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CRECIMIENTO Y DESARROLLO
LA DEPRESION Y EL SUICIDIO
GUIA #6
2019
La depresión en niños puede ser severa y de larga duración y puede interferir en todos los aspectos de su
vida diaria, desde el rendimiento escolar hasta sus relaciones con amigos y familiares.
A pesar de que un niño puede presentar uno o más síntomas de depresión, generalmente se considera un
trastorno depresivo si se observan 4 o más síntomas por un largo período de tiempo.
Ten presente que muchos de los síntomas descritos son características de otros tipos de problemas o
trastornos. Si algunos de estos síntomas están presentes o tienes dudas, consulta al profesional.
Estado de ánimo irritable o depresivo
Pérdida de interés o placer
Aislamiento social
Agitación
Problemas de conducta/disciplina
Autoestima baja
Sentimientos de que no vale nada
Sentimientos de desesperación
Dificultad al concentrarse
Llanto frecuente
Quejas físicas
Subida o bajada de peso
Crecimiento y peso no apropiados
Cambio en apetito
Trastornos en el sueño
Cansancio
Conducta dirigida a lastimarse a sí mismo
Hablar acerca del suicidio o intentarlo
Ninguno de estos síntomas, aislados o en grupo, son solamente de depresión.
En la lista siguiente se presentan algunos problemas (no todos) que pueden ser difíciles de diferenciar de la
depresión porque tienen síntomas en común. En todo caso, un profesional de la salud mental será capaz de
descartar estas y otras causas.
A continuación se detalla la condición y los síntomas básicos que la depresión comparte con otros trastornos:
Por otro lado, cuando las señales y los síntomas de depresión son persistentes y más severos, se debe
buscar la ayuda de un profesional (generalmente un psicólogo o un psiquiatra).
1. Autoestima baja y tendencia a criticarse a sí mismo: elogia al niño frecuentemente con sinceridad; acentúa
lo positivo, de una manera comprensiva, pon en tela de juicio las críticas del niño hacia sí mismo y señálale
sus pensamientos negativos cuando ocurran.
2. Culpabilidad: ayuda al niño a distinguir entre los acontecimientos que él puede controlar y los que están fuera
de su alcance: ayúdalo a que comience a hablar positivamente de sí mismo.
3. Estabilidad familiar: mantén una rutina y disminuye los cambios en asuntos familiares; coméntale acerca de
los cambios con anticipación para reducir las preocupaciones.
4. Desesperación e impotencia: pide al niño que escriba o hable de sus sentimientos y que anote sus
pensamientos placenteros de 3 a 4 veces al día, para que éstos vayan aumentando en un período de 4 a 6
semanas.
5. Pérdida de interés y tristeza: prepara una actividad interesante al día; planifica acontecimientos especiales;
comenta temas agradables.
6. Apetito y problemas de peso: no lo obligues a comer; prepara sus comidas favoritas; favorece que la hora
de comer sea placentera.
7. Dificultades para dormir: mantén un horario constante para dormir; participa junto con él en actividades
relajantes como leer o escuchar música suave; termina el día con una nota positiva.
8. Agitación e inquietud: cambia las actividades que causan agitación; enséñale al niño técnicas de relajación;
un masaje puede ayudar; estimula el ejercicio y la recreación.
9. Temores excesivos: reduce las situaciones que causan ansiedad e incertidumbre; apóyalo y tranquilízalo; la
planificación puede reducir la incertidumbre.
10. Comportamiento agresivo e ira: rechaza la conducta destructiva de una manera amable pero firme; da
validez a sus emociones y estimula al niño a expresar sus sentimientos de ira apropiadamente; no reacciones
con ira; se consistente en sus respuestas a la conducta inadecuada.
11. Dificultad para pensar y para concentrarse: anima al niño a participar en juegos, actividades, charlas
familiares; trabaja con los maestros y los psicólogos escolares para promover el aprendizaje.
12. Pensamientos suicidas: estate alerta a las señales de suicidio; busca ayuda profesional inmediatamente.
13. Si la depresión persiste: consulta con un médico para que realice un examen; pide ser derivado o referido al
psicólogo escolar, al psicólogo clínico o a un psiquiatra
SUICIDIO Y DEPRESION
Recuerda:
En algunas ocasiones los problemas pueden hacer creer que la vida no tiene sentido o no vale la pena
vivirla, no olvides que es posible superar este malestar y está bien buscar apoyo en otras personas.
Los conflictos de pareja o las rupturas amorosas pueden ocasionar dolor intenso, desesperanza,
enojo y muchas emociones negativas y hacer creer que no se puede volver a ser feliz. Busca
ayuda para afrontar esta situación transitoria y se puede superar.
Hablar lo que se siente es el primer paso para encontrar la solución a los problemas y nos hace
sentir mejor.
Existen diferentes fuentes potenciales de ayuda: los familiares cercanos, los amigos, profesores o
adultos de confianza, líderes espirituales, las líneas de atención telefónica en salud mental, los
consejeros escolares o docentes orientadores de las instituciones educativas, los profesionales de
la salud (medicina, enfermería, psicología, trabajo social, terapeuta ocupacional y otras
disciplinas), Centros de Escucha y Zonas de Orientación Escolar y Universitaria, entre otras
alternativas que existen en la comunidad.
Si sientes ganas de llorar frecuentemente, desesperanza, estado de ánimo variable, negativismo,
deseo de morir, perdida del interés en las cosas que siempre disfrutaste, alteraciones en el sueño
o del apetito, es necesario que consultes en el lugar que habitualmente te prestan servicios de
salud.
• Restricción del acceso a los medios más frecuentemente utilizados para el suicidio (por ejemplo,
plaguicidas, armas de fuego y ciertos medicamentos).
• Información responsable por parte de los medios de comunicación.
• Identificación temprana, tratamiento y atención de personas con problemas de salud mental y abuso de
sustancias, dolores crónicos y trastorno emocional agudo
• Capacitación de personal de salud no especializado, en la evaluación y gestión de conductas suicidas
• Seguimiento de la atención prestada a personas que intentaron suicidarse y prestación de apoyo
comunitario
• Apoyar a quienes han perdido a seres queridos que se han suicidado
• Introducción de políticas orientadas a reducir el consumo nocivo de alcohol.
Puntos de contacto para la gestión de acceso a servicios de salud ante los cuales puede acudir cualquier
ciudadano, organización o institución para solicitar la intervención de las secretarías de salud y de la
Superintendencia Nacional de Salud, cuando se presenten barreras en la atención como citas, entrega
oportuna y completa de medicamentos, exámenes de laboratorio, procedimientos y atención por
urgencias u hospitalización. Aplica para cualquier servicio de salud, incluyendo los de salud mental.
a probabilidad de intentar suicidarse o consumar este hecho, aumenta en presencia de los siguientes factores:
No interrumpa a la persona mientras cuenta lo que le pasó. Tenga paciencia y mantenga la calma.
No juzgue lo que hayan hecho o dejado de hacer, ni sus sentimientos. No diga cosas como “no debería sentirse así”, “debería
sentirse afortunado de estar vivo”.
No invente cosas que no sabe.
No utilice expresiones demasiado técnicas.
No cuente lo que le pasó a otra persona.
No le hable de sus propios problemas, ni de consejos. La idea es que las personas encuentren alternativas a través de la
reflexión.
No haga falsas promesas ni dé falsos argumentos tranquilizadores.
No piense ni actúe como si tuviera que resolver todos los problemas de la persona en su lugar.
No le quite su fortaleza, su sensación de poder cuidarse a sí misma.
La vida es preciosa aunque a veces se presenten dificultades. Tomarse un minuto para tender la mano a alguien puede
cambiar el curso de su vida
Como miembros de la comunidad, es nuestra responsabilidad apoyar a las personas que puedan estar sufriendo. Ofrecer
unas palabras de apoyo y escuchar sin juzgar puede hacer la diferencia.
Acércate a las personas que lo necesitan y anímalas a hablar a su manera y a su ritmo. No presione a la persona para que le
cuente lo que le pasó.
Trate de encontrar un lugar tranquilo para hablar, minimizando las distracciones externas.
Sitúese cerca de la persona pero guardando la distancia apropiada según su edad, sexo y cultura.
Hágale entender que está escuchando; por ejemplo, asintiendo con la cabeza o diciendo “ajá”.
Respete la privacidad y mantenga la confidencialidad del relato, especialmente cuando revelen cosas muy íntimas.
Es un mito que el hablar sobre el suicidio con alguien le da la idea o desencadena el acto; si uno es compasivo y escucha sin
juzgar es más probable que ayude a reducir la angustia.
Recomiende a la persona buscar ayuda profesional y si está disponible en salud mental.
Si cree que la persona va a intentar suicidarse, no la deje sola, retire todo aquello que pueda utilizar para hacerlo (venenos,
objetos corto punzantes, medicamentos, armas de fuego, entre otros) y llame al número de emergencias de su ciudad para
recibir ayuda.
SI ESTAS CERCA A UNA PERSONA (HERMANO, TIO, PADRE E HIJO, AMIGO) QUE RECIEN
INTENTO SUICIDARSE.
NO NO NO NO NO NO
NO Empiece a contar sus propios
problemas o decir …si a mi me paso, yo,
yo y termina dándose el protagonismo,
VICTIMIZANDOSE, si siente que no es la
persona adecuada para dar un consejo o
brindar apoyo, si siente también fuertes
sentimientos de depresión es mejor que
también busque ayuda.
No juzgue
No inicie una discusión
No le lleve la contraria
No lo amenace
El comportamiento suicida es una acción destinada a lastimarse uno mismo e incluye los
gestos de suicidio, los intentos de suicidio y el suicidio consumado. En la ideación
suicida existen pensamientos y planes de suicidio. Los intentos de suicidio son actos
autolesivos que podrían provocar la muerte, como, por poner un ejemplo, colgarse o
ahogarse.
Un evento estresante puede conducir al suicidio en niños que sufren trastornos de la salud mental como la
depresión.
Los niños con riesgo de suicidio están deprimidos o ansiosos, abandonan sus actividades, hablan sobre
asuntos relacionados con la muerte o sufren cambios repentinos de comportamiento.
Los miembros de la familia y los amigos deben considerar seriamente todas las amenazas o intentos de
suicidio.
En Estados Unidos, el suicido es la segunda o tercera causa de muerte en adolescentes. Se producen unas
2000 muertes al año por esta causa. Y aún debe tenerse en cuenta que probablemente un cierto número de las
muertes atribuidas a accidentes, como los de vehículos y armas de fuego, sean en realidad suicidios.
Son muchos más los jóvenes que intentan el suicidio que los que lo logran. Los Centros para el control y la
prevención de enfermedades proporcionaron la siguiente información acerca de los estudiantes de secundaria en
Estados Unidos en 2015:
El 17% de los estudiantes de secundaria consideraron seriamente intentar suicidarse en el año anterior.
El 29% de los estudiantes lesbianas, gays o bisexuales (LGB) intentaron suicidarse al menos una vez el
año anterior, en comparación con el 6% de los estudiantes de secundaria heterosexuales.
Con frecuencia, las tentativas de suicidio implican la existencia de cierta ambivalencia en relación con el deseo
de morir y suelen ser una forma de pedir ayuda.
En los adolescentes estadounidenses, los chicos sobrepasan a las chicas en suicidios consumados en una
proporción superior a 4 a 1. Sin embargo, las chicas son de 2 a 3 veces más propensas a intentar el suicidio.
¿Sabías que...?
Factores de riesgo
Los pensamientos suicidas no siempre conducen a la conducta suicida, pero son un factor de riesgo para esta
última. Varios factores influyen de forma característica en el hecho de que los pensamientos suicidas se
transformen en comportamientos suicidas. Con frecuencia hay un problema de salud mental subyacente y un
acontecimiento estresante que lo desencadena. Entre los eventos estresantes se encuentran
El fracaso escolar
Sin embargo, ese tipo de eventos estresantes son bastante frecuentes entre los niños, y raramente conducen a
comportamientos suicidas si no hay otros problemas subyacentes.
Depresión: los niños o los adolescentes con depresión tienen sentimientos de desesperanza y de
impotencia que limitan su capacidad para considerar soluciones alternativas a problemas urgentes.
Alcohol o consumo de drogas: el abuso de alcohol o el consumo de drogas disminuyen las inhibiciones
frente a acciones peligrosas y alteran la anticipación de las consecuencias.
Escaso control de los impulsos: los adolescentes, en particular los que presentan un trastorno por
comportamiento perturbador, como el trastorno disocial, actúan impulsivamente, sin pensar.
Otros trastornos mentales y físicos también pueden aumentar el riesgo de suicidio. Entre ellos se incluye
la ansiedad, la esquizofrenia, los traumatismos craneoencefálicos y el trastorno de estrés postraumático.
A veces, los niños y los adolescentes que intentan suicidarse están enfadados con parientes o amigos, son
incapaces de controlar la ira y dirigen su enfado contra sí mismos. Desean manipular o castigar a otras personas
(«Se arrepentirán después de que yo muera»). Las dificultades de comunicación con los padres pueden
contribuir al riesgo de suicidio.
En ocasiones, el comportamiento suicida se presenta cuando el niño imita las acciones de otras personas. Por
ejemplo, un suicidio al que se ha dado mucha publicidad, como el de una persona célebre, a menudo viene
seguido de otros suicidios o intentos de suicidio. De igual modo, los suicidios por imitación ocurren en las
escuelas o institutos.
El suicidio es más probable en familias en las que los trastornos del estado de ánimo son frecuentes,
especialmente si existen antecedentes familiares de suicidio u otro comportamiento violento.
Diagnóstico
Identificación del riesgo por parte de los padres, médicos, maestros y amigos
Padres, médicos, profesores y amigos ocupan una posición en la que es posible identificar a los niños propensos
a intentar el suicidio, particularmente los que han tenido algún cambio de comportamiento reciente. Los niños y
adolescentes con frecuencia solo confían en sus compañeros, que deben ser fuertemente alentados a no
guardar un secreto que pueda conducir a la trágica muerte del niño suicida. Los niños que expresan
abiertamente pensamientos de suicidio tales como «Ojalá no hubiera nacido» o «Quisiera dormir y no despertar»
representan un riesgo pero, de la misma manera, los niños con signos más sutiles, como retraimiento social,
retroceso en el nivel escolar o acciones de desprendimiento de posesiones favoritas, también sufren un riesgo
potencial.
Prevención
Preguntar directamente al niño en riesgo sobre sus ideas de suicidio puede sacar a la luz aspectos importantes
que estén contribuyendo al malestar del niño. La identificación de estos aspectos, puede, a su vez, propiciar
intervenciones significativas.
En algunas comunidades existen líneas telefónicas de información y asistencia directa con servicio
ininterrumpido (ver Intervención en suicidios: Red nacional de prevención del suicidio (en Estados Unidos,
National Suicide Prevention Lifeline)) que proporcionan acceso rápido a una persona amable y comprensiva que
puede dar un consejo inmediato y asistencia para obtener más ayuda. Aunque es difícil comprobar que estos
servicios realmente reducen el número de muertes por suicidio, son útiles para orientar a los niños y a sus
familias a la hora de obtener los recursos adecuados.
Las siguientes estrategias pueden contribuir a reducir el riesgo de suicidio:
Obtener atención eficaz para los trastornos mentales y físicos, y para el consumo de sustancias
Los programas de prevención del suicidio pueden ayudar. Los programas más efectivos son aquellos que
intentan asegurarse de que el niño tenga lo siguiente:
Una escuela u otra institución social que promueva el respeto por las diferencias individuales, raciales y
culturales
Tratamiento
A veces la hospitalización
Los niños que expresan pensamientos relacionados con el deseo de hacerse daño a sí mismos o que intentan
suicidarse necesitan una valoración urgente en el servicio de urgencias del hospital. Cualquier tipo de intento de
suicidio debe tomarse en serio, porque un tercio de los suicidios consumados han tenido un intento de suicidio
previo, en ocasiones aparentemente trivial, como, por ejemplo, haciéndose arañazos superficiales en la muñeca
o tomando unos cuantos comprimidos. Cuando los padres o las personas responsables minimizan un intento de
suicidio fracasado, los niños pueden considerar esta respuesta como un desafío y el riesgo de un sui cidio
subsiguiente aumenta.
Una vez que la amenaza mortal ha sido superada, el médico decide si es necesaria la hospitalización del niño.
Esta decisión depende del riesgo que corre al permanecer en casa y de la capacidad de la familia para
proporcionar apoyo y seguridad física al niño. La hospitalización es la manera más segura de proteger al niño y
por lo general se indica si los médicos sospechan que el niño tiene un trastorno de salud mental grave, como la
depresión.
El grado de seriedad de un intento de suicidio puede estimarse mediante diversos factores, entre los cuales se
encuentran los siguientes:
Cuando el intento de suicidio no fue algo espontáneo, sino cuidadosamente planeado (por ejemplo, el
dejar una nota póstuma indica un intento planeado)
Es de vital importancia distinguir el intento de suicidio de sus consecuencias reales; por ejemplo, el adolescente
que ingiere píldoras inofensivas que él cree mortales debe considerarse en riesgo extremo.
Si la hospitalización no es necesaria, las familias de los niños que regresan a casa deben asegurarse de no tener
armas de fuego en el hogar y de que los fármacos (incluidos los fármacos sin receta médica) y los objetos
punzantes se encuentren en un sitio seguro o bajo llave. Incluso con estas precauciones, evitar un suicidio es
muy difícil, y no existen medidas comprobadas para un prevención satisfactoria.
Los médicos tratan cualquier trastorno que pueda tener el niño y que contribuya al riesgo (como la depresión o el
trastorno bipolar). Pero dicho tratamiento no puede eliminar el riesgo de suicidio. Aunque ha habido
preocupaciones referentes a que el tratamiento con antidepresivos pueda aumentar el riesgo de suicidio en
algunos adolescentes (ver Fármacos antidepresivos y suicidio), no tratar la depresión probablemente sea igual o
más peligroso. Los médicos controlan cuidadosamente a los niños que toman antidepresivos y prescriben sólo
pequeñas cantidades que no serían letales si se toman todas al mismo tiempo.
Por lo general remiten al niño a un psiquiatra, que puede proporcionar el tratamiento farmacológico adecuado y a
un terapeuta, que puede proporcionar psicoterapia, así como terapia cognitivo-conductual. El tratamiento es más
eficaz si el médico de atención primaria sigue participando.
Busca a Dios en tu aflicción. Cercano está el Señor para salvar a los que tienen roto el corazón y el espíritu. 19
El justo pasa por muchas aflicciones, pero el Señor lo libra de todas ellas. Salmos 34:18-19
Las tribulaciones del apóstol Pablo. 8 Tres veces le he rogado al Señor que me lo quite, 9 pero él me ha dicho:
«Con mi gracia tienes más que suficiente, porque mi poder se perfecciona en la debilidad.» Por eso, con mucho
gusto habré de jactarme en mis debilidades, para que el poder de Cristo repose en mí. 10 Por eso, por amor a
Cristo me gozo en las debilidades, en las afrentas, en las necesidades, en las persecuciones y en las angustias;
porque mi debilidad es mi fuerza. 2 Corintios 12:8-10
Tener FE aún estando atribulado, en apuro y derribado. 7 Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para
que se vea que la excelencia del poder es de Dios, y no de nosotros, 8 que estamos atribulados en todo, pero no
angustiados; en apuros, pero no desesperados; 9 perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no
destruidos; 10 siempre llevamos en el cuerpo, y por todas partes, la muerte de Jesús, para que también la vida de
Jesús se manifieste en nosotros. 2 Corintios 4:7-11
Protección en las pruebas y aflicciones. A ustedes, que por medio de la fe son protegidos por el poder de Dios,
para que alcancen la salvación, lista ya para manifestarse cuando llegue el momento final. 6 Esto les causa gran
regocijo, aun cuando les sea necesario soportar por algún tiempo diversas pruebas y aflicciones. 1 Pedro 1:5-6
Lo que produce el sufrimiento. Y no sólo esto, sino que también nos regocijamos en los sufrimientos, porque
sabemos que los sufrimientos producen resistencia, 4 la resistencia produce un carácter aprobado, y el carácter
aprobado produce esperanza. 5 Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro
corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado. Romanos 5:3-5
Dios será tu aliento en la dificultad. Aunque deba yo pasar por el valle más sombrío, no temo sufrir daño alguno,
porque tú estás conmigo; con tu vara de pastor me infundes nuevo aliento. Salmos 23:4
Dios con nosotros. «No tengas miedo, que yo estoy contigo; no te desanimes, que yo soy tu Dios. Yo soy quien
te da fuerzas, y siempre te ayudaré; siempre te sostendré con mi justiciera mano derecha». Isaías 41:10