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Respiración Completa

V. RESPIRACIÓN COMPLETA

La respiración completa, también llamada respiración yóguica (es un ejercicio clásico del yoga),
se realiza unificando las tres respiraciones anteriores: abdominal, torácica y clavicular. Es
evidente que este ejercicio busca aprovechar toda nuestra capacidad pulmonar.

Es un ejercicio que más allá de una relajación y una magnífica oxigenación, lo que proporciona
es un entrenamiento en el “autocontrol”, pues voluntariamente dirigimos todo el proceso. Aporta
serenidad, claridad y concentración. Es estupendo a todos niveles: tanto en lo físico, como en
lo emocional y en lo mental.

Beneficios de ésta respiración:

 Aprovecha y amplia toda nuestra capacidad pulmonar


 Proporciona una gran oxigenación
 Activa la circulación y tonifica el corazón
 Masajea los órganos
 Nos entrena en el autocontrol
 Mejora la percepción de uno mismo, y por ende la autoestima
 Proporciona serenidad y concentración

Se trata de una inspiración en tres fases, y una expulsión en tres fases. En la primera fase se
dirige el aire hacia la parte inferior (respiración abdominal), en la segunda fase a la parte media
(respiración costal), y finalmente a la parte alta (respiración clavicular), todo ello en la misma
inspiración. Y la expulsión del aire comienza vaciando la parte alta, sigue con la media, y finaliza
con la parte baja.

Cómo se practica:

Puedes practicarla tanto tumbado como sentado, pero si te inicias en ella es aconsejable que
comiences recostado cómodamente para que tu atención se centre totalmente en el ejercicio.

1. Coloca una mano sobre tu vientre y otra sobre el pecho. Expulsa 2 ó 3 veces a fondo
el aire.
2. Comienza con una inspiración lenta y profunda llevando el aire hacia la parte baja de
los pulmones (como si respiraras con el abdomen) y siente cómo empujas la mano
que tienes en el vientre.
3. Continúa inspirando el aire mientras dilatas la zona de las costillas
4. Cuando la zona costal esté dilatada, continúa inspirando un poco más a la vez que las
clavículas se levantan. Ahora tus pulmones están llenos de aire. Tanto éste paso como
el anterior podrás sentirlo con la mano que tienes en el pecho.
5. Retén unos instantes el aire procurando no tensar el rostro, el cuello o los hombros.
6. Comienza la expulsión haciendo que el aire salga primero de la parte clavicular, luego
de la costal, y finalmente de la abdominal, expulsando el aire totalmente. Es decir, la
expulsión se hace de manera inversa a la inspiración, de manera que la zona baja es
la primera que se llena y la última que se vacía.
7. Mantente unos instantes los pulmones vacíos, y cuando sientas el impulso de inspirar,
hazlo repitiendo los pasos anteriores.

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