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La persona
cualitativamente es diferente al resto de seres. Una persona es un ser racional e inteligente,
consciente de sí mismo y de sus actos, con identidad propia y totalmente independiente. Esta
definición permite conocer varios aspectos que le permiten ser relevantes al ser humano.
La persona no existe solamente en modo físico, sino que sobre existe espiritualmente
en conocimiento y amor. Interiormente toda persona conserva un espíritu, el mismo que es la
raíz de la personalidad. La persona está enraizada en el mundo de la afectividad y está destinado
a un fin trascendente. Toda persona sin importar quien sea, está presente porque tiene un
objetivo trascendente en su vida.
Desde un inicio hasta la actualidad toda persona necesita afecto. Desde los más
pequeños hasta los que se encuentran al borde de la mortalidad necesitan estrechar lazos de
afectividad. La afectividad es una cualidad que influye de manera muy pronunciada en el
desarrollo y evolución de la persona. La persona es siempre la misma, aunque cambie el mundo
a su alrededor. Existen varios factores que mencionan este punto con mayor profundidad.
La persona es un ser perfecto. La perfección de la persona es una virtud que les coloca
por encima, en un plano superior del resto de los seres de la naturaleza. De algún modo se puede
decir que este hecho le atribuye a la persona un rasgo de dignidad sobre el resto de las especies.
La persona es el ser digno por excelencia, por encima del cosmos, de la materia, de las plantas y
de los animales.
Robert Spaemann afirma que “la persona no es un sinónimo del concepto de especie,
sino, más bien, ese modo de ser con el cual los individuos de la especie humana son”. La
afirmación de dignidad de la persona está históricamente ligada al cristianismo. Los cristianos
fueron los primeros que afirmaron la igualdad de todos los hombres. La iglesia fue la que
reivindicó la dignidad de toda persona, aboliendo desde su raíz a la esclavitud y limitación de
derechos civiles según la condición social, el sexo, etc.
Cada persona posee un carácter único e irrepetible. Cada persona tiene rasgos únicos,
los cuales sirven para permitir identificarlos como personas, no como otra especie. El hombre
tiene una esencia y una naturaleza la cual le permite actuar de un modo determinado para
alcanzar lo que exige su perfección, fundamentándose principalmente en su libertad.
Las necesidades de cada persona son diferentes. Por otro lado, el obrar del ser humano
está regido por la libertad y la moralidad. Si la persona se encuentra en busca de cumplir los
requisitos mencionados se encuentra expuesta a conseguir su felicidad, caso contrario, es más
probable que sea infeliz.