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CURSO DE HISTORIA CONSTITUCIONAL DE CHILE

PROF. EDUARDO ANDRADES RIVAS

VIII UNIDAD: La crisis del régimen y la Constitución de 1925


Lección 20: La Carta de 1925, g énesis, aplicación.
En la presente lección estudiaremos la génesis de la Constitución de 1925. Para
ello haremos referencia a la vuelta al poder del Presidente Arturo Alessandri Palma y a la obra
realizada por éste en el periodo final de su mandato. Nos basaremos en las explicaciones del
profesor Carrasco Delgado, más la narración que el propio ex Presidente Alessandri hace de
los hechos en sus “Recuerdos de Gobierno”.
En la lección anterior indicamos como la segunda Junta de enero de 1925
solicitó el retorno a Chile de don Arturo, que a la sazón, se encontraba en Italia. Tras
considerar las alternativas posibles para su retorno, Alessandri contestó mediante el famoso
“Telegrama de Roma” por el cual fijaba las condiciones para su reasunción del mando
supremo.
En dicha comunicación el Presidente expresaría1:

“Convinimos en que puntualizara estas ideas en un telegrama que escribí de mi puño y letra
en papel con el timbre de la embajada y , después de corregido y enmendado, se mandó el conocido telegrama de
Roma, cuyo texto es el siguiente:

Generales Dartnell y Ortiz Vega.- Santiago de Chile.

Abandoné el poder para evitar las perturbaciones del orden público y facilitar las reformas
reclamadas por razones de salvación nacional y cuya implantación solicité reiteradamente.
Agradezco el telegrama de ustedes en que me notician los últimos acontecimientos y en que
reconocen mi carácter de Presidente constitucional de la República, que me confirió la voluntad nacional.
Estimo indispensable la inmediata constitución del gobierno civil, formado por hombres que
inspiren amplia confianza a la opinión general del país, cuyos antecedentes y patriotismo sean prenda de que
sabrán sobreponerse a las pasiones e intereses partidistas y, echando un velo sobre los dolorosos acontecimientos,
obtengan la concordia y las reformas indispensables que requiere la Constitución.
Las fuerzas armadas, por su parte, volverán a la normalidad de las funciones que le son
propias, dentro de cuyo ejercicio contribuyeron siempre a la grandeza de la patria, y dejarán al Jefe del Estado
absoluta independencia para ejercitar plenamente las facultades constitucionales que le depara la soberanía
nacional.
Dentro de mis ideales sincera y lealmente democráticos, no acepto otra dictadura que no sea la
de la ley y la de la soberanía popular; y si en un momento de ofuscamiento se salió de la legalidad, es necesario
no omitir esfuerzos para volver cuanto antes al derecho.
Con este objeto, el gobierno civil así constituido procedería sin pérdida de tiempo a organizar
la Asamblea Constituyente, que debería ser el reflejo de las distintas tendencias de la opinión nacional, y que
establecería inmediatamente las reformas exigidas por el país.
Sólo una asamblea semejante estaría habilitada para fijar normas a la elección del futuro
Congreso y nuevo Mandatario, a quien yo entregaría el mando a la expiración de mi periodo constitucional, ya
que por ninguna razón aceptaría prolongar mis funciones más allá del plazo por el cual fui elegido por mis
conciudadanos.

1
Cfr. Alessandri Palma, Arturo, “Recuerdos de Gobierno”, Tomo II, Editorial Nascimento, Santiago, 
1967, págs. 41 a 42.
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Si no apreciamos esta situación en igual forma, deberes de elevado patriotismo y convicciones
fuertemente arraigadas me imponen la resolución de continuar alejado del gobierno y del país, evitando así que
mi presencia contribuya a enardecer las pasiones en los momentos en que la patria exige el concurso generoso de
todos los chilenos para cimentar su grandeza y prosperidad sobre la base indestructible del respeto y orden de las
instituciones que sólo la voluntad nacional puede imponer, en ejercicio de sus facultades soberanas.”2

Veremos que la dura realidad política del país impondría a Alessandri ciertos
cambios en los propósitos enunciados en el telegrama. Especialmente en la relativo a la
convocatoria a la Asamblea Constituyente.
Arribado Alessandri a Montevideo recibió una conceptuosa carta de Ibáñez en
donde este declaraba que3:
1. La reapertura del Congreso era una vana ilusión que esperaban algunos políticos.
2. La Alianza Liberal y la Unión Nacional habían muerto como agrupaciones representativas
del sentir nacional.
3. Los oficiales del ejército deseaban la depuración de la “execrable camarilla” formada en
torno a Alessandri, los políticos con falta de moral y cuya profesión eran las intrigas.
4. La Constitución debía ser fundamentalmente reformada.
5. El Presidente debía aplicar “mano de hierro” contra la oligarquía y el comunismo.
Las afirmaciones de Ibáñez coincidían en gran medida con las del Presidente,
pero este pudo percatarse muy bien, de que el “hombre fuerte del Ejército” era conciente de su
poder y pretendía ejercer su influencia. De allí viene la resolución del Presidente de nombrarle
Ministro de la Guerra. Era la forma en que Alessandri pensaba que podría mantenerlo vigilado.
Los hechos posteriores demostrarían cuan equivocado estaba don Arturo en este punto.
En marzo de 1925, el Presidente Alessandri regresaba a Chile en medio del
masivo apoyo ciudadano que veía en él al único capaz de poner fin a los desórdenes y a la crisis
del régimen político. La recepción del Presidente en la Alameda, el 20 de marzo, fue
apoteósica. Más de 200.000 repletaron las calles para saludarle. En improvisado discurso
declararía:
“Son tan fuertes los latidos de mi corazón, que ahogan el eco de mi voz.
...Vuelvo a decir que no acepto dictaduras, y yo sería el primero en castigarme si se me
ocurriera la idea de abusar de la confianza que el pueblo me da. La única dictadura que yo acepto es la
voluntad soberana del pueblo y de las instituciones que el pueblo se da en ejercicio de esa soberanía.
(Es preciso) modificar el actual régimen de Gobierno; establecer un Ejecutivo que rija los
destinos del país bajo su responsabilidad y un Congreso que legisle y fiscalice, pero que no se inmiscuya en los
actos de la Administración.
No hay pues discrepancias ni desacuerdo entre mis ideales y los de las Fuerzas Armadas con
las aspiraciones populares.
Por eso, abriendo mi corazón y mis brazos os digo: Venid a ayudarme en esta renovación...”4
Reinstalado en la Moneda el 21 de Marzo de 1925 se dedicaría en los últimos
meses de su mandato a dos cuestiones de la mayor importancia para la época:

1.- L A CREACIÓN DE UN B ANCO CENTRAL Y,


2.- L A DICTACIÓN DE UNA NUEVA CONSTITUCIÓN .

2
 Consultar texto íntegro del “Telegrama de Roma” en anexo documental electrónico. 
3
Cfr. Vial Correa. Ob. Cit. Pág. 143.
4
Idem anterior.
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Veamos por separado estos dos propósitos del Presidente y la forma en que
fueron llevados adelante:

I .- LA CREACIÓN DEL BANCO CENTRAL

Puede resultar curioso que se haya dedicado tiempo al primer objetivo, en una
época en donde la crisis política resultaba acuciante. Sin embargo, pese a no tener una
relevancia pública tan acentuada en la época, la creación del Banco Central resultaba vital para
sentar las bases de un saneamiento del sistema financiero y por tanto de la economía, declarada
en bancarrota desde inicios del año 1925. En razón de lo anterior estudiaremos la iniciativa
presidencial que le dio vida a un órgano, que con el paso del tiempo se transformaría en
esencial para la organización económica y adquiriría rango constitucional5.
El Banco Central es el resultado de las recomendaciones que una comisión de
economistas expertos, encabezada por el profesor Edwin Kemmerer, propuso al gobierno
chileno en las postrimerías del régimen parlamentario. La aguda necesidad de consolidar el
sistema financiero, en virtual quiebra debido a la crisis salitrera que afectó al país desde 1819 en
adelante, debía encontrar respuesta en la creación de este nuevo órgano económico6.
“La citada iniciativa surgió a partir de uno de los cuatro proyectos presentados ese año por la
misión Kemmerer. Dicha misión, que fue contratada por el gobierno de la época para reestructurar el sistema
monetario y financiero chileno, estaba presidida por Edwin Walter Kemmerer, profesor de Economía de la
Universidad de Princeton. Los proyectos se referían a la ley monetaria, que buscaba estabilizar el valor de la
moneda y establecer el patrón oro como base de la unidad monetaria del país, la creación del Banco Central de
Chile y la promulgación de la ley general de bancos y la ley orgánica del presupuesto.”7
Es creado mediante Decreto Ley N° 486 de 21 de agosto de 1925. Recordemos
que el Congreso Nacional había sido disuelto por la Junta de Gobierno de septiembre de 1925.
El principal propósito de su fundación fue servir como “Banco de bancos”. Es decir, una
institución establecida con el objeto de otorgar liquidez y refinanciar a los agentes del sistema
financiero. En la época el sistema bancario estaba postrado debido a la gravísima crisis
provocada por la quiebra de las salitreras.
La primitiva organización del Banco Central difería mucho de la que hoy le
caracteriza, aunque no así sus objetivos institucionales: “Las mismas disposiciones establecidas en el
Decreto Ley N° 486 autorizaron la constitución de una "Comisión Organizadora del Banco Central de
Chile" cuyo objetivo fue explícitamente instituir los aspectos funcionales y de administración de la institución, de
manera que quedara en condiciones de comenzar a operar. Fue así como el Banco Central de Chile abrió sus
puertas al público el lunes 11 de enero de 1926.
La institución comenzó sus actividades con un capital nominal de 150 millones de pesos de los
cuales aproximadamente el 13% era aportado por el Estado, el 40% por los bancos comerciales nacionales y
extranjeros que operaban en Chile y el 47% restante por el público mediante la suscripción de acciones.
Diez personas conformaban el cuerpo directivo de la institución. El Presidente de la República
tenía el derecho de nombrar a tres, los bancos comerciales nacionales dos, los bancos extranjeros una, las
representaciones gremiales tres, y el público accionista una. Este mismo directorio tenía la facultad para nombrar

5
Con la dictación de la Carta de 1980.
6
La recomendación del Banco Central, como ente regulador de la política financiera y monetaria, no fue una
recomendación exclusivamente formulada para Chile. En efecto, era la respuesta que habitualmente había
dado Kemmerer en otras misiones de asesoría económica en otros países hispanoamericanos.
7
Cfr. http://www.bcentral.cl/esp/fuyorg/funciones/01.htm
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al presidente y al vicepresidente del Banco, cargos que recayeron la primera vez en Ismael Tocornal Tocornal y
Francisco Garcés Gana, respectivamente.
Uno de los aspectos fundamentales implícitos en el funcionamiento del Banco Central de
Chile, y que emanaba de la forma en que se había constituido su cuerpo directivo, era su capacidad para operar
como una entidad autónoma e independiente. Desde un punto de vista legal, esto se tradujo en dotar a la
institución de personalidad jurídica de derecho público independiente del Gobierno.
No obstante lo anterior, el Banco Central de Chile quedó sujeto a la fiscalización general de
la Superintendencia de Bancos, creada por la “Ley General de Bancos”, cuyo texto original fue aprobado con el
decreto ley N° 559 del 26 de septiembre de 1925.
En este contexto, los objetivos del Banco Central de Chile fueron esencialmente de carácter
monetario. En primer lugar, velar por la estabilidad del valor de la moneda bajo el régimen de patrón oro de
plena convertibilidad y, en segundo término, regular el circulante de acuerdo con las necesidades del mercado
monetario, para lo cual la ley orgánica le asignaba al Banco Central el monopolio de la emisión de billetes.
Finalmente, la ley exigía que el Banco Central mantuviese en forma permanente una reserva de oro equivalente
al menos al 50% del total de su emisión. Bajo ese límite incurría en una multa de beneficio fiscal proporcional
al déficit.”8
Un aspecto que llama la atención es la existencia de accionistas privados como
partícipes de la propiedad del Central en su primera época. Con el paso de los años estos
accionistas venderían su participación al Estado, con lo cual el Banco se transformó
propiamente en un órgano estatal.
El Banco Central así creado disponía de dos instrumentos básicos para inyectar
dinero en el sistema financiero, apoyando de esta forma a los bancos nacionales:
a. LAS OPERACIONES DE REDESCUENTO: En este caso los agentes financieros acuden al
Banco Central con diversos títulos de crédito emitidos por agentes económicos privados a
favor de los mismos Bancos privados. Los venden al Banco Central con el objeto de
recuperar con rapidez una suma de dinero equivalente, menos la comisión del Banco que
mediante esta forma restituye el dinero a la circulación. Más tarde los bancos perciben las
sumas debidas que representan los títulos de crédito financiero y las transfieren al Central.
b. LAS DE REFINANCIACIÓN: Tienen lugar al quedarse los bancos privados sin liquidez para
continuar prestando dinero. Así, acuden al Central con el objeto de que éste les conceda
créditos que les permitan obtener nueva liquidez. Mediante esta operación de crédito, el
Central logra precisamente restituir el dinero a la masa monetaria.
El Banco Central que creara don Arturo era un órgano técnico e independiente
que tomaba sus decisiones en base a las leyes económicas y al mercado. Sin embargo, con
posterioridad a su creación, sucesivas leyes y gobiernos le fueron despojando de su inicial
autonomía. Llegaría el momento en que el Banco no era sino una repartición subordinada al
Ministerio de Hacienda.
Sólo con la carta de 1980 que lo elevó a rango constitucional, consagrando
expresamente su autonomía y con la dictación de la actual ley orgánica N° 18.840 en 1989 El
Banco Central de Chile adquiriría su actual fisonomía, la que curiosamente, responde muy de
cerca al propósito original tenido en mente por el Presidente Alessandri al momento de su
establecimiento.9

8
Idem anterior.

9
“Los  profundos  cambios  estructurales políticos y económicos sucedidos desde la creación del Banco
Central, tanto a nivel nacional como internacional, han tendido, especialmente en los últimos años, hacia una
mayor y efectiva autonomía del Banco Central. La necesidad de contar con un banco central autónomo tiene
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II.- GÉNESIS DE LA CONSTITUCIÓN DE 1925

Sin duda, éste era el principal motivo del retorno al país del presidente. Durante
su exilio en Europa el Presidente tuvo tiempo para ponderar con lucidez la situación político
institucional del país. Y llegó a la conclusión que solo sus amargos días en la presidencia
pudieron demostrarle: el régimen político portaliano estaba carcomido hasta sus cimientos. La
república parlamentaria que había sido instalada por la fuerza en 1891 era una ilusión que bajo
los ropajes de la “paz veneciana” había destruido las bases del sistema político. Nada quedaba
en el Alessandri retornado a Chile en 1925 del político que con honestidad pero gran dosis de
ingenuidad aspiraba a “reformar” o “salvar” el régimen parlamentario, introduciéndole los
correctivos que se habían intentado con la reforma constitucional de 1924.
Alessandri había adquirido la convicción más fundada e íntima de que la única
solución era la reinstalación del sistema presidencial de gobierno. Es “la fórmula salvadora”
según sus propias palabras. Toda una paradoja para quien había sido un activo y fervoroso
parlamentarista y “obstruccionista” frente a Balmaceda durante su juventud.

su fundamento en la estabilidad derivada de las políticas monetaria y cambiaria más independientes del ciclo
político. Dichas políticas deben tener presente tanto la orientación general de la política económica como
mecanismos adecuados de coordinación e intercambio de información con las autoridades del Poder
Ejecutivo. En este contexto, el artículo 97° del capítulo XII de la actual Constitución Política de Chile
confirió rango constitucional a la existencia de un Banco Central autónomo. Al mismo tiempo, dicho
precepto lo definió como un organismo con patrimonio propio, de carácter técnico y cuya composición,
organización, funciones y atribuciones deberían quedar determinadas mediante una ley orgánica
constitucional. No obstante, el legislador también estableció como disposición constitucional, mediante el
artículo 98° de la Constitución, que esta institución sólo puede efectuar operaciones con las entidades
financieras, públicas o privadas. El Banco Central no puede otorgar garantías ni adquirir documentos
emitidos por el Estado, sus organismos o empresas. Tampoco puede adoptar acuerdos que importen una
discriminación o el establecimiento de normas o requisitos diferentes en relación con personas, instituciones
o entidades que realicen operaciones de una misma naturaleza, ni puede financiar directa o indirectamente
ningún gasto público o préstamo, salvo en caso de guerra exterior o peligro de ella, lo que debe calificar el
Consejo de Seguridad Nacional. En concordancia con lo anterior, el 10 de octubre de 1989 fue publicada la
Ley N° 18.840, que en su artículo primero fijó el texto de la ley orgánica constitucional del Banco Central de
Chile. En lo fundamental, junto con consagrar su autonomía técnica y patrimonial, esta ley precisó también
los objetivos que deben ser cautelados por la institución: la estabilidad del valor de la moneda y el normal
funcionamiento de los pagos internos y externos. Para el logro de estos objetivos, es necesaria una adecuada
preservación de los equilibrios macroeconómicos en la formulación de toda política que busque proyectarse
en el tiempo. Respecto del carácter técnico de la autonomía del Banco Central, ésta se refiere esencialmente
a la capacidad de establecer sus propios acuerdos y adoptar sus propias decisiones técnicas en el ejercicio
de sus atribuciones. A su vez, desde el punto de vista patrimonial, el Banco Central también goza de
autonomía, por cuanto la ley lo dotó de patrimonio propio, que puede ser administrado con entera
independencia del Poder Ejecutivo. Como consecuencia de la autonomía que le confirió la ley, el Banco
Central no está sujeto a la fiscalización de la Contraloría General de la República ni de la Superintendencia
de Bancos e Instituciones Financieras. Tampoco forma parte de la Administración del Estado y se rige
exclusivamente por las normas de su propia ley orgánica, algunas disposiciones específicas de la ley general
de bancos y cuenta, además, con la facultad exclusiva de interpretar administrativamente sus acuerdos,
reglamentos, órdenes o instrucciones, sin perjuicio de las atribuciones legales de los órganos
jurisdiccionales”.    Cfr.  Fuente  en  página  web  del  Banco  Central  de  Chile: 
http://www.bcentral.cl/esp/fuyorg/funciones/03.htm.

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Sin embargo, esta convicción, que le había sido revelada en los desgraciados
días de su alejamiento del poder, no era compartida por nadie más en Chile. Y el Presidente no
tardaría en experimentar tal estado de cosas en forma directa.
Reinstalado en la Moneda, en un genuino gesto democrático, el 4 de abril de
1925, procedió a convocar al palacio a un amplio grupo de dirigentes políticos de todos los
sectores con el objeto de acordar la forma de llevar adelante la convocatoria a la Asamblea
Constituyente y la reforma de la Constitución. Se reunieron 139 personas. Sin embargo, al
poco tiempo pudo apreciar que ninguno de los invitados tenía la menor intención de tratar el
tema de la convocatoria.
En efecto, la única preocupación de los políticos era la recuperación de su
estatus y poder, es decir, la reapertura del Congreso y la restauración del régimen
parlamentario. Así, los que se agrupaban en la Coalición (conservadores y grupos liberales)
deseaban la convocatoria a nuevas elecciones con el objeto de renovar las Cámaras por estar en
minoría en el Congreso que había sido disuelto por la Junta de Septiembre. Mientras que los
cercanos a la Alianza estaban interesados en obtener el apoyo de Alessandri para reabrir la
legislatura clausurada por encontrarse en mayoría en ambas cámaras disueltas en 1924.
En síntesis, Alessandri no podría contar con el apoyo que habría necesitado
para llevar adelante su plan de dictar la nueva Constitución.

ELABORACIÓN DEL TEXTO:

En vista de lo indicado, disolvió la reunión y en los días inmediatamente


posteriores procedió a dictar cuatro decretos supremos mediante los cuales nominó a un total
de 122 integrantes de una “Comisión Consultiva” que se encargaría de la organización de la
Asamblea Constituyente y tratar las materias constitucionales propuestas por el Gobierno10.
Reunida la comisión consultiva, a propuesta de don agustín Edwards y de don
Eliodoro Yánez se acordó formar dos subcomisiones:

1) Una SUBCOMISIÓN DE FORMA: La presidía don Arturo Lyon y estaba encargada de


estudiar la forma y funcionamiento de la Asamblea Constituyente que debería aprobar el
proyecto redactado por la otra subcomisión. El profesor Carrasco apunta que habiendo
sesionado el 20 y 23 de abril de 1925, sus “discusiones fueron estériles” y por tanto no
volvió a ser convocada11.

2) Una SUBCOMISIÓN DE REFORMA: Esta sería la encargada de llevar adelante la redacción


del nuevo proyecto constitucional. La integraron 15 miembros designados por el
presidente Alessandri12 quien fue también su presidente y por ende conductor del debate.
Como expresaría el mismo Presidente: “Llamado a presidir aquella subcomisión para dirigir y

10
Decretos N° 1.422, 1.784, 3543 y 3607, dictados entre el 7 de abril y el 23 de julio de 1925.
11
Cfr. Carrasco Delgado, Sergio, Ob. Cit. Pág. 153. En esta comisión se reprodujo el mismo grave problema
que en el plenario de la comisión consultiva o el de la primera convocatoria de Alessandri, el completo
desinterés o franca hostilidad de los políticos por proceder a la reforma constitucional que cambiara el
régimen político.
12
Los demás integrantes fueron José Maza Fernández, Ministro de Justicia, Domingo Amunátegui Solar, Luis
Barros Borgoño, Nolasco Cárdenas, José Guillermo Guerra, Manuel Hidalgo, Roberto Meza Fuentes, Pedro
N. Montenegro, Romualdo Silva Cortés, Francisco Vidal Garcés, Carlos Vicuña Fuentes, Eliodoro Yáñez
Ponce de León, Héctor Zañartu Prieto, Guillermo Edwards Matte, Enrique Oyarzún y Ramón Briones Luco.
Cfr. Carrasco Delgado, Sergio, Ob. Cit. Pág. 153.
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orientar sus debates, fijé mi plan de acción sobre las siguientes bases: debía crearse un ejecutivo
independiente con sus facultades perfectamente definidas y delimitadas para administrar el país con entera
independencia y bajo su efectiva responsabilidad. Frente al ejecutivo así constituido estaría el Congreso
dividido en dos Cámaras: Cámara de Senadores y Diputados. Mi gran preocupación consistía en definir y
delimitar clara y precisamente las atribuciones y dificultades de estos tres órganos para evitar choques entre
ellos, marcando a cada uno la órbita de su acción y facultades”13.
Las ideas que Alessandri planteó ante la subcomisión fueron:
a) Restringir las funciones de fiscalización exclusivamente a la Cámara, sin que el
Senado pudiera ejercitarlas.
b) Suprimir la interpelación que obligaba a los Ministros de Estado a concurrir a
las Cámaras.
c) Eliminar la cuestión de confianza y la moción de censura.
d) Establecer la incompatibilidad entre los cargos de Ministro de Estado y
Parlamentario.
e) La facultad presidencial para disolver el Congreso.
f) La facultad del Congreso para someter al Presidente al juicio político, sujeta a
diversas modalidades, como la disolución de la Cámara para renovar la
acusación.
g) La descentralización administrativa y
h) La Separación de la Iglesia y el Estado.
La subcomisión sesionó bajo la conducción de Alessandri y recogió de manera especial,
las ideas que el Presidente tenía sobre el nuevo régimen constitucional14. La redacción del
proyecto correspondió al Ministro de Justicia don José Maza Fernández. Como secretario
obró don Edecio Torreblanca y ocasionalmente don Fernando Alessandri Rodríguez. Se
realizaron 33 sesiones entre el 18 de abril y el 3 de agosto de 1925.
Gran contradictor, casi único en verdad, del Presidente en el seno de la Subcomisión,
sería don Enrique Oyarzún a quien el León neutralizó lanzándole pullas y desoyendo sus
protestas15.

13
Alessandri Palma, Arturo, Ob. Cit. Pág. 174.
14
En efecto, las ideas y propuestas del Presidente, junto a su poderosa personalidad, condujeron
permanentemente el debate. Son muy escasas las oportunidades en que sus sugerencias no fueron acogidas
por la subcomisión. Entre estas, por su importancia futura deben señalarse el rechazo de la subcomisión a la
idea del Presidente de permitir la delegación de facultades legislativas del Congreso en el Presidente de la
República  (D.F.L.);  la  integración  mixta  del  Senado,  con  senadores  elegidos  democráticamente  y  otros 
designados por las principales instituciones del país y la posibilidad del Presidente de la República de disolver
las cámaras por una vez durante su mandato.
15
Debemos a Oyarzún una lúcida caracterización de los integrantes de la Subcomisión: “...Se  han 
singularizado por su espíritu de trabajo y...vasta preparación jurídica, Eliodoro Yánez y Luis Barros...; por 
su espíritu liberal, del mayor doctrinarismo antirreaccionario y su erudición histórica, Domingo
Amunátegui;  por  su  inconcebible majadería para discursear sobre las más peregrinas indicaciones, José 
Guillermo Guerra; por su ignorancia y falta de cordura en sus indicaciones, el comunista Manuel Hidalgo; y 
por su resignada mansedumbre en las cuestiones doctrinarias, Romualdo Silva..., espíritu culto, ilustradísimo
en derecho y que debe haber sufrido bastante con las groserías e impertinencias de Hidalgo. El demócrata
Nolasco Cárdenas ha asistido poco... (mostrando), en general, gran espíritu de tolerancia y tacto político; 
Francisco Vidal... ha demostrado gran amplitud de espíritu y ha colaborado con buenas indicaciones; Héctor 
Zañartu ha trabajado bastante y, fuera de su exagerado espíritu presidencialista y de algunas doctrinas
administrativas no comunes, ha sido un buen cooperador del Presidente. Ramón Briones ha asistido muy
poco y ha estado casi siempre solo en sus indicaciones, cuya bondad no deseo calificar; Carlos Vicuña y yo
hemos asistido irregularmente, por la especial situación en que nos hallábamos (como radicales) con el
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Un primer borrador corregido por Maza y otros dos comisionados fue llamado
“prueba azul” (por el color de las carpetas que lo contenían). Un segundo proyecto, ya
corregido, denominado “prueba amarilla” (por la misma razón anterior) fue aprobado en la
sesión N° 30 de 13 de julio.

Terminado el proyecto por parte de la subcomisión de reforma fue sometido a


la aprobación de la Comisión Consultiva., sin embargo ésta lo devolvió con un par de
indicaciones a fin de que se redactase el proyecto definitivo. Reunida la comisión consultiva
para resolver su aprobación se produjo la misma discusión que ya antes había tenido lugar. Los
dirigentes partidarios se resistían a la pérdida del poder y estatus político que les otorgaba el
régimen parlamentario. Esgrimían como principal argumento que la Constitución debía ser
aprobada mediante una Asamblea Constituyente. Sin embargo el Presidente Alessandri tenía
otros planes.
Cuando la discusión amenazaba con terminar con toda posible fórmula de
entendimiento, el presidente viendo que el único interés de los dirigentes políticos era
convocar a una constituyente con el objeto de volver a fórmulas parlamentarias, hizo
abandono del salón indicando que convocaría a la Asamblea.
Sin embargo, el Inspector General del Ejército, general don Mariano Navarrete,
expresó que no había “necesidad de ser un gran constitucionalista para declarar, sin temor de equivocarse,
que los resultados del régimen parlamentario han sido desastrosos para el país…Los dirigentes de los diversos
partidos políticos en que está dividida la opinión pública deben aprovechar en esta ocasión, las múltiples lecciones
objetivas que han recibido desde el 5 de septiembre hasta el día de hoy. De ellas deben deducir lo que el país
quiere, como asimismo inclinarse respetuosos ante su voluntad soberana, pues de otro modo tendremos a corto
plazo que hacer, bajo la presión de la fuerza, las reformas que, en representación del pueblo, ha reclamado de
modo tan significativo el elemento joven del ejército….Corresponde, pues, a los partidos políticos dejara a un
lado las discusiones estériles y aunar sus voluntades a fin de resolver qué forma de Gobierno que le conviene al
país, sin tomar en cuenta cuáles prefieren las colectividades aquí representadas”16.
Tras el impasse provocado por la ausencia del Presidente, a petición de don
Enrique Barboza se solicitó a Alessandri su reintegro a la reunión, con el objeto de que se
acordase una resolución final. Tras algunas intervenciones menores el Ministro José Maza leyó
el texto de un acuerdo por el cual “La Gran Comisión Consultiva aprueba en general el proyecto de
Reforma Constitucional redactado por la Subcomisión de su seno y poniendo término a sus labores, acuerda que
las indicaciones que se han formulado pasen a la misma Subcomisión para que resuelva sobre ellas y redacte el

Presidente, y por no tener yo que irritarlo con mis apreciaciones sobre sus peregrinas teorías... (tocantes a)
parlamentarismo y régimen presidencial, en las cuales lo acompañaba Vicuña...
¿Y Alessandri?
...Como siempre, empecinado en hacer triunfar sus ideas y gritándolas a toda boca, en contradicción a veces
hasta con su propio ministro Maza, que ha sido quien ha llevado redactadas las reformas, cuya elaboración
sabe Dios de que cerebros proviene, además de los del Presidente, de Galvarino Gallardo, del propio Maza,
de  Carlos  Estévez  y  de  algunos  más...”Ver Oyarzún Enrique, Memorias (inéditas), citado por Vial Correa,
Gonzalo, Historia de Chile, volumen III, Arturo Alessandri y los golpes militares (1920-1925), Cuarta
Edición, Santiago, 2001, Pág. 539.
16
Cfr. Carrasco Delgado, Sergio, Ob. Cit. Página 154. Según don Jorge Alessandri Rodríguez, esta actitud del
militar era perfectamente conocida por el Presidente Alessandri. Los políticos no podían ignorar que el
Presidente y su tremendo respaldo público más la fuerza del ejército juntos eran verdaderamente irresistibles.
Terminaron pues capitulando ante los deseos presidenciales.
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proyecto definitivo que se someterá a la consulta de un plebiscito nacional”17. La comisión consultiva
aprobó el texto del acuerdo. En definitiva, el texto sería sometido a plebiscito o referéndum
constituyente.
Conviene detenerse brevemente en las razones que impulsaron al Presidente
para no convocar a la Asamblea Constituyente. En estricto rigor parecería que Alessandri se
desdecía respecto de sus opiniones originales que había dejado tan en claro en el telegrama de
Roma y en sus primeros actos al reasumir sus altas funciones.
Sin embargo, esta actitud tiene una perfecta explicación. En su momento don
Arturo esgrimió una razón de orden práctico, plenamente admisible y válida, pero años más
tarde al escribir sus “Recuerdos de gobierno” rebelaría la razón más importante:

1) En primer lugar Alessandri esgrimía que ya no había tiempo para convocar a la


Constituyente. Los meses habían pasado y considerando que el mandato del Presidente
concluía en diciembre de 1925 no había ya espacio para elegir la Asamblea, instalarla y
aprobar la nueva Constitución. “La opinión pública unánime había abandonado la idea de la
Constituyente por falta material de tiempo para que el proceso electoral permitiera la elección necesaria
de un nuevo Presidente que tomara el mando el 23 de diciembre al finalizar mi mandato...”18

2) Sin embargo la verdadera razón es la que el mismo Alessandri confesaría: "Yo más que
nadie me habla resignado a abandonar la idea de la Constituyente por la falta material de tiempo
apuntada y, principalmente, porque ya tenía la resolución firme e inquebrantable de implantar en
nuestro país la fórmula salvadora. Tenía el convencimiento profundo, como lo he dicho reiteradas veces
que, si llevamos el asunto a una Asamblea, no saldría jamás de allí el necesario régimen presidencial.
Un grupo de hombres constituido en Asamblea, carece de la superioridad moral necesaria para
despojarse de atribuciones y facultades".19 En definitiva el Presidente veía con claridad que
nunca los políticos de su época, que habían disfrutado durante tres décadas del
monopolio de todo el poder político, iban a consentir en despojarse de dicho poder.
Era necesario, entonces, recurrir al pueblo soberano. Sería la ciudadanía, más conciente
de los defectos y vicios del sistema político vigente en la época anterior, la que
decidiera si debía insistirse en el mismo régimen parlamentario o retornarse a la
fórmula presidencial.

Sin duda que los círculos políticos comprendieron el peligro que representaba
para sus intereses el adoptar una Constitución presidencialista. Por ello, ya durante el periodo
de trabajo de la subcomisión de reforma, los partidos Conservador y Radical se pronunciaron
oficialmente a favor del sistema parlamentario. Debido a ello, más tarde los líderes de dichos
partidos invitados a la tarea por don Fernando Alessandri, que coordinó el trabajo que dio
como resultado el llamado “voto disidente” o voto parlamentario”.

APROBACIÓN: E L PLEBISCITO CONSTITUYENTE

17
Idem anterior, página 155. Resulta obvio a quien estudie el episodio que este texto había sido previamente
preparado por Alessandri y Maza, lo que prueba que la medida de retirarse del salón fue una más de las
tradicionales maniobras con que el Presidente solía sorprender a los políticos.
18
Alessandri Palma, Arturo, Ob. Cit. Pág. 229.
19
Idem anterior.
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Analizar las características de este plebiscito resulta interesante, pues de su
examen detenido resultan numerosas observaciones que se oponen al carácter de
impecablemente democrática que se le atribuyó a la carta de 1925 en los años posteriores.
El plebiscito fue convocado por Decreto Ley N° 461 de 31 de julio de 1925,
fijando su fecha de celebración para el 30 de agosto. Por Decreto Ley N° 462 se reguló el
procedimiento electoral aplicable.

CARACTERÍSTICAS DEL PLEBISCITO:


1. La fecha elegida para su celebración fue extremadamente cercana a su convocatoria. Ello
hizo casi imposible entrar en un periodo de discusión nacional sobre el proyecto. Los
partidos no tuvieron oportunidad de informar a la ciudadanía sobre su parecer. La
publicidad, si es que puede hablarse de tal fue prácticamente monopolizada por el
Presidente Alessandri que con fecha 3 de julio llamó a aprobar el proyecto de la
subcomisión. A invitación del centro de alumnos de la Facultad de Derecho de la
Universidad de Chile, pronunció una extensa e interesante conferencia sobre la Historia
Constitucional de Chile en la que analizaba la realidad del sistema parlamentario, sus
principales vicios y defectos y llamaba a apoyar su proyecto. Más tarde, el 28 de julio dirigió
al país un manifiesto y el 17 de agosto emitió un mensaje por radio solicitando la
aprobación del mismo. El Presidente la llamaba la “fórmula salvadora” o “el régimen
peculiar a la realidad chilena”. Con ello destacaba ante los votantes el carácter renovador
del proyecto.
2. Se votaría sin existir registros electorales, ello hacía posible una serie de abusos, dentro de
los cuales la posibilidad de que alguien sufragase más de una vez no era la menor.
3. Se votaba en mesas de tres vocales.
4. El escrutinio se realizaría recién el 15 de septiembre lo que daba lugar a alterar los votos
emitidos por parte de la autoridad. El proceso estaba a cargo de los secretarios de las
Cámaras y del Subsecretario del Interior.
5. Se votaría con cédulas de color. Con ello se eliminaba el secreto del voto, por lo que los
electores podían ser presionados por parte de la autoridad al momento de emitir su
sufragio. Las cédulas serían rojas, azules y blancas. Alessandri dio como explicación una
alegoría de orden patriótico, al indicar que se votaría con los colores de la bandera
nacional, pero sin duda que la intención era controlar la emisión de los sufragios.
6. El texto contenido en cada cédula, redactado por el propio Presidente era claramente
inductivo de la votación: Así quienes votaran por la cédula roja lo hacían por la ratificación
del proyecto presidencial “cuya aprobación pide el Presidente de la República”. En el
caso de la cédula azul, votarían por ella los partidarios del voto disidente o parlamentario el
que indicaba que “se mantiene el régimen parlamentario con la facultad de la
Cámara de Diputados para censurar y derribar Gabinetes y de aplazar el despacho
y vigencia de las Leyes de Presupuestos y recursos del Estado”. Finalmente, la cédula
blanca sería usada por aquellos que desearen manifestar “el rechazo absoluto de todo
proyecto o fórmula constitucional indicándose así la voluntad del sufragante en
orden a recurrir a otros medios para restablecer la normalidad constitucional”.
Hemos de concordar en que los textos no dejaban duda sobre el apoyo que Alessandri
deseaba para su fórmula constitucional. Empleaba su peso político para respaldar la cédula
roja, recordaba a los sufragantes algunos aspectos de los peores vicios y prácticas del
parlamentarismo y en el caso de la cédula blanca se redactaba un voto que no contenía
ningún pronunciamiento por lo que era obvio que no habría de concitar apoyo.

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7. Hubo una masiva abstención. Las razones para tal conducta de los ciudadanos se pueden
condensar en:
a) La decepción y rechazo que provocaban las cuestiones políticas en la población
con derecho a sufragio, que había presenciado los hechos de 1924, el desorden
y la falta de interés de los políticos por responder a los graves problemas que se
presentaban en el país.
b) La falta de información suficiente. El escaso periodo de discusión de solo un
mes no dio posibilidades de que muchos votantes se enteraran de lo que se
decidía.
c) En muchas localidades rurales ni siquiera se llegó a celebrar la votación y debe
recordarse al respecto que en 1925 la población chilena era aún, en su mayoría,
rural.
a. Finalmente, más allá de su momentáneo desprestigio, los partidos radical,
conservador y liberal unido, llamaron a abstenerse.

RESULTADOS DEL PLEBISCITO CONSTITUYENTE :

Los resultados del acto plebiscitario fueron los siguientes:

1) Cédula roja: 127.483 sufragios (43,03%)


2) Cédula azul: 5.448 sufragios ( 1,84%)
3) Cédula blanca: 1.490 sufragios ( 0,50%)

Total de sufragantes: 134.421 sufragios (45,37%)

Abstención estimada: 161.838 ciudadanos (54,63%).

Total de ciudadanos con derecho a sufragio:


296.259 (100%) 20.

Se pronunciaron por la cédula roja los partidarios del señor Alessandri, parte de los
militantes liberales partidarios del Presidente y el pequeño partido demócrata. Por la cédula
azul se pronunció solo el partido comunista, lo que resulta curioso, pues un partido marxista
leninista se pronunciaba por una fórmula parlamentaria, con pluralidad de partidos, control
parlamentario, etc21. Como vemos, triunfa ampliamente la cédula roja pero en verdad la
abstención fue in embargo en la práctica quien en realidad ganó fue la abstención, con lo que el
origen democrático de la carta nos merece serios reparos. No obstante, en su tiempo, la carta
sería aceptada unánimemente por las fuerzas políticas sobre todo a partir de su vigencia real en
1932. Los partidos llegarían a considerarla sacrosanta e intocable, cuestión más que discutible
como podemos observar por los resultados obtenidos.

CONTENIDO DE LA CONSTITUCIÓN DE 1925:

20
Cfr. Carrasco Delgado, Sergio, Ob. Cit. Pág. 158.
21
Debido a los resultados obtenidos, se originaría una cruel broma del Presidente, quien declararía que para
estar seguro de no equivocarse en política había que hacer “lo contrario que los comunistas”.
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Hemos separado el análisis del contenido de la carta para la siguiente lección.
Asimismo se examinarán los principales propósitos políticos que Alessandri buscó con su
dictación. En las presentes líneas podemos indicar que la Carta consagra un sistema
presidencial reforzado de gobierno. El parlamento mantiene el poder legislativo e importantes
atribuciones pero ya no interviene en las tareas del gobierno. Se incorporan nuevos órganos
técnicos como el Tribunal Calificador de Elecciones y se mejora sensiblemente la técnica
constitucional en materia de derechos fundamentales.

VIGENCIA DE LA CARTA DE 1925:

La carta de 1925 fue promulgada el 18 de septiembre de 1925. El Presidente


encabezó una solemne ceremonia en la Moneda. Se leyó el texto de la carta por el Ministro
José Maza y se realizaron diversos actos conmemorativos de la promulgación.
Desde la promulgación de la Constitución de 1925 y hasta su definitiva
derogación, al entrar en vigencia la nueva Constitución de 1980 la carta dictada por el
Presidente Alessandri experimentó diversas etapas en su aplicación. Así, podemos citar tres
periodos sucesivos:

1) DESDE SU VIGENCIA OFICIAL HASTA LA VIGENCIA REAL O EFECTIVA:


Desde la promulgación oficial de la Carta por parte del Presidente Alessandri y por espacio
de siete años, la carta no regiría en la realidad política del país. Los vicios y prácticas
parlamentarias de los partidos y dirigentes políticos, junto a la participación política de los
militares, no hicieron posible que la Constitución rigiera de verdad. No se la derogó pero
en verdad no se la respetaba, pese a estar formalmente vigente. Este periodo recibe en
general la denominación de segunda anarquía.

2) DESDE SU VIGENCIA EFECTIVA EN 1932 Y HASTA LA CRISIS TERMINAL


DEL RÉGIMEN POLÍTICO EN 1973: Gracias a la labor desplegada por el Presidente
Alessandri Palma en su segundo mandato, se hace posible la aplicación efectiva de la Carta.
Sin embargo varias de sus disposiciones permanecen como programáticas (como veremos
en la siguiente lección) y otras son gravemente deformadas por la acción de los partidos
políticos: V/gr. Las normas sobre el régimen político presidencial que establecían que sólo
el Presidente de la República nombraba y reemplazaba a los Ministros de Estado fueron
cooptadas por los partidos políticos, que crearon el mecanismo del “pase de partido” con
el objeto de dar su permiso o autorización previa para que cualquiera de sus militantes
pudiera aceptar la designación presidencial22. Otro mecanismo de presión de los partidos
sobre el Presidente, y que demuestra que los hábitos parlamentaristas no habían
desaparecido de las prácticas partidistas, fueron en primer lugar, las órdenes de partido, con
el objeto de instruir a todos los parlamentarios de la tienda política respectiva a votar en un
mismo sentido, con lo que se violaba la libertad de los parlamentarios en aras de una
supuesta disciplina parlamentaria para apoyar u oponerse a las políticas del gobierno.
Asimismo, en segundo lugar, la aprobación de leyes desfinanciadas por parte de las
mayorías parlamentarias transitorias, es decir, leyes que contemplaban nuevos gastos
fiscales como reajustes o incrementos netos de sueldos, sin que la fuente de su
financiamiento estuviera contemplada en la ley o el presupuesto aprobado, con lo que e

22
Tomando como experiencia la práctica indicada, la actual carta de 1980 y la ley de Partidos Políticos,
prohíben expresamente las órdenes de partido.
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introducía una grave dislocación de las finanzas públicas. Durante este periodo la carta de
1925 fue modificada por leyes de reforma en un total de diez oportunidades y hubo varios
proyectos más para lograr una modificación integral, siendo el más importante el enviado
por el Presidente Jorge Alessandri Rodríguez en 196423.

3) DESDE EL 11 DE SEPTIEMBRE DE 1973 Y HASTA LA ENTRADA EN


VIGENCIA DE LA CONSTITUCIÓN DE 1980: La Carta de 1925 continúa vigente,
pero modificada en los hechos por los decretos leyes de la Junta de Gobierno que asume el
poder en 1973. No obstante lo anterior, numerosas disposiciones de la carta continúan
rigiendo aunque tal vigencia se va restringiendo con el paso de los años, merced a la
sucesiva dictación de decretos leyes de naturaleza constitucional y a las Actas
Constitucionales que se dictan desde 1976 en adelante. Al final restan en vigencia solo los
capítulos relativos a la Contraloría General de la República y a la Nacionalidad. La vigencia
oficial de la Constitución termina el 11 de marzo de 1981 cuando entra en aplicación la
nueva Constitución política del Estado.

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Dicho proyecto es en buena medida, la base de muchas de las actuales disposiciones de la Constitución de
1980.
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