Universidad de Pamplona

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"LA BELLEZA DE PENSAR: ALEJANDRO ARAVENA"

ENSAYO

DIEGO ALEJANDRO ACOSTA MORENO

1094280357

SERGIO FONTECHA RODRÍGUEZ

UNIVERSIDAD DE PAMPLONA

FACULTAD INGENIERÍAS Y ARQUITECTURA

ARQUITECTURA

CIVILIZACIÓN Y CULTURA CONTEMPORÁNEA (166202)

PAMPLONA, NORTE DE SANTANDER

ABRIL 2017

Formando líderes para la construcción de un 1

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Arquitectura y la esencia de ser arquitecto, ser diseño.

Como concepción, la arquitectura comienza desde que abrimos los ojos, en

las mañanas luego de despertar de un «sueño terrible», pero por supuesto que
esta va a pasar por completo desapercibida; con la idea divulgada de una obra
como espejo y manto, claramente para nada errónea, se llega a ser manto
porque esta se ve cohibida de atención, es la consideración de que la
arquitectura es para dos grupos singulares de personas, para los que le pasa
desapercibida, mientras que para los otros lo más coherente es darle una
cuantía de valores, este último, sería el selecto grupo de los osados que
propenden ser denominados arquitectos, y ¿qué pasa con el primer grupo?,
estos la recalcarán y la tendrán en cuenta solo hasta que se llegan a ver
afectados de manera negativa, complementariamente al manto, el espejo, que
es reflector de una época, un momento de la historia, un estado cultural, una
sociedad, una ideología política. Esta dualidad en las obras arquitectónicas
nos compete, son balance, y nosotros por gusto o no, estaremos anidados en
su contexto.

A su esencia, todos somos arquitectos por mera cuestión innata, el cobijo es

una cubierta, el resguardo un muro, el descanso y relajación, el ambiente…,
buscaremos siempre una comodidad perpetua, que nos estabilice y nos haga
sentir de la manera más confortable, esta es la arquitectura sin arquitectos,
nosotros mismo nos desarrollamos arquitectura aunque claramente no es una
concepción generalizada, los arquitectos «reales» (solo por un título
universitario) son los que a partir de la esencia materializan esta arquitectura
rechazando la innata o simplemente mejorándola de la mano del diseño. Ver
la arquitectura como arte, es de inadaptados, Frank Gehry, es el claro ejemplo
de lo que es ser un artista reprimido e impulsor de una arquitectura inservible
y vacía a cambio de euros y de reconocimientos.

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Pero, ¡¿la arquitectura es arte?! , muchos lo afirman.

Pues muchos están sumamente equivocados, en definitiva no lo es, y no

debería proponerse ni orientarse de tal forma, puesto que no es un fin en sí
mismo, para empezar, el arte comienza desde uno mismo, es un mundo
interior, donde las ideas y anhelos acarician una ya predestinada realidad,
esculpir esas ridiculeces esteticistas, y más en la arquitectura, es de cierta
forma una distinción maltrecha de lo que es la arquitectura y a lo que se le
debería conferir en cuanto a su significación.
Por la significación social en la arquitectura y como esta trata de solucionar
problemas, su finalidad deja de ser su propio fin, cumple una función y puede
ser enseñada. La arquitectura es diseño. Contrario al arte, que se problematiza
a sí misma, crea paradojas, se cuestiona, replantea contextos, destruye ideas,
por ello no soluciona nada y no se puede enseñar. El arte es la expresión del
espíritu, el arte se piensa a sí mismo, siendo su fin la totalidad de su finitud, su
certeza creativa.

La arquitectura nace como resolvente de problemáticas, y desde su origen se

ha visto subyugada por las temáticas sociales, por ello considerar la
arquitectura como arte es la simple exacerbación del espejo, un reflejo del
poder económico y político, tal como las obras de arte del ya nombrado Gehry
junto con Zaha Hadid, Daniel Libeskind, Santiago Calatrava y demás, son
obras, que por mucho que se pretenda, están fuera de contexto, innovar es
adecuado, es crear «calidad de vida», (por ello la ciudad es el mejor invento
del hombre) pero no se debería hacer destruyendo el buen nombre de la
arquitectura. Aunque bien, Juzgar una obra a partir del marco que le permitió
recibir ese apreciativo, lo plantea como una obra arquitectónica…

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El «podría», es el ámbito donde el arte propone su puesta en marcha en la

arquitectura, pero su estructuración desaprobará ese deseo, se debe
consensuar, partir fuera de uno es una de las cosas más sanas que se le
pueden brindar a la arquitectura y al ser.
La realidad domina esas pasiones y sentimientos artísticos, pero no el de
gustos y referencias aceptables, la arquitectura de ámbito repetitivo no es por
la globalización, es por el proyectista que no atiende a todas las condiciones
del problema, y no media para solucionarlo, no sale ni siquiera de sí mismo y
su obra se interpreta como arte, los referentes hacen que uno parta muerto, el
arte de otro con la pobreza del arquitecto mismo. El estilo internacional,
degradó la cultura.

Pero enfatizando una idea, la arquitectura real, la arquitectura que merece ser
reconocida, está y es expuesta, de las más puras y diversas formas, en el
arquitecto anónimo, de allí surge la arquitectura por excelencia. La arquitectura
es diseño, uno subyugado, pero jamás será un arte. Y el arte es el
replanteamiento de la vida, todo es subjetivo.

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