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JUSTIFICACIÓN.
Todo conocimiento humano nace del planteamiento de una pregunta; plantear una sola
pregunta puede ser el punto de partida para construir el conocimiento acerca de un
tema, o por lo menos, puede ser la base para interesarse uno mismo en algo o hacer
que otros se interesen en algo.
Por ejemplo, si en un determinado momento de la historia de la humanidad, un filósofo
llamado Tales de Mileto, no se hubiera preguntado si tal vez existía una materia
primaria, una sustancia que fuera el origen de todo lo que existe en el mundo;
posteriormente otro filósofo llamado Demócrito no habría formulado la existencia de los
átomos.
¿Es importante el conocimiento de los átomos en la actualidad, en este mundo de hoy,
de la tecnología y de grandes avances científicos? Por supuesto que sí, ¿y de dónde
nació todo eso?, de una simple pregunta que se planteó alguien miles de años atrás.
Dicho lo anterior, en este momento quiero plantear una pregunta que si bien resulta
simple, sin mayor relevancia, o tal vez obvia, puede generar en ustedes el interés por
estudiar la materia de derecho constitucional, y en consecuencia, el interés por ser unos
grandes estudiosos del derecho en general. Tal pregunta es:
¿Por qué estudiar derecho constitucional?
Y en este caso, sea de anotar que si la constitución es lo que define a Colombia, pues
sencillamente nada puede estar por encima de ella. ¿Qué puede estar por encima de lo
que te define? Pues nada.
Me explico. Así como dije que la constitución es un conjunto de normas, pues la ley
también lo es.
Eso que ustedes escuchan a diario (Ley 1564 de 2012, Ley 1437 de 2011, Ley 472 de
1998) es un conjunto de normas.
¿Pero qué diferencia a la constitución de las leyes y de los decretos y demás conjuntos
de normas?
Decía el reconocido filósofo y jurista Hans Kelsen que “la norma que determina la
creación de otra es superior a esta”.
Leamos el artículo 157 de la Constitución. Ningún proyecto será ley sin cumplir con
los siguientes requisitos.
Es decir, la constitución misma te dice como es el proceso para crearse la ley, y bajo
esa premisa resulta lógico concluir que es superior a la ley.
“El orden jurídico, especialmente aquel cuya personificación constituye el Estado, no es,
por tanto, un sistema de normas coordinadas entre sí, que se hallasen, por así decirlo,
una al lado de la otra, en un mismo nivel, sino que se trata de una verdadera
jerarquía de diferentes niveles de normas.”