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7 diciembre ¡Adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra!


Propósito del
programa Recordar cómo la adoración a Dios es un estilo de vida. Motive a la herman-
dad durante la semana previa a que lleve una ofrenda de gratitud a Dios el
día de este programa.

Este es un programa de entradas y salidas. Los participantes representan a


seres celestiales que ex- plican sus razones para adorar al Señor, por lo que
se recomienda que vistan batas blancas y una cinta dorada alrededor de sus
cabezas. Si es posible, también pueden tener un lazo dorado alrededor de la

Al director cintura. Además, se puede preparar una trompeta con cartón o cartulina. Se
deben preparar cuatro carteles, conforme se verá en el desarrollo del pro-
grama. En la división de clases se va a recrear la escena de la ofrenda por parte
de los Sabios de oriente. Utilice todos los recursos que necesite para recrear la
escena (María y el bebé, José, elementos de una humilde vivienda, el vestuario de
los magos de oriente, etc.). Tome en cuenta que no hay un número exacto de sa-
bios y que al momento del encuentro ya Jesús no se encontraba en una posada
sino en una casa. Puede incluir un coro de niños que cante el himno 90: «Somos
de oriente», mientras los presentes entregan su ofrendas.

• Prepare tarjetas con los textos de los carteles del programa.


• Escoja una alabanza musical que trate sobre la adoración.
• Si su iglesia tiene pocos miembros, permita que los seres celestiales de la
primera parte sean los participantes de la escena de la división en clases. Si
no le es posible dramatizar la escena, pueden presentar un video, sin audio,
Sugerencias y leer el texto.
• Durante la semana, motive a la hermandad a llevar una ofrenda de gratitud
a Dios durante este programa o durante los sábados del mes.
• Prepare un cofre para que las personas entreguen su ofrenda en el momen-
to que se está presentando la escena de la división en clases.

En este sábado traemos un programa especial que nos ayudará a recordar


Introducción cómo adoramos a Dios en nuestro diario vivir. Para esto hemos invitado a unos
seres muy especiales. Ellos son seres celestiales que vienen a compartirnos
unas maravillosas enseñanzas.
(Entran los tres participantes de la apertura)

Las criaturas celestiales concuerdan que la razón por la que Dios debe ser
Himno adorado es porque él es el Creador. Ellos se postran y adoran al que vive por
los siglos de los siglos y echando sus coronas ante el trono exclaman: «¡Señor,
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digno eres de recibir la gloria, la honra y el poder, porque tú creaste todas las
cosas!» (Apocalipsis 4: 11). Cante- mos el himno 255: «¡Oh Cristo te adoro!»..

Satanás está luchando por obtener adoración de nuestra parte. Exige que se
le adore. Se le permitió dar muerte a todos los que no le adoren (Apocalipsis

Lectura bíblica 13: 15). Se presentó ante Jesús y le ofreció los reinos de este mundo si este lo
adoraba (Mateo 4: 9). Ante esta lucha milenaria por obtener nuestra adoración,
Dios indica a quién hay que adorar en Apocalipsis 14: 7 «Adorad a Aquel que
hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas». Debemos adorar a Dios
porque el es bueno, leamos Esdras 3: 11.

Oración Desde que fuimos creados, Dios nos diseñó para adorarlo. Cuando los hombres
desconocen a su Creador, enton- ces buscan objetos y criaturas para adorarlos.
Oremos para que nada de nuestras vidas sustituya el lugar de Dios. (Después de
la oración todos salen)

(Muestra el cartel)
«La razón para adorarle es porque él es el Creador»

Alabanza Cuando Dios indica que solo a él se le debe la adoración en comparación con
otros dioses paganos también nos da la razón. Se presenta como Creador. «To-
musical dos los dioses de los pueblos son ídolos; pero Jehová hizo los cielos» (Salmo 96:
5). Haga que la congregación lea: Éxodo 15: 1; 2 Crónicas 20: 21-22; y Apocalip-
sis 15: 2-4.
Tanto en la Tierra como en el cielo, la música es parte de la experiencia de la
adoración. Tengamos en cuenta que, en los versículos anteriores, la temática
de los cantos es exclusivamente lo que el Señor ha hecho por su pueblo, incluy-
endo la victoria «sobre la bestia». La alabanza a Dios es el resultado de sus actos
salvíficos..

(Muestra el cartel)

Nuevo «La adoración y el sábado son inseparables»

horizonte No existe una verdadera adoración sin el reconocimiento de que Dios es el


Creador. Al considerarlo Creador he- mos de verlo en el cuadro completo de
toda su obra creadora y sus acciones en los seis días, mientras que el sába- do lo
designó para el reposo.
Escuchemos los buenos consejos que nos trae el Nuevo Horizonte de esta se-
mana.

Relato
misionero (Muestra el cartel)
«La adoración y la asistencia a la iglesia son inseparables»
«Alaben el glorioso nombre del Señor, adoren al Señor en su hermoso santu-
ario» (Salmo 29: 2, DHH).
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Dios espera que vayamos a donde estén los congregados en su nombre para

División en adorarlo. Él no dispuso ir a donde nosotros estamos para que le adoremos.


Aunque lo podemos adorar en cualquier lugar, la indicación bíblica es ir a su

clases
santuario.
(En esta sección todos los seres celestiales salen a participar y muestran el último
cartel)
«LA ADORACIÓN Y EL ACTO DE OFRENDAR SON INSEPARABLES»
(La voz en off lee el texto que sigue a continuación, mientras tanto se recrea la escena
de vanos magos de oriente que llevan su ofrenda al niño Jesús):
Los magos que visitaron a Jesús en su nacimiento le trajeron ofrendas porque
era el Rey y merecía la adoración. (Mateo 2: 1-11) El término «regalo» u «of-
renda» en el Nuevo Testamento es el equivalente griego del término hebreo
que en el Antiguo Testamento se refiere a los dones y ofrendas sacrificiales. Así
que lo que se le trajo al Re\ recién nacido eran ofrendas de adoración. Por lo que
ellos expresaron, habían venido «para adorarlo» (Mateo 2: 2). ¿Adorar al recién
nacido, era someterse al Rey mesiánico.
Al llevarle ofrendas al niño, estaban expresando de forma tangible y risible su
adoración y sometimiento al Rev. Al postrarse ante el niño, estaban reconocien-
do la majestuosidad, la grandeza y superioridad del gran Rey de reyes y Señor
de señores.
Debido a que las ofrendas son expresiones de adoración, conviene recordar un
principio al adorar al Rey.
«Cada uno presentará su ofrenda conforme a la bendición que Jehová, tu Dios,
te haya dado» (Deuteronomio 16: 171 A los adoradores hebreos se les exigía
ofrendas que diferían en cantidad de persona a persona. A ellos se les indi- có
que sus ofrendas se basarían en el principio de la proporcionalidad.
En el Nuevo Testamento, aparece el mismo principio de proporcionalidad, en 1
Corintios 16: 2 Pablo declara: «Cada primer día de la semana, cada uno de vo-
sotros aparte algo según haya prosperado». La frase «según haya prosperado»
indica que las ofrendas no son cantidades iguales para todas las personas, sino
proporciones, es decir un porcentaje. Por ello es que ofrendamos un porcentaje
de nuestros ingresos, no una cantidad.
Quedamos divididos en clases.

Renovemos nuestra lealtad a Dios en la adoración solamente porque él es el


Creador. Y como lo hicieran los reyes de oriente, adorémoslo mediante genero-
sas ofrendas.

Conclusión «Cuando las naciones de los salvos miren a su Redentor y vean la gloria
eterna del Padre brillar en su rostro; cuando contemplen su trono, que es
desde la eternidad hasta la eternidad, y se- pan que su reino no tendrá fin,
entonces prorrumpirán en un cántico de júbilo: “¡Digno, digno es el Cordero
que fue inmolado, y nos ha redimido para Dios con su propia preciosísima
sangre!”» (El conflicto de los siglos, cap. 41, p. 633).

Himno final Himno final N° 259: «Mi espíritu, alma y cuerpo».

Oración final

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