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Peter Newell, activista británico para la "protección de la Infancia", condenado por pederastaen 2018[1].
Newell fue uno de los "expertos" de UNICEF que en 2007 ayudó a elaborar los estándares
internacionales del organismo de la ONU. En 2014, redacta un documento de UNICEF donde exige que
se retiren las leyes que restrinjan la promoción de la homosexualidad entre los niños[2].
Sumario
[ocultar]
1Investigación científica
o 1.1Estudios realizados por Reisman
1.1.1Efectos de la educación
o 1.2Estudios realizados por otros profesionales
2Reducción de la edad de consentimiento en el mundo
3Relación entre homosexualidad y pedofilia en la Iglesia Católica
4Artículo de opinión
5Referencias
6Artículos relacionados
7Enlaces externos
8Vídeos
Investigación científica
Diversos estudios establecen una relación muy estrecha entre homosexualidad y abuso sexual
infantil. En una investigación con 942 participantes adultos no clínicos, los hombres y mujeres
homosexuales reportaron una tasa de abuso sexual infantil significativamente más alta que los
hombres y mujeres heterosexuales. 46% de los hombres homosexuales en contraste con el
7% de los hombres heterosexuales reportó abuso sexual homosexual. 22% de las mujeres
lesbianas en contraste con el 1% de las mujeres heterosexuales reportó abuso sexual
homosexual. Esta investigación es al parecer la primera encuesta que se ha informado de
abuso sexual homosexual sustancial de las niñas. [4]
Entre un 80 y un 95% de los casos, los abusadores son varones homosexuales que utilizan la
confianza y familiaridad, y el engaño y la sorpresa, como estrategias más frecuentes para
someter a la víctima. La media de edad de la víctima ronda entre los 8 y 12 años (edades en
las que se producen un tercio de todas las agresiones sexuales).
Diversos individuos que se asumen como homosexuales, han sufrido abuso sexual (o
coacción) en su primera experiencia sexual, lo que les ha provocado un trauma. En el caso de
los infantes varones, para superarlo, tuvieron que aceptar inconscientemente "que a él le
gustaba naturalmente eso". El problema es que el trauma provocado es tan duro que le impide
acceder a su memoria para descodificar la verdad: le gusta el sexo complementario pero ha
desarrollado una fobia hacia su propia naturaleza.
En el caso el abuso sexual en niñas, el fenómeno ocurre incluso en caso de un abuso
heterosexual: es común que desarrollen una conducta apática al sexo masculino y puede que
terminen atrayéndose por mujeres por su ausencia de un órgano sexual masculino, ya que
para ellas esto se ha simbolizado como algo repulsivo y que puede hacerles daño.
Según estadísticas del gobierno de EEUU en 1992, entre el 17% y el 24% de chicos menores
de 18 años son víctimas de abusos homosexuales, comparado con el 0.09% de chicas
víctimas de abusos por heterosexuales.[5]
Estudios realizados por Reisman
La agencia noticiosa electrónica WorldNetDaily informó sobre la investigación de la Dra.
Reisman[6] en el número de octubre del 2001 de su revista.
La Dra. Reisman llevó a cabo dos estudios científicos: Crafting Gay Children: An Inquiry into
the Abuse of Vulnerable Youth Via Establishment Media and the School Room ("Niños
homosexuales producto del artificio : Una investigación del maltrato de la juventud vulnerable
a través del establishment de los medios de comunicación y del aula escolar", traducción libre)
y Partner Solicitation Language as a Reflection of Male Sexual Orientation ("El lenguaje
seductor como reflejo de la orientación sexual masculina", traducción libre). Ambos estudios
constituyen un seguimiento a la labor de investigación que Reisman comenzó con su estudio
Kinsey: Crimes and Consequences ("Kinsey: crímenes y consecuencias").
La investigación de Reisman, que se ha basado en estadísticas del gobierno obtenidas en
1992, señala que el 9% de entre 86 y 88 millones de hombres heterosexuales maltrató
sexualmente a 8 millones de chicas menores de 18 años, lo cual constituye el 25% de todas
las chicas de esa edad. Un porcentaje no determinado de hombres que practican el
homosexualismo maltrató de 6 a 8 millones de chicos menores de 18 años, lo cual constituye
del 17 al 24% de todos los chicos de esa edad. Ello implica que de 3 a 4 chicos son víctimas
del maltrato homosexual por cada hombre que practica el homosexualismo. Sólo 0.09 chicas
son víctimas de maltrato sexual por parte de un hombre heterosexual, lo que significa que el
promedio de dicho maltrato es que 1 de cada 11 hombres heterosexuales maltrata
sexualmente a una chica menor de 18 años.
La Journal of the American Medical Association, la revista de la Asociación Médica de Estados
Unidos, publicó los siguientes datos que vienen a corroborar los hallazgos de Reisman: el 50%
de las víctimas masculinas del SIDA informaron que, cuando había cumplido los 16 años, ya
había tenido relaciones sexuales con un hombre adulto y el 20% de las mismas informó que,
cuando había cumplido los 10, también ya había tenido este tipo de relaciones con un hombre
adulto.
Efectos de la educación
El Dr. Alfred C. Kinsey, cuya ideología sexual ha sido objeto del estudio de Reisman, fue uno
de los principales responsables de la difusión de un relativismo sexual que incluye la
aceptación solapada del homosexualismo y de la pedofilia, relativismo que ha influido mucho
en la educación sexual durante las últimas tres décadas.
Contrariamente a la postura difundida por activistas a favor del homosexualismo, la Dra.
Reisman dice que los estudios realizados en torno al tema demuestran que los que practican
una conducta homosexual son más propensos a maltratar sexualmente a los niños. Un
número significativo de hombres que practica el homosexualismo recluta varones menores de
edad, práctica que se ha facilitado debido a la "educación" sexual hedonista que se imparte en
muchas escuelas públicas de Estados Unidos y a programas "educativos" eufemísticamente
llamados "programas de diversidad", que les enseñan a los escolares a considerar el
homosexualismo como algo normal y aceptable, dice Reisman.
El periodista Eulogio López, creador del portal Hispanidad.com[7] se refirió a la educación y la
homosexualidad de la siguiente manera:
22% (Journal of the American Medical Association, J. Wassermann, et al., 1984, 1986).
“ redadas policiales. Pero los pedófilos están siguiendo la misma táctica que siguieron los
antiguos homosexuales. Se agrupan, se organizan, crean sus medios económicos,
políticos y publicitarios e intentan, con perseverancia, cambiar las leyes y que se
declaren permitidas las relaciones sexuales entre adultos y menores de edad, "siempre
que esos menores den su libre consentimiento". Cuando esto alcance su aprobación
legal y social ¿cuál será el siguiente paso en este asesinato de la dignidad humana?[13] ”
Relación entre homosexualidad y pedofilia en la Iglesia
Católica
Artículo principal: Casos de abuso sexual cometidos por miembros de la Iglesia Católica
El 12 de abril de 2010, el cardenal Tarcisio Bertone fue consultado por la prensa acerca de la
incidencia del celibato en la aparición de casos de pederastia en la Iglesia Católica. El número
dos del Vaticano respondió que de acuerdo con los expertos, las causas de la pedofilia hay
que buscarlas en el homosexualismo, no en el celibato.
Han demostrado muchos psicólogos, muchos psiquiatras, que no hay relación entre
“ celibato y pedofilia, pero muchos otros han demostrado, y me han dicho recientemente,
que hay relación entre homosexualidad y pedofilia... Esto es verdad, éste es el
problema[14]. ”
Estas palabras han desatado la ira de colectivos homosexuales y la protesta formal de
algunos países[15].
En las estadísticas facilitadas recientemente por monseñor Charles J. Scicluna sobre los
casos remitidos a la Congregación para la Doctrina de la Fe entre los años 2001-2010, resulta
que solo un 10 por ciento de los casos eran de pederastia en sentido estricto, mientras que el
90 por ciento tenían que ver con adolescentes: el 60% hacen referencia a actos sexuales con
personas del mismo sexo y el 30% de carácter heterosexual. Es decir, en la gran mayoría de
los casos se trata de varones que abusan de menores del mismo sexo.
Los datos confirman que entre el clero católico no se dan más casos de abusos a menores
que en otros ámbitos. Ciertamente, nadie ha dicho (tampoco Bertone) que cualquier
homosexual sea un pederasta ni que cualquier sacerdote con tendencia homosexual abuse
de menores. Pero igualmente habría que reconocer que en la Iglesia el problema de los
abusos a menores no proviene de los sacerdotes que viven el celibato, sino de los que no lo
viven y que, según se ha visto, en su gran mayoría se sienten atraídos por adolescentes
varones.
Lo que molesta es que las palabras de Bertone hayan suscitado un tema que hoy es tabú,
como si cualquier dato que vaya en desmedro de la conducta homosexual debiera silenciarse.
Como ha declarado el profesor Massimo Introvigne, los que se rasgan las
vestiduras "buscan prohibir la cita de aquellos datos estadísticos que consideran
como políticamente incorrectos. Es una forma de censura inaceptable, en ocasiones
disfrazada de científica". Pero los datos estadísticos son números y "estos números, en
cuanto tales, no deberían ofender a nadie y no se les puede hacer decir más –ni menos–
de lo que dicen"[16].
Artículo de opinión
El feminismo y su vínculo con la pedofilia, por Agustín Laje
Hay dictaduras que no se institucionalizan; que no necesitan del recurso de la fuerza en altas
magnitudes para mantener a la sociedad sumida en sus dictados. El filósofo marxistaAntonio
Gramsci ya decía que el Estado era hegemonía acorazada con coerción, y cuanto más
conso1lidada la hegemonía, menos necesidad de coerción. De ahí que podamos llamar
“micro-dictaduras” a estos regímenes que han logrado altísimos niveles de hegemonía y que,
por lo tanto, no permiten a los ciudadanos sacar los pies del plato de lo “políticamente
correcto” sin con ello esperar negativas consecuencias, no solo sociales, sino también
represivas-estatales (el caso de INADI, brillantemente desenmascarado por Cristian Rodrigo
Iturralde, es ejemplo arquetípico de la policía del pensamiento hegemónico).
Valgan estos comentarios iniciales para situar el presente artículo en un contexto de
dominación hegemónica de un progresismo hipócrita, dispuesto a tolerar sólo lo que comulga
ideológicamente con sus postulados, y encarnizado con demonizar, deformar y censurar
aquello que puede resquebrajar su dominación política. En efecto, es ese progresismo el que
ha entronizado a la ideología feminista como algo automáticamente deseable y aprobable por
el grueso de una sociedad que desconoce, en la mayoría absoluta de los casos, qué cuernos
es el feminismo y su propuesta político-ideológica. Sucede que en contextos de alta
dominación hegemónica la gente gusta de hablar sobre lo que no conoce y, peor todavía,
defenderlo como si lo conociera.
Es así que nuestro título ha de chocar a simple vista: ¿Qué vínculo puede guardar el
benevolente y deseable feminismo, con una causa que (de por momento, y sólo de por
momento) nos resulta repugnante como la pedofilia? El objeto de este breve artículo no es
sólo desnudar este vínculo, sino también desnudar la ignorancia que la gente tiene sobre el
actual feminismo.
La historia del feminismo se ha interpretado en forma de “olas”. Se suele convenir que hay al
menos tres olas del feminismo, cuyo hilo conductor estaría dado por la defensa de los
derechos de la mujer, y sus diferencias estarían dadas por el tipo de derechos que se
reivindican. Así, como primera ola bajo nuestra conceptualización, encontraríamos a los
movimientos de mujeres y sus ideólogas que, tras el Renacimiento y con especial fuerza
después de las revoluciones burguesas, peticionaron por derechos civiles y políticos, con John
Stuart Mill a la cabeza. Podríamos entender, asimismo, que la segunda ola estuvo ligada al
pensamiento marxista, especialmente a los estudios de Engels y quienes, como Kollontai,
buscaron desarrollar esta mirada, en la cual los mal llamados derechos económicos
estructuraban el plexo de demandas feministas. Pero a donde nos proponemos llegar para
hallar el vínculo con las demandas pedófilas es a la tercera ola, cuyo nacimiento se encuentra
ligado a los sucesos del Mayo Francés y cuya propuesta ideológica está basada en la
“deconstrucción” de nuestra cultura.
En efecto, con ella surge la ideología de género, especialmente de la mano de Simone de
Beauvoir y su “no se nace mujer: llega una a serlo”. El género y el sexo pasan a moverse en
esferas distintas: el uno en la cultural, el otro en la biológica. Pero no se necesitará mucho
tiempo para que el sexo sea también arrastrado a la esfera cultural, y que Judith Butler
declare, bajo aplausos de la progresía academicista, que el sexo en verdad siempre fue
género.
En este marco deconstructivo las demandas feministas ya no responden a la mujer, pues la
categoría de mujer se deconstruye. ¿A quién responde entonces el feminismo? Pues a todas
aquellas demandas que desde el terreno de la sexualidad vayan a contrapelo de la institución
familiar que, presuntamente, sería un pilar fundamental del orden capitalista. De nuevo, el
marxismo, como en la teorización de Engels, pero esta vez cultural, como en el “feminismo
socialista” de Marcuse.
La teoría para las feministas es imprescindible para la praxis. Son las teóricas, después de
todo, las que han ido orientando el devenir del feminismo, y son sus obras precisamente las
que permiten distinguir los puntos de inflexión de las olas feministas. De tal suerte que recurrir
a las más importantes ideólogas feministas es la tarea central que ha de llevarse a cabo para
desentrañar la ideología en cuestión.
Veamos, pues, el pensamiento de la célebre Shulamith Firestone. Esta nos explica que el
proceso de destrucción de la familia no se puede dar de un momento a otro, sino que conlleva
cambios paulatinos, que involucran la pedofilia. Firestone los describe de esta forma:
“Después de muchas generaciones de vida no-familiar, nuestras estructuras psicosexuales
podrán alterarse tan radicalmente que la pareja monógama se volvería obsoleta. Sólo
podemos adivinar lo que podría reemplazarla: ¿quizás matrimonios por grupos, grupos
maritales transexuales los cuales también involucran niños mayores? No lo sabemos”. [17]
El proyecto de Firestone es lograr una sociedad socialista donde la familia sea reemplazada
por household, una especie de hogar formado por personas que no guardan vínculo
sanguíneo. Aquí, después de “unas pocas generaciones”, se logrará que “las relaciones entre
personas de edades muy dispares se conviertan en algo común”. [18]
Así las cosas, “si el niño puede elegir relacionarse sexualmente con los adultos, incluso si él
debe escoger su propia madre genética, no habría razones a priori para que ella rechace los
avances sexuales, debido a que el tabú del incesto habría perdido su función. (…) Las
relaciones con niños incluirían tanto sexo genital como el niño sea capaz de recibir -
probablemente considerablemente más de lo que ahora creemos-, porque el sexo genital ya
no sería el foco central de la relación, pues la falta de orgasmo no presentaría un problema
grave. El tabú de las relaciones adulto/niño y homosexuales desaparecerían”. [19] Pero las
relaciones pedófilas tendrían dos límites, nos dice la buena Firestone pretendiendo
moderarse: el límite del consentimiento del niño por un lado, y el límite corporal por el otro. De
modo que si un hombre adulto desea tener relaciones sexuales con una niña o niño de cuatro
años por ejemplo, sólo debe lograr su adhesión y comprobar que las dimensiones de su
vagina o ano sean penetrables. La engañifa que usa Firestone para legitimar la pedofilia es
muy evidente: pone par a par la capacidad de elección de un niño respecto de la de un adulto,
como si ambos dispusieran de mismas cuotas de poder. Es interesante constatar que existen
reconocidos militantes y teóricos del feminismo que han sido involucrados e incluso
condenados por relacionarse sexualmente con menores, como es el caso de Jorge Corsi.
Como queda claro, Firestone otorga gran significancia a la legitimación de la pedofilia como
parte de la revolución socialista a la que ella busca servir. Pero no es la suya una opinión
aislada dentro del feminismo de los ’70: también la reconocida teórica Kate Millet ha escrito
que los niños deberían “expresarse a sí mismos sexualmente, probablemente entre ellos en
un principio, pero también con adultos”. [20] Y a la cuestión de la pedofilia, las teóricas
feministas suman también la reivindicación del incesto. Firestone, por ejemplo, recomienda
que, a los fines de que los niños no crezcan “reprimidos sexualmente”, sean los padres
quienes los inicien en su vida sexual. De hecho, recomienda que la primera felación del niño
sea practicada por su propia madre. ¿Y es que hay manera más determinante de reventar
todo vínculo familiar que promoviendo relaciones sexuales entre adultos y niños, y entre
padres e hijos? Ella sabe, a partir de Freud, la importancia que tiene para la cultura la
represión del erotismo que presuntamente sentiría el niño respecto de su madre; y
probablemente sepa también, a partir de Claude Lévi-Strauss, el papel que en la cultura de
toda sociedad humana juega la prohibición del incesto. En efecto, no hay forma más efectiva
de destruir la cultura y la familia que haciendo de la pedofilia y el incesto conductas
aprobables; de los ´70 a esta parte, el feminismo radical traerá, a veces más explícitamente,
otras más implícitamente, estas horripilantes reivindicaciones dentro de su programa.
La deconstrucción del sexo que trajo el feminismo con su tercera ola es compatible con una
deconstrucción de la categoría “edad”. ¿Si el sexo es un dato cultural y no natural, por qué
habríamos de suponer que la edad es un dato natural y no cultural? Estas suposiciones no
son exclusivas de la década del ’70, sino que nos acompañan hasta hoy, de la mano de
muchas ideólogas del feminismo queer, como el caso de la mencionada Butler, quien aplaude
y promueve una “multiplicidad de deseos” que incluyen la pedofilia y el incesto, [21]y como el
caso de Sandra Torres, quien en su libro Pornoterrorismo anota: “Nunca me he acostado con
un menor (salvo cuando yo también lo era) y no sé desde mi experiencia cómo se debe sentir,
quizás no suceda nada malo si la mente del adulto está lo suficientemente sana o si la del
menor es lo suficientemente despierta como para canalizar las sensaciones”. [22]
Quien al menos una pisca conozca sobre la intelectualidad feminista podrá advertir que las
autoras y los textos mencionados no son marginales sino, más bien, todo lo contrario: se trata
de nombres de la mayor relevancia para el pensamiento feminista contemporáneo. Y podrá
saber, también, que estas mismas autoras suelen ubicarse mucho más allá de las sanas
reivindicaciones que alguna vez tuvo el feminismo, cuando en lugar de reclamar derechos a la
pedofilia, peticionaba derechos civiles y políticos.
El correlato en la práctica está a la vista: relevantes organizaciones feministas apoyan
políticamente la legalización de la pedofilia, como es el caso de la Asociación Feminista
Holandesa, la cual ha firmado peticiones públicas en este sentido. Gran cantidad de
organizaciones feministas tienen estrechos vínculos con la NAMBLA (North American
Man/Boy Love Association) y con el IPCE (International Pedophile and Child Emancipation). A
nivel de referentes en el activismo feminista, sobresalen los casos de Pat Califia, Camille
Paglia, Katharina Rutschky, Luisa Velázquez Herrera y Gisela Bleibtreu-Ehrenberg, todas ellas
importantes cuadros feministas que articulan sus demandas con la pedofilia.
Es que el actual feminismo en nada sirve a la mujer: al contrario, la niega y procura su
destrucción (tal como se hace expreso en Monique Wittig). Bajo su máscara benevolente y
bienintencionada, guarda tras de sí una estrategia imposible de visualizar para los perezosos
e idiotas útiles que adhirieron al feminismo sin saber de qué se trataba: librar una batalla
cultural que destruya la “superestructura” que mantiene en pie el capitalismo.
En una palabra, neomarxismo.
Referencias
1. Volver arriba↑ El autor de derechos para la “protección de la Infancia” de UNICEF, condenado
por pederasta
2. Volver arriba↑ Erase the dangerous ideological "legacy" of the pedophilia in international
institutions!
3. Volver arriba↑ Judith A. Reisman, Crafting Gay Children. Psychiatric Journal, University of
Ottawa, J. W. Bradford et al., 1988
4. Volver arriba↑ Comparative data of childhood and adolescence molestation in heterosexual and
homosexual persons.
5. Volver arriba↑ Judith A. Reisman, American University
6. Volver arriba↑ Dr. Cameron, Paul. "Links Between Homosexuality and Pedophilia". Nueva York,
6 de octubre del 2001. "Child Molestation and Homosexuality". Family Research Institute.
7. Volver arriba↑ Entrevista con Eulogio López, fundador y director de hispanidad.com
8. Volver arriba↑ Los gays pasan de la homosexualidad a la pederastia
9. Volver arriba↑ ¿Cuántos millones de homosexuales dice usted que hay en España?
10. Volver arriba↑ Dr. Van den Aardweg, doctor en psicología en Ámsterdam.
11. ↑ Saltar a:11,0 11,1 Conoze.com, Los homosexuales y la edad de consentimiento.
12. Volver arriba↑ Respuestas al lobby gay.
13. Volver arriba↑ Cultura de la muerte. Algunos aspectos y frutos.
14. Volver arriba↑ El Vaticano relaciona la pederastia con la homosexualidad y no con el celibato
15. Volver arriba↑ Pederastia, homosexualidad y diccionarios obsoletos
16. Volver arriba↑ Homosexualidad, celibato y pederastia
17. Volver arriba↑ Firestone, Shulamith. The dialectic of sex. The case feminist revolution. New
York, Bantam Book, 1971, p. 229.
18. Volver arriba↑ Firestone, Shulamith. Ob. Cit., p. 233
19. Volver arriba↑ Firestone, Shulamith. Ob. Cit., p. 240
20. Volver arriba↑ Citado en Serrano, Francisco. La dictadura de género. Una amenaza contra la
Justicia y la Igualdad. España, Almuzara, 2012, p. 55.
21. Volver arriba↑ Butler, Judith. El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad.
Barcelona, Paidós, 2007, p. 265.
22. Volver arriba↑ Torres, Diana. Pornoterrorismo. Tafalla, Editorial Txalaparta, 2011, pp. 100-102.
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