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oración

Cita bíblica

Jesús calma la tempestad


(Mt. 8.23-27 )
35 Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado.
36 Ydespidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en la barca;
y había también con él otras barcas.
37 Perose levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas
en la barca, de tal manera que ya se anegaba.
38 Y
él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le
despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que
perecemos?
39 Y
levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla,
enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza.
40 Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?
41 Entoncestemieron con gran temor, y se decían el uno al otro:
¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?
lOs discípulos ya habían visto los milagros de Jesús, lo habían visto
sanar a un paralitico, aun leproso, al de la mano seca , sanó a la
suegra de Pedro de una fiebre.y todavía se preguntaban ¿Quién es
este?
Introducción

“¿Quién dicen los hombres que soy?”


VOLVEMOS a hallarnos en fechas navideñas, época en la que se
celebra por todo el mundo un cumpleaños. ¿Quién es el
protagonista de tal celebración? ¿El Hijo de Dios, o un judío devoto
que procuró reformar la religión que predominaba en su tierra en el
siglo primero? ¿Un defensor de los pobres, un rebelde que supuso
tal amenaza para el Imperio romano que fue ejecutado, o quizá un
sabio que predicó el conocimiento de uno mismo y un reino interior
de sabiduría? En vista de todo lo que se ha dicho acerca de Jesús, es
lógico que nos preguntemos quién fue él en realidad.
Al propio Jesús le interesaba lo que opinaban de él los demás.
“¿Quién dicen los hombres que soy?”, dijo a sus apóstoles en cierta
ocasión, 13 Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó
a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del
Hombre?» 14 Ellos dijeron: «Unos dicen que es Juan el Bautista;
otros, que es Elías; y otros, que es Jeremías o alguno de los
profetas.» 15 Él les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy
yo?» 16 Simón Pedro respondió: «¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios
viviente!» 17 Entonces Jesús le dijo: «Bienaventurado eres, Simón,
hijo de Jonás, porque no te lo reveló ningún mortal, sino mi Padre
que está en los cielos.

¿Por qué formuló una pregunta como esa? Pues bien, muchos de
sus seguidores ya lo habían abandonado, y parece que otros
quedaron perplejos y decepcionados cuando no dejó que lo
nombrasen rey. Además, frente al desafío de sus enemigos, se negó
a proporcionar una señal del cielo que confirmara su identidad.
¿Cómo respondieron los apóstoles? Mencionaron algunas de las
opiniones populares: “Algunos dicen Juan el Bautista; otros, Elías;
otros más, Jeremías o uno de los profetas” (Mateo 16:13, 14).
Asimismo, por Palestina circulaban otros epítetos peyorativos que
sus discípulos no dijeron, como blasfemo, charlatán, loco y falso
profeta.

Muchas formas de ver a Jesús


Si Jesús planteara la misma cuestión en la actualidad, tal vez con
una ligera variante, “¿Quién dicen los eruditos que soy?”, muy
probablemente la respuesta sería: “Hay numerosas opiniones”.
Según David Tracy, de la Universidad de Chicago, se han
pronunciado multitud de teorías e interpretaciones en torno a la
figura de Jesús, sus palabras y obras. A lo largo del siglo pasado, los
investigadores recurrieron a infinidad de complejos métodos
sociológicos, antropológicos y literarios a fin de saber quién era
Jesús en realidad. ¿A qué conclusión han llegado?
Algunos eruditos siguen sosteniendo que el Jesús histórico fue un
profeta judío escatológico que predicaba el arrepentimiento, pero
se resisten a llamarlo Hijo de Dios, Mesías o Redentor. La mayoría
de ellos pone en tela de juicio el relato bíblico de su origen celestial
y su resurrección. Para otros, Jesús fue tan solo un hombre que, a
través de sus enseñanzas y vida ejemplar, inspiró diversas religiones
que acabaron absorbidas por el cristianismo. Y, según Theology
Today, hay quien ve a Jesús como “un individuo suspicaz, un sabio
errante o un ignorante con aire de místico, un organizador de la
comunidad, un poeta hippy que importunaba a la clase dirigente o
un astuto agitador social que actuaba entre las empobrecidas y
furiosas multitudes de la atrasada Palestina rural”.
Estas versiones poco comunes de Jesús no son las únicas. La imagen
de un Jesús negro se está difundiendo en la música rap, en el arte
urbano e incluso en el baile.*Hay quienes especulan sobre la
posibilidad de que Jesús fuera en realidad una mujer. En el verano
de 1993, en la Feria del Condado de Orange (California, EE. UU.) se
expuso una estatua desnuda de “Cristi”, una versión femenina de
Cristo en la cruz. Otra figura similar, “Crista”, se pudo ver para las
mismas fechas en Nueva York. Ambas estatuas suscitaron mucha
controversia. Y a principios de 1999 se publicó un libro “sobre el
amor [que] el Niño Jesús y su perro, Ángel, se profesaban”. La obra
califica tal relación de “espiritualmente emotiva y muestra cómo el
muchacho y el animal están dispuestos a dar la vida el uno por el
otro”.
¿Es una cuestión relevante?
¿Por qué debería interesarnos la identidad de Jesús? En primer
lugar, porque, como dijo Napoleón, “Jesucristo ha ejercido
influencia y mando sobre sus súbditos sin su presencia corporal
visible”. Por sus enérgicas enseñanzas y por su modo de vivir, Jesús
ha calado hondamente en la vida de miles de millones de personas
durante casi dos mil años. Como bien lo expresó un escritor: “El
conjunto de cuanto ejército haya marchado y cuanta armada haya
sido construida y cuanto parlamento haya funcionado y cuanto rey
haya gobernado no ha tenido en la vida del hombre sobre esta
Tierra un efecto que iguale al de él”.
Filipenses 3: 6-11(TLA)
6 Tanto me preocupaba por cumplir la ley que perseguía a los
miembros de la iglesia. ¡Nadie puede culparme de no haber
cumplido la ley! 7 Pero, gracias a lo que Cristo hizo por mí, ahora
pienso que no vale la pena lo que antes consideré de valor. 8-9 Todo
eso lo he dejado a un lado, y lo considero basura, con tal de llegar a
conocer bien a Cristo, pues no hay mejor conocimiento. Y quiero
que Dios me acepte, no por haber obedecido la ley, sino por confiar
en Cristo, pues así es como Dios quiere aceptarnos. 10 Por eso, lo
único que deseo es conocer a Cristo; es decir, sentir el poder de su
resurrección, sufrir como él sufrió, y aun morir como él murió, 11 ¡y
espero que Dios me conceda resucitar de los muertos!
Además, es necesario saber quién fue y quién es Jesús debido a lo
que hará por nosotros en el futuro, en nuestro futuro. Tenemos la
perspectiva de ser salvos a través del Reino de Dios, un gobierno
celestial dirigido por Cristo, quien devolverá a nuestro arruinado
planeta el equilibrio ecológico y su magnífica biodiversidad. Las
profecías bíblicas garantizan que su Reino eliminará el hambre,
cuidará de los pobres, curará a los enfermos y resucitará a los
muertos.
Jesús nos pregunta hoy ¿y Ustedes quien decis que soy yo? ¿Quién
soy para ustedes?

Cualidades de Jesús
Aprendamos de la apacibilidad de Cristo
3. a) ¿Cuál fue una de las lecciones de humildad que les enseñó
Jesús a sus discípulos? b) ¿Cómo reaccionó Jesús ante las
debilidades de sus discípulos?
3 Jesús,aunque era el Hijo de Dios y era perfecto, estuvo dispuesto
a venir a la Tierra y vivir entre seres humanos imperfectos y
pecadores, algunos de los cuales terminarían por matarlo. Sin
embargo, él nunca se amargó ni perdió los estribos (1 Ped. 2:21-
23). 1 Pedro 2:21-23 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
21 Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció

por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas;


22 el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca;
23 quiencuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando
padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga
justamente;
Si miramos atentamente a Jesús y seguimos con cuidado su
ejemplo, también nosotros sabremos tolerar los errores e
imperfecciones de los demás (Heb. 12:2). Jesús hizo esta invitación
a sus discípulos:
Mateo 11:29 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso

y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;


. Entre otras cosas, los discípulos podían aprender de la apacibilidad
de su Maestro y de la paciencia que les tenía cuando cometían
errores. La noche antes de morir, por ejemplo, él les enseñó la
importancia de ser “humilde[s] de corazón” lavándoles los pies.
¡Qué inolvidable lección! (Léase Juan 13:14-17.) Cuando, más tarde,
Pedro, Santiago y Juan no fueron capaces de mantenerse alerta y se
quedaron dormidos, Jesús fue comprensivo con ellos. “Simón,
¿duermes?”, preguntó él. Luego les dijo a los tres: “Manténganse
alerta y orando, para que no entren en tentación”. Y reconociendo
que lo que les había sucedido se debía a la imperfección, les dijo:
“El espíritu, por supuesto, está pronto, pero la carne es débil” (Mar.
14:32-38).
4, 5. ¿Cómo nos enseña el ejemplo de Jesús a tolerar los defectos
de los demás?
4 ¿Cómo reaccionamos nosotros cuando uno de nuestros hermanos
tiene un espíritu competitivo, se ofende por cualquier cosa o tarda
en responder a los consejos de los pastores o lideres de la iglesia?
(Mat. 24:45-47.) Estamos acostumbrados a encontrarnos con las
actitudes carnales de la gente de este mundo; lo que no esperamos
es ver dichas actitudes en nuestros hermanos. Si nos damos cuenta
de que sus defectos nos irritan fácilmente, deberíamos
preguntarnos: “¿Qué puedo hacer para reflejar mejor ‘la mente de
Cristo’?”. Recordemos que las debilidades de los apóstoles nunca
hicieron que Jesús perdiera la calma.
5 Veamos el caso del apóstol Pedro. Cuando Jesús estaba
caminando sobre el agua y le dijo que saliera de la barca y viniera
hacia él, Pedro efectivamente anduvo sobre el agua. Pero al mirar
la tormenta, sintió miedo y comenzó a hundirse. ¿Se enojó Jesús
con él? ¿Le dijo algo así como: “Bien merecido te lo tienes. Que te
sirva de lección”? Al contrario, la Biblia dice que “extendiendo la
mano, lo asió, y le dijo: ‘Hombre de poca fe, ¿por qué cediste a la
duda?’” (Mat. 14:28-31). Si alguno de nuestros hermanos parece
perder la fe, démosle la mano y tratemos de fortalecerlo. De este
modo imitaremos la manera apacible en que Jesús trató a Pedro.
Jesús trató con bondad a la gente
10. ¿De qué manera mostró Jesús su bondad?
10 Otro aspecto del fruto del espíritu es la bondad. Jesús siempre
trató a la gente con bondad. Él “recibió amablemente” a todos
aquellos que querían acercarse a él (léase Lucas 9:11). ¡Cuánto
podemos aprender de su ejemplo! La persona bondadosa es
amable, compasiva, generosa y amigable. Y así era Jesús.
Mateo 9:35-36 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

La mies es mucha
35 Recorría
Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las
sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando
toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
36 Y
al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban
desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.
11 PeroJesús no solo sintió compasión por las personas; también
hizo mucho por ayudarlas. Veamos el ejemplo de una mujer que
llevaba doce largos años sufriendo hemorragias. Ella sabía que, de
acuerdo con la Ley mosaica, su enfermedad la hacía
ceremonialmente inmunda a ella, así como a cualquiera que la
tocara (Lev. 15:25-27). No obstante, lo que había escuchado sobre
Jesús y sobre su manera de tratar a los demás de seguro la
convenció de que él la curaría. Pensó: “Si toco nada más que sus
prendas de vestir exteriores, recobraré la salud”. Armándose de
valor, se acercó a él, lo tocó y de inmediato sintió que había sido
curada.
12 Jesús se dio cuenta de que alguien lo había tocado y miró a su

alrededor para ver quién había sido. La mujer, temiendo quizás que
él se hubiera enojado con ella por haber violado la Ley, cayó
temblando a sus pies y le dijo toda la verdad. ¿La reprendió Jesús?
Todo lo contrario; la tranquilizó diciéndole: marcos 5:25Y él le dijo: Hija,
tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote. Qué
aliviada debió de sentirse esta pobre mujer al oír esas afectuosas
palabras!
Seamos amables en un mundo cruel
15. ¿Por qué no debería sorprendernos la falta de amabilidad de la
gente?
15 En la actualidad, mucha gente cree que está demasiado ocupada
para ser amable con los demás, lo cual promueve las actitudes
egoístas a las que nos vemos expuestos todos los días en la escuela,
el trabajo, la calle y el ministerio. Aunque esas actitudes
seguramente nos hacen sentir mal, no deberían sorprendernos.
Después de todo, Pablo advirtió por inspiración divina que en estos
“últimos días” los cristianos verdaderos tendrían que vivir entre
quienes serían “amadores de sí mismos” y no tendrían “cariño
natural” (2 Tim. 3:1-3).
16. ¿Qué actos de bondad podemos realizar en la congregación?
16 ¡Qué diferente es el ambiente que reina en la congregación
cristiana! Todos los que imitamos a Jesús contribuimos a preservar
dicho ambiente. ¿De qué manera? Para empezar, damos ayuda y
ánimo a los muchos hermanos que tienen que lidiar con
enfermedades y otras circunstancias difíciles. Aunque los
problemas se están agravando en estos “últimos días”, en realidad
no son nuevos. Ya en la antigüedad, los cristianos tenían que
enfrentarse a situaciones parecidas. Por eso era muy necesario que
se ayudaran con bondad. Pablo dio esta exhortación a sus
hermanos: “Hablen confortadoramente a las almas abatidas, den su
apoyo a los débiles, tengan gran paciencia para con todos” (1 Tes.
5:14). Hoy día se espera que actuemos de la misma manera: que
demostremos con obras nuestra bondad.

Jesús fue razonable y equilibrado. Aunque es verdad que, como él


mismo dijo, “no [tenía] dónde recostar la cabeza”, nunca llevó una
vida extremadamente austera ni esperaba que otros lo hicieran
(Mateo 8:20). La Biblia indica que asistió a algunos banquetes
(Lucas 5:29). De hecho, el primer milagro suyo del que se tiene
constancia —convertir el agua en vino durante un banquete de
bodas— demuestra que no rehuía el trato con las personas (Juan
2:1-11). Así y todo, siempre dejó claro qué era lo más importante
para él: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y
terminar su obra” (Juan 4:34).

Fue abordable. La Biblia presenta a Jesús como una persona


cariñosa y agradable. A él no le molestaba que la gente se le
acercara para contarle sus problemas o para plantearle preguntas
complejas. En cierta ocasión, una mujer que llevaba doce años
enferma aprovechó que una muchedumbre lo rodeaba para
acercarse inadvertidamente y tocarlo, pensando que así se curaría.
Jesús no se sintió ofendido por aquella acción, que algunos
considerarían insolente. Al contrario, él le dijo con ternura: “Hija, tu
fe te ha devuelto la salud” (Marcos 5:25-34). Hasta los niños
pequeños disfrutaban con su compañía y no temían que los
rechazara (Marcos 10:13-16). Y por las conversaciones francas y
amistosas que tenía con sus discípulos, se nota que ellos también se
sentían cómodos a su lado (Marcos 6:30-32).
□ Todos deberíamos plantearnos: “¿Se sienten cómodos los demás
conmigo?”.
Manifestó compasión. Sin duda, una de sus mayores virtudes fue
saber ponerse en el lugar de los demás para comprender cómo se
sentían y poder ayudarlos. Así, cuando Jesús vio a María llorando
por la muerte de su hermano Lázaro, “gimió en el espíritu y se
perturbó” y finalmente “cedió a las lágrimas”. Por lo que cuenta el
apóstol Juan, era obvio que Jesús sentía un gran cariño por aquella
familia y que no le avergonzaba exteriorizarlo. ¡Y cuánta compasión
demostró al resucitar a su amigo! (Juan 11:33-44.)
En otra ocasión, un hombre con lepra —una enfermedad que lo
obligaba a vivir aislado— le suplicó: “Señor, si tan solo quieres,
puedes limpiarme”. ¿Cómo respondió él? “Extendiendo la mano, le
tocó”, y con gran compasión le dijo: “Quiero. Sé limpio” (Mateo
8:2, 3). Jesús no curaba a las personas simplemente para cumplir
profecías bíblicas. Él quería aliviar su sufrimiento. Siempre actuaba
en conformidad con una de sus enseñanzas más conocidas: “Así
como quieren que los hombres les hagan a ustedes, háganles de
igual manera a ellos” (Lucas 6:31).
□ ¿Qué puede decirse de nosotros? ¿Demuestran nuestras acciones
que sentimos compasión?
Fue comprensivo. Aunque él era perfecto, no esperaba que los
demás lo fueran ni se sentía superior a ellos; tampoco actuaba
precipitadamente, sin pensar. En cierta ocasión, estando Jesús
invitado en casa de un fariseo, una mujer “conocida en la ciudad
como pecadora” quiso demostrar su fe y aprecio bañando con
lágrimas los pies de Jesús. Este no se lo impidió, para sorpresa de su
anfitrión, que sí la juzgó con dureza. Jesús percibió la sinceridad de
aquella mujer y, en vez de condenarla por sus pecados, le dijo: “Tu
fe te ha salvado; vete en paz”. Es muy posible que este trato
comprensivo la motivara a cambiar de vida (Lucas 7:37-50).
□ Y en nuestro caso, ¿se nos conoce más por elogiar a los demás, o
por criticarlos?
Fue imparcial y respetuoso. Los Evangelios indican que Jesús sentía
un cariño especial por su discípulo Juan, quizás por tener
personalidades afines o por estar emparentados.* Sin embargo, él
nunca lo favoreció por encima de los demás (Juan 13:23).
De hecho, cuando Juan y su hermano Santiago hijos de zebedeo le
pidieron puestos destacados en el Reino de Dios, Jesús les contestó:
“Esto de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía
darlo” (Marcos 10:35-40).
Además, siempre trataba con respeto a todo el mundo. Él no tenía
los prejuicios de sus contemporáneos. Aunque muchos
consideraban que las mujeres eran inferiores, él las trataba con la
debida dignidad. Por ejemplo, la primera persona a la que Jesús dijo
claramente que era el Mesías fue una mujer. Su comportamiento es
aún más destacable si tenemos en cuenta que ella era samaritana,
pues los judíos en general sentían tal desprecio por los samaritanos
que ni siquiera los saludaban (Juan 4:7-26). Pero eso no fue todo:
también fueron mujeres las primeras personas a quienes Jesús les
concedió el privilegio de verlo resucitado (Mateo 28:9, 10).
□ Al igual que él, ¿somos nosotros imparciales y respetuosos con
personas de otra raza, sexo, idioma o nacionalidad?
Se comportó como un hijo y hermano responsable. Parece que
José, su padre adoptivo, murió cuando Jesús todavía era joven. Así
que es probable que él se haya encargado de mantener a su madre
y a sus hermanos menores trabajando de carpintero (Marcos 6:3).
Aun estando a punto de morir, no dejó de preocuparse por su
madre y por eso le pidió a su discípulo Juan que la cuidara (Juan
19:26, 27).
□ ¿Somos nosotros tan responsables como Jesús en el cuidado de
nuestra familia?
Supo ser un buen amigo. Jesús fue el mejor de los amigos. ¿Por
qué? Él nunca se alejó de sus amigos porque cometieran errores,
aun cuando los repitieran una y otra vez. Es cierto que ellos
no siempre actuaron como a Jesús le hubiera gustado. Aun así, él
les demostró su amistad concentrándose en sus buenas cualidades,
en vez de atribuirles malos motivos (Marcos 9:33-35; Lucas 22:24-
27). Tampoco les impuso sus opiniones. Al contrario, los animaba a
expresarse con libertad (Mateo 16:13-15).
Pero por encima de todo, Jesús los quería sinceramente (Juan
13:1). ¡Y hasta qué punto! Él mismo dijo:
Juan 15:13 Traducción en lenguaje actual (TLA)
13 Nadie muestra más amor que quien da la vida por sus amigos.

¿Puede alguien ofrecer algo más valioso que su propia vida?


□ Pensemos: “¿Qué se puede decir de mí? ¿Cómo reacciono cuando
algún amigo hace algo que me molesta u ofende?”.
Demostró ser un hombre valiente. Jesús no era el personaje débil y
sin voluntad que pintan muchos artistas; al contrario, era enérgico
y fuerte. En dos ocasiones echó del templo a los mercaderes con
sus artículos (Marcos 11:15-17; Juan 2:14-17). También demostró
valor al enfrentarse a una agitada muchedumbre que buscaba a
“Jesús el Nazareno” para arrestarlo. “Soy yo”, dijo sin miedo.
Y luego, para proteger a sus discípulos, añadió: “Si es a mí a quien
buscan, dejen ir a estos” (Juan 18:4-9). No sorprende que el propio
Poncio Pilato, viendo la entereza de Jesús pese a los maltratos,
dijera admirado: “¡Miren! ¡El hombre!” (Juan 19:4, 5).
□ ¿Y nosotros? ¿Actuamos con decisión y valor cuando hay que
hacerlo?
Estas y otras muchas cualidades sobresalientes convierten a Jesús
en un modelo perfecto para nuestra vida. De modo que si imitamos
su conducta, seremos mejores personas y más felices. Por eso, el
apóstol Pedro exhortó a los cristianos a seguir cuidadosamente los
pasos de Jesús. Así pues, ¿estamos esforzándonos al mayor grado
posible por imitar a Jesús?
Jesús fue el Buen Pastor
Juan 10:11-15
11 Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.
12 Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias
las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo
arrebata las ovejas y las dispersa.
13 Asíque el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan
las ovejas.
14 Yo
soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me
conocen,
15 así
como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi
vida por las ovejas.
La biblia de las Américas LBBA
Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las
ovejas. 12 Pero el que es un asalariado y no un pastor, que no es el
dueño de las ovejas, ve venir al lobo, y abandona las ovejas y huye,
y el lobo las arrebata y las dispersa. 13 El huye porque solo trabaja
por el pago[a] y no le importan las ovejas. 14 Yo soy el buen pastor, y
conozco mis ovejas[b] y las mías me conocen, 15 de igual manera que
el Padre me conoce y yo conozco al Padre, y doy mi vida por las
ovejas.
Jesús nunca te abandona, cuando tu decides hacerlo su pastor, le
conoces, le amas y sabes que estas seguro en sus manos.
Nos ama en cualquier circunstancia, lanuda, coja, con garrapatas y
al borde del abismo, allí llega el buen pastor
4 ¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de
ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se
perdió, hasta encontrarla?
5Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso;
6yal llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles:
Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había
perdido.

Mucho más que un modelo


No obstante, Jesús es mucho más que un modelo para nuestra vida.
Él mismo dijo: “Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie viene al
Padre sino por mí” (Juan 14:6). Al revelarnos la verdad acerca de
Dios, el Hijo también nos mostró el camino para acercarnos al
Padre. Y gracias a Jesús, todos los siervos fieles pueden obtener
vida: sí, la vida eterna (Juan 3:16).
¿Cómo es esto posible? Hablando de la razón por la que vino a la
Tierra, Jesús dijo: “El Hijo del hombre no vino para que se le
ministrara, sino para ministrar y para dar su alma en rescate en
cambio por muchos” (Mateo 20:28). De modo que al ofrecer su
vida como sacrificio, sentó las bases para que los seres humanos
podamos disfrutar de vida eterna. Y nosotros, ¿qué debemos
hacer? El propio Jesús lo explicó: “Esto significa vida eterna, el que
estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de
aquel a quien tú enviaste, Jesucristo” (Juan 17:3).
En efecto, si adquirimos conocimiento de Jesús, imitamos su estilo
de vida y ejercemos fe en su sacrificio, estaremos cumpliendo con
los requisitos para obtener vida eterna. Por eso, animamos a todos
nuestros lectores a estudiar la fuente de ese conocimiento —la
Biblia— y a esforzarse por poner en práctica lo que esta dice, tal
como hizo Jesús.*
El ejemplar modo de vida de Jesús nos enseña cómo debemos ser.
Además, su sacrificio nos libera del pecado y la muerte (Romanos
6:23). Si no fuera por él, nuestra vida sería triste y sin esperanza. Así
pues, nunca permitamos que la ansiedad o las preocupaciones de la
vida nos impidan imitar el modelo que nos dejó el hombre más
grande de todos los tiempos: Jesucristo.

Beneficios de Conocer a Dios

Será realmente feliz. La Biblia dice que Jehová es el “Dios feliz”


(1 Timoteo 1:11). Si se acerca a Dios y procura parecerse a él, será
realmente feliz, y eso lo beneficiará en sentido físico, mental y
emocional (Salmo 33:12). También evitará los estilos de vida
perjudiciales, cultivará buenos hábitos y se llevará bien con los
demás. Sin duda, llegará a la misma conclusión que el salmista:
“Acercarme a Dios es bueno para mí” (Salmo 73:28).

Dios lo cuidará personalmente. Jehová promete a sus amigos:


“Daré consejo con mi ojo sobre ti” (Salmo 32:8). Esto significa que
Jehová cuida de cada uno de sus siervos personalmente y les da
justo lo que necesitan (Salmo 139:1, 2). Cuando su amistad con
Jehová se fortalezca, comprobará que siempre puede contar con él.

Tendrá un futuro maravilloso. Además de ayudarle a ser feliz


ahora, Jehová también le ofrece un magnífico futuro , (Juan 17:3).
Dice : Juan 17:3 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios

verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.

Se fortalece nuestra FE. Cuando conocemos a Dios y no de Dios,


creeremos que Dios está con nosotros y podamos entender que
los planes que tiene para nuestra vida es de bien y no de mal.
Como conocer a Dios
La palabra de Dios es por excelencia la herramienta para conocer a
Dios.

24 Después de haber transportado Nabucodonosor, rey de


Babilonia, a Jeconías hijo de Joacim, rey de Judá, a los príncipes de
Judá, y a los artesanos y herreros de Jerusalén, y haberlos llevado a
Babilonia, me mostró Jehová dos cestas de higos puestas delante
del templo de Jehová. 2 Una cesta tenía higos muy buenos, como
brevas; y la otra cesta tenía higos muy malos, que de tan malos no
se podían comer. 3 Y me dijo Jehová: «¿Qué ves tú, Jeremías?» Yo
dije: «Higos; higos buenos, muy buenos; y malos, muy malos, que
de tan malos no se pueden comer.»
4Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 5 «Así ha dicho Jehová,
Dios de Israel: Como a estos higos buenos, así miraré a los
deportados de Judá, a los cuales eché de este lugar a la tierra de los
caldeos, para su bien. 6 Porque pondré mis ojos sobre ellos para
bien, y los volveré a esta tierra. Los edificaré y no los destruiré; los
plantaré y no los arrancaré. 7 Les daré un corazón para que
me conozcan que yo soy Jehová; y ellos serán mi pueblo y
yo seré su Dios, porque se volverán a mí de todo corazón.
¡Dios quiere darnos un corazón para que lo conozcamos! Aquí el
corazón se relaciona con nuestra inclinación. Sin duda, queremos
ser personas dispuestas a conocer a Dios, así como ser parte de su
pueblo. Para lograrlo, hace falta estudiar y obedecer su Palabra,
arrepentirse y convertirse, dedicar la vida a Dios.

¿LE GUSTAN los higos? A muchas personas les encantan, ya sean


frescos o secos, y por eso las higueras abundan en numerosos
países. Los judíos de tiempos bíblicos eran amantes de los higos
(Nah. 3:12; Luc. 13:6-9). Este fruto es rico en fibra, antioxidantes y
minerales. De ahí que algunos aseguren que es bueno para el
corazón.
2 En una ocasión, Jehová habló de los higos, pero no para explicar
sus ventajas nutricionales. Más bien, los comparó a personas.
Lo que dijo mediante el profeta Jeremías tiene mucho que ver con
nuestro corazón y el de nuestros seres queridos. Mientras
analizamos sus palabras, pensemos en lo que implican para los
cristianos.
3 Para empezar, veamos lo que Dios le dijo a Jeremías. Corría el año
617 antes de nuestra era; los habitantes de Judá estaban muy
enfermos en sentido espiritual. Dios le informó al profeta en una
visión lo que ocurriría más adelante y lo ilustró con dos clases de
higos: los muy buenos y los muy malos (lea Jeremías 24:1-3). Los
malos representaban al rey Sedequías y a otras personas parecidas
a él que sufrirían a manos del rey Nabucodonosor y sus ejércitos.
¿Qué puede decirse de Ezequiel, Daniel y sus tres compañeros,
quienes ya estaban en Babilonia? ¿Y qué hay de algunos judíos que
pronto serían desterrados allí? Ellos eran como higos buenos. Con
el tiempo, algunos regresarían para reconstruir Jerusalén y su
templo. Y eso fue lo que sucedió (Jer. 24:8-10; 25:11, 12; 29:10).

Hoy día, los médicos utilizan la tecnología más moderna para


examinar el corazón y comprobar su estado. No obstante, Jehová
va mucho más allá, como hizo en tiempos de Jeremías. Está
especialmente capacitado para ello, según indican sus palabras: “El
corazón es más traicionero que cualquier otra cosa, y es
desesperado. ¿Quién puede conocerlo? Yo, Jehová, estoy
escudriñando el corazón, [...] para dar a cada uno conforme a sus
caminos, conforme al fruto de sus tratos” (Jer. 17:9, 10). Escudriñar
el corazón no exige un examen médico del órgano literal, que en
setenta u ochenta años puede latir unos 3.000 millones de veces.
Más bien, Jehová se refirió al corazón simbólico, que representa lo
que la persona es en su interior y engloba sus deseos,
pensamientos, inclinaciones, actitudes y metas. Ese “corazón” está
en todos nosotros. Dios puede examinarlo, y, hasta cierto grado,
nosotros también.

?
7A fin de prepararnos para tal examen, podemos hacernos esta
pregunta: “¿Cuál era la condición de corazón de la mayoría de los
judíos contemporáneos de Jeremías?”. Y para contestarla, veamos
una frase un tanto extraña que Jeremías empleó: “Todos los de la
casa de Israel son incircuncisos de corazón”. Jeremías 9:25-
26 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
25 He aquí que vienen días, dice Jehová, en que castigaré a todo

circuncidado, y a todo incircunciso;


26 aEgipto y a Judá, a Edom y a los hijos de Amón y de Moab, y a
todos los arrinconados en el postrer rincón, los que moran en el
desierto; porque todas las naciones son incircuncisas, y toda la casa
de Israel es incircuncisa de corazón.

Con ello no se refirió a la circuncisión normal que se practicaba a


los judíos varones, pues ya había dicho: “¡Mira! Vienen días —es la
expresión de Jehová—, y ciertamente pediré cuentas a todos los
circuncisos que, sin embargo, todavía están en incircuncisión”. Por
tanto, incluso los judíos circuncidados eran “incircuncisos de
corazón” (Jer. 9:25, 26). ¿Qué significaba eso?
8, 9. ¿Qué debía hacer con su corazón la mayoría de los judíos?
8 Hallamos una clave para entender lo que significa “incircuncisos
de corazón” en lo que Dios animó a su pueblo a hacer: “Quiten los
prepucios de sus corazones, hombres de Judá y habitantes de
Jerusalén; para que no salga mi furia [...] a causa de la maldad de
sus tratos”. ¿Dónde se originaba esa maldad? En su interior, en su
corazón (lea Marcos 7:20-23). A través de Jeremías, Dios hizo un
acertado diagnóstico sobre la fuente de la maldad de los judíos.
Sus corazones insistían en rebelarse, y sus motivos y
pensamientos desagradaban a Jehová (lea Jeremías 5:23, 24
y 7:24-26). Por eso les dijo:
Jeremías 4:4 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
4 Circuncidaos a Jehová, y quitad el prepucio de vuestro corazón,

varones de Judá y moradores de Jerusalén; no sea que mi ira salga


como fuego, y se encienda y no haya quien la apague, por la
maldad de vuestras obras.

En efecto, aquellos judíos necesitaban someterse a una operación


de corazón simbólica, tal como hicieron sus antepasados en
tiempos de Moisés (Deut. 10:16; 30:6). Quitarse “los prepucios de
sus corazones” significaba librarse de todo lo que los hacía
insensibles: los pensamientos, deseos o motivos que estuvieran en
conflicto con las normas divinas (Hech. 7:51).
los siervos de Dios de hoy forman un pueblo puro y fiel. Con todo,
reflexione en el ruego que David, un hombre justo, elevó a
Jehová:
Salmos 139:23-24 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
23 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón;

Pruébame y conoce mis pensamientos;


24 Y ve si hay en mí camino de perversidad,

Y guíame en el camino eterno.


11 Jehová desea que todos alcancemos y conservemos una buena

posición ante él. Jeremías declaró:


Jeremías 20:12 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
12 Oh Jehová de los ejércitos, que pruebas a los justos, que ves los

pensamientos y el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque a ti


he encomendado mi causa.

. Si el Todopoderoso examina hasta el corazón del justo, ¿no


deberíamos nosotros hacernos un examen honrado? (Lea Salmo
11:5.) Tal vez descubramos una actitud, una meta o un sentimiento
arraigado que requiera atención. O quizás encontremos algo que
esté endureciendo nuestro corazón, algo que tengamos que
extirpar. Así nos someteríamos a una operación del corazón
simbólico. ¿Qué podríamos buscar en tal examen? ¿Y cómo
podríamos hacer los cambios necesarios? (Jer. 4:4.

Podemos auscultar, mirar hacia adentro.

Mateo 6:19-21 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Tesoros en el cielo
(Lc. 12.32-34)
19 Noos hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín
corrompen, y donde ladrones minan y hurtan;
20 sino
haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín
corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.
21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro
corazón.
Cuales son tus prioridades?
Un ejercicio mental, que salvarías primero si hay un incendio en tu
casa, tienes que sacar algo? El plasma dirían algunos, el celular diría
mi hija, la Tablet,los zapatoooooos que compré ayer, cuando dirían
la biblia, se me quedó la biblia o las biblias, alcen la mano por
favor, donde está tu tesoro allí está tu corazón.
Una cosa es cierta: Jehová no va a obligarnos a cambiar. De “los
higos buenos”, él dijo: “Les daré un corazón para que me
conozcan”. No indicó que los forzaría a cambiar su corazón. Más
bien, ellos debían desear un corazón dispuesto a conocer a Dios.
¿Y verdad que nosotros deberíamos desear lo mismo?

Es posible que, tras examinar su corazón simbólico, descubra que


no sigue la dirección de Jehová como debería y que, hasta cierto
punto, es un corazón “incircunciso”. Puede que detecte temor al
hombre, anhelo de prominencia o de lujos o hasta una inclinación a
la terquedad o la independencia. En tal caso, usted no es el único
(Jer. 7:24; 11:8). Jeremías escribió que los judíos infieles de su
época tenían “un corazón terco y rebelde”, y añadió: “No han dicho
en su corazón: ‘Temamos, ahora, a Jehová nuestro Dios, Aquel que
está dando el aguacero y la lluvia del otoño’” (Jer. 5:23, 24).
¿No indica eso que cultivar un mayor temor de Dios y una mayor
gratitud hacia él nos ayudará a “circuncidar el corazón”? Ese temor
saludable nos permitirá tener un corazón más receptivo a lo que él
desea que seamos.
Librarse de cualquier mal sentimiento de ese tipo le hará bien a su
corazón. No solo demostrará que desea servir a Jehová, sino
también que lo conoce cada vez más. Será como las personas de
las que Jehová dijo mediante Jeremías:
Jeremías 29:13-14 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
13 y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo

vuestro corazón.
14 Yseré hallado por vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra
cautividad, y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares
adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os
hice llevar.

si él nos da un corazón dispuesto a conocerlo. De hecho, eso es lo


que él prometió en el caso de los ungidos, con quienes estableció
un nuevo pacto:
Jeremías 31:31-34 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
31 He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo

pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá.


32 Nocomo el pacto que hice con sus padres el día que tomé su
mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron
mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová.
33 Peroeste es el pacto que haré con la casa de Israel después de
aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré
en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por
pueblo.
34 Y
no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su
hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán,
desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová;
porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su
pecado.

Oración Final
1. (Mt. 8.23-27 )

A. .

1. Leer cita biblíca


2. Quien dicen los hombre que soy?
3. Muchas formasde ver a Jesús
4. Es importante conocer de Jesús
5. Cualidades de Jesús
6. Beneficios de Conocer a Jesús
7. Como conocer a Jesú

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