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POLICÍA NACIONAL DEL PERÚ

ESCUELA DE EDUCACIÓN SUPERIOR


TÉCNICO PROFESIONAL PNP CAJAMARCA

TEMA:
LOS SUJETOS PROCESALES / LAS NULIDADES
PROCESALES

CURSO:

CÓDIGO DE JUSTICIA MILITAR POLICIAL

PRESENTADO POR:

A3 PNP CIEZA VASQUEZ LITER IDIL

CATEDRÁTICO:
ST1 PNP COTRINA CHUQUIMANGO ANTONIO

CAJAMARCA- PERÚ

2019
DEDICATORIA

El presente trabajo está dedicado a los alumnos la

EESTP Cajamarca quienes obtendrán conocimientos

relacionados a la educación policial, y tener un mejor

desenvolvimiento a futuro el desarrollo de sus funciones

en el campo laboral.

ALUMNO

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AGRADECIMIENTO

A mis padres y hermanos por el apoyo incondicional que me

brindaron en desarrollo de mi formación profesional,


catedráticos e
a mis instructores de la EESTP – Cajamarca, por compartir sus

conocimientos y dedicar el tiempo, paciencia necesaria y así

poder desarrollarne profesionalmente.

ALUMNO.

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INTRODUCCIÓN
Se ha promulgado un nuevo Código de Justicia Militar Policial elaborado conforme a las facultades
conferidas por el Congreso de la República al Poder Ejecutivo a través del inciso a del art!culo
único de la "e# $% &'()*+ El código se divide en un ,!tulo Preliminar -,P # cuatro libros .ue
contienen las normas de aplicación general -"ibro Primero Parte /eneral 0 los espec!ficos tipos
delictivos -"ibro Segundo Parte Especial 0 la regulación del proceso -"ibro ,ercero Parte Procesal
# la ejecución de las penas -"ibro Cuarto Ejecución Penal + 1e acuerdo con el art!culo 2 del ,P del
código0 el objeto es prevenir la comisión de delitos de función militar o policial0 .ue son a.uellas
conductas il!citas cometida por un militar o un polic!a en situación de actividad0 en acto del servicio
o con ocasión de él0 # .ue atentan contra bienes jur!dicos vinculados con la e3istencia0 organi4ación0
operatividad o funciones de las fuer4as armadas o de la Polic!a $acional -art!culo 22 del ,P + Entre
los dispositivos de este nuevo código0 destaca la inclusión del art!culo 222 del ,P .ue hace e3presa
referencia a la preeminencia de las normas .ue protegen derechos fundamentales de la persona
humana sobre las propias normas del Código Penal Militar Policial+

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LOS SUJETOS PROCESALES
EL IMPUTADO
El imputado es la persona física contra quien se dirige la imputación
Sindicándolo como participe en la comisión de un delito. Con ese nombre se
Designa a la persona desde el momento que se abre la investigación hasta
Su finalización. “El ser imputado es una situación procesal de una persona,
situación que le otorga una serie de facultades y derechos, y que en modo
alguno puede ser automáticamente equivalente a ser el autor de un cierto
Delito. Puesto que una persona absolutamente inocente puede ser imputada,
no se puede hacer de todo imputado un culpable, porque para decidir esto
existen el proceso y el juicio”.

SEGÚN GARCIA RADA: Establece que el nombre exacto es PROCESADO,


o sea la persona que se encuentra sometida a proceso desde el inicio, hasta
la sentencia que le pone fin.
El codificador a preferido utilizar la palabra imputado, debido a que el
termino genérico que se usa con mas frecuencia, para designar a la persona
que sufre la personificación penal, pero ello no niega que también se utilicen
otros términos genéricos Inculpado y específicos Procesado, Acusado, con
los cuales se designa al imputado en un momento determinado del proceso
Penal. Tal es así que en el Código de 1940, el presunto responsable de un
delito era calificado como implicado en la investigación preliminar policial,
procesado imputado, y durante la etapa instructiva y en el juicio oral se le
denominaba acusado, en función a que recién en esta etapa se llevaba a
cabo la acusación fiscal .

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SEGÚN ASENCIO MELLADO: Sostiene que “se puede definir al imputado,
en una acepción muy general, como la parte pasiva del proceso penal. Esta
afirmación se concreta en la configuración del imputado como sujeto
procesal y, por tanto, con plena capacidad para ser titular de derechos y
obligaciones procesales y, para hacer valer el también fundamental derecho
a la libertad personal.
DERECHOS DEL IMPUTADO
1. A conocer la causa o el motivo de su detención y el funcionario que la ordenó,
entregándole la orden judicial emitida en su contra;
2. A guardar silencio, sin que ello implique presunción de culpabilidad, y a designar la
persona a la que debe comunicarse su captura y que el aviso se haga en forma inmediata.
Si el imputado ejerciere este derecho, se dejará constancia de la producción del aviso y del
resultado obtenido;
3. A ser asistido desde el primer acto del procedimiento por un abogado defensor;
4. A presentarse al fiscal o al juez militar policial para que se le informe y escuche sobre
los hechos que se le imputan;
5. A prestar declaración dentro de las veinticuatro horas de haber sido detenido;
6. A ampliar su declaración, con la presencia de su defensor, siempre que su declaración
sea pertinente y no como un medio dilatorio del procedimiento, lo que se le hará saber cada
vez que manifieste su deseo de hacerlo;
7. A no ser sometido a técnicas o métodos que induzcan o alteren su libre voluntad o a
medidas contrarias a su dignidad;
8. A que no se empleen medios que impidan el libre movimiento de su persona en el
lugar y durante la realización de un acto procesal, sin perjuicio de las medidas de vigilancia
que en casos especiales y a su prudente arbitrio, estimen ordenar el juez o el fiscal militar
policial; y
9. A acceder a toda la información disponible desde el momento en que tenga noticia
sobre la existencia del proceso, según las previsiones de este Código.}

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IDENTIFICACION DEL IMPUTADO
1. Desde el primer acto en que intervenga el imputado, será identificado
por su nombre, datos personales, señas particular y, cuando
corresponda, por sus impresiones digitales a través de la oficina
técnica respectiva.
2. Si el imputado se abstiene proporcionar esos datos o lo hace

falsamente, se le identificara por testigos o por otros medios útiles,


aun contra su voluntad.
3. La duda sobre los datos obtenidos no alterara el curso de las
actuaciones procesales y los errores sobre ellos podrán ser
corregidos en cualquier oportunidad.
Es así que como el imputado tiene Derecho a declarar libremente, y por
ende, proporcionar todos los datos respecto a su identidad, también esta
en el Derecho a negarse a brindar tal información. Esta actitud negativa
del imputado no puede ser tomada como un medio de prueba contra el, si
no mas, bien dicha negativa a proporcionar los datos que sirvan a su
identificación, se debe de tomar como un medio de defensa. Así pues, el
principio de no auto inculparse, además de reconocer el Derecho al
silencio, también admite el derecho a mentir.

MINORIA DE EDAD Art.74


1. Cuando en el curso de una investigación preparatoria se establezca la
minoría de Edad del imputado, el Fiscal o cualquiera de las partes
solicitara al Juez de la investigación preparatoria corte la secuela del
proceso y ponga al adolescente a disposición del Fiscal de Familia.
2. Si la minoría de edad se acredita en la etapa intermedia o en el juicio
oral, el Juez previa audiencia y con intervención de las partes, dictara

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la resolución correspondiente.
3. En todos los casos se dejara a salvo el Derecho del actor civil para
que lo haga valer en la vía pertinente.
La capacidad procesal es la aptitud que tiene toda persona para ser sujeto
procesal. Esa aptitud no solo depende del calificativo de persona humana,
para ser indicada como imputables, si no que además será imputable aquel
que por edad y grado de discernimiento, puede responsabilizarse por un
delito.
Un autor que no reúne el presupuesto indispensable de personalidad es

decir madurez y aptitud intelectual suficiente para poder adjudicarle


capacidad de acción (e, incluso, para poder ser considerado culpable) en el
momento del hecho punible, tampoco reúne la condición necesaria para
poder seguir siendo perseguido penalmente (imputado).
El código Penal en su articulo 20º inciso 2º, establece que esta exento
(inimputable) de responsabilidad penal el menor de dieciocho años, lo cual
implica que se trata de la cuantificación del grado de inmadurez psíquica
con el que cuenta el joven que aun no llega a la mayoría de edad ,la cual no
admite prueba en contrario. Sin embargo REVILLALLAZA , precisa que,
prescribir que solo pueden ser responsables criminalmente las personas
desde que han cumplido 18 años, representa la decisión legislativa, por
excluir de manera genérica la responsabilidad penal de todos los menores
de edad, presumiendo su incapacidad de culpabilidad envés de determinarla
individualmente en cada uno de ellos cada vez que cometan un ilícito
penal .Por ello el menor de 18 años puede o no tener realmente capacidad
de culpabilidad, pero por esa sola condición de minoridad a efectos penales
se les considerara inimputables no pudiéndosele formular reproche de
culpabilidad alguna. En otras palabras por mas que el menor de edad, autor
de un ilícito penal, halla comprendido el carácter delictuoso de su acto y se
halla comportado conforme a esa comprensión en virtud de la presunción
JURIS ET DE JURE contenida en el articulo 20 inciso 2 del Código Penal ,

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no podrá ser objeto de proceso penal ni de sanción penal alguna, por tanto
basta acreditar la minoría de edad cronológica, para que sea aplicable la
eximente sin que tengan relevancia jurídico- penal la madurez y las
capacidades intelectivas y volitivas del individuo.
Conforme a ello y como señala CHUNGA LAMONJA, el Derecho del menor,
es un Derecho singular, eminentemente tuitivo que tiene por objeto la
protección integral del individuo desde su concepción hasta su plena libertad
de obrar.

INIMPUTABILIDAD DEL PROCESADO ARTÍCULO 75.


1. Cuando exista fundada razón para considerar que el estado de
inimputabilidad del procesado al momento de los hechos , el Juez
de la Investigación Preparatoria o el Juez Penal , colegiado o
unipersonal , según el estado de la causa , dispondrá de oficio o a
pedido de parte , la practica de un examen de un perito
especializado.
2. Recibido el informe pericial, previa audiencia con intervención de
las partes y del perito, si el Juez considera que existen indicios
suficientes para estimar acreditado el estado de inimputabilidad
del procesado, dictara la resolución correspondiente instando la
incoación del procedimiento de seguridad según lo dispuesto en
el siguiente código.
La inimputabilidad para el Derecho Penal, nos dice PEÑA CABRERA, es la
ausencia de la imputabilidad; de este modo las causas de inimputabilidad
vienen hacer aquellos supuestos de los que se deduce que la persona no
puede ser imputable en el momento de la realización del hecho, en ese
mismo sentido la doctrina señala que, solo tendrán capacidad de
culpabilidad, aquellas personas cuyas facultades físicas como psíquicas son
las mínimas exigibles, para poder estimarla culpable de un hecho antijurídico

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y culpable. Puesto que si el individuo no tiene la madurez suficiente no
puede llamarse culpable y en consecuencia dicho sujeto no puede tener
responsabilidad de sus actos a pesar de que estos sean típicos y
antijurídicos.
ENFERMEDAD DEL IMPUTADO ART.77
1. Si durante la privación de la libertad el imputado enfermara, el Juez de
la investigación preparatoria o el juez penal, colegiado o unipersonal,
de oficio o a pedido de parte dispondrá su inmediata evaluación por
parte del medico legista o en su defecto.

2. Evacuado el dictamen, se podrá ordenar si fuere necesario, el ingreso


del imputado a un centro hospitalario. En casos excepcionales, en
que se requiera de infraestructura y atención medica especializada
que no exista en un centro hospitalario estatal, se podrá autorizar su
internamiento en una clínica privada.
EN CONCLUSION
Imputado será aquella persona física contra quien se dirige la acción penal,
desde el inicio del proceso. Siendo él quien tiene el papel central y
protagónico en el proceso, conjuntamente con el Juez y el Fiscal que son
sujetos indispensables y necesarios de la relación procesal.
Es de resaltar que la responsabilidad penal es personalísima y no pasa a los
herederos, puesto que concluye con la muerte. En cambio la responsabilidad
civil, sí es posible de reclamarla a quien continua como heredero del
responsable penal.

EL ABOGADO DEFENSOR
Art. 80º.- DERECHO A LA DEFENSA TECNICA
El Servicio Nacional de la Defensa de Oficio, a cargo del Ministerio de
Justicia, proveerá la defensa gratuita a todos aquellos que dentro del

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proceso penal, por sus escasos recursos no puedan designar abogado
defensor de su elección, o cuando resulte indispensable el nombramiento de
un abogado defensor de oficio para garantizar la legalidad de una diligencia
y el debido proceso.En primer lugar, cabe definir al Abogado, como aquel
profesional, que ejerce la abogacía, previo cumplimiento de los presupuestos y
requisitos legales, (articulo 285º y siguiente, LOPJ) entre los que se
cuenta el referido título académico, así como de las pautas éticas (Código de
Ética). Según nos dice el Diccionario de la Lengua Española de la Real
Academia, se le considera como el “perito en el Derecho positivo que se
dedica a defender en juicio, por escrito o de palabra, los derechos e

intereses de los litigantes, y, también, a dar dictamen sobre las cuestiones o


puntos legales que se le consultan”. Obviamente, de lo dicho se deduce que
el abogado es un jurista; que conoce y aplica el derecho. Ese conocimiento
del Derecho puede ser total o parcial, en el sentido de que, aunque el jurista
debe ser conocedor del Derecho en términos generales hoy día se hace
necesaria una especialización. MIXÁN MÁSS, explica, “lo que
cualitativamente se espera de él, es que tenga siempre un desempeño
eficiente; responsable y probo. Como ya hemos visto, la defensa dentro de un juicio
recae en un sentido material sobre el imputado, el cual como bien afirma BINDER,
es el titular del derecho de defensa y comprendidos dentro de ese derecho están
el derecho a declarar o no, el derecho a pedir pruebas, el derecho a realizar
instancias procesales, etc. Y uno de estos derechos es el derecho a contar
con un defensor. En la llamada defensa técnica, la cual puede ser ejercida
por un letrado nombrado, escogido por el mismo imputado, o por un
abogado de oficio, si es que aquel no nombra abogado de su elección o no
cuenta con la capacidad económica para hacerlo.
La nueva normativa responde al fundamento constitucional sobre la
defensa de oficio, concedido, a quienes carecen de recursos suficientes para
contratar los servicios de un profesional del Derecho. Regulado además en

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la LOPJ, la cual establece, que la abogacía, es una función social al servicio
de la Justicia y el Derecho y que además el Estado provee gratuitamente de
defensa a las personas de escasos recursos económicos.
Sobre la defensa de oficio también se encargan, las normas
internacionales como el artículo 14 del Pacto Internacional de derechos
Civiles y Políticos, y la Convención Americana Sobre Derechos
Humanos, articulo 8. Con lo cual tanto la normativa interna como la
externa, diseña un marco regulador del derecho a la tutela judicial que
incluye, por parte del Estado, una actividad prestacional encaminada a la
provisión de los medios necesarios para hacer que este derecho sea real y
efectivo.

La doctrina ya establecida, es de la concepción de que, no basta para


considerar satisfecho el derecho de defensa, con la mera designación de los
correspondientes profesionales de oficio, siendo necesario que los así
nombrados proporcionen una asistencia real y operativa a sus patrocinados.
Así pues, la sentencia de 21 de abril de 1998, núm. 795/1998 del Tribunal
Europeo de Derechos humanos de Estrasburgos, dictada en el llamado
“Caso Daud contra Portugal” dijo: “El Tribunal recuerda que el Convenio
tiene por finalidad “proteger los derechos no teóricos o ilusorios, por si
mismo, la efectividad de la asistencia que puede proporcionar al acusado”.
El Tribunal señalo sobre este caso en particular, que el primer abogado de
oficio, antes de declararse enfermo, no tomó ninguna medida en su
condición de abogado del señor Daud, quien intentó en vano defenderse a sí
mismo. En cuanto al segundo, de que el demandante sólo conoció su
nombramiento días antes de la apertura del proceso ante el Tribunal de lo
criminal, considerando el TEDH que dicho abogado de oficio, no dispuso del
tiempo que habría necesitado para estudiar el sumario, ir a ver, dado el
caso, a su cliente a la cárcel y preparar su defensa. Por lo tanto el señor
Daud no se beneficio de su defensa concreta y efectiva.
Asimismo, en dicha sentencia se establece que, el Tribunal habría

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debido informarse de la manera en que el abogado ejercía su ministerio, y
eventualmente, proceder antes a su sustitución, sin esperar que éste
declarara no estar en condiciones de ejercer dicho ministerio en nombre del
señor Daud. Por otro lado, tras haber designado un sustituto, el Tribunal de
lo criminal de Lisboa, que conocía que el demandante no había tenido hasta
el momento una verdadera asistencia judicial, habría podido, por iniciativa
propia, aplazar los debates. El conjunto de estas apreciaciones llevo al
TEDH a constatar un incumplimiento tanto de los abogados de oficio, como
de los propios magistrados, al sentenciar a una persona, sin que ésta se
encontrara debidamente asesorada. Violándose así su derecho a la defensa.
Con esto queremos enfatizar que lo que se necesita, son defensores de

oficio, que se identifiquen con la persona a la que tienen que brindar


asesoramiento, de tal manera que asuma la causa con absoluto
profesionalismo; puesto que de no ser así, de nada serviría su
nombramiento, debiendo el Juez, ante este tipo de circunstancias, no
permanecer pasivo.
Art. 81º COMPATIBILIDAD DEL PATROCINIO
El Abogado Defensor puede ejercer el patrocinio de varios imputados de un
mismo proceso, siempre que no exista incompatibilidad de defensa entre
ellos.
Como ya está establecido, el derecho de defensa es irrestricto, por
tanto bien puede un letrado patrocinar a dos personas en un mismo proceso.
Esto en la práctica siempre se ha dado, sobre todo en aquellos procesos en
donde son varios los imputados, y el abogado asesora a todos o varios de
ellos. Sobre el particular, MANZIZI, señala que, hay incompatibilidad de
defensa solo cuando la posición de hecho u derecho de uno de los
imputados esté en abierta y absoluta oposición con la del otro. Más no
cuando existe entre los coimputados una simple diferencia de posición
jurídica y de interés. La incompatibilidad surgiría, si es que el letrado
pretendiera asesorar al imputado y al agraviado a la vez, mas no si asesora,

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por ejemplo al imputado y al tercero civilmente responsable a varias
personas o a los coimputados a los cuales se les imputa la comisión de un
mismo hecho.
Art. 82º DEFENSA CONJUNTA
Los Abogados que forman Estudios Asociados pueden ejercer la defensa de
un mismo procesado, sea de manera conjunta o separada. Si concurren
varios Abogados asociados a las diligencias, uno solo ejercerá la defensa,
debiendo limitarse los demás a la interconsulta que reservadamente le
solicite su colega.
MAIER, precisa que la cantidad de defensores que puede designar

un imputado ha sido, en ocasiones, motivo de disputa en relación a la


garantía de la libertad de defensa que prevén las leyes fundamentales de los
Estado de derecho.
Siguiendo la idea de los artículos antes examinados, el imputado
puede asesorarse por una legión de abogados, si así lo desea, pero estos,
por razones de orden práctico, sólo podrán intervenir en el proceso a través
de uno de ellos, sustituyéndose entre sí, puesto que de no ser así, se
dilataría el proceso. Como vemos la norma otorga suficiente amplitud a los
Estudios jurídicos, para que puedan intervenir en proceso con el numero de
abogados que considere útil y necesario, a fin de brindar un mejor servicio a
su cliente; pero esto se tendrá que dar en ocasiones, previo apersonamiento
de cada uno de los abogados que participaran de la defensa en juicio.
Art. 83º EFECTOS DE LA NOTIFICACION
La notificación efectuada por orden del Fiscal o del Juez, en el
domicilio procesal señalado en los autos por el Estudio Asociado,
comprenderá a todos y cada uno de los abogados que participan en la
defensa.
Art. 84º DERECHOS DEL ABOGADO DEFENSOR
El Abogado Defensor goza de todos los Derechos que la Ley le confiere para

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el ejercicio de su profesión, especialmente de los siguientes:
1. Prestar asesoramiento desde que su patrocinado fuere citado o detenido
por la autoridad policial.
2. Interrogar directamente a su defendido, así como a los demás
procesados, testigos y peritos.
3. Recurrir a la asistencia reservada de un experto en ciencia, técnica o arte
durante el desarrollo de una diligencia, siempre que sus conocimientos sean
requeridos para mejor defender.
El asistente deberá abstenerse de intervenir de manera directa.
4. Participar en todas las diligencias, excepto en la declaración prestada
durante la etapa de

Investigación por el imputado que no defienda.


5. Aportar los medios de investigación y de prueba que estime pertinentes.
6. Presentar peticiones orales o escritas para asuntos de simple trámite.

7. Tener acceso al expediente fiscal y judicial para informarse del proceso,


sin más limitación que la prevista en la Ley, así como a obtener copia simple
de las actuaciones en cualquier estado o grado del procedimiento.
8. Ingresar a los establecimientos penales y dependencias policiales, previa
identificación, para entrevistarse con su patrocinado.
9. Expresarse con amplia libertad en el curso de la defensa, oralmente y por
escrito, siempre que no se ofenda el honor de las personas, ya sean
naturales o jurídicas.
10. Interponer cuestiones previas, cuestiones prejudiciales, excepciones,
recursos impugnatorios y los demás medios de defensa permitidos por la
Ley.
Los derechos que reconoce este articulo al abogado, son una
derivación casi siempre de aquellos concedidos al imputado, en estricta
aplicación del derecho de defensa que le asiste; pues como ya lo
señaláramos, es este último el que delega dicho derecho al primero. Es así,

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que se da la denominada defensa técnica, mediante la cual el abogado
asiste al imputado desde las primeras diligencias, actuando en presencia y
en estrecha unión con la parte, en nombre propio y en interés de ella,
integrando la personalidad del imputado, porque con su sapiencia y su
capacidad técnico-jurídica, completa la defensa que el imputado no podrá
realizar plenamente, dada la falta de conocimientos adecuados y de su
situación de sujeto de proceso.
En un sistema eminentemente acusatorio, como el que se establece
en el presente Código, la función del Abogado cobra mayor realce, toda vez
que va a estar en igualdad de condiciones con el Ministerio Publico.
Lo cual permitirá un mejor planteamiento de su defensa, pues ahora

no solo tendrá acceso al expediente desde la etapa investigatoria, si no que


además podrá obtener copia del mismo. Cosa que con el arcaico Código del
cuarenta no podía, pues solo se le permitía tener acceso al expediente
después de que su defendido rindiera su instructiva y, en el mejor de los

casos, media hora antes. Todo esto originaba una ventaja favor del Fiscal y
una desventaja en contra de la defensa.
Las facultades que el Código otorga al defensor, son muy amplias,
debido a que la presencia de este es imprescindible durante toda la
investigación y, durante todo el debate. Debe de acompañar al imputado con
su presencia en todos sus momentos y cualquiera que fuera la situación en
la que se encuentre (en libertad o privada de ella). Ello en concordancia con
el articulo 293 LOPJ, mediante el cual el abogado defensor tiene derecho a
defender o prestar asesoramiento a sus patrocinados ante las autoridades
judiciales, parlamentarias, políticas, administrativas, policiales y militares y
ante entidades o corporaciones de derecho privado y ninguna autoridad
puede impedir este ejercicio, bajo responsabilidad.
Como ya hemos manifestado, lo que se busca con el nuevo Código,
es la paridad de armas, es decir el equilibrio de poder entre el acusador y el

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imputado. Debido a eso que la defensa técnica se hace necesaria y en
algunos casos obligatoria. Sobre este último punto MAIER, explica que, el
imputado, al menos cuando la defensa técnica es obligatoria, es considerado
por la Ley un incapaz relativo, en sentido de que puede, normalmente, obrar
por sí, pero, para completar su personalidad en el procedimiento, necesita
del auxilio y de la participación en él de un defensor. Nos referimos a
aquellas actuaciones, en donde la Ley establece, que, para su validez, es
necesario la presencia del defensor.
Como vemos, el defensor cumple varias funciones sustantivas
distintas en relación al imputado, ejerciendo en algunos casos facultades
exclusivas propias de él y que no le corresponden al imputado, como

expresarse ampliamente en el curso de la defensa, presentar peticiones


escritas, solicitar la suspensión del debate cuando así lo considere
necesario, aportar toda la prueba necesaria, inclusive recurriendo a la
asistencia de un especialista (perito), etc. Para la mayor parte de la doctrina,
el defensor ejerce una autonomía casi total respecto de la voluntad del
imputado, en el sentido que el defensor ejerce sus facultades conforme a su
propia voluntad y estrategia, incluso en discrepancia con el imputado,
siempre que respete su quinto mandamiento, “el de ser leal para con su
cliente”. Tal deber consiste, básicamente en evitar perjudicar a quien ha
confiado su caso.
Art. 85º REEMPLAZO DEL ABOGADO DEFENSOR INASISTENTE
1. Si el Abogado Defensor no concurre a la diligencia para la que es citado, y
ésta es de carácter inaplazable será reemplazado por otro que, en ese acto,
designe el procesado o por uno de oficio, llevándose adelante la diligencia.
2. Si el Defensor no asiste injustificadamente a dos diligencias, el procesado
será requerido para que en el término de veinticuatro horas designe al
reemplazante. De no hacerlo se nombrará uno de oficio.
El proceso penal moderno, se caracteriza, por la mayor y progresiva
ampliación de los derechos de su defensa. Debido a ello, el imputado podrá

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declarar, así como solicitar su ampliación, no solo en la etapa de
investigación, si no en cualquier estado del proceso. Pero realmente lo que
implica este derecho, que forma parte del derecho genérico de defensa, es
que el imputado bien puede, si así lo desea, no declarar en la etapa de
investigación –lo cual no debe de ser tomado como indicio de culpabilidad y
recién declarar en el juicio oral. Comportamiento que es totalmente valido y
que obligará al Fiscal, a preparar su acusación en base a este supuesto.
Recordemos que lo expuesto hasta aquí no vulnera el derecho a la no
incriminación, regulado por el articulo 1 y 8 inciso 2 literal “g” de la
Declaración Americana de Derechos Humanos, el articulo 2 inciso 2 y el

articulo 14 inciso 3 literal “g” del Pacto Internacional de Derechos Civiles y


Políticos, artículos 6 del Convenio Europeo de Derechos Humanos, entre
otros, todos los cuales refuerzan la doctrina de la mínima actividad
probatoria, pues la concepción de este Código, se orienta considerar la
declaración del imputado como medio de autodefensa, más que como un
medio de prueba.
Art. 131º DERECHO DE NOTIFICACION
1. Siempre que cause efectiva indefensión, la notificación no surtirá efecto
cuando:
a) Haya existido error sobre la identidad de la persona notificada;
b) La disposición o la resolución haya sido notificada en forma incompleta;
c) En la diligencia no conste la fecha o, cuando corresponda, la fecha de
entrega de la copia;
d) Si en la copia entregada falta la firma de quien ha efectuado la
notificación.
2. El vicio en la notificación se convalida si el afectado procede de manera
que ponga de manifiesto haber tomado conocimiento oportuno del contenido
de la disposición o resolución, o si ésta, no obstante carecer de un requisito
formal, ha cumplido su finalidad.

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Siendo la notificación el acto por el cual las partes toman
conocimiento del proceso, su observancia es de ineludible cumplimiento, por
ser una norma de orden público y una garantía de la administración de
justicia; por tanto cualquier defecto sustancial, incumple el propósito de la
notificación, por ejemplo, si existiera una discordancia entre lo que se le
notifica y el exacto contenido de la resolución. Sin embargo la excepción, se
presenta, si el afectado por una notificación defectuosa o incompleta, realiza
actos procesales que pongan de manifiesto, que conoce el real contenido de
la diligencia o acto procesal que se indica, en toda su extensión y por tanto
actué de acuerdo a su derecho, en estos casos la notificación se considerará
válida.

LAS NULIDADES PROCESALES

1. INTRODUCCIÓN

Las nulidades procesales atañen a la ineficacia de los actos jurídicos procesales. El


objeto propio de la nulidad en el ámbito procesal, según lo recoge la doctrina y
jurisprudencia finisecular, debe ser la protección del proceso con todas las
garantías[1]. “Ello no excluye que el legislador pueda establecer supuestos y
solamente de modo indirecto, ya que la determinación de los supuestos y los
distintos modos de protección constituyen una cuestión política”[2].

En el Derecho Civil es profuso y amplio el estudio de las nulidades en los negocios


jurídicos, cuyo estudio desborda este trabajo. La terminología es más variada y
problemática. En general, un negocio jurídico es eficaz cuando normalmente
produce sus consecuencias o efectos jurídicos; la ineficacia es “aquel al que
cualquier obstáculo o defecto impide que despliegue sus naturales
consecuencias”[3].

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Diez-Picazo[4], con mucha razón dice: “Definir la ineficacia y situarla en el campo de
los conceptos jurídicos constituye una tarea que no resulta nada fácil. Por lo pronto,
la terminología usual no se encuentra fijada y es en muchas ocasiones equívoca.
Se utilizan los conceptos de nulidad, anulabilidad, validez, invalidez, rescisión, etc.,
a veces extrañamente entremezclados....”.

El citado jurista español, que se centra en la nulidad de los contratos, precisa que
la “idea de ineficacia no detecta un fenómeno real, sino que alude a una
determinada valoración jurídica que debe ser asignada a los actos humanos. Esto
quiere decir que cuando denominamos a un contrato nulo, inválido o ineficaz, no
estamos diciendo que en el mundo de la realidad no se produzcan a virtud de él
consecuencias jurídicas, sino que debe recibir un determinado tratamiento y que las

consecuencias jurídicas que pretenden ser fundadas en él no merecen amparo o


incluso que han de borrarse y desaparecer. La idea de la ineficacia no pertenece al
mundo del ser, sino al mundo del deber ser”[].

2. Clasificación de las nulidades procesales en la doctrina

Aclaramos que en materia de nulidades procesales, nuestro Código Procesal Civil


no hace la distinción entre actos inexistentes y nulos, actos nulos y anulables,
nulidades absolutas y relativas, sólo se expresa de las nulidades.

En la doctrina procesal se admite tales distinciones, asignándolos diversos


fundamentos. La ineficacia es el género; la nulidad es la especie. Ahora bien,
veamos la siguiente clasificación: inexistencia; nulidad absoluta; nulidad relativa y
anulabilidad; otro clasificación corresponde a las nulidades intrínsecas y
extrínsecas. Mención aparte para su elucidación merece las irregularidades
procesales.

2.1. Inexistencia

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Palacio[6], dice que los actos procesales inexistentes “suelen caracterizarse como
aquellos actos que se hallan desprovistos de los requisitos mínimos indispensables,
como serían en el ámbito procesal, la sentencia dictada por un funcionario ajeno a
la magistratura, o pronunciada oralmente, o carente de la parte dispositiva, o
provista de un dispositivo imposible o absurdo, etc.”. Otros casos: la sentencia sin
la firma del juez; la inspección judicial realizada por el auxiliar jurisdiccional y en el
acta no conste la participación del juez.

2.2. Nulidad absoluta

La nulidad absoluta tiene un vicio estructural que lo priva de lograr sus efectos
normales. La nulidad absoluta “se produce siempre que un acto procesal adolezca
de una circunstancia esencial fijada en las leyes procesales como necesaria para

que el acto produzca sus efectos normales” la nulidad pronunciada por el juez que
declara su incompetencia.

Además, la nulidad absoluta es insubsanable, y procede de oficio o a pedido de


parte, y, doctrinariamente, en cualquier estado del proceso, mientras que éste no
haya terminado. La nulidad absoluta no puede ser convalidada, pero requiere que
sea declarada su invalidez.

Para Couture, “el acto absolutamente nulo tiene una especie de vida artificial hasta
el día de su efectiva invalidación; pero la gravedad de su defecto impide que sobre
él se eleve un acto válido”.

2.3. Nulidad relativa

La nulidad relativa se distingue de la nulidad absoluta en su posibilidad de


subsanación. “El acto procesal relativamente nulo se equipara, de no ser
subsanado, al acto absolutamente nulo, no siendo susceptible de producir efecto

pág. 20
alguno. Pero realizada la subsanación, los efectos del acto se producen desde el
momento en que ha tenido lugar”[9].

Ejemplo de ello lo tenemos en el principio de convalidación de las nulidades en las


notificaciones: Tratándose de vicios en la notificación, la nulidad se convalida si el
litigante procede de manera que ponga de manifiesto haber tomado conocimiento
oportuno del contenido de la resolución (artículo 171 ab initio del Código Procesal
Civil).

Por otro lado, en la nulidad relativa subyacen vicios que perjudica el interés de
alguna de las partes. Ejemplo: La nulidad sobre la resolución que concede un
embargo sobre bienes inembargables.

2.4. Anulabilidad

La anulabilidad de un acto procesal se produce cuando pese a su realización


defectuosa, según Manuel Serra Domínguez “el acto produce plenamente sus
efectos mientras no sea impugnado dentro de un plazo preclusivo por alguna de las
partes. Ejemplos típicos de anulabilidad son los relativos a la incompetencia
territorial, a la recusación, a la incongruencia, a la defectuosa redacción de los actos
procesales escritos, y otros semejantes, en los que la propia ley deja al arbitrio de
las partes el cumplimiento de determinados preceptos procesales”[10]. Es necesario
aclarar que los hechos que configuran excepciones procesales no pueden ser
alegados como causales de nulidad por el demandado, o reconviniente, que pudo
proponerlas como excepciones (artículo 454 del Código Procesal Civil).

La anulabilidad se invoca a pedido de parte, no de oficio. Precluye, por excelencia,


si el interesado no la pide en la primera oportunidad.

2.5. Nulidades procesales extrínsecas e intrínsecas

pág. 21
Las nulidades extrínsecas atañen a lo formal; las nulidades intrínsecas a los vicios
del consentimiento y al fraude procesal.

Sobre las nulidades intrínsecas provenientes en los vicios del consentimiento, el


artículo 226 de la Ley 1/2000, novísima Ley de Enjuiciamiento Civil española,
establece: “Modo de proceder en caso de intimidación o violencia”.

“1. Los tribunales cuya actuación se hubiere producido con intimidación o violencia,
tan luego como se ven libres de ella, declararán nulo todo lo practicado y
promoverán la formación de causa contra los culpables, poniendo en conocimiento
del Ministerio Fiscal”.

“2. También se declararán nulos los actos de las partes o de personas que
intervengan en el proceso sí se acredita que se produjeron bajo intimidación o

violencia. La nulidad de estos actos entrañará la de todos los demás relacionados


con él o que pudieren haberse visto condicionados o influidos sustancialmente por
el acto nulo”.

En nuestro ordenamiento jurídico, las nulidades intrínsecas provenientes del fraude


procesal se incoan como una pretensión nulificante, tal como lo prevé el artículo 178
del Código adjetivo.

2.6. Las irregularidades procesales

Como una vertiente propia de las nulidades procesales, la doctrina también se


plantea el concepto de irregularidades en los actos jurídicos procesales, que
realmente no se identifican con aquéllas. “La irregularidad manifiesta una forma de
violar la legalidad de las formas, pero el vicio que trasuntan no es grave ni produce
indefensión o crisis en el derecho al debido proceso”[12]. Este tipo de vicios se
distingue de todo los demás porque son válidos y eficaces.

pág. 22
Briseño Sierra[13], expresa que la “denuncia de irregularidad no afecta al derecho de
las partes, sino que tiene una finalidad puramente vindicativa obtener la corrección
disciplinaria del funcionario que ha dado lugar con su conducta a la irregularidad”.

Ejemplo de una irregularidad procesal: El juez en un proceso no expide sentencia


dentro del plazo señalado en la ley; ello no acarrea la nulidad del proceso, sino una
responsabilidad funcional, y, en teoría, una responsabilidad civil del Estado por el
retardo.

PROCIPIOS

3.1 Principio de legalidad o de especificidad

La nulidad sólo se sanciona por causa prevista en la ley. El principio de legalidad se


inspira en el sistema francés (época de la revolución): pas de nullité sans texte. Ello
implica que ningún acto procesal será declarado nulo si la ley no prevé
expresamente esa sanción. Este principio se encuentra expresamente regulado en
el artículo 171 del Código Procesal Civil.

La Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema, en la Casación 1908-T-96-Ica, ha


expresado: “La nulidad es la sanción por la cual la Ley priva a un acto procesal de
sus efectos normales, debiendo diferenciarse la violación de las disposiciones de
orden público, que entrañan siempre una nulidad absoluta, de aquellas que sólo
afectan al interés privado, y que deben ser alegadas por aquel a quien
perjudican”[18].

pág. 23
No basta que la ley procesal determine una formalidad para que su omisión o
incumplimiento produzca la nulidad, sino que ella debe estar específicamente
predeterminada en aquella ley.

En atención a la realidad, el principio de legalidad o especificidad se ha tornado


relativo. Así, se inserta el tema de las nulidades implícitas, el aporte del sistema
finalista italiano y las nulidades provenientes de los vicios del consentimiento.

Las nulidades implícitas[19], que un sector de la doctrina la conoce como nulidades


virtuales, reconocen la procedencia de las nulidades aún cuando no estén
expresamente sancionadas en la ley, siempre que se verifique la omisión de
formalidades esenciales y que violen las garantías fundamentales del proceso.
Ejemplo, se plantea una demanda de obligación de dar suma de dinero contra el
Estado, dirigiéndola contra el Director de un Hospital; la ley procesal expresamente

no indica la nulidad por no haber sido emplazado el Procurador Público, empero, es


ese funcionario quien en los procesos representa legalmente al Estado (artículo 47
de la Constitución, D.L. Nro. 17537 y artículo 64 del Código Procesal Civil); no
hacerlo provoca indefensión y la nulidad de todo lo actuado, porque no se puede
establecer una relación jurídica procesal válida.

El principio de finalidad de las formas o de instrumentalidad de las nulidades


procesales, propugna que las nulidades no tienen como norte comprobar y declarar
el incumplimiento de las formas procesales, sino que los actos procesales son
válidos si han cumplido sus efectos, no obstante que hubiese algún defecto
formal[20]. El artículo IX in fine del Título Preliminar del Código Procesal Civil recoge
el principio en comento cuando erige: “Las formalidades previstas en este Código
son imperativas. Sin embargo, el Juez adecuará su exigencia al logro de los fines
del proceso. Cuando no se señale una formalidad específica para la realización de
un acto procesal, éste se reputará válido cualquiera sea la empleada”.

pág. 24
Las nulidades procesales provenientes de los vicios del consentimiento [21], reposan
en los aspectos subjetivos de los actos jurídicos procesales, que es recogido en el
artículo 226 de la Ley 1/2000, antes trascrito

Retornando a nuestro sistema, el artículo 171 ab initio del Código Procesal Civil
regula el principio de legalidad o especificidad, así como las nulidades implícitas y
el principio de finalidad de las formas, cuando dispone lo siguiente: “La nulidad se
sanciona sólo por causa establecida en la ley (principio de legalidad o
especificidad). Sin embargo, puede declararse cuando el acto procesal el acto
procesal careciera de los requisitos indispensables para la obtención de su
finalidad (nulidades implícitas)”. Y, agrega: “Cuando la ley prescribe formalidad
determinada sin sanción de nulidad para la realización de un acto procesal, éste
será válido si habiéndose realizado de otro modo, ha cumplido su
propósito (principio de finalidad o de instrumentalidad de las formas)”. Es un error

del legislador la enunciación en la sumilla del citado artículo, la inclusión del principio
de trascendencia.

3.2. Principio de trascendencia

En el sistema francés contemporáneo hemos advertido la aplicación del


principio pas de nullité sans grief, según el cual no hay nulidad sin perjuicio[22].
Corresponde al artículo 174 de nuestro Código Procesal Civil: “Quien formula
nulidad tiene que acreditar estar perjudicado con el acto procesal viciado y, en su
caso, precisar la defensa que no pudo realizar como consecuencia directa del acto
procesal cuestionado. Asimismo, acreditará interés propio y específico con relación
a su pedido”.

En puridad, son tres las condiciones que se necesitan para que se configure el
principio de trascendencia: a) Alegación del perjuicio sufrido; b) Acreditación del
perjuicio y c) Interés jurídico que se intenta subsanar[23].

pág. 25
En cuanto a la alegación del perjuicio sufrido, la parte perjudicada en la
fundamentación de la nulidad debe precisar con claridad cuál es el vicio o
incumplimiento de la formalidad que le causa agravio. No es correcta una invocación
genérica, como aseverar lacónicamente que se le ha afectado la defensa en juicio,
y no explicando en qué consiste esa afectación.

La parte que invoca la nulidad debe acreditar el perjuicio. Se tiene que demostrar el
perjuicio. El perjuicio debe ser cierto, concreto y real, ya que las normas procesales
sirven para asegurar la defensa en juicio y no para dilatar los procesos.

En casos excepcionales no son necesarios la mención y acreditación del perjuicio,


como cuando la nulidad se declara de oficio; nos referimos a las nulidades
absolutas. El juez verifica la irregularidad y presume la existencia del perjuicio.

El interés jurídico que se procura subsanar implica que la parte que invoca la nulidad
debe acreditar por qué quiere se subsane el acto procesal afectado con la nulidad.
El juez necesita conocer el interés, porque si se declara fundada la nulidad, el acto
procesal que lleva consustancialmente una nulidad será subsanado.

La doctrina precisa que el requisito del interés no debe ser extremado, porque
llevaría a la actitud de negar el derecho a pedir la nulidad.

3.3. Principio de convalidación

Este principio es propio de las nulidades relativas, aquellas que pueden ser
subsanadas. No prosperará la nulidad cuando mediare consentimiento expreso o
tácito de la parte interesada. Asimismo, el juez no puede declarar de oficio la nulidad
si ya se ha verificado el consentimiento expreso o tácito.

pág. 26
La doctrina no admite la convalidación en las nulidades absolutas. “Tampoco
pueden convalidarse los actos procesales ni el proceso todo como estructura, por
los vicios intrínsecos (o sustanciales) de incapacidad, error, dolo, violencia, fraude
o simulación”[24].

Nuestra Corte de Casación señala que, si bien es cierto el artículo II del Título
Preliminar del Código Procesal Civil, establece que el Juez es el director del
proceso, ello no invalida que la naturaleza esencial del proceso civil es de ser
dispositivo, y por lo tanto, “el Colegiado no puede sustituirse en el lugar de una de
las partes y anular actos procesales que han sido consentidos por ésta, máxime si
en autos dicho sujeto procesal no ha sufrido indefección (sic), porque ello implicaría
vulnerar el principio de igualdad entre las partes”[25].

La convalidación puede ser expresa o tácita. Es expresa cuando la parte


perjudicada realiza el acto procesal ratificando el acto viciado. V. gr., el demandante

no obstante no haber sido notificado del traslado de una excepción, la absuelve,


manifestando que no ha sido notificado de dicho traslado.

La convalidación es tácita cuando la parte interesada no reclama en la primera


oportunidad el acto viciado, deja pasar el tiempo, operando la preclusión. V. gr., en
la sentencia subyace una nulidad, si el perjudicado no apela dentro del plazo de ley,
aquélla quedará consentida, no valiendo el ulterior artilugio de la nulidad. Vale la

pena recordar, que si la nulidad aparece en la sentencia, se debe interponer el


medio impugnatorio respectivo. Al respecto, véase el artículo 176 del Código
Procesal Civil, que lo circunscribe a la apelación.

pág. 27
El artículo 172 del precitado Código, donde se afinca el principio de convalidación,
y, su sucedáneo, la integración, presenta los siguientes supuestos:

a) Convalidación en los vicios de la notificación. Es una convalidación


expresa. La nulidad se convalida si el litigante procede de manera que
ponga de manifiesto haber tomado conocimiento oportuno del contenido
de la resolución. Finalidad del acto procesal. Hay convalidación si el acto
procesal, no obstante carecer de algún requisito formal, logra la finalidad
para la que estaba destinado.

b) Convalidación tácita. El facultado para plantear la nulidad no formula su


pedido en la primera oportunidad que tuviera para hacerlo.

c) Principio de conservación. No hay nulidad si la subsanación del vicio no


ha de influir en el sentido de la resolución o en las consecuencias del acto
procesal. En caso de duda debe mantenerse la validez del acto. En
efecto, el criterio de las nulidades procesales debe ser restrictivo.Este

“criterio deriva del principio de conservación de los actos procesales, que


formulado en los términos del jurista argentino Roberto Berizonce, es
aquel que consagra la conveniencia de preservar la eficacia, la validez de
los actos frente a la posibilidad de anulación o pérdida, lo que llevaría a
un resultado disvalioso para el proceso (...)”[26].

d) Integración de una resolución. Aplicación de los principios de autoridad


y de economía procesal. El juez puede integrar una resolución antes de
su notificación. Después de la notificación, pero dentro del plazo que las
partes dispongan para apelarla, de oficio o a pedido de parte, el juez
puede integrarla cuando haya omitido pronunciamiento sobre algún punto
principal o accesorio. El plazo para recurrir la resolución integrada se
computa desde la notificación de la resolución que la integra. El juez
superior también puede integrar la resolución recurrida, siguiendo las
pautas anteriormente descritas.

pág. 28
La integración no debe implicar arbitrariedad. El juez no puede variar sus
resoluciones, sin haber anulado la alterada[27]; tampoco, puede modificar
la sentencia haciéndola incongruente, como expedir sentencias ultra
petita (más allá del petitorio), extra petita (diferente al petitorio) y citra
petita (con omisión al petitorio).

El inciso 4 del artículo 184 del T.U.O. de la Ley Orgánica del Poder Judicial dispone
que son deberes de los magistrados: “Convalidar los actos procesales verificados
con inobservancia de formalidades no esenciales, si han alcanzado su finalidad y
no han sido observados, dentro del tercero día, por la parte a quien pueda afectar”.
Este plazo no es aplicable, en virtud que las normas del Código Procesal Civil
prevalen con respecto a las del T.U.O. de la citada Ley Orgánica
(Décima Disposición Final del C.P.C.).

3.4. Principio de protección

Conságrase la máxima nemo auditur propriam turpitudinem allegans, que


significa: nadie será oído si alega su propia torpeza. Ejemplo, el demandado deduce
una nulidad contra una resolución que deniega su reconvención, porque ésta fue
presentada al día siguiente de haberse contestado la demanda. La reconvención,
como es perogrullo decirlo, se presenta en el mismo escrito de contestación a la
demanda (artículo 445 del Código Procesal Civil).

El principio de protección está normado en el inciso 1 del artículo 175 del Código
Procesal Civil. La parte que hubiere dado lugar a la nulidad, no podrá pedir la
invalidez del acto realizado.

pág. 29
El principio sub materia tiene su origen en la regla conforme a la cual nadie puede
ir válidamente contra sus propios actos: adversus factum quis venire non potest.

5. Procedimiento

En este apartado abordaremos, por un lado, el procedimiento y efectos de las


nulidades tal como está regulado en el Código Procesal Civil, y, por otro lado, en el
apartado siguiente examinaremos el procedimiento omitido por el legislador: los
incidentes. Mención aparte merece la nulidad de cosa juzgada fraudulenta, la cual
se plantea como demanda y se tramita en la vía procedimental de conocimiento, y
que merece otro estudio.

El trámite de las nulidades depende si es a pedido de parte o se declara de oficio.

5.1. Nulidades a pedido de parte

La nulidad se plantea en la primera oportunidad que tuviera el perjudicado para


hacerlo. ¿Qué se entiende por primera oportunidad en proponer la nulidad? Se
entiende al efecto preclusivo que tiene la nulidad. Para los medios
impugnatorios[28] y las excepciones[29], será el respeto de los plazos para su

interposición. En los demás actos procesales, se verifica en el escrito


inmediatamente próximo en que se toma conocimiento de la nulidad; no hay aquí
un plazo prefijado o determinado.

Si cabe interponer apelación contra la sentencia o el auto que ponga fin al proceso,
o deducir excepciones contra la demanda o reconvención, no se debe proponer la
nulidad. La nulidad será el sustento y fin de los medios impugnatorios (error in
procedendo) o de las excepciones, en cuanto correspondan. Ejemplos: a) En la
sentencia el juez no ha resuelto todos los puntos controvertidos, entonces, se
interpondrá la apelación. b) El demandado alega que el actor no es el propietario en

pág. 30
un juicio de reivindicación, por ende, aquél deberá interponer la excepción de falta
de legitimidad para obrar de la parte demandante.

El afectado tiene que acreditar estar perjudicado con el acto procesal viciado y, en
su caso, precisar la defensa que no pudo realizar como consecuencia directa del
acto procesal cuestionado. Asimismo, acreditará interés propio y específico con
relación a su pedido (artículo 174 del Código Procesal Civil). Nos remitimos a lo
expuesto en el principio de trascendencia.

Para que exista nulidad procesal no basta el solo quebrantamiento de la forma;


también se requiere que se produzca un perjuicio a la parte. No procede la nulidad
invocando meramente la ley procesal; el interesado tiene que fundamentar y
acreditar el perjuicio sufrido y exponer el interés que procura obtener con su
declaración.

El artículo 176 del Código Procesal Civil prescribe que planteada la nulidad antes
que se expida sentencia, el juez resuelve previo traslado a la otra parte; el traslado
es de tres días. Ocurrida la nulidad en la sentencia, la instancia superior o A
Quem (es un criterio interpretativo, porque el legislador se refiere sólo a la Sala Civil)
resolverá oyendo a la otra parte en auto de especial pronunciamiento o al momento
de absolver el grado. Este último supuesto, traslado de la nulidad acaecida en la

sentencia (materializado en la apelación), atenta contra el principio de economía


procesal, porque también el C.P.C. regla el traslado de la apelación; aquello debe
ser viable en los procesos sumarísimos, donde no se regula el traslado del medio
impugnatorio.

Las nulidades por vicios ocurridos en segunda instancia, serán formuladas en la


primera oportunidad que tuviera el interesado para hacerlo, “debiendo la Sala
resolverlas de plano u oyendo a la otra parte”. Ello significa, que en esta hipótesis,
el A Quem está facultado para correr o no traslado de la nulidad.

pág. 31
5.2. Nulidad de oficio. La nulidad preventiva

El artículo 176 in fine del Código Procesal Civil fija: “Los jueces sólo declararán de
oficio las nulidades insubsanables, mediante resolución motivada, reponiendo el
proceso al estado que corresponda”.

La doctrina uniformemente está de acuerdo que la nulidad procesal declarada de


oficio, presupone que el acto procesal viciado no esté consentido (principio de
convalidación). La nulidad de oficio tiene su campo de acción en los vicios
insubsanables, es decir, “aquellos que no sean susceptibles de convalidación por
inacción de la parte que debió denunciarlo oportunamente”[30].

La procedencia de la nulidad de oficio está en la protección de las garantías


constitucionales del proceso, siendo una de las más importantes el respeto al debido
proceso.

El juez no necesita justificar el interés para declarar de oficio la nulidad [31], porque
es el director del proceso, pero motivará la resolución nulificatoria.

Si la nulidad es manifiesta, el juez no debe correr traslado a las partes de la nulidad


de oficio, en aplicación del principio de economía procesal.

El artículo 167 in fine del Código Procesal Civil de Tucumán prescribe: “La nulidad
proveniente de defectos en la constitución del órgano jurisdiccional o la omisión de
aquellos actos que la ley impone para garantizar el derecho de terceros, es
insubsanable y podrá ser declarada de oficio y sin sustanciación si la nulidad es
manifiesta”.

¿Qué son las nulidades preventivas? No es misión del juez, con respecto a las
nulidades procesales, únicamente declararlas; debe, además, prevenirlas [32]. Es
consecuencia de la evolución del juez espectador al juez director.

pág. 32
En el diseño del Código Procesal Civil existen instrumentos que permiten prevenir
las nulidades, tales como la calificación de la demanda y reconvención, así como la
calificación de otros actos procesales (inadmisibilidad e improcedencia), como en
los medios impugnatorios, y el saneamiento del proceso, instituciones cuyo estudio
desborda el presente estudio.

Así, en el saneamiento del proceso, a modo referencial, señalamos que el juez


puede expedir resolución declarando la nulidad y consiguiente conclusión del
proceso por invalidez insubsanable de la relación, precisando sus defectos. Si los
defectos fueran subsanables, el juez otorgará un plazo para su subsanación, de

acuerdo a cada vía procedimental. Subsanados los defectos, el juez declarará


saneado el proceso por existir una relación jurídica procesal válida. En caso
contrario, lo declarará nulo y consiguientemente concluido (incisos 2 y 3 del artículo
465 del Código Procesal Civil). El inciso 5, letra b) del artículo 34 del Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación argentina, destaca entre las facultades del
juez: “Señalar, antes de dar trámite a cualquier petición, los defectos u omisiones
de que adolezca, ordenando que se subsanen dentro del plazo que fije, y disponer
de oficio toda diligencia que fuere necesaria para evitar nulidades”.

6. Efectos de las nulidades

De acuerdo con Véscovi, las nulidades procesales tienen límites subjetivos y


objetivos. Límite subjetivo es el que se refiere a las partes intervinientes en el acto
procesal; la nulidad no debe afectar a un tercero. En efecto, “un acto puede ser nulo
para unos y no para otros. Así, la notificación hecha a la persona jurídica y a la
persona física en un mismo domicilio, puede ser nula para la una y no para la otra
(nula para la que no tiene ese domicilio y no para la otra que lo tiene). En general,
la nulidad no debe afectar al tercero, sobre todo de buena fe”[33].

pág. 33
El artículo 173 del Código Procesal Civil, sólo aborda los límites o efectos objetivos.
El acto procesal se tiene por viciado, desde su origen mismo. La declaración de
nulidad de un acto procesal no alcanza a los anteriores ni a los posteriores que sean
independientes de aquél.

La norma citada agrega que, la invalidación de una parte del acto procesal no afecta
a las otras que resulten independientes de ella, ni impide la producción de efectos
para los cuales el acto es idóneo, salvo disposición expresa en contrario. Estas
disposiciones expresas del C.P.C. en contrario son: artículo 380 (nulidad o
revocación de una resolución apelada sin efecto suspensivo) e inciso 2 del artículo
396 (efectos del recurso de casación sustentado en un error in procedendo).La
nulidad es de carácter declarativo. El acto procesal es ineficaz desde su origen
mismo.

En puridad, si se trata de actos anulables, la nulidad no se produce hacia atrás, sino


hacia adelante: V.gr., en la Audiencia respectiva el juez no actúa los medios
probatorios de una tacha de documentos y una oposición a una pericia (cuestiones
probatorias); ello no va afectar el trámite de conciliación, ni la enumeración de los
puntos controvertidos, ni la admisión de los medios probatorios. En los actos nulos,
el efecto nulificante es total, como es el caso de la demanda que sea planteada por
un interdicto.

WEBGRAFÍA

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