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EL DRAMA DEL HUMANISMO ATEO

A GUISA DE EPILOGO A UNA OBRA


DEL P. LUBAC (*)

:E LjesuHa francés P. ENRIQUE DE LUBAC ha publicado una obra titu-


lada "El drama del humanismo ateo", cuya traducción española
,acaba de publicarc,e ,en EPESA, Un título tan sugestivo invita a en-
frentarse con esta respetable, obrR, al pRrecer tentarnos con el incentivo
de una visión sintética, del ateísmo moderno y sus problemas caracte-
rísticos.
Pero la obra del ilustre escritor francés no trata directamente de
,eso, sino que, ,dejando a un lado toda exposición sistemática del ateÍs-
mo, nos adentra en el mundo ,de sus hombres próceres: FEUERBACH,
.NIETZSCHE, COMPTE y DOSTOYEVSKY. Claro que esto no quita para que,
-como de paso, vaya¡ el autor lanzando apreciaciones de mucho interés
.acerca del punto de vista ¡que estudia.
Hemos leído estas páginas, no siempre fáciles, y, al encontrarnos al
fin de la lectura sin esa casi "institución literaria ", llamada epílogo,
,en que se nos da la quinLaes'encia de lo que en compañía del escritor
118mos repensado, hemos vuelto instintivamente a leer el prólogo, real-
mente orientador. Con todo, nos ha quecla'do en el alma el regusto de
lo asimilado, que, a guisa de epílogo, vamos a intentar traducirlo a
las cuartilla~.
Existe un gozo Íntimo en el descubrimiento de las causas y razo-
nes profundas de los seres,; ya lo expresó el poeta latino: Beatus qui
,re1'um po test cognoscere causas. Cuando esa causa viene a convertirse
·en clave de arco de un vasto sistema de cosas, de un complejo fe-
nómeno social, la satisfacción sube de punto. Esto es, cabalmente, lo
que acontece al concluir la lee!.ura de esta obra y pararse a meelitar
las razones que han preparado el actual ateísmo.
Pero, por otra parte, este goce íntimo se v·e casi sofocado por la
fuerte impresión que causa la visión elel ateísmo contemporáneo, ra-
.yana en el RbRndono y la opresión.
E.l ateísmo mode1'IW.
En efecto, ¿cuál suele ser ele ordinario nuestra concepción del ateís-
rilo? QuieIles por deber nos hemos dedicado algo a estas ma¡!'erias
.eonseI1\'amos el recuerdo un tanto di! uído ele unas fríRs tesis ele Teo-
-dicea, donde por argumentos de razón tratamos de probar la imposi-
(*) LUBAC> ENRIQUE DE, S, J.: El (/mma ctel humanismo ateo, Madrid. E, p, rE. -S. A.
19~U.
468 JosÉ IGNACIO TELLEC;HEA

bilidad de un ateísmo teórico prolong'ado e invencible, Y venía el re-


curso a la esta,dística y al consentimiento universal de todos los si-
glos y todos los pueblos ...
De nuevo se nos volvía a presentar la cuestión en los tratados de
Teología, abonada esta vez por textos escriturísticos de ambos T'esta-
mentas, donde, al relacionar el problema con razones de índole moral
(orgullo, impureza" pasiones -cegadoras ... ), se envolvía al sin-Dios en
el denso misterio del abandono divino a los vanos deseos de su ('01'a-
zón, apóstata de antemano, Con todo, era muy simple y superfir,ial
nuestra visión del materialismo dialéctico comunista, principal mani-
festación, aunqu.e no única, del a'teísmo moderno.
Es ésta, sin duda, la primera lección 'que de la obra del P. DE Lu-
BAQ se desprende. Un espíritu despreocupado y al margen de las gran-
des corrientes ideológicas de los últimos tiempos podría espantarse
ante la actual crisis religiosa ,europea, por todos reconocida; quien, a
tl'avés de la presente obra se remonta unos años para encontrarse ron
las figuras de FEUERBACH, MARX, NIETZSCHE, etc., comienza a com-
prender que la actual catástrofe no 'es s;no la,s bodas de oro, de pla-
tino. o de seres aún más preciosos, de una apostasía iniciada ya llace
largo tiempo. En définitiva, y ello es aleccionador, han :vencido las
ideas. Un largo proceso de incLlbrución de ideas filosóficas irrumpe
hoy en la más colosal crisis de la Humani'dad, ya que jamás se ha
llegado a plantear con la crudeza presente el problema del humanis-
mo ateo. Y no sería poco interesante elexií.l11inar a fondo hasta qué
punto viven en la actualidad las masas europeas, aun las que con-
servan cierto substrato cristiano, empapadas de ideología atea. aun-
que no la hayan conscientemente digerido.
Hu.manismo ateo.
Este concepto que directamente acusa una visión no cristiana del
hombre y de su destino, encierra un hondo significado, cuando trata-
mos de establecer una comparación entre el ateísmo acLual y el de
siglos pasa'dos. Porque, no lo olvidemos, el ateísmo, misteriosamente
relacionado con el pecado individual o social, es tan antiguo como el
lTlJismo pecado y éste, a su vez, se remonta ya al primer hombre. Mas,
euando queremos comparar la actual con fases anteriores ateas en
la historia humana, nos referimos con praferencia a los siglos de
VOLTAIRE y el Enciclopedismo.
"Las densas sombras", "la negra marea" que proféticam,ente vie-
ra NIET~SCHE ascender sobre Europa, son alg'o muy distinto de los in-
geniosos juegos pillos de VOLTAIRE y sus contemporáneos contra la
Iglesia y su Dogma. El irónico VOLTAInE,el de la envenena¡da sonrisa,
es objeto de compasión de los ateos modernos.
No sería exacto confundir al ateísmo teórico moderno (siempre ha-
blamos de él, no del práctico) con el ateísmo vulgar, fuertemente car-
gado de materialismo sensual, impulsado por el afán del bien vi'vir
terreno y propio de todas la\s épocas. Ni siquiera podríamos emparen-
tarlo con cierta actitud intelectual crítica, la propia dele,Ilciclope-
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dismo,de valor negativo. No; es preciso que valor'lmos en su punto


el signo positivo que pretendepresenLar el ateísmo moderno.
El ateísmo moderno trae air'ls de nueva concepción del mundO' y
del hombre, de sistema coherente que da sentido a la existencia hu-
ma)na, de dogmática bien estructurada cuyo postulado fundamental,
no conclusión, 'ls la ,exclusión de Dios y la afirmación del monismo
materialista. Y esto no sólo en SARTRE, sino,de una u otra forma,en
todos a partir de FEUERBACH {1).
El Humanismo renacentis.ta dualizó-por así decirlo~el ser huma-
no, al presentar descarnadamente s,eparadas la r'lalidad naturaleza-
.graciaen el hombre. hhora bien: bajo la presión de sistema ateo, no
teocentrista sino más bi'ln antropocentrista, tal dualismo ha ido acen-
tuándose hasta la ruptura de equiHbrio y, al fin, lógicamente, has-
ta la disociación y muerte de uno de los elementos (2).
Para conseguir este resultado, nada .de movimientos violentos ofen-
sivos, de duro aLaque ... ; aunque en la l8 apariencias su estilo sea a veces
.contorsiona,do, ,en el fondo están seguros de lo que afirman. No ata-
can a Dios, lo arrinconan, como una simple forma cultural ajena que
desempeñó su pap'll cuando fué su tiempo. Dios no tiene hoy nada
que hacer; éste es el sentido de la frase de N'lETZSCHE "Dios ha
muerto" (3).
De aquí se deriva,en ·el t'lrrenode la práctica,el fenómeno de la
sustitución (4). Toda vez que arrinconan por inútil el mundo cris-

(1) Es sintomático que se trate de descubrir .el sustituto filosófico y 11umano


que se encierra en Ia obra de Marx. Cfr. LEFEVRE, El materialismo dialéctico, Par1s.
(2) LENZ MEDoa 11a clestawelo recientemente a LEIBNITZ como vidente e incllba.c/or
ele Ia actual crisis ,a dos sigloS y medio de distancia. Sus razones no dejan de ser
originales e interesantes. Respecto .a lo primero, LEIBNITZ previó la futura crisis eu-
ropea, apuntando certeramente sus fundamentos: la base ele toda crisis está en las
Ideas relig'ioso-mor.ales falsas que influyen en el comportamiento diario de los 110m-
bres. En seres de excelente natural pueelen co11onestarse estas ideas con una vida
digna y libre de vicios; no ocurre ya lo mismo con disc1pulos, y al fin, cuando es-
ta3 ideas son del ,dominio 'ele la masa e invaelen los Iibros de mo-da, sobreviene la
catástrofe,
En segundo lug'ar, pueele llamarse a [,EIBNITZ incubador de la actual crisis porque
bJ fuéquien con más fuerza ,afianzó su causa motiva al seflalar en ,la 11istoria del pen-
samiento alemán el punto neurálgoico de la "secularización del cristianismo por su
-doble proceso: el de retirar del mismo el elemento "escandaloso"-aunque esen-
DIal-en pro de ,la unión ele las ig'le'Sias-falso irenismo, diriamos 110y-, y el de
tratar ele absorber la fe por la razón, descubrir su aspecto lógoico, discursivo, en la
fase 11istórica que HAZATID llama de "la razón ag-resiva".
Por lo demás, son de sumo interés las ideas del articulista sobre la tr.ayectoria
del pensamiento alemán, cuyo centro va trasladándose 11acia el Este, la parte no
romanizacla.' LENz-MEDoa, PAULUS: La m01't de Dlell, en "Etudes Carmelitaines",
Sa.tan (Parls, 1948), pág's, 611 ss.
(3) La idea ele la muerte ele Dios data ele Hegoel. El 11ec11O del Calvario queda
€nmarcado dentro ele su dialéctica con un significado lógico más amplio. El Viernes
Santo histórico se eonvierte en el viernes santo especulativo. De Hegel pasa la idea
11 su disclpulo Heine, más burlón y sarcástico; siguen Feuerbach, Marx, socializador
de la idea, y Nietzsc11e, inspirado ideológica y aun verbalmente en Heine.
'Con todo, apunta LENz-MEDoa, "su acto contr.a ,la existencia de Dios no es el acto
satánico que desea la destrucción de lo grande, de lo más grande". Seria éste el
principal punto en una interpretación detallada del atelsmo nietzsc11iano y en su
('otejo con el ate1smo de postulado. L. c., pág. 628, texto y nota 2,
(4) Uno de olas 110mbres -que más 11a contribuido, ·aun conscientemente, a esta
sustitución es Compte, y es ciertamente uno de los méritos del P. DE LUBAC el ha-
47(1 JosÉ IGNACIO TELLECHEA.

tiano y aun el cristianismo mismo, sus afanes positivos les impulsan


a una obra constructi!va, a sustituir una ideología por otra, una, visión
cristiana del mundo por la comunista. Un caso bien curioso tenemos
en el campo del Derecho matrimonial ruso, recient'emente estudiado
por el Dr. GARCÍA BARBERENA (5). Sobre la base de que el matrimOl~io
es un simple contrato privado, y emp]:eando hábilmente los califica-
tivos de cristiano, burgués ... han elaborado un nuevo derecho matri-
monial que, aunque externamente evoca los occidentales (constitutivo,.
impedimentos ... ), en realidad su espíritu es opuesto de plano.
·Consciente e inconscientemente, el ateísmo marxista se nos pre-
senta hoy, más que como una filosofía o V,Teltanschaung teorética, co-
mo un programa práctico de vida, como una verdadera religión. Son
curiosísimas las analogía~s descubiertas. Recientemente, H. LAURENT ha
cotejado la mística cristiana con la marxista. Para ambas tiene .su
clave la historia: Jesucristo o la Revolución proletaria. A la escatolo-
gía cristiana inundada de esperanza sustituy.e ,el optimismo marxist.a
frente al progresismo. El cristianismo no es un sistema ideológiw,
SIn consecuencias en la transformación de la¡ propia vida y en la del
prójimo; pero también ·el marxismo tiene por consigna la acción, y
aun se diría que más que otra cosa es una mística ele la acción. JeL
Cuerpo Místico, que se convierte en la clase proletaria, camina hacia
una meta fija: la libertad o !.iberación marxista, fundume1l1almenLe
distinta. de la liberación crisViana. Tolerancia e intolerancia, tesis e
hipótesis tienen análogo sentido en ambas concepciones.
A la concepción cristiana del destino, hondamente arraigada en el
personalismo y gobernada por el sentido de responsabilidad ante Dios,
sucede la visión clasista del mismo, cuyo árbitro moral supremo es el
juicio popular.
Sustitución profunda en que se transponen los términos. En lugar
de la Jerusalén ceIeste que condiciona nuestro paso por la tierra, se
yergue la Jerusalén terrestre, "el paraíso cOlm;mista" (6).
Tras la sust,Uución, quP )Jodíamos llamar interna, se sigue la ex-
terna, ·estoes, 'el reemplazar a las demás religiones con la ambiciosa
ilusión de ser los libertadores de la Humanidad. Si se tratase de tra-
bajosos procesos dialécticos, podría esperarse cierta ,dificultad en el
abrirse ,del corazón de la masa; mas ·en el fondo de la cuestión late
un problema profundamente humano: el del Dios que, por necesidad,
se ha de erigir ,en señor del espíritu Ihumano, .llámese como se llame.
y no sab'emos hasta Iqué punto el alma humana es capaz en su ce-
guedad de adorar dioses reconocidos-y creados-por ella. La IV1erdad,

berlo puesto de relieve. Su profecía tuvo efecto en el orden de las ciencias, en la.
historia del capitaIísmo ... creando la tentación dt1 ser ateo y orig'inanclo una at,rnós-
fera propicia al respeto humano. En el orden cientifico tuvo enorme resonancia en-
tre la masa el biologismo ateo de Haeclcel.
(5) GAnetA BARBERENA, TOMAs: El matrim.onio en la legislaci6n soviética, "Revis-·
tll de Derecho Canónico", IV (1949), 383-413.
(6) LAUREl'{T, H.: Perspectiva c1'ist.iana y perspectiva marxista de la histo1'ia, en
"Razón y Fe", 1. 143' (195'1), 342-357.
EL DRAl'llA DEL I-iUl'llANISMO ATEO 47\

con todo, es que ,en el seno de est:e falso humanismo existe un vacío
inocultahle, que actuará como fermento de regeneración más tarde:
es el vacío de Dios.

Ateísmo-Antiteísmo
Sie ha dicho, y con razón, 'que al moderno ateísmo cuadra mejor
'el nombre de antiteÍsmo. Antes lo indicábamos y ahora lo repetimos
de nuevo; en los cerebros del moderno ateísmo nada hay maridado
con un materialismo de baja ralea, comodón y chato, de horizontes
estnechos ... , sino que su posLuraes de franco combate a cuanto res-
pira teísmo. Tratan de repetir la hazaña promeLeica de robar el fue-
go sagrado del Olimpo, o si se quiere, la de los gigantes bíblicosqur.
trataron de elevar una torre, que llegase hasta el cielo. Partiendo del
postulado ,del materialismo inmanentisla (7), que nada reconoce so-
bre el hombre y considera como un atentado contra su alutarquía
toda busca de principios superiores, llegan a la consecuencia d,el an-
titeísmo, que, en los cerebros del ateísmo, se traduce en feroz rebeldía
contra Dios., y en las masas, en ese espantoso engendro del siglo: el
ateísmo o antiteísmo milit3jlüe.
El hombre ¡quiere desterrar a Dios, sacudir el yugo de cuanto pre-
sente especie de trascendencia, llámese mist.erios en dogmática, prin-
cipios o8n moral... Quiere embriagarse con el vino de la más absoluta
libertad, en el amoralismo que no reconoce normas, en la indepen-
dencia, de tuda ascetismo ... El hombre se repliega sobre sí, se cierra
en sí, no reconociéndose religado a otro s,er y orden superior; al de-
clararse señor absoluto se ha apropiado las palabras bíblicas de 13-
bias de J'ehová: "No daré mi gloria a otro." Con ello, se llega a la
forma más cruda de lo 'que Si' ha llamado alienación del hombre: al
cerrar sus ojos ante la exigencia de infinito de su ser, al renegar de
su condición de hijo de Dios, al llegar, en el paroxismo de su orgullo,
a pensar que Dios mendiga el ser de nuestro ser individual. ¿Puedo
concebirse mayor absurdo que son1eter a plebiscito la ,existencia del
mismo Dios, aunque esto se haga entre ,quienes se mofarían de ta-
maña insensatez, si fuera cometida por el 'pueblo?
Ante Dios 'Y el -cristianismo no adopta la actitud frívola del enc.i-
clopedismo, la sonrisa volteriana., sino la actitud seria de quien des--
precia unos .dato~ que no precisa para la solución de un problema.
El .que su desprecio desemboque en el odio es explicable, porque es-
tima que el catolicismo ha sido infiel a su misión.
Dios y ·e1 catolicismo han sido 'puras formas históricas culturales
'que 11an rendido todo su fruto; hoy han sido superadas, al igual que
la física o biología antiguas. Eran formas provisionales, constituían

.(7) El inmanentismo idealista guarcla una variantr, especial al pasura Feuerbacll


y Marx. Su principio antropológ'ico funüament.al es qUE! el sujeto ele la Historia no
es el A)Jsoluto, SillO el lloml))'e concreto, üe carne y hueso. El Absoluto, lo mismo
que cualquier otra iüea, es proelueto ele este cerebro; el 110m)Jre adora un ídolo,
creado y elivinizHelo por sí mimo. Al fin, ¿será verüad que no se recllaza sillo ulla
falsa iüea üe Dios?
472 JosÉ IGNACIO TELLECHEA

los estadios primeros de COlVIPTE, un simple interregno. Si, para HEGEL,


Dios 'era una forma ideal que significaba el límite del progreso, ,el
humanismo ateo profesaría lo mismo, pero ese límite lo encapsulará
dentro de la órbita antropocéntrica.
En esta inversión total de términos y en es~e nuevo planteamien-
to del problema, no sólo se excluye a Dios, "lino hasta la posibilidad
del problema teísta. Este es el senlido positivo del ateísmo, que hace
incompl,eta la visión del mismo tan, sólo a través de conceptos nega-
tivos.

El drama del atC'Ísmo


"El Occidente ha perdido a Cristo. Por eso, el Occidente muere,
nada más que por eso" ("Cuadernos", pág. 187), nos dice DOSTOYEVSKY,
el que conoció la era de liberación anunciada por NIETZSCHE y barruntó
el resultado final del destierro de Dios .
.su tesis ,es dura en extremo: el mundo sin Dios se vuelve contra
el hombJle; matando a Dios se da muerte al mismo hombre. Las nue-
vas .formas históricas ateas, aun cuando aparentemente estructura-
das sobre pilares de ciencia y libertad, desembocan en la mús terri-
ble esclavitud. En el supuesto de roealizarse y en la medida en que se
realice esa nueva sociedad, "resultarán tales tinieblas, tal caos, algo
tan grosero, tan ciego e inhumano, que todo el edificio tambaleará
bajo el poeso ,de la maldición de la Humanidad antes de que su cons-
trucción termine" (DOSTOYEVSKY, cit. por LUBAC, pág. 379).
El vidente del drama del humanismo ateo ha sido también quien
mejor ha descubierto ese secreto instintivo de lo trascendente, esa
nec'esidad Íntima de adoración, la imprescindibilIda,d de Dios, cuya
ausencia abre una sima incalmable COIl otra criatura. Hace un siglo
que comparó 'el P. LACORDAIRE el orden mora,! trascenc]¡mte a una pi-
rámide; cuando el hombre ha intentado invertirla se ha visto aplas-
tado en su vano in lento por su masa. DOSTOYEVSKY, 'que mucllo ha pro-
fundizado en los recovecos del corazón humano, hai dado en él hasta
con las mínimas fuerzas de esa gravitación teocéntrica del ,espíritu
humano.
He aquÍ el terrible drama: un humanismo deshumanizado. No
sólo que quede manco 'en el marco de lo pura¡mente natural, y no
extienda el campo visual de sus principios hasta las realidades so-
brenaturales, sino, lo que es más, un humanismo que disocia, que
desintegra 'Bn el 'hombre sus elementos sustanbivos, fuertemente in-
crustados ,en su ser concreto, más aun, confundidos con su vida mis-
ma: el ansia por lo sagra do, la necesidad del ser "a se". Al fin de
la loca aventura de la independización de su ser, de la afirmación
:de su señorío soberano, encuéntrase el hombre desequilibrado, roto,
menos hombre.
He 8iquí el saldo final que arroja el humanismo ateo, 'en pm[abras
de BERDIAE;B'F: "El ¡humanismo no ha fortificado, sino debilitado al
hombre. He aquí el resultado paradójico de la historia moderna. El
EL DRAMA DEL HUMANISMO ATEO 473

Renacimiento comenzó por la, afirmación de la individualidad de las


fuerzas creadoras del hombre, y-ha terminado por la negación de la
individualidad creadora del hombre. El hombre sin Dios deja de ser
hombJ1e; tal es el sentido religioso de la dialéctica interna de la his-
toria moderna¡, ,historia de la grandeza y decadencia de las ilusiones
humanistas. El hombre, ,en el ,estado de separación y vacío de su al-
ma, hácese escla)Vo no de las fuerzas superiores, suprahumanas, sino
die los el'ementos inferiores, inhumanos. El espíritu humano se en-
tenebrece y 'los espíritus inhumanos se apoderan de él" (8).
¡Qué lT;tisterio el del "pondus" humano de SAN AGUSTÍN, a cuya
fuerza nos es imposible sustraernos! ¡Misteriosa fuerza magnética es-
piritual que orienta nuestro ser hacia Dios, polo a,bsoluto, sin espe-
rar a que conscientemente se orienten nuestras potencias libres! Dos-
TOYEVSKY tiene ciega fe en el corazón humano, y espera que ,esta fe,
que podíamos llamar ontológica-orientación del ser hacia lo que
aun no ve-, arrastre algún día al hombre y a Europa entera por
Ivías de retorno. Eides quaerens inte.llectum. ¡El "pondus" óntico que
llevará a la razón flebelde por caminos de Damasco!

Proyecciones hist6ricas
¿Qué será de los pueblos, de la masa atea? No sabemos hasta dón-
de puede illegar ,el poder de una educación atea, desde la niñez. Lo
mismo puede afirmarse de los 'efectos de una propaganda estudiada
hasta en sus mínimos detalles. Mas, nadie,por otra parte, adivina los
tortuosos caminos que puede seguir la Prolvidencia con su gracia.
¿Será verdad 'que, ,en el fondo,es otro Absoluto lo que inconsciente-
mente se adora, 'Y que, por lo mismo, algún día llegará la transposi-
ción de ese .ser 'que se presenta como trascendente por parte de
esos que MARITAIN llama "pseudoateos"?
Sin quererlo viene a la memoria el texto en que San Pa¡blo des-
cribe 'el estado ,de la gentilidad: "Conociendo a Dios, no le glorifica-
ron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se ,entontecieron en
sus razonami'entos, viniendo a oscur,ecerse su insensato corazón, y

(8) BERDIAEFF, N.: Un nouveau Moyen Age, p. 69. Frente al pesimismo maniqueo
y al optimismo pelag'iano, la doctrina católica proclama el intimo ensamblaje y per-
feccionamiento de la naturaleza humana por la gracia. Cfr. CAPÁNAGA, VICTORINO,
O.' R. S. A.: Intl'oclucción geneml, Obras de San Agustin, B. A. C., t. 1 (Madrid, 1946),
pág's. 158-161: "( ... ) el hombre, para conservar su excelencia y dignielad superior
debe asemejarse a Dios, lo cual es efecto ele la gTacia. Y por aqui lleg'amos a una
conclusión importante: cómo Cristo es no sólo la flor y g'ala de la Humanidac!, por-
que atesora todos los valores del hombre, sino también la columna que la sostiene."
Ha aqui ,31gunos textos agustinianos: "En tanto vale el hombre alg'o en cuanto
vIve unido al que .lo creó, porque separándose de El no hay nada." "Si recedat
Spiritus Del, pondere suo spiritus hominis revolvitur in carnem." "Fiant catholici
(ariani) ut possint servare quod homines sunt: ut non in illis pereat Dei creatura,
accedat Dei g'ratia." "Antes de venir Cristo, el hombre era como una pared ag'rietada
y curva, y el demonio la estaba empujando para dercl'ibarla en el suelo. Vino Cris-
~o, y, arrimándose a ella, se hizo su sostén y columna." "Esta amenaza y ruina
-dice el P. 'Capánaga-signlfica la pérdida de ciertos valores como la libertad es-
piritual, el eJercicio sano de la razón, el sefiorlo sobre las pasiones, la prorunda in-
timidad de la vida."
474 JosÉ IGNACIO TELLECHEA

alardeando de sabios se hicieron necios y trocaron la gloria del Dios


incorruptible por la semejanza de la imagen del hombre corruptible
y de aves, cuadrúpedos y reptiles. Por esto los enf.rrg·ó Dios a los
deseos de su corazón, a la impureza con que deshonrHn sus propios
cuerpos, pues trocaron la verdad de Dios por la mentira y adoraron
y sirvieron a la criatura en lugar del Creador" (Rom. I, 21-25).
Será original, si se quiere, aducir como ·element.os subsj,linrios a
la ·exégesis del texto a NIETZSCHE y DOSTOYEVSE:Y. Pero, i que reso-
nancia nueva adquieren en el alma estas 'Palabras cuando zumban
aun en nuestros oídos las blasfemias del vidente, de las sombras y la
angustia del profeta de amaneceres. "Oscurecimiento y necedad y tro-
car la verdad de Dios cpn la mentira ... "
¿No habremos llegado de nuevo al colmo de la iniquidad? ¿Nos
espera una nueva epifaníw del Des'eado de las naciones? Si .es verdad
que el problema religioso es profundamente humano, cada hombre.
aunque sea aleo, Heva en su corazón la semilla de un futuro acto de
amor a Dios. En el orden social, la ola de fuego y sangre, de oscuri-
dRd y confusión que invaden el mundo, harán que el homlJre rinda
a Dios el eeLro que en su Inca ambición quiso arrebaMtrselo.
¿Es que vienen los días en que enlviará Yahvé no hambre de pan
yagua, sino de oír la palabra de Yahvé? (Amós, 8, 2).

Meditando ...
Mas entretanto, y dejando a la Provic1eneia el regir los destinos
del 110mbre, ,primariamente nos toca hacer un sorio examen sobre
cuanto nos pueda 'enseñar este es.tudio del moderno ateísmo.
Camino ele ideas.-No se puede negar 'que un CmvlPTE, un HEGEL,
poseían vlÍva conciencia de ser los profetas de los novísimos tiem-
pos; pero si hubiésemos preguntado a cualquier conLemporáneo suyo
qué pensaba flcerca ele'l posible influjo sobre la humanidad ele las
ideas de es10.'; hombres, Ladas las posibilidades abonan una r'espuesta
escéptica. Sin embargo, no podemos olvidar est'l lección, que da re-
paro el enunciarla de puro lriv;al: son las ideas las que Iy,encen.
Napoleón sacuclió tronos y naciones enteras, abrigó sueños vanos;
mas, al fin, feneció cual est1'811a fugaz. La 18rga serie de filcJsofos que
une a DESCARTES con FEUERBACH y NIETZSCHE a través de KANT, HUME
Y HEGEL ha ido conquistando a Europa por un proceso lento, pero
eficaz, ,de r,alladaelectrólisis espiritual. Y hoy nuestra masa vive,
inconscienvemente en su n1f1yor parte, ele una atmósfera cargada de
ideas materia'¡¡stas y at'eas que se manifiestan de diyersas formas.
La restauración habrá ele seguir similar camino; hemos. de predicar
el mensaje ele esplritua.lidad en estilo directo, concreto, interesando
al homb1'e por entero. Es sencilla la lección, pero prácticamente no
parecemos estar convencidos cuanelo pretendemos derrocar "al hu-
manismo ateo" por medio de let fuerza y la victoria armada. Con
todo, ¿acaso será necesaria una más grave hecatombe humana, una
EL DRAMA DEL HUMANISMO ATEO 475

tempestad que, ozonizando nuestro ambiente materializado" haga po-


sible "el gran retorno" de la hlUl1anidad prevaricadora ha¡cia Dios?
¿Antifef'ichismo?-La palabra es d'emasiado dura para lo que que-
remos afirmar; pero, por eso mismo, más fuertemenle impresiona, Es
'complejo, como hemos visLo, el proceso del moderno ateísmo a partir
del Renacimiento (9), mas, ¿qui7:á lo que se niega n ataca es, un con-
cepto falso y espúreo de Dios y del crisUanismo? Dentro ,del orga-
nismo teológico, ¿habrá ocupado siempre el lugar que debiera, no la
idea que nunca ha faltado, sino la postura práctica de reconocimiento
de la a1180luta trascendencia divina? Será la moral cristiana, la au-
téntica, la evangélica, la que es vilipendiada o una concepción "sui
generis" de la misma. En <81 orden ideológico, carga sobre nosotros la
responsabilidad de hacer en algún sentido justificables muchas acu-
Raciones.. Entre la concepeión renacentista, tan radirmt'e y luminosa
como la pintura ele su tiempo, y cierta yisión alscética cristiana pre-
sentada énmo tradicional, tenebrosa como ZURBARÁN ... está la ascética
auténtir,a, la ele los maest.ros, saturada ele desnudez desearnada del
es.píritu, ])er,O inundada de luces trascendentes. ¿Se niega y odia fe-
tiches erisLianos? Esto es, ¡,hemos hecho inadmisible nuestro Dios,
por la manera de l1¡¡blar y de comportarnos "pon El, que mostra-
mos? (10).
Defe,cción cl'istia17(J.-Los a t.aques cont.ra el cristianismo por par-
te del antiteísmo se fundan en la awsación de infidolichlld. Podrá ha-
ber exageración y mala f'e; mas nos incumbe un serio examen sobre
la actiLucl eristiana. ¿Somos genuinos hijos de la verdad y de la .luz,
eual nos creemos al vindicar, con exclusivismo, su monopolio? ¿Es
8luténticam81üe cristiana nuesLra postura ante Dios y el prójimo,
aparecemos eon el gozo de ·es.tar 'en el reino del Padre, o será V1erclacl
-como afirmaba NJETZSCHE- 'que haría falta que los discípulos de
Crist.o tuviesen un aire mús de salva,dos? (" Ainsi pa1'lait Zamthustm",
página 99).
El adual afán por el "1 estimonio" no es sino sflludable reaeción
ant.e esla clefeceión erisLiana. Debemos mostrar a los cuaLro vienio".

(O) La sepurución y elivorcio entre relig'ión y vicIa Síg'11ió elerroteros no previs-


tos por el Hunlanísrno renncentisla. Sus 110mlJrcs pr(jeercs cle luLlos los campos {lel
"aber sig-llieron uniclos al (Tis1.ianismo; sólo lo abandonaron euanelo pcrrlieron S11
1'e. Cl1rnplfun con ·Plus, aun euanrlo vivían al lnargon de E1, y querían g'llnrclar este
pelig'l'oso equililJrio.
La relig'ión pasa asimismo a ser pura fórmula social para la gTan mnsn, incluirla
la burg'uesa, que babia ele r8g-ir los elestl.nos ele Europa; buena parte corresponelió
en ello al liberalismo en sus eliversas manifestaciones. La intelectualielael, práctica-
mente atea, creyó ver en la relig-ión una pura construcción ícleológ'iea, y al trular ele
sustituirla quiso conceeler el eliploma ele suficiencia a su confuso amasljo ele princi-
pios, en los que no seria la110r fácil clelimitar la inspiración pag'ana-gTecolalínismo
lLUmunista-o el resicluo cristiano.
Estas notas, que nos inclican la mentalielael ele Jos puelres [lcl "nlileislJlo, nos in-
elucen a plantearnos el problema cle la autenticidad el el ateismo. Cfr. CALVE'!', J.:
D/eu dans la V'ie, "L'Année Tlleolog'ique", j951, págs. 5 ss.
(10) "No hay ateos.' No hay más que llOml)res que se nieg-an a reconocer en la
imag-en deformaela que se les presenta al Dios cuya idea llevan en el fonelo ele si
mismos." LAGNEAU, cil'aelo por RTQUET: El Cl'isti,11l0 {rente al a/eismo (Bilbao, 1951),
pág. 19.
476 JosÉ IGNACIO TELLECHEA

nuestro aire de salvados, como los señalados con la Tau maravillosa


del Apoca'lipsis. F'e inquebrantable, 'esperanza que se traduzca en ten-
siónescatológica. Estamos entre dos polos: la Redención de Cristo
-liberación, difusión de la caridad divina, incoación de vida celesi-e- '
y la Jerusalén eterna,donde todo es plenitud. A medida que nos va-
-ciemos y despeguemos de tierra, [lOS hagamos santos ---agios~.
percibir'emos la tensión espiritual de estar "redimidos"; pero "in
spe", en la esperanza de la consumación, a semejanza de lo que ocu-
rre con los tubos 'de rayos catódicos. Optimismo antB el sufrir, cari-
dad desbordanLe, amor integral a Dios, Biena¡venturanzas, E1vangelio
sin glosa ...
Mucho He habla de cristianismo, como si éste fuera una Fi¡osofía,
un conjunto de principios que garantizan la paz, el bien vivir, la
:restauración de una humalnidad resignada; en 'el fondo no hay sino
pragmatismo, o cn quien no piensa así, miedo a hablar de una per-
sona que es Todo en el cristianismo: Cristo. La aceptación de Cris-
to-el úni,co eristianismo-puede solueionar la actual situa~ión. Y
Cristo está ausente, berriblemente ausente, de las vidas y aun de las
menúes de muchos cristianos. Es necesaria una inundación de san-
tidad, de hombres qUi¡l piesen y obren en crlÍstiano y ,den la pa,uta a
un mundo, sin contar para nada con sus criterios y habladurías, y
1J07' eso mismo, aunque parezca paradójico, con mayor objetividad.

A todos, ciertamente, nos tocal de cerca la labor que con acilerto


precisa LUBAC (págs. 146-7) :
"Se trata de devolver al cristianismo su fuerza en nosotros. Y
esto quiere ,decir, ant'e todo, 'encontrarlo tal como les en sí, 'en su pu-
reza y su autenticidad. En fin de cuentas, lo que necesitamos no es
un cristianismo más viril, o más eficaz, o más heroico, o más fuerte,
sino es vivir nuestro cristianismo más virilment'e, más efica¡zmente,
más fuertemente, mús heroieamente, si es preciso. Para vivirlo tal
como 'es, no 'hay nRda que cambiar, nada que añadir; no hay ,que
adaptarlo a la moda del ,dí8i.Es preciso devo~ver~o a nuestras a~mas.
Poner~o en nuestras ahnas.
Los falsos dioses 'que quisieron llenar 'el vacío del único Dios en
el alma ,humana han caído; la inquietud que por un momento apa-
ga¡ron vuelve a renaüer con mayor vigor. La solución total 'está so].a-
mente en la vida int'egral del Cristianismo. A los constructores de la
nueva humanidad 'se les puede repetir el texto profético avalado con
el testimonio irrefragable de los hechos: "Ftmdamentum aliud nemo
potest ponere nisi quod positum est CJiRISTUS lESUS". Nadie puede
poner otro fundamento fuera .del que ha sido puesto, ORISTO JE-
SUS (1 Cor., lII, 11).
De nuevo hemos de repetir la cantinela, agustiniana, el "fiant
c.hristian'i ut homines sint"; es preciso que vuelva Dios a la órbita
F.L DRAMA DEL HUMANISMO ATEO 47,7

Del hombve, si no queremos que sü siga el caos ele la ruptura de la


gravitación del ser humano. El Dios que ofendía a la autonomía del
hombre €S la ga¡rantía única de esa libert.ad que a gritos proclamara
y a hachazos la conquistara. Ni está de sobra advertir con .MGR. CALVE'f
que, aunque no sea ·el motivo supr'emo de nuestro retorno a Dios, "a
nuestros contemporáneos que han perdido el sentido de Dios es pre-
ciso recordarles que necesitamos de Dios para ser perf·ec1.amenle
hombres" ('11).

Pío XII ?J el ate'ísmo mode1'1w


En medio de estas tinieblas destaca, si eabe más rDCliante, ·la figura
blanca de Pío XiII, verdadero Angel de los tdempos prl'sentes. El es la
paloma mensajera qU'e de.ió escapar Cristo desde la. bRI'Ca de la Iglesia
~)ara que llevara la oliva de paz a los hombres; pero como IR avecil1R
de Noé, no pudo posar 'en un mundo anegado, en un diluvio de sangre
y tinieblas, consecuencia de un mar de pecados.
Ya ,desde los albores de su Pontificado señaló, con mirada penetran-
te, ·el cáncer que corroe a nuestra Humanidad. Mientras los que regían
los destinos de ,los pueblos tan sólo hablaban de crisis económicas, de
libertades holladas ... Pío X<II gritó anl e la sonrisR rsr.éptica de cuantos
le escucharon ·distraídos :
"Al comienz.o del camino que conduce a la indigencia espiritual Ji
moral de los tiempos pl'eSe11Jtes, se yerguen los nefastos esfuerzos de no
pocos pam dest1'0?Wr a Cristo, el apartamiento de la Ley de la Verdad
que El anunció, de la ley del amor, aliento vital de S 1/, reino. Elreco-
nacimiento de los derechos reales de Cristo y la V1wUa de los pa1,ticw-
lares yde la sociedad a la ley de su verdad ?J de su amor son la única.
v'Íade salvación" (12).
"En 11v,estros días, las disensiolll's no provienen únicamente del í171-
pet'u de pasiones rebeVlcs, sino de 'l/na protwlCla c)'isis espiritual quc ha
trastornado los sanos principios ele la moral privacla y pública" (13).
Y para compl,et.ar 'esta I\ü~ión tenebrosa de nuestra situación, la com-
paró con las tinieblas que rodearon la vierra cuando ésta crucificó a su
Dios.
"Narra el Sag1'ado Evangelio que ,cuando Jesús fué crucificado J las
tinieblas invadieron toda la superficie de la tierra (MaL, 27, 45) : sím-
bo,lo espantoso de lo que sucede y sigue sucedicndo espirUtwlmenic,
dondequiem que la incredulidad, ciega y orgullosa ele sí, ha excluido
de hecho a Cristo de la vida moderna, especialmente de la pública" (U).

(11) Mt. cit., pág'. 11.


('1'2) "Su111111j Ponli/icé'!lllS", CoI. (le Eneiel. y Cartas Pontificias. A. C. E., 1042,
pág. 387, n. 10.
(13) Ibld .• pag·. 390, n. 16. Crro' Mensaje al Conyreso Cate,]'u'istica (le Bastan,
en "Eeelesia", 1946, pág's. 486-487.
(14) Ibicl., pág'. 3S9, n. 15.
478 JosÉ IGNACIO TELLECHEA

¡Cómo evocan estas palabras las angustias, de muy diverso s'entido,


ciertamente, de NIE'IZsCHE y DOSTOYEVSKY!
Al diag'nóstico, duro y 'cruel, pero verista, se sigue la solución ex- ,
r;lusiva de la e.nferme'dad: si la raíz de los males está en la crisis reli-
gioso-moral, solamente mediante la reeducación espiritual de la Huma-
nidad se a tajarán de plano todos los mal'es:
"La reeducacIón de la Humanidad, si se q1liere que sea efectiva,
tiene que se?', ante todo, espiritual y l'eligiosa; pO?' tanto, debe pa?'tir
de Cristo como de Sil fundamento indispensabl,e, tener la justicia como
su ejecutoria y PO?' corona la caridad" ('15),
Mientras los hijos pródigos consumían sus fortunas y sus vidas, lejos
de la casa paterna, el Padre común no cesaba de cla,mar:
"Lasa,zvacIón de las gentes está sólo en la vuelta a la vida sobre-
natuml" ('16),
Léans,e los patéticos mensajes de Navidad de 1941 y 1942, En ellos
de mil formas se repite el mismo gratve eonsejo :e1 mundo se muere
porque s'e alejó de Cristo; sólo el retorno a El puede salvarnos,
Mas al olvido de los buenos y a la actitud crimiml'l antiteístade los
enemigos de Dios, se debía salir al paso con acentos más gra,lVes y
acti tudes más vwlientes:
"Ningún cristiano tiene de1'echo a cZar sel1,ales de esta?' cansado de
la lucha contra la oleada antirreligiosa de la hora prel'ente, P,oeo im-
porta cuáles puedan ser ,las fm'mas, los métodos, las m'mas, las pala-
bras ridículas o amenazadoms, el disfmz con que se cubre el enemigo,
A nadie se le podría perdona?' que ante ella se quedase con los bmzos
e1'uzados, la cabeza baja y temblándole las piel'nas" (17),
Pero es en 1949 euando Pío XII levanta nl voz para acusar púhli-
eamente a nuestra generación de pl'evaricm:lora, en la forma espanto::m
del ateísmo militante, Fué la Exhorta,ción aposLólica del 12 de febre-
ro (J 8). En ella habló meri·dialllarnente de ",la iniquidad de los rnalos"
en un pecado que "causa 11.01'1'01' el rcfeT'i?'lo", "pecado contra cl Es-
p'Írítu, Santo ", calificado de "e?'im,inal impiedad" de quienes son "la
la.cra ele nuest1'o sig[o".

(15) J'ág, 402, n, 29.


(16) Alocución al [ Congl'eso Nacional EucarisUco de El Sn1vado/', en "Ecclesia",
194,2, pág'. 1.169. Ninguna metáfora más apropiada para calificar la conducta (le los
pueblos europeos, hijos pródig'os, que la que tanto menudeó en los labios fustiga,··
dores de los profetas de Israel: aclulterlo, Porque adulterio es en el fonclo t.oda
apostasla, individual o social, ya que en ella se deja al verdadero Dios para for-
Iliear con otras criaturas o mitos: lil)ertad, raza, riqueza, progreso técnico, revolu-
c1ón marxista.
(17) Mensaje de Navidad, en "Eccle~ia", 1046, pág'. 1.710,
(18) E:rho1'l'1ción apostólica. de S. S. Pío XII. Expiación elel crimen del ateísmo
en "'Eeclesw", 1949, págs, 202-203. Plo XI nabía cIado el gTan grito elenlarma
en su Enclcliea "2arltate Chrlsti compulsi", 3 de mayo de 1932. Se enfrentó con
el ateísmo militante y, superando toela confianza en los remedios naturales, exhortó
vivamente a la oración y penitencia, a la vuelta a la Moral trascendente, para con-
trarrestar los efectos del odio satdllico conl1'a la 1'eliq"ión, que 1'eCllel'da. el "m?/sle1'i1lm
iniquUatis" ele que n08 habla S. Pablo. (JI Tes., JI, 7). Colee, de Ene., pág'. 513, n, I L
EL DRAMA DEL HUMANISMO ATEO 479

Los 'ef1ectos de este monstruoso peca,do son terribles, tanto en el


orden individual eomo en el social: "menosprecio del divino manda-
to", "t'uente t/U'bia de todos los males". "Priva al hombre de Dios y le
roba así su cliflni<lad espil'itual, le haee iuguete innoble del materialis-
mo, dest1'1l?/e totc~lmellte todo lo q1¿e sea vÍJ'tll'd, amor, esperanza y her-
mosw'a de la vida intel'iol'."
En el orden social, todos los ma:]es prooeden de la falta de senti-
miento de fraternidad universal que asegure los estados y garantice los
pactos. "Pero por experienC'ia nos' consta eon toda certeza que, en la
pl'áctica, los hombrcs no se sienten hermanos entJ'e sí, si ,ellos no sc
sienten todos hijos ele '/In m'ismo Padre."
Quizá. los remedios que propone el Santo Padre no satisfagan a quie-
nes no han calado lo suficiente en la profundidad e interioridad del
mal pres.enbe y en la necesidad de una renovación sobrenatural P,ero
contra este "pecado gravísimo" y "cl'imen l/Jorrendo", en el 'que se
descubre "la insinuación cngañosa dcl enemigo int'el'nal, de quicn es
lJropio oeliaJ' a Dios y hacer daño a los hombres", se ha de luchar con
las armas 'espirituales de la penibencia y oración y con aquello que
"supera a c¡¿alquier', acto de piedad": el Sacl'it'icio EucaJ'ístico.
"La et'nsión elc la Sangre de Jesucristo" puede lavar la infección
del mundo moderno. La oración y penitencia, junto con" el gran perdón
y el gJ'an retonio" en la sinceridad de nuestra conciencia, será. la mejor
arma frente all drama del humanismo ateo.

Conclusión,
La Historia, y para cuantos no sepan interpretar su lección, Pío XII,
nos indican 'SI camino de la Restauración. Sin duda, presenciamos las
postrimerías -elel ci'cl0 renacentista. A la excesiva hipostatización de la
naturaleza, rayana 'en la idolatría, acompaña el cOlJocinüent'O y dominio
más perfecto de la misma. A la proclamación orgullosal de la autarquía
del hombre, acompaña el sentimiento más vivo de su dignidad y una
más fuerte conciencia de centrar rectamente en torno al hombre los va-
lores inferiores, Esta labor nos incumbe, dentro de cauces cristianos.
"Si un human'ÍSmo. integral-diremos con MGR. CALVET-introdnce
a. Dios en el homb'I'C, a la religión en la vida, puede llegar el equilibrio,
seguido. de una triunfal explotación de las conquistas elel Renacimien-
to por el homb1'e completo.
El introduC'il' a Dios en la vida pOl' una recta concepción elel hom-
b)'e, no es solmnlmte para el pensado)' 1m acto de sana t'ilosot'ía, y para
el crisl'iano un aclo de auténtico cristianismo, es para la universalidad
de los hombres, que no pueden ccrl'aJ'se a la visión ele la realidad, un
acto ele salud lJública" (19).
JOSÉ IGNACIO TELLECHEA.

(19) Art. cit" pág', 12.

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