Sei sulla pagina 1di 4

Instituto de Enseñanza Superior N° 28 “Olga Cossettini”

DIDÁCTICA ESPECÍFICA

TRABAJO PRÁCTICO N° 3

Profesora: Erica Pucci


Alumno: Ignacio Mazzoni
Año: 2017
A) 1. Según Jacobo Setton al hablar de la Literatura como valor de enseñanza en la escuela
media hay que hacerse una primera pregunta que distingue entre origen o comienzo. Si se la
considera como parámetro estipulado por la Constitución de 1853 que intentaba forjar ética,
moral y espiritualmente a los habitantes de las primeras ciudades se podría decir que la
literatura nació junto al estado y fue parte de él en el perfil cultural que se ideó por los
primeros gobernantes de esta nación incipiente. La escuela primaria fue designada bajo la
tutela de casa provincia mientras que los niveles medios, superiores y universitarios
quedaron a cargo del gobierno nacional denotando un claro interés en establecer nociones
de disciplina y formación. Preponderaban las literaturas argentinas pero también las de
origen europeo, modelo que se intentaba imitar como ideario de progreso. El historicismo
literario ponderó por encima de la retórica a la hora de lo estrictamente literario aunándose
con los lineamientos de un pensamiento lógico enciclopedista propio del positivismo
científico que paulatinamente comenzaba a ganar terreno en todos los ámbitos del
conocimiento. La literatura como tal poseía un carácter acumulativo y prescriptivo; las
belles lettres eran guía no solo de buen uso sino también de norma dentro de la lengua.
Este primer enfoque generó una serie de problemas ligados a la dinámica de las
repeticiones entre los que se destacan:
1) La especificidad sobre qué es la literatura. La primera noción que se destaca es que el
objeto de estudio que se enseña no es el mismo que se estudia. En aquel actúan los
docentes, mientras que en este los investigadores; aunque ambos se interesen por construir
desde el lenguaje, pero la cuestión radicaba en que en la enseñanza de la literatura nunca
existió la pregunta por la literatura en sí ya que su fin era adecuarse a los móviles de
formación ciudadana.
2) La relación lengua y literatura. A mediados de 1800 ambas corrientes estaban
separadas entre sí pero a principios del siglo XX se unieron para los primeros tres años del
colegio secundario. El problema residía en la oleada de inmigrantes europeos (no
prestigiosos) que podían llegar a “contaminar” el idioma y por consiguiente se debía
nacionalizarlos, tanto así como aquellos que poseyeran rasgos o modismos gauchescos. La
lengua culta funciona como modelo y es normativa. Según Bourdieu la labor de los
“gramáticos” se inscribe en la búsqueda de establecer lo legítimo frente a lo ilegítimo
dentro de una lengua y evitar posibles desviaciones o irregularidades que pusieran en duda
el canon o la norma. Se excluye a su vez el aspecto oral de las literaturas que reflejaban los
escenarios populares.
Recién llegados los años setenta con el advenimiento de la corriente estructuralista surge la
gramática descriptiva como herramienta para explicar el funcionamiento de la lengua pero
alejándose del carácter prescriptivo que poseía anteriormente. Se introduce el análisis
sintáctico en las escuelas y géneros como el periodístico o el científico. Paulatinamente el
rol del docente de Lengua y Literatura se va abriendo hacia un espacio de ambigüedad.
3) El canon escolar. Como ya se especificó, el canon estuvo vinculado en sus inicios a la
intención del estado de moldear a los ciudadanos del futuro bajo ciertas premisas que la
literatura podía homologar para ello hubo recortes y selecciones que fueran funcionales a
tal objetivo. Se sucedieron eventos como el centenario de la Revolución de Mayo o la
consagración del Martín Fierro como obra épica nacional por excelencia que ayudaron a
reforzar la idea de nación y por sobre todo de normativización. A partir de allí se puede
establecer que el canon ha ido variando de época en época en relación a los intereses que
han sido delineados desde las altas esferas políticas o por qué no también relacionadas a las
tendencias reinantes, entre las cuales se pueden incluir los distintos géneros. Hay que
considerar al canon crítico que posee su moda en base a las divulgaciones mercantiles por
medio de las editoriales o a las inclinaciones que los intelectuales consideran
subjetivamente pertinentes a la hora de seleccionarlos, esto incluye no solo su creencia o su
mero gusto sino además su especialización, experiencia e interés académico.
4) La ausencia de la teoría en la práctica de la lectura. En el afán abrir el espacio escolar
a todas las manifestaciones literarias que el docente pueda “sumar” al programa de estudio
se corre peligro de perder la especificidad y los conocimientos necesarios en teoría literaria.
Correrse del gusto estético implica una comprensión de ciertos elementos de
reconocimiento que requieren un saber teórico que haga “funcionar” el mecanismo de
relación entre la escritura y la lectura. Este saber va más allá del goce por el goce mismo e
involucra otras ramas de la cultura que fuerzan al lector a una visión crítica y
contextualizada.

2. La incertidumbre parte de considerar (o no) a una obra literaria como tal, partiendo del
concepto de literaturidad esgrimida por los formalistas se estableció una línea que separaba
a la literatura propiamente dicha del uso literario del lenguaje (Poética para Jakobson) y
que podía aparecer en cualquier otro discurso. Entonces al perderse la división tajante de lo
que es literario o no se pierde o se incorporan textos de dudosa procedencia. Ahora bien,
quién posee la autoridad para poder delimitar si una obra es literaria o no. No alcanzan los
paratextos, no alcanzan las formalidades; podríamos establecer que una literatura tiene un
tiempo y un contexto de nacimiento y su influencia en ese ámbito le da notoriedad pero
recuperarla en el siglo XXI y presentarla como exponente de literatura debe estar
justificada a partir no solo de los rasgos formales sino también de la intertextualidad que se
le pueda encontrar para darle méritos en el presente (en el presente de los alumnos, por
supuesto). La obsesión por las estructuras formales impiden vislumbrar que la literatura es
una esfera amorfa, con movimiento y vida propia, que lejos está de querer o poder ser
delimitada, más bien sirve precisamente para lo contrario, para evidenciar que la
disposición del lenguaje posee hermosura, que su significancia varía con las épocas, que la
continuidad en el tiempo de tal valor se transmite en la renovación constante de lo dicho y
que el tiempo es secundario al contemplar ese atributo.
La consecuencia no es más que la dificultad de poder mostrar que hay una literatura detrás
de cada problema del hombre y que si no sirve para solucionarlo al menos sirve para
expresarlo.
3. Si bien ya se expuso sobre este tema, se puede agregar que hoy en día habría menos
“problemas” si se intenta incorporar literatura “inminente” ya que las exigencias de la
normativización están considerablemente menospreciadas, por los alumnos, por las
aspiraciones docentes. La apertura con respecto a las consideraciones gramaticales,
ortográficas o de la grafía misma es cada vez mayor forzada por el uso mismo del lenguaje.
El campo de lo oral se traslada a lo escrito a su manera y los adolescentes parecen formar
un idioma propio fuera de las reglas que se les pueden intentar inculcar. A partir de allí,
cualquier literatura que incorpore dichos elementos tiene mayores posibilidades de captar la
atención o el interés de los alumnos que, tal vez, alguna novela “ejemplar” del siglo XIX.

4. La literatura se fue yendo con la eventual incorporación del campo pragmático y


comunicativo del lenguaje como parte, incluso más importante, de la currícula de la
escuela. Se corre como objeto de estudio y de análisis relegándola al apartado del gusto
estético y con “representantes” en cada género a lo largo de la historia. Ni siquiera la
transferencia de los modos de la lengua representados en ella es relevante a la hora de
enseñar el aspecto formal o gramatical del idioma.

5. También ya se hizo alusión. El canon tiene una etimología determinada que intenta darle
el carácter de totalidad abarcadora pero lo cierto es que su uso moderno le imprime el mote
de recorte, una selección en base a intereses y la posibilidad de acceder a ciertas lecturas o
no.

Potrebbero piacerti anche