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Citas
Preguntas
¿Cuán duro es ser frustrados de nuestras esperanzas, especialmente cuando otros son
los directos responsables de haberlas destruido? ¿Cómo “esperamos en el Señor” de
forma correcta? ¿Cómo se diferencia esta espera del simple hecho de no hacer nada?
¿Cómo manejamos el paso del tiempo y aún mantenemos nuestra esperanza? ¿Qué
esperamos realmente, y cómo está Dios involucrado en todo ello?
Para debatir
Después del informe negativo de los demás espías, Caleb entrega su informe
minoritario: “Caleb hizo callar al pueblo ante Moisés, y dijo: ‘Subamos a conquistar esa
tierra. Estoy seguro de que podremos hacerlo’… Josué hijo de Nun y Caleb hijo de
Jefone, se rasgaron las vestiduras en señal de duelo y dijeron a toda la congregación de
los hijos de Israel: La tierra que recorrimos y exploramos es tierra muy buena. Si Jehová
se agrada de nosotros, él nos llevará a esta tierra y nos la entregará; es una tierra que
fluye leche y miel. Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová ni temáis al pueblo de esta
tierra, pues vosotros los comeréis como pan. Su amparo se ha apartado de ellos y
Jehová está con nosotros: no los temáis. Entonces toda la multitud propuso
apedrearlos…” (Números 13:30; 14:6-10).
¡Ahora imaginemos tener que soportar cuarenta años deambulando por el desierto
porque la comunidad acepta el informe de la mayoría! Sólo después de esperar todo
este tiempo, Caleb recibe su parte de la tierra prometida (Josué 14). Este es el
cumplimiento de las palabras de Dios dichas a través de Moisés “Ni un solo hombre de
esta generación perversa verá la buena tierra que juré darles a sus antepasados. Sólo la
verá Caleb hijo de Jefone. A él y a sus descendientes les daré la tierra que han tocado
sus pies, porque fue fiel al Señor.” (Deuteronomio 1:35, 36).
Comentario 1
“La esperanza que se demora es tormento del corazón.” (Proverbios 13:12). ¡Cuán
molesto estaba Caleb cuando el informe positivo que él y Josué dieron fue rechazado, y
la gente quería apedrearlos! Habría sido fácil caer en pensamientos deprimentes y
amargarse. Pero parece que eso no ocurrió, y cuando finalmente llega el momento,
después de décadas de espera, él y Josué están listos para entrar a la tierra prometida.
Comentario 2
Las tensiones entre estar preparados y estar ocupados mientras regresa el Señor
condujeron a Jaime White a escribir en el año de 1868 que “La situación de suspenso
no es la más placentera.” (J. White, Life Incidents, [J. White, Incidentes de su vida] Vol.
1, (Battle Creek, MI: Steam Press of the Seventh-day Adventist Pub. Assn., 1868), 337.
“Cuando el pueblo escuchó este informe dio rienda suelta a su desilusión con amargos
reproches y clamores. No se detuvieron a reflexionar y razonar que si Dios los había
traído hasta allí, ciertamente les daría la tierra. Cedieron de inmediato al desánimo.
Limitaron el poder del Santo y no confiaron en Dios, que los había conducido hasta ese
instante. Cubrieron de reproches a Moisés murmuraron uno con el otro diciendo: ‘Este
es entonces el fin de todas nuestras esperanzas. Para obtener esta tierra hemos viajado
desde Egipto’.
“Caleb y Josué trataron de lograr que se los escuchara, pero la gente estaba tan
excitada que no podía tener la calma suficiente para oír a estos dos hombres”. [Spiritual
Gifts, vol. 4, p. 22; La historia de la redención, p. 162-3]
“No debemos estar tristes, sino alegres, y recordar siempre al Señor Jesús. Él va a
venir pronto, y debemos estar listos y aguardar su aparición” [Testimonios para la
Iglesia, tomo 8, p. 264]