferentes. Muchos de ellos deben estar en
un lugar específico de la cadena para que la proteína pueda actuar adecuada-
mente. Esta disposición es algo parecido a la escritura, donde las letras del alfa-
beto representan a los aminoácidos, mientras que las oraciones -en este caso
generalmente 100 o más letras- representan a las proteínas. Algunos errores
de "ortografía" pueden permitirse a lo largo de numerosas posiciones en la ca-
dena de aminoácidos. Por otro lado, la sustitución de un sólo aminoácido en
una posición crítica puede ser fatal para los organismos. Enfermedades como
CAPÍTULO 4 1 ¿DE DÓNDE SURGIÓ LA VIDA?

l a talasemia, la anemia de células falciformes y algunos tipos de cáncer son


causados por la sustitución de un sólo aminoácido. 1 6
Supongamos que se necesita una clase específica de proteína. ¿Cuáles son
l as posibilidades de que aparecerán los aminoácidos en el orden específico re-
querido? El número de combinaciones posibles es impensablemente grande,
porque existe la posibilidad de que en esa posición se ubique cualquiera de los
20 aminoácidos. Para una proteína que necesita 100 aminoácidos específicos,
el número es muchas veces mayor que el de todos los átomos que existen en el
universo." De aquí que la probabilidad de obtener una proteína necesaria es
extremadamente pequeña. Y, ¿qué pasa cuando se necesitan dos de ellas? La
posibilidad es mucho menor, demasiado baja para ser plausible;' , sin embargo,
se necesitan muchas clases específicas de proteínas para originar aun la forma
más sencilla de vida. Un estudio( 19) estima la probabilidad de obtener 100 ami-
noácidos en el lugar correcto a lo largo de la cadena de aminoácidos de una
proteína. No se permite ninguna sustitución (errores de ortografía) en estos 100
l ugares específicos, aunque se permiten sustituciones limitadas en otros puntos
i ntermedios. Para formar tal proteína, el aminoácido específico tiene que ser
seleccionado de 20 posibilidades (probabilidad de 1/20). El aminoácido debe
ser de tipo L (probabilidad de 1/2), y tiene que formar un enlace péptido (proba-
bilidad 1/2). Combinando estas probabilidades, obtenemos una probabilidad
de 1/80 para el primer aminoácido, 1/6.400 para dos, etc. Al combinar estas
probabilidades tenemos que multiplicarlas. Para 100 aminoácidos específicos, la
probabilidad de obtener la clase correcta de proteína es de sólo un 49 seguido
por 190 ceros (4,9x10-191). Otros cálculos similares producen números que tam-
bién están más allá del campo de la plausibilidad .20
El problema no es sólo conseguir que los aminoácidos estén en la secuen-
cia correcta y se unan químicamente. Está también el problema de seleccionar
l as clases correctas de aminoácidos del vasto número de compuestos orgáni
cos producidos al azar en una sopa prebiótica. Los experimentos de descarga de
chispas de Miller, mencionados más arriba, produjeron otras clases diferentes de
aminoácidos que no se encuentran entre los 20 que sí están presentes en los
organismos vivientes . 2 1
Irónicamente, el mismo año que Miller informó la síntesis de aminoácidos
y otros biomonómeros (1953), J. D. Watson y Francis Crick publicaron su descu-
brimiento, que les valió el premio Nobel, de la estructura tridimensional de los
LOS ORIGENES 1 LOS ORGANISMOS VIVIENTES

ácidos nucleicos (ADN)." Ellos descubrieron que la información hereditaria es-


tá dispuesta en la famosa doble hélice del ADN (Figura 4.1). Con el fin dé ex-
presar la información hereditaria se requiere una secuencia de tres bases nu-
cleótidas para codificar un aminoácido. Las moléculas de proteína se ensam-
blan mediante un sistema maravilloso y complejo de transferencia e interpreta-
ción de información. Una bacteria sencilla puede tener 4 millones de estas ba-
ses nucleótidas en su repertorio genético, mientras que los organismos más
complejos tales como un hombre tiene más de 3 mil millones. Es curioso que
algunos anfibios y las plantas con flores tienen más de diez veces el número de
bases nucleótidas que las que se encuentran en el hombre. El organismo vi-
viente (probablemente) más pequeño que es independiente --un micoplas-
ma- tiene 580.000 de estas bases nucleótidas, las cuales proveen el código
para 482 genes .23 En los organismos más avanzados la función de gran parte
de este ADN es todavía desconocida. Una parte de esa información es obvia-
mente crítica para la vida; por ejemplo, dirigir la producción de miles de molé-
culas de proteínas que sirven como estructura del cuerpo o como enzimas. Las
enzimas facilitan las reacciones químicas tales como la síntesis de aminoáci-
dos y centenares o miles de otros cambios. Algunas veces una molécula de en-
zima puede dirigir el cambio químico de miles de moléculas por segundo; pero
l a mayoría de los cambios son más lentos. Estas enzimas extremadamente com-
plejas con muchas porciones y formas esenciales altamente organizadas desa-
fían cualquier sugerencia de que su origen sea espontáneo. Más recientemente,
se ha sugerido que la vida comenzó con la misma clase de moléculas autorre-
plicadoras.(249 Estas sugerencias ignoran la necesidad de información sofisticada
para dirigir las funciones metabólicas de los organismos vivientes.
Las improbabilidades mencionadas más arriba para ensamblar los aminoá-
cidos y formar las proteínas son pequeñas comparadas con las de ensamblar
l os nucleótidas para formar el ADN. ¿Podría todo esto haberse iniciado por
azar?
En 1965, en dos almuerzos al aire libre en Ginebra, Suiza, lo que se ha
descrito como una discusión más bien extraña generó un estudio memorable.
Estaban presentes cuatro matemáticos y dos biólogos. Los matemáticos desafia
ron a los biólogos a expresar sus dudas acerca de la evolución desde el punto
de vista de la probabilidad. El ardiente debate terminó con una propuesta de
estudiar los puntos discutidos en una forma más sistemática. Ese estudio culmi-
nó en un simposio que se realizó en el Instituto Wistar en Filadelfia (EE.UU.).
CAPÍTULO 4 / ¿ DE DÓNDE SURGIÓ LA VIDA?

Los participantes fueron primariamente biólogos, junto con unos pocos matemá-
ticos que desafiaron la plausibilidad de los conceptos evolucionistas. El registro
casi literal del simposio ha sido publicado,(25) y aunque es complicado, ¡no es
l ectura aburrida! Los biólogos no estuvieron muy contentos con el desafío al
evolucionismo. Ellos insistieron en que los matemáticos no comprendían el
evolucionismo, pero no proporcionaron ninguna respuesta cuantitativa a los
desafíos.
Como ejemplo, Murray Eden, del Instituto Tecnológico de Massachusetts,
planteó la pregunta acerca de la probabilidad de obtener genes en orden a lo
l argo de los biopolímeros de ácido nucleico (cromosomas) de la bacteria Es
cheríchia col¡, bien estudiada. Este organismo es tan pequeño que se podrían
poner 500 en fila en un milímetro. En esta bacteria, cierta cantidad de genes
están dispuestos exactamente en la secuencia correcta. ¿Cómo consiguieron te-
nerlos en orden por azar, comenzando con una mezcla original? Eden calculó
que si esta bacteria se esparciera por toda la superficie terrestre con un espesor
de 2 cm, habría la probabilidad de que 2 genes se ubicaran en su posición
apropiada en 5.000 millones de años (una estimación generosa de la antigüedad
de la vida sobre la Tierra). Este largo período no daría tiempo suficiente para
que los demás genes se pusieran en orden, o para que los genes se desarrollaran
en un proceso mucho más complejo. Ni tampoco da tiempo para la evolución
de otros organismos, algunos de los cuales son centenares de veces más com-
plejos. Baste decir que el tiempo muy largo postulado para la evolución de la vi-
da sobre la Tierra es demasiado corto cuando se consideran los improbables
eventos que se postulan. Este notable simposio acentuó una insatisfacción gene-
ral con respecto a las explicaciones contemporáneas para el origen de la vida, y
estimuló a algunos evolucionistas a buscar nuevas alternativas.

LA CÉLULA
Un problema todavía más complejo para el evolucionismo es el de la orga-
nización de los biopolímeros en unidades funcionales llamadas células. Una
célula (Figura 4.3) es una unidad funcional muy importante, porque mantiene la
i nformación genética de los ácidos nucleicos cerca de donde se fabrican las
proteínas, y a su vez, mantiene a éstas cerca de la multitud de compuestos quí-
micos sobre los que actúan (Figura 4.4). La brecha mayor entre los biopolímeros
y la célula funcional es otro de los grandes interrogantes acerca del origen de la
vida. Además de conseguir las proteínas correctas y el ADN, se necesitan mu-
82 LOS ORIGENES / LOS ORGANISMOS VIVIENTES

chas otras clases de moléculas complejas, tales como las grasas y los carbohi-
dratos. Aunque parezca irrazonablemente fortuito que aparezcan los productos
químicos apropiados, es mucho menos probable que aparezcan al mismo tiem-
po y en el mismo lugar, y luego sean envueltos por una membrana celular para
comenzar a vivir como organismos vivientes. Sin embargo, se han hecho algu-
nas sugerencias siguiendo estas ideas.
Una propuesta es que alguna forma de célula primitiva, llamada protocélu-
l a, pudo haberse formado espontáneamente. Oparin (26) sugirió que las células
podrían formarse cuando grandes moléculas se combinan en masas globulares
llamadas coacervados. El químico Sidney FOX(27) fue capaz de obtener aminoáci-
dos que eventualmente se combinaron en masas esféricas llamadas microesfe-
ras. Tales modelos pasan por alto la verdadera complejidad de las células.z 8 Al

* De P.H. Raven y G.B. Johnson, Biology, Updated Version, 3a. ed. Copyright O 1995 McGraw-Hill Compa-
nies, Inc. Reproducido con permiso. Todos los derechos reservados.
CAPÍTULO 4 1 ¿DE DÓNDE SURGIÓ LA VIDA? 83

Microfotografía electrónica de un filamento de ADN con códigos para ARN. Los filamentos de
ADN (S) a menudo están cubiertos con delgadas "ramas" de ARN que forman una matriz en forma
de cono (M). El código de S se refleja, al producirse, en cada rama de M. La primera rama es corta,
pero ellas se vuelven más largas al avanzar sobre S, hasta que desaparecen cuando están comple-
tas. Muchas moléculas especiales de enzimas (proteínas) están involucradas en este proceso com-
plejo. La unidad de 1m equivale a 1/1.000 de milímetro.*

* De O. L. Mil ler y B. R. Beatty, "Portrait of a Gene", Joumal of Cellular Physiology 74(2-Suplemento):225-


232. Copyright (C) 1 969 Wistar Institute of Anatomy and Biology. Reproducido con el permiso de Wiley-Liss, Inc.,
una subsidiaria de John Wiley and Sons, Inc.
LOS ORIGENES 1 LOS ORGANISMOS VIVIENTES

comentar acerca de los coacervados y las microesferas, William Day, que toda-
vía favorece alguna clase de proceso de evolución biológica, comenta: "No im-
porta cómo se lo mire, esto es tontería científica". 29
Podría ser posible, a nivel superficial, equiparar las protocélulas con células
reales. Ambas son pequeñas y están constituidas por moléculas orgánicas, pero
l a semejanza termina aquí. Una célula viviente es una estructura tan inmensa
mente compleja que es una maravilla de actividad química integrada. El proble-
ma de su formación a partir de macromoléculas ha sido descrito por dos biólo-
gos moleculares como "un salto de dimensiones fantásticas, que yace más allá
del campo de las hipótesis verificables. En esta área, todo es conjetura. Los he-
chos disponibles no proveen de una base suficiente para poder postular que las
células surgieron en este planeta". 30 ¡ La vida es muy especial!
Harold J. Morowitz, usando la termodinámica (la relación de energía entre
l os átomos y las moléculas) ha calculado que la probabilidad de que se organi-
cen espontáneamente las moléculas orgánicas para formar un microbio peque
ño y sencillo tal como el Escherichía col¿ es de sólo 1 de un 1 seguido de 100
mil millones de ceros (10 a la menos 10 a la 11). Para la forma más pequeña de vida indepen-
diente, el micoplasma, que tiene unos 0.0002 mm de diámetro, él calcula una
probabilidad de 1 en 5 seguido por cinco millones de ceros (10-5X(10)a la 9). No es
una mejora, realmente.(31) Muchos otros cálculos similares indican cuán com-
pleja es la vida y cuán altamente improbable son las probabilidades de que pu-
diera surgir por sí misma.
El premio Nobel George Wald una vez expresó el dilema del evolucionis-
mo: "Uno tiene sólo que contemplar la magnitud de esta tarea para conceder
que la generación espontánea de un organismo viviente es imposible. Sin em
bargo, aquí estamos como resultado, según yo creo, de la generación espontá-
nea". 3 z
Es difícil pensar cómo un sistema viviente podría haberse iniciado conside-
rando la complejidad de los organismos equivalentes conocidos más sencillos.
Hay una relación de interdependencia obligatoria de los componentes. Por
ejemplo, el sistema para traducir la información que contiene los ácidos nuclei-
cos (ADN) para producir una proteína terminada(33) requiere por lo menos 70, y
probablemente hasta 200, proteínas diferentes . 34 El sistema no funcionará sin
que cada uno de estos biopolímeros especiales estén en su lugar. Además de es-
to, las proteínas son necesarias para la producción de los ácidos nucleicos, y los
ácidos nucleicos son necesarios para la producción de las proteínas. ¿Cómo se
CAPÍTULO 4 1 ¿DE DÓNDE SURGIÓ LA VIDA?

i nició esta interacción? Se ha sugerido que el ARN podría haber iniciado el


proceso por autorreplicación (ver más abajo). Desafortunadamente, esto no ex-
plica cómo surgió el ARN, y es un paso muy grande del ARN hasta el sistema
complejo de traducción que se encuentra en los organismos vivos. Un desarro-
ll o gradual es difícil de imaginar, ya que el sistema no es fácilmente divisible en
unidades funcionales separadas. Actúa mayormente como un todo, y la mayoría
de sus partes dependen de las otras partes.
Además, un sistema viviente no es sencillamente una colección de biopolí-
meros, etc., en equilibrio químico normal, dentro de una membrana celular.
Eso sería una célula muerta. Los miles de cambios químicos que ocurren en
una célula están en desequilibrio, que es un requisito básico para el proceso
de la vida. En el origen de la vida debe ponerse en marcha el motor metabólico.
El bioquímico George T. Javor ilustra esto comparando el agua en un recipiente
que está quieto (muerto, en equilibrio) con el agua que fluye lentamente de una
fuente a través del recipiente (vivo, desequilibrio).(35)
Aun esto no es suficiente. Una de las características de los organismos vivos
es la capacidad de reproducirse. La reproducción es un proceso complejo que
i nvolucra una exacta replicación de las partes más complejas de la célula. Este
proceso debe ser programado en el repertorio genético de la célula. Es muy difí-
cil pensar que todo esto se desarrolló puramente por azar.(36) Se critica a veces a
los creacionistas por creer en milagros, pero creer que la vida surgió espontá-
neamente sobre la Tierra, sin un diseño inteligente, parece ser más que un "mi-
l agro".

OTRASIDEAS
Mientras la comunidad científica en general acepta el concepto de que la
vida se desarrolló espontáneamente, la falta de probabilidad de una explica-
ción plausible para la manera en que esto haya ocurrido conforme a la forma
postulada, ha resultado en una cantidad de alternativas especulativas. Anotare-
mos seis de ellas.
1. A veces su propone que la materia elemental pudo haber tenido alguna
propiedad desconocida que inevitablemente debió de haber generado la vida.
Esto se ha llamado el modelo de predestinación bioquímica ."'Sin embargo, no
tenemos evidencias de que la información compleja, tal como está codificada
en los ácidos nucleicos, exista por sí misma en los elementos químicos.",
2. Otra alternativa es que la vida surgió como un sistema autogenerado,
LOS ORIGENES / LOS ORGANISMOS VIVIENTES

cíclico e interactivo de proteínas y ácidos nucleicos auxiliados por el ingreso de


energía. 39 El modelo tiene unidades básicas tan complejas que no ayuda mu-
cho. 4o
3. Posiblemente la vida se originó en fuentes termales en el océano. 41 Tal
ambiente ofrecería cierta protección contra los efectos adversos del ambiente;
sin embargo, el calor podría ser fatal para moléculas delicadas, y el desarrollo
i mprobable de la vida compleja tal como la conocemos en un ambiente muy li-
mitado y especializado tiene todavía que ser explicado.
4. Se ha sugerido que la vida no se originó en una estructura del tipo de la
célula, sino sobre la superficie de un sólido como un cristal de pirita (el "oro" de
l os tontos) . 42 Pero no hay razón alguna para creer que el sencillo arreglo de
átomos de un cristal de pirita pudiera proveer un modelo para las complejas
moléculas biológicas .43
S. Otra alternativa semejante es que los genes de la vida se organizaron si-
guiendo el modelo de los minerales de la arcilla . 44 Este modelo sufre del mismo
defecto que el anterior. El simple orden de los minerales de la arcilla contribuye
poco a la complejidad específica de alto nivel de las proteínas y los ácidos nu-
cleicos.
6. Se ha sugerido que el tipo de ácido nucleico llamado ARN, que tiene al-
gunas propiedades enzimáticas propias, podría proporcionar su propia replica-
ción, comenzando así la vida .4s Esta idea ha recibido recientemente mucha
atención. A menudo se hace referencia a un antiguo "mundo de ARN" 46 y a los
"ribozimas" que son moléculas de ARN que actúan como enzimas .47 El modelo
tiene muchos problemas . 48 ¿Cómo se originó el primer ARN? Los componentes
del ARN son muy difíciles de producir aun bajo las mejores condiciones de la-
boratorio, y ni hablemos de una tierra primitiva. Al analizar la replicación del
ARN, el premio Nobel Christian de Duve, que apoya el concepto de un mundo
de ARN, admite: "El problema no es tan sencillo como puede parecer a primera
vista. Los intentos de fabricar -c on mucha más previsión y apoyo técnico que
el mundo prebiótico pudo haber tenido- una molécula de ARN capaz de cata-
¡izar la replicación del ARN hasta ahora han fracasado" . 49 Aun si la clase apro-
piada de ARN pudiera producirse de algún modo, ¿cómo adquiere la amplia
i nformación necesaria para conducir los complejos sistemas vivientes? Desde
l a perspectiva de la evolución química, el origen de la complejidad de la vida
sigue siendo un problema no resuelto.
Estas diversas ideas parecen bastante subjetivas, y esto da testimonio de
CAPÍTULO 4 / ¿ DE DÓNDE SURGIÓ LA VIDA?

cuán lejos están las explicaciones actuales de producir evidencias convincentes.


El premio Nobel Francis Crick admite francamente: "Cada vez que he escrito un
artículo sobre el origen de la vida, juro que nunca volveré a escribir otro, por-
que hay demasiada especulación desde muy pocos datos". 5 ° Stanley Miller refle-
ja la misma preocupación al expresar que el campo necesita hallazgos dramáti-
cos para frenar la especulación desmedidas"

CONCLUSIONES

Pasteur demostró que sólo la vida da origen a la vida. Desde aquel tiempo,
ha habido una cantidad enorme de investigación para demostrar cómo pudo
surgir la vida de material no viviente. Se ha tenido algún éxito en producir bio
monómeros en el laboratorio. Sin embargo, la relación de estos experimentos
con lo que pudo haber ocurrido en una Tierra prebiótica está bajo sospecha.
Problemas de concentración, estabilidad, imágenes especulares específicas y la
falta de evidencias geológicas para una sopa primigenia hacen que el escenario
de la evolución química sea poco probable. Con respecto al origen de los bio-
polímeros altamente organizados, la probabilidad de que se produzcan es de-
masiado pequeña para ser considerada con seriedad para una aparición acci-
dental. El problema se complica todavía más cuando se consideran los requisi-
tos de los centenares o muchos miles de cambios químicos que se operan si-
multáneamente en una célula "sencilla".
Los problemas asociados con la evolución química se resuelven con alguna
forma de creación. Los datos relacionados con el origen de la vida favorecen la
i dea de una mente maestra y un proceso dirigido no fortuito involucrado en la
creación de la vida sobre la Tierra. Si uno elige eliminar el concepto de un
Creador, quedan pocas posibilidades de elegir, excepto aceptar alguna forma de
evolución química, pero los datos científicos contra estos conceptos son tan
compulsivos que la razón sugiere que se consideren las alternativas.

I9 01
Notas y referencias:
El I
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88 LOS ORIGENES / LOS ORGANISMOS VIVIENTES

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24. a) R. Dagani, "Synthetic Self-replicating Molecules Show More Signs of Life", Chemical and Engineering
News (24 de febrero de 1992), pp. 21-23; b) J.A. Reggia y otros, "Simple Systems That Exhibit Self-directed Re-
plication", Science259(1993):1282-1287.
25. P.S. Moorhead y M.M. Kaplan, eds., Mathematical Challenges to the Neo-Darwinian Interpretation of Evolu-
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26. Oparin, pp. 150-162 (nota 7).
27. a) S.W. Fox y otros, "Chemical Origins of Cells", Chemical and Engineering News (22 de junio de 1970),
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and Co., 1972).
28. Thaxton, Bradley y Olsen, pp. 174-176 (nota 12b).
29. W. Day, Genesis on Planet Earth: The Search for Life's Seginning, 2a. ed. (New Haven y Londres: Yale Uni-
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30. D.E. Green y R.F. Goldberger, Molecular Insights into the Living Process (N. York y Londres: Academic Press,
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31. H.J. Morowitz, Energy Flow in Biology: Biological Organization as a Problem in Thermal Physics, (N. York y
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32. G. Wald, "The Origin of Life", Scientific American 191(2-1954):44-53.
33. D.H. Kenyon, "Going Beyond the Naturalistic Minciset in Origin-of-life Research", Origins Research 12(1,
CAPÍTULO 4 J ¿ DE DÓNDE SURGIÓ LA VIDA?

primavera-verano de 1989):1, 5, 14-16.


34. G.C. Mills, "Presuppositions of Science as Related to Origins", Perspectives on Science and Christian Faith
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37. D.H. Kenyon y G. Steinman, Biochemical Predestination (N. York y Londres: McGraw-Hill Book Co., 1969).
38. A.E. Wilder-Smith, The Creation of Life: A CyberneticApproach to Evolution (Wheaton, IL: Harold Shaw Pu-
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39. M. Eigen y P. Schuster, The Hypercycle: A Principle of Natural Self-Organization (Berlín, Heidelberg y N.
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40. J.C. Walton, "Organization and the Origin of Life", Origins 4(1977):16-35.
41. J.B. Corliss, "Hot Springs and the Origin of Life", Nature 347(1990):624.
42. G. Wachterháuser, "Before Enzymes and Templates: Theory of Surface Metabolism", Microbiological Re-
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43. G.T. favor, "A New Attempt to Understand the Origin of Life:The Theory of Surface Metabolism", Origins
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45. L.E. Orgel, "Mini-review: RNA Catalysis and the Origins of Life", lournal of Theoretical Biology
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46. W. Gilbert, "The RNA World", Nature 319(1986):618.
47. Reseñas recientes se encuentran en: a) M-C. Maurel, "RNA in Evolution: A Review", lournal of Evolutionary
Biology 5(1992):173-188 ; b) L. Orgel, "The Origin of Life on the Earth", Scientific American 271(4-octubre de
1994):76-83.
48. L.J. Gibson, "Did Life Begin in an 'RNA World'?', Origins 20(1993):45-52; b) J. Horgan, "In the beginning...",
Scientific American 264(2-1991):116-125; c) G.C. Mills y D. Kenyon, "The RNA World: a Critique", Origins
and Design 17(1-1996):9-16; d) R. Shapiro, "The Improbability of Prebiotic Nucleic Acid Synthesis", Origins
of Life 14(1984):565-570.
49. C. de Duve, "The Beginning of Life on Earth", American Scientist 83(1995):428-437.
50. Crick, p. 153 (nota 17).
51. Mencionado en Horgan (nota 48b).
EN BUSCA DE UN MECANISMO
PARA LA EVOLUCIÓN
Las ideas también caen del árbol antes de que estén maduras.
LUDWIG WITTGENSTEIN1

i veinte niños fueran dejados solos en una juguetería, ciertamente algo


ocurriría. De seguro, los estantes con juguetes quedarían menos orga-
nizados. Cuanto más tiempo estuvieran los niños en el salón, tanto
más mezclados estarían los juguetes. Las cosas activas tienden a
mezclarse. Las moléculas de perfume de un frasco abierto se difun-
den por el aire; no vuelven del aire a concentrarse en el frasco.
Una plancha caliente que se lleva a una habitación, calentará un
poco el cuarto y la plancha se enfriará mucho, y el calor se distri-
buirá más uniformemente. La basura arrojada al mar tiende a
mezclarse y diluirse en los grandes océanos de la tierra.
Estos ejemplos sencillos ilustran la segunda ley de la termodi-
námica. Esta ley expresa formalmente el fenómeno bien observa-
do de que en los procesos que ocurren naturalmente hay una
tendencia hacia una distribución aleatoria. A veces se usa la pala-
bra entropía para designar ese carácter fortuito. La entropía es
equivalente a "la cualidad de estar en desorden". En otras pala-
bras, cuando las cosas se mezclan más, hay un aumento de la en-
tropía. Este aumento está ilustrado casi a diario en mi escritorio
cuando trato de encontrar elementos importantes mientras siguen lle-
gando cartas, manuscritos, revistas, faxes y publicidad.
La tendencia hacia el "desorden" en la naturaleza va en contra del
evolucionismo, que postula cambios desde las moléculas desorganizadas a
una vida "sencilla" que en realidad está altamente organizada. Se supone lue-
CAPÍTULO 5 1 EN BUSCA DE UN MECANISMO...

go que la evolución forma organismos más complicados con tejidos y órganos


especializados. Algunos evolucionistas sugieren que la organización propia
ocasional de materia sencilla, como se ve en la formación de cristales, o la es-
pecie de olas que a veces se forman cuando algunos productos químicos migran
a través de la materia sólida,' podría constituir un modelo para la autoorganiza-
ción de la materia para formar seres vivientes. Pero hay un enorme abismo entre
l os cristales sencillos y la complejidad de los sistemas vivientes. El desarrollo
hacia la complejidad funcional va en contra de la tendencia general hacia un
"desorden" caótico. Este es uno de los problemas más grandes del evolucionis-
mo naturalista. Aunque ha habido algún debate con respecto a la aplicabilidad
de la segunda ley de la termodinámica al evolucionismo,' pocos discutirían
que no hay una tendencia hacia el desorden en la naturaleza, y que el evolucio-
nismo necesita explicar lo opuesto.
Ha habido una larga y ardua búsqueda de un mecanismo evolucionista
plausible que produjera la vida compleja y organizada a partir de eventos fortui-
tos. En este capítulo consideraremos los dos últimos siglos de esta búsqueda.
La Tabla 5.1 proporciona un resumen de esta búsqueda.

DESIGNACIÓN Y FECHA PROPONENTES PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS

Lamarckismo 1809-1859 Lamarck El uso produce el desarrollo de


características nuevas que llegan a
ser heredables.

Darwinismo 1859-1894 Darwin, Wallace la selección natural actúa sobre


cambios pequeños causando la
supervivencia del más apto. He-
rencia por medio de gémulas.

Mutaciones 1894-1922 Morgan, de Vries Énfasis en cambios mutacionales


más grandes. La selección natural
no es tan importante.

Síntesis moderna (neodarwinismo) Chetverikov, Dobzhansky, Fisher, Una actitud unificada. Son impor-
1 922-1968 Haldane, Huxley, Mayr, Simpson, tantes los cambios en las pobla
Wright ciones. La selección natural actúa
sobre mutaciones pequeñas. Rela-
ción con la clasificación tradicio-
nal.

Diversificación 1968-presente Eldredge, Gould, Grassé, Hennig, Una multiplicidad de ideas con-
Kauffman, Kimura, Lewontin, Pat- flictivas, descontento con el neo-
terson, Platnick darwinismo. Búsqueda de una
causa para la complejidad.

MECANISMOS EVOLUTIVOS
LOS ORÍGENES 1 LOS ORGANISMOS VIVIENTES

LAMARQUISMO
Estaba caminando por el famoso parque de París llamado Jardin des Plan-
tes, cuando una estatua imponente me llamó la atención. La inscripción en la
base decía en francés:
"Lamarck, fundador de la doctrina del evolucionismo". Habiendo escu-
chado tantas veces que Carlos Darwin era responsable por la teoría de la evolu-
ción, reflexioné acerca de la inscripción y las actitudes a menudo asociadas
con los superlativos y el orgullo nacionalista. Sin embargo, los franceses pueden
justificadamente estar orgullosos de su héroe, porque Lamarck había formulado
una teoría de la evolución, bastante abarcante, muchas décadas antes de Dar-
win.
Jean-Baptiste Antoine de Monet, Caballero de Lamarck (1744-1829) 4 creía
en un Supremo Originador de la existencia, y que la vida se diversificaba por sí
misma durante largos intervalos de tiempo. Impresionado con la variedad de
formas vivientes desde las sencillas hasta las más complejas, postuló una serie
evolutiva continua. Atribuyó la ausencia frecuente de formas intermedias entre
l os grupos de organismos a lagunas en el conocimiento humano.
Lamarck es más conocido por haber diseñado un mecanismo para la evolu-
ción basado en su ley del uso y del desuso. Propuso que el uso de un órgano
acentuaba su desarrollo, y esta mejora era trasmitida a la siguiente generación.
De este modo, las características en los padres, acentuadas por el uso, se trans-
mitían intensificadas en sus descendientes. Por ejemplo, un animal, como el
ciervo, que necesitara alcanzar las hojas de las ramas más altas de un árbol,
después de estirar su cuello durante muchas generaciones, adquiriría uno más
l argo y eventualmente tendríamos una jirafa. En forma similar, afirmó que si el
ojo izquierdo de los niños fuera eliminado durante un cierto número de genera-
ciones sucesivas, eventualmente nacerían individuos con un sólo ojo. Para La-
marck, el estilo de vida determinaba el eventual desarrollo evolutivo de los or-
ganismos.
Se considera ahora que el mecanismo de Lamarck para la evolución no es
válido. Muchos años más tarde, el evolucionista alemán August Weismann llegó
a ser notable por cortar las colas a ratones. Aunque lo hizo durante muchas ge
neraciones, los ratones seguían produciendo descendientes con colas comple-
tas. La conclusión que sacó fue que esta serie de experimentos demostraba su
tesis de que no hay herencia de caracteres adquiridos por un individuo, por lo
que el mecanismo de la evolución de Lamarck era equivocado.
CAPÍTULO 5 1 EN BUSCA DE UN MECANISMO...

Sin embargo, el problema no se ha resuelto de esa forma sencilla. Muchos


hombres de ciencia han apoyado a Lamarck hasta cierto punto, y numerosos
experimentos sugieren que se pueden heredar algunos caracteres ambiental
mente inducidos.' Sin embargo, en muchos círculos de estudio de la biología, el
Lamarckismo es un término peyorativo.

DARWINISM0 6
Unas pocas décadas más tarde, Carlos Darwin (1809-1882) y Alfred Russel
Wallace (1823-1913), dos naturalistas entusiastas en Inglaterra, estudiaron un
artículo sobre la población escrito por T. R. Malthus (1766-1834). Malthus pro
ponía que la población crece geométricamente (por multiplicación), mientras
que el alimento para la población crece en forma aritmética (por adición), un
proceso mucho más lento. Obviamente, en esta situación habría eventualmente
una escasez de recursos. Esta insuficiencia sirvió como base para los mecanis-
mos evolutivos propuestos tanto por Darwin como por Wallace. En 1859 Dar-
win publicó su famoso libro: Acerca del origen de las especies por selección
natural, o la preservación de razas favorecidas en la lucha por la existencia.
Generalmente se le da el crédito por la teoría, aunque las ideas acerca de la
evolución habían existido durante siglos. En general, Wallace y Darwin se apo-
yaron mutuamente, aunque Wallace asumió un lugar secundario. Es interesante
que Wallace también creía en el espiritismo, y testificó en favor del médium
espiritista norteamericano Henry Slade, que fue llevado a juicio por fraude du-
rante una de sus sesiones. Darwin estaba del otro lado del problema, y contribu-
yó con fondos para llevar adelante el juicio de Slade. 7
Darwin creía que hay variaciones en los organismos vivientes, y que había
una superproducción de descendientes que daba como resultado tanto insufi-
ciencias como competencia. Sólo los más aptos de las nuevas variedades so
brevivirían, y ellos a su vez producirían descendientes igualmente aptos. De es-
te modo, los más aptos, que eran considerados los más avanzados, sobrevivirían
mediante el proceso llamado de selección natural. Este mecanismo todavía se
usa para explicar el desarrollo evolutivo a pesar de la tendencia opuesta que
se observa en la naturaleza.
Darwin también enfatizó la teoría más amplia de la evolución de los orga-
nismos de los más sencillos a los más complejos. En este proceso, él puso el
mayor énfasis en la significación de los cambios pequeños, un concepto que
pronto fue puesto en tela de juicio. La filósofa Marjorie Grene ha delineado el
LOS ORIGENES 1 LOS ORGANISMOS VIVIENTES

problema: "¿Con qué derecho hemos de extrapolar el esquema mediante el


cual el color o alguna otra característica superficial similar es determinado por
el origen de las especies, sin hablar de las clases, los órdenes y los tipos de los
organismos vivientes?"`
Las ideas de Darwin fueron desarrolladas antes de que hubiera mucha in-
formación acerca de la genética. Con el fin de explicar la herencia de nuevas
características, Darwin propuso un modelo de "pangénesis" que tenía un fuerte
componente de ideas lamarckistas de la herencia de los caracteres adquiridos
por los individuos. Él sugirió que las células reproductoras de los organismos
tenían "gémulas" que procedían de todas partes del cuerpo y que trasmitían las
características adquiridas del individuo a sus descendientes. La genética mo-
derna no ha encontrado base para este concepto.
Aunque muchos hombres de ciencia aceptaron la idea general de la evolu-
ción después de la publicación de El origen de las especies de Darwin, muchas
de sus ideas fueron puestas en duda entonces y todavía lo son hoy. El historia
dor de biología Charles Singer afirma cándidamente que sus "argumentos [de
Darwin] con frecuencia son falaces".9 Entre las críticas más serias se encuentran
l a falta de valor de supervivencia de los cambios pequeños que no son útiles a
menos que puedan funcionar en un todo complejo que todavía no se ha desa-
rrollado. Por ejemplo, al desarrollarse un nuevo músculo en un pez, ¿qué uso
tendría ese músculo hasta que tuviera un nervio que lo conectara de modo que
pudiera contraerse; y qué uso tendría el nervio hasta que el cerebro desarrollara
un sistema para controlar adecuadamente la actividad del músculo?` Además,
l os animales con partes potencialmente útiles, pero por el momento i nútiles,
estarían en desventaja. No se esperaría que estas etapas desventajosas tuvieran
valor para sobrevivir, y serían eliminados por la competencia postulada por el
modelo, La selección natural puede servir en la naturaleza para eliminar tipos
aberrantes, pero no para producir nuevas estructuras complejas que no tuvieran
valor para la supervivencia hasta que todas las partes necesarias hubieran evolu-
cionado.
El concepto de "la supervivencia del más apto" en sí mismo ha sido severa-
mente criticado, tal vez en ciertos casos injustamente. Algunas veces es caracte-
rizado como una tautología (que involucra un razonamiento circular)." El dar
winismo sugiere que los organismos sobreviven mediante el proceso evolutivo
porque han cambiado gradualmente y han llegado a ser más aptos; y que la
forma en que se puede determinar que son más aptos es porque sobreviven. Es
CAPÍTULO 5 1 EN BUSCA DE UN MECANISMO...

seguro que en un sentido el sistema funcionará. La supervivencia del más apto


no demuestra el evolucionismo, como a veces se afirma. No puede ser fácil-
mente verificado; pero esto no es lo mismo que decir que es falso. Pero, eviden-
temente, los más aptos sobrevivirán ya sea porque evolucionaron o porque fue-
ron creados. A pesar de estas fallas, la idea básica de Darwin recibió apoyo de
muchos evolucionistas .'z

MUTACIONES
Hacia el fin del siglo XIX, los evolucionistas hacían preguntas serias acerca
del mecanismo evolutivo de Darwin. Los principios de la genética descubiertos
por el monje moravo Gregorio Mendel, que se habían publicado 35 años antes,
fueron redescubiertos. Éstos levantaban algunas dudas sobre los conceptos de
herencia de Darwin. Se destacaron entre los detractores de Darwin el biólogo
holandés Hugo de Vries (1848-1935) quien desafió vigorosamente la idea de
que los cambios pequeños pudieran proveer el mecanismo evolutivo básico. Él
sostenía que estos cambios pequeños no significaban nada, y que los cambios
mayores, llamados mutaciones, debían necesariamente responder al ambiente.
De Vries encontró apoyo para sus ideas en Amsterdam, Holanda, donde las prí-
mulas o primaveras vespertinas importadas de Norteamérica se habían vuelto
silvestres y entre ellas se encontraron algunas plantas enanas. Él consideraba
que este cambio era una mutación.
De Vries realizó experimentos cruzando miles de plantas, y notó varios
cambios grandes que él también atribuyó a las mutaciones. Él creía que estas
'formas nuevas" eran pasos en un prolongado proceso evolutivo. Desafortuna
damente para la teoría de de Vries, éstas fueron sólo el resultado de combina-
ciones de características que ya estaban presentes en la estructura genética de
las plantas, y no el de mutaciones nuevas.
Sin embargo, el concepto de las mutaciones como información hereditaria
nueva llegó a ser aceptado, principalmente por obra del norteamericano T. H.
Morgan. En experimentos con la mosca de la fruta, Morgan encontró cambios
permanentes nuevos que se reproducían. Sin embargo, los cambios observados
eran mayormente degenerativos en vez de ser progresivos, incluyendo la pérdi-
da de alas, pelos y ojos.
El ejemplo de evolución más corrientemente usado, el oscurecimiento de la
polilla moteada inglesa, no es una mutación, aunque a veces se la haya descrito
de esa manera.(13) Esa mariposa nocturna que se volvió más oscura durante la
LOS ORIGENES / LOS ORGANISMOS VIVIENTES

revolución industrial, cuando el hollín oscureció el ambiente, sufrió lo que ha


sido llamado un "cambio evolutivo notable". 1 4 El color más oscuro protegía a la
mariposa de la depredación de las aves porque la hacía más semejante al color
de su ambiente, y no se la podía distinguir tan fácilmente. El cambio ocurrió
por la manifestación de genes para un color más oscuro que ya estaban pre-
sentes en la población de polillas. Esto es sólo una fluctuación de diferentes
clases de genes y no una nueva información genética "permanente", como se
esperaría en el caso de una mutación. Ahora se ha reconocido bien esto.(15) Con
l os intentos modernos de controlar la contaminación y limpiar el ambiente, la
población de polillas se está volviendo de un color más claro. Sin embargo, es-
te ejemplo ilustra bien la acción de la selección natural sobre fluctuaciones
sencillas de genes.
El concepto de la mutación todavía se usa hoy, aunque los avances explosi-
vos de la genética moderna amenazan la utilidad de este término general. Una
mutación puede referirse a una variedad de cambios genéticos, tales como: un
cambio en una base de un nucleótido en una cadena de ADN, la posición alte-
rada de un gen, la pérdida de un gen, la duplicación de un gen, o la inserción
de secuencias genéticas extrañas. Todas estas representare cambios genéticos
más o menos permanentes trasmitidos a los descendientes. Se están conside-
rando también ideas más nuevas, tales como la herejía de que el ambiente o la
célula misma pueden estimular la producción de mutaciones.(16) Sólo hemos co-
menzado a descubrir lo que parecen ser mecanismos muy complicados.
Los organismos vivientes muestran un notable poder de adaptación por
medio de cambios genéticos. Las moscas llegan a ser resistentes a insecticidas
como el DDT, y nuestro uso frecuente de antibióticos ha creado "supergérme
nes" que son resistentes a la mayoría de ellos. La notable persistencia de orga-
nismos vivientes bajo condiciones variadas y adversas, nos sugiere que puede
haber sistemas que permitan, por lo menos, adaptaciones limitadas. Por otro la-
do, miles de experimentos de laboratorio con bacterias, plantas y animales testi-
fican de que hay límites para los cambios que una especie puede tolerar. Parece
haber una cohesión estrecha de sistemas interactuantes que aceptarán sólo
cambios limitados sin llegar al desastre. Después de décadas o siglos de experi-
mentación, la mosca de la fruta retiene el plan básico de su cuerpo como mosca
de la fruta, y las ovejas que producen lana siguen siendo básicamente ovejas.
Los tipos aberrantes tienden a ser inferiores, tienden a no sobrevivir en la natura-
l eza, y si se les da una oportunidad, tienden a volver a sus tipos originales. A ve-
CAPÍTULO 5 1 EN BUSCA DE UN MECANISMO...

ces se llama a este fenómeno inercia genética (homeostasis genética)."


La utilidad de las mutaciones como mecanismo evolutivo ha sido puesta en
duda por mucho tiempo. Las mutaciones favorables son muy raras; la mayoría
de ellas son recesivas, es decir, no se manifestarán a menos que estén presentes
en ambos padres. Además, aunque las mutaciones que producen cambios me-
nores puedan sobrevivir, las que causan modificaciones significativas son es-
pecialmente perjudiciales y difícilmente persisten. Douglas Erwin y James Valen-
tine, dos evolucionistas de la Universidad de California, en Santa Bárbara, co-
mentan: "Las mutaciones viables con efectos morfológicos o fisiológicos grandes
son sumamente raras y generalmente no fértiles; la posibilidad de que dos indi-
viduos con idénticas mutaciones raras surjan con suficiente proximidad como
para producir descendientes, parece demasiado pequeña como para considerar-
l a como un evento evolutivo significativo".' 8 Los autores sugieren los cambios
en el proceso de desarrollo de los organismos como un medio de producir
grandes cambios evolutivos, pero sólo se ha sugerido la demostración experi-
mental de esto.
Se necesitarían muchas mutaciones no dañinas para producir las caracterís-
ticas de una sola estructura útil. El problema es cómo lograr que estos eventos
sumamente raros ocurran simultáneamente en un organismo con el fin de pro
ducir una estructura funcional que pudiera tener algún valor de supervivencia.
El evolucionista E. J. Ambrose ha bosquejado el problema: "La frecuencia cono-
cida con la que una sola mutación no dañina ocurra, es de aproximadamente 1
en 1.000. La probabilidad de que dos mutaciones favorables ocurran es de 1
en 103 x 103 , es decir, 1 en un millón. Los estudios de la Drosophila [mosca de
l a fruta] han revelado que numerosos genes están involucrados en la formación
de los elementos estructurales separados. Puede haber 30 ó 40 genes involu-
crados en la estructura de una sola ala. Es muy improbable que menos de cinco
genes pudieran alguna vez estar involucrados en la formación de la estructura
nueva más sencilla, no conocida previamente en ese organismo. La probabili-
dad ahora llega a ser de uno en mil trillones. Ya sabemos que las mutaciones en
las células vivientes aparecen desde una vez en diez millones hasta una vez en
cien mil millones. Resulta evidente que la probabilidad de que cinco mutacio-
nes favorables ocurran en un sólo ciclo de vida de un organismo es efectiva-
mente igual a cero"."
El notable zoólogo francés Pierre P. Grassé, quien sugiere otro mecanismo
evolutivo, anota algunas de las mismas preocupaciones, y además dice que "no
LOS ORÍGENES / LOS ORGANISMOS VIVIENTES

i mporta cuán numerosas sean, las mutaciones no producen ninguna clase de


evolución". z°

EL CONCEPTO CREACIONISTA DE LAS MUTACIONES


A menudo se acusa a los creacionistas de creer que las especies no cam-
bian. Esto es parte de una creencia popular persistente pero equivocada. Los
creacionistas están de acuerdo en que hay amplia evidencia de cambios pe
queños en la naturaleza, como lo demuestran abundantemente la crianza de
perros, la observación de campo de muchos organismos y los experimentos de
l aboratorio. El Creador puede haber diseñado especies que produjeran una va-
riedad de colores, etc., y adaptaciones limitadas. Los creacionistas no piensan
que se haya presentado ninguna evidencia significativa para indicar que la natu-
raleza cambia mucho después de cierto nivel. Por otro lado, los evolucionistas
proponen que el proceso de las variaciones pequeñas ha producido todos los
organismos de la tierra que son tan diferentes como una orquídea lo es de una
morsa.
Una pregunta frecuente es: "¿En qué categoría de la clasificación biológica
(especie, género, familia) no se pueden demostrar nuevos cambios?" Esta pre-
gunta es importante para el debate evolucionismo-creacionismo, en el que los
evolucionistas proponen cambios mucho mayores que los creacionistas. No
hay una respuesta definida. Por un lado, la clasificación de los organismos es
tanto subjetiva como provisional. Las características de los grupos de clasifica-
ción, tales como los de especies, géneros, familias, etc., pueden ser fácilmente
cambiadas. Algunas veces se usan los términos microevolución (pequeños
cambios) y macroevolución (cambios grandes), junto con micromutación y ma-
cromutación, para designar diferentes niveles de cambios. Los creacionistas ge-
neralmente aceptan el primer concepto y rechazan el segundo. Desafortunada-
mente, el término macroevolución ha sido usado de tantas maneras diferentes(21)
que parece ser de poca ayuda. Generalmente, la macroevolución se define co-
mo cambios por encima del nivel de especie. Pero muchos creacionistas reco-
nocen que algunos géneros y categorías superiores en la clasificación represen-
tan cambios desde la creación, especialmente cuando se trata de parásitos dege-
nerados. Sin embargo, éstos son excepciones. En un contexto creacionista, se di-
ría que en general el nivel del género o de la familia probablemente representa
un tipo creado originalmente. G. A. Kerkut, de la Universidad de Southampton
en Inglaterra, ha propuesto las expresiones "teoría especial del evolucionismo" y
CAPÍTULO 5 / EN BUSCA DE UN MECANISMO...

"teoría general del evolucionismo" para tratar en el contexto evolucionista con


el problema de evaluar cuánto cambio ha ocurrido. Su terminología es significa-
tiva para este estudio: "Hay una teoría que afirma que se pueden observar mu-
chos animales vivientes que en el trascurso del tiempo han sufrido cambios pa-
ra formar especies nuevas. Esto puede llamarse la "teoría especial de la evolu-
ción", y en ciertos casos pueden demostrarse con experimentos. Por otro lado,
hay una teoría de que todas las formas vivientes en el mundo han surgido de
una sola fuente, siendo ella misma procedente de una forma inorgánica. Esta
teoría puede llamarse la "teoría general de la evolución", y la evidencia que la
apoya no es suficientemente sólida para permitirnos considerarla más que una
hipótesis de trabajo. No está claro si los cambios que produce la especiación
son de la misma naturaleza que los que produjo el desarrollo de nuevos taxo-
nes. La respuesta se encontrará en el trabajo experimental futuro y no en aseve-
raciones dogmáticas de que la teoría general de la evolución debe ser correcta
porque no existe ninguna otra que ocupe satisfactoriamente su lugar" .(22)
Los creacionistas estarían de acuerdo con la teoría especial de la evolu-
ción, pero no con la teoría general.
Los pequeños cambios que propuso Darwin o los mayores patrocinados
por de Vries parecen inadecuados para producir los grandes cambios necesarios
para la teoría general de la evolución, tales como cambiar un tipo de esponja en
un tipo de erizo de mar. El evolucionismo afronta su desafío más serio al nivel
de los grupos mayores (órdenes, clases, divisiones/tipos y reinos). Si la evolución
ocurrió como un proceso gradual y continuo, ¿por qué hay tantas lagunas en
tantos lugares entre los grandes grupos de prganismos tales como moluscos,
lombrices o pinos? ¿Por qué hay lagunas, al fin de cuentas? (23)

LA SÍNTESIS MODERNA
Al desarrollarse el pensamiento evolucionista durante la primera parte de
este siglo, varios eruditos influyentes ayudaron a cambiar el foco: de las muta-
ciones de regreso a la selección natural. Los más importantes de ellos fueron S.
S. Chetverikov en Rusia, R. A. Fisher y J. B. S. Haldane en Inglaterra, y Sewall
Wright en los Estados Unidos. Esta vez el énfasis estuvo sobre el proceso de la
evolución dentro de poblaciones enteras de organismos, más bien que en orga-
nismos individuales.
Fisher desarrolló modelos matemáticos sofisticados de los efectos de las
mutaciones sobre poblaciones muy grandes. Para él, las mutaciones pequeñas
LOS ORÍGENES 1 LOS ORGANISMOS VIVIENTES

eran las importantes, ya que las mutaciones mayores tienen un efecto más perju-
dicial. El énfasis estaba en la selección natural de pequeñas variaciones favora-
bles. Wright sabía mucho acerca de la reproducción de animales y, en contras-
te con Fisher, enfatizaba la utilidad de las poblaciones pequeñas en las que las
mutaciones raras tendrían una mejor posibilidad de manifestarse. Por otro la-
do, las poblaciones pequeñas tienen más posibilidades de sufrir los efectos per-
j udiciales de la endogamia. Wright introdujo el concepto de los cambios fortui-
tos en la frecuencia de los genes dentro de una población debido exclusiva-
mente al azar. La significación de este proceso, llamado deriva genética, ha sido
uno de los debates más prolongados y acalorados entre los evolucionistas, y to-
davía lo es hoy. Fisher y Wright influyeron grandemente en la formación del
pensamiento evolucionista de las décadas de 1920 y 1930, 24 y proporcionaron
un apoyo significativo para el pleno desarrollo de la "síntesis moderna".
La síntesis moderna combinó los esfuerzos de un gran número de evolucio-
nistas brillantes, que incluyen a Theodosius Dobzhansky de la Universidad de
Columbia, al biólogo Sir Julian Huxley en Inglaterra, y a Ernst Mayr y George
Gaylord Simpson de la Universidad de Harvard. El concepto fue dominante
desde la década de 1930 hasta la de 1960. El nombre "síntesis moderna" fue
originado por Huxley, 25 nieto de Thomas Huxley, el defensor de Darwin, cuan-
do éste elogiaba el "triunfo final" del darwinismo. 26 Básicamente, sintetiza la
variación por mutaciones con el concepto de selección natural por la supervi-
vencia del más apto de Darwin, aplicado a las poblaciones. Sin embargo, la
síntesis moderna es difícil de caracterizar porque se han hecho intentos de in-
corporar en ella disciplinas tan variadas como la sistemática (clasificación), la
variación biológica y la paleontología (estudio de los fósiles). 27
Muchos de los líderes de la síntesis moderna enfatizaron que por la acumu-
l ación de cambios relativamente pequeños se podrían producir los grandes
cambios necesarios para la macroevolución. Sin embargo, el mecanismo básico
de la evolución permanece sin resolver. La controversia entre Fisher y Wright
acerca del tamaño óptimo para las poblaciones en evolución también quedó
sin resolver. El historiador de biología William B. Provine (Universidad de Cor-
nell) señaló: "El mecanismo primario de la microevolución estaba todavía sin
decidir... La aclaración de los mecanismos genéticos de la especiación no es
uno de los grandes triunfos de la síntesis evolutiva". 28
La síntesis moderna puede haber sido más una actitud de éxito que una
síntesis exacta. En 1959 hubo numerosas celebraciones en todo el mundo con-
CAPÍTULO 5 1 EN BUSCA DE UN MECANISMO...

memorando el centenario de la publicación de El origen de las especies de


Darwin. Estas celebraciones estimularon la confianza en la síntesis moderna.
Tuve el privilegio de asistir a una de las más importantes de estas celebraciones
realizada en la Universidad de Chicago. Allí pude escuchar a los principales
arquitectos de la síntesis moderna, incluyendo a Dobzhansky, Mayr, Huxley y
Simpson. En mi joven inocencia quedé impresionado por sus conocimientos,
pero intrigado por su confiado dogmatismo. Poco me daba cuenta de que en
pocos años el espíritu unificado de la síntesis moderna quedaría en desorden.
Entretanto, las voces perturbadoras del paleontólogo Otto Schindewolf de
Alemania y el genetista Richard Goldschmidt en los Estados Unidos eran siste-
máticamente ignoradas. En contraste con los pequeños cambios por mutaciones
sugeridos por los autores de la síntesis moderna, ambos proponían cambios
grandes y rápidos, y mecanismos diferentes. Schindewolf, que estaba familiari-
zado con los fósiles, sugería saltos de desarrollo repentinos para hacer de puen-
te sobre las grandes lagunas entre los tipos fósiles. Goldschmidt, que era profe-
sor de genética en la Universidad de California en Berkeley, estaba en completo
desacuerdo con la idea de que los pequeños cambios dentro de las especies
pudieran acumularse lentamente y producir las grandes modificaciones necesa-
rias para cambios evolutivos significativos. Él consideraba que las torpes etapas
i ntermedias eran inútiles para la supervivencia y pensaba que no serían favoreci-
das por la selección natural. Entre los ejemplos que él citó están la formación de
una pluma, la segmentación de la estructura del cuerpo como se ve en los in-
sectos, el desarrollo de los músculos, el ojo compuesto de los cangrejos, etc.
Goldschmidt abogaba por grandes cambios genéticos repentinos que pro-
ducían lo que él llamó "monstruos promisorios". Algunos de sus detractores los
llamaron "monstruos perdidos". Por supuesto, aun con la existencia de un
monstruo promisorio, estaba el problema de encontrar una pareja, "porque
¿quién se aparearía con un monstruo, promisorio o de otra clase?" (29)
Como Goldschmidt estaba en agudo desacuerdo con los promotores de la
síntesis moderna acerca del valor de los cambios pequeños, 3° sus conceptos
fueron mayormente rechazados. Más tarde, cuando la síntesis moderna comen
zó a desmantelarse, esta actitud cambió. El escritor de ciencia Gordon Rattray
Taylor, al referirse a Goldschmidt, afirma: "Veinte años atrás se estimulaba a
l os estudiantes a sonreírse a la mención de su nombre. Hoy, sin embargo, mu-
chos biólogos están tornándose a la idea de que él estaba señalando el proble-
ma correcto".' Desde la perspectiva creacionista, parece que Goldschmidt esta-
LOS ORÍGENES 1 LOS ORGANISMOS VIVIENTES

ba realmente formulando una pregunta importante. Para muchos evolucionistas,


l a síntesis moderna ya no es sostenible.

LA DIVERSIDAD
El embriólogo Soren Lovtrup, que apoya el evolucionismo, señala: "Y hoy
l a síntesis moderna -el neodarwinismo- no es una teoría, sino una variedad
de opiniones que, cada una a su manera, trata de sobreponerse a las dificultades
presentadas por el mundo de los hechos'.` Aparecieron ideas nuevas, algunas
de ellas bastante especulativas." Descubrimientos nuevos, especialmente en la
genética y la biología molecular, indicaron que los conceptos genéticos más
antiguos y sencillos ya no eran válidos. Todo esto contribuyó a formar un mosai-
co de pensamiento que prevaleció hasta el presente y que puede caracterizarse
colectivamente como diversidad. Esta etapa, que puede llamarse el período de
la diversidad, representa una colección de ideas nuevas y a menudo conflicti-
vas. Algunas de ellas serán analizadas en detalle en el capítulo 8. Ellas giran
alrededor de preguntas tales como: 1) ¿Se pueden identificar las relaciones evo-
l utivas de los organismos? 2) Los cambios evolutivos, ¿son graduales o repenti-
nos? 3) ¿Es la selección natural importante para el proceso evolutivo? Y, 4) ¿có-
mo evoluciona la complejidad? La búsqueda de un mecanismo que esté más
en armonía con las restricciones realistas continúa.

LA NECESIDAD DE PRECAUCIÓN
Los hombres de ciencia manifiestan un firme apoyo en favor del evolucio-
nismo. Mientras en general están de acuerdo con que la evolución es un he-
cho, hay mucho menos armonía cuando se consideran los detalles. Algunas de
l as batallas más acaloradas en la biología evolucionista siguieron a la síntesis
moderna. Tom Bethell, un escritor bien conocido, enfatiza que, "especialmente
en los años recientes, los hombres de ciencia han estado peleando entre sí
acerca de Darwin y sus ideas" . 34 El público en general rara vez oye de estas
disputas, y mucho menos las entiende. Hay bastante contraste entre las bata-
llas intelectuales internas de la comunidad académica, tal y como se las observa
en las publicaciones de sus investigaciones, y el estilo sencillo y lleno de autori-
dad de los libros de texto. Algunas de las simplificaciones que hacen los libros
de texto pueden ser útiles para facilitar el aprendizaje, pero los legos y los estu-
diantes debieran saber que existen puntos de vista muy diversos en el debate so-
bre el evolucionismo.
CAPÍTULO 5 / EN BUSCA DE UN MECANISMO...

CONCLUSIONES
Sólo se puede considerar con cierto respeto los esfuerzos persistentes de
l os evolucionistas para encontrar un mecanismo plausible para su teoría. Su
perseverancia es digna de encomio. Se ha propuesto una teoría tras otra a lo
l argo de dos siglos. El fracaso general plantea una pregunta difícil: ¿Es el pensa-
miento evolucionista más un asunto de opinión que de datos científicos sóli-
dos? Yo no voy a desestimar que algunos datos pueden favorecer al evolucionis-
mo y que los creacionistas también tienen problemas de opinión y mucha per-
sistencia. Pero después de tan largas investigaciones, virtualmente fútiles, en
busca de un mecanismo para la evolución, parecería que los científicos evolu-
cionistas deberían considerar seriamente la posibilidad de una creación por
parte de un Diseñador.

Notas y referencias:
1. L. Wingenstein, Culture and Value. G.H.v. Wrigh t y H. Nyman, eds. (Chicago: The University of Chicago
Press, 1980), p. 27e. Título del original: Vermischte Bemerkungen.
2. a) B. Goodwin, How the Leopard Got its Spots: The Evolution of Complexity (N. York y Londres: Charles
Scribner's Sons, 1994), pp. 1-76; b) S.A. Kauffman, The Origins of Order: Self-organization and Selection in
Evolution (N. York y Oxford: Oxford University Press, 1993); c) N.N. Waldrop, Complexity: The Emerging
Science at the Edge of Order and Chaos (N. York y Londres: Simon and Schuster, 1992).
3. Algunos alegan que la segunda ley de la termodinámica no es aplicable a la evolución y la aplican sólo a los
sistemas que están aislados y en equilibrio térmico; por ejemplo, véase R. Trott, "Duane Gish e InterVarsity"
en: Rutgers, Creation/Evolution l3 (N° 2, 1993):31. Este aserto no elimina el hecho obvio de que la mayoría de
l as actividades no dirigidas tienden hacia lo fortuito. En consecuencia, hay un esfuerzo intenso para encontrar
el mecanismo de la evolución.
4. Para un repaso general de las realizaciones de Lamarck, véase: a) E. Nordenskióld, The History of Biology: A
Survey (N. York: Tudor Publ. Co., 1942), pp. 316-330; trad. por 1.13. Eyre. Título del original: Biologins Histo-
ria; b) C. Singer, A History of Biology to About the Year 1900: A General Introduction to the Study of Living
Things, 3a. ed. rev. (Londres y N. York: Abelard-Schuman, 1959), pp. 296-300.
5. Muchos ejemplos se encuentran en O.E. Landman, "The Inheritance of Acquired Characteristics", Annual
Review of Genetics 25(1991):1-20.
6. Los análisis del darwinismo han sido legión. Una reseña que analiza los mecanismos de la evolución puede
verse en W.B. Provine, "Adaptation and Mechanisms of Evolution after Darwin: A Study in Persistent Contro-
versies", en: D. Kohn, ed., The Darwinian Heritage (Princeton, NJ: Princeton University Press, 1985), pp.
825-833.
7. Véase R. Milner, "Slade Trial (1876)", The Encyclopedia of Evolution: Humanity.s Search for its Origin (N.
York y Oxford: Facts on File, 1990), pp. 407, 408.
8. M. Grene, "The Faith of Darwinism", Encounter 13(5-1959):48-56.
9. Singer, p. 303 (nota 4b).
1 0. Véase el capítulo 6 para un análisis adicional.
71. a) C.H. Waddington, The Strategy of the Genes: A Discussion of Some Aspects of Theoretical Biology (Lon-
dres: Ruskin House, George Allen & Unwin, 1957), p. 65; b) M. Eden, "Inadequacies of Neo-Darwinian Evo-
l ution as a Scientific Theory", en: P.S. Moorhead y M. M. Kaplan, eds., Mathematical Challenges of Neo-
Darwinian Interpretation of Evolution, The Wistar Institute Symposium Monograph N° 5 (Filadelfia: The Wis-
LOS ORIGENES / LOS ORGANISMOS VIVIENTES

tar Institute Press, 1967), pp. 5-12; c) R.H. Peters, "Tautology in Evolution and Ecology", The American Natu-
ralist 110(1976):1-12.
12. Véase, por ejemplo, a) el tomo del simposio editado por Kohn (nota 6). También: b) E. Mayr, The Growth of
Biological Thought: Diversity, Evolution, and Inheritance (Cambridge y Londres: The Belknap Press of Harvard
University Press, 1982), pp. 626, 627; c) J. Maynard Smith, Did Darwin Get it Right? Essays on Games, Sex
and Evolution (N. York y Londres: Chapman and Hall, 1989).
13. Por ejemplo: C. Sagan, The Dragons of Eden: Speculation on the Evolution of Human Intelligence (N. York:
Ballantine Books, 1977), p. 28.
14. Por ejemplo, W.T. Keeton, Biological Science (N. York: W.W. Norton & Co., 1967), p. 672.
15. T.H. Jukes, "Responses of Critics", en: P.E. Johnson, Evolution as Dogma: The Establishment of Naturalism
( Dallas, TX: Haughton Publishing Co., 1990), pp. 26-28.
16. a) J. Cairns, J. Overbaugh y S. Miller, "The Origins of Mutants", Nature 335(1988):142-145; b) G.Z. Opadia-
Kadima, "How the Slot Machine Led Biologists Astray", Journal of Theoretical Biology 124(1987):127-135. Pa-
ra considerar una perspectiva diferente, ver c) D. MacPhee, "Directed Evolution Reconsidered", American
Scientist 810993):554-561.
17. a) M.A. Edey y D.C. Johanson, Blueprints: Solving the Mystery of Evolution (Boston, Toronto y Londres: Little,
Brown and Co., 1989), pp. 125,126; b) E. Mayr, Population, Species and Evolution: an Abridgment ofAnimal
Species and Evolution, ed. rev. (Cambridge: The Belknap Press of Harvard University Press, 1970), pp. 181,
1 82.
1 8. D.H. Erwin y J.W. Valentine, "'Hopeful Monsters', Transposons, and Metazoan Radiation", Proceedings of the
National Academy of Sciences 81(1984):5482, 5483.
1 9. E.J. Ambrose, The Nature and Origin of the Biological World (Chichester: Ellis Harwood, Ltd., y N. York y To-
ronto: Halsted Press, John Wiley and Sons, 1982), p. 120.
20. P-P. Grassé, Evolution of Living Organisms for a New Theory of Transformation (N. York, San Francisco y Lon-
dres: Academic Press, 1977), p. 88. Título del original: L'Evolution du Vivant. Traducción de B.M. Carlson y
R. Castro.
21. A. Hoffman, Arguments on Evolution: A Paleontologist's Perspective (N. York y Oxford: Oxford University
Press, 1989), pp. 87-92.
22. G.A. Kerkut, Implications oí Evolution (Oxford y Londres: Pergamon Press, 1960), p. 157.
23. Para un análisis abarcante, ver: K.P. Wise, "The Origin of Life's Major Groups", en: J.P. Moreland, ed., The
Creation Hypothesis: Scientific Evidente for an Intelligent Designer (Downers Grove, IL: InterVarsity Press,
1 994), pp. 211-234.
24. Para detalles adicionales, véase Provine, pp. 842-853 (nota 6).
25. J. Huxley, Evolution: The Modern Synthesis (Londres y N. York: Harper and Brothers, 1943).
26. S.J. Gould, "Darwinism and the Expansion of Evolutionary Theory", Science 216(1982):380-387.
27. Ibíd.
28. Provine, p. 862 (nota 6).
29. C. Patterson, Evolution (Londres: British Museum (Natural History), e Ithaca: Cornell University Press, 1978),
.
p 1 43.
30. R. Goldschmidt, The Material Basis of Evolution (New Haven, CT: Yale University Press, 1940).
31. G. R. Taylor, The Great Evolution Mystery (N. York: Harper and Row, 1983), p. 5.
32. S. Lovtrup, Darwinism: The Refutation of a Myth (Londres, N. York y Sidney: Croom Helm, 1987), p. 352.
33. Véanse los detalles en el capítulo 8.
34. T. Bethell, "Agnostic Evolutionists: The Taxonomic Case Against Darwin", Harper's 270(1617; febrero de
1 985):49-52, 56-58, 60, 61.
DE LO COMPLEJO
A LO MÁS COMPLEJO

Nunca hubo un milagro forjado por Dios para convertir a un ateo,


porque la luz de la naturaleza podría haberlo
conducido a confesar a Dios.
FRANCis BACON1

na paráfrasis moderna podría ser: "Dios nunca hizo un milagro para


V convencer a un ateo, porque sus obras comunes pueden proporcio-
nar evidencias suficientes".
La célula es una estructura increíblemente compleja, en la que
generalmente muchos miles de enzimas dirigen cambios químicos
interdepend¡entes. La mayoría de nosotros no estamos familiariza-
dos con las células y fácilmente las dejamos a un lado sin darnos
cuenta de que "pequeño" no es necesariamente sinónimo de
"sencillo". Se pueden considerar más fácilmente preguntas sobre
el origen de los órganos más grandes y de los organismos. Inclui-
dos en el misterio hay maravillas tales como el sistema de locali-
zación por eco de un murciélago (sonar), el desarrollo de un ele-
fante adulto a partir de una sola célula microscópica, o el cambio
de una oruga en una mariposa. También se pueden admirar as-
pectos estéticos tales como la magnificencia de las estrellas en
una noche clara, o los colores iridiscentes y el diseño intrincado de
l as alas de una mariposa brasileña. El hombre por mucho tiempo
ha estado reflexionando sobre tales temas, no sólo preguntándose
cómo ocurrieron, sino también por qué sucedieron. ¿Hay un propósi-
to en la operación de la naturaleza? ¿Podrían las peculiaridades y las
especializaciones en la naturaleza haber ocurrido sin ser guiadas?
En este capítulo consideraremos preguntas relacionadas con el dise-
ño en la naturaleza y temas relacionados con éste. Estas preguntas son bas-

1 05
LOS ORIGENES 1 LOS ORGANISMOS VIVIENTES

tante similares a las "preguntas persistentes" mencionadas en el primer capítulo,


y especialmente con las que se relacionan con la existencia de un diseñador
en este universo.

EL ARGUMENTO DEL DISEÑO


El grado de orden y especialización que se encuentra en la naturaleza pare-
ce estar más allá de lo fortuito que esperaríamos si no hubiera alguna clase de
diseño. Esta propuesta se denomina "el argumento del diseño", o "argumento a
partir del diseño". El universo, y especialmente la Tierra, aparecen como diseña-
das especialmente para sostener la vida,' y particularmente la vida misma sugie-
re que hubo diseño.
Recientemente, el argumento del diseño ha recibido apoyo especial de
una cantidad de físicos cosmólogos, quienes encuentran que el universo no po-
dría dar lugar a la vida si no fuera por un conjunto muy fortuito de circunstan
cias. El universo aparece como sintonizado cuidadosamente para dos toleran-
cias sumamente estrechas. Stephen Hawking, el profesor Lucasiano de Mate-
máticas en Cambridge (cargo que una vez ocupara Sir Isaac Newton), comenta:
"Las posibilidades en contra de un universo como el nuestro que surge de algo
como el Big Bang son enormes. Yo pienso que hay implicaciones claramente re-
ligiosas".' Para él, el problema es que si la energía postulada para el "bang" es
demasiado grande, no se formarían las estrellas ni los planetas; 4 si es demasiado
pequeña, el universo se desintegraría. Hawking comenta aun más: "Si la propor-
ción de expansión un segundo después del big bang hubiese sido menor, si-
quiera en una parte en cien mil billones, el universo se habría vuelto a desinte-
grar antes de haber llegado a su tamaño actual".(5) Aun cuando estos datos no sir-
ven para dar autenticidad al Big Bang, ilustran la improbabilidad de este con-
cepto sin algún diseño. En forma similar, la poderosa fuerza nuclear que une
el núcleo del átomo también parece ser de un valor exacto para permitir la for-
mación de los elementos . 6 Se ha demostrado que una cantidad de otros factores
tales como la gravedad y el electromagnetismo están ajustados en forma extre-
madamente delicada. Un cambio en la fuerza electromagnética de sólo 1 segui-
do por 40 ceros (10 -4°) podría significar un desastre.' lan Barbour lo describe
bien: "El cosmos parece estar en equilibrio sobre el filo de una navaja".(8) Esto es
más indicador de diseño que de una actividad fortuita no dirigida. Además,
muchos se preguntan si existe alguna inteligencia especial que dirige las fuerzas
para el funcionamiento de los organismos vivientes que los hace tan diferentes
CAPÍTULO 6 1 DE LO COMPLEJO A LO MÁS COMPLEJO

de lo no viviente.
Algunos evolucionistas han considerado la necesidad de un ente director
para facilitar la innovación de todas las complejidades de los organismos tanto
si mples como complejos. A través de los años, los hombres de ciencia propusie
ron muchas clases de conceptos diferentes como los factores especiales desco-
nocidos responsables de lo intrincado, del sentido de propósito, o del diseño
que parecen evidentes en las cosas vivas. 9 Se han usado muchos términos para
designar estos conceptos. Entre ellos están: entelequia, emergencia, finalidad, ti-
postrofismo, aristogénesis, élan vital, teleología, vitalismo, homogénesis, nemo-
génesis, preadaptación, saltación, ortogénesis, etc.;'° casi todo o cualquier cosa
excepto el Dios de la creación. La abundancia de términos refleja tanto el miste-
rio como la necesidad de un factor especial de explicación. Desafortunada-
mente, con demasiada frecuencia los diferentes autores definen algunos de estos
términos en forma diferente, y los usan de diversas maneras en disciplinas dife-
rentes. No necesitamos entrar en esos detalles en este breve tratado; además, tal
empresa es bastante fastidiosa. Es importante notar que aunque los teólogos, los
hombres de ciencia y los filósofos discuten estos temas, es difícil encontrar un
enfoque común. Para algunos, el diseño no implica un diseñador, y para otros,
un diseñador no necesita ser el Dios de la tradición judeo-cristiana. Todavía
para otros la incógnita no es cualquier clase de diseño, sino cómo y por qué se
originó el diseño. Simplificaré este capítulo dirigiéndome sólo a la pregunta de
si la naturaleza refleja un diseño inteligente.
La idea del diseño en la naturaleza" ha sido discutida por varios milenios.
Se la encuentra bien atrincherada en la mitología así como en los manuscritos
bíblicos más tempranos. Sócrates (469-399 a.C.) estaba muy preocupado con el
propósito, y Aristóteles (384-322 a.C.) apoyaba el argumento del diseño. Para él,
el universo ansía avanzar hacia la forma perfecta que es Dios. En el mundo oc-
cidental, el filósofo medieval más influyente en esta línea fue Tomás de Aquino
(1225-1274). Entre sus argumentos en favor de la existencia de Dios estaba el de
que la evidencia de diseño en la naturaleza implicaba la existencia de un Dise-
ñador inteligente. Varios siglos más tarde, la mayoría de los hombres de ciencia
daban por sentado el diseño de la naturaleza. Algunos, como Sir Isaac Newton
(1642[3]-1727), promovían activamente el concepto. Sin embargo, el escéptico
escocés David Hume 12 (1711-1776) hizo lo más que pudo para destruir el argu-
mento, sugiriendo que la evidencia en favor del diseño no apuntaba necesaria-
mente al Dios de la tradición judeo-cristiana (es decir, bíblico). Él no proveyó
LOS ORÍGENES 1 LOS ORGANISMOS VIVIENTES

un mecanismo para responder. a l argumento del diseño,(13) excepto que sugirió


una fuerza organizadora dentro de la naturaleza.
Con todo, alrededor de comienzos del siglo XIX se estaba considerando la
i dea de que los organismos podrían haberse formado a sí mismos. Esto estimu-
ló(14) al filósofo y profesor de ética inglés William Paley (1743-1805) a publicar
en 1802 su famoso libro titulado Natural Theology [Teología natural], que tuvo
muchas ediciones. Paley llegó a ser famoso en el debate sobre el diseño por su
ejemplo del reloj. Él razonaba que si uno encontrara un reloj en el suelo con to-
das sus partes especializadas en operación conjunta para indicar el tiempo,
uno inferiría que el reloj tuvo que haber tenido un fabricante. Luego procedía a
señalar que, del mismo modo, las complejidades en la naturaleza requerían de
un fabricante y no podrían haber surgido por sí mismas. Además argumentaba
que por cuanto instrumentos tales como un telescopio tenían un fabricante, el
ojo también debería tener un diseñador; y aún más, que los pequeños cambios
graduales son inadecuados para producir estructuras tales. Como un ejemplo
de lo inadecuado que es el desarrollo gradual a lo largo del tiempo, él cita la
epiglotis, esa estructura indispensable que cierra nuestra tráquea cuando traga-
mos para impedir que la comida y la bebida ingresen a los pulmones. Paley ar-
gumentaba que la epiglotis habría sido inútil durante cualquier desarrollo evolu-
tivo gradual a lo largo de muchas generaciones, porque no cerraría la tráquea
que conduce a los pulmones antes que estuviera completamente formada.(15)
Medio siglo más tarde, Carlos Darwin publicó su El origen de las especies.
Este libro propuso que pequeños cambios al azar en combinación con la selec-
ción natural resultarían, con el tiempo, en organismos sencillos que evoluciona
rían a formas más y más avanzadas, incluyendo al hombre. Bien consciente del
argumento del diseño, Darwin, ya en la primera edición de El origen de las es-
pecies, se ocupó del tema de los "órganos de extremada perfección y compleji-
dad": "Suponer que el ojo, con todos sus inimitables artificios para ajustar el
foco a diferentes distancias, para admitir diferentes cantidades de luz, y para
corregir la aberración esférica y cromática, pudiera haberse formado por la se-
lección natural, me parece absurdo en el grado más alto posible, lo confieso li-
bremente" .1 6 Darwin invocó entonces la selección natural como la solución de
su dilema, pero, como veremos más abajo, quedan muchas preguntas sin con-
testar.
La metodología de Darwin para responder al problema del diseño también
fue usada por numerosos seguidores suyos. La historiadora Gertrude Himmel-
CAPÍTULO 6 1 DE LO COMPLEJO A LO MÁS COMPLEJO 109

farb lo bosqueja: "Darwin rápidamente vio el problema, pero no tuvo tanto éxi-
to en resolverlo. Su técnica aquí, como en otras partes, fue primero suponer
que por reconocer la dificultad, de algún modo la había exorcisado; y en segun-
do lugar, si este acto de confesión no era suficiente para tranquilizar a sus críti-
cos, traer sobre la dificultad el peso de la autoridad precisamente de esa teoría
que se estaba poniendo en duda"."
Aunque Darwin rara vez se refirió a la posibilidad de algún tipo de diseño
y, en el último párrafo de las ediciones 2a a 6a de El origen de las especies hasta
mencionó al Creador"' como originador de la vida antes de que evolucionara,
un repaso de sus cartas privadas indican que él tenía "gran duda acerca de el-
l o". Para él, la selección natural era la respuesta a los problemas de la evolu-
ción.(19)
El origen de las estructuras complejas todavía está en discusión tanto entre
l os teólogos como los científicos, aunque la mayoría de los teólogos ahora tien-
de a dejar el estudio de la naturaleza a los hombres de ciencia, y se concentran
en problemas sociológicos o religiosos. 2 0 El problema básico es: ¿De qué mane-
ra las mutaciones aleatorias y sin propósito,(21) acompañadas por una selección
natural que no tiene previsión alguna, pueden crear órganos de extrema com-
plejidad? Algunos evolucionistas rebajan la importancia del proceso de la selec-
ción natural o aun lo eliminan completamente, dejando la evolución puramen-
te al azar. En adición, como lo consideramos en el capítulo anterior, sólo muy
raramente las mutaciones son consideradas útiles. Una estimación de una muta-
ción benéfica en 1.000 es generosa para con la evolución. Las mutaciones son
abrumadoramente perjudiciales y generalmente recesivas en sus manifestacio-
nes, lo que significa que no aparecerán en el cuerpo de un organismo a menos
que ambos padres tengan la mutación. ¿De qué modo un proceso plagado de
factores tan negativos, podría alguna vez formar un órgano tan complejo como
un oído o un cerebro? Muchos dan la bienvenida a la selección natural, que
propone la supervivencia del más apto, como la solución, pero ella sólo sirve
para una ventaja inmediata. No tiene un "ojo" para ver el futuro, mientras que
l os órganos y sistemas complejos requerirían una planificación de largo alcance.
La razón sugeriría que busquemos otras soluciones. La mayoría de los evolu-
cionistas están en desacuerdo.
Richard Dawkins, de la Universidad de Oxford, al referirse al reloj de Pa-
l ey, indica que el "único relojero de la naturaleza son las fuerzas ciegas de la fí-
sica", y que "Darwin hizo posible ser un ateo intelectualmente satisfecho" . 22
CAPÍTULO 6 1 DE LO COMPLEJO A LO MAS COMPLEJO III

mas biológicos complejos. ¿Pueden las mutaciones, puramente al azar, y los


procesos de la selección natural, que no tiene previsión, producir estructuras
complejas tales como un pulmón, o aun una papila gustativa, cuando la estruc-
tura no tiene valor para sobrevivir hasta que todas las partes necesarias estén
presentes? Una papila gustativa es inútil sin una célula nerviosa que la conecte
con el cerebro, y esa célula nerviosa es inútil sin una función cerebral que inter-
prete el impulso de la célula nerviosa como un sabor. En estos sistemas interde-
pendientes, nada funciona hasta que todo funcione.
La multitud de cambios simultáneos que serían necesarios con el fin de
producir un sistema funcional parece implausible desde un punto de vista evo-
l utivo. Cuando se considera un modelo de desarrollo gradual de un sistema in
terdependiente, se tiene que postular la presencia de partes inútiles que esperan
hasta hacerse eventualmente útiles por una mutación final producto del azar.
De acuerdo con la teoría evolucionista, deberíamos esperar encontrar muchos
órganos o sistemas de órganos nuevamente en vías de desarrollo, pero al con-
templar más de un millón de especies de organismos vivientes por todo el
mundo, vemos pocos, si acaso hay alguno, de tales sistemas postulados. El pro-
blema de las partes interdependIentes es un desafío tanto para los evolucionistas
que creen en cambios mayores, repentinos, producidos al azar, como para
aquel que cree en cambios menores y graduales. Para el primero, el problema
i ncluye: 1) el conjunto extremadamente fortuito de cambios repentinos y com-
plejos que se necesitan para producir un nuevo sistema u órgano interdepen-
diente que sea viable, y 2) la ausencia de toda evidencia experimental de que
tal cosa ocurra. Para el que cree en cambios pequeños, los problemas inclu-
yen: 1) la supervivencia de muchas etapas no funcionales o extrañas, inútiles,
ante una selección natural que tendería a eliminarlas, y 2) la ausencia aparente
de tales etapas intermedias en los organismos vivientes.
Los evolucionistas a veces sugieren que las formas intermedias podrían te-
ner una función útil. Por ejemplo, la mitad de un ala podría ser usada para pla-
near ante vientos fuertes. No es difícil postular alguna clase de propósito para
casi cualquier cosa. El escritor satírico francés Voltaire, en su siempre esperan-
zado Candide, señala jocosamente que "las narices fueron hechas para llevar
anteojos; y así tenemos anteojos". z6 (¡ Mis disculpas a Voltaire por usar su obser-
vación burlona en una forma diferente de la que él pudo querer usarla!) Más
próximo a la realidad está un incidente informado por John C. Fentress cuando
estuvo en Cambridge. En el estudio de los ratones de campo notó lo que parecía
112 LOS ORIGENES 1 LOS ORGANISMOS VIVIENTES

ser una conducta bien protectora. Una especie que vivía en el campo tendía a co-
rrer a esconderse cuando un objeto por encima de ella se movía, de modo que no
pudiera ser capturada, mientras que una especie que vivía en el bosque se quedaba
paralizada, de modo que no se la pudiera ver. Él consultó a algunos de sus amigos
zoólogos acerca de sus observaciones y, sólo como una prueba especial, invirtió los
datos: informaba que los ratones del campo se paralizaban mientras que los del
bosque corrían. Él dijo: "Me hubiera gustado registrar sus explicaciones, porque
fueron realmente impresionantes".` De modo que el problema no es tanto si pode-
mos encontrar alguna explicación, sino si podemos encontrar la que sea correcta.
En nuestro contexto presente la pregunta es cuál de las siguientes posturas consti-
tuye la mejor explicación para la extrema complejidad de la naturaleza: ¿Un diseño

i nteligente, o la combinación de mutaciones fortuitas, generalmente perjudiciales y


asociadas con una selección natural, que no puede prever nada?

LA SIGNIFICACIÓN DE LAS SEMEJANZAS


En un foro de discusión abierto en una gran universidad escuché una vez a
un estudiante de graduación quejarse de que los evolucionistas llaman a un
músculo en una clase de animales con un nombre, luego le dan el mismo nom
bre a un músculo semejante en una clase diferente de animal, y luego llaman a
eso evolución. La semejanza de la terminología no demuestra la evolución, y el
estudiante parece haber tenido una queja válida. Por otro lado, muchas cosas
vivientes muestran una cantidad notable de semejanzas, y con frecuencia se las
usa en favor de la evolución. Por omisión, representa un argumento en contra

del diseño.
La mayoría de los libros de texto de biología y otras publicaciones que
apoyan el evolucionismo(28) usan la semejanza en la disposición de los huesos de
l as patas delanteras de los vertebrados como evidencia en favor del evolucionis
mo. El argumento es que como hay un esquema básico, deben haber evolucio-
nado de un antepasado común, o unos de los otros, perpetuando así el esque-
ma. En una cantidad de animales como la salamandra, los cocodrilos, las aves,

l as ballenas, los topos y el hombre encontramos un hueso largo que sostiene la


parte del miembro anterior que está más cerca del cuerpo (del hombro al codo
en el hombre), y dos huesos largos que sostienen la parte del miembro anterior
más distante (del codo a la muñeca en el hombre). Se utiliza una cantidad de
otras semejanzas como evidencia de un origen evolucionario común, incluyen-
do la universalidad de las células en los organismos vivientes, y la información
CAPÍTULO 6 1 DE LO. COMPLEJO A LO MÁS COMPLEJO 113

hereditaria que casi siempre utiliza el mismo código genético (29) Además está la
estrecha semejanza de secuencias comparables del ADN, como las que se en-
cuentran entre el hombre y los monos antropoides. Más recientemente, los
biólogos han encontrado una semejanza notable en los genes especiales llama-
dos homeóticos. Todos estos genes contienen una secuencia de ADN que es
conocida como secuencia homeótica ("homeobox"). Los genes homeóticos es-
tán constituidos por 180 pares de nucleótidos y están asociados con una varie-
dad de genes que controlan algunos de los grandes procesos de desarrollo de
l os organismos, tales como dónde se formarán las diversas partes del cuerpo. En
l as moscas de la fruta hay una mutación en un gen homeótico que hará que la
mosca desarrolle un par adicional de alas, pero la mosca deformada apenas
puede sobrevivir. La secuencia de los nucleótidos en los genes homeóticos es
bastante similar en una gran variedad de organismos tales como los ciempiés,
l as lombrices de tierra, la mosca de la fruta, las ranas, los ratones y el hombre. (30)
También se podrían añadir a la lista muchas otras semejanzas bioquímicas entre
l as cosas vivientes.
El argumento de las semejanzas no da un apoyo significativo al modelo
evolucionista, ya que también puede argumentarse que estas semejanzas repre-
sentan un diseño básico común. ¿Por qué no usar el mismo diseño básico, tal
como la disposición de los huesos en los miembros anteriores que permita la ro-
tación de la extremidad (la mano, en el hombre) en diversas clases de organis-
mos, especialmente si funciona bien? Las células constituyen una buena uni-
dad bioquímica funcional, así como una habitación es una buena unidad fun-
cional para una diversidad de estructuras, desde las casas pequeñas hasta los
grandes rascacielos. Si un sistema de genes homeóticos funciona bien en un or-
ganismo, ¿por qué no usarlo en otros? No existe una ley en contra de ciertos
esquemas de creación programados. Un creador no tendría que usar sistemas
diferentes para funciones semejantes. La semejanza no necesita indicar un ori-
gen evolucionista común más que la proposición de que todos los automóviles
de cuatro cilindros deben proceder de la misma fábrica. Las semejanzas pue-
den, del mismo modo, representar fácilmente un diseño inteligente, usando
buenos sistemas que funcionan.

EL OJO Y EL EVOLUCIONISMO
Durante dos siglos el ojo ha sido el centro de una discusión acerca de si ta-
l es estructuras complejas pudieron ser el resultado de la evolución, o si requie-
11 4 LOS ORÍGENES 1 LOS ORGANISMOS VIVIENTES

La estructura básica del ojo humano. A, corte trasversal; B, ampliación de la región de la fovea; C,
ampliación de la pared del ojo; D, ampliación de los bastones (a) y conos (b) de la retina. Noten
que para todos los diagramas, la luz viene de la derecha, y que los discos son absorbidos dentro de
las células pigmentarias en el extremo izquierdo de D.*

* Basado en a) Berne y Levy, p. 143 (nota 63); b) Dawkins, p. 16 (nota 13); c) Newell, p. 29 (nota 45a); d)
R.S. Snell, M.A. Lemp, Clinical Anatomy ofthe Eye (Boston, Oxford y Londres: Blackwell Scientific Publications,
1989), p. 163; e) Young (nota 58).
CAPÍTULO 6 1 DE LO COMPLEJO A LO MÁS COMPLEJO

ren un diseño inteligente. Mientras algunos evolucionistas afirman que el pro-


blema está resuelto,(31) otros consideran que tal conclusión es una exageración. 32
El problema dista mucho de estar resuelto.
El ojo de los vertebrados (peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos; Figu-
ras 6.1 y 6.2) ha sido comparado a menudo con una cámara fotográfica, pero es
un tipo muy sofisticado de cámara con millones de partes, e incluye la capaci
dad de enfoque y exposición automáticos. Por otro lado, los invertebrados (es-
ponjas, gusanos, ostras, arañas, etc.) tienen muchas clases de "ojos", incluyendo
algunos muy sencillos como es el caso del punto sensible a la luz de los proto-
zoarios unicelulares (protistas). Las lombrices de tierra tienen muchas células
sensibles a la luz, que son especialmente numerosas en ambos extremos. Algu-
nos gusanos marinos tienen hasta 11.000 "ojos". 33 La lapa marina tiene un ojo
pequeño como una taza, mientras muchos insectos poseen ojos compuestos
complejos, y a menudo tienen además algunos ojos simples. El ojo compuesto
de los insectos (Figura 6.3) es una estructura que forma imágenes con muchos
"tubos de luz" llamados omatidios, los cuales apuntan en diferentes direcciones
y donde cada uno contribuye con su parte a la imagen total., Las libélulas pue-

Vista lateral de algunos de los músculos externos del ojo del hombre. Nótese que el tendón del
músculo oblicuo superior pasa por una polea (la tróclea) en su camino al ojo.*

* Basado en Newell, p. 38 (nota 45a).


LOS ORIGENES 1 LOS ORGANISMOS VIVIENTES

den tener hasta 28.000 omatidios en sus ojos compuestos. El invertebrado más
grande que se conoce es el calamar gigante que puede alcanzar una longitud de
21 metros. También tiene el ojo más grande de todos los animales. El ojo de
un calamar, arrojado sobre las costas de Nueva Zelanda, tenía un diámetro de
40 cm, haciendo que la fantasía de Julio Verne en Veinte mil leguas de viaje
submarino sea más realista. El ojo del hombre tiene sólo 2,4 cm de diámetro.
Aunque los calamares son animales muy diferentes a los vertebrados, la estruc-
tura básica de sus ojos es notablemente semejante.
También son notables los trilobites fósiles (organismos remotamente seme-
j antes a los cangrejos de las Molucas o cangrejos bayoneta) que tenían ojos
compuestos (algo semejantes a los de la Figura 6.3) con lentes hechas de calcita
mineral. La calcita es un mineral complejo que tiene índices de refracción dife-
rentes en diferentes direcciones. En los ojos de los trilobites, el mineral estaba
ubicado en la dirección óptica correcta para proveer el índice de refracción
apropiado. Además, las lentes tenían una forma compleja con el propósito de
relacionarse con un segundo medio refractario y así eliminar el problema de la
aberración esférica. Esto es comparable con la sofisticada inteligencia de la óp-
tica moderna. 14
Sólo unos pocos taxones animales no tienen órganos sensibles a la luz. Al-
gunos de ellos poseen ojos tan sencillos que sólo pueden determinar la presen-
cia o ausencia de la luz; otros, que son mucho más complejos, pueden formar
una imagen. Hay tres clases principales de ojos que forman imágenes. Uno es el
del tipo de agujero pequeño como el que se encuentra en el nautilo, en el cual
CAPITULO 6 1 DE LO COMPLEJO A LO MÁS COMPLEJO

l a luz cae directamente sobre la retina sensible a la luz a través de un agujero


pequeño. Un segundo tipo, al que pertenecería el ojo humano, y que comparti-
mos con la mayoría de los vertebrados y los calamares, tiene una lente (Figura
6.1) que enfoca la luz sobre la retina. Un tercer tipo es el ojo compuesto de
muchos insectos, cangrejos y trilobites, en el que, como describimos más arriba
(Figura 6.3), muchos tubos de luz forman una figura compuesta, como un mo-
saico. Un cuarto tipo muy raro se encuentra en el crustáceo planctónico Copi-
lia, que aparentemente usa una lente vibradora para recorrer el campo visual y
proyectar luz sobre células receptoras. Esto tiene una remota analogía con la
' forma en que se constituyen las imágenes en un tubo de televisión .3s
El tema del origen del ojo ha sido discutido por varios evolucionistas, 36 pe-
ro comprensiblemente, no es un tópico favorito para el los. (37) Darwin, que cono-
cía muy bien el problema, le dedicó varias páginas en El origen de las espe
cies?' Él señaló que hay una variedad gradual de ojos, y propuso que comen-
zando con un órgano sencillo tal como un nervio rodeado de pigmento, la se-
l ección natural pudo eventualmente llegar a producir hasta el ojo de un águila.
Un siglo más tarde, George Gaylord Simpson, de Harvard, 39 usó más o
menos el mismo argumento. Él nota cómo en toda variedad de ojos de los ani-
males todos ellos son funcionales, y de ahí presume que tanto los ojos simples
como los más complejos sobreviven por medio de un proceso de evolución.
Más recientemente, Richard Dawkins (40) de Oxford enfatizó otra vez la variedad
de ojos funcionales que existen ahora, y por ello concluye que los intermedios
en el proceso evolutivo debieron ser funcionales. Las observaciones generales
que hacen los autores mencionados pasan de largo ante las preguntas cruciales
sobre las partes funcionales interdependIentes que ocupan el foco cuando se
consideran los detalles de los diferentes ojos. La presencia de ojos funcional-
mente más sencillos no demuestra que los ojos avanzados derivaron de ellos.
Los ojos serían funcionales ya sea que evolucionaran o que fueran creados.
Que haya una variedad de ojos, por sí mismo no apoya su evolución. Podemos
disponer muchas cosas en orden de complejidad. Por ejemplo, cuando mira-
mos una cocina vemos cucharas sencillas, tenedores más complejos, luego ta-
zas, ollas, hasta la cocina y el refrigerador. Esta secuencia dice muy poco acerca
del origen de estos diversos elementos, que a menudo provienen de fuentes
muy diversas. El argumento propuesto para el origen del ojo por estos evolu-
cionistas sobresalientes no es muy convincente.
Hay problemas más serios para el evolucionismo. Señalamos antes que
LOS ORIGENES 1 LOS ORGANISMOS VIVIENTES

existen por lo menos tres o cuatro sistemas para formar imágenes en ojos avan-
zados. Es difícil imaginar cómo estos sistemas diferentes pudieron evolucionar
unos de otros, y también ser funcionales en las etapas intermedias, ya que se ne-
cesitan arreglos muy diferentes. Con el conocimiento de la variedad básica de
clases de ojos, algunos evolucionistas han propuesto que las diferentes clases de
ojos deben de haber evolucionado independientemente muchas veces, en lugar
de hacerlo en forma sucesiva, tal vez hasta 65 veces .4' Por otro lado, sobre la
base del hallazgo de un gen similar que afecta al desarrollo del ojo en una gran
variedad de animales, otros evolucionistas han sugerido un origen común. 42 Es-
to no explica cómo se desarrolló la variedad básica de ojos, pero ilustra cómo
se adoptan rápidamente puntos de vista opuestos acerca de las semejanzas y
diferencias para incluirlos en el escenario evolucionista. Además, un gen co-
mún involucrado en el desarrollo del ojo contribuye muy poco a explicar el
origen de muchos de los otros genes asociados necesarios para el desarrollo del
ojo. Se estima que unos 5.000 genes están involucrados en el desarrollo del ojo
de la mosca de la fruta . 43 Existe un problema adicional con la distribución de las
clases de ojos entre los animales, especialmente en los invertebrados: el grado
de sofisticación no sigue el esquema evolucionista esperado. En su abarcante re-
paso de las diferentes clases de ojos y su evolución, Stewart Duke-Elder señala:
"Lo curioso, sin embargo, es que en su distribución los ojos de los invertebrados
no forman una serie de continuidad y sucesión. Sin una secuencia filogenética
[evolutiva] obvia, su aparición parece al azar; fotorreceptores análogos aparecen
en especies que no están relacionadas, un órgano elaborado en una especie
primitiva [medusas] o una estructura elemental muy alta en la escala evolutiva
[algunos insectos] 11.44 Desde varias perspectivas, el ojo plantea desafíos bastante
serios a la hipótesis evolucionista.

LA COMPLEJIDAD DEL OJO


Ojos altamente complejos como los nuestros (ver la Figura 6.1 para los de-
talles) son una maravilla de partes coordinadas que trabajan juntas para permi-
tirnos ver .45 La retina contiene más de 100 millones de células fotosensibles de
dos tipos principales: conos y bastones. Los bastones sirven para ver bajo condi-
ciones de poca luz, mientras que tres clases de conos funcionan en condiciones
de luz más brillante y para la visión en colores. La porción de cada cono o bas-
tón que está dirigida hacia el exterior del ojo (la parte posterior) contiene hasta
1.000 discos con pigmento sensible a la luz. Cuando la luz llega a este pigmen-
CAPÍTULO 6 1 DE LO COMPLEJO A LO MÁS COMPLEJO

to, estimula una "avalancha" bioquímica de muchos psos que a su vez cambia
l a carga eléctrica de la membrana del cono o bastón. Esta carga pasa a las célu-
l as nerviosas de conexión y eventualmente llega al cerebro. Un sistema igual-
mente complejo invierte la avalancha bioquímica en los bastones al prepararse
éstos para detectar otra vez más luz.
Vemos con mayor agudeza en el centro de nuestro campo visual en la re-
gión de la fovea (Figura 6.1 A, B). En esta área, que tiene aproximadamente 1/2
mm de diámetro, tenemos unos 30.000 conos y ningún bastón. Frente a la
ymoar-p ted laretina,fueradeláradelafovea,hyuncomplejodemuchas
clases de células nerviosas que comienzan a procesar la información de los
bastones y los conos. Esta información es transportada desde la parte posterior
del ojo por células nerviosas mediante las 1.200.000 fibras del nervio óptico
que conducen al cerebro. Los millones de bastones, conos y células nerviosas
tienen que estar asociados adecuadamente para desarrollar una imagen cohe-
rente en el cerebro.
Aparte de los complejos cambios físicos y bioquímicos en los bastones, los
conos y las células nerviosas de la retina, nuestros ojos exhiben varios otros sis-
temas interdependientes. La pupila (el agujero) a través del cual entra la luz al
ojo se agranda y se reduce en respuesta a la cantidad de luz que entra al ojo, así
como se ajusta a la distancia, reduciendo la aberración esférica de la lente e
i ncrementando la profundidad del campo visual. Con el fin de desarrollar un
sistema funcional para controlar la cantidad de luz que entra al ojo, deben ocu-
par su lugar por lo menos tres componentes: 1) un sistema de análisis en el cere-
bro para controlar el tamaño de la pupila, basado en la cantidad de luz recibida;
2) células nerviosas que conecten el cerebro al iris (la parte coloreada caracterís-
tica que rodea la pupila) que contiene los músculos que controlan el tamaño de
l a pupila; y 3) las células de los músculos mismos para efectuar el cambio de ta-
maño de la pupila. Por lo menos todas estas partes deben estar presentes y co-
nectadas de una manera correcta. Por ejemplo, conectar algunas células ner-
viosas que tienen el propósito de dilatar la pupila con los músculos que la con-
traerían, sería, por supuesto, contraproducente. En realidad, el sistema humano
es más complejo, pues existen varias células nerviosas en tándem para cada
conexión entre el cerebro y el ojo; y también hay un sistema que correlaciona la
actividad de ambos ojos para que trabajen sincronizados en esta actividad. 46
Hay una complejidad similar para el rápido sistema de enfoque que cambia
l a forma de la lente. No sabemos muy bien todavía cómo opera este sistema ,4'
LOS ORÍGENES 1 LOS ORGANISMOS VIVIENTES

pero sí sabemos que está controlado por el cerebro usando un sistema doble y
que está involucrado un complejo sistema de conexiones nerviosas .48
A los lados y detrás de cada ojo hay seis músculos que controlan el movi-
miento del ojo que nos permite mirar en diferentes direcciones sin mover la ca-
beza (Figura 6.2). Estos músculos también facilitan otras funciones visuales 49 i n
cluyendo la capacidad de dirigir nuestro ojo el uno hacia el otro cuando mira-
mos un objeto a corta distancia, de modo que ambos ojos puedan centrarse en
el mismo punto. Si mutaciones al azar primero produjeran un músculo que mo-
viera el ojo hacia la izquierda, esto sería de poca utilidad porque también nece-
sitamos el músculo opuesto que mueva el ojo hacia la derecha, así como los
nervios para estimular los músculos y un mecanismo de control en el cerebro
para coordinar la actividad de ambos músculos.
El recorrido del músculo oblicuo superior del ojo también apoya el concep-
to de diseño. El tendón en el extremo del músculo pasa por un sistema de po-
l eas conocido como tróclea (Figura 6.2) que ejerce un movimiento lateral y ha
cia adelante (girándolo hacia abajo) del globo del ojo. Para simplificar el caso
para la evolución, uno podría suponer que ya existiera el músculo que se modi-
ficaría para incluirlo en este sistema de poleas. Pero, ¿cómo podrían los cambios
accidentales producir algo que funcionara, especialmente en un sólo paso? Es
análogo al problema tradicional de la gallina y del huevo: ¿Qué fue primero?
¿Se elongó el tendón del músculo primero con el fin de ser lo suficientemente
l argo como para pasar por la polea, o se formó primero la polea, o primero se
determinó un mecanismo para pasar el tendón por la polea? Entonces, el siste-
ma de control en el cerebro tendría que modificarse como para acomodar la
nueva dirección de esfuerzo del músculo. Además, hay necesidad de tener un
sistema que sea la imagen especular de éste para el otro ojo. A menos que todos
estos factores estén coordinados, el sistema no puede funcionar adecuadamente.
Es difícil imaginar que todo esto puede ponerse en su lugar accidentalmente,
sin un diseño inteligente.
Pero esto es sólo el comienzo de la historia. Más complejo y menos com-
prendido es un sistema de muchas células nerviosas en la retina (Figura 6.1 B,
C) que procesa la información de los bastones y los conos. Mucho más comple
j o es el proceso mediante el cual el cerebro transforma la información que reci-
be la retina, y que resulta en lo que llamamos ver, o percepción visual." No
vemos directamente con nuestros ojos, aunque intuitivamente podamos estar
i nclinados a pensar de ese modo. La información transferida desde nuestros
CAPÍTULO 6 1 DE LO COMPLEJO A LO MÁS COMPLEJO

ojos al cerebro pasa por un proceso complejo para formar una imagen mental.
Parece que diferentes partes del cerebro toman los millones de porciones (bits)
de información de los ojos, analizan diferentes componentes al mismo tiempo, y
arman el todo en una figura integradas' Estos componentes incluyen el brillo, el
color, el movimiento, la forma y la profundidad. En el cerebro del mono maca-
co hay más de 20 diferentes áreas principales del cerebro que funcionan al ver,
y los humanos deben de tener por lo menos otros tantos. El proceso de ver es in-
creíblemente complicado e increíblemente rápido. En este proceso visual el ce-
rebro también integra la información de ambos ojos. En la parte posterior del ce-
rebro hay numerosas columnas de células en arreglo ordenado en el que cada
segunda columna representa un ojo. Algunos teóricos que trabajan en esta área
comentan: "Las sencillas tareas visuales, tales como percibir los colores y reco-
nocer rostros familiares, requieren cálculos elaborados y más circuitos neurales
que lo que habíamos imaginado" .12 Es también asombroso que el proceso total
de análisis y síntesis visuales se realizan sin esfuerzo, casi sin que nos demos
cuenta de ello. Pero ver es sólo el principio. El reconocimiento y la compren-
sión de lo que vemos también son procesos integrados de abrumadora comple-
jidad.
Acerca de la evolución del proceso visual podernos preguntarnos: ¿Qué
fue primero: el ojo avanzado, o el cerebro avanzado? Estas son unidades inter-
dependientes que son inútiles si no están ambas. Mirando los detalles también
podemos preguntarnos: ¿Qué vino primero: la capacidad de analizar la imagen
en sus diferentes componentes de color, o la capacidad de combinarlos en una
sola imagen visual? Se podrían hacer numerosas preguntas similares. Estas pre-
guntas sugieren que Paley y su ridiculizada teología natural (el argumento del
diseño) de hace 200 años podría no estar tan lejos de la verdad."

¿ESTÁ EL OJO CONECTADO AL REVÉS?


Necesitamos considerar un aspecto del ojo que parece perjudicial. Los
bastones y los conos de los ojos de los vertebrados parecen estar dirigidos hacia
atrás, con la parte sensible a la luz (los discos) mirando en la dirección contraria
a la de la entrada de la luz. Uno esperaría que estuvieran de frente a la luz. Co-
mo lo indica la Figura 6.1 A-D (donde en cada caso la luz procede de la dere-
cha), las partes fotosensibles de los bastones y los conos (los discos) están ubica-
dos muy adentro de la base de la retina (hacia la izquierda), y varias células
nerviosas están en el camino de la entrada de la luz. La luz tiene que pasar a
LOS ORÍGENES 1 LOS ORGANISMOS VIVIENTES

través de todas estas células antes de que la reciban los discos. En el contexto
del concepto de un diseñador, algunos evolucionistas se burlan de la idea de un
diseño inteligente y pretenden que el ojo está conectado al revés. Uno afirma
que "en realidad está diseñado en forma tonta" . 54 Otros comentan que "un dise-
ñador de una cámara fotográfica que cometiera tal error sería expulsado de in-
mediato", 15 o "¿en ocasión de la 'Caída' invirtió Dios la posición de la retina en
l os vertebrados de adentro hacia afuera ?"(56)
En realidad, el ojo parece estar muy bien diseñado. En el área de la retina
llamada la fovea (Figura 6.1 A), que es responsable por la visión aguda, las célu-
l as nerviosas "que interfieren" están casi completamente ausentes y las fibras
nerviosas se alejan de la región central en forma radial, permitiendo así un área
visual mucho más clara (Figura 6.1 B).
Puede haber una razón muy buena para la orientación de las porciones
que contienen los discos en los bastones y los conos hacia el epitelio pigmenta-
rio, que se ubica hacia fuera de la retina. En los bastones y los conos, los discos
del pigmento visual se están reemplazando constantemente .(57) Los viejos son
descartados hacia el exterior, donde son absorbidos por las células del epitelio
pigmentario (Figura 6.1 D). Si estos discos se descartaran en la dirección en que
entra la luz, uno esperaría que pronto hubiera una situación borrosa dentro del
ojo. En nuestros ojos los bastones y los conos no tienen vacaciones; los discos
están siendo continuamente reemplazados durante toda nuestra vida. En el mo-
no Rhesus cada bastón produce de 80 a 90 discos nuevos cada día; 18 esta velo-
cidad es probablemente similar en el hombre; y tenemos 100 millones de basto-
nes en cada ojo. (Entre paréntesis, podríamos notar que esto es lento comparado
con los dos millones de células rojas de la sangre que produce nuestro cuerpo
cada segundo .(59)) La razón de la renovación de los discos en el ojo no es bien
conocida, pero se ha propuesto el mantenimiento preventivo y la provisión de
un suministro fresco de productos químicos visualmente sensibles.(60) Parece im-
portante que estos discos sean absorbidos en la parte final de los bastones. Algu-
nas ratas tienen una enfermedad genética en la que las células del pigmento
epitelial no absorben los discos. Esas ratas forman masas de desperdicios (dis-
cos) al final de los bastones, y bajo estas condiciones los bastones degeneran y
mueren.(61) No se ha confirmado una situación similar en el hombre, pero el
hombre es más difícil de estudiar . 6z Si los extremos que contienen los discos en
l os bastones y conos se invirtieran, de modo que enfrentaran la luz, como algu-
nos evolucionistas sugieren que debería ser, probablemente tendríamos un de-
CAPÍTULO 6 1 DE LO COMPLEJO A LO MÁS COMPLEJO

sastre visual. ¿Qué elemento cumpliría la función esencial de absorber unos


10.000 millones de discos que se producen cada día en cada uno de nuestros
ojos? Probablemente se acumularían en la región del humor vítreo (Figura
6.1 A) y pronto interferirían con la luz en camino a la retina. Si la capa del epite-
li o pigmentario estuviera en el interior de la retina como para no absorber los
discos, también interferiría con la luz que trata de alcanzar los bastones y los co-
nos. Además, el epitelio pigmentario, que está estrechamente asociado con las
terminaciones de los bastones y los conos, también les provee con nutrientes
para fabricar nuevos discos. Este epitelio obtiene sus nutrientes de un rico sumi-
nistro de sangre en la capa coroides que está sobre ella (Figura 6.1 C). Para que
el epitelio pigmentario funcione adecuadamente, necesita de este suministro de
sangre. Poner tanto el epitelio pigmentario como el suministro de sangre que
l e da la coroides en el interior del ojo entre la fuente de luz y los bastones y co-
nos fotosensibles, arruinaría severamente el proceso visual.
Si en un contexto darwiniano la disposición actual de bastones y conos es
tan mala, ¿por qué la selección natural, que originalmente formó el ojo, no
cambió esto hace mucho tiempo? Nuestros ojos no parecen tener un diseño
pobre, ya que generalmente trabajan muy bien. En vista de los hallazgos re-
cientes acerca del ojo, el ejemplo de Paley de un reloj bien podría ser revisado:
si encontráramos una cámara de video en el suelo, ¿estaríamos más justifica-
dos en pensar que fue diseñada, o que fue el producto de un proceso de muta-
ciones accidentales/selección natural?

OTROS EJEMPLOS DE DISEÑO


Existen muchos otros ejemplos de sistemas complejos que se podrían discu-
tir en detalle. Nuestro breve panorama nos permite sólo mencionar unos pocos
más.
Hay muchas clases de productos químicos llamados hormonas que realizan
veintenas de funciones reguladoras en los organismos complejos. Su acción y
regulación involucra una intrincada interdependencia entre células y órganos
separados ampliamente los unos de los otros en el cuerpo. Algunas hormonas
afectan a otras hormonas que a su vez afectan a otras hormonas. Antes de que
podamos tener un sistema funcional, ciertos componentes interdependientes
deben ser todos operantes. Por ejemplo, la hormona insulina que regula el azú-
car en la sangre y muchos otros factores relacionados con el metabolismo del
azúcar, es producida en el páncreas. La insulina, cuya secuencia básica de
LOS ORÍGENES 1 LOS ORGANISMOS VIVIENTES

aminoácidos está determinada por la información genética del ADN, pasa por lo
menos por tres pasos de maduración antes de llegar a su forma funcional. Ade-
más, con el fin de que pueda ser efectiva en las células del cuerpo, tiene que ir
agregada a receptores de proteínas más complejos pero específicos en la super-
ficie de las células del cuerpo cuya configuración también es especificada por
una secuencia separada del ADN. Este receptor pasa por dos modificaciones
adicionales antes de ser útil para ayudar a la insulina a controlar las diferentes
funciones celulares . 63 Sin estos pasos específicos el sistema no funcionaría.
En el escenario evolucionista la transición de la reproducción asexual sen-
cilla a la sexual compleja se ha discutido seriamente durante décadas. 64 ¿Por
qué habría de ocurrir alguna vez? Un problema es que parecería ser más efi
ciente sencillamente dividir para reproducir, como ocurre en unos pocos orga-
nismos sencillos, en lugar de requerir dos padres, como generalmente es el caso
en los organismos más complejos. Además, nuevos cambios evolutivos se po-
drían manifestar más fácilmente con un solo padre en lugar de ser diluido entre
dos. Lo que necesita el evolucionismo es la variación, así que, ¿por qué habría
de evolucionar y sobrevivir el sistema menos eficiente de la reproducción se-
xual, que tiende a suprimir eso? Un evolucionista ha llamado a esta pregunta "la
reina de los problemas de la biología evolucionista" .65 Los evolucionistas tie-
nen numerosas sugerencias incluyendo la ventaja de que dos padres propor-
cionen más variedad genética. Sin embargo, uno tiene dificultades en visualizar
cómo los cambios accidentales podrían producir los procesos interdependientes
de dividir la información genética en dos mitades iguales. Este proceso espe-
cial (meiosis) es necesario cuando se producen el esperma y el óvulo. Luego, se
necesita otro mecanismo complejo para reunir cada mitad en la fertilización
con el fin de producir un verdadero sistema de reproducción biparental que
funcione.
El oído es otro órgano maravilloso que en el hombre tiene la capacidad de
detectar sonidos transmitidos como diminutos cambios en la presión del aire a
velocidades tan rápidas como 15.000 por segundo, y luego produce los impul
sos nerviosos correspondientes. El oído es muy pequeño y sumamente comple-
jo; la información que genera va por 200.000 fibras a una región receptora del
cerebro que interpreta los sonidos. 66 El oído funcional más sencillo requeriría
por lo menos un sistema detector del sonido (oído), un nervio y un cerebro que
i nterprete el sonido: todos esos elementos proporcionan una función significati-
va. En el 'sistema de sonar de los murciélagos, 67 l as ballenas, los delfines y las
CAPÍTULO 6 1 DE LO COMPLEJO A LO MÁS COMPLEJO

musarañas se observa una complejidad mayor. En los murciélagos, este meca-


nismo está tan finamente ajustado que pueden separar sus propios ecos del que
producen la multitud de otros murciélagos en el vecindario y, usando este siste-
ma de sonido y eco, pueden evitar tropezar en su vuelo con un alambre de me-
nos de 1 mm de diámetro.
Podemos maravillarnos con muchos otros sistemas complejos con partes
i nterdependientes. Los seres humanos y las formas animales avanzadas tienen
centenares de actos reflejos, como el control de la respiración, que requiere de
un sensor, un mecanismo de control y nervios que van a los músculos que pro-
porcionarán la respuesta adecuada. El mecanismo de coagulación de la sangre
es otro ejemplo de un sistema interdependiente que es difícil de explicar, excep-
to por un diseño inteligente. En el hombre el sistema requiere de por lo menos
12 diferentes clases de moléculas complejas, las cuales dependen las unas de
l as otras para producir un coágulo en el lugar de una herida. Y hay otros 12
factores para controlar la coagulación de modo que nuestra sangre fluya cuando
no tenemos ninguna herida .68
Dondequiera investiguemos los sistemas biológicos, uno encuentra siste-
mas complejos interdepend¡entes en los que nada funciona hasta que todo fun-
ciona. Se estima que los seres humanos tienen entre 50.000 y 200.000 genes di
ferentes, y generalmente actúan en armonía con los demás. ¿Podría esto ocurrir
como un resultado de mutaciones al azar y de la selección natural? Las mutacio-
nes, que son fortuitas, son casi siempre perjudiciales, mientras que la selección
natural no tiene previsión y no puede dar ninguna ventaja a las partes de un
sistema interdependiente hasta que todo el sistema sea operativo. Si nuestra
mente está abierta a varias opciones, el caso parecería favorecer alguna clase de
diseño inteligente.

CONCLUSIONES
El tema de si la naturaleza refleja un diseño ha sido debatido por siglos.
Una mirada superficial que ignore los detalles podría permitirnos pensar que la
respuesta es no. Pero un examen de los detalles intrincados de los organismos
revela una multitud de partes complejas interdependientes que sugieren la nece-
sidad de un diseño. En el escenario evolucionista de la selección natural, estos
componentes interdepend¡entes no tendrían valor para ayudar al individuo a
sobrevivir hasta que todas las partes estuvieran funcionando. Lo que es extraño
para el evolucionismo es que cuando miramos a la naturaleza, no vemos partes
LOS ORIGENES / LOS ORGANISMOS VIVIENTES

nuevas u órganos que están evolucionando. Muchos ejemplos, tales como el


ojo y el oído, son tan complejos que no parece posible que sencillamente apa-
recieron accidentalmente. Estas estructuras parecen ir más allá de la capacidad
de un mecanismo evolutivo de mutaciones al azar, que son mayormente perju-
diciales, y de una selección natural que no tiene la previsión de hacer planes
por adelantado; o de acuerdo con algunos evolucionistas, el azar accidental,
sin la selección natural. Los datos favorecen alguna clase de diseño inteligente.

Notas y referencias:
F. Bacon, The Advancement of Learning, Libro II, capítulo VI, sección 1, 1605. Reimpreso en: El Mundo de
l os Clásicos, t. 93: The Advancement of Learning y The New Atlantis de Bacon (Londres, N. York y Toronto:
Henry Frowde, Oxford University Press, 1936), p. 96.
2. Para un análisis más extenso ver: a) R.E.D. Clark, The Universe: Plan or Accident? The Religious Implica-
tions of Modern Science (Filadelfia: Muhlenberg Press, 1961), pp. 15-151; b) J.M. Templeton, The Humble
Approach: Scientists Discover God, ed. rev. (N. York: Continuum Publ. Co., 1995).
3. Ver: J. Boslough, Stephen Hawking's Universe (N. York: William Morrow and Co., 1985), p. 121.
4. P.C.W. Davies, The Accidental Universe (Cambridge: Cambridge University Press, 1982), pp. 88-93.
5. S.W. Hawking, A Brief History of Time: From the Big Bang to Black Holes (Toronto, N. York y Londres: Ban-
tam Books, 1988), pp. 121, 122.
6. B.J. Carr, M.). Rees, 'The Anthropic Principle and the Structure of the Physical World", Nature
278(1979):605-612.
7. Para más información, ver: a) J. Leslie, "How to Draw Conclusions from a Fine-tuned Cosmos", en: R.J. Rus-
sell, W.R. Stoeger y G.V. Coyne, eds., Physics, Philosophy, and Theology: A Common Quest for Understan-
ding (Ciudad del Vaticano: Observatorio Vaticano, 1988), pp. 287-311. Para otros ejemplos, ver: b) J.D. Ba-
rrow y F.J. Tipler, The Anthropic Cosmological Principle (Oxford: Clarendon Press, y N. York: Oxford Univer-
sity Press, 1986); c) Carr y Rees (nota 6); d) P: Davies, "The Unreasonable Effectiveness of Science", en: J.M.
Templeton, ed., Evidence of Purpose: Scientists Discover the Creator (N. York: Continuum Publ. Co, 1994),
pp. 44-56; e) M. de Groot, "Cosmology and Genesis: The Road to Harmony and the Need for Cosmological
Alternatives", Origins 19(1992):8-32; f) G. Gale "The Anthropic Principle", Scientific American
245(1981):154-171; g) J. Polkinghorne, "A Potent Universe", en: Templeton, pp. 105-115 (nota 7d); h) H.
Ross, The Creator and the Cosmos (Colorado Springs, CO: Navpress, 1993), pp. 105-135.
8. I. G. Barbour, Religion in an Age of Science, The Gifford Lectures 1989-1991 (San Francisco: Harper and
Row, 1990), t. 1, p. 135.
9. Para descripciones recientes, ver: a) P. Davies, The Cosmic Blueprint: New Discoveries in Nature's Creative
Ability to Order the Universe (N. York: Simon and Schuster, 1988). Davies todavfa concluye que "la i mpre-
sión de diseño es abrumadora" (p. 203). Para una discusión adicional, ver: b) M.M. Waldrop, Complexity: The
Emerging Science at the Edge of Order and Chaos (N. York y Londres: Touchstone Books, Simon and Schuster,
1992); c) Véase también el capítulo 8.
Para definiciones, análisis y/o referencias de estos términos, ver: a) I.G. Barbour, Issues in Science and Reli-
gion (Englewood Cliffs, NJ: Prentice-Hall, 1966), pp. 53, 132; b) Barbour, p. 24- 26 (nota 8); c) J.R. Beerbower,
Search for the Past: An Introduction to Paleontology, 2a. ed. (Englewood Cliffs, NJ: Prentice-Hall, 1968), pp.
175, 176; d) W.F. Bynum, E.J. Browne y R. Porter, eds., Dictionary of the History of Science (Princeton, NJ:
Princeton University Press, 1981), pp. 123, 296, 415, 416, 439, 440; e) P-P. Grassé, Evolution of Living Orga-
nisms: Evidence for a New Theory of Transformation, B.M Carlson y R. Castro, trads. (N. York, S.Francisco y
Londres: Academic Press, 1977), pp. 240-242. Traducción de: L'Évolution du Vivant; f) E. Mayr, Populations,
Species, and Evolution: An Abbreviation of Animal Species and Evolution, ed. rev. (Cambridge: The Belknap
CAPÍTULO 6 / DE LO COMPLEJO A LO MÁS COMPLEJO

Press of Harvard University Press, 1970), p. 351; g) B. Rensch, Evolution Above the Species Level [Dr. Alte-
vogt, trad.] (N. York: John Wiley and Sons, 1959), pp. 57, 58. Traducción de la 2a. ed. de: Neuere Probleme
der Abstammungslehre; h) G.G. Simpson, The Meaning of Evolution: A Study of the History of Life and of its
Significance for Man, ed. rev. (New Haven y Londres: Yale University Press, 1967), pp. 174, 175; i ) G.G.
Simpson, This View of Life: The World of an Evolutionist (N. York: Harcourt, Brace & World, 1964), pp. 22,
144, 273.
11. Para reseñas del argumento, ver: a) J.T. Baldwin, "God and the World: William Paley's Argument from Perfec-
tion Tradition - A Continuing Influence", Harvard Theological Review 85(1-1992):109-120; b) Barbour
1 966, pp. 19-91, 132-134, 386-394 (nota 10a); c) Barbour 1990, pp. 24-30 (nota 8); d) A. Kenny, Reason and
Religion: Essays in Philosophical Theology (Oxford y N. York: Basil Blackwell, 1987), pp. 69-84.
12. S. Tweyman, ed., David Hume: Dialogues Concerning Natural Religion in Focus, Routledge Philosophers in
Focus Series (Londres y N. York: Routledge, 1991), pp. 95-185.
13. R. Dawkins, The Blind Watchmaker ( N. York y Londres: W.W. Norton and Co., 1986), p. 6.
1 4. Baldwin (nota 11 a).
15. W. Paley, Natural Theology. or, Evidences of the Existence and Attributes of the Deity, 11 a. ed. (Londres: R.
Faulder and Son, 1807), pp. 1-8, 20-46, 193-199.
1 6. Ch. Darwin, On the Origin of Species by Means of Natural Selection, or The Preservation of Favoured Races
in the Struggle for Life (Londres: John Murray, 1859), en: J. Burrow, ed., reimpresión (Londres y N. York: Pen-
guin Books, 1968), p. 217.
1 7. G. Himmelfarb, Darwin and the Darwinian Revolution (Gloucester, MA: Peter Smith, 1967), p. 338.
1 8. M. Peckham, ed., The Origin of Species by Charles Darwin: A Variorum Text (Filadelfia: University of
Pennsylvania Press, 1959), p. 759.
1 9. Himmelfarb, p. 347 (nota 1 7).
20. Para una excepción, ver l a reciente publicación por el filósofo de la religión Alvin Plantings en: A. Plantings,
"When Faith and Reason Clash: Evolution and the Bible", Christian Scholar's Review 21(1-1991):8-32.
21. Ver el capítulo 7 para un análisis adicional sobre mutaciones.
22. Dawkins, pp. 5, 6 (nota 13).
23. Rensch, p. 58 (nota l0g).
24. Mayr 1970, p. 351 ( nota 1 0f).
25. Grassé, pp. 103, 104 (nota 1 0e).
26. H.M. Block, ed. Candide and Other Writings by Voltaire (N. York: The Modern Library, Random House,
1956), p. 111.
27. J.C. Fentress, "Discussion of G. Wald's The Problem of Vicarious Selection'; en: P.S. Moorhead y M.M. Ka-
plan, eds., Mathematical Challenges to the Neo-Darwinian Interpretation of Evolution, The Wistar Institute
Symposium Monograph N° 5 (Filadelfia: The Wistar Institute Press, 1967), p. 71.
28. Por ejemplo: a) P.H. Raven, G.B. Johnson, Biology, 3a. ed. (St. Louis, Boston y Londres: Mosby-Year Book,
1 992), p. 14; b) J. Diamond, "Voyage of the Overloaded Ark, Discover (Junio 1985), pp. 82-92; c) Comisión
sobre Ciencia y Creacionismo, Academia Nacional de Ciencias, Science and Creationism: A View from the
National Academy of Sciences (Washington, DC: National Academy Press, 1984).
29. Ver el capítulo 8 para más análisis.
30. a) C.J. Avers, Process and Pattern in Evolution (Oxford y N. York: Oxford University Press, 1989), pp. 139,
140; b) S.B. Carroll, "Homeotic Genes and the Evolution of Arthropods and Chordates", Nature
376(1995):479-485; c) E.M. De Robertis, G. Oliver y C.V.E. Wright, "Homeobox Genes and the Vertebrate
Body Plan", Scientific American (Julio de 1990), pp. 46-52; d) W.J. Gehring, "Homeo Boxes in the Study of
Development", Science 236(1987):1245-1252; e) S. Schneuwly, R. Klemenz y W.J. Gehring, "Redesigning the
Body Plan of Drosophila by Ectopic Expression of the Homeotic Gene Antennapedia", Nature
325(1987):816-818.
31. a) R. Dawkins, "The Eye in a Twinkling", Nature 368(1994):690, 691; b) D.E. Nilsson, S. Pelger, "A Pessimis-
tic Estimate of the Time Required for an Eye to Evolve", Proceedings of the Royal Society of London B
256(1994):53-58. Estos informes sugieren que el ojo pudo haber evolucionado en forma i ncreíblemente rápi-
da, tomando apenas unas 400.000 generaciones. Hay una vasta diferencia entre dar la forma a un ojo en una
LOS ORIGENES 1 LOS ORGANISMOS VIVIENTES

computadora, como se hizo, y l ograr que un ojo real evolucione por sí mismo. Notoriamente ausente en el
modelo de computadora está el origen de la retina, que es altamente compleja; los mecanismos para contro-
l ar la l ente y el iris, que también son complejos; y especialmente l a evolución de la percepción visual. El ojo
sería inútil, y las etapas de su desarrollo no tendrían valor para la supervivencia sin un proceso de interpreta-
ción en el cerebro que reconociera los cambios. Sugerir que este modelo de computadora increíblemente
simplista produjera por evolución "el ojo en un parpadeo" es sintomático de un problema serio en el pensa-
miento evolucionista.
32. a) J.T. Baldwin, "The Argument from Sufficient Initial System Organization as a Continuing Challenge to Dar-
winian Rate and Method of Transitional Evolution", Christian Scholar's Review 14(4-1995):423-443; b) Gras-
sé, p. 104 (nota t 0e).
33. S. Duke-Elder, "The Eye in Evolution", en: S. Duke-Elder, ed. System in Ophthalmology (St. Louis: The C.V.
Mosby Co., 1958), t. 1, p. 192.
34. a) E.N.K. Clarkson, R. Levi-Setti, "Trilobite Eyes and the Optics of Des Cartes and Huygens", Nature
254(1975):663-667; b) K.M. Towe, "Trilobite Eyes: Calcified Lenses in Vivo", Science 179(1973):1007-1009.
35. R.L. Gregory, H.E. Ross, N. Moray, "The Curious Eye of Copilia", Nature 201(1964):1166-1168.
36. a) J.R. Cronly-Dillon, "Origin of Invertebrate and Vertebrate Eyes", en: J.R. Cronly-Dillon, R.L. Gregory, eds.,
Evolution of the Eye and Visual System. Vision and Visual Dysfunction ( Boca Ratón, Ann Arbor y Boston:
CRC Press, 1991), t. 2, pp. 15-51; b) Duke-Elder (nota 33); c) M.F. Land, "Optics and Vision in Invertebrates",
en: H. Autrum, ed., Comparative Physiology and Evolution of Vision in Invertebrates. B: Invertebrate Visual
Centers and Behavior 1. Handbook of Sensory Physiology (Berlín, Heidelberg y N. York: Springer Verlag,
1 981), T. VII/6B, pp. 471-594. Estas referencias no se dirigen específicamente al tema del diseño, pero dan
por sentada la evolución.
37. Grassé, p. 105 ( nota 1 0e).
38. C. Darwin, The Origin of Species by Means of Natural Selection or the Preservation of Favoured Races in the
Struggle for Life, 6a. ed. (N. York: Mentor Books, The New American Library, 1872), pp. 168-171.
39. Simpson 1967, pp. 168-175 (nota l Oh).
40. Dawkins 1986, pp. 15-18 (nota 1.3).
41. a) L.V. Salvini-Plawen, E. Mayr, "On the Evolution of Photoreceptors and Eyes", Evolutionary Biology
1 0(1977):207-263. b) M.F. Land (nota 36c) sugiere que los ojos compuestos "evolucionaron independiente-
mente para los tres tipos de i nvertebrados: los anélidos, los moluscos y los artrópodos" (p. 543).
42. a) S.). Gould, "Common Pathways of Illumination", Natural History 103(12-1994):10-20; b) R. Quiring, U.
Walldorf, U. Klotter, W.J. Gehring, "Homology of the Eyeless Gene of Orosophila with the Small Eye Gene in
Mice and Aniridia in Humans", Science 265(1994):785-789; c) C.S. Zucker, "On the Evolution of the Eyes:
Would you Like it Simple or Compound?", Science 265(1994):742, 743.
43. R. Mestel, "Secrets in a Fly's Eye", Discover 17(7-1996):106-114.
44. Duke-Elder, p. 178 (nota 33).
45. Para algunos de los detalles de la anatomía y fisiología del ojo humano, entre muchas referencias, ver: a)
F.W. Newell, Ophthalmology. Principles and Concepts, 7a. ed. (St. Louis, Boston y Londres: Mosby-Year
Book, 1992), pp. 3-98. Otros aspectos de la complejidad del ojo aparecen en: b) R.D. Lumsden, "Not so
Blind a Watchmaker", Creation Research Society Quarterly 31(1994):13-22.
46. H. Davson, Physiology of the Eye, 5a. ed. (N. York, Oxford y Sydney: Pergamon Press, 1990), pp. 758, 759.
47. Ibid., pp. 777, 778.
48. P.L. Kaufman, "Accommodation and Presbyopia: Neuromuscular and Biophysical Aspect", en: W.M. Hart, Jr.,
ed., Adler's Physiology of the Eye: Clinical Application, 9a. ed. (St. Louis, Boston y Londres: Mosby-Year
Book, 1992), pp. 391-411.
49. Por más informaciones sobre las disposiciones y funciones complejas de l os músculos externos del ojo, ver: a)
Davson, pp. 647-666 (nota 46); b) S. Duke-Elder, K.C. Wybar, "The Anatomy of the Visual System", en: S. Du-
ke-Elder, ed., System of Ophthalmology (St. Louis: The C.V. Mosby Co., 1961), t. 2, pp. 414-427; c) D.H. Hu-
bel, Eye, Brain, and Vision. Scientific American Library Series, No. 22 (N. York, Oxford: W.H. Freeman and
Co., 1988), pp. 78-81; d) R. Warwick, ed. rev., Eugene Wolff's Anatomy of the Eye and Orbit, 7a. ed. (Filadel-
fia y Toronto: W.B. Saunders Co., 1976), pp. 261-265.
CAPÍTULO 6 / DE LO COMPLEJO A LO MÁS COMPLEJO

50. Para una introducción a este tópico fascinante y complejo, ver: a) R.L. Gregory, "Origin of Eyes-With Specu-
l ations on Scanning Eyes", en: Cronly-Dillon y Gregory, pp. 52-59 (nota 36a); b) O-J. Grüsser, T. Landis, Vi-
sual Agnosias and Other Disturbances of Visual Perception and Cognition. Vision and Visual Dysfunction
( Boca Ratón, Ann Arbor y Boston: CRC Press, 1991), t. 12, pp. 1-24; c) L. Spillmann, J.S. Werner, eds., Visual
Perception: The Neurophysiological Foundation (San Diego, N. York y Londres: Academic Press, 1990).
51. P. Lennie, C. Trevarthen, D. Van Essen, "Parallel Processing of Visual Information", en: Spillmann y Werner,
p. 103-128 (nota 50c).
52. R. Shapley, T. Caelli, S. Grossberg, M. Morgan, I. Rentschler, "Computational Theories of Visual Perception",
en: Spillmann y Werner, pp. 417-448 (nota 50c).
53. Paráfrasis de: F. Hoyle, N.C. Wickramasinghe, Evolution from Space: A Theory of Cosmic Creationism (N.
York: Simon and Schuster, 1981), pp. 96, 97.
54. G.C. Williams, Natural Selection: Domains, Levels, and Challenges (N. York y Oxford: Oxford University
Press, 1992), p. 73.
55. Diamond (nota 286).
56. W.M. Thwaites, "An Answer to Dr. Geisler-From the Perspective of Biology", Creation/Evolution
13(1983):13-20.
57. Antes se creía que sólo los bastones descartaban sus discos; sin embargo, se ha demostrado to mismo también
para I ns conos. Ver: R.H. Steinberg, I. Wood, M.J. Hogan, "Pigment Epithelial Ensheathment and Phagocyto-
sis of Extrafoveal Cones in Human Retina", Philosophical Transactions of the Royal Society of London B
277(1977):459-471.
58. R.W. Young, "The Renewal of Rod and Cone Outer Segments in the Rhesus Monkey", The Journal ofCell Bio-
logy 49(1971):303-318.
59. C.P. Leblond, B.E. Walker, "Renewal of Cell Populations", Physiological Reviews 36(1956):255-276.
60. R.W. Young, "Visual Cells and the Concept of Renewal", Investigative Ophthalmology 15(1976):700-725.
61. a) D. Bok, M.O. Hall, "The Role of the Pigment Epithelium in the Etiology of Inherited Retinal Dystrophy in
the Rat", The Journal ofCell Biology 49(1971):664-682. Para una discusión adicional con respecto a la fun-
ci6n del epitelio pigmentario, ver: b) G. Ayoub, "On the Design of the Vertebrate Retina", Origins & Design
1 7(1-1996):19-22, y las referencias allí incluidas.
62. D. Bok, "Retinal Photoreceptor Disc Shedding and Pigment Epithelium Phagocytosis", en: T.F. Ogden, ed., Re-
tina, 2a. ed., t. 1: Basic Science and Inherited Retinal Disease (St. Louis, Baltimore, Boston y Londres: Mosby,
1 994), pp. 81-94; b) Newell, pp. 304, 305 (nota 45a).
63. R.M. Berne, M.N. Levy, eds., Physiology, 3a. ed. (St. Louis, Boston y Londres: Mosby-Year Book, 1993), pp.
851-875.
64. a) N. Eldredge, Reinventing Darwin: The Great Debate at the High Table of Evolutionary Theory (N. York:
John Wiley and Sons, 1995), pp. 215-219; b) H.O. Halvorson, A. Monroy, eds., The Origin and Evolution of
Sex (N. York: Alan R. Liss, 1985); c) L. Margulis, D. Sagan, Origins of Sex: Three Billion Years of Genetic
Recombination ( New Haven y Londres: Yale University Press, 1986); d) J. Maynard Smith, Did Darwin Get it
Right? Essays on Games, Sex, and Evolution (N. York y Londres: Chapman and Hall, 1988), pp. 98-104, 165-
1 79, 185-188.
65. G. Bell, The Masterpiece of Nature: The Evolution and Genetics of Sexuality (Berkeley y Los Angeles: Univer-
sity of California Press, 1982), p. 19.
66. Berne y Levy, pp. 166-188 (nota 63).
67. a) Dawkins 1986, pp. 22-41 (nota 13); b) D.R. Griffin, Listening in the D Dark: The Acoustic Orientation of
Bats and Men (Ithaca y Londres: Comstock Publ. Assn., Cornell Universi ress, 1`986%
68. a) M.J. Behe, Darwin's Black Box (N. York: The Free Press, 1996), pp. -97; b) Berne y Levy, pp. 339-357
( nota 63).
EL ORIGEN DEL HOMBRE

¿Qué es el hombre,
para que tengas de él memoria?
SALMO H:4

I descubrimiento de la tribu Tasaday en el sur de las Filipinas en 1971


ha sido proclamado como "el descubrimiento antropológico más signi-
ficativo de este siglo, y pienso que podríamos decir de siglos".' Carac-
terizados como ultra primitivos, perdidos y de "la edad de piedra",
l os 26 individuos, que vivían en cuevas en una selva tropical, se-
guían su estilo de vida paleolítico, sobreviviendo en un nivel extre-
madamente elemental de la existencia humana. Vestían sólo ho-
jas y no sabían nada de caza ni de agricultura. Sobrevivían con
bayas, raíces y bananas silvestres, así como cangrejos, orugas y
ranas. No conocían la existencia de una gran aldea a sólo tres
horas de distancia a pie, o del océano a 30 km, y aun se informó
que se consideraban los únicos habitantes de la Tierra. Su len-
guaje era peculiar, aunque suficientemente próximo a una len-
gua conocida que se usaba en las cercanías, lo que permitía tra-
ducir lo que decían.
El descubrimiento de la tribu Tasaday atrajo la atención mun-
dial, y los agentes del gobierno regularon estrictamente las visitas a
l as últimas dos docenas de hombres de las cavernas de la edad de
piedra que había en el mundo. Los medios de comunicación y cerca
de una docena de hombres de ciencia recibieron permiso para ver y
entrevistar a los Tasaday por medio de intérpretes, pero sólo unas pocas
horas por día. La presentación que se hizo al público fue abundante, pero
l os informes científicos fueron más limitados. La National Geographic Society,
CAPÍTULO 7 1 EL ORIGEN DEL HOMBRE

cuya revista alcanza una circulación de 8 millones de ejemplares, publicó dos


artículos sobre el grupo. Ellos y la NBC en los Estados Unidos prepararon sendos
programas de televisión que fueron mostrados en el mundo entero. El libro titu-
l ado The Gentle Tasayday [Los apacibles Tasaday)2 recibió amplia circulación.
Tres años más tarde, toda comunicación con los Tasaday se detuvo y no
pudo restablecerse hasta doce años más tarde, cuando grandes cambios en el
gobierno filipino alteraron el aislamiento forzado. Un antropólogo y periodista
suizo viajó hasta las cuevas y las encontró vacías. Halló a los Tasaday vestidos
con camisas de colores, usando cuchillos de acero y durmiendo en camas. Un
miembro del grupo informó que solían vivir en chozas y habían practicado un
poco de agricultura, pero los agentes del gobierno los habían obligado a vivir en
cuevas de modo que pudieran ser llamados "hombres de las cavernas".' Unos
pocos días más tarde algunos periodistas de Alemania también entraron en
contacto con los Tasaday y fotografiaron a una de las mismas personas que ha-
bía sido fotografiada previamente por el periodista suizo. Esta vez el "hombre de
l as cavernas" había vuelto a ponerse la ropa de hojas; sin embargo, debajo de
l as hojas se veía ropa interior de tela. Estos y otros incidentes precipitaron la
conclusión de que los Tasaday era un fraude. También generó una gran contro-
versia en la comunidad antropológica.
Al regresar a su hogar, el reportero suizo que había descubierto que los Ta-
saday vivían en condiciones mucho más modernas, se puso de inmediato en
contacto con la National Geographic Society, ofreciéndoles la nueva informa
ción que tenía. Ellos le enviaron un telegrama al día siguiente indicando que
no estaban interesados, y no contestaron la carta que él les escribió. Dos años
más tarde, la National Geographic Magazine i nformó que la idea de que los
Tasaday fue un fraude había sido "mayormente desacreditada". 4 Por otro lado,
dos documentales de televisión identificaron la historia de los Tasaday como
un engaño. Uno se titulaba: "La tribu que nunca existió", y el otro: "Escándalo:
La tribu perdida".
Muchos se preguntan si los Tasaday era una tribu genuina de la "edad de
piedra" ¿Podría un grupo así sobrevivir y permanecer aislado mientras vivía tan
cerca de grupos más avanzados? La mayoría de los primeros antropólogos que
vieron la "tribu" sostienen su primitivismo y su autenticidad. Sin embargo, como
se ha sugerido que los Tasaday podrían ser un fraude, se han realizado por los
menos tres conferencias antropológicas internacionales con respecto a esta pre-
1 32 LOS ORÍGENES 1 LOS ORGANISMOS VIVIENTES

gunta fascinante. Estaba en juego la idoneidad de las agencias del gobierno que
supervisaban a los Tasaday, la integridad de los Tasaday y la credibilidad de la
ciencia antropológica.
Hay dudas respecto a que los Tasaday representen un grupo singular bajo
condiciones algo primitivas. También parece haber cierto grado de acuerdo de
que fueron forzados a entrar en un "show" de hombres de las cavernas por ra
zones económicas o de publicidad, lo que a veces se ha llamado "el Watergate
de la selva tropical".' También hay acuerdo de que pudieron haber sufrido mu-
chos cambios desde que fueron descubiertos en 1971 y su redescubrimiento en
1 986. Más allá de esto, hay muchas preguntas sin respuesta, muchas de las
cuales surgen de las diferentes posiciones asumidas desde que fueron recién
descubiertos hasta las interpretaciones más nuevas.
Una de las preguntas más importantes acerca de los Tasaday es si su lengua
es suficientemente diferente para justificar la pretensión de aislamiento del gru-
po de sus vecinos por un tiempo corto o largo. Las opiniones entre los eruditos
varía. Los Tasaday tenían tres herramientas de piedra en 1971 que desapare-
cieron misteriosamente antes de que pudieran ser fotografiadas. Estas representa-
ban el único uso de herramientas de piedra en las Filipinas. Algunas herramien-
tas que las sustituyeron, hechas por los Tasayday o sus vecinos, a pedido de las
autoridades gubernamentales, han sido clasificadas como falsificaciones ob-
vias. Otra controversia se centra en la exactitud de los datos genealógicos colec-
cionados por l os antropólogos. Esto tiene implicaciones importantes con res-
pecto al grado de aislamiento de los Tasaday. También es muy discutido el pro-
blema de la adecuación de la supuesta dieta de los Tasaday. Algunos investiga-
dores creen que la selva, en la que supuestamente estaban aislados, no podría
haberlos sustentado. Los carbohidratos serían especialmente escasos; otros están
en desacuerdo. Se podrían anotar muchos otros puntos de contención, pero los
señalados arriba son suficientes para ilustrar la diversidad de informes conflicti-
vos. 6
Cuando intentamos evaluar la controversia sobre los Tasaday, tenemos
que preguntarnos cómo tantas cosas pudieron salir mal. El incidente ilustra bien
l a dificultad de interpretar correctamente el pasado, y la facilidad con que salta
mos a conclusiones basadas en ideas preconcebidas sin asegurarnos de que te-
nemos datos buenos para sostenerlas. El estudio de los orígenes humanos ha
estado especialmente afectado por estos problemas. En este capítulo veremos
que los datos que apoyan la evolución humana son, en el mejor de los casos,
CAPÍTULO 7 1 EL ORIGEN DEL HOMBRE

tenues, y que el origen evolucionista de la mente humana que se sugiere es un


misterio todavía mayor.

¿DE DÓNDE SURGIERON LOS SERES HUMANOS?


En una escala biológica de lo simple a lo complejo, el Homo sapiens se
encuentra en el extremo complejo. Los seres humanos son los organismos más
destacados de la Tierra, con poderes avanzados de razonamiento y con la capa
cidad de realizar proezas como las pinturas de la Capilla Sixtina y viajar a la Lu-
na.
Aunque los seres humanos son pequeños en comparación con las balle-
nas, nuestra complejidad biológica no se puede descartar fácilmente. En nues-
tros cuerpos hay unos 100 billones de células. Protegidas en el núcleo de cada
una de esas células hay más de 3.000 millones de bases de ADN. Si todo el
ADN de un núcleo se extendiera, tendría más o menos un metro de largo. Si el
ADN de todas las células de nuestro cuerpo se desenrollara, llegaría desde la
Tierra hasta Júpiter y de vuelta más de 60 veces. Aunque admiramos la tecnolo-
gía de las computadoras con unos pocos millones de transistores en un pequeño
chip de 1 cm cuadrado, esto es todavía muy tosco comparado con el núcleo de
una célula, que puede tener más de cien millones de veces más información
por unidad de volumen que un chip de computadora . 7
El tema del origen del hombre fue uno de los problemas más sensibles le-
vantados por El origen de las especies de Darwin. La idea de que los animales y
l as plantas hayan evolucionado era académico para la gente común; sin em
bargo, sugerir que la humanidad evolucionó de alguna forma de vida inferior
era un asunto muy diferente. Esto estaba en contradicción con la afirmación bí-
blica de que Dios creó a los hombres a su imagen. ¿Cómo se relacionan las ca-
pacidades especiales de la mente y los valores espirituales con un origen ani-
mal? Unos pocos años después de la aparición de El origen de las especies,
Darwin publicó otro libro, titulado La descendencia del hombre, en el cual
promovía más directamente su posición acerca de los antepasados animales
del hombre. Incluida en su argumentación había algunos relatos destinados a
suavizar el resentimiento contra una asociación demasiado íntima de los hu-
manos con los animales. Darwin contó de un "verdadero héroe": un mandril
que arriesgó su propia vida con el fin de salvar a un mandril más joven amena-
zado con la muerte por una jauría de perros. Más tarde contó cómo un cuidador
de un zoológico había sido atacado por un mandril, pero fue salvado por un
LOS ORÍGENES / LOS ORGANISMOS VIVIENTES

mono que, viendo a "su amigo" el guardián en peligro, gritó y mordió al man-
dril agresor. En contraste, Darwin contó acerca de l os "salvajes" humanos que él
había visto cerca del extremo sur de Sud América que torturaban a sus enemi-
gos, practicaban el infanticidio y trataban a sus esposas como esclavas. Darwin
concluía que él prefería descender del mandril heroico o del mono altruista
que de un salvaje.(8)
Aunque las ilustraciones de Darwin eran ciertamente impresionantes, su
forma de argumentar ilustra la selección de datos. Contrastar los peores actos de
seres humanos con los actos más bondadosos de animales no es muy convin
cente. El mandril heroico que Darwin eligió para comparar con los humanos
salvajes no fue el mandril que atacó a su guardián. Darwin no mencionó los
gestos de amor de los padres humanos, ni el espíritu humanitario de los hom-
bres. Además, en términos de inteligencia básica, probablemente la mayoría de
nosotros preferiríamos estar asociados con la humanidad antes que con monos y
mandriles.
El origen de la humanidad ha sido intensamente debatido, especialmente
desde el tiempo de Darwin. Muchos creen que la humanidad tiene un propósi-
to y un destino especiales. Por otro lado, la interpretación evolucionista clásica
toma la posición de que la humanidad es el producto de procesos evolutivos
ciegos. George Gaylord Simpson, de la Universidad Harvard, ha afirmado que
"el hombre es el resultado de un proceso natural y sin propósito que no lo tuvo
en mente a él". 9
Por muchas razones, la ciencia de la paleoantropología (el estudio de los
fósiles humanos) está plagada de controversia. Los últimos 40 años, llenos de
descubrimientos importantes, han sido especialmente tumultuosos. El escritor
científico y antropólogo Roger Lewin, en su libro Bones of Contention [Huesos
de contienda], enfatiza que el conflicto es mucho más severo en este campo
que en cualquier otra área de la ciencia.'° Se ha dicho con humor que uno no
puede conseguir que dos antropólogos se pongan de acuerdo acerca de dónde
almorzar juntos. El problema es admitido candorosamente. S. L. Washburn, an-
tropólogo de la Universidad de California en Berkeley, comentó una vez: "Es
útil recordar que el estudio de la evolución humana es un juego, un juego con
reglas inciertas, y con sólo unos fragmentos para representar a los jugadores
muertos hace mucho tiempo. Pasarán muchos años antes de que el juego llegue
a ser ciencia, antes de que podamos estar seguros de qué constituyen los 'he-
chos' "."
CAPÍTULO 7 1 EL ORIGEN DEL HOMBRE

David Pilbeam, de Yale y Harvard, reflexiona sobre el mismo problema:


"He llegado a creer que muchas de las declaraciones que hacemos acerca de
l os cómo y los por qués de la evolución humana dicen tanto acerca de nosotros,
l os paleoantropólogos y la sociedad en la que vivimos, como acerca de alguna
cosa que 'realmente' haya ocurrido".` Y Roger Lewin añade que la paleoan-
tropología es "una ciencia que a menudo tiene pocos datos y muchas opinio-
nes".' 3
Una razón para tales disensiones es la ausencia de los datos sólidos que
se necesitan para confirmar las teorías propuestas. Los antropólogos debaten
l argamente acerca de las relaciones de los diversos hallazgos fósiles '4 y de su
validez como especies verdaderas. Hace medio siglo el problema era "enreda-
do"," con más de 100 "especies" de fósiles humanos para analizar. Las revi-
siones de la clasificación han reducido misericordiosamente el número a menos
de 10; sin embargo, el número está aumentando otra vez .'6 Como una ilustra-
ción adicional de la subjetividad involucrada en los esquemas de clasificación,
el género Homo, al cual pertenecemos, fue redefinido por Louis Leakey para
acomodar organismos con cerebros más pequeños ( Homo habilis) con el fin de
adecuarse a sus teorías."

LOS HALLAZGOS FÓSILES

Los creacionistas a menudo se han referido a la escasez de hallazgos de


fósiles humanos y a las reconstrucciones subjetivas de cráneos a partir de unas
pocas piezas como debilidades del modelo evolucionista. Aunque el material si
gue siendo relativamente escaso, este argumento ha llegado a ser menos válido
ya que los muchos hallazgos de las pasadas décadas han añadido información
significativa. La mayoría de las agrupaciones de fósiles están ahora bien repre-
sentadas. A continuación haremos un breve bosquejo de ellas.

1. Australopitécidos
Hay por lo menos cuatro especies en este grupo de criaturas de tamaño
pequeño a mediano, similares a los monos antropoides, que pueden haber ca-
minado erguidos. Sus restos fueron encontrados en el África del Este y del Sur.
La caja craneal tenía un volumen de alrededor de 350 a 600 cm 3 , que está den-
tro de los límites de algunos monos antropoides. Algunas excepciones notables
son el niño de Taung y Lucy. Este último pudo haber sido el de un macho. ' 8 La
relación evolutiva que se establece entre los distintos representantes tanto entre
LOS ORIGENES /LOS ORGANISMOS VIVIENTES

sí como con las formas más avanzadas es oscura. Se han propuesto por lo me-
nos seis modelos.' 9

2. Homo habilis
Esta es una "especie" controvertida. Algunos evolucionistas la llaman un
"enigma"; 2° otros comentan que "algunos trabajadores prefieren negar su exis-
tencia";"' sin embargo, todavía hay otros que sugieren que deberían ser dos es
pecies. 22 Descubierto en 1959 por Louis Leakey en la famosa Garganta de Oldu-
vai, en Tanzania del norte, es considerado como un eslabón crucial entre los
australopitécidos primitivos y el Homo erectus semejante al hombre moderno.
Se estima la capacidad craneal entre 500 y 800 cm 3 . Piezas de más de dos do-
cenas de ejemplares han sido recuperados en el África, pero quedan muchas
preguntas. Algunos especímenes podrían no pertenecer al grupo; y otros que
no están en el grupo podrían ser incluidos en él. Se ha informado que algunos
tienen características similares al hombre, mientras que otros son claramente
si miescas, e incluso se ha informado que algunos tienen características de am-
bos. 23 Este no es un grupo bien definido.

3. Homo erectus
Esta especie tenía una estatura cercana a la de los humanos modernos y
una capacidad craneal de 750 a 1.200 cm'. Está representada por hallazgos
clásicos de la paleoantropología tales como el hombre de Java y el de Pekín. Se
han encontrado cierta cantidad de ejemplares en otras partes del Asia, y está
bien representada en el África. Varios ejemplares europeos se incluyen a veces
en esta especie. Algunos antropólogos lo consideran un eslabón entre el Homo
habilis y los humanos modernos, mientras que otros sugieren que puede ser
una variedad de Homo sapiens.

4. Homo sapiens arcaico


Este nuevo grupo incluye una gran cantidad de hallazgos fósiles considera-
dos más próximos a los humanos modernos que el Homo erectus. El promedio
de su capacidad craneal varía entre 1.100 y 1.750 cm'. Se han encontrado
ejemplares en el África, el Asia, Europa y el Oriente Medio. Generalmente se in-
cluye en esta especie al bien conocido hombre de Neanderthal, que a menudo
es caracterizado como primitivo, con cejas bajas y posición encorvada. Esta
i magen ,24 que se basó primariamente en un ejemplar con una artritis severa,
CAPíTULO 7 1 EL ORIGEN DEL HOMBRE

parece ser errónea. Después de reinvestigar al hombre de Neanderthal, dos


hombres de ciencia comentaron que si un neanderthalense de buena salud
"pudiera reencarnarse y aparecer en un subterráneo de Nueva York, siempre
que se hubiera bañado, afeitado y vestido con ropas modernas, sería difícil que
hubiera llamado más la atención que cualquier otro ciudadano"." El hombre de
Neanderthal parece haber sido bastante adelantado. Se informa que su capaci-
dad craneal promedio es mayor que la del hombre moderno: 1.625 cm' compa-
rado con 1.450 cm 3 para el hombre moderno . 26
De una manera muy general los grupos anotados arriba que tienen organis-
mos más pequeños tales como los australopitécidos, también son más antiguos,
pero algunas de las grandes batallas en la paleoantropología se han librado con
respecto a su edad. Una capa de ceniza cerca del Lago Turkana, en Kenia, se
estimaba tener 2,61 millones de años, basado en el método de datación del po-
tasio-argón. 2 ' La importancia de esta capa residía en que databa un hallazgo
de Homo habilis de mucho valor. Sin embargo, la fecha no se acomodaba a
l os puntos de vista aceptados y se debatió durante años. Más tarde, una nueva
datación por el mismo método dio una cifra más aceptable de 1,88 millones
de años?' Otra controversia que generó "intenso escepticismo "29 se relaciona
con el origen del Homo erectus. Tradicionalmente se piensa que se desarrolló
en el África alrededor de 1,8 millones de años atrás. Por otro lado, el Homo
erectus de Java que se pensaba que habría venido del África hace alrededor de
1 millón de años, ha sido asignado a edades de hasta 1,8 millones de años
cuando se lo databa con un sistema de potasio-argón modificado. Se informa de
una fecha similar para un Homo temprano de la China. 3 ° Esto ha levantado la
pregunta de si el Homo erectus estuvo primero en el África o en el Asia, junto
con la pregunta más amplia, que deriva de ella: si el origen evolutivo de la hu-
manidad estuvo en África o en Asia.
Existen algunas áreas de la paleoantropología en las que hay acuerdo.
Descubrimientos más recientes muestran que varias diferentes especies evoluti-
vas intermedias propuestas vivieron al mismo tiempo,` con una superposición
considerable. Sin embargo, estos datos se confunden por problemas de identifi-
cación. Se cuestiona la idea más antigua de una evolución lineal de los huma-
nos, en etapas, desde los australopitécidos primitivos hasta las especies más
avanzadas. Algunos datos sugieren que el Homo erectus pudo haber vivido tan
recientemente como hace 27.000 años atrás 32 y de esta forma, de acuerdo con
l as interpretaciones evolucionistas, habría sido contemporáneo del Homo sa-
1 38 LOS ORIGENES 1 LOS ORGANISMOS VIVIENTES

piens por más de medio millón de años. La superposición reduce la significa-


ción de muchas relaciones de tiempo. También hay algún acuerdo de que los
primeros antepasados del género Homo no han sido todavía hallados,33 y que la
relación evolutiva de los primates primitivos (antropoides y monos) también es
desconocida . 34 Una batalla grande ha girado en torno a si los australopitécidos

son parte de los antepasados evolutivos de la humanidad, como lo sostiene Do-


nald Johanson, 35 o si se necesita algún otro organismo todavía sin descubrir,
como enfatiza Richard Leakey. 36 Varios sugieren que los humanos podrían ha-
ber evolucionado independientemente en diferentes lugares .37
Ha sido importante en el estudio de la evolución humana la comparación
de moléculas orgánicas complejas semejantes (biopolímeros) en diversos grupos
de primates (monos, hombres, etc.). Cuanto mayor es la semejanza molecular,
más estrecha es la supuesta relación evolutiva. Sorprendentemente, algunas de
l as pruebas basadas en las tasas evolutivas de cambio estimadas sugieren que
l os tipos humanos y los de monos antropomorfos se separaron de su antepasado
común hace sólo 5 millones de años, en lugar de los 20 millones como se había
determinado anteriormente mediante los estudios de los registros fósiles. Esto
ha generado debates adicionales .38 Otro problema está en las hipótesis sobre
l as relaciones evolutivas basadas en los datos moleculares que difieren de las
que están basadas en los datos morfológicos (forma de los huesos) tal y como lo
il ustra la Figura 7.1A-C. Esta figura debe leerse de abajo hacia arriba. Las líneas
divergen cuando se supone que se produjeron las separaciones evolutivas. La
discrepancia entre los datos moleculares y los morfológicos también se ha en-
contrado en una variedad de grupos que no están entre los primates. 39
Los creacionistas también están en desacuerdo sobre las interpretaciones
de los tipos de fósiles de simios-humanos. Parece haber un acuerdo general de
que los pequeños australopitécidos se corresponderían con una especie extinta
de primates creados. Se piensa generalmente que los tipos neanderthalenses,
que han dejado buenas evidencias de su existencia en cuevas, representarían
migraciones humanas después del diluvio bíblico. Las diferencias surgen con
respecto al enigmático Homo habilis y el más moderno Homo erectus (hom-
bres de Java y Pekin, etc.). 4 ° Una interpretación es que la humanidad creada in-
cluye los tipos humanos avanzados (los grupos de Homo sapiens, Neanderthal,
Homo sapiens arcaico y Homo erectus). El grupo enigmático Homo habilis está
mal definido y necesita de un estudio adicional.
Merece mencionarse un punto más. Parece extraño que si la humanidad
Capítulo 7 1 EL ORIGEN DEL HOMBRE 1 39

( Homo sapiens) ha existido desde hace por lo menos medio millón de años, las
evidencias claras de su actividad aparezcan tan recientemente. La historia, la
escritura, la arqueología, en la que incluiríamos evidencias de civilización tales
como ciudades, rutas antiguas de viaje, etc., todas reflejan sólo unos pocos mi-
l es de años de actividad. Los datos básicos plantean una pregunta para los evo-
l ucionistas: Si la humanidad ha existido por medio millón de años, ¿por qué las
evidencias verdaderamente persuasivas de actividades del pasado parecen ser
tan recientes? Si la humanidad evolucionó gradualmente, ¿por qué esperar has-
ta menos del último 1 % del tiempo para estos avances?
Los creacionistas a veces se preguntan por qué las evidencias en favor de
l os hombres antediluvianos, quienes, de acuerdo con el registro bíblico, vivieron
durante un período de más de mil años entre la creación y el diluvio menciona
do en el Génesis, son tan escasas en el registro de las rocas. Las evidencias de
fósiles humanos en las partes media y baja del registro fósil es altamente cuestio-
nable. Las evidencias firmes, tales como buenos restos de esqueletos, parecen li-
mitarse únicamente a la parte superior de la columna geológica (Figura 10.1).
Algunas explicaciones sugeridas dentro del contexto de una creación son: 1)
Pudo no haber habido tantos seres humanos antes del diluvio, con lo que la
posibilidad de encontrarlos es remota. La tasa de reproducción, como lo sugiere
el registro bíblico para el período antes del diluvio, parece haber sido mucho
más lenta que en la actualidad. Por ejemplo, la Biblia indica que Noé tuvo sólo
tres hijos en 600 años, y que los primeros hijos de los patriarcas prediluvianos
nacieron, en promedio, bastante después de que los patriarcas tuvieran 100
1 40 LOS ORÍGENES 1 LOS ORGANISMOS VIVIENTES

años de edad .41 2) Durante el diluvio se esperaría que los seres humanos, por
sobre todas las demás criaturas, usaran su inteligencia superior para escapar a
l as regiones más elevadas. Una vez allí, las posibilidades de conservación por
sepultamiento bajo sedimentos no serían muy buenas. 3) Antes del diluvio del
Génesis, los seres humanos pudieron haber habitado en las regiones más eleva-
das y frescas de la tierra antediluviana, de ahí que no estarían representados en
l as partes inferiores de la columna geológica. 4) La actividad de las aguas del di-
l uvio destruyó la evidencia de los seres humanos antediluvianos. El problema
que se le presenta al creacionista a la hora de tener que explicar la escasez de
restos humanos para el breve período antes del diluvio, probablemente no es
tan serio como el problema que tiene el evolucionista para poder explicar la
escasez de restos humanos y de su actividad durante por lo menos medio millón
de años de la evolución humana (Homo sapiens) propuesta. Sin importar cuál
concepto tengamos, la evidencia fósil para la historia pasada de los humanos no
es buena por sí misma para proporcionar conclusiones firmes.

EL ORIGEN DE LA MENTE HUMANA


La estructura más compleja que conocemos en el universo es el cerebro
humano. Este órgano pasmoso es también el hogar de nuestras mentes misterio-
sas. La complejidad del cerebro es difícil de visualizar. Cada uno de nosotros
probablemente tiene por lo menos 100.000 millones de células nerviosas (neu-
ronas) en nuestro cerebro entero . 42 Estas células están conectadas entre sí por
unos 400.000 km de fibras nerviosas. Las fibras nerviosas a menudo se subdivi-
den repetidamente al conectarse con otras células nerviosas. Los cambios en
l as cargas eléctricas conducen impulsos a lo largo de estas fibras en ráfagas de
actividad. En las conexiones entre las células nerviosas hay por lo menos 30
clases diferentes de productos químicos, y muy posiblemente muchas veces
más que ese número se usen para trasmitir informaciones de célula a célula.
Algunas de las células nerviosas más grandes se llegan a conectar hasta con
600 otras células, usando unas 60.000 conexiones. Se estima que en el cerebro
hay unas 100 millones de veces un millón de conexiones (10' 4). Estas cifras son
demasiado grandes para ser fácilmente concebidas o relacionadas con la expe-
riencia común. Puede ayudarnos a percibirlo la realidad de que en la región
exterior de la mayor parte del cerebro, donde las células nerviosas están me-
nos concentradas que en el cerebro posterior, sólo un milímetro cúbico de teji-
do contiene unas 40.000 células nerviosas y probablemente 1.000 millones de
CAPÍTULO 7 1 EL ORIGEN DEL HOMBRE

conexiones. Aunque estas cifras son sólo estimativas, no hay duda de que en-
contramos un desafío en pensar acerca de la complejidad de la maquinaria con
l a cual pensamos.
Aunque lo intrincado de nuestro cerebro es difícil de abarcar, la cuestión
relacionada con la mente (nuestros procesos de pensamiento) es aún más oscu-
ra. Los hombres de ciencia están comenzando a estudiar el fenómeno inefable
de la conciencia, que es la percepción que tenemos de nuestra existencia. Rela-
cionado con esto, hay intentos de producir inteligencia artificial en computado-
ras que las hagan conscientes de su propia existencia .43 ¿Es la mente tan sólo
una máquina compleja que percibe su existencia, que pudo haber evolucionado
de máquinas más sencillas, 44 o es una entidad de un nivel más elevado? No sa-
bemos suficiente acerca de cómo trabaja la mente para responder a esta pregun-
ta en forma eficiente. Está claro, sin embargo, que cuando los hombres pensan-
tes hacen máquinas que piensan, ese acto es más afín al concepto de creación
por diseño que a un origen por evolución sin ningún aporte inteligente.
Existen solamente unos pocos animales que muestran un grado de inteli-
gencia afín con la de los humanos . 45 Se ha informado de una forma limitada de
comunicación con chimpancés por medio de símbolos, 46 y l os perros parecen
mostrar cierta comprensión, aunque a menudo menos que la que creen sus lea-
l es dueños. Pero la separación entre la inteligencia humana y la animal es toda-
vía enorme. Uno se maravilla de cómo la mente de la humanidad pudo haber
evolucionado, cuando parece estar mucho más allá de los requerimientos para
l a supervivencia evolutiva. Los mandriles han sobrevivido muy bien sin cere-
bros tan complejos. Alfred Russel Wallace (1823-1913), quien junto con Darwin
desarrollaron el concepto de la selección natural, planteó esta pregunta. Él sen-
tía la necesidad de algo más allá de las fuerzas ciegas de la naturaleza para ex-
plicar la mente. Todavía algunos evolucionistas plantean esta pregunta. A veces
se sugiere que los humanos tienen más capacidad mental que la que necesitan
para su supervivencia por cuanto ellos destruyen en forma efectiva el ambiente
que necesitan .47 Al referirse a la tasa reproductiva creciente esperada de compe-
tidores superiores (p.ej., la supervivencia del más apto), el evolucionista John
Maynard Smith comenta, astuta e ingenuamente, que "pocas personas han teni-
do más hijos porque podían resolver ecuaciones diferenciales o jugar al ajedrez
con los ojos vendados" . 48 Tal vez las cualidades especiales de la humanidad
no puedan explicarse con un sencillo proceso evolutivo.
Darwin, quien vivió en Inglaterra, tenía un buen amigo y seguidor en los
LOS ORÍGENES 1 LOS ORGANISMOS VIVIENTES

Estados Unidos, el botánico Asa Gray, con quien compartió muchos de sus
pensamientos más profundos. Una vez le escribió a Gray: "Recuerdo bien la
ocasión cuando el pensamiento acerca del ojo me hizo tiritar, pero he superado
esta etapa del lamento, y ahora pequeños detalles insignificantes de estructura a
menudo me ponen muy incómodo. Siempre que miro una pluma de la cola de
un pavo real, me enfermo" . 49
¿Por qué una pluma de pavo real enfermaba a Darwin? No estoy exacta-
mente seguro de que pueda responder a la pregunta, pero sospecho que pocos
pueden reflexionar sobre la belleza de la pluma iridiscente de la cola de un pa
vo real sin preguntarse si no es el resultado de alguna clase de diseño, no senci-
llamente por lo intrincada que es, sino especialmente por su belleza. ¿Por qué
apreciamos la belleza, gozamos de la música y mostramos ese gran asombro
por la existencia? Estas características mentales parecen estar más allá del nivel
mecanicista y por sobre las demandas de la supervivencia que se esperaría de la
selección natural.
El origen de la mente es un enigma para cualquier explicación naturalista.
Al considerar el cerebro afrontamos el hecho pasmoso de que aquí, en este ór-
gano de 1,5 kg, está el asiento de "quién soy". ¿De qué manera se combinaron
apropiadamente la multitud de conexiones de modo que podamos razonar- 50
(esperamos que la mayoría de nosotros pueda pensar bien), diseñar teoremas
matemáticos, hacernos preguntas acerca de nuestro origen, aprender nuevos
i diomas y componer sinfonías? Un desafío aún más notable para las teorías na-
turalistas de los orígenes humanos es nuestro poder para elegir, además de ca-
racterísticas tales como la responsabilidad moral, la lealtad, el amor y una di-
mensión espiritual. Tanto las complejidades físicas del cerebro como las activi-
dades excepcionales de la mente sugieren un nivel elevado de diseño inteligen-
te, y no un origen mecanicista por evolución.

CONCLUSIONES
El estudio del origen de la humanidad ha sido un área especialmente con-
trovertida de la investigación científica. Esto puede atribuirse, en parte por lo
menos, a la falta de datos sólidos y a la involucración personal del hombre de
ciencia. La evidencia en favor de la evolución humana es escasa y sujeta a una
diversidad de interpretaciones. La presencia de las características más elevadas
de la mente humana, tales como la conciencia, la creatividad, la libertad de
elección, la estética, la moralidad y la espiritualidad, sugieren que los huma-
CAPÍTULO 7 / EL ORIGEN DEL HOMBRE

nos fueron diseñados especialmente como una clase de seres superiores y que
no se originaron de animales por procesos puramente evolutivos mecanicistas

Notas y referencias:
1. J. Nance, The Gentle Tasayday: A Stone Age People in the Philippine Rain Forest (N. York y Londres: Har-
court, Brace, Jovanovich, 1975), p. 134.
2. Ibíd.
3. O. Iten, "The 'Tasayday' and the Press", en: T. N. Headland, ed., The Tasayday Controversy. Assessing the Evi-
dence. Scholarly Series, Special Publication of the American Anthropological Association, N° 28 (Washington,
DC: American Anthropological Association, 1992), pp. 40-58.
4. C. McCarry, "Three Men Who Made the Magazine", National Geographic 174(1988):287-316.
5. G.D. Berreman, "The Tasayday: Stone Age Survivors or Space Age Fakes?", en: Headland, pp. 21-39 (nota 3).
6. Para referencias generales sobre los Tasaday, ver: a) Anónimo, "First Glimpse of a Stone Age Tribe", National
Geographic 140(6-1971):880-8826; b) B. Bower, "A World That Never Existed", Science News
135(1989a):264-266; c) B. Bower, "The Strange Case of the Tasayday", Science News 135(19896):280, 281,
283; d) Headland (nota 3); e) K. Macleish, "Stone Age Cavemen of Mindanao", National Geographic 142(2-
1 972):219-249; f) Nance (nota 1).
7. Esta es una cifra conservadora. Podría fácilmente ser de 100 a 1.000 veces mayor, pero los súper chips están
ll egando a ser cada vez más refinados.
8. Ch. Darwin, The Descent ofMan, and Selection in Relation to Sex, ed. rev. (Chicago: National Library Asso-
ciation, 1874), pp. 116, 118, 643.
9. G.G. Simpson, The Meaning of Evolution: A Study of the History of Life and of its Significante for Man, ed.
rev. (New Haven y Londres: Yale University Press, 1967), p. 345.
1 0. R. Lewin, Bones of Contention: Controversies in the Search for Human Origins (N. York: Simon and Schuster,
1987), p. 20.
11. S.L. Washburn, "The Evolution Game", Journal of Human Evolution 2(1973):557-561.
12. D. Pilbeam, "Rethinking Human Origins", Discovery 13(1-1978):2-10.
13. Lewin, p. 64 (nota 10).
14. Para conocer diversas relaciones que se han propuesto, ver: a) C.J. Avers, Process and Pattem in Evolution (N.
York y Oxford: Oxford University Press, 1989), pp. 496-498; b) B. Bower, "Erectus Unhinged", Science News
1 41(1992):408-411; c) M.A. Edey, D.C. Johanson, Blueprints: Solving the Mystery of Evolution (Boston, Toron-
to y Londres: Little, Brown and Company, 1989), pp. 337-353; d) R.D. Martin, "Primate Origins: Plugging the
Gaps", Nature 363(1993):223-233; e) B. Wood, "Origin and Evolution of the Genus Homo'; Nature
3550992):783-790.
15. E. Mayr, "Reflections on Human Paleontology", en: F. Spencer, ed., A History of American Physical Anthropo-
logy, 1930-1980 (N. York y Londres: Academic Press, 1982), pp. 231-237.
1 6. Por ejemplo: a) M.G. Leakey, C.S. Feibel, I. McDougall, A. Walker, "New Four-million-year-old Hominid
Species from Kanapoi and Allia Bay, Kenya", Nature 376(1995):565-571; b) T.D. White, G. Suwa, B. Asfaw,
"Australopithecus ramidus, A New Species of Early Hominid from Aramis, Ethiopia", Nature 371(1994):306-
312.
17. a) L.S.B. Leakey, M.D. Leakey, "Recent Discoveries of Fossil Hominids in Tanganyika: At Olduvai and Near
Lake Natron", Nature 202(1964):5-7: b) L.S.B. Leakey, P.V. Tobias, J.R. Napier, "A New Species of the Genus
Homo from the Olduvai Gorge", Nature 202(1964):7-9; c) Lewin, p. 137 (nota 10).
1 8. a) M. Háusler, P. Schmid, "Comparison of the Pelvis of Sts 14 and AL 288-1: Implication for Birth and Sexual
Dimorphism in Australopithecines", Journal of Human Evolution 29(1995):363-383; b) J. Shreeve, "Sexing
Fossils: A Boy Named Lucy", Science270(1995):1297, 1298.
19. a) F.E. Grine, "Australopithecine Taxonomy and Phylogeny: Historical Background and Recent Interpreta-
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ries (Englewood Cliffs, NI: Prentice Hall, 1993), pp. 198-210; b) B. Wood, "Origin and Evolution of the Genus
Homo", Nature355(1992):783-790.
20. Avers, p. 509 (nota 14a).
21. S.M. Stanley, The New Evolutionary Timetable: Fossils, Genes, and the Origin of Species (N. York: Basic
Books, 1981), p. 148.
22. Wood (nota 14e).
23. a) T.G. Bromage, M.C. Dean, "Re-evaluation of the Age at Death of Immature Fossil Hominids", Nature
317(1985):525-527; b) D.C. Johanson, F.T. Masao, G.G. Eck, T.D. White, R.C. Walter, W.H. Kimbel, B. As-
faw, P. Manega, P. Ndessoia, G. Suwa, "New Partial Skeleton of Homo habilis from Olduvai Gorge, Tanza-
nia", Nature 327(1987):205-209; c) B.H. Smith, "Dental Development in Australopithecus and early Homo",
Nature 323(1986):327-330; d) R.L. Susman, J.T. Stern, "Functional Morphology of Homo habilis", Nature
217(1982):931-934.
24. M. Boule, H.V. Vallois, Fossil Men, M. Bullock, trad. (N. York: The Dryden Press, 1957), pp. 193-258. Traduc-
ción de: Les Hommes Fossiles.
25. W.L. Strauss, A.J.E. Cave, "Pathology and the Posture of Neanderthal Man", Quarterly Review of Biology
320957):348-363.
26. Estas figuras están en exhibición en el Museo Norteamericano de Historia Natural, en Nueva York, según lo
i nformado en: M.L. Lubenow, Bones of Contention: A Creationist Assessment of Human Fossils (Grand Rapids,
MI: Baker Book House, 1992), p. 82.
27. Ver el capítulo 14 para un análisis de este método.
28. Lewin, pp. 189-252 (nota 10).
29. A. Gibbons, "Rewriting-and Redating- Prehistory", Science263(19940087, 1088.
30. a) W. Huang, R. Ciochon, G. Yumin, R. Larick, F. Qiren, H. Schwarcz, C. Yonge, 1. De Vos, W. Rink, "Early
Homo and Associated Artefacts from Asia", Nature 378(1995):275-278; b) C.C. Swisher III, G.H. Curtis, T. Ja-
cob, A.G. Getty, A. Suprijo, [s.n.) Widiasmoro, "Age of the Earliest Known Hominids in Java, Indonesia",
Science 263(1994):1118-1121.
31. a) R. Leakey, R. Lewin, Origins Reconsidered: In Search of What Makes us Humans (N. York, Londres y Syd-
ney: Doubleday, 1992), p. 108; b) Lubenow, pp. 169-183 (nota 26).
32. C.C. Swisher III, W.J. Rink, S.C. Antón, H.P. Schwarcz, G.H. Curtis, A. Suprijo, [s.n.l Widiasmoro, "Latest
Homo erectus of Java: Potential Contemporaneity with Homo Sapiens in Southeast Asia", Science
274(1996):1870-1874.
33. a) Edey y Johanson, p. 352 (nota 14c); b) Wood (nota 14e).
34. a) Martin (nota 14d); b) L. Martin, P. Andrews, "Renaissance of Europe's Ape", Nature 365(1993):494; c) S.
Moyá Solá, M. Kóhler, "Recent Discoveries of Dryopithecus Shed New Light on Evolution of Great Apes", Na-
ture 3650993):543-545.
35. a) Edey y Johanson, p. 353 (nota 14c); b) D.C. Johanson, M.A. Edey, Lucy: The Beginnings of Humankind ( N.
York: Simon and Schuster, 1981), p. 286.
36. Leakey y Lewin, p. 110 (nota 31a).
37. M.J. Aitken, C.B. Stringer, P.A. Mellars, eds., The Origins of Modem Humans and the Impact of Chronometric
Dating(Princeton, NJ: Princeton University Press, 1993).
38. Edey y Johanson, pp. 365-368 (nota 14c).
39. Por ejemplo: C. Patterson, D.M. Williams, C.J. Humphries, "Congruence Between Molecular and Morpholo-
gical Phylogenies", Annual Review of Ecology and Systematics 24(1993):153-188.
40. Por ejemplo: D.T. Gish [(a)Evolution: The Challenge of the Fossil Record (El Cajón, CA: Creation-Life Publis-
hers, 1985), pp. 130-2061 traza la línea mayormente por sobre Homo erectus, mientras que M.L. Lubenow
[(b) nota 26, p. 162) incluye algunos tipos de Homo habilis, y A.W. Mehlert [(c), "A Review of the Present Sta-
tus of Some Alleged Early Hominids", Creation Ex Nihilo Technical Journal 6(1992):10-41) aparentemente in-
cluye a Homo erectus con el hombre.
41. Génesis 5; 7:11-13.
42. La estimación del número de neuronas en el cerebro varía grandemente. El cerebelo tiene muchas más que el
cerebro. Para detalles sobre estas estimaciones, ver: P.L. Williams, R. Warwick, M. Dyson, L.H. Banister,
CAPÍTULO 7 / EL ORIGEN DEL HOMBRE

eds., Gray's Anatomy, 37a. ed. (Edinburgo, Londres y N. York: Churchill Livingstone, 1989), pp. 968, 972,
1 043. Sus cifras pueden implicar cerca de 300.000 miilones en el cerebelo.
43. C. Davidson, "I Process Therefore I Am", New Scientist (27 de marzo de 1993), pp. 22-26.
44. a) W.H. Calvin, "The Emergence oí Intelligence", Scientific American 271(1994):101-107; b) R. Penrose,
Shadows of the Mind: A Search for the Missing Science of Consciousness (Oxford, N. York y Melbourne:
Oxford University Press, 1994).
45. Se puede hacer referencia aquí al debate existente sobre la evolución del altruismo por la selección de parien-
tes que da una base evolucionista para el altruismo, pero que tiende a negar la existencia del libre albedrío.
Para algunas discusiones recientes, ver: a) I.G. Barbour, Religion in an Age of Science, The Gifford Lectures
1 989-1991 (San Francisco y N. York: Harper and Row, 1990), t. 1, pp. 192-194; b) L.R. Brand, R.L. Carter,
"Sociobiology: The Evolution Theory's Answer to Altruistic Behavior", Origins 19(1992):54-71; c) R. Dawkins,
The Selfish Gene, nueva ed. (Oxford y N. York: Oxford University Press, 1989), pp. 189-233; d) ). Maynard
Smith, Did Darwin Get it Right? Essays on Games, Sex, and Evolution (N. York y Londres: Chapman and
Hall, 1988), pp. 86-92; e) A.R. Peacocke, God and the New Biology (San Francisco, Cambridge y N. York:
Harper and Row, 1986), pp. 108-115.
46. a) R. Lewin, "Look, Who's Talking Now", New Scientist (27 de abril de 1991), pp. 49-52; b) R. Seyfarth, D.
Cheney, "Inside the Mind of a Monkey", New Scientist (4 de enero de 1992), pp. 25-29.
47. Edey y johanson, pp. 371-390 (nota 14c).
48. Maynard Smith, p. 94 (nota 45d).
49. F. Darwin, ed., The Life and Letters of Charles Darwin (Londres: john Murray, 1887-1888), t. 2, p. 296.
50. Para algunos intentos de explicación que no se ocupan de la complejidad específica necesaria para los intrin-
cados esquemas de pensamiento, etc., ver: a) D. Lee, j.G. Malpeli, "Global Form and Singularity: Modeling
the Blind Spot's Role in lateral Geniculate Morphogenesis", Science 263(1994):1292-1294; b) M.P. Stryker,
"Precise Development from Imprecise Rules", Science 263(1994):1244, 1245.
MÁS PREGUNTAS BIOLÓGICAS

Todo procede de un huevo.


WILLIAM HARVEY'

as maravillas de la biología son casi ilimitadas. Los hombres de cien-


cia han descubierto ahora que un diminuto gusano cilíndrico tiene
100 millones de pares de bases nucleótidas en el ADN de cada una de
sus células. Este ADN dirige una gran variedad de procesos que le
permiten al gusano mantenerse "vivo". Ha estado apareciendo in-
formación similar acerca de una gran variedad de organismos, y
eso es tanto fascinante como asombroso. El período de la "diversi-
dad" en el pensamiento evolucionista mencionado en el capítulo
5 se debe en parte a los dramáticos progresos de la biología mole-
cular. Difícilmente se pueda enfatizar demasiado que estos descu-
brimientos han abierto panoramas biológicos vastos e importantes
cuya existencia nos era desconocida hace unos pocos años. En
este capítulo consideraremos varios temas biológicos, comenzan-
do con preguntas que caen dentro del período de diversidad del
pensamiento evolucionista. Continuaremos con una breve mirada
a algunos nuevos descubrimientos complejos, y luego considerare-
mos los cambios que estos descubrimientos están produciendo en
el pensamiento de algunos evolucionistas.

TRADICIONALISTAS Y CLADISTAS

El evolucionismo presupone que todos los organismos vivientes es-


tán emparentados. Comenzando desde una sencilla forma original de vida,
y después de experimentar cambios a lo largo de miles de millones de años,
CAPÍTULO 8 1 MÁS PREGUNTAS BIOLÓGICAS 141r

l os organismos han evolucionado hasta alcanzar la variedad que observamos mós


hoy. Mientras los organismos evolucionan a formas cada vez más com
también ha aumentado el número de especies. Una especie original supuesta-
mente ha producido una variedad de especies que a su vez produjeron más es-
pecies diferentes, y así sucesivamente. Este proceso repetido produjo el típico
árbol evolutivo en el que la especie original ocupa la base (tronco), las formas
más avanzadas forman las ramas, y las especies vivientes forman las "hojas"
del árbol (Figura 11.1).
La disposición de las ramas de un árbol evolutivo puede variar considera-
blemente, porque muy pocas especies tienen las características apropiadas para
representar el tronco o las ramas. Siendo que los antepasados potenciales son
tan escasos, las hipótesis de las relaciones evolutivas pueden variar grandemen-
te.
El método evolucionista tradicional es establecer relaciones por el análisis
de las semejanzas generales entre los organismos. Cuanto más semejantes son,
tanto más recientemente se supone que evolucionaron uno del otro. Algunos
especialistas en sistemática (los que clasifican los organismos de acuerdo con
sus supuestas relaciones evolutivas) asignan valores cuantitativos a las caracterís-
ticas, y se calcula un índice de semejanzas. Elegir qué características se eva-
l uarán, y determinar qué importancia tiene cada una de ellas, es bastante subje-
tivo. Ernst Mayr, el evolucionista destacado y tradicional de Harvard, señala
que la clasificación de los organismos es una especie de "arte".' La falta de rigor
y objetividad ha estimulado otro enfoque de la sistemática llamado cladístico. El
término no está bien definido.
Los cladistas, que han sido muy influyentes, argumentan que las semejan-
zas generales dicen poco acerca de la evolución. Las semejanzas pueden apli-
carse a muchos senderos evolutivos. Sólo las semejanzas singulares y comparti
das (sinapomórficas) se consideran importantes para determinar relaciones, pero
éstas son raras, y algunos cladistas sienten que nunca podrán estar seguros de
l as relaciones evolutivas. La controversia entre los cladistas y los tradicionalistas
está ilustrada por la siguiente cita de un cladista destacado, Norman Platnick,
quien estudia arañas en el Museo Americano de Historia Natural. Él bosqueja el
problema de la siguiente manera: "Los biólogos evolucionistas tienen que hacer
una elección: o concuerdan con Mayr en que las explicaciones narrativas son el
nombre del juego, y siguen apartándose a la deriva del resto de la biología a un
área gobernada sólo por la autoridad y el consenso; o bien insistir en que,
LOS ORÍGENES 1 LOS ORGANISMOS VIVIENTES

siempre que sea posible, nuestras explicaciones sean verificables y potencial-


mente falsificables, y esa biología evolucionista vuelva a reunirse con la comu-
nidad científica total".' Los cladistas creen en la evolución, pero para ellos eso
puede ser más un asunto de fe que de afirmación . 4 Ellos están especialmente
preocupados por hallar características verificables importantes para determinar
l as relaciones entre los organismos.

GRADUALISTAS Y PUNTUALISTAS
Las observaciones de la naturaleza indican que aun especies estrechamen-
te relacionadas, tales como dos clases de saltamontes, pueden ser bien diferen-
tes una de la otra. Los neodarwinistas proponen que un proceso lento y gradual
de cambios menores eventualmente produce formas nuevas diferentes. Este
cambio lento recibe el nombre de gradualismo. Al acumularse los cambios, los
grupos divergen, dejando una separación cada vez más grande entre ellos. El
único lugar donde podrían encontrarse en abundancia los intermedios es en el
registro fósil de la vida pasada. Sin embargo, los fósiles muestran el mismo es-
quema de discontinuidad. Esta evidencia ausente, que ha sido atribuida a menu-
do a lo incompleto del registro fósil, se debería a la falta de conservación o de
descubrimiento.
En 1972 dos paleontólogos destacados, Niles Eldredge del Museo America-
no de Historia Natural, y Stephen Jay Gould de Harvard, propusieron una expli-
cación diferente para las discontinuidades entre los fósiles.' Ellos sugirieron que
l a evolución procede a un ritmo irregular, con largos períodos de estabilidad
entre períodos de cambios rápidos. Este nuevo concepto recibió el nombre de
"equilibrio puntuado"; lo de puntuado se refiere a los cambios, y equilibrio, a
l os períodos de estabilidad. La propuesta "inició un debate inusualmente ardo-
roso` que continúa hasta el presente.
La idea, a veces llamada afectuosamente -y otras veces no tanto- "punk
eck",* propone que los cambios evolutivos significativos no ocurren en pobla-
ciones grandes. Si por alguna razón un grupo pequeño de individuos queda
aislado, la evolución debería proceder más velozmente, porque los cambios
pueden llegar a quedar establecidos más fácilmente en las poblaciones peque-
ñas. Por ello, los intermedios rara vez, si lo hacen alguna vez, quedan conserva-
dos en el registro fósil porque existieron relativamente pocos de ellos.

* Nota del Traductor. Son las sílabas iniciales de la expresión en inglés "punctuated equilibrium".
CAPíTULO 8 1 MÁS PREGUNTAS BIOLÓGICAS

El equilibrio puntuado no resuelve los problemas evolutivos más serios de


l a ausencia de series enteras de intermedios entre los grupos mayores de orga-
nismos vivientes o fósiles . 7 El concepto se aplica al nivel de las especies. No se
ocupa de la cuestión crítica del mecanismo evolutivo capaz de producir nuevas
clases, tipos y divisiones.

SELECCIONISTAS Y NEUTRALISTAS

Probablemente el conflicto más severo en el período diversificado del pen-


samiento evolucionista ha ocurrido entre los seleccionistas y los neutralistas.
Este conflicto recuerda el antiguo debate acerca de la deriva génica, que se de
sarrolló a comienzos del período de síntesis moderna. Los seleccionistas enfati-
zan la importancia de la selección natural. Los neutralistas creen que la evolu-
ción avanza principalmente mediante mutaciones neutras, que no son selec-
cionadas por el ambiente. Ellos creen que los grandes cambios evolutivos ocu-
rren por la acumulación de estas mutaciones neutras.'

Humano 0 41 PECES (cont) Carpa 17 42


Mono Rhesus 1 41 Cazón 23 45
Cerdo, bovino, ovino 10 41 Lamprea 19 45
OTROS MAMÍFEROS Caballo 12 42 INSECTOS Mosca de la fruta 27 42
Perro 11 41 Mosca "Screw-worm" 25 42
Ballena gris 10 41 Gusano de seda 29 42
Conejo 9 41 Polilla del tabaco 29 44
Canguro 10 42 PLANTAS Poroto mongo 40 45
Gallina, Pavo 13 41 Sésamo 35 44
Pingüinos 13 40 Ricino 37 42
Pato pekinés 11 41 Girasol 38 43
Paloma 12 41 Trigo 38 42
Tortuga mordedora 14 44 LEVADURAS Candida kruses 44 25
Serpiente de cascabel 13 44 Debaryomyces kloeckeri 41 27
Sapo buey 17 43 Lev.de panadero 41 0
Atún 20 43 MOHO Neurospora crassa 44 38
Bonito 20 41 BACTERIAS Rhodospirillum rubrum c, 65 69

Porcentaje de diferencias de la secuencia de aminoácidos en la enzima Citocromo-C comparado


con los humanos (columna A) y la levadura (columna B).*

* Datos tomados de: M.O. Dayoff, Atlas of Protein Sequence and Structure (Washington, DC: National Bio-
medical Research Foundation, 1972), p. D-8.
LOS ORÍGENES 1 LOS ORGANISMOS VIVIENTES

En un artículo publicado en 1968 en la revista Nature, 9 Motoo Kimura enfa-


tizó la importancia de las mutaciones neutras. La idea recibió pronto el apoyo
de otros dos biólogos moleculares, Jack Lester King y Thomas H. Jukes, quienes
publicaron su artículo en la revista Science.'° El nuevo concepto fue aguda-
mente criticado por los seleccionistas quienes eran incapaces de concebir que
algún cambio genético no tuviera importancia evolutiva, sea positiva o negativa.
Desde entonces se han expresado una cantidad de conjeturas, tanto a favor co-
mo en contra de esta idea.
La controversia puede ser mejor comprendida dentro de la perspectiva de
l as técnicas más nuevas en biología molecular, que capacitan a los hombres de
ciencia para determinar la secuencia específica de nucleótidos base que com
prenden los genes. Esta información genética y los cambios notados no están
siempre reflejados en la composición física del organismo; de allí que no nece-
sitan recibir la acción del ambiente, como se espera en la selección natural. Es-
tos cambios genéticos serían más del tipo de mutaciones neutras. También sur-
gen preguntas con respecto a cuán significativos son los cambios pequeños pa-
ra la supervivencia; por ejemplo, un pelo adicional en el cuerpo de una mosca.
Los neutralistas, quienes no rechazan totalmente la selección natural, propo-
nen que los cambios neutros se esparcen por la deriva al azar de los genes en
una población. Los seleccionistas dudan que este proceso pueda producir al-
gún cambio significativo sin la ayuda de la selección natural. El problema conti-
núa sin resolverse.

EL RELOJ EVOLUTIVO MOLECULAR


Mientras la discusión seleccionista-neutralista parece corresponder mayor-
mente a un conflicto interno de la propia comunidad evolucionista, en un as-
pecto tiene implicaciones importantes para el evolucionismo y el creacionis
mo: el tema del reloj evolutivo molecular. Aun antes de que se postulara la teo-
ría neutralista, ya se había sugerido que los cambios podrían ocurrir en el ADN
a una velocidad más o menos constante. Esto provocaría que las proteínas pro-
ducidas por el ADN divergieran en un esquema que podría reflejar cambios
evolutivos con el tiempo." Se vieron algunos ejemplos, en los cuales las dife-
rencias en las proteínas entre organismos parecían formar un esquema que se
correspondería con las relaciones evolutivas esperadas.
El reloj evolutivo molecular está basado en la suposición de que las molé-
culas grandes (biopolímeros) cambian continuamente con el tiempo; de aquí
CAPíTULO 8 / MÁS PREGUNTAS BIOLÓGICAS

que, cuanto mayor sea la diferencia notada, más tiempo implicaba para la diver-
gencia de un antecesor evolutivo común. La Tabla 8.1, columna A, compara el
porcentaje de diferencias de los aminoácidos en la extendida enzima citocromo
c, que se encuentra en una variedad de organismos. El citocromo c actúa en el
transporte de electrones durante la liberación de energía química en la célula.
Se puede observar un aumento en la diferencia al comparar a los seres humanos
con organismos cada vez más sencillos, que se supone han divergido creciente-
mente con anterioridad. La columna B muestra la uniformidad de las diferencias
entre otros organismos y las células de levadura, que se supone que evoluciona-
ron muy temprano. Se ha interpretado esta consistencia como indicadora de un
reloj molecular altamente uniforme en el cual la longitud de tiempo desde la di-
vergencia puede estimarse por el grado de diferencia molecular. El citocromo c
se considera uno de los mejores relojes. Esta evidencia se usa a menudo en los
li bros de texto de biología y evolución para apoyar la teoría general de la evolu-
ción. Sin embargo, los datos pueden no reflejar una evolución. Pueden repre-
sentar factores biológicos relacionados con el grado de complejidad de los di-
versos organismos.
Hay dudas acerca de la hipótesis del reloj molecular. Hay incertidumbre
con respecto al efecto de las mutaciones neutras que son las más satisfactorias
para el reloj molecular. Si los cambios son neutros o sólo aproximadamente
neutros, entonces falta la base teórica para el reloj molecular. Los cambios no
neutros, que serían controlados por la selección natural, no constituyen un reloj.
Ellos reflejan las influencias ambientales, no el tiempo. Se han suscitado una
cantidad de problemas acerca del reloj molecular, muchos de los cuales sur-
gen de la controversia seleccionista-neutralista, en la que los neutralistas están
más en favor del reloj.
Mientras algunos estudios de las variaciones en la enzima citocromo c han
dado resultados consistentes con el reloj molecular, en otros casos las tasas de
cambio varían hasta 10 veces.` La enzima superóxido dismutasa, que alivia la
toxicidad del oxígeno en la mayoría de los organismos vivientes, es notoria por
dar resultados erráticos en el reloj molecular.' 3 Para los monos antropomorfos y
el hombre, el reloj es interpretado como que se atrasa considerablemente. 14 Por
causa de tales diferencias, el reloj molecular ha sido llamado "episódico";" es
decir, tiene episodios de tasas más lentas y más rápidas.
La Tabla 8.2 compara las diferencias, entre los vertebrados, de la secuencia
de los aminoácidos en la hormona insulina, que se usa en el control de los nive-
LOS ORÍGENES 1 LOS ORGANISMOS VIVIENTES

TABLA 8.2
ORGANISMO % DE DIFERENCIA ORGANISMO % de DIFERENCIA

Humano Gallina y Pavo 14


Conejo 2 Pato 12
Ratón espinudo 4 Víbora de cascabel 24
Ratón 8 Pejesapo 34
Cobayo 35 Bacalao 31
Coipo 38 Pez "angler" 29
Elefante 4 Atún 29
Oveja 8 Bonito 22
Ballena de esperma 6 Lamprea glutinosa del Atlántico 37

Porcentaje de diferencia de la secuencia de aminoácido en la hormona insulina para diversos orga-


nismos comparados con el ser humano.*

• Datos de M.O. Dayhoff, Atlas of Protein Sequence and Structure, t. 5, suplemento 2 (Washington, DC: Na-
tional Biomedical Research Foundation, 1976), p. 129.

l es de azúcar en la sangre. De acuerdo con la hipótesis del reloj molecular, to-


dos los roedores deberían ser aproximadamente equivalentes en sus diferencias
con los humanos, ya que sus antepasados habrían evolucionado unos de otros
al mismo tiempo. Con toda claridad, este no es el caso. Los humanos difieren
del ratón doméstico en un 8%, pero del coipo (un roedor sudamericano) en un
38%. Esta última cifra es aun mayor que la diferencia entre los humanos y varias
clases de peces. En otras comparaciones de esta hormona 16 l a diferencia entre
un ratón y un cobayo (35%), que se supone que están estrechamente emparen-
tados, es mayor que la diferencia entre el ratón y la ballena (12%), o del hombre
con la serpiente cascabel (24%), o la gallina y el bonito (un pez; 16%), o mu-
chos otros organismos cuyos parentescos son muy distantes. Se han notado una
cantidad de inconsistencias similares en las publicaciones científicas." Hay po-
ca evidencia de una tasa constante de cambio sobre la que depende el reloj
molecular.
En vista de las peculiaridades notadas, no sorprende que las comparaciones
de secuencias de aminoácidos para diferentes clases de proteínas den resultados
evolutivos diferentes. Una prueba tal, comparando la relación evolutiva entre
varios órdenes de mamíferos basada en la secuencia de aminoácidos de cuatro
clases diferentes de proteínas, dio "una falta de congruencia general" entre las
cuatro proteínas utilizadas, y sólo una "congruencia moderada" con las rela-
CAPÍTULO 8 1 MAS PREGUNTAS BIOLÓGICAS

ciones basadas en la forma general (morfología) de los diferentes organismos.` ,


Los así llamados "fósiles vivientes" presentan otro enigma para la hipótesis
del reloj molecular. Los "fósiles vivientes" son especies estrechamente seme-
jantes a antepasados fósiles que vivieron supuestamente hace centenares de
millones de años. Un ejemplo es el cangrejo bayoneta común' 9 de la costa
oriental de América del Norte. Parece casi idéntico a su contraparte fósil que se
supone vivió hace por lo menos 200 millones de años. ¿Pudieron las mutacio-
nes acumularse durante 200 millones de años sin afectar, aparentemente, a este
organismo?
Los datos de la Tabla 8.1, columna B, son tan uniformes que plantean otras
preguntas acerca del reloj molecular cuando están en un contexto evolucionista, y
cuando se toman en cuenta otras consideraciones biológicas. ¿Cómo pueden ser
estos resultados tan uniformes cuando, como se indicó antes, el reloj del citocro-
mo c se muestra tan variable? Como los cambios en las proteínas (basados en los
cambios en el ADN) ocurren generalmente en el momento de la división celular,
¿es posible que haya habido una constancia tan grande en la tasa de mutaciones a
través de todos los diversos senderos de la evolución para todas las clases de
plantas y animales? Es difícil visualizar esto, considerando que algunas veces hay
reproducción sexual, otras veces, asexual; algunos senderos evolutivos involucra-
rían principalmente animales de sangre caliente, otros sólo organismos de sangre
fría; algunas especies tienen una reproducción muy rápida, y otras, muy lenta.
Resultados tan uniformes para caminos de evolución tan variados plantean pre-
guntas adicionales acerca de las presuposiciones del reloj molecular y sugieren
que busquemos explicaciones alternativas. Hasta que se conozca más acerca de
l o que hace funcionar al reloj -si es que hay un reloj- será bueno ser cauteloso.
El escritor científico Roger Lewin ha resumido el estatus del reloj molecular
en un artículo titulado "Se termina el tiempo para el reloj molecular". Él concluye
que la constante que está comenzando a surgir con respecto al tictac del reloj
molecular parece ser la variación de su tasa.¿° Siegfried Scherer, un biólogo en la
Universidad de Constanza, concluye "que la hipótesis del reloj molecular proteico
debería ser rechazada"," y el biólogo Jeff Palmer, de la Universidad de Indiana,
afirma que "todo está basado en suposiciones de que el reloj molecular es cons-
tante, pero cuanto más de cerca contemplamos el cambio molecular, tanto más
evidencia tenemos de que no es así". -' z Dos biólogos moleculares, Lisa Vawter y
Wesley Brown, también son enfáticos, y proponen "un robusto rechazo de una hi-
pótesis generalizada de reloj molecular" .z3
LOS ORIGENES 1 LOS ORGANISMOS VIVIENTES

LA BIOLOGÍA MOLECULAR REVELA MÁS COMPLEJIDADES


Una multitud de descubrimientos recientes en biología molecular contribu-
yen a la diversificación del pensamiento evolutivo, y revelan rasgos que no se po-
dían concebir hace 30 años. Hay muchos misterios acerca de los sistemas genéti
cos que desconciertan la imaginación tanto de evolucionistas como de creacionis-
tas. ¿Por qué una secuencia de sólo unas pocas bases nucleótidas se repite unas
1 00.000 veces en el medio de un cromosoma de la mosca de la fruta? ¿Cuál es la
función de la gran cantidad de ADN no codificador, o repetitivo, que se encuentra
en todos los organismos excepto los más sencillos? En los seres humanos, esto
abarca posiblemente tanto como el 97% de nuestro ADN. Quienes suponen que
representa alguna clase de basura genética, remanente de un pasado evolutivo, lo
ll aman "ADN chatarra". Los seudogenes son otro tipo de secuencia aparentemen-
te no codificadora de ADN. Parecen similares a los genes funcionales, pero tienen
porciones que aparentemente impiden la función normal del gen .24 Sin embargo,
no estamos seguros de que estas secuencias no codificadoras no tengan realmen-
te ninguna función. Se ha sugerido que el "ADN chatarra" es funcional, y se está
descartando este nombre. Algunos evolucionistas se preguntan por qué sobrevivi-
ría con tal "pureza" si no tiene una función; se esperaría que las mutaciones lo al-
terarían. Otros han propuesto alguna clase de función para el ADN no codifica-
dor, incluyendo un lenguaje oculto.zs
La antigua idea de que los genes estaban enrollados en largas cadenas de
ADN y que mutaban ocasionalmente, produciendo con el tiempo organismos
nuevos, está lejos de ser lo que se encuentra. En cambio, los genes parecen estar
organizados en complejos sistemas que interactúan, incluyendo algunos meca-
nismos de retroalimentación que serían difíciles de desarrollar por un proceso
evolutivo gradual al azar, por la falta de valor de supervivencia hasta que el siste-
ma fuera totalmente funcional. Siguen unos pocos ejemplos.
1. El código genético. El descubrimiento del código genético ha mostrado
cómo la combinación de cuatro diferentes clases de bases nucleótidas en unida-
des de código de tres bases cada una en la cadena del ADN (Figura 4.1) puede
dictar el orden de casi cualquiera de las veinte clases diferentes de aminoácidos
que constituyen una proteína. La información del ADN en el núcleo celular se
utiliza para la fabricación de miles de diferentes proteínas usando un sistema
complejo de códigos. ¿Cómo puede un proceso evolutivo al azar producir un sis-
tema codificado? El sistema requiere no sólo información codificada intrincada, si-
no también un sistema para leer el código; de otro modo, nada se lograría.
CAPÍTULO 8 1 MÁS PREGUNTAS BIOLÓGICAS 1 55

2. Un sistema de control de genes. El proceso de fabricar proteínas a partir


de la información de los genes es complejo y altamente regulado. Los genes
deben ser activados o desactivados de acuerdo con la necesidad. Se han descu
bierto diversos mecanismos de control de los genes:26 algunos actúan por la re-
presión del gen, otros activándolo, y algunos genes tienen más de un mecanis-
mo de control. El sistema "Lac operon", descubierto en una bacteria común, ha
llegado a ser un ejemplo clásico de un sistema de control del gen .z' Este sistema
regula la producción de tres enzimas empleadas en el metabolismo del azúcar
llamado lactosa. Las tres enzimas están codificadas una junto a la otra en el
ADN. Precediendo a estos códigos hay cuatro regiones especiales de ADN codi-
ficado, necesarias para la regulación y la producción de enzimas de acuerdo
con las necesidades del organismo.z 8 Está claro que hay un vasto número de
cambios químicos en las células, y estos tienen sistemas de control complejos.
3. Sistemas para corregir errores. En los organismos multicelulares, se pro-
ducen muchas células nuevas como parte del proceso normal de mantenimien-
to y reparación. Al dividirse cada célula, se replican de millones a miles de mi
llones de bases nucleótidas. En el caso de los seres humanos, más de tres mil
millones de estos pares de bases nucleótidas se reproducen cada vez que se fa-
brica el ADN para una célula nueva. En el proceso de duplicar esta informa-
ción, pueden producirse errores con bastante frecuencia. Aunque algunos de
estos errores de copia pueden parecer que hacen poca diferencia, otros pue-
den ser fatales para un organismo. La tasa de error sin enzimas editoras puede
alcanzar hasta el 1 %. Esto daría como resultado de miles a millones de errores
en cada división celular. Afortunadamente, existen sistemas eficientes para pre-
venir esto. Tales mecanismos elaborados pueden mejorar la exactitud de co-
piado millones de veces, de modo que quedan muy pocos errores .29 Estos ele-
gantes sistemas de corrección revisan si hay errores y corrigen cualquier sec-
ción equivocada del ADN. En la bacteria Escherichia coli se han identificado
por lo menos 15 enzimas involucradas con la reparación del ADN, y tenemos
todavía mucho para aprender acerca de estos sistemas .3° Desde una perspectiva
evolucionista, surgen ciertas preguntas cuando se considera este sistema de
control del ADN. ¿Cómo podría un sistema propenso a los errores ser lo sufi-
cientemente consistente para permitir la evolución de un mecanismo autoco-
rrector? Esta dificultad ha sido descrita como "un problema no resuelt o en l a
biología teórica"."
Al estudiar el ADN, los hombres de ciencia están descubriendo una amplia
LOS ORIGENES / LOS ORGANISMOS VIVIENTES

colección de funciones especializadas que copian, cortan, empalman, editan,


producen translocaciones e invierten el ADN. La antigua idea de un esquema
sencillo de ADN que dicta el desarrollo y el funcionamiento de los organismos
se está reemplazando por un concepto "fluido" del ADN con capacidades de
programación. J. A. Shapiro, de la Universidad de Chicago, reflexiona sobre las
i deas más nuevas cuando afirma que "necesitamos pensar en los genomas [el
ADN] corno sistemas de procesamiento de información"." Continúa enfatizan-
do "que muchas (tal vez la mayoría) de las alteraciones del ADN no se deben a
eventos químicos al azar o a errores de replicación. Más bien, resultan de la
acción de sistemas bioquímicos altamente sofisticados que pueden considerarse
como funciones de reprogramación de los genomas [ADN]". En biología mole-
cular la búsqueda de la verdad recién ha comenzado.

CONCEPTOS EVOLUCIONISTAS EXTRAORDINARIOS


El período de pensamiento evolucionista diversificado ha generado más
que una variedad corriente de ideas y conflictos. El no encontrar una explica-
ción persuasiva para el desarrollo evolucionista ha estimulado algunas sugeren-
cias poco usuales. Mencionaré sólo tres como ejemplos.
En Inglaterra, el químico James Lovelock ha promulgado la Hipótesis Gaia.
Ha sido fuertemente apoyado por Lynn Margulis, que ha sido un biólogo distin-
guido en la Universidad de Boston. La idea ha ganado popularidad significativa,
pero no entre los evolucionistas clásicos. Gaia es la idea de que todo el planeta
Tierra es un organismo viviente cuya vida interactúa armoniosamente con la
Tierra inanimada como un todo correlativo.33 Gaia involucra más un proceso
si mbiótico de organismos que operan juntos en vez de competir por la supervi-
vencia. Al patrocinar estos conceptos más nuevos, Margulis afirma que el neo-
darwinismo "debe ser abandonado como una secta religiosa pequeña del siglo
XX dentro de la extensa creencia religiosa de la biología anglosajona". 3a
Cristopher Wills, del campus de San Diego de la Universidad de California,
ha propuesto que los genes han evolucionado hacia una capacidad creciente
para facilitar su propio perfeccionamiento.35 Aunque comienza desde una pers
pectiva científica ortodoxa, Wills propone que algunas de las complejidades de
l os organismos avanzados son el resultado de que los genes desarrollan "sabidu-
ría" para administrar funciones más complejas al progresar la evolución. Propor-
ciona poca evidencia convincente, pero utiliza una multitud de ejemplos que
i ndican que los organismos avanzados tienen mecanismos genéticos altamente
CAPÍTULO 8 / MÁS PREGUNTAS BIOLÓGICAS

i ntegrados. Aun cuando los sistemas vivientes son indudablemente de alta


complejidad, la suposición de que esta "sabiduría" se desarrolló por sí misma
no tiene mucho fundamento.
En la misma línea de pensamiento están los estudios con computadoras
que intentan descubrir cómo la vida pudo organizarse a sí misma. Como se indi-
có antes, 16 l a segunda ley de la termodinámica sugiere que en el universo hay
una tendencia inexorable hacia el desorden. El evolucionismo sugiere lo
opuesto, y estos estudios tratan de explicar estoy Para estudiar esto se crea un
mundo biológico virtual en una computadora. Nuestros virus de computadoras
que nos son familiares contienen algunos de los elementos de esta "vida artifi-
cial". Se añaden programas para notar los efectos de factores simulados tales
como variabilidad, competición y selección natural. Se espera que estos estu-
dios puedan explicar la autoorganización que se espera de la evolución. Se in-
forma de algún éxito, pero hay muchos factores que complican aún este "uni-
verso de siliconas" simplificado.
El trabajo se concentra en el Instituto de Santa Fe, en Nuevo México, Esta-
dos Unidos, con especialistas de diversos otros centros de investigación. El tema
dominante es el del origen de la complejidad que se estudia en una amplia
perspectiva, que incluye: evolución, ecología, sistemas humanos y Gaia. Se es-
tá buscando una especie de explicación universal para el surgimiento de la
complejidad. Hay cierto consenso de que la complejidad se desarrolla en los
"bordes del caos". Esto se basa en que los sistemas que son altamente ordena-
dos y estables, tales como los cristales, siguen un esquema fijo y no generan
nada nuevo. Por otro lado, los sistemas completamente caóticos tales como un
gas calentado son demasiado amorfos y revueltos como para ser significativos.
De aquí que los sistemas complejos deberían haberse desarrollado entre estos
dos extremos, en el borde del caos.
El trabajo del Instituto ha sido criticado desde varias perspectivas. Las espe-
ranzas de una explicación universal para la complejidad están debilitándose. 38
Algunos biólogos creen que la selección natural sola es suficiente para explicar
l a complejidad, y que no se necesitan otras explicaciones. 39 Otros están preocu-
pados de que la simplificación pueda producir comprensión a expensas de la
realidad . 4 ° Un evolucionista destacado, John Maynard Smith, caracteriza esta
clase de vida artificial como "una ciencia básicamente libre de hechos", 4'
mientras el ecólogo Robert May encuentra que el trabajo del Instituto es "mate-
máticamente interesante pero biológicamente trivial " . 42 Una de las críticas más
1 58 LOS ORIGENES 1 LOS ORGANISMOS VIVIENTES

serias desde el punto de vista lógico señala que "la verificación y validación de
l os modelos numéricos de los sistemas naturales es imposible, porque los siste-
mas naturales complejos nunca son cerrados"." Nunca podemos estar seguros
de que toda la información está ahí.
El famoso zoólogo francés Pierre Grassé tiene un enfoque diferente, plan-
teado en su agudo libro titulado Evolution of Living Organisms [La evolución de
l os organismos vivos]. 44 Grassé, que fue presidente de la Academia Francesa de
Ciencias y editor de un tratado de Zoología en 35 tomos, está plenamente fami-
liarizado con los organismos vivientes. Critica fuertemente algunos de los con-
ceptos evolucionistas corrientes y niega categóricamente el poder de las muta-
ciones y de l a selección natural en el evolucionismo. Para superar las lagunas
entre los grandes grupos de organismos, sugiere una actividad especial de los
genes y la bioquímica, pero concuerda en que la evolución es un misterio acer-
ca del que se sabe poco, o del que poco se puede saber. Concluye afirmando:
"Tal vez en esta área la biología no puede ir más allá; el resto es metafísica" . 4s

¿HACIA DÓNDE VA EL EVOLUCIONISMO?


En los últimos años ha aparecido un torrente de libros que critican la teoría
evolucionista. Muchos de ellos han sido escritos por personas que creen en el
evolucionismo, o que por lo menos no creen en el creacionismo. A continua-
ción damos algunos ejemplos:

1. Michael J. Behe. Darwin's Black Box: The Biochemical Challenge to Evolu-


tion. 46 Este bioquímico de la Universidad de Lehigh, quien no es creacionista,
por lo menos en la interpretación tradicional del término "creacionista", da mu-
chos ejemplos de lo que él llama la "complejidad irreductible" que él cree que
no pudo originarse por procesos fortuitos.

2. Francis Crick. Life Itself.- Its Origins and Nature.47 Este premio Nobel señala
que los problemas con respecto al origen de la vida sobre la Tierra son tan
grandes que ella debe de haberse originado en alguna otra parte del universo y
l uego fue transferida aquí.

3. Michael Denton. Evolution: A Theory in Crisis.48 Este microbiólogo australia-


no descarta a la ligera la creación como un mito, pero sin embargo afirma: "En
última instancia, la teoría de la evolución de Darwin no es ni más ni menos
que el gran mito cosmogénico del siglo XX". 49
CAPÍTULO 8 1 MÁS PREGUNTAS BIOLÓGICAS

4. Francis Hitching. The Neck of the Giraffe: Where Darwin Went Wrong.50
Hitching rechaza la creación pero plantea muchos problemas serios al evolucio-
nismo.

5. Mae-Wan Ho y Peter Saunders. Beyond Neo-Darwinism.51 Estos dos acadé-


micos de Inglaterra, quienes son evolucionistas, señalan que "todos los indi-
cios son que la teoría de la evolución está en crisis, y que el cambio está en
camino".52

6. Soren Lovtrup. Darwinism: The Refutation of a Myth. 53 Este embriólogo de


Suecia que cree en alguna forma de evolucionismo mediante pasos grandes,
afirma: "Yo creo que un día el mito de Darwin será considerado entre las más
grandes mentiras de la historia de la ciencia. Cuando esto ocurra, muchas
personas plantearán la pregunta: ¿Cómo pudo ocurrir esto ?"54

7. Mark Ridley. Problems of Evolution.55 Este evolucionista de la Universidad


de Oxford plantea varias preguntas acerca de la evolución, algunas de las
cuales cree que son menores, mientras que otras, tales como de qué manera
ocurren los cambios mayores de la evolución, son definidamente problemáti-
cas.

8. Robert Shapiro. Origins: A Skeptic's Guide to the Creation of Life on


Earth. 16 Este distinguido químico de la Universidad de Nueva York plantea
muchas preguntas acerca del evolucionismo. Afirma su fe en la ciencia y es-
pera que se podrá encontrar un modelo plausible.

9. Gordon Rattray Taylor. The Great Evolution Mystery.57 Este bien informado
escritor científico británico afirma su creencia en el evolucionismo, pero con
respecto al mecanismo para esa evolución asevera: "En resumen, el dogma
que ha dominado la mayor parte del pensamiento biológico durante más de
un siglo se está derrumbando".58

Esta abundancia de críticas no debería ser interpretada como una indi-


cación de que los hombres de ciencia están por renunciar al evolucionismo.
Este no es el caso. Pero es indicativo, sin embargo, que los últimos hallazgos
de la ciencia no estén proporcionando nada que se acerque a un modelo
practicable para la evolución.
No sabemos qué futuro le espera a la teoría de la evolución, pero se
sienten los vientos de cambio. Sin embargo, a pesar de las insuficiencias y de
160 LOS ORIGENES 1 LOS ORGANISMOS VIVIENTES

l os conflictos internos, los hombres de ciencia, los profesores y los libros de


texto presentan todavía, en general, el evolucionismo como un hecho que no
necesita ser reevaluado. Richard Dawkins, de la Universidad de Oxford, afir-
ma que "hoy la teoría de la evolución está tan abierta a la duda como la teoría
de que la Tierra gira alrededor del Sol",s 9 mientras que Ernst Mayr, de Har-
vard, comenta que "no hay justificación de ninguna clase para la afirmación
de que el paradigma darwiniano ha sido refutado y ha sido reemplazado por
otra cosa" . 6° A pesar de estas declaraciones optimistas, un número significati-
vo de hombres de ciencia están planteando preguntas acerca de la teoría ge-
neral de la evolución.

CONCLUSIONES
Uno de los problemas principales que afrontan los evolucionistas es que
l a misma ciencia que adoptan parece estar diciendo que no se ha encontrado
una explicación plausible para su teoría. ¿Cómo llegaron los evolucionistas a
este aprieto? Esta es la pregunta más importante.61
En la actualidad, los mecanismos evolutivos propuestos parecen ser más
i mprobables que nunca. Muchos sistemas biológicos parecen demasiado com-
plejos como para un origen espontáneo por medio de eventos fortuitos. Ejem
plos notables incluyen: 1) un sistema para la síntesis de las proteínas en el que
se provee la información por medio de un código genético, que luego es des-
codificado durante la síntesis; 2) un complejo sistema de control de los genes;
3) complicados sistemas de edición para corregir los errores de copia del
ADN. Se podrían dar muchos otros ejemplos. Estos sistemas parecen ser in-
trincados, y altamente programados. No parece que pudieron surgir espontá-
neamente. No esperaríamos que apareciera espontáneamente una computa-
dora ya programada en un planeta desolado,, ni tampoco deberíamos esperar el
origen espontáneo de los sistemas de retroalimentación biológicos. Además de
l os orígenes, también se necesita la reproducción. De modo que esas computa-
doras deberían tener la capacidad de reproducirse a sí mismas para formar mi-
l es de réplicas. La alternativa creacionista sugiere que una diversidad de orga-
nismos, con una adaptabilidad limitada, fueron diseñados a propósito. Los
creacionistas no tienen todas las respuestas, pero las diferentes opiniones y la
cantidad de problemas científicos que tiene el evolucionismo pueden sugerir
que el modelo creacionista merece una consideración cuidadosa.
CAPíTULO e / MÁS PREGUNTAS BIOLÓGICAS

Notas y referencias:
1. Citado en: A.L. Mackay, A Dictionary of Scientific Quotations (Bristol y Filadelfia: Institute of Physics Publis-
hing, 1991), p. 114.
2. E. Mayr, Evolution and Diversity of Life: Selected Essays (Cambridge y Londres: The Belknap Press of Harvard
University Press, 1976), p. 411.
3. N.I. Platnick, "Review of Mayr's Evolution and the Diversity of Life", Systematic Zoology 26(1977):224-228
4. T. Bethell, "Agnostic Evolutionists", Harper's 270(1617-1985):49-52, 56-58, 60, 61.
5. N. Eldredge, S.J. Gould, "Punctuated Equilibria: An Alternative to Phyletic Gradualism", en: T.J.M. Schopf, ed.,
Models of Paleobiology (San Francisco: Freeman, Cooper and Co., 1972), pp. 82-115.
6. a) N. Eldrege, Reinventing Darwin: The Great Debate at the High Tagle of Evolutionary Theory (N. York:
John Wiley and Sons, Inc., 1995); b) A. Hoffman, Arguments on Evolution: A Paleontologist's Perspective (N.
York y Oxford: Oxford University Press, 1989), p. 93; c) R.A. Kerr, "Did Darwin Get it AH Right?", Science
267(1995):1421, 1422.
7. Esto se considerará adicionalmente en el capítulo 11.
8. Para una buena introducción al concepto, ver: a) M. Kimura, "The Neutral Theory of Molecular Evolution",
Scientific American 241(5-1979):98-126. Para un análisis más técnico, ver: b) M. Kimura, The Neutral Theo-
ry ofMolecular Evolution (Cambridge, Londres y N. York: Cambridge University Press, 1983).
9. M. Kimura, "Evolutionary Rate at the Molecular Level", Nature 217(1968):624-626.
1 0. J.L. King, T.H. Jukes, "Non-Darwinian Evolution", Science 164(1969):788-798.
11. E. Zuckerkandl, L. Pauling, "Evolutionary Divergente and Convergente in Proteins", en V. Bryson, H.J. Vogel,
eds., Evolving Genes and Proteins: A Symposium (N. York y Londres: Academic Press, 1965), pp. 97-166.
12. M.L. Baba, L.L. Draga, M. Goodman, J. Czelusniak, "Evolution of Cytochrome c Investigated by the Maximum
Parsimony Method", lournal ofMolecular Evolution 17(1981):197-213.
13. F.J. Ayala, "On the Virtues and Pitfalls of the Molecular Evolutionary Clock", The Journal of Heredity
770986):226-235.
1 4. a) S. Easteal, "The Relative Rate of DNA Evolution in Primates", Molecular Biology and Evolution 8(1-
1991):115-127; b) M. Goodman, B.F. Coop, J. Czelusniak, D.H.A. Fitch, D.A. Tagle, J.L. Slightom, "Molecular
Phylogeny of the Family of Apes and Humans", Genome 31(1989):316-335.
15. a) J.H. Gillespie, "The Molecular Clock May Be an Episodic Clock", Proceedings of the National Academy of
Sciences USA 81:(1984):8009-8013; b) J.H. Gillespie, "Natural Selection and the Molecular Clock", Molecu-
lar Biology and Evolution 3(2-1986):138-155.
1 6. M.O. Dayhoff, Atlas of Protein Sequence and Structure (Washington DC: National Biomedical Research
Foundation, 1976), t. 5, Suplemento 2, p. 129.
1 7. Para doce ejmplos de éstos, ver: G.C. Milis, "The Molecular Evolutionary Clock: A Critique", Perspectives on
Science and Christian Faith 46(1994):159-168.
18. A.R. Wyss, M.J. Novacek, M.C. McKenna, "Amino Acid Sequence versus Morphological Data and the Interor-
dinal Relationships of Mammals", Molecular Biology and Evolution 4(2-1987):99-116.
19. D.C. Fisher, "Rates of Evolution - Living Fossils", en: D.E.G. Briggs, P.R. Crowther, eds., Paleobiology: A
Synthesis ( Oxford: Blackwell Scientific Publications, 1990), pp. 152-159.
20. R. Lewin, "Molecular Clocks Run Out of Time", New Scientist (10 de febrero de 1990), pp. 38-41.
21. S. Scherer, "The Protein Molecular Clock: Time for a Revelation", en: M.K. Hecht, B. Wallace, R.J. Macintyre,
Evolutionary Biology (N. York y Londres: Plenum Press, 1990), t. 24, pp. 83-106.
22. Ver: V. More[¡, "Proteins 'Clock' the Origins of Al¡ Creatures - Great and Smal I", Science 271(1996):448.
23. L. Vawter, W.M. Brown, "Nuclear and Mitochondrial DNA Comparisons Reveal Extreme Rate Variation in the
Molecular Clock", Science 234(1986):194-196.
24. Para una discusión y evaluación de los seudogenes, ver: L.J. Gibson, "Pseudogenes and Origins", Origins
21(1994):91-108.
25. a) F. Flam, "Hints of a Language in Junk DNA", Science 266(1994):1320; b) R. Nowak, "Mining Treasures
from Junk DNA", Science263(1994):608-610.
LOS ORIGENES / LOS ORGANISMOS VIVIENTES

26. M. Ptashne, "How Gene Activators Work", Scientific American 260(1-1989):40-47.


27. F. Jacob, J. Monod, "Genetic Regulatory Mechanisms in the Synthesis of Proteins", lournal of Molecular Bio-
logy 3(1961):318-356.
28. Ver también: Ptashne (nota 26).
29. Para una presentación semitécnica, ver: M. Radman, R. Wagner, "The High Fidelity of DNA Duplication",
Scientific American 259(1988):40-46.
30. Para una discusión técnica, ver: a) M. Grilley, J. Holmes, B. Yashar, P. Modrich, "Mechanisms of DNA-mis-
match Correction", Mutation Research 236(1990):253-267; b) G.R. Lambert, "Enzymic Editing Mechanisms
and the Origin of Biological Information TransfeC, lournal of Theoretical Biology 107(1984):387-403; c) P.
Modrich, "Mechanisms and Biological effects of Mismatch Repair", Annual Review of Genetics
250991):229-253.
31. Lambert (nota 30b).
32. J.A. Shapiro, "Genomes and Smart Systems", Genetics 84(1991):3, 4.
33. Ver: J.E. Lovelock, Gaia, a New Look at Life on Earth, ed. rev. (Oxford y N. York: Oxford University Press,
1 987).
34. L. Margulis, "Kingdom Animalia: The Zoological Malaise from a Microbial Perspective", American Zoologist
30(1990):861-875.
35. Ver: C. Wills, The Wisdom of the Genes: New Pathways in Evolution (N. York: Basic Books, Inc., 1989).
36. Ver capítulo 5.
37. Unas pocas referencias son: a) P. Bak, K. Chen, "Self-organized Criticality", Scientific American
264(1991):46-53; b) J. Horgan, "From Complexity to Perplexity", Scientific American 272(1995):104-109; c)
S.A. Kaufmann, The Origin of Order. Self-organization and Selection in Evolution (Oxford y N. York: Oxford
University Press, 1993); d) R. Lewin, Complexity: Life at the Edge ofChaos (N. York: Collier Books, Macmillan
Publ. Co., 1992); e) D.W. McShea, "Complexity and Evolution: What Everybody Knows", Biology and Philo-
sophy6(1991):303-324; f) N. Oreskes, K. Shrader-Frechette, K. Belitz, "Verification, Validation and Confirma-
tion of Numerical Models in the Earth Sciences", Science263(1994):641-646; g) M.M. Waldrop, Complexity:
The Emerging Science at the Edge of Order and Chaos (N. York, Londres y Toronto: Simon and Schuster,
1992).
38. Ver Horgan (nota 376).
39. Por ejemplo: R. Dawkins, The Blind Watchmaker ( N. York y Londres: W.W. Norton and Co., 1986).
40. Lewin, p. 101 (nota 37d).
41. Horgan (nota 37b).
42. Lewin, p. 184 (nota 37d).
43. Oreskes et. al., (nota 371).
44. P-P. Grassé, Evolution of Living Organisms: Evidence for a New Theory of Transformation, B.M. Carlson, R.
Castro, trads. (N. York, San Franscisco y Londres: Academic Press, 1977). Traducción de: L'Évolution du Vi-
vant.
45. Ibíd., p. 246.
46. M.J. Behe, Darwin's Black Box: The Biochemical Challenge to Evolution (N. York y Londres: The Free Press,
1996).
47. F. Crick, Life Itself. Its Origin and Nature (N. York: Simon and Schuster, 1981).
48. M. Denton, Evolution: A Theory in Crisis (Londres: Burnett Books, 1985).
49. Ibíd., p. 358.
50. F. Hitching, The Neck of the Giraffe: Where Darwin Went Wrong (New Haven y N. York: Ticknor & Fields,
1982).
51. M-W. Ho, P. Saunders, eds., Beyond Neo-Darwinism: An Introduction to the New Evolutionary Paradigm
(Londres y Orlando: Academic Press, 1984).
52. Ibíd., p. ix.
53. S. Lovtrup, Darwinism: The Refutation of a Myth (Londres, N. York y Sydney: Croom Helm, 1987).
54. Ibíd., p. 422.
55. M. Ridley, The Problem of Evolution (N. York y Oxford: Oxford University Pres, 1985).
CAPÍTULO 8 / MÁS PREGUNTAS BIOLÓGICAS

56. R. Shapiro, Origins: A Skeptic's Guide to the Creation of Life on Earth (N. York: Summit Books, 1986).
57. G. R. Taylor, The Great Evolution Mystery (N. York: Harper and Row, 1983).
58. Ibíd., p. 15.
59. R. Dawkins, The Selfish Gene, nueva ed. (Oxford y N. York: Oxford University Press, 1989), p. 1.
60. E. Mayr, "Darwin's Five Theories of Evolution", en: D. Kohn, The Darwinian Heritage (Princeton, NJ: Prince-
ton University Press 1985), pp. 755-772.
61. Para una sugerencia ver el capítulo 20.
EL REGISTRO FÓSIL

¡Encuentro tan difícil ver lo que está


directamente delante de mis ojos!
LUDWIG WITTGENSTEIN'

cababa de trepar por un barranco empinado y me había metido en


A un agujero en la capa de lava sobre el Lago Azul en el Estado de
Washington, EE.UU. La vista hacia el interior era asombrosa. Estaba
dentro del molde de un rinoceronte que había sido sepultado en una
corriente de lava. Al endurecerse la lava, había formado un molde
del cuerpo del rinoceronte. Aunque no quedaba ninguna parte del
cuerpo, estaba dentro de lo que sin lugar a dudas había sido un ri-
noceronte, y era fascinante obtener la "historia desde adentro".
Cuando fue sepultado, el animal estaba acostado sobre su lado
i zquierdo; eran claramente visibles las cavidades donde habían
estado sus cortas patas, y el molde era tan detallado que se po-
dían ver los pliegues de la piel y los ojos, y los puede reconocer
fácilmente. Alguien había encontrado los huesos del rinoceronte
en el molde y los había enviado a un museo, confirmando la
i dentificación.
Cualquier evidencia de la vida del pasado remoto se conside-
ra un fósil. Así, ya sea el molde del rinoceronte como los huesos
que se encontraron en su interior serían fósiles. Éstos tienen muchas
formas, tales como el cuerpo mismo de un insecto atrapado y conser-
vado en la resina que brotó de un árbol y que más tarde se convirtió en
ámbar, o puede ser sencillamente una concha en una roca que ha sido
completamente reemplazada por otros minerales. En otros casos pueden
ser los restos del esqueleto de un dinosaurio (Figura 9.1) u otro animal me-

1 67
1 68 LOS ORÍGENES 1 LOS FÓSILES

Huesos de dinosaurio en una capa de arenisca de la Formación Morrison, del Jurásico. Estos huesos
están en el Monumento Nacional de Dinosaurios, cerca de Jesen, Utah. Los huesos más largos tie-
nen de un metro a un metro y medio. La forma desordenada de los huesos sugiere algo de trans-
porte antes de su deposición final.

nos familiar como los reptiles voladores, que tenían una envergadura de 15,5
m.z También se incluyen entre los fósiles la pisada de una tortuga conservada
entre capas de arenisca.
En este capítulo consideraremos algunas informaciones generales acerca
de los fósiles, incluyendo su formación y los problemas de identificación. Espe-
cialmente importante es el orden de los fósiles en la columna geológica. Esta in-
formación es esencial para comprender los próximos dos capítulos.

LA FASCINACIÓN DE LOS FÓSILES


Parte de la fascinación que nos causan los fósiles sin duda proviene de la
curiosidad acerca de lo que a veces se llama la "gran historia", es decir, la histo-
ria de toda la vida sobre la Tierra. Los fósiles son sumamente importantes en la
cuestión de los orígenes, porque proporcionan los mejores indicios disponibles
acerca de la naturaleza de la vida pasada sobre la Tierra. Aunque el buscador
de fósiles trata con los muertos, le gusta pensar que, en un sentido, él los "resu-
CAPÍTULO 9 1 EL REGISTRO FÓSIL

cita"' al interpretarlos y restaurar la vida pasada sobre la base de lo que ve. Esto
genera una fascinación difícil de explicar, pero que está bien demostrada en la
i ncontable cantidad de fósiles que se exhiben en museos públicos y privados en
todo el mundo. Hasta la fecha se han descrito un cuarto de millón de especies
fósiles. Esto es más o menos 1/5 del número de especies vivientes identifica-
das, pero la comparación puede no ser válida, ya que a menudo se usan crite-
rios diferentes en la identificación. El número de especies fósiles probablemente
no es comparable con las especies vivientes.
Muchos hombres de ciencia han dedicado sus vidas enteras al estudio de
l os fósiles, y a veces con tanta devoción que sus travesuras a menudo han llega-
do a formar parte de las tradiciones paleontológicas con frecuencia risueñas, y a
veces mórbida. Paleontología es el término con el que se designa el estudio de
l os fósiles.
Edward Drinker Cope (1840-1897), quien eventualmente se unió al perso-
nal de la Universidad de Pennsylvania, y Othniel Charles Marsh (1831-1891),
de la Universidad de Yale, pueden ser considerados con todo derecho como
l os pioneros de la paleontología vertebrada (animales que tienen columna verte-
bral) de Norteamérica. Cada uno de ellos describió muchos centenares de orga-
nismos fósiles que habían coleccionado, o que otros habían recogido a medida
que se abría y exploraba el Oeste, con su vasta exposición de formaciones geo-
l ógicas. Cope y Marsh amaban los fósiles mucho más de lo que se amaban el
uno al otro y, con persistencia, cada uno trataba de hacer más que el otro en su
"gran fiebre de huesos". Desafortunadamente, el oeste de los Estados Unidos
era demasiado pequeño para ambos coleccionistas tan apasionados. En biología
y paleontología, la primera persona que describe un organismo tiene prioridad
para darle nombre, y a menudo su propio nombre se asocia con la designación
de la especie. Cope y Marsh con frecuencia competían en ser los primeros en
describir cualquier especie nueva que se encontraba. Marsh tuvo acceso al
American Joumal of Science [Revista Norteamericana de Ciencia] para una rápi-
da publicación, y Cope era el dueño y editor del American Naturalist [El Natura-
lista Norteamericano].
Un incidente que se recuerda de su tristemente célebre guerra, ocurrió en
una reunión en Filadelfia a la que ambos asistieron. Cope anunció el primer
descubrimiento de reptiles pérmicos en el Oeste. Se informó que Marsh salió de
l a reunión antes que terminara, fue a su laboratorio, miró diversos especíme-
nes, y rápidamente publicó un informe apresurado pretendiendo ser el primero
LOS ORÍGENES 1 LOS FÓSILES

en informar acerca de vertebrados pérmicos en los Estados Unidos. Al hacer es-


to, ignoró totalmente el anuncio de Cope. Un Cope perturbado publicó su pro-
pio informe, afirmando que fue distribuido tres semanas antes de lo que real-
mente ocurrió. 4
En otro incidente, Cope reunió apresuradamente un esqueleto de reptil,
mezclando algunos huesos del cuello con los de la cola. Marsh lo acusó rápida-
mente de poner la cabeza en la cola, lo que hizo que Cope gastara un esfuerzo
considerable en retirar los ejemplares de Transactions of the American Philo-
sophical Society [Actas de la Sociedad Filosófica Norteamericana], en la que
había publicado la restauración erróneas
En 1890 los detalles de las peleas entre los dos hombres de ciencia llegaron
a las páginas del Herald [ Heraldo] de Nueva York. Entre las muchas acusacio-
nes de Cope estaba la que decía que Marsh había plagiado del hombre de
ciencia ruso Alexander Kowalevsky la famosa serie evolucionista del caballo
que aparece hasta hoy en muchos libros de texto de biología y de paleontología.
En un número posterior del Herald, Marsh negó haber cometido esa maldad y
acusó a Cope y a Kowalevsky de ser predadores de fósiles de los museos del
mundo. Marsh llegó a decir: "Kowalevsky por fin fue atacado por el remordi-
miento y terminó su desafortunada carrera reventando su propio cerebro. Cope
todavía vive, sin arrepentirse". 6
Después de haber sido expuestos en el Herald, l a guerra disminuyó, pero
sólo un poco. Debe reconocerse que, en un sentido, la competencia fue saluda-
ble para la paleontología. La cantidad de trabajo científico realizado fue prodi
giosa, aunque algunos de ellos fueron hechos con bastante descuido. En 38
años, Cope publicó 1.400 artículos científicos él solo.'

CÓMO SE FORMAN LOS FÓSILES


Una pisada dejada por una rana en el barro, o una langosta que muere en
el campo, generalmente no se conservan, porque ocurre la desintegración física
o química mucho antes de que el organismo o sus huellas puedan ser sepulta
dos. La fosilización es un evento muy raro. "En general, cuanto más rápida-
mente es sepultado un organismo, y cuanto más sólido sea el sellado de su
tumba sedimentaria, tanto más posibilidades tiene de ser conservado".8 Los
arrecifes de coral son una excepción notable, porque los esqueletos del coral
que forman la estructura del arrecife se conservan, ya que nuevo material crece
sobre ellos.
CAPÍTULO 9 1 EL REGISTRO FóSIL

Los fósiles se encuentran casi exclusivamente en las rocas sedimentarias, ta-


l es como la caliza, las pizarras, la arenisca o los conglomerados. Están total-
mente ausentes de muchas formaciones rocosas, y son abundantes en algunos
pocos lugares. Bajo condiciones inusuales pueden ser incorporados en depósi-
tos volcánicos, y aún más raramente aparecen en el granito. 9
En el proceso de fosilización, con el tiempo ocurren cambios. Estos cam-
bios pueden ser mínimos, como en el caso de los mamuts congelados; con fre-
cuencia, sólo permanecen las partes duras, como es el caso de los huesos o
conchas fósiles. Algunos fósiles, como la madera o los huesos, pueden quedar
prácticamente sin alteraciones. A veces, los pequeños "poros" originales son
llenados con minerales, mientras en otros casos, la concha, el hueso o la made-
ra han sido completamente reemplazados por minerales. Durante el proceso de
conservación, mucho del hidrógeno, oxígeno y nitrógeno de la materia orgánica
original (tejidos) escapan. A veces, la materia orgánica deja una tenue película
de carbón sobre la impresión.
Muchos fósiles están bien conservados, algunos otros, no tanto, y para algu-
nos no podemos estar seguros de si realmente son fósiles o no.

LOS SEUDOFÓSILES
Me asombran los paleontólogos que pueden señalar una gran variedad de
formas fósiles en lo que parece ser un trozo de roca común. Sin embargo, siem-
pre he mantenido un saludable escepticismo acerca de algunas de esas preten
siones. Las acusaciones que hacen los paleontólogos acerca de que otros no
tienen el "ojo entrenado" no siempre han aliviado las dudas con respecto a al-
gunas de sus aseveraciones. La determinación de si una forma peculiar en una
roca es un fósil auténtico puede, en algunos casos, ser sumamente difícil. Ondas
de barro que se han secado y conservado, a veces se han interpretado como
partes de cangrejos; marcas de arrastre producidas por el movimiento de algún
objeto durante una tormenta pueden parecerse a los rastros de algunos gusa-
nos; precipitaciones químicas de pirita en forma de rosas han sido interpretadas
como medusas, así como marcas dejadas por burbujas de gas;'° y organismos si-
milares a las esponjas (archeocyatidae) han resultado ser formas producidas por
cristalización inorgánica." Se han usado los términos seudofósiles o dubiofósiles
para describir fósiles falsos o dudosos. El venerable Treatise on Invertebrate Pa-
leontology12 [Tratado sobre invertebrados fósiles] registra 69 descripciones pu-
blicadas de "organismos fósiles" originalmente identificados como corales, al-
LOS ORÍGENES / LOS FÓSILES

Un seudofósil. Esta placa de roca pulida, llamada pisolita, proviene de la formación Yates, del
Pérmico, en Walnut Canyon, Nuevo Méjico. Se creyó un tiempo que las capas concéntricas que
forman los cuerpos esféricos se formaron como un estromatolito, por medio de microorganismos
que vivían en la superficie de los pisolitos con forma de piedras redondeadas. De acuerdo con in-
terpretaciones más nuevas, son el resultado de precipitación química inorgánica que ocurre deba-
jo de la superficie del suelo pero por encima de la capa freática. La evidencia incluye la forma en
que los esquemas de crecimiento de los pisolitos se deforman uno contra otro, y las láminas que
crecen alrededor de varios pisolitos. Esta muestra tiene unos 12 cm de largo. Ver el texto para
más detalles.
CAPÍTULO 9 / EL REGISTRO FÓSIL

gas, hongos, esponjas, caracoles, etc., que muy probablemente sean de origen
no biológico. Estos objetos mal identificados parecen haber sido producidos
por condiciones de depósito inusuales. Brooksella canyonensis es un "fósil"
que se parece a una grieta en forma de estrella. Tiene una lista impresionante de
i nterpretaciones, incluyendo: 1) el cuerpo fósil de una medusa; 2) la impresión
i nvertida de un sistema inorgánico de fracturas producido por la evasión de
gas; 3) el resultado de compactación; 4) la impronta de un agujero donde se
alimentó una estrella de mar; o 5) posiblemente el trabajo de un gusano. '3 Aun-
que no se deben ignorar estos ejemplos, es necesario recordar que hay muchos
fósiles excelentes.
El problema con los seudofósiles es particularmente agudo en las partes in-
feriores del registro fósil, donde los evolucionistas esperan encontrar las formas
de vida más primitivas y sencillas. Encontrar estas formas de vida más antiguas
ha llegado a ser casi una obsesión en el caso de algunos paleontólogos. En la li-
teratura profesional aparecen muchos candidatos a ser los seres más antiguos.
Por otro lado, varios investigadores han sido capaces de imitar la apariencia de
estas formas sencillas de vida con precipitaciones inorgánicas, o por medio de
condiciones especiales de deposición. Formas esféricas, tubulares o espirala-
das, formas fósiles características, son fácilmente reproducibles a partir de pro-
ductos químicos inorgánicos en el laboratorio. ' 4 Es un crédito para los paleontó-
logos que ellos expresen ahora considerable precaución con respecto a la au-
tenticidad de la mayor parte de las pretensiones relacionadas con fósiles en lo
que se considera como los sedimentos más antiguos: el Arqueano (ver Tabla
9.1). Dos especialistas en este campo, William Schopf y Bonnie Packer, al refe-
rirse a informes de microfósiles de por lo menos 28 localidades del Arqueano,
declaran: "Sin embargo, virtualmente todos han sido reinterpretados... como
dubiofósiles o no fósiles: seudofósiles, artefactos o contaminantes"." El paleon-
tólogo Richard Cowen afirma: "Sólo unos pocos informes de células fósiles Ar-
queanas parecen ser genuinas, de un total de cincuenta o más casos"." Roger
Buick, de Harvard, se refiere a una hueste de problemas con la identificación de
la mayoría de estos fósiles primitivos encontrados en North Pole, Australia." (El
lugar se llama North Pole porque, como el Polo Norte real, es un lugar notable-
mente desolado.) Un antiguo dicho geológico que afirma: "Yo nunca lo hubiera
visto si no lo hubiese creído", parece aplicarse a muchos de estos casos.
El problema de los seudofósiles se enfoca más claramente con respecto a
los estromatolitos, que son estructuras sedimentarias finamente laminadas, gene-
LOS ORÍGENES 1 LOS FÓSILES

ralmente de un centímetro a un metro de espesor, y que a menudo tienen for-


mas onduladas o de montecitos. Los estromatolitos se forman bajo el agua como
pequeñas esteras de organismos microscópicos que viven en esa superficie y
atrapan o precipitan minerales, los que son incorporados a esa estructura en
capas. Hay dudas en cuanto a si lo que parece ser un estromatolito fósil se for-
mó biológicamente, o si es sencillamente la acumulación pasiva de delgadas
capas de sedimentos que han sido sujetas luego a deformación. El sedimentólo-
go Robert Ginsburg señala que "casi todo lo relacionado con los estromatolitos
ha sido, y sigue siendo, en diversos grados, controvertido"." , El especialista en
estromatolitos Paul Hoffman, nota: "Algo que persigue a los geólogos que traba-
jan con los antiguos estromatolitos es el pensamiento de que podrían ni siquiera
ser biogénicos".' 9 A manera de ilustración, él cita el ejemplo de las "pisolitas de
algas" (rocas compuestas de capas de esferas del tamaño de arvejas) del Pérmi-
co en Texas occidental (Figura 9.2). Originalmente se pensó que habían sido
formadas biológicamente en forma similar a los estromatolitos, pero resultó que
se formaron por precipitación química .z° El bien conocido paleontólogo Charles
Walcott, que por veinte años fue director del Instituto Smithsoniano, describió
cinco géneros nuevos y ocho especies nuevas de estromatolitos que se creían de
origen biológico. Cada una de ellas ha sido interpretada desde entonces como
i norgánicos por lo menos por un investigador.21 Aun los "estromatolitos" que
se forman en la actualidad pueden ser enigmáticos. Una cantidad de "estroma-
tolitos" descritos en diversas partes de Escandinavia han sido reinterpretados
más recientemente como de origen no biológico;22 sin embargo, hay muchos
estromatolitos que son incuestionables y que viven en toda la superficie de la
Tierra.

LA COLUMNA GEOLÓGICA
La "columna geológica" se refiere a un diagrama compuesto, en forma de
columna, que representa partes de una secuencia completa de unidades de ro-
cas en la corteza terrestre.23 Es algo parecido a un mapa. En estas representacio
nes, las capas más antiguas están abajo. Se puede pensar de la columna geológi-
ca como una tajada vertical delgada a través de gruesas capas de rocas, tales co-
mo las capas que se ven en la región del Gran Cañón en Arizona (Figura 13.1).
En esa localidad sólo está representada parte de la porción inferior de la co-
l umna geológica. Los términos usados para las divisiones principales de la co-
l umna están indicados del lado izquierdo de la Tabla 9.1. La secuencia no está
LOS ORÍGENES 1 LOS FÓSILES

completa en ningún lugar de la Tierra, aunque partes de todas las divisiones


principales se encuentran en algunos pocos lugares. La columna compuesta se
arma tomando información correlacionada de muchas áreas diferentes. Varia-
ciones menores con respecto a la interpretación de la secuencia idealizada son
comunes, pero la disposición general parece confiable. La correlación detallada
entre las partes se basa a menudo en los fósiles y/o la clase de rocas en las que
se encuentran, mientras que el cuadro general está basado tanto en la datación
radiométrica de las rocas, como en la relación mutua de las capas de fósiles. Al-
gunas veces la correlación es buena, en otras, tenue. Una capa inferior se habría
depositado primero, por supuesto, y por lo tanto es más antigua.
El orden de los fósiles que se encuentra en la columna geológica es crucial
para cualquier interpretación de la vida pasada. Los fósiles pueden darnos indi-
cios con respecto al ambiente en el cual vivieron y al origen de los organismos
que representan. La dimensión del tiempo y la edad de los fósiles se añaden a
menudo al panorama más amplio de los orígenes; ya sea unos pocos miles de
años, como interpretan los creacionistas, o miles de millones de años, como in-
terpretan los evolucionistas.

UN BREVE ASCENSO POR LA COLUMNA GEOLÓGICA


Los que buscan fósiles, con frecuencia encuentran diferentes clases de fósi-
l es en diferentes capas geológicas. La Tabla 9.1 da un cuadro general de los ti-
pos dominantes de vida que se encuentran en la columna geológica según los
fósiles que se encuentran en ellas, mientras la Figura 10.1 muestra la distribu-
ción de los grandes tipos de fósiles en la columna geológica. Ambas ilustracio-
nes pueden ser consultadas cuando el lector tenga preguntas acerca de la termi-
nología y la disposición de la columna geológica.
Difícilmente puede enfatizarse demasiado la gran diferencia que existe en-
tre las dos principales divisiones de la columna, el Precámbrico, que está deba-
j o de la división importante del Cámbrico, y el Fanerozoico, que se extiende
hacia arriba desde el Cámbrico. Durante siglos no se encontraron fósiles en el
Precámbrico, mientras que muchos miles se encontraron en las capas que había
i nmediatamente sobre ella. Recientemente se han descrito una cantidad de fósi-
l es precámbricos, pero la gran abundancia y variedad del Fanerozoico sigue es-
tableciendo un contraste notable. Cualquier modelo de historia de la vida sobre
l a Tierra debe tomar en cuenta esta disparidad.
La búsqueda de las formas de vida más antiguas que evolucionaban en el
CAPÍTULO 9 / EL REGISTRO FÓSIL

Arqueano (las capas inferiores) se han concentrado en el supergrupo de sedi-


mentos de Swazilandia en Sud África, y en el grupo Warrawoona, cerca de
North Pole, Australia, y ambos se consideran de una antigüedad de 3.500 millo-
nes de años. De ambas regiones se han descrito pequeños tipos de fósiles fila-
mentosos que, por causa de su posible autenticidad, son de considerable inte-
rés . 24 Algunos evolucionistas los consideran las formas de vida más antiguas
que se conocen.
En el Proterozoico (mitad superior del Precámbrico), los estromatolitos son
relativamente abundantes. Debe hacerse mención especial de la ftanita o pe-
dernal [ chert] de Gunflint, en la región de los grandes lagos de los Estados Uni
dos. Este pedernal, también de la parte inferior del Proterozoico, tiene fósiles
filamentosos bien preservados que se parecen mucho a las cianobacterias
Lyngbya y Oscillatoria (algas verde-azules).25
Fósiles especiales esféricos, llamados acritarcas, se encuentran en la mitad
superior del Proterozoico. Comúnmente tienen un diámetro 0,05 mm, y algunos
piensan que son una forma de quistes de algas .26 Muestran una mayor diversi
dad y un aumento de tamaño cerca de la parte alta. Se considera que las acritar-
cas son una forma más avanzada de vida (eucariotas) porque tienen un núcleo
en sus células; sin embargo, esta interpretación ha sido discutida. Los eucariotas
i ncluyen la mayoría de los organismos, desde la ameba microscópica hasta los
enormes árboles de Kauri en Nueva Zelanda. En contraste, se considera que las
bacterias que no tienen núcleo (procariotas) evolucionaron más temprano. Se
han descrito varios otros tipos de fósiles menores, incluyendo objetos en forma
de florero (0,07mm) de afinidad desconocida.
En la parte superior del Proterozoico, muy cerca del Cámbrico, hay un tipo
de animales peculiares, multicelulares (la fauna de Ediacara) 27 que se encuentra
especialmente en Australia y Rusia. Algunos parecen helechos, gusanos, rue
das con rayos, etc., y no están asociados necesariamente con formas vivientes
conocidas. Hasta ahora no se ha encontrado ningún ejemplar de las formas
más avanzadas (multicelulares) de animales debajo de este nivel, donde están
presentes sólo unas pocas formas sencillas y a veces mal definidas, probable-
mente relacionadas con las algas . 28
A pesar de todos los problemas para identificar los fósiles precámbricos,
hay algunos buenos ejemplos incuestionables. Estos incluyen las cianobacte-
rias de las ftanitas de Gunflint, las acritarcas, las cianobacterias de Bitter
Springs, y la fauna animal de Ediacara, todos los cuales pertenecen a la mitad
LOS OR[GENES 1 LOS FÓSILES

superior del Precámbrico (Proterozoico). A éstos pueden añadirse algunas for-


mas filamentosas más dudosas de las regiones de Fig Tree (África) y North Pole
( Australia) que son del Precámbrico inferior (Arqueano).
Directamente por encima de la casi total ausencia de fósiles del Precámbri-
co, aparecen repentinamente todos los grandes grupos de animales (ver Tabla
9.1 y Figura 10.1). A esta transición abrupta se la conoce como la "explosión
cámbrica". Dependiendo del esquema de clasificación, aparecen en esta parte
de la columna geológica unos 30 ó 40 tipos de animales (las grandes categorías
del reino animal). Pocos o ningún tipo básico aparecen por encima de este ni-
vel. Esta aparición repentina es un desafío para la idea de un proceso evolutivo
l argo y gradual.
Debería mencionarse en forma especial los intrigantes fósiles de los famo-
sos Esquistos Cámbricos de Burgess [Burgess Shale], de las montañas Rocosas
del Canadá, donde se han coleccionado más de 73.000 especímenes. 29 Se han
encontrado tipos similares en la China y en Groenlandia. Estos organismos, ma-
yormente de cuerpos blandos, son famosos por su excelente conservación. Al-
gunos son tan singulares que se han propuesto una cantidad de nuevos tipos
de animales para cubrir su clasificación. Un organismo produce tanta intriga
que se le ha dado el apropiado nombre científico de Hallucigenia. Primero se lo
dibujó como un cuerpo alargado que caminaba sobre siete pares de espinas y
con tentáculos por encima del cuerpo (Figura 9.3). También se ha propuesto la
posición inversa con las espinas hacia arriba. Podría estar relacionado con los
gusanos de terciopelo ( Onychophora) que tienen patas como lóbulos pero no
tienen espinas. 3° Otra sugerencia es que podría representar una parte de un ani-
mal mucho más grande.31
Diversas variedades de plantas y animales terrestres, tales como los hele-
chos y los insectos, aparecen en estratos de rocas por sobre la explosión cámbri-
ca. Los mamíferos aparecen por primera vez en el Mesozoico inferior, mientras
que las plantas con flores no aparecen sino hasta más arriba en el Mesozoico.
Los reptiles dominan el Mesozoico, mientras que los mamíferos y las plantas
con flores dominan en el Cenozoico. En general, los organismos marinos domi-
nan en el Paleozoico inferior, mientras que los organismos terrestres dominan
muchas de las porciones más arriba. Fósiles buenos y auténticos del hombre
no aparecen hasta la última 1/10.000 parte de la supuesta escala del tiempo
geológico. De interés especial es la posición de los diversos miembros del tipo
Cordata, que incluye los animales con columna vertebral, tales como los peces
CAPÍTULO 9 / EL REGISTRO FóSIL 1 79

Una de las primeras interpretaciones del enigmático animal Hallucigenia de los Esquistos Burgess,
del Cámbrico del Canadá. Interpretaciones posteriores invierten el animal, con las espinas arriba.

y los hombres. Los Cordados aparecen para proporcionar un aumento general


de complejidad con el ascenso en los estratos. Muchos consideran que esta ca-
racterística es una buena evidencia en favor del evolucionismo. En el próximo
capítulo se analizarán explicaciones alternativas.
La extinción en masa aparece en varios niveles del Fanerozoico. Un hori-
zonte con extinción en masa es aquel en el que una gran proporción de las
especies fósiles que están presentes en un nivel ya no se encuentran en nive
l es superiores. La desaparición de los dinosaurios es un ejemplo famoso pero
debatido. Las mayores extinciones se encuentran en la parte superior de los
períodos Cámbrico, Ordovícico, Devónico, Pérmico, Triásico y Cretácico, así
como a mediados del Terciar¡ 0.12 Se han implicado como agentel .
m 4
algunos ligados a la tierra, como inundaciones y erupciones volcánicas, bWs, como
también causas extraterrestres (grandes meteoritos).33 Sin tomar en cuenta la
causa, el registro fósil da testimonio de actividades catastróficas significativas
en el pasado.
LOS ORÍGENES / LOS FÓSILES

LA AGITACIÓN ACERCA DEL ORIGEN DE LOS FÓSILES


Por varios siglos se hicieron pocos intentos para distinguir entre los fósiles
que se parecían a los organismos vivientes y otras estructuras singulares que se
encontraban en las rocas, tales como grandes cristales inorgánicos. Se creía que
ambos procedían de alguna clase de fluido concentrador, o por la acción de
alguna clase de poder o espíritu especial. Más tarde, durante la última parte del
siglo XVII, el debate se centró en si los fósiles eran de origen inorgánico (no vi-
viente) u orgánico (viviente).
A medida que pasaba el tiempo, interrogantes acerca del diluvio bíblico
comenzaron a entrar en el debate acerca de los fósiles. Generalmente se acepta-
ba que el diluvio había ocurrido unos pocos miles de años antes, y se considera
ba que fue el evento que más fósiles había producido. Había algunas preguntas
acerca de cómo se determinó qué fósiles llegaron a las diferentes capas durante
tal acontecimiento. La idea de que la separación de debía a diferencias de den-
sidad (los fósiles más pesados se hundirían más) fue considerada seriamente.
También se preguntaba por qué algunos fósiles eran tan diferentes de los orga-
nismos vivientes conocidos. Y algunos se preguntaban si pudo haber suficiente
agua para cubrir los Alpes en Europa. En ese tiempo la idea de que las montañas
pudieran formarse después del diluvio era muy vaga. Sin embargo, a mediados
del siglo XVIII el diluvio bíblico era ampliamente aceptado como un aconteci-
miento histórico, y los fósiles se consideraban los restos de los organismos anti-
guos sepultados por el diluvio.
El siglo XIX fue testigo de cambios radicales de pensamiento, no específica-
mente acerca del origen de los fósiles mismos, sino acerca del origen de los or-
ganismos que los habían producido. El concepto de las largas edades para el
desarrollo de las rocas y para el desarrollo de la vida por evolución introdujo
muchas preguntas con respecto a la interpretación de los fósiles. ¿Fueron estos
fósiles el resultado del diluvio bíblico descrito en el Génesis, o fueron el resulta-
do de millones de años de evolución? Estos conceptos con respecto al origen de
l os fósiles serán considerados en detalle en los próximos dos capítulos.

CONCLUSIONES
Los fósiles son fascinantes y tienen mucho que decir con respecto al origen
de la vida y de su historia. Su interpretación se relaciona con conceptos claves
para el evolucionismo y el creacionismo. Están próximos al centro de la contro-
versia ciencia-Escrituras.
CAPÍTULO 9 / EL REGISTRO FÓSIL

El estudio de los fósiles es un desafío y ha estado marcado por controversias


i mportantes. La precaución es justificada. Mientras muchos fósiles están bien
conservados, algunos están parcial o altamente descompuestos y son difíciles de
i dentificar. Algunas veces no podemos estar seguros de si una forma específica
es un fósil genuino.
La columna geológica tiene organismos sencillos en sus porciones inferio-
res. La mayoría de los tipos animales aparecen repentinamente en la "explo-
sión cámbrica". En las capas rocosas superiores a ésta aparecen los diversos ti-
pos de plantas, reptiles, mamíferos y plantas con flores.
A través de los siglos se consideraron diversas ideas acerca del origen de
l os fósiles. Algunos sugirieron que los fósiles fueron formados por la acción de
fluidos concentradores. Muchos creyeron que los fósiles representaban organis
mos sepultados por el diluvio bíblico, mientras otros los consideraban como los
restos de organismos en evolución.

Notas y referencias:
1. L. Wingenstein, Culture and Value, P. Winch, trad., G.H.v. Wright, ed. (con H. Nyman) (Chicago: The Univer-
sity of Chicago Press, 1980), p. 39e. Traducción de: Vermischte Bemerkungen.
2. D.A. Lawson, "Pterosaur from the Latest Cretaceous of West Texas: Discovery of the Largest Flying Creature",
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3. G.G. Simpson, Fossils and the History of rife (N. York: Scientific American Books, 1983), p. 2.
4. Debo a A.S. Romer los detalles de este incidente. Ver: A.S. Romer, "Cope versus Marsh", Systematic Zoology
13(4-1964):201-207.
5. Para el informe detallado de Marsh, ver: a) E.N. Shor, The Fossil Feud: Between E.D. Cope and O.C. Marsh
(Hicksville, NY: Exposition Press, 1974), pp. 184-186. Para más detalles, ver también: b) R. Plate, The Dino-
saur Hunters: Othniel C. Marsh and Edward D. Cope (N. York: David McKay Co., 1964).
6. Shor, p. 174 (nota 5a).
7. Para informes de esta famosa guerra, así como informes extensos presentados en el Herald, ver: Ibíd.
8. J.R. Beerbower, Search for the Past: An Introduction to Paleontology, 2a. ed. (Englewood Cliffs, NJ: Prentice-
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22. T. Bjaerke, H. Dypvik, "Quaternary 'Stromatolitic' Limestone of Subglacial Origin from Scandinavia", Journal
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23. Para un repaso esclarecedor del desarrollo del concepto de la columna geológica, ver: a) R. Ritland, "Histori-
cal Development of the Current Understanding of the Geologic Column: Part I", Origins 8(1981):59-76; b) R.
Ritland, "Historical Development of the Current Understanding of the Geologic Column: Part II", Origins
90982):28-50.
24. J.W. Schopf, "Microfossils of the Early Archean Apex Chert: New Evidence of the Antiquity of Life", Science
260(1993):640-646; b) Schopf and Packer (nota 15); c) M.M. Walsh, D.R. Lowe, "Filamentous Microfossi¡s
from the 3.500-million-year-old Onverwacht Group, Barberton Mountain Land, South Africa", Nature
3140985):530-532.
25. W.N. Stewart, G.W. Rothwell, Paleobotany and the Evolution of Plants, 2a. ed. (Cambridge y N. York: Cam-
bridge University Press, 1993), pp. 35, 36.
26. C.V. Mendelson, "Acritarchs and Prasinophytes", en: J.H. Lipps, ed., Fossil Prokaryotes and Protists (Boston,
Oxford y Londres: Blackweil Scientific Publications, 1993), pp. 77-104.
27. La posición exacta de estos organismos está en discusión. Ver: a) J.P. Grozinger, S.A. Bowring, B.Z. Saylor,
A.1. Kaufman, "Biostratigraphic and Geochronologic Constraints on Early Animal Evolution", Science
270(1995):598-604; b) R.A. Kerr, "Animal Oddballs Brought into the Ancestral Fold?", Science
2700995):580, 581.
28. a) S. Bengtson, M.A. Fedonkin, J.H. Lipps, "The Major Biotas of Proterozoic to Early Cambrian Multicellular
Organisms", en: J.W. Schopf, C. Klein, eds., The Proterozoic Biosphere: A Multidisciplinary Study (Cambridge,
y N. York: Cambridge University Press, 1992), pp. 433-534; b) T-M. Han, B. Runnegar, "Megascopic Eukaryo-
tic Algae from the 2,1-billion-year-old Negaunee ¡ron-Formation, Michigan", Science 257(1992):232-235; c)
Z. Shixing, C. Huineng, "Megascopic Multicellular Organisms from the 1.700-million-year-old Tuanshanzi
Formation in the Jixian Area, North China", Science 270(1995):620-622.
29. Para un resumen general, ver: a) D.E.G. Briggs, D.H. Erwin, F.J. Collier, The Fossils of the Burgess Shale
(Washington, DC y Londres: Smithsonian Institution Press, 1994); b) S.J. Gould, Wonderful Life: The Burgess
Shale and the Nature of History (N. York y Londres, W.W. Norton & Co., 1989).
CAPÍTULO 9 / EL REGISTRO FÓSIL

30. Cowen, pp. 83, 84 (nota 16).


31. Gould, p. 157 (nota 29b).
32. La publicación clásica es: a) N.D. Newell, "Revolutions in the History of Life", en: C.C. Albritton Jr., ed.,
Uniformity and Simplicity: A Symposium on the Principle of the Uniformity of Nature, Geological Society of
America Special Paper 89(1967):63-91. Ver también: b) J.L. Cutbill, B.M. Funnell, "Numerical Analysis of
The Fossil Record", en: W.B. Harland, C.H. Holland, M.R. House, N.F. Hughes, A. B. Reynolds, M.J.S. Rud-
wick, G.E. Satterthwaite, L.B.H. Tarlo, E.C. Willey, eds., The Fossil Record: A Symposium with Documentation
(Londres: Geological Society of London, 1967), pp. 791-820; c) D.M. Raup, J.J. Sepkoski, Jr., "Periodicity of
Extinctions in the Geologic Past", Proceedings of the National Academy of Sciences, USA 81(1984):801-805.
33. a) A. Hallam, "Mass Extinction: Processes. Earth-bound Causes", en: D.E.G. Briggs, P.R. Crowther, eds., Paleo-
biology: A Synthesis (Oxford y Londres: Blackwell Scientific Publications, 1990), pp. 160-164; b) D. Jablons-
ki, "Mass Extinctions: Processes. Extra-terrestrial Causes", en: Briggs y Crowther, pp. 164-171 (nota 33a).
LA COLUMNA GEOLÓGICA
Y LA CREACIÓN

Hay suficiente luz para quien realmente desea ver,


y suficiente oscuridad para los de disposición contraria.
PASCAC

os dos puntos de vista, el creacionismo y el evolucionismo, difícil-


mente podrían ser más diferentes. El creacionismo propone un origen
reciente de la vida, hace unos pocos miles de años, por Dios, y una
posterior destrucción de esa creación en el gran diluvio del Génesis.
Por cuanto no hubo vida antes de la creación, todo el registro fósil se
habría formado después de la creación. El evolucionismo, por otro
l ado, propone un origen espontáneo de la vida' hace varios miles
de millones de años, y un desarrollo gradual a formas más avanza-
das, incluyendo la relativamente reciente evolución del hombre.
El registro fósil debería tener mucho que decir acerca de cuál de
estos conceptos es correcto.
Los creacionistas y los evolucionistas consideran el registro
fósil desde perspectivas contrastantes. Los evolucionistas ven el
registro como la representación del desarrollo gradual de las for-
mas vivientes; los creacionistas lo consideran como el registro del
sepultamiento durante el diluvio. Para los primeros, el registro re-
presenta el progreso evolucionista; para los segundos, representa
una destrucción repentina. Al evaluar las interpretaciones, deben re-
cordarse estas perspectivas contrastantes.
En este capítulo evaluaremos interpretaciones creacionistas impor-
tantes de la columna geológica y las compararemos con algunas inter-
pretaciones evolucionistas.
CAPíTULO ¡l o / LA COLUMNA GEOLÓGICA Y LA CREACIÓN

LA SECUENCIA FÓSIL Y EL CREACIONISMO


El registro fósil es considerado a menudo como uno de los argumentos
más sólidos en favor del evolucionismo. Sin duda, muchos evolucionistas hubie-
ran abandonado su teoría si no fuera por un cuadro muy general de aumento de
complejidad de los organismos desde abajo hacia arriba de la columna geológi-
ca, y también una singularidad significativa en los diferentes niveles. Los dife-
rentes tipos de fósiles no están todos mezclados como uno esperaría que ocu-
rriera durante el diluvio. Además, dentro del grupo de los vertebrados (animales
con columna vertebral, tales como las serpientes o las cabras), también se obser-
va una especie de tendencia hacia el aumento de complejidad desde abajo ha-
cia arriba en la porción del Fanerozoico de la columna geológica. Los peces
son los primeros vertebrados en aparecer, seguidos por los anfibios, los reptiles,
l os mamíferos y las aves; lo cual es una tendencia general hacia el progreso. El
grupo representado (vertebrados) es pequeño y abarca sólo el 3% de todas
nuestras especies vivientes. Sin embargo, los vertebrados son los animales más
familiares para nosotros. Tales datos son considerados como buena evidencia en
favor del evolucionismo, pero hay explicaciones alternativas. Los organismos
restantes (bacterias, protistas, invertebrados y plantas) no muestran tan bien las
secuencias evolutivas .3
Algunos creacionistas intentan afrontar el desafío de la columna geológica
señalando que en algunos lugares la columna está fuera de orden, con fósiles y
rocas más antiguos descansando sobre otros más jóvenes. Por causa de estas
anomalías, se argumenta que la validez de la columna geológica queda total-
mente negada. George McCready Price, el líder del creacionismo durante la
primera parte del siglo XX, fue el más destacado expositor de esta idea . 4 Muchos
otros creacionistas lo han seguido.' Ejemplos favoritos de estos fósiles y/o capas
fuera de orden incluyen el sobreescurrimiento de Lewis en Montana (EEUU) y
Canadá, la hoja desplazada de Heart Mountain en Wyoming (EEUU), y el Mat-
terhorn, en Suiza. En el caso de la discordancia de Lewis, las rocas precámbri-
cas yacen sobre rocas cretácicas que, de acuerdo con las interpretaciones geoló-
gicas corrientes, se supone que son unos 900 millones de años más jóvenes.
Las capas que están por encima fueron empujadas horizontalmente desde el
oeste sobre las rocas más jóvenes a lo largo de una distancia de por lo menos
50 a 65 km. Algunos creacionistas niegan cualquier evidencia de este sobrees-
currimiento, intentando negar así la validez de la columna geológica. Esto ha si-
do un problema muy debatido entre los creacionistas, que incluyen una mala
LOS ORÍGENES 1 LOS FÓSILES

i dentificación de la zona de contacto del escurrimiento6 y otras reinterpretacio-


nes. He examinado la zona de contacto del sobreescurrimiento de Lewis, y los
surcos y rayones que son evidentes en las rocas indican que por lo menos ocu-
rrió algún traslado.
Debemos reconocer que todos los ejemplos notables de fósiles en una se-
cuencia equivocada vienen de áreas montañosas donde hay amplia evidencia
de perturbaciones en la corteza terrestre, lo que a menudo incluye corrimientos.
Más importante es la verdad de que en muchas partes de las áreas montañosas y
en las partes más amplias, menos perturbadas y más planas de los continentes,
l os fósiles están en un orden generalmente consistente. Los creacionistas deben
tomar esto en cuenta. El cuadro general no puede ser ignorado, y la secuencia
general de conjunto de los fósiles en la columna geológica parece ser auténtica.
Seguiremos con explicaciones basadas en esta premisa.

LA VIDA EN LAS ROCAS PROFUNDAS


Las partes inferiores de la columna geológica, a veces llamada Precámbrico
( Arqueano y Proterozoico; Figura 10.1, Tabla 9.1), están generalmente a gran
profundidad en la tierra. Sin embargo, a veces están expuestas en la superficie,
debido a levantamientos y erosión. También se han recuperado muestras de las
operaciones de perforación petrolífera que a menudo llegan a una profundidad
de varios kilómetros. En las últimas décadas, se ha puesto mucho énfasis en los
escasos hallazgos de fósiles en estas rocas inferiores. Tales fósiles representan

* Basada en: a) M.J. Benton, ed., The Fossil Record 2 (Londres, Glasgow y N. York: Chapman and Hall,
1 993); b) R.S. Boardman, A.H. Cheetham, A.J. Rowell, eds., Fossil Invertebrates (Palo Alto, Oxford y Londres:
Blackwell Scientific Publications, 1987); c) J.L. Cutbill, B.M. Funnell, "Numerical Analysis of The Fossil Record",
en: W.B. Harland, C.H. Holland, M.R. House, N.F. Hughes, A.B. Reynolds, M.J.S. Rudwick, G.E. Satterthwaite,
L.B.H. Tarlo, E.C. Willey, eds., The Fossil Record: A Symposium with Documentation (Londres: Geological Society
of London, 1967), pp. 791-820; d) D.L Eicher, A.L. McAlester, History of the Earth (Englewood Cliffs, NI: Prentice-
Hall, 1980); e) S.J. Gould, Wonderful Life: The Burgess Shale and the Nature of History (N. York y Londres: W.W.
Norton and Co., 1989); f) A.H. Knoll, "The Early Evolution of Eukaryotes: A Geological Perspective", Science
256(1992):622-627; g) A.H. Knoll, G.W. Rothwell, "Paleobotany: Perspectives in 1980", Paleontology 7(1-
1981):7-35; h) J.H. Lipps, ed., Fossil Procaryotes and Protists (Boston, Oxford y Londres: Blackwell Scientific Publi-
cations, 1993); i) R.C. Moore, ed., Treatise on Invertebrate Paleontology, Partes F, I, K, O, S (Boulder, CO: The
Geological Society of America, y K.S. Lawrence: The University of Kansas Press, 1955-1981); j) A.M. Simonetta, S.
Conway Morris, eds., The Early Evolution of Metazoa and the Significance of Problematic Taxa (Cambridge y N.
York: Cambridge University Press, 1991); k) G.G. Simpson, Fossils and the History of Life ( N. York: Scientific
American Books, 1983); I) S.M. Stanley, Earth and Life Through Time, 2a. ed. (N. York: W.H. Freeman and Co.,
1989); m) W.N. Stewart, G.W. Rothwell, Paleobotany and the Evolution of Plants, 2a. ed. (Cambridge y N. York:
Cambridge University Pres, 1993), pp. 510, 511.
LOS ORÍGENES 1 LOS FÓSILES

l os organismos más sencillos. Una excepción la constituyen los fósiles más


complejos de Ediacara. Estos son muy similares a los cámbricos (Figura 10.1), y
parecen más estrechamente relacionados con las especies cámbricas. Para los
propósitos de este estudio pueden ser considerados junto con los tipos fósiles
más abundantes del Fanerozoico (Cámbrico al Reciente). Pero, ¿qué diremos
de los organismos más sencillos que se encuentran más abajo en la columna?
¿No representan formas anteriores de vida en camino a evolucionar a formas
más complejas? Los creacionistas pueden no necesitar aceptar esta idea evoluti-
va, por cuanto formas más sencillas de vida viven actualmente en esas rocas
más profundas y podrían fácilmente llegar a fosilizarse allí.
Todos estamos familiarizados con los animales y las plantas terrestres, así
como con el plancton, los peces y las ballenas de los océanos del mundo. Un
nuevo ámbito biológico está llegando a conocerse: el de la vida en las rocas
profundas. Las rocas de la corteza terrestre, especialmente las más profundas,
son relativamente inaccesibles. "Lejos de los ojos, lejos de la mente", cierta-
mente se aplica aquí; y no sorprende que aunque hemos sabido que existe algu-
na forma de vida en las rocas profundas desde hace décadas, sólo recientemen-
te los hombres de ciencia han prestado atención a este ámbito biológico oculto.
Desde hace mucho se sabía que organismos como bacterias, gusanos y
l arvas de insectos abundan en el metro superficial de los suelos de la tierra. De-
bajo de este nivel, el número de organismos decrece dramáticamente, pero
persiste en números sorprendentes a gran profundidad. La única clase de vida
que florece a estas profundidades son diversos microorganismos. Los ejemplos
abundan . 7 Bacterias que reducen el azufre son abundantes en los acuíferos (ca-
pas sedimentarias que contienen agua) a profundidades de 800 a 1.000 m en el
distrito Bakú de Azerbaiján (parte de la antigua Unión Soviética). Allí le impar-
ten un color rosado al agua que procede de las perforaciones de pozos petrolífe-
ros. Un pozo produjo unos 5.000 litros de agua rosada diariamente por seis
meses. 8 Una veta de carbón en Alemania, a una profundidad de 400 m, aloja
unas 1.000 bacterias por gramo de carbón. Más o menos la misma concentra-
ción de bacterias fue hallada en el agua subterránea, a más de 1 km bajo la su-
perficie, en la caliza Madison en el noroeste de los Estados Unidos. 9
Se han realizado extensos estudios en Carolina del Sur (EE.UU.) en tres po-
zos perforados a profundidades de hasta 500 m. Típicamente, se encontraron de
1 00.000 a 10.000.000 de bacterias por gramo de sedimento, y se aislaron más
de 4.500 cepas diferentes. En capas sedimentarias de arcilla menos permeables
CAPÍTULO 10 1 LA COLUMNA GEOLÓGICA Y LA CREACIóN

que se encuentran entre sedimentos acuíferos, las cantidades de bacterias eran


mucho menores, generalmente menos de 1.000 por gramo.'° También se en-
contraron protozoarios (animales unicelulares, clasificados ahora como protis-
tas) y hongos, pero en concentraciones significativamente menores que las bac-
terias." Los protozoarios y las bacterias también fueron encontrados en una
cantidad de otros sedimentos profundos.12 Sorprendió encontrar en los pozos
de Carolina del Sur, algas verdes filamentosas vivas, que generalmente requieren
l uz para crecer, a diversas profundidades que alcanzan a los 210 m." Su pre-
sencia a estas grandes profundidades fue explicada como indicadoras, posible-
mente, de alguna conexión con la superficie, o una muy grande viabilidad de
estas algas. Otro estudio demostró la presencia de la clase de virus que viven en
bacterias, a una profundidad de 405 m.' 4
Probablemente existen microorganismos en todas las rocas sedimenta-
rias,'S pero son más abundantes en las acuíferas. También se los ha descubierto
en el granito. Thomas Gold' 6 proporciona evidencia de su actividad a una pro
fundidad de 6 km en un pozo petrolífero de exploración perforado en el cráter
de impacto de Siljan, en Suecia (44 km de diámetro). Además, él informa de
haber aislado varias cepas de bacterias vivas encontradas a profundidades de
más de 4.000 m en la misma localidad. Hasta sugiere que el volumen de orga-
nismos vivientes en las rocas puede ser comparable con todos los organismos
vivos en la superficie de la Tierra." Considerando el espesor de las capas de
rocas, parece haber una abundancia de vida debajo de nuestros pies.
La capacidad de los microorganismos de vivir en las rocas se debe parcial-
mente a su tamaño pequeño, que les permite existir en los diminutos espacios y
poros entre los gránulos del mineral. Las bacterias tienen, comúnmente, un diá
metro de 1/1.000 mm. Los protozoarios, las algas, los hongos y las cianobacte-
rias (bacterias que tienen capacidad de fotosíntesis) son generalmente de 10 a
100 veces mayores, pero todavía pueden caber fácilmente entre las partículas
de sedimentos más gruesos como las arenas. La humedad es esencial para su su-
pervivencia, pero el agua está disponible corrientemente a profundidades de 1
km y a menudo a mucho más profundidad. El lento movimiento vertical y late-
ral del agua en los acuíferos favorece la dispersión pasiva de los microorganis-
mos.
Los diversos microorganismos que se encuentran a grandes profundidades
poseen una cantidad de sistemas bioquímicos que les permiten sobrevivir bajo
condiciones poco usuales.'' Algunos parecen prosperar a temperaturas por so-
LOS ORÍGENES 1 LOS FÓSILES

bre 150° C, pero estos datos son discutibles. Muchos requieren oxígeno, mien-
tras algunos no pueden sobrevivir en su presencia. Otros pueden existir en
cualquiera de los dos ambientes. A menudo hay una cantidad moderada de
oxígeno en las aguas a esa profundidad, mientras espacios sin oxígeno no son
raros. La energía la obtienen de compuestos orgánicos e inorgánicos.
Por lo dicho arriba es evidente que existe un mundo viviente en las rocas,
previamente desconocido. Desafortunadamente, estos organismos "sigilosos"
son relativamente inaccesibles. Su presencia plantea algunas preguntas intere
santes con respecto al registro fósil de microorganismos que se encuentran en
l as rocas más profundas.

EL CREACIONISMO Y LA VIDA EN LAS ROCAS PROFUNDAS


Los datos pueden ser interpretados, a menudo, en más de una manera. La
hipótesis de que los fósiles sencillos que se encuentran en las rocas más profun-
das representan formas de vida en camino a evolucionar a formas más avanza
das, es una interpretación. Los recientes descubrimientos de vida en las rocas
profundas también permite la interpretación de que estos fósiles representan or-
ganismos que normalmente viven o se han infiltrado en las rocas profundas. La
presencia de vida, demostrada en las rocas hoy, sugeriría que esta interpretación
debería ser considerada antes de que los fósiles precámbricos, unicelulares y
sencillos sean usados como confirmación del evolucionismo. Que algas fila-
mentosas vivas se hayan encontrado en estas capas profundas podría representar
l a fuente de los fósiles filamentosos postulados como de 3.500 millones de
años. También el diluvio catastrófico del Génesis podría haber facilitado el
transporte de algas microscópicas a medida que las aguas de superficie se infil-
traron a la rocas permeables o rocas profundas agrietadas.
Los estromatolitos' 9 también se encuentran en las rocas profundas, y su in-
terpretación es más equívoca tanto desde la perspectiva de los creacionistas co-
mo la de los evolucionistas. Los estromatolitos son una parte importante del es
cenario evolucionista de la vida temprana (Tabla 9.1); pero, como muchos de
l os fósiles de las rocas profundas, su identificación es problemática. Algunos
ejemplos ampliamente aceptados de estromatolitos antiguos han sido reinter-
pretados como precipitaciones y deformación de sedimentos blandos .z° El pa-
l eobotánico A. H. Knoll, de Harvard, señala que "no se conoce ningún estroma-
tolito del Arqueano temprano que contenga microfósiles. De este modo, deben
considerarse las alternativas abiológicas". 2 '
CAPÍTULO l o / LA COLUMNA GEOLÓGICA Y LA CREACIÓN

La identificación correcta de los estromatolitos fósiles en las rocas profundas


es importante para el tema del origen de la vida. Las estimaciones de edad de es-
tos fósiles se complica por el reciente descubrimiento de estromatolitos vivientes
que se forman activamente en cavidades rocosas tales como las de los arrecifes de
coral. Estos depósitos son llamados endoestromatolitos. La acumulación de sedi-
mentos sobre un endoestromatolito es facilitada por bacterias que no requieren la
l uz como fuente de energía. Claude Monty, un biosedimentólogo de la Universi-
dad de Lieja en Bélgica, sugiere que los endoestromatolitos pueden formarse en
cavidades de la roca a profundidades de por lo menos 3 km.` Esto plantea la pre-
gunta de si algunos de los endoestromatolitos que se hallan en rocas profundas,
creciendo posiblemente en cuevas, podrían ser endoestromatolitos de origen re-
ciente. El estatus de nuestro conocimiento con respecto a estos estromatolitos an-
tiguos es inadecuado, y no se pueden obtener conclusiones firmes.
Parece que la evidencia de las rocas profundas para la evolución temprana de
l a vida está sujeta a interpretaciones alternativas. Se deben considerar debidamente
tres factores: 1) el problema de la identificación válida de tipos de fósiles; 2) el que
l as formas de vida fosilizadas puedan representar formas creadas que vivieron en las
rocas y posteriormente se han fosilizado, más bien que etapas tempranas de la evo-
l ución de la vida; 3) la infiltración de organismos superficiales en las rocas profun-
das, especialmente durante eventos catastróficos.

EL CREACIONISMO Y LA SECUENCIA FÓSIL DEL FANEROZOICO


La abundancia relativa de fósiles bien conservados en la parte superior de la
columna geológica que se llama el Fanerozoico (Cámbrico al Reciente; Figura
10.1 y Tabla 9.1) proporcionan un marco de referencia y una interpretación dife
rentes que la que dan los fósiles poco frecuentes y a menudo cuestionables de
l as capas inferiores (Precámbrico).
Aquí, como se dijo más arriba, hay sugerencias de un aumento de compleji-
dad en los fósiles desde las capas inferiores a las superiores de la columna geoló-
gica. Analizaremos varias alternativas que los creacionistas han propuesto para
explicar este esquema. Ellas incluyen la selección 1) por movilidad, 2) por flotabi-
lidad y 3) ecológica. Cualquier modelo del diluvio debe considerar que todos
estos factores pueden tener algún efecto. No existe ningún factor solo que, por sí
mismo, sea el único responsable de la secuencia fósil, y sin duda otros diversos
factores están involucrados. Debe recordarse que como estamos considerando
un evento pasado singular del cual no tenemos muchos datos, las explicaciones
LOS ORÍGENES / LOS FóSILES

deben necesariamente ser consideradas como conjeturas.

EL FACTOR MOVILIDAD
' La separación por movilidad se aplicaría a los animales que procurarían
escapar de las aguas en gradual crecimiento en un diluvio global. Por ejemplo,
l as aves son escasas en el registro fósil. Restos bien conservados no se han en-
contrado por debajo del Jurásico. Se esperaría que escaparan gradualmente a te-
rrenos más elevados durante los meses del diluvio, dejando sólo pisadas en los
sedimentos blandos. Esto podría explicar la abundancia relativa aparente de
huellas de aves en el Triásico por debajo de cualquier hueso fósil de aves en
buen estado.23 Del mismo modo, las huellas de pisadas de anfibios y reptiles
tienden a dominar a un nivel inferior en la columna geológica que el que con-
tiene los fósiles de sus cuerpos .24
Los animales terrestres más grandes parecen estar más capacitados para es-
capar a niveles más altos durante la inundación de lo que podrían hacerlo los
menores. Esta puede ser la base de la Regla de Cope, que afirma que en la evo
l ución los organismos tienden hacia tamaños mayores . 25 Esta regla está basada
en la observación que hizo Cope de que existe un aumento en tamaño de un ti-
po particular de fósil a medida que se asciende en la columna geológica. En el
contexto de un diluvio, los organismos más grandes del mismo tipo habrían es-
capado a un nivel más alto de la columna que sus contrapartes menores. (Éste es
el mismo Cope famoso que rivalizaba con Marsh en el estudio de los vertebra-
dos en el oeste de los Estados Unidos . 26) Aunque la función de la movilidad en
l a distribución de los animales en la columna geológica durante el diluvio debe
seguir siendo especulativa, la regla de Cope y datos tales como la distribución
["sorting"] de las huellas de pisadas se ajustan bien al concepto de separación
de acuerdo con la movilidad.

EL FACTOR FLOTABILIDAD
Durante siglos se ha sugerido la separación por densidad durante el diluvio
del Génesis como el mecanismo para explicar el registro fósil. Ocurre que mu-
chos organismos sencillos como el coral, los caracoles, las ostras, los braquiópo
dos y otros organismos marinos tienen una mayor densidad y también están
mejor representados en las partes inferiores de la columna geológica que los
vertebrados más familiares, como la rana y los gatos. ¿Podría la densidad, en
actividad durante el diluvio, ser responsable por esta distribución? Tal vez pue-
CAPÍTULO 10 / LA COLUMNA GEOLÓGICA Y LA CREACIÓN

da ser así a un nivel local, pero es muy dudoso que la separación de acuerdo
con la densidad del animal pudiera ser la explicación general para toda la co-
l umna. Los animales con conchas pesadas se encuentran también en las capas
más altas de la columna geológica.
La flotabilidad de los cadáveres de los vertebrados es uno de los factores
más probables. Después de la muerte, algunos vertebrados tienden a flotar por
mucho más tiempo que otros. Experimentos preliminares sobre organismos re
cientes indican que las aves flotan, en promedio, 76 días, los mamíferos, 56
días, los reptiles, 32 días, y los anfibios, 5 días .z7 Debe reconocerse que los re-
presentantes actuales de estos grupos difieren hasta cierto punto de sus contra-
partes fósiles, lo que podría producir cifras diferentes para el mismo tipo de ver-
tebrados. Sin embargo, esta secuencia se adecua bien tanto con la disposición
en la columna geológica como con el marco de tiempo del diluvio descrito en
el Génesis. La separación por flotabilidad podría haber sido un factor en el dilu-
vio del Génesis.

LA TEORÍA DE LA ZONACIÓN ECOLÓGICA


Otra explicación creacionista para la tendencia que muestra la secuencia
de los fósiles en la columna geológica está basada en la distribución, ecológica
de los organismos. Es razonable suponer que antes del diluvio la distribución de
l as plantas y los animales variaran de lugar en lugar, como ocurre ahora. Los
osos polares no se encuentran en los trópicos. Las diferencias ecológicas tam-
bién se notan fácilmente en las áreas montañosas donde las plantas y los anima-
l es a altitudes menores son significativamente diferentes de los de alturas mayo-
res en la misma región general. Por ejemplo, las ranas y las serpientes no se en-
cuentran cerca de las cumbres de nuestras montañas más altas, aunque algunos
mamíferos sobreviven allí. Una explicación creacionista para la columna geoló-
gica, llamada la "teoría de la zonación ecológica", propone una distribución
ecológica prediluvial con cierta semejanza con la distribución de los fósiles en
l a columna geológica. En otras palabras, se presume que la secuencia de los
fósiles en la columna geológica refleja en general la ecología prediluvial. En es-
te modelo, los dinosaurios y el hombre vivieron al mismo tiempo, pero en dife-
rentes ambientes ecológicos. El hombre vivió a mayores altitudes.
Al considerar cómo el diluvio pudo haber causado la secuencia que se en-
cuentra en el registro fósil, deberíamos diferenciar entre las inundaciones pe-
queñas, locales, que nos son familiares, y un evento mundial no familiar como
1 94 LOS ORÍGENES 1 LOS FÓSILES

l o describe el Génesis. A veces pensamos que el diluvio llevó sedimentos de


l os lugares más altos a los más bajos, y que mezcló todo en un esquema confu-
so. Sin embargo, los depósitos del diluvio están, con frecuencia, bien separados,
formando amplias capas planas. A una escala mayor, la mezcla es más difícil.
Una secuencia de fósiles resultaría al elevarse lentamente el agua del diluvio
en forma secuencial, destruyendo los diversos paisajes antediluvianos junto con
sus organismos peculiares, redepositándolos en orden en grandes cuencas de
sedimentación en los continentes. Por sí misma, no se esperaría que la lluvia
desalojara a los animales y a los árboles, pero grandes olas de agua creciente
podría hacerlo. A menudo, rápidas corrientes subacuáticas de barro, llamadas
corrientes de turbidez,28 acarrearían sedimentos y organismos a las depresiones
más profundas. El orden de los fósiles en estas cuencas sedimentarias reflejaría
el orden de los paisajes erosionados destruidos por el agua que gradualmente
subía. Esta idea fue desarrollada por Harold W. Clark, 29 quien, a diferencia de su
mentor, George McCready Price, aceptó la evidencia de una secuencia de fósi-
l es en la columna geológica. La Figura 10.2 ilustra una propuesta de paisaje an-
CAPÍTULO 10 1 LA COLUMNA GEOLÓGICA Y LA CREACIÓN

tediluviano. Si este paisaje fue destruido por una inundación gradualmente cre-
ciente, como se describió arriba, el resultado sería la secuencia general que
ahora se encuentra en el registro fósil. En este modelo, la secuencia de peces,
anfibios, reptiles y mamíferos que se indicó arriba podría deberse a la distribu-
ción prediluvial de estos organismos.
A veces la teoría de zonación ecológica es simplificada en exceso al com-
parar en detalle la ecología actual con la antediluviana. Mientras nuestra ecolo-
gía actual se relaciona con la secuencia fósil de una manera general, no debería
esperarse que un esquema ecológico sobreviviera al diluvio mundial en gran
detalle. Se esperaría que cualquier catástrofe de proporciones tal como el dilu-
vio del Génesis produjera cambios en la ecología de la Tierra. La distribución
precisa de los organismos antes de tal catástrofe sería probablemente diferente
de la actual. Además, una comparación de la ecología pasada y presente se
complica por la realidad de que, en cualquier inundación grande, se esperaría
tanto transporte lateral restringido como extenso. Este transporte, junto con el le-
vantamiento y la subsidencia del lugar de origen del material transportado y de
l as áreas de deposición, introducirían complicaciones adicionales a la secuencia
de los fósiles. Una mezcla limitada, la flotabilidad y la movilidad de los organis-
mos también podría modificar el orden de los fósiles. No se espera una con-
gruencia exacta de la ecología prediluviana con la ecología actual o la que se
observa en el registro fósil, y esta teoría no la propone. Se propone una secuen-
cia ecológica general pero no específica, que sería el resultado del crecimiento
gradual de las aguas del diluvio.
Algunos aspectos generales del registro fósil no se relacionan fácilmente
con las secuencias ecológicas modernas, y a veces se ha propuesto un mundo
antediluviano modificado dentro del marco de la teoría de la zonación ecológi
ca. Por ejemplo, los organismos marinos actuales están casi exclusivamente al
nivel del mar o más abajo. Sin embargo, en la secuencia fósil, los organismos
marinos son abundantes en diversos niveles. De aquí que se ha propuesto que
antes del diluvio hubo grandes mares a diferentes niveles en los continentes (Fi-
gura 10.2). Estos podrían ser la fuente de los principales niveles de fósiles mari-
nos en la columna geológica. Estos mares propuestos habrían sido más extensos
que los mares de agua salada tales como el Gran Lago Salado, el Mar Muerto y
el Mar Caspio que ahora existen en la Tierra por sobre o por debajo del nivel
del mar. 3°
LOS ORÍGENES 1 LOS FÓSILES

La secuencia ecológica prediluviana propuesta (Figuras 10.1 y 10.2) co-


mienza con las formas sencillas de vida en las regiones más bajas. Se encontra-
rían muchos animales en los mares prediluvianos más bajos, mientras que los
bosques de "carbón", los anfibios y los reptiles abundarían en las tierras bajas
cálidas y pantanosas. Las plantas con flores y los animales de sangre caliente co-
mo las aves y los mamíferos, incluyendo el hombre, vivirían en las regiones
más altas y más frescas. Esta secuencia general se acomoda bien al registro fósil.

PROBLEMAS DE LA TEORÍA DE LA ZONACIÓN ECOLÓGICA

Los mayores problemas se relacionan todos con la extrema separación de


muchos organismos, como se los encuentra en las capas del registro fósil. Esto
no se encuentra actualmente en las distribuciones ecológicas. Algo de esta sepa
ración puede explicarse por el transporte lateral extensivo de los organismos,
desde una fuente limitada durante el diluvio; pero el problema es más general y
no se limita a áreas de una fuente única.
La escasez o ausencia total de mamíferos, de plantas con flores y su po-
l en" en el Paleozoico superior y el Mesozoico inferior son probablemente los
problemas más serios que afronta la teoría de la zonación ecológica cuando se
compara la distribución de los fósiles con la ecología actual. El modelo de zona-
ción ecológica requiere una distribución ecológica más ordenada (estratifica-
da) que la que existe ahora, con plantas con flores, incluyendo la hierba, y los
mamíferos sólo en los niveles más altos. Una creación con una ecología antedi-
l uviana más ordenada, ciertamente es una posibilidad. Podemos especular
acerca de las causas: 1) los mamíferos de sangre caliente podrían haber sido
excluidos de las tierras bajas antediluvianas por causa de la temperatura cálida
que habría allí. Más abajo se darán evidencias para esto; 2) las plantas con flo-
res podrían haber sido excluidas de estas tierras bajas por causa de la abundan-
cia de una flora adaptada en forma diferente. En las partes más bajas de la se-
cuencia de fósiles del Fanerozoico encontramos evidencias de vastos bosques
compuestos de árboles que no son familiares tales como los licopodios, hele-
chos con semillas y enormes árboles de cola de caballo [Equisetum].32 Éstos
formaron los bosques de carbón del Carbonífero (Tabla 9.1), los cuales constitu-
yen nuestras mejores reservas de hulla.
Hay ciertas evidencias de las rocas y los fósiles que indican que la ecología
del pasado de la Tierra pudo haber sido algo diferente. Los ejemplos no son di-
CAPÍTULO i o 1 LA COLUMNA GEOLÓGICA Y LA CREACIÓN

fíciles de encontrar. En el medio de la porción del Fanerozoico de la columna


( Pérmico-Triásico) hay muchas rocas rojas, las "capas rojas" que contienen oxí-
geno. 33 Debajo de estas "capas rojas" y también cerca de la parte superior de la
columna, abundan pizarras negras, que indican condiciones de oxígeno reduci-
do. 34 Ambas condiciones ecológicas no son usuales en la ecología actual. Algu-
nos organismos vivientes parecen ser idénticos a sus contrapartes fósiles,35 pero
muchos, como los dinosaurios y algunos árboles, son bastante diferentes, permi-
tiendo relaciones ecológicas diferentes.
Los promedios de temperatura también parecen haber sido más cálidos en
el pasado. Éstas pueden estimarse sobre la base de organismos fósiles de cli-
mas cálidos y de climas fríos, o la proporción de los isótopos de oxígeno que
dependen de la temperatura. Cerca de la parte superior de la columna geológica
hay fósiles de árboles de bosques tanto en las regiones ártica como antártica . 36

Allí no existen ahora bosques vivientes. Cerca del Polo Norte, en la Isla Ellesme-
re, 3 7 hay salamandras, serpientes, lagartijas y cocodrilos fósiles, lo que indica
un clima más cálido en el pasado. En la Antártida, bosques de la mitad del Fa-
nerozoico, que se supone que estaban a sólo 5 a 10 grados de latitud del Polo
Sur cuando crecieron, parecen haber crecido en un clima más cálido; ni siquie-
ra muestran daño por heladas en sus anillos. 38 En general, la evidencia habla
de un clima más cálido en el pasado que en la actualidad para la mayor parte
de la columna geológica. Estimaciones aproximadas sugieren que en las altas la-
titudes de ambos hemisferios la temperatura haya sido de 7 a 20° C más cáli-
da.39 Esta evidencia indica que el pasado fue algo diferente del presente; sin
embargo, fue suficientemente similar para sostener algunas de las mismas clases
de organismos que ahora viven en la Tierra.

EVIDENCIAS QUE CONCUERDAN CON LA TEORÍA DE LA ZONACIÓN


ECOLÓGICA
Mientras que el pasado puede haber sido algo diferente del presente, se
espera que las mismas relaciones ecológicas generales hubieran prevalecido
antes del diluvio del Génesis. Sobre esta base son posibles algunas compara-
ciones interesantes entre el pasado y el presente. Algunos de los datos concuer-
dan bien con la teoría de la zonación ecológica.

1) Al examinar la distribución de los organismos sobre la Tierra, encontramos


organismos sencillos que viven en las grandes profundidades dentro de las ca-
LOS ORÍGENES 1 LOS FÓSILES

pas de rocas. En una interpretación del registro fósil dentro de la teoría de zona-
ción ecológica, esto correspondería con los escasos fósiles sencillos que encon-
tramos en las capas del Precámbrico inferior (Figura 10.1; nótese especialmente
l a distribución de bacterias y algas en el Precámbrico). La fosilización de estos
organismos sencillos pudo haber ocurrido antes, durante o después del diluvio
del Génesis. Las algas que requieren de luz, y que ocasionalmente se encuen-
tran ahora en las rocas profundas, probablemente provienen de la infiltración de
aguas superficiales.

2) Los organismos que se encuentran en la zona gris clara entre la línea de pun-
tos y la línea de trazos de la Figura 10.1 son casi enteramente marinos. Éstos re-
presentarían los organismos que vivían en los mares poco profundos anteriores
al diluvio, los cuales habrían tenido una abundante vida marina. Esto explica el
problema evolucionista de la explosión cámbrica ,4° donde la mayoría de los ti-
pos de animales, que son casi enteramente marinos, aparecen repentinamente
sin antepasados evolutivos. La teoría de la zonación ecológica explica fácil-
mente la explosión cámbrica como la ubicación de los mares antediluvianos a
bajas elevaciones.

3) Muchas clases de organismos terrestres aparecen primero más o menos al


mismo nivel de la columna geológica. Estos incluyen: hongos, muchos grupos
de plantas extinguidas, colas de caballo, helechos, helechos con semillas, lico-
podios, insectos, centípedos, milípedos, arañas y anfibios. Note los organismos
por sobre la línea de puntos de la Figura 10.1. La aparición de tanta variedad de
grupos de vida terrestre más o menos al mismo nivel parece poco usual desde
un punto de vista evolucionista. Está más en armonía con lo que podría esperar-
se cuando las aguas crecientes del diluvio destruyeron las áreas más bajas del
mundo prediluvial y conservaron estos tipos terrestres como fósiles.

4) El esquema general de distribución de fósiles es similar a la ecología actual.


La secuencia actual sobre la Tierra muestra los organismos sencillos, unicelula-
res, en las rocas más profundas de la Tierra, abundantes organismos marinos
en los mares, y formas terrestres a niveles más elevados. La misma secuencia ge-
neral se encuentra en el registro fósil (Figura 10.1). De acuerdo con la zona-
ción ecológica, las langostas y las vacas no se encuentran en las capas geológi-
cas inferiores, porque no habrían vivido en los mares antediluvianos. En la por-
CAPÍTULO 10 / LA COLUMNA GEOLÓGICA Y LA CREACIÓN 1 99

ción de la columna geológica que tiene muchos fósiles (Fanerozoico), casi todo
l o que se encuentra en las porciones inferiores (Cámbrico a Silúrico) son fósiles
de organismos marinos, mientras que los fósiles de la porción superior (Tercia-
rio) son predominantemente organismos terrestres, con proporciones interme-
dias variables entre ellas. Tal secuencia sería lo que se esperaría de un evento
único de inundación en el que las primeras perturbaciones producirían el sepul-
tamiento del ambiente marino más bajo (explosión cámbrica), mientras que só-
l o los ambientes terrestres más elevados, que posiblemente tenían un clima
más fresco donde vivían los mamíferos, estarían involucrados en las etapas fina-
l es, formando la parte superior de la columna geológica. La sugerencia general
de progreso de los organismos a medida que uno asciende en la columna geoló-
gica puede no representar la evolución, sino que podría reflejar la ecología ante-
diluviana de la Tierra.
Una cantidad significativa de datos se ajusta a las expectativas generales
de la teoría de la zonación ecológica.

CONCLUSIONES
La discusión que antecede es, para decir lo menos, bastante diferente de las
i nterpretaciones tradicionales. Sin embargo, descubrimientos tales como orga-
nismos que viven en las rocas profundas, y un esquema irregular de distribu
ción de fósiles, desafía la interpretación evolucionista del desenvolvimiento
gradual y sugieren que deberían considerarse alternativas.
En general, cuando se considera la secuencia fósil se encuentran singulari-
dades significativas de organismos a diferentes niveles y una sugerencia general
de una progresión ascendente de formas de vida de lo simple a lo complejo.
Este esquema se considera a veces como evidencia compulsiva en favor del
evolucionismo. Sin embargo, la progresión limitada no necesita reflejar una
evolución. La movilidad y la flotabilidad pudieron causar algún aparente progre-
so en una inundación global. También significativo es que los organismos ac-
tualmente vivan sobre la corteza terrestre en una secuencia ascendente general
de lo simple a lo complejo. Primero, hay organismos unicelulares en las rocas
profundas, luego organismos más complejos en los ambientes marinos inferio- i
res, y más arriba los organismos terrestres más complejos. En contexto de
una catástrofe mundial que subía gradualmente, tal como el diluvio del Génesis, ,
se esperaría este orden general en el registro fósil; y eso es lo que encontramos
allí.
LOS ORÍGENES / LOS FÓSILES

Notas y referencias:
1. B. Pascal, Pensées, A.J. Krailsheimer, trad. (Londres y N. York: Penguin Books, 1966), p. 80.
2. Unos pocos evolucionistas no aceptan la idea de que el evolucionismo inchiye el concepto del origen espon-
táneo de la vida. Prefieren limitar el evolucionismo al desarrollo de las formas de vida después que la vida se
hubo organizado. Yo usaré el término más en la forma en que se lo entiende generalmente en las revistas
científicas y los libros de texto, donde incluye tanto la evolución de la vida simple como el subsiguiente desa-
rrollo de formas de vida más complejas.
3. Sin embargo, al comparar las especies vivientes con sus similares en el registro fósil, se nota una proporción
creciente de peculiaridades (comparadas con las especies actuales) al bajar más y más en la columna geoló-
gica. Esto se ha interpretado como evidencia del cambio gradual de las especies con el tiempo. Sin embargo,
este argumento debe ser evaluado ante la expectativa de que en cualquier catástrofe de gran magnitud, tal co-
mo el diluvio, se esperaría que esas especies que fueron sepultadas más abajo en la columna geológica tuvie-
ra menos posibilidades de tener representantes que escaparan y sobrevivieran al diluvio.
4. a) G.M. Price, The New Geology (Mountain View, CA: Pacific Press Publ. Assn., 1923), pp. 619-534. Para un
i nforme de esto, ver: b) R.L. Numbers, The Creationists (N. York: Alfred A. Knopf, 1992), PP. 72-101.
5. Por ejemplo, ver: a) B.C. Nelson, The Deluge Story in Stone: A History of the Flood Theory of Geology (Min-
neapolis: Bethany Fellowship, Inc., 1968); b) A.M. Rehwinkel, The Flood in the Light of the Bible, Geology,
and Archaeology (St. Louis: Concordia Publishing House, 1951), pp. 268-274; c) J.C. Whitcomb, Ir., The
World That Perished, 2a. ed. (Grand Rapids, MI: Baker Book House, 1988), pp. 86, 87; d) J.C. Whitcomb, Ir.,
H.M. Morris, The Genesis Flood. The Biblical Record and its Scientific Implications (Filadelfia: The Presbyte-
rian and Reformed Publishing Co., 1966), pp. 180-211.
6. Numbers, pp. 218, 219 (nota 4b).
7. a) C.B. Fliermans, T.C. Hazen, eds., Proceedings of the First International Symposium on Microbiology of the
Deep Subsurface, WSRC Information Services Section Publications Group, 1990; b) J.K. Fredrickson, T.C.
Onstott, "Microbes Deep Inside the Earth", Scientific American 275(4-1996):68-73; c) W.C. Ghiorse, J.T.
Wilson, "Microbial Ecology of the Terrestrial Subsurface", Advances in Applied Microbiology 33(1988):107-
1 72; d) K. Pedersen, "The Deep Subterranean Biosphere", Earth-Science Reviews 34(1993):243-260; e) T.O.
Stevens, J.P. McKinley, "Lithoautotrophic Microbial Ecosystems in Deep Basalt Aquifers", Science
270(1995):450-454.
8. M.V. Ivanov, "Subsurface Microbiological Research in the USSR", en: Fliermans y Hazen, pp. 1.7-1.15 (nota
7a).
9. Ghiorse y Wilson (nota 7c).
10. D.L. Balkwill, "Density and Distribution of Aerobic, Chemoheterotrophic Bacteria in Deep Southeast Coastal
Plain Sediments at the Savannah River Site", en: Fliermans y Hazen, pp. 3.3-3.13 (nota 7a).
11. J.L. Sinclair, "Eukaryiotic Microorganisms in Subsurface Environments", en: Fliermans y Hazen, pp. 3.39-
3.51 (nota 7a); b) J.L. Sinclair, W.C. Ghiorse, "Distribution of Aerobic Bacteria, Protozoa, Algae, and Fungi in
Deep Subsurface Sediments", Geomicrobiologyjournal 7(1989):15-31.
12. J.L. Sinclair, W.C. Ghiorse, "Distribution of Protozoa in Subsurface Sediments of a Pristine Groundwater
Study Site in Oklahoma", Applied and Environmental Microbiology 53(5- 1987):1157-1163.
13. a) Sinclair (nota 11 a); b) Sinclair y Ghiorse (nota 11 b).
1 4. S.M. Bradford, C.P. Gerba, "Isolation of Bacteriophage From Deep Subsurface Sediments", en: Fliermans y
Hazen, p. 4.65 (nota 7a).
15. G. Ourisson, P. Albrecht, M. Rohmer, "The Microbial Origin of Fossil Fuels", Scientific American 251(2-
1984):44-51.
1 6. T. Gold, "Sweden Siljan Ring Well Evaluated", Oil & Gas Journal (89(2-1991):76-78.
1 7. T. Gold, "The Deep, Hot Biosphere", Proceedings of the National Academy of Sciences USA 89(1992):6045-
6049.
1 8. Para un ejemplo, ver: a) J. Kaiser, "Can Deep Bacteria Live on Nothing but Rock and Water?", Science
270(1995):377; b) Stevens y McKinley (nota 7e).
1 9. Ver el capítulo 9.
CAPÍTULO 10 / LA COLUMNA GEOLÓGICA Y LA CREACIÓN

20. D. R. Lowe, "Abiological Origin oí Described Stromatolites OIder Than 3.2 Ga", Geology 22(1994):387-390.
21. A.H. Knoll, "Precambrian Evolution of Prokaryotes and Protists", en: D.E.G. Briggs, P.R. Crowther, eds., Paleo-
biology: A Synthesis (Oxford y Londres: Blackwell Scientific Publications, 1990), pp. 9-16.
22. a) C.L.V. Monty, "Range and Significante of Cavity-Dwelling or Endostromatolites. Sediments Down-Under",
Abstracts of the 12th International Sedimentological Congress, 1986, Canberra, Australia, p. 216; b) D. Va-
chard, S. Razgallah, "Survie des genres Tharama et Renalcis (Epiphytales, algues problématiques) dans le Per-
mien supéríeur du Djebel Tebaga (Tunisie)", Comptes Rendus de L'Académie des Sciences, Paris,
306(Ser.2.1988):1 137-1140.
23. M.G. Lockley, S.Y. Yang, M. Matasukawa, F. Fleming, S.K. Lim, "The Track Record of Mesozoic Birds: Eviden-
te and Implications", Philosophical Transactions of the Royal Society of London B 336(1992):113-134.
24. L. R. Brand, J. Florence, "Stratigraphic Distribution of Vertebrate Fossil Footprints Compared with Body Fos-
sils", Origins 9(1982):67-74.
25. Para un estudio de la Regla de Cope, ver: M.J. Benton, "Evolution of Large Size", en: Briggs y Crowther, pp.
1 47-152 (nota 21).
26. Ver el capítulo 9.
27. L.R. Brand, Comunicación personal.
28. Ver el capítulo 13.
29. H.W. Clark, The New Diluvialism (Angwin, CA: Science Publications, 1946), pp. 37-93.
30. Ver el capítulo 12 para una sugerencia alternativa del transporte de sedimentos marinos. Note especialmente
l a Figura 12.2 A, B.
31. Algunos consideran la escasez de polen de plantas con flores en )as capas inferiores geológicas como un
problema serio para la teoría de )a zonación ecológica, ya que se esperaría que el polen estuviera ampliamen-
te distribuido. Pero la Biblia sugiere que no hubo lluvia (la) Génesis 2:5) antes del diluvio, lo que implica un
sistema climático diferente que pudo haber excluido también vientos fuertes. Sin lluvias ni vientos fuertes, la
distribución de) polen pudo haber sido limitada hasta que las aguas del diluvio destruyeron )as acumulaciones
l ocales. Sin embargo, podría esperarse algún transporte de polen por )as lluvias del diluvio, y hay unas pocas
referencias a tejidos de plantas en lugares inesperadamente bajos de la columna geológica, y a esporas y
polen en capas consideradas más antiguas que aquellas en las cuales se encuentran )as plantas que )os produ-
jeron. Por ejemplo: b) D.I. Axelrod, "Evolution oí the Psilophyte Paleoflora", Evolution 13(1959):264-275; c) J.
Coates, H. Crookshank, E.R. Gee, P.K. Ghosh, E. Lehner, E.S. Pinfold, "Age of the Saline Series in the Punjab
Salt Range", Nature 155(1945):266, 267; d) B. Cornet, "Late Triassic Angiosperm-like Pollen from the Rich-
mond Rift Basin of Virginia, USA", Paleontographica, Abteilung B 213(1989):37-87; e) B. Cornet, "The Leaf
Venation and Reproductive Structures of a late Triassic Angiosperm, Sanmiguelia Iewisii'; Evolutionary The-
ory 7(5-1986):231-291; f) B. Cornet, "Angiosperm-like Pollen wíth Tectate-columellate Wall Structure from the
Upper Triassic (and Jurassic) of the Newark Supergoup", USA Palinology 3(1979):281, 282; g) J. Gray, "Major
Paleozoic Land Plant Evolutionary Bio-events", Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology
1 04(1993):153-160; h) S. Leclercq, "Evidente of Vascular Plants in the Cambrian", Evolution 10(1956):109-
114; (i) B. Sahni, "Age of the Saline Series in the Salt Range of the Punjab", Nature 153(1944):462, 463, y )as
referencias contenidas en é); j) D.N. Wadia, Geology of India (Nueva Delhi: Tata McGraw-Hill Publishing
Company, Ltd., 1975), pp. 135- 137. Tales datos, los cuales se ajustan bien a un modelo de creación y diluvio
pero no dentro de un modelo de evolución lento y gradual, donde )as esporas y el polen no se esperarían an-
tes que las plantas que los producen hubieran evolucionado, son, por supuesto, altamente controvertidos y a
menudo han estado sujetos a reinterpretación.
32. Por ejemplo: A.H. Knoll, G.W. Rothwell, "Paleobotany: Perspectives in 1980", Paleobiology 7(1981):7-35.
33. Las capas rojas son especialmente abundantes en el Pérmico y e) Triásico. Su origen es muy discutido. Ver,
por ejemplo: a) P.D. Krynine, "The Origin of Red Beds", American Association of Petroleum Geologists Bulle-
tin 34(1950):1770; b) J.M. Weller, Stratigraphic Principles and Practice (N. York: Harper and Brotes, 1960),
pp. 133-135.
34. Pizarras negras muy ampliamente distribuidas en el Cretácico son consideradas especialmente peculiares.
Ver: a) M.A. Arthur, "Marine Black Shales: Depositional Mechanisms and Environments of Ancient Depo-
sits", Annual Review of Earth and PIanetary Sciences 22(1994):499-551; b) S.O. Schlanger, M.B. Cita, "Intro-
LOS ORÍGENES 1 LOS FÓSILES

duction to the Symposium: 'On the Nature and Origin of Criticas Organic Carbon-rich Facies - , en S.O. Sch-
l anger, M.B. Cita, eds., Nature and Origin of Cretaceous Carbon-rich Facies (Londres y N. York: Academic
Press, 1982), pp. 1-6. Ver también el resto del tomo.
35. Ver los capítulos 8 y 9.
36. Para un repaso de algunos de los datos, ver: D.I. Axelrod, "An Interpretation of Cretaceous and Tertiary Biota
i n Polar Regions", Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology 45(1984):105-147.
37. R. Estes, J.H. Hutchison, "Eocene Lower Vertebrates from Ellesmere Island, Canadian Arctic Archipelago",
Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology30(1980):325-347.
38. E.1. Taylor, T.N. Taylor, N.R. Cúneo, "The Present is not the Key to the Past: A Polar Forest from the Per-
mian of Antarctica", Science 257(1992):1675-1677.
39. Ver: a) C.P. Allégre, S.O. Schneider, "The Evolution of Earth", Scientific American 271(4-1994):66-74; b)
C.E.P. Brooks, Climate Through the Ages: A Study of the Climatic Factors and their Variations (N. York y To-
ronto: McGraw-Hill Book Co., 1949); c) C. Emiliani, "Paleoclimatology, Isotopic", en: J.E. Oliver, R.W. Fair-
bridge, eds., The Encyclopedia of Climatology. Encyclopedia of Earth Sciences (N. York: Van Nostrand Rein-
hold Co., 1987), t. 11, pp. 670-675; d) L.A. Frakes, Climates Throughout Geologic Time (Amsterdam, Oxford
y N. York: Elsevier Scientific Publishing Co., 1979), p. 261; e) A.S. Goudie, "Paleoclimatology", en: Oliver y
Fairbridge, pp. 660-670 (nota 39c); f) J. Karhu, S. Epstein, "The Implication of the Oxygen Isotope Records in
Coexisting Cherts and Phosphates", Geochimica et Cosmochimica Acta 50(1987):1745-1756; g) R.J. Men-
zies, R.Y. George, G.T. Rowe, Abyssal Environment and Ecology of the World Oceans (N. York y Londres:
John Wiley and Sons, 1973), pp. 349, 350.
40. Ver el capítulo 9 para una breve descripción de la explosión cámbrica.
QUÉ DICEN LOS FÓSILES
ACERCA DE LA EVOLUCIÓN
Nos seguimos olvidando
de ir derecho al fundamento.
No ponemos los signos de pregunta
lo suficientemente profundos.
LUDWIG WITTGENSTEIN'

os fósiles tienen mucho que decir acerca de la persistente cuestión


de las Escrituras versus la ciencia. Han sido recibidos como "la
corte final de apelación cuando la doctrina del evolucionismo es traí-
da ante el tribunal ".2 ¿ Qué tienen estos fósiles, realmente, que decir
acerca de la evolución? Ese pretendido apoyo al evolucionismo, ¿es
realmente tan bueno? Examinaremos dos preguntas generales: la
tasa de cambio evolutivo, y los vínculos de los grupos fósiles.

LAS TASAS DE CAMBIOS EVOLUTIVOS Y EL REGISTRO FóSIL


Algunos hallazgos importantes de fósiles, tales como formas
muy simples durante la mayor parte del Precámbrico que yacen
precisamente debajo de una diversidad de animales complejos,
i ncluyendo los organismos peculiares de Ediacara y de los Es-
quistos de Burgess3 (Figura 10.1), desafían la suposición común
del progreso evolutivo general con el paso del tiempo. En el mejor
de los casos, la evolución debería considerarse como altamente
i rregular en su tasa de operación.
De acuerdo con el modelo evolucionista, la vida evolucionó
por lo menos hace 3.500 millones de años [m.a.], pero permaneció
en un estado relativamente sencillo y unicelular por cerca de 3.000
m.a. Entonces, repentinamente, en menos de 100 m.a., casi todos los ti-
pos (unos 40) 4 del reino animal se produjeron en la así llamada "explo-
sión cámbrica", y virtualmente ningún tipo de animal se originó después. La

203
LOS ORÍGENES 1 LOS FÓSILES

cifra de 100 m.a. para la explosión cámbrica es generosa para el evolucionis-


mo. Algunos sugieren sólo de 5 a 10 m.a. para la mayoría de los tipos, lo cual
es menos que 1/300 del tiempo postulado para la evolución. Samuel Bowring,
del Instituto Tecnológico de Massachusetts, comenta: "Y lo que me gustaría
preguntar a mis amigos biólogos es: ¿Cuán rápida puede ser la evolución antes
de que comiencen a sentirse incómodos?"5 Se informan notables aumentos en
algas en la región cámbrica .e En general, las plantas, que representan sólo 1/4
de las especies que viven actualmente, aparecieron algo más tarde y gradual-
mente (Figura 10.1). Más alto en la columna continúan las apariciones repenti-
nas. Por ejemplo, se presume que la mayoría de los órdenes de mamíferos apa-
recieron en sólo 12 m.a. (Terciario inferior). El evolucionista Steven M. Stanley
señala que como el promedio de las especies de mamíferos fósiles persiste du-
rante un millón de años, hay tiempo sólo para 10 a 15 generaciones de espe-
cies sucesivas (cronoespecies) para evolucionar hasta ser mamíferos tan dispa-
res como las ballenas y los murciélagos. Él afirma: "Esto es claramente absur-
do",' y sugiere alternativas tales como cambios rápidos en los genes regulado-
res, y poblaciones pequeñas donde las mutaciones pudieran manifestarse más
rápidamente, para ayudar a explicar la aparición repentina de una gran varie-
dad de tipos de mamíferos en un período tan corto. También se ha informado
acerca de una "evolución extraordinariamente explosiva" de las aves en las
que todos los órdenes vivientes evolucionaron en "unos 5-10 millones de
años"." Señalamos antes que el modelo del equilibrio puntuado, 9 que trata de
cambios alrededor del nivel de especies, no responde al problema más serio
del evolucionismo, es decir, el origen rápido de los grupos mayores tales como
l os órdenes, las clases, los tipos y las divisiones.
El registro fósil sugiere una reducción de tipos básicos tanto de plantas co-
mo de animales desde el Fanerozoico inferior. Stephen J. Gould señala que
hay significativamente más clases básicas de animales en los depósitos del
Cámbrico que las que existen hoy. Él propone que el esquema tradicional evo-
l ucionista del árbol (Figura 11.1), que comienza con un tipo original único (el
tronco) y procede a una diversidad creciente de organismos (las ramas y ho-
jas) debería ser invertido, ya que hay menos planes anatómicos ahora que en el
pasado.` Los paleobotánicos Wilson Stewart y Gar Rothwell hacen una lista
de 31 "grupos mayores de plantas" en el Paleozoico inferior comparada con
sólo 23 en el presente." La mayor variedad de las grandes clases de organismos
en el Paleozoico inferior puede verse en la Figura 10:1, donde aparecen 67
CAPÍTULO I I / LOS FÓSILES Y LA EVOLUCIÓN

grupos en el Paleozoico y sólo 42 más arriba en el Cenozoico. Esta diferencia


puede ser aún mayor por cuanto varios grupos menores en el Paleozoico fueron
dejados fuera de la figura. Puede haber más especies más arriba en la columna
geológica, 12 pero esto involucra sólo variaciones menores de los tipos básicos.
En otras palabras, se encuentran más temas básicos en la parte inferior de la
columna, pero más variaciones en menos temas en las regiones superiores. Por
causa de la extinción hay menos planes anatómicos básicos más arriba en la
columna, mientras que se esperaría que la evolución produjera gradualmente
más a medida que transcurre el tiempo.
Una tasa irregular de cambio evolutivo significaría que cuando ocurrieron
cambios, deben de haber sido rápidos. Hubo poca actividad evolutiva durante
l os primeros 5/6 del tiempo geológico por debajo del Cámbrico. La evolución
posterior habría seguido con un esquema intermitente, incluyendo el equilibrio
puntuado, con frecuentes períodos de estancamiento entre rápidos cambios
evolutivos. Esto deja un tiempo relativamente corto para el proceso mismo del
cambio evolutivo; probablemente menos del 1 % del tiempo geológico, de
acuerdo con algunos modelos evolucionistas. Los miles de millones de años
propuestos para el proceso evolutivo completo se reducen significativamente
con estos esquemas que se encuentran en el registro fósil. Por causa de la falta
de tiempo, estas consideraciones aumentan aún más las severas improbabili-
dades que afronta el evolucionismo."
Mientras que el registro fósil requeriría que los cambios evolutivos mayores
fueran muy rápidos, otros datos de los fósiles sugieren que los cambios evoluti-
vos deberían haber sido lentos. Algunos organismos vivos son notablemente
semejantes a sus contrapartes fósiles. Las garrapatas del Devónico inferior, que
se supone evolucionaron alrededor de 400 m.a. atrás, son muy similares a las
especies modernas. ' 4 J. William Schopf ha encontrado varios especímenes fósi-
l es de algas azul-verdosas (cianobacterias) en las rocas de Bitter Springs, en
Australia central, con una edad asignada de 850 m.a., que parecen idénticas a
l as especies que viven actualmente. También informa acerca de unas 90 espe-
cies antiguas de diversas edades supuestas que tienen especies muy parecidas
que son modernas.15 Wilson Stewart y Gar Rothwell, al comentar acerca de or-
ganismos similares del Arqueano tardío hasta el Proterozoico medio (2.700-
1.200 m.a.), afirman: "Aunque se puede determinar poco acerca de las tasas
de evolución de sus sistemas biológicos, es aparente que sus morfotipos [for-
mas] han permanecido bastante constantes desde el Precámbrico hasta el pre-
CAPITULO I I / LOS FÓSILES Y LA EVOLUCIÓN

sente".' 6
Algunas formas en las ftanitas [chert] de Gunflint de la región de los gran-
des lagos en América del Norte, que se supone que tienen unos 2.000 m.a. de
edad, también son estrechamente similares a sus contrapartes vivientes. Ha
blando en forma más general, Andrew Knoll afirma: "Muchos procariotas [sin
núcleos] del Proterozoico tardío difieren poco en morfología o conducta de las
poblaciones de cianobacterias vivientes"." Los evolucionistas tratan de explicar
esta falta de cambios sobre la base de una tasa episódica (irregular) del cambio
evolutivo, o cambios evolutivos internos que no se pueden ver, pero en un
contexto creacionista estas semejanzas podrían también ser el resultado de infil-
traciones en las rocas de organismos que vivieron recientemente." Que el evo-
l ucionismo ahora postule tasas de evolución de muy lentas hasta muy rápidas,
para adecuarse al registro fósil, ilustra cómo la teoría general de la evolución se
adecua prontamente a los diversos datos. Tasas de evolución altamente varia-
bles desafían el concepto tradicional de un proceso evolutivo lento y gradual, y
podemos preguntarnos por qué algunas bacterias u otros organismos similares
evolucionaron hasta llegar al hombre en 600 millones de años, mientras que
otros organismos parecen no haber cambiado nada en 2.000 m.a.
En el mejor de los casos para el modelo evolucionista, los fósiles revelan
tasas evolutivas altamente irregulares. Los prolongados períodos de evolución
l enta, o sin evolución, como lo indican los fósiles, dejan poco tiempo en el pa-
sado geológico para cambios evolutivos complejos altamente improbables.

LOS VACÍOS O LAGUNAS EN EL REGISTRO FÓSIL


Cuando era estudiante de posgrado, mi profesor de evolucionismo me in-
formó que los profesores del departamento de Zoología estaban preocupados
acerca de mis creencias con respecto a la creación. Él se preguntaba si podía
explicárselas. Respondí que yo podía ver cómo cierta línea de pensamiento
podía conducirlos a creer en el evolucionismo, pero que yo tenía varias pregun-
tas acerca de la teoría. Él se mostró interesado. Uno de los argumentos que le
presenté era que no podía ver cómo una tortuga pudo haber evolucionado de
algún otro reptil sin dejar fósiles intermedios. La tortuga es un organismo singu-
l ar, y al desarrollar esta singularidad, especialmente el caparazón, deberían ha-
ber existido muchos intermedios; sin embargo, no hay ninguna evidencia de
esto en el registro fósil. Se han encontrado muchos miles de tortugas fósiles,
algunas de casi 4 m de largo. Supuestamente evolucionaron hace más de 200
LOS ORÍGENES 1 LOS FÓSILES

m.a. atrás, y en las capas debajo de donde aparecen por primera vez, no hay
ninguna secuencia gradual dé la evolución de su caparazón peculiar.' 9 Des-
pués de hacer algunas otras consideraciones, el profesor pareció satisfecho con
mis respuestas, y concordó que la teoría de la evolución tenía algunos proble-
mas. Más tarde se me informó que la única razón por la que se me permitió
graduarme fue porque ¡los profesores no podían ponerse de acuerdo en qué
hacer conmigo!
Problemas tales como el origen de la tortuga pueden repetirse centenares
de veces. En cada porción sucesiva de la columna geológica hay muchas apari-
ciones repentinas de nuevas clases de organismos. Una búsqueda de sus ante
pasados en las capas que están por debajo de ellas no ha tenido éxito. Carlos
Darwin estaba plenamente consciente del problema, y en El origen de las espe-
cies (1859) afirma: "Exactamente en la misma proporción en que este proceso
de exterminación ha actuado en escala enorme, así el número de variedades in-
termedias que existieron anteriormente sobre la Tierra debe de haber sido real-
mente enorme. ¿Por qué, entonces, no está cada formación geológica y cada
estrato lleno de esos eslabones intermedios? La geología por cierto no revela
ninguna cadena orgánica detalladamente gradual; y ésta, tal vez, es la obje-
ción más obvia y más seria que se puede plantear contra mi teoría".z°
Darwin atribuyó el problema a la "extrema imperfección" del registro geo-
l ógico; sin embargo, como lo reconoció el mismo Darwin, su concepto tuvo
l a oposición de las autoridades principales sobre los fósiles de sus días, tales co
mo "Agassiz, Pictet, y ninguno de ellos con más fuerza que el profesor Sedg-
wick".z'
El cuadro general de los intermedios ausentes no ha cambiado significati-
vamente desde los tiempos de Darwin. Ciento veinte años más tarde, David M.
Raup, curador de geología del Field Museum de Historia Natural, en Chicago, y
ex presidente de la Sociedad Paleontológica, afirma: "En lugar de encontrar el
desenvolvimiento gradual de la vida, lo que encontraron los geólogos del tiem-
po de Darwin, y lo que los geólogos actuales realmente encuentran, es un regis-
tro sumamente desparejo o aun desigual; es decir, las especies aparecen en la
secuencia muy repentinamente, muestran poco o ningún cambio durante su
existencia en los registros y luego abruptamente desaparecen del registro ". 21
Y unos pocos años antes, el paleontólogo David B. Kitts, de la Universidad
de Oklahoma, también admitió: "A pesar de las brillantes promesas de que la
paleontología provee un medio para "ver" la evolución, ella ha presentado al-
CAPÍTULO I I / LOS FÓSILES Y LA EVOLUCIÓN

gunas dificultades irritantes para los evolucionistas, la más notoria de las cuales
es la presencia de "lagunas" en el registro fósil. El evolucionismo requiere for-
mas intermedias entre especies, y la paleontología no las proporciona"."
Stephen Jay Gould repite lo mismo: "La extrema rareza de formas de transi-
ción en el registro fósil persiste como el secreto del oficio de la paleontología.
Los árboles genealógicos que adornan nuestros libros de texto tienen datos sólo
en los extremos y en los nodos de las ramas; el resto es inferencia, aunque sea
razonable, no la evidencia de los fósiles".24
Los modelos en la secuencia fósil han forzado a los evolucionistas a suge-
rir que la evolución ocurre en rápidas rachas. También postulan que estos
cambios ocurrieron en poblaciones pequeñas donde las posibilidades de con
servación de los intermedios como fósiles sería menos probable, es decir, el
modelo del equilibrio puntuado.25 Esta explicación podría dar cuenta de la falta
de intermedios entre especies estrechamente emparentadas, pero no se ocupa
del problema mucho más significativo de la falta de intermedios entre los gran-
des grupos de organismos.
Los organismos vivientes y los fósiles caben dentro de grandes categorías
llamadas tipos y divisiones. Estos son los grandes grupos del esquema jerárqui-
co de clasificación. Bastante más de un millón de especies vivientes distintas
caben en menos de 80 grupos grandes (tipos y divisiones). ¿Por qué los grupos
son tan diferentes? Y cuando miramos a los fósiles, ¿por qué no hemos encon-
trado los intermedios en evolución entre estos grandes grupos diferentes? Aquí
es donde falla el modelo evolucionista en una de sus pruebas más cruciales. La
esperanza de alguna clase de maravilla evolucionista que transforme una clase
básica en otra permanece sin demostrar. Es probable que se encuentren mu-
chas especies fósiles nuevas en el futuro, pero como ha sido el caso durante si-
glos, se espera que caigan dentro de los grandes grupos ya existentes. 16 Se po-
dría sugerir, como lo hizo Darwin, que el registro fósil es imperfecto, pero se
han recolectado muchos millones de fósiles. Que todos estos caigan dentro de
l os grandes grupos, mientras las grandes lagunas entre ellos siguen sin estar re-
presentadas, es difícil de explicar para los evolucionistas. No parece posible
que las catástrofes o accidentes que favorecieron la formación y la conserva-
ción de fósiles ocurra sólo cuando no está ocurriendo la evolución de un grupo
grande a otro.
George Gaylord Simpson, el venerable paleontólogo de Harvard, ha deli-
neado el problema de la disminución de intermedios a medida que se asciende
210 LOS ORÍGENES 1 LOS FÓSILES

en el esquema de clasificación. La Tabla 11.1 bosqueja su evaluación.27 De


acuerdo con el modelo evolucionista, se esperaría el mayor número de interme-
dios entre los grupos grandes, que es donde están notablemente ausentes.
Unos pocos ejemplos ilustrarán el problema de los eslabones perdidos en-
tre los grandes grupos. 28 La explosión cámbrica no es sencillamente un caso
en que todos los grandes tipos animales aparecen más o menos en el mismo lu
gar de la columna geológica. También es el caso de que no hay antepasados
que sugieran cómo podrían haber evolucionado. Precisamente debajo de la
explosión cámbrica, las rocas donde se esperaría encontrar las formas interme-
dias han sido estudiadas detenidamente, y la búsqueda ha sido inútil. En la au-
sencia de evidencia de fósiles, los paleontólogos han estado en un aprieto
acerca de cómo se relacionan entre sí los grandes grupos. Frederick Schram,
del Instituto Oceanográfico Scripps, comenta: "Probablemente ningún tema ha
sido tan señalado por tantas especulaciones subjetivas como el que tiene que
ver con las relaciones de los tipos de invertebrados. Difícilmente están de
acuerdo siquiera dos autoridades. Además, la abundancia de interpretaciones
rivales de los aspectos individuales de la anatomía de los invertebrados y la
disposición confusa de nombres aplicados a toda clase de 'antepasados hipoté-
ticos' o animales de papel es aterradora". 29
Los problemas con respecto a la evolución de las plantas no es muy dife-
rente (Figura 10.1). Harold C. Bold, de la Universidad de Texas, y sus coautores
han afirmado: "Los autores, después de pesar cuidadosamente la evidencia ac
tualmente disponible de la morfología comparada, la citología, la bioquímica y
el registro fósil, no están actualmente dispuestos a amalgamar cualesquiera dos
de las más de 19 divisiones en las que han clasificado provisoriamente los orga-

NIVEL DE CLASIF1CACtON ABUNDANCIA DE FORMAS INTERMEDIAS

Tipos Ninguna

Clases Unas pocas

Géneros Muchas

Especies Una multitud

Formas intermedias en el esquema de clasificación.*

* De Simpson (nota 27).


CAPÍTULO I I 1 LOS FÓSILES Y LA EVOLUCIÓN

nismos del reino de las plantas". 3o


Como ejemplo, las plantas con flores aparecen repentinamente, completa-
mente formadas y en abundancia en el registro fósil. Darwin llamó "un abo-
minable misterio" al origen de las plantas con flores. Más de un siglo más tarde,
algunos de los paleontólogos más distinguidos (Axelrod, Bold, Knoll y Roth-
well) todavía llaman "abominable" a ese problema.31
Existen cuatro grupos principales de organismos voladores: los insectos,
l os pterosaurios (reptiles voladores), las aves y los murciélagos (mis disculpas a
l os humanos y su industria aeronáutica). Volar es una función altamente espe
cializada que requiere muchos rasgos específicos además de las alas. Por
ejemplo, la estructura de un pequeño aeroplano es claramente diferente de la
de un automóvil. Se esperaría que la evolución gradual del vuelo dejara alguna
evidencia en el registro fósil. Cuando los insectos fósiles aparecen por primera
vez en la columna geológica, el vuelo está completamente desarrollado.32 Los
pterosaurios voladores, las aves y los murciélagos también aparecen repenti-
namente como organismos voladores completamente funcionales. Los cambios
anatómicos necesarios para desarrollar el vuelo, incluyendo los cambios en los
huesos, la musculatura, las plumas, la respiración, el sistema nervioso, etc., de-
mandarían mucho tiempo, y se esperaría que los organismos que están sufrien-
do esos cambios dejaran algún registro fósil de las etapas intermedias. Se supo-
ne que las plumas de las aves evolucionaron a partir de las escamas de algún
reptil ancestral. Cualquiera que haya examinado una pluma bajo un microsco-
pio se da cuenta de que son estructuras intrincadas y altamente especializadas.
¿No dejaría algún registro en las rocas este proceso largo, en que una evolución
no dirigida creara todas estas partes a partir de escamas de reptiles, incluyendo
l íneas de desarrollo que no tuvieron éxito? Hasta ahora, no apareció ninguno.

LOS ESLABONES PERDIDOS


A pesar de que el registro fósil es básicamente discontinuo, hay unos pocos
organismos que parecen representar eslabones "perdidos". Estos organismos
son considerados como pasos intermedios en una laguna a lo largo de la línea
evolutiva. Como es fácil de comprender, los evolucionistas quieren estar segu-
ros de que éstos no, sean ignorados. El más famoso de todos es el reptil-ave,
Archaeopteryx, que se describe en la mayoría de los libros de texto de biología
y de paleontología. Descubierto en Alemania dos años después que Darwin
publicara su El origen de las especies, sirvió para confirmar la idea de la evolu-
LOS ORÍGENES / LOS FÓSILES

ción porque era a la vez un intermedio anatómico y estaba en el lugar correcto


de la columna geológica. Archaeopteryx tiene algunas características reptilianas
tales como dientes, y cola larga, garras en las alas y algunas características rep-
tilianas en los huesos. También tiene rasgos de aves tales como plumas comple-
tamente desarrolladas, una espoleta en la pechuga y un pulgar capaz de aga-
rrarse.33 Algunas de las características reptilianas principales del Archaeopteryx
no son exclusivas de los reptiles. Se encuentran dientes en algunas aves fósiles,
y algunas aves actuales tienen garras en las alas. Una cantidad de plumas de
vuelo completamente desarrolladas en el Archaeopteryx l a identifican como
un ave. 34 El Archaeopteryx fue probablemente un ave con algunas característi-
cas de reptil. Ha habido dos descubrimientos más recientes de "aves" ancestra-
l es; sin embargo, no se han encontrado plumas con ninguna de las dos. Una
fue encontrada más o menos al mismo nivel que el Archaeopteryx en la co-
l umna geológica, la otra un poco más abajo. La evidencia es muy discutida.35
Los libros de texto a menudo muestran la famosa serie del caballo que
muestra una evolución gradual de los equinos. Los creacionistas no han presta-
do mucha atención a este argumento, probablemente porque los cambios pro
puestos son pequeños y no se ocupan del problema de los intermedios entre las
clases más grandes de organismos creados. Sin embargo, es interesante notar
que los evolucionistas están ahora cuestionando la validez de la disposición
tradicional de los caballos como la desarrolló O. C. Marsh. 36 Simpson declara:
"La más famosa de todas las tendencias de los équidos (caballos), 'la reduc-
ción gradual de los dedos laterales', es categóricamente ficticia".` Raup afirma
además: "El registro de la evolución es todavía sorprendentemente espasmódico
e, irónicamente, tenemos ahora menos ejemplos de transiciones evolutivas que
l os que teníamos en los tiempos de Darwin. Con esto quiero decir, que algunos
de los casos clásicos de cambios darwinianos en el registro fósil, tales como la
evolución del caballo en América del Norte, han tenido que ser descartados o
modificados como resultado de información más detallada: lo que parecía ser
una progresión sencilla y apropiada cuando había pocos datos disponibles,
ahora aparece como mucho más compleja y menos gradual". 38
La exhibición original de la evolución del caballo en el Museo Americano
de Historia Natural ha sido eliminado de la vista pública.39 Se están consideran-
do ideas más nuevas acerca de la evolución del caballo. Una opinión reciente
es que se necesita hacer más estudios en esta área. 4o
Los evolucionistas a menudo se refieren a un conjunto de organismos inter-
LOS ORIGENES 1 LOS FÓSILES

medios extinguidos entre los reptiles y los mamíferos llamados los sinápsidos.
Una cantidad de rasgos del esqueleto de uno de los grupos se ha relacionado
con el otro, y hay características de las mandíbulas que los hacen un ejemplo
i nteresante, aunque limitado, de una presunta secuencia evolutiva entre los
reptiles y los mamíferos. El paleontólogo T. S. Kemp, de Oxford, afirma: "En
realidad, ésta es la única transición grande en el reino animal que pareciera
ser un caso bien documentado de un registro fósil real ".41 El grupo es suma-
mente variado. Algunas características de un tipo específico de sinápsidos se
ajusta a algunos criterios de un propuesto antepasado mamífero, mientras que
otros rasgos no lo hacen. Aunque algunos rasgos son intermedios, no propor-
cionan una línea convincente de intermedios entre los reptiles y los mamíferos.
El paleontólogo Robert Carro¡¡, de la Universidad McGill, afirma que "no pode-
mos todavía reconocer la línea ancestral específica que condujo a los mamífe-
ros". 4z
Se han propuesto otros eslabones perdidos. Algunos sugieren una secuencia
para la evolución de las ballenas. Sin embargo, en general el número de eslabo-
nes perdidos es muy pequeño comparado con los centenares de miles que se
rían necesarios para conectar las lagunas entre los grandes grupos de organis-
mos. El énfasis en los muy pocos que existen es un testimonio de su escasez.
Aun los fósiles que se afirman que son eslabones evolutivos no están entre los ti-
pos y las divisiones donde se encuentran las lagunas mayores. Cuando nos da-
mos cuenta de que los científicos han identificado más de 250.000 especies fó-
siles que caen dentro de menos de 80 grupos mayores, pero que han descu-
bierto muy pocos que pueden ser considerados como intermedios, el evolucio-
nismo parece tener un problema serio.
Como se mencionó más arriba, los evolucionistas construyen árboles evolu-
tivos que muestran el sendero que supuestamente recorrieron los organismos
mientras las especies evolucionaban de lo sencillo a lo complejo. Sin embargo,
l as brechas que aparecen por todas partes entre los grupos fósiles permiten nu-
merosos arreglos, y rara vez concuerdan dos propuestas para un árbol genealó-
gico abarcante. Estos árboles son notorios por no tener organismos reales que
representan el tronco y las ramas. Los paleontólogos recientemente han llegado
a ser más cautos, e identifican con frecuencia como inciertas las porciones no
representadas en los árboles evolutivos. La Figura 11.1 es un árbol evolutivo
preparado en 1886, basado en el trabajo pionero de Ernest Haeckel, un ardien-
te defensor del evolucionismo en el continente europeo. Nótese que todo está
CAPÍTULO I I 1 LOS FÓSILES, Y LA EVOLUCIóN 215

bien conectado. La Figura 11.2 es una representación hecha en 1988 del regis-
tro fósil de los anfibios. Nótese cuán desconectados están la mayoría de los
grupos. La discontinuidad de los grupos fósiles favorece al creacionismo, no al
evolucionismo. En el evolucionismo se esperaría que los grupos mayores estu-
vieran conectados. La Figura 10.1 muestra muchos de los grupos mayores en los
cuales se han clasificado a los organismos. Si hubiese ocurrido la evolución,
l os grupos deberían estar conectados con organismos intermedios que se en-
contraran más abajo en el registro fósil, pero esos intermedios están ausentes.

LA INTEGRIDAD DEL REGISTRO FÓSIL


A veces se sugiere que los fósiles de los organismos intermedios faltan por-
que tenían cuerpos blandos y no se conservarían tan fácilmente como los orga-
nismos con caparazones duras .43 Este argumento no parece ser significativo,
porque muchos organismos de cuerpos blandos se han conservado bien como
fósiles. Uno de los problemas más grandes para la teoría evolucionista es la ex-
plosión cámbrica. Los organismos de Ediacara por debajo del Cámbrico y los Es-
quistos de Burgess en el Cámbrico son principalmente de cuerpos blandos, y
muchos en excelente estado de conservación; sin embargo, los intermedios de-
bajo de la explosión cámbrica faltan.
Los evolucionistas han sugerido también que el registro es imperfecto por
cuanto las condiciones de fosilización son raras . 44 Sin embargo, el registro fósil
puede ser más completo de lo que se pensaba. Las posibilidades de que un orga
nismo individual se fosilice son bajas, pero la población total de una especie es
tan grande que es altamente probable que se conserven algunos fósiles represen-
tativos de una especie a lo largo del tiempo evolutivo. Varios estudios recientes
que comparan las especies vivientes con las conservadas como fósiles en la
misma región, junto con otras estimaciones menos directas, muestran una eleva-
da proporción de conservación de especies (no de individuos). En los moluscos,
el nivel general de representación fósil se estima entre 83-95%; l as ostras y los
caracoles están en el nivel de 77-85%; 45 y l os ostrácodos (un crustáceo con
concha) están al 60% .46 Las categorías mayores de los organismos, que repre-
sentan muchos grupos más pequeños, están, por supuesto mejor representados:
l os órdenes de los vertebrados terrestres están conservados al nivel de 98%, y l as
familias al nivel de 79%. 4 7 Estas cifras sugieren que el registro fósil es bastante
completo. No es extremadamente imperfecto, como propuso Darwin. Esto impli-
ca que las lagunas que se ven entre los tipos de fósiles son una realidad.
LOS OR[GENES / LOS FÓSILES

LA IMAGEN QUE PREVALECE


Cuando se analiza el tema de la evolución en los medios de difusión po-
pulares, las hipótesis científicas llegan a presentarse en forma fuertemente po-
sitiva. Las advertencias expresadas por el paleontólogo profesional parecen
faltar. Un ejemplo son los problemas que los fósiles plantean con respecto al
origen de los peces, ya que faltan los intermedios esperados. Sin embargo, en
l o que se presenta al público como una "historia sencillamente así", el bien
conocido conductor del programa de televisión de la BBC Zoo Quest [Bús-
queda zoológica], Dave Attenborough, afirma:
"Durante esta inmensidad de tiempo llegaron los corales y comenzaron a
construir arrecifes, y se desarrollaron los animales segmentados en formas
que pronto abandonarían el mar y establecerían una cabecera de puente en la
Tierra. También ocurrieron cambios importantes entre los protopeces. Las
aberturas en los lados de sus cuellos que se habían originado como mecanis-
mos para filtrar, se cubrieron de paredes con delgados vasos sanguíneos de
modo que también sirvieran como agallas. Ahora los pilares de carne entre
ellas se endurecieron con varillas de hueso y el primer par de estos huesos,
l entamente a través de los milenios, gradualmente se plegaron hacia adelante.
Alrededor de ellos se desarrollaron músculos de modo que los extremos de-
l anteros de esas varillas pudieran moverse hacia arriba y hacia abajo. Las
criaturas habían adquirido mandíbulas. Las escamas de hueso en la piel que
l as cubría se hicieron más grandes y agudas y llegaron a ser los dientes. Las
criaturas vertebradas del mar dejaron de ser los humildes coladores de barro y
de agua. Ahora podían morder. A ambos lados de la parte inferior del cuerpo
surgieron dos colgajos de piel que les ayudaron a dirigirse en el agua. Even-
tualmente llegaron a ser aletas. Ahora podían nadar. Y así, por primera vez,
l os cazadores vertebrados comenzaron a moverse con habilidad y exactitud
por las aguas del mar"."
Sin embargo, virtualmente no hay evidencias, en el registro fósil o en
otra parte, de ninguno de los cambios propuestos durante esta "inmensidad de
tiempo"; pero al público no se le menciona este problema. Algunos defenso
res del evolucionismo son aun más enfáticos. Ronald Ecker escribe: "Cierta-
mente es correcto decir que el registro fósil es imperfecto y contiene muchas
l agunas. Sin embargo, de ninguna manera esto desacredita la teoría de la
evolución" . 49 Con este concepto nos preguntamos qué clase de evidencia se-
ría necesaria para desacreditar la teoría de la evolución.
CAPÍTULO I I / LOS FÓSILES Y LA EVOLUCIÓN 21 7

CONCLUSIONES
En lugar de ser una corte final de apelación en favor de la evolución de la
vida, los fósiles podrían constituir más una corte final de apelación en favor del
creacionismo. Los hombres de ciencia a menudo sugieren que las ideas nue
vas debieran ser puestas ante lo que llaman la prueba de la falsificación. En
otras palabras, buscar todos los datos posibles que muestren que el concepto es
falso. Una manera de falsificar la hipótesis evolucionista sería ver si los fósiles
no muestran una secuencia continua a través de la columna geológica, especial-
mente entre los grupos mayores. Si la evolución realmente ocurrió, esperaría-
mos una serie mayormente continua de fósiles desde los organismos más senci-
l l os hasta todos los tipos mayores de las formas de vida actuales. Esperaríamos
que todos los grandes grupos estén conectados con otros correspondientes en
l as capas inferiores, en lugar de aparecer abruptamente. Como se sabe bien, al
registro le faltan totalmente los organismos intermedios. Este problema se ex-
tiende más allá de los niveles de los tipos y las divisiones hasta la aparición re-
pentina de centenares de grupos pequeños y aislados en toda la columna. A es-
to debe añadirse la cuestión de tasas altamente erráticas de evolución que dejan
poco tiempo para los cambios evolutivos. Desarrollos muy complejos, grandes e
i mprobables tales cómo la explosión cámbrica, quedan restringidos a unos po-
cos millones de años. Los datos sugieren que el modelo general del evolucionis-
mo ha sido esencialmente falsificado.

Notas y referencias:
1 . L. Wittgenstein, Culture and Value, P. Winch, trad., G.H.v. Wright (con H. Nyman), eds. (Chicago: University
of Chicago Press, 1980), p. 62e. Traducción de: Vermischte Bemerkungen.
2. R.S. Lull, Fossils: What They Tell Us of Plants and Animals of the Past, 2a. ed. (N. York: The University So-
ciety, 1935), p. 3.
3. Ver el capítulo 9 para una descripción de estos grupos, y la Figura 10.1 para su distribución.
4. Aparentemente, algunos paleontólogos optimistas han sugerido que puede haber hasta 100 tipos en la explo-
sión cámbrica. Ver: R. Lewin, "A Lopsided Look at Evolution", Science 241(1988):291-293.
5. a) S.A. Bowring, ).P. Grotzinger, C.E. Isachsen, A.H. Knoll, S.M. Pelechaty, P. Kolosov: "Calibrating Rates of
Early Cambrian Evolution", Science 261(1993):1293-1298. La cita es de (b) M. Nash, "When Life Exploded",
Time 146(23-1995):66-74.
6. R.A. Kerr, "Timing Evolution's Early Bursts", Science 267(1995):33, 34.
7. S.M. Stanley, The New Evolutionary Timetable: Fossils, Genes, and the Origin of Species (N. York: Basic
Books, 1981), p. 93.
8. A. Feduccia, "Explosive Evolution in Tertiary Birds and Mammals", Science 267(1995):637, 638.
9. Ver el capítulo 8.
1 0. a) S.J. Gould, Wonderful Life: The Burgess Shale and the Nature of History (N. York y Londres: W.W. North &
Co., 1989), pp. 39-50. Como era de esperar, el concepto no ha escapado enteramente de la crítica. Ver: b)
LOS ORÍGENES / LOS FÓSILES

D.E.G. Briggs, R.A. Fortey, M.A. Willis, "Morphological Disparity in the Cambrian", Science
256(1992):1670-1673; y discusiones posteriores de: c) M. Foote, S.J. Gould, y M.S.Y. Lee, "Cambrian and Re-
cent Morphological Disparity", Science 256(1992):1816, 1817, con una respuesta de Briggs, Fortey y Wills en
Science 256(1992):1817, 1818.
11. W.N. Stewart, G.W. Rothwell, Paleobotany and the Evolution of Plants, 2a. ed. (Cambridge y N. York: Cam-
bridge University Press, 1993), pp. 510, 511.
12. Se ha sugerido que la diversidad de especies entre los invertebrados está altamente correlacionada con el vo-
lumen y el área de las rocas sedimentarias. Ver: a) D.M. Raup, "Species Diversity in the Phanerozoic: An In-
terpretation", Paleobiology 2(1976):289-297; b) D.M. Raup, "Taxonomic Diversity During the Phanerozoic",
Science 177(1972):1065-1071. Por cuanto el volumen y la exposición de los sedimentos es mayor en las
partes más altas de la columna geológica, esto podría prejuiciar las conclusiones en el sentido de números
mayores de especies informadas más arriba en la columna. Los tipos básicos son menos.
13. Para ejemplos, ver los capítulos 4-8.
1 4. F. Bernini, "Fossil Acarida", en: A.M. Simonetta, S. Conway Morris, eds., The Early Evolution ofMetazoa and
the Significance of Problematic Taxa (Cambridge y N. York: Cambridge University Press, 1991), pp. 253-
262.
15. a) E. Pennisi, "Static Evolution: Is Pond Scum the Same Now as Billions of Years Ago?" Science News
1 45(1994):168, 169; b) J.W. Schopf, "Microflora of the Bitter Springs Formation, Late Precambrian, Central
Australia", Journal of Paleontology 42(1968): 651-688.
16. Stewart y Rothwell, p. 44 (nota 11).
1 7. A.H. Knoll, "Precambrian Evolution of Prokaryotes and Protists", en: D.E.G. Briggs, P.R. Crowther, eds., Paleo-
biology: A Synthesis (Oxford y Londres: Blackwell Scientific Publications, 1990), pp. 9-16.
1 8. Ver el capítulo 10.
19. a) R.L. Carroll, Vertebrate Paleontology and Evolution (N. York: W.H. Freeman and Co., 1988), p. 207. Para
un intento de explicación de la evolución de la tortuga sobre bases embriológicas, pero no sobre los datos pa-
l
eontológicos, ver: b) A.J. Petto, "The Turtle: Evolutionary Dilemma of Creationist Shell Game?", Creation/Evo-lution 3(4-1983):20-29. Para un intento de explicar la anatomía basada en los huesos, ver: c) M.S.Y. Lee,
"The Origin of the Turtle Body Plan: Bridging a Famous Morphological Gap", Science 261(1993):1716-1720.
20. Ch. Darwin, The Origin of Species by Means of Natural Selection, or the Preservation of Favoured Races in
the Struggle for Lile (Londres: John Murray, 1859). En J.W. Burrow, ed., reimpresión (Londres y N. York: Pen-
guin Books, 1968), pp. 291, 292.
21. Ibíd., p. 309.
22. D.M. Raup, "Conflicts Between Darwin and Paleontology", Field Museum of Natural History Bulletin
50(1979):22-29.
23. D.B. Kitts, "Paleontology and Evolutionary Theory", Evolution 28(1974):458-472.
24. S.J. Gould, The Pandas Thumb: More Reflections in Natural History (N. York y Londres: W.W. Norton &
CO., 1980), p. 181.
25. Ver el capítulo 8.
26. Cowen sugiere que se han descubierto todos los tipos de animales marinos bien esqueletizados de mares
poco profundos. R. Cowen, History of Life, 2a. ed. (Boston, Oxford y Londres: Blackwell Scientific Publica-
tions, 1995), p. 97.
27. G.G. Simpson, The Meaning of Evolution: A Study of the History of Life and of its Significance for Man, ed.
rev. (New Haven y Londres: Yale University Press, 1967), pp. 232, 233.
28. Los evolucionistas, los creacionistas y otros han escrito mucho acerca de estas lagunas. Unos pocos ejemplos
de quienes reconocen que existe un problema incluyen a: a) M. Denton, Evolution: A Theory in Crisis (Lon-
dres: Burnett Books, 1985); b) P-P. Grassé, Evolution of Living Organisms: Evidence for a New Theory of
Transformation, B.M. Carlson, R. Castro, trad. (N. York, San Francisco y Londres: Academic Press, 1977).
Traducción de: L'Évolution du Vivant c) F. Hitching, The Neck of the Giraffe: Where Darwin Went Wrong
( New Haven y N. York: Ticknor and Fields, 1982); d) A. Hoffman, Arguments on Evolution: a Paleontolo-
gist's Perspective (N. York y Oxford: Oxford University Pres, 1989); e) P.E. Johnson, Darwin on Trial, 2a. ed.
( Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1993); f) S. Lovtrup, Darwinism: The Refutation ofa Myth (Londres, N.
CAPÍTULO I I 1 LOS FÓSILES Y LA EVOLUCIÓN 21 9

York y Sidney: Croom Helm, 1987); g) M. Pitman, Adam and Evolution (Londres, Melbourne y Sidney: Rider
and Co., 1984).
29. F.R. Schram, "Cladistic Analysis of Metazoan Phyla and the Placement of Fossil Problematica", en: Simonetta
y Conway Morris, pp. 35-46 (nota 14).
30. H.C. Bold, C.]. Alexopoulos, T. Delevoryas, Morphology of Plants and Fungi, Sa. ed. (N. York y Cambridge:
Harper and Row, 1987), p. 823.
31. a) D.I. Axelrod, "The Evolution of Flowering Plants", en: S. Tax, ed., The Evolution of Life: its Origin, History
and Future. Evolution After Darwin: The University of Chicago Centennial (Chicago: University of Chicago
Press, 1960), t. 1, pp. 227-305; b) H.C. Bold, Morphology of Plants, 3a. ed. (N. York y Londres: Harper &
Row, 1973), p. 601 (la 4a. y la 5a. ediciones tuvieron como coautores a otros dos autores, y la palabra "abo-
minable" ya no se usó más; sin embargo, la idea todavía prevalece en el libro); c) A.H. Knoll, G.W. Rothwell,
"Paleobotany: Perspectives in 1980", Paleobiology 7(1-1981):7-35.
32. R.J. Wootton, "Flight: Arthropoda", en Briggs y Crowther, pp. 72-75 (nota 17).
33. Para una discusión más extensa, ver: L.J. Gibson, "Are the Links Still Missing?", trabajo no publicado distribui-
do por el Geoscience Research Institute, Loma Linda University, Loma linda, California.
34. Ha habido una disputa sobre la autenticidad de los fósiles de Archaeopteryx, pero parecen ser auténticos. Ver:
a) A.J. Charig, F. Greenaway, A.C. Milner, C.A. Walker, P.J. Whybrow, "Archaeopteryx is Not a Forgery",
Science 232(1986):622-626; b) V.E. Clausen, "Recent Debate over Archaeopteryx", Origins 13(1986):48-55.
35. a) T.J. Wheeler, "Were there Birds Before Archaeopteryx?", Creation/Evolution 13(2- 1993):25-35; b) C. Zim-
mer, "Ruffled Feathers", Discover(May 1992), pp. 44-54.
36. Ver el capítulo 9 acerca del origen discutido.
37. G.G. Simpson, The Major Features of Evolution ( N. York y Londres: Columbia University Press, 1953), p.
263.
38. Raup 1979 (nota 22).
39. R. Milner, "Horse, The Evolution of", The Encyclopedia of Evolution (N. York: Facts on File, 1990), p. 222.
40. B.J. MacFadden, Fossil Horses: Systematics, Paleobiology, and Evolution of the Family Equidae (Cambridge y
N. York: Cambridge University Press, 1992), p. 330.
41. T.S. Kemp, Mammal-like Reptiles and the Origin of Mammals (Londres y N. York: Academic Press, 1982), p.
296.
42. Carroll, p. 398 (nota 19a).
43. C. Patterson, Evolution (Londres: British Museum [Natural History], y N. York: Come]¡ University Press,
1978), p. 133. Patterson registra esta explicación pero no la defiende en particular.
44. Ibíd.
45. R.A. Kenr, "Old Bones Aren't so Bad After Al¡', Science 252(1991):32, 33.
46. C.R.C. Paul, "Completeness of the Fossil Record", en: Briggs y Crowther, pp. 298-303 (nota 17).
47. a) Denton, p. 190 (nota 28a). Los datos de Denton están basados en: b) A.S. Romer, Vertebrate Paleonto-
logy, 3a. ed. (Chicago y Londres: University of Chicago Press, 1966), pp. 347-396.
48. D. Attenborough, Life on Earth: A Natural History (Londres: William Collins Sons y la British Broadcasting
Corporation, 1979), p. 112.
49. R. L. Ecker, The Dictionary of Science and Creationism (Buffalo, NY: Prometheus Books, 1990), p. 94.
LAS GRANDES CATÁSTROFES

Hay momentos en que la verdad


difícilmente parece probable.
NicoLAs BoiLEAU'

as grandes catástrofes mundiales son extremadamente raras, y te-


L nemos dificultad en incorporarlas a nuestro pensamiento. En este
capítulo seguiremos la historia de la aceptación, el rechazo y luego
l a reaceptación del concepto de grandes catástrofes. También consi-
deraremos algunos ejemplos, incluyendo el diluvio (del Génesis) de
l as Escrituras.

LA HISTORIA DE UN CASO
En 1923 Harlen Bretz, un geólogo de mente independiente,
describió uno de los paisajes más inusuales que se encuentran en
l a superficie de nuestro planeta. Una superficie de unos 40.000
km2 en la región sudeste del Estado de Washington, EE.UU., se
caracteriza por una vasta red de enormes canales secos, algunos
de varios kilómetros de ancho, que forman un laberinto de montí-
culos y cañones cortados en la dura y áspera roca volcánica. A
diferencia de los valles de los ríos usuales que en general tienen
una sección que forma una amplia V, estos canales a menudo
muestran costados empinados y pisos planos. Además, enormes
montones de grava arrastrada se pueden encontrar a diferentes altu-
ras. Evidencias de centenares de antiguas cascadas, algunas de hasta
1 00 m de alto, con grandes pozos de erosión en la base, son testimonio
de algo muy poco usual. ¿Cómo se formó ese paisaje? Bretz tenía una
i dea, pero fue lo suficientemente extravagante como para iniciar una contro-

223
224 LOS OR[GENES 1 LAS ROCAS

versia geológica que duró 40 años.


En su primera publicación sobre este tema, Bretz no expresó su sospecha
de una gran inundación catastrófica, sino sólo indicó que se requería una prodi-
giosa cantidad de agua.' Sin embargo, ese mismo año publicó un segundo artí
culo donde expresaba plenamente su concepto de que este paisaje había sido
formado por una inundación realmente vasta y catastrófica de corta duración.
Esta inundación había barrido el área, erosionando canales y depositando in-
mensas barras de grava.3
En ese tiempo el clima del pensamiento geológico era completamente
opuesto a explicaciones que estuvieran asociadas con catástrofes, y Bretz lo sa-
bía. El uniformismo, l a idea de que los cambios geológicos sucedieron lenta
mente durante largos períodos, era el concepto aceptado. Se reconocían los
volcanes y los terremotos, pero se los consideraba sin importancia; otros cam-
bios geológicos eran interpretados como que se habían desarrollado muy lenta-
mente. El catastrofismo, l a idea de cambios repentinos y grandes, era anatema.
Estaba en la misma categoría como se encuentra el creacionismo en muchos
círculos ahora: totalmente inaceptable. La comunidad geológica tenía que tratar
con el joven Bretz, novato, que estaba completamente fuera de línea. Las ideas
heréticas de Bretz estaban también incómodamente cercanas a la idea rechaza-
da del diluvio bíblico.4 Adoptar sus ideas significaría regresar al catastrofismo, lo
que implicaba retornar al "oscurantismo medieval".'
Mientras Bretz, que era profesor de geología de la Universidad de Chicago,
continuaba su estudio y sus publicaciones, algunos geólogos decidieron tratar
de usar la persuasión con su descarriado colega. Bretz fue invitado en 1927 a
presentar sus conceptos a la Sociedad Geológica de Washington, DC. Había
un propósito especial en esta invitación: "Una verdadera falange de incrédulos
se habían reunido para debatir la hipótesis de la inundación ".6 Después de la
presentación de Bretz, cinco miembros del prestigioso US Geological Survey
[ Oficina Geológica de l os Estados Unidos] presentaron objeciones y explica-
ciones alternativas tales como la glaciación y otros cambios lentos.' ¡Dos de
estos geólogos ni siquiera habían visitado esa región! Al responderles, un Bretz
cansado comentó que, "tal vez, mi actitud de finalismo dogmático está demos-
trando ser contagioso"." Uno de los grandes problemas para la idea de Bretz si-
guió sin respuesta: ¿De dónde vino toda esa agua tan repentinamente? Aparente-
mente, en esa reunión no cambió ninguna idea; el concepto de una inunda-
ción catastrófica era descabellado.
CAPÍTULO 12 / LAS GRANDES CATÁSTROFES 225

En los años siguientes, la comunidad geológica se concentró en desarro-


ll ar alternativas para el modelo de Bretz. En las palabras de Bretz, la "herejía de-
be ser suave pero firmemente eliminada". 9 A pesar de todo, las evidencias del
campo continuaron generando ideas favorables hacia una interpretación catas-
trófica, y comenzó la moderación en el conflicto. Bretz y otros encontraron una
fuente para el agua de la inundación. El antiguo lago Missoula, hacia el este,
una vez había almacenado 2.100 km' de agua. Algunas evidencias indicaban
que el hielo había formado un dique en el lago. Una repentina rotura del hielo
habría liberado el agua necesaria para explicar la evidencia de la rápida erosión
que se veía hacia el oeste. El mejor apoyo para esta explicación vino más tarde
cuando se encontraron gigantescas marcas de olas Ondulas) tanto en el Lago
Missoula como en la región de los canales hacia el oeste. Sin duda ustedes co-
nocen esas óndulas: marcas paralelas que con frecuencia deja el agua en las
corrientes que tienen fondo de arena. Generalmente tienen pocos centímetros
de una cresta a la siguiente. Pero las ondas formadas en el piso del lago Missou-
l a y hacia el oeste eran gigantescas, con alturas de 15 m y una distancia de 150
m de una cresta a la otra." Sólo una vasta cantidad de agua que se movía rápi-
damente podría haber producido tal efecto. Estudios más recientes se han con-
centrado en los detalles. Algunos sugieren que pudo haber habido hasta ocho
episodios de inundaciones o más." Se estima que un volumen de 7,2 km' de
agua fluyeron a 108 km por hora, y se han propuesto mecanismos para erosio-
nar los canales profundos en la dura roca volcánica en pocas horas o días.12
Eventualmente, las magistrales interpretaciones de Bretz, basadas en un
cuidadoso estudio de las rocas mismas, llegaron a ser aceptadas por la mayoría
en la comunidad geológica. En 1965 la Asociación Internacional de Investiga
ciones del Cuaternario organizó un viaje de estudio a esa región. En la conclu-
sión de la conferencia, Bretz, que no había podido asistir, recibió un telegrama
de los participantes en el que le enviaban su saludo, y terminaban con la si-
guiente frase: "Todos somos ahora catastrofistas".' 3 En 1 979 Bretz recibió la
Medalla Penrose, el premio geológico más prestigioso de los Estados Unidos.
Este "Noé" moderno y su diluvio, también indeseado, habían sido vindicados.

EL CATASTROFISMO Y EL UNIFORMISMO
La idea de eventos geológicos rápidos, grandes e inusuales, el catastrofis-
mo, y l a idea opuesta de cambios lentos, el uniformismo, han desempeñado un
papel preponderante en la interpretación de la historia pasada de nuestro mun-
LOS ORÍGENES 1 LAS ROCAS

do. Los largos períodos requeridos por los lentos cambios uniformistas exigían
que se descartara el informe bíblico de un comienzo reciente para explicar las
enormes capas geológicas que se encuentran en la tierra. Por otro lado, el dilu-
vio bíblico representa un buen ejemplo de catastrofismo cuando grandes even-
tos ocurren rápidamente. Algunas veces el uniformismo (una forma de actua-
lismo) se define como "el presente es la clave del pasado", lo que significa, en
parte, que las lentas tasas de cambio actuales representan cómo esos cambios
ocurrieron en el pasado. Como era de esperar, las definiciones tanto del catas-
trofismo como del uniformismo han llegado a estar bajo un escrutinio severo,
con la plétora resultante de redefiniciones y usos conflictivos.14 Seguiremos el
uso más generalizado de los términos, como fueron explicados más arriba.
A través de la mayor parte de la historia humana, el catastrofismo fue un
concepto bien aceptado.15 Era común en la antigua mitología y en la antigüedad
greco-romana. El interés se desvaneció durante la época medieval, aunque los
árabes siguieron de cerca a Aristóteles, quien creía en catástrofes. Durante el
Renacimiento hubo un renovado interés, especialmente en el diluvio (del Géne-
sis). Los abundantes fósiles marinos que se encontraban en las montañas se ex-
plicaron a menudo como el resultado de ese catastrófico evento. La mayor par-
te de los siglos XVII y XVIII fueron testigos de intentos de armonizar la ciencia
con los informes bíblicos de la creación y del diluvio. Sin embargo, hubo algu-
nos detractores notables, tales como René Descartes (1596-1650), quien sugirió
que la Tierra se formó por un proceso de enfriamiento. Hubo también modifica-
ciones de las ideas ortodoxas, tales como la sugerencia de que el diluvio pudo
haber sido el resultado de causas naturales y que pudo no haber formado todas
l as capas de rocas sedimentarias. Georges Cuvier (1769-1832) en Francia propu-
so múltiples catástrofes, y unos pocos eruditos defendían el uniformismo, in-
cluyendo a M. V. Lomonosov (1711-1765) en Rusia, y James Hutton (1726-
1797) y su defensor, John Playfair (1748-1819), en Escocia e Inglaterra. Estos
últimos dos hicieron mucho para promover esa idea. Al mismo tiempo, tam-
bién en Inglaterra, había un sólido apoyo en favor del diluvio bíblico, entre los
que se destacan autoridades como William Buckland, Adam Sedgwick, Wi-
Iliam Conybeare y Roderick Murchison. En este ambiente apareció un libro que
tuvo más influencia sobre el pensamiento geológico que ningún otro.
Principies of Geology [Principios de geología] apareció por primera vez en
1830. Escrito por Carlos Lyell (1797-1875), enfatizaba fuertemente el uniformis-
mo. Fue muy exitoso, pasando por once ediciones. Cambió el clima dominante
CAPÍTULO 12 / LAS GRANDES CATÁSTROFES

del pensamiento geológico del catastrofismo a los estrictos cambios lentos del
uniformismo; específicamente, "los efectos permanentes de causas que están W,
ahora en acción", como Lyell lo presentaba.16 No sólo influyó este libro sobre la
geología, sino que tuvo efecto también sobre la ciencia como un todo. Se infor-
ma que fue una de "las posesiones más atesoradas" por Carlos Darwin" mien-
tras viajaba a bordo del HMS Beagle. A mediados del siglo, el uniformismo era
el concepto dominante, y el catastrofismo un concepto en retirada.
Parte del éxito del libro de Lyell puede atribuirse a sus astutos esfuerzos
para promover sus conceptos. Las cartas a su amigo y defensor, Poulett Scrope,
ilustran bien esto: "Si no irritamos, lo que temo que ocurra... llevaremos a todos
con nosotros. Si no triunfamos sobre ellos, sino felicitamos la liberalidad y la
i mparcialidad de la época presente, los obispos y santos iluminados se unirán
con nosotros para despreciar a los físico-teólogos [catastrofistas]. Es el momento
de golpear, así que regocíjese de que, pecador como usted es, el Q.R. [ Quar-
terly Review] está abierto para usted...
"Si Murray [el publicador] tiene que impulsar mis tomos, y usted maneja la
geología de la Q.R., podremos en poco tiempo producir un cambio completo
en la opinión pública". 1 8
Como lo esperaba, Lyell logró el cambio completo, si no de la opinión pú-
blica, ciertamente de la comunidad geológica. Por más de un siglo las interpre-
taciones catastróficas mayores no fueron toleradas. Mirando atrás al estableci
miento del paradigma, Stephen J. Gould, de Harvard, comenta: "Carlos Lyell
fue educado como abogado, y su libro es más un alegato en favor del gradualis-
mo que un informe imparcial de las evidencias... Lyell denigró el catastrofismo
como anticuado, como un último esfuerzo de los traficantes de milagros que
tratan de conservar la cronología mosaica de una Tierra que tiene sólo unos
pocos miles de años de edad.
"Dudo que alguna vez se haya hecho una caracterización más injusta de
una visión mundial científica reconocida".1 9
A mediados del siglo XX, algunos geólogos notaron que el uniformismo es-
tricto estaba en desacuerdo con los datos de las rocas mismas. Bretz, como se
mencionó más arriba, encontró evidencias de una acción muy rápida. Otros
hombres de ciencia estaban encontrando capas sedimentarias con componentes
tanto de aguas poco profundas como de aguas muy profundas .2° ¿Cómo pudie-
ron estos componentes mezclarse bajo condiciones tranquilas? La solución: co-
rrientes de barro subacuáticas catastróficas, que comienzan en aguas poco pro-
LOS ORÍGENES / LAS ROCAS

fundas y fluyen hacia las profundidades. Estos flujos rápidos, llamadas corrien-
tes de turbidez, producen depósitos especiales llamados turbiditas. Sorpren-
dentemente, las turbiditas resultaron ser muy comunes en todo el mundo . 2 1
Unas pocas almas atrevidas sugirieron otras actividades catastróficas tales como
l as extinciones en masa causadas por el bombardeo de radiaciones cósmicas de
alta energía22 y l a rápida difusión de agua ártica fría en los océanos del mun-
do . 2 s Todas estas teorías indican una creciente separación del uniformismo es-
tricto.
El golpe de gracia al dominio de las explicaciones uniformistas no proce-
dió, sin embargo, del estudio de las rocas mismas, sino de los fósiles que ellas
contienen. ¿Por qué desaparecieron los dinosaurios cerca del final del Cretá
cico, y por qué son evidentes diversas extinciones en masa 14 en otros niveles
del registro fósil? 25 Debería encontrarse alguna causa razonable. Se han pro-
puesto diversas ideas para la extinción de los dinosaurios, desde la muerte por
i nanición hasta hongos venenosos o aun fiebre del heno. Sin embargo, su desa-
parición ha sido considerada, en general, como un misterio. Luego en 1980,
el premio Nobel Luis Álvarez, de la Universidad de California en Berkeley, y
otros26 sugirieron que la abundancia poco usual del elemento iridio que se en-
cuentra en una cantidad de lugares en todo el mundo en la capa superior del
Cretácico podría haber provenido de un asteroide que se estrelló en la tierra,
matando a todos los dinosaurios al mismo tiempo. La idea generó reacciones
mixtas. Había dudas, por cuanto los dinosaurios y otros organismos no parecían
desaparecer tan repentinamente en las capas fósiles. Otros propusieron una ac-
tividad volcánica generalizada e incendios globales, o el impacto de un come-
ta en vez del de un asteroide .27 El debate sobre los detalles continúa, pero la
puerta a interpretaciones catastróficas está bien abierta. Las publicaciones
científicas informan ahora de una gran variedad de cambios mayores repenti-
nos.
Algunas de las ideas catastróficas más nuevas proponen que los cometas o
l os asteroides pudieron generar olas oceánicas de alturas de hasta 8 km 28 y pe-
nachos de elementos vaporizados a centenares de kilómetros de altura sobre la
superficie de la Tierra .29 Otros han propuesto efectos que incluyen golpes de ai-
re a 500° C y a 2.500 km por hora que matarían la mitad de la vida sobre la
Tierra, y terremotos globales con ondas del suelo que típicamente llegarían a 10
m de altura. También se ha propuesto la apertura de grietas de 10 a 100 km de
l argo, y la rápida formación de montañas. 3° Hasta se ha hecho la sugerencia
CAPíTULO 12 1 LAS GRANDES CATÁSTROFES 229

de que estos impactos podrían haber iniciado la ruptura del antiguo supercon-
tinente de la Tierra llamado Gondwana. 31
El catastrofismo ha regresado rápidamente, pero no es exactamente el ca-
tastrofismo clásico de hace dos siglos que incorporaba el diluvio bíblico como
uno de los eventos geológicos mayores. Pero es interesante, algunos geólogos
han sugerido recientemente que un impacto extraterrestre podría estar relacio-
nado con el informe del diluvio del Génesis.32 Actualmente, se aceptan fácil-
mente catástrofes mayores y rápidas, pero en contraste con el diluvio bíblico
que sólo tomó un año, se introduce una abundancia de tiempo entre las gran-
des catástrofes. El término neocatastrofismo (catastrofismo nuevo) parece estar
ganando aceptación al intentar distinguir este concepto más nuevo del catastro-
fismo antiguo. Del mismo modo, el término neodiluvialismo (conceptos diluvia-
l es nuevos) se está introduciendo para designar ideas más nuevas de gran activi-
dad diluvial durante las catástrofes.33 El retorno a las interpretaciones catastrófi-
cas ha sido identificado como "una gran apertura filosófica", 34 y se reconoce
que "el destacado papel de grandes tormentas a través de la historia geológica
está llegando a ser cada vez más reconocido"." Este último concepto se adecua
bien al modelo bíblico del diluvio como una serie larga de tormentas durante el
año del diluvio.
El neocatastrofismo ha estimulado la reinterpretación de muchos rasgos
geológicos. Por ejemplo, muchos depósitos sedimentarios que se pensaba se
habían acumulado lentamente, ahora se interpretan como el resultado de rápi
das corrientes de turbidez, y una cantidad de arrecifes de coral fósiles que se
formaron lentamente, se reinterpretan ahora como rápidas corrientes de es-
combros. 36 Estas interpretaciones más nuevas, por sí mismas, se adecuan bien
con el concepto bíblico del diluvio.
Otras lecciones importantes se pueden aprender de la historia de estas in-
terpretaciones. Durante milenios se aceptaron las catástrofes, luego durante al-
go más de un siglo fueron virtualmente erradicadas de todas las interpretaciones
geológicas; ahora se las acepta de nuevo. Deberíamos ser cautos acerca de la
aceptación de paradigmas basados en opiniones, o en una cantidad limitada
de información.

EJEMPLOS DE ACCIÓN RÁPIDA


En condiciones normales tranquilas, los cambios en la superficie de la tie-
rra avanzan muy lentamente. Sin embargo, hay muchos ejemplos de acción
LOS ORÍGENES 1 LAS Rocas

catastrófica que nos permiten concebir cambios grandes en corto tiempo.


La erosión puede ocurrir muy rápidamente. En 1976, en el recientemente
construido Dique Teton, en Idaho (EE.UU.), se produjo una pérdida que no se
pudo detener, y el agua torrentosa cortó a través de los sedimentos a una pro
fundidad de 100 m en menos de 1 hora .s7 El dique había sido hecho con sedi-
mentos blandos; sin embargo, también puede deducirse una erosión rápida de
una profundidad equivalente de basalto duro en pocos días como en el caso
de los canales de Bretz mencionados arriba. Se ha determinado que la capaci-
dad de arrastre del agua que corre crece con la tercera o la cuarta potencia de la
velocidad. 38 Esto significa que si la velocidad aumenta 10 veces, el agua puede
l l evar de 1.000 a 10.000 veces más sedimento.
Los no creacionistas a veces señalan que la columna geológica es demasia-
do gruesa para haber sido depositada en el solo año del diluvio.39 Pero este
puede no ser un argumento significativo. Aunque la mayoría de los creacionistas
excluirían de la acción del diluvio las porciones inferiores de la columna geoló-
gica (Precámbrico) así como las superiores (ver más abajo), algunas tasas de de-
posición actuales son tan rápidas que habría poco problema en depositar toda la
columna en unas pocas semanas. Las corrientes de turbidez pueden depositar
sus sedimentos en una localidad determinada en unos pocos minutos o menos,
y sobre miles de kilómetros cuadrados en pocas horas. Una sola megaturbidita
que se encontró en España tiene un espesor de 200 m, junto con un volumen
i nmenso de 200 km3 .40 Hay también otros métodos diferentes al de las corrien-
tes de turbidez para una rápida deposición de sedimentos. Un diluvio intenso
que dura un año podría depositar muchísimos ledimentos.
La acumulación de gruesas capas de pequeños organismos microscópicos
tales como la de White Cliffs de Dover, en Inglaterra, se presume a menudo
que demandó largos períodos. Pero tales acumulaciones pueden ocurrir rápi
damente. A lo largo de la costa de Oregón (EE.UU.), una tormenta de tres días
con vientos huracanados y lluvia depositó 10 a 15 cm de diatomeas microscópi-
cas en una distancia de 32 km .41 Yo he visto un ave fósil bien conservada y
muchos peces en gruesos depósitos de diatomeas microscópicas cerca de Lom-
poc, California. También se encontró una ballena en este depósito. Tal conser-
vación requeriría un enterramiento rápido antes de que ocurriera la desarticula-
ción del organismo. Evidentemente, los organismos microscópicos pueden ser
depositados rápidamente.
Otro ejemplo de acción rápida es la formación de la isla volcánica de Surt-
CAPÍTULO 12 1 LAS GRANDES CATÁSTROFES

La nueva Isla de Surtsey, al sur de Islandia. Nótese la playa, el acantilado, y los hombres que ayu-
dan a dar la escala. Cinco meses y dos días antes, esta área era mar abierto. Los pequeños objetos
blancos en la playa son krill. Los acantilados en el horizonte lejano no son parte de la nueva isla.*

* De Thorarinsson, Figura 39 (nota 42). Copyright O 1964, 1966, por Almenna Bokafelagid. Usada con
permiso de Viking Penguin, una división de Penguin Books, USA, Inc.

sey en 1963, ubicada al sur de Islandia. En cinco días se formó una isla de 600
m de largo donde antes sólo había habido océano libre. Eventualmente alcanzó
un diámetro de casi 2 km. Sorprendentemente, cuando se visitó la isla, parecía
como si hubiera estado allí por mucho tiempo. En unos cinco meses se habían
desarrollado una playa de apariencia madura y un barranco (ver la Figura
12.1). Uno de los investigadores comentó: "Lo que en otros lugares llevaría mi-
l es de años... puede tomar aquí unas pocas semanas, o aun unos pocos días.
"En Surtsey fueron suficientes unos pocos meses para crear un paisaje tan
variado y maduro que era casi increíble" .42
Parecería que tenemos dificultad en pensar "en forma catastrófica". Esto
puede ser porque las catástrofes son raras y desagradables de contemplar. Esta
LOS ORÍGENES 1 LAS ROCAS

resistencia puede explicar en parte por qué la gente es atrapada por esos even-
tos poco usuales, aun cuando haya advertencias previas del desastre inminente.
En 1902, en la Isla de Martinica, el Mount Pelée estalló, produciendo un flujo
volcánico que pasó sobre una fábrica de azúcar matando a más de 150 perso-
nas. Estas y otras actividades del volcán causaron preocupación entre los habi-
tantes del pueblo de St. Pierre, y algunos se fueron a regiones más seguras. Con
el fin de aliviar el pánico, las autoridades del gobierno aseguraron a la pobla-
ción de que no había riesgo inmediato, y aun el gobernador de la isla y su espo-
sa se mudaron a St. Pierre para animar a la gente a quedar en el pueblo. Una
erupción volcánica grande en una isla vecina sirvió para dar seguridad a la
gente, ya que llegaron a la conclusión de que la presión volcánica sobre el
Mount Pelée se había aliviado. Muchos regresaron a St. Pierre. A la mañana si-
guiente, el Mount Pelée estalló repentinamente, enviando una nube de ceniza y
vapor a 700° C (una nube ardiente) que aniquiló a 30.000 residentes de St. Pie-
rre en dos minutos.43 La historia registra que sólo sobrevivieron entre 2 y 4 per-
sonas. Uno era un convicto, protegido porque estaba en una celda subterránea.
Después de su rescate, fue vuelto a encarcelar inmediatamente.
Deberíamos recordar que otros agentes, tales como los terremotos y el
viento también pueden causar cambios rápidos bajo condiciones catastróficas.
No hay escasez de ejemplos que muestran que pueden ocurrir cambios geológi
cos mayores rápidamente, y sin embargo, porque son raros, tenemos dificultad
en incorporarlos a nuestro pensamiento.

EL DILUVIO DEL GÉNESIS


Una inundación que cubra la superficie entera de la Tierra es muy poco
usual. Sin embargo, las interpretaciones geológicas recientes que se inclinan
hacia el catastrofismo, involucrando una rápida destrucción de la vida, sugieren
que este concepto podría no ser tan excepcional. Además, la idea de una inun-
dación universal no está solamente en la Biblia. Que esta clase de inundación
sea un rasgo tan dominante en las leyendas antiguas 44 da razón amplia para
sospechar que ocurrió, aun cuando se deje de considerar el informe bíblico.
Con todo, entre los documentos antiguos, la Biblia da el informe más abarcante
de este evento . 45 Desafortunadamente, los detalles geológicos en la Biblia son
muy escasos, pero un repaso de la información ofrecida es instructivo.
La Biblia describe que la Tierra antes del diluvio era algo diferente de la ac-
tual. Probablemente no había lluvia ,46 pero había humedad abundante, e inclu-
CAPíTULO 12 / LAS GRANDES CATÁSTROFES

so ríos . 47 Esto sugiere un sistema hidrológico diferente del actual.


La siguiente cronología del diluvio está implícita en el relato. 48 Siete días
después que Noé entrara al arca, las aguas subterráneas saltaron a la superficie
acompañadas de lluvia fuerte que duró por lo menos 40 días. Las aguas del di
l uvio no subieron repentinamente; el texto bíblico sugiere que estaba involu-
crado un proceso extendido . 49 El período de 40 días parece estar incluido en
el siguiente período de 150 días, durante el cual las aguas permanecieron, o
más probablemente, aumentaron de modo que las montañas más altas de la
Tierra fueron cubiertas. Como el texto bíblico parece afirmar que las "cataratas
de los cielos" y "las fuentes del grande abismo" no se cerraron hasta el fin de los
150 días, so es más probable que las aguas crecieran durante 150 días, como lo
i ndican algunos traductores de la Biblias' A esto siguió un fuerte viento, la dis-
minución de las aguas y el desecamiento de la tierra durante varios meses.
Cuando Noé dejó el arca 1 año y 17 días después de haber entrado en ella, por
l o menos las áreas más elevadas de la vecindad estaban secas,52 y probable-
mente algo de vegetación ya había germinado. Sin duda, siguieron a esto una
cantidad de ajustes geológicos significativos de la corteza terrestre, disminuyen-
do en intensidad durante los siglos o aun milenios siguientes.
Algunas veces se hacen preguntas acerca del arca de Noé: ¿Cómo pudieron
entrar en ella todos los animales? Los creacionistas postulan menos especies en
el tiempo del diluvio. Por causa de la variación limitada desde el diluvio, muy
probablemente al nivel de especies, hay más variedades ahora que las que se
conservaron en el arca. En adición, sólo estarían involucrados los animales te-
rrestres; se esperaría que los organismos marinos hubieran sobrevivido al dilu-
vio. Algunos cálculos indican que dentro de estas restricciones parece haber
habido espacio suficiente en el arca, posiblemente dos o tres veces más que el
mínimo necesario . 53
También surgen preguntas acerca de por qué algunos animales singulares
como los marsupiales de Australia se encuentran en el registro fósil y viviendo
actualmente en la misma región del mundo. Si estuvieron en el arca, que proba
blemente se detuvo en el Cercano Oriente, ¿cómo regresaron a Australia? Con la
premisa de que la recolección de los animales en el arca hubiera involucrado
una conducción especial, algunos creacionistas creen que no sería inconsisten-
te suponer que la misma conducción los guió para regresar a su territorio origi-
nal ,s4 aunque la Biblia no menciona su regreso. A veces se ha sugerido que ins-
tintos como los de los mamíferos, las aves y los peces migratorios, que los hacen
LOS ORÍGENES 1 LAS ROCAS

volver a sus lugares de nacimiento, pudieron haber facilitado el regreso a su


patria. El problema del regreso no se aplica a la mayoría de los demás continen-
tes del mundo, donde la congruencia entre los fósiles y los tipos vivientes no es
especialmente singular.

EL DILUVIO Y LA SEMANA DE LA CREACIÓN


Muy rara vez se aprecia la importancia del diluvio para el informe de la
creación.55 A menos que la mayor parte del registro fósil se formara durante el
diluvio, una creación completa en seis días56 parece imposible. Esto es porque
l as capas de sedimentos contienen clases diferentes de fósiles a diferentes nive-
l es de la columna geológica. Si hay millones de años en la columna geológica
entre dos clases básicas de fósiles, entonces Dios no creó ambas en un sólo pe-
ríodo de creación de seis días. Por ejemplo, si una esponja se supone que fue
creada hace 550 m.a. [millones de años] y un dinosaurio hace 180 m.a., enton-
ces, obviamente, Dios no creó ambos en un evento creativo que duró seis días,
como él afirma . 5 7 No hay incongruencia si estos organismos se originaron du-
rante la semana de la creación y luego fueron enterrados en diferentes niveles
de la columna geológica durante el año que duró el diluvio universal. El diluvio
del Génesis reconcilia la columna geológica con la semana de la creación. Sin
un diluvio, tendríamos dificultades para reconciliar las gruesas capas de sedi-
mentos con una creación reciente. Los sedimentos se acumulan ahora a un
promedio de unos pocos centímetros cada mil años. Hay capas de sedimentos
que tienen un promedio de centenares de metros, mientras que en una cantidad
de lugares sobre la Tierra, están presentes varios kilómetros de espesor de sedi-
mentos fanerozoicos que contienen fósiles. Sin un diluvio universal que deposi-
te estos estratos rápidamente, la creación reciente descrita en la Biblia afronta
serios desafíos.

¿FUE EL DILUVIO DEL GÉNESIS UN EVENTO LOCAL?


El diluvio del Génesis es considerado con frecuencia como un evento lo-
cal en la Mesopotamia. Por varias razones, 58 no parece que esta idea pueda
reconciliarse con el registro bíblico y la distribución mundial de sedimentos y
fósiles:
1) El informe del Génesis repetidamente enfatiza un diluvio universal5 9 con
declaraciones tales como: "todos los montes altos que había debajo de todos
l os cielos, fueron cubiertos"; "murió toda carne que se mueve sobre la tie-
CAPÍTULO 121 LAS GRANDES CATÁSTROFES

rra"; "todo lo que tenía aliento de espíritu de vida en sus narices... murió"..
"fue destruido todo ser que vivía sobre la faz de la tierra" . 6o
.
2) Después del diluvio, Dios promete no destruir otra vez el mundo por este
método. 61 Como las inundaciones locales son bastante frecuentes, cada inunda -
ción local posterior sugeriría que Dios no cumple sus promesas. En cambio, la
promesa concierne, la ausencia de destrucción de la superficie entera de la Tie-
rra, y esa promesa sí se ha cumplido.

3) ¿Por qué se le pidió a Noé que construyera un arca grande 61 para conservar la
variedad de animales si el diluvio sería solamente local? Se esperaría que los
animales tuvieran una amplia distribución, y no serían eliminados sólo por una
i nundación local.

4) El informe de la creación del Génesis parece estar en conflicto con un con-


cepto de inundación local, porque sin un diluvio universal no parece haber
manera de explicar las gruesas capas de la columna geológica que se encuen-
tran en todos los continentes del mundo. Como se indicó más arriba, el diluvio
es necesario para reconciliar la columna geológica con una creación reciente en
seis días. Ya que la columna geológica está bien representada en todos los con-
tinentes, esta reconciliación es necesaria para todos los continentes. La negación
de un diluvio universal implica la negación de una creación universal en seis
días. Este no es el modelo bíblico. La Biblia parece hablar tanto de una creación
universal como de un diluvio universal.

MODELOS DEL DILUVIO


Los creacionistas han propuesto varios modelos para el di luvio. 63 Sin em-
bargo, se necesitan hacer más trabajos, y la precaución dictaría la necesidad
de considerar a cada modelo como provisorio. En general, los modelos caen
en tres grandes categorías: 1) intercambio de los continentes con los océanos en
ocasión del diluvio; 2) contracción y expansión de la Tierra; y 3) subsidencia de
l os continentes durante el diluvio y posterior levantamiento. También son posi-
bles combinaciones de estos y otros modelos.
La configuración de los tipos de rocas de la corteza terrestre es importante
para cualquier consideración de un modelo del diluvio. Los continentes actuales
están cubiertos por estratos sedimentarios que generalmente tienen origen te-
CAPÍTULO 121 LAS GRANDES CATÁSTROFES

rrestre (o continental) o marino, pero a veces, ambos orígenes. Podemos saber el


origen por los organismos terrestres o marinos representados por los fósiles. Los
sedimentos en nuestros océanos actuales son bastante delgados comparados
con los que están sobre los continentes (Figura 12.2 C). Un roca basáltica pesa-
da de alta densidad (tipo volcánico) yace en el fondo de los océanos, mientras
l os continentes tienen una base más liviana, de roca granítica. Esta disposición
mantiene a nuestros continentes literalmente flotando sobre las rocas más den-
sas, y de este modo los mantiene por sobre el nivel del mar para que tengamos
tierra seca sobre la cual vivir.
El modelo del intercambio de los continentes con los océanos propone
que los continentes actuales eran mares antediluvianos y viceversa .,4 Durante el
diluvio hubo transferencias grandes de sedimentos de los continentes prediluvia
l es a los mares antediluvianos. Esto fue acompañado por procesos geoquími-
cos complejos que involucran el ajuste de tipos de rocas así como ajustes con-
secuentes de la topografía de la Tierra en respuesta a la carga (ajustes isostáti-
cos), como para producir nuestros continentes actuales. Este modelo requiere
una gran cantidad de sedimentos diluviales. Una modificación de este modelo
sugiere el colapso de extensos acuíferos antediluvianos continentales, produ-
ciendo así nuestros océanos actuales.
La idea de una tierra en expansión ha sido persistente pero minoritaria en
l as interpretaciones científicas contemporáneas. ,' Se pueden encontrar eviden-
cias creíbles que apoyan este modelo. Algunos creacionistas se han apropiado
del concepto para sugerir un modelo sencillo pero elegante. Para producir el
diluvio, la Tierra se contrajo, lo que obliga al agua a cubrir los continentes. Para
terminar el diluvio, la Tierra se expande a medida que los continentes se sepa-
ran y las aguas regresan a los océanos. Un problema: no hay una buena manera
de expandir y contraer la Tierra. Algunos han sugerido un cambio en la constan-
te gravitatoria.„
La subsidencia y la elevación de los continentes es el modelo más sencillo
(Figure 12.2). En este ejemplo el diluvio sería causado por el flujo de algunos de
l os estratos blandos y más profundos (astenosfera), que salen de debajo de los
continentes y se meten debajo de los océanos. Este proceso elevaría el fondo de
l os océanos y bajaría los continentes (flechas cortas en la Figura 12.2 B), lo que
resultaría en la inundación de los continentes con el transporte de algunos sedi-
mentos marinos sobre los continentes. Muchos geólogos actuales aceptan el
movimiento de una astenosfera parcialmente derretida como el medio de mover
LOS ORÍGENES 1 LAS ROCAS

l os continentes mediante el movimiento de sus placas subyacentes. 67 Durante el


diluvio del Génesis las aguas gradualmente crecientes erosionarían los sedi-
mentos antediluvianos, incluyendo algunos sedimentos precámbricos que se-
rían redepositados junto con los organismos vivientes que serían fosilizados.
Los' sedimentos de origen terrestre alternarían con los sedimentos de los mares
antediluvianos, mientras diferentes áreas de origen serían transportadas a las
cuencas de depósito (nótense las flechas largas en la Figura 12.2 B). Al final del
diluvio los continentes, que están hechos de una roca granítica de menor densi-
dad, se elevarían haciendo que el agua volviera a los océanos, lo que resultaría
en la erosión de algunos de los depósitos diluviales que están sobre los conti-
nentes. Un problema de este modelo es la abundancia de sedimentos marinos
sobre los continentes sin tipos de fósiles terrestres debajo de ellos. Posiblemente
este tipo de disposición podría haberse originado en grandes mares antedilu-
vianos que ya estuvieran sobre los continentes (mares epicontinentales) con se-
dimentos marinos adicionales que vienen de los grandes océanos más allá de
l os continentes (la flecha más larga de la Figura 12.2 B). Este esquema complica-
ría la teoría sencilla de la interpretación de zonación ecológica (Figura 1 0.2)
del registro fósil. Sin embargo, generalmente no se considera que el diluvio ha-
ya sido un evento sencillo.
Estos modelos del diluvio son sólo sugerencias introductorias. Se necesita
una investigación más abarcante de un evento tan complejo. En esta área el es-
tudio recién ha comenzado.

FACTORES GEOLÓGICOS RELACIONADOS CON EL DILUVIO


El agua para el diluvio muy probablemente ya estaba presente en la Tierra
antediluviana. La mayor parte de ella habría estado en los mares prediluviales,
alguna parte en "las fuentes del grande abismo", 68 y una pequeña parte en la at
mósfera. El concepto del diluvio del Génesis es a menudo criticado por los
geólogos y otras personas porque la Tierra no pareciera tener agua suficiente
para cubrir la cumbre del Monte Everest, 69 mientras que la Biblia afirma que to-
da la Tierra fue cubierta. El Monte Everest tiene casi 9 km de altura sobre el ni-
vel del mar. Esta crítica puede no ser muy significativa ya que los creacionistas
postulan a menudo una topografía prediluvial más plana, y entonces se necesi-
taría mucho menos agua para cubrirla (por ejemplo, Figura 12.2 B). Si la super-
ficie de la Tierra fuera perfectamente lisa, estaría completamente cubierta por un
océano de más de 2,44 km de profundidad.7° Después del diluvio se postula
CAPÍTULO 121 LAS GRANDES CATÁSTROFES

un significativo levantamiento de montañas. Tanto los geólogos diluviales como


l os no diluviales concuerdan que el Monte Everest y muchas otras montañas re-
presentan un levantamiento después de la deposición de los estratos sedimenta-
rios. La topografía actual no debería ser usada para estimar el volumen de agua
necesario para un diluvio universal.
Se me ha preguntado con frecuencia por qué un evento de tal magnitud
como un diluvio universal no mezclaría todo. Este es el llamado "modelo de
bañera", en el que todo es fácilmente revuelto. En realidad, los estratos sedi
mentarios que se ven en el mundo entero tienden a ser bastante ordenados y
singulares cuando se los mira a una escala suficientemente grande. Por varias
razones no deberíamos esperar que todo fuera mezclado por el diluvio. Tal
mezcla sería sumaménte difícil con estratos sedimentarios esparcidos por va-
rios miles de kilómetros cuadrados combinándose en depósitos que a veces tie-
nen un espesor de varios kilómetros. Sería más fácil mezclar unos pocos metros
de barro, pero no es tan fácil mezclar kilómetros de barro. Una vez que se de-
positó un estrato, tendería a retener su integridad. Los eventos del diluvio se ex-
tendieron a lo largo de todo un año, y no producirían depósitos instantáneos
revueltos. Aun nuestras inundaciones locales breves producen depósitos bien
ordenados. Durante el diluvio, gradualmente se depositarían estratos en una se-
cuencia generalmente ordenada, una condición que no favorecería la mezcla. El
agua es un buen agente clasificador de sedimentos que generalmente deposita
l os sedimentos en forma casi horizontal. Este fenómeno se llama en geología la
"Ley de la horizontalidad original". En el laboratorio, los hombres de ciencia
pueden depositar rápidamente bajo el agua una capa de turbidita blanda una
sobre otra sin ninguna perturbación significativa para las capas inferiores. Se
pueden esperar algunos eventos mezcladores a nivel local, y ocasionalmente
un levantamiento local favorecería la erosión de depósitos prediluviales y dilu-
viales, reciclando de este modo los fósiles y las rocas que ellos contenían hacia
capas estratigráficamente más arriba en la columna geológica, como se en-
cuentra algunas veces. Sin embargo, para mezclar la mayoría de las capas sedi-
mentarias de la corteza terrestre se requerirían eventos extremadamente podero-
sos y convulsivos. No se espera este escenario en un evento de un año de dura-
ción.
Surgen preguntas acerca de cuánto de la columna geológica puede ser
atribuida al diluvio. Esta pregunta es difícil de contestar por causa de la comple-
jidad, tanto de los registros sedimentarios como la de los fósiles. La variedad
LOS ORÍGENES 1 LAS ROCAS

de opiniones entre los creacionistas con respecto a este tema implica que no
se conoce ninguna respuesta. Por cuanto la mayoría de los estratos sedimenta-
rios fueron depositados por agua, uno esperaría una diferencia notable entre las
capas del diluvio y las depositadas antes o después del diluvio. Además, el dilu-
vio no se habría iniciado ni terminado exactamente en el mismo lugar de la co-
l umna geológica en cada localidad. Como una primera aproximación, yo su-
geriría que los depósitos diluviales comenzaron en la región del Cámbrico y
terminaron como máximo en la región superior del Terciario (ver la Figura
1 0.1). En algunas localidades podría haber terminado debajo de ese máximo.
Esto puede parecer una enorme cantidad de sedimentos, ¡y lo es! Sin embargo,
considerando el tamaño de la Tierra, es una capita superficial delgada. Propor-
cionalmente, sobre un globo terráqueo común de unos 30 cm de diámetro el es-
pesor de estos sedimentos sería menos que la cuarta parte del espesor de una
hoja de papel común.
Cuando los geólogos comenzaron a aceptar la idea de la deriva continental
y de la tectónica de placas a fines de la década de 1960 y principios de la de
1 970, muchos creacionistas le dieron la bienvenida porque tales cambios mayo
res en la superficie de la Tierra sugerían algunas posibilidades para los cambios
durante el diluvio. La tierra ya no se interpretaba como algo sólido y firme. Los
creacionistas generalmente proponen un movimiento rápido de las placas, espe-
cialmente durante las etapas finales del diluvio, produciendo el levantamiento
de las montañas y la formación de los continentes actuales. Los hombres de
ciencia en general no entienden bien las causas de los movimientos de las pla-
cas, y las interpretaciones creacionistas también deben ser provisorias. También
necesitamos recordar que la literatura científica normal transmite una pequeña
pero persistente nota de duda acerca de la validez del concepto de la tectónica
de placas." Se necesita más información antes que la teoría de ,la tectónica de
placas pueda ser incorporada adecuadamente a un modelo del diluvio.
A veces se sugiere que los muchos miles de años que se necesitan para las
numerosas glaciaciones/épocas glaciales significarían un desafío para el modelo
de creación reciente y del diluvio. Además de las obvias glaciaciones recientes,
otros episodios de glaciación se han informado en las capas inferiores de la co-
l umna geológica. Los datos relativamente convincentes para la actividad re-
ciente del hielo generalmente se incluyen en los modelos del diluvio como una
secuela del diluvio. Se han propuesto condiciones plausibles que podrían pro-
ducir y derretir grandes cantidades de hielo en pocos siglos en vez de mile-
CAPÍTULO 121 LAS GRANDES CATÁSTROFES

niOS. 72 El escenario general es que la actividad volcánica durante el diluvio blo-


queó la energía radiante del sol, produciendo una tendencia enfriadora. La hu-
medad de los océanos cálidos y el aire frío favorecerían un período corto e in-
tenso de actividad de hielo postdiluvial.
En las capas inferiores de la columna geológica, las evidencias en favor de
l a glaciación son más discutibles. Como señala Robert P. Sharp, del Instituto de
Tecnología de California: "Identificar glaciaciones antiguas no es fácil".73 Algu
nas de las evidencias pretendidas pueden ser fácilmente confundidas con activi-
dades no glaciales. Otro especialista señala que "numerosos estudios" han
mostrado que los así llamados depósitos glaciares resultaron ser corrientes masi-
vas de escombros y depósitos relacionados . 74 Algunas estriaciones supuesta-
mente causadas por movimientos glaciares han sido reinterpretadas como rocas
que resbalaron a lo largo de una falla, o meramente estrías por los cables de
l as actividades de los taladores de árboles .7s Se han reinterpretado muchos
otros ejemplos de informes de antiguas glaciaciones . 76 Hay razones para mante-
ner cierto escepticismo acerca de las glaciaciones en la primera parte de la co-
l umna geológica.

CONCLUSIONES
Las interpretaciones científicas de la historia pasada del mundo han cam-
biado. Durante siglos se aceptaron grandes catástrofes, luego por más de un si-
glo hubo un rechazo casi total de las catástrofes. Ahora se reconoce otra vez su
i mportancia. Algunas reinterpretaciones recientes de una acción rápida caben
bien en el concepto bíblico de un diluvio universal. Los creacionistas tienen
ahora que hacer menos reinterpretaciones de los conceptos geológicos acepta-
dos que en el pasado, porque muchas interpretaciones catastróficas más nuevas
se adecuan a un modelo del diluvio; pero todavía tienen mucho trabajo que
hacer para desarrollar sus modelos. Aunque un diluvio universal es extraño pa-
ra nuestro esquema normal de pensamiento, hay sólidas evidencias de que los
cambios geológicos pueden ocurrir rápidamente.

Notas y referencias:
1. N. Boileau, "L'Art poétique, I", citado en: H.L. Mencken, ed., A New Dictionary of Quotations on Historical
Principles From Ancient and Modem Sources (N. York: Alfred A. Knopf, 1942), p. 1222.
2. J.H. Bretz, "Glacial Drainage on the Columbia Plateau", Geological Society of America Bulletin
34(1923a):573-608.
LOS ORÍGENES 1 LAS ROCAS

3. J.H. Bretz, "The Channeled Scablands of the Columbia Plateau", Journal of Geology 31(19236):617-649.
4. J.E. Alíen, M. Bums, S.C. Sargent, Cataclysms on the Columbia. Scenic Trips to the Northwest's Geologic
Past (Portland, OR: Timber Press, 1986, N° 2), p. 44.
5. J.H. Bretz, "The Channeled Scabland: Introduction" (1978), en V.R. Baker, ed., Catastrophic Flooding: The
Origin oí the Channeled Scabland, Benchmark Papers in Geology 55 (Stroudsburg, PA: Dowden, Hutchinson
and Ross, 1981), pp. 18, 19.
6. Baker, p. 60 (nota 5).
7. Para un informe de las presentaciones y discusiones, ver: J.H. Bretz, "Channeled Scabland and the Spokane
Flood" (1927), en: Ibíd., pp. 65-76 (nota 5).
8. Ibíd., p. 74 (nota 5).
9. J.H. Bretz, H.T.U. Smith, G.E. Neff, "Channeled Scabland of Washington: New Data and Interpretations",
Geological Society ofAmerica Bulletin 67(1956):957-1049.
1 0. a) Ibíd.; b) ).T. Pardee, "Unusual Currents in Glacial Lake Missoula, Montana", Geological Society ofAmerica
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11. a) J.H. Bretz, "The Lake Missoula Floocis and the Channeled Scabland", Journal of Geology 77(1969):505-543;
b) M. Parfit, "The Floods That Carved the West", Smithsonian 26(1-1995):48-59.
12. a) V.R. Baker, "Palechydraulics and Hydrodynamics of Scabland Floocis", en: Baker, pp. 255-275 (nota 5); b)
detalles adicionales fueron informados por: G.A. Smith, "Missoula Flood Dynamics and Magnitudes Inferred
from Sedimentology of Slack-water Deposits on the Columbia Plateau", Geological Society ofAmerica Bulle-
tin 105(1993):77-100.
13. Bretz 1969 (nota l la).
1 4. a) C.C. Albritton, Jr., "Uniformity, the Ambiguous Principie", en: C.C. Albritton, Jr., ed., "Uniformity and Sim-
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15. Para reseñas generales, ver: a) D. Ager, The New Catastrophism: The Importante of the Rare Event in Geolo-
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1 4d); c) R. Huggett, Cataclysms and Earth History: The Development of Diluvialism (Oxford: Clarendon
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1 6. C. Lyell, Principies of Geology; or, The Modem Changes of the Earth and its Inhabitants Considered as lllustra-
tive of Geology, ed. rev. (N. York: D. Appleton & Co., 1857), p. v.
1 7. Hallam, p. 55 (nota 14d).
18. K.M. Lyell, ed., Life, Letters and Journals of Sir Charles Lyell, Bart (Londres: John Murray, 1881), t. 1, p. 271
(14 de junio de 1830), p. 273 (20 de junio de 1830).
19. S.J. Gould, "An Asteroid to Die for" Discover 10(10-1989):60-65.
20. M.L. Natland, Ph.H. Kuenen, "Sedimentary History of the Ventura Basin, California, and the Action of Turbi-
dity Currents", Society of Economic Paleontologists and Mineralogists Special Publication 2(1951):76-107;
b) F.B. Phleger, "Displaced Foraminifera Faunas", Society of Economic Paleontologists and Mineralogists
Special Publication 2(1951):66-75.
21. Ver el capítulo 13 para un análisis adicional.
22. O.H. Schindewolf, "Neocatastrophism?", V.A. Firsoff, trad., Catastrophist Geology 2(1-1977):9-21.
23. S. Gartner, J.P. McGuirk, "Terminal Cretaceous Extinction Scenario for a Catastrophe", Science
206(1979):1272-1276.
24. Un artículo clásico sobre las extinciones es: N.D. Newell, "Revolutions in the History of Life", en: Albritton,
CAPÍTULO 121 LAS GRANDES CATÁSTROFES 243

pp. 63-91 (nota 14a).


25. Para una lista, ver el capítulo 9.
26. L.W. Álvarez, W. Álvarez, F. Asaro, H.V. Michel, "Extraterrestrial Cause for the Cretaceous-Tertiary Extinc-
tion", Science 208(1980):1095-1108.
27. Para más reseñas y análisis, ver: a) D.V. Ager, The Nature of the Stratigraphical Record, 3a. ed. (Chichester y
N. York: John Wiley and Sons, 1993); b) C. Emiliani, E.B. Kraus, E.M. Shoemaker, "Sudden Death at the End of
the Mesozoic", Earth and Planetary Science Letters 55(1981):317-334; c) L.J. Gibson, "A Catastrophe with
an Impact", Origins 17(1990):38-47; d) Hallam, pp. 184-215 (nota 14d); e) V.L. Sharpton, P.D. Ward, eds.,
"Global Catastrophes in Earth History; An Interdisciplinary Conference on Impacts, Volcanism, and Mass
Mortality", Geological Society ofAmerica Special Paper 247(1990); f) L.T. Silver, "Introduction", en: L.T. Si¡-
ver, P.H. Schulz, eds., "Geological Implications of Impacts of Large Asteroids and Comets on the Earth",
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28. W.M. Napier, S.V.M. Clube, "A Theory of Terrestrial Catastrophism", Nature 282(1979):121-127.
29. H.J. Melosh, "The Mechanics of Large Meteoroid Impacts in the Earth's Oceans", Geological Society ofAme-
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30. V. Clube, B. Napier, "Close Encounters with a Million Comets", New Scientist 95(1982):148-151.
31. V.R. Oberbeck, J.R. Marshall, H. Aggarwal, "Impacts, Tillites, and the Breakup of Gondwanaland", Journal of
Geology 101(1993):1-19.
32. E. Kristan-Tollmann, A. Tollmann, "The Youngest Big Impact on Earth Deduced from Geological and Histori-
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33. Huggett 1989, pp. 186-189 (nota 15c).
34. E. Kauffman, citado en R. Lewin, "Extinctions and the History of Life", Science 221(1983):935-937.
35. D. Nummedal, "Clastics", Geotimes 27(2-1983):22, 23.
36. Para otros comentarios sobre las turbiditas, ver: R.G. Walter, "Mopping Up the Turbidite Mess", en: R.N.
Ginsburg, ed., Evolving Concepts in Sedimentology (Baltimore y Londres: The John Hopkins University Press,
1 973), pp. 1-37. Ver el capítulo 14 para discusiones adicionales sobre los arrecifes coralinos.
37. Los detalles de un testigo ocular están en: Anónimo, "Teton: Eyewitness to Disaster", Time, 21 de junio de
1 976,p.56.
38. A. Holmes, Principies of Physical Geology, ed. rev. (N. York: The Ronald Press Co., 1965), p. 512.
39. Por ejemplo: R.L. Ecker, Dictionary of Science and Creationism (Buffalo, NY: Prometheus Books, 1990), p.
1 02.
40. M. Séguret, P. Labaume, R. Madariaga, "Eocene Seismicity in the Pyrenees from Megaturbidites of the South
Pyrenean Basin (Spain)", Marine Geology 55(1984):117-131.
41. a) A.S. Campbell, "Radiolaria", en: R.C. Moore, ed., Treatise on Invertebrate Paleontology, Part D (Protista 3)
(N. York: Geological Society of America, and K.S. Lawrence: The University of Kansas Press, 1954), p. D17.
Para análisis adicionales de este tema, ver: b) A.A. Roth, "Are Millions of Years Required to Produce Biogenic
Sediments in the Deep Otean?" Origins 12(1985):48-56; c) A.A. Snelling, "Can Flood Geology Explain Thick
Chalk Layers?", Creation Ex Ninilo Technical Journal 8(1994):11-15.
42. S. Torarinsson, Surtsey: The New Island in the North Atlantic, S. Eysteinsson, trad. (N. York: The Viking Press,
1 964), p. 39. Traducción de: Surtsey: Eyjan Nyja i Atlantshafi.
43. a) Encylopaedia Britannica, eds., Disaster! When Nature Strikes Back (N. York: Bantam/Britannica Books,
1 978), pp. 67-71; b) T. Waltham, Catastrophe: The Violent Earth (N. York: Crown Publishers, 1978), pp. 36-
38.
44. Ver el capítulo 18 para un recuento de leyendas del diluvio.
45. Génesis, capítulos 6-8.
46. Génesis 2:5.
47. Génesis 2:6, 10-14.
48. Génesis, capítulos 7 y 8.
49. Génesis 7:17-19.
50. Génesis 8:2.
51. Ver Génesis 7:24 en a) J.M.P. Smith, trad., The Bible: An American Translation (Chicago: University of Chica-
LOS ORÍGENES / LAS ROCAS

go Press, 1935); y b) The New English Bible, 2a. ed. rev. (N. York: Cambridge University Press, 1972).
52. Génesis 8:14.
53. a) F. Hitching, The Neck of the Giraffe: Darwin, Evolution, and the New Biology (N. York y Scarborough, On-
tario: Meridian, New American Library, 1982), pp. 110, 111; b) J.D. Morris, "How could All the Animals Ha-
ve Got on Board Noah's Ark?", Back to Genesis, N° 392, Acts and Facts 22 (Santee, CA: Institute for Creation
Research, 1992); c) J.C. Whitcomb, Jr., H.M. Morris, The Genesis Flood (Filadelfia: The Presbyterian and Re-
formed Publishing Co., 1961), pp. 67-69; d) J. Woodmorappe, Noah's Ark: A Feasibility Study (Santee, CA:
Institute for Creation Research, 1996), pp. 15-21.
54. L.). Gibson, "Pattems of Mammal Distribution", Manuscrito no publicado, distribuido por el Geoscience Re-
search Institute, Loma Linda University, Loma Linda, CA 92350, EE.UU.
55. R.L. Numbers, The Creationists (N. York: Alfred A. Knopf, 1992), pp. 335-339.
56. Génesis, capítulos 1 y 2.
57. Éxodo 20:11; 31:17.
58. Para más detalles, ver: a) R.M. Davidson, "Bíblica¡ Evidence for the Universality of the Genesis Flood", Origins
22(1995):58-73; b) R.W. Younker, "A Few Thoughts on Alden Thompson's Chapter: 'Numbers, Genealogies,
Dates' ", en: F. Holbrook, L. Van Dolson, eds., Issues in Revelation and Inspiration, Adventist Theological So-
ciety Occasional Papers, Vol. 1 (Berrien Springs, MI: Adventist Theological Society Publications, 1992), pp.
173-199 (especialmente las pp. 187-193).
59. G.F. Hasel, "The Biblical View of the Extent of the Flood", Origins 2(1975):77-95.
60. Génesis 7:19-23.
61. Ver Génesis 9:11-15, e Isaías 54:9.
62. Génesis 6:19 a 7:9.
63. Algunas investigaciones significativas pueden verse en: a) S.A. Austin, J.R. Baumgardner, D.R. Humphreys,
A.A. Snelling, L. Vardiman, K.P. Wise, "Catastrophic Plate Tectonics: A Global Flood Model of Earth His-
tory", en: R.E. Walsh, ed., Proceedings of the Third International Conference on Creationism (Pittsburgh:
Creation Science Fellowship, Inc., 1994), pp. 609-621; b) J.R. Baumgardner, "Computer Modeling of the Lar-
ge-scale Tectonics Associated with the Genesis Flood", en: Walsh, pp. 49-62 (nota 63a); c) J. R. Baumgardner,
"Runaway Subduction as the Driving Mechanism for the Genesis Flood", en: Walsh, pp. 63-75 (nota 63a); d)
M. Molén, "Mountain Building and Continental Drift", en: Walsh, pp. 353-367 (nota 63a).
64. J. Flor¡, H. Rasolofomasoandro, Évolution ou création? (Dammarie les Lys, Francia: Editions SDT, 1973), pp.
239-251. [Nota del Traductor. Hay una edición española: Flor¡ y Rasolofomasoandro, En busca de los orí-
genes. ¿Evolución o creación? (Madrid: Safeliz, 2000 5 ), pp. 247-253.1
65. Para una reseña y evaluación del concepto, ver: a) B. Mundy, "Expanding Earth?", Origins 15(1988):53-69;
Una defensa abarcante está dada por: b) S.W. Carey, ed., The Expanding Earth: A Symposium. The Earth Re-
source Foundation, The University of Sydney (Brunswick, Australia: Impact Printing, 1981), c) S.W. Carey,
Theories of the Earth and Universe: A History of Dogma in the Earth Sciences (Stanford, CA: Stanford Univer-
sity Press, 1988); d) P. Jordan, "The Expanding Earth: Some Consequences of Dirac's Gravitation Hypothesis",
A. Beer, trad. y ed., en: D. ter Haar, ed., Intenational Series ofMonographs in Natural Philosophy, t. 37 (Ox-
ford y N. York: Pergamon Press, 1971). Traducción de: Die Expandinn der Erde.
66. L.S. Smirnoff, "The Contracting-expanding Earth and the Binary System of its Megacyclícity", en: S. Chatterjee,
N. Hotton, III, eds., New Concepts in Global Tectonics (Lubbock, TX: Texas Tech University Press, 1992), pp.
441-449.
67. Por ejemplo: a) M. Gurnis, "Large-scale Mantle Convection and the Aggregation and Dispersa¡ of Supercon-
tinents", Nature 332(1988):695-699; b) M. Gurnis, "Píate-mantle Coupling and Continental Flooding",
Geophysical Research Letters 17(5-1990):623-626.
68. Génesis 8:2.
69. a) Ecker (nota 39); b) N.D. Newell, Creation and Evolution: Myth or Reality? (N. York: Columbia University
Press, 1982), pp. 37-39; c) B. Ramm, The Christian View of Science and Scripture (Grand Rapids, MI: Wm. B.
Eercimans Pub¡. Co., 1954), p. 244; d) K.R. Walker, ed., "The Evolution-Creation Controversy: Perspectives on
Religion, Philosophy, Science and Education", The Paleontological Society Special Publication N° 1 (Knoxvi-
Ile, TN: University of Tennessee, 1984), p. 62.
CAPÍTULO 1 2 / LAS GRANDES CATÁSTROFES 245

70. N.C. Flemming, D.G. Roberts, "Tectono-eustatic Changes in Sea Leve¡ and Sea Floor Spreading", Nature
2430973):19-22.
71. a) Dos tomos que tratan con problemas y alternativas son: V. Beloussov, M.G. Bevis, K.A.W. Crook, D. Mono-
polis, H.G. Owen, S.K. Runcom, C. Scalera, W.F. Tanner, S.T. Tassos, H. Termier, U. Walzer, S.S. Augustithis,
eds., Critical Aspects of the Plate Tectonics Theory, 2 ts. (Atenas: Theophrastus Publications, S.A., 1990); b)
A.A. Meyerhoff, H.A. Meyerhoff, "'The New Global Tectonics': Major Inconsistencies", The American Asso-
ciation of Petroleum Geologists Bulletin 56(1972a):269-336; c) A.A. Meyerhoff, H.A. Meyerhoff, "'The New
Global Tectonics': Age of linear Magnetic Anomalies of Ocean Basins", The American Association of Petro-
leum Geologists Bulletin 55(1972b):337-379; d) N. Smith, J. Smith, "An Alternative Explanation of Oceanic
Magnetic Anomaly Pattems", Origins 20(1993):6-21; e) Pata una veintena de artículos por otros tantos autores
que cuestionan el concepto corriente, ver: Chatterjee y Hutton (nota 66).
72. M.J. Oard, "A Post-Flood Ice-Age Model Can Account for Quaternary Features", Origins 17(1990):8-26.
73. R.P. Sharp, Living Ice: Understanding Glaciers and Glaciation (Cambridge y N. York: Cambridge University
Press, 1988), p. 181.
74. M.R. Rampino, "Ancient 'Glacial' Deposits ate Ejecta of Large Impacts: The Ice Age Paradox Explained",
EOS, Transactions of the American Geophysical Union 74(43-1993):99.
75. a) J.C. Crowell, "Climatic Significance of Sedimentary Deposits Containing Dispersed Megaclasts", en:
A.E.M. Nairn, ed., Problems in Palaeoclimatology: Proceedings of the NATO Paleoclimates Conference 1963
(Londres, N. York, y Sydney: John Wiley & Sons, 1964), pp. 86-99; b) C.O. Dunbar, "Validity of the Criteria
for Lower Carboniferous Glaciation in Western Argentina", American Journal ofScience 238(1940):673-675;
c) J.B. McKeon, J.T. Hack, W.L. Newell, J.O. Berkland, L.A. Raymond, "North Carolina Glacier: Evidence
Disputed", Science 184(1974):88-91.
76. Pata algunos otros ejemplos de reinterpretaciones de los así llamados depósitos glaciares, ver: a) R.A. Bailey,
N.K. Huber, R.R. Curry, "The Diamicton at Deadman Pass, Central Sierra Nevada, California: A Residual Lag
and Colluvial Deposit, not a 3 Ma Glacial Till", Geological Society of America Bulletin 1 02(1990):1165
1173; b) J.C. Crowell, L.A. Frakes, "Late Paleozoic Glaciation of Australia", Journal of the Geological Society
of Australia 17(1971):115-155; c) R.H. Dott, Jr., "Squantum 'Tillite', Massachusetts-Evidence of Glaciation or
Subaqueous Mass Movements?", Geological Society ofAmerica Bulletin 72(1961):1289-1306; d) B.A. Engel,
"Carboniferous Biostratigraphy of the Hunter-Manning-Myall Province", en: C. Herbert, R. Helby, eds., A
Guide to the Sydney Basin, Depatiment of Mineral Resources, Geological Survey of New South Wales Bulle-
tin, 26(1980):340-349; e) S. Lakshmanan, "Vindhyan Glaciation in India", Vikram University Institute of Geo-
logy) Journal 2(1969):57-67; f) N.D. Newell, "Supposed Permian Tillites in Northern Mexico ate Submarine SI¡-
de Deposits", Geological Society ofAmerica Bulletin 68(1957):1569-1576; g) Oberbeck, Marshall y Aggarwal
(nota 31); h) L.I.G. Schermerhom, "No Evidence for Glacial Origin of Late Precambrian Tilloicis in Angola",
Nature 252(1974):114, 115; i) M. Schwarzbach, "Criteria for the Recognition of Ancient Glaciations", en:
Nairn, pp. 81-85 (nota 75a); j) E.L. Winterer, "Late Precambrian Pebbly Mudstone in Normandy, France: Tilli-
te or Tilloid?", en: Nairn, pp. 159-187 (nota 75a).
EVIDENCIAS GEOLÓGICAS
DE UN DILUVIO UNIVERSAL

Los que conocen la verdad


no son iguales a los que la aman.
CONFUCIO'

n geólogo ofreció una vez cinco mil dólares por "una evidencia de
U campo en favor de un diluvio universa l".2 Su oferta refleja un comen-
tario, que se oye a menudo, de que no existe tal evidencia. Se invita al
l ector a evaluar, sobre la base de las evidencias presentadas en este
capítulo, si existen evidencias geológicas en favor del diluvio del
Génesis, o no.
El modelo bíblico del diluvio no sólo intriga; es también pa-
voroso, y ¡no es para imbéciles! Se considera generalmente que
este acontecimiento involucra una gran porción del Fanerozoico
de la columna geológica que es relativamente rica en fósiles. Re-
presenta un promedio de muchos centenares de metros de sedi-
mento por toda la tierra. Una de las mayores diferencias entre los
modelos evolucionista y creacionista es la cantidad de tiempo
que se propone para la deposición de estos sedimentos fanero-
zoicos. El evolucionismo sugiere centenares de millones de años,
en contraste con un año para el diluvio en el informe bíblico.
Hay algunas buenas pruebas mediante las cuales se pueden
distinguir estos dos modelos. Sin embargo, la aceptación renovada
de interpretaciones catastrofistas dentro de la comunidad geológica
ha reducido el contraste de algunas características distintivas. Algunas
de las evidencias en favor del diluvio que usan los creacionistas ya no
son tan pertinentes, porque han sido incorporadas al neocatastrofismo. Por
ejemplo, los creacionistas han citado a veces la excelente conservación de
CAPÍTULO 13 1 EVIDENCIAS DE UN DILUVIO UNIVERSAL 247

muchos de los fósiles alrededor del, mundo como evidencia de un rápido se-
pultamiento que se esperaría con el diluvio. Sin embargo, como tanto los crea-
cionistas como los no creacionistas pueden ahora incorporar un rápido ente-
rramiento en sus repertorios catastróficos, la buena conservación de los fósiles
ya no se puede considerar un rasgo característico para diferenciar los dos mode-
l os.
En este capítulo examinaremos los datos que se encuentran en las capas
geológicas y sus fósiles que indican una gran actividad diluvial o un tiempo
breve de su deposición, como se esperaría en un diluvio universal. En otra parte
se considerarán informaciones adicionales con respecto a la extensión del dilu-
vio, la duración involucrada y algunas leyendas acerca del diluvio.'

ABUNDANTE ACTIVIDAD SUBACUATICA EN LOS CONTINENTES


Los continentes de la Tierra están hechos de un tipo granítico de roca más
li viana que literalmente flota sobre rocas más pesadas (ver la Figura 12.2 C).
Esto mantiene a los continentes por sobre el nivel del mar. Si no fuera por esto,
podríamos tener una inundación permanente en todo el mundo. Al caminar so-
bre estos continentes, encontramos una inesperada abundancia de capas de ro-
cas con fósiles de tipo marino, tales como corales marinos, moluscos, crinoides,
etc. Se esperarían los fósiles marinos en los océanos. El geólogo J. S. Shelton
señala el dilema: "Las rocas sedimentarias marinas son más comunes y extendi-
das sobre la tierra seca hoy que cualquier otra clase de rocas sedimentarias
combinadas. Este es uno de esos hechos sencillos que prácticamente piden a
gritos una explicación, y que se encuentra en el corazón mismo de los esfuerzos
del hombre por comprender más completamente la cambiante geografía del
pasado geológico". 4 Mientras algunos creen que éste es un "hecho sencillo que
pide a gritos una explicación", se adecua notablemente bien con lo que espera-
ríamos de un diluvio.
El 18 de noviembre de 1929, un terremoto sacudió la costa de Nueva Ingla-
terra y las Provincias Marítimas del Canadá. Este terremoto, conocido como el
Terremoto de los Grandes Bajíos [Grand Banks], hizo que grandes masas de se
dimentos del fondo oceánico en los bordes de la plataforma continental se des-
lizaran. También liberó otros sedimentos, formando un barro suelto que se escu-
rrió por el talud continental a partes más profundas del océano frente a América
del Norte. Estos sedimentos se extendieron por las planicies abisales al pie del
talud. Algunos de los sedimentos viajaron 700 km.s Uno pensaría que una masa
LOS ORÍGENES 1 LAS ROCAS

de barro suelto que fluye en un océano se mezclaría rápidamente con el agua


de mar y perdería su integridad como unidad separada, pero este no es el caso.
El barro suelto tiene una densidad mayor que el agua de mar porque es una
combinación de agua con abundancia de rocas más pesadas, arena, limo y par-
tículas de arcilla. Este flujo de barro por debajo del agua de mar más liviana
es, en cierta forma, comparable con la forma en que el agua fluye sobre la tierra
debajo del aire. Sólo ocurre una pequeña mezcla entre el barro y el agua que
está por sobre él. La clase de flujo que ocurrió alrededor de los Grandes Bajíos
fue una corriente de turbidez, la cual, cuando se detuvo, depositó una capa se-
dimentaria singular y compleja llamada turbidita.
Afortunadamente para la ciencia, aunque desgraciadamente para la tele-
grafía comercial, 12 cables transatlánticos que se encontraron en el paso de la
corriente de turbidez de los Grandes Bajíos se cortaron en esta catástrofe, al
gunos en dos o tres lugares. Los primeros cortes de cada cable fueron cronome-
trados por la interrupción de las trasmisiones telegráficas, y su ubicación por
medio de pruebas de resistencia y de capacitancia. Los cables que estaban más
cerca del epicentro del terremoto, cerca de la parte más alta del talud conti-
nental, se cortaron casi instantáneamente, probablemente por el repentino
aplastamiento de los sedimentos. Más lejos, se pudo observar una secuencia
ordenada de cortes de los cables sucesivos por la corriente de turbidez. La velo-
cidad de la corriente de turbidez, que fue así calculada, sobrepasaba por mo-
mentos los 100 km por hora. El último cable, a más de 650 km de la costa, se
cortó un poco más de 13 horas después del terremoto. La turbidita resultante de
este corrimiento de barro cubrió más de 100.000 km2 y tenía un espesor prome-
dio de un poco menos de un metro. El volumen se estima en 100 km3 . 6 Esta co-
rriente de turbidez también chocó con el casco del Titanic, hundido en 1912.'
Las turbiditas son especialmente interesantes como evidencia del diluvio.
Se forman rápidamente, y sólo bajo el agua. Una turbidita no prueba el diluvio,
pero su abundancia en las capas sedimentarias sobre los continentes habla de
una abundante actividad subacuática. El concepto de corrientes de turbidez no
fue aceptado hasta mediados del siglo, pero sólo un par de décadas más tarde
se podía afirmar que "decenas de miles de yacimientos con sus partículas com-
ponentes superpuestas, clasificadas por tamaños, han sido interpretados como
depósitos de corrientes de turbidez". 8 Se los considera ahora como "uno de los
tipos más comunes de rocas sedimentarias". 9 Aun algunos tipos raros de rocas,
tales como el yeso, que se consideran formados por evaporación de aguas car-
CAPÍTULO 13 1 EVIDENCIAS DE UN DILUVIO UNIVERSAL

gadas de sal, han sido interpretados como turbiditas.'° Las turbiditas a menudo
se encuentran dentro de rasgos mayores de deposición que se llaman conos o
abanicos submarinos. Estos son abundantes en los continentes, pero también
se forman bajo el agua.
La evidencia de la actividad geológica subacuática sobre los continentes es
explicada por los no creacionistas con la sugerencia de que durante la mayor
parte del Fanerozoico el nivel del mar era sustancialmente más elevado, algunas
veces más de 500 m más alto que el nivel actual." Se postulan continentes más
planos y océanos más elevados. 'z Al usar esta explicación, los geólogos sin darse
cuenta se acercan mucho al modelo del diluvio (excepto por el factor tiempo im-
plicado). A pesar de ello, la abundancia de fósiles marinos, turbiditas y conos
submarinos son evidencia de una extendida actividad subacuática sobre los conti-
nentes.
Relacionadas con las evidencias de actividad subacuática están las evidencias
de una direccionalidad muy difundida de las corrientes del agua. Cuando se estu-
dian las rocas sedimentarias, los geólogos a menudo encuentran indicios que su
gieren la dirección en que fluyó la corriente cuando se estaban depositando los se-
dimentos. El descubrimiento del predominio de una dirección de esa corriente en
una gran parte del Fanerozoico de América del Norte, fortalece el concepto de
una catástrofe diluvial única. En condiciones normales, el agua fluye en diferentes
direcciones, tal como ocurre en los numerosos ríos de los continentes actuales.
Por otro lado, si los continentes estuvieron sumergidos bajo el agua durante un di-
l uvio universal, uno podría esperar que el agua fluyera en una dirección dominan-
te. Un estudio abarcante de 15.000 localidades en América del Norte muestra un
esquema dominante hacia el sudoeste durante la mitad inferior del Fanerozoico,
con un cambio gradual hacia el este en las capas que están más arriba. El mismo
esquema se aplica a la América del Sur. Esto representaría las fuerzas más intensas
durante la mayor parte del diluvio. Pero cerca de la parte superior de la columna
geológica no se puede apreciar ningún esquema dominante.13 Esta falta de direc-
ción puede explicarse como el drenaje de los continentes al final del diluvio, o la
actividad post-diluvial, como la que acontece actualmente.

DEPÓSITOS SEDIMENTARIOS EXTENSOS


En un acontecimiento como un diluvio universal se esperarían depósitos
sedimentarios más bien extensos, y existen algunos ejemplos notables de ello.
Refiriéndose a los depósitos de caliza, Norman Newell, del Museo Nacio-
LOS ORÍGENES 1 LAS ROCAS

nal en Nueva York, postula "mares extendidos sobre inmensas áreas increíble-
mente planas en el mundo". '4 Derek Ager, un geólogo que apoya con entusias-
mo las catástrofes, habla de unidades de rocas con espesores de 30 m o menos
en el Pérmico del oeste del Canadá que persisten sobre áreas de hasta 470.000
kmz. También menciona una delgada capa de "aproximadamente un metro de
espesor" que "puede encontrarse por todas partes de la cadena alpina"1 5 en Eu-
ropa. En el oeste de los Estados Unidos, la Formación Dakota, con un espesor
promedio de 30 m, cubre unos 815.000 kmz.
La naturaleza extensa de los depósitos sedimentarios peculiares con fósiles
derivados de áreas terrestres es una evidencia de una clase de actividad catastró-
fica para la cual no hay ejemplos contemporáneos. Un caso notable es el con
glomerado Triásico con madera fósil llamado Shinarump, que es uno de los
miembros de la Formación Chinle que se encuentra en el sudoeste de los Esta-
dos Unidos. Este conglomerado, que ocasionalmente llega a ser una arenisca
gruesa, generalmente tiene un espesor de menos de 30 m, pero está extendido
como una unidad casi continua sobre casi 250.000 km'. ' 6 Los conglomerados y
l as areniscas, como los de Shinarump, consisten en partículas relativamente
grandes que requieren una energía considerable para su transporte. Se necesita-
rían fuerzas diferentes de las que nos son familiares hoy, para distribuirlas en ese
depósito casi continuo sobre una extensión tan grande. Es difícil concebir que
tal continuidad se produjera como resultado de actividades sedimentarias loca-
l es como las que se encuentran en los ríos. Cualquier valle, cañón o montaña
común que se formara a lo largo del tiempo fácilmente quebraría esa continui-
dad. Los conglomerados basales y otras unidades que se encuentran en muchas
otras formaciones geológicas presentan la misma evidencia. Es difícil apreciar
cuán delgadas y extendidas son algunas de estas formaciones. Como ejemplo, si
el conglomerado de Shinarump estuviera representado por una superficie del
tamaño de la página de este libro, su espesor, en proporción, sería, en prome-
dio, de sólo 1/5 del espesor de esta página. Depósitos tan delgados, peculiares,
y extensos parecen hacernos recordar más la actividad de una inundación lami-
nar (una extensión de agua amplia y poco profunda) que una sedimentación lo-
cal, como se sugiere a veces.
La gran extensión continua y de naturaleza significativamente singular de
formaciones enteras indican una distribución extensa de sedimentos a una esca-
l a que sugiere una inundación enorme. El grupo rojizo de Chinle, que incluye la
Formación Chinle mencionada arriba, cubre unos 800.000 km'." La multico-
CAPíTULO 13 / EVIDENCIAS DE UN DILUVIO UNIVERSAL

l or Formación Morrison, que pertenece al Jurásico y que contiene dinosaurios,


en el oeste de los Estados Unidos, se extiende sobre más de 1.000.000 km2 des-
de el Canadá hasta Texas, en el sur de los Estados Unidos;" y sin embargo, su
espesor promedio es de sólo unos 100 m. Estas formaciones extensas, de las
cuales existen muchas, reflejan un esquema de deposición extenso inusitado.
Tal vez estos esquemas son parte de la razón por la que los tipos de fósiles tien-
den a estar mucho más ampliamente distribuidos en el registro fósil de lo que
están sus contrapartes vivientes.' 9
¿Podrían estos depósitos extendidos ser el resultado de catástrofes tales co-
mo los impactos meteoríticos visualizados por los neocatastrofistas,z° en lugar de
ser producidos por un diluvio? Esta posibilidad presenta algunos problemas. Las
capas sedimentarias de la tierra casi nunca son del tipo de depósitos producidos
por impactos de meteoritos. Por ejemplo, en el Meteor Crater, en Arizona 21 , el
pequeño depósito local que se produjo por el impacto de un meteorito consiste
en una mezcla de bloques de rocas en lugar de los extensos depósitos clasifica-
dos que generalmente se encuentran sobre la tierra. ¿Podrían esos depósitos se-
dimentarios extensos ser el resultado de olas gigantescas producidas por impac-
tos de asteroides? Un escenario así se parece más bien a los acontecimientos
que pudieron ocurrir durante el diluvio. Debemos recordar también que el neo-
catastrofismo tiene algunas implicaciones que plantean problemas al modelo
evolucionista. La deposición catastrófica y rápida de sedimentos tendería a eli-
minar los millones de años postulados que se requieren para la evolución de
l os organismos dentro de estas formaciones. El uso persistente del catastrofis-
mo por los geólogos no diluviales reduce los vastos períodos que se postulan, y
se aproximan al modelo del diluvio.

ECOSISTEMAS INCOMPLETOS
Si la columna geológica del Fanerozoico se desarrolló lentamente a lo largo
de centenares de millones de años, los organismos que se encontraron en cual-
quier nivel deberían representar sistemas ecológicos viables que estuvieran lo
suficientemente completos como para permitir la supervivencia de aquellos or-
ganismos. En la cadena alimentaria básica, los animales requieren alimento de
l as plantas, las que, a su vez, obtienen su energía del sol. El registro fósil plantea
un problema cuando produce evidencias en favor de animales sin las evidencias
correspondientes de plantas suficientes como para alimentarlos. ¿Qué comían
l os animales para sobrevivir? Los geólogos diluviales creen que esto es evidencia
LOS ORÍGENES 1 LAS ROCAS

de que los animales fueron transportados de sus hábitats usuales y/o las plantas
fueron transportadas a otra parte, formando tal vez algunos de los yacimientos
de carbón desusadamente gruesos, tales como el yacimiento de Morwell (Aus-
tralia) con un espesor de 165 m.
La ya mencionada Formación Morrison del oeste de los Estados Unidos
aparentemente representa un enorme sistema ecológico, pero incompleto. Ha
sido una de las fuentes de dinosaurios más ricas del mundo (Figura 9.1); y sin
embargo, las plantas son muy escasas, especialmente donde se han encontrado
l os restos de dinosaurios. 22 ¿ Qué comieron estos monstruos? El paleontólogo
Theodore White comenta que "aunque la planicie de Morrison era una región
de acumulación razonablemente rápida de sedimentos, los fósiles de plantas
i dentificables son prácticamente inexistentes" .23 Además, reflexiona que por
comparación con los elefantes, un dinosaurio Apatosaurus "consumiría 3,5 to-
neladas de forraje verde diariamente". Si los dinosaurios estuvieron viviendo
allí por millones de años, ¿qué comían, si las plantas eran tan escasas? Otros in-
vestigadores también han comentado esta falta de plantas fósiles. Uno afirma
que la formación Morrison de Montana "es prácticamente estéril en cuanto a
plantas fósiles en la mayor parte de su secuencia", 24 y otros comentan que "la
ausencia de evidencia de vida vegetal abundante en la forma de yacimientos de
carbón y arcillas ricas en materia orgánica en gran parte de la Formación Morri-
son es sorprendente" .25 Estos investigadores también expresan su "frustración"
porque 10 de 12 muestras estudiadas al microscopio estaban esencialmente
desprovistas de los "palinomorfos" (polen y esporas) que producen las plantas.
Con una fuente tan escasa de energía, uno se pregunta cómo pudieron sobrevi-
vir los grandes dinosaurios durante los millones de años supuestos, mientras se
estaba depositando la Formación Morrison.
Para explicar el dilema, se ha sugerido que las plantas existieron pero no se
preservaron. Esta idea no parece válida, ya que una cantidad de animales y
unas pocas plantas están bien preservadas. Tal vez Morrison no fue el lugar
donde vivieron los dinosaurios; en cambio, podría haber sido un cementerio
formado por inundaciones, mientras las plantas fueron seleccionadas y trans-
portadas a otra parte.
De una situación similar se informa en relación con el dinosaurio Protoce-
ratops, que se encontró en el centro del Desierto de Gobi, de Mongolia. Los in-
vestigadores que estudiaron diversos aspectos de estos depósitos cretácicos,
concluyeron: "La abundancia de un herbívoro inequívoco (Protoceratops) e in-
CAPíTULO 13 / EVIDENCIAS DE UN DILUVIO UNIVERSAL 253

Vista del Gran Cañón del río Colorado en Arizona. Las flechas desde arriba hacia abajo señalan
tres hiatos o lagunas (capas que faltan) de alrededor de 6, 14 y 100 millones de años respectiva-
mente.

dicios de una rica fauna fósil [probablemente tubos hechos por insectos] reflejan
una región de alta productividad. La ausencia de evidencias de una coloniza-
ción vegetal bien desarrollada es, por lo tanto, anómala y desconcertante" .16
Aún más sorprendente son los datos de la arenisca Coconino, que es la
unidad de color claro que se ve cerca de la parte alta del Gran Cañón en Arizo-
na (Figura 13.1, un poco arriba de la flecha superior). Esta unidad, que tiene
un espesor promedio de 150 m está esparcida en muchos miles de kilómetros
cuadrados. En la mitad inferior de la arenisca Coconino se encuentran centena-
res de pisadas, probablemente hechas por anfibios o reptiles. Sin embargo, no
parece haber habido ninguna planta presente en ella. Aparte de las pisadas, só-
l o se han informado unos pocos tubos de gusanos, y pisadas de invertebrados.27
Si la arenisca Coconino fue depositada a lo largo de millones de años, ¿de qué
alimentos disponían los animales que dejaron todas esas huellas? No hay evi-
dencia de la presencia de alimentos vegetales. Si se conservaron bien unas sen-
cillas pisadas, se esperarían impresiones o moldes de raíces, tallos y hojas de
plantas.
LOS ORÍGENES / LAS ROCAS

Casi todas las huellas en la arenisca Coconino indican que los animales
i ban cuesta arriba, 28 y l a misma situación se encontró en la formación de arenis-
ca de De Chelly, hacia el este . 29 No se han hallado los animales que dejaron las
pisadas en el Coconino, pero sus pisadas están bien conservadas y son abun-
dantes. Además, hay fuertes evidencias de que los animales dejaron esas huellas
bajo el agua, en lugar de la interpretación corriente de que fueron hechas en las
dunas del desierto .3° ¿Es posible que todas esas huellas cuesta arriba fueron for-
madas por animales que trataban de escapar de las aguas del diluvio?
Algunas colecciones de fósiles parecen ser ecosistemas completos, y otras,
no. ¿De qué modo puede explicar un modelo evolucionarlo, de lenta deposi-
ción, los conjuntos fósiles incompletos? Se supone que la deposición de las for
maciones Morrison y Coconino llevaron por lo menos 5 millones de años. ¿De
qué modo sobrevivieron los animales, representados en sus capas, sin una
fuente adecuada de alimentos? La separación de los organismos por medio de
un diluvio grande puede resolver el dilema.
Los requisitos ecológicos permiten inferir que las formaciones Morrison y
Coconino fueron depositadas rápidamente. Esto sugiere la clase de actividad
que se espera durante un diluvio universal.

LOS HIATOS EN LAS CAPAS SEDIMENTARIAS"


Cuando se observan lugares donde hay una gran acumulación de sedi-
mentos como en las laderas de los valles y los cañones, uno no se da cuenta ge-
neralmente de que partes significativas de la columna geológica faltan con fre
cuencia entre algunas capas. Las porciones que faltan no se notan fácilmente a
menos que se esté bien familiarizado con la columna geológica. Como ilustra-
ción, podemos representar una serie completa de la columna con la letras del
alfabeto. Si en un lugar encontramos sólo la a, d y e, concluiríamos correcta-
mente que b y c están faltando entre a y d. Sabríamos esto, porque las capas b y
c están representadas en su lugar apropiado en otra localidad. Las capas por
encima y por debajo de las lagunas o hiatos (es decir, a y d en nuestro ejemplo)
a menudo están en contacto bien plano entre sí. De acuerdo con la escala de
tiempo corriente, la cantidad de tiempo que falta, representada en una brecha o
hiato se basa en el largo tiempo representado por el desarrollo de las capas fal-
tantes tales como la b y c en el ejemplo indicado.
El Gran Cañón en Arizona (EE.UU.) es una de las grandes exhibiciones
geológicas del mundo. Porciones significativas que faltan (brechas, hiatos o la-
CAPÍTULO 13 1 EVIDENCIAS DE UN DILUVIO UNIVERSAL

gunas) en la columna geológica están indicadas en la Figura 13.1 con flechas.


Desde arriba hacia abajo, las brechas representan aproximadamente 6, 14 y
más de 100 millones de años de capas que faltan en la columna geológica co-
rriente. Donde está la flecha inferior faltan los períodos Ordovícico y Silúrico
completos (ver la Figura 10.1 para la terminología). Se sabe que existe esta bre-
cha porque los depósitos ordovícicos y silúricos están presentes en otras partes
del mundo. En un contexto evolucionista, estos depósitos requerirían un largo
tiempo para su formación y para la evolución de los organismos que forman
sus fósiles característicos. Se determinan las porciones que faltan comparando
l os fósiles en las capas sedimentarias con la secuencia completa de la columna
geológica. También se usa la datación radiométrica, especialmente para estable-
cer el marco de referencia general de las capas.
Los geólogos han sabido desde hace mucho tiempo que existen estas bre-
chas y generalmente las llaman "discordancias", aunque el término se usa a ve-
ces de diversas maneras en diferentes países. Hay varios tipos de discordancias.
Si las capas superiores e inferiores forman un ángulo entre ellas, se usa la expre-
sión discordancia angular, si están paralelas en general, pero con alguna eviden-
cia de erosión entre ellas, el contacto se llama a veces una discordancia erosiva;
y si la línea de contacto no es visible o no hay evidencia de erosión, es una
discordancia encubierta ("paraconformity"). En este estudio, nos interesan es-
pecialmente los dos últimos tipos.
La pregunta importante es: ¿Por qué no encontramos una superficie irregular
de erosión en la capa inferior de estas brechas o lagunas, si representan períodos
tan largos? Debería haber ocurrido mucha erosión antes de que se depositara la
capa por encima de la brecha. Como mínimo, en circunstancias comunes, espe-
raríamos un promedio regional de más de 100 m de erosión en sólo cuatro millo-
nes de años.32 El geólogo Ivo Lucchitta, quien no es creacionista, y que ha ocupa-
do una gran parte de su vida estudiando el Gran Cañón, que tiene más de un ki-
l ómetro de profundidad, sugiere que "la mayor parte del corte del cañón ocurrió
en el fenomenalmente corto tiempo de 4 ó 5 millones de años"." Esta falta de
erosión sugiere que transcurrió poco o nada de tiempo en esos hiatos. La Figura
13.2 A-D, muestra que se desarrollarían esquemas complicados y desparejos a lo
l argo de los períodos geológicos; sin embargo, el modelo que vemos es más pa-
recido a las Figuras 13.1 y 13.2 E, con poca o ninguna erosión. Alguna erosión
se esperaría por la actividad del diluvio, pero sólo rara vez se encuentran anti-
guos valles y cañones en las capas sedimentarias de la Tierra.
256 LOS ORÍGENES / LAS ROCAS

Esquemas de deposición-erosión. A: Esquema de deposición continua. Los sedimentos se depositan


generalmente en una forma plana y horizontal como se muestra. B: Erosión. C: Reanudación de la
deposición. Las superficies antiguas de erosión todavía son visibles. Este esquema debería ser co-
rriente entre las capas sedimentarias de la Tierra dondequiera falten porciones importantes de la
columna geológica. D: Un segundo ciclo de erosión y deposición complican un poco más el cuadro.
E: El esquema que se ve más a menudo. En E se esperaría cierta erosión entre las capas 2 y 3 (izquier-
da), si el período de depósito de las capas a y b (derecha) fue prolongado. Este diagrama es hipotéti-
co con una exageración vertical variable, dependiendo de las condiciones de erosión.
Representación de las capas sedimentarias en Utah oriental y un poco de Colorado occidental, basado
en la escala corriente de tiempo geológico (en lugar de los espesores, aunque ambos están relaciona-
dos). Las partes en blanco representan capas de rocas sedimentarias, mientras que las negras represen-
tan el tiempo transcurrido para los principales hiatos entre las capas, cuyas capas faltan en la columna
geológica en esta región. Las capas (áreas blancas) yacen, en realidad, directamente unas sobre otras
con superficies de contacto planas. Las áreas negras representan el tiempo postulado entre las capas se-
dimentarias. Las líneas de trazos y continua que cruzan las capas superiores representan dos ejem-
plos de la superficie actual del suelo en la región, como han sido esculpidas por la erosión. La línea de
trazos (------ )representa una de las superficies más planas de la región como se la encuentra a lo lar-
go de la Carretera Interestatal N° 70, mientras que la línea llena ( ) está en las colinas más al sur.
Esto proporciona evidencias en favor de un modelo diluvial, por cuanto las capas (áreas blancas) fue-
ron depositadas rápidamente en secuencia sin mucho tiempo de erosión entre las capas. La erosión ha-
cia fines del diluvio y después de él produjo la topografía irregular que vemos hoy (líneas de trazos y
continua). Si hubieran existido millones de años entre las capas (áreas negras), como lo postula la esca-
la de tiempo geológico, se esperarían evidencias de erosión similares a la forma que tiene el terreno
hoy (líneas de trazos y continua) entre las capas blancas. Las divisiones principales de la columna geo-
lógica aparecen en la columna de l a i zquierda, seguidos por la edad de esos períodos en millones de
años. Los nombres de las unidades sedimentarias representan sólo las formaciones o grupos más impor-
tantes. La exageración vertical es aproximadamente de 16 veces. La distancia horizontal en el dibujo
representa unos 200 km, mientras que el espesor total de las capas (partes blancas) es de aproximada-
mente 3.500 m

* Diagrama basado en: a) A.P. Bennison, Geological Highway Map of the Southem Rocky Mountain Region:
Utah, Colorado, Arizona, New Mexico, ed. rev., U.S. Geological Highway Map N° 2 (Tulsa, OK: The American Asso-
ciation of Petroleum Geologists, 1990); b) G.H. Billingsl[e]y, W.J. Breed, Geologic Cross Section from Cedar Breaks Na
tional Monument Through Bryce Canyon National Park to Escalante, Capitol Reef National Park and Canyonlands Na-
tional Park, Utah (Torrey; UT: Capitol reef Natural History Assn., 1980); c) C.M. Molenaar, "Correlation Chart", en: J.E.
Fassett, ed., Canyonlands Country: A Guidebook of the Four Comers Geological Society Eighth Field Conference,
1 975, p. 4; d) O. Tweto, Geologic Map of Colorado, escala 1:500.000 (Reston, VA: U.S. Geological Survey, 1979).
LOS ORÍGENES 1 LAS ROCAS

Una representación mejor de estas brechas se obtiene si las capas sedi-


mentarias se exhiben sobre la base de la supuesta escala de tiempo geológico
corriente. La Figura 13.3 ilustra las capas que se encontraron en el noreste de la
región del Gran Cañón dispuestas sobre una escala de tiempo y no de espeso-
res, aunque para las capas sedimentarias ambas categorías tienden a estar rela-
cionadas. En esta figura las partes que faltan de la columna geológica están en
negro. Noten la escala de tiempo geológico aceptada en la segunda columna.
Este diagrama enfatiza el tiempo que duró la deposición de las capas y el tiem-
po que falta entre las capas. Obviamente, las lagunas (negro) son comunes y
representan partes significativas de la escala de tiempo geológico. Sin embargo,
sólo se representaron las brechas principales. Hay muchas otras lagunas meno-
res en las capas sedimentarias ilustradas (en blanco).
El diagrama tiene una exageración vertical de 16 veces. En otras palabras,
para la altura representada, la extensión lateral deberían ser 16 veces más ancha
que la ilustrada. La distancia a lo ancho de la figura representa unos 200 km,
mientras que el espesor de las capas (porciones blancas) es de sólo 3,5 km. Esto
ilustra cuán planas y extensas son estas capas, que con frecuencia se extienden
sobre varios centenares de miles de kilómetros cuadrados.
La falta de erosión en esos hiatos sugiere que las capas sedimentarias fue-
ron depositadas en forma rápida durante el diluvio. Si ocurrieron largos perío-
dos, deberíamos ver evidencias de procesos geológicos durante ese tiempo en la
superficie de las capas que están justo debajo de las lagunas. Actualmente, en la
superficie de los continentes y en el fondo de los mares podemos ver a menudo
l os efectos del tiempo cuando la erosión lava los continentes y forma irregulari-
dades como cañones, valles y zanjones. Otros efectos del tiempo, tales como la
formación de suelos, los daños de la intemperie y el crecimiento de las plantas,
dejan sus marcas que también deberían ser evidentes en estas lagunas. Sin em-
bargo, las capas justo debajo de esos depósitos faltantes son generalmente pla-
nas y sin erosión, sugiriendo que representan poco o ningún tiempo intermedio.
El contraste entre estas supuestas brechas lisas y la topografía actual de la
tierra también está ilustrado en la Figura 13.3, donde la línea ondulada llena y
l a línea de puntos representan la superficie actual del terreno en la misma re
gión, la que contrasta con los contactos mucho más planos entre las capas. Si
hubo millones de años entre estas capas, ¿por qué los contactos entre las su-
puestas brechas son tan planas en comparación con la superficie actual del te-
rreno? Es difícil pensar que nada ocurrió en la superficie de esas capas durante
CAPÍTULO 13 1 EVIDENCIAS DE UN DILUVIO UNIVERSAL 259

millones de años en cualquier planeta que tuviera un esquema de condiciones


meteorológicas suficientemente buenas como para sostener la vida, como lo
demuestra el registro fósil.
Cuando uno se para en el borde del Gran Cañón (Figura 13.1), de inmedia-
to queda impresionado con la apariencia paralela de las capas de rocas. Este
fenómeno contrasta agudamente con el perfil del cañón que ilustra la irregulari
dad de la erosión. ¿Por qué no hay características semejantes en los hiatos? Da-
do el tiempo que se postula para esas lagunas, ciertamente habría tiempo sufi-
ciente para la erosión. La velocidad promedio de erosión actual es tan rápida,
que la columna geológica entera habría sido erosionada varias veces 14 durante
l os largos períodos postulados para el pasado geológico. Sin embargo, en la
brecha de más de cien millones de años (indicada por la flecha inferior de la Fi-
gura 13.1), sólo se ve una erosión mínima, o el contacto a veces aparece muy li-
so, o ni siquiera es visible. Refiriéndose a un sector a lo largo de esta brecha, el
geólogo Stanley Beus afirma: "Aquí, la discordancia, aunque representa más de
1 00 millones de años, puede ser difícil de localizar"." Donde está la flecha del
medio (Figura 13.1) que representa una laguna supuesta de 1 4 millones de
años, otro geólogo señala que la evidencia es tan escasa que la línea de contac-
to "puede determinarse con dificultad, tanto desde la distancia como observán-
dola de cerca" .36 Si hubiera transcurrido el tiempo postulado, se vería abundan-
te erosión irregular.
A lo largo de la costa oriental de Australia hay excelentes afloramientos de
capas de carbón (Figura 13.4). Entre las rocas que hay encima y el Carbón de
Bullí hay una brecha de cerca de 5 millones de años. 37 Esta laguna se extiende
mucho más allá de los depósitos de Carbón de Bullí y cubre unos 90.000 km2
en la región. Donde está presente el Carbón de Bullí es especialmente difícil
visualizar cómo la capa de carbón, o la vegetación que produjo ese carbón,
permaneció allí durante 5 millones de años sin ser destruida.
Los Alpes europeos son en parte un complejo de deslizamientos gigantes-
cos y de capas plegadas llamadas "nappes". Entre las capas dentro de estas
nappes hay brechas supuestas que muestran la misma falta de erosión que se
nota en otras partes. La Figura 1 3.5 muestra parte de la Nappe Morcles como se
l a ve desde el valle del Ródano en Suiza. La flecha señala una supuesta laguna
de cerca de 45 millones de años (Cretácico superior y más) que muestra poca
erosión. De paso, la secuencia de las capas que rodean la flecha (porción supe-
rior de la foto) está completamente invertida, que se ha dado vuelta como una
LOS ORÍGENES / LAS ROCAS

Costa oriental de Australia en Nueva Gales del Sur. La flecha señala un hiato de 5 millones de
años precisamente sobre la capa de negra de carbón.

unidad cuando las capas fueron empujadas hacia el norte durante la formación
de los Alpes.
Algunos geólogos han hecho comentarios acerca de la falta de evidencia
de los cambios geológicos que se esperarían en estas lagunas. Al referirse a esta
clase de hiatos, llamadas discordancias encubiertas ("paraconformities"), Nor
man Newell del Museo Americano de Historia Natural de Nueva York, comen-
ta: "Un aspecto notable de las discordancias encubiertas (paraconformities) en
l as secuencias de roca calcárea es la falta general de evidencias de erosión en la
parte inferior de la capa. Suelos residuales y superficies cársticas, que se po-
drían esperar como resultado de la larga exposición a la intemperie, faltan o no
se las reconoce". Al "especular" acerca del origen de estos contactos planos,
el autor añade que "el origen de las discordancias encubiertas (paraconformities)
es incierto, y ciertamente no tengo una solución sencilla para este problema"?'
En una publicación posterior, Newell comenta: "Una característica intri-
gante de los límites de los conjuntos de sistemas sedimentarios que forman una
era ("erathem") y de muchos otros límites bioestratigráficos importantes (límites
CAPÍTULO 13 1 EVIDENCIAS DE UN DILUVIO UNIVERSAL

Valle del Ródano, en Suiza. La flecha señala un supuesto hiato de en la sedimentación de alrededor
de 45 millones de años. Todas las capas más altas, desde bien por debajo de la flecha hasta la
cumbre están invertidas, por causa del plegamiento de las capas que se deslizaron desde el sur (de-
recha).

entre agrupamientos diferentes de fósiles] es la falta generalizada de evidencias


físicas de una exposición subaérea. Indicios de lixiviación [separar por medio
del agua u otro disolvente una sustancia soluble de otra insoluble], fricción, for-
mación de canales y grava residual tienden a faltar, aun cuando las rocas subya-
centes son calizas con pedernal... Estos límites son discordancias encubiertas
(paraconformities) que generalmente sólo la evidencia paleontológica puede
identificar".39

T. H. van Ande¡, de la Universidad de Stanford, afirma: "Temprano en mi


carrera influyó mucho sobre mí el reconocimiento de que dos delgadas capas
de carbón en Venezuela, separadas por treinta centímetros de arcilla gris y de
positada en un pantano costero, eran respectivamente del Paleoceno Inferior y
del Eoceno Superior. Los afloramientos eran excelentes, pero aun la inspección
más cuidadosa dejaba de precisar la posición exacta de esa brecha de 15 millo-
nes de años"." Bien podría ocurrir que ese período de 15 millones de años
nunca existió.
LOS ORÍGENES 1 LAS ROCAS

La pregunta que intriga con respecto a la falta de evidencia del transcurso


del tiempo en estas brechas sedimentarias, ha generado a veces sugerencias al-
ternativas . 4 ' Algunos señalan las regiones planas de la Tierra, como las del valle
i nferior del Misisipí. Sin embargo, esto no es una brecha, porque se están depo-
sitando allí sedimentos, y no hay una brecha en el registro fósil si los sedimentos
se continúan depositando. Otros sugieren que si las brechas fueran subacuáticas
l a erosión puede haber sido impedida. Sin embargo, estar debajo del agua no
i mpide.n i l a deposición ni la erosión, como lo demuestra la sedimentación sub-
marina y la erosión irregular como los grandes cañones que se encuentran a lo
l argo del borde de las plataformas continentales. El Cañón de Monterrey, en el
océano frente a la costa de California es casi tan ancho y profundo como el
Gran Cañón. El agua en movimiento puede erosionar, sea somera o profunda.
Algunos sugieren que las superficies de contacto en esas brechas podrían
ser planas por causa de capas de rocas resistentes justo por debajo de ellas. Esta
no es una solución, porque los sedimentos blandos a menudo forman capas
exactamente debajo de esas brechas. Un ejemplo es la brecha de Chinle y la ca-
pa blanda de Moenkopi (Figura 13.3). Otros se preguntan si la erosión no podría
producir superficies planas, pero no hay buenos ejemplos actuales para apoyar
esta sugerencia, y ciertamente no las hay a escala semicontinental como los
hiatos que hemos analizado en este capítulo. Al referirse a tales ejemplos, el
geomorfólogo Arthur Bloom sencillamente declara: "No se conoce ninguno"."
Otros también se preguntan si realmente no hay evidencia de erosión en estas
brechas. La erosión también es mínima comparada con la topografía actual de
l a Tierra (Figura 13.3). Se puede esperar algo de erosión durante un diluvio uni-
versal. Pero Montes Everest y Grandes Cañones del pasado faltan en forma
conspicua del registro de un pasado que está bien representado en las capas
sedimentarias de la Tierra. Ciertamente hay que reconocer que el aforismo "El
presente es la clave del pasado" no se aplica a estos hiatos donde se sugiere
una actividad rápida. El pasado fue definidamente diferente.
La dificultad con los extensos períodos propuestos para estas brechas en el
registro sedimentario es que no hay evidencias de nuevos depósitos ni de mu-
cha erosión. Si hubiera depósitos, no habría brecha, porque la sedimentación
continúa. Si hubiera erosión, uno esperaría numerosos canales y la formación
de zanjas profundas, cañones y valles; sin embargo, los contactos (brechas),
que a veces se describen como de "tamaño continental", generalmente son
"casi planos" . 43 Es difícil imaginar que poco o nada ocurra durante millones de
CAPÍTULO 13 / EVIDENCIAS DE UN DILUVIO UNIVERSAL

años en la superficie de nuestro planeta. Con el tiempo, ocurre deposición o


erosión. Habría que suspender los factores climáticos con el fin de impedir
cualquiera de las dos actividades. Tal vez el tiempo propuesto para estas bre-
chas nunca sucedió, y si el tiempo falta en algún lugar, falta en toda la Tierra.
El problema de los supuestos hiatos planos en las capas sedimentarias, es
un testimonio de un pasado que fue diferente del presente. Esa diferencia se re-
concilia fácilmente con los modelos catastróficos, tales como el diluvio del Gé
nesis, que propone una rápida sedimentación de estas capas donde no habría
períodos extensos entre ellas.

CONCLUSIONES
Abundantes evidencias de actividad subacuática en las capas sedimentarias
sobre los continentes surgen de la gran cantidad de capas marinas, turbiditas y
conos submarinos, así como una direccionalidad muy fuerte de deposición que
muestran los sedimentos sobre los continentes. Esta evidencia resulta apropiada
en un modelo del diluvio. Algunas otras evidencias en favor del diluvio se rela-
cionan principalmente con el factor tiempo. ¿Qué comieron los dinosaurios y
otros vertebrados durante los supuestos millones de años de las formaciones
Morrison y Coconino, donde las plantas son muy escasas o están ausentes? Esto
puede explicarse por la separación y transporte durante un diluvio universal.
La escasez de erosión en las brechas o lagunas de las capas sedimentarias, don-
de faltan porciones importantes de la columna geológica, sugiere una deposi-
ción rápida, como se esperaría durante un diluvio, sin grandes intervalos entre
ellas. Algunos de estos datos son difíciles de explicar si se niega un diluvio uni-
versal.

Notas y referencias:
1. Confucio, Analects XV, citado en: H.L. Mencken, ed., A New Dictionary of Quotations on Historical Princi-
pies from Ancient and Modero Sources (N. York: Alfred A. Knopf, 1942), p. 1220.
2. A.A. Roth, "The Universal Flood", Liberty 77(6-1982):12-15.
3. Ver los capítulos 12, 15 y 18 para informaciones sobre la extensión del diluvio, el tiempo involucrado y las le-
yendas de un diluvio, respectivamente.
4. J.S. Shelton, Geology lllustrated (San Francisco y Londres: W.H. Freeman and Co., 1966), p. 28.
5. Para informaciones sobre este acontecimiento, ver: a) B.C. Heezen, M. Ewing, "Turbidity Currents and Subma-
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B.C. Heezen, D.B. Ericson, M. Ewing, "Further Evidence of a Turbidity Current Following the 1929 Grand
Banks Earthquake", Deep-Sea Research 1(1954):193-202; c) B.C. Heezen, C.L. Drake, "Grand Banks Slump",
LOS ORÍGENES / LAS ROCAS

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20. Ver el capítulo 12.


21. a) S.W. Kieffer, "Shock Metamorphism of the Coconino Sandstone at Meteor Crater", en: E.M. Shoemaker,
CAPÍTULO 13 / EVIDENCIAS DE UN DILUVIO UNIVERSAL 265

S. W. Kieffer, Guidebook to the Geology of Meteor Cráter, Arizona, Center for Meteorite Studies, Arizona Sta- .
te University, Publication 17(1974):12-19; b) E.M. Shoemaker, "Synopsis of the Geology of Meteor Cráter",
en: Ibíd., pp. 1-11.
22. a) P. Dodson, A.K. Behrensmeyer, R.T. Bakker, J.S. Mclntosh, "Taphonomy and Paleoecology of the Dinosaur
Beds of the Jurassic Morrison Formation", Paleobiology 6(2-1980):208-232. Para un estudio adicional, ver: b)
A.A. Roth, "Incomplete Ecosystems", Origins 21(1994):51-56.
23. a) T.E. White, "The Dinosaur Quarry", en: E.F. Sabatka, ed., Guidebook to the Geology and Mineral Resources
of the Uinta Basin (Salt Lake City: Intermountain Association of Geologists, 1964), pp. 21-28. Ver también: b)
P.S. Herendeen, P.R. Crane, S. Ash, "Vegetation of the Dinosaur World", en: G.D. Rosenberg, D.L. Wolberg,
eds., Dino Fest, The Paleontological Society Special Publication N° 7(Knoxville, TN: Department of Geologi-
cal Sciences, The University of Tennessee, 1994), pp. 347-364; c) L.M. Petersen, M.M. Roylance, "Strati-
graphy and Depositional Environments of the Upper Jurassic Morrison Formation near Capitol Reef National
Park, Utah", Brigham Young University Geology Studies 29(2-1982):1-12; d) F. Peterson, C.E. Turner-Peterson,
"The Morrison Formation of the Colorado Plateau: Recent Advances in Sedimentology, Stratigraphy, and Pa-
leotectonics", Hunteria 2(1-1987):1-18.
24. R.W. Brown, "Fossil Plants and Jurassic-Cretaceous Boundary in Montana and Alberta", American Association
of Petroleum Geologists Bulletin 30(1946):238-248.
25. Dodson, Behrensmeyer, Bakker y Mclntosh (nota 22).
26. D.E. Fastovsky, D. Badamgarav, H. Ishimoto, M. Watabe, D.B. Weshampel, "The Paleoenvironments of Tugri-
kin-Shireh (Gobi Desert, Mongolia) and Aspects of the Taphonomy and Paleoecology of Protoceratops (Dino-
sauria: Omithishchia)", Palaios 12(1997):59-70.
27. a) L.T. Middleton, D.K. Elliot, M. Morales, "Coconino Sandstone", en: S.S. Beus, M. Morales, eds., Grand
Canyon Geology (N. York y Oxford: Oxford University Press, 1990), pp. 183-202; b) E.E. Spamer, "Paleonto-
l ogy in the Grand Canyon of Arizona: 125 Years of Lessons and Enigmas from the Late Precambrian to the
Present", The Delaware Valley Paleontological Society, The Mosasaur 2(1984):45-128.
28. C.W. Gilmore, "Fossil Footprints from the Grand Canyon: Second Contribution", Smithsonian Miscellaneous
Collections 80(3):1-78.
29. a) M.G. Lockley, A.P. Hunt, S.G. Lucas, "Abundant Ichnnofaunas [sic] From the Permian DeChelley Sandsto-
ne, NE Arizona: Implications for Dunefield Paleoecology", Geological Society ofAmerica Abstracts with Pro-
grams 26(7-1994):A374; b) P.P. Vaughn, "Vertebrates from the Cutler Group of Monument Valley and Vici-
nity", en: H.L. James, ed., Guidebook of Monument Valley and Vicinity, Arizona and Utah (New Mexico
Geological Society, 1973), pp. 99-105.
30. a) L.R. Brand, "Footprints in the Grand Canyon", Origins 5(1978):64-82; b) L.R. Brand, T. Tang, "Fossil Verte-
brate Footprints in the Coconino Sandstone (Permian) of Northem Arizona: Evidente for Underwater Ori-
gin", Geology 19(1991):1201-1204.
31. Para informaciones adicionales, ver: a) A.A. Roth, "Those Gaps in the Sedimentary Layers", Origine
15(1988):75-92. Ver también: b) S.A. Austin, ed., Grand Canyon: Monument to Catastrophe (Santee, CA: Ins-
titute for Creation Research, 1994), pp. 42-45; c) G.M. Price, The New Geolog) , ( Mountain View, CA: Pacific
Press Publ. Assn., 1923), pp. 620-626; d) A.M. Rehwinkel, The Flood in the Light of the Bible, Geology, and
Archaeology(St. Louis: Concordia PubL House, 1951), pp. 268-272.
32. Los promedios actuales de las tasas regionales para América del Norte son más del doble que la cifra sugeri-
da, y para la región del Gran Cañón son más de cuatro veces las cifras usadas. Ver el capítulo 15 para más
detalles.
33. I. Lucchitta, "Development of Landscape in Northwest Arizona: The Country of Plateaus and Canyns", en:
T.L. Smiley, J.D. Nations, T.L. Péwé, J.P. Shaefer, eds., Landscapes ofArizona: The Geological Story (Lanham,
MD, y Londres: University Press of América, 1984), pp. 269-301.
34. Ver el capítulo 15 para un estudio de las tasas de erosión.
35. S.S. Beus, "Temple Butte Formation", en: S.S. Beus, M. Morales, eds., Grand Canyon Geology (N. York y
Oxford: Oxford University Press, 1990), pp. 107-117.
36. R.C. Blakey, "Supai Group and Hermit Formation", en: Beuss y Morales, pp.147-182 (nota 35).
37. Basado en informaciones de: a) C. Herbert, R. Helby, eds., A Guide to the Sydney Basin, Department of Mine-
LOS ORÍGENES 1 LAS ROCAS

ral Resources, Geological Survey of New South Wales Bulletin 26(1980):511; b) D.J. Pogson, ed., Geological
Map of New South Wales, scale 1:1.000.000 (Sydney: Geological Survey of New South Wales, 1972).
38. Newell, pp. 356, 357 (nota 14).
39. N.D. Newell, "Mass Extinction: Unique or Recurrent Causes?", en: W.A. Berggren, J.A. Van Couvering, eds.,
Catastrophes and Earth History: The New Uniformitarianism (Princeton, NJ: Princeton University Press,
1 984), pp. 115-127.
40. T.H. van Andel, "Consider the Incompleteness of the Geological Record", Nature 294(1981):397, 398.
41. Para un análisis más extenso de estas alternativas, ver: Roth 1988 (nota 31 a).
42. A.L. Bloom, The Surface of the Earth (Englewood Cliffs, NJ: Prentice-Hall, 1969), p. 98.
43. Ibíd.
CUESTIONES DE TIEMPO

Hay pocos problemas más fascinantes que los ligados con la pregunta atrevida:
¿Cuán antigua es la Tierra? Con insaciable curiosidad, los hombres han estado tra-
tando de penetrar este secreto cuidadosamente guardado durante miles de años.
ARTHUR HOLMES,' GEÓLOGO

ué es el tiempo? ¡Todos lo sabemos! ¿O no? En realidad, es un con-


cepto que resulta difícil de captar. No tenemos un órgano especial
para sentir el tiempo como lo tenemos para ver u oír. Esto da lugar a al-
gunas definiciones innovadoras tales como: "El tiempo es la forma en
que la Madre Naturaleza impide que todas las cosas ocurran al mis-
mo tiempo"; o, "El tiempo es aquello que matamos pero termina
matándonos". ¿Es el tiempo una realidad, o es sencillamente un
concepto abstracto de nuestra mente? ¿Se puede cambiar el tiem-
po? La teoría de la mecánica cuántica sugiere que el espacio pue-
de modificarlo. ¿Ha existido siempre el tiempo? ¿Existirá siempre?
¿ Qué significa eternidad? Si el tiempo no siempre existió, ¿qué
ocurrió antes de él? Estas son preguntas que intrigan, pero que no
tienen respuestas fáciles.
La vasta colección de aparatos que tenemos para medir el
tiempo, tales como los calendarios, el reloj Big Ben de Londres o
l os relojes atómicos, todos testifican de la utilidad del concepto
del tiempo. Es difícil añadir significado a nuestra existencia sin
considerar el pasado, el presente y el futuro que están ligados al
tiempo. Aunque la naturaleza del tiempo es elusiva, parece ser real.
Cuando corremos a la estación del tren, sólo para ver que el último
tren del día se pierde a la distancia, uno tiende a creer que el tiempo es
real.
El tiempo plantea una de las preguntas más controvertidas entre los puntos

267
LOS ORÍGENES 1 LAS ROCAS

de vista científico y bíblico, como se los entiende generalmente. Esto es de espe-


rar, porque las diferencias notables están firmemente arraigadas. La Biblia habla
de una creación reciente, que probablemente ocurrió hace menos de 10.000
años, mientras los evolucionistas sugieren el desarrollo de la vida durante mu-
chos miles de millones de años. Esta diferencia no necesita ser tan amplia como
a veces se piensa, ya que hay muy poco en la Biblia que impida que el universo
sea muy antiguo.' Sin embargo, de acuerdo con la Biblia, la creación de la vida
sobre la Tierra es un acontecimiento relativamente reciente. ¿Ha existido la vi-
da sobre la Tierra durante miles de millones de años, como se pretende en infi-
nidad de libros de texto de ciencias, o ha existido sólo unos pocos miles de
años como lo sugiere la historia sagrada?
La evolución de todas las diversas formas de vida necesita todo el tiempo
que pueda conseguir para realizar todos los eventos altamente improbables que
se postulan,3 y las explicaciones evolucionistas dependen en gran medida de
esos largos períodos. Si espontáneamente un pez aguja se transforma en un ele-
fante, llamamos a eso fantasía; si demora millones de años para hacerlo, se lo
l l ama evolución. Sin embargo, varios estudios indican que la muy antigua edad
asignada al universo es demasiado corta para abarcar las improbabilidades de la
evolución . 4 Por otro lado, para la creación con un diseño, realizada por un
Dios omnisapiente y omnipotente, no se necesita un tiempo muy extensos
A lo largo de la historia, las ideas acerca de la edad de la Tierra y del univer-
so han variado grandemente. Los antiguos griegos e hindúes a menudo pensaban
en términos de numerosos ciclos de tiempo. Los hebreos y los primeros cristianos
creían que habían transcurrido sólo unos pocos miles de años desde la creación.
El concepto de una creación reciente también prevaleció en la Edad Media y fue
fortalecida por la Reforma protestante. Para Martín Lutero, la Biblia daba el infor-
me supremo acerca de los orígenes, y el diluvio relatado en el Génesis era el fac-
tor más poderoso en la historia de la geología .6 En general, los fundadores de la
ciencia moderna creían en una creación reciente ocurrida alrededor de 4.000
años antes de Cristo. Sólo desde la mitad del siglo XVIII en adelante comenzaron a
desarrollarse ideas de períodos más largos, pero ocurrieron pocos cambios serios
en el pensamiento antes del siglo XIX7 De allí en adelante se observa un lento pe-
ro constante aumento en la edad percibida de la Tierra 8 y del universo.
El tema de la edad de la Tierra ha sido enfocado desde muchas perspecti-
vas. Algunas estimaciones tempranas,' basadas en el enfriamiento de la superfi-
cie de la Tierra y del Sol, dieron datos que típicamente son inferiores a 100 mi-
CAPÍTULO 14 1 CUESTIONES DE TIEMPO

Il ones de años. Otros estudios se basaron en el tiempo requerido para que el so-
dio se acumulara en el océano traído por los ríos, suponiendo que originalmen-
te no había nada de sodio en el mar. Estos cálculos daban más o menos la mis-
ma edad que los que se basaban en el enfriamiento de la Tierra, mientras que se
encontraron valores ligeramente mayores cuando se evaluó la tasa de acumula-
ción de sedimentos sobre la superficie de la Tierra. A principios del siglo XX, el
estudio de la lenta tasa de desintegración de los elementos radioactivos inesta-
bles (datación radiométrica) aumentó la estimación de la edad de la Tierra a
2.000 a 3.000 millones de años, y más tarde, a 4.600 millones de años.'° Las es-
ti maciones corrientes asignan a la edad del Universo alrededor de 15.000 millo-
nes de años, aunque algunos sugieren aun el doble de esa edad," y otros sólo la
mitad de esa cifra .'z
En este capítulo consideraremos los argumentos relacionados con el tiempo
que se usan en contra de una creación reciente, los que varían desde los enor-
mes arrecifes de coral hasta los diminutos átomos radioactivos de potasio-40 y
carbono-14. El espacio impide cubrir cada uno de los problemas que se han
suscitado; sin embargo, se considerarán una cantidad suficiente de ellos para
permitirnos una evaluación general de las cuestiones del tiempo. Como proba-
blemente por lo menos cien veces más científicos interpretan los datos dentro
del paradigma de largos períodos comparado con los que lo hacen dentro del
modelo de la creación reciente, no es sorprendente que se hayan hecho mu-
chas preguntas acerca de una creación reciente. Los argumentos que ponen en
duda la validez de los largos períodos geológicos se discuten en los capítulos 13
y 15.

LOS ARRECIFES VIVIENTES

En una clara noche de luna del año 1890, el barco Quetta, británico-hindú,
estaba viajando a través del Estrecho de Torres cerca de la Isla Thursday al nor-
te de Australia. Este estrecho está ubicado en el extremo norte de la Gran Barre
ra de Arrecifes, el complejo de arrecifes de coral más grande del mundo. El
barco repentinamente chocó con un pináculo de arrecifes que rasgó la mayor
parte del casco, y el barco se hundió en menos de tres minutos. Cerca de la
mitad de los 293 pasajeros perecieron. El estrecho había sido cuidadosamente
relevado entre 1802 y 1860, y no se esperaba ningún arrecife en el lugar donde
se hundió el barco. Algunos se preguntan si un arrecife de coral pudo crecer
en forma lo suficientemente rápida, entre el tiempo de los sondeos y 1890, para
LOS ORÍGENES 1 LAS ROCAS

producir esta tragedia .13


Los arrecifes de coral son producidos por diversos organismos que retiran la
caliza (carbonato de calcio) disuelta en el mar y lentamente crean las estructuras
más grandes de la Tierra hechas por organismos vivos. Los moluscos, los forami
níferos, y los briozoos pueden proporcionar grandes cantidades de minerales
para el crecimiento del arrecife; sin embargo, se considera que los corales y las
algas coralinas son los contribuyentes más importantes
La tasa de crecimiento de un arrecife de coral es de interés considerable, no
sólo porque los arrecifes son peligros potenciales para la navegación, sino tam-
bién por el tema del tiempo requerido para construirlos. Algunos están preocu
pados acerca de si estas estructuras enormes pudieron se construidas en unos
pocos miles de años, como lo implica el modelo bíblico.
La enorme Gran Barrera de Arrecifes de Australia no parece plantear un
problema de tiempo demasiado serio para las Escrituras. Aunque tiene más de
2.000 km de largo y hasta 320 km de distancia de la orilla, las operaciones de
perforación a través del arrecife han hallado arena de cuarzo (un sedimento
que no es de tipo de arrecifes) a menos de 250 m de profunidad,t 4 l o que indica
que es una estructura de poca profundidad que no requiere vastos períodos pa-
ra desarrollarse. Por otro lado, las perforaciones en el atolón de Eniwetok, en el

* Las referencias para la tabla "Estimaciones de las tasas de crecimiento de los arrecifes" son: a) W.H.
Adey, "Coral Reef Morphogenesis: A Multidimensional Model", Science 202(1978):831-837; b) K.E. Chave, S.V.
Smith, K.J. Roy, "Carbonate Production by Coral Reefs", Marine Geology 12(1972):123-140; c) P.J. Davies, D.
Hopley, "Growth Fabrics and Growth Rates of Holocene Reefs in the Great Barrier Reef", BMR Journal ofAustra-
lian Geology & Geophysics 8(1983):237-251; d) Hubbard, Miller y Scaturo (nota 17); e) H.T. Odum, E.P. Odum,
"Trophic Structure and Productivity of a Windward Coral Reef Community on Eniwetok Atol¡", Ecologica! Mono-
graphs 25(3-1955):291-320; f) R.B.S. Sewell, "Studies on Coral and Coral -Formations in Indian Waters; Geographic
and Oceanographic Research in Indian Waters, N° 8", Memoirs of the Asiatic Society of Bengal 9(1935):461-539;
g) S.V. Smith, D.W. Kinsey, "Calcium Carbonate Production, Coral Reef Growth, and Sea Leve¡ Change", Science
194(1976):937-939; h) S.V. Smith, J.T Harrison, "Calcium Carbonate Production of the Mare lncognitum, the Up-
per Windward Reef Slope, at Enewetak Atof", Science 197(1977):556-559; i) Verstelle (nota 21). Las referencias
para la sección titulada "Tasa de crecimiento máximo de los formadores de estructuras de arrecifes de coral",
son: j) S.A. Earle, "Life Springs from Death in Truk Lagoon", National Geographic 149(1976):578-613; k) E.H.
Gladfelter, R.K. Monahan, W.B. Gladfelter, "Growth Rates of Five Reef-building Corals in the Northeastem
Caribbean", Bulletin ofMarine Science, 28(1978):728-734; I) E.H. Gladfelter, "Skeletal Development in Acropora
cervicomis III. A Comparison of Monthly Rates of Linear Extension and Calcium Carbonate Accretion Measured
Over a Year", Coral Reefs 3(1984):51-578; m) Lewis, Axelsen, Goodboy, Page, and Chislett (nota 226); n) Shinn
(nota 20); o) T. Tamura, Y. Hada, "Growth Rate of Reef Building Corals, Inhabiting in the South Sea Island", Sci-
entific Report ofthe Tohoku Imperial University 7(4-1932):433-455. Los cálculos para su investigación fueron in-
formados por: Buddemeier y Kinzie (nota 22a).
LOS ORÍGENES 1 LAS ROCAS

Pacífico Occidental, han penetrado hasta 1.405 m de material aparentemente


de arrecifes antes de alcanzar la base de roca volcánica (basalto).15 Las tasas de
crecimiento que la mayoría de los investigadores asignan determinaría que por
l o menos veintenas a centenares de miles de años serían necesarios para for-
mar un arrecife de este espesor. Al criticar el modelo bíblico, un autor señala
que el arrecife de Eniwetok tendría que crecer a razón de 140 mm por año para
haber sido construido en 10.000 años. Afirma: "Se ha mostrado que tales tasas
son casi imposibles".`
Los investigadores afrontan muchos problemas para determinar cuán rápi-
damente crece un arrecife. Que algunas estimaciones sean más de 500 veces
más veloces que otras (Tabla 14.1) indica que sabemos muy poco acerca de
estos sistemas ecológicos tan complejos y delicados. La escasa distribución del
coral en algunos estudios refleja condiciones que distan de ser ideales para me-
dir el crecimiento del arrecife. Las mejores tasas de crecimiento parecen ocurrir
un poco debajo de la superficie del océano." Los arrecifes no pueden crecer
por encima del nivel del mar y a veces se usan las superficies de los arrecifes
antiguos para determinar los niveles del mar pasados. Como el nivel del mar
l i mita el crecimiento del arrecife, las estimaciones del crecimiento cerca de la
superficie de los océanos puede estar fuertemente influenciada por circunstan-
cias limitadoras del crecimiento. Las mareas bajas pueden matar a los corales
formadores de arrecifes al exponerlos durante demasiado tiempo al aire. La sedi-
mentación y la contaminación provenientes de la costa también pueden ser de-
tri mentales. Además, una cantidad de arrecifes actuales están muriendo o es-
tán muertos."' Las condiciones con menor contaminación que tenía la tierra
cuando no estaba tan poblada podría haber favorecido un crecimiento más rápi-
do de los delicados organismos que construyen estos arrecifes.
Se debe recordar también que el crecimiento del arrecife de coral cesa de-
bajo de cierta profundidad, debido a la falta de luz. Por lo tanto, la base volcá-
nica del atolón de Eniwetok, que ahora está a 1.405 m bajo el nivel del mar, se
supone que estuvo cerca de la superficie cuando los corales comenzaron a cre-
cer sobre esa base. La base gradualmente descendió, y el crecimiento del coral
se produjo al mismo tiempo.
Algunos de mis estudiantes de nivel de posgrado estudiaron conmigo los
organismos constructores de arrecifes en Eniwetok y varios otros arrecifes para
determinar de qué modo diversos factores ambientales afectaban el crecimiento.
Un ascenso moderado de temperatura de unos pocos grados favorece un creci-
CAPÍTULO 14 1 CUESTIONES DE TIEMPO

miento más rápido, mientras que la luz ultravioleta en la superficie del océano
i nhibe el crecimiento. 1 9 Éstos y otros factores pueden afectar significativamente
l as tasas de crecimiento de los arrecifes. Nuestro conocimiento actual no impide
que en lo pasado los arrecifes hayan crecido a mayor velocidad. Mientras algu-
nos de los corales duros con forma de "cerebro" y algas coralinas crecen lenta-
mente, las formas que se dividen en ramas crecen con rapidez. Una concen-
tración densa (Figura 14.1) de corales sanos que forman ramas, creciendo a
una tasa óptima (segunda parte de la Tabla 14.1), podría producir un arrecife de
crecimiento rápido. Muchos de estos corales con frecuencia forman ramas por
encima de los demás, complicando las tasas de producción. El potencial es im-
presionante: diez ramas que crecen a razón de 100 mm por año, y se subdivi-
den en tres ramas cada año, resultaría en un crecimiento total de 59 km de ra-
mas simples en 10 años.20
Numerosos investigadores han estudiado las tasas a las que crecen los cora-

FIGURA 14.1

Corales de arrecife crecen en la cumbre de un pináculo en la laguna del Atolón de Eniwetok, Islas
Marshall. Los corales más altos están a unos 7 m debajo de la superficie del océano.
LOS ORIGENES 1 LAS ROCAS

l es y los arrecifes de coral. Algunas estimaciones están dadas en la Tabla 14.1. La


sección superior titulada "Estimaciones de las tasas de crecimiento de los arreci-
fes" está basada en observaciones de los arrecifes como un todo, mientras que la
sección titulada "Tasa de crecimiento máximo de los formadores de estructuras
de arrecifess de coral" representa la tasa de crecimiento más rápida de aquellos
corales que podrían proveer una estructura física para el arrecife. Esta estructura
también proporcionaría protección para otros organismos constructores de arreci-
fes, así como serviría para atrapar los sedimentos arrastrados por el agua. Debe
notarse que la tasa más rápida para los arrecifes2 ' y para los constructores de la
estructura 22 permiten el crecimiento del arrecife de Eniwetok, que tiene un espe-
sor de 1.405 m, en menos de 3.400 años. Estas tasas más rápidas para los arreci-
fes está basada en sondeos que son la forma más directa y sencilla de medir, y
son probablemente más confiables que mediciones menos directas que dan una
velocidad menor de crecimiento. Estos datos indican que la tasa de crecimiento
del arrecife de coral no presenta un desafío tan grande, como a veces se preten-
de, al concepto bíblico de la creación hace unos pocos miles de años.

LÍNEAS DE CRECIMIENTO DIARIO EN LOS CORALES


Algunos corales producen líneas de crecimiento diario a medida que se
desarrollan. Estas líneas forman un diseño estacional que se ha usado para infe-
rir una edad muy antigua para el coral. Algunos autores han observado que los
corales del Devónico, que se supone crecieron hace unos 375 millones de
años, muestran 400 l íneas de crecimiento diario por año. Se interpreta esto co-
mo una evidencia de que la rotación del planeta Tierra fue más veloz en lo pa-
sado."
También sugiere que la Tierra necesitó varios centenares de millones de
años para llegar a girar a la velocidad actual. Sin embargo, existe una incerti-
dumbre considerable en este argumento. Contar las líneas de crecimiento en el
coral es bastante subjetivo, porque a menudo están mal definidas. Algunas per-
sonas contarán el doble de la cifra que otros darían para la misma muestra .24
Además, factores ambientales tales como la profundidad afectan la formación
del número de líneas de crecimiento .25

ARRECIFES FÓSILES
Además de los arrecifes vivos de que hablamos hasta ahora, se encuentran
arrecifes fósiles en las capas geológicas más profundas de la tierra. Un arrecife
CAPÍTULO 141 CUESTIONES DE TIEMPO

fósil 26 bien conocido, llamado Arrecife Nubrygin, está ubicado tierra adentro,
cerca del pueblo de Stewart Town, en Australia oriental. Este arrecife es impor-
tante por varias razones. En lugar de estar formado principalmente por corales,
se considera que fue formado por algas. Se lo clasifica como Devónico tempra-
no, con una edad supuesta de unos 400 millones de años. En la disposición de
l os estratos en la columna geológica, hay muchas capas fósiles por debajo y
por sobre el Devónico. En otras palabras, este arrecife está bien atrincherado
en medio de las capas fosilíferas de la Tierra. Como el crecimiento de un arreci-
fe demora mucho tiempo, este arrecife fósil no podría haber crecido durante el
año del diluvio. Esto es importante en relación con la pregunta de si el registro
fósil representa el desarrollo de la vida a lo largo de millones de años, o si fue el
resultado del diluvio del Génesis después de una creación reciente.
Me sorprendí cuando miré por primera vez el arrecife de Nubrygin. Este
ejemplo bien conocido de un arrecife de algas no parecía tener una estructura
semejante a la de los arrecifes. Era una mezcla de trozos quebrados de algas
fósiles y de tipos de rocas que no son parecidos a arrecifes que literalmente flo-
tan en una matriz de sedimentos finos. Entendí por qué algunos investigadores
habían decidido recientemente que era una corriente de escombros y no un
arrecife.27 Como las corrientes de detritos pueden formarse muy rápidamente,
este así llamado arrecife ya no puede ser considerado como un argumento con-
tra el tiempo corto que propone el modelo bíblico de los orígenes. Sin embargo,
l a cuestión del tiempo y los arrecifes no se resuelve con este solo ejemplo, ya
que se han descrito muchos arrecifes fósiles en las publicaciones científicas. Se
han informado casos en diversos niveles de la columna geológica comenzando
con el Precámbrico hacia arriba.28 Comparados con nuestros arrecifes actuales,
estos arrecifes fósiles son generalmente muy pequeños, pero si cada uno de
ellos creció como un verdadero arrecife, colectivamente podrían representar
miles de años.
Hay muchos problemas en relación con la autenticación de los arrecifes
fósiles. Esto se refleja por la confusa definición de un arrecife. Un arrecife verda-
dero representa la edificación lenta de una estructura que resiste las olas, hecha
por organismos marinos. Muchos de los así llamados arrecifes fósiles parecen
ser sólo una acumulación de sedimentos barridos por el agua, y podrían haber-
se formado rápidamente.
Un informe describe una cantidad de "arrecifes" fósiles que ahora han sido
reinterpretados como corrientes de detritos que se acumularon rápidamente,z 9 y
LOS ORÍGENES / LAS ROCAS

el arrecife fósil clásico de Steinplatte en los Alpes Austríacos ha sido reinterpre-


tado como una "pila de arena". 3° Algunos especialistas en sedimentología seña-
l an: "Una inspección más detallada de muchos de estos antiguos 'arrecifes' de
carbonatos revelan que están compuestos mayormente por barro de carbonato
en el cual partículas esqueletales mayores 'flotan' dentro de la matriz de barro.
No existe una evidencia concluyente en favor de una estructura orgánica rígida
en la mayoría de los montículos de carbonato antiguos. En este sentido, son no-
tablemente diferentes de los arrecifes de corales y algas"." Las partículas de es-
queletos que flotan en una matriz de barro muy posiblemente fueron deposita-
dos rápidamente. Otros "han expresado frustración al usar los arrecifes moder-
nos para interpretar sus contrapartes antiguas". 3z
Algunas veces se procura determinar, mediante un análisis de la orienta-
ción de sus componentes fósiles, si un "arrecife" antiguo representa una entidad
biológica auténtica. Si los corales están en posición vertical (de crecimiento),
se supone que han crecido donde se los encuentra. Las observaciones no cuan-
titativas usuales acerca de la orientación en las publicaciones científicas signifi-
can poco, ya que el transporte de material del arrecife podría dar como resulta-
do que algunos componentes terminaran en casi cualquier posición. Un estudio
cuantitativo ha demostrado que en algunos arrecifes fósiles la orientación prefe-
rida de los componentes productores del arrecife es hacia arriba como se es-
peraría si estuvieran en la posición de crecimiento.33 Tales datos no impiden el
transporte y la deposición durante catástrofes que afectan los núcleos de arreci-
fes formados con anterioridad. Los geólogos a veces informan del transporte de
bloques de material de arrecifes, y en los Alpes Austríacos enormes capas de
sedimentos que contienen lo que se sugiere sean arrecifes fósiles, han sido em-
pujados sobre otras capas sedimentarias a lo largo de centenares de kilómetros
mientras se formaban los Alpes .34
Si los arrecifes fósiles representan unidades transportadas, la cuestión del
tiempo para su formación en la ubicación actual en la columna geológica es
menos significativa. En el contexto de la historia bíblica, es plausible la forma
ción en el período entre la creación y el diluvio, seguido por transporte durante
el diluvio. Los escenarios de transporte no están restringidos a los modelos del
diluvio. Cuando se consideran las nuevas tendencias hacia el catastrofismo y
el movimiento de los continentes en las interpretaciones geológicas, el movi-
miento de un pequeño arrecife no es muy dramático.
También deben considerarse los arrecifes fósiles que podrían haber crecido
CAPÍI- ULO 14 1 CUESTIONES DE TIEMPO

entre la creación y el diluvio y no fueron transportados. Todavía se encuentran


en el ambiente en el que crecieron. Los arrecifes ubicados en las rocas del.basa-
mento (precámbricas) pueden especialmente estar sujetos a esta interpretación.
Al examinar las interpretaciones tanto de los arrecifes vivientes como de
l os fósiles, uno queda impresionado por la abundancia de conjeturas. Mientras
actualmente muchos arrecifes de coral parecen crecer lentamente, otros parecen
crecer en forma muy rápida; y mientras no se ha determinado que todos los
"arrecifes" fósiles antiguos son el resultado de transporte rápido, su identifica-
ción como estructuras in situ es a menudo cuestionable. Nuestro conocimiento
actual indica que la cuestión del tiempo y los arrecifes no es un buen desafío
para una creación reciente.

NIDOS DE DINOSAURIOS EN LOS REGISTROS FÓSILES


Como los creacionistas proponen que la mayor parte de la columna geoló-
gica fue depositada durante el año que duró el diluvio del Génesis, no se puede
esperar encontrar allí evidencias de ningún proceso que demandara períodos
más largos. Una pregunta pertinente es la presencia de nidos de huevos de dino-
saurio en el registro fósil, a veces en capas superpuestas. Se supone que cada ni-
vel con nidos representa por lo menos un año.
Se han descrito grupos de huevos de dinosaurio, posiblemente representati-
vos de nidos, procedentes de diversos lugares, incluyendo América del Norte y
del Sur, Mongolia, China, India, Francia y España.35 Un ejemplo notable está
en Montana, EE.UU., donde John Horner, del Museo de las Rocallosas en la
Universidad del Estado de Montana, ha descrito por lo menos 10 nidos de hue-
vos de dinosaurio, 16 cada uno de los cuales tenía entre 2 y 24 huevos. Un nido
tenía huevos cuidadosamente ordenados, con orientación vertical. Estos nidos
se encontraron en 3 niveles dentro de una distancia vertical de 3 metros. En la
vecindad se encontraron numerosos fragmentos de huevos y de otros nidos. Un
nido tenía los restos esqueletales de embriones en los huevos. También se en-
contraron dinosaurios en el momento de nacer y dinosaurios jóvenes, y un "ni-
do" contenía 11 pequeños dinosaurios de casi un metro de longitud, que es
más o menos tres veces el tamaño de uno recién nacido.
Estos nidos de dinosaurios aparecen en sedimentos cretácicos donde la
mayoría de los creacionistas los interpretaría como que fueron depositados du-
rante el diluvio del Génesis. ¿Cómo debería un creacionista considerar esta evi
dencia de una conducta reproductiva lenta, "normal", bien en el interior de la
LOS ORÍGENES / LAS ROCAS

columna geológica? A continuación se mencionan algunas alternativas, pero


un análisis de estos nidos de dinosaurios está sujeto a muchas conjeturas.
Parece importante mostrar cautela al identificar los nidos de dinosaurios.
Un nido hecho de sedimentos y cubierto con más sedimentos no es muy distin-
tivo. Encontrar unos pocos huevos cercanos entre sí puede no representar un
nido, aunque a menudo se infiere esto. Puede haber significativamente menos
nidos que los que se pretende; sin embargo, varios nidos con huevos bien orde-
nados parecen sin duda genuinos. En algunos lugares se encuentran fragmentos
de cáscaras de huevos de dinosaurios, o aun huevos enteros, en una zona muy
extendida. Estos pudieron originarse de huevos depositados antes del diluvio, y
pueden no representar el problema potencial del tiempo que plantean los nidos.
Algunos creacionistas han sugerido que estos nidos podrían haberse for-
mado pronto después del diluvio,"' pero su ubicación en la columna geológica
puede plantear un problema. Una porción importante de la columna geológica
(el Cenozoico) yace por encima de las capas en las que generalmente se en-
cuentran estos nidos. Para los creacionistas que proponen que parte del Ceno-
zoico debería incluirse en el diluvio, esta no es una solución.
La situación en Montana parece poco usual y podría considerarse un caso
aislado, ya que dinosaurios en desarrollo dentro de los huevos son escasos en el
resto del mundo."' Se podría sugerir alguna reinterpretación. Por ejemplo, un
nido que contiene 12-15 dinosaurios jóvenes (cada uno de un metro de largo)
puede reflejar una conducta gregaria de crisis bajo condiciones catastróficas,
en lugar de sugerir que murieron de hambre. Quedarse allí quietos y morirse
parece poco usual. Las crías no muestran signos de depredación; nadie se los
comió." 9 En Mongolia, el descubrimiento de un dinosaurio en aparente posi-
ción de empollamiento sobre unos 22 huevos es un hallazgo que sorprende 4° y
puede reflejar condiciones de estrés y catástrofe.
Se esperaría que los dinosaurios pusieran algunos huevos durante los meses
de ascenso de las aguas del diluvio. Se estima que algunos dinosaurios pudieron
poner hasta 100 huevos por año. 4 ' Sin embargo, ¿es posible que se formaran
embriones avanzados o crías jóvenes, como se encuentran a veces en estos ni-
dos, en el mejor de los casos, en varias semanas durante un evento como el di-
l uvio del Génesis? Se podría esperar algún desarrollo en los huevos después de
haber sido puestos, y algún desarrollo también pudo realizarse antes de que los
huevos fueran puestos. Además, algunos dinosaurios pueden hasta haber nacido
vivos. Hay ciertas lagartijas y serpientes que retienen sus embriones para su de-
CAPÍTULO 14 1 CUESTIONES DE TIEMPO

sarrollo y protección. El lagarto caimán a lo largo de la costa occidental de los


Estados Unidos deposita sus huevos en el sur, pero más al norte, una especie si-
milar retiene los embriones dentro de delgadas membranas en el cuerpo de la
hembra hasta que están completamente desarrollados. Otra especie de lagarto
en Australia pone huevos en algunas regiones, da nacimiento vivo en otras, y re-
tiene los embriones y las cáscaras incompletas en otra localidad . 42 Esto sugiere
que la retención de embriones para su desarrollo puede ser una adaptación fácil
para los reptiles. Un huevo de dinosaurio encontrado en la Cantera de Dinosau-
rios Cleveland-Lloyd, en Utah, EE.UU., que contiene un probable embrión, te-
nía una cáscara doble atribuida a la retención en el oviducto de la hembra du-
rante períodos de estrés .43 Además, los fósiles de dinosaurios a menudo se en-
cuentran en grupos. ¿Es posible que un grupo de ellos pusiera nidos uno sobre
otro durante una serie de tormentas en el diluvio mientras los niveles más bajos
fueron sepultados? Un conjunto de huevos se podrían poner rápidamente.
Hay otros hechos que intrigan en relación con los huevos de dinosaurio.
Mientras la mayoría de los huevos parecen normales, se han encontrado huevos
patológicos (anormales) en varias regiones, especialmente la India, Francia, Ar
gentina y China .44 Una anormalidad común es la cáscara doble, que se atribuye
a una retención no intencional del huevo cuando se está produciendo. Se sabe
que algunas aves han producido huevos anormales cuando estaban bajo estrés,
o cuando estaban enfermas, y se cree que los dinosaurios tienen algunas seme-
janzas importantes con las aves . 45 Hasta que podamos deducir más acerca de la
fisiología reproductiva de los dinosaurios, especialmente cuando están bajo es-
trés, como se esperaría durante el diluvio, es prudente tener precaución al inter-
pretar las evidencias de los nidos de dinosaurio.
Podría ser significativo que la mayoría de estos huevos y nidos se encuen-
tran sólo en la porción superior del Cretácico, en la columna geológica ,46
mientras que los dinosaurios adultos se encuentran a través de todo el Mesozoi
co (ver la Figura 10.1 para la terminología). ¿Por qué los nidos no tienen la mis-
ma distribución que los adultos? ¿Podrían estos huevos haber sido puestos du-
rante un período más tranquilo (parte del Cretácico superior) del diluvio del
Génesis, en el que tuvieron tiempo para algún desarrollo en ciertos lugares? Pe-
ro, ¿por qué son tan raros los embriones en desarrollo en los huevos de dinosau-
rio? Desde la perspectiva evolucionista, se esperaría que eventos de conserva-
ción catastróficos y fortuitos a lo largo del tiempo geológico sorprendería a los
embriones de dinosaurios en muchas etapas de su desarrollo. En un contexto
LOS ORIGENES 1 LAS ROCAS

creacionista, el diluvio del Génesis podría proporcionar una respuesta a este


enigma. El diluvio pudo haber interrumpido el desarrollo de los embriones poco
después de haber sido puestos los huevos.
Otra sorpresa es la presencia de proteína en los huevos de dinosaurio4 7
Los investigadores consideran esto "bastante notable, porque ellas [las proteínas]
no son químicamente muy estables" . 48 Se supone que estos huevos han estado
por allí durante 66 millones de años. Se esperaría una degradación química en
ese largo período, especialmente al filtrarse agua subterránea por los sedimentos
en los que están ubicados los huevos. Posiblemente los huevos no sean tan vie-
j os.
Auhque pueda parecer que los huevos de dinosaurio plantean un problema
para su deposición durante el año del diluvio, las diversas anomalías menciona-
das arriba generan preguntas acerca de las interpretaciones "normales" corrien
tes. Además, que estos nidos están enterrados puede reflejar las condiciones
catastróficas que se esperarían durante el diluvio del Génesis.

TUBOS HECHOS POR GUSANOS


Algunas rocas contienen fósiles de "tubos hechos por gusanos" y cuevas
hechas por otros animales. Éstas son estructuras en forma de tubo producidos
por diversos organismos incluyendo los gusanos, o por el escape de fluidos o
gases de los sedimentos. Su formación por organismos vivientes requiere algún
tiempo, y ha sido considerado como un problema para el modelo del diluvio.
En realidad, se esperaría una abundante evidencia de actividad biológica de los
organismos vivientes durante el año del diluvio. Para que significara un desafío
serio al modelo diluvial, deberían proponerse factores que demandaran más
tiempo que unos pocos meses a un año. Las madrigueras o excavaciones pue-
den ser producidas hasta la velocidad de 1.000 cm por hora, aunque la veloci-
dad más común es mucho más lenta .49
La actividad biológica puede ocurrir rápidamente; tan rápidamente que en
ambientes de mares poco profundos la falta de tales evidencias puede indicar
una formación rápida de algunas capas sedimentarias. Una vez viví en el fondo
del océano cerca de organismos formadores de arrecifes de coral que estaba
estudiando. Estaba trabajando a una profundidad de 15 m, usando el Hydro-
Lab que entonces estaba ubicado en las Bahamas. Una noche no podía dormir
por causa de una tormenta tan severa que sacudía nuestro laboratorio submari-
no. Para mi sorpresa, a la mañana siguiente noté que la tormenta había dejado
CAPÍTULO 14 / CUESTIONES DE TIEMPO

un diseño claro de marcas de olas Ondulas) en el piso arenoso del mar. Tres
días más tarde, ese diseño había sido completamente borrado por peces, can-
grejos, ostras, caracoles y gusanos que en forma continua merodean sobre la
arena. Este proceso de destrucción también se ha señalado en períodos de 2 a 4
semanas en las Islas Vírgenes.s° Estas observaciones indican que, dado un tiem-
po significativo, en la presencia de organismos merodeadores, los tubos de gu-
sanos, capas delgadas y marcas de olas no se conservarán. Con frecuencia, tales
estructuras están conservadas en los estratos antiguos de depósitos marinos, su-
giriendo que deben de haber sido enterradas en forma suficientemente rápida
como para evitar su destrucción por diversos organismos.

LÁMINAS
A veces otra cuestión relacionada con el tiempo que se plantea con res-
pecto a una creación reciente, es una multitud de delgadas capas en algunos es-
tratos sedimentarios de la Tierra. Comúnmente de menos de un milímetro de
espesor, estas capas se llaman láminas. Generalmente están constituidas por se-
dimentos que gradualmente cambian de gruesos a finos al ir de abajo hacia
arriba en cada lámina, o pueden estar compuestas de dos partes, tales como
una capa delgada de sedimentos finos y lisos unidos a otra capa rica en materia
orgánica. Cuando se interpreta que una lámina llevó un año para formarse, se
ll ama una "varva". Ya que el tiempo de formación es discutible, en este estudio
usaremos el término menos restrictivo: "lámina".
En la Formación de Green River de Wyoming, EE.UU., que contiene fósiles
de peces, se han descrito varios millones de estas láminas. Si, como se las inter-
preta a menudo, cada una de estas capas demoró un año en formarse, los millo
nes de años invocados no pueden reconciliarse con una creación reciente. En
algunos de nuestros lagos se han descrito muchos miles de estas láminas. A ve-
ces las láminas de varios lagos antiguos se han correlacionado entre sí siguiendo
el esquema de secuencias similares de diversos espesores de las capas. Estas
correlaciones a veces han resultado en secuencias combinadas que se interpre-
tan como decenas de miles de años de edad. También éstas desafían el con-
cepto de una creación reciente hace pocos miles de años.
Por otro lado, varios estudios plantean desafíos a la interpretación de que
estas láminas representan eventos anuales. El análisis de sedimentación reciente
en el Walensee de Suiza revela que en promedio se producen dos láminas por
año, mientras que algunos años se depositan hasta cinco láminas .s' En otro estu-
LOS ORIGENES 1 LAS ROCAS

dio se contó el número de láminas que se encontraron entre dos capas de ceni-
zas volcánicas ampliamente esparcidas en la Formación Green River de Wyo-
ming (EE.UU.). Si éstas representaran eventos anuales, se esperaría el mismo
número en diferentes localidades; sin embargo, el número entre esas dos capas
de ceniza variaban de un lugar a otro de 1.089 a 1.556.52 En Colorado
(EE.UU.), más de 100 láminas fueron depositadas durante una inundación de
12 horas de duración.53 Otras observaciones de campo y experimentos de labo-
ratorio sugieren que se pueden formar en sólo unos pocos minutos, segundos o
en forma casi instantánea .54 Otros experimentos muestran que los sedimentos
pueden separarse para formar láminas a la velocidad de varias por segundo.55
Sin embargo, se cree que algunas láminas se forman por un proceso de asenta-
miento en aguas tranquilas y no por transporte lateral. Pero hay también experi-
mentos que sugieren que varias láminas pueden formarse en unas pocas horas
durante un sólo evento de asentamiento de una suspensión de sedimentos. 16
Aunque estas tasas rápidas no demuestran la deposición de millones de capas
de la Formación Green River dentro del marco de tiempo de la creación, indi-
can alternativas a las largas edades propuestas para esta Formación. Se necesitan
más experimentos a lo largo de estas líneas.
Ha habido problemas en la correlación de las láminas de diferentes locali-
dades. s7 Tanto en Suecia como en América del Norte, estudios extensos que
procuraban combinar secuencias de unos pocos centenares de láminas en un
todo unificado, muchas de las cuales son consideradas como varvas glaciares,
han encontrado dificultades. Una cronología combinada de 28.000 años para
América del Norte ha sido reinterpretada como un poco más de 10.000 años
cuando se la controló con la datación con el carbono-14. 58
Otra pregunta que desafía una creación reciente relacionada con las lámi-
nas, es la larga lista de algunas veces más de 30 fechas de carbono-14, y que
generalmente aumentan con la profundidad de estas láminas.s9 Las láminas y
l as fechas dadas por el carbono-14 a veces se extienden hasta 10.000-13.000
años. Pero hay problemas con la correlación láminas-carbono-14, incluyendo
l os siguientes: 1) las láminas generalmente son consideradas más confiables
que las fechas de carbono-14 y se usan para corregir estas últimas, ya que los
dos sistemas no dan los mismos resultados; 2) hay serias dificultades en contar
l as láminas, en las que hay secciones que se supone que faltan o que se en-
cuentran mal definidas, y algunas de las láminas son tan delgadas que es difícil
i dentificarlas; de este modo, diferentes investigadores informan números distin-
CAPÍTULO 141 CUESTIONES DE TIEMPO

tos; 3) se reconoce alguna selección en las fechas del carbono-14. 6 ° Se justifican


precauciones hasta que tengamos más y mejores ejemplos.

BOSQUES FÓSILES SUCESIVOS


A veces surgen preguntas acerca del tiempo requerido para producir "bos-
ques fósiles" sucesivos. Éstos se han encontrado enterrados, y en ellos muchos
árboles están en posición vertical. A veces se encuentran varios bosques en ca
pas sucesivas. En el Parque Nacional Yellowstone parece haber involucrados
decenas de miles de años en bosques fósiles sucesivos. Sin embargo, algunos
datos indican una rápida actividad volcánica para el sepultamiento de esta serie
entera de bosques fósiles,61 y una cantidad de rasgos sedimentarios de los depó-
sitos de Yellowstone sugieren que los árboles fósiles no estaban en un ambiente
de crecimiento normal . 62 Además, se ha informado de miles de árboles que flo-
taban verticalmente en el Lago Spirit después de la erupción de 1980 del Monte
St. Helens en el estado de Washington (EE.UU.).` Estos descubrimientos pueden
sugerir un rápido enterramiento de árboles verticales asociados con el agua y la
actividad volcánica del diluvio del Génesis, en vez del lento crecimiento de
bosques sucesivos.

OTRAS PREGUNTAS ACERCA DEL TIEMPO


También se han suscitado preguntas acerca de cuán rápidamente pueden
petrificarse los árboles, cuán rápidamente puede formarse la hulla y cuán rápi-
damente puede invertirse el campo magnético terrestre. Los árboles pueden pe
trificarse en unos pocos años . 64 En circunstancias apropiadas, especialmente
con temperaturas más elevadas, la formación de hulla puede demorar desde
pocas horas hasta unos pocos años, 65 y pueden ocurrir cambios grandes en el
magnetismo en pocos meses o días; un investigador sugiere una inversión com-
pleta dentro de un solo día . 66 Sobre la base de nuestros conocimientos actuales,
estas preguntas acerca del tiempo no parecen plantear desafíos serios al modelo
de una creación reciente.

EL SISTEMA DE DATACIÓN DEL CARBONO-14


La lenta tasa de desintegración de algunos elementos radiactivos inestables
ha llegado a ser la base de algunos métodos de datación. Se han publicado va-
rios centenares de miles de determinaciones de edad basadas en ellos.67 Aunque
muchas de estas dataciones están en desacuerdo' con las interpretaciones geoló-
LOS ORÍGENES 1 LAS ROCAS

gicas corrientes, 6 8 muchas de ellas concuerdan y vale la pena tomarlas en cuen-


ta. Consideraremos brevemente dos sistemas en uso corriente. En esta sección
examinaremos el carbono-14; el potasio-argón será considerado a continua-
ción.
¿ De qué modo los átomos de carbono-14 (C14) pueden indicar cuán viejo
es un hueso? El principio básico es muy sencillo. El carbono-14 es una sustancia
i nestable que se encuentra en los huesos y otros materiales vivos que lentamen
te se cambia a nitrógeno-14. Cuando un hueso se vuelve más viejo, la canti-
dad de C14 que queda, disminuye. De este modo, queda menos C14 en el hueso
cuanto más antiguo es. La datación por el carbono-14, también llamada data-
ción con el radiocarbono, es especialmente útil para los restos de organismos ta-
l es como maderas, conchas, etc., que tienen una muestra representativa de car-
bono. El método puede usarse también para depósitos de calizas, y aun para el
agua impura, cuando se aceptan ciertas suposiciones.
Las plantas obtienen su carbono principalmente del dióxido de carbono
que contiene una muy pequeña proporción de C1 4 . Cuando los animales co-
men las plantas, incorporan esta misma proporción de C14 a sus cuerpos. Este
C14 es radioactivo y se desintegra a una tasa promedio de 13,6 átomos por mi-
nuto por cada gramo de carbono total. En una persona promedio, alrededor de
170.000 átomos de C14 se desintegran en su cuerpo cada minuto. La propor-
ción de C1 4 sigue siendo la misma durante toda nuestra vida, ya que el carbono
se está reemplazando constantemente mediante la comida que consumimos.
Cuando un organismo muere, ya no se reemplaza el carbono, y la proporción
de C14 comienza a disminuir. En unos 5.730 años, la mitad de los átomos de C14
se habrá desintegrado, y en otros 5.730 l a mitad de los átomos de C1 4 que que-
daban se habrán desintegrado, dejando sólo 1/4 de la cantidad original. De
aquí que, cuanto menos C14 haya, más vieja es la muestra. Por causa de las limi-
taciones en las mediciones de los escasos átomos de C1 4 , y por problemas de
contaminación que llegan a ser graves en los casos de bajo contenido de C14 en
muestras más antiguas, el método difícilmente es útil más allá de 40.000 a
50.000 años.6 9
Aunque la datación con C14 parece bastante sencilla, y la datación de obje-
tos de unos pocos miles de años de edad a menudo da los resultados esperados,
en realidad hay muchas complicaciones. Algunos musgos acuáticos que viven
ahora en Islandia dan como edad alrededor de 6.000 a 8.000 años por el méto-
CAPÍTULO 141 CUESTIONES DE TIEMPO

do del C14.7° Caracoles que viven en Nevada (EE.UU.) dan edades aparentes de
27.000 años" y la mayoría de las muestras marinas de los océanos del mundo
dan como edad por lo menos varios centenares de años. 72 Estos ejemplos ilus-
tran lo que a veces se llama el "efecto de depósito", que es, probablemente, el
problema más serio que confronta la datación por el C1 4 . La razón de que algu-
nos ejemplos vivientes tengan una edad de C14 i rrazonable es que hay menos de
l a cantidad normal de C14 en su ambiente, de modo que parecen antiguos aun
antes de morir. Otras anomalías se deben probablemente a otros factores, tales
como el intercambio de átomos de C14 con otras formas de carbono. Por ejem-
plo, el músculo del cráneo de un buey almizclero congelado de Alaska dio una
edad de C14 de 24.140 años, mientras que su pelo daba la edad de 17.210
años.73 Conchas marinas de Hawai dan edades más jóvenes si fueron conserva-
das en ceniza volcánica que si lo fueron en caliza . 74
Para determinar la edad de C14 se debe conocer qué proporción de C1 4 ha-
bía en la época de ingreso al organismo que se está probando. ¿Podemos estar
seguros de que esta proporción, especialmente la de la atmósfera que provee el
carbono a los organismos, ha sido suficientemente constante en el pasado como
para garantizar la confianza en el método? Todos están de acuerdo en que hay
evidencias significativas de cambios. Los creacionistas sugieren que ha habido
cambios grandes, mientras que los no creacionistas intentan corregir pequeñas
discrepancias.
Existen otros problemas menos serios en la datación con C1 4 . Los suelos
son notoriamente difíciles de datar ,7S por causa de la migración hacia arriba y
hacia abajo de las sustancias orgánicas. Los organismos seleccionan con prefe
rencia el C12 sobre el C14 (fraccionamiento). Este problema es fácilmente corregi-
do mediante cálculos sencillos. Las explosiones nucleares aumentan la concen-
tración de C1 4, al paso que la Revolución Industrial ha diluido el C14 al añadir a
l a atmósfera carbono no radiactivo de los combustibles fósiles. Estos efectos
también pueden ser fácilmente corregidos. Sin embargo, estos ejemplos ilustran
cuán fácilmente son afectados los datos por los cambios en el ambiente. Por
causa de varias incertidumbres posibles, "no es sorprendente que algunos ar-
queólogos levantan sus brazos en desesperación "76 ante el método. Aunque el
método de datación con el C14 tiene muchos problemas, sobrevive porque no
hay otro método más sencillo que parezca confiable para la datación de los úl-
ti mos 50.000 años. Sin embargo, la dificultad de datar en este período está bien
LOS ORÍGENES 1 LAS ROCAS

ilustrada con la datación de once esqueletos humanos de los primitivos habitan-


tes de América del Norte. Las primeras dataciones publicadas basadas en di-
versos métodos daban como promedio más de 28.000 años de edad. Nuevas in-
vestigaciones produjeron dataciones revisadas que promedian menos de 4.000
años; pero estas dataciones revisadas también han sido desafiadas."
Existe alguna discrepancia entre las fechas del C14 y otros relojes. Willard F.
Libby, quien recibió el premio Nobel por desarrollar el sistema de datación con
el C1 4 , notó hace algunos años la diferencia entre la edad de los árboles basada
en sus anillos de crecimiento anuales y los que se obtienen con el C1 4 . Con el
fin de corregir esto, sugirió considerar que los árboles a veces producen más
de un anillo de crecimiento por año.78 Esta idea no ha prevalecido y actual-
mente se acepta generalmente que el C14 tiene errores, y que los anillos de cre-
cimiento de los árboles son una medida más exacta del tiempo. Se han publica-
do listas que indican cómo convertir las dataciones del C14 a lo que se conside-
ra es el tiempo real basado mayormente en los anillos de los árboles.79 La dis-
crepancia es generalmente de menos del 10%. Durante los últimos 3.000 años
l a diferencia es especialmente pequeña, aunque los anillos de los árboles alre-
dedor del año 600 d.C. aparecen como 150 años demasiado antiguos cuando se
l os data con el C1 4 ; por el año 2000 a.C. aparecen como 300 años demasiado
j óvenes. No tenemos árboles vivientes que vayan más atrás que 3000 a.C.,80 y
más allá el problema se hace considerablemente más difícil.
Muestras de madera subfósil datada por la correlación de los anillos de los
árboles como proveniente de 9000 a.C. son interpretadas como hasta 1.200
años demasiado jóvenes por el C 14 . Sin embargo, determinar la edad de una
muestra de madera de esta edad por la correlación de los anillos de crecimiento
es problemático. Generalmente se hace tratando de equiparar series de secuen-
cias de anillos de crecimiento marcados por irregularidades causadas por cam-
bios de factores ambientales tales como la cantidad de lluvia caída. Si las se-
cuencias en dos trozos de madera coinciden, se supone que esos anillos crecie-
ron al mismo tiempo. Hacer coincidir anillos de crecimiento es a menudo difícil
y subjetivo. Algunas veces los anillos no muestran suficiente variación como
para ser útiles, o dos series de anillos pueden mostrar coincidencias convincen-
tes en varios lugares, sólo una de las cuales puede ser correcta. Se encontró
que una muestra de abeto Douglas coincidía en 113 lugares, agrupados en 10
regiones diferentes, cuando se la comparaba con una prueba estadística sencilla
en comparación con la cronología maestra." Se están desarrollando métodos
CAPÍTULO 141 CUESTIONES DE TIEMPO 287

estadísticos para corregir este problema, pero las cronologías basadas en los
anillos del pino bristlecone y de los robles europeos, los cuales constituyen la
espina dorsal para las correcciones del C1 4, han sido caracterizadas por algunos
especialistas en estadística como "sospechosas" y que contienen "correlacio-
nes espurias" .82
Hay un problema de anillos perdidos. 83 C. W. Ferguson, del laboratorio de
anillos de árboles en la Universidad de Arizona, desarrolló la cronología básica
de los anillos para la datación del C14 usando el pino bristlecone de las monta
ñas White de California. Usó madera muerta que encontró en la región para
extenderse más allá de la cronología de los árboles vivientes buscando coinci-
dencias en los anillos de los árboles. Sin embargo, algunas veces el 10% de los
anillos parecen faltar. 84 Además, señala: "A menudo no puedo datar especíme-
nes con mil o dos mil anillos en comparación con la cronología maestra de
7.500 años, incluso con la ubicación dentro de la época que provee la data-
ción con el radiocarbono". Que Ferguson nunca publicara los datos originales
para su cronología maestra ha echado un viso de sospecha sobre su validez. En
Europa, el uso de antiguos ejemplares de robles y pinos que extienden la crono-
l ogía hasta más del 9.500 a.C. también ha sido difícil. Aun cuando se han estu-
diado más de 5.000 ejemplares y se ha usado el C14 para ayudar a encontrar
l as coincidencias, 85 l os resultados no son seguros . 86 Los ejemplares individuales
cubren sólo unos pocos siglos en el mejor de los casos, y muchas coincidencias,
que a menudo son difíciles de hacer, están involucradas en extender la cuenta
hacia atrás, hacia el 9000 a.C. Quienes han hecho la correlación entre las cro-
nologías de los robles y de los pinos las clasifican como "provisorias". a '
Además, hay un elemento de razonamiento en círculo cuando se usa pri-
mero el C14 para datar los ejemplares, luego, después de las coincidencias, usar
ésta como base para refinar la calibración del método del C1 4 . Este procedi
miento tiende a poner en duda el argumento de que los anillos de los árboles
corroboran la datación con el C1 4 . Uno tendría más confianza en las correccio-
nes propuestas si las coincidencias de los anillos de los árboles fuera hecha en
forma completamente independiente. Las correcciones propuestas a la datación
con el C14 reflejan un esquema general de dataciones de C1 4 más jóvenes (más
C1 4 ) comparado con los anillos de los árboles, especialmente los ejemplares
más viejos. las variaciones alrededor de la tendencia general son tal le s que en en
algunos casos una sola datación de C14 puede dar tres o más dataciones calibra-
LOS ORÍGENES 1 LAS ROCAS

das para una sola fecha del C14.89 Ha habido intentos de extender las correc-
ciones a las dataciones del C14 hasta los 30.000 años usando el sistema de data-
ción del torio-230/uranio-234 en los corales. 9 ° Otros investigadores 9' obtuvie-
ron diferencias de mil años en cada dirección, lo que hace que los intentos de
calibraciones son poco convincentes. El sistema actualmente aceptado para co-
rregir los datos del C14 parece ser una estructura frágil.
Algunos de los datos del C14 son obviamente seleccionados. Una serie de
fechas de C14 obtenida de capas de suelo orgánico progresivamente más profun-
das en los sedimentos de la Isla Sur de Nueva Zelanda dieron la secuencia de
9.900; 12.000; 27.200; 17.300; 15.650 años de C14.92 Las determinaciones ob-
viamente anómalas de 17.300 y 15.650 que fueron halladas debajo de la fecha
más antigua de 27.200 fueron eliminadas en una publicación posterior. 93 Esta
clase de "purificación" se hace abiertamente y con toda honestidad, porque los
i nvestigadores confían en las suposiciones del sistema de datación. Sin embar-
go, en el caso de arriba, uno se tiene que preguntar si algunos de los factores
considerados responsables por las anomalías en la parte inferior de la secuencia
no puede ser también causa de preocupación al aceptar las otras dataciones.
El informe bíblico de los comienzos implica un origen de la vida hace unos
pocos miles de años. La datación con radiocarbono ha producido muchas data-
ciones más allá de esa época. Una cantidad de ellas están en una secuencia or
denada correo se mencionó arriba para las láminas. Puede haber una explica-
ción alternativa para tales dataciones en secuencia. El diluvio universal descrito
en el Génesis sin duda sería una causa mayor de cambios en el ciclo del carbo-
no en nuestro planeta. Se supone generalmente que había concentraciones me-
nores de C14 en la atmósfera y las plantas antes de ese diluvio. Esta suposición
está en armonía con la muy baja proporción de C14 en la hulla y el petróleo. Se
supone que ajustes graduales después de esa catástrofe son los responsables
por un aumento gradual del C14.94 Este aumento gradual durante unos mil o dos
mil años después diluvio podría producir las dataciones más antiguas y las se-
cuencias que se encuentran en las láminas y otros depósitos. Los factores pro-
puestos por los creacionistas para los cambios en la concentración del C14 i nclu-
yen algunas de las mismas explicaciones usadas por los no creacionistas para
l as anomalías del C1 4 . Se debería hacer mención especial de: 1) una reserva
mayor de carbono que diluiría el C14 antes del diluvio; 2) un campo magnético
mayor antes del diluvio que desviaría los rayos cósmicos que producen el C1 4 ;
CAPÍTULO 14 1 CUESTIONES DE TIEMPO

3) una tasa de mezclado del C' 4 en los océanos después del diluvio, que afecta-
ría tanto las concentraciones de C1 4 atmosféricas como oceánicas; 4) cambios
en la intensidad de los rayos cósmicos que producen el C1 4 . 95
Tanto los creacionistas como los que suponen que la vida se desarrolló du-
rante largas eras suponen condiciones diferentes en el pasado para explicar y
ajustar los datos obtenidos por la datación del C1 4 . La distinción está en la clase
de cambios visualizados y, especialmente, la tasa de tales cambios. Por causa
del diluvio del Génesis, los creacionistas postulan cambios mayores y rápidos
en la concentración del C1 4 .

EL SISTEMA DE DATACIÓN DEL POTASIO-ARGÓN


La datación con el Carbono-14 se usa principalmente para los restos de or-
ganismos vivientes. Varios otros sistemas se usan para datar las rocas de la Tie-
rra, el más destacado de los cuales es el del potasio-argón (K-Ar): Este sistema
fue particularmente importante para establecer la escala.general del tiempo de
l a columna geológica corrientemente aceptada.
Es útil recordar que la edad de las rocas y la de los organismos fósiles en-
contrados en ellas pueden ser muy diferentes. Si una persona es enterrada en
una caverna, sus restos serán, por supuesto, más recientes, mucho más recientes
que las rocas que forman la cueva. En forma similar, la edad de las rocas no
necesita de ningún modo representar la edad de los fósiles que se encuentran en
ellas, a menos que se pueda demostrar que ambos se formaron más o menos al
mismo tiempo, como puede ocurrir durante la erupción de un volcán.
Del mismo modo que la datación con C1 4, el principio básico de la data-
ción con K-Ar es sencilla. 96 Una porción del potasio-40 (K4°) cambia muy lenta-
mente para formar el gas argón-40 (Ar 4 °). Al comparar la cantidad de K4° con la
de Ar4° que hay en una roca, podemos calcular cuán antigua es. Cuanto más
Ar4° contiene, tanto más antigua es .97 Este sistema funciona para dataciones
mucho más antiguas que las del C1 4 . La mitad de los átomos de K4° decaerá en
aproximadamente 1.280 millones de años. Sólo unos pocos minerales, algunas
rocas ígneas de grano fino y unos pocos sedimentos pueden ser fácilmente data-
dos con este método.
Hay una cantidad de problemas que están asociados con la técnica del
K 4°-Ar 4°. Como el argón es un gas noble que permanece químicamente libre,
puede entrar y salir fácilmente de un sistema cuya edad deseamos determinar.
Especialmente molesto es el exceso de argón que se encuentra en las rocas se-
LOS ORÍGENES 1 LAS ROCAS

pultadas a gran profundidad. Las rocas fundidas del- interior de la Tierra pue-
den arrastrar este exceso de argón y producir dataciones anormalmente anti-
guas. Por ejemplo, una corriente de lava en Hawaii, históricamente fechada en
1801 d.C., da una datación por el método K-Ar de 1,1 millones de años. 98 En
forma similar, corrientes de lava del volcán Rangitoto de Nueva Zelanda contie-
nen madera que da dataciones por el C14 de menos de 1.000 años, mientras
que la lava proporciona dataciones por el método del K-Ar de varios centenares
de miles de años. 99 Los datos provistos por los diamantes usando el método
más complejo de análisis "isócrono" da una edad de 6.000 millones de años,'°°
que es 1.400 millones de años más que la edad de la Tierra generalmente
aceptada. Los investigadores atribuyen estas anomalías y muchas más al exceso
de argón.
Por cuanto el gas argón puede escapar también fácilmente, las dataciones
K-Ar pueden ser anormalmente jóvenes. Gunter Faure, un especialista en esta
área, hace una lista de siete factores que podrían causar escapes de argón.'°'
Se cree con frecuencia que el calor y la destrucción de la roca por causa de la
presión, como la que ocurre en los procesos orogénicos (elevación de monta-
ñas), son factores que contribuyen. El método del K-Ar se usa a veces para datar
episodios de formación de montañas, pero se tiene que tener una confianza ra-
zonable de que todo argón previo se haya escapado. La pérdida o la ganancia
de potasio del sistema que se está datando también es considerado como una
causa de dataciones anómalas.
A pesar de los errores potenciales, muchas secuencias de dataciones publi-
cadas parecen estar de acuerdo con las edades geológicas corrientemente
aceptadas. No hay escasez de fechas que no armonizan, pero los creacionistas
también deben considerar las numerosas dataciones que sí armonizan.'° 2 La se-
l ección de dataciones es reconocida en la literatura científica. Un hombre de
ciencia señala: "En la interpretación convencional de las edades dadas por el K-
Ar, es común descartar edades que son sustancialmente demasiado altas o de-
masiado bajas comparadas con el resto del grupo o con otras datos disponibles
tales como la escala del tiempo geológico".'°s Él sugiere usar la determinación
i sócrona más compleja para aligerar las discrepancias. Al defender el análisis de
minerales individuales para dar información más precisa, otro científico afirma:
"En general, las dataciones que caen dentro del campo correcto y esperado se
supone que son correctas y se publican, pero las que están en desacuerdo con
otros datos rara vez se publican ni se explican completamente las discrepan-
CAPÍTULO 14 1 CUESTIONES DE TIEMPO

cias".'° 4 A pesar de esta nube de incertidumbre sobre el método, me parece to-


davía que los creacionistas deberían atender la pregunta de las dataciones que
están en armonía con el tiempo de la escala geológica estándar. Los no creacio-
nistas proponen libremente explicaciones para los datos anómalos en su mo-
delo, y los creacionistas tienen el mismo privilegio. Algunas sugerencias provi-
sorias, basadas en los hallazgos científicos para reconciliar las secuencias K-Ar
con una creación reciente, vienen a continuación.
1. La presión del agua que está encima de los estratos puede impedir que el
exceso del argón se escape de las rocas profundas. Las rocas en el océano pro-
fundo pueden contener altas concentraciones de gas por causa de la presión
hidrostática del agua que las cubre. A veces estos gases hacen que las rocas es-
tallen cuando son llevadas a la superficie. En un caso, las rocas que estallaron,
obtenidas de una profundidad de 2.490 m, se mantuvieron estallando durante
tres días después de haber sido llevadas a la superficie. Algunos fragmentos fue-
ron arrojados hasta un metro de altura.'°s Un efecto de presión similar se ha su-
gerido para las corrientes de lava que caen al océano cerca de las costas de
Hawaii. Las muestras, que se consideraban que tenían sólo unos pocos miles de
años de edad, contenían un exceso de argón. Mostraron una tendencia general
a aumentar las edades de K-Ar con la profundidad. Algunas muestras de estas
corrientes recientes dieron datas de hasta 19,5 millones de años a una profundi-
dad de 5.000 m.'°6 El aumento aparente de edad con la profundidad fue atribui-
do al efecto del aumento de la presión hidrostática del agua que los cubría.
Uno se preguntaría si la presión hidrostática causada por las aguas del diluvio
podrían dar como resultado secuencias de datas crecientes con la profundidad.
2. El exceso de argón podría provenir del manto profundo de la Tierra. Al-
gunos minerales de las porciones inferiores de la columna geológica contienen
cantidades excedentes de helio y de argón .107 Una muestra tenía más de 1.000
veces el argón que se hubiese producido en 2.750 millones de años a partir del
potasio contenido en ella. Resulta interesante notar que tanto el helio como el
argón eran mayores en las muestras de las partes inferiores de la columna geoló-
gica y eso fue atribuido a la transferencia de estos gases del manto profundo de
l a Tierra. ¿Podría un proceso de transferencia ocurrir durante un diluvio univer-
sal y contribuir a una secuencia de datas que vayan de lo antiguo a lo más jo-
ven cuando se va de rocas más profundas a las más superficiales?
3. Algunas características de la actividad volcánica pudieron producir se-
cuencias de datas. Algunas veces se encuentra un aumento en la temperatura de
LOS ORÍGENES / LAS ROCAS

l a lava expulsada mientras el volcán continúa su erupción.'° 8 También se sabe


que el calor favorece la expulsión del exceso de argón de la lava fundida."'
Estos dos factores obrando juntos podrían producir una secuencia ascendente de
fechas de K-Ar descendentes en los depósitos volcánicos, por lo menos a nivel
l ocal. La lava expulsada primero, más fría, que forma las capas inferiores reten-
dría más exceso de argón y daría una edad mayor.
Hay varios otros sistemas de datación basados en la desintegración radiac-
tiva, cada uno con sus propias peculiaridades. Cuando diferentes sistemas dan
edades similares para una determinada muestra, algunos señalan eso como una
evidencia en contra de una creación reciente. Un ejemplo excepcional es Asu-
ka, un meteorito encontrado en la Antártida que, presumiblemente, vino de la
l una. Cinco sistemas diferentes de datación aplicados a este meteorito dieron
edades que variaron sólo de 2.798 a 3.940 millones de años."° Aunque una
congruencia tal es poco frecuente, parece validar algunos de los principios bási-
cos de la datación radiométrica tales como la constancia de las tasas de desinte-
gración. Sin embargo, muchos otros factores de modificación, como se ha suge-
rido más arriba para el método del K-Ar, no deberían ser pasados por alto. Para
muestras de un obvio origen terrestre, algunas de las cuales están asociadas
con fósiles, se pueden encontrar congruencias y disparidades entre los méto-
dos. Algunos creacionistas explican las fechas radiométricas más antiguas que
rondan los millones de años, como evidencia de que la materia de la Tierra (no
l a vida sobre la Tierra) y de la Luna, incluyendo Asuka, pudieron haber existido
por mucho tiempo antes de la semana de la creación."' Estas fechas pueden
sólo representar rocas antiguas, o productos de rocas antiguas vueltas a elaborar.
Se esperaría que los eventos del diluvio reciclarían (redepositarían) una cantidad
de rocas antiguas para formar rocas más nuevas. Para un creacionista que cree
que la materia inorgánica de la Tierra fue creada sólo recientemente, la mejor
explicación puede ser el proponer que las tasas de desintegración radiactiva
puedan haber cambiado. Los datos científicos que se refieren a cualquier cam-
bio de esta clase es mínimo y sugiere sólo cambios ligeros.
En resumen, los métodos de datación radiométrica como los ilustran el C1 4
y el K-Ar son complejos, y una variedad de factores pueden influir sobre ellos.
La confianza en estas fechas que uno encuentra en la literatura y en los libros de
texto de ciencias básicas pronto se disipa al examinar la literatura de investiga-
ción.112 La abundancia de fechas anómalas y/o fechas especialmente antiguas
que se informan, plantean problemas que tanto los no creacionistas como los
CAPÍTULO 14 / CUESTIONES DE TIEMPO

creacionistas resuelven invocando diversos factores modificatorios. Especial-


mente los creacionistas necesitan estudiar más estos factores de modificación.

CONCLUSIONES
He presentado ejemplos de lo que yo considero son los problemas más di-
fíciles acerca del tiempo para el creacionismo. 113 Se aprecian dos características
en la mayoría de los ejemplos. Primero: Los datos están sujetos a diversas inter
pretaciones y correcciones. Intentar la reconstrucción de un pasado desconoci-
do es difícil y subjetivo. Segundo: Cuando uno incorpora el diluvio del Génesis
en un modelo de la Tierra, y eso está implícito en la historia sagrada, emergen
una cantidad de posibilidades que pueden resolver, para el creacionismo, la
mayor parte de los problemas sugeridos acerca del tiempo. Debe recordarse
que también hay problemas serios para los largos períodos geológicos. 114 Tene-
mos todavía mucho que aprender acerca de los métodos de datación. El último
capítulo sobre este tema todavía no ha sido escrito.

Notas y referencias:
1. A. Holmes, The Age of the Earth, ed. rev. (Londres, Edimburgo y N. York: Thomas Nelson & Sons, 1937), p.
11.
2. Ver el capítulo 19 para un estudio de diversas posibilidades.
3. Ver los capítulos 4, 6 y 11.
4. a) D. Foster, The Philosophical Scientists (N. York: Dorset Press, 1985), pp. 54-57; b) W.R. Bird, The Origin
of Species Revisited: The Theories of Evolution and ofAbrupt Appearances (N. York: Philosophical Library,
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5. Para un estudio de algunas alternativas, ver: S-H. Yang, "Radiocarbon Dating and American Evangelical Ch-
ristians", Perspectives on Science and Christian Faith 45(1993):229-240.
6. S. Toulmin, J. Goodfield, The Discovery of Time (N. York: Harper and Row, 1965), pp. 74, 75.
7. a) Ibid., p. 55; b) S. Toulmin, "The Historicization of Natural Science: Its Implications for Theology", en: H.
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Crossroad Publishing Co., 1989), pp. 233-241. Traducción de: Theologie-Wohin? y Das Neue Paradigma
von Theologie.
8. Para una representación gráfica de esta tendencia, ver la Figura 1 en: A.E.J. Engel, "Time and the Earth",
American Scientist 57(4-1969):458-483.
9. Para un resumen de diversas estimaciones de la edad de la Tierra, ver la Tabla 2.1 en: G.B. Dalrymple, The
Age of the Earth (Stanford, CA: Stanford University Press, 1991), pp. 14-17.
1 0. Para la escala de tiempo geológico aceptada actualmente, ver: W.B. Harland, R.L. Armstrong, A.V. Cox,
L.E. Craig, A.G. Smith, D.G. Smith, A Geologic Time Scale, ed. rev. (Cambridge y N. York: Cambridge Uni-
versity Press, 1989, 1990).
11. Por ejemplo: J. Gribbin, "Astronomers Double the Age of the Universe", New Scientist 133 (enero 4 de
1992):12.
12. a) W.L. Freedman, B.F. Madore, J.R. Mould, R. Hill, L. Ferrarese, R.C. Kennicutt, Jr., A. Saha, P.B. Stetson, J.A.
LOS ORÍGENES / LAS ROCAS

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16. A. Hayward, Creation and Evolution: The Facts and the Fallacies (Londres: Triangle (SPCK), 1985), p. 85.
17. Varios investigadores notaron esto. Por ejemplo: D.K. Hubbard, A.I. Miller, D. Scaturo, "Production and Cy-
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25. Liénard (nota 24c).


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356). Para estudios adicionales de varias ideas, el lector debería consultar: b) M.J. Oard, "The Extinction of
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48. Carpenter, Hirsch y Horner, pp. 1-11 (nota 35b).
49. a) J.D. Howard, C.A. Elders, "Burrowing Pattems of Haustoriid Amphipoda from Sapelo Island, Georgia", en:
T.P. Crimes, J.C. Harper, eds., "Trace Fossils", Geological Journal Special Issue N° 3 (Liverpool: Seel House
Press, 1970), pp. 243-262; b) P.M. Kranz, "The Anastrophic Burial of Bivalves and its Paleoecological Signi-
ficance", Journal of Geology 82(1974):237-265; c) S.M. Stanley, "Relation of Shell Form to Life Habits of the
Bivalvia (Mollusca)", Geological Society ofAmerica Memoir 125.
50. H.E. Clifton, R.E. Hunter, "Bioturbational Rates and Effects in Carbonate Sand, St. John, U.S. Virgin Islands",
The Journal of Geology 81(1973):253-268.
51. A. Lamber, K.J. Hsü, "Non-annual Cycles of Varvelike Sedimentation in Walensee, Switzerland", Sedimento-
logy 26(1979):453-461.
52. H.P. Buchheim, "Paleoenvironments, Lithofacies and Varves of the Fossil Butte Member of the Eocene
Green River Formation, Southwestern Wyoming", Contributions to Geology, University of Wyoming, 30(1-
1 994):3-14.
53. E.D. McKee, E.J. Crosby, H.L. Berryhill, Jr., "Flood Deposits, Bijou Creek, Colorado, June 1965", Journal of
Sedimentary Petrology 37(3-1967):829-851. Note especialmente la figura 12d.
54. A.V. Jopling, "Some Deductions on the Temporal Significante of Laminae Deposited by Current Action in
Clastic Rocks", Journal of Sedimentary Petrology 36(4-1966):880-887.
55. a) G. Berthault, "Expériences sur la lamination des sédiments par granoclassement périodique postérieur au
dépót. Contribution á I'explication de la lamination dans nombre de sédiments et de roches sédimentaires",
Comptes Rendus de ('Academia des Sciences, Paris, 303 (Ser. 2-1986):1569-1574; b) P.Y. Julien, G. Bert-
hault, Fundamental Experiments on Stratification (videocasete) (Colorado Springs: Rocky Mountain Geologic
Video Society, n.d.). Para más estudios ver: c) A.M. Hernán, S. Havlin, P.R. King, H.E. Stanley, "Sponta-
neous Stratification in Granular Mixtures", Nature 386 (1997):379-382, y las referencias citadas en él.
56. a) Berthault (nota 55a); b) C.E. Mendenhall, M. Mason, "The Stratified Subsidence of Fine Particles", Procee-
dings of the National Academy of Sciences 9(1923):199-202; c) W.H. Twenhofel, Principles of Sedimenta-
tion, 2a. ed. (N. York y Londres: McGraw- Hill Book Co., 1950), pp. 549, 550; d) W.H. Twenhofel, Treatise
of Sedimentation, 2a. ed. (Dover Publications, Inc., 1961 [1932]), t. 2, pp. 611-613. He visto hasta 12 lámi-
nas que se formaron de la noche a la mañana siguiente en grandes cilindros de laboratorio.
57. Para un repaso de este tema, ver: a) M.J. Oard, "Varves-The First'Absolute' Chronology, Part I-Historical
Development and the Question of Annual Deposition", Creation Research Society Quarterly 29(1992):72-
80); b) M.J. Oard, "Varves-The First'Absolute' Chronology, Part II-Varve Correlation and the Post- Glacial
CAP[TULO 14 / CUESTIONES DE TIEMPO

Time Scale", Creation Research Society Quarterly 29(1992):120-125.


58. R.F. Elint, Glacial and Quaternary Geology (N. York y Londres: john Wiley and Sons, 1971), p. 406.
59. a) M. Stuiver, Evidence for the Variation of Atmospheric C14 Content in the Late Quaternary", en: K.K. Ture-
kian, ed., The Late Cenozoic Glacial Ages (New Haven y Londres: Yale University Press, 1971), pp. 57-70; b)
I. Hajdas, B. Zolitschka, S.D. Ivy-Ochs, J. Beer, G. Bonani, S.A.G. Leroy, J.W. Negendank, M. Ramrath, M.
Suter, "AMS Radiocarbon Dating of Annually Laminated Sediments from Lake Holzmaar, Germany", Quater-
nary Science Reviews 14(1995):137-143; c) I. Hajdas, S.D. Ivy-Ochs, G. Bonani, "Problems in the Extension
of the Radiocarbon Calibration Curve (10-13 kyr BP)", Radiocarbon 37(1-1995):75-79; d) I. Hajdas, S.D.
I vy, J. Beer, G. Bonani, D. Imboden, A. Lotter, M. Sturm, M. Suter, "AMS Radiocarbon Dating and Varve Ch-
ronology of Lake Soppensee: 6000 to 12000 C14 Years BP", Climate Dynamics, 9(1993):107-116.
60. Para más detalles, ver las referencias dadas en la nota 59. También: S. Bjórk, P. Sandgren, B. Homquist, "A
Magnetostratigraphic Comparison Between C14 Years and Varve Years During the Late Weichselian, Indica-
ting Significant Differences Between Time-scales", Journal of Quaternary Science 2(2-1987):133-140.
61. C.L. Webster. Persona l Communication.
62. H.G. Coffin, "The Organic Levels of the Yellowstone Petrified Forests", Origins 6(1979):71-82.
63. a) H.G. Coffin, "Erect Floating Stumps in Spirit Lake, Washington", Geology 11(1983):298, 299; b) H.G.
Coffin, "Mount St. Helens and Spirit Lake", Origins 19(1983):9-17; c) H.G. Coffin, "Vertical Flotation of
Horsetail (Equisetum): Geologic Implications", Geological Society ofAmerica Bulletin 82(1971):2019-2022.
64. R.H. Brown, "How Rapidly Can Wood Petrify?", Origins 5(1978):113-115.
65. a) J. Larsen, "From Lignin to Coa¡ in a Year", Nature 314(1985):316; b) O. Stutzer, Geology of Coal, G.H.
Cady, ed., A.C. Noé, trad./rev. (Chicago: The University of Chicago Press, 1940), pp. 105, 106. Traducción
de: Kohle (allgemeine Kohlengeologie).
66. a) R.H. Brown, "Reversal of Earth's Magnetic Field", Origins 16(1989):81-84; b) R.S. Coe, M. Prévot, "Eviden-
ce Suggesting Extremely Rapid Field Variation During a Geomagnetic Reversal", Earth and Planetary Science
Letters 92(1989):292-298; c) R.S. Coe, M. Prévot, P. Camps, "New Evidence for Extraordinarily Rapid Chan-
ge of the Geomagnetic Field During a Reversal", Nature 374(1995):687-692; d) R. Huggett, Catastrophism:
Systems of Earth History (Londres, N. York y Melbourne: Edward Arnold, 1990), pp. 120-124; e) P. Ultré-
Guérard, J. Achache, "Core Flow Instabilities and Geomagnetic Storms During Reversals: The Steens Moun-
tain Impulsive Field Variations Revisited", Earth and Planetary Science Letters 135(1995):91-99.
67. J.K. Osmond, "The Consistency of Radiometric Dating in the Geologic Record", en: K.R. Walker, ed., "The
Evolution-Creation Controversy: Perspecitves [sicl on Religion, Philosophy, Science, and Education: A
Handbook", The Paleontological Society Special Publication N° 1 (Knoxsville: The University of Tennessee,
1984), pp. 66-76. El autor estima alrededor de 300.000 en 1984.
68. a) R.H. Brown, "How Solid is a Radioisotope Age of a Rock?", Origins 10(1983):93-95; b) P.A.L. Giem,
Scientific Theology (Riverside, CA: La Sierra University Press, 1997), pp. 111-190. Esta referencia evalúa
una cantidad de métodos de datación radiométrica.
69. Para repasos generales de la datación con C14, ver: a) M.J. Aitken, Science-based Dating in Archaeology,
G. Cunliffe, ed., Longman Archaeology Series (Londres y N. York: Longman Group, 1990), pp. 56-119; b) G.
Faure, Principies of lsotope Geology, 2a. ed. (N. York: John Wiley and Sons, 1986), pp. 386-404; c) M.A.
Geyh, H. Schleicher, Absolute Age Determination: Physical and Chemical Dating Methods and Their Appli-
cation, R.C. Newcomb, trad. (Berlín, Heidelberg, N. York y Londres: Springer-Verlag, 1990), pp. 162-180; d)
R.E. Taylor, R.A. Müller, "Radiocarbon Dating", en: S.P. Parker, ed., McGraw-Hill Encyclopedia of the Geo-
logical Sciences, 2a. ed. (N. York, St. Louis, y San Francisco: McGraw- Hill Publishing Co., 1988), pp. 533-
540; e) R.E. Taylor, Radiocarbon Dating: An Archaeological Perspective (Orlando, San Diego, N. York y
Londres: Academic Press, 1987).
70. Á.E. Sveinbjárnsdóttir, J. Heinemeier, N. Rud, S.J. Johnsen, "Radiocarbon Anomalies Observed for Plants
Growing in Icelandic Geothermal Waters", Radiocarbon 34(3-1992):696-703.
71. A.C. Riggs, "Major Carbon-14 Deficiency in Modem Snail Shells from Southem Nevada Springs", Science
2240984):58-61.
72. a) M. Stuiver, T.F. Braziunas, "Modeling Atmospheric'^C Influences and'°C Ages of Marine Samples to
1 0,000 BC", Radiocarbon 35(1993):137-189. Ver también: b) M.L. Keith, G.M. Anderson, "Radiocarbon
LOS ORÍGENES 1 LAS ROCAS

Dating: Fictitious Results with Mollusk Shells", Science 141(1963):634-637; c) M. Rubin, D.W. Taylor, "Ra-
diocarbon Activity of Shells from Living Clams and Snails", Science 141(1963):637.
73. R. Stuckenrath, Jr., J.E. Mielke, "Smithsonian Institution Radiocarbon Measurements VI", Radiocarbon
12(1994) - 51-57.
74. T. Dye, "Apparent Ages of Marine Shells: Implications for Archaeological Dating in Hawaii", Radiocarbon
36(1994):51-57.
75. a) O.A. Chichagova, A.E. Cherkinsky, "Problems in Radiocarbon Dating of Soils", Radiocarbon 35(3-
1993):351-362; b) H.W. Scharpenseel, P. Becker-Heidmann, "Twenty-five Years of Radiocarbon Dating
Soils: Paradigm of Erring and Leaming", Radiocarbon 34(3-1992):541-549.
76. Aitken, p. 99 (nota 69a).
77. a) R.E. Taylor, L.A. Payen, C.A. Prior, P.J. Slota, Jr., R. Gillespie, J.A.J. Gowlett, R.E.M. Hedges, A.J.T. Jull, T.H
Zabel, D.J. Donahue, R. Berger, "Major Revisions in the Pleistocene Age Assignments for North American
Human Skeletons by C-14 Accelerator Mass Spectrometry: None Older than 11,000 C-14 Years B.P.", Ame-
rican Antiquity 50(1-1985):136-140. Algunas de estas conclusiones también ha sido desafiadas por: b) T.W.
Stafford, Jr., P.E. Haré, L. Currie, A.J.T. Jull, D. Donahue, "Accuracy of North American Human Skeleton
Ages", Quaternary Research 34(1990):111-120.
78. W.F. Libby, "Accuracy of Radiocarbon Dates", Science 140(1963):278-280.
79. Para algunos ejemplos recientes, ver: a) B. Kromer, B. Becker, "German Oak and Pine'^C Calibration,
7200-9439 BC", Radiocarbon 35(1-1993):125-135; b) G.W. Pearson, M. Stuiver, "High-precision Bidecadal
Calibration of the Radiocarbon Time Scale, 500-2500 BU, Radiocarbon 35(1-1993):25-33; c) Stuiver y Bra-
ziunas (nota 72a); d) M. Stuiver, G.W. Pearson, "High-precision Bidecadal Calibration of the Radiocarbon Ti-
me Scale, AD 1950-500 y 2500-6000 BC", Radiocarbon, 35(1-1993):1-23; e) M. Stuiver, P.J. Reimer, "Exten-
ded `C Data Base and Revised CALIB 3.0'°C Calibration Program", Radiocarbon 35(1-1993):215-230.
80. Se ha sugerido que un árbol en Tasmania puede tener 10.000 años de edad, pero hasta ahora la evidencia es
muy débil. Ver: "News Item. Living Tree '8000 Years Older than Christ'(?)", Creation ex Nihilo 1 7(3-
1 995):26, 27.
81. a) D.K. Yamaguchi, "Interpretation of Cross Correlation Between Tree-ring Series", Tree-ring Bulletin
46(1986):47-54. Para un estudio adicional ver: b) R.H. Brown, "Can Tree Rings Be Used to Calibrate Radio-
carbon Dates?", Origin 22(1995):47-52.
82. a) R.A. Monserud, "Time-series Analyses of Tree-ring Chronologies", Forest Science 32(2-1986):349-372; b)
Yamaguchi (nota 81).
83. Para estudios adicionales de algunos de los problemas de encontrar equivalencias en los anillos de los árbo-
les, ver las Notas 81 y 82, y: a) M.G.L. Baillie, J. Hillam, K.R. Briffa, D.M. Brown, "Re-dating the English Art-
historical Tree-ring Chronologies", Nature 315(1985):317-319; b) B. Becker, B. Kromer, "The Continental
Tree-ring Record-Absolute Chronology, "°C Calibration and Climatic change at 11 ka", Palaeogeography,
Palaeoclimatology, Palaeoecology 103(1993):67-71; c) H.C. Sorensen, "The Ages of Bristlecone Pine", Pen-
sée (Primavera/Verano 1973), pp. 15-18; d) R.M. Poner, "Correlatiog Tree Rings" (carta), Creation Research
Society Quarterly 31(1995):170, 171.
84. Sorensen (nota 83c).
85. B. Becker, "An 11,000-year German Oak and Pine Dendrochronology for Radiocarbon Calibration", Radio-
carbon 35(1-1993):201-213.
86. Por ejemplo, ver: Ibid., Figuras 4 y 6.
87. Kromer y Becker (nota 79a).
88. Ver la Figura 4 en: Becker y Kromer (nota 83b).
89. Aitken, p. 100 (nota 69a).
90. a) E. Bard, B. Hamelin, R.G. Fairbanks, A. Zindler, "Calibration of the '°C Timescale Over the Past 30,000
Years Using Mass Spectrometric U-Th Ages from Barbados Corals", Nature 345(1990):405-410; b) E. Bard,
M. Arnold, R.G. Fairbanks, B. Hamelin, `as°This^U and'"C Obtained by Mass Spectrometry on Corals", Ra-
diocarbon 35(1-1993):191-199.
91. a) J-C. Fontes, J.N. Andrews, C. Causse, E. Giben, "A Comparison of Radiocarbon and U/Th Ages on Conti-
nental Carbonates", Radiocarbon 34(3-1992):602-610; b A. Eisenhauer, G.J. Wasserburg, J.H. Chen, G. Bo-
CAPÍTULO 141 CUESTIONES DE TIEMPO 299

nani, L.B. Collins, Z.R. Zhu, K.H. Wyrwoll, "Holocene Sea-leve¡ Determination Relative to the Australian
Continent: U/Th (TIMS) and'4C (AMS) Dating of Coral Cores from the Abrolhos Islands", Earth and Planetary
Science Letters 114(1993):529-547; c) Hajdas et al. 1995 (nota 59c).
92. E.C.A. Range, K.M. Goh, T.A. Rafter, "Radiocarbon Chronology and Problems in its Interpretation for Quater-
nary Loess Deposits-South Canterbury, New Zealand", Soil Science Society of America Proceedings
37(1973):742-746.
93. P.J: Tonkin, E.C.A. Runge, D.W. ¡ves, "A Study of Late Pleistocene Loess Deposits, South Canterbury, New
Zealand, Part 2: Paleosola and Their Stratigraphic Implications", Quaternary Research 4(1974):217-231.
94. Para cálculos sugerentes, ver: a) R.H. Brown, "Correlation of C-14 Age with the Biblical Time Scale", Origins
17(1990):56-65; b) R.H. Brown, "Correlation of C-14 Age with Real Time", Creation Research Society Quar-
terly 29(1992):45-47; c) R.H. Brown, "Compatibility of Biblical Chronology with C-14 Age", Origins
210994):66-79.
95. a) R.H. Brown, "The Interpretation of C-14 Dates", Origins 6(1979):30-44; b) R.H. Brown, "'4C Depth Profi-
les as Indicators of Trends of Climate and '4C/'ZC Ratio", Radiocarbon 28(2A-1986):350-357; c) S.P. Cle-
mentson, "A Critica¡ Examination of Radiocarbon Dating in the Light of Dendrochronological Data", Creation
Research Society Quarterly 10(1974):229-236; d) Brown 1994 (nota 94c).
96. Para reseñas de¡ método, ver: a) G.B. Dalrymple, M.A. Lanphere, Potassium-Argon Dating: Principies, Tech-
niques and Applications to Geochronology (S. Francisco: W.H. Freeman & Co., 1969); b) A.P. Dickin, Radio-
genic Isotope Geology (Cambridge: Cambridge University Press, 1995), pp. 245-276; c) Faure, pp. 66-112
(nota 69b); d) G. Faure, "Rock Age Determination", en: Parker, pp. 549-552 (nota 69d); d) Geyh y Schleicher,
pp. 53-74 (nota 69c).
97. El espacio impide un estudio del método Ar39-Ar40 que está basado en los mismos principios. Es más comple-
jo y procura corregir algunos problemas de temperatura. El método enfrenta el problema común del exceso
de Ar40 y otras complicaciones. Para algún análisis, ver las referencias en la nota 96 y: a) M. Ozima, S. Zas
hu, Y. Takigami, G. Turner, "Origin of the Anomalous 40Ar-3 9Ar Age of Zaire Cubic Diamonds: Excess 40Ar in
Pristine Mantle Fluids", Nature 337(1989):226-229; b) J.P. Richards, I. McDougall, "Geochronology of the
Porgera Gold Deposit, Papua New Guinea: Resolving the Effects of Excess Argon on K-Ar and 40Ar/39Ar Age
Estimates for Magmatism and Mineralization", Geochimica et Cosmochimica Acta 54(1990):1397-1415; c)
J.G. Ross, A.E. Mussett, "40Ar/39 Ar Dates for Spreading Rates in Eastem Iceland", Nature259(197606-38.
98. Dalrymple y Lanphere, p. 133 (nota 96a).
99. I. McDougall, H.A. Polach, J.J. Stipp, "Excess Radiogenic Argon in Young Subaerial Basalts from the Auc-
kland Volcanic Field, New Zealand", Geochimica et Cosmochimica Acta 33(1969):1485-1520.
1 00. Ozima (nota 97a).
1 01. Faure 1986, p. 69 (nota 696).
1 02. Hay muchas de estas listas: a) Harland, Armstrong, Cox, Craig, Smith y Smith (nota 10); b) J.L. Kulp, "Geolo-
gic Time Scale", Science 133(1961):1105-1114.
1 03. A. Hayatsu, "K-Ar Isochron Age of the North Mountain Basalt, Nova Scotia", Canadian Journal of Earth
Science 1 6(1979):973-975.
1 04. R.L. Mauger, "K-Ar Ages of Biotites from Tuffs in Eocene Rocks of the Green River, Washakie, and Uinta Ba-
sin, Utah, Wyoming and Colorado", Contributions to Geology, University of Wyoming, 15(1- 1977):17-41.
1 05. R. Hekinian, M. Chaigneau, J.L. Cheminee, "Popping Rocks and Lava Tubes from the Mid-Atlantic Rift Valley
at 36° N", Nature 245(1973):371-373.
1 06. G.B. Dalrymple, J.G. Moore, "Argon-40: Excess in Submarine Pillow Basalts from Kilauea Volcano, Ha-
waii", Science 1612(1968):1132-1135.
1 07. P.E. Damon, J.L. Kulp, "Excess Helium and Argon in Beryl and Other Minerals", The American Mineralogist
43(1958):433-459.
1 08. R.L. Smith, R.A. Bailey, "The Bandelier Tuff: A Study of Ash-flow Eruption Cycles from Zoned Magma
Chambers", Bulletin Volcanologique 29(1966):83-103.
1 09. a) J. Dymond, "Excess Argon in Submarine Basalt Pillows", Geological Society of America Bulletin
81(1970):1229-1232. Ver también: b) Dalrymple y Moore (nota 106).
110. K. Misawa, M. Tatsumoto, G. B. Da¡ rymple, K. Yanai, "An Extremely Low U/Pb Source in the Moon: U-Th-
LOS ORÍGENES 1 LAS ROCAS

Pb, Sm-Nd, Rb-St, and'Ar/"Ar Isotopic Systematics and Age of Lunar Meteorite Asuka 881757", Geochimi-
ca et Cosmochimica Acta 57(1993):4687-4702.
111. Ver el capítulo 19 para un estudio de este modelo.
112. Además de las técnicas de datación radiométrica se han intentado varios otros métodos de datación, inclu-
yendo la resonancia del espín electrónico, termoluminiscencia, el reloj molecular, la hidratación de la obsi-
diana y la racemización de aminoácidos. Todos ellos son más cuestionables, y su validez es debatida. Para
comentarios con respecto a algunos de ellos, ver: a) R. Lewin, "Mammoth Fraud Exposed", Science
242(1988): 1246; b) E. Marshall, "Palaeoanthropology Gets Physical", Science 247(1990):798-801. Para
una evaluación de la racemización de aminoácidos, ver: c) R.H. Brown, "Amino Acid Dating", Origins
12(1985):8-25.
113. Se podrían mencionar varios otros, también con interpretaciones equívocas. Para un estudio de los proble-
mas para el creacionismo, ver: a) Hayward (nota 16); b) G.R. Morton, Foundation, Fall and Flood: A Harmo-
nization of Genesis and Science (Dallas, TX: DMD Publishing Co., 1994, 1995); c) H. Ross, Creation and Ti
me: A Biblical and Scientific Perspective on the Creation-Date Controversy (Colorado Springs, CO: Nav-
Press Publishing Group, 1994); d) D.E. Wonderly, Neglect of Geologic Data: Sedimentary Strata Compared
with Young-Earth Creationist Writings (Hatfield, PA: Interdisciplinary Biblical Research Institute, 1987); e)
D.A. Young, Christianity and the Age of the Earth (Grand Rapids, MI: Zondervan Corporation, 1988). Para
i deas que favorecen al creacionismo, ver: f) W.Brown, In the Beginning: Compelling Evidente for Creation
and the Flood (Phoenix, AZ: Center for ScientAc Creation); g) H.G. Coffin, Origin by Design (Washington,
DC and Hagerstown, MD: Review and Herald Publ. Assn., 1983); h) J.D. Morris, The Young Earth (Colorado
Springs, CO: Master Books Division of Creation-Life Publishers, 1994); i) M. Van Bebber, P.S. Taylor, Crea-
tion and Time: A Report on the Progressive Creationist Book by Hugh Ross (Mesa, AZ: Eden Productions,
1994); j) J.C. Whitcomb, Jr., H.M. Morris, The Genesis Flood (Philadelphia: The Presbyterian and Reformed
Pub. Co., 1961); k) J. Woodmorappe, Studies in Flood Geology. A Compilation of Research Studies Suppor-
ting Creation and the Flood (Distributed by the Institute for Creation Research, P.O. Box 2667, El Cajón, CA
92021, 1993?); I) los capítulos 12, 13 y 15 en esta obra.
114. Verlos capítulos 13 y 15.
ALGUNAS INTERROGANTES GEOLÓGICAS
ACERCA DEL TIEMPO GEOLÓGICO

A menudo descubrimos lo que resulta,


cuando encontramos lo que no resulta.
SAMUEL SMILEY'

e habla mucho acerca de la gran edad de la Tierra y sus fósiles. Se


S dice que algunos fósiles de dinosaurios tienen más de 200 millo-
nes de años de edad. Se dice que las rocas de la Inner Gorge del
Gran Cañón en Arizona tienen 1.800 millones de años, y a ciertas for-
mas tempranas de vida en Africa del Sur se le asignan 3.500 millones
de años de edad. Estas fechas, y muchas otras fechas antiguas están
basadas en la escala del tiempo geológico estándar (ver la columna
2 de la Figura 10.1). Esta escala del tiempo postula que la tierra se
formó alrededor de 4.600 millones de años atrás, con la forma-
ción subsecuente y gradual de las capas sedimentarias junto con la
evolución de la vida.
Este capítulo formula algunas preguntas acerca de estos largos
períodos geológicos. Actualmente, están ocurriendo una cantidad
de cambios geológicos tan rápidos que desafían la idea de que las
capas de rocas hayan existido durante los eones que postula la es-
cala del tiempo geológico estándar. Estos cambios se relacionan
especialmente con los estratos sedimentarios de la Tierra.' Estas ca-
pas sufren muchos cambios con el tiempo. Los sedimentos pueden
ser erosionados, transportados y depositados por acción del agua.
Pueden hundirse (subsidencia) o elevarse como resultado del movi-
miento de las rocas que están debajo de ellas, y pueden ser aumentadas
por la precipitación o la adición de materiales volcánicos y otros.
Mientras que a la Tierra se le asignan más de 4.000 millones de años de

301
LOS ORÍGENES 1 LAS ROCAS

edad, no se supone que las condiciones originales sean las mismas que las de
hoy. Sin embargo, la mayoría de los geólogos están de acuerdo en que la mayor
parte de los continentes ya estaban formados hace 2.500 millones de años?
Aunque algunos geólogos usan edades mayores para el comienzo de la sedi-
mentación, 4 usaremos la cifra de 2.500 millones de años, que es conservativa,
para este estudio. Aun si se consideran las tasas de cambio sólo para el Fanero-
zoico (570 millones de años), las discrepancias son todavía muy grandes.
Las informaciones que tienen que ver con las tasas de los procesos geológi-
cos no son siempre tan exactas como se desearía. Además, es peligroso extrapo-
l ar demasiado hacia el pasado por causa de que las condiciones pueden cam
biar. Sin embargo, las incongruencias que se bosquejarán más abajo, y que
existen entre las observaciones actuales y la geocronología estándar (tiempo
geológico) son tan grandes que estas incertidumbres apenas afectan la conclu-
sión que parece estar en conflicto entre ambas. Además, los datos generalmente
están basados en condiciones normales, no catastróficas. La adición de cam-
bios rápidos y catastróficos haría que las discrepancias fueran más desfavorables
para la geocronología estándar.

LA EROSIÓN DE LOS CONTINENTES


Cada río tiene su cuenca de drenaje que es el área que recoge el agua de
ll uvia que, en su mayor parte, llega a los ríos y luego a los océanos del mundo.
Tomando muestras repetidas del agua del río en su desembocadura, se pueden
hacer estimaciones acerca de la cantidad de sedimentos arrastrados y la tasa a la
que se está erosionando la región. Se han hecho tales estimaciones para una
gran cantidad de ríos del mundo. Algunos resultados aparecen en la Tabla 15.1.
A primera vista, estas tasas parecerán ser sumamente lentas, pero si se ex-
tendieran a lo largo del tiempo geológico estándar, no quedaría ningún conti-
nente. Esta incongruencia ha sido reconocida desde hace muchos años. Diver
sos geólogos señalan que si se usara un promedio estimativo, una tasa de ero-
sión de 61 mm cada 1.000 años,' América del Norte podría haber quedado al
nivel del mar en "apenas 10 millones de años". 6 En otras palabras, a la tasa ac-
tual de erosión, el continente norteamericano habría sido erosionado totalmen-
te unas 250 veces en 2.500 millones de años. Por supuesto, esta analogía no
puede ser tomada literalmente. Después que los continentes han sido erosiona-
dos una vez, no queda mucho para ser erosionado de nuevo. Sin embargo, la
analogía permite que se formule la pregunta: ¿Por qué están todavía aquí los
CAPÍTULO 15 1 ACERCA DEL TIEMPO GEOLÓGICO

TABLA 15.1
PROMEDIO DE PROMEDIO DE REBAJE
(mm/1.000 años) (mm/1.000 años)

Wei Ho 1.350 Yangtsé 1 70


Hwang-Ho 900 Po 120
Ganges 560 Garona y Colorado 1 00
Rhin alpino y Ródano 340 Amazonas 71
San Juan (USA) 340 Adigio 65
I rrawadi 280 Savannah 33
Tigris 260 Potomac 15
I sére 240 Nilo 13
Tíber 1 90 Sena 7
I ndo 1 80 Connecticut 1

EROSIÓN DE ALGUNOS DE LOS PRINCIPALES RÍOS DEL MUNDO*


a
• Basado en: a) Sparks, p. 509 (nota 7); también en cálculos de: b) J.N. Holleman, "The Sediment Yield of Ma-
jor Rivers of the World", Water Resources Research 4(1968):737-747; y c) Milliman y Syvitski (nota 18d).

continentes de la Tierra si son tan antiguos? La tasa más lenta que se da en la


Tabla 15.1 es de 1 mm cada 1.000 años. Los continentes tienen en promedio
una elevación de 623 m sobre el nivel del mar. A una tasa promedio de sólo 1
mm cada 1.000 años, los continentes habrían sido erosionados hasta dejarlos al
nivel del mar en 623 millones de años. En los 2.500 millones de años que se
asignan a los continentes de la Tierra, habrían sido erosionados hasta el nivel
del mar 4 veces. Pero todavía están aquí, y algunos ríos erosionan 1.350 veces
más rápido (Tabla 15.1). Al referirse a esta rapidez de erosión, el geólogo B. W.
Sparks, de Cambridge, comenta: "Algunas de estas tasas son obviamente pasmo-
sas; el río Amarillo [Hwang-Ho) transformaría en una peniplanicie (aplanaría)
una región con una altura promedio igual a la del Monte Everest en 10 millones
de años` . 7
La discrepancia es especialmente significativa cuando se consideran cade-
nas montañosos tales como el cordón Caledónico de Europa Occidental y los
Apalaches en el este de América del Norte, que se supone tienen varios cente
nares de millones de años de edad. ¿Por qué están todavía aquí estas cadenas si
son tan antiguas?
Las tasas de erosión son mayores en las montañas altas, y más lentas en
l as regiones de menor relieve." Se ha notado que en el Cordón de los Hidró-
grafos, en Papua, la tasa de erosión es de 80 mm cada 1.000 años cerca del ni-
LOS ORÍGENES 1 LAS ROCAS

vel del mar, y de 520 mm por 1.000 años a una elevación de 975 m.9 Se han in-
dicado tasas de 920 mm cada 1.000 años en las montañas de la frontera entre
Guatemala y México,'° mientras que en los Himalayas se han observado tasas
de 1.000 mm cada 1.000 años." En la región del Monte Rainier, en Washing-
ton, las tasas pueden alcanzar hasta 8.000 mm cada 1.000 años. 12 Probable-
mente la tasa regional más elevada es la de 19.000 mm cada 1.000 años para
un volcán en Nueva Guinea.13
De mayor significación que estas tasas elevadas es la tasa promedio general
que refleja los efectos a largo plazo sobre los continentes. Otra manera de con-
siderar las tasas de erosión está basada en una docena o más de estudios que
calculan con cuánta rapidez llegan los sedimentos continentales al océano. Los
ríos llevan la mayor parte de los sedimentos continentales al océano. Un poco
l o llevan el viento y los glaciares, como también colaboran l as olas del mar al
golpear la costa continental. Los cálculos para el mundo están basados princi-
palmente sobre el total de sedimentos que los ríos llevan al entrar al océano. Es-
tos cálculos han variado de 8.000 a 58.000 millones de toneladas métricas por
año (ver la Tabla 15.2). Muchas de las evaluaciones no toman en cuenta el lodo
o sedimento que es arrastrado sobre el lecho del río (empujado o hecho rodar a

TABLA 15.2

AUTOR (FECHA) MILLONES DE TONELADAS POR AÑO

Fournier (1960) 58.100


Gilluly (1955) 31.800
Holleman (1968) 1 8.300
Holmes (1965) 8.000
Jansen y Painter (1974) 26.700
Kuenen (1950) 32.500
Lopatin (1952) 12.700
McLennan (1993) 21.000
Milliman y Meade (1983) 15.500
Milliman y Syvitski (1992) 20.000
Pechinov (1959) 24.200
Schumm (1963) 20.500

ALGUNAS ESTIMACIONES DE LA TASA A LA QUE LOS SEDIMENTOS LLEGAN AL OCÉANO*

a) Holleman (Tabla 15.1); b) A. Holmes, Principles of Physical Geology, ed. rev. (N. York: Ronald Press
Co., 1965), p. 514; c) J.M.L. Jansen, R.B. Painter, "Predicting Sediment Yield from Climate and Topography", Jour-
nal of Hidrology 21(1974):371-380; d) McLennan (nota 18c); e) J.D. Milliman, R.H. Meade, "Woridwide Deli-
very of River Sediment to the Oceans", Journal of Geology 91(1983):1-21; f) Milliman y Syvitski (nota 18d).
CAPÍTULO 15 1 ACERCA DEL TIEMPO GEOLÓGICO

l o largo del fondo), y que no es fácil de detectar con los instrume ntos de las es-
taciones de medición. A veces la carga arrastrada en el lecho se estima arbitró=
riamente en un 10%, porque es muy difícil de medir.14 Los resultados ofrecidos `'
son probablemente bajos, porque no se pueden evaluar fácilmente los escasos
eventos catastróficos durante los cuales ocurre un incremento considerable de
transporte. La tasa promedio para la docena de estudios publicados y que apare-
cen en la Tabla 15.2 es de 24.108 millones de toneladas métricas por año. A es-
ta tasa, la altura promedio de los continentes del mundo (623 m) sobre el nivel
del mar se erosionaría en unos 9,6 millones de años,15 una cifra próxima a la de
1 0 millones de años que se dio arriba para América del Norte.
A menudo se sugiere que las montañas todavía existen porque se están re-
novando continuamente por ascensos. ' 6 Aunque las montañas sufren ascensos
(ver más abajo), este proceso de elevación y erosión no podría continuar por
mucho tiempo sin erradicar las capas de la columna geológica contenidas en
ellas. Un episodio completo de ascenso y erosión de las capas sedimentarias, al-
gunas de las cuales, sin embargo, debieron ser elevadas de su ubicación por
debajo del nivel del mar, las eliminaría. Las tasas actuales de erosión quitarían
rápidamente los sedimentos de las cadenas montañosas de la Tierra, así como lo
haría en otras partes; sin embargo estos sedimentos, de los más recientes a los
más antiguos, todavía están bien representados." En el contexto de las largas
edades geológicas y las tasas elevadas de erosión, la renovación de las monta-
ñas por levantamiento no parece ser una solución.
Otros intentos de reconciliar el promedio actual de erosión con el tiempo
geológico incluye el tomar en cuenta que las actividades humanas, especial-
mente las prácticas agrícolas, han aumentado la tasa de erosión, haciendo que
l as tasas actuales sean inusitadamente elevadas. Esta explicación ayuda muy
poco para resolver la discrepancia. Los estudios sugieren que las actividades
agrícolas sólo han duplicado la tasa de erosión global.'' A pesar de ello, el fac-
tor es significativo. Al eliminar las prácticas agrícolas humanas, que pueden ha-
ber sido menores en lo pasado, los continentes habrían sido erosionados hasta
el nivel del mar en unos 20 millones de años en vez de 10 millones. Pero esto
no explica la presencia de los continentes, a los que se asigna una antigüedad
de 2.500 millones de años de edad; y por analogía, sin la presencia de la agri-
cultura, podría haber erosionado los continentes hasta el nivel del mar 125 ve-
ces en ese período.
Todavía otros han propuesto un clima más seco en lo pasado, lo que resul-
LOS ORÍGENES 1 LAS ROCAS

taría en una disminución de las tasas de erosión. Sin embargo, la abundante


vegetación evidente en porciones significativas del registro fósil indica que por
l o menos hubo condiciones más húmedas en el pasado, y los cálculos de la
precipitación global sugieren condiciones variables pero promedio, o levemen-
te más húmedas en los últimos 3.000 millones de años.' 9
También resulta problemático para las largas edades geológicas algunas
superficies que se consideran muy antiguas y muestran poca o ninguna erosión.
Éstas se extienden sobre áreas significativas y no muestran evidencias de haber
tenido alguna vez otras capas sobre ellas. Un ejemplo se encuentra en la Isla
Kangaroo (Australia del Sur), que tiene unos 140 km de largo y 60 km de ancho.
Se estima que su superficie tiene 160 millones de años de edad, cifra que está
basada en la datación por fósiles y por potasio-argón.20 Cuando visité la isla,
quedé impresionado por lo plano que es casi toda ella. En la Figura 15.1 se ve
sólo una pequeña región de la Bahía Kingscote. ¿Cómo pudo existir esa superfi-

Vista a través de la Bahía Kingscote mostrando una parte de la Isla Kangaroo, Australia del Sur. Se
puede ver cuán plana es la isla. Se supone que la superficie de esta isla tiene por lo menos 160 mi-
llones de años, por lo que debería haberse erosionado totalmente hace mucho tiempo.
CAPÍTULO 15 1 ACERCA DEL TIEMPO GEOLÓGICO

cie durante 160 millones de años sin haber sido erosionada ?2' En ese tiempo
sugerido, corregido por la práctica de la agricultura, las tasas actuales de erosión
eliminarían una capa de sedimentos de 5 km de espesor. Tal vez la Isla Kanga-
roo no tenga 160 millones de años de edad.

LA ACTIVIDAD VOLCÁNICA
Los estratos sedimentarios de la Tierra revelan mucho menos actividad vol-
cánica de la que se esperaría para los eones de tiempo geológico que se postu-
l an para la edad de la Tierra. Los volcanes liberan una variedad de productos ta
l es como lava, cenizas, escoria, etc. Cada erupción individual produce desde
volúmenes muy pequeños hasta muchos kilómetros cúbicos de ellos. Hace va-
rios años, usando las sugerencias muy conservadoras de que todos los volcanes
de la Tierra producen un promedio de 1 km' de material volcánico por año, un
geólogo calculó que en 3.500 millones de años la Tierra entera debería tener un
grueso manto de material volcánico que llegaría a la altura de 7 km. Como las
cifras reales indican sólo una pequeña fracción de esa cantidad, él concluyó
que la tasa de actividad volcánica debe ser errática .22
Parece que en la actualidad los volcanes de la Tierra producen en prome-
dio cerca de 4 km 3 por año. Erupciones individuales grandes pueden producir
volúmenes significativos. Tambora (Indonesia, 1815) produjo de 100 a 300
km', Krakatoa (Indonesia, 1883), de 6 a 18 km 3 , y Katmai (Alaska, 1912), 20
km3 . 23 Un cálculo de sólo las erupciones volcánicas principales en cuatro déca-
das (1940-1980) sugieren un promedio de 3 km 3 por año. 24 Esta cifra no incluye
una multitud de erupciones menores tales como las que ocurren periódicamen-
te en Hawaii, Indonesia, América Central y del Sur, Islandia, Italia, etc. Se ha
propuesto un volumen promedio de 4 km' .2s
El trabajo clásico del famoso geoquímico ruso A. B. Ronov sugiere que en
toda la Tierra existen 135 millones de km 3 de sedimentos de origen volcánico.
Esto es el 14,4 % de su estimación para el volumen total de los sedimentos de la
Tierra .26 Aunque 135 millones de km 3 i mpresionan, no es mucho comparado
con lo que se esperaría. A la tasa de producción actual, extendida durante
2.500 millones de años, debería haber 74 veces la cantidad de material volcáni-
co que la que existe hoy. Esto sería una capa de material volcánico con un es-
pesor que sobrepasaría los 19 km extendida sobre toda la superficie de l a Tierra.
La remoción de este material por la erosión no es una buena solución para los
que creen en los largos períodos geológicos. La erosión sólo transferiría el mate-
308 LOS ORÍGENES l LAS ROCAS

rial volcánico de un lado a otro. También se podría sugerir la remoción por


subducción [hundimiento] en la tierra de acuerdo con el modelo de la tectónica
de placas, pero esto tampoco parece ser una solución. La remoción del material
volcánico también eliminaría las capas geológicas que lo contienen. Sin em-
bargo, la columna geológica, que contiene este material volcánico, todavía está
bien representada en todo el mundo. Tal vez los volcanes no han estado en
erupción durante 2.500 millones de años.

LEVANTAMIENTO DE MONTAÑAS (OROGENIA)


La llamada "tierra firme" que nos gusta tener bajo nuestros pies no es tan
firme como se supone generalmente. Cuando se toman medidas cuidadosas, se
encuentra que algunas áreas de los continentes se están levantando lentamente,
y otras se están hundiendo. Las principales cordilleras de la Tierra se están le-
vantando lentamente, a razón de unos pocos milímetros por año. Esto se de-
tecta por medidas directas hechas cuidadosamente, notando la altura exacta de
una montaña en un momento dado, y volviendo a medir esa altura unos pocos
años más tarde. Se ha sugerido que en general las montañas se están elevando a
razón de aproximadamente 7,6 mm por año. 27 Los Alpes de Suiza central se
elevan más lentamente, a razón de 1 a 1,5 mm por año?' Tasas de 0 a 10 mm
se han informado para los Apalaches, y de 1-10 mm para las Roca¡ losas . 29
No conozco ninguna medición directa precisa en los Himalayas; sin em-
bargo, sobre la base del hallazgo reciente de fósiles de plantas tropicales y de ri-
nocerontes que aparecen elevados 5.000 m, y sobre la base de estratos inclina
dos, se ha estimado una tasa de levantamiento de 1-5 mm por año, suponiendo
condiciones uniformes en el transcurso de largos períodos. También parece
que el Tibet se ha elevado a una tasa similar. Sobre la base de la estructura de
l as montañas y de los datos de erosión, se estima una tasa de levantamiento de
unos 3 mm por año para los Andes Centrales. 30
Partes de los Alpes del Sur en Nueva Zelanda se están levantando a razón
de 1 7 mm por año.` Probablemente el levantamiento gradual más rápido (no
catastrófico) conocido para las montañas son las del Japón, donde se ha obser-
vado un levantamiento de 72 mm por año durante un período de 27 años. 12
No se pueden proyectar las tasas rápidas actuales de levantamiento de
montañas muy atrás en el pasado sin entrar en dificultades. Usando una tasa
promedio de 5 mm por año daría como resultado montañas de 500 km de altu-
ra en sólo 100 millones de años.
CAPÍTULO 15 / ACERCA DEL TIEMPO GEOLÓGICO

Esta incongruencia no puede ser resuelta sugiriendo que las montañas se


erosionan tan rápidamente como se levantan. La tasa de levantamiento (alrede-
dor de 5 mm por año) es más de 100 veces más rápida que las estimaciones
de las tasas promedio de erosión antes de la llegada de la agricultura (aproxima-
damente 0,03 mm por año). Como se mencionó más arriba, la erosión es más
rápida en las regiones montañosas, y decrece gradualmente hacia las elevacio-
nes menores; de aquí que, cuanto más altas las montañas, más rápidamente se
erosionan. Sin embargo, los cálculos muestran que con el fin de que la erosión
se equilibre con lo que se llama una "tasa típica de levantamiento de montañas"
de 10 mm por año, una montaña tendría que tener una altura de 45 km." Esto
es 5 veces la altura de la montaña más alta del mundo, el monte Everest. El
problema de las tasas de erosión relativamente lentas comparadas con las tasas
más rápidas del levantamiento de las montañas ha sido afrontado por varios in-
vestigadores, 34 y l as discrepancias se explican proponiendo que debemos estar
ahora en un período inusitadamente rápido de levantamiento de montañas (una
forma de levantamiento episódico).
Otro desafío a la geocronología clásica es que si las montañas se han esta-
do levantando con las tasas actuales, o aun si fueran menores, la columna geo-
l ógica, incluyendo sus partes inferiores que se consideran tener de muchos
centenares a millares de años de edad, deberían haber sido levantadas y erosio-
nadas hace mucho tiempo. Sin embargo, estas porciones más antiguas de la co-
l umna, junto con las más recientes, están bien representadas en las montañas y
l os continentes, como una rápida visita al campo o el examen de un mapa geo-
l ógico lo revelaría. Las montañas, donde la erosión y el levantamiento son inu-
sualmente rápidos, no parecen haber completado ni siquiera un ciclo completo
de levantamiento y erosión; sin embargo, si las tasas actuales de erosión y de le-
vantamiento se mantuvieron en el pasado podríamos, por analogía, esperar por
l o menos cien ciclos de levantamiento y erosión durante el tiempo geológico
propuesto.

CONCLUSIONES
Las tasas observadas de erosión, vulcanismo y de levantamiento de monta-
ñas parecen ser demasiado rápidas para acomodarse en la escala del tiempo
geológico de centenares de millones de años para el desarrollo de las capas se
dimentarias de la Tierra y la evolución de las formas de vida representadas en
ellas. Las discrepancias no son menores (ver la Tabla 15.3) y no pueden ser
LOS ORÍGENES 1 LAS ROCAS

puestas a un lado fácilmente. No se espera que las condiciones necesariamente


permanecieran lo suficientemente constantes en el pasado con el fin de postular
l as mismas tasas a lo largo de eones. Las tasas en el pasado pudieron ser más rá-
pidas o más lentas, pero las cifras de la Tabla 15.3 sirven para ilustrar cuán se-
veras son las discrepancias cuando las tasas actuales se comparan con la escala
del tiempo geológico. Los geólogos han sugerido diversas explicaciones para
producir la reconciliación, pero generalmente involucran grados de conjetura
no satisfactorios.
Por otro lado, también se puede argumentar que muchas de esas tasas son
demasiado lentas para acomodar la erosión aparente, el volcanismo y el levan-
tamiento de montañas en menos de 10.000 años sugeridos por el modelo crea
cionista. Este no es un argumento muy sólido, porque inherente en el modelo
creacionista está el diluvio universal y catastrófico, que se esperaría que au-
mentara dramáticamente las tasas de cada uno de esos factores. Aunque es de-
safortunado que nuestro conocimiento de este diluvio singular sea demasiado
esquemático para permitir mucha cuantificación, la tendencia nueva de la geo-
l ogía hacia interpretaciones catastróficas está dando algunos indicios acerca de
cuán rápidamente pueden ocurrir estos cambios.35
Se puede tratar de reconciliar estas tasas rápidas de cambio con el tiempo
geológico sugiriendo tasa más lentas en el pasado, o ciclos de actividades rápi-
das y lentas. Sin embargo, algunos de estos factores deberían ser veintenas o
centenares de veces más lentos que en el presente. Esto es difícil de visualizar
sobre una Tierra que es suficientemente similar a la presente para sostener la

TABLA 15.3
FACTOR ILUSTRACIÓN DEL GRADO DE INCONGRUENCIA SI HU,
BIESEN PREVALECIDO LAS CONDICIONES ACTUALES ,

Tasa actual de erosión de los continentes Los continentes se hubieran erosionado hasta
llegar al nivel del mar 125 veces en 2.500 mi-
l Iones de años.
Tasa actual de producción de materiales vol- En 2.500 millones de años se habría produci
cánicos expelidos do 74 veces la cantidad de material volcáni-
co que el que se observa.
Tasa actual de levantamiento de cadenas Los cordones montañosos llegarían a 500 km
montañosas de altura en sólo 100 millones de años.

FACTORES EN CONFLICTO CON LA GEOCRONOLOGíA CORRIENTE


CAPÍTULO 15 / ACERCA DEL TIEMPO GEOLÓGICO

clase de vida que se encuentra en el registro fósil. Por ejemplo, los bosques fósi-
l es del pasado también requerirían una humedad significativa al igual que sus
contraparte modernas. Además, los cambios más lentos en el pasado parecen
contrarios al escenario geológico general de que la tierra era más activa durante
su historia temprana. 36 Se considera que el flujo del calor y la actividad volcáni-
ca fueron mucho mayores entonces. ¿Pueden las interpretaciones geológicas
i nvertir este modelo y postular que los cambios son mucho más rápidos hoy? Se
puede sugerir un postulado tal, pero tal tendencia es opuesta a lo que se espera
del modelo evolucionista en el que una tierra originalmente caliente se llega a
equilibrar con condiciones más estables y las tasas de cambios geológicos dis-
minuyen con el tiempo.
Una interrogante que vuelve repetidamente a la mente, al considerar las
tasas actuales de erosión y de levantamiento de montañas es por qué queda to-
davía tanto de la columna geológica si estos procesos han estado ocurriendo
por miles de millones de años. Las tasas de cambios geológicos actuales pueden
calzar mejor con el concepto de una creación reciente y un diluvio catastrófico
subsecuente. Las aguas del diluvio en retirada habrían dejado porciones signifi-
cativas de la columna geológica en su lugar. En un contexto diluvial las tasas re-
l ativamente lentas de erosión, volcanismo y levantamiento de montañas (oroge-
nia) que se observan ahora pueden representar los remanentes de ese evento
catastrófico.
Las tasas corrientes de los cambios geológicos parecen desafiar la validez
de la escala del tiempo geológico.

Notas y referencias:
1. S. Smiley, Self-help, cap. 11, citado en: A.L. MacKay, A Díctionary of Scientific Quotations (Bristol y Filadel-
fia: Institute of Physics Publishing, 1991), p. 225.
2. Para un estudio más abarcante de estos y otros factores relacionados, ver: A.A. Roth, "Some Questions about
Geochronology", Origins 13(1986):64-85. La sección 3 de ese artículo, que trata con la acumulación de sedi-
mentos, necesita actualización.
3. a) R. Huggett, Catastrophism: Systems of Earth History (Londres, N. York y Melbourne: Edward Arnold,
1 990), p. 232; b) A. Króner, "Evolution of the Archean Continental CrusC, Annual Review of Earth and Plane-
tary Sciences, 13(1985):49-74; c) S.M. McLennan, S.R. Taylor, "Geochemical Constraints on the Growth of
the Continental Crust", Journal of Geology 90(1982):347-361; d) S.M. McLennan, S.R. Taylor, "Continental
Freeboard, Sedimentation Rates and Growth of Continental Crust", Nature 306(1983):169-172; e) S.R. Taylor,
S.M. McLennan, "The Continental Crust: Its Composition and Evolution: An Examination of the Geochemical
Record Preserved in Sedimentary Rocks", A. Hallam, ed., Geoscience Texts (Oxford, Londres y Edimburgo:
Blackwell Scientific Publications, 1985), pp. 234-239; f) J. Veizer, S.L. Jansen, "Basement and Sedimentary
312 LOS ORÍGENES / LAS ROCAS

Recycling and Continental Evolution", Journal of Geology 87(1979):341-370.


4. Por ejemplo: R.M. Garrels, F.T. Mackenzie, Evolution OF Sedimentary Rocks (N. York: W.W. Morton & Co.,
1 971), p. 260.
5. S. Judson, D.F. Ritter, "Rates of Regional Denudation in the United States", Journal of Geophysical Research
690964):3395-3401.
6. a) R.H. Dott, Ir., R.L. Batten, Evolution of the Earth, 4a. ed. (N. York, St. Louis y San Francisco: McGraw-Hill
Book Co., 1988), p. 155. Otros que usan este mismo valor son: b) Garrels y Mackenzie, p. 114 (nota 4); c) J.
Gilluly, "Geologic Contrasts Between Continents and Ocean Basins", en: A. Poldervaart, ed., Crust OF the
Earth, Geological Society of America Special Paper, 62(1955):7-18; d) S.A. Schumm, "The Disparity Between
Present Rates of Denudation and Orogeny. Shorter Contributions to General Geology", U.S. Geological Sur-
vey Professional Paper 454-H.
7. B.W. Sparks, "Geomorphology", 3a. ed., S.H. Beaver, ed., Geographics for Advanced Study (Londres y N.
York: Longman Group, 1986), p. 510.
8. a) F. Ahnert, "Functional Relationship Between Denudation, Relief, and Uplift in Large Mid-Latitude Drainage
Basins", American Journal of Science 268(1970):243-263; b) A.L. Bloom, "The Papuan Peneplain Problem: A
Mathematical Exercise", Geological Society of America Abstracts with Programs 3(7-1971):507, 508; c)
Schumm (nota 6d).
9. B.P. Ruxton, I. McDougall, "Denudation Rates in Northeast Papua from Potassium-Argon Dating of lavas",
American Journal of Science 265(1967):545-561.
/10. J. Corbel, "Vitesse de (Erosion", Zeitschrift für Geomorphologie 3(1959):1-28.
11. H.W. Menard, "Some Rates of Regional Erosion", Journal of Geology 69(1961):154-161.
1 2. H.H. Mills, "Estimated Erosion Rates on Mount Rainier, Washington", Geology 4(1976):401-406.
13. C.D. Ollier, M.J.F. Brown, "Erosion of a Young Volcano in New Guinea", Zeitschrift für Geomorphologie
125(1971):12-28.
14. a) H. Blatt, G. Middleton, R. Murray, Origin oí Sedimentary Rocks, 2a. ed. (Englewood Cliffs, NJ: Prentice-
Hall, 1980), p. 36; b) Schumm (nota 6d).
1 5. La superficie de nuestros continentes es de aproximadamente 148.429.000 km 2 . Con una altura promedio de
623 m, tendríamos un volumen por sobre el nivel del mar de 92.471.269 km3 . Con una densidad promedio
estimativa de 2,5 para las rocas, esto nos daría 231.178 x 10 12 toneladas. Si dividimos esto por 24.108 x 106
toneladas de sedimentos llevados por los ríos del mundo a los océanos cada año, da una tasa promedio de
erosión de los continentes de 9,582 millones de años. Por analogía, en 2.500 millones de años esta tasa po-
dría erosionar los continentes 261 veces (=2.500 dividido por 9,582).
1 6. Por ejemplo: Blatt, Middleton y Murray, p. 218 (nota 14a).
1 7. No debería quedar mucho de los sedimentos antiguos, si quedara algo. Todos los sedimentos (incluso una
gran proporción de los que están ahora bajo el nivel del mar) habrían podido ser erosionados muchas veces.
El total de los sedimentos del mundo es de 2,4 x 10 1 8 toneladas. Los ríos antes de la agricultura llevaban
aproximadamente 1 x 10 1 ° toneladas por año, de modo que el ciclo promedio sería de 2,4 x 101 " toneladas
dividido por 10 x 109 toneladas por año, lo cual sería igual a 240 millones de años, o 10 ciclos completos de
todos los sedimentos en 2.500 millones de años. Esta cifra es conservadora; algunos sugieren un reciclado "de
tres a diez veces desde finales del Cámbrico" ([a] Blatt, Middleton y Murray, pp. 35-38; [nota 14a]). Además,
los residuos de los sedimentos por unidad de tiempo son más abundantes en algunos períodos más antiguos
(por ejemplo, Silúrico y Devónico) que los más recientes (Misisipiano a Cretácico) (Ver: [b] D.M. Raup, "Spe-
cies Diversity in the Phanerozoic: An Interpretation", Paleobiology 2[12976]:289-297.) Por causa de esto,
algunos han sugerido dos series cíclicas de cambios en las tasas de erosión en el Fanerozoico (por ejemplo:
[c] C.B. Gregor, "Denudation of the Continents", Nature 228[1970]:273-275). Este esquema va en contra de
l as sugerencias de que el reciclado es responsable por el volumen menor de los sedimentos más antiguos.
También, nuestras cuencas sedimentarias tienden a ser menores en sus regiones más profundas, lo que, por
defecto, restringe el volumen de los sedimentos más profundos (más antiguos). También se puede postular que
se han producido en el pasado muchos más sedimentos de las rocas graníticas que los que tenemos ahora, y
que sólo queda una porción pequeña. Los sedimentos pueden haber sido reciclados varias veces para formar
rocas graníticas. Probablemente el problema más serio que esta clase de modelo afronta es la descompensa-
CAPÍTULO 15 1 ACERCA DEL TIEMPO GEOLÓGICO

ción química entre los sedimentos y la corteza granítica de la Tierra. Las rocas de tipo granítico (ígneas) tienen
un promedio de menos de la mitad del calcio si se las compara con rocas sedimentarias, tienen tres veces más
sodio, y menos de un centésimo del carbono. Para datos y estudios adicionales, ver: d) Garrels y Mackenzie,
pp. 237, 243, 248 (nota 4); e) B. Mason, C.B. Moore, Principles of Geochemistry, 4a. ed. (N. York, Chichester
y Toronto: John Wiley and Sons, 1982), pp. 44, 152, 153; f) F.J. Pettijohn, Sedimentariy Rocks, 3a. ed. (N.
York, San Francisco y Londres: Harper and Row, 1975), pp. 21, 22; g) A.B. Ronov, A.A. Yaroshevsky, "Chemi-
cal Composition of the Earth's Crust", en: P.J. Hart, ed., The Earth's Crust and Upper Mantle: Structure, Dyna-
mic Processes, and their Relation to Deep-seated Geological Phenomena, American Geophysical Union,
Geophysical Monograph 13(1969):37-57; h) D.B. Othman, W.M. White, J. Patchett, "The Geochemistry of
Marine Sediments, Island Are Magma Genesis, and Crust-mantle Recycling", Earth and Planetary Science
Letters 94(1989):1-21. Los cálculos basados en una suposición del origen de todas las rocas sedimentarias a
partir de las rocas ígneas dan resultados que no son correctos. Se deberían usar los que se basan en medicio-
nes reales de sedimentos tipos. Parece difícil pasar de una a otra al reciclar rocas graníticas y sedimentarias
con un desequilibrio tan grande en estos elementos básicos. Uno de los problemas más serios es cómo obte-
ner carbonato de calcio de las rocas graníticas que son comparativamente bajas en calcio y carbono. Además,
el reciclado de los sedimentos dentro de una región localizada sobre los continentes no parece responder al
problema de la erosión rápida, porque las cifras usadas para los cálculos están basadas en la cantidad de
sedimentos que van de los continentes a los océanos, y excluirían el reciclado local. En adición, general-
mente grandes secciones de la columna geológica están expuestas y erosionadas en las grandes cuencas flu-
viales de la Tierra. Esta erosión ocurre en forma especialmente rápida en las montañas que tienen una abun-
dancia de sedimentos antiguos. ¿Por qué están allí todavía estos sedimentos antiguos si ya han sido recicla-
dos?
18. a) J. Gilluly, A.C. Waters, A.O. Woodford, Principles of Geology, 3a. ed. (San Francisco: W.H. Freeman and
Co., 1968), p. 79; b) S. Judson, "Erosion of the Land, or What's Happening to our Continents?", American
Scienifft 56(1968):356-374; c) S.M. McLennan, "Weathering and Global Denudation", Journal of Geology
101(1993):295-303; d) J.D. Milliman, J.P.M. Syvitski, "Geomorphic/Tectonic Control of Sediment Discharge to
the Otean: The Importante of Small Mountainous Rivers", Journal of Geology 100(1992):525-544.
19. L.A. Frakes, Climates Throughout Geologic Time (Amsterdam, Oxford y N. York: Elsevier Scientific Publishing
Co., 1979), Fig. 9-1, p. 261.
20. B. Daily, C.R. Twidale, A.R. Milnes, "The Age of the Lateritized Summit Surface on Kangaroo Island and Adja-
cent Areas of South Australia", Journal of the Geological Society of Australia 21(4-1974):387-392.
21. El problema y algunas sugerencias generales hacia la resolución se pueden ver en: C.R. Twidale, "On the Sur-
viva] of Paleoforms", American Journal of Science 276(1976):77-95.
22. G.B. Gregor, "The Rate of Denudation in Post-Algonkian Time", Koninklijke Nederlandse Academie van We-
tenschapper 71(1968):22-30.
23. G.A. Izett, "Volcanic Ash Beds: Recorders of Upper Cenozoic Silicic Pyroclastic Volcanism in the Western
United States", Journal ofGeophysical Research 86B(1981):10200-10222.
24. Ver listas en: T. Simkim, L. Siebert, L. McClelland, D. Bridge, C. Newhall, J.H. Latter, Volcanoes of the
World: A Regional Directory, Gazetteer, and Chronology of Volcanism During the Last 10.000 Years (Smith-
sonian Institution: Stroudsburg, PA: Hutchinson Ross Publishing Co., 1981).
25. R. Decker, B. Decker, eds., Volcanoes and the Earth's Interior. Readings from Scientific American (San Francis-
co: W.H. Freeman and Co., 1982), p. 47.
26. a) Ronov y Yaroshevsky (nota 17g); b) Para sólo el Fanerozoico se sugiere 18% de materiales volcánicos en:
A.B. Ronov, "The Earth's Sedimentary Shell (Quantitative Pattems of its Structure, Compositions, and Evolu-
tion), The 20th V.I. Vernadskiy Lecture, March 12, 1978, Part 2", International Geology Review 24(12
1 982):1365-1388. Las estimaciones de Ronov y Yaroshevsky del volumen de sedimentos son altas compara-
das con algunas otras. Las discrepancias difícilmente afectaron las conclusiones. El espesor total esperado
está basado en 2.500 x 106 años x 4 km3 por año = 10.000 x 106 km3 dividido por 5,1 x 108 km2 para la Tierra
= 19,6 km de altura.
27. Schumm (nota 6d).
28. St. Mueller, "Deep Structure and Recent Dynamics in the Alps", en: K.J. Hsü, ed., Mountain Building Proces-
LOS ORÍGENES / LAS ROCAS

ses (N. York: Academic Press, 1983), pp. 181-199.


29. S.H. Hand, Figuras 20-40, en: F. Press, R. Siever, Earth, 3a. ed. (San Francisco: W.H. Freeman and Co.,
1982), p. 484.
30. a) A. Gansser, "The Morphogenic Phase of Mountain Building", en: Hsü, pp. 221-228 (nota 28); b) P. Molnar,
"Structure and Tectonics of the Himalaya: Constraints and Implications of Geophysical Data", Annual Re-
view of Earth and Planetary Sciences 12(1984):489-518; b) S. Iwata, "Mode and Rate of Uplift of the Central
Nepal Himalaya", Zeitschrift für Geomorphologie Supplement Band 63(1987):37-49.
31. H.W. Wellman, "An Uplift Map for the South Island of New Zealand, and a Model for Uplift of the Southern
Alps", en: R.I. Walcott, M.M. Cresswell, eds., "The Origin of the Southem Aips", Bulletin 18 (Wellington:
The Roya] Society of New Zealand, 1979), pp. 13-20.
32. C. Tsuboi, "Investigation on the Deformation of the Earth's Crust Found by Precise Geodetic Means", Japane-
se/ournal ofAstronomy and Geophysícs Transactions 10(1932-1933):93-248.
33. a) Blatt, Middleton y Murray, p. 30 (nota 14a), basado en datos de: b) Ahnert (nota 8a).
34. a) Blatt, Middleton y Murray, p. 30 (nota 14a); b) A.L. Bloom, The Surface of the Earth, A.L. McAlester, ed.,
Foundation of Earth Science Series (Englewood Cliffs, NJ: Prentice-Hall, 1969), pp. 87-89; c) Schumm (nota 6d).
35. Ver el capítulo 12 por algunos ejemplos.
36. a) Kroner (nota 36); b) J.V. Smith, "The First 800 Million Years of Earth's History", Phílosophical Transactions
of the Royal Society of London A 301(1981):401-422.
LA CIENCIA:
UNA EMPRESA MARAVILLOSA
Examinemos nuestros caminos, escudriñémoslos.
LAMENTACIONES DE JEREMÍAS 3:40,
BIBLIA DE JERUSALÉN

I i ntentar armonizar la ciencia y la Escritura, necesitamos evaluar am-


bas fuentes de información. En este capítulo consideraremos algunos
ejemplos que ilustran los puntos fuertes de la ciencia. A menos que se
i ndique lo contrario, el término "ciencia" que usaremos en este capí
tulo y el próximo se refiere a la ciencia como el proceso de encon-
trar la verdad y las explicaciones acerca de la naturaleza.
Vivimos en una era de avances científicos y tecnológicos sin
precedentes, y la mayoría de nosotros estamos agradecidos por to-
das las comodidades que nos ofrece nuestra era moderna. Dispo-
sitivos maravillosos testifican que los principios de la ciencia fun-
cionan. Diariamente esperamos el siguiente avance científico,
preguntándonos qué otra cosa descubrirá la ciencia que pudiera
mejorar nuestra vida. En este capítulo daremos un vistazo a algu-
nas de las impresionantes realizaciones de la ciencia para asegu-
rarnos de que éstas no sean ignoradas.

I NGENIERÍA GENÉTICA
Un conjunto complejo de experimentos realizados en el cam-
pus de San Diego de la Universidad de California ha producido plan-
tas que brillan en la oscuridad. Nunca antes se había observado el fe-
nómeno de producción de luz por actividad biológica (bioluminiscen-
cia) en plantas avanzadas. Una variedad de organismos, incluyendo la lu-
ciérnaga común, y especialmente una cantidad de animales marinos, produ-

317
318 LOS ORÍGENES / UNA EVALUACIÓN DE LA CIENCIA Y LAS ESCRITURAS

cen "luz fría" (porque generan muy poco calor) por medios bioquímicos, pero el
fenómeno era desconocido en las plantas y los animales más complejos. Sin
embargo, tenemos ahora una planta de tabaco que brilla en la oscuridad. Se
seleccionó la planta de tabaco porque su sistema genético es bastante bien co-
nocido, y tiene un buen soporte para transferir información nueva al sistema
genético.' Esta nueva variedad de planta fue desarrollada usando las asombrosas
técnicas de la ingeniería genética.
La ingeniería genética es uno de los muchos avances científicos que debe-
rían impresionarnos con su éxito. Básicamente, la metodología emplea la pode-
rosa técnica de insertar un gen de un organismo en el mecanismo hereditario de
otro. En el caso de las plantas de tabaco que brillan, el gen para la enzima luci-
ferasa, que es necesaria para la producción de luz en las luciérnagas, fue in-
corporado al sistema genético (ADN) de la planta de tabaco. Cuando las plantas
fueron regadas con los productos químicos apropiados (trifosfato de adenosina y
luciferina), las plantas brillaron suavemente, confirmando la incorporación del
gen para la luciferasa. Otras plantas tratadas de la misma manera pero sin el
gen no brillaron. En las plantas que brillan, la luz fue emitida desde la mayor
parte de los elementos de la planta, pero era más brillante en las raíces, las ho-
jas nuevas y los tejidos vasculares de las plantas.
El proceso de transferir genes es una manipulación compleja de la infor-
mación hereditaria básica que se encuentra codificada a lo largo de las largas y
complejas moléculas del ADN. La ingeniería genética ha provisto las técnicas
mediante las cuales secciones del ADN de un organismo pueden ser aisladas y
transferidas a otro organismo en el cual se reproducirá y funcionará. La transfe-
rencia se realiza usando un virus o plasmidio (ADN especial de una bacteria)
como transportador del ADN deseado. Este ADN combinado, llamado ADN re-
combinado, puede transferir información en una gran variedad de organismos.
En el caso del "éxito brillante" con las plantas de tabaco descrito arriba, el gen
de la luciérnaga para la enzima que produce la luz, la luciferasa, se combinó
con el ADN "promotor" de un virus, se insertó en un plasmidio, y finalmente a
las plantas de tabaco, las cuales adquirieron la capacidad de brillar. Estos no
son procedimientos sencillos.
Estos resultados dramáticos tienen más significación que la novedad de
una forma compleja de vida vegetal que brilla. Como la luz es fácilmente detes-
table, este sistema ha provisto la manera de identificar y estudiar la conducta de
los genes. Uno puede también imaginarse lo que sería tener más organismos
CAPÍTULO 16 / LA CIENCIA

que brillen de noche. ¡Hijos luminiscentes podrían ser más fáciles de encon-
trar en un bosque! Ya se ha informado del éxito alcanzado en insertar el gen de
l a luciferasa en células de monos . 2 Sin embargo, las promesas de la i . ingeniería
genética son menos optimistas para las formas complejas de vida que tienne lí ,
mites de flexibilidad genética más restringidos.
En los organismos más sencillos, la ingeniería genética ya ha registrado
una impresionante lista de éxitos. Varias moléculas altamente especializadas
que se necesitan en tratamientos médicos que previamente sólo podían obtener
se mediante extracciones costosas y laboriosas de organismos vivos, pueden
ahora producirse en grandes cantidades por medio de bacterias que han sido ge-
néticamente alteradas para hacerlo. Algunos ejemplos son la proteína interferón,
que aumenta la resistencia humana a las infecciones virósicas, y la hormona
i nsulina, que controla el nivel de azúcar en la sangre. Mediante diversas técni-
cas, se han usado genes de hormonas decrecimiento para producir ratones y
cerdos más grandes, y vacas que producen más leche. Usando la ingeniería ge-
nética, los científicos están creando nuevas clases de enzimas complejas que
actúan en la conducción de cambios químicos.'
Uno de los desarrollos más dramáticos promete alivio de varias enfermeda-
des de inmunodeficiencias. Individuos con esta clase de enfermedad no pue-
den resistir a los gérmenes y deben ser mantenidos en estricto aislamiento, co
mo fue el caso del niño que vivió en una "burbuja" plástica protectora, y llegó a
ser conocido como el "muchacho de la burbuja". Más recientemente se extraje-
ron células de dos niñas con una enfermedad inmunodeficíente, fueron altera-
das genéticamente, y reinyectadas a las niñas, proporcionándoles la resistencia
i nmunológica que necesitaban. Logros dramáticos en l a agricultura produjeron
frutas genéticamente alteradas que permanecen frescas por más tiempo, y plan-
tas que son más resistentes a los virus y a los insectos.
Estas realizaciones generan preocupaciones acerca del posible impacto
negativo de las nuevas variedades de organismos sobre el ambiente. Esta es una
preocupación que no podemos dejar de lado a la ligera. Pero la ingeniería gené-
tica nos dice que la ciencia-es una herramienta poderosa.

DESARROLLO DE ORGANISMOS
¿De qué manera se desarrollan los organismos avanzados hasta llegar a ser
adultos a partir de una sola célula? ¿Y por qué se desarrolla una célula en una
l ombriz de tierra y otra en un tiburón? Aunque no tenemos muchas respuestas,
LOS ORÍGENES / UNA EVALUACIÓN DE LA CIENCIA Y LAS ESCRITURAS

l a ciencia ha hecho algunos descubrimientos pertinentes.


En teoría, por lo menos, cada célula contiene el ADN que tiene las instruc-
ciones para producir todas las partes de un organismo, y cada célula tiene la in-
formación para cualquiera de las funciones del organismo como un todo. De
aquí que una célula que es parte de la corteza cerebral donde se realiza nuestro
pensamiento, también contiene las instrucciones para producir las uñas. Sin
embargo, cada parte de nuestro cuerpo ha desarrollado su propia manera espe-
cífica de producir el músculo del corazón, el hígado o un diente como lo de-
manda un organismo funcional. ¿Cómo ocurre este desarrollo específico y orde-
nado?
La ciencia ha mostrado que cuando un organismo se desarrolla en sus pri-
meras etapas, las diferentes partes llegan a ser más y más específicas con respec-
to a su desarrollo potencial. La mayoría de los organismos comienza su desarro
ll o a partir de una sola célula. En muchos animales la división de esa primera
célula en dos establece las mitades derecha e izquierda de ese organismo. A
veces estas dos células se llegan a separar y producen dos organismos comple-
tos en vez de uno. Como cada uno tiene la misma información hereditaria
completa, producen descendientes altamente similares, como los gemelos
i dénticos. El armadillo normalmente produce cuatrillizos idénticos. Obviamen-
te, cada una de las células más tempranas del organismo tiene la capacidad de
producir un organismo completo. Inversamente, las pocas células que forman el
embrión temprano de un anfibio pueden ser separadas en células individuales
que, cuando se vuelven a unir, pueden producir un sólo embrión normal com-
pleto.
Algunos experimentos ingeniosos han arrojado luz sobre la diferenciación
en el desarrollo. Entre los más impresionantes están los que se hicieron sobre ra-
nas en desarrollo.' Se ha usado con éxito significativo la rana con garras de
África del Sur. Entre sus peculiaridades está la capacidad de regenerar miembros
perdidos en la forma adulta. Esto causa problemas cuando se usa el método de
cortar un dedo para identificar a los animales de experimentación, porque
pronto regeneran un dedo nuevo. En experimentos que usaron estas ranas, los
núcleos de las células que contienen el ADN controlador fueron eliminados de
l os huevos y reemplazados con núcleos de células, de formas más desarrolla-
das. Este procedimiento se hizo para determinar cuán bien podrían controlar el
desarrollo estos núcleos más viejos transferidos. Se encontró que los núcleos
de las primeras etapas del embrión tenían mayor tendencia a producir renacua-
CAPÍTULO 161 LA CIENCIA

j os normales, que los núcleos tomados de etapas más avanzadas tales como las
de renacuajos que ya nadaban.' En unos pocos casos los núcleos de las células
de los intestinos de los renacuajos produjeron ranas adultas fértiles, según se
i nformó; sin embargo, este resultado ha sido discutido . 6 Los núcleos derivados
de la piel de ranas adultas estimularon el desarrollo de sólo formas más rudi-
mentarias, de renacuajos que no se alimentaban todavía.'
Se ha informado de un progreso grande con ovejas. Un logro que la mayo-
ría de los expertos creían imposible ha sido la clonación de un mamífero. Aun-
que el experimento se llevó a cabo con alguna dificultad, atestigua del progreso
de la ciencia. El núcleo de una célula de la glándula mamaria de una oveja
hembra de seis años de edad fue implantado en un huevo no fertilizado de otra
oveja. El núcleo original había sido previamente extraído de ese huevo no ferti-
l i zado. El nuevo "embrión" con la información genética de la glándula mamaria
fue implantado en el útero de otra oveja donde se desarrolló en una oveja apa-
rentemente normal, que tenía la información genética idéntica de la glándula
mamaria de su "madre" de seis años de edad." El potencial y la variedad de ex-
perimentos que esta clase de éxitos implica, son abrumadores.
Parece que es más fácil trabajar con plantas. Los fisiólogos de plantas de la
Universidad Cornell 9 pudieron cultivar células de una planta madura de zana-
horia en leche de coco. En este cultivo, las células de la zanahoria formaron
una masa amorfa de tejido. Cuando las células de esas masas fueron transferidas
a un medio sólido, se desarrollaron en plantas de zanahoria adultas completa-
mente activas en cuanto a reproducción. Esta información confirma aun más la
hipótesis de que cada célula tiene la información necesaria para producir un
organismo completo.
Otra ilustración de la habilidad de los biólogos del desarrollo es el proceso
de mezclar las células de desarrollo temprano en dos organismos individuales
para producir un único organismo "mezclado". Por ejemplo, las células muy
j óvenes de embriones de ratones que consisten en unas pocas células pueden
ser fácilmente separadas. Cuando se hace esto con dos clases diferentes de rato-
nes y luego se combinan, las células de los dos embriones diferentes se fundirán
para formar un sólo organismo. Cuando se implantan en una madre sustituta, es-
te embrión "mosaico" puede desarrollarse y eventualmente llegar a ser un adul-
to con una mezcla de células de los dos embriones. Tales organismos tienen
cuatro padres en lugar de los dos normales. Si los dos embriones originales tie-
nen genes para una coloración diferente de pelos, algunos de los descendientes
LOS ORÍGENES / UNA EVALUACIÓN DE LA CIENCIA Y LAS ESCRITURAS

tienen un color moteado, uno de cada uno de los embriones originales. Si los
dos embriones originales eran de sexo diferente, algunos de los descendientes
son hermafroditas.'°
También se puede estimular el desarrollo embriónico de partes inesperadas
del cuerpo por transferencia de células que inducen esta formación particular.
Ciertas células en embriones más avanzados estimulan la formación de la cabe
za, el tronco y la cola. Los experimentos con embriones de la salamandra Tritu-
rus muestran que si una porción específica de un embrión es transferida a otro,
la parte transferida puede estimular la producción de una cabeza adicional en el
embrión. Lo que más intriga en este experimento es que la parte transferida no
llega eventualmente a ser una cabeza en un embrión normal, sino una parte de
las entrañas primitivas del organismo.
Un área nueva de estudio es la función de desarrollo de los genes homeóti-
cos (genes que contienen secuencias homeóticas, u "homeoboxes")." Los estu-
dios en esta área recién han comenzado. Estos genes influyen sobre el desarro
l l o, y el desarrollo que ellos controlan es modificado por el ambiente cambian-
te de las partes en desarrollo. De modo que el proceso es complejo. La elimina-
ción o transferencia experimental de genes pueden producir organismos grotes-
cos, algunos con alas, ojos o antenas adicionales. Este es sencillamente el co-
mienzo de hallazgos complejos que prometen descubrimientos excitantes con
respecto al proceso del desarrollo como un todo.
No menos sorprendentes son los avances en la facilitación de la fertilidad y
el desarrollo humanos. El proceso de fertilizar un huevo humano con un esper-
ma en un recipiente de laboratorio está llegando a ser un procedimiento co
mún. Los organismos en desarrollo que se producen de este modo pueden ser
transferidos a una persona que no esté relacionada genéticamente con ellos,
quien sirve como una incubadora sustituta durante nueve meses para el bebé en
desarrollo. También es posible congelar y conservar el embrión humano en la
etapa de ocho células por un período indefinido, y cuando es conveniente, se
puede implantarlo en un útero sustituto para su desarrollo.
Estas vislumbres plantean la pregunta de la cionación de seres humanos.
Muchos escritos de nivel popular han soñado con esta posibilidad. Los dictado-
res podrían clonarse ad infinitum, y así ¡gobernar para siempre! Podemos clonar
directamente zanahorias, ovejas y posiblemente ranas, y nuestros datos científi-
cos sugieren que el hombre probablemente pueda ser cionado a partir de célu-
l as de su cuerpo desarrollado como se ha hecho con ovejas. Actualmente existe
CAPÍTULO 161 LA CIENCIA

Paisaje de Marte como se lo ve desde el Pathfinder que fue enviado a Marte (rampa abajo a la iz-
quierda, bolsa de aire abajo a la derecha). El Sojourner, vehículo de exploración, está equipado
con un espectroscopio de rayos X para protones alfa, para analizar rocas marcianas. Tales logros
dan testimonio del éxito tanto de la ciencia como de la tecnología asociada con ella. Foto cortesía
de NASA/JPL/Caltech.

otra tecnología para producir clones humanos a partir del nivel embrionario
temprano y se ha practicado a un nivel rudimentario con embriones con fallas.
Para obtener un clon se podría dividir en dos un embrión humano en una etapa
muy temprana, que es lo que ocurre cuando en forma natural se generan geme-
l os idénticos. Una mitad podría ser reimplantada para su desarrollo inmediato;
l a otra, conservada por congelación durante años. Si se desea un clon del pri-
mer individuo, el embrión idéntico congelado podría ser implantado en una
madre sustituta para su desarrollo. Sin embargo, debe recordarse que los seres
humanos no son simplemente el producto de su fórmula genética. Nuestro am-
biente, la libertad de elección y otros factores determinan qué llegaremos a ser.
La clonación de una mente desarrollada puede ser formidable, por lo que la
LOS ORIGENES 1 UNA EVALUACIÓN DE LA CIENCIA Y LAS ESCRITURAS

clonación de seres humanos puede ser mucho más difícil que la de animales
comunes. Las cuestiones sociológicas, morales y éticas planteadas por los proce-
dimientos de clonación son impresionantes; pero también lo son los avances
de la ciencia.

ADMINISTRANDO LOS ELECTRONES


Una de las realizaciones más grandes de este siglo ha sido la miniaturiza-
ción de transistores y otros componentes electrónicos tales como diodos, resisto-
res y capacitores en un diminuto trozo de sílice para producir un circuito inte
grado complejo y coordinado que puede contener millones de unidades electró-
nicas funcionales, cada uno de los cuales testifica que los principios de la cien-
cia funcionan.
Las personas que desarrollan los circuitos integrados comunes sobre tro-
zos (chips) planos han sido llamados "flatlanders" [habitantes de un país pla-
no] por una nueva generación de tecnólogos que están construyendo motores
microscópicos sobre esos chips planos. Increíblemente, se han producido moto-
res con un diámetro menor de 1/10 de milímetro (3/1.000 de pulgada) en la
Universidad de California en Berkeley. A diferencia de los motores eléctricos
convencionales, que funcionan sobre la base de fuerzas magnéticas, estos moto-
res usan la atracción y la repulsión de fuerzas electrostáticas. Y otra vez fun-
cionan los principios de la ciencia. Una cantidad de usos sugeridos para estos
motores están asociados con la limpieza y exploración microscópicas. Hasta se
ha propuesto que estos motores microscópicos pudieran actuar como diminutos
robots en la corriente sanguínea de una persona para limpiar de las arterias el
colesterol adherido a ellas.
Las evidencias de que los principios básicos de la ciencia funcionan son le-
gión. Además de los mencionados arriba, podemos añadir una hueste de pro-
ductos de la tecnología basados en principios científicos tales como la televi
sión, las computadoras personales, los satélites (Figura 16.1), los cohetes, los
aceleradores nucleares, etc. No necesitamos dedicar más páginas para enumerar
el valor y los éxitos de la ciencia. La ciencia funciona.

CONCLUSIONES
La ciencia tiene tanto éxito que los humanos nos encontramos rodeados
por una tecnocracia que amenaza con envolvernos. En el campo experimen-
tal, la ciencia tiene un éxito notable y ha realizado mucho bien. En este campo,
CAPÍTULO 161 LA CIENCIA

l a ciencia merece mucho respeto. No tiene base un rechazo general de la cien-


cia, como pretenden hacer algunos. Sin embargo, esto no significa que la cien-
cia no tenga algunas debilidades serias.

Notas y referencias:
D.W. Ow, K.V. Wood, M. DeLuca, J.R. de Wet, D.R. Helinski, S.H. Howell, "Transient and Stable Expression
of the Firefly Luciferase Gene in Plant Cells and Transgenic Plants", Science 234(1986):856-859.
2. J.R. de Wet, K.V. Wood, M. DeLuca, D.R. Helinski, S. Subramani, "Firefly Luciferase Gene: Structure and
Expression in Mammalian Cells", Molecular and Cellular Biology 7(2-1987):725- 737.
3. F. Flam, "Co-opting a Blind Watchmaker", Science 265(1994):1032, 1 033.
4. a) J.B. Gurdon, "Transplanted Nuclei and Cell Differentiation", Scientific American 219(6-1968):24-35; b)
J.B. Gurdon, R.A. Laskey, O.R. Reeves, "The Developmental Capacity of Nuclei Transplanted from Keratinized
Skin Cells oí Adult Frogs", Journal of Embriology and Experimental Morphology 34(1975):93-112; c) J.B. Gur-
don, "Egg Cytoplasm and Gene Control in Development", The Croonian Lecture, 1976, Proceedings of the
Royal Society of London B 198(1977):211-247.
5. R.G. McKinnell, Cloning: Nuclear Transplantation in Amphibia (Minneapolis: University of Minnesota Press,
1978), p. 101.
6. Para un estudio, ver Ibíd., pp. 110-112.
7. Gurdon, Laskey y Reeves (nota 46).
8. I. Wilmut, A.E. Schnieke, J. McWhir, A.J. Kind, K.H.S. Campbell, "Viable Offspring Derived from Fetal and
Adult Mammalian Cells", Nature 385(1997):810-813.
9. a) F.C. Steward, con M.O. Mapes, A.E. Kent, R.D. Holsten, "Growth and Development of Cultured Plant
Cells", Science 143(1964):20-27; b) F.C. Steward, "From Cultured Cells to Whole Plants: The Induction and
Control of Their Growth and Morphogenesis", The Croonian Lecture, 1969, Proceedings of the Royal Society
of London B 175(1970):1-30.
a) B. Mintz, "Experimental Genetic Mosaicism in the Mouse", en: G.E.W. Wolstenholme, M. O'Connor, eds.,
Preimplantation Stages of Pregnancy, Ciba Foundation Symposium (Boston: Licúe, Brown and Co., 1965), pp.
1 94-207; b) B. Mintz, K. Illmensee, "Normal Genetically Mosaic Mice Produced from Malignant Teratocarci-
noma Cells", Proceedings of the National Academy of Sciences USA 72(1975):3585-3589.
Ver el capítulo 6 para una breve descripción de una secuencia homeótica u "homeobox" de ADN.
LA CIENCIA Y LA VERDAD:
ALGUNOS INTEJRROGANTES
Los valores, los significados de la vida, los propósitos y
las cualidades se deslizan por la ciencia como el mar se desliza
por las redes de los pescadores. Sin embargo, el hombre
nada en este mar, de modo que no puede excluirse de sus alcances.
HUSTON SMITH'

a ciencia ha tenido tanto éxito que puede haber una tendencia a


olvidar los límites de ella. ¿Cómo podría no ser todopoderoso algo
que nos ha legado los antibióticos, la ingeniería genética, los vuelos
espaciales y las bombas nucleares? Algunos científicos están profun-
damente impresionados con su disciplina, creyendo que la ciencia
tiene la respuesta a todos los grandes problemas del mundo, y que
cuanto antes adoptemos el punto de vista de la ciencia, tanto más
rápido se solucionarán esos problemas. Ocasionalmente, la estre-
cha cooperación entre los científicos de países muy diferentes en
sus filosofías políticas es presentada como un ejemplo de cómo la
ciencia podría usarse para sobreponerse a los conflictos políticos
y traer la paz al mundo. Estas actitudes ilustran cuán poderosa ha
l l egado a ser la imagen de la ciencia. Sin embargo, sólo tenemos
que recordar algunas de las guerras libradas dentro de la ciencia,
o las crisis de la contaminación nuclear y química para darnos
cuenta de que, por lo menos hasta ahora, la ciencia no ha alcanza-
do a ser la solución de todos nuestros problemas. También los
científicos, como otros profesionales, tienden a mirar la realidad a
través de sus conceptos especializados. Tales puntos de vista limita-
dos pueden ser un problema cuando buscamos la verdad completa.
Will Rogers, una fuente venerada de sabiduría sencilla, nos recuerda
que "no hay nada tan necio como un hombre educado, si lo sacas de
aquello en lo que fue educado..."'
CAPÍTULO 171 LA CIENCIA Y LA VERDAD

En el capítulo anterior consideramos algunas de las realizaciones de la


ciencia. En éste complementaremos el cuadro examinando algunas de las limi-
taciones de la ciéncia.

¿QUÉ ES LA CIENCIA?
Todos sabemos lo que es la ciencia, ¿verdad? ¡La ciencia es lo que las per-
sonas dicen que hacen los científicos! Más allá de eso, la pregunta llega a ser in-
trigante y difícil. La ciencia se define de muchas maneras. Unos pocos de los
conceptos principales incluyen: 1) conocimiento organizado, 2) conocimiento
verificable, 3) hechos acerca de la naturaleza, 4) explicaciones acerca de la na-
turaleza, 5) un sistema de pensamiento basado en principios científicos (una
definición que requiere que sepamos cuáles son los principios científicos y
cuáles no), 6) una metodología para descubrir la verdad acerca de la naturaleza,
y 7) una filosofía naturalista que excluye lo sobrenatural.
En realidad, no sabemos exactamente qué es la ciencia o cómo actúa. Esta
es una admisión seria para una actividad de tanto éxito. Sir Peter Medawar,
premio Nobel y ex presidente de la Asociación Británica para el Adelanto de la
Ciencia, describe el dilema: "Pregunta a un científico qué entiende por el méto-
do científico, y él adoptará una expresión que es a la vez solemne y esquiva: so-
l emne, porque siente que debe dar una opinión; esquiva, porque se pregunta
cómo esconderá la verdad de que no tiene opinión para dar. Si siguen insis-
tiendo, probablemente mascullará algo acerca de 'inducción' y 'establecer leyes
de la naturaleza', pero si cualquiera que trabaja en un laboratorio profesara estar
tratando de establecer las leyes de la Naturaleza por inducción, deberíamos
comenzar a pensar que necesita unas vacaciones con urgencia". 3
Sabemos que la ciencia funciona, pero en cierto sentido el científico no
sabe qué está haciendo. Parte del problema gira alrededor de diversos procedi-
mientos científicos complejos, muchos de los cuales están mal definidos, y par
te gira alrededor de la realidad de que realmente no sabemos qué es la ciencia.
Esto nos vuelve a nuestra definición inicial: La ciencia es lo que hace el científi-
co. Sin embargo, tenemos una idea general de lo que es la ciencia: es encontrar
l a verdad y explicaciones acerca de la naturaleza.

LA CIENCIA SÓLO SE OCUPA DE PARTE DE LA REALIDAD


Una de las limitaciones más obvias de la ciencia, especialmente de la que
conocemos como ciencia naturalista (mecanicista), es que deja muchas cosas sin
LOS ORÍGENES / UNA EVALUACIÓN DE LA CIENCIA Y LAS ESCRITURAS

explicar. Un sistema de pensamiento científico exclusivamente naturalista exclu-


ye muchas áreas que, sospechamos, son partes de la realidad. Basta mencionar
conceptos como el significado de la realidad, la moralidad, el bien y el mal, la li-
bertad de elección, la preocupación, la conciencia, la lealtad o el amor abnega-
do, para darnos cuenta de que hay todo un campo inmenso más allá de las expli-
caciones sencillas de causa y efecto que nos da la ciencia naturalista.
Una cantidad de líderes del pensamiento han dado su testimonio, de una o
de otra manera, de la realidad que existe más allá de la ciencia. Vannevar
Bush, que tuvo una carrera brillante como científico y administrador, y que ha
sido llamado el "padre de la computadora moderna", afirmó que "la ciencia no
demuestra absolutamente nada. Acerca de las preguntas más vitales, ni siquiera
produce evidencias". 4 El famoso astrónomo, Arthur Stanley Eddington, al referir-
se a las áreas de significado más allá de la ciencia, observó: "La ley natural no
es aplicable al mundo invisible que hay detrás de los símbolos, porque no está
adaptada a nada fuera de los símbolos, y su perfección es una perfección de
eslabones simbólicos. No se puede aplicar este esquema a las partes de nuestra
personalidad que no son mensurables por símbolos como tampoco se puede
sacar la raíz cuadrada de un soneto". 5
El famoso matemático y filósofo Alfred North Whitehead también enfatiza
l as limitaciones de las explicaciones científicas al señalar una incongruencia
i nherente: "Los científicos animados por el propósito de demostrar que no tie
nen propósitos constituyen un tema interesante de estudio".' El médico y escri-
tor Oliver Wendell Holmes describió la relación más gráficamente cuando dijo
con agudeza: "La ciencia es un mueble de primera clase para el altillo de una
persona, si tiene sentido común en la planta baja". 7 El filósofo Huston Smith
expresa el problema más directamente: "Al visualizar la forma en que son las
cosas, no hay mejor lugar para empezar que con la ciencia moderna. Del mis-
mo modo, no hay peor lugar para terminar ...... 8 Todas estas palabras enfatizan
cuán incompleta es la ciencia.
El tema del origen de la moralidad en un contexto científico también ilustra
cuán incompleta es la ciencia. La ciencia, ¿genera moralidad? La pregunta ha si-
do el tema de prolongadas discusiones. 9 La ciencia, ¿es moral? Ciertamente los
científicos lo son. Pero es realmente difícil reconciliar la evolución darwinista
con su "reino de dientes y garras", junto con la competencia y la destrucción re-
sultante de todos menos los más aptos, con nuestra sociedad moralmente res-
ponsable que está preocupada con la equidad, los débiles y los pobres. El con-
CAPÍTULO 17 / LA CIENCIA Y LA VERDAD

cepto del altruismo evolucionista no explica fácilmente la moralidad del hom-


bre que está basada en la libre elección.'° Los hombres de ciencia que siguen
una filosofía naturalista pueden negar la existencia del libre albedrío, pero el
hombre tiene más preocupaciones morales que las que se puedan deducir del
concepto del origen que postula sólo la supervivencia del más apto. Desde una
perspectiva de la ciencia puramente naturalista, las respuestas al origen de la
rectitud moral son pocas y poco convincentes. La ciencia, que a veces pretende
estar libre de influencias religiosas, morales y políticas," tiene dificultades en in-
cluir estos atributos en su menú de explicaciones.
La frase "visión científica del mundo" puede sugerir una contradicción de
términos, porque la ciencia sólo da una visión parcial de la realidad. La ciencia
no es una visión completa del mundo. Cualquier visión integral del mundo debe
dar cuenta de aquellas áreas de la experiencia que están más allá de las explica-
ciones naturalistas. No deberíamos intentar reducir la verdad sencillamente a
nuestro nivel simplista de comprensión. Necesitamos mirar más allá de la cien-
cia para obtener muchas explicaciones.
La visión parcial de la realidad que exhibe la ciencia también es evidente
cuando consideramos preguntas acerca de las causas finales. La ciencia trabaja
bien al describir el mundo físico y sus detalles e interrelaciones, pero no lo hace
tan bien con respecto a las razones subyacentes. La ciencia nos dice mucho
acerca de "cómo" son las cosas, pero nada de "por qué" son así. En sus explica-
ciones, la ciencia ha sido acusada de ser un sistema cerrado donde todos los tér-
minos se definen con los mismos términos. Esto es análogo a describir un poni
como un caballo pequeño, y un caballo como un poni grande. Esa definición
no nos dice qué es realmente un caballo o un poni. Nuestra ciencia actual con-
tribuye poco en lo tocante a las explicaciones últimas para nuestra existencia, la
consciencia y la responsabilidad moral. "Si le pides a la ciencia que haga una
bomba atómica, te dirá cómo. Si le pides a la ciencia si realmente debes hacer
una, permanecerá en silencio".' 2
En relación con lo incompleta que es la ciencia está la realidad de que la
ciencia no funciona bien para explicar eventos singulares o únicos. El éxito de
l a ciencia se basa mayormente en situaciones repetibles que permiten descu
brir principios consistentes. Si un evento ocurre una sola vez, tal como la crea-
ción o la evolución de la primera célula, la ciencia es incapaz de proporcionar
mucho análisis. Sólo puede producir información periférica relacionada con
ella.
LOS ORÍGENES / UNA EVALUACIÓN DE LA CIENCIA Y LAS ESCRITURAS

LA CIENCIA HISTÓRICA
En la agria controversia entre el creacionismo y el evolucionismo, algunos
científicos individuales afirman que la teoría general de la evolución es un he-
cho tal como lo es la gravedad. Como es de esperar, tal afirmación evoca reac
ciones diversas. Algunos se sienten cómodos con ella, porque tanto el evolucio-
nismo como la gravedad son conceptos naturalistas corrientemente aceptados
por muchos científicos. Otros ven una diferencia significativa en los posibles
grados de validación. La gravedad es fácilmente demostrable; la teoría general
de la evolución no lo es.
Muchos de nosotros llegamos a saber de las realidades de la ciencia al rea-
lizar experimentos de laboratorio que producían los resultados esperados. Esto
nos dio mucha confianza en el método científico. El producto de estos experi
mentos podía predecirse. Por supuesto, ocasionalmente los resultados no salían
como se esperaba, y el mal funcionamiento generalmente se explicaba en térmi-
nos de procedimientos equivocados, medidas inexactas, contaminación, etc.,
pero nunca como indicación de que algo podía andar mal con la ciencia. Estos
experimentos básicos ayudaban a fijar en nuestras mentes la idea de que la
ciencia es absoluta, y que si las cosas fallan, la falta es debida a cualquier otra
cosa menos la ciencia.
Hay amplias evidencias para sostener la exactitud de las predicciones de
l os sencillos experimentos de laboratorio. Es lamentable que el público en gene-
ral, y aun algunos científicos bien adiestrados, rara vez aprecie el contraste entre
estos experimentos bien probados y lo desconocido de las investigaciones origi-
nales. Se considera a la ciencia como un procedimiento seguro y sencillo. Pero
l as investigaciones difíciles pronto nos enseñan otra cosa. Necesitamos apre-
ciar que lo que tan ingenuamente llamamos el "progreso de las fronteras del
conocimiento" también representa el "borde de la ignorancia".
Algunos científicos han intentado aliviar la confusión sobre el grado de
confianza en la ciencia al aislar algunas de las áreas de la ciencia, en las que es-
tamos menos seguros, bajo la designación de "ciencia histórica"." Como ocurre
también con otros conceptos amplios, la ciencia histórica no se puede definir en
forma sencilla. No debe ser confundida con el uso que dan los historiadores a la
misma expresión para describir su propia metodología. En la forma en que la us-
an los hombres de ciencia, ciencia histórica se refiere especialmente a aque-
ll os aspectos de la ciencia que no son fácilmente verificables y predecibles, por
que son muy singulares, por lo menos dentro de los límites de lo practicable. A
CAPÍTULO 171 LA CIENCIA Y LA VERDAD

menudo implican conceptos acerca del pasado, de allí la connotación histórica


en su designación. La física y la química se consideran generalmente menos
históricas; mientras muchos aspectos de la geología, la biología y la paleontolo-
gía lo son más. Esta diferencia se debe en parte a la complejidad de los factores
que se están considerando: física y química son las más sencillas y predecibles,
mientras que la biología y la paleontología, que tratan con una vasta compleji-
dad de factores interrelacionados, presentan más incertidumbre. En la ciencia
histórica, en contraste con la ciencia experimental más sólida, hay más oportu-
nidad para la especulación, y ella demanda más precauciones. Algunos aspec-
tos de la ciencia histórica son más confiables que otros. Generalmente podemos
estar más seguros de la forma de un fósil que de la causa de la muerte del orga-
nismo del cual procede.
Un número significativo de grandes controversias en la ciencia se han cen-
trado en la ciencia histórica. Por ejemplo, un libro publicado recientemente, ti-
tulado Great Geological Controversies 14 [Grandes controversias geológicas],
trata siete temas, todos los cuales son controversias sobre interpretaciones del
pasado. Los ejemplos incluyen: la edad de la Tierra, la extinción en masa de la
vida sobre la Tierra y las edades de hielo. La incertidumbre de la ciencia históri-
ca facilita la controversia. Otro ejemplo notable de lo provisoria que es la cien-
cia histórica se relaciona con los Alpes europeos. Cada pocos años se propone
una teoría nueva acerca de cómo se formaron estas montañas complejas y am-
pliamente estudiadas; y no parece haber fin a la vista. Dada la dificultad de de-
mostrar o probar el pasado, esto es de esperar.

EL EMOCIONALISMO EN LA CIENCIA
El titular del diario decía: "El creacionismo es una prostitución científica".
Este fue sólo una de muchas declaraciones similares que había escuchado el
día anterior en una reunión nacional de la Sociedad Geológica Norteamericana
en Nueva Orleans. Me sorprendí que esta expresión áspera recibiera una publi-
cidad tan destacada.
La aseveración citada arriba procedió de un profesor de geología en la
Universidad del Estado de Oregón, que presidía uno de los dos simposios sobre
creacionismo y geología. También declaró que los creacionistas "intencional y
cínicamente desvían a ciudadanos de buenas intenciones" y son "tan falsos co-
mo un billete de tres dólares" (no existen tales billetes en circulación en los Esta-
dos Unidos). Un biólogo de la Universidad de Boston afirmó que el "catastrofis-
LOS ORÍGENES I UNA EVALUACIÓN DE LA CIENCIA Y LAS ESCRITURAS

mo bíblico" es "deshonesto, malicioso"; el mismo orador afirmó también que el


creacionismo como ciencia "representa un injuria política y religiosa". Un des-
tacado hombre de ciencia del Museo Norteamericano de Historia Natural se
refirió al creacionismo como "la tiranía de una minoría bien organizada y fuer-
temente motivada". Otro científico de la misma institución les puso la etiqueta
de "artimaña" tanto a la ciencia creacionista como a la zonación ecológica.15
Un erudito de la Universidad del Estado de Georgia afirmó que el creacionismo
es "una seudociencia errónea que ellos presentan como erudición", y un geólo-
go del Geological Survey de los Estados Unidos advirtió que "no se debe permi-
tir que la ciencia acepte el fraude de los creacionistas", y que "si eres creacio-
nista, estás en el lugar equivocado". Esta última aseveración llegó a ser más ob-
via cuando al final de una de las sesiones una persona que sostenía el creacio-
nismo fue interrumpida al hablar, y no se le permitió continuar porque su punto
de vista se consideraba inapropiado. Mientras el creacionismo estaba sobre el
tapete en cada simposio, ningún creacionista estuvo representado entre los 15
oradores en el programa. Difícilmente se puede llamar a esto un enfoque equili-
brado.
El emocionalismo demostrado en estas sesiones excedió en mucho lo que
había observado en otras reuniones eruditas. Muchos de los científicos pasaron
de la objetividad a la injuria. Me pregunté qué había ocurrido con el estereotipo
del científico en un guardapolvo blanco, que supuestamente es un evaluador
de los datos, frío, sin prejuicios. Los evolucionistas han sido los principales en
afirmar que el creacionismo, en contraste con el evolucionismo, no es científico;
sin embargo, la conducta de varios evolucionistas en esas reuniones no me pu-
dieron convencer de que el evolucionismo era una preocupación puramente
científica.
En forma realista, si el creacionismo es "tontería", ¿será digno de tanta
preocupación? ¿Por qué gastar tanta energía emocional en algo que evidente-
mente es tan erróneo? La superabundancia del ridículo, el desprecio y la con
descendencia nos hacen preguntar si el creacionismo no es un enemigo más
sustancial que el que los oradores estaban dispuestos a conceder. Nos pregunta-
mos si no habrá algo de validez en la afirmación de Michel de Montaigne: "Co-
mo no podemos vencerlo, venguémonos burlándonos" .'6
Pero para que los creacionistas no se sientan cómodos en su justicia propia,
permítanme afirmar que varios oradores en esos simposios presentaron ejem-
plos bien documentados de errores cometidos por los creacionistas. Estos erro-
CAPÍTULO 17 1 LA CIENCIA Y LA VERDAD

res, tales como la afirmación, muchas veces repetida, de que no existen fósiles
precámbricos, eran demasiado numerosos para ser puestos a un lado como no
representativos. Sobre la base de mi conocimiento personal así como de las
presentaciones en esos simposios, puedo afirmar la caballerosidad, el decoro y
l a erudición de algunos de los evolucionistas presentes. Sin embargo, algunos
de sus comentarios de desaprobación son difíciles de olvidar.
¿Se ha polarizado tanto el problema entre el creacionismo y el evolucionis-
mo que la ciencia, la razón y la comprensión ya no pueden actuar? Dadas las
acusaciones mencionadas más arriba, se debe concluir que las reacciones
emocionales están interfiriendo con la erudición. La confianza en el proceso
científico se desvaloriza con tal conducta. Se debe recordar también que el estar
i nvolucrado emocionalmente en forma negativa en el caso de los científicos no
necesariamente afecta la integridad del proceso científico mismo. Sin embar-
go, probablemente sea imposible separar los dos.
Todos nosotros, incluso los científicos, somos fácilmente desviados por
factores subjetivos tales como la presión de los pares. Uno de los estudios clási-
cos" en esta área fue realizado por el Dr. Solomon Asch con 123 estudiantes de
nivel terciario. A los estudiantes, en grupos de 7, se les pidió que compararan la
l ongitud de las líneas que había en tarjetas que se les mostraban. Sus respuestas
eran dadas en forma oral, y cada uno podía escuchar las respuestas dadas por
l os otros. Sin que uno de los estudiantes de cada grupo lo supiera, los otros estu-
diantes habían recibido instrucciones de dar ciertas respuestas incorrectas, y se
tomó nota del efecto de la presión de esas respuestas incorrectas sobre el alum-
no que no sabía que los otros habían contestado mal a propósito. El resultado
mostró que la presión del grupo en la forma de respuestas equivocadas causó
que el número de errores en la estimación de la longitud de las líneas subiera
del 1 % al 37%. Sólo una cuarta parte de las personas en este experimento que-
daron libres de la presión social. Algunos se alinearon con la mayoría, que co-
metía errores a propósito, aun cuando había 17 cm de diferencia en la longitud
de las líneas en las tarjetas que se les mostraban desde unos pocos metros de
distancia. El Dr. Asch afirma:
"Es un asunto que preocupa que hayamos encontrado que la tendencia a la
conformidad es tan fuerte en nuestra sociedad que jóvenes bien intencionados e
i nteligentes están dispuestos a llamar blanco lo que es negro. Plantea preguntas
acerca de nuestras formas de educación y acerca de los valores que guían
nuestra conducta".
LOS ORIGENES / UNA EVALUACIÓN DE LA CIENCIA Y LAS ESCRITURAS

Una cantidad de estudios acerca del proceso científico mismo han revelado
l a subjetividad de la evaluación científica. El controvertido proceso del repaso
hecho por los pares que determina qué ideas serán aceptadas o rechazadas pa
ra su publicación, ha sido el tema de varios estudios. En un experimento condu-
cido por Michael J. Mahoney,' 8 de la Universidad de California en Santa Bárba-
ra, cinco versiones diferentes de un artículo fueron enviados a 75 "reseñado-
res" para su evaluación. Los artículos, que diferían entre sí sólo en algunos datos
e interpretaciones, pretendían dar el resultado de pruebas experimentales del
efecto del refuerzo extrínseco sobre los intereses intrínsecos de los niños. Los re-
señadores, que no sabían que los resultados habían sido inventados, dieron
puntuaciones más altas a la metodología, la presentación de los datos y las reco-
mendaciones para publicación a aquellas versiones que estaban en armonía
con los conceptos tradicionales, que a aquellas que se oponían a ese concepto.
Obviamente, es difícil que se publique un estudio de alguien que no sigue la
"línea del partido". Después que se dio a conocer la naturaleza real del estudio,
aproximadamente un cuarto de los así llamados "reseñadores" expresó su desa-
probación por la manera en que habían sido engañados para hacerlos participar
en el experimento; y tres de ellos trataron de conseguir que se expulsara al Dr.
Mahoney de la Asociación Norteamericana de Psicología, o por lo menos que
se lo censurara.
El sociólogo Robert Merton' 9 ha mostrado que los científicos eminentes
tienen más influencia en el proceso científico, ya que se les da un crédito que
no es proporcional a sus descubrimientos, y se le facilita la publicación. Tales
circunstancias restringen una evaluación y representación justas de lo que real-
mente se está descubriendo.
Otro ejemplo de presión periférica en la ciencia es el así llamado descubri-
miento de los rayos N por el físico francés René Blondlot. En 1902, mientras
i nvestigaba la polarización de los rayos X, Blondlot notó que una chispa parecía
más brillante bajo la influencia de una nueva clase de radiación que parecía
conducirse de una manera diferente a la de los rayos X normales. Llamó "rayos
N" a estos rayos nuevos en honor de su ciudad y su universidad: Nancy, Fran-
cia. Su sistema original de identificación y análisis estaba basado sobre sus ob-
servaciones de la apariencia más brillante de una chispa, y sobre la longitud de
ella, que podría haber sido evaluada en forma más objetiva. Blondlot no fue la
única persona que fue engañada por las "apariencias". "Por lo menos cuarenta
personas informaron los efectos de los rayos N, y fueron analizados en unos
CAPÍTULO 17 1 LA CIENCIA Y LA VERDAD

300 artículos escritos por 100 hombres de ciencia y médicos entre 1903 y
1906". 2
0 Se encontró que esos rayos eran emanados por los músculos de los
animales, la digestión de los albuminoides, y por plantas en la oscuridad. Tam-
bién se encontró que la actividad intelectual aumentaba la producción de rayos
N en el sistema nervioso. Esta nueva radiación mejoraba la percepción visual y
se usó para explicar fenómenos espiritistas. El estudio de los rayos N pronto lle-
gó a ser una "pequeña industria".` Además, en 1904 l a Academia Francesa de
Ciencias, la voz oficial de los hombres de ciencia franceses, otorgó su codiciado
premio Le Conte a Blondlot.
Sin embargo, no todo andaba bien. Varios científicos no pudieron replicar
l os supuestos resultados. Estas personas escépticas fueron generalmente acusa-
das de tener ojos insensibles al aumento de la intensidad de las chispas y otros
efectos luminosos aparentes de esos rayos. Pronto un grupo creciente de cientí-
ficos llegaron a tener dudas. Su escepticismo fue fortalecido en 1 904 por R. W.
Wood de la Universidad Johns Hopkins, quien, en el papel de detective, visitó
l os laboratorios en Nancy para investigar la autenticidad de los rayos. Mientras
Blondlot estaba demostrando las cualidades espectrales de los rayos en una sala
oscurecida, Wood secretamente retiró un prisma de aluminio muy importante
de un espectroscopio; sin embargo, Blondlot informó resultados idénticos des-
pués que el prisma había sido sacado.22 Durante su visita, Wood también en-
contró otros resultados inexplicables, mostrando que los datos podrían fácil-
mente haber sido fabricados. Este incidente, que fue informado en publicacio-
nes inglesas, francesas y alemanas, no eliminó inmediatamente la defensa que
apoyaba los rayos N. La investigación y el estudio de los efectos aparentes con-
tinuaron durante varios años, aunque el interés pronto disminuyó. Ocurre que
no existen esos rayos N. El episodio es ahora sólo de interés histórico y nos en-
seña a ser cautos aunque muchos científicos estén de acuerdo.

LA CUESTIÓN DEL ENGAÑO EN LA CIENCIA


La historia trágica de Paul Kammerer" nos advierte para ser cautelosos
cuando evaluamos las interpretaciones científicas. Durante la primera parte de
este siglo, Kammerer, que había nacido en Viena, estudió los efectos de los fac
tores ambientales sobre los anfibios. Sus hallazgos apoyaban sus inclinaciones
hacia el lamarckismo. Realizó experimentos sobre el sapo partero, que tiene la
peculiaridad de que el macho lleva los huevos de la hembra arrollados alrede-
dor de sus patas hasta que nacen. Cuando los sapos fueron obligados a sumer-
LOS ORIGENES 1 UNA EVALUACIÓN DE LA CIENCIA Y LAS ESCRITURAS

girse, él notó que después de unas pocas generaciones, los machos desarrolla-
ron (evolucionaron) almohadillas nupciales en los pulgares que le ayudarían a
mantenerse unido a las hembras debajo del agua. Este descubrimiento causó
bastante sensación, y Kammerer ganó una gran notoriedad. Algunos, especial-
mente en Inglaterra, lo caracterizaron como "tal vez el mayor descubrimiento
biológico del siglo", y "Kammerer comienza donde Darwin dejó" .24 Aquí ha-
bía evidencia experimental en favor de la evolución. La fama de Kammerer le
ganó el cargo de profesor en la Universidad Estatal de Moscú. Pero por 1926
había un sólo ejemplar de sapo para apoyar las pretensiones de Kammerer, jun-
to con su aserción de que docenas de científicos había visto las almohadillas y
se habían convencido.
El Dr. G. K. Noble, un científico del Museo Americano de Historia Natural,
fue a Viena para examinar este ejemplar macho. Un examen cuidadoso hecho
por él y por otros reveló que las almohadillas nupciales habían sido producidas
por la inyección de tinta de la India en el ejemplar. Unas pocas semanas más
tarde, Kammerer se disparó un tiro. Dejó cartas aseverando que nunca había
cometido las trampas científicas de las que lo acusaban. Aunque sugería que
alguien podría haber manipulado el espécimen, también dijo que estaba dema-
siado cansado para repetir los experimentos. Sólo tenía 46 años de edad. Bajo
esas circunstancias, su muerte parece extraña. La cuestión de si Kammerer había
realmente perpetrado ese engaño ha sido muy debatida.
Es digno de felicitación que el error haya sido descubierto y corregido, y re-
fleja la integridad básica de la ciencia. Sin embargo, otras interrogantes asocia-
das también necesitan ser atendidas. ¿Por qué alguien, fraudulentamente, ha
bría inyectado tinta de la india en los pulgares del sapo? Si el descubrimiento
era tan importante, ¿por qué ninguno intentó repetir el experimento? Y, especial-
mente, ¿por qué este descubrimiento habría de ser saludado como un éxito
grande, cuando estaba basado en una evidencia tan escasa?
Se han informado diversos otros ejemplos de engaños en la ciencia. Varios
libros, incluyendo Betrayers of the Truth: Fraud and Deceit in the Halls of
Science25 [Traidores de la verdad: Fraude y engaño en las salas de la ciencia],
describe algunos de ellos. Los autores de este tomo sugieren que la ciencia es
bastante diferente de la idea convencional que se le adjudica. El libro presenta
un mundo científico que tiene una larga historia de feroz competencia y delibe-
rados ajustes de los datos. Los autores señalan que muchas de las luminarias
de la ciencia del pasado ocasionalmente presentarían mal sus datos con el fin
CAPÍTULO 17 / LA CIENCIA Y LA VERDAD

de asegurar que sus ideas prevalecieran. Del mismo modo tocan el problema
del autoengaño, la credulidad y los fraudes en la ciencia, y detallan algunos de
l os casos más recientes y notorios de fraude en la investigación científica. Cada
hombre de ciencia debería leer ese libro.
Afortunadamente, a pesar de lo dicho arriba, el engaño deliberado en la
ciencia es muy raro, pero no debería ser totalmente ignorado. Considerando la
voluminosa producción de informes científicos que se publican a la tasa de
uno cada 35 o 40 segundos, el número de casos de falsificación informados pa-
rece ser notablemente bajo.
A pesar de ello, hay un problema relacionado con la actividad científica
que es más importante. El problema es el del autoengaño. Lewis Branscomb,
quien fuera vicepresidente y científico jefe para la Corporación IBM, y ahora
está en Harvard, ha bosquejado el problema .26 Dicho en forma sencilla, los
científicos tienen una tendencia a experimentar e investigar hasta que encuen-
tran el resultado esperado; y entonces se detienen. La presión por publicar pue-
de impedirles que continúen su investigación para ver si los resultados son real-
mente válidos. Esto resulta en lo que se llama "clausura de la fase intelectual".
Se gana confianza por el acuerdo con los resultados esperados. Esto facilita la
perpetuación del error. El apoyo dado a las almohadillas nupciales de Kamme-
rer, mencionadas más arriba, constituyen una ilustración de esto. Branscomb
declara: "Una revitalización del interés en la honestidad e integridad científica
podría producir un enorme beneficio tanto a la ciencia como a la sociedad a la
que servimos". Debemos recordar que la actividad científica es básicamente
muy honesta; al mismo tiempo, debemos percibir el problema de la "clausura
de la fase intelectual" (autoengaño) que facilita equivocaciones honestas. Este es
el problema importante. Tal "clausura de la fase" es un componente importante
para la perpetuación de paradigmas.

EL DOMINIO DE LOS PARADIGMAS Y SUS CAMBIOS


En el capítulo 2 nos referimos a las ideas dominantes llamadas paradig-
mas. Aunque el concepto de los paradigmas se desarrolló a partir del estudio de
l a ciencia, es útil recordar que la ciencia de ningún modo es única en su
género, porque el esquema de pensamiento paradigmático puede permear todas
l as áreas de investigación. En capítulos previos vimos cómo la ciencia puede
volver a un paradigma abandonado. Por ejemplo, los científicos una vez creye-
ron en la generación espontánea de la vida. Luego rechazaron la idea, sólo para
LOS ORIGENES 1 UNA EVALUACIÓN DE LA CIENCIA Y LAS ESCRITURAS

volver a aceptarla más tarde. z' Lo mismo puede decirse del catastrofismo, que
primero fue aceptado, luego rechazado, y vuelto a aceptar. 28
Estos esquemas nos advierten de una conducta de masa en el proceso del
pensamiento científico. La ciencia es una actividad humana y está sujeta a las
mismas vicisitudes que las demás empresas humanas. Aunque la ciencia ocasio
nalmente cambia los paradigmas, la humanidad del científico también puede
ofrecer resistencia a esos cambios. No siempre es fácil abandonar una idea
acariciada que se ha defendido durante años. El eminente físico alemán Max
Planck comentó con candidez: "Una verdad científica nueva no triunfa con-
venciendo a sus oponentes y haciéndoles ver la luz, sino más bien porque sus
oponentes eventualmente mueren, y crece una nueva generación que está fami-
liarizada con ella".z9 Los cambios en los paradigmas a veces pueden llevar mu-
cho tiempo.
Deben considerarse todos estos factores al tratar de evaluar el valor del
consenso científico, que puede cambiar con el tiempo y que puede ser correcto
o equivocado.

CONCLUSIONES
Hay muchos problemas bien reconocidos en el proceso científico. 1) Una
cantidad de áreas de la realidad están más allá de la ciencia. 2) La ciencia histó-
rica no se puede probar con facilidad. 3) Los científicos se involucran emocio
nalmente en su ciencia. 4) La aceptación de un paradigma influye sobre la co-
munidad científica.
Sobre esta base, hay quienes rechazarían toda información científica co-
mo simplista, prejuiciada, errónea y limitada. Tal punto de vista es injustificado.
No debemos olvidar que la ciencia tiene un registro impresionante de éxitos, es
pecialmente en el campo experimental. Las limitaciones y los problemas inhe-
rentes a la ciencia en algunas áreas no deberían usarse como una excusa para
negar el valor de la ciencia en su esfera apropiada. Por otro lado, la adoración
si mplista de la ciencia como un todo también es injustificada. La ciencia nos ha
dado una abundancia de información nueva, pero debemos recordar que hay
ciencia buena y que hay ciencia deficiente, y que necesitamos distinguir entre
ambas.
CAPÍTULO 17 / LA CIENCIA Y LA VERDAD

Notas y referencias:
1. H. Smith, Forgotten Truth: The Primordial Tradition (N. York y Londres: Harper and Row, 1976), p. 16.
2. Citado en W. Durant, On the Meaning of Life ( N. York: Ray Long and Richard R. Smith, Inc., 1932), p. 61.
3. P.B. Medawar, "Induction and Intuition in Scientific Thought". Jayne Lectures for 1968, Memoirs of the Ame-
rican Philosophical Society 75(1969):11.
4. V. Bush, Science is Not Enough ( N. York: William Morrow and Co., 1967), p. 27.
5. A.S. Eddington, Science and the Unseen World, The Swarthmore Lecture, 1929 (Londres: George Allen and
Unwin, 1929), p. 33.
6. Citado en J.W.N. Sullivan, The Limitations of Science (N. York: Mentor Books, 1933), p. 126.
7. O.W. Holmes, The Poet at the Breakfast-table (Boston y N. York: Houghton, Mifflin and Co., y Cambridge:
The Riverside Press, 1892), p. 120.
8. a) Smith, p. 1 (nota 1). Para detalles adicionales ver: b) J. Horgan, The End of Science: Facing the Limits of
Knowledge in the Twilight of the Scientific Age (Reading, MA y N. York: Helix Books, Addison-Wesley Publ.
Co., Inc., 1996).
9. Algunas referencias incluyen: a) B. Appleyard, Understanding the Present: Science and the Soul of Modero
Man (Londres: Picador, Pan Books, 1992); b) P.J. Bowler, Darwinism. Twayne's Studies in Intellectual and
Cultural History (N. York: Twayne Publishers, 1993), pp. 8-13; c) R.E. Bulger, E. Heitman, S.J. Reiser, eds., The
Ethical Dimensions of the Biological Sciences (Cambridge: Cambridge University Press, 1993), pp. 1-63; d) E.
Mayr, Toward a New Philosophy of Biology: Observations of an Evolutionist (Cambridge, MA y Londres: The
Belknap Press of Harvard University Press, 1988), pp. 75-91; e) R.N. Proctor, Value-free Science? Purity and
Power in Modero Knowledge (Cambridge, MA y Londres: Harvard University Press, 1991); f) R.A. Rappa-
port, "On the Evolution of Morality and Religion: A Response to Lee Cronk", Zygon 29(1994):331-349; g) T.
Sorell, Scienttfm: Philosophy and the Infatuation with Science. International Library of Philosophy (Londres y
N. York: Routledge, 1991), pp. 74-97; h) G.J. Stein, "Biological Science and the Roots of Nazism", American
Scientist 76(1988):50-58.
1 0. Ver Mayr (nota 9d).
11. Ver el capítulo 20.
12. R. Chauvin, Dieu des Fourmis Dieu des Étoiles (Paris: France Loisirs, 1989), p. 214. La traducción es mía.
13. Para un análisis y referencias, ver: a) W.R. Bird, Philosophy ofScience, Philosophy of Religion, History, Edu-
cation, and Constitutional Issues. The Origin of Species Revisited: The Theories of Evolution and of Abrupt Ap-
pearance (N. York: Philosophical Library, 1987, 1988, 1989), t. 2, pp. 109-111. Especialmente útil es: b)
G.G. Simpson, "Historical Science", en: C.C. Albritton Jr., ed., The Fabric of Geology (Reading, MA y Palo Al-
to: Addison-Wesley Publishing Co., 1963), pp. 24-48.
14. a) A. Hallam, Great Geological Controversies, 2a. ed. (N. York: Oxford University Press, 1989). Una prepon-
derancia de los eventos pasados en disputa también se informan en: b) D.W. Müller, J.A. McKenzie, H.
Weissert, eds., Controversies in Modern Geology: Evolution of Geological Theories in Sedimentology, Earth
History and Tectonics (Londres, San Diego y N. York: Academic Press, 1991).
1 5. Ver el capítulo 10 para un estudio de la zonación ecológica.
1 6. M. de Montaigne, Essays, Libro 3, Capítulo 7, "Of the Incommodity of Greatness", J. Fiorio, trad., en: R. An-
drews, ed., The Columbia Dictionary of Quotations (N. York: Columbia University Press, 1588, 1993), p.
199.
1 7. S.E. Asch, "Opinions and Social Pressure", ScientificAmerican 193(5-1955):31-35.
1 8. a) D. Dickson, "Researchers Found Reluctant to Test Theories", Science 232(1986):1333; b) M.J. Mahoney,
"Publication Prejudice: An Experimental Study of Confirmatory Bias in the Peer Review System", Cognitive
Therapy and Research 1(1977):161-175.
1 9. R.K. Merton, "The Matthew Effect in Science", Science 159(1968):56-63.
20. M.J. Nye, "N-Rays: An Episode in the History and Psychology of Science", Historical Studies in the Physical
Sciences 110 980):125-156.
21. W. Broad, N. Wade, Betrayers of the 1 Truth Fraud and Deceit in the Halls of Science (N. York: Simon and
Schuster, 1982).
LOS ORIGENES / UNA EVALUACIÓN DE LA CIENCIA Y LAS ESCRITURAS

22. R.W. Wood, "The N-rays", Nature 70(1904-1822):530, 531.


23. a) Anónimo, "Obituary: Dr. Paul Kammerer", Nature 118(1926):635, 636; b) M. Goran, The Future of Scien-
ce (N. York y Washington: Spartan Books, 1971), pp. 73-77; c) A. Koestler, The Case of the Midwife Toad
(Londres: Hutchinson and Co., 1971); d) G.K. Noble, "Kammerer's Alytes, Part I", Nature 118(1926):209,
210; e) H. Przibram, "Kammerer's Alytes, Part II", Nature 118(1926a):210, 211; f) H. Przibram, "Prof. Paul
Kammerer", Nature (1926b):555; g) R. Silverberg, Scientists and Scoundrels: A Book of Hoaxes (N. York:
Thomas Y. Crowell Co., 1965), pp. 188-206; h) H. Wendt, In Search of Adam: The Story of Man's Quest for
the Truth About his Earliest Ancestors, J. Cleugh, trad. (Boston: Houghton, Mifflin Co., y Cambridge: The River-
side Press, 1956), pp. 320-326. Traducción de: Ich suchte Adam.
24. Citado en Goran, p. 74 (nota 236).
25. a) Broad y Wade (nota 21); b) K.L. Feder, Frauds, Myths, and Mysteries: Science and Pseudoscience in Ar-
chaeology (Mountain View, CA y Londres: May Field Publishing Co., 1990); c) A. Kohn, False Prophets:
Fraud and Error in Science and Medicine, ed. rev. (Oxford y Cambridge, MA: Basil Blackwell, 1986).
26. L.M. Branscomb, "Integrity in Science", American Scientist 73(1985):421-423.
27. Ver el capítulo 4 para los detalles.
28. Ver el capítulo 12 para los detalles.
29. M. Planck, Scientific Autobiography and Other Papers, F. Gaynor, trad. (Westport, CT: Greenwood Press,
1 949), pp. 33, 34. Traducción de: Wissenschaf liche Selbstbiographie, mit Dokumentation zu ihrer Entste-
hungsgeschichte (1943-1948) ausgewahlt.
LAS ESCRITURAS: ALGO EXTRAORDINARIO

Solo, por las noches,


leo más mi Biblia
y menos a Euclides.
ROBERT BUCHANAN'

I controvertido filósofo alemán Friedrich Nietzsche (1844-1900) a me-


nudo afirmó que "Dios está muerto". Nietzsche, un escritor muy prolí-
fico y crítico, no sólo expresaba su propia opinión al declarar que Dios
estaba muerto; él estaba reflejando la marea ascendente del nihilismo, la
negación de una base objetiva para la verdad, que se estaba infiltrando
en el pensamiento de su tiempo. Nietzsche también criticó severamen-
te al cristianismo y lamentó los efectos adversos que tenía.' No vaciló
en desafiar el tema más sagrado de la Biblia: el perdón de Dios y de
Cristo, como lo muestra el sacrificio expiatorio de Cristo sobre la
cruz. Al referirse a Cristo, Nietzsche declaraba categóricamente: "Él
murió por causa de su culpa. Falta toda evidencia, no importa cuán a
menudo haya sido afirmada, de que murió por la culpa de otros".3
Aunque la influencia de Nietzsche como filósofo fue grande, también
debe reconocerse que un siglo más tarde su famosa afirmación: "Dios
está muerto" ha sido puesta en duda. Nietzsche parece haber precedi-
do a Dios en esa condición terminal que llamamos muerte.
Una cantidad de los intelectos destacados del mundo han dirigido
sus espadas verbales contra la Biblia y lo que ella representa. Sin em-
bargo, la Biblia es muy buscada y grandemente respetada. Una de las ra-
zones es que, a pesar de haber sido escrita por muchos autores a través de
l os siglos, tiene una consistencia notable. Otra razón es que numerosos he-
chos que ella menciona han sido verificados por la historia, la arqueología y la
geografía. En este capítulo examinaremos algunas de las evidencias, principal-

341
LOS OR[GENES 1 UNA EVALUACIÓN DE LA CIENCIA Y LAS ESCRITURAS

mente de fuentes externas, que dan autenticidad a la veracidad de la Escritura.

LA ACEPTACIÓN DE LA BIBLIA
Aunque es difícil definir la religión y sus adherentes, es claro que el cristianis-
mo creció en forma dramática desde su nacimiento hace 2.000 años. Una estima-
ción reciente es que los cristianos ahora son aproximadamente 1.869.751.000,
que es un 34,9% de la población del mundo. Los musulmanes comprenden un
18%, l os no religiosos un 16%, l os hinduistas un 1 4%, l os budistas un 6%, y los
ateos un 4%. 4 En tres años de ministerio público, Cristo comenzó un movimiento
que no tiene paralelo. Todos estos cristianos se dirigen a l a Biblia como su guía
para la vida.
No es menos notable el registro de la publicación de la Biblia. Como se
mencionó antes,' la Biblia tiene una demanda mucho mayor que la de cual-
quier otro libro. El Antiguo Testamento de la Biblia o partes de él fueron traduci
dos a varios idiomas varios siglos antes de Cristo. La Biblia entera, o por lo me-
nos un "libro" o porciones de ella, ha sido traducida a más de 2.000 i diomas
desde entonces. A manera de comparación, el libro Lenín ha sido traducido a
222 l enguas, y The Truth That Leads to Eternal Life [La verdad que conduce a la
vida eterna] ha sido traducido a más de 100 idiomas. 6

AUTENTICACIÓN HISTÓRICA
Muchos no creen en la confiabilidad de la Biblia. Las dudas se centran en
l a credibilidad de la Biblia como un todo, y en la autenticidad de la figura cen-
tral del cristianismo: Jesucristo. Durante la Ilustración, algunos eruditos comen
zaron a cuestionar la historicidad de los dichos atribuidos a Cristo. Otros llega-
ron a poner en duda la historicidad de Jesucristo mismo. A principios de este si-
glo los cuatro Evangelios, que dan un informe de la vida de Cristo, fueron suje-
tas a la "crítica de las formas". Este enfoque sugiere que estos Evangelios proce-
den de tradiciones orales de la comunidad cristiana menos confiables, en lu-
gar de ser un informe de testigos directos. Este concepto debilitó grandemente la
validez fáctica de los Evangelios. Este tipo de argumentación sigue hasta hoy.7
Otro enfoque crítico ha sido declarar que el informe bíblico está fuera de
l os límites de la información histórica. Se señala que la Biblia trata con interpre-
taciones teológicas, no con hechos. F. F. Bruce, el renombrado erudito bíblico
de la Universidad de Manchester, tiene algunos comentarios serios con respec-
to a esa sugerencia. Él afirma: "Con frecuencia se nos dice hoy que la tarea de
CAPíTULO 18 1 LAS ESCRITURAS

extraer datos históricos de los cuatro Evangelios es imposible, y en todo caso,


ilegítimo. Pero las personas que nos dicen eso son en su mayor parte teólogos,
no historiadores. Si la tarea de extraer informaciones históricas de los Evangelios
es imposible o no, corresponde que lo descubra un historiador, no un teólogo; y
una cosa que ningún historiador que se respete permitirá, es que se le diga que
su búsqueda es ilegítima...
"Hay otros personajes históricos para quienes nuestras fuentes son escasas y
problemáticas, mucho más escasas que las fuentes para la vida de Cristo. Pero
son aquellos casos donde ningún erudito levanta su mano como un dirigente de
tránsito y dice: Los materiales para reconstruir la carrera histórica de este o
aquel personaje no existen, y es ilegítimo tratar de reconstruirlos; ese no es el
propósito por el cual fue escrita. Y si alguien fuera tan necio para decirlo, senci-
llamente deberíamos responder: Sabemos que ese no es el propósito por el cual
fue escrita esa literatura pero, sin embargo, esa literatura está disponible para
que la use el historiador, con todas las salvaguardias críticas, como material pa-
ra su trabajo".'
A este testimonio hay que añadir el de algunos de los escritores de los
Evangelios bíblicos mismos. Lucas no parece indicar que sus escritos son senci-
llamente interpretaciones, cuando dice: "He decidido yo también, después de
haber investigado diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelo por su
orden, ilustre Teófilo; para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has
recibido". 9
Si alguien objetara que hay prejuicios internos en las Escrituras, todavía
tiene que afrontar la evidencia externa (es decir, extrabíblica) que apoya la vera-
cidad del informe bíblico. Por causa de esto, ha llegado a ser difícil sugerir que
l a Biblia, o por lo menos la historia contenida en ella, es el producto de la ima-
ginación.
En el año 64 d.C. un incendio que duró nueve días destruyó la mayor parte
de la ciudad de Roma. El emperador romano de ese tiempo era el infame Ne-
rón, que mandó asesinar a su hermanastro y a su madre. La gente pensaba que
Nerón ordenó el incendio para que pudiera reconstruir la ciudad a una escala
más magnífica.
Uno de los más grandes historiadores romanos, Comelius Tacitus (c. 55-
118 d.C.), en sus Anales informa acerca de esto, y al mismo tiempo autentica
tanto la existencia de Cristo como las circunstancias de su muerte bajo la autori
dad de Pilato como se narra en los cuatro Evangelios bíblicos que describen la
LOS ORIGENES 1 UNA EVALUACIÓN DE LA CIENCIA Y LAS ESCRITURAS

vida de Cristo. Tácito, al comentar acerca de Nerón, declara: "Pero todos los es-
fuerzos humanos, todos los suntuosos regalos del emperador y la propiciación
de los dioses, no eliminaron la siniestra creencia de que la conflagración fue el
resultado de una orden. En consecuencia, para destruir el informe, Nerón echó
l a culpa e infligió las más refinadas torturas a una clase odiada por sus abomina-
ciones y llamada por el populacho: los cristianos. Cristo, de quien se origina el
nombre de ellos, sufrió la pena extrema durante el reinado de Tiberio, de manos
de uno de sus procuradores, Poncio Pilato".'°
Muchas otras referencias no bíblicas, similares a la recién citada, autentican
detalles del informe bíblico de la existencia de Cristo. F. F. Bruce y Josh Mc-
Dowell tienen una lista de por lo menos diez referencias tales."
Durante los dos últimos siglos ha habido varios intentos de mitologizar a
Cristo; sin embargo, en vista de las referencias extrabíblicas relacionadas con él,
no se los ha tomado en serio hasta ahora. El pensamiento teológico actual se
concentra en el significado de Cristo, y no si él existió o no. La evidencia extra-
bíblica de su existencia es difícil de negar. Como lo señala Bruce: "La historici-
dad de Cristo es tan axiomática para un historiador sin prejuicios como la histo-
ricidad de julio César. No son los historiadores quienes propagan las teorías del
' mito de Cristo' ".'z

AUTENTICACIÓN ARQUEOLÓGICA
Muchos hallazgos arqueológicos también han sostenido la exactitud histó-
rica del Antiguo Testamento de la Biblia. Durante la Ilustración del siglo XVIII se
desarrolló una actitud de dudas acerca de casi todo. Esto pasó al siglo XIX, en el
que historiadores y teólogos importantes desafiaron vigorosamente la historia
bíblica. Probablemente el más famoso erudito bíblico de esta escuela fue Julius
Wellhausen (1844-1918), quien ejerció considerable influencia en el desarrollo
y la popularización de las ideas acerca de la naturaleza mítica de la Biblia. Por
ejemplo, al referirse al registro de los patriarcas bíblicos afirma: "Es cierto, no
obtenemos ningún conocimiento histórico de los patriarcas"." Desde entonces,
l a opinión de la comunidad erudita ha cambiado tan dramáticamente que Wi-
Iliam Albright, que fue considerado uno los orientalistas más famosos de sus
días, pudo afirmar ya en 1933: "Prácticamente todos los eruditos importantes
del Antiguo Testamento en Europa y América del Norte sostenían ese concepto
o conceptos similares hasta muy recientemente. Ahora, sin embargo, la situa-
ción está cambiando con la mayor rapidez, ya que la teoría de Wellhausen no
CAPÍTULO 18 1 LAS ESCRITUR

soporta la prueba del examen arqueológico". '4


Lo que sucede es que muchos descubrimientos arqueológicos, hechos des-
de los días de Wellhausen, han apoyado la veracidad de la Biblia en una forma
notable.
Hace un siglo, muchas de las ciudades antiguas mencionadas en la Biblia
podían considerarse inexistentes porque no se habían encontrado ni rastros de
ellas. Grandes centros como Babilonia y Nínive eran desconocidas por otras
fuentes. Sin embargo, la arqueología moderna las ha descubierto y excavado
junto con otras ciudades, y nadie puede seguir negando su existencia. Es intere-
sante que la Biblia también predijo la destrucción de ambas ciudades.15
En 1868 F. A. Klein, un misionero alemán, encontró una notable estela
( monumento) arqueológica en la planicie al este del Mar Muerto en el Cercano
Oriente. Esta estela es una placa de basalto inscrita, que ahora se conoce como
l a Piedra Moabita. Después de su descubrimiento, los árabes locales la quebra-
ron en pedazos con propósitos comerciales, calentándola y luego echando
agua fría sobre ella. Afortunadamente, se había hecho un molde de ella, aunque
de poca calidad. Los pedazos se recuperaron, y la piedra está ahora en el Mu-
seo del Louvre, en París. La inscripción en la roca consistía en 34 líneas, escritas
alrededor del 860 a.C., donde se describía la "victoria" del rey Mesa de Moab
sobre los israelitas. '6 Este informe verifica el mismo evento registrado en la Bi-
blia."
Se han confirmado notables detalles dados en la Biblia que señalan que
"aun puntos triviales como los nombres de las parteras (Éxo. 1:15) son verdade-
ros y existían en los siglos centrales del segundo milenio, a pesar de afirmacio-
nes anteriores en contrario"."'
Otro ejemplo surgió con el descubrimiento del impresionante palacio de
Sargón II, que fue rey de Asiria durante gran parte del siglo VIII a.C. En los mu-
ros de ese palacio, que está ubicado en el actual Irak, hay una inscripción que
registra la conquista del reino del norte de Israel (Samaria) por Sargón II en el
año 722 a.C., en el que capturó a 27.290 habitantes. Por más de dos mil años
este evento era conocido sólo por medio de la Biblia.' 9 Ahora una fuente extra-
bíblica confirma el registro bíblico. Al comentar este descubrimiento, el historia-
dor y estadista Moshe Pearlman afirmó: "En forma igualmente repentina, los es-
cépticos que dudaban de la autenticidad aun de las partes históricas del Antiguo
Testamento, comenzaron a revisar sus conceptos" .20
La Biblia hace referencia unas 40 veces a un grupo de personas llamadas
LOS ORÍGENES / UNA EVALUACIÓN DE LA CIENCIA Y LAS ESCRITURAS

hititas. Durante mucho tiempo su existencia no era conocida por otras fuentes, y
l as afirmaciones bíblicas acerca de ellos fueron criticadas.21 La existencia de los
hititas ya no es cuestionada. Este pueblo, cuyas actividades se centraron en lo
que ahora es Turquía, han dejado abundantes registros cuyo estudio ha llegado
a ser un capítulo de la arqueología.
La primera parte de la Biblia, que incluye las porciones que tratan acerca
de los orígenes, y que es de especial interés para este libro, ha sido criticada
con frecuencia. Una de las objeciones a su autenticidad es que debió haber sido
escrita mucho más tarde de lo que pretende, siendo que no existía la escritura
en aquellos tiempos. La tradición oral se considera menos confiable. Esta obje-
ción ha sido refutada por el hallazgo de documentos escritos muy anteriores. 12
De este modo hay evidencias claras de que esta objeción no tiene validez.
Siguiendo una línea de razonamiento similar se ha sugerido la identifica-
ción errónea de un animal como una evidencia de la falta de exactitud del regis-
tro del período patriarcal del Antiguo Testamento. En el libro del Génesis existen
más de una docena de referencias a camellos. Ya que se consideraba que la
domesticación del camello había ocurrido muchos siglos más tarde, se supo-
nía que el registro debía referirse a los asnos. Este supuesto anacronismo tam-
bién ha resultado sin validez, gracias a las investigaciones arqueológicas. El
descubrimiento de estatuillas de camellos, y referencias a camellos 23 de un pe-
ríodo muy anterior que el que se conocía previamente, han destruido la existen-
cia de ese supuesto error.
Se podrían dar muchos otros ejemplos más. 24 Baste decir que el áspero es-
cepticismo con respecto a la exactitud de la Biblia que dominó el pensamiento
teológico hace un siglo, de ambos lados del Océano Atlántico, se ha moderado.
Esto no quiere decir que no se levanten otros motivos de duda; los hay. Pero las
l ecciones de los errores del pasado han introducido cordura a los desafíos de la
exactitud de los hechos bíblicos. A comienzos de este siglo el historiador )a-
mes Shotwell pudo afirmar que "el Antiguo Testamento ocupa una posición
más elevada hoy que cuando su texto estaba protegido con las sanciones de la
religión 11.25

RELATOS DEL DILUVIO


Los informes acerca de una antigua inundación, a menudo llamada diluvio,
son comunes en todo el mundo. Estos son de interés especial al evaluar la rele-
vancia del informe bíblico de la historia de la Tierra. Tal evento es inusual, y así
CAPÍTULO 18 1 LAS ESCRITURAS

proporciona una prueba externa especial de la exactitud bíblica.


El informe extrabíblico más importante se encuentra en la Epopeya de Gil-
gamesh, la destacada obra literaria de la antigua Babilonia. Fue descubierta du-
rante la excavación arqueológica de Nínive en la famosa biblioteca del rey asi
rio Asurbanipal, que vivió en el siglo VII a.C. La epopeya fue escrita en doce ta-
bletas con escritura cuneiforme (en forma de cuña) en el idioma acadio (semíti-
co). El héroe del relato, Gilgamesh, está en busca de la vida eterna y protesta ar-
dientemente contra la muerte. Busca a Utnapishtim, a quien se le ha otorgado
vida eterna porque salvó la vida animal y humana en ocasión de un gran dilu-
vio.26

El informe del diluvio mismo, que aparece en la Tablilla N° 11 (Figura


18.1), es notablemente similar al informe bíblico dado en Génesis, y hay acuer-
do entre los eruditos de que los dos informes están relacionados. Por ejemplo,

La undécima tableta de la Epopeya de Gilgamesh, que contiene un relato del diluvio notablemente
similar al informe bíblico del diluvio. La tableta, que data del siglo Vil a.C., fue encontrada en
Nínive.*

Foto (c) British Museum. Usada con permiso.


LOS ORÍGENES 1 UNA EVALUACIÓN DE LA CIENCIA Y LAS ESCRITURAS

en ambos informes: 1) el diluvio es enviado por causa del mal sobre la Tierra; 2)
el diluvio es planificado divinamente; 3) el héroe recibe instrucciones de cons-
truir un arca para la conservación de la humanidad y los animales; 4) un grupo
selecto de seres humanos y animales entra al arca; 5) el evento es universa l;27 6)
después que las aguas del diluvio bajaron, el héroe soltó un cuervo y una palo-
ma (el informe de Gilgamesh también cuenta de la liberación de una golondri-
na, y el orden es diferente) para probar si la tierra estaba seca; 7) al final del di-
luvio el héroe ofrece un sacrificio a los dioses, que es aceptado.
Los antiguos griegos también tenían el concepto de un diluvio. 28 El héroe
del diluvio de ellos, Deucalión, fue advertido por su padre de que construyera
un arca porque el dios Zeus deseaba destruir la humanidad. Deucalión y su es
posa entraron al arca después de aprovisionarlo. Zeus hizo que lloviera mucho
de modo que después de nueve días había arrasado la mayor parte de Grecia.
La mayoría de los hombres perecieron, excepto unos pocos que huyeron a las
montañas elevadas. Deucalión también sobrevivió en su arca. Hay otras histo-
rias de un diluvio en Grecia. Algunos distinguen tres eventos tales, aunque el
que está asociado con Deucalión es el más famoso. 29
Los aztecas de América Central también tenían la idea de uno o varios dilu-
vios. Estos informes son anteriores a la llegada de los misioneros en el siglo
XVI, quienes trajeron el relato del diluvio de la Biblia. La leyenda azteca de los
orígenes3 ° i ncluye una tierra original que fue destruida por un gran diluvio cau-
sado por el dios de la lluvia, Tlaloc. Un informe indica que después de la crea-
ción del mundo hubo un período de 1716 años antes de su destrucción por
i nundaciones y relámpagos.31 Este período es parecido al de algunas interpreta-
ciones bíblicas. Siguieron violentos terremotos. Tlazolteotl es "la mujer que pe-
có antes del diluvio", mientras que los héroes del diluvio, Nata y Nena, escapa-
ron de la devastación construyéndose un barco. Otros escaparon refugiándose
en cavernas o cumbres de montañas. La amenaza de diluvios posteriores era
tomada muy en serio, y se informa que los aztecas ofrecieron un gran número
de niños al dios de la lluvia, Tlaloc, para apaciguarlo.
En los tiempos antiguos, un diluvio grande no era considerado sólo como
posible, sino que fue incorporado como un hecho en su sistema de pensamien-
to. Por ejemplo, los informes históricos más antiguos se dividían en las catego
rías de: antes del diluvio y después del diluvio. Aristóteles escribió acerca de
la devastación del diluvio en el tiempo de Deucalión. Platón también menciona
el diluvio que ocurrió en tiempos de Deucalión .32 Más tarde, en el siglo 11 d.C.,
CAPÍTULO 18 1 LAS ESCRITURAS

en el pueblo de Apamea, 33 en el Asia Menor, se emitieron monedas que mostra-


ban el arca, a Noé y su esposa, una paloma, etc. 14 Aunque es posible que para
esa época hubo influencia judía, emitir una moneda para conmemorar un dilu-
vio indica la importancia que se le dio a ese evento.
Los registros descritos arriba representan una muestra mínima de las histo-
rias de diluvios que hoy se conocen. En lugar de seguir con más detalles sobre
este tema, se considerarán las objeciones que se levantaron acerca de la auten-
ticidad de estos informes.
Una de las ideas generalizadas es que estos informes de diluvios se deriva-
ron localmente, tal vez de inundaciones locales35 y no de un acontecimiento
universal como lo describe la Biblia. Esta posición es difícil de sustanciar. Es
probable que algunos de esos informes se hayan originado localmente. Muchos
de ellos varían en detalles, como los ejemplos dados más arriba lo muestran. Sin
embargo, se esperarían algunas variaciones si la historia se originó en el Asia
Menor, como parece ser el caso, 16 y fue trasmitida oralmente de generación en
generación, a medida que la humanidad se esparcía por el mundo. Por otro la-
do, ciertos temas tales como la salvación de una familia favorecida, un diluvio
universal y los pájaros que fueron enviados para probar si la tierra se había seca-
do, están bien distribuidos por todo el mundo .s' Estos temas característicos son
universales y desafían el concepto de una inundación local porque las semejan-
zas sugieren un origen común.
En 1929 el arqueólogo británico Sir Leonard Woolley electrizó al mundo
arqueológico cuando anunció el descubrimiento de un depósito del diluvio bí-
blico en sus excavaciones en Ur de los Caldeos en Mesopotamia. Unos 12 me
tros debajo de la superficie, Woolley encontró una capa de 3 metros de espesor
de limo y arena que no contenía ningún objeto arqueológico. Esta capa estaba
ubicada entre dos capas de ocupación humana. Otros obreros encontraron una
capa similar en Kish y en varias otras ciudades de la antigua Mesopotamia.
Woolley interpretó esa capa como que fue producida por el diluvio de Noé,
que él consideraba local y no mundial. Su concepto no ha sobrevivido a un es-
crutinio cuidadoso. Su depósito "diluvial" era demasiado joven para correspon-
der con la datación bíblica del diluvio. Además, ni siquiera se lo encontró en to-
dos los sectores de la ciudad de Ur. 38 Estos son depósitos altamente localiza-
dos que no cuadran con el cataclismo general descrito en los relatos del dilu-
vio. 39
Otra objeción a la validez de los relatos de diluvios sugiere que ellos pue-
350 LOS ORIGENES / UNA EVALUACIÓN DE LA CIENCIA Y LAS ESCRITURAS

den haber sido el resultado de la influencia de los misioneros que diseminaron


l as enseñanzas bíblicas, incluyendo el concepto de un diluvio universal. Aun-
que se reconoce que esto es cierto en unos pocos casos, esta objeción no es
probablemente muy significativa ya que la mayoría de los relatos de diluvios
son anteriores a la llegada de los misioneros cristianos.
Algunos sugieren que el registro del diluvio bíblico está basado en el mito
babilónico y otros anteriores .40 No hay dudas de que el registro bíblico y el ba-
bilónico están relacionados, ya que hay tantos detalles similares. Inversamente,
se ha sugerido que el informe babilónico estaba basado en el bíblico. Se po-
dría suponer esto para las versiones tardías, tales como la Epopeya de Gilga-
mesh que probablemente data del siglo VII a.C. Sin embargo, esta propuesta no
soportó la prueba de investigaciones más recientes, ya que se ha descubierto
que los textos súmeros precedieron a los babilónicos, y a la época supuesta pa-
ra la preparación del texto bíblico. El libro bíblico del Génesis probablemente
fue escrito en el siglo XV a.C., mientras que las tabletas súmeras aparentemente
se originaron varios siglos antes .4' La literatura súmera es la más antigua que se
conoce, y es interesante que también allí encontramos un informe del diluvio.
Para apoyar el concepto de que el informe bíblico está basado en los mitos
babilónicos, se han hecho intentos para mostrar influencias babilónicos en el
texto bíblico. Tales esfuerzos constituyen argumentos más bien poco efectivos,
ya que las similitudes en la terminología que pretende relacionarlos no es pecu-
liar ni única . 42 El informe bíblico contiene aspectos singulares. Es el informe
más detallado de que disponemos, y es severamente monoteísta (un Dios), 43
mientras que los demás informes son fuertemente politeístas (muchos dioses).
De este modo, no parece que la Biblia esté basada en la mitología.
Más significativa para la cuestión del origen de los relatos del diluvio es la
propuesta de Alexander Heidel de que todas estas leyendas diluviales tienen un
origen común . 44 Heidel, un respetado erudito del instituto Oriental de la Univer
sidad de Chicago, siente que este punto no está demostrado, pero hay un factor
que niega todas las otras explicaciones: ¿Cómo puede explicarse el dominio
mundial de relatos acerca de esta clase de catástrofe si no tiene una base co-
mún? Un origen común 45 es consistente con la historia bíblica. El relato del dilu-
vio se esparciría con los sobrevivientes del diluvio, a partir del Asia Menor, a
medida que repoblaban la tierra. El informe del Génesis también estaría basado
en el evento real.
Se han registrado unas 270 historias de un diluvio alrededor del mundo . 46
CAPÍTULO 18 1 LAS ESCRITURAS 35 1

Las publicaciones que las estudian son voluminosas . 47 Su distribución geográfica


no es uniforme, pero en general es mundial. Son más comunes en el Asia, en las
i slas del sudeste de Asia y en el Nuevo Mundo, donde se las encuentra desde
Tierra del Fuego hasta más al norte del Círculo Polar Ártico. Son más escasas en
el Africa y Europa. Los lugares donde son especialmente notables incluyen a
Egipto, Grecia, Persia, Siria, Italia, Gales, Escandinavia, Rusia, India, China,
México, Indonesia, Nueva Guinea, Melanesia, Polinesia, Micronesia y Australia.
Muchos eruditos testifican que los informes de un diluvio son coexistentes
en casi toda la familia humana .48 Lo que es más significativo es la abundancia
i nusual de un hecho reconocido aun por los que no creen en un diluvio univer
sal. Albright habla de la "extraordinaria difusión de las historias del diluvio sobre
l a Tierra" . 49 T.H. Gaster afirma: "Las leyendas de un diluvio primordial... son
una característica de todas las mitologías primitivas"s° y F.H. Woods declara
que estos informes "son notablemente frecuentes en el folklore de la literatura
antigua de pueblos esparcidos sobre una gran parte del mundo"."
Stith Thompson ha compilado y organizado motivos ("motifs") de la litera-
tura folklórica en un tratado monumental en seis tomos.52 Su listado incluye
unos 33.000 motivos especiales, todos los cuales tienen informes con referen
cias. La literatura que trata con la calamidades pasadas del mundo (sin contar
l as leyendas del fin del mundo) muestran una preponderancia definida de co-
mentarios acerca del diluvio, tanto en términos de motivos como de referen-
cias. El número de referencias para causas específicas de calamidades pasadas
en el mundo inferidas del índice de Thompson (Tabla 18.1) es como sigue: dilu-
vio 122, fuego 19, invierno continuado 6, grandes piedras 2, ogros 1, salida del
sol 1, objetos 1, gusano de tierra 1. Es sorprendente que las causas comunes de
l as calamidades tales como sequías, pestes y terremotos no aparecen en la lista.
Estos datos testifican de lo notablemente comunes que son las tradiciones del di-
l uvio y que han estado presentes desde el tiempo de los primeros documentos
escritos hasta el presente. Difícilmente se puede esperar que los informes sobre
grandes catástrofes en todo el mundo sean tan selectivas de un tema de catástro-
fe, si no hubieran estado basadas en un evento real y universal. El predominio
de las historias del diluvio exceden la propuesta de que esos informes surgieron
en forma local. Si las leyendas estuvieran basadas en varios eventos locales, se
esperaría una mezcla mayor de causas de calamidades, incluyendo muchos te-
rremotos.
El relato bíblico del diluvio, aunque actualmente es rechazado, tiene am-
LOS ORIGENES 1 UNA EVALUACIÓN DE LA CIENCIA Y LAS ESCRITURAS

Diluvio 122
Fuego 19
I nvierno continuo 6
Grandes piedras 2
Ogros 1
Lombriz de tierra 1
Objetos (muertos y vivos) 1
Salida del sol 1

REFERENCIAS A CALAMIDADES MUNDIALES EN EL FOLCLORE*


(excepto calamidades relacionadas con el fin del mundo)

* Clasificación y referencias en: Thompson (nota 47i).

plia autenticación. Otra vez, las evidencias externas sostienen la exactitud de la


Biblia.

PREDICCIONES DEL FUTURO


La Biblia, al afirmar su autoridad, también pretende predecir el futuro. Se
ha escrito mucho acerca de las profecías bíblicas. Algunas profecías bíblicas
son complejas y muy poco comprendidas, mientras otras son sencillas, directas,
y de un cumplimiento notable. Las profecías del Antiguo Testamento acerca de
Cristo son especialmente impresionantes, ya que fueron escritas antes que él vi-
viera sobre la Tierra. Muchas de ellas estaban más allá de su control; de modo
que no podría haberlas cumplido él solo para demostrar su divinidad. Siguen al-
gunos ejemplos de éstas:
1) Debía descender de la casa de David; predicho por Isaías y su cumpli-
miento registrado en Mateo .51
2) Debía nacer en el pueblo de Belén; predicho por Miqueas y su cumpli-
miento registrado en Lucas .54
3) El Mesías sería traspasado en su muerte, pero ningún hueso sería quebra-
do; predicho en los Salmos y Zacarías, y su cumplimiento registrado en Juan.`
4) Sus manos y pies serían horadados, y se echarían suertes sobre su ropa;
predicho en los Salmos, y su cumplimiento registrado en Mateo y Juan . 56
Se pueden considerar afirmaciones de que éstas son coincidencias y malas
i nterpretaciones, pero que todas estas predicciones se cumplieran en una sola
CAPÍTULO 18 1 LAS ESCRITURAS

persona, Cristo, está más allá de las coincidencias y malas interpretaciones.


Que esto fuera un engaño perpetrado por los discípulos de Cristo también pare-
ce poco probable, ya que los discípulos sufrieron mucho por sus creencias, al-
gunos hasta fueron martirizados. s' No podría esperarse tal lealtad a un engaño
fabricado.
Hace medio siglo podía afirmarse que toda esta serie de profecías acerca
de Cristo fue fabricada, o ajustada en parte, para hacerla más convincente, ya
que el manuscrito importante más antiguo era unos 1.000 años más reciente
que la época en que vivió Cristo. Pero en 1947 se encontraron los ahora famo-
sos rollos del Mar Muerto, en la región de Qumram, al noroeste del Mar Muer-
to?' Aunque al principio los dueños nativos de los rollos tuvieron dificultad en
deshacerse de ellos, no pasó mucho tiempo hasta que su antigüedad y su valor
captaron la atención de eruditos, tanto cristianos como judíos. Una exploración
detallada de la región pronto produjo una cantidad de otros manuscritos bien
conservados en el clima extremadamente árido de la región. Se encontró una di-
versidad de manuscritos, incluyendo grandes porciones del Antiguo Testamento.
Todos los libros de la Biblia, con excepción de Ester, estaban representados.
Al principio hubo mucha controversia sobre la autenticidad y la datación
de estos manuscritos, pero el descubrimiento de nuevos manuscritos encontra-
dos en la región, y dataciones adicionales, convencieron a los eruditos de que
no eran falsificaciones. Generalmente se acepta que estos manuscritos datan
del siglo III a.C. hasta el siglo II d.C., y como tales, representan el Antiguo Testa-
mento del tiempo de Cristo. Estos nuevos manuscritos han producido sólo revi-
siones menores de las Biblias anteriores a Qumram que estaban basadas en
manuscritos más recientes. Ellos testifican de la exactitud de quienes copiaron la
Biblia a mano a lo largo de los siglos. También apoyan la validez de la capaci-
dad predictiva de la Biblia con respecto a la vida de Cristo tal como aparece en
el Antiguo Testamento y su cumplimiento en su vida.
Sin embargo, como ocurrió en el caso de la antigua historia bíblica, no es
necesario mantenerse en los límites de la Biblia para encontrar evidencias de su
capacidad predictiva. Un ejemplo es particularmente pertinente al tema de esta
obra, y trata con una predicción acerca de tendencias intelectuales en el tiempo
que la Biblia llama "los últimos días". Los últimos días fueron descritos por
Cristo como un tiempo de hambre, guerra, pestilencia y decadencia mora l. 59
Estas características nos permiten llegar a la conclusión de que estamos en ese
tiempo. La predicción con respecto a las tendencias intelectuales se encuentra
LOS ORÍGENES / UNA EVALUACIÓN DE LA CIENCIA Y LAS ESCRITURAS

en la segunda carta escrita por Pedro, el apóstol de Cristo, en el Nuevo Testa-


mento. Él afirma: "Sobre todo tengan esto en cuenta: que en los días últimos
vendrá gente que vivirá de acuerdo con sus propios malos deseos, y que en son
de burla preguntará: '¿Qué pasó con la promesa de que Cristo iba a volver? Ya
murieron nuestros padres, y todo sigue igual desde que el mundo fue creado'.
Esa gente no quiere darse cuenta de que desde tiempos antiguos ya existía el
cielo, y también la tierra, que Dios con su palabra hizo salir del agua y la man-
tiene en medio del agua. También por medio del agua del diluvio fue destruido
el mundo de entonces". 60
La tendencia intelectual sugerida por Pedro para los últimos días son las
tendencias específicas de nuestra era científica. Pedro afirma que en los últi-
mos días las personas perderán de vista la creación y el diluvio. Como la ciencia
ha adoptado la teoría de la evolución, la comunidad intelectual del mundo ha
perdido de vista la creación, y como la idea de las largas épocas geológicas ha
ganado aprobación, el concepto de la destrucción del mundo por un diluvio
universal también ha desaparecido virtualmente. Es mas bien notable que hace
cerca de 2.000 años el apóstol Pedro escogió exactamente los dos temas donde
existen conflictos mayores entre la Biblia y la ciencia moderna. Pedro podría
haber seleccionado centenares de otras ideas como temas del conflicto en los
"últimos días". En cambio, eligió exactamente los que son la base del conflicto
actual entre la ciencia naturalista y las Escrituras. Todo esto señala la confiabili-
dad de la Biblia.

CONCLUSIONES
El término "extraordinario" ciertamente caracteriza a la Biblia. Aunque ha
sido objeto de abundantes críticas, sigue siendo el libro más buscado del mun-
do. Los hallazgos de la arqueología y de la historia son muy impresionantes,
porque proporcionan confirmación externa de la autenticidad de este libro.
También se debe reconocer que la Biblia, además, exhibe aspectos predictivos
i mpresionantes.
Cualquier investigación acerca de los orígenes haría bien en tomar en
cuenta este libro extraordinario.
CAPÍTULO 18 / LAS ESCRITURAS

Notas y referencias:
1. R. Buchanan, "An Old Dominie's Story", citado en: A.L. Mackay, A Dictionary of Scientific Quotations (Bris-
tol y Filadelfia: Institute of Physics Publishing, 1991), p. 43.
2. K. Jaspers, Nietzsche: An Introduction to the Understanding of his Philosophical Activity, C.F. Wallraff, F.J.
Schmitz, trad. (Chicago: Henry Regnery Co., 1965), pp. 242-247. Traducción de: Nietzsche: einführung in das
Verstandnis seines Philosophierens.
3. W. Kaufmann, Nietzsche: Philosopher, Psychologist, Antichrist, 4a. ed. (Princeton, NI: Princeton University
Press, 1974), p. 339.
4. C.P. Trumbull, ed., 1994 Britannica Book of the Year (Chicago: Encyclopedia Britannica, 1994), p. 271.
5. Ver el capítulo 1 para los detalles.
6. Las cifras son de: a) D. McFarlan, ed., Guinness Book of Wordd Records 1990, 29a. ed. (N. York: Bantam
Books, 1990), pp. 195, 197; b) M.C. Young, ed., Guinness Book of Records 1995, 34a. ed. (AN. York: Facts
on File, 1994), p. 142.
7. Para un caso extremo, ver: a) R.W. Funk, R.W. Hoover, The Jesus Seminar, Translators and Commentators,
The Five Gospels: the Search for the Authentic Words oflesus (N. York: Macmillan Publishing Co., 1993). Pa-
ra un punto de vista opuesto, ver: b) L.T. Johnson, The Real Jesus: The Misguided Quest for the Historical Jesus
and the Truth of the Traditional Gospels (San Francisco: Harper Collins, 1996).
8. F.F. Bruce, "History and the Gospels", en: C.F.H. Henry, ed., Jesus of Nazareth: Saviour and Lord, Contempo-
rary Evangelícal Thought Series (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans Publ. Co., 1966), pp. 87-107.
9. Lucas 1:3, 4, versión Biblia de Jerusalén.
1 0. C.P. Tacitus, "The Annals", Libro 15:44, A.J. Church, W.J. Brodribb, trad., en: R.M. Hutchins, ed. Tacitus,
Great Books of the Western Worid (Chicago: Encyclopedia Britannica, 1952) t. 15. Traducción de: Annales.
11. a) F.F. Bruce, The New Testament Documents: Are They Reliable? 5a. ed. rev. (Grand Rapids, MI: Wm. B.
Eerdmans Publishing Co., 1960), pp. 113-120; b) J. McDowell, Evidente that Demands a Verdict. Historical
Evidentes for the Christian Faith, ed. rev. (San Bernardino, CA: Here's Life Publishers [A Campus Crusade for
Christ BookI, 1979), pp. 81-87.
12. Bruce, p. 119 (nota 1 la).
13. J. Wellhausen, Prolegomena to the History ofAncient Israel, A. Menzies, trad. (Gloucester, MA: Peter Smith,
1 957), pp. 318, 319. Traducción de: Prolegomena zur Geschichte Israels.
1 4. W.F. Albright, The Archeology of Palestine and the Bible (N. York, Londres y Edinburgo: Fleming H. Revell
Co., 1932-1933), p. 129.
15. Isaías 13:19-22; Nahum 3:7.
16. La traducción que hizo J. Frederic McCurdy de la estela se encuentra en: I. Singer, ed., "Moabite Stone", The
Jewish Encyclopedia, t. 8, pp. 634-636.
17. 2 Reyes 14-27.
18. W.F. Albright, The Archaeology of Palestine, 3a. ed. rev. (Baltimore: Penguin Books, 1960), p..237.
1 9. 2 Reyes 17:6; Isaías 20:1.
20. M. Pearlman, Digging Up the Bible ( N. York: William Morrow and Co., 1980), p. 85.
21. a) W.W. Prescott, The Spade and the Bible: Archeological Discoveries Support the Old Book (N. York, Chica-
go y Londres: Fleming H. Revell Co., 1933), pp. 65-73; b) W. Wright, The Empire of the Hittites (Londres: Ja-
mes Nisbet and Co., 1884), p. vi¡-ix.
22. G.L. Archer, Ir., A Survey of Old Testament Introduction, ed. rev. (Chicago: Moody Press, 1974), pp. 172, 173.
23. Para varios ejemplos, ver: a) M. Dayan, Living with the Bible (Filadelfia: Jewish Publication Society of Ameri-
ca, y N. York: William Morrow and Co., 1978), p. 39; b) G.F. Hasel, Biblical Interpretation Today (Washing-ton, DC: Biblical Research Institute, 1985), p. 26.

24. Ver: Archer, cap. 13, "Archeological Evidente for the Antiquity of the Pentateuch", pp. 170-182 (nota 22).
25. J.T. Shotwell, An Introduction to the History of History. Records of Civilization: Sources and Studies (N. York:
Columbia University Press, 1922), p. 80.
26. Para una traducción en inglés, ver: A. Heidel, The Gilgamesh Epic and Old Testament Parallels, 2a. ed. (Chi-
cago: University of Chicago Press, 1949), pp. 80-93.
LOS ORÍGENES / UNA EVALUACIÓN DE LA CIENCIA Y LAS ESCRITURAS

27. Ibid., p. 249.


28. 1.G. Frazer, Folklore in the Old Testament: Studies in Comparative Religion, Legend and Law (Londres: Mac-
millan and Co., 1918), t. 1, pp. 146-174.
29. J.G. Frazer, Folklore in the Old Testament: Studies in Comparative Religion, Legend and Law (N. York: Hart
Publishing Co., [1975)), p. 70.
30. E. Sykes, comp., Everyman's Dictionary of Non-classical Mythology, 3a. ed. (Londres: J.M. Dent and Sons,
1 965), p. 24.
31. G.C. Vaillant, Aztecs of Mexico. Origin, Rise and Fall of the Aztec Nation, ed. rev. (Garden City, NY: Double-
day and Co., 1962), p. 56.
32. Frazer 1975, p. 67 (nota 29).
33. H.M. Teeple, The Noah's Ark Nonsense (Evanston, IL: Religion and Ethics Institute, Inc., 1978), p. 39.
34. B.C. Nelson, The Deluge Story in Stone: A History of the Flood Theory of Geology, 2a. ed. (Minneapolis:
Bethany Fellowship, 1968), p. 176.
35. F.H. Woods, "Deluge", en: J. Hastings, ed., Encyclopaedia of Religion and Ethics (N. York: Charles Scrib-
ner's Sons, 1959), pp. 545-557.
36. Teeple, p. 40 (nota 33).
37. Ver Nelson, p. 169, Fig. 38 (nota 34).
38. a) W.F. Albright, "Recen[ Discoveries in Bible Lands", Young's Analytical Concordance to the Bible: Supple-
ment (N. York: Funk and Wagnalls Co., 1936, 1955), p. 30; b) F.A. Filby, The Flood Reconsidered: A Re-
wiew of Evidences of Geology, Archaeology, Ancient Literature and the Bible (Grand Rapids, MI: Zondervan
Publishing House, 1970), pp. 28-30.
39. Ver el capítulo 12 para una evaluación del concepto de las inundaciones locales.
40. Para una comparación de éstos con el texto bíblico, ver: W.H. Shea, "A Comparison of Narrative Elements in
Ancient Mesopotamian Creation-flood Stories with Genesis 1-9", Origins 11(1984):9-29.
41. Heidel, p. 261 (nota 26).
42. Ibid., p. 264.
43. Ver: J.H. Hayes, F.C. Prussner, Old Testament Theology: Its History and Development (Atlanta: John Knox
Press, 1985), pp. 175, 176.
44. Heidel, p. 267 (nota 26).
45. Teeple, pp. 11-40 (nota 33).
46. H.F. Vos, "Flood (Genesis)", en: G.W. Bromiley, ed., The International Standard Bible Enciclopedia, 3a. ed.
rev. (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1982), t. 2, p. 319.
47. Ver, por ejemplo, las referencias ya citadas arriba: a) Frazer 1918 (nota 28); b) Nelson (nota 34); c) Sykes
(nota 30); y d) Woods (nota 35). Ver también: e) R. Andree, Die Flutsagen (Brunswick, Alemania: Friedrich
Vieweg und Sohn; f) T.H. Gaster, Myth, Legend, and Custom in the Old Testament (N. York y Evanston: Har-
per and Row (1969; basado principalmente en Frazer; nota 28); g) R. Huggett, Cataclysms and Earth History:
The Development of Diluvialism (Oxford: Clarendon Press, Oxford University Press, 1989); h) J. Riem, Die
Sintflut in Sage und Wissenschaft (Hamburgo: Agentur des Rauhen Hauses, 1925); i) S. Thompson, Motif-in-
dex of Folk-Literature, ed. rev. (Bloomington, IN: Indiana University Press, 1955). Para información relaciona-
da con las evidencias del informe del Génesis, ver: j) E.R. Nelson, R.E. Broadberry, Genesis and the Mystery
Confucius Couldn't Solve (St. Louis, MO: Concordia Publishing House, 1994).
48. Ver las referencias ya citadas arriba: a) Albright 1936, 1955, p. 30 (nota 38a); b) Filby, p. 41 (nota 386); c) Fra-
zer, t. 1, p. 105 (nota 29); d) Gaster, p. xxix (nota 47f); e) Nelson, p. 165 (nota 34); f) Vos, p. 321 (nota 46); g)
Woods, p. 545 (nota 35). Ver también: h) A.M. Rehwinkel, The Flood in the Light of the Bible, Geology, and
Archaeology (St. Louis, MO: Concordia Publishing House, 1951), p. 136; i) J. Rudhardt, "The Flood", E. Mel-
zer, trad., en: M. Eliade, ed., The Encyclopedia of Refigion (N. York: Macmillan Publishing Co., 1987), t. 5, p.
356.
49. Albright, 1936, 1955, p. 30 (nota 38a).
50. Gaster, p. xxix (nota 471).
51. Woods, p. 545 (nota 35).
52. Thompson (nota 47i).
CAPÍTULO 18 / LAS ESCRITURAS

53. Isaías 9:6, 7; Mateo 1:2-16.


54. Miqueas 5:2; Lucas 2:1-4.
55. Salmo 34:20 y Zacarías 12:10; Juan 19:33-37.
56. Salmo 22:16-18; Mateo 27:35; Juan 20:25-27.
57. Hechos 12:2.
58. F.M. Cross, Jr., The Ancient Library of Qumram and Modern Biblical Studies, ed. rev. (Grand Rapids, MI: Ba-
ker Book House, 1961).
59. Mateo 243-12.
60. 2 Pedro 3:3-6, versión Dios habla hoy.
INTERROGANTES ACERCA
DE LAS ESCRITURAS
La naturaleza tiene algo de perfección para mostrar que está hecha a la imagen de
Dios, y algo de defectos para mostrar que es sólo su imagen.
PASCAL'

egiones de libros y artículos debaten los interrogantes acerca de las


Escrituras. Esto no sorprende, ya que la Biblia es el libro más popular
del mundo. En este capítulo nos ocuparemos de los interrogantes bí-
blicos que son de especial interés en el estudio de los orígenes. Espe
cíficamente, consideraremos las preguntas acerca del sufrimiento en
l a naturaleza, la semana de la creación, y el origen de los informes
acerca de la creación y del diluvio. Algunas preguntas relacionadas
con el diluvio bíblico ya han sido consideradas .z

EL PROBLEMA DEL SUFRIMIENTO


¿Cómo un Dios bueno y amante pudo crear un mundo en el
cual hay tanto dolor y sufrimiento? Carlos Darwin, en una carta a
su amigo, el botánico Asa Gray, expresó su preocupación de este
modo: "Me parece que hay demasiada miseria en el mundo. No
puedo convencerme de que un Dios benévolo y omnipotente ha-
bría creado a propósito los icneumónidos con la expresa intención
de que se alimentaran con los cuerpos vivos de orugas, o que el
gato jugara con los ratones".'
Algunos consideran la presencia del mal moral, el temor, el
dolor y otros sufrimientos como una evidencia de que no hay Dios.
¿Por qué los cocodrilos y los tiburones comen a los hombres? ¿Por qué
l as arañas construyen sus telas para atrapar insectos y comerlos? ¿Creó
Dios esas horribles tenias y los parásitos que causan la malaria, por no decir

358
CAPÍTULO 19 / INTERROGANTES ACERCA DE LAS ESCRITURAS

nada acerca de los bebés deformes y del cáncer? Aunque hay abundante evi-
dencia de un diseño muy complejo, de belleza y de amor en la naturaleza, no
todo anda bien. El interrogante acerca de la bondad de Dios en el contexto del
mal en la naturaleza ha sido el tema de largas discusiones.' La Biblia también
toca brevemente este problema y señala al mal como el resultado de elecciones
equivocadas, no de Dios, sino de sus criaturas que tienen libre albedrío. Por
causa de esa libertad de elección tenemos que vernos con el bien y el mal. La
Biblia señala que la decisión de pecar que hizo el hombre produjo maldiciones
en la naturaleza,5 y él mismo ha afrontado el sufrimiento desde entonces. Ni la
omnipotencia de Dios ni su amor son desafiados por la presencia del pecado,
ya que existe la libertad de elección. La mayoría de nosotros reconoce esta li-
bertad. La verdadera libertad de elección requiere que el mal sea permitido.
Cada uno de nosotros escoge apretar el gatillo del revólver. Cuando Dios les
da la libertad de elección a sus criaturas, él no es responsable por las conse-
cuencias de las decisiones equivocadas, como tampoco el constructor de una
casa es responsable si el ocupante decide quemarla. Pedir que Dios impida la
posibilidad del mal, creando criaturas humanoides inferiores que no tuvieran
l a libertad para elegir, parecería tedioso y limitante hasta la frustración.
Otra explicación ofrecida para el sufrimiento es que resulta necesario para
el desarrollo del carácter del hombre. Esto se basa en la premisa de que las vir-
tudes adquiridas se recuerdan mejor que las innatas. El sufrimiento que experi
mentamos nos ayuda a recordar y a mejorar. Algunas veces parece que nunca
aprenderemos sin sufrir, y la Biblia indica que el sufrimiento puede ser aleccio-
nador .6
Aun otra explicación sugiere que la naturaleza no es tan mala como el
hombre la percibe. Por ejemplo, el dolor es muy útil para protegernos al enseñar-
nos a no quemarnos las manos. Inversamente, las plantas y las formas más senci
llas de los animales tal vez no sufren cuando son víctimas de la rapiña. Podrían
ser parte de la cadena de la alimentación de los seres vivos creada por Dios.
Del mismo modo, en el jardín del Edén las hormigas no sentían dolor cuando las
pisaba un elefante. Algunos biólogos son de la opinión de que los Ichneumoni-
dae que preocuparon a Darwin, cuyas larvas se alimentan con orugas, "son fac-
tores de primera importancia en el control de los insectos perjudiciales; en reali-
dad, son la barrera más poderosa en contra de su propagación excesiva".' La
naturaleza pudo haber sido creada con algunos elementos estabilizadores.
Los parásitos como la tenia o los ascáridos han sido motivo de tema perma-
LOS ORÍGENES 1 UNA EVALUACIÓN DE LA CIENCIA Y LAS ESCRITURAS

nente cuando se habla del sufrimiento. Muchos parásitos, especialmente los as-
cáridos, pueden explicarse como una degeneración de formas relacionadas de
vida libre; sin embargo, algunas tenias tienen ciclos de vida complicados que
podrían representar más que sólo una degeneración. No sabemos; los organis-
mos vivos son notablemente adaptables dentro de límites estrechos, y no po-
demos dejar de lado la posibilidad de que los "parásitos" inofensivos (simbion-
tes) pueden haber sido parte de la creación original. Algunos organismos pue-
den haber sido creados para vivir juntos. Los líquenes, como los que se ven en
l as rocas y los árboles, son una combinación de un alga y un hongo, que viven
juntos y se ayudan mutuamente, y el coral, que produce los grandes arrecifes de
coral, crecen mucho mejor si una planta microscópica crece en su cuerpo.
También debemos reconocer que cada uno de nosotros, durante aproximada-
mente nueve meses antes de nacer, fuimos, en todo el sentido de la palabra,
parásitos de nuestra madre. El parasitismo pudo haber sido una parte del plan
original de Dios para la creación.
Algún aspecto del mal puede representar degeneración y/o modificación
de la conducta. Esto no es un asunto del desarrollo creativo en el proceso evolu-
tivo que requiere previsión para formar organismos complejos; es simplemente
una degeneración. Biológicamente, es mucho más fácil tener degeneración que
l a generación de nuevas estructuras complejas, del mismo modo en que es mu-
cho más fácil desarmar un reloj que armarlo. Las modificaciones de la conduc-
ta no necesitan ser tan dramáticas. Los gatos jugarán con una pelota. No es un
cambio demasiado grande jugar con un ratón, idea que también preocupó a
Darwin. También se ha descubierto en China un tipo de cocodrilo fósil que co-
mía plantas." Esto puede hacernos reflexionar acerca de los cambios de la dieta
de esas criaturas feroces. Estas explicaciones sólo se ofrecen como sugerencias.
En resumen, podemos notar que se puede explicar la presencia del sufri-
miento sin necesidad de llegar a la conclusión de que no hay Dios. El sufri-
miento puede ser el resultado del conflicto entre el bien y el mal que está basa
do en la libertad de elección. A veces, el sufrimiento puede ser útil para ensé-
ñarnos y protegernos. Algunas experiencias que interpretamos como sufrimien-
to de los animales puede no ser tal, o puede resultar de la degeneración. Esta
degeneración incluye cambios de conducta.

LOS ACONTECIMIENTOS DE LA SEMANA DE LA CREACIÓN


Cuando ocurrió el famoso juicio de Scopes en 1925, 9 dos hombres surgie-
CAPÍTULO 19 1 INTERROGANTES ACERCA DE LAS ESCRITURAS 361

ron como los oponentes indiscutidos: William Jennings Bryan, tres veces candi-
dato a la presidencia de los Estados Unidos, que defendía el creacionismo; y
Clarence Darrow (Figura 1.1), un famoso abogado de Chicago, que defendía el
evolucionismo. El destacado apologista del creacionismo, George McCready
Price, quien estaba en Inglaterra en ese entonces, fue invitado por Bryan a asis-
tir al juicio. Aunque Price declinó la invitación, sugirió a Bryan que no se invo-
l ucrara en discusiones científicas.'°
Uno de los episodios más agudos del juicio sucedió cuando Darrow le
preguntó a Bryan acerca del informe de la creación. ¿Cómo podría haber una
tarde y una mañana durante los primeros cuatro días de la semana de la crea
ción antes de la existencia del sol que recién fue creado el cuarto día? Bryan
contestó a la objeción sugiriendo que los días de la creación pudieron haber
sido períodos muy largos de tiempo. Su argumento no resolvió el problema sin-
gular de la existencia de tardes y mañanas sin la presencia del sol.
A primera vista, por lo menos, parece incongruente tener una tarde y una
mañana antes de la creación del sol en el cuarto día, como está indicada en la
secuencia del Génesis. Sin embargo, el Génesis sugiere que la luz también fue
creada en el primer día. Una cantidad de otros interrogantes se han lanzado
acerca del informe de la semana de la creación, y algunos dudan de su realidad
como un hecho." Sin embargo, el autor del libro del Génesis no lo presenta
como mito; lo presenta como una sencilla información fáctica. El lector puede
encontrar beneficioso leer el informe en los primeros dos capítulos de la Biblia.
Se han propuesto varios modelos de semana de creación. Ellos difieren
principalmente en lo que respecta a cuándo fueron creadas las diversas partes
del universo, y cuál fue la fuente de la luz durante los primeros tres días de la
semana de la creación. En beneficio de la sencillez, sólo resumiré tres modelos
principales:

1. Dios hizo todo durante la semana de la creación.


Dios creó la materia de la tierra el primer día. La vida fue creada en los
días 3, 5 y 6. El Sol, la Luna y todo el resto del universo fueron creados el día 4.
La luz para los primeros tres días fue proporcionada por Dios de una manera no
explicada, y después, por el Sol. El universo entero tiene sólo unos pocos miles
de años de edad.

2. El sistema solar fue creado durante la semana de la creación; el resto


del universo es muy antiguo.
LOS ORÍGENES 1 UNA EVALUACIÓN DE LA CIENCIA Y LAS ESCRITURAS

Las estrellas, las galaxias, etc., fueron creadas por Dios hace muchos millo-
nes de años, pero el sistema solar tiene sólo unos pocos miles de años. La mate-
ria de la Tierra fue creada el día 1; la vida fue creada en los días 3, 5, y 6. El Sol,
l a Luna y los planetas fueron creados el día 4. La luz para los días 1-3 fue pro-
vista de una manera especial por Dios y luego por el sol. Algunos modifican
este modelo al proponer que el Sol fue creado el día 1, para proporcionar cierta
claridad, pero no llegó a ser claramente visible hasta el día 4, como lo propone
el siguiente modelo.

3. La vida sobre la Tierra fue creada recientemente durante la semana de


l a creación. Todo el resto del universo, incluyendo el sistema solar, fue creado
hace mucho tiempo.
Hace mucho tiempo, Dios creó el universo, incluyendo el sistema solar
con una Tierra oscura y vacía. La Tierra fue preparada para sostener la vida, y la
vida fue creada sobre ella hace unos pocos miles de años durante la semana
de la creación. La luz durante la semana de la creación provino del Sol, que
ya existía. La disipación parcial de una nube densa el día 1 de la semana de la
creación iluminó la Tierra, pero el Sol, la Luna y las estrellas, aunque existentes,
no eran todavía visibles desde la Tierra. La luz era similar a la de un día muy
nublado. La disipación completa de la cubierta de nubes el día 4 permitió que
se vieran plenamente el Sol, la Luna y las estrellas desde la superficie de la Tie-
rra. ' 2 Por eso se registró su presencia ese día.
Una lectura directa del informe del Génesis claramente especifica que cada
día de trabajo de la semana de la creación fue de aproximadamente 24 horas de
duración. La sugerencia de Bryan, la interpretación popular de que los días de la
creación fueron largos períodos, no tiene apoyo en el texto bíblico mismo. Para
cada uno de los seis días de la creación, el escritor afirma, sin ambages, que
tuvieron una tarde y una mañana.
Más discutible es el tema de la fuente de la luz durante los primeros tres
días, ya que no se menciona el sol hasta el día 4. Como se indicó arriba, el libro
del Génesis registra la producción de luz en el día 1 y en el día 4 de la semana
de la creación .'3 Aunque no se dan detalles de la fuente de la luz de los prime-
ros tres días, no estaría más allá de la capacidad de un Dios que puede crear un
universo de estrellas la de proveer luz durante los días 1 al 3. Si fuera una fuen-
te localizada y si la Tierra ya hubiera estado rotando, habría una tarde y una
mañana de la manera normales. También se ha sugerido que Dios mismo pudo
CAPÍTULO 19 1 INTERROGANTES ACERCA DE LAS ESCRITURAS

ser la fuente de esa luz, ya que se lo describe en otras partes de la Biblia como
una luz resplandeciente, 14 y como la fuente de luz para la nueva Jerusalén don-
de no habrá necesidad del sol."
Una de las preguntas que surgen con frecuencia acerca de la semana de la
creación tiene que ver con el tiempo requerido para que la luz llegue desde las
estrellas distantes. En una noche clara, aun sin un telescopio, podemos ver la
débil nebulosa de Andrómeda (Figura 20.1), cuya luz necesita unos dos millo-
nes de años para llegar hasta nuestros ojos. Si las estrellas fueron creadas el día
4'6 hace unos pocos miles de años, ¿cómo podemos ver la luz de las estrellas,

algunas de las cuales están tan lejos que su luz necesita miles de millones de
años para llegar hasta nosotros? Proponer que las estrellas fueron creadas mu-
cho antes de la semana de la creación es una manera de resolver el problema.
Otra sugerencia es que Dios podría haber creado las estrellas hace poco con
sus rayos de luz que ya alcanzaran la Tierra de modo que el hombre pudiera
verlas y gozarlas desde el principio.
Otra pregunta con respecto al relato del Génesis tiene que ver con la inter-
pretación de los primeros dos versículos del Génesis. Después de declarar que
Dios creó los cielos y la Tierra, el relato sigue con una descripción de una Tierra
oscura y vacía, pero con agua. ¿Se aplica esta descripción a una Tierra que ya
existía por un período largo antes de la semana de la creación, o se refiere a la
Tierra que fue formada el día 1 ? La mayoría de las traducciones de la Biblia
proporcionan una afirmación ambigua, porque se puede dar más de una inter-
pretación al hebreo de los manuscritos bíblicos. Unas pocas traducciones favo-
recen una Tierra vacía antes de la semana de la creación y comienzan el regis-
tro de la creación con declaraciones tales como: "Cuando Dios decidió crear los
cielos y la tierra, el mundo era un desierto sin forma, con tinieblas que cubrían
l os mares y sólo un viento pavoroso que barría las aguas, y Dios dijo: 'Haya
l uz' "." Estas traducciones definidamente implican la existencia de la Tierra an-
tes de la semana de la creación.
La descripción de una Tierra original, vacía, cubierta con agua,' ,, podría
i mplicar que la Tierra existió en ese estado por tiempo suficiente como para
merecer una descripción. Esto se ve fortalecido por descripciones similares en
otros pasajes bíblicos que hablan de una Tierra original envuelta en "densas ti-
nieblas"19 cubierta de nubes, y de una Tierra "que proviene del agua" .z° Estos
tres pasajes pueden implicar la existencia de algo antes de la semana de la
creación. Ellos sugieren una Tierra original, oscura, cubierta de agua, que pudo
LOS ORIGENES / UNA EVALUACIÓN DE LA CIENCIA Y LAS ESCRITURAS

haber estado aquí durante un largo período antes de la semana de la creación.


No se hace mención específica de la creación del agua en el relato de la crea-
ción, pero su creación está claramente sugerida en otras partes.21
Ninguno de estos tres modelos propuestos para la semana de la creación
desafía el concepto de una creación literal en seis días, y que Dios descansó el
séptimo día, sábado, y los tres pueden responder a la aparente incongruencia de
una tarde y una mañana para los primeros tres días de la creación, antes que el
sol apareciera el cuarto día.
Naturalmente, un informe breve de los orígenes, como el que se encuentra
en el libro del Génesis, dejará muchas preguntas sin responder, y es posible
darle varias interpretaciones. No hay mucha justificación para ser dogmáticos en
este tema.

HIPÓTESIS DOCUMENTAL
Durante la dilatada controversia acerca de si debía enseñarse el creacionis-
mo en las escuelas públicas en los Estados Unidos, con frecuencia escuché a
científicos y teólogos defender que el informe de los orígenes dado en la prime
ra parte de la Biblia representa una compilación de varias fuentes diferentes.
Como el número de las supuestas fuentes variaba de un orador a otro, he que-
dado sin convencerme de la objetividad de sus conclusiones. La implicación,
sin embargo, es que la Biblia es una combinación de antiguos mitos recopilados
por editores llamados redactores. Esta manera de pensar contrasta con el con-
cepto bíblico de que las Escrituras fueron escritas por profetas inspirados por
Dios.
Los reformadores protestantes aceptaban el modelo bíblico de los oríge-
nes. Sin embargo, a comienzos del período de la Ilustración, hubo sugerencias
de que diversas porciones de la Biblia, que generalmente habían sido atribuidas
a un solo autor, hubiesen tenido como origen fuentes múltiples. Cada fuente
era considerada como un documento separado que fue mezclado con otros pa-
ra producir la Biblia. Esta es la base para llamar a este modelo de los orígenes la
"hipótesis documental" de la Biblia.
Un ejemplo notable, que es de interés especial para esta obra, es el informe
de los orígenes dados en los dos primeros capítulos del libro del Génesis. ¿Es es-
te un informe único, con una sección especial al final, que trata acerca de las
relaciones del hombre con Dios, o éste representa dos informes separados uni-
dos por un redactor? El informe bíblico de los orígenes, cuando se lo divide, es a
CAPÍTULO 19 1 INTERROGANTES ACERCA DE LAS ESCRITURAS

veces designado como el informe de Génesis 1 y el de Génesis 2, por comodi-


dad, aun cuando la división entre los dos se hace a menudo al final de la prime-
ra parte del versículo 4 del capítulo 2.
En el relato de Génesis 1 el nombre de Dios es designado, invariablemente,
como Elohim, en los manuscritos bíblicos antiguos, mientras que el de Génesis
2 es siempre Yahvé Elohim. Esta distinción ha sido una base importante para
proponer dos informes independientes de la creación. También se ha sugerido
que la secuencia de los eventos de la creación es diferente en los dos relatos, 22
ya que las plantas son creadas antes del hombre en el primero, y después del
hombre en el segundo. El segundo informe también señala la ausencia de algu-
nas plantas antes del hombre. Las interpretaciones que pretenden reconciliarlos
i ncluyen:
1. Como el primer relato (Gén. 1) es principalmente cronológico comparado
con el segundo (Gén. 2), que enfatiza la creación del hombre y su relación con
Dios, la secuencia pudo no haber sido una preocupación especial en el segun-
do relato.

2. La ausencia de plantas sugerida antes del hombre y que se menciona en Gé-


nesis 2 puede referirse a la ausencia de cultivos agrícolas, ya que el texto bíblico
parece referirse sólo a algunas plantas, y asocia su ausencia con la afirmación
.23
de que "ni había hombre para que labrase la tierra" Puede inferirse fácilmen-
te que éste es el caso, ya que parece que el hombre no necesitaba labrar la tie-
rra hasta después de su caída. Después de la caída se le dijo: "Con el sudor de
tu rostro comerás el pan" .24

3. La supuesta referencia a que no había plantas antes del hombre puede ser
sencillamente una oración independiente, que no es parte de la narración mis-
ma, pero está allí como un contraste con la situación posterior cuando tuvo
que labrar el suelo después de su caída .25

4. Las plantas mencionadas después de la creación del hombre pudieron haber


sido la creación especial de un jardín, y no la creación original de las plantas
mencionada en Génesis 1.
La hipótesis documental ha sido aplicada especialmente a los primeros
cinco libros de la Biblia (el Pentateuco). Ha habido discusiones similares por la
autoría del libro de Isaías 26 y de l os cuatro Evangelios que describen la vida de
Cristo. 27 El erudito bíblico Gerhard F. Hasel, entre otros, ha repasado algunos de
l os problemas de la hipótesis. 28 Se ha postulado una gran variedad de arreglos y
LOS ORÍGENES / UNA EVALUACIÓN DE LA CIENCIA Y LAS ESCRITURAS

fuentes y épocas de composición para diversos documentos. El libro del Génesis


mismo ha sido eventualmente dividido en 39 fragmentos. El esquema más influ-
yente fue el que desarrollaron K.H. Graff, A. Kuenen y Julius Wellhausen (el
mismo Wellhausen mencionado en el capítulo anterior, quien pudo haber sido
el erudito bíblico más importante del siglo pasado). A veces se proponen cuatro
fuentes principales (l, E, D, P) para los primeros libros de la Biblia: una fuente J,
es decir, "Jehovista", que presenta el nombre de Dios como Jehová [Yahvél
Dios; una fuente E, basada en "Elohim" como el nombre de Dios; una fuente D
para el libro de Deuteronomio; y una fuente P basada en una supuesta fuente
sacerdotal ("priestly"; de ahí lo de P).
El orden de datación y unidad de estas fuentes ha variado con los diferentes
estudiosos. Algunas veces Yahvé o Elohim pueden terminar apareciendo en el
documento equivocado. E ha sido dividido en dos y una parte pasó a P; J ha si
do dividido en dos, y D en tres fuentes. Los puntos de división entre las fuentes
también varía. Se han propuesto otras fuentes, y el orden y la antigüedad de las
diversas fuentes también ha variado.
Los muchos arreglos diferentes que se han propuesto dan testimonio de la
falta de evidencia para un modelo definitivo. Sobre esta base, Hasel llama a la
hipótesis documental "un ejercicio en subjetividad imaginativa". z9 El erudito bí
blico Gleason Archer, que se graduó de la Universidad de Harvard y en la Es-
cuela de Leyes de Suffolk, también señala que "es muy dudoso si la hipótesis de
Wellhausen tiene el derecho al estatus de respetabilidad científica. Hay tanta
petición de principios, razonamientos en círculo, deducciones cuestionables de
premisas no respaldadas, que es absolutamente cierto que su metodología nun-
ca podría sostenerse en un tribunal legal. Difícilmente alguna de las leyes de
l a evidencia respetada en los procesos legales es seguida por los arquitectos de
esta teoría documental. Cualquier abogado que intentara interpretar un testa-
mento o un estatuto o un título traslativo de dominio en la forma extravagante e
i rresponsable de los críticos de las fuentes del Pentateuco, encontrarían que su
caso es eliminado del tribunal sin demora", s°
La evidencia interna de la Biblia misma es que Moisés escribió el Pentateu-
co ya que varios textos aluden a estoy Cristo mismo se refirió a Moisés como el
autor de, por lo menos, parte del Pentateuco,32 y no hay ninguna evidencia de
que creyera en la hipótesis documental.
No hay ninguna mención directa de JEDP como autores en la Biblia, ni
tampoco ninguna identidad externa seria. Algunos eruditos han devastado total-
CAPÍTULO 19 1 INTERROGANTES ACERCA DE LAS ESCRITURAS

mente el concepto. Umberto Cassuto, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, ha


escrito extensamente acerca de los "pilares" que sostienen la hipótesis docu-
mental. Concluye:
"No he probado que los pilares eran débiles o que cada uno dejaba de dar
apoyo decisivo, pero he establecido que no eran pilares, que no existían, que
eran puramente imaginarios. En vista de esto, mi conclusión final de que la hi-
pótesis documental es nula y sin valor es justificada".33
Sin embargo, el concepto sigue sobreviviendo. Ha recibido algún apoyo
en los Estados Unidos e Inglaterra, pero ha sido menos aceptada entre los erudi-
tos del continente europeo .34
Aunque algunos eruditos no apoyan la hipótesis documental misma, otros
han señalado las semejanzas y expectativas de una misma autoría para las dos
partes de la narración de la creación. Los eruditos bíblicos William Shea, U.
Cassuto y Duane Garrett indican que el tipo de disposición paralela de las uni-
dades literarias como aparecen en las dos partes del relato de la creación es re-
l ativamente frecuente en los escritos antiguos y de ese modo no apoyan espe-
cialmente el concepto de la autoría múltiple.35 Jacques Doukhan y otros enfati-
zan que el segundo relato de la creación puede ser sencillamente la conse-
cuencia natural de una progresión de la narración del Génesis36 en l a que la se-
gunda parte se centra en el hombre y su relación con Dios. Se usa el nombre
más complejo para Dios en la segunda parte para enfatizar precisamente eso.
Estas dos partes representan descripciones de Dios que son complementarias y
no contradictorias. También hay numerosas similitudes literarias para Génesis 1
y 2 3 ' como también para el relato del diluvio en Génesis 6 al 11, que la hipóte-
sis documental también ha dividido en muchos fragmentos. 38
Shea plantea la pregunta provocativa de por qué los asiriólogos no han di-
vidido el relato del Enuma Elish de la creación, y la epopeya de Gilgamesh
acerca del diluvio en varias fuentes como se ha hecho con la Biblia.39 El éxito
de la hipótesis documental, ¿se debió a una reacción excesiva producida por la
emancipación de la religión por causa de la Ilustración? ¿Fue una reacción des-
mesurada a la popularidad y aceptación de la Biblia? Y se podrían dar algunas
otras sugerencias.

CONCLUSIONES
Se pueden formular muchas preguntas acerca de la confiabilidad de las Es-
crituras. Sin embargo, eso también se aplica a la ciencia. Un Dios amante y los
LOS ORÍGENES 1 UNA EVALUACIÓN DE LA CIENCIA Y LAS ESCRITURAS

sufrimientos que experimentamos y observamos pueden ser explicados de varias


maneras. De especial importancia es la presencia de la libertad de elección.
No es razonable echar la culpa a Dios por todo, incluyendo el mal, mientras
exista la libertad de elección. Aunque se han sugerido varios interrogantes acer-
ca de los acontecimientos de la semana de la creación, como la describe la Bi-
blia, hay varios modelos que reconcilian las inconsistencias sugeridas. La idea
de que la Biblia, y especialmente los relatos de la creación y del diluvio, son
compilaciones de diversos documentos no tienen una base sólida en los he-
chos. La Biblia atrae una gran atención que es poco común, porque es un libro
extraordinario.

Notas y referencias:
B. Pascal, Pensées, citado en: R.T. Tripp, comp., The International Thesaurus of Quotations (N. York, Cam-
bridge y Filadelfia: Harper and Row, 1167011970), p. 616.
2. Ver el capítulo 12.
3. F. Darwin, ed., The Life and Letters of Charles Darwin (Londres: John Murray, 1888), t. 2, p. 312.
4. Algunas referencias significativas incluyen: a) G. Emberger, "Theological and Scientific Explanations for the
Origin and Purpose of Natural Evil", Perspectives on Science and Christian Faith 46(1994):150-158; b) J.
Hick, Evil and the God of Love, 2a. ed. (Londres: The Macmillan Press Ltd., 1977); c) C.S. Lewis, The Problem
of Pain (N. York: The Macmillan Co., 1957); d) C.S. Lewis, A Grief Observed (N. York: The Seabury Press,
1 961); e) A.E. Wilder-Smith, Is This a God of Love?, P. Wilder-Smith, trad. (Costa Mesa, CA: TWFT, Publishers,
1 991). Traducción de la 6a. edición alemana.
5. Génesis 3:14-19; Romanos 5:12-19; 8:18-23.
6. Romanos 5:3; 2 Corintios 4:17; Hebreos 12:9-11.
7. M. Caullery, Parasitism and Symbiosis, A.M. Lysaght, trad. (Londres: Sidgwick and Jackson, Ltd., 1952), p.
120. Traducción de Le parasitisme et la symbiose.
8. X-C. Wu, H-D. Sues, A. Sun, "A Plant-eating Crocodyliform Reptile from the Cretaceous of China", Nature
376(1995):678-680.
9. Ver el capítulo 1 para un estudio de los problemas legales implicados. Para más detalles acerca del juicio de
Scopes, ver: a) L.H. Allen, ed., Bryan and Darrow at Dayton: The Record and Documents of the 'Bible-Evolu-
tion' Trial (N. York: Russell and Russell, 1925); b) R.M. Comelius, "World's Most Famous Court Trial", reim-
presión de B.J. Broyles, comp., History of Rhea County, Tennessee (Dayton: Rhea County Historical and Ge-
nealogical Society, 1991), pp. 66-70; c) R. Ginger, Six Days or Forever? Tennessee versus John Thomas Scopes
(Boston: Beacon Press, 1958).
R.L. Numbers, The Creationists (N. York: Alfred A. Knopf, 1992), p. 98.
Por ejemplo: a) 1. Skinner, "A Critica¡ and Exegetical Commentary on Génesis", en: S.R. Driver, A. Plummer,
C.A. Briggs, eds., The International Critical Commentary on the Holy Scriptures of the Old and New Testa-
ments, 2a. ed. (Edinburgo: T. and T. Clark, 1930), t. 1, p. 1; b) H.). Van Till, The Fourth Day (Grand Rapids,
MI: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1986), p. 80.
Para más detalles, ver: R.E. Hoen, The Creator and His Workshop (Mountain View, CA: Pacific Press Publis-
hing Assn., 1951), p. 17-21.
13. Génesis 1:3, 15.
1 4. Salmo 104:2; Ezequiel 1:27, 28; Daniel 7:9, 10; 1 Timoteo 6:16.
15. Apocalipsis 21:23; 22:5.
16. Génesis 1:16-19.
CAPÍTULO 19 l INTERROGANTES ACERCA DE LAS ESCRITURAS

1 7. Génesis 1:1-3. a) E.A. Speiser, Genesis, The Anchor Bible (carden City, NY: Doubleday and Co., 1964), p. 3.
Una declaración similar se encuentra en: b) J.M.P. Smith, ed., The Old Testament The Bible: An American
Translation (Chicago: University of Chicago Press, 1935), p. 1.
18. Génesis 1:2.
19. Job 38:9, Nueva Versión Internacional (1998).
20. 2 Pedro 3:5.
21. Juan 1:3; Colosenses 1:16; Apocalipsis 14:7.
22. Por ejemplo: a) L.R. Bailey, Genesis, Creation, and Creationism (N. York y Mahwah, NJ: Paulist Press, 1993),
pp. 82-85; b) A.S. Cuthbert, W.R. Bowie, Genesis. The Interpreter's Bible ( N. York y Nashville: Abingdon
Press, 1952), t. 1, pp. 437-827 (ver la pág. 465).
23. Génesis 2:5.
24. Génesis 3:19.
25. U. Cassuto, A Commentary on the Book of Genesis, Part I: From Adam to Noah: Genesis I- V18, I. Abra-
hans, trad. (Jerusalén: The Magnes Press, The Hebrew University, 1989), pp. 100-103. Traducción de: Pe-
rush al Bereshit.
26. Para un repaso breve del desarrollo, ver: G.F. Hasel, Biblical Interpretation Today (Washington, DC: Biblical
Research Institute, 1985), pp. 28-36.
27. R.W. Funk, T.W. Hoover, The Jesus Seminar, The Five Gospels: The Search for the Authentic Words oflesus
( N. York: Macmillan Publishing Co., 1993).
28. Hasel, pp. 7-28 (nota 26). Ver también la nota 36.
29. Hasel, p. 16 (nota 26).
30. G.L. Archer, Jr., A Survey of Old Testament Introduction, ed. rev. (Chicago: Moody Press, 1974), pp. 112, 113.
31. Ver Hasel, pp. 27, 28 (nota 26).
32. Mateo 19:8.
33. U. Cassuto, The Documentary Hypothesis and the Composition of the Pentateuch: Eight Lectures, I. Abra-
hams, trad. (Jerusalén: Magnes Press, The Hebrew University, 1961), pp. 100, 101. Traducción de: Torat ha-
te'udot vesiduram shel sifre ha-Torah (transliterado; ed. d e 1941).
34. Archer, p. 91 (nota 30).
35. Ver: a) Cassuto, pp. 90-92 (nota 25); b) D.A. Garrett, Rethinking Genesis: The Sources and Authorship of the
First Book of the Pentateuch (Grand Rapids, MI: Baker Book House, 1991), pp. 22-25; c) W.H. Shea, "The
Unity of the Creation Account", Origins 5(1978):9-38; d) W.M. Shea, "Genesis 1 and 2 Paralleled in an An-
cient Near-Eastern Source", Adventist Perspectives 4(3-1990):30-35.
36. Este y otros aspectos que sostienen la unidad de las dos partes del informe de la creación pueden encontrarse
en: a) J.B. Doukhan, The Genesis Creation Story: Its Literary Structure, Andrews University Seminary Doctoral
Dissertation Series, t. V (Berrien Spríngs, MI: Andrews University Press); b) J.B. Doukhan, "La Création de
L'Univers et de L'Homme", en: R. Meyer, ed., Cheminer avec Dieu (Lausanne: Editions Belle Reviére, 1995),
pp. 7-17; c) Garrett, pp. 13-31, 187-241 (nota 35b); d) Shea 1978 (nota 35c).
37. W.H. Shea, "Literary Structural Parallels Between Genesis 1 and 2", Origins 16(1989):49-68.
38. W.H. Shea, "The Structure of the Genesis Flood Narrative and its Implication", Origins 6(1979):8-29.
39. W.H. Shea, "A Comparison of Narrative Elements in Ancient Mesopotamian Creation-Flood Stories with Ge-
nesis 1-9", Origins 11(1984):9-29.
¿ESTÁ LA CIENCIA EN PROBLEMAS?

La mente humana tiene una fuerte tendencia a juzgar casi todas las
cosas a la luz de su propia experiencia, conocimiento y prejuicios
más bien que por la evidencia presentada. De este modo, las ideas
se juzgan a la luz de las creencias prevalecientes.
W.I.B. BEVERIDGE'

ace dos siglos, el matemático y astrónomo francés Pierre Simon de


Laplace (1749-1827) desarrolló la hipótesis nebular que proponía
que el sistema solar se originó por condensación de materia en estado
de vapor. Laplace, que había llegado a ser famoso como erudito, deci-
dió presentar un ejemplar de uno de sus libros al emperador Napo-
l eón. Habiéndole informado con anticipación de que el libro no
mencionaba a Dios, el emperador le preguntó a Laplace por qué ni
siquiera mencionaba al Creador en su libro. Laplace respondió bre-
vemente: "No necesitó esa hipótesis específica" . 2
Con demasiada frecuencia la ciencia ha manifestado una acti-
tud de exclusivismo que tiende a aislarla de otras áreas de investi-
gación. El comentario de Laplace refleja una actitud de autosufi
ciencia. Demasiado a menudo, los hombres de ciencia dejan a los
demás con la impresión de que la ciencia es superior a todas las
otras áreas de pesquisa. Ellos consideran que los poderes y las reali-
dades extraños a la ciencia son tanto inferiores como ilegítimos.' La
ciencia reconoce la existencia de la religión y la erudición en otras
áreas, pero detesta incorporarlas a sus propias teorías.4 El cientificis-
mo, la adoración de la ciencia, puede ser restrictivo.
Aunque la ciencia es poderosa y, desde el punto de vista práctico,
tiene mucho éxito, algunos problemas serios constituyen un desafío para
ese éxito, tanto dentro de la comunidad científica como fuera de ella. La te-
sis de este capítulo es que la ciencia ha sido demasiado exclusiva. Haría una

373
LOS ORIGENES 1 ALGUNAS CONCLUSIONES

contribución mayor a nuestro fondo general de conocimientos si reconociera


sus limitaciones y fuera más abierta a la validez de otras disciplinas. Como se
i ndicó antes,' existen muchas definiciones y conceptos de ciencia; y en este ca-
pítulo trataremos repetidamente con varios de éstos. Como se esbozó anterior-
mente, usaremos el término ciencia como se lo entiende generalmente; vale
decir, encontrar informaciones e interpretaciones acerca de la naturaleza. Oca-
sionalmente, usaremos la expresión ciencia naturalista para designar aquella
ciencia que excluye el concepto de un Diseñador de su menú de explicaciones.
Emplearemos la expresión ciencia metodológica para indicar esa ciencia que
está más abierta a una diversidad de explicaciones, incluyendo el concepto de
un Diseñador. Durante los últimos dos siglos, la ciencia ha tendido hacia la de-
finición naturalista, con algunas indicaciones recientes de un cambio de direc-
ción . 6 Esta reversión incluye algunos conceptos semimísticos que tienen poco
que ver con las Escrituras.

ALGUNAS CONSIDERACIONES FILOSÓFICAS


Un breve comentario acerca de la historia filosófica de la ciencia puede
ser útil para ayudarnos a comprender la dificultad que enfrenta ahora la ciencia.
Muchos consideran a la escuela filosófica jónica del siglo V a.C. como el primer
i ntento serio de emancipar la mente humana de la mitología antigua y llevarla a
una filosofía naturalista. Aunque esta escuela introdujo algunos temas biológicos
y cosmológicos con una filosofía que refleja la ciencia moderna, no se adecua a
nuestros conceptos corrientes de la ciencia empírica (la ciencia basada en la
percepción por los sentidos y la experimentación).
Los antiguos griegos (siglos IV y III a.C.) tenían una mezcla de temas filosó-
ficos, algunos de ellos favorables a la ciencia moderna. Entre ellos, el enfoque
naturalista no era muy vigoroso. Aristóteles realmente creía en Dios como una
fuerza guiadora, y Sócrates no era un "incrédulo" como se lo describe a menu-
do; en realidad, se oponía a algo del naturalismo de la escuela jónica.
La ciencia experimental llegó a desarrollarse algo más con la ciencia islá-
mica de los siglos VIII a XV d.C. Su empuje derivó en parte de motivaciones
religiosas. Para conocer a Dios, debe estudiarse su creación; sin embargo, algu-
nos discutían si la verdad se encontraba en la revelación divina o en la razón.
La ciencia metodológica moderna con afinidades con las tradiciones ju-
deo-cristianas' se desarrolló en los siglos XVI y XVII. También en esta época
aparecieron ideas que se anticipaban al evolucionismo, aunque no entre los
CAPITULO 20 1 ¿ESTÁ LA CIENCIA EN PROBLEMAS? 375

hombres de ciencia, sino entre teólogo? y filósofos tales como Francis Bacon,
Descartes, Leibniz y Kant. 9 Los hombres de ciencia pioneros de esta era, como
Kepler, Lineo, Pascal, Boyle y Newton, favorecían vigorosamente la creación
divina.
En esta época, el pensamiento estaba en un estado de gran agitación. La
Reforma protestante y la Contrarreforma católica contribuyeron a esta intran-
quilidad intelectual. La "Ilustración" del siglo XVIII es especialmente importante.
Este período fue dominado por pensadores tan notables como Diderot, Voltaire,
Hume, Kant y Goethe. El pensamiento libre y racional llegó a ser la solución pa-
ra casi todo, y las preocupaciones religiosas fueron relegadas a segundo térmi-
no. Este período racional fue seguido ponla Revolución Francesa. El baño de
sangre que la siguió con el Reinado del Terror hizo más que decapitar a miles
de personas, incluyendo a Luis XVI y María Antonieta; puso freno a la Ilustra-
ción. A esto siguió un reavivamiento religioso. Sin embargo, en los círculos inte-
l ectuales continuó la tendencia hacia el secularismo.
Las explicaciones de los orígenes que excluían a Dios ganaron aceptación
adicional a medida que las interpretaciones científicas naturalistas obtenían
aceptación. El zoólogo marino francés Félix Lacaze-Duthiers (1821-1901) tenía
un letrero en su laboratorio que afirmaba: "La ciencia no tiene religión ni políti-
ca".'° Más tarde en ese siglo, el médico de Harvard, Philipp Frank, señalaba
que "toda influencia de consideraciones morales, religiosas o políticas sobre la
aceptación de una teoría es considerada como 'ilegítima' por la así llamada
'comunidad de los hombres de ciencia' "." Más recientemente, el premio Nobel
Christian de Duve, al analizar el fastidioso problema del origen espontáneo de
l a vida, indica que "debe evitarse cualquier sugerencia de teleología [propósi-
to]".' , Estas declaraciones ilustran el fuerte exclusivismo de la ciencia como filo-
sofía naturalista. Muchos hombres de ciencia creen en Dios o en alguna forma
de una mente o principio dominante, pero evitan mencionar estos conceptos
en sus publicaciones científicas. Tales ideas se consideran no científicas.
A comienzos del siglo XX, muchos consideraban a la ciencia como la
fuente de informaciones dotada de autoridad con un potencial casi ilimitado. Es-
tos conceptos fueron fortalecidos por la obra del Círculo de Viena, un grupo de
filósofos, hombres de ciencia y matemáticos que se reunían con regularidad en
Viena, Austria, en las décadas de 1920 y 1930. Un grupo relacionado con éste
se reunía en Berlín. La Segunda Guerra Mundial trajo la desaparición de estos
grupos.
LOS ORIGENES 1 ALGUNAS CONCLUSIONES

El Círculo de Viena enfatizaba el positivismo, que en su forma más extrema


estipulaba que el único tipo de conocimiento válido es el científico (es decir, só-
lo la ciencia naturalista). Su famoso "manifiesto" afirmaba: "Estamos luchando
por el orden y la claridad. Rechazamos toda perspectiva nebulosa y profundida-
des abismales. Porque en la ciencia no hay profundidades; todo está en la su-
perficie"."
I mplícito en esta declaración está el concepto de que la metafísica (los as-
pectos más recónditos de la filosofía, tales como los orígenes últimos, la reli-
gión, la ética y la estética) es inaceptable. A medida que aumentaba la fe en la
perfección de la ciencia naturalista, sus cultores hicieron intentos de lograr que
todos los conceptos significativos cupieran en coordenadas físicas tales como el
tiempo y el espacio. Elevaron la información físico-matemática al nivel de ver-
dad absoluta.
Estas ideas dominaron el pensamiento científico por muchas décadas, has-
ta bien pasada la mitad del siglo XX, aun cuando algunos desafíos perturbadores
tales como la mecánica cuántica y el "principio de incertidumbre" ya habían
hecho su aparición. Algunos aspectos de la matemática y la lógica estaban
también en dificultades. En 1931 el matemático Kurt Goedel, de la Universi-
dad de Viena, publicó un artículo breve y de ningún modo bienvenido, que
mostraba que cualquier sistema lo suficientemente grande como para ser intere-
sante tendría algunos elementos no demostrables. Varios otros eruditos desa-
rrollaron otros teoremas del mismo tipo llamados teoremas dé limitación. Éstos
desvanecieron las esperanzas de encontrar un sistema de verdad completamen-
te consistente. Se descubrió que aun a las matemáticas, que están libres de los
l ímites de la observación y otras restricciones de la ciencia, les faltaba la certe-
za. Ocurre que la creencia en la consistencia de la matemática es un asunto de
fe y no de pruebas lógicas. Del mismo modo, ninguna afirmación científica
abarcante puede estar libre de incertidumbre. Todo esto iba en contra de las
esperanzas del Círculo de Viena; y "a pesar de su pretensión de modernidad, los
científicos y filósofos del Círculo de Viena eran, más bien, los últimos portavo-
ces de la Ilustración". 14
Más tarde, otros eruditos se enfrentaron más directamente con el aparente-
mente injustificado respeto por la ciencia. Uno de los críticos más vocingleros
ha sido Theodore Roszak, que objetaba las tendencias reduccionistas (de excesi
va simplificación) de las interpretaciones científicas. En particular, criticaba a
l a ciencia por simplificar en exceso la realidad y de "transformar a las personas
CAPíTULO 20 / ¿ESTÁ LA CIENCIA EN PROBLEMAS?

y la naturaleza en meras cosas sin valor"." De acuerdo con él, el hombre es


más que una mera máquina.
El notable, y a veces controvertido, filósofo de la ciencia, Paul Feyerabend,
de la Universidad de California en. Berkeley, ha sido uno de los críticos más
clamorosos de la ciencia. '6 Él interpreta la ciencia como un movimiento anár
quico, y propuso que, como no hay un sólo método científico, no hay consis-
tencia en la ciencia, y el éxito de la ciencia debe depender no sólo de la lógica,
sino también de la persuasión, la propaganda, los subterfugios y la retórica."
Por causa de su subjetividad, afirma, la ciencia debería tener el mismo estatus
que la astrología y la hechicería. Lamentando la autoridad y respeto que gene-
ralmente se da a los hombres de ciencia y a la ciencia, una vez declaró: "Los
procedimientos más tontos y los resultados más risibles en su dominio están ro-
deados de un aura de excelencia. Es tiempo de rebajarlos a su dimensión co-
rrecta, y de darles una posición más modesta en la sociedad".'$ Aunque concep-
tos tan extremos son difíciles de justificar, subrayan las reacciones negativas ge-
neradas por la confianza propia y el exclusivismo de la ciencia.
Todo esto testifica de la declinación del positivismo. Así lo ha señalado
Karl Popper, el eminente filósofo de la ciencia del siglo XX: "El antiguo ideal del
' episteme' -de conocimiento absolutamente cierto, demostrable- ha demos
trado ser un ídolo. La demanda de objetividad científica torna inevitable que
cada afirmación científica deba permanecer como provisoria para siempre.
Puede, en realidad, ser corroborada, pero cada corroboración está relacionada
con otras afirmaciones que, a su vez, son provisorias. Sólo en nuestras expe-
riencias subjetivas de convicción, en nuestra fe subjetiva, podemos estar 'abso-
l utamente seguros'...
"La ciencia nunca persigue la meta ilusoria de lograr respuestas finales, o
siquiera probables".' 9
Por otro lado, Popper mismo ha ayudado a la ciencia a recuperar cierta
confianza al enfatizar un enfoque de la investigación científica que ha obtenido
un grado significativo de aceptación. Él sugiere que la ciencia no debería tratar
de establecer la verdad por inducción o confirmación de consecuencias, o por
l a refutación de conceptos rivales, sino más bien por las pruebas empíricas (ex-
periencias de los sentidos) más severas de tratar de falsificar la hipótesis mis-
ma, y una hipótesis debería ser empíricamente falsificable antes de poder ser
considerada científica. Demasiado a menudo no se reconoce que este concepto
tiende a limitar la ciencia a un sector más bien pequeño de la realidad.
LOS ORIGENES 1 ALGUNAS CONCLUSIONES

TENDENCIAS MÁS RECIENTES


El concepto de Thomas Kuhn de los paradigmas de la ciencia, 20 publicado
por primera vez en 1962, suscitó muchas preguntas y dio origen a una especie
de revolución. Hasta ese tiempo, la filosofía del siglo pasado había estado domi
nada por la filosofía de la ciencia. Este papel principal ha estado declinando. Al-
gunos califican a la filosofía de la ciencia como en "una etapa de crisis" debido
a la falta de confianza en la objetividad y al colapso del positivismo, que algu-
nas veces ha sido calificado como "muerto" . 2 ' Aun el empirismo (el conoci-
miento basado en la experiencia de los sentidos) es considerado con menos re-
verencia.
Los eruditos perciben ahora a la ciencia más como una actividad humana,
y algunos caracterizan el contraste entre la así llamada verdad objetiva y la me-
tafísica como una "reliquia de una pasada filosofía de la ciencia" .22 Por ejemplo,
se hace la pregunta acerca de por qué la cosmología no debería ser restaurada a
su estatus anterior como el ámbito combinado de la ciencia, la filosofía y la reli-
gión. Más y más personas interpretan ahora a la ciencia como una actividad
con dimensiones sociológicas. El foco está sobre los factores que determinan el
origen y la formulación de preguntas científicas más bien que en las respuestas a
esas preguntas; y los métodos complejos, holísticos (de enfoque amplio), están
reemplazando los reduccionistas (simplistas).
La moderación de la confianza en la ciencia es, por supuesto, de la mayor
preocupación para algunos científicos. Desafortunadamente, muchos de ellos
no se dan cuenta de los cambios ocurridos en la filosofía de su disciplina y el
i mpacto resultante. Sin embargo, se está desafiando la primacía que una vez
tuvo la ciencia en los círculos intelectuales. Dos científicos británicos, al ex-
presar su preocupación, afirman: "Habiendo perdido su monopolio en la pro-
ducción del conocimiento, los hombres de ciencia también han perdido su
condición de privilegio en la sociedad" .23 Estos autores lamentan la pérdida re-
sultante de fondos para la ciencia y el ascenso de conceptos tales como el
creacionismo. Están preocupados de que al soltar el monopolio de la verdad, el
ejercicio de la ciencia quede reducido a un juego sin sentido.
Nadie sabe adónde irá ahora la filosofía de la ciencia. En los pocos años
pasados ha avanzado bastante más allá del diagnóstico sociológico original de
Kuhn y parece estar yendo en varias direcciones .24 Algunos filósofos sólo pre
sentan el vino viejo en envases nuevos, mientras que otros han revertido com-
pletamente de los conceptos empíricos (verificación por la experiencia de los
CAPÍTULO 20 1 ¿ESTÁ LA CIENCIA EN PROBLEMAS?

sentidos) a bases más subjetivas. En general, l a filosofía de la ciencia parece es-


tar abandonando el concepto de que la ciencia nos puede dar un conocimiento
perfecto. Se está comenzando a considerar otros factores (sociológicos, sicológi-
cos, etc.) como determinantes importantes de las preguntas y respuestas científi-
cas. Aunque el cientificismo (la ciencia como una forma de religión) sigue bien
vivo para algunos hombres de ciencia, otros consideran la ciencia más como
una avenida de investigación válida entre muchas otras.
Mientras se están produciendo cambios en la filosofía de la ciencia, la
práctica de la ciencia todavía mantiene su tendencia hacia la primacía y el ex-
clusivismo. El efecto de un pasado dominante todavía ejerce mucha influencia.
A pesar de que los científicos cambian repetidamente sus conceptos, y de que
demasiado a menudo el dogma de hoy es la herejía de mañana, hay un genera-
lizado "sentimiento de que esta vez está correcto, esta vez estamos a punto de
entrar en posesión de una ciencia acabada, sabiendo casi todo acerca de casi
todo".25 Actitudes como ésta han producido dificultades para la ciencia.

EL EVOLUCIONISMO: UNA TEORÍA EN DIFICULTADES


La mayoría en la comunidad científica defiende con energía el evolucionis-
mo. Theodosius Dobzhansky, uno de los principales genetistas del mundo y
uno de los arquitectos de la moderna síntesis evolucionista, afirmó una vez que
"nada en la biología tiene sentido excepto a la luz del evolucionismo".26 Esta
declaración implica que todos los siglos de estudios biológicos cuidadosos antes
de la aceptación del evolucionismo fueron, evidentemente, disparates. Muchos
consideran que la teoría general de la evolución ya no es una teoría. Sir Julián
Huxley declaró que después del libro El origen de Darwin, "el hecho de la evo-
l ución ha quedado establecido y ya no tiene necesidad de pruebas adiciona-
l es" .27 Muchos otros evolucionistas destacados han caracterizado a la evolu-
ción como un hecho;2 8 sin embargo, este "hecho" es un ejemplo notable de un
concepto científico dominante que actualmente está en dificultades. Hay poca
duda de que los descubrimientos científicos de las últimas décadas no han sido
muy bondadosos con el evolucionismo. Probablemente el desafío más severo
que el evolucionismo afronta es el tema del origen de la vida. Si la ciencia natu-
ralista no hubiera pensado que era autosuficiente y capaz de proveer la mayoría
de las respuestas, tal vez no se hubiera satisfecho con explicaciones menos que
adecuadas.
Hay otras preguntas acerca de la evolución, tales como los eslabones perdi-
LOS ORIGENES / ALGUNAS CONCLUSIONES

dos en los registros fósiles, y la falta de un mecanismo apropiado para la evolu-


ción. 29 A esta lista pueden añadirse preguntas acerca del significado de la vida,
y de nuestra capacidad de ser conscientes. Lewis Thomas, quien fuera Canciller
del Centro del Cáncer Sloan-Kettering Memorial, en Nueva York, plantea muy
bien el dilema: "No puedo hacer las paces con la doctrina del azar; no puedo
aceptar la noción de la falta de propósito y la suerte ciega en la naturaleza. Y sin
embargo, no sé qué poner en su lugar para aquietar mi mente. Es absurdo decir
que un lugar como este lugar es absurdo, cuando contiene, frente a nuestros
ojos, tantos miles de millones de formas diferentes de vida, cada una de ellas
absolutamente perfecta a su manera, todas unidas para formar lo que segura-
mente parecería, a un extraño, un enorme organismo esférico. Hablamos, por lo
menos algunos de nosotros, acerca de lo absurdo de la situación humana, pero
hacemos esto porque no sabemos dónde cabemos nosotros, o para qué existi-
mos. Las historias que solíamos inventar para explicarnos a nosotros mismos ya
no tienen sentido, y por el momento se nos han terminado las historias nue-
vas". 3o
Esta confusión es sintomática de la ausencia de un modelo útil para la evo-
l ución y del valor explicativo limitado de la filosofía naturalista. A pesar de esto,
el pensamiento científico se aleja de alternativas tales como el creacionismo,
ya que el concepto de un Dios es inaceptable en las explicaciones científicas
naturalistas.
Otros se han preguntado por qué el evolucionismo persiste cuando la apo-
yan tan pocos elementos. Phillip Johnson, profesor de leyes en la Universidad
de California en Berkeley, repite como un eco algunas de estas preocupacio
nes3 ' al examinar los dogmas del evolucionismo desde la perspectiva de un
abogado litigante. Dado el caso tambaleante en favor del evolucionismo, se
pregunta por qué los expertos pueden ser tan ciegos.
El escritor popular y apologista cristiano, Malcolm Muggeridge, enfatiza al-
gunas de las mismas preocupaciones: "Yo mismo estoy convencido de que la
teoría de la evolución, especialmente por lo extendido de su aplicación, será
una de las grandes bromas en los libros de historia en el futuro. La posteridad se
maravillará de que una hipótesis tan débil y dudosa pudiera ser aceptada con la
i ncreíble credulidad que tiene" .32
La teoría de la evolución es un ejemplo notable de la dominación de un
paradigma que ha persistido aun cuando la evidencia para apoyarlo es a menu-
do difícil de encontrar. En particular, esta persistencia destaca que no todo anda
CAPÍTULO 20 1 ¿ESTÁ LA CIENCIA EN PROBLEMAS? 381

bien en la ciencia. La ciencia con frecuencia se enorgullece de ser abierta y ob-


jetiva, pero el evolucionismo plantea dudas a ambos atributos. ¿Cómo se metió
l a ciencia en este enredo de defender una idea para la cual existe poco apoyo, y
para la cual se encuentran grandes problemas científicos?

CUANDO LA CIENCIA COMETIÓ SU MAYOR ERROR


La ciencia naturalista es muy poderosa en el terreno experimental. Desa-
fortunadamente, esta ciencia demasiado a menudo aparece autosatisfecha con
un sistema de explicaciones y deja de considerar otros ámbitos de la realidad
cuando extrae conclusiones. Este exclusivismo hace que la ciencia naturalista
sea vulnerable a acusaciones de una comprensión simplista. Para muchos, pa-
rece haber más en la realidad que el sistema sencillo de causa y efecto de la
ciencia naturalista. Como lo afirmó un hombre de ciencia: "Es hora de que
tratemos de restablecer un equilibrio entre la ciencia y la espiritualidad, permi-
tiendo que la humanidad encuentre otra vez su lugar en este universo"."
El problema no es sólo el evolucionismo. En un sentido, el evolucionismo
es sólo un síntoma importante de un problema de raíz más profunda. La difi-
cultad real es más bien si la ciencia naturalista persistirá en tratar de proporcio
nar respuestas a todas las preguntas dentro de su propio sistema cerrado de
explicaciones. ¿Cómo es que la ciencia se metió en esta camisa de fuerza inte-
l ectual?
La ciencia cometió su más grande error cuando rechazó a Dios y todo lo
demás que no sean explicaciones mecanicistas. Al dejar de reconocer sus limi-
taciones, la ciencia intentó responder a casi todo dentro de una filosofía pura
mente naturalista. El evolucionismo, entonces, llegó a ser el modelo más plau-
sible de los orígenes. La ciencia no estaría ahora enfrentando los desafíos al
evolucionismo, aparentemente insuperables, si no hubiese adoptado una acti-
tud tan fuertemente exclusiva y naturalista. Los conceptos de la creación de la
vida todavía serían una explicación posible como lo fueron para los pioneros
de la ciencia moderna.
En contraste, la Biblia, que ha sido repudiada por la ciencia naturalista,
muestra mucho más inclusividad. Da informaciones científicas tales como que
l as aguas del diluvio subieron 15 codos por encima de los montes 34 y que la
sombra del sol retrocedió 10 grados.35 También promueve un tipo científico
de metodología. Se nos dice que primero examinemos todo, y retengamos lo
bueno .36 La Biblia estimula la investigación .37 La Biblia también usa la naturale-
LOS ORIGENES I ALGUNAS CONCLUSIONES

Fotografía de la gran galaxia en la constelación de Andrómeda, una de las pocas galaxias visibles a
simple vista. La galaxia tiene un diámetro estimado de unos 200.000 años-luz y se encuentra a
unos 2 millones de años-luz de distancia. Se han identificado muchas estrellas, cúmulos, novas y
nebulosas en esta galaxia. Es un pequeño ejemplo de la amplitud de enfoque que se encuentra en
la Biblia, que nos estimula a mirar no sólo a la Biblia, sino también a la naturaleza. La ciencia, por
otra parte, tiende a aceptarse sólo a sí misma.*

* Foto cortesía de los Observatorios Hale, Instituto de Tecnología de California.

za como evidencia, cuando se nos dice que "los cielos cuentan la gloria de
Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos" 38 (Figura 20.1). Declara
que no tenemos excusa para no creer en el poder de Dios, ya que podemos
verlo claramente en las cosas que han sido hechas. 39 Mientras la ciencia natu-
ralista ha rechazado la Biblia, ésta no rechaza la ciencia metodológica como
medio para encontrar la verdad acerca de la naturaleza. La Biblia también es
i nclusiva en religión, moralidad, propósitos últimos, historia y el sentido de la
existencia. Representa un enfoque más amplio que incluye más de la reali-
dad que lo que vemos a nuestro alrededor. Como tal, parece más apropiada
CAPíTULO 20 / ¿ESTÁ LA CIENCIA EN PROBLEMAS?

para dirigirse a las grandes preguntas acerca del origen y del significado.
El exclusivismo en la ciencia se desarrolló gradualmente y, paradójica-
mente, tuvo sus raíces en el modo de pensar abierto y librepensador de la
Ilustración del siglo XVIII. La ciencia naturalista como filosofía limitante llegó
a ser aceptada en el siglo XIX con el trabajo de hombres tan notables' como
Laplace, Hutton, Lyell, Chambers, Darwin y Huxley, entre muchos otros.
Sólo podemos especular en cuanto a la causa de este exclusivismo. Men-
cionaré sólo dos posibilidades. El filósofo de la ciencia muy respetado, Mi-
chael Polanyi, sugirió una reacción extrema a las limitaciones del pensamien-
to medieval. Afirma: "Aquí es donde veo la dificultad, donde parece'estar
una perturbación de raíz profunda entre la ciencia y todo el resto de la cultu-
ra. Yo creo que esta perturbación estuvo originalmente inherente en el im-
pacto liberador de la ciencia moderna sobre el pensamiento medieval, y que
sólo más tarde se volvió patológico.
"La ciencia se rebeló contra la autoridad. Rechazó la deducción [razona-
miento basado en premisas] de las causas primeras en favor de generaliza-
ciones empíricas [percepción por los sentidos]. Su ideal máximo era una teo-
ría mecanicista del universo" .4°
Una segunda causa puede tener su raíz en el éxito de la ciencia experi-
mental. La ciencia trata con factores sólidos tales como la materia y la ener-
gía, y produce explicaciones impresionantes tales como las de la mecánica
celeste y la genética. Es difícil discutir con el éxito, y si la ciencia tiene tanto
éxito en ciertas esferas, ¿no debería también tener el mismo éxito cuando
adopta una filosofía naturalista para toda la realidad? Desafortunadamente,
una de las características del autoritarismo es que deja de reconocerse a sí
mismo. El éxito de la ciencia en algunas áreas ha animado a los científicos, y
aun al público en general, a pensar que la ciencia es todopoderosa y la única
fuente válida de la verdad. Ese éxito puede eclipsar otras explicaciones de la
realidad, menos tangibles pero más importantes, que dan significado último y
propósito a la humanidad y a la naturaleza. Los logros de la ciencia pueden
hacer que quedemos satisfechos con explicaciones más perceptibles pero
más sencillas, que pueden no reflejar plenamente la realidad.
Se podrían mencionar una cantidad de otras razones para la actitud fuer-
temente naturalista de la ciencia, y sin duda un complejo de causas la lleva-
ron a ella.
LOS ORIGENES 1 ALGUNAS CONCLUSIONES

CONCLUSIONES Y UNA SUGERENCIA


Mientras la ciencia tiene mucho éxito, el proceso científico tiene limitacio-
nes inherentes. últimamente ha llegado a verse que, entre otros problemas, el
modelo evolucionista de la ciencia naturalista afronta serios obstáculos científi
cos. Sin embargo, la ciencia tiene dificultades en salir de este aprieto, porque ha
tomado una actitud naturalista tan fuerte y ahora no está abierta a alternativas
tales como el creacionismo. "Involucrar un propósito es a los ojos de los biólo-
gos el máximo pecado científico" .41 El evolucionismo es el mejor modelo que
puede proporcionar la ciencia naturalista. Por otro lado, el gran número de de-
safíos serios al evolucionismo, que se originan desde dentro de la comunidad
científica ,42 y l a degradación del positivismo y aun del empirismo dan esperan-
zas de que la ciencia pueda emanciparse de su menú explicativo restringido.
Quisiera esperar que la ciencia naturalista tomara una actitud más inclusiva
hacia otras áreas de la investigación e incorporar un ámbito más abarcante de
posibilidades en su sistema de pensamiento. La ciencia debería volver más ha
cia la filosofía que tenía cuando el mundo occidental estableció los fundamen-
tos de la ciencia. En ese tiempo, la ciencia metodológica era el descubrimiento
de los principios de la naturaleza que Dios mismo había establecido en su
creación. Esta perspectiva ayudaría a resolver algunas de las grandes preguntas
que la ciencia naturalista enfrenta ahora. Esto también proporcionaría una base
más amplia para llegar a la verdad, y le daría a la ciencia una imagen de mayor
apertura y comprensión.

Notas y referencias:
1. W.I.B. Beveridge, The Arl of Scientific Investigation, ed. rev. (N. York: W.W. Norton and Co., 1957), p. 107.
2. Como se informa en: W.C. Dampier, A History ofScience and its Relations with Philosophy and Religion, 4a.
ed. rev. (Cambridge: Cambridge University Press; N. York: The Macmillan Co., 1949), p. 181.
3. W. Proudfoot, "Religion and Science", en: D.W. Lotz, D.W. Shriver, Jr., J.F. Wilson, eds., Altered Landscapes:
Christianity in America, 1935-1985 (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1989), pp. 268-279.
4. R.E. Gibson, "Our Heritage from Galileo Galilei", Science 145(1964):1271-1281.
5. Ver el capítulo 17.
6. Ver el capítulo 3.
7. Ibíd.
8. E. Mayr, The Growth of Biological Thought: Diversity, Evolution, and Inheritance (Cambridge, MA y Lon-
dres: The Belknap Press of Harvard University Press, 1982), p. 309.
9. Dampier, p. 273 (nota 2).
lo. Citado en: E. Nordenskiold, The History of Biology: A Survey, L.B. Eyre, trad. (N. York: Alfred A. Knopf,
1 928), p. 426. Traducción de Biologins historia.
11. Citado en: B. Barber, "Resistance by Scientists to Scientific Discovery", Science 134(1961):596-602.
12. C. de Duve, "The Beginnings of Life on Earth", American Scientist 83(1995):428-437.
CAPíTULO 20 1 ¿ESTÁ LA CIENCIA EN PROBLEMAS?

13. Citado en: J.M. Zycinski, The Structure of the Metascientific Revolution: An Essay on the Growth of Modem
Science, M. Heller, J. Zycinski, eds., Philosophy in Science Library (Tucson, AZ: Pachart Publishing House,
1988), p. 49.
14. S. Toulmin, "The Historicization of Natural Science: Its Implications for Theology", en: H. Küng, D. Tracy,
eds., Paradigm Change in Theology: A Symposium for the Future, M. Kóhl, trad. (N. York: Crossroad Publis-
hing Co., 1989), pp. 233-241. Traducción de: Theologie-Wohin?, y Das neue Paradigma von Theologie.
15. T. Roszak, Where the Wasteland Ends: Politics and Transcendence in Postindustrial Society (Garden City,
NY: Doubleday and Co., 1972), p. 252.
16. P. Feyerabend, Against Method, ed. rev. (Londres y N. York: Verso, 1988).
1 7. Por ejemplos del uso de la retórica en la ciencia, ver: M. Pera, W.R. Shen, eds., Persuading Science: The Art
ofScientific Rhetoric (Canton, MA: Science History Publications, 1991).
1 8. P. Feyerabend, Against Method.: Outline oían Anarchistic Theory of Knowledge (Londres: New Left Books;
Atlantic Highlands: Humanities Press, 1975), p. 304.
1 9. K.R. Popper, The Logic ofScientific Discovery (N. York: Basic Books, 1959), pp. 280, 281.
20. Ver los capítulos 2 y 17.
21. a) R.J. Blackwell, "A New Direction in the Philosophy of Science", The Modem Schoolman 59(1981):55-59;
b) P.T. Durbin, "Ferment in Philosophy of Science: A Review Discussion", Thomist 50(1986):690-700.
22. Zycinski, p. 178 (nota 13).
23. T. Theocharis, M. Psimopoulos, "Where Science Has Gone Wrong", Nature 329(1987):595, 598.
24. a) Durbin (nota 21b); b) D. Gillies, Philosophy of Science in the Twentieth Century: Four Central Themes
(Oxford y Cambridge: Blackwell Publishers, 1993); c) H. Smith, Beyond the Post-modem Mind (N. York:
Crossroad Publishing Co., 1982), pp. 16-27.
25. L. Thomas, "On the Uncertainty of Science", Harvard Magazine 83(1-1980):19-22.
26. T. Dobzhansky, "Nothing in Biology Makes Sense Except in the Light of Evolution", The American Biology
Teacher 350973):125-129.
27. J. Huxley, Introduction to the Mentor edition of Charles Darwin: The Origin of Species by Means of Natural
Selection, or the Preservation of Favoured Races in the Struggle for Life (N. York: The New American Library
of World Literature, 1958), p. xv.
28. Para otros seis ejemplos, ver: W.R. Bird, Philosophy of Science, Philosophy of Religion, History, Education
and Constitutional Issues. The Origin of Species Revfsited. The Theories of Evolution and of Abrupt Appearan-
ce (N. York: Philosophical Library, 1987, 1988, 1989), t. 2, pp. 129, 159, 160.
29. Ver los capítulos 4-8, 11.
30. Thomas (nota 25).
31. a) P.E. Johnson, Darwin on Trial, 2a. ed. (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1993); P.E. Johnson, Reason
in the Balance: The Case Against Naturalism in Science, Law, and Education ( Downers Grove, IL: InterVarsity
Press, 1995).
32. M. Muggeridge, The End of Christendom (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1980), p. 59.
33. N. Mousseau, "Searching for Science Criticism's Sources: Letters", Physics Today 47(1994):13, 15.
34. Génesis 7:19-21.
35. 2 Reyes 20:10.
36. 1 Tesalonicenses 5:21.
37. Eclesiastés 1:13; Daniel 1:11-16.
38. Salmo 19:1.
39. Romanos 1:20.
40. M. Grene, ed., Knowing and Being: Essays by Michael Polanyi (Chicago: University of Chicago Press, 1969),
p.41.
41. F. Hoyle, N.C. Wickramasinghe, Evolution From Space: A Theory of Cosmic Creationism (N. York: Simon
and Schuster, 1981), p. 32.
42. Ver el capítulo 8.
ALTERNATIVAS ENTRE EL
CREACIONISMO Y EL EVOLUCIONISMO

Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento.


OSEAs 4:6

I famoso inglés Thomas Huxley, el valiente y hábil defensor de Carlos


Darwin, cierta vez afirmó que ningún hombre podía ser "al mismo
tiempo un hijo de la iglesia y un leal soldado de la ciencia".' Sea cierta
o no esta afirmación de Huxley, hecha en 1871, ha habido una hues-
te de eruditos que no han seguido esta advertencia y han estado tra-
tando de ajustar el concepto bíblico del creacionismo con la teoría
evolucionista de la ciencia para procurar su reconciliación.' La
aseveración de Huxley refleja su bien conocida aversión a la reli-
gión. Después de que hablara en la ceremonia inaugural de la
Universidad Johns Hopkins en los Estados Unidos, un crítico aco-
tó irónicamente: "Fue bastante malo invitar a Huxley. Hubiera si-
do mejor pedir a Dios que estuviese presente. Hubiese sido absur-
do invitar a ambos". 3
Nuestro estudio en capítulos previos ha estado centrado gene-
ralmente en si la ciencia o la Biblia están en lo cierto. En este tema
l a batalla ha sido más intensa, porque aquí encontramos un agudo
conflicto entre dos respetadas fuentes de información. En este capí-
tulo consideraremos conceptos que intentan combinar porciones
del creacionismo y del evolucionismo. Estas ideas interesantes son
ahora bastante populares entre los eruditos de la comunidad cristiana.
Sin embargo, las ideas son vagas y por ello no ofrecen muchas posibili-
dades de sintetizarlas en modelos que se puedan verificar. Estas perspecti-
vas intermedias, que son una componenda entre la ciencia naturalista y la Bi-
CAPíTULO 21 1 ALTERNATIVAS 38

blia, tienen poco en que apoyarse. Hay confusión tanto en la clasificación 4 co-
mo en la terminologías de estas alternativas. A pesar de ello, muchos ven en
ellas la posibilidad de incluir algo de las interpretaciones científicas contempo-
ráneas junto con algo de religión o de Biblia. Como ha sido en el caso del deba-
te creacionismo-evolucionismo, se ha dedicado considerable tiempo, energía
y papel a estas perspectivas."

MODELOS
A continuación bosquejamos varios enfoques intermedios, junto 'con el
creacionismo y el evolucionismo, sumando en total ocho categorías principales.
Se incluyen algunas de las preguntas que cada una plantea. La columna geológi-ca
7consu fósile quenoshabl ndelavidaenlopas does,odeb ríaser,
una consideración básica en cada uno de estos conceptos. La Tabla 21.1 da
una idea general de estos ocho modelos, y muestra cómo cada uno de ellos se
relaciona con la columna geológica. El tiempo avanza de abajo hacia arriba
388 LOS ORÍGENES 1 ALGUNAS CONCLUSIONES

(no necesariamente en una escala lineal) como se indica en el Modelo 1 por la


flecha a la izquierda. La línea vertical gruesa hacia la izquierda en cada rec-
tángulo representa la columna geológica. Los estratos inferiores y más antiguos
están abajo. Los modelos están numerados en un orden general (aunque discuti-
ble), con una tendencia creciente hacia las interpretaciones naturalistas puras, y
apartándose del relato del Génesis en cuanto a los orígenes.

1. Creacionismo (también llamado Creación reciente, Creación especial,


Creación de una Tierra joven, o Creación por fiat)
Descripción del modelo. Este modelo refleja la lectura más directa de las
Escrituras.' Dios realizó sus actos creadores en seis días literales, descritos cada
uno con su propia tarde y mañana? Esta creación ocurrió hace unos pocos mi
l es de años atrás. Después de esa creación, el mal llegó a ser tan extendido que
Dios tuvo que suprimirlo mediante un diluvio, que fue la catástrofe principal
que produjo la mayoría de las capas sedimentarias fosilíferas de la superficie
de la Tierra. El diluvio del Génesis es el evento que reconcilia el registro fósil
con una creación en seis días.'°
El modelo explica bien las observaciones científicas tales como la falta de
fósiles de transición, las evidencias de diseño y los datos que sugieren una de-
posición rápida de las capas sedimentarias.
Una variación de este modelo postula que Dios creó los fósiles en sus luga-
res en las rocas." Esta idea es poco aceptada actualmente. Una razón de su re-
chazo es la contradicción entre el Dios bondadoso y veraz descrito en la Bi
blia y el engaño involucrado por la creación de fósiles falsos. Otra alternativa es
que Dios creó la materia de la Tierra hace muchísimo tiempo, pero que la pre-
paración de la Tierra para la vida, y la vida misma, fueron actos creativos reali-
zados hace pocos miles de años, en seis días .'2 A esta teoría se la ha llamado la
teoría de la brecha suave, y tiene una aceptación significativa.
Interrogantes. El modelo está en desacuerdo con las interpretaciones cientí-
ficas que especifican largos períodos para la deposición de las capas fosilíferas y
l a interpretación evolucionista de la secuencia de los fósiles, como se vio en
capítulos anteriores."
En un intento por preservar la integridad del relato de la creación, algunos
han propuesto que hubo una semana de la creación hace mucho tiempo, mu-
cho antes que los pocos miles de.años que sugieren las Escrituras. Este concep
to de una semana de creación antigua enfrenta algunas dificultades cuando se
CAPÍTULO 21 1 ALTERNATIVAS 389

comparan los detalles del registro fósil con la Biblia. La semana de la creación
es un evento que abarca todo, durante el cual se originaron todas las grandes
clases de organismos. Si esa semana ocurrió hace mucho tiempo, al comienzo
del registro fósil, y la fosilización de las diversas formas vivientes ocurrió gra-
dualmente durante largos períodos, los tipos principales de vida deberían estar
bien representados desde las partes más bajas hasta las partes más altas del re-
gistro fósil; sin embargo, como se puede ver en la Figura 10.1, muchos de los
grupos son peculiares a diferentes niveles. La deposición de los fósiles en una
secuencia ecológica o proveniente de diversas fuentes y traídas por el diluvio14
parece ser la mejor manera de integrar la semana de la creación con la singula-
ridad de los estratos de la secuencia de los fósiles.

2. Teoría de la brecha15 (también llamada de la Ruina y la restauración, o


Brecha grande)
Descripción del modelo. La vida fue creada por Dios sobre la Tierra en el
pasado distante. Más tarde, después de un juicio sobre Satanás, Dios destruyó
esa vida. Esta destrucción fue seguida por la creación descrita en Génesis 1 y 2.
La Biblia Scofield con referencias ha apoyado esta interpretación por la débil
comparación entre el Génesis, que dice que la Tierra era un lugar desordenado
(arruinado), con Isaías, que dice que Dios no creó la Tierra como un lugar de-
sordenado. ' 6 Por eso, la Tierra debe de haber llegado a estar arruinada después
de una antigua creación no descrita en la Biblia.
Interrogantes. No hay evidencia directa, científica, de las Escrituras o de
otro origen para la idea misma. En el registro fósil no hay evidencia de una bre-
cha universal. Si hubiera habido una brecha, se esperaría un período específico,
en blanco (la brecha) presente en todo el mundo antes de una nueva creación
posterior.
Los modelos como éste son insatisfactorios desde el punto de vista racional
por su falta de evidencias. Como ejemplo, se puede proponer que nosotros to-
dos fuimos creados hace sólo quince minutos con un ambiente completamente,-:
maduro, con mentes desarrolladas y recuerdos del pasado, etc. Aunque se púe-' ..
den usar esta clase de modelos para responder a muchas preguntas, tendemos a a- ——z.
rechazarlos porque son muy subjetivos. Nuestra experiencia nos dice que la
realidad no es tan caprichosa, y las partes que se pueden verificar tampoco lo
son. Debemos buscar buenos puntos de anclaje.
Un concepto algo relacionado con éste es que el registro fósil y algunos
LOS ORÍGENES 1 ALGUNAS CONCLUSIONES

de nuestros organismos vivientes son el resultado de experimentos que Satanás


dirigió sobre la Tierra durante muchas eras antes de la semana de la creación.
Este modelo también plantea varios problemas. Es altamente subjetivo. Los datos
científicos no indican directamente que este escenario ocurrió, y las Escrituras
dan un modelo diferente para los orígenes. El relato del Génesis describe una
Tierra original que estaba vacía y oscura al comienzo de la semana de la crea-
ción;" y sin embargo, la luz era necesaria para la vida representada por los fósi-
l es. La Biblia no apoya el concepto de vida antes de la semana de la creación.
Además, las Escrituras repetidamente describen a Dios como el Creador, y no a
Satanás."

3. Creación progresiva19 (los conceptos de Días-épocas y Días-revelación


caben bajo esta clasificación)
Descripción del modelo. Dios realizó creaciones múltiples distribuidas a
l o largo de extensos períodos. El grado de progreso que se encuentra desde
abajo hacia arriba en el registro fósil refleja el grado de progreso en los actos
creadores. Este modelo es apropiado para la evidencia de la falta de eslabones
de transición en el registro fósil, lo que apoya al creacionismo, y las interpreta-
ciones científicas de los largos períodos para la vida en la columna geológica.
La modificación que propone la idea de los Días-épocas es que cada día de
l a creación descrito en el Génesis representa un período sumamente largo. El
concepto de Día-revelación sugiere que la creación llevó mucho tiempo; pero
l a revelación de esa creación dada al autor del Génesis sólo llevó siete días.
Interrogantes. Ni los datos científicos ni la Biblia sugieren que la creación
ocurrió de ese modo. La idea básica no tiene apoyo. Rechaza el concepto bíbli-
co de una creación completa y total en seis días como se indica en el Génesis y
en los Diez Mandamientos. En el modelo de creación progresiva, la presencia
de una depredación feroz (por ejemplo, los dinosaurios carnívoros) anteriores al
hombre en el registro fósil sugiere que el mal, en la forma de depredación, apa-
rece antes de la llegada del hombre. Esto niega el relato del Génesis de un
Creador bondadoso y una creación perfecta, seguida por la caída y el mal que
resulta como consecuencia . 2 0 En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo tam-
bién atestigua acerca del origen del mal por causa de la transgresión del hom-
bre .2' La creación progresiva también implica muchos errores o fallas de Dios a
l o largo de enormes períodos antes de la llegada del mal. Miles de grupos im-
portantes de plantas y de animales en diversos niveles del registro fósil no viven
CAPÍTULO 21 1 ALTERNATIVAS

ahora sobre la Tierra. El genetista Theodosius Dobzhansky, 22 mientras critica la


creencia en el creacionismo, enfatiza el problema teológico de las extinciones:
"Pero qué operación sin sentido habría sido de parte de Dios, de fabricar una
multitud de especies ex nihilo y l uego dejar que la mayoría de ellas muriera."
De nuevo, para el modelo de la creación progresiva, esto habría ocurrido antes
de la llegada del hombre, de su caída y de las consecuencias del pecado sobre
l a naturaleza. La creación progresiva genera este interrogante sin proporcionar
una buena explicación. Se puede postular un Dios que creara con este método,
pero él no sería el Dios omnisciente de la Biblia, un Dios que todo lo creó
"bueno en gran manera"." El Génesis proporciona una explicación para estos
organismos extinguidos por el posterior diluvio que se produjo por causa de la
maldad de la humanidad.
Las modificaciones del Día-época y del Día-revelación no proporcionan
ninguna mejora, ya que la secuencia de las clases de organismos creadas, enu-
meradas en el Génesis, no es apropiada para la secuencia del registro fósil. El
Génesis indica que las plantas fueron creadas el tercer día, y los animales en los
días 5 y 6, mientras que en la secuencia de los fósiles, la gran mayoría de los
grupos de animales aparecen antes (debajo) de la mayoría de los grupos de
plantas (ver la Figura 10.1). Si los días de la creación representan millones de
años, ¿cómo podrían haberse creado las plantas el día 3, muchas de las cuales
requieren insectos para su polinización con el fin de sobrevivir, y que sobrevi-
vieran millones de años esperando que los animales fueran creados en los días 5
y 6?
La idea de los Días-revelación enfrenta la incongruencia adicional de que
tanto en el Génesis como en los Diez Mandamientos registrados en el Éxodo 24
l os textos hablan de que Dios creó esas cosas en los días indicados, y no que
Dios sencillamente reveló esa información en esos días .25

4. Evolución teista26 (a veces llamada Evolución teológica, Creacionismo


evolucionista y Evolucionismo bíblico)
Descripción del modelo. Dios dirige el proceso continuo de la evolución
de lo sencillo a lo complejo. La idea se adapta bastante fácilmente a muchos
conceptos de la teoría general de la evolución y sin embargo todavía permite la
actividad de Dios. Además, Dios está disponible para salvar algunas de las ba-
rreras difíciles que afronta el evolucionismo, como, por ejemplo, el problema
del origen de la vida, el desarrollo de los sistemas biológicos complejos e inte-
LOS ORíGENES / ALGUNAS CONCLUSIONES

grados y el origen de las facultades mentales superiores del hombre.


Interrogantes. Los eslabones faltantes del registro fósil no sugieren un proce-
so continuo de evolución. El modelo parece denigrante para Dios, en contraste
con el Creador todopoderoso descrito en la Biblia. Aquí, él usa la muleta del
evolucionismo para producir formas avanzadas. El problema de los numerosos
errores creados implicado por los grupos extinguidos (ver el Modelo 3, arriba), y
el lento progreso y la competencia implícita en el modelo evolucionista, desa-
fían el poder creador de Dios, su conocimiento y su bondad. La supervivencia
por competencia y muerte de los débiles parece especialmente fuera de las ca-
racterísticas del Dios de la Biblia que se interesa por el pecador, 2' no se olvida
del gorrión28 y cuyo ideal para la vida incluye la idea de que el león y el corde-
ro vivan pacíficamente juntos .29 Como en el caso de la creación progresiva
( Modelo 3), también está la dificultad lógica de la aparición del mal en la natu-
raleza antes de la caída del hombre.

5. Evolución deísta30
Descripción del modelo. Este concepto mal definido niega la revelación
de las Escrituras, pero admite alguna clase de Dios que estuvo activo principal-
mente al principio. Un Dios generalmente impersonal es una Causa primera,
que no está activa ahora en los asuntos rutinarios del hombre. Esta Deidad pue-
de resolver los problemas más difíciles que afronta el evolucionismo al origi-
nar la vida, y, tal vez en algunos aspectos, guiar la formación de algunos de los
sistemas biológicos más complejos.
Interrogantes. El modelo afronta muchos de los mismos problemas que
afectan al evolucionismo. Hay que negar la evidencia de la naturaleza especial
de las Escrituras.31 Ya que se elimina la función de un Dios personal, es más
difícil concebir el origen de las características más elevadas del hombre, tales
como el amor, la moralidad y la preocupación, que parecen estar fundadas en
l as relaciones interpersonales. Existe muy poco para dar autenticidad directa al
modelo, ya sea científica o bíblicamente.

6. Evolución panteísta3 2
Descripción del modelo. Dios está en todo y todo es Dios. Dios todavía
existe. La naturaleza es especial, y Dios progresa con la evolución. Algunos
han relacionado con este concepto algunas culturas orientales, de la Nueva Era
y de Gaia.
CAPÍTULO 21 / ALTERNATIVAS

Interrogantes. Este modelo tiene algunos de los mismos problemas que los
del modelo anterior. Además, en el proceso evolutivo de la supervivencia, Dios
llega a ser tanto el destructor como la víctima de la destrucción. Es altamente
degradante para el concepto de la grandeza de Dios como lo describe la Bi-
blia. No hay datos directos de las Escrituras ni de la naturaleza para indicar que
esta es la historia pasada de Dios.

7. Antepasados espaciales 33 (también conocida como Creación cósmica, o


Panspermia dirigida)
Descripción del modelo. Bajo este encabezamiento pueden incluirse di-
versas ideas que han logrado cierta popularidad en años recientes. Básicamente,
postulan formas extraterrestres de vida que originan o modifican la vida terres
tre. Algunas de estas ideas proponen que una vida sencilla, viajando posible-
mente en un meteorito, fue transferida pasivamente a la Tierra. Otros postulan
una transferencia intencional hecha por seres extraterrestres, o la transferencia
de un contaminante dejado en la Tierra como desperdicio por algún viajero es-
pacial. Este último concepto es la llamada "Teoría de la basura". Algunos hasta
han sugerido una hibridación entre "superseres" y organismos terrestres para
producir formas más avanzadas de vida. Estos modelos resuelven algunos de
l os problemas de la evolución naturalista, especialmente con respecto al ori-
gen de la vida sobre la Tierra, invocando el uso de organismos provenientes
del espacio exterior. Ya no estamos atados por las limitaciones terrestres.
Interrogantes. Probablemente el problema más serio de esta clase de mode-
l os es el mismo que para varios de los otros que se presentaron más arriba; espe-
cíficamente, la falta de apoyo a las ideas mismas. Aunque pueden resolver algu
nos de los problemas, el alto grado de conjeturas invocado las hace poco atra-
yentes. Además, hay dudas con respecto a la posibilidad de que organismos sin
protección sobrevivan viajes espaciales interplanetarios. Relegar el origen de la
vida compleja a algún lugar remoto en el universo no ayuda significativamente
a proporcionar una explicación naturalista de su origen.

8. Evolucionismo 34 (también llamada Evolución mecanicista o Evolución na-


turalista)
Descripción del modelo. Esta idea es apreciada por quienes limitan el con-
cepto de la realidad a causas mecanicistas. Las diversas formas de vida se desa-
rrollaron como resultado de la operación de las leyes naturales. No está involu-
LOS ORIGENES 1 ALGUNAS CONCLUSIONES

crado ningún diseño inteligente. La vida se originó por la organización de los


componentes apropiados y se desarrolló después. Las formas avanzadas resultan
de mutaciones fortuitas, o mutaciones en combinación con la selección natural.

Interrogantes. Este modelo no contesta preguntas como las siguientes:35


¿Cómo se originan los sistemas de vida complejos sobre la Tierra sin un diseña-
dor? ¿De qué modo formas inadecuadas, incompletas, en desarrollo, pueden
sobrevivir la competencia de la evolución naturalista? ¿Cómo se cruzan las lagu-
nas constituidas por las formas de transición que faltan? ¿Qué puede decirse
acerca de la evidencia de una actividad geológica rápida que no deja mucho
tiempo para los eventos evolutivos altamente improbables? ¿De qué manera
pueden originarse, en un sistema puramente mecánico, las características más
elevadas del hombre tales como la conciencia, la libertad de elección y el
amor?

Hay otras perspectivas además de los ocho modelos presentados arriba, y


otras ideas que son intermedias entre éstas. Sin embargo, los ejemplos dados
sirven para ilustrar la variedad de ideas que se están considerando en el mundo.

LA RELACIÓN DE LAS DIVERSAS INTERPRETACIONES


CON LA INFORMACIÓN CIENTÍFICA
Mucha de la información científica que se relaciona con estos modelos se
presentó en capítulos anteriores y no es necesario repetirlos aquí. Como se han
presentado muchos puntos de vista diferentes, no es fácil formular una asevera-
ción general que sea sencilla.
Hay algunos datos científicos que pueden ser usados para diferenciar entre
algunos de estos modelos. Los intermedios faltantes en el registro fósil parece-
rían dar la preferencia a los Modelos 1 al 3, por sobre los Modelos 4 al 8 (ver la
Tabla 21.1 para los modelos), fimientras que las conclusiones científicas del
desarrollo largo y gradual de la vida favorecería los Modelos 2 al 8 por sobre el
Modelo 1. La evidencia que apoya un diluvio universal y un período breve para
l a formación de los sistemas de estratos fosilíferos favorece al Modelo 1. Si el
enfoque es la adhesión a una interpretación estrictamente naturalista de la cien-
cia, entonces sólo el Modelo 8 y algunas versiones del Modelo 7 pueden ser
aceptados. En contraste, el concepto de un Dios personal abre la posibilidad
de aceptar los Modelos 1 al 4, y algunas raras interpretaciones del Modelo 5.
CAPÍTULO 21 1 ALTERNATIVAS 395

LA RELACIÓN DE LAS DIVERSAS INTERPRETACIONES CON LA BIBLIA


Ninguna de las ocho interpretaciones de los orígenes que consideramos
arriba, excepto el modelo creacionista (Modelo 1), tienen un buen apoyo bíbli-
co. Los Modelos 2 al 8 sugieren progreso, mientras que la Biblia habla de dege-
neración en la naturaleza desde la creación.36 En varios de los modelos (Mode-
l os 4 al 6), el concepto de Dios es el único lazo serio que los une a las Escritu-
ras. En la Biblia se describe la Tierra original como no desarrollada, vacía y os-
cura. 37 Como la luz es necesaria para las plantas y las plantas son necesarias
para los animales, cualquier modelo con vida normal antes de la semana de la
creación parece quedar excluido.
A veces se ha sugerido que la Biblia apoya la idea de largos períodos para
cada día de la creación. Se usan para apoyar esa idea los textos de Salmos y de
2 Pedro, 38 que sugieren que para Dios mil años son como un día. Sin embargo,
estos textos están hablando de la brevedad de la vida del hombre y de la pa-
ciencia de Dios, y no de la semana de la creación.39 Además, como ya se seña-
l ó antes, cada día de la creación se describe con su propia tarde y mañana, lo
que es difícil de reconciliar con millones de años.
Los que adoptan alguno de los conceptos intermedios entre el creacionis-
mo y el evolucionismo a menudo suponen que la primera parte del Génesis es
alegórica.4 ° Este enfoque socava la Biblia como un todo, porque las personalida
des bíblicas principales, ya sea directamente o por implicación, se refieren a
Génesis 1 al 11, que incluye tanto el relato de la creación como el del diluvio,
como si fueran realidades históricas. Su testimonio apoya la veracidad de los
relatos bíblicos de los orígenes.
El apóstol Pedro creía que Génesis 1 al 11 eran hechos. Él asevera que los
burladores de los últimos días ignorarían voluntariamente la creación de Dios y
l a destrucción por el di luvio. 4 ' Pedro también considera auténtico el relato de
que Noé se salvó en un arca durante el di luvio.42
El apóstol Pablo no creía que Génesis 1 al 11 fueran alegóricos. Varias ve-
ces menciona la creación de Adán y Eva, o Adán como el primer hombre 43
También aparece dando autenticidad al diluvio y a la existencia de Abel, Caín,
Enoc y Noé, 44 quienes vivieron entre la creación y el diluvio.
Cristo se refirió tanto a los relatos de la creación como del diluvio, registra-
dos en Génesis 1 al 11, como si fueran hechos. Él cita las Escrituras que descri-
ben la creación que hizo Dios del primer hombre y la primera mujer ,45 mencio
na el mal de los días de Noé, y se refiere específicamente al día en que Noé en-
LOS ORIGENES / ALGUNAS CONCLUSIONES

tró al arca . 46 No hay dudas de que Cristo creía tanto en la creación como en el
diluvio descritos en el Génesis.
Dios mismo da autenticidad a los relatos de la creación como al del diluvio
registrados en Génesis. En el libro de Isaías, repite su promesa: "Cuando juré
que nunca más las aguas de Noé pasarían sobre la tierra" . 47 Del mismo modo,
l os Diez Mandamientos 48 autentican el relato de los orígenes que hace el Géne-
sis. Esto va en contra de todos los modelos para el desarrollo de la vida por me-
dio de un largo proceso de millones de años. En sus propias palabras, él creó to-
do en "seis días". Esto difícilmente puede ser posible si cada día representa mi-
l l ones de años. Todo esto da peso al modelo bíblico de la creación en seis días.
No hay ninguna sugerencia en la Biblia de que la creación de la vida necesitara
de extensos períodos.
Si uno cree en el relato bíblico de los orígenes, está en la buena compañía
de Pedro, Pablo, Cristo y Dios. Sería un Dios muy extraño el que creara durante
millones de años y luego pidiera al hombre que guardara el sábado, el séptimo
día, como un monumento a su actividad creadora de todas las cosas, hecha en
seis días. Se nos dice repetidamente que el Dios de la Biblia siempre dice la
verdad y detesta la mentira . 49 Como Dios, él pudo ordenar que el sábado se
guardara por diversas otras razones. Los Diez Mandamientos, que afirman que
Dios creó la Tierra en seis días, fueron dados personalmente por Dios, y como
tales representan la comunicación dada al hombre y dotados de la mayor auto-
ridad. No se los puede poner a un lado en forma ligera. Del mismo modo, sería
un Dios extraño el que permitiera que sus profetas se engañaran durante miles
de años en cuanto al tema tan importante de los orígenes, sólo para esperar
que Charles Lyell y Carlos Darwin presentaran el concepto correcto. No parece
haber ningún modo de reconciliar el relato bíblico de los orígenes con las largas
eras geológicas.
Unir la ciencia y la Biblia con eslabones no es lo mismo que entrar en
componendas con ambos conceptos. Se debe reconocer que la Biblia no se
presta a tales componendas. O es la Palabra de Dios, como pretende serlo, o es
una colección de dichos humanos sabios, presentados como si fuera la Palabra
de Dios. En este último caso, hay un problema serio acerca de la integridad de
l os escritores bíblicos. La Escritura pertenece, más que la ciencia, a la modali-
dad de "todo o nada". Por esto, rechazar del modelo bíblico de los orígenes de
una "creación reciente" tiende a ser un rechazo de las Escrituras como un todo,
más de lo que rechazar el evolucionismo tendería al rechazo de la ciencia co-
CAPÍTULO 21 / ALTERNATIVAS 397

mo un todo. La ciencia, con su pretensión de ser abierta a revisiones está, por lo


menos en principio, más dispuesta a los cambios.

TENDENCIAS TEOLÓGICAS

Las ideas teológicas liberales alegorizan los relatos bíblicos de la creación y


del diluvio, y generalmente ceden en diversos grados a las interpretaciones
científicas contemporáneas. Al hacerlo, están siguiendo uno de los aspectos
más débiles de la ciencia llamada ciencia histórica, que trata del pasado y es
más difícil de evaluar.50 Posiblemente, la teología liberal ha quedado tan im-
presionada con los éxitos de la ciencia experimental que no reconoce las limita-
ciones de la ciencia histórica. Los teólogos pueden necesitar ser más cautos en
seguir una disciplina que no les es familiar. El filósofo de la ciencia Stephen
Toulmin, de la Northwestern University y de la Universidad de Chicago, ad-
vierte a los teólogos que no deben seguir a la ciencia muy de cerca. Él señala
cómo esto los ha puesto en problemas en lo pasado. Como ejemplos menciona
de qué modo los clérigos de los tiempos medievales aceptaron entusiastamente
a Aristóteles y le dieron a sus ideas "una autoridad superior a su verdadera forta-
l eza". Del mismo modo más tarde, al tratar con la cosmología, ellos siguieron
l as ideas mecanicistas de Descartes y Newton. Luego asevera: "En ambos casos,
l os resultados fueron desafortunados. Habiendo penetrado demasiado hondo
en sus compromisos científicos originales, los teólogos preocupados dejaron de
prever la posibilidad de que los principios de Aristóteles o los de Newton pudie-
ran no serla última palabra' para siempre; y, cuando ocurrieron cambios radi-
cales en las ciencias naturales, no estaban preparados para tratar con ellos".
También advierte que continuar aceptando teorías científicas nuevas "sencilla-
mente preparará dificultades nuevas para la teología dentro de uno o dos si-
glos, cuando los científicos hayan repensado los problemas de sus propias disci-
plinas, hasta el punto de hacer cambios radicales para los cuales los teólogos,
otra vez, estarán mal preparados... Será mejor que se distancien de las ideas de
la ciencia en vez de abrazarlas en forma demasiado sistemática y no crítica"."
Al ceder la autoridad de la Biblia a la ciencia, por lo menos en lo que se re-
fiere a interpretaciones de la naturaleza, la teología liberal se encuentra con
una base debilitada para su propia disciplina. Para ellos, la Biblia ya no es más
tan dotada de autoridad. Para. los teólogos liberales, los conceptos acerca de
l os orígenes se han desplazado bien hacia la evolución naturalista (Modelos 2 al
8). Una vez que se ha abandonado la autoridad de las Escrituras, uno se en-
LOS ORÍGENES / ALGUNAS CONCLUSIONES

cuentra en una ladera resbalosa con pocos puntos firmes a la vista. Y cuando se
alcanza una filosofía puramente naturalista, se encuentran muchas preguntas
i mportantes que no se han respondido. El desafío que enfrentan los que aceptan
l as posiciones intermedias (Modelos 2 al 7) es el de proporcionar un modelo
mejor que el que les ofrecen la ciencia o las Escrituras. Ellos necesitan en forma
especial algunas fuentes dotadas de autoridad para sus modelos. Pero la teología
liberal moderna no está contribuyendo mucho a nuestro conocimiento sobre
l as preguntas importantes acerca de los orígenes que establece la autoridad de
Dios y de las Escrituras. El "decano" conservador de los teólogos evangélicos,
Carl F. Henry, plantea el problema de las prioridades acerca de la autoridad
desde un ángulo diferente cuando afirma: "La teología no depende de un uni-
verso ordenado: un universo ordenado depende de Dios" .52
El físico ganador del premio Nobel Steven Weinberg, de la Universidad de
Texas, tiene preocupaciones adicionales acerca del pensamiento teológico li-
beral. Él presenta su caso en forma bastante clara: "Los religiosos liberales están
en un sentido más lejos en espíritu de los científicos de lo que lo están los fun-
damentalistas y otros religiosos conservadores. Por lo menos los conservadores,
al igual que los científicos, le dicen a alguien que creen en que lo que creen
porque es cierto antes que porque eso los hace buenos o felices. Muchos reli-
giosos liberales hoy parecen pensar que diferentes personas pueden creer en
cosas diferentes mutuamente excluyentes sin que ninguno de ellos esté equivo-
cado, mientras sus creencias 'funcionen para ellos'. Éste cree en la reencarna-
ción, aquél en el cielo y el infierno, y un tercero cree en la extinción del alma
en ocasión de la muerte, pero ninguno puede decirse que está equivocado
mientras que cada uno obtenga un impulso espiritual satisfactorio de lo que
cree. Para usar una frase de Susan Sontag, estamos rodeados de 'piedad sin
contentamiento'...
"A Wolfgang Pauli le preguntaron cierta vez si creía que un artículo especí-
fico de física, mal concebido, estaba equivocado. Él replicó que tal descripción
sería demasiado bondadosa, pues el artículo ni siquiera estaba equivocado. Yo
creo que los religiosos conservadores están equivocados en lo que creen, pero
por lo menos ellos no han olvidado lo que significa realmente creer en algo.
Los religiosos liberales me parece que ni siquiera están equivocados"."
Parecería que las tendencias teológicas modernas y posmodernas podrían
beneficiarse si volvieran a sus fundamentos más sólidos, dando más crédito a la
autoridad de la Biblia.
CAPÍTULO 21 / ALTERNATIVAS

EL PROBLEMA DE LA DERIVA
La influencia de los conceptos intermedios mencionados más arriba acerca
de las creencias de muchas iglesias cristianas, ha sido considerable. Desde la
popularización de la teoría de la evolución hace más de un siglo, muchas deno
minaciones religiosas se han acomodado, de algún modo, a las diversas ideas
del desarrollo progresivo de la vida a lo largo de extensos períodos. Es decep-
cionante ver iglesias, que una vez tuvieron como una alta prioridad la autoridad
bíblica, cambiar sus creencias; sin embargo, esto ocurre, a menudo, en forma
l enta e insidiosa .54 La erosión de las creencias con frecuencia es acompañada
por una erosión en el número de los creyentes.55 En años recientes, las iglesias
principales de los Estados Unidos -que ya no creen en el relato bíblico de la
creación y muchos otros conceptos bíblicos tradicionales- han perdido millo-
nes de feligreses, mientras que las iglesias evangélicas más conservadoras han
crecido rápidamente. Es especialmente difícil convencer a las personas de que
el cristianismo es real cuando se presenta la Biblia como errónea, especialmen-
te con respecto al importante tema de los orígenes.
El teólogo y sociólogo H. Richard Niebuhr,56 entre otros, ha bosquejado la
historia tradicional de un grupo religioso. Después de ser organizada por los re-
formadores originales, el carácter de la secta pronto cambia al nacer una nueva
generación de niños. Esta nueva generación, rara vez tiene el fervor de sus pa-
dres que modelaron sus "convicciones en el calor del conflicto y con el riesgo
del martirio". Las generaciones sucesivas encuentran más difícil aislarse del
mundo. La riqueza y la cultura se acumulan mientras el compromiso de los
propósitos originales introduce el usual tipo eclesiástico de moral. Pronto el
nuevo grupo llega a ser una iglesia tradicional. Esta iglesia tradicional es más
una estructura social que el instrumento concebido originalmente para refor-
mar. Los requisitos administrativos distraen en forma creciente los esfuerzos de
l a iglesia apartándola de las actividades religiosas.
El alejarse de la Biblia y de Dios es un esquema sociológico común, y tam-
bién está ilustrado en la historia bíblica. Repetidamente Dios tuvo que usar me-
dios drásticos para intentar revertir esas tendencias. Incidentes como el diluvio
del Génesis, el largo peregrinaje de los israelitas por el desierto y el cautiverio
babilónico ilustran cuán difícil, pero importante, es resistir tales tendencias.
Las instituciones educativas modernas también ilustran esta tendencia de ir
a la derivas' Un gran número de instituciones de enseñanza superior en los Es-
tados Unidos (como las universidades de Auburn, Boston, Brown, Dartmouth,
LOS ORIGENES i ALGUNAS CONCLUSIONES

Harvard, Princeton, Rutgers, Tufts, Sur de California, Wesleyana, Estatal de Wi-


chita y Yale) comenzaron como instituciones religiosas, ligadas a las iglesias,
pero luego se apartaron por el camino de la secularización y ya no tienen rela-
ciones con las iglesias. Es significativo que (por lo menos hasta donde el autor
conozca) ninguna institución que comenzó siendo secular llegó más tarde a ser
religiosa. Aquí también hay una tendencia que parece alejarse de Dios. Esto no
es del todo sorprendente. Mientras el clima dominante de las actividades erudi-
tas sea secular, podemos esperar que exista esta tendencia. El compromiso reli-
gioso rara vez es condonado, y mucho menos estimulado, en las instituciones
públicas y en muchas privadas.
El esquema de estar a la deriva y alejándose de Dios se ve en las iglesias
modernas, en la historia bíblica y en las instituciones educativas. En mi opi-
nión, esto es desafortunado. Uno se puede alejar lentamente de una posición a
otra ligeramente diferente. Los ocho modelos de interpretación de los registros
fósiles que se dieron arriba, y una cantidad de otras posiciones intermedias que
se podrían ubicar entre ellas, ilustran cuán fácil e imperceptiblemente uno se
puede alejar de la creencia en una creación reciente hecha por Dios,: hacia un
evolucionismo naturalista donde no hay Dios.

CONCLUSIONES
Los muchos conceptos entre el creacionismo y el evolucionismo tienden a
ser borrosos. Estos modelos no se encuentran ni en la Biblia ni en los datos de la
naturaleza. Tienen muy poco apoyo directo de estas respetadas fuentes de infor
mación. Se pueden sugerir modelos, pero hasta que ellos puedan ser autentica-
dos, no se puede esperar que obtengan un apoyo sólido.
Podemos usar algunos datos científicos para apoyar en forma indirecta, en
grados variables, cualquiera de los modelos considerados. Para algunos de ellos,
l os datos son escasos. Por otro lado, la Biblia sólo confirma el concepto del
creacionismo: Hay sólo un modelo bíblico de los orígenes. En las propias pala-
bras de Dios, él creó todo en seis días. Otros personajes bíblicos importantes
también apoyan la veracidad del relato de la creación dado en el Génesis.
Los conceptos intermedios descritos pueden proporcionar una forma de
desplazarse gradualmente de una creencia en la creación hacia la evolución
naturalista. Esta deriva puede ser un medio de excluir gradualmente a Dios.
Mientras muchas iglesias tradicionales han tendido en esta dirección, yo espera-
ría que ellas realizaran esfuerzos, en la dirección opuesta: hacia la Biblia, con su
CAPÍTULO 21 / ALTERNATIVAS

valor explicativo excepcional, y hacia Dios.

Notas y referencias:
1. T.H. Huxley, Darwiniana: Essays (N. York y Londres: D. Appleton and Co., 1893), p. 149.
2. Ver algunos ejemplos en el capítulo 3.
3. a) C. Bibby, T.H. Huxley: Scientist Humanist and Educator (N. York: Horizon Press, 1959), p. 236; b) C.
Bibby, Scientist Extraordinary. The Life and Scientific Work of Thomas Henry Huxley, 1825-1895 (N. York: St.
Martin's Press, 1972), p. 97.
4. Para una muestra de definiciones y/o esquemas de clasificación de estos diversos conceptos, ver: a) L.R. Bai-
ley, Genesis, Creation, and Creationism (N. York y Mahwah, NJ: Paulist Press, 1993), pp. 121-130; b) J.T.
Baldwin, "Inspiration, the Natural Sciences, and a Window of Opportunity", Journal of the Adventist Theolo-
gical Society 5:(1-1994):131-154; c) R.L. Ecker, Dictionary of Science and Creationism (Buffalo, NY: Promet-
heus Books, 1990), pp. 71, 208; d) W.H. Johns, "Strategies for Origins", Ministry 54 (May 1981):26-28; e)
T.D.S. Key, "The Influence of Darwin on Biology", en: R.L. Mixter, ed., Evolution and Christian Thought To-
day, 2a. ed. (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1960), pp. 11-32; f) J.P. Lewis, "The Days
of Creation: An Historical Survey of Interpretation", Journal of the Evangelical Theological Society
32(1989):433-455; g) R. Maatman, The Impact of Evolutionary Theory. A Christian View (Sioux Center, IA:
Dordt College Press, 1993), pp. 162-185; h) F.L. Marsh, Studies in Creationism (Washington, DC: Review
and Herald Publishing Assn., 1950), pp. 22-55, 69-78; i) T.A. Mclver, Creationism: Intellectual Origin, Cultu-
ral Context and Theoretical Diversity, PhD Dissertation, Department of Anthropology (Los Angeles, CA: Uni-
versity of California at Los Angeles, 1989), pp. 403-541. Disponible en: Ann Arbor, MI: University Micro-
fil ms; j) C. Mitchell, The Case for Creationism (Grantham, Inglaterra: Autumn House Ltd., 1994), pp. 191-202;
k) C.H. Pinnock, "Climbing out of a Swamp: The Evangelical Struggle to Understand the Creation Texts", Inter-
pretation 43(2-1989):143-155; I) A.A. Roth, "Implications of Various Interpretations of the Fossil Record",
Origins 7(1980):71-86; m) B. Thompson, Creation Compromises (Montgomery, AL: Apologetic Press, Inc.,
1995); n) D.L. Wilcox, "A Taxonomy of Creation", lournal of the American Scientific Affiliation
38(1986):244-250; o) D.A. Young, "Scripture in the Hands of Geologists" (Parts 1 and 2), The Westminster
Theological Joumal 49(Primavera, 1 987):1-34, y (Otoño, 1987):257-304.
5. Por ejemplo: a) El uso que da M.A. Corey ( Back to Darwin: The Scientific Case for Deistic Evolution [Lanham,
MD, N. York y Londres: University Press of America, 1994]) a la expresión "evolución deísta" parece adecuar-
se mejor con: la evolución teísta como se usa en este capítulo, mientras que b) J.W. Klotz (Genes, Genesis and
Evolution, 2a. ed. rev. [St, Louis: Concordia Publishing House, 19701, p. 477) usa el término "evolución teís-
ta" para lo que parece ser evolución deísta.
6. Para un repaso de algunos conceptos, ver: D.A. Young, The Biblical Flood. A Case Study of the Church's
Response lo Extrabiblical Evidente ( Grand Rapids, MI: Wm, B. Eerdmans Publishing Co., y Carlisle: The Pater-
noster Press, 1995).
7. Ver el capítulo 9 para los detalles.
8. Génesis 1 y 2. Ver también Éxodo 20:11; 31:17. Algunos consideran Isaías 45 y Job 38 y 39, pero éstos pare-
cen más interesados en los atributos de Dios que en la creación.
9. Para un estudio abarcante de la evidencia de que éstos fueron días comunes de 24 horas, ver: G.F. Hasel,
"The 'days' of Creation i n Genesis 1: Literal 'days' or Figurative 'Periods/Epochs' of Time?', Origins
210994):5-38.
10. Para más detalles, ver el capítulo 12.
11. Ver: Mclver, pp. 461-473 (nota 4i).
12. Para un estudio de esta alternativa y modelos relacionados con él, ver el capítulo 19.
13. Ver los capítulos 9, 10, 14.
14. Ver los capítulos 10 y 12 para los detalles.
15. Ver las referencias en la nota 4, especialmente: a) Mclver, pp. 474-502 (nota 4i). Ver también: b) W.W.
Fields, Unformed and Unfilled: The Gap Theory (Nutley, NJ: The Presbyterian and Reformed Publishing Co.,
402 LOS ORÍGENES / ALGUNAS CONCLUSIONES

1976):
1 6: Comparar Génesis 1:2 con Isaías 45:18:
1 7: Génesis 1:2:
1 8: Génesis 1 y 2; Éxodo 20:11; 31:17; Nehemías 9:6; Salmo 146:6; Isaías 40:26, 28; Juan 1:3; Hechos 4:24; y
Colosenses 1:16.
1 9: Ver las referencias en la nota 4; también: a) J.T. Baldwin, "Progressive Creation and Biblical Revelation: Some
Theological Implications", Origins 18(1991):53-65; b) E.K. Gedney, "Geology and the Bible", en: American
Scientific AfFliation, eds., Modem Science and Christian Faith: A Symposium on the Relationship of the Bible
to Modem Science ( Wheaton, 11: Scripture Press Foundation, 1950), pp. 23-57; c) P.P.T. Pun, "A Theology of
Progressive Creationism", Perspectives on Science and Christian Faith 39(1987):9-19; d) B: Ramm, The Chris-
tian View of Science and Scripture (Grand Rapids, MI: Wm. B: Eerdmans Publishing Co., 1954); e) H: Ross,
Creation and Time: A Biblical and Scientific Perspective on the Creation-Date Controversy (Colorado Springs,
CO: NavPress, 1994) f) J.L. Spradley, "Changing Views of Science and Scripture: Bernard Ramm and the
ASA", Perspectives on Science and Christian Faith 44(1992):2-9:
20: Génesis 3:14-19:
21: Romanos 5:12-19.
21: T. Dobzhansky, "Nothing in Biology Makes Sense Except in the Light of Evolution", The American Biology
Teacher 35(1973):125-129:
23: Génesis 1:31:
24. Génesis 1; Éxodo 20:11:
25: Ver también Hasel (nota 9):
26. Ver las referencias en la nota 4: También ver: a) R.H. Bube, "Biblical Evolutionism?" Journal of the American
Scientific Affiliation 23(1971):140-144; b) L.J. Gibson, "Theistic Evolution: Is it for Adventists?", Ministry
65(1-1992):22-25; c) K.B. Miller, "Theological Implications of an Evolving Creation", Perspectives on Science
and Christian Faith 45(3-1993):150-160; d) Ramm, pp. 113, 280-293 (nota 19d); e) P. Teilhard de Chardin,
Man's Place in Nature: The Human Zoological Group, R: Hague, trad. (N. York: Harper and Row, 1966),
pp. 61-63. Traducción de: La place de l'homme dans la nature. (Posiblemente sus conceptos son apropiados
aquí:); f) F: Van Dyke, "Theological Problems of Theistic Evolution", Journal of the American Scientific Affi lia-
tion 38(1986):11-18:
27: Isaías 44:21, 22:
28: Lucas 12:6:
29. Isaías 11:6; 65:25:
30: a) Key, pp. 20, 21 (nota 4e): Hay muchas variedades de deísmo. Para un resumen, ver: b) A.O. Aldridge,
"Deism", en: G: Stein, ed., The Encyclopedia of Unbelief (Buffalo, NY: Prometheus Books, 1985), pp. 134-
137:
31. Ver el capítulo 18 para los detalles:
32: a) Key, p: 22 (nota 4e); b) H.M. Morris, Pantheistic Evolution, Impact Series N° 234 (El Cajón, CA: Institute for
Creation Research, 1992):
33: a) S. Arrhenius, Worlds in the Making, H: Boms, trad. (N. York: Harper and Row, 1908): Traducción de: Varl-
danas ulveckling y Manniskan Infor Varldsgatan; b) J: Brooks, G: Shaw, Origin and Development of Living
Systems (Londres y N: York: Academic Press, 1973), pp. 354, 355; c) F: Crick, Life Itself: Its Origin and Natu-
re (N. York: Simon and Schuster, 1981); d) F.H.C. Crick, L.E. Orgel, "Directed Panspermia", Icarus
19(1973):341-346; e) F. Hoyle, N.C. Wickramasinghe, Evolution from Space: A Theory of Cosmic Creationism
(N: York: Simon and Schuster, 1981); f) E: Von Daniken, Chariots of the Gods? Unsolved Mysteries of the
Past 2a: ed., M: Heron, trad. (Toronto, N: York y Londres: Bantam Books, 1969): Traducción de Erinnerungen
an die Zukunft.
34: a) Key, p: 20 (nota 4e); b) Marsh, p: 53 (nota 4h); c) Ramm, p: 113 (nota 19d):
35: Ver los capítulos 4-8, 11.
36: Comparar Romanos 8:22, que habla de degeneración en la naturaleza desde la introducción del pecado,
contrastado con la creación original muy buena, descrita en Génesis 1:31:
37. Génesis 1:2.
CAPÍTULO 21 / ALTERNATIVAS

38. Salmo 90:4; 2 Pedro 3:8.


39. Hasel (nota 9).
40. Para algunos conceptos recientes, no todos los cuales se adecuan al concepto de alegoría, ver: a) Bailey (no-
ta 4a); b) Ross (nota 19e); c) H.J. Van Till, R.E. Snow, J.H. Stek, D.A. Young, Portraits of Creation: Biblical and
Scientific Perspectives on the World's Formation (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans Publishing Co.,
1 990).
41. 2 Pedro 3:3-6. Ver el capítulo 18 para más detalles acerca de esta predicción.
42. 1 Pedro 3:20; 2 Pedro 2:5.
43. Romanos 5:12-14; 1 Corintios 11:8; 15:22, 45; 1 Timoteo 2:13, 14.
44. Hebreos 11:4-7. Se ha discutido durante siglos si Pablo fue el autor de Hebreos, pero es el candidato más pro-
bable. Ningún otro dirigente conocido de la iglesia de su tiempo pudo haber presentado los profundos argu-
mentos que él usó.
45. Mateo 19:4-6; Marcos 10:6.
46. Mateo 24:37, 38; Lucas 17:26, 27.
47. Isaías 54:9.
48. Éxodo 20:11;31:17.
49. Números 23:19; Salmo 119:163; Proverbios 12:22; Isaías 45:19; Tito 1:2; Hebreos 6:18: Apocalipsis 21:8.
50. Ver el capítulo 17.
51. S. Toulmin, "The Historicization of Natural Science: Its Implications for Theology", en: H. Küng, D. Tracy,
eds., Paradigm Change in Theology: A Symposium for the Future, M. KBhl, trad. (N. York: The Crossroad Pu-
blishing Co., 1989), pp. 233-241. Traducción de Theologie-Wohin? y Das neue Paradigma von Theologie.
52. B. Spring, "A Conversation with Carl Henry About the New Physics", Christianity Today (1 ° de febrero de
1 985):26.
53. S. Weinberg, Dreams ofa Final Theory (N. York: Pantheon Books, Random House, 1992), pp. 257, 258.
54. Para un relato de esto en la Iglesia Metodista Unida, ver: K. Ching, "The Practice of Theological Pluralism",
Adventist Perspectives 5(1-1991):6-11.
55. D.M. Kelley, Why Conservative Churches are Growing: A Study in Sociology of Religion, 2a. ed. (San Francis-
co, N. York y Hagerstown: Harper and Row, 1972, 1977).
56. H.R. Niebuhr, The Social Resources of Denominationalism (N. York: Meridian Books, 1957), pp. 19, 20.
57. Por ejemplo, ver: a) G.M. Marsden, The Soul of the American University: From Protestant Establishment to Es-
tablished Nonbelief (N. York y Oxford: Oxford University Press, 1994); b) G.M. Marsden, B.J. Longfield, eds.,
The Secularization of the Academy (N. York y Oxford: Oxford University Press, 1992); c) D. Sloan, Faith and
Knowledge: Mainfine Protestantism and American Higher Education (Louisville, KY: Westminster John Knox
Press, 1994).
UNAS POCAS PALABRAS FINALES

La verdad a menudo es eclipsada,


pero nunca extinguida.
Livio'

or qué estamos aquí?


Esta pregunta está estrechamente ligada con la persistente interro-
gante que nos hicimos en el primer capítulo: ¿Cuál es verdadera: la
ciencia o la Biblia? La ciencia, en su actitud naturalista moderna, da a
entender que el hombre no tiene propósito. Las Escrituras sugieren
que la existencia tiene significado y que el hombre tiene un propó-
sito, parte del cual es ayudar a otros. En capítulos anteriores he-
mos considerado las preguntas difíciles que afrontan el creacio-
nismo, el evolucionismo y l os conceptos intermedios. Al evaluar
estas preguntas, será instructivo hacer un breve resumen de nues-
tras conclusiones anteriores.

RECAPITULACIÓN2
Muchos se preguntan con seriedad cuál es la idea correcta: si
l a ciencia naturalista o las Escrituras. Al buscar una respuesta, es
i mportante recordar que los esquemas del pensamiento humano
tienden a seguir el "clima de opinión" generalizado. De aquí que
necesitamos ser cuidadosos en establecer nuestros puntos fijos para
nuestro concepto del mundo sobre los datos más sólidos. En nuestra
búsqueda de la verdad deberíamos usar una base tan amplia como sea
posible, incluyendo tanto la ciencia como las Escrituras, las que, funda-
mentalmente, no son tan diferentes la una de la otra como generalmente se
supone. Una pregunta más importante es: ¿Qué verdades encuentro cuando
CAPíTULO 22 / UNAS POCAS PALABRAS FINALES 405

considero la ciencia (como metodología) y las Escrituras?


La ciencia naturalista apoya firmemente el modelo evolucionista de los
orígenes. Probablemente el desafío más serio a ese modelo sea la cuestión del
origen de la vida. Las formas más sencillas de vida tienen centenares de delica
das moléculas, diferentes, altamente complejas, cargadas de información y espe-
cializadas, que no pudieron surgir por sí mismas, especialmente no en las con-
centraciones necesarias para formar cualquier clase de sistema viviente. Des-
pués de dos. siglos de conjeturas, los evolucionistas no han podido encontrar
un mecanismo satisfactorio para su modelo. Las explicaciones para el origen
de las cosas vivientes son aun más difíciles cuando se consideran organismos
más avanzados. Éstos tienen sistemas fisiológicos bien desarrollados, complica-
dos e interdependientes, que generalmente no serían funcionales hasta que to-
das las partes básicas estuvieran juntas. No parece plausible que éstas pudieran
surgir repentinamente por una multitud de mutaciones fortuitas simultáneas,
cuya dirección de cambio no tuviera previsión. Tampoco parece plausible, si es-
tos sistemas surgieron gradualmente, que las partes no funcionales que están
en desarrollo pudieran soportarla presión de la supervivencia del más apto ge-
neralmente postulada para el proceso evolutivo. Ese proceso tendería a eliminar
estas partes inútiles. Además, no parece que estemos viendo la formación de
nuevos órganos en los organismos. En cuanto al origen del hombre, las explica-
ciones mecanicistas no responden fácilmente al problema de las facultades
mentales especiales del hombre como la moralidad y la libertad de elección.
El tema de los orígenes ha llegado a ser aún más complicado con el descu-
brimiento de sistemas "programados" tales como el código genético, sistemas
complicados de control de genes y los sistemas para la corrección de la replica
ción del ADN. Hasta donde sepamos, estas clases complejas de programas no
surgen espontáneamente; parecen representar un diseño inteligente, como se
esperaría de un Creador.
Los fósiles que se encuentran en los estratos sedimentarios de la Tierra re-
flejan una tendencia muy general de lo simple a lo complejo, que los evolu-
cionistas interpretan como el desarrollo evolutivo gradual. Sin embargo, el es
quema que forman los fósiles descubiertos implicarían tasas altamente erráticas
de evolución, pues muchos grupos principales aparecen en forma extremada-
mente rápida. Los creacionistas interpretan la tendencia general de lo simple a
l o complejo como el resultado de factores que actuaron durante el diluvio del
Génesis, así como la distribución de los organismos antes del diluvio. La distri-
LOS ORÍGENES 1 ALGUNAS CONCLUSIONES

bución actual de los organismos vivos también es, en general, de lo simple a lo


complejo, si uno comienza en el fondo oceánico y va subiendo a alturas mayo-
res en la corteza terrestre. Se esperaría un orden similar en los sedimentos que
se originaran en los paisajes gradualmente erosionados por las aguas del diluvio
a medida que iban subiendo. La "explosión cámbrica" de las clases básicas de
l os animales representaría el fondo de los mares antediluvianos. La falta general
de fósiles intermedios (eslabones perdidos) entre las grandes categorías de los
organismos indica que la evolución no ocurrió. Las lagunas son especialmente
notables entre las categorías más elevadas (tipos y divisiones) de los animales y
l as plantas, donde se esperaría el mayor número de intermedios.
La geología acepta otra vez interpretaciones catastróficas de la historia de la
Tierra. Los creacionistas proponen que el diluvio universal descrito en el Géne-
sis es responsable de la mayor parte de los estratos sedimentarios de la Tierra.
Esto implica una deposición rápida durante el año que duró el diluvio. La evi-
dencia incluye la naturaleza desusadamente extendida de algunos de estos de-
pósitos, como se esperaría de una gran actividad diluvial; la evidencia inusual,
pero abundante, de actividad subacuática sobre los continentes; los sistemas
ecológicos incompletos; y una falta de evidencia para muchos millones de
años del tiempo propuesto para algunas de estas capas, en las que faltan gran-
des porciones de la columna geológica. La erosión debería ser especialmente
pronunciada en esas lagunas, pero es mínima o está ausente.
La lenta tasa de crecimiento de los arrecifes de coral se considera un desa-
fío para una creación reciente, pero los corales vivientes pueden a veces crecer
bastante velozmente, y muchos supuestos arrecifes fósiles han estado sujetos a
considerables reinterpretaciones. Los estratos fosilíferos contienen evidencias
de una actividad biológica tales como pisadas o tubos formados por gusanos.
Los no creacionistas consideran que esto es una evidencia de largos períodos,
pero los creacionistas creen que es el resultado de la actividad de los organis-
mos durante el año del diluvio.
La datación radiométrica se presenta como un desafío a la creación recien-
te descrita en las Escrituras. Sin embargo, tanto los creacionistas como los no
creacionistas ajustan las datas del carbono-14 a lo que ellos consideran el tiem
po real, pero los ajustes de tiempo postulados por los creacionistas son mayores.
Muchas fechas radiométricas son anómalas y muchas no lo son. Los creacionis-
tas sugieren condiciones variadas durante el diluvio del Génesis que alteraría las
fechas radiométricas. Es difícil pensar que una catástrofe mundial como la del
CAPÍTULO 22 / UNAS POCAS PALABRAS FINALES

diluvio del Génesis no afectara estos sistemas de datación. Además, la tasa de


una cantidad de cambios geológicos que ocurren actualmente, tales como la
erosión, la actividad volcánica y la elevación de las montañas, sugeriría que
hubo mucho menos tiempo en el pasado geológico que el propuesto por las fe-
chas radiométricas.
La ciencia experimental, como se practica actualmente, es un método de
mucho éxito para descubrir la verdad acerca de la naturaleza. Pero la ciencia no
es tan buena cuando trata de eventos pasados irrepetibles (ciencia histórica) y
tiene muy poco para contribuir en las áreas de la moralidad, el sentido de pro-
pósito, o la religión. La Biblia, por otra parte, cubre estas áreas y también inclu-
ye algo de información científica. Ella es autenticada por evidencias geográficas,
históricas y arqueológicas externas, y algunos aspectos predictivos extraordina-
rios, incluyendo la predicción de los conflictos actuales acerca de la creación y
del diluvio.' La Biblia explica el sufrimiento en la naturaleza como la conse-
cuencia de decisiones equivocadas al poseer la libertad de elección. Se han
formulado numerosas preguntas acerca del relato bíblico de los orígenes, y
existen respuestas satisfactorias.
La ciencia naturalista está afrontando un dilema a medida que emergen
más evidencias que plantean problemas para el evolucionismo. El evolucionis-
mo es el mejor modelo que la ciencia puede postular, manteniéndose dentro de
l as limitaciones de la filosofía naturalista. Los científicos son renuentes a renun-
ciar a esta posición y ceder a las alternativas como el creacionismo, que resol-
vería el dilema.
Algunos sugieren que Dios pudo haber creado a lo largo de extensos perío-
dos, o que él pudo haber iniciado sólo la vida primordial, o que usó el proceso
evolutivo para crear todo. Además de algunos de los problemas mencionados
más arriba, estos conceptos intermedios entre el creacionismo y el evolucionis-
mo sufren de una falta de evidencias. Ni los datos científicos ni las Escrituras su-
gieren directamente estos conceptos. Su falta de evidencias de apoyo también
está reflejada en su falta de definición. Son interesantes, pero tienen un excesivo
grado de conjeturas.
Para este escritor, el modelo creacionista es el que tiene más sentido. Dis-
cutiremos esto algo más abajo.

LA SUPREMACÍA DE LAS IDEAS PREDOMINANTES


Dos miembros del Parlamento de Londres, el Duque de Hamilton y Lord
LOS ORIGENES 1 ALGUNAS CONCLUSIONES

Mohun, tuvieron en 1712 un encuentro desastroso. Estas personas habían tenido


un juicio pendiente durante once años, y como consecuencia, no eran grandes
amigos. Mientras discutían su caso con un oficial del tribunal, el Duque de Ha-
milton comentó que uno de los testigos del caso, que era favorable al Lord Mo-
hun, no tenía verdad ni justicia en sí. La reacción de Lord Mohun a este co-
mentario denigrante fue la de sugerir que el testigo tenía en sí tanta justicia y
verdad como el Duque de Hamilton. El Duque no. respondió a este sarcasmo, y
al irse saludó cortésmente al Lord, y nadie sospechó la seriedad de su enojo. Esa
noche, un mensajero de Lord Mohun trató dos veces de encontrar al Duque pa-
ra desafiarlo a un duelo. El mensajero finalmente lo encontró en una taberna y
l e entregó el mensaje. El Duque aceptó el desafío, y el encuentro fue fijado para
dos días más tarde, a las 7 de la mañana el domingo 15 de noviembre, en Hyde
Park. Como era la costumbre, se nombraron los padrinos del duelo, llamados
"segundos".
Al tiempo señalado los participantes se encontraron en el lugar del parque
llamada El Vivero y se prepararon para el combate. Cuando todo estuvo listo,
l os dos adversarios tomaron sus espadas y se atacaron con desesperación. Lord
Mohun murió en el mismo lugar, y el Duque de Hamilton murió mientras sus
sirvientes lo llevaban a casa . 4 El pleito se acabó.
Tal conducta nos parece extraña, pero una vez estuvo de moda proteger el
honor propio mediante los duelos. Estos duelos de honor, que llegaron a ser
generalizados en la época medieval, se ocupaban de ofensas personales. No
siempre los duelos acababan en muerte; pero, desafortunadamente, muchos
terminaban de ese modo. La práctica entre la nobleza de llevar espadas como
parte de la vestimenta diaria, facilitaba esta clase de encuentros. El más mínimo
pretexto se usaba como excusa para un duelo de honor, tal como disputas al ju-
gar a los naipes o en las peleas de perros. La práctica llegó a ser muy popular en
Francia, era común en Italia, Alemania, Rusia, Inglaterra e Irlanda. Se informa
que en Irlanda se realizaron hasta 23 duelos en un sólo días y eran tan comu-
nes que sólo se informaba de ellos si uno o ambos combatientes morían. En
Francia, durante el reinado de Enrique IV, más de 4.000 "caballeros" franceses
perdieron su vida por los duelos en un período de dieciocho años.6 Durante el
reinado de Luis XIII se informa que la conversación común y corriente por la
mañana era: "¿Sabes quién se batió en duelo ayer?", y después del almuerzo:
"¿Sabes quién peleó esta mañana?" En un período de veinte años se extendieron
8.000 perdones por homicidios asociados con los duelos.'
CAPÍTULO 22 / UNAS POCAS PALABRAS FINALES

La mentalidad detrás de esta moda no es compleja, pero es difícil de apre-


ciar. El honor personal, el orgullo y la venganza tuvieron precedencia sobre
otros valores, incluso sobre la vida misma. Como comentara Joseph Addison
en The Spectator [El espectador]: "La muerte no es suficiente para frenar a los
hombres que se glorían de despreciarla". 8 En la mente de demasiadas personas,
el orgullo y la venganza por supuestas afrentas tenía prioridad sobre todos los
demás valores.
Esta devastadora práctica no era aprobada por todos, y muchos monarcas
procuraron suprimirla, aunque algunos de ellos participaban pasivamente en
ella. En Inglaterra, Francis Bacon percibió la dificultad del problema. En su
acusación acerca de los duelos señaló que "las raíces de esta ofensa es la tes-
tarudez: ella desprecia la muerte, que es el castigo máximo". 9 Él propuso ata-
car aquellos factores que conducían a los duelos, en vez de atacar el duelo
mismo; sin embargo, la práctica continuó.
Muchas leyes se formularon contra los duelos, incluyendo sentencias de
muerte en Polonia, Munich y Nápoles. La monarquía francesa era especial-
mente opuesta a ellos, y muchos sobrevivientes de duelos fueron ejecutados
bajo el reinado de Luis XIV; sin embargo, los duelos perduraron más que la
monarquía francesa. En los Estados Unidos esta práctica no llegó a ser popular
hasta comienzos del siglo XIX, cuando se expandió rápidamente, especial-
mente en el sur.'°
Entretanto, los duelos comenzaron a perder su popularidad y respeto. El
ridículo y los castigos vergonzosos para los participantes, tales como colgar
sus cuerpos después de morir en un duelo, comenzaron a moderar esta prácti
ca. Se ha escrito mucho acerca de las implicaciones de los duelos. Algunos,
como Jonatán Swift, sugerían que no se hacía daño si los malhechores y los
tontos se baleaban entre sí;" otros lo rotulaban como conducta de animales
salvajes, asesinato o suicidio. Afortunadamente, el así llamado duelo de honor
ya no está de moda. Este paradigma destructor de la vida ha muerto.
Los duelos ilustran bien cuán fuerte puede ser un paradigma a pesar de la
poca lógica que lo sustenta, y de las tristes consecuencias de él. La práctica
duró siglos. Hemos mencionado antes la contracción de la tierra, la cacería de
brujas y la alquimia como ideas que fueron dominantes, y que vinieron y pa-
saron. '2 Esto nos advierte de que nuestra visión del mundo no debería basarse
meramente en el "clima de opinión" aceptado, que puede estar vigente hoy
pero desaparecer mañana.
410 LOS ORÍGENES / ALGUNAS CONCLUSIONES

UNA EVALUACIÓN DE LOS MODELOS DE LOS ORÍGENES


El predominio de los paradigmas plantea la pregunta de si el creacionismo
y el evolucionismo son modas temporarias en el panorama continuo de ideas
cambiantes. Yo diría que no. A través de todo esto hay una verdad, y se espera
que la verdad sobreviva al error. El concepto creacionista tiene un largo registro
de duración, pero la sola persistencia no necesita ser la prueba final de la ver-
dad. Podríamos hacer una lista de argumentos en favor del creacionismo, y otra
en favor del evolucionismo, y ver cuál es más larga. Una lista de argumentos
que apoya directamente conceptos que están entre el creacionismo y el evolu-
cionismo, tales como la evolución teísta y la creación progresiva, serían notable-
mente cortas. Pero la longitud de las listas podría no ser especialmente significa-
tiva; algunos argumentos son mucho mejores que otros. En nuestra evaluación
haríamos bien en prestar atención especial a la calidad de los argumentos. Tan-
to la calidad como la cantidad son importantes.
La recapitulación dada más arriba repasa una cantidad de argumentos
científicos que favorecen el modelo bíblico de los orígenes. Es significativo que
podemos encontrar datos biológicos, históricos, arqueológicos, paleontológicos
y geológicos que corroboran la Biblia. Aún más significativo es que cuando
centenares de miles de científicos están interpretando la ciencia bajo el paradig-
ma evolutivo, y sólo un puñado bajo el paradigma creacionista, se pueda en-
contrar tantas evidencias que apoyan la Biblia. ¿Cuál sería el panorama si la
mitad de los científicos estuviera de un lado del problema y la otra mitad del
otro? Me aventuraría a sugerir que los datos examinados y las conclusiones ob-
tenidas con respecto a los orígenes sería vastamente diferente de la dominación
actual del evolucionismo. Los datos que apoyan el modelo bíblico no son tan
difíciles de encontrar.
Pero todavía hay otra pregunta persistente que nos confronta: ¿Puede la
ciencia, que tiene tanto éxito en el ámbito experimental, estar tan equivocada
en el tema de nuestros orígenes? Esto es probable, porque el éxito puede ce
garnos fácilmente. La ciencia tiene tanto éxito en el campo experimental que
puede hacernos sentir excesivamente confiados en otras áreas tales como la
ciencia histórica. Tanto Napoleón como Hitler cayeron en la trampa fatal de
una confianza excesiva.
A pesar del trabajo de una enorme multitud de científicos, la evidencia só-
lida en favor de la teoría general de la evolución es escasa. El filósofo Huston
Smith, al referirse al evolucionismo, expresa su preocupación: "Nuestra evalua-
CAPíTULO 22 / UNAS POCAS PALABRAS FINALES

ción personal es que en ninguna otra teoría científica la mente moderna descan-
sa con tanta confianza en tan poca evidencia proporcional; sobre evidencia,
digamos, en relación con la cantidad que se necesitaría para establecer la teoría
en ausencia de voluntad para creer, tan limitada"." Y el físico católico Wolf-
gang Smith expresa preocupación acerca de la calidad de los datos científicos
que apoyan el evolucionismo: "El punto es, sin embargo, que la doctrina de la
evolución ha barrido el mundo, no con la fuerza de sus méritos científicos, sino
precisamente en su condición de mito gnóstico. Afirma, en efecto, que los seres
vivos se crearon a sí mismos, l o que en esencia es una afirmación metafísica. Es-
to en sí mismo implica, sin embargo, que la teoría es científicamente no verifi-
cable (un hecho, de paso, que ha sido señalado con frecuencia por los filósofos
de la ciencia). De ese modo, en último análisis, él evolucionismo es una verdad
una doctrina metafísica vestida con ropaje científico"."
¿Es el evolucionismo un paradigma transitorio destinado al olvido? No en-
traré a especular, pero diría que a menos que el evolucionismo pueda encontrar
datos más significativos para sostenerlo, su supervivencia será precaria. Los
descubrimientos científicos más recientes en la biología molecular hacen que el
tema de su supervivencia sea particularmente tenue.15 Sin embargo, ideas con
poco fundamento, tales como la alquimia o el duelo de honor, pueden dominar
el pensamiento durante siglos.
Debemos mencionar un aspecto adicional al evaluar el cuadro general. El
acto de la creación mismo como un evento milagroso es muy difícil de evaluar
científicamente, aunque las consecuencias de la creación tales como se ven en
l a complejidad de la naturaleza no lo sea. El diluvio del Génesis es algo más fácil
de analizar en las capas geológicas, pero aquí todavía estamos tratando con la
ciencia histórica. ¿Significa esto que el creacionismo es un concepto irracional?
Yo diría que no. Los datos firmes de la biología molecular y las características de
las rocas que indican una rápida deposición apoyan la racionalidad del creacio-
nismo. Sin embargo, algo de la importancia de la evidencia en favor del creacio-
nismo yace, no en la observación directa, sino en el fracaso de las alternativas,
como el evolucionismo, en proveer un mecanismo plausible. Todos estos son
puntos pertinentes que tienen importancia para la cuestión de los orígenes. Po-
dremos no estar tan felices con las evidencias indirectas como lo estaríamos con
observaciones directas, pero a veces eso es todo lo que tenemos, y deberíamos
sacar el mayor provecho dula información que está a nuestra disposición.
LOS ORIGENES / ALGUNAS CONCLUSIONES

CONCLUSIONES
Mi evaluación personal es la siguiente: No puedo aceptar la idea de que no
hay Dios. La naturaleza es demasiado compleja y la existencia demasiado signi-
ficativa como para que yo crea que todo el equilibrio intrincado y delicado que
veo a mi alrededor es solamente accidental. Tiene que haber un Diseñador. Si
hay un Diseñador, yo esperaría alguna comunicación significativa de él. Sería
un Creador muy extraño el que diseñara nuestro pensamiento, nuestras mentes
conscientes, y no se comunicara con nosotros para nada. Yo espero comuni-
cación, y anhelo esa comunicación. La Biblia es la mejor candidata. Escrita por
unos cuarenta autores que pretenden haber tenido revelaciones especiales, tiene
una coherencia interna extraordinaria, y una correspondencia poco usual con la
historia, la arqueología y la naturaleza. No todas las preguntas resultan respon-
didas,'6 pero entre todos los modelos considerados, el creacionismo es el que
tiene más sentido. Responde a la mayoría de las preguntas.
Cuando examino modelos de los orígenes que incluyen a un Dios a lo lar-
go de extensos períodos, tales como el evolucionismo deísta, el evolucionismo
teísta o el creacionismo progresivo, ninguno de ellos son para mí tan convincen
tes como el creacionismo. Estos modelos son demasiado "dependientes" de la
ausencia de datos. Una razón para creer en el creacionismo es la evidencia de
una rápida deposición de los estratos geológicos." Otra es la Biblia, que no es
un libro común."' Si hay un Dios, y la Biblia es su Palabra, parece difícil recon-
ciliar esa palabra, que es tan clara con respecto a una creación reciente, con las
alternativas diferentes. Si aceptáramos a Dios como el Creador, como muchos
de los conceptos intermedios lo hacen, se necesita recordar que el Dios descri-
to en las Escrituras pudo haber creado recientemente tan fácilmente como a lo
l argo de extensos períodos. No hay necesidad de parte de Dios de un proceso
episódico de creación a lo largo de eones; y Dios mismo afirma que él creó to-
do en seis días.' 9
Muchos que aceptan los conceptos intermedios entre el creacionismo y el
evolucionismo también aceptan fácilmente la esperanza de la salvación eterna
que ofrece Jesucristo, aunque en la práctica rechacen su aprobación de los rela
0 Del mismo modo se podría ser esen-
tos bíblicos de la creación y del diluvio. 2
cialmente consistente al aceptar la aprobación de los relatos bíblicos de la
creación y del diluvio y rechazar su salvación. ¿Estaba Cristo engañándonos
cuando trató la creación y el diluvio como relatos de hechos reales? Debería-
mos afrontar el problema con sencillez: o Jesucristo fue el Hijo de Dios, o fue
CAPITULO 22 / UNAS POCAS PALABRAS FINALES

un impostor que se hacía pasar por el Hijo de Dios. Si fue un impostor, desapa-
recen la salvación que ofrece el cristianismo, la Biblia y todo su valor explicati-
vo. Quedamos con el evolucionismo naturalista y todos sus muchos problemas.
Si Jesucristo realmente fue el Hijo de Dios, se esperaría que no nos guiara en
forma equivocada con respecto al importante problema de los orígenes.
Es sorprendente que el concepto del evolucionismo persista en vista de la
escasez de evidencias firmes para apoyarlo.21 Tal persistencia probablemente
se pueda explicar mejor sobre una base sociológica similar a otros paradigmas o
tendencias que han persistido, a veces por siglos, pero que tienen muy poca
base de apoyo. La ciencia poderosa, tratando de responder a las grandes pre-
guntas de la existencia dentro de su propio sistema naturalista limitado de expli-
caciones, estimula la creencia en la evolución. Esta es la mejor explicación de
l os orígenes que puede proporcionar; pero en mi opinión no alcanza la plausibi-
li dad. La ciencia puede presentar nuevas interpretaciones que desafíen al crea-
cionismo; pero hasta que pueda mostrar un modelo que explique mejor la
complejidad de la naturaleza y la significación de la existencia, su enfoque no
puede satisfacer algunas de las preguntas más profundas. La ciencia como bús-
queda del conocimiento debería reconocer más su limitada esfera de aplica-
ción y aceptar el valor de otras disciplinas, reconociendo en su postura metodo-
l ógica que otras áreas pueden hacer una contribución dotada de autoridad en la
búsqueda de la verdad. Entonces, y sólo entonces, puede la ciencia armonizar
significativamente con la verdad.
Comenzamos este capítulo con la pregunta: ¿Por qué estamos aquí? Mi
evaluación personal es que el creacionismo responde esta pregunta de una ma-
nera mejor que los otros modelos. El creacionismo hace una contribución signi
ficativa, razonable y satisfactoria a las grandes preguntas acerca de la verdad, el
significado, el propósito, el deber y nuestro destino personal.
Algunos basan su visión del mundo sólo sobre la ciencia. Aunque la cien-
cia es digna de respeto, ésa es una "visión del mundo" incompleta. Otros esta-
blecen su visión del mundo sobre la base de sólo las Escrituras. Este panorama
es restringido, y dentro de las Escrituras encontramos estímulo para aprender
de la creación de Dios.22 Para mí, un enfoque más satisfactorio es unir la ciencia
con la Biblia.

Notas y referencias:
1. Livio, c. 10. Historia de Roma, XXII. Citado en: H.L. Mencken, ed., A New Dictionary of Quotations on Histo-
4, 1 4 LOS ORÍGENES,/ ALGUNAS CONCLUSIONES

rica¡ Principies from Ancient and Modern Sources (N. York: Alfred A. Knopf, 1942), p. 1220.
2. Este repaso está basado en el material presentado en los capítulos anteriores. La documentación de apoyo se
encontrará en orden en los capítulos 1 al 21.
3. 2 Pedro 3:3-6.
4. Informado en: C. Mackay, Extráordinary Popular Delusions and the Madness of Crowds (N. York: Farrar,
Straus and Giroux, [185211932), p. 681.
5. a) Mackay, p. 686 (nota 4). Oras referencias sobre el desarrollo histórico de los duelos incluyen: b) M. Basna-
ge, Dissertation historique sur les Duels et les ordres de Chevaliere, ed. rev. (Base¡: Jean Christ, 1740), p. 4; c)
P.C. Bataillard, Du duel, considéré sous le rapport de la morale, de 1'histoire, de la législation et de Popportu-
nité d'une lo¡ répressive (Paris, 1829), p. 14.
6. Mackay, p. 666 (nota 4).
7. Ibíd., p. 668.
8. J. Addison, The Spectator. Religious, Moral, Humorous, Satirical, and Critica¡ Essays (N. York: Hurst and Co.,
s.f.), t. 2; p. 210.
9. F. Bacon, The Charge of Sir Francis Bacon Knight, his Maiesties Attourney General¡, Touching Duells (Lon-
dres: Robert Wilson, 1614), p. 18.
10. H.T. Kane, Gentlemen, Swords and Pistols (N. York: Wílliam Morrow and Co., 1951), p. x.
11. Como aparece en Mackay, p. 679 (nota 4).
12. Ver el capítulo 2.
13. H. Smith, Forgotten Truth: The Primordial Tradition (N. York, Hagerstown y San Francisco: Harper and Row,
1976), p. 132.
14. W. Smith, Theilhardism and the New Religion: A Thorough Analysis of the Teachings oí Pierre Teilhard de
Chardin (Rockford, IL: Tan Books and Publishers, 1988), p. 242.
15. Ver el capítulo 8.
16. Ver los capítulos 10 y 14.
17. Ver los capítulos 13 y 15.
18. Ver los capítulos 1 y 18.
19. Éxodo 20:11.
20. Mateo 19:4-6; 24:37, 38; Marcos 10:6; Lucas 17:26, 27. Esto y la aprobación de otros autores de la Biblia se
estudian en el capítulo 21.
21. Ver los capítulos 4-8, 11.
22. Por ejemplo: Salmo 19:1-4; Romanos 1:19, 20.
GLOSARIO DE TÉRMINOS TÉCNICOS

ADN: Abreviatura corriente del ácido desoxirribonuclei-


co, que constituye las moléculas en forma de lar-
gas cadenas que codifican la información genéti
ca de un organismo. Las moléculas de ADN pue-
den tener millones de bases nucleótidas unidas
entre sí. Ver Nucleótido.
ALQUIMIA: La búsqueda de la liberación de sustancias, espe-
cialmente en los tiempos medievales. Incluía la
trasmutación de metales pobres en oro, y la bús-
queda del "elixir de la vida".
AMINOÁCIDO: Molécula orgánica con un grupo amino que con-
tiene nitrógeno. Los aminoácidos son las molécu-
l as (biomonómeros) que se combinan para formar
proteínas. En los organismos se encuentran veinte
clases de aminoácidos.
ARN: Abreviatura corriente para el ácido ribonucleico,
que es similar al ADN, con una clase ligeramente
diferente de azúcar y un conjunto algo distinto de
bases nucleótidas. Ver ADN y Base nucleófida.
ARRECIFE: Afloramiento de rocas. Ver Arrecife verdadero.
ARRECIFE VERDADERO: Acumulación lenta de organismos marinos que
forman una estructura que resiste las olas. A ve-
ces se lo llama "bioherm" o arrecife autóctono.
Ver Arrecife.
BASALTO: Roca ígnea oscura, con cristales muy pequeños,
formada por enfriamiento rápido del magma.
BASE (DEL ADN): Ver Base nucleótida.

415
416 LOS ORÍGENES

BASE NUCLEÓTIDA: Molécula en forma de anillo que contiene nitró-


geno y que sirve como una de las unidades bási-
cas de los nucleótidos. Las cinco clases diferen
tes que se encuentran en el ADN y el ARN son la
adenina, la guanina, la citocina, la uridina, (sólo
en el ARN) y la timina. Ver Nucleótido.
BIBLIA: La palabra de Dios escrita por profetas inspira-
dos.
BIOMONÓMERO: Molécula orgánica relativamente sencilla, como
un aminoácido o un nucleótido, que se combina
con muchas otras moléculas similares para for-
mar largos polímeros.
BIOPOLÍMERO: Molécula larga en forma de cadena que consiste
en biomonómeros unidos químicamente. Ver
Biomonómero.
CALIZA: Roca sedimentaria que contiene más del 50% de
CaCO,, a menudo blanca o grisácea, producida
por precipitación del carbonato de calcio del
agua marina, ya sea inorgánicamente o por orga-
nismos vivientes.
CÁMBRICO: La división inferior (período) de la porción Fane-
rozoica de la columna geológica. Esta es la uni-
dad inferior con abundantes fósiles.
CATASTROFISMO: Teoría en la que fenómenos fuera de nuestra ex-
periencia actual en la naturaleza han modificado
grandemente la corteza terrestre, por eventos vio-
l entos repentinos, pero de corta duración, más o
menos mundiales.
CENOZOICO: La más alta de las tres divisiones principales del
Fanerozoico. Ver Fanerozoico.
CIENCIA: Proceso de estudiar la naturaleza por la recolec-
ción de datos y la provisión de explicaciones e
i nterpretaciones de ellos. Ver también Ciencia
metodológica y Ciencia naturalista.
GLOSARIO DE TÉRMINOS TÉCNICOS

CIENCIA HISTÓRICA: Los aspectos menos verificables y predecibles de


l a ciencia. A menudo se asocia con el estudio del
pasado, que es más subjetivo.
CIENCIA
METODOLÓGICA: En esta obra se usa esta expresión para identificar
esa ciencia que está abierta a un amplio espectro
de explicaciones, incluyendo la creación por un
diseño inteligente. Los pioneros de la ciencia mo-
derna entendieron la naturaleza como la crea-
ción de Dios, y serían científicos metodológicos.
Esto contrasta con la ciencia naturalista que
acepta sólo explicaciones mecanicistas. Ver tam-
bién Ciencia y Ciencia naturalista.
CIENCIA NATURALISTA: I nterpretaciones de la naturaleza que sólo acep-
tan fenómenos naturales. Se excluye la actividad
de Dios, o cualquier cosa sobrenatural. Ver tam-
bién Ciencia metodológica.
CLASE: Ver bajo Clasificación de los organismos.
CLASIFICACIÓN DE LOS
ORGANISMOS: Los biólogos usan el siguiente sistema jerárquico.
Cada categoría debajo de la primera es una subdi-
visión de la que está encima.
Reino
Tipo (animales); División (plantas)
Clase
Orden
Familia
Género
Especie
COLUMNA GEOLÓGICA: Representación de la disposición vertical y la cla-
sificación de las subdivisiones de los estratos ro-
cosos de la Tierra; a veces se refiere a sólo una
porción de ella.
41 8 LOS ORÍGENES

CORRIENTE DE DETRITOS: Movimiento masivo de fragmentos de rocas, ba-


rro y suelo en el que predominan partículas ma-
yores que un grano de arena.
CORRIENTE DE TURBIDEZ: Corriente densa, subacuática, que avanza pen-
diente abajo y consiste en una suspensión de sedi-
mentos. La corriente tiene mayor densidad que el
agua, fluye en una forma característica y deja un
depósito extenso, típico, llamado turbidita.
CREACIONISMO: Concepto bíblico de los orígenes. Dios realizó su
creación en seis días literales y hace unos pocos
miles de años.
CREACIONISMO
PROGRESIVO: Concepto de que Dios creó la vida sobre la Tierra
en una serie de pasos progresivos distribuidos en
l argos períodos.
DERIVA CONTINENTAL: Traslado de los continentes a su posición actual,
causado por el movimiento de placas litosféricas
debajo de ellos. Ver también Tectónica de pla-
cas.
DILUVIO DEL GÉNESIS: La catástrofe universal descrita en el primer libro
de la Biblia (el Génesis), con la que el mundo
fue destruido por las aguas de una inundación.
DISCORDANCIA: ("Unconformity"): Interrupción en la deposición
de la secuencia sedimentaria. Una laguna o hia-
to en las capas que forman el registro estratigráfi-
co.
DISCORDANCIA
ANGULAR: ("Non-conformity"): Falta de conformidad en la
que unos estratos paralelos yacen debajo de
otros formando pequeño ángulo entre sí.
DISCORDANCIA EROSIVA: ("Disconformity"): Falta de conformidad donde
hay evidencia de erosión entre estratos paralelos
que se encuentran por sobre y por debajo de la
discordancia.
GLOSARIO DE TÉRMINOS TÉCNICOS

DISCORDANCIA
ENCUBIERTA: ("Paraconformity"): Discordancia en la que no
hay erosión superficial, y los estratos debajo y
por arriba son paralelos, pero no están en se-
cuencia.
DIVISIóN (PLANTAS)-: Ver bajo Clasificación de los organismos
ECOSISTEMA: Una comunidad de organismos que interactúan.
EMPIRISMO: Creencia de que el conocimiento se deriva de la
_ experiencia de los sentidos.
EPICONTINENTAL: Ubicado sobre un continente, o sobre la platafor-
ma continental, como un mar epicontinental.
EPISÓDICO: Tasa de cambio que fluctúa esporádicamente.
ESCRITURA O ESCRITURAS: Ver Biblia. ,
ESPECIE: Grupo , de organismos similares que pueden en-
trecruzarse y producir descendientes con estruc-
turas, funciones y hábitos similares.
ESTRATO:
Unidad estratigráfica. Una capa de sedimentos li-mitada por dos superficies que son aproximada-
mente paralelas, con contactos claros (visualmen-
te obvios) entre los sedimentos.
ESTROMATOLITO: Estructura sedimentaria que consiste , en delgadas
láminas. Los estromatolitos a menudo tienen for-
ma de montículo, pero varían grandemente en ta
maño y forma, desde un milímetro hasta un me-
tro. Son producidos por delgadas capas de mi-
croorganismos en su superficie que capturah y/o
precipitan los minerales en forma de láminas. Ver
Lámina.
EVOLUCIONISMO: El desarrollo de lo simple a lo complejo. El evolu-
cionismo biológico generalmente incluye el ori-
gen de la vida a partir de la materia inanimada, y
el desarrollo subsiguiente de organismos comple-
jos de otros más sencillos a través de largas eras.
LOS ORIGENES

EVOLUCIONISMO DEÍSTA: Concepto de que Dios, generalmente considerado


como un ser impersonal, comenzó el universo y
tal vez la vida, en un pasado remoto, pero que ac-
tualmente no está activo.
EVOLUCIONISMO
PANTEÍSTA: Concepto de que Dios es la naturaleza, y que Dios
progresa junto con la naturaleza al evolucionar ésta.
EVOLUCIONISMO TEÍSTA: Concepto de que la vida se desarrolló a lo largo de
extensos períodos como resultado de la obra de
Dios asociada con el proceso evolutivo.
EXPLOSIÓN CÁMBRICA: Expresión que se aplica al hecho de que, al subir
en la columna geológica, repentinamente se en-
cuentra casi todos los tipos animales en el Cámbri
co. El término se refiere a lo que los evolucionistas
consideran el fenómeno "explosivo" de una evolu-
ción rápida.
FAMILIA: Ver bajo Clasificación de los organismos.
FANEROZOICO: La porción de la columna geológica desde el Cám-
brico hasta el presente. Es la porción que contiene
abundantes fósiles y que se divide en las eras Pa-
leozoica, Mesozoica y Cenozoica.
FORMACIÓN: Grupo de estratos de rocas, o un cuerpo de rocas
ígneas o metamórficas que tiene ciertas característi-
cas peculiares comunes a la unidad, y que se dife
rencian de unidades adyacentes, generalmente de
tamaño suficiente para figurar en los mapas.
FÓSIL: Restos, trazas o evidencia de antiguos animales o
plantas.
GAIA: Hipótesis de que la sustancia viva de la Tierra for-
ma un sistema colectivo de autorregulación que
favorece la continuación de la vida.
GENERACIÓN
ESPONTÁNEA: El desarrollo de organismos vivos de materia no
viviente.
GLOSARIO DE TÉRMINOS TÉCNICOS

GÉNERO: Ver bajo Clasificación de los organismos.


GÉNESIS: Primer libro de la Biblia. Los relatos de la crea-
ción y del diluvio se encuentran en los primeros
once capítulos.
GRANITO: Roca cristalina con trozos gruesos que consiste
en cristales claros y oscuros entrelazados, no en
capas; a veces se deriva del metamorfismo de ro
cas sedimentarias, pero también de origen ígneo
por enfriamiento lento del magma.
HIATO (Brecha o laguna): estratos que faltan en una se-
cuencia sedimentaria.
HOMEÓTICA: Ver bajo Secuencias homeóticas.
lÍGNEAS: Rocas derivadas de material fundido (magma).
ILUSTRACIóN: Movimiento filosófico europeo durante el siglo
XVIII. Cuestionaba los valores y doctrinas tradi-
cionales, y enfatizaba el individualismo, la razón
y el progreso humano.
INGENIERÍA GENÉTICA: Manipulación de la información genética de los
organismos con el fin de producir nuevas clases
de organismos.
LÁMINA: Hoja o capa de roca sedimentaria de un espesor
menor que un centímetro, generalmente mucho
más delgada.
MESOZOICO: La central de las tres divisiones del Fanerozoico.
Ver Fanerozoico.
MORFOLOGÍA: El estudio de la forma, especialmente de un orga-
nismo, o de sus partes.
MUTACIÓN: Cambio genético más o menos permanente.
NATURALISMO: Creencia de que sólo las explicaciones naturales
(mecánicas) son válidas. Se excluyen las explica-
ciones sobrenaturales.
NUCLEÓTIDO: Unidad básica de ADN que consiste en una base
nucleótida en combinación con un fosfato o un
4'22 LOS ORÍGENES

azúcar de 5 carbonos. El orden de las bases nú-


cleótidas determina la información genética en el
ADN y el ARN. Ver Base nucleófida.
ORDEN: Ver bajo Clasificación de los organismos.
OROGEN.IA: Proceso deformación de montañas, especialmen-
te el ascenso, el plegado y los movimientos latera-
l es o empujes.
PALEOANTROPOLOGJA: División de la antropología que trata del hombre
fósil y sus antepasados.
PALEONTOLOGÍA: El estudio de las plantas y los animales fósiles.
PALEOZOICO: La inferior de las tres divisiones principales del
Fanerozoico. Ver Fanerozoico.
PARADIGMA: Concepto amplio que es aceptado como verda-
dero y que influye sobre la interpretación de los
datos.
POSITIVISMO: Creencia en l a primacía de los hechos y fenóme-
nos "positivos", excluyendo toda especulación.
a
Estipula que la única clase de conocimiento es l
"científica".
PRECÁMBRICO: Estratos de rocas por debajo del Cámbrico. El
Precámbrico está casi desprovisto de fósiles; en
contraste, en las rocas del Cámbrico y por sobre
éste se encuentran muchos fósiles.
RACIONAL: Razonable, sensato, agradable a la razón.
REINO: Ver bajo Clasificación de los organismos.
RELIGIÓN: Consagración o dedicación a un conjunto de
creencias. A menudo se asocia con la adoración
de Dios, pero no se limita a ella.
RELOJ MOLECULAR: Concepto de que los cambios en los ácidos nu-
cleicos ocurren a una tasa constante, y pueden
de ese modo ser usados para estimar la época de
. l os cambios evolutivos. ,
ROCA SEDIMENTARIA: Roca formada por fragmentos derivados por el
GLOSARIO DE TÉRMINOS TÉCNICOS

transporte, generalmente por el agua, etc., o por


precipitación de una solución. Ver Sedimento.
SECUENCIAS
HOMEÓTICAS: ("Homeobox"): Secuencias del ADN que son si-
milares y que se encuentran en una variedad de
organismos. Parecen estar asociada con los genes
que controlan el desarrollo.
SEDIMENTO: Toda partícula, de cualquier tamaño, que es
transportada o depositada después del transporte.
El transporte lo realiza generalmente el agua, el
viento o el hielo.
SEUDOFÓSIL: Estructura que se creía que era un fósil, pero que
más tarde resultó ser de origen inorgánico.
SUBSIDENCIA: Hundimiento de una región grande de la corteza
terrestre.
TECTÓNICA DE PLACAS: Concepto del movimiento de grandes placas que
yacen bajo el fondo del mar y de los continentes.
Ver también Deriva continental.
TEOLOGÍA: Rama de estudio que se ocupa de Dios y de su
relación con el mundo.
TEORÍA DE LA ZONACIÓN
ECOLÓGICA: Teoría de que la secuencia de los fósiles se en-
cuentra en la columna geológica se debe a la dis-
tribución ecológica de los organismos antes del
diluvio del Génesis. Las zonas ecológicas predi-
l uviales fueron destruidas en sucesión por el gra-
dual ascenso de las aguas del diluvio. Se supone
que la ecología prediluvial fue diferente de la
ecología actual.
TIPO: Ver bajo Clasificación de los organismos.
TURBIDITA: Roca sedimentaria depositada por una corriente
de turbidez. Ver Corriente de turbidez.
UNIFORMISMO: Teoría que afirma que los procesos geológicos
LOS ORÍGENES

que actúan hoy actuaron de la misma manera y a


l a misma velocidad en lo pasado. Esta teoría no
excluye algunas catástrofes locales.
VARVA: Capa o estrato sedimentario que consiste general-
mente en una porción gruesa y una porción fina,
y que se cree que fue depositado durante un año.
VERDAD: Aquello que está de acuerdo con los hechos o la
realidad.
ZONACIÓN ECOLÓGICA: Ver Teoría de la zonación ecológica.
I NDICE

Abiogénesis 73 282,283
Académica, libertad 25, 65 tasa de petrificación 283
ACLU ver Unión para las libertades Civiles America- Arca, ¿pudieron caber todos los animales en ella?
nas 233
Acritarcas, distribución en el registro fósil 1 75, 177 Arcaico, Homo sapiens 138
Adaptación en los organismos 96, 97 Archaeopteryx como eslabón perdido 211,212
Addison, J. y los duelos de honor 409 Archer, G.L. 355 (nota 22)
ADN 74, 75 (Fig. 4.1), 83 (Fig. 4.4), 133, 150, 154, evaluación de la hipótesis doc mental 366
155,318 Arcilla, minerales de, como modelo ara el origen de
ADN "chatarra" 154 la vida 86
África del Sur, ranas con garras de, y la diferen- Arenisca Coconino
ciación 320 ecosistema incompleto 253, 254
Ager, D.V. 242 (nota 15), 243 (nota 27), 250, 264 huellas en subida 254
(nota 15) Arenisca De Chelly, huellas cuesta arriba 254
Agnosticismo 43, 49 Argumento del diseño 106-110
Agricultura, su efecto sobre la erosión 305, 307 Aristóteles
Agua, corrientes de, direccionalidad 249, 263 creencia en Dios 374
Agua de la Tierra, profundidad si la tierra fuera nivela- y el diluvio 348
da 238 y el diseño 1 07
Agua en movimiento, capacidad de transporte del Arkansas, juicio en 63,64
230 ARN 75, 83-86
Albright, W.F. 355 (notas 14 y 18), 356 (notas 38, Arqueano 173, 175 (Tabla 9.1), 186, 187 (Fig.
48 y 49). 1 0.1)
y la autenticación arqueológica del Antiguo Arrecifes de coral y el tiempo ver Arrecifes y el tiem-
Testamento 344 po
y la difusión de los relatos del diluvio 351 Arrecifes y el tiempo
Algas, en rocas profundas 189, 190, 198 fósiles 274-277
Alpes, extensos depósitos sedimentarios 250, 276 vivientes 269-274
Alquimia 42, 44 Asch, S. y el estudio de la influencia de la presión de
Alquimista en su laboratorio 42 (Fig. 2.2) los pares 333
Altruismo evolucionista 1 45 (nota 45), 329 Asuka, Meteorito, datación del 292
Álvarez, L.W. y la extinción de los dinosaurios 228 Attenborough, D. y la descripción de la evolución de
Ambrose, E.J. y la improbabilidad de las mutaciones los peces 216
útiles 97 Austin, S.A. 242 (nota 14), 244 (nota 63), 265 (nota
American Joumal of Science y O.C. Marsh 169 31)
American Naturafisty E.D. Cope 169 Australia, retorno de marsupiales a, después del dilu-
Aminoácidos 75-82 vio 233
configuración D e I 76 (Fig. 4.2) Australopitécidos 135-138
Aminoácidos, datación por los 300 (nota 112) Autoengaño en la ciencia 337
Animal, inteligencia 141 Aves, repentina aparición de los órdenes vivientes de
Animales, ¿pudieron caber en el arca? 233 las 204
Antediluvianos, escasa información sobre los hom Axelrod, D. 211
bres 139, 140 Aztecas, relatos antiguos del diluvio 348
Antepasados espaciales, modelo de los 393
Apalaches, ¿por qué están todavía aquí? 303 Bacon, F.
Aquino, Tomás de, y el diseño 107 y los duelos 409
Árabes, alquimia de los 43 y la evolución 375
Árboles Bacterias 189,198
conservación vertical de los, Mount St. Helens Baldwin, J.T. 127 (nota 11), 128 (nota 32), 401 (no-

425
LOS ORÍGENES

ta 4), 402 (nota 19) Bretz, J. H.


Ballenas, evolución de las 214 y la batalla en favor del catastrofismo 223-
Barbour, I.G. 126 (nota 10), 127 (nota 11), 145 (no- 225
ta 45) recibió la medalla Penrose 225
acerca de un universo bien sintonizado 1 06 Brooksella canyonensis, diversas interpretaciones del
Basales, conglomerados, ampliamente extendidos 1 73
250 Brown, R.H. 297 (notas 64, 66 y 68), 299 (notas 94
Bastones y conos del ojo 114 (Fig. 6.1), 118-123 y 95)
por qué están orientados hacia afuera 122, Bruce, F.F.
123 y la historicidad de Cristo 344
Baumgardner, J.R. 244 (nota 63) y la historicidad de los evangelios 342, 343
Beagle, H.M.S. y Carlos Darwin 227 Brujas, caza de 44, 45
Behe, M.J. 129 (nota 68), 158 Bryan, W.J. y el juicio de Scopes 361
Berthault, G. 296 (notas 55 y 56) Bube, R.H. 402 (nota 26)
Bethell, T. 67 (nota 40), 102; 161 (nota 4) Buchheim, H.P. 296 (nota 52)
Betrayers oí the Truth: Fraud and Deceit in the Halls Buckland, W. y su apoyo al catastrofismo 226
of Science 336 Buick, R. y los problemas con los fósiles inferiores
Beyond Neo-Darwinism 159 1 73
Biblia, La Bulli, Australia, Carbón de, y la brecha en la secuen-
cuándo fue escrita 34 cia sedimentaria 259, 260 (Fig. 13.4)
desaparición predicha 24 Burgess, Esquistos de 1 78,215
distribución 20, 21 Bush, V. y lo incompleto de la ciencia 328
i nfluencia de 21 Búsqueda de un mecanismo evolutivo, la 90-103
no dispuesta a entrar en componendas 396
muestra más inclusividad que la ciencia 381 Caballo, serie del, como eslabones perdidos 1 70,
predicciones de tendencias intelectuales 354 212
predicen el futuro 352-354 Cadáveres de vertebrados, flotabilidad de los 193-
preguntas acerca de la 358-368 195
preocupación acerca de la moralidad 24 Calamidades mundiales, frecuencia comparativa de
principios morales dula 65 las 351, 352 (Tabla 18.1)
récord de publicación 20,21 Caledónico, cordón, ¿por qué todavía está allí? 303
traducciones de la 342 Cambio
y la ciencia, factores comunes 60, 65 y el dominio de los paradigmas 337,338
ver también Escrituras, las resistencia de los científicos al 338
Biblia Scofield con referencias 389 Cambios
Biología molecular, complejidades de la 1 54-156 al azar y la deriva genética 1 00
Biomonómeros 74-77 de desarrollo, alterado por transferencia de par-
Biopolímeros 77-81, 84 tes 322
Bird, W.R. 67 (nota 35), 293 (nota 4), 339 (nota en organismos, límites de los 99
13), 385 (nota 28) Cámbrica, explosión
Bitter Springs y la distribución de los organismos marinos an-
cianobacterias 1 77 tesdeldiluvio 1 94
fósiles de, poco cambio en 205 falta de antepasados fósiles debajo de la 215
Blondlot, R. y los rayos N 334,335 tiempo requerido para la 216
Bold, H.C. y la falta de evidencia de relación entre Cámbrico 1 75 (Tabla 9.1), 187 (Fig. 10.1)
las divisiones de las plantas 210,211 Camellos mencionados en la Biblia, autenticación de
Bones of Contention 134 l os 346
Bordes del caos 157 Canales, región de los, en el SE de Washington
Bosques fósiles o petrificados 282, 283 223-225
Bowring, S.A. y las preocupaciones acerca de la tasa Caos, los bordes del 157
de la evolución 204 Carbono-14, datación por el 283-289
Boyle, R. complicaciones 284, 285, 288
compromiso religioso de 56 método del 284, 285
favorece el creacionismo 375 reconciliación con el informe bíblico 288,
Bradley, W.L. 88 (nota 19) 289
Brand, L.R. 35 (nota 11), 145 (nota 45), 201 (notas Carro¡¡, R.L. y el evolucionismo 213, 214
24 y 27), 265 (nota 30) Carter, R.L. 145 (nota 45)
Branscomb, L.M. y el problema del autoengaño "Caso del mono", verCaso o juicio Scopes
337 Caso o juicio Scopes 22
Brecha, teoría como modelo de los orígenes 389 Cassuto, U. 369 (nota 25)
Brecha grande, modelo de los orígenes 387, 389 evaluación de la hipótesis documentaria de
I NDICE 427

367 397
unidad del informe de la creación de 367 metodológica, definición de la 53, 54, 374
Catástrofes 223-241 naturalista 53, 54, 374
Catastrofismo, necesidad de reconocer otras áreas como dota-
definición del 224 das de autoridad 413
aceptación reciente del 228, 229 no preocupada por la moralidad 24, 25
Catastrofismo y uniformismo, historia del' 225-229 normal 46
Celo irrazonable 34' "percepción inmaculada" de la 46
Células problema de los engaños en la 335-337
combinación de células de desarrollo de dos trasfondo bíblico de l a 55,'56
individuos 321 trata sólo con parte de la realidad 327-329
origen de las 81-85 Ciencia, la, como metodología 53
típicas de animales 82 (Fig. 4.3) Ciencia, la, o la religión, T. Huxley acerca de las res-
Cenozoico 175 (Tabla 9.1) tricciones de seguir ambas 386
Cerebro humano, complejidad del 140,141 Ciencia, la, y
Certeza amenazada, la 49 l a Biblia 27-31, 53-65
Chadwick, A.V. 264 (nota 13) l a "clausura de la fase intelectual" 337
Chance and Necessity 78 la moralidad 328, 329
Chetverikov, S.S: y el estudio de las poblaciones 99 l a religión, diversos modos de reconciliarlas
China, la alquimia en la 43 59
Ching, K. 35 (nota 11), 403 (nota 54) la verdad 326-338
Chinle, formación de, gran extensión de la 250 las explicaciones finales 327-329
Chip de computadora' los acontecimientos singulares 330
comparado con el ADN del núcleo 133 Científica
ejemplo de éxito de la ciencia 324 comunidad, conducta de grupo 47, 338
Ciencia imagen, poderosa 326
alto grado de respeto por la 20 revolución 46
autoridad de - l a, desafiada 45-47 Cientificismo
concepto incompleto de la realidad 327-329 es restrictivo 373
conceptos de los que no se ocupa' 327-329 todavía vive 379
debiera ser más inclusiva 384 Científico, creacionismo
definición 63, 64,327, 374 controversia acerca del 25
dudas sobre objetividad de la 381 definición del 64
el mayor error de la 381-383 Científicos
emocional ismo en la 331-335 conducta de grupo de los 47, 338
empresa maravillosa 317-325 contemporáneos, la religión y los 57, 58
¿está en problemas? 373-384 eminentes y la facilidad para publicar 334
exceso de confianza de la 410 i nsatisfechos con la explicación de mutaciones-
exclusivismo de la 382, 383 selección natural 110
exclusivismo de la filosofía naturalista 376 muchos más interpretan la' ciencia con el para-
experimental versus ciencia histórica 330, digma del evolucionismo 410
331 muchos, son religiosos 54
falsificación en la 377 producción de informes 337
filosofía del Islam 374 resistencia a los cambios de los 338
filosofía de la, Citocromo-C y el reloj evolucionista 149 (Tabla
autoengaño en la 337' 8.1), 150, 153
conceptos sobre limitaciones de la 327- Ciudades antiguas de la Biblia 345
329 Cladistas y tradicionalistas 1 46-148
crisis en la 378 Clark, H.W. y l a secuencia de los fósiles 1 94
debilidad en el terreno histórico 410 Clark, R.E.D. 126 (nota 2)
desafío al progreso de la 46 Clasificación de los organismos 209, 417
dimensiones sociológicas 378 Clausen, C.D. 294 (notas l9 y 24)
diversas definiciones 327 Clausen, V.E. 219 (nota 34),294 (nota 19)
panorama de la historia de la 374-378 Clementson, S.P. 299 (nota 95)
tendencias más nuevas 378, 379 Clonación
histórica humana, potencial de 322, 323
descripción de la 330, 331 en ovejas 321
versus ciencia experimental 330; 331 Coacervados como células originales' 82
i nfluencia de la presión de los pares 333 Coagulación de la sangre, complejidad del mecanis-
li mitaciones de la 326-338 mo 125
más dispuesta a cambios que la Biblia 396, Coconino, arenisca 253, 254
428 !OS ORÍGENES

Código genético 80,154 y el diluvio, relación de 234, 235


Coffin, H.G. 35 (nota 14),297 (notas 62 y 63), 300 Creación hace mucho tiempo, en una semana 388
(nota 113) Creación y diluvio, autenticación de ambos en las Es-
Collingwood, R.G. 56, 66 (notas 4 y 6) crituras 395,396
Columna geológica, ver Geológica, columna Creacionismo
Complejidad, origen de la 157,158 acciones judiciales contra el 22-30, 63, 64
Concepto abarcante 38 científico 25, 64
Conceptos, dificultad para cambiar de 42 definición del 31, 32, 388, 389
Conciencia 141, 142, 328, 394 dificultad para evaluar científicamente el 411
Conclusiones 404-413 dispersión mundial del 26
Conglomerados basales, ampliamente extendidos en las escuelas públicas 19, 64, 65
250 ¿es una ciencia? 63, 64
Conos y bastones en el ojo 114 (Fig. 6.1), 118-123 evolucionísta 391, 392
Continental, deriva 38, 240 problemas con fósiles creados en la roca 388
ver también Tectónica de placas racionalidad del 411
Continentes Creacionismo y evolucionismo
elevación promedio 305 alternativas entre 386-400
tasas de erosión 303-310, 312 (notas 15 y 17) controversia entre 22-27
Control y el enfoque amplio 60 intentos legislativos para enseñar ambos 24-
Controversias 27
entre el creacionismo y el evolucionismo 22- modelos intermedios entre 387 (Tabla 21.1),
26 387-394
en paleoantropología 134,135 perspectivas contrastantes entre 184
Conybeare, W., apoyo de, al catastrofismo 226 Creacionismo y la columna geológica 184-199
Cope, E.D. y la gran "fliebre de huesos" 169 Creacionismo y la secuencia fósil 184199
Cope, Regla de, para la secuencia de los fósiles Creacionismo y la secuencia fósil del Fanerozoico
192 191-199
Coral, Arrecifes de, y el tiempo ver Arrecifes y el Creacionismo y las tendencias teológicas 397, 398
tiempo Creacionistas
Corales, líneas diarias decrecimiento en los 274 concepto de los, sobre las mutaciones 98, 99
Corales, tasas de crecimiento de los arrecifes de críticas a los, por evolucionistas 331-335
269-274 errores cometidos por los 32-34, 332, 333
Corteza terrestre, disposición de los tipos de rocas en Crick, F. 79, 86, 88 (nota 17), 158, 402 (nota 33)
la 236 (Fig. 12.2 C), 237, 238 Cristo
Cowen, R. y el problema de los fósiles inferiores autenticó la creación y el diluvio 394
173 historicidad de 342-344
Cox, W.W. 294 (nota 19) no engañaría en cuestiones de los orígenes
Crabtree, D.M. 294 (nota 24) 413
Creación predicciones del Antiguo Testamento acerca de
cósmica, modelo de 393 352
especial 388, 389 Cuántica, mecánica 58
experimentos de Satanás antes de la 390 Cuvier, G. y las catástrofes múltiples 226
modelo del día-época 390,391
modelo del día-revelación 390,391 Dakota, extensión de la formación 250
no hay registros bíblicos de largo proceso de Darrow, C. y el juicio de Scopes 361
396 Darwin, C. 22,108,117,133,208-211
por fiat 388 creencia de, en el uniformismo 227
progresiva 390, 391 descendencia del hombre, La 133
registro de Génesis 1 y 2 364, 365 el problema de la falta de fósiles intermedios
teoría de la brecha suave 388 208,209
Creación, informe de la estudio del ojo 117
i nterpretaciones reconciliadoras 365 evaluación de los mandriles y los "salvajes"
no presentado como un mito 361 133,134
supuestos conflictos entre Génesis 1 y 2 364, i maginaria confesión en su lecho de muerte
365 26
Creación, modelo de la i mperfección del registro fósil 208,209
de los orígenes 387 mecanismo de la evolución 93-95
tiene mayor sentido 407, 413 "misterio abominable" del origen de las plantas
Creación, semana de la con flores 211
eventos de la 31, 360-364 origen de la vida 73
hace mucho tiempo 388 origen de las especies, El 22, 108, 117, 133,
í NDICE

208 evidencia geológica del 246-266


preocupación de, por las plumas del pavo real factores geológicos 238-241
141,142 movimiento de sedimentos durante el 236
preocupación por el sufrimiento 358 (Fig. 12.2), 237,238
y la selección natural 22, 93-95 no fue un evento local 235
Darwinism:The Refutation ofa Myth 159 origen del agua del 238
Darwin's Black Box 158 por qué los sedimentos del, no están todos
Datación mezclados 239
de los antepasados fósiles del hombre 137, rocas antiguas reelaboradas por el, y la dota-
285 ción radiométrica 292
por aminoácidos 300 (nota 112) transporte lateral de organismos en el 196
por carbono-14 283-288 Diluvio, el, como explicación de la columna geoló-
por potasio-argón, ver Potasio-argón, datación gica 240
con el Diluvio, el y
por radiocarbono 283-288 la creación, autenticación en las Escrituras
resultados diversos 285 395-397
Datación, métodos de la deriva de los continentes 240
correlación de los 292 las edades de hielo 240
falta de consistencia de los 284-292 las gruesas capas de sedimentos 234,235
Davidson, R.M. y la universalidad del diluvio 244 la semana de la creación, relación entre 234
(nota 58) la tectónica de placas 240
Davies, P. 58, 66 (nota 16),126 (notas 4, 7 y 9) Diluvio, evidencias en favor del
la ciencia señala a Dios 58 de la actividad subacuática en los continentes
Dawkins, R. 127 (notas 13, 31),145 (nota 45),162 247-249
(nota 39) de la direccionalidad generalizada de las co-
creencia en el evolucionismo 160 rrientes de agria 249,263
el diseñador son las fuerzas ciegas de la física de la falta de erosión en los hiatos entre sedi-
109 mentos 254-263
estudio del ojo 117 de las leyendas sobre un diluvio 346-352
Day, W. 83, 84 de las turbiditas en los continentes 247-249
De Duve, C. 86 de los fósiles marinas en los continentes 247
enfoque naturalista de la ciencia 375 de los sistemas ecológicos incompletos 251-
Degeneración biológica más fácil que la generación 254
360 de un evento universal 246-249,351
De Groot, M. 126 (nota 7) geológicas 246-263
Denton, M. 158, 218 (nota 28) Diluvio, leyendas de un 346-352
Depósitos sedimentarios 229, 230 Diluvio, los registros no se derivaron localmente
Deriva, problema de la 399, 400 349
Descartes, R. Diluvio, modelos de 235-238
y el evolucionismo 375 Diluvio, relatos de un 346-352
no apoya el diluvio del Génesis 226 Dinosaurios
descendencia del hombre, La 133 extinción de los 228
Desequilibrio, un requisito para la vida 85 huesos de 168 (Fig. 9.1)
"Desorden", tendencia hacia el 90, 91 huevos de 277-280
Desoxirribonucleico, ácido, ver ADN nidos de 277-279
Deus ex machina 61, 62. requerimientos de la alimentación de 252
De Vries, H. y las mutaciones 95 Diógenes de Sínope 32
Días-épocas, modelo de creación de 390, 391 Dios
Diatomeas, rápida deposición de las 230 autentica la creación y el diluvio 395
Diderot y la Ilustración 375 extraño, que distorsionaría el registro de la
Diferenciación de los organismos durante el desarro- creación 412
Ilo 320 usado para explicad todo 61, 62
Diluvio Dios, el, de las brechas 61,62
acción de las aguas del, sobre la ecología predi- Dios y la ciencia, conflicto percibido 62
l uvial 193 Discordancia encubierta ('paraconformity") 2,60
bíblico y los informes más tempranos 348- Discordancia erosiva 255
350 Discordancias 255
cuánto de la columna geológica está involucra- Discos de los conos y los bastones 119,121,122
da 239,240 Diseño, argumento del 106-110
descripción bíblica 232 Distribución de los organismos
descripción del Génesis 232-234 antes del diluvio 194 (Fig. 10.2), 196, 197
430 LOS ORÍGENES

en la columna geológica 174-176,176 (Tabla Errores de los creacionistas 332, 333


9.1), 187 (Fig. 10.1) el incidente de Goddard 32, 33
Diversidad, período de la, en el pensamiento evolu- Erwin, D. y el concepto sobre mutaciones 97
cionista 102 Escepticismo 49
Dobzhansky, Th. Escherichia cofi, probabilidad de organización es-
y el creacionismo 391 pontánea de 84
y la síntesis moderna 1 01 Escrituras, las
el evolucionismo tiene sentido en biología aceptación de las 20, 21, 342
379-384 autenticación arqueológica de las 344-346
Documental, hipótesis 364-368 autenticación de las 341-354
Dolor, aspectos útiles del 359 autenticación histórica 342-344
Doukhan, J.B., y la unidad del registro de la creación coherencia y correspondencia extraordinarias
367 de las 412
Dover, White Cliffs de, deposición de los 230 extraordinarias 341-352
Draper, J.W. y el apoyo para la ciencia 28, 29 preguntas acerca de las 358-368
Dubiofósiles 171 vertambién Biblia, La
Duelos, ilustración de una idea dominante 407-409 Escrituras, las, y la ciencia 27-30, 53-65
Escuelas públicas y el creacionismo 22-31, 63-65
Ecología, esquema actual y la secuencia de los fósiles Eslabones perdidos en los registros fósiles 211-215
195,196 Especial, modelo de la creación 388,389
Ecológica, teoría de la zonación 193-199 Especial, teoría, de la evolución 98,99
i nterpretación de la, complicada por el diluvio Especiales, genes, sugeridos por Grassé 1 58
238 Espiritista, movimiento 61
Ecología del mundo prediluvial, diferente 198 Espontánea, generación 71-74
Ecosistemas incompletos, como evidencia del diluvio "imposible" para un organismo viviente 84
251-254 Esquemas de deposición-erosión, esperados y reales
Eddington, A.S. y una ciencia incompleta 328 256 (Fig. 13.2), 257 (Fig. 13.3)
Eden, M. 81 Estrellas, tiempo que demora la luz en llegar a la Tie-
Ediacara, fósiles de 1 77 rra 363
cercanos al Cámbrico 188 Estromatolitos 173, 174 , 190, 191
Einstein, A., sobre religión y ciencia 61 Estromatol¡tos fósiles 173, 174, 190 191
Eldredge, N. 129 (nota 64), 148 Europa, la alquimia en 43
Electromagnetismo, sintonía fina del 1 06 Evaluar ideas científicas, precaución al 1 02
Electrones, manejo de los, como ejemplo de éxito Evaporación y sedimentos 249
científico 324 Evolución
"Elixir de la vida" 43 competencia en la, un desafío a la bondad de
Emocional ismo en la ciencia 331-335 Dios 392
Encuesta sobre creencias acerca de los orígenes 26, ente director de la 107
27 falta de tiempo para la, 81,269
Endoestromatolitos 1 91 mecanicista 393, 394
Enfoque, sistema de, del ojo 119, 120 naturalista 393, 394
Enfoque amplio, la importancia de un 59-61, 378 panteísta 392, 393
Enfoque estrecho de la verdad, insatisfacción con el teísta 391-392
60 teoría especial de la 98
Engaño en la ciencia, preguntas acerca del 335- teoría general de la 99
337 Evolución, historia de la búsqueda de un mecanismo
Eniwetok, ejemplo de arrecife profundo 270 para la 90-103
Ente director de la evolución 1 07 Evolución de los organismos voladores 211.
Entropía, tendencia hacia la 90 Evolucionismo
Epiglotis, ejemplo de diseño 108 adaptación a diversos datos 207
Erosión algunos problemas 379-381, caps. 4-8, 11
de los continentes y el tiempo 302-307 aparición del, entre teólogos y filósofos 374,
de los ríos 302,303 (Tabla 15.1) 375
de sedimentos antiguos 311, 312 (nota 17) bblico 391, 392
ejemplos de, rápida 230 existencia de puntos de vista diversos en el
Erosión, tasas de 302, 303 1 02
para América del Norte 265 (nota 32), 302, deberíamos notar conceptos diversos del 1 02
303 definición del 31
Error, el mayor, de la ciencia 381-383 definición especial 200 (nota 2)
Errores, sistema de corrección de, en la replicación deísta 392
del ADN 155 escasez de datos que lo apoyen 413
Í NDICE 431

¿es una religión? 64 de los vertebrados y el diluvio 1 93


¿hacia dónde va? 158-160 i mportancia de la 1 76
necesidad de tiempo 81,269 refleja una ecología prediluvial 193-198
preocupación de los padres por el 24,65 y el creacionismo 184-199
presentación popular del 216,217 Fósiles
síntoma de un problema más profundo 381 arqueanos 173-177
tasas irregulares de cambios 203-207 cómo se formaron los 1 70, 171
una teoría en dificultades 279-381 creciente proporción de peculiaridades con res-
Evolucionismo bíblico 391, 392 pecto al presente 200 (nota 3)
Evolucionismo como un hecho 379 de Ediacara 177-188
Evolucionismo y de organismos de cuerpos blandos 215
el creacionismo dónde se los encuentra 171
alternativas entre el 386-401 ejemplos de fósiles 167
controversia entre el 22-27 en el Proterozoico 1 77
modelos intermedios 387 (Tabla 21.1), fascinación de los 168-170
388-394 humanos, revisiones de la clasificación 135
perspectiva contrastante en el 1 84 i nferiores, pueden provenir de vida en las rocas
el ojo 113-118 profundas 186,191
registro fósil 203-217 i nferiores, más sencillos, problemas de autenti-
Evolucionista, creacionismo 391 cidad en los 1 73
Evolucionista, modelo 31, 32, 393, 394 i ntermedios, faltan especialmente entre los
Evolucionistas, conceptos, extraordinarios 156 grandes grupos 210 (Tabla 11.1)
cambios en las teorías 158-160 marinos en las montañas, explicado por el dilu-
i nsatisfechos con la explicación por mutaciones vio 226
y selección natural 110 número de especies 1 69
Evolution, A Theory in Crisis 158 originados por el diluvio bíblico 1 80, 181
Evolution as a Religion 64' origen de los, diversos conceptos 180
Evolution of Living Organisms 158 reciclados durante el dilluvio 239
Evolutivas, relaciones 146-150 requisitos para su conservación 170, 171
Evolutivo su diversidad correlacionada con el volumen y
árbol, de los anfibios 213 (Fig, 11.2) afloración de sedimentos 218 (nota 12)
árbol, lagunas en el 215 Fósiles, amplia distribución de los tipos de 250,
árbol, según Haeckel 206 (Fig. 11.1) 251
desarrollo, acentuado por el uso 92 bosques 282
reloj, molecular, el 1 49 (Tabla 8.1), 150-153 conservación de los, en los modelos creacionis-
tasas de cambio 203-207 ta y evolucionista 246, 247
Exclusivismo en la ciencia 383 definición de 167
Experimental, ciencia, versus ciencia histórica 330, Fósiles, distribución de los
331 esquema general y ecología actual 1 98
Explosión cámbrica 178, 194, 215, 216 fanerozoicos 175 (Tabla 9.1), 187 (Tabla
Extinciones en masa en el Fanerozoico 1 79 1 0.1)
más dispersos en lo pasado 251
Falsificaciones en la ciencia 377 Fósiles, registros de los 1 67-181
Fanerozoico 1 75 (Tabla 9.1), 187 (Tabla 10.1), hiatos o lagunas 207-215
1 91-199 reducción de tipos básicos al ascender 204
distribución de fósiles en el 1 78, 179 son completos 215
extinciones en masa 1 79 y el evolucionismo 203-217
secuencia fósil en el, y la creación 1 91-199 y los argumentos en favor del evolucionismo
Fe 21, 22 1 84-186
Fentress, J.C. 111, 112 Fósiles humanos, hallazgos de, antiguos 133-140
Feyerabend, P. y la crítica de la ciencia 377 Fósiles vivientes, y el reloj molecular 151-153
Fiat, creación por 388,389 Fosilización, cambios con el tiempo 1 70, 171
"Fiebre de huesos", la gran 169 Fovea del ojo 114 (Fig. 6.1), 119, 122
Filosofía de la ciencia verCiencia, filosofía de la Fox, S.W. y las microesferas 82
Fisher, R.A. y el estudio de las poblaciones 99 Francesa, Revolución y la Ilustración 375
Flores, plantas con ver Plantas con flores Frank, P. y el enfoque naturalista de la ciencia 375
Flor¡, J. 244 (nota 64) Frazer, J.G. 356 (notas 28 y 29)
Flotación, la, y los fósiles en la columna geológica Frye, R.M. 36 (nota 29) `
192, 193 Ftanitas de Gunflint 177, 207,f"-fi">,()
Formación de Chinle, gran extensión de la 250
Fósil, secuencia Gaia, hipótesis de 156
LOS ORÍGENES

Galileo Galilei 53 Glosario 415-424


Gallup, encuesta, creencia acerca de los orígenes Gobi, desierto de, sistema ecológico incompleto
27 (Tabla 1.1) 252,253
Garrett, D.A. y la unidad del registro de la creación God and the New Physics 58
367 Goddard, Centro de Vuelos Espaciales, supuesto es-
Gaster, T.H. y las historias más comunes del diluvio tudio del tiempo, 33
351 Godfrey, L.R. 67 (nota 38)
Geisler, N.L. 67 (nota 32) Goedel, K. y los elementos no demostrables en la ló-
Generación espontánea 71-74 gica 376
"imposible" en un organismo viviente 84 Goethe y la Ilustración 375
General, teoría, de la evolución 98, 99 Goldschmidt, R. 104 (nota 30)
Genes etapas intermedias inútiles 101
control de los 154-156 ridículo de 101
desarrollo de "sabiduría" 156 Goodwin, B. 1 03 (nota 2)
especiales, sugeridos por Grassé 158 Gould, S.J. 36 (nota 25), 104 (nota 26), 128 (nota
ordenación de los 81 42), 182 (nota 29), 186, 187 (Fig. 10.1),
reguladores, propuestos para una evolución rá- 242 (nota 14).
pida 204 evaluación de Carlos Lyell 226, 227
Génesis, diluvio del 232-241 la ciencia separada de la religión 27
razones para no ser una inundación local más tipos básicos de organismos en el pasado
234,235 204
Ver también Diluvio rareza deformas fósiles de transición 209
Genesis Flood, The 24 y las discontinuidades entre los fósiles 1 48
Génesis 1 y 2, registro de los orígenes 364, 365 Gradualistas y puntualistas 1 48
Genética Gran Barrera de Arrecifes, una estructura de aguas
deriva y cambios al azar 1 00 poco profundas 270
i nercia (homeostasis genética) 96, 97 Gran Cañón del río Colorado, hiatos en los sedimen-
i ngeniería 317-319 tos de la columna geológica 253 (Fig.
Genético, código 154 13.1), 254
Geocronología, factores en conflicto con la 301- Gran "fiebre de los huesos" 169
311 Graníticas, rocas, problema del reciclado de, en
Geológica, columna 1 75 (Tabla 9.1), 174-180, 187 l os sedimentos 312 (nota 17), 313
(Fig. 10.1) Grassé, P-P. 97, 110, 126 (nota 10), 158, 218 (nota
confiabilidad de la 174, 176 28)
debería haber sido eliminada por largos perío- Great Evolution Mystery, The 159
dos de erosión 305 Great Geological Controversies 331
distribución de los organismos en 1 75 (Tabla Green River, Formación, láminas en la 282
9.1), 176-179, 187 (Tabla 10.1) Grene, M. 93, 94, 385 (nota 40),
divisiones 175 (Tabla 9.1), 187 (Tabla 10.1) Griegos, antiguas historias del diluvio 348
es completa 174 Grupo, conducta de, de los hombres de ciencia
fuera de orden 185 338
i nterpretación de la 387-397 Guerra entre la ciencia y las Escrituras 27-31
¿porqué todavía está allí? 311 Guerra sobre los orígenes, ¿existe? 27-31
y la creación 184-199 Gunflint, ftanitas de 177, 178, 207
Geológico, el tiempo, y Gusanos, tubos hechos por 280
la actividad volcánica 307, 308 Gusanos parásitos, y la creencia en el origen espontá-
l a erosión de los continentes 302-307 neo de los 71-73
l a tasa de elevación de las montañas 308,
309 Haeckel, árbol evolutivo 206 (Fig. 11.1)
ver también Tiempo Haldane, J.B.S. y el estudio de poblaciones 99
Geológicos, cambios 229-232, 309-311 Hallam, A. 339 (nota 14)
Gibson, L.J. 161 (nota 24), 219 (nota 33), 243 (nota Hallucigenia 178, 179 (Fig. 9.3)
27), 244 (nota 54), 402 (nota 26) Hamilton, Duque de, y los duelos 408
Giem, P.A.L. 297 (nota 68) Hare, P.E. 298 (nota 77)
Gilgamesh, Epopeya de 347, 347 (Fig. 18.1), 348 Hasel, G.F. 244 (nota 59), 355 (nota 23), 401 (nota
Gilkey, L. 67 (notas 32 y 33) 9)
Ginsburg, R.N. y el problema de los estromatolitos evaluación de la hipótesis documental 365,
174 366
Gish, D.T. 144 (nota 40) Hawking, S. W. 126 (nota 5)
debates con los evolucionistas 25 i mplicaciones religiosas del Big Bang 106
Glaciales, varvas 282 Hayward, A. 294 (nota 16)
Í NDICE

Heart, monte, y la secuencia de fósiles fuera de or- 33)


den 185 Huellas, aparecen por debajo de los fósiles de los
Hechos cuerpos 192
existencia de los 59 Huesos del antebrazo, semejanzas entre los 112
i nterpretación de los 19 Huevos de dinosaurios 277-280
Heidel, A. y el origen común de las leyendas del dilu- Hull, D.E. y la concentración de biornonómeros 77
vio 350 Hulla, tasa de formación de la 283
Henry, C.F., un universo ordenado depende de Dios Humana
398 fertilidad, estudios sobre 322
Herald de Nueva York y la pelea Marsh-Cope 170 origen de la mente 140-142
Hess, D.J. y el movimiento espiritista 61 potencial de clonación 322-324
Heterogénesis 73 Humano
Hiatos en los sedimentos de la columna geológica cerebro 141
254-263 origen 130-142
comparación con los esquemas actuales de la Humanos
superficie 257 (Fig. 13.3) antepasados 135-142
explicaciones alternativas para la falta de ero- esqueletos, datación de, diversos resultados
sión en los 258 285
falta de erosión 260 fósiles, revisión de la clasificación 135
problema de una interpretación de tiempo lar- hallazgos de fósiles, antiguos 135-140
go para los 261,262 Hume, D.
Hidrotermales, fuentes, y el modelo del origen de las y el diseño 1 07,108
86 y la Ilustración 375
Hielo, edades de 240 Humphreys, D.R. 244 (nota 63)
Himmelfarb, G., evalúa la selección natural de Dar- Hutton, J. y el apoyo al uniformismo 225, 226
win 109 Huxley, J. y
Hipótesis documental 364-366 l a evolución como un hecho 379
Historia, mala comprensión de la 28, 29 l a síntesis moderna 99-101
Histórica, autenticación, de las Escrituras 341-344 todo evolucionó 54
Históricas, ciencias 330, 331 Huxley, T.H. y seguir la ciencia o la iglesia 386
History of the Conflict Between Religion and Science
27 I deas
History of the Warfare of Science With Theology in dominantes 37-50
Christendom 28 supremacía de las, predominantes 407-409
Hitching, F. 159, 218 (nota 28), 244 (nota 53) I glesia y ciencia, T. Huxley y las restricciones de se-
Hititas, autenticación arqueológica de los 346 guirlas 386
Ho, M-W. 159 I glesia y Estado, separación de, en los Estados Unidos
Hodges, L.T. 295 (notas 33 y 34) 23, 24, 63
Hoen, R.E. 368 (nota 12) I gnorancia, riesgos de la 59
Hoffman, A. 218 (nota 28) Ilustración, período de la
Hoffman, P. y el problema de los estromatolitos postura filosófica 374, 375
174 y la emancipación de la actividad intelectual
Holmes, A. 243 (nota 38) 21
Holmes, O.W., sobre lo incompleta que es la ciencia y la hipótesis documental 365
328 y la Revolución Francesa 374. 375
Hombre, origen del, ver Humano, origen I ncompletos, ecosistemas, como evidencia del dilu-
"Homeoboxes" vio 251-254
descripción de 113 I ndia, la alquimia en la 43
y el desarrollo 322 I nercia intelectual 46
Homeóticos, genes 113 I nformes científicos, tasa de producción de 334
y el desarrollo 322 I nmunodef¡ciencias, enfermedades a causa de, trata-
Homo, revisiones en la descripción del género 135 dos por ingeniería genética 319
Homo erectus 136 I nsulina
Homo habilis 136 complejidad de la producción de 123, 124
Homo sapiens arcaico 136 fabricación usando la ingeniería genética 319
Honestidad entre los creacionistas y los evolucionistas y el reloj evolutivo nuclear 152 (Tabla 8.2)
34 "Intelectual, clausura de la fase", y la ciencia 337
Hooykaas, R. 56, 66 (nota 4), 242 (nota 14) I nteligencia
Hormonas, complejidad de la acción de las 123, animal 141
124 artificial 1 41
Hoyle, F. 129 (nota 53), 385 (nota 41), 402 (nota I nterdependencia
LOS ORíGENES

de partes del organismo 110, 112, 117 percepción cambiante de la ciencia 378,379
I nterdependientes
relación de moléculas biológicas complejas Lacaze-Duthiers, F. y el enfoque naturalista de la
81 ciencia 375
sistemas 110-112 "Lac oyeron", complejidad del 155
I nterferón, fabricación usando ingeniería genética Lagunas en el registro fósil 207-211
319 Lagunas en los sedimentos de la columna geológica
I ntermedias, utilidad de las formas 111 ver Hiatos en los sedimentos
I ntermedios, modelos Lamarck, J. y el modelo del evolucionismo 92, 93
entre el creacionismo y el evolucionismo Láminas y varvas 281, 282
386-401 Laplace, P.S. y la hipótesis nebular 373
no convincentes 412 Laudan, L. 63
relación con la ciencia y las Escrituras 395. Leakey, L. y las revisiones de las descripciones del
396 género Homo 135,136
I nterpretación de los hechos 1 9 Leakey, R. y los antepasados humanos 138
I nterpretaciones de la columna geológica 387-394 Legislativos, intentos de incluir el creacionismo y el
(y Tabla 21.1) evolucionismo 23, 24
I nundaciones catastróficas en el SE de Washington Leibniz, G.W. y la evolución 375
223-225 "Ley de la horizontalidad original" y el diluvio 239
Inútiles, efectos inhibitorios de las partes 111 Leyendas
Is God a Creationist? 29 de catástrofes universales 352 (Tabla 18.1)
Islámica, filosofía de la ciencia 374 del diluvio 346-352
Lewin, R. 134, 145 (nota 46), 153
Jaki, S.L. 66 (nota 4) l a paleoantropología tiene pocos datos 135
acerca del origen de la ciencia moderna 56 Lewis, sobreescurrimiento de, fósiles fuera de orden
Java, hombre de 137 186
Javor, G.T. 85, 89 (nota 43) Libertad de elección, base para el mal 358,359
Jesucristo, verCristo Libro Guinness de récords mundiales 21
Johanson, D.C. 1 43 (nota 14) Liénard, J-L. 294 (nota 24)
antepasados de los humanos 138 Life Itself: Its Origin and Nature 158
J ohns, W.H. 401 (nota 4) Limitaciones de la ciencia 326-338
J ohnson, P.E. 218 (nota 28) Livingstone, D. 27
el tambaleante caso del evolucionismo 380 Lomonosov, M.V. y su apoyo al uniformismo 226
J ónica, escuela filosófica 374 Lompoc, depósito de diatomeas 230
Jukes, T.H. 1 04 (nota 15), 150 Lovelock, J.E. y la hipótesis de Gaia 156
Juntas escolares 25 Levtrup, S. 1 01, 159, 218 (nota 28)
Lowe, D.R. 1 82 (nota 19), 201 (nota 20)
Kammerer, P. y las almohadillas nupciales en el sapo Lubenow, M.L. 1 44 (notas 26 y 40)
partero 335,336 Lucy, un australopitécido 135
Kangaroo, Isla, falta de evidencia de erosión 306 Lutero, Martín, concepto de la geología histórica
(Fig. 15.1), 307 268
Kant, E. Luz de las estrellas, tiempo necesario para llegar a la
y el evolucionismo 375 tierra 363
y la Ilustración 374, 375 Lyell, C.
Kauffman, S.A. 1 03 (nota 2), 162 (nota 37) apoya el uniformismo 226, 227
Kemp, T.S. y la evaluación de la evolución de los leído por Darwin 227
mamíferos 214
Kenyon, D.H. 88 (nota 33), 89 (nota 37) Macbeth, N. 67 (nota 40)
Kepler, J., favorecía el creacionismo 375 Macroevolución 98, 99
Kerkut, G.A. y las teorías de la evolución 98 Magnético, campo, terrestre
Key, T.D.S. 401 (nota 4) i nversión 41
Kimura, M. y las mutaciones neutras 150 tasa de inversión 283
King, J.L. y las mutaciones neutras 150 Mahoney, M.J. y el proceso de revisión por los pares
Kitts, D.B. y la falta de fósiles intermedios 208 334
Klotz, J.W. 35 (nota 16), 401 (nota 5) Malthus, T.R. y el crecimiento de la población 93
Knoll, A.H. 1 86, 190, 201 (nota 32), 211 Mamíferos '
similitud de los fósiles con los organismos vi- distribución antes del diluvio 196,197
vientes 207 repentina aparición de la mayoría de los órde-
Kowalevsky, A. y la serie de caballos fósiles 1 70 nes 204
Kuhn, T.S. 51 (notas 21-23, 26, 27) Mao Tse-tung 21
concepto de paradigma 46, 47 Marcas de olas (óndulas)
Í NDICE

gigantescas, asociadas con el Lago Missoula evaluación d elos 410,411


225 intermedios entre el creacionismo y el evolu-
tasa de formación y destrucción 280 cionismo 386-401
Margulis, L. 129 (nota 64) Modelos del diluvio 235-238
y la hipótesis de Gaia 156 Moderna, síntesis 99-101
Marinos, fósiles, en las montañas, explicados por el Mohun, Lord, y los duelos 408
diluvio 225,226 Molecular, biología, complejidad de la 154-156
Marsh, F.L. 401 (nota 4) Molecular, reloj, evolutivo 150-153
Marsh, O.C. y la "gran fiebre de los huesos" 181 (nota 5) 169, Moléculas
biológicas complejas 77-81
Marsh-Cope, pelea entre 1 69,170 biológicas sencillas 74-77
Marsupiales de Australia, retorno después del di uvio Molén, M. 244 (nota 63)
233 Moliére, El matrimonio a la fuerza 48
Masa, extinciones en, en el Fanerozoico 179 Monod,J., sobre el azar 78
matrimonio a la fuerza, El 48 "Monstruos promisorios" para la evolución 1 01
Matterhom, secuencia de fósiles fuera de orden Montañas
185 la erosión destruiría la columna geológica
Maynard Smith, J. 104 (nota 12), 129 (nota 64), 305,308
145 (nota 45) no erosionadas a la velocidad de su elevación
y la complejidad 157 308
Mayr, E. 1 04 (nota 12), 126 (nota 10), 128 (nota tasas de elevación y el tiempo 308, 309
41), 143 (nota 15), 147, 339 (nota 9), 384 Monte Pelée, explosión del 232
(nota 8) Monte St. Helens, explosión y la conservación de ár-
y el apoyo al darwinismo 1 60 boles verticales 283
y la síntesis moderna 100 Moorhead, P.S. 88 (nota 25)
McDowell, J. y la historicidad de Cristo 344 Moralidad
Mecanicista, evolución 393, 394 no es preocupación de la ciencia 24, 328,
Mecanismo de la evolución, búsqueda del 90-103 329
Medawar, P. y la dificultad de definir la ciencia preocupación en la Biblia 24
327 y la evolución, problemas para reconciliarlas
Megaturbiditas, ejemplos de deposición rápida 230 328, 329
Mehlert, A. W. 295 (nota 37) Moreland, J.P. 88 (nota 19), 104 (nota 23)
Mendel, G. y los principios de la genética 95 Morgan, T.H. y las mutaciones 95, 96
Mente 140-142 Morowitz, H.J. 84
Merton, R.K. Morris, H.M. 200 (nota 5), 244 (nota 53),300 (nota
poder de los científicos eminentes 334 113), 402 (nota 32)
tesis de Merton 56 libro acerca del diluvio 24
Mesa, rey de Moab y la Piedra Moabita 344,345 Morris, J.D. 244 (nota 53), 300 (nota 113)
Mesozoico 1 75 (Tabla 9.1) Morrison, Formación 1 68 (Fig. 9.1)
Meteor Crater 251 ecosistema incompleto 252
Meteorito de Asuka, datación por varios métodos extensión de la 251
292 Merton, G.R. 300 (nota 113)
Metodológica, ciencia, definición de la 53, 374 Morwell, yacimientos de hulla 252
Micoplasma Movilidad de los organismos y la secuencia fósil
número de bases nucleótidas en los genes 80 1 92
probabilidad de organización espontánea 84 Movimiento de los continentes 37-42,239,240
Microesferas como células originales 82 Muggeridge, M., dice que la evolución será inacep-
Microevolución 98 table 380
Micromotores en chips de computadoras 324 Mundy, B. 244 (nota 65)
Midgley, M. y el evolucionismo como religión 64 Murchison, R., apoyo al catastrofismo 226
Miller, S.L. y Murphy, N. 68 (nota 42)
advertencias acerca del origen de la vida 87 Músculos del ojo 115 (Fig. 6.2), 119, 120
experimentos con descargas de chispas 79 Mutación, diversos significados del término 95, 96
l a síntesis de biomonómeros 75 Mutaciones 95-97; 109-112
Minerales de la arcilla, como modelo del origen de fortuitas 112
l a vida 86 neutras 149, 150
Missoula, antiguo lago 225
Mitchell, C. 401 (nota 4) Napoleón, y la hipótesis nebular de Laplace 373
Moabita, Piedra, y el rey Mesa 344, 345 National Geographic Society y los Tasaday 130,
Modas en el pensamiento 37-50,408,409 131
Modelos de los orígenes 387 (Tabla 21.1) Natural, selección 22, 93-95, 102, 110-112, 125,
436 ; LOS ORÍGENES

126, 149, 150 estructura del, humano 114 (Fig. 6:1)


i ncapacidad de diseñar estructuras complejas l a complejidad del 118-121
94, 97, 122, 123 músculos del 115 (Fig. 6.2), 120, 121
problemas básicos 109,110 simulación en una computadora 126, 127
Natural Theology 108 (nota 31)
Naturaleza y el evolucionismo 113-118
elementos estabilizadores en la 359 Ojos
demasiado compleja para no tener un diseña- complejidad de los, no relacionada con el es-
dor 412 quema evolutivo 118
Naturalista, ciencia 53-56 de los trilobites 116
definición 374 formación de imágenes en los 117
Naturalista, evolución 393, 394 genes comunes para el desarrollo de los 118
Neanderthalenses 137 no tienen un diseño pobre 123
Neck of the Giraffe: Where Darwin Went Wronp„ se supone que evolucionaron muchas veces en
The 159 forma independiente 118
Nelson, B.C. 356 (nota 34) Olduvai Garganta de (Olduvai Gorge) 136
Nelson, E.R. 356 (nota 47) óndulas, ver Marcas de olas
Neocatastrofismo, contraste con el catastrofismo Oparin, A.J. 73, 82
229 Opinión, clima de
Neodiluvialismo, contraste con el diluvialismo 229 evitar su influencia 47
Neutralistas y seleccionistas 149,150 popular, no debería determinar su predominio
Neutras, mutaciones 1 49, 150 47
Newell, N.D. 183 (nota 32), 242 (nota 24), 244 l a verdad y la 45, 46
(nota 69) Opiniones con respecto a los orígenes en los Estados
y las "paraconformities" (discordancias encu- Unidos 27 (Tabla 1.1)
biertas) 260, 261 Organismos
y los depósitos de extensa difusión 249, 250 distribución de los 187 (Fig. 10.1), 194 (Fig.
Newton, I. 10.2), 194-199
compromiso religioso de 57 voladores, evolución de los 211
Dios ajusta el universo 61 trasporte lateral de los, durante el diluvio 196
favoreció el creacionismo 375 vivientes
y el diseño 1 07 requisitos para la reproducción 85
Nidos de dinosaurios 277-280 si militud de sus contrapartes fósiles 207
Nidos fósiles de dinosaurios 277,280 movilidad de, y la secuencia de los fósiles
Niebuhr, R., historia tradicional de un grupo religioso 1 92
399 i nterdependencia de las partes de los 110-
Nietzche, F. y el cristianismo 341 112
Nivel del mar, más alto en el pasado 249 de cuerpo blando, conservación de los 215
Noble, G.K. y el estudio de las almohadillas nupciales estudio del desarrollo de los, un ejemplo de
del sapo partero 336 éxito científico 319-324
Nubrygin, arrecife fósil de, se cuestiona su autentici- terrestres, distribución prediluvial de los, y la
dad 274,275 columna geológica 1 98,199
Nucleares, potentes fuerzas, en sintonía fina 106 órganos complejos, desarrollo de los 1 06-126
Nucleicos, ácidos, verADN ausencia de, en desarrollo 111
Nucleótidas, bases 74 (Fig. 4.1) Origen de la
número de, en los organismos 80 complejidad 1 56, 191
Nucleótidos 74, 75 vida 71-87
Nube ardiente y el Mount Pelée 232 origen de las Especies, El 22, 54, 94
Nueva Era 61 menciones del Creador 1 09
Numbers, R. L. 35 (nota 6), 36 (nota 23), 67 (nota y el diseño del ojo 1 09
32), 200 (nota 4), 244 (nota 55), 368 (nota Orígenes
10). últimos (de Dios o del universo) 21
encuesta de opiniones en los Estados Unidos
Oard, M.J. 295 (nota 38), 296 (nota 57) 27 (Tabla 1.1)
edad de hielo postdiluvial 245 (nota 72) evaluación de los modelos de los 410, 411
Oído, complejidad del 124 humanos 130-143
Ojo 115 (Fig. 6.2) l a pregunta más persistente acerca de los 65
compuesto 115 (Fig. 6.1) Origins: A Skeptic's Guide to the Creation of Life on
¿conectado al revés? 121-123 Earth 159
conos y bastones del 114 (Fig. 6.1), 118-123 Ovejas, clonación de 321
del calamar gigante 116 Overton, W., juez en el juicio de Arkansas 63
Í NDICE

polen de las 196, 201 (nota 31)


Pablo, autenticación de la creación y el diluvio en la su repentina aparición 210,211
Biblia 396 Plantas que brillan en la oscuridad 317,318
Padres, preocupación de los, por el evolucionismo Plantas que necesitan polenización, problema para
24,65 una creación larga 391
Paleoantropología, controversias en la 134, 135 Plantings, A. 127 (nota 20)
Paleontología, definición 169 Platnick, N.I. y preocupaciones acerca de la clasifi-
Paleozoico 175 (Tabla 9.1) cación de los organismos 147,148
Paley, W. y el diseño 108,109 Platón y el diluvio 348
Panspermia dirigida 393 Playfair, J. y su apoyo al uniformismo 226
Panteísta, evolución 392 Plumas, evolución de las 211
"Paraconformity" (discordancia encubierta) 260 Polen, distribución del, antes del diluvio 196, 201
Paradigma (nota 31)
definición de 46 Polilla moteada, oscurecimiento de la, no es resultado
dominio y cambios 337,338 de mutaciones 95, 96
dominio del, ilustrado por los duelos 407-410 Polkinghorne, J. 126 (nota 7)
Paradigmas 46 Dios está activo en el universo 58
y la verdad 45-47 Popper, K.R.
ejemplos de 37-45, 407-409 clasificación en la ciencia 377
regreso a, abandonados 229, 337, 338 falta de una certeza absoluta 377
Parásitos, origen de los 359, 360 Positivismo 376
Pares, proceso de revisión de los, influencia sobre los declinación del 376,377
conceptos aceptados 333 Posmodernismo 61
Pascal, B. Potasio-argón, datación con el 289-293
compromiso religioso de 56, 57 complicaciones 289-291
favoreció el creacionismo 375 método 289
y la incertidumbre 49 reconciliación con el modelo de la creación
Pasteur, L. y la generación espontánea 73 291,292
Patas delanteras, similitud de los huesos de las 112 selección de dataciones 291
Patterson, C. 1 04 (nota 29), 219 (nota 43) Precámbrico 175 (Tabla 9.1), 187 (Fig. 10.1)
Peacocke, A.R. 145 (nota 45) buenos ejemplos de fósiles del 1 78,179
y la realidad de Dios 58 y el Fanerozoico, diferencia en la abundancia
Pedro de fósiles 176
autenticación de la creación y el diluvio en la Precaución al evaluar ideas científicas 102, 103
Biblia 395,396 Predestinación bioquímica, modelo del origen de la
predicción de tendencias modernas en la Biblia vida 85
354 Predicciones
Pekín, hombre fósil de 136 acerca de Cristo en el Antiguo Testamento
Peligro de un enfoque estrecho 59,60 352,353
Pensamiento, modas en el 37-50, 408, 409 con respecto a las tendencias intelectuales ac-
Percepción visual 121 tuales 353, 354
Perforaciones de animales, y tubos de gusanos 280 Prediluvial, mundo, ecología diferente 196, 197
Perspectiva abarcante 59-61 Pregunta acerca de los orígenes, una mejor 61
Petrificación de árboles, tasa de 282, 283 Preguntas acerca de
"Piedra filosofal" 43 el sufrimiento 358-360
Pilbeam, D. y la debilidad del conocimiento de la el tiempo 267-293
evolución humana 135 l a ciencia 326-338
Piltdown, fraude de 33, 53 l as Escrituras 358-368
Pioneros de la ciencia moderna Preservación de árboles en posición vertical, Mount
favorecieron el creacionismo 375 St. Helens 283
compromiso religioso de los 57,58 Presión de los pares, influencia sobre las conclusio-
Pirita, modelo del origen de la vida 86 nes 333
Pitman, M. 218 (nota 28) Price, G.M. 265 (nota 31)
Pizarras negras 197, 201 (nota 34) i nfluencia de 22
Placas, tectónica de secuencia de fósiles fuera de orden 1 85
modelo de 37-42 y el juicio de Scopes 360, 361
y el diluvio 240 y la secuencia de los fósiles 194
Plana, concepto de la tierra 27,28 y The Genesis Flood 24
Planck, M. y la resistencia al cambio 338 Primigenia, sopa, falta de evidencia de 77
Plantas con flores PrinciplesofGeology 226
distribución de las, y el diluvio 196 Probabilidad de
43 8 LOS ORÍGENES

disponer los genes en orden 81 Revolución científica 46, 47


formar una molécula de proteína 79 . Ribonucleico, ácido 75, 83-86
organización espontánea de Escherichia coli Ribosomas 86
81,84 Ridley, M. 1 59
organización espontánea del micoplasma 84 Rinoceronte, sepultado en una colada de lava 167
Problems of Evolution 159 Ríos, sedimentos trasportados por grandes, 302-305
Progresiva, creación, 390, 391 (Tablas 15.1 y 15.2)
Proteína, moléculas, probabilidad de origen espontá- Ritland, R. 1 82 (nota 23)
neo de 78, 79 Rocas profundas, vida en las 1 86-191
Proteínas 74, 75 Ródano, valle del, hiato en la secuencia sedimenta-
Proterozoico 175 (Tabla 9.1), 187 (Fig. 10.1) ria 259-261 (Fig. 13.5)
Proterozoico, fósiles del 1 77,178 Rogers, W. y lo estrecho de la educación 326
Protestantes, reformadores, adhirieron al modelo bí- Rojas, capas 197, 201 (nota 33)
blico de los orígenes 364 Rollos del Mar Muerto, datación de las predicciones
Protozoarios en las rocas profundas 1 86-191 acerca de Cristo 353
Provine, W.B. 67 (nota 21) Ross, H. 126 (nota 7), 300 (nota 113), 402 (nota
conflicto sobre la creación 29, 30 19)
evaluación de la microevolución 100 Roszak, T. y la ciencia que simplifica la realidad
Puntuado, equilibrio 148 376,377
Puntualistas y gradualistas 148, 149 Rothwell, G.W. 186, 187 (Fig. 10.1,), 201 (nota 32),
Pupila, mecanismo de control de la 119 204, 205, 211
Ruina y restauración, modelo de los orígenes 389,
Radiocarbono, datación por el, ver Carbono-14, data- 390
ción Rusch, W.H., Sr. 35 (nota 16)
Radiométrica, datación, ver Carbono-14, datación Ruse, M. 63
potasio-argón, datación 289-293 . Russell, R.J. 126 (nota 7)
Ramm, B. 244 (nota 69), 402 (nota 19)
Rasolofomasoandro, H. 244 (nota 64) Sagan, C. 1 04 (nota 13)
Raup, D.M. 183 (nota 32), 218 (nota 12) Santa Fe Institute y el origen de la complejidad 157
evaluación de la serie de caballos fósiles 212 Sapo partero, almohadillas nupciales falsas 335,
registro fósil desparejo 208,209 336
Rayos N, aceptación y rechazo 334, 335 Sargón II, autenticación arqueológica 345
Reaceptación de paradigmas 45-50,337,338 Saunders, P. 159
Recapitulación de las principales conclusiones Scherer, S. 153
404-407 Schindewolf, O.H. 242 (nota 22),
Reciclado (redeposición) de fósiles y sedimentos y las brechas entre los tipos fósiles 101
237,238 Schopf, J.W. 1 82 (nota 24)
Reciente, modelo de creación 388, 389 problemas con los fósiles inferiores 173
Recombinado, ADN, y la ingeniería genética 318 si militud entre los fósiles y los organismos vi-
Reconciliación de la ciencia y la religión, diversos vientes 205
modelos 59 Scientists Confront Creationism 63, 64
Red¡, F. y las larvas y la generación espontánea 72 Scopes, caso 22, 360, 361
Rehwinkel, A.M. 265 (nota 31),356 (nota 48) Seagraves, N. 24
Reid, G.W. 67 (nota 23) Sedgwick, A. y su apoyo del catastrofismo 226
Relativismo 49 Sedimentarios
Religión, el evolucionismo como 64 depósitos, amplia distribución 249, 251
Religión, la estratos 235
y la ciencia, concepto de Einstein 61 hiatos 254-263
y la ciencia, diversos modos de reconciliación niveles, disposición de los 237, 238
27,59 Sedimentos
y la ciencia naturalista 54 deposición rápida de los 230, 231
y los científicos contemporáneos 57, 58 en capas gruesas y el diluvio 234
Religiones, adhesión a diversas 342 llevados por ríos 303-305 (Tablas 15.1 y
Reloj, ejemplo de diseño 1 08 15.2)
Reloj molecular evolucionista 150-153 no todos los, mezclados por un diluvio 239
Renacimiento, el, y el catastrofismo 226 reciclados a rocas graníticas 312 (nota 17),
Repaso de conclusiones 404-407 313
Reproducción sexual, problemas para el evolucionis- tasa de transporte de los, al océano 304, 305
mo 124 (Tabla 15.2)
Retina del ojo 118, 122 tiempo de deposición de los, en los modelos
Revelación, días-, modelo 390 evolucionistas y creacionistas 246
Í NDICE

trasporte de los, y el agua en movimiento 230 Submarinos, abanicos o conos s turbiditas 249
Segunda ley de la termodinámica 90, 103 (nota 3) Suelos, vida en los 1 88
Seleccionistas y neutralistas 149,150 Sufrimiento 35&360
Separación de la Iglesia y el Estado en Estados Uni- Sumrall, ). 24
dos 23, 63 Superficies antiguas con poca evidencia de e~
Seudofósiles 171-174 306,307
Seudogenes 154 Supervivencia del más apto 93,94, 111
Sexual, reproducción, problema para el evolucionis- Suprema Corte de los Estados Unidos 23-25
mo 124 Surtsey 230, 231 (Fig. 12.1)
Shakespeare 20 Swaziland, supergrupo de, y los fósiles inferiores
Shale, Burgess 1 78, 215 1 77
Shapiro, R. 159 Swift, J. y la objeción a los duelos 409
Shea, W.H. 356 (nota 40), 367, 369 (notas 37-39)
Shinarump, conglomerado 250 Tácito, C.P. y la historicidad de Cristo 343,344
Similitudes en los organismos, significado de las Tasaday, tribu de los 130-132
112,113 Tasas de cambios evolutivos basados en el registro
Simpson, G.G. 126, 127 (nota 10), 181 (nota 3), fósil 204-207
186 (Tabla 10.1), 339 (nota 13) Taung, niño de 135
análisis del ojo 117 Taylor, G.R. 159
el hombre sin un propósito 134 Taylor, P.S. 300 (nota 113)
escasez de intermedios entre los grandes grupos Taylor, R.E. 297 (nota 69), 298 (nota 77)
de fósiles 209,210 Teilhard de Chardin, P. 402 (nota 26)
l a serie de caballos fósiles 212 Teísta, evolucionismo 391,392
síntesis moderna 100 Templeton, J.M. 126 (notas 2 y 7)
Sinapomórficas 1 41 Tendencia hacia el "desorden" 90, 91
Sinápsidos como eslabones perdidos entre los repti- Teología, la
l es y los mamíferos 214 li beral y la ACLU 30
Singer, C. y los argumentos de Darwin 94 li beral y la ciencia 397, 398
Síntesis moderna 1 00 y la explicación científica 55
Sintonía cuidadosa del universo 1 06 Teológicas, tendencias, y la creación 397, 398
Sistema cíclico autogenerado como modelo del ori- Teológico, evolucionismo 391, 392
gen de la vida 85 Teólogos liberales 30
Sistemas biológicos Teoría de la zonación ecológica 193-199
el diseño es más difícil que la degeneración Términos, alteración de las definiciones 29
360 Termodinámica, segunda ley de la 90, 103 (nota 3)
i nterdependientes 110-112 Terremoto, de Grand Banks 247, 248
Smith, A.D. 294 (nota 19) Teton, dique, erosión del 230
Smith, H. 339 (nota 1) Thaxton, C.B. 88 (nota 12)
la ciencia es incompleta 328 Thomas, L. y el problema con la falta de propósito
poca evidencia para la evolución 410,411 380
Smith, W. y la evolución como afirmación metafísica Thompson, S. y leyendas sobre calamidades univer-
411 sales, frecuencia comparativa 351, 352
Snelling, A.A. 243 (nota 41), 244 (nota 63) (Tabla 18.1)
Sociología, influencia de la, en la ciencia 47 Thwaites, W.M. 129 (nota 56)
Sócrates Tiempo, el
conceptos no naturalistas de 374 desafía a la geología 301.311
y el propósito 107 i deas acerca del 268
Sonar, complejidad de los sistemas 124, 125 para disponer los genes en orden 81
Sorensen, H.C. 298 (nota 83) preguntas 267-293,301-311
Sparks, B.W. 312 (nota 7) y la erosión de los continentes 302-307
Spectator, The 409 ver también Geológico, el tiempo
Stanley, S.M. 204 Tierra
Steinplatte, arrecife fósil de corales, autenticidad plana 28
276 posible existencia antes de la semana de la
Stewart, W.N. 186, 187 (Fig. 10.1) creación 363
tipos básicos de plantas en el pasado 204, Tierra joven, modelo de creación de la 388, 389
205 Tipos creados originalmente 98,99
similitud de organismos fósiles y vivientes Tortugas, falta de antepasados fósiles 207, 208
205 Toulmin, S. 385 (nota 14), 397, 403 (nota 51)
Structure of Scientific Revolution, The 46 Tradicionalistas y cladistas 1 46-148
Suave, teoría de la brecha, de la creación 388 Transactions of the American Philosphical Society y
LOS ORÍGENES

E.D. Cope 1 70
Transporte de los sedimentos y el agua en movimien- Walcott, C. y los estromatolitos 174
to 230 Wald, G. y el problema de la generación espontánea
Treatise of Invertebrate Paleontology y los seudofósi- 84
l es 1 71, 173 Waldrop, M.M. 1 03 (nota 2)
Truth That Leads to Eternal Live, The 21, 342 Walensee, número de láminas por año 281
Turbidez, corrientes de, descripción de las 227, Wallace, A.R. y la selección natural 93
228, 247, 248 Walton, J.C. 89 (nota 40)
Turbiditas 227, 228, 247, 248 Warrawoona, Grupo, y los fósiles inferiores 1 77
Washburn, S.L. y la evolución humana como un jue-
Uniformismo, definición 226 go 134
Unión para las Libertades Civiles Americanas (ACLU) Watson, J. D. 79,80
30,63 Webster. C.L. 297 (nota 61)
Universal, diluvio ver Diluvio Wegener, A. 38-42
Universales, calamidades, en la literatura folclórica Weinberg, S., liberales religiosos están más lejos de
351 (Tabla 18.1) la ciencia que los conservadores 398
Universo, sintonía fina en el 106 Weismann, A. y cortar la cola de ratones ,92
Urey, H. 75 Wellhausen, J.
y la hipótesis documental 366
Valentine, J. y el concepto de mutaciones 97 y la historicidad de la Biblia 344
Van Bebber, M. 300 (nota 113) Whitcomb, J.C. 200 (nota 5), 243, 244 (nota 53),
Van Dyke, F. 402 (nota 26) 300 (nota 113)
Van Helmont, J. y la fórmula para fabricar ratones y libro sobre el diluvio 24
escorpiones 72 White, A.D. y su apoyo de la ciencia 28-30
Van Till, H.J. 368 (nota 11), 403 (nota 40) White, E.G. de 67 (nota 24)
Vardiman, L. 244 (nota 63) White Cliffs de Dover, deposición de los 230
Variaciones, límites de de los cambios 96 Whitehead, A.N.
Varvas l a ciencia deriva de la teología medieval 55
glaciales 281 y la falta de propósito en la ciencia 328
y láminas 281 Wilder-Smith, A.E. 89 (nota 38),368 (nota 4)
Verdad, enfoque amplio de la, importancia 59-61, Wills, C. y la "sabiduría" de los genes 1 56, 157
378 Wise, K.P. 104 (nota 23),244 (nota 63)
enfoque limitado de la, insatisfacción con 60 Wonderly, D.E. 300 (nota 113)
Verdad, la Wood, R.W. y la evaluación de los rayos N 335
búsqueda de 12 Woodmorappe, J.
no es lo mismo que los conceptos personales y la geología diluvial 300 (nota 113)
34 y lo adecuado del arca 244 (nota 53)
una especie en peligro de extinción 47-50 Woods, F. H. y la notable frecuencia de relatos del di-
Vida, conceptos de su origen 71-87 l uvio 351
Vida en las rocas profundas 1 86-190 Woolley, L. y las inundaciones locales de Mesopota-
y la zonación ecológica 193 mia 349
Viena, Círculo de, y el positivismo 375, 376 Wright, S. y el estudio de poblaciones 99, 100
Virus en rocas profundas 1 89
Visual, percepción 120, 121 Yellowstone, bosque fósil de 283
Voladores, organismos, evolución de los 211 Yockey, H.P. 88 (nota 20)
Volcánica, la actividad Young, D.A. 300 (nota 113), 401 (notas 4 y 6)
ejemplos de actividad rápida 229-232 Younker, R.W. y el diluvio 244 (nota 58)
y el tiempo 307, 308
Voltaire 111 Zanahorias, reproducción de plantas de 321
Von Linné, C. y el compromiso religioso 57 Zonación ecológica, teoría de la 1 93-199

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