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Guerra comercial entre EE.UU.

- China

Indice

- Introducción

- Economías de EE.UU. y China: ¿En qué consiste este conflicto?

- Antecedentes del conflicto comercial

- Causas

- Características

- Repercusión en el mundo

- Alternativas de solución
Introducción

El comercio internacional es una actividad muy antigua que ha ido variando en sus formas,
pero en esencia sigue siendo el medio para movimiento de flujos y así dinamizar el mercado a
través de transacciones de bienes y servicios de un país con el resto del mundo. Asimismo, las
guerras comerciales son tan antiguas como el propio comercio internacional, pero las guerras
comerciales siguen siendo un asunto de poderosas repercusiones en la actualidad.

Las relaciones comerciales entre las grandes potencias comerciales como lo son China y
EE.UU. hoy por hoy se tornan tensas hasta el punto a convertirse en la guerra comercial más
larga de la historia. Según Gideon Rachman debido a que están disconformes con el actual
orden mundial. La naturaleza de su descontento es muy diferente. Pero las ambiciones rivales
de ambos países provocaron una guerra comercial que ahora pone en peligro la globalización.

Es por ello que con este documento pretendemos revisar más sobre este tema tan actual y que
muchas veces no se habla dentro del acontecer diario, sin embargo, tiene mucha implicancia
ya que de alguna u otra forma nos vemos implicados en las repercusiones generadas.

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Guerra comercial entre EE.UU.- China

Economías de EE.UU. y China: ¿En qué consiste este conflicto?


Primero hay que aclarar que si existe un conflicto es porque las partes no tienen el mismo
pensar o no comparten una misma ideología. Ya con esto entendemos que ambos países poseen
tipos diferentes de pensar con respeto al comercio y economía pues a la vez ambas potencias
luchan por ser la primera de las potencias. Aclarado lo anterior pasaremos a estudiar sus tipos
de economía y el porqué de este conflicto.

Tipo de economía estadounidense

Se conoce que EE.UU. es el país actualmente más rico y poderoso de mundo pues su PIB es
actualmente de 20.5 billones de dólares (el de Perú es de 211,4 millones), lo cual representa la
cuarta parte del PBI mundial. Su PBI se basa mayormente en el sector de servicios el cual es
sector terciario que engloba las actividades relacionadas con los servicios no productores o
transformadores de bienes materiales. Generan servicios que se ofrecen para satisfacer las
necesidades de cualquier población en el mundo. Este país posee una economía mixta con
mayor similitud a la economía capitalista, la cual se basa en la propiedad privada en su
importancia del capital y propiedad que lo produce. Los mercados después de todo brotan
esporádicamente. Estas tendencias hacia una mayor especialización y más complicadas formas
de comercio, así con motivo de satisfacer nuestros deseos con el mínimo esfuerzo nos
conducirán a un mercado. De esta forma los trabajadores preferirán cambiar su trabajo por un
salario. En este tipo de mercado también se busca la limitación de la competencia para así
aumentar las ganancias.

Tipo de economía China

China es el segundo país más rico en términos de PBI. Actualmente es el país con el más
rápido crecimiento económico desde el año 1980 con un aproximado de 10% en los últimos 38
años. Actualmente también es el centro mundial con respecto a producción de cualquier tipo
de productos y a su vez es la mayor industria exportadora debido al bajo precio de sus productos
debido a la gran cantidad de mano de obra barata que existe en ese país. Este país a diferencia
del anterior ya mencionado maneja un tipo de economía comunista, la cual simplemente se
basa en que las industrias y la producción le pertenece al estado y no al pueblo, por lo contrario,

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es este primero que decide cómo repartir los bienes de producción a su población, pues en esta
economía no existe la propiedad privada ni la diferencia de clases.

Conflicto económico entre EE.UU. y China

Este conflicto entre ambos países es básicamente por la subida de aranceles pues trata de eso
luego de varios de estos atentados a los impuestos por parte de ambos países EE.UU. decide
cancelar cualquier tipo de relación comercial con este país hasta cierto punto, como caso
conocido tenemos que la empresa de Google estaba por dejar de proporcionar actualizaciones
de este software a la empresa china Huawei, lo cual llevó a esta empresa a la busca de la
creación de un nuevo sistema operativo de respaldo. China a la par, canceló sus pedidos de
soya estadounidense. Se podría entender que ambos países intentaban por su parte demostrar
su supremacía y autodependencia para demostrar que serían las primeras potencias sin importar
que.

Antecedentes guerra comercial China – EE.UU.

Para poder entender la guerra comercial desatada entre China y EE.UU. debemos conocer los
antecedentes económicos y diplomáticos de ambos países. Este conflicto comercial no es un
hecho que se suscitó de manera fortuita ni mucho menos, sino que responde a los lineamientos
políticos y de control social llevados a cabo por gestiones de cada uno de los países
mencionados.

China mantuvo un crecimiento constante hasta el estallido de la crisis de 2008. En este


momento, el país asiático ya era el principal proveedor de mercancías para Estados Unidos. El
gran superávit fue utilizado para comprar bonos del tesoro y financiar el creciente déficit
comercial norteamericano. China se convirtió en el principal acreedor de una economía que
estaba entrando en una crisis profunda. Como consecuencia de la recesión norteamericana, se
produjo la caída de las exportaciones asiáticas, cierre de empresas y aumento de las protestas
(Bustos & Yecora, 2019).

En ese sentido, Bustos & Yecora (2019) también mencionan que la devaluación impulsó las
tensiones entre el gobierno chino y estadounidense, ya que bajaba el poder adquisitivo de las
reservas. Para evitar esto, los chinos siguieron comprando bonos norteamericanos, generando

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una expansión del capital ficticio a escala mundial. La respuesta del gobierno chino fue elaborar
un plan para elevar el crecimiento económico y recuperar la competitividad de las
exportaciones. Por un lado, a través del ajuste a la clase obrera, aumento de impuestos y baja
salarial. Por otro, deshacerse de los bonos y los dólares por la vía de inversión directa en otros
países en áreas de infraestructura, recursos naturales y materias primas.

Como podemos ver, uno de los principales conflictos entre estas dos potencias data del año
2008, a raíz de la crisis financiera ocurrida en EE.UU. denominada crisis de las hipotecas
subprime. Sin embargo, este no constituye la causa fundamental del actual conflicto comercial
entre China y EE.UU.; el conflicto comercial responde a otros tipos de razones, una de ellas,
la llegada al poder del actual presidente norteamericano Donald Trump.

Trump ni bien asumió la presidencia echó por tierra los grandes acuerdos multilaterales
propiciados por su país, el Trans-Pacific Partnership (TPP) y el Transatlantic Trade and
Investment Partnership (TTIP), que formaban parte de la geoestrategia globalista de avanzar
en las periferias occidentales y orientales euroasiáticas para contener/rodear a Rusia y China.
También llamó a la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte
(TLCAN), se pronunció a favor de un tratado de libre comercio con Reino Unido, a la vez que
apoyó el Brexit. Resulta clave en la nueva política resaltar la estrategia comercial bilateral
frente al multilateralismo comercial y la utilización de la negociación comercial para forzar
explícitamente el alineamiento geopolítico (Merino, 2019).

Desde que asumió el gobierno en enero del 2017 Donald Trump ha demostrado ser consecuente
con la política económica que pregonaba en sus discursos de campaña electoral. Su política
proteccionista y nacionalista consistía en velar única y exclusivamente por los intereses de los
Estados Unidos por sobre cualquier otro, incluso si esto significaba afectar de manera
considerable las economías de otros países.

La política de profundización proteccionista comenzó a tomar forma a principios de abril de


2017, cuando el secretario de Comercio, Wilbur Ross, anunció que se impondrían aranceles
compensatorios de entre tres y veinticuatro por ciento sobre cinco exportadores de madera
canadienses que reciben subsidios de su gobierno (Merino, 2019).

Así mismo, según Merino (2019) Hacia el mes de diciembre de 2017 se impusieron aranceles
a China, Corea del Sur y México en paneles solares y electrodomésticos que, en algunos casos,
llegaron a 50 por ciento. Ello se dio cuando estaba por comenzar la sexta ronda de

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renegociación del TLCAN. Pero fue hacia comienzos de marzo de 2018, cuando Trump
finalmente declaró la “guerra comercial”, cuando el giro proteccionista se volvió central y
determinante en la geoeconomía y la geopolítica mundial. La declaración de guerra se produjo
al día siguiente de imponer importantes aranceles a la importación de acero (25 por ciento) y
aluminio (10 por ciento) en nombre de la “seguridad nacional”. Y, en este mismo sentido, se
presentó en el Congreso una ley para darle más poder al Comité de Inversiones Extranjeras de
Estados Unidos (CFIUS, por sus siglas en inglés), que reúne al personal de defensa e
inteligencia con los responsables de la política económica con el objetivo de investigar el
ingreso de inversiones extranjeras y determinar posibles amenazas a la seguridad nacional, en
especial en lo que tiene que ver con activos tecnológicos estratégicos y el avance de China en
este sentido.

Make América Great Again

Make America Great Again o en español “Hagamos a América grande otra vez”, fue el eslogan
de campaña utilizado por Donald Trump en las elecciones del 2017; esta frase, que no fue
utilizada por primera vez en la campaña de Trump sino por Ronald Reagan en la campaña
presidencial de 1980 refleja el anhelo por un país nuevamente soberano y poderoso a nivel
mundial. Consigna que Donald Trump supo transmitir en sus electores y, a la vez, ser utilizado
como una marca de su gobierno.

Según Bustos & Yecora (2019) La llegada de Trump significó la puesta en marcha de un
proteccionismo nunca antes visto en el país. El objetivo final era recobrar la competitividad de
la industria norteamericana. En el plano interno, se otorgaron diversos beneficios para que se
establezcan nuevas producciones o se amplíen las existentes, aumentó las tarifas de
importación y renegoció acuerdos de libre comercio. Las consecuencias en el plano
internacional no tardaron en llegar. Una de las primeras medidas fue salirse de los Acuerdos
de París. Se trata de un acuerdo entre 195 países para reducir las emisiones de gases de efecto
invernadero. También implica que los países desarrollados ofrecen ayuda financiera a los
países en vías de desarrollo para la incorporación de nuevas tecnologías que reduzcan la
emisión. La retirada de los acuerdos le permitía a Trump relanzar la producción de carbón, de
fácil extracción en el país. Junto con esto, renegoció acuerdos comerciales para que sean más
favorables a las industrias norteamericanas.

Según Agosin (2019) La continuación de la expansión económica mundial de los últimos años
se está viendo amenazada por la guerra comercial que se desató en 2018 entre Estados Unidos

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y China. De hecho, esta “guerra” es producto exclusivo de las medidas que ha tomado el
presidente Trump, sin consulta al Congreso de Estados Unidos, en contra de China y otros
socios comerciales, a las cuales los socios comerciales de Estados Unidos ya han respondido
con represalias.

Los aranceles impuestos a China son un capítulo aparte. Se comenzó con una lista de productos,
a los cuales se les impuso un arancel de 10%, aumentado luego a importaciones valoradas en
US$ 200 mil millones. Trump amenazó con aumentar el arancel al 25% el 1º de enero de 2019,
y eventualmente aplicar este arancel a todas las importaciones de Estados Unidos de
procedencia china (más de US$ 500 mil millones). El “acuerdo” arribado en Buenos Aires en
el marco de la reunión del Grupo de los 20, el 1º de diciembre recién pasado, postergó acciones
adicionales por 90 días (hasta fines de marzo de 2019). China ya está haciendo concesiones
rebajando sus aranceles a los automóviles y prometiendo mayores compras de bienes agrícolas
estadounidenses (Agosin, 2019).

Causas

China y Estados Unidos son las dos grandes potencias que imperan actualmente en lo que
concierne a comercio, esto a su vez genera disputas entre ambos, pero estas disputas trascienden
el tema comercial y económico hacia una búsqueda por la hegemonía de las tecnologías del
siglo XXI. Tal tensión llego hasta el campo militar y de la seguridad, Osvaldo Rosales sostiene
que esta disputa dejo de ser una “guerra comercial” para pasar a denominarse una “guerra
tecnológica” o la “guerra de los chips”, cabe destacar que Osvaldo Rosales es un destacado
economista chileno que estudio a profundidad este conflicto para la Universidad de Chile.

El antecedente principal del conflicto se remonta al año 2001, cuando China se unió a la
Organización Mundial del Comercio (OMC). En aquel entonces las transacciones comerciales
entre ambos países, entre exportaciones e importaciones, equivalía a US$ 121.460 millones,
mientras que en el 2018 esa cifra ascendió a US$ 659.844 millones, lo cual representa un
incremento de 443% (Informe Macroeconómico, 2019, CREA). Esta variación demuestra la
importancia que tiene China en el abastecimiento del mercado de Estados Unidos, China
representa el tercer mercado de exportación para Estados Unidos, mientras que Estados Unidos
representa el primer mercado de importación para China. Este hecho explica porque el actual

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presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, considera que China pierde más que Estados
Unidos si en caso los aranceles aumentan, por ello se da esa política austera.

El origen de esta guerra comercial se remonta a marzo del 2018, cuando el gobierno
estadounidense aplicó un alza en los aranceles a los productos provenientes de China. Desde
su llegada al gobierno, Donald Trump tuvo un carácter confrontacional, impulsando una
política proteccionista y multilateral que va en contra de los ideales de la OMC. Todo partió
desde un aumento de los aranceles por parte de los Estados Unidos hacia los productos
provenientes de China, en consecuencia, el gobierno chino adoptó medidas similares,
originando tensión entre ambos. Se debe tener en cuenta que como ya se mencionó
anteriormente, Estados Unidos representa el primer y gran mercado de exportación para China,
por ello el gobierno estadounidense pronosticó que el mayor afectado sería el país asiático.
Como se menciona en un informe macroeconómico elaborado por el grupo CREA.

Estados Unidos es un mercado de exportación de bienes o insumos intermedios e importación


de bienes finales, por ello un aumento de los aranceles puede generar inestabilidad o
estancamiento en la producción de países que dependen de ese mercado exportador, como se
sabe, esa condición de exportador de bienes intermedios es una buena herramienta de coacción
y control para los países dependientes. El presidente Donald Trump justificó sus medidas
alegando que China realizaba prácticas desleales de comercio y que además cometía robo
intelectual de los bienes americanos. La reacción de China fue aplicar un alza en los aranceles
a más de 128 productos en la que destaca la soja, este representa el principal bien que exporta
Estados Unidos a China.

Esta disputa trascendió a un ámbito internacional cuando el gobierno chino acudió a la


Organización Mundial de Comercio para iniciar medidas legales contra las prácticas realizadas
por el gobierno estadounidense, este hecho trajo como consecuencia una reunión entre
representantes de ambas partes con el fin de encontrar una solución al problema, sin embargo,
esto no se dio. La reacción inmediata del gobierno norteamericano fue aplicar nuevos
impuestos a los productos provenientes de China, en reacción, el gigante asiático volvió a
acudir a la OMC. A finales del año 2018 se realizó la cumbre G20 en Osaka (Japón), este fue
el escenario que presenció el encuentro de los dos mandatarios de las dos grandes potencias, el
resultado de esto fue un alto en tales políticas con el fin de establecer nuevas negociaciones.

Características

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Los conflictos económicos son fenómenos que generalmente no tienen rasgos determinados o
no hay estudios que determinen con exactitud este fenómeno, es decir, el análisis de hechos
repetitivos para el establecimiento de rasgos trascendentales no es por lo general estudiados.
En todo caso podemos comprender que los hechos ocurridos en conflictos similares están
guiados por el contexto en el que se desarrolla. Por ello, mencionaremos sólo tres rasgos que
consideramos importante en este proceso comercial conflictivo.

Proteccionista
En un intento de reequilibrar el comercio con China, la Administración de Estados Unidos
decidió a principios de 2018 introducir una serie de medidas de carácter proteccionista que
afectaban de forma particular a determinadas importaciones, lo que dio lugar a una escalada de
tensiones comerciales con dicho país. Los nuevos aranceles han afectado a un porcentaje
relevante de las exportaciones chinas dirigidas a Estados Unidos.
Para lograr reequilibrar el comercio, importante objetivo, Trump está llevando a cabo la mayor
política proteccionista desde los años 70. En 2007, la tasa arancelaria era de un 1,54 %, el nivel
más bajo desde la independencia en 1776, según datos del Banco Mundial. Y se había
mantenido en niveles similares hasta ahora. Sin embargo, los nuevos aranceles regresarán al
país norteamericano a un nivel de proteccionismo económico que no veíamos en 50 años,
cuando la tarifa promedio se situaba en el 6,5 %. Por otro lado, en respuesta a estas medidas,
China se ha fabricado un escudo comercial y aliados económicos de primer nivel para dominar
el mercado y para resistir las escaramuzas con Estados Unidos.

Generador de inestabilidad mundial

Desde hace más de un año, los inversores tienen que enfrentarse casi diariamente a la
incertidumbre provocada por la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Cualquier
declaración de intenciones por parte de Xi Jinping, presidente de China, o un nuevo tuit de
Trump, es un nuevo capítulo de tensión. El enfrentamiento entre las dos superpotencias ha
perjudicado, no solo a las exportaciones mundiales, sino también la inversión y la fabricación
a nivel internacional, provocando que se resienta la confianza de los empresarios y los
intercambios comerciales globales. Como es lógico, esta lucha entre las dos mayores potencias
del mundo, que aglutinan el 40 % del total del PIB mundial, tiene su impacto sobre todos los

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mercados mundiales. Para bien o para mal, la mayoría de activos y valores se están viendo
afectados por este importante conflicto económico.
Para algunos especialistas el conflicto de EE.UU. contra China es mucho más que una guerra
comercial ya que implican actores externos perjudicados. El diario ruso Vesti Finance destaca
consecuencias de la tensa situación entre Washington y Pekín:

● Nuevos aranceles y restricciones comerciales mutuas


● Una reducción significativa del crecimiento económico mundial
● Un acercamiento más rápido entre China y Rusia
● Agravamiento de la 'guerra tecnológica'
● Agravamiento de la situación geopolítica en Asia Pacífico

Planificada

El establecimiento de planes con respecto a la política comercial refleja que las decisiones no
se dan por una simple acción coyuntural, sino que estas trascienden a los hechos en particulares.
Es así como esta característica puede verse reflejada en el denominado Plan "Made in China
2025" que impulsó la transformación industrial con alcance global. Aquí una breve descripción
de la misma:

Made in China 2025” (MIC 2025) es una estrategia nacional anunciada por el Consejo de
Estado Chino en mayo de 2015 con el objetivo central de aumentar, consolidar y balancear la
industria de manufactura de China para convertir a este país en una potencia mundial con
capacidad de influencia en los estándares internacionales y cadenas de suministro, así como ser
líder de la innovación a nivel internacional. De igual forma, a través de la modernización de su
estructura productiva, el gobierno central busca revertir los efectos de la desaceleración
económica en el mediano plazo. Este plan, elaborado por el Ministerio de Industria y
Tecnologías de Información (MIIT, por sus siglas en inglés), tiene objetivos muy específicos
prospectados no solo hacia 2025 sino hacia 2049, año en que se cumplirá el 100 aniversario de
la fundación de la República Popular China.

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Mientras tanto el gobierno de Estados Unidos ha respondido con políticas proteccionistas. Deja
a un lado los acuerdos comerciales multilaterales y opta por acuerdos bilaterales para tomar
ventaja, frenar el crecimiento de importaciones y encarar sus problemas económicos.

Repercusión en el Perú y el resto del mundo

La guerra comercial entre EE.UU. y China se inició a partir de julio de 2018, cuando el
Gobierno estadounidense decidió imponer aranceles a diversos productos de origen chino sobre
un total de US$ 250,000 millones de importaciones, seguidamente el gobierno chino, que
impuso aranceles sobre US$ 110,000 millones de importaciones de origen norteamericano. De
acuerdo con el WEO, el crecimiento de la economía mundial sería del 3.3% en 2019, cifra
menor al 3.6% y el 4% logrados en 2018 y 2017, respectivamente.

Pero, ¿cómo afecta al Perú?, en línea con esto, el Banco Central de Reserva del Perú evidencia
que, en febrero de 2019, el comercio mundial cayó un 4.3% con respecto al mismo mes del año
anterior, luego de caer un 0.5% en enero, como consecuencia de la guerra comercial y la
desaceleración de la economía mundial. Cabe mencionar que más del 40% de nuestras
exportaciones tienen como destino China y EE.UU., por lo que una reducción de sus
actividades económicas afectaría sus compras del exterior y, por ende, nuestras ventas hacia
dichos mercados, según la Sociedad de comercio exterior del Perú. Asimismo, excluyendo a
China, cerca de un 18% de las exportaciones peruanas tienen como destino a países del Asia,
los cuales sufrirían una desaceleración económica por su dependencia del gigante asiático.

El principal producto de exportación de Perú, el cobre, viene siendo afectado, al igual que el
zinc. Según cifras de la SUNAT, en el primer trimestre de 2019, las exportaciones de minerales
de cobre y sus concentrados, que representa un 45% de las exportaciones mineras y un 25% de
las exportaciones totales, cayeron un 14.4% con respecto al mismo periodo del año anterior, al
alcanzar un monto de US$ 2,799 millones. Por su parte, las exportaciones de los concentrados
de zinc, que representan un 8% de las exportaciones mineras y un 4% de las exportaciones
totales, disminuyeron un 31%, al alcanzar un valor de US$ 409 millones.

Repercusión en América Latina

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La tensión, que parece ir en aumento, trae consigo diversas repercusiones sobre la actividad
económica de EE.UU. y China, sobre sus consumidores y el resto de las economías.

En el caso de América Latina, el impacto más sobresaliente ha sido el alza del dólar en la última
semana del mes de julio. Mario Guerrero, subgerente de Macroeconomía del Departamento de
Estudios Económicos del Scotiabank, explicó que la guerra comercial genera un sentimiento
de “cuidado” en los inversionistas, lo que produce salidas de flujos de capitales de los mercados
pequeños e inestabiliza las monedas.

Así, el peso colombiano, el real brasileño y el peso chileno perdieron valor frente al dólar en
3,6%, 2% y 2,4%, cada uno, hasta culminar la investigación. El sol llegó a S/3,35 en el mes de
mayo de este año, motivando al Banco Central de Reserva a colocar swaps cambiarios por un
monto equivalente a US$90 millones para evitar que el tipo de cambio siga subiendo (diario el
comercio).

Repercusión en Europa

Según el diario El Periódico de España- Barcelona, la economía europea no se ha visto muy


afectada, la guerra comercial entre China y EEUU no es el único factor, pero sí el que está
teniendo peores consecuencias para casi todo el mundo. Hay ganadores y perdedores, y entre
los primeros no figura Europa. Las economías de la Unión Europea han comenzado ya a dar
muestras de debilidad, como es el caso de Alemania, y los vientos de recesión empiezan a
soplar en todo el mundo.

Así, los efectos de las tensiones comerciales mundiales se notan ya en la evolución de los PIB
(el de la eurozona creció la mitad en el segundo trimestre) y también en los mercados. En las
bolsas se han perdido las insuficientes ganancias conseguidas en lo que llevamos del año, como
le ha pasado al Ibex 35 (indicador de bolsa europea). Al tiempo, la deuda soberana
prácticamente se ha quedado sin rentabilidad en la medida en que se ha convertido en refugio
para los fondos que han abandonado la renta variable, y han aparecido algunos ganadores como
el oro (1.300 euros por onza, en los niveles más elevados desde el 2013). Pero también hay
claros perdedores: «El aumento de las tensiones comerciales ejercerá una mayor presión a la
baja sobre la actividad mundial, con la probabilidad de que los planes de inversión se retrasen
o cancelen y de que el comercio sufra», considera Keith Wade, economista jefe y responsable
de estrategia de Schroders (empresa multinacional británica).

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Alternativas de solución a este problema

Si bien se sabe que este conflicto se dio en marzo del 2018, todavía es un hecho reciente entre
dos potencias mundiales donde no parece haber un fin en esta guerra comercial, existen pocos
intentos de negociaciones para establecer una tregua, pero termina amenazando el uno al otro
con una subida de aranceles.

Un mes después de dar el conflicto, China inmediatamente acude a la Organización Mundial


de Comercio (OMC). La OMC es el único órgano internacional que se ocupa de las normas
que rigen el comercio entre los países. Su núcleo está constituido por los acuerdos de la OMC
que han sido negociados y firmados por la mayoría de los países que participan en el comercio
mundial. Estos documentos establecen las normas jurídicas fundamentales del comercio
internacional. Son esencialmente contratos que obligan a los gobiernos a mantener sus políticas
comerciales dentro de límites convenidos (Aguilar, 2008). Podemos decir, que China presenta
un proceso de solución de controversias por los aranceles impuestos por Estados Unidos a los
productos fotovoltaicos de silicio cristalino y los de energía renovable.

A mitad del año pasado se reunieron en China el secretario de Comercio de Estados Unidos,
Wilbur Ross con el viceprimer ministro Liu He días después luego de que Estados Unidos haya
amenazado con elevar los impuestos a productos chinos.

Se mostró un comunicado dado por la agencia estatal de noticias Xinhua, en un artículo de la


BBC afirma: "Si Estados Unidos introduce sanciones comerciales que incluyen aranceles,
todos los logros económicos y comerciales negociados por las dos partes serán nulos” (China
advierte que sanciones de Estados Unidos anularán conversaciones comerciales, 2018).

En ese sentido, podemos decir que China desde el principio de este acontecimiento de tamaño
internacional ha estado dispuesta a acabar de raíz a esta problemática de manera estratégica,
buscando un bienestar en su economía y sin perjudicar al país de occidente, tratando de que ya
no existan más repercusiones, pues en una guerra comercial implica que entre los países vayan
subiendo cada vez más los aranceles, convirtiéndose en una cadena de amenazas sin fin.

Esto abrió puertas a iniciar una negociación, llegando a una tregua de noventa días a finales del
2018 en la reunión del G-20, estableciendo posponer el implemento de más aranceles
comerciales.

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En el año 2019 a inicios de noviembre, el presidente estadounidense Donald Trump accedió
nuevamente a las negociaciones con China, esta vez con una perspectiva a poner fin a la guerra,
con la condición de que debe ser favorable para el país de occidente, de lo contrario no estaría
dispuesto a firmarlo.

A lo que Trump también menciona “que China quiere un acuerdo más que él”. Tras este
comentario el presidente estadounidense se percibe tranquilo y cauteloso, a pesar de que él
mismo haya generado este conflicto económico por el robo de la propiedad intelectual y
prácticas desleales al comercio, Trump declara que “Following a thorough investigation under
section 301 of the Trade Act of 1974, the United States Trade Representative (USTR)
determined that China has repeatedly engaged in practices to unfairly obtain America’s
intellectual property” [Luego de una investigación exhaustiva bajo la sección 301 de la Ley de
Comercio de 1974, el Representante de Comercio de los Estados Unidos (USTR) determinó
que China ha practicado repetidamente prácticas para obtener injustamente la propiedad
intelectual de Estados Unidos] (Statement from President Donald J. Trump on Additional
Proposed Section 301 Remedies, 2018).

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Referencias bibliográficas

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http://www.economiacrea.org.ar

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http://repositorio.uchile.cl/bitstream/handle/2250/168183/Guerra-
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Bustos, N. & Yecora, B. (2019). El ojo de la tormenta. La crisis mundial y el


enfrentamiento entre China y Estados Unidos. II Jornadas de Sociología / UNMdP.
Disponible en:
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china-estados-unidos-petroleo-638858-noticia/

Max Jiménez Botías (2019) La guerra comercial hace temblar la economía en la UE.
Diario El Periódico. Recuperado de:
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Statement from President Donald J. Trump on Additional Proposed Section 301


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statements/statement-president-donald-j-trump-additional-proposed-section-301-
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