Escritura creativa

Rodrigo Luna

Séptimo “D”

12/11/2019

La lección

Escena que desencadena el final: La escena en donde el profesor niega la graduación de la niña debido a que ella aún no sigue ordenes
de manera satisfactoria.

Todo sea por la nota

A lo largo de mi vida universitaria estuve en contacto con la música, el canto para mí era la liberación de todo el estrés acumulado por
la vida académica; así llegué al Coro de la Universidad Central, disfrutaba estar allí por todo lo que aprendía sobre música y también
por las personas que conocí durante mi estadía. Así pasaron 3 años entre estudios y conciertos; un día me llegó la oportunidad de estudiar
música “de verdad” se abrieron audiciones en el Conservatorio Nacional de Música, me preparé, audicioné y, milagrosamente para mí,
entré.

La vida en el conservatorio era distinta, menos libre y plagada de horarios mal distribuidos, profesores mediocres, trabajo sin sentido.
Fue a mitad del primer año que empecé a conectar ideas. No era culpa de los profesores, o de quien organizaba los horarios, la revelación
me vino durante mi clase de coro: el conservatorio sigue el modelo del sistema educativo ecuatoriano. No importa el aprendizaje,
importan las notas; por eso nos hacían memorizar 15 canciones cada quimestre, sin importar si las cantábamos bien, solo memorizarla,
un poco de técnica vocal y directo al escenario. ¿Será esta la respuesta a la mediocridad del país? Gustavo Velázquez es un ex alumno
del conservatorio que ahora es relativamente famoso. Tuve la oportunidad de cantar con él en la reinauguración de la Plaza de San
Francisco, yo era parte del coro que acompañaba a esta cantante, y allí noté que este cantante tiene muchas falencias en términos de
técnica vocal, sin duda tiene talento, pero el esfuerzo de los años le ha pasado factura, y una de las primeras reglas que aprendes en
canto es: si te duele o te molesta, estás haciéndolo mal. A esto se le suma el hecho de que a mitad de la presentación olvidó la letra de
la canción Vasija de Barro, un yumbo bastante popular de Ecuador, y tuvo que ser ayudado por todos los asistentes. ¿Este es el nivel de
los que salen del sistema educativo?

Después de un tiempo empecé a notar que yo mismo estaba fallando en cuanto a técnica vocal, y empecé a desinteresarme por aprender
de memoria las letras de las canciones. Si eres bueno, los profesores empiezan a darte concesiones. Esto me preocupo, ¿estaba perdiendo
mi interés por la música? Mientras reflexionaba sobre esto conocí una chica que estaba a punto de graduarse en canto. Ella decía que el
conservatorio solo te sirve para el título, pero que si quieres aprender bien tienes que buscar por otros lados. Lo mismo que dicen de
todas las carreras de la universidad.

Tras esto decidí abandonar el conservatorio. Para tener un título por obligación ya tengo el de Comunicación Social, pero la música es
algo que necesito conocer, no porque me vayan a pagar por ello, sino porque es el único lenguaje que me permite expresar lo que en
verdad quiero. Regresé a enfocarme en la universidad y volví al coro universitario. Aquí es donde me di cuenta de porque tenía tanta
inconformidad con respecto al conservatorio. El coro de la universidad siempre ha funcionado como una escuela de canto, pero libre de
la rigidez burocrática que implica una institución. Puedo ir cuando tenga ánimos de hacer música, puedo estudiar lo que me llama la
atención ese día, no porque nadie me ponga una nota, sino porque quiero conocer algo nuevo. Y cada vez esas ganas de conocer van
aumentando. En el coro aprendí solfeo, aprendí a tocar guitarra y piano, aprendí dirección de ensambles, producción, armonía,
composición e historia de la música ecuatoriana. Lo irónico es que en el conservatorio solo aprendí alrededor de 40 canciones, las cuales
ya olvidé la mayoría.

Entonces me pregunto ¿todas las carreras son así? ¿quitan las ganas de aprender a sus alumnos debido a que deben cumplir un
cronograma pre establecido? ¿hay alternativas a esto? ¿Por qué siento esto en el coro de la central? La respuesta podría estar inmersa
en la pedagogía establecida allí, descubrí que ese modelo de aprendizaje fue planteado por el filósofo y compositor Jean-Jacques
Rousseau. El planteaba, en su novela Emilio, que el educador debe esperar con confianza la marcha natural de la educación e intervenir
lo menos posible en el proceso de la formación. Actualmente se está estudiando la metodología Montesori, el cual respeta el ritmo de
aprendizaje de los alumnos y les da opciones para explorar sus intereses.

Estoy probando mi tesis actualmente sobre el sistema educativo, pero ahora con la comunicación, y debo decir que estoy cada vez más
interesado en aprender publicidad, gracias a una agencia de comunicación que me deja experimentar con el pretexto de estimular la
creatividad. Google creo que se ha dado cuenta de esto y también lo está explotando. Tendremos que ver si funciona y si se podrá
implementar a gran escala