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- ¿QUÉ ES Y PARA QUÉ SIRVE LA ÉTICA?

La ética sirve para la convivencia pacífica entre los seres humanos. También se la
puede conocer como comportamiento moral.
Este es un término que se refiere, principalmente, a dos puntos. En primer lugar, se
refiere a un estándar establecido, bien fundamentado, que permite separar el bien
del mal. En este sentido, la ética determina el comportamiento de los seres humanos
en materia de deberes, derechos, obligaciones, justicia y otras virtudes.
En segundo lugar, la ética se refiere al estudio y al desarrollo de los valores éticos
de un individuo. En este sentido, la ética involucra la evaluación de los principios
morales propios, de modo que se determine si estos tienen fundamentos sólidos y
promueve la sana convivencia entre los miembros de una sociedad.
Muchos estudiosos del área consideran que los valores éticos y morales son
compartidos por la mayoría de las culturas, tales como el respeto, la confianza, la
responsabilidad, la compasión y la justicia.
Del mismo modo, el evitar el sufrimiento humano, la promoción de la búsqueda de
la felicidad y la igualdad son elementos éticos compartidos por la mayoría de las
sociedades.
La ética permite escoger el camino a seguir, permite diferenciar entre el bien y el
mal y está íntimamente relacionada con los valores morales, como el respeto, la
honestidad y la justicia. Es importante no confundir ética con moral ya que ésta es
el fundamento de la primera.
El sociólogo Raymond Baumhart realizó un estudio en el que interrogaba a las
personas sobre el significado del término “ética”. Entre las respuestas, figuraban las
siguientes:
 “La ética tiene que ver con lo que mis sentimientos me dicen que está bien o
mal”.
 “La ética tiene que ver con mis creencias religiosas”.
 “La ética es un conjunto de comportamientos aceptados por nuestra
sociedad”.
Sin embargo, Baumhart explica que la ética no puede depender de los sentimientos,
puesto que, con frecuencia, los sentimientos y las emociones se desvían de lo que
es ético.
Del mismo modo, la ética no debe depender de la religión a pesar de que la mayoría
de las religiones se basan en valores éticos, puesto que esto querría decir que la
ética no atañe a los ateos.
Por último, la ética no es una convención social, puesto que, en ocasiones, lo que
la mayoría de las personas piensan puede ser incorrecto.
La Alemania nazi es un ejemplo de una sociedad corrupta basada en la opinión de
la mayoría, la “suprema raza aria”, que consideraba a los judíos, a los negros y a
otros grupos como seres inferiores. Esto da origen a uno de los más grandes
genocidios en la historia de la humanidad.
De igual forma, algunas personas podrían considerar que la ética es el cumplimiento
de las leyes. Esta concepción es errónea, al igual que las anteriores.
Por ejemplo, las leyes aprobaban la esclavitud durante el siglo XVIII. No obstante,
esclavizar a un ser humano, condenarlo a trabajo forzoso y considerarlo un ser
inferior no son comportamientos éticos.
- ÉTICA Y PERSONA
Este importante tema concerniente a la ética se refiere a cómo debemos medir
nuestras decisiones determinando las diferencias entre el bien y el mal, basados en
los valores, en la formación, en los criterios personales, los cuales implicarán
consecuencias desde el punto de vista personal, familiar, social y profesional. Por
esta razón, las personas afrontamos dilemas ante situaciones que exigen contar
con valores éticos suficientes para no dejarnos llevar por lo incorrecto.
Una de las características que identifica a individuos con ética personal es su
rectitud, lo cual se puede traducir en un comportamiento íntegro que se corresponde
con su probidad. Por esta razón, se convierten en ejemplos a seguir, debido a su
moralidad demostrada en todo momento, cualidad que además inspira confianza en
otros. Así mismo, contar con ética personal demuestra convicción y coherencia,
pues los valores arraigados no permiten actuar fuera del compromiso individual con
lo correcto. De esta manera, el comportamiento y las acciones están delimitadas
por una óptica bien definida y única, que nunca pierde fuerza con respecto a las
prioridades individuales que deben prevalecer, en cuanto al deber ser.
Igualmente, la solidez de nuestras decisiones es otra demostración de ética
personal, sustentada en la formación y en nuestras experiencias, que dan base para
fundamentar determinaciones y mantenerlas. Un vez que se ha comprometido la
palabra, es importante conservar este compromiso, pues no cumplir va despertando
en los demás falta de confianza.
En este sentido, se recomienda ser cuidadosos, pues las personas que
acostumbran a incumplir con lo ofrecido es muy difícil que puedan después revertirlo
para recuperar esa confianza deseada. Sin duda, la omisión y la negligencia son
enemigos de nuestra integridad.
Por otra parte, es importante no perder de vista la diferencia entre lo correcto y lo
incorrecto, mantenerse al margen de todo lo que vaya en contra de los valores y
principios, pues esto sin duda traerá buenos resultados en todos los ámbitos.
Cultivar la ética personal como parte de la conducta influye en todos los niveles de
nuestra vida, tanto en lo social, en lo laboral, así como en lo individual y debemos
mantener este valor siempre presente y transformarlo en uno de nuestros atributos
más distintivos, lo que nos brindará muchas satisfacciones y permitirá representar
un ejemplo para los demás.
- VACÍO ÉTICO EN LA SOCIEDAD CONTEMPORÁNEA
Hablar del vacío ético de nuestra sociedad colombiana puede conducir fácilmente a
discursos moralizantes, tejidos desde perspectivas particulares o a descripciones
apocalípticas que señalen todo lo pervertido y desastroso de nuestro
comportamiento individual y social. Puede llevar, además, a concluir con el anuncio
de una gran catástrofe y a dictaminar sobre lo que ineludiblemente sería necesario
hacer. Soy consciente de estos peligros, y si sucumbo en algunos de ellos ante la
necesidad que siento de no hacer una disquisición puramente teórica y formal, sino
una reflexión que toque la realidad concreta, presento por anticipado mis excusas.
No pretendo, por otra parte, hacer una presentación completa, y menos aún
exhaustiva, del vacío ético de nuestra sociedad; ello escapa a la percepción y al
análisis de cualquier observador particular. Sólo pretendo apuntar a algunos
elementos que juzgo fundamentales y que necesariamente han de ser discutidos y
complementados por todos ustedes.
1. El vacío ético: una constatación Cada vez aparece de manera más recurrente, en
el discurso ciudadano y en la conciencia de los hombres de buena voluntad, la
constatación de un vacío ético en la conducta individual y social de nuestras gentes,
que va engullendo en su espiral los extraordinarios recursos materiales y humanos
de nuestra herencia común e imposibilita consecuentemente la realización de
nuestras legítimas aspiraciones sociales. Es preciso tomar conciencia de que,
suprimido un valor dentro de un determinado sistema ético, éste se desequilibra, si
no es sustituido o reemplazado por otro valor, y va produciendo un vacío cada vez
más desestabilizador que actúa a la manera de una reacción en cadena. Por otra
parte, y de manera lógicamente complementaria, cada vez es más frecuente
escuchar en nuestro medio la urgencia de constituir y fundamentar una nueva ética
que venga a llenar dicho vacío. En efecto, la situación del país hace evidente el
peligro de una sociedad que se desintegra a pasos agigantados, y que a pesar de
todos los esfuerzos hechos -acertados unos, equivocados otros- no logra encontrar
ni el método, ni los contenidos, ni los resortes necesarios para aunar las voluntades,
poner en dique a la desintegración y construir la nueva sociedad que unos y otros
anhelamos.
2. De una u otra forma, sin embargo, todos vamos cobrando una conciencia, cada
vez más clara, de que no es a través de la fuerza impositiva y coercitiva de un poder
absolutista de derecha, de izquierda, o de centro; ni a través de una fuerza represiva
-policiva o militar garante de un "statu quo", como lograremos establecer un nuevo
orden y salir avante en la constitución de una sociedad auténticamente humana.
Porque la fuerza física no es, ni de lejos, una. De las principales características del
ser humano y de su vida en sociedad. Tampoco parece suficiente, aunque sea del
todo necesaria, la constitución de un sabio orden jurídico que regule con leyes
apropiadas las relaciones de la convivencia ciudadana. Es necesaria una fuerza
moral (contrapuesta a física) que brote y se fundamente en las raíces mismas de la
persona humana, en lo específico de su mismo ser y que, a través de su
racionalidad, aglutine, oriente y ligue a los ciudadanos de manera insoslayable en
un propósito común. Este propósito, parece, no podría ser otro que la conformación
de una convivencia ciudadana en la que prime el respeto a la vida y el carácter
inviolable de los derechos primarios de la persona humana: su libertad y sus
aspiraciones a una vida digna en la que, la salud, la vivienda, la educación, el trabajo
y la cultura, así como la capacidad de relación y asociación, encuentren la garantía
y el respeto de todos. Dentro de esta perspectiva, la indeclinabilidad de los deberes
para con los demás se constituye en un elemento indispensable de la vitalidad
fundamental del organismo social. En otras palabras, cada vez se hace más clara
la necesidad de una nueva ética: nueva, porque realmente inexistente en la
conciencia y en las costumbres de nuestra sociedad; nueva, porque ha de buscar o
reencontrar, desde la racionalidad humana, no sólo 1a normatividad que responda
a situaciones, necesidades y descubrimientos nuevos, que la vida ha ido haciendo
emerger; sino, nueva, sobre todo, por la fundamentación y revitalización de los
vínculos que dentro de un legítimo pluralismo- liguen efectivamente a las
voluntades, desde dentro, en la prosecución del bien común.
2. El vacío ético: una descripción fenomenológica La nueva ética ha de dar
respuesta a los múltiples efectos del vacío ético que hoy nos asfixia, entre cuyas
manifestaciones podrían destacarse las siguientes: - La falta de aprecio y de respeto
por la vida humana, la cual es suprimida y negociada por el sicariato, el terrorismo
y el secuestro; o es sofocada y disminuida por la desigualdad de oportunidades, la
marginación, y la explotación laboral, en aras del egoísmo de individuos o grupos.
- La ausencia de tolerancia ideológica, social y política que no encuentra otra forma
de plenitud distinta de la supresión física o moral del adversario, la liquidación del
opositor, el exterminio de quienes piensan de manera diferente, o persiguen
intereses distintos de los propios.
3 - La falta de una libertad real para muchos, junto con la tolerancia y la permisividad
casi total para otros, amparados socialmente por el subjetivismo, el relativismo y el
escepticismo moral. - La carencia de principios éticos explícitos acerca de los que
constituye el origen del derecho, frente a la aberrante prepotencia del poder físico,
económico, político o social, invocado y esgrimido como fuente de aquél.
- Los graves vacíos en la administración de la justicia, a causa de la venalidad de
los jueces o de su temor a desaparecer "ajusticiados" por la irracionalidad de la
fuerza bruta; y la impunidad, con no poca frecuencia, calculada y planeada.
- La incapacidad para asumir las responsabilidades inherentes a la posición, al
empleo o al trabajo, tan codiciadas en los sectores públicos.
- La indolencia, inadvertencia e inoperancia inveterada de los sectores políticos y
administrativos frente a las necesidades sociales de sus conciudadanos,
especialmente en los rincones más alejados de los centros de poder, o en los
sectores marginados de nuestros campos y ciudades.
- El desenfreno de la avaricia de dinero que no se detiene ante diques de ninguna
naturaleza y practica desde el peculado hasta el fraude y el soborno.
– La inescrupulosita en el aprovechamiento abusivo de los dineros públicos para el
enriquecimiento egoistico, así como la habilidad para engañar y defraudar al estado.
- La ignorancia afectada con relación a la función primaria de la propiedad privada,
especialmente de los bienes productivos, así como de la función social de la
profesión y de las cualidades personales.
- La prescindencia y el silencio con relación a los deberes y obligaciones individuales
y sociales, frente a la exaltación, necesaria y urgente de los derechos humanos,
hecha de manera unilateral.
- La falta de sentido de la responsabilidad en el cumplimiento de los deberes más
sagrados, como la paternidad responsable, hasta aquellos que hay que ejercer con
la participación ciudadana en las urnas, en los debates públicos, en las campañas
sociales y en las demostraciones de solidaridad y de protesta.
- La deshonestidad electoral con la venta de votos y los demás vicios que han
corrompido nuestro régimen democrático, como el tráfico de influencias.
- El vacío de veracidad causado por la mentira y el engaño, por la falta de sinceridad
en los diálogos, por la infidelidad a la palabra dada y a los acuerdos y pactos
ciudadanos.
- La tendencia hacia un absolutismo de los medios de comunicación social, algunos
de los cuales no respetan la intimidad ni el dolor de las personas, ni las razones de
utilidad común, con tal de causar sensación en la opinión pública y recaudar óptimas
ganancias comerciales.
La manipulación que hacen de la verdad con informaciones sesgadas y parciales;
el fomento por sí mismas de las 4 confrontaciones entre ciudadanos y grupos, la
desinformación y divulgación de valores que socavan la moralidad pública, como la
violencia y la infidelidad.
- La exaltación de principios engañosos que sirven de sustento a posiciones como
la "Seguridad Nacional”, o la defensa de ¡ "Orden Institucional" sin más, excluida la
referencia a otros principios superiores; igualmente la aceptación práctica de
principios tales como "El fin justifica los medios". - El desmoronamiento progresivo
de instituciones básicas del tejido social, como la familia humana; el refugio en la
intimidad personal que hace posible el juego de la "doble moral", etc. Ojalá que la
enumeración anterior, muy incompleta por cierto, no se perciba como fruto de una
visión excesivamente pesimista. Por el contrario: ha de entenderse como un
esfuerzo por reconocer con sinceridad nuestros males y buscar los remedios que
parezcan más apropiados, acudiendo a las reservas éticas de nuestro pueblo.
Tratando de hacer una síntesis, me atrevo a decir que la nueva ética ha de
responder al vacío causado por la ausencia de racionalidad humana en no pocos
de los procederes ciudadanos; vacío que ha sido llenado por predominio de la sin-
razón y de la fuerza; por la prevalencia de la irresponsabilidad sobre la conciencia
de los deberes fundamentales; por la primacía del subjetivismo frente a la
objetividad del bien común, y de lo privado frente a lo público.
3. El vacío ético: un intento de profundización La anterior descripción
fenomenológica del vacío ético, en la que se mezclaban quizás causas y efectos,
no es más que una invitación a profundizar, más allá del fenómeno, en los hechos
que se hallan detrás de ese vacío. Pero antes de descender a lo que juzgo más
fundamental, deseo anotar
–como ya lo han hecho otros analistas. Que en nuestra patria dicho vacío en su
globalidad ha sido causado por el rechazo o por el olvido de una ética y más
exactamente de una moral, que tradicionalmente se había identificado con la religión
católica. Esta moral impregnó, de manera casi exclusiva durante muchas décadas,
el ethos del pueblo colombiano. Sin embargo, por razones históricas y culturales,
que no es del caso analizar en esta exposición, dicha moral no alcanzó a permear
suficientemente los comportamientos públicos en el orden social, económico y
político.

- PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN EL POSTCONFLICTO, UN COMPROMISO


EN LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS Y LA JUSTICIA SOCIAL
El posconflicto constituye una oportunidad de oro para saldar la deuda de la
participación ciudadana en el país. Con cerca de 70 ejercicios específicos para que
la ciudadanía se involucre en la implementación de lo pactado, el Acuerdo de Paz
entre el Gobierno y las FARC retoma la agenda de profundización de la democracia
participativa en los territorios y la intención de legitimación del Estado que le es
inherente.
El desafío está servido y, frente a él, surge una duda natural: ¿Qué debemos hacer
para que la participación ciudadana derivada del Acuerdo de Paz no repita los
errores del pasado?
Desde el año 2014, la Fundación Ideas para la Paz (FIP) ha venido adelantando
distintos proyectos sobre participación en el posconflicto que ayudan a contestar
esta pregunta. El informe "Participación ciudadana en el posconflicto:
Recomendaciones para saldar una deuda histórica", hace una lectura del Acuerdo
en clave de participación ciudadana y presenta recomendaciones: nueve
orientaciones para la política pública sobre participación ciudadana y diez pasos
para poner en marcha ejercicios participativos.
Las nueve recomendaciones, que van acompañadas de una información ilustrativa
que es útil para comprender su importancia o de un ejemplo sobre cómo ponerla en
práctica, incluyen: Pensar la ruralidad, incorporar reflexiones previas, reconocer el
entramado social y comunitario, aceptar distintas visiones sobre el desarrollo rural,
impulsar una economía de espacios y ejercicios, mejorar la coordinación entre
instituciones y niveles de gobierno, ir más allá del Plan, uso de nuevas tecnologías
y garantías de seguridad.

Syllabus
Las preguntas planteadas por el tutor son las siguientes:

Del texto:
Esponda, K. (2011). Victoria Camps Educar para la ciudadanía. Revista Filosofía
UIS, 9(1), 177-185, las siguientes preguntas
- “La pregunta por la educación ciudadana, que es una educación moral, pero a la
vez política, una educación cívica, pasa necesariamente por tres momentos
argumentativos “1. ¿Qué virtudes se deben transmitir? 2. ¿Quién debe hacerlo? 3.
¿Cómo lo deben hacer?, Esponda, K. (2011). Pág. 182,”
Conteste las siguientes preguntas:
1. ¿De los tres factores de la Educación seleccione uno: La Educación Cívica, La
Política o la Moral, luego seleccione de los tres momentos argumentativos uno, el
de mayor interés o que le parezca más trascendente para su vida personal y/o de
comunidad, realice una explicación de cómo usted piensa debería aprovecharse,
comparta sus razones y fundamentos con sus compañeros dentro del foro
Colaborativo.
2. ¿Cómo Ciudadanos libres en dónde empieza nuestra Libertad con nosotros
mismos y en dónde termina para con los demás?

Del texto de, Cortina, A. (2009). Educar en la ciudadanía, aprender a construir un


mundo junto (Cap. 7). En Ciudadanos del mundo. Hacia una teoría de la ciudadanía.
3ª. Ed. Madrid: Alianza Editorial S.A.
Conteste la siguiente pregunta:
3. ¿Por qué motivo piensa usted que el ser humano confunde en diferentes aspectos
de su vida el sentido de valor con el del precio? y ¿qué tipos de ejercicios educativos
plantearía para cambiar la realidad según sus argumentos dados?

Del texto "A Diferencia de la Democracia Ateniense que identifica la auténtica


Libertad con la participación en la vida pública, la modernidad estrena la libertad
como independencia, como disfrute celoso de la vida privada” Cortina, A. (2009).
Educar en la ciudadanía, aprender a construir un mundo junto (Cap. 7). En
Ciudadanos del mundo. Hacia una teoría de la ciudadanía. 3ª. Ed. Madrid: Alianza
Editorial S.A.
Conteste la siguiente pregunta:
4. ¿En la actualidad nuestra Sociedad atraviesa por una pérdida de valores total,
qué piensa usted acerca de nuestra participación en el aspecto Político?, explique
su respuesta
file:///C:/Users/Jawer/Downloads/772-2009-1-PB.pdf

http://www.el-nacional.com/noticias/historico/etica-personal_51285

http://files.cursosbiblianixon.webnode.com.co/200000190-
cb5b7cc565/El%20vac%C3%ADo%20%C3%89tico%20en%20la%20Sociedad%20Colombiana.pdf

http://www.ideaspaz.org/publications/posts/1542

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