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conocimiento de los límites que no deben sobrepasarse para poder tener una buena
convivencia.
La ética se relaciona con de la moral con la acción humana, la ética se encarga de reflexionar
sobre toda conducta que haga que una persona tenga una vida plena y feliz, debemos sentir
que vivimos en una sociedad justa, no puede haber felicidad sin justicia. Cualquier ser racional
puede discernir entre el bien y el mal.
Para lo cual tenemos la ética de mínimos que se encarga de los deberes de justicia que se
exigen a cualquier ser racional y que crea una sociedad que promueve la convivencia entre sus
miembros, respetando la felicidad individual de cada uno, lo que se conoce como pluralismo
moral, constituye normas y valores comunes como: libertad de expresión y de asociación.
Ambas se complementan y llevan a las personas a tener una vida plena y feliz.
Derechos Humanos
Artículo 22. Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad
social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida
cuenta de la organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos
económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de
su personalidad.
Existen, según Jelin, tres ejes clave de debate sobre ciudadanía: En primer lugar, el debate
ideológico, que intenta definir la naturaleza de los “sujetos” que se van a considerar
ciudadanos. Este eje se refleja en la visión liberal-individualista, que revisa la relación entre
sujeto individual y sujetos colectivos. En segundo lugar, el debate teórico, que examina el
contenido de los derechos del ciudadano. Aquí se pregunta por derechos “universales” y se
trata de aclarar la relación entre derechos humanos, civiles, políticos, económico-sociales,
colectivos y globales. En tercer lugar, el debate político determina las responsabilidades y
compromisos inherentes a la relación ciudadanía-Estado, es decir, las obligaciones o deberes
ligados a la ciudadanía.
Ser ciudadano o ciudadana significa para la autora dos cosas: una, poseer un sentimiento de
pertenencia a una comunidad política; otra, obtener un reconocimiento de esa comunidad
política a la que se pertenece. La pertenencia y el reconocimiento a una comunidad tienen
deberes y tienen derechos. Las denuncias sobre las situaciones y políticas sociales
desfavorables para las comunidades, las peticiones de nuevos derechos, el cuidado de los
logros sociales que parecen los más justos, las exigencias del cumplimiento de los contratos
sociales y la participación en la esfera pública son acciones, entre otras tantas, que adoptan los
ciudadanos o ciudadanas en la vida cotidiana.
Ser ciudadano y ciudadana significa, más allá de las prácticas concretas, tener, por un lado, el
derecho de reclamar y, por lo tanto, salir del plano subordinado. Por el otro, ejercer una
“práctica conflictiva vinculada al poder, que refleja las luchas acerca de quiénes podrían decir
qué en el proceso de definir cuáles son los problemas sociales comunes y cómo serán
abordados”
El ejercicio de la ciudadanía se manifiesta en la posibilidad de diálogo que debe existir entre las
distintas instancias de la sociedad. Las demandas tienen que ser recibidas por alguna instancia
y posteriormente discutidas, lo que no implica que se resuelvan los conflictos por esta
posibilidad de hablar y ser escuchado.
Conflictos sociales