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LA FUNDACIÓN DEL CUZCO, CIUDAD IMPERIAL

El cuzco, la capital histórica del Perú, está ubicada en el valle del rio Huatanay, en la sierra
sur del Perú, a 3339 metros de altitud. Es una de las ciudades más antiguas del continente.
Su expansión urbana más representativa fue la ciudad inca, concebida por Pachacútec en el
siglo XV como la capital del imperio del Tahuantinsuyo. La ciudad fue trazada en forma de
un puma enorme, símbolo del poder político, religioso y militar de los incas (el cuerpo
del puma contuvo los palacios más importantes, los templos y los edificios
gubernamentales, mientras que la fortaleza justa fuera de la ciudad, conocida como
Sacsayhuamán , formó la cabeza de este animal sagrado. El cuadrado entre las piernas
del puma es la plaza de Armas).

Su nombre en quechua, Qosqo, significa "Ombligo" o en


forma figurada, “centro” o “punto de encuentro”, pues
desde la ciudad del Cusco que fue la capital del imperio
incaico o Tahuantinsuyo partía una vasta red de caminos
(Camino Inca) que se dirigía a los cuatro suyos o regiones,
que conformaban las 4 partes del universo en la
cosmovisión andina. Considerada por los incas “morada
de los dioses”, Cusco es, sin duda, la ciudad más fascinante
de los andes.
EXISTEN MUCHAS VERSIONES SOBRE LA FUNDACIÓN DE ESTA CIUDAD
La primera seria a mediados del siglo, o finales del siglo Xlll, aun en la época legendaria del
Tahuantinsuyo, cuando Maco Cápac oficializa y eleva a la etnia cuzqueña al rango de ciudad
en torno a la impactante estructura del Coricancha, el templo del sol, por tanto, esa
constituye la primera fundación de la urbe conocida con el nombre de Q’osqo.
El inca Garcilaso de la Vega menciona lo siguientes en sus comentarios reales
¨El Inca Manco Cápac fue el fundador de la ciudad del Cozco, la cual los españoles
honraron con renombre largo y honroso, sin quitarle su propio nombre; dijéronla la
gran ciudad del Cozco, cabeza de los reinos y provincias del Perú. También la llamaron
la nueva Toledo, más luego se les cayó de la memoria este segundo nombre, por la
impropiedad dél;por qué el Cozco no tiene rio que la ciña como a Toledo, ni le asemeja
en el sitio, que su población empieza de las laderas y faldas de un cerro alto, y se tiende
a todas partes por un llamo grande y espacioso. Tiene calles anchas y largas y plazas
muy grandes, por lo cual los españoles todos en general, y los escribanos reales y los
notarios en sus escrituras públicas, usan del primer título; porque el cuzco en su
imperio fue otra Roma en el suyo; y así se puede cotejar la una de la otra , porque se
asemejan en las cosas más generosas que tuvieron. La primera y la principal en haber
sido fundadas por sus primeros reyes. La segunda en las muchas y diversas naciones
que conquistaran y sujetaran a su imperio. La tercera en las leyes tantas y tan buenas
y bonísimas que ordenaron para el gobierno de sus republicas. La cuarta en los varones
tantos y tan excelentes que engendraron y con su buena doctrina urbana y militar
criaron¨.
Mas tarde el noveno inca Pachacútec realizo en el siglo XV, la definitiva reestructuración y
readaptación de su espacio siguiendo la planificación y directrices políticas del nuevo
estado inca.
Pero si bien estas etapas fueron decisivas para el desarrollo urbanístico y social del cuzco,
durante el incanato no fue menos importante la refundación hecha por Francisco Pizarro,
que vendría hacer la tercera, porque a partir de entonces, la ciudad adquirió la identidad,
que hasta hoy mantiene, en base a la conjunción de la cultura quechua y occidental llevada
por los españoles.
Por otro lado, de las tres fundaciones, la última es la única conocida por haberse
realizado con testimonios escritos y aunque, como se ha indicado parece más acorde el
termino genérico de refundación. Aunque debe aceptarse el título de FUNDACION
ESPAÑOLA, por denominarse así el documento, en la que quedo oficializada y también
por considerar la vetustez de casi quinientos años, han dado suficiente derecho de
propiedad a la terminología empleada en el siglo XVl.
LA FUNDACIÓN ESPAÑOLA DEL CUZCO
Introducción:
Tras la conquista se procedió a la fundación española de la ciudad. El arribo de una nueva
cultura transformo los templos y palacios en casonas e iglesias coloniales. La ciudad
poco a poco fue convirtiéndose en símbolo de mestizaje, no solo arquitectónico sino
principalmente cultural.
La refundación española por Francisco Pizarro, el 23 de marzo de 1534, estructuro la
nueva urbe sobre el asentamiento inca. Los muros de las antiguas canchas fueron la base
de las nuevas construcciones, produciéndose una arquitectura mestiza, fusión de lo andino
y lo europeo, que hoy constituye su principal seña de identidad. La importancia
geopolítica del Cuzco durante el virreinato hizo posible que, durante los siglos XVll y XVlll,
la ciudad experimentara un nuevo periodo de esplendor, cuyo máximo exponente es su
arquitectura barroca.
La fundación de la ciudad del Cuzco
La capital del Tahuantinsuyo fue fundada como ciudad española el 23 de marzo de
1534 por Francisco Pizarro. Se la llamo en un inicio ¨La muy noble y gran ciudad del
Cuzco¨.
La idea de una fundación española en la vieja capital incaica no se hizo esperar en la cabeza
del gobernador Pizarro. Este conversó el tema con fray Vicente de Valverde, su paisano y
ambos estuvieron de acuerdo de efectuarla. El lunes 23 de marzo de 1534 fue el día
señalado, todos los capturadores del Cuzco, debían de estar presentes a la creación de la
ciudad.
En efecto en la mañana siguiente escoltada por cuarenta de sus hombres Francisco Pizarro
ostentado los títulos de Adelantado, Lugarteniente, Gobernador y Capitán General de
Castilla; efectúo la fundación española del Cuzco, durante una ceremonia pública,
celebrada en la plaza de Haucaypata, que se haya reflejada en el Acta Funcional
realizada por Pedro Sancho. Se acerco al rollo o picota clavado en el centro de la gran
plaza incaica y voceo a los cuatros vientos su deseo de erigir allí una ciudad que fuese
¨CABECERA DE TODA LA TIERRA DE LA GENTE QUE EN ELLA HABITA¨.
Sim embargo es preciso decir que, aunque el Acta contiene todas las premisas relativas
a una fundación, en realidad ese día no se hizo una fundación, sino una Refundación, ya
que la ciudad permaneció en el mismo lugar, donde había sido establecida siglos atrás y
conservo el nombre originario de Q´osqo, aunque poco a poco se fue transformando en
Cuzco, por no entender los conquistadores esta voz quechua. Terminado el acto de
fundación, en el que la capital del Tahuantinsuyo recibió los títulos de MUY NOBLE Y
GRAN CIUDAD DEL CUZCO. El gobernador señalo el sitio donde se habría de edificar una
iglesia bajo la advocación de nuestra señora de Asunción, la cual años más tarde se
convertiría en la Catedral, en el Acta se constata que se eligió una casa de muros construida
por los naturales, que daba a la plaza situada entre dos calles: era el gran palacio del Inca
Viracocha.
Seguidamente Pizarro le señalo sus límites: la provincia de Vilcas, al norte; las tierras del
Collao, al sur; el mar, al oeste; y la selva, al este. Empapado ya con el mundo quechua, silencio
estos puntos cardinales europeos, reemplazándolos con los nombres de Chinchaysuyo,
Collasuyo, Contisuyo y Antisuyo, las cuatro partes del mundo de los Incas.
El escribano Pedro Sancho extendió el acta, documento que firmaron Diego de Almagro,
Hernando de Soto, Juan Pizarro y el Capitán Gabriel de Rojas, además de ochenta soldados.
Pizarro paso a elegir entre todos los fundadores el primer cabildo de la ciudad, se
eligieron a personas hábiles con el fin de que se encargaran del gobierno de las cosas
públicas, y así fueron nombrados como alcaldes ordinarios a: Beltrán de Castro y Pedro
de Candia; y como regidores a: Juan Pizarro, Rodrigo Ordóñez, Gonzalo Pizarro, Pedro
del Barco, Juan de Valdivieso, Gonzalo de los Nidos, Francisco de Mejía y Diego Bazán. A
estos el Gobernador tomo solemne juramento, recordándoles sus obligaciones capitúlales y
entregando a los alcaldes sus varas de justicia con la solemnidad y acatamiento que debían
ejercer sus cargos. fueron testigos de este último acto el contador Antonio Navarro y el
capitán Gabriel de Rojas.
Luego, se pregonó que todas las personas interesadas en avecindarse fueran a inscribirse a
Pedro Sancho.
En la lista realizada por el escribano están registrados los nombres de ochenta y ocho
hombres que desearon quedarse a vivir en la ciudad; no existe el nombre de ninguna mujer.
En primer lugar, aparece el nombre del:
• El Mariscal Don Diego de Almagro
Después de:
• El capitán Hernando de Soto -El capitán Gabriel de Rojas
• El capitán Juan Pizarro -El tesorero Alonso Riquelme
• El contador Antonio Navarro -Gonzalo Pizarro
• El veedor García de Salcedo -Beltrán de Castro
• Pedro Sancho -Juan Valdivieso
• Gonzalo Maldonado -Pedro del Barco
• Francisco de Mejía -Gonzalo de los Nidos
Obviamente ochenta y ocho vecinos eran muy pocos con respecto al gran número de
indígenas belicosos que les rodeaban, y además no todos estaban allí algunos habían sido
inscritos por poderes. A continuación, lo que el gobernador hizo, según lo que cada uno
pidió, asigno a cada uno de los vecinos casas y hizo repartimientos de tierras y de nativos
para su servicio; a cambio les ordeno que protegieran sus vidas y que ¨les enseñaran y a
adoctrinaran en las cosas de la fe católica¨, de esa forma, tratando de generar confianza entre
los indígenas, intentó aminorar el latente peligro en que quedaban aquellos pocos vecinos,
peligro que se iba hacer patente muy poco tiempo después.
Juan de Betanzos adelanta que, ya entonces, a Manco Inca y a los curacas que le
acompañaban, no les gusto ver como los extranjeros se repartían sus tierras y su gente, se
dieron cuenta que no eran tan amigos como en un principio habían creído por lo que
comenzaron a desconfiar de Pizarro y pensar que debía devolverse a Castilla con todos sus
hombres. El inca expuso todas estas quejas ante el Gobernador y este lo tranquilizo
prometiéndole que los nativos recibirán buen tratamiento; también le prometió que los
nobles serian respetados y le reitero que, junto con él, ostentaba el máximo poder y la más
alta jerarquía en todo el territorio andino.
El cronista Sancho de la Hoz-Pedro Sancho, el escribano, es el autor de la primera
descripción a vista de ojos de la magnífica urbe. En ella dice:
“La ciudad del Cuzco por ser la principal de todas donde tenían su residencia los señores incas,
es tan grande y hermosa que sería digna de verse aun en España, y toda llena de palacios de
señores, porque en ella no vive gente pobre. Cada señor labra en ella su casa y así mismo todos
los caciques…. Estas casas son de piedra y están hechas con muy buena orden, hechas calles en
forma de cruz, muy derechas, todas empedradas y por en medio de cada una va un caño de
agua, revestido de piedra. La falta que tienen estas calles es el ser angostas, porque de un lado
del caño solo puede andar un hombre a caballo, y otro del otro lado. Está colocada esta ciudad
en lo alto de un monte y muchas cosas hay en la ladera y otras abajo en el llano. La plaza es
cuadrada y en su mayor parte llana, y empedrada de guijas: alrededor de ella hay cuatro casas
de señores, que son las principales de la ciudad, pintadas y labradas y de piedra, y la mejor de
ellas es la casa de Guaynacaba, cacique viejo, y la puerta es de mármol blanco y encarnado y
de otros colores, y tiene otros edificios de azoteas, muy dignos de verse. Hay en la dicha ciudad
otros muchos aposentos y grandezas: pasan por ambos lados dos ríos que nacen una legua más
arriba del Cuzco y desde allí hasta que lleguen a la ciudad dos leguas más abajo, todos van
enlazados para que el agua corra limpia y clara y aunque crezca no se desborde: tienen sus
puentes por los que se entra a la ciudad. Sobre el cerro que de la parte de la ciudad es redondo
y muy áspero, hay una fortaleza de tierra y de piedra muy hermosa, con sus ventanas grandes
que miran a la ciudad y la hacen parecer más hermosa. Hay dentro de ellas muchos aposentos
y una torre principal en medio hecha a modo de cubo, con cuatro a cinco cuerpos, uno encima
de otro ….y las piedras están tan lisas que parecen tablas acepilladas. Tiene tantas estancias y
torres que una persona no la podía ver toda en un día, y muchos españoles que la han visto y
han estado en Lombardía y en otros reinos extraños, dicen que no han visto otro edificio como
esa fortaleza, ni castillo más fuerte. Podrían estar dentro cinco mil españoles: no se le puede
dar batería, ni se la puede minar, porque está colocada en una peña. De la parte de la ciudad
que es un cerro muy áspero no hay más de una cerca: de la otra parte que es menos áspera hay
tres, una más alta que otra, y la última, de más adentro es la más alta de todas. La más linda
cosa que puede haberse de edificios en aquella tierra son estas cercas, porque son
piedras tan grandes, que nadie que las vea no dirá que hayan sido puestas allí por
manos de hombres humanos que son tan grandes como trozos de montañas y peñascos,
que las hay de altura de treinta palmos y otros tantos de largo…pero no hay ninguna
de ellas tan pequeñas que la puedan llevar tres carretas: estas no son piedras lisas, pero
harto bien encajadas y trabajadas unas con otras. Los españoles que las ven dicen, que
ni el puente de Segovia, ni otro de los edificios que hicieron Hércules ni los romanos, no
son cosa tan digna de verse como esto…”
Segunda descripción

Esta escenificación de la ciudad del cuzco y su fortaleza de Sacsahuamán-repetimos-


es la primera visión que se dio al mundo de la capital incaica. La segunda seria esta
carta de cabildo de Jauja en la que dice: ¨Es la mejor y mayor que en la tierra se ha
visto, inclusive en las Indias, e decimos a nuestra majestad que es tan hermosa
y de tan buenos edificios que en España sería muy de ver…¨
Acta de la fundación española de la ciudad de Cuzco, 23 de marzo de 1534
EL ACTA
El documento fue incluido en el libro viejo del Cabildo de Cuzco;
sin embargo, según el historiador Raul Porras Barrenechea entre
1558 y 1561 siendo Polo de Ondegardo corregidor de la ciudad,
le faltaban varios trozos a la primera hoja y se hacían
incomprensible su lectura. De ahí que Polo ordenase al secretario
Sancho de Orué la realización de un extracto sacado de las partes
que se mantenían, pero pasado el tiempo también llego a
desaparecer el Libro Viejo del Cabildo y solo se conservó el
extracto de Orué, sobre el cual han venido trabajando los
historiadores modernos. Por suerte, entre los papeles del
Pacificador Pedro de la Gasca llevo al consejo de Indias, en
Sevilla, se haya una copia íntegra del acta de fundación, según
Porras hecha alrededor de 1550, cuyo traslado había sido
firmado por el escribano Simon de Alzate y desde allí paso a la
Biblioteca del Palacio Real de Madrid, donde fue descubierta por el citado
historiador.
A continuación, veremos su transcripción, dado que este documento es
fundamental para la historia de Cuzco y de Perú.
Se trata de un acta de gran belleza, de grafía pequeña perfectísima formada, casi
como se hubiera hecho con caracteres de imprenta, aunque con las abreviaturas y
adornos propios de la época, su redacción es ágil por lo que es, pese a ser un
documento oficial, el texto es ameno en su conjunto.
Comienza expresando la primaria necesidad del hombre de vivir en comunidad
formando agrupamientos equilibrados bajo la responsabilidad de las leyes y
costumbres que aúnan los intereses colectivos. Esta premisa constituye en el
documento el punto de partida valido, mediante el cual el cual Francisco Pizarro
pude abordar la población de estos reinos en calidad de Adelantado y Lugarteniente
del rey Carlos V, le daba potestad de fundar un pueblo de españoles en el Cuzco.
Además, se advierte con claridad dos ideas fundamentales; la primera que tenía un
sentido universal desde el descubrimiento de América, viene dada por el afán de
conquista y la expansión de la península Ibérica del que estaba completamente
imbuido el hombre español después ocho siglos de lucha contra los árabes.
La segunda también tamizada por estas guerras de Reconquista, fue la de imponer
la fe católica a todos los infieles, de forma radical, por considerarse en aquellos
momentos a los monarcas españoles auténticos paladines de la cristiandad.
El documento también muestra que se creía en la generosidad y bondad de los
aborígenes y que los españoles deberían mantener relaciones de intercambio y de
buena convivencia, aunque se establecían con total independencia de ellos, la
experiencia había demostrado que necesitaba sus servicios, de allí que se realizaban
los llamados repartimientos.
Otro aspecto importante a resaltar es la impresión urbana que el Cuzco incaico causo
a los nuevos pobladores, se refleja muy bien en el acta cuando se indica¨…hallando
estar este haciendo en la mejor comarca de la tierra…¨ y al mencionar sus ¨…ricos
edificios como señora y cabecera de toda la tierra…¨, desde esta prespectiva, muy
justamente valorada Pizarro le otorga el título de: ¨ MUY NOBLE Y GRAN CIUDAD DE
CUZCO¨.
El escudo
El cuzco gano escudo de armas por privilegio real, fechado en
Madrid el 19 de julio de 1540, blasón que consistió en: ¨Un
escudo que dentro del cual este un castillo de oro en campo
colorado en memoria que la dicha ciudad y el castillo fueron
conquistados por fuerzas de armas….e por orla ocho
cóndores que son unas aves grandes a manera de buitres que
hay en la provincia de Perú en memoria que al tiempo que la
dicha ciudad se ganó abaxaron las dichas aves a comer los
muertos que en ella murieron los quales esten en campo de
oro¨. En realidad, el escudo no alude a la primera vez que gano
la ciudad Francisco Pizarro, sino a la segunda, que conllevo la
toma de la fortaleza en 1536 por Hernando Pizarro.
Significación del escudo
De la lectura de la real cédula de concesión se deduce que el suceso al que se alude
es el fin del Cerco de Cuzco (1536-1537), que fue cuando se ganó la ciudad «por
fuerza de armas» al conseguir los españoles y sus aliados andinos mantenerse en
ella, teniendo que levantar el sitio el ejército inca encabezado por Manco Inca. Pero
además de la referencia al hecho global —«que la dicha ciudad» fue conquistada—,
en el documento se da particular relevancia a una acción puntual de los españoles y
de los andinos que les apoyaban, en concreto a la toma de un «castillo»; este edificio
no puede ser otro que el recinto de Sacsayhuaman, habitualmente denominado La
Fortaleza, que fue definitivamente conquistado hacia «fines de mayo de 1536.
Ciertamente, la segunda y definitiva captura de Sacsayhuaman por los
hispanoandinos fue uno de los episodios claves del Cerco del Cuzco, dada su
estratégica situación, ya que, según se pone en boca de Hernando Pizarro en el relato
del Cerco de Cuzco, desde ella «recibimos todo el daño, porque ella les hace espaldas
[a los atacantes] para metérsenos en el pueblo [—en Cuzco—], a cuya causa tienen
tanto atrevimiento, que, según el estado en que estamos, conservarse el pueblo dos
días es imposible pues ya no tenemos ni poseemos más de la plaza; así que es
necesario perder todas las vidas o ganar La Fortaleza, porque ganándola se asegura
el pueblo, y de otra manera sería perderse».
LA FUNDACIÓN DE LA CIUDAD DE TRUJILLO DEL PERÚ

Los trujillanos sienten orgullo de su histórica y señorial ciudad, puesto que son muy
pocas las que conservan su ubicación fundacional, siendo Trujillo, Lima y el Callao
las únicas urbes amuralladas. Pero Lima sí tiene la certeza de celebrar con toda base
documental su fecha de fundación, mientras que los hijos de Trujillo no. Actualmente
los trujillanos celebran con indisoluble solemnidad el aniversario de su ciudad el 5
de marzo con una recargada y cultural “Semana Jubilar”; pero no se trata realmente
de una fecha fundacional, sino del funcionamiento del Cabildo (municipalidad). La
imposibilidad de celebrar su fundación ocurre a causa de la desaparición del Libro
N° 1 de Cabildo con posterioridad al año 1811.
Por otro lado, ordinariamente se afirma que Francisco Pizarro realizó una
segunda fundación en 1535, que vendría a revalidar la hecha por Diego de
Almagro en 1534. Pero, ¿es lógico volver a fundar una ciudad ya poblada? Esta
incógnita ha conllevado a un intenso debate historiográfico en torno a estos
dos personajes, la reivindicación de un tercero y la importancia fundacional
de ciudades dentro del contexto por legitimar la Conquista, discusiones que
sobreviven en la actualidad.
Con el objetivo de comprender lo anteriormente expuesto y la complejidad de las
fuentes, a continuación, se realiza un balance historiográfico que permitirá justificar
el aniversario de la ciudad de Trujillo del Perú.
Primer arribo al «valle del Chimo»
Las primeras noticias del descubrimiento de Perú lo sabemos
gracias a las crónicas de versados españoles quienes sufrieron
los avatares de la Conquista y la instauración del virreinato.
Luego del infierno que vivieron en puerto del “Hambre y pueblo
“Quemado” (Colombia), Francisco Pizarro y sus hombres
intentaron una segunda expedición en enero de 1526, donde
lograron corroborar el testimonio de Pascual de Andagoya, Francisco Pizarro recorrió
sobre la existencia de un reino poderoso y, sobre todo, rico entre 1526-1528 la costa de
en oro. Después de que los “13 de la isla del Gallo” cruzaran la Perú hasta el valle de Santa,
línea trazada por Pizarro, su secretario, Francisco de Jerez debiendo avizorar Chan-Chan.
(1534), afirmó que cinco meses después fueron cien leguas más
adelante y hallaron muchas poblaciones y tesoros. Asimismo, el contador Agustín de
Zárate (1555), señala que llegaron hasta una provincia llamada Motupe
(Lambayeque) y luego partieron a Panamá. Sin embargo, el príncipe de los
cronistas, Pedro Cieza de León (1553), anota que llegaron más lejos:
[...] el capitán navegó por su caminoc descubriendo hasta que llegó a lo de Santa con
gran deseo de ver si podía descubrir la ҫiudad de Chincha, de quien contavan los indios
grandes cosas; mas como llegase donde digo, los mismos españoles le hablaron para
que bolviese a Panamá para buscar más jente con que pudiesen poblar y señorear la
tierra, de la qual no avía que pensar sino que hera la mejor del mundo y más rica, según
lo vían por la muestra (Cieza 1998: 68).
Si los osados españoles navegaron hasta la desembocadura del río Santa, deja
suponer que posiblemente descubrieron Chan Chan o el valle del señorío
Chimú (conocido como valle del Chimo), reino de gran influencia y grandes
riquezas en la costa norte como para no pasar desapercibido, conociendo la avidez
de Pizarro. Asimismo, uno de los “13 de la fama”, Juan de la Torre, en una relación
hecha en 1544 ante el corregidor de Arequipa, ratificó que: «descubrimos la costa
toda hasta la provincia del Chimo que es donde ahora está poblado el pueblo
que dicen la ciudad de Trujillo». Siglos más tarde el historiador norteamericano
William Prescott también afirmaría tal arribo. Además, varios cronistas aseveran
que los hispanos regresaron a Panamá portando grandes tesoros, lo que infiere la
interacción con reinos muy ricos como lo fue el señorío Chimú, el cual sería una de
las etnias que colaboraron en la conquista de los incas.
Todo esto indica que Pizarro quedó fascinado con la idea de fundar
posteriormente una ciudad en tan ricas tierras, encandilado en convertirla en
su Trujillo de Extremadura, ejecución que sería encargada a Diego de
Almagro, quien para finales de 1527 se encontraba en Panamá.
Antes de cumplirse los tres lustros de este acontecimiento el cronista Pedro
Cieza de León describe así:
¨En el valle de Chimo está fundada la ciudad de Trujillo, cerca de un rio algo grande y
hermoso, del cual sacan acequias, con el cual los españoles riegan sus huertas y
vergeles, el agua dellas pasa por todas las casas desta ciudad, y siempre están verdes
y floridas. Esta ciudad de Trujillo esta situada en tierra que se tienen por sana, y a
todas partes cercada de muchos heredamientos, que en España llaman granjas o
cortijos, en donde tienen los vecinos sus ganados y sementeras. Y como todo ello se
riega, hay por todas partes muchas viñas y granados y higueras, y otras frutas de
España, y gran cantidad de trigo y muchos naranjales, de los cuales es cosa hermosa
ver el azahar que sacan. También hay cidras, toronjas, limas, limones. Frutas de las
naturales hay muchas y muy buenas. Sin esto se crían aves, gallinas, capones. De
manera que se podrá hacer que los españoles vecinos de esta ciudad son todo
proveídos, por tener tan abundancia de cosas ya contadas; y no falta de pescado, pues
tienen la mar a media legua. Esta ciudad esta asentada en un llano que hace el valle
en medio de sus frescuras y arboleda, cerca de unas sierras de rocas y secadales, bien
trazada y edificada, y las calles muy anchas y la plaza grande. Los indios serranos
abajan de sus provincias a servir a los españoles que sobre ellos tienen encomienda, y
proveen la ciudad de las cosas que ellos tienen en sus pueblos de aquí sacan navíos
cargados de ropa de algodón hecha por los indios, para vender en otras partes¨
El contexto de la fundación de Trujillo
Es en el tercer viaje de Pizarro, ya con los títulos de Gobernador y Capitán general
prometidos en la capitulación de Toledo (1529), en que se fundan las primeras
ciudades cristianas en Perú, siendo la primera San Miguel de Piura, cuya fecha —
también difusa— fue, probablemente, el 15 de agosto de 1532. Un año más tarde,
transcurrida la ocupación de Cajamarca y ejecución de Atahualpa (1533), Pizarro
decidió explorar la serranía de Cajamarca y Huamachuco con dirección al sur,
primero a Jauja, donde fue bien recibido, y después hacia Cuzco, donde entró
azarosamente para desvalijarla y fundarla como ciudad hispana el 23 de marzo de
1534. Posteriormente, regresó al valle del Mantaro, donde terminó de fundar la
ciudad de Jauja, el 25 de abril del mismo año.
El secretario Pedro Sancho de la Hoz (1534) relató que Pizarro
comisionó a Almagro «visitar los caciques y señores de la comarca
de Chincha y Pachacama, y otros que tienen sus tierras y viven en
las costas del mar». Estando el tuerto en “Cena” (Saña) fue
anoticiado de la expedición del Adelantado Pedro de Alvarado,
conquistador de Guatemala, quien venía con 250 hombres, con las
intenciones de probar fortuna en Sudamérica. Viendo amenazada
su empresa, Pizarro decidió enviar al Mariscal Diego de Almagro a Diego de Almagro fue
Riobamba (Ecuador) para detener al Adelantado. Luego de fundar comisionado por Pizarro para
Santiago de Quito, Almagro negoció con Alvarado la compra de su fundar una ciudad en el valle
ejército y le solicitó una entrevista con Pizarro. El conquistador, del Chimo. A su vez, aquél
dejó la distribución urbana a
expresando su poder ante Alvarado y para acortar su estancia,
Martín de Estete.
también ordenó a Almagro adjudicar el dominio del norte con
la fundación de una villa que lleve el nombre de su ciudad natal extremeña, la
cual tenía que ubicarse en una zona fructífera y estratégica: ser un centro
político-administrativo de los tributos, producción y recursos indígenas,
poseer grandes tesoros que explotar y contar con el apoyo chimú para
dominar a los incas. El “valle del Chimo”, en un lugar denominado “Canda”, fue
la mejor opción para controlar el Norte.
Agustín de Zárate anota que fue en el trayecto donde Almagro (a finales de 1534) «a
la passada dexó poblando la ciudad de Truxillo al capitán Martín Astete, como
el Governador don Francisco Piçarro lo havia mandado» (1995: 94). Adiciona
Cieza que también se hizo la traza urbana dejando a Estete con algunos españoles.
Finalmente, al llegar Almagro y Alvarado a Pachacámac, donde Pizarro —según
Gonzalo Fernández de Oviedo (1557)— se le dio al Adelantado la suma de 100 mil
pesos de oro para que dejase sus navíos, pertrechos y su gente y luego se regresara
a Guatemala.
Celebrada la fundación de Lima (1535), Pizarro y su séquito parten (en febrero)
rumbo al “Chimu” —como señaló Zárate (1555)— «el Governador baxo a Trujillo
a reformar la población y a repartir la tierra».
Por lo visto, despejar la incógnita de la fecha fundacional de Trujillo resulta
complicado si los primeros cronistas no han comprendido su importancia
cronológica. Sin embargo, lo que la gran mayoría de cronistas deja en claro es que
Francisco Pizarro fue el fundador de la villa de Trujillo.
A través de una prolija confrontación de datos, especialmente de las cartas de
Almagro y Pizarro y de las referencias de las Actas de Cabildo se puede datar una
fecha aproximada que tal vez sea la correcta, así como descubrir al verdadero
fundador. Pero estos testimonios personales no aparecieron sino después de un
encendido debate que es necesario anteponer.
El concurso del IV Centenario y la propuesta de Raúl Porras
Durante siglos, la omisión cronológica de la fundación de Trujillo intrigó tanto a
historiadores, literatos y otros investigadores, al punto de incurrir en la epifanía o
fantasía para dilucidar el enigma. Pero la historia frenó la especulación y presentó
los documentos que aproximan su datación y reivindican a su verdadero fundador.
En 1934, la Junta del IV Centenario de la Fundación de Trujillo, presidida por el Dr.
Alfredo Scheelje, formó una Comisión que convocara a diversos investigadores a un
concurso con el objetivo de fijar la fecha exacta de la fundación de la ciudad, para
disponer el programa oficial de su celebración. El
concurso finalizó el 31 de agosto del mismo año y se
pusieron en discusión los trabajos históricos
presentados, pero ninguno pudo cumplir con el
objetivo esperado de la comisión: esto es, señalar
una fecha de forma precisa e inobjetable. Sin
embargo, la comisión consideró como ganador
al trabajo presentado por “Don Dimas de
Tijereta”, seudónimo adoptado por Raúl Porras Raúl Porras sostuvo que Almagro
Barrenechea, que reveló una acusada erudición pobló Trujillo y luego ésta fue
histórica y un notable aporte a los datos fundada por Francisco Pizarro, quien
documentales, inteligentemente concertados, era el único facultado legalmente.
en labor de ardua dedicación, por las numerosas citas de obras y documentos
consultados.
El extenso y contundente trabajo presentado por Raúl Porras consta de dos
partes, en la primera describe varios antecedentes de Pizarro y los conquistadores
antes de dar origen a Trujillo. Hace una notable divergencia entre “poblar” y
“fundar”, indicando que los españoles primero poblaron territorios, pero no todas
llegaron a fundarse y tuvieron que ser abandonadas. Asimismo, argumenta que el
único conquistador que estaba facultado para fundar ciudades en nombre del rey,
era Francisco Pizarro, debido a los privilegios otorgados en la Capitulación de
Toledo (1529), demostrando así que Diego de Almagro carecía de mencionada
potestad y, por ende, no podría ser considerado fundador.
En la segunda parte, Porras aclara que Diego de Almagro llegó al “valle del Chimo”
para poblar un asentamiento o iniciar los preparativos para su posterior fundación.
Esto ocurrió en los primeros días de diciembre de 1534; pero critica severamente la
versión de la carta de Pizarro al Rey (1535) publicada por Marco Aurelio Cabero,
donde se dice que: «la villa la fundó el Adelantado don Diego de Almagro el
miércoles 6 de diciembre de 1534», arguyendo que se trata de una adulteración.
Por otro lado, establece que Almagro, sólo estuvo poco tiempo en el “valle del
Chimo”, puesto que tenía que retirarse a Pachacámac, por lo que encargó el proceso
de población a Martín de Estete, considerando a este último como el “pre-fundador”
de la ciudad y que además hizo el trazo urbano.
Finalmente, fiándose en la documentación que vieron el mencionado M. A. Cabero y
Enrique Torres Saldamando, perteneciente a la Colección del Gral. Juan Buendía,
enfatiza que la fundación de Trujillo empezaría el 3 de febrero de 1535 con la
instalación del Cabildo y juramentación de alcaldes y regidores (Cabero) y se
terminó el 1 de marzo con la distribución de encomiendas (Torres). Con esto,
Raúl Porras concluye que Trujillo debe celebrar su fundación el 3 de febrero.
(Porras 1935: 36-87).
Sin embargo, las premisas de su conclusión son de fuentes indirectas, es decir,
basadas en testimonios ajenos que aseguran haber visto los documentos que aluden,
lo cual invita a cierta suspicacia.
Poco antes de realizar la premiación, la Comisión decidió consultar al entonces
Instituto Histórico del Perú sobre el aludido hecho histórico. El instituto respondió
con un informe elaborado por el Dr. Carlos A. Romero, miembro N° 1 de la entidad
y, por entonces, director de la Biblioteca Nacional. Romero llegó a las mismas
conclusiones que Raúl Porras; asimismo, calificó de apócrifos los documentos
presentados por M. A. Cabero. Agrega que Almagro pudo poblar la ciudad en los
primeros días de diciembre de 1534
Ratifica Romero que entre la documentación de la colección Buendía, del cual él
mismo logró ver una copia del testimonio que alude Torres Saldamando, se señala
que la fundación de Trujillo «se terminó el 1° de Marzo de 1535, cuyo día, instalado
el cabildo, procedió a distribuir a los naturales en encomienda entre los capitulares».
Finalmente, concluye que, siguiendo el precedente de la celebración fundacional de
Cuzco, debe celebrarse como fecha oficial de la fundación de Trujillo el día de la
instalación del Cabildo: el 1 de marzo de 1535 (Romero 1935: 14-26).
Frente a estas conclusiones, el 18 de octubre de 1934, la Comisión resolvió
proponer como fecha de la fundación de Trujillo el 1 de marzo de 1535, día en
que se culminó y el Gobernador Francisco Pizarro instaló el Cabildo, según la
cita de Torres Saldamando y que fue validada por el Instituto Histórico del
Perú.
La institución del Cabildo
No tardó mucho tiempo para que otra investigación
erudita cuestionara una vez más la fecha de fundación
de la ciudad de Trujillo, pero esta vez con concluyente
base documental. En 1936, el sacerdote y prolífero
historiador Rubén Vargas Ugarte S.J. publicó en la
revista Histórica el auto fundacional, transcrito del
Primer Libro de Cabildo por el escribano Andrés de
Obregón, el 17 de abril de 1610, que encontró en el
Rubén Vargas Ugarte S.J. Archivo del General Juan Buendía. El documento
publicó una transcripción alude a la designación de autoridades edilicias por
donde Pizarro reconoció parte de Francisco Pizarro el 5 de marzo de 1535:
la fundación de Almagro.
En la villa de Trugillo de la nueva Castilla cinco dias del
mes de marzo año del nazimiento de muestro salvador Jesuxpto. de myll e quinientos e
treynta e cinco años el muy magnifico señor Comendador don Francisco Pizarro
Adelantado Governador e Capitan General en estos dhos. reynos por Su Mag. dixo que
por cuanto el Mariscal don Diego de Almagro en nombre de su Real Mag. e suyo en su
rreal nombre fundo [en] este assiento de la provincia de Chimo esta villa a la qual pusso
por nombre Trugillo e dio poder a Martin Estete en nombre de Su Mag. e de su señoria
para que ussase de theniente de capitán e justigia en ella e hiziese alcaldes e regidores
a las personas que le pareciesse que mas conviniesse […] los dhos. vezinos que
nuevamente se han asentado a quien su señoria [Pizarro] a dado yndios en depossito,
que hazia e hizo nombramiento de las personas en quien le a parecido que combiene
que sean alcaldes e regidores e mayordomo e procurador de consejo e mayordomo de
la yglessia desta dha. villa en la forma siguiente:
 Rodrigo Lozano por Alcalde
 Blas de Atienza por Alcalde
 Alonso de Alvarado por Regidor
 García de Contreras por Regidor
 Diego Verdejo por Regidor
 A Pedro Mato por Regidor
 A Pedro de Villafranca por Regidor
 Vitores de Alvarado
 Diego de Vega Procurador e mayordomo del cabildo e mayordomo del
concejo
[…] el dho. señor Governador les fuere fecha dixeron que si juravan e asi jurado el dho.
sr. Governador dio y entrego a los dhos. Blas de Atienza e Rodrigo Lozano las baras de
justicia que antes tenían de los dichos officios y se las dio de nuevo para que ussasen
dellas por alcaldes ordinarios este presente año de quinientos e treinta e cinco años e
los dhos. regidores de suso nombrados les mando que ussen los dichos oficios segun lo
... jurado e que si necessario hera en nombre de Su Mag. les daria poder para lo ussar
y exercer cuanto de derecho avia lugar, a lo qual fueron presentes por testigos Martin
Estete e Antonio Picado vezinos en esta dha. villa. Francisco Pizarro (Vargas 1936:
236-237).
En anuencia con Raúl Porras, Vargas Ugarte asevera que Pizarro realizó una segunda
fundación con la erección del Cabildo que empezó a funcionar a partir del 5 de
marzo. Pero el documento parece señalar lo contrario.
Este documento se convirtió en la carta magna para devolverle el crédito a Diego de
Almagro como el fundador material de Trujillo. Al iniciar el texto, Francisco Pizarro
menciona que Diego de Almagro fundó y pobló la villa en nombre del rey y, como
tenía que regresar lo más pronto, dio poder a Martín de Estete como teniente de
capitán para la designación de alcaldes provisorios. Esto deja a entender que Trujillo
era concebida como asentamiento por sus nuevos vecinos antes del arribo de
Pizarro. Entonces no habría necesidad de realizar una segunda fundación como
asevera Raúl Porras, puesto que el Gobernador la encontró con población y trazo
urbano.
Los méritos de Almagro, Estete y Pizarro
La erección de la villa de Trujillo no la realizó un solo hombre, debemos reconocer
la magna y acertada labor a tres personajes importantes: Almagro, Estete y Pizarro.
Llevando órdenes expresas de fundar una villa, don Diego de Almagro eligió el punto
para clavar la picota y erigir la nueva urbe a finales de 1534, convirtiéndose en el
fundador material; pero por su itinerario no pudo quedarse lo suficiente para las
demás formalidades, así que delegó a Estete la distribución poblacional. Don Martín
de Estete fue el ejecutor del nuevo asentamiento, puesto que realizó el primer
trazado urbano, concertó su distribución y nombró a las primeras autoridades; pero
carecía de potestad para erigir instituciones sin consultar al gobernador. Ante la
despoblación, don Francisco Pizarro (después de fundar la Ciudad de los Reyes)
pasó a la villa de Trujillo en marzo de 1535 para repartir las encomiendas a los 31
vecinos «que nuevamente se han asentado» y el día 5 legitimó el Cabildo con la
investidura de autoridades respectivas, dejando consumado el nacimiento de la
nueva urbe. Esto se puede resumir fácilmente en pocas palabras: Almagro fundó,
Estete distribuyó y Pizarro instituyó. Pero sólo uno dirigió todo.
Si bien es cierto que Diego de Almagro es el fundador material de Trujillo, sin duda,
Francisco Pizarro es el autor intelectual de tan magna proeza. Fue éste quien,
impresionado en 1527 por las riquezas del “valle del Chimo”, encargó a Almagro
fundar la villa de Trujillo en 1534 y al año siguiente personalmente oficializó las
principales instituciones de una urbe, reservándose un solar propio, puesto que se
había adjudicado en la capitulación de Toledo 200 leguas desde Tenumpuela hasta
Chincha y, entonces, Almagro tendría que buscar fortuna en el sur. Por ello, con
justicia se puede decir que la paternidad fundacional de Trujillo la tiene Francisco
Pizarro, puesto que si no hubiera sido por su iniciativa, nada de esto hubiera
ocurrido, y además así lo constan copias transcritas del Primer Libro de Cabildo y
las crónicas.
Ahora, si Almagro fundó la villa de Trujillo a finales de 1534, por orden de Pizarro,
¿por qué habría necesidad de hacer una segunda fundación, como sostuvo
tajantemente Raúl Porras con su binomio poblar-fundar? La respuesta se puede
deducir de la visión centralista de la historiografía limeña, Raúl Porras se ofuscó al
negar la facultad de fundar ciudades al pobre Almagro para no admitir que Trujillo
se antepuso a Lima en términos fundacionales, basándose en vocablos ambiguos y
sin comprender el contexto.
La contribución de Jorge Zevallos Quiñones
El último gran historiador que ha contribuido notablemente a la historia del Trujillo
virreinal fue el lambayecano Dr. Jorge Zevallos Quiñones (1914-1997), quien
también destacó en la arqueología, paleolingüística y genealogía del Norte peruano.
En un seguimiento al itinerario de los conquistadores, Zevallos infirió que Diego de
Almagro se encontraba realizando un estudio sobre las encomiendas de la costa
norte para ser repartidas, por orden de Pizarro, y, cuando le llegó la noticia en Saña
sobre la invasión de Pedro de Alvarado, avisó a su socio y luego se fue a Quito. Así
sostiene que, si está comprobado que todos se encontraban en Pachacámac a finales
de diciembre de 1534, y la distancia entre Piura y Lima es de 23 tambos, es de
suponer que Almagro arribó al valle del Chimo a mediados de noviembre. Entonces
debió fundar Trujillo en la última semana de noviembre (aprox. día 28) y arribar a
Pachacámac a mediados de diciembre.
Sin embargo, el mes de diciembre como antes se suponía ni está del todo descartado,
puesto que sabe que la primera cofradía fundada en Trujillo fue advocada a “Nuestra
Señora de la Concepción”, cuya fiesta es el 8 de diciembre (Actas de Cabildo 1969 I:
394). Si tenemos en cuenta que los españoles cuando fundaban ciudades solían
invocar el nombre de algún santo —como en el caso de Lima “Ciudad de los Reyes”
por la fiesta de los reyes magos (6 de enero)— es probable que su fundación haya
sido también en la primera semana de diciembre. Por lo tanto, el intervalo de la
fundación de Trujillo es de finales de noviembre y principios de diciembre de 1534.
Ante la falta de pruebas inobjetables de la fecha fundacional de Trujillo, la
Municipalidad optó por celebrar su onomástico en la única data documentada
que figura en la transcripción fragmentaria del Primer Libro de Cabildo: el 5
de marzo de 1535, fecha en que Pizarro legitimó el poder edil —el cual
funcionó en casas privadas—. En consecuencia, la fecha que celebramos los
trujillanos no es el día de la fundación, sino el día del cabildo o municipalidad,
que viene a ser la consumación del acto fundacional.
Conclusiones
 Debido a la inexistencia del acta, no se puede dar una fecha exacta e
inobjetable sobre la fundación de Trujillo.
 La fundación de la villa de Trujillo la realizó Diego de Almagro (fundador
material) por orden de Francisco Pizarro (fundador intelectual) entre finales
de noviembre y principios de diciembre de 1534 en el “valle del Chimo”, en
un paraje denominado “Canda”, en el trayecto de retorno a Pachacámac.
 La fundación de Trujillo obedeció a tres razones principales: 1. ser un centro
político-administrativo de los tributos, producción y recursos indígenas, 2.
poseer diversas huacas con tesoros que explotar, 3. contar con el apoyo
chimú para combatir a los incas.
 No hubo una segunda fundación, sino una complementación cívica: Diego de
Almagro fundó la villa, Martín de Estete trazo y distribuyó los solares (finales
de 1534) y Francisco Pizarro instituyó las encomiendas y las funciones del
cabildo (marzo de 1535).
 El 5 de marzo se conmemora el aniversario de la municipalidad y no de la
fundación de la villa, por ser la única fecha documentada.
La ciudad representativa del Norte
El colofón del reconocimiento legal de Trujillo se dio el 23 de noviembre y 7 de
diciembre de 1537, cuando la Corona le concede el título de Ciudad y el Escudo de
Armas, respectivamente. De esta manera Trujillo fue la única ciudad que por su
tituló gozó ser la capital metropolitana del norte en el virreinato peruano. Antes
como capital mochica-chimú y desde su fundación hispana, Trujillo ha sabido
conservar su estatus político-económico-cultural dando importantes
contribuciones a la nación peruana.
Su reconocimiento como Capital de la Libertad, de la Primavera, de la Marinera y lo
que otrora fue capital de la Cultura, así como su Reserva Mundial del Surfing en
Huanchaco, la convierten en un destino obligatorio para cualquier turista peruano o
extranjero que se maravilla con este país. Después de Lima, sólo Arequipa rivaliza
con el estatus que posee nuestra ciudad, una antípoda histórica del Norte vs. el Sur.
El escudo
Por Real Privilegio, otorgado en Valladolid el 7 de diciembre de
diciembre de 1537, la ciudad de Trujillo alcanzo¨ un escudo dentro del
cual están dos columnas sobre aguas azules y blancas y encima
dellas una corona de rrei de oro cercada de perlas y piedras con
dos bastones que abarcan las dichas dos columnas y salgan arriba
por dentro de dicha ciudad corona y en medio de las dichas
columnas este una K de oro que es la primera letra del nombre de
su majestad en campo azul y por timbre encima del escudo un grifo
que mire a la mano derecha y abrase a dicho escudo¨.
Trascripción de La Real Cédula de otorgamiento del Escudo de Armas de
Trujillo.
en agora e de qui adelante la dicha ciudad de trugillo tenga por sus armas conocidas
un escudo dentro del qual esten dos columnas sobre aguas azules y blancas y encima
de ellas una corona del rey de oro cercada de perlas y piedras preciosas con dos
blasones que abracen las dichas dos columnas y salgan arriba por dentro de dicha
corona y en medio de las dichas columnas este una ca de oro. K. q’ es la primera letra
del nombre propio de mi el Rey. En campo azul y por timbre encima del escudo un grifo
que mire a la mano derecha y abrace el dicho escudo según que aquí van figuradas y
pintadas las quales dhas armas valla a la dicha ciudad de trugillo por sus armas
Real Cédula
Nota: Las dos columnas representan las Columnas de Hércules. Según la mitología
romana, Hércules había puesto dos pilares en el Estrecho de Gibraltar, y se creía que
eran el límite del mundo, la última frontera para los navegantes del Mediterráneo.
Era el Non Terrae Plus Ultra (No existe tierra más allá). Plus Ultra (Más allá), desde
1515, ha sido el lema nacional de España, el lema viene escrito alrededor de las dos
Columnas de Hércules.
Los dos bastones representan la Cruz de Borgoña o "Aspa de Borgoña" que es una
representación de la Cruz de San Andrés en la que los troncos que forman la cruz
aparecen con sus nudos en los lugares donde se cortaron las ramas. Este emblema
ha sido incluido en los escudos de armas y en las banderas de España, tanto de tierra
como de mar, desde 1506, época de su introducción con la Guardia Borgoñona de
Felipe el Hermoso, hasta nuestros días, donde todavía es un elemento importante
en el Escudo de Armas del Rey de España, y en su estandarte, así como en los
estandartes, banderas, banderines, guiones, pendones y confalones de las Fuerzas
Armadas de España. La cruz de San Andrés es representación de humildad y
sufrimiento y en heráldica simboliza al caudillo invicto en combate. Una variante de
la cruz de San Andrés es la Cruz de Borgoña, de manera que, hoy en día muchas
banderas americanas recuerdan en su diseño la Cruz de Borgoña y su pasado
español.
Bibliografía
CONCEJO PROVINCIAL DE TRUJILLO. Actas del Cabildo de Trujillo, 1549-1560.
Tomo I. Lima, 1969-1970.
PORRAS BARRENECHEA, Raúl. “La fundación de Trujillo”. En Junta del IV
Centenario de la Fundación de Trujillo. Apuntes y estudios históricos sobre la fecha
de la Fundación de la ciudad de Trujillo, 1535-1935. Trujillo, 1935, pp. 36-87.
VARGAS UGARTE, Rubén S.J. “La fecha de la fundación de Trujillo”. Revista Histórica.
Lima, año X, 1936, pp. 299-239.
ROMERO, Carlos. “Informe del Instituto Histórico del Perú sobre la Fundación de
Trujillo”. En Junta del IV Centenario de la Fundación de Trujillo. Apuntes y estudios
históricos sobre la fecha de la Fundación de la ciudad de Trujillo, 1535-1935.
Trujillo, 1935, pp. 14-27.

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