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Sola Scriptura fue uno de los principios de la Reforma.

1 Aunque no es un concepto
exclusivo de Martín Lutero, fue popularizado por él. 2 Una de las primeras referencias data
de 1519, durante un debate entre Lutero y Johann Eck en Leipzig. Lutero declaró: “Ningún
creyente cristiano puede ser forzado [a creer en un artículo de fe] más allá de las
Sagradas Escrituras”.3 La misma idea se materializa en su defensa en Worms el 18 de
abril de 1521: “Si no se me convence mediante testimonios de la Escritura y claros
argumentos de la razón –porque no le creo ni al papa ni a los concilios ya que está
demostrado que a menudo han errado, contradiciéndose a sí mismos– por los textos de la
Sagrada Escritura que he citado, estoy sometido a mi conciencia y ligado a la Palabra de
Dios. Por eso, no puedo ni quiero retractarme de nada, porque hacer algo en contra de la
conciencia no es seguro ni saludable. ¡Dios me ayude, amén!”. 4
Los adventistas del séptimo día afirman el principio de la sola Scriptura y se les conoce
como “la gente del Libro” porque ponen un gran énfasis en la Escritura. Sin embargo, lo
que Lutero entendía por sola Scriptura es un tema controvertido entre los historiadores y
teólogos de la iglesia.5 Este capítulo explora y compara el significado del principio sola
Scriptura por Lutero y cómo es entendido por los adventistas.

LUTERO Y LA SOLA SCRIPTURA


Varios estudios recientes sostienen que es una idea errónea, o por lo menos una
simplificación excesiva, argumentar que la Escritura fuera la única autoridad para los
Reformadores y que la tradición no tenía ningún rol.6 Por ejemplo, Irena Backus afirma:
“Ahora, es un hecho bien conocido de que los reformadores no rechazaron la tradición de
la iglesia primitiva, que a sus ojos debía distinguirse claramente de las corrupciones de las
estructuras eclesiásticas medievales”.7 Estos desarrollos requieren una mirada más
cuidadosa de lo que la sola Scriptura significaba para Lutero. Para entender esta frase, es
necesario situar el tema en su contexto histórico.

EL PRINCIPIO DE LA SOLA SCRIPTURA EN UN


CONTEXTO HISTÓRICO
En el tiempo de Lutero, el asunto no era la autoridad de la Escritura, sino más bien en qué
medida esta autoridad tiene relación con la Iglesia Católica Romana y sus líderes. Los
líderes católicos enseñaban que “la tradición no escrita puede ser tan autoritativa como la
Escritura”. A veces podría ser superior, ya que era la creación de la iglesia. 8 Lutero, como
sacerdote, se adhirió a esta creencia durante su vida temprana. Incluso, después de
publicar sus noventa y cinco tesis, mantuvo un alto respeto por los escritos de los padres
de la iglesia y los decretos papales. Declaró: “Primero, doy testimonio de que no deseo
decir o mantener absolutamente nada excepto, en primer lugar, lo que está en las
Sagradas Escrituras y lo que puede ser mantenido por ellas; y luego, lo que está dentro y
con base en los escritos de los padres de la iglesia y es aceptado por la iglesia romana y
conservado tanto en los cánones como en los decretos papales”. 9
Además, otro entendimiento común sostenía que el Papa, o un concilio de la iglesia,
representaba la autoridad máxima para determinar el significado de la Biblia. 10

LA VISIÓN DE LUTERO SOBRE LOS PADRES DE


LA IGLESIA Y SUS ENSEÑANZAS
Lutero no descartó por completo la tradición. Luchó contra los reformadores radicales que
querían eliminar todas las tradiciones de la iglesia. 11 Advirtió, “uno necesita un espíritu
más cauteloso, más discreto, que ataque la acumulación que amenaza el templo, sin
destruir el templo de Dios en sí”.12 Y a los que le acusaban de rechazar todas las
enseñanzas de los padres de la iglesia, les respondió: “No los rechazo. Pero todos saben,
en efecto, que a veces ellos se han equivocado, como lo hacen los hombres, por lo tanto,
estoy dispuesto a confiar en ellos solo cuando me den evidencia de sus opiniones
basadas en la Escritura, la cual nunca ha cometido un error”. 13
Lutero, después de varias disputas con representantes papales, rechazó el entendimiento
común de que “la enseñanza de la Escritura y las enseñanzas de la Iglesia Católica
Romana eran necesariamente idénticas”. 14 Él escribió: “¿Por qué más lucharía sino para
llevar a todos a entender la diferencia entre la divina Escritura y la enseñanza o la
costumbre humana?”.15 Las Sagradas Escrituras son ‘más fiables que cualquier otro
escrito’ y por la cual se puede juzgar a todos los demás escritos, ya que es el único
“verdadero amo y señor de todos los escritos y doctrinas de la Tierra”. 16 Él aconseja que
‘las Sagradas Escrituras deben distinguirse claramente de las que han sido inventadas
por los hombres de la iglesia, no importa cuán eminentes sean para la santidad y la
erudición”.17
Lutero defendió la primacía de las Escrituras sobre los escritos de los padres de la iglesia,
pero al mismo tiempo mantuvo su valor. En 1539 escribió: “Nosotros los gentiles, no
debemos valorar los escritos de nuestros padres tan altamente como las Sagradas
Escrituras, sino un poco menos”.18 Y añadió, “Las enseñanzas de los Padres son útiles
solo para conducirnos a las Escrituras, así como ellos fueron guiados, y entonces
debemos permanecer solo con las Escrituras”. 19 Por otra parte, explicó: “los escritos de
todos los santos padres deben ser leídos solo por un tiempo, con el fin de que a través de
ellos podamos ser llevados a las Sagradas Escrituras… Los estimados padres deseaban
llevarnos a las Escrituras, por medio de sus escritos, pero los usamos de tal manera que
nos alejamos de las Escrituras, aun cuando solo las Escrituras son nuestra viña en la que
debemos todos trabajar y esforzarnos”.20

LUTERO Y LA AUTORIDAD RELIGIOSA


Lutero no despreciaba la autoridad de la iglesia sin calificación. Su fuerte objeción era
contra de la afirmación del Papa de que la iglesia tiene autoridad sobre la Palabra de Dios
y por lo tanto debe ser su árbitro.21 Para él, la Escritura es su propio intérprete, y por lo
tanto, debe interpretarse comparando la Escritura con la Escritura. 22 Protestó contra la
enseñanza católica de que la Escritura es insuficiente “aparte de la colección de los papas
y concilios”.23 En contra de la creencia popular de su tiempo, no estaba de acuerdo en
que la iglesia está por encima de la Escritura. En su lugar, creía que la Palabra de Dios
sostenía y alimentaba a la iglesia. Así, afirmó que “la Palabra de Dios es
incomparablemente superior a la iglesia y en esta Palabra, la iglesia, siendo una criatura,
no tiene nada que decretar, ordenar, obligar, sino ser decretada, ordenada y obligada”. 24
Arthur Wood atestigua que Lutero citó profusamente a los padres de la iglesia, pero
sometió su autoridad a la Escritura y se negaba a aceptarlos cuando parecían contradecir
la Palabra de Dios.25 Según Lutero, “todos los santos padres, cuando hablan aparte de
las Escrituras, son tan falibles como cualquier otra persona”. 26 Y añadió: “No voy a
escuchar a la iglesia o los padres o los apóstoles, a menos que aporten y enseñen solo la
Palabra de Dios”.27 En sus Sermones sobre el Evangelio de Juan, se refirió al mensaje
del apóstol Pablo a los Gálatas (Gálatas 1:8) cuando enfatizó que cualquier persona,
independientemente de su condición o rango, e incluso los ángeles serían sospechosos si
predicaran contrariamente a la Palabra de Dios. 28 Los profetas profesos que hacen
maravillas y milagros también deben ser juzgados “a la luz de la Palabra de Dios”. 29

RESUMEN DE LUTERO Y LA SOLA SCRIPTURA


La idea de la sola Scriptura de Lutero no quiere decir que la Escritura es
la única autoridad religiosa. Es evidente que las declaraciones anteriores no pretendían
significar que Lutero despreciaba todas las enseñanzas de los padres de la iglesia.
Aunque dejó claro que la Escritura debe estar por encima de los credos y los decretos
papales, su aceptación de la autoridad de la iglesia y los credos dependían de su
autoridad bíblica.30
James R. Payton Jr. resume oportunamente la comprensión de Lutero de la sola
Scriptura al afirmar que, para Lutero, “la Escritura era la única autoridad religiosa
incuestionable. Esto no quiere decir que la Escritura era la única autoridad religiosa, como
a menudo se ha asumido o mal entendido en el posterior protestantismo”. 31 Para
Lutero, sola Scriptura significaba que la Palabra de Dios es la norma y estándar máximos,
la piedra de toque correcta, y la autoridad final para la fe y la práctica. Todas las demás
autoridades deben ser juzgadas y evaluadas a la luz de las Escrituras. Además, para él, la
Palabra de Dios es autosuficiente. Es su propio intérprete y nunca debe estar sometida a
ninguna otra autoridad para su autenticación. 32

LA COMPRENSIÓN ADVENTISTA DEL SÉPTIMO


DÍA DE LA SOLA SCRIPTURA
Los adventistas del séptimo día se adhieren al principio de sola Scriptura.33 La primera
creencia fundamental de la Iglesia Adventista del Séptimo Día declara, “las Sagradas
Escrituras, compuestas por el Antiguo y el Nuevo Testamento, son la Palabra de Dios
escrita, transmitida por inspiración divina mediante santos hombres de Dios que hablaron
y escribieron impulsados por el Espíritu Santo. Por medio de esta Palabra, Dios comunica
a los seres humanos el conocimiento necesario para alcanzar la salvación. Las Sagradas
Escrituras son la infalible revelación de la voluntad divina. Son la norma del carácter, el
criterio para evaluar la experiencia, la revelación autorizada de las doctrinas, y un registro
fidedigno de los actos de Dios realizados en el curso de la historia”. 34 Sin embargo, los
pensadores adventistas han diferido en su comprensión de la sola Scriptura.35 Con el fin
de captar el entendimiento adventista del principio de sola Scriptura, voy a examinar los
escritos de Elena White con el fin de establecer una visión adventista de punto de
referencia. Es importante tener en cuenta que cuando ella hacía referencia a la idea
de sola Scriptura, conectaba la idea a la comprensión de la Reforma sobre este tema. Ella
escribió: “En la actualidad los hombres se han alejado mucho de sus doctrinas y
preceptos, y se hace muy necesario volver al gran principio protestante: la Biblia,
únicamente la Biblia, como regla de la fe y del deber”. 36

ELENA G. WHITE Y LA SOLA SCRIPTURA


Elena White afirmó consistentemente el principio sola Scriptura. Para ella, “la Biblia y
solamente la Biblia es nuestra regla de fe”. 37 En otro lugar, ella escribió: “La Biblia es su
propio exégeta. Un pasaje es la llave para abrir otros pasajes, y de esta manera la luz se
derramará sobre el significado oculto de la Palabra. El verdadero significado de las
Escrituras se hará evidente al comparar los distintos pasajes que tratan el mismo asunto,
y al examinar su relación en todo sentido”. 38
Contrariamente a las afirmaciones de sus detractores, Elena White nunca afirmó que sus
escritos debieran ser considerados iguales a las Escrituras. Ella es enfática en este punto:
“La Palabra de Dios es la norma infalible. Los testimonios [sus escritos] no han de ocupar
el lugar de la Palabra… Prueben todos, su posición por medio de las Escrituras y prueben
por la Palabra revelada de Dios todo punto que sostienen como verdad”. 39 En
comparación con la Biblia, afirmó que sus escritos eran una “luz menor” para llevar a la
gente a la “luz mayor”.40 Ella escribió que “si los testimonios no hablan según la Palabra
de Dios, rechazadlos”.41 También escribió, “nuestra posición y fe se basan en la Biblia. Y
nunca queremos que un alma presente los testimonios antes que la Biblia” 42 y que no
serían necesarios los testimonios si el pueblo de Dios estudiara diligentemente las
Escrituras.43 Ella explicó: “Los testimonios escritos no son para dar nueva luz, sino para
imprimir vívidamente en el corazón las verdades de la inspiración ya reveladas”. 44

ELENA WHITE Y EL USO DE OTRAS FUENTES


La adhesión de Elena White al principio de sola Scriptura no quiere decir que ella nunca
haya considerado otras fuentes. Ella advirtió: “Muchos piensan que deben consultar
comentarios de las Escrituras para comprender el significado de la Palabra de Dios, y, por
nuestra parte, no diríamos que no deben estudiarlos; pero se requerirá mucho
discernimiento para descubrir la verdad de Dios sepultada bajo el montón de las palabras
de los hombres”.45 Ella mantuvo consistentemente que la Escritura es el indicador
máximo de fe y práctica. Por otra parte, afirmó que “la Biblia, y la Biblia sola, como piedra
de toque de todas las doctrinas y base de todas las reformas” 46 y todas las demás
enseñanzas y prácticas deben pasar la prueba de las Escrituras. 47
RESUMEN DEL ENTENDIMIENTO DE ELENA
WHITE DE LA SOLA SCRIPTURA
Elena White entendía la sola Scriptura en el sentido de que la Biblia y solamente la Biblia
es la base de la fe y la práctica cristiana. Sin embargo, esto no significa que desestimara
otros materiales religiosos. Ella afirmó que sus escritos no tenían la misma función que la
Escritura, sino que estaban destinados a guiar a la gente hacia la Palabra de Dios.
Aunque mantuvo el principio de que la Escritura se interpreta a sí misma, ella dio lugar al
hecho de que otras herramientas y recursos bíblicos pueden ser útiles como ayuda para
estudiar la Biblia. Enfatizó que la Escritura siempre debe tener prioridad sobre otras
fuentes de autoridad para determinar el significado del texto.

CONCLUSIÓN
Lutero y los adventistas comparten dos características principales sobre el principio de
la sola Scriptura. Primero, ambos afirman de manera decisiva que la Biblia es la única
piedra de toque infalible y final de la fe y la práctica. Significa que toda doctrina debe
pasar la prueba de la Escritura para ser considerada válida. La Biblia es la única fuente de
conocimiento religioso. En segundo lugar, ambos están de acuerdo en que la Escritura es
su propio intérprete. No depende de las autoridades externas o de la ciencia para
autenticar su afirmación. Un pasaje bíblico difícil debe ser entendido a la luz del testimonio
de la Escritura como un todo. Por último, en la aplicación del principio de sola Scriptura,
cualquier enseñanza o doctrina que no pasa la prueba de la Escritura debe ser
rechazada.
* Este ensayo proviene de Michael W. Campbell y Nikolaus Satelmajer, eds., Here We Stand: Luther, the Reformation,
and Seventh-day Adventism (Boise, ID: Pacific Press Publishing Association, 2017). El libro ha sido escrito por 27
académicos y publicado en conmemoración del 500º aniversario de la Reforma de Lutero. Utilizado con permiso.

Remwil R. Tornalejo (PhD, Instituto Internacional Adventista de Estudios Avanzados) es


profesor asistente de teología sistemática en AIIAS.

Citación Recomendada
Remwil R. Tornalejo, "Sola Scriptura: una comparación entre Lutero y la comprensión
adventista," Diálogo 29:3 (2017): 5-9

NOTAS Y REFERENCIAS
1. La sola Scriptura generalmente se acepta como el significando de que solo la Biblia es la
autoridad en materia de fe y práctica. Los otros dos principios que completan las
tres solas son sola gratia (gracia) y sola fide (fe).
2. Véase Arthur Skevington Wood, Captive to the Word: Martin Luther, Doctor of Sacred
Scripture (London: Paternoster, 1969), 31–40. Wood se esfuerza en explicar que Lutero está
en deuda con sus predecesores en muchos aspectos, especialmente con Agustín de Hipona y
Guillermo de Occam, y con los teólogos occamistas posteriores con respecto a su visión de
las Escrituras. Sin embargo, la sola Scriptura como fórmula teológica es un subproducto de
la Reforma en vez de su presuposición. Véase Bernhard Lohse, Martin Luther: An
Introduction to His Life and Work (Edinburgh: T & T Clark, 1986), 153; cf. Bernhard
Lohse, Martin Luther’s Theology: Its Historical and Systematic Development, trans. y ed.
Roy A. Harrisville (Minneapolis, MN: Fortress, 2011), 22, 23. La expresión sola
Scriptura en sí misma no se encuentra en las obras de Lutero. Sin embargo, la idea de que la
Escritura se mantiene como la autoridad suprema sobre la iglesia y otras autoridades
religiosas es central en su teología más desarrollada.
3. Lohse, Martin Luther’s Theology, 123.
4. Martin Luther, Luther’s Works, t. 32, Career of the Reformer 2, ed. George W. Forell
(Philadelphia, Pennsylvania: Fortress, 1958), 113.
5. Para un abordaje del significado de sola Scriptura, véase James R. Payton Jr., Getting the
Reformation Wrong: Correcting Some Misunderstandings (Downers Grove, Illinois: IVP
Academic, 2010), 132–159; John C. Peckham, “Sola Scriptura: Reductio ad Absurdum?”
Trinity Journal, n.s., 35, no. 2 (Fall 2014): 195–223; Aleksandar S. Santrac, “The Sola
Scriptura Principle in the Current Debate”, Journal of the Adventist Theological Society 24,
no. 1 (2013): 107–126; Kwabena Donkor, “Contemporary Responses to Sola Scriptura:
Implications for Adventist Theology,” Reflections: The BRI Newsletter 41 (January 2013):
5–8.
6. Payton, Getting the Reformation Wrong, 133.
7. Irena Backus, “The Disputation of Baden, 1526, and Berne, 1528: Neutralizing the Early
Church,” número especial, Studies in Reformed Theology and History 1, no. 1 (Winter
1993): 81, accedido el 18 de diciembre de 2016, http://scdc.library.ptsem.edu/mets/
mets.aspx?src=SRTH199311&div=11&img=3.
8. Roger E. Olson, The Story of Christian Theology: Twenty Centuries of Tradition and
Reform (Downers Grove, Illinois: IVP Academic, 1999), 385.
9. Martín Lutero, Luther’s Works, t. 31, Career of the Reformer , ed. Harold J. Grimm
(Philadelphia, Pennsylvania: Fortress, 1957), 83.
10.Wood, Captive to the Word, 120.
11.Los reformadores radicales o anabaptistas fueron más consistentes en aplicar el principio de
la sola Scriptura. Véase Alister E. McGrath, Reformation Thought: An Introduction, 3ra ed.
(Malden, Massachussetts: Blackwell, 1999), 155.
12.Martín Lutero, Martin Luther’s Basic Theological Writings, eds. Timothy F. Lull y William
R. Russell (Minneapolis, Minnesota: Fortress, 1989), 346.
13.Lutero, Luther’s Works, 32:11.
14.Wood, Captive to the Word, 120; cf. Lohse, Martin Luther’s Theology, 188. Según Ernst
Zeeden, “Lutero no estaba abriendo nuevo camino cuando se volvió a la Biblia, sino solo
cuando separó la Biblia del papa y la Iglesia, o los suboordinó”. Ernst W. Zeeden, The
Legacy of Luther: Martin Luther and the Reformation (Westminster, Maryland: Newman
Press, 1954), citado en Wood, Captive to the Word, 119.
15.Martín Lutero, “Answer to the Superchristian, Superspiritual, and Superlearned Book of
Goat Emser”, citado en Hugh T. Kerr, ed., A Compend of Luther’s Theology (Philadelphia,
Pennsylvania: Westminster Press, 1974), 15.
16.Lutero, Luther’s Works, 32:11.
17.Martín Lutero, “The Babylonian Captivity of the Church”, citado en Kerr, A Compend of
Luther’s Theology, 12.
18.Martín Lutero, On the Councils and the Church, 1539, en Selected Writings of Martin
Luther, 1529–1546, ed. Theodore G. Tappert (Minneapolis, Minnesota: Fortress, 2007), 243.
19.Luther, “Answer to the Superchristian”, 14. Martin Luther, “An Open Letter to the Christian
Nobility,” citado en Kerr, A Compend of Luther’s Theology, 13.
20.Martin Luther, Luther’s Works, ed. Jaroslav Pelikan, t. 26, Lectures on Galatians, Chapters
1–4 (St. Louis, Missouri: Concordia, 1963), 51.
21.Martin Luthero, Luther’s Work, ed. Jaroslav Pelikan, t. 9, Lectures on Deuteronomy (St.
Louis, Missouri: Concordia, 1960), 21.
22.Michael S. Horton, “Scripture Alone: Luther’s Doctrine of Scripture”, en The Legacy of
Luther, eds. R. C. Sproul y Stephen J. Nichols (Orlando, Florida: Reformation Trust, 2016),
121.
23.Martin Luthero, Luther’s Works, t. 36, Word and Sacrament 2, ed. Abdel R. Wentz
(Philadelphia, Pennsylvania: Fortress, 1959), 107.
24.Véase Wood, Captive to the Word, 125.
25.Martin Luther, citado en la introducción a su obra de 1521: Avoiding the Doctrine of Men,
en Tappert, Selected Writings of Martin Luther, 1529–1546, 204.
26.Lutero, Luther’s Works, 26:67.
27.Véase Martin Luther, Luther’s Works, t. 23, Sermons on the Gospel of St. John, Chapters 6–
8, ed. Hilton C. Oswald (St. Louis, Missouri: Concordia, 1959), 191, 192.
28.Martin Luther, Luther’s Works, ed. Jaroslav Pelikan, t. 24, Sermons on the Gospel of St.
John, Chapters 14–16 (St. Louis, Missouri: Concordia, 1961), 75; cf. Luther, Luther’s
Works, 26:383.
29.Véase Martin Luther, Luther’s Works, t. 41, Church and Ministry 3, ed. Eric W. Gritsch
(Philadelphia, Pennsylvania: Fortress, 1966), 123. Alberto R. Timm observa que para los
Reformadores Magisteriales, tal como Lutero y Calvino, la sola Scriptura no significa el
rechazo de otras fuentes de conocimiento religioso. Alberto R. Timm, “Sola Scriptura and
Ellen G. White: Historical Reflections,” en The Gift of Prophecy in Scripture and History,
eds. Alberto R. Timm and Dwain N. Esmond (Silver Spring, Maryland: Review and Herald
Publishing Association., 2015), 288.
30.Payton, Getting the Reformation Wrong 142; el énfasis es del original. Frank M. Hasel llega
a una conclusión similar. Escribe: “Cuando Lutero mantenía el principio de la sola
Scriptura, no estaba sugiriendo que la tradición de la iglesia no tuviera valor, más bien,
estaba argumentando un caso de relativa claridad y peso. En otras palabras, si surge un
conflicto en la interpretación de la fe, entonces la Escritura lleva la autoridad que trasciende
y juzga cualquiera de las tradiciones de la iglesia”. Frank M. Hasel, “Presuppositions in the
Interpretation of Scripture,” en Understanding Scripture: An Adventist Approach, t. 1, ed.
George W. Reid (Silver Spring, Maryland: Biblical Research Institute, 2005), 37.
31.Si bien Lutero afirmaba el principio de sola Scriptura, es evidente que no estaba de acuerdo
con el principio de tota Scriptura –la idea de que todas las Escrituras son igualmente
inspiradas. Él llama al libro de Santiago la “epístola del heno” por la razón de que
aparentemente contradice la idea de la justicia por fe solamente. Lutero escribió: “fuera con
Santiago”. “Su autoridad no es lo suficientemente grande para hacer que abandone la
doctrina de la fe y que me desvíe de la autoridad de los otros apóstoles y toda la Escritura”
Martín Lutero, citado en Paul Althaus, The Theology of Martin Luther, trad. Robert C.
Shultz (Philadelphia: Pennsylvania, Fortress, 1966), 81. Por otra parte, los adventistas
afirman la tota Scriptura en consideración que “todas las Escrituras” son igualmente
inspiradas y son beneficiosas para el creyente.
32.Véase Hasel, “Presuppositions in the Interpretation of Scripture”, 36.
33.Véase la edición de 2007 de las 28 creencias fundamentales. Creencias de los Adventistas
del Séptimo Día (Miami, Florida: Asociación Publicadora Interamericana, 2007), 11.
34.Por ej., véase Tim Crosby, “Why I Don’t Believe in Sola Scriptura”, Viewpoint, Ministry,
October 1987, 11–15; Woodrow W. Whidden II, “Sola Scriptura, Inerrantist
Fundamentalism, and the Wesleyan Quadrilateral: Is ‘No Creed but the Bible’ a Workable
Solution?” Andrews University Seminary Studies 35, no. 2 (otoño de 1997): 211–226.
35.Elena G. White, El conflicto de los siglos (Miami, Florida: Asociación Publicadora
Interamericana, 2007), 188.
36.Elena G. White, Consejos sobre la obra de la escuela sabática (Buenos Aires: Asociación
Casa Editora Sudamericana, 1992), 93; cf. Elena G. White, Mensajes Selectos, t. 2
(Mountain View, CA: Pacific Press Publishing Association, 1967), 97.
37.Elena G. White, La educación cristiana (Mountain view, CA: Publicaciones
Interamericanas., 1975), 48. En línea con E.G. White, Hasel comenta que tomar la sola
Scriptura como un principio hermenéutico no significa “excluir la ayuda de otras fuentes en
la tarea de interpretación, tales como léxicos bíblicos, diccionarios, concordancias y otros
libros y comentarios. Sin embargo, en la interpretación correcta de la Biblia, el texto de la
Escritura tiene prioridad sobre todos los demás aspectos, ciencias y ayudas secundarias.
Otros puntos de vista tienen que ser cuidadosamente evaluados desde el punto de vista de la
Escritura como un todo”. Hasel, “Presuppositions in the Interpretation of Scripture”, 1:36.
38.Elena G. White, El evangelismo (Miami, Florida: Asociación Publicadora Interamericana,
1994), 190.
39.Elena G. White, El colportor adventista (Buenos Aires: Asociación Casa Editora
Sudamericana, 1999), 129.
40.Elena G. White, Testimonios para la iglesia, t. 5, (Miami, Florida: Asociación Publicadora
Interamericana, 1998), 647.
41.White, El evangelismo, 190.
42.White, Testimonios para la iglesia, t. 2, (Miami, Florida: Asociación Publicadora
Interamericana, 1998), 535, 536. White afirmó que sus testimonios estaban para señalarles a
las personas las Escrituras que ellos han descuidado. White, El evangelismo, 190.
43.White, Testimonios para la iglesia, t. 2, 535.
44.White, La educación cristiana, 49.
45.White, El conflicto de los siglos, 581.
46.Según Elena G. White, “Ni las opiniones de los sabios, ni las deducciones de la ciencia, ni
los credos o decisiones de concilios tan numerosos y discordantes como lo son las iglesias
que representan, ni la voz de las mayorías, nada de esto, ni en conjunto ni en parte, debe ser
considerado como evidencia en favor o en contra de cualquier punto de fe religiosa. Antes de
aceptar cualquier doctrina o precepto debemos cerciorarnos de si los autoriza un categórico
“Así dice Jehová”” White, El conflicto de los siglos, 581; cf. White, Testimonios para la
iglesia, t. 5, 543.
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