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SENTIDO Y SENSIBILIDAD HACIA LO NATURAL EN LA POESIA DEL SIGLO

XX

María Lucía Tawileh Cornejo 16030100

La imagen del poeta como cantor construida en el Perú del siglo XX cumplía con los
elementos naturales de todo cantar, cargadas de esteticismo, mostrando imágenes,
figuras, sensualidad, pasión y ritmo, siendo este el móvil para poder cautivar a la
juventud de la época. La admiración, el exotismo y descripción de la naturaleza es
una herramienta recurrente dentro de la poesía a inicios del siglo XX.

José Santos Chocano, quien fue un poeta indudablemente exaltado y gran imagen
dentro del Modernismo peruano, fue portada principal y motivo de la primera revista
Colónida, a pesar de que ésta reunía temáticas alejadas a las del vate. Es con el
poemario Alma américa es donde se adhiere a esta corriente. En el inicio de este
poemario deja en claro que debía de “tenerse por no escrito cuantos libros de poesía
aparecieron antes con mi nombre”. Chocano rechaza cualquier escrito del pasado,
pero aun así cierra el lema citando unas líneas de un poema anterior. José Santos
Chocano le canta a la América española y a los Andes, toma el papel de portador
de voz de un continente y de una raza, como bien señala en “Blasón”: Yo soy el
cantor de América autóctono y salvaje/Cuando me siento Inca, le rindo vasallaje al
Sol…/Cuando me siento hispano …parecen mis estrofas trompetas de cristal.

José Santos Chocano busca describir la fauna y flora presentes en América, por
momentos exagerando en sus descripciones tropicales, poemas como “Los
Volcanes”, “Los Lagos”, “Los Pantanos”, “El amor de los Andes”, “Las Minas de
Potosí”, realiza una reflexión de la geografía americana, la exalta, la idealiza. En “El
Sinsonte” admira la belleza del cóndor, animal emblemático, y se cuestiona si es
que su canto llega hasta tal altura. Muestra la fineza del paisaje americano, la
vitalidad que mantiene, la tierra es colocada como una tierra virgen que no hace
diferencias entre ningún hombre, en La Noche de los Andes: Cada cumbre de nieve
es como una Virgen /que de la mano del esposo aparece /en el templo luminoso
envuelta en fría castidad de Luna.
García Calderón expresa sobre Chocano que es hacedor de una “poesía tórrida, de
la selva, y de los ríos” tales como recordamos estos temas presentes en “Las bocas
del Orinoco” o “Las cataratas del Niágara” donde narra la fuerza que representa a
estas aguas naturales: Como en supremo arranque de heroísmo /Brinca el tropel
de espuma alborotada /De peñón en peñón, de grada en grada…

Otro poeta, que a diferencia del objetivismo y lo explicativo que resulta ser Chocano,
aparecerá en la segunda portada de la revista Colónida, con un carácter subjetivo y
simbolista José María Eguren, quien será un personaje mucho menos entendido por
la crítica modernista. Simbólicas hace aparición en el año de 1911, siendo este su
primer libro, seguido de esto es en 1916 donde publica Canción de las Figuras,
donde encontraremos una exaltación al paisaje natural y también la presencia de
exotismo.

Es curioso que Eguren y Chocano compartieran títulos similares dentro de su poesía


que en ellos mismos la temática sea ejemplo para poder contrastar a lo que
apuntaban, por un lado, Chocano mostraba una naturaleza tangible, real,
perceptible, objetiva, Eguren hablaba de todo aquello que conocemos, pero lo
trasladaba a un mundo paralelo, podría ser un mundo de ensueño o un mundo de
muerte, en el poema que titula “El Caballo” señala: Viene por las calles, A la luna
parva /Un caballo muerto /En antigua batalla.

José María Eguren hablará de un caballo que está muerto, dejando de lado lo real,
le da cualidades vitales, no inventa un mundo, sigue hablando de las plazas y de
las vías, sin embargo, los personajes que usa son seres irreales. A diferencia del
poema de “Los Caballos de los Conquistadores” que muestra en Chocano la
intención de un pequeño recorrido histórico hablando sobre caballos reales de seres
reales y exclama a toda fuerza que dichos caballos eran “¡fuertes! Y eran ¡reales!”.
Sucede en el caso donde ambos tienen un poema titulado “Blasón”, pero mientras
que Chocano expone el don de cantor que posee, en este poema Eguren usa más
el sentido figurativo y juega con una historia entre una niña y un Duque. El estilo
que posee José María Eguren se da en un tono mucho más delicado, sin ser tan
pomposo, utilizando colores para poder añadir dinamismo a la poesía. La imagen
de la muerte está constantemente presente, a diferencia de Chocano que utiliza
este recurso para dar memoria a diversos héroes dentro de las batallas, Eguren lo
utiliza para traer a sujetos irreales a este mundo real, en “Casa Vetusta” habla de
una casa presente en un bosque sombrío: las ancianas cigüeñas /que en ella paran/
de los muertos señores/ a veces hablan.

Dentro del siglo XX, también hicieron voz algunos otros poetas, en el libro de Las
Voces Múltiples, las temáticas son diversas, pero mantienen una línea: muestran en
cómo la mujer logra alterar el espacio y tiempo dentro del mundo del poeta, cómo
esta mantiene una conexión con la naturaleza y es capaz de determinarla. Aquí si
bien es cierto ya no hay un canto directo hacia américa, pero en cierto modo
continua con el patrón de la exaltación a lo natural, en este caso la mujer, la musa
logra ser parte de esta naturaleza y controla lo que respecta de ella. A esto también
se añaden algunos otros tópicos como es la enfermedad del poeta ante el rechazo
o la ausencia, por lo general se tiene la idea que el sufrimiento respecto de una
enfermedad es mucho más evidente cuando se tiene que soportar un mal físico, en
el caso de estos poetas hará referencia a una dolencia espiritual, donde da a
conocer que el dolor físico no se compara con el dolor espiritual. Pablo Abril de
Vivero en “tristeza del sol” señala: Copla triste, triste y suave/y con un amargo y
hondo dejo de melancolía/ como el trino atormentado de un enfermo ruiseñor…

O en Inmemorable recuerdo de Bellido: paisaje de mis penas. Tu mirada/ calmó la


tempestad de mi amargura/ y reposó mi vida fatigada /en la suave piedad de tu
ternura… En ambos casos se percibe que es la amada quien a través de los
sentidos puede lograr trasmitir dolor al poeta y enfermarlo, o aceptarlo y curar toda
fatiga y poderlo alimentar de vida.

Volviendo al tema de los sentidos, herramienta necesaria para todo poeta, alma
sensible y perceptible, dentro de Las Voces Múltiples resalta el sentido de la vista,
un tópico recurrente en la selección de poemas presentes en dicho libro.

Pablo Abril de Vivero, dentro de su poesía encontramos recurrentemente la


necesidad de presenciar los “ojos” como vías que logran definir el estado en el que
se encuentra el ser que ha servido de inspiración para crear dicho canto, los ojos
son aquellos que tienen la facultad de poder transmitir emociones o sensaciones,
que abrirán paso a un camino casi místico hacia el interior de dicho ser. Poemas
como “Pórtico”, “Madrigal”, “Ritornelo”, muestran la necesidad de interpretar a la
amada a través de su mirada. Pablo Abril de Vivero encuentra en los ojos el sentido
de reflejar no solamente el mundo interior sino también el exterior, cuando en el
poema Adoración señala: Cuando cae la tarde en tus ojos /Llevas la luz del día que
agoniza /Y despiertas la sed de mis antojos…

Los ojos cumplen la función de reflejar el anochecer y a la vez tener efecto en el


poeta. La imagen que construye Pablo a través del sentido de la mirada es
necesaria ya que si el poeta se privara del ver no reconocería ninguno de estos
aspectos tal y como lo señala en “Los Crepúsculos del Amor”: No escucharé tu
acento, ni te veré nunca más…/y lloraré la pena de mi quimera trunca…

Los sentidos en la poesía de Pablo Abril de Vivero son quienes darán vida al canto,
si no puede oír, sentir o ver a la amada, pues su canto quedará trunco y el poeta
experimentará la nostalgia lo cual lo llevará a la enfermedad.

Los “ojos” serán una herramienta presente también en la poesía de Hernan C.


Bellido, quien sin duda muestra ser un poeta con mucha más carga melancólica
donde la mirada refleja principalmente el dolor, como en los poemas Sensación de
tristeza, “En tu alma ingenua”, “Lejos”. “En Tu alma ingenua”, una vez más
podremos notar como los ojos son los conductores al mundo interior y así mismo
como permiten una lectura total de la amada y de los tiempos futuros, como si fueran
una suerte de oráculo: En la dulzura de tus ojos /todo me dice, amada mía /Del cruel
enigma del futuro /que tu sueño martiriza.
En Hernan C. Bellido la intensidad desata en el poeta cierta locura u obsesión hacia
la amada, hasta al igual que en Pablo conduce al poeta a una enfermedad.
Antonio G. Garland en “El álbum de Lisette” hace una interesante división en este
poema entre los ojos y la sonrisa, cuando Antonio describe en sus poemas los ojos
de la amada siempre estos son verdes, y constantemente resalta que son
indescifrables, que lo que le transmite es pura interpretación ya que en sí mismos
no puede lograr entender el misterio que poseen, por más que sean hermosos,
románticos o intimidantes, siempre serán indescifrables.
Federico More da inicio a su primer poema Con el acero al cinto con una descripción
sobre la mujer amada a partir de lo que puede interpretar en sus ojos y así mismo
conecta la mirada con la sonrisa: “y en tus ojos, la estrella de tu clara sonrisa
irradiaría…” o cuando señala que el amor seguirá viviendo siempre y cuando los
ojos de la amada estén despiertos “Vive el primer querer mientras viven los ojos de
la primera mujer”. Alberto Ulloa logra reconocer esta conexión entre mirada y
sonrisa, en el poema Alegría de sol menciona: “Cuando tus ojos fulgen y hay en tu
risa un claro poema de alegría” donde da a entender que la armonía rescatada en
el poema se genera gracias al vigor de la mirada y la presencia de una sonrisa en
la amada, los ojos son los formadores de su poesía. En Elogios divide en poema
entre el fulgor de los ojos y la piedad de las manos, donde estos logran alterar la
naturaleza e incluso sirven de guía para dictar camino al poeta.
En el caso de Abraham Valdelomar encontramos una poesía con sentido más
nostálgico, no solo habla de la tristeza, sino que experimenta dicho dolor, el
sufrimiento en su poética es recurrente, y el recuerdo permanece allí, la memoria
es quien impulsa a escribir. Similar a Eguren, Valdelomar utiliza colores para poder
armar un clima, pero a diferencia este clima es opaco, frío, es constante el uso de
los colores grises, oscuros, opacos: Venía por la curva honda y gris del camino/ se
acercó sin mirarme bajo el cielo tranquilo/ me miraron sus ojos inefables…
Nuevamente vemos que los ojos muestran esa necesidad de comunicar algo,
cuando la voz no da razón, ellos pueden como alma sensible interpretar a su amada.

Finalmente, a su manera cada poeta logra encontrar una fuente de inspiración,


seguidos por una línea donde buscan experimentar con la naturaleza y a la vez
conectarla con los sentidos, ya que gracias a ellos cada uno percibe de diversas
formas aquello que nos rodea
Bibliografía:

Abrill y de Vivero, Pablo; et al (1916). Las voces múltiples. Lima: Librería Francesa
Científica E. Rosay.

Chocano, José Santos (1954). Obras completas. México: Aguilar.

Eguren, José María (2015). Poesías completas. Lima: Biblioteca Abraham


Valdelomar / Academia Peruana de la Lengua.

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