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Las 7 dimensiones de

Conciencia
Publicado por Ricard Barrufet en
Metafísica · 6 Septiembre 2017

Al hablar de "dimensiones de
conciencia" conviene aclarar
primero, que si bien es cierto que
existe una clara vinculación entre
estas dimensiones y los
diferentes planos de existencia
en los que estamos presentes de
manera simultánea (el físico,
emocional, mental, causal…),
éstos no guardan relación alguna
con las dimensiones espacio-
temporales, los multiversos o los
mundos paralelos a los que hace
referencia la actual física teórica.
Las dimensiones de conciencia
son los diferentes grados o
frecuencias de vibración
energética y sus respectivos
niveles de entendimiento, que
todo ser vivo adquiere
progresivamente en la medida en
que su experiencia vivencial le
otorga un conocimiento que
hace expandir su conciencia.

En base a la denominada "ley de


octavas", el ordenamiento más
genérico que rige nuestra
existencia, que podemos
clasi car este progresivo
incremento vibracional
evolutivo de la siguiente
manera:

Primera Dimensión de
Conciencia

La primera dimensión   es una


frecuencia muy elemental, pero
de inmenso valor, ya que se
corresponde con las estructuras
básicas y los soportes vitales
necesarios a partir de los cuales
pueden surgir nuevas formas de
vida más complejas. La primera
dimensión de conciencia es la
encargada de convertir la
energía en materia. Es la
dimensión del reino mineral y la
frecuencia primaria en la que
vibran los átomos y las
moléculas. Los tradicionales
cuatro elementos: tierra, agua,
aire y fuego, pertenecen a esta
primera dimensión.

La primera dimensión de
conciencia conforma nuestro
planeta, nuestro sistema
solar, nuestra galaxia y todo
el universo apenas conocido
por el ser humano a nivel
astronómico, así como los
posibles multiversos de la
vigente teoría de supercuerdas
(la Teoría M), aunque por el
momento solo podamos acceder
a ellos a través de un enrevesado
lenguaje matemático.

Segunda Dimensión de
Conciencia

La segunda dimensión
conciencia  es la frecuencia de los
reinos vegetal y animal. El
paso de primera a segunda
dimensión es probablemente el
salto evolutivo más importante,
pues se calcula que entre unos
3.000 y 4.000 millones de años
atrás surgió el "milagro" y
apareció el primer organismo
vivo de nuestro planeta: la
célula. En un primer momento
se trataba de organismos
unicelulares tan elementales
como una bacteria, pero que al
cabo de unos pocos milenios,
esas primitivas células
procariotas de escaso material
genético fueron convirtiéndose
en células eucariotas más
so sticadas, de mayor carga
genética y con una organización a
nivel pluricelular que dio lugar a
la creación de una inabarcable
diversidad de especies vegetales
y animales.

Esta segunda dimensión es el


inconsciente colectivo de las
especies, una conciencia
subyacente que las mantiene
unidas a través de una fuerte
identidad biológica. Esta
identidad es la que permite que
todos los ejemplares de una
misma especie puedan
reconocerse y cumplir con sus
funciones reproductoras, así
como seguir sus particulares
instintos en cuanto a métodos de
subsistencia, migración, etc. A
pesar de que algunas especies
suelan vivir de manera más
aislada y autónoma, aquí todavía
no existe una conciencia de
individualidad. Se trata de una
dimensión regida por una
conciencia grupal y por una
completa ausencia de
temporalidad.

Si bien es cierto que se puede


apreciar en algunos animales un
cierto grado de memoria que les
permite ir modi cando su
conducta, no existe en ellos
todavía una conciencia de lo que
son los tiempos pasado y futuro;
solo existe el momento presente,
aunque de un modo
completamente inconsciente.
Este estado de atemporalidad
que con tanta naturalidad se
aprecia en el reino animal,
despierta gran interés en
aquellos hombres y mujeres que
se esfuerzan por vivir en un
constante "aquí y ahora". Sin
embargo, no será hasta alcanzar
la sexta dimensión de conciencia,
cuando podrán reencontrarse
nuevamente con este mismo
estado atemporal, pero de
manera consciente.

Los seres que vibran en la


segunda dimensión de
conciencia viven sometidos a
sus instintos. Apenas existe
aquí posibilidad de elección. Al no
disponer de su ciente capacidad
re exiva, las acciones que estos
seres acometen en su
cotidianidad quedan
mayormente exentas de
responsabilidad. Sin embargo,
para aquellas especies que
dotadas de mayores aptitudes
cognitivas titubean antes de
reaccionar de manera instintiva a
sus impulsos más primarios,
comienzan a abrir un reducido
abanico de posibilidades. Y en el
momento en el que aparece
una mínima posibilidad de
elección, ésta conlleva un
proporcional grado de
responsabilidad. Este incipiente
margen de actuación es la brecha
que permitirá que los seres del
reino animal puedan ir
evolucionando paulatinamente
hacia especies más
perfeccionadas hasta conseguir
nalmente trascenderlo.
Tercera Dimensión de
Conciencia

La tercera dimensión
conciencia   es la frecuencia
vibratoria que ha estado
sintonizando la humanidad en el
transcurso de la historia hasta el
momento presente. Es la
dimensión en la que se produce
la pérdida del sentido grupal
tan característico de la segunda
dimensión y da comienzo lo que
se conoce por "fragmentación".
Esto signi ca que a pesar de que
un ser de tercera dimensión
suela seguir viviendo rodeado de
otros seres, o sea, en sociedad;
cada individuo desarrolla su
propia identidad personal.

Este es el nacimiento del ego y la


personalidad. Es la frecuencia
en la que nos hacemos
conscientes de nosotros mismos,
pero a su vez, es en la que nos
sentimos más alejados los unos
de los otros y en la que estamos
más separados del Todo que
nunca. El miedo, la descon anza,
la aversión, la intolerancia y una
clara tendencia hacia la
dominación, el control, el poder y
la posesión, son solo algunos
indicadores que nos muestran
que un individuo, grupo o
sociedad sigue anclado en la
tercera dimensión de conciencia.

Quien permanezca en tercera


dimensión de conciencia, lo más
probable es que las experiencias
que le lleguen en clave de
infortunios, desgracias o reveses
de fortuna, no sean debidamente
comprendidas y vividas por tanto
de manera dolorosa. Pero en la
medida en que uno va
conectando con una conciencia
superior más lúcida, empática y
desapegada, comienza a
comprender que todo lo que le
ocurre en la vida tiene un
motivo, una causa, un
propósito y un por qué, a pesar
de que la respuesta a menudo
permanezca fuera de su alcance.
Esta comprensión permite
comenzar a liberarse de un
victimismo que solo trae consigo
una mayor desdicha y
sufrimiento.
Aquí es donde se nos presentan
los mayores retos de crecimiento
y evolución, puesto que da
comienzo la ardua tarea de
integración consciente hacia
el Ser Único.

Cuarta Dimensión de
Conciencia

A pesar de que grandes


conciencias han ido viniendo una
y otra vez a dar un impulso a la
humanidad, es en estos albores
del siglo XXI cuando se está
produciendo el mayor despertar
global a cuarta dimensión de
conciencia como nueva
realidad. Pero tal y como ocurrió
en anteriores transiciones
dimensionales, ésta se irá
igualmente implementando de
manera gradual. Hasta que no
alcancemos una determinada
masa crítica de conciencias
vibrando a cuarta dimensión, la
nueva realidad seguirá
conviviendo con la antigua y los
nuevos patrones de organización
seguirán estando condicionados
por los viejos esquemas y
códigos de conducta.

Pero c ada vez son más   las


personas que sienten la
necesidad de buscar respuestas
que aporten un mayor signi cado
a su experiencia existencial, que
desean comprender un poco
mejor su realidad personal y que
se plantean seriamente cuál
debería ser su rol en la sociedad.
Este inconformismo respecto a lo
que por tanto tiempo lleva
establecido como modelo
organizativo inamovible, pero que
en la actualidad se percibe como
obsoleto, es el origen de un
cambio vibracional a gran escala
cuyos efectos tarde o temprano
acabarán por provocar el
desmoronamiento de las
antiguas estructuras de poder,
que darán paso a unos modelos
socioeconómicos más justos y
equitativos.

Es en la cuarta dimensión de
conciencia cuando se   percibe
con claridad el concepto de
reciprocidad. Aquí nos hacemos
conscientes de que cada uno de
nuestros actos repercute de
manera directa o indirecta en la
sociedad y que, por consiguiente,
afecta a la vida de los demás. En
cuarta dimensión decidimos
asumir una responsabilidad
mayor, pues nos damos cuenta
de que toda implicación es
necesaria si lo que se pretende
es que el cambio colectivo llegue
a materializarse.

Esta es la conciencia que moviliza


a todo aquél que lucha por
imponer la justicia y la igualdad
entre los hombres, erradicar la
pobreza, atender al necesitado,
proteger el medioambiente y
tratar de hacer en de nitiva de
este mundo un lugar mejor. Es la
dimensión en la que
comenzamos a regresar a una
conciencia de integración
grupal, aunque sin perder de
vista nuestra identidad personal.

En la actualidad s on muchos los


seres de este planeta que ya
tienen bien consolidada su
expansión de conciencia a cuarta
dimensión, y viven por tanto sus
vidas de manera mucho más
consciente, responsable y
solidaria.
Quinta Dimensión de
Conciencia

La quinta dimensión de
conciencia es una frecuencia
cuya característica principal es
que comenzamos a recordar
quiénes somos realmente.
Aquí nos volvemos conscientes
de que existe un Yo profundo
que se encuentra más allá del
cuerpo y de la personalidad,
un Yo que no se identi ca con un
nombre, una profesión, un
estatus social ni con cualquier
otra faceta o expresión externa
que nos pueda diferenciar de los
demás, sino con el amor y la
conciencia que reposa en
nuestro interior.

Aquí sabemos que la vida no


termina en el plano físico, sino
que se extiende mucho más allá
de la ilusoria vida terrena, la cual
era percibida hasta entonces
como la única realidad posible.
En quinta dimensión tomamos
conciencia de nuestra naturaleza
eterna e inmortal, y asumimos
la tarea de tener que regresar
una y otra vez al plano físico en
busca del conocimiento
vivencial que nos permitirá ir
ascendiendo a nivel conciencial.

En quinta dimensión de
conciencia los lazos con nuestros
semejantes se han ido
estrechando hasta el punto en
que, gracias al amor y a la
compasión que de manera
natural emana de quien sintoniza
con esta frecuencia; nos
sentimos literalmente unidos a
un gran número de personas.
Conectamos de este modo con
una conciencia grupal de
mayores dimensiones, aunque
nuestra percepción de unidad
todavía es parcial.

No podemos evitar sentir un


cierto distanciamiento con
aquellos seres que se encuentran
en niveles de conciencia muy
inferiores al nuestro, así como
con quienes lo están en otros de
muy superiores. Todavía hay
camino aquí por recorrer antes
no se disuelva por completo esta
distinción.
Sexta Dimensión de
Conciencia

Este nuevo "despertar" llega a


nuestras vidas cuando
alcanzamos una percepción
"no-dual" de la realidad. Cuando
esto ocurre, comenzamos a
percibir una ausencia de
confrontación entre los pares
de opuestos. Lo que hasta
entonces solíamos cali car de
bueno o de malo, de positivo o
negativo, de justo e injusto…,
empieza a cobrar ahora un nuevo
signi cado. Dejamos de
identi carnos sistemáticamente
con una de las dos polaridades
inherentes al mundo
manifestado y pasamos a
situarnos en una posición más
elevada y unitaria. Una posición
cuya perspectiva nos ofrece una
visión de la realidad mucho más
amplia e integradora. Es en este
punto cuando conectamos con la
"conciencia crística", una
energía de muy alta frecuencia
que nos abraza cálidamente y
hace que nuestra vida se vuelva
mucho más amorosa, pací ca y
conciliadora.

La sexta dimensión de
conciencia es una frecuencia
vibracional que otorga al Ser el
conocimiento vivencial de la
Unidad. Y cuando se descubre
que no hay separación alguna
entre uno mismo y todos los
seres de la creación, se advierte
que ya no hay lugar para la
aversión, la intolerancia, la crítica
ni el reproche. Los antiguos
moldes de ordenamiento que
habíamos fabricado para
encasillar la diversidad en la que
vivimos ya no sirven, son inútiles;
las barreras que nos
separaban han caído, y
cualquier juicio de valores que se
pretenda hacer solo puede ir
dirigido hacia uno mismo.

Si alzamos la vista vemos desde


aquí con claridad como todo
converge hacia un único e
in nito haz de Luz-Conciencia
que Todo lo abarca y Todo lo
ilumina. Es al dirigir la mirada
hacia abajo cuando nos damos
cuenta de que esta inmaculada
Luz Primordial se percibe de
manera muy fragmentada en los
planos inferiores debido al efecto
que produce atravesar las
diferentes capas de densidad
que conforman la materia. Es por
tanto esta Luz-Conciencia
disgregada en múltiples haces
proyectados sobre la Tierra en
una gran diversidad de formas,
colores y tonalidades, lo que
provoca que también sean
muchas las percepciones,
creencias e interpretaciones que
se hagan de una misma Realidad.

Pero en el instante en que uno ya


solo ve esta única Luz
Primigenia como el origen y el
n de la Verdad Suprema, es
como el ave que emprende el
vuelo y contempla desde lo alto
con su visión panorámica, los
efectos de una dualidad a la que
hasta hace bien poco él también
estaba sometido.

En este elevado nivel de


conciencia ya no se persiguen
reconocimientos ni halagos,
tampoco saciar placeres u
obtener réditos o ventajas; lo
único que verdaderamente se
ansía es la Unión con lo Divino y
la Libertad. Estos anhelos
relativamente sencillos de
comprender a nivel conceptual,
de nada sirven si no se viven
como tales. Este es el inmenso
valor que tiene cada una de las
vidas que vivimos. No basta con
creer, pensar, losofar,
conceptualizar o teorizar sobre
un determinado estado, nivel de
conciencia o condición espiritual;
si lo que se pretende es que ello
adquiera validez y sea integrado
en el Ser, será necesario tener
que sentirlo, vivirlo, llevarlo a la
práctica y experimentarlo en
carne propia aun cuando la sola
idea de tener que volver a
encarnar suponga un fatigoso
pesar.

Para el ser que ha alcanzado este


grado de desprendimiento en el
que nada de lo que pueda haber
en el mundo despierta ya su
interés, probablemente la
sensación que tenga al pensar en
una nueva vida terrena es que
ésta será del todo infructuosa y
estéril. Pero, ¿de qué otro modo
sino podría llegar a consumarse
este anhelo de liberación? Así es
que aun después de haber
conseguido trascender la quinta
dimensión de conciencia, donde
todavía uno se encuentra
sometido al ciclo de muerte y
renacimiento a causa del deseo y
el karma; también aquí sigue
habiendo una cierta necesidad
de renacimiento. La diferencia no
obstante es signi cativa. Nacer
de nuevo no signi ca
comenzar de nuevo. Cuando
un ser que procede de la esfera
crística desciende al plano físico
para iniciar un nuevo ciclo vital,
éste apenas se verá sometido a la
ilusión de maya. Al permanecer
su espíritu despierto en una
esfera no dual de la realidad,
bastará con que se produzca una
débil conexión con su verdadero
Yo, para que su mente egoica
despierte también en el
mundo terrenal.

Esta es la dimensión de
conciencia en la que se
encuentran muchos de los
verdaderos místicos e iniciados
como losbodhisattvas, rishis,
mahatmas, profetas y santos de
todas las religiones; es decir,
grandes almas al servicio de
Dios y del hombre.
Séptima Dimensión de
Conciencia

La séptima dimensión de
conciencia es la frecuencia del
amor en estado puro y de la
integración completa al Ser
Único. Las diferencias que hay
entre sexta y séptima dimensión
son desde luego mucho más
sutiles que las que podíamos
encontrar en dimensiones
anteriores. Ambas contemplan la
misma Unión con el Absoluto,
pero si bien en sexta dimensión
de algún modo todavía había que
apartar los "velos de ignorancia"
para poder observar la Realidad
desnuda, en séptima dimensión
ya no es necesario ni tan siquiera
hacer este gesto, puesto que
aquí todos los velos ya han caído.

Nada hay en esta dimensión que


pueda interferir la clara visión
de la Realidad, ni que sea capaz
de perturbar lapaz interior de
los seres que aquí se encuentran.
Se trata de un sublime y
perpetuo estado inalterado
de conciencia, prácticamente
imposible de sostener estando
sometido a las vicisitudes de la
vida terrena. Solamente grandes
Maestros de Sabiduría como
Buda, Jesús o Krishna (entre
otros), son capaces de
experimentar en el plano físico
esta Unión con el Todo (o
estado nirvánico), más allá de los
periodos de tiempo que pueda
durar una meditación, una
práctica espiritual o cualquier
otro tipo de experiencia extática
que los conecte fugazmente con
la Fuente.

Así es que después de haber


recorrido durante eones el largo
camino ascendente de regreso al
Hogar y haber completado
todo un ciclo evolutivo,
alcanzar la séptima dimensión
de conciencia es la más bella
culminación de un largo
proceso que convierte a estos
seres plenamente realizados
en los venerables Maestros
Ascendidos.

Autor: Ricard Barrufet Santolària


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