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FACULTAD DE DERECHO

CARRERA DE DERECHO

TEMA:

“CAPACIDAD JURÍDICA EN EL
DERECHO ROMANO”

ALUMNA:
CAYETANO IBARRA, Katherine.

PROFESORA:
PEDRAZA POZO JUDITH

LIMA, MAYO DEL 2019


CAPACIDAD JURÍDICA EN EL DERECHO ROMANO

INTRODUCCIÓN ............................................................................................... 3

ORIGEN DE LA TUTELA Y CURATELA EN EL DERECHO ROMANO ........... 4

Tutela en el derecho romano .......................................................................... 4

Curatela en el derecho romano ..................................................................... 10

DIFERENCIAS ENTRE AMBAS INSTITUCIONES ......................................... 11

DE ACUERDO A NUESTRA ACTUAL LEGISLACIÓN, ¿CUÁL ES SU


TRATATIVA EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO? ........................................... 12

CONCLUSIONES ............................................................................................ 16

BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................... 17

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INTRODUCCIÓN
El Código civil regula un sistema de amparo para niños y adolescentes por el
cual se encarga a la familia el cuidado de la persona y bienes de los menores;
de tal forma que son parientes del menor quienes han de protegerlos. Dentro de
la estructura de ese sistema, la patria potestad constituye la figura básica y es
falta de ella que entra a funcionar la figura supletoria de la tutela. Asimismo,
tenemos también a la curatela, otra de las instituciones supletorias de amparo
familiar, pero que en este caso tiende a proteger a los mayores incapaces.

Tanto la tutela como la curatela presentan analogías y diferencias, en efectos


éstas dos figuras son consideradas como instituciones del derecho de familia de
carácter eminentemente tutelar, cuya finalidad es proteger la persona y los
bienes del menor en el caso de la tutela y de la persona mayor de edad incapaz,
en caso de la curatela, y específicamente los bienes de los menores cuyos
padres, por alguna de las causas señaladas en el Código civil o el Código de los
Niños y adolescentes, no pueden o no deben hacerlo.

Es sobre estas instituciones supletorias de amparo de la que tratará el presente


trabajo, en la cual conoceremos desde sus antecedentes, conceptos, caracteres,
clases o especies, sujetos y extinción de estas dos figuras importante del
derecho de Familia.

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ORIGEN DE LA TUTELA Y CURATELA EN EL DERECHO ROMANO
Tutela en el derecho romano:

El emperador Justiniano, en sus Institutas 26,1,1, recogió la definición que de la


tutela había sido dada por el jurisconsulto Servio Sulpicio Rufo, cónsul en el año
51 a.C., quien de la misma dijo que era “un Poder y Potestad (la fuerza) en una
cabeza libre (persona libre), dada y permitida por el derecho civil, para proteger
a quien por razón de su edad no puede defenderse por sí mismo”.
Quien, por razón de su edad, tenía necesidad de un protector era el impúber,
bien porque hubiera nacido sui iuris fuera de matrimonio legítimo, o porque
habiendo nacido bajo patria potestad hubiera salido de esta antes de la pubertad.
El poder dado al tutor en nada coincidía con el acordado al paterfamilias, puesto
que el impúber sometido a tutela seguía siendo sui iuris; y el tutor carecía de
facultad correccional respecto del pupilo, como de autoridad sobre la persona de
éste, tanto más, cuanto que solo debía ocuparse de lo atinente al patrimonio del
pupilo y no de sus intereses morales o educacionales, fuera de que esa
intervención tutelar llegaba a su fin al hacerse púber el protegido.
Roma no fue excepción a la tendencia de los pueblos civilizados de brindar
protección a los impúberes. Por eso, aun siendo la tutela originaria del Derecho
de Gentes, el Derecho Civil la consagró como imprescindible institución llamada
a mantener unidos los intereses de la familia con los del incapaz, sobre todo en
el aspecto patrimonial, dado que los miembros de la familia civil tenían la
vocación hereditaria en caso de muerte del pupilo, circunstancia por la que
seguramente la Ley de las XII Tablas estableció que la tutela debía estar en
cabeza de los agnados prioritariamente.

¿Quién hacía la designación del tutor?

La respuesta a tal interrogante reclama tener claro, para evitar confusiones, que
la tutela pudo ser testamentaria, legítima o dativa.

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Clases de tutela:

A. Testamentaria: Se hace a través de un testamento, es la más importante,


supera a todas las demás. Era en su origen un atributo de la potestad
paterna y lo tenía el pater familiae sobre los impúberes, que a la muerte
de aquel se hacían sui iuris.
B. Legitima: A falta de tutor testamentario, se abre la legítima de los
agnados. La ley de las XII tablas llamo tutor al agnado más próximo y a
falta de éste los gentiles.
El derecho de nombrar tutor testamentario lo tenía el paterfamilias, quien,
por ser poseedor de la factio testamenti activa, les nombraba tutores a
sus descendientes inmediatos y que después de su muerte vendrían a
ser sui iuris. La Ley de las XII Tablas, sobre la base de que el jefe de
familia podía hacer escogencia de un heredero, le concedió igualmente el
derecho de designar tutor para el hijo, por testamento; y la misma ley,
para el caso de falta de tutor testamentario, señaló que a la tutela serían
llamados en primer término los agnados más próximos y luego los
gentiles; en el entendido de que esa carga pública debía estar en donde
estaba el interés de la herencia, porque nadie más indicado para la
conservación del patrimonio del pupilo que aquél con la esperanza de
heredarlo. Esa tutela subsidiaria era la llamada legítima por ser conferida
por la propia ley.
C. Dativa: Impartida por la autoridad, que designa al tutor, tenía lugar cuando
no existían los otros modos de tutela. En ese caso el pretor nombraba un
tutor que se llamaba tutor atilianus, porque esta tutela fue creada por una
lex atilia de finales del siglo III a.C.

Excusas e incapacidades para el ejercicio de la tutela:

La tutela estaba considerada en el derecho romano como un cargo público,


siendo necesario para cumplirla: ser persona libre, ciudadano romano y del sexo
masculino. Luego se admitió la posibilidad de que ejercieran el cargo de tutor los
filiusfamilias, porque la autoridad paterna sólo tenía efecto en el orden privado.

En el derecho post-clásico la madre y la abuela pudieron también ser tutoras de


sus descendientes, siempre que se comprometieran bajo juramento a no
contraer nuevo matrimonio.
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Al tutor testamentario le fue permitido librarse definitivamente de la tutela,
haciendo una declaración solemne ante testigos de no querer ejercerla, a esto
se llamó la "abdicatio tutelae".

El tutor legitimo puede transferir la tutela a un extraño, mediante la in iure cessio,


pero si el cesionario muere o sufre una capitis deminutio, se reintegra de pleno
derecho a sus funciones de tutor. El tutor dativo sólo puede eximirse de ejercer
la tutela aduciendo razones graves que le impidan ejercer el cargo.

El régimen de las excusas fue extendido en la época clásica a la tutela


testamentaria y más tarde a la legítima.

Entre las numerosas excusas figuran como más importantes las siguientes:

a) El ejercicio de cargos públicos o de oficios de utilidad pública, como el de


magistrado, miembro del consilium principis, profesor, sacerdote.
b) Razones personales, como el haber cumplido setenta años de edad, la
pobreza extrema, una enfermedad grave, 1a ignorancia.
c) Numerosas cargas familiares, como el tener tres hijos o más, el ejercicio
de tres cargos de tutor o de curador.
d) Razones de privilegio, como ser veterano del ejército, atleta coronado,
etc.

Diferentes de las excusas fueron las incapacidades propiamente dichas, que se


desenvolvieron gradualmente y que comenzaron siendo razones de excusa,
tales fueron según los textos justinianeos: los locos, sordos, mudos, ciegos,
enfermos graves y crónicos, personas enemistadas con el padre del pupilo, etc.

El derecho justinianeo declaró además incapaces para desempeñar las


funciones de tutor a los menores de veinticinco años, que en la época clásica
podían excusarse, a los obispos, a los monjes y a los acreedores y deudores del
pupilo, con excepción de la madre y de la abuela.

Formalidades Previas para entrar a ejercer la tutela:

 Inventario solemne de los bienes pupilares. Debía hacerse en presencia


de personae publiscae, escribanos, tabularios o magistrados; y si por
alguna causa era omitido el inventario sin que mediara negligencia del
tutor, la estimación de la fortuna del pupilo la hacía el juez; pero en caso

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de omisión dolosa, la estimación quedaba reservada al pupilo bajo
juramento. Por testamento, el pater podía relevar al nombrado tutor de la
obligación de elaborar el inventario.
 La satisdatio o prestación de fianza. Comportaba la promesa formal de
conservar intacto el patrimonio del pupilo y, así mismo, la presentación de
fiadores solventes que asumieran igual compromiso. Más de tal obligación
fue excluido el tutor testamentario y también aquel cuyo nombramiento se
hubiera hecho con conocimiento de causa, porque la confianza del
testador y la investigación del magistrado sobre la moralidad y fortuna del
tutor reemplazaban la garantía de la fianza.
 Declarar ante el magistrado si era acreedor o deudor del pupilo. Esta
última obligación la impuso el derecho Justinianeo en procura de la
defensa de los intereses del impúber sui iuris, porque de ser el nombrado
tutor deudor o acreedor del pupilo quedaba incurso en causal de exclusión
de la tutela. Si el nombrado nada decía al respecto y era acreedor,
quedaba desposeído del crédito; y si era deudor, y durante la tutela hacía
el pago, no se le reconocía.

Funciones del tutor:

Era función primordial del tutor atender la administración de los bienes y


patrimonio en general del pupilo, supuesto que no le correspondía velar por la
protección moral y educación del incapaz, para lo cual el magistrado habría de
elegir un pariente cercano de aquél o allegado a quien el tutor debía entregar los
dineros necesarios para que cumpliera su cometido.

Las funciones del tutor se resumen en las auctoritatis interpositio y en la gestión


del patrimonio del pupilo.

a) Autorictatis interpositio: Era la asistencia y cooperación del tutor a un acto


jurídico realizado por el pupilo.
b) Negotiorum gestio en la infantia del pupilo, el tutor realiza los actos
jurídicos mediante la negotiorum gestio. El autor administra y los actos los
lleva a cabo sin la colaboración del pupilo; es decir los realiza en nombre
propio.

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Restricciones a los poderes del tutor:

 No podía hacer con los bienes del pupilo donación alguna.


 No podía vender los bienes del pupilo
 No podía hacer uso personal del capital del pupilo.

Una vez apersonado de la función principal de administrar la fortuna del impúber,


el tutor debía desarrollarla por vía de gestio o por vía de auctoritas como antes
se expresó.

En la gestio, el tutor obraba solamente en nombre propio, esto es, sin llegar a
ser representante del pupilo.

En cambio, en la auctoritas, el pupilo ya había salido de la infancia que duraba


hasta los siete años, era quien obraba en su propio nombre, limitándose el tutor
a completar su capacidad. Se colige de lo anterior que en la gestio el obligado
era el tutor, en tanto que en la auctoritas lo era directamente el pupilo; y si por lo
anotado el tutor prefiriera la auctoritas, ésta le resultaba imposible tratándose de
infans, ya que no podía completar una inexistente capacidad que ni siquiera en
formación les reconocía el derecho romano a los menores de siete años. Más
aún, de tratarse de actos que exigieran la presencia del pupilo, tampoco era
posible la gestio, ya que aquel, en tal evento, debía contar con la auctoritas
tutoris.

Cuando el tutor ejercía la gestio tutoris, esto es, cuando gestionaba


exclusivamente en su nombre por ser el pupilo infans, no podía ejecutar en modo
alguno, actos como los de enajenación, aceptación de herencia, repudiación de
herencia y comparecer en juicio por el pupilo.

Obligaciones en la tutela y garantías:

El tutor está obligado, al aceptar la tutela, a administrar los bienes y restituirlos


una vez terminada ésta, en el derecho primitivo estas obligaciones provenían de
la moral y buenas costumbres, no existiendo sanciones legales. Posteriormente
se fueron tomando medidas para salvaguardar el patrimonio del pupilo y para
indemnizar al tutor por perjuicios que haya podido causarle este ejercicio. Las
garantías concedidas al pupilo son:

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1. Ley de las XII Tablas: estableció dos garantías para el pupilo contra el
fraude del tutor, que fueron:
• "Persecutio Crimen Suscpecti Tutoris", acción concedida a todo el
mundo menos al pupilo, que tenía por objeto poner fin a la tutela
cuando el tutor ponía en peligro la fortuna por torpeza o fraude, y
• "Actio Rationibus Distrahendis", con carácter penal para obtener el
pupilo la devolución de valores que el tutor hubiere mal empleado
o sustraído. La condenación es al duplo.
2. Derecho Pretoriano: El pretor establece la "Restitutio in integrum" para
hacer que se anularan los actos del tutor que lesionaran al pupilo; y
concedió dos nuevas garantías.
• "Actio Negotiorum Gestorum", asimilando al tutor a un gestor de
negocios y concediendo al pupilo esta acción contra las faltas
cometidas en la gestión.
• "Cautio rem pupilli salvam fore". Obliga al tutor por un contrato de
estipulación, garantizado por fiadores, a administrar bien y a
restituir los bienes finalizados la tutela.
3. Fines de la República: en el siglo VII, se creó la "Actio tutelae directa"
que corresponde al pupilo para hacerse restituir los bienes y hacerse
indemnizar por las faltas cometidas por el tutor en su administración y la
"Actio tutelae contraria", que corresponde al tutor contra el pupilo por los
anticipos y perjuicios que hubiese tenido en su ejercicio.
4. Bajo el emperador Claudio: los parientes del pupilo podían citar ante los
cónsules al tutor por inacción, por responsable de no administrar; bajo
Marco Aurelio se resolvió, sin intervención de los cónsules, que el tutor es
responsable de su omisión en las gestiones desde que tiene noticias de
su nombramiento.
5. Derecho Imperial: En razón de las reformas precedentes, el tutor era
responsable de las faltas que hubieran cometido en la gestión del
patrimonio del pupilo, pero no estaba obligado a administrarlo, faltaba
establecer esta obligación a su cargo, haciéndolo responsable de su
inacción.
6. Ultimo Estado del Derecho: Al recibir el cargo el tutor debe hacer
inventario de los bienes del pupilo y obligarse por un contrato de

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estipulación, dando fiadores, a administrar debidamente. Durante la
gestión está obligado a administrar como buen padre de familia y al
terminar la tutela, debe dar cuenta y restituir los bienes.

Curatela en el derecho romano:

Es un encargo de administración hecho por la potestas política (Pretor) de un


patrimonio privado, cuyo titular Sui Juris púber, tiene limitada su capacidad de
obrar. Se entendía por ella un cargo público que obligaba a una persona
designada por la ley o por el magistrado a dirigir la administración de los bienes
de un sui iuris púber e incapaz de ejercer por sí solo sus derechos. En un
principio no hubo curatela testamentaria, sino exclusivamente legítima o dativa,
pero si el paterfamilias nombraba curador testamentario a persona bajo su
potestad, el pretor confirmaba ese nombramiento.

Clases de Curatela:

La ley de las XII tablas organizó la curatela únicamente para los incapacitados
accidentales: los a) furiosi sin intervalos lúcidos y los b) prodigi, después por
disposiciones del pretor se protege a los mente capti, los sordos, los mudos, así
como los incapacitados de otro orden.

 Cura furiosi: La ley decenviral se ocupó de los furiosi y decidió que el loco
sui iuri y púber, es decir que no tuviera ni la protección del jefe de familia
ni la del tutor, se sometiese a la curatela legítima de los agnados.
 Cura prodigi: La ley de las XII tablas consideraba prodigo a aquella
persona que no era capaz de llevar cuenta y límite de sus gastos, sino
que se arruina dilapidaban y malgastando sus bienes heredados de la
sucesión ab intestato del padre.
 Cura mente capti: A los disminuidos en su capacidad.
El derecho romano hizo distinción entre el furiosi y el mente capti. El
primero era el completamente privado de razón, tuviera o no intervalos
lúcidos, en tanto que el segundo era el poseedor de un poco de
inteligencia o de facultades intelectuales escasamente desarrolladas.
Pero al ocuparse la ley decenviral únicamente del furiosus sui iuris y púber
(sin la protección, consecuentemente, de un paterfamilias o de un tutor),
determinó que quedara sometido a la curatela legítima de los agnados y,

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en subsidio, de los gentiles, quedando claro que desde el momento mismo
de la manifestación de la locura en el púber sui iuris se abrían las puertas
a la curatela sin la necesidad de previo decreto de interdicción judicial.
 Cura minorum XXV annis: Después de la Segunda Guerra Púnica, al
incrementarse la actividad mercantil surge otro tipo de curatela, la cura
minorum XXV annis. Con anterioridad los púberes entre 12 y 25 años
podían hacer todo tipo de negocio jurídico. Como consecuencia de su
corta edad frecuentemente salían perjudicados por su inexperiencia y se
publicó una ley, lex laetoria, en el 200 a.C. que estableció la posibilidad
de que se pudieran rescindir los negocios celebrados por menores de 25
años cuando hubieran sido engañados.

Los restantes dementes y pródigos no estaban en curatela, lo cual se explicaba


por la finalidad de la curatela en aquellos tiempos, no encaminada a proteger los
intereses de los incapaces, sino los de la familia agnada.

El curador administraba los bienes de la persona en curatela, pero sin dar


auctoritas.

DIFERENCIAS ENTRE AMBAS INSTITUCIONES


Curatela:

 Ha sido establecida a favor de incapaces mayores de edad.


 Rige sobre todo para el cuidado y la administración de los bienes del
incapaz.
 Comprende solo los actos específicos y necesarios.
 Termina cuando el incapaz mayor de edad haya recobrado su capacidad.

Tutela:

 Ha sido establecida a favor de incapaces menores.


 Rige para la protección de la persona y los bienes del menor.
 Comprende todos los actos jurídicos
 Se extingue por alcanzar el pupilo la mayoría de edad.

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DE ACUERDO A NUESTRA ACTUAL LEGISLACIÓN, ¿CUÁL ES SU
TRATATIVA EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO?

Curatela:

Nuestro sistema jurídico, establece en el código civil de 1984, en el artículo 565,


que la curatela se instituye para:

a) Los incapaces mayores de edad:


la curatela es la institución supletoria de amparo establecida a favor de
quienes se encuentran privados de discernimiento son sordomudos,
ciegosordos y ciegomudos que no pueden expresar su voluntad de
manera indubitable; son retardados mentales; y que adolecen de deterioro
mental que les impide expresar su libre voluntad. En todos estos casos,
se requiere como condición para estar sujetos a curatela, que no puedan
dirigir sus negocios, que no puedan prescindir de cuidados y socorros
permanentes o que amenacen la seguridad ajena. Se incluye también a
los mayores de edad que son ebrios habituales y toxicómanos;
requiriéndose como condición para estar sujetos a curatela, que se
expongan o expongan a su familia a caer en la miseria, necesiten
asistencia permanente o amenacen la seguridad ajena.
Asimismo, pueden ser establecidas a favor de los mayores de edad que
son pródigos, es decir de quienes, teniendo cónyuge o herederos
forzosos, dilapidan bienes que exceden de su porción disponible; y de los
que incurren en mala gestión, es decir de quienes por esta causa han
perdido más de la mitad de sus bienes, teniendo cónyuge o sus herederos
forzosos.
Con relación a quienes sufren pena que lleva anexa la interdicción civil y
toda vez que esta pena accesoria ya no está contemplada en el Código
Penal, ello ha conllevado a su derogación como causal de incapacidad
relativa de ejercicio.
En general, las atribuciones que se otorgan al curador de incapaces
mayores de edad tienen por objeto preservar la salid de este y procurar
su rehabilitación, así como también evitar que, por su incapacidad, sea
perjudicado en su patrimonio. No obstante, se reconoce al pródigo, al mal
gestor, al ebrio habitual y al toxicómano la posibilidad de litigar y de

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practicar actos de mera administración de su patrimonio, con el
asentimiento especial del curador.
La curatela para los incapaces mayores de edad acaba por la declaración
judicial que levante su interdicción. Su rehabilitación solo se concede
cuando el juez de familia compruebe, directamente o por medio de un
examen pericial, que desapareció el motivo.
b) La administración de bienes. - se contemplan los siguientes casos:
 La administración de los bienes del ausente o desaparecido.
Cuando una persona se ausenta o ha desaparecido de su
domicilio, ignorándose su paradero según lo establece el artículo
47 del Código Civil, se proveerá a la curatela interina de sus bienes;
la que corresponde, en primer lugar, a los curadores legales
señalados en el artículo 569 y, a falta de ellos, al curador dativo
que designe el consejo de familia, de acuerdo con el artículo 573
del Código Civil. A falta de los curadores legales o dativos, ejercerá
la curatela la persona que designe el juez.
 La administración de los bienes del concebido. A pedido de
cualquier interesado o del Ministerio Público, los bienes que han de
corresponder al que está por nacer, serán encargados a un curador
si el padre muere estando la madre destituida de la patria potestad.
Esta curatela incumbe a la persona designada por el padre para la
tutela del hijo o la curatela de sus bienes, y en su defecto, a la
persona nombrada por el juez, a no ser que la madre hubiera sido
declarada incapaz, caso en el que su curador lo será también de
los bienes del concebido.
 La administración de los bienes cuyo cuidado no incumbe a nadie.
El juez de primera instancia, de oficio o a pedido del Ministerio
Público o de cualquier persona que tenga legítimo interés, deberá
proveer la administración de los bienes cuyo cuidado no incumbe
a nadie, e instituir una curatela, especialmente: 1) cuando los
derechos sucesorios son inciertos; 2) cuando por cualquier causa,
la asociación o el comité no puedan seguir funcionando, sin
haberse previsto solución alguna en el estatuto respetivo; y, 3)
cuando una persona sea incapaz de administrar por sí misma sus

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bienes o de escoger mandatario, sin que proceda el nombramiento
de curador.
 La administración de los bienes dados en usufructo. Cuando el
usufructuario no preste las garantías a que está obligado, conforme
al artículo 1007 del código Civil, el juez, a pedido del propietario,
nombrará un curador de os bienes dados en usufructo.
La curatela de bienes es instituida por el juez del lugar donde se
encuentren todos o la mayor parte de los bienes; pudiendo ser varios los
curadores, si así lo exige la administración de ellos.
En general, el curador de bienes no puede ejecutar otros actos
administrativos que los de custodia y conservación, y los necesarios para
el cobro de créditos y pago de las deudas. Sin embargo, los actos que le
son prohibidos será válidos si, justificada su necesidad o utilidad, los
autoriza el juez, previa audiencia del consejo de familia. Asimismo,
corresponde al curador de bienes la representación en juicio; pudiendo,
las personas que tengan créditos contra los bienes reclamarlos del
respectivo curador. Sin perjuicio de estas prescripciones, el juez que
nombra el curador puede señalarse sus facultades y obligaciones,
regulándolas, según las circunstancias, por lo que está previsto para los
tutores.
La curatela de los bienes cesa por la extinción de éstos o por haber
desaparecido los motivos que la determinaron. Así, la curatela de los
bienes del desaparecido cesa cuando reaparece o cuando se le declara
ausente o presuntamente muerto. Asimismo, la curatela de los bienes del
concebido cesa por su nacimiento o por su muerte.
c) Para asuntos determinados y especiales:
 Los intereses de los hijos estén en oposición a los de sus padres
que ejerzan la patria potestad.
 Los hijos adquieran bienes cuya administración no corresponda a
sus padres.
 Los padres pierdan la administración de los bienes de sus hijos.
 Los intereses de los sujetos a tutela o a curatela estén en oposición
a los de sus tutores o curadores, o a los de otros menores o
incapaces que con ellos se hallen bajo un tutor o curador común.

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 Los menores o incapaces tengan bienes lejos de su domicilio que
no puedan ser convenientemente administrados por el tutor o
curador.
 Haya negocios que exijan conocimientos especiales que no tengan
el tutor o curador, o una administración separada de la que
desempeña aquél.
 Los que estando bajo tutela o curatela adquieran bienes con la
cláusula de no ser administrados por su tutor o curador general.
 El representante legal esté impedido de ejercer sus funciones.
 Una persona capaz no pueda intervenir en un asunto urgente no
designar apoderado.

Los curadores especialmente nombrados para determinados bienes se


encargarán de la administración de estos en el tiempo y forma señalados por el
testador o el donante que los designo.

Las curatelas especiales acaban cuando concluyen los asuntos que la


determinaron.

Tutela:

Nuestro Código Civil regula la figura de tutela de la dentro de su título segundo


denominado Instituciones Supletorias de Amparo, exactamente en el Artículo
502° que a la letra nos indica: “Al menor que no esté bajo la patria potestad se
le nombrará tutor que cuide de su persona y bienes”. Como puede advertirse y
en palabras de Alex Plácido Vilcachagua, el Código Civil regula un sistema de
amparo para niños y adolescentes por el cual se encarga a la familia el cuidado
de la persona y bienes de los menores, de tal forma que son parientes del menor
quienes han de protegerlos. Dentro de la estructura de este sistema, la patria
potestad constituye la figura básica y es a falta de ella que entra a funcionar la
figura supletoria de la tutela. Es decir que nuestro ordenamiento jurídico ha
previsto la necesidad de que un menor tenga protección por parte de una
persona capaz que pueda velar por él hasta que alcance la mayoría de edad.

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CONCLUSIONES

a) La Tutela es una potestad sobre una persona libre conferida por el


Derecho Civil, para proteger al que en razón de su edad no puede
defenderse por sí mismo.
b) La tutela es una institución destinada al cuidado y dirección de los
menores de edad que no están sujetos a la patria potestad.
c) La tutela tiene su razón de ser en la falta de patria potestad y en la
insuficiencia de propio gobierno del pupilo, por lo que debe subsistir
mientras estas circunstancias se den, y ha de cesar cuando
desaparezcan. Es decir, debe concluir cuando el pupilo muera o adquiera
o recobre la capacidad o llegue a estar sometido a una potestad familiar.
d) El cargo de tutor, por mandato de ley es obligatorio para aquel que es
designado por el. Así mismo pueden ser tutores todas las personas
capaces de ejercer por sí mismo sus derechos civiles y que reúnan las
condiciones requeridas para asumir y ejercer dicho cargo.
e) La curatela es una institución supletoria de amparo familiar, que
resguarda el estado de desprotección, en que puede encontrarse una
persona para ejercer sus derechos y cuidar de sus intereses personales
y patrimoniales.
f) En la tutela el incapaz no puede actuar válidamente por sí como regla
general, sino que la persona que la sustituye en todos los actos y negocios
jurídicos es el tutor, el cual puede ser propiamente considerado como un
representante legal. En cambio, la persona sometida a curatela no es un
incapaz, sino que sólo tiene limitada (más o menos) su capacidad de
obrar.
g) Tiene por objeto completar la capacidad de estas personas, por lo que
será necesaria la intervención del curador en aquellos actos que los
menores o pródigos no pueden realizar por sí mismos según haya
dispuesto la sentencia judicial de declaración de incapacidad.

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BIBLIOGRAFÍA

 Gaceta Jurídica, CÓDIGO CIVIL COMENTADO Tomo III Derecho De


Familia.
 Max Arias Schereiber Pezet, EXEGESIS CIVIL PERUANO DE 1984.
Tomo III Derecho de Familia. Lima-Perú 2006.
 Javier Rolando Peralta Ancha, DERECHO DE FAMILIA EN EL CÓDIGO
CIVIL. 2° Edición. Lima-Perú 1996
 Alberto Hinostroza Minguez. DERECHO DE FAMILIA. 2° Edición. Lima-
Perú.

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