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“En la historia se hace lo que se puede y no lo que se quisiera hacer. Una de las
grandes tareas políticas que hay que cumplir es la persecución constante de
hacer posible mañana el imposible de hoy” (Paulo Freire)
INTRODUCCIÓN
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responsabilidad, la capacidad de relacionar unas cosas y fenómenos con otros y así
descubrir en todo momento los brotes emergentes de lo nuevo.
Las complejidades afloran y se descubren por todas partes, desde las esferas
humanas, pasando por su entorno natural y sus construcciones sociales y técnicas,
hasta los flujos de información… Ante esta complejidad son necesarios nuevos
tipos de organizaciones políticas, nuevas formas de participación y de
representación popular, así como nuevas instituciones que articulen lo local con lo
global, el individuo con la comunidad, la diversidad con la igualdad, lo personal con
lo colectivo... Pero sobre todo, el análisis de nuestro entorno desde la perspectiva
de la complejidad requiere la conciencia de la incertidumbre que nos rod ea y por
tanto de la necesidad de apoyo mutuo de todos.
Viene muy pertinente la célebre frase de Paul Valery: “El problema de nuestro
tiempo es que el futuro ya no es lo que era” . Vivimos en un mundo marcado por la
indeterminación, la incertidumbre, la inestabilidad. Los acontecimientos del
momento resultan imprevisibles y el futuro no se puede determinar de manera
exacta desde el presente.
Por eso más que nunca, resulta válido uno de los principios de la nueva
racionalidad: el de la humildad y la cooperación. No es posible construir nuevos
conocimientos sin el principio de humildad y la actitud de aprendizaje. Por ello
deben prevalecer la ética del diálogo y la voluntad de cooperar con los demás, con
los otros científicos, profesionales y con toda la gente. “La nueva racionalidad
rechaza todo dogmatismo, toda cerrazón mental y actitudes autoritarias, vengan de
donde vengan. Es necesario cooperar con los demás Nada mejor que reunir
nuestros esfuerzos en lugar de dividirlos” (Vilar, 1997).
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Podríamos caracterizar el momento de hoy como momento de crisis, o en el más
optimista de los casos, como de transición. O sea, recurriendo al sentido que
Gramsci le atribuía, un momento en el cual lo viejo está agonizando y lo nuevo aún
no ha terminado de nacer. Estos momento de transición van acompañados de
incertidumbre y de fragmentación.
1. EL CONCEPTO DE DIVERSIDAD
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En el momento actual y en el contexto que nos toca vivir, hay que comenzar
aceptando lo obvio: que el enfoque o atención a la diversidad es algo que llama la
atención por lo novedoso, pero que se trata de un concepto que ni está presente en
el marco escolar ni se ha llegado a promover la suficiente sensibilización que
requiere su significado.
Las propuestas que hasta el momento han centrado el discurso educativo sobre la
Atención la Diversidad han puesto el énfasis más bien en la práctica educativa con
aquellos alumnos o grupos llamados de “Necesidades educativas especiales”
(educación especial).
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Sin embargo, nunca podemos hacer sinónimos la Diversidad y la Educación
Especial, error conceptual lamentablemente muy extendido: la Diversidad no se
corresponde con la atención en las escuelas a aquellos alumnos que son diferentes
y entendiendo por diferentes, en numerosas ocasiones, a aquellos alumnos que
presentan estas necesidades educativas especiales. Confundir la diversidad con la
atención a casos diferenciales supone un atentado a la educación. No sólo
representa un reduccionismo del concepto sino, lo que sería más grave, tener en
los esquemas mentales que sólo ellos (los casos especiales) son diferentes y que
los demás somos iguales, en el sentido de nosotros somos los “normales” y ellos
no. (Y por eso hay que tratarlos de modo diferente. O sea, sólo ellos son diversos).
Cada individuo es distinto, sí. Pero también cada cultura. Y no existe una única
cultura en la sociedad, aunque suele haber una cultura dominante que pretende
convertirse en hegemónica. Este hecho da lugar a la existencia de minorías étnicas,
que se organizan alrededor de una identidad diferente a las pautas sociales
dominantes y que reivindican el reconocimiento de esa identidad, desde ámbitos
religiosos, nacionales, étnicos etc..
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“Toda minoría es objeto de discriminación y marginación y está marcada por un
sentimiento de inferioridad y vulnerabilidad.” (Carbonell, 1996)
Se ha de entender hoy la diferencia más como un valor que como una condena.
Pero esto exige que la escuela tenga en cuenta esa diversidad para adaptarse a
ella. Lo cual supone conocer y reconocer esa diversidad cultural, valorarla como un
elemento positivo y adaptar a ella el currículum escolar. Esa transformación supone
remover las concepciones y las actitudes de los docentes y de las familias pero
también unos cambios importantes en la organización del currículum. No se puede
adaptar el currículum sin modificar la organización de los tiempos, de los espacios,
de las estructuras, del funcionamiento de la escuela.
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cosa, un repaso a la vida de las escuelas nos ofrece excesivos testimonios de un
patrón homogeneizador (Santos Guerra, 2004).
Cuenta la mitología griega que Procusto era un bandido del Ática que vivía próximo
a Elisos. Era el más astuto de los bandoleros. Originariamente se llamaba
Damastes o Polipemon. Tenía Procusto una curiosa y terrible costumbre. Conducía
a su casa a los viandantes que detenía por los caminos del Ática. Agasajaba a sus
ocasionales invitados, los invitaba a cenar hasta altas horas de la noche y luego los
tendía sobre un lecho de hierro que él mismo había fabricado. A quienes eran más
largos que la cama les cortaba las piernas, a quienes no llegaban a los pies y a la
cabecera del lecho los descoyuntaba. Procusto significa precisamente “el que
estira”. El bandido murió a manos de Teseo, aplicándole el mismo castigo que él
infligía a sus víctimas.
Relacionaba este relato mitológico con la preocupación de que la escuela sea hoy
como un moderno “lecho de Procusto”. Una institución que obliga a los alumnos y
alumnas a acomodarse a sus dimensiones, a plegarse a sus exigencias, a ajustarse
a sus normas. La escuela sería una horma que da forma a la peculiaridad de cada
uno de los que ingresan en ella. En lugar de acomodar las estructuras a las
personas, adapta a las personas a las estructuras. En lugar de escuchar y aceptar
las demandas que le plantean, les impone sus esquemas y sus objetivos (Santos
Guerra, 2004).
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objetivo, el resultado es que la escuela se convertía en la mayoría de lo s casos en
una institución en a
l cual los individuos salían más desiguales de cómo habían
entrado. En el caso de las clases sociales bajas, es común que se les imponga la
etiqueta de ignorantes o de falta de valía cultural. El sistema educativo se convierte
con frecuencia en un buen instrumento de legitimación social en cuanto a
desigualdades se refiere (Ayuste 1994).
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El discurso de que cada cual pueda llegar allá donde buenamente pueda, si se
toma de forma aislada, implica una intención de ocultamiento y legitimación de las
desigualdades en la educación. El unir institucionalmente la desigu aldad en los
currículum con las diferencias en las estructuras educativas fomenta una situación
que no ayuda a perseguir un sistema educativo más democrático (Ayuste, 1994).
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Sin embargo, la “otra escuela”, la que deriva de la atención a la diversidad,
promueve una educación pensada para construir relaciones emancipatorias.
dentro de un marco que integre la complejidad de nuestras sociedades: un espacio
heterogéneo, multisocial y multicultural.
Esta reflexión podría resultar muy pertinente en los contextos actuales. En este
sentido, Rigal (1999) propone tres preocupaciones que orientarían la escuela
latinoamericana del siglo XXI:
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Si bien difícilmente el sistema educativo puede modificar los factores estructurales
que determinan la desigualdad, “sí puede generar (desde lo crítico y lo ético) una
reflexión “no naturalizada” de la desigualdad y desarrollar experiencias donde
prime la igualdad y la justicia” (Pérez Gómez, 1998)
Entre otras experiencias, dos que merecen especial atención: Las experiencia de
“Padres igualadores”(Chicago ), pero, sobre todo, el proyecto “Escuelas aceleradas”,
promovido por Henry Levin, director del CERAS (Centro para la Investigación
Educativa de Stanford).
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4. ALGUNAS IMPLICACIONES DE LA DIVERSIDAD EN LA EDUCACIÓN
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- facilitar que en las instituciones educativas tengan cabida y reconocimiento
todas las diferentes capacidades, ritmos de trabajo, expectativas, estilos
cognoscitivos y de aprendizaje, motivaciones, etnias, valores culturales de
todos los niños, niñas y adolescentes
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ética y política que han de asumir los equipos de profesores y profesoras y
todas las personas que se dedican a la educación (Imbernón, 1999)
5. ALGUNAS PROPUESTAS:
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dinámico del aprendizaje y deriva en las direcciones que debe actuar la
enseñanza para que los alumnos profundicen y amplíen los significados que
construyen mediante su participación en las actividades de aprendizaje.
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etc. por otro) que experimentaron los efectos de la colaboración entre iguales,
presentando conclusiones similares: que la interacción entre compañeros
ayuda a mejorar el conocimiento individual e integra una variedad de
perspectivas relativas a un problema, y que este proceso de coordinación
produce unos resultados intelectuales superiores. El estudio de Forman (1981),
por otra parte, suministra dos tipos de informaciones acerca de la colaboración:
cómo las estrategias de razonamiento de los sujetos que resuelven los
problemas en régimen de colaboración son diferentes de aquellos que lo hacen
en régimen individual, y cómo algunos grupos difieren de otros tanto en los
modelos de interacción social como en la estrategia cognitiva empleada.
Del mismo modo, la perspectiva vygotskiana nos permite ver que las tareas
cooperativas que requieren generación de datos, planificación y dirección
pueden suponer otro conjunto de valiosas experie ncias para los alumnos. En las
tareas de este tipo se necesita construir un bloque común de suposiciones,
procedimientos e información. Estas tareas exigen a los niños que integren sus
diferentes concepciones del trabajo para elaborar un plan mutuo. Una forma de
lograr una perspectiva común del trabajo es asumir roles complementarios en
la resolución de problemas. Les permite observar y captar el proceso de
resolución de problemas como una totalidad y seleccionar aquellos
procedimientos que resultan más eficaces. Cuando pueden aplicar esta
comprensión social a sí mismos están en situación de resolver,
independientemente, aquellas tareas que antes sólo habían sido capaces de
resolver con ayuda.
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y potenciar el procesamiento y tratamiento de la información, que permite el
crecimiento y desarrollo del alumno, en su construcción de elaboraciones
teóricas, concepciones, interpretaciones y prácticas contextualizadas.
Ahora bien, es muy importante comentar sobre los aspectos del papel del
docente en este proceso. Dado que los proyectos colaborativos están inscritos
en el modelo pedagógico constructivista, su rol fundamental es el de cultivar la
atmósfera de participación y colaboración. "El profesor debe ser un motor del
proceso; debe desplazarse de un equipo a otro, observando, escuchando,
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preguntando, respondiendo, ofreciendo sugerencias. El es un guía, un
facilitador, y un recurso". (Aprendizaje Basado en Proyecto, 1996)
El centro educativo, bien con su propio equipo docente o bien con ayuda de
otros profesionales, principalmente del ámbito de la psicología de la educación,
organiza el proceso de la atención educativa al desarrollo desde las primeras
etapas de la vida, para detectar y prevenir a efectos socio -educativos las
discapacidades e inadaptaciones funcionales, psíquicas y sociales.
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• Desarrollar y Promover Funciones Preventivas
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A nivel individual o grupal: actuación educativa con alumnos con necesidades
y/o en situaciones educativas especiales, adecuaciones curriculares y
programas individuales, actuaciones compensatorias, diversificaciones y en
general procedimientos de atención a la diversidad.
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En definitiva, los recursos en las escuelas son necesarios; la formación de los
docentes también; y posiblemente más factores. Pero queremos remarcar la
necesidad de una mayor apertura colectiva, tanto a nivel de escuela como de
comunidad, y la necesidad de conseguir en los alumnos, docentes y familias
expectativas de mejora de su situación cultural y de vida y el fomento de un espíritu
comunitario como factores claves en la consolidación de “otras escuelas” que
acogen la diversidad como principio.
El fin de la escuela de este siglo, pensada como “otra escuela”, es construir una
cultura orientada hacia el pensamiento crítico que pretenda dotar al sujeto
individual de “un sentido más profu ndo de su lugar en el sistema global y de su
papel protagónico en la construcción de la historia” (Rigal (1999).
Bernardo Grande
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BIBLIOGRAFÍA
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- RIGAL, L. (1999): La escuela crítico-democrática:una asignatura
pendiente en los umbrales del sigloXXI. En IMBERNON, F. Y otros: “La
Educación del siglo XXI. Los retos del futuro inmediato”. Barcelona. Graó
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