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5.1.

CUENCA BARINAS-APURE

La Cuenca Barinas – Apure, la tercera de Venezuela por sus recursos


petrolíferos, es una depresión estructural asimétrica con su flanco meridional
suavemente inclinado al noreste y el flanco septentrional marcado por
afloramientos que forman parte del flanco sudeste de Los Andes Venezolanos.
Se encuentra ubicada en la región suroccidental del país.

Sus límites son:

Al noroeste, por los contrafuertes de la cadena de los Andes


Venezolanos.

Al norte, por la prolongación occidental de la Serranía del interior


Central.

Al este y noreste, por el levantamiento del Baúl.

Al sur está separada de la cuenca de los Llanos Colombianos por un alto


gravimétrico situado entre los ríos Apure y Arauca (Hosper y Van Wijnen 1959,
en González de Juana, et al., 1980).

La Cuenca de Barinas – Apure, también conocida como Cuenca Occidental,


posee un área de aproximadamente 338.475 km2, de los cuales 162.645
pertenecen a la Subcuenca de Barinas, la cual comprende los grabens de
Burgúa y Guarumen.

La cuenca contiene un máximo de 5000 m (16500’) de sedimentos cretácicos y


post – cretácicos que descansan discordantemente sobre un basamento de
rocas ígneas y metamórficas pre – cretácicas y sedimentos del Jurásico y el
Paleozoico (Kiser, 1992)

5.1.2. Procesos Evolutivos

5.1.2.1. Precámbrico

Estos terrenos actualmente se encuentran bajo porciones de corteza


paleozoica adosados a la placa suramericana, a causa de las diversas
colisiones que ocurrieron entre 245 y 570 m.a. También constituyen parte del
basamento de la cuenca sedimentaria al sur de la falla de Apure.

5.1.2.2. Paleozoico

El terreno autóctono se encuentra en el subsuelo de la Cuenca Oriental y en la


Cuenca Barinas – Apure, está representado principalmente por capas rojas que
indican la apertura del Gondwana y Laurentia, evidenciada en la secuencia
cámbrica preservada en las depresiones estructurales en dichas cuencas.
Aquellos terrenos donde hay rocas paleozoicas y que se adosaron en el
Paleozoico temprano, se reconocen ahora como parte del basamento de los
terrenos incorporados durante la historia tectónica del Caribe, como el
constituyente del cinturón orogénico del Paleozoico temprano al norte de la
Falla de Apure y como parte del basamento de los Andes, de la Cuenca de
Maracaibo y parte de la Cuenca de Barinas.

5.1.2.3. Triásico – Jurásico

La rotura del Pangea produjo varias estructuraciones importantes que luego


influyeron en la evolución de las cuencas sedimentarias venezolanas.

Ilustración 5.3. Distribución de las rocas jurásicas en Venezuela. Tomado del


Wec, 1997.

Dentro de Venezuela continental, la apertura del proto Caribe indujo el


desarrollo de valles de extensión o grábenes, con una tendencia noreste, entre
los cuales se incluyen el de Apure – Mantecal y Espino, así como también los
grábenes de los Andes y Perijá, y el ubicado en el Lago de Maracaibo. Se ha
postulado la existencia de rocas jurásicas en las partes más profundas de la
Serranía del Interior de Venezuela Oriental, involucradas en el mismo proceso
de deformación, debido a la clara continuación de las tendencias de los
grábenes, sin embargo está aun no ha sido probada. Todos ellos fueron
rellenados durante el Jurásico por sedimentos continentales tipo capas rojas,
volcánicas de diversos índoles y eventualmente clásticos. Además de produce
sedimentación continental al sureste de Alto de Mérida.

5.1.2.4. Cretácico

En el occidente, la sedimentación fue controlada en su inicio por el sistema de


fallas de los grábenes jurásicos, como se puede evidenciar en los espesores de
los clásticos arenosos de la Formación Río Negro, los cuales varían desde más
de dos kilómetros en el Surco de Machiques, hasta unos pocos metros en
algunas localidades del Flanco Norandino. A continuación, la subsidencia se
estabilizó y el Grupo Cogollo se depositó en un extenso mar epicontinental
transgresivo sobre Venezuela Occidental. El equivalente clástico lateral hacia el
Cratón o Escudo de Guayana lo conforma la Formación Aguardiente.

A finales del Albiense, se inicia desde el este de Venezuela y de manera


diacrónica hacia el oeste, la invasión marina que llegó a cubrir extensas zonas
hacia el sur del país, las cuales se mantenían como áreas expuestas a la
erosión desde finales del Jurásico o incluso desde finales del Paleozoico. Esta
invasión marina coincide con el pulso mundial transgresivo del Cretácico tardío,
responsable de la sedimentación de calizas, lutitas y ftanitas ricas en materia
orgánica tanto en América como en Europa.
A continuación se ofrece una descripción más detallada de los eventos
cretácicos:

5.1.2.5. Albiense (100 m.a.)

Se produce la invasión de la cuenca por los mares procedentes del norte que
rebasaron las elevaciones resultantes de la orogénesis Permo – Tirásica. Se
produce la sedimentación hacia el norte de las formaciones: Aguardiente y
Maraca, de ambiente nerítico probablemente representadas en la cuenca por
las arenas “T” de la Formación Aguardiente.(González de Juana, et al.,1980).

Ilustración 5.4. Distribución de facies sedimentarias dominantes durante el


Neocomiense – Albiense (Cretácico Temprano) al norte de Cratón de Guayana.
Se indican unidades típicas de dichas asociaciones de facies. Tomado del
WEC 1997.

5.1.2.6. Cenomaniense – Maestrichtiense (90 m.a.)

Avance de la invasión marina con sedimentación de las formaciones


Escandalosa, Navay (Miembros La Morita y Quevedo) y Burgüita, de ambientes
más cercanos a la costa. (González de Juana, et al.,1980)

5.1.2.7. Orogénesis del final del Cretácico (65 m.a.)

Retirada general de los mares cretácicos hacia el norte. Movimientos


epirogenéticos durante el Paleoceno y probablemente en el Eoceno temprano,
con levantamiento del área central productora y formación de anticlinales
fallados. Emergencia casi total de la cuenca: Erosión localizada en las zonas
petrolíferas, sobre la prolongación meridional del Alto de Mérida.

Ilustración 5.5. Distribución de las facies dominantes del Cenomaniense –


Campaniense. Tomado del Wec, 1997

5.1.2.8. Eoceno medio (55 m.a.)

Transgresión generalizada sobre toda la cuenca. La invasión paso hacia el sur


del Apure que se encuentra actualmente erosionada cerca del curso de los ríos
Apure y Uribante. Ambientes costeros al norte y fluvio - deltaicos en las zonas
petrolíferas. Subsidencia regional con sedimentación lutítica localmente
euxínica hacia el norte, Formación Paguey.

5.1.2.9. Eoceno tardío (44 m.a.)

Regresión general de las aguas hacia el norte y este: Reactivación de


levantamientos y fallas anteriores en trampas eocenas y erosión.

5.1.2.10. Mioceno (20 m.a.)


Continúa el carácter continental de sedimentación en toda la cuenca.
Levantamiento inicial de Los Andes Venezolanos con sedimentación de la
Formación Parángula. Reactivación posterior del levantamiento vertical andino
y sedimentación conglomerática de la Formación Río Yuca. Espasmos del
levantamiento vertical andino al final de este periodo al que se le atribuye la
formación de estructuras de piedemonte andino.

5.1.2.11. Plioceno

La orogénesis en todo el norte de Venezuela terminó de definir las cuencas


petrolíferas actuales y levantó extensas zonas constituyendo el Sistema
Montañoso del Caribe y el ramal de los Andes Venezolanos, el cual separa a
las Cuencas de Maracaibo y Barinas – Apure.

5.1.3. Estratigrafía de la Subcuenca de Barinas

A pesar de que la secuencia estratigráfica de la Cuenca Barinas – Apure es


esencialmente sencilla, particularmente en lo que respecta al Eoceno, existe
cierta diversidad en lo que respecta a nomenclatura, lo que ha creado cierta
complejidad y confusión. Como se puede notar en la ilustración 5.6, donde se
observa la ausencia del Paleoceno, Eoceno temprano y parte del Eoceno
medio en la cuenca; solo hay escasas zonas aisladas de afloramientos de
Paleoceno - Eoceno temprano en el extremo suroccidental. (Zambrano,1968
op. cit.)

La conformación estratigráfica de la cuenca se puede agrupar de la siguiente


forma:

5.1.3.1. Basamento Pre – Cretácico

En los campos petrolíferos (Silvestre – Sinco y sus extensiones principales:


Estero, Hato, Maporal, Palmita, etc.) consiste predominantemente de granito
rosado rico en feldespatos alterados. Por otra parte también se encontró
basamento granítico en algunos pozos del área de Guanarito (Zambrano,1968
op. cit.)

Los granitos del flanco oriental en general se asemejan a los tipos expuestos
en el Macizo de El Baúl, mientras que en los del flanco occidental muestran
afinidades más estrechas con los granitos andinos. Hacia el sur el basamento
está representado por rocas metamórficas.

El tope del basamento es un reflector sísmico por excelencia y está


caracterizado generalmente por una superficie erosionada muy metamorfizada
que infrayace al Cretácico; sin embargo, al sureste, en dirección del Escudo de
Guayana, está cubierto transgresivamente por sedimentos Oligo - Pliocenos;
localmente, en la región de Guanarito hacia el arco de El Baúl al noreste,
estratos predominantes del Eoceno tardío suprayacen directamente al complejo
basal.

5.1.3.2. Cretáceo

En la Cuenca Barinas – Apure la secuencia Cretácea suprayace al basamento


Pre - Cretácico en profunda discordancia e infrayace, también
discordantemente, a sedimentos predominantemente del Eoceno tardío y Oligo
- Plioceno, de naturaleza transgresiva hacia el Escudo Guayanés al sureste. Su
espesor varía considerablemente a causa de la erosión diferencial intensa
anterior a la sedimentación eocena, y varía desde cero, a lo largo de la línea de
biselamiento sobre el flanco oriental de la cuenca, hasta más de 2000’ (610 m.)
cerca del frente de montañas en el suroeste. A través del Arco de Santa
Bárbara la secuencia aflora localmente y está cubierta por sedimentos Post –
Eoceno.

El marco estratigráfico está muy ligado al Alto de Mérida. A partir del período
Jurásico se depositaron, en casi todo el occidente de Venezuela, los
sedimentos rojos de la Formación La Quinta; pero en la cuenca, el Alto de
Mérida, por haberse mantenido positivo, no permitió que se depositaran estos
sedimentos, ni las Formaciones Río Negro ni Apón, y es durante el Albiense
tardío cuando los mares rebasan el Alto de Mérida para depositar los
sedimentos del Cretácico, que en orden ascendente están representados por
las Formaciones Aguardiente, Escandalosa, Navay, y Burgüita. (Fuenmayor,
1991)

Según la terminología propuesta por Von Der Osten (1972), en base a


características litológicas, paleontológicas y de registros eléctricos, los
contrafuertes de Táchira meridional, el sistema cretácico en la cuenca puede
dividirse en una sucesión (Barreminense – Turoniense) integrada por las
formaciones Río Negro, Aguardiente y Escandalosa y en otra (Cenomaniense –
Maestrichtiense), constituida por las formaciones Navay (Miembros La Morita y
Quevedo) y Burgüita. En el campo Silvestre (Smith, 1963), la sucesión
Aguardiente - Escandalosa se llamaba informalmente Formación Fortuna
(Mobil) y el intervalo La Morita, Quevedo y Burgüita se designaba como
Formación Esperanza, sin especificación de sus secciones tipo respectivas. A
su vez la Formación Fortuna ha sido subdividida informalmente, en base a la
litología y características del perfil eléctrico en cinco miembros: “T”, “S”, “R”, “P”
y “O” en orden ascendente. (Ver Ilustración 5.6).

5.1.4. Ciclos sedimentarios

Según BIECIP (1978), dentro de la cuenca Barinas – Apure se observan cinco


grandes ciclos sedimentarios entre el basamento y los sedimentos molásicos
(Parángula y Río Yuca). Estos son:
Ciclo Uno: (Cretácico temprano - medio), constituido por capas marinas
(glauconitas, fósiles) recubriendo el basamento metamórfico e ígneo. Dentro de
este ciclo se encuentran las formaciones Aguardiente y Escandalosa
(Miembros S, R y P)

Ciclo Dos: (Cretácico medio – tardío), con capas marinas (glauconitas, fósiles y
calizas) suprayaciendo bancos de conglomerados con lignitos. El Miembro “O”
de la Formación Escandalosa y las Formaciones Navay (Miembro La Morita y
Quevedo) y Burgüita son depositados durante esté ciclo.

Ciclo Tres: (Cretácico tardío), es menos evidente, pero su existencia puede ser
demostrada en pozos al oeste de la cuenca, donde capas marinas con fósiles
suprayacen nuevamente bancos de conglomerados y lignitos de la Formación
Burgüita.

Económicamente el reconocimiento preciso de estos ciclos es muy importante,


ya que cada uno comenzó con una transgresión muy marcada suministrando
rocas madres y coberturas o sellos, seguidas por una transgresión fuerte,
dejando unos reservorios suprayacentes, o como equivalentes laterales.

5.1.5. Geología estructural

La cuenca Barinas – Apure es una depresión estructural con forma alargada y


asimétrica, que se extiende desde la antefosa andina al norte, hasta las
planicies situadas entre los ríos Apure y Arauca al sureste, cuyo eje tiene
rumbo aproximado de N 40° E, paralelo a la cordillera andina venezolana. El
plegamiento en el flanco sur de la cuenca es suave y los domos y anticlinales
conocidos presentan buzamientos no mayores de 5°. (Ilustración 2.8).

La configuración actual de la cuenca se debe a la evolución del Sistema Andino


cuyo levantamiento principal pudo comenzar a finales del Mioceno y que
constituye hoy la separación de la Cuenca de Maracaibo.

La tectónica extensional desarrollada entre el Cretácico tardío y el Eoceno


medio afectó a la cuenca originando fallas y altos estructurales limitados por
fallas. El levantamiento del Cretácico tardío probablemente ocasionó la
elevación de los arcos de El Baúl, Mérida y Arauca, los cuales controlan
también, la extensión y distribución de las facies sedimentarias del Paleoceno –
Eoceno, como se explicará más adelante en la tectónica regional.

Durante el Oligoceno tardío y Mioceno temprano, se inicia probablemente el


primer evento de tectónica compresiva que está relacionado con el
levantamiento de Los Andes. Esta tectónica compresional comienza a
intensificarse durante el Mioceno medio – Plioceno como resultado del
levantamiento andino, el cual continuó hasta el Plioceno tardío – Pleistoceno.
Las estructuras de estilos compresivos están probablemente relacionadas con
la compresión oblicua desarrollada por el efecto de cizalla a lo largo de las
principales fallas de rumbo (Sistema de fallas de Boconó).

La estructura actual de la cuenca es el resultado de fuerzas tectónicas que


actuaron durante el Mio – Plioceno, sobre rasgos estructurales más antiguos
(Cretácico tardío), contemporáneo a la orogénesis Laramidiana. Sin embargo,
los rasgos más antiguos aún persisten y juegan un papel muy importante y
decisivo en la geología petrolera de la cuenca. Las acumulaciones de
hidrocarburos en el área están controladas por las estructuras extensionales
como por las compresivas del Cretácico tardío – Eoceno medio y Mio – Plio –
Pleistoceno

5.1.6. Tectónica Regional

A partir de los episodios distensivos jurásicos, las cuencas del occidente


de Venezuela estuvieron enmarcadas dentro de un contexto geodinámico
activo, acentuándose durante el Mesozoico tardío - Cenozoico. La evolución
geodinámica de la región es producto de la interacción entre las placas
litosféricas mayores del Pacífico, Caribe y Suramericana y de una microplaca al
oeste de la falla de Boconó, dentro de la cual se ubica el Lago de Maracaibo
(De Toni, et. al., 1994).

La existencia de varias discordancias regionales permiten dividir la


evolución tectónica del área en seis eventos tectónicos:

Compresión Paleozoica: El Paleozoico se evidencia como un sistema de


pliegues y cabalgamientos transportados hacia el S - SE. Estas estructuras,
que son típicas de frente de deformación de orógenos en actividad, se
encuentran erosionadas y selladas por debajo de secuencias cretácicas.
Aunque ningún pozo ha penetrado estas unidades para así permitir su
datación, éstas se encuentran recubiertas por una secuencia transgresiva
cretácica, lo que implica con claridad que fueron deformadas en un evento
tectónico pre - Jurásico.
Rifting entre Norte y Sudamérica: La extensión jurásica induce un
adelgazamiento de la corteza continental en el borde de la Placa
Suramericana. Se piensa que gran parte de las estructuras jurásicas se
originaron a partir de la reactivación de cabalgamientos paleozóicos en forma
de despegues extensionales. Las direcciones de las alineaciones distensivas
jurásicas van a influir ampliamente en las deformaciones posteriores. Estas
alineaciones representan estructuras de dirección NNE-SSO que fueron
reactivadas por transpresión, transtensión e inversión.

Subsidencia Termal Cretácica: Un largo periodo de subsidencia y


relajación termal esta marcado por el inicio de la transgresión marina cretácica
sobre el borde septentrional de la placa suramericana. Durante este periodo en
Venezuela occidental se desarrollan una cuenca marginal que comunica al
oeste con una cuenca posterior a un arco volcánico (back arc basin), mientras
que al norte y noreste predominan condiciones de margen pasivo.

Durante el Maestrichtiense - Paleoceno temprano se evidencian los


primeros efectos de una deformación compresiva al oeste de la actual Sierra de
Perijá. Simultáneamente se inicia el levantamiento del Alto de Mérida que va a
permanecer como zona positiva hasta el Eoceno medio en la Cuenca de
Barinas.

Compresión Caribe y Flexión Antepaís: Durante el Paleoceno tardío -


Eoceno medio (incluso, un poco antes, durante el Maestrichtiense), se inicia en
forma progresiva y oblicua la acreción del Bloque Caribe contra el borde
septentrional de la placa Suramericana. La deformación asociada produce el
emplazamiento, en dirección sur - sureste de las Napas de Lara.

La deformación compresiva asociada al emplazamiento de las Napas de


Lara, origina simultáneamente una cuenca flexural de antepaís (foreland basin).
En esta cuenca se depositan espesas secuencias de sedimentos detríticos. Al
producirse la flexura litosférica, se desarrollan localmente fallas normales hacia
el borde periférico de la cuenca.
En el Eoceno tardío - Oligoceno, se registra un período importante de
erosión en la parte centro y oriental de las cuencas de Maracaibo y Barinas -
Apure. Simultáneamente ocurre una redistribución de los depocentros hacia el
oeste del área, lo que implica el levantamiento de la proto - Sierra de Perijá y
una reorganización del contexto geodinámico regional.

Extensión Paleógena de Falcón - Zulia Oriental: Durante el Eoceno


tardío - Oligoceno, ocurrió un evento de extensión y/o transtensión que afectó a
Falcón y a Zulia Oriental. Este evento distensivo modificó la configuración
estructural de esta área. Esta fase de extensión podría ser el resultado de un
colapso orogénico de la zona de colisión de la placa suramericana ó de un
rebote elástico - isostático del basamento cristalino debido a un cambio en el
vector del movimiento relativo de las placas del Caribe y Suramericana.

Compresión Neógena Andina: La colisión del Bloque de Panamá contra


la esquina noroccidental de Suramérica, produce un evento compresivo de
importancia en el occidente de Venezuela en el Mioceno tardío - Holoceno.

En el frente suroriental andino y en la Cuenca de Barinas, las estructuras


asociadas con la tectónica del Caribe fueron deformadas pasivamente y
reactivadas. Las diferentes fases de deformación que afectaron el occidente de
Venezuela, implican una historia estructural compleja y polifásica que se
manifiesta a través de distintos estilos estructurales.

Para cada evento se observa tanto una sobreimposición tectónica con


reactivación de estructuras pre - existentes (estructuras heredadas) como
formación de nuevas estructuras (estructuras neoformadas). La cronología
relativa de los episodios tectónicos así como su reconstrucción, se basa en la
relación que existe entre los marcadores sedimentarios y la estructura. De
acuerdo lo anteriormente descrito se presentan los siguientes estilos
estructurales:
5.1.7. Estilos Estructurales
Tectónica de basamento: Se inicia en el Mesozoico, durante el Jurásico
con la apertura continental entre el Norte y Suramérica. Las fallas normales
asociadas a la apertura Jurásica (rifting) controlaron posteriormente la
reactivación de las estructuras en el basamento durante los episodios de
compresión, transpresión, extensión y transtensión.

Durante los eventos de compresión en que la componente fue ortogonal


con respecto a la orientación principal de las estructuras, se desarrollaron fallas
inversas en los bordes de los grábenes. Cuando la componente fue oblicua
(transpresión), únicamente ocurrió inversión estructural de los grábenes.

La compresión andina es quizás la manifestación más resaltante de


tectónica reciente de basamento en el occidente de Venezuela.

Tectónica de cobertura: Los niveles dúctiles del Cretácico tardío y del


Paleógeno (Fm. Pagüey), constituyen los horizontes principales de despegues
activos durante los episodios compresivos eocenos y miocenos (corrimientos
asociados a las Napas de Lara).

Inversiones estructurales: Gran cantidad de las estructuras que fueron


interpretadas corresponde a estructuras inversas. Los espesos paquetes de
sedimentos depositados en las cuencas distensivas jurásicas y paleógenas,
fueron deformados posteriormente por compresión. La inversión estructural
generó enormes pliegues asociados a estructuras profundas altamente
complejas y variables. Estas estructuras se corresponden con fallas inversas
en el basamento y fallas inversas y de retrocorrimientos en la cobertura
sedimentaria.

Desde el punto de vista petrolífero, a través de la historia geológica de la


cuenca han ocurrido tres períodos tectónicos de importancia, que se pueden
resumir de la siguiente manera:

La primera fase tectónica desde el final de Cretácico hasta el Eoceno


temprano, dicha fase fue la más intensa y la de mayor importancia en la historia
y evolución de la Cuenca de Barinas, ya que en este período se formaron las
mayorías de las fallas y pliegues presentes en el área, constituyéndose de esta
manera las condiciones estructurales favorables para el entrampamiento de los
hidrocarburos en las rocas cretácicas.

La segunda fase de tectónica ocurrió desde el final del Eoceno hasta el


comienzo del Oligoceno y es menos intensa que la anterior; como
consecuencia de ella se producen plegamientos pocos pronunciados y un
rejuvenecimiento de las fallas ya existentes. Esto hizo que a partir de este
período se formaran trampas de roca del Eoceno.

La tercera fase de tectonismo ocurrió durante el Oligo - Mioceno, por la


epirogénesis que origino el levantamiento de Los Andes, separando
definitivamente las cuencas de Maracaibo y Barinas.

El principal entrampamiento del petróleo en la cuenca es estructural,


tanto para el cretácico como para el Eoceno y Mio - Oligoceno, constituyéndose
principalmente por la combinación de fallas contra los plegamientos. En general
los pliegues son pocos frecuentes en comparación con la extensión superficial
de la cuenca y cuando existen son de muy suave buzamiento.
5.1.1. Génesis, migración y entrampamiento de hidrocarburos

5.1.1.1. Génesis

Existen varias hipótesis en cuanto al origen de los hidrocarburos en la


Cuenca Barinas – Apure. Entre las cuales están:

a) Feo Codecido (1972) se basa en las proporciones considerables de


los elementos: Vanadio, Níquel y de Porfirinas y en una relación constante
Vanadio/Níquel, para postular a la Formación La Luna y sus equivalentes como
las únicas unidades sedimentarias ricas en dichos constituyentes y
probablemente representan la única fuente común de petróleo para la Cuenca
Barinas - Apure.
b) Salvador y Hotz (1963) consideran la generación de petróleo en capas
distintas al Cretácico, siendo la posibilidad alternativa más destacada la
sección del Eoceno.

c) Zambrano, et al. (1971) postulan como rocas madres en la Cuenca de


Barinas a las formaciones La Luna (Cretácico) y Pagüey (Eoceno).
Considerando poco probable la generación notable de petróleo dada la
deficiencia en la columna de soterramiento y por ende en la temperatura,
sugiriendo una época de génesis al final de la sedimentación de la Formación
Pagüey.

d) González de Juana, et al. (1980) postula que el petróleo procedente


de la Formación La Luna y sus equivalentes no pudo ser madurado durante la
sedimentación de la Formación Pagüey, mientras que un petróleo posiblemente
generado en el intervalo temprano lutítico de Pagüey debió esperar hasta el
final de la sedimentación de la Formación Parángula, para alcanzar las
condiciones de soterramiento y temperatura actualmente consideradas como
necesarias para que se genere y madure petróleo.

e) Ortega y Hernández (1994) postulan que los resultados de los


estudios geoquímicos realizados en pozos de Apure, en cuanto a calidad,
cantidad y madurez de la materia orgánica en intervalos del Terciario temprano
y el Cretácico, indican características de rocas madres moderadas a pobres,
por lo general con un buen contenido de materia orgánica, pero inmaduras.
Igualmente análisis de crudos de los campos descubiertos y menes
encontrados en el área, reflejan un origen marino de estos y muy similares
entre sí, lo que puede llevar a la conclusión que la familia de crudos y menes
ha migrado de otra parte de la cuenca. La cuantificación de los recursos de
hidrocarburos disponibles para exploración en trampas estructurales y/o
estratigráficas, con el uso de extrapolaciones del modelaje geoquímico, indican
la existencia de cocinas pre-andinas ubicadas principalmente en Colombia
(Cordillera Oriental) y una parte en el territorio venezolano, localizado
actualmente donde se encuentran los Andes de Mérida. Concluyendo que la
posible expulsión de hidrocarburos, ocurrió por debajo de las cadenas
montañosas, al ser las rocas madres enterradas bajo notables espesores del
Cretácico, Paleoceno y Eoceno, siendo probablemente al final del Eoceno la
edad establecida para la expulsión y migración de los hidrocarburos.

f) Según Yoris (1997) la roca madre por excelencia es la Formación


Navay de edad Cretácico tardío, cuyas facies son equivalentes laterales a las
de la Formación La Luna. Se han encontrado rocas madre de importancia
secundaria en el Grupo Orocué (Formación Los Cuervos), pero ésta sólo
habría generado en los depocentros más profundos, asociados con la
acumulación de grandes espesores de molasa por el levantamiento andino.

5.1.1.2. Migración

Zambrano, et al. (1971) desarrollaron la hipótesis de un sistema


migratorio desde la parte más profunda de la cuenca hacia el sureste hasta los
campos de la plataforma, como consecuencia de la subsidencia del Eoceno y
post Eoceno, cuando se desarrollaron gradientes favorables y suficientes para
la migración.

El análisis de migración primaria postula a las arenas sedimentarias de


la Formación Escandalosa como vías migratorias de los crudos cretácicos, y a
las arenas de Gobernador para los crudos eocenos.

Al considerar la migración secundaria o redistribución del petróleo en la


cuenca, sugieren un “transvase” de crudo cretácico a la columna eocena
debido a la escasa protección remanente sobre los recipientes cretácicos como
consecuencia de la erosión post - cretácica.

Ortega y Hernández (1994) postulan que las migraciones tienen una


dirección preferencial oeste - este dirigida hacia el Cratón de Guayana;
existiendo además la posibilidad de que haya habido un proceso de
remigración durante la última pulsación orogénica de Los Andes durante el
Mioceno - Holoceno y probablemente más restringida hacia la zona
transpresiva, es decir la zona tectónica más activa.

5.1.2. Sistemas Petrolíferos

Según Yoris (1997) se han identificado dos eventos para la generación,


migración y entrampamiento. El primero se relaciona con el sistema La Luna -
Burgüita debido a la generación de petróleo en la cuenca de Maracaibo y su
migración al sur - sureste. En este caso, el sello lo constituyen unidades
cretácicas: el tardío, la lutita basal de la Formación Burgüita, y el temprano, las
lutitas del Miembro La Morita (Formación Navay). El yacimiento principal
estaría constituido por unidades cretácicas, como las Formaciones
Aguardiente, Escandalosa (la Caliza “O” ó Miembro Guayacán) y las arenas
básales de la Formación Burgüita.

El segundo evento se relaciona con el depocentro del flanco surandino,


el cual tiene su momento crítico hoy en día. La roca madre sigue siendo
cretácica y el yacimiento llega a incluir unidades eocenas como las formaciones
Gobernador y Pagüey, siendo el Miembro Guardulio de la Formación Guafita el
sello Oligoceno de mayor importancia regional. En este segundo evento, pudo
haber re - migración de crudos entrampados durante el pulso eoceno del
sistema La Luna - Burgüita.

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