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EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA
POR CUANTO:
El Congreso de la República mediante Ley Nº 30506 ha delegado en el Poder Ejecutivo la facultad de legislar, por un
plazo de noventa (90) días calendario, sobre diversas materias relacionadas con la reactivación económica y
formalización, seguridad ciudadana, lucha contra la corrupción, agua y saneamiento y reorganización de
PETROPERÚ S.A;
Que, el literal e) del numeral 2 del artículo 2 otorga la facultad de legislar para perfeccionar el marco normativo de la
Policía Nacional del Perú, para la lucha contra el crimen organizado y la delincuencia común;
Que, en ese marco, corresponde prohibir el uso de instalaciones policiales como depósitos vehiculares de cualquier
clase y definir las responsabilidades del personal policial sobre vehículos automotores sujetos a investigación o a
procesos judiciales; así como incorporar el Fondo para las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional para cubrir la brecha
de proyectos de inversión pública en las materias de orden público y seguridad;
De conformidad con lo establecido en el artículo 104 de la Constitución Política del Perú y en ejercicio de las
facultades delegadas en el literal e) del numeral 2 del artículo 2 de la Ley N° 30506;
Con el voto aprobatorio del Consejo de Ministros; y
Con cargo a dar cuenta al Congreso de la República;
Ha dado el Decreto Legislativo siguiente:
DECRETO LEGISLATIVO QUE PERFECCIONA EL MARCO NORMATIVO DE LA POLICÍA NACIONAL DEL
PERÚ PROHIBIENDO EL USO DE INSTALACIONES POLICIALES COMO DEPÓSITOS VEHICULARES Y
MODIFICANDO EL ARTÍCULO 17 DE LA LEY 30264
Artículo 1.- Objeto
El presente decreto legislativo tiene por objeto prohibir el uso de instalaciones policiales como depósitos vehiculares
de cualquier clase y cubrir la brecha de proyectos de inversión pública en las materias de orden público y seguridad.
Artículo 2.- Prohibición de hacer uso de instalaciones policiales como depósito vehicular
Queda prohibido el uso de instalaciones policiales como depósitos vehiculares de cualquier clase, salvo en los casos
que se requiera para el cumplimiento de la función policial y por el plazo establecido en la normatividad
correspondiente para dicho fin.
Artículo 3.- Responsabilidad de la Policía Nacional del Perú sobre vehículos automotores en custodia
3.1 Los vehículos automotores que se encuentran sometidos a investigación en etapa policial son custodiados por la
dependencia policial que tiene a cargo la investigación. Culminada esta etapa, de ser el caso, se entregan al
representante del Ministerio Público o del Poder Judicial adjuntando la documentación correspondiente.
3.2 En los casos en que las autoridades jurisdiccionales dispongan la captura de un vehículo automotor, efectuada la
misma, será puesto a disposición en el día a la autoridad solicitante, quien asume responsabilidad sobre dicho bien.
3.3 En ningún caso los miembros de la Policía Nacional del Perú asumen la función de custodios o depositarios de
vehículos automotores a los que se hace referencia en la presente norma, salvo los que se encuentren sometidos a
investigación policial.
Artículo 4.- Responsabilidad de la custodia o depósito de los vehículos automotores
Las autoridades competentes, en el marco de sus funciones, son responsables de la protección, seguridad y custodia
de los vehículos automotores que les sean puestos a disposición por la Policía Nacional del Perú, luego de concluida
la investigación en etapa policial o luego de efectuada la captura de los vehículos automotores que se hayan
solicitado.
DISPOSICIONES COMPLEMENTARIAS FINALES
Primera.- Inventario y entrega de vehículos automotores en custodia de unidades policiales
La Policía Nacional del Perú, en un plazo máximo de treinta (30) días hábiles contados desde el día siguiente de la
publicación del presente decreto legislativo, elabora el inventario de vehículos automotores que se encuentran
actualmente en custodia en las diferentes unidades policiales, remitiéndolo al Ministerio Público y al Poder Judicial,
según corresponda.
Segunda.- Entrega física de los vehículos automotores en custodia de unidades policiales
La Policía Nacional del Perú conforme al inventario de vehículos automotores que se encuentren bajo su custodia, a
través de las respectivas unidades policiales, realiza la entrega física de estos vehículos automotores en un plazo
máximo de sesenta (60) días hábiles contados desde el día siguiente de la publicación del presente decreto legislativo,
al Ministerio Público o al Poder Judicial según corresponda.
Tercera.- Reglamento
El reglamento es aprobado en un plazo no mayor de treinta (30) días hábiles contados a partir del día siguiente de la
publicación del presente Decreto Legislativo.
Cuarta.- Financiamiento
Las acciones establecidas en la presente norma se financian con cargo al presupuesto institucional de los pliegos
involucrados, sin demandar recursos adicionales al Tesoro Público
DISPOSICIÓN COMPLEMENTARIA MODIFICATORIA
Única.- Incorporación del numeral 17.5 del artículo 17° de la Ley N° 30264
Incorpórese el numeral 17.5 del artículo 17° de la Ley N° 30264, Ley que establece medidas para promover el
crecimiento económico, en los siguientes términos:
“Artículo 17.- Incorporación de entidades del Gobierno Nacional en los alcances de la Ley N° 29230, Ley que impulsa
la inversión pública regional y local con participación del sector privado
(…)
17.5 Los Certificados de Inversión Pública Gobierno Nacional-Tesoro Público (CIPGN) pueden ser financiados con
cargo a recursos de la fuente de financiamiento Recursos Determinados, provenientes del Fondo para las Fuerzas
Armadas y la Policía Nacional para proyectos de inversión pública en las materias de orden público y seguridad.
Para tal efecto, mediante Decreto Supremo refrendado por los ministros de Economía y Finanzas, Defensa e Interior, a
propuesta de este último, se aprueban, de ser necesarias, las modificaciones que correspondan a las normas
reglamentarias del Fondo para las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, para adecuar su operatividad a la presente
disposición.
La opinión favorable de la Dirección General de Presupuesto Público (DGPP) respecto a la disponibilidad
presupuestal de la entidad para realizar el pago de los CIPGN tendrá bajo consideración las fuentes de financiamiento
antes señaladas.”
DISPOSICIÓN COMPLEMENTARIA DEROGATORIA
Única.- Derogación de la Primera Disposición Complementaria Final del Decreto Legislativo N° 1214.
Derógase la Primera Disposición Complementaria Final del Decreto Legislativo N° 1214 “Dicta Medidas para
combatir los Delitos Patrimoniales Relacionados con Vehículos Automotores y Autopartes”
POR TANTO:
Mando se publique y cumpla, dando cuenta al Congreso de la República.
Dado en la Casa de Gobierno, en Lima, a los cinco días del mes de enero del año dos mil diecisiete.
TENER 65 AÑOS NO ES RAZÓN SUFICIENTE PARA PRESUMIR INCAPACIDAD Y
ANULAR COMPRAVENTA [CASACIÓN 3451-2016, TACNA]
Sumilla: A fin de cumplir el deber de motivación debe tenerse presente que éste no se satisface con la sola expresión
escrita de las razones internas o sicológicas que han inclinado al juzgador a decidir la controversia de un modo
determinado; sino que, por el contrario, exige una exposición clara y coherente en la sentencia que no solo explique,
sino que justifique lógicamente la decisión adoptada, en base a las pruebas, y en atención a las normas jurídicas
aplicables al caso.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL PERMANENTE
CAS. N° 3451-2016, TACNA
ANULABILIDAD DE ACTO JURIDICO
Lima, veintidós de junio de dos mil diecisiete.
LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA;vista la causa
número 3451-2016, en audiencia pública realizada en la fecha; oído el informe oral y producida la votación
correspondiente; con los expedientes acompañados; emite la siguiente sentencia:
I. MATERIA DEL RECURSO
Viene a conocimiento de esta Suprema Sala el recurso de casación interpuesto por la demandante Elvira Valeriano
Paria, a fojas quinientos setenta, contra la sentencia de vista de fecha diez de junio de dos mil dieciséis, de fojas
quinientos cuarenta y cuatro, que confirma la sentencia apelada, de fojas cuatrocientos noventa y dos, de fecha
veintinueve de enero de dos mil dieciséis, que declara infundada la demanda.
II. ANTECEDENTES
1. Demandas acumuladas
En el expediente se han acumulado dos procesos:
a. El primero, promovido en virtud a la demanda interpuesta el once de mayo de dos mil diez, por Elvira Valeriano
Paria en contra de Zenovia Ynes Quiñonez Valeriano y su esposoCarlos Ninaja Mamani, con el propósito que el
órgano jurisdiccional declare nula, por anulabilidad, la escritura pública de compraventa N° 178, de fecha veinticinco
de marzo de dos mil nueve, otorgada ante el notario público Germán Valdez Meneses.
Para sustentar este petitorio, la demandante afirma que es una persona anciana de sesenta y siete años de edad,
analfabeta y afectada por ceguera; por lo cual requiere de la intervención de otra persona para discernir y movilizarse.
Explica que una de sus hijas, Victoria Quiñonez Apaza de Chayna, inició un proceso no contencioso de rectificación
de nombre en el Registro de la Propiedad Inmueble de Tacna, el cual fue resuelto por el órgano jurisdiccional con
sentencia favorable a aquélla; y que esta situación fue aprovechada por la demandada -también hija suya-, quien, con
engaños, la condujo al despacho del notario Germán Valdez Meneses, convenciéndola de que su casa iba a ser
embargada a causa de haber perdido el juicio contra su otra hija, y que la forma de evitar esa situación era transferir el
bien a su favor. Para ello, la intimidó indicándole que iba a perder su casa y, de este modo, logró que suscribiera la
escritura pública de compraventa N° 178.
Sin embargo, este acto nunca fue querido por ella, ni recibió precio alguno a cambio de la supuesta transferencia;
tampoco entregó la posesión del bien, los pagos por autovalúo del inmueble y gastos notariales que hizo según se le
indicó era para salvar la casa. Además, de los tres testigos que actuaron en el otorgamiento de la escritura pública,
uno es el esposo de la demandada -ahora codemandado-, y a los otros dos no los conoce. Razón por la cual el acto
adolece de anulabilidad por incapacidad relativa del agente, error, dolo, intimidación y, además, por simulación.
Sustenta su demanda en los artículos 221, incisos 1, 2 y 3, y 222 del Código Civil.
b. El segundo, promovido en virtud a la demanda interpuesta el quince de junio de dos mil diez, por Elvira Valeriano
Paria, en contra de Zenovia Ynes Quiñonez Valeriano y Ronald David Turpo Calderón, con el propósito que el órgano
jurisdiccional declare la nulidad de la escritura pública de compraventa N° 1003, de fecha veintisiete de mayo de dos
mil diez, otorgada ante la notaria pública Rosario Bohórquez Vega.
Para sustentar este petitorio, la demandante afirma que, al haberse enterado de la demanda de anulabilidad planteada
el once de mayo de dos mil diez, la demandada Zenovia Ynes Quiñonez Valeriano ha procedido a transferir
simuladamente el inmueble ubicado en la calle Tacora N° 1235 – Pueblo Joven La Victoria – Tacna a favor del
codemandado Ronald David Turpo Calderón, a través de la Escritura Pública antes descrita. Sin embargo, este acto
adolece de nulidad, no solo por el hecho de haber sido celebrado con simulación absoluta, sino porque adolece de
ausencia de manifestación de voluntad, al no haber sido suscrita la escritura pública por la legítima propietaria del
bien, que no es otra que ella misma.
Sustenta su demanda en los artículos 219, incisos 1, 5 y 7, y 220 del Código Civil.
2. Rebeldía y acumulación
Ambos procesos han sido acumulados al presente expediente, por resolución obrante a fojas ciento cincuenta y cuatro.
Además, la causa acumulada ha sido seguida en rebeldía de los demandados, declarada por resoluciones obrantes a
fojas ciento sesenta y ocho y ciento setenta y uno.
3. Sentencia de Primera Instancia
Por sentencia dictada el veintinueve de enero de dos mil dieciséis, obrante a fojas cuatrocientos noventa y dos, el
Juzgado Civil de Descarga del Módulo Básico de Justicia de Gregorio Albarracín Lanchipa ha
declarado infundadas las dos demandas acumuladas.
En relación a la demanda de anulabilidad de la escritura pública de compraventa N° 178, explica que la demandante
no ha probado que al momento de la celebración del acto impugnado se encontrara imposibilitada de discernir o
manifestar su voluntad, pues el certificado de discapacidad que acompaña a los autos únicamente acredita que
adolece de visión sub normal, pero no diagnostica algún tipo de deterioro mental que le impida expresar su voluntad.
Además, a partir de la lectura de la escritura pública impugnada, se desprende que al momento de su otorgamiento,
el notario público explicó a la ahora demandante su contenido y objeto.
Del mismo modo, no se ha acreditado que en la celebración del acto haya mediado error o intimidación, pues la actora
ha reconocido que fue informada de que el acto implicaba la transferencia del inmueble a favor de su hija y no ha
demostrado que la amenaza la cual refiere en la demanda -en el sentido de que perdería su bien a causa de haber sido
vencida en un proceso no contencioso iniciado por otra de sus hijas- realmente se haya producido, sobre todo si tal
proceso no fue resuelto en contra de la ahora demandante, sino a su favor y, por tanto, no mereció la condena de
costas ni costos y, en todo caso, tal circunstancia, de haberse producido, se encontraría fuera del dominio de la ahora
emplazada.
Finalmente, tampoco se ha demostrado que la escritura pública N° 178 haya sido celebrada en forma simulada pues
“no se evidencia la existencia de un negocio jurídico oculto” (sic.), ni se ha acreditado que ella se subsuma en algún
otro supuesto de anulabilidad previsto específicamente en otra norma legal. En tanto que el hecho que el testigo a
ruego que participó en la celebración sea el esposo de la demandada no aporta a la configuración de ninguna causal
de anulación.
Por otro lado, en cuanto a la demanda de nulidad de la escritura pública de compraventa N° 1003: (i) se descarta la
ausencia de manifestación de voluntad, pues la actora afirma que tal circunstancia se produce porque ella no participó
en su celebración, pese a ser la legítima propietaria del bien vendido, por resultar inválida la escritura pública de
compraventa N° 178, empero se ha logrado determinar que esto último carece de fundamento; y (ii) se descarta la
existencia de simulación absoluta, porque no se ha acreditado que entre Zenovia Ynes Quiñonez Valeriano y Ronald
David Turpo Calderón haya habido concierto de voluntades para realizar un acto aparente, con engaño.
4. Fundamentos de la apelación
La decisión de primera instancia es apelada por la demandante, alegando que ella carece de una adecuada
motivación, pues la anulabilidad demandada sí se encuentra acreditada en autos, ya que la emplazada,
aprovechándose de su discapacidad, con el cuento de que le iban a quitar la casa mediante embargo, la convenció de
otorgar la escritura pública de compraventa N° 178, no habiéndose tomado en cuenta que esta última no pagó ningún
monto por el bien, el cual sigue en posesión de la actora, quien continúa pagando el autovalúo correspondiente.
En cuanto a la demanda de anulación, afirma que sí se encuentra probada la ausencia de manifestación de voluntad,
pues la escritura pública de compraventa N° 1003 no fue suscrita por la legítima propietaria del bien, que no es otra
que ella misma.
5. Sentencia de Segunda Instancia
A través de la sentencia de vista objeto de impugnación, la Sala Civil Transitoria de Tacna ha confirmado la sentencia
de primera instancia, al considerar que, en efecto, del caudal probatorio obrante en los autos, no se acredita la
existencia de las causales de anulabilidad y nulidad invocadas en las demandas.
En cuanto a la anulabilidad de la escritura pública de compraventa N° 178, explica que: (i) el solo hecho de que al
momento de su otorgamiento la demandante contara con sesenta y cinco años de edad no es suficiente para presumir
su incapacidad relativa, sobre todo si el Certificado de Discapacidad N° 334-07, del once de junio de dos mil siete, no
establece que ella adolezca de limitaciones en la comunicación o deficiencias intelectuales; (ii) la invocación de error o
intimidación debe descartarse porque la actora no ha probado que haya sido objeto de requerimiento de algún pago
en virtud al proceso no contencioso N° 623-2006, el cual, por lo demás, fue iniciado por ella misma; y (iii) la
simulación relativa debe desestimarse, porque para su configuración sería necesaria la existencia de dos actos: Uno
aparente, que es ficticio, y otro, oculto o secreto, que es real; empero en este caso solo existe un acto, que es la
compraventa de un inmueble, sin que la demandante haya indicado o demostrado cuál es el otro acto que se pretende
ocultar; tanto más si en la escritura pública cuestionada se deja constancia que, al momento de su otorgamiento, el
notario leyó su contenido ante los celebrantes.
En cuanto a la nulidad de la escritura pública de compraventa N° 1003, es errado que la actora sostenga que su falta
de participación en esta produce su nulidad, por ausencia de manifestación de voluntad, pues en el momento de su
otorgamiento ella ya no tenía la condición de propietaria, al haberse desestimado los argumentos de su demanda de
anulabilidad.
III. RECURSO DE CASACIÓN
La demandante Elvira Valeriano Paria interpone recurso de casación, el cual ha sido declarado procedente por esta
Suprema Sala, mediante resolución dictada el doce de enero de dos mil diecisiete, por la siguiente causal:
Infracción normativa del artículo 139 incisos 3 y 5 de la Constitución Política del Estado. Alega que en la sentencia de
vista no se motiva porqué las causales de anulabilidad que fundamenta en su pretensión no pueden ser amparadas,
así en cuanto a la causal de incapacidad relativa, ésta se encuentra acreditada con el Certificado de Discapacidad N°
334-07, de fecha 11 de junio de 2007. “Asimismo, en lo que respecta a la nulidad de acto jurídico a fin de que
se declare nula y sin efecto legal la compra venta del bien materia de litis que otorga la hija demandada, a favor de
don Ronald Davis Turpo, la Sala Superior no cumple con motivar de forma debida dicha decisión, al consignar que
esta pretensión de nulidad de acto jurídico, es consecuencia del primer acto jurídico efectuado por la demandante y la
demandada Zenovia Quiñones Valeriano, por lo que al haberse validado dicha compra venta no puede aducirse falta
de manifestación de voluntad por parte de doña Elvira Valeriano Paria puesto que esta ya no era propietaria del bien
inmueble’’ (sic.).
IV. MATERIA JURÍDICA EN DEBATE
La materia jurídica en discusión se centra en determinar si las razones expresadas por la Sala Superior en la sentencia
de vista cumplen con el estándar de motivación exigido por el debido proceso.
V. FUNDAMENTOS DE ESTA SALA SUPREMA
1. El artículo 139, inciso 3, de la Constitución Política consagra como principio rector de la función jurisdiccional,
dentro de nuestro ordenamiento jurídico, la observancia del debido proceso; el cual, conforme a la interpretación que
reiteradamente ha efectuado la Corte Interamericana de Derechos Humanos, exige fundamentalmente que todo
proceso o procedimiento sea desarrollado de tal forma que su tramitación garantice a las personas involucradas en él,
las condiciones necesarias para defender adecuadamente y dentro de un plazo razonable los derechos u obligaciones
sujetos a consideración[1].
2. Uno de los principales componentes del derecho al debido proceso se encuentra constituido por el denominado
derecho a la motivación, consagrado en el artículo 139, inciso 5, de la Carta Política, por el cual se garantiza a las
partes involucradas en la controversia el acceso a una respuesta del juzgador que se encuentre adecuadamente
sustentada en argumentos que justifiquen lógica y razonablemente, en base a los hechos acreditados en el proceso y al
derecho aplicable al caso, la decisión adoptada, y que, además, resulten congruentes con las pretensiones y
alegaciones esgrimidas por aquellas dentro de la controversia.
3. Este derecho no solo tiene relevancia en el ámbito del interés particular correspondiente a las partes involucradas en
la litis, sino que también juega un papel esencial en la idoneidad del sistema de justicia en su conjunto, pues no debe
olvidarse que una razonable motivación de las resoluciones constituye una de las garantías del proceso judicial,
directamente vinculada con la vigilancia pública de la función jurisdiccional, por la cual se hace posible conocer y
controlar las razones por las cuales el juez ha decidido una controversia en un sentido determinado; implicando, en
ese sentido, un elemento limitativo de los supuestos de arbitrariedad.
4. Ahora bien, a fin de determinar si un pronunciamiento específico ha cumplido con el deber de motivación, en los
términos antes reseñados, conviene recordar que, según lo ha sostenido esta Suprema Corte “el cumplimiento de este
deber no se satisface con la sola expresión escrita de las razones internas o sicológicas que han inclinado al juzgador a
decidir la controversia de un modo determinado, sin importar cuáles sean éstas; sino que, por el contrario, exige
necesariamente la existencia de una exposición clara y coherente en la sentencia que no solo explique, sino que
justifique lógicamente la decisión adoptada, en base a las pruebas y demás hechos acontecidos en el proceso, y en
atención a las normas jurídicas aplicables al caso’’[2].
5. En el presente caso, a partir de lo reseñado en los antecedentes de esta resolución y el análisis de la sentencia de
vista objeto de impugnación, puede desprenderse que la decisión contenida en ella ha sido sustentada por la Sala
Superior esencialmente en base a las siguientes premisas fácticas y jurídicas:
a. En cuanto a la demanda de anulabilidad del contrato de compraventa contenido en la escritura pública N° 178:
En la demanda se afirma que este contrato incurre en vicio de anulabilidad por las siguientes causas:
incapacidad relativa del agente, error, dolo, intimidación y simulación, de acuerdo con lo previsto en el
artículo 221, incisos 1, 2 y 3, del Código Civil (considerandos cuarto y sétimo de la sentencia de vista).
La alegación de incapacidad relativa del agente debe desestimarse, debido a que el solo hecho de que, al
momento de la celebración de la compraventa, la demandante contara con sesenta y cinco años de edad no
es razón suficiente para presumir su incapacidad. En todo caso, laincapacidad se ha querido probar con el
Certificado de Discapacidad N° 334-07, del once de junio de dos mil siete; sin embargo, éste no señala que
ella adolezca de ningún tipo dedeficiencia intelectual o de discernimiento (considerando noveno de la
sentencia de vista).
La alegación de error [que es presupuesto para la configuración del dolo] e intimidación debe
desestimarse, debido a que, aun cuando la demandada alega que celebró el acto impugnado a causa de
haber sido convencida por la emplazada de que en caso de no hacerlo perdería su casa, no obra
documentación en los autos que acredite tal alegación. Además, esta versión no resulta creíble porque no
se ha acreditado que exista ningún requerimiento de pago, derivado del proceso no contencioso N° 623-
2006 (considerando noveno de la sentencia de vista).
La alegación de simulación relativa debe desestimarse, debido a que para que ésta se presente es necesaria
la existencia de dos actos: Uno simulado y, otro, disimulado. Sin embargo, en este caso, la demandante
solo ha hecho referencia a un solo acto -el contrato de compraventa-, al cual le atribuye la condición de
simulado, pero no ha indicado cuál sería el acto disimulado (considerando décimo de la sentencia de
vista).
Por tanto, la demanda debe ser desestimada, al no haberse acreditado sus fundamentos (considerando
décimo de la sentencia de vista).
b. En cuanto a la demanda de nulidad del contrato de compraventa contenido en la escritura pública N° 1003:
En la demanda se sostiene, esencialmente, que la nulidad del contrato contenido en la escritura pública
N° 1003 se produce como consecuencia de la anulabilidad del contrato de compraventa contenido en la
escritura pública N° 178. Específicamente, la actora afirma que aquél incurre en falta de manifestación de
la voluntad debido a que, al haberse demostrado que éste último resulta inválido por causal de
anulabilidad, resulta claro que ella es la única persona que podía vender el inmueble que fue objeto de
compraventa (considerando décimo primero de la sentencia de vista).
No obstante, en los autos se ha determinado que el contrato de compraventa contenido en la escritura
pública N° 178 no adolece de causal de anulabilidad, por lo que la pretensión de nulidad del contrato de
compraventa contenido en la escritura pública N° 1003 -que depende de aquél- también debe desestimarse
(considerando décimo primero de la sentencia de vista).
En consecuencia, no se ha demostrado tampoco la configuración de la causal invocada (considerando
décimo primero de la sentencia de vista).
6. En virtud a lo expuesto precedentemente, es posible identificar un hilo argumentativo seguido por la Sala Superior
para desestimar las dos demandas acumuladas, el cual puede resumirse en los siguientes términos: Primero, las
demandas han sido sustentadas en diversas causales de anulabilidad, por un lado; y nulidad, por el otro. Segundo,
sin embargo, en el proceso se ha determinado que las causales invocadas por la demandante carecen de sustento, por
no haberse probado el supuesto de hecho al cual se encuentran referidas ocurrió (en el caso de la demanda de
anulabilidad); y, por haberse demostrado la falta de corrección de su fundamento (en el caso de la demanda de
nulidad). Tercero, en consecuencia, al haberse desestimado el sustento fáctico jurídico, las demandas deben
desestimarse también.
7. En este sentido, se desprende que la decisión contenida en la resolución de vista objeto de análisis se encuentra
fundada en una argumentación que ha sido construida válidamente por el ad quem sobre la base de premisas que no
solo se encuentran expuestas y sustentadas en atención a los hechos acreditados en los autos (premisas fácticas) y el
derecho aplicable a la controversia (premisas jurídicas), sino que, además, evidencian una secuencia lógica capaz de
arribar a la decisión adoptada. Por tanto, se evidencia que las razones expresadas como fundamento de la sentencia de
vista objeto de impugnación han cumplido con el estándar de motivación exigido por las disposiciones legales
invocadas; correspondiendo por ello desestimar el recurso.
DECISIÓN:
A) Por estas razones, de conformidad con el artículo 397 del Código Procesal Civil: Declararon INFUNDADO el
recurso de casación interpuesto por la demandante Elvira Valeriano Paria, a fojas quinientos setenta, contra la
sentencia de vista de fecha diez de junio de dos mil dieciséis, de fojas quinientos cuarenta y cuatro, que confirma la
sentencia apelada, de fojas cuatrocientos noventa y dos, de fecha veintinueve de enero de dos mil dieciséis, que
declaró infundada la demanda.
B) DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el diario oficial “El Peruano”; bajo responsabilidad; en
los seguidos por Elvira Valeriano Paria con Carlos Ninaja Mamaniy otros, sobre anulabilidad de acto jurídico y
otro; y los devolvieron. Por licencia del señor Juez Supremo Távara Córdova y por vacaciones del señor Juez
Supremo, Sánchez Melgarejo, integran esta Sala Civil, el señor Juez Supremo Miranda Molina y la señora Jueza
Suprema Céspedes Cabala. Interviniendo como ponente la señora Jueza Suprema del Carpió Rodríguez.
CONSIDERACIONES SOBRE EL MEDIO TÍPICO EN EL DELITO DE USURPACIÓN POR
TURBACIÓN DE LA POSESIÓN (CASACIÓN 56-2014, AYACUCHO), POR LUIS MIGUEL
REYNA ALFARO
Compartimos con ustedes este interesante análisis del profesor Luis Miguel Reyna Alfaro, publicado en el libro
«Análisis y comentarios de las principales sentencias casatorias en materia penal y procesal penal», editado por el
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Al final del post les dejamos el link para descargar el libro en formato
PDF.
POR
Sumilla: La Casación 56-2014, Ayacucho de la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República
dilucida el alcance del delito de usurpación por despojo y turbación de la posesión estableciendo, para los casos
previos a la promulgación de la Ley 30076, del 19 de agosto de 2013, que la violencia típica comprende aquella
ejercida sobre las personas y los bienes.
I. Introducción
La invitación formulada por la Secretaría Técnica de la Comisión Especial de Implementación del Código Procesal
Penal del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos ha servido de motivo para examinar uno de los delitos con
mayor significación en la práctica forense nacional. Y es que el delito de usurpación y, especialmente, su aplicación
práctica nos enfrenta a una de las cuestiones más problemáticas de nuestra realidad: la vivienda [1] y los fenómenos
sociales asociados a ella (migración, informalidad y dificultades en el acceso a la propiedad [2], la existencia de
auténticas mafias de tráfico de tierras, etc.).
A través de la Casación objeto de examen en estas líneas (Casación N° 56-214, Ayacucho), la Sala Penal Permanente
de la Corte Suprema dilucida las dudas existentes en torno a los supuestos de usurpación por turbación de la
posesión en los que la violencia recae sobre cosas y no sobre las personas. Estas dudas se incrementaron con la
promulgación de la Ley N° 30076, del 19 de agosto de 2013, modificatoria del artículo 202° del CP, que al introducir
una cláusula final precisando que “La violencia a la que se hace referencia en los numerales 2 y 3 se ejerce tanto sobre
las personas como sobre los bienes” generó la percepción errónea en los Tribunales de que más que una precisión o
aclaración, el legislador amplificaba los contornos de lo penalmente relevante hacia un supuesto (violencia sobre los
bienes) no comprendido antes de la modificación
II. La regulación del delito de usurpación en el Código Penal
El delito de usurpación se encuentra descrito en el artículo 202° del CP y en sus más de quince años de rigor solo ha
sufrido una modificación, la producida a través del artículo 1° de la Ley N° 30076, del 19 de agosto de 2013. A efectos
de reconocer los efectos de la modificatoria, efectos que precisamente provocaron la situación controvertida,
ubicaremos ambos textos (texto original y texto vigente) en contraposición:
Texto original Texto vigente (desde el 20 de agosto de 2013)
Artículo 202°. Será reprimido con pena privativa de
libertad no menor de dos ni mayor de cinco años:
1. El que, para apropiarse de todo o en parte de un
inmueble, destruye o altera los linderos del mismo.
Artículo 202°.- Será reprimido con pena privativa de
2. El que, con violencia, amenaza, engaño o abuso de
libertad no menor de uno ni mayor de tres años:
confianza, despoja a otro, total o parcialmente, de la
1. El que, para apropiarse de todo o parte de un
posesión o tenencia de un inmueble o del ejercicio de
inmueble, destruye o altera los linderos del mismo.
un derecho real.
2. El que, por violencia, amenaza, engaño o abuso de
3. El que, con violencia o amenaza, turba la posesión
confianza, despoja a otro, total o parcialmente, de la
de un inmueble.
posesión o tenencia de un inmueble o del ejercicio de
4. El que, ilegítimamente, ingresa a un inmueble,
un derecho real.
mediante actos ocultos, en ausencia del poseedor o
3. El que, con violencia o amenaza, turba La posesión
con precauciones para asegurarse el desconocimiento
de un inmueble.
de quienes tengan derecho a oponerse.
La violencia a la que se hace referencia en los
numerales 2 y 3 se ejerce tanto sobre las personas
como sobre los bienes.
Como se aprecia, además de la incorporación de un nuevo supuesto (el incorporado como numeral 4° del artículo 202°
del CP) se incluye un párrafo final aplicable a los numerales 2° y 3° del artículo 202° del CP que es el motivo de
la Casación 56-2014, Ayacucho que ahora se comenta.
III. Variables interpretativas del actual artículo 202° in fine del CP
Frente a la incorporación de este apartado final en el artículo 202° del CP se generan dos posibles lecturas o
interpretaciones. La primera entiende que su sentido es meramente pedagógico, destinado a clarificar el sentido de la
regulación existente. La segunda entiende que su sentido es criminalizador al incorporar un supuesto no previsto en
el texto original (el correspondiente a los supuestos de usurpación con violencia sobre los bienes).
Para comprender dichas variables interpretativas corresponde reconocer el debate existente respecto al
reconocimiento del objeto de la violencia en el delito de usurpación, previo a la promulgación de la Ley N° 30076.
III.1. El estado de la cuestión antes de la Ley 30076
La doctrina nacional que examinó el delito de usurpación tenía opiniones divididas respecto a si la violencia típica
comprendía solo a la ejercida sobre las personas o si era extensible también a la violencia ejercida sobre las cosas. Esta
doctrina, como veremos, es contraria a la posición asumida por la jurisprudencia nacional mayoritaria.
(a) La violencia en la usurpación sólo abarca los supuestos en que aquella es ejercida sobre las personas
Esta posición fue defendida por autores como PEÑA CABRERA, BRAMONT-ARIAS TORRES/GARCÍA
CANTIZANO, GÁLVEZ VILLEGAS/DELGADO TOVAR y REATEGUI SÁNCHEZ/ESPEJO BASUALDO. Trataremos
de examinar sus puntos de vista.
PEÑA CABRERA sostenía expresamente “La violencia en el despojo es entendida como violencia física empleada
sobre las personas”[3]. La razón de esta limitación la ubicaba el maestro sanmarquino en la dinámica propia de la
usurpación que suponía la existencia de un poseedor que debía enfrentar o resistir, expresa o tácitamente, a su
victimario[4]. Esta circunstancia determinaba además que la violencia típica sea idónea o suficiente para vencer la
resistencia de la víctima[5].
Por su parte, BRAMONT-ARIAS TORRES y GARCÍA CANTIZANO, sostienen que “La violencia se debe entender
como la fuerza física que se ejerce sobre la persona, suficiente para vencer su resistencia, no se incluye, por tanto, la
violencia o fuerza sobre las cosas”[6]. Extraña que estos autores aleguen una presunta referencia a la posición adoptada
por Sebastián SOLER cuando este autor reconoce la posibilidad de comisión del delito a través de violencia sobre las
personas y las cosas[7].
GÁLVEZ VILLEGAS y DELGADO TOVAR, aunque reconocen el predominio en la jurisprudencia nacional de la
posición en favor de reconocer que la violencia típica en este delito comprende tanto la que recae sobre las personas
como aquella que recae sobre los bienes, terminan afirmando, a partir de una poco clara “interpretación conjunta”,
que sólo es admisible la violencia que recae sobre las personas. En efecto, estos autores señalan “La violencia, es el
empleo de la fuerza física ejercida por el agente del delito sobre determinada persona, para dificultar o vencer
materialmente la resistencia que este pueda oponer” [8], fundando su posición en términos de crítica a la posición
jurisprudencial:
“Obviamente este criterio esbozado por la jurisprudencia, en nuestro medio, resulta discutible… puesto que nuestra
norma señala ‘El que, por violencia, amenaza, engaño o abuso de confianza’, de donde puede apreciarse claramente
que estos medios comisivos deber ser dirigidos contra las personas y no sobre las cosas, pues no se puede amenazar,
engañar o abusar de la confianza de las cosas. Aun cuando en el caso de ‘violencia’, este medio puede emplearse
contra las personas o contra las cosas… sin embargo, al interpretar los medios comisivos en forma conjunta, la
conclusión más estricta, es la que descarta las cosas, también para el caso de violencia” [9].
Las objeciones que cabe formular a la posición de estos respetados representantes del Ministerio Público se relacionan,
por un lado, a la falta de sustento de su opción de proponer una “interpretación en forma conjunta” y, por otro, a la
ausencia de explicación de los motivos que llevan a descartar un dato ontológico por ellos mismos reconocido (a
saber, que la violencia “puede emplearse contra las personas o contra las cosas”).
Este mismo razonamiento es asumido por REÁTEGUI SÁNCHEZ quien respecto a la usurpación mediante despojo
afirma “Si seguimos la lógica del legislador patrio en el artículo 202°, inciso 2°, del Código Penal en cuanto a los
medios para conseguir el despojo, total o parcial, de la posesión o tenencia de un inmueble o del ejercicio de un
derecho real, debemos entender que la violencia que realiza el sujeto activo sólo se puede realizar sobre las personas,
ya que el ‘engaño’ o el ‘abuso de confianza’ sólo se puede dar entre personas” [10]; agregando, en relación a la
usurpación por turbación de la posesión, que aunque “a diferencia del inciso anterior, no hay una lógica secuencial de
medios típicos realizado entre personas; sin embargo, como el concepto de posesión está función a que ‘alguien’
realice precisamente el ejercicio del citado derecho real, necesariamente debemos concluir que la violencia tendrá que
recaer en una persona determinada o en varias personas pero que puedan ser factibles de individualización,claro está,
que estén ligadas al ejercicio de posesión sobre un bien inmueble” [11].
Desmerece la posición de REÁTEGUI SÁNCHEZ no solo el recurso a una interpretación basada en una “lógica
secuencial” (que ignora el dato fenomenológico asociado a la idoneidad de la violencia sobre los bienes para afectar el
bien jurídico protegido) sino fundamentalmente porque el citado autor desarrolla su trabajo a partir del texto original
del artículo 202° del CP no obstante la existencia de una modificación legal el año 2013. ESPEJO BASUALDO adopta,
en la misma obra, posición en favor de descartar la cobertura, como medio típico en la usurpación, la violencia sobre
las cosas, sin embargo, la falta de sustento nos obliga a prescindir de mayor comentario [12].
Es conveniente reconocer que esta posición, aunque carece de aceptación jurisprudencial, fue asumida por el Primer
Pleno Fiscal del Distrito Judicial de Puno, del 6 de agosto de 2010, en la que se adoptó como acuerdo el siguiente:
“para que se configure el delito contra el patrimonio, en la modalidad de usurpación, el medio utilizado violencia
física contenido en los inciso 2 y 3 del artículo 202 del Código Penal debe recaer únicamente sobre la persona” [13].
(b) La violencia en la usurpación abarca los supuestos en que aquella es ejercida sobre las personas y los bienes
El autor representativo de esta posición es Luis ROY FREYRE. El reconocido y aún vigente maestro sanmarquino
señala que “por ‘violencia’ debe entenderse, al no hacer la ley distinción, tanto la que se ejerce sobre personas, como
sobre las cosas”[14]. Esta definición de la violencia típica en el delito de usurpación por despojo es extendida luego al
delito de usurpación por turbación de la posesión.[15]
En otros autores la poca profundidad con que examinan la cuestión y la cierta ambigüedad con la que formulan sus
ideas puede permitir lecturas que lleven a comprender tanto a la violencia sobre las personas como sobre las cosas o
bienes. Ese el caso de la posición de VILLA STEIN que sostiene “La conducta violenta que reclama el tipo debe
referirse a la suficiente para someter a la víctima y despojarla”[16]. La ausencia de diferenciación (entre violencia sobre
las personas y sobre las cosas) permite entender que se da cobertura a ambos supuestos.
En la doctrina argentina, cuyo texto –conforme reconoce la propia Casación N° 56-2014, Ayacucho– resulta un
antecedente de derecho comparado que lleva a que su doctrina debe ser aceptada como referente interpretativo[17], se
aprecian desarrollos muchos más acabados en favor de esta tesis. Por citar algunos autores, podemos reconocer los
planteamientos de CREUS/BUOMPADRE, DONNA, PARMA y GAVIER.
CREUS/BUOMPADRE describen la violencia típica en el delito de usurpación por despojo, en los siguientes términos:
“es aquí la vis física que el agente despliega sobre las personas para vencer la resistencia que oponen o impiden la que
pudiera oponer a la ocupación que aquél procura, pero también comprende la fuerza que despliega sobre las cosas
que le impiden o dificultan la penetración invasiva o el mantenimiento de su ocupación exclusiva”[18]. Este
razonamiento es referenciado por los autores antes citados cuando abordan la cuestión de la usurpación por turbación
de la posesión[19].
Edgardo A. DONNA afirma que la violencia en la usurpación viene conformada por “el despliegue de una energía
física, humana o de otra índole, que puede tener por objeto las personas o las cosas”[20]. Esta descripción, formulada
respecto al delito de usurpación mediante despojo, es luego hecha extensiva a la usurpación mediante turbación de la
posesión[21].
Por su parte, aunque la posición de Carlos PARMA [22] es de redacción confusa, permite ubicarla dentro de las
posiciones que consideran que la violencia típica en la usurpación recae tanto sobre las personas como sobre los
bienes. En efecto, no obstante que PARMA señala que la usurpación mediante violencia comprende “la violencia en
las cosas” (lo que llevaría a entender que no comprende aquella ejercida sobre las personas), la referencia previa a que
el despojo, en algunos casos, “se logra expulsando a los ocupantes del inmueble” permite comprender que la
referencia a “las cosas” no es excluyente de aquella ejercida sobre las personas. Esta posición es mantenida cuando
PARMA desarrolla la usurpación por turbación de la posesión.
Finalmente, podemos citar la posición de Ernesto José GAVIER quien describe la violencia típica en la usurpación
como “la fuerza física desplegada sobre personas o cosas que defienden la tenencia, posesión o cuasi posesión
(v.gr. romper aperturas, paredes, muros, alambrados, cercas o roturas de candados o cerraduras en general)” [23].Esta
posición luego es mantenida cuando se analiza la usurpación por turbación de la posesión.
(c) Posiciones diferenciadores
En nuestra doctrina se aprecian también autores que proponen argumentos o planteamientos diferenciadores entre la
violencia típica respecto al artículo 202.2° del CP y la correspondiente al artículo 202.3° del CP. En esa línea se puede
mencionar la posición de SALINAS SICCHA.
En efecto, SALINAS SICCHA sostiene que cuando se examina la violencia típica respecto al artículo 202.2° del CP
“está representada por la fuerza material que actúa sobre el cuerpo de la víctima para arrebatarle o despojarle su
inmueble”[24], mientras que si se examina la violencia típica respecto al artículo 202.3° del CP esta viene conformada
por aquella que se ejercita “sobre las cosas que forman parte del inmueble de la víctima… No es posible el uso de la
violencia sobre la víctima con la finalidad de perturbar la pacífica posesión de su inmueble” [25]. La posición del
magistrado SALINAS SICCHA sin embargo adolece de una escasa carga argumentativa que permita reconocer los
motivos que sostienen esa diferenciación pese a que la redacción de los incisos dos y tres del artículo 202° del CP es
exactamente la misma respecto a los medios típicos.
IV. La posición del Supremo Tribunal en la Casación N° 56-2014, Ayacucho
La Casación 56-2014, Ayacucho parte mencionando la fuente u origen legislativo del artículo 202° del CP (artículo
181° de CP argentino) y destacando que la doctrina que examina dicho cuerpo normativo extranjero “pacíficamente
ha aceptado que la violencia a la que se refiere el tipo penal puede recaer tanto sobre las personas como cosas” [26]. Esta
posición, resalta la mencionada Casación, había sido ya adoptada por el Pleno Jurisdiccional Distrital de Moquegua
(del 21 de junio de 2005) y en la Casación 273-2012, Ica. En base a esto, la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema
refiere que “por interpretación histórica (antecedente argentino y los pronunciamientos del Pleno Jurisdiccional
Superior y dos casaciones citadas) y teleológica esta es la solución que se prefiere para evitar lagunas absurdas de
punibilidad”[27].
Obsérvese, sin embargo, dos deficiencias en la Casación examinada: una de orden semántico y otra de tipo
argumentativo.
En efecto, la Casación 56-2014, Ayacucho refiere que la modificación del artículo 202° del CP, a través de la Ley N°
30076, “acaba con el debate doctrinal y jurisprudencial referente a que el medio comisivo ‘violencia’ en los incisos dos
y tres del artículo doscientos dos del Código Penal, se ejerce tanto sobre las personas como sobre los bienes… Sin
embargo, esto se aplica desde su puesta en vigencia, el veinte de agosto de dos mil trece, los casos anteriores, por el
principio de aplicación inmediata de la ley, se siguen juzgado con la anterior que no había definido este aspecto, por
lo que corresponde hacerlo por vía jurisprudencial” [28]. La forma de expresión de la argumentación contenida en la
Casación sub examine pareciera invada competencias propias del Poder Legislativo [29]. Una redacción más propia
tendría que haber hecho hincapié, más bien, a la necesidad de uniformizar criterios jurisprudenciales, de forma tal que
no solo se elude cualquier posible cuestionamiento desde la perspectiva de la legalidad penal sino que se guardaría
consistencia con la redacción del artículo 427.4° del CPP que alude al “desarrollo de la doctrina jurisprudencial” como
causal de procedencia del recurso de casación[30] y que fuera, precisamente una de las invocadas por los impugnantes.
Desde la perspectiva argumentativa, es de extrañar que no obstante referirse a una presunta interpretación teleológica
de la ley penal, la Casación 56-2014, Ayacucho no ha descrito ni señalado cómo operaría dicha interpretación ni ha
referido cómo es que el telos o finalidad de la norma penal (que no es otro que el de protección de bienes jurídicos) se
expresaría en el sentido interpretativo propuesto por la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema respecto al delito
de usurpación por despojo y por turbación de la posesión.
Es importante mencionar la existencia de otros antecedentes, distintos a los referidos por la Casación 56-2014,
Ayacucho, que apoyan la posición consolidada por el Supremo Tribunal. Además del Pleno Jurisdiccional Distrital de
Moquegua (del 21 de junio de 2005), es posible ubicar el Pleno Jurisdiccional Distrital de Derecho Penal y Procesal
Penal del Distrito Judicial de Cañete (del 13 de diciembre de 2010) [31], que se decanta también en favor de comprender
la violencia sobre las cosas como medio típico en el delito de usurpación.
Pues bien, es necesario indicar, como corolario a estos breves comentarios, que a través de la Casación 458-2015,
Cajamarca, la Sala Penal Permanente, esta vez con una conformación parcialmente distinta que aquella que emitió
la Casación N° 56-2014, Ayacucho, reiteró su posición sosteniendo que: “el usurpador debe haber realizado esa
exclusión de la posesión por medio de actos que lo habiliten a permanecer en la ocupación del predio, en este caso
mediante la violencia que se da sobre las personas y las cosas”[32].
V. Conclusión
Todo lo expuesto lleva a la inexorable conclusión de que la modificatoria del artículo 202° del CP, producida a través
de la Ley N° 30076, tuvo un sentido meramente pedagógico o instructivo. No fue propósito del legislador penal
amplificar la cobertura del tipo penal sub examine, sino simplemente dotarlo de mayor claridad con el propósito de
superar la disociación existente entre doctrina y jurisprudencia. La claridad otorgada por la Ley N° 30076, a partir del
19 de agosto de 2013, se ha visto reforzada, para los supuestos previos a la vigencia de la mencionada Ley, con la
Casación N° 6-2014.
[1] De hecho, ya PEÑA CABRERA señalaba que era la falta de vivienda “el caldo nutricional del fenómeno” de la
usurpación. Véase PEÑA CABRERA, Raúl. Tratado de derecho penal. Parte especial. Tomo II-A, Lima: Ediciones
Jurídicas, 1995, pp. 506-507.
[2] Cuestiones examinadas en sus contornos más trascendentes por DE SOTO, Hernando. El misterio del capital. Por qué
el capitalismo triunfa en Occidente y fracasa en el resto del mundo. Barcelona: Península, 2001, pp. 101 ss.
[3] PEÑA CABRERA, Raúl. Ob. cit., p. 517. Es de precisar que el fallecido profesor sanmarquino señalaba expresamente
que dicho razonamiento era aplicable también a los supuestos de turbación de la posesión.
[4] Al definir la violencia típica de la usurpación, PEÑA CABRERA señalaba: “es la aplicación de una energía que
puede estar dirigida a anular la capacidad de decisión y resistencia de la víctima, neutralizando su capacidad
discrecional… tal resistencia es indispensable para que exista violencia”. Véase PEÑA CABRERA, Raúl. Ob. cit., pp.
517-518.
[5] “No es cualquier violencia la que requiere el precepto, debe de ser de cierta intensidad para lograr vencer la
resistencia y conseguir despojar a la víctima”. Véase PEÑA CABRERA, Raúl. Ob. cit., p. 518.
[6] Idéntica posición se mantiene cuando se examina la usurpación por turbación de la posesión al afirmarse que “Los
medios para realizar la turbación de la posesión son la violencia o amenaza. La violencia se debe entender como la
fuerza física que se ejerce sobre la persona”. Véase BRAMONT-ARIAS TORRES, Luis Alberto y GARCÍA
CANTIZANO, María del Carmen. Manual de derecho penal. Parte especial. Lima: San Marcos, 1998, pp. 376-377.
[7] En efecto, SOLER señala “La ley no distingue forma alguna de violencia, de manera que está comprendida la que se
ejerce sobre las personas o sobre las cosas, la violencia física efectiva o tácita. El hecho de que sea punible la violencia
sobre las cosas alarga algo el concepto de usurpación, pues permite que se considere el hecho de quien, para entrar, ha
vencido resistencias predispuestas por el propietario”; así en SOLER, Sebastián. Derecho penal argentino. Tomo IV,
Buenos Aires: Tipografía Editora Argentina, 1956, pp. 485-486.
[8] GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás y DELGADO TOVAR, Walther. Derecho penal. Parte especial.Tomo II, Lima: Jurista,
2012, p. 1156.
[9] Ibid., p. 1157.
[10] REATEGUI SÁNCHEZ, James. En Reategui Sánchez, James y Espejo Basualdo, Carlos. El delito de usurpación
[12] ESPEJO BASUALDO, Carlos. En Reategui Sánchez, James y Espejo Basualdo, Carlos. El delito de usurpación
[14] ROY FREYRE, Luis. Derecho penal peruano. Parte Especial. Tomo III, Lima: Instituto Peruano de Ciencias Penales,
1983, p. 314.
[15] Ob. cit., p. 320.
[16] VILLA STEIN, Javier. Derecho penal. Parte especial. Tomo II-A, Lima: San Marcos, 2001, p. 179.
[17] El fundamento jurídico octavo de la Casación N° 56-2014, Ayacucho señala expresamente “El antecedente de
nuestro tipo penal de usurpación es el artículo ciento ochenta y uno del Código Penal argentino”. Esta referencia se
reconoce también en el caso paradigmático de Máxima Acuña v. Minera Yanacocha S.R.L. (Casación N° 458-
2015, Cajamarca) en el que se señala: “la fuente legislativa del tipo de usurpación se encuentra estipulada en el
artículo 181 del Código Penal argentino” (fundamento jurídico décimo octavo).
[18] CREUS, Carlos y BUOMPADRE, Jorge Eduardo. Derecho penal. Parte especial. Tomo 1, Buenos Aires: Astrea, 2007, p.
614.
[19] Ibid., p. 621.
[20] DONNA, Edgardo Alberto. Derecho Penal. Parte Especial. Tomo II-B, Buenos Aires: Rubinzal-Culzoni, 2001, p. 735.
[22] PARMA, Carlos. Código Penal de la Nación Argentina. Comentado. Tomo 2, Córdoba: Mediterránea, 2005, p. 536.
[23] GAVIER, Ernesto José. “Unidad XIII. Delitos contra la propiedad consistentes en defraudaciones, abusos de la
situación, apoderamiento de inmuebles o daños”. En Balcarce, Fabián I. (Director). Derecho penal. Parte especial. Libro de
estudio. Tomo II, Córdoba: Advocatus, 2014, pp. 98-99.
[24] SALINAS SICCHA, Ramiro. Derecho Penal. Parte Especial, sexta edición, Lima: Grijley, 2013, p. 1262.
[29] El principio de legalidad penal se justifica (justificación jurídico-política) en tanto garantía de la división de
poderes, de allí que el proceso interpretativo se produzca dentro de los márgenes de la ley; al respecto REYNA
ALFARO, Luis Miguel. “El programa dogmático y político criminal del principio de legalidad”. En Anuario de Derecho
Penal Económico y de la Empresa. N° 2, Lima: CEDPE, 2012, pp.229/ 235-238.
[30] Como correctamente define IBERICO CASTAÑEDA, la casación por interés casacional “se sustenta en el
afianzamiento del rol de unificación jurisprudencial que persigue la casación y que ejerce el máximo órgano
jurisdiccional”; así en IBERICO CASTAÑEDA, Luis Fernando. La impugnación en el proceso penal. Análisis doctrinario y
jurisprudencial. Lima: Pacífico, 2016, p. 237.
[31] Referido por REÁTEGUI SÁNCHEZ, James. Ob. cit., p. 58.
[1] Constitución Política del Perú vigente, en el Título IV De la Estructura del Estado, contienen toda la estructura
funcional del Estado peruano, desde el artículo 90° en adelante.
[2] Los artículos 5° y 6° de la Ley de Contrataciones del Estado establece cuales son los supuestos excluidos del ámbito
de aplicación de la ley y reglamento de contrataciones del Estado.
[3] De acuerdo al profesor Morrón Urbina, son denominados contratos de aprovisionamiento por medio de los cuales
los organismos de la Administración, ejecutando presupuesto público, obtienen de manera inmediata los
instrumentos (bienes, servicios, obras) y otros conexos (supervisiones, consultorías, etc.) necesarios para cumplir
directamente con sus funciones y objetivos de política. Son conocidos en los Estados Unidos de Norteamérica como
public procurement y en Francia como marchés publics. (“La contratación estatal”, Gaceta Jurídica, 2016, op. cit., p.
91.)
[4] Esta es la primera fase, denominada etapa unilateral, pues únicamente interviene la Entidad, en la que la Entidad
debe elaborar documentos obligatorios como el Plan Estratégico Institucional (PEI), Plan Operativo Institucional
(POI), Presupuesto Institucional de Apertura (PIA), Presupuesto Institucional Modificado (PIM), Plan Anual de
Contrataciones (PAC), Cuadro de Necesidades, requerimiento, estudio de mercado, valor referencial, bases
administrativas, etc.
[5] La convocatoria se encuentra regulada en los artículos 20° y 33° del RLCE, en tal sentido la convocatoria, conforme
a lo prescrito en los citados dispositivos, es la etapa que da inicio a la segunda fase del proceso de contratación, tiene
por finalidad difundir la necesidad de contratación de le Entidad para que llegue a la mayor cantidad de proveedores
del Estado a través del portal web SEACE, y estos puedan participar en el procedimiento de selección, con lo que se le
dará mejores opciones a la entidad para elegir la mejor propuesta.
[6] Los proveedores del estado son aquellos empresarios que de manera libre y voluntaria pretenden contratar con el
Estado, los cuales deben inscribirse en un registro denominado Registro Nacional de Proveedores (RNP).
[7] Es necesario señalar que a los proveedores del Estado que participan en un determinado procedimiento de
selección se les denomina “participantes”, y luego cuando hacen entrega de su propuesta técnica y económica se les
denomina “postores”, luego, cuando se adjudican un procedimiento de selección, es decir cuando ganan la buena pro,
se les denomina postor ganador, hasta el perfeccionamiento del contrato, pues luego de ello se les denomina
“contratistas.”
[8] Respecto de los bienes y servicios, el contrato concluye con la entrega de la conformidad y pago total del contrato,
y para la ejecución de obras, concluye con la aprobación final de la liquidación de obra, con el respectivo pago del
saldo a favor de alguna de las partes, de ser el caso.
[9] Una contratación sobrevalorada es aquella por la que la Entidad va a pagar un precio excesivo que no corresponde
al precio real con el que se oferta en el mercado comercial. Ejemplo: Si una Entidad requiere implementar a su área de
limpieza pública, y lanza un concurso público requiriendo 500 escobas a un valor referencias de “/. 50.00 soles cada
escoba, y de un estudio de mercado simple se llega a corroborar que el precio habitual de las escobas es de S/. 20.00
soles, estamos ante un pago en exceso que no tiene fundamento, es decir una contratación sobrevalorada.
[10] La Ley de Contrataciones del Estado establece lo siguiente en su artículo Artículo 18. Valor Referencial:
18.1 El órgano encargado de las contrataciones en cada Entidad determina el Valor Referencial para efectos del
proceso de contratación con el fin de establecer el tipo de procedimiento de selección correspondiente y gestionar la
asignación de los recursos presupuestales necesarios.
18.2 En el caso de bienes y servicios, el Valor Referencial se establece en virtud de un estudio de mercado, con el fin de
determinar el tipo de procedimiento de selección correspondiente y gestionar la asignación de los recursos
presupuestales necesarios.
18.3 En el caso de consultoría de obras, la Entidad establece los detalles de la estructura del Valor Referencial y el
monto respectivo, pudiendo efectuar estudios de mercado para confirmar el monto establecido.
18.4 En caso de ejecución de obras, el valor referencial se establece en el expediente técnico o estudio definitivo de la
obra.
18.5 Se debe considerar una pluralidad de potenciales postores en función del requerimiento, los factores de
evaluación y demás condiciones de los documentos del procedimiento de selección, de conformidad con lo que se
establece en el reglamento.
18.6 No corresponde establecer valor referencial en los procedimientos que tengan por objeto implementar o mantener
Catálogos Electrónicos de Acuerdo Marco.
[11] El Comité Especial es el órgano colegiado, autónomo nombrado mediante acto administrativo por el Titular de la
Entidad, dicho colegiado se encarga de elaborar las bases administrativas, absolver las consultas y/o observaciones,
realizar la evaluación y calificación de las propuestas de los diversos postores, asimismo se encargan de elegir al
postor ganador y adjudicarle la buena pro de un procedimiento de selección.
DOCTRINA JURISPRUDENCIAL | AUTO DE NO HA LUGAR A INICIAR INSTRUCCIÓN
TIENE CALIDAD DE COSA JUZGADA [CASACIÓN 326-2011, CUSCO]
Doctrina jurisprudencial: Tercero.- El objeto de análisis para esta Sala Suprema es la determinación del efecto que
tiene un auto de no ha lugar al inicio de la instrucción. Si se trata de una cosa juzgada, o si por el contrario se trata de
una cosa decidida. […]
B. El efecto del auto de no ha lugar a iniciar instrucción
1. El auto de no ha lugar al inicio de la instrucción es la decisión del órgano jurisdiccional de no iniciar un proceso
penal en contra del imputado. El mismo se emite cuando no se presenta alguno de los cuatro requisitos para
determinar si procede o no iniciar un proceso penal.
2. Existe una duda válida, que tiene trascendentales efectos prácticos, en torno a los efectos que tiene este auto. Vale
decir, si se trata de una cosa juzgada o si es una cosa decidida. Al respecto, existen dos posturas que sintetizan el
estado actual.
Una primera postura considera que se trata de una cosa juzgada, pues -partiendo desde una óptica formal antes que
sustantiva- la emisión de este auto es realizada a través de un pronunciamiento jurisdiccional. El etecto principal de
optar por esta postura es que la acción penal no pueda ser ejercida nuevamente, en ningún ¡supuesto, en contra del
denunciado por los hechos expresados en el auto de no ha lugar.
Una segunda postura -que privilegia más un análisis sustantivo que formal- considera que el auto es una cosa
decidida. Esta postura reconoce que el pronunciamiento es emitido por un Magistrado, pero el fondo del
pronunciamiento no implica la realización de actividad jurisdiccional alguna. Para esta postura sólo la sentencia, en la
medida que se ha realizado un análisis probatorio, tiene efectos de cosa juzgada. Coherentemente con este
planteamiento, el Ministerio Público podría presentar una nueva denuncia por los mismos hechos, claro está cuando
tuviera medios probatorios distintos o una nueva calificación jurídica.
3. Desde nuestra perspectiva la solución al problema se haya en el tipo de acto que realiza el Juez penal al momento
de emitir el auto de no ha lugar, el cual determinó la adopción de la denegación del proceso. Al momento de emitir
este auto el Juez valora básicamente dos puntos: la existencia de indicios suficientes que acrediten la existencia de
un hecho delictivo; y, la juridicidad de los hechos imputados, tanto en el extremo referido a la calificación jurídica del
hecho como a la existencia de alguna causal de extinción de la acción penal.
Si la actividad realizada por el Magistrado es referida a la calificación jurídica del hecho imputado, entonces resulta
evidente que el realiza una actividad estrictamente jurisdiccional: la determinación de la ¡licitud o licitud de un hecho.
Por ello, en este supuesto, el auto referido tiene los efectos de una cosa juzgada.
En el caso de que la valoración incida en los actos de investigación realizados, entonces este acto procesal tendrá el
efecto de cosa decidida. Ello implicará que el Ministerio Público, en caso encontrara pruebas nuevas acerca de la
comisión del ilícito, las mismas que evidentemente no podían ser conocidas al momento de la formulación de la
denuncia, puede presentar una nueva denuncia sobre la persona. […]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA PENAL PERMANENTE
SENTENCIA DE CASACIÓN
CASACIÓN N° 326-2011, CUSCO
Lima, veintiocho de mayo de dos mil trece-
VISTOS; en audiencia pública; el recurso de casación por la causal para el desarrollo de la doctrina jurisprudencial, y
por tanto manifiesta ¡loqicidad de la motivación cuando el vicio resulte de su propio tenor interpuesto por la señora
Fiscal Superior, obrante a fojas ciento dieciséis; y, el recurso de casación por la causal para el desarrollo de la doctrina
jurisprudencial, interpuesto por la apoderada del Seguro Social de Salud (Essalud), obrante a fojas ciento
setenticuatro, ambas contra el auto de vista del cinco de setiembre de dos mil once, obrante a fojas ciento sesenta, del
cuaderno de excepción de cosa juzgada, que revocando el auto de primera instancia, del veintidós de junio de dos mil
once, obrante a fojas noventisiete, declaró fundada la excepción de cosa juzgada planteada por la defensa técnica del
recurrente Franklin Sandro proceso seguido en su contra por el presunto delito en agravio del Estado; y ordenó el
archivo definitivo de la causa.
Intervino como ponente el señor Juez Supremo Pariona Pastrana.
FUNDAMENTO DE HECHO
Del itineria de la causa en primera instancia.
Primero: El encausado Franklin Sandro García Vara fue denunciado formalmente el veintiuno de setiembre de dos
mil nueve -fojas ciento treintidós-; luego, mediante auto del veintiuno de junio de dos mil diez, expedido por el
Juzgado Penal Transitorio Liquidador de La Convención, se declaró no ha lugar a la apertura de instrucción en su
contra como presunto autor del delito contra la fe pública, en su modalidad de falsificación de documentos en
general, sub tipo falsificación y uso de documentos públicos, en agravio del Estado representado por la Dirección
Regional de Educación del Cusco -Dirección Sectorial de Gobierno Regional del Cusco-, ilícito sancionado y previsto
en el primer y segundo párrafo del artículo cuatrocientos veinte y siete del Código Penal.
SEGUNDO. Como fluye de la formalización de denuncia y auto de no ha lugar a la apertura de instrucción, se
atribuyó al encausado Franklin Sandro García Vara, que el veintisiete de junio de dos mil ocho, en su condición de
profesor de primaria de la UGEL Cusco, con cargo de Sub Director de Administración, provisionalmente, en la UGEL
de La convención, solicita ante la UGEL, licencia por salud con goce de haber, por el tiempo de un mes y dos días,
desde el veintitrés de junio al veinticinco de julio de dos mil ocho, presentado para ello una copia fedateada del
certificado de incapacidad temporal para el trabajo, suscrito por el médico cirujano Daniel Arce Castelo de Essalud-
Calca.
Ante ello y frente a las normas administrativas pertinentes, la UGEL de la Convención, remitió dicha solicitud a la
Oficina de Promoción Humana de la Dirección Regional de Educación del Cusco, donde a su vez solicitó un informe
de la UGEL de Calca, obteniendo la respuesta mediante la carta número diecisiete guión DCM guión OCP guión
GRAC guión ESSALUD guión dos mil ocho, del ocho de enero de dos mil nueve, mediante la cual la médico cirujano
Fanny Figueroa Delgado, informa a la DREC, que el médico que suscribe el certificado de incapacidad temporal de
trabajo, presentado por el denunciado, en dicha fecha no había laborado, por lo que no fue posible que dicho
documento fuera expedido por dicho galeno, quien solo atendió en el Centro de Salud de Calca entre los meses de
diciembre de dos mil siete y enero de dos mil ocho, por tanto dicho médico no tenía facultad de haber emitido dicho
certificado médico.
Se señala que de las investigaciones realizadas por la parte denunciante , se ha llegado a concluir que dicho certificado
médico, si habría existido a nombre del denunciado; empero, solo por cinco días en el mes de diciembre de dos mil
siete, documento que habría sido adulterado por el denunciado, en el cual habría cambiado fechas y los días de
incapacidad, para luego utilizarlo ante la UGEL- Calca, consiguiendo que se le otorgue licencia por salud con haberes,
causando un perjuicio económico a la entidad pública, cuando realmente éste no habría estado enfermo y no merecía
que se le conceda licencia por salud.
TERCERO. Que, el proceso se inició con arreglo a la normatividad del Código de Procedimientos Penales, a mérito de
lo cual el Juzgado Penal Transitorio de La Convención, emitió el auto de no ha lugar a la apertura de instrucción del
veintiuno de junio de dos mil diez, obrante a fojas ciento cincuenta, que fue apelado y declarado improcedente por
extemporáneo, conforme se aprecia a fojas ciento sesentitrés, siendo luego declarado consentido dicho auto mediante
resolución del veintisiete de enero de dos mil once, obrante a fojas ciento sesenticinco.
Paralelamente, a ello, se aperturó una investigación fiscal preliminar contra el encausado García Vara, recayendo la
resolución fiscal del dos de agosto de dos mil diez, obrante a fojas setentiséis, que declaró que no procede formalizar
la investigación contra Franklin Sandro García Vara, por delito contra la fe pública, en su modalidad de falsificación
de documentos en general, sub tipo falsificación de documentos y uso de documento falso, en agravio del Estado,
representado por la Dirección Regional de Educación y José Daniel Arce Castelo y se ordenó el archivo definitivo de
lo actuado.
CUARTO. Ante dicha desestimación de investigación fiscal, el señor Fiscal Superior del Cusco mediante resolución
del veinte de agosto de dos mil diez, obrante a fojas noventisiete, declaró fundado el requerimiento de elevación
interpuesto por Alejandrina Estrada Zuñiga, representante legal de la Dirección Regional de Educación, contra la
disposición que declaró procedencia de formalización y continuación de la investigación oratoria; revocando en todos
sus extremos la disposición impugnada, ordenando que se proceda a dictar la disposición de continuación y
formalización de investigación preparatoria.
Tramitada la investigación fiscal conforme a su naturaleza corresponde, mediante resolución del quince de diciembre
de dos mil diez, obrante a fojas doscientos veintitrés, se amplía la formalización y continuación de la investigación
preparatoria contra Franklin Sandro García Vara por la presunta comisión del delito contra la fe pública, en su
modalidad de falsificación de documentos en general, sub tipo falsificación y uso de documento público falso, en
agravio del Estado, representado por ESSALUD, Fanny Figueroa Delgado y José Daniel Arce Castelo. Luego mediante
disposición del cuatro de febrero de dos mil once, obrante a fojas doscientos sesenticinco, se dispone ampliar el
término de la investigación preparatoria por el plazo de sesenta días. Finalmente, mediante disposición del diecisiete
de junio de dos mil once, se dispone la conclusión de la investigación preparatoria, disponiéndose que conforme la su
estado se formule el correspondiente requerimiento fiscal.
QUINTO. Hallándose la investigación preparatoria con disposición de requerimiento fiscal de acusar o no, el
encausado García Vara formula la excepción de cosa juzgada, arguyendo, fundamentalmente, que se le viene
investigando supuestamente por haber falsificado un certificado médico de incapacidad temporal de trabajo -CITT
N°A-118-00000133-8-, de fecha veintitrés de junio de dos mil ocho, y sin que signifique el reconocimiento de tal hecho,
formula la excepción citada, en razón que ya fue investigado sobre el mismo hecho por el Juzgado Transitorio de la
Provincia de La Convención.
El Cuarto Juzgado de Investigación Preparatoria de Cusco, declaró improcedente la excepción de cosa juzgada,
deducida por el investigado Franklin García Vara, en la investigación que se le sigue por la presunta concisión del
delito contra la fe pública, en su modalidad de falsificación de documentos, en agravio del Estado, representado por
Essalud y otros, debiendo de proseguir el presente proceso según corresponde -ver cuademo de cosa juzgada-.
Contra el referido auto el investigado citado formuló recurso de apelación, conforme es de verse del acta del veintidós
de junio de dos mil once, obrante a fojas noventisiete. Este recurso fue concedido en el mismo acto al haber
fundamentado los agravios.
II. Del trámite recursal en segunda instancia.
SEXTO. La Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia del usco por resolución del doce de agosto de
dos mil once, obrante a fojas ciento treinticinco, señaló fecha y hora para la audiencia de apelación, la que se concretó
conforme al acta del cinco de setiembre de dos mil once, obrante a fojas ciento sesenta, con la presencia de la señora
Fiscal Superior y la abogada de la parte agraviada, oportunidad en la que se dictó el auto de vista del cinco de
setiembre de dos mil once, obrante a fojas ciento sesenta, que revocó el auto venido en grado; y reformándola:
declararon fundada la excepción de cosa juzgada planteada por la tensa técnica del procesado Franklin Sandro García
Vara en el proceso e se le sigue por el presunto delito contra la fe pública, en agravio del Estado; disponiéndose el
archivo definitivo del proceso.
III. Del trámite del recurso de casación interpuesto por la Fiscalía Superior.
SEPTIMO. Leída la sentencia de vista, la señora Fiscal Superior interpuso recurso de casación mediante escrito que
corre a fojas ciento sesentiséis, introduciendo cuatro motivos de casación: a) para el desarrollo de la doctrina
jurisprudencial -inciso cuatro del artículo cuatrocientos veintisiete del Código Procesal Penal-; b) inobservancia de
preceptos constitucionales -inciso uno del artículo cuatrocientos veintinueve del Código Procesal Penal-; c)
inobservancia de las normas legales de carácter procesal sancionadas con la nulidad -inciso dos del artículo
cuatrocientos veintinueve del Código Procesal Penal-; y d) falta motivación de la sentencia -inciso cuatro del artículo
cuatrocientos veintinueve del citado Cuerpo Legal-.
IV.-Del trámite del recurso de casación interpuesto por la Parte agraviada.
OCTAVO. La parte agraviada constituida por ESSALUD, debidamente representada por su apoderada judicial Julia
Alejandrina Soria de Febres, interpuso recurso de casación mediante escrito de fojas ciento setentisiete, por la causal
de desarrollo de doctrina jurisprudencial – inciso cuatro del artículo cuatrocientos veintisiete del Código Procesal
Penal-.
Concedido los recursos por auto del veintidós de setiembre de dos mil once, obrante a fojas ciento ochentiséis, se
elevó a este Supremo Tribunal, para los fines correspondientes.
Sin embargo, habiéndose señalado fecha y hora para la realización de la audiencia de casación -con citación de los
sujetos procesales-, éste se llevó a cabo sólo con la asistencia del representante del Ministerio Público, puesto que no
concurrió la parte agraviada, deviniendo en inadmisible su recurso de casación, en aplicación del inciso dos del
artículo cuatrocientos treinta y uno del Código Procesal Penal. Que, en el presente caso se advierte que el recurso de
casación se interpuso en ejercicio del derecho de defensa, por lo que en aplicación del inciso tercero del artículo
cuatrocientos noventa y siete del acotado Código, debe eximirse del pago de costas.
NOVENO. Cumplido el trámite de traslado a las partes respectivas, esta Suprema Sala mediante Ejecutoria del once
de enero de dos mil doce, obrante a fojas veintisiete, del cuaderno de casación, en uso de sus facultades, declaró bien
concedido el recurso por los motivos previstos en el inciso cuatro del artículo cuatrocientos veintisiete del Código
Procesal Penal e inciso cuatro del artículo cuatrocientos veintinueve del citado Código, señalando en los
considerandos quinto y sexto, que: i) a nivel de desarrollo de la doctrina jurisprudencial se debe dilucidar si el auto de
no ha lugar de abrir instrucción pone fin o no al proceso, y si en consecuencia, ante una nueva apertura de instrucción
por los mismos hechos, objeto y sujeto, se afecta el principio ne bis in ídem, debiéndose uniformizar los criterios y
alcances respecto de los diversos pronunciamientos que existen al respecto y se fije una línea jurisprudencial; ii) La
causal de falta de motivación, merece un tratamiento independiente, atendiendo a los hechos que han sido tratados en
la fundamentación parcial por la Sala de Apelaciones de la resolución de vista.
DÉCIMO. Deliberada la causa en secreto y votada en el día de la fecha, esta Suprema Sala cumplió con pronunciar la
presente sentencia de casación, cuya lectura en audiencia pública -con las partes que asistan- realizará por la
Secretaria de la Sala el día de once de junio de dos mil trece a la ocho y treinta de la mañana.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
I.- Del ámbito de la casación.
PRIMERO. Conforme ha sido establecido en la Ejecutoria Suprema de fojas veintisiete, del once de enero de dos mil
doce, los dos motivos de casación admitidos son: para el desarrollo de la doctrina jurisprudencial y la falta de
motivación, específicamente referidos a la resolución de segunda instancia la cual no se pronunció por otros hechos en
los que abría intervenido el imputado en el año dos mil diez. Sobre el particular la señora Fiscal Superior, en su
recurso formalizado, obrante a fojas ciento sesentiséis, señala lo siguiente: i) el auto de vista que declaró fundada la
excepción de cosa juzgada en el presente proceso se ha fundado en que el auto de no ha lugar de apertura de
instrucción constituye una resolución con autoridad de cosa juzgada, que produce los efectos del ¡pió ne bis in ídem;
auto que además omitió pronunciarse que los hechos que se investigaron en el primer proceso son totalmente
distintos a investigados en el presente proceso, con lo cual se habría afectado el principio a una debida motivación; ii)
en el presente proceso no se presenta identidad de objeto, puesto que se trata de hechos cometidos en tiempo y lugar
distintos; ii¡) el auto de no apertura de instrucción no puede ser considerado como una resolución que ponga fin al
proceso penal, por no tener autoridad de cosa juzgada por no equipararse a una to que ponga fin al proceso; ¡v) se
deberá emitir pronunciamiento a efectos de orientar en lo sucesivo si dicho auto presenta o no la autoridad de cosa
juzgada, por cuanto a nivel doctrinal como jurisprudencial, existen posiciones encontradas; v) La Sala de Apelaciones
sólo se pronunció respecto a los alcances del certificado de incapacidad temporal por treintidós días presentado por el
investigado, pero no explicó el motivo de que la presentación de otros documentos falsos para demostrar la validez
del citado certificado, constituyen o no los mismos hechos investigados en uno y otro proceso.
II.- Del pronunciamiento de la Sala de Apelación.
SEGUNDO. El auto de vista impugnado en casación, que revocó la resolución de primera instancia, obrante a fojas
ciento sesenta, precisa que:
A) El principio ne bis in ídem ha sido materia de desarrollo constitucional, entre otros, en el expediente número cinco
mil ciento treintitrés guión dos mil nueve guión PHC oblicua TC, aquí el Tribunal Constitucional al referirse
concretamente al auto de no ha lugar a la apertura de instrucción se pronuncio en el siguiente sentido: “sí después de
haberse declarado no ha ar a la apertura de instrucción se pretende volver abrir instrucción contra la misma persona y
por los mismos hechos, esta última resolución atenta con el principio ne bis in idem“.
B) Que, en el caso de autos, se tiene que el recurrente fue denunciado por el presunto delito contra la fe pública, en su
modalidad de falsificación de documentos, en agravio del Estado, representado por la Dirección Regional de
Educación, por haber presentado un certificado de capacidad temporal para el Trabajo a fin de obtener licencia por
salud con goce de haber entre los meses de junio y julio de dos mil siete. El médico que suscribió dicho documento, no
habría estado laborando en la fecha que se consigna en el documento. Las investigaciones administrativas realizadas
concluyeron que el certificado, si bien existe, fue adulterado en la fecha porque habría sido expedido en el mes de
diciembre de dos mil siete y sólo por cinco días.
c) En este contexto, el veintiuno de junio de dos mil diez, el Juzgado Penal Transitorio de La Convención resolvió
declarar no ha lugar a la apertura de instrucción. Esta resolución fue apelada extemporáneamente por el Renunciante
y por tanto quedó consentida.
D) Posteriormente se ha vuelto a denunciar y abrir instrucción al imputado Franklin Sandro García Vara por los
mismos hechos, esto es, haber falsificado un documento para gozar de una licencia por salud con goce de haber, tan es
así que en el escrito de la representante de Essalud sólo se hace referencia al hecho de que la resolución del auto de no
ha lugar no puede generar autoridad de cosa juzgada, sin alegar que los hechos serían los mismos.
E) Que, además, indicó el Colegiado Superior, que tal como se ha pronunciado el Tribunal Constitucional en el
expediente número cinco mil ciento treintitrés guión dos mil nueve guión PHC oblicua TC , el principio ne bis ¡n ídem
en su vertiente procesal comporta que nadie puede ser juzgado dos veces por los mismos hechos, es decir que un
mismo hecho no puede ser objeto de dos procesos distintos o, si se quiere que se inicien dos cesos con el mismo objeto.
Con ello se impide por un lado la dualidad e procedimientos, así como el inicio de un nuevo proceso cuando concurra
la referida triple identidad entre ambos procesos. Agrega el tribunal que una resolución que no constituye sentencia
definitiva pero que ha puesto fin al proceso penal se encuentra también garantizada por el principio ne bis in ídem. En
el presente caso se tiene que hay identidad de persona, objeto y causa, porque al mismo imputado se le denunció
anteriormente por los mismos hechos y, por la misma causa dado que el bien jurídico que habría afectado, es también
la fe pública.
III. Del motivo casacional. Para el desarrollo de la doctrina jurisprudencial.
TERCERO. El objeto de análisis para esta Sala Suprema es la determinación del efecto que tiene un auto de no ha
lugar al inicio de la instrucción. Si se trata de una cosa juzgada, o si por el contrario se trata de una cosa decidida.
A. Sobre la decisión de iniciar el proceso penal
1. El artículo setenta y siete del Código de Procedimientos Penales establece el deber del Juez penal de Calificar la
denuncia realizada por el Ministerio Público. Tal como se aprecia:
“Recibida la denuncia y sus recaudos, el Juez Especializado en lo Penal sólo abrirá instrucción si considera que de tales
instrumentos aparecen indicios suficientes o elementos de juicio reveladores de la existencia de un delito, que se ha individualizado
a su presunto autor o partícipe, que la acción penal no ha prescrito o no concurra otra causa de extinción de la acción penal. El
auto será motivado y contendrá en forma precisa los hechos denunciados, los elementos de pruebo en que se funda la imputación,
la calificación de modo específico del delito o los delitos que se atribuyen al denunciado, la motivación de las medidas cautelares de
carácter personal o real, la orden al procesado de concurrir a prestar su instructiva y las diligencias que deben practicarse en la
instrucción.”
2. Puede apreciarse que existen cuatro requisitos para determinar si procede o no el inicio de la instrucción: A. La
existencia de elementos reveladores de la comisión del delito, el delito materia de proceso penal no puede ser uno que
el órgano jurisdiccional decida, sino que será aquel sobre el cual el Ministerio Público haya formulado la denuncia; B.
La individualización del autor o partícipe; C. La acción penal no ha de haber prescrito; y D. No deben concurrir causas
de extinción de la acción penal distintas a la prescripción.
3. Adicionalmente a estos requisitos existen otros puntos adicionales que el Juez deberá seguir, para que no se vea
afectado el derecho a la defensa del imputado. A. El primero es el deber de expresar los hechos denunciados, dado
que los mismos serán los hechos que fijen la instrucción durante el proceso penal. B. El segundo, es el deber de señalar
cuales son los elementos de prueba (estrictamente actos de investigación en la mayoría de casos) que sustentan la
posible existencia de los hechos denunciados. C. El tercero es la calificación jurídica de los hechos denunciados, la
misma que no se ha de limitar a la mera enunciación del delito a investigar, sino que implica el deber de expresar “el
modo específico del delito o los delitos que se imputan al procesado”. Por esta expresión se ha de entender el señalar
la modalidad delictiva específica que se esté imputando al procesado. Es el caso del delito de homicidio agravado, el
cual tiene dentro de sí distintas modalidades. Una correcta calificación jurídica será aquella que exprese cuál de todas
ellas es la aplicable al caso concreto. D. El cuarto es la motivación de las medidas cautelares de carácter real o personal
que se hayan de atribuir al procesado. Al respecto, a diferencia de lo que sucede en el Código Procesal Penal de dos
mil cuatro, no será necesario contar con una solicitud de medida cautelar, sino que el Juez de oficio podrá señalar si
decide o no imponer una medida cautelar. E. El quinto es el deber de señalar una fecha para la declaración instructiva
del procesado. F. Finalmente, se establecerán las diligencias que deberán practicarse en la instrucción. Sobre este
punto, dado que en el anterior sistema procesal (sistemo mixto), la instrucción es esencialmente de carácter
inquisitivo, el Juez puede -de oficio- señalar cuáles serán los actos de investigación a realizar.
B. El efecto del auto de no ha lugar a iniciar instrucción
1. El auto de no ha lugar al inicio de la instrucción es la decisión del órgano jurisdiccional de no iniciar un proceso
penal en contra del imputado. El mismo se emite cuando no se presenta alguno de los n cuatro requisitos para
determinar si procede o no iniciar un proceso penal.
2. Existe una duda válida, que tiene trascendentales efectos prácticos, en torno a los efectos que tiene este auto. Vale
decir, si se trata de una cosa juzgada o si es una cosa decidida. Al respecto, existen dos posturas que sintetizan el
estado actual.
Una primera postura considera que se trata de una cosa juzgada, pues -partiendo desde una óptica formal antes que
sustantiva- la emisión de este auto es realizada a través de un pronunciamiento jurisdiccional. El etecto principal de
optar por esta postura es que la acción penal no pueda ser ejercida nuevamente, en ningún ¡supuesto, en contra del
denunciado por los hechos expresados en el auto de no ha lugar.
Una segunda postura -que privilegia más un análisis sustantivo que formal- considera que el auto es una cosa
decidida. Esta postura reconoce que el pronunciamiento es emitido por un Magistrado, pero el fondo del
pronunciamiento no implica la realización de actividad jurisdiccional alguna. Para esta postura sólo la sentencia, en la
medida que se ha realizado un análisis probatorio, tiene efectos de cosa juzgada. Coherentemente con este
planteamiento, el Ministerio Público podría presentar una nueva denuncia por los mismos hechos, claro está cuando
tuviera medios probatorios distintos o una nueva calificación jurídica.
3. Desde nuestra perspectiva la solución al problema se haya en el tipo de acto que realiza el Juez penal al momento
de emitir el auto de no ha lugar, el cual determinó la adopción de la denegación del proceso. Al momento de emitir
este auto el Juez valora básicamente dos puntos: la existencia de indicios suficientes que acrediten la existencia de
un hecho delictivo; y, la juridicidad de los hechos imputados, tanto en el extremo referido a la calificación jurídica del
hecho como a la existencia de alguna causal de extinción de la acción penal.
Si la actividad realizada por el Magistrado es referida a la calificación jurídica del hecho imputado, entonces resulta
evidente que el realiza una actividad estrictamente jurisdiccional: la determinación de la ¡licitud o licitud de un hecho.
Por ello, en este supuesto, el auto referido tiene los efectos de una cosa juzgada.
En el caso de que la valoración incida en los actos de investigación realizados, entonces este acto procesal tendrá el
efecto de cosa decidida. Ello implicará que el Ministerio Público, en caso encontrara pruebas nuevas acerca de la
comisión del ilícito, las mismas que evidentemente no podían ser conocidas al momento de la formulación de la
denuncia, puede presentar una nueva denuncia sobre la persona.
4. Nuestra interpretación se ampara en el criterio señalado por el Tribunal Constitucional. En un primer momento el
Supremo intérprete de la constitución afirmó “que el auto de no ho lugar de apertura de instrucción es un simple auto
que se ha emitido sin haber existido un proceso penal”1; es decir, rechazó la posibilidad que el auto precitado sea
parte integrante del contenido esencial de la cosa juzgada, sustentándose en que la prohibición de ser sometido a un
nuevo juicio por los mismos hechos requiere la existencia de una previa sentencia firme, en la que se haya absuelto al
inculpado, por lo que dicho auto es un simple auto emitido sin existir proceso penal.
En igual sentido en el expediente número tres mil setecientos ochentinueve guión dos mil cinco guión PHC oblicua
TC (Caso: Javier León Eyzaguirre), señaló que: “(…) se colige que no se instauró proceso penal contra el beneficiario, y
que éste no fue juzgado en un proceso penal anterior, que nunca se dictó sentencia contra él y por ende no existe
sentencia firme dictada en su contra (…) al no encontrarse entre las instituciones que por mandato de la norma
suprema producen efectos de cosa juzgada, la pretensión del actor radica en que este Tribunal le asigne al auto de no
ha lugar a la apertura de instrucción, carácter de cosa juzgada, calidad de la que no goza la resolución judicial
mencionada, toda vez que las situaciones jurídicas allí declaradas carecen de la firmeza e intangibilidad que
caracteriza al principio de inmutabilidad, el cual es atributo esencial de la cosa juzgada” (fundamento jurídico
décimo).
Esta postura asumida varió el año dos mil ocho, cuando el Tribunal Constitucional -en la sentencia número dos mil
setecientos veinticinco guión dos mil ocho guión PHC oblicua TC, consideró que: “…si bien el Tribunal Constitucional
ha señalado en precedente sentencia (Cf.EXO.N° 608l-2005-PHC/TC. FJ.7.Caso Alonso Leonardo Esquivel Cornejo),
que “una resolución emitida por el Ministerio Público en la que se establece no hay mérito para formalizar denuncia no
constituye cosa juzgada, por lo que la presente sentencia no impide que la demandante no pueda ser posteriormente investigado, y,
ser el caso, denunciado penalmente por los mismos hechos”. No obstante esta interpretación, el Tribunal Constitucional en la
sentencia antes citada ha establecido que: “dicho criterio merece una excepcional inaplicación cuando los motivos de la declaración
de “no ha lugar a formular denuncia penal” por parte del fiscal se refiere a que el hecho no constituye delito, es decir, carece de
ilicitud penal” (fundamento jurídico quince). Concluye, el Tribunal Constitucional, estableciendo: “Distinto sería el caso, si el
motivo del archivamiento fiscal de una denuncia, se decidiese por déficit o falta de elementos de prueba, por cuanto, la existencia de
nuevos elementos probatorios, no conocidos con anterioridad por el Ministerio Público, permitiría al titular de la acción penal
reabrir la investigación preliminar, siempre que los mismos revelen la necesidad de una investigación del hecho punible y el hecho
no haya prescrito”.
El anterior pronunciamiento nos lleva a la conclusión de que si el archivo de una denuncia puede tener, en caso de
que la razón del archivo sea la valoración de la juridicidad penal, el efecto de cosa juzgada. Entonces el auto de
apertura de instrucción, con mucha /mayor razón por ser emitido por un Juez penal, puede tener los efectos de cosa
juzgada en el mismo supuesto: la denegación se base en la valoración de la juridicidad penal.
C. ANÁLISIS DEL CASO EN CONCRETO
1. En el presente caso, el auto de no ha lugar a iniciar instrucción fue emitido por el magistrado en razón que
consideró que la conducta realizada por el imputado era atípica. Ello en la medida en que al no haberse otorgado la
licencia al procesado, no se causó perjuicio alguno al Estado.
2. En este caso la excepción de cosa juzgada se tramitó bajo las normas del Código Procesal Penal de dos mil cuatro,
solicitándose que sea fundado porque existe un pronunciamiento previo -bajo las reglas del Código de
Procedimientos Penales- que tiene el valor de cosa juzgada: el auto de no ha lugar.
3. En este nuevo modelo procesal penal no existe el auto de no ha lugar a iniciar instrucción; sin embargo, tiene un
equivalente funcional el cual es la decisión del Ministerio Público de no formalizar la investigación preparatoria. Al
respecto, es preciso hacer mención al artículo trescientos treinta y cinco del mencionado cuerpo normativo, que
señala: “1.La disposición de archivo prevista en el primer y último numeral del artículo anterior, impide que otro Fiscal pueda
promover u ordenar que el inferior jerárquico promueva una Investigación Preparatoria por los mismos hechos. 2. Se exceptúa esta
regla, si se aportan nuevos elementos de convicción, en cuyo caso deberá reexaminar los actuados el Fiscal que previno. En el
supuesto que se demuestre que la denuncia anterior no fue debidamente investigada, el Fiscal Superior que previno designará a
otro Fiscal Provincial.”
4. Tal como podemos observar, la regla que antes fijamos para determinar los efectos del auto de no ha lugar a iniciar
instrucción, es la misma que se ha adoptado en el nuevo sistema procesal penal para el caso de la disposición de no
formalizar la investigación preparatoria. A saber, si el pronunciamiento del Ministerio Público se refiere a la
juridicidad de los hechos, entonces no será posible el pronunciamiento sobre los mismos hechos, por lo que tiene los
efectos de cosa juzgada; si el pronunciamiento es denegatorio por razones de índole probatoria, entonces tendrá los
efectos de cosa decidida.
5. La excepción de cosa juzgada en el Código Procesal Penal de dos mil cuatro, no abarcará sólo a resoluciones que
tengan tal efecto, y que hayan sido emitidas en el marco de la vigencia de este cuerpo normativo. También habrá de
abarcar a aquellas resoluciones que fueron emitidas bajo el amparo del Código de Procedimientos Penales, y que
tuvieran el efecto de cosa juzgada, como es el claro caso del auto de no ha lugar a iniciar instrucción motivado en la
juridicidad de los hechos.
6. Sobre la base de las consideraciones precedentes, concluimos que el auto de no ha lugar a iniciar instrucción al
denunciado tiene los efectos de cosa juzgada. La razón radica en el tipo de valoración realizada en el caso concreto: un
análisis de la juridicidad penal (en este caso de tipicidad) del hecho denunciado.
IV.- Del motivo casacional. Falta de motivación del auto de no apertura de instrucción.
CUARTO. Que, este Supremo Tribunal ha dejado establecido en la setencia casatoria cero ocho guión dos mil siete
oblicua Huaura, del trece de febrero de dos mil ocho, que respecto a la garantía de motivación, el numeral cinco del
artículo ciento treinta y nueve de la Constitución Política del Estado establece como uno de los principios y derecho
de la función jurisdiccional a la motivación escrita de las resoluciones judiciales en todas las instancias, excepto los
decretos de mero trámite, con mención expresa de la ley aplicable y los fundamentos de hecho en que se sustentan;
norma que concuerda con el artículo doce del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial, en cuya
observancia se debe proceder a la fundamentación de las resoluciones correspondientes. Que, en ese sentido, las
decisiones jurisdiccionales que correspondan, deben ser adecuadamente fundamentadas mediante un razonamiento
jurídico que exprese el por qué de lo que se decide. (…) Una de las garantías establecidas por la ley, es el derecho de
obtener de los órganos jurisdiccionales una respuesta motivada, pero razonada y congruente respecto a las peticiones
que se formulen, en este caso, en materia penal. La exigencia de motivación como se tiene expuesto, se encuentra
regulada en el plano constitucional, el inciso cinco del artículo ciento treinta y nueve de la Constitución Política del
Estado, debiendo tenerse en consideración que la garantía procesal específica de motivación, integra a su vez la
garantía de la tutela jurisdiccional relacionada también con el debido proceso; de ahí que toda decisión jurisdiccional
debe estar fundamentada con logicidad, claridad y coherencia lo que permitirá entender el por qué de lo resuelto.
QUINTO. Que, en consecuencia, es de advertirse que el Colegiado Superior, fundamentó su decisión revocatoria
señalando por un lado, que el Auto de No Ha Lugar a la Apertura de Instrucción al poner fin a la investigación penal
se encuentra garantizada por el principio ne bis ¡n ídem, a cuyo efecto citó la Sentencia del Tribunal Constitucional
número cinco mil ciento treintitrés guión dos mil nueve guión PHC oblicua TC. Por otro lado, establece que en la
presente investigación, en relación con el objeto del proceso del auto citado, existe triple identidad, y la sustenta
señalando que: “…se ha vuelto a denunciar y abrir instrucción al imputado García Vara por los mismos hechos, esto
es, por haber falsificado un documento para gozar de una licencia temporal de Salud con goce de haber, tanto es así,
que en el escrito de la representante de Essalud que corre a fojas ciento setentinueve, solo se hace referencia al hecho
de que la resolución del auto de no ha lugar no puede generar autoridad de cosa juzgada, sin alegar que los \hechos
no sean los mismos…”. Agrega luego, “…en el presente proceso se tiene dque hay identidad de persona, de objeto y
de causa, porque al mismo imputado se le denunció anteriormente por los mismos hechos y, por la misma causa dado
que el bien jurídico que habría sido afectado, es también la fe pública…”. Al respecto, la propia Sala Penal de
Apelaciones, no obstante que reconoce la existencia del certificado médico fraguado, no compulsó el valor probatorio
de las contradicciones existentes en los informes médicos, obrante a fojas cincuentiocho, emitido por Fanny Figueroa
Delgado, Directora del Centro Médico Calca, presentado por el investigado, donde se indica que el certificado fue
emitido y elaborado por dicho Centro Médico, contrapuesto al obrante a fojas sesenta y cuatro, que señala que no fue
emitido ni elaborado por el Centro Médico de Essalud- Calca, tampoco se valoró el Informe del quince de diciembre
de dos mil nueve, obrante a fojas sesenta y ocho, que señala que del cotejo de ambos documentos se denota que el
“no” ha sido cambiado por el “si”; ni se compulsó el certificado médico del veinticinco de julio de dos mil ocho, su
supuestamente expedido por el médico José Daniel Arce Castelo, donde admite haber atendido al investigado García
Vara, contrapuesto a la carta de fojas sesenta y cuatro, donde la Directora del Centro Médico citado manifestó que
dicho certificado no pudo haber sido emitido por el mencionado galeno porque en la fecha de su expedición ya no
laboraba en dicho centro de salud. Es decir, no ha explicado las razones de la comparación extensiva de estos
documentos a hechos que objetiva y temporalmente se distingue del que fue objeto del auto de no ha lugar a la
apertura de instrucción -veintiuno de junio de dos mil ocho-, ni ha precisado si los hechos, consignados en la
ampliación de la Formalización y Continuación de la Investigación Preparatoria -quince de diciembre de dos mil diez-
, constituyen hechos distintos a los contenidos en el auto de apertura de instrucción citado. De lo anotado, es menester
señalar que su decisión no abarcó un juicio comparativo de identidad de hechos entre ambos procesos, ni se compulsó
el acervo probatorio reseñado para establecer la identidad de objeto del auto de no ha lugar a la apertura de
instrucción -el cual al no haber sido oportunamente recurrido, tiene definitivos efectos cancelatorios-, con los hechos
que investiga la Segunda Fiscalía Provincial Penal Corporativa del Cusco, en el cual se apertura investigación a nivel
de despacho fiscal contra el Franklin Sandro García Vara, por lo que este motivo casacional resulta atendible.
SEXTO. Que en consecuencia, de acuerdo a lo que se expone en forma precedente, se concluye que la Sala Superior
incurrió en la causal de manifiesta ilogicidad de la motivación, al no precisar que los hechos imputados referidos a la
presentación de documentación falsa adicional, consignados en la ampliación de la Disposición Fiscal de
Formalización y Continuación de la Investigación Preparartoria, del quince de diciembre de dos mil diez, constituyen
hechos distintos a los contenidos en el auto de no ha lugar a la apertura de instrucción del veintiuno junio de dos mil
ocho, apreciándose fundamento para el desarrollo de la doctrina jurisprudencial tal como se tiene señalado
precedentemente; por lo que dentro del marco de la ley se debe proceder al reenvió del proceso. Por estos
fundamentos:
DECISIÓN
I. DECLARARON: INADMISIBLE el recurso de casación interpuesto por la apoderada del Seguro Social de Salud
(Essalud) contra el auto de vista del cinco de setiembre de dos mil once, obrante a fojas ciento sesenta.
II. DECLARARON: FUNDADO el recurso de casación interpuesto por el Fiscal por desarrollo de doctrina
jurisprudencial; en consecuencia: ESTABLECIERON como doctrina jurisprudencial lo concerniente a las precisiones
y alcances que se detallan en el punto III, Del motivo casacional, para el desarrollo de doctrina jurisprudencial.
III. DECLARARON: FUNDADO el recurso de casación por la causal de manifiesta ilogicidad de la motivación de la
resolución recurrida, previsto en el inciso cuarto del artículo cuatrocientos veintinueve del Código procesal Penal
interpuesto por la señora Fiscal Superior de la Primera Fiscalía Superior Penal de Apelaciones de Cusco; en
consecuencia:CASARON el auto de vista del cinco de setiembre de dos mil once, obrante a fojas ciento sesenta, del
cuaderno de excepción de cosa juzgada, que revocó el auto de primera instancia del veintidós de junio de dos mil
once, obrante a fojas noventisiete, que declaró improcedente la excepción de cosa juzgada; reformándola: declaró
fundada la excepción de cosa juzgada planteada por la defensa técnica del recurrente Franklin Sandro García Vara,
en el proceso seguido en su contra por el presunto delito contra la fe pública, en agravio del Estado; y ordenó el
archivo definitivo de la causa;
IV. ORDENARON el reenvió del proceso, a fin de que la Sala Penal Superior correspondiente renueve el auto de
vista de fojas ciento sesenta, del cinco de setiembre de dos mil once, teniendo en cuenta los considerandos quinto y
sexto de la presente resolución y en la forma que prevé la ley.
V. DISPUSIERON que la presente sentencia casatoria se lea en audiencia pública por Secretaría de esta Suprema Sala
Penal; y acto seguido, se notifique a todas las partes apersonadas a la instancia, inclusive a las no recurrentes.
VI. MANDARON que cumplidos estos trámites se devuelva el proceso al órgano jurisdiccional de origen; y se
archive el cuaderno de casación en esta Corte Suprema. Intervienen los señores Jueces Supremos Príncipe Trujillo,
Neyra Flores y Rozas Escalante, por licencia de los señores Jueces Supremos Salas Arenas, Barrios Alvarado y Tello
Gilardi, respectivamente.
EL ESTADO ACTUAL DEL DELITO DE COLUSIÓN (CASACIÓN 661-2016, PIURA), POR
RAÚL MARTÍNEZ HUAMÁN
Compartimos con ustedes este análisis de Raúl Martínez Huamán contenido en el libro «Análisis y comentarios de las
principales sentencias casatorias en materia penal y procesal penal», que pueden descargar en formato PDF al final de
este post.
Sumilla: La Casación materia de análisis realiza un desarrollo sobre los elementos principales del delito de colusión,
desde el bien jurídico penalmente protegido, la diferencia entre colusión simple y agravada, la participación del
tercero interesado y la complicidad. Además, desarrolla la importancia de la pericia contable como requisito para
determinar la colusión agravada. Así, el presente trabajo trata de aportar un análisis crítico sobre los elementos del
delito de colusión indicados en la Casación, a fin de salvaguardar los posibles vacíos de impunidad que podrían
surgir.
1. Análisis y comentarios
1.1. Introducción
La corrupción pública, como fenómeno social [1], afecta gravemente las instituciones de un Estado constitucional de
derecho. La afectación no sólo se limita al normal desarrollo de las actividades de las instituciones, sino también a la
percepción que la ciudadanía[2] y los actores del mercado tienen sobre ellas, pues la corrupción genera una grave
desconfianza en las instituciones públicas[3], tan importante para un Estado. Al respecto, señala Mario Caciagli [4] que:
“La tolerancia con la corrupción genera o aumenta la desconfianza hacia el Estado de Derecho, impide la maduración
de una conciencia participativa y destruye cualquier percepción de los intereses colectivos”.
No debemos olvidar que la corrupción afecta de manera severa el desarrollo del país, que es un factor adverso para el
adecuado y satisfactorio avance de una sociedad. No importa el país donde se desarrolle, daña a todos por igual. Sus
efectos más dañinos son la erosión de los valores básicos de la sociedad, las expectativas de los ciudadanos, la
estabilidad de las instituciones estatales y el desarrollo económico [5].
Así, el contexto social en que actualmente vivimos y las cada vez mayores demandas al Estado de satisfacer las
necesidades básicas de sus ciudadanos (construcción de carreteras, inversión en la educación, salud, etc.) a través de
la administración pública, hacen que la sociedad exija al mismo un control más eficiente y una respuesta más enérgica
frente a los actos de corrupción que se desarrollan dentro de la administración; específicamente en el ámbito de los
procesos de contrataciones públicas, que es uno de los espacios más sensibles y donde mayor incidencia de
corrupción existe[6].
Ello se debe a que la contratación pública es uno de los ámbitos donde mayor presupuesto público se introduce, lo
que hace que los agentes corruptos focalicen sus actuaciones en esta. En ese sentido, se aprecia que la sociedad
reclame al sistema penal -incluyendo en el mismo sus mecanismos de prevención y represión- una actuación más
eficaz sobre los posibles actos desleales de los funcionarios o servidores públicos, en sus funciones vinculadas a
contrataciones de bienes o servicios (sean para o dados por el Estado) con terceros.
Así, el funcionario o servidor público ocupa un papel primordial dentro de la estructura del Estado, al tener que
realizar sus actividades acorde con las expectativas sociales que recaen sobre él. Sin embargo, y esto se está dando de
manera cada vez más intensa, existen ocasiones en que los funcionarios, abusando de las facultades concedidas, se
conciertan con los interesados en las contrataciones y celebran acuerdos desventajosos y dañinos para el Estado, que
son de tal magnitud que ponen en peligro la existencia misma de la institucionalidad y del rol del Estado.
En tal sentido, se afecta los principios por los cuales el Estado se rige en el marco de contrataciones de bienes o
servicios como son la transparencia, la promoción del desarrollo humano, la eficiencia, entre otros. Es por ello que el
legislador penal, consciente de la trascendencia de las contrataciones públicas en el Perú, ha tipificado como delito la
conducta del funcionario o servidor público que, interviniendo directa o indirectamente, por razón de su cargo, se
concierta con los interesados en cualquier etapa de las modalidades de adquisición o contratación pública de bienes,
obras o servicios, concesiones o cualquier operación a cargo del Estado, para defraudarlo.
Precisamente, tenemos que esta conducta se encuentra regulada en la legislación peruana en el art. 384° CP (colusión).
De lo mencionado en este apartado, podemos indicar que realizar un análisis del delito de colusión y de sus distintas
problemáticas, en la realidad peruana, resulta de por sí justificada, como lo hacen distintas casaciones emitidas por la
Corte Suprema de Justicia, de entre ellas la Casación N° 661-2016, Piura, donde se desarrolla una serie de elementos
del delito de colusión, que será analizada en este trabajo.
1.2. Hechos materia de pronunciamiento
Los hechos sobre los que se circunscriben la Casación materia de análisis consistieron, básicamente, en lo siguiente:
Conforme a los hechos materia de análisis el delito de colusión que se imputa a los recurrentes, conforme el apartado
“I” de la presente ejecutoria, se inició el 8 de julio de 2011 con la emisión de la Resolución de Alcaldía N° 658-2011-
MDC, mediante la cual la procesada Ruesta de Herrera, en su condición de alcaldesa, aprueba las bases del proceso de
licitación para la adjudicación de la obra. En ese sentido, la norma vigente al momento de los hechos habría sido el
tipo penal de colusión regulado en la Ley N° 29703, publicada el 10 junio de 2011; sin embargo, como se precisó, la
citada regulación fue declarada inconstitucional, configurándose como inexistente. Así, la ley vigente al 8 de julio de
2011 sería el tipo de colusión regulado en la Ley N° 26713.
Así, distintos funcionarios de la Municipalidad Distrital de Castilla se concertaron con representantes de la empresa
H&B, a fin de favorecerlos en el Proceso de Licitación para la Adjudicación de la obra denominada “Ampliación y
Mejoramiento del Sistema Integral de Agua Potable y Alcantarillado de los Asentamientos Humanos del Sector
Noroeste de Castilla”.
1.3. Análisis sobre la contratación en el marco del delito de colusión
1.3.1. Bien jurídico protegido: expectativa normativa o patrimonio
En el décimo primer considerando, la Corte Suprema sienta posición sobre el bien jurídico penalmente protegido,
señalando que:
Así, se advierte diversa jurisprudencia emitida por este Supremo Tribunal donde pese a la ausencia de un perjuicio
patrimonial concreto se daba por configurado el injusto de colusión, pues se entendía que la expectativa normativa
que protegía el delito de colusión era el correcto funcionamiento de la esfera de la Administración Pública; por tanto,
“defraudar al Estado” no debía entenderse exclusivamente como una mera disminución del patrimonio del Estado,
siendo suficiente la producción de un perjuicio potencial o peligro de perjuicio.
Al respecto, podemos observar que a nivel metodológico la Corte Suprema asume la posición funcionalista
normativista, posición que hemos asumido en otro artículo relacionado con el bien jurídico penalmente protegido en
el delito de colusión[7], donde consideramos que el derecho penal no protege directamente bienes jurídicos (objetos),
sino expectativas de conductas institucionalizadas[8], básicas para el desarrollo personal en sociedad.
En ese sentido, para el caso del delito de colusión, no se protege propiamente el bien patrimonio estatal, debido a que
dejaría sin sustento la represión de aquellas situaciones en las que el funcionario público encargado de la contratación
pública se concierta con la mejor empresa concursante (técnica y económicamente) sin ocasionar un daño patrimonial
al Estado; empero, del tipo penal se aprecia que la citada conducta sí tendría que ser sancionada, puesto que la
defraudación se sustenta en la infracción del rol de funcionario en el marco de la contratación pública, lesionando la
expectativa que la sociedad tiene sobre su actuación en las contrataciones públicas. Esta expectativa social cuenta con
respaldo constitucional, si tenemos en cuenta que el artículo 76° de la Carta Magna establece la relevancia del
procedimiento para obras y adquisiciones de suministros con utilización de fondos o recursos públicos, a través de la
contratación pública, aspecto que debe ser adecuadamente protegido.
Por ende, lo que propiamente se protege es la expectativa de conducta de que los intervinientes (funcionario y
particular) en el proceso administrativo de contratación pública no abusarán de las facultades que le son conferidas
por su posición, para concertarse ilícitamente defraudando al Estado. De esta forma, el funcionario público tiene que
procurar que dentro del cumplimiento de sus deberes en el ámbito de la contratación pública no se derive ningún
output que afecte al Estado (el adecuado y normal desarrollo de todas las fases del proceso de contratación pública),
así como evitar que terceras personas pongan en peligro el regular desarrollo del ámbito de la contratación pública a
su cargo, fomentando la relación jurídica con el espacio institucional puesto a su disposición [9]. En tanto que el
particular tiene el deber de participar del proceso administrativo de contratación pública sin infringir los deberes que
adquiere con la calidad de concursante, específicamente el de no formar pactos ilícitos con los funcionarios para
defraudar al Estado en las contrataciones públicas.
Así, los deberes que pesan sobre los intervinientes del delito de colusión son de dos formas: para el particular los
deberes generales (deberes negativos) y para el funcionario los deberes especiales (deberes positivos). El primero
(tercero interesado) tiene toda la libertad de administrar su ámbito de libertad de la mejor forma, pero procurando no
dañar las esferas de libertad de otras personas: “la libertad de uno termina donde comienza la del otro”. En cuanto al
funcionario o servidor público, no sólo tiene el deber de no dañar otro ámbito de libertad (al Estado), sino además,
por el vínculo que nace con el bien, tiene que fomentar el desarrollo del mismo, protegerlo del ataque de terceros.
Por ello, el derecho penal no protege el patrimonio del Estado en el delito de colusión, sino la expectativa normativa
de conducta de que los intervinientes (funcionario público y particular interesado) en los procesos de contratación
pública no abusarán de sus facultades o incumplirán los deberes que emanan de su participación, a través de la
concertación ilícita, para defraudar al Estado.
Con el delito de colusión se defrauda la expectativa normativa de conducta, siendo la función de la pena devolver la
vigencia a la norma infringida[10]. Ello se debe a que el funcionario tiene como facultad decidir -en alguna medida-
sobre el desarrollo de la contratación pública en cualquiera de sus distintas fases, que hoy resulta de gran importancia
para nuestra sociedad, a la cual también pertenece el funcionario.
En el artículo que desarrollé sobre la incidencia de los delitos de corrupción en el marco de las contrataciones
públicas, se apreció el papel dañino del mismo para la consolidación de las instituciones en el Perú y la necesidad de
su protección a través de la vigencia de las expectativas que se tiene sobre la actuación de los funcionarios y terceros
en el proceso de contratación pública[11]. Es a partir de la realidad peruana que se establece que la expectativa sobre la
actuación de funcionario público no se circunscribe solo a su relación con el funcionamiento de la administración
pública como ente autónomo (funcionario-administración), sino que es a la sociedad en su conjunto a la que se
defrauda con la infracción de su deber (funcionario-sociedad) y por ello se exige que la expectativa afectada vuelva a
su status anterior -siga vigente-.
Debo descartar aquellas posiciones que sustentan, a través del segundo párrafo del artículo 384° del CP (“defraudare
patrimonialmente al Estado”), que el bien jurídico protegido en el delito de colusión es el patrimonio. Sobre el
particular, no resulta acertado partir de la agravante para establecer el sentido del injusto penal del tipo base del
artículo mencionado, que para el delito de colusión se encuentra en el primer párrafo del artículo 384° del CP, pues la
lógica de las agravantes, y por ende de su mayor reprochabilidad, se debe a la afectación de distintos ámbitos de
protección de la norma.
En el caso del delito de colusión agravada sería: 1) la expectativa social que pesa sobre el actuar del funcionario en las
contrataciones públicas; y 2) la expectativa de que no se afecte el patrimonio del Estado en el marco de las
contrataciones públicas. En tal sentido, así como el legislador ha establecido el perjuicio patrimonial como forma
agravada del delito de colusión, también pudo establecer como agravante que la contratación pública se circunscriba a
fines asistenciales, programas de apoyo o inclusión social. En consecuencia, la agravante no puede determinar el
sentido de protección de la norma penal de colusión.
Finalmente, si la protección penal en el delito de colusión fuese el patrimonio estatal sin más, resultaría complicado
responder la siguiente pregunta: ¿responde penalmente el funcionario público que pacta con el particular interesado
para beneficiarlo con la concesión de un contrato público, teniendo en cuenta que el particular (la empresa) posee la
propuesta técnica y económica más adecuada para el Estado? Bajo la lógica de la posición del bien jurídico patrimonio
estatal, sin lugar a dudas resultaría inadecuado sancionar al funcionario. Esto es totalmente erróneo, pues lo
primordial es la expectativa de actuación del funcionario acorde con sus deberes en el ámbito de las contrataciones
públicas. Bajo esta última posición, desde luego que el funcionario tiene que ser castigado penalmente por su
actuación no adecuada a derecho[12]. Y es que socialmente, en la realidad peruana, se ha podido verificar que el
ámbito de las contrataciones públicas es el más afectado a nivel de los actos de corrupción, por lo que la sociedad ya
no exige que se sancione al funcionario cuando recién haya ocasionado un perjuicio patrimonial al Estado, sino que
exige el adelanto de las barreras de punición, estableciendo que se configura el delito de colusión en el momento en
que el funcionario público acuerda con el particular interesado beneficiarlo en el proceso de contratación pública, lo
cual es legítimo en nuestra realidad.
1.3.2. Diferencia entre colusión simple y agravada
En el quinto considerando de la casación materia de análisis se establece que la “la colusión simple se consuma con la sola
concertación, sin necesidad que la Administración Pública sufra perjuicio patrimonial ni que se verifique la obtención
de ventaja del funcionario, pues el peligro de afectación al patrimonio estatal es potencial, siendo suficiente que la
conducta colusoria tenga como propósito defraudar”. Además, señala que la colusión simple exige para su
concurrencia dos elementos típicos:
a) la concertación ilegal entre el funcionario público y el particular interesado, y
b) el peligro potencial para el patrimonio estatal, generado por tal concertación ilegal.
Así, la modalidad simple de colusión, constituye un delito de peligro potencial, pues exige una aptitud lesiva de la
conducta (“para defraudar”).
En tanto que para la configuración de la colusión agravada “es necesario que mediante concertación con los
interesados, se defraude patrimonialmente al Estado, esto es, causando perjuicio real o efectivo al patrimonio estatal”.
Igualmente, señala que la colusión agravada es un delito de resultado lesivo, donde el desvalor de la acción, esto es, la
concertación idónea, no es suficiente para configurar el delito, pues aquí se exige la efectiva lesión o perjuicio al
patrimonio del Estado -desvalor de resultado-.
Referente a lo señalado, se puede apreciar que para la configuración del delito de colusión simple sólo se requiere la
concertación, pero no cualquier concertación, sino una con potencial para afectar el patrimonio. Sobre lo indicado,
consideramos que un elemento trascendental para la configuración de la colusión simple es la idoneidad del acuerdo
para generar un riesgo al proceso de la contratación pública[13], lo que supone desviarse de la defensa de los intereses
públicos encomendados[14] y de los deberes que informan la actuación pública en el marco de las contrataciones. Tal
idoneidad debe ser analizada desde una perspectiva ex ante, por lo que resultaría jurídico-penalmente relevante llegar
a un acuerdo, a fin de que el funcionario ejecute una actividad que perjudique el correcto desarrollo de sus funciones
en el marco de las contrataciones públicas, como por ejemplo actuar de forma menos ventajosa para los intereses del
Estado en la contratación pública[15].
Así, la actividad funcional tiene que ser la más adecuada para su representada (Estado) en la contratación pública, no
sólo en el sentido cuantitativo (económico), sino también en el sentido cualitativo (el mejor servicio). De acuerdo con
lo dicho, cuando hacemos referencia al riesgo que la conducta tiene que englobar, aludimos a la capacidad para
afectar la expectativa normativa protegida, que es la expectativa sobre el adecuado comportamiento del funcionario
en el ámbito de las contrataciones públicas. Esto debido a que es el marco de las contrataciones lo que genera la
relevancia de la intervención del derecho penal, y en dicho marco se exige de los participantes (funcionario y
particulares) que no defrauden la expectativa que pesa sobre ellos, nacida de los deberes inherentes que genera la
actuación en la contratación pública. Ingresar a dicho marco les produce una serie de deberes que tendrán que
cumplirlas, siendo la primordial la de no coludirse ilícitamente. Por ejemplo, el funcionario y particular interesado
que acuerdan direccionar el proceso de contratación pública a fin de otorgar la buena pro a la empresa que representa
el particular, a pesar de no cumplir con las especificaciones técnicas, lo cual resulta idóneo para afectar el proceso
administrativo de contratación.
Al respecto, debemos indicar que somos de la posición que la idoneidad del acuerdo no debe estar vinculada a la
afectación del patrimonio del Estado, pues como hemos señalado lo protegido por la norma penal es la expectativa
que se tiene por parte de la sociedad en cuanto a los deberes que posee el funcionario en la contratación pública, y no
el patrimonio, por lo que la idoneidad tendrá que relacionarse con la afectación al adecuado desarrollo del proceso de
contratación pública. De este modo, pesan sobre el funcionario público distintos deberes en el desarrollo de la
contratación pública (transparencia, imparcialidad, económica, elegir la mejor propuesta técnica y económica, etc.),
por lo que la concertación será idónea si afecta cualquiera de las normas que regulan el correcto desarrollo del proceso
de contratación pública. Por ello, no consideramos acertado que la idoneidad de la concertación se centre solo en el
aspecto patrimonial de la contratación, sino que la concertación debe estar vinculada a la afectación del apropiado
desarrollo del proceso de contratación pública, lo cual -como hemos indicado- parte de la comprensión del bien
jurídico penalmente protegido (expectativa normativa) señalada ut supra. Si no existe idoneidad en la concertación no
será jurídico-penalmente relevante, sin menoscabo de que pueda serlo administrativamente.
En lo que respecta a la colusión agravada, conforme lo indica la Casación, no es suficiente la concertación, sino que se
requiere de una defraudación patrimonial al Estado, el cual desde luego debe formar parte de la creación de un riesgo
jurídicamente desaprobado producto de la concertación entre funcionario público y particular interesado. Sobre el
particular, si la defraudación patrimonial no puede ser atribuida a los participantes producto de la concertación, no se
podrá establecer la colusión agravada, sino la colusión simple. Por tanto se entiende por defraudación en la colusión
agravada al perjuicio económico para el
Estado[16]. Cabe señalar sobre este punto, que propiamente el perjuicio patrimonial no forma parte el centro de
comprensión del delito de colusión, sino que debido a su mayor lesividad, por su carácter pluriofensivo (el acuerdo
ilícito y el patrimonio), genera un mayor grado de reprochabilidad sobre el autor, al no sólo afectar la expectativa de
no concertarse en el marco de una contratación pública, sino que además afecta al patrimonio estatal, generando un
mayor grado de dañosidad social, y por ende la aplicación de una pena mayor.
Además, debemos indicar que la defraudación patrimonial debe ser entendido no sólo como la disminución del
patrimonio estatal, sino también como la posibilidad de aumento del patrimonio del Estado, pues en los casos que el
Estado venda un bien o realice una prestación (p.e. una subasta) se busca el beneficio acorde con los parámetros que el
mercado establezca[17].
1.3.3. Colusión agravada: ¿pericia contable como requisito indispensable?
Otro punto desarrollado por la casación es el referente a la pericia contable como medio probatorio para acreditar el
perjuicio económico en el delito de colusión agravada. Así, señala:
Una prueba idónea que permite establecer el perjuicio patrimonial concreto en una determinada entidad es la pericia
contable, en tanto sea concreta y específica. La importancia de la pericia contable para determinar la efectiva
afectación del patrimonio estatal ha sido resaltada en la jurisprudencia de la Corte Suprema; así, se estableció en la
Casación N° 1105-2011-SPP (fundamento jurídico N° 7) que señala: “la necesidad de una prueba directa como el
informe pericial contable para establecer el perjuicio patrimonial en el delito de colusión”.
En tal sentido, la pericia contable servirá para supuestos en los cuales se puedan establecer una sobrevaloración del
bien materia de contrato. Sobre el mencionado punto, si bien consideramos adecuado el uso de la pericia contable
para determinar el quantum del daño patrimonial, debemos señalar que el mismo no siempre es indispensable, pues
existe casos donde el daño puede ser apreciado a través de las máximas de la experiencia; así, p.e., si el contrato
consiste en la entrega de determinados bienes, los cuales nunca fueron entregados al Estado, se colige que -
efectivamente- hubo un perjuicio patrimonial para el Estado, configurándose así la agravante del delito de colusión.
De este modo, si bien en determinados supuestos no se podrán establecer los montos específicos del perjuicio, ello no
restringe que no se configure el delito de colusión agravada al tener la certeza de un efectivo perjuicio patrimonial.
Empero, no establecer el monto del perjuicio de forma específica tendrá implicancias sobre la determinación de la
reparación civil a favor del Estado.
1.3.4. Complicidad en el delito de colusión
Sobre la complicidad en el delito de colusión y el ámbito en el cual se desarrolla su aporte, la Casación establece en el
vigésimo considerando que el delito de colusión es un delito de participación necesaria, incluida en la misma
redacción del tipo, y que por ende cabe la participación. En tanto que en el considerando vigésimo primero señala que
cómplice será, conforme a la norma, el o los interesados que conciertan con los funcionarios públicos. Así, no se podrá
hablar de complicidad fuera de la citada esfera que abarca al particular interesado que concertó con el funcionario
público para defraudar al Estado.
Sobre el particular, si bien consideramos acertado que el tercero interesado pueda responder penalmente como
cómplice (primario) o instigador, debemos indicar que no se puede limitar la participación en el delito de colusión
solo al tercero interesado, sino que también deberá considerarse como partícipe (complicidad o instigación) al sujeto
que aporte con su conducta en la comisión del hecho delictivo. Debo indicar que el delito de colusión ha sido
configurado como un delito especial propio, donde sólo aquellos sujetos que posean las cualidades objetivas
requeridas por el tipo penal pueden cometer el hecho delictuoso [18].
La edificación de esta forma del tipo penal tiene como fundamento la cercanía que mantienen los funcionarios con el
objeto del delito, que para el presente estudio sería la proximidad al Estado mediante la participación en los contratos
públicos. Por tanto, en principio, sólo el funcionario en razón de su cargo (intraneus) será autor del delito en estudio,
lo cual ha sido entendido por la jurisprudencia peruana: “Sujeto activo. Pueden ser autores de este delito, los
funcionarios o servidores públicos que en razón de su cargo intervengan en las contrataciones o adquisiciones
estatales”[19].
No obstante, dada la connotación especial del delito de colusión como un delito convergente también, de lege ferenda,
debería ser autor el particular interesado [20], quien deberá encontrarse inmerso en el proceso administrativo dirigido al
contrato público. En caso no tenga dicha cualidad, no estaríamos propiamente en el delito de colusión, pues no
existiría en la concertación la idoneidad necesaria para su configuración, ya que no se puede hablar de colusión
cuando se concierta para que gane una empresa que no participa del proceso administrativo, dicha conducta estaría
inmerso en el ámbito del derecho administrativo sancionador. No obstante, de acuerdo a la redacción actual del CP, el
particular interesado responderá como cómplice primario, por la importancia de su conducta, concertar, para la
configuración del hecho delictivo, es decir sin su aporte no se podría configurar el delito de colusión.
De otro lado, respecto a terceros que carecen de los elementos especiales del tipo (extraneus) a lo más serán partícipes
(inductores, cómplice primario o secundario), por más que para el tercero sea un funcionario o tenga el dominio del
hecho en la comisión del delito de colusión, puesto que no pesa sobre él el deber especial que emana de la posición
social que ocupa el funcionario a cargo del proceso de contratación pública [21]. En tal sentido, a diferencia de lo
establecido por la Casación, consideramos que sí existe la posibilidad de la participación en el delito de colusión.
Por lo tanto, sólo pueden ser autores del delito en estudio los funcionarios que posean tal status y que además tengan,
por razón de su cargo, que participar en el proceso de contratación pública [22] y que tengan la potestad de disponer
sobre el desarrollo del proceso de contratación. Se trata de sujetos con cierta capacidad para la toma de decisiones o
para influir en el proceso de contratación pública (informes técnicos, por ejemplo) dentro del seno de la
administración pública; y que, por tanto, al realizar los comportamientos descritos incumplen deberes que tienen
asignados como consecuencia de su status en la administración pública.
Por ello, por más que un tercero posea el “domino del hecho” (p.e. un ministro o alcalde), pero carezca de los
elementos exigidos por el tipo penal, es decir, no sea considerado propiamente funcionario que participe por razón de
su cargo en la contratación pública, tendrá que ser sancionado a lo más como partícipe del delito, lo cual no impide
que pueda ser sancionado con la misma pena (quantum) que el autor, conforme a los artículos 24° y 25° del CP, ello en
base a la unidad del título de imputación[23]. Por ejemplo, el funcionario o particular que instiga al funcionario
encargado del contrato a concertarse con el empresario o el sujeto que facilita las gestiones para llegar al acuerdo
ilícito.
No obstante, del otro lado, tenemos que en el Código Penal peruano no se encuentra tipificada de forma específica la
autoría del particular interesado, lo cual consideramos una omisión relevante, que sólo puede ser rescatada a través
de la comprensión correcta del sentido normativo del tipo penal; es decir, centrándonos en la concertación como un
acto que sólo puede realizarse a través de la aportación de dos sujetos (funcionario-particular) para la configuración
del hecho delictivo, como unidad de sentido. Sólo de esta forma se puede entender el desvalor del injusto penal, que
la sociedad considera inadmisible en la interrelación intersubjetiva, y específicamente en la administración pública
vinculada a contratos administrativos o civiles; por lo que considero que se debe modificar el artículo 384° CP, de tal
forma que se pueda sancionar al tercero interesado como autor.
[1] Conforme las estadísticas del Latinobarómetro, uno de los problemas más importantes para el peruano es la
Corrupción con un 10%; muy por encima de la tasa promedio de Latinoamérica que es de 4%. En Informe de Prensa
1995-2010 Perú. Para el año 2016, se aprecia en el Latinobarómetro que el segundo problema del peruano es la
corrupción, después de la delincuencia.
[2] En una encuesta realiza por IPSOS Perú y publicada en el diario El Comercio, el lunes 17 de febrero de 2014
(ver aquí), en febrero de 2014, cuando se le pregunta a los encuestados cuál es el principal problema que enfrentan las
instituciones públicas y que impide lograr el desarrollo del país, el 58% de ellos respondió que la corrupción de
funcionarios y autoridades, en tanto que el 22% señaló que la falta de eficiencia de los funcionarios y autoridades.
Asimismo, a la pregunta de cuál será la situación de la corrupción en el Perú dentro de cinco años, el 50% de los
encuestados considera que continuará igual, y un 33% que aumentará.
[3] Así se señala que uno de los principales problemas que genera la corrupción es la creciente desconfianza en las
instituciones del Estado, SALAS, Luis. “La normativa y el papel del Ministerio Público y la Contraloría en la lucha
contra la corrupción en la América Latina”. En: La reforma de la justicia penal (Estudio en homenaje al Prof. Klaus
Tiedemann). Castello de la Plana: Universitat Jaume I, 1997. p. 203.
[4] Vid. CACIAGLI, Mario. “Clientelismo, corrupción y criminalidad organizada. Evidencias empíricas y propuestas
teóricas a partir de los casos italianos”. En: Cuadernos y debates. N° 60. Madrid, Centro de Estudios Constitucionales,
1996, pp. 84 y 91.
[5] En el mismo sentido, PRIETO DEL PINO, Ana María. “Aspectos criminológicos y político-criminales de la
corrupción urbanística. Un estudio de la Costa del Sol”. En: Cuadernos penales José María Lidón. Corrupción y
Urbanismo. Núm. 5. Bilbao, Universidad de Deusto, 2008, p. 409.
[6] Sobre la incidencia de la corrupción en las contrataciones públicas en el Perú, véase a MARTÍNEZ HUAMÁN,
Raúl Ernesto. “Corrupción en el Perú: ¿Es la contratación pública el ámbito donde más se desarrolla la corrupción?”
En: Estudios de Política criminal y Derecho penal. Actuales tendencias. GASPAR CHIRINOS, Ángel y MARTÍNEZ
HUAMÁN, Raúl Ernesto. Lima, Gaceta jurídica, 2015, p. 383.
[7] Extensamente MARTÍNEZ HUAMÁN, Raúl E. “El bien jurídico penalmente protegido en el delito de colusión”.
En: Revista de Gaceta Penal & Procesal Penal. N° 79. Lima: Gaceta Jurídica, 2016, p. 90.
[8] Por todos JAKOBS, Günther. “Sociedad, Norma y Persona en una teoría de un derecho penal funcional”. En: Bases
para una Teoría Funcional del Derecho Penal. Lima: Palestra, 2002, p. 90.
[9] La posición especial que ocupa el funcionario Lo obliga (deberes) a no dañar al objeto (contrato público) sometido
a su esfera de protección, así como a fomentar o favorecer “la relación jurídica que une al funcionario con el
segmento de la función pública confiado a su esfera personal”. CARO JOHN, José Antonio. “La autoría delictiva de
funcionario público”. En: Ius Puniendi. Sistema integral. Año I. Vol. 2. Lima: Ideas solución editorial, 2015, p. 30.
[10] Vid. GARCÍA CAVERO, Percy. Aspectos dogmáticos esenciales del delito de colusión desleal”. En: El delito de
colusión. GARCÍA CAVERO, Percy y CASTILLO ALVA, José Luis. Lima: Grijley, 2008, p. 22.
[11] MARTÍNEZ HUAMÁN, R. E. Ob. cit. p. 383.
[12] Crítico de que se proteja el patrimonio estatal bajo cualquier delito vinculado con la administración pública, vid. a
MEINI MÉNDEZ, Iván. “El marco normativo internacional anticorrupción”. En: La Lucha contra la corrupción en el Perú.
El modelo peruano: la experiencia de las procuradurías anticorrupción. Lima: MINJUS, 2012, p. 329.
[13] Ya la Corte Suprema de Justicia del Perú, en lo penal, señaló en la Ejecutoria Suprema sobre el Recurso de
Nulidad N° 1464-2004-Cusco, de 17 de febrero de 2005, que bastaba para la configuración del ilícito penal la
concertación, y siempre que ésta sea idónea para afectar el patrimonio público. Igualmente tenemos lo establecido por
la Sala Penal Especial de la Corte Suprema de Justicia del Perú, en el caso “Mobetek”, Exp. N° 20-2003-AV, al
señalar: “[…] es que deben darse conciertos colusorios que tengan idoneidad para perjudicar el patrimonio del
Estado y comprometer indebida y lesivamente recursos públicos”.
[14] Vid. SALINAS SICCHA, Ramiro. “Delito de colusión según la Ley N° 29758”. En: Gaceta penal y procesal penal. T.
29. Lima: Gaceta jurídica, 2011, p. 131.
[15] En un sentido similar ABANTO VÁSQUEZ, Manuel A. Los delitos contra la administración pública en el Código Penal
peruano. 2da. Ed. Lima: Palestra Ed, 2003, p.313. GARCÍA CAVERO, Percy. Ob. cit. p. 40, al indicar: “[…] el acuerdo al
que se llega con el particular debe ser idóneo para perjudicar el patrimonio del Estado“.
[16] Ello conforme a la Sentencia del Tribunal Supremo español N° 189/1995, citada por MARTÍNEZ MORA, Gema.
“Fraudes ilegales”. En: Código Penal. Parte Especial. T. II. V. II. AMADEO GADEA, Sergio (Coord.). Madrid: Factum
Libri Ediciones S.L, 2011, p. 629.
[17] Así lo ha entendido en el Perú SALINAS SICCHA, Ramiro. Ob. cit. p. 129, al señalar: “[…] pero también se
concreta cuando un perjuicio se da con relación a las expectativas de mejoras, de uentajas, entre otras”.
[18] Vid. a MUÑOZ CONDE, Francisco. Derecho Penal Parte Especial. 13ra ed. Valencia: Tirant lo Blanch. 2001, p. 503,
quien señala: “Nos encontramos ante delitos especiales, lo que supone que sujeto activo de estos delitos sólo puede
ser la persona que además de realizar la acción típica tenga las cualidades exigidas en el tipo”.
DEMETRIO CRESPO, Eduardo. “Corrupción y delitos contra la Administración pública”. En: Fraude y corrupción en
la administración pública. FERRÉ OLIVÉ, Juan Carlos & AAVV. Salamanca: Ediciones Universidad Salamanca, 2002,
p. 187.
[19] Vid. Recurso de Nulidad N° 2543-2013-Ancash, de fecha 12 de diciembre de 2014.
[20] De esta posición, al señalar al funcionario y al particular interesado como codelincuentes. RODRÍGUEZ DE
MIGUEL RAMOS, Joaquín. “Fraudes y Exacciones ilegales”. En: Código Penal. Comentado y con jurisprudencia.
RODRÍGUEZ RAMOS, Luis (Dir.). Madrid: la Ley, 2009, p. 1264. Con más detalles sobre nuestra posición vid.
MARTÍNEZ HUAMÁN, Raúl E. “El delito de colusión: consideraciones sobre los sujetos intervinientes en el delito”.
En: Gaceta Penal & Procesal Penal. N° 96. Lima: Gaceta Jurídica, 2017, p. 113.
[21] Vid. SUÁREZ GONZÁLEZ, Carlos J. “La dogmática penal frente a la criminalidad en la administración pública y
otros problemas actuales del derecho penal”. SILVA SÁNCHEZ, Jesús-María & SUÁREZ GONZÁLEZ, Carlos J. Lima:
Grijley, 2001, p.155, quien indica: “Los delitos consistentes en la Infracción de un deber. Particular referencia a los
delitos cometidos por funcionarios”.
[22] Así, lo decisivo no es sólo la calidad de funcionario, sino el deber específico -por razón de su cargo- que se deriva
de la posición especial que ocupa en la administración pública. En este sentido, SUÁREZ GONZÁLEZ, Carlos J. Ob.
cit. p. 151, al señalar: “[…] lo determinante para la autoría no es “la condición formal de funcionario”, ya que si así
fuera, cualquier delito cometido por quien ostenta dicha condición habría que considerarlo delito de funcionarios.
Lo relevante es el deber específico de tener encomendado un cometido concreto”.
[23] De la posibilidad de sancionar a terceros como participes en delitos de infracción de deber a través de la teoría de
la unidad del título de imputación, vid. GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás Aladino. El delito de enriquecimiento ilícito. Lima:
Instituto Pacífico, 2017, p. 150 y ss.
NO BASTA LA PRUEBA DE ADN PARA IMPUGNAR LA PATERNIDAD. UN ANÁLISIS A
LA IDENTIDAD BIOLÓGICA Y DINÁMICA DEL HIJO
Señala el autor que, para determinar la identidad del niño, no basta la prueba de ADN, sino que debe analizarse tanto
la identidad biológica como la dinámica
POR
La finalidad del presente artículo es aproximarnos a la concepción del control difuso en los artículos 395 y 400 del
Código Civil, y conocer si dicho control constitucional se puede efectuar en todos los casos por igual.
Asimismo, se busca definir el principio constitucional del derecho a la identidad y cómo debe ser aplicado al
momento de emitir un pronunciamiento final, llegando a la conclusión que no basta solo la prueba de ADN, sino que
para determinar la identidad del niño debe analizarse tanto la identidad biológica como la dinámica, de no ser así no
sería justificable el control difuso.
1. El objetivo de los artículos 395 y 400 del Código Civil de 1984
Para ingresar al fondo del debate planteado, debemos de conocer cuál fue la razón por la que nuestros legisladores
incorporaron los artículos 395 y 400 al Código Civil de 1984, sobre la irrevocabilidad del reconocimiento y el plazo
para negarlo.
Como se sabe, el artículo 395 de la norma sustantiva establece que “el reconocimiento no admite modalidad y es
irrevocable”. En el mismo sentido, el artículo 400 señala que “el plazo para negar el reconocimiento es de noventa días, a
partir de aquel en que se tuvo conocimiento del acto”.
Los legisladores expresaron en la Exposición de Motivos del Proyecto del Código Civil de 1984, que la razón de
dichos artículos “tienden a lograr la consolidación del estado de familia de que se goza, en función de un imperativo de
estabilidad”; siendo compatible con la Constitución que protege la institución jurídica de familia. Lo señalado encuentra
fundamento en el derecho internacional de los derechos humanos, específicamente en el artículo 17.1 de
la Convención Americana de Derechos Humanos que prescribe que: “La familia es el elemento natural y fundamental de
la sociedad y debe ser protegida por la sociedad y el Estado”.
En este sentido, la razón de ser de estos artículos tiene fundamento constitucional, ya que maximiza la protección del
instituto de la familia, en el sentido de pertenencia de una persona menor de edad al núcleo familiar;
consecuentemente, por si solos, los articulados normativos no son inconstitucionales.
2. El derecho a la identidad como colisión a la protección del derecho a la familia
Si bien la justificación del legislador tiene sustento en un principio constitucional tan importante como la protección a
la familia, también es verdad que en ese momento no se analizó el principio jurídico de la identidad del niño; quizás
porque no se tenía regulado como medio probatorio, una herramienta científica y eficaz como la prueba del ADN, o
porque la doctrina de la situación irregular imperó en casi todas las legislaciones en ese entonces.
No obstante, actualmente, en el marco de la evolución de los derechos humanos de los niños, niñas y adolescentes; se
ha visto que la protección de la familia como principio constitucional colisionaría con el derecho a la identidad de la
persona menor de edad y a ser integrado en su familia biológica, el mismo que tiene sustento en la Convención sobre
los Derechos del Niño en el artículo 8.1 que establece “el compromiso de los Estados de respetar el derecho del menor
a preservar su identidad, incluidos la nacionalidad, nombre y relaciones familiares”.
Como se puede apreciar, ambas posiciones tienen sustento constitucional, pero en el caso en concreto pueden
colisionar. Ante ello, se ha optado por acudir a la técnica de ponderación de principios, mediante el test de
proporcionalidad, aplicando el control difuso; sin embargo, debe tenerse en cuenta que el control constitucional es
excepcional y no puede aplicarse como regla a todos los casos.
3. La identidad biológica y dinámica
Nuestra jurisprudencia ha establecido que conforme al artículo 2° inciso 1 de la Constitución Política del Perú, así
como del artículo 6° del Código de los Niños y Adolescentes, el derecho a la identidad incluye el derecho a conocer a
sus padres y llevar sus apellidos, precisando que eso debe entenderse como sus verdaderos padres o padres
biológicos.
Al respecto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en la sentencia del caso Gelman vs Uruguay, ha
señalado en su fundamento 123 que “prevalece el derecho de la familia de educar a los niños que biológicamente traen
a la vida, y que cuenta con un dato muy fuerte con base científica, como es la herencia genética de las experiencias
culturales acumuladas por las generaciones precedentes, ante lo cual la vía normal de formación de la identidad
resulta ser la familia biológica”.
No obstante, la identidad tiene dos tipos de componentes que constituyen una unidad inescindible:
“El primero es el resultado de una información genética que permite identificar biológicamente a cada ser humano sin el riesgo de
confundirlo con otro. Por otro lado, la identidad se complementa, necesariamente, con un plexo de atributos, características y
rasgos de la personalidad. Estos datos, contrariamente a los biológicos, pueden variar en el tiempo. Por ello, este conjunto de
atributos de la personalidad constituye el elemento dinámico de la identidad”.
Si bien los niños, niñas y adolescentes, conforme al artículo 6 del Código de los Niños y Adolescentes tienen derecho a
su identidad biológica, a conocer a sus padres y llevar sus apellidos; también el mismo artículo señala que tiene
derecho al desarrollo integral de su personalidad, ello dentro del marco de su identidad, que no es otra cosa que su
identidad dinámica, siendo un principio contemplado en el numeral 1 del artículo 2 de la Constitución Política del
Perú.
Este principio del desarrollo integral de la personalidad “se constituye a partir del derecho a la libertad, que permite que
cada ser humano decida sobre su propia vida y desarrolle su personalidad en una dirección, según una determinada escala de
valores; es en virtud de la libertad que cada cual puede escribir su biografía y perfilar su identidad”.
En base a la libertad y el libre desarrollo de la personalidad, es que se sustenta jurídicamente la identidad
dinámica en el derecho. En este sentido, cabe sostener que la noción de identidad personal es integral, comprende no
sólo los datos biológicos estáticos sino, además, aquellos que determinan la personalidad dinámica del sujeto.
4. La acreditación en juicio de la identidad dinámica en el proceso de impugnación de paternidad
Cuando se tiene una pretensión de impugnación de paternidad, debemos partir de que los artículos 395 y 400 del
Código Civil son constitucionales, y que su finalidad es proteger a la familia y al ser el control constitucional
excepcional debe existir una justificación razonableque haga posible inaplicar tales artículos.
Es así que, al colisionar el principio de identidad no basta justificarlo solo en la identidad biológica, porque estaríamos
dejando vulnerable el derecho al libre desarrollo de su personalidad del niño, niña y adolescente; por lo que
corresponde que la judicatura también analice su identidad dinámica.
Ahora bien, a diferencia de la identidad biológica, que se podrá acreditar con una prueba científica de ADN; la
acreditación de la identidad dinámica es más compleja, porque es un elemento subjetivo. Para ello, es necesario que
las partes procesales o de oficio, incorporen como medio de prueba un informe del equipo interdisciplinario del Poder
Judicial; asimismo, se cumpla con lo establecido en el artículo 85 del Código de los Niños y Adolescentes, es
decir, escuchar la opinión del niño y tomar en cuenta la del adolescente.
Cada caso planteado como pretensión en un proceso de impugnación de paternidad, resulta diferente a otro; por lo
tanto, no se puede pensar que se resolverá la litis con la acreditación de los padres biológicos. Existirán casos en que el
niño, niña o adolescente, hayan desarrollado, dentro de su identidad, una historia familiar donde identifiquen como
su padre aquel que lo ha reconocido y esa realidad es parte de su derecho al libre desarrollo de su personalidad.
Algunos críticos a esta teoría, refieren que el niño, niña y adolescente pueden ser manipulados para referir o
manifestar una historia que en la realidad no sucede. Sin embargo, para ello está el equipo interdisciplinario que
podrá establecer si lo relatado por el infante es fabulado o coherente, asimismo, se puede incorporar testimoniales de
su entorno familiar y social para poder acreditar la identidad dinámica.
Debemos tener presente que habrán casos en que se podrá resolver la controversia sin mayor inconveniente
probatorio, pues primará la realidad biológica. Por ejemplo, cuando el menor de edad no ha desarrollado una
identidad familiar con el padre legal, sea por abandono de este, por motivos de violencia u otros; asimismo, aquellos
que a pesar de que han desarrollado afinidad parental con el padre legal también conocen su origen biológico y
logran desarrollar afinidad paterno filial con su progenitor, superando el pasado con ayuda profesional especializada.
De ahí la importancia de lo señalado por la Corte Suprema cuando indica que, dentro del proceso de impugnación de
paternidad de un hijo, se debe identificar al supuesto padre biológico e incorporarlo como litisconsorte, de esta forma
respetando el derecho de defensa se podrá establecer la real identidad del niño al momento de sentenciar.
No obstante, existirán casos mucho más complejos, donde el niño, niña o adolescente han desarrollado realmente una
identidad dinámica. Es el caso de los hijos reconocidos dentro del matrimonio y que han sido formados dentro del
hogar conyugal, arraigados a la familia paterna legal y que, luego de muchos años, por alguna circunstancia, se le
informa que su identidad biológica es otra. Pueden existir casos en que la identidad dinámica se encuentra arraigada
en una persona menor de edad y para resolver la controversia no bastará la prueba biológica de ADN.
5. El control difuso como excepcionalidad, la identidad biológica y dinámica
El control difuso se encuentra establecido en el artículo 138 de la Constitución Política del Perú que precisa “en todo
proceso, de existir incompatibilidad entre una norma constitucional y una norma legal, los jueces prefieren la primera”; sin
embargo, se debe tener presente quese presume la validez constitucional de las leyes conforme lo establece el
artículo 109 de la Constitución al señalar que “la ley es obligatoria desde el día siguiente de su publicación (…)”; por lo
tanto, la aplicación del control difuso es “excepcional” en los casos de conflicto de normas y para efectos de preservar
la primacía de las normas constitucionales. Es más, la norma puede ser interpretada sistemáticamente con la
Constitución y, de no ser posible, recién se procederá a realizar el control difuso.
En ese sentido, en los artículos que establecen la irrevocabilidad del reconocimiento y el plazo para negarlo, se debe
presumir a priori que no vienen viciados de ilegitimidad, máxime si su finalidad está sustentada en el principio
constitucional de protección a la familia; en ese orden quien enjuicie la norma debe cumplir con la exigencia
de demostrar objetivamente dicha inconstitucionalidad.
Para ello, las partes accionantes invocan el derecho de identidad del niño, también sustentado en la Constitución y la
Convención sobre los Derechos del Niño, generando una colisión de principios constitucionales; sin embargo, como se
ha precisado, el derecho identidad no solo está conformado por la estática o biológica, sino también por la dinámica,
esta última sustentada en el principio constitucional del libre desarrollo de la personalidad.
De ese modo, no resultará sencillo inaplicar los artículos en comentario cuando se demuestre que la identidad
filiatoria de una persona menor de edad, en su faceta dinámica, se encuentra en la posesión del estado de hijo o hija
del padre legal, asimilando la identidad de la familia y cultura en que vive. También, cabe la posibilidad que dicha
identidad dinámica sea arraigada al padre biológico y por lo tanto se tendrá que inaplicar los artículos; no obstante,
cual fuera el hecho, la ponderación tendrá que realizarse en el caso en concreto, debiendo la judicatura necesariamente
tener en cuenta en su motivación la identidad estática y dinámica del niño, niña y adolescente.
Debe quedar claro que no todos los casos de impugnación de paternidad concluirán con un control difuso o que la
judicatura solo tendrá en cuenta la prueba de ADN; ello en razón que la inaplicación de una norma legal,
hipotéticamente contraria a la Constitución, constituye una prerrogativa jurisdiccional de última ratio. Asimismo, la
colisión de principios constitucionales en los casos de impugnación de paternidad no se resume únicamente en el
principio de identidad, sino también el principio de protección a la familia y al libre desarrollo de la personalidad;
debiendo efectuarse forzosamente un test de proporcionalidad en el caso concreto, siempre teniendo en cuenta el
interés superior del niño.
6. Bibliografía
Zannoni, Eduardo A. Derecho Civil, Derecho de Familia. Tomo II, 4ta. Edición Actualizada, Editorial Astrea, Buenos
Aires, 2002.
Fernández Sessarego, Carlos. Derecho a la identidad personal. Editorial Astres, Buenos Aires, 1992.
CESACIÓN DE PRISIÓN PREVENTIVA PUEDE TRAMITARSE EN CUALQUIER ETAPA
DEL PROCESO
Sentencia compartida por el abogado Victor Aguirre Loaiza
Fundamento destacado: 2.6.5. Estando a las consideraciones precedentes, se advierte que la resolución materia de
apelación que contiene que la interpretación sistemática realizada por el juez de mérito en la que concluyo que no
resulta factible la tramitación de la cesación de prisión preventiva luego de culminada la investigación preparatoria,
no resulta ajustada a derecho al pretender limitar la facultad del imputado de poder solicitar este medida en cualquier
etapa del proceso; imponiendo así, restricciones donde la ley no lo hace, por lo que la resolución impugnada al afectar
las garantías del debido proceso y vulnerar el principio de legalidad, se encuentra incursa en la causal de nulidad
absoluta prevista en el inciso d) del artículo 150 del Código Procesal Penal.
Fundamento destacado: 2.6.5. Estando a las consideraciones precedentes, se advierte que la resolución materia de
apelación que contiene que la interpretación sistemática realizada por el juez de mérito en la que concluyo que no
resulta factible la tramitación de la cesación de prisión preventiva luego de culminada la investigación preparatoria,
no resulta ajustada a derecho al pretender limitar la facultad del imputado de poder solicitar este medida en
cualquier etapa del proceso; imponiendo así, restricciones donde la ley no lo hace, por lo que la resolución
impugnada al afectar las garantías del debido proceso y vulnerar el principio de legalidad, se encuentra incursa en
la causal de nulidad absoluta prevista en el inciso d) del artículo 150 del Código Procesal Penal.
Fundamento destacado: Sexto. Para efectos de establecer la pena a imponer al encausado recurrente debe tenerse en
cuenta lo siguiente: i) El delito de robo agravado imputado se encuentra previsto en el artículo ciento ochenta y ocho,
concordado con los incisos uno y dos del primer párrafo del artículo ciento ochenta y nueve del Código Penal -
referida a las agravantes de comisión del delito en casa habitada y durante la noche- sanciona al agente con pena
privativa de libertad no menor de doce ni mayor de veinte años. ii) La disminución prudencial de la pena, debido a
que el delito imputado quedo en grado de tentativa, conforme a lo dispuesto en el artículo dieciséis del Código
Penal. iii) Sus condiciones personales, esto es, refiere realizar trabajos eventuales, de grado de instrucción tercero de
primaria y no registrar antecedentes penales vigentes (registra condenas a penas suspendidas ya cumplidas),
conforme se advierte de su certificado de antecedentes penales de fojas sesenta y seis. Por tanto, teniendo en cuenta lo
anotado consideramos que la pena impuesta en la recurrida no resulta proporcional a la gravedad del delito
cometido, sin embargo, este Supremo Tribunal se encuentra impedido de aumentar prudencialmente la pena, debido
a que el representante del Ministerio Público no interpuso recurso de nulidad en este extremo, conforme a lo
establecido en el artículo trescientos del Código de Procedimientos Penales.
Sumilla: El encausado recurrente alega inocencia, refiriendo que los hechos versan respecto a una discusión
producida con la agraviada y agresiones mutuas entre ellos.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA PENAL PERMANENTE
R.N. 3466-2014, VENTANILLA-CALLAO
Lima, diecisiete de marzo de dos mil quince
VISTOS: El recurso de nulidad interpuesto por la defensa técnica del encausado Juan Máximo Porta Santana, contra
la sentencia de fojas ciento cuarenta y ocho, del treinta de octubre de dos mil catorce. Interviene como ponente el
señor Juez Supremo José Antonio Neyra Flores.
CONSIDERANDO:
Primero. La defensa técnica del encausado Juan Máximo Porta Santana al formalizar su recurso de fojas ciento
sesenta y cuatro, alega que la concurrida no valoró debidamente los medios de prueba, indica lo siguiente:
i) El encausado Porta Santana desde la etapa preliminar, precisó que no ingresó al domicilio de la agraviada y menos
trató de extraer su televisor u otro bien; agregó, que los hechos acontecieron en la vía pública, por cuanto, en
momentos que pasaba cerca de la casa de la agraviada, un perro le comenzó a ladrar, por lo que al lanzarle piedras a
dicho animal, una de estas impactó en la puerta de la mencionada, la cual salió de su casa y empezó a agredirlo, su
patrocinado por el estado de ebriedad en que se encontraba, reaccionó violentamente y golpeó a aquella, para luego
retirarse caminando, siendo intervenido varias horas después, dado que la agraviada lo conocía por ser su vecino.
ii) La versión de la agraviada Zoila Cueva Monzón está plagada de subjetividad, debido a motivos de revanchismo,
odio o rencor por los golpes recibidos por parte de su defendido el día de los hechos, por lo cual creó la historia que
su patrocinado ingresó a su domicilio, pero no explicó cómo lo habría hecho.
iii) Las declaraciones a nivel policial e instrucción de la agraviada Cueva Monzóndifieren entre sí respecto a la forma
y circunstancias en que se suscitaron los hechos. Agrega, que por las máximas de la experiencia se sabe que una
persona que entra a robar a una casa no tiene como prioridad golpear a la víctima, mucho menos sacarla a la calle
para seguir golpeándola, por tanto, el relato de la agraviada es ilógico, cobrando sentido lo dicho por el imputado
respecto a que los hechos se suscitaron en la vía pública.
iv) La agraviada no se presentó al juicio oral, haciendo caso omiso a la citación, pese a que su concurrencia era
importante para el esclarecimiento de los hechos.
v) El acusado tiene antecedentes penales, empero, nuestro derecho penal es de acto y no de autor, por tanto, se debe
merituar las pruebas concretas que acrediten su responsabilidad penal, mas no su personalidad o forma de vida; no
existiendo prueba de cargo que enerve su presunción de inocencia.
Segundo. Según el sustento táctico de la acusación fiscal de fojas ciento seis, el catorce de julio de dos mil trece, en
horas de la madrugada, en circunstancias que la agraviada Zoila Cueva Monzón se encontraba preparando el
desayuno en la cocina de su domicilio, ubicado en la manzana F, lote veintitrés, Asentamiento Humano Carlos García
Ronceros, Pachacutec en Ventanilla, escuchó un sonido proveniente de la puerta de ingreso de su sala, por lo que salió
y observó que el procesado Juan Máximo Porta Santana tenía entre sus manos su televisor marca LG de treinta y dos
pulgadas, valorizado en cuatro mil ochocientos nuevos soles, ante lo cual, se le acercó, lo sujetó de su ropa a la altura
del cuello y le increpó a que le diga cómo había ingresado a su casa, empero, este la sujetó de sus prendas a la altura
del pecho, la arrinconó contra una mesa, le propinó golpes de puño en la cara, la arrojó al suelo produciéndole rotura
y sangrado en su cabeza; luego la agraviada se levantó, cogió la escoba y se la arrojó al procesado, pero este cogió
dicho objeto y quiso golpearla con el mismo, pero aquella lo sujetó, luego el procesado se fue con la escoba
vociferando palabras soeces y diciéndole serrana.
Tercero. Revisados los autos, se advierte que la responsabilidad penal del encausado Juan Máximo Porta Santana en
el delito imputado se encuentra acreditada por el mérito de:
i) La manifestación policial de la agraviada Zoila Cueva Monzón, de fojas trece, donde indicó que a las tres horas del
catorce de julio de dos mil trece, en circunstancias que se encontraba en la cocina de su domicilio preparando
desayunos para su posterior venta en la vía pública por parte de su hija, escuchó que sonó la puerta de ingreso de su
sala, por lo cual se dirigió a dicho lugar a ver, percatándose que una persona cargaba su televisor que había estado
sobre un estante, motivo por el cual lo cogió de la ropa y le preguntó cómo había entrado a su casa, pero este la agarró
de sus prendas a la altura del pecho y la arrinconó contra una mesa de madera, le tiró puñetes en la cara y luego la
tumbó al suelo, lastimándole en la cabeza y provocando que sangrara, luego a efectos de defenderse cogió un palo de
escoba y se lo tiró a dicha persona, pero este coge dicho objeto y la quiso golpear con el mismo, luego el sujeto se va
caminando vociferando palabras soeces pero dejó el televisor en el piso de la sala. Agregó la agraviada que reconoce
al encausado Juan Máximo Por Santana como la persona que pretendió sustraerle su televisor de su casa y al ser
descubierto la agredió físicamente.
ii) La declaración preventiva de la agraviada Zoila Cueva Monzón, de fojas ochenta y uno, donde se ratificó en el
contenido de su manifestación policial, y reiteró reconocer al acusado Juan Máximo Porta Santana como la persona
que intentó llevarse su televisor de su domicilio,
iii) El certificado médico legal de la agraviada Zoila Cueva Monzón, de fojas doce, realizado el catorce de julio de dos
mil trece, donde se advierte que presenta una herida de cuatro centímetros suturada en región interparietal,
equimosis verdosa en pómulo, mejilla, maxilar inferior izquierdo, causados por agente contundente duro;
concluyendo que requiere tres días de atención facultativa y diez días de incapacidad médico legal.
iv) El Acta de verificación realizada en el domicilio de la agraviada, a las dieciséis horas del catorce de julio de dos mil
trece, de fojas nueve, donde se dejó constancia de una puerta de fierro de un metro de ancho por dos metros veinte de
alto, con lunas de dos milímetros de ancho aproximadamente, observándose un orificio de seis centímetros en la luna
a la altura de la chapa. Asimismo al ingresar al mueble se observó una sala amplia, y sobre el piso hay un televisor
olor negro marca LG.
Cuarto. El encausado Juan Máximo Porta Santana en sus declaraciones a nivel preliminar, instrucción y juicio oral, de
fojas quince, cincuenta y ciento treinta y dos, respectivamente, aceptó haber causado las lesiones físicas que presenta
la agraviada Zoila Cueva Monzón; sin embargo, niega que los golpes se debieran a que esta lo sorprendió en su sala
en el momento que sustraía su televisor, sino refiere que lo hizo porque esta lo comenzó a agredir con un palo de
escoba a las afueras de su domicilio, debido a que momentos antes cayó una piedra a la puerta de su casa que le tiró a
un perro que lo quería morder; asimismo, señaló que la agraviada lo sindicó porque conjuntamente con su esposo se
quieren apropiar de un terreno que le pertenece. Al respecto, este Supremo Tribunal considera que la versión de los
hechos del acusado Porta Santana debe ser desestimada, dado que, conforme a su certificado médico legal de fojas
once, no presentó signos de lesiones traumáticas recientes, así como porque no existe medio de prueba que acredite la
supuesta animadversión de la agraviada por un problema de tierras; por tanto, el mencionado encausado estaría
tratando de evadir su responsabilidad penal en el delito imputado, la cual se encuentra acreditada con la sindicación
uniforme de la agraviada, su aceptación de haber agredido físicamente a esta, e incluso sus propias respuestas en sus
declaraciones, por cuanto, a nivel preliminar indicó que el televisor de la agraviada era viejo, y ante la pregunta de
cómo sabía ello si indicó no haber ingresado al domicilio de la agraviada, este respondió, que lo supo en la comisaría
y por sus amigos, refiriendo luego en acto oral que lo supo porque en la comisaría se lo dijeron, lo cual resulta
incoherente.
Quinto. Acreditada la responsabilidad penal del encausado Juan Máximo Porta Santana en el delito de robo
imputado, corresponde deslizar la pena impuesta; al respecto debe precisarse, que para los actos de imponer una
sanción penal debe tenerse presente que el legislador ha establecido las clases de pena, por consiguiente, se han fijado
los criterios necesarios para individualizarla judicialmente y concretarla, que dentro de este contexto debe observarse
el principio de proporcionalidad previsto en el artículo octavo del Título Preliminar del Código Penal, que nos
conduce a valorar el perjuicio y la trascendencia de la acción desarrollada por el agente culpable bajo el criterio de la
individualización, cuantificando la gravedad del delito y su modo de ejecución, el peligro ocasionado y la
personalidad o capacidad del presunto delincuente, conforme al artículo cuarenta y seis del citado Texto legal.
Sexto. Para efectos de establecer la pena a imponer al encausado recurrente debe tenerse en cuenta lo siguiente: i) El
delito de robo agravado imputado se encuentra previsto en el artículo ciento ochenta y ocho, concordado con los
incisos uno y dos del primer párrafo del artículo ciento ochenta y nueve del Código Penal -referida a las agravantes de
comisión del delito en casa habitada y durante la noche- sanciona al agente con pena privativa de libertad no menor
de doce ni mayor de veinte años. ii) La disminución prudencial de la pena, debido a que el delito imputado quedo en
grado de tentativa, conforme a lo dispuesto en el artículo dieciséis del Código Penal. iii) Sus condiciones personales,
esto es, refiere realizar trabajos eventuales, de grado de instrucción tercero de primaria y no registrar antecedentes
penales vigentes (registra condenas a penas suspendidas ya cumplidas), conforme se advierte de su certificado de
antecedentes penales de fojas sesenta y seis. Por tanto, teniendo en cuenta lo anotado consideramos que la pena
impuesta en la recurrida no resulta proporcional a la gravedad del delito cometido, sin embargo, este Supremo
Tribunal se encuentra impedido de aumentar prudencialmente la pena, debido a que el representante del Ministerio
Público no interpuso recurso de nulidad en este extremo, conforme a lo establecido en el artículo trescientos del
Código de Procedimientos Penales.
Séptimo. En cuanto al monto fijado por concepto de reparación civil, en virtud al artículo noventa y tres del Código
Penal, que establece que la reparación civil comprende, la restitución del bien o, si no es posible, el pago de su valor; y
la indemnización de los daños y perjuicios, en el presente caso, estando a la forma y circunstancias en que aconteció el
delito imputado y teniendo en cuenta que quedó en grado de tentativa, consideramos que el monto fijado por dicho
concepto en la sentencia recurrida resulta proporcional al daño ocasionado a la víctima.
DECISIÓN:
Por estos fundamentos, declararon: NO HABER NULIDAD en la sentencia del treinta de octubre de dos mil catorce,
de fojas ciento cuarenta y ocho, que condenó a Juan Máximo Porta Santana, como autor del delito contra el
Patrimonio, en la modalidad de robo agravado en grado de tentativa, en agravio de Zoila Cueva Monzón, a seis años
de pena privativa de libertad; y fijó en quinientos nuevos soles el monto que por concepto de reparación civil deberá.
Abonar a favor de la agraviada; con lo demás que contiene, y los devolvieron. Interviene el señor Juez Supremo
Príncipe Trujillo, por licencia del señor Juez Supremo Pariona Pastrana.
LA LEGALIDAD DEL PROCESO IMPUGNATORIO
CASACIÓN 413- 2014-LAMBAYEQUE
Francisco Celis Mendoza Ayma
SUMILLA: La Casación 413-2014, es equivoca, ha dado lugar a la práctica de un procedimiento no regulado por el
CPP; así se habilita a la Fiscalía Superior a sostener un objeto punitivo, no obstante que este extremo quedó firme con
la conformidad del Fiscal Provincial. Con ello se afectan varios principios, centralmente el principio de congruencia
recursal, pues los Jueces Superiores se pronuncian respecto de un objeto penal no impugnado por la Fiscalía
Provincial, utilizando como vehículo la pretensión impugnatoria del objeto civil interpuesta por el actor civil o al
agraviado.
1. LA GARANTÍA DE LA LEGALIDAD PROCESAL RECURSAL.
Configurado un conflicto punitivo se materializa una contradicción entre: i) el interés punitivo estatal expresado en la
persecución punitiva y ii) el interés libertario expresado en la oposición o resistencia del imputado. Son intereses
contrapuestos; por un lado, se pretende el castigo del imputado; por otro, el imputado resiste/opone al castigo. Este
conflicto debe ser resuelto, en un Estado democrático de Derecho, en el marco de la ley procesal, configurada desde la
Constitución y la Convención Interamericana de Derechos Humanos, conforme a derecho, única forma legítima de
resolver el conflicto punitivo. Así, la ley se erige en el límite al poder punitivo.
Sin embargo, el concepto poder punitivo presenta cierta indeterminación, y dado que su resultado se expresa
materialmente en castigo y dolor del imputado, entonces existe necesidad de controlar su ejercicio para evitar
cualquier atisbo de arbitrariedad; empero, no se puede controlar lo etéreo, difuso o meras abstracciones; solo se
controla lo que tiene definición o materialidad; de ahí la necesidad de determinar el modo como se configura el poder
punitivo y su ejercicio. En efecto, el ejercicio del poder punitivo se concreta en actos específicos realizados por
personas investidas de titularidad punitiva, que ejercen el cargo de fiscales y policías, y por personas investidas de
jurisdicción para adjudicar castigo. Los operadores punitivos están vinculados -conforme a su rol- al ejercicio del
poder punitivo y por ello expresan un interés punitivo estatal; pero, ese interés debe tener cobertura legal, para
controlar el desborde del pulsante voluntarismo punitivo individual. Así se manifiesta la dimensión de la ley procesal
como límite garantía; y materializa la tensión entre la ley procesal como límite-garantía para controlar la pulsión del
poder punitivo.
La toma de posición para asumir como postulado, que el principio de legalidad procesal opera como garantía límite,
es central. En ese orden, es cuestionable pretender encontrar el fundamento y la ratio de la persecución punitiva en la
ley procesal. La ley no es fundamento del proceso punitivo, la ley es su límite; la ley es garantía limitante del proceso
punitivo. Esta es la opción constitucional, y por consecuencia, está prohibida la analogía fundamentada en la ley penal
y en las normas que restrinjan derechos[1], pues la ley penal no es fundamento sino límite. En ese orden, el art VII
numeral 3 del Título Preliminar del CPP, establece la prohibición de interpretaciones extensivas y de la analogía,
precisamente porque la ley penal no es fundamento sino límite; la ley penal solo es fundamento si favorecen la
libertad o los derechos del imputado[2] . La ley procesal es una garantía central; es un medio jurídico-institucional de
Derecho Público que la Constitución y la ley contemplan para hacer posible el ejercicio controlado del poder punitivo y el ejercicio
de los derechos y libertades de los imputados.
La garantía de la ley procesal –legalidad procesal- es el medio por excelencia, que los operadores jurisdiccionales
aplican para impartir castigo. La legalidad procesal modula la tensión contradictoria entre la pretensión punitiva y la
resistencia libertaría del imputado. Opera como una garantía límite a la emotividad punitivista del operador penal,
pues no se debe impartir castigo fuera de un límite legal como contexto de garantía. La emotividad de la “malas
personas” o “buenas personas”, tienen un límite infranqueable en la garantía de la legalidad penal. Son ajenos al
proceso penal, cualquier tipo de “emotividades punitivas”, “justicia mediática” “sentimientos de justicia colectiva”,
“moralidades críticas” “creencias religiosas”, “justicia popular”, etc. Los jueces penales son nombrados
para decir derecho conforme a ley procesal penal, no conforme a sus pulsiones o sentimientos intensificados por
vivencias punitivistas, por más intensas que sean estas.
En síntesis, la garantía del principio de legalidad procesal se constituye en un estándar de racionalidad mínima para
que los operadores punitivos decidan con seguridad. En ese orden, el principio de legalidad recursal especifica el
principio de legalidad procesal; se erige en límite garantía para el ejercicio de la acción penal con la interposición de
la pretensión impugnatoria. Por tanto, el proceso impugnatorio deberá sujetarse estrictamente a los límites
establecidos en la ley
[1] Artículo 139 numeral 9 de la Constitución Política, señala: “Son principios de la función jurisdiccional: (…) 9. El
principio de inaplicabilidad por analogía de la ley penal y de las demás normas que restrinjan derechos.”
[2] “(…) La interpretación extensiva y la analogía quedan PROHIBIDAS mientras no favorezca la libertad del
imputado o el ejercicio de sus derechos.”
EL INTERÉS SUPERIOR DEL NIÑO SOBRE LOS DERECHOS DE LA MADRE [CASACIÓN
1961-2012, LIMA]
Sumilla.- En la presente Casación la Corte Suprema ha establecido que la interpretación de los artículos 84 y 85 del
Código de los Niños y Adolescentes, no se vulneran, si los menores han sido evaluados en el contexto del desarrollo
de los mismos, del actual cuidado que se les brinda y teniendo como norte el principio del “interés superior del niño”
y que un proceso de menores es siempre un problema complejo cuya solución se da con la evaluación exigente del
material probatorio. Y, aunque la tenencia de los menores estuvo a cargo de la madre anteriormente, el hijo deberá
permanecer con el progenitor con quien convivió mayor tiempo, siempre que le sea favorable, en concordancia con el
inciso “a” del Artículo 84 del Código de los Niños y Adolescentes.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL PERMANENTE
CASACIÓN Nº 1961-2012-LIMA
Lima, diez de setiembre de dos mil trece
VISTOS; la causa número mil novecientos sesenta y uno guion dos mil doce, en audiencia pública llevada a cabo en
la fecha y producida la votación con arreglo a Ley, emite la siguiente sentencia:
I ASUNTO
Viene a conocimiento de esta Suprema Sala, el recurso de casación interpuesto por la demandada Ana Cecilia Torres
del Águila, mediante escrito de fecha dieciocho de abril de dos mil doce, obrante a fojas ochocientos veintitrés, contra
la resolución número cinco de fecha dieciséis de marzo de dos mil doce que, entre otros, revoca la sentencia de
primera instancia que declara infundada la demanda sobre tenencia y reformándola, la declara fundada y, en
consecuencia, otorgan la tenencia y custodia de los niños a favor de su padre; asimismo fijaron un régimen de visitas a
favor de la demandada, con lo demás que contiene.
II ANTECEDENTES
1 Demanda: Por escrito de fojas diecisiete, William Fernando Miranda Dueñas, interpone demanda de tenencia de
menores, tratamiento psiquiátrico y psicológico, pensión de alimentos y régimen de visitas, alegando que fruto de su
matrimonio civil con la demandada procrearon dos menores hijos Lucianna Jimena Miranda Torres y Guillermo
Andrés Miranda Torres, de siete y tres años de edad, siendo que hace tres años la demandada fue diagnosticada con
trastorno bipolar lo que le produce constante evolución y cambio de los estados de ánimo, lo que determinó su
alejamiento del hogar conyugal debido a su comportamiento cambiante y su agresividad que hacía imposible la vida
conyugal. Agrega que uno de los síntomas que padece es el gasto compulsivo, que hizo que después de ocho meses de
su retiro lo demande por el pago de una pensión de alimentos a pesar de que en ningún momento incumplió sus
obligaciones como padre; asimismo, señala que sin existir ningún tipo de agresión hacia la demandada esta lo
denuncio por maltrato físico y psicológico y en mérito a ellos se sigue un proceso por violencia familiar y se abrió un
proceso penal por faltas contra el ahora demandante en el que se le absolvió. Señala que la demandada niega la
enfermedad de trastorno de bipolaridad por lo que truncó todos los tratamientos que recibió a lo largo de estos años
reflejándose en su conducta, lo que lleva a pensar que en algún momento la demandada en fase maniaca y depresiva
pueda ocasionar daños psicológicos o físicos a sus hijos y al recurrente.
2. Contestación de la demanda: Mediante escrito obrante a fojas treinta y seis, Ana Cecilia Torres Águila, contesta la
demanda, primero, deduciendo excepción de falta de legitimidad para obrar del demandante, señalando que este
abandonó el hogar conyugal, sustrayéndose a obligaciones de padre, lo cual llevó a que lo demandara por alimentos a
favor de sus dos menores hijos, siendo así el demandante no podía demandar tenencia pues antes habría sido
demandado por alimentos; asimismo contesta la demanda, señalando que en lo que respecta a la afirmación del
demandante de que ella adolezca de enfermedad mental se trata solo una afirmación de parte que no se sustenta en
ninguna prueba y que lo único que pretende es presionarla y desgastarla al extremo que no tenga fuerza mental para
reclamarle los alimentos.
3. Puntos controvertidos: Conforme aparece a fojas ciento treinta, habiéndose declarado infundada la excepción
deducida por la demandada mediante resolución número seis, y luego de declararse saneado el proceso, se fijaron
como puntos controvertidos, determinar si debe declararse la tenencia de los menores Lucianna Jimena y Guillermo
Andrés Miranda Torres de ocho y cuatro años de edad, a favor del padre demandante; y, como consecuencia de ello,
fijar un régimen de visitas a favor de la madre demandada; para este efecto deberá determinarse la existencia de una
causa debidamente justificada, pues las partes reconocen que el demandante ha sido demandado por alimentos antes
del inicio del presente proceso.
4. Resolución de primera instancia: Culminado el trámite correspondiente, el Juez mediante resolución número
veintiocho obrante a fojas quinientos setenta y uno, su fecha veintiuno de marzo de dos mil once, declaró infundada la
demanda; fundamentando la misma en: 4.1. Del Informe Psicológico de fojas ciento siete, practicado a la demandada,
no se aprecia que la misma adolezca de trastorno bipolar o que sea un peligro para sus hijos; de la Evaluación
Psiquiatra de fojas ciento cincuenta y uno, se concluye que la demandada no presenta psicosis y su personalidad está
dentro de los parámetros normales con rasgos inestables, no indicando la existencia de trastorno bipolar que le impida
cuidar a sus hijos. 4.2. Durante las audiencias se llevó a cabo la exhibición y ratificación de la pericia del Dr. Juan
Alejos Zirena en su calidad de neurólogo, del Dr. Víctor Orlado Cruz Campos psiquiatra y de la psiquiatra Rosa
Casanova Solimano, quienes no diagnosticaron trastorno bipolar, pero si personalidad dentro de los parámetros
normales con rasgos inestables, trastorno afectivo, no arrojando ningún trastorno de disfunción cerebral, trastorno
esquizo-afectivo, depresión, no habiéndose diagnosticado bipolaridad (aunque no se descartó en algunos casos), en
tanto que el psiquiatra Paúl Enrique Vega Adrianzén aprecia que padece de trastorno bipolar. De la entrevista con los
menores, la menor Lucciana refiere que quiere a ambos padres, y que quiere vivir con su madre y que su padre los
visite los fines de semana; respecto al menor Guillermo Andrés Miranda Torres en su entrevista refiere que desea
vivir con su mamá y que su padre los visite. 4.3. Se tiene en consideración que de los cinco psiquiatras y un psicólogo
que han tratado a la demandada, uno de ellos ha referido que su diagnóstico con respecto a la demandada es de
trastorno bipolar pero ha precisado que solo se entrevistó una sola vez con la demandada; por su parte los psiquiatras
restantes, incluyendo al psiquiatra del departamento de Medicina Legal, no han llegado a la conclusión de que la
demandada adolezca de trastorno bipolar pese a que todos ellos también se han entrevistado con la demandada;
razones por las que no se ha acreditado fehacientemente que la demandada sufra de trastorno bipolar. Asimismo de
los exámenes psicológicos de los menores, no se aprecia que la demandada sea violenta o agresiva con sus hijos;
asimismo respecto al informe social del demandante este vive en la casa materna con sus hermanos y es el soporte
económico de su familia, por ende no se ha establecido que cuente con disponibilidad para que se ocupe directamente
de los niños como si lo hace sumadre. 4.4. Los menores en las entrevistas han señalado que se encuentran a gusto
viviendo con su madre y que esta no los maltrata y por lo demás expresamente han referido que desean seguir
viviendo con ella y que su papá los visite, siendo así, conforme a lo dispuesto en el artículo 85 del Código de Niños y
Adolescentes, debe estarse a la opinión de los niños, esto sumado a que ellos siempre han estado al cuidado de
la madre y que no se puede afectar su estabilidad. 5. Fundamentos de la apelación: Mediante escrito de fojas
seiscientos sesenta y cinco, el demandante apela la sentencia, fundamentando la misma en que se ha probado que la
demandada padece de problemas psiquiátricos que nunca ha aceptado, habiendo intentado ayudarla para superarlos
recurriendo a varios psiquiatras entre los años dos mil tres y dos mil seis, no aceptando la demandada un tratamiento
psiquiátrico, tal como ha sucedido al no someterse a la evaluación psiquiátrica que fue dispuesta en el acto de
audiencia de fecha veintiocho de enero de dos mil diez, no habiéndose tomado en cuenta la conducta procesal de la
demandada; asimismo no se tomó en cuenta el hecho nuevo presentado por su parte, referido a que el día quince de
marzo de dos mil diez, cuando fue objeto de agresión por parte de la emplazada, quien le arrojó huevos y luego lo
insultó delante de sus hijos, golpeó con un martillo el parabrisas, las lunas del copiloto y los cuatro faros del auto,
luego que él le negara dar una suma de dinero para la reparación de una lavadora, estando a que recibe una pensión
de alimentos de S/. 3,300.00 (tres mil trescientos con 00/100 Nuevos Soles), sin incluir el pago directo del crédito
hipotecario de US$ 500.00 (quinientos con 00/100 Dólares Americanos), y los cerca de S/. 7,000.00 (siete mil con 00/100
Nuevos Soles) por la matrícula de sus hijos en el Colegio Jean Le Boulch; asimismo señala que la demandada viene
incumpliendo el régimen de visitas y que el colegio ha comunicado su decisión de no renovar la matrícula de su hijo
para el año dos mil once; indica además que sus menores hijos conocen a su actual pareja e hijos de esta, lugar donde
se ha acondicionado un dormitorio con todas las comodidades y que cuenta con las redes sociales necesarias para
recibir el soporte y acompañamiento. 6. Resolución de segunda instancia: Elevados los autos en virtud del recurso de
apelación interpuesto, la Sala Superior revocó la resolución de primera instancia, reformándola declaró fundada la
demanda; bajo los siguientes fundamentos: 6.1. Que, luego de la separación de los cónyuges, el padre no desatendió a
los menores, pues ha venido cumpliendo con sus obligaciones alimentarias así como también ejerciendo activamente
su derecho de patria potestad. 6.2. La demandada pese a no laborar y recibir mensualmente la pensión alimenticia,
tanto para su persona como para sus menores hijos, no ha brindado los cuidados necesarios para un óptimo desarrollo
integral de los niños, toda vez, que en el caso del niño Guillermo Andrés Miranda Torres, la Institución Educativa
FAP José Quiñones no le renovó la reserva del derecho de matrícula del año dos mil diez, así como tampoco el
Colegio Jean Le Boulch para el año escolar dos mil once, y en ambos casos por haberse presentado serias dificultades en
el manejo conductual del citado niño; el mismo que se corrobora con la pericia psicológica de fojas ciento diez que
establece que el citado menor presenta trastorno hipercinético disocial; que conforme a la carta notarial remitida por el
demandante al Colegio Jean Le Boulch, con fecha veintidós de diciembre de dos mil diez se señala “debo señalar que el
compromiso adquirido por mi persona de llevar a mi hijo a terapias durante el año 2010 no ha sido cumplido porque
lamentablemente no ejerzo en la actualidad la tenencia de mi hijo, y lamentablemente la madre de mi hijo Guillermo a pesar de
varios intentos de llevarlo no colaboró con este compromiso”; asimismo se señala que al ser preguntada a la demandada en
la audiencia única si sus hijos concurren a las terapias psicológicas, manifestó que no, y además se toma en cuenta la
respuesta de la demandada en cuanto señala que si tiene conocimiento de los problemas de conducta que tiene su
hijo, pero que no lo ha podido llevar por factor de dinero y tiempo del menor, lo cual a consideración de la Sala
Superior no se condice con la realidad, pues en autos ha quedado debidamente establecido que el demandante
cumple con sus obligaciones alimentarias, más aún, si la propia emplazada admite a fojas quinientos diecinueve, que
el actor se encuentra al día en el pago de los alimentos. 6.3. Asimismo se toma en cuenta las evaluaciones psicológicas
y el informe social relacionado con los menores, que no son favorables, al establecerse que si bien los menores cuentan
con una inteligencia superior a lo normal, sin embargo tienen regular rendimiento escolar, lo que demuestra que
la madreno les brinda los cuidados necesarios para su formación integral. 6.4. Se observa que la demandada no tiene
un adecuado control de emociones, conforme se verifica con la constatación policial de fecha quince de marzo de dos
mil diez ante la Comisaría de Santa Felicia, de fojas cuatrocientos ochenta y cinco; en las que se indica que la
denunciada cogió unos huevos y los lanzó contra su cónyuge en presencia de sus menores hijos, además saco un
martillo metálico y causó daños materiales al vehículo del actor conforme lo corrobora el efectivo policial de la
Comisaría de Santa Felicia y el vigilante Pablo Layme Vilca, así como las fotografías de fojas cuatrocientos ochenta y
seis, lo que no resulta favorable para el desarrollo integral de sus menores hijos. 6.5. Además se aprecia del cuaderno
de medida cautelar de régimen de visitas provisional a favor del accionante que la demandada no ha cumplido con lo
ordenado por el órgano jurisdiccional, conforme a las constancias policiales de fojas cincuenta y cuatro, cincuenta y
seis, cincuenta y siete, cincuenta y nueve y sesenta, y no ha garantizado el derecho de los niños de mantener el
contacto con su padre, habiendo incluso sido requerida mediante resolución de fecha siete de agosto de dos mil
nueve, lo que ha dado como consecuencia que el demandante se vea impedido de llevar al menor Guillermo Miranda
a las terapias psicológicas especializadas en modificación de conducta, condicionadas por los Centros Educativos
“José Quiñones” y “Jean Le Boulch”, para que pueda continuar con sus estudios escolares, lo que ha motivado que al
niño no se le permita continuar con sus estudios en dichos centros educativos. 6.6. Ha sido tomado en consideración
lo señalado en el Preámbulo de la Convención sobre los Derechos del niño, que dice que el niño, para el pleno y
armonioso desarrollo de su personalidad debe crecer en el seno de la familia, en un ambiente de felicidad, amor y
comprensión en concordancia con el artículo 9.3 de dicha Convención, que prescribe “Los Estados Partes respetarán el
derecho del niño, que esté separado de uno o de ambos padres a mantener relaciones personales y contacto directo con ambos
padres de modo regular, salvo si ello es contrario al interés superior del niño” y los artículos 74, 84, 88 del Código de los
Niños y Adolescentes. 6.7. En tal sentido, la Sala Superior revoca la sentencia recurrida así como también fija un
régimen de visitas a favor de la madre a efectos de mantener el vínculo materno filial.
III RECURSO DE CASACIÓN
La Suprema Sala mediante la resolución de fecha cinco de julio de dos mil doce ha declarado procedente el recurso de
casación interpuesto por la demandada Ana Cecilia Torres del Águila, por la infracción normativa de los artículos IX y
X del Título Preliminar y de los artículos 84 y 85 del Código de los Niños y Adolescentes; así como el artículo 139
incisos 3º y 5º de la Constitución Política del Estado, al haber sido expuestas las referidas infracciones con claridad y
precisión señalándose además la incidencia de ellas en la decisión impugnada.
IV CUESTIÓN JURÍDICA A DEBATIR
En el presente caso, la cuestión jurídica en debate radica en determinar si se han infringido las reglas del debido
proceso y motivación, así como las normas referidas a tenencia y custodia de menores.
V FUNDAMENTOS DE ESTA SUPREMA SALA
Primero. Que, el debido proceso formal constituye una garantía constitucional que asegura que en la tramitación de
un proceso, se respeten determinados requisitos mínimos[1]. Tales requisitos, que han sido objeto de discusión[2], en
general se considera que abarcan los siguientes criterios: (i) Derecho a ser oportunamente informado del proceso
(emplazamiento, notificación, tiempo razonable para preparar la defensa); (ii) Derecho a ser juzgado por un juez
imparcial, que no tenga interés en un determinado resultado del juicio; (iii) Derecho a tramitación oral de la causa y a
la defensa por un profesional (publicidad del debate); (iv) Derecho a la prueba; (v) Derecho a ser juzgado sobre la base
del mérito del proceso; (vi) Derecho al juez legal. Derecho fundamental que asiste a todos los sujetos de derecho a
plantear sus pretensiones o a ser juzgados por auténticos órganos jurisdiccionales, creados mediante Ley Orgánica,
pertenecientes al Poder Judicial, respetuosos con los principios constitucionales de igualdad, independencia y
sumisión a la ley, y constituidos con arreglo a las normas comunes de competencia preestablecidas. Segundo. Que, se
advierte que la recurrente sostiene que la resolución cuestionada no se encuentra debidamente motivada. En realidad,
como se aprecia, no cuestiona en sí el debido proceso ni en estricto defectos de motivación, sino el material probatorio,
con todo debe señalarse que aquí se ha respetado el derecho a ser informado del proceso, al juez imparcial, a la
publicidad del debate y el derecho de defensa, a la prueba, a ser juzgado sobre el mérito del proceso y al juez legal.
Nada de eso se ha cuestionado por lo que este extremo del recurso debe ser rechazado. Tercero. Que, siendo ello así, y
haciéndose la precisión respectiva, este Tribunal Supremo verificará si la resolución impugnada se encuentra
indebidamente motivada. Cabe indicar que: “La motivación de la decisión judicial es una exigencia constitucional (Art. 139
incs. 3º y 5º); por consiguiente, el Juzgador para motivar la decisión que toma debe justificarla, interna y externamente,
expresando una argumentación clara, precisa y convincente para mostrar que aquella decisión es objetiva y materialmente justa, y
por tanto, deseable social y moralmente[3]“. Cuarto. Que, en esa perspectiva, debe indicarse, en cuanto a la justificación
interna (que consiste en verificar que “el paso de las premisas a la conclusión es lógicamente —deductivamente—
válido” sin que interese la validez de las propias premisas), que el orden lógico propuesto por la Sala Superior ha sido
el siguiente: (i) Como premisa normativa la sentencia ha considerado dos normas fundamentales: a) el artículo 81 del
Código de los Niños y Adolescentes, que en caso de desacuerdo la tenencia la resuelve el juez dictando las medidas
necesarias para su cumplimiento; y, b) el artículo 84 del Código de los Niños y Adolescentes, en el extremo que
prescribe que el juez priorizará el otorgamiento de la tenencia o custodia a quien mejor garantice el derecho del niño,
niña o adolescente a mantener contacto con el otro progenitor. (ii) Como premisa fáctica la Sala Superior ha advertido
que los menores han sido descuidados y que la madre tiene un carácter inestable. (iii) Como conclusión la sentencia
considera que la demanda debe ser amparada. Tal como se advierte, la deducción lógica de la Sala es compatible
formalmente con el silogismo que ha establecido, por lo que se puede concluir que su resolución presenta una debida
justificación interna. Quinto. Que, en lo que concierne a la justificación externa, esta consiste en controlar la
adecuación o solidez de las premisas[4], lo que supone que la(s) norma(s) contenida(s) en la premisa normativa sea(n)
norma(s) aplicable(s) en el ordenamiento jurídico y que la premisa fáctica sea la expresión de una proposición
verdadera[5]. En esa perspectiva, este Tribunal Supremo estima que la justificación externa realizada por la Sala
Superior es adecuada. En efecto, las normas indicadas son las correctas para resolver el presente caso, pues las
premisas normativas aluden a dispositivos referidos a la tenencia y custodia de menores, los que además, conforme se
advierte en el considerando vigésimo segundo de la sentencia, han sido concordados con el Preámbulo y el artículo
9.3. de la Convención sobre los Derechos del Niño. A su vez, la premisa fáctica corresponde al material probatorio
existente. Dada la corrección de la premisa normativa y fáctica, la conclusión a la que se arribó fue la adecuada,
existiendo debida justificación externa. Sexto. Que, en lo que respecta a los problemas específicos de motivación se
tiene que, existe motivación aparente cuando en una determinada resolución judicial parece que se justifica la decisión
pero su contenido no explica las razones del fallo; que existe motivación insuficiente cuando no hay un mínimo de
motivación exigible y que existe motivación incongruente cuando se dejan incontestadas las pretensiones o se desvía la
decisión del marco del debate judicial[6]. Tales incorrecciones no se encuentran en la sentencia recurrida. Así, como se
ha presentado en líneas precedentes, se ha justificado la decisión tanto en el aspecto de los hechos como en el
normativo, hay argumentación prolija y se han contestado las pretensiones existentes, como se puede apreciar del
relato detallado de los eventos sucedidos entre las partes y de las normas legales utilizadas. En tal sentido, este
Tribunal Supremo estima que se ha fundamentado el porqué del sentido del fallo y se han contestado rigurosamente
las pretensiones existentes. Sétimo. Que, por otra parte, debe verificarse si, como señala la recurrente, no se ha
tomado en cuenta que el hijo debe permanecer con el progenitor con el que vivió más tiempo, y que se ha incurrido en
error cuando se menciona que sus hijos tienen regular rendimiento cuando en el caso de Guillermo Andrés tiene un
promedio de catorce y la menor Lucianna Jimena el de excelente; situaciones ambas que vulnerarían el artículo 84 del
referido cuerpo legal. Asimismo, debe verificarse si al no tomarse en cuenta la opinión de los menores, se ha
vulnerado el artículo 85 del Código de los Niños y Adolescentes. Octavo. Que, sobre el particular debe mencionarse
que los artículos IX y X del Código de los Niños y Adolescentes hacen referencia al interés superior del niño y a los
procesos de menores como problemas humanos[7]. Se trata de normas principistas que guían la interpretación del
resto del articulado del referido Código y que deben atenderse, tanto por ser dispositivos legales vigentes como
porque responden a los Tratados Internacionales suscritos por el país (por todos: Convención Internacional de los
Derechos del Niño). Siendo ello así las infracciones alegadas por la recurrente al artículo 84 y 85 del Código de los
Niños y Adolescentes[8] referidos a las facultades del juez en los casos de tenencia y a la necesidad de escuchar la
opinión del niño deben ser interpretadas en el marco de las normas principistas antes señaladas. Noveno. Que,
establecidos los parámetros legales antes señalados, se observa que, con respecto a la permanencia de los menores con
el progenitor que los tuvo más tiempo, debe señalarse que, en efecto, el artículo 84.1 menciona que ello es así, pero
dicho dispositivo culmina con la siguiente frase: “siempre que le sea favorable”. No se trata, por tanto, de una norma
fatal, imperativa, que no admite modificaciones; por el contrario, precisamente porque es necesario preservar
el “interés superior del niño”, se trata de una regla jurídica flexible, que se adecúa a lo que le favorece y que, por lo
tanto, antes que privilegiar los factores tiempo, edad, sexo o permanencia protege ese “interés superior”,
considerando al menor como sujeto de derecho y rechazando que se le tenga como objeto dependiente de sus padres o
subordinado a la arbitrariedad de la autoridad. Así expuestas las cosas, aunque la permanencia del niño con uno de
sus progenitores es un elemento a considerar, tal hecho cede cuando tal evento no sea favorable a él. Lo mismo que se
ha dicho sobre el artículo 4.1 debe señalarse con respecto al artículo 85 del Código de los Niños y Adolescentes, es
decir, la opinión de los menores es importante, pero debe ser evaluada con el conjunto de medios probatorios
existentes, a fin de determinar qué es lo que conviene al menor. Décimo. Que, en lo relacionado al error en el
promedio escolar de los menores, se observa por la propia declaración de la recurrente en su recurso de casación y por
lo expuesto a fojas ochocientos doce que Guillermo Andrés tiene un promedio por debajo del regular, pues apenas
llega a trece ponto setenta y ocho, siendo que en el contexto de su Informe Psicológico lo tiene como persona de
inteligencia superior. En cambio, conforme se aprecia a fojas ochocientos once, sí es verdad que Lucianna Jimena tiene
un promedio destacado (AD). No obstante, esa equivocación de la Sala Superior no solo no genera nulidad alguna,
sino además en nada modifica la contundencia de sus afirmaciones. Undécimo. Que, en efecto, el promedio escolar es
solo uno de los factores tomados en cuenta para dictar la sentencia; a ello se ha agregado que a Guillermo Andrés no
se le haya renovado la matrícula del año dos mil diez en la Institución Educativa FAP “José Quiñones” ni en el dos mil
once en el “Colegio Jean Le Boulch”, y en ambos casos por problemas de conducta del menor, que no han merecido la
vigilancia y el control deseable por parte de la recurrente, más aun cuando ha contestado en Audiencia Única que “no
ha podido llevar (a su hijo al psicólogo) por factor dinero y tiempo del menor’ cuando se ha acreditado el cumplimiento de
las obligaciones alimentarias por parte del padre. Asimismo, si bien, como se ha dicho, el promedio de notas de
Lucianna Jimena es bueno, no es menos verdad que la educación no puede reducirse a la actividad escolar, sino se
desarrolla también en la casa donde se vive. Allí el ambiente es inadecuado para ambos menores. Así, conforme lo
expone el Informe Psicológico (fojas ciento trece), Lucianna Jimena, que tiene inteligencia superior con coeficiente
ciento doce, es también una niña con “autoestima por debajo de lo normal, con sentimientos de inferioridad y
desvalorización” y con “síndrome de niña maltratada”. Por su parte, Guillermo Andrés, señala el Informe Psicológico, que
también tiene una inteligencia superior con coeficiente ciento quince, es “fronterizo a nivel social’ y, tal como se ha
relatado en líneas precedentes, ha tenido problemas de conducta en los dos colegios donde ha estado. Todo ello
demuestra que la madre no ha desempeñado de manera debida su labor de resguardo y cuidados necesarios para su
formación. Duodécimo. Que, a ello, debe añadirse, como lo ha hecho la sentencia impugnada: – Que el médico
neurólogo y psiquiatra de la Clínica Medlab ha señalado que trató a la recurrente porque presenta trastorno afectivo y
que le realizó dos evaluaciones para descartar trastorno neurológico, y que a la tercera sesión (que iba a servir para
descartar un posible trastorno bipolar) la ahora demandada ya no concurrió. – Que el psiquiatra del Instituto Nacional
de Salud Mental “Honorio Delgado” refiere haber tratado a la madre de los menores que entonces padecía “depresión
mayor” y que, dado el grado de desconfianza que tenía, le pidió descartar trastorno esquizoafectivo, no concurriendo
la paciente a ninguna otra cita. – Que la Historia Clínica obrante de fojas doscientos sesenta y ocho a doscientos
setenta informa que la recurrente padece episodio depresivo moderado, D/C trastorno bipolar, lo que fue ratificado
por el médico tratante. – Que la pericia psicológica practicada a la causante señaló que sufre de trastorno de ansiedad
generalizada. – Que, a lo expuesto se añade que la recurrente no tiene un adecuado control de sus emociones,
habiendo lanzado huevos y golpeado con un martillo el auto del demandante. Décimo Tercero. Que, lo expuesto
permite concluir que en nada se han vulnerado los artículos 84 y 85 del Código de los Niños y Adolescentes, pues
ellos han sido evaluados en el contexto del desarrollo de los menores, del actual cuidado que se les brinda y teniendo
como norte el principio del “interés superior del niño” y que un proceso de menores es siempre un problema
complejo cuya solución se da con la evaluación exigente del material probatorio, como se ha hecho en el presente caso.
VI. DECISIÓN
Por estas consideraciones y conforme a lo establecido en el artículo 397 del Código Procesal Civil:
Declararon INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por la demandada Ana Cecilia Torres del Águila, de
fecha dieciocho de abril de dos mil doce, obrante a fojas ochocientos veintitrés; en consecuencia NO CASARON la
sentencia de vista del dieciséis de marzo de dos mil doce, que corre a fojas setecientos treinta y
tres; DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el Diario Oficial El Peruano conforme a ley; en los
seguidos por William Fernando Miranda Dueñas contra Ana Cecilia Torres del Águila, sobre tenencia y custodia de
menor; y los devolvieron; interviniendo como ponente el señor Juez Supremo Calderón Castillo. SS.
ALMENARA BRYSON / HUAMANÍ LLAMAS / ESTRELLA CAMA / RODRÍGUEZ CHAVEZ / CALDERÓN
PUERTAS
[1] Carocca Pérez, Alex, “El debido proceso y la tutela judicial efectiva en España”, en Normas Legales, octubre,
[Trujillo], 1997, pp. A81-A104.
[2] Por ejemplo, para Bernardis, por su parte, considera, siguiendo la jurisprudencia norteamericana, que ese “máximo
de mínimos” estaría constituido por los requisitos de notificación y audiencia (notice and hering). Bernardis, Luis
Marcelo, La garantía procesal del debido proceso, Cultural Cuzco, Lima, 1995, pp. 392-414.
[3] Primer Pleno Casatorio, Casación N.º 1465-2007-Cajamarca. En El Peruano, Separata Especial, 21 de abril de 2008, p.
22013.
[4] Atienza, Manuel, Las razones del derecho. Sobre la justificación de las decisiones judiciales. En
http://razonamientojurídico.blogspot.com.
[5] Moreso, Juan José y Vilajosana, Josep María. Introducción a la teoría del Derecho. Marcial Pons, Madrid, p. 184.
[6] Sentencia del Tribunal Constitucional. Expediente N.º 0037-2012-PA/TC.
[7] Artículo IX. Interés superior del niño y del adolescente. En toda medida concerniente al niño y al adolescente que
adopte el Estado a través de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, del Ministerio Público, los Gobiernos
Regionales, Gobiernos Locales y sus demás instituciones, así como en la acción de la sociedad, se considerará el
Principio del Interés Superior del Niño y del Adolescente y el respeto a sus derechos. Artículo X. Proceso como
problema humano. El Estado garantiza un sistema de administración de justicia especializada para los niños y
adolescentes. Los casos sujetos a resolución judicial o administrativa en los que estén involucrados niños o
adolescentes serán tratados como problemas humanos.
[8] “Artículo 84. Facultad del juez. En caso de no existir acuerdo sobre la tenencia, en cualquiera de sus modalidades,
el juez resolverá teniendo en cuenta lo siguiente: a) El hijo deberá permanecer con el progenitor con quien convivió
mayor tiempo, siempre que le sea favorable; b) El hijo menor de tres (3) años permanecerá con la madre; y c) para el
que no obtenga la tenencia o custodia del niño, niña o adolescente debe señalarse un régimen de visitas. En cualquiera
de los supuestos, el juez priorizará el otorgamiento de la tenencia o custodia a quien mejor garantice el derecho del
niño, niña o adolescente a mantener contacto con el otro progenitor.
CONCURRENCIA DE CIRCUNSTANCIAS ATENUANTES PRIVILEGIADAS EN LA
DETERMINACIÓN DE LA PENA
El segundo tema giró en torno a la definición de las atenuantes privilegiadas para calcular judicialmente la pena
El 17 de octubre del 2015 se desarrolló el Pleno Jurisdiccional Distrital en Materia Penal y Civil de la Corte de
Superior de Justicia de Apurímac, en el auditorio “José María Arguedas” de la sede central del Poder Judicial en
dicha región. Se contó con la presencia de los jueces de todos los niveles del distrito judicial mencionado.
Los temas abordados en el pleno jurisdiccional fueron los siguientes:
1. La prescripción de la ejecución de la reparación civil.
2. La concurrencia de cirncunstancias atenunantes privilegiadas en la determinación judicial de la pena.
3. ¿Frente a un recurso de apelación contra un auto que resuelve declarar fundado un sobreseimiento parcial (etapa
intermedia), es concedido con efecto suspensivo o diferido?
4. ¿Para efectuar las liquidaciones de pensiones devengados en los procesos de alimentos se deben considerar las
liquidaciones que ya generaron un proceso penal por omisión de asistencia familiar?
5. ¿Se afecta el debido proceso y el derecho de defensa del demandado cuando se aplica el juzgamiento anticipado en
los procesos de violencia familiar?
El segundo tema giró en torno a la definición de las atenuantes privilegiadas para calcular judicialmente la
pena. Como se sabe, un pleno jurisdiccional tiene el propósito de uniformizar criterios jurisprudenciales en
temas controversiales que los jueces enfrentan en su labor de administrar justicia. A continuación, presentamos la
transcripción de la segunda discusión.
CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE APURÍMAC
PLENO JURISDICCIONAL DISTRITAL EN MATERIA PENAL Y CIVIL
Sábado 17 de octubre del 2015
ACTA DE SESIÓN PLENARIA
En la ciudad de Abancay, siendo las nueve de la mañana del diecisiete de octubre del año dos mil catorce, los señores
Jueces Superiores y Especializados del Distrito Judicial de Apurímac, cuya relación se detalla a continuación, se
reunieron en el Auditorio “José María Arguedas Altamirano” de la Corte Superior de Justicia de Apurímac, en Sesión
Plenaria, en mérito a la Resolución Administrativa N° 1232-2015-P-CSJAP/PJ., de fecha veintinueve de setiembre del
año dos mil quince; con el objeto de llevar a cabo el “PLENO JURISDICCIONAL DISTRITAL EN MATERIA PENAL Y
CIVIL”, con la finalidad de uniformizar criterios en los temas que forman parte del pleno.
[…]
Después de constatada la asistencia de la mayoría de los magistrados convocados, se procedió a declarar instalada la
sesión, seguidamente el Presidente de la Corte Superior de Justicia de Apurímac, Magister René G. Olmos Huallpa,
dio por inaugurado el evento; a continuación hizo el uso de la palabra el Presidente de Plenos Jurisdiccionales Doctor
Jelio Paredes Infanzón, exponiendo los alcances y objetivos del Pleno, posteriormente se dieron a conocer las pautas
metodológicas.
A continuación se abrió el debate de los temas en el orden indicado, precisando que actúa como moderador de los
debates el Dr. Jelio Paredes Infanzón, luego de la exposición de los temas a cargo de los ponentes y luego de los
debates pertinentes en cada comisión, se procedió a la votación de todos los Jueces Superiores Titulares y
Provisionales, se llegaron a los siguientes ACUERDOS PLENARIOS.
TEMA II
LA CONCURRENCIA DE CIRCUNSTANCIAS ATENUANTES PRIVILEGIADAS EN
LA DETERMINACIÓN JUDICIAL DE LA PENA
PRIMERA PONENCIA:
Puede admitirse como circunstancias atenuantes privilegiadas:
Las previstas en el artículo 21° del Código Penal sobre responsabilidad atenuada que correspondan, prevé:
“En los casos del artículo 20, cuando no concurra alguno de los requisitos necesarios para hacer
desaparecer totalmente la responsabilidad, el juez podrá disminuir prudencialmente la pena hasta límites
inferiores al mínimo legal”.
La confesión sincera.
SEGUNDA PONENCIA:
Puede admitirse como circunstancias atenuantes privilegiadas no solo las previstas en el artículo 21° que
correspondan y la confesión sincera sino también: El error de prohibición vencible, el error de comprensión
culturalmente condicionado -comprensión disminuida-, la tentativa, el desistimiento voluntario, la responsabilidad
restringida por la edad, la complicidad secundaria.
FUNDAMENTO:
En el derecho penal el principio de legalidad es el principio rector, siendo así aquellas circunstancias no están
previstas taxativamente como circunstancias atenuantes privilegiadas, empero estando al principio pro homini, de
humanidad de las penas, razonabilidad y proporcionalidad deben ser tomadas en cuenta para la atenuación de la
pena hasta límites inferiores al mínimo legal.
VOTACIÓN
TESTIGO CON CÓDIGO DE RESERVA Y DERECHO DE DEFENSA [CASACIÓN 539-2016,
HUÁNUCO]
Otra pepa jurisprudencial compartida por el insansable colega Frank Valle Odar, a quien por supuesto agredecemos.
Sumilla: Testigo con Código de Reserva y suficiente motivación de la sentencia de vista. La reserva de la identidad
del testigo está prevista por la norma procesal (artículo 248, inciso 2, apartado d del Código Procesal Penal), como una
medida de protección, y si bien, era parte de la estrategia de la defensa técnica del recurrente, conocer la identidad del
testigo M21, la propia norma procesal (artículo 250 inciso 2 del Código acotado) le otorga los mecanismos para
conocer su identidad, el no haber presentado a lo largo del proceso dicho requerimiento no infringe el derecho de
defensa y presunción de inocencia.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
PRIMERA SALA PENAL TRANSITORIA
RECURSO DE CASACIÓN N.° 539-2016, HUÁNUCO
PONENTE: JOSÉ LUIS LECAROS CORNEJO
SENTENCIA DE CASACIÓN
Lima, veintisiete de octubre de dos mil diecisiete
VISTO: en audiencia pública, el recurso de casación concedido por inobservancia de precepto constitucional -defensa
y presunción de inocencia- y de infracción de la garantía de motivación, interpuesto por el acusado Luis Alberto II
Sánchez Montes, contra la sentencia de vista de fojas setecientos cuarenta y cinco, del tres de mayo de dos mil
dieciséis, que confirmando la sentencia de primera instancia de fojas seiscientos treinta y tres, del veintiocho de
septiembre de dos mil quince, lo condenó por delito de homicidio calificadoen agravio de Benigno Santos Falcón, a
treinta y cinco años de pena privativa de libertad, y al Pago de diez mil soles por concepto de reparación civil; con lo
demás que contiene.
PRIMERO. Que por sentencias condenatorias de mérito declararon probado que el encausado Luis Alberto II
Sánchez Montes es autor de la comisión del delito de homicidio calificado en agravio de Benigno Santos Falcón,
basados en que con fecha dieciocho de diciembre de dos mil doce, a las catorce horas con treinta minutos,
aproximadamente, el citado acusado ingresó haciendo ruido al ambiente del inmueble ubicado a la altura del Coliseo
15 de Agosto, al “Bar Espinoza” ubicado en el jirón Huamalies número ciento treinta y siete – Paucarbambilla –
Amarilis, y se dirigió a la mesa donde se encontraba el occiso consumiendo licor y jugando cartas, efectuando
disparos en el cuerpo del agraviado ocasionado su muerte inmediata, huyendo el acusado por el mismo lugar donde
ingresó.
SEGUNDO. Que contra la sentencia de primera instancia el imputado Sánchez Montes, protestando inocencia,
interpuso recurso de apelación de fojas seiscientos cincuenta y nueve, del cinco de octubre de dos mil quince. En el
procedimiento de apelación no se ofreció ni actuó prueba nueva. Esta Apelación fue desestimada por la Sala Penal de
Apelaciones de Huánuco mediante sentencia de vista de fojas setecientos cuarenta y cinco, del tres de mayo de dos
mil dieciséis, que confirmó el fallo precedente y la declaración de culpabilidad, así como la pena y la reparación civil
impuestas. Por ello la defensa técnica del citado encausado planteó el recurso de casación de fojas setecientos setenta y
dos, del diecisiete de mayo de dos mil dieciséis.
TERCERO. Que elevada la causa a este Supremo Tribunal, cumplido el trámite de traslado a las partes recurridas, se
expidió la Ejecutoria Suprema de fojas cuarenta y siete del cuaderno de casación, del veinticuatro de febrero de dos
mil diecisiete, y solo admitió a trámite el citado recurso por las causales de inobservancia de precepto constitucional -
defensa y presunción de inocencia- y de infracción de la garantía de motivación.
CUARTO. Que instruido el expediente en Secretaría, señalada la fecha para la audiencia de casación el doce de
octubre de dos mil diecisiete, realizada esta con la concurrencia de las partes procesales, el estado de la causa es la de
expedir sentencia.
QUINTO. Que deliberada la causa en secreto y votada el mismo día, este Supremo Tribunal acordó con pronunciar la
presente sentencia de casación, en los términos que a continuación se detallan, y señaló para la audiencia de su
lectura, en la fecha.
FUNDAMENTOS DE DERECHO:
PRIMERO. La defensa técnica del encausado Luis Alberto II Sánchez Montes en su recurso de casación de fojas
setecientos setenta y dos, en la parte pertinente referida a las causales de inobservancia de precepto constitucional -
defensa y presunción de inocencia- y de infracción de la garantía de motivación (artículo 429 incisos 1 y 4 del Código
Procesal Penal) sostiene:
La sentencia de vista se basa como prueba de cargo determinante en el testimonio de un testigo anónimo,
cuya reserva de identidad fue adoptada por la Fiscalía en la investigación preliminar, y nunca fue puesto a
consideración del Juzgado de Investigación Preparatoria, del Juzgado de Juzgamiento ni de la Sala Penal
de Apelaciones.
No se efectuó el control de identidad del testigo anónimo, al respecto no obra pronunciamiento específico
de parte del órgano jurisdiccional sobre la permanencia de dicha medida de seguridad, y por tanto no
pudo cuestionar la imparcialidad u objetividad del testimonio del testigo en reserva.
La condena se basó en dicho testimonio, y pese a que no es uniforme la Sala de Apelación consideró lo
contrario.
No se probó el móvil del hecho atribuido.
La declaración del perito balístico es contradictoria con lo que señaló el testigo anónimo, ya que se aluden
a armas de fuego distintas.
La Sala de Apelación no explicó sus inferencias ni respondió a sus agravios.}
SEGUNDO. Conforme ha sido establecido por Ejecutoria Suprema de fojas cuarenta y siete del cuaderno de casación,
del veinticuatro de febrero de dos mil dieciséis, los motivos de casación admitidos están referidos a:
Las limitaciones presuntamente irrazonables respecto de las garantías de defensa procesal y de presunción
de inocencia, de utilizarse el testimonio de un testigo anónimo, sin dar oportunidad para cuestionar su
posible falta de parcialidad, y darle mérito para una condena pese a que no constan pruebas de
corroboración aun cuando periféricas.
De igual manera la motivación de. la sentencia de vista, sin referirse a los motivos de la apelación y al
juicio de insuficiencia del testimonio anónimo, puede encajar en la causal de infracción de la garantía de
motivación.
TERCERO. Que en la sentencia de vista recurrida, objeto del recurso de casación se señala lo siguiente:
La Sala de apelación aprecia que la defensa no cuestionó la materialidad del delito, sino únicamente la
esfera de la culpabilidad denunciando concretamente que se le condenó sobre la base de una valoración
inadecuada de las pruebas actuadas en juicio, consideró solo la versión del testigo con Código de Reserva
M21, plagada de contradicciones, y que el móvil sentimental no fue comprobado; que analizará el extremo
recurrido, y precisará sobre la materialidad del delito, y los motivos que justifican la condena.
Las pruebas instrumentales actuadas en el juicio oral permitieron acreditar la materialidad del delito;
ahora queda determinar si las pruebas actuadas en el juicio permitieron establecer la participación de
Sánchez Montes.
En ese sentido la Sala de Apelaciones valoró, conforme lo hizo el Colegiado A Quo, la versión
circunstanciada, coherente, persistente, y sobre todo librada de cualquier contenido de incredibilidad
subjetiva del testigo con Código de Reserva M21, cuya declaración permitió confirmar la participación del
acusado; que el día dieciocho de diciembre de dos mil doce, a las catorce horas y treinta minutos
aproximadamente, cuando el citado testigo de Código de Reserva M21 se encontraba en el segundo piso
del Bar Espinoza, libando licor con el agraviado Benigno Santos Falcón, Stalin y una persona no
identificada, Fredy Espinoza Silva, Neto Espinoza Silva y Zahori Espinoza Silva (los tres últimos hijos de
la dueña del local), se presentó el acusado Sánchez Montes, quien ingresó por el jirón Ambo, hizo un ruido
muy fuerte de disparo, se acercó a la mesa donde estaba el agraviado bebiendo y jugando cartas, e
inmediatamente en presencia de los testigos de Reserva (M20 y M21), el acusado se encontraba con el
rostro descubierto, se dirigió al agraviado, le apuntó con el arma de fuego a la cabeza y efectuó varios
disparos, el agraviado cayó al suelo y el testigo con Código de Reserva M21 logro esquivar los disparos,
procediendo el acusado a huir del local por el mismo lugar que ingresó; al respecto el citado testigo señaló
“yo estoy completamente seguro que la persona que disparó al agraviado fue el alias “viejo” (Luis Alberto
II Sánchez Montes) porque yo lo vi, él entró sin ninguna máscara, ni nada, para proteger su rostro y lo
puedo reconocer que es el señor apodado el “viejo”; explicó que la identidad del acusado la supo en el
penal en el reconocimiento de persona; que conoció al acusado con el apelativo de “viejo” o “abuelo”
cuando frecuentaba a tomar, que no puede señalar cuantos disparos efectúo el acusado porque estaba
atemorizado; la declaración de este testigo ostenta aptitud suficiente para generar certeza sobre su versión
de los hechos; su relato tiene corroboración periférica que lo fortalece, como es el acta de reconocimiento
de persona, del veintisiete de diciembre de dos mil trece, de fojas sesenta y ocho, acto en el cual el testigo
con Código de Reserva M21 luego de haber brindado las características físicas del acusado lo identificó
como la persona que victimó al agraviado.
En ese mismo sentido declaró el perito Roger Ronald Canchos Cuba, indicó que fueron tres disparos los
que impactaron en el cuerpo del occiso, dos en la cabeza y uno a nivel cervical, el orificio en la zona
craneana produjo laceración y perforación del cerebro y por ello su muerte fue inmediata. El análisis
externo de estas situaciones, bajo la concepción normativa del dolo, puntualizó que el acusado al realizar
disparos en una zona de alto compromiso de la vida con consecuencia fatal inmediata; máxime si los
disparos se produjeron en posición de adelante hacia atrás.
Si bien no existiría congruencia entre lo relatado por dicho testigo con lo vertido por el perito, empero
aquella impresión no puede servir de base para descartar el relato incriminador del testigo, en tanto la
identificación del acusado se mantuvo incólume durante todo el juicio, más aun si el testigo explico que en
ese momento estuvo atemorizado, no puede catalogarse su versión como incongruente y a partir de ello
cuestionar la integridad del relato incriminador.
Del mismo modo con la declaración del perito balístico forense Rikell Vargas Meléndez se corroboró lo
señalado por el testigo M21 sobre el tipo de arma que utilizó Sánchez Montes para dar muerte al
agraviado, fue definitivamente una pistola, pues dijo en el juicio oral que dichos proyectiles fueron
disparados de una misma arma de fuego, precisó que las muestras fueron tres proyectiles de cartucho
para pistola semiautomática, calibre 380 (9mm, corto).
En ese mismo sentido declaró el perito químico farmacéutico Henry Montellanos Cabrera, quien ratificó el
estado de embriaguez del agraviado; el hermano de la víctima Queven Elpidio Santos Falcón sostuvo que
cuando llegó al lugar de los hechos encontró a su hermano bajo la mesa tirado y que escuchó que fue
“viejo” quien le habría dado muerte; declaración jurada de Stalin Ali Cortez Cornelio, señaló que el día de
los hechos estuvo con el agraviado en el instante que se produjo el ataque, que un sujeto desconocido
apareció y disparó contra su amigo; versión que fue corroborado con lo dicho por el testigo Zahori Adrián
Espinoza Silva, quien dijo que en la mesa donde se encontraba el agraviado libando licor, estuvo Fredy,
Stalin y su persona, sosteniendo lo propio la testigo Jackeline Denisse Espinoza Silva, la que indicó haber
escuchado un fuerte ruido y cuando subió al segundo piso vio al agraviado muerto, tirado en el piso; en
suma se aprecia en el relato del testigo en reserva, es una declaración circunstanciada del evento,
corroborada con diversas declaraciones testimoniales; sobre la persistencia en la incriminación, el relato se
mantiene desde la fase de investigación preliminar, habiéndose por su dicho logrado identificar al
acusado a través de la diligencia de reconocimiento de persona, durante el plenario reiteró su versión.
Durante la audiencia de apelación la defensa cuestionó que, no se sabe de quién se trata el testigo con
Código de Reserva, por ende no puede cuestionar la existencia o inexistencia de la ausencia de
incredibilidad subjetiva; sobre este asunto es de mencionar que nuestro ordenamiento procesal autoriza
las testimoniales con Código de Reserva, situación que es de conocimiento del acusado y su defensa desde
la fase preliminar del proceso, no habiéndolo cuestionado en ningún momento, tampoco promovido
mecanismo idóneo con dicho fin, es más, conforme se expresa en la sentencia durante la etapa intermedia
tampoco se pidió la exclusión de esta declaración.
Sobre el móvil del asesinato, comparte lo expresado por el colegiado A quo, en base a la actividad
probatoria durante el juicio oral, llegó al convencimiento que se encuentra frente a un caso de homicidio
calificado por alevosía; la muerte del agraviado la produjo el acusado, quien sorpresivamente hizo su
aparición y sin posibilidad del agraviado de defenderse o repeler la agresión, le efectuó varios disparos
mortales; el agraviado presentó nivel de alcohol en la sangre ubicándolo en el espacio de alteración de la
conciencia, estado de ebriedad que era de conocimiento del acusado, que conforme al relato del testigo en
reserva estuvo libando licor en el primer nivel del local, y a sabiendas que el agraviado se encontraba en el
segundo nivel se apareció por la parte que da por el jirón Ambo, con lo que se configura la agravante de
asesinato por alevosía, por lo que no cabe ingresar a controvertir el supuesto móvil de presunta relación
sentimental entre Jackeline Denisse Espinoza Silva con el occiso o con el acusado.
CUARTO. Que en cuanto al motivo de casación por la causal de inobservancia de precepto constitucional -defensa y
presunción de inocencia- referido a haberse utilizado el testimonio de un testigo anónimo sin dar oportunidad para
cuestionar su posible falta de parcialidad; se tiene que, la reserva de la identidad del testigo está prevista por la norma
procesal (artículo 248 inciso 2, apartado d del Código Procesal Penal), como una medida de protección, y si bien, era
parte de la estrategia de la defensa técnica del recurrente, conocer la identidad del testigo M21, la propia norma
procesal (artículo 250 inciso 2 del Código acotado) le otorga los mecanismos para conocer su identidad; que al no
haber presentado a lo largo del proceso dicho requerimiento no se infringe su derecho de defensa, presunción de
inocencia, ni mucho menos falta de imparcialidad en la valoración de dicha prueba, tanto más, si como se advierte del
acta de audiencia de juicio oral, del cuatro de marzo de dos mil quince -fojas trescientos ochenta y tres-, la defensa
técnica, no solo tuvo la oportunidad de oponerse a que la declaración del citado testigo M21 se llevara a cabo sin la
presencia del acusado, sino también de examinar al citado testigo.
QUINTO. Que la sentencia de vista desde el recurso de apelación del imputado, analizó el conjunto de la prueba
actuada; no solo revisó la declaración del testigo M21, sino que también verificó el acta de reconocimiento de persona,
examinó las declaraciones de los peritos balísticos y químico farmacéutico y la de los testigos; esto es, realizó una
evaluación critica, de su suficiencia, desde el aporte de las demás pruebas que obran en autos y que dieron mérito a la
condena del recurrente.
SEXTO. Ahora en cuanto, a la infracción de la garantía de motivación, dicha exigencia obliga a los jueces a expresar
con I claridad y con razones fácticas y de derecho la decisión judicial que emitan; así la motivación tiene que ser
completa, legítima y lógica para garantizar la correcta emisión de los fallos judiciales; en ese sentido la motivación
descansa en la declaración de hechos probados, y en la interpretación y aplicación de las normas jurídicas materiales
que rigen tanto el injusto penal y la culpabilidad, como las reglas sobre la medición de las penas y la reparación civil;
los hechos que deben probarse, en un primer ámbito, son aquellas que exige la norma jurídico penal para estimar el
hecho penalmente antijurídico y culpable.
La exigencia de la motivación de las resoluciones judiciales también se expresa en la obligación que tiene el juez de
analizar la prueba incorporada al proceso, a fin de fijar los hechos que han sido debidamente acreditados y luego
discurrir jurídicamente sobre ellos; es decir la sentencia debe constituir la expresión razonada de la valoración
concreta e individualizada de todos los elementos que integran el conflicto, de las pruebas de cargo y de descargo que
ofrecieron los sujetos procesales y que se practicó en el juzgamiento.
La transgresión de materializa cuando el juez ignora o no valora las pruebas personales y documentales propuestos,
evidenciando una intención de resolver el caso de una determinada manera en tanto solo utilizo aquellos elementos
favorables a la decisión que previamente eligió, o tampoco se refirió a los motivos de apelación.
SÉTIMO. En el caso concreto, se indica que puede encajar en la causal de infracción de la garantía de motivación, el
no haberse referido a los motivos de apelación y al juicio de insuficiencia del testimonio anónimo; los Jueces
Superiores en la sentencia recurrida explicaron que la defensa no cuestionó la materialidad del delito, sino únicamente
la esfera de la culpabilidad denunciando en concreto que se le condenó sobre la base de una valoración inadecuada de
las pruebas actuadas en el juicio, solo se consideró la versión del testigo con Código de Reserva M21, y que el móvil
sentimental no fue probado; al respecto, los Jueces Superiores realizaron un examen de la coherencia, precisión y no
contradicción de los datos proporcionados, esto es la estructura racional del testimonio, así como una evaluación
crítica de su suficiencia, desde el aporte de las demás pruebas que obran en autos, como ya se ha señalado; de lo que
se desprende que la motivación ha sido suficiente.
OCTAVO: En atención a lo expuesto, es de aplicación el artículo 540 numeral 2 del Código Procesal Penal, por lo que
debe condenarse al pago de costas al imputado recurrente.
DECISIÓN
Por estos fundamentos: I. Declararon INFUNDADO el recurso de casación por inobservancia de precepto
constitucional -defensa y presunción de inocencia- y de infracción de la garantía de motivación, interpuesto por el
acusado Luis Alberto II Sánchez Montes. En consecuencia, NO CASARON la sentencia de vista de fojas setecientos
cuarenta y cinco, del tres de mayo de dos mil dieciséis, que confirmando la sentencia de primera instancia de fojas
seiscientos treinta y tres, del veintiocho de septiembre de dos mil quince, lo condenó por el delito de homicidio
calificado en agravio de Benigno Santos Falcón, a treinta y cinco años de pena privativa de libertad, y al pago de diez
mil soles por concepto de reparación civil; con lo demás que contiene. II. CONDENARON al sentenciado el pago de
las costas del recurso desestimado de plano, y ORDENARON su liquidación al Secretario del Juzgado de
Investigación Preparatoria competente. III. DISPUSIERON que la presente sentencia casatoria se lea en audiencia
pública por la secretaria de esta Suprema Sala Penal; y, acto seguido, se notifique a todas las partes apersonadas a la
instancia. IV. MANDARON que cumplidos estos trámites se devuelva el proceso al órgano jurisdiccional de origen y
se archive el cuaderno de casación en esta Corte Suprema.
DESESTIMAN RETRACTACIÓN DE MUJER GOLPEADA POR SU EXCONVIVIENTE QUE
LO HIZO PARA «LIBRARLO DE LA CÁRCEL» [R.N. 1784-2014, LIMA]
La agraviada se retractó diciendo que «su mamá [del agresor] ha venido llorando y su mamá es una abuelita... Mis
hijos sufren también... Trabajo y no me alcanza, se viene el alquiler y no tengo con qué pagar: se me hace difícil, qué
puedo hacer».
POR
Sumilla. La responsabilidad penal del encausado, en la perpetración del delito contra la vida, el cuerpo y la salud
(feminicidio en grado de tentativa), se acreditó de modo suficiente con la prueba de cargo actuada en el presente
proceso.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA PENAL TRANSITORIA
R.N. 1784-2014, LIMA
Lima, diecinueve de abril de dos mil dieciséis.
VISTO: el recurso de nulidad interpuesto por el sentenciado Juan Huayta Corimanya, contra la sentencia de fojas
trescientos setenta y nueve, del treinta de enero de dos mil catorce; que lo condenó como autor del delito contra la
Vida, el Cuerpo y la Salud –Feminicidio en grado de tentativa, en perjuicio de Basilia Marcani Bobadilla; y le
impusieron doce años de pena privativa de libertad efectiva y fijó en dos mil soles el monto que por concepto de
reparación civil deberá abonar a favor de la agraviada.
Interviene como ponente la señora jueza suprema Barrios Alvarado.
FUNDAMENTOS
PRIMERO. Que el encausado Juan Huayta Corimanya, en su recurso formalizado de fojas trescientos noventa y siete,
señala que los hechos ocurrieron de manera accidental, pues nunca tuvo la intención de causar lesión a la agraviada,
lo cual ha quedado evidenciado con el certificado médico legal. Agrega que carece de antecedentes, tiene domicilio
fijo y trabajo conocido siendo el único sostén de su hogar, además que se encuentra arrepentido por lo que no volverá
a cometer tales hechos. Finalmente, señala que se hizo cargo de los gastos de curación de la agraviada, quien en la
actualidad lo visita constantemente en el penal.
SEGUNDO. Que la señora representante del Ministerio Público, a través de su acusación obrante a tojas doscientos
cincuenta y lo determinado en la sentencia, atribuye al procesado Juan Huayta Corimanya haber intentado quitar la
vida a su exconviviente Basilia Marcani Bobadilla, hecho ocurrido el diecinueve de setiembre de dos mil doce,
aproximadamente a las nueve y treinta de la mañana. En ese momento la agraviada se encontraba en el interior de su
domicilio, ubicado en el asentamiento humano Rodrigo Franco, manzana C, lote diecisiete, en el distrito de Santiago
de Surco, ingresó su exconviviente y padre de sus hijos, Juan Huayta Corimanya, para exigirle dinero para la
sociedad de la panadería que pensaba poner. Ante su negativa, le exigió que volviera con él, desencadenándose una
pelea que terminó con ella desmayada, ensangrentada, con múltiples golpes, cortes en el brazo derecho y heridas
diversas, producidas por haber sido pateada cuando se encontraba en el suelo. Luego de haber recobrado la
conciencia, el procesado volvió a insistirle para que regresara con él y ella, por temor, accedió, pidiéndole que no la
mate y que la lleve al Hospital María Auxiliadora, donde le suturaron la herida de siete centímetros que tenía en el
hombro derecho, las que tenía a nivel del pecho y antebrazo. En el trayecto al hospital, el procesado la siguió
amenazando con matarla y que luego se quitaría la vida si contaba lo sucedido, culpando del hecho al vecino, no
obstante, en el servicio de Emergencia del referido hospital contó todo lo sucedido y los médicos dieron cuenta a las
autoridades policiales, quienes intervinieron al procesado y lo condujeron a la comisaría. Al efectuar el registro
domiciliario hallaron el cuchillo con el que el procesado había producido las lesiones.
TERCERO. Es un hecho incontrovertible que el encausado Juan Huayta Corimanya, la mañana del diecinueve de
setiembre de dos mil doce, ingresó a la casa de su exconviviente Basilio Marcani Bobadilla, lugar en el que sostuvo
una fuerte discusión y le propinó múltiples golpes y cortes en el cuerpo con un cuchillo de cocina.
CUARTO. Ahora bien, de la revisión de autos se advierte que la condena impuesta al sentenciado Huayta
Corimanya se encuentra arreglada a ley, pues si bien el encausado ha negado su intención de querer matar a su
exconviviente, esta versión se rebate en principio con las declaraciones de la agraviada Basilia Marcani Bobadilla -
véase folios catorce y ciento sesenta; respectivamente- donde sindicó a su exconviviente Juan Huayta
Corimanyacomo la persona que la agredió físicamente, cuando se negó a ser socia del negocio que tenía (panadería):
este le apretó el ojo izquierdo y agarró una frazada con la cual la envolvió e intentó torcerle el cuello, para luego
patearla a la altura de la espalda, circunstancias en las que perdió la conciencia. Al despertar, se encontraba en el piso
herida en su hombro derecho, con una lesión en el pecho y con una herida cortante a la altura del antebrazo; por tal
razón, le solicita en ese momento que no la mate, y le dice que volvería con él pero que la llevara al hospital, a lo que
accedió. En el trayecto, la amenazó de muerte. Si bien la agraviada, ante el plenario -véase folios trescientos cuarenta y
tres-, varía su versión señalando que el encausado no la golpeó y que la herida ocasionada con un agente punzo
cortante se debió a que se lanzó sobre el encausado en los instantes que este tenía un cuchillo con el que estaba
cortando asado, lo que resulta poco creíble, dadas las diferentes lesiones que presentaba al momento de acudir al
mencionado hospital, que quedaron plasmadas en el informe médico y certificados médicos legales efectuadas a la
agraviada. A ello se aúna que en la declaración donde se retractó advierte un sentimiento de culpa por la detención
del encausado, acotando que es el único sostén del hogar. La agraviada refiere: “Su mamá ha venido llorando y su
mamá es una abuelita… Mis hijos sufren también… Trabajo y no me alcanza, se viene el alquiler y no tengo con qué
pagar: se me hace difícil, qué puedo hacer”, razón por la cual se otorga mayor fiabilidad a las declaraciones brindadas
a nivel policial e instrucción, que resultan tener coherencia con las pruebas actuadas, ello en consonancia con el
precedente vinculante establecido en la Ejecutoria Suprema del Recurso de Nulidad número tres mil cuarenta y cuatro
guión dos mil cuatro guión Lima, de fecha uno de diciembre de dos mil cuatro.
QUINTO. Que los actos realizados por el inculpado y corroborados con la declaración primigenia de la víctima se
hallan acreditados con la versión del inculpado, las lesiones que describe el Certificado Médico Legal, no
evidenciándose por las características de las lesiones con arma punzo cortante -los certificados médicos legales
números 061766-L-D. 061968-V, 066976-PF-AR practicados a la agraviada Marcani Bobadilla, así como el informe
médico del hospital de apoyo María Auxiliadora, que en lo esencial da cuenta de las lesiones sufridas por la
agraviada, en las que sindicó al procesado como el causante de las mismas, evidenciándose lesiones punzocortanfes
de 2.5 x 0.2 centímetros, suturadas con tumefacción leve subyacente en la cabeza superior interna en la cara anterior
del hombro derecho: 2.5 x 0,2 centímetros suturada con bordes eritematosos irregulares y tumefacción leve subyacente
en la cara externa del codo derecho; se evidencia lesión de tres centímetros; N.° 1/3 superior de brazo derecho de 7
centímetros de profundidad en dirección torácica, ocasionadas con agente punzocortante. así como equimosis rojiza
de 1.5 x 1 centímetro de tumefacción leve subyacente en la región occipital izquierda del cuero cabelludo: equimosis
rojiza de 4.5 X 3,6 centímetros en la región lumbar superior derecha, ambas ocasionadas por agente contuso-, que
estas sean accidentales y menos que se hayan realizado sin intención de afectar a la agraviada, pues la ubicación de las
lesiones denotan que fue direccionado el ataque a zonas vitales y su arrepentimiento no constituye tal en la medida
que afirma que lo realizado fue casual.
DECISIÓN
Por estas razones, de conformidad con lo expuesto por el señor Fiscal Supremo en lo Penal, declararon: NO HABER
NULIDAD en la sentencia de fojas trescientos setenta y nueve, del treinta de enero de dos mil catorce; que lo condenó
como autor del delito contra la Vida, el Cuerpo y la Salud – Feminicidio en grado de tentativa, en perjuicio de Basilia
Marcani Bobadilla; y le impusieron doce años de pena privativa de libertad efectiva y fijó en dos mil soles el monto
que por concepto de reparación civil deberá abonar a favor de la agraviada; con lo demás que dicha sentencia
contiene; y es materia de recurso. DISPUSIERON se devuelvan los autos al Tribunal Superior para los fines de ley.
Hágase saber a las partes persohadas en esta Sede Suprema.
TÉRMINOS DE LA ACUSACIÓN NO SE PUEDEN BASAR EN INFERENCIAS,
PRESUNCIONES O INTERPRETACIONES «CONTRA REO» [R.N. 1040-2017, LIMA NORTE]
Sentencia compartida por el colega Frank Valle Odar.
POR
Sumilla: i) La declaración de la agraviada, para ser considerada como prueba de cargo, debe cumplir con las garantías
de certeza establecidas en el Acuerdo Plenario dos-dos mil cinco/CJ-ciento dieciséis; la ausencia de verosimilitud
limita su consideración para fundamentar una condena, ii) Los términos de la acusación no se pueden basar en
inferencias, presunciones o interpretaciones contra reo. Sus alcances deberán ser netamente objetivos, garantizando en
todo momento su titularidad de la acción penal y su responsabilidad en la carga de la prueba; por ello, corresponde
ratificar la absolución por insuficiencia probatoria.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA PENAL PERMANENTE
R.N. N.° 1040-2017, LIMA NORTE
Lima, veintiséis de septiembre de dos mil diecisiete
VISTOS: el recurso de nulidad interpuesto por el señor Fiscal de la Tercera Fiscalía Superior Penal de Lima Norte
contra la sentencia expedida el trece de febrero de dos mil diecisiete por los integrantes de la Segunda Sala Penal para
Procesos con Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima Norte, que absolvió a Jorge Femando Carmona
Ramírez de la imputación fiscal como presunto autor del delito contra el patrimonio-robo agravado, en perjuicio
de Angie Estefanía Saldaña Luyo. Intervino como ponente el señor Juez Supremo Sequeiros Vargas.
PRIMERO. FUNDAMENTOS DE IMPUGNACIÓN
1.1. El acta de reconocimiento contra el imputado fue realizada en presencia del representante del Ministerio Público,
por ende, posee valor probatorio para ser considerada como prueba de cargo.
1.2. La conclusión a la que arribó la Sala Superior es errada, dado que el testigo, efectivo policial Hurtado Sánchez, en
su testimonial presentada a nivel judicial, folios ochenta y nueve a noventa, indicó que fue testigo presencial y
observó el robo y la fuga, así como el modo de su intervención del ahora procesado; pero que por el transcurso del
tiempo -seis años-, no recordó con precisión los hechos, ratificándose en su declaración previa.
1.3. La declaración de la agraviada debe ser valorada en sus propios términos, dado que esta no indicó que perseguía
al sujeto que portaba los bienes que le sustrajeron, razón por la que no se debe desestimar su declaración, al no
habérsele hallado al sentenciado los bienes que la agraviada reputaba como sustraídos.
2. CONTENIDO DE LA ACUSACIÓN
2.1. HECHO IMPUTADO
Se imputa a Jorge Fernando Carmona Ramírez que el veintiséis de mayo de dos mil once, aproximadamente a las
catorce horas, en circunstancias en que la agraviada se encontraba transitando por la intersección de la avenida
Caquetá con Túpac Amaru, del distrito de San Martín de Porres, interceptó a esta junto con otra persona, quienes le
arrebataron su cartera, por lo que se produjo un forcejeo para despojarla de tal bien, que contenía tres celulares, un
USB y otros documentos personales. Luego los facinerosos emprendieron la fuga, y fueron capturados en instantes
posteriores.
2.2. CALIFICACIÓN JURÍDICA
Artículo ciento ochenta y ocho. Robo
El que se apodera ilegítimamente de un bien mueble total o parcialmente ajeno, para aprovecharse de él,
sustrayéndolo del lugar en que se encuentra, empleando violencia contra la persona o amenazándola con un peligro
inminente para su vida o integridad física seré reprimido con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor de
ocho años.
Artículo ciento ochenta y nueve. Robo agravado
La pena seré no menor de doce ni mayor de veinte años si el robo es cometido:
4.Con el concurso de dos o más personas.
CONSIDERANDO
PRIMERO. FUNDAMENTOS DEL PRONUNCIAMIENTO IMPUGNADO
La declaración de la agraviada no se halla corroborada con medios objetivos que satisfagan la exigencia de
verosimilitud. El efectivo policial encargado de la intervención, en juicio oral, sostuvo que, por el transcurso del
tiempo, no recuerda los incidentes de la intervención, y finalmente indicaron que no obra prueba enfocada en la
desestimación del fundamento de defensa propuesto por el sentenciado sobre los motivos por los que estuvo en el
lugar de la intervención.
SEGUNDO. DETERMITACION DEL ÁMBITO DE PRONUNCIAMIENTO
Corresponde verificar si la declaración de la agraviada cumple con las garantías de certeza para ser considerara
prueba de cargo, conforme al Acuerdo Plenario número dos-dos mil cinco/CJ-ciento dieciséis, así como evaluar si
existen medios de prueba que vinculen a Carmona Ramírez como autor del delito de robo.
TERCERO. FUNDAMENTOS DEL TRIBUNAL SUPREMO
La materialidad del delito se halla acreditada con la declaración de la agraviada; empero, en un proceso penal se
requiere además de la acreditación del acto la determinación de la naturaleza delictiva y la vinculación del hecho con
una persona.
En el juicio oral, conforme a los términos de la imputación, no se acreditó la vinculación antes
mencionada, pues la declaración de la agraviada carece de la garantía de certeza referida a la
verosimilitud, entendida como aquella exigencia de corroboraciones periféricas de carácter objetivo que
doten de aptitud probatoria a la declaración de la agraviada. Al respecto, se debe considerar que Jorge
Fernando Carmona Ramírez no fue intervenido en posesión de los bienes que la agraviada reputó como
sustraídos, y que, si bien la agraviada lo reconoció, dicho acto no se halla corroborado con medios
probatorios de carácter objetivo.
Por el contrario, el señor representante del Ministerio Público, en su dictamen de acusación, vía
presunción de posesión, afirmó que la persona que acompañaba al ahora procesado fue quien habría
huido con los bienes de la agraviada. Empero, dicha afirmación tampoco se halla corroborada con la sola
declaración de la agraviada, tanto más si el efectivo policial Edhen Hurtado Sánchez que concurrió a juicio
oral a declarar respecto a la intervención del ahora procesado, y el lapso en el que habrían perdido de vista
a los presuntos delincuentes, refirió que por el transcurso del tiempo no recuerda con precisión; por ello,
la prueba de cargo no posee la suficiencia probatoria para determinar la autoría del delito imputado a
Carmona Ramírez.
Finalmente, sin justificación suficiente, el representante del Ministerio Público desestimó el argumento de
defensa propuesto por el procesado respecto a su ubicación por inmediaciones del lugar en el que fue
intervenido, dado que esperaba a su menor hija, que estudia en un colegio ubicado cerca al lugar de su
intervención.
3.5. Los términos de la acusación no se pueden basar en inferencias, presunciones o interpretaciones contra reo. Sus
alcances deberán ser netamente objetivos, garantizando en todo momento su titularidad de la acción penal y su
responsabilidad en la carga de la prueba; por ello, corresponde ratificar la absolución por insuficiencia probatoria.
DECISIÓN
Por ello, los integrantes de la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República ACORDARON:
I. NO HABER NULIDAD en la sentencia expedida el trece de febrero de dos mil diecisiete por los integrantes de la
Segunda Sala Penal para Procesos con Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima Norte, que absolvió a Jorge
Fernando Carmona Ramírez de la imputación fiscal como presunto autor del delito contra el patrimonio-robo
agravado, en perjuicio de Angie Estefanía Saldaba Luyo.
II. MANDAR que se transcriba la presente ejecutoria al Tribunal de origen. Hágase saber. Intervino el señor Juez
Supremo Ventura Cueva por licencia del señor Juez Supremo Neyra Flores.
¿EN QUÉ CASOS SE PUEDE VOLVER A VALORAR LA PRUEBA PERSONAL EN SEGUNDA
INSTANCIA? [CASACIÓN 541-2015, LAMBAYEQUE]
POR
Sumilla.- La prohibición de volver a valorar prueba personal en segunda instancia no resulta absoluta puesto que
esta se puede llevar a cabo si fue entendida con error, si la narración no es lo suficientemente clara o, que haya sido
desvirtuada por pruebas practicadas en segunda instancia.
PRIMERA SALA PENAL TRANSITORIA
CASACIÓN 541-2015, LAMBAYEQUE
SENTENCIA DE CASACIÓN
Lima, veintisiete de febrero de dos mil diecisiete
VISTOS: en audiencia pública; el recurso de casación interpuesto por el FISCAL SUPERIOR, contra la sentencia de
vista del 19 de mayo de 2015; que revocó la de primera instancia del 5 de septiembre de 2014; que condenó al
procesado DIÓGENES MELANIO QUISPE PEREZ, como autor del delito contra la libertad sexual – violación sexual
de menor de edad, en perjuicio de la menor identificada con las iniciales L. B. M. E., a cadena perpetua; y fijó en diez
mil soles el monto que por concepto de reparación civil deberá pagar a favor de la perjudicada; y, reformándola, lo
absolvió de la acusación fiscal formulada en su contra por el citado delito.
Interviene como ponente el señor PRÍNCIPE TRUJILLO.
CONSIDERANDO
Antecedentes:
Primero. De autos se tiene que mediante sentencia del 5 de septiembre de 2014 (véase a fojas ciento cuatro), el
Juzgado de Juzgamiento de Jaén, de la Corte Superior de Justicia de Lambayeque, condenó a Diógenes Melanio
Quispe Pérez como autor del delito contra la libertad sexual-violación sexual de menor de edad, en perjuicio de la
agraviada de iniciales M. E. L. B., a cadena perpetua y al pago de diez mil soles por concepto de reparación civil.
Segundo. Contra dicha decisión, el procesado interpuso recurso de apelación (véase a fojas ciento veinticuatro), el
mismo que fue concedido y resuelto por la Sala Descentralizada Mixta, de Apelaciones y Penal Liquidadora de Jaén,
mediante resolución del diecinueve de mayo de dos mil quince (véase a fojas ciento setenta y dos), con la que se
resolvió revocar la condena de primera instancia y absolver al acusado.
Tercero. En mérito a ello, el representante del Ministerio Público, interpuso recurso de casación (véase a fojas ciento
ochenta y seis), el cual fue concedido por la Sala Superior y remitido a esta Suprema Instancia para su calificación.
Motivos de la concesión
Cuarto. El auto de calificación de fecha veintidós de enero de dos mil dieciséis (véase a fojas treinta y uno el
cuadernillo formado en esta Instancia Suprema), precisó que la concesión de la casación pretendida por el Fiscal
Superior, se limitarían a:
i) “El segundo motivo de casación es la inobservancia de normas legales de carácter procesal sancionadas con
nulidad; al respecto, se advierte que la Sala Penal de Apelaciones habría inobservado el artículo cuatrocientos
veinticinco. inciso dos, del Código Procesal Penal, que establece que la Sala Superior no puede otorgar diferente valor
probatorio a la prueba personal que fue objeto de inmediación por el juez de primera instancia, lo cual ocurrió en el
presente caso, pues e dio valor probatorio distinto a la versión de la menor agraviada y luego de realizar un reexamen
del cual se encuentra impedido por Ley, precisó que la declaración de Ja víctima no reúne los requisitos exigidos en el
Acuerdo Plenario número dos-dos mil cinco/CJ-ciento dieciséis, para enervar la presunción de inocencia que asiste a
todo procesado (…)”.
ii) “El último motivo de casación es la manifiesta ilogicidad del fallo, la que según el recurrente se habría producido
porque la Sala Superior no explicó las razones por las cuales, haciendo un reexamen de los hechos, terminó por
absolver al imputado; al respecto, se advierte que, en efecto, la Sala de Apelaciones, al revocar la sentencia de Primera
Instancia no explicó ni desarrolló debidamente cuáles fueron los fundamentos en los que se basó para emitir una
sentencia absolutoria, por lo que habría existido una motivación aparente, evidenciándose claramente la manifiesta
ilogicidad en los fundamentos de la sentencia recurrida, por lo que también se trata de un motivo susceptible de
análisis en sede casacional”.
Análisis del caso
Quinto. Según la acusación fiscal (véase a fojas uno) se imputa al acusado que el día dos de julio del año dos mil trece,
a las quince horas con diez minutos, se encontraba en el interior del aula de la Institución Educativa de la Florida,
distrito de la Capilla, cuando llamó a la agraviada con la finalidad de tomarle un examen oral mientras sus
compañeros se ^encontraban en el patio en su hora de recreo. Fue así que el acusado le dijo que la ayudaría en sus
exámenes y procedió a quitarle su ropa para después practicarle el acto sexual y una vez terminado le dijo que se
retire a su recreo también.
Sexto. La sentencia de primera instancia fundamentó la condena en mérito a la sindicación de la menor quien señaló
la forma y circunstancias del evento sufrido a manos del acusado; asimismo, dicha imputación se corroboró con el
Certificado Médico Legal N.° 000562-DCLS y la Pericia Psicológica N.° 000563-2013-PSC. Del mismo modo, dicha
versión se refuerza con las declaraciones testimoniales de los padres de la menor agraviada (Reynaldo Lozada
Coronado y María Reyna Benavides Vásquez). Así, contrastada la denuncia de la menor agraviada con los requisitos
contemplados en el Acuerdo Plenario N.° 02-2005, se verificó que estos se cumplían y, por lo tanto, la sindicación de la
menor tenía virtualidad procesal suficiente para enervar la presunción de inocencia del acusado, quien al ser su
profesor se hizo merecedor de la sanción penal de cadena perpetua (último párrafo del artículo dentó setenta y tres,
del Código Penal).
Séptimo. Llevada a cabo la audiencia de apelación, se apreció que las partes no ofrecieron nuevos medios de prueba.
En la sentencia de vista se observa que la Sala Superior, sobre la base de los argumentos de apelación, concluyó que la
versión de la menor no resulta creíble puesto que esta señaló que las relaciones se produjeron solo por vía vaginal y
que los hechos se produjeron en el salón de clases, y ello no resulta lógico puesto que este tipo de delitos se produce
en la clandestinidad y porque el examen médico concluyó que la menor también tuvo relaciones contranatura.
Asimismo, señaló que la versión no se encuentra corroborada con medios probatorios periféricos debido a que el
examen psicológico señaló que esta no presentaba indicadores significativos de afectación emocional asociadas al
hecho denunciado. Finalmente no le otorga verosimilitud puesto que con posterioridad a los hechos inició una
relación convivencial con su pareja, lo que demuestra una falta de afectación emocional. En ese sentido, para la Sala
de revisión, la sindicación de la víctima no reúne los requisitos del Acuerdo Plenario N.° 02-2005, por lo que se
mantiene vigente la presunción de inocencia del acusado y por lo tanto se lo absolvió.
Octavo. Ahora bien, el numeral dos, del artículo cuatrocientos veinticinco señala que: “La Sala Penal Superior sólo
valorará independientemente la prueba actuada en la audiencia de apelación, y las pruebas pericial, documental,
preconstituida y anticipada. La Sala Penal Superior no puede otorgar diferente valor probatorio a
la prueba personal que fue objeto de inmediación pro el Juez de primera instancia, salvo que su valor probatorio sea
cuestionado por una prueba actuada en segunda instancia”. Asimismo, conforme ya lo señaló esta Suprema Instancia
en la Casación N.° 05-2007, HUAURA, se tiene que: “(…) el Tribunal de Alzada no está autorizado a variar la
conclusión o valoración que de su contenido y atendibilidad realice el órgano jurisdiccional de primera instancia. Ello,
desde luego, reduce el criterio fiscalizador del Tribunal de Apelación, pero no lo elimina. En esos casos las
denominadas zonas opacas, los datos expresados por los testigos estrechamente ligados a la inmediación (lenguaje,
capacidad narrativa, expresividad de sus manifestaciones, precisiones en su discurso, etcétera) no son susceptibles de
supervisión y control en apelación; no pueden ser variados”.
Noveno. No obstante, se precisó, que en esta sentencia de casación, que: “Empero, existen zonas abiertas, accesibles al
control. Se trata de los aspectos relativos a la estructura racional del propio contenido de la prueba, ajenos en sí
mismos a la percepción sensorial del juzgador de primera instancia, que pueden ser fiscalizados a través de, las reglas
de la lógica, la experiencia y los conocimientos científicos. En consecuencia, el relato fáctico que el Tribunal de
Primera Instancia asume como hecho probado, no siempre es inconmovible, pues: a) puede ser entendido o apreciado
con manifiesto error o de modo radicalmente inexacto –el testigo no dice lo que lo menciona el fallo–; b) puede ser
oscuro, impreciso, dubitativo, ininteligible, incompleto, incongruente o contradictorio en sí mismo; o, c) ha podido ser
desvirtuado por pruebas practicadas en segunda instancia
Décimo. Sin embargo, en el caso de autos, se aprecia que la Sala Superior no fundamentó adecuadamente los motivos
por los que considera que el razonamiento del Juzgado de primera instancia no es el correcto, pues, a su criterio, no
resulta adecuado a la lógica ni las reglas de la experiencia que la menor haya sido abusada en su salón de clases
mientras el resto de sus compañeros se encontraban afuera de este en el recreo (existía una latencia de ingreso súbito).
No obstante, no apoya dicha conclusión con un razonamiento mínimamente comprobado y solo se sustentaron en
presunciones subjetivas, ya que el cuestionamiento sobre la posibilidad de desarrollo del acto sexual en condiciones
diferentes a las regularmente dadas no imposibilita su comisión automáticamente, sino requiere de un apoyo objetivo
que así lo compruebe.
Décimo primero. Del mismo modo, cuestionar la verosimilitud de la víctima a raíz que el examen médico concluyó
que existieron actos contranatura y el hecho de que esta inició una relación convivencial posterior (y con ello no se
aprecia una afectación emocional), resultan también conclusiones subjetivas, sesgadas y que contravienen lo señalado
por el Acuerdo Plenario N.° 01-2011, en cuyo fundamento jurídico once precisa que: “Cabe puntualizar, conforme lo
establecido en el literal d. de la regla setenta, de las Reglas de Procedimiento y Prueba de la Corte Penal Internacional,
la credibilidad, la honorabilidad o la disponibilidad sexual de la víctima o de un testigo no podrán inferirse de la
naturaleza sexual del comportamiento anterior o posterior de la víctima o de un testigo”.
Décimo segundo. En ese sentido, si bien la Sala Superior puede volver a valorar la prueba personal actuada en
primera instancia, esta se supedita a que haya sido entendida o apreciada con manifiesto error o de modo
radicalmente inexacto; que la narración sea oscura, imprecisa, dubitativa, ininteligible, incompleta, incongruente o
contradictoria en sí misma; o, que haya sido desvirtuada por pruebas practicadas en segunda instancia. Empero,
ninguno de los supuestos antes descritos resulta equiparable con el juicio valorativo efectuado por la Sala de
Instancia, pues su fundamentación resultó incompleta y escasa a fin de fundamentar la reversión de una condena de
cadena perpetua por un delito de gravedad como el de autos.
Décimo tercero. En mérito a los considerandos precedentes este Colegiado Supremo considera que se vulneró el
principio de debida motivación de las resoluciones judiciales y, además, la prohibición preceptuada en el inciso
segundo, del artículo cuatrocientos veinticinco del Código Penal, del cual se desprende la nulidad de la recurrida y
por ello, deberán remitirse los actuados a otro Colegiado Superior a fin de que, luego de llevar la audiencia de
apelación respectiva, emita nuevo pronunciamiento conforme a Ley y derecho, en mérito con lo preceptuado en el
segundo párrafo, del numeral dos, del artículo cuatrocientos treinta y tres, del Código Procesal Penal.
DECISIÓN
Por estos fundamentos, declararon:
I. FUNDADO el recurso de casación interpuesto por el fiscal superior, contra la sentencia de vista del diecinueve de
mayo de dos mil quince; que revocó la de primera instancia del cinco de septiembre de dos mil catorce, que condenó
al procesado Diógenes Melanio Quispe Pérez, como autor del delito contra la libertad sexual-violación sexual de
menor de edad, en perjuicio de la menor identificada con las iniciales L. B. M. E., a cadena perpetua; y fijó en diez mil
soles el monto que por concepto de reparación civil deberá pagar a favor de la agraviada; y, reformándola, lo absolvió
de la acusación fiscal formulada en su contra por el citado delito.
II. ORDENARON que otro Colegiado Superior cumpla con dictar nueva sentencia, previa nueva audiencia de
apelación en las mismas condiciones que la anterior y cumplidas las formalidades correspondientes.
III. DISPUSIERON que la presente sentencia casatoria sea leída en audiencia pública por la Secretaría de esta
Suprema Sala Penal; y, acto seguido, se notifique a todas las partes apersonadas a la instancia, incluso a las no
recurrentes.
IV. MANDARON que cumplidos estos trámites se devuelva el proceso al órgano jurisdiccional de origen, y se
archive el cuaderno de casación en esta Corte Suprema. Interviene la juez suprema Sánchez Espinoza, por licencia del
señor juez supremo Prado Saldarriaga.
ESTABLECEN DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE SOBRE USURPACIÓN
[CASACIÓN 56-2014, AYACUCHO]
La Sala Penal Permanente de la Corte Suprema, en la sentencia recaída en la Casación N° 56-2014, Ayacucho,
estableció como doctrina jurisprudencial vinculante para todos los jueces del país, que la violencia en el delito
de usurpación por turbación de la posesión se ejerce tanto sobre las personas como sobre las cosas. Aquí los
fundamentos que la Corte consideró de cumplimiento obligatorio (más abajo usted puede leer el documento
completo):
Décimo. Esto es así también en el ordenamiento jurídico nacional, pues como señaló el Pleno Jurisdiccional Distrital
de la Corte Superior de Justicia de Moquegua, realizado el veintiuno de junio de dos mil cinco: “la violencia también
puede darse sobre las cosas que posee la víctima, aun cuando en el momento del despojo esta no se encuentre presente, pues la
violencia en estos casos está constituida por los actos que realice el agente para evitar que la víctima recobre su posesión (…)
sostener lo contrario equivaldría a que el agente busque el momento propicio en que la víctima no se encuentra presente para
realizar el acto de desposesión, con lo cual se produciría la impunidad permanente del delito”, criterio que se aplica a la
turbación de la posesión.
Décimo primero. A mayor abundamiento, la Casación número doscientos setenta y tres-dos mil doce-Ica, del
veintinueve de mayo de dos mil catorce, estableció como doctrina jurisprudencial que el restringir el medio comisivo
a la persona física que posee el bien inmueble no es acorde con la finalidad de la norma pues permitiría que aquel que
destruye los accesos o seguros para el acceso del inmueble para turbar la posesión del mismo quede fuera del alcance
punitivo de la norma penal, cayendo en el absurdo de no considerar como turbador de la posesión a quien destruye la
puerta de ingreso, el candado, las cerraduras, etc. So pretexto que la violencia que turba la posesión sólo puede ser
ejercida contra las personas. Consecuentemente, debe entenderse que aún antes de la modificatoria por vía legislativa,
la violencia a la que hace referencia el inciso tres del artículo doscientos dos del Código Penal puede ser ejercida tanto
contra personas como contra objetos o cosas integrantes del inmueble de modo que se turbe la posesión del mismo.
SALA PENAL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
CASACIÓN Nº 56-2014, AYACUCHO
Sumilla: La violencia en el delito de usurpación por turbación de la posesión se ejerce tanto sobre las personas como sobre
las cosas, por lo que los jueces de todo el país deben seguir este criterio vinculante a los casos anteriores a la vigencia
de la Ley número treinta mil setenta y seis.
Lima, veintinueve de septiembre de dos mil quince.
VISTOS: En audiencia pública; el recurso de casación interpuesto por el señor Fiscal Adjunto Superior, contra la
sentencia de vista expedida por la Sala Mixta Descentralizada Transitoria de Puquio de la Corte Superior de Justicia
de Ayacucho, de fojas ciento veintitrés del cuaderno de debate, del veintiséis de noviembre de dos mil trece, que
revocó la sentencia condenatoria de primera instancia, de fojas setenta y uno, del dieciocho de junio de dos mil trece,
que condenó a Jorge Cipriano Ccoillo Polanco como autor del delito contra el Patrimonio-Usurpación agravada, en perjuicio
de Valbina Quispe de Condori, a cuatro años de pena privativa de libertad suspendida y fijó en mil nuevos soles el
monto que por concepto de reparación civil deberá abonar a favor de la parte agraviada y reformándola: lo absolvió
de los cargos de la acusación fiscal, con lo demás que contiene.
Interviene como ponente el señor Juez Supremo José Antonio Neyra Flores.
ANTECEDENTES:
Primero. Por disposición del ocho de agosto de dos mil doce, el Fiscal emitió requerimiento acusatorio, obrante a foja
uno, contra Jorge Cipriano Ccoillo Polanco por la comisión del delito contra el Patrimonio-Usurpación
agravada (turbación de la posesión), en perjuicio de Valbina Quispe de Condori; y solicita se le imponga cuatro años
de pena privativa de libertad y fi je una reparación civil de mil nuevos soles.
Segundo. Producida la audiencia preliminar, el dieciséis de octubre de dos mil doce, continuando el doce del
mismo mes y año, por resolución de la misma fecha el Juzgado de Investigación Preparatoria de Lucanas-Puquio,
declaró la validez formal de la acusación y el dieciocho de octubre de dos mil doce dictó auto de enjuiciamiento
contra Jorge Cipriano Ccoillo Polanco por la comisión del delito contra el Patrimonio-usurpación
agravada(turbación de la posesión), en perjuicio de Valbina Quispe de Condori, delito previsto en el inciso tres del
artículo doscientos cuatro, concordado con el inciso tres del artículo doscientos dos del Código Penal.
Tercero. Mediante resolución del veintiocho de diciembre de dos mil doce, de fojas veinticuatro, el Juzgado Penal
Unipersonal de la Provincia de Lucanas emitió resolución de citación a juicio oral, que se fijó para el veintisiete de
marzo de dos mil doce, a las diez horas y se reprogramó, por resolución catorce de mayo de dos mil trece, para el seis
de junio de dos mil trece.
Cuarto. A fojas sesenta y uno obra el índice de registro de audiencia de juicio oral con la fecha indicada, dándose así
inicio a las sesiones de la audiencia de juicio oral, continuándose el dieciocho del mismo mes y año.
Quinto. Mediante sentencia del dieciocho de junio de dos mil trece, obrante a fojas setenta y uno, se resolvió condenar
a Jorge Cipriano Ccoillo Polanco como autor del delito contra el Patrimonio-usurpación agravada, en perjuicio
de Valbina Quispe de Condori, a cuatro años de pena privativa de libertad suspendida y fijó en mil nuevos soles el
monto que por concepto de reparación civil deberá abonar a favor de la parte agraviada.
Sexto. Apelada esta resolución y concedido el recurso, no se ofrecieron nuevos medios de prueba para su actuación en
sede de apelación.
Séptimo. El cinco de noviembre de dos mil trece se inició la audiencia de apelación, tomándose la declaración del
acusado, se continuó el doce del mismo mes y año, en el que se oralizó documentos, suspendiéndose para el veintiséis
de noviembre del mismo año.
Octavo. Por sentencia de vista del veintiséis de noviembre de dos mil trece, obrante a fojas ciento veintitrés, se
resuelve revocar la sentencia de primera instancia que condenó a Jorge Cipriano Ccoillo Polanco como autor del
delito contra el Patrimonio-usurpación agravada, en perjuicio de Valbina Quispe de Condori y reformándola: lo
absolvió de los cargos de la acusación fiscal, con lo demás que contiene.
Noveno. El representante del Ministerio Público interpuso recurso de casación contra la sentencia de vista –ver fojas
ciento treinta y uno–, el mismo que fue concedido por resolución del veinte de diciembre dos mil trece, obrante a fojas
ciento cuarenta.
Décimo. Cumplido el trámite de traslados a los sujetos procesales por el plazo de diez días, se emitió la Ejecutoria
Suprema de calificación de casación del treinta y uno de octubre de dos mil catorce, que declaró bien concedido el
recurso de casación.
Décimo primero. Producida la audiencia de casación, deliberada la causa en secreto y votada el mismo día,
corresponde pronunciar la presente sentencia casatoria que se leerá en audiencia pública –con las partes que asistan–,
en concordancia de los artículos cuatrocientos treinta y uno, apartado cuatro, y artículo cuatrocientos veinticinco,
inciso cuatro del Código Procesal Penal, el día seis de octubre de dos mil quince, a horas ocho y cuarenta y cinco de la
mañana.
CONSIDERANDOS:
1. Aspectos generales
Primero. Conforme a la Ejecutoria Suprema del treinta y uno de octubre de dos mil catorce –calificación de casación–,
obrante a fojas treinta y tres del cuadernillo formado en esta instancia, el motivo de casación admitido está referido a
la causal de: i) Si la sentencia ha sido expedida con inobservancia de algunas de las garantías constitucionales de
carácter procesal o material, o con una indebida o errónea aplicación de dichas garantías. ii) Si la sentencia incurre o
deriva de una inobservancia de las normas legales de carácter procesal sancionadas con nulidad –incisos uno y dos
del artículo cuatrocientos veintinueve del Código Procesal Penal–; asimismo, ha sustentado la procedencia de dicho
recurso en el supuesto establecido en el inciso cuatro del artículo cuatrocientos veintisiete del citado Cuerpo
Legal, que señala “…Excepcionalmente, será procedente el recurso de casación en casos distintos de los arriba
mencionados, cuando la Sala Penal de la Corte Suprema, discrecionalmente, lo considere necesario para el desarrollo
de la doctrina jurisprudencial…”.
Segundo. Como hechos imputados se tiene:
A) La agraviada Quispe de Condori se encontraba en posesión previa de un terreno urbano ubicado en el jirón Santa
Rosa s/n del anexo de Santa Ana del Distrito de Aucará de la Provincia de Lucanas del Departamento de Ayacucho,
que tiene un área de sesenta y tres mil metros cuadrados aproximadamente, transferido a través de un contrato de
compraventa por parte del procesado Ccoillo Polanco a favor de su primo difunto Ramón Condori Ccoillo, esposo
de la agraviada, lugar donde conjuntamente con su esposo en mil novecientos ochenta construyeron una casa,
habiendo vivido desde esa fecha sin problemas.
B) Sin embargo, el mencionado procesado quiso desconocer dicho contrato de compraventa, al enterarse que se
quemó al interior del domicilio y perturbó la posesión el diez de octubre de dos mil ocho, cuando le dijo a la
agraviada que debía un saldo por la compraventa del terreno, procediendo a destruir las cerraduras, colocando un
candado en la puerta principal del domicilio, impidiendo el ingreso normal, llegando a arrendar dicho predio al
Presidente de la Comunidad Campesina de Santa Ana, que a su vez arrendó a la Empresa Constructora ENADES.
C) Luego, el doce de febrero de dos mil diez, cuando se encontraba en la vivienda el inquilino de la
agraviada, Cristóbal Meléndez Díaz, con su familia, el procesado violentó las cerraduras de la chapa principal de la
casa vivienda, para colocar posteriormente dos candados, impidiendo el normal ingreso, atemorizando al inquilino
antes mencionado. Estos actos se vienen dando de forma constante y sistemática, la última vez ocurrió en el mes de
agosto de dos mil once, cuando volvió a romper los candados de la puerta, para luego sacar del interior de la casa las
cosas y otros enseres que pertenecía a la agraviada.
Tercero. El Juzgado Penal Colegiado condenó al procesado sobre la base que se acreditó que a través de violencia
procedió a irrumpir las cerraduras del predio del jirón Santa Rosa, anexo de Aucará, procediendo a cambiar las
cerraduras del predio y alquilarlo a la Comunidad para que guarde sus pertenencias.
Cuarto. La Sala de Apelaciones para revocar la condena y absolver al acusado indicó que:
i) En su declaración ampliatoria la agraviada manifestó que en el mes de octubre de dos mil ocho se encontraba por
Huanacopampa, ahí tomó conocimiento que su casa había sido violentada. Cuando se constituyó al inmueble verificó
que la puerta estaba cerrada con candado, que incluso lo había alquilado a la empresa ENADES, por lo que no es
posible que el imputado Ccoillo Polanco haya podido amenazar a la agraviada, al no haber existido proximidad física
entre ellos, apreciándose que el imputado ya habría despojado de la posesión a la agraviada, por lo que no se
configura el ilícito.
ii) No se corroboró que el encausado haya ejercido amenaza contra la agraviada; pues al narrar los hechos ocurridos
en el mes de febrero de dos mil diez, precisó que cuando se encontraba en la casa de su hija Nancy Condori
Quispe fue avisada por Cristóbal Meléndez López que el imputado estaba cerrando su puerta con candado,
inmediatamente se constituyó a su domicilio encontrándolo con un candado, le reclamó y él huyó del lugar. En el mes
de agosto de dos mil once se encontraba en la iglesia y al ser informada por un vecino que el imputado estaba
rompiendo sus candados con una barreta, se fue y lo encontró sacando sus cosas del interior de la casa, la agraviada
tomo del hombro al imputado reclamándole, este le respondió en castellano, por lo que tuvo que soltarlo. No
habiendo mencionado la agraviada en qué consistían las amenazas del que fue víctima. Además, la afirmación
que “existe un saldo por la compraventa del terreno”, no es idónea ni eficaz para considerar que haya logrado
intimidar a la agraviada. Más cuando conforme a lo vertido por la agraviada y testigos el acusado aprovechaba la
ausencia de la agraviada para perturbar la posesión que ejercía, por lo que solo es un conflicto de naturaleza civil.
iii) En cuanto a que en el mes de agosto de dos mil once el acusado vuelve a romper los candados de la puerta y sacar
cosas y otros enseres de la agraviada, se tiene que existe solo la sindicación de la agraviada y de sus inquilinos, la que
es insuficiente para emitir una sentencia condenatorio, más cuando dicha acción no fue constatado por autoridad
local.
Quinto. El señor Fiscal Superior al interponer su recurso de casación, argumentó:
i) Solicita que la Corte Suprema emita pronunciamiento respecto a que se determine si la violencia a la que alude el
inciso dos del artículo doscientos dos del Código Penal, debe recaer solo sobre las personas, o si se debe hacer
extensivo también a las cosas (bienes).
ii) El Colegiado Superior incurrió en un inadecuado razonamiento al fundamentar su decisión únicamente en el
supuesto que no se habría acreditado la concurrencia de la amenaza como medio típico, sin analizar la efectiva
concurrencia de la violencia, aspecto que fue el sustento de la decisión condenatoria de primera instancia.
iii) Existiría una evidente incongruencia entre los términos de la sentencia condenatoria dictada en primera instancia,
con aquello que fue el sustento de la absolución dispuesta por la Sala Mixta Descentralizada Transitoria de Puquio de
la Corte Superior de Justicia de Ayacucho.
2. La violencia en el delito de turbación de la posesión
Sexto. Al momento de los hechos, el artículo doscientos dos del Código Penal reprimía el delito de usurpación, con
una pena de uno a tres años, bajo tres modalidades:
i) Alteración de linderos, al apropiarse de todo o parte de un inmueble, destruyendo o alterando los linderos del mismo.
ii) Por violencia, amenaza, engaño o abuso de confianza, al despojar a otro, total o parcialmente, de la posesión o tenencia de un
inmueble o del ejercicio de un derecho real.
iii) Con violencia o amenaza, turbar la posesión de un inmueble.
Este articulado fue modificado por la Ley número treinta mil setenta y seis, del diecinueve de agosto de dos mil trece,
incrementando el margen punitivo con una pena privativa de libertad no menor de dos ni mayor de cinco años,
incorporando un nuevo supuesto de hecho sancionado: Ilegítimamente, ingresar a un inmueble, mediante actos
ocultos, en ausencia del poseedor o con precauciones para asegurarse el desconocimiento de quienes tengan derecho
a oponerse. Además, acaba con el debate doctrinal y jurisprudencial referente a que el medio comisivo “violencia” en
los incisos dos y tres del artículo doscientos dos del Código Penal, se ejerce tanto sobre las personas como sobre los
bienes.
Séptimo. Sin embargo, esta se aplica desde su puesta en vigencia, el veinte de agosto de dos mil trece, los casos
anteriores, por el principio de aplicación inmediata de la ley, se siguen juzgando con la anterior que no había defi nido
este aspecto, por lo que corresponde hacerlo por vía jurisprudencial.
Octavo. El antecedente de nuestro tipo penal de usurpación es el artículo ciento ochenta y uno del Código Penal
argentino que sanciona a quien: 1º Por violencia, amenazas, engaños, abusos de confianza o clandestinidad despojare
a otro, total o parcialmente, de la posesión o tenencia de un inmueble o del ejercicio de un derecho real constituido
sobre él, sea que el despojo se produzca invadiendo el inmueble, manteniéndose en él o expulsando a los ocupantes.
2º Para apoderarse de todo o parte de un inmueble, destruyere o alterare los términos o límites del mismo. 3º Con
violencias o amenazas, turbare la posesión o tenencia de un inmueble.
Noveno. Redacción similar a la nuestra y que, como reconoce la Casación número doscientos cincuenta y nueve-dos
mil trece-Tumbes, del veintidós de abril de dos mil catorce, soporta su doctrina y jurisprudencia, que pacíficamente ha
aceptado que la violencia a la que se refiere el tipo penal puede recaer tanto sobre las personas como cosas[1].
Décimo. Esto es así también en el ordenamiento jurídico nacional, pues como señaló el Pleno Jurisdiccional Distrital
de la Corte Superior de Justicia de Moquegua, realizado el veintiuno de junio de dos mil cinco: “la violencia también
puede darse sobre las cosas que posee la víctima, aun cuando en el momento del despojo esta no se encuentre
presente, pues la violencia en estos casos está constituida por los actos que realice el agente para evitar que la víctima
recobre su posesión (…) sostener lo contrario equivaldría a que el agente busque el momento propicio en que la
víctima no se encuentra presente para realizar el acto de desposesión, con lo cual se produciría la impunidad
permanente del delito”, criterio que se aplica a la turbación de la posesión.
Décimo primero. A mayor abundamiento, la Casación número doscientos setenta y tres-dos mil doce-Ica, del
veintinueve de mayo de dos mil catorce, estableció como doctrina jurisprudencial que el restringir el medio comisivo
a la persona física que posee el bien inmueble no es acorde con la finalidad de la norma pues permitiría que aquel que
destruye los accesos o seguros para el acceso del inmueble para turbar la posesión del mismo quede fuera del alcance
punitivo de la norma penal, cayendo en el absurdo de no considerar como turbador de la posesión a quien destruye la
puerta de ingreso, el candado, las cerraduras, etc., so pretexto que la violencia que turba la posesión sólo puede ser
ejercida contra las personas. Consecuentemente, debe entenderse que aún antes de la modificatoria por vía legislativa,
la violencia a la que hace referencia el inciso tres del artículo doscientos dos del Código Penal puede ser ejercida tanto
contra personas como contra objetos o cosas integrantes del inmueble de modo que se turbe la posesión del mismo.
Décimo segundo. Estando a que claramente la norma que recoge el delito de usurpación por turbación de la posesión
se refiere a una violencia tanto sobre las personas como sobre las cosas, los jueces de todo el país deben seguir este
criterio vinculante a los casos anteriores a la vigencia de la Ley número treinta mil setenta y seis, pues por
interpretación histórica (antecedente argentino y los pronunciamientos del Pleno Jurisdiccional Superior y dos
casaciones citadas) y teleológica esta es la solución que se prefiere para evitar lagunas absurdas de punibilidad.
3. Análisis del caso
Décimo tercero. Se acreditó que el procesado a través de violencia procedió a destruir las cerraduras del predio del
jirón Santa Rosa, anexo de Aucará, asimismo, a cambiar las cerraduras del predio y alquilarlo a la Comunidad citada
para que guarde sus pertenencias.
Décimo cuarto. Este delito no implica el despojo, sino la realización de actos de perturbación del normal use y
disfrute del ius possesionis por parte del autor, por lo que el bien jurídico lo constituye el ejercicio efectivo del derecho
real de posesión que ve mermado su desarrollo[2]. Habiéndose acreditado estos actos de cambio de cerraduras, que se
realizaron mediando violencia, el ilícito se habría configurado, pese a ello el acusado fue absuelto al interpretarse
erróneamente que la violencia que señala la norma solo se ejerce contra las persona y no los bienes, como indicamos.
Décimo quinto. De ahí que este supuesto cabría en el inciso tres del artículo cuatrocientos veintinueve del Código
Procesal Penal (errónea interpretación de la Ley penal) y no el inciso dos (inobservancia de normas de carácter
procesal).
Décimo sexto. No obstante este constituye un error de derecho que podría llevar a una decisión casatoria sin reenvío,
se advierte que existen serias deficiencias en la sentencia de vista, pues pese a que no se actuó prueba alguna se
cambió el valor probatoria de la prueba personal, como se advirtió en el considerando cuarto, en ese sentido, los
cuestionamientos probatorios implican un nuevo juicio de apelación para subsanarlos.
Décimo séptimo. Además, existe una falta de motivación, por cuanto para absolver al procesado se dejó de lado que
la norma no solo sanciona la violencia contra las personas, sino también sobre las cosas, centrando su análisis en la
falta del elemento amenaza. En este caso se advierte una motivación aparente que, como señala el Tribunal
Constitucional en la sentencia recaída en el expediente número setecientos veintiocho-dos mil ocho-PHC/TC, de trece
de octubre de dos mil ocho, se da en casos en los cuales el Juez solo intenta dar un cumplimiento formal al mandato
de motivación, amparándose en frases sin ningún sustento fáctico o jurídico.
Décimo octavo. Es claro que la sentencia recurrida afectó el derecho a la motivación de las resoluciones judiciales, por
lo que corresponde realizar nuevamente una audiencia de apelación que dé lugar a un nuevo fallo de vista, a partir de
la integración de un nuevo Colegiado, puesto que la estimación del recurso de casación solo trae consigo un juicio
rescindente –inciso primero del artículo cuatrocientos treinta y tres del Código Procesal Penal–.
DECISIÓN:
Por estos fundamentos:
I. Declararon FUNDADO el recurso de casación interpuesto por el señor Fiscal Adjunto Superior, contra la
sentencia de vista expedida por la Sala Mixta Descentralizada Transitoria de Puquio de la Corte Superior de Justicia
de Ayacucho, de fojas ciento veintitrés del cuaderno de debate, del veintiséis de noviembre de dos mil trece, que
revocó la sentencia condenatoria de primera instancia, de fojas setenta y uno, del dieciocho de junio de dos mil trece,
que condenó a Jorge Cipriano Ccoillo Polanco como autor del delito contra el Patrimonio- usurpación agravada, en
perjuicio de Valbina Quispe de Condori, a cuatro años de pena privativa de libertad suspendida y fijó en mil
nuevos soles el monto que por concepto de reparación civil deberá abonar a favor de la parte agraviada y
reformándola: lo absolvió de los cargos de la acusación fiscal, con lo demás que contiene. En consecuencia: nula la
citada sentencia de vista del veintiséis de noviembre de dos mil trece, obrante a fojas ciento veintitrés.
II. ORDENARON que la Sala de Apelaciones correspondiente, integrada por otro Colegiado, cumpla con dictar
nueva sentencia, previa audiencia de apelación con las formalidades correspondientes, atendiendo a la parte
considerativa de la presente Ejecutoria.
III. DISPUSIERON que la presente sentencia casatoria se lea en audiencia pública por intermedio de la Secretaria de
esta Suprema Sala Penal; y, acto seguido, se notifique a todas las partes apersonadas a la instancia, incluso a las no
recurrentes.
IV. ESTABLECER como doctrina jurisprudencial vinculante el sentido de los fundamentos décimo y décimo primero
de la parte considerativa de la presente ejecutoria.
V. ORDENAR se transcriba la presente Ejecutoria a las Cortes Superiores en las que rige el Código Procesal Penal,
para su conocimiento y fines, y se publique en el diario oficial “El Peruano”.
VI. MANDARON que cumplidos estos trámites se devuelvan los autos al órgano jurisdiccional de origen, y se archive
el cuaderno de casación en esta Corte Suprema.
SS.
VILLA STEIN, RODRÍGUEZ TINEO, PARIONA PASTRANA, NEYRA FLORES, LOLI BONILLA
[1] Vide CREUS, Carlos. Derecho Penal. Parte especial. Tomo I, Sexta edición, Astrea, Buenos Aires, 1998, pp. 559 y 560;
DONNA, Edgardo Alberto. Delitos contra la propiedad. Segunda edición. Rubinzal Culzoni, Buenos Aires, 2008, p. 821;
CONSOLI, José. Usurpación de inmuebles. Ediciones La Rocca, Buenos Aires, 1997, p. 51.
[2] PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. Derecho Penal. Parte especial. Tomo II. Idemsa, Lima, 2011, p. 497.
¿DESDE CUÁNDO SE COMPUTA EL PLAZO DE LAS DILIGENCIAS PRELIMINARES?
[CASACIÓN 66-2010, PUNO]
Sumilla: El computo de las diligencias preliminares se cuenta a partir del momento en el que el fiscal tiene conocimiento de la
noticia criminal, y no cuando el denunciado es notificado con la misma, tal y como se interpretó incorrectamente del artículo 143,
numeral 2 del Código Procesal Penal.
SALA PENAL PERMANENTE
CASACIÓN N° 66-2010, Puno
Lima, veintiséis de abril de dos mil once
VISTOS; en audiencia pública, el recurso de casación interpuesto por el imputado Cristóbal Mamani Gutiérrez,
contra la resolución de vista de fecha veintinueve de diciembre de dos mil nueve, de fojas ciento setenta y cuatro, que
revocó la resolución de fecha tres de diciembre de dos mil nueve; interviniendo como ponente el señor Juez
Supremo Pariona Pastrana; y,
CONSIDERANDO
ANTECEDENTES:
PRIMERO: La defensa del amputado Cristóbal Mamani Gutiérrez, mediante escrito de fojas uno, alega que desde el
veinte de octubre de dos mil nueve, a la fecha de realizada la solicitud, ha transcurrido más de veinte días desde que
el Ministerio Público tomó conocimiento de los hechos, motivo por el cual solicitó el control de plazos a efectos de
dar por concluidas las diligencias preliminares, y se programe audiencia de control de plazos, en virtud del segundo
inciso del artículo trescientos treinta y cuatro del Código Procesal Penal, en el proceso seguido en su contra, por delito
contra la Vida, el Cuerpo y la Salud, en la modalidad de homicidio culposo.
Que, con fecha tres de diciembre de dos mil nueve, se llevó a cabo la audiencia de control de plazo, conforme se
advierte del acta de registro de fojas catorce, con la concurrencia del Fiscal Provincial y del abogado defensor; oída la
exposición respectiva, mediante resolución emitida en dicha fecha, el A quo declaró fundada le solicitud de control de
plazo, y otorgó al fiscal un plazo de cinco días para que dicte las disposiciones correspondientes; razón por la cual, el
representante del Ministerio Público interpuso recurso de apelación contra la resolución en mención.
SEGUNDO: El representarte de: Ministerio Público alega en su recurso impugnatorio de fojas diecisiete, que la
Comisaría del sector de Huancané tomó conocimiento y notificó los hechos el día tres de noviembre de dos mil nueve,
debiéndose computar el plazo de veinte días desde el día siguiente de dicha fecha, por lo que vencería el veintitrés de
noviembre, conforme lo establecido en los artículos ciento cuarenta y dos, y ciento cuarenta y tres, numeral dos del
Código Procesal Penal.
Que, mediante resolución de fecha nueve de diciembre de dos mil nueve, de fojas veintiuno, se concedió el recurso de
apelación con efecto devolutivo al Fiscal Provincial.
TERCERO: El Superior Tribunal, mediante resolución de fecha veintinueve de diciembre de dos mil nueve, de fojas
ciento setenta y cuatro, revocó la resolución de fecha tres de diciembre de dos mil nueve, y reformándola declaró
infundada la solicitud de control de plazo, instada por el investigado Cristóbal Mamani Gutiérrez.
Estando a ello, el imputado Cristóbal Mamani Gutiérrez interpuso recurso extraordinario de casación contra la
resolución emitida, por escrito de fojas ciento ochenta y siete, la cual se declaró inadmisible mediante resolución de
fecha veinte de enero de dos mil diez, de fojas doscientos ocho, interponiendo recurso de queja, elevándose los autos
al Tribunal Supremo, emitiéndose Ejecutoria Suprema de fecha dieciséis de abril de dos mil diez, de fojas doscientos
dieciséis, que declaró fundado el recurso de queja de derecho, interpuesto por el encausado Mamani Gutiérrez,
ordenando que el A quo conceda el recurso de casación.
CUARTO: Que, el Tribunal Superior por resolución de fecha dieciséis de junio de dos mil diez, de fojas doscientos
veinticuatro, concedió el recurso de casación, y dispuso elevar los autos al Tribunal Supremo, introduciendo dos
motivos de casación, errónea aplicación del artículo ciento cuarenta y tres, numeral dos del Código Procesal Penal, y
apartamiento de la doctrina jurisprudencial establecida por la Corte Suprema; la causa fue elevada a este Tribunal
Supremo con fecha cinco de julio de dos mil diez.
QUINTO: Cumplido el trámite de traslados a la Fiscalía Suprema como a la parte recurrida, este Tribunal Supremo
mediante Ejecutoria de fecha veintiséis de octubre de dos mil diez, de fojas catorce -del cuaderno de casación-, en uso
de sus facultades, declaró bien concedido el recurso de casación por las causales de apartamiento de la doctrina
jurisprudencial y errónea aplicación del artículo ciento cuarenta y tres, numeral dos del Código Procesal Penal.
SEXTO: Deliberada la causa en secreto y votada el día de la fecha, esta Suprema Sala cumplió con pronunciar la
presente sentencia de casación, cuya lectura en audiencia pública -con las partes que asístan-se realizará por la
Secretaria de Sala el día once de mayo de dos mil once.
Fundamentos de derecho:
I. Del ámbito de la casación:
PRIMERO: Como se estableció mediante Ejecutoria Suprema de fecha veintiséis de octubre de dos mil diez, de fojas
catorce -del cuaderno de casación-, el motivo del recurso de casación se centra en el desarrollo de una doctrina
jurisprudencial relativo a que según lo alegado por el encausado, el inicio del cómputo establecido en el artículo
trescientos treinta y cuatro numeral dos del Código adjetivo, debe efectuarse desde que el Fiscal tiene conocimiento
del hecho punible.
SEGUNDO: Que, las diligencias preliminares constituyen una etapa prejurisdiccional del proceso penal, por cuanto
el Fiscal está autorizado para reunir los elementos probatorios para formalizar la investigación, y por ende elabore su
estrategia acusatoria o desestime la denuncia, cuyo plazo es de breve investigación, realizada de forma unilateral y
reservada.
TERCERO: Que, el artículo trescientos treinta de la ley procesal penal, establece que las diligencias
preliminares tienen como finalidad inmediata realizar los actos urgentes o inaplazables; asegurar los elementos
materiales que se utilizaron para su comisión e individualizar a las personas involucradas y a los agraviados.
CUARTO: Asimismo, el inciso segundo del artículo trescientos treinta y cuatro del Código Procesal Penal establece
que el plazo de las diligencias preliminares, conforme el artículo tercero del mismo cuerpo de leyes, es de veinte
días, salvo que se produzca la detención de una persona. No obstante ello, el Fiscal podrá fijar un plazo distinto según
las características, complejidad y circunstancias de los hechos objeto de investigación.
Que, el plazo de veinte días le corresponde a la fase de diligencias preliminares; la cual no forma parte del plazo que
se señala para la segunda fase denominada de la investigación preparatoria: esto es porque cada una de ellas persigue
una finalidad distinta; pues, las diligencias preliminares son para concluir si se formaliza o no denuncia; siendo así, si
el Fiscal se excede del plazo en las diligencias preliminares, se somete a un tipo de control. De otro lado, quien se
considere afectado por una excesiva duración de las diligencias preliminares, solicitará al Fiscal le dé término y dicte
la disposición que corresponda; a fin de no afectar el derecho al plazo razonable que constituye una garantía
fundamental integrante del debido proceso.
QUINTO: Que, la regla para el cómputo del plazo, se encuentra regulado en el artículo ciento ochenta y tres
del Código Civil, que establece que se computará conforme al calendario gregoriano, estableciéndose en su inciso
primero que el plazo señalado por días se computará por días naturales, salvo que la ley o el acto jurídico establezca
que se haga por días hábiles.
SEXTO: Que, el considerando décimo primero de la resolución casatoria número cero dos guión dos mil ocho,
pronunciado el tres de junio de dos mil ocho, estableció que el plazo para las diligencias preliminares son de veinte
días naturales.
SÉTIMO: Que, el cómputo de plazo de las diligencias preliminares se inicia a partir de la fecha en que el Fiscal tiene
conocimiento del hecho punible, y no desde la comunicación al encausado de la denuncia formulada en su contra.
OCTAVO: Que, la Policía Nacional del Perú remitió el informe Policial número cero dos guión dos mil nueve guión
XII guión DTP guión DPH guión C guión PNP guión H guión SIAT, a la Fiscalía Provincial de Huancané, con las
actuaciones realizadas por dicha dependencia con intervención del Fiscal Provincial adjunto, por el hecho ocurrido el
día cuatro de octubre de dos mil nueve, relativo al accidente de tránsito, informe que fue recepcionado el dieciocho de
noviembre de dos mil nueve, tal como se aprecia de fojas cincuenta y nueve, por lo que desde esa fecha debe
computarse el plazo para la investigación preliminar.
NOVENO: Que, el Fiscal Provincial de Huancané al emitir el oficio de fojas cien, su fecha veintinueve de octubre de
dos mil nueve, por el cual concede al Jefe de la Comisaría Sectorial de Huancané el plazo de quince días hábiles para
que realice la investigación preliminar, no da cabal cumplimiento a lo dispuesto en el considerando décimo primero
de la Casación número dos guión dos mil ocho, que estableció que los días son naturales, tanto más que dispuso la
realización de la declaración del imputado Cristóbal Mamani Gutiérrez -véase fojas noventa y nueve-, con
participación del representante del Ministerio Público, lo cual era repetitivo; toda vez que, dicha persona había
depuesto el dieciocho de octubre de dos mil nueve, con intervención del Fiscal Provincial Adjunto y de su abogado
defensor, tal como se observa de fojas sesenta y dos, así como al contar con todos los elementos vinculatorios con la
noticia criminal, tales como son: Declaraciones, informe médico, certificado de defunción en copia xerográfica, la
historia clínica del agraviado -véase anexo a la denuncia de fojas sesenta vuelta, pudo haber formalizado la
investigación preparatoria; toda vez que, lo dispuesto por su Fiscalía era una repetición de actos que constaban en el
informe Policial, atentando con ello la celeridad que impone el Código Procesal Penal.
DÉCIMO: En consecuencia, a la fecha en que se solicitó el control del plazo; esto es, el día treinta de noviembre de
dos mil nueve -véase escrito de fojas uno-, había sobrepasado el plazo establecido en el artículo trescientos cuarenta y
dos. Que, si bien obra la disposición número dos guión dos mil nueve guión MP guión FPP guión H, de fecha veinte
de noviembre de dos mil nueve, de fojas sesenta y uno, mediante la cual el representante del Ministerio Público
dispone considerar aplicable el principio de oportunidad en el presente caso, citando al implicado Mamani
Gutiérrez para el día dos de diciembre de dos mil nueve; sin embargo, ello no obsta que el plazo de las diligencias
preliminares venció con fecha veintiséis de noviembre de dos mil nueve.
DECISIÓN
Por estos fundamentos:
I. Declararon FUNDADO el recurso de casación por errónea aplicación del artículo ciento cuarenta y tres numeral dos
del Código Procesal Penal, interpuesto por el imputado Cristóbal Mamani Gutiérrez, contra la resolución de vista de
fecha veintinueve de diciembre de dos mil nueve, de fojas ciento setenta y cuatro, que revocó la resolución de fecha
tres de diciembre de dos mil nueve, emitida en la audiencia de control de plazo, que declaró fundada la solicitud de
control de plazo, reformándola declaró infundada la referida solicitud; y REFORMÁNDOLA declara FUNDADA la
solicitud de control de plazo, y ORDENAque se devuelva los autos al Juez de la investigación preparatoria.
II. Declararon FUNDADO el recurso de casación por apartamiento del desarrollo de doctrina.
III. ESTABLECIERON de conformidad con lo previsto en el inciso cuarto del artículo cuatrocientos veintisiete del
Código Procesal penal, como doctrina jurisprudencial, que los plazos para las diligencias preliminares son de días
naturales y no hábiles.
IV. DISPUSIERON que la presente sentencia casatoria se lea en audiencia pública por la Secretaria de esta Suprema
Sala Penal; y, acto seguido, se notifique a las partes procesales.
V. MANDARON que cumplidos estos trámites se devuelva el proceso al órgano jurisdiccional de origen, y se archive
el cuaderno de casación en esta Corte Suprema.-
DETERMINACIÓN DE LA PENA EN EL DELITO DE ROBO AGRAVADO [R.N. 3466-2014,
CALLAO]
Fundamento destacado: Sexto. Para efectos de establecer la pena a imponer al encausado recurrente debe tenerse en
cuenta lo siguiente: i) El delito de robo agravado imputado se encuentra previsto en el artículo ciento ochenta y ocho,
concordado con los incisos uno y dos del primer párrafo del artículo ciento ochenta y nueve del Código Penal -
referida a las agravantes de comisión del delito en casa habitada y durante la noche- sanciona al agente con pena
privativa de libertad no menor de doce ni mayor de veinte años. ii) La disminución prudencial de la pena, debido a
que el delito imputado quedo en grado de tentativa, conforme a lo dispuesto en el artículo dieciséis del Código
Penal. iii) Sus condiciones personales, esto es, refiere realizar trabajos eventuales, de grado de instrucción tercero de
primaria y no registrar antecedentes penales vigentes (registra condenas a penas suspendidas ya cumplidas),
conforme se advierte de su certificado de antecedentes penales de fojas sesenta y seis. Por tanto, teniendo en cuenta lo
anotado consideramos que la pena impuesta en la recurrida no resulta proporcional a la gravedad del delito
cometido, sin embargo, este Supremo Tribunal se encuentra impedido de aumentar prudencialmente la pena, debido
a que el representante del Ministerio Público no interpuso recurso de nulidad en este extremo, conforme a lo
establecido en el artículo trescientos del Código de Procedimientos Penales.
Sumilla: El encausado recurrente alega inocencia, refiriendo que los hechos versan respecto a una discusión
producida con la agraviada y agresiones mutuas entre ellos.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA PENAL PERMANENTE
R.N. 3466-2014, VENTANILLA-CALLAO
Lima, diecisiete de marzo de dos mil quince
VISTOS: El recurso de nulidad interpuesto por la defensa técnica del encausado Juan Máximo Porta Santana, contra
la sentencia de fojas ciento cuarenta y ocho, del treinta de octubre de dos mil catorce. Interviene como ponente el
señor Juez Supremo José Antonio Neyra Flores.
CONSIDERANDO:
Primero. La defensa técnica del encausado Juan Máximo Porta Santana al formalizar su recurso de fojas ciento
sesenta y cuatro, alega que la concurrida no valoró debidamente los medios de prueba, indica lo siguiente:
i) El encausado Porta Santana desde la etapa preliminar, precisó que no ingresó al domicilio de la agraviada y menos
trató de extraer su televisor u otro bien; agregó, que los hechos acontecieron en la vía pública, por cuanto, en
momentos que pasaba cerca de la casa de la agraviada, un perro le comenzó a ladrar, por lo que al lanzarle piedras a
dicho animal, una de estas impactó en la puerta de la mencionada, la cual salió de su casa y empezó a agredirlo, su
patrocinado por el estado de ebriedad en que se encontraba, reaccionó violentamente y golpeó a aquella, para luego
retirarse caminando, siendo intervenido varias horas después, dado que la agraviada lo conocía por ser su vecino.
ii) La versión de la agraviada Zoila Cueva Monzón está plagada de subjetividad, debido a motivos de revanchismo,
odio o rencor por los golpes recibidos por parte de su defendido el día de los hechos, por lo cual creó la historia que
su patrocinado ingresó a su domicilio, pero no explicó cómo lo habría hecho.
iii) Las declaraciones a nivel policial e instrucción de la agraviada Cueva Monzóndifieren entre sí respecto a la forma
y circunstancias en que se suscitaron los hechos. Agrega, que por las máximas de la experiencia se sabe que una
persona que entra a robar a una casa no tiene como prioridad golpear a la víctima, mucho menos sacarla a la calle
para seguir golpeándola, por tanto, el relato de la agraviada es ilógico, cobrando sentido lo dicho por el imputado
respecto a que los hechos se suscitaron en la vía pública.
iv) La agraviada no se presentó al juicio oral, haciendo caso omiso a la citación, pese a que su concurrencia era
importante para el esclarecimiento de los hechos.
v) El acusado tiene antecedentes penales, empero, nuestro derecho penal es de acto y no de autor, por tanto, se debe
merituar las pruebas concretas que acrediten su responsabilidad penal, mas no su personalidad o forma de vida; no
existiendo prueba de cargo que enerve su presunción de inocencia.
Segundo. Según el sustento táctico de la acusación fiscal de fojas ciento seis, el catorce de julio de dos mil trece, en
horas de la madrugada, en circunstancias que la agraviada Zoila Cueva Monzón se encontraba preparando el
desayuno en la cocina de su domicilio, ubicado en la manzana F, lote veintitrés, Asentamiento Humano Carlos García
Ronceros, Pachacutec en Ventanilla, escuchó un sonido proveniente de la puerta de ingreso de su sala, por lo que salió
y observó que el procesado Juan Máximo Porta Santana tenía entre sus manos su televisor marca LG de treinta y dos
pulgadas, valorizado en cuatro mil ochocientos nuevos soles, ante lo cual, se le acercó, lo sujetó de su ropa a la altura
del cuello y le increpó a que le diga cómo había ingresado a su casa, empero, este la sujetó de sus prendas a la altura
del pecho, la arrinconó contra una mesa, le propinó golpes de puño en la cara, la arrojó al suelo produciéndole rotura
y sangrado en su cabeza; luego la agraviada se levantó, cogió la escoba y se la arrojó al procesado, pero este cogió
dicho objeto y quiso golpearla con el mismo, pero aquella lo sujetó, luego el procesado se fue con la escoba
vociferando palabras soeces y diciéndole serrana.
Tercero. Revisados los autos, se advierte que la responsabilidad penal del encausado Juan Máximo Porta Santana en
el delito imputado se encuentra acreditada por el mérito de:
i) La manifestación policial de la agraviada Zoila Cueva Monzón, de fojas trece, donde indicó que a las tres horas del
catorce de julio de dos mil trece, en circunstancias que se encontraba en la cocina de su domicilio preparando
desayunos para su posterior venta en la vía pública por parte de su hija, escuchó que sonó la puerta de ingreso de su
sala, por lo cual se dirigió a dicho lugar a ver, percatándose que una persona cargaba su televisor que había estado
sobre un estante, motivo por el cual lo cogió de la ropa y le preguntó cómo había entrado a su casa, pero este la agarró
de sus prendas a la altura del pecho y la arrinconó contra una mesa de madera, le tiró puñetes en la cara y luego la
tumbó al suelo, lastimándole en la cabeza y provocando que sangrara, luego a efectos de defenderse cogió un palo de
escoba y se lo tiró a dicha persona, pero este coge dicho objeto y la quiso golpear con el mismo, luego el sujeto se va
caminando vociferando palabras soeces pero dejó el televisor en el piso de la sala. Agregó la agraviada que reconoce
al encausado Juan Máximo Por Santana como la persona que pretendió sustraerle su televisor de su casa y al ser
descubierto la agredió físicamente.
ii) La declaración preventiva de la agraviada Zoila Cueva Monzón, de fojas ochenta y uno, donde se ratificó en el
contenido de su manifestación policial, y reiteró reconocer al acusado Juan Máximo Porta Santana como la persona
que intentó llevarse su televisor de su domicilio,
iii) El certificado médico legal de la agraviada Zoila Cueva Monzón, de fojas doce, realizado el catorce de julio de dos
mil trece, donde se advierte que presenta una herida de cuatro centímetros suturada en región interparietal,
equimosis verdosa en pómulo, mejilla, maxilar inferior izquierdo, causados por agente contundente duro;
concluyendo que requiere tres días de atención facultativa y diez días de incapacidad médico legal.
iv) El Acta de verificación realizada en el domicilio de la agraviada, a las dieciséis horas del catorce de julio de dos mil
trece, de fojas nueve, donde se dejó constancia de una puerta de fierro de un metro de ancho por dos metros veinte de
alto, con lunas de dos milímetros de ancho aproximadamente, observándose un orificio de seis centímetros en la luna
a la altura de la chapa. Asimismo al ingresar al mueble se observó una sala amplia, y sobre el piso hay un televisor
olor negro marca LG.
Cuarto. El encausado Juan Máximo Porta Santana en sus declaraciones a nivel preliminar, instrucción y juicio oral, de
fojas quince, cincuenta y ciento treinta y dos, respectivamente, aceptó haber causado las lesiones físicas que presenta
la agraviada Zoila Cueva Monzón; sin embargo, niega que los golpes se debieran a que esta lo sorprendió en su sala
en el momento que sustraía su televisor, sino refiere que lo hizo porque esta lo comenzó a agredir con un palo de
escoba a las afueras de su domicilio, debido a que momentos antes cayó una piedra a la puerta de su casa que le tiró a
un perro que lo quería morder; asimismo, señaló que la agraviada lo sindicó porque conjuntamente con su esposo se
quieren apropiar de un terreno que le pertenece. Al respecto, este Supremo Tribunal considera que la versión de los
hechos del acusado Porta Santana debe ser desestimada, dado que, conforme a su certificado médico legal de fojas
once, no presentó signos de lesiones traumáticas recientes, así como porque no existe medio de prueba que acredite la
supuesta animadversión de la agraviada por un problema de tierras; por tanto, el mencionado encausado estaría
tratando de evadir su responsabilidad penal en el delito imputado, la cual se encuentra acreditada con la sindicación
uniforme de la agraviada, su aceptación de haber agredido físicamente a esta, e incluso sus propias respuestas en sus
declaraciones, por cuanto, a nivel preliminar indicó que el televisor de la agraviada era viejo, y ante la pregunta de
cómo sabía ello si indicó no haber ingresado al domicilio de la agraviada, este respondió, que lo supo en la comisaría
y por sus amigos, refiriendo luego en acto oral que lo supo porque en la comisaría se lo dijeron, lo cual resulta
incoherente.
Quinto. Acreditada la responsabilidad penal del encausado Juan Máximo Porta Santana en el delito de robo
imputado, corresponde deslizar la pena impuesta; al respecto debe precisarse, que para los actos de imponer una
sanción penal debe tenerse presente que el legislador ha establecido las clases de pena, por consiguiente, se han fijado
los criterios necesarios para individualizarla judicialmente y concretarla, que dentro de este contexto debe observarse
el principio de proporcionalidad previsto en el artículo octavo del Título Preliminar del Código Penal, que nos
conduce a valorar el perjuicio y la trascendencia de la acción desarrollada por el agente culpable bajo el criterio de la
individualización, cuantificando la gravedad del delito y su modo de ejecución, el peligro ocasionado y la
personalidad o capacidad del presunto delincuente, conforme al artículo cuarenta y seis del citado Texto legal.
Sexto. Para efectos de establecer la pena a imponer al encausado recurrente debe tenerse en cuenta lo siguiente: i) El
delito de robo agravado imputado se encuentra previsto en el artículo ciento ochenta y ocho, concordado con los
incisos uno y dos del primer párrafo del artículo ciento ochenta y nueve del Código Penal -referida a las agravantes de
comisión del delito en casa habitada y durante la noche- sanciona al agente con pena privativa de libertad no menor
de doce ni mayor de veinte años. ii) La disminución prudencial de la pena, debido a que el delito imputado quedo en
grado de tentativa, conforme a lo dispuesto en el artículo dieciséis del Código Penal. iii) Sus condiciones personales,
esto es, refiere realizar trabajos eventuales, de grado de instrucción tercero de primaria y no registrar antecedentes
penales vigentes (registra condenas a penas suspendidas ya cumplidas), conforme se advierte de su certificado de
antecedentes penales de fojas sesenta y seis. Por tanto, teniendo en cuenta lo anotado consideramos que la pena
impuesta en la recurrida no resulta proporcional a la gravedad del delito cometido, sin embargo, este Supremo
Tribunal se encuentra impedido de aumentar prudencialmente la pena, debido a que el representante del Ministerio
Público no interpuso recurso de nulidad en este extremo, conforme a lo establecido en el artículo trescientos del
Código de Procedimientos Penales.
Séptimo. En cuanto al monto fijado por concepto de reparación civil, en virtud al artículo noventa y tres del Código
Penal, que establece que la reparación civil comprende, la restitución del bien o, si no es posible, el pago de su valor; y
la indemnización de los daños y perjuicios, en el presente caso, estando a la forma y circunstancias en que aconteció el
delito imputado y teniendo en cuenta que quedó en grado de tentativa, consideramos que el monto fijado por dicho
concepto en la sentencia recurrida resulta proporcional al daño ocasionado a la víctima.
DECISIÓN:
Por estos fundamentos, declararon: NO HABER NULIDAD en la sentencia del treinta de octubre de dos mil catorce,
de fojas ciento cuarenta y ocho, que condenó a Juan Máximo Porta Santana, como autor del delito contra el
Patrimonio, en la modalidad de robo agravado en grado de tentativa, en agravio de Zoila Cueva Monzón, a seis años
de pena privativa de libertad; y fijó en quinientos nuevos soles el monto que por concepto de reparación civil deberá.
Abonar a favor de la agraviada; con lo demás que contiene, y los devolvieron. Interviene el señor Juez Supremo
Príncipe Trujillo, por licencia del señor Juez Supremo Pariona Pastrana.
PRISIÓN PREVENTIVA: NO ES APLICABLE EL ART. 405.1.B DEL CPP (INTERPOSICIÓN
ORAL DE APELACIÓN) A RESOLUCIONES EXPEDIDAS EN AUDIENCIA
Sumilla: El artículo 405.1 b) del CPP, sobre la interposición oral del recurso de apelación, cuando se trata de
resoluciones expedidas en el curso de la audiencia, no resulta aplicable al caso de prisión preventiva, por existir
norma específica.
SALA PENAL DE APELACIONES
CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE HUANCAVELICA
AUTO N° 42-2017
Huancavelica, diecisiete de marzo de dos mil diecisiete.
AUTOS Y VISTOS: Dado cuenta con el recurso de Queja interpuesto por el defensor del procesado Oscar Francisco
Mendoza Asto, contra la resolución número cinco de fecha diecisiete de febrero de dos mil diecisiete, emitida por el
Juez del Primer Juzgado de Investigación Preparatoria de Huancavelica, que declara improcedente el recurso de
apelación interpuesto por el mismo abogado, contra la resolución número tres del diez de febrero del citado año, que
declara fundado el requerimiento de Prisión Preventiva solicitado por el Ministerio Público en contra del nombrado
imputado, en la investigación que se le sigue por el delito Contra la Administración Pública, en la modalidad de
Cohecho Pasivo Propio, en agravio del Estado – Municipalidad Distrital de Cuenca.
Interviene como Ponente el Juez Superior Tapia Burga.
FUNDAMENTOS
PRIMERO: Que, el defensor recurrente en su recurso formalizado de fojas dos a cinco, insta se declare fundada su
recurso de queja y se conceda el recurso de apelación interpuesto contra la resolución número tres del diez de febrero
del presente año, que declara fundado el requerimiento de Prisión Preventiva en contra de Oscar Francisco Mendoza
Asto. Entre los argumentos relevantes de su recurso, se tiene: a) Es inconstitucional restringir el derecho a la doble
instancia por un mero formalismo, en ningún extremo del Código Procesal Penal se establece una prohibición expresa
de esa naturaleza; b) La voluntad impugnatoria fue manifestada en audiencia tal como se aprecia del audio, al señalar
“Esta defensa se reserva la presentación y fundamentación de la apelación” y no como refiere la resolución
denegatoria; c) La Casación 33-2010, Puno, en su considerando segundo indica, que “el artículo 405.1. del CPP, regula
los presupuestos subjetivos y formales de los recursos impugnatorios en general”, delimitando claramente la
aplicación de la citada norma únicamente a aquellos casos en los que no existan normas específicas que regulen el acto
de apelación; y, d) La impugnación de la prisión preventiva se encuentra claramente regulada en el artículo 278 del
CPP, y el plazo para interponer el recurso de apelación es de tres días.
SEGUNDO: Que, al respecto es de señalar que, el recurso de queja es un recurso muy particular que no busca revocar
la resolución recurrida por errores in iudicando o in procedendo, sino busca obtener la admisibilidad de otro recurso
denegado, pues por si mismo carece de idoneidad para introducir variantes en lo que constituye la decisión ya
existente.
TERCERO: Con dicho recurso se busca que el órgano Ad quem controle si la resolución de inadmisibilidad del Juez A
quo se ha ajustado o no derecho, y se evite que se incurra en arbitrariedad o exceso de discrecionalidad, que prive a la
parte el derecho a una segunda instancia. La finalidad es subsanar el perjuicio ocasionado a quien se le ha denegado
indebidamente su recurso.
CUARTO: Que, los artículos 437 y 438 del Código Procesal Penal -en adelante CPP-, regula los requisitos del recurso
de queja de derecho y que deben cumplirse ineludiblemente para que proceda su admisibilidad y en su caso su
fundabilidad. La queja atenderá: a) El modo cómo se interpuso el recurso ante el A quo, es decir, si el impugnante
cumplió con los requisitos formales que establece la norma procesal para su admisión, y b) Analizará los fundamentos
del A quo, por las que denegó el recurso. En tal sentido, al haber interpuesto el recurrente su queja dentro del plazo
legal y cumplido con los requisitos respectivos, corresponde determinar si el recurso de apelación que interpuso fue
indebidamente rechazado, o en su defecto fue erróneamente denegado.
QUINTO: Que, en el caso en específico de la resolución impugnada que declara improcedente el recurso de apelación,
se aprecia que esta se sustenta principalmente en lo siguiente:
a. Que, del audio y acta de registro de audiencia adjunto, se advierte que se dictó oralmente la resolución número tres
de fecha diez de febrero del año en curso que resuelve declarar fundado el requerimiento de Prisión Preventiva en
contra del imputado Oscar Francisco Mendoza Asto, entre otros aspectos, culminado se notificó a las partes procesales
en ese mismo acto; en la cual el abogado defensor del imputado señaló “Esta defensa se reserva se reserva el recurso
de apelación”.
b. Seguidamente con fecha quince de febrero del presente año, el abogado defensor del imputado Oscar Francisco
Mendoza Asto presenta su escrito, señalando textualmente en su sumilla y exordio: “Interpongo recurso de
apelación” contra la resolución tres de fecha 10 de febrero de 2017 que dispone mandado de prisión preventiva.
c. Por resolución número cinco de fecha diecisiete de febrero del año en curso, la Juez del Primer Juzgado de
Investigación Preparatoria de Huancavelica, resolvió declarar improcedente el recurso impugnatorio de apelación,
por no existir voluntad impugnativa claramente consignada, no basta decir “me reservo el derecho de interponer
recurso impugnatorio” se requiere que la parte legitimada se pronuncie clara y contundentemente sobre la
impugnación, si recurre o no recurre.
SEXTO: Que, revisado los actuados, efectivamente del tenor del acta de registro de audiencia de prisión preventiva de
fecha diez de febrero del presente año, cotejado con el registro de audio de la audiencia de prisión preventiva, se
advierte que la defensa del imputado en el acto de la notificación e impugnación señaló -en concreto-: “Esta defensa se
reserva el recurso de apelación”, por lo que no es correcto que haya manifestado: “Esta defensa se reserva la
presentación y fundamentación de la apelación”.
SÉPTIMO: Que, si bien queda determinado que el defensor se reservó su derecho de impugnación; sin embargo, ello
no implica que haya estado en imposibilidad de interponer el recurso de apelación por escrito dentro del plazo de tres
días de culminada la audiencia, por cuanto conforme al artículo 278.1 del CPP: “Contra el auto de prisión preventiva
procede recurso de apelación. El plazo para la apelación es de tres días (…)” [Resaltado nuestro].
OCTAVO: Que, la Casación 33-2010, Puno, en su considerando segundo, señala que “En cuanto a la forma del acto de
interposición, el literal b) del apartado 1 del artículo 405 del nuevo Código Procesal Penal, estipula que éste puede ser
por escrito u oral. La interposición oral del recurso de la parte procesal legitimada sólo cabe respecto de resoluciones
expedidas en el curso de la audiencia, supuesto en el que el recurso se interpondrá en el mismo acto en que se lee la
resolución que lo motiva. (…)”. Por tanto la ulterior formalización escrita del recurso se realizará en fecha posterior, y
sólo en el caso de expedición de sentencias, por imperio del artículo 401, apartado 1 del CPP, es posible la reserva del
acto de interposición, conforme al fundamento tercero de la misma resolución.
NOVENO: Que, sin embargo la propia Casación, en el mismo fundamento segundo, expresa: “Que, el artículo 405 del
nuevo Código Procesal Penal, salvo los supuestos específicos, regula los presupuestos subjetivos y formales de los
recursos impugnativos en general (…)” [resaltado nuestro]. Uno de esos supuestos específicos, es sin duda el artículo
278.1 del CPP, que regula como plazo para el recurso de apelación -de la prisión preventiva-, el plazo de tres días, ello
contado desde el día siguiente de dictada en la misma audiencia la resolución que resuelve el requerimiento de la
indicada medida de coerción, solicitada por el Ministerio Público.
DÉCIMO: Que, por consiguiente el artículo 405.1.b) del CPP, sobre la interposición oral del recurso de apelación,
cuando se trata de resoluciones expedidas en el curso de la audiencia, no resulta aplicable al presente caso de prisión
preventiva, por existir norma específica; por tanto, no cabe darle a dicha norma interpretación extensiva alguna, para
impugnar la indicada medida, es decir no puede interpretarse que el término “El plazo para la apelación es de tres
días” haga referencia a la formalización o fundamentación del recurso; con mayor razón si conforme al artículo VII.3
del T.P. del CPP: “La Ley que coacte la libertad o el ejercicio de los derechos procesales de las personas, así como la
que limite un poder conferido a las partes o establezca sanciones procesales, será interpretada restrictivamente. La
interpretación extensiva y la analogía quedan prohibidas mientras no favorezcan la libertad del imputado o el
ejercicio de sus derechos”.
DÉCIMO PRIMERO: En el caso en específico, lo correcto es realizar una interpretación restrictiva del artículo 278.1
del CPP, por lo que resulta legítimo que en primera instancia, tanto el procesado como el Ministerio Público, una vez
dictada en la misma audiencia la resolución que resuelve el requerimiento de prisión preventiva, opten por reservar
su derecho de impugnar o expresar que interponen recurso de apelación, en el primer supuesto tendrán tres días para
interponer dicho recurso, y en el segundo, tres días para fundamentar por escrito la apelación interpuesta.
DÉCIMO SEGUNDO: Bajo lo expuesto, resulta prudente que en resguardo del derecho constitucional a la doble
instancia del recurrente, se ampare la queja interpuesta, por no ajustarse a derecho la resolución número cinco de
fecha diecisiete de febrero de dos mil diecisiete, emitida por el Juez del Primer Juzgado de Investigación Preparatoria
de Huancavelica; por lo que subsanando el perjuicio ocasionado, se debe disponer la concesión del recurso de
apelación del auto que declaró fundada la medida de prisión preventiva.
DECISIÓN
Por las consideraciones expuestas, los integrantes de la Sala Penal de Apelaciones de Huancavelica, RESUELVEN:
PRIMERO: DECLARAR FUNDADO el recurso de queja interpuesto por el abogado del procesado Oscar Francisco
Mendoza Asto.
SEGUNDO: CONCEDIERON el recurso de apelación interpuesto por el nombrado defensor, contra la resolución
número tres del diez de febrero del presente año, que declara fundado el requerimiento de Prisión Preventiva
solicitado por el Ministerio Público en contra del imputado Oscar Francisco Mendoza Asto, en la investigación que se
le sigue por el delito Contra la Administración Pública, en la modalidad de Cohecho Pasivo Propio, en agravio del
Estado – Municipalidad Distrital de Cuenca.
TERCERO: DISPUSIERON se curse oficio al Juez de la causa, para que remita dentro del plazo legal los actuados que
corresponda a esta Sala.
CUARTO: MANDARON se notifique la presente resolución a los sujetos procesales. Se expide la presente resolución
en la fecha, al término de la licencia concedida por motivos de salud, al Juez Superior Ponente.
DAÑO MORAL ES EQUIVALENTE A LA NOCIÓN CONCEPTUAL DE DAÑO A LA
PERSONA EN MATERIA DE INEJECUCIÓN DE OBLIGACIONES [CASACIÓN 1318-2016,
HUANCAVELICA]
En el campo de la inejecución de obligaciones, el daño moral resulta equivalente a la noción conceptual del daño a la
persona, es decir, hay que entenderlo de manera amplia como aflicción o sufrimiento, daño a la integridad
psicosomática y daño al proyecto de vida, de lo que sigue que cualquier pedido que se realice por daño moral deberá
tener en cuenta tal situación.
POR
Sumilla: En el campo de la inejecución de obligaciones, el daño moral resulta equivalente a la noción conceptual
del daño a la persona, es decir, hay que entenderlo de manera amplia como aflicción o sufrimiento, daño a la
integridad psicosomática y daño al proyecto de vida, de lo que sigue que cualquier pedido que se realice por daño
moral deberá tener en cuenta tal situación.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL PERMANENTE
CASACIÓN 1318-2016, HUANCAVELICA
Lima, quince de noviembre de dos mil dieciséis.
Con el expediente acompañado, vista la causa número mil trescientos dieciocho-dos mil dieciséis, en audiencia
pública llevada a cabo en la fecha y producida la votación con arreglo a ley; emite la siguiente sentencia:
I. MATERIA DEL RECURSO
En el presente proceso de indemnización por daños y perjuicios, el demandante Gaspar Melanio Huamán Espinoza y
el demandado Seguro de Salud-Essalud Huancavelica, interponen recursos de casación a fojas trescientos noventa y
siete y trescientos sesenta y siete, respectivamente, contra la sentencia de vista obrante a fojas trescientos cuarenta y
uno, dictada por la Sala Especializada Civil de la Corte Superior de Justicia de Huancavelica, su fecha veinticinco de
febrero de dos mil dieciséis, que confirma en parte la sentencia de primera instancia del ocho de setiembre de dos mil
quince, obrante a fojas doscientos cincuenta y uno, que declara fundada en parte la demanda.
II. ANTECEDENTES
1. Demanda
Por escrito de fojas doce, Gaspar Melanio Huamán Espinoza interpone demanda solicitando:
– Como pretensión principal: Se ordene se le pague el monto de S/ 1 400.000.00, por concepto de los siguientes daños:
lucro cesante S/ 200,000.00; daño moral S/ 400,000.00 y daño a la persona S/ 600,000.00, más los intereses legales, costos
y costas del proceso.
– Como pretensión accesoria: a) se disponga un tratamiento médico permanente del recurrente por la
demandada; b) se le provea con medicamentos necesarios diarios para tratar su mal; c) se ordene sea restablecido su
salud en el órgano dañado.
Señala que a la fecha se siente como un experimento humano por los hechos ocurridos en su agravio, ocurrido el once
de octubre de dos mil tres por el personal profesional dependiente de la demandada, siendo esta responsable por la
actividad médica que ejerce como red asistencial de salud y responsable civil por sus dependientes.
Manifiesta que para el nueve de octubre de dos mil tres, prestaba servicios en la entidad pública PROVIAS
Departamental de Ministerio de Transportes y Comunicaciones de Huancavelica, teniendo el cargo de chofer
denominado como operador, descontándosele de su remuneración, en el rubro de Ley, el aporte para Essalud, por lo
que este aporte genera una obligación de cobertura de salud a su persona, siendo esta una relación contractual.
Alega que entró por el servicio de emergencia el día nueve de octubre de dos mil trece y se le
diagnosticó “Obstrucción Urinaria Severa y Próstata”, siendo tratado con medicamentos y demás actos asistenciales,
hasta que el once de octubre de dos mil tres, a las ocho de la mañana, se le realiza un diagnóstico médico profesional
pre operativo por “Hipertrofia Benigna de Próstata”, realizándose actos previos a una intervención quirúrgica como
riesgo quirúrgico y riesgo anestesiológico, para que a las doce horas de ingresado a la Sala de Operaciones siendo
intervenido por los médicos Julio Ortíz Moscoso (cirujano), ayudante Neel Huamán Alfaroy anestesióloga Beatriz
Palomino Mora.
Conforme al Informe médico resultado de la Auditoría Médica Nº 05-CAM-RA-HVCA-ESSALUD-2006, se cumplió
tardíamente con el protocolo de Manejo de Emergencias Urológicas por Obstrucción Urinaria Severa, indicándose que
padecía “estenosis previa no diagnosticada y causada por probable traumatismo pélvico o traumatismo penetrante de uretra, no
consignado en el Historial Clínico (antecedente patológico) la cual le hacía portador de la Estenosis Uretral crónica. No se descarta
la presencia de Adenoma prostático leve por falta de información de Anatomía Patológica en la Historia Clínica. El paciente debió
ser sometido inicialmente a Uretrocistoscopía. Ingreso tardío a SOP por demora en la firma de autorización para intervención
quirúrgica, durante el trasoperatorio se diagnostica Estenosis Uretral, debiéndose haber realizado únicamente la talla transversal
de emergencia y no la adenectomía, debiendo trasferir al paciente para manejo especializado para urología. El médico anestesiólogo
no debió autorizar el ingreso a SOP, para realizar la adenectomía prostática por no contar con urólogo. El retiro de Sonda Foley,
por personal de enfermería se realizó sin indicación, médica. El pronóstico de la estenosis Uretral severa post traumática es malo
por las estenosis cicatrizal a repetición”.
Indica que, sencillamente procedieron a intervenirle quirúrgicamente por Hipertrofia Benigna de Próstata pese a que
no existía evidencia del mismo, procedieron a colocarle una sonda Foley en su uretra, previo a la operación dañando
más su órgano y que a la fecha de veintitrés de octubre de dos mil tres, ante el rebosamiento de orina por el pene y
talla vesical, fue retirado la sonda sin indicación médica y que posteriormente intentaron recolocar la sonda sin éxito,
debido a la estrechez uretral proximal post traumática.
Señala que de haberse detectado a tiempo, que padecía de Estenosis Uretral Severa no se le habría colocado sonda
alguna por su órgano, habiendo quedado este dañado definitivamente. Agrega que desde aquella fecha a la
actualidad su pene ha dejado de funcionar como tal, no pasa la orina, tampoco el semen, no puede satisfacer sus
necesidades sexuales, eyacular, no tiene erección, no cumple con sus deberes de esposo para su cónyuge ni puede
engendrar hijos. La atrofia a su órgano ha incidido que no pueda trabajar como conductor de vehículos, que es y ha
sido su oficio desde la edad de 18 años, porque al sentarse en el asiento de cualquier vehículo, no puede contener que
la orina salga por la talla vesical.
Señala que el daño emergente se da porque ante este daño físico que le impide trabajar desde octubre de dos mil tres
a la fecha se siente empobrecido por no tener ingreso alguno mensual, sus sueños han quedado truncados, frustrada
su vida y la de su familia ha quedado desorganizada. Asimismo señala que se le debe indemnizar por lucro cesante,
indica que para la fecha de octubre de dos mil tres era trabajador percibiendo un ingreso mensual no menor de S/
1,200.00.
Respecto del daño moral señala que se siente emocionalmente débil, angustiado, ansioso y constantemente sujeto a la
depresión, con baja autoestima, sintiéndose un ser raro, pues cada vez que la orina excede la talla vesical sale un olor
fétido. Añadiendo que no cumple como esposo y que no puede engendrar hijos. Indica que en cuanto al daño a la
persona se le ha truncado su proyecto de vida como varón, como esposo, como padre de familia, ello en su seno
familiar y en su seno amical y dentro de la sociedad y que no tiene la capacidad para ser útil.
Contestación de la demanda
Mediante escrito de fojas cincuenta y cinco, la demandada Seguro de Salud – Essalud Huancavelica contesta la
demanda, bajo los siguientes argumentos:
– Indica que carece de legitimidad para contradecir la presente demanda ya que el demandante pretende una
indemnización por daños y perjuicios como consecuencia de una mala praxis, sin embargo señala la participación
directa de los servidores de la institución que son los que habrían causado la supuesta lesión, siendo así no se ha
delimitado de modo preciso el petitorio e identificación del personal asistencial que atendió al demandante.
– Indica que no existió contrato por el cual se obligue a su institución cumplir con determinada obligación. Sostiene
que no se ha causado daño alguno al actor; no se ha demostrado el daño alegado.
– El peritaje presentado por el demandante no tiene relevancia jurídica, pues se basa en el artículo 64 del Código
Sustantivo de Trabajo, disposición legal que no existe en nuestro ordenamiento jurídico, además se advierte que es
incoherente pues establece dos edades distintas sobre un mismo caso y que el monto que señala como ingreso del
demandante por la suma de S/ 1,600.00 no se condice con la realidad, conforme a sus boletas de pago que indican la
suma de S/ 1,000.00.
– Arguye que no se ha demostrado la aflicción sufrida y menos el perjuicio moral ocasionada a su familia ya que no
acredita tener carga familiar.
– Alega que no se ha establecido si se trata de daño contractual o extracontractual ya que el daño moral solo se puede
solicitar en el campo extracontractual.
– Señala que Essalud ha actuado a través de sus servidores asistenciales con afán de lograr la recuperación del
demandante y que no existe antijuricidad por lo que no hay lugar a indemnizar. Indica que no se ha acreditado
responsabilidad civil, el daño sufrido, la relación de causalidad ni el factor de atribución.
Puntos controvertidos
Se fijaron como puntos controvertidos los siguientes:
1) Determinar si corresponde a la entidad demandada indemnizar por daños y perjuicios derivadas de la
responsabilidad civil objetiva por incumplimiento de obligaciones.
2) Determinar si corresponde a la entidad demandada indemnizar por daños y perjuicios, en sus componentes de
daño emergente, lucro cesante, daño moral y daño a la persona, por incumplimiento de obligaciones.
3) Determinar el quantum de la indemnización por cada componente del caso.
4) Determinar si corresponde el tratamiento médico permanente a favor del demandante a cargo de la entidad
demandada.
5) Determinar si corresponde que la demandada provea de medicamentos necesarios diarios para tratar la salud del
demandante.
6) Determinar si corresponde que la emplazada restablezca la salud en el órgano dañado del demandante.
7) Determinar el daño ocasionado en la salud del demandante, precisando en el aparato urinario.
Sentencia de primera instancia
Culminado el trámite correspondiente, el juez mediante sentencia de fojas doscientos cincuenta y uno, su fecha ocho
de setiembre de dos mil quince, declaró fundada en parte la demanda de indemnización por daños y perjuicios. Se
ordena que la demandada pague el monto de S/ 600,000.00 por los conceptos de daño emergente (S/ 100,000.00), lucro
cesante (S/ 100,000.00), daño moral (S/ 200,000.00) y daño a la persona (S/ 200,000.00), más los intereses legales que se
liquiden en ejecución de sentencia. Se ordena que la demandada Seguro de Salud – Essalud Huancavelica realice la
asistencia y tratamiento médico permanente diferenciado, a través de sus profesionales en salud (médico, enfermera,
psicólogo), dote de medicamentos necesarios según prescripción del médico tratante a fin de restablecer su salud en el
órgano dañado, y proporcioné el tratamiento de rehabilitación física y psicológica de ser el caso.
El juzgado señala:
4.1. Conforme al artículo 48 de la Ley N.º 26842 de la Ley General de Salud, existe responsabilidad objetiva de la
estructura sanitaria por la dependencia del profesional médico.
4.2. Antijuricidad. Conforme al artículo 36 del referido cuerpo legal: que señala “Los profesionales, técnicos y
auxiliares a que se refiere este Capítulo, son responsables por los daños y perjuicios que ocasionen al paciente por el
ejercicio negligente, imprudente e imperito de sus actividades”, agregando el artículo 48 que indica “El
establecimiento de salud o servicio médico de apoyo es solidariamente responsable por los daños y perjuicios que se
ocasionan al paciente, derivados del ejercicio negligente imprudente o imperito de las actividades de los
profesionales, técnicos o auxiliares que se desempeñan en este con relación de dependencia. Es exclusivamente
responsable por los daños y perjuicios que se ocasionan al paciente por no haber dispuesto o brindado los medios que
hubieren evitado que ellos se produjeran, siempre que la disposición de dichos medios sea exigible atendiendo a la
naturaleza del servicio que ofrece”.
4.3. Relación de causalidad. Conforme al documento denominado Auditoría Médica N.º 05-CAM-RA-HVCA-
ESSALUD-2008, el presente caso es uno de responsabilidad contractual, por lo que el factor de atribución de daño
obedece a haberse practicado actos médicos con culpa grave e inexcusable de quienes la atendieron; documento en el
que categóricamente se señaló que se cumplió tardíamente con el Protocolo de Manejo de Emergencias Urologas por
Obstrucción de Urinaria Severa, paciente con Estenosis Uretral, previa no diagnosticada y causada por probable
traumatismo pélvico o traumatismo penetrante de uretra, no consignado en el Historial Clínico, la cual le hacía
portador de una Estenosis Uretral Crónica severa.
4.4. Factor de Atribución. Se acredita fehacientemente que el paciente fue diagnosticado o evaluado en forma
inadecuada y no profesionalmente por el personal médico que ha tratado al ahora demandante, y mucho menos se le
ha dado un tratamiento adecuado y oportuno, situaciones que han contribuido para el mal estado de salud en que se
encuentra.
4.5. Al haberse demostrado la negligencia por parte del personal de salud de la entidad demandada, de ha acreditado
el daño sufrido por parte del demandante.
4.6. El informe médico legal N.º 000286-L suscrito por la División Médico Legal del Ministerio Público del Distrito
Judicial de Huancavelica, acredita la producción del daño.
4.7. El daño emergente se establece dada la condición de salud del demandante, que actualmente usa la Sonda Folley
en zona media de región infra umbilical y por consiguiente de por sí requiere
4.8. En lo que respecta al lucro cesante, se tiene que el paciente ha laborado para el Ministerio de Transportes y
Comunicaciones desde el veintidós de octubre de dos mil dos hasta el treinta y uno de diciembre de dos mil dos con el
cargo de operador, conforme al certificado de trabajo, así como las boletas de pago, empero de manera directa no se
manifiesta la ganancia dejada de percibir; aunque ello trasunta a la esfera familiar.
4.9. Respecto al daño moral, de las audiencias realizadas a las que ha concurrido el demandante se tiene que dicho
demandante presenta signos de tristeza, aflicción, señalando repetidamente que ha sido objeto de un experimento
humano por parte de los médicos, aspectos que se ven reflejados en el seno familiar.
4.10. En cuando al daño a la persona, al haberse truncado el proyecto de vida de una persona de 46 años (al momento
de la intervención quirúrgica), el monto debe estimarse también en forma razonable.
4.11. En relación al tratamiento médico permanente se debe tener en cuenta que esta constituye la prevención,
tratamiento y manejo de la enfermedad y la preservación del bienestar mental y físico a través de los servicios
ofrecidos por los profesionales de medicina y que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, OMS la
asistencia sanitaria abarca todos los bienes y servicios diseñados para promover la salud.
5. Fundamentos de la apelación
Mediante escrito de fojas doscientos setenta y uno, el demandante Gaspar Melanio Huamán Espinoza interpone
recurso de apelación contra la sentencia de primera instancia, alegando:
− Señala que los hechos descritos provienen de un suceso dañoso efectuado por la mala praxis médica a su persona
por personal de la demandada, por lo que el monto establecido por el daño emergente, resulta ínfimo, ya que está
acreditado con mérito de sus boletas de pago que percibía S/ 1,200.00 y que no puede seguir laborando como chofer, y
que es el oficio que ha tenido desde joven, por lo que interpone la apelación en este extremo, debiendo calcularse ese
monto en S/ 200,000.00. Respecto al lucro cesante indica que por dejar de trabajar ha perdido o dejado de percibir los
montos de indicados, por lo que reclama S/ 200,000.00, ya que de no haber sufrido ese daño habría podido trabajar. En
cuanto al daño a la persona considera que los S/ 200,000.00 fijados por el juzgado, debe ser incrementado a S/
400,000.00 teniendo en cuenta que el daño a la persona es incalculable, asimismo respecto al daño moral señala que
debe incrementarse el monto fijado en la sentencia.
La demandada Seguro Social de Salud apela la sentencia de primera instancia bajo los siguientes argumentos:
− El juez de la causa no ha valorado adecuadamente los medios probatorios que acreditan la comisión del daño
causado por parte del accionante, pues no se ha tomado en cuenta que previo a la intervención quirúrgica de
cualquier paciente su entidad siempre exige el consentimiento de los parientes del paciente y/o en su caso del mismo
paciente tratándose de intervenciones menores. En el presente caso el propio demandante estipula que en su escrito
de demanda que hubo un ingreso tardío a la Sala de Operaciones debido a la demora en la firma de autorización para
la intervención quirúrgica.
− Si bien es cierto el demandante ha sufrido un menoscabo físico, sin embargo fue a consecuencia de salvarle la vida,
ya que conforme al informe de Auditoría Médica en el punto IV, análisis de los hechos, que el mismo demandante
indica a los médicos que tenía antecedentes de traumatismos perineal con hematura hace nueve meses antes de la
intervención quirúrgica, la misma que no fue puesta de conocimiento de los médicos que intervinieron
quirúrgicamente al accionante.
6. Sentencia de vista
Elevados los autos, la Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Huancavelica, mediante sentencia de vista de fecha
veinticinco de febrero de dos mil dieciséis, obrante a fojas trescientos cuarenta y uno, confirma en parte la sentencia de
primera instancia del ocho de setiembre de dos mil quince, obrante a fojas doscientos cincuenta y uno, que declara
fundada en parte la demanda sobre cobro de indemnización por daños y perjuicios, la revoca en los extremos que
declara fundada la demanda de indemnización por daños y perjuicios en la modalidad de daño emergente en el
monto de S/ 100,000.00 y en la modalidad de daño a la persona en el monto de S/ 200,000.00; y reformándola la
declararon improcedente; mandaron que la entidad demandada pague al reclamante la suma de S/ 358,000.00 como
indemnización por daños y perjuicios a razón de S/ 108,000.00 por concepto de lucro cesante y S/ 250,000.00 por daño
moral.
La Sala Superior considera:
– La sentencia de primera instancia ha justificado como ha establecido el daño, por lo que no se ha afectado el derecho
a la motivación reconocida en el inciso 5 de la Constitución Política del Estado.
– Respecto al agravio que señala que existe motivación aparente en la indemnización del lucro cesante. Se ha invocado
la aplicación del artículo 1321 del Código Civil, así como la dificultad de la probanza del quantum y la aplicación de la
equidad, por lo cual no hay sustento para alegar que la resolución judicial contiene argumentos o razones falsas,
simuladas o inapropiadas para la decisión.
– Se entiende que el sanatorio, hospital o clínica asumen responsabilidad por los daños ocasionados al paciente por
sus dependientes que contratan para brindar atención médica, sin embargo en el caso concreto la Auditoría demuestra
que la entidad demandada incumplió con su obligación contractual, pues se ha evidenciado que el once de octubre de
dos mil tres, los médicos de la demandada incurrieron en mala praxis médica en la intervención quirúrgica que se
practicó al actor, al no cumplir con efectuar oportunamente el protocolo de manejo de emergencias urológicas, por no
haber sometido inicialmente al accionante la uretroscopia, por no contar con un urólogo y por el retiro de la sonda
foley sin prescripción médica.
– El demandante no reclama el pago de los gastos derivados del daño corporal, ni tampoco se peticiona como daño
emergente futuro los costos fármacos, ni la atención médica que le va a demandar la recuperación de la salud, sino
solo se invoca el detrimento patrimonial de él y su familia por el hecho que no puede laborar; sin embargo en la
sentencia recurrida el A quo ha fijado el monto de S/ 100,000.00, sustentándolo en la secuela que puede causar en la
salud que no necesariamente surgen de la contingencia sino en forma posterior, requiriéndose por ello atención
médica de por vida, esto es lo ha fundado en la existencia de undaño futuro que no ha sido invocado, menos aún en
autos está demostrado que efectivamente el reclamante ha sufrido la pérdida o detrimento patrimonial en dicho
monto; por lo cual debe revocarse la sentencia respecto a este extremo.
– Respecto al lucro cesante se concluye que en autos está demostrado la privación de ingresos o ganancias para el
actor desde noviembre de dos mil tres a noviembre de dos mil quince, por lo que corresponde estimarlo como se ha
determinado en la sentencia impugnada, empero en cuanto a su valoración, al no existir elemento probatorio que
demuestre el quantum reclamado, corresponde aplicar lo dispuesto en el artículo 1332 del Código Civil: en tal sentido
corresponde efectuar un juicio de probabilidad objetiva valorando para tal propósito los elementos probatorios
indiciarios que obran en el presente proceso. Prudencialmente se toma la remuneración mínima de S/ 750.00 porque el
monto de la boleta de pago no es suficiente para tomarlo como referencia, pues conforme al contenido del documento
de fojas ciento tres la obra Provías donde prestaba servicios el reclamante ya no existe, lo que es indicador que la labor
del reclamante no tenía naturaleza permanente.
– En cuanto al daño a la persona no es susceptible de resarcimiento en la responsabilidad contractual, sino en la
responsabilidad extracontractual, por lo que resulta improcedente al configurarse la causal prevista en el inciso 5 del
artículo 427 del Código Procesal Civil, al no ser jurídicamente posible reclamar tal indemnización.
– La víctima se siente emocionalmente débil, angustiado, ansioso y constantemente sujeto a la depresión con labilidad
emocional, con tendencia a tener un personalidad inestable, sintiéndose raro cada vez que la orina excede la talla
vesical y sabe sale el olor fétido, más aún que no puede cumplir como varón con su cónyuge; estando demostrado que
el incumplimiento de la demandada ha generado un menoscabo jurídicamente relevante en la esfera afectiva del
reclamante, lo cual constituye una variación sustancial en las condiciones de existencia del reclamante por la
afectación anormal y negativa corresponde estimar la indemnización por daño moral.
III. RECURSO DE CASACIÓN
Esta Sala Suprema, mediante resoluciones de fecha uno de julio de dos mil dieciséis de dos mil quince, ha declarado
procedente el recurso de casación interpuesto por el Seguro Social de Salud – Essalud por la infracción normativa de
los artículos 1331 del Código Civil y 196 del Código Procesal Civil e Infracción normativa del artículo 1332 del Código
Civil. Asimismo declaró procedente el recurso de casación interpuesto por Gaspar Melanio Huamán Espinoza, por las
siguientes causales infracción normativa de los artículos 138 y 139 numerales 3) y 5) de la Constitución Política del
Perú, concordado con los artículos I del Título Preliminar, 122 y 197 del Código Procesal Civil.
FUNDAMENTOS DE ESTA SUPREMA SALA
PRIMERO. La recurrente Seguro Social de Salud – Essalud señala que se han infringido las siguientes normas
jurídicas:
1) Infracción normativa de los artículos 1331 del Código Civil y 196 del Código Procesal Civil. Sostiene que la
sentencia de vista presenta una motivación aparente para justificar el pago del resarcimiento por lucro cesante y daño
moral, debido a que el demandante no ha demostrado que el menoscabo ocasionado lo haya ubicado en una situación
de incapacidad parcial o permanente que no le permita seguir trabajando como conductor de vehículos motorizados,
de manera que no pueda percibir los ingresos que recibía antes del evento dañoso. Agrega, que en cuanto al daño
moral no se acreditó la afectación psicológica o el sufrimiento, pues la sola alegación de haber sufrido esos
padecimientos no puede servir para habilitar el criterio de “valoración equitativa” y conllevar a estimar la cantidad de
doscientos cincuenta mil soles (S/ 250,000.00), como monto para reparar ese aparente daño.
2) Infracción normativa del artículo 1332 del Código Civil. Alega que la Sala Superior de manera indebida utiliza el
criterio de “valoración equitativa” para considerar que los daños al demandante deben ser reparados con montos
exorbitantes de ciento ocho mil soles (S/ 108,000.00) y doscientos cincuenta mil soles (S/ 250,000.00), pues la decisión
impugnada no contiene una línea argumentativa objetiva para determinar la cantidad que le corresponde por
concepto de lucro cesante; asimismo, señala que de forma equivocada se utiliza el último valor de la remuneración
mínima vital, sin tener en cuenta, que en el tiempo en el que se habría prolongado esa supuesta afectación, han
existido otros valores menores a los empleados. Agrega, en cuanto al daño moral, que no hay fundamento que
justifique fáctica y jurídicamente cómo se llega a la conclusión que el daño en ese aspecto, sea de tal proporción que
inevitablemente tenga que ser reparado con doscientos cincuenta mil soles (S/ 250,000.00), sino que solo se recurre a la
fórmula de la “valoración equitativa”, para arribar a una decisión arbitraria y considerar subjetivamente un monto
circunstancial. Finalmente, precisa que su pretensión casatoria principal es anulatoria, y la subordinada es revocatoria.
SEGUNDO. El demandante Gaspar Melanio Huamán Espinoza refiere que se han infringido los artículos 138 y 139,
numerales 3 y 5, de la Constitución Política del Perú, concordado con los artículos I del Título Preliminar, 122 y 197
del Código Procesal Civil. Sostiene que la sentencia de vista transgrede sus derechos al debido proceso y a la tutela
jurisdiccional efectiva porque la respuesta judicial no resulta adecuada con relación a los hechos descritos y la prueba
actuada. Ello es así, porque de acuerdo con el Informe de Auditoría Médica N.º 05-CAM-RA-HVCA-Essalud 2008, el
cual tiene calidad de prueba pre-constituida, se determinó que los médicos que lo intervinieron incurrieron en
negligencia médica; por tanto, de acuerdo con la Ley General de Salud y con lo regulado en el Código Civil, se
configuró un supuesto de responsabilidad civil; por lo que la entidad debería resarcirle de forma íntegra el daño
ocasionado, esto es, en todas sus manifestaciones. Añade que no se puede hacer distinción entre responsabilidad
contractual y extracontractual, pues en ambos supuestos concurren los mismos elementos para su configuración; por
tanto, en los casos de responsabilidad contractual u obligacional se debe comprender el daño a la persona, debido a
que ese aspecto forma parte del concepto de reparación integral; en consecuencia, en sede casatoria se debe revertir la
decisión de la Sala Superior, e incluirse la afectación el daño a la persona como pasible de reparación.
TERCERO. De la lectura de las infracciones normativas denunciadas se colige que no hay controversia sobre que se
está ante un caso de responsabilidad contractual y que el demandante ha sufrido un daño que debe ser indemnizado.
La discusión gira en torno a estas dos interrogantes:
1. ¿Se han indemnizado debidamente los conceptos de daño emergente, lucro cesante y daño moral en la sentencia
impugnada? y
2. ¿Debe indemnizarse el daño a la persona en asuntos que derivan de responsabilidad por inejecución de
obligaciones?
Siendo tal el tema del debate, esta Sala Suprema Tribunal solo examinará dichos conceptos.
CUARTO. Daño emergente y lucro cesante:
1. Mientras en el daño emergente un bien sale o saldrá de la esfera patrimonial de la víctima; en el lucro cesante un
valor no ingresa o no ingresará al referido patrimonio. Por ello no es posible identificar daño emergente con el
perjuicio pasado y lucro cesante con el futuro[1], pues no es el tiempo de su producción lo relevante para
distinguirlos, sino que salga o no ingrese algún bien patrimonial a la esfera económica del sujeto perjudicado.
2. De allí que pueda existir daño emergente y lucro cesante pasados o futuros, respectivamente: daño emergente
pasado: reintegro de gastos efectuados; daño emergente futuro: sumas que salen del reclamante en fecha posterior al
momento de la liquidación y pago; lucro cesante pasado: lo que se dejó de percibir desde la producción del daño hasta
la liquidación; lucro cesante futuro: lo que se deja de percibir desde la liquidación hasta la finalización del período
indemnizable[2].
QUINTO. Indemnización por daño emergente:
1. En el presente caso, no se ha entregado suma alguna como indemnización por daño emergente, sosteniéndose que
estas no han sido acreditadas.
2. Efectivamente, no existe medio probatorio fehaciente que verifique que el demandante se ha desprendido o se
desprenderá de parte de su patrimonio debido a la producción de este daño; sin embargo, que no exista tal medio
específico, no impide que el órgano jurisdiccional use los sucedáneos probatorios “corroborando, complementando o
sustituyendo el valor o alcance (de los medios probatorios)”, conforme prescribe el artículo 275 del Código Procesal
Civil. Por supuesto, no se trata que el juez sustituya a la parte en la producción de la prueba, sino que complemente
hechos que ya han sido acreditados.
3. En efecto, ya en anterior sentencia (Casación N.º 3499-2015), este Tribunal Supremo afirmó que: “El principio de
reparación integral del daño, consagrado en el artículo 1985 del Código Civil, exige que las dificultades que pueden
presentarse en la cuantificación del lucro cesante, por efectos de las circunstancias en las que este se presenta –y no
por la desidia de las partes-, deben ser superadas por el juez en atención a criterios que, sobre la base de la equidad y
las reglas de la experiencia, permitan acceder a la víctima a una reparación adecuada de los perjuicios sufridos”. Lo
mismo que se afirmó sobre el lucro cesante se puede extender al daño emergente.
4. En ese contexto, lo que se ha verificado a lo largo del proceso son los daños sufridos por el señor Huamán Espinoza
y por ello es posible que utilizando las máximas de experiencia[3] se pueda arribar a la conclusión que existe daño
emergente. En efecto, si la Sala Superior estima que el demandante ha sufrido lesiones que deben ser reparadas a lo
largo de su vida, debe también colegir que para el uso del sistema médico, para el traslado a la sede médica, para la
limpieza básica de la parte del cuerpo afectada la víctima tendrá que realizar algunos gastos, más aún si es conocida la
falencia de nuestras instituciones de salud y el necesario respaldo económico personal que debe efectuarse por la
carencia de medicinas y la dilación en el tratamiento.
5. Así las cosas, si bien hay carencia de comprobantes de egreso, es posible otorgar una indemnización dado los
indicadores suficientes del daño, lo que permite mediante el “razonamiento lógico-crítico del juez, basado en reglas de
experiencia o en sus conocimientos y a partir del presupuesto debidamente acreditado en el proceso […] formar
convicción respecto al hecho o hechos investigados” (artículo 281 del código procesal civil). 6. Ahora bien, el monto a
otorgar no puede ser el solicitado por el demandado, sino uno que sea prudente con los hechos probados y con las
exiguas boletas entregadas, razón por la cual esta Sala Suprema lo establece en la suma de S/ 10,000.00 (diez mil soles).
No se trata de cantidad arbitraria, sino de una razonable que tiene en cuenta no solo lo expuesto, sino también el lugar
de los hechos, los costos de la ciudad, las distancias existentes entre vivienda e institución de salud y el detrimento
patrimonial que ocurrió en el tiempo de producción del daño y se seguirá manteniendo por tratarse de lesión
permanente.
SEXTO. Indemnización por lucro cesante
1. Como se ha indicado el lucro cesante “afecta un bien o un interés que todavía no es de la persona al momento del
daño”[4], supone, por consiguiente, una ganancia frustrada, esto es, que determinados bienes no arribarán a la esfera
del perjudicado como consecuencia directa e inmediata del hecho lesivo.
2. En este caso, la determinación del monto a pagar se basa en un juicio de razonabilidad, en tanto es imposible
determinar con exactitud qué es lo que va a ocurrir en el futuro, por ello es exigible “cierta probabilidad objetiva que
resulte del decurso normal de las cosas y de las circunstancias especiales del caso concreto[5]” a fin de no establecer
montos arbitrarios o ganancias imaginarias.
3. De allí que deban ser tenidos en cuenta criterios tales como la duración de la incapacidad, la edad de la víctima (o
de los reclamantes), la expectativa de vida, la condición de la víctima (o los reclamantes), el período de dependencia
económica, los hijos o los ingresos, siendo que en este último caso debe apreciarse si el sueldo o salario es fijo o
variable, o si se tiene salario mínimo o superior a este[6].
4. En esa línea interpretativa, no puede asumirse como premisa válida que con el transcurrir de los años el sueldo de
la víctima decrecerá, en tanto se trata de suposición que no se respalda en hechos concretos y que podría originar, sin
basamento probatorio alguno, que se pueda admitir la tesis contraria: esto es, que sus ingresos van a aumentar. Como
no es el terreno de las hipótesis el propio de la cuantificación de la indemnización, para establecer el monto adecuado
a pagar por lucro cesante debe partirse (en este caso): (i) de la remuneración que percibía la víctima al monto del
accidente, ingreso que no era infrecuente, sino que era el que de forma continua recibía el demandante por las
actividades que efectuaba, tal como se verifica con los documentos de fojas diez y once; y (ii) del tiempo en que sufrirá
el perjuicio, para lo cual se apreciará su edad y el fin ordinario del régimen laboral.
5. En esas condiciones, se observa:
(i) que el demandante ganaba mensualmente como remuneración (R) la cantidad de S/ 948.10, monto al que ya se
retrajo los aportes y descuentos; y
(ii) que el accidente aconteció cuanto tenía 46 años de edad y que, por lo tanto, tenía 24 años de vida productiva
económica ordinaria, es decir, 288 meses (M). De lo que resulta que la fórmula de pago que objetiva el monto de la
indemnización por este concepto sería: Lucro cesante = R x M (948.10 x 288) = S/ 271,900.80.
6. Dicho monto excede el pedido del demandante, por lo que, para respetar escrupulosamente el principio de
congruencia procesal, debe fijarse en la cantidad de S/ 200,000.00, conforme a la pretensión demandada.
SÉTIMO. Daño moral y daño a la persona en materia de inejecución de obligaciones:
1. El daño a la persona fue introducido en el código civil en una reunión celebrada en julio de 1985, a escasos dos
semanas de la promulgación del código civil[7]. Por eso, solo hay referencia de él en el artículo 1985 del referido
cuerpo legal, en el Título que regula la responsabilidad extracontractual y no en las normas de inejecución de
obligaciones.
2. Tal defecto de técnica legislativa ha originado que en materia de inejecución de obligaciones se indemniza el daño
emergente, el lucro cesante y el daño moral (artículos 1317 y 1322 del código civil) y en el campo extracontractual, a
los rubros antes señalados, se le agregue el daño a la persona[8].
3. En sede extracontractual, ciñéndose a la regulación legal (artículo 1985 del código), de manera expresa se dice que la
indemnización comprende el daño emergente, lucro cesante, daño moral y el daño a la persona, lo que exige,
obviamente, hacer una distinción entre daño moral y daño a la persona, pues se trata de rubros que no pueden
significar lo mismo dado que lo contrario sería indemnizar por los mismos conceptos. Por eso, debe asumirse que el
daño moral es transitorio y se reduce a la aflicción por el daño causado, constituyendo un daño que no tiene la
característica de patológico y que el daño a la persona es toda lesión a la integridad psicosomática y el daño al
proyecto de vida, y es de naturaleza permanente.
4. La duda surge en el campo de la inejecución de obligaciones (responsabilidad contractual). Allí, como se ha
indicado, la indemnización solo comprende el daño emergente, lucro cesante y daño moral. ¿Significa eso que en los
supuestos que se perjudique la integridad psicosomática del individuo y su proyecto de vida no corresponde
indemnizar, porque eso es, en realidad, daño a la persona?
5. Esta Sala Suprema entiende que la solución teórica sería la permanencia de uno de los conceptos, en ambos casos de
responsabilidad: en estricto, el de daño a la persona o que, como en el caso de los artículos 345-A y el 1985 del código
civil, la indemnización comprenda tanto el daño moral como el daño a la persona como conceptos distintos. Sin
embargo, debe enfrentarse a solucionar un problema complejo desde los dispositivos existentes en plano
interpretativo que se encuentre acorde con la necesidad de resolver un conflicto jurídico concreto y la función
satisfactiva[9] que cumple la indemnización desde un esquema micro sistémico, pero que tampoco debe olvidar que
macro sistémicamente deben disuadirse determinado tipo de actividades.
6. Es desde allí que este Tribunal Supremo considera que en el caso en cuestión la única solución válida para quien ha
sufrido severos perjuicios en su organismo, que repercuten en su estructura psíquica y en su entidad corporal, solo
puede consistir en otorgar una indemnización que comprenda tanto lo que comúnmente se ha entendido como daño
moral (aflicción, pena) como el perjuicio psicosomático sufrido y el daño al proyecto de vida (daño a la persona), pues
entonces la víctima recibe una reparación acorde con el daño sufrido. Lo contrario ocasionaría que a pesar de haberse
verificado el daño se privilegie, por un asunto de formas, la guerra de etiquetas conceptuales, y se niegue a la víctima,
a quien le es irrelevante saber cómo se llama el daño, la indemnización que le corresponde.
7. Eso nos lleva a señalar que, en el campo de la inejecución de obligaciones, el daño moral resulta equivalente a la
noción conceptual del daño a la persona, es decir, hay que entenderlo de manera amplia como aflicción o sufrimiento,
daño a la integridad psicosomática y daño al proyecto de vida, de lo que sigue que cualquier pedido que se realice por
daño moral deberá tener en cuenta tal situación.
8. La solución que se adopta aquí es similar a la que se adoptó en el Tercer Pleno Casatorio Civil. En efecto, allí, luego
de discutir la diferencia entre daño moral y daño a la persona se dijo que en sede de inejecución de obligaciones
ambas nociones son tratadas como sinónimo (fundamento 71)[10].
9. Lo expuesto permite:
a. Cumplir con el principio de reparación integral que se traduce en colocar materialmente a la víctima en la misma (o
similar) situación en la que se encontraría de no haber sufrido el daño[11]. Es obvio que eso es más difícil tratándose
de daños extra patrimoniales, pero ello no impide otorgar suma indemnizatoria que tenga el carácter de
compensadora por el daño ocasionado.
b. Impedir que por un defecto en técnica legislativa se perjudique a quien ha sido víctima de un daño, lo que
propiciaría situaciones evidentemente injustas como que, ante el mismo perjuicio y en igualdad de hechos, un
demandante que siguió la ruta de la responsabilidad extracontractual obtenga mayor indemnización que uno que
transitó el camino de la inejecución de obligaciones.
c. Equilibrar la relación que ha sido perjudicada; pues no otorgar indemnización a la víctima propiciaría que continúe
la inestabilidad surgida del daño ocasionado.
OCTAVO. No modificación de la pretensión
1. El demandante ha solicitado por daño moral la suma de S/ 400,000.00 y por daño a la persona la cantidad de S/
600,000.00, es decir, ha desagregado ambos conceptos como si se tratara de responsabilidad extracontractual.
2. Se trata de un error, pues, como se ha indicado, en sede contractual el legislador no ha contemplado el rubro daño a
la persona. No obstante, de la lectura de la demanda se entiende que el daño le ha causado sufrimiento y que ese
perjuicio se extiende a su integridad física con carácter de permanencia y a su propio proyecto existencial. Por tanto,
indistintamente que haya dividido su pedido, debemos entender que este fue solo uno: el daño moral, que este
comprende la aflicción, el daño psicosomático y al proyecto de vida, y que lo valoriza en un millón de soles teniendo
en cuenta los daños antes aludidos.
3. Este Tribunal Supremo considera que la solución a la que arriba no representa una modificación a la pretensión
traída por el demandante. En efecto: a. Sin enmendar los hechos, se corrige la imprecisión jurídica, pues es evidente
que las expresiones “daño moral” y “daño a la persona” no han sido tomadas como eventos carentes de significación
jurídica, por lo que en virtud del principio iura novit curia es posible que la judicatura lo adecúe, dado que no se
afecta la pretensión (esto es pago por indemnización por daños y perjuicios derivados de responsabilidad civil
objetiva por incumplimiento de obligaciones) ni mucho menos la causa petendi (indemnización que se le debe por los
daños ocasionados por Essalud); por el contrario, sometiéndonos a ella es que se realiza la precisión. b. La unión que
se hace de conceptos jurídicos separados no implica que se esté indemnizando por los mismos daños. Se tratan de
perjuicios distintos que tienen que ver con la aflicción causada (lo que el demandante consideró indemnizable por la
suma de S/ 400,000.00) y por el daño a la estructura psicosomática del individuo y su proyecto de vida (que el
demandante estimó indemnizable por la cantidad de S/ 600,000.00).
NOVENO. Llegada a esta conclusión debe verificarse si se ha colocado una suma adecuada en el caso del daño moral
y si esta debe ser aumentada o disminuida.
1. Como se ha señalado en los acápites anteriores el daño moral a tener en cuenta será el que ha ocasionado aflicción,
el que vulnere la integridad psicosomática del individuo y el que afecte su proyecto de vida.
2. En cuanto a la aflicción sufrida por el demandante (lo que en estricto denominó en su demanda daño moral) se
advierte que la Sala Superior ha fijado la indemnización en la suma de S/ 250,000.00. Para ello ha tenido en cuenta lo
preceptuado en el artículo 1332 del código civil referido a la posibilidad de establecer “valoraciones equitativas”.
Essalud considera que ello es inadecuado; sin embargo, es lo que permite la ley y lo hace dado que, a diferencia del
daño patrimonial, en la que existen valores objetivables, en el campo del daño moral se está ante subjetividades que
son a menudo inasibles e imprecisas.
3. Que ello sea así impone una exigencia mayor para evitar arbitrariedad al momento de fijar la indemnización, razón
por la cual deben tenerse en cuenta circunstancias tales como “valorar la situación dañosa” y “como la intimidad de
la víctima no es accesible con métodos jurídicos, necesariamente debe acudirse a parámetros sociales de evaluación,
en el sentido de percibir el daño moral según lo que experimentaría el común de las personas en similar situación
lesiva[12]”.
4. A dicho parámetro se le agregará la verificación de la gravedad objetiva del menoscabo, las circunstancias de la
víctima y los propios niveles de nocividad del daño, así como la extensión temporal del perjuicio. Tales valores nos
permiten apreciar, en el daño en cuestión, que una persona común resentiría gravemente una lesión de las
características sufridas por el demandante y que lo han colocado en un estado en el que el propio contacto con los
demás le es motivo de zozobra económica por la sonda que lleva incorporada y por la posibilidad de despedir olores
fétidos de manera circunstancial. Se trata, además, de una persona que tenía 46 años de edad y cuyo malestar se
extenderá en el tiempo. Hay, por tanto, claramente, una afección anímica que debe.
5. En cuanto a la integridad psicosomática del individuo y su proyecto de vida se aprecia que el recurrente fue
afectado por acto externo que perjudicó su capacidad de orinar, de eyacular, de mantener relaciones sexuales. Se trata
de grave daño psicosomático, que atenta contra sus propios derechos sexuales (en su variante de goce del ejercicio de
su sexualidad) o reproductivos (“la capacidad de reproducirse y la libertad de decidir si, cuándo y con qué
frecuencia[13]”) y aún con su proyecto existencial[14], en cuanto a la forma en que construyó su relación conyugal y
pensó continuar con ella a lo largo de los años, que se ve menoscabada por la situación que padece. No hay aquí,
pues, un daño inasible e irreal, sino uno concreto que ha vulnerado la propia realización del demandante.
6. Existiendo acto ilegítimo, nexo causal y daño no queda más que brindar la indemnización respectiva a la víctima
para equilibrar, en lo posible, el daño sufrido. Sin duda esto no logrará restablecer la situación anterior al daño, pero
propiciará un ambiente necesario para que la víctima pueda atenuar en algo el perjuicio en su contra.
7. Estando a lo expuesto se estima que la indemnización que debe otorgarse debe tener en cuenta[15]:
a. Lo perdurable del daño y la imposibilidad de la víctima de rehacer a plenitud su proyecto original.
b. La edad de la víctima (46 años al momento de la producción del daño) y el tiempo que mantendrá la lesión, así
como las escasas posibilidades de rehacer su periplo vital.
c. Esta Sala Suprema considera que por concepto de daño moral la demandada debe pagar el monto de S/ 800,000.00.
8. Por tanto, el monto indemnizatorio se establece de la siguiente forma: a. S/ 10,000.00 por concepto de daño
emergente, b. S/ 200,000.00 por concepto de lucro cesante, c. S/ 800,000.00 por concepto de daño moral. Haciendo un
total de S/ 1,010,000.00.
DÉCIMO. Por consiguiente, no se observa que se hayan infringido las normas aludidas en el recurso de casación de
Essalud; en tanto los medios probatorios han acreditado el daño y se ha aplicado de manera debida los artículos 1331
y 1332 del código civil, referidas a la prueba del daño y a la valoración equitativa de este, conforme se ha expuesto en
los considerandos precedentes. En cambio, se advierte que el monto indemnizatorio fijado es inadecuado, por lo que
debe ampararse el recurso de casación formulado por demandante, sin que sea necesaria anular la sentencia porque
ha existido pronunciamiento de fondo de las instancias de mérito, ha habido debida motivación y lo que se corrige es
solo el monto indemnizatorio atendiendo a las consideraciones aquí detalladas.
DECISIÓN
1. Por estas consideraciones y de conformidad con el artículo 396 del Código Procesal Civil:
Declararon INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por el demandado Seguro de Salud – Essalud
Huancavelica (fojas trescientos sesenta y siete), y FUNDADO el recurso de casación interpuesto por el
demandante Gaspar Melanio Huamán Espinoza (fojas trescientos noventa y siete); en consecuencia, NULA la
sentencia de vista de fecha veinticinco de febrero de dos mil dieciséis (fojas trescientos cuarenta y uno); y, actuando en
sede de instancia: CONFIRMARON la sentencia de primera instancia del ocho de setiembre de dos mil quince,
obrante a fojas doscientos cincuenta en el extremo que declara fundada en parte la demanda sobre indemnización por
daños y perjuicios, la REVOCARON en el extremo del monto indemnizatorio, reformándola se establece: S/ 10,000.00
por concepto de daño emergente, S/ 200,000.00 por concepto de lucro cesante y S/ 800,000.00 por concepto de daño
moral, haciendo un total de S/ 1,010,000.00.
2. DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el diario oficial El Peruanoconforme a ley; en los
seguidos por Gaspar Melanio Huamán Espinoza con Seguro de Salud-Essalud Huancavelica, sobre indemnización
por daños y perjuicios; y los devolvieron. Interviniendo como ponente el señor juez supremo Calderón Puertas.-
TELLO GILARDI, DEL CARPIO RODRÍGUEZ, RODRÍGUEZ CHÁVEZ, CALDERON PUERTAS, DE LA BARRA
BARRERA
[1] Tamayo Jaramillo, Javier. Tratado de Responsabilidad Civil, Tomo II, Bogotá, Legis, 2007, pp. 474 y 475.
[2] Isaza Posse, María Cristina. De la cuantificación del daño. Bogotá, Temis, 2015, p. 23 y ss.
[3] Ledesma Narváez, Marianella. Comentarios al Código Procesal Civil. Tomo I. P 561 “Las máximas de experiencia
integran junto con los principios de la lógica las reglas de la sana crítica a las que el juzgador debe ajustarse para
apreciar o valorar la prueba, tratándose de principios extraídos de la observación del corriente comportamiento
humano y científico verificables, que actúan como fundamentos de posibilidad y realidad”.
[4] De Trazegnies Granda, Fernando. La Responsabilidad Extracontractual, Tomo II, Pucp, Lima, 1995, p. 37.
[5] Isaza Posse, María Cristina. De la cuantificación del daño. Bogotá, Temis, 2015, p. 29.
[6] Isaza Posse, María Cristina. Ob. cit., pp. 30 a 40.
[7] Fernández Sessarego, Carlos. Derecho de las Personas. Sexta Edición, pp. 332 a 334.
[8] La misma imprecisión se observa en la regulación de los efectos del divorcio. Así, el artículo 351 del código civil
prescribe que la reparación del cónyuge inocente (en los casos de divorcio regulados en los incisos 1 a 10 del artículo
333) comprende el daño moral; en cambio, el artículo 345 A, que regula la separación de hecho, habla que la
indemnización por daños, incluye el daño personal. Ello se debe, a que el numeral 345 A es un artículo incorporado en
el 2001, es decir, 17 años después de la promulgación del código, cuando ya se conocía de la existencia del rubro
“daño a la persona” en materia de responsabilidad extracontractual. Lo expuesto ha originado un debate teórico si
deben coexistir los conceptos de “daño moral” y “daño a la persona”. Para De Trazegnies Granda, León Hilario y
Morales Hervias, por ejemplo, el “daño a la persona” es inútil y la expresión que debe seguir se utilizando es la de
“daño moral”, la que no solo se reduce a aflicción o sufrimiento, sino además contiene cualquier daño al ser humano,
incluido lo que Fernández Sessarego denomina “proyecto de vida”. Por su parte, otros profesores, entre los que se
destacan Fernández Sessarego, Varsi Rospigliosi, Espinoza Espinoza, Vega Mere y Osvaldo Burgos consideran que
debe subsistir la expresión “daño a la persona” y que ella significa cualquier agresión a la estructura psicosomática del
ser humano y el daño al proyecto de vida, y es el continente que contiene también el daño moral.
[9] Como señala Gastón Fernández Cruz: “Satisfactoria; como garantía de consecución de los intereses que merecieron
juridicidad por el orden jurídico, incluida la reparación del daño, cuando este se ha hecho presente en su carácter de
fenómeno, exógeno al interés”. Las transformaciones funcionales de la responsabilidad civil. Ius et veritas 2001,
número 22, p. 32.
[10] “De otro lado, según doctrina nacional autorizada, la relación que hay entre daño a la persona y daño moral es de
género a especie. Sin embargo, cabe advertir que el mismo Código Civil de 1984 no es sistemático en utilizar el
concepto de daño moral, pues algunas veces lo utiliza como sinónimo de daño a la persona, tal como ocurre en la
norma contenida en el artículo 1322” (el destacado es nuestro) Tercer Plano Casatorio Civil, fundamento 71. 11
Manzanares Campos, Mercedes. Criterios para valuar el quantum indemnizatorio en la responsabilidad civil
extracontractual. Lima, 2008, Editora Jurídica Grijley, p. 138.
[11] Manzanares Campos, Mercedes. Criterios para valuar el quantum indemnizatorio en la responsabilidad civil
extracontractual. Lima, 2008, Editora Jurídica Grijley, p. 138.
[12] Zavala de Gonzáles, Matilde. Resarcimiento del daño moral. Editorial Astrea. Buenos Aires, 2009, p. 104.
[13] Petchesky, Rosalind. Direitos sexuais: um novo conceito na prática internacional. Citado por Silvia Pimentel:
Derecho reproductivos. Fragmentos de reflexiones. En: Derechos Sexuales. Derechos Reproductivos. Derechos
Humanos. III. Seminario Regional. CLADEM, Lima, 2002, p. 157.
[14] Hay que precisar que conceptualmente el daño al proyecto de vida no se confunde con el daño moral, tanto
porque no es un daño transitorio como porque exige la existencia de una preferencia personal evidenciada, esto es,
“no refiere a angustias, aflicciones, sufrimientos o dolores, sino a la posibilidad de ser en la vida aquel que uno se ha
propuesto ser y que, además, podía razonablemente ser si el daño no ocurría”. La noción de “daño al proyecto de
vida” fue forjada por Carlos Fernández Sessarego y aparece ya bosquejada en el estudio publicado en el Tomo IV de
la Exposición de Motivos al Código Civil de 1984, el mismo que fue incorporado en la quinta edición del libro
Derecho de las Personas de Carlos Fernández Sessarego. Aparece también en la ponencia presentada al Congreso
Internacional de Derecho Civil organizado por la Universidad de Lima y celebrada entre el 9 y el 11 de agosto de 1985.
En esta ponencia, se conceptuaba el daño a la persona como aquel que agrede la dignidad misma de la persona
humana, agregando que “en su más honda acepción es aquel que tiene como consecuencia la frustración del proyecto
de vida de la persona. Es decir, se trata de un hecho de tal magnitud, que truncaría la realización de la persona
humana de acuerdo a su más recóndita e intransferible vocación”. El ejemplo típico, dice Fernández Sessarego, es el
del orfebre o artesano ceramista que por un hecho dañino a cargo de un tercero pierde los dedos de la mano derecha
que le sirven para trabajar, truncándose así su vocación, lo que constituye su raigal existencia. En síntesis, el “daño al
proyecto de vida” fue conceptualizado como aquel contenido en la noción de “daño a la persona” que ocasiona: (i) un
colapso de tal magnitud que anula la capacidad de decisión; y (ii) un daño que incide decisivamente en la posibilidad
de realizar una decisión libre, de desplegar los aspectos de la personalidad”. Tal daño puede originar la frustración
total del proyecto existencial, un menoscabo que dañe parcialmente el proyecto, aunque este puede ser continuado de
otra manera o el retardo en su ejecución.
[15] Sigo aquí tanto la exposición de Matilde Zavala de González (ob. cit., pp. 215 y 216) y Osvaldo Burgos (ob. cit.,
pp. 150 a 152), consideraciones que me parecen imprescindibles tener en cuenta tanto para evitar la “inflación” en los
resarcimientos como para justificar debidamente el monto indemnizatorio.
CERTIFICADO MÉDICO LEGAL ES UN MEDIO INSUFICIENTE PARA ACREDITAR
VIOLENCIA FAMILIAR [CASACIÓN 2245-2016, LIMA]
Sumilla.- Según el artículo 2 de la Ley de Protección frente a la Violencia Familiar -Ley número 26260-, se entiende por
violencia familiar cualquier acción u omisión que cause daño físico o psicológico, maltrato sin lesión, inclusive la
amenaza o coacción graves, que se produzcan entre cónyuges, convivientes, ascendientes, descendientes, parientes
colaterales hasta el cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad o quienes habitan en el mismo hogar,
siempre que no medien relaciones contractuales o laborales.
Fundamento destacado: Octavo.- Examinada la sentencia de vista, se advierte que si bien el Ad quem ha sustentado
sustancialmente su pronunciamiento sobre la base del certificado médico legal practicado en la agraviada, no
obstante este Suprema Sala considera que el referido medio probatorio resulta no sólo insuficiente sino además
diminuto toda vez que con ello no se logra determinar palmariamente la responsabilidad objetiva del demandado
[…].
Sumilla.- Según el artículo 2 de la Ley de Protección frente a la Violencia Familiar -Ley número 26260-, se entiende
por violencia familiar cualquier acción u omisión que cause daño físico o psicológico, maltrato sin lesión, inclusive la
amenaza o coacción graves, que se produzcan entre cónyuges, convivientes, ascendientes, descendientes, parientes
colaterales hasta el cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad o quienes habitan en el mismo hogar,
siempre que no medien relaciones contractuales o laborales.
[1] Multired virtual, Pagalo.pe y otras que implemente dicha entidad financiera.
[2] A fin de resguardar los datos contenidos en el Comprobante de Pago, es responsabilidad del usuario conservar la
integridad del mismo, ya sea mediante copia física o digital.
[3] Decreto Legislativo N° 1071, Decreto Legislativo que norma el Arbitraje, modificado por el Decreto Legislativo N°
1231 (26.09.2015).
ES POSIBLE ACREDITAR LA PREEXISTENCIA DEL BIEN SUSTRAÍDO SIN PRESENTAR
BOLETA O FACTURA [R.N. 114-2014, LORETO]
ROBO AGRAVADO
Sumilla. La tesis imputativa contra los procesados calificada como robo agravado en grado de tentativa, se acreditó
de modo suficiente con la prueba de cargo actuada en el presente proceso.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA PENAL TRANSITORIA
R. N. N° 114-2014, LORETO
Lima, veintidós de septiembre de dos mil quince
VISTOS: los recursos de nulidad interpuestos por los encausados Miguel Óscar Tamani Amasifuén y Marlen Jesús
Pipa Sandy, contra la sentencia de fojas trescientos, del dieciséis de octubre de dos mil trece, que los condenó como
autores del delito contra el Patrimonio-robo agravado, en grado de tentativa (ciento ochenta y ocho y ciento ochenta y
nueve, numerales tres y cuatro, del primer párrafo, del Código Penal), en perjuicio de Karen Mirella Zevallos
Tarazona, a cuatro años de pena privativa de libertad, suspendida por el término de tres años, bajo determinadas
reglas de conducta, y al pago de quinientos nuevos soles por concepto de reparación civil que deberán abonar cada
uno de los sentenciados a favor de la agraviada.
Interviene como ponente la señora jueza suprema Elvia Barrios Alvarado.
FUNDAMENTOS
PRIMERO. Que los encausados Miguel Óscar Tamani Amasifuén y Marlen Jesús Pipa Sandy, en su recurso
formalizado de fojas trescientos quince, instan la nulidad de la sentencia. Alegan que no se consideraron las
contradicciones del menor de edad Shanker Vijhay Laiche Vílchez al momento de brindar su declaración-policial y
que en el caso de Marlen Jesús Pipa Sandy no existe incriminación directa ni indirecta por parte del testigo antes
mencionado; que no se ha acreditado la preexistencia de lo supuestamente robado y que la denominada acta de
incautación no es un documento idóneo para demostrar la preexistencia o titularidad de un bien; que fueron
condenados en calidad de autores cuando en realidad fueron acusados y juzgados en calidad de cómplices del delito
materia del presente recurso de nulidad.
SEGUNDO. Que la sentencia de instancia declaró probado que el día veinticinco de abril de dos mil diez, a las dos y
treinta de la tarde, aproximadamente, cuando la agraviada Karen Mirella Zevallos Tarazona caminaba por
inmediaciones de la calle Yavarí (altura del Parque Zonal), bajó de un vehículo el menor Shanker Vijhay Laiche
Vílchez, quien la amenazó con un cuchillo, propinó una cachetada y le arrebató su celular para luego darse a la fuga
en el vehículo antes mencionado. Circunstancias en las que personal de Serenazgo tomó conocimiento del hecho y
procedió a la búsqueda de los malhechores, dando con su paradero en la intersección de la calle Diego de Almagro
con Iquitos, por lo que con ayuda de un grupo de moradores del lugar intervinieron a tres personas de sexo
masculino, los mismos que se encontraban a bordo de un vehículo auto men trimóvil(sic) de pasajeros, el cual era
conducido por el procesado Miguel Óscar Tamani Amasifuén, teniendo como pasajeros a las personas de Marlen
Jesús Pipa Sandy y al menor Shanker Vijhay Laiche Vílchez, encontrando en poder de este último un celular marca
Nokia, color negro con plata, de propiedad de la agraviada y un arma blanca de veinte centímetros (cuchillo), motivos
por los que fueron conducidos a la comisaría del sector.
TERCERO. Que de la revisión de autos se advierte que la responsabilidad de los encausados Miguel Óscar Tamani
Amasifuén y Marlen Jesús Pipa Sandy, en la perpetración del asalto descrito, se acreditó de modo suficiente con la
prueba de cargo actuada en el presente proceso; en principio, al haber sido capturados por los pobladores de la zona y
puestos a disposición de la Unidad de Serenazgo, lo que se produjo sin solución de continuidad tras el asalto
incriminado, cuando Miguel Óscar Tamani Amasifuén, Marlen Jesús Pipa Sandy, junto al menor edad Shanker
Vijhay Laiche Vílchez, se dieron a la fuga de la escena del delito y por la falta de gasolina es que se detuvieron,
respecto de lo cual también se cuenta con la sindicación directa y categórica que efectuó, en sede preliminar, el menor
de edad Shanker Vijhay Laiche Vílchez —véase folios diecisiete—, quien en presencia del representante del
Ministerio Público y su abogado defensor señaló haberse puesto de acuerdo con los procesados Tamani
Amasifuén y Pipa Sandy para robar el celular a la agraviada, siendo él quien ejecutó el hecho delictivo mientras que
los antes mencionados lo esperaban en una esquina a bordo de un vehículo menor, lugar al cual llegó y se dieron a la
fuga. Declaración que cumple con lo establecido en el Acuerdo Plenario número dos guión dos mil cinco oblicua CJ
guión ciento dieciséis, de las Salas Penales Permanente y Transitoria de la Corte Suprema de Justicia, de fecha treinta
de setiembre de dos mil cinco, en tanto la declaración testimonial del menor Laiche Vílchez se encuentra desprovista
de ánimo espurio alguno y fue corroborada con otros elementos de prueba.
CUARTO. Que tal como lo hemos señalado, existen otras pruebas que corroboran la participación de los procesados
en el evento delictivo, como son:
i) La declaración oportuna, detallada, circunscrita y coherente, de la agraviada Karen Mirella Zevallos Tarazona,
quien en sede preliminar y ratificada en sede plenarial formula cargos directos contra los procesados Miguel Óscar
Tamani Amasifuén y Marlen Jesús Pipa Sandy—véase folios nueve y doscientos noventa, respectivamente—, y el
/acta de reconocimiento de persona —obrante a folios veintiséis, llevada a cabo en presencia del representante del
Ministerio Público—, quien en lo esencial señaló que fue asaltada por tres sujetos, sindicando al menor Shanker
Vijhay Laiche Vílchez como la persona que le arrebató su celular y amenazó con un cuchillo, mientras que los
procesados Miguel Óscar Tamani Amasifuén y Marlen Jesús Pipa Sandy esperaban al menor a bordo de una
motocar en el que se dieron a la fuga;
¡i) Esa misma versión la corrobora la testigo Elva Karina Isem Flores, en sede preliminar de fojas once, quien sostiene
que llegaron tres personas en una motocar; luego uno de los ocupantes se bajó, se les acercó y metió una cachetada a
su amiga, logrando arrebatarle su celular para luego amenazarlas con un cuchillo;
iii) El atestado policial N.° 85-10-V-DITERPOL/RPL-CPNP-PUNCHANA, obrante a folios dos, que da cuenta de la
ocurrencia número mil veintitrés, efectuada por el efectivo policial Jack Soria Panduro, en la que se consignó la
intervención policial de los procesados Tamani Amasifuén y Pipa Sandy. Indica el efectivo policial interviniente que
cuando se encontraba de apoyo en la unidad móvil de Serenazgo, a mérito de una llamada telefónica, le comunicaron
que se había producido un asalto, por lo que procedió a la búsqueda de los malhechores y con ayuda de los
pobladores de la zona lograron la captura de los antes mencionados, conjuntamente con un menor de edad. Agregó,
además, que una vez en la comisaría la agraviada reconoció a las personas intervenidas;
¡v) El certificado médico legal número cero cero tres seis siete tres guión L, obrante a folios treinta y cinco y ratificado
en el plenario a folios doscientos ochenta y cuatro, mediante los cuales se acreditan las lesiones sufridas por la
agraviada Karen Mirella Zevallos Tarazona, a consecuencia del robo. Pruebas que conjuntamente valoradas
confirman la versión de la agraviada y la sindicación que efectúa contra los procesados Miguel Óscar Tamani
Amasifuén y Marlen Jesús Pipa Sandy.
QUINTO. Que en cuanto al agravio expresado por los recurrentes, respecto a la no acreditación de la preexistencia
de los bienes sustraídos por medio documental, ha de tenerse en cuenta el criterio establecido por el Tribunal
Constitucional, en la sentencia recaída en el expediente número 0198-2005-HC/TC, del dieciocho de febrero de dos
mil cinco, donde expresó que: “Respecto al alegato del recurrente de que no se habría demostrado la preexistencia del
bien materia del delito, este Colegiado considera que aun cuando el derecho a la prueba constituye un elemento del
debido proceso, y la presunción de inocencia obliga al órgano jurisdiccional a una actividad probatoria suficiente que
desvirtúe el estado de inocencia del que goza el imputado; en nuestro ordenamiento la prueba se rige por el sistema
de valoración razonable y proporcional —sana crítica—. En virtud de ello, el juzgador dispone de un sistema de
evaluación de los medios probatorios, sin que estos tengan asignado un valor predeterminado”; de modo que, aun
cuando no exista boleta, factura y/o comprobante de pago que corrobore la cuantía del mismo, es válido el juicio que
tiene por acreditada la preexistencia del bien sustraído, que se asiente en prueba personal, de tal forma de que en el
presente caso cumplen dicha finalidad probatoria la declaración testimonial del menor de edad Shanker Vijhay
Laiche Vílchez, quien ha aceptado haber robado el celular a la agraviada; las declaraciones de la agraviada, quien en
todo momento, a nivel policial y judicial ha señalado haber sido objeto del robo de su celular, la declaración de la
testigo Elva Karina Isern Flores, quien señaló haber observado cómo le arrebataban el celular a la agraviada, así como
el acta de registro personal efectuada al menor Laiche Vílchez en el que se consigna que se le encontró en su poder el
celular de la agraviada.
SEXTO. Finalmente, es preciso señalar que de la revisión de los autos se advierte que los procesados Miguel Óscar
Tamani Amasifuén y Marlen Jesús Pipa Sandy, si bien fueron acusados en calidad de autores del delito de robo
agravado, en grado de tentativa, también lo es que el señor Fiscal afirmó que la intervención delictiva de los
encausados Tamani Amasifuén y Pipa Sandy (sostenida en su presentación de cargos inicial del plenario de fojas
ciento ochenta y ocho, del ocho de julio del dos mil trece) fue en calidad de cómplices, por lo que integró su acusación,
la misma que se mantuvo en la acusación oral de fojas doscientos noventa y siete, del diez de octubre de dos mil trece;
y si bien la Sala los condenó como autores, no obstante ello de modo alguno puede importar la anulación de la causa,
pues se trata, evidentemente, de un error material; por lo que analizando el caso de autos a la luz de los agravios
expuestos por los procesados Tamani Amasifuén y Pipa Sandy, se tiene que nuestro ordenamiento penal distingue
entre autores y partícipes, definiendo al primero como aquel que realiza el hecho y del que se puede afirmar que es
suyo, mientras que la complicidad puede ser primaria —conocida comúnmente como necesaria—, puesto que su
contribución resulta ser determinante para la ejecución del delito; caso contrario en lo que sucede con la complicidad
secundaria, en tanto la colaboración del partícipe no es necesaria y aun cuando el autor prescinda de su participación,
la comisión del delito no se verá afectada. En este contexto, se aprecia que los encausados no tuvieron el dominio del
hecho, pero su participación fue determinante para la resolución criminal, de ahí su calidad de cómplices primarios,
pues movilizaron al ejecutor material, acompañaron además a quien sustrajo el celular, huyendo conjuntamente con
él. Que dicha variación de su calidad de autores a cómplices primarios no crea indefensión material en los imputados,
pues los cargos fueron claramente expuestos, y sobre ellos se defendieron. No correspondiéndoles una pena menor a
la expedida por el Tribunal Superior, en tanto la sanción impuesta resulta ser extremadamente benigna; sin embargo,
esta no puede ser incrementada al no haber impugnado el representante del Ministerio Público, en concordancia con
el principio de interdicción a la “reformatio in peius”.
SÉPTIMO. En consecuencia, la prueba de cargo es notoriamente suficiente para enervar la presunción constitucional
de inocencia, por lo que es del caso confirmar la sentencia venida en grado.
DECISIÓN
Por estas razones, declararon:
I. HABER NULIDAD en la sentencia de fojas trescientos, del dieciséis de octubre de dos mil trece, en el extremo que
condenó a Miguel Óscar Tamani Amasifuén y Maríen Jesús Pipa Sandy como autores del delito contra el
Patrimonio-robo agravado, en grado de tentativa (ciento ochenta y ocho y ciento ochenta y nueve, numerales tres y
cuatro, del primer párrafo, del Código Penal), en perjuicio de Karen Mirella Zevallos Tarazona —y no Karen Mirilla
Zevallos Tarazona, como erróneamente se consignó en la sentencia recurrida— REFORMÁNDOLA, condenaron
a Miguel Óscar Tamani Amasifuén y Marlen Jesús Pipa Sandy como cómplices primarios del delito contra
el Patrimonio-robo agravado, en grado de tentativa (ciento ochenta y ocho y ciento ochenta y nueve, numerales tres y
cuatro, del primer párrafo, del Código Penal), en perjuicio de Karen Mirella Zevallos Tarazona.
II. NO HABER NULIDAD en cuanto le impuso a Miguel Óscar Tamani Amasifuén y Marlen Jesús Pipa Sandy,
cuatro años de pena privativa de libertad suspendida por el término de tres años, bajo determinadas reglas de
conducta; y al pago de quinientos nuevos soles por concepto de reparación civil que deberán abonar cada uno de los
sentenciados a favor de la agraviada. DISPUSIERON se devuelvan los autos al Tribunal Superior para los fines de
ley. Hágase saber a las partes personadas en esta Sede Suprema.
Interviene el señor juez supremo Loli Bonilla, por licencia del señor juez supremo Prado Saldarriaga.
INIMPUTABILIDAD POR GRAVE ALTERACIÓN DE LA CONCIENCIA (USO DEL
MÉTODO WIDMARK) [R.N. 1377-2014, LIMA]
Sumilla: Inimputabilidad por grave alteración de la conciencia.- La grave alteración de la conciencia que se presenta
por ingestión de substancias como el alcohol, debe adquirir tal profundidad que afecte la facultad de comprender el
carácter delictuoso del acto, para que constituya causa legal de exención de responsabilidad penal.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA PENAL TRANSITORIA
RECURSO DE NULIDAD N° 1377-2014, LIMA
Lima, nueve de julio de dos mil quince.
VISTO el recurso de nulidad formulado por don Víctor Alberto Cotaquispe Valerio (folio doscientos setenta y
cinco), con los recaudos adjuntos. Oído el informe oral. Interviene como ponente en la decisión el señor Salas Arenas,
juez de la Corte Suprema.
1. DECISIÓN CUESTIONADA
La sentencia de nueve de enero de dos mil catorce (folio doscientos sesenta y cuatro), emitida por la Tercera Sala Penal
para Procesos con Reos en Cárcel, de la Corte Superior de Justicia de Lima, que condenó al recurrente Cotaquispe
Valerio, como autor del delito contra el patrimonio, en la modalidad de robo agravado, en perjuicio ele don Edson Joel
Ñáñez Pérez, y se le impuso doce años de pena privativa de libertad, con lo demás que contiene.
2. SÍNTESIS DE LOS AGRAVIOS
El encausado Cotaquispe Valerio cuestionó la sentencia y alegó que:
2.1. No se consideró que al momento del evento delictivo el recurrente se encontraba en estado de ebriedad absoluta;
con grave alteración de la conciencia, lo que no le permitió conocer el carácter antijurídico de su acto; por lo tanto,
debió eximírsele de responsabilidad penal.
2.2. Además, se le recortó el derecho de defensa, ya que durante su manifestación policial no fue asistido por su
abogado defensor; en consecuencia, su declaración preliminar carece de valor probatorio.
3. SINOPSIS FÁCTICA SEGÚN LA IMPUTACIÓN
El veinte de octubre de dos mil doce, cuando el agraviado se encontraba en una tienda (establecimiento de venta de
alimentos al menudeo) ubicada en el Asentamiento Humano San Fernando, en el distrito de San Juan de Lurigancho,
a dos calles de su domicilio; fue interceptado por el encausado quien lo sujetó por el cuello bajo la modalidad de
“cogoteo”, y con un trozo o pico de botella lo amenazó y lo sacó de la tienda, conjuntamente con la persona conocida
con el apodo de “Pollo”. Entre ambos lo condujeron a su vivienda (de Cotaquispe Valerio, ubicada a dos puertas de la
tienda); allí lo despojaron de su celular marca Nokia y amenazaron y para que no denuncie el hecho; después lo
expulsaron a la calle; por tal motivo, el agraviado optó por dirigirse a su domicilio y posteriormente denunció el robo
en la dependencia policial.
4. OPINIÓN DE LA FISCALÍA SUPREMA PENAL
Mediante Dictamen N.° 978-2014-1°FSP-MP-FN (folio dieciocho, del cuadernillo formado en esta instancia), la
Primera Fiscalía Suprema en lo Penal opinó que se debe declarar no haber nulidad en la sentencia recurrida; por
cuanto la hipótesis inculpatoria contra el procesado por la comisión del precitado delito, así como respecto a
responsabilidad penal, quedaron acreditadas. Por lo tanto, los argumentos esgrimidos en el recurso impugnatorio no
tienen sustento; por lo tanto, lo resuelto se encuentra arreglado a ley.
¿ES VIABLE SANCIONAR PENALMENTE A LOS QUE INCUMPLEN MEDIDAS DE
PROTECCIÓN POR VIOLENCIA FAMILIAR?
El incumplimiento de estas medidas de protección recaería en el delito de resistencia o desobediencia a la autoridad,
previsto en el artículo 368 del Código Penal.
La iniciativa de tipificar penalmente el incumplimiento de las medidas de protección expedida por jueces de familia
en casos de violencia familiar (Ley 30364) en razón a que las medidas de protección en la mayoría de casos no se
cumplen, debido a que la logística policial en quien recae el deber de fiscalizar el cumplimiento de las medidas de
protección no le da la importancia debida y además porque la comunicación entre el Poder Judicial y la Policía
Nacional del Perú es deficiente.
Con la promulgación de la Ley 30364, Ley para prevenir, erradicar y sancionar la violencia contra la mujer y los
integrantes del grupo familiar, publicado el 23 de noviembre del 2015, y su reglamento, publicado el 27 de julio del
2016, se dio inicio a un sinfín de modificatorias que tienen como única finalidad uniformizar el proceso de violencia
familiar con el proceso penal, toda vez que en la actualidad aquella ley no ha podido cumplir su propósito.
Queda claro que el gobierno está en una lucha constante para combatir y erradicar la violencia familiar, ello se
evidencia en las reiteradas modificaciones que ha tenido la Ley de violencia familiar, Código Procesal Penal y Código
Penal. Asimismo, la nueva jurisprudencia en casos de violencia familiar tiende a corregir los errores de incongruencia
que existe entre la Ley 30364 y el proceso penal, además ha establecido criterios con la finalidad de tapar los vacíos
legales que existen, como son la valoración de la prueba pericial (examen psicológico y examen médico legista) y la
calificación por “el hecho de ser mujer”, análisis que deberá realizar el juez de familia antes de dictar una medida de
protección o una sentencia.
En ese contexto, se ha presentado la iniciativa de tipificar penalmente el incumplimiento de las medidas de protección
expedida por jueces de familia en casos de violencia familiar, bajo el entendido de que la logística policial, sobre quien
recae el deber de fiscalizar el cumplimiento de estas medidas no le da la importancia debida. Y mucho más aún, la
comunicación entre el Poder Judicial, central de notificaciones y la Policía Nacional es deficiente, dejando como
consecuencia que un porcentaje de denunciados no se entere del proceso. A ello tenemos que agregar la
desinformación que tienen las víctimas de violencia familiar respecto a las medidas de protección, ya que en la
mayoría de los casos no saben cómo proceder cuando se tiene una medida de protección favorable, generando así una
nueva denuncia y por consiguiente otro expediente por un mismo hecho, teniendo como resultado final
varias medidas de protección, lo que conlleva a aumentar la carga del Poder Judicial.
Como es de advertir, el tema de fondo no es el cumplimiento de las medidas de protección, toda vez que el no
cumplimiento recaería en el delito de resistencia o desobediencia a la autoridad, previsto en el artículo 368 del
Código Penal, siempre y cuando se haya procedido correctamente; ya que el artículo 41 del Reglamento de la Ley
30364, establece la variación de las medidas de protección, que deberá ser solicitada por la víctima al juzgado si
ocurriesen hechos nuevos de violencia. Conocidos estos, el juzgado deberá adjuntar al expediente los hechos nuevos
de violencia y comunicar el no cumplimiento de las medidas de protección, con la finalidad que la fiscalía corrobore
el incumplimiento de la medida y posteriormente pueda formalizar también una denuncia por resistencia y
desobediencia a la autoridad, prevista en el artículo 368 del Código Penal.
Artículo 368.- Resistencia o desobediencia a la autoridad
El que desobedece o resiste la orden legalmente impartida por un funcionario público en el ejercicio de sus atribuciones, salvo que
se trate de la propia detención, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de seis meses ni mayor a dos años.
Penalizar el incumplimiento de las medidas de protección, tal como quiere realizar el Proyecto de Ley 1405-2016-CR,
impulsada por la parlamentaria Indira Isabel Huilca Flores,sería agravar aún más las decisiones de los jueces, que
desmesuradamente dictan medidas de protección, amparándose en informes psicológicos muy cuestionables, incluso
en algunos casos con la simple denuncia de la víctima y su declaración (los jueces señalan en su fundamento,
verosimilitud en la declaración). De aprobarse este proyecto de ley, solo bastaría el incumplimiento de la medida de
protección, para que configure delito de resistencia o desobediencia a la autoridad, vulnerándose el derecho a la
defensa. De no efectuar acciones legales, el denunciado en su debido momento se verá inmerso en una investigación
penal por dicho delito.
Los jueces de familia que dictan medidas de protección, en algunos casos de manera errónea, hacen que el proyecto
de ley impulsado por la parlamentaria no sea viable, toda vez que los filtros desde la Policía Nacional del Perú,
equipo multidisciplinario del Poder Judicial, fiscalía y el sistema de notificaciones aún son deficientes.
De aprobarse el proyecto de ley, traería como resultado la intromisión de la fiscalía antes de tiempo, toda vez que la
Ley 30364 establece en casos de violencia familiar el fiscal conocerá de la causa luego del pronunciamiento del juez de
familia, por lo que el fiscal recién podrá pronunciarse dentro de sus atribuciones cuando el expediente haya sido
remitido a su despacho.
De aprobarse el proyecto de ley, la seguridad jurídica correría peligro, en tanto que existen muchas medidas de
protección mal concedidas, las cuales podrían ser mal utilizadas por los denunciantes con el único propósito de sacar
ventaja ante un hecho nuevo de violencia posterior a la resolución que dictó la medida de protección, por lo que el
interesado de manera licita ya no necesitaría solicitar ante el juez de familia la variación de la medida de protección
por un hecho nuevo, sino más bien recurrirá a efectuar una denuncia en sede fiscal por el delito de resistencia o
desobediencia a la autoridad, desnaturalizando así el proceso de violencia familiar y creando de esta manera una
arma de doble filo que podría ser mal utilizado.
Criterios jurisprudenciales adoptados en materia de violencia familiar, posterior a la Ley 30364
1. El Acuerdo Plenario de la Corte de Moquegua del año 2017, estableció nuevos criterio referentes a los
procesos por faltas que provienen de violencia familiar, siendo uno de los acuerdos arribados, rechazar el
desistimiento y continuar con el juicio a pesar que la agraviada no esté de acuerdo, pues la agresión
proviene de un hecho que ha generado un proceso de violencia familiar.
2. El Acuerdo Plenario de la Corte Superior de Lima Norte del año 2017, donde se debatió si los certificados
médicos e informes elaborados en cumplimiento del artículo 26 de la Ley 30364 deben ser considerados
por el operador de justicia con valor probatorio pleno para acreditar el estado de salud física y mental,
estableciendo en consecuencia la violencia contra las mujeres y los integrantes del grupo familiar. Por
mayoría los jueces decidieron que los certificados e informes tienen valor relativo, se consideran en el
proceso, pero deben evaluarse con los demás medios probatorios para acreditar la violencia contra las
mujeres e integrantes del grupo familiar.
3. En los procesos de violencia contra las mujeres por razón de género, se debe evaluar en el contexto que se
encuentre en relaciones de dominio, de sometimiento y subordinación con el agresor.
4. El desacuerdo conyugal no constituye violencia familiar tal como se estableció en la Casación 246-2015,
Cusco.
EL ABANDONO DEL PROCESO: ¿CUÁLES SON SUS REQUISITOS?
Sumario: 1. Introducción, 2. Definición, 3. Naturaleza del abandono, 4. Requisitos. 4.1 Inactividad de las partes, 4.2
Transcurso del tiempo, 4.3 Solicitud de parte, tercero legitimado o de oficio, 4.4 Resolución que lo declare,
5. Conclusiones, 6 Bibliografía.
1. Introducción
De conformidad con el artículo 346° del Código Procesal Civil, tenemos que: “Cuando el proceso permanezca en primera
instancia durante cuatro meses sin que se realice acto que lo impulse, el juez declarará su abandono de oficio o a solicitud de parte
o de tercero legitimado. Para el cómputo del plazo de abandono se entiende iniciado el proceso con la presentación de la demanda.”
Cabe apuntar que para el cómputo no se toma en cuenta el período durante el cual el proceso hubiera estado
paralizado por acuerdo de las partes aprobado por el juez. [1]
En sede judicial se ha advertido que la falta de impulso del proceso por parte del demandante, implica que el juez
disponga, al amparo de la ley, una sanción ante aquel descuido de quien acudió al órgano jurisdiccional en busca de
tutela pero que en el camino con su desinterés generó una consecuencia negativa al interior del proceso.
Es importante analizar esta figura y determinar los supuestos o requisitos para su correcta aplicación, que para
muchos es contraria con la finalidad del proceso, esto es, resolver un conflicto de intereses; ya que el abandono logra
la conclusión del mismo sin declaración sobre el fondo, y no impide que quien haya sido perjudicado con el abandono
recurra nuevamente al Poder Judicial en busca de tutela y, por ende, de un mayor gasto de tiempo y personal, así
como la repetición de determinados actos ya realizados y mayor carga en el despacho respecto de una trámite que ya
se realizó.
2. Definición
El abandono constituye cualquier acto de dejar de lado o descuidar cualquier elemento, derecho o persona que se
considere en relación con otro individuo. Desde el punto de vista legal, el abandono siempre hará referencia al
descuido de una persona o un bien a manos de otra. Así, hablamos del abandono que comete un padre frente a su
hijo, o de quien detenta la propiedad frente a un bien. Sin embargo, desde el punto de vista procesal advertiremos que
el abandono tiene una connotación vinculada al procedimiento propio de quien lo inició.
Teniendo en cuenta ello, el abandono se erige como una de las formas anormales de conclusión del proceso, que
surge como consecuencia de la inactividad o inacción de las partes en el proceso durante determinado lapso de
tiempo que determina la perención de la instancia. Cabe precisar que esta misma figura es recogida en otras
legislaciones bajo la denominación de caducidad de la instancia.
“Se entiende por abandono del procedimiento aquella sanción que la ley impone al demandante negligente como
consecuencia de la inactividad de todas las partes que figuran en el juicio por el término y en las condiciones que
señala la ley, y cuya alegación es conocida y resuelta incidentalmente por el tribunal que conoce actualmente el
litigio” (RAMIREZ: 2000, p. 25).
Existen dos elementos esenciales en esta figura como lo son el tiempo y la inactividadprocesal, que conlleva a una
sanción o consecuencia por parte de la norma procesal que declara la no continuación del proceso.
Para nuestro Tribunal, “El abandono es una de las formas especiales de conclusión del proceso que extingue la relación procesal
y que se produce después de un periodo de tiempo en virtud de la inactividad de las partes.”[2]
De otro lado, en la jurisprudencia se ha precisado también que el concepto del abandono“constituye una sanción de
carácter procesal al demandante, que encontrándose en la obligación del impulso procesal a fin de que el juicio
prosiga, hasta su conclusión, no realiza gestiones en el sentido indicado. El reproche que se imputa al actor es en
consecuencia no realizar gestiones útiles para dar curso progresivo a los autos, por lo tanto deben existir en el proceso
actuaciones pendientes que hagan necesaria la intervención de parte.” (Revista de Derecho y Jurisprudencia. Tomo 92,
1995, sección segunda, p. 56).
3. Naturaleza del abandono
El sustento de esta institución se halla en que impide la duración indefinida del proceso. Ello se corrobora con el
principio consagrado en el artículo IV del Título Preliminar del CPC, que prescribe que el proceso se promueve a
iniciativa de parte y, por tanto, constituye el interés del demandante que este se desarrolle llevándose a cabo todas y
cada una de las etapas del mismo dentro del plazo que la ley señala y concluya con una resolución sobre el fondo del
asunto. Es por esto que se sanciona su inacción mediante esta institución procesal.
Si bien esta figura evita que los procesos puedan permanecer de manera indefinida por inacción de las partes, no
queda claro por qué el juez debe sancionar esta situación si él “debe impulsar el proceso por sí mismo” (artículo II del TP
del CPC) y debe atender que “…la finalidad concreta del proceso es resolver un conflicto de intereses o eliminar una
incertidumbre, ambas con relevancia jurídica…” (artículo III del TP del CPC), de manera que él es el llamado a evitar que
el proceso decaiga por la inactividad de las partes y concluya sin una resolución sobre el fondo en el que pueda
decidir de manera definitiva sobre aquel conflicto de intereses o incertidumbre jurídica que se le ha puesto en sus
manos. Y más si tenemos en cuenta que con posterioridad se iniciará un nuevo proceso y nuevamente se hará uso del
aparato jurisdiccional originando mayores gastos al Estado y a las partes, salvo que haya caducado o prescrito la
acción.
En ese sentido, CHIOVENDA señala que “…la inactividad debe ser inactividad de parte (voluntaria o involuntaria,
no importa), no de juez, puesto que si la simple inactividad del juez pudiese producir la caducidad, sería remitir al
arbitrio de los órganos del Estado la cesación del proceso. Por lo tanto, debe decirse que la actividad de los órganos
jurisdiccionales, basta para mantener en vida al proceso, pero su inactividad no basta para hacerlo desaparecer,
cuando durante la inactividad de los órganos públicos (…) las partes no pueden realizar actos de desarrollo del
proceso.” (CHIOVENDA: 1925, p. 385).
Al respecto, nuestra jurisprudencia señala que: “Si a la fecha que se emite la resolución de abandono se encontraba
pendiente la emisión de dictamen pericial, al demora no es imputable a las partes; por lo contrario, el juez debió
utilizar los apremios que la ley le franquea para evitar la demora.”[3]
4. Requisitos
A fin de que se pueda materializar esta figura en la secuela del proceso, se debe advertir la existencia de varios
requisitos, entre ellos:
4.1 Inactividad de las partes
Teniendo en cuenta que el impulso del proceso le corresponde a las partes, es decir, a los sujetos interesados en que
se resuelva el conflicto de intereses, el hecho de que ellos dejen de realizar determinados actos procesales por el
tiempo que establece la ley implica un desinterés, el mismo que es sancionado por la ley.
El impulso de parte es concordante con el principio de iniciativa de parte a la que hace referencia el artículo IV del
título Preliminar del Código Procesal Civil, que no debe ser entendida únicamente como la facultad de interponer la
demanda sino también de actuar durante toda la secuela del proceso y activarla en su calidad de interesado.
Es por eso que el hecho que la parte demandante deje de realizar actos de impulso o de desarrollo del proceso judicial,
implica un descuido o falta de actividad en el trámite del proceso, lo que conlleva a que el juez de oficio o a pedido de
la parte contraria, disponga la conclusión del proceso por haber advertido el abandono por parte de quien habría
accionado el aparato jurisdiccional en busca de tutela.
4.2 Transcurso del tiempo
Nuestra norma procesal señala el plazo legal que debe transcurrir para la declaración del abandono, que puede ser de
oficio o a petición de parte, es de cuatro meses. Este empieza a transcurrir desde el día siguiente en que tiene lugar el
último acto de impulso procesal, el que para dicho efecto puede ser hábil o no y en el cual se incluye los días feriados
o no laborales. En ese sentido, el plazo final se cumple en el mes de vencimiento y en el día de éste correspondiente a
la fecha del mes inicial. Si el mes de vencimiento faltara tal día, el plazo se cumple en el último día de dicho mes.
El abandono opera sólo por el transcurso del tiempo contado desde la última actuación procesal o desde la
notificación de la última resolución. Si no consta en autos el cargo de notificación no puede el juez declarar el
abandono del proceso, toda vez que las resoluciones judiciales sólo producen efectos en virtud de la notificación
hecha con arreglo al Código Procesal Civil.
No se produce el abandono si el proceso hubiera estado paralizado por acuerdo de las partes y autorizado por el juez.
Claro está que no es indefinida y será el juez quien considere otorgar un plazo prudencial atendiendo a las
circunstancias del caso. Por ello se ha manifestado que: “…para que el cómputo del plazo no se considera el periodo en el que
el expediente estuvo paralizado por acuerdo de las partes aprobado por el juez, lo que implica necesariamente que ese plazo se
reanuda, esto es se vuelve a iniciar el cómputo para el abandono, desde la fecha en que cesan los efectos de dicha suspensión.” [4]
Del mismo modo, cuando la paralización obedece a causas de fuerza mayor insuperable por las partes, no opera el
abandono.
4.3. Solicitud de parte, tercero legitimado o de oficio
De la lectura del artículo 346 del Código Procesal Civil se advierte claramente quiénes serían los sujetos legitimados
para solicitar ante el juez la declaración de abandono.
Sin embargo, consideramos que el abandono debe ser a pedido únicamente del demandando ya que esta falta de
seguridad afecta únicamente a quien se ha visto involucrado en un proceso judicial y este se ha visto afectado por la
paralización en su accionar. En tal sentido, la norma debería decir: “El abandono podrá hacerse valer sólo por el
demandado, durante todo el proceso y hasta antes que se haya dictado sentencia en primera instancia”. Resulta del
todo “lógico que sólo el demandado sea el titular para solicitar el abandono, ya que al constituirse en una sanción para
el demandante esta debería operar por quien se ve afectado con una pretensión plateada en su contra pero que por la
inacción del demandante genera un estado de zozobra y falta de seguridad por quien se ha visto involucrado en el
proceso. En consecuencia la ley sólo debería establecer el derecho a alegarlo en beneficio de aquel que tiene el rol de
sujeto pasivo de la demanda”. (RAMÍREZ, p. 410.)
Mediante la Resolución Administrativa N° 373-2014-CE-PJ, el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial dispuso que los
magistrados de los juzgados y de las salas superiores dicten de oficio el auto que declara el abandono del
proceso, conforme a los presupuestos del artículo 346 del Código Procesal Civil, salvo prohibición legal expresa.
De esta forma, se le permite al Juez mayor activismo para declarar el abandono del proceso, lo que resulta
contradictorio con la finalidad propia del proceso, que es resolver un conflicto de intereses, lo que no se logra
mediante el dictado de una resolución que declara el abandono del proceso.
4.4. Resolución que lo declare
El actuar de los magistrados se realiza a través de las resoluciones judiciales a las que hace referencia el artículo 121º
del Código Procesal Civil. La declaración del juez, a la que hace referencia la norma correspondiente al abandono
debe concordarse con la antes mencionada, y toda vez que el abandono constituye una forma de conclusión especial
del proceso, resulta necesario que el juez dicte un auto, mediante el cual advierta el trascurso del tiempo y declare
que el proceso ha caído en abandono por falta de impulso de las partes. Así, en el segundo párrafo de la norma
indicada se precisa que “mediante los autos, el juez resuelve (…) las formas de conclusión especial del proceso (…)”
en tal sentido, correspondería dictar un auto de abandono del proceso.
Debe precisarse que al ser un auto que concluye el proceso, hay quienes sostienen que este sería una sentencia, en
atención a que esta resolución que declara el abandono pone fin al proceso y, estando al acogimiento del pedido de
una de las partes o del actuar propio del juez, esta decisión tendrá el carácter de una sentencia interlocutoria, según lo
dispuesto en el artículo 121 del Código de Procesal Civil, pues en su tercer párrafo señala que “Mediante la sentencia
el juez pone fin a la instancia o al proceso en definitiva, pronunciándose en decisión expresa (…). Toda vez, que al
poner fin al proceso, debería esta ser una sentencia y no un auto por la consecuencia propia de esta resolución que es
la conclusión del proceso.
5. Conclusiones
El abandono constituye una de las formas anormales de conclusión del proceso surgido como
consecuencia de la inactividad o inacción de las partes en el proceso durante determinado lapso de tiempo
que determina la perención de la instancia.
La figura del abandono debería ser solo a solicitud de parte demandada, toda vez que es el sujeto quien
directamente se habría beneficiado por dicha declaración judicial y se evita la zozobra en el tiempo de
inacción del proceso por parte de su demandante.
El abandono pone fin al proceso, es decir, lo concluye sin afectar la pretensión. Sin embargo, su
declaración dista de la finalidad propia del proceso judicial, es decir, resolver un conflicto de intereses.
El abandono se sustenta exclusivamente en lo acontecido en el proceso principal, cuyo desarrollo no se ve
afectado por lo que suceda en la substanciación del cautelar u otro cuaderno incidental como el de auxilio
judicial por ejemplo, debido a que este último le está subordinado y le es accesorio.
6. Bibliografía
COUTURE, Eduardo J. Fundamentos del derecho procesal civil. 4ª edición. Buenos Aires: Editorial
Montevideo, 2002, p. 142.
CHIOVENDA Giuseppe. Principios de Derecho Procesal Civil. Tomo II. Madrid: Editorial Reus, 1925.
PODETTI, J. Ramiro. “Caducidad de Instancia”. En: Revista de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la
Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires. Año IX. Tercera Época, Set.-Oct. 1954, N° 40
QUINTERO, Beatriz y PRIETO, Eugenio. Teoría General del Proceso. Bogotá: Editorial Themis, 2000.
RAMÍREZ Herrera, R. El abandono del procedimiento. Santiago: Editorial Congreso, 2000.
RIOJA BERMÚDEZ, Alexander. Teoría General de Proceso. Lima: Editorial Adrus, 2014.
[1] Artículo modificado por el Artículo Único de la Ley Nº 26691, publicada el 30-11-96.
[2] CAS. N° 2573-99-Lima Sala Civil Permanente Corte Suprema de Justicia, publicado en el diario Oficial “El
Peruano”, el 28-08-2000. Págs. 6073-6074.
[3] Ejecutoria 09-03-1999, Jurisprudencia Actual. Marinella Ledesma. Tomo III. Pág. 387.
[4] CAS. N° 957-96-Lima: Sala Civil Permanente Corte Suprema de Justicia. “El Peruano”, 23-04-1998. Pág. 753.
Ramiro Salinas Siccha comenta la reciente modificación del art. 25 del Código Penal sobre complicidad
Más modificaciones a nuestro maltratadísimo Código Penal de 1991. La modificación que proponíamos en nuestros
pequeños libros finalmente se ha producido. En efecto, en cuanto a la teoría jurídica para determinar quién es autor y
quién es cómplice en la comisión de un delito por más de dos personas, el legislador había optado por la teoría del
dominio de hecho, la misma que sirve para determinar razonablemente quién es autor y quién es cómplice en los
delitos comunes. No obstante, cuando se trata de delitos especiales por la calidad del agente, aquella teoría no rinde.
Ha sido una semana de severas reformas al sistema jurídico penal. Una de las más importantes, sin duda, es la
modificación del artículo 25 del Código Penal, referido a la participación delictiva. El doctor Ramiro Salinas Siccha,
magistrado y profesor, siempre dispuesto al debate académico, ha compartido con sus seguidores, en su cuenta de
Facebook, algunas reflexiones sobre el tema.
Más modificaciones a nuestro maltratadísimo Código Penal de 1991. La modificación que proponíamos en nuestros
pequeños libros finalmente se ha producido. En efecto, en cuanto a la teoría jurídica para determinar quién es
autor y quién es cómplice en la comisión de un delito por más de dos personas, el legislador había optado por la
teoría del dominio de hecho, la misma que sirve para determinar razonablemente quién es autor y quién es cómplice
en los delitos comunes. No obstante, cuando se trata de delitos especiales por la calidad del agente, aquella teoría no
rinde.
De ahí que Roxin, promotor de la teoría del dominio de hecho, también haya construido dogmáticamente la teoría
de la infraccion de deber, teoría obviada por el legislador hasta el Decreto Legislativo N° 1351. Tal situación generó
múltiples alternativas aplicadas por nuestros jueces en todas las instancias para identificar y diferenciar a los autores y
partícipes en un delito especial. Algunos aplicaban la teoría del dominio de hecho, otros la teoría de la infracción de
deber desde la óptica de Roxin, los menos recurrían a la misma teoría pero desde la óptica de Jakobs y la mayoría, en
forma lamentable, optaban por cambinar tales teorías.
Situación que sin duda se superará con la atinada modificación del artículo 25 del Código Penal. Allí se ha
incorporado la teoría de infracción de deber de Roxin, asumiendo en consecuencia, el principio sustantivo de unidad
del título de imputación. Esto significa que si en la comisión de un peculado o delito de colusión participan
funcionarios obligados y particulares o extraños a la administración pública, los primeros responderán a título de
autores y los particulares responderán por el mismo delito a título de cómplices.
Finalmente, según esta teoría, si en la comisión de un delito especial, como lo son la mayoría de delitos contra la
administración pública, participan sujetos públicos y particulares, los primeros serán autores debido que participan en
la comisión del delito pero infringiendo un deber especial impuesto por la ley penal, en tanto que los demás, serán
simplemente cómplices debido que también participan en la comisión del delito pero sin infringir deber especial
alguno, pues no lo tienen.
Y muchos seguro se estarán preguntando, ¿y serán cómplices primarios o secundarios? La respuesta es
simplemente cómplices. La teoría de infracción de deber no admite esa división. La diferencia entre complicidad
primaria y secundaria es hija de la teoría del dominio de hecho.
DESCARGA EN PDF LA SENTENCIA CASATORIA DEL CASO TELEFÓNICA VS. SUNAT
[CASACIÓN 474-2016, LIMA]
Sumilla: Los sujetos que tengan la calidad de agentes de retención y que realicen operaciones con sujetos no
domiciliados, cuyos bienes objeto de sus operaciones sean utilizados económicamente en el país, deberán efectuar la
retención del Impuesto a la Rentaque corresponda, de conformidad con el artículo 71° del Texto Único Ordenado de
la Ley del Impuesto a la Renta, aprobado por Decreto Supremo 054-99-EF, caso contrario, se configurará la infracción
tipificada en el numeral 13) del artículo 177° del Texto Único Ordenado del Código Tributario, aprobado por el
Decreto Supremo N° 135-99-EF.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
TERCERA SALA DE DERECHO CONSTITUCIONAL Y SOCIAL
TRANSITORIA
Lima, veintisiete de septiembre
de dos mil diecisiete
I. VISTO:
La causa número cuatrocientos setenta y cuatro – dos mil dieciséis; en audiencia pública llevada a cabo en la fecha,
integrada por los señores Jueces Supremos: Vinatea Medina, Arias Lazarte, Yaya Zumaeta, Cartolin Pastor y
Bustamante Zegarra; con lo expuesto en el dictamen del Fiscal Supremo en lo Contencioso Administrativo y luego de
verificada la votación con arreglo a ley, se emite la siguiente sentencia:
II. MATERIA DEL RECURSO:
Es de conocimiento de esta Sala Suprema los recursos de casación interpuestos por: i) Telefónica del Perú Sociedad
Anónima Abierta con fecha diecinueve de octubre de dos mil quince1; y, ii) La Procuraduría Pública a cargo de los
Asuntos Judiciales del Ministerio de Economía y Finanzas, en representación del Tribunal Fiscal, con fecha diecinueve
de octubre de dos mil quince, contra la sentencia de vista contenida en la resolución número veintisiete, de fecha
veintitrés de septiembre de dos mil quince, que revocó la sentencia contenida en la resolución número trece, de fecha
diez de noviembre de dos mil catorce, que declaró infundada la demanda, y reformándola la declaró fundada; en los
seguidos por la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria – SUNAT contra el Tribunal
Fiscal y Telefónica del Perú Sociedad Anónima Abierta, sobre nulidad de resolución administrativa.
III. ANTECEDENTES DEL PROCESO
3.1. De lo actuado en la vía administrativa
Se aprecia en el expediente administrativo lo siguiente:
i) Mediante Carta de Presentación N° 050011173870-01 SUNAT 5, la Gerencia de Fiscalización de la Superintendencia
Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria inició un procedimiento de fiscalización a Telefónica del Perú
Sociedad Anónima Abierta, a fin de verificar el cumplimiento de sus obligaciones tributarias, correspondiente a los
periodos tributarios de enero de dos mil dos a diciembre de dos mil tres.
ii) Como consecuencia del procedimiento de fiscalización iniciado, la Superintendencia Nacional de Aduanas y de
Administración Tributaria emitió contra Telefónica del Perú Sociedad Anónima Abierta los siguientes valores:
TC: NO CABE DECLARAR IMPROCEDENTE LA DEMANDA SI YA SE SANEÓ EL
PROCESO
Fundamentos destacados: 13. Si los demandados Belloni Bruni y Belloni Cáceres dedujeron las excepciones
de incompetencia, cosa juzgada, oscuridad o ambigüedad de la demanda, caducidad y defensas previas, y todas ellas
fueran desestimadas en primer y segundo grado, entonces correspondía que la Sala Civil emita un pronunciamiento
sobre el fondo del asunto (como sí lo hizo el órgano judicial de primer grado), y no uno inhibitorio, puesto que la
etapa de calificación de la demanda ya había precluido y el proceso se encontraba saneado.
14. La Sala Civil, al desestimar en segundo grado las excepciones propuestas por los demandados (fojas 62),
determinó pues la conclusión de la etapa postulatoria, dando inicio a una nueva, la decisoria; por lo que en aplicación
del principio de preclusión procesalen dicha etapa no podía pronunciarse nuevamente sobre los requisitos de la
demanda de rectificación.
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
EXP. N.° 02605-2014-PA/TC, LIMA
En Lima, a los 21 días del mes de noviembre de 2017, el Pleno del Tribunal Constitucional, integrado por los señores
magistrados Miranda Canales, Ledesma Narváez, Blume Fortini, Ramos Núñez, Sardón de Taboada y Espinosa-
Saldaña Barrera, pronuncia la siguiente sentencia, con el abocamiento del magistrado Ferrero Costa, aprobado en la
sesión de Pleno del día 5 de setiembre de 2017, con los votos singulares de los magistrados Ledesma Narváez y
Espinosa-Saldaña Barrera que se agregan.
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Wilber Nilo Medina Bárcena contra la resolución de fojas 162,
de 6 de marzo de 2014, expedida por la Quinta Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, que declaró
improcedente la demanda de amparo.
ANTECEDENTES
El 2 de setiembre de 2013, el recurrente interpone demanda de amparo contra los jueces integrantes de la Tercera Sala
Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, los jueces integrantes de la Sala de Derecho Constitucional y Social
Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República, y el procurador público del Poder Judicial, solicitando se
declare la nulidad de: i) la resolución 20-II-3°-SC de 13 de junio de 2012, expedida por la Sala Superior, que en
segundo grado declaró improcedente su demanda de rectificación de áreas; y ii) la resolución de 27 de mayo de 2013,
expedida por la Sala Suprema, que declaró improcedente su recurso de casación, toda vez que vulneran sus derechos
al debido proceso, al acceso a la justicia, a la congruencia, a la prueba y a la debida motivación de las resoluciones
judiciales.
Sostiene el recurrente que interpuso demanda de rectificación de áreas del ex Fundo San Fernando de su propiedad,
dirigiéndola contra el Ministerio de Agricultura y otros (Exp. 22397-2003). Frente a ello, los demandados Belloni
Bruni y Belloni Cáceres dedujeron todas las excepciones posibles (incompetencia, cosa juzgada, oscuridad
o ambigüedad de la demanda, caducidad y defensa previa), las cuales fueron desestimadas en primer y segundo
grado.
Llegada la etapa decisoria del proceso, el juez de primer grado emitió decisión sobre el fondo del asunto, declarando
infundada la demanda. Apelada de dicha decisión, la Tercera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, con
resolución 20-II-3°-SC, emitió decisión inhibitoria, declarando improcedente la demanda, porque no se
habría cumplido con adjuntar los planos de ubicación y perimétricos, lo cual es un hecho falso, y se pretendía la
declaración de propiedad de las áreas en disputa, omitiendo pronunciarse sobre los agravios expuestos en su recurso
de apelación.
Ante la arbitrariedad descrita, el recurrente interpuso recurso de casación, el cual fue declarado improcedente por la
Sala de Derecho Constitucional y Social Permanente de la Corte Suprema, porque la tramitación del proceso afectaría
la propiedad de los predios colindantes; lo que, a su entender también es falso, pues los litisconsortes colindantes
reconocieron su propiedad sobre las áreas a rectificar.
El Octavo Juzgado Constitucional de Lima, con resolución de 27 de setiembre de 2013, declaró improcedente la
demanda, al considerar que el recurrente pretende que la justicia constitucional actúe como una suprainstancia de
revisión, lo cual no es procedente en el amparo.
A su turno, la Quinta Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, con resolución 6 de marzo de 2014, confirmó
la resolución apelada, al considerar que el recurrente pretende un reexamen de las resoluciones cuestionadas, sin que
exista vulneración alguna de sus derechos constitucionales.
FUNDAMENTOS
Delimitación del petitorio
1. La demanda de amparo tiene por objeto declarar la nulidad de: 1) la resolución 20-II-3°-SC de 13 de junio de 2012,
expedida por la Sala Civil Superior, que declaró improcedente la demanda de rectificación de áreas; y ii) la resolución
de 27 de mayo de 2013, expedida por la Sala Suprema, que declaró improcedente el recurso de casación; en el proceso
de rectificación de área seguido contra el Ministerio de Agricultura y otros (Exp. 22397-2003).
2. Expuestas así las pretensiones, este Tribunal considera necesario determinar, a la luz de los hechos expuestos en la
demanda y de los recaudos que obran en ella, si se ha vulnerado el derecho a la debida motivación de las resoluciones
judiciales del recurrente, e infringido los principios de congruencia y preclusión, por haberse incorporado hechos
falsos en las resoluciones cuestionadas, no resolverse el fondo de la controversia a pesar de que los órganos judiciales
se encontraban habilitados para ello, y omitir pronunciarse sobre los agravios expuestos en su recurso de apelación.
Sobre la posibilidad de un pronunciamiento atendiendo al fondo del asunto
3. Algo que merece ser analizado antes de ingresar al fondo de las cuestiones planteadas es lo concerniente al rechazo
liminar que la demanda de amparo ha merecido en los dos grados previos seguidos ante el Poder Judicial. La cuestión
que debe plantearse en este punto es si, pese a tal situación procesal, resulta válida la emisión de una sentencia sobre
el fondo.
4. Al respecto, este Tribunal tiene indicado que tan solo corresponde declarar la invalidez de todo lo actuado, para
ordenar la admisión a trámite de la demanda de amparo, “en aquellos casos en los que el vicio procesal pudiera
afectar derechos constitucionales de alguno de los sujetos que participan en el proceso. En particular, del emplazado
con la demanda, cuya intervención y defensa pueda haber quedado frustrada como consecuencia precisamente del
rechazo liminar” (cfr. STC Exp. 4587-2004-AA, STC Exp. 03418-2013-AA, STC Exp. 02936-2012-AA).
5. En el caso de autos, tal afectación no se produciría, pues las partes involucradas, a pesar del rechazo liminar de la
demanda en los dos grados previos, han tomado conocimiento del trámite procesal de la demanda. En efecto, el
procurador público a cargo de los asuntos judiciales del Poder Judicial se apersonó al proceso (fojas 130, 148 y 150).
6. De este modo, el Tribunal considera que los jueces del Poder Judicial debieron admitir a trámite la demanda, por
contener ésta asuntos de relevancia constitucional relacionados con la incorporación de hechos falsos en las
resoluciones cuestionadas, no resolverse el fondo de la controversia a pesar de encontrarse habilitado para ello, y
omitir pronunciamiento sobre los agravios expuestos en el recurso de apelación. Sin embargo, al no hacerlo, no han
generado un supuesto de nulidad que obligue a retrotraer el estado del proceso a la etapa de su admisión, pues ello
podría resultar más gravoso aún para la parte que ha venido solicitando tutela urgente para sus derechos a través del
amparo (la demanda de rectificación de áreas data del año 2003, y el amparo del 2013).
7. Esta postura encuentra fundamento, además, en el hecho de que en el caso de autos: (a) en primer lugar, se recogen
todos los recaudos probatorios necesarios como para emitir un pronunciamiento sobre el fondo; (b) el
pronunciamiento de fondo no afectará el derecho de defensa de las autoridades judiciales demandadas, pues
estas han participado a través del procurador público encargado de los asuntos judiciales del Poder Judicial, quien se
apersonó al amparo (fojas 130, 148 y 150), y mucho menos afectará el derecho de defensa de los demandados en el
proceso de de rectificación de áreas y linderos, pues una eventual sentencia estimatoria en esta sede constitucional
solo se limitaría a declarar la nulidad de la resoluciones judiciales que desestimaron la demanda, y no a establecer
cuáles son las reales dimensiones del inmueble, ni los límites que lo separan de los predios colindantes (asuntos éstos
que corresponden ser resueltos por la justicia ordinaria).
8. Por estos motivos, conforme a los principios que informan los procesos constitucionales, en particular, los de
economía, informalidad, celeridad y el principio finalista, este Tribunal considera que debe ingresar a analizar la
pretensión de fondo planteada y emitir sentencia resolviendo el conflicto constitucional suscitado.
Consideraciones del Tribunal Constitucional
Sobre la infracción a los principios de congruencia y preclusión procesal
9. Este Tribunal Constitucional ha señalado que el principio de congruencia es uno que rige la actividad procesal, y
obliga al órgano jurisdiccional a pronunciarse sobre las pretensiones postuladas por los justiciables (STC Exp. 1300-
2002-HC/TC, Fundamento 27). Dicho principio garantiza que el juzgador resuelva cada caso concreto sin omitir,
alterar o exceder las pretensiones formuladas por las partes (STC Exp. 7022-2006-PA/TC, Fundamento 9).
10. El recurrente alega que la Tercera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, con resolución 20-II-3°-SC,
emitió decisión inhibitoria de segundo grado, declarando improcedente la demanda; empero omitió pronunciarse
sobre los agravios expuestos en su recurso de apelación, haciéndolo sobre cuestiones ajenas a la materia del proceso
de rectificación de área.
11. Al respecto, del escrito de recurso de apelación interpuesto por el recurrente (fojas 45) se aprecia que, como primer
y segundo agravio, expuso que la sentencia de primer grado, que declaró infundada la demanda de rectificación, no
valoró correctamente los catorce informes técnicos de la Sunarp, ni el dictamen pericial que presentó, los cuales fueron
admitidos como medios probatorios. Seguidamente, como tercer agravio, expuso que la sentencia de primer grado
infringió el artículo 2013 del Código Civil al desconocer la inscripción del asiento 2, de fojas 205, tomo 81-B y
siguientes. Por último, como cuarto agravio, expuso que la sentencia de primer grado contenía un razonamiento
contradictorio.
12. Sin embargo, ningún considerando de la resolución 20-II-3°-SC (fojas 39) dio respuesta a los agravios formulados
por el recurrente en su recurso de apelación, y, por el contrario, se pronunció sobre materias ajenas a la discusión de
fondo (por ejemplo: que no se indicó el tiempo de posesión sobre el área del inmueble, que no se acreditó la posesión
o propiedad de las áreas cuya rectificación se solicita, que se debe acudir a la acción reivindicatoria, que no se
adjuntaron los planos de ubicación y perimétricos, etc.), lo cual evidentemente infringe el principio de
congruencia procesal.
13. Si los demandados Belloni Bruni y Belloni Cáceres dedujeron las excepciones de
incompetencia, cosa juzgada, oscuridad o ambigüedad de la demanda, caducidad y defensas previas, y todas ellas
fueran desestimadas en primer y segundo grado, entonces correspondía que la Sala Civil emita un pronunciamiento
sobre el fondo del asunto (como sí lo hizo el órgano judicial de primer grado), y no uno inhibitorio, puesto que la
etapa de calificación de la demanda ya había precluido y el proceso se encontraba saneado.
14. La Sala Civil, al desestimar en segundo grado las excepciones propuestas por los demandados (fojas 62),
determinó pues la conclusión de la etapa postulatoria, dando inicio a una nueva, la decisoria; por lo que en aplicación
del principio de preclusión procesalen dicha etapa no podía pronunciarse nuevamente sobre los requisitos de la
demanda de rectificación.
15. Así las cosas, la Sala Civil infringió los principios de congruencia y preclusión procesal.
Sobre la vulneración del derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales
16. Este Tribunal Constitucional ha señalado también que el derecho a la debida motivación de las resoluciones
judiciales garantiza que las resoluciones judiciales no se deriven del mero capricho de los jueces, sino del
ordenamiento jurídico y de la información veraz que alcancen las partes (STC Exp. 02786-2013-PA/TC, fundamento 8;
STC Exp. 08259-2013-PA/TC, Fundamento 6).
17. El recurrente afirma que la resolución 20-II-3°-SC (fojas 39), emitida por la Tercera Sala Civil de la Corte Superior
de Justicia de Lima, contiene hechos falsos, puesto que en su considerando sexto expone como uno de los motivos
para declarar la improcedencia de la demanda que el demandante no cumplió con adjuntar planos de ubicación y
perimétricos suscritos por ingeniero o arquitecto colegiado.
18. Sin embargo, a fojas 79 obra el escrito de 26 de abril de 2004, presentado por el recurrente en el proceso de
rectificación, mediante el cual ofrece el plano de ubicación y perimétricos, debidamente visado por el Proyecto
Especial de Titulación de Tierras y Catastro Rural del Ministerio de Agricultura. La misma Sala Civil, con resolución
de 12 de junio de 2007 (fojas 62), reconoció inequívocamente tal ofrecimiento, al señalar que “si bien el actor adjuntó
los planos visados con posterioridad a la demanda, tal hecho quedó convalidado (…)”.
19. Así las cosas, la Sala Civil resolvió la demanda de rectificación de áreas sin tener cuenta la información veraz
alcanzada por las partes procesales.
20. El recurrente sostiene también que el auto calificatorio del recurso de casación de 27 de mayo de 2013 (fojas 4),
emitido por la Sala de Derecho Constitucional y Social Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República,
contiene hechos falsos al señalar que la tramitación del proceso afectaría la propiedad de los predios colindantes.
21. Para este Tribunal la citada resolución casatoria contiene vicios de inconstitucionalidad, no porque en ella se haya
señalado un hecho falso, asunto que carece de objeto analizarlo en autos; sino porque al declarar improcedente
el recurso de casación del recurrente no tuteló los agravios que éste expuso respecto de la resolución de vista 20-II-3°-
SC de 13 de junio de 2012, los cuales han sido detallados in extenso en los fundamentos precedentes.
22. Siendo que el auto calificatorio del recurso de casación de 27 de mayo de 2013 se encuentra vinculado por
conexidad y dependencia a la resolución de vista 20-II-3°-SC de 13 de junio de 2012, aquél debe seguir la misma suerte
nulificadora.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú,
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda de amparo; en consecuencia NULAS la resolución de vista 20-II-3°-SC de 13 de
junio de 2012, expedida por la Tercera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, y el auto calificatorio
del recurso de casación de 27 de mayo de 2013, expedido por la Sala de Derecho Constitucional y Social Permanente
de la Corte Suprema de Justicia de la República.
2. ORDENAR a la Tercera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima o al órgano judicial que haga sus veces
expida nueva resolución resolviendo el fondo de la demanda de rectificación de áreas, conforme a los fundamentos
expuestos en la presente sentencia; con el abono de los costos del proceso.
¿Cuándo estamos ante una prueba irregular que puede ser excluida del proceso?
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¿Cuál es el aspecto relevante para determinar la exclusión de una prueba irregular? ¿La sola inobservancia de una
norma procesal permite que una prueba sea apartada del proceso? Conozca lo que, en una reciente doctrina
jurisprudencial vinculante, ha dicho la Corte Suprema.
La prueba irregular se produce por la inobservancia de una norma procesal para la obtención o actuación de un
elemento de prueba. No obstante, la exclusión de los elementos de prueba derivados de una prueba irregular se
sustenta, tal como establece el artículo 159 del Código Procesal Penal, en la vulneración del contenido esencial de un
derecho fundamental. Por tanto, la sola inobservancia de una norma procesal no implica necesariamente la exclusión
de los elementos de prueba derivados de la obtención de una prueba irregular.
Así lo ha establecido la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema, al resolver al Casación N° 591-2015-Huánuco, la
cual constituye doctrina jurisprudencial vinculante.
En dicho fallo, la Sala Suprema ha señalado que la prueba irregular es aquella que se origina en la infracción de una
norma legal procesal ordinaria o infraconstitucional, sea para su obtención o práctica, esto es, cuyo desarrollo no se
ajusta a las previsiones o al procedimiento previsto en la ley. "En este supuesto nos referimos a una prueba irregular,
la cual no es una categoría distinta de la prueba ilícita, sino una modalidad de esta última", indicó la Corte.
Además, la Corte ha aclarado que la existencia de una prueba irregular no implica la exclusión automática de las
pruebas actuadas con posterioridad o como resultado de ella. Así, la Suprema indicó que el artículo 159 del Código
Procesal Penal “impone al juzgador la prohibición de valorar las pruebas obtenidas directa o indirectamente siempre
que se hayan obtenido con vulneración del contenido esencial de los derechos fundamentales de la persona”. Por ello,
la Corte consideró que “el aspecto relevante para determinar la exclusión de una prueba derivada de la prueba
irregular es la intensidad de afectación del derecho fundamental”.
Igualmente, la Corte señaló que la sola inobservancia de una norma procesal no implica necesariamente la exclusión de
los elementos de prueba derivados de una prueba irregular. Así, refirió que “de ser este el caso, es pertinente analizar
la entidad de la infracción de la norma concernida, en consecuencia, se deberá tener en consideración el ámbito
específico de regulación de la norma procesal, el contexto en que se suscitó su inobservancia, la persistencia en la
inobservancia de la norma procesal y la intensidad de afectación del derecho fundamental, a efectos de constatar si
concurre una mera inobservancia de una norma procesal o una afectación al contenido esencial de un derecho
fundamental”.
¿INCUMPLIR EL PAGO ORDENADO JUDICIALMENTE CONSTITUYE DELITO DE
DESOBEDIENCIA A LA AUTORIDAD? [CASACIÓN 50-2017, PIURA]
Sumilla: 1. En el delito de desobediencia a la autoridad, la orden o mandato –judicial en este caso– debe ser expreso,
escrito en este caso –incluso puede ver verbal– y sin imprecisiones o vaguedades –claro y concreto–; además, debe
estar dirigido a una persona o autoridad determinada –lo que importa un requerimiento válido, del que se haya
tenido conocimiento a su debido tiempo –y, en lo específico, con capacidad para cumplirla –de posible realización–. 2.
Es un delito doloso. Como tal, es esencial que el sujeto activo, respecto de lo ordenado, tenga un deber de actuación
y que su incumplimiento no se deba a una imposibilidad material de hacerlo.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA PENAL PERMANENTE
RECURSO DE CASACIÓN N° 50-2017, PIURA
PONENTE: CESAR SAN MARTÍN CASTRO
Lima, diez de abril de dos mil dieciocho
VISTOS: en audiencia pública: el recurso de casación por infracción de precepto penal material interpuesto por el
encausado Percy Marino Peña Ocaña contra la sentencia de vista de fojas ochocientos cincuenta y seis, de ocho de
junio de dos mil dieciséis, en cuanto confirmando la sentencia de primera instancia de fojas setecientos setenta y
cuatro, de trece de enero de dos mil dieciséis, lo condenó como autor del delito de resistencia o desobediencia a la
autoridad en agravio del Estado a dos años de pena privativa de libertad, suspendida condicionalmente en el plazo de
un año, y al pago de dos mil soles por concepto de reparación civil; con lo demás que contiene.
Intervino como ponente el señor San Martín Castro.
FUNDAMENTOS DE HECHO
PRIMERO. Que las sentencias condenatorias de mérito declararon probado lo siguiente:
1. El encausado Peña Ocaña, en su condición de Alcalde de la Municipalidad Distrital de Sondor. provincia
de Huancabamba – departamento de Piura. conjuntamente con Miguel Cumpla Tezen. Gerente Municipal
de dicha entidad edil, incumplió lo dispuesto en la resolución judicial de fojas treinta y uno, de veintisiete
de abril de dos mil doce, que ordenó que al agraviado Meza Ojeda. repuesto judicialmente en el cargo, se
le pague la remuneración adeudada desde el catorce de septiembre de dos mil once al veinticuatro de
noviembre del mismo año.
2. Es del caso que el referido agraviado fue repuesto como trabajador de la Municipalidad Distrital de
Sondor mediante una medida cautelar en el marco de un proceso contencioso administrativo que
promovió contra la Municipalidad Distrital de Sondor, plasmada en la resolución judicial de catorce de
setiembre de dos mil once. Ya incorporado a la Municipalidad, el citado agraviado Meza Ojeda solicitó el
pago de su remuneración conforme al escrito de fojas veintiocho, del día veinticuatro de noviembre de dos
mil once. Recibió como respuesta el Oficio número doscientos cincuenta y siete-dos mil oncc-MD/ALC. de
fojas veintiuno, de catorce de diciembre de dos mil once, que acompañó la Resolución de Alcaldía número
ciento treinta-dos mil once- MDS/ALC, de fojas veinticinco, de trece de diciembre de dos mil once. El
encausado, alcalde Peña Ocaña, basándose en los informes legales y de gerencia, a través de la indicada
Resolución de Alcaldía, declaró improcedente por ahora la solicitud de pago de remuneraciones del
agraviado Meza Ojeda. en atención a la imposibilidad de pago por la Municipalidad porque no existía
presupuesto para hacerlo y por lo imprevisto de su retorno a la entidad edil.
3. El auto del Juzgado Mixto de Huancabamba de fojas treinta y uno. de veintisiete de abril de dos mil doce,
ordenó a la Municipalidad Distrital de Sondor, dirigida por el encausado Peña Ocaña, cumpla con pagar
las remuneraciones desde el catorce de septiembre de dos mil once a esa fecha. Ante el incumplimiento del
mandato judicial, el Juzgado Mixto de Huancabamba por resolución de fojas treinta y cinco, de veintitrés
de junio de dos mil doce, ordenó se remitan copias al Ministerio Público para que proceda conforme a sus
atribuciones.
SEGUNDO. Que contra la sentencia de primera instancia el imputado Peña Ocaña, protestando inocencia, por escrito
de fojas ochocientos, de dieciocho de enero de dos mil dieciséis, interpuso recurso de apelación. Esta impugnación fue
desestimada por la sentencia de vista de fojas ochocientos cincuenta y seis, de ocho de junio de dos mil dieciséis, que
confirmó indicada la sentencia condenatoria de primera instancia. En tal virtud, el citado encausado planteó el recurso
de casación de fojas ochocientos setenta y tres, de trece de junio de dos mil dieciséis.
TERCERO. Que concedido el recurso de casación, elevada la causa a este Supremo Tribunal y cumplido el trámite de
traslado a las partes recurridas, se expidió la Ejecutoria Suprema de fojas ciento veintiséis -del cuadernillo respectivo-,
de veinticinco de agosto de dos mil diecisiete, que solo declaró bien concedido el señalado recurso de casación por la
causal de vulneración de precepto penal, prevista en el artículo 429, apartado 3, del Código Procesal Penal, bajo el
acceso extraordinario regulado en el artículo 427. apartado 4. del Código en mención.
ABSUELVEN A UN ACUSADO DE ABUSO SEXUAL PORQUE “VÍCTIMA ES OBESA”
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Una cuestionada sentencia se dictó en Argentina, luego que el tribunal absolviera a un acusado de abuso sexual
después que su abogada cuestionara la veracidad de la acusación argumentando que la víctima “era una mujer
obesa”. Los detalles en la siguiente nota.
Un acusado de abuso sexual fue absuelto por la Corte de la provincia argentina de Chubut, luego que la defensora
oficial del acusado puso en duda en ataque sexual por la diferencia física entre el hombre y su expareja, bajo el
argumento de que la víctima “era una mujer obesa”.
Tras la sentencia, la fiscalía adelantó que apelará el fallo dictado por las juezas Patricia Reyes, Marcela Pérez y Patricia
Asaro, quienes dieron la razón a los argumentos presentados por la defensora oficial María Angélica Leyba.
“No es a los fines hacer una acción discriminatoria ni es mi ánimo ofender la intimidad de la señora. Tenemos que
trabajar sobre hechos reales y no con sentimentalismos. Lo que voy a decir la señora fiscal lo puede acreditar:
Estamos analizando un hecho de abuso sexual de una mujer obesa” indicó Leyba como parte de la defensa del acusado
en el juicio.
Vale indicar que el presunto abuso sexual, según el relato presentado por la víctima en su denuncia, ocurrió en el 2016,
cuando la mujer se encontraba en su domicilio al que llegó su expareja y padre de su hijo y tras una discusión, la llevó
por la fuerza a su dormitorio y la obligó a mantener relaciones sexuales.
El protocolo de casos de abuso sexual determinó que si había ocurrido el referido abuso dio resultado positivo y el caso
fue calificado como “abuso sexual con acceso carnal” por parte de la Fiscalía.
Ya en el juicio desarrollado en los tribunales, la defensa pública desestimó la acusación de abuso y afirmó que fue una
relación sexual consentida y por lo tanto no había delito: “Eso no es ofensivo ni creo que la fiscal se pueda sentir
agraviada si se lo digo a la víctima. Dice que el señor le sacó la calza (prenda de vestir femenina que cubre toda la
pierna como una media o parte del muslo a modo de pantalón corto bombacho) y yo me pregunto si a una persona
obesa puede un hombre que pesa 75 kilos forzarla a sacarle una calza. La calza es una prenda de vestir que no es de
fácil acceso para colocarla o sacarla. No hace falta que le explique al Tribunal lo molesto o dificultoso que resulta
sacarse una calza. Para la fiscal, el señor le arrancó la calza. ¿Dónde está la calza? Si fue forzada a sacarse esa calza
debería estar rota, no solo por la fuerza de la víctima sino la fuerza de la prenda de vestir”.
Tras deliberar y analizar los testimonios, el Tribunal entendió que no se pudo acreditar el abuso sexual. “Este tribunal
no desconoce que la investigación de estos delitos no es sencilla, por lo cual es relevante la declaración de quien
resultó víctima". Asimismo, el Tribunal manifestó que el imputado le propuso tener relaciones sexuales, y ella no quiso.
Que la tiró en la cama y ella le decía que no. La penetró y ella no quería.
En la resolución emitidas por las juezas, se sostuvo que "la duda no ha podido ser despejada, pues no sólo el medio
comisivo no ha sido superado sino que tampoco se ha corroborado el dolo del autor. Es en esta etapa que se requiere
absoluta certeza, que no hemos podido arribar ¿Por qué entendemos que no ha podido acreditar? El principal
descrédito es la declaración de la propia víctima”.
Ante las críticas recibidas por el referido fallo, Marcela Pérez (una de las juezas que absolvió al acusado) indicó que la
hipótesis esgrimida por la defensora del acusado “no tiene goyete” y que el tribunal no lo tuvo en cuenta para la
absolución. Por el contrario consideraron que no se aportaron las pruebas suficientes para con el inculpado y por eso
fue beneficiado por la duda.
DELITO DE FEMINICIDIO AGRAVADO EN GRADO DE TENTATIVA [R.N. 174-2016,
LIMA]
Sumilla: Delito de feminicidio agravado en grado de tentativa.- La sentencia conformada, importa el acogimiento del
procesado a la conclusión anticipada del debate, renunciando a la fase probatoria, por tanto, los cuestionamientos
probatorios en dicho sentido, no resultan atendibles. Del mismo modo no converge a favor del sentenciado confesión
sincera, empero sí el grado imperfecto de ejecución del delito (Tentativa), así como la responsabilidad restringida, y
conformidad procesal como regla de reducción por bonificación procesal, y en aplicación del principio de
proporcionalidad de la penas.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SEGUNDA SALA PENAL TRANSITORIA
RECURSO DE NULIDAD N° 174-2016, LIMA
Lima, quince de junio de dos mil diecisiete.-
VISTOS: El recurso de nulidad interpuesto por el sentenciado Giancarlo Zevallos Huamán, contra la sentencia
conformada, emitida por la Primera Sala Penal para Procesos con Reos en Cárcel de la Corte Superior de Justicia de
Lima, de dieciséis de octubre de dos mil quince, de folios doscientos setenta a doscientos setenta y tres, que lo
condenó como autor del delito contra la vida, el cuerpo y la salud, feminicidio agravado en grado de tentativa, en
agravio de Tamara Haidi Noblecilla Quinte, imponiéndole dieciséis años de pena privativa de la libertad, y el pago
de diez mil soles por concepto de reparación civil a favor de la agraviada.
De conformidad en parte con lo opinado por el señor Fiscal Supremo en lo Penal.
Interviene como ponente el señor Juez Supremo CEVALLOS VEGAS.
CONSIDERANDO:
IMPUTACIÓN FISCAL.
PRIMERO.- Se atribuye al procesado Giancarlo Zevallos Huamán, que el veintiocho de diciembre de dos mil catorce,
siendo las siete con veinte horas, haber pretendido dar muerte a su ex conviviente Tamara Haidi Noblecilla Quinte,
atacándola con un arma punzocortante a la altura del abdomen y al no poder ingresar el cuchillo porque la agraviada
tenía una casaca de cuero, la arrojó al suelo, ocasionándole cortes en los brazos y piernas, no pudiendo concretar su
cometido al ser reducido por el vigilante Félix Osorio Vélez; hechos que se realizaron cuando salía de la discoteca de
la Avenida La Marina, del distrito de Pueblo Libre con su amiga Xiomara Rebeca Aliano Bruno, previo a ello la
amenazó de muerte el veintitrés de diciembre del mismo año, porque ella no quería volver con él.
FUNDAMENTOS DE LA SALA SUPERIOR.
SEGUNDO.- El Tribunal Superior emitió sentencia condenatoria, bajo los siguientes argumentos:
1. El encausado aceptó los cargos.
2. En la determinación de la pena, se tuvo en cuenta el bien jurídico protegido vulnerado -vida humana-, la
conducta del encausado, al atacar a su ex conviviente con un objeto punzocortante -cuchillo-, con el que le
causó lesiones en la rodilla, y cara, conforme al Certificado Médico Legal de folios trece.
3. El sentenciado actuó con alevosía, al obrar sin riesgo y en estado de indefensión y en el presente caso no
sólo actúo con conocimiento y voluntad sino también con premeditación, el impacto social, grado de
intervención delictiva.
4. Le atenuó la pena por confesión sincera conforme al artículo ciento treinta y seis del Código de
Procedimientos Penales, acumulada a la de conclusión anticipada del proceso, y ser agente primario.
EXPRESIÓN DE AGRAVIOS.
TERCERO.- El sentenciado Giancarlo Zevallos Huamán, interpone recurso de nulidad contra la sentencia
conformada, a folios doscientos setenta y seis, fundamentándola a folios doscientos setenta y siete a doscientos setenta
y nueve, señalando como motivos de agravio los siguientes:
1. Se sometió a la conclusión anticipada del proceso.
2. No se ha considerado la eximente de responsabilidad del artículo 20, inciso 1, del Código Penal, por
haberse encontrado en estado de ebriedad, lo cual ha sido corroborado por la agraviada Haidi Noblecilla
Quinte a folios noventa y ocho, así como los testigos Xiomara Rebeca Aliano Bruno de folios ciento
nueve, y el efectivo policial Orlando Raúl Chipana Pozo a folios ciento trece.
3. No actuó con premeditación, por cuanto el cuchillo no lo llevó de su casa, pues conforme a lo vertido por
la agraviada, señaló que lo cogió del piso-, e incluso al practicársele el registro personal, no se le encontró
arma alguna, siendo el vigilante Félix Osorio Veliz quien hace entrega del arma.
4. No se tuvo en cuenta la tesis de la víctima provocadora, pues la agraviada no obstante de tener
conocimiento que era consumidor de drogas y alcohol, sostuvo que llamó vía telefónica al encausado, y si
bien no se sabe qué le dijo, tal llamada provocó que el encausado la fuera a buscar al lugar donde se
encontraba, conforme así lo corroboran los testigos Maicol Joya Sánchez y Miguel Ángel Castillo Sipión.
5. En el certificado Médico Legal de folios trece, no se aprecia que aparezca lesiones en el vientre, ni herida
mortal, conforme lo sostiene la agraviada, y el perito suscribiente respectivamente.
6. Finalmente solicita una oportunidad y se le imponga una pena menos gravosa.
CALIFICACIÓN DEL DELITO MATERIA DE CONDENA.
CUARTO.- El delito de feminicidio agravado en grado de tentativa, previsto en el primer párrafo, inciso uno del
artículo ciento ocho-B del Código Penal, prescribe: “(…) el que mata a una mujer por su condición de tal, en
cualquiera de los siguientes contextos: 1. Violencia familiar (…)”, concordado con el inciso siete, del segundo párrafo
que prescribe: “La pena privativa de libertad será no menor de veinticinco años, cuando concurra cualquiera de las
siguientes circunstancias agravantes: (…) 7. Cuando hubiera concurrido cualquiera de las circunstancias agravantes
establecidas en el artículo ciento ocho (…)” -refiriéndose al inciso tres del artículo ciento ocho, por alevosía al haberse
premunido previamente de un cuchillo para perpetrar dicho ilícito-. Y finalmente con el artículo dieciséis del citado
cuerpo legal que prescribe: “En la tentativa el agente comienza en la ejecución de un delito, que decidió cometer, sin
consumarlo (…)”.
FUNDAMENTOS DEL SUPREMO TRIBUNAL.
QUINTO.- El punto de partida para analizar la sentencia de mérito, es el principio de impugnación limitada que fija
los límites de revisión por este Supremo Tribunal; en cuya virtud, se reduce el ámbito de la resolución, únicamente a
las cuestiones promovidas en el recurso aludido las que configuran, en estricto, la denominada competencia recursal
del órgano de alzada.
5.1. En el presente caso, por una cuestión de buen orden, respecto a los motivos de agravio invocados por el
recurrente, en los numerales ii) iii) iv) señalados en el considerando tercero de la presente Ejecutoria Suprema se
encuentran vinculados entre sí, por dos razones, la primera, al cuestionar la responsabilidad penal del encausado,
invocando como causal eximente del artículo 20, inciso 1, del Código Penal, por haberse encontrado en estado de
ebriedad; y la segunda, al cuestionar la materialidad del delito, pues según afirma no actuó con premeditación -por
cuanto el cuchillo lo cogió del piso y no de su casa-. Asimismo, no se ponderó la tesis de la víctima provocadora -la
agraviada llamó por teléfono al encausado, no obstante a que este consumía alcohol, provocó que el encausado la
buscara al lugar donde se encontraba-, y finalmente que el certificado médico legal número cero ocho tres uno uno
cero-V de folios trece, no aparecen lesiones en el vientre, ni otra de naturaleza mortal.
5.2. En relación a los motivos de agravio antes citados, aparece que en el plenario de la sesión de fecha dieciséis de
octubre de dos mil quince, de folios doscientos setenta y cuatro, se le preguntó al imputado Giancarlo Zevallos
Huamán -de conformidad a lo previsto por el numeral cinco de la Ley número veintiocho mil ciento veintidós-, sí
aceptaba ser responsable de los hechos objeto de acusación fiscal, esto es, el delito de feminicidio agravado en grado
de tentativa, en agravio de Tamara Haidi Noblecilla Quinte, a lo que respondió que se considera responsable de los
hechos imputados por el Ministerio Público. Luego, al ser preguntada su defensa técnica, mostró su conformidad y
solicitó se le imponga una pena por debajo del mínimo legal, por cuanto es una persona joven, consciente del delito
cometido y está arrepentido, razón por la cual, el Tribunal Superior en dicha sesión, declaró la conclusión anticipada
del debate oral.
5.3. Bajo dicho escenario, la aceptación de cargos del imputado, y consentimiento de su defensa técnica, cumple con el
fundamento once del Acuerdo Plenario N.° 05-2008/CJ-116de dieciocho de julio de dos mil ocho, que señala: “La
oportunidad procesal en que tiene lugar la conformidad está claramente estipulada en la Ley Procesal Penal. El
emplazamiento al imputado y su defensa, de cara a la posible conformidad, constituye un paso necesario del período
inicial del procedimiento del juicio oral. Su definición determinará si se pone fin al acto oral con la inmediata
expedición de una sentencia conformada, evitándose el período probatorio y dentro del período decisorio, el paso de
alegato de las partes respecto a la actividad probatoria desarrollada en el juicio -obviamente inexistente cuando se
produce la conformidad procesal- (…)”. Por tanto los motivos de agravio en ese sentido, deben ser desestimados; sin
embargo, serán considerados en lo que resulte pertinente para los efectos de la determinación de la pena, en tanto que
su petición final del recurrente es que se le imponga una pena por debajo del mínimo legal.
5.4. Asimismo, sin perjuicio de lo antes expuesto, a folios doscientos cincuenta y nueve aparece que el
sentenciado Giancarlo Zevallos Huamán, solicitó la adecuación al tipo penal, porque en el certificado médico legal no
aparecen heridas de naturaleza mortal, y no concurre la agravante de alevosía; y en ese sentido el Tribunal Superior,
declaró improcedente su pedido, decisión fue oralizada en plenario y al preguntársele a la defensa del sentenciado, si
estaba conforme con dicha decisión, respondió que sí, conforme al acta de folios doscientos sesenta y cuatro.
5.5. Ahora bien, respecto al primer y último motivo de agravio, en el que solicita se le imponga por debajo del mínimo
legal, debemos señalar que el artículo IX del Título Preliminar del Código Penal, preceptúa que la pena, cumple tres
funciones: preventiva, protectora y resocializadora; y conforme lo ha señalado la Corte Constitucional de Colombia en
la sentencia de 29/11/2015, T-718/15: “En conclusión, debe entenderse que la pena debe, entre sus varias finalidades,
cumplir una función de prevención especial positiva; esto es, debe buscar la resocialización del condenado,
obviamente dentro del respeto de su autonomía y dignidad, pues el objeto del derecho penal en un Estado social de
derecho no es excluir al infractor del pacto social, sino buscar su reinserción en el mismo”.
5.6. Los presupuestos para fundamentar y determinar la pena que prevé el artículo 45° del Código Penal, se
encuentran las carencias sociales que hubiere sufrido el acusado, y costumbres -de ocupación obrero, secundaria
completa-. Sin embargo, aquel sustento no fundamenta una rebaja del mínimo legal. Ocurre lo propio con la ausencia
de antecedentes penales – folios doscientos cincuenta y dos-. Se trata de circunstancias genéricas de atenuación que
sólo permiten aplicar la sanción dentro de los márgenes de la pena abstracta, esto es, de veinticinco a treinta y cinco
años de acuerdo al artículo veintinueve del Código Sustantivo.
5.7. En equilibrio con ello, se verifica la concurrencia de circunstancias de agravación específicas reguladas en el
numeral 1) del primer párrafo del artículo ciento ocho – B del Código Penal, concordante con el segundo párrafo,
inciso siete del citado artículo -violencia familiar y alevosía prevista en el inciso 3, del artículo ciento ocho-, conforme
a lo cual, resulta factible ubicar la pena concreta, en el mejor de los casos, en el mínimo legal. No convergen
circunstancias de agravación cualificada, como la reincidencia o habitualidad, cuyos efectos alterarían el límite
máximo de la penalidad, configurando un nuevo marco de conminación.
5.8. Sin embargo, es de soslayarse el grado imperfecto de ejecución del delito materia de condena. El que no llegó a
consumarse sino quedó en grado de tentativa. Tal circunstancia se erige como “causal de disminución de la
punibilidad”, que según el artículo 16° del Código Penal, permite la disminución prudencial de la sanción por debajo
de la pena básica, alcanzando, en el mejor de los casos para el procesado, a veinte años de pena privativa de libertad.
5.9. Asimismo, concurre la responsabilidad restringida del agente, prescrita en el artículo veintiuno del Código Penal,
que permite la reducción de la pena a límites inferiores del mínimo legal, al señalar que en los casos del artículo
veinte, inciso 1, cuando no concurra alguno de los requisitos necesarios para hacer desaparecer totalmente la
responsabilidad, el Juez podrá disminuir prudencialmente la pena hasta límites inferiores al mínimo legal,
presupuesto de atenuación privilegiada, en tanto que el alegado estado de ebriedad -aún cuando no se ha logrado
acreditar el grado de alcohol que tenía por cuanto no obra el certificado de dosaje etílico-, ello ha sido corroborado por
la testigo Xiomara Rebeca Aliano Bruno en su declaración policial y testimonial de folios veintinueve y ciento nueve,
así como por el efectivo policial Orlando Raúl Chipana Pozo en su declaración testimonial de folios ciento trece, y por
la agraviada Tamara Haidi Noblecilla Quinte, en su declaración preventiva de folios noventa y siete; por lo que, le
corresponde una reducción prudencial a los dieciséis años de pena privativa de la libertad que se le impuso.
5.10. Además, es de precisarse que si bien en el caso concreto no concurre, la circunstancia de orden procesal como es
la confesión sincera, previsto en el artículo ciento treinta y seis del Código de Procedimientos Penales, por cuanto el
procesado fue intervenido en flagrancia delictiva. Entonces, por la flagrancia delictiva y falta de sinceridad al caso, no
es aplicable esta circunstancia; sin embargo, confluye su acogimiento a la conclusión anticipada del juicio oral, lo cual,
conforme a la disposición doctrinal del Acuerdo Plenario N.° 05-2008/CJ-116, de fecha dieciocho de julio de dos mil
ocho [fundamento jurídico vigésimo tercero], admite una reducción punitiva en el máximo permisible en función a un
sétimo de la pena concreta.
5.11. Esta última en relación al principio de proporcionalidad de las penas es un valor constitucional implícitamente
derivado del principio de legalidad penal, reconocido en el artículo segundo, inciso veinticuatro, literal d), de la
Constitución Política del Estado. En ese sentido, el Tribunal Constitucional lo enfoca como una “prohibición de
exceso” dirigida a los poderes públicos. En el caso concreto dadas las circunstancias antes analizadas, es razonable
imponer al sentenciado una pena por debajo del mínimo legal, orientada a los fines de prevención especial positiva
respecto al sentenciado y prevención general negativa frente a la sociedad en su conjunto, debiendo por ello rebajarse
la pena impuesta al recurrente por debajo del mínimo legal; por lo que, bajo dichos argumentos deben estimarse en
parte el agravio formulado en cuanto a este motivo se refiere.
DECISIÓN:
Por estos fundamentos, declararon: HABER NULIDAD en la pena de la sentencia conformada, emitida por la
Primera Sala Penal para Procesos con Reos en Cárcel de la Corte Superior de Justicia de Lima, de dieciséis de octubre
de dos mil quince, de folios doscientos setenta a doscientos setenta y tres, en el extremo que condenó al sentenciado
Giancarlo Zevallos Huamán, como autor del delito contra la vida, el cuerpo y la salud, feminicidio agravado en grado
de tentativa, en agravio de Tamara Haidi Noblecilla Quinte a dieciséis años de pena privativa de libertad; y
reformándola; le impusieron ocho años de pena privativa de libertad, la misma que con el descuento de carcelería que
viene sufriendo desde el veintiocho de diciembre de dos mil catorce, vencerá el veintisiete de diciembre de dos mil
veintidós. NO HABER NULIDAD en lo demás que contiene; y, los devolvieron. Intervienen los señores Jueces
Supremos Jorge Bayardo Calderón Castillo e Ivan Alberto Sequeiros Vargas por licencia de los señores Jueces
Supremos César José Hinostroza Pariachi e Iris Estela Pacheco Huancas.
¿Puede un copropietario adquirir por prescripción adquisitiva de dominio las cuotas ideales de su copropietario?
En la copropiedad, la cuota ideal es aquella representación puramente intelectual del fraccionamiento del derecho de
propiedad a favor de cada copropietario
1. Introducción
No podemos iniciar el presente trabajo sin mencionar de forma somera a la copropiedad. El Código Civil, en su
artículo 969, hace referencia a su definición y señala que “hay copropiedad cuando un bien pertenece por cuotas ideales a dos
o más personas”. Se agrega a ello que la cuota ideal es aquella representación ideal, abstracta, o como se dice, puramente
intelectual del fraccionamiento del derecho de propiedad a favor de cada copropietario.
En la copropiedad lo que se halla delimitado es la cuota –parte que cada copropietario ostenta en el bien–, que puede
ser igual o desigual. En todo caso, se presume que son iguales, salvo prueba en contrario[1]. La cuota ideal en la
práctica jurídica es expresada en fracciones o porcentajes. Así, por ejemplo, si un inmueble determinado pertenece a
cuatro copropietarios, les corresponderá a cada uno una cuarta parte en el bien material, o en un veinticinco por
ciento de la extensión total del bien[2].
Respecto a la prescripción adquisitiva, el Código Civil en su artículo 950, refiere: “La propiedad inmueble se adquiere por
prescripción mediante la posesión continua, pacífica y publica como propietario durante diez años. Se adquiere a los cinco años
cuando media justo título y buena fe”.
Sobre el particular nacen estas preguntas que son objeto de desarrollo en el presente ensayo:
¿En nuestra normatividad civil, ha estado regulado el hecho de que un copropietario pueda adquirir mediante
prescripción adquisitiva la cuota de su copropietario?
¿Puede un copropietario adquirir por prescripción adquisitiva la cuota ideal de su copropietario?
¿Cuáles serían los beneficios de que un copropietario pueda adquirir por prescripción adquisitiva la cuota ideal de su
copropietario?
Quizá para algunos el tema esté zanjado al hacer mención del artículo 985 del Código Civil. El artículo refiere que “la
acción de partición es imprescriptible y ninguno de los copropietarios ni sus sucesores pueden adquirir por prescripción los bienes
comunes”; y consigna dos tipos de prescripción. Cuando habla de la imprescriptibilidad de la acción de partición se
refiere a la prescripción extintiva y cuando hace alusión a la prohibición o imposibilidad de que un copropietario
adquiera por prescripción los bienes comunes, esto hace referencia a la prescripción adquisitiva de dominio, que es
objeto del tema en desarrollo.
Considero que el artículo 985 del Código Civil que hemos descrito anteriormente, es un precepto normativo muy
benévolo para con el copropietario que ha dejado de ejercer su derecho de posesión sobre su respectiva cuota. Dicho
precepto normativo parece mucho mucho premio para aquel copropietario que, creyendo y confiando en la
protección que la norma le otorga, cae en un comportamiento negligente, abstencionista e improductivo; el mismo
que debe ser castigado con la pérdida del dominio aun en contra de su voluntad[3].
2. Prescripción adquisitiva de dominio
2.1. Antecedentes normativos del instituto de la prescripción
Un antecedente normativo de la prescripción es el Código Civil de 1852, que tuvo influencia del Code napoleónico de
1804, particularmente en el tratamiento que le imprimió a la prescripción, ubicándola en el Libro Segundo, Sección
Tercera: “Del modo de adquirir el dominio por prescripción, enajenación y donación”. Este Código adoptó la teoría
unitaria en el tratamiento de ambas prescripciones (la adquisitiva y la liberatoria) conforme al artículo 526[4], desde
luego sin un manejo jurídico idóneo.
En el Código Civil de 1936, se mejoró el método legal en el tratamiento de la prescripción tanto de la adquisitiva
como de la extintiva, al ubicarlas separadamente, es decir, la prescripción adquisitiva o usucapión en el Libro Cuarto:
“De los derechos reales”, Título II –De la propiedad–, comprendiendo los artículos 871[5] al 876; y la prescripción
extintiva o liberatoria en el Libro Quinto: “Del derecho de obligaciones”, Título X, –De la prescripción extintiva–,
comprendió los artículos 1150 a 1170. Este Código adoptó la doctrina dualistaen la regulación normativa de la
prescripción.
El Código Civil vigente –el de 1984–, definitivamente adopta la metodología del tratamiento normativo dual de la
prescripción: 1) La usucapión o prescripción adquisitiva en el Libro V, -Derechos reales-, Sub capítulo V, –Prescripción
adquisitiva–-, comprende los artículos 950 a 953; y, 2) La prescripción extintiva o liberatoria en el Libro VIII, -
Prescripción y Caducidad-, Título I -Prescripción extintiva- comprende los artículos 1989 a 2002. Se advierte que el
tratamiento metodológico-legal de la prescripción es muy idóneo y pertinente, como corresponde a un Código Civil
moderno[6].
2.2. Naturaleza jurídica de la prescripción adquisitiva de dominio
La prescripción adquisitiva es un modo de adquirir la propiedad debido al transcurso del tiempo, así lo
señalan expresamente los artículos 950 y 951 del Código Civil.
Lo que busca la possessio utile ad usucapionem es declarar y “reconocer como propietario de un inmueble (o de un
mueble) a aquel que lo tuvo, utilizándolo como si fuera real dueño, durante el plazo que la misma ley indica”[7].
Algunos autores han discutido sobre si la usucapión es un modo originario o derivativo de adquirir el dominio. La
usucapión es un modo originario de adquirir la propiedad. No existe transferencia ni enajenación alguna. El
usucapiente adquiere por el solo hecho de poseer, no porque reciba el bien de algún transferente. No existe negocio
jurídico alguno. En otras palabras, su derecho no tiene como base o apoyo el del anterior titular[8].
Por último, Josserand[9] define a la usucapión como “un modo de consolidar la propiedad, pues si no existiera la prescripción
todos los derechos de propiedad estarían en peligro, ya que habría que remontarse siglos atrás para probar la legalidad del derecho
de propiedad y así ningún título sería firme”.
2.3. Fundamento en que sustenta la usucapión
La justificación y fundamentación ha variado con el tiempo. Los moralistas medievales y modernos la consideraban
injusta. Venía a interpretarse como un hurto legítimo consentido por razón de paz social. ALBALADEJO señala
que: “El fundamento de la usucapión se halla en la idea (acertado o no acogida por nuestra ley) de que, en aras de la seguridad del
tráfico, es, en principio, aconsejable que, al cabo de determinado tiempo, se convierta en titular de ciertos derechos quien, aunque
no le pertenezcan, los ostenta como suyos, sin contradicción del interesado. Todo lo demás, que se diga sobre el fundamento de la
usucapión, son músicas”[10].
La usucapión se fundamenta en dos hechos que resultan insuficientes:
Si el titular de un derecho real no obra, se extingue la reivindicación y que el poseedor queda exento de
devolver el bien; y
Supone la renuncia presunta del anterior titular, porque va contra el principio de que la renuncia debe ser
expresa o, al menos clara e inequívoca.
El auténtico fundamento, en opinión de ÁLVAREZ CAPEROCHIPI, es el significado constituyente de la apariencia
como única realidad del derecho y de la propiedad; algo más que un medio de prueba de la propiedad o instrumento
de seguridad del tráfico, es la realidad misma de la propiedad. El substrato dogmático de un orden social
patrimonial[11].
La apariencia resulta así la realidad del dominio y, en el fondo, es la realidad misma: “la apariencia es la exteriorización
habitual de los criterios de justicia y retribución de un ordenamiento”.
Si la usucapión se funda en la apariencia, es necesario fijar los confines de esta apariencia; ella no puede ser ilimitada.
La usucapión, como se ha dicho, “en su aspecto positivo, responde a la necesidad de situar dentro de unos límites la
incertidumbre de los derechos. Y por otro lado, en su aspecto negativo, es la sanción impuesta al propietario negligente”. En la
usucapión tienden a coincidir titularidad y ejercicio (triunfa el ejercicio del derecho sobre el derecho mismo).
Como afirma este autor, la usucapión representa también una superposición del hechosobre el derecho.
La usucapión pone fin a la incertidumbre o apariencia del derecho, puesto que es la realidad misma. No se trata de
una renuncia presunta, sino prácticamente expresa. Al no accionar el propietario (negligente) contra el usucapiente,
este es quien goza y usufructúa el bien. Desde esa perspectiva, la usucapión constituye uno de los soportes
fundamentales de todo sistema jurídico. Además de otorgar seguridad jurídica a las personas, contribuye a la paz
social, a la justicia. Estabiliza las relaciones entre las personas[12].
El profesor GONZALES BARRÓN, sumado a la certidumbre jurídica y fin de las discusiones, agrega que “el
ordenamiento jurídico alienta y necesita para lograr sus objetivos de paz, estabilidad, mantenimiento del orden, incentivo del
trabajo y esfuerzo, entre otros no menos valiosos”[13].
Los fundamentos que explican la usucapión normalmente son dos, y tienen directa relación con la naturaleza de este
instituto jurídico: una situación activa que encarna el aprovechamiento efectivo de la riqueza, la del poseedor, y
otra situación abstencionista, emanada del propietario, de quien no hace nada por recuperar la posesión del bien y
sin plantear, siquiera, la reclamación judicial por la cosa. Así, se dice que la usucapión se justifica como premio a
quien usa y disfruta de los bienes, explotándolos y aprovechándolos pues esa es la razón última que subyace tras el
reconocimiento de los derechos reales (motivo objetivo). Por otro lado, se dice que la usucapión es un castigo al
propietario inactivo y cuya conducta produce daño a la economía en general, pues deja que la riqueza se mantenga
improductiva (motivo subjetivo)[14].
3. El copropietario y la prescripción adquisitiva de dominio según nuestro ordenamiento jurídico y la
jurisprudencia nacional
En nuestro actual Código Civil, en su artículo 985, ha quedado plenamente establecido la prohibición de que un
copropietario pueda adquirir por prescripción los bienes comunes, en este mismo sentido existen algunos
pronunciamientos judiciales relativos al caso, donde se establece que un copropietario no puede adquirir por
prescripción bienes comunes, así tenemos:
3.1. Exp. 498-2001, publicado el 08/11/2001
“Si sobre el inmueble y fábrica objeto de la demanda existe una copropiedad, la demanda no puede ser amparada por imperio del
artículo 985 del Código Civil que expresamente niega que un copropietario o sus herederos puedan adquirir por prescripción los
bienes comunes”.
3.2. Cas. 398-96, publicada el 04/11/1996
“Si bien el art. 950º del Código Civil reconoce y regula el derecho a adquirir la propiedad de un bien por prescripción adquisitiva,
tal modalidad de adquisición no procede en el régimen de copropiedad, en cuyo caso, tal como lo dispone el art. 985° del citado
Código, ninguno de los copropietarios ni sus sucesores pueden adquirir por prescripción los bienes comunes”.
3.3. Exp. 2086-97, del 27/01/1998
“Ninguno de los copropietarios ni sus sucesores pueden adquirir por prescripción los bienes comunes porque quien posee el bien,
lo efectúa personalmente pero no en nombre de los otros copropietarios. La coexistencia de un poseedor mediato y un propietario
negligente que permite, tolera e ignora el hecho de la posesión por un tercero, son los elementos básicos para la usucapión”.
3.4. Cas. 2904-2002, Lima, publicada el 01/08/2005
“Si en un proceso de prescripción adquisitiva en donde el actor había admitido en una declaración jurada, reconocida en la
diligencia preparatoria, que el bien inmueble era de propiedad de una pluralidad de sujetos (al actor y todos sus hermanos)
señalando, además, que como los documentos se encuentran a su nombre, hace tal declaración a fin de proteger los derechos de los
otros copropietarios, comprometiéndose a independizar el bien una vez obtenido el título de propiedad iniciando así a título
personal la acción de prescripción adquisitiva del bien logrando que se le declare propietario, entonces deberá quedar establecido
que en dicha causa no fue discutido el derecho expectaticio de los otros copropietarios, por lo tanto, dicho proceso no genera cosa
juzgada debiendo evaluarse en forma objetiva la manifestación de voluntad del actor del proceso de prescripción adquisitiva
plasmada en la citada diligencia preparatoria”[15].
4. La adquisición de la copropiedad por prescripción adquisitiva en la legislación comparada
4.1. En la legislación civil colombiana
Tomando en cuenta el Código Civil colombiano[16] y la jurisprudencia desarrollada en dicho país, tenemos que,
cuando se tiene la propiedad de un bien en específico o de varios bienes con otras personas existe comunidad; el
Código Civil ha definido la comunidad como un cuasicontrato, siempre y cuando dicha comunidad no provenga de
una convención o de haber concertado formarla, según lo señalado por el artículo 2322 del Código Civil el cual
establece lo siguiente:
La comunidad de una cosa universal o singular, entre dos o más personas, sin que ninguna de ellas haya contratado
sociedad, o celebrado otra convención relativa a la misma cosa, es una especie de cuasicontrato.
Se puede decir que hay cuasicontrato de comunidad en dos casos:
Cuando dos o más personas son dueños de un conjunto de bienes, donde el dominio sobre cada uno de
los bienes no se encuentra definido en cabeza de ninguno de los comuneros, ya que el conglomerado de
bienes les pertenece a todos.
Cuando dos o mas personas son propietarios de una cosa determinada, es decir, que aquí hay comunidad
respecto a una cosa singular, por ejemplo, una casa que en virtud de un proceso de sucesión fue
adjudicada y les pertenece a los cinco hijos del causante.
Siguiendo el ejemplo de los herederos a los cuales se les adjudica la casa ¿Qué pasa si uno de ellos ejerce posesión
sobre el bien? ¿Un comunero que ejerce posesión puede adquirir por prescripción adquisitiva de dominio el bien
proindiviso?
Un comunero cuando ejerce posesión personal del bien común, es decir, que no la ejerce en nombre de la comunidad
si puede adquirir por prescripción la propiedad plena y absoluta del bien, pero es necesario que la posesión sea
personal, autónoma e independiente, como bien lo ha expresado la Corte Suprema de Justicia – Sala de Casación
Civil y Agraria, en sentencia de octubre 29 de 2001, expediente 5800, la cual señala lo siguiente:
“La comunidad también puede tener manifestación cabal en el hecho de la posesión, dando lugar al fenómeno de la coposesión, caso
en el cual lo natural es que la posesión se ejerza bien por todos los comuneros, o por un administrador en nombre de todos, pero en
todo caso de modo comparativo y no exclusivo.
Tratándose de la “posesión de comunero” su utilidad “es proindiviso”, es decir, para la misma comunidad, porque para admitir la
mutación de una “posesión de comunero” para la de “poseedor exclusivo”, es necesario que el comunero ejerza posesión personal,
autónoma o independiente y por ende excluyente de la comunidad”.
4.2. En la legislación civil argentina
Se puede adquirir el condominio por prescripción a partir del dominio, de dos modos: a) por terceros que cumplen
los recaudos legales para ello –posesión y transcurso del tiempo en la prescripción larga o usucapión y buena fe, justo
título, posesión y transcurso del tiempo–, y b) por tenedores representantes de la posesión de otro por interversión del
título[17] – artículo 2458°[18] del Código Civil[19].
Cuando hablamos de adquisición del condominio por prescripción, debemos ser cuidadosos frente a cuatro
situaciones jurídicas que tienen similitudes y puntos de contacto, pero que en puridad no todas representan esta
forma de adquisición condominial.
1. Cuando en un condominio de dos sujetos, uno de ellos pretende prescribir la parte correspondiente al otro
condómino, más que adquisición del condominio por prescripción, hay extinción del mismo y transformación en
dominio.
2. El segundo supuesto es idéntico al referido en a), pero cuando hay más de dos condóminios, y uno de ellos
pretende prescribir la parte de otro de los comuneros; habría una extinción parcial del condominio, sólo respecto a la
cuota parte del condómino contra quien se prescribe, pero, a diferencia del ejemplo dado en a), no se constituye un
dominio, sino que continúa el condominio –que ya existía– con el resto de los copropietarios.
3. El caso de un tercero ajeno pretende prescribir la cuota parte de un condómino. En este caso, ese tercero deberá
acreditar lo mismo que en cualquier juicio de usucapión, la posesión pública, pacífica y no interrumpida del bien y
el transcurso del tiempo.
4. El supuesto que da nacimiento originario al condominio resulta de la actitud de más de unsujeto que pretenda
adquirir un bien propiedad de un tercero, por prescripción, en cuyo caso se extingue el dominio transformándose en
condominio, caso exactamente inverso al referido en a).
Esto nos lleva a la siguiente pregunta: ¿pueden dos o más personas coposeer un bien simultáneamente y, a partir de
allí, pretender adquirir la copropiedad del mismo, de modo que el dominio preexistente se transforme en condominio
sobreviniente? Entendemos que sí.
5. La prescripción adquisitiva en la copropiedad. Justificación de su aceptación en nuestra legislación
Como se ha señalado, la prescripción adquisitiva o usucapión es la adquisición del derecho de propiedad de una cosa
por efecto de la posesión prolongada durante cierto plazo. En virtud es esta figura, quien ejerce la posesión por
determinado plazo y bajo ciertas condiciones, se convierte en su propietario. El fundamento de la prescripción
adquisitiva radica en la necesidad de brindar certidumbre a los derechos, dar fijeza a las situaciones jurídicas y,
finalmente, otorgar seguridad jurídica al tráfico de bienes.
La ventaja de la prescripción como lo señala el profesor GONZALES BARRÓN, es doble:
“Se eliminan situaciones dudosas o litigiosas, que siempre son inconvenientes, y al mismo tiempo se incentivan los actos de
inversión y explotación económica una vez cesada la incertidumbre. Por ese motivo los fundamentos que explican la usucapión
normalmente son dos, y tienen directa relación con la naturaleza de este instituto jurídico, una situación activa que encarna el
aprovechamiento efectivo de la riqueza, la del poseedor, y otra situación abstencionista, emanada del propietario, de quien no hace
nada por recuperar la posesión del bien y sin plantear, siquiera, la reclamación judicial por la cosa. Así, se dice que la usucapión se
justifica como premio a quien usa y disfruta de los bienes, explotándolos y aprovechándolos pues esa es la razón última que
subyace tras el reconocimiento de los derechos reales (motivo objetivo). Por otro lado, se dice que la usucapión es un castigo al
propietario inactivo y cuya conducta produce daño a la economía en general pues deja que la riqueza se mantenga improductiva
(motivo subjetivo)”[20].
Debe tenerse presente que la actitud negligente, abstencionista e improductiva de uno de los copropietarios, genera
un sinnúmero de problemas para el otro. Pues imaginemos que uno de los copropietarios abandonó el bien y no
existen indicios de su paradero, los problemas que se podrían presentar serían diversos.
Por ejemplo, la imposibilidad de la venta del bien por tener el mismo las características de indiviso[21]; además, para
gravar con una hipoteca la totalidad de las acciones y derechos de un inmueble, debe de contarse con la intervención
de todos los copropietarios[22]; se necesita la intervención de todos los copropietarios para la declaratoria de
fábrica[23]; si bien es válido el contrato de arrendamiento por parte de uno de los copropietarios, se tiene que el
mismo debe ser ratificado expresa o tácitamente[24].
Asimismo, se generan problemas por gastos de conservación, tributos, cargas y gravámenes; en ese sentido es
un inmerecido premio al copropietario negligente lo que señala el artículo 985 del Código Civil.
Consideramos que a estas alturas podemos respondernos las preguntas que nos hicimos al comienzo de este trabajo:
¿En nuestra normatividad civil ha estado regulado el hecho de que un copropietario pueda adquirir
mediante prescripción adquisitiva la cuota de su copropietario?
Jamás se ha encontrado regulada dicha situación.
¿Puede un copropietario adquirir por prescripción adquisitiva la cuota ideal de su copropietario?
Tal cual como está regulado en nuestra normatividad civil, no es posible la prescripción adquisitiva del copropietario,
pero por los fundamentos antes esbozados consideramos que debe de implicarse el artículo 985 del Código Civil o
efectuarse la modificación legislativa del mismo y permitirse la prescripción adquisitiva del copropietario[25].
¿Cuáles serían los beneficios de que un copropietario pueda adquirir por prescripción adquisitiva la cuota
ideal de su copropietario?
Se eliminan situaciones dudosas o litigiosas, que siempre son inconvenientes, y al mismo tiempo se incentivan
los actos de inversión y explotación económica una vez cesada la incertidumbre.
6. Conclusiones
1.- En nuestro ordenamiento civil peruano, no es factible –según las normas dadas– que el copropietario adquiera por
prescripción adquisitiva.
2.- En la legislación colombiana y argentina, sí es posible que el condominio –esa es la denominación que se le da al
copropietario– adquiera por prescripción.
3.- Es necesario que se inaplique el artículo 985 del Código Civil peruano o se realice una modificación legislativa del
mismo que permita la prescripción adquisitiva de dominio del copropietario; toda vez que, establecer que un
copropietario no puede adquirir propiedad por medio de la prescripción adquisitiva, está generando una protección
benévola para con el copropietario, que mostrando una conducta negligente y poco o nada preocupada, descuida
realizar actos posesorios respecto de la parte que le corresponde.
[1] Así lo establece el artículo 970 del Código Civil.
[2] Gonzáles Linares, Nerio. Derecho Civil Patrimonial. Derechos Reales. Segunda Edición. Lima: Jurista Editores, 2012,
pp. 591 a 592.
[3] Respecto a los elementos que conforman la prescripción adquisitiva, entre ellos el elemento de justicia, elemento de
seguridad y el elemento sanción. Ver: Gonzales Barrón, Gunther Hernán. La propiedad: mecanismos de defensa. Lima:
Gaceta Jurídica, 2014, Lima, p. 30.
[4] “Art. 526. Prescripción es un modo civil de adquirir la propiedad de una cosa ajena, ó de libertarse de una obligación, mediante
el trascurso de un tiempo determinado, y bajo las condiciones señaladas por éste Código. La primera es prescripción de dominio, y
la segunda prescripción de acción”.
[5] “Art. 871.- Adquieren inmuebles por prescripción quienes los han poseído como propietarios de modo continuo durante diez
años, con justo título y buena fe, o durante treinta años sin estos dos últimos requisitos”.
[6] Gonzáles Lineras, Nerio. La prescripción en el derecho civil peruano, p. 2, mayo del 2010.
[7] Levitán, José, citado por Ledesma Narváez, Marianella y otros en: La declaración judicial previa de la prescripción
adquisitva y su implicancia para la defensa del demandado en la pretensión reivindicatoria, p. 13. Disponible aquí.
[8] Hernández Gil, A. Obras Completas. Volumen II: La posesión. Espasa-Calpe, Madrid 1987, pág. 408 ss. En igual
sentido el autor estima desacertado considerar a la usucapión un modo derivativo: “Un modo de adquirir es
derivativo dice. Cuando el derecho que se adquiere depende de otro anterior que corresponde al
transmitente en razón de ello pasa al adquiriente. Un modo de adquirir es originario cuando falta la transmisión. Y
es evidente que el derecho del usucapiente no se apoya en el derecho del anterior titular, sin que surge a
pesar de su inexistencia o de la falta de poder de disposición. Precisamente porque el derecho del usucapiente
no tiene por base el del anterior titular, se necesita la posesión y el transcurso del tiempo. Por tanto entre el derecho
del usucapiente y el del anterior titular no hay una verdadera razón de causalidad. El derecho que adquiere el
usucapiente no está en función del anterior derecho: hay simplemente una relación cronológica; el derecho
preexistía a favor de otro, pero la adquisición no se ha verificado en función o a causa del derecho precedente.
[9] Josserand, Louis. Derecho Civil. Buenos Aires: Ejea‐Bosch, 1955, p. 832.
[10] Albadalejo García, Manuel. La usucapión. Madrid: Colegio de Registradores de la Propiedad Mercantiles y de
Bienes Muebles de España, 2004, p. 14.
[11] Álvarez Caperochipi, J.A. Curso de Derechos Reales. Tomo I, Editorial Civitas, Madrid, p. 147.
[12] Ramírez Cruz, Eugenio. Tratado de Derechos Reales, Tomo I: Posesión. Editorial Rhodas, Lima, 1996, p. 387.
[13] Gonzales Barrón, Gunther Hernán. La propiedad: mecanismos de defensa. Ob. cit., pp. 29-30.
[14] Gonzales Barrón, Gunther Hernán. Dogmática jurídica. (Teoría) de la usucapión. Lima: Jurista Editores, pp. 28 y 29.
[15] Todas las jurisprudencias citadas han sido extraídas del Blog del Dr. Alexander Rioja Bermúdez. Disponible aquí.
[16] Disponible aquí.
[17] Gabriel B. Ventura, La usucapión por el condómino y demás comuneros, p. 6, señala lo siguiente: “Pero no podemos
negar que la posibilidad de interversión del título, en los supuestos en que no pueda acreditarse la causa, estará siempre latente.
Así, un cambio en el ánimo del ocupante, que trueca de “animus detinendi” a “animus domini”, puesto de manifiesto en los actos
posesorios previstos en el art. 2384 C.C. , seguido del efecto excluyente del anterior poseedor, determinará la pérdida de la posesión
para éste y la adquisición de aquél”.
[18] Código Civil argentino
Artículo 2.458.- Se pierde la posesión cuando el que tiene la cosa a nombre del poseedor, manifiesta por actos
exteriores la intención de privar al poseedor de disponer de la cosa, y cuando sus actos producen ese efecto.
[19] Alberto A. Gabâs. “Adquisición del Condominio por Prescripción”. La Ley, Año. LXXVIII Nº 50. Buenos Aires, 14
de marzo de 2014, pp. 1 a 3.
[20] Gonzáles Barrón, Gunther Hernán. Usucapión y coposesión en la sentencia del Pleno Casatorio de la Corte Suprema, pp.
119-120. Segundo Pleno Casatorio Civil, publicación del Poder Judicial. Disponible aquí.
[21] Es de precisar que, si bien se pueden transferir en propiedad las cuotas ideales que le corresponden al
copropietario, también existe el problema que por ser el bien indiviso, nadie tenga interés en comprar por el ejemplo
el 50% del bien, si no la totalidad.
[22] CAS. 1053-2000, Lima. El Peruano 02/01/2001.
[23] Resolución Nº 174-2001-ORLC-TR. 20/04/2001.
[24] Exp. Nº 2231-92. 10/09/1993.
[25] Si bien es cierto que el artículo 985 del Código Civil, refiere que el copropietario no podrá adquirir por
prescripción bienes comunes, es necesario precisar que existen bienes comunes que resultan imposibles de adquirir
por medio de la prescripción, entre ellos tenemos: escaleras, ascensores, muros maestros, cimientos, etc.; pero la
técnica legislativa tendría que tomar en cuenta y realizar una clasificación entre bienes de necesidad común y bienes
comunes susceptibles de ser convertidos de bienes comunes en propios.
ACUERDO PLENARIO 5-2010/CJ-116: ALCANCES DE LA INCAUTACIÓN
Fundamento destacado 11º. La incautación, instrumental o cautelar, es una medida que la realiza, en primer término,
la Policía o la Fiscalía, pero a continuación requiere de la decisión confirmatoria del Juez de la Investigación
Preparatoria.
A. En los casos de flagrancia delictiva -en las modalidades reconocidas por el artículo 259º NCPP- o de peligro
inminente de su perpetración, por su propia configuración situacional, es obvio que la Policía debe incautar los bienes
o cosas relacionadas, de uno u otro modo, con el hecho punible. La necesidad de la ocupación de bienes u objetos
vinculados al delito, a fin de ponerle término y garantizar su probanza efectiva, a la par que consolidar la
razonabilidad de la intervención policial, está fuera de discusión. En estos casos la comisión del delito se percibe con
evidencia -se da una relación directa del delincuente con el bien o cosa relacionada con el delito- y exige de manera
inexcusable una inmediata intervención de la autoridad.
B. Fuera de ambos supuestos, la incautación en el curso de la investigación preparatoria -en especial durante las
denominadas “primeras diligencias”- requiere de una decisión del Fiscal. La autoridad policial, por consiguiente,
necesita de una expresa autorización del Fiscal. A su vez, la legalidad de la orden o autorización fiscal se centra, sin
perjuicio de la presencia de indicios de criminalidad mínimos, en lo que se denomina “peligro por la demora”, en
tanto fin constitucionalmente legítimo. El juicio de necesidad de la medida es básico. Es el riesgo fundado de que de
no incautarse o secuestrarse un bien o cosa delictiva haría ineficaz la averiguación de la verdad -obstrucción de la
investigación y del proceso en general- y en su caso las medidas de ejecución penal pertinentes. La incautación,
precisamente, garantiza que no se desaparezcan u oculten tales bienes o cosas, con lo que se dificultaría su apreciación
judicial como objeto de prueba o se frustraría el ulterior decomiso, si correspondiera -la efectividad de la tutela que
pudiera otorgarse en una eventual sentencia se pondría en crisis-.
C. Se requerirá previa orden judicial cuando el peligro por la demora, no es que sea inexistente, sino que en él no
confluya la noción de urgencia y siempre que se trate de bienes objeto de decomiso (artículo 317º NCPP). Esta noción
dice de la perentoriedad o necesidad inmediata, apremiante de la incautación; cuando el riesgo de desaparición del
bien o cosa delictiva es más actual o grave. Si no se presenta esta situación fáctica será del caso pedir la orden judicial.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
VI PLENO JURISDICCIONAL DE LAS SALAS PENALES PERMANENTE Y TRANSITORIAS
ACUERDO PLENARIO 5-2010/CJ-116
Fundamento: Artículo 116º TUO LOPJ
ASUNTO: Incautación
Lima, dieciséis de noviembre de dos mil diez.
Los Jueces Supremos de lo Penal, integrantes de las Salas Penales Permanente y Transitoria de la Corte Suprema de
Justicia de la República, reunidos en Pleno Jurisdiccional, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 116º del
Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial, han pronunciado el siguiente:
ACUERDO PLENARIO
I. ANTECEDENTES
1º. Las Salas Permanente y Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la República, con la autorización del
Presidente del Poder Judicial mediante Resolución Administrativa número 165-2010-P-PJ, y el concurso del Centro de
Investigaciones Judiciales, bajo la coordinación del señor San Martín Castro, acordaron realizar el VI Pleno
Jurisdiccional de los Jueces Supremos de lo Penal, al amparo de lo dispuesto en el artículo 116º del Texto Único
Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial -en adelante, LOPJ-, para dictar Acuerdos Plenarios para concordar la
jurisprudencia penal.
2º. El Pleno Jurisdiccional se realizó en tres fases.
En la primera fase -determinación de los temas jurídico penales objeto de tratamiento plenario- los señores Jueces
Supremos discutieron y definieron la agenda. Al respecto, se tuvo en cuenta los diversos problemas y cuestiones de
relevancia jurídico penal que han venido conociendo en sus respectivas Salas en el último año. Se estableció siete
temas objeto de tratamiento jurisprudencial y sus respectivos problemas específicos.
En la segunda fase, denominada participación ciudadana, tuvo como finalidad promover la intervención y el aporte
de la comunidad jurídica del país para la solución de cada uno de los problemas antes planteados. Para ello se habilitó
el foro de participación a través del portal electrónico del Poder Judicial, con el que se logró un amplio concurso de
diversas instituciones del país a través de sus respectivas ponencias.
Luego de una debida selección de las ponencias presentadas, se realizó en fecha cuatro de noviembre la audiencia
pública correspondiente. Los representantes de todas las instituciones acreditadas sustentaron y debatieron sus
respectivas ponencias ante el Pleno de los Jueces Supremos de ambas Salas Penales.
3º. En cuanto al tema en debate: “la incautación”, informaron oralmente los señores Alcides Mario Chinchay
Castillo -en representación del Instituto de Ciencia Procesal Penal- y Víctor Burgos Mariño -en representación del
Centro de Estudios para la Reforma de la Justicia, Democracia y Libertad-.
4º. La tercera fase del VI Pleno Jurisdiccional comprendió el proceso de discusión y formulación de los Acuerdos
Plenarios, labor que recayó en los señores Jueces Supremos Ponentes en cada uno de los siete temas. Esta fase culminó
con la Sesión Plenaria realizada en la fecha. Los diez señores Jueces Supremos intervinieron con igual derecho de voz
y voto.
5º. El Acuerdo Plenario, como expresión de una decisión común de los señores Jueces Supremos en lo Penal, se emite
conforme a lo dispuesto en el Artículo 116º de la LOPJ, que faculta a las Salas Especializadas del Poder Judicial a
dictar decisiones de esta naturaleza con la finalidad de concordar criterios jurisprudenciales de su especialidad. 6º. La
deliberación y votación del tema “la incautación” se realizó el día de la fecha. Como resultado de la deliberación y en
virtud de la votación efectuada, por unanimidad, se emitió el presente Acuerdo Plenario. Interviene como ponente el
señor San Martín Castro.
I. FUNDAMENTOS JURÍDICOS
§ 1. Aspectos generales. Objeto de la incautación
7º. La incautación, en cuanto medida procesal, presenta una configuración jurídica dual: como medida de búsqueda
de pruebas y restricción de derechos -propiamente, medida instrumental restrictiva de derechos(artículos 218º al 223º
del Nuevo Código Procesal Penal -en adelante, NCPP-), y como medida de coerción -con una típica función
cautelar(artículos 316º al 320º del NCPP)-. En ambos casos es un acto de autoridad que limita las facultades de
dominio respecto de bienes o cosas relacionadas, de uno u otro modo, con el hecho punible. En el primer caso, su
función es primordialmente conservativa -de aseguramiento de fuentes de prueba material- y, luego, probatoria que
ha de realizarse en el juicio oral. En el segundo caso, su función es substancialmente de prevención del ocultamiento
de bienes sujetos a decomiso y de impedimento a la obstaculización de la averiguación de la verdad. Aún cuando en
la identificación de los bienes sujetos a una u otra medida existen ámbitos comunes -pueden cumplir funciones
similares-, lo esencial estriba en la función principal que cumplen, básicamente de cara a la posibilidad de una
consecuencia accesoria de decomiso, con arreglo al artículo 102º del Código Penal -en adelante, CP-.
8º. La incautación instrumental (artículo 218º NCPP) recae contra (i) los bienes que constituyen cuerpo del delito, o
contra (ii) las cosas que se relacionen con el delito o que sean necesarias para el esclarecimiento de los hechos
investigados. El objeto de esta medida de aseguramiento es amplio y, por su propia naturaleza investigativa,
comprende una extensa gama de bienes u objetos relacionados, de uno u otro modo, con el delito. En estricto sentido
se entiende por;
A. “Cuerpo del delito”, además de la persona -el cadáver en el delito de homicidio- comprende al objeto del delito, es
decir, aquél contra el que recae el hecho punible o que ha sufrido directamente sus efectos lesivos -la droga en el
delito de tráfico ilícito de drogas-.
B. Las “cosas relacionadas con el delito o necesarias para su esclarecimiento”, son tanto las “piezas de ejecución”:
medios u objetos a través de los cuales se llevó a cabo la comisión del delito, como las denominadas ‘piezas de
convicción’: cosas, objetos, huellas o vestigios materiales, que pueden servir para la comprobación de la existencia,
autoría o circunstancias del hecho punible.
9º. La incautación cautelar (artículo 316º.1 NCPP) incide en los efectos provenientes de la infracción penal, en los
instrumentos con los que se ejecutó y en los objetos del delito permitidos por la ley.
A. Los efectos del delito o producta scaeleris son los objetos producidos mediante la acción delictiva, como el
documento o la moneda falsa, así como las ventajas patrimoniales derivadas del hecho punible, como el precio del
cohecho, el del delincuente a sueldo, o la contraprestación recibida por el transporte de droga, etcétera.
B. Los instrumentos del delito o instrumenta scaeleris son los objetos que, puestos en relación de medio a fin con la
infracción, han servido para su ejecución, tales como el vehículo utilizado para el transporte de la mercancía, los útiles
para el robo, el arma empleada, maquinarias del falsificador, etcétera.
C. Los objetos del delito son las cosas materiales sobre las que recayó la acción típica, como por ejemplo las cosas
hurtadas o robadas, armas o explosivos en el delito de tenencia ilícita de las mismas, la droga en el delito de tráfico
ilícito de drogas, los bienes de contrabando en dicho delito, etcétera, para lo que se requiere una regulación específica.
En estos casos la incautación como medida procesal precede al decomiso como consecuencia accesoria que se dictará
en la sentencia (artículo 102º CP).
10º. Como se advierte de los parágrafos precedentes, los bienes y objetos que pueden incautarse -privación de la
posesión de un bien u objeto y su consecuente indisponibilidad y ocupación por la autoridad penal cumplen en la
mayoría de los casos una doble función: garantiza su eventual decomiso como consecuencia accesoria del delito
conforme a las disposiciones del artículo 102° y siguientes del CP, y permite su eficaz control para la acreditación del
hecho punible -asegura su utilización por las partes y el Juez como objeto de prueba-. Como ya quedó expuesto, la
función que prima en el caso concreto será la determinante, aunque desde luego una distinción radical es, por lo
menos, particularmente complicada. A estos efectos, se ha de tener en cuenta el estado de la causa -específicamente,
de la investigación- al momento de su imposición, y la evidencia de que se trata de un bien u objeto destinado, sin
dificultad alguna, a la consecuencia accesoria del decomiso.
§ 2. Régimen de la incautación
11º. La incautación, instrumental o cautelar, es una medida que la realiza, en primer término, la Policía o la Fiscalía,
pero a continuación requiere de la decisión confirmatoria del Juez de la Investigación Preparatoria.
A. En los casos de flagrancia delictiva -en las modalidades reconocidas por el artículo 259º NCPP- o de peligro
inminente de su perpetración, por su propia configuración situacional, es obvio que la Policía debe incautar los bienes
o cosas relacionadas, de uno u otro modo, con el hecho punible. La necesidad de la ocupación de bienes u objetos
vinculados al delito, a fin de ponerle término y garantizar su probanza efectiva, a la par que consolidar la
razonabilidad de la intervención policial, está fuera de discusión. En estos casos la comisión del delito se percibe con
evidencia -se da una relación directa del delincuente con el bien o cosa relacionada con el delito- y exige de manera
inexcusable una inmediata intervención de la autoridad.
B. Fuera de ambos supuestos, la incautación en el curso de la investigación preparatoria -en especial durante las
denominadas “primeras diligencias”- requiere de una decisión del Fiscal. La autoridad policial, por consiguiente,
necesita de una expresa autorización del Fiscal. A su vez, la legalidad de la orden o autorización fiscal se centra, sin
perjuicio de la presencia de indicios de criminalidad mínimos, en lo que se denomina “peligro por la demora”, en
tanto fin constitucionalmente legítimo. El juicio de necesidad de la medida es básico. Es el riesgo fundado de que de
no incautarse o secuestrarse un bien o cosa delictiva haría ineficaz la averiguación de la verdad -obstrucción de la
investigación y del proceso en general- y en su caso las medidas de ejecución penal pertinentes. La incautación,
precisamente, garantiza que no se desaparezcan u oculten tales bienes o cosas, con lo que se dificultaría su apreciación
judicial como objeto de prueba o se frustraría el ulterior decomiso, si correspondiera -la efectividad de la tutela que
pudiera otorgarse en una eventual sentencia se pondría en crisis-.
C. Se requerirá previa orden judicial cuando el peligro por la demora, no es que sea inexistente, sino que en él no
confluya la noción de urgencia y siempre que se trate de bienes objeto de decomiso (artículo 317° NCPP). Esta noción
dice de la perentoriedad o necesidad inmediata, apremiante de la incautación; cuando el riesgo de desaparición del
bien o cosa delictiva es más actual o grave. Si no se presenta esta situación fáctica será del caso pedir la orden judicial.
12º. La intervención judicial es imprescindible. Salvo el supuesto c) del parágrafo, anterior, que requiere resolución
judicial previa -el Juez tiene aquí la primera palabra-, la regla es que ejecutada la medida por la Policía motu proprio o
por decisión de la Fiscalía, el Juez de la Investigación Preparatoria debe dictar una resolución, que puede ser
confirmatoria de la decisión instada por el Fiscal o desaprobatoria de la incautación policial-fiscal.
La regla general en la materia es que la decisión judicial se dicta sin trámite alguno -el mismo día o a más tardar al día
siguiente-, salvo norma específica al respecto (artículos 203º y 254º. 1 NCPP). En los dos supuestos de incautación,
instrumental y cautelar, no se exige la celebración de una audiencia; sólo el previo traslado a las partes o sujetos
procesales, en especial al afectado, si no existiere riesgo fundado de pérdida de finalidad de la medida -si el
conocimiento de la posible incautación podría determinar la desaparición u ocultamiento del bien o cosa delictiva-.
Pero, por otro lado, es posible que el Juez, discrecionalmente, decida la realización de una audiencia. Disponer el
traslado o realizar la audiencia es una decisión previa inimpugnable, opción que, en caso de revisión de la decisión
final, no puede ser censurada por el Tribunal Superior, a menos que ponga en serio riesgo la finalidad procesal de la
incautación o no persiga utilidad procesal alguna.
§ 3. Ausencia de resolución judicial. Efectos procesales
13º. La incautación siempre requiere de una resolución judicial, sea antes de su ejecución -excepción, parágrafo 10º,
literal c)- o después de ella -regla general, parágrafo 10º, literales a) y b)-. En el último caso, la ausencia de la
intervención y ulterior resolución judicial, al vulnerarse un requisito de la actividad procesal, importa un defecto cuya
subsanación, empero, es posible. Un efecto distinto -de nulidad absoluta e insubsanabilidad-, en cambio, tiene el
primer supuesto, atento a su especial relevancia: sin resolución judicial no puede tener lugar legalmente una
incautación.
La confirmación judicial debe solicitarse ‘inmediatamente’ (artículo 203º.3 y 317º.2 NCPP). Esto último significa que
entre el momento en que tiene lugar la incautación y que se presenta la solicitud de confirmación judicial no debe
mediar solución de continuidad. Debe realizarse enseguida, sin tardanza injustificada, lo que será apreciable caso por
caso, según las circunstancias concretas del mismo. La justificación de la tardanza se examinará con arreglo al
principio de proporcionalidad.
La confirmación judicial constituye un requisito más de la incautación como actividad compleja que, sin embargo,
sólo persigue dotarla de estabilidad instrumental respecto de la cadena de actos que pueden sucederse en el tiempo y
que de uno u otro modo dependan o partan de él. Por tanto, la tardanza u omisión de la solicitud de confirmación
judicial -al no importar la infracción de un precepto que determine la procedencia legítima de la incautación- no
determina irremediablemente la nulidad radical de la propia medida ni su insubsanabilidad. El plazo para requerir la
respectiva resolución jurisdiccional, en este caso, no es un requisito de validez o eficacia de la incautación -sin
perjuicio de la responsabilidad administrativa que acarrea al Fiscal omiso-. Su incumplimiento no está asociada, como
consecuencia legalmente prevista, a específicas y severas sanciones procesales: nulidad absoluta o anulabilidad -
requisito indispensable para anudar los efectos jurídicos correspondientes-.
14º. Siendo indispensable la intervención judicial, que es una condición previa para la valorabilidad de toda
incautación desde la perspectiva probatoria, desde luego, no es posible utilizar como evidencia lo obtenido a través de
la incautación mientras no se ha cumplido con el correspondiente control jurisdiccional. En estos casos, para decidir
acerca de una petición concreta derivada o vinculada a la incautación la autoridad judicial debe realizar, con carácter
previo pero en ese mismo acto, una evaluación de la legalidad de la incautación. De no ser posible el aludido examen
por la necesidad de un debate más amplio, será del caso rechazar provisoriamente el requerimiento o la solicitud que,
como dato esencial, se sustentó en la incautación a fin de definirla anticipadamente y, emitida la decisión respectiva,
recién pronunciarse sobre su mérito.
§ 4. Reexamen de la incautación
15º. El afectado por una medida de incautación, instrumental o cautelar, que en ambos casos tiene la condición de
interviniente accesorio, tiene dos opciones: interponer recurso de apelación o solicitar el reexamen de la medida. La
institución del reexamen se asocia a la incorporación de actos de investigación o de algún elemento de convicción
luego de la realización del acto mismo, que modifique la situación que inicialmente generó la incautación. Desde
luego, si la incautación carece desde un inicio de los presupuestos materiales que la determinan será del caso
interponer el respectivo recurso de apelación. El tercero que alegue ser propietario de un bien incautado y que no ha
intervenido en el delito, dice el artículo 319º.2 NCPP, puede solicitar el reexamen de la medida de incautación, a fin de
que se levante y se le entregue el bien de su propiedad. Esta norma no significa que sólo tiene esta opción, pues muy
bien, frente a la contundencia de la evidencia preexistente -no la que puede aportar con posterioridad a la incautación-
puede intentar derechamente la apelación. El reexamen, por lo demás, importa un análisis de la medida a partir de
nuevos indicios procedimentales o elementos de convicción; no controla la incautación sobre la base de las evidencias
existentes cuando ésta se decretó o efectivizó.
III. DECISIÓN
16º. En atención a lo expuesto, las Salas Penales Permanente y Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la
República, reunidas en Pleno Jurisdiccional por unanimidad, y de conformidad con lo dispuesto en el artículo 116º del
Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial;
ACORDARON:
17º. ESTABLECER como doctrina legal, los criterios expuestos en los fundamentos jurídicos 6º a 15º.
18º. PRECISAR que los principios jurisprudenciales que contiene la doctrina legal antes mencionada deben ser
invocados por los jueces de todas las instancias judiciales, sin perjuicio de la excepción que estipula el segundo
párrafo del artículo 22º de la LOPJ, aplicable extensivamente a los Acuerdos Plenarios dictados al amparo del artículo
116º del citado estatuto orgánico.
SENTENCIA SE CONSIDERA NO PRONUNCIADA AUNQUE SE HAYA CUMPLIDO
PARCIALMENTE CON REGLA DE CONDUCTA [R.N. 1592-2012, PIURA]
Fundamento destacado: Tercero.- Que, impuesta la reparación civil como regla de conducta, en causas con pena
privativa de libertad suspendida, la misma puede ser reclamada bajo los efectos revocatorios de suspensión de
efectividad mientras esté vigente el plazo legal de prueba (lo cual no es arbitrario, sino proporcional), dado que
vencido el plazo de prueba, corresponde, por expreso mandato de la ley, tener la condena por no pronunciada, ello en
razón que la duración de las medidas no privativas de libertad no superarán el plazo establecido por la norma legal.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA PENAL PERMANENTE
R.N. N° 1592-2012, PIURA
Lima, veintinueve de mayo de dos mil trece.-
VISTOS; el recurso de nulidad -al declararse fundado el recurso de queja excepcional- interpuesto por la defensa de
la agraviada Promotora Opción S.A.EAFC, obrante a fojas ocho mil novecientos treintitrés, contra el auto del
veinticinco de enero de dos mil once, obrante a fojas ocho mil novecientos diecinueve, que revocó la resolución de
primera instancia, que declaró improcedente la extinción del período de prueba del condenando Walter Honorio
Migotto Souza; reformándola: declararon: extinguido el período de prueba y por no pronunciada la sentencia recaída
contra el condenado citado, dejándose a salvo el derecho de la parte civil para que lo haga valer en la forma que le
faculta la norma civil pertinente; interviniendo como ponente el señor Juez Supremo Pariona Pastrana; de
conformidad con lo opinado por el señor Fiscal Supremo en lo Penal; y,
CONSIDERANDO.
PRIMERO. Que, el recurrente en su recurso formalizado, obrante a fojas ocho mil novecientos treintitrés, sostiene
que: a) el auto impugnado incurre en contradicciones al declarar extinguido el período de prueba y por no
pronunciada la condena, a pesar que el sentenciado Walter Migotto Souza incumplió las reglas de conducta de
manera persistente y obstinada; b) como reglas de conducta se impuso la devolución de lo ilícito defraudado y el pago
de la reparación civil, lo cual se pretende desconocer con el argumento que no es exigible por el estado de insolvencia
del condenado, lo cual significaría una real desprotección a su representada en su calidad de agraviado directo del
delito; c) no puede decretarse la rehabilitación del sentenciado, porque no cumplió con las reglas de conductas y
tampoco se le puede eximir del pago de la reparación civil, en la medida que el objeto penal es diferente al objeto
civil; d) al declararse fundado el hábeas corpus no se estableció que el sentenciado no esté obligado a restituir el
dinero defraudado ni la reparación civil, sino que no se le podía condicionar el pago con la revocatoria de la
condicionalidad de la pena; e) por consiguiente, le asiste el derecho de exigir en la vía penal el pago de la devolución
de lo defraudado y el pago de la reparación civil, y no como lo expresa la cuestionada que deja expedito el derecho
para pueda hacerlo efectivo en la vía civil, cuando la misma se fijó en el proceso penal.
SEGUNDO. Que, en principio, las penas firmemente establecidas previa y taxativamente por ley, deben cumplirse
según sus términos. La condena condicional o suspensión de ejecución de la pena, importa la imposición al penado en
el propio fallo judicial de reglas de conductas por un plazo determinado, encontrándose su cumplimiento reglado por
ley, al igual que la rehabilitación de la condena.
TERCERO. Que, impuesta la reparación civil como regla de conducta, en causas con pena privativa de libertad
suspendida, la misma puede ser reclamada bajo los efectos revocatorios de suspensión de efectividad mientras esté
vigente el plazo legal de prueba (lo cual no es arbitrario, sino proporcional), dado que vencido el plazo de prueba,
corresponde, por expreso mandato de la ley, tener la condena por no pronunciada, ello en razón que la duración de
las medidas no privativas de libertad no superarán el plazo establecido por la norma legal.
CUARTO. En el caso de autos, se tiene que mediante sentencia del diez de enero de dos mil siete, obrante a fojas seis
mil setecientos once, se condenó a Walter Honorio Migotto Souza como autor de los delitos de defraudación, fraude
en la administración de personas jurídicas y falsedad ideológica, en agravio de la empresa Promotora Opción
SAA.EAPC, y en tal virtud le impusieron cuatro años de pena privativa de la libertad, suspendida en su ejecución por
el plazo de dos años, bajo reglas de conductas, entre las cuales se encuentra restituir la suma de doscientos cincuenta
mil novecientos dólares americanos con cinco centavos de dólar, en el plazo de cincuenta días, y fijaron en cuarenta
mil nuevos soles el monto de la reparación civil que deberá pagar a favor de la parte agraviada, decisión judicial que
fue confirmada por el Superior Colegiado mediante resolución del quince de junio de dos mil siete, obrante a fojas seis
mil novecientos veintiséis; y luego integrado por auto del veintiséis de junio de dos mil siete, obrante a fojas seis mil
novecientos ochenta. En ejecución de sentencia mediante auto del veintidós de setiembre de dos mil ocho, obrante a
fojas siete mil cuatrocientos dieciocho, se prorrogó un año el plazo de prueba.
QUINTO. Al resolver el recurso de nulidad número cuatro mil ochocientos cincuentitrés guión dos mil siete, de fecha
veintisiete de marzo de dos mil ocho, la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República,
declaró no haber nulidad en la sentencia recurrida del quince de junio de dos mil siete -integrada por resolución del
veintiséis de junio de dos mil siete-, en el extremo que condena a Walter Honorio Migotto Souza como autor de los
delitos de fraude en la administración de personas jurídicas, defraudación y falsedad ideológica, en agravio de la
empresa Promotora Opción S.A.EAFC, a cuatro años de pena privativa de libertad suspendida por dos años bajo el
cumplimiento de reglas de conducta, a trescientos sesenta y cinco días multa y fija en cuarenta mil nuevos soles el
monto por concepto de reparación civil que deberá a pagar a favor de la parte agraviada.
SEXTO. En consecuencia, se trata de una pena suspendida en su ejecución, de la cual ha transcurrido el plazo de
prueba impuesto al sentenciado, puesto que la sentencia de primera instancia se emitió el diez de enero de dos mil
siete, y el período de prueba – incluido la prórroga de un año-, venció el diez de enero de dos mil diez.
SÉPTIMO. Siendo esto así, corresponde aplicar el artículo sesenta y uno del Código Penal, cumpliéndose el requisito
que la condena se considera como no pronunciada si transcurre el plazo de prueba. Sin embargo, otro requisito que
impone el artículo invocado, es que el condenado, durante el período de prueba, no cometa nuevo delito, ni infrinja
de manera persistente y obstinada las reglas de conducta; en este caso se advierte, que el sentenciado Walter Honorio
Migotto Souza, no cometió nuevo delito doloso, y respecto a que no infrinja de manera persistente y obstinada las
reglas de conducta, se tiene que realizó depósitos judiciales por las sumas de veinte mil nuevos soles y treinta mil
dólares americanos a cuenta de lo indebidamente apropiado -véase las resoluciones obrante a fojas siete mil
quinientos cuarenticinco y siete mil quinientos cincuentitrés, respectivamente-: por ello, no es razonable sujetar
indebidamente al sentenciado a la no rehabilitación más allá del cumplimiento de la pena, sin perjuicio del pago de la
reparación civil que incluye la devolución faltante del monto defraudado (doscientos cincuenta mil novecientos
treintiséis dólares americanos con cinco céntimos de dólar), así como el pago del monto indemnizatorio fijado
(cuarenta mil nuevos soles).
Por estos fundamentos: declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia del veinticinco de enero de dos mil once,
obrante a fojas ocho mil novecientos diecinueve, que revocó la resolución de primera instancia, que declara
improcedente la extinción del período de prueba al condenado Walter Honorio Migotto Souza; reformándola:
declararon extinguido el período de prueba impuesto al sentenciado citado y por no pronunciada la sentencia recaída
en su contra como autor de los delitos de defraudación, fraude en la administración de personas jurídicas y falsedad
ideológica, en agravio de la empresa Promotora Opción S.A.EAFC, con lo demás que contienen, y los devolvieron.
Intervienen los señores Jueces Supremos Neyra Flores y Rozas Escalante por licencia de las señoras Jueces Supremas
Barrios Alvarado y Tello Gilardi, respectivamente.
DUDA RAZONABLE POR FALTA DE COHERENCIA INTERNA DEL TESTIMONIO Y DE
DATOS PERIFÉRICOS EN DELITOS DE CLANDESTINIDAD [R.N. 246-2015, LIMA]
Sumida: Duda razonable por falta de datos periféricos.- Es central en delitos de clandestinidad, como los sexuales,
no solo la persistencia de la sindicación, sino también la coherencia interna y la presencia de elementos
periféricos. Es verdad que la menor presenta una sindicación esencialmente uniforme, pero existe duda razonable
de la coherencia interna del testimonio y de la corroboración mínima exigible.
SALA PENAL TRANSITORIA
R. N. 246-2015, LIMA
Lima, treinta de mayo de dos mil dieciséis.
VISTOS: el recurso de nulidad interpuesto por la señora Fiscal Adjunta Superior de Lima contra la sentencia de fojas
mil treinta y nueve, de fecha veintitrés de diciembre de dos mil catorce, que absolvió a Juan Edgar Oseo Basaldúa de
la acusación fiscal formulada en su contra por delitos de actos contra el pudor y de violación sexual de menor de edad
en agravio de la menor de iniciales M.H.CH -clave número doscientos veintiocho guión dos mil once-.
Interviene como ponente el señor San Martín Castro.
FUNDAMENTOS
Primero. Que la señora Fiscal Adjunta Superior en su recurso formalizado de fojas mil cuarenta y nueve, del nueve de
enero de dos mil quince, insta la anulación de la sentencia absolutoria por una deficiente apreciación de la prueba.
Alega que no se tomó en cuenta la declaración del policía interviniente y el certificado medico legal, entre otros
medios de prueba; que, de otro lado, no existe razón alguna para que la menor mienta acerca de lo sucedido en su
perjuicio -ella incluso fue uniforme en sus declaraciones- y la pericia psicológica estableció que el encausado es una
persona inestable emocionalmente y manipuladora.
Segundo. Que, según la acusación fiscal de fojas cuatrocientos sesenta y dos, el día quince de agosto de dos mil once,
como a las once y treinta horas, cuando la menor agraviada M.H.CH., de clave número doscientos veintiocho-dos mil
once, de once años de edad [acta de nacimiento de fojas doscientos setenta y cinco], transitaba por la cuadra cuatro de
la avenida del Ejército – Miradores fue interceptada por el encausado Oseo Basaldúa, quien la quiso llevar a otro
lugar -donde antes la había llevado- pero se negó a hacerlo, circunstancias en que el citado imputado le tocó su vagina
y sus pechos. De otro lado, con anterioridad entre julio y agosto de dos mil once, en cuatro oportunidades, el citado
imputado condujo a la citada menor a un baño público en Miradores donde le hizo sufrir el acto sexual vía vaginal y
anal.
Los hechos se denunciaron el día quince de agosto de dos mil once por parte de Oscar Oswaldo Sipión Mora [LDD
número dos mil, novecientos veintitrés de fojas dos y tres].
Tercero. Que la sentencia de instancia, sin embargo, estimó que la agraviada proporcionó versiones distintas respecto
a las oportunidades en que fue atacada sexualmente; que la distancia entre el restaurante “Costanera 700” y la playa
Los Delfines existe un recorrido largo y complicado, lo que resta credibilidad a la versión de la agraviada -en el
sentido de que el imputado la cargó-; que no hay documento que revele que el procesado faltó a su trabajo y tampoco
la menor fue examinada psicológicamente por su negativa.
Cuarto. Que la menor agraviada de iniciales M.H.CH, en lo esencial, es persistente en sus sindicaciones, tanto en sede
preliminar como plenarial I [fojas quince, seiscientos sesenta y dos y novecientos nueve]. Refiere que el imputado es
vigilante del restaurante “Costanera 700”, al que acudió, para dejar un encargo de su mamá para los dueños de ese
negocio, cuando el agraviado le tocó su vagina y los pechos; además en cuatro oportunidades anteriores, entre las
veinte horas y las veintidós horas, le hizo sufrir el acto sexual, vaginal y anal, para lo cual, bajo amenazas de hacer
daño a su madre, la llevó a los baños públicos del Complejo Deportivo “Los Delfines” y con una llave abrió la puerta
de acceso a los mismos -la primera vez la llevó en sus hombros, otra en taxi y, las restantes, a pie-; que lo que ocurrió
se lo contó a Sipión Mora, a quien quiere como un padre.
Esos datos, a nivel referencial, son confirmados por su madre y este último [declaraciones de fojas ciento cuarenta y
cuatro y seiscientos cuarenta y uno, así como fojas ciento cuarenta y ocho, seiscientos cincuenta y seis y novecientos
treinta y cinco vuelta].
Quinto. Que el encausado en sede preliminar, sumarial y plenarial niega los cargos y no se explica las razones de esa
sindicación pues conoce a los denunciantes, con quienes no tiene anticuerpos [fojas doce, ochenta y cinco, quinientos
ochenta y cuatro y ochocientos ochenta y seis].
Sexto. Que, desde la prueba pericial, se tiene que la víctima, al examen realizado el mismo día quince de agosto de
dos mil once, presentó himen elástico o “complaciente” y signos de coito contranatura reciente. La agraviada no se
sometió a examen psicológico [constancia de fojas novecientos sesenta y cinco] y el examen psiquiátrico da cuenta que
su salud mental es normal y su personalidad está en fase de estructuración [pericia de fojas novecientos setenta y
ocho].
El imputado, por su parte, presenta personalidad con rasgos de extroversión e inestabilidad emocional, así como no
tiene disfunciones en el área sexual [pericias psicológica y psiquiátrica de fojas novecientos sesenta y novecientos
noventa y uno].
Séptimo. Que la declaración del policía interviniente Segundo Castañeda Revilla de fojas ciento cuarenta y dos no es
relevante. Dice que lo capturó por los alrededores del aludido restaurante y que se sorprendió por los cargos
atribuidos.
Sobre los baños del Complejo “Los Delfines”, la declaración plenarial del Subgerente de la Municipalidad de
Miraflores de fojas seiscientos ochenta y dos explica que existe serenazgo y cámaras por alrededores de la playa, en
donde se encuentran los baños públicos, y que en caso de existir algún suceso extraño se denunciaría el incidente a las
autoridades. Además, según el informe municipal de fojas quinientos veinticuatro esos baños se encontraban cerrados
entre el quince de julio y el quince de agosto -fechas probables del hecho atribuido al imputado-.
Octavo. Que es central en delitos de clandestinidad, como los sexuales, no solo la persistencia de la sindicación, sino
también la coherencia interna y la presencia de elementos periféricos. Es verdad que la menor presenta una
sindicación esencialmente uniforme, pero existe duda razonable de la coherencia interna del testimonio y de la
corroboración mínima exigible.
En efecto, no es coherente que se diga que el imputado, en una oportunidad, llevó a la agraviada sobre sus hombros,
pues la distancia existente entre el lugar de la interceptación y el lugar del supuesto ataque sexual dificulta en
demasía ese traslado. Por otra parte, el lugar denunciado como el teatro de los hechos no tiene cómo consolidarse, a
tenor de los informes municipales. La declaración del policía captor, es de insistir, no aporta dato incriminatorio
alguno. La prueba de cargo, pues, no es fiable, a lo que se añade que las pruebas psicológicas y psiquiátricas del
imputado no arrojan nada indicativo de una personalidad inestable y con atracción indebida tanto a pre adolescentes
como a adolescentes: pedofilia o efebofilia.
Siendo así no se tiene prueba fiable, prueba corroborada y prueba suficiente. La absolución está arreglada a ley.
El recurso acusatorio debe desestimarse y así se declara.
DECISIÓN
Por estas razones: declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia de fojas mil treinta y nueve, del veintitrés de
diciembre de dos mil catorce, que absolvió a Juan Edgar Oseo Basaldúa de la acusación fiscal formulada en su contra
por delitos de actos contra el pudor y de violación sexual de menor de edad en agravio de la menor de iniciales
M.H.CH -clave número doscientos veintiocho guión dos mil once-; con lo demás que contiene. DISPUSIERON se
remita la causa al Tribunal Superior para los fines de ley suprema.
IMPUGNACIÓN DEL AUTO DE SOBRESEIMIENTO: OPINIÓN DEL FISCAL SUPERIOR
COMO REQUISITO DE PROCEDIBILIDAD Y FACULTADES DEL ACTOR CIVIL
Sumario: I. La confusión de la Corte Suprema; II. Primera doctrina: la posición del Fiscal Superior en audiencia; III.
Segunda doctrina: legitimidad del actor civil para apelar la decisión de Sobreseimiento
I. La confusión de la Corte Suprema
En la Casación 187-2016 Lima, la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema fijó como doctrina jurisprudencial dos
supuestos: I) Ante un auto de sobreseimiento de primera instancia, contrario al requerimiento de acusación, es el
requerimiento del Fiscal Superior que predomina, en virtud al principio acusatorio y de jerarquía en la función fiscal,
no siendo requisito que el requerimiento del Fiscal Provincial sea también por sobreseimiento, y; II) La ausencia de
oposición del actor civil al requerimiento de sobreseimiento, al no constituir un requisito, no impide que recurra en
apelación.
Tal razonamiento sin embargo, resulta contrario a los principios de legalidad procesal, congruencia recursal, derecho
a la tutela procesal efectiva y condiciones de ejercicio válido de la acción. Al parecer, la Suprema entendió todo al
revés, lo cual no implicaría mayor incidencia que la de una decisión casatoria recaída en un caso concreto, sino fuera,
por la [cada vez más] impulsiva tendencia a establecer como precedente vinculante o doctrina jurisprudencial, todos
los casos que le son sometidos a su conocimiento.
II. Primera doctrina: la posición del Fiscal Superior en audiencia
En cuanto a la primera doctrina, la Suprema Corte, ha establecido que, en atención al principio de jerarquía, la opinión
del Fiscal Superior en audiencia de apelación de auto de sobreseimiento, prima sobre cualquier discrepancia del Fiscal
Provincial [de darse el caso] y resulta vinculante para el Tribunal de Apelaciones. Sin embargo, tal posición no
obedece a ningún desarrollo interpretativo, ni sucede a alguna justificación argumentativa por parte del Tribunal
Supremo. Parece más una opinión intuitiva, ya que no sigue un orden sistemático de aplicación normativa, ni
discierne sobre las instituciones jurídicas comprometidas. Ergo, la Corte decidió únicamente por “sentido común”,
circunstancia que prima facie no implica ilegitimidad, pero puede abrir paso a la arbitrariedad, cuando se desconocen
principios y derechos procesales, como veremos más adelante. Es por ello, que la exigencia al máximo Tribunal de
justicia de un país, respecto de la justificación de sus decisiones, es mayor, y más aún, cuando se atreve a construir
doctrina jurisprudencial, que vincula a las demás cortes de la Nación.
Comenzando, no se trata de un problema de jerarquía [como principio que rige las decisiones del Ministerio Público],
ni mucho menos del carácter vinculante del dictamen del Fiscal Superior, como parece asumir sin más la Corte
Suprema. Se trata más bien [siendo muy enfático], de resolver un recurso de apelación interpuesto por el agraviado o
actor civil, dependiendo del caso. Para ser más preciso [y más enfático aún], se trata de responder los agravios
invocados por la parte legitimada para interponer el recurso de apelación. Y la pregunta es ¿En qué momento, se
legitimó la exigencia de la opinión o dictamen del Fiscal Superior en audiencia de apelación, para poder resolver el
recurso? ¿Cuál es el conducto jurídico–procesal que establece como requisito de procedibilidad vinculante para el
Tribunal, una pretensión [introducida en audiencia] del Fiscal Superior, respecto de la conformidad o
disconformidad, con la decisión de sobreseimiento?
Veamos, el Juez puede decidir por el sobreseimiento de la causa, en los siguientes supuestos: 1) Fundando el
requerimiento fiscal de sobreseimiento; 2) Fundando el requerimiento del imputado, ante una pretensión acusatoria y;
3) Fundando de oficio un sobreseimiento, ante causal manifiesta.
En el primer supuesto, esto es, cuando el sobreseimiento lo pide el Fiscal Provincial, y la decisión es apelada por el
agraviado o actor civil [legitimidad que éste último no tiene, como se verá más adelante], el Fiscal Superior no es parte
recurrente ni recurrida, por lo que su posición en audiencia de apelación [si es que asume una], no puede vincular al
Tribunal revisor, ello por cuanto, se estaría permitiendo que por primera vez y de forma sorpresiva [en audiencia], se
introduzca una pretensión oral y procesalmente atípica, por parte de sujeto no legitimado, el cual ha sido emplazado
para la audiencia, sin ser portador de una pretensión válida. Permitir o [peor aún] exigir una pretensión vinculante
por parte del Fiscal Superior, implica descargar el contenido de la decisión a favor del Ministerio Público, cuando lo
que se exige es la respuesta por parte del Juez. Con tal proceder [no previsto legalmente], el Juez de apelaciones
estaría dejando de administrar justicia u otorgar tutela a la parte apelante, infringiendo lo previsto en el artículo 139.3
de la Constitución Política, pues no respondería a los agravios invocados por la parte legitimada, sino que siempre
estaría vinculado a la posición fiscal. En resumen, una práctica de tal naturaleza, implica una sustracción a la
resolución del contenido de la apelación, o lo que es lo mismo, no responde a los agravios invocados por la parte,
delegando [si cabe el término] tal tarea al Fiscal Superior.
En el segundo y tercer supuestos, cuando el Fiscal Provincial formula acusación y el Juez sobresee la causa de oficio o
a petición de parte, pueden presentarse dos situaciones: La primera, que el Fiscal apele la decisión judicial y la
segunda, que se conforme con tal decisión de archivo [situación que se presentó en la Casación en comento]. En el
primer caso, resulta evidente que el Fiscal Superior, actuará en audiencia de apelación, siendo portador de una
pretensión válida, por lo que buscará la revocación de la decisión inicial; sin embargo, cuando el Fiscal Provincial no
apela la decisión, sucede lo mismo que en el primer supuesto ya desarrollado, esto es, que el Fiscal Superior no tiene
pretensión y, de adoptar una posición en audiencia, únicamente servirá como argumento que podrá tener en cuenta el
Tribunal revisor, como consecuencia del debate contradictorio, pero jamás como un dictamen vinculante que
reemplaza la resolución, la cual que debe responder los agravios expresados en la apelación.
El legitimar [de forma irregular por cierto] un dictamen oral vinculante, por parte del Fiscal Superior [quien ha
llegado a la audiencia de apelación sin ninguna pretensión], vacía de contenido, la naturaleza del recurso de apelación
[por parte del fiscal provincial]. En efecto, ya resulta irrelevante si la decisión de sobreseimiento, es impugnada o no
por el titular de la acción penal, lo importante es que llegue a revisión del tribunal de apelaciones, por cualquier vía,
para que la decisión sobre la continuación del proceso, se encomiende al Fiscal Superior. Luego, es indiferente el
recurso fiscal.
Con tal proceder, se trasgrede igualmente el principio de congruencia recursal, pues los agravios deben estar
contenidos en la apelación interpuesta, los mismos que deben ser objeto de debate y merecedores de una respuesta
[positiva o negativa]. El Tribunal de Apelaciones, no puede sustraerse a otorgar tutela, descargando la
responsabilidad a lo opinado en audiencia por el Fiscal Superior o, lo que es lo mismo, delegando la facultad de la
decisión al Ministerio Público.
Al parecer, lo que la Suprema Corte quiere establecer, es un trámite de forzamiento de la acusación por analogía, el
cual está previsto en el artículo 346 del NCPP. Sin embargo, la Constitución Política [art. 139.3] prohíbe apartarse del
procedimiento pre-establecido o crear procedimientos distintos a los legalmente previstos. En efecto, la figura del
forzamiento de la acusación, implica la discrepancia judicial con el contenido del requerimiento, siendo el Juez de
Investigación Preparatoria, quien luego del debate en etapa intermedia, quien tiene que emitir resolución, dando
razones para discrepar del requerimiento de archivo, dando paso a la disposición del Fiscal Superior.
El punto es que el Juez debe resolver el recurso planteado y responder los agravios invocados, y no distraer su
atención, en lo opinado por el Fiscal Superior, para sustraerse de la resolución de la controversia, señalando que el
Fiscal es quien decide sobre la continuación del proceso; invocando para ello [de forma falaz por cierto], argumentos
sobre la vigencia del principio acusatorio, titularidad de ejercicio de la acción penal o peor aún, de jerarquía funcional.
Tal procedimiento no está previsto legalmente, mientras que la Constitución obliga al Juez a otorgar tutela procesal
efectiva a quien plantea una pretensión.
Peor aún, resulta lo decidido por la Corte Suprema en la Casación Nº 413-2014 Lambayeque, al establecer que ante la
revisión de una sentencia absolutoria, cuando el único impugnante sea el actor civil, debe verificarse la conformidad
en audiencia del Fiscal Superior, circunstancia que impide al Tribunal revisar el fondo del asunto y no tiene otra
opción, que confirmar la absolución [F.J. 21 a 23].
Tal decisión no sólo es equivocada, sino incluso prevaricante. En efecto, la Corte ha establecido que la Sala Penal de
Apelaciones no puede otorgar tutela, cuando el Fiscal Superior no manifiesta disconformidad con la sentencia
absolutoria, o lo que es lo mismo, ha establecido como requisito de procedibilidad, para resolver la apelación, la
opinión, dictamen o posición discrepantes del Fiscal Superior en audiencia. Sin embargo, de conformidad con lo
previsto en el artículo 407 del NCPP, el ámbito del recurso que corresponde al actor civil, no tiene ninguna
implicancia en la pretensión del Ministerio Público.
En efecto, de acuerdo a lo previsto en el artículo 11 del NCPP, cuando el agraviado se constituye en actor civil, cesa la
legitimidad del Ministerio Público para intervenir en el objeto civil del proceso. Si ello es así ¿qué razonamiento le da
autoridad a la Corte Suprema, para establecer que la posición del Fiscal Superior en audiencia, se constituye en una
valla procesal que se debe superar, para atender los agravios de quien legítimamente persigue el objeto civil del
proceso? Es evidente la confusión en la que incurre la Suprema, cuando establece requisitos de procedibilidad no
previstos, se aparta del procedimiento legalmente establecido y finalmente, desconoce las condiciones de legitimidad
e interés para obrar que están claramente definidas por la Ley.
Lo propio sucede con el auto de sobreseimiento, siendo que si el actor civil interpone el recurso, y sólo puede
perseguir el objeto civil por mandato de la norma, la pregunta es ¿porqué la opinión en audiencia del Fiscal Superior,
impide el pronunciamiento sobre el objeto de apelación? Recuérdese que, de conformidad con el artículo 12.3 NCPP,
tanto el sobreseimiento como la sentencia absolutoria, no impiden el al Juez, pronunciarse sobre el objeto civil.
Nótese entonces, que no se trata de un problema de doble conformidad fiscal [que sólo está pensando pata el
forzamiento de la acusación], ni de un principio de jerarquía, ni menos de la vigencia del principio acusatorio. Se trata
más bien, de la vigencia del principio constitucional, de tutela procesal efectiva, o de la obligación que tiene el Juez de
dar respuesta a los agravios invocados por las partes legitimadas.
III. Segunda doctrina: legitimidad del actor civil para apelar la decisión de Sobreseimiento
En lo que se refiere a la segunda doctrina, señala la Corte que “La ausencia de oposición del actor civil al
requerimiento de sobreseimiento, al no constituir un requisito, no impide que recurra en apelación”. La cuestión aquí,
pasa más por entender, cómo es que el actor civil puede recurrir del objeto penal, cuando está impedido de hacerlo de
conformidad con el artículo 407 del NCPP. Me explico, cuando hay actor civil constituido, el Ministerio Público,
únicamente podría pedir el sobreseimiento respecto del extremo penal, pues el ejercicio de la acción civil, le
corresponde únicamente al primero.
En principio, la constitución del agraviado en actor civil, le otorga legitimidad para perseguir la reparación civil, ante
el Juez penal. Ello implica, que es el actor civil, quien tiene que formular su pretensión y sólo puede impugnar la
decisión judicial que rechaza el objeto civil. Al respecto, el artículo 12.3 NCPP, es claro al establecer que: “la sentencia
absolutoria o el auto de sobreseimiento no impedirá al órgano jurisdiccional pronunciarse sobre la acción civil
derivada del hecho punible válidamente ejercida, cuando proceda”.
La pregunta es entonces ¿a quién le corresponde ejercitar acción civil? o ¿quién es el titular de la acción civil en el
proceso penal? De conformidad con el artículo 11 del NCPP, la titularidad de la acción civil, le corresponde al Fiscal,
mientras el agraviado no se constituya en actor civil, circunstancia que de presentarse, cesa la legitimidad del
Ministerio Público en este extremo. Ergo, en los casos en los que haya actor civil constituido, corresponde a éste
entablar demanda ante el Juez Penal, pretendiendo el resarcimiento del daño, derivado del delito. De tal forma, que
las decisiones judiciales que recaigan en su pretensión, como actor autónomo y diferenciado del Ministerio Público,
son pasibles del recurso que corresponda, por parte del actor civil, como sujeto legitimado.
La pregunta es entonces ¿qué relevancia tiene la oposición o no, del actor civil respecto del requerimiento de
sobreseimiento del Fiscal? Debe establecerse con nitidez, que si el actor civil no formula su pretensión resarcitoria, no
se manifiesta ejercicio válido de la acción civil, siendo que dicha circunstancia, jamás legitimaría al actor civil, para
recurrir la decisión sobre el objeto penal, del cual ha sido requerido su sobreseimiento.
Desarrollemos esto. Una vez que el agraviado es constituido en actor civil [en forma y oportunidad], adquiere la
legitimidad del ejercicio de la acción civil, por lo que como tal, le corresponde en la etapa intermedia, presentar su
demanda de indemnización, tal como el Fiscal formula su acusación, respecto del objeto penal. Ello implica, que dicha
demanda, también tendrá que ser puesta en conocimiento de los demás sujetos procesales, para que realicen las
observaciones y requerimientos que correspondan. Sólo así, se puede evidenciar un ejercicio legítimo de la acción
civil.
Ahora bien, si respecto del objeto penal, el Fiscal solicita el sobreseimiento de la causa, tal decisión, no tiene
implicancia ni injerencia respecto de la acción civil ejercitada, la cual merece una respuesta por el Juez, sea esta
favorable o desfavorable para el actor. Continuando, si el Juez de Investigación Preparatoria, funda el requerimiento
del Fiscal y archiva el caso, el actor civil, no puede recurrir tal decisión, pues de conformidad con el artículo 407
NCPP, sólo está legitimado para recurrir el objeto civil. Ello no implica, ausencia de tutela para el actor civil, pues
respecto de su pretensión válidamente ejercida, siempre obtendrá una respuesta por parte del Juez. Finalmente, de no
haber interpuesto la demanda correspondiente, no habrá ejercicio válido de la acción civil, lo que no impide que siga
un proceso extrapenal.
AUSENCIA DE FIGURA PATERNA VALIDA QUE JUEZ OTORGUE TENENCIA
EXCLUSIVA A LA MADRE
Reconocimiento de tenencia. Motivación: El principio de la adecuada motivación garantiza la obtención de una
resolución fundada en derecho, en la cual se expliciten en forma suficiente las razones de los fallos, con mención
expresa de los fundamentos fácticos y jurídicos que los determinaron, mediante los cuales el justiciable pueda
comprobar que la solución del caso concreto viene dada por una valoración racional de los medios probatorios.
Lima, veintinueve de marzo de dos mil dieciséis.
CASACIÓN Nº 3016-2015, TACNA
LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA;
Vista la causa número 3016-2015, en audiencia pública de la fecha y producida la votación correspondiente, emite la
siguiente sentencia:
I. MATERIA DEL RECURSO
Que se trata del recurso de casación interpuesto por el demandado Michael Alexander Del Carpio Carpio a fojas
trecientos diez, contra la sentencia de segunda instancia de fecha veintitrés de junio de dos mil quince, de fojas
doscientos noventa y nueve, que confi rma la sentencia apelada de fecha nueve de marzo de dos mil quince, de fojas
doscientos treinta y seis, que declara fundada la demanda sobre reconocimiento de tenencia; en consecuencia, ordena
que se reconozca el derecho de la demandante de ejercer la tenencia de su hija Valeria Anthuane Del Carpio Mendoza,
quien deberá permanecer junto a la madre accionante; fija el régimen de visitas a favor del demandado, en virtud del
cual éste podrá visitar a su hija Valeria Anthuane del Carpio Mendoza los días domingos de cada semana en el
horario comprendido entre las nueve y las dieciséis horas, pudiendo a dicho propósito, retirar a su hija del domicilio
de la demandante.
II. ANTECEDENTES
Para analizar esta causa civil y verificar si se ha incurrido o no, en la infracción normativa denunciada, es necesario
realizar las siguientes precisiones:
1. DEMANDA
Por escrito de fojas cinco, Shirley Astrid Mendoza Ramírez interpone demanda de reconocimiento de tenencia,
contra Michael Alexander Del Carpio Carpio, a fin que se le reconozca la tenencia de su menor hija Valeria Anthuane
Del Carpio Mendoza. Funda su pretensión en lo siguiente: 1) Que, con el demandado mantuvieron relaciones
convivenciales producto de las cuales nació su menor hija Valentina Anthuane Del Carpio Mendoza de trece años de
edad aproximadamente; que la actora es la única que siempre se preocupa por el cuidado de su menor hija, la que se
encuentra en su poder, mientras que el demandado jamás se preocupó por su bienestar, por el contrario se ha
olvidado de sus obligaciones que como padre tiene para con su hija; y, 2) La demandante se ha visto obligada a
demandar alimentos, para que sea el Poder Judicial, quien ordene que cumpla con su obligación de padre; siendo esto
así, por el propio bienestar de su hija, y el interés superior del niño solicita se le reconozca la tenencia de su menor
hija.
2. CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA
Mediante escrito treinta y dos, Michael Alexander Del Carpio Carpio, contesta la demanda, alegando lo siguiente:
1) El demandado señala que siempre se ha preocupado por el bienestar de su hija y con la actora siempre han
compartido la tenencia de la menor, siendo que la niña vivía un tiempo en su casa y otro en casa de la actora hasta que
en el año dos mil seis, la demandante varió su domicilio al país de Chile, como se verifica del movimiento migratorio
de la actora donde se demuestra claramente que se ausenta por largos periodos del país, lo cual ratifica el hecho que
no ejerce la tenencia exclusiva de su hija; además en dicho lugar tiene una relación sentimental, que no sabe el estado
civil de casada o convivencial con su pareja actual;
2) Que si es cierto que la actora ha interpuesto una demanda de alimentos de la cual aún el demandado no tiene
conocimiento, pues se le ha notificado en un lugar que no es su domicilio; sin embargo, avisado de lo anterior, ha
dejado recomendado al conductor de dicho inmueble para que le de aviso de cualquier notificación judicial que allí
llegue; y,
3) Asimismo, señala que nunca ha descuidado los alimentos de su menor hija en todos los conceptos que contienen, es
decir, alimentación, educación, salud, vestimenta, entretenimiento; refiere que nunca ha abandonado a su hija y que le
sorprenden los términos con los que la actora sustenta su demanda, ya que la tenencia de su hija siempre ha sido
compartida entre ambos.
3. PUNTOS CONTROVERTIDOS
Se ha establecido como punto controvertido: Determinar si la demandante reúne las condiciones necesarias para
continuar ejerciendo la tenencia de su menor hija Valeria Anthuane del Carpio Mendoza.
4. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA
Culminado el trámite correspondiente, el Juez mediante sentencia de fojas doscientos treinta y seis, su fecha nueve de
marzo de dos mil quince, declara fundada la demandada; en consecuencia, ordena que se reconozca, el derecho de la
demandante de ejercer la tenencia de su hija Valeria Anthuane Del Carpio Mendoza, quien deberá permanecer junto a
la madre accionante; fija el régimen de visitas a favor del demandado, en virtud del cual éste podrá visitar a su hija
Valeria Anthuane del Carpio Mendoza los días domingos de cada semana en el horario comprendido entre las nueve
y las dieciséis horas, pudiendo a dicho propósito, retirar a su hija del domicilio de la demandante, tras considerar que:
1) Con el acta de nacimiento que corre a fojas tres, se acredita fehacientemente el nacimiento de la menor Valeria
Anthuane Del Carpio Mendoza, siendo sus padres Shirley Astrid Mendoza Ramírez y Michael Alexander Del Carpio
Carpio, con lo que la demandante acredita el vínculo familiar o entroncamiento familiar, del cual se origina la
obligación de ambas partes del cuidado de la menor;
2) Que, fluye de los actuados y sobre todo, del tenor de la demanda, que los justiciables no hacen vida en común, que
la demandante viene ejerciendo la custodia de facto de la adolescente, conforme además así lo ha corroborado la
Asistenta Social del Juzgado, en el informe de folios ciento noventa y nueve; y,
3) Estando a lo expuesto en el punto anterior y lo actuado en autos se puede determinar que la adolescente, no puede
valerse por sí misma, motivo por el cual necesariamente debe estar al cuidado de sus progenitores; que la demandante
al ser la madre de la menor y con quien permanece en la actualidad, y reuniendo las condiciones necesarias para
seguir ejerciendo la tenencia de su hija, conforme al análisis de las pruebas, entre ellas:
a) El Examen Psicológico Nro. 085-2014/PS efectuado a la menor por el psicólogo del equipo Multidisciplinario del
Juzgado, donde la menor expresa de modo consistente su deseo de permanecer bajo la tutela de su madre;
b) El Informe Social Nro. 0177-2014, respecto a la situación social y familiar de la demandante Shirley Astrid Mendoza
Ramírez, cuya parte relativa a la Apreciación Social se indica que la situación socio familiar de doña Shirley se
muestra estable y definida, por ende otorga las condiciones adecuadas para la formación y desarrollo de su hija,
sumado a ello, se debe tener en cuenta que la demandante cuenta con el apoyo de sus padres con quienes desde el
nacimiento de la menor ha vivido con ellos.
5. FUNDAMENTOS DE LA APELACIÓN
Mediante escrito de la página doscientos setenta y seis, el demandado Michael Alexander Del Carpio Carpio,
interpone recurso de apelación contra la sentencia de primera instancia, alegando que: 1) El juzgador no ha merituado
las pruebas aportadas, en especial la Transacción Extrajudicial del diez de julio de dos mil doce, en la que claramente
se acordó, en su cláusula tercera, que la tenencia de la menor será en forma compartida; 2) Que el hecho de amparar la
demanda no es óbice para implantar un régimen de visitas de sólo siete horas semanales y un solo día para ejercerlas,
sin motivar su decisión; y, 3) Que es nula la apelada al haber dejado de lado el interés superior de la adolescente, por
haber desconocido el derecho de ésta a compartir con su padre el mayor tiempo posible y el derecho del padre de
mantener contacto físico afectivo con su hija.
6. SENTENCIA DE VISTA
Los Jueces Superiores de la Sala Civil transitoria de la Corte Superior de Justicia de Tacna expiden la sentencia de
vista de fecha veintitrés de junio de dos mil quince, de fojas doscientos noventa y nueve, que confirma la sentencia
apelada que declara fundada la demandada sobre reconocimiento de tenencia; en consecuencia, ordena que se
reconozca, el derecho de la demandante de ejercer la tenencia de su hija Valeria Anthuane Del Carpio Mendoza, quien
deberá permanecer junto a su madre accionante; fija el régimen de visitas a favor del demandado, en virtud del cual
éste podrá visitar a su hija Valeria Anthuane del Carpio Mendoza los días domingos de cada semana en el horario
comprendido entre las nueve y las dieciséis horas, pudiendo a dicho propósito, retirar a su hija del domicilio de la
demandante, fundamentando la decisión en:
1) Que se advierte del Examen Psicológico Nº 085-2014/PS efectuado a la adolescente Valeria Anthuané Del Carpio
Mendoza, del Examen Psicológico Nº 086- 2014/PS practicado a la demandante Shirley Astrid Mendoza Ramírez, del
Informe Social Nº 0177-2014 y de la Evaluación Psicológica Nº 0134-2014/PS.01 efectuada al demandado Michael
Alexander Del Carpio Carpio, que el demandado no podrá ostentar la tenencia compartida de la menor, al no haber
logrado satisfacer los requisitos establecidos en el artículo 84º del Código de los Niños y Adolescentes;
2) Asimismo, de las referencias dadas por la menor, se advierte que ésta se encuentra bien en compañía de su madre,
con la que actualmente vive y vela por su bienestar, mientras que respecto a su padre se percibió que la menor tiene
temor, rechazo y desconfianza; de lo expuesto se infiere que es la madre quien reúne las condiciones para obtener la
tenencia de la menor Valeria Anthuané Del Carpio Mendoza.
III. RECURSO DE CASACIÓN
Esta Sala Suprema, mediante resolución de fecha dos de octubre de dos mil quince, de folios veinticinco del cuaderno
de casación, ha declarado procedente el recurso de casación interpuesto por el demandado Michael Alexander Del
Carpio Carpio, por las siguientes causales: Infracción normativa de los artículos 139 inciso 5 de la Constitución
Política del Perú, 50 inciso 6 y 197 del Código Procesal Civil y 12 del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del
Poder Judicial, alega que se ha vulnerado el derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales, pues las
sentencias emitidas adolecen de falta de justificación externa, en tanto no se ha tenido en cuenta el supuesto de
tenencia compartida solicitada por el demandado, omitiendo así valorar todas las pruebas admitidas en el proceso;
señala que las instancias de mérito han valorado únicamente los informes psicológicos practicados a la partes, así
como el informe de la asistenta social; empero ha omitido valorar la transacción extrajudicial de fecha diez de julio de
dos mil doce, en la que ambas partes acordaban que la tenencia de la menor iba a ser compartida.
1. MATERIA JURÍDICA EN DEBATE
Que, la materia jurídica en debate en el presente proceso, se centra en determinar si la sentencia de segunda instancia
incurre en infracción normativa de las normas denunciadas, esto es, si se ha vulnerado el derecho a la debida
motivación de las resoluciones judiciales, al no haber efectuado una valoración conjunta y razonada de los medios
probatorios.
2. FUNDAMENTOS DE ESTA SUPREMA SALA
Primero.- Ante todo, en materia de casación es factible ejercer el control de las decisiones jurisdiccionales, para
determinar si en ellas se han infringido o no las normas que garantizan el derecho al debido proceso, tomándose en
consideración que éste supone el cumplimiento de los principios y de las garantías que regulan el proceso como
instrumento judicial, cautelando sobre todo el ejercicio del derecho de defensa de las partes en litigio, como es en el
presente caso.
Segundo.- Procediendo al análisis de la infracción contenida en el numeral III de la presente resolución, es menester
indicar que el derecho al debido proceso, consagrado en el inciso 3 del artículo 139 de la Constitución Política del
Estado, comprende a su vez, entre otros derechos, el de obtener una resolución fundada en derecho, mediante las
sentencias en las que los jueces y tribunales expliciten en forma suficiente las razones de sus fallos, con mención
expresa de los elementos fácticos y jurídicos que los determinaron, norma que resulta concordante con lo preceptuado
por el inciso 3 del artículo 122 del Código Procesal Civil y el artículo 12 de la Ley Orgánica del Poder Judicial. Del
mismo modo debe precisarse que la exigencia de la motivación suficiente, prevista en el inciso 5 del referido artículo,
garantiza que el justiciable pueda comprobar que la solución del caso concreto venga dada por una valoración
racional de los elementos fácticos y jurídicos relacionados al caso, y no de una arbitrariedad por parte del juez; de allí
que una resolución que carezca de motivación suficiente no sólo vulnera las normas legales citadas, sino también
principios de rango constitucional.
Tercero.- Que, el artículo 197 del Código Procesal Civil regula la valoración de la prueba, en los siguientes términos:
“Todos los medios probatorios son valorados por el Juez en forma conjunta, utilizando su apreciación razonada. Sin
embargo, en la resolución solo serán expresadas las valoraciones esenciales y determinantes que sustentan su
decisión”. En virtud del numeral glosado, los medios probatorios forman una unidad y como tal deben ser
examinados y valorados por el Juzgador en forma conjunta, confrontando uno a uno los diversos medios de prueba,
puntualizando su concordancia o discordancia, para que a partir de dicha evaluación el juzgador se forme una cabal
convicción respecto del asunto en litis, Michele Taruffo al respecto señala: “la función principal de la prueba es ofrecer
al juzgador información fiable acerca de la verdad de los hechos en litigio. En realidad, al comienzo de un proceso, los
hechos se presentan en formas de enunciados fácticos caracterizados por un estatus epistémico de incertidumbre. Así,
en cierto sentido, decidir sobre los hechos signifi ca resolver esa incertidumbre y determinar, a partir de de los medios
prueba presentados, si se ha probado la verdad o falsedad de esos enunciados (…)”[1].
Cuarto.- Asimismo, si bien es cierto, no está dentro de la esfera de las facultades de la Corte de Casación efectuar un
nuevo examen crítico de los medios probatorios que han servido de base a la sentencia recurrida, los que han formado
convicción para el respectivo pronunciamiento; no es menos cierto que en algunos casos la arbitraria evaluación de la
prueba por la instancia inferior, origina un fallo con una motivación aparente que no corresponde a los criterios
legales ni para la selección del material fáctico, ni para la apreciación lógica y razonada de la prueba; o, en algunos
casos se vulnera el derecho subjetivo de las partes a intervenir en la actividad probatoria para demostrar sus
afirmaciones, lo que faculta a esta Sala Casatoria a revisar la actividad procesal en materia de prueba, toda vez, que no
solo la admisión y la actuación del medio probatorio constituye una garantía del derecho fundamental a probar, sino
además que este medio de prueba –incorporado al proceso por los principios que rigen el derecho probatorio, como
pertenencia, idoneidad, utilidad y licitud– sea valorado debidamente.
Quinto.- Procediendo al análisis de la sentencia recurrida se advierte que la Sala comienza con el examen conceptual y
normativo sobre el derecho y ejercicio de la tenencia de los padres respectos de sus hijos en los considerandos 3 y 5
procediendo luego a determinar en el caso concreto si los padres reúnen las condiciones necesarias para ejercer la
tenencia, arribando a la conclusión que el demandado no podrá ostentar la tenencia compartida de la menor, siendo
más bien la madre quien reúne las condiciones para obtener la tenencia de la menor Valeria Anthuané Del Carpio
Mendoza, en base al informe psicológico número 085-2014/PS efectuada a la adolescente por el Equipo
Multidisciplinario del Juzgado, en el cual se concluye que la adolescente tiene una imagen débil y difusa de su padre,
y es más, la imagen paterna de la niña es su abuelo materno (y no su padre biológico), a quien llama “papá chemo”,
que ha establecido un fuerte y estable vínculo afectivo con su madre, tan es así que la menor expresa de modo
consistente su deseo de permanecer bajo la tutela de su madre; asimismo con el informe social Nº 0177-2014 respecto a
la situación social y familiar de la demandante, en la que se concluye que la situación socio familiar de la madre se
muestra estable, definida y otorga las condiciones adecuadas para la formación y desarrollo de su hija; sumado a ello
que la demandante cuenta con el apoyo de sus padres donde desde el nacimiento a la fecha la menor ha vivido con
ellos; y además el examen psicológico Nº 0134-2014/Ps.01 efectuados al padre Michael Alexander Del Carpio Carpio
en el cual se recomienda que por razones exclusivamente atribuidas a sus condiciones laborales (labora en Iquitos y en
su días de descanso radica en Lima) el evaluado no puede por ahora ejercer la tutela de su menor hija.
Sexto.- De lo expuesto, es menester señalar que del análisis de la sentencia cuestionada se observa que se han
valorado los medios probatorios en forma conjunta, y se ha efectuado una apreciación razonada de los mismos, de
conformidad con el artículo 197 del Código Procesal Civil; asimismo se advierte una exposición lógica, razonada y
suficiente de los fundamentos fácticos y jurídicos en mérito de los cuales el órgano de fallo resolvió la controversia;
que, siendo ello así, no se advierte que se haya transgredido el principio de motivación de las resoluciones judiciales,
contenido en el artículo 139 incisos 3 y 5 de la Constitución Política del Perú, como erradamente sostiene la
impugnante.
Sétimo.- Es pertinente precisar que la existencia de un acuerdo extrajudicial no limita la posibilidad per se de la
potestad del padre o la madre que no ostenta la tenencia de su hijo de acudir a la vía judicial, hecho que será evaluado
por el juez; que si bien la tenencia compartida es facultativa, ello es siempre y cuando el juez advierta que aquélla
incidiría positivamente en el desarrollo integral de la adolescente. En el presente caso el Ad quem sustenta su decisión
de amparar la demanda y por ende que no procede la tenencia compartida, en virtud al propio sentir y deseo de la
adolescente, cuya opinión debe ser tenida en cuenta de conformidad con el artículo 12 de la Convención sobre los
Derechos del Niño en concordancia con los artículos 9 y 85 del Código de los Niños y Adolescentes y por el hecho de
que el demandado no reúne las condiciones para ejercer la tenencia, pues el demandado labora en Iquitos y en sus
días de descanso viene a la capital de Lima, en tanto la adolescente radica en Tacna; sustento que constituye la ratio
decidendi de la resolución recurrida.
VI. DECISIÓN
A) Por estos fundamentos y de conformidad con el artículo 397 del Código Procesal Civil:
Declararon INFUNDADO el recurso de casación, interpuesto por el demandado Michael Alexander Del Carpio
Carpio a fojas trescientos diez, en consecuencia NO CASARON la sentencia de vista de fecha veintitrés de junio de
dos mil quince, obrante a fojas doscientos noventa y nueve, que confirma la sentencia apelada del nueve de marzo de
dos mil quince, de fojas doscientos treinta y seis que declara fundada la demandada, con lo demás que contiene.
B) DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el diario oficial El Peruano, bajo responsabilidad; en los
seguidos por Shirley Astrid Mendoza Ramírez con Michael Alexander Del Carpio Carpio, sobre reconocimiento de
tenencia; y los devolvieron. Interviene como ponente la Jueza Suprema señora del Carpio Rodríguez.
III PLENO CASATORIO CIVIL: INDEMNIZACIÓN EN EL PROCESO DE DIVORCIO POR
CAUSAL DE SEPARACIÓN DE HECHO
SUMARIO:
I. DEL PROCESO
1. Demanda
2. Contestación de la demanda por el Fiscal Provincial
3. Contestación de la demanda y reconvención
3.1. Contestación
3.2. Reconvención
4. Sentencia de primera instancia
5. Sentencia de segunda instancia
6. Recurso de casación: extremos de la sentencia de segunda instancia impugnada
7. Causal del recurso y sus fundamentos
II. DE LA CONVOCATORIA AL PLENO CASATORIO Y ANTECEDENTES
III. CONSIDERANDO
1.El Estado democrático y social de Derecho y los procesos de familia
2. El principio de socialización del proceso y los procesos de familia
3. La función tuitiva del Juez en los procesos de familia.
4. Flexibilización de los principios de congruencia, preclusión y evntualidad en los procesos de familia
5. Flexibilización de la acumulación de pretensiones en materia de familia
6. El divorcio en el Código Civil
6.1. Clases de divorcio
6.2. Causales de divorcio
7. El divorcio por la causal de separación de hecho
7.1. Evolución en nuestro sistema jurídico
7.2. Incorporación de la causal de separación de hecho en nuestro sistema civil
7.3. Concepto de la causal de separación de hecho
7.4. Naturaleza jurídica de esta causal
7.5. Elementos o requisitos conftgurativos de la causal
7.6. Diferencia con otras causales
7.7. Efectos legales
8. La indemnización en el divorcio por separación de hecho
8.1. Concepto
8.2. Naturaleza jurídica
8.3. De la indemnización y de la adjudicación de bienes
9. La indemnización o adjudicación de bienes: de oficio y a instancia de parte
9.1. La indemnización o adjudicación de oficio
9.2. La indemnización o adjudicación a instancia de parte
9.3. Carga de la prueba del cónyuge que solicita la indemnización o adjudicación
10. La reconvención formulada por la demandada en el presente proceso
10.1. La reconvención y la sentencia de primera instancia
10.2. La reconvención y la sentencia de segunda instancia
10.3. Análisis de las sentencias de primera y segunda instancia
11. Juicio de fundabilidad del recurso de casación
12. De los efectos de la sentencia y el precedente judicial
IV. FALLO
Primero: Infundado el recurso de casación
Segundo: Precedente Judicial Vinculante
FUNDAMENTOS DEL VOTO SINGULAR DEL SEÑOR JUEZ SUPREMO RAMIRO DE VALDIVIA CANO
de 1984 y 11 de junio de 1989. A fojas 62: Carta remitida por el demandante al padre de la demandada Raymundo
Ortiz con fecha 21 de junio de 1983. De fojas 63 a 66: Cartas remitidas por el demandante a la demandada con fechas
16 de diciembre de 1980,18 de enero. 08 21 de julio de 1981, 03 de mayo y 21 de junio de 1983. De fojas 69 a 72: Recibos
de prestamos realizados por distintas personas a favor de la demandada, con fechas 12 de julio y 25 de diciembre dé
1984, 20 de mayo y 12 de junto de 1985.
[2] A fojas 73: Citación Policial con motivo de la denuncia interpuesta por la demandada contra el demandante por
Violencia Familiar (maltrato físico), su fecha 31 de marzo de 1997. A fojas 74: Acta de Conciliación ante el Fiscal
Provincial Civil de San Román – Juliaca, su fecha 07 de octubre de 1996, respecto de la denuncia por Violencia
Familiar (maltrato físico y psicólogico) interpuesta por la demandada. A fojas 75: Documento Privado de Transacción
Extrajudicial de fecha 18 de octubre de 1995, relativo a las agresiones físicas sufridas por la demandada, de parte del
demandante, el día 17 de octubre del mismo año. A fojas 76: Acta de Compromiso y Desistimiento del 27 de diciembre
de 1995, sobre la denuncia por maltratos físicos y psicológicos sufridos por la demandada y sus hijos. De fojas 77 a 79:
Manifestaciones recogidas entre el 20 y el 22 de diciembre con motivo de la denuncia policial interpuesta por la
demandada contra el demandante por maltratos físicos y psicológicos sufridos por la citada demandada y sus hijos. A
fojas 80 y 81: Denuncia penal por faltas contra la persona presentada por la demandada en contra del demandante. A
fojas 84: Constancia de Salud expedida el 14 de agosto de 1986, que da cuenta del politraumatismo sufrido por la
demandada. A fojas 85: Certificado Médico Legal de fecha 06 de mayo del 2003, que da cuenta de las lesiones
ocasionadas a la demandada con objeto contundente. A fojas 86 a 90: Certificados Médicos de fechas 13 de diciembre
de 1993, 12 de agosto, 17 de octubre y 20 de diciembre de 1995, que dan cuenta de las diferentes lesiones sufridas por
la demandada en el rostro y tórax por acción de los golpes y puñetes que, según afirma, le fueron propinados por el
demandante
[3] De fojas 53 a 55: Constancia de estudios escolares y pre-universitaríos de tres de sus cuatro hijos. A fojas 56: Carnet
pre-universitario. A fojas 57: Boleta de pago de matricula en centro preuniversitario. A fojas 58: Constancia expedida
por el Presidente de la Urbanización San Francisco del Distrito de Juliaca, que da cuenta del abandono sufrido por la
demandada, y que ha sido ella quien se ha hecho cargo del cuidado de sus hijos.
[4] En este proceso, el Juez de la causa estableció que la conducta conflictiva entre ambos cónyuges anciaba la voluntad
de poner fin al deber de hacer vida en común, argumento con el que se sustrajo de su deber de establecer la existencia
del cónyuge perjudicado. No obstante, la Sala Superior estableció que en autos se encontraba acreditada la situación
de grave desavenencia que existía entre los cónyuges y que la demandada ha desplegado diversas acciones contra su
cónyuge demandante, no obstante lo cual no se ha probado que hubiera tenido por objeto causarle daño y perjudicar
la imagen de éste de forma deliberada.
[5] Revisadas las sentencias de mérito, se advierte que el Juez de la causa estableció que no era posible determinar la
existencia de perjuicio alguno en razón a que existió una intención cierta y deliberada de ambos cónyuges de poner fin
a su vida en común; mientras que para la Sala Superior el solo hecho del abandono sufrido por el actor de parte de su
esposa lo convertía en el cónyuge más perjudicado, habiéndose Ilustrado de manera directa e injustificada el proyecto
de vida que éste se habla trazado.
[6] En este proceso en particular, el Juez de primera instancia refirió que al no haberse acreditado cuál de los cónyuges
resulta responsable de la separación, no se puede verificar la existencia del cónyuge perjudicado. Sin embargo, en
segunda instancia, el Colegiado Superior estableció que al no haber la demandada incorporado al proceso la
pretensión de cobro de indemnización, la misma no puede ser estimada en la sentencia.
[7] Benda, Maihofer, Vogel, Hesse, Heyde. Manual de Derecho Constitucional, segunda edición, Madrid, Marcial Pons.
[10] Constitución, articulo 43.- Tipo de Estado y Gobierno. La República del Perú es democrática, social, independiente
y soberana.
El Estado es uno e indivisible.
Su gobierno es unitario, representativo y descentralizado, y se organiza según el principio de la separación de
poderes.
[11] Curso de Derecho Constitucional, Madrid – Barcelona, Marcial Pons, Ediciones Jurídicas y sociales S.A., 2000. pp.
200 y 201.
[12] Ob. Cit. p. 202.
[13] La supremacía del derecho y la vigencia de los derechos fundamentales vienen a constituir los pilares principales
del Estado Constitucional de Derecho, el que se considera como la cabal realización del Estado de Derecho. En
consecuencia, es un sistema en donde la Constitución democrática y las leyes (conformes a la Constitución} establecen
limites al ejercicio del poder con la finalidad de garantizar la protección y efectividad de las libertades y tos derechos
fundamentales.
[14] Haberle, Peter. El Estado Constitucional, México, Traducción de Héctor Fix-Fierro, Universidad Nacional
[16] Constitución, articulo 4.- Protección del niño, madre, anciano, familia y el matrimonio. La comunidad y el Estado
protegen especialmente al niño, al adolescente, a la madre y al anciano en situación de abandono. También protegen a
la familia y promueven el matrimonio. Reconocen a estos últimos como institutos naturales y fundamentales de la
sociedad.
[17] Gonzáles Ojeda, Magdiel. El Estado Social y Democrático de Derecho y el Estado Peruano. En: Derecho y Sociedad
“El orden público en el derecho privado tiene por función primordial limitar la autonomía privada y La posibilidad
de que las personas dicten sus propias normas en las relaciones jurídicas (…). En el derecho de familia, el orden
público domina -como dijimos- numerosas disposiciones (…). Ello se debe a que el interés que la ley reconoce no es
un mero interés individual, egoísta del titular, sino un interés que esté en función de fines familiares. Por eso se alude
al interés familiar que limita las facultades individuales, lo cual exige que las normas legales que reconocen tales
facultades sean de orden público para impedir la desnaturalización de los fines familiares a que aquéllas responden’.
En: Manual de Derecho de Familia, Quinta edición actualizada y ampliada, primera reimpresión, Buenos Aires,
Editorial Astrea de Alfredo y Ricardo Depalma, 1999, p. 11.
[20] Mangione Muro, Mirta Hebe. Derecho de Familia: Familia y Proceso de Estado, Santa Fe, Argentina, Centro de
Publicaciones de la Universidad Nacional del Litoral, 2000, p. 70. Por su parte, Belluscio entiende que la limitación del
principio dispositivo opera propiamente a nivel de disposición del derecho material por las partes. (Cfr.: Belluscio,
Augusto César. Ibidem).
[21] Respecto a la naturaleza jurídica del derecho de familia, Max Arias-Schreiber Pezet ha señalado: “Otro tema
debatido es si este Derecho debe estar confinado en un Código Civil o en un código especial. Fuera de que su
importancia es puramente académica, nosotros nos inclinamos por mantenerlo dentro del derecho civil, dada la
intima relación que tiene con la persona humana”. En: Exéresis del Código Civil Peruano de 1984, Tomo VII, derecho
de familia, Lima, Gaceta Jurídica Editores S.R.L, 1997, p. 29.
[22] Cfr.: Belluscio, Augusto César. Ob. Cit., p. 84.
[24] Código Procesal Civil, articulo VI del Titulo Preliminar.- Principio de socialización del proceso.
El Juez debe evitar que las desigualdades entre las personas por razones de sexo, raza, religión, idiooM o condición
social, política o económica, afecte el desarrollo o resultado del proceso.
[25] El principio-derecho de igualdad material impone que se trate por igual a los que son iguales, y se dé un
tratamiento distinto a los que son diferentes, siempre que estas diferenciaciones obedezcan a razones objetivas y
razonables, caso contrario se incurrirá en un trato discriminatorio, con vulneración al derecho de igualdad ante la ley.
Por otra parte, la misma Carta Política prohíbe que por ley se establezcan diferencias por razón de las personas, pero
admite tales diferencias en atención a la naturaleza de las cosas (articulo 103).
[26] Cfr. Alvaro de Olrveira, Carlos Alberto. Teoría y Práctica de la Tutela Jurísccional, traducción Juan José Monroy
[29] Citado por Borthwick, Adolfo E. Principios Procesales, Mario A Viera Editor, Buenos Aires, 2003, p. 45-46.
1978, p. 268.
[32] Morello y otros citado por Peyrano Jorge W. Ob. Cit., p. 273.
[33] Al respecto se ha sostenido que: “El análisis del principio iura novit curia al interior de los juzgados y demás
instancias judiciales en el ámbito tutelar familiar, implica no sólo un análisis procesal de los planteamientos de la
demanda, sino también la posibilidad de revisar el conflicto en si mismo”. En: Bermúdez Tapia, Manuel. Elementos a
tener presente en tos procesos de divorcio por causal, JUS Jurisprudencia, N° 08, Lima, Agosto, 2008, p. 40.
[34] Morello Augusto, M. La prueba de tendencias modernas, 2da edición ampliada,Buenos Aires, 2001, pp. 98-99.
[35] Cfr.: Plácido Vilcachagua, Alex F. Manual de Derecho de Familia, primera edición, Lima, Gaceta Jurídica. S.A. 2001,
pp. 41-42.
[36] Hinostroza Minguez, Alberto. Sujetos del Proceso Civil, primera edición, Lima, Gaceta Jurídica. S.A. 2004, pp. 352-
353.
[37] Quispe Salsavilca, David. B Nuevo Régimen Familiar Peruano, Breviarios de Derecho Civil N° 2, Lima, Editorial
[39] Respecto del divorcio remedio, la Casación N* 38-2007 Lima, publicada ei 02 de setiembre del «tableado que
cualquiera de los cónyuges puede accionar en busca de solucionar una conflictiva; en estos casos “(…) se busca no un
culpable, sino enfrentar una situación en implen los deberes conyugales”.
[40] Sanchez Hernández, Angel. La modificación del Código Civil en materia de separación y divorcio 15/2005, de 8 de
[43] Para Augusto César Belluscio resulta evidente la tendencia de los países de dar mayor cabida al llamado divorcio-
remedio, inclusive de suprimir toda posibilidad de indagación de culpas. Al respecto ha señalado: ‘En los últimos
años, en Europa occidental y en Estados Unidos de América se ha manifestado una fuerte tendencia a llevar hasta sus
últimas consecuencias el criterio del divorcio- remedio, admitiéndolo sobre la base de la irremediable desunión entre
los esposos. Aun cuando en unos se mantenga también la posibilidad de que uno de los esposos lo obtenga sobre la
base de la inconducta de otro, en otros -a partir de las nuevas legislaciones de Alemania, Suecia y de algunos Estados
norteamericanos- se ha suprimido inclusive toda posibilidad de indagación de culpas’. (Ob.Cit., p.426)
[44] Bossert, Gustavo A. y Eduardo A. Zannoni. Manual de Derecho de Familia, pp. 330-332. Véase también: Mallqui
Reynoso, Max y Eloy Momethiano Zumaeta. Derecho de Familia, editorial San Marcos, Lima, 2001, pp. 520-523.
[45] Cfr.: Plácido Vilcachagua, Alex. Las Causales de Divorcio y Separación de Cuerpos en la Jurisprudencia Civil,
1. El adulterio.
2. La violencia física o psicológica, que el juez apreciará según las circunstancias.
3. El atentado contra la vida del cónyuge.
4. La injuria grave, que haga insoportable la vida en común.
5. El abandono injustificado de la casa conyugal por más de dos años continuos o cuando la duración
sumada de los periodos de abandono exceda a este plazo.
6. La conducta deshonrosa que haga insoportable la vida en común.
7. El uso habitual e injustificado de drogas aludnógenas o de sustancias que puedan generar toxicomanía,
salvo lo dispuesto en el articulo 347.
8. La enfermedad grave de transmisión sexual contraida después de la celebración del matrimonio.
9. La homosexualidad sobreviniente al matrimonio.
10. La condena por delito doloso a pena privativa de la libertad mayor de dos años, impuesta después de la
celebración del matrimonio.
11. La imposibilidad de hacer vida en común, debidamente probada en proceso judicial.
12. La separación de hecho de los cónyuges durante un periodo ininterrumpido de dos años. Dicho plazo será
de cuatro años si los cónyuges tuviesen hijos menores de edad. En estos casos no será de aplicación lo
dispuesto en el articulo 335.
13. La separación convencional, después de transcurridos dos años de la celebración del matrimonio.
[48] Para Bossert y Zannoni, las causales de divorcio específicamente enunciadas en una norma material no son sino
“diversos actos que representan injurias de un cónyuge al otro, en tanto lo afectan violando, en algunos de sus
aspectos, el vasto contenido de los deberes morales y materiales que impone el matrimonio”. (Cfr.: Bossert, Gustavo
A. y Eduardo Zannoni. Ob. Cit., p. 335); sin embargo, para Belluscio tal afirmación no es correcta, pues estima que: “la
calificación de injurias graves queda reservada para los hechos violatorios de los deberes matrimoniales que no se
encuadren en alguna de las demás causales previstas”. (Belluscio, Augusto César. Ob. Cit, p. 439).
[49] Zannoni, Eduardo A. Derecho Civil – derecho de familia. Tomo 2, cuarta edición actualizada y ampliada. primera
reimpresión, Buenos Aires, Editorial Astrea de Alfredo y Ricardo Depalma, 2002, p. 76.
[50] Varsi Rospigliosi, Enrique. Divorcio, Filiación y Patria Potestad, Lima, Editora Jurídica Grijley, 2004, p. 41.
[51] Cfr.:Plácido Vilcachagua, Alex P. Manual de Derecho de Familia, Ob. C¡t„ p. 211.
[52] Con respecto a la presunta vulneración del principio de irretroactividad de la ley, la Sala Civil Transitoria de la
Corte Suprema de Justicia, en la Casación N° 3654-2009 (Lima), publicada el 28 de febrero del 2011, ha señalado que:
“En la Primera Disposición Complementaria y Transitoria de la referida Ley (27495) se prescribe que la norma se
aplica inclusive a las separaciones de hecho existentes al momento de su entrada en vigencia; por tanto, si las partes, a
la fecha de entrada en vigencia de la ley, cumplían con el plazo establecido por ésta, podían interponer su demanda
amparándose en dicha causal; razonamiento que ha sido igualmente referido por esta Sala Suprema en la Casación
número dos mil doscientos noventa y cuatro – dos mil cinco (Lima). En el caso de autos, la propia recurrente ha
reconocido que se encuentra separada de hecho del actor desde el año mil novecientos setenta y dos. por lo que a la
fecha de interposición de la demanda (el uno de setiembre del año dos mil cinco) ya habla transcurrido en exceso el
plazo mínimo establecido en la ley, por lo que este argumento de defensa debe ser desestimado”.
[53] Espinoza Espinoza, Juan. Los Principios contenidos en el Titulo Preliminar del Código Civil Peruano de 1984,
segunda edición, Lima, Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 2005. pp. 153-154. También ha
señalado Alex Plácido Vilcachagua: “Esta referencia al tiempo transcurrido en la separación de hecho, preexistente a
la vigencia de la citada norma, fue cuestionada por considerársela contraria al principio de irretroactividad de la ley.
No obstante, la sugerencia de una prohibida aplicación retroactiva de la norma debe ser descartada por cuanto no se
está frente a hechos, situaciones o relaciones jurídicas que hubieren consumado sus consecuencias con anterioridad a
la dación de la norma. Por el contrario, la evidencia de la continuidad de tales consecuencias durante la existencia de
la norma, demuestra que se está frente a un caso de aplicación inmediata de la ley”. En: Separación de Hecho:
¿Divordo-culpa o Divorcio- remedio? Díké, Portal de Información y Opinión Legal de la Pontificia Universidad
Católica del Perú: http://dike.Pucp.edu.pe/doctrina/civ_art45.PDF. p. 15.
[54] Azpiri, Jorge O. Derecho de Familia, Buenos Aires, Editorial Hammurabi S.R.L., 2000, p,256.
[55] Kemelmajer de Carlucci, Aida. Separación de hecho entre cónyuges, Buenos Aires, Editorial Astrea de Alfredo y
Transitoria de la Corte Suprema de Justicia. Particularmente, en la Casación N° 157-2004 (Cono Norte), publicada el 28
de febrero del 2006, se ha establecido que: “El articulo 333 inciso 12 del Código Civil (…) regula la causal de
separación de hecho, la que se presenta como el incumplimiento del deber manta! de convivencia y de la vida en
común que tienen tos cónyuges, a fin de apartarse el uno del otro, ya sea por decisión mutua o unilateral, sin que
exista una decisión judicial previa”.
[57] Con relación a este elemento material, la Sala Civil Permanente de la Corte Suprema de Justicia, en la Casación N°
157-2004 (Cono Norte), citada en la referencia anterior, ha establecido que: “Este deber, llamado también ‘deber de
cohabitación’, significa la obligación que tienen los esposos de vivir o habitar juntos en el domicilio conyugal. El
significado de este deber no debe ser restringido al concepto de la obligación marital, dicho de otra forma, el débito
sexual, pues la doctrina reciente estima que dicho deber se extiende a la obligación -entre otros- que tienen los esposos
de compartir la mesa o el techo”.
[58] Cfr.: Zannoni, Eduardo A. Derecho Civil – Derecho de Familia, Tomo 2. pp. 117-118. Sin embargo, Plácido Vilcachagua
ha expresado su discrepancia con esta posición, señalando que: “(…) se sostiene que no existe impedimento para que
la separación de hecho se configure viviendo ambos cónyuges en el mismo inmueble pero en habitaciones diferentes.
Sin embargo, en tal supuesto no se ha incumplido el deber de cohabitación. En definitiva, en tal caso se incumplirían
otros deberes conyugales, como los de respeto recíprocos, asistencia espiritual y sostenimiento material; situaciones
todas ellas, que acreditarían otras causales de separación de cuerpos o divorcio, pero no la que se comenta. (Separación
de Hecho: ¿Divorcio-culpa o Divorcio-remedio?; Ob. Cit; p. 6).
En la misma tónica: Chávez de la Peña, Verónica. Acerca de la procedencia de una asignación dineraria por concepto de
indemnización en los procesos de divorcio por la causal de separación de hecho, JUS Doctrina y Practica. N° 11, Lima,
noviembre, 2008, p. 188.
[59] Quispe Salsavilca, David. Ob.Cit., p.110.
[60] Cfr.: Plácido Vilcachagua, Alex. Las causales de divorcio y separación de cuerpos en la jurisprudencia civil, Ob.
Cit., p. 46.
[61] Cfr.: Zannoni, Eduardo A. Derecho Civil – Derecho de Familia, Tomo 2, Ob. Cit., p. 124.
[62] Zannoni refiere como característica de las acciones del estado de familia que éstas son imprescriptibles, lo que no
quiere decir que no estén sujetas a plazo de caducidad: “Los términos de caducidad integran el supuesto de hecho que
atañe a la existencia del derecho como tal. Los plazos de prescripción no afectan la existencia del derecho, aunque
subordinan su ejercicio al término comprendido en ellos. (…) La caducidad de las acciones de estado tiende a lograr la
consolidación del estado de familia de que se goza, en función de un imperativo de estabilidad (…). En otras palabras,
dicha caducidad actúa, simultáneamente, con la consolidación del estado de familia y, en virtud de esta consolidación,
la acción para obtener la modificación o extinción del estado se agota por caducidad. Pero, bien se ve, no se trata de
prescripción de la acción, sino de extinción del derecho a cuestionar el estado, ya consolidado”. En: Derecho Civil –
Derecho de Familia,Tomo 1, pp. 95-96.
[63]Eduardo A. Zannoni refiere su disconformidad con el sector de la doctrina y jurisprudencia Argentina, en cuanto no
admiten que, también, puede producirse abandono sin dejación del hogar o separación física, bastando para ello que
el cónyuge culpable descuide voluntariamente su deber de atención de las necesidades de su familia, o cuando un
cónyuge desatiende al otro en una enfermedad que requiere de asistencia permanente. (Cfr.: Derecho Civil – Derecho
de Familia, Tomo 2, pp. 96-99).
[64]En ese sentido se ha pronunciado la Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema de Justicia en la Casación N° 2178-
2005 Lima, publicada el 02 de octubre del 2007, al señalar que: “(…) debe tenerse presente que la separación de hecho
no implica necesariamente que haya habido abandono voluntario, malicioso (o injustificado) de parte de uno de los
cónyuges; por el contrario, se trata de una situación féctica que tanto puede resultar del abandono unilateral como del
mutuo acuerdo de los esposos para vivir separados”.
[65] Cfr.: Hinostroza Minguez Alberto. Procesos de Separación de Cuerpos y Divorcio, primera edición, Lima, Gaceta
[67] Dentro de los diversos criterios de clasificación de tas sentencias, la doctrina clasifica a las sentencias en:
declarativas, de condena y constitutivas. En éstas se constituye, modifica o extingue una situación jurídica, dando
lugar -en estos dos últimos casos- a una nueva situación jurídica, con efectos a futuro (ex nunc), de alli que sea
imprescindible la intervención del órgano jurisdiccional. Teniendo en cuenta que lo que se pretende a través de una
demanda de divorcio es modificar el estado civil de una persona, y teniendo en cuenta, además, que su amparo
importará no sólo la variación de esa situación jurídica sino que irradiará a otros aspectos relacionados con la
institución familiar, como son el régimen patrimonial, los alimentos, la tenencia y custodia, la patria potestad, entre
otros, es evidente que la sentencia a expedirse será una constitutiva de estado que producirá sus efectos únicamente a
partir de su expedición (sin efecto retroactivo). Respecto de las sentencias que se expiden en los procesos de familia y
sus efectos, véase también: Mangione Muro, Mirta Hebe. Ob. Cit.; p. 69. Asimismo: Zannoni, Eduardo A. Derecho
Civil – Derecho de Familia, Tomo 1,pp. 92-94.
[68] Plácido Vilcachagua, Alex F. Ibidem; p. 51.
[69] En esta misma linea de argumentación, la Sala Civil Permanente de la Corte Suprema de Justicia en la Casación N°
4057-2009 (Huánuco), publicada el 04 de octubre del 2010, ha expresado: “Que, por tanto, al igual que en el caso del
divorcio por culpa de uno de los cónyuges, en el caso especial de las pretensiones de divorcio por causal de
separación de hecho, no rige la regla general, por la cual el divorcio pone fin a la obligación alimentaría entre los
cónyuges, sino debe entenderse que excepcionalmente en este supuesto puede subsistir la obligación alimentaría a
favor del cónyuge que resulte perjudicado con la separación, ello siempre y cuando se hubiera acreditado que ti
cónyuge perjudicado estuviera imposibilitado de trabajar o de subvenir sus propias necesidades por otro medios,
conforme lo establece el articulo 350 del Código Civil”.
[70] La pensión por desequilibrio económico en tos casos de separación de divorcio. Especial consideración de sus
carácter alimenticio sino de naturaleza reparadora tendiente a equilibrar en lo posible el descenso que la separación o
el divorcio puedan ocasionar en el nivel de vida de uno de los cónyuges en relación con el que conserve el otro, por lo
que habrá de partirse como momento inicial para la constatación de si se produce o no desequilibrio económico y
consecuentemente si nace el derecho a la pensión (compensatoria), de la situación instaurada en el matrimonio”.
Sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona, sección 18* del 01 de octubre de 1998.
[73] Zarraluqui, Luis Op. Cit. p. 3.
[74] Cfr. Vidal Olivares, Alvaro Rodrigo. La compensación económica en ta ley del matrimonio civil. ¿Un nuevo
[76] La responsabilidad contractual como extracontractual tienen como elementos comunes: a) la antijuridicidad, b) el
daño, c) relación de causalidad entre el daño y el hecho, d) factores de imputabilidad o atribución legal de
responsabilidad. Cfr.: Bustamante Alsina, Jorge. Teoría general de la responsabilidad civil, octava edición ampliada y
actualizada, Buenos Aires, Editorial Abeledo- Perrot, 1993, pp. 105 y ss.
[77] Reflejando esta posición doctrinaria la Sala Civil Permanente de la Corte Suprema de Justicia, resolvió la Casación
N°241-2009 (Cajamarca), publicada el 31 de mayo del 2010. en la que sostiene: “Que, tradionalmente este daño se
encuentra dentro de ta esfera de la responsabilidad civil extracontractual, con la peculiaridad de derivar de vinculo
jurídico familiar que relaciona a las partes involucradas en el conflicto judicial, cuya obligación de reparar tiene como
fundamento la violación del deber genérico de no causar perjuicio a otro”.
[78] Al respecto, Felipe Osteríing Parodi y Mario Castillo Freyre sostienen que: “Es imprescindible, asimismo, delimitar
adecuadamente los alcances de la responsabilidad civil extracontractual que pueda derivar del divorcio, para lo que
hay que tener en claro que la simple realización de alguna de las causales del divorcio no basta para reclamar la
reparación por esta vía. Será necesario que se configure la responsabilidad, para lo que es precisa la concurrencia de
sus elementos constitutivos. A esto debemos agregar el hecho de que la responsabilidad civil debe verse matizada por
las características propias del Derecho de Familia, de modo que se logre la armonía de los intereses superiores en la
constitución de un matrimonio, de su estabilidad, y el sentimiento de justicia de la comunidad, junto con el principio
general que exige que quien sufre un daño debe ser indemnizado”. Responsabilidad Civil derivada del divorcio.
Véase el texto completo en el siguiente enlace:
http://www.castillofreyre.com/articulos/responsabilidad_civil_derivada_del_divorcio.pdf.
[79] La Pensión Compensatoria. En: Revista de Derecho de Familia N° 5, octubre, 1999, pp. 40 y 41.
[80] Cfr. Vidal Olivares. Alvaro Rodrigo, Ob. Cit. p. 424. El Código Civil italiano (articulo 129 bis) reconoce la
denominada assegnazione per divorzio que viene a ser una suma correspondiente al mantenimiento durante tres años El
Código Civil francés (articulo 270) acuerda la llamada prestación compensatoire en virtud de la cual “…uno de los
cónyuges puede quedar obligado a abonar al otro una prestación destinada a compensar, en la medida de lo posible,
la disparidad que la ruptura del matrimonio crea en las condiciones de vida respectivas”. El Código Civil español
(artículo 97) reconoce lo que su doctrina y jurisprudencia han denominado pensión compensatoria; aquella norma
dispone que: “El cónyuge al que la separación o divorcio produzca desequilibrio económico en relación con la
posición del otro, que implique un empeoramiento en su situación anterior, tiene derecho a una pensión que se fijaré
en la resolución judicial, teniendo en cuenta, entre otras, las siguientes circunstancias…”. Asimismo, Cfr.: Alfaro
Valverde, Luis Genaro. El ser y el deber ser de la denominada indemnización en caso de perjuicio derivada de la
causal de separación de hecho. Véase en: Diálogo con la Jurisprudencia N° 123, diciembre 2007, pp. 150-151
[81] El eriquecimiento sin causa (o indebido) es aquel incremento del patrimonio que no se halla arreglado a la justicia y
a la equidad; por tanto, la pretensión de enriquecimiento sin causa tiene sustento en la equidad y para nuestro
sistema, el articulo 1955 del Código Civil ta acción para su indemnización no es procedente cuando la persona que ha
sufrido el perjuicio puede ejercitar otra acción para lograr dicha indemnización. Para el caso concreto, el cónyuge más
perjudicado puede obtener la indemnización en el proceso de divorcio en atención a lo dispuesto por el articulo 345-A
del citado código. Además, de tomarse como fundamento el enriquecimiento sin causa sería más gravoso para el
perjudicado porque requiere probar: 1) el incremento del patrimonio del enriquecido, 2) el correlativo
empobrecimiento del perjudicado, c) la ausencia de causa que justifique el enriquecimiento y d) la inexistencia de una
norma legal que excluya su aplicación.
[82] Jurisprudencia del Tribunal Supremo español hace mención del principio general de “protección del conviviente
más perjudicado” (STS de 27 de marzo del 2001, 17 de enero del 2003, 23 de noviembre del 2004) en donde se soslaya
la aplicación del principio del enriquecimiento sin causa y únicamente se toma como base el dato objetivo del
desequilibrio económico entre las partes. Véase en: Pinto Andrade, Cristóbal. Efectos patrimoniales tras la ruptura de
las parejas de hecho, primera edición, Barcelona, Editorial Bosch S.A. 2008, p.131.
[83] Oportunamente, la Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema de Justicia, en la Casación N° 1914- 2009 (Lima
Norte), publicada el 30 de setiembre del 2010, dejó establecido que: “Si bien puede considerarse que la demandada
cuenta con un trabajo que le permite solventar sus necesidades, tal circunstancia de ninguna manera incide
directamente en la valoración del daño moral o personal que ta ausencia o abandono de su cónyuge hubiera causado a
su propia autoestima y a la estabilidad de la familia, independientemente de los motivos que lo hubieran generado
(como es la alegada infidelidad del esposo)”.
[84] La antijuridicidad, el daño, la relación de causalidad y el factor de atribución.
[85] Op.Cit. p. 8.
[86] Cfr. Abreva ya, Alejandra Débora. El Daño y su Cuantificadón Judicial, 1 ra edición, Buenos Aires, Editorial
deciden separarse de hecho, sin haber procreado hijos y renunciando expresamente a cualquier indemnización
derivada de aquella separación consensuada.
[88] En la Casación N° 2080-2007 (Cusco), publicada el 30 de mayo del 2008, se ha establecido que: “(…) la causal de
divorcio por separación de hecho posibilita la invocación del hecho propio (…)”.
[89] La Sala Civil Permanente de la Corte Suprema de Justicia, en la Casación N° 241-2009 Cajamarca, publicada el 31 de
mayo del 2010, se hala lo siguiente: “Que, en referencia al segundo supuesto del articulo 345-A del Código Civil, en
cuanto preceptúa la indemnización que correspondería por los danos causados por el divorcio por la causal de
separación de hecho, debe señalarse que si bien es cierto, que el divorcio por la causal de separación de hecho a que se
refiere el artículo 333 inciso 12° del Código Civil, modificado por la Ley 27495, regula el divorcio remedio, y no se
fundamenta en la culpa de uno de los cónyuges o de ambos; sin embargo, al haber contemplado la mencionada Ley el
trámite del divorcio en la vía de conocimiento, nada obsta que se analice el supuesto del cónyuge que motivó la
separación de hecho, sea porque se alejó del hogar, porque ejerció violencia sobre el otro cónyuge provocando la
salida de la casa matrimonial, entre otras”.
[90] También es del mismo parecer Zapata Jaén, María Elena. Los daños derivados del divorcio o separación de cuerpos por
causal, en el Código Civil peruano. En: AA.VV. Persona. Derecho y Libertad, Nuevas Perspectivas, Escritos en Homenaje al
profesor Carlos Fernández Sessarego, Lima – Perú, Editora Jurídica Motívensa, 2009, p 538.
[91] Nuestra Constitución no ha reconocido exclusivamente un solo modelo de estructura familiar, esto es la familia
tradicional que emerge del matrimonio, sino que en su normatividad se protege a la familia, bajo cualquier estructura
distinta a la tradicional, como las que provienen de las uniones de hecho, la familia mono paren tal (formada por
cualquiera de los padres con sus hijos), la familia reconstituida. También así lo ha reconocido el Tribunal
Constitucional en el Expediente N° 06572- 2006-PA/TC, Piura. Igualmente puede verse sobre las fuentes u orígenes de
la familia monoparental : AA.VV. Familia Monoparental, Maríssa Herrera, Directora, Buenos Aires, Editorial
Universidad,2008, pp. 24 y ss.
[92] Ob. Cit .pp. 139-140.
[93] El solo hecho de demandar el divorcio por la causal de separación de hecho y obtenerlo, sea o culpable el cónyuge
actor, no puede importar una conducta antijurídica y, por tanto, no puede generar ningún tipo de responsabilidad.
[94] Cfr. Fernández Sessarego, Carlos. Ob. Cit. p. 477.
[95] Cfr.: Pizarra Ramón, Daniel. Daño Moral. Prevención Reparación. Punición, et daño moral en las diversas ramas
del Derecho. Segunda edición, Buenos Aires, Editorial Hammurabi S.R.L., 2004, p.66
[96] Cfr. Pizarra, Ramón Daniel, Ob. Cit., pp. 66-71.
[97] Fernández Sessarego sostiene que: “El ser humano, para realizar un proyecto de vida a la par que su posibilidad de
vivenciar valores, cuenta con sus propias potencialidades psicosomáticas, con los otros y con las cosas del mundo.
Todo ello le ofrece un vasto horizonte de posibilidades. Para realizar un proyecto se vale, desde su yo, de su cuerpo y
de su psique, de los otros, de las cosas, condicionado por su pasado. Todo ello le sirve como estímulos y como
posibilidades para proyectar su vida (…). No sólo el cuerpo o la psique pueden frustrar el proyecto de vida sino
también los obstáculos que le ofrecen las cosas y, por cierto, la acción de los demás en el seno de la sociedad (…). Esta
particular situación posibilita que el proyecto se cumpla, total o parcialmente, o que simplemente se frustre. La
decisión fue libremente adoptada, pero su cumplimiento depende del mundo, tanto interior como exterior. Por lo
demás, en cuanto el ser humano es libre, resulta un ser impredecible. Puede esperarse de él, en consecuencia, la
formulación de cualquier proyecto.” En: Derecho PUC, Revista de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad
Católica del PeRÚ, N° 50, Lima, diciembre, 1996.
[98] Cfr.: Galdós, Jorge Mario. ¿Hay daño al proyecto de vida? En: AA.VV. Persona, Derecho y Libertad, Ob Cit. p., 412.
[100] Véase: Diaz Cáceda, Joel. El Daño a la Persona y el Daño al Proyecto da Vida, una aproximación a ta doctrina y su
aplicación en el ámbito nacional e internacional, primera edición, Jurista Editores E.I.R.L. Lima – Perú, 2006, p. 124 y
ss.
[101]Se ha sostenido que el data al proyecto de vida es más especifico que el data a la persona o que el data a la salud y
Compilación de Delia Revoredo de Debakey, Segunda edición, Grafotécnica Editores e Impresores S.R.L.. Urna, 1964,
p. 449.
[104] Articulo 1322.- Dado moral. El daño moral, cuando él se hubiera irrogado, también es susceptible de
resarcimiento.
[105] Articulo 1984.- Daño moral. El daño moral es indemnizado considerando su magnitud y el menoscabo producido
a la victima o a su familia.
[106] Articulo 1985.- Contenido de la indemnización. La indemnización comprende las consecuencias que deriven de la
acción u omisión generadora del daño, incluyendo el lucro cesante, el daño a la persona y el daño moral, debiendo
existir una relación de causalidad adecuada entre el hecho y el daño producido.
El monto de la indemnización devenga intereses legales desde la fecha en que se produjo el daño.
[107] Fernández Sessarego, Carlos. El daño a la persona en el Código Civil de 1984. En: Libro homenaje a José León
[113] En la Casación N°1484-2007 Huaura, publicada el 03 de diciembre del 2008, la Sala Civil Transitoria de la Corte
Suprema de Justicia ha establecido, con respecto a las medidas aplicables a favor del cónyuge perjudicado, que el Juez
no está obligado a aplicar todas las medidas,2(…) sino que queda a su criterio razonado aplicar la más conveniente al
cónyuge perjudicado en función también a los tipos de perjuicios que se evidencien de acuerdo a los medios
probatorios (…)”.
[114] Cff. Mosset Iturraspe, Jorge. Diez Reglas sobre Cuantificación del Daño Moral. Véase en: Revista Jurídica
Argentina LA LEY, AA. W. Responsabilidad Civil Doctrinas Esenciales. Partes General y Especial, Félix A. Trigo
Represas, Director, Tomo III, 1ra Edición, Buenos Aires, 2007, pp. 181 y ss.
[115] En el plano del derecho comparado, el articulo 97 del Código Civil español, modificado por el rticulo 9 de la ley
15/2005 del 08 de julio del 2005, formula un listado de circunstancias que el juez debe tener en cuenta al momento de
fijar una compensación económica:
“Articulo 97.- El cónyuge al que la separación o el divorcio produzca un desequilibrio económico en relación con la
posición del otro, que implique un empeoramiento en su situación anterior en el matrimonio, tendrá derecho a una
compensación que podrá consistir en una pensión temporal o por tiempo indefinido, o en una prestación única, según
se determine en el convenio regulador o en la sentencia.
A falta de acuerdo de los cónyuges, el Juez, en la sentencia, determinará su importe teniendo en cuenta las siguientes
circunstancias:
1. Los acuerdos a que hubieran llegado los cónyuges.
2. La edad y el estado de salud.
3. La cualificación profesional y las probabilidades de acceso a un empleo.
4. La dedicación pasada y futura a la familia.
5. La colaboración con su trabajo en las actividades mercantiles, industriales o profesionales del otro
cónyuge.
6. La duración del matrimonio y de la convivencia conyugal.
7. La pérdida eventual de un derecho de pensión.
8. El caudal y los medios económicos y las necesidades de uno y otro cónyuge.
9. Cualquier otra circunstancias relevante.
En la resolución judicial se fijarán las bases para actualizar la pensión y las garantías para su efectividad”.
[116] Del mismo criterio es Alex Plácido V. Las causales de divorcio y separación de cuerpos en la jurisprudencia civil,
cónyuge perjudicado por la separación de hecho. En: Diálogo con la Jurisprudencia, actualidad, análisis y critica
jurisprudencial. N° 67, Lima Perú, Abril 2004, Gaceta Jurídica S.A., p. 54.
[118] La Corte Suprema ha tenido la oportunidad de pronunciarse sobre estos aspectos: en la Casación N° 3016-2006
Lima, publicada el 03 de enero del 2008 en el Diario Oficial El Peruano, se ha estableció que, cuando los jueces deban
pronunciarse sobre la existencia o no del cónyuge más perjudicado, deben hacerlo “(…) de acuerdo a su apreciación
de los medios probatorios en los casos concretos (…); debiendo precisarse que en caso de que no se pueda determinar
el cónyuge perjudicado, no existe obligación en el juzgador de fijar indemnización alguna o [la] adjudicación
preferente [de bienes]”.
De igual forma, en la Casación N° 1484-2007 Huaura, publicada el 03 de diciembre del 2008, se ha establecido que:
“(…) el solo amparo de una demanda de divorcio por la causal de separación de hecho no convierte automáticamente
a uno de ellos en cónyuge perjudicado sino que tal calificación será producto de una correcta valoración de los medios
probatorios dentro de una debida motivación fáctica y jurídica (…) de tal modo que de no existir suficientes medios
probatorios que acrediten cuál cónyuge es el perjudicado el juzgador no está obligado a declararlo asi, ni aplicar las
medidas de estabilidad económica que contempla más adelante el mismo dispositivo (…)”.
[119] Es necesario tener presente que, de acuerdo a lo normado en el articulo Vil del Titulo Preliminar del Código
Procesal Constitucional, las sentencias del Tribunal Constitucional que adquieren la autoridad de cosa juzgada
constituyen precedente vinculante cuando asi lo exprese la sentencia, precisando el extremo de su efecto normativo;
siendo e) caso señalar que hasta la fecha no se ha emitido ningún precedente vinculante en materia de indemnización
derivada de los procesos de por la causal de separación de hecho.
[120] STC 04800-2009-PA/TC del 05 de marzo del 2010.
[122] Hernando Devis Echandia define a la carga como: “un poder o una facultad (en sentido amplio), de ejecutar,
libremente, ciertos actos o adoptar cierta conducta prevista en la norma para beneficio y en interés propio, sin sujeción
ni coacción y sin que exista otro sujeto que tenga el derecho a exigir su observancia, pero cuya inobservancia acarrea
consecuencias perjudiciales”. En: Teoría General de la Prueba Judicial, Tomo I, quinta edición, Buenos Aires, Víctor P. de
Zavalaga Editor, 1981. pp. 420-421.
[123] En la doctrina más recibida se ha diferenciado entre la carga procesal y el deber u obligación procesal, afirmándose
que la distinción radica en “la diversa sanción conminada a quien no realiza el acto; existe sólo obligación cuando la
inercia da lugar a una sanción jurídica (ejecución o pena); en cambio si la abstención del acto hace perder sólo los
efectos útiles del acto mismo, tenemos la figura de la carga, (…) obligación y carga tienen de común el elemento
formal, consistente en el vinculo de la voluntad, pero divergen en cuanto al elemento sustancial, porque cuando
media obligación, el vinculo se impone para la tutela de un interés ajeno y cuando hay carga, para la tutela de un
interés propio”. Camelutti Francesco. Lezione di Diritto Pmcessuale Civile, Tomo II, Padova,1938, p. 338, citado por
Garda-Cuerva Garda, Silvia. Las reglas generales del onus probandi. En: AAVV. Objeto y carga de la prueba civil,
Xavier Abel Uunch y Joan Picó i Junoy (directores), Barcelona, JM Bosch Editor, 2007, pp. 56-57.
[124] Un sector importante de la doctrina (Peyrano. Wayar, Fassi, Morello) ha considerado que una de las hipótesis de
flexibilización del principio de congruencia es el pedido o petitorio implícito. Cfr. Peyrano, Jorge W. Nuevas Tácticas
Procesales, 1ra. edición, Rosario Santa Fe Argentina, Nova Tesis Editoriat Jurídica S.R.L. 2010, p. 100. El mismo autor
propone algunos alcances para la formulación de una teoría de las decisiones implícitas, las mismas que se derivan de
varios supuestos. Resolución implícita inferida: a) de la simple omisión decisoria, b) del contexto decisorio, c) de lo
decidido en otras cuestiones. Y aún argumenta a favor de la cosa juzgada implícita, véase en : Procedimiento Civil y
Comercial 1, Rosario Santa Fe. Editorial Juris. 1991, pp. 105 y ss.
[125] Carmen Julia Cabello Matamala sostiene, en principio, que no es procedente que el Juez de oficio señale una
indemnización, sino que requiere alegación de la parte interesada formulada necesariamente en la demanda o, en su
caso, en la reconvención: “Considerar por tanto, innecesaria la alegación de indemnización por parte del cónyuge
perjudicado, asumiendo que su señalamiento debe ser de oficio, resulta discutible por la naturaleza del derecho en
cuestión, como se ha alegado en los párrafos precedentes, pero además dicha interpretación afectaría principios
procesales que garantizan el debido proceso, tales como el principio de congruencia que exige que el juez se
pronuncie sobre todos y cada uno de los puntos controvertidos, respecto de los cuales se ha producido el debate
probatorio, de lo contrario el pronunciamiento en relación a extremos no demandados o reconvenidos afectaría
además el derecho de defensa del obligado, que al no ser emplazado no tiene la oportunidad de desvirtuar los
argumentos por los cuales debería indemnizar, ni sobre el monto indemnizatorio (…). Por ello consideramos que,
tanto la indemnización o adjudicación deben ser derechos alegados por su titular en el proceso judicial, en la demanda
o. en su caso, en la reconvención”. El Divorcio en el Derecho Iberoamericano, Biblioteca Iberoamericana de Derecho,
Editorial Reus SA, Madrid – España, 2009, pp. 525-550.
[126] Articulo 461.- Efectos de la declaración de rebeldía.
La declaración de rebeldía causa presunción legal relativa sobre la verdad de los hechos expuestos n la demanda,
salvo que:
Habiendo varios emplazados, alguno contesta la demanda;
La pretensión se sustente en un derecho indisponible;
Requiriendo la ley que la pretensión demandada se pruebe con documento, éste no fue acompañado a la demanda; o
El juez declare, en resolución motivada, que no le causa convicción.
[127]Articulo 282.- Presunción y conducta procesal de las partes.
El Juez puede extraer conclusiones en contra de tos intereses de las partes atendiendo a la conducta que éstas asumen
en el proceso, particularmente cuando se manifiesta notoriamente en la falta de cooperación para lograr la finalidad
de los medios probatorios, o con otras actitudes de obstrucción. Las conclusiones del Juez estarán debidamente
fundamentadas.
[128] El principio de contradicción se halla comprendido en el derecho de defensa, derecho a que su vez se encuentra
reconocido por el articulo 139 inciso 14, que dispone en su parte pertinente: “El principio de no ser privado del
derecho de defensa en ningún estado del proceso…”.
[129] En esta linea de pensamiento, Guillermo Jorge Enderle pone énfasis en la elasticidad de la forma para la búsqueda
de una decisión justa, y expresa: ‘Cuando hablamos de flexibilízadón de la congruencia estamos direccionando
nuestro análisis a la elasticidad en orden a la valoración de las peticiones: pretensiones-oposiciones, argumentos y
pruebas, que el juez moderno deberá poseer y donde el punto nodal de halla en su deaderatum: la búsqueda de una
solución justa dentro del marco de un proceso justo (…). Como ha sertalado la doctrina judicial, la conformidad de la
sentencia con la pretensión deducida no tiene que ser absoluta y literal sino ajustarse a lo discutido y no a las palabras,
vocablos o cursos de discusión con que se ha litigado: la sentencia debe ceñirses a la esencia, al contenido de la
demanda, siempre claro está sin desmedro de la defensa en juicio. La congruencia procesal, 1′ edición, Santa Fe,
Editorial Rubinzal Culzoni, 2007, p. 330.
[130] Cfr: Peyrano, Jorge W. Problemas y soluciones procesales. Rosario, Argentina, Editorial Librería Juris, 2008, pp.
103-104.
[131] La instancia plural prevista en la Constitución (articulo 139 inciso 6) tiene una configuración legal y en tal sentido
se reconoce la doble instancia para el proceso civil en el articulo X del Titulo Preliminar del Código Procesal Civil que
dispone: Principio de doble instancia. El proceso tiene dos instancias, salvo disposición legal distinta.
[132] Constituyen pruebas de actuación inmediata aquellas que no requieren de audiencia o diligenciamiento previo
para ser objeto de valoración, tales como cualquier prueba que ya ha sido incorporada al proceso principal o a sus
acompañados (prueba trasladada, con las condiciones de ley), la prueba documental en cualquiera de sus formas, una
pericia de parte, etc.
[133] Doctrina autorizada admite la posibilidad de que el demandante pueda introducir nuevas causas de pedir,
representadas por hechos nuevos pero constitutivos del mismo derecho pretendido por el actor en la demanda. Con
semejante criterio también se admite que el demandado, después de la contestación de la demanda, pueda aducir
nuevas alegaciones y hechos, siempre que sea sometida al contradictorio. Cfr. Dos Santos Bedaque, José Roberto.
Efectividad del Proceso y Técnica Procesal, traducción Juan José Monroy Palacios y Christian Delgado Suárez, 1ra
edición, Lima Perú, Ubreria Communitas E.I.R.L., 2010, pp. 191 y 193.
[134] En la doctrina se ha establecido la diferencia entre carga y obligación o deber procesal: en la primera el litigante no
tiene el imperativo de cumplir una determinada conducta, sino que es una exigencia de que la cumpla para que
obtenga una consecuencia favorable dentro del proceso. En la obligación procesal el sujeto tiene el imperativo de
cumplir una conducta, que de no hacerlo se le impone una sanción jurídica; por tanto, en la carga procesal el vinculo
se impone al sujeto en su propio interés, en tanto que en la obligación tal vinculo se impone en interés ajeno. Cfr.:
Devis Echandía, Hernando. Teoría General de la Prueba Judicial, Tomo I. Bogotá, Temis, 2002, p. 401.
[135] Articulo 196 – Carga de la prueba. Salvo disposición diferente, la carga de probar corresponde a quien afirma
hechos que configuran su pretensión, o a quien los contradice alegando nuevos hechos.
[136] Compendio de derecho procesal. Pruebas judiciales, Tomo II, novena edición, Bogotá, Editorial ABC, 1988, P.149.
[137] Asi también lo establecido en la Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema en la casación N° 2366-2009 (Lima
Norte), publicada el 01 de octubre del 2010, al arribar a determinadas conclusiones producto de la valoración de los
hechos y de las pruebas actuadas en el caso concreto, señalando:”Que, en el presente caso, la recurrente denuncia que
la Sala Superior no ha tenido en cuenta el espíritu de la norma, el cual es garantizar que el cónyuge perjudicado con la
separación no vaya a quedar en desamparo producto de una situación que no ha provocado, y en autos quedó
acreditado que la impugnante sufrió el abandono del accionante cuando sus cinco hijos eran menores de edad. Este
Supremo Tribunal coincide con la recurrente, pues el Colegiado Superior no ha apreciado adecuadamente esta
circunstancia especial, ni los subsecuentes hechos que de ella se derivaron, como son el que la demandada hubiera
tenido que recurrir al Poder Judicial para demandar el pago de alimentos para sus menores hijos (lo que significa que
el padre de obligado compulsivamente a prestarlos ante su evidente negativa), asi como denunciar el delito e
abandono familiar por la falta de pago de pensiones devengadas, obteniendo en ambos casos sentencias favorables
que grafican el evidente abandono material que sufrió la impugnante conjuntamente con sus hijo”.
[138] Con toda razón José Luis Blanco Gómez, con cita de Montero Aroca, conduye en este tema afirmando: “… en
consecuencia, los poderes instructorios conferidos al juez convierten la etapa probatoria del proceso civil en una
auténtica comunidad de esfuerzos, del juez y las partes. De ahí la acertada diferenciación de Montero Aroca, quien
distingue entre actos de demostración y de verificación. En los primeros se incluyen los originados por las partes y, en
los segundos, los provenientes de la iniciativa del juzgador, aunque al final tanto los unos, como los otros, confluyan
al mismo punto”. Sistema dispositivo y prueba de oficio. Ediciones Jurídicas Gustavo Ibáñez, Bogotá, 1994, p. 101.
[139] Como se ha dicho nuestro Código Civil vigente reconoce el daño a la persona y el daño moral, aunque no en forma
sistemática; en consecuencia, correlacionando estos dos conceptos, se ha establecido que el daño a la persona es el
género y el daño moral es la especie, en el sentido de que el daño moral está comprendido dentro del daño a (a
persona; empero, en algunos casos el propio Código (articulo 1322) utiliza ambos conceptos como sinónimos.
[140] Articulo 4.- Consecuencias del ejercido irregular del derecho de acción civil. Concluido un por resolución que
desestima la demanda, si el demandado considera que el ejercicio del derecho de acción fue irregular o arbitrario,
puede demandar el resarcimiento por los daños y perjuicios que haya sufrido, sin perjuicio del pago por el litigante
malicioso de las costas, costos y multas establecidos en el proceso terminado.
[141] El ejercicio arbitrario o irregular del derecho de acción tiene lugar cuando la pretensión es manifiestamente
infundada o ambigua, o se sustenta en hechos evidentemente falsos o con intensiones dolosas, tal ocurre cuando se
elige fa vía más perjudicial para el adversario, la confusión a través del proceso con la intención de provocar una
incertidumbre dañosa, o cuando se despliega una actividad procesal que encierra engallo, temeridad o malicia, o
cuando se recurre al proceso sin necesidad de ello. El ejercicio abusivo también puede darse en el curso de la actividad
procesal (la acción se ejercita durante todo el proceso). Cff.: Gozaínt, Osvaldo Alfredo. Temeridad y Malicia en el
Proceso, Buenos Aires, Rubinzal Culzoni Editores. 2002, p. 175.
[142] El precedente judicial establece reglas o criterios cualificados de interpretación y aplicación del derecho objetivo,
que resultan de observancia obligatoria por tos jueces de todas las instancias; en virtud de cuyas reglas deben resolver
los casos esencialmente semejantes de forma similar al resuelto en la casación que origina el precedente
CRITERIOS PARA FIJAR LA PENA SUSPENDIDA [R.N. 2156-2017, PASCO]
Sentencia compartida por el estudio Castillo Alva & Asociados.
Sumilla: Para efectos de imponer una sanción penal debe tenerse presente que el legislador ha establecido las clases
de pena, por consiguiente, se fijaron los criterios necesarios para individualizarla judicialmente y concretarla, que
dentro de ese contexto debe observarse el principio de proporcionalidad previsto en el artículo VIII del Título
Preliminar del Código Penal, que nos conduce a valorar el perjuicio y la trascendencia de la acción desarrollada por el
agente culpable bajo el criterio de la individualización, cuantificando la gravedad del delito y su modo de ejecución, el
peligro ocasionado y la personalidad o capacidad del presunto delincuente, conforme al artículo 46 del citado texto
legal.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SEGUNDA SALA PENAL TRANSITORIA
RECURSO DE NULIDAD N.° 2156-2017, PASCO
Lima, treinta y uno de enero de dos mil dieciocho.-
VISTOS; el recurso de nulidad interpuesto por el sentenciado KLEVER RAUL CARHUACHIN TOLENTINO contra
la sentencia conformada de 16 de agosto de 2017, -fojas 1727-, expedida por la Sala Mixta – Sala Penal de Apelaciones
y Sala Penal Liquidadora de la Corte Superior de Justicia de Pasco, que lo condenó como autor del delito contra la
Administración Pública – Peculado Doloso en agravio del Estado y la Municipalidad Provincial de Pasco, a 4 años y 3
meses de pena privativa de la libertad efectiva; e inhabilitación por el mismo periodo de su condena – privándolo en
el ejercicio de la función pública e incapacidad para obtener empleo o comisión de carácter público; fijó en S/ 20,000.00
(veinte mil soles) el monto que por concepto de reparación civil deberá pagar el condenado de forma solidaria a favor
de la parte agraviada.
Con lo expuesto en el dictamen del señor Fiscal Supremo en lo Penal. Interviene como ponente el señor Juez
Supremo NÚÑEZ JULCA.
CONSIDERANDO
HECHOS MATERIA DE IMPUTACIÓN
PRIMERO: Fluye de la acusación fiscal –fojas 1084-, que se imputa al acusado KLEVER RAUL CARHUACHIN
TOLENTINO conjuntamente con
sus co-acusados Mawell Tony Rivera Santiago y Raul Mayta Carhuamaca, haberse válido de su condición de Sub
gerente de Recaudación de Tributos y Contribuciones desde el mes de julio de 2005 hasta enero de 2006, para
apropiarse indebidamente de la suma de S/39,981.00 (treinta nueve mil novecientos ochenta y un soles) perteneciente
al pago de los alquileres de inmuebles de la Municipalidad Provincial de Pasco, lo cual se advierte en el informe de
Control Interno del Jefe de OCI de la Municipalidad Provincial de Pasco –fojas 220-,que señala que este monto no ingresó
a la Caja de Tesorería de la Municipalidad Provincial de Pasco.
FUNDAMENTOS DE LA SENTENCIA IMPUGNADA
SEGUNDO: En la sentencia conformada de mérito, declararon la responsabilidad penal del encausado, toda vez que
este aceptó los cargos imputados en su contra por el representante del Ministerio Público, acogiéndose a la Conclusión
Anticipada del proceso, conforme la Ley N° 28122; en consecuencia, atendiendo a la lesión del bien jurídico protegido:
la administración pública (patrimonio del Estado), el grado de intervención delictiva, el comportamiento del
encausado durante el proceso y el haberlo realizado conjuntamente con otras personas, el Colegiado Superior en
razón de ello, le impuso cuatro años y tres meses de pena privativa de libertad y fijó en S/ 20,000.00 el monto por
concepto de reparación civil.
EXPOSICIÓN DE AGRAVIOS DEL IMPUGNANTE
TERCERO: El acusado CARHUACHIN TOLENTINO fundamenta su recurso impugnatorio a fojas 669, mediante el
cual sostiene que se acogió a la conclusión anticipada con el propósito de colaborar con la administración de justicia,
aceptando su autoría y participación en los hechos incriminados, así como el pago de la reparación civil, por lo que
demostró su arrepentimiento; señala que la Sala Superior no ha aplicado en bonam partemel sistema de tercios,
establecido mediante Ley N.° 30076, al momento de la determinación judicial de la pena, pues no ha compulsado
correctamente sus condiciones personales ni la forma como se cometieron los hechos incriminados.
FUNDAMENTOS DEL SUPREMO TRIBUNAL
CUARTO: La imputación penal, implica la determinación de la existencia de un hecho delictivo y la atribución de éste
a su autor como su propia obra; sólo luego de la atribución válida de responsabilidad penal al agente de la afectación
del bien jurídico, se puede legitimar la aplicación de la pena y eventualmente las demás consecuencias previstas para
el delito[1].
QUINTO: En el inicio del juicio oral –sesión de audiencia de 14 de agosto de 2017, fojas 1718-, el acusado KLEVER
RAÚL CARHUACHIN TOLENTINO se acogió a la conclusión anticipada del juicio oral, conforme a lo preceptuado
en el artículo 5 de la Ley N.° 28122, reconociendo los hechos que le imputa el Representante del Ministerio Público y,
por ende, su responsabilidad penal, así como la reparación civil; lo que fue aceptado por su abogado defensor, por
ello se dictó la sentencia conformada del 16 de agosto de 2017.
SEXTO: Fluye de autos la aceptación de los cargos realizada por el procesado con el asesoramiento de su abogado
defensor, lo que garantiza que esta aceptación fue dada en forma libre, sin violencia física o psicológica de por medio,
dándosele valor al haber sido corroborado con las diligencias actuadas con mérito probatorio, sustento de la acusación
fiscal, es decir, la materialidad y la responsabilidad penal por el delito de peculado por lo se cumple con lo
preceptuado por el Acuerdo Plenario N.° 5–2008/CJ-116, de fecha 18 de julio de 2008, que señala: “(…) El aspecto
sustancial de la institución de la conformidad, tal como está regulado en la Ley, estriba en el reconocimiento, aunque con
características singulares, del principio de adhesión en el proceso penal. La conformidad tiene por objeto la pronta culminación del
proceso –en concreto del juicio oral- a través de un acto unilateral del imputado y su defensa (…)”.
SÉTIMO: Estando a la admisión de cargos de parte del acusado Carhuachin Tolentino, no hay discusión respecto a la
existencia del delito –peculado doloso- así como su culpabilidad; en ese sentido, este Supremo Tribunal emitirá
pronunciamiento sólo acerca del extremo del quantum de la pena impuesta, conforme al numeral 1 del artículo 300 del
Código de Procedimientos Penales, teniendo en consideración los agravios expresados en el acotado recurso de
nulidad, todo ello en cumplimiento del principio de congruencia procesal.
-De la determinación judicial de la pena.-
OCTAVO: Nuestro ordenamiento jurídico penal señala, en el artículo IX del Título Preliminar del Código Penal, que
la pena tiene función preventiva, protectora y resocializadora. En ese sentido, nuestro código sustantivo se inscribe en
la línea de una teoría unificadora preventiva[2], pues la pena sirve a los fines de prevención especial y general; así
también lo ha precisado la sentencia del Tribunal Constitucional recaída en el expediente número 0019-2005-PI/TC, de
21 de julio de 2005: “las teorías preventivas, tanto la especial como la general, gozan de protección constitucional directa, en
tanto y en cuanto, según se verá, sus objetivos resultan acordes con el principio-derecho de dignidad, y con la doble dimensión de
los derechos fundamentales; siendo, por consiguiente, el mejor medio de represión del delito, el cual ha sido reconocido por el
Constituyente como un mal generado contra bienes que resultan particularmente trascendentes para garantizar las mínimas
condiciones de una convivencia armónica en una sociedad democrática”.
NOVENO: Para efectos de imponer una sanción penal debe tenerse presente que el legislador ha establecido las clases
de pena, por consiguiente, se fijaron los criterios necesarios para individualizarla judicialmente y concretarla, que
dentro de ese contexto debe observarse el principio de proporcionalidad previsto en el artículo VIII del Título
Preliminar del Código Penal, que nos conduce a valorar el perjuicio y la trascendencia de la acción desarrollada por el
agente culpable bajo el criterio de la individualización, cuantificando la gravedad del delito y su modo de ejecución, el
peligro ocasionado y la personalidad o capacidad del presunto delincuente, conforme al artículo 46 del citado texto
legal.
DÉCIMO: La determinación de la pena no es más que una teoría sobre los factores relacionados con el injusto y la
culpabilidad que configuran el significado comunicativo del hecho concreto[3]. Para ello, debe tomarse en cuenta los
criterios necesarios para individualizar la pena, en estricta observancia del principio de proporcionalidad señalado en
el considerando precedente, que establece “la pena no puede sobrepasar la responsabilidad por el hecho (…)”; la cual debe
fijar el punto en que la pena sea necesaria y suficiente a la culpabilidad del autor aunque con sujeción a la importancia
de la norma protectora, lo mismo que a la magnitud del daño, no teniendo cabida criterios de retribución talional o de
venganza[4].
UNDÉCIMO: Los hechos materia de imputación se subsumen en el tipo penal de delito de peculado, artículo 387 del
Código penal, modificado por el Artículo Único de la Ley Nº 26198, publicada el 13 junio 1993, tipo penal vigente al
momento de la comisión de los hechos y que señala: “El funcionario o servidor público que se apropia o utiliza, en cualquier
forma, para sí o para otro, caudales o efectos cuya percepción, administración o custodia le estén confiados por razón de su cargo,
será reprimido con pena privativa de la libertad no menor de dos ni mayor de ocho años”.
DUODÉCIMO: Que, en el análisis de la sentencia impugnada se observa que el Colegiado Superior, en el momento
de graduar la pena contra el recurrente Carhuachin Tolentino, determinó la pena según las modificaciones
establecidas en la Ley N.° 30076, publicada en el diario El Peruano, el 19 de agosto de 2013, y en atención a que los
hechos se suscitaron en el año 2005 y 2006, dicha norma no puede ser de aplicación al presente caso, puesto que se
trata de una norma de derecho sustantivo y según el artículo 6 del Código Penal, la ley penal aplicable es la vigente en
el momento de la comisión del hecho punible.
DÉCIMO TERCERO: Ahora bien, para la determinación de la pena, deben analizarse todas las circunstancias del
hecho y personalidad del acusado, siendo así, se verifica que el acusado Carhuachin Tolentino, es agente primario
conforme se advierte del certificado de antecedentes penales de fojas 359; además, cabe señalar que el recurrente ha
aceptado los cargos imputados por el Fiscal, en los cuales se establece que la conducta delictiva desplegada por el
recurrente fue con la concurrencia de sus coimputados Maxwell Tony Rivera Santiago y Raúl Mayta Carhuamaca,
para quienes el proceso se encuentra en reserva, es decir, existió una pluralidad de agentes en la perpetración del
delito. Asimismo, también se debe tener en consideración, para efectos de establecer la pena a imponer, lo siguiente:
i) La gravedad del delito de peculado materia de juzgamiento, perpetrado por quien ostentaba el cargo de Sub
Gerente de Recaudación de Tributos y Contribuciones de la Municipalidad de Pasco, y quien se apropió de la suma de
S/ 39,981.00 soles;
ii) Sus condiciones personales, esto es, tiene grado de instrucción superior completa, al momento que cometió el delito
tenía 31 años de edad, eso conlleva a concluir que es persona joven con alto grado de poder resocializarse;
iii) Finalmente, por haberse acogido a la conclusión anticipada del juicio, se puede beneficiar con una reducción de
pena de hasta un séptimo, conforme a los lineamientos establecidos en el Acuerdo Plenario N° 05-2008/CJ-116, del 18
de julio de 2008, emitido por las Salas Penal Permanente y Transitorias de la Corte Suprema de Justicia de la
República. En consecuencia, este Supremo Tribunal considera que la pena impuesta debe ser reducida, teniendo en
cuenta los límites punitivos en la ley penal, así como también sus condiciones personales y el beneficio por conclusión
anticipada en concordancia con los principios de proporcionalidad, lesividad y razonabilidad; en consecuencia,
corresponde imponer cuatro años de pena privativa de la libertad, la cual resulta proporcional y cumple los fines de la
pena que es reincorporar al sujeto infractor dentro de la sociedad y no perjudicarlo física y moralmente.
-Del carácter de la pena.-
DÉCIMO CUARTO: Esta Sala Suprema, en reciente pronunciamiento ha señalado que: “Es importante precisar que, en
aquellos supuestos en que, luego del proceso de determinación legal y judicial de la pena, la sanción resultante sea de cuatro años
de pena privativa de la libertad, o menos, los Jueces están facultados para suspender su ejecución, bajo reglas de conducta por un
periodo determinado. La suspensión anotada, no es una obligación, como se alegó en el informe oral ante este Tribunal Supremo,
ya que el artículo 57° del Código Penal, introduce el verbo “puede” y no “debe”. Ello sólo corresponde siempre y cuando se
verifiquen, de modo copulativo, los tres presupuestos enunciados; respecto de los cuales, deberá existir una motivación suficiente y
contextualizada; es decir, debe considerarse todos los factores positivos y negativos sobrevenidos durante el proceso penal, con
incidencia en el tipo de delito cometido y su impacto social; la magnitud del daño y/o perjuicio generado; la cantidad de víctimas;
la voluntad de reparación o resarcimiento, sea mediata o inmediata; la colaboración con la investigación policial y judicial, y la
sujeción a las mismas; el acatamiento o el rechazo a las disposiciones judiciales; el comportamiento procesal; y, el plazo razonable,
entre otras circunstancias conexas. La motivación, en estos casos, deberá ser cualificada[5].
DÉCIMO QUINTO: En el caso bajo análisis, se verifica la concurrencia copulativa de los presupuestos para una
suspensión de la ejecución de la pena, como se ha señalado en el considerando precedente de esta Ejecutoria Suprema,
pues al recurrente le corresponde una pena concreta de 4 años de pena privativa de la libertad, y teniendo en
consideración que es una persona que carece de antecedentes penales, es un agente primario, lo que satisface los
presupuestos requeridos en el inciso 1 y 3 del artículo 57 del Código Penal.
DÉCIMO SEXTO: Respecto el inciso número 2, referente a la naturaleza, modalidad del hecho punible,
comportamiento procesal y la personalidad del agente deberán ser valoradas adecuadamente a efectos de que el
juzgador infiera válidamente que no incurrirá en nueva conducta delictiva. Ante ello, este Supremo Tribunal, de la
revisión de autos, verifica que el acusado resulta imputado por el delito de peculado desde julio de 2005 hasta enero
de 2006, habiéndose apropiado de un monto ascendente de S/. 39,981.00; sin embargo, no se advierte que haya
participado en las demás defraudaciones que se prolongaron hasta octubre de 2016 según la acusación fiscal. El
acusado, más allá de cualquier dilación que tuvo el proceso penal se puso a derecho conforme es de verse en la razón
de secretaria de la Sala Superior de fojas 1613 y escrito de fojas 1616, donde señala la intención de no rehuir a la
justicia y colaborar con ésta; aunado a ello, se tiene la aceptación de los cargos a pesar de acercarse al plazo máximo
de persecución penal teniendo en cuenta el plazo prescriptorio extraordinario, en conclusión, el encausado ha tenido
una conducta procesal que ha permitido al Órgano Jurisdiccional desplegar las consecuencias jurídicas sobre éste.
Finalmente, se ha acreditado que el encausado cuenta con arraigo domiciliario, toda vez que vivía con su esposa
Gabriela Ernestina Santiago Lazaro e hijo en el distrito de Yanacancha – Pasco (ver certificado domiciliario de fojas
1674 y acta de matrimonio de fojas 1693), venía laborando en la Caja Municipal de
Ahorro y Crédito de Maynas S.A. (ver contrato de trabajo y boletas de pago de fojas 1680 y ss.), lo que constituye un
arraigo laboral, finalmente el acusado en juicio oral señaló comprometerse a pagar la reparación civil y a devolver la
suma apropiada indebidamente, extremo que ciertamente no ha sido materia de impugnación; todos estos elementos,
permiten a esta Suprema Instancia colegir que por su personalidad y actividades, una pena suspendida evitará la
comisión de un segundo delito. En buena cuenta, los presupuestos del artículo 57 del Código Penal se cumplen
cabalmente, por lo no existe motivo para mantener una pena efectiva sino reformarla a una de carácter suspendida,
manteniendo las penas accesorias impuestas en la recurrida.
DECISIÓN
Por estos fundamentos, declararon: NO HABER NULIDAD en la sentencia conformada de 16 de agosto de 2017, -
fojas 1727-, expedida por la Sala Mixta – Sala Penal de Apelaciones y Sala Penal Liquidadora de la Corte Superior de
Justicia de Pasco, que condenó al acusado KLEVER RAUL CARHUACHIN TOLENTINO como autor del delito contra
la Administración Pública – Peculado Doloso en agravio del Estado y la Municipalidad Provincial de Pasco; HABER
NULIDAD en la propia sentencia, en el extremo de la pena que le impuso 4 años y 3 meses de pena privativa de
libertad; y, reformándola, IMPUSIERON: 4 años de pena privativa de libertad suspendida en su ejecución por el
periodo de 3 años, sujeto a las siguientes reglas de conducta: 1) Prohibición de frecuentar lugares de dudosa
reputación; 2)Prohibición de ausentarse del lugar donde reside sin autorización del Juez; 3) Comparecer
mensualmente a la Sala Penal Superior, personal y obligatoriamente, para informar y justificar sus actividades; bajo
apercibimiento de revocársele la pena a carácter efectiva en caso de incumplimiento; ORDENARON su inmediata
libertad, que se ejecutará siempre y cuando no exista mandato de detención o de
prisión preventiva emanado de autoridad competente; OFÍCIANDOSE, vía fax, a fin de concretar la libertad del
imputado a la Sala Mixta – Sala Penal de Apelaciones y Sala Penal Liquidadora de la Corte Superior de Justicia de
Pasco; NO HABER NULIDAD en lo demás que contiene; y, los devolvieron.-
S.S.
HINOSTROZA PARIACHI
FIGUEROA NAVARRO
NÚÑEZ JULCA
PACHECHO HUANCAS
CEVALLOS VEGAS
[1] Tal como refiere Roxin: “El injusto penal presupone la lesión o puesta en peligro de un bien jurídico y que sobre
esa base, la teoría de la imputación objetiva fija el ámbito de lo penalmente prohibido ponderando los particulares
intereses de protección y de libertad”. ROXIN, Claus: La teoría del delito en la discusión actual. Grijley, Lima, 2007,
p.95.
[2] . Cfr. ROXIN, Claus. Derecho Penal-Parte General, Tomo I, Fundamentos. La estructura de la teoría del delito.
Trad. Diego Luzón Peña, Miguel Díaz y García Conlledo y Javier de Vicente Remesal, Madrid, Ed. Civitas, 1997, p.95.
[3] FEIJOÓ SÁNCHEZ, Bernardo, Individualización de la pena y teoría de la pena proporcional al hecho, en: Indret. Revista
para el análisis del Derecho, Barcelona, enero 2007, p. 9.
[4] VILLA STEIN, JAVIER. Derecho Penal Parte General. Ara Editores. Lima. 2014. p. 144.
[5] Ejecutoria Suprema recaída en el Recurso de Nulidad N.° 2151-2017, LIMA, considerando vigésimo tercero.
I PLENO CASATORIO CIVIL: INDEMNIZACIÓN POR DAÑOS Y PERJUICIOS
DERIVADOS DE RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL
Sumario:
I.- Introducción
II.- Materia del recurso
III.- Fundamentos del recurso
IV.- De la convocatoria al Pleno Casatorio
V.- Consideraciones
A.- Antecedentes resolutivos de las salas civiles supremas
B.- De las transacciones celebradas
C.- Sobre la transacción
c.1.- De su regulación en nuestro ordenamiento nacional
c.2.- Antecedentes y formalidades
c.3.- Naturaleza jurídica
c.4.- Efectos de la transacción
c.5.- La Transacción extrajudicial: ¿Defensa de forma o de fondo?
c.5.1.- Transacción vs. Cosa juzgada
c.5.2.- De la transacción extrajudicial como excepción procesal
D.- Formalismo, interpretación normativa, justicia y conflicto social
E.- Regla de Derecho: venire contra factum (teoría de los actos propios)
F.- Transacción y lesión
G.- Pronunciamiento de la Defensoría del Pueblo
H.- Sobre los intereses difusos y su defensa
I.- Sobre la inaplicación de normas de derecho material
i.1.- Validez de las transacciones
i.1.1.- Sobre el daño a la salud
i.1.2.- De la transacción sobre derechos de menores de edad.
VI.- Efectos de la sentencia
VII.- Constitucionalidad del Pleno Casatorio
VIII.- Conclusiones
IX.- Fallo
Corte Suprema de Justicia de la República
Pleno Casatorio Civil
SENTENCIA DEL PLENO CASATORIO
Casación N° 1465-2007, Cajamarca
Demandantes: Giovanna Angélica Quiroz Villaty, por derecho propio y en representación de sus menores hijos;
Walker Steve Cuenca Quiroz; Euler Jonathan Mendoza Quiroz y José Ronny Mendoza Quiroz
Demandados: Empresa Minera Yanacocha S.R.L., Ransa Comercial S. A. y Arturo Blanco Bar.
Materia: Indemnización por daños y perjuicios derivados de responsabilidad extracontractual
Vía procedimental: Proceso de Conocimiento
SENTENCIA DICTADA POR EL PRIMER PLENO CASATORIO CIVIL REALIZADO POR LA SALA PLENA DE
LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA DE PERÚ
Casación N° 1465-2007-Cajamarca
En la ciudad de Lima, Perú, a los veintidós días del mes de enero de dos mil ocho, los señores vocales supremos,
reunidos en sesión de Pleno Casatorio, por mayoría en un extremo y por unanimidad en otro, han expedido la
siguiente sentencia, de acuerdo a lo dispuesto por el artículo 400° del Código Procesal Civil.
Vista que fue la causa en audiencia pública del Pleno Casatorio de fecha dieciocho de diciembre de dos mil siete, oídos
los informes orales de los abogados de las demandadas; de conformidad con lo opinado por el Ministerio Público,
discutida y deliberada que fue la causa, SE RESUELVE:
I.- INTRODUCCIÓN:
1.- A fojas 190 del tomo I del cuaderno de excepciones (que forma parte de estos autos) corre en copia el escrito de
demanda presentado por Giovanna Angélica Quiroz Villaty, por su propio derecho y en representación de sus
hijos Euler Jonathan y José Ronny Mendoza Quiroz, y Walker Steve Cuenca Quiroz, a través de la cual emplaza a la
EmpresaMinera Yanacocha S.R.L., solicitando el pago de una Corte Suprema de Justicia de la República Pleno
Casatorio Civil indemnización por daños y perjuicios proveniente de responsabilidad civil extracontractual.
El petitorio de indemnización por responsabilidad extracontractual comprende el “…daño material (daño bioambiental y
daño a la salud personal), daño moral…”
Como pretensión principal solicita el pago de una suma de dinero ascendente a US 1’800,000.00 (un millón
ochocientos mil y 00/100 dólares americanos) por daño material (daño bioambiental y daño a la salud personal) y
daño moral, monto que sería distribuido: US $ 400, 000.00 dólares americanos a favor de la accionante; US $ 500,
000.00 dólares americanos a favor de su hijo Walker Steve Cuenca Quiroz; US$ 500, 000.00 dólares americanos a favor
de su hijo Euler Mendoza Quiroz y US $ 400, 000.00 dólares americanos a favor de su otro hijo José Mendoza Quiroz.
Como pretensiones acumuladas objetivas accesorias solicita las siguientes: a) El pago de un seguro médico y seguro
de vida a favor de la demandante y sus hijos por una suma no
menor a US $ 100, 000.00 (cien mil y 00/100 dólares americanos), por el lapso de quince años, con cobertura a todo
riesgo, incluyendo enfermedades oncológicas; b) Que, la
demandada cumpla con descontaminar completamente y de modo óptimo sus viviendas, de los materiales químicos
cuya presencia ha generado los daños cuya reparación se demanda, y c) El pago de los intereses legales devengados,
así como la condena en costos y costas procesales y multas en caso de oposición.
2.- Manifiesta que el 02 de junio del año 2000, en circunstancias que el chofer Arturo Blanco Bar, que conducía el
camión con placa de rodaje N° YG-9621, marca Volvo, de
propiedad de la empresa Ransa Comercial S.A., transportaba mercurio, de propiedad de Minera Yanacocha S.R.L.,
con destino a la ciudad de Lima, se produjo un primer derrame de dicho metal en el centro poblado de San Juan,
dando lugar a que un aproximado de cuarenta pobladores del lugar recogieran el mercurio sin saber los efectos
dañinos del mismo.
Posteriormente, entre las 5: 30 y 5: 40 p. m. del mismo día, se produjo un segundo derrame de aproximadamente 152
Kg. de mercurio, en las localidades de Chotén, San Juan, La Calera, el Tingo, San Sebastián y Magdalena, esto en una
longitud aproximada de 27 Km de la carretera.
3.- Acota la accionante que por su brillo y forma, e ignorando que se trataba de una sustancia tóxica, los pobladores
comenzaron a recoger el mercurio hasta altas horas de la
madrugada, empleando para dicha recolección sus manos e incluso su boca como medio de aspiración. Al guardar el
mercurio en sus hogares, sus familiares que recogieron el
mercurio también se intoxicaron debido a los gases que emanaba éste.
La demandante refiere que Yanacocha no hizo caso a sus peticiones de ayuda médica, quien no contaba con un plan
maestro de contingencias, lo que propició un mayor nivel de
intoxicación al pretender comprar el mercurio derramado a quien lo hubiera recogido y que existió un nivel deficiente
de embalaje, transporte y tratamiento del mercurio por parte de la minera, conforme ha declarado el chofer del
camión.
4.- Al contestar la demanda, que corre en copia a fojas 765, Minera Yanacocha S.R.L.sostiene que no fue informada
oportunamente por el chofer de la empresa Ransa Comercial
S.A. (encargada del transporte) respecto del derrame y que al tomar conocimiento del mismo, adoptó las medidas
necesarias para evitar perjuicios, informando sobre la toxicidad del producto, lo cual resultó poco exitoso debido a la
negativa de los pobladores a devolver el mercurio que recogieron y guardaron en sus hogares. Sostiene que la causa
determinante de la exposición y elevación del nivel del mercurio en el organismo de los pobladores afectados fue su
propia imprudencia. Asimismo, manifiesta que el hecho de que la demandante y sus menores hijos hayan presentado
niveles de mercurio mayores a los normales en su organismo, como consecuencia del derrame producido, no
necesariamente
implica que éstos hayan sido intoxicados por dicho elemento; de todos modos celebraron transacciones extrajudiciales
a favor de ella y sus hijos, teniendo dichos actos jurídicos calidad de cosa juzgada en mérito a lo dispuesto por el
artículo 1302° del Código Civil.
Por otro lado, la empresa minera, a fojas 687, formula denuncia civil contra Ransa Comercial S. A., por ser la empresa
encargada del transporte del mercurio el día en que ocurrieron los hechos.
Por resolución copiada a fojas 1123, el Juez de la causa incorpora de oficio a Esteban Arturo Blanco Bar como
litisconsorte necesario pasivo, por ser el chofer que conducía la
unidad móvil que transportaba el mercurio.
5.- Tanto Ransa Comercial S.A. y Esteban Arturo Blanco Bar, sostienen que se limitaron a transportar los
balones conteniendo mercurio y que fue minera Yanacocha S.R.L. quien no cumplió con entregar la mercadería al
transportista en condiciones adecuadas para un traslado seguro. Además sostienen que se ha presentado el supuesto
de fractura causal
por el hecho propio de la víctima, pues no fue el derrame de mercurio lo que ocasionó daños a la demandante, sino su
negligencia al manipularlo, llevarlo a su hogar y exponer a su familia a los gases tóxicos.
6.- Las partes demandadas deducen las siguientes excepciones:
A.- De las excepciones deducidas por la empresa minera Yanacocha S.R.L. (fojas 248 del tomo I):
a.- Excepción de prescripción extintiva: Alega que el derrame de mercurio tuvo lugar el 02 de junio de 2000, por lo que
al constituir un supuesto de responsabilidad extracontractual, de acuerdo a lo dispuesto por el artículo 2001°, inciso 4,
del Código Civil, la acción ha prescrito el 02 de junio de 2002, teniendo en cuenta lo normado por el artículo 1993° del
citado Código, según el cual el plazo de dos años empieza computarse a partir de la fecha en que ocurrieron los
hechos, no habiéndose interrumpido el plazo prescriptorio, siendo que se la ha emplazado con la demanda con
posterioridad a dicha fecha.
b. Excepción de conclusión del proceso por transacción: Para poner fin a cualquier conflicto que surja con respecto al
derecho indemnizatorio, el 02 de setiembre del 2000 Minera
Yanacocha S.R.L. celebró tres transacciones extrajudiciales: 1) la primera con la demandante Giovanna Angélica
Quiroz Villaty, por su propio derecho, a quien se la indemnizó con la suma de s/. 5, 250.00 Nuevos Soles; 2) la
segunda con la demandante y
con José Gilmer Mendoza Saldaña, en representación de sus menores hijos Euler Jonathan y José Ronny Mendoza
Quiroz, a quienes se les indemnizó con la suma de s/. 15, 750,00 Nuevos Soles por los dos menores; 3) la tercera con la
demandante, en representación de su hijo Walker Steve Cuenca Quiroz, a quien se le indemnizó con la suma de s/. 11,
250.00 Nuevos Soles.
En los tres casos, se suscribieron las respectivas addenda, con fecha 04 de noviembre del mismo año, en las cuales
acordaron duplicar el monto indemnizatorio a cada uno de los afectados con el derrame. Conforme lo dispone el
Artículo 1302° del Código Civil, las transacciones antes mencionadas tiene el valor de cosa juzgada, por lo que la
pretensión de indemnización de los demandantes no puede ser revisada en sede judicial.
c. Excepción de falta de legitimidad para obrar de Minera Yanacocha S.R.L.: Sostiene que como el derrame de
mercurio se produjo mientras era transportado por un camión de
propiedad de Comercial Ransa S.A., ella no es responsable de los daños causados; que, como la demandante alega, la
responsabilidad surge de una actividad riesgosa o peligrosa, la misma que no fue realizada por la empresa.
En cuanto a lo señalado por la actora que no se les brindó la atención debida, la minera no tuvo participación alguna
en el diagnóstico y tratamiento de los afectados, sino que el mismo fue dispuesto por los médicos del puesto de salud
de Choropampa y el Hospital Regional de Cajamarca en coordinación con CICOTOX.
d. Excepción de falta de legitimidad para obrar de los demandantes con relación a la pretensión de indemnización por
daño ambiental:
Tratándose de intereses difusos, sólo pueden demandar el Ministerio Público, las asociaciones o instituciones sin fines
de lucro, los gobiernos locales, etc., conforme lo establece el artículo 82° del Código Procesal Civil, por lo que los
demandantes por sí solos no pueden promover el presente proceso.
B.- De las excepciones de Ransa Comercial S.A. (fojas 752 del tomo II)
a.- Excepción de falta de legitimidad para obrar de Ransa Comercial S.A.: Cuando ocurrieron los hechos se
desempeñaba como Agente de Transporte de Minera Yanacocha S.R.L., y los balones que contenían mercurio eran de
propiedad exclusiva de dicha minera, fue ella quien no los envasó adecuadamente, lo que trajo consigo el derrame;
que en todo momento el mercurio fue manipulado en su estiba y aseguramiento en la plataforma del vehículo por
personal de la citada minera. Solicita se tenga en cuenta el Dictamen Pericial del Examen Físico Químico emitido por
la Dirección Nacional de Criminalística de la Policía Nacional, de fecha 18 de junio del 2000, en el que se concluyó que
la responsabilidad por el derrame de mercurio se debió a la imprudencia y negligencia en su envasado.
b.- Excepción de prescripción extintiva: Alega los mismos fundamentos de Minera Yanacocha S.R.L.
c.- Excepción de conclusión del proceso por transacción: Menciona como sustento de sus defensa de forma las
transacciones celebradas entre la demandante (por derecho propio y en representación de sus hijos) con la Minera
Yanacocha S.R.L.
C.-Del litisconsorte necesario pasivo Esteban Arturo Blanco Bar (fojas 1173 del tomo III)
a.- Excepción de Prescripción extintiva: Sostiene los mismos fundamentos de la demandada Minera Yanacocha S.R.L.
b.- Excepción de conclusión del proceso por transacción: Igualmente, sirven de sustento de su excepción las
transacciones celebradas entre la parte accionante con la empresa minera emplazada.
c.- Excepción de falta de legitimidad para obrar de los demandantes con relación a la pretensión de indemnización por
daño ambiental: Consigna la misma motivación que sus codemandadas.
7.- Mediante Resolución número tres, dictada en la Audiencia de Saneamiento Procesal, del 08 de enero de 2004,
según acta de fojas 303 a 312, se declara: Infundada la excepción de conclusión del proceso por transacción referidos a
la demandante Giovanna Angélica Quiroz Villaty que deducen Minera Yanacocha S.R.L., Ransa Comercial S.A. y
Esteban Arturo Blanco Bar; Fundada la excepción de conclusión del proceso por transacción referido a los menores
Euler Jonathan y José Ronny Mendoza Quiroz y Walker Steve Cuenca Quiroz que deducen los tres demandados;
Infundada la excepción de falta de legitimidad para obrar de los demandados deducida por la minera Yanacocha
S.R.L. y Ransa Comercial S. A.; Infundada la excepción de prescripción deducida por todos los demandados, y
Fundada la excepción de falta de legitimidad para obrar activa respecto a la pretensión de indemnización por daño
ambiental.
8.- Apelada que fuera la citada resolución, la Sala Civil de Cajamarca, mediante auto de vista del 25 de julio de 2005,
confirma la alzada (por unanimidad) en cuanto declara infundada la excepción de falta de legitimidad para obrar de
la demandada Ransa Comercial S. A. y fundada la excepción de falta de legitimidad para obrar por daño ambiental;
confirma (por mayoría) en los extremos que declara infundada la excepción de prescripción extintiva de la acción;
infundada la excepción de conclusión del proceso por transacción referido a la accionante Giovanna Quiroz; fundada
la excepción de conclusión del proceso respecto a los hijos menores de edad de la actora, deducida por la empresa
minera; la Revocaron en el extremo que declara fundada la excepción de conclusión del proceso por transacción
referido a los menores de edad, deducida por los demandados Ransa Comercial S. A. y Arturo Blanco Bar; infundada
la excepción de conclusión del proceso por transacción respecto a la actora, deducida por la empresa minera e
infundada la excepción de falta de legitimidad para obrar pasiva deducida por la misma empresa minera;
Reformándola: declararon infundada la excepción de conclusión del proceso por transacción referida a los menores de
edad, deducida por Ransa y Arturo Blanco Bar, fundada la excepción de conclusión del proceso por transacción
respecto a la actora, deducida por la minera demandada, y fundada la excepción de falta de legitimidad para obrar
pasiva deducida por la misma empresa minera, en consecuencia nulo todo lo actuado y por concluido el proceso.
Dicha resolución fue materia de Recurso de Casación por los demandados Ransa Comercial S. A. y Arturo Blanco Bar,
así como por la accionante Giovanna Quiroz siendo declarados nulos los concesorios por la Sala Civil Permanente de
la Corte Suprema, respecto a los dos codemandados, en tanto que declaró procedente el recurso de la accionante, el
mismo que es declarado fundado mediante sentencia de fecha 07 de abril de 2006 (Casación N° 2383-2005-Cajamarca,
corriente de fojas 1428 a 1433 del tomo II que conforma estos autos), por lo que casaron la de vista por no haberse
fundamentado debidamente, así como por no haberse fijado fecha para la vista de la causa de acuerdo a ley,
devolviendo los actuados a la instancia de origen.
9.- Devueltos los autos a la Sala Civil de Cajamarca, ésta se avoca nuevamente al conocimiento de la causa emitiendo,
en esta oportunidad por unanimidad, con fecha 27 de diciembre de 2006, el auto de vista (corriente de fojas 1473 a
1480 del tomo. III), por medio de la cual Revoca la impugnada en el extremo que declara infundada la excepción de
conclusión del proceso por transacción respecto a la demandante Giovanna Quiroz Villaty y Reformándola la declara
Fundada, confirmándola en los demás extremos.
Esta resolución de vista es la que viene en Recurso de Casación conforme se procede a describir a continuación
respecto a los fundamentos esgrimidos por la parte demandante.
II.- MATERIA DEL RECURSO:
Se trata del recurso de casación interpuesto por doña Giovanna Angélica Quiroz Villaty (por derecho propio y en
representación de sus tres menores hijos), contra la resolución de vista de fojas 1473 a 1480, expedida el 27 de
diciembre de 2006, por la Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Cajamarca, en los extremos que:
a) Confirma la resolución apelada que declara fundada la excepción de conclusión del proceso por transacción
respecto a los demandantes menores de edad: Walker Cuenca Quiroz; Euler Mendoza Quiroz y José Mendoza Quiroz,
propuesta por las demandadas Minera Yanacocha S.R.L. y Ransa Comercial S.A.
b) Confirma el auto apelado en cuanto declara fundada la excepción de Falta de Legitimidad para Obrar de la
demandante respecto a la pretensión por daño ambiental formulada por el demandado Esteban Arturo Blanco Bar.
c) Revoca el auto apelado en el extremo que declara infundada la excepción de conclusión del proceso por
Transacción y reformándolo declara Fundada la citada excepción en cuanto concierne a la accionante Giovanna
Angélica Quiroz Villaty, propuesta por Minera Yanacocha S. R. L y Esteban Arturo Blanco Bar.
III.- FUNDAMENTOS DEL RECURSO:
Por resolución del 03 de mayo de 2007 se declaró procedente el recurso de casación por las causales previstas en los
incisos 2 y 3 del artículo 386° del Código Procesal Civil, al haberse satisfecho los requisitos de fondo regulados por los
incisos 2.2 y 2.3 del artículo 388° del mismo cuerpo legal, por los fundamentos siguientes:
1.- La inaplicación de normas de derecho material: Manifiesta la recurrente que se han inaplicado los artículos 5° y
1305° del Código Civil al haberse transigido sobre daños a la salud de los afectados, derechos que son personalísimos
y extrapatrimoniales y por ende no son transables, sin considerarse que dichas transacciones son inválidas por no
ajustarse al ordenamiento legal, siendo nulas de pleno derecho.
2.- Contravención a las normas que garantizan el derecho a un debido proceso:
a. Señala la impugnante que conforme al inciso 10 del artículo 446° del Código Procesal Civil, sólo se puede proponer
la excepción de conclusión del proceso por transacción si se llega a establecer que la misma ha puesto fin a un proceso
judicial, es decir previamente ha debido existir un proceso judicial que haya terminado con transacción. Del mismo
modo el artículo 453° inciso 4 del citado cuerpo procesal, requiere la existencia de procesos idénticos para poder
amparar la excepción de transacción, situación que no se presenta en el caso de autos, al tratarse de una transacción
que no puso fin a ningún proceso judicial y tampoco fue homologada por juez alguno; habiéndose, además,
contravenido principios jurisprudenciales establecidos por la Corte Suprema en casaciones anteriores, como por
ejemplo la casación N° 730-2005;
b. Como segunda causal de contravención al debido proceso alega la recurrente que la Excepción de Falta de
Legitimidad para Obrar Activa de la accionante respecto al daño al medio ambiente, no se ha interpretado
correctamente los alcances del artículo 82° del Código Procesal Civil, toda vez que el mismo prevé la legitimación
extraordinaria para las instituciones que allí se mencionan, en tanto que la legitimación ordinaria le corresponde a las
personas naturales afectadas, incluso para las que no lo son directamente. Además de no haber aplicado el precedente
vinculante trazado en la sentencia dictada por el Tribunal Constitucional en el Expediente N° 221-97-AA/TC.
IV.- DE LA CONVOCATORIA AL PLENO CASATORIO:
1.- Mediante Razón de fojas 123-A del Cuaderno de Casación, la señora relatora de la Sala Civil Permanente de la
Corte Suprema de la República, da cuenta al Presidente de dicha Sala de la existencia de pronunciamientos
contradictorios sobre la misma materia entre las dos Sala Civiles de esta máxima instancia judicial.
2.- Mediante resolución del 29 de noviembre de 2007, la Sala Civil Permanente, estando a la Razón emitida, solicita al
señor Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la República citar a Pleno Casatorio a fin de que se constituya
doctrina jurisprudencial sobre el caso materia de autos.
3.- Por Resolución N° 01-2007-I-Pleno Casatorio-P-CS-PJ, del 04 de diciembre de 2007, la Presidencia del Poder
Judicial, de acuerdo a lo dispuesto por el artículo 400° del Código Procesal Civil, convoca a Sala Plena de la Corte
Suprema de Justicia de la República a sesión para llevar a cabo la vista de la causa del presente proceso, la misma que
se realizó el 18 de diciembre de 2007, habiendo sido designados como vocales ponentes de las opiniones divergentes
de las Salas Supremas Civiles los señores Walter Vásquez Vejarano y Víctor Lucas Ticona Postigo en sus condiciones
de presidentes de dichos órganos jurisdiccionales supremos.
V.- CONSIDERACIONES:
1.- Habiéndose invocado vicios in iudicando e in procedendo como fundamentación de los agravios y atendiendo a sus
efectos, es menester realizar primero el estudio de la segunda causal (referida a infracciones procesales), dados los
alcances de la decisión, pues en caso de amparase la misma, esto es si se declara fundada la Casación por dicha causal,
deben reenviarse los actuados a la instancia de origen para que proceda de acuerdo a lo resuelto, no teniendo objeto
pronunciarse en lo que concierne a la causal de inaplicación de normas materiales.
Sin perjuicio de ello, cabe dejar constancia que si bien es cierto que en el auto que declara procedente el recurso de
Casación se ha hecho expresa referencia solamente a las causales de inaplicación de normas materiales y
contravención al debido proceso en cuanto a la excepción de transacción, mas no así en cuanto a la excepción de Falta
de Legitimación para obrar de la demandante para accionar por daño ambiental; tal omisión ha sido subsanada al
haberse dispuesto en la parte resolutiva de manera genérica que se declaraba procedente el recurso por las causales
denunciadas (por los tres motivos reseñados), tanto más si es que el Ministerio Público ha emitido dictamen
pronunciándose sobre todos los extremos denunciados y la parte demandada no ha alegado nulidad alguna, por lo
que cualquier posible vicio de orden procesal ha quedado subsanado, más aún si es que el mismo no resulta
trascendente para impedir que se resuelva el caso de autos.
2.- El asunto a dilucidarse en este proceso, y que es materia de divergencia entre las decisiones de las salas civiles
Permanente y Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la República, se centra en los alcances de la Transacción
extrajudicial celebrada bajo el amparo normativo del artículo 1302° del Código Civil, esto es si la Transacción
Extrajudicial puede hacerse valer como excepción procesal.
El otro punto materia de debate se refiere a la legitimación activa que pueda tener una persona natural para promover
proceso judicial en la defensa de intereses difusos de acuerdo a lo previsto en el artículo 82° del Código Procesal Civil.
Por tal razón, para un mejor entendimiento del caso sub judice, se ha considerado oportuno abordar determinados
tópicos que tienen estrecha relación con los hechos debatidos y las denuncias expuestas en el Recurso de Casación. En
mérito a ello, se expondrá, en primer lugar, los criterios y posiciones manifestadas por ambas salas civiles supremas; a
continuación se seguirá un orden de exposición que abarque la institución de la Transacción tanto en su vertiente
sustancial como procesal, además de otras instituciones afines que convienen traerse a colación para un mejor
esclarecimiento y resolución del caso sub litis.
A.- Antecedentes resolutivos de las salas civiles supremas:
3.- Conforme se puede corroborar de las resoluciones dictadas en las casaciones obrantes en copias en autos, la Sala
Civil Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República, en los expedientes N° 2383-2005-
Cajamarca (sentencia dictada anteriormente en este mismo proceso, donde a manera de obiter dictum se refiere a la
validez de la transacción extrajudicial); N° 2163-2006-Cajamarca, N° 705-2007- Cajamarca, N° 733-2007-Cajamarca, N°
737-2007-Cajamarca y N° 1801-2007-Cajamarca, ha considerado que la transacción extrajudicial tiene calidad de Cosa
Juzgada de acuerdo a lo previsto por el artículo 1302° del Código Civil, al poner fin a algún asunto dudoso o litigioso
evitando el pleito que podría promoverse o finalizando el que está iniciado, por lo tanto no se contraviene los
artículos 446°, inciso 10, y 453°, inciso 4, del Código Procesal Civil, así como tampoco se vulneran los artículos 5° y
1305° del Código Civil, al estar transándose la indemnización sobre el daño que sufrió la parte afectada por el derrame
de mercurio, por lo que si bien el daño puede ser extrapatrimonial, toda indemnización por sí misma se configura
como un derecho patrimonial, respecto al cual sí se puede transigir; por lo tanto dicha Sala Suprema admite que la
transacción puede ser deducida como excepción en un proceso judicial y ser amparada como tal, precisamente por
haber evitado una controversia judicial.
4.- Por su parte la Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la República, en las casaciones N° 730-2005-
Cajamarca, N° 2158- 2006-Cajamarca; N° 2160-2006-Cajamarca; N° 2162-2006-Cajamarca; N° 2882-2006-Cajamarca y
2942-2006-Cajamarca, considera que solamente se puede oponer la transacción cuando ha estado en curso otro
proceso, es decir previamente ha tenido que existir un proceso judicial que haya concluido con la suscripción de una
transacción homologada por el juez de la causa para que pueda hacerse valer como excepción ante la interposición de
una nueva demanda sobre los mismos hechos, al configurarse la identidad requerida por el artículo 453°, inciso 4, del
Código Procesal Civil, razón por la cual la Transacción Extrajudicial celebrada bajo los términos del Código Civil sin
que haya existido un proceso judicial anterior, no cumple el requisito del Artículo 453.4 del Código Procesal Civil,
ergo deviene en inamparable como medio de defensa de forma, es decir, no se puede deducir como excepción de
forma.
4.- DE LAS TRANSACCIONES CELEBRADAS:
5.- Como se corrobora de lo descrito seguidamente, entre la parte demandante y la empresa Minera Yanacocha S. R. L.
se celebraron tres transacciones extrajudiciales, la primera con la accionante, por derecho propio y en representación
de sus menores hijos las dos siguientes, así como se adicionaron sendas addenda a cada una de ellas, todas con firmas
debidamente legalizadas por Notario.
I.- Transacción celebrada por doña Giovanna Angélica Quiroz Villaty, por derecho propio, con Minera Yanacocha
S.R.L.:
a) En este negocio jurídico intervino en calidad de cónyuge de la indemnizada el señor José Gilmer Mendoza Saldaña.
Se estipuló como monto total de la indemnización la suma de s/. 2 625.00 Nuevos Soles, el cual, según la cuarta
cláusula, cubría el daño emergente, lucro cesante, daño físico o moral y cualquier otro daño producido por el derrame
de mercurio ocurrido el 2 de junio de 2000. Asimismo, se acordó que la empresa minera proveería de un seguro de
salud a favor de la parte afectada, sin costo para ésta, que cubra por el plazo de 5 años los gastos médicos asociados
con las enfermedades derivadas de la contaminación por mercurio, seguro que podía ser renovado en caso la parte
indemnizada haya requerido atención médica cubierta por el seguro y además presente alguna enfermedad derivada
del derrame de mercurio que requiera atención médica por un período adicional a la vigencia del seguro.
Fecha de suscripción: 2 de septiembre de 2000.
b) Con fecha 4 de noviembre de 2000 se redacta un nuevo documento denominado addendum, donde se acuerda
duplicar el monto de la indemnización que haría un total de s/. 5 250.00 Nuevos Soles. El pago se realiza con firmas
legalizadas ante Notario.
II.- Transacción celebrada por doña Giovanna Angélica Quiroz Villaty en representación de su menor hijo de 15
años de edad, Walker Steve Cuenca Quiroz [1], con Minera Yanacocha S.R.L.:
a) En este negocio jurídico sólo intervino la madre del menor.
Se estipuló como monto total de la indemnización la suma de s/. 5 625.00 Nuevos Soles, el cual, según la cuarta
cláusula, cubría el daño emergente, lucro cesante, daño físico o moral y cualquier otro daño producido por el derrame
de mercurio ocurrido el 2 de junio de 2000. Asimismo, se acordó que la empresa minera proveería de un seguro de
salud a favor del menor, sin costo para éste, que cubra por el plazo de 5 años los gastos médicos asociados con las
enfermedades derivadas de la contaminación por mercurio, seguro que podía ser renovado en caso la parte
indemnizada haya requerido atención médica cubierta por el seguro y además presente alguna enfermedad derivada
del derrame de mercurio que requiera atención médica por un período adicional a la vigencia del seguro.
En la segunda cláusula se condicionaba el pago final del monto acordado cuando se contara con la autorización
judicial para celebrar la transacción.
Fecha de suscripción: 2 de septiembre de 2000.
b) Con fecha 4 de noviembre de 2000 se redacta un nuevo documento denominado addendum, donde se acuerda
duplicar el monto de la indemnización que haría un total de s/. 11 250.00 Nuevos Soles.
En este documento también se estipula en la segunda cláusula que el pago final se hará una vez se cuente con la
autorización judicial respectiva.
c) Mediante sentencia del 5 de junio de 2001, el Segundo Juzgado de Familia de Cajamarca, teniendo a la vista los dos
documentos transaccionales, autoriza la celebración de la transacción.
En mérito a dicha sentencia, con fecha 10 de enero de 2002 la empresa minera cumple con pagar a la madre del menor
el saldo pendiente de s/. 5 625.00 Nuevos Soles. El pago se realiza con firmas legalizadas ante Notario.
III.- Transacción celebrada por doña Giovanna Angélica Quiroz Villaty y José Gilmer Mendoza Saldaña en
nombre de los menores Euler Jonathan Mendoza Quiroz (12 años) y José Ronny Mendoza Quiroz (5 años), con
Minera Yanacocha S. R. L.:
a) En este negocio jurídico intervinieron ambos padres de los menores de edad.
Se estipuló como monto total de la indemnización la suma de s/. 7 875.00 Nuevos Soles (s/. 2 250.00 N.S. para Euler
Mendoza y s/. 5 625.00 N. S. para José Mendoza), el cual, según la cuarta cláusula, cubría el daño emergente, lucro
cesante, daño físico o moral y cualquier otro daño producido por el derrame de mercurio ocurrido el 02 de junio de
2000.
Asimismo, se acordó que la empresa minera proveería de un seguro de salud a favor de los menores afectados, sin
costo para ellos, que cubra por el plazo de 5 años los gastos médicos asociados con las enfermedades derivadas de la
contaminación por mercurio, seguro que podía ser renovado en caso la parte indemnizada haya requerido atención
médica cubierta por el seguro y además presente alguna enfermedad derivada del derrame de mercurio que requiera
atención médica por un período adicional a la vigencia del seguro.
En la segunda cláusula se condicionaba el pago final del monto acordado cuando se contara con la autorización
judicial para celebrar la transacción.
Fecha de suscripción: 2 de septiembre de 2000.
b) Con fecha 4 de noviembre de 2000 se realiza un nuevo documento denominado addendum, donde se acuerda
duplicar el monto de la indemnización que haría un total de s/. 15 750.00 Nuevos Soles.
En este documento también se estipula en la segunda cláusula que el pago final se hará una vez se cuente con la
autorización judicial respectiva.
c).- Mediante sentencia del 6 de febrero de 2001, el Tercer Juzgado de Familia de Cajamarca, teniendo a la vista los dos
documentos transaccionales, autoriza la celebración de la transacción y addendum, y a la entrega del dinero señalado
en ambos documentos.
En mérito a dicha sentencia, con fecha 1 de marzo de 2001 la empresa minera cumple con pagar a la madre de los
menores el saldo pendiente de s/. 7 875.00 Nuevos Soles. El pago se realiza con firmas legalizadas ante Notario.
C.- Sobre la transacción:
c.1.-De su regulación en nuestro ordenamiento nacional:
6.- Ante todo, cabe analizar la regulación jurídica de la transacción de acuerdo a nuestro actual ordenamiento legal.
En lo que concierne a su regulación legislativa sustantiva, el artículo 1302° del Código Civil vigente indica:
Artículo 1302°: Por la transacción las partes, haciéndose concesiones recíprocas, deciden sobre un asunto dudoso o litigioso,
evitando el pleito que podría promoverse o finalizando el que está iniciado.
Con las concesiones recíprocas, también se pueden crear, regular, modificar o extinguir relaciones diversas de aquellas que han
constituido objeto de controversia entre las partes.
La transacción tiene el valor de cosa juzgada.(Los subrayados son nuestros)
c.2.- Antecedentes y formalidades:
7. – Así lo entendía también el Código Civil de 1852 al estipular en su artículo 1702° que:
Artículo 1702°: Transacción es un contrato, por el que dos o más personas, decidiendo de común acuerdo sobre algún punto
dudoso o litigioso, evitan el pleito que podía promoverse, o finalizan el que está principiado.
Puede transigirse entre presentes o ausentes, por los mismos interesados, o por apoderados con poder especial.
Seguidamente, agregaba en sus artículos 1703° y 1705°, que la transacción se debía redactar por escrito, sea en
instrumento público o privado o a través de una petición dirigida al juez y firmada por los interesados, con fe de las
firmas de los que la hacían.
La transacción celebrada por escritura pública producía sus efectos desde que era otorgada legalmente, en tanto que la
hecha por escritura privada lo hacía desde que se traducía en instrumento público y se protocolizaba y la que se hacía
ante el juez cuando se legalizaran las firmas.
En lo que se refería a la transacción sobre bienes de menores o personas sujetas a interdicción se indicaba, según el
artículo 1716° del citado Código, que la misma no sería válida mientras no se contara con la aprobación del juez, quien
para concederla debía oír al Consejo de Familia y pedir el dictamen de tres letrados y del ministerio fiscal [2].
Por su parte el Código Civil de 1936, en su artículo 1307° disponía que:
Artículo 1307°: Por la transacción dos o más personas deciden sobre algún punto dudoso o litigioso, evitando el pleito que podría
promoverse, o finalizando el que está promovido.
En lo que concernía a la protección de los derechos de menores de edad, igual disposición tenía el artículo 1312° del
citado Código, al estipular que los representantes de menores, ausentes o incapaces, podrían transigir con aprobación
del juez, quien para concederla oiría al Consejo de Familia cuando lo hubiera, y pediría el dictamen de dos letrados y
del ministerio fiscal.
Nuestro actual Código Civil trae la misma regulación en su artículo 1307° al indicar que:
Artículo 1307°: Los representantes de ausentes o incapaces pueden transigir con aprobación del juez, quien para este efecto oirá al
Ministerio Publico y al consejo de familia cuando lo haya y lo estime conveniente.
Sobre este particular regresaremos más adelante cuando acometamos el estudio de las transacciones celebradas entre
la empresa minera demandada y los menores de edad hijos de la actora.
c.3.- Naturaleza jurídica
8.- Como se nota, la Transacción en el Código Civil de 1852 era considerada dentro de la Sección de los contratos
denominados consensuales a diferencia de los aleatorios que contemplaba otras figuras jurídicas.
Esta calificación jurídica luego variaría con el Código Civil de 1936, el que consideró a la Transacción como un medio
de extinguir obligaciones. La Comisión Revisora del Código Civil de 1852 (que elaboró el corpus legal de 1936),
manifestó que si era un acto jurídico en virtud del cual las partes, haciéndose concesiones recíprocas, extinguen
obligaciones dudosas o litigiosas, era forzoso convenir en que la transacción no era propiamente hablando un contrato
sino un verdadero modo de extinción de los actos jurídicos en general, porque por ella se podían extinguir derechos
reales y derechos hereditarios.
La transacción, continuaba diciendo la Comisión, es un contrato en cuanto representa el resultado de la concordancia
de las voluntades, pero como es una convención que tiene por fin jurídico principal liquidar relaciones obligatorios
preexistentes, es real y verdaderamente un medio de extinción de obligaciones y está mejor ubicada en el plan del
Anteproyecto (que la incluía dentro de los efectos de las obligaciones) que en la Sección del Código Civil de 1852. [3]
9. En la doctrina se discute arduamente si la transacción es una convención, un contrato [4] o un acto jurídico,
inclinándose la mayoría por concebirla como un contrato, conforme lo exponen -entre otros, para el ámbito argentino-
los tratadistas Jorge Llambías y Rubén Compagnucci de Caso [5].
En sede nacional, la Comisión Revisora del Código Civil de 1936, ubicó a la transacción como un medio de extinguir
obligaciones (al igual que el aludido Código, materia de reforma), primero consideró que la figura de la transacción
presenta un doble aspecto: de un lado, es efectivamente un contrato destinado a poner fin a obligaciones dudosas o
litigiosas, mediante concesiones recíprocas; desprendiéndose su naturaleza contractual de la definición contenida en
el artículo 1351° del Código Civil que define el contrato. Este carácter se ve acentuado al haberse introducido el
segundo párrafo del artículo 1302° del citado Código, según el cual se admite que la transacción puede crear, regular o
modificar relaciones diversas de las que son objeto de la controversia.
En otra parte se comentaba por la anotada Comisión, que el legislador ubica a la transacción como uno de los medios
de extinguir obligaciones por razones de tradición jurídica y porque en múltiples casos prevalece el efecto extintivo de
la misma. Acotaba que había sido motivo de especial preocupación de la Comisión revisora, que dio origen al Código
Civil vigente de 1984, introducir mecanismo ágiles para que los particulares solucionen sus diferencias sin la
intervención de los tribunales de justicia, teniendo en cuenta el explicable deseo de las partes de evitar los costos de
un proceso, la pérdida de tiempo que éste conlleva y la voluntad común de lograr tranquilidad, aspecto que
prevalecía para que ellas “se dicten su propia sentencia” [6].
10.- Es por ello que los profesores Castillo Freyre y Osterling Parodi señalan que la transacción es un acto jurídico,
puesto que constituye una manifestación de voluntad destinada a crear, regular, modificar o extinguir relaciones
jurídicas, pero, asimismo, puede ser un contrato al versar sobre relaciones jurídicas patrimoniales (puesto que los
derechos extrapatrimoniales son intransigibles), por lo que ambos conceptos no resultan ser excluyentes sino
complementarios.
Por lo tanto, se concluye que para nuestro ordenamiento jurídico nacional la transacción es un acto jurídico de
naturaleza patrimonial (contrato) por el que las partes, en ejercicio de su autonomía de la voluntad, haciéndose
concesiones recíprocas, deciden sobre algún asunto dudoso o litigioso. A nivel formal, al ser un contrato, apunta a
zanjar cuestiones ya existentes entre las partes, es decir a extinguir relaciones jurídicas existentes que se encuentran en
controversia. Por ello su ubicación es más clara dentro de los medios extintivos de las obligaciones. En cuanto al nivel
de fondo, lo que subyace en el corazón de esta figura se centra en la búsqueda de la paz y la armonía[7].
La causa o función de la transacción es la composición de la controversia jurídica que existe entre las partes, cuya
solución o liquidación asumen los propios interesados, evitando provocar un pleito o acabando el ya iniciado, y se
realiza mediante recíprocas concesiones. Sobre esta causa, que en sus múltiples aspectos revela la virtualidad
operativa del contrato, y sobre la situación o relación jurídica controvertida debe recaer, impelido por el animus
transigendi, el consentimiento de los contratantes[8]. Seguidamente haremos referencia tanto a la doctrina nacional
como a la argentina, por haber servido el Código Civil de este último país como fuente para la redacción de nuestro
actual artículo 1302°, especialmente en cuanto a la validez de cosa juzgada que se le otorga a la transacción [9]; extremo
sobre el cual nos ocuparemos más adelante[10].
11.- Al decir de Llambías, la transacción se basa en un intercambio de sacrificios; si una sola de las partes sacrificara
algún derecho suyo, ello sería una renuncia y no una transacción que requiere que medien concesiones recíprocas.
Mientras exista una reciprocidad, no importa la cuantía de ellos ni su equivalencia o desigualdad, puesto que la ley no
exige paridad de concesiones, ni ello podría imponerse porque la importancia del sacrificio que cada cual realiza es de
apreciación eminentemente subjetiva, no habiendo pauta válida para su medición [11].
c.4.- Efectos de la transacción:
12.- Se sostiene que la Transacción, como es opinión mayoritaria en doctrina, produce diversos efectos, siendo los
principales: a) es obligatoria o vinculante; b) es extintiva; c) tiene efecto declarativo; d) tiene valor de cosa juzgada [12]:
a) Es obligatoria o vinculante: Por su razón de carácter contractual, la transacción crea para las partes una regla a la
cual deben someterse como a la ley misma, en mérito al adagio que “el contrato es ley entre las partes”.
b) Es extintiva: Precisamente por el efecto extintivo que posee la transacción, las partes no pueden hacer valer luego
los derechos renunciados por ese acto, si lo hicieran, serían rechazados por una excepción de transacción, que impide
renovar una pretensión ya aniquilada por la virtualidad del convenio celebrado.
c) Tiene efecto declarativo: La transacción no tiene efectos traslativos de derechos sino declarativos. Esto significa que
cuando uno de los contratantes reconoce el derecho del otro, no es que esté considerando que se lo está transmitiendo,
sino que ese derecho ha existido desde antes y directamente en cabeza de quien lo tiene luego de la transacción.
d) Tiene valor de cosa juzgada: La parte final del artículo 1302° de nuestro actual Código Civil le otorga tal condición
a la transacción, aspecto sobre el que regresaremos más adelante cuando tratemos específicamente sobre la
vinculación de la transacción con la cosa juzgada y su posibilidad de proponerse como excepción en ese sentido.
13.- Concordante con lo dicho, el artículo 1303° del Código Civil es expreso al consignar que: “La transacción debe
contener la renuncia de las partes a cualquier acción que tenga una contra otra sobre el objeto de dicha transacción.”,
dejando en claro la relevancia del elemento reciprocidad en esta figura extintiva. El sentido del artículo es evidente,
tomando en cuenta la finalidad de la transacción, cual es la de no reabrir el asunto que dejó de ser controvertido,
dudoso o litigioso; por lo tanto la eficiencia y practicidad, que constituyen las ventajas de la transacción, giran
alrededor de esta economía en términos de tiempo, recursos e incertidumbre. Estos beneficios se tornarían estériles si
la transacción no tuviera la calidad de definitiva, es decir, si pudiera iniciarse, reiniciarse o proseguir un proceso
judicial sobre el mismo tema, al cual las propias partes encontraron solución y convinieron en ella. [13]
14.- Ahora bien, nuestro Código Procesal Civil también regula sobre la transacción judicial, la misma que debe ser
homologada por el juez de la causa conforme se estipula en el artículo 337°, el mismo que a la letra dice:
Artículo 337°.- Homologación de la transacción.- El Juez aprueba la transacción siempre que contenga concesiones recíprocas,
verse sobre derechos patrimoniales y no afecte el orden público o las buenas costumbres, y declara concluido el proceso si alcanza a
la totalidad de las pretensiones propuestas.
Queda sin efecto toda decisión sobre el fondo que no se encuentre firme.
La transacción que pone fin al proceso tiene la autoridad de la cosa juzgada. El incumplimiento de la transacción no autoriza al
perjudicado a solicitar la resolución de ésta.
Si la transacción recae sobre alguna de las pretensiones propuestas o se relaciona con alguna de las personas, el proceso continuará
respecto de las pretensiones o personas no comprendidas en ella. En este último caso, se tendrá en cuenta lo normado sobre
intervención de terceros.
Con la transacción judicial no se puede crear, regular, modificar o extinguir relaciones materiales ajenas al proceso.
Seguidamente se regula:
Artículo 338°.- Normatividad supletoria.- En todo lo no previsto en este Capítulo, se aplican las normas pertinentes del Código
Civil.
15.- Como nota adicional deviene en ilustrativo consignar que de las sesenta y dos modificaciones que se realizaron a
diversos artículos del Código Civil, mediante la Primera Disposición Modificatoria del Código Procesal Civil, ninguna
se refiere a las normas de la transacción, es más existe el artículo 338° antes citado que es remisivo a las reglas
contendidas en el Código sustantivo, lo que demuestra que el legislador procesal no tuvo intención alguna de restarle
eficacia a la transacción extrajudicial, de lo contrario hubiera modificado o derogado toda la normativa citada.
c.5.- La Transacción extrajudicial: ¿defensa de forma o de fondo?
16.- La cuestión surge en saberse si es que solamente la transacción judicial puede hacerse valer como defensa de
forma (excepción procesal) y la extrajudicial como defensa de fondo.
Si bien es cierto que el artículo 453° del Código Procesa Civil precisa que:
Artículo 453°.- Amparo de las excepciones de litispendencia, cosa juzgada, desistimiento de la pretensión o conclusión del proceso
por conciliación o transacción.- Son fundadas la excepciones de litispendencia, cosa juzgada, desistimiento de la pretensión o
conclusión del proceso por conciliación o transacción, respectivamente, cuando se inicia un proceso idéntico a otro:
1. Que se encuentra en curso;
2. Que ya fue resuelto y cuenta con sentencia o laudo firme;
3. En que el demandante se desistió de la pretensión; ó
4. En que las partes conciliaron o transigieron.
No resulta menos cierto que se puede optar por uno de dos caminos, o el de la aplicación literal de dichos supuestos o
el de interpretar sistemáticamente los mismos dentro del marco constitucional de la tutela jurisdiccional efectiva, así
como de los fines del proceso, además del principio de autonomía de la voluntad; esto es de buscar la solución a un
caso concreto de manera cierta sin dar pie a sucesivos litigios.
17.- Si nos inclinamos por la primera opción, es decir por la aplicación literal de la norma jurídica procesal, se
consideraría que la transacción extrajudicial no puede ser alegada como Excepción procesal, por el contrario deberá
alegarse como defensa de fondo, es decir, como parte de la contestación de la demanda. En cambio si ponderamos la
segunda alternativa, esto es, de la interpretación sistemática de la norma procesal, arribaremos a la conclusión que se
puede alegar la Transacción Extrajudicial como defensa de forma y por ende estaría considerada dentro del supuesto
previsto por el artículo 446° inciso 10 del Código Procesal Civil.
18.- Comentando sobre la legislación argentina, Compagnucci de Caso precisa que la defensa o excepción de
transacción, denominada exceptio litis per transactionem finitae, es de tipo perentorio que decide el pleito y tiene
carácter sustantivo, por lo que aquel que pretenda oponer esta defensa debe demostrar, al igual que para la cosa
juzgada, que se den los requisitos de las tres identidades: objeto, sujetos y causa. En cuanto al objeto, debe entenderse
que sólo se ha transado sobre los derechos que obran en el acuerdo, y no es posible extender el entendimiento a
situaciones análogas o similares. Los sujetos también deben coincidir y juega el principio del efecto relativo de los
contratos. Por último la causa debe ser idéntica, es decir, estar fundada en los mismos hechos que fueron fuente de las
pretensiones reclamadas.[14]
19.- Nuestra anterior legislación procesal, aunque no de manera expresa, contemplaba la distinción entre excepciones
perentorias y dilatorias, por el momento en que podían ser deducidas -claro está que el Capítulo II del Título I, de la
Sección Segunda del Código de Procedimientos Civiles de 1912, llevaba solamente por título “Excepciones
dilatorias”[15], clasificación que hoy en día ha dejado de ser usada, tanto es así que la actual Ley de Enjuiciamiento
Civil española del año 2000 no las contempla, teniendo eso sí una estación procesal de saneamiento.
No obstante lo dicho, resulta ilustrativo hacer algunas referencias a ello, fundamentalmente por sus efectos prácticos.
20.- En doctrina existen tantas clasificaciones de excepciones como autores hay [16], por lo que optamos por seguir lo
dicho por Peláez[17], quien mencionando los diferentes criterios de clasificación de estas, alude, entre otras, a las: a)
procesales y materiales; b) propias e impropias; c) de previo o especial pronunciamiento; d) perentorias, dilatorias y
mixtas.
Es esta última clasificación la más difundida, concibiéndose a las excepciones dilatorias o temporales como aquellas
que no impiden una reproducción del ataque del actor en otro proceso una vez hayan variado las circunstancias; en
tanto que las perentorias o perpetuas, eran aquellas que de ser estimadas impedían que el ataque se reproduzca en
otro proceso, porque se dirigían a conseguir la absolución del demandado o la terminación del litigio, desvirtuando o
destruyendo para siempre el derecho del demandante [18].
Se admitía una tertius genus que se denominaba excepciones mixtas, porque, se sostenía, tenían doble naturaleza, de
perentorias y de dilatorias, por lo que se podían hacer valer tanto antes de contestar la demanda como al presentarse
ésta, siendo considerada dentro de este tipo de excepciones la de Transacción.
c.5.1.- Transacción vs. Cosa juzgada:
21.- Otro ámbito de debate es el referido a que si la Transacción al tener, según nuestro Código Civil, el valor Cosa
Juzgada podría haber hecho valer en este proceso como defensa de forma bajo el amparo del inciso 8 del artículo 446°
del Código Procesal Civil, que regula la excepción de Cosa Juzgada, y no bajo la égida del inciso 10 del mismo
artículo.
Si nos remitimos al ordenamiento procesal, observamos que el Desistimiento de la pretensión se puede hacer valer
como excepción con nombre propio (artículo 446° inciso 9: Desistimiento de la pretensión) o como excepción de Cosa
Juzga en mérito a lo dispuesto por el artículo 344° del Código Procesal Civil, por lo que en uno u otro sentido tendría
paso, también, para ser amparada la Transacción judicial o extrajudicial. Como dato histórico mencionamos que el
artículo 1728° del Código Civil de 1852 decía que: “La transacción produce entre las partes la excepción de cosa
juzgada; y puede interponerse en cualquier estado de la causa.’’ Coligiéndose de ello, que se le otorgaba la condición
de excepción mixta, al poderse oponer como dilatoria o perentoria de acuerdo a lo antes mencionado.
22.- Empero, es sujeto de debate el considerar si es que la transacción extrajudicial tiene o no la calidad de Cosa
Juzgada, siendo de opinión en contra la mayoría de la doctrina, por ejemplo en Argentina Llambías, Borda y
Compagnucci sostienen que la transacción como contrato que es, no tiene capacidad de producir efectos de Cosa
Juzgada, sólo tendrá aquella fuerza la que ha sido homologada por el juez [19].
De la misma postura son los autores nacionales Castillo Freyre y Osterling Parodi, al señalar que la transacción sólo
tiene similitudes con la sentencia o con el laudo cuando nos encontramos dentro de un proceso judicial o arbitral.[20]
De distinto parecer es el maestro uruguayo Eduardo Couture, que al considerar como excepciones mixtas a la Cosa
Juzgada y a la Transacción, decía que: “Las excepciones de cosa juzgada y transacción evitan, en todo caso, el debate sobre el
derecho expuesto en la demanda. Quien aduce la cosa juzgada no discute el derecho mismo, sino que se ampara en un
pronunciamiento anterior a su respecto, que le resulta favorable y que le ahorra una nueva discusión. El que invoca la transacción
tampoco quiere dilucidar el derecho tal cual era, sino que se ampara en un estado de cosas que ha surgido luego del contrato de
transacción y que hace innecesario todo debate sobre el estado anterior; la transacción que es el equivalente contractual de la
sentencia, actúa en el juicio como una verdadera excepción de cosa juzgada.’’[21].
23.- La doctrina española también se ocupa de tal efecto, considerando que la norma respectiva (artículo 1.816 del
Código Civil español), cuando habla del valor de Cosa Juzgada, se trata más de una metáfora secular y que ha
cumplido históricamente la misión de subrayar el carácter meramente declarativo del contrato, no debiendo
entenderse en su sentido literal; por tal motivo el autor español Francisco Peláez comenta que:
“Partiendo de que la transacción es una especie de sentencia que dictan las partes para resolver su situación controvertida, pienso
que la interpretación que buscamos es la de Fenech. El art. 1.816, dice, ‘no refleja una identidad conceptual con la cosa juzgada de
la sentencia. La cosa juzgada de la transacción que no puede hacerse valer, por ejemplo, por medio de la excepción de cosa juzgada
en el proceso civil, ni tratarse por el procedimiento incidental, quiere decir que el juez viene obligado a tener en cuenta la decisión
de las partes y a no contradecirla, aunque la crea injusta; pero esta cosa juzgada no impide que el Juez valore la validez del propio
contrato de transacción, y que estime su falta de causa, que ha sido otorgado con dolo, etc., o sea, que el juez no puede revisar el
proceso que ha culminado en una sentencia, de modo que la cosa juzgada se desprende de la sentencia y cubre la actividad anterior
a ella. Sólo en ese sentido puede hablarse propiamente de cosa juzgada, en cuanto la solución se independiza de la actividad
anterior y tiene valor por sí misma. Es como una sentencia que se han dado las partes.” [22]
Continúa citando Francisco Peláez, esta vez a Carreras Llansana quien opina que: “Para que exista cosa juzgada en
sentido material, es indispensable, por definición, que se haya juzgado, es decir, que exista verdadero y propio juicio sobre una
cuestión entre partes. Si no existe una verdadera norma o regla sobre relaciones jurídicas, si falta como hemos visto esta
imperatividad que es sólo propia de la sentencia dictada en el proceso contencioso, no cabe afirmar que exista propiamente un
juicio ni cosa juzgada”[23].
24.- En la misma línea doctrinal Agustín Luna Serrano opina que, tampoco habría de tener la transacción el valor de
cosa juzgada en el sentido positivo de ser vinculante para el juez, puesto que al no haber juicio no se da el
presupuesto de la regla tradicional res iudicata pro veritate habetur, por lo que sostiene que si alguna de las partes
“…intentase repristinar la discusión ante los órganos jurisdiccionales, la otra podría oponerle útilmente, con la misma
fuerza que la exceptio rei judicate, la exceptio litis per transactionem finitae.’’ [24]
25.- En consecuencia, parecería dificultoso decantarse por una u otra opción; empero, siguiendo a la mayoría de la
doctrina, cuyos argumentos nos parecen más plausibles con relación a si en base a la transacción extrajudicial -no
homologada[25]– se puede deducir la excepción de Cosa Juzgada, opinamos que no resulta viable su proposición como
defensa de forma bajo esa denominación, sino más bien creemos que se puede plantear como Excepción de
Transacción propiamente dicha, toda vez que si bien es cierto existen ciertas similitudes entre ambas instituciones –
Transacción y Cosa Juzgada- se nota la ausencia de identidad entre las mismas y más bien una mayor presencia de
diferencias.
c.5.2.- De la transacción extrajudicial como excepción procesal:
26.- En lo que respecta a nuestro ordenamiento procesal, comentando el anterior Código de Procedimientos Civiles de
1912, Augusto Ferrero decía que:
En cuanto a la transacción, nuestra ley procesal no ha hecho sino conceder al demandado el derecho de interponer con el carácter
previo de defensa, una institución contemplada en el Código Civil (artículos 1307-1316°). La transacción como la cosa juzgada,
entraña una función positiva y una negativa. Una función positiva por cuanto se puede exigir su cumplimiento. Una función
negativa por cuanto se puede oponer lo pactado. Es en el sentido de la función negativa que opera la excepción. Como la
transacción puede hacerse por escritura pública o por petición al juez que conoce el litigio (artículo 1308° del Código Civil),
entendemos que en ambos casos procede como excepción. Tiene el mismo valor que una resolución judicial. Por ello, como anota
Couture, por medio de la transacción las partes deciden por contrato lo que el juez habría de pronunciar por sentencia.
Seguidamente agrega “…El fundamento de la excepción de cosa juzgada, como el de la transacción, desistimiento y litispendencia,
es la seguridad jurídica. No olvidemos que no solamente es importante actuar el derecho con el mínimo posible de actividad
jurisdiccional, sino también con la mayor seguridad jurídica. Porque ‘el derecho no es un valor en sí mismo, ni la justicia su
contenido necesario. La prescripción no procura la justicia, sino el orden; la transacción no asegura la justicia, sino la paz; la cosa
juzgada no es un instrumento de justicia, sino de autoridad.” [26]
27.- Según Raymundo Salvat, para que la excepción de transacción pueda prosperar, es necesario el concurso de dos
condiciones, análogas a las que se exige para la cosa juzgada: a) Que la nueva cuestión sea la misma que había sido
transigida (identidad de objeto) y b) que la cuestión se plantee entre las mismas personas, actuando en la misma
calidad (identidad de personas)[27] ; por ello se dice que la transacción es un instituto con una doble resonancia
normativa, fondal y ritual, por cuanto sus efectos extinguen o modifican relaciones jurídicas y son idóneos para
terminar anormalmente el proceso, puede argumentarse como pretensión para exigir su cumplimiento (ya que genera
un título ejecutivo) o como excepción cuando se pretende demandar por el mismo derecho primigenio que fue objeto
de la transacción[28].
28.- Abundando en argumentos a favor de la viabilidad de proponer la transacción extrajudicial como excepción,
Fornaciari considera que la transacción afecta directamente la pretensión, afecta el derecho que se autoatribuye el
actor en el proceso: “Cuando se trate de convenio extrajudicial, estaremos en el campo de los derechos simplemente
dudosos. Frente a este supuesto, se ha sostenido que, cuando el acuerdo se celebre sin que exista litigio, la transacción
no puede oponerse como excepción previa, sólo sería viable como ‘defensa de fondo’ ya que es un medio extintivo de
obligaciones que guarda similitud con el pago que no está enumerado entre las defensas previas. Los argumentos no
nos parecen definitivos; pensamos que para arribar a una solución a este problema, es necesario recurrir al
procedimiento de identificación de pretensiones (…) Por su valor gráficamente esclarecedor, conviene reproducir la
fórmula suministrada por Calamandrei. Según este autor, la identificación subjetiva tiende a establecer quiénes son
los litigantes; la objetiva apunta a determinar sobre qué litigan; la atinente al tercer elemento, o sea al título o causa
petendi, se dirige a responder por qué litigan.”
Líneas más adelante el autor aludido concluye que constatada la triple identidad no advierte impedimento alguno
para que la transacción pueda prosperar como defensa previa, por lo que “.determinada por el procedimiento de
confrontación la identidad de la pretensión deducida con la cuestión que ha sido materia de convenio transaccional, la
excepción previa que analizamos es perfectamente viable.”[29]
29.- Concluimos que no existe basamento lógico que sirva de obstáculo para que la Transacción Extrajudicial se
oponga como defensa de forma, de lo contrario se estaría desconociendo sus efectos extintivos así como su utilidad
como medio eficaz para solucionar futuros litigios, además de instrumento para alcanzar la paz y armonía entre las
partes.
D.- Formalismo, interpretación normativa, justicia y conflicto social:
30.- De lo dicho surge el siguiente interrogante: ¿cuál sería la razón para no poder alegar la transacción extrajudicial
como defensa de forma (Excepción) y solamente limitarla a oponerla como defensa de fondo?
No se halla motivo razonable para exigir a las partes a litigar por un alongado tiempo, sabiendo que se concluirá
finalmente por el amparo de la defensa propuesta, cuando bien puede acogerse la misma como excepción procesal,
con ello no sólo se estaría actuando en aplicación del principio de Economía Procesal sino también se estaría
descartando la aplicación literal, y por tanto perjudicial, de las normas procesales contenidas en los artículos 446°
inciso 10 y 453° del Código Procesal Civil, tanto más si es que se está ante un claro supuesto de ausencia de interés
para obrar en el proceso.
Reiterando, pensamos que los citados dispositivos legales no deben ser aplicados ad pedem literae sino más bien
deben ser interpretados a la luz del ordenamiento constitucional y en concordancia con el resto el ordenamiento legal,
obedeciendo a una interpretación sistemática.
31.- Resulta muy oportuno traer a colación lo dicho por el jurista brasileño Carlos Álvaro de Oliveira, a propósito del
formalismo en el proceso civil, quien comenta que “…la clave del problema consiste en la posibilidad de que el poder
organizador, ordenador y disciplinario del formalismo -en vez de servir a la realización del derecho- contribuya al
aniquilamiento del propio derecho o a un retraso irrazonable de la solución del litigio. En este caso, el formalismo se
transforma en su contrario: deja de constituir una herramienta útil para la realización de la justicia material y pasa a
ser su verdugo; en vez de propiciar una solución rápida y eficaz del proceso, contribuye a la extinción de éste sin
juzgamiento del mérito, impidiendo que el instrumento alcance su finalidad esencial.
Se coloca, por tanto, en primer plano de la discusión hasta qué punto es posible aceptar, o no, una visión rígida y
rigurosa del formalismo procesal y, al mismo tiempo, la problemática de la investigación y búsqueda de soluciones
para el antagonismo entre tales valores en conflicto.” [30]
32.- Justamente por ello es necesario tener en cuenta que constituye un margen de libertad del juez cuando realiza la
conexión de la norma que interpreta con los valores en los que descansa todo el ordenamiento.
Los principios de un sistema jurídico moldean el entendimiento de la totalidad de sus normas porque en todo caso el
intérprete deberá optar, entre las varias posibles, por la solución hermenéutica que mejor se adapte a ellos.
En esta labor tendrá a su favor los criterios de la razonabilidad, puesto que ante la pluralidad de exigencias
provenientes de diversas fuentes, su única solución será la de acudir a lo que la doctrina y la jurisprudencia han
venido denominando “juicio de razonabilidad”, que no es otra cosa que un juicio sensato y lógico desde un punto de
vista constitucional[31].
33.- Otro autor español, Ricardo Ruiz Serramalera, también se ocupa de la aplicación e interpretación de las normas
jurídicas, por lo que aún siendo extenso lo transcrito, es necesario plasmar su punto de vista sobre ello. Dicho autor
nos dice que:
Para fijar el ámbito de la interpretación jurídica se debe atender a tres puntos importantes, que muchas veces se suelen marginar,
entendiendo que sólo se hace necesaria una labor de esclarecimiento de la norma cuando sea manifiestamente dudosa (por su
abstracción , por su complejidad o por su apariencia), o creyendo que únicamente corresponde investigar el alcance de la ley (por
reducir a ella el contenido de la interpretación), o suponiendo que es suficiente con averiguar el sentido particular de cada norma
según su propio contenido (aislándola del resto de las que componen el ordenamiento jurídico).
El primer aspecto que conviene resaltar es que toda norma de Derecho, por muy claros que parezcan los signos con los que se
manifiesta, necesita de la interpretación del jurista, pues una cosa es que la letra (en el caso de la ley) o el uso (en el caso de la
costumbre) se muestren como perfectamente definidores de un contenido concreto que aparentemente no ofrezca dudas y otra muy
distinta que ello sea efectivamente así, pues hasta haber analizado aquellos signos no se estará en condiciones de determinar su
claridad o su complejidad.
No hay que confundir la facilidad o dificultad que brinde cada norma para captar su significado con la existencia o inexistencia de
una tarea interpretativa, que en todo caso es necesario poder traducir y comprender los signos a través de los cuales se presenta.
Aunque siga teniendo vigencia el antiguo principio ‘in claris non fit interpretativo’ (constantemente recordado por la
jurisprudencia), hay que entenderlo en el sentido de que, si después de haberse comprobado el contenido de una norma no parece
descubrirse ninguna consecuencia distinta de las que reflejan sus signos, no puede el interprete atribuirse facultad alguna para
modificar su alcance, pero no en el que no sea precisa ninguna labor investigadora cuando a simple vista no exista duda en su
significado, ya que, como antes se ha advertido, para averiguar esto se hace siempre preciso analizar la forma material con la que se
presenta revestida la norma.[32]
34.- De lo trascrito, nos encontramos ante el hecho que no siempre se puede decir que una norma es lo suficientemente
clara, eliminando cualquier resquicio de duda o de interpretación; es más, para arribar a la conclusión de que la
misma es concluyente en un determinado sentido se ha debido realizar un análisis de ella, considerando sus alcances
dentro de un determinado ordenamiento jurídico.
35.- Existen varios criterios normativos de interpretación, pero tradicionalmente se han destacado cinco que son: a)
Criterio gramatical; b) Criterio contextual o sistemático; c) Criterio histórico; d) Criterio sociológico y e) Criterio
intencional o teleológico.
Para lo que interesa al caso de autos se desarrollarán los criterios gramatical y contextual respectivamente, sin que ello
signifique que los demás no tengan igual relevancia[33].
a). Criterio gramatical: este criterio exige que la interpretación de las normas se haga atendiendo al sentido propio de
las palabras. Se llama un criterio promovido por el llamado literalismo, que es precisamente una corriente de
interpretación que estima que el lenguaje es lo único que hay que entender a la hora de interpretar[34].
Aunque este criterio ha sido presentado por algunos como suficiente, no parece que sirva como único criterio a la hora
de determinar un significado. Más bien se constituye en un presupuesto de toda interpretación, por lo que su
utilización debe ser desde la perspectiva sistemática. En este sentido parece que se está en presencia de un
metacriterio general, necesario en cualquier interpretación, pero insuficiente. También puede ser contemplado como
criterio dentro del sistemático, que sirve para dotar de significado a la idea de coherencia, en el sentido de que exige
interpretar de forma semánticamente coherente con el ordenamiento.
b).- Criterio sistemático: Según este criterio las normas cobran sentido en relación con el texto legal que las contiene o
con el ordenamiento. El criterio sistemático puede operar bien desde la perspectiva de la adecuación lógica de la
norma con las restantes (donde se conecta con el literal), bien desde la de la adecuación teleológica y valorativa de la
norma respecto a las demás.Todos los criterios sistemáticos están presididos por la idea de la coherencia. Los
enunciados normativos deben ser interpretados de forma coherente con el ordenamiento. Este es precisamente el
significado general del criterio sistemático, siendo los restantes proyecciones, presupuestos o limitaciones del
mismo.En efecto, algunos no son otra cosa que concreciones al sentido general de este criterio, es decir, hacen alusión
a qué partes del ordenamiento deben ser tenidas en cuenta. Dentro de éstos pueden incluirse el criterio estructural, el
del lugar material, el de conformidad con la Constitución, el analógico, el de equidad, el del precedente, el de
autoridad.
36.- Ergo, considerando que, cuando no se acoge como Excepción la Transacción Extrajudicial, no homologada
judicialmente, se está haciendo una aplicación o interpretación literal del citado artículo 453°, inciso 4, del Código
Procesal Civil, mas no así una interpretación sistemática, habida cuenta que las normas que integran el ordenamiento
jurídico son partes conectadas que se apoyan mutuamente, de tal modo que las unas se explican por medio de las
otras. Creada una norma jurídica, ésta viene a integrar la totalidad del ordenamiento jurídico y este impone a la
norma una configuración, un valor y un sentido que deben acomodarse a la unidad del mismo ordenamiento. De esta
manera, la institución de la transacción no sólo está regulada por el Código Procesal Civil sino también, y
sustancialmente, por el Código Civil, por lo que extraer conclusiones distintas es atentar contra la unidad de este
ordenamiento jurídico, visto como un entramado de dispositivos legales.
37.- Por tal razón, el artículo 1302° del Código Civil es meridianamente claro (y por ende preciso), puesto que
prescribe que la transacción tiene por cometido el poner fin a una controversia evitando así un pleito que podría
promoverse o finalizando el ya iniciado, resultando excesivo y formalista que se exija litigar a las partes en un fatigoso
proceso judicial, para arribar finalmente a la conclusión que el fondo de la controversia ya ha sido resuelto por ellas
mismas, cuando bien se pudo poner fin al proceso amparando la excepción propuesta[35].
Una interpretación distinta contribuye a alimentar la litigiosidad, cuando a las partes -pese a que decidieron
libremente de manera extrajudicial poner fin a un asunto dudoso- se les deba exigir transitar por todo el iter procesal
para concluir finalmente que no había motivo a incoar la demanda. Con ello se estaría imponiendo a las personas
(sean naturales o jurídicas) a que nunca celebren transacciones extrajudiciales sino que esperen ineluctablemente a
que se principie un proceso judicial, con todo el costo temporal y económico que ello significa, para luego recién
puedan transar, de lo contrarío estaría latente el peligro que de hacerlo antes del proceso, bajo el otro criterio que no
se comparte, dicha transacción no tenga eficacia ni valor alguno por estar posiblemente viciada de alguna causal de
nulidad o anulabilidad.
38.- Por ello, resulta equivocado, sostener a priori, que no se puede dar cabida a la transacción extrajudicial como
medio de defensa de forma porque ésta “puede adolecer de nulidad o anulabilidad” conforme sostiene un autor
nacional[36]. Mantener tal presunción, sería cuestionar la validez de cuanto acto jurídico se celebre en nuestro medio y
por ende, bajo esas premisas, se tendría que considerar, por ejemplo, que tampoco resultaría amparable la excepción
de convenio arbitral porque ésta podría estar viciada de nulidad o anulabilidad, dándose incluso cabida a otras
posibilidades invalidantes sobre todos los negocios jurídicos celebrados, creando un ambiente de total incertidumbre
e inseguridad jurídica.
Por todo ello, si bien el texto legal sigue siendo un elemento fundamental en el momento de interpretación y
aplicación de la norma, esa aplicación es un proceso de integración recíproca de lo individual y de lo universal, por lo
que, ni el texto de la norma es suficiente ni la aplicación de ella al caso concreto deja de influir en el momento de la
interpretación. La sumisión del juez a la ley no equivale a la sujeción a un texto literal, admite un margen que, dentro
de esa vinculación, permite soluciones más abiertas[37].
39.- Situación diferente se manifestaría si es que al momento de resolver la excepción el juzgador considere -en el
ejercicio del control judicial que prevé el artículo 220° del Código Civil- que las transacciones extrajudiciales
presentadas son inválidas o ineficaces; supuesto éste que no se ha considerado en ninguna de las instancias de mérito,
no siendo alegada tampoco por la demandante, aspecto que desde nuestro punto de vista también resultaría
discutible, toda vez que bien podría haberse demandado la nulidad o anulabilidad de la transacción mencionada;
tanto más si es que en otros pronunciamientos casatorios, de criterio distinto al de esta sentencia, no se ha
desestimado la procedencia de las excepciones de transacción extrajudicial por tales causales sino porque las mismas
no se ajustaban a lo prescrito por el 453° del Código Procesal Civil.
De igual guisa, tampoco podría actuarse de manera oficiosa puesto que (aún existiendo pareceres en sentido
diferente[38]) en sede casatoria nacional no es admisible la aplicación del principio jurídico del iura novit curia, al ser la
Casación un recurso extraordinario que sólo permite a la Corte de Casación la revisión de los casos denunciados
específicamente bajo los supuestos del artículo 386° del Código Procesal Civil, especificidad que impide el ejercicio de
la facultad general del juez de aplicar el citado principio [39].
E.- Regla de derecho: venire contra factum proprium nulli conceditur:
40.- El brocardo jurídico de origen romano arriba citado no es otra cosa que la actualmente denominada Teoría de los
Actos Propios, la misma que, según Mario Castillo Freyre, está conceptuada como una limitación al ejercicio de los
derechos subjetivos, impuesta por el deber de un comportamiento coherente con la conducta anterior del sujeto que
suscita en otro una fundada confianza[40].
Luis Díez-Picazo precisa que la regla de “nadie puede venir contra sus propios actos” ha de interpretarse en el sentido
de que toda pretensión, formulada dentro de una situación litigiosa, por una persona que anteriormente ha realizado
una conducta incompatible con esta pretensión, debe ser desestimada, acotando que desde el punto de vista del
Derecho sustantivo, la inadmisiblidad de venir contra los propios actos constituye técnicamente un límite del ejercicio
de un derecho subjetivo o de una facultad, derivado del principio de buena fe y particularmente de la exigencia de
observar, dentro del tráfico jurídico, un comportamiento coherente [41].
Rubén Compagnucci de Caso afirma que la doctrina de los actos propios importa una barrera opuesta a la pretensión
judicial, impidiéndose con ello el obrar incoherente que lesiona la confianza suscitada en la otra parte de la relación e
impone a los sujetos un comportamiento probo en las relaciones jurídicas, no siendo posible permitir que asuman
pautas de conducta que susciten expectativas o confianza en un desarrollo ulterior y luego se contradiga al efectuar
un reclamo judicial[42].
41.- Por su parte Alejandro Borda señala, aludiendo a la jurisprudencia de su país, que los tribunales han sostenido
que las partes no pueden contradecir en juicio sus propios actos anteriores, deliberados, jurídicamente relevantes y
plenamente eficaces, como asimismo devienen inadmisibles las pretensiones que ponen a la parte en contradicción
con sus comportamientos anteriores jurídicamente relevantes.[43]
Por lo tanto, la teoría de los actos propios constituye una Regla de Derecho derivada del principio general de la Buena
Fe, que sanciona como inadmisible toda pretensión lícita pero objetivamente contradictoria con respecto al propio
comportamiento anterior efectuado por el mismo sujeto. [44]
42.- Resulta esclarecedor lo dicho por Luis Moisset de Espanés, quien, comentando la regla de que no es admisible que
uno venga a actuar en contra de sus propios actos, menciona que: “Es necesario reconocer que la doctrina ha estado
siempre presente en numerosos fallos [se refiere a los tribunales argentinos], pues repugna al más elemental sentido
de justicia el que un litigante pretenda maliciosamente negar lo que antes ha afirmado…” [45]Seguidamente da una
serie de ejemplos de conductas que atentan contra la buena fe, donde encuentra aplicación la doctrina de los actos
propios, como en el caso donde una parte ejercita derechos anteriormente renunciados, siendo este el supuesto que se
presenta precisamente en la controversia materia de la presente casación, donde la accionante pretende reclamar
derechos anteriormente renunciados.
43.- Según la doctrina, la Teoría de los Actos Propios tiene como presupuestos: a) Una conducta vinculante; b) Una
pretensión contradictoria y, c) Identidad de sujetos. [46]
a) Una conducta vinculante: Esta consiste en un acto o serie de actos que revelen una determinada actitud o decisión
de una persona respecto de intereses vitales que se expresan, o más concretamente, es un acto volitivo, exteriorizado
de las personas sobre un interés trascendente.
De acuerdo a lo expresado por Mario Castillo Freyre, tenemos que la conducta vinculante tiene cuatro elementos: 1)
Debe ser relevante para el derecho lo cual excluye no sólo las conductas jurídicamente intrascendentes (meras
opiniones, expresiones de deseos o proyectos, manifestaciones incidentales, etc.) sino también aquellas que requieren
imperativamente una forma determinada que, por hipótesis, esté ausente: 2) Debe ser válida y eficaz, es decir la
primera conducta no debe estar atacada de causales de invalidez o ineficacia. Esta validez y eficacia de la conducta no
se refiere a la juridicidad o antijuridicidad del propio acto (pues al fin y al cabo, de lo que se trata es de dilucidar con
esta teoría el aspecto antijurídico del mismo) sino de subrayar que aquella conducta reúne todos los requisitos de
validez y de eficacia como conducta en sí misma, más allá del juicio valorativo que se haga de ella; 3) Tiene que
presentarse en una misma situación jurídica, puesto que se refiere al comportamiento tenido dentro de una situación
jurídica que afecta a una esfera de intereses.
b) Una pretensión contradictoria: Es una nueva actuación, con un contenido jurídico preciso y determinado que
importa ejercer una pretensión jurídica por parte del mismo sujeto, que resultaría lícita en otro contexto, pero que en
el caso es ilícita e inadmisible por la contradicción con la primera conducta, llamada vinculante, y afectándose valores
o conceptos indeterminados entre los cuales destaca el principio de la buena fe. Por otra parte, la segunda conducta
debe dar lugar a una pretensión, la misma que puede ser judicial o extrajudicial.
c) Identidad de sujetos: Debe haber una estricta identidad entre el sujeto agente de la conducta vinculante y el sujeto
de la pretensión.
44.-Para el caso de autos, se verifica que la accionante, Giovanna Angélica Quiroz Villaty, por derecho propio y en
representación de sus menores hijos Walker Cuenca Quiroz, Euler Mendoza Quiroz y José Mendoza Quiroz, celebró
transacciones extrajudiciales con la demandada Minera Yanacocha S.R.L., con fecha 2 de septiembre de 2000, siendo
autorizadas las transacciones referidas a los menores edad por resoluciones judiciales del 6 de febrero y 5 de junio de
2001, luego de lo cual se realiza el último pago que se había acordado, puesto que la cancelación total se condicionó a
las citadas aprobaciones judiciales.
En tales actos jurídicos, las partes acordaron que Minera Yanacocha S.R.L. indemnizaba a los afectados por el derrame
de mercurio que ocurrió en su localidad, en tanto que la ahora accionante renunciaba a iniciar cualquier proceso
judicial o reclamo al respecto, puesto que se daba por indemnizada completamente por los daños irrogados a su
persona y a sus menores hijos como producto de la manipulación del mercurio que se derramó del camión de la
empresa Ransa S. A.
45.- Conforme se observa, las transacciones fueron celebradas entre las partes de común acuerdo; es más, en el caso de
los menores se contó con las correspondientes autorizaciones judiciales para dar legalidad a dichos negocios jurídicos,
por lo que se entiende que las mismas tienen plena validez y eficacia; ergo, resulta contradictorio que la accionante,
pretendiendo desconocer actuaciones anteriores, interponga demanda por indemnización alegando haberse
producido un daño mayor al que fue materia de transacción.
Asimismo, los negocios jurídicos transaccionales aludidos no fueron tachados de falsos o nulos por la actora cuando
absolvió las excepciones que le opusieran los demandados, hecho del que nos volveremos a ocupar con más detalle
considerandos adelante.
46.- Sobre esta conducta desplegada por la actora, resulta necesario referirse a lo dispuesto por el Código Civil
vigente, en lo que concierne al régimen general de los contratos. Tal es así que, en sus artículos 1361° y 1362° se
consagran los principios de obligatoriedad de los contratos y de la buena fe, principio este último que debe existir en
sus etapas de negociación, celebración y ejecución de los mismos, por ello establecen que:
Artículo 1361°.- Obligatoriedad de los contratos: Los contratos son obligatorios en cuanto se haya expresado en ellos.
Se presume que la declaración expresada en el contrato responde a la voluntad común de las partes y quien niegue esa coincidencia
debe probarla.
Artículo 1362°.- Buena Fe y común intención: Los contratos deben negociarse, celebrarse y ejecutarse según las reglas de la buena
fe y común intención de las partes.
De la regulación aludida, se demuestra que al ser la Transacción un contrato, resulta por sí mismo obligatorio entre las
partes que lo celebraron, porque responde a la voluntad de ellas. Esa obligatoriedad, sin duda, nace de la ley, porque
les otorga a los particulares la posibilidad de regular sus propios intereses, dentro de los límites que les señala el
ordenamiento jurídico[47].
Ahora bien, esta afirmación resulta ser una presunción iuris tantum puesto que el mismo artículo 1361° admite la
posibilidad de probar en contrario, esto es que alguna de las partes llegue a sustentar que lo expresado en el contrato
no es fiel reflejo de su real voluntad, extremo éste que deber analizado a luz del principio de la Buena Fe, de lo
contrario la simple alegación en ese sentido -sobre la discordancia- daría pie a cuestionar la validez de los contratos
por la sola decisión unilateral de las partes.
47.- Es por ello que el artículo 1362° contempla que los contratos deben negociarse, celebrarse y ejecutarse según las
reglas de la Buena Fe y común intención de las partes. Ello significa que se entiende que el contrato debe ser celebrado
bajo un principio ético, donde los celebrantes confíen entre sí, razón por la cual el Derecho ha optado por consagrar la
Buena Fe Objetiva.
Respecto a la común intención de las partes el autor nacional Manuel de la Puente decía que:
Entre los comentaristas de este Código [se refiere al de 1936], el que trata mejor el tema de la común intención es Cornejo, quien
dice que “la intención representa la dirección teleológica de la voluntad, es la voluntad dirigida a un fin”, agregando que la
intención común “consiste en la unificación del querer de ambas partes en el propósito de crear una obligación jurídica, en lo que
los alemanes llaman la ‘voluntad del negocio’, atingente al contenido jurídico del contrato y no a los fines prácticos.”
Resulta así que la “común intención” de que habla el artículo 1362° del Código Civil de 1984 debe ser entendida como la
“voluntad común” mencionada en el artículo 1361° del mismo Código, o sea la absoluta coincidencia de las voluntades de las
partes en relación al objeto del contrato, que es la creación (regulación, modificación o extinción) de la relación jurídica
patrimonial.[48]
48.- De ello emerge que, cuando se celebra un contrato, las partes se vinculan a los términos del mismo, puesto que
ellos han sido fijados como expresión de la autonomía de la voluntad de estas; en todo caso, si alguna de ellas
pretendiera alegar la existencia de algún vicio en su celebración, así lo debe hacer saber, procediendo a tomar las
acciones que correspondieren, pero de modo alguno resulta aceptable que de manera unilateral desconozca los efectos
del contrato porque así le parece.
En el caso materia de autos, la accionante no sólo pretende desconocer de manera unilateral los efectos de las
transacciones celebradas con la empresa minera demandada sino que, lo que resulta más grave desde nuestra
perspectiva, no hace mención a tales hechos en su demanda, ocultando haber celebrado sendos negocios jurídicos
transaccionales con la empresa minera, tanto más si luego de deducidas las excepciones de conclusión del proceso por
transacción no formuló tachas contra los citados acuerdos transaccionales, lo cual demuestra que no estaba actuando
coherentemente con relación a su conducta anterior de poner fin a un asunto controvertido como fue la reparación de
los daños causados por el derrame de mercurio.
49.- Esta conducta contradictoria no sólo se evidencia con lo antes anotado sino también que al absolver las
excepciones, únicamente alegó la supuesta nulidad de pleno derecho de las transacciones, con relación a la defensa
formal propuesta por la empresa minera [escrito de absolución de fecha 17 de septiembre de 2002, obrante a fojas 261
del tomo I], argumento que no volvió a esgrimir ante idéntica excepción propuesta por el codemandado Arturo
Blanco Bar [escrito del 07 de octubre de 2003, corriente a fojas 1225 del tomo iii], donde se limitó a decir que las
transacciones extrajudiciales, al no haber sido homologadas por el juez ni tampoco habían puesto fin a un proceso
anterior, no se ajustaban a lo regulado por el artículo 453°, inciso 4, del Código Procesal Civil, por ende no se podían
alegar como excepciones procesales.
Tal falta de coherencia en los argumentos contenidos en el escrito de la demanda y en el de defensa de la accionante
nos llevan a colegir que la misma ha tenido una conducta contradictoria frente a su contraparte, la empresa minera
demandada, por lo que consideramos que se da la regla del venire contra factum, al pretender desconocer
injustificadamente un acto anterior válidamente realizado, puesto que no se verifica que haya interpuesto demanda
poniendo en cuestión la validez de dichas transacciones [como proceso autónomo o como pretensión acumulativa];
conducta que no puede pasar desapercibida.
50.- Lo argumentado en la demanda, no puede servir de motivo para desconocer los alcances y efectos de una
transacción celebrada voluntariamente por la accionante. En todo caso, si es que consideró que tanto la transacción
celebrada por derecho propio como la referida a sus menores hijos adolecían de algún vicio de invalidez, debió optar
primero, o acumulativamente si fuere el caso, por solicitar la nulidad de las mismas, pero de modo alguno puede
actuar de manera contraria a una conducta anterior como fue la de renunciar a iniciar cualquier proceso judicial sobre
el asunto materia de indemnización; en consecuencia, en este caso concreto se evidencia una clara actuación
contradictoria en el comportamiento de la accionante, hecho que también debe ser tomado en cuenta para realizar un
análisis en conjunto del caso materia de resolución en este Pleno Casatorio [49].
F.- Transacción y lesión:
51.- La demandante, al momento de absolver el traslado de las excepciones deducidas por la minera demandada (fojas
261 del tomo I), indica que las transacciones extrajudiciales resultan lesivas [haciendo lo mismo en su recurso de
apelación donde consigna que la empresa minera se aprovechó de la “necesidad apremiante de los afectados”], no
exponiendo mayores argumentos al respecto.
52.- El artículo 1447° del Código Civil señala que: “La acción rescisoria por lesión sólo puede ejercitarse cuando la
desproporción entre las prestaciones al momento de celebrarse el contrato es mayor de las dos quintas partes y
siempre que tal desproporción resulte del aprovechamiento por uno de los contratantes de la necesidad apremiante
del otro.”; en tanto que en el artículo 1455° es taxativo al prescribir que no procede la acción de rescisión por lesión en
la transacción ni en las ventas hechas por remate público.
53.- La Comisión Revisora del Código Civil de 1936 que dio a luz el vigente de 1984, decía que:
El propósito del legislador de robustecer la transacción se manifiesta principalmente en los siguientes aspectos: (…) En caso que
hubiera desproporción entre las concesiones recíprocas que se hicieran las partes, no se permite la lesión en la transacción, en
razón que el artículo 1302 del Código Civil no exige que las mutuas concesiones sean equivalentes.
El legislador confiere un tratamiento excepcional a la transacción. Quiere impedir que lo que se persigue con la transacción (que es
evitar que un juicio se promueva o continúe) se pierda por la vía de la lesión, que importa reabrir un debate judicial sobre la
cuantía de las concesiones mutuas que se hicieran las partes para arribar a la transacción. [50]
54.- Al respecto Max Arias-Schreiber, comentando dicha norma legal, indicaba que la razón por la cual no cabe la
lesión en la transacción estriba en que las partes se hacen concesiones recíprocas y la operación tiene valor de cosa
juzgada en mérito a lo dispuesto por el artículo 1302° del Código Civil [51].
Posición algo distinta expresa Manuel de la Puente quien, justamente aludiendo al anterior autor, dice que no
comparte tales “.argumentos por cuanto, si bien son válidos si se toma en consideración exclusivamente el elemento
objetivo de la lesión, o sea la desproporción entre las prestaciones, carecen de justificación cuando se tiene en cuenta
los elementos subjetivos, que son el aprovechamiento por uno de los contratantes de la necesidad apremiante del
otro.”
Seguidamente añade:
En efecto, siendo la transacción un contrato, es dable que las condiciones de la transacción sean impuestas por una de las partes
abusando del estado de necesidad en que se encuentra la otra, que lleva a ésta a aceptar tales condiciones por ser la única manera
cómo puede satisfacer su necesidad.
No creo que deba ampararse una transacción celebrada en estas condiciones. Convengo, sin embargo, en la razón dada por Arias
Schreiber de que el artículo 1302 del Código civil establece que la transacción tiene el valor de cosa juzgada, por lo cual no se
podría interponer una acción judicial para rescindirla.[52]
55.- Nuestra legislación nacional proscribe expresamente la posibilidad de cuestionar la transacción alegando que ha
existido lesión al momento de su celebración. Es más, la parte accionante sólo hace mención, de manera tangencial, en
su escrito de absolución de la excepción propuesta por Yanacocha [53] , que la transacción extrajudicial “resulta lesiva”,
pero no menciona si es que intentó ejercer alguna acción en ese sentido ni tampoco alegó la nulidad negocial en este
proceso como parte de sus pretensiones acumuladas, por lo que queda claro que este instituto jurídico bajo análisis
queda descartado como argumento para cuestionar la validez de la transacción celebrada entre las partes.
De otra parte, se verifica que tanto la demandante como su cónyuge, tienen la condición de profesores, ergo, al no
estar incapacitados cultural o legalmente, no se halla elemento impediente alguno para no hayan podido apreciar los
hechos con claridad. Y no es que se les esté exigiendo, en este caso, el haber tenido o desplegado una capacidad de
análisis de juristas o peritos, sino tan solo nos remitimos al sentido común que todo profesional tiene y que le permite
formarse un juicio sobre la realidad que lo rodea y de ese modo saber qué actos le son más o menos ventajosos a sus
intereses personales[54].
Otro hecho que se corrobora es que la actora recibió el último pago indemnizatorio acordado en las transacciones
después de expedidas las resoluciones judiciales que las aprobaban, tal como se puede observar de las documentales
aparejadas en autos, conducta que denota que para ella, en ese momento, las citadas transacciones no carecían de
validez, por el contrario estuvo de acuerdo con los términos pactados en ellas.
G.- Pronunciamiento de la Defensoría del Pueblo:
56.- Dada la trascendencia del hecho que da origen a esta y otras demandas similares que se encuentran en curso, la
Defensoría del Pueblo se pronunció con relación al derrame de mercurio que afectó a las localidades de San Sebastián
de Choropampa, Magdalena y San Juan en la provincia de Cajamarca, emitiendo el Informe Defensorial N° 62, de
diciembre de 2001.
En el citado Informe se hizo un pormenorizado análisis de lo acontecido, precisando en sus conclusiones, entre otros
puntos, que a la Minera Yanacocha se la había sancionado administrativamente, no habiendo impugnado dicha
sanción (conclusión número 22). También cuestionó la actividad procesal de la magistrada provisional encargada del
Juzgado Mixto de Santa Apolonia, Olga Castañeda Ayulo, así como del Fiscal Ad Hoc, Miguel Villalobos, nombrado
para el caso.
Se procesó penalmente al chofer del camión, Esteban Arturo Blanco Bar por el delito contra la vida el cuerpo y la
salud, como único responsable, y contra los directivos de Yanacocha y de Ransa por el delito contra la seguridad
pública y delito de peligro común, en sus figuras de formas culposas en agravio de la sociedad, reservándose el Fiscal
el derecho de denunciarlos por delito ecológico. No habiéndose constituido en parte civil ninguno de los agraviados.
Finalmente, sólo se sentenció al chofer del camión a dos años pena privativa de la libertad con ejecución suspendida,
no habiendo sido apelada la sentencia.
Sobre este particular, la defensoría del Pueblo en sus conclusiones y recomendaciones (números 23 y 11,
respectivamente) solicitó se investigue la actitud tanto de la magistrada como del fiscal por no haber procesado
debidamente la cuestión del delito ecológico, por lo que recomendó que los órganos de control del Ministerio Público
y del Poder Judicial procedan de acuerdo a sus atribuciones.
57.- Finalmente, en lo atinente a las transacciones extrajudiciales (conclusión número 26), opina que las mismas
“…vulneran los derechos al debido proceso y a una tutela jurisdiccional efectiva de los afectados, derechos de la
persona humana reconocidos constitucionalmente, inherentes a la misma e irrenunciables.’’.
Según la Defensoría del Pueblo (p. 75 del Informe), tales transacciones sería nulas de pleno derecho ya que se estaría
transigiendo sobre el derecho al debido proceso y a la tutela jurisdiccional efectiva. Opinión que no es compartida por
este Pleno Casatorio por las razones ya expuestas.
58.- La Defensoría del Pueblo no se pronunció en sus conclusiones ni en sus recomendaciones sobre la viabilidad o no
de demandar indemnización por daño ecológico a los responsables del hecho denunciado, esto a efectos de dar lugar
a que se reparen esos perjuicios ocasionados con el derrame de mercurio. En suma, no instó a ninguna de las
entidades o instituciones señaladas en el artículo 82° del Código Procesal Civil para que inicien las acciones que el
caso ameritaba.
H.- Sobre los intereses difusos y su defensa:
59.- En primer lugar es necesario tener en cuenta que a la fecha en que se suscitaron los hechos (02 de junio de 2000) y
de la admisión de la presente demanda (presentada el 27 de mayo de 2002 y admitida del 04 de junio de 2002, como se
verifica de fojas 1101 a 1120 del tomo III) aún estaba vigente el texto original del artículo 82° del Código Procesal Civil
el mismo que era el siguiente:
Artículo 82°.- Patrocinio de intereses difusos:
Interés difuso es aquel cuya titularidad corresponde a un conjunto indeterminado de personas, respecto de bienes de inestimable
valor patrimonial, tales como la defensa del medio ambiente, de bienes o valores culturales o históricos o del consumidor.
Pueden promover o intervenir en este proceso, el Ministerio Público y las asociaciones o instituciones sin fines de lucro que según
la ley o el criterio del Juez, ésta última por resolución debidamente motivada, estén legitimados para ello.
En estos casos, una síntesis de la demanda será publicada en el diario oficial “El Peruano” y en otro de mayor circulación del
distrito judicial. Son aplicables a los procesos sobre intereses difusos, las normas sobre acumulación subjetiva de pretensiones en lo
que sea pertinente.
La sentencia, de no ser recurrida, será elevada en consulta a la Corte Superior. La sentencia definitiva que declare fundada la
demanda, será obligatoria además para quienes no hayan participado del proceso.
Posteriormente, mediante Ley N° 27752, del 08 de junio de 2002, se modifica el texto de dicho artículo en lo siguientes
términos:
Artículo 82.- Patrocinio de intereses difusos:
Interés difuso es aquel cuya titularidad corresponde a un conjunto indeterminado de personas, respecto de bienes de inestimable
valor patrimonial, tales como el medio ambiente o el patrimonio cultural o histórico o del consumidor.
Pueden promover o intervenir en este proceso, el Ministerio Público, los Gobiernos Regionales, los Gobiernos Locales, las
Comunidades Campesinas y/o las Comunidades Nativas en cuya jurisdicción se produjo el daño ambiental o al patrimonio
cultural y las asociaciones o instituciones sin fines de lucro que según la Ley y criterio del Juez, este último por resolución
debidamente motivada, estén legitimadas para ello.
Las Rondas Campesinas que acrediten personería jurídica, tienen el mismo derecho que las Comunidades Campesinas o las
Comunidades Nativas en los lugares donde éstas no existan o no se hayan apersonado a juicio.
Si se promueven procesos relacionados con la defensa del medio ambiente o de bienes o valores culturales, sin la intervención de los
Gobiernos Locales indicados en el párrafo anterior, el Juez deberá incorporarlos en calidad de litisconsortes necesarios, aplicándose
lo dispuesto en los Artículos 93 a 95.
En estos casos, una síntesis de la demanda será publicada en el Diario Oficial El Peruano o en otro que publique los avisos
judiciales del correspondiente distrito judicial. Son aplicables a los procesos sobre intereses difusos, las normas sobre acumulación
subjetiva de pretensiones en lo que sea pertinente.
En caso que la sentencia no ampare la demanda, será elevada en consulta a la Corte Superior. La sentencia definitiva que declare
fundada la demanda, será obligatoria además para quienes no hayan participado del proceso.
La indemnización que se establezca en la sentencia, deberá ser entregada a las Municipalidades Distrital o Provincial que hubieran
intervenido en el proceso, a fin de que la emplee en la reparación del daño ocasionado o la conservación del medio ambiente de su
circunscripción.
60.- Tal modificación versó sobre quiénes tienen legitimación para obrar en la defensa de tales intereses, dándose el
caso que a la fecha de la interposición de la demanda, la norma procesal le otorgaba tales facultades al Ministerio
Público y a las asociaciones o instituciones sin fines de lucro; en tanto que la norma modificada amplía el espectro de
instituciones legitimadas para tal fin. El caso es que ni en el texto anterior ni en el actual se contempla la posibilidad
de que la acción pueda ser ejercida por una persona natural sino tan solo por entes que cuenten con personería
jurídica.
61.- Al respecto, Juan Montero Aroca nos dice que frente a los intereses colectivos, los intereses difusos se caracterizan
porque corresponden a una serie de personas que están absolutamente indeterminadas, no existiendo entre ellas
vínculo jurídico alguno, de modo que la afectación de todas ellas deriva sólo de razones de hecho contingentes, como
ser consumidores de un producto, vivir en una misma ciudad o ser destinatarios de una misma campaña publicitaria.
Acotando que por ello se está, sin duda, ante un caso de legitimación extraordinaria. La asociación representativa no
es, desde luego, titular del interés difuso, pero tiene por ley la legitimación para defenderlo en juicio [55].
62.- En sede nacional Giovanni Priori comenta que en el caso de los intereses difusos nos encontramos frente a un
problema de acceso a la jurisdicción; por ello, en la medida que es imposible o sumamente difícil precisar la
titularidad del derecho -y por ende la legitimación para obrar activa- la ley habilita a determinadas personas o
instituciones para que actuando en nombre propio inicien los procesos tendientes a la tutela de estos derechos que, en
principio, no les corresponden, debido a que la titularidad se encuentra atribuida a un conjunto indeterminado de
personas y no a éstas individualmente consideradas. En ese sentido, esta habilitación legal tiene por finalidad superar
el problema que el carácter difuso de la titularidad trae a la determinación de quién se encuentra habilitado para
iniciar válidamente un proceso, problema que no se supera otorgando representación, ya que en este caso la
dispersión de la legitimación se mantiene.[56]
63.- Por tanto, en lo que concierne a la denuncia referida al amparo de la Excepción de Falta de Legitimidad para
Obrar de la demandante respecto al daño ambiental, no vislumbramos, en primer lugar, contradicción alguna en las
decisiones de ambas Salas Civiles, puesto que concuerdan, como lo hace este Pleno, que la legitimación únicamente
les corresponde de manera exclusiva y excluyente a las entidades que se mencionan en el artículo 82° del Código
Procesal Civil; por ende no puede ser ejercida por una persona natural, salvo que represente a una de las entidades
señaladas en el mencionado artículo, tanto en su versión original como en su versión modificada.
64.- En cuanto a la alusión que hace la accionante respecto a la sentencia expedida por el Tribunal Constitucional en el
Expediente N° 0221-1997- AA/TC, donde se hace mención que la legitimación en la defensa de los intereses difusos
alcanza también a las personas naturales, cabe precisarse que tanto el artículo 26° de la Ley N° 23506, como el artículo
40° del Código Procesal Constitucional vigente le otorgan legitimación a cualquier persona para interponer demanda
de Amparo, lo cual debe entenderse que es para efectos de solicitar esa garantía constitucional en defensa de los
intereses difusos, pero ello no nos puede llevar a colegir que así como en el Amparo también en la vía ordinaria la
legitimación es irrestricta para la defensa de los intereses difusos; por lo que se debe diferenciar el ejercicio de una
acción de Amparo frente a una acción ordinaria, puesto que en uno y otro caso se persiguen fines totalmente
diferentes; en consecuencia, lo alegado por la recurrente carece de sustento jurídico, siendo correcta la decisión de la
Sala Civil de Cajamarca al confirmar el auto apelado que declara fundada la excepción propuesta sobre esta materia
de legitimación activa en la defensa de intereses difusos.
I.- SOBRE LA INAPLICACIÓN DE NORMAS DE DERECHO MATERIAL:
i.1.- Validez de las transacciones:
i.1.1.-Sobre el daño a la salud:
65.- De la demanda que en copia corre de fojas 1101 a 1118 del tomo II de la presente causa, se advierte que en
ninguna parte del citado documento se hace mención a la celebración de transacciones extrajudiciales entre la
accionante (así como sus menores hijos) con la empresa demandada, tampoco se hace alusión a invalidez alguna de
dichos negocios jurídicos que pueda sustentar la interposición de la demanda.
66.- De ello emergen dos hechos evidentes, el primero referido a que la actora exprofesamente guardó silencio
respecto a la celebración de las transacciones extrajudiciales; el segundo relacionado con que no ha cuestionado la
validez de las mismas para poder incoar la demanda de indemnización; es más, tampoco es sustento de la demanda el
mayor valor de los montos indemnizatorios que los fijados en las respectivas transacciones extrajudiciales.
67.- Al momento de absolver la excepciones deducidas por la empresa minera demandada (ver fojas 261 a 264 del
tomo I), recién la accionante procede a cuestionar la validez de dichas transacciones; en primer lugar señala que las
mismas no son oponibles por no ajustarse a los supuestos previstos por el Código Procesal Civil, al no haber dado fin
a un proceso judicial anterior y tampoco han sido homologadas por ningún juez; además que serían nulas de pleno
derecho al haberse transigido sobre derechos extrapatrimoniales y, finalmente, en el fondo éstas resultan lesivas si es
que se tiene en cuenta la enorme diferencia entre las partes y el grado apremiante de necesidad en que se encontraban
los afectados. No obstante, la demandante no presentó cuestiones probatorias contra las transacciones ofrecidas por la
empresa excepcionante como sustento de su defensa de forma [57].
68.- Respecto a la oponibilidad de la transacción extrajudicial como defensa de forma (esto es como Excepción
procesal), los fundamentos de su procedencia corren en los considerandos precedentes.
Lo mismo ocurre en lo atinente a lo alegado a la supuesta lesividad de la transacción celebrada, supuesto que también
ya ha merecido pronunciamiento en los considerandos pertinentes.
Corresponde analizar si es que las transacciones celebradas son inválidas por haber versado supuestamente sobre
derechos extrapatrimoniales. Del mismo modo, se estudiará el extremo concerniente a las autorizaciones judiciales y
su temporalidad con relación a la celebración de las transacciones extrajudiciales de los menores de edad.
69.- El cuestionamiento que se hace de tales negocios jurídicos es que se ha transado sobre derechos
extrapatrimoniales como, por ejemplo, el derecho a la salud.
De acuerdo a lo dispuesto por el Código Civil vigente, lo que en realidad se transó en el caso sub judice, no es sobre la
salud sino sobre los daños que se ocasionaron a la salud como consecuencia de la exposición y manipulación del
mercurio que sufrieron la accionante y sus menores hijos, al igual como ocurrió con otros pobladores del lugar.
70.- Los daños extracontractuales pueden ser de orden patrimonial o extrapatrimonial, por ello se habla, respecto a los
primeros, del daño emergente y del lucro cesante, en tanto que con relación al daño extrapatrimonial nos estamos
refiriendo a los daños a la persona y el daño moral. Inclusive, de acuerdo al artículo 1306° del Código Civil, se puede
transar sobre responsabilidad civil proveniente de delito, es decir, se puede pactar sobre la reparación de un daño
causado por un hecho doloso; ergo, con mayor razón se puede transar sobre daños provenientes de actos culposos.
De la prescrito por el artículo 1985° de nuestro Código Civil, se colige que estos dos tipos de daños, patrimoniales y
extrapatrimoniales, se pueden reparar patrimonialmente, es decir son indemnizables ya sea con una suma de dinero o
con cualquier otra obligación que conlleve a resarcir el daño causado, de otro modo no habría manera de indemnizar.
En suma, cuando se menciona que se indemniza un daño, lo que se está haciendo es patrimonializar el mismo, sean
de naturaleza personal, material o moral.
71.- A lo que se refiere el artículo 1305° del Código Civil, al indicar que no se puede transar sobre derechos
extrapatrimoniales, es a todos aquellos derechos que no pueden ser apreciados o valorizados en dinero, por ello se
dice que no se puede transar sobre derechos familiares, esto es, por ejemplo, nadie puede ser hijo o pariente de otro
por transacción, tampoco se puede instituir heredero forzoso vía transacción, así como no se puede convalidar un
matrimonio nulo por transacción, o tampoco se puede transar con alguien para que se deje inocular el virus del VIH.
En este último ejemplo sí se estaría atentando contra la salud, la misma que es entendida como una condición
indispensable del desarrollo humano y medio fundamental para alcanzar el bienestar individual y colectivo, siendo su
protección de interés público, razón por la cual toda persona tiene derecho a la protección de su salud en los términos
y condiciones que establece la ley, siendo irrenunciable el derecho a su protección, conforme lo expresan los artículos I
a II del Título Preliminar de la Ley General de Salud, Ley N° 26842.
72.- En el caso de autos no se ha transado sobre la salud en sí misma, porque las partes no han acordado que la una
tenga el derecho de dañar a la otra, sino que se ha acordado en reparar ese daño causado a través de un monto
dinerario, tal cual ocurre cuando, por ejemplo, a raíz de una accidente de tránsito, la parte culpable indemniza a la
parte afectada o a sus herederos y no es que estén autorizándola a herirla o matarla, sino que se está tratando de
reparar las consecuencias de ese daño causado. De lo expuesto, queda descartada toda vulneración a los artículos 5° y
1305° del Código Civil, por ende las transacciones celebradas tienen plena validez.
73. – Estando a las consideraciones precedentes, con las cuales se han desestimado las denuncias de infracciones de
orden procesal, puesto que se ha concluido que sí resulta procedente la interposición de la Excepción por Transacción
Extrajudicial, dichos argumentos se hacen extensivos al presente análisis, toda vez que en las transacciones celebradas
entre las partes no se advierte que la accionante o sus menores hijos hayan renunciado a alguno de sus derechos
fundamentales referidos a la vida, a la integridad física, a la libertad, al honor y demás inherentes a la persona
humana.
74.- En efecto, si bien es cierto que con el derrame de mercurio se creó una situación de riesgo para los lugareños,
quienes se expusieron a daños físicos al manipular el metal, no es menos cierto que para efectos indemnizatorios, ese
daño debe ser cuantificable, de lo contrario no habría manera de poder resarcirse el mismo.
75.- En su escrito que contiene el recurso de Casación, admite la actora que los derechos “personalísimos y
extrapatrimoniales” sí pueden ser cuantificados patrimonialmente y por ende materia de transacción, como en efecto
ocurrió así y se consignó en la respectivas transacciones que se estaba indemnizando por el daño causado, el cual
comprendía el daño emergente, lucro cesante, daño físico o moral y cualquier otro daño sufrido. En consecuencia, no
se puede argüir que se han afectado los derechos señalados por el artículo 5° del Código Civil o que se ha infringido lo
dispuesto por el artículo 1305° del mismo cuerpo legal.
76.- Los jueces que autorizaron la celebración de las transacciones a favor de los hijos menores de edad de la
accionante, tuvieron a la vista las documentales que las contenían, así como sus respectivas addenda, conforme se
verifica de las pruebas anejadas en autos; resoluciones judiciales que no pueden cuestionarse en este estado procesal.
77. – Concluyendo, no se debe confundir el derecho afectado, que puede ser de orden patrimonial o extrapatrimonial,
con el resultado indemnizatorio del mismo; al final de cuentas todos los derechos, cuando se trata de indemnizarlos,
deben ser cuantificados patrimonialmente; en consecuencia no se advierte que se haya inaplicado, al caso sub judice,
ni el artículo 5° ni el artículo 1305° del Código Civil, por lo que esta denuncia también deviene en infundada.
i.1.2. De la transacción sobre derechos de menores de edad:
78.- Finalmente, corresponde analizar sobre la validez de las transacciones celebradas por la accionante en nombre de
sus menores hijos, esto es si las autorizaciones judiciales realmente tuvieron efectos autoritativos para que las
transacciones sean válidas.
Se ha constatado que la señora Giovanna Quiroz Villaty nunca cuestionó, en su demanda de indemnización, la
validez y eficacia de las transacciones celebradas a favor de sus menores hijos antes de contar con la autorización
judicial, así como tampoco lo ha hecho cuando absolvió las excepciones propuestas y menos en el recurso de casación
interpuesto, salvo en el recurso de apelación que interpusiera contra la resolución de primera instancia que amparó la
excepción de conclusión del proceso por transacción referente a los menores de edad.
79.- En la citada apelación se dice que no se ha contado con autorización judicial previa para celebrar las transacciones
a favor de sus menores hijos de acuerdo a lo normado por el artículo 448, inciso 3, del Código Civil y por lo tanto
dichos actos jurídicos no tienen “…validez, son nulos, inexistentes y por ende no surten efectos…” (el citado recurso
de apelación corre de fojas 1244 a 1254 del tomo III).
80.- En realidad es el artículo anterior, 447° del Código Civil, el que prescribe que para enajenar, gravar o contraer
obligaciones a nombre de los hijos por sus padres se requiere de previa autorización judicial; seguidamente el artículo
448° mencionado, prevé una serie de supuestos que también requieren de autorización judicial, porque son actos
jurídicos o procesales que van a repercutir en la esfera jurídica del menor de edad. No obstante ello, el artículo 1307°
del mismo cuerpo civil señala que:
Artículo 1307°.- Transacción del ausente o incapaz: Los representantes de ausentes o incapaces pueden transigir con aprobación
del juez, quien para este efecto oirá al Ministerio Público y al consejo de familia cuando lo haya y lo estime conveniente.(El
subrayado y cursiva son nuestras)
Conforme a lo prescrito por dichos dispositivos legales, en uno y otro caso se usan términos diferentes, si bien en el
artículo 447° se dice que se requiere contar con previa autorización judicial, por su parte el artículo 1307° preceptúa
que se debe contar con la aprobación del juez, no indicando si ésta debe ser anterior o posterior a la celebración
transacción. Es más, el artículo 447° no sanciona con nulidad cuando se ha realizado alguno de los actos jurídicos que
señala sin contar con la autorización previa, por tanto bien se puede tener dicha autorización posteriormente.
Caso distinto es el de la transacción, donde no se menciona que la aprobación del juez debe ser necesariamente
anterior a su celebración, con lo cual se concluye que ella puede ser posterior a su realización. El hecho concreto es
que debe de contarse con tal aprobación, como en efecto aconteció en el caso de autos.
81.- Para concluir, es menester tener en cuenta que los jueces de familia que otorgaron las respectivas aprobaciones
para la celebración de las transacciones judiciales, respecto a los hijos menores de edad de la demandante, tuvieron a
la vista los documentos pertinentes, incluyendo las addenda, por lo que al verificar la legalidad de las mismas
procedieron a su aprobación, de lo contrario no hubieran dictado las respectivas resoluciones en sentido positivo.
VI.- EFECTOS DE LA SENTENCIA:
82- Resta hacer una precisión final, y es respecto a los efectos de la presente decisión. Como la misma no tiene efectos
ex tune, sino por el contrario tiene efectos ex nunc, los procesos resueltos con anterioridad a esta decisión bajo criterios
diferentes mantienen plena vigencia al estar protegidas dentro del marco de la autoridad de la Cosa Juzgada, en tanto
que el caso presente así como los demás que están pendientes de resolverse por ambas Salas Supremas Civiles, donde
se esté discutiendo iguales hechos e iguales razones, deberán ajustarse al precedente vinculante trazado en la presente
sentencia, en mérito a lo dispuesto por el artículo 400° del Código Procesal Civil.
En la Razón emitida por la señora Secretaria General de la Corte Suprema de Justicia de la República, se hace alusión
que se han remitido juntamente con este proceso las casaciones N° 1463-2007, seguido por Bartolomé Pérez Lozano y
otros contra la Minera Yanacocha S. R. L, Ransa Comercial S. A. y Arturo Blanco Bar; N° 1811-2007, seguido por José
Azañero Chuquiruna y otros contra los mismos demandados, y N° 1813-2007, seguido por Margarita Cabanillas
Miranda y otros, también contra las mismas partes, expedientes que deben devolverse a su Sala de origen para que
procedan de acuerdo al precedente fijado en este Pleno Casatorio.
VII.- CONSTITUCIONALIDAD DEL PLENO CASATORIO:
1.- La Constitución Política del Estado, dispone en su artículo 141° que: “Corresponde a la Corte Suprema fallar en
casación, o en última instancia, cuando la acción se inicia en una Corte Superior o ante la propia Corte Suprema
conforme a ley…”.
Por su parte, la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ) señala en su artículo 26°, inciso 1, que son órganos
jurisdiccionales del Poder Judicial, entre otros: La Corte Suprema de Justicia de la República; acotando en su artículo
30° que el trabajo jurisdiccional de la Corte Suprema se distribuye en Salas Especializadas Permanentes y Transitorias;
en tanto que en el artículo 32° indica que la Corte Suprema conoce de los procesos en vía de casación con arreglo a lo
establecido en la ley procesal respectiva.
2.- De igual manera, la Vigésima Tercera Disposición Final y Transitoria de la misma Ley Orgánica, precisa que las
disposiciones de carácter procesal contenidas en esta Ley son de aplicación supletoria a las normas procesales
específicas, dispositivo que debe ser concordado con la Décima Disposición Final del Código Procesal Civil, la cual
prescribe que: “De conformidad con la Vigésimo Quinta Disposición Final de la Ley Orgánica del Poder Judicial
(Decreto Legislativo 767), las normas del Código Procesal Civil se aplican preferentemente respecto de las de aquélla.”
La 25a Disposición Final a que se hace referencia es al orden original que tenía el D. Leg. 767, que luego pasó a ser la
23a Disposición Final y Transitoria del TUO de la LOPJ, aprobado por D. S. N° 017-93-JUS del 28 de mayo de 1993.
3.- Es más el artículo 51° de la Constitución Política dice que: “La Constitución prevalece sobre toda norma legal; la
ley, sobre las normas de inferior jerarquía, y así sucesivamente. La publicidad es esencial para la vigencia de toda
norma del Estado.”
Por lo tanto, en primer lugar, nuestro ordenamiento constitucional no sostiene que una Ley Orgánica tenga mayor
jerarquía que una ley ordinaria; en segundo lugar, aún siendo así, no existe prohibición alguna para que una Ley
Orgánica precise que la competencia para resolver los recursos de casación no puedan ser regulados por una ley
ordinaria de orden procesal como es el Código Procesal Civil aprobado por Decreto Legislativo (esto es por
delegación de funciones del Poder Legislativo al Ejecutivo); tanto más si el mismo artículo 32° de la LOPJ es
meridianamente claro al precisar que los procesos que se encuentren en vía de casación se resuelven de acuerdo a la
norma procesal respectiva, y esa norma no es otra que el artículo 400° del Código Procesal Civil.
4.- En consecuencia, no existe vulneración constitucional alguna, tampoco conflicto normativo por jerarquía de leyes y
menos avocación indebida de esta Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia de la República, al no existir desviación
de la jurisdicción predeterminada por ley, puesto que antes de que se iniciaran este y los otros procesos judiciales, ya
existían las normas legales citadas, cuya constitucionalidad ha sido referida líneas arriba.
5.- Finalmente, este Pleno Casatorio considera que el recurso de Casación no está solamente al servicio del ius
litigatoris, puesto que la Casación deviene en un particular juicio de legitimidad, donde el acento debe ponerse en la
existencia de una violación o aplicación incorrecta de la norma jurídica y por tal razón, más que centrarse en la
motivación misma de la resolución de origen y el razonamiento que lleva a ella, debe hacerlo en el alcance que se da
en dicha resolución a la norma legal que se ha aplicado al supuesto fáctico de origen. En consecuencia, la sentencia de
casación debe tratar de la justicia o legalidad de la solución del caso, pero no debe prescindir de su tarea mediata
uniformadora de la jurisprudencia, pues sólo así el tribunal de casación podrá cumplir la función que le es propia
como órgano supremo de justicia, con lo cual estará favoreciendo la seguridad jurídica.
6.- Al establecerse precedentes vinculantes por medio de esta sentencia casatoria, no se está, en modo alguno,
vulnerado la independencia judicial, puesto que el precedente es, en esencia, el que realiza los valores de igualdad, de
coherencia y de continuidad del ordenamiento, permitiendo la inserción de las decisiones individuales en contextos
más amplios.
Como bien se sostiene, la casación constituye, en definitiva, un límite fáctico de la libertad del juez en tanto y en
cuanto atribuye un significado general a una norma aplicable para casos futuros similares. Significado que es
necesario para proporcionar la certeza, previsibilidad e igualdad en la aplicación del Derecho que reclama todo
Estado de Derecho[58]. Por lo tanto, se está ante un límite legítimo del principio de independencia judicial que, de otro
modo, permitiría interpretaciones diferentes de las normas por parte de los diversos órganos jurisdiccionales, no
obstante la existencia de igualdad o similitud de los supuestos de hecho tenidos en cuenta en procesos judiciales
semejantes.
Siendo así, no se está infringiendo lo dispuesto por el artículo 16° de nuestra LOPJ, porque el valor normativo de la
jurisprudencia no es más que el presupuesto que da sentido a la casación misma y no el contenido de una actividad
extrajudicial del Tribunal Supremo[59].
7.- Del mismo modo, por medio del precedente se realiza la armonización entre las exigencias de la flexibilidad del
Derecho y de apertura y adaptabilidad al cambio, que caracterizan la dinámica de los sistemas jurídicos actuales[60], de
lo contrario, bajo el supuesto respeto a la independencia del juez, sería imposible que se sienten criterios rectores para
la solución uniforme de casos idénticos o similares, conllevando a que se emitan decisiones contradictorias en
perjuicio de los litigantes y dejando de lado la predictibilidad que se espera en las decisiones de los jueces,
evidenciando con ello una clara afectación a sus deberes de velar por la seguridad jurídica y el respeto al principio de
igualdad, que como integrantes de un Poder del Estado de Derecho están obligados a respetar.
VIII.- CONCLUSIONES
Estando a las consideraciones expuestas, estimamos que el recurso de casación es infundado al haberse dictado el auto
de vista de acuerdo a Derecho, por lo que:
1.- No hay contravención a las normas que garantizan el debido proceso conforme ha alegado la recurrente,
consiguientemente, la resolución impugnada se ajusta a Derecho, dado que al ampararse las excepciones de
conclusión del proceso por transacción, propuestas por los demandados, no se ha hecho otra cosa que reconocer los
plenos efectos de actos jurídicos que pusieron fin a las discrepancias que se suscitaron entre las partes como
consecuencia de los daños causados por el derrame de mercurio, las que se finiquitaron celebrando transacciones
extrajudiciales.
2.- No ha existido inaplicación de los artículos 5° y 1305° del Código Civil, puesto que bajo esta última argumentación,
a juicio de este Pleno Casatorio, sería imposible que se indemnice un daño causado, pues para que pueda reparase
cualquier perjuicio es menester que se patrimonialice el mismo, conforme se ha demostrado en los considerandos
correspondientes. Asimismo, no pueden alegarse supuestas nulidades o ineficacias de actos jurídicos sin haberse
solicitado su declaración expresa, previa o concurrentemente a la pretensión indemnizatoria, así como tampoco se
formularon cuestiones probatorias en ningún estado del presente proceso contra las citadas transacciones, lo que
abona a favor de su legalidad.
3.- Respecto a la legitimación para obrar activa por daño ambiental, esto es en la protección de intereses difusos, no ha
existido mayor discrepancia entre la dos salas supremas civiles, habida cuenta que ambas han venido resolviendo
concordadamente en el sentido que las personas naturales no están legitimadas por ley para solicitar pretensiones
indemnizatorias sino tan solo aquellas instituciones señaladas en el artículo 82° del Código Procesal Civil.
4.- Como se indicará en la parte resolutiva, este Pleno Casatorio ha adoptado decisión por unanimidad respecto a la
legitimación activa para promover procesos judiciales de acuerdo a lo normado por el artículo 82° del Código Procesal
Civil, en tanto que por mayoría ha decidido que resulta procedente deducir la transacción extrajudicial como
excepción procesal, siendo de aplicación, por interpretación sistemática, los artículos 446°, inciso 10°, y 453°, inciso 4,
del mismo cuerpo legal.
IX.- FALLO:
Por tales razones, el Pleno Casatorio de la Corte Suprema de Justicia de la República, de conformidad con lo normado
por el artículo 400° del Código Procesal Civil, por mayoría:
a) Declara INFUNDADO el recurso de Casación interpuesto por doña Giovanna Angélica Quiroz Villaty, por
derecho propio y en representación de sus hijos Euler Jonathan y José Ronny Mendoza Quiroz y Walker Steve Cuenca
Quiroz, en consecuencia NO CASARON la resolución de vista, su fecha 27 de diciembre de 2006, expedida por la Sala
Civil de Cajamarca; asimismo,
b) DECLARA QUE CONSTITUYEN DOCTRINA JURISPRUDENCIAL los siguientes precedentes vinculantes:
1.- La Transacción extrajudicial no homologada judicialmente puede ser opuesta como Excepción procesal conforme a
lo regulado por el inciso 10 del artículo 446° e inciso 4 del artículo 453 del Código Procesal Civil, por interpretación
sistemática de dichas normas con las que contiene el Código Civil sobre la Transacción.
Entendiéndose que las transacciones extrajudiciales homologadas por el Juez, se tramitan de acuerdo a las reglas del
Código Procesal Civil, al tener regulación expresa. Ocurriendo lo mismo en cuanto a las transacciones celebradas con
relación a derechos de menores de edad, las mismas que deben ser autorizadas por el juez competente conforme a ley,
(voto en mayoría).
2.- La legitimación parar obrar activa, en defensa de los intereses difusos, únicamente puede ser ejercida por las
entidades señaladas expresamente en el artículo 82° del Código Procesal Civil, (voto por unanimidad).
SE ORDENA la publicación de la presente sentencia en el Diario Oficial “El Peruano”, teniendo efectos vinculantes
para todos los órganos jurisdiccionales de la República a partir del día siguiente de su publicidad. Interviniendo como
Vocal Ponente el señor Vásquez Vejarano.
SS.
FRANCISCO TÁVARA CÓRDOVA
WALTER VÁSQUEZ VEJARANO
ANTONIO PAJARES PAREDES
ROGER H. SALAS GAMBOA
MANUEL SÁNCHEZ- PALACIOS PAIVA
UGO SIVINA HURTADO
JAVIER ROMÁN SANTISTEBAN
VÍCTOR TICONA POSTIGO
ELCIRA VÁSQUEZ CORTEZ
CÉSAR SAN MARTÍN CASTRO
JAVIER VILLA STEIN
VÍCTOR PRADO SALDARRIAGA
DUBERLI RODRÍGUEZ TINEO
JORGE SOLÍS ESPINOZA
JACINTO RODRÍGUEZ MENDOZA
JOSÉ LECAROS CORNEJO
[1] A la fecha el citado demandante Walker Cuenca Quiroz cuenta con 22 anos de edad, por lo que tiene capacidad de
goce y de ejercicio al ser mayor de edad de acuerdo a ley.
[2] Cf. Codigo civil, anotado y concordado, más un apéndice a cargo de Miguel Antonio de la Lama, 4 a ed.,
concordada con el Código de Procedimientos Civiles de 1912 por Pedro Goitizolo, Lima, Librería e imprenta Gil, 1914.
[3] Nos basamos en la cita que hacen Mario Castillo Freyre y Felipe Osterling Parodi en su Tratado de las obligaciones,
tercera parte, t. IX, Biblioteca para leer el Código Civil, Vol. XVI, Lima, PUCP, 2 005, p. 443.
[4] Ya Joaquín Escriche nos decía que la transacción era un contrato voluntario en que se convenían y ajustaban los
litigantes acerca de algún punto dudoso o litigioso, decidiéndolo mutuamente a su voluntad. Debía recaer sobre cosa
dudosa, de modo que sería nula si cualquiera de los contrayentes supiera que no tenía ningún derecho, como
igualmente si haciéndose sobre cosa puesta en litigio, se había ya dado y pasado en autoridad de cosa juzgada la
sentencia.
Acotaba que la transacción tenía fuerza de cosa juzgada y producía excepción de pleito acabado.
Cf. Escriche, Joaquín, Diccionario razonado de legislación y jurisprudencia, París, Librería de Rosa, Bouret y Cía.,
1851, p. 1507.
[5] Cf. Llambías, Jorge Joaquín, Tratado de derecho civil. Obligaciones, t. III, 3 a ed. actualizada, Buenos Aires, Perrot,
1987, pp. 77-78; Compagnucci de Caso, Rubén, Manual de obligaciones, Buenos Aires, Astrea, 1997, pp. 523-524. Para
este último la transacción es un contrato o negocio jurídico declarativo, ya que los derechos se fijan por obra y facultad
de las mismas partes, quienes tienen soberanía absoluta en sus propios intereses. De ese modo, se afirma y aclara la
situación jurídica incierta, que aflora con nitidez mediante la transacción.
En torno a la duda que suscita la naturaleza jurídica de la transacción conviene revisar también la obra de Alterini,
Atilio Aníbal, Oscar José Ameal y Roberto López Cabana, Curso de obligaciones, 4 a ed. Actualizada, 1a reimpresión, t.
II, Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 1992, pp. 339-340.
[6] Cf. Exposición de motivos oficiales del código civil. La transacción, elaborada por la Comisión Revisora del Código
Civil de acuerdo a las leyes 24039 y 24136. Separata Especial del Diario Oficial “El Peruano” publicada el 23 de marzo
de 1988, p. 7.
[7] Cf. Castillo Freyre, Mario et al, ob. cit., pp. 444, 446 y 451.
Refiriéndose a las concesiones recíprocas, la Comisión revisora siguiendo la doctrina argentina, señalaba que ellas no
requieren ser de valor equivalente, sino que pueden ser enteramente desiguales y desproporcionadas en su valor
patrimonial, tampoco es necesario que sean de naturaleza económica, pudiendo ser de otra naturaleza.
Cf. Exposición de motivos oficiales…, p. 8.
[8] Cf. Luna Serrano, Agustín, en: Lacruz Berdejo, José Luis et alii, Derecho de obligaciones. Vol. Segundo, contratos y
siguientes: a) Una relación jurídica litigiosa o controvertida; b) La intención de los contratantes de componer el litigio,
esto es eliminar la controversia y, c) Las recíprocas concesiones de las partes (aliquid Batum, aliquid retentum).
Estos elementos serán mencionados durante el desarrollo del análisis del caso a resolverse por lo que no se les
dedicará consideraciones específicas al tener que ser aludidos en toda la sentencia.
[11] Llambías nos dice que la materia de la transacción son las obligaciones litigiosas o dudosas. Un acuerdo extintivo
que recayese sobre obligaciones que no fuesen litigiosas o dudosas, no sería una transacción porque la res dubia es la
esencia de esa figura. En efecto, la transacción es un negocio o acto jurídico de fijación, que tiende a hacer cierta o a
poner fuera de discusión una situación determinada, eliminando la incerteza de la relación. Esa incertidumbre puede
ser objetiva o subjetiva, la primera corresponde a las obligaciones litigiosas que son las que están sometidas a un
pronunciamiento judicial; la segunda origina las obligaciones dudosas, es decir, las que las partes sinceramente han
estimado como tales, aunque en verdad no lo fueran para un jurista especializado.
Cf. Llambías, ob. cit., pp. 75 y 76.
En el mismo sentido se pronuncia Fornaciari, al estimar que las obligaciones dudosas serán aquellas que las partes
seriamente estiman como tales. Por lo que los requisitos esenciales de la transacción serán la existencia de cuestiones
dudosas o litigiosas, pero entendiendo que la res dubia precede y enlaza siempre ambas situaciones; sea que el
acuerdo se concrete como forma de autocomposición extrajudicial, sea que se realice en el ámbito del proceso.
Asimismo, el carácter de dudosa de determinada cuestión debe ser apreciado de manera subjetiva, es decir, en el
sentido que seria y razonablemente le atribuyen los otorgantes con abstracción de la interpretación que le daría un
jurisconsulto o el propio juez de la causa.
Cf. Fornaciari, Mario Alberto, Modos anormales de terminación del proceso, t. II, Buenos Aires, Depalma, 1988, pp. 27
y 28. También sobre la res dubia resulta oportuno ver a Compagnucci de Caso, Rubén: “La ‘res dubia’ como
motivación totalizadora de la transacción”, en: El Derecho. Jurisprudencia general, Buenos Aires, t. 85, 1980, pp. 859-
863.
[12] Por todo lo que diremos se ha seguido la obra de Llambías, ob. cit., pp. 114-124.
[13] Cf. Castillo Freyre, Mario et al., ob. cit., p. 530.
[17] Cf. Peláez, Francisco J., La transacción. Su eficacia procesal, Barcelona, Bosch, 1987, p. 191 y ss.
[18] El procesalista brasileño Moacyr Amaral conceptúa a las excepciones dilatorias como “…sao aquelas que apenas
distendem o curso da demanda…” mientras que las perentorias “…sao aquelas que trancam, encerram o processo…”
Cf. Amaral Santos, Moacyr, Primeiras linhas de direito processual civil, 2° volumen, 14 a ed., Sao Paulo, Saraiva, 1989-
1991, p. 195.
[19] Cf. Llambías, ob. cit., p. 120, Compagnucci de Caso, ob. cit., p. 530 y Borda, Guillermo, Manual de obligaciones,
10a ed. Actualizada, Buenos Aires, Perrot, 1994, p. 360.
[20] Cf. Castillo et al., ob. cit., p. 512, y Morello, Augusto M., “La transacción desde la perspectiva procesal” en:
Revista del Colegio de Abogados de La Plata, año VI, N° 11, t. VI, julio-diciembre, 1953, pp. 375-390, artículo
contenido también en su libro: La eficacia del proceso, 2a ed. ampliada, Buenos Aires, Hammurabi, 2001, pp. 393409.
[21] Cf. Couture, Eduardo J., Fundamentos del derecho procesal civil, 12a reimpresión de la 3a ed. de 1958, Buenos
Aires, Depalma, 1985, pp. 118-119.
[22] Cf. Peláez, ob. cit., pp. 161 y 163.
[23] Cf. Peláez, ob. cit., p. 164.
[25] Sobre la mala habitualidad de requerir la homologación de la transacción es bueno remitirnos a lo dicho por:
Carbone, Carlos Alberto, “Excepciones de transacción, conciliación y desistimiento del derecho”, en: Excepciones
procesales. Doctrina y jurisprudencia (coord. Jorge Peyrano), Santa Fe, Editorial Panamericana, 1993, p. 181.
[26] Cf. Ferrero, Augusto, Derecho procesal civil. Excepciones, 2 a ed. corregida y aumentada, Lima, s/e, 1974, pp. 142-
144.
Sobre esto también nos remitimos a lo ya dicho por Couture en su obra citada, pp. 118119.
Otro autor nacional, comentando el artículo 317° del Código de Procedimientos Civiles, decía que esta excepción se
justificaba puesto que al tener ésta como fin el evitar un litigio y si, a pesar de ello, una de las partes planteara uno
nuevo, tenía que otorgarse al demandado un recurso que le permitiera “…hacer efectivo el efecto de la transacción…”
Cf. Perla Velaochaga, Ernesto, Juicio ordinario, 6a ed., Lima, EDDILI, 1986, p. 228.
De posición distinta es Pino Carpio, para quien la única transacción que podía dar pie a proponerse como excepción,
de acuerdo al artículo 317° del C. de P. C., era la que había “incidido en juicio, porque si éste no ha existido, no se
podría hablar de las identidades de objeto y de causa (cosa y acción según el Código), por más que el del juicio
iniciado después de la transacción se deduzca que tales identidades existen en el convenio transaccional. Por
consiguiente, si la transacción se ha llevado a cabo sin que antes hubiera existido juicio, no puede deducirse la
excepción; pues lo que cabe en este caso es que el demandado oponga la transacción como un medio de defensa
substancial, lo que debe hacer al contestar la demanda.”
Cf. Pino Carpio, Remigio, Nociones de derecho procesal y comento del código de procedimientos civiles, t. II, Lima,
Tipografía Peruana, 1963, pp. 72-73.
Respecto a la inviabilidad de proponer la transacción extrajudicial como excepción bajo las normas de nuestro actual
Código Procesal Civil es ilustrativo ver la obra de: Ariano Deho, Eugenia, El proceso de ejecución. La tutela ejecutiva
en el código procesal civil peruano, Lima, Rodhas, 1996, pp. 216-217.
[27] Citado por Castillo Freyre et al, ob. cit., p. 491.
[28] Cf. Carbone, Carlos Alberto, ob. cit., pp. 179-180.
[29] Cf. Fornaciari, ob. cit., pp. 96-97.
[30] Cf. Alvaro de Oliveira, Carlos Alberto, Del formalismo en el proceso civil (Propuesta de un formalismo-
valorativo), trad. de Juan José Monroy Palacios, Lima, Palestra, 2007, pp. 368-369.
[31] Seguimos lo dicho por Fernández-Viagas Bartolomé, Plácido, El juez imparcial, Granada, Comares, 1997, pp. 73-
74.
[32] Cf. Ruiz Serramalera, Ricardo, Derecho civil. Parte general. Las fuentes del Derecho y la eficacia de las normas
jurídicas, Madrid, Universidad Complutense, 1980, pp. 304305.
[33] Para esta clasificación nos remitimos al trabajo de: De Asís Roig, Rafael, Jueces y normas. La decisión judicial
desde el ordenamiento, Madrid, Marcial Pons, 1995, pp. 186-208. En dicha obra se podrán apreciar, ampliamente
desarrollados, los diferentes criterios de interpretación.
[34] Es interesante el comentario que hace al respecto Karl Larenz, cuando dice que “Toda interpretación de un texto ha
de comenzar con el sentido literal. Por tal entendemos el significado de un término o de una unión de palabras en el
uso general del lenguaje o, en caso sea constatable un tal uso, en el uso especial del lenguaje de quien habla, aquí en el
de la ley respectiva. El enlace con el uso del lenguaje es el más evidente, porque se puede aceptar que aquél, que
quiere decir algo, usa las palabras en el sentido en que comúnmente son entendidas. El legislador se sirve del lenguaje
general porque y en tanto se dirige a los ciudadanos y desea ser entendido por ellos. Además de ello, se sirve
ampliamente de un especial lenguaje técnico-jurídico, en el que se puede expresar más precisamente, cuyo uso le
ahorra múltiples aclaraciones circunstanciales. También este lenguaje técnico se apoya, sin embargo, todavía en el
lenguaje general, ya que el Derecho, que se dirige a todos y a todos atañe, no puede renunciar a un mínimo de
comprensibilidad general…”
Cf. Larenz, Karl, Metodología de la ciencia del derecho, 2 a ed. de la 4a alemana, Barcelona, Ariel, 2001, p. 316.
Conviene consultar también a: Espinoza Espinoza, Juan, Los principios contenidos en el título preliminar del código
civil peruano de 1984 (Análisis doctrinario, legislativo y jurisprudencial), Lima, PUCP, 2003, p. 310 y ss.
[35] Carnelutti, refiriéndose a la confirmación del ordenamiento jurídico decía: “El conocimiento, ahora ya bien
establecido, de la confirmación judicial o procesal ha permitido hoy extender esa figura fuera del campo del proceso.
Se ha demostrado, en efecto, que las incertidumbres que comprometen la eficacia de la disposición abstracta quedan
eliminadas también con medios distintos al proceso declarativo; en especial, de un lado, mediante la llamada
interpretación auténtica de las leyes, y por otro lado, mediante algunas formas contractuales, entre las que descuella la
transacción…”
Cf. Carnelutti, Francesco, teoría general del derecho, trad. de Francisco Javier Osset, Madrid, editorial Revista de
derecho Privado, 1955, p. 125.
[36] Cf. Hinostroza Mínguez, Alberto, Comentarios al código procesal civil, t. II, Lima, Gaceta Jurídica, 2003, pp. 896-
897, quien sostiene que no se puede considerar a la transacción extrajudicial como medio de defensa de forma (es
decir como excepción) porque puede adolecer de nulidad o anulabilidad.
[37] Cf. Rodríguez-Piñero y Bravo-Ferrer, Miguel, “Constitución, legalidad y seguridad jurídica” en: Anuario de la
Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid, N° 1, 1997, p. 169.
[38] Es necesario mencionar que en otros países se admite la aplicación del iura novit curia en sede casatoria, como por
ejemplo en Alemania y Francia; en tanto que de manera un tanto restrictiva en España, apostándose por un mayor
protagonismo de este principio que en tales lugares sólo se aplica cuando se atenta contra normas de orden público.
Sobre las posiciones favorables a la aplicación del citado principio, bajo el punto de vista mencionado, se puede
consultar a: Guzmán Flujá, Vicente, El recurso de casación civil (Control de hecho y de derecho), Valencia, Tirant lo
blanch, 1996, pp. 97-134; Morello, Augusto M., La casación. Un modelo intermedio eficiente, Buenos Aires, Librería
editora Platense-Abeledo-Perrot, 1993, pp. 279-284; Rúa, Fernando de la, El recurso de casación en el derecho positivo
argentino, Buenos Aires, Víctor P. de Zavalía, 1968, pp. 223-224; 436; 438 y 441.
[39] Resulta interesante revisar la misma la posición manifestada por el Tribunal Constitucional en cuanto no resulta
aplicable el principio citado en sede casatoria, ver al respecto Exp. N° 8327-2005-AA/TC y Exp. N° 7022-2007-AA/TC.
De igual modo son ilustrativos los artículos de: Lohmann Luca de Tena, Juan Guillermo, “La nulidad manifiesta. Su
declaración judicial de oficio”, en: Ius et veritas, N° 24, 2002, p. 56 y ss.; y Ariano Deho, Eugenia: “Sobre el poder del
juez de ‘declarar’ de oficio la nulidad ex art. 220 CC”, en su obra recopilatoria citada en la n. 15, pp. 135-150.
[40] Cf. Castillo Freyre, Mario y Rita Sabroso Minaya, La teoría de los actos propios, Lima, Palestra, 2006, p. 63.
[41] Cf. Díez-Picazo Ponce de León, Luis María, La doctrina de los propios actos. Un estudio crítico sobre la
jurisprudencia del tribunal supremo, Barcelona, Bosch, 1963, p. 193.
[42] Citado por Mario Castillo Freyre et al, ob. cit., p. 62.
[43] Cf. Borda Alejandro, La teoría de los actos propios, 4a ed. ampliada y actualizada, Buenos Aires, LexisNexis,
código civil, t. I, 2a reimpresión de la 2a edición actualizada de la de 2001, Lima, Palestra, 2007, pp. 311-325 y Pérez
Gallardo, Leonardo, Obligatoriedad contractual. Presunción de voluntad común, en: Código Civil comentado, t. VII,
contratos en general, 2a ed., Lima, Gaceta Jurídica, 2007, pp. 90-99.
[48] Cf. De la Puente y Lavalle, Manuel, ob. cit., p. 349.
[49] Hay posiciones en contrario que consideran que cuando las partes quedan ligadas o vinculadas por su propio
negocio jurídico no hay lugar a aplicar la doctrina de los actos propios, sino la doctrina general de los efectos del
negocio jurídico.
Se discrepa de tal parecer, dado que para el caso de autos no podría exigírsele a la parte emplazada a que plantee una
demanda pidiendo que la ahora accionante se abstenga de incumplir el contrato, no sólo sería un contrasentido sino
acrecentar aún más el conflicto jurídico, dado que no se estaría resolviendo la cuestión principal del debate referido a
la viabilidad de deducir la transacción extrajudicial como excepción procesal así como, este órgano jurisdiccional se
estaría sustrayendo en su función de evaluar la conducta de la actora a la luz del principio de la Buena Fey su
comportamiento contrario a los acuerdos que aceptó asumir con la transacción.
Sobre los pareceres distintos a los que se hace alusión Vid.: Díez-Picazo, Ob. cit., p. 161 y Borda, Alejandro, Ob. cit.,
pp. 114-115.
[50] Cf. Exposición de motivos oficiales…, cit., p. 8.
[51] Cf. Arias Schreiber Pezet, Max et alii, Exégesis del código civil peruano de 1984. Colección completa, t. I, Lima,
procesal constitucional, en: Apuntes de derecho procesal (Giovanni Priori Posada y Reynaldo Bustamante Alarcón),
Lima, Ara editores, 1997, p. 38.
[57] El articulo 300° del Codigo Procesal Civil, prescribe que se pueden presentar tachas contra testigos y documentos,
en tanto que el artículo 243° del mismo Código regula que si un documento es nulo carecerá de eficacia, cuya
declaración podrá ser de oficio o como resultado de una tacha fundada.
En este caso las instancias de mérito que tuvieron competencia para fijar los hechos no consideraron que debían de
enjuiciar oficiosamente la invalidez o ineficacia de dichos contratos transaccionales, con lo cual se colige que los
reputaron plenamente válidos y eficaces.
[58] Un Estado de Derecho, es aquel en el que los ciudadanos pueden calcular anticipadamente qué ocurrirá en el
futuro en un sentido específico, es decir, cómo se comportarán otro individuos y cómo lo hará también el Estado
mismo, sobre todo como garante de la eficacia del Derecho.
Cf. Bacigalupo Zapater, Enrique, “Jurisprudencia y seguridad jurídica” en: Estudios de Derecho Judicial, N° 31, CGPJ,
Madrid, 2001, pp. 129-130.
[59] Cf. Martínez Alarcón, María Luz, La independencia judicial, Madrid, CEPC, 2004, pp.194-195.
[60] Cf. Rodríguez-Piñero y Bravo-Ferrer, Miguel, Ob. cit., pp. 176-177, también: Taruffo, Michele, Sobre las fronteras.
Escritos sobre la justicia civil, trad. de Beatriz Quintero, Temis, Bogotá, 2006, p. 192.
YA ES OFICIAL: LEY 30737 MODIFICA VARIOS ARTÍCULOS DEL CÓDIGO PROCESAL
PENAL
Se acaba de publicar en el diario oficial El Peruano la Ley 30737, Ley que asegura el pago inmediato de la
reparación civil a favor del Estado en casos de corrupción y delitos conexos, cuya Disposición Complementaria
Modificatoria señala que se modifican los artículos 472, 473, 474, 475, 476-A, 477, 478, 479 y 480 del Código Procesal
Penal.
LEY Nº 30737
EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA
POR CUANTO:
EL CONGRESO DE LA REPÚBLICA;
Ha dado la Ley siguiente:
LEY QUE ASEGURA EL PAGO INMEDIATO DE LA REPARACIÓN CIVIL A FAVOR DEL ESTADO PERUANO
EN CASOS DE CORRUPCIÓN Y DELITOS CONEXOS
SECCIÓN I
MEDIDAS QUE CAUTELAN EL PAGO DE LA REPARACIÓN CIVIL A FAVOR DEL ESTADO PERUANO EN
CASOS DE CORRUPCIÓN Y DELITOS CONEXOS
TÍTULO I
DISPOSICIONES GENERALES
Artículo 1. Alcance de la presente sección
1.1. La presente sección es aplicable a las personas jurídicas o entes jurídicos:
a. Condenadas con sentencia firme, en el Perú o en el extranjero por la comisión de delitos contra la administración
pública, lavado de activos o delitos conexos; o equivalentes cometidos en otros países, en agravio del Estado peruano.
b. Cuyos funcionarios o representantes hayan sido condenados con sentencia firme en el Perú o en el extranjero por la
comisión de delitos contra la administración pública, lavado de activos o delitos conexos; o equivalentes cometidos en
otros países, en agravio del Estado peruano.
c. Que, directamente o a través de sus representantes, hubiesen admitido o reconocido la comisión de delitos contra la
administración pública, lavado de activos o delitos conexos; o equivalentes ante autoridad nacional o extranjera
competente.
d. Vinculadas a las personas jurídicas o entes jurídicos de los literales a, b y c.
1.2. Para efectos de lo dispuesto en el literal d del párrafo 1.1, se entiende por personas jurídicas o entes jurídicos
vinculados lo siguiente:
a. Cualquier persona jurídica o ente jurídico que sea propietario de más del diez por ciento (10%) de las acciones
representativas del capital social o tenedor de participaciones sociales o que directa o indirectamente participe en
dicho porcentaje en la propiedad de esta, ya sea directamente o a través de subsidiarias.
b. Cualquier persona que ejerce un control sobre esta y las otras personas sobre las cuales aquella ejerce también un
control.
c. Cualquier persona jurídica o ente jurídico de un mismo grupo económico.
1.3. Para efectos de lo dispuesto en el párrafo 1.2, aplican las definiciones siguientes:
a. Control: Es la capacidad de dirigir o determinar las decisiones del directorio, la junta de accionistas o socios, u otros
órganos de decisión de una persona jurídica o del órgano de administración de un patrimonio autónomo.
b. Entes jurídicos: Son fondos de inversión, patrimonios fideicometidos y otros patrimonios autónomos gestionados
por terceros, que carecen de personería jurídica. Para estos efectos, no califican como entes jurídicos los fondos
mutuos de inversión en valores y los fondos de pensiones.
c. Grupo económico: Tiene el significado que se le asigna en el artículo 7 del Reglamento de Propiedad Indirecta,
Vinculación y Grupo Económico, aprobado mediante la Resolución de Superintendencia 019-2015-SMV-01, tal como
pueda ser modificado o complementado.
d. Personas: Las personas naturales y/o jurídicas.
e. Subsidiaria: Es con respecto a una persona: (a) toda persona jurídica de cuyas acciones representativas del capital
social o participaciones sociales es propietaria en todo o en al menos el cincuenta por ciento (50%), ya sea
directamente o a través de otra subsidiaria y; (b) toda persona jurídica sobre la cual ejerce control, así como sus
subsidiarias.
1.4. El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, bajo responsabilidad, elabora una relación de los sujetos
comprendidos en el presente artículo. Dicha información se publica en su portal institucional y es actualizada el
último día hábil de cada mes.
Artículo 2. Medidas que aseguran el pago de la reparación civil a favor del Estado por la comisión de delitos contra
la administración pública lavado de activos o delitos conexos; o equivalentes
Las entidades públicas aplican a las personas comprendidas en el artículo 1 las medidas siguientes:
a. Suspensión de transferencias al exterior.
b. Adquisición y retención del precio de venta en el Fideicomiso de Retención y Reparación.
c. Retención de importes a ser pagados por las entidades del Estado.
d. Anotación preventiva.
TÍTULO II
SUSPENSIÓN DE TRANSFERENCIAS AL EXTERIOR
Artículo 3. Suspensión de transferencias al exterior
Se suspende el derecho de las personas comprendidas en el artículo 1 de transferir al exterior, bajo cualquier título,
total o parcialmente, lo siguiente:
a. El íntegro de sus capitales provenientes de las inversiones en el país, incluyendo la venta de activos, acciones,
participaciones o derechos, sin importar que impliquen o no reducción de capital o liquidación parcial o total de
empresas.
b. El íntegro de los dividendos o las utilidades provenientes de su inversión, así como las contraprestaciones por el
uso o disfrute de bienes ubicados físicamente en el país y de las regalías y contraprestaciones por el uso y
transferencia de tecnología, incluido cualquier otro elemento constitutivo de propiedad industrial.
La suspensión de las transferencias al exterior tiene vigencia hasta el momento en que se presenten cualquiera de las
situaciones siguientes:
a. Se efectúe el pago de las obligaciones laborales, con proveedores, financieras y demás obligaciones con terceros de
las personas comprendidas en el artículo 1, que se encuentren vencidas, generadas por los proyectos en el Perú. Así
como el íntegro de la reparación civil a favor del Estado y el íntegro de la deuda tributaria exigible.
b. Se dicte sentencia absolutoria firme a favor de las personas jurídicas o entes jurídicos comprendidos en el artículo 1.
c. Se adopte resolución que ponga fin a los procesos.
El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, a solicitud de parte y previa evaluación, puede aprobar, según las
disposiciones del reglamento de la presente ley, de manera individual o conjunta según fuera el caso, las
correspondientes transferencias al exterior por concepto de deuda de acreedores u otros pagos que puedan afectar el
valor de las concesiones o de los activos ubicados en el Perú de titularidad de las personas a las que se refiere el
artículo 1.
TÍTULO III
ADQUISICIÓN Y RETENCIÓN DEL PRECIO DE VENTA EN EL FIDEICOMISO DE RETENCIÓN Y
REPARACIÓN
Artículo 4. Reglas para la adquisición
4.1. Cualquier persona que pretenda adquirir, bajo cualquier título, algún bien o derecho de alguna de las personas a
las que se refiere el artículo 1, así como acciones u otros valores representativos de derechos de participación emitidos
por personas constituidas en el Perú comprendidas en el artículo 1, aun cuando estos bienes, derechos, acciones o
valores hubieren sido transferidos en fideicomiso o bajo otra modalidad semejante, debe presentar previamente al
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos una solicitud escrita manifestando su interés. El Ministerio de Justicia y
Derechos Humanos informa a través de su portal institucional la presentación de solicitudes de adquisición, así como
el estado de trámite ante dicha entidad y su resolución aprobatoria o denegatoria, según el caso. Asimismo puede
requerir información adicional y documentación sustentatoria que considere pertinente conforme al reglamento.
El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos solicita opinión a la entidad pública a la que corresponda el proyecto,
obra pública o concesión a que se refiera la solicitud. Tratándose de concesiones del Gobierno Nacional, se solicita
opinión al Ministerio de Economía y Finanzas, de conformidad con los criterios que se establezcan en el reglamento
de la presente ley.
4.2. Cualquier persona que realice la adquisición de bienes, derechos, acciones o valores a los que se refiere el párrafo
4.1, sin seguir previamente el procedimiento y realizar el depósito al fideicomiso conforme a lo previsto en los
artículos 5 y 7, así como cualquier sucesiva adquisición de dichos bienes, derechos, acciones o valores, son nulas de
pleno derecho. El adquiriente queda impedido para contratar con el Estado conforme a las normas de Contrataciones
del Estado.
4.3. En caso se realice la adquisición de los bienes, activos, derechos, acciones, participaciones o valores de los sujetos
comprendidos en el artículo 1, siguiendo los procedimientos establecidos en el presente artículo y acreditando el
depósito de las cifras correspondientes en las respectivas cuentas a que se refiere el artículo 7, los bienes, activos,
derechos, acciones, participaciones o valores representativos de derechos materia de transferencia, automáticamente
no podrán ser afectados, bajo ningún título, como consecuencia de las acciones u omisiones de los sujetos
comprendidos en el artículo 1. Asimismo, se levanta de oficio la anotación preventiva.
Las adquisiciones realizadas antes de la vigencia del Decreto de Urgencia 003-2017 no pueden ser afectadas, bajo
ningún título, salvo que la autoridad jurisdiccional determine que dichas adquisiciones hayan sido realizadas de mala
fe por las partes.
La regla prevista en el párrafo precedente aplica a las personas jurídicas o entes jurídicos hasta antes que estos figuren
en la relación de las personas comprendidas en el portal institucional del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos a
que se refiere el artículo 1.4.
4.4. El monto a aplicar por concepto del fideicomiso de retención y reparación a que se refiere el artículo 7 es hasta el
monto de la deuda tributaria exigible más el importe de la reparación civil por concepto de daños y perjuicios
ocasionados por las personas comprendidas en el artículo 1, determinada a ese momento por el Procurador Público
del Estado que corresponda, a requerimiento del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos y de conformidad con lo
dispuesto en la quinta disposición complementaria final.
4.5. Tratándose del supuesto regulado en el segundo párrafo del párrafo 4.1, la aprobación de la venta se realiza
mediante Resolución Ministerial del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, previa opinión de la entidad pública
correspondiente y en su caso, del Ministerio de Economía y Finanzas.
4.6. Las daciones en pago sobre bienes muebles de carácter no financiero a favor de las micro, pequeñas y medianas
empresas reguladas en el Texto Único Ordenado de la Ley de Impulso al Desarrollo Productivo y al Crecimiento
Empresarial aprobado mediante el Decreto Supremo 013-2013-PRODUCE que actuaron en calidad de proveedores de
las personas comprendidas en el artículo 1, están exoneradas de la aplicación de las reglas y procedimientos
contenidos en el presente título. La dación en pago debe recaer sobre bienes muebles de carácter no financiero que
cubran acreencias cuyo valor total no supere las 100 UIT y por obligaciones contraídas antes de la vigencia del Decreto
de Urgencia 003-2017.
Tratándose de dación de pago de bienes muebles de carácter no financiero que cubran acreencias cuyo valor total
supere las 100 UIT, las solicitudes siguen el procedimiento general establecido en el presente título y son atendidas en
un plazo máximo de 10 días hábiles.
La dación en pago no tiene carácter indemnizatorio.
Artículo 5. Procedimiento de adquisición
5.1. En el marco de las reglas previstas en el artículo 4, el solicitante debe presentar una solicitud de transferencia,
indicando el monto correspondiente al precio de venta de los bienes, activos, derechos, acciones, participaciones o
valores a ser pagados a favor de las personas comprendidas.
5.2. El depósito al Fideicomiso al que se refiere el artículo 7 se realiza en cada una de las operaciones de venta hasta
por el monto que cubra la reparación civil estimada por el Procurador Público del Estado que corresponda y el íntegro
de la deuda tributaria exigible. En cada operación se retiene el cincuenta por ciento (50%) del precio de venta, hasta
alcanzar el monto de reparación civil que estime el Procurador Público y el íntegro de la deuda tributaria exigible.
Dicha retención se realiza en la oportunidad en la que se viabilice el pago. El precio de venta debe garantizar
prioritariamente el pago de las obligaciones laborales, con proveedores, financieras y demás obligaciones con terceros
de las personas comprendidas en el artículo 1, generadas por el proyecto sujeto a venta, en concordancia con lo
establecido en el artículo 5.3. Para dichos efectos, se activa el mecanismo de veeduría, debiendo remitirse un informe
periódico sobre la continuidad de la cadena de pagos, según lo señalado por el reglamento. El monto que corresponda
a la persona comprendida en el artículo 1, no está sujeto a las disposiciones reguladas en los párrafos primero y
segundo del artículo 3, en tanto se destine prioritariamente al pago de las obligaciones laborales, con proveedores,
financieras y demás obligaciones con terceros de las personas comprendidas en el artículo 1, generadas por los
proyectos en el Perú. Para dichos efectos, se activa el mecanismo de veeduría, debiendo remitirse un informe
periódico sobre la continuidad de la cadena de pagos, según lo señalado por el reglamento.
5.3. Tratándose de proyectos, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos evalúa, en base a la información
presentada, el precio de venta, el mismo que comprende el valor presente de los flujos futuros de ingresos y costos del
proyecto (neto de depreciación y amortización del proyecto), así como el saldo de caja y efectivo del proyecto y la
deducción del reconocimiento de las deudas por cobrar y por pagar a trabajadores, proveedores y tributos, así como
las deudas financieras asumidas exclusivamente para el proyecto. Se excluyen de dichas deudas aquellas deudas
financieras contraídas con las personas comprendidas en el artículo 1 y las deudas financieras asumidas por los
accionistas. Esta regla aplica para la adquisición de empresas.
5.4. El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, bajo responsabilidad, dentro del plazo que determine el
reglamento de la presente norma, emite su pronunciamiento sobre la solicitud de autorización de adquisición. Para
ello puede contar con la asistencia de consultores expertos, con reconocida solvencia e idoneidad, que verifican que se
cumpla lo dispuesto en el párrafo 5.3. Para su contratación no es de aplicación la Ley 30225, Ley de Contrataciones del
Estado, y sus modificatorias o norma que lo sustituya, salvo que esté inhabilitado para contratar con el Estado. No
puede ser contratado para estos fines ninguna persona natural o jurídica que haya mantenido una relación jurídica
con el proyecto u operación materia del contrato.
5.5. En el pronunciamiento a que se hace referencia en el párrafo 5.4, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos
indica la cuenta de fideicomiso en la cual debe hacerse el depósito de la retención.
5.6. Para efectos de la transferencia, el solicitante puede pagar directamente a nombre del transferente las obligaciones
laborales, tributarias, con proveedores y demás a que se hace referencia en el numeral 5.3 del presente artículo.
TÍTULO IV
RETENCIÓN DE IMPORTES A SER PAGADOS POR EL ESTADO
Artículo 6. Retención de importes a ser pagados por el Estado
6.1. Las entidades del Estado que resulten obligadas a efectuar algún pago por cualquier título a favor de las personas
a las que se refiere el artículo 1, así como a las sociedades o consorcios en los que estas participen, incluyendo los
correspondientes a contratos de concesión, contratos de construcción o contratos de adquisición de bienes o prestación
de servicios, están en la obligación de retener sobre cada pago que realicen conforme al contrato, un margen neto de
ganancia de hasta el diez por ciento (10%) del pago respectivo, sin incluir IGV, salvo que ostenten garantías
financieras otorgadas por el Estado peruano al amparo del artículo 54 del Texto Único Ordenado de la Ley General
del Sistema Nacional de Endeudamiento, aprobado por el Decreto Supremo 130-2017-EF.
Las personas comprendidas pueden presentar ante la entidad pública, la información pertinente que acredite un
margen neto de ganancia distinto al establecido en el párrafo anterior a efectos que sobre este se produzca la
retención.
El margen neto de ganancia se aplica en función a la participación que corresponda a las personas comprendidas en el
artículo 1 de la presente norma.
Las entidades del Estado, directamente o a través de terceros, deben asegurar que los recursos que sean transferidos a
los concesionarios o contratistas se destinen exclusivamente a garantizar la continuidad de la cadena de pagos,
oportuna ejecución y/u operatividad de las obras de infraestructura y la prestación de los servicios públicos. Para tal
efecto, las entidades del Estado, excepcionalmente, están facultadas para contratar directamente los servicios de
terceros, no siendo aplicable la Ley 30225, Ley de Contrataciones del Estado, y sus modificatorias o norma que lo
sustituya, salvo que esté inhabilitado para contratar con el Estado. No puede ser contratado para estos fines ninguna
persona natural o jurídica que haya mantenido una relación jurídica con el proyecto u operación materia del contrato.
6.2. Los fondos objeto de retención son abonados por la entidad pública correspondiente en una cuenta del
fideicomiso a que se refiere el artículo 7.
6.3. En el caso de pagos a favor de consorcios o cualquier otro contrato asociativo del que las personas a las que se
refiere el artículo 1 sean partes, se aplican las reglas siguientes:
a. El contratista que haya contratado con el Estado en el marco de las normas de contrataciones del Estado y sus
modificatorias, queda facultado para acordar la sustitución de la persona consorciada incursa en alguno de los
supuestos del artículo 1, sin que ello sea motivo de terminación de la relación jurídico-obligacional que mantiene el
contratista con la entidad pública que corresponda en el marco del contrato de obra correspondiente.
b. En caso se produzca la sustitución conforme a lo dispuesto en el literal a, la entidad pública suscribe el acuerdo de
modificación correspondiente, a fin de que la composición del contratista sea variada. Esta disposición debe
entenderse sin perjuicio de los criterios que las normas de contrataciones tengan previstos como requisitos para la
contratación con entidades públicas. Una vez perfeccionada la sustitución, se informa al Organismo Supervisor de las
Contrataciones del Estado (OSCE) en el plazo que establezca el reglamento.
c. Una vez perfeccionada la modificación del consorcio o contrato asociativo, todo pago que deba efectuar el Estado
no está sujeto a la retención dispuesta en el párrafo 6.1.
6.4. El contratista queda sujeto a las reglas previstas en los párrafos 6.1 y 6.2 hasta que no se produzca la sustitución.
6.5. No están comprendidos en el ámbito del presente artículo los pagos incondicionales e irrevocables que deba
efectuar el Estado a favor de terceros, distintos a los señalados en el artículo 1, a quienes se hubiera cedido los
correspondientes derechos de cobro hasta la fecha de publicación que los incluya en la relación de las personas
comprendidas en el portal institucional del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos conforme con el artículo 1.
TÍTULO V
FIDEICOMISO DE RETENCIÓN Y REPARACIÓN
Artículo 7. Fideicomiso de retención y reparación
7.1. El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos realiza los actos y contratos que sean necesarios para el
establecimiento de un fideicomiso, denominado “Fideicomiso de Retención y Reparación – FIRR”, administrado por
el Banco de la Nación, cuya finalidad es recaudar y servir al pago de las reparaciones civiles que correspondan al
Estado y la deuda tributaria exigible. El patrimonio fideicometido está conformado por los fondos a que se refiere el
artículo 6 y por aquellos que resulten de lo dispuesto en el artículo 5.
7.2. Los fondos del fideicomiso se mantienen en las cuentas bancarias del patrimonio fideicometido y sirven para
atender el pago de las reparaciones civiles a favor del Estado que establezcan los órganos jurisdiccionales
correspondientes, mediante resoluciones consentidas y ejecutoriadas, así como al pago a favor de la SUNAT
contemplado en la sexta disposición complementaria final. Tales fondos son intangibles e inembargables.
7.3. Los fondos del patrimonio fideicometido se invierten en depósitos bancarios u otros instrumentos financieros de
bajo riesgo de acuerdo con lo que se establezca en el acto constitutivo.
7.4. En el caso de que los fondos abonados en las cuentas del patrimonio fideicometido que correspondan a una
determinada persona comprendida en el artículo 1 excedan la cifra estimada de reparación civil comunicada por la
Procuraduría según el párrafo 4.4 y el monto destinado al pago de las deudas tributarias, los fondos excedentes son
transferidos por el fiduciario a favor de la persona correspondiente, previa instrucción del Ministerio de Justicia y
Derechos Humanos, siempre que se acredite el cumplimiento de las obligaciones laborales, con proveedores,
financieras y demás obligaciones con terceros, que se encuentren vencidas, de las personas comprendidas en el
artículo 1, generadas por los proyectos en el Perú.
TÍTULO VI
ANOTACIÓN PREVENTIVA
Artículo 8. Procedimiento de anotación preventiva
8.1. Procede de oficio la inscripción, en mérito a una resolución emitida por el Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos, de la anotación preventiva en los registros públicos en los que consten inscritos los bienes, activos,
derechos, acciones, participaciones u otros valores representativos de derechos de participación pertenecientes a los
sujetos comprendidos en el artículo 1, así como en la partida registral de dichos sujetos, precisando que la adquisición
de estos bienes, activos, derechos, acciones, participaciones o valores, bajo cualquier título, está sujeta al
procedimiento previo establecido en los artículos 4 y 5.
8.2. Para efectos de la inscripción de la anotación preventiva en los registros públicos en los que consten inscritos los
sujetos comprendidos en el artículo 1, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos presenta una solicitud de
anotación preventiva precisando la denominación o razón social, así como el número de la partida registral de dichos
sujetos, adjuntando copia de la resolución ministerial que ordena la inscripción de la anotación preventiva antes
referida.
8.3. Para efectos de la inscripción de la anotación preventiva en los registros públicos en los que consten inscritos los
bienes, activos, derechos, acciones, participaciones o valores pertenecientes a los sujetos comprendidos en el artículo
1, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos presenta una solicitud de anotación preventiva en la que indique el
número de la partida registral respectiva, adjuntando copia de la resolución ministerial que ordena la inscripción de la
anotación preventiva.
8.4. El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos procede a solicitar la anotación preventiva correspondiente, de
acuerdo con el procedimiento señalado en el párrafo 8.3, en los registros públicos de las administraciones públicas
donde estén inscritos aquellos bienes, activos, derechos, acciones, participaciones o valores pertenecientes de los
sujetos comprendidos en el artículo 1.
8.5. El registrador público correspondiente efectúa la inscripción registral en un plazo máximo de tres días hábiles
contados desde la presentación de la solicitud de anotación preventiva.
8.6. En el caso de las acciones u otros valores representativos de acciones pertenecientes a las personas jurídicas
comprendidas en el artículo 1, el gerente general de estas es responsable de la inscripción en el libro de matrícula de
acciones y en los certificados de acciones que se hubieran emitido o se emitan, de la anotación preventiva en virtud a
la resolución del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. La Institución de Compensación y Liquidación de
valores es responsable de consignar la anotación preventiva antes referida en el registro correspondiente. Dicha
información es remitida a la veeduría a que se refiere el artículo 22.
8.7. La anotación preventiva se mantiene hasta que se efectúe el pago total del monto de la reparación civil a favor del
Estado y se haya cumplido con las obligaciones establecidas en el párrafo 7.1 del artículo 7, o hasta que se emita una
sentencia absolutoria consentida o ejecutoriada a favor de los sujetos comprendidos en el artículo 1 o lo que ocurra
primero.
8.8. Para efectos de la anotación preventiva, en el reglamento se establecen los mecanismos para que las personas
comprendidas en el artículo 1, entreguen la información que permita individualizar los actos inscribibles, a fin de
implementar el presente artículo.
SECCIÓN II
ACCIONES RESTRICTIVAS CONTRA LOS SOCIOS, ASOCIADOS O CONSORCIADOS DE LAS PERSONAS
COMPRENDIDAS
EN LA SECCIÓN I
TÍTULO I
DISPOSICIONES GENERALES
Artículo 9. Alcance de las acciones restrictivas contra personas jurídicas o entes jurídicos socios, asociados o
consorciados
9.1. La presente sección aplica a las personas jurídicas o entes jurídicos que en calidad de socios, consorciados o
asociados bajo cualquiera de las formas asociativas o societarias previstas por ley, hayan participado en la
adjudicación de manera conjunta con las personas comprendidas en el artículo 1, en contratos suscritos con el Estado
peruano, en los que estas últimas hayan admitido o confesado, o hayan sido sentenciadas por la comisión de delitos
contra la administración pública, lavado de activos o delitos conexos; o equivalentes en agravio del Estado peruano,
en el Perú o en el extranjero.
9.2. Tratándose de contratos suscritos con el Estado peruano sobre los cuales los sujetos comprendidos en el artículo 1
hayan confesado, admitido o hayan sido condenados por delitos contra la administración pública, lavado de activos o
delitos conexos; o equivalentes en agravio del Estado peruano, cometidos con posterioridad a la adjudicación del
proyecto, las medidas previstas en el presente título también son aplicables a las personas jurídicas o entes jurídicos,
que sin haber participado durante la adjudicación, hayan ostentado la condición de socios, asociados o consorciados al
momento de la comisión del referido delito.
9.3. El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, bajo responsabilidad, elabora una relación de contratos indicando
la persona jurídica o ente jurídico incluido en el párrafo 9.1 que haya participado en calidad de socio, asociado o
consorciado con la persona comprendida en el artículo 1 así como su porcentaje de participación, conforme a las
reglas previstas en el párrafo 9.2. Dicha información se publica en su portal institucional y se actualiza el último día
hábil de cada mes.
9.4. Las medidas previstas en la Sección I se aplican automáticamente a las personas indicadas en el presente artículo
incluidas en la relación de las personas comprendidas en el portal institucional del Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos conforme al artículo 1.
9.5. Para la aplicación de la presente sección, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos cuenta con la asistencia de
consultores expertos, con reconocida solvencia e idoneidad. A efectos de dicha contratación, no es aplicable la Ley
30225, Ley de Contrataciones del Estado, y sus modificatorias o norma que lo sustituya, salvo que esté inhabilitado
para contratar con el Estado. No puede ser contratado para estos fines ninguna persona natural o jurídica que haya
mantenido una relación jurídica con el proyecto u operación materia del contrato.
Artículo 10. Acciones restrictivas contra los socios, asociados o consorciados
Las personas comprendidas en el artículo 9 se sujetan a las acciones siguientes:
a. Obligación de constituir un fideicomiso de garantía que coadyuve al pago de la reparación civil.
b. Suspensión de transferencias al exterior, para lo cual son de aplicación las disposiciones del artículo 3.
c. Implementar un programa de cumplimiento.
d. Obligación de revelar información a las autoridades encargadas de la investigación.
TÍTULO II
CONSTITUCIÓN DE FIDEICOMISO EN GARANTÍA QUE COADYUVE AL PAGO DE LA REPARACIÓN
CIVIL
Artículo 11. Constitución de fideicomiso en garantía que coadyuve al pago de la reparación civil
11.1. Establécese la obligación de las personas señaladas en el artículo 9 de constituir un fideicomiso con el fin de
garantizar el pago de la reparación civil y los intereses a favor del Estado peruano, evitar la ruptura de la cadena de
pagos y mantener la continuidad de la ejecución de obras públicas y de la prestación de servicios públicos para
coadyuvar al pago de la reparación civil.
11.2. La obligación prevista en el párrafo 11.1 se cumple en un plazo máximo de noventa días hábiles. El fideicomiso
de garantía se realiza sobre los activos, bienes, derechos, acciones, flujos ciertos o participaciones cuyo valor, de
manera individual o conjunta, sea igual o superior al monto estimado para coadyuvar al futuro pago por reparación
civil. El plazo se cuenta desde la estimación de dicho monto conforme a las reglas establecidas en el artículo 12.
11.3. Sin perjuicio de lo señalado en el párrafo 11.2, la persona incluida en el presente artículo, a partir de la entrada en
vigor de la presente ley, puede presentar al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, el acto constitutivo del
fideicomiso, para que dicha entidad verifique el monto que coadyuve al pago de la reparación civil conforme a las
reglas indicadas en el presente título, dentro del plazo que establezca el reglamento, bajo responsabilidad.
11.4. Cada fideicomiso está conformado por el fideicomitente, representado por las personas señaladas en el artículo 9,
el cual transfiere en dominio fiduciario, activos, bienes, derechos, acciones o participaciones a otra persona,
denominada Fiduciario, con la finalidad de constituir un patrimonio fideicometido, sujeto al dominio fiduciario de
este último y afecto al cumplimiento de cubrir el monto estimado para coadyuvar al pago de la futura reparación civil
a favor del Estado por concepto de daños y perjuicios. Semestralmente, se actualiza el valor del patrimonio
fideicometido a efectos de mantener el equivalente del monto estimado de reparación civil. Este Fideicomiso es
administrado por el Banco de la Nación o aquellas empresas del sistema financiero autorizadas por la
Superintendencia de Banca y Seguros y Administradoras Privadas de Fondos de Pensiones que no tengan conflictos
de interés.
11.5. El fideicomitente, previa aprobación del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, puede sustituir los bienes
entregados en fideicomiso por otros activos, bienes, derechos, acciones o participaciones cuyo valor, de manera
individual o conjunta, sea igual o superior al monto estimado.
11.6. En caso la persona incluida en el artículo 9 no cumpla con la constitución del fideicomiso dentro del plazo
establecido ni con el cronograma de cumplimiento de obligaciones establecido en el párrafo 12.4 del artículo 12, se
sujeta a la retención prevista en el Título IV, Sección I cuyos montos son depositados en la cuenta del “Fideicomiso de
Retención y Reparación – FIRR”, administrado por el Banco de la Nación.
11.7. Alternativamente, la persona a la que hace referencia el artículo 9 puede presentar una carta fianza a favor del
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, por el monto estimado siempre que sea emitida por una entidad
autorizada por la Superintendencia de Banca y Seguros y Administradoras Privadas de Fondos de Pensiones y ostente
carácter incondicional, irrevocable y de realización automática.
Artículo 12. Reglas para el cálculo del monto del fideicomiso de garantía
12.1. Tratándose de Asociaciones Público-Privadas, el monto que se garantiza es de un valor equivalente al íntegro de
utilidad atribuida a la persona comprendida en este título, derivada de su participación en el contrato respectivo
referido en el artículo 9, o el cincuenta por ciento del íntegro del patrimonio neto promedio correspondiente a su
participación en el consorcio, asociación o contrato respectivo referido en el artículo 8, lo que resulte mayor, los cuales
se actualizan semestralmente en función a los estados financieros auditados.
12.2. Tratándose de contratos sujetos a la normatividad de contrataciones del Estado, el monto es de hasta el diez por
ciento del monto total del contrato sin incluir el IGV. Dicho monto incluye las variaciones o modificaciones y en
función a su participación en el respectivo contrato sujeto a las reglas de aplicación establecidas en el reglamento.
12.3. Para la aplicación del presente artículo, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos cuenta con la asistencia de
consultores expertos, con reconocida solvencia e idoneidad, para la estimación del monto para coadyuvar al pago de
la reparación civil. A efectos de dicha contratación, no es aplicable la Ley 30225, Ley de Contrataciones del Estado, y
sus modificatorias o norma que lo sustituya, salvo que esté inhabilitado para contratar con el Estado. No puede ser
contratado para estos fines ninguna persona natural o jurídica que haya mantenido una relación jurídica con el
proyecto u operación materia del contrato.
12.4. Si a la fecha prevista en el párrafo 11.2, las personas no cuentan con activos necesarios para completar el monto
estimado que coadyuve el futuro pago de la reparación civil, pueden solicitar un cronograma de cumplimiento de la
obligación hasta por un plazo máximo de cinco años, conforme a las disposiciones establecidas en el reglamento de la
presente ley.
TÍTULO III
IMPLEMENTACIÓN DE PROGRAMA DE CUMPLIMIENTO
Artículo 13. Implementación de programas de cumplimiento
13.1. Dentro del plazo de noventa días hábiles desde la entrada en vigor de la presente ley, las personas incluidas en el
artículo 9, deben iniciar la implementación de un modelo de cumplimiento adecuado a su naturaleza, riesgos,
necesidades y características, consistente en medidas de vigilancia y control idóneas para prevenir la futura comisión
de delitos o para reducir significativamente el riesgo de su comisión.
13.2. Dentro del plazo previsto en el párrafo 13.1, la persona comprendida debe poner en conocimiento al Ministerio
de Justicia y Derechos Humanos sobre las acciones realizadas para el cumplimiento del presente título.
13.3. El contenido del modelo de cumplimiento, atendiendo a las características de la persona jurídica, se desarrolla
conforme lo dispuesto en la Ley 30424, modificada por el Decreto Legislativo 1352, y su reglamento, sin perjuicio de
que las personas jurídicas lo implementen con elementos adicionales basados en el ISO 19600 y 37001 u optando por
mayores estándares sobre la materia.
13.4. Las personas comprendidas en la presente sección tienen la obligación de entregar periódicamente información
sobre el desenvolvimiento del negocio mediante la presentación de los estados financieros auditados hasta la emisión
de la respectiva sentencia o resolución que pone fin al proceso, al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, así
como la atención de las consultas formuladas por dicha entidad.
13.5. La persona incluida en el artículo 9 que incumpla con la disposición prevista en el párrafo 13.2, se sujeta a la
retención prevista en los títulos III y IV de la Sección I, cuyos montos son depositados en la cuenta del “Fideicomiso
de Retención y Reparación – FIRR”, administrado por el Banco de la Nación.
TÍTULO IV
OBLIGACIÓN DE REVELAR INFORMACIÓN A LAS AUTORIDADES ENCARGADAS DE LA
INVESTIGACIÓN
Artículo 14. Obligación de revelar información a las autoridades encargadas de la investigación
Dentro del plazo establecido en el párrafo 11.2 del artículo 11, la persona incluida en el artículo 9, debe presentar al
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos lo siguiente:
a. El cargo de presentación de un escrito presentado a la fiscalía respectiva, manifestando su intención de colaborar
activamente en la investigación, incluyendo la puesta a disposición de la documentación y acceso irrestricto a sus
instalaciones en las oportunidades que determine la fiscalía, previa autorización judicial.
b. Información que indique el reglamento de la presente ley, incluyendo, entre otros, los estados financieros
auditados.
Se sujeta a la retención prevista en los títulos III y IV de la Sección I, cuyos montos son depositados en la cuenta del
“Fideicomiso de Retención y Reparación – FIRR”, administrado por el Banco de la Nación, la persona incluida en el
artículo 9 que incumpla con lo dispuesto en el primer párrafo del presente artículo.
El fiscal puede solicitar al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, la aplicación de lo dispuesto en el párrafo
precedente.
SECCIÓN III
MEDIDAS DE INTERVENCIÓN EN EMPRESAS, MITIGACIÓN Y PRÁCTICAS ANTICORRUPCIÓN
TÍTULO I
DISPOSICIONES GENERALES
Artículo 15. Alcance de las medidas de intervención en empresas, mitigación y prácticas anticorrupción
El presente título aplica a las personas jurídicas o entes jurídicos contra las que se haya iniciado la investigación fiscal
por la presunta comisión de delitos contra la administración pública, lavado de activos o delitos conexos; o
equivalentes, en casos estos hayan sido cometidos en otros países en agravio del Estado peruano, en el desarrollo de
proyectos de inversión pública o público-privada, independiente de su fecha de ejecución, hasta la emisión de la
sentencia o resolución que pone fin al proceso, con la finalidad de mitigar el riesgo de paralización de los proyectos de
inversión y la industria de construcción, así como la potencial afectación del empleo productivo.
Artículo 16. Acogimiento al régimen de intervención de empresas
16.1. Las empresas comprendidas en el artículo 15 pueden someterse al régimen de intervención de empresas
previstas en la presente sección solicitándolo al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.
16.2. La persona jurídica o ente jurídico, previo apercibimiento, es excluida del régimen de intervención, si incumple
con las disposiciones previstas en la presente sección.
16.3. El acogimiento al régimen de intervención de empresas no enerva la responsabilidad penal o civil determinada
por las instancias judiciales. Tampoco reconocimiento o aceptación de responsabilidad.
16.4. El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos elabora una relación de contratos, indicando la persona jurídica o
ente jurídico, incluido en los alcances de la presente sección, así como su porcentaje de participación, de corresponder.
Dicha información se publica en el portal institucional del referido ministerio y se actualiza el último día hábil de cada
mes.
16.5. Si las personas indicadas en el artículo 15, se les incluye dentro de los alcances de los artículos 1 o 9, se aplican
automáticamente las medidas previstas en las secciones I y II, respectivamente.
Artículo 17. Componentes
Las personas que se acogen al régimen de intervención están sujetas a las medidas siguientes:
a. Obligación de constituir un fideicomiso de garantía que coadyuve al pago de la reparación civil.
b. Obligación de revelar información a las autoridades encargadas de la investigación.
c. Implementación de programas de cumplimiento.
TÍTULO II
FIDEICOMISO DE GARANTÍA
Artículo 18. Constitución de un fideicomiso de garantía
18.1. Dentro del plazo de noventa días hábiles, las personas comprendidas en el artículo 15 deben constituir un
fideicomiso de garantía sobre los activos, bienes, derechos, acciones o participaciones cuyo valor, de manera
individual o conjunta, sea igual o superior al monto estimado para coadyuvar al futuro pago por reparación civil.
Pueden incluirse los flujos ciertos a favor del fideicomiso. El plazo de los noventa días hábiles se cuenta desde la
estimación de dicho monto conforme las reglas establecidas en el artículo 19.
18.2. Sin perjuicio de lo previsto en el párrafo 18.1, la persona incluida en la presente sección, a partir de la entrada en
vigor de la presente ley, puede presentar al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, el acto constitutivo del
fideicomiso, para que dicha entidad verifique el monto que coadyuve al pago de la reparación civil conforme las
reglas indicadas en la presente sección, dentro del plazo que establezca el reglamento, bajo responsabilidad.
18.3. Cada fideicomiso está conformado por el fideicomitente, representado por las personas señaladas en el artículo
14, el cual transfiere en dominio fiduciario, activos, bienes, derechos, acciones o participaciones a otra persona,
denominada Fiduciario, con la finalidad de constituir un patrimonio fideicometido, sujeto al dominio fiduciario de
este último y afecto al cumplimiento de cubrir el monto estimado para coadyuvar al futuro pago de la reparación civil
a favor del Estado por concepto de daños y perjuicios. Semestralmente se actualiza el valor del patrimonio
fideicometido a efectos de mantener el equivalente del monto estimado de reparación civil. Este Fideicomiso es
administrado por el Banco de la Nación o las empresas del sistema financiero autorizadas por la Superintendencia de
Banca, Seguros y Administradoras Privadas de Fondos de Pensiones.
18.4. El fideicomitente, previa aprobación del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, puede sustituir los bienes
entregados en fideicomiso por otros activos, bienes, derechos, acciones o participaciones cuyo valor, de manera
individual o conjunta, sea igual o superior al monto estimado.
18.5. Si cumplido el plazo previsto en el párrafo 18.1, las personas no cuentan con los activos necesarios para
completar el monto estimado que coadyuve el futuro pago de la reparación civil, pueden solicitar un cronograma de
cumplimiento de la obligación hasta por un plazo máximo de cinco años, conforme las disposiciones establecidas en el
reglamento de la presente ley.
18.6. Alternativamente a lo dispuesto en el párrafo 18.5, las personas pueden presentar una carta fianza a favor del
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos por el monto estimado siempre que sea emitida por una entidad
autorizada por la Superintendencia de Banca, Seguros y Administradoras Privadas de Fondos de Pensiones y ostente
carácter incondicional, irrevocable y de realización automática.
Artículo 19. Reglas para el cálculo del monto del fideicomiso de garantía
El monto a depositar, tratándose de Asociaciones Público-Privadas, es de un valor equivalente al íntegro de la utilidad
atribuida a la persona comprendida en esta sección, derivada de su participación en el respectivo contrato de
Asociaciones Público-Privadas referido en el artículo 15, los cuales se actualizan semestralmente conforme los estados
financieros auditados, así como las disposiciones que se establezcan en el reglamento de la presente ley.
Tratándose de contratos sujetos a la normatividad de contrataciones del Estado, el monto a depositar es de hasta el
diez por ciento del monto total del contrato sin incluir el IGV. Dicho monto incluye sus variaciones o modificaciones,
en función a su participación en el contrato.
Para la aplicación del presente artículo, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos cuenta con la asistencia de
consultores expertos, con reconocida solvencia e idoneidad, para la estimación del monto para coadyuvar al pago de
la reparación civil. A efectos de dicha contratación no es aplicable la Ley 30225, Ley de Contrataciones del Estado, y
sus modificatorias o norma que lo sustituya, salvo que esté inhabilitado para contratar con el Estado. No puede ser
contratado para estos fines ninguna persona natural o jurídica que haya mantenido una relación jurídica con el
proyecto u operación materia del contrato.
TÍTULO III
OBLIGACIÓN DE REVELAR INFORMACIÓN A LAS AUTORIDADES ENCARGADAS DE LA
INVESTIGACIÓN
Artículo 20. Obligación de revelar información a las autoridades encargadas de la investigación
La solicitud a que se refiere el artículo 16 acompaña la documentación siguiente:
a. El cargo de presentación de un escrito presentado a la fiscalía respectiva, manifestando su intención de colaborar
activamente en la investigación, incluyendo la puesta a disposición de la documentación y acceso irrestricto a sus
instalaciones en las oportunidades que determine la fiscalía, previa autorización judicial.
b. Información que indique el reglamento de la presente ley, incluyendo, entre otros, los estados financieros
auditados.
Queda excluida del régimen de intervención previsto en la presente sección, la persona que incumpla con la
presentación de la información prevista en el primer párrafo del presente artículo.
El fiscal puede solicitar al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos la aplicación de lo dispuesto en el párrafo
precedente.
TÍTULO IV
IMPLEMENTACIÓN DE PROGRAMAS DE CUMPLIMIENTO
Artículo 21. Implementación de programas de cumplimiento
21.1. Dentro del plazo de noventa días hábiles desde la entrada en vigor de la presente ley, las personas incluidas en el
artículo 15, deben iniciar la implementación de un modelo de cumplimiento adecuado a su naturaleza, riesgos,
necesidades y características, consistente en medidas de vigilancia y control idóneas para prevenir la futura comisión
de delitos o para reducir significativamente el riesgo de su comisión.
21.2. El contenido del modelo de cumplimiento, atendiendo a las características de la persona jurídica, se desarrolla
conforme lo dispuesto en la Ley 30424, modificada por el Decreto Legislativo 1352 y su reglamento, sin perjuicio de
que las personas jurídicas lo implementen con elementos adicionales basados en el ISO 19600 y 37001 u optando por
mayores estándares sobre la materia.
21.3. Las personas jurídicas o entes jurídicos comprendidos en la presente sección tienen la obligación de entregar
periódicamente la información sobre el desenvolvimiento del negocio mediante la presentación de los estados
financieros auditados hasta la emisión de la respectiva sentencia o resolución que pone fin al proceso al Ministerio de
Justicia y Derechos Humanos, así como la atención de las consultas formuladas por dicha entidad.
21.4. En caso la persona incluida en el artículo 16 no cumpla con presentar al Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos la información a la que se refiere el párrafo 21.3, previo apercibimiento, se tiene por excluida del régimen de
intervención previsto en la presente sección.
SECCIÓN IV
VEEDOR DE LOS PROCESOS
TÍTULO ÚNICO
FUNCIONES Y COMPETENCIAS DEL VEEDOR
Artículo 22. Veedor de los procesos
El veedor es una persona idónea y competente que se desempeña con independencia y criterio de técnico en exclusiva
y única condición de observador, con la facultad de acceder a la documentación necesaria para su labor sin que ello
implique interferencia en las decisiones de la empresa. Tiene como principal función recabar información y verificar el
movimiento económico de las personas comprendidas en las secciones I, II y III y su situación patrimonial, con el fin
de hacer efectivo el seguimiento de la continuidad de la cadena de pagos.
Además el veedor elabora, entre otros, reportes periódicos con los resultados del ejercicio de la veeduría, con especial
énfasis en lo dispuesto en el numeral 5.2 del artículo 5 referido al pago prioritario de deudas laborales, con
proveedores, financieras y demás obligaciones con terceros de los sujetos comprendidos en el artículo 1.
DISPOSICIONES COMPLEMENTARIAS FINALES
PRIMERA. Reglamentación
El reglamento de la presente ley es aprobado mediante decreto supremo refrendado por el Presidente del Consejo de
Ministros, el Ministro de Justicia y Derechos Humanos y el Ministro de Economía y Finanzas, en el plazo de treinta
días calendario contados desde el día siguiente de su publicación.
SEGUNDA. Medidas aplicadas en la ley
Las medidas previstas en la presente ley tienen por objeto cautelar el cobro de la futura reparación civil que
determinen las instancias competentes, mitigando el peligro en la demora durante los procesos a su cargo, en tanto se
emita la decisión final por parte de las instancias judiciales respectivas.
TERCERA. Responsabilidad derivada de los actos de corrupción
Las reglas contenidas en la presente ley no limitan ni restringen la naturaleza o alcances de la responsabilidad
determinada mediante sentencia por las instancias judiciales las cuales se rigen por las disposiciones contenidas en el
Título VI, Capítulo I del Código Penal y del Código Civil.
Tratándose de las empresas comprendidas en el artículo 9 de la presente ley y a efectos del cálculo de la reparación
civil, la responsabilidad es mancomunada.
CUARTA. Cálculo del monto de la reparación civil
El Procurador Público del Estado que corresponda estima el monto de reparación civil siguiendo las mejores prácticas
internacionales de acuerdo con los criterios que determine el reglamento, para lo cual debe contratar consultores
especializados. A efectos de dicha contratación, no es aplicable la Ley 30225, Ley de Contrataciones del Estado, y sus
modificatorias o norma que lo sustituya, salvo que esté inhabilitado para contratar con el Estado. Corresponde al
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos verificar la inexistencia de conflictos de interés de los consultores expertos
con las empresas comprendidas en la presente ley.
QUINTA. Requerimientos de información de la Procuraduría Pública y el Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos
Para el cumplimiento de las funciones comprendidas en la ley, el Procurador Público que corresponda y el Ministerio
de Justicia y Derechos Humanos pueden requerir información complementaria a las entidades públicas, las cuales
cuentan con un plazo máximo de diez días hábiles para atender dicha solicitud, bajo responsabilidad del titular de la
entidad.
SEXTA. Cobro de deudas tributarias
El “Fideicomiso de Retención y Reparación – FIRR”, a requerimiento de la Superintendencia Nacional de Aduanas y
de Administración Tributaria (SUNAT), sirve para cubrir el pago de las deudas tributarias que se generen como
resultado de la ganancia de capital de los procedimientos de adquisición de proyectos o empresas, a las que se refiere
el artículo 4 de la presente ley, así como aquellas deudas tributarias exigibles coactivamente a las personas
comprendidas en el artículo 1 de la presente ley, incluso las que se hubieran generado antes de la vigencia de la
presente ley.
El ejecutor coactivo de la SUNAT no puede disponer que se traben las medidas cautelares previas y definitivas o
embargos a que se refiere el Código Tributario, y levanta cualquiera de dichas medidas que hubiera dispuesto,
respecto de las deudas tributarias a cargo de los sujetos comprendidos en las listas publicadas por el Ministerio de
Justicia y Derechos Humanos al primer día hábil de cada mes a que se refiere el artículo 1 de la presente ley. Los
montos en efectivo liberados productos de esas medidas cautelares levantadas son destinados prioritariamente y
conforme a lo que establezca el reglamento, al pago de las obligaciones laborales, con proveedores, financieras y
demás obligaciones con terceros de las personas comprendidas en el artículo 1, generadas por los proyectos en el
Perú.
Asimismo, el ejecutor coactivo de la SUNAT no puede disponer que se traben las medidas cautelares previas a que se
refiere el Código Tributario a las personas comprendidas en los artículos 9 y 15 de la presente ley.
A lo establecido en la presente disposición, le resulta aplicable lo previsto en el literal e) del párrafo 2 del artículo 46
del Código Tributario y no suspende la notificación de las órdenes de pago, resoluciones de determinación,
resoluciones de multa, resoluciones de pérdida de fraccionamiento u otras resoluciones a que se refiere el artículo 115
de dicho Código ni de la resolución de ejecución coactiva.
SÉPTIMA. Ejecución de garantías
Precísase que las garantías de fiel cumplimiento del contrato y por los adelantos, a que se refiere el artículo 33 de la
Ley 30225, Ley de Contrataciones del Estado, se ejecutan de acuerdo a lo establecido en el capítulo correspondiente
del Reglamento de la Ley 30225, y únicamente para la finalidad para la que fueron otorgadas. Luego de realizado el
pago, las empresas emisoras de dichas garantías que adviertan solicitudes de ejecución de manera irregular o en
contravención a las normas mencionadas, pueden solicitar la intervención del Sistema Nacional de Control.
OCTAVA. Sustitución de las personas incluidas en los artículos 9 y 15
Las personas incluidas en los artículos 9 y 15 de la presente ley pueden sujetarse a lo previsto en los literales a y b del
párrafo 6.3 del artículo 6.
NOVENA. Mecanismos de veeduría
El Poder Ejecutivo implementará medidas de veeduría sobre la información económica, contable y financiera de las
personas comprendidas en las secciones I, II y III, conforme las instrucciones que emita el Fiduciario de los
Fideicomisos establecidos en la presente ley, de conformidad con las disposiciones que se establezcan en el
reglamento de la presente ley.
DÉCIMA. Disposiciones en materia tributaria
De manera complementaria, las entidades del sector público nacional y los sujetos generadores de rentas de tercera
categoría que efectúen algún pago a los sujetos comprendidos en la lista a la que se refiere el párrafo 1.4 del artículo 1,
deben detraer un porcentaje el cual no puede ser superior al 10%, conforme las condiciones y tasas diferenciadas que
pueden ser aprobadas mediante decreto supremo, del importe del pago respectivo que comprende el impuesto
general a las ventas, y depositar el importe detraído en la cuenta que abre, de oficio, el Banco de la Nación a nombre
del sujeto comprendido en la mencionada lista.
En caso el sujeto comprendido en el párrafo 1.4 del artículo 1, reciba la totalidad del pago sin habérsele realizado la
detracción —sea porque el pagador no está obligado a realizar la detracción o por haber omitido hacerlo— queda
obligado a efectuar el depósito del importe que debió detraerse en la cuenta abierta a su nombre en el Banco de la
Nación.
Los montos depositados en las cuentas abiertas en el Banco de la Nación tienen el carácter de intangibles e
inembargables y únicamente son destinados al pago de las deudas tributarias u otro concepto administrado o
recaudado por la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria, de cargo del titular de la
cuenta, sea como contribuyente o responsable. El sujeto al que se practicó la detracción, debe utilizar los importes
depositados en su cuenta para el pago de sus obligaciones tributarias, sin perjuicio de lo cual, de haber deuda
tributaria pendiente de pago, la SUNAT comunica al Banco de la Nación de estas para que sean pagadas con los
montos depositados en las cuentas del Banco de la Nación.
El sujeto obligado que incumpla con efectuar la detracción o con realizar el íntegro del depósito hasta el momento que
se establezca mediante decreto supremo, es sancionado con una multa equivalente a un porcentaje del importe por el
que se hubiese incumplido, que se fije mediante decreto supremo, el cual no puede ser superior al cien por ciento
(100%) del importe no detraído. La determinación de la infracción y la aplicación de la sanción, así como su cobro
coactivo, se efectúan de acuerdo al Código Tributario.
Los sujetos obligados a efectuar la detracción según lo previsto en esta disposición, pueden ejercer el derecho a crédito
fiscal o saldo a favor del exportador, a que se refieren los artículos 18, 19, 23, 34 y 35 de la Ley del Impuesto General a
las Ventas e Impuesto Selectivo al Consumo, o cualquier otro beneficio vinculado con la devolución del impuesto
general a las ventas, en el periodo en el que haya anotado el comprobante de pago respectivo en el registro de
compras de acuerdo a las normas que regulan el mencionado impuesto, siempre que el depósito se efectúe en el
momento establecido en el decreto supremo. En caso contrario, el derecho se ejerce a partir del periodo en que se
acredita el depósito.
UNDÉCIMA. Informe anual sobre los avances en la implementación de la presente ley
El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos y el Ministerio de Economía y Finanzas remiten anualmente al
Congreso de la República un informe sobre el impacto y aplicación de la presente norma. Dicho informe puede contar
con la información previa de las entidades públicas correspondientes.
DUODÉCIMA. Control concurrente
Para la ejecución de los proyectos a cargo de las personas jurídicas o entes jurídicos comprendidos en las secciones II y
III, la Contraloría General de la República puede de acuerdo a criterios que establezca el reglamento de la presente
ley, realizar control de manera simultánea, desarrollando directamente el control gubernamental o a través de
empresas auditoras. Para tal efecto, la Contraloría General de la República aprueba un Plan de Acción de Control y
puede dictar las directivas que estime pertinentes. El control se concentra en el cumplimiento de la legalidad, mas no
en decisiones técnicas sobre las que tienen discrecionalidad los funcionarios.
El control al que se refiere el párrafo anterior se aplica a proyectos cuyo monto de inversión es mayor a cien millones
de soles. Para el financiamiento de dichas actividades se destina hasta un monto de 2% del valor total de la inversión
por ejecutar. A tales efectos, se autoriza a las entidades respectivas a efectuar modificaciones presupuestales en el
nivel institucional, las que se aprueban mediante decreto supremo refrendado, para el caso de las entidades del
gobierno nacional por el ministro del sector correspondiente y el Ministro de Economía y Finanzas, y para el caso de
los gobiernos regionales y gobiernos locales por el Presidente del Consejo de Ministros, el ministro del sector
correspondiente y el Ministro de Economía y Finanzas; en todos los casos a solicitud de la Contraloría General de la
República.
Semestralmente la Contraloría General de la República presenta un informe de avances de la implementación del
control concurrente a la Comisión de Presupuesto y Cuenta General de la República del Congreso de la República.
La Contraloría General de la República publica en su portal institucional un informe de liquidación de los proyectos
regulados en la presente ley.
DECIMOTERCERA. Incentivos a la colaboración eficaz
El Ministerio Público puede celebrar Acuerdos de Colaboración Eficaz con las personas jurídicas o entes jurídicos, que
decidan colaborar efectivamente en las investigaciones a cargo del Ministerio Público, siempre que permita la
identificación de los involucrados en los hechos delictivos y la información alcanzada sea eficaz, corroborable y
oportuna. La aprobación del Acuerdo de Colaboración Eficaz por parte de los órganos judiciales, a criterio del
Ministerio Público puede eximir, suspender o reducir a la persona jurídica o ente jurídico de las consecuencias
jurídicas derivadas del delito; sin que ello implique renuncia a la reparación civil que corresponda.
Asimismo, el Acuerdo de Colaboración Eficaz al que arribe el Ministerio Público con aprobación de los órganos
judiciales puede eximir, suspender o reducir la aplicación de la presente ley, así como incluir dentro del acuerdo, a las
personas jurídicas pertenecientes al mismo grupo económico.
El beneficio de inaplicación de los impedimentos previstos en los literales m) y n) del numeral 11.1 del artículo 11 de
la Ley 30225, Ley de Contrataciones del Estado, al que arribe el Ministerio Público, solo es aplicado bajo las siguientes
condiciones:
a) Haber cumplido con el total de las obligaciones laborales y sociales exigibles y vencidas con sus trabajadores.
b) Haberse comprometido con el cumplimiento de sus obligaciones tributarias en un plazo no mayor a 10 años y,
c) El acuerdo de colaboración eficaz alcanzado debe haber sido aprobado durante la etapa de la investigación penal.
Los beneficios a otorgarse, como consecuencia del Acuerdo de Colaboración Eficaz que se celebre, debe sujetarse al
principio de proporcionalidad entre la colaboración y el beneficio que se obtiene.
De conformidad con lo dispuesto en el inciso 1 del artículo 481 del Código Procesal Penal, en caso que el Acuerdo de
Colaboración Eficaz y beneficios sea denegado por el Fiscal o desaprobado por el Juez, las declaraciones formuladas
por el colaborador se tienen como inexistentes y no pueden ser utilizadas en su contra, por lo que durante el proceso
de colaboración eficaz y en caso este sea denegado o desaprobado, no puede ser considerados para la aplicación del
literal b del numeral 1.1 del artículo 1, el numeral 9.3 del artículo 9, y el numeral 16.4 del artículo 16 de la presente ley.
DECIMOCUARTA. Sanciones por incumplimiento de la cadena de pagos
Tratándose de un régimen especial, las personas jurídicas o entes jurídicos regulados en la presente ley que incumplan
las obligaciones contraídas en esta y con la cadena de pagos a favor de trabajadores y proveedores, están impedidos
de contratar con el Estado en concordancia con el artículo 11 de la Ley 30225, Ley de Contrataciones del Estado. Para
ello se requiere informe fundamentado del veedor y opinión previa de la Contraloría General de la República.
DISPOSICIÓN COMPLEMENTARIA MODIFICATORIA
ÚNICA. Modificación de los artículos 472, 473, 474, 475, 476-A, 477, 478, 479 y 480 del Código Procesal Penal
Modifícanse los artículos 472, 473, 474, 475, 476-A, 477, 478, 479 y 480 del Código Procesal Penal, en los siguientes
términos:
“Artículo 472.- Solicitud
1. El Fiscal está facultado a promover o recibir solicitudes de colaboración eficaz y, en su caso, cuando se planteen
verbalmente, a levantar las actas correspondientes, a fin de iniciar el procedimiento de corroboración y, si
corresponde, a suscribir el Acuerdo de Beneficios y Colaboración, con persona natural o jurídica que se encuentre o no
sometida a un proceso penal, así como con quien ha sido sentenciado, en virtud de la colaboración que presten a las
autoridades para la eficacia de la justicia penal.
[…]
Artículo 473.- Fase de corroboración
4. El colaborador, mientras dure el proceso, de ser el caso, será sometido a las medidas de aseguramiento personal
necesarias para garantizar el éxito de las investigaciones, la conclusión exitosa del proceso y su seguridad personal. En
caso sea necesario, y siempre que no esté en el ámbito de sus potestades, el Fiscal acudirá al Juez de la Investigación
Preparatoria requiriéndole dicte las medidas de coerción y de protección que correspondan, las cuales se dictarán
reservadamente y en coordinación con el Fiscal. Dichas medidas también son de aplicación para los representantes,
socios e integrantes de la persona jurídica, cuando corresponda.
Artículo 474.- Procedencia
1. Para la aplicación del beneficio por colaboración eficaz, la persona natural y jurídica debe:
2. Los delitos que pueden ser objeto del Acuerdo, son los siguientes:
d) Los delitos prescritos en los artículos del 382 al 401 del Código Penal y el artículo 1 de la Ley 30424, modificado por
el Decreto Legislativo 1352, cuando el colaborador sea una persona jurídica.
Artículo 475.- Requisitos de la eficacia de la información y beneficios premiales
7. Cuando el colaborador sea una persona jurídica, teniendo en cuenta el grado de eficacia o importancia de la
colaboración, podrá obtener como beneficio premial los siguientes: exención de las medidas administrativas
aplicables, prescritas en el artículo 5 de la Ley 30424, modificada por el Decreto Legislativo 1352, disminución por
debajo de los parámetros mínimos establecidos, remisión de la medida para la persona jurídica que la esté
cumpliendo y los beneficios establecidos en las normas especiales que lo regulan.
Artículo 476-A.- Eficacia de las diligencias de corroboración y su incorporación en otros procesos
1. Si la información proporcionada por el colaborador arroja indicios suficientes de participación delictiva de las
personas sindicadas por éste o de otras personas naturales o jurídicas, será materia —de ser el caso— de la
correspondiente investigación y decisión por el Ministerio Público a efectos de determinar la persecución y ulterior
sanción de los responsables.
Artículo 477.- Colaboración durante la etapa de investigación del proceso contradictorio
7. Si el acuerdo aprobado, consiste en la exención de las medidas administrativas, el Juez así lo declarará, disponiendo
el levantamiento de las medidas cautelares descritas en el artículo 313-A del Código Procesal Penal. De igual manera
se procederá en caso el acuerdo comprenda la disminución de dichas medidas administrativas.
Artículo 478.- Colaboración durante las otras etapas del proceso contradictorio
[…]
3. Si la colaboración se inicia con posterioridad a la sentencia, el Juez de la Investigación Preparatoria a solicitud del
Fiscal, previa celebración de una audiencia privada en los términos del artículo 477, podrá conceder la remisión de la
pena, la suspensión de la ejecución de la pena, la conversión de pena privativa de libertad por multa, la prestación de
servicios o la limitación de días libres, conforme a las equivalencias previstas en las leyes de la materia. En caso el
colaborador sea una persona jurídica, el Juez podrá conceder la remisión de la medida administrativa impuesta o la
conversión de cualquier medida por multa. En ningún caso se aplicará dichos beneficios cuando la medida impuesta
sea la inhabilitación definitiva para contratar con el Estado o la disolución. Del mismo modo, se podrá aplicar como
beneficio la disminución y exención de los incisos 1, 3, 4 y 5 del artículo 105 del Código Penal.
Artículo 479.- Condiciones, Obligaciones y Control del beneficiado
k) Informar y acreditar mediante instrumento legal o documento de carácter interno de la persona jurídica, la
condición de suspensión de sus actividades sociales y la prohibición de actividades futuras restringidas.
Artículo 480.- Revocación de los beneficios
6. De igual manera se procederá en lo que corresponda, cuando el colaborador sea una persona jurídica”.
DISPOSICIONES COMPLEMENTARIAS TRANSITORIAS
PRIMERA. Aplicación de las disposiciones de la colaboración eficaz a personas jurídicas vinculadas a delitos
cometidos con anterioridad a la entrada en vigencia de la Ley 30424
Las disposiciones del proceso de colaboración eficaz previstas en la Sección VI del Libro Quinto del Nuevo Código
Procesal Penal, son de aplicación a las personas o entes jurídicos pasibles de imponérseles las consecuencias accesorias
previstas en el Capítulo II, del Título VI del Libro Primero del Código Penal, por la comisión de delitos del artículo 1
de la presente ley, cometidos con anterioridad a la vigencia de la Ley 30424, modificada por Decreto Legislativo 1352.
SEGUNDA. Aplicación de la ley a los trámites y procedimientos iniciados con el Decreto de Urgencia 003-2017
Los trámites y procedimientos iniciados bajo el Decreto de Urgencia 003-2017 que se encuentren pendientes, se sujetan
en el estado en el que se encuentren, a lo dispuesto en la presente ley.
ES NULO EL RECONOCIMIENTO DE MENOR QUE NO ES HIJO BIOLÓGICO
Fundamento destacado: d.3.- Si bien el acto jurídico de reconocimiento de la menor D.S. practicado por el demandado
TEODORO FRANCISCO CONCHA ZÚÑIGA y la modificación de los apellidos de la citada menor no están incursos
en la causal de nulidad de acto jurídico por simulación absoluta, se debe tener presente que nuestro ordenamiento
constitucional protege el derecho a la identidad, por lo que cualquier acto jurídico que atente contra este derecho
carece de validez ya que estaría afectando al orden público, en este sentido, si el reconocimiento de paternidad
extramatrimonial realizado por el demandado TEODORO FRANCISCO CONCHA ZÚÑIGA sobre la menor D.S. es
contrario a la verdad biológica de la citada menor (conforme se ha demostrado con los resultados de la prueba de
ADN y por el reconocimiento practicado por MARCO ANTONIO PINTO ALEMÁN), este reconocimiento no puede
producir efectos jurídicos, porque sostener lo contrario, flexibilizaría los derechos fundamentales contenidos en
nuestra Constitución a la que todos los ciudadanos estamos obligados a respetar y defender, razón por la cual, se debe
declarar la nulidad de estos actos jurídicos pero por la causal de ser contrario a las leyes que interesan al orden
público, en especial, a la afectación al derecho a la verdad biológica de la menor D.S.
EXPEDIENTE Nº: 01550-2011-0-0401-JR-FC-04
DEMANDANTE: ELENA YANETH MARQUEZ ZÚÑIGA
DEMANDADO: TEODORO FRANCISCO CONCHA ZÚÑIGA
MATERIA: NULIDAD DE RECONOCIMIENTO DE PATERNIDAD
ESPECIALISTA: JORGE MATIAS ARENAS PUMA
RESOLUCIÓN: 35-2014
SENTENCIA NRO. 065-2014
Arequipa, Dos mil catorce
Marzo doce.-
Asumiendo competencia el Magistrado que suscribe por disposición del Superior; VISTOS: La demanda de Nulidad
de acto jurídico que contiene el reconocimiento de paternidad en partida de nacimiento y nulidad de escritura pública
de integración de nombre y el documento que lo contienen, así como la nulidad de anotación marginal de la partida
de nacimiento siete mil ciento treinta y cuatro del año mil novecientos noventa y seis de la Municipalidad Provincial
de Arequipa obrante de fojas treinta y ocho a cuarenta y cuatro y el escrito de subsanación obrante de fojas cincuenta
y dos a cincuenta y ocho presentados por ELENA YANETH MARQUEZ ZÚÑIGA en contra de TEODORO
FRANCISCO CONCHA ZÚÑIGA y D.S.M.Z. y/o D.S.C.M.
La contestación de la demanda obrante a fojas ciento dieciséis presentada por TEODORO FRANCISCO CONCHA
ZÚÑIGA.
La contestación de la demanda obrante de fojas ciento veintisiete a ciento treinta presentada por RICHARD ANGEL
CÁCERES CHUQUICONDOR, curador procesal de D.S.M.Z. y/o D.S.C.M..
El Dictamen Fiscal obrante de fojas trescientos treinta y uno a trescientos treinta y seis, por el cual se opina que se
declare INFUNDADA la demanda.
Actividad Jurisdiccional: Mediante resolución número cero siete obrante a fojas noventa y siete se admitió a trámite
la demanda y se corrió traslado a los demandados, quienes han presentado sus escritos de contestación de demanda
obrantes a fojas ciento dieciséis y de fojas ciento veintisiete a ciento treinta. Mediante Resolución número doce obrante
a fojas ciento cuarenta, se saneo el proceso, fijándose los puntos controvertidos y admitiéndose los medios probatorios
mediante resolución número catorce obrante a fojas ciento cincuenta y cuatro y ciento cincuenta y cinco, de fojas
doscientos ochenta y cinco a doscientos ochenta y ocho se ha realizado la audiencia de pruebas, por lo que el estado
del proceso es el de emitirse sentencia. Y,
CONSIDERANDO:
PRIMERO: LOS PUNTOS CONTROVERTIDOS:
Se han fijado como puntos controvertidos los siguientes: 1.- Si el demandado Teodoro Francisco Concha Zúñiga no es
el padre biológico de la menor D.S.M.Z. y/o D.S.C.M. 2.- Si los actos jurídicos y los documentos cuya nulidad se
pretende adolecen de vicio de simulación absoluta que acareen su nulidad.
SEGUNDO: SOBRE SI EL DEMANDADO TEODORO FRANCISCO CONCHA ZÚÑIGA NO ES EL PADRE
BIOLÓGICO DE LA MENOR D.S.M.Z. Y/O D.S.C.M.:
a) Los hechos:
a.1.- El ocho de junio del mil novecientos noventa y seis nace la menor D.S.M.Z., la misma que fue declarada por su
señora madre ELENA YANETH MÁRQUEZ ZÚÑIGA sin consignarse ningún dato en el rubro “Padre”; no obstante,
el veintinueve de noviembre del año dos mil dos, TEODORO FRANCISCO CONCHA ZÚÑIGA reconoce a la menor
como hija suya[1], fecha en la cual, también contrae matrimonio civil con la demandante[2]; a.2.- El dieciséis de marzo
del año dos mil seis, TEODORO FRANCISCO CONCHA ZÚÑIGA otorga una escritura pública de integración de
nombre a fin de que el apellido paterno del solicitante sea integrado al nombre de la menor D.S., por lo que debía
quedar como D.S.C.M.[3], escritura pública que dio origen a la anotación marginal realizada en la partida de
nacimiento de la menor[4]; a.3.- El ocho de septiembre del año dos mil nueve, MARCO ANTONIO PINTO ALEMÁN
otorga ante el Notario Público Cesar Fernández Dávila la escritura pública número dos mil seiscientos setenta y ocho
de Reconocimiento de paternidad de hijo extramatrimonial, documento por el cual reconoce que la menor D.S.M.Z. es
su hija biológica[5]; a.4.- El cuatro de marzo del dos mil trece, el Ministerio Público remite los resultados de la prueba
de ADN practicada a la demandante y a los demandados, la misma que tiene como conclusión “el individuo registrado
con el Código de Laboratorio ADN- 2013-011-PP-AQP CONCHA ZUÑIGA, Teodoro Francisco, QUEDA EXCLUIDO de la
Presunta Relación de Parentesco en condición de PADRE BIOLÓGICO del individuo registrado con el Código de
Laboratorio ADN- 2013-011-H-AQP MARQUEZ ZÚÑIGA, D.S.”[6]; b) El marco normativo: Nuestro Código Civil ha
establecido que son hijos extramatrimoniales los concebidos y nacidos fuera del matrimonio (artículo 386); asimismo,
que el reconocimiento y la sentencia declaratoria de la paternidad o la maternidad son los únicos medios de prueba de
la filiación extramatrimonial (artículo 387); c) Valoración: De todo lo dicho tenemos que: c.1.- La menor D.S. es hija
extramatrimonial, por cuanto su nacimiento y concepción no se han realizado dentro del matrimonio de la
demandante, en este sentido, y aplicando la normativa legal antes señalada, los únicos medios de prueba de filiación
son el reconocimiento y la sentencia judicial de declaración de paternidad; sin embargo, en el presente caso existen
dos reconocimientos de paternidad, el primero realizado por el demandado TEODORO FRANCISCO CONCHA
ZÚÑIGA y el segundo, el realizado por MARCO ANTONIO PINTO ALEMÁN, por lo que al no haber establecido la
norma un criterio de prioridad en el tiempo para los reconocimientos de paternidad extramatrimonial se debe acudir
a otros medios de prueba; c,2.- En el caso de autos obra una prueba de ADN, por la cual se ha descartado que el
demandado TEODORO FRANCISCO CONCHA ZÚÑIGA sea el padre biológico de la menor D.S., en este sentido, y
teniendo en consideración que la prueba de ADN tiene el carácter de prueba plena, conforme a lo dispuesto por la Ley
número 28457, este Juzgador considera que ha quedado plenamente acreditado que el demandado TEODORO
FRANCISCO CONCHA ZÚÑIGA, no es el padre biológico de la menor D.S., a pesar de existir un reconocimiento
expreso tanto en la partida de la menor como en la escritura pública de adición de nombres.
TERCERO: SOBRE SI LOS ACTOS JURÍDICOS Y LOS DOCUMENTOS CUYA NULIDAD SE PRETENDE
ADOLECEN DE VICIO DE SIMULACIÓN ABSOLUTA QUE ACAREEN SU NULIDAD:
a) Los hechos:
a.1.- El ocho de junio del mil novecientos noventa y seis nace la menor D.S.M.Z., la misma que fue declarada por su
señora madre ELENA YANETH MÁRQUEZ ZÚÑIGA sin consignarse ningún dato en el rubro “Padre”; no obstante,
el veintinueve de noviembre del año dos mil dos, TEODORO FRANCISCO CONCHA ZÚÑIGA reconoce a la menor
como hija suya[7], fecha en la cual, también contrae matrimonio civil con la demandante[8]; a.2.- El dieciséis de marzo
del año dos mil seis, TEODORO FRANCISCO CONCHA ZÚÑIGA otorga una escritura pública de integración de
nombre a fin de que el apellido paterno del solicitante sea integrado al nombre de la menor D.S.M.Z., por lo que debía
quedar como D.S.C.M.[9], escritura pública que dio origen a la anotación marginal realizada en la partida de
nacimiento de la menor[10]; a.3.- El ocho de septiembre del año dos mil nueve, MARCO ANTONIO PINTO ALEMÁN
otorga ante el Notario Público Cesar Fernández Dávila la escritura pública número dos mil seiscientos setenta y ocho
de Reconocimiento de paternidad de hijo extramatrimonial, documento por el cual reconoce que la menor D.S.M.Z. es
su hija biológica[11]; a.4.- El cuatro de marzo del dos mil trece, el Ministerio Público remite los resultados de la prueba
de ADN practicada a la demandante y a los demandados, la misma que tiene como conclusión “el individuo registrado
con el Código de LaboratorioADN- 2013-011-PP-AQP CONCHA ZUÑIGA, Teodoro Francisco, QUEDA EXCLUIDO de la
Presunta Relación de Parentesco en condición de PADRE BIOLÓGICO del individuo registrado con el Código de
Laboratorio ADN- 2013-011-H-AQP, D.S.M.Z.”[12];
b) El marco normativo:
b.1.- Nuestra Constitución Política del Perú, establece que toda persona tiene derecho a su identidad (artículo 2.1);
asimismo, que, la comunidad y el Estado protegen especialmente al niño. También protege a la familia y promueve el
matrimonio, reconociendo a estos últimos como institutos naturales y fundamentales de la sociedad (artículo 4). Por
su parte la Convención sobre Derechos del Niño establece que el niño será inscrito inmediatamente después de su
nacimiento y tendrá derecho desde que nace a un nombre, a adquirir una nacionalidad y, en la medida de lo posible, a
conocer a sus padres y a ser cuidado por ellos (artículo 7.1); b.2.- Nuestro Código Civil establece que el acto jurídico es
nulo cuando adolezca de simulación absoluta o atente contra el orden público (artículo 219 incisos 5 y 8);
asimismo, por la simulación absoluta se aparenta celebrar un acto jurídico cuando no existe realmente voluntad para
celebrarlo (artículo 190); b.3.- Nuestro Código Civil establece que los jueces tienen la obligación de aplicar la norma
jurídica pertinente, aunque no haya sido invocada en la demanda. (artículo VII del Título Preliminar);
c) El marco jurisprudencial:
Nuestra Jurisprudencia ha establecido que en los procesos en los que se invoca la simulación absoluta son de carácter
personal, porque hay que definir la voluntad de las partes[13]; asimismo, el juez debe aplicar el derecho que
corresponda al proceso, aunque no haya sido invocado por las partes o lo haya sido invocado erróneamente. Tal
precepto se encuentra comprendido en el artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Civil y es conocido
como el principio iura novit curia, la norma procesal citada cumple dos funciones: 1) una supletoria, cuando las partes
han omitido los fundamentos de derecho o la invocación de la norma jurídica que sustente la demanda y demás actos
probatorios; 2) una correctiva, cuando las partes han invocado equivocadamente una norma jurídica como
sustentatoria de sus peticiones, en cuyo caso el juez debe corregir el error aplicando la norma jurídica pertinente[14];
d) Valoración:
De todo lo dicho se tiene que: d.1.- La causal de nulidad por simulación absoluta requiere que se analice la voluntad
de las partes celebrantes del acto o actos supuestamente nulos, a fin de determinar si dichas partes tenían o no la
voluntad de celebrarlo; d.2.- En el caso de autos, cuando el demandado TEODORO FRANCISCO CONCHA ZÚÑIGA
reconoce a la menor D.S., él tenía la voluntad innegable de hacerlo, ello en virtud de que en ese mismo día contraía
matrimonio con la demandante y porque casi cuatro años después ratifica su voluntad de reconocer a la citada menor
y de que lleve su apellido paterno, en este sentido, el acto de reconocimiento no adolece de causal de nulidad de acto
jurídico por simulación absoluta, por lo que en principio, se podría pensar que la presente demanda debería ser
declarada infundada; no obstante, ello no es así, tal y como lo exponemos en el siguiente punto; d.3.- Si bien el acto
jurídico de reconocimiento de la menor D.S. practicado por el demandado TEODORO FRANCISCO CONCHA
ZÚÑIGA y la modificación de los apellidos de la citada menor no están incursos en la causal de nulidad de acto
jurídico por simulación absoluta, se debe tener presente que nuestro ordenamiento constitucional protege el derecho a
la identidad, por lo que cualquier acto jurídico que atente contra este derecho carece de validez ya que estaría
afectando al orden público, en este sentido, si el reconocimiento de paternidad extramatrimonial realizado por el
demandado TEODORO FRANCISCO CONCHA ZÚÑIGA sobre la menor D.S. es contrario a la verdad biológica de la
citada menor (conforme se ha demostrado con los resultados de la prueba de ADN y por el reconocimiento practicado
por MARCO ANTONIO PINTO ALEMÁN), este reconocimiento no puede producir efectos jurídicos, porque sostener
lo contrario, flexibilizaría los derechos fundamentales contenidos en nuestra Constitución a la que todos los
ciudadanos estamos obligados a respetar y defender, razón por la cual, se debe declarar la nulidad de estos actos
jurídicos pero por la causal de ser contrario a las leyes que interesan al orden público, en especial, a la afectación al
derecho a la verdad biológica de la menor D.S.; d.4.- Esta declaratoria de nulidad por la causal de ser contrario a las
leyes que interesan al orden público no afecta el principio de congruencia, por cuanto se ha llegado a dicha conclusión
en base a los hechos alegados por las partes y que se desprenden de los medios probatorios actuados durante el
proceso, por lo que resulta aplicable el principio del iura novit curia (en su función correctiva), más aún si se tiene
presente que esta aplicación no afecta el derecho de defensa de las partes por cuanto tanto la parte demandante como
la parte demandada no han cuestionado la nulidad de los actos jurídicos invocados ni la prueba actuada durante el
proceso.
CUARTO: COSTAS Y COSTOS DEL PROCESO: Conforme lo dispone el artículo 412 del Código Procesal Civil, la
condena por las costas y costos procesales corresponde a la parte vencida, sin embargo, teniendo en consideración que
una de las partes demandadas es una menor de edad y que la otra parte buscó allanarse al proceso, se debe exonerar
de los costos y costas procesales.
Por las consideraciones que anteceden impartiendo justicia en nombre del pueblo de quien emana dicha facultad:
FALLO: Declarando FUNDADA La demanda de Nulidad de acto jurídico que contiene el reconocimiento de
paternidad en partida de nacimiento y nulidad de escritura pública de integración de nombre y el documento que lo
contienen, así como la nulidad de anotación marginal de la partida de nacimiento siete mil ciento treinta y cuatro del
año mil novecientos noventa y seis de la Municipalidad Provincial de Arequipa obrante de fojas treinta y ocho a
cuarenta y cuatro y el escrito de subsanación obrante de fojas cincuenta y dos a cincuenta y ocho presentados
por ELENA YANETH MARQUEZ ZÚÑIGA en contra de TEODORO FRANCISCO CONCHA ZÚÑIGA y
D.S.M.Z. y/o D.S.C.M.; en consecuencia, DECLARO NULOS: a) El reconocimiento de paternidad extramatrimonial
practicado por el demandado TEODORO FRANCISCO CONCHA ZÚÑIGA el veintinueve de noviembre del dos mil
dos y que obra en anotación marginal al lado superior izquierdo de la partida de nacimiento de fecha ocho de julio de
mil novecientos noventa y seis y correspondiente a la menor D.S.M.Z.; b) El acto jurídico contenido en la escritura
pública número cero ocho cuatro ocho de fecha dieciséis de marzo del dos mil seis realizada en la Notaría Pública
Arnaldo Gonzales Bazan, así como su anotación marginal al lado inferior izquierdo de la partida de nacimiento de
fecha ocho de julio de mil novecientos noventa y seis y correspondiente a la menor D.S.M.Z.; DISPONIÉNDOSE se
cursen los oficios correspondientes una vez que quede consentida la presente sentencia. Sin costas ni costos del
proceso. Esta es la Sentencia, que pronuncio, mando y firmo en la Sala del Despacho del Juzgado de Familia
Transitorio de Arequipa. TÓMESE RAZÓN Y HÁGASE SABER.
1. Introducción
El presente ensayo básicamente está estructurado en los siguientes ítems: 1) en un primer momento, da a conocer las
principales definiciones en torno a la “motivación” y la “resolución judicial” a fin de poderlas entender y, sobre todo,
entrelazarlas bajo el parámetro del Estado constitucional; 2) luego, en un segundo momento, se enfatiza la
importancia de la argumentación jurídica para un correcto desarrollo de decisión judicial (un correcto
pronunciamiento de ésta) que garantice, desde luego, la protección de los derechos fundamentales, y; 3) finalmente,
en un tercer momento, apunta entrelazar la argumentación jurídica con el Estado constitucional, dado que ésta es un
pilar sustancial de la correcta resolución jurídica que, en la actualidad, se exige.
2. Alcances sobre la motivación en las resoluciones judiciales
En principio, para precisar que estamos frente a motivación de resoluciones judiciales, es importante señalar las
definiciones clásicas para entender mejor qué es “motivación” y “resolución”. Calamandrei[1] señala que ésta “es el
signo fundamental y típico de la “racionalización” de la función jurisdiccional. Por su parte, Couture[2] indica que
aquella “constituye la parte más importante de la sentencia en la que el juez expone los motivos o fundamentos en
que basa su decisión, es decir, las razones que lo llevaron a adoptar una u otra solución en el conflicto que estaba
llamado a resolver”. Por todo eso, se puede decir que los actos de decisión judicial se ejecutan mediante la expedición
de las denominadas “resoluciones judiciales”[3].
Continuando, cabe mencionar que se entiende por resolución judicial a “toda decisión o providencia que adopta un
juez o tribunal en el curso de una causa contenciosa o de un expediente de jurisdicción voluntaria, sea a instancia de
parte o de oficio”[4]: esto es: la actividad de los órganos jurisdiccionales en el proceso se manifiesta en una serie de
actos regulados por la Ley, por tanto, las resoluciones judiciales constituyen la exteriorización de estos actos
procesales de los jueces y tribunales, mediante los cuales se atiende a las necesidades del desarrollo del proceso a su
decisión[5]. En ese sentido, no le falta razón a Goldschmidt cuando apunta que las resoluciones judiciales son aquellas
“declaraciones de voluntad emitidas por el Juez con el fin de determinar lo que se estima como justo” [6].
Desde otro enfoque, Montero Aroca explica que la resolución judicial “es el acto del Juez por medio del cual se
declara el efecto en derecho que la ley hace depender de cada supuesto fáctico” [7]. Así también, Podetti refiere que
éstas son las “declaraciones de voluntad (…) pueden ser resolutorias, instructorias y ejecutorias, pues en ellas se
ejercen los dos característicos poderes de la jurisdicción: el iudicium y el imperium, mandar y decidir. En ese sentido,
las resoluciones que se pronuncian y plasman el iudicium, o sea, las que deciden o actúan sobre la relación formal o
sobre la relación sustancial subyacente; es decir, sobre el contenido” [8].
Desde aquel enfoque, el Tribunal Constitucional, la mayoría de las veces en que se ha pronunciado, señala que se
viola el derecho fundamental a la debida motivación cuando ésta es insuficiente, entendiendo por insuficiencia al
“mínimo de motivación exigible atendiendo a las razones de hecho o de derecho indispensables para asumir que la
decisión está debidamente motivada. (…). La insuficiencia (…) sólo resultará relevante desde una perspectiva
constitucional si es que la ausencia de argumentos o la ‘insuficiencia’ de fundamentos resulta manifiesta a la luz de lo
que en sustancia se está decidiendo”[9].
3. Argumentación Jurídica como herramienta para las resoluciones judiciales
Wroblewski, indicó que “la decisión jurídica final que dispone sobre un caso concreto al fijar sus consecuencias
jurídicas está estrechamente ligada a varias decisiones previas que pueden considerarse teóricamente como su
justificación. La identificación de estas decisiones depende del modelo teórico de toma de decisiones”[10].
Ferrajoli, por su parte, arguye que “la omnipotencia de la legislación, y a través de ella de la mayoría política, cesa en
el Estado Constitucional de Derecho, fundado sobre esa verdadera invención de nuestro siglo que es la rigidez
constitucional, en virtud de la cual las leyes ordinarias, al parecer situadas en un nivel subordinado respecto de las
normas constitucionales, no pueden derogarlas so pena de su invalidación, como consecuencia del correspondiente
juicio de inconstitucionalidad. Las constituciones, los principios y derechos fundamentales establecidos en las mismas,
pasan, así, a configurarse como pactos sociales en forma escrita que circunscriben la esfera de lo indecidible, esto es,
aquello que ninguna mayoría puede decidir o no decidir; de un lado; los límites y prohibiciones de garantía de los
derechos de libertad; de otro lado, los vínculos y obligaciones en garantía de los derechos sociales”[11].
Como lo precisara hace un tiempo Couture[12]: “interpretar la ley no es interpretar el derecho sino un fragmento del
derecho. Interpretar el derecho, vale decir, desentrañar el sentido de una norma en su sentido plenario, presupone el
conocimiento del derecho en su totalidad y la coordinación necesaria de la parte con el todo”.
Landoni Sosa, nuevamente, señala que “los conocimientos suministrados por el experto, sus informaciones, sus
valoraciones y sus opiniones, en cuanto dotadas de autoridad, admisibles e influyentes, no pueden considerarse
nunca vinculantes por el juez. Esto significa que, ante las conclusiones es formuladas por el experto, el juez conserva
intacta su discrecionalidad en la determinación y valoración de los hechos con base en el principio fundamental de la
libertad de convicción del juez mismo (…) Lo que el juez puede y debe hacer, no es repetir lo que el experto ha
afirmado para llegar a sus conclusiones, sino, por el contrario, verificar si estas conclusiones están justificadas y, por
ende, si son atendibles en el plano del método. El juez debe enunciar los criterios con base en los cuales ha formulado
su propia interpretación y valoración de los datos y de las informaciones científicas que el perito ha sometido a su
atención”[13].
Nieva Fenoll, entre tanto, advierte que “con los criterios ofrecidos, a la hora de valorar lógicamente el dictamen el juez
contará por lo menos con una serie de puntos objetivos en que apoyarse” [14]. Así mismo, Taruffo revela que “es
conveniente insistir sobre estos aspectos desde la motivación que el juez debe desarrollar en torno a la prueba
científica dado que también en este ámbito particular están presentes en la doctrina y la jurisprudencia orientaciones
poco rigurosas e inadmisibles (…) el juez tiene una obligación especifica de motivación sólo cuando estima que no
debe seguir la opinión del experto o que no debe tomar en consideración una determinada prueba científica” [15].
Luis Viera anota que “el juez debe apreciar la prueba sobre los hechos de acuerdo con las normas jurídicas que prima
facie, son pertinentes al conflicto de acuerdo con su tipología, pero al mismo tiempo debe valorar esas normas en
relación a las circunstancias del caso y todo, como un solo acto vital de conocimiento, la elección de la norma aplicable
o la creación de una norma para el caso resulta de la confrontación entre normas y hechos, en una reciproca
valoración de ambos extremos. Si de esa confrontación resulta una valoración con signo axiológico positivo no hay
problema. La verdadera cuestión se plantea en el caso contrario; cuando se da un signo axiológico negativo” [16].
Desde la misma perspectiva, Couture indica que “el dilema de saber si la interpretación judicial es acto creativo o no,
si la jurisdicción es pura declaración del derecho o es creación del derecho, un tema virtualmente inagotable. Por
nuestra parte nos hemos pronunciado, en más de una oportunidad, en el sentido de que la actividad jurisdiccional es
actividad creativa del derecho. Debemos respetar los puntos de vista divergentes; pero debemos, asimismo, aclarar,
en honor a la verdad, que hemos llegado a esa conclusión luego de muchas reflexiones, de muchas incertidumbres y
por qué no decirlo después de muchas vigilias”[17].
Alfonso Ruíz, en lo referente a la argumentación judicial, hace una diferencia entre juez y legislador, señalando que
“El legislador podría decirse, tiene un ámbito de discrecionalidad muy amplio en el que puede desenvolver sus
decisiones sin actuar de modo incorrecto. Cierto que se podrá decir que las regulaciones de unos legisladores serán
más correctas que otras, e incluso tal vez podrá afirmarse que hay una que idealmente es la más correcta, pero no que
es la única correcta, pues el margen de actuación del legislador le permite moverse en una escala gradual de
posiciones todas ellas correctas. En este tipo de contexto el concepto de corrección es obvio que se utiliza con un
significado no categórico sino graduable, de modo que la pretensión de corrección alude aquí a la corrección como
criterio valorativo de bondad, conforme al cual podemos decir que una institución o una norma son más o menos
buenas” [18].
Así también, “El juez, en cambio, al menos en los sistemas constitucionales, solo de manera marginal puede aplicar el
derecho legítimamente dentro del espacio de una discrecionalidad similar, que es la que se produce en las
regulaciones que dejan a su disposición la graduación de las penas dentro de una cierta escala. En contraste, en la
mayoría de los casos, incluso ante la aplicación de normas que permiten al juez decidir potestativamente o que le
suministran conceptos indeterminados, el carácter binario de las decisiones judiciales (el fallo debe ser de exclusión o
no de esta concreta prueba, de aplicabilidad o no de esta atenuante o agravante, de culpabilidad o de inocencia,
etc.)”[19], al igual que la verdad para el historiador, la corrección para el juez también “tiene que estar en alguna
parte, no puede no estar”[20].
Lo señalado por el profesor es lo que realmente debe de implementarse para una correcta resolución judicial, el Juez
debe de graduar, ponderar, decidir potestativamente para alcanzar la mejor argumentación de su resolución, no sólo
enfocarse en la norma, sino lo que hay detrás de ella, que son derechos fundamentales protegidos.
Higa Silva, respecto a los argumentos de las partes como una herramienta para facilitar la tarea del juez para emitir
una adecuada resolución judicial, señala que “desde un punto de vista pragmático, una vez producido el intercambio
de argumentos, analizados y escudriñados, el juez debería establecer el estándar bajo el cual resolverá el caso. En
realidad, ese estándar debería estar fijado desde el inicio del proceso, a efectos de que las partes sepan qué
determinará que su argumento sea, o no, aceptable. En la fijación del estándar se deberá indicar qué criterios serán
tomados en cuenta para resolver el caso de acuerdo a los derechos en contraposición y al contexto en el cual se
desenvuelve la controversia” [21].
Las partes en muchos casos, desconocen su proceso, muchas veces los abogados no le informan lo adecuado, pero
para ello, uno debe estar enfocado desde el inicio del proceso para conocer desde ese momento como se desarrolló el
mismo y cuando se dicte sentencia, si esta está motivada o no, si cumple con los fundamentos precisos, o es una mera
transcripción de la ley y los dictámenes fiscales que muy a menudo sucede.
Así pues, Zavaleta Rodríguez sostiene que “una decisión es irrazonable, en términos amplios, cuando no respeta los
principios de la lógica formal, contiene apreciaciones dogmáticas o proposiciones, sin ninguna conexión con el caso;
no es clara respecto a lo que decide , por qué decide y contra quien decide; no se funda en los hechos expuestos, en las
pruebas aportadas, así como en las normas o los principios jurídicos y, en general, cuando contiene errores de juicio o
de actividad que cambian los parámetros y el resultado de la decisión” [22].
Resaltamos, en consecuencia, la discrecionalidad que utiliza el juzgador en la apreciación de sentido y de valor de los
hechos concretos, de todas las circunstancias que rodean el caso y, de la misma forma, en la elección de la norma
adecuada al caso concreto. La razonabilidad en las apreciaciones es condición indispensable para justificar la decisión
y evitar caer en una decisión arbitraria, por lo tanto, injusta[23].
Es básico que un juez muy aparte de los estándares de argumentación para emitir una resolución adecuada, tiene que
ver también con la norma a emplear de acuerdo a cada caso concreto, y de interpretar de tal forma, que le suministre
la ayuda y razonamiento para una adecuada decisión, no para enredarse con normas que aplicadas al caso no tienen
sentido.
En ese sentido, nos hacemos la pregunta: ¿Cómo podemos mejorar en la evolución del Derecho respecto de una
adecuada forma de interpretar, de argumentar, de ponderar derechos, principios con adecuadas reglas que permitan
el mejor desarrollo del caso en concreto?, el profesor Morales Godo tiene una respuesta y una predisposición que con
un desarrollo jurisprudencial adecuado la evolución del Derecho es en la forma natural, discrepo en lo absoluto,
puesto que para mi opinión el derecho evolucionara, siempre y cuando se respeten las Garantías Constitucionales de
acuerdo al caso concreto, respeto de la dignidad de la persona, sus principios constitucionales etc.
Pero sigamos, Morales Godo anota que “puede ocurrir que las apreciaciones de sentido y de valor cambien, porque se
le están atribuyendo, a determinado caso específico y concreto, apreciaciones anteriormente desconocidas, lo que
ameritaría una solución específica y adecuada a dicho caso. Ello generaría la posibilidad de un cambio legislativo o
de un desarrollo jurisprudencial específico. En otras palabras, al cambiar de sentido y de valor los casos concretos,
deben cambiar las reglas para la solución de dichos casos, sea mediante disposición legislativa o de un desarrollo
jurisprudencial. Debo confesar mi apuesta por la jurisprudencia, como la forma natural como evoluciona el
Derecho” [24].
Asimismo, a tenor de Taruffo, “una buena motivación debe consistir en un conjunto de argumentos justificativos
lógicamente estructurados en grado de formar una justificación racional de la decisión, se puede entonces observar
que la motivación también posee una función esencialmente racionalizante. De hecho, esta lleva a que el juez realice
un ejercicio racional y no sólo se base en intuiciones subjetivas no justificables. Si el juez “inteligente” sabe que deberá
justificar racionalmente su decisión, se puede intuir que para llegar a su fallo haga uso de criterios lógicos y
racionales, que finalmente deberá plasmar en la motivación de la sentencia” [25].
En esa directriz, Hurtado Reyes sostiene que “el juez al resolver conflictos no es un mero aplicador del derecho, no
realiza una tarea mecánica, porque su labor seria meramente subsuntiva, sino que ocurre todo lo contrario ante la
indeterminación de los instrumentos normativos debe realizar una tarea especial para la determinación del derecho.
La aplicación del derecho implica un juez colabora en la determinación del derecho, cuando éste es vago, ambiguo,
contradictorio o presenta lagunas” [26].
4. La argumentación en el marco del Estado constitucional
La Constitución peruana establece lo siguiente: “Son principios y derechos de la función jurisdiccional: (…) La
motivación escrita de las resoluciones judiciales en todas las instancias, excepto los decretos de mero trámite, con
mención expresa de la ley aplicable y de los fundamentos de hecho en que se sustentan”[27].
Sobre el particular, el Tribunal Constitucional ha expuesto lo siguiente: “el derecho a la debida motivación de las
resoluciones importa que los jueces, al resolver las causas, expresen las razones o justificaciones objetivas que los
llevan a tomar una determinada decisión. Esas razones, (…) deben provenir no sólo del ordenamiento jurídico vigente
y aplicable al caso, sino de los propios hechos debidamente acreditados en el trámite del proceso”[28].
Asimismo, el supremo intérprete de la Constitución, también ha establecido que el debido proceso en su variable de
derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales protege al justiciable frente a la arbitrariedad judicial, ya
que “garantiza que las resoluciones judiciales no se encuentren justificadas en el mero capricho de los magistrados,
sino en datos objetivos que proporciona el ordenamiento jurídico o los que se deriven del caso”[29].
En ese sentido, ha afirmado que dentro de los supuestos que dan lugar a una violación del contenido
constitucionalmente del referido derecho fundamental, se encuentra el de la denominada motivación aparente. La
motivación es aparente, entre otros casos, cuando “no responde a las alegaciones de las partes del proceso, o porque
solo intenta dar un cumplimiento formal al mandato, amparándose en frases sin ningún sustento fáctico o
jurídico”[30].
De otro lado, el mismo Tribunal ha destacado que a efectos de proteger el contenido constitucional del derecho a la
debida motivación de las resoluciones judiciales, a la jurisdicción constitucional corresponde también controlar las
deficiencias en la motivación externa, es decir, las deficiencias en la justificación de las premisas de la decisión judicial,
sea la premisa mayor o jurídica, sea la premisa menor o fáctica.
Por todo lo mencionado, Gascón Abellán advierte que el Poder Judicial en el Estado Constitucional de Derecho debe
ejecutar “cambios profundos de manera de concebir las relaciones entre legislación y jurisdicción: el principio de
legalidad el relación con el juez, que tradicionalmente se había interpretado como vinculación del juez a Derecho pero
sobre todo a la ley, ha pasado a entenderse como vinculación del juez a los derechos y principios constitucionales pro
no a la ley, lo que resulta polémico desde el punto de vista del principio democrático”[31].
En ese orden de ideas, la citada autora sostiene que “en el Estado Constitucional el juez está vinculado a la ley pero
también a la Constitución. Esa doble vinculación del juez (a la ley y a la constitución) significa que éste sólo está
obligado a aplicar leyes constitucionales, de manera que debe hacer un previo juicio de constitucionalidad. Se relanza
el papel del juez en relación con la ley: en el primero (judicial review) porque se reconoce directamente la facultad del
juez para inaplicar las leyes inconstitucionales; en el segundo (control concentrado) porque, a pesar de no reconocerse
dicha facultad, bajo el argumento de que se está haciendo una interpretación de la ley conforme a la constitución es
posible que al final el juez “esquive” la ley; ósea, es posible que el juez aplique la Constitución (o el entendimiento que
tiene de la misma) en detrimento de la ley” [32]. Un juez no puede solo basarse en la norma jurídica, sino también lo
que reza la Constitución, sobre todo el respeto de las Garantías Constitucionales, es suma, es importante, para lograr
una correcta resolución judicial.
De ahí que Landa Arroyo sostenga que “las bases del derecho penal no hay buscarlas en las leyes, sino en la
Constitución, entendida como orden jurídico fundamental del actual Estado constitucional democrático”[33]. La
referencia del sistema penal y civil a la Constitución permite evitar contradicciones normativas. Esta afirmación se
sustenta en el principio de supremacía constitucional, sin lugar a dudas.
Es por eso que las Constituciones modernas se fundan en un conjunto de principios y de reglas cuyos contenidos
delimitan, con mayor o menor precisión, el marco en el que se debe resolver cualquier tipo de controversias relativas a
los límites a los derechos fundamentales[34]. La Constitución como concreción de la norma y de la realidad social,
política y económica, es el parámetro fundamental para establecer la conformidad de la norma legal con dicha
realidad constitucional[35].
Lea también: ¿Sabes cuáles son los catorce métodos de interpretación jurídica?
Es importante señalar las reglas y principios muy importantes para una correcta argumentación, tenerlos definidos,
para su mujer utilización al memento de ponderar derechos fundamentales entre sí. Es por ello que Dworkin sostiene
que “la diferencia entre principios jurídicos y normas jurídicas es una distinción lógica. Ambos conjuntos de
estándares apuntan a decisiones particulares referentes a la obligación jurídica en determinadas circunstancias, pero
difieren en el carácter de la orientación que dan. Las normas son aplicables a la manera de disyuntivas. Si los hechos
que estipula una norma están dados, entonces o bien la norma es válida, en cuyo caso la respuesta que da debe ser
aceptada, o bien no lo es, y entonces no aporta nada a la decisión. Los principios en cambio, no establecen
consecuencias jurídicas que se sigan automáticamente cuando se satisfacen las condiciones previstas; los principios
enuncian una razón que discurre en una sola dirección, pero no exige una decisión en particular”[36].
En ese sentido, Alexy[37] por su parte expone que la distinción entre reglas y principios no es nueva y que a pesar de
su antigüedad y de su frecuente utilización, impera al respecto confusión y polémica. Existe una desconcertante
variedad de criterios de distinción. Los principios son normas que ordenan que algo sea realizado en la mayor medida
posible, dentro de las posibilidades jurídicas y reales existentes. Por lo tanto, los principios son mandatos de
optimización, que están caracterizados por el hecho de que pueden ser cumplidos en diferente grado y que la medida
debida de su cumplimiento no sólo depende de las posibilidades reales sino también de las jurídicas. El ámbito de las
posibilidades jurídicas es determinado por los principios y reglas opuestos. En cambio, las reglas son normas que sólo
pueden ser cumplidas o no. Si una regla es válida, entonces debe hacerse exactamente lo que ella exige, ni más ni
menos. Por tanto, las reglas contienen determinaciones en el ámbito de lo fáctica y jurídicamente posible. Esto
significa que la diferencia entre reglas y principios es cualitativa y no de grado. Toda norma es o bien una regla o un
principio[38].
Continuando, estas ideas, el Tribunal Constitucional ha expuesto que, las distintas eficacias de las disposiciones
constitucionales, da lugar a que éstas puedan ser divididas entre “normas regla” y “normas principio”. Mientras que
las primeras se identifican con mandatos concretos de carácter autoaplicativo y son, consecuentemente,
judicializables, las segundas constituyen mandatos de optimización, normas abiertas de eficacia diferida, que
requieren de la intermediación de la fuente legal, para alcanzar plena concreción y ser susceptibles de
judicialización[39].
Los principios tienen una dimensión que falta en las normas: la dimensión del peso o importancia. Cuando los
principios se interfieren (la política de protección a los consumidores de automóviles interfiere con los principios de
libertad de contratación, por ejemplo), quien debe resolver el conflicto tiene que tener en cuenta el peso relativo de
cada uno. En esto no puede haber, por cierto, una mediación exacta, y el juicio respecto de si un principio o una
directriz en particular es más importante que otro será con frecuencia motivo de controversia[40].
Los jueces en los casos difíciles deben acudir a los principios. Pero como no hay jerarquía preestablecida de principios
es posible que éstos puedan fundamentar decisiones distintas. Dworkin sostiene que los principios son dinámicos y
cambian con gran rapidez y que todo intento de canonizarlos está condenado al fracaso. Por esa razón la aplicación de
los principios no es automática, sino que exige el razonamiento judicial y la integración del razonamiento en una
teoría. El Juez ante un caso difícil debe balancear los principios y decidirse por el que tiene más peso. El
reconstruccionismo conduce a la búsqueda incesante de criterios objetivos[41].
5. Conclusiones
En el marco del Estado Constitucional, toda motivación de una resolución judicial, debe estar inmersa en
la ponderación de principios y reglas, en sólidas manifestaciones teniendo como pilar la Constitución, más
que otras normas, esto debido a que se vive en nuestros días el respeto a los derechos fundamentales, a la
dignidad humana, separación de poderes y la libertad, que son sumergidas en una esfera que salen para
respaldar y defender la Constitución, la ley ya no es más el camino correcto a seguir para sostener una
correcta motivación.
Los Jueces tienen la difícil labor de no sólo basarse en lo que estrictamente señala la norma a emplear para
resolver el caso en concreto, sino también de tener formación sólida y adecuada de lo que señala la
Constitución, no sólo ello, tener formación en argumentación jurídica, para que cuando tenga que resolver
un caso complejo, sepa distinguir entre regla y principio, ponderar que derecho esta mayormente
protegido, con ello, lograr emitir una correcta motivación de la resolución judicial. De ese modo, ayudar al
sistema jurisdiccional que se está cambiando y mejorando en la forma de aplicar y de resolver el caso en
concreto.
Todo el sistema judicial debe ahorcar los hábitos desde su formación en la Academia de la Magistratura y
todos los institutos que forman y capacitan a los magistrados, para entender el nuevo paradigma del
Estado Constitucional y, desde luego, tener una adecuada preparación en Argumentación Jurídica para
con ello entender y plasmar en sus resoluciones una correcta motivación a plenitud y en respecto a los
derechos fundamentales”.
[1] CALAMANDREI, Piero. (1960). Proceso y democracia. Traducción de Héctor Fix Zamudio. Buenos Aires: Editorial Ejea.
Pág. 115.
[2] COUTURE, Eduardo J. (20144). Vocabulario jurídico, 3ra edición, ampliada y actualizada por Ángel Landoni Sosa.
Buenos Aires: Editorial B de F. Pág. 510.
[3] TARAMONA H. José Rubén. (1996). Derecho Procesal Civil: Teoría General del Proceso. Lima: Editorial Huallaga. Pág.
111.
[4] CABANELLAS, Guillermo. (1998). Diccionario de Derecho Usual. Tomo III. Buenos Aires: Editorial Omeba. Pág. 572.
[5] DE PINA, Rafael; CASTILLO LARRAÑAGA, José. (2007). Derecho Procesal Civil. 29naedición. México D.F.: Editorial
Porrúa. Pág. 319.
[6] GOLDSCHMIDT, James. (1936). Derecho Procesal Civil. Barcelona: Editorial Labor. Pág. 300.
[7] MONTERO AROCA, Juan. (2000). El Nuevo Proceso Civil. Valencia: Editorial Tirant lo Blanch. Pág. 196.
[8] PODETTI, Ramiro. (1995). Derecho Procesal Civil, Comercial y Laboral. Buenos Aires: Editorial Ediar. Pág. 196.
[9] Ver: STC Nº 0728-2008-PHC (FJ. 7d); STC Nº 0079-2008-PA (FJ. 11 d); y STC Nº 0896-2009-PHC (FJ. 7 d).
[10] WRÓBLEWSKI, Jerzy. (1989). Sentido y hecho en el Derecho. España: Servicio Editorial Universidad del País Vasco.
Págs. 21 y ss.
[11] FERRAJOLI, Luigi. (2010). Democracia y Garantismo. 2da edición. Madrid: editorial Trotta. Págs. 65-66.
[12] COUTURE, Eduardo. (1978). Estudios de Derecho Procesal Civil. Tomo III. 2da edición. Buenos Aires: Edición
Depalma. Págs. 15-65.
[13] LANDONI SOSA, Ángel. (2016). “La Motivación de Decisiones Judiciales”. En: Argumentación Jurídica y
Motivación de las Resoluciones Judiciales. Lima: Editorial Palestra 2016. Pág. 107.
[14] NIEVA FENOLL, Jordi. (2010). La valoración de la prueba. Madrid: Marcial Pons. Pág. 298.
[15] TARUFFO, Michelle. (2009). “Ciencia y Proceso”. En: Páginas sobre justicia civil. Madrid: editorial Marcial Pons.
Pág. 456.
[16] VIERA, Luis Alberto. (1984). “Desajuste entre norma y realidad”. En: Separata de los Cuadernos de Derecho
Jurisprudencial N° 5. Montevideo: editorial Acali, Montevideo. Págs. 7-8.
[17] COUTURE, Eduardo. (1978). Estudios de Derecho Procesal Civil. Tomo III. 2da edición. Buenos Aires: Edición
Depalma. Pág. 36.
[18] ALFONSO RUÍZ, Miguel. (2016). “Verdad y Corrección en la Argumentación Jurídica”. En: Argumentación Jurídica
y Motivación de las Resoluciones Judiciales. Lima: Editorial Palestra. Págs. 22.
[19] ALFONSO RUÍZ, Miguel. (2016). “Verdad y Corrección en la Argumentación Jurídica”. En: Argumentación Jurídica
y Motivación de las Resoluciones Judiciales. Lima: Editorial Palestra. Págs. 23.
[20] Ibídem. Pág. 23.
[21] HIGA SILVA, César. (2016). “Los Esquemas Argumentativos como Herramientas de Evaluación para el Juez”.
En: Argumentación Jurídica y Motivación de las Resoluciones Judiciales. Lima: Editorial Palestra. Pág. 49.
[22] ZAVALETA RODRÍGUEZ, Roger. (2004). Razonamiento judicial, interpretación, argumentación y motivación de las
resoluciones judiciales. Lima: Editorial Gaceta Jurídica. Pág. 368.
[23] MORALES GODO, Juan. “La Discrecionalidad judicial y la decisión justa”. En: Argumentación Jurídica y Motivación
de las Resoluciones Judiciales. Lima: Editorial Palestra. Págs. 61-62.
[24] Ibídem. Pág. 60.
[25] TARUFFO, Michele. (2016). “Apuntes sobre las funciones de la motivación”. En: Argumentación Jurídica y
Motivación de las Resoluciones Judiciales. Lima: Editorial Palestra. Pág. 81.
[26] HURTADO REYES, Martín Alejando. (2016). “La Motivación de las decisiones judiciales y una aproximación al
principio de derrotabilidad”. En: Argumentación Jurídica y Motivación de las Resoluciones Judiciales. Lima: Editorial
Palestra 2016. Pág. 415.
[27] Art. 139º, Inc. 5.
[28] STC Nº 1480-2006-PA (FJ. 2) y STC Nº 0728-2008-PHC (FJ. 6).
[29] RTC Nº 3943-2006-PA (FJ. 4); STC Nº 0728-2008-PHC (FJ. 7) y RTC Nº 2920-2011-PA (FJ. 4).
[30] STC Nº 0728-2008-PHC (FJ. 7 a); STC Nº 0079-2008-PA (FJ. 11 a); STC Nº 0896-2009-PHC (FJ. 7 a); STC Nº 6093-2009-
PHC (FJ. 2).
[31] GASCÓN ABELLÁN, Marina. (2003). La Argumentación en el Derecho. Algunas Cuestiones Fundamentales. Lima:
Editorial Palestra. Pág. 24.
[32] Ibídem. Págs. 24-25.
[33] LANDA ARROYO, César. (2006). Interpretación constitucional y derecho penal. Pág. 264. En: Jurisprudencia y Doctrina
Penal Constitucional. Lima: Editorial Palestra. Este autor expone que “El Derecho constitucional incide en el Derecho
penal, por un lado, en cuanto se refiere a sus fundamentos. Esto como consecuencia de que el poder punitivo recae
directamente sobre la persona…, y en esa medida, dicho poder no puede ser ejercido arbitrariamente sino dentro de
los valores superiores, principios constitucionales y derechos fundamentales que la Constitución reconoce. De otro
lado, el Derecho Constitucional vincula al Derecho penal a través de la interpretación constitucional y argumentación
constitucionales. De ahí que se pueda señalar que las categorías jurídicas de la dogmática penal son susceptibles de
ser objeto de interpretación, en unos casos, y de definición de su contenido, en otros, por parte del Tribunal
Constitucional”. Ver: Ibídem. Págs. 287-288.
[34] STC N° 0050-2004-AI/TC (FJ. 16).
[35] STC N° 0048-2004-AI/TC. (FJ. 5).
[36] DWORKIN, Ronald. (1977). Los derechos en serio. Barcelona: Editorial Ariel. Págs. 75 y 76.
[37] Para este autor una norma es el significado del enunciado normativo. La distinción entre reglas y principios es la
clave para la solución de problemas centrales de la dogmática de los derechos fundamentales; constituye, además, el
marco de una teoría normativo-material de los derechos fundamentales y, con ello, un punto de partida para
responder a la pregunta acerca de la posibilidad y los límites de la racionalidad en el ámbito de los derechos
fundamentales. Por todo esto, la distinción entre reglas y principios es uno de los pilares fundamentales del edificio
de la teoría de los derechos fundamentales. Ver: ALEXY, Robert. (2002). Teoría de los derechos fundamentales. Madrid:
Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. Págs. 51, 81 y 82.
[38] ALEXY, Robert. (2002). Teoría de los derechos fundamentales. Madrid: Centro de Estudios Políticos y
Constitucionales. Págs. 86-87. El mencionado autor apunta que los principios son mandatos de optimización con
respecto a las posibilidades jurídicas y fácticas. La máxima de la proporcionalidad en sentido estricto, es decir, el mandato
de ponderación, se sigue de la relativización con respecto a las posibilidades jurídicas. Ver: Ibídem. Pág. 112.
[39] STC N° 1417-2005-AA/TC (FJ. 11).
[40] DWORKIN, Ronald. (1977). Los derechos en serio. Barcelona: Editorial Ariel. Págs. 77 y 78
LA REPARACIÓN CIVIL COMO REGLA DE CONDUCTA [R.N. 2356-2014, EL SANTA]
Ejecutoria compartida por el colega Frank Valle Odar.
Sumilla: La reparación civil como regla de conducta.- i) La reparación civil de los daños ocasionados es una regla de
conducta contemplada en el Código Penal, cuando el Juez discrecionalmente suspende condicionalmente la pena. No
existe una relación necesaria entre el plazo de suspensión y la reparación de daño como»regla de conducta, ii) Esta
regla de conducta es independiente de la ejecución forzosa de la reparación civil en tanto expresa la responsabilidad
patrimonial derivada del delito.
Sumilla: La reparación civil como regla de conducta.- i) La reparación civil de los daños ocasionados es una regla de
conducta contemplada en el Código Penal, cuando el Juez discrecionalmente suspende condicionalmente la pena. No
existe una relación necesaria entre el plazo de suspensión y la reparación de daño como»regla de conducta, ii) Esta
regla de conducta es independiente de la ejecución forzosa de la reparación civil en tanto expresa la responsabilidad
patrimonial derivada del delito.
SALA PENAL TRANSITORIA
R. N. N° 2356-2014, EL SANTA
Lima, once de julio de dos mil dieciséis.
VISTOS: el recurso de nulidad interpuesto por el encausado HÉCTOR NICOLÁS SABANA NUNJA contra la
sentencia conformada de fojas setecientos cincuenta y dos, de veinticinco de julio de dos mil catorce, en el extremo
que, condenándolo como autor del delito de defraudación tributaria en agravio del Estado a cuatro años de pena
privativa de libertad, suspendida condicionalmente por el plazo de tres años, estableció como regla de conducta la
reparación del daño ocasionado por el delito con el pago de la reparación civil; esto es, el monto indemnizatorio de
mil soles y la totalidad de la deuda tributaria en un plazo máximo de un año, a razón de treinta y cinco mil
cuatrocientos cuarenta y seis soles con cuarenta y dos céntimos mensuales; con lo demás que este punto contiene.
Interviene como ponente el señor SAN MARTÍN CASTRO.
FUNDAMENTOS
PRIMERO. Que el encausado Sabana Nunja en su recurso formalizado de fojas setecientos setenta y seis, de treinta de
julio de dos mil catorce, insta la reforma del extremo referido a la regla de conducta circunscripta al pago de la
reparación civil. Alega que por su condición económica y obligaciones familiares está imposibilitado de cumplir con el
pago mensual que se le exige, por lo que lo razonable sería que el plazo de pago sea de tres años y que no se imponga
un monto fijo mensual.
SEGUNDO. Que no está en discusión el monto de la reparación civil ni la suspensión condicional de la pena
impuesta al recurrente Sabana Nunja. Sólo se impugna el extremo referido a que el pago del monto indemnizatorio y
de la totalidad de la deuda tributaria se efectúe en el plazo máximo de un año a razón de treinta y cinco mil
cuatrocientos cuarenta y seis soles con cuarenta y dos céntimos mensuales, así como que la falta de pago de dos cuotas
continuas generará la inmediata revocatoria de la suspensión de la pena.
Incluso, no se cuestiona la propia legalidad de esa decisión, sino en todo caso la proporcionalidad de la misma.
TERCERO. Que es obvio que la determinación de la suspensión condicional de la pena es una facultad discrecional
jurídicamente condicionada del órgano jurisdiccional sentenciador, la cual en todo caso no puede ejercerse al margen
de la ley -debe tomarse en cuenta las circunstancias del hecho y del autor, y adoptarse motivadamente-. La reparación
de los daños ocasionados por el delito -que debe cumplir el condenado, total o fraccionadamente- es una regla de
conducta taxativamente establecida por el artículo 58, apartado 4 del Código Penal. Asimismo, no existe una relación
necesaria entre el plazo de suspensión y el cumplimiento de las reglas de conducta, en especial la de la reparación de
los daños. El pago se hará necesariamente antes del plazo de suspensión, cuyo incumplimiento determinará los
efectos estatuidos por el artículo 59 del Código Penal -lo que no podría hacerse de esperar la fecha de vencimiento del
mismo-.
CUARTO. Que el Juez fijó el plazo para el pago de la reparación de los daños y, además, su necesario
fraccionamiento, lo que no solo no es ilegal, sino que atento al delito cometido es un tiempo razonable, en tanto en
cuanto se trata de un monto que en su aspecto sustancial fraudulentamente se omitió pagar al fisco.
Debe tenerse presente, en todo caso, que esa regla es independiente de la ejecución forzosa de la reparación civil en
tanto expresa la responsabilidad patrimonial derivada del delito, y que los mecanismos de revocación de la condena
condicional están contemplados en los artículos 59 y 60 del Código Penal. Esa norma, por lo demás, en el primer
supuesto, no obliga al juez a aplicar las alternativas en forma sucesiva ni obligatoria.
El recurso defensivo debe desestimarse y así se declara.
DECISIÓN
Por estas razones, de conformidad con el dictamen de la señora Fiscal Adjunta Suprema en lo Penal: declararon NO
HABER NULIDAD en la sentencia conformada de fojas setecientos cincuenta y dos, de veinticinco de julio de dos mil
catorce, en el extremo que, condenando a HÉCTOR NICOLÁS SABANA NUNJA como autor del delito de
defraudación tributaria en agravio del Estado a cuatro años de pena privativa de libertad, suspendida
condicionalmente por el plazo de tres años, estableció como regla de conducta la reparación del daño ocasionado por
el delito con el pago de la reparación civil; esto es, el monto indemnizatorio de mil soles y la totalidad de la deuda
tributaria en un plazo máximo de un año, a razón de treinta y cinco mil cuatrocientos cuarenta y seis soles con
cuarenta y dos céntimos mensuales; con lo demás que este punto contiene. DISPUSIERON se remita la causa al
Tribunal Superior para que por ante el juez competente se inicie la ejecución procesal de la sentencia condenatoria.
Hágase saber a las partes personadas en esta sede suprema.
ACUERDO PLENARIO 9-2007/CJ-116: PLAZOS DE PRESCRIPCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL
(ORDINARIO Y EXTRAORDINARIO)
Fundamentos destacados: 8. Ahora bien, tratándose de delitos sancionados con pena privativa de libertad temporal,
el plazo ordinario de prescripción corresponde al máximo de la pena conminada en la ley para el delito cometido. Sin
embargo, existiendo en el artículo 29° o en diferentes delitos tipificados en la Parte Especial del Código Penal y en
leyes penales complementarias la posibilidad legal de que la pena privativa de libertad temporal conminada pueda
alcanzar un máximo de 35 años, el artículo 80° del referido Código incluye en su párrafo cuarto un límite cuantitativo
excepcional para la prescripción ordinaria en tales casos. Lo mismo ocurre cuando la pena conminada privativa de
libertad es la de cadena perpetua.
10. En consecuencia, cuando se trate de delitos cuya pena conminada privativa de libertad tiene un máximo legal
superior a veinte años, el plazo ordinario de prescripción de la acción penal será de veinte años. En tales supuestos el
plazo extraordinario de prescripción de la acción penal será de treinta años. Y, cuando la pena que reprime el delito
sea la de cadena perpetua, el plazo ordinario de prescripción de la acción penal será de treinta años. Para estos delitos
el plazo extraordinario de prescripción de la acción penal será de cuarenta y cinco años.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
PLENO JURISDICCIONAL DE LAS SALAS PENALES
PERMANENTE Y TRANSITORIAS
ACUERDO PLENARIO 9-2007/CJ-116
Concordancia Jurisprudencial Art. 116° TLJO LOPJ
ASUNTO: Sobre los plazos de prescripción de la acción penal para delitos sancionados con pena privativa de
libertad según los artículos 80° y 83° del Código Penal.
Lima, dieciséis de noviembre de dos mil siete.-
Los Vocales de lo Penal, integrantes de las Salas Penal Permanente y Transitorias de la Corte Suprema de Justicia de la
República, reunidas en Pleno Jurisprudencial, de conformidad con lo dispuesto en el artículo veintidós del Texto
Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial, han pronunciado el siguiente:
ACUERDO PLENARIO
I. ANTECEDENTES
1. Las Salas Penales Permanente y Transitorias de la Corte Suprema de Justicia de la República, con la autorización del
Consejo Ejecutivo del Poder Judicial, acordaron realizar un Pleno Jurisdiccional de los Vocales de lo Penal, a fin de dar
cumplimiento a lo dispuesto por los artículos 22° y 116° del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder
Judicial.
2. Para estos efectos, con carácter preparatorio, se delimitó el ámbito de las Ejecutorias Supremas que correspondía
analizar y se aprobó revisar las decisiones dictadas en el 2006. A continuación, el Equipo de Trabajo designado al
efecto, bajo la coordinación del señor San Martín Castro, presentó a cada Sala un conjunto de Ejecutorias que podían
cumplir ese cometido. Las Salas Permanente y Transitorias, en sesiones preliminares, individual y en conjunto,
resolvieron presentar al Pleno las Ejecutorias que estimaron procedentes, y que constan en las carpetas de discusión y
materiales que se distribuyeron a cada uno de los señores Vocales Supremos en lo Penal.
3. En el presente caso, el Pleno decidió tomar como referencia las Ejecutorias Supremas que detectaron las
discrepancias existentes en la interpretación y aplicación de los alcances del párrafo cuarto del artículo 80° del Código
Penal, así como sobre la eficacia de dicha disposición en relación a lo dispuesto en el párrafo final del artículo 83° del
citado cuerpo legal.
4. En tal virtud, se resolvió invocar el artículo 116° del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial
que, en esencia, faculta a las Salas Especializadas del Poder Judicial dictar Acuerdos Plenarios con la finalidad de
concordar jurisprudencia de su especialidad. Dada la complejidad y especiales características del tema abordado, que
rebasa los aspectos tratados en las Ejecutorias Supremas analizadas, se decidió redactar un Acuerdo Plenario
incorporando los fundamentos jurídicos correspondientes y necesarios para configurar una doctrina legal que haga
razonable disponer su carácter de precedente vinculante.
5. La deliberación y votación se realizó el día de la fecha. Como resultado del debate y en virtud de la votación
efectuada, por unanimidad, se emitió el presente Acuerdo Plenario. Se designó como ponente al señor Prado
Saldarriaga, quien expresa el parecer del Pleno.
II. FUNDAMENTOS JURÍDICOS
6. El Código Penal distingue de manera sistemática y funcional dos clases de plazos para la prescripción de la acción
penal. Es así que en el artículo 80° regula lo concerniente al plazo ordinario y en el artículo 83° in fine hace referencia
al plazo extraordinario.
7. Con relación al plazo extraordinario, la norma antes mencionada precisa que éste se vence cuando “el tiempo
transcurrido sobrepasa en una mitad el plazo ordinario de prescripción”. Cabe señalar que para ambos tipos de
plazos de prescripción el cómputo se inicia observando las reglas que se definen en el artículo 82° del Código Penal.
8. Ahora bien, tratándose de delitos sancionados con pena privativa de libertad temporal, el plazo ordinario de
prescripción corresponde al máximo de la pena conminada en la ley para el delito cometido. Sin embargo, existiendo
en el artículo 29° o en diferentes delitos tipificados en la Parte Especial del Código Penal y en leyes penales
complementarias la posibilidad legal de que la pena privativa de libertad temporal conminada pueda alcanzar un
máximo de 35 años, el artículo 80° del referido Código incluye en su párrafo cuarto un límite cuantitativo excepcional
para la prescripción ordinaria en tales casos. Lo mismo ocurre cuando la pena conminada privativa de libertad es la
de cadena perpetua.
9. Al respecto, el legislador ha precisado en dicho párrafo que el plazo ordinario de prescripción para delitos
sancionados con pena privativa de libertad temporal siempre será de veinte años y en hechos punibles reprimidos con
pena de cadena perpetua de treinta años. No obstante, es de destacar que tales límites excepcionales sólo operan en
relación al plazo ordinario de prescripción de la acción penal; no afectan en nada, ni menos excluyen la operatividad
de las reglas que regulan el cómputo del plazo extraordinario de prescripción de la acción penal, y que se precisan en
el párrafo final del artículo 83° del Código Penal.
10. En consecuencia, cuando se trate de delitos cuya pena conminada privativa de libertad tiene un máximo legal
superior a veinte años, el plazo ordinario de prescripción de la acción penal será de veinte años. En tales supuestos el
plazo extraordinario de prescripción de la acción penal será de treinta años. Y, cuando la pena que reprime el delito
sea la de cadena perpetua, el plazo ordinario de prescripción de la acción penal será de treinta años. Para estos delitos
el plazo extraordinario de prescripción de la acción penal será de cuarenta y cinco años.
III. DECISIÓN
11. En atención a lo expuesto, las Salas Penales Permanente y Transitorias de la Corte Suprema de Justicia de la
República, reunidas en Pleno Jurisdiccional, y de conformidad con lo dispuesto en el artículo 116° del Texto Único
Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial; por unanimidad;
ACORDARON:
12. ESTABLECER como doctrina legal, conforme a los fundamentos jurídicos seis al diez, los criterios para la
interpretación y aplicación de los alcances del párrafo cuarto del artículo 80° del Código Penal, así como sobre la
eficacia de dicha disposición en relación a lo dispuesto en el párrafo final del artículo 83° del citado cuerpo legal. A
estos efectos, los Jueces y Salas Penales deberán tener en cuenta, obligatoriamente, los criterios indicados en dichos
parágrafos.
13. PRECISAR que el principio jurisprudencia que contiene la doctrina legal antes mencionada debe ser invocado por
los Magistrados de todas las instancias judiciales, sin perjuicio de la excepción que estipula el segundo párrafo del
artículo 22° del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial.
CONVERSIÓN DE PENA EFECTIVA IMPUESTA A PRESTACIÓN DE SERVICIOS A LA
COMUNIDAD [R.N. 607-2015, LIMA NORTE]
Al haberse impuesto una pena de corta duración, es viable convertir dicha sanción a jornadas de prestación de
servicios a la comunidad, en pro del fin resocializador de las sanciones.
Al haberse impuesto una pena de corta duración, es viable convertir dicha sanción a jornadas de prestación de
servicios a la comunidad, en pro del fin resocializador de las sanciones.
Fundamento destacado: Sexto.- Cuando se imponen penas de corta de duración, como la que tenemos en el presente caso, el
ordenamiento jurídico penal vigente establece como sanciones alternativas a la pena privativa de libertad, la aplicación de penas
limitativas de derechos, las mismas que contribuirán a la resocialización del imputado y, sobre todo, permitirán la prestación de
servicios a favor del Estado como retribución por el daño causado con la comisión del delito. En ese sentido, este Supremo Tribunal
considera viable la conversión de la pena efectiva impuesta por prestación de servicios a la comunidad; ello en virtud a que la
sanción es de corta duración y el delito quedó en grado de tentativa; por ende, no hubo mayor afectación al bien jurídico protegido,
las condiciones personales del agente; y, principalmente, porque este tipo de penas tienen mayor utilidad resocializadora que una
pena efectiva. Consiguientemente, la aplicación de esta nueva sanción se hará efectiva conforme con lo señalado en los siguientes
párrafos.
Sumilla: Al haberse impuesto una pena de corta duración, es viable convertir dicha sanción a jornadas de prestación
de servicios a la comunidad, en pro del fin resocializador de las sanciones.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA PENAL TRANSITORIA
RECURSO DE NULIDAD N° 607-2015, LIMA NORTE
Prestación de servicios a la comunidad
Lima, cuatro de mayo de dos mil dieciséis
VISTOS
El informe oral y el recurso de nulidad interpuesto por el encausado JOHN PAÚL BAZZA SORIA, contra lo
sentencia conformada de fojas doscientos setenta y dos, del tres de febrero de dos mil quince. Interviene como
ponente el señor Prado Saldarriaga.
CONSIDERANDO
I. De los agravios formulados por el recurrente
Primero. El encausado Bazza Soria, en su recurso formalizado de fojas doscientos ochenta y ocho y doscientos
noventa y cuatro, cuestionó el quantum punitivo en la sentencia recurrida; pues alegó que el Colegiado Superior no
tomó en cuenta que no se causó daño físico al agraviado ni el arrepentimiento de su patrocinado; que el delito no fue
consumado y, es más, no se apoderó de su MP3 y los veinte soles sustraídos es un monto ínfimo que ni siquiera se
determinó si fue su defendido quien se apoderó de dicho dinero. Por tales razones solicitó se le varíe lo pena efectiva
impuesta a uno de tipo condicional.
II. De la imputación fáctica
Segundo. En la acusación fiscal de fojas ciento cuarenta, se consignó que el veinte de abril de dos mil ocho
(erróneamente anotado como dos mil ocho), aproximadamente a los dieciocho horas con treinta minutos,
cuando Giancarlos Ignacio Rojas Apolinario transitaba por las inmediaciones de la avenida Habich, en el distrito
de San Martín de Porres, fue interceptado por John Paúl Bazza Soria y Félix Orlando Cuadros Álvez, uno de ellos
lo inmovilizó por la espalda, mientras que el otro le rebuscó sus pertenencias y le sustrajo su billetera. Se menciona
que ante los reclamos de un vecino de la zona, quien exigía que dejen de robarle al adolescente, los delincuentes se
distrajeron, oportunidad que aprovechó el agraviado para recoger su MP3 y dirigirse a la vivienda del citado vecino.
Ante tal actitud, los sujetos persiguieron a la víctima, pero al percatarse que se encontraba a buen recaudo, sustrajeron
veinte soles de su billetera, objeto que luego arrojaron al piso; en esos momentos, circunstancialmente apareció un
vehículo policial. El agraviado dio cuenta del incidente a los efectivos, por lo que luego de que se desplegara la
búsqueda de los delincuentes, estos fueron intervenidos a una cuadra del lugar del suceso.
III. Análisis del caso concreto
Tercero. El ámbito del medio impugnatorio se delimita al quantum -cuatro años de pena privativa de libertad efectiva-
de la sanción impuesta al encausado Bazza Soria, por lo que es necesario verificar si los integrantes de la Sala Penal
de Vacaciones de Lima Nortetomaron en cuenta los principios de proporcionalidad y razonabilidad jurídicos, así
como las circunstancias específicas concurrentes del delito, las causales de disminución o incremento de punibilidad
(eximentes imperfectas, tentativa o la complicidad secundaria) y las reglas de reducción punitiva por bonificación
procesal (confesión sincera, colaboración eficaz o conclusión anticipada del proceso) y las demás circunstancias
alegadas por el recurrente en su recurso impugnatorio.
Cuarto. Ahora bien, la pena conminada para el delito [robo con las agravantes previstas en los incisos cuatro y siete,
primer párrafo del artículo ciento ochenta y nueve, en concordancia con el artículo dieciséis, del Código Penal]
materia de condena, tiene un rango no menor de doce ni mayor de veinte años, luego tenemos que la pretensión
punitiva fiscal (fojas ciento cuarenta) corresponde a diez años.
Quinto. En el caso concreto, se aprecia que el encausado Bazza Soria, debidamente informado por el Tribunal de
Instancia y con el asesoramiento de su defensa técnica, se sometió a los alcances de la conclusión anticipada del debate
oral -ver sesión de audiencia de fojas doscientos sesenta y nueve, del tres de febrero de dos mil quince-, de
conformidad con lo previsto en la Ley número veintiocho mil ciento veintidós, por lo que la Sala Superior Penal rebajó
la sanción punitiva solicitada por el representante del Ministerio Público y le impuso cuatro años de pena privativa de
libertad efectiva.
Sexto. Cuando se imponen penas de corta de duración, como la que tenemos en el presente caso, el ordenamiento
jurídico penal vigente establece como sanciones alternativas a la pena privativa de libertad, la aplicación de penas
limitativas de derechos, las mismas que contribuirán a la resocialización del imputado y, sobre todo, permitirán la
prestación de servicios a favor del Estado como retribución por el daño causado con la comisión del delito. En ese
sentido, este Supremo Tribunal considera viable la conversión de la pena efectiva impuesta por prestación de
servicios a la comunidad; ello en virtud a que la sanción es de corta duración y el delito quedó en grado de tentativa;
por ende, no hubo mayor afectación al bien jurídico protegido, las condiciones personales del agente; y,
principalmente, porque este tipo de penas tienen mayor utilidad resocializadora que una pena efectiva.
Consiguientemente, la aplicación de esta nueva sanción se hará efectiva conforme con lo señalado en los siguientes
párrafos.
3.1. Respecto a la pena de prestación de servicios a la comunidad
Séptimo. Esta pena limitativa de derechos fue diseñada para afectar la disposición del tiempo libre del condenado.
Esto es, durante los fines de semana o en afros días de descanso el condenado deberá realizar trabajos o servicios
gratuitos en beneficio de la comunidad, los cuales pueden realizarse en una entidad pública o privada sin fines de
lucro que la autoridad competente decida. Al respecto, VALDIR SZNICK sostiene que a esta modalidad punitiva se le
ha atribuido una alta potencialidad resocializadora y una escasa incidencia estigmatizadora[1].
Octavo. El artículo treinta y cuatro, del Código Penal de mil novecientos noventa y dos[2], regula la pena de
prestación de servicios a la comunidad. Esta disposición precisa que esa clase de pena obliga al condenado a realizar
trabajos gratuitos en entidades asistenciales, hospitalarias, escuelas, orfanatos u otras instituciones de servicio social.
Asimismo, este dispositivo precisa que la asignación de los trabajos comunitarios debe adecuarse, en lo posible, a las
aptitudes personales del condenado, para asegurar un rendimiento idóneo y eficiente en el cumplimiento de la labor
encomendada. Por consiguiente, se debería tomar en cuenta el nivel técnico, la edad, sexo, capacidad física, entre otros
aspectos. Siendo así, la prestación de servicios a la comunidad puede comprender la asignación de labores manuales,
intelectuales o artísticas.
3.2. De la conversión de la pena privativa de libertad
Noveno. A efectos de convertir una pena privativa de libertad efectiva en prestación de servicios a la comunidad, el
artículo cincuenta y dos, del Código Penal, establece que en los casos de improcedencia de la suspensión de la
ejecución de la pena, el juez podrá convertir la pena privativa de libertad no mayor de cuatro años en otra de
prestación de servicios a la comunidad, a razón de siete días de privación de la libertad por una jornada de prestación
de servicios a la comunidad. En concordancia con ello, la legislación sustantiva también establece que en caso de
incumplimiento injustificado de la pena alternativa convertida, el juez puede revocar la conversión, previo
apercibimiento judicial y se ejecutará la pena privativa fijada en la sentencia con el respectivo descuento (cfr. artículo
cincuenta y tres del Código Penal).
Décimo. A partir de lo expuesto, se tiene que, en el caso concreto, los cuatro años de pena privativa de libertad
impuestos equivalen a doscientas ocho jornadas de prestación de servicios a la comunidad. Ahora bien, conforme se
señala en la parte resolutiva de la sentencia, el imputado cumple con la pena privativa de libertad desde el dos de
febrero de dos mil quince; por lo que a la fecha de emisión de la presente ejecutoria ha transcurrido un año con tres
meses y tres días, lo que equivale a sesenta y seis jornadas de prestación de servicios a la comunidad. Que al efectuar
el descuento correspondiente del total de jornadas convertidas, el condenado tiene pendiente por cumplir ciento
cuarenta y dos jornadas de prestación de servicios a la comunidad. Por lo que esta cantidad de jornadas deberá
cumplirlas en la Unidad Beneficiaria que señale el juez competente en el marco de la ejecución de la sentencia, de
acuerdo con las pautas fijadas en el artículo seis y, en lo que fuera pertinente, del Decreto Legislativo mil ciento
noventa y uno, publicado el veintidós de agosto de dos mil quince.
Décimo primero. De otro lado, se advierte que la fecha del suceso criminal narrado en la sentencia, es distinta a la
fecha en que realmente sucedió el evento delictivo. Pues adviértase que el atestado (fojas dos), formalización de
denuncia (fojas treinta y siete) y auto apertorio de instrucción se consigna como fecha del evento materia de proceso el
veinticinco de junio de dos mil ocho. Incluso, en un dictamen emitido por el señor Fiscal Supremo en lo Penal (fojas
ciento treinta y tres), se consideró esta fecha. Sin embargo, cuando se devolvió el expediente al representante para que
emita acusación fiscal (fojas ciento cuarenta), es que cambia la fecha de los hechos (veinte de abril de dos mil nueve) y
a partir de ahí se cometió este error en reiteradas actuaciones. Por tal motivo, al ser solo un error material que no
altera el fondo del asunto, corresponde aclarar tal deficiencia.
DECISIÓN
Por estos fundamentos, declararon HABER NULIDAD en la sentencia conformada de fojas doscientos setenta y dos,
del tres de febrero de dos mil quince; en el extremo que al condenar a John Paúl Bazza soria como responsable del
delito contra el patrimonio-tentativa de robo con agravantes, en perjuicio de Giancarlos Ignacio Rojas Apolinario, le
impuso cuatro años de pena privativa de libertad efectiva; reformándola: la CONVIRTIERONa doscientos ocho
jornadas de prestación de servicios a la comunidad; la misma que con el descuento de carcelería que purga desde el
dos de febrero de dos mil quince, le restan ciento cincuenta y siete jornadas por cumplir, la que será ejecutada, bajo
apercibimiento de ley, por el juez competente, en el marco de la ejecución de sentencia, DISPUSIERON la inmediata
libertad del citado encausado, siempre y cuando no pese mandato de detención vigente en su contra. ACLÁRESE la
fecha de los hechos que se consigna en la sentencia, al cual corresponde el veinticinco de junio de dos mil ocho. NO
HABER NULIDAD en lo demás que contiene, y es materia del recurso de nulidad. Y los devolvieron.
S.S.
SAN MARTÍN CASTRO
PRADO SALDARRIAGA
SALAS ARENAS
BARRIOS ALVARADO
PRÍNCIPE TRUJILLO
[1] VALDIR SZNICK. «A pena de trabalho e suas características», en Justicia, N.° 130, 1985, p. 69.
[2] Modificado por el Decreto Legislativo N.° 1191, del 22 de agosto de 2015 (Disposición Complementaria
Modificadora).
PRINCIPIO ACUSATORIO Y VALORACIÓN DE PRUEBA NO ACTUADA NI ADMITIDA
EN JUICIO ORAL [CASACIÓN 709-2016, LAMBAYEQUE]
POR
Sumilla: i) El suceso histórico o hecho objeto del proceso no se alteró en su esencialidad. La acusación hizo referencia a
una línea secuencial de configuración del hecho delictivo, que se inició con la solicitud indebida de dinero por el
encausado en relación a una actividad propia de su cargo y culminó con recepción del mismo, ii) El Tribunal Superior
valoró lo que no debía valorar porque no integraba el conjunto de medios de pruebas admitidas, actuadas y debatidas
en el juicio oral el CD que contiene la filmación de intervención policial. Sin embargo, dada la pluralidad de pruebas
coherentes y coincidentes entre sí, la filmación de la diligencia de intervención resulta superabundante. Su exclusión
del material probatorio no importa que el juicio de culpabilidad decaiga, dado que. es de insistir, consta en autos
prueba suficiente para enervar la presunción constitucional de inocencia.
Sumilla.- Principio acusatorio y valoración de prueba no actuada ni admitida en el juicio oral: i) El suceso histórico o
hecho objeto del proceso no se alteró en su esencialidad. La acusación hizo referencia a una línea secuencial de
configuración del hecho delictivo, que se inició con la solicitud indebida de dinero por el encausado en relación a
una actividad propia de su cargo y culminó con recepción del mismo, ii) El Tribunal Superior valoró lo que no
debía valorar porque no integraba el conjunto de medios de pruebas admitidas, actuadas y debatidas en el juicio
oral el CD que contiene la filmación de intervención policial. Sin embargo, dada la pluralidad de pruebas
coherentes y coincidentes entre sí, la filmación de la diligencia de intervención resulta superabundante. Su
exclusión del material probatorio no importa que el juicio de culpabilidad decaiga, dado que. es de insistir, consta
en autos prueba suficiente para enervar la presunción constitucional de inocencia.
PRIMERA SALA PENAL TRANSITORIA DE JUSTICIA
CASACIÓN N° 709-2016, LAMBAYEQUE
-SENTENCIA DE CASACIÓN-
Lima, ocho de junio de dos mil diecisiete.
VISTOS; en audiencia pública: el recurso de casación por inobservancia de precepto constitucional y
quebrantamiento de precepto procesal interpuesto por el encausado RICARDO JORGE PAICO RAMÍREZ contra la
sentencia de vista de fojas ciento once, de cuatro de julio de dos mil dieciséis, que confirmando la sentencia de
primera instancia de fojas sesenta, de siete de marzo de dos mil dieciséis, condenó al citado encausado como autor del
delito de corrupción pasiva de auxiliares jurisdiccionales en agravio del Estado a cinco años de pena privativa de
libertad, inhabilitación por el mismo tiempo que dure la pena y ciento ochenta días multa, así como al pago de tres
mil soles por concepto de reparación civil; con lo demás que contiene. Interviene como ponente el señor SAN
MARTÍN CASTRO.
[…]
FUNDAMENTOS DE DERECHO
1. Del primer motivo de casación
PRIMERO. Que el primer motivo de casación es el inobservancia de precepto constitucional de carácter procesal:
debido proceso y defensa procesal (artículo 139. numerales 3 y 14 de la Constitución), en directa relación con el
artículo X del Título Preliminar y artículos 349, apartado 1, 352, apartado 2, 374, apartado 2, y 387, apartados 2 y 3 del
Código Procesal Penal.
El artículo IX del Título Preliminar del Código Procesal Penal desarrolla la garantía de defensa procesal. Es de
destacar, a los efectos de la dilucidación del caso, el derecho del imputado a que se le comunique detalladamente la
imputación formulada en su contra —los cargos, claros y precisos en lo esencial, se corresponden con lo que debe
plantear la Fiscalía, de suerte que el órgano jurisdiccional en la sentencia debe respetar los hechos, debatidos en el acto
oral, que incorpora el Ministerio Público—.
En esa perspectiva fundamental, la acusación debe cumplir con el artículo 349, apartado 1, literal b), del Código
Procesal Penal: relación clara y precisa del hecho que se atribuye al imputado. Igualmente, desde tal exigencia de
estabilidad de los cargos y de su conocimiento por el imputado, toda modificación, aclaración o subsanación en sede
de etapa intermedia debe ser objeto de previo conocimiento por las partes (artículo 352, apartado 2, del Código
Procesal Penal) —acusación aclaratoria—; así como, durante el juicio, es posible incorporar un hecho nuevo o una
nueva circunstancia, siempre que modifique la calificación legal o integre un delito continuado —no cualquier hecho
ni circunstancia—, a través de la acusación complementaria (artículo 374, apartado 2, del Código Procesal Penal); y,
concluido el debate probatorio, es factible formular una acusación oral adecuada —solo respecto de la pena y
reparación civil—, o una acusación oral corregida —que corrija errores materiales o incluya una circunstancia,
siempre que no modifique esencialmente la imputación, ni provoque indefensión en la medida en que fue debatida en
el curso del debate— (articulo 387, numerales 2 y 3 del Código Procesal Penal).
SEGUNDO. Que la acusación fiscal de fojas una comprendió una secuencia histórica de dos acontecimientos
sucesivos: solicitar dinero a la agraviada y recibir el dinero solicitado. Este hecho está comprendido en la Sección III,
punto dos “circunstancias concomitantes” de la acusación. En el relato del hecho es claro que se hizo mención a esos
dos eventos en línea continuada o progresiva pero con una misma finalidad delictiva: solicitar dinero y recibirlo
posteriormente.
Todo el itinerario de este episodio histórico ha sido materia del juicio -lo ha comprendido-, de modo que el imputado
no ha podido ver comprometida su posición procesal. Se le atribuyó haber solicitado dinero a la agraviada, la cual -
luego de la denuncia ante la Fiscalía Superior de Control Interno- se lo entregó, circunstancias en que fue detenido en
flagrancia delictiva. El principio de contradicción, que integra la garantía de defensa procesal, no se ha visto
comprometido en perjuicio del imputado, menos el principio acusatorio —que está en función a la formación del
objeto procesal—.
TERCERO. Que, por lo demás, la sentencia de primera instancia da cuenta del cargo que, en línea cronológica, parte
de la solicitud de dinero y culmina con la entrega del mismo, que el imputado recibió el dinero que con anterioridad
había solicitado a la agraviada, como fluye del cuarto fundamento jurídico. Esa conclusión del juicio histórico del fallo
tiene su correlato en la acusación oral, en la que se indicó manifiestamente que el imputado solicitó y recibió una
prebenda económica de cincuenta soles. Así, correctamente, se indicó en el fundamento jurídico sexto de la sentencia
de vista.
CUARTO. Que es incontestable que, desde el principio acusatorio, se exige, entre otras líneas de correlación, la
denominada congruencia fáctica. Ésta es de carácter objetivo, y se refiere al hecho punible —a la fundamentación de la
pretensión—, que se atribuye al imputado. Tiene que ver con un acontecimiento real constitutivo de algún tipo de
delito incriminado al imputado; y, dentro de él, al núcleo esencial del hecho —a su esencialidad histórica, no a sus
circunstancias accesorias—. El hecho debe ser coincidente, no idéntico, según el relato acusatorio y la declaración de
hechos probados de la sentencia. Ha de respetar los lineamientos esenciales de la respectiva ejecución delictiva
descripta por la acusación, lo que en modo alguno elimina la posibilidad de mayores concreciones fácticas —para
hacer más completo y comprensible el relato— e, incluso, de degradación entre hecho acusado y hecho condenado,
siempre que respete su base nuclear, insustituible por cierto.
QUINTO. Que, en consecuencia, en el presente caso, el suceso histórico o hecho objeto del proceso no se alteró en su
esencialidad. La acusación hizo referencia a una línea secuencial de configuración del hecho delictivo, que se inició
con la solicitud indebida de dinero por el encausado en relación a una actividad propia de su cargo y culminó con
recepción del mismo. Todo ese episodio histórico -hecho procesal- está incurso en el artículo 396 del Código Penal en
concordancia con el artículo 395 del Código acotado.
No está en discusión, por no integrar el motivo de casación, si es de aplicación el primer o el segundo párrafo del
artículo 395 del Código Penal. En todo caso, la pena es la misma: privación de libertad no menor de cinco ni mayor de
ocho años e inhabilitación y ciento ochenta a trescientos sesenta y cinco días multa. Se trataría simplemente de un
problema de subsunción normativa, sin efectos lesivos a la posición jurídica del imputado, teniendo en cuenta el
relato del suceso histórico dcscripto en la acusación.
El motivo de casación debe desestimarse y así se declara.
2. Del segundo motivo de casación
SEXTO. Que el segundo motivo de casación es el de quebrantamiento de precepto procesal. Tiene que ver con la
denuncia de inobservancia del artículo 393, apartado 1, del Código Procesal Penal, en orden a la exigencia de
valoración solo de las pruebas actuadas y debatidas en el juicio oral. Esta prescripción afirma la obligatoriedad del
principio de legalidad procesal referido a las reglas de valorabilidad de las pruebas.
Sobre el particular, el artículo 393, apartado 1, de la Ley Procesal Penal estipula que “El Juez Penal no podrá utilizar
para la deliberación pruebas diferentes a aquellas legítimamente incorporadas en el juicio”. La incorporación de un
medio de prueba al juicio —ofrecimiento, admisión y actuación— no es suficiente para su valoración, hace falta que
éste haya accedido correctamente al debate; esto es. que cumpla con la legalidad procesal, con las disposiciones del
Código sobre la prueba.
SÉPTIMO. Que, al respecto, el impugnante denunció que el Tribunal Superior valoró un supuesto medio de prueba
no admitido, actuado ni debatido en el juicio. Se trata del Disco Compacto —en adelante, CD— que contiene la
filmación de la intervención policial-fiscal al citado procesado, lo que dio lugar a la confirmación de la condena que se
le dictó pues incidió en un dato esencial del juicio de culpabilidad.
Ahora bien, es verdad que en la audiencia de control de la acusación de fojas veintidós, de diez de febrero de dos mil
dieciséis, el Fiscal oralizó el mencionado CD, pero no lo ofreció como medio de prueba; y, en el acto oral, el Juzgado
Penal lo rechazó, conforme aparece a fojas cincuenta, de dos de marzo de dos mil dieciséis. Es por ello que la sentencia
de primera instancia no lo mencionó como medio de prueba de cargo que era del caso interpretar y valorar. El
Tribunal Superior, en cambio, en el fundamento jurídico quinto, “Análisis del caso sobre la nulidad deducida”, en el
punto noveno (folio trece de la sentencia de vista], anotó lo siguiente: “Respecto a la falta de elementos de convicción
contenidos en el acta de intervención, en efecto, es escueta, lo que obedece al hecho de haber sido filmada dicha
intervención, filmación en la cual se ha logrado determinar que el billete de cincuenta nuevos soles […], previamente
fotocopiado aparece dentro de los expedientes, pero en el ámbito de dominio pleno del imputado, por haberse
encontrado entre el tablero y la pantalla de la computadora, estando delante de esos objetos informáticos algunos
expedientes que separaban en cierto modo, el límite entre público y su ámbito de dominio..
OCTAVO. Que es evidente, entonces, que, de uno u otro modo, el Tribunal Superior valoró lo que no debía valorar
porque no integraba el conjunto de medios de prueba admitidas, actuadas y debatidas en el juicio oral. Ello será así
siempre que se entienda que el acta de intervención es una prueba documental distinta de la filmación de la diligencia
correspondiente que se encuentra perennizada en un CD.
En el párrafo transcripto, la Sala de Apelaciones mencionó el acta de intervención, que sí fue admitida en sede
intermedia, actuada y debatida en el acto oral, y valorada en la sentencia de primera instancia. Sin embargo, agregó a
ese medio de prueba, para obtener un más completo elemento de prueba de una misma diligencia procesal, el
contenido del CD, que en todo caso complementaba y reflejaba objetivamente lo sucedido en esa diligencia —es, en
buena cuenta, una unidad inescindible el acta de intervención con la filmación que refleja la propia diligencia de
intervención, en tanto prueba preconstituida—. Si bien esto último es rigurosamente cierto, es obvio también que si
una prueba documental completa otra, y da cuenta de lo sucedido en el conjunto integral de la diligencia de
intervención, necesariamente debió ser incorporada al material probatorio, lo que no sucedió en el sub-lite. Luego, no
es posible, por razones vinculadas a las garantías de defensa en juicio y de tutela jurisdiccional, completar una prueba
documental con otra no incorporada como material probatorio.
NOVENO. Que, empero, es de tener en cuenta lo dispuesto en el artículo 432, apartado 3, del Código Procesal Penal,
que establece que los errores jurídicos que no influyen en la parte dispositiva de la sentencia recurrida no causan
nulidad. La declaración de nulidad de un acto procesal, en especial de la sentencia y del juicio precedente, exige no
solo la simple infracción de la norma, sino que se haya ocasionado una afectación real a alguna de las partes, que se
cause efectiva indefensión material (principio de trascendencia de las nulidades). No tiene relevancia a efectos
casacionales la denuncia de un vicio existente en los motivos jurídicos de la resolución impugnada si no trasciende al
fallo ocasionando su no ajuste a derecho —es la denominada teoría de la causalidad del vicio respecto del fallo o
dispositivo de la sentencia impugnada— [GUZMÁN FLUJA, VICENTE: El recurso de casación civil, Tirant lo Blanch.
Valencia, 1996, páginas 104-105).
DÉCIMO. Que, en el presente caso, es de mencionar, según la sentencia de primera instancia, el mérito del acta de
intervención correspondiente, avalada por las declaraciones de los efectivos policiales intervinientes Edgar Picón
Lozada y Víctor Javier Chafloque Oliden. De igual manera, la declaración de la agraviada Segunda Clara Valdivia
Torres y su previa denuncia verbal, así como el billete de cincuenta soles en cuestión y, antes, el acta de recepción-
fotocopiado y entrega de billetes, así como el acta de registro de lectura de llamadas realizadas al celular de la
denunciante Valdivia Torres y la carta de telefónica que dan cuenta de las llamadas entre imputado y agraviada.
Estos medios de prueba, analizados individual y conjuntamente, arrojan un resulta probatorio contundente: el
imputado Paico Ramírez, abusando de su cargo de Secretario de Juzgado, pidió dinero —y lo recibió— a una
litigante para favorecerla en el trámite de la causa que seguía con determinada información o actuación secretarial. La
intervención policial está consolidada con unas actuaciones previas de denuncia y de fotocopiado del dinero que
debía entregarse al imputado, y además se confirma con las declaraciones de los policías intervinientes y el resultado
de la misma diligencia. Nada hace pensar que medió una denuncia espuria y una intervención de la autoridad sin
garantías ni eficacia probatoria.
En estas condiciones, dada la pluralidad de pruebas coherentes y coincidentes entre sí, la filmación de la diligencia de
intervención resulta superabundante. Su exclusión del material probatorio no importa que el juicio de culpabilidad
decaiga, dado que, es de insistir, consta en autos prueba suficiente para enervar la presunción constitucional de
inocencia.
El motivo de casación denunciado debe rechazarse y así se declara.
UNDÉCIMO. Que, estando a la desestimación del recurso de casación por el imputado, es de aplicación el artículo
497, numerales 1, 2 y 3, del Código Procesal Penal, así como los artículos 504, apartado 2, y 506 del citado Código, por
lo que debe condenarse al imputado al pago de las costas.
DECISIÓN
Por estas razones:
I. Declararon INFUNDADO el recurso de casación por inobservancia de precepto constitucional y quebrantamiento
de precepto procesal interpuesto por el encausado RICARDO JORGE PAICO RAMÍREZ. En consecuencia, NO
CASARON la sentencia de vista de fojas ciento once, de cuatro de julio de dos mil dieciséis, que confirmando la
sentencia de primera instancia de fojas sesenta, de siete de marzo de dos mil dieciséis, condenó al citado encausado
como autor del delito de corrupción pasiva de auxiliares jurisdiccionales en agravio del Estado a cinco años de pena
privativa de libertad, inhabilitación por el mismo tiempo que dure la pena y ciento ochenta días multa, así como al
pago de tres mil soles por concepto de reparación civil; con lo demás que contiene.
II. CONDENARON al pago de las costas del recurso de casación al encausado Paico Ramírez; y, ORDENARON su
liquidación al Secretario del Juzgado de Investigación Preparatoria competente para el proceso de ejecución.
III. DISPUSIERON se remita la causa al Tribunal Superior para que por ante el órgano jurisdiccional competente se
inicie la ejecución procesal de la presente sentencia condenatoria. Hágase saber a las partes procesales personadas en
esta sede suprema, y se publique lo decidido en la Página Web del Poder Judicial. Interviene el señor juez
supremo Luis Alberto Cevallos Vegas por licencia del señor juez supremo Víctor Prado Saldarriaga.
LA SENTENCIA DEL TC PERUANO QUE DECLARA FUNDADO EL HÁBEAS CORPUS A
FAVOR DE LA EX-PAREJA PRESIDENCIAL
i) Se trata de una decisión correcta. Sobre la base de test de constitucionalidad de las decisiones judiciales que
imponen la prisión provisional se reconoce que no se ha cumplido con una motivación calificada o reforzada de esta
medida cautelar.
ii) El fallo establece -y he aquí la importancia general de la sentencia- que las decisiones judiciales que declaran
fundado el requerimiento de prisión provisional deben analizar la evidencia de cargo como de descargo. No hacerlo
supone incurrir en un acto arbitrario, incompatible con la Constitución y la CADH.
iii) Señala que la actuación probatoria (Caso Ollanta Humala) que respalda el peligro procesal de obstaculización
(transcripción de audios) debe cumplir con respetar el principio de legalidad procesal y derecho de defensa de los
imputados. Para dar validez a unas escuchas telefónicas se debe proceder primero a reconocer la voz de los
intervinientes en la conversación y la defensa tiene derecho a intervenir y controlar dicho acto.
iv) Precisa que el otorgamiento de poder de parte de un padre de familia para que sus hijos puedan viajar fuera del
país con un familiar cercano (caso Nadine Heredia) no puede ser catalogado como un riesgo de fuga por parte de la
imputada debido a que tres días después que dicho poder se elevó a escritura pública NH en cumplimiento de una
orden judicial regresó al Perú. Creo que en este punto el TC perdió una valiosa oportunidad de examinar la abierta y
clara legalidad del acto de otorgamiento del poder del cual no podía inferirse de modo alguno un peligro de fuga.
v) El hecho de haber alterado su caligrafía (falsear el puño gráfico) en una muestra pericial no implica por sí mismo y
de manera automática incurrir en peligro procesal sobre todo si se tiene en cuenta el principio de presunción de
inocencia y el derecho a la no autoincriminación.
vi) La imputación de pertenecer a una organización criminal no basta para fundar automáticamente la existencia de
cualquier forma de peligro procesal. Un razonamiento en contrario es abiertamente inconstitucional por inferir una
conducta procesal de la simple calificación de un hecho delictivo. La sola imputación de un delito grave (organización
criminal) y la severidad de la pena no son argumentos suficientes para imponer una medida cautelar tan grave. Se
debe saludar que la sentencia del TC atempere, sobre este punto, los alcances de la casación 623-2015.
vii) La sentencia recuerda en una valiosa reflexión que los jueces penales del Perú deben respetar el meta principio de
la dignidad de la persona humana a la hora de resolver la prisión provisional en delitos tan graves como el lavado de
activos o los delitos de corrupción de funcionarios. La vigencia de la dignidad de la persona humana no admite
excepciones y se aplica a cualquier caso de imputación de un delito grave.
viii) En un Estado Constitucional la vigencia irrestricta de los derechos fundamentales y la supremacía de la
Constitución no deben ceder a presiones mediáticas y a juicios paralelos y menos la supuesta comisión de delitos
graves aniquila el respeto de las garantías constitucionales.
ix) En un obiter dicta la sentencia constitucional, sin mencionar un solo caso y sin referencia explícita a un juez en
particular (pero en clara alusión al juez Concepción Carhuancho), crítica la rápida citación para la audiencia de
prisión provisional -situación que viola el derecho a contar con el tiempo suficiente para preparar la defensa- y la tan
maratónica como inhumana duración de una audiencia de prisión provisional que llega a superar las 12 horas.
x) Pese a que la sentencia del TC no lo señala (v. gr. FJ 128) y la parte dispositiva del fallo no lo ordena se debe
convocar de manera obligatoria a una nueva audiencia de prisión provisional, toda vez que lo que se ha anulado son
las resoluciones del juzgado y de la sala; más no así el requerimiento de prisión provisional formulado por el
Ministerio Público. Salvo que la Fiscalía desista expresamente de mantener el pedido de prisión provisional los
órganos jurisdiccionales deberán convocar a una nueva audiencia de prisión provisional.
xi) Los jueces que participen en la nueva audiencia de prisión provisional no pueden ser los mismos jueces que ya
conocieron el caso (juez de primera instancia y los jueces superiores que integraron el Tribunal de apelación), pues,
además, de que sus argumentos han sido considerados incompatibles con la Constitución tienen ya una opinión
formada a favor de la prisión provisional de la ex pareja presidencial. En buena cuenta: se encuentran contaminados.
xii) En la nueva audiencia -repito: si es que la fiscalía no se desiste de su requerimiento de prisión- se deberá discutir
nuevamente sobre el contenido del pedido formulado por el Ministerio Público y verificar si se cumple con los
alcances del artículo 279 del CPP en concordancia con los artículos 268 y 269 del CPP. Los nuevos jueces que conozcan
el caso no podrán utilizar argumentos semejantes a los que han sido estimados como inconstitucionales por parte del
TC.
HUMALA-HEREDIA: 12 CLAVES DE LA SENTENCIA DEL TC DESTACADAS POR JOSÉ
LUIS CASTILLO ALVA
POR
Era previsible. La sentencia del Tribunal Constitucional (TC), dictada luego de una reñida disputa de 4 votos a 3, hacía
pronosticar la misma diferencia en la opinión pública. Un tema tan complejo como este no podía traer solo una
sentencia. Los votos singulares y los fundamentos de voto que acompañan al polémico fallo, solo refractan aún más el
debate nacional entre la eficacia del proceso penal y el respeto a los derechos fundamentales.
Esta batalla momentáneamente la han ganado los abogados del país que tienen pendientes sendas audiencias de
prisión preventiva. Pero el debate continuará. Lo importante es que comencemos a acercarnos a la sentencia leyéndola
íntegramente, reconociendo sus falencias y sus virtudes, y por supuesto, conociéndola también a través de la opinión
de los especialistas en la materia.
Aquí compartimos esta nota del reconocido abogado José Luis Castillo Alva, publicada en sus redes sociales hace un
par de horas, con el ánimo de fomentar el debate con conocimiento de causa.
La sentencia del TC peruano que declara fundado el hábeas corpus a favor de la ex-pareja presidencial
i) Se trata de una decisión correcta. Sobre la base del test de constitucionalidad de las decisiones judiciales que
imponen la prisión provisional, se reconoce que no se ha cumplido con una motivación calificada o reforzada de esta
medida cautelar.
ii) El fallo establece -y he aquí la importancia general de la sentencia- que las decisiones judiciales que declaran
fundado el requerimiento de prisión provisional deben analizar la evidencia de cargo como de descargo. No hacerlo
supone incurrir en un acto arbitrario, incompatible con la Constitución y la CADH.
iii) Señala que la actuación probatoria (caso Ollanta Humala) que respalda el peligro procesal de obstaculización
(transcripción de audios) debe cumplir con respetar el principio de legalidad procesal y derecho de defensa de los
imputados. Para dar validez a unas escuchas telefónicas se debe proceder primero a reconocer la voz de los
intervinientes en la conversación y la defensa tiene derecho a intervenir y controlar dicho acto.
iv) Precisa que el otorgamiento de poder de parte de un padre de familia para que sus hijos puedan viajar fuera del
país con un familiar cercano (caso Nadine Heredia) no puede ser catalogado como un riesgo de fuga por parte de la
imputada, debido a que tres días después que dicho poder se elevó a escritura pública, Nadine Heredia, en
cumplimiento de una orden judicial, regresó al Perú. Creo que en este punto el TC perdió una valiosa oportunidad de
examinar la abierta y clara legalidad del acto de otorgamiento del poder del cual no podía inferirse de modo alguno
un peligro de fuga.
v) El hecho de haber alterado su caligrafía (falsear el puño gráfico) en una muestra pericial no implica por sí mismo y
de manera automática incurrir en peligro procesal sobre todo si se tiene en cuenta el principio de presunción de
inocencia y el derecho a la no autoincriminación.
vi) La imputación de pertenecer a una organización criminal no basta para fundar automáticamente la existencia de
cualquier forma de peligro procesal. Un razonamiento en contrario es abiertamente inconstitucional por inferir una
conducta procesal de la simple calificación de un hecho delictivo. La sola imputación de un delito grave (organización
criminal) y la severidad de la pena no son argumentos suficientes para imponer una medida cautelar tan grave. Se
debe saludar que la sentencia del TC atempere, sobre este punto, los alcances de la Casación 623-2015.
vii) La sentencia recuerda en una valiosa reflexión que los jueces penales del Perú deben respetar el meta principio de
la dignidad de la persona humana a la hora de resolver la prisión provisional en delitos tan graves como el lavado de
activos o los delitos de corrupción de funcionarios. La vigencia de la dignidad de la persona humana no admite
excepciones y se aplica a cualquier caso de imputación de un delito grave.
viii) En un Estado Constitucional la vigencia irrestricta de los derechos fundamentales y la supremacía de la
Constitución no deben ceder a presiones mediáticas y a juicios paralelos y menos la supuesta comisión de delitos
graves aniquila el respeto de las garantías constitucionales.
ix) En un obiter dicta la sentencia constitucional, sin mencionar un solo caso y sin referencia explícita a un juez en
particular (pero en clara alusión al juez Concepción Carhuancho), crítica la rápida citación para la audiencia de
prisión provisional -situación que viola el derecho a contar con el tiempo suficiente para preparar la defensa- y la tan
maratónica como inhumana duración de una audiencia de prisión provisional que llega a superar las 12 horas.
x) Pese a que la sentencia del TC no lo señala (v. gr. FJ 128) y la parte dispositiva del fallo no lo ordena se debe
convocar de manera obligatoria a una nueva audiencia de prisión provisional, toda vez que lo que se ha anulado son
las resoluciones del juzgado y de la sala; más no así el requerimiento de prisión provisional formulado por el
Ministerio Público. Salvo que la Fiscalía desista expresamente de mantener el pedido de prisión provisional los
órganos jurisdiccionales deberán convocar a una nueva audiencia de prisión provisional.
xi) Los jueces que participen en la nueva audiencia de prisión provisional no pueden ser los mismos jueces que ya
conocieron el caso (juez de primera instancia y los jueces superiores que integraron el Tribunal de apelación), pues,
además, de que sus argumentos han sido considerados incompatibles con la Constitución tienen ya una opinión
formada a favor de la prisión provisional de la ex pareja presidencial. En buena cuenta: se encuentran contaminados.
xii) En la nueva audiencia -repito: si es que la fiscalía no se desiste de su requerimiento de prisión- se deberá discutir
nuevamente sobre el contenido del pedido formulado por el Ministerio Público y verificar si se cumple con los
alcances del artículo 279 del CPP en concordancia con los artículos 268 y 269 del CPP. Los nuevos jueces que conozcan
el caso no podrán utilizar argumentos semejantes a los que han sido estimados como inconstitucionales por parte del
TC.
TENENCIA ILEGAL DE ARMAS: TIPO NO SE REFIERE SOLO A ARMAS DE FUEGO,
INCLUYE TAMBIÉN A LAS DE TIRO RECREATIVO, CAZA Y COLECCIÓN
Juez ponente: Giammpol Taboada Pilco
Sumilla. La carabina marca Winchester con año de fabricación 1873, fue incautada en el domicilio del imputado e
incluso fue utilizada por este para efectuar un disparo en el techo de eternit de la sala, cuando se encontraban
presentes su conviviente y sus tres menores hijos. Si bien es cierto que el arma incautada está definida legalmente
como “arma de colección” y no como “arma de fuego”, sin embargo, en uno u otro caso, se mantiene la obligación
legal de obtener la respectiva licencia por la autoridad administrativa competente (antes DICSCAMEC y ahora
SUCAMEC); de ahí que la descripción del tipo objetivo del delito contra la seguridad pública tipificado en el artículo
279º del Código Penal, reprime a la persona que sin estar debidamente autorizada tiene en su poder “armas”, ello con
la finalidad de incluir las diversas clases de armas de uso civil, sea para la defensa personal, seguridad y vigilancia,
deporte y tiro recreativo, caza y colección.
Sumilla. La carabina marca Winchester con año de fabricación 1873, fue incautada en el domicilio del imputado e
incluso fue utilizada por este para efectuar un disparo en el techo de eternit de la sala, cuando se encontraban
presentes su conviviente y sus tres menores hijos. Si bien es cierto que el arma incautada está definida legalmente
como “arma de colección” y no como “arma de fuego”, sin embargo, en uno u otro caso, se mantiene la obligación
legal de obtener la respectiva licencia por la autoridad administrativa competente (antes DICSCAMEC y ahora
SUCAMEC); de ahí que la descripción del tipo objetivo del delito contra la seguridad pública tipificado en el artículo
279º del Código Penal, reprime a la persona que sin estar debidamente autorizada tiene en su poder “armas”, ello con
la finalidad de incluir las diversas clases de armas de uso civil, sea para la defensa personal, seguridad y vigilancia,
deporte y tiro recreativo, caza y colección.
Corte Superior de Justicia de La Libertad
Tercera Sala Superior
Expediente N° 7403-2014-18
SENTENCIA DE APELACIÓN
RESOLUCIÓN NÚMERO VEINTIOCHO
Trujillo, veintiocho de noviembre del dos mil diecisiete
Imputado: Miguel Angel Moreno Simon
Delito: Tenencia ilegal de arma
Agraviado: Estado
Procedencia: Noveno Juzgado Penal Unipersonal de Trujillo
Impugnante: Condenado
Materia: Apelación de sentencia condenatoria
Especialista: Francis Walter Amaro Castillo
VISTOS: El recurso de apelación interpuesto por Hugo Alberto Valles Vásquez, abogado defensor del imputado
Miguel Angel Moreno Simon, contra la sentencia condenatoria contenida en la resolución número veintidós del dos
de junio del dos mil diecisiete, emitida por la Juez Miryam Marleny Santillán Calderón del Noveno Juzgado Penal
Unipersonal de Trujillo. La audiencia de apelación se realizó el catorce de noviembre del dos mil diecisiete, en la sala
de audiencias de la Tercera Sala Penal Superior de la Corte Superior de Justicia de La Libertad, con la presencia de los
Jueces Superiores Titulares Walter Cotrina Miñano y Giammpol Taboada Pilco (Director de Debates) y el Juez
Superior Supernumerario Carlos Prado Muñoz (quien actuó en reemplazo del Juez Superior Titular Carlos Merino
Salazar); la Fiscal Superior Nelly Lozano Ibañez, con Vrahadt Isaias Barreto Pillco abogado defensor del imputado
Miguel Angel Moreno Simon, y con la participación del imputado Miguel Angel Moreno Simon a través de video
conferencia desde el Establecimiento Penitenciario Trujillo I.
Interviene como ponente el Juez Superior Giammpol Taboada Pilco.
ANTECEDENTES:
Acusación
1. Con fecha veintitrés de diciembre del dos mil catorce, el Fiscal Manuel Antonio Chuyo Zavaleta de la Primera Fiscalía
Provincial Penal Corporativa de Trujillo, formuló acusación contra Miguel Angel Moreno Simon como autor del delito
de tenencia ilegal de arma, tipificado en el artículo 279° del Código Penal, en agravio del Estado. El hecho punible
consiste en que, el día veintiuno de diciembre del dos mil trece, a las 19:30 horas aproximadamente, se presentó a la
Comisaría PNP de Alto Trujillo la persona de Julia Leonor Rodríguez Floriano, manifestando haber sido víctima de
maltrato físico y psicológico por parte de su conviviente Miguel Angel Moreno Simón, refiriendo que el agresor
además de agredirle se encerró en la sala de su casa efectuando un disparo -indicando la denunciante que el imputado
tenía en su poder un arma de fuego-, siendo que, logró escapar y poner la denuncia correspondiente, porque el
imputado se encontraba en el interior de su vivienda con sus dos menores hijos, por tal motivo, personal policial se
constituyó al domicilio ubicado en la manzana “LL”, lote 04, barrio 5-A, del distrito Alto Trujillo, provincia de
Trujillo, departamento de La Libertad, por estar en peligro inminente de que el imputado pueda atentar contra la
integridad física de sus menores hijos. Al llegar a dicho domicilio el imputado se negó a abrir la puerta de ingreso a su
vivienda, por lo que, con autorización del propietario del lote N° 03 -casa contigua a la de los hechos-, se logró
ingresar por el lado derecho de la casa de la denunciante, en donde se intervino al imputado Miguel Angel Moreno
Simón. Al realizar el registro domiciliario, se encontró un arma de fuego tipo escopeta, calibre 44, modelo 1873, de
color negro, con empuñadura y culote de madera, a la cual le faltaban dos pernos. Al observarse el techo de eternit
ubicado en el primer ambiente destinado para la sala, presentaba un orificio, motivo por el cual se le condujo a la
Comisaria de la PNP de Alto Trujillo.
Sentencia de primera instancia
2. Con fecha dos de junio del dos mil diecisiete, la Juez Miryam Marleny Santillán Calderón del Noveno Juzgado Penal
Unipersonal de Trujillo, expidió la sentencia contenida en la resolución número veintidós, condenando al imputado
Miguel Angel Moreno Simón como autor del delito de tenencia ilegal de arma de fuego, tipificado en el artículo 279°
del Código Penal, en agravio del Estado – Ministerio del Interior. Imponiéndole seis (06) años de pena privativa de
libertad efectiva, la misma que se computará formalmente desde la fecha de su detención, por lo cual, se dispuso
cursar los oficios de captura a nivel nacional y en su momento se le gire la papeleta de ingreso al penal. Fijó la
reparación civil en la suma de mil soles (S/ 1,000.00), que deberá ser cancelada a favor del Estado – Ministerio del
Interior, en ejecución de sentencia y en un plazo no mayor a un (01) año de declarada consentida o ejecutoriada la
presente resolución, y en el modo y forma de Ley. Dispuso que consentida o ejecutoriada, que sea la presente
resolución, se inscriba la sentencia en el Registro Central de Condenas, remitiéndose los testimonios y boletines de
condena de su propósito, asimismo, la remisión de copias certificadas de la sentencia y de la resolución que le otorgue
firmeza, a la Autoridad Penitenciaria; y en su oportunidad, la remisión de los actuados pertinentes, al Juzgado de
Investigación Preparatoria competente, para los fines del trámite de ejecución de sentencia que corresponda.
Recurso de apelación
3. Con fecha nueve de junio del dos mil diecisiete, Hugo Alberto Valles Vásquez, abogado defensor del imputado Miguel
Angel Moreno Simon, presentó recurso de apelación contra la sentencia condenatoria contenida en la resolución
número veintidós, que condenó a su patrocinado como autor del delito de tenencia ilegal de arma de fuego,
solicitando que la resolución recurrida sea revocada y reformándola se absuelva a su patrocinado de la acusación
fiscal, argumentando esencialmente los siguientes agravios:
1) El imputado ha tenido la posesión del arma Winchester del año 1873, la misma que fue recibida como obsequio de
su abuelo, configurándose un supuesto de posesión irregular que sólo sería sancionado en la vía administrativa al no
calificar como arma de fuego, sino como arma de colección conforme a lo previsto en el artículo 4.b de la Ley Nº
30299, no configurándose el delito tipificado en el artículo 279º del Código Penal;
2) La denunciante Julia Leonor Rodríguez Floriano se ha retractado en juicio, precisando que el arma se cayó por
descuido del imputado y produjo el disparo que impactó en el techo.
4. Con fecha doce de junio del dos mil diecisiete, mediante resolución número veintitrés, el Noveno Juzgado Penal
Unipersonal de Trujillo admitió el recurso de apelación interpuesto por Hugo Alberto Valles Vásquez, abogado
defensor del imputado Miguel Angel Moreno Simon, y elevó los actuados al Superior en grado. Luego, con fecha diez
de julio del dos mil diecisiete, la Tercera Sala Penal Superior de La Libertad corrió traslado del recurso de apelación por
el plazo de cinco días a los demás sujetos procesales, sin que haya sido absuelto y no se ofrecieron nuevos medios
probatorios. Finalmente, con fecha catorce de noviembre del dos mil diecisiete, se llevó a cabo la audiencia de apelación,
habiéndose ratificado el imputado en su recurso impugnatorio, asimismo, su abogado defensor precisó como
pretensión impugnatoria que se revoque la sentencia recurrida y reformándola se absuelva a su patrocinado de la
acusación fiscal, mientras la Fiscal Superior solicitó que se confirme la sentencia recurrida. El imputado no fue
examinado por las partes en la audiencia pública de apelación, habiendo hecho uso de su derecho a guardar silencio;
habiéndose programado para el veintiocho de noviembre del dos mil diecisiete la expedición y lectura de sentencia.
CONSIDERANDOS:
5. La sentencia condenatoria -materia de impugnación- ha resuelto que el imputado Miguel Angel Moreno Simon es
autor del delito de tenencia ilegal de arma, tipificado en el artículo 279° del Código Penal, correspondiendo precisar
que teniendo en cuenta que la ley aplicable es la vigente en el momento de la comisión del hecho punible ocurrido el
veintiuno de diciembre del dos mil trece, la norma penal especifica en el artículo 279º del Código Penal, modificado
por el artículo 1º de la Ley Nº 30076 publicada el diecinueve de agosto del dos mil trece, cuya proposición normativa
es la siguiente: “El que, sin estar debidamente autorizado, fabrica, almacena, suministra, comercializa, ofrece o tiene
en su poder bombas, armas, armas de fuego artesanales, municiones o materiales explosivos, inflamables, asfixiantes
o tóxicos o sustancias o materiales destinados para su preparación, será reprimido con pena privativa de libertad no
menor de seis ni mayor de quince años”.
6. La sentencia recurrida, para condenar al imputado Miguel Angel Moreno Simon como autor del delito de tenencia
ilegal de arma, consideró como fundamento fáctico que está probada la intervención policial al imputado ocurrida el
día veintiuno de diciembre del dos mil trece, a las veintitrés horas en su domicilio sito en la manzana “LL”, lote 04,
barrio 5-A, Alto Trujillo como consecuencia de la denuncia interpuesta por su conviviente Julia Leonor Rodríguez
Floriano, habiendo declarado los tres de efectivos policiales que intervinieron al imputado; quienes ratificaron el acta
de intervención policial, el acta de registro domiciliario e incautación, el acta de hallazgo y recojo de casquillo y el acta
de hallazgo y recojo de arma de fuego. Respecto de la operatividad del arma y las municiones incautadas, está
probado que el arma incautada al imputado y el casquillo recogido, son idóneos y aptos para generar peligro
abstracto. Respecto a la tenencia indebida del arma de fuego, por parte del imputad, está probado con el Oficio N°
33282-2014-SUCAMEC–GAMAC que el imputado no registra licencia de posesión y uso de armas. Respecto al disparo
efectuado por el arma de fuego, está probado con el Informe Pericial de Restos de Disparo de Arma de Fuego N° 1670-
13 que el imputado dio resultado positivo para plomo, antimonio y bario, compatible con restos de disparos de arma
de fuego, lo cual permitió al Juez a quo deducir que el imputado fue quien produjo el disparo que salió del arma de
fuego y que produjo un agujero en el techo de su vivienda.
7. La jueza a quo consideró como fundamento jurídico de la sentencia condenatoria que el artículo 18° de la Ley N°
30299 establece que son armas para colección aquellas fabricadas hasta el año 1898, por lo que, el arma incautada al
imputado al tener como año de fabricación 1873, se encontraría en esta clasificación; sin embargo, el artículo 18.2º
prescribe que las armas de colección requieren contar con tarjeta de propiedad; asimismo, el artículo 18.3º prescribe
que estas armas no pueden ser portadas, no obstante se permite su uso únicamente para fines de exhibición, el cual
debe estar sujeto a las reglas establecidas en dicha ley, luego en el artículo 4º se establece las modalidades de licencia
para esta clase de armas. Esta normatividad administrativa no ha sido observada por el imputado, por cuanto el
Oficio N° 33282-2014-SUCAMEC-GAMAC ha señalado que no tiene registro de licencia de posesión y uso de arma.
8. En el juicio oral han declarado los siguientes órganos de prueba:
a) El imputado Miguel Angel Moreno Simón, refirió que “el día veintiuno de diciembre del dos mil trece, a las ocho
horas con treinta minutos de la mañana, estaba en la sala de su casa, donde se encontraba moviendo materiales de
soldadura porque también se dedica a soldar y en uno de esos movimientos jaló una máquina de soldar la cual movió
un andamio y se cayó una escopeta que tenía de reliquia en la parte superior del andamio y a raíz de eso se realizó un
disparo. La escopeta se la entregó su abuelo Alejandro Simón Ruiz en la provincia de Cajabamba en el año dos mil. En
la fecha que ocurrieron los hechos vivía en la manzana “LL”, lote 04, barrio 5-A, Alto Trujillo, y allí tenía un taller de
soldadura de puertas y cerrajería en general. Nunca ha hecho uso de esa arma de fuego, y nunca se percató si el arma
estaba cargada o no porque era una reliquia que se la obsequió su abuelo. Ha hecho el Servicio Militar Obligatorio en
la base aérea Las Palmas, en Surco – Lima, del año mil novecientos noventiocho al dos mil, habiendo recibido
entrenamiento para el uso de fusil AKM durante los dos años de servicio militar. Aproximadamente a las once de la
noche, la policía ingresó a su vivienda a través del inmueble del costado y le pregunto dónde estaba ubicada el arma.
La madre de sus hijas había hecho una denuncia, motivo por el cual la policía llegó a su domicilio, pero en ningún
momento la policía le informó el motivo de su detención, ya en la comisaría le informaron que su esposa había
interpuesto una denuncia por un disparo que él había realizado. Al momento que ocurrió el disparo su esposa Julia
Leonor Rodríguez Floriano y sus dos hijas se encontraban en el dormitorio. Cuando su abuelo le entrega esa arma, en
ningún momento se hizo la revisión para ver si tenía cartuchos o no, puesto que era un arma oxidada y considerada
una reliquia, pues según su abuelo esa arma le había dado un señor que era Hacendado para el cual él trabajo y
significaba mucho para él y se guardó esa arma en la parte superior de un andamio en donde no podían tener acceso
sus hijas. Se percató que el arma tenía un cartucho luego de que se generó el disparo. Nunca contó con licencia para
portar armas de fuego”.
b) La testigo Julia Leonor Rodríguez Floriano, refirió que “es ama de casa y se dedica al cuidado de sus tres hijos de
nombre Angela Nevenca Victoria de once años, Marjorie Lariza Victoria de seis años y Miguel Ángel Junior de diez
meses, el padre de los tres es Miguel Angel Moreno Simon. Convive con Miguel Angel Moreno Simón desde el dos
mil dos, nunca ha tenido problemas con él y no ha realizado ninguna denuncia por violencia familiar en ninguna
comisaría. No recuerda haber firmado las actas que muestra la fiscal, pero si lo reconoce como firma. Su esposo estaba
trasladando las cosas de la sala a la cochera y se escuchó como una explosión. Cuando salió a ver su esposo le explicó
que se le había caído un arma, en ese día fue que la policía intervino su casa y le hicieron firmar actas. No conocía la
existencia de esa arma de fuego”.
c) El efectivo policial Tito Raúl Castro Ordoñez, refirió que: “en diciembre del 2013 se encontraba dando servicios en
la Comisaría de Alto Trujillo. El veintiuno de diciembre del dos mil trece realizó una intervención en vista que se
apersonó a la Comisaría una señora indicando haber sido víctima de maltrato familiar físico y psicológico por parte de
su esposo y que en un descuido ella sale de su casa y se va a la comisaría, manifestó que en la casa estaba su esposo
con sus hijos y ella temía por la integridad de sus hijos, por lo cual, fueron al domicilio indicado, llegando al lugar la
puerta estaba cerrada, tocaron pero nadie abría, por lo que la vecina de la casa colindante accedió para que entren por
allí, al ingresar al domicilio se intervino a una persona de sexo masculino, porque la señora había indicado que aparte
de ser víctima de violencia familiar había escuchado un disparo, entonces se procedió a la intervención de la persona
indicada y al realizar un registro domiciliario se encontró una escopeta dentro de un tanque de agua vacío y luego
llevaron al intervenido a la comisaría para que se realicen las diligencias correspondientes. Cuando llegaron todos a la
casa se observó que el techo de calamina había un orificio, el cual era proveniente muy posiblemente del disparo que
realizó la persona. El acusado indicó que había realizado un disparo, pero no dijo el motivo por el cual lo realizó. En el
ambiente de la sala se encontró un casquillo color dorado percutido, al parecer había sido del arma manipulada.
Cuando se encuentra el arma se hace el acta de incautación del arma, acta de hallazgo y recojo del casquillo. Reconoce
su firma en el Acta de Intervención policial realizada en Alto Trujillo – distrito El Porvenir (folios 09), en el acta de
registro domiciliario e incautación realizada en Alto Trujillo el día 21 de diciembre del 2013 (folios 10) y en el acta de
hallazgo y recojo de casquillo de fecha 21 de diciembre del 2013 (folios 11). Tomó conocimiento del maltrato físico y
psicológico contra Julia Leonor Rodríguez Floriano aproximadamente a las once de la noche. Cuando un ciudadano es
maltratado (a) se procede a la intervención del agresor, se hace las actas respectivas, se va al área de investigación de
violencia familiar y de allí se hacen los trámites que te dan oficio de médico legista y todo lo demás. Además, asegura
que la función que él realiza es la intervención, hacer las actas y remitirlas a la oficina correspondiente que hace las
diligencias. El arma que se encontró pasó hacia la DIRINCRI”.
d) El efectivo policial Alex Romel Mayta Guevara, refirió que “el veintiuno de diciembre del dos mil trece,
aproximadamente a las veintidós horas con treinta minutos estaba de servicio en la Comisaría y llegó una persona de
sexo femenino pidiendo apoyo porque había sido víctima de violencia familiar, entonces concurrieron a su domicilio
y tocaron la puerta pero nadie salía, por lo que con la autorización de la vecina del costado se pudo ingresar por el
techo; al ingresar encontraron al señor acusado en el baño con sus hijos, entonces cuando le intervinieron empezaron a
realizar el Registro Domiciliario y en el corral de la casa había un tanque que no tenía agua, y al verificar contenía una
arma de fuego modelo escopeta tapado con un eternit, y al preguntarle al intervenido su procedencia dijo que era de
él y como la señora refería que había efectuado disparos, verificaron la sala donde encontraron un orificio de bala en
el eternit y el detenido dijo que si había efectuado un disparo en horas de la mañana, luego se hizo la incautación del
arma de fuego, el recojo de casquillo que se encontraba en el interior del inmueble y se fueron a la comisaría. La
intervención se realizó porque Julia Leonor Rodríguez Floriano acudió a la comisaria indicando que era víctima de
violencia familiar y que su esposo se encontraba en el interior de su inmueble en compañía de sus dos menores hijos,
por lo que ella habría salido huyendo, además que el señor (acusado) tenía un arma de fuego y temía por la integridad
de sus hijos y que ya había realizado un disparo antes de que ella logre escapar, a raíz de eso es que se hace la
intervención correspondiente. La intervención lo realizó en compañía del Señor Castro que se desempeñaba como
operador del patrullero y el suboficial Pascar, el brigadier Rodríguez. Cuando se encontró el arma y el casquillo,
realizaron el acta de recojo y se le llevó a la Comisaría al intervenido y el arma de fuego. Reconoce su firma en el acta
de intervención policial realizada en Alto Trujillo – distrito El Porvenir de fecha veintiuno de diciembre del dos mil
trece (folios 09) y en el acta de hallazgo y recojo de arma de fuego de fecha veintiuno de diciembre del dos mil trece
(folios 12)”.
e) El efectivo policial Orlando William Rodríguez Saldaña, refirió que: “no recuerda lo que pasó el veintiuno de
diciembre del dos mil trece, por lo que se le pone a la vista el acta de intervención policial de fecha veintiuno de
diciembre del dos mil trece, en la que reconoce su firma y sostiene que una señora llegó a la comisaría a pedir apoyo y
se constituyeron de inmediato para el apoyo y cuando llegaron al lugar de los hechos no se podía ingresar porque
estaba todo cerrado, pero ingresaron por el ambiente del costado que les proporciono un vecino, un colega bajó y
luego abrió la puerta, y cuando ingresaron el hombre estaba adentro con sus hijos y al momento que buscaron en el
ambiente se logró encontrar el arma de fuego, una vecina expresaba de que al parecer se había hecho uso del arma,
posteriormente se percataron de que en la sala había un hueco y por eso es que se mencionó eso para que los peritos
realicen sus funciones, luego de eso el señor aceptó lo que vierte en el documento. Reconoce su firma en el acta de
registro domiciliario e incautación realizada en Alto Trujillo el día veintiuno de diciembre del dos mil trece (folios 10).
El imputado decía que no tenía licencia para portar arma de fuego”.
f) El perito Manuel Sánchez Pereda, se ratificó en el Informe Pericial de Restos de Disparo de Armas de Fuego (folios
14) realizado el veintiuno de marzo del dos mil trece; reconoció su firma y refirió que no tiene ni borrón ni
enmendadura. Las técnicas que se emplearon para que se llegue a la conclusión de la misma, es el método de análisis
de espectrofotometría de Absorción Atómica y el resultado fue presencia del elemento Plomo, Bario y Antimonio en la
mano derecha y presencia de los mismos elementos en la mano izquierda, lo que quiere decir que hay presencia de los
elementos de resto de disparos de arma de fuego. Refiere que cuando se hallan los elementos del Plomo, Bario y
Antimonio se habla de que existe una Compatibilidad de Restos de disparo de arma de fuego que han permanecido
en esa superficie puesto que el contacto tiene que ser directo cuando se tiene el contacto superficie con superficie. Las
muestras deben ser tomadas dentro de las veinticuatro horas a fin de hallar estos tres elementos. También se puede
tener estos restos de elementos cuando un sujeto sostiene en sus manos un arma que ha sido disparada unos
segundos antes de sostenerla. Refiere que los elementos encontrados en las manos del acusado pueden corresponder a
cualquier otra circunstancia y no específicamente a disparo de arma de fuego, siempre y cuando hayan sido tomadas
de manera inmediata”.
g) El perito balístico Ismael Flores Bueno, se ratificó en el Examen Pericial de Balística Forense Nº 1663–13, reconoció
su firma y refirió que no tiene borrón ni enmendadura, se afirmó y ratificó en todos sus extremos. La muestra 1
corresponde a un arma de fuego tipo carabina con palanca de accionamiento manual que funciona mediante un
sistema de repetición calibre 44 marca WINCHESTER de fabricación USA sin número de serie a la vista, modelo 1873
la cual se encuentra en mal estado de conservación y normal funcionamiento con características de haber sido
utilizado para realizar disparos. La muestra 2 corresponde a un casquillo de un cartucho para arma de fuego tipo
carabina, fusil o rifle caribe 44 marca WINCHESTER de fabricación USA con cuerpo culote en la toma amarillo en su
fulminante presenta una percusión central con características de haber sido percutida por el arma de fuego de la
muestra 1. En la muestra 1 se tiene como conclusión el mal estado de conversación que se refiere a la parte externa del
arma puesto que todas las armas de fuego tienen un pavonado que es una capa protectora para evitar el óxido, pero
en este caso ya había caído ese pavonado y se mostraban partículas de óxido y el normal funcionamiento puesto que
estaba operativa esa arma. En la muestra 2 se refiere al casquillo que viene a ser que un cartucho después de haber
sido disparado queda el casquillo y ese casquillo cuando llega al laboratorio se hace otro disparo con la misma arma y
hacen un estado de homologación microscópico para eso tienen un microscopio de comparación lo que homologan
son las lesiones que presentan y en este caso dio positivo. El hecho de que el arma esté oxidada no quiere decir que el
arma no se haya utilizado en buen tiempo, sino que el pavonado se ha ido desprendiendo por el uso, por el tiempo o
por el mal cuidado que tienen sobre esa arma porque las armas comúnmente deben ser aceitadas o si se ve signos de
oxidación externas hacerle nuevamente un pavonado, pero en este caso el arma no estaba aceitada. Este tipo de armas
son las primeras armas de fabricación, pero hay por series, esa marca tiene fusiles, carabinas, revólveres y siempre
sale por series y por años”.
9. En el juicio se oralizaron los siguientes medios de prueba documentales: a) el Acta de intervención policial (folios
09), de fecha 21 de diciembre del 2013, suscrita por los efectivos policiales que realizaron la intervención, donde se
detalla la forma y circunstancias en la que fue intervenido el imputado, detallándose que esta intervención se produjo
debido a que la persona de Julia Leonor Rodríguez Floriano puso de conocimiento a la Policía que su esposo estaba en
su casa con un arma y tenía miedo por la integridad de sus menores hijos. b) el Acta de Registro Domiciliario e
Incautación (folios 10), de fecha 21 de diciembre del 2013, donde se especifica que se realizó el registro domiciliario en
el inmueble del imputado y se encontró en el interior de un tanque de agua de marca Eternit (el cual no tenía agua),
un arma de fuego tipo escopeta y cal. 44 mm, modelo 1873, de color negro (despavonado), con empuñadura y culata
de madera color marrón y en el ambiente destinado a la sala se encontró un casquillo cal. 44 mm., color dorado, con
gravado en la base WINCHESTER 44-40 WIN, el cual esta percutido. c) el Acta de Hallazgo y Recojo de casquillo
(folios 11), de fecha 21 de diciembre del 2013, donde se especifica que en la sala del inmueble del imputado se
encontró sobre el piso un (01) cartucho Cal. 44 mm., color dorado con abolladura en la parte superior, con gravado en
la base WINCHESTER 44-40 WIN, el mismo que esta percutido. d) el Acta de Hallazgo y Recojo de Arma de Fuego
(folios 12), de fecha 21 de diciembre del 2013, donde se especifica que se encontró un arma de fuego tipo escopeta y
cal. 44 mm, modelo 1873, de color negro con empuñadura y culata de madera color marrón al interior del inmueble
del imputado. e) el Dictamen Policial de Balística Forense Nº 1663–2013, elaborado por el Perito Ismael Flores Bueno
(folios 13), en fecha 04 de enero del 2014, donde se concluye que; 01) La muestra 01 corresponde a un arma de fuego
tipo carabina, con palanca de accionamiento manual que funciona mediante un sistema de repetición, calibre 44-40,
marca “WINCHESTER”, de fabricación USA, sin número de serie a la vista, mod. 1873; la cual se encuentra en mal
estado de conservación y normal funcionamiento, con características de haber sido utilizada para efectuar disparos;
02) La muestra 02 corresponde a un casquillo, de cartucho para arma de fuego tipo carabina, fusil y/o rifle, calibre 44-
40, de la marca “WINCHESTER” de fabricación USA, con cuerpo y culote de latón amarillo, en su fulminante presenta
una percusión central con características de haber sido percutidas por el arma de fuego de la muestra 01
(carabina). f)el Informe Pericial de Restos de Disparo de Armas de Fuego Nº 1670–2013 (folios 14), de fecha 21 de
marzo del 2014, en la que se concluyó que las muestras correspondientes a la persona de Moreno Simón Miguel Ángel
(33); dio resultado positivo para plomo, antimonio y bario, COMPATIBLE con restos de disparos de arma de
fuego. g) el Oficio Nº 33282–2014–SUCAMEC–GAMAC (folios 15) de fecha 16 de diciembre del 2014, mediante el cual
la oficina de SUCAMEC informa que la persona de Miguel Ángel Moreno Simón no registra licencia de posesión y
uso de armas de fuego en esta entidad.
10. Conforme al artículo 409.1º del Código Procesal Penal la impugnación confiere al Tribunal competencia solamente
para resolver la materia impugnada. En ese sentido, constituye un hecho no cuestionado en el recurso de apelación
que en el interior del domicilio del imputado Miguel Angel Moreno Simon ubicado en manzana “LL”, lote 04, barrio
5-A, Alto Trujillo, donde reside con su conviviente Julia Leonor Rodríguez Floriano y sus tres menores hijos, con fecha
veintiuno de diciembre del dos mil trece, los policías Tito Raúl Castro Ordoñez, Alex Romel Mayta Guevara y
Orlando William Rodríguez Saldaña se constituyeron al referido domicilio, como consecuencia de la denuncia
presentada por Julia Leonor Rodríguez Floriano ante la Comisaria PNP de Alto Trujillo, procediendo al registro
domiciliario e incautación del arma marca Winchester y del cartucho percutido de calibre 44-40 marca Winchester
ubicado dentro de un tanque eternit de agua que estaba vacío, habiéndose además verificado un orificio en el techo de
eternit del primer ambiente destinado a la sala. Los hechos antes descritos se encuentran corroborados con la
declaración testimonial de los policías intervinientes, así como también con las pruebas documentales consistentes en
el acta de intervención policial y las actas policiales de registro domiciliario e incautación, de hallazgo y recojo de
casquillo y de hallazgo y recojo de arma de fuego elaborados con fecha veintiuno de diciembre del dos mil trece, las
cuales se encuentran firmadas por el intervenido, la denunciante y los policías. Así mismo, tampoco se ha cuestionado
en la apelación, la posesión de la carabina Winchester por el imputado, ni tampoco el disparo realizado con dicha
arma en el interior del domicilio, lo cual esta corroborado con el Dictamen Policial de Balística Forense Nº 1663–2013 y
con el Informe Pericial de Restos de Disparo de Armas de Fuego Nº 1670–2013.
11. El primer agravio contenido en el recurso de apelación consiste en que el imputado ha tenido la posesión del arma
Winchester del año 1873, la misma que fue recibida como obsequio de su abuelo, configurándose un supuesto de
posesión irregular que sólo sería sancionado en la vía administrativa al no calificar como arma de fuego, sino como
arma de colección conforme a lo previsto en el artículo 4.b de la Ley Nº 30299, no configurándose el delito tipificado
en el artículo 279º del Código Penal. Al respecto, el examen físico descriptivo contenido en el Dictamen Pericial de
Balística Forense N° 1663/13, ha concluido que se trata de un arma de fuego tipo carabina, con palanca de
accionamiento manual que funciona mediante un sistema de repetición, calibre 44-40, marca Winchester, de
fabricación USA, sin número de seria a la vista, modelo 1873 y con tubo de cañón de 50.5 cm de longitud, toda sus
estructura se encuentra lijada y con oxidación de tercer grado, el arma se encuentra en mal estado de conservación y
normal funcionamiento, con características de haber sido utilizada para efectuar disparos; tal es así, que en la misma
pericia también se analizó el casquillo tipo carabina calibre 44-40 marca Winchester con características de haber sido
percutidas por la carabina marca Winchester.
12. El artículo 4.b de la Ley Nº 30299 publicada el veintidós de enero del dos mil quince, define como armas que no
son de fuego, las carabinas de resorte, neumáticas usadas para defensa personal, caza, deporte, esparcimiento o de
colección. Luego, el artículo 18º precisa que son armas para colección, aquellas fabricadas hasta el año 1898 o que por
su valor histórico, antigüedad, diseño y otras peculiaridades sean de interés para los coleccionistas registrados como
tales ante la SUCAMEC (18.1º). Las armas de colección requieren contar con tarjeta de propiedad exceptuándose el
requisito del número de identificación a las armas manufacturadas en el año 1898 o antes (artículo 18.2º). Las armas de
fuego de colección no pueden ser portadas. No obstante, se permite su uso y la compra de munición, únicamente para
fines de exhibición (18.3º). La SUCAMEC autoriza el traslado de las armas de fuego de colección con fines didácticos,
de exhibición o demostración dentro y fuera del país (18.4º). Finalmente, el artículo 4º prescribe que las modalidades
de licencia de uso de armas de fuego se regulan en función a la clasificación de armas de fuego de uso civil: defensa
personal, seguridad y vigilancia, deporte y tiro recreativo, caza y colección.
13. La Ley N° 30299 invocada por el condenado como fundamento jurídico de su pretensión impugnatoria y también
por la Jueza a quo en la sentencia condenatoria, es errónea, en razón que el hecho punible de autos aconteció
el veintiuno de diciembre del dos mil trece,cuando estaba vigente la Ley Nº 25054 publicada el veinte de junio de mil
novecientos ochenta y nueve, la misma que fue derogada posteriormente por la Ley N° 30299 publicada el veintidós
de enero del dos mil quince. Cabe recordar que conforme al artículo 103º de la Constitución, la ley, desde su entrada
en vigencia, se aplica a las consecuencias de las relaciones y situaciones jurídicas existentes y no tiene fuerza ni efectos
retroactivos, salvo, en ambos supuestos, en materia penal cuando favorece al reo. En ese sentido, corresponde a los
Jueces ad quem invocar el principio iura novi curia, reconocido en el artículo VII del Código Procesal Civil –aplicable
supletoriamente al proceso penal- en el sentido que el Juez debe aplicar el derecho que corresponda al proceso,
aunque no haya sido invocado por las partes o lo haya sido erróneamente, por tanto, la norma correcta para analizar
el caso de autos es la Ley Nº 25054.
14. El artículo 11° de la Ley Nº 25054 vigente al momento de la comisión del hecho punible prescribió que “son armas
de colección aquellas que por su valor histórico, antigüedad, diseño y otras particularidades, sean calificadas como
tales por el organismo de control con arreglo al Reglamento de la presente Ley. No podrán ser portadas ni tener
munición”. Luego, el artículo 15.7.a de la Ley Nº 25054, modificada por la Ley N 29954 publicada el cuatro de
diciembre del dos mil doce, precisó que la Dirección de Control de Servicios de Seguridad y Control de Armas,
Municiones y Explosivos de Uso Civil (DICSCAMEC) otorga licencia de posesión de armas para colección. En
consecuencia, para comprender el concepto jurídico de “arma” como objeto material del delito tipificado en el artículo
279º del Código Penal, será necesario acudir a la técnica de la norma penal en blanco, procediendo a complementar el
tipo penal con la Ley Nº 25054, que regula precisamente la fabricación, comercio, posesión y uso por los particulares
de armas y municiones que no son de guerra. Así mismo, resulta aplicable, la “Convención Interamericana contra la
fabricación y el tráfico ilícitos de armas de fuego, municiones, explosivos y otros materiales relacionados”, la misma
que en su artículo I.3.a define como armas de fuego a “cualquier arma que conste de por los menos un cañón por el
cual una bala o proyectil puede ser descargado por la acción de un explosivo y que hay sido diseñada para ello o
pueda convertirse fácilmente para tal efecto, excepto las armas antiguas fabricadas antes del siglo XX o sus réplicas”.
15. En este orden de ideas, conforme a las normas anotadas, se ha mantenido la regulación administrativa sobre la
posesión y uso por los particulares de armas y municiones que no son de guerra, consistente en exigir la respectiva
licencia para la posesión de armas de colección, considerándose como tales a las armas así calificadas por la autoridad
competente (Ley Nº 25054) y/o que hayan sido manufacturadas en el año 1898 o antes (Ley Nº 30299), o, fabricadas
antes del siglo XX (Convención Interamericana). En el presente caso, la carabina marca Winchester con año de
fabricación 1873, fue incautada en el domicilio del imputado e incluso fue utilizada por éste para efectuar un disparo
en el techo de eternit de la sala, cuando se encontraban presentes su conviviente y sus tres menores hijos. Si bien es
cierto que el arma incautada está definida legalmente como “arma de colección” y no como “arma de fuego”, sin
embargo, en uno u otro caso, se mantiene la obligación legal de obtener la respectiva licencia por la autoridad
administrativa competente (antes DICSCAMEC y ahora SUCAMEC); de ahí que la descripción del tipo objetivo del
delito contra la seguridad pública tipificado en el artículo 279º del Código Penal, reprime a la persona que sin estar
debidamente autorizado tiene en su poder “armas”, ello con la finalidad de incluir las diversas clases de armas de uso
civil, sea para la defensa personal, seguridad y vigilancia, deporte y tiro recreativo, caza y colección.
16. El Recurso de Nulidad Nº 1232-2010-Loreto de fecha veintisiete de abril del dos mil once, ha considerado que “el
verbo rector en del delito de tenencia ilegal de armas de fuego requiere “…tener en poder… armas…”, lo cual de un
lado exige un dominio o posesión permanente de un arma y correlativo a ello el ánimo de usarla a sabiendas que se
carece de la licencia por parte de la Dirección General de Control de Servicios de Seguridad. Control de Armas.
Munición y Explosivos de uso civil -Dicscamec-, excluyéndose por exigencias de razonabilidad, el uso momentáneo y
necesario para conjurar un peligro -circunstancia de necesidad apremiante- [fundamento jurídico 15]. Por tanto, en el
presente caso, el delito tipificado en el artículo 279 del Código Penal se ha consumado con la mera posesión
permanente por el imputado del arma de colección –carabina Winchester de 1873 abastecida con una munición-, en el
inmueble donde reside con su familia, sin encontrarse autorizado administrativamente, constituyendo una
circunstancia que denota una mayor afectación al bien jurídico de seguridad pública, el hecho de haberla utilizado
para efectuar un disparo que impacto en el techo de su domicilio.
17. El imputado ha reconocido en juicio que ha hecho el Servicio Militar Obligatorio en la base aérea Las Palmas, en
Surco-Lima, del año mil novecientos noventiocho al dos mil, habiendo recibido entrenamiento para el uso de fusil
AKM durante los dos años de servicio militar, por tanto, constituye una deducción lógica que conoce del peligro
potencial que representa un arma abastecida de municiones, para la vida e integridad física de las personas.
Recuérdese que el delito contra la seguridad pública tipificado en el artículo 279º del Código Penal constituye un
delito de peligro abstracto y conforme al Acuerdo Plenario Nº 6-2006/CJ-116 de fecha trece de octubre del dos mil seis,
los delitos de peligro pueden definirse como aquellos en los que no se requiere que la conducta del agente haya
ocasionado un daño sobre un objeto, sino que es suficiente con que el objeto jurídicamente protegido haya sido puesto
en peligro de sufrir la lesión que se quiere evitar, sea cuando se requiere realmente la posibilidad de la lesión -peligro
concreto- o cuando según la experiencia general representa en sí misma un peligro para el objeto protegido -peligro
abstracto- [fundamento jurídico 9].
18. El segundo agravio contenido en el recurso de apelación consiste en que la denunciante Julia Leonor Rodríguez
Floriano se ha retractado en juicio, precisando que el arma se cayó por descuido del imputado y produjo el disparo
que impacto en el techo. La Sala Penal considera que no resulta verosímil que el arma se haya disparado producto de
la caída accidental de la misma, sino que fue disparada intencionalmente por el imputado Miguel Angel Moreno
Simon ocasionado un orificio en el techo de eternit del ambiente destinado a la sala, al preexistir presuntos actos de
violencia física y psicológica como así fue denunciada por su conviviente Julia Leonor Rodríguez Floriano ante la
Comisaria PNP de Alto Trujillo, debido a que sus menores hijos se quedaron solos en el inmueble con el imputado. La
retractación en juicio de la testigo Julia Leonor Rodríguez Floriano sobre los hechos denunciados por ella misma el
veintiuno de diciembre del dos mil trece, deben ser evaluados –mutats mutandi- conforme al Acuerdo Plenario Nº 1-
2001/CJ-116 de fecha seis de diciembre del dos mil once.
19. En aplicación del Acuerdo Plenario Nº 1-2001/CJ-116, no resulta válido para desvirtuar la responsabilidad penal
del imputado la retractación de Julia Leonor Rodríguez Floriano, porque desde la perspectiva interna, no existe
razonabilidad de la justificación de haber brindado una versión falsa y desde la perspectiva externa al ser la
conviviente del imputado y dedicarse únicamente al cuidado de sus hijos, resulta evidente el interés de exculparlo
dada la intensidad de las consecuencias negativas generadas con la denuncia en el plano económico, afectivo y
familiar [fundamento jurídico 26]. No obstante lo expuesto, es preciso aclarar que el artículo 279º del Código Penal
reprime la mera posesión del arma dada su naturaleza de delito de peligro abstracto, por lo que, el delito estaba
consumado desde el momento de la posesión del arma sin la licencia respectiva, peor aún en un ambiente familiar
compartido por el imputado con su conviviente y sus tres menores hijos donde existe mayor probabilidad de peligro
para la vida e integridad de los mismos.
20. Por lo expuesto, deberá confirmarse la sentencia condenatoria, al haberse acreditado en juicio con suficiente
actividad probatoria los elementos típicos del artículo 279º del Código Penal, como lo exige el artículo II.1º del Código
Procesal Penal, que el imputado con fecha veintiuno de diciembre del dos mil trece ha tenido en posesión el arma de
colección consistente en una carabina marca Winchester con año de fabricación 1873 y ha efectuado un disparo en el
techo del inmueble sito en la manzana “LL”, lote 04, barrio 5-A, del distrito Alto Trujillo, en el que se encontraba su
conviviente Julia Leonor Rodríguez Floriano –la denunciante- y sus tres menores hijos, precisándose que el imputado
no contaba con la licencia de posesión y uso del arma de colección por la DICSCAMEC -ahora SUCAMEC-, como lo
exige la Ley Nº 25054 -vigente al momento de la comisión del hecho punible- y posteriormente la Ley N° 30299, las
cuales regulan la fabricación, comercio, posesión y uso por los particulares de armas y municiones que no son de
guerra, habiéndose vulnerado de ésta forma la seguridad pública como bien jurídico objeto de protección por la
norma penal.
21. El imputado fue detenido por la Policía con fecha doce de octubre del dos mil diecisiete,durante la tramitación del
recurso de apelación en segunda instancia, al haber ordenado su ubicación y captura el Noveno Juzgado Penal
Unipersonal de Trujillo, a efectos de que cumpla la sentencia condenatoria a pena privativa de libertad efectiva, por lo
que, deberá precisarse el computo de la pena en la parte resolutiva de la sentencia de apelación como lo exige el
artículo 399.2º del Código Procesal Penal. Finalmente, conforme a los artículos 504.2º y 505.1º del Código Procesal
Penal, corresponde imponer costas a cargo del imputado por haber interpuesto un recurso sin éxito.
DECISIÓN:
Por estos fundamentos, por unanimidad:
I. CONFIRMARON la sentencia de fecha dos de junio del dos mil diecisiete emitida por la Juez Miryam Marleny
Santillán Calderón del Noveno Juzgado Penal Unipersonal de Trujillo, PRECISARON que se condena al imputado
Miguel Angel Moreno Simon como autor del delito de tenencia ilegal de armas, tipificado en el artículo 279° del
Código Penal, modificado por el artículo 1º de la Ley Nº 30076 publicada el diecinueve de agosto del dos mil trece, en
agravio del Estado – Ministerio del Interior. Imponiéndole seis (06) años de pena privativa de libertad efectiva, la
misma que se computará desde su detención ocurrido el doce de octubre del dos mil diecisiete y vencerá el once de
octubre del dos mil veintitrés. Fijó la reparación civil en la suma de mil soles (S/ 1,000.00), que deberá ser cancelada
por el condenado a favor del Estado – Ministerio del Interior, dentro del plazo de un año computado desde la
expedición de la presente sentencia. Inscríbase la resolución en el Registro Central de Condenas, remitiéndose los
testimonios y boletines de condena de su propósito.
II. IMPUSIERON el pago de costas en segunda instancia al condenado Miguel Angel Moreno Simon, por haber
interpuesto un recurso sin éxito.
III. DISPUSIERON que se dé lectura a la presente sentencia en audiencia pública. DEVUÉLVASE los autos al órgano
jurisdiccional de origen.-
CASACIÓN 950-2016, AREQUIPA: PREVALECE «IDENTIDAD DINÁMICA» DE LA MENOR
SOBRE FILIACIÓN BIOLÓGICA
Sumilla. Que la menor de iniciales F.K.M.S. se encuentra identificada con su padre Luis Alberto Medina Vega y sus hermanos,
en una dinámica familiar adecuada con muestras de afecto e identificada en su entorno social con su apellido paterno “medina”,
configurándose de esta forma la identidad dinámica de la menor, consagrada en el artículo 2 inciso 1 de la Constitución Política
del Perú. En consecuencia, las instancias de mérito han infringido dicho derecho al no hacer prevalecer la identidad dinámica y
el interés superior del niño sobre la identidad estática.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL PERMANENTE
Casación 950-2016, Arequipa
Lima, veintinueve de noviembre de dos mil dieciséis.
LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA; vista la causa
número 950-2016, en audiencia pública de la fecha y producida la votación correspondiente, de conformidad con lo
expuesto por el dictamen fiscal, emite la siguiente sentencia:
I. MATERIA DEL RECURSO:
Que se trata del recurso de casación interpuesto por el demandado Luis Alberto Medina Vega a fojas seiscientos
ochenta y dos, contra la sentencia de segunda instancia de fecha diecisiete de diciembre de dos mil quince, de fojas
seiscientos sesenta y dos, que confirma la sentencia apelada de fecha uno de abril de dos mil quince, de fojas
quinientos cincuenta y siete, que declara fundada la demandada; en consecuencia, declara judicialmente que don Joel
Eduardo Vilca Flores es padre de la menor Fiorella Kathy Medina Sánchez, hija concebida con Olivia Olinda Sánchez
Medina de Medina debiendo quedar el nombre de la menor, como Fiorella Kathy Vilca Sánchez, con lo demás que
contiene.
II. ANTECEDENTES
Para analizar esta causa civil y verificar si se ha incurrido o no, en la infracción normativa denunciada, es necesario
realizar las siguientes precisiones:
1. DEMANDA
Por escrito de fojas treinta y cuatro, Joel Eduardo Vilca Flores, padre biológico de la menor, interpone demanda de
impugnación de paternidad contra Luis Alberto Medina Vega y Fiorella Kathy Medina Sánchez, a fin de que se
declare la nulidad de la partida de nacimiento número “63430876” y accesoriamente se disponga la filiación
extramatrimonial del demandante como padre de la menor. Funda su pretensión en lo siguiente:
1) Que el actor Joel Eduardo Vilca Flores es padre biológico de la menor Fiorella Kathy Medina Sánchez de nueve
años de edad a la fecha de la demanda, quien ha nacido como producto de las relaciones de convivencia con Olivia
Olinda Sánchez Medina, con quien mantuvo tales relaciones de manera ininterrumpida desde el año dos mil uno,
hasta la fecha de su fallecimiento, ocurrido el doce de julio de dos mil once; que durante el tiempo de esta relación
extramatrimonial la menor vivió con el demandante y su madre en el domicilio de su propiedad;
2) Agrega que la madre de la menor, doña Olivia Olinda Sánchez Medina, se encontraba separada de hecho del
demandado Luis Alberto Medina Vega y al nacer la menor el treinta de marzo del dos mil dos, el demandante fue
impedido de asentar la partida de su menor hija, razón por la cual, la madre bajo presión del demandado asentó la
partida inscribiéndola como hija de su esposo Luis Alberto Medina Vega. No obstante desde su nacimiento la menor
ha estado siempre al cuidado de su madre y del demandante como verdaderos padres, y al fallecer su madre estuvo al
cuidado de su abuela materna doña Irene Emilia Medina Corpuna, posteriormente el demandado actuando con
prepotencia y temeridad acudió a la DEMUNA y asumiendo falsamente que la menor se encontraba en abandono,
solicito la tenencia de la menor, la que inmediatamente se la otorgaron; y,
3) Que ante tales circunstancias resulta imperativa la realización de la prueba de ADN en la persona del demandante,
la menor y el demandado para desvirtuar de manera concreta y con el apoyo científico quien es el verdadero padre de
la menor Fiorella Kathy.
2. CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA
Mediante escrito de fojas setenta y siete, Luis Alberto Medina Vega, padre legal de la menor, contesta la demanda, en
los siguientes términos:
1) Que la menor Fiorella Kathy Medina Sánchez desde su nacimiento ha sido declarada como su hija, lleva su apellido
y está a su cuidado;
2) Niega que su cónyuge, quien en vida fue doña Olivia Olinda Sánchez Medina, haya mantenido una relación
convivencial con el demandante; además, no le consta fehacientemente que no sea el padre biológico de la menor; y,
3) Que el demandante formuló una denuncia de abandono, la que fue archivada, que en dicho proceso la Pericia
Psicológica N° 022409-2011-PSC, efectuada a la menor, concluyó que a nivel emocional se observa que muestra afecto
e identificación al padre y hermanos y la dinámica familiar es adecuada; asimismo el Informe Social N° 293-11-XI-
DIRTEPOL-UNFAM/PC.SS sugiere que la menor debe continuar bajo la protección de don Luis Alberto medina Vega
quienes brinda adecuada protección.
3. PUNTOS CONTROVERTIDOS
Se ha establecido como puntos controvertidos: a) Determinar la existencia o no, de vínculo de parentesco por
consanguinidad entre el demandado Luis Alberto Medina Vega y la niña Fiorella Kathy Medina Sánchez; b)
Determinar si el demandado Luis Alberto Medina Vega es el padre biológico de la menor Fiorella Kathy Medina
Sánchez; c) Determinar la existencia de vínculo de parentesco por consanguinidad entre el demandante Joel Eduardo
Vilca Flores y la niña Fiorella Kathy Medina Sánchez; y, c) Determinar si el demandante es el padre biológico de la
menor Fiorella Kathy Medina Sánchez.
4. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA.
Culminado el trámite correspondiente, el Juez mediante sentencia de fojas quinientos cincuenta y siete, su fecha uno
de abril de dos mil quince, declara fundada la demandada; en consecuencia, declara judicialmente que don Joel
Eduardo Vilca Flores es padre de Fiorella Kathy Medina Sánchez, hija concebida con doña Olivia Olinda Sánchez
Medina de Medina debiendo quedar el nombre de la menor, como Fiorella Kathy Vilca Sánchez, fundamentando la
decisión en lo siguiente:
1) Que realizada la prueba de ADN se tiene que el demandante Joel Eduardo Vilca Flores no puede ser excluido de la
presunta relación de parentesco, en condición de padre biológico de la menor Fiorella Kathy Medina Sánchez; sin
embargo, Luis Alberto Medina Vega queda excluido de la presunta relación de parentesco en condición de padre
biológico de la referida menor;
2) Que si bien el reconociente no puede dejar unilateralmente sin efecto el reconocimiento practicado, por mandato
del artículo 395 del Código Civil, ello no impide que pueda ejercer las acciones pertinentes para demandar, en sede
judicial y con pruebas idóneas, la nulidad o anulabilidad;
3) En base al anterior desarrollo se puede desprender que la verdad biológica es un derecho fundamental reconocido
por nuestra Constitución Política y tratados internacionales, por la cual cada sujeto podrá figurar como hijo de quien
verdaderamente lo sea, esto es, de quien biológicamente es su padre; por otro lado, la jurisprudencia y legislación
admiten que el reconocimiento, como cualquier acto jurídico, puede ser invalidado por adolecer de defectos
sustantivos o estructurales;
4) En el presente caso se ha acreditado mediante la prueba de ADN que el demandante es el padre biológico de la
referida menor; siendo así, se evidencia que es físicamente imposible que el demandado, Luis Alberto Vega Medina,
sea el padre biológico de la menor Fiorella Kathy Medina Sánchez, por lo que el acto del reconocimiento (partida de
nacimiento) constituye un imposible físico;
5) Que al ser contrario a la realidad el reconocimiento practicado por la madre de la menor, aceptado por el
demandado, se está afectando el derecho fundamental de la menor Fiorella Kathy Medina Sánchez a conocer su
verdad biológica, por lo que dicho reconocimiento es contrario al orden público constitucional;
6) De todo lo dicho, se debe tener presente que si bien el demandante interpone una demanda de impugnación de
paternidad sin que el marido haya negado su paternidad y fuera del plazo de caducidad, no obstante de los
fundamentos de hecho se puede desprender que lo que en realidad se estaría cuestionando es la validez del
reconocimiento practicado en favor de la menor, siendo éste un petitorio implícito; por lo que habiéndose establecido
que el objeto del citado reconocimiento es físicamente imposible y que se estaría atentando contra el orden público
constitucional, es evidente que procede la declaración de nulidad por estas causales.
5. FUNDAMENTOS DE LA APELACIÓN
El demandado Luis Alberto Medina Vega, mediante escrito de la página quinientos setenta y siete interpone recurso
de apelación contra la sentencia de primera instancia, alegando fundamentalmente lo siguiente:
1) Que el A quo no ha sopesado adecuadamente los medios de prueba, como la declaración de la menor Fiorella
Kathy, quien lo reconoce como su padre, que vive y se siente muy tranquila y estable con su situación actual;
2) Que se afectan los derechos de la menor al obligarle a llevar el apellido Vilca que no le gusta, que además se afecta
el derecho de identidad de la niña acostumbrada a llevar su apellido Medina; y,
3) Que solo la prueba de ADN, no puede servir de sustento para declarar a la menor Fiorella Kathy hija del
demandante, pues el actor jamás se portó como padre frente a ella.
6. SENTENCIA DE VISTA
Los Jueces Superiores de la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Arequipa expiden la sentencia de
vista de fecha diecisiete de diciembre de dos mil quince, de fojas seiscientos sesenta y dos, que confirma la sentencia
apelada que declara fundada la demanda, en consecuencia, declara judicialmente que don Joel Eduardo Vilca Flores
es padre de la menor Fiorella Kathy Medina Sánchez, hija concebida con doña Olivia Olinda Sánchez Medina de
Medina debiendo quedar el nombre de la menor, como Fiorella Kathy Vilca Sánchez, con lo demás que contiene,
considerando que:
1) Es pertinente señalar que no debe confundirse la acción de invalidez de un acto jurídico, con la de impugnación de
paternidad que se ha demandado en forma concreta en este caso, en primer lugar porque no existe en el caso bajo
análisis un acto jurídico de reconocimiento voluntario; y, en segundo lugar, porque no se han denunciado como
causales de invalidez y/o vicios que afecten la eficacia constitutiva o estructural del acto, sino la inexistencia del nexo
biológico entre el demandado y la menor involucrada, situación que faculta al padre biológico a impugnar la
presunta paternidad. En tal sentido es además contradictorio sostener al mismo tiempo la nulidad estructural de un
acto jurídico con la impugnación del mismo, ya que sus causas y efectos son incompatibles;
2) Tampoco, se ha demandado la nulidad de la partida de nacimiento de la menor; en el curso del proceso, no se ha
alegado ni discutido la validez de dicho documento, que conforme al artículo 225 del Código civil, es distinto del acto
jurídico que contiene. Si bien por mandato judicial debe desplazarse el nombre del padre registrado, cediendo paso al
nombre del verdadero padre biológico, ello no determina la nulidad de la referida partida que constituye la única
prueba del nacimiento y por tanto de la existencia de la persona titular de la misma;
3) Que la presunción pater est establecida en el artículo 361 del Código Civil, es una presunción iuris tantum, es decir,
una presunción que admite prueba en contrario. En este caso, se ha ofrecido y actuado la prueba del ADN, en la cual
se ha determinado que el demandado Medina Vega Luis Alberto queda excluido de la presunta relación de
parentesco, en condición de padre biológico de la menor Fiorella Kathy Medina Sánchez; si ello, es así no es su padre,
en cambio, el demandante sí es padre biológicode la menor. En este contexto, debemos afirmar que el fin de toda
investigación de filiación es hacer justicia, es decir, llegar a descubrir la verdad. La determinación de la filiación
constituye la declaración judicial de una realidad biológica que permita asegurar el presunto vínculo biológico
reclamado; pues ello incidirá no solo en la realización del derecho a la verdad al que todos los seres humanos
aspiramos en nuestra sociedad; sino que además, en forma particular, en el derecho a la identidad de la persona
involucrada;
4) Si bien es cierto que, el artículo 396 del Código Civil, prescribe que, “El hijo de la mujer casada no puede ser
reconocido sino después de que al marido lo hubiese negado y obtenido sentencia favorable”; dicha disposición legal,
debe ser interpretada hoy, teniendo en cuenta la Convención sobre los derechos del niño, aprobada por Resolución
Legislativa N° 25278, que reconoce el derecho del niño, a conocer a sus padres y a ser cuidado por ellos, lo que
significa que nuestro ordenamiento legal, reconocerá el derecho de toda persona para reclamar la determinación de su
filiación o impugnarla, en todo momento, sobre la base de la prueba del vínculo biológico entre progenitor y el hijo o
hija, como ha ocurrido en el caso de autos;
5) En este sentido, si bien es cierto la acción para impugnar la paternidad matrimonial corresponde al marido, según
el citado artículo 396 del Código Civil, también lo es, que no se prohíbe ni se excluye expresamente la posibilidad de
que otras personas con legítimo interés puedan demandar dicha pretensión, conforme al artículo VI del Título
Preliminar del Código Civil. En este caso es evidente que el demandante como padre biológico de la menor Fiorella
Kathy, tiene legítimo interés para impugnar una paternidad no acorde con la realidad ni la verdad; y,
6) Finalmente, es necesario dejar establecido que la acción de impugnación del reconocimiento, está dirigida a
cuestionar el acto que se haya producido en forma expresa o por mandato legal, como en el caso de autos, más no, no
por vicios del acto, sino por no concordar con la realidad biológica, en este caso, por no ser el demandado a quien se le
atribuyó la paternidad de la menor Fiorella Kathy, en verdad su padre. Esta es una acción declarativa y de
desplazamiento del estado de familia; siendo así, corresponde declararlo de esa manera en la sentencia.
III. RECURSO DE CASACIÓN
Esta Sala Suprema, mediante resolución de fecha dos de agosto de dos mil dieciséis, de folios treinta y tres del
cuaderno de casación, ha declarado procedente el recurso de casación interpuesto por el demandado Luis Alberto
Medina Vega, por las siguientes causales:
Infracción normativa por interpretación errónea de los artículos 20 del Código Civil, IX del Título Preliminar, 6 y 9 del
Código de los Niños y Adolescentes. Sostiene, que el Ad quem no habría aplicado las normas invocadas, que regulan
el interés superior del niño y el respeto a sus derechos, por cuanto no se ha tomado en cuenta la declaración de la
menor, quien lo reconoce como padre, y se niega a llevar el apellido del padre biológico por no sentirse identificada
con este último, sin respetar su nombre que forma parte de su personalidad e identidad desde su nacimiento y que
usó en la sociedad en que se desenvuelve, afectando su derecho de identidad.
IV. MATERIA JURIDICA EN DEBATE
Que, la materia jurídica en debate en el presente proceso, se centra en determinar si la sentencia de segunda instancia
incurre en infracción normativa de las normas denunciadas, esto es, si se ha vulnerado el interés superior del niño y
el derecho a la identidad de la menor.
V. FUNDAMENTOS DE ESTA SUPREMA SALA
PRIMERO.- Procediendo al análisis de la infracción contenida en el numeral III de la presente resolución, referente al
interés superior del niño y su derecho a la identidad, resulta menester precisar previamente que, en cuanto al interés
superior del niño, el principio de protección especial del niño se erige en el Derecho Internacional de los Derechos
Humanos como un principio fundamental, que fue inicialmente enunciado en la Declaración de Ginebra sobre los
Derechos del Niño, que parte de la premisa de que los niños son lo mejor que tiene la humanidad, razón por la cual
deben ser especialmente protegidos. De una manera más amplia y precisa fue reconocido en la Declaración de los
Derechos del Niño, en su Principio 2 en los siguientes términos: “el niño gozará de una protección especial y
dispondrá de oportunidades y servicios (…) para que pueda desarrollarse física, mental, moral, espiritual y
socialmente en forma saludable y normal, así como en condiciones de libertad y dignidad”. Por su parte, el artículo
25.2 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, también reconoce este principio, al consagrar que la infancia
tiene “derecho a cuidados y asistencia especiales”. En sentido similar, el artículo 3.1 de la Convención sobre los
Derechos del Niño reconoce que: “En todas las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas
o privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos legislativos, una
consideración primordial a que se atenderá será el interés superior del niño”; que luego los desarrolla la propia
Convención. Sin embargo la diferencia entre la concepción de la Convención y de las anteriores es cualitativa, pues
mientras aquéllas son meramente declarativas, ésta dota a dicho Principio de total efectividad, en primer lugar
tenemos, por reconocer al niño como sujeto pleno de derecho; y en segundo lugar, por dotar a tales derechos de las
garantías para su cumplimiento, y en ese marco considera dicho interés como principio vinculante para todos los
poderes públicos y entes privados. Por consiguiente, atendiendo a tal principio, concebido como la búsqueda del
máximo bienestar del niño y la plena efectivización de sus derechos, en su condición de ser humano, es que debe
emitirse la presente decisión.
SEGUNDO.- Que, en esa misma perspectiva, respecto al derecho a la identidad del menor, se trata de una institución
jurídica concebida no en favor de los padres sino en interés de los hijos, para que, a través de él, se cumpla con la
obligación constitucional de asegurar la protección y desarrollo armónico e integral del menor, y se garantice la
vigencia de sus derechos, entre ellos se destaca el derecho a tener una familia y a no ser separado de ella. El derecho a
la identidad debe ser entendido como el derecho que tiene todo ser humano a ser uno mismo, y a ser reconocido como
tal; en éste sentido, el derecho a la identidad personal debe ser protegido en sus dos aspectos: el estático que está
restringido a la identificación (fecha de nacimiento, nombre, apellido y aún estado civil) y el dinámico, más amplio y
más importante ya que está referido a que la persona conozca cuál es su específica verdad personal, pues el ser
humano, en tanto unidad psicosomática, es complejo y contiene múltiples aspectos vinculados entre sí, de carácter
espiritual, psicológico o somático, que lo definen e identifican, así como existen aspectos de índole cultural,
ideológicos, religiosos o políticos, las relaciones familiares, las que se instituyen inmediatamente que se conocen
quienes son los padres que también contribuyen a delimitar la personalidad de cada sujeto; así, el conjunto de éstos
múltiples elementos caracterizan y perfilan el ser uno mismo, diferente a los demás; en consecuencia, la protección
jurídica del derecho a la identidad personal, en su calidad de derecho humano esencial debe ser integral, para
comprender los múltiples y complejos aspectos de la personalidad de un ser humano.
TERCERO.- Que la Constitución Política del Perú en sus artículos 2° inciso 1°, consagra el derecho del niño a la
identidad, al establecer que: “Toda persona tiene derecho a la vida, a su identidad, a su integridad moral, psíquica y
física y a su libre desarrollo y bienestar”, derecho Constitucional que guarda consonancia con lo establecido por la
Convención sobre los Derechos del Niño, en cuyo artículo 8° incisos 1° y 2° preceptúa: “Los Estados Partes se
comprometen a respetar el derecho del niño a preservar su identidad, incluidos la nacionalidad, nombre, y las
relaciones familiares de conformidad con la ley sin injerencias ilícitas, (…) cuando un niño sea privado ilegalmente de
algunos de los elementos de su identidad o de todos ellos, los Estados Partes deberán prestar la asistencia y protección
apropiadas con miras a restablecer rápidamente su identidad”; derecho reconocido también en nuestro ordenamiento
jurídico en el artículo 6 del Código de los Niños y Adolescentes que estipula: “El niño y el adolescente tienen derecho
a la identidad, lo que incluye el derecho a tener un nombre, a adquirir una nacionalidad y, en la medida de lo posible,
a conocer a sus padres y llevar sus apellidos. Tienen también derecho al desarrollo integral de su personalidad” y que
además “es obligación del Estado preservar la inscripción e identidad de los niños y adolescentes, sancionando a los
responsables de su alteración, sustitución o privación ilegal, de conformidad con el Código Penal”. Estas normas
garantizan el derecho a la filiación y de gozar del estado de familia, del nombre y la identidad, así como el derecho del
padre y de la madre a que se les reconozca y ejerzan su paternidad.
CUARTO.- El Tribunal Constitucional en reiterada jurisprudencia ha establecido que el derecho a la identidad, a que
se refiere el inciso 1) del artículo 2° de la Constitución “(….) ocupa un lugar esencial entre los atributos esenciales
de la persona. Como tal representa el derecho que tiene todo individuo a ser reconocido estrictamente por lo que es y
por el modo como es, encontrándose constituido por diversos elementos tanto de carácter objetivo como también de
carácter subjetivo. Entre los primeros cabe mencionar los nombres, los seudónimos, los registros, la herencia genética,
las características corporales, etc., mientras que entre los segundos se encuentran la ideología, la identidad cultural,
los valores, la reputación, (…).”
QUINTO.- Bajo este contexto normativo nacional, supranacional, doctrinario y jurisprudencial, se advierte que en el
presente caso, no se ha tomado en cuenta la identidad dinámica que se ha configurado en la menor Fiorella Kathy
Medina Sánchez, como se desprende del informe social de fojas trescientos noventa y uno en cuyas apreciaciones se
señala “La menor se encuentra en aparente buen estado de salud, refiere sentirse bien con su papá Luis y sus
hermanos, con quienes mantiene una buena relación, manifiesta su deseo de permanecer junto a su familia con la cual
está viviendo actualmente” así como del el examen psicológico de fojas quinientos diez, en cuyas conclusiones se
indica: “A nivel emocional se observa que muestra afecto e identificación a padre y hermanos, con una dinámica
familiar adecuada”, a lo que se aúna que don Luis Alberto Medina Vega al absolver la demanda en todo momento ha
expresado afecto y vinculo paterno filial con quien siempre ha considerado y criado como una hija.
SEXTO.- De igual forma se advierte de la propia declaración de la menor Fiorella Kathy Medina Sánchez obrante a
fojas doscientos setenta y cinco, quien manifestó lo siguiente: “(…) que vive con sus hermanos ellos son cuatro (…)
todos sus hermanos y la cuidan bien y también vive con su papá Luis Alberto y también le da cariño, amor (…);
¿Conoces a Joel Vilca? Que si lo conoce que le pegaba a su madre y se iba y la dejaba a ella sola encerrada; ¿Te gusta
apellidarte Medina? sí, porque ella es Medina porque Sánchez es de su Mamá y Medina es de su papá Alberto;(…)
¿Qué sientes por tu papá Luis Alberto? Que la cuida que por ejemplo ha estado mal de un ojo y la ha hecho revisar
con un médico y la hizo ver (…) ¿Cómo te conocen en el colegio? Que la conocen bien; que cuando la llaman en la
Lista Fiorella Kathy Medina Sánchez; ¿Si fuera que tu papá es el señor Joel Eduardo, te gustaría cambiarte de
apellido? Contesta que no. (…)”. De la declaración glosada, se infiere que la noción de familia de la adolescente se
vincula exclusivamente con don Luis Alberto Medina Vega y sus hermanos Anthony, Bayron, Marcela y Luis Alberto;
que la adolescente socialmente se encuentra identificada con su apellido paterno “Medina”.
SÉTIMO.- Es necesario resaltar que el artículo 12° de la Convención sobre los Derechos del Niño, la Observación
General N° 12 del Comité de los Derechos del Niño dos mil nueve; y, a nivel nacional, los artículos 9° y 85° del
Código de los Niños y Adolescentes, consagran, respectivamente, el derecho de todo niño, niña y adolescente, no solo
a expresar su opinión, deseo, sentir, respecto de una controversia en la que se encuentra inmerso, sino, sobre todo, a
que dicha opinión sea tomada en cuenta valorada por el operador jurídico al resolver la litis, en clara materialización
del principio del interés superior del niño.
OCTAVO.- Así, las cosas, se ha demostrado la identidad filiatoria de la niña, en su faceta dinámica, vale decir en la
posesión del estado de hija del codemandado Luis Alberto Medina Vega. Es menester destacar que la posesión de
estado denota fehacientemente dicho estado de familia que se ostenta respecto del presunto padre o presunta madre
y, el niño al crecer, va asimilando la identidad de la familia y cultura en que vive. En consecuencia, en salvaguarda
del derecho a la identidad de la menor Fiorella Kathy Medina Sánchez, y en aras de su interés superior, corresponde
estimar el recurso de casación por la causal sustantiva denunciada.
NOVENO.- Que, resulta menester considerar que la presente demanda es una de impugnación de paternidad y
filiación, por ende es pertinente previamente efectuar algunas precisiones al respecto; Que, con relación al control
constitucional, es preciso tener en cuenta que la inaplicación de una norma legal, que se interpreta contraria a la
Constitución, constituye una prerrogativa jurisdiccional de última ratio, por ésta razón no puede ser invocada a
menudo en la actividad jurisdiccional; sino por el contrario atendiendo a la trascendencia que ésta decisión implica,
por lo que el Juzgador deberá tener en cuenta que, en principio, todas las leyes expedidas por el Congreso de la
República, por el sólo hecho de haber sido expedidas por el Órgano constitucional que tiene a su cargo la función
legislativa están amparadas por la presunción de constitucionalidad; por tanto, a priori se presume que todas las leyes
son constitucionales y que éstas guardan perfecta armonía entre sí y con la Carta Fundamental; por ésta razón, el
artículo VI del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, ha previsto que la inaplicación de una norma
legal, sólo resulta viable cuando no sea factible obtener una interpretación conforme a la Constitución.
DÉCIMO.- Que, así es preciso tener en cuenta el marco legislativo que resulta aplicable al caso de autos, en torno a la
impugnación de reconocimiento de paternidad. En principio, el artículo 388 del Código Civil establece que el hijo
extramatrimonial puede ser reconocido por el padre y la madre conjuntamente o por uno solo de ellos; asimismo, el
artículo 399 del acotado Código ha previsto que el reconocimiento puede ser negado por el padre o la madre que no
interviene en él, por el propio hijo o por sus descendientes si hubiera muerto y por quienes tengan interés legítimo; sin
embargo, hay que tener en cuenta que esta materia se encuentra directamente vinculada con el derecho a la
identidad y el interés superior del niño, que ya se tienen analizados.
DÉCIMO PRIMERO.- Que, en el presente caso la titularidad de la acción o el interés del demandante se pretende
hacer valer en relación a la identidad dinámica determinada de la niña Fiorella Kathy Medina Sánchez, la que
prevalece en concordancia con el interés superior del niño.
VI. DECISIÓN
A) Por estos fundamentos y de conformidad con el artículo 396 del Código Procesal Civil: Declararon FUNDADO el
recurso de casación interpuesto por el demandado Luis Alberto Medina Vega obrante a fojas seiscientos ochenta y
dos; en consecuencia CASARON la sentencia de vista de fecha diecisiete de diciembre de dos mil quince, de fojas
seiscientos sesenta y dos.
B) Actuando en sede de instancia REVOCARON la sentencia apelada de fecha uno de abril de dos mil quince, que
declara fundada la demanda; reformándola, la declararon INFUNDADA.
C) DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el diario oficial “El Peruano”, bajo responsabilidad; en
los seguidos por Joel Eduardo Vilca Flores con Luis Alberto Medina Vega y otra, sobre impugnación de paternidad;
y los devolvieron. Interviene como ponente la Jueza Suprema señora del Carpio Rodríguez.
DOCTRINA JURISPRUDENCIAL SOBRE LA PRÓRROGA DE LA INVESTIGACIÓN
PREPARATORIA [CASACIÓN 309-2015, LIMA]
POR
La Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República, a través de la Casación N° 309-2015,
Lima, de fecha veintinueve de marzo de 2016, publicada hoy 9 de abril en el diario oficial El Peruano, estableció, de
conformidad con lo previsto en el artículo 427 del nuevo Código Procesal Penal, como doctrina
jurisprudencial el décimo segundo, vigésimo y vigésimo tercer considerandos del rubro “Fundamentos de
Derecho”, que a continuación transcribimos, sin perjuicio de que al final puedan descargar el documento completo en
PDF.
Décimo Segundo.- Para fijar el plazo de investigación preparatoria se debe tomar en cuenta: i) Gravedad y clase o
naturaleza del delito imputado; ii) Características del hecho objeto de investigación; iii) Dificultad y rigor de los actos
de investigación pertinentes y útiles para su necesario esclarecimiento; vi) Actitud del fiscal y del encausado, esto es
diligencia del investigador y maniobras obstruccionistas del encausado; mientras que la prórroga del plazo de
investigación preparatoria, tiene que ver con las dificultades de las investigaciones como sería la demora en la
realización de determinado acto de investigación. La prórroga requiere de una disposición fiscal; es decir es un acto
procesal. En ese sentido la disposición fiscal con la que inicia el plazo de investigación constituye un acto procesal, y
el requerimiento de prórroga del plazo de investigación, otro; pues, no es de aplicación automática ni de oficio, sino
que necesita ser postulado por el Fiscal al Juez de la investigación preparatoria que debe someterlo a audiencia con la
defensa del imputado; en consecuencia, son actos procesales con criterios autónomos propios desplegados por las
partes y el órgano jurisdiccional.
Vigésimo.- En consecuencia, la invocación del inciso dos del artículo trescientos cuarenta y dos del Código Procesal
Penal, conforme a la modificaciones incorporadas por la ley número treinta mil setenta y siete, crimen organizado,
vigente desde el uno de julio de dos mil catorce, en un proceso en trámite, tiene sustento en el principio previsto en el
inciso uno del articulo VII del Título Preliminar del Código Procesal Penal, que establece la aplicación inmediata de la
ley que rige al tiempo de la actuación procesal.
La interpretación de este principio permite concluir que el plazo ordinario de ocho mesesprimigeniamente
establecido para la investigación preparatoria no puede ser adecuado a la citada modificatoria, pues es un plazo
empezado o en giro; pero sí con la prórroga de plazo de investigación preparatoria, que es una institución
autónoma, con su propio estatuto y que constituye un nuevo acto procesal, por lo que no se da ningún supuesto de
excepción a la aplicación inmediata de la ley procesal, prevista en la segunda parte del inciso uno del artículo VII del
Título Preliminar del Código Procesal Penal, porque cuando se solicita tal prórroga, ya estaba vigente la ley número
treinta mi setenta y siete, primero de julio de dos mil catorce, por lo que debe ser aplicada.
Vigésimo Tercero.- En consecuencia, el requerimiento de la prórroga del plazo de investigación preparatoria, debe
realizarse bajo un control judicial en audiencia donde ejerzan contradicción los defensores de los imputados, de su
fundamentación fáctica y jurídica y de las actuaciones del Ministerio Público, que debe ser conforme a lo establecido
por las sentencias del Tribunal Constitucional, indicadas en el considerando vigésimo segundo, rubro II,
Fundamentos de Derecho, sustentado en la garantía y el pleno respeto del derecho fundamental al debido proceso y
sus diversas manifestaciones, como es el plazo razonable.
CARACTERÍSTICAS PERSONALES DEL ENCAUSADO PERMITEN LA SUSPENSIÓN DE
LA EJECUCIÓN DE LA PENA [R.N. 2114-2014, HUANCAVELICA]
POR
Reducción de la pena
Sumilla: El estado de relativa ebriedad del imputado junto con la responsabilidad restringida y la reparación del daño
a la víctima, son criterios para la reducción judicial de la pena concreta. Las características personales del encausado
permiten la suspensión de la ejecución de la pena.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA PENAL TRANSITORIA
R. N. 2114-2014, HUANCAVELICA
Lima, ocho de septiembre de dos mil quince.
VISTOS: el recurso de nulidad interpuesto por el encausado JOEL ANGEL TICLLASUCA SANTIAGO contra la
sentencia de fojas quinientos ochenta y nueve, del quince de julio de dos mil catorce, que lo condenó como autor del
delito de hurto agravado en agravio de Rufina Mancilla Espinoza y Andy Paul Apunal Condori a cinco años de
pena privativa de libertad y al pago de quinientos nuevos soles por concepto de reparación civil.
Oído el informe oral.
Interviene como ponente el señor SAN MARTÍN CASTRO.
FUNDAMENTOS
PRIMERO. Que el encausado Ticllasuca Santiago en su recurso formalizado de fojas seiscientos treinta y seis insta la
reducción de la pena impuesta. Alega que reconoció los cargos; que el testigo Munarriz Hilario expresó que él no
portaba arma blanca, así como que se encontraba en estado etílico; que no tiene antecedentes y, en cuanto a la
sustracción del celular, firmó una transacción con la agraviada Mancilla Espinoza, por la que le pagó doscientos
nuevos soles.
SEGUNDO. Que la sentencia de instancia declaró probado que el día trece de noviembre de dos mil once, en horas de
la madrugada, cuando las agraviadas Rufina Mancilla Espinoza, de diecisiete años, Mari Mancha Acevedo, de
catorce años, Paul Andy Apunal Condori, de quince años, y Beto Munarriz Hilario, de dieciocho años de edad, luego
de haber participado en una fiesta en la Plaza del Barrio de Santa Ana de Huancavelica, donde habían libado licor, y
se encontraban a la altura del Estadio del Instituto Peruano del Deporte, donde se sombreaban de la lluvia, se les
acercó el encausado Ticllasuca Santiago, de veintiuno años de edad [Ficha RENIEC de fojas cincuenta y cinco],
mientras que el encausado Mendoza Sullca, de dieciocho años de edad [Ficha RENIEC de fojas cincuenta y seis]
permanecía a unos cuatro metros como “campana”. En esas circunstancias el encausado Ticllasuca Santiago sustrajo
a Apunal Condori la suma de tres nuevos soles y, luego, a la agraviada Mancilla Espinoza el celular que portaba.
Como los imputados se retiraron en dirección al malecón Santa Rosa, los agraviados dieron la voz de alerta y fueron
capturados por la Policía [Parte de Intervención de fojas seis]. Al encausado se le encontró lo robado [acta de fojas
ocho].
TERCERO. Que no está en discusión el juicio histórico ni la subsunción jurídico penal realizada en la sentencia
impugnada, sólo el juicio de medición de la pena. A estos efectos se debe tener en cuenta que los imputados se
encontraban en estado de ebriedad —el imputado recurrente Ticallasuca Santiago tenía uno punto treinta y ocho
grados de alcohol etílico en sangre [fojas doscientos noventa y dos]—, el citado encausado carece de antecedentes
[fojas quinientos treinta y dos] y es un estudiante universitario [fojas ciento trece guión ciento veinte]. Además, reparó
a la víctima Munarriz Hilario, conforme al documento de fojas ciento veinticuatro.
CUARTO. Que dada la fecha de los hechos, no es de aplicación la reforma al juicio de medición de la pena
introducida por la Ley número 30076, del diecinueve de agosto de dos mil trece. Si se tiene en cuenta la pena abstracta
—de tres a seis años de pena privativa de libertad—, las dos agravantes específicas concurrentes (numerales 2 y 6 del
artículo 186° del Código Penal), la captura en cuasi flagrancia del imputado, su estado de relativa ebriedad —lo que
permite aplicar la concordancia de los artículos 20° apartado 1 y 21° del Código Penal—; y, finalmente, que es una
persona joven, estudiante universitario, sin antecedentes y que reparó a la víctima, es pertinente estimar que la pena
concreta será de cuatro años de privación de libertad. De otro lado, estando a sus características personales, la
suspensión de la ejecución de la pena no frustrará un pronóstico positivo de readaptación social en libertad, por lo
que se cumplen los requisitos establecidos por el artículo 57° del Código Penal.
El recurso defensivo debe estimarse y así se declara.
DECISIÓN
Por estas razones:
I. Declararon HABER NULIDAD en la sentencia de fojas quinientos ochenta y nueve, del quince de julio de dos mil
catorce, en la parte recurrida que condenando a JOEL ÁNGEL TlCLLASUCA SANTIAGO como autor del delito
de hurto agravado en agravio de Rufina Mancilla Espinoza y Andy Paul Apunal Condori le impuso cinco años de
pena privativa de libertad; reformándola en este extremo: le IMPUSIERON cuatro años de pena privativa de libertad,
suspendida condicionalmente por el plazo de tres años, bajo las mismas reglas de conducta impuestas a su
coimputado Jorge Mendoza Sullca. ORDENARON se cursen las comunicaciones respectivas para su inmediata
INCREMENTO PATRIMONIAL EN EL ENRIQUECIMIENTO ILÍCITO DEBE
CORRESPONDER AL FUNCIONARIO O SERVIDOR PÚBLICO [CASACIÓN 782-2015, DEL
SANTA]
POR
[3]“(…) cuando se tiene ubicado un depósito que está en Valdivia Alta – Parcela Rústica por orden del mayor fui
designada a cubrir ese puesto durante el día. Tenia que hacer vigilancia del local donde se encontró la droga. Siendo
asi que el día veintidós de agosto en horas de la tarde, divisé llegar la camioneta Kia Sorento al depósito, divisando
descender del vehículo de lado copiloto al señor Rubén el mismo que ingresó conjuntamente con el señor Joseph, él
venía manejando el vehículo, él que abrió el depósito fue el señor Rubén, él tenia llave e ingresó permaneciendo un
aproximado de veinte minutos en el interior del local donde se encontró la droga. ¿Los observó salir? si los observe
salir, siendo así que cuando los veo llegar, comuniqué por mi radio Nextel a un compañero que tenía cámara
filmadora para que me apoye en la filmación porque yo no contaba con una cámara filmadora. Es por eso que mi
compañero llegó y logró filmar la salida del depósito de los dos señores, del señor Rubén con el señor Joseph” -O’lh:
24m: OBs del registro de audio y video-.
[4]¿En algún otro momento viste al señor Ruben? Si, el día veinticinco ríe agosto cuando se produjo ¡a intervención, en
horas de la mañana llegó el señor, este el señor Rubén con el señor Joseph en la misma camioneta verde kia sorento en
horas de la mañana e ingresaron nuevamente al local, permaneciendo por veinte a treinta minutos. ¿Cómo llegaron
estas personas a este lugar? Llegaron en ¡a camioneta, ¡a misma que la dejan estacionada afuera del portón ellos
ingresan, ellos descienden de! vehículo e ingresaron caminando. El señor Rubén es el que tenia la liarte, abrió e
ingresaron. – 01h.24m.59s del registro de audio y video-.
[5] Su versión en detalle: “Fue el día veintidós de agosto del año dos mil catorce, se encontrad acompañado del señor
Joseph Gutiérrez León quien era el que conducía el vehículo Kia Sorcnto color verde (…) ¿Cuánto tiempo lo vio en ese
lugar?.En una oportunidad lo logré ver, ese mismo día el veintidós de agosto ¿Qué más observó? Lo observé ya salir
del local, ¿y en qué se fueron? En el vehículo Kia Sorento color verde ¿Quién manejaba ese vehículo? El señor Joseph
Gutiérrez -38m: 51 s del registro de audio y video-. Sobre la filmación realizada señala: “Yo estaba en inmediaciones
del local y yo lo observo salir (a Joseph Gutiérrez León), y comienzo hacer la filmación, cuando hago la filmación ya se
observa salir al señor Larios, pero si se observa cuando, suben a la camioneta, el señor Gutiérrez de piloto y el señor
Larios de copiloto” (sic) -59m- 56s del registro de audio y video-.
OMISIÓN A LA ASISTENCIA FAMILIAR: REVOCAN RESOLUCIÓN QUE REVOCÓ LA
SUSPENSIÓN DE LA PENA
POR
Fundamento destacado: Quinto.- Analizamos que en el acta de la audiencia de juicio inmediato el ahora impugnante
consignó en sus generales de ley tener como documento nacional de identidad 42853407 y tener el estado civil de
casado datos que coinciden con su ficha de Reniec de fojas 118, y tener dos hijas; datos generales que tampoco han
sido cuestionados en forma negativa ni positiva por la Fiscalía. Que de lo expuesto líneas arribas conceptuamos que si
bien es cierto el sentenciado no cumplió con las reglas de conducta mensual de concurrir al biométrico esto se
encuentra justificado con la constancia laboral presentada la que no ha tenido cuestionamiento alguno; de otro lado a
los dos días de la revocación de la pena suspendida ha cumplido con cancelar el íntegro del 50 por ciento adeudado
por lo que en nuestro concepto estaría incurso dentro de la excepción que señala la Sentencia Casatoria N° 131-2014,
Arequipa de fecha 20 de enero de 2016 fundamento 19[1].
CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LIMA TERCERA SALA PENAL DE APELACIONES
Expediente : 00317-2016-2-1826-JR-PE-01
Jueces Superiores : Cavero Nalvarte/Tapia Cabañin/ Chamorro García
Ministerio Público : Quinta Fiscalía Superior Penal de Lima
Especialista : Luis Alberto Matías Huarcaya
Imputados : Moreno Medina Marco Antonio
Delito : Omisión a la Asistencia Familiar
Agraviado : Menor de iniciales M.A.M
Materia : Apelación de resolución que declara fundado revocar la suspensión de la pena.
Resolución N° 03
Lima, cuatro de mayo De dos mil diecisiete.-
VISTOS Y OÍDOS: En audiencia pública la apelación interpuesta por la defensa Técnica del sentenciado Marco
Antonio Moreno Medina contra de la resolución N° 15 de fecha 28 de febrero de 2017 emitida por el Cuarto Juzgado
de Investigación Preparatoria Permanente Delitos de Flagrancia y otros que aplican el D.L. 1194 que dispone
REVOCAR la suspensión de la pena de un año y nueve meses de pena privativa de libertad suspendida en su
ejecución convirtiéndola en pena de carácter efectiva a la persona del sentenciado Marco Antonio Moreno Medina en
la instrucción que se le siguió por el delito contra la Familia – Omisión a la Asistencia Familiar en agravio de Marcelo
Moreno Arenaza; interviniendo como Directora de Debates la Señora Juez Superior Chamorro García;
y CONSIDERANDO:
I. RESOLUCIÓN MATERIA DEL RECURSO DE APELACIÓN
PRIMERO: Es materia de apelación la Resolución N° 15 emitida por el Cuarto Juzgado de Investigación Preparatoria
Permanente Delitos de Flagrancia y otros que aplican el D.L. 1194 que despacha la magistrada Jessica Shirley
Camacho Reyes que dispone REVOCAR la suspensión de la pena de un año y nueve meses de pena privativa de
libertad suspendida en su ejecución convirtiéndola en pena de carácter efectiva a la persona del sentenciado Marco
Antonio Moreno Medina en la instrucción que se le siguió por el delito contra la Familia – Omisión a la Asistencia
Familiar en agravio de Marcelo Moreno Arenaza.
II. AGRAVIOS DE LA DEFENSA TECNICA DEL SENTENCIADO
SEGUNDO: Los agravios de la defensa técnica del sentenciado Marco Antonio Moreno Medina formalizados en su
recurso de apelación así como en esta instancia se sustentan en que: mediante sentencia de conformidad de fecha 05
de octubre de 2016 el Cuarto Juzgado Penal Unipersonal de Lima, emitió sentencia en contra de Marco Antonio
Moreno Medina por la comisión del delito contra la Familia – Incumplimiento de Obligación Alimentaria, en agravio
de Marcelo Moreno Arenaza, imponiéndole un año y nueve meses de pena privativa de Libertad, sujeto a reglas de
conducta impartidas por el Órgano Jurisdiccional entre las cuales se encontraba reparar el daño ocasionado a través
del pago de los devengados en la forma y plazo acordados es decir en cancelar con fecha 06 de octubre de 2016 la
suma de S/1250.00 y con fecha 28 de Octubre la suma de S/1250.00 a favor del menor agraviado, todo ello bajo
apercibimiento de procederse con lo previsto en el Art. 59° inciso c) del Código Penal.
Que el Juzgador no ha ponderado adecuadamente que el sentenciado en fecha 06 de Octubre de 2016 ha consignado
un depósito inicial por la suma de S/1250.00 nuevos soles a favor de la parte agraviada, hecho que demuestra su
voluntad de pago, aunado a ello debido a la situación económica que atraviesa ya que tiene carga familiar dos hijas no
fue posible cumplir el 28 de octubre de con la totalidad del depósito pactado, la que a la fecha se ha cumplido pago
pues se efectuó el pago el día 02 de Marzo de 2017 por la suma de S/ 1250.00 nuevos soles y por ende el pago de los
devengados y reparación civil hay sido cancelado.
El Juzgador ha aplicado el art. 59° inciso c) del Código Penal, sin tener en cuenta que es la medida más gravosa que
prevé el dispositivo legal y que solo se debe aplicar la revocatoria en última instancia, ello al existir otras medias
menos intensas, como lo es el Amonestar al infractor y prorrogar el período de la suspensión; además la Casación N°
656-2014, ICA que establece como doctrina jurisprudencial en su fundamento jurídico 15° : la aplicación de los efectos
del incumplimiento de regias de conducta, previsto en el artículo 59° del Código Penal, deberá darse conforme a las
propias normas de manera discrecional por el Juez, es decir según el caso concreto.
III. POSICIÓN DEL MINISTERIO PÚBLICO
TERCERO: El Ministerio Público sustenta en Audiencia su posición refiriendo que no habido ninguna afectación en
los derechos del sentenciado al emitirse el auto que revoca la suspensión de la pena suspendida emitida el 28 de
febrero de 2017, en razón de dos puntos claros, en primer lugar la sentencia conformada que se emitiera en octubre de
2016 dispuso que en caso de incumplimiento de las reglas de conducta la consecuencia iba a ser la revocatoria de la
pena y para dicha revocatoria de la pena no se requiere de ningún apercibimiento previo ni una sanción menos
gravosa, esto se encontraba dispuesto en la sentencia, de ello tiene conocimiento el sentenciado desde el 05 de octubre
de 2016, fecha en la que se llevó a cabo la audiencia de proceso inmediato por Omisión a la Asistencia familiar, al día
siguiente 06 de octubre de 2016 el sentenciado realiza el primer pago por el monto de S/ 1250.00 soles con depósito
judicial estando a que se quedó que se realizaría el pago de S/2500.00 soles en dos armadas quedando pendiente de
pago el del 28 de octubre de 2016 por S/ 1250.00 soles, y al llevarse a cabo la audiencia de revocatoria de pena
suspendida, posterior a ella realiza dicho pago el 02 de marzo de 2017. Por ese motivo habiendo actuado dentro del
marco de la norma se solicita que se confirme el auto en todos sus extremos.
IV. FUNDAMENTOS PARA RESOLVER
CUARTO: Que se desprende de autos que mediante sentencia de fecha 05 de octubre de 2016 se dictó sentencia de
terminación anticipada contra la persona de Marco Antonio Moreno Medina a la pena de un año y nueve meses
de pena privativa de libertad suspendida en su ejecución por el término de un año de pena privativa de libertad,
fijando como reparación civil la suma de seiscientos soles y las pensiones devengadas de un mil novecientos soles
haciendo un total de S/2500.00 que serían canceladas en dos cuotas de S/ 1250.00 soles los días 06 y 28 de octubre de
2016 respectivamente mediante depósitos en la cuenta de ahorros N° 19322677921089 Banco de Crédito a nombre de
Jessica Karina Arenaza Torres madre del menor agraviado Marcelo Moreno Arenaza; así también se impuso las reglas
de conducta siguientes: a) la prohibición de ausentarse del lugar de su residencia sin previa autorización judicial. B)
Comparecer de manera mensual al local del Juzgado encargado de la ejecución de la sentencia (Juzgado de
Investigación Preparatoria), a fin de informar y justificar sus actividades, debiendo hacerlo el primer día hábil de cada
mes que correspondiente. C) No volver a cometer delito doloso.
QUINTO: Advierte el Tribunal de alzada que la resolución que se cuestiona tiene como fundamentos dos puntos
principales: a) Que el sentenciado no ha cumplido con firmar o acudir al biométrico en forma mensual; y b) que no ha
cumplido con el pago de la segunda cuota al 28 de octubre del año próximo pasado correspondiente al 50 por ciento
de los devengados y reparación civil fijadas en la sentencia conformada. Por lo que respecto de ese particular se va a
realizar el análisis que corresponde.
En lo que se refiere al no cumplimiento de la firma en el control biométrico durante los meses de noviembre a
diciembre de 2016, efectivamente resulta cierto y de público conocimiento de la ciudadanía de la paralización de las
labores de los servidores judiciales a nivel nacional. En lo que se refiere a los meses de Enero y febrero de 2017 que
efectivamente el apelante no se acercó para registrar su firma lo ha justificado en su escrito de apelación que ello
aconteció por haber estado laborando fuera de la ciudad capital y ha adjuntado unas constancia de la empresa MC
Car Center S.A.C en la que se señala que Marco Antonio Moreno Medina con documento nacional de identidad
42853407 ha estado laborando en dicha empresa como apoyo en el área de soporte técnico desde el 10 de octubre de
2016 al 24 de febrero del año en curso, consignando como dirección de la empresa Av. Huamán N° 576, Urb. Vista
Alegre – Víctor Larco – Trujillo, documento que no ha sido cuestionado por las partes.
Apreciamos que en lo que se refiere a la segunda cuota impaga a favor del alimentista, sobre el particular el
impugnante anexo a su escrito de apelación el deposito en cuenta de ahorros de la madre del alimentista por el
importe de S/1250.00 soles el 02 de marzo de 2017, esto es dos días después que se dictara la resolución de revocación
de la suspensión de la pena suspendida, con la que ha cancelado la reparación civil con los devengados.
Analizamos que en el acta de la audiencia de juicio inmediato el ahora impugnante consignó en sus generales de ley
tener como documento nacional de identidad 42853407 y tener el estado civil de casado datos que coinciden con su
ficha de Reniec de fojas 118, y tener dos hijas; datos generales que tampoco han sido cuestionados en forma negativa
ni positiva por la Fiscalía. Que de lo expuesto líneas arribas conceptuamos que si bien es cierto el sentenciado no
cumplió con las reglas de conducta mensual de concurrir al biométrico esto se encuentra justificado con la constancia
laboral presentada la que no ha tenido cuestionamiento alguno; de otro lado a los dos días de la revocación de la pena
suspendida ha cumplido con cancelar el íntegro del 50 por ciento adeudado por lo que en nuestro concepto estaría
incurso dentro de la excepción que señala la Sentencia Casatoria N° 131-2014, Arequipa de fecha 20 de enero de 2016
fundamento 19[1].
Consideraciones por las cuales el Colegiado Superior no comparte la evaluación efectuada por el A quo.
DECISIÓN
Por las consideraciones expuestas, las señoras Jueces Superiores que suscriben, integrantes de la Tercera Sala Penal de
Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de Lima, RESUELVEN: por mayoría REVOCAR la resolución N° 15
emitida por el Cuarto Juzgado de Investigación Preparatoria Permanente de Delitos de Flagrancia y otros que aplican
el D.L. 1194 que despacha la magistrada Jessica Shirley Camacho Reyes que resuelve revocar la suspensión de la pena
de un año y nueve meses de pena privativa de libertad suspendida en su ejecución convirtiéndola en pena de carácter
efectiva a la persona del sentenciado Marco Antonio Moreno Medina en la instrucción que se le siguió por el delito
contra la Familia – Omisión a la Asistencia Familiar en agravio de Marcelo Moreno Arenaza; y REFORMÁNDOLA
dispusieron que continua vigente contra el sentenciado la pena de un año y nueve meses de pena privativa de libertad
suspendida, levantándose las órdenes de captura vigentes en contra del sentenciado; en consecuencia cumpla el A
quo con proceder conforme a sus atribuciones; notifíquese y devuélvase.
Sumilla: El computo de las diligencias preliminares se cuenta a partir del momento en el que el fiscal tiene conocimiento de la
noticia criminal, y no cuando el denunciado es notificado con la misma, tal y como se interpretó incorrectamente del artículo 143,
numeral 2 del Código Procesal Penal.
SALA PENAL PERMANENTE
CASACIÓN N° 66-2010, Puno
Lima, veintiséis de abril de dos mil once
VISTOS; en audiencia pública, el recurso de casación interpuesto por el imputado Cristóbal Mamani Gutiérrez,
contra la resolución de vista de fecha veintinueve de diciembre de dos mil nueve, de fojas ciento setenta y cuatro, que
revocó la resolución de fecha tres de diciembre de dos mil nueve; interviniendo como ponente el señor Juez
Supremo Pariona Pastrana; y,
CONSIDERANDO
ANTECEDENTES:
PRIMERO: La defensa del amputado Cristóbal Mamani Gutiérrez, mediante escrito de fojas uno, alega que desde el
veinte de octubre de dos mil nueve, a la fecha de realizada la solicitud, ha transcurrido más de veinte días desde que
el Ministerio Público tomó conocimiento de los hechos, motivo por el cual solicitó el control de plazos a efectos de
dar por concluidas las diligencias preliminares, y se programe audiencia de control de plazos, en virtud del segundo
inciso del artículo trescientos treinta y cuatro del Código Procesal Penal, en el proceso seguido en su contra, por delito
contra la Vida, el Cuerpo y la Salud, en la modalidad de homicidio culposo.
Que, con fecha tres de diciembre de dos mil nueve, se llevó a cabo la audiencia de control de plazo, conforme se
advierte del acta de registro de fojas catorce, con la concurrencia del Fiscal Provincial y del abogado defensor; oída la
exposición respectiva, mediante resolución emitida en dicha fecha, el A quo declaró fundada le solicitud de control de
plazo, y otorgó al fiscal un plazo de cinco días para que dicte las disposiciones correspondientes; razón por la cual, el
representante del Ministerio Público interpuso recurso de apelación contra la resolución en mención.
SEGUNDO: El representarte de: Ministerio Público alega en su recurso impugnatorio de fojas diecisiete, que la
Comisaría del sector de Huancané tomó conocimiento y notificó los hechos el día tres de noviembre de dos mil nueve,
debiéndose computar el plazo de veinte días desde el día siguiente de dicha fecha, por lo que vencería el veintitrés de
noviembre, conforme lo establecido en los artículos ciento cuarenta y dos, y ciento cuarenta y tres, numeral dos del
Código Procesal Penal.
Que, mediante resolución de fecha nueve de diciembre de dos mil nueve, de fojas veintiuno, se concedió el recurso de
apelación con efecto devolutivo al Fiscal Provincial.
TERCERO: El Superior Tribunal, mediante resolución de fecha veintinueve de diciembre de dos mil nueve, de fojas
ciento setenta y cuatro, revocó la resolución de fecha tres de diciembre de dos mil nueve, y reformándola declaró
infundada la solicitud de control de plazo, instada por el investigado Cristóbal Mamani Gutiérrez.
Estando a ello, el imputado Cristóbal Mamani Gutiérrez interpuso recurso extraordinario de casación contra la
resolución emitida, por escrito de fojas ciento ochenta y siete, la cual se declaró inadmisible mediante resolución de
fecha veinte de enero de dos mil diez, de fojas doscientos ocho, interponiendo recurso de queja, elevándose los autos
al Tribunal Supremo, emitiéndose Ejecutoria Suprema de fecha dieciséis de abril de dos mil diez, de fojas doscientos
dieciséis, que declaró fundado el recurso de queja de derecho, interpuesto por el encausado Mamani Gutiérrez,
ordenando que el A quo conceda el recurso de casación.
CUARTO: Que, el Tribunal Superior por resolución de fecha dieciséis de junio de dos mil diez, de fojas doscientos
veinticuatro, concedió el recurso de casación, y dispuso elevar los autos al Tribunal Supremo, introduciendo dos
motivos de casación, errónea aplicación del artículo ciento cuarenta y tres, numeral dos del Código Procesal Penal, y
apartamiento de la doctrina jurisprudencial establecida por la Corte Suprema; la causa fue elevada a este Tribunal
Supremo con fecha cinco de julio de dos mil diez.
QUINTO: Cumplido el trámite de traslados a la Fiscalía Suprema como a la parte recurrida, este Tribunal Supremo
mediante Ejecutoria de fecha veintiséis de octubre de dos mil diez, de fojas catorce -del cuaderno de casación-, en uso
de sus facultades, declaró bien concedido el recurso de casación por las causales de apartamiento de la doctrina
jurisprudencial y errónea aplicación del artículo ciento cuarenta y tres, numeral dos del Código Procesal Penal.
SEXTO: Deliberada la causa en secreto y votada el día de la fecha, esta Suprema Sala cumplió con pronunciar la
presente sentencia de casación, cuya lectura en audiencia pública -con las partes que asístan-se realizará por la
Secretaria de Sala el día once de mayo de dos mil once.
Fundamentos de derecho:
I. Del ámbito de la casación:
PRIMERO: Como se estableció mediante Ejecutoria Suprema de fecha veintiséis de octubre de dos mil diez, de fojas
catorce -del cuaderno de casación-, el motivo del recurso de casación se centra en el desarrollo de una doctrina
jurisprudencial relativo a que según lo alegado por el encausado, el inicio del cómputo establecido en el artículo
trescientos treinta y cuatro numeral dos del Código adjetivo, debe efectuarse desde que el Fiscal tiene conocimiento
del hecho punible.
SEGUNDO: Que, las diligencias preliminares constituyen una etapa prejurisdiccional del proceso penal, por cuanto
el Fiscal está autorizado para reunir los elementos probatorios para formalizar la investigación, y por ende elabore su
estrategia acusatoria o desestime la denuncia, cuyo plazo es de breve investigación, realizada de forma unilateral y
reservada.
TERCERO: Que, el artículo trescientos treinta de la ley procesal penal, establece que las diligencias
preliminares tienen como finalidad inmediata realizar los actos urgentes o inaplazables; asegurar los elementos
materiales que se utilizaron para su comisión e individualizar a las personas involucradas y a los agraviados.
CUARTO: Asimismo, el inciso segundo del artículo trescientos treinta y cuatro del Código Procesal Penal establece
que el plazo de las diligencias preliminares, conforme el artículo tercero del mismo cuerpo de leyes, es de veinte
días, salvo que se produzca la detención de una persona. No obstante ello, el Fiscal podrá fijar un plazo distinto según
las características, complejidad y circunstancias de los hechos objeto de investigación.
Que, el plazo de veinte días le corresponde a la fase de diligencias preliminares; la cual no forma parte del plazo que
se señala para la segunda fase denominada de la investigación preparatoria: esto es porque cada una de ellas persigue
una finalidad distinta; pues, las diligencias preliminares son para concluir si se formaliza o no denuncia; siendo así, si
el Fiscal se excede del plazo en las diligencias preliminares, se somete a un tipo de control. De otro lado, quien se
considere afectado por una excesiva duración de las diligencias preliminares, solicitará al Fiscal le dé término y dicte
la disposición que corresponda; a fin de no afectar el derecho al plazo razonable que constituye una garantía
fundamental integrante del debido proceso.
QUINTO: Que, la regla para el cómputo del plazo, se encuentra regulado en el artículo ciento ochenta y tres
del Código Civil, que establece que se computará conforme al calendario gregoriano, estableciéndose en su inciso
primero que el plazo señalado por días se computará por días naturales, salvo que la ley o el acto jurídico establezca
que se haga por días hábiles.
SEXTO: Que, el considerando décimo primero de la resolución casatoria número cero dos guión dos mil ocho,
pronunciado el tres de junio de dos mil ocho, estableció que el plazo para las diligencias preliminares son de veinte
días naturales.
SÉTIMO: Que, el cómputo de plazo de las diligencias preliminares se inicia a partir de la fecha en que el Fiscal tiene
conocimiento del hecho punible, y no desde la comunicación al encausado de la denuncia formulada en su contra.
OCTAVO: Que, la Policía Nacional del Perú remitió el informe Policial número cero dos guión dos mil nueve guión
XII guión DTP guión DPH guión C guión PNP guión H guión SIAT, a la Fiscalía Provincial de Huancané, con las
actuaciones realizadas por dicha dependencia con intervención del Fiscal Provincial adjunto, por el hecho ocurrido el
día cuatro de octubre de dos mil nueve, relativo al accidente de tránsito, informe que fue recepcionado el dieciocho de
noviembre de dos mil nueve, tal como se aprecia de fojas cincuenta y nueve, por lo que desde esa fecha debe
computarse el plazo para la investigación preliminar.
NOVENO: Que, el Fiscal Provincial de Huancané al emitir el oficio de fojas cien, su fecha veintinueve de octubre de
dos mil nueve, por el cual concede al Jefe de la Comisaría Sectorial de Huancané el plazo de quince días hábiles para
que realice la investigación preliminar, no da cabal cumplimiento a lo dispuesto en el considerando décimo primero
de la Casación número dos guión dos mil ocho, que estableció que los días son naturales, tanto más que dispuso la
realización de la declaración del imputado Cristóbal Mamani Gutiérrez -véase fojas noventa y nueve-, con
participación del representante del Ministerio Público, lo cual era repetitivo; toda vez que, dicha persona había
depuesto el dieciocho de octubre de dos mil nueve, con intervención del Fiscal Provincial Adjunto y de su abogado
defensor, tal como se observa de fojas sesenta y dos, así como al contar con todos los elementos vinculatorios con la
noticia criminal, tales como son: Declaraciones, informe médico, certificado de defunción en copia xerográfica, la
historia clínica del agraviado -véase anexo a la denuncia de fojas sesenta vuelta, pudo haber formalizado la
investigación preparatoria; toda vez que, lo dispuesto por su Fiscalía era una repetición de actos que constaban en el
informe Policial, atentando con ello la celeridad que impone el Código Procesal Penal.
DÉCIMO: En consecuencia, a la fecha en que se solicitó el control del plazo; esto es, el día treinta de noviembre de
dos mil nueve -véase escrito de fojas uno-, había sobrepasado el plazo establecido en el artículo trescientos cuarenta y
dos. Que, si bien obra la disposición número dos guión dos mil nueve guión MP guión FPP guión H, de fecha veinte
de noviembre de dos mil nueve, de fojas sesenta y uno, mediante la cual el representante del Ministerio Público
dispone considerar aplicable el principio de oportunidad en el presente caso, citando al implicado Mamani
Gutiérrez para el día dos de diciembre de dos mil nueve; sin embargo, ello no obsta que el plazo de las diligencias
preliminares venció con fecha veintiséis de noviembre de dos mil nueve.
DECISIÓN
Por estos fundamentos:
I. Declararon FUNDADO el recurso de casación por errónea aplicación del artículo ciento cuarenta y tres numeral dos
del Código Procesal Penal, interpuesto por el imputado Cristóbal Mamani Gutiérrez, contra la resolución de vista de
fecha veintinueve de diciembre de dos mil nueve, de fojas ciento setenta y cuatro, que revocó la resolución de fecha
tres de diciembre de dos mil nueve, emitida en la audiencia de control de plazo, que declaró fundada la solicitud de
control de plazo, reformándola declaró infundada la referida solicitud; y REFORMÁNDOLA declara FUNDADA la
solicitud de control de plazo, y ORDENAque se devuelva los autos al Juez de la investigación preparatoria.
II. Declararon FUNDADO el recurso de casación por apartamiento del desarrollo de doctrina.
III. ESTABLECIERON de conformidad con lo previsto en el inciso cuarto del artículo cuatrocientos veintisiete del
Código Procesal penal, como doctrina jurisprudencial, que los plazos para las diligencias preliminares son de días
naturales y no hábiles.
IV. DISPUSIERON que la presente sentencia casatoria se lea en audiencia pública por la Secretaria de esta Suprema
Sala Penal; y, acto seguido, se notifique a las partes procesales.
DIFERENCIA ENTRE ERROR DE TIPO Y ERROR DE PROHIBICIÓN EN DELITO DE
VIOLACIÓN SEXUAL DE MENOR [CASACIÓN 436-2016, SAN MARTÍN]
Sumilla: El agente de infracción culposa es punible en los casos expresamente establecidos por la ley (artículo 12 del
Código Penal). El error de tipo vencible en los supuestos de delitos de violación sexual configuran el actuar culposo
del sujeto; por tanto, una acción culposa deviene en atípica.
Sumilla: El agente de infracción culposa es punible en los casos expresamente establecidos por la ley (artículo 12 del
Código Penal). El error de tipo vencible en los supuestos de delitos de violación sexual configuran el actuar culposo
del sujeto; por tanto, una acción culposa deviene en atípica.
Sentencia casatoria destacada por el colega Frank C. Valle Odar, a quien agradecemos por el hallazgo.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPUBLICA
SALA PENAL PERMANENTE
CASACIÓN N° 436-2016, SAN MARTÍN
SENTENCIA CASATORIA
Lima, veintiocho de junio de dos mil diecisiete.-
VISTOS; en audiencia el recurso de casación interpuesto por Viler Puerta Satalaya contra la sentencia de vista del
diecinueve de abril de dos mil dieciséis —fojas 02 del cuadernillo de casación—. Interviene como ponente el señor
Juez Supremo Pariona Pastrana.
I. HECHOS IMPUTADOS:
Primero: Conforme la acusación fiscal —fojas 24— se imputa a Viler Puerta Satalaya la comisión del delito de
violación sexual de menor de 14 años, en virtud a que la menor agraviada de iniciales A.M.S.M. sostiene que el 15 de
agosto de 2013 planeaba con su enamorado —el imputado— fugarse de su domicilio; que, el 22 de octubre de 2013 al
medio día aproximadamente, cuando salía del colegio se encontró con él, quien le preguntó “¿cuándo nos vamos a
fugar?”, respondiéndole que la llame a las 14:00 horas del mismo día, para coordinar. Así, el imputado recogió a la
menor en las afueras de la institución educativa “César Vallejo” y juntos se dirigieron al sector Richoja del centro
poblado de Villa Prado, distrito de Juanjuí, Provincia de Mariscal Cáceres, Región San Martín, manteniendo relaciones
sexuales en repetidas oportunidades. Asimismo, se precisa que la menor, al prestar su declaración en sede fiscal,
afirmó mantener una relación sentimental con el imputado desde el 25 de agosto de 2013, manteniendo su primera
relación sexual con el imputado el 10 de octubre del citado año.
II. ITINERARIO DEL PROCESO DE 1º INSTANCIA
Segundo: En el proceso a nivel de primera instancia conforme la sentencia del 13 de octubre de 2015 —fojas 73 del
cuaderno de juzgamiento— se condenó a Viler Puerta Satalaya como autor del delito de violación sexual de menor de
14 años, imponiéndole 10 años de pena privativa de libertad. Se precisó que la pena impuesta al procesado se
determinó conforme el fundamento jurídico N° 9 —fojas 84— de la citada resolución, sosteniendo que en el caso
concreto concurre como atenuante cualificada el error de prohibición vencible —último párrafo del artículo 14 del
Código Penal—.
III. ITINERARIO DEL PROCESO DE 2º INSTANCIA
Tercero: La sentencia de Primera Instancia fue apelada por el sentenciado —fojas 94—, emitiéndose la sentencia del 19
de abril de 2016 —fojas 139— que confirmó la recurrida en todos sus extremos. Así, respecto a la pena confirmada —
10 años de pena privativa libertad— la Sala Penal de Apelaciones apuntó que “el A quo ha tenido como fundamento para
la disminución de la pena por debajo del mínimo legal la existencia de error de prohibición vencible, la misma que se encuentra
normada en el segundo párrafo del artículo 14 del Código Penal”. No obstante, la considera drásticamente disminuida; sin
embargo, en respeto al principio de prohibición de reforma en peor, confirmó la pena impuesta al procesado.
IV. DEL ÁMBITO DE LA CASACIÓN:
Cuarto: Ante la sentencia condenatoria emitida a nivel de Segunda Instancia el procesado interpone recurso de
casación —fojas 146— la cual conforme a la ejecutoria suprema del 16 de setiembre de 2016 —fojas 21 del cuaderno de
casación— fue admitida por la causal 3 del artículo 420 del CPP, respecto a la falta de aplicación del artículo 22 del
Código Penal. En ese sentido, conforme se aprecia en el fundamento jurídico “séptimo” de la referida ejecutoria, el
recurrente presentó fundamentos jurídicos razonables que motivaron su admisión, pues al momento de los hechos
contaba con 19 años y 7 meses de edad.
V. DE LA APLICACIÓN DEL ARTÍCULO 22 DEL CÓDIGO PENAL
Quinto: El artículo 22 del Código Penal regula la responsabilidad penal restringida por la edad; es decir, efectúa una
diferenciación en la imposición en la pena, en función a la capacidad penal disminuida —elemento esencial de la
culpabilidad—; su actual regulación es la siguiente;
Podrá reducirse prudencialmente la pena señalada para el hecho punible cometido cuando el agente tenga más de
dieciocho y menos de veintiún años o más de sesenta y cinco años al momento de realizar la infracción, salvo que
haya incurrido en forma reiterada en los delitos previstos en los artículos 111, tercer párrafo, y 124, cuarto párrafo.
Está excluido el agente integrante de una organización criminal o que haya incurrido en delito de violación de la
libertad sexual, (…) u otro delito sancionado con pena privativa de libertad no menor de veinticinco años o cadena
perpetua.
Sexto: El citado artículo regula un supuesto de atenuante privilegiada —al igual que la omisión impropia (Art. 13°);
error de tipo y prohibición (Art. 14°); la tentativa (Art. 16°); las eximentes de responsabilidad incompletas (Art. 21°),
entre otras)— en virtud del cual el juzgador está facultado a imponer una pena por debajo del mínimo legal. Sin
embargo, el citado artículo, en su segundo párrafo establece una prohibición de dicha atenuante a determinados
casos, como: al autor del delito de violación sexual.
Sétimo: La citada prohibición, ya ha sido materia de pronunciamiento de esta Suprema Corte; así teniendo el R.N. N°
701-2014, Huancavelica de la Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema que en su fundamento jurídico séptimo,
señaló que: “(i) tal limitación por vulnerar el principio institucional de relevancia constitucional, de igualdad no
puede ser aplicada.” Posteriormente, la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema emitió el recurso de Casación N°
335-2015, Del Santa que señala como doctrina jurisprudencial la inaplicación del segundo párrafo del artículo 22 del
Código Penal vía control difuso por estar conforme a la Constitución.
Octavo: Asimismo, en la Casación 335-2015, Del Santa se dio directrices para la aplicación del principio de
proporcionalidad al momento de determinar la pena. En ese sentido, si bien el artículo 22 del Código Penal no es una
obligación que se imponga al Juez, sino una facultad según considere en el caso concreto, su aplicación o no debe
encontrarse motivada en aquellos casos donde el infractor de la norma penal tenga entre 18 y 21 años de edad. Es
decir, no puede omitirse su aplicación sin una motivación previa.
VII. CASACIÓN DE OFICIO (CAUSAL 3 DEL ARTÍCULO 429 DEL CPP RESPECTO A LA ERRÓNEA
APLICACIÓN DEL ARTÍCULO 14 DEL CÓDIGO PENAL)
Noveno: En base a la facultad de casar de oficio de esta Corte Suprema conforme al inciso 1 del artículo 432 del CPP
que literalmente señala: “El recurso atribuye a la Sala Penal de la Corte Suprema el conocimiento del proceso (…) sin
perjuicio de las cuestiones que sean declarables de oficio en cualquier estado y grado del proceso”, se advirtió en esta
esta etapa del proceso que en el caso concreto ha existido una errónea aplicación de la ley penal, referida a la figura
del error de tipo.
A. EL DELITO DE VIOLACIÓN SEXUAL DE MENOR DE 14 AÑOS COMO UN DELITO ESTRICTAMENTE
DOLOSO
Décimo: De las tantas clasificaciones que se realizan en torno a los delitos, a efectos del caso a resolver, es importante
distinguir a los delitos tipificados en nuestro Código Penal en dos grandes grupos: 1) dolosos y 2) culposos (Artículo
11 del Código Penal). Los primeros son aquellos que para su comisión se requiere conocimiento y voluntad de la
acción; son la mayoría en nuestro Código Penal. En cambio, los segundos son aquellas acciones peligrosas
emprendidas sin ánimo de lesionar el bien jurídico, pero que por falta de cuidado o diligencia debida causa una lesión
efectiva[1]. Es necesario recalcar que conforme a nuestro ordenamiento jurídico la acción del infractor culposo es
punible solo en los casos expresamente establecidos por la ley; es decir, se sigue un sistema numerus clausus(artículo 12
del Código Penal).
Décimo primero: Considerando lo señalado se debe indicar que los delitos cometidos contra la libertad sexual
conforme a nuestra regulación son de carácter doloso; es decir, son cometidos con conocimiento y voluntad de cada
elemento objetivo del tipo penal. Si se carece de conocimiento de alguno de estos elementos se estaría frente a una
infracción penal de carácter culposa, la cual conforme a nuestro Código en esta clase de delitos —violación sexual—
no es típica, pues se reitera que solo es típico en tanto exista dolo.
B. EL ERROR DE TIPO Y ERROR DE PROHIBICIÓN
Décimo segundo: El artículo 14 del Código Penal regula el error de tipo y el error de prohibición señalando que:
El error sobre un elemento del tipo penal o respecto a una circunstancia que agrave la pena, si es invencible, excluye la
responsabilidad o la agravación. Si fuere vencible, la infracción será castigada como culposa cuando se hallare
prevista como tal en la ley.
El error invencible sobre la ilicitud del hecho constitutivo de la infracción penal, excluye la responsabilidad. Si el error
fuere vencible se atenuará la pena.
Décimo tercero: El error de tipo es un error sobre las circunstancias fácticas que sirven de supuesto de hecho del tipo
penal; así, no se trata de un problema de culpabilidad, sino de tipicidad. Por otro lado, el error de prohibición implica
el conocer lo que se está haciendo, considerando las circunstancias normativas o descriptivas del tipo, pero se ignora o
considera falazmente la licitud de esa conducta, en buena cuenta el autor desconoce el carácter ilícito de sus acciones.
Décimo cuarto: El error de tipo es la ignorancia sobre uno o todos los elementos que integran el tipo objetivo —la
calidad del sujeto activo, de la víctima, el comportamiento activo u omisivo, las formas o medios de comisión de la
acción, el objeto material, el resultado, la acción de causalidad y los criterios para imputar objetivamente el resultado
al comportamiento activo u omisivo—, pudiendo el error recaer en cualquier elemento del tipo penal, ya sea
normativo o descriptivo (véase fundamento N° 4 del R.N. N° 365-2014, Ucayali). El error de tipo puede ser invencible
o vencible; en el primer supuesto se elimina automáticamente la imputación personal, al eliminarse el dolo o culpa del
sujeto activo; y, en el segundo solo se elimina el dolo, subsistiendo un actuar culposo imputable, que será sancionado
de encontrar un correspondiente delito a título de culpa.
Décimo quinto: El error de prohibición genera una falsa apreciación de la realidad jurídica conocida, que puede ser
ignorancia en el conocimiento eficiente de la norma o sobre el hecho de que el autor crea en la existencia de una causa
justificante. Así, no es posible imputar al autor el conocimiento de la normativa jurídico-penal, pues el autor no cuenta
con un elemento esencial para dotar de sentido jurídico-penal a su actuación. Solo el que conoce un orden normativo
puede tomar posición en relación con dicho orden[2].
Décimo sexto: El error de prohibición puede ser de dos clases: 1) Error de prohibición directo, cuando el autor
desconoce que una norma legal prohíbe el acto, la cree derogada, o es un error sobre la interpretación; y, 2) Error de
prohibición indirecto, denominado también error sobre la permisión[3]; se genera cuando el agente se equivoca sobre
los límites legales de una causa de justificación o sobre la existencia de una causa de justificación no admitida por el
derecho.
Décimo sétimo: Así, establecer la existencia de un error de prohibición en primer término no excluye de por sí la
responsabilidad penal del sujeto activo, pues se debe considerar la existencia de dos supuestos: 1) error invencible de
prohibición y 2) error vencible de prohibición; solo en el primer supuesto estamos ante una exención automática de
la responsabilidad penal; en cambio en el segundo supuesto aún se autoriza una sanción penal —véase que nuestro
código señala solo una reducción prudencial de la pena— pues nos encontraríamos frente a acciones culposas o
imprudentes[4].
C. DE LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA
Décimo octavo: La presunción de inocencia se encuentra reconocida en el artículo 2°, inciso 24), literal “e”, de la
Constitución Política del Estado. El principio de presunción de inocencia se despliega transversalmente sobre todas
las garantías que conforman el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva; y, mediante él, se garantiza que ningún
justiciable pueda ser condenado o declarado responsable de un acto antijurídico al no existir suficientes elementos
probatorios que demuestren su responsabilidad penal. La presunción de inocencia —como el principio de ¡n dubio
pro reo— incide sobre la valoración probatoria del juez ordinario. Supone la falta de pruebas por lo que la inocencia
no ha quedado desvirtuada, manteniéndose incólume.
VI. ANÁLISIS DEL CASO CONCRETO:
Décimo noveno: La presente causa fue elevada en casación, pues este Tribunal Supremo confirmó el cumplimiento de
las formalidades del recurso interpuesto —fojas 146—, respecto al cuestionamiento de la falta de aplicación del
artículo 22 del Código Penal, a efectos de la reducción de la pena impuesta; toda vez que el sujeto activo al momento
de los hechos contaba con 19 años. Es decir, se admitió un cuestionamiento en la pena impuesta, mas no en la
responsabilidad penal imputada.
Vigésimo: Sin embargo, en esta etapa del proceso, y en revisión de fondo del caso concreto más allá de una reducción
de la pena en función a la edad del sujeto activo y al principio de proporcionalidad —véase fundamento jurídico
sétimo y octavo de la presente resolución—, se ha podido advertir que existió una errónea aplicación de la ley penal
—segundo párrafo del artículo 14 del Código Penal— en el caso concreto la resolución de primera instancia descartó
sin mayor fundamento la configuración de un error de tipo, afirmando sin embargo la configuración de un error de
prohibición vencible. No obstante, conforme a su motivación, lo que correspondía era establecer la configuración de
un error de tipo vencible —primer párrafo del artículo 14 del CP—.
Veamos:
A nivel de primera instancia, se determinó que el imputado debido a su bajo nivel educativo, mantuvo una relación
sentimental con la menor agraviada, y posteriormente mantuvo relaciones sexuales con ella —sin violencia—
presumiendo que su comportamiento era lícito; es decir, consideraba que no era delito, circunscribiéndose su
comportamiento en la institución jurídica denominada error de prohibición. Sin embargo, considerando que pudo
prever dicho error con actuar más diligente su conducta se subsume en un error de prohibición vencible (véase
fundamento jurídico octavo de la resolución e primera instancia a fojas 84).
Se hace referencia, a que por el actuar negligente del imputado éste mantuvo relaciones con la agraviada sin verificar
previamente su edad.
A nivel de segunda instancia, no se cuestionó el razonamiento esgrimido en la resolución de primera instancia,
respecto a la configuración del mal denominado error de prohibición vencible, sino solo se objetó que en virtud de ello
se efectuara una disminución excesiva de la pena (se impuso 10 años de pena privativa de libertad siendo el mínimo
legal 30 años)
Vigésimo primero: Por lo señalado, se advierte que conforme a la actuación de pruebas efectuadas en instancias
inferiores el juzgador determinó que en el actuar del imputado existía un error vencible, respecto a la edad de la
imputada, calificando ello erradamente como un error de prohibición vencible (último párrafo del artículo 14 del
Código Penal); sin embargo, como se apuntó el razonamiento del juzgador se condice con la figura del error de tipo
vencible. Razonamiento que fue confirmado en segunda instancia.
Vigésimo segundo: En ese entender, asumir la existencia de un error de tipo (sea este vencible o no) presupone que el
accionar del sujeto activo sea de carácter culposo; así, como se señaló las acciones culposas son sancionadas en nuestro
ordenamiento jurídico cuando expresamente lo señala la norma penal. Sin embargo, el tipo de violación sexual de
menor de 14 años solo encuentra una regulación a título de dolo resultando su comisión culposa atípica.
Vigésimo tercero: En el caso concreto al haberse determinado un actuar culposo en el recurrente Viler Puerta
Satalaya, pues no se advirtió a nivel de instancias precedentes que se haya demostrado indubitablemente que éste
conocía de la edad de la menor (no se efectuaron exámenes pertinentes para determinar la edad que aparentaba la
menor, debe tenerse en consideración el fundamento jurídico N° 9 del R.N. N.° 3303-2015/2° SPT donde se advierte la
necesidad de una pericia psicosomática a efectos de determinar la edad aparente de la menor cuando se alega
desconocimiento al respecto); por tanto, de conformidad con el principio de presunción de inocencia (pues no existió
medios probatorios que determinar un actuar doloso en el recurrente) y el principio de legalidad (el tipo penal de
violación sexual de menor de 14 años es doloso) corresponde eximir de responsabilidad penal al procesado, al no
existir una modalidad culposa —imprudente— en el delito de violación sexual de menores de 14 años. Cabe apuntar
que al no existir responsabilidad penal, en el caso concreto no se requiere pronunciamiento respecto al artículo 22 del
Código Penal —responsabilidad restringida para graduar la pena impuesta—.
IV. DECISIÓN:
Por estos fundamentos declararon:
I. FUNDADO el recurso de casación de oficio por la causal 3 del artículo 429 del CPP respecto a la errónea aplicación
del artículo 14 del Código Penal.
II. CASARON la resolución del diecinueve de abril de dos mil dieciséis -fojas 139- que condenó a Viler Puerta
Satalaya como autor del delito contra la libertad sexual en su modalidad de violación sexual de menor de 14 años, en
agravio de S.M.A.M. y le impuso 10 años de pena privativa de libertad; y, SIN REENVÍO actuando en sede de
instancia ABSOLVIERON a Viler Puerta Satalaya de la acusación fiscal por el citado delito en agravio de S.M.A.M.
III.Dispusieron se archive el presente proceso, se anulen antecedentes policiales y judiciales respecto a
este. ORDENARON inmediata libertad, que se ejecutará siempre y cuando no exista mandato de detención o prisión
preventiva emanada de autoridad judicial competente; oficiándose ante quien corresponda.
Interviene la señora Juez Supremo Chávez Mella por licencia del señor Juez Supremo Figueroa Navarro.
S.S.
PARIONA PASTRANA
NEYRA FLORES
CALDERÓN CASTILLO
SEQUEIROS VARGAS
CHAVEZ MELLA
[1] Bramont-Arias Torres, Luis Miguel. Manual de derecho penal. Parte general. IDDELE, Lima, 2005, p. 227.
[2] García Cavero, Percy. Derecho Penal. Parte General, Jurista Editores, Lima, 2012, p. 647.
[3] Lesch, Heiko H. Fundamentos dogmáticos para el tratamiento del error de prohibición, Consejo General del poder
Judicial, Revista del Poder Judicial N° 45. Primer trimestre 1997, p. 10.
[4] García Cavero, Percy. Derecho Penal. Parte General, Jurista Editores, Lima, 2012, p. 649.
EL ENGAÑO TRAS LA IMPRESCRIPTIBILIDAD DE LOS DELITOS CONTRA LA
ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
La imprescriptibilidad de los delitos contra la administración pública no es un tema nuevo. Tras la caída del régimen
de Alberto Fujimori esa iniciativa ha sido promovida en diversos espacios y momentos.
La imprescriptibilidad es una excepción de la prescripción, la cual puede explicarse perfectamente desde la extrema
gravedad de ciertos delitos, que cuestionan las bases más esenciales de determinados modelos de sociedad, es decir
los delitos de lesa humanidad.
Susan Segura Valenzuela
La imprescriptibilidad de los delitos contra la administración pública no es un tema nuevo. Tras la caída del régimen
de Alberto Fujimori esa iniciativa ha sido promovida en diversos espacios y momentos[1]. Lo raro es encontrar un
político que no haya propuesto la imprescriptibilidad[2].
El día de ayer, el Congreso de la República, en el pleno de reinicio de la legislatura 2016-2017, con 111 votos a favor,
cero en contra y cero abstenciones, aprobó por unanimidad la imprescriptibilidad de la acción penal en casos de
delitos contra la administración pública “en los supuestos más graves y recurrentes” (la misma que deberá ser
nuevamente votada en la siguiente legislatura). Esta medida no es correcta:
Primero, la imprescriptibilidad es contraria a la razón de ser de la prescripción de la acción penal, la cual se encuentra
en consideraciones de política criminal orientadas a evitar el colapso del sistema penal con más casos de los que puede
resolver[3]. Se trata de ponderar qué es lo mejor. De esta forma el Estado renuncia a la persecución del delito cuando el paso
del tiempo ha cubierto el crimen con el manto del olvido y es prioritario maximizar esfuerzos en la persecución de otros
delitos, dando prioridad a los más recientes y dejando de lado aquellos ocurridos muy lejos en el pasado[4].
Quien entienda esto podrá darse cuenta que aprobar la imprescriptibilidad de los delitos de corrupción sería una medida que a
todas luces propicia el colapso del sistema penal, que conllevaría a que no se puedan investigar otros delitos recientes que
merecen un pronunciamiento rápido por parte de la administración de justicia. No hay presupuesto para investigar
todos los delitos, por lo que se deben priorizar los recientes.
En segundo lugar, se considera que la imprescriptibilidad, es una medida necesaria, para acabar con el ambiente de
impunidad de los delitos contra la administración pública. Sin embargo, no es cierto que dicha impunidad se esté
produciendo por la prescripción de la acción penal. Sino por el contrario, esta impunidad se debe en muchos casos, al
negligente actuar de las autoridades y funcionarios encargados de la persecución de delitos. Nótese que en realidad con la
imprescriptibilidad se está apañando el actuar negligente de los operadores jurídicos.
De igual manera, en pro de la imprescriptibilidad de delitos de corrupción, se considera que esta medida se sustenta
en mérito a su dificultad probatoria, el cual requiere de tiempo. Argumento que tampoco es válido pues recordemos
que con la interrupción de la prescripción de la acción penal, se computa un nuevo plazo de prescripción. Lo cual sin lugar a
dudas brinda el suficiente tiempo como para que se pueda investigar y probar la realización de un delito de
corrupción y a los responsables.
La imprescriptibilidad es una excepción de la prescripción, la cual puede explicarse perfectamente desde la extrema
gravedad de ciertos delitos, que cuestionan las bases más esenciales de determinados modelos de sociedad[5], es decir
los delitos de lesa humanidad. En ese sentido, postular la imprescriptibilidad de los delitos de corrupción, supone
equipararlos en igual grado de gravedad con los delitos de lesa humanidad. Lo cual no es posible. A diferencia de los
delitos contra la administración pública, los delitos de lesa humanidad atentan contra los valores más importantes que
“directamente” tiene el hombre[6].
Aprobar esta medida, supone una afectación al principio de igualdad y proporcionalidad:
a) Igualdad: Se pretende declarar imprescriptibles los actos de corrupción y no se hace lo propio con delitos mucho más
graves como el asesinato, la violación sexual de menores. Lo cual deja ver un enfoque sesgado de los valores que protege el
ordenamiento jurídico de un Estado de derecho.
b) Proporcionalidad: Con medidas como esta, se vería distorsionada la pirámide de valores del programa político criminal de
nuestro ordenamiento jurídico penal, se atentaría contra la proporcionalidad, nuestro ordenamiento penal se convertiría
en un cúmulo de normas penales que responde más bien a exigencias o presiones de grupos[7].
El tema nos trae a la mente recuerdos importantes que la sociedad asocia como escenarios de impunidad, por ejemplo
el caso Walter Chacón[8] y la prescripción del caso Comunicore. Sin embargo ninguno es un ejemplo correcto. El
primero (general del régimen fujimorista que se enriqueció ilícitamente, padre de la congresista fujimorista Cecilia
Chacóncondenada por enriquecimiento ilícito) fue excluido del proceso por violación de la garantía constitucional del
plazo razonable. La prescripción no tuvo nada que ver. En el segundo, la fiscalía no llegó a demostrar el perjuicio
económico en contra del Estado en el caso Comunicore, por lo que al ser una colusión simple la dúplica del plazo de
prescripción no se aplica (tema sobre el que no se puede hablar todavía de impunidad porque la Suprema Corte tiene
pendiente pronunciarse sobre este punto[9]).
Incluso en la sentencia del caso “Consorcio Convial” se condenó el año pasado a Alex Kouri, aun cuando la defensa
de este último señalaba que la colusión había prescrito para el particular, en consecuencia, al no poderse condenar al
particular no podría condenarse al funcionario en el delito de colusión (delito de encuentro). La Cuarta Sala Penal
Liquidadora de la Corte Superior de Lima argumentó que la prescripción del particular no aplicaba a la prescripción
(duplicada) del funcionario público[10]. En el pedido de prisión preventiva de Alejandro Toledo, aun cuando sea
cierto que el tráfico de influencias hubiera prescrito, como señalaba el abogado[11], ello no afecta al lavado de activos.
Por lo que no se podría decir que la actual regulación de la prescripción sea mala.
Finalmente, la imprescriptibilidad de los delitos contra la administración pública, podría traer efectos nocivos en
nuestro ordenamiento jurídico, pues podría abrir las puertas para que se declaren imprescriptibles otros delitos por el sólo
hecho de considerarlos graves. Asimismo podría generar una situación de retraso en la administración de justicia, al
producirse una situación de inactividad de las autoridades y funcionarios encargados de la persecución de delitos, al
estar estos confiados en que los delitos de corrupción no prescriben. Todo esto eméritaque replanteemos la viabilidad
la imprescriptibilidad de delitos contra la administración pública.
La anterior es una medida populista sin el menor beneficio para la población. Los congresistas buscan distraer la
atención de los peruanos con medidas simbólicas en lugar de políticas útiles contra estos delitos. Las personas
dedicadas al Derecho debemos alzar la voz contra esto como cuando a uno lo quieren estafar.
[1] Así tenemos que entre el 2001 al 2008 en el Congreso de la República se han presentado 39 proyectos sobre la
imprescriptibilidad tratándose de los delitos de corrupción.
[2] El 25 y 26 de enero del año pasado se desarrolló el foro: “Los candidatos presidenciales ante la corrupción”. Los
entonces candidatos Mendoza, Fujimori, Barnechea, Toledo, Cerrón, García y Kuczynksi no dudaron en apoyar la
imprescriptibilidad.
[3] MEINI MÉNDEZ, Iván Fabio. “Sobre la prescripción de la acción penal”, En: MEINI, Iván. Imputación y
Responsabilidad Penal; Ensayos de Derecho Penal. Lima, Ara Editores, 2009. p. 81.
[4] VILLEGAS PAIVA, Elky Alexander. “El antejuicio político como causal de suspensión de origen de la prescripción de la
acción penal”, Actualidad Penal de Instituto Pacífico S.A.C., 12 (1), 2015, p. 209.
[5] RAGUÉS i VALLÉS, Ramón. La prescripción penal; Fundamento y aplicación. Barcelona, Atelier, 2004. p. 92.
[6] PARIONA ARANA, Raúl. “La imprescriptibilidad de los delitos de corrupción de funcionarios. ¿Medida necesaria
para evitar la impunidad?”. p. 25. En MONTOYA VIVANCO, Yván (editor). Estudios críticos sobre los delitos de
corrupción de funcionarios en Perú. IDEHPUCP, Lima, 2012.
[7] PARIONA ARANA, Raúl. “La imprescriptibilidad…”. Ob. cit. p. 27.
[8] Sentencia del Tribunal Constitucional de 19 de octubre de 2009 (Exp. 3509 PHC/TC).
[9] Vid. Consulte el enlace aquí. Consultado el día 02/03/201.
[10] Vid. Consulte el enlace aquí. Consultado el día 02/03/2017.
[11] Vid. Consulte el enlace aquí. Consultado el día 02/03/2017.
TC REITERA QUE SE PUEDE REVOCAR PENA SUSPENDIDA SIN AMONESTAR
PREVIAMENTE AL CONDENADO
POR
Fundamento destacado: 3. El artículo 59 del Código Penal establece que si durante el período de suspensión
el condenado no cumpliera las reglas de conducta impuestas o fuera condenado por otro delito, el juez, según los
casos podrá: 1) amonestar al infractor; 2) prorrogar el período de suspensión hasta la mitad del plazo inicialmente
fijado; o 3) revocar la suspensión de la pena. Al respecto, el Tribunal, en reiterada jurisprudencia, ha
precisado que dicha norma no obliga al juez a aplicar tales alternativas en forma
sucesiva, sino que ante el incumplimiento de las reglas de conducta impuestas, la
suspensión de la ejecución de la pena pueda ser revocada sin necesidad de que
previamente sean aplicadas las dos primeras alternativas (Expedientes 2517-2005-
P HC/TC ; 3165-2006-P HC/TC y 3883-2007-PHC/TC).
Fundamento destacado: 19º. La lectura asistemática del artículo 102º, apartado 1), del Código Procesal Penal puede
sugerir a algunas personas que el Juez dictará la resolución sin otro trámite que el haber recabado la información y la
notificación de la solicitud de constitución en actor civil. Empero, el segundo apartado del indicado artículo precisa
que para efectos del trámite rige lo dispuesto en el artículo 8º -se trata, como es obvio, de una clara norma de
remisión-. Esta última disposición estatuye que el procedimiento requiere como acto procesal central que el Juez lleve
a cabo una audiencia con la intervención obligatoria del fiscal y, debe entenderse así, con la participación facultativa
de las otras partes procesales. No es el caso, por ejemplo, del artículo 15º.2.c) del Código Procesal Penal, que autoriza
al Juez, bajo la expresión: “… de ser el caso”, resolver un incidente procesal determinado sólo si se producen
determinados presupuestos.
Resulta entonces que el trámite de la constitución en actor civil tendría que realizarse necesariamente mediante
audiencia, en cumplimiento de los principios procedimentales de oralidad y publicidad, y el principio procesal de
contradicción establecidos en el artículo I.2 del Título Preliminar del Código Procesal Penal. Debe entenderse, desde
esta perspectiva, que el plazo de tres días fijado en el artículo 202º.1 de la Ley Procesal Penal se refiere al paso de
expedición de la resolución correspondiente -que en el caso del artículo 8º es de dos días de celebrada la audiencia
como plazo máximo-, pero ésta debe proferirse, como paso posterior, de la realización de la audiencia. Por
consiguiente, no es posible deducir de la ley que la audiencia sólo se llevará a cabo ante la oposición de una parte
procesal, pues tal posibilidad no está reconocida por el Código Procesal Penal y sería contraria al principio de
legalidad procesal. No obstante ello, la vulneración del derecho objetivo no necesariamente produce nulidad de
actuaciones, pues ésta tiene como presupuestos no sólo la vulneración de la ley sino principalmente la generación de
una indefensión material a las partes procesales o la absoluta desnaturalización del procedimiento lesiva a los
principios y garantías que le son propios e insustituibles. La nulidad, pues, está condicionada a las infracciones de
relevancia constitucional se anotan.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA VII PLENO JURISDICCIONAL DE LAS SALAS PENALES
PERMANENTE Y TRANSITORIA
ACUERDO PLENARIO 5-2011/CJ-116
FUNDAMENTO: ARTÍCULO 116º TUO LOPJ
ASUNTO: Constitución del actor civil: requisitos, oportunidad y forma
Lima, seis de diciembre de dos mil once.-
Los Jueces Supremos de lo Penal, integrantes de las Salas Penales Permanente y Transitoria de la Corte Suprema de
Justicia de la República, reunidos en Pleno Jurisdiccional, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 116º del
Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial, han pronunciado el siguiente:
ACUERDO PLENARIO
I. ANTECEDENTES
1º. Las Salas Penales Permanente y Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la República, con la autorización del
Presidente del Poder Judicial mediante Resolución Administrativa Nº 127-2011-P-PJ, y el concurso del Centro de
Investigaciones Judiciales, bajo la coordinación del señor Prado Saldarriaga, acordaron realizar el VII Pleno
Jurisdiccional -que incluyó el Foro de “Participación Ciudadana”- de los Jueces Supremos de lo Penal, al amparo de lo
dispuesto en el artículo 116º del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial -en adelante, LOPJ-, y
dictar Acuerdos Plenarios para concordar la jurisprudencia penal.
2º. El VII Pleno Jurisdiccional se realizó en tres etapas. La primera etapa estuvo conformada por dos fases: el foro de
aporte de temas y justificación, y la publicación de temas y presentación de ponencias. Esta etapa tuvo como finalidad
convocar a la comunidad jurídica y a la sociedad civil del país, a participar e intervenir con sus valiosos aportes en la
identificación, análisis y selección de los principales problemas hermenéuticos y normativos que se detectan en el
proceder jurisprudencial de la judicatura nacional, al aplicar normas penales, procesales y de ejecución penal en los
casos concretos que son de su conocimiento. Para ello se habilitó el Foro de “Participación Ciudadana” a través del
portal de internet del Poder Judicial, habiendo logrado con ello una amplia participación de la comunidad jurídica y
de diversas instituciones del país a través de sus respectivas ponencias y justificación. Luego, los Jueces Supremos
discutieron y definieron la agenda -en atención a los aportes realizadospara lo cual tuvieron en cuenta, además, los
diversos problemas y cuestiones de relevancia jurídica que han venido conociendo en sus respectivas Salas en el
último año. Fue así como se establecieron los diez temas de agenda así como sus respectivos problemas específicos.
3º. La segunda etapa consistió en el desarrollo de la audiencia pública, que se llevó a cabo el dos de noviembre. En
ella, los representantes de la comunidad jurídica e instituciones acreditadas, luego de una debida selección,
sustentaron y debatieron sus respectivas ponencias ante el Pleno de los Jueces Supremos de ambas Salas Penales,
interviniendo en el análisis del tema del presente Acuerdo Plenario, el señor Fernando Iberico Castañeda del Centro
de Estudios de Derecho Penal Económico y de la Empresa (CEDPE), y el señor Gonzalo Del Río Labarthe.
4º. La tercera etapa del VII Pleno Jurisdiccional comprendió el proceso de discusión y formulación de los Acuerdos
Plenarios, con la designación de Jueces Ponentes para cada uno de los diez temas seleccionados. Esta fase culminó con
la Sesión Plenaria realizada en la fecha, con participación de todos los Jueces integrantes de las Salas Penales
Permanente y Transitoria (a excepción del doctor Príncipe Trujillo, quien se encontraba de licencia), con igual derecho
de voz y voto. Interviniendo en este Acuerdo el señor Presidente del Poder Judicial. Es así como finalmente se expide
el presente Acuerdo Plenario, emitido conforme a lo dispuesto en el Artículo 116º de la LOPJ, que, faculta a las Salas
Especializadas del Poder Judicial a pronunciar resoluciones cinculantes con la finalidad de concordar criterios
jurisprudenciales de su especialidad.
5º. La deliberación y votación se realizó el día de la fecha. Como resultado del debate y en virtud de la votación
efectuada, por unanimidad, se emitió el presente Acuerdo Plenario. Interviniendo como ponentes el señor SAN
MARTÍN CASTRO, Presidente del Poder Judicial, y el señor NEYRA FLORES.
I. FUNDAMENTOS JURÍDICOS
1. Aspectos generales
6º. El actor civil, en cuanto parte procesal, presenta una configuración jurídica de suma importancia, en la medida que
esta institución ha generado interpretaciones contradictorias que con el tiempo han ido encontrando su cauce
mediante las decisiones que han venido profiriendo los Juzgados y Salas, pero que al parecer no gozan de unánime
respaldo.
Así las cosas, corresponde a este Supremo Tribunal en aras de garantizar la igualdad en la aplicación judicial del
derecho objetivo y la vigencia del valor seguridad jurídica, dictar un Acuerdo Plenario que fije los alcances de los
puntos en conflicto.
7º. El Código Procesal Penal de 2004 establece que el ejercicio de la acción civil derivada del hecho punible
corresponde al Ministerio Público y, especialmente, al perjudicado por el delito; además, estipula que si éste último se
constituye en actor civil, cesa la legitimación del Ministerio Público para intervenir en el objeto civil del proceso:
artículo 11º, apartado 1), del citado Código adjetivo. En tal virtud, la participación del Ministerio Público será por
sustitución, esto es, representa un interés privado. Por ello, su intervención cesa definitivamente cuando el actor civil
se apersona al proceso.
Sin lugar a dudas, la modificación más importante del Código Procesal Penal en el ámbito de la acción civil
incorporada al proceso penal se ubica en el artículo 12º, apartado 3), del referido Código, que estipula que la sentencia
absolutoria o el auto de sobreseimiento no impedirán al órgano jurisdiccional pronunciarse sobre la acción civil
derivada del hecho punible válidamente ejercida, cuando proceda. Esto significa, en buena cuenta, que cuando se
sobresee la causa o se absuelve al acusado no necesariamente la Jurisdicción debe renunciar a la reparación de un
daño que se ha producido como consecuencia del hecho que constituye el objeto del proceso, incluso cuando ese
hecho -siempre ilícito- no puede ser calificado como infracción penal.
8º. El Código Penal -Título VI, Capítulo I, Libro I- regula el instituto de la reparación civil. El Código Procesal Penal -
Libro I, Sección II-, por su parte, prescribe el procedimiento necesario para su persecución eficaz. Con independencia
de su ubicación formal, la naturaleza jurídica de la reparación civil es incuestionablemente civil, y que aún cuando
exista la posibilidad legislativamente admitida de que un Juez Penal pueda pronunciarse sobre el daño y su
atribución, y en su caso determinar el quantum indemnizatorio -acumulación heterogénea de acciones-, ello responde
de manera exclusiva a la aplicación del principio de economía procesal. GIMENO SENDRA sostiene, al respecto, que
cuando sostiene que el fundamento de la acumulación de la acción civil a la penal derivada del delito es la economía
procesal, toda vez que dicho sistema permite discutir y decidir en un solo proceso, tanto la pretensión penal, como la
pretensión civil resarcitoria que pudiera surgir como consecuencia de los daños cometidos por la acción delictuosa y
que, de ser decidida con absoluta separación en un proceso civil produciría mayores gastos y dilaciones al
perjudicado por el delito, debido a la onerosidad, lentitud e ineficacia de nuestro ordenamiento procesal civil
[Derecho Procesal Penal, 2da Edición, Editorial Colex, Madrid, 2007, p. 257].
9º. El artículo 139º, inciso 3), de la Constitución consagra la garantía de tutela jurisdiccional, que incluye como uno de
sus elementos esenciales el derecho de acceso a los órganos jurisdiccionales, a través del cauce del ejercicio del poder
jurídico de acción, que implica la atribución que tiene toda persona de poder acudir al órgano jurisdiccional para que
éste, a través de la prestación del servicio de impartir justicia al que está obligado, resuelva un conflicto de intereses o
una incertidumbre jurídica. En el proceso penal peruano la titularidad de la promoción de la acción penal -que se
concreta en la expedición de la disposición de formalización y continuación de la investigación preparatoria-
corresponde en exclusiva en los delitos públicos a la Fiscalía -que es un derecho/deber del Ministerio Público-, y en los
delitos privados al perjudicado por el delito. El ciudadano frente a la comisión de delitos públicos sólo tiene un
derecho de petición, debidamente reglado, de acudir al Ministerio Público para dar cuenta de la notitia criminis.
10º. Como se advierte, nuestro sistema procesal penal se ha adherido a la opción de posibilitar la acumulación de la
pretensión resarcitoria, de naturaleza civil, en el proceso penal. En tal sentido GÓMEZ COLOMER expresa que una
vez aceptada la existencia de la permisibilidad de la acumulación al proceso penal de uno civil, toca determinar el
objeto del proceso civil acumulado, que no es otro que la pretensión y la resistencia, siendo el contenido de la referida
pretensión, casi siempre, de naturaleza patrimonial [Derecho Jurisdiccional III. Proceso Penal. El objeto del proceso.
12ª Edición, Editorial Tirant lo Blanch, Valencia, 2003, p. 110]. En otras palabras, la acumulación de la acción civil al
proceso penal, responde sencillamente a un supuesto de acumulación heterogénea de pretensiones, con fines
procesales estrictos. Esta tendencia encuentra un beneficio en el hecho de que, con el menor desgaste posible de
jurisdicción, se pueda reprimir el daño público causado por el delito y reparar el daño privado ocasionado por el
mismo hecho.
2. Actor civil. Requisitos para su constitución
11º. Actor civil es el perjudicado que ejerce su derecho de acción civil dentro del proceso penal. Es decir, es quien ha
sufrido en su esfera patrimonial los daños producidos por la comisión del delito, siendo titular, frente al responsable
civil, de un derecho de crédito, bien a título de culpa, bien por la simple existencia de una responsabilidad objetiva
que pudiera surgir con ocasión de la comisión de un delito [VICENTE GIMENO SENDRA, Ibídem, p. 181]. Dicho de
otro modo, en palabras de SAN MARTÍN CASTRO, se define al actor civil como aquella persona que puede ser el
agraviado o sujeto pasivo del delito, es decir quien directamente ha sufrido un daño criminal y, en defecto de él, el
perjudicado, esto es, el sujeto pasivo del daño indemnizable o el titular del interés directa o inmediatamente lesionado
por el delito, que deduce expresamente en el proceso penal una pretensión patrimonial que trae a causa de la
comisión de un delito [Derecho Procesal Penal, 2ª Edición, Editorial Grijley, Lima, 2003, p. 259].
12º. El artículo 98º del Código Procesal Penal prevé la constitución del actor civil y sus derechos. Esta figura legal está
regulada en la Sección IV “El Ministerio Público y los demás sujetos procesales”, Título IV “La Víctima”, Capítulo II
“El Actor Civil” del Libro Primero “Disposiciones Generales”. Prescribe la citada norma que: “La acción reparatoria
en el proceso penal sólo podrá ser ejercitada por quien resulte perjudicado por el delito, es decir, por quien según la
Ley civil esté legitimado para reclamar la reparación y, en su caso, los daños y perjuicios producidos por el delito”.
13º. El citado artículo 98º del Código Procesal Penal establece como premisa inicial que el actor civil es el titular de la
acción reparatoria, y luego precisa que esta acción sólo podrá ser ejercitada por quien resulte perjudicado del delito.
No debe olvidarse que la naturaleza de la acción reparatoria es fundamentalmente patrimonial y es por ello la
denominación del titular de ella: “actor civil”.
Éste deberá, en primer término, sustentar en el proceso cómo es que ha sido perjudicado por la conducta imputada al
investigado y cómo el daño sufrido puede ser resarcido. Si bien en muchos casos se admite que hay un componente
moral en la colaboración del actor civil en el proceso a fin de aportar con elementos que permitan probar la comisión
del ilícito, lo cierto es que todas las facultades de éste apuntan formalmente a la acreditación, aseguramiento y pago
de una reparación civil.
14º. Ahora bien, para poder constituirse en actor civil (el agraviado que actúa procesalmente para hacer valer su
derecho a la reparación civil por el daño causado con el delito) deben reunirse los requisitos puntualizados en el
artículo 100º del Código Procesal Penal. En efecto, ocurre que el citado cuerpo de leyes ha establecido lo siguiente:
1. La solicitud de constitución en actor civil se presentará por escrito ante el Juez de la Investigación
Preparatoria.
2. Esta solicitud debe contener, bajo sanción de inadmisibilidad:
a) Las generales de Ley de la persona física o la denominación de la persona jurídica con las generales de Ley de su
representante legal;
b) La indicación del nombre del imputado y, en su caso, el tercero civilmente responsable, contra quien se va a
proceder;
c) El relato circunstanciado del delito en su agravio y exposición de las razones que justifican su pretensión; y
d) La prueba documental que acredita su derecho conforme al artículo 98º.
15º. Como se advierte del parágrafo precedente, si bien se está frente a una pretensión de índole resarcitoria, la Ley
procesal exige que el perjudicado -que ejerce su derecho de acción civil- precise específicamente
el quantum indemnizatorio que pretende. Ello conlleva a que individualice el tipo y alcance de los daños cuyo
resarcimiento pretende y cuánto corresponde a cada tipo de daño que afirma haber sufrido. Con esta medida la
norma procesal persigue dar solución a un problema sumamente grave en nuestro ordenamiento judicial pues con el
transcurrir del tiempo la práctica tribunalicia revela que los montos dinerarios que se establecen por concepto de
reparación civil en sede penal son relativamente menores y no guardan relación ni proporción con el hecho que forma
parte del objeto procesal.
3. Actor civil. Oportunidad y forma para su constitución
16º. Otro de los problemas recurrentes que es del caso abordar en el presente Acuerdo Plenario es el relativo a la
oportunidad para constituirse en actor civil. El artículo 101º del Código Procesal Penal expresa que la constitución en
actor civil deberá efectuarse antes de la culminación de la Investigación Preparatoria. En este punto lo que cabe
dilucidar es si la petición de constitución en actor civil puede hacerse en la fase de diligencias preliminares -que
integra la investigación preparatoria-, o si resulta necesario que se haya formalizado la continuación de la
Investigación Preparatoria.
17º. Es de descartar la primera posibilidad fundamentalmente porque, como bien se sabe, al momento que se vienen
realizando las diligencias preliminares el Ministerio Público aún no ha formulado la inculpación formal a través de la
respectiva Disposición Fiscal; esto es, no ha promovido la acción penal ante el órgano jurisdiccional, por lo que mal
podría acumularse a ella una pretensión resarcitoria en ausencia de un objeto penal formalmente configurado. Por lo
demás, debe quedar claro que con la formalización de la Investigación Preparatoria propiamente dicha el Fiscal recién
ejerce la acción penal, acto de postulación que luego de ser notificado al Juez de la Investigación Preparatoria
(artículos 3º y 336º.3 del Código Procesal Penal) permite el planteamiento del objeto civil al proceso penal incoado.
18º. Por otro lado, en lo que respecta al trámite jurisdiccional para la constitución en actor civil del perjudicado por el
hecho punible, el artículo 102º del Código Procesal dispone lo siguiente: “1. El Juez de la Investigación Preparatoria, una
vez que ha recabado información del Fiscal acerca de los sujetos procesales apersonados en la causa y luego de notificarles la
solicitud de constitución en actor civil resolverá dentro del tercer día. 2. Rige en lo pertinente, y a los solos efectos del trámite, el
artículo 8º”.
Lo más importante, además del trámite previsto en el referido artículo 102º del aludido Código que establece la
obligación del Juez de recabar información de los sujetos procesales apersonados y correr traslado de la petición, a fin
de resolver dentro del tercer día, es el hecho de analizar si este procedimiento de constitución en actor civil debe
hacerse obligatoriamente con la celebración de audiencia.
19º. La lectura asistemática del artículo 102º, apartado 1), del Código Procesal Penal puede sugerir a algunas personas
que el Juez dictará la resolución sin otro trámite que el haber recabado la información y la notificación de la solicitud
de constitución en actor civil. Empero, el segundo apartado del indicado artículo precisa que para efectos del trámite
rige lo dispuesto en el artículo 8º -se trata, como es obvio, de una clara norma de remisión-. Esta última disposición
estatuye que el procedimiento requiere como acto procesal central que el Juez lleve a cabo una audiencia con la
intervención obligatoria del fiscal y, debe entenderse así, con la participación facultativa de las otras partes procesales.
No es el caso, por ejemplo, del artículo 15º.2.c) del Código Procesal Penal, que autoriza al Juez, bajo la expresión: “…
de ser el caso”, resolver un incidente procesal determinado sólo si se producen determinados presupuestos.
Resulta entonces que el trámite de la constitución en actor civil tendría que realizarse necesariamente mediante
audiencia, en cumplimiento de los principios procedimentales de oralidad y publicidad, y el principio procesal de
contradicción establecidos en el artículo I.2 del Título Preliminar del Código Procesal Penal. Debe entenderse, desde
esta perspectiva, que el plazo de tres días fijado en el artículo 202º.1 de la Ley Procesal Penal se refiere al paso de
expedición de la resolución correspondiente -que en el caso del artículo 8º es de dos días de celebrada la audiencia
como plazo máximo-, pero ésta debe proferirse, como paso posterior, de la realización de la audiencia. Por
consiguiente, no es posible deducir de la ley que la audiencia sólo se llevará a cabo ante la oposición de una parte
procesal, pues tal posibilidad no está reconocida por el Código Procesal Penal y sería contraria al principio de
legalidad procesal. No obstante ello, la vulneración del derecho objetivo no necesariamente produce nulidad de
actuaciones, pues ésta tiene como presupuestos no sólo la vulneración de la ley sino principalmente la generación de
una indefensión material a las partes procesales o la absoluta desnaturalización del procedimiento lesiva a los
principios y garantías que le son propios e insustituibles. La nulidad, pues, está condicionada a las infracciones de
relevancia constitucional se anotan.
III.DECISIÓN
20º. En atención a lo expuesto, las Salas Penales Permanente y Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la
República, reunidas en Pleno Jurisdiccional, y de conformidad con lo dispuesto en el artículo 116º del Texto Único
Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial;
ACORDARON:
21º. ESTABLECER como doctrina legal, los criterios expuestos en los fundamentos jurídicos 6º al 19º.
22º. PRECISAR que los principios jurisprudenciales que contiene la doctrina legal antes mencionada deben ser
invocados por los jueces de todas las instancias judiciales, sin perjuicio de la excepción que estipula el segundo
párrafo del artículo 22º de la LOPJ, aplicable extensivamente a los Acuerdos Plenarios dictados al amparo del artículo
116º del citado estatuto orgánico.
COPIAS DE CARPETA FISCAL SON GRATUITAS SIEMPRE QUE SE ACREDITE ESCASOS
RECURSOS DEL BENEFICIARIO [CASACIÓN 172-2011, LIMA]
POR
Extracto: Que, asimismo cabe afirmar que el principio de gratuidad en la Administración de Justicia se constituye en
un mecanismo de realización del principio-derecho de igualdad, establecido en el artículo 2° inciso 2 de la
Constitución Política del Estado, por cuanto debe procurarse que las diferencias socioeconómicas entre los ciudadanos
no sean trasladadas al ámbito del proceso judicial, en el cual las controversias deben ser dilucidadas con pleno respeto
al principio de igualdad entre las partes y a la igualdad de armas, de modo que el hecho de que una de ellas cuente
con mayores recursos económicos que la otra no devenga necesariamente en una ventaja que determine que la
autoridad jurisdiccional vaya a resolver a su favor. Consideraciones por las que debemos fijar como criterio rector
que: el Ministerio Público expida copias de las actuaciones principales, siempre y cuando la defensa técnica cumpla
con acreditar la condición específica del beneficiario y adjuntar la verificación socio-económica del
beneficiario, criterio que en adelante debe ser considerado como doctrina jurisprudencial de cumplimiento
obligatorio.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA PENAL PERMANENTE
CASACIÓN N° 172-2012, LA LIBERTAD
Lima, diecisiete de julio de dos mil doce.-
Vistos; en audiencia pública; el recurso de casación concedido por la causal de desarrollo de la doctrina
jurisprudencial previsto en el inciso cuarto del artículo cuatrocientos veintisiete del Código Procesal Penal, en
concordancia con el numeral tres del artículo cuatrocientos veintinueve del citado cuerpo de leyes; respecto del tema
propuesto relacionado a la expedición gratuita de las copias de la Carpeta Fiscal, interpuesto por el Fiscal Adjunto
Superior, contra el auto de vista de fecha diecinueve de mayo de dos -mil once, que corre a fojas ciento cincuenta y
seis; emitido por la Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de Lima que confirmó el auto de fecha
veinte de abril de dos mil once, que obra a fojas treinta y siete, emitido por el Primer Juzgado de Investigación
Preparatoria Especializado en delitos de corrupción de funcionarios, que declaró fundada en parte la medida de tutela
de derechos solicitada por la defensa del inculpado Martín Marcelo nóvente Zavala; y dispone que el Ministerio
Público expida copias de las actuaciones principales por esta vez; dispone que el defensor público para efectos de
ejercitar este derecho cumpla previamente con señalar la condición específica del beneficiario y adjuntar la
verificación socio económica del beneficiario; en el proceso que se le sigue por delito contra la Administración Pública,
en la figura de colusión en agravio del Estado.
Interviniendo como ponente el señor Juez Supremo Villa Stein.
Antecedentes:
Primero: Que, con fecha veintiuno de marzo dos mil once, el defensor público del investigado Martín Marcelo
Benavente Zavala, durante el trámite de la investigación preliminar, solicitó copias simples gratuitas de diversas
actuaciones de la carpeta fiscal, que sumaban ciento un páginas, aproximadamente.
Segundo: Que, mediante disposición fiscal de fecha cinco de abril de dos mil once, el señor Fiscal Provincial
Penal Juan Manuel Fernández Castillo, declaró infundado el referido pedido de excepción de copias simples
gratuitas, sin perjuicio que haga llegar el recibo de pago por el monto respectivo para la expedición de las copias
solicitadas.
Tercera: Que, con fecha veinte de abril de dos mil once se realizó la audiencia de tutela de derechos convocada
mediante Resolución número Uno de fecha quince de abril de dos mil once, a solicitud de la defensa pública
de Martín Marcelo Benavente Zavala, en virtud a la negativa del Ministerio Público a la expedición de copias, sin el
pago de la tasa impuesta en el Texto Único de Procedimiento Administrativos del Ministerio Público; tras cuyo
desarrollo el titular del Primer Juzgado de Investigación Preparatoria Especializado en delitos de Corrupción de
Funcionarios emitió el Auto que declaró fundado en parte la medida de tutela solicitada por la defensa pública,
ordenándose la expedición gratuita de las copias solicitadas por única vez, debiendo acreditar la defensa pública para
las subsecuentes solicitudes, que las personas objeto de patrocinio carecen de recursos económicos que no les
permiten solventar el pago de las tasas respectivas.
Cuarto: Que, mediante escrito de fecha veintisiete de abril de dos mil once, el mencionado Fiscal Provincial interpuso
recurso de apelación en contra del referido auto. Impugnación que fue resuelta a través del Auto Superior de fecha
diecinueve de mayo de dos mil once, emitida por la Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de
Lima, que falló confirmando la resolución apelada y dispuso la expedición de copias gratuitas.
Quinto: Que, el Fiscal Superior, Óscar Aníbal Zevallos Palomino, con fecha dos de junio de dos mil once, interpuso
recurso de casación. El mismo que, concedido por la Sala Penal de Apelaciones mediante auto de fecha nueve de junio
de dos mil once, recibido y calificado por la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República,
fue declarando BIEN CONCEDIDO para el desarrollo de la doctrina jurisprudencial, previsto en el inciso cuarto del
artículo cuatrocientos veintisiete, del Código Procesal Penal, en concordancia con el numeral tres del artículo
cuatrocientos veintinueve del citado cuerpo de leyes, respecto del tema propuesto relacionado a la “Expedición
Gratuita de las Copias de la Carpeta Fiscal”.
De la impugnación:
Sexto: Que, el recurso de casación promovido por el señor Fiscal Superior tiene como objeto que el Supremo Tribunal
establezca las pautas a través del desarrollo de una doctrina jurisprudencial respecto de la legalidad de la expedición
de copias gratuitas por el Ministerio Público en contraposición a lo regulado en el “Reglamento de la Carpeta Fiscal”,
aprobado por Resolución número setecientos cuarenta y ocho-dos mil seis-MP-FN de fecha veintiuno de junio de dos
mil seis, regulado a partir del contenido del artículo ciento treinta y cuatro, apartado dos del Código Procesal Penal,
estableciendo en su artículo dieciocho lo referente a la obtención de copias, que: “las acciones, demandas o recursos
que presentan los defensores públicos a favor de los usuarios se encuentran exonerados del pago de cualquier tasa o
pago de arancel”.
Séptimo: Que, dicho reglamento se ampara en vigencia del Decreto Legislativo N° 958 que indica, que la Fiscalía de la
Nación, así como las otras entidades involucradas, dicten las Reglamentaciones previstas en el Código Procesal Penal
y las Directivas que con carácter general y obligatorio permitan la efectiva y adecuada aplicación del nuevo sistema
procesal penal (art. 6.1) motivo por el cual, frente a dicha autorización legal el Ministerio Público emitió una serie de
Directivas y Reglamentos, entre ellos el citado reglamento.
Octavo: Que, durante el proceso de implementación del Nuevo Código Procesal Penal y la vigencia del citado
Reglamento del Ministerio Público, se han presentado diversas solicitudes de expedición de copias que no han sido
resueltas de manera uniforme, habiéndose admitido en vía de tutela la alegación de vulneración del derecho de
defensa, incumpliendo lo regulado en el art. 18 del citado Reglamento e inaplicándolo, por ello se presentó y se
declaró bien concedida la Casación Nro. 30-2010 Cañete del quince de julio de dos mil diez, por la causal excepcional
de fijar doctrina jurisprudencial, no obstante por inasistencia de las partes no se realizó.
Noveno: Que, a la fecha las nuevas Fiscalías Provinciales Corporativas Especializadas en Delitos de Corrupción de
Funcionarios han sido llevadas de manera constante a audiencias de tutela por la negativa de la expedición de copias
gratuitas en cumplimiento del art. 18° del Reglamento de Audiencias, el mismo que tiene rango de norma
administrativa y que conforme se señala en la Resolución del Tribunal Constitucional Exp. Nro. 03189-2008-
PA/TC que en cuanto se demanda que la norma expedida sea dejada sin efecto, es de precisar que el reglamento no es
un acto administrativo, cuya institucionalidad es cuestionada al indicar que entra en conflicto con la gratuidad de la
justicia, no obstante dicho análisis sólo puede realizarse por la vía pertinente como es el proceso de acción popular.
Por lo que ningún órgano puede derogar o inaplicar una norma reglamentaria, siendo menester que a efectos de
salvaguardar la seguridad jurídica y la correcta administración de justicia la suprema instancia se pronuncie de
manera vinculante, a efectos que se cree un precedente para que el Ministerio Público, no sea constantemente citado a
audiencia, por observancia del Reglamento indicado.
Décimo: Que, es de precisar que el citado pronunciamiento que se incoa ya ha sido admitido anteriormente -Casación
N° 30-2010- por lo que fue advertida la necesaria unificación y correcta interpretación del derecho a la gratuidad en la
Administración de Justicia.
Considerando:
Décimo Primero: Que, del análisis de fondo del motivo casatorio por el que fue admitida el presente recurso de
casación, desarrollo de la doctrina jurisprudencial, se tiene que en relación a la gratuidad de la administración de
justicia, el artículo 139° inciso 16) de la Constitución Política del Estado, establece expresamente que:
Artículo 139.- Principios de la Administración de Justicia. Son principios y derechos de la función jurisdiccional: (…)
El principio de la gratuidad de la administración de justicia y de la defensa gratuita para las personas de escasos
recursos; y, para todos, en los casos que la ley señala[1].
Décimo Segundo: Que, dicho principio, como ha sido remarcado por reiterada jurisprudencia del Tribunal
Constitucional (STC 1606-2004-AA/TC), forma parte tanto del contenido esencial del derecho al debido proceso como
del derecho a la tutela jurisdiccional efectiva. Con relación a este último cabe destacar que este principio tiene especial
relevancia en lo que se refiere al acceso a la justicia, por cuanto el pago de los aranceles y tasas judiciales no debe
constituirse en un impedimento para que todos los ciudadanos se encuentren en posibilidad de recurrir a las
autoridades jurisdiccionales para la tutela de sus derechos.
Décimo Tercero: Que, asimismo cabe afirmar que el principio de gratuidad en la Administración de Justicia se
constituye en un mecanismo de realización del principio-derecho de igualdad, establecido en el artículo 2° inciso 2 de
la Constitución Política del Estado, por cuanto debe procurarse que las diferencias socioeconómicas entre los
ciudadanos no sean trasladadas al ámbito del proceso judicial, en el cual las controversias deben ser dilucidadas con
pleno respeto al principio de igualdad entre las partes y a la igualdad de armas, de modo que el hecho de que una de
ellas cuente con mayores recursos económicos que la otra no devenga necesariamente en una ventaja que determine
que la autoridad jurisdiccional vaya a resolver a su favor [2]. Consideraciones por las que debemos fijar como criterio
rector que: el Ministerio Público expida copias de las actuaciones principales, siempre y cuando la defensa técnica
cumpla con acreditar la condición específica del beneficiario y adjuntar la verificación socio-económica del
beneficiario, criterio que en adelante debe ser considerado como doctrina jurisprudencial de cumplimiento
obligatorio.
Decisión:
Por estos fundamentos:
I. Declararon: por mayoría fundado el recurso de casación concedido por causal de desarrollo de la doctrina
jurisprudencial previsto en el inciso cuarto del artículo cuatrocientos veintisiete del Código Procesal Penal, en
concordancia con el numeral tres del artículo cuatrocientos veintinueve del citado cuerpo de leyes; respecto del tema
propuesto relacionado a la expedición gratuita de las copias de la “Carpeta Fiscal”, interpuesto por el Fiscal Adjunto
Superior, contra el auto de vista de fecha diecinueve de mayo de dos mil once, que corre a fojas ciento cincuenta y
seis; emitido por el Primer Juzgado de Investigación Preparatoria Especializado en delitos de Corrupción de
Funcionarios, que declaró fundada en parte la medida de tutela de derechos solicitada por la defensa del
inculpado Martín Marcelo Benavente Zavala; y dispone que el Ministerio Público expida copia de las actuaciones
principales por esta vez; dispone que el defensor público para efectos de ejercitar este derecho cumpla previamente
con señalar la condición específica del beneficiario y adjuntar la verificación socio-económica del beneficiario; en el
proceso que se le sigue por delito contra la Administración Pública, en la figura de colusión en agravio del Estado.
II. Mandaron se establezca como doctrina jurisprudencial lo dispuesto en los considerandos décimo primero, décimo
segundo y décimo tercero de la presente sentencia casatoria.
III. Dispusieron que la presente sentencia casatoria se lea en audiencia pública por la Secretaria de esta Suprema Sala
Penal; y, acto seguido, se notifique a todas las partes apersonadas a la instancia, incluso a las no recurrentes;
asimismo, deberá publicarse en el diario oficial “El Peruano” conforme a lo previsto en la parte in fine del inciso
tercero del artículo cuatrocientos treinta y tres del Código Procesal Penal.
IV. Ordenaron se devuelvan los actuados al Tribunal Superior de origen; y archívese, hágase saber. Interviene el señor
Juez Supremo Morales
LA SECRETARIA DE LA SALA PENAL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA CERTIFICA
QUE EL VOTO DISCORDANTE DEL SEÑOR JUEZ SUPREMO SALAS ARENAS ES COMO SIGUE:
Lima, siete de agosto de dos mil doce.-
Primero: Antecedentes.-
1.1. El veintiuno de marzo de dos mil once, la defensa pública de don Martín Marcelo Benavente Zavala, durante la
investigación preliminar, solicitó copias simples gratuitas de diversas actuaciones de la carpeta fiscal, pero este pedido
fue declarado infundado mediante disposición fiscal de cinco de abril de dos mil once (véanse los folios seis a nueve
vuelta que obran en copias), dejando a salvo que el interesado hiciera llegar recibo de pago por el monto
correspondiente a las copias solicitadas.
1.2. La defensa del investigado planteó tutela de derecho solicitando el cese de la medida limitativa, y que se dicte
como medida de corrección la orden de expedición y entrega de copia de los actuados, pedido que fue declarado
fundado en parte el veinte de abril de dos mil once (véanse los folios cuarenta y cuarenta y uno donde obra la parte
resolutiva del Acta de Audiencia de Tutela de Derecho), siendo apelado y admitido a trámite para luego ser
confirmado por la Sala Penal de Apelaciones el diecinueve de mayo de dos mil once (véanse los folios ciento cincuenta
y seis a ciento cincuenta y ocho).
1.3. Posteriormente, el señor Fiscal de la Segunda Fiscalía Superior Liquidadora Especializada en Delitos de
Corrupción de Funcionarios (véanse los folios ciento noventa y tres a ciento noventa y cuatro) interpuso recurso de
casación, concediéndosele el nueve de junio de dos mil doce.
1.4. Esta Suprema Instancia concedió dicho recurso para el desarrollo de doctrina jurisprudencial previsto en el inciso
cuarto del artículo cuatrocientos veintinueve del Código Procesal Penal delimitando el tema a la “expedición gratuita
de copias simples de carpeta fiscal”
Segundo: Sustento normativo.-
2.1. El inciso dieciséis del artículo ciento treinta y nueve de la Constitución Política del Perú expresa los principios y
derechos de la función jurisdiccional, como el principio de la gratuidad de la administración de justicia y de la defensa
gratuita para las personas de escasos recursos; y, para todos, en los casos que la ley señala.
2.2. El numeral uno del artículo primero del Título Preliminar del Código Procesal Penal establece que, la justicia
penal es gratuita, salvo el pago de las costas procesales establecidas conforme a este Código. Se imparte con
imparcialidad por los órganos jurisdiccionales competentes y en un plazo razonable.
2.3. El cuarto fundamento de la sentencia del Tribunal Constitucional recaída en el expediente 2206-2002-
AA/TC emitida el diecinueve de diciembre del años dos mil tres, en el cual enfatizó lo siguiente: “(…) a) en aquellos
supuestos en los que por propio derecho se solicita la expedición de copias certificadas de un expediente tramitado en
la vía penal, resulta inconstitucional ¡a exigencia de tasas judiciales o cargas impositivas de algún tipo. Tal criterio, por
lo demás, se desprende del derecho a la gratuidad de la administración de justicia en cuanto componente
fundamental del debido proceso, derecho que, como lo reconoce la propia Constitución Política del Perú, no sólo
opera para las personas de escasos recursos económicos, sino para aquellos supuestos que la ley señala, significando
ello que si el Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial, aprobado por Decreto Supremo N° 017-93-
JUS, precisa en el inciso d) de su artículo 24° que, entre las exoneraciones en el pago de las tasas judiciales, se
encuentran los procesos penales, con la única excepción de las querellas, no puede habilitarse ninguna disposición
administrativa ni legal que permita distinguir donde la norma referida no distingue; b) cualquier disposición
normativa que lesiona un derecho fundamental, sea de naturaleza legal, o infralegal, puede ser susceptible de
inaplicación por vía del control difuso, no sólo en los procesos ordinarios sino en aquellos de carácter constitucional,
conforme lo establece el articulo 3° de la Ley N° 23506, en concordancia con el artículo 138°, segundo párrafo de la
Constitución Política del Perú”. (sic)
2.4. El mismo Órgano Jurisdiccional, en el mismo sentido que la sentencia citada en el párrafo anterior, se pronunció
en el expediente 1812- 2005-PHC/TC en el segundo fundamento expresó que: “(…) Este Tribunal debe señalar que el
requerimiento judicial antes señalado resulta inconstitucional, por colisionar con el principio constitucional de la
gratuidad del servicio de justicia, prescrito en el artículo 139°, inciso 16, de la Carta Política, pues esta garantía
normativa supone la exoneración de toda tasa judicial o carga impositiva de algún tipo en aquellos casos que sea
necesario la expedición de copias de los actuados para la formación de cuadernos incidentales, de un expediente
tramitado en la vía penal, o en los que por la naturaleza del propio derecho se solicita la expedición de copias
certificadas. Tal criterio no sólo opera para las personas de escasos recursos económicos sino para aquellos supuestos
que la ley señala, significando que si el Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial, aprobado
por Decreto Supremo N.° 017-93-JUS, precisa en el inciso d) de su artículo 24° que entre las exoneraciones en el pago
de las tasas judiciales se encuentran los procesos penales, con la única excepción de las querellas, no puede habilitarse
ninguna disposición administrativa ni legal que permita distinguir donde la norma referida no distingue”. (sic)
Tercero: Análisis del caso.-
3.1. El derecho de acceso a los Tribunales de Justicia constituye una dimensión esencial de derecho a la tutela judicial
efectiva, razón por la cual requiere para su efectividad, la remoción de todas las circunstancias que puedan
obstaculizar el acceso a los Órganos Jurisdiccionales[3]. Así, el derecho a la gratuidad de la Justicia Penal también
comprende la obtención gratuita de copias[4], testimonios, u otros actuados que se encuentren en cualquier estadio del
Proceso Penal.
3.2. La Constitución Política establece en el numeral dieciséis del artículo ciento treinta y nueve como derecho, la
gratuidad de la administración de justicia, y para todos los casos que la ley señala; es decir, para la justicia penal como
lo establece el numeral uno del artículo primero del Título Preliminar del Código Procesal Penal, exceptuándose el
pago de las costas procesales.
3.3. Tal como lo ha establecido el máximo intérprete de la Constitución en el expediente número veintidós mil seis
guión dos mil dos guión AA diagonal TC, citado en el fundamento expresado en el sustento normativo del primer
considerando de la presente Ejecutoria refiere que, el derecho a la gratuidad de la administración de justicia en cuanto
componente fundamental del debido proceso, y resulta inconstitucional la exigencia de tasas judiciales o cargas
impositivas de algún tipo, este principio no solo opera para las personas de escasos recursos económicos, y que no
puede habilitarse ninguna disposición administrativa ni legal que permita distinguir donde la norma no lo hace.
3.4. En tal sentido, no existe una exigencia compatible con la Constitución para que ni el investigado Benavente
Zavala así como los otros penalmente investigados sean obligados al pago de tasas administrativas al Banco de la
Nación para obtener copias simples de la carpeta fiscal solicitadas ante el Ministerio Público, aunque el Reglamento
de la Carpeta Fiscal aprobado por Resolución 748-2006-MP-FN de veintiuno de junio de dos mil seis establezca una
imposición pecuniaria como requisito para acceder a la emisión de copias simples.
3.5. La Justicia Penal es gratuita para todos los ciudadanos que sean sujetos de investigación y proceso, y no sólo para
las personas de escasos recursos económicos que sean patrocinadas por la defensa pública de abogados del Ministerio
de Justicia, como se desprende de la lectura del artículo siete del Decreto Supremo N° 013-2009-JUS, Reglamento de
la Ley del Servicio de Defensa Pública, convenido con el Texto Único de Procedimientos Administrativos del
Ministerio Público. Ello sin perjuicio de las excepciones expresamente prescritas en la ley y del pago de costas cuando
corresponda.
POR TALES FUNDAMENTOS MI VOTO ES PORQUE:
I. SE DECLARE FUNDADO el recurso de casación Interpuesto por el Fiscal Adjunto al Superior, contra el auto de
vista de diecinueve de mayo de dos mil once emitido por la Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia
de Lima (véanse los folios ciento cincuenta y seis a ciento cincuenta y ocho), que confirmó el auto de veinte de abril de
dos mil once que declaró fundada en parte la medida de tutela de derechos solicitada por la defensa de don Martín
Marcelo Benavente Zavala, y dispone que el Ministerio Público expida copias de las actuaciones principales por esta
vez, y dispone que el defensor público para efectos de ejercitar este derecho cumpla previamente con señalar la
condición específica del beneficiario; en el proceso que se le sigue por el delito contra la Administración Pública, en la
figura de colusión en agravio del Estado.
II. SE REFORME Y SE DISPONGA que el Ministerio Público expida copias simples de las actuaciones principales de
la Carpeta Fiscal en todos los casos que sea solicitado por él o los investigados.
[1] Sentencia del 8 de noviembre de 2011, Ucayali, Luís Alberto Lecca Alva, EXP. N.° 02449-2011-P A/TC.
[2] Sentencia del 17 de septiembre de 2009, EXP. N.° 05644-2008-PA/TC, Lima, Francisco Clodomiro Gamboa Herrera.
[3] MORENO CATENA, Víctor: El Proceso Penal. Volumen I, Editorial Tiran lo Blanch, Valencia-España, 2000, página
753.
[4] Idem. Página 771.
¿CUÁL ES EL EFECTO DE LA SENTENCIA DEL TC EN EL CASO DE HUMALA-HEREDIA?
POR
.¿Por qué debe volverse a convocar a nueva audiencia?
1) Porque en el fundamento 131 de la sentencia, el TC hace suyo lo dicho por la Corte Suprema en la Casación 626-
2013, Moquegua
“131. La audiencia de prisión preventiva, […] se desarrolla […] En la Casación 626-2013, Moquegua, fundamentos 15 al
24, se han establecido reglas importantes para su adecuado desarrollo que deben ser debidamente atendidas por la judicatura”.
2) ¿Qué dice la Casación 626-2013 de la Corte Suprema?
• [E]l debate se dividirá […] en cinco partes: i) Sobre la existencia de los fundados y graves elementos de convicción.
ii) Sobre la prognosis de pena mayor a cuatro años. iii) Sobre el peligro procesal. iv) Sobre la proporcionalidad de la
medida. v) Sobre la duración de la medida.
• El representante del Ministerio Público debe comprender esas cinco partes en su requerimiento escrito,
fundamentando cada extremo.
• Que la defensa examine los fundamentos del Fiscal, antes de la audiencia, pronunciándose sobre esas cinco partes.
• Que el Juez analice y resuelva, dividiéndose el debate, pronunciándose sobre cada uno de los cinco puntos
indicados, ejerciéndose contradicción uno a uno. “Agotado uno se pasará al otro”.
¿Por qué el pedido del fiscal de prisión preventiva no ha sido invalidado por el TC?
• Porque los abogados de Ollanta Humala y Nadine Heredia no demandaron al Ministerio Público en su hábeas
corpus pidiendo la invalidez del requerimiento de prisión preventiva (Véase los antecedentes de la sentencia del TC)
• El TC –ni ningún juez– puede pronunciarse sobre algo no pedido.
• La orden del TC importa regresar en el tiempo (hace 9 meses) donde Nadine Heredia y Ollanta Humala tenían
comparecencia y la Fiscalía había pedido su prisión preventiva.
• Por tanto, el Juez debe volver a convocar a audiencia y resolver el pedido de prisión.
¿Puede la Fiscalía modificar su pedido de prisión preventiva, incluyendo nuevos elementos?
• No hay norma legal que le impida a la fiscalía modificar su pedido antes que el juez convoque a la audiencia de
prisión preventiva.
• Si lo hace, tendría que pedirle al Juez que al momento de convocar a la audiencia, se ponga en conocimiento de la
parte defensora de OH y NH el pedido modificado que debe ser debatido en audiencia oral, según las reglas de
la Casación 626-2013 que el TC señala que deben observarse.
• Puesto en conocimiento el pedido modificado, no habría indefensión porque, así, la defensa se realiza en audiencia.
Si se realiza de nuevo la audiencia, ¿debe conducirla el juez Richard Concepción Carhuancho?
NO. Debe juzgar otro juez de investigación preparatoria.
Así lo dijo la Corte Suprema en la Casación 626-2013 que el TC ha hecho suya en el fundamento 131 de la sentencia
del TC.
INDICIO Y PRUEBA INDICIARIA, POR CARLOS VILLAFUERTE
POR
El indicio es un hecho acreditado que a través de la inferencia, puede llevarnos al conocimiento de otro hecho. El
indicio es un elemento más de la prueba indiciaria; nace como fuente de prueba, y luego se transforma en medio de
prueba, después de pasar por un desarrollo lógico del cual se pueda inferir el descubrimiento de otro hecho, recién ahí
estaremos frente a una prueba indiciaria. La inferencia lógica es un proceso mental que tiene por finalidad encontrar
la conexión entre el hecho indicante y el hecho indicado.
Para TARUFFO, el indicio es cualquier cosa o circunstancia de la que se puedan extraer inferencias y formular
conclusiones sobre la verdad o falsedad de un enunciado que se refiere a un hecho relevante para la decisión[1]. El
indicio es un hecho probado, de ahí que se diferencia de la mera sospecha. Se trata de un hecho con capacidad
indicadora, pues nos habla de otro hecho con el que esta relacionado.
Según SAN MARTÍN, es todo hecho cierto y probado (hecho indicador) con virtualidad para acreditar otro hecho con
el que esta relacionado (hecho indicado)[2].
Al respecto CAFFERATA nos dice, que el indicio es un hecho (circunstancia) del cual se puede, mediante una
operación lógica, inferir la existencia de otro.[3]
Para DEVIS ECHANDÍA el indicio es “(…) un hecho conocido del cual se induce otro hecho desconocido, mediante
un argumento probatorio que de aquél se obtiene, en virtud de una operación lógico-crítica basada en normas
generales de la experiencia o en principios científicos o técnicos (…)”[4]
La prueba indiciaria, también llamada prueba indirecta, circunstancial o por indicios; es la prueba de unos hechos
que no constituyen la imputación, pero de los que puede deducirse la comisión de un delito y la participación del
acusado, conforme a las reglas de la lógica y de la experiencia.
CABANELLAS define esta prueba como la resultante de indicios, conjeturas, señales o presunciones más o menos
vehementes y decisivas, aceptadas por el juez como conclusión de orden lógico y por derivación o concatenación de
los hechos.[5]
Al respecto RIVES SEVA precisa que: La prueba indiciaria, también llamada prueba indirecta, circunstancial o conjetural, es
aquella que se dirige a demostrar la certeza de unos hechos (indicios) que no son constitutivos de delito objeto de acusación, pero de
los que, a través de la lógica y de las reglas de la experiencia, pueden inferirse los hechos delictivos y la participación del acusado;
que ha de motivarse en función de un nexo causal y coherente entre los hechos probados -indicios- y el que se trate de probar -
delito-.[6]
Para FERNANDO DE TRAZEGNIES la prueba indiciaria, supone un pensamiento complejo en el que se persigue la
reconstrucción de un hecho concreto, remontando de ciertos indicios a hechos que se hacen más o menos probable a
medida que avanza el proceso de recolección de indicios y de formulación de presunciones o conjeturas basados
racionalmente en tales indicios.[7]
Sobre el particular, la Corte Suprema de la República, mediante R.N. 1912-2005, Piura,fundamento cuarto, estableció
lo siguiente:
Cuarto: (…) Respecto al indicio, éste -hecho base- ha de estar plenamente probado -por los diversos medios de prueba que autoriza
la ley-, pues de lo contrario sería una mera sospecha sin sustento real alguno; deben ser plurales, o excepcionalmente únicos pero
de una singular fuerza acreditativa; también concomitantes al hecho que se trata de probar, y deben estar interrelacionados,
cuando sean varios, de modo que se refuercen entre sí y que no excluyan el hecho consecuencia –no sólo se trata de suministrar
indicios, sino que estén imbricados entre sí–; que es de acotar que no todos los indicios tienen el mismo valor, pues en función a la
mayor o menor posibilidad de alternativas diversas de la configuración de los hechos pueden clasificarse en débiles y fuertes, en
que los primeros únicamente tienen un valor acompañante y dependiente de los indicios fuertes, y solos no tienen fuerza suficiente
para excluir la posibilidad de que los hechos hayan ocurrido de otra manera (…); asimismo, (..) que en lo atinente a la inducción o
inferencia, es necesario que sea razonable, esto es, que responda plenamente a las reglas de la lógica y de la experiencia, de suerte
que de los indicios surja el hecho consecuencia y que entre ambos exista un enlace preciso y directo.[8]
Lo señalado por la Corte Suprema encuentra su sustento en el artículo 158.3 del Código Procesal Penal, respecto a
la prueba indiciaria, señala que se requiere que el indicio esté probado; que la inferencia esté basada en las reglas de
la lógica, la ciencia o la experiencia; y que cuando se trate de indicios contingentes, estos sean plurales, concordantes y
convergentes, así como que no se presenten contraindicios consistentes.
Para entender esto mejor daremos un ejemplo. El fiscal puede probar que el acusado fue la persona que robo las
autopartes del auto del agraviado, pues el acusado se encontraba en las inmediaciones del lugar cuando fue detenido
con un fierro de construcción el cual utilizo para romper las lunas del carro y una mochila en donde tenía las
autopartes sustraídas. Estas circunstancias fueron motivo suficiente para justificar una sentencia condenatoria.
La prueba se refiere a un hecho o circunstancia accesoria relacionada con el crimen principal y que, por lo mismo, da
motivo para concluir que se ha cometido el delito.
A nivel probatorio resulta complicado suponer que un solo indicio pueda sustentar razonablemente la imposición de
una sentencia condenatoria. Es difícil utilizar un indicio que no esté entrelazado con otros medios probatorios que lo
fortalezcan, para obtener certeza sobre la inocencia o culpabilidad del acusado.
Probablemente, un indicio por si solo no es suficiente para quebrar la presunción de inocencia, en ese sentido, si
quiero probar que llovió aquella noche, no es suficiente acreditar que el suelo estaba mojado, pues puede haber otro
factor que lo motive; pero si además se prueba que era un día oscuro y nublado, que la gente en la calle llevaba
paraguas y abrigos, que los carros estacionados en la calle estaban mojados, la convicción será más sólida y completa;
esto es, por la multiplicidad de los indicios que se encuentran debidamente concatenados y que de la unión de todos
ellos se llega a la certeza de un hecho.
Si se prescinde de los indicios o no se valora la prueba indiciaria, esto podría conllevar a la impunidad de
determinados delitos, que por su complejidad o por la habilidad con que fueron cometidos serian difícil de probar, lo
que provocaría en algunos casos la vulneración al derecho de defensa o indefensión.
La Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de la República mediante Casación 628-2015, Lima ha desarrollado la
importancia de la motivación de sentencia en la prueba indiciaria, señalando en el considerando quinto lo siguiente:
Quinto: Que, en atención a la relación entre motivación fáctica y presunción de inocencia, es de acotar que el examen de esta
última garantía importa un triple control: juicio sobre la prueba, juicio sobre la suficiencia y juicio sobre la motivación y su
razonabilidad. La corrección de la prueba indiciaria se encuentra en el juicio sobre la suficiencia probatoria, mientras que la
corrección de la motivación se encuentra en el juicio de razonabilidad.
En materia de prueba indiciaria, para que la conclusión incriminatoria pueda ser tenida por válida es preciso:
1. Que los hechos indicadores o hechos-base sean varios y viertan sobre el hecho objeto de imputación o nuclear –
deben estar, por lo demás, interrelacionados y ser convergentes: deben reforzarse entre sí y ser periféricos o
concomitantes con el hecho a probar–.
2. Que los indicios estén probatoriamente bien y definitivamente acreditados.
3. Que la inferencia realizada a partir de aquéllos, por su suficiencia, sea racional, fundada en máximas de experiencia
fiables –entre los hechos indicadores y su consecuencia, el hecho indicado, debe existir una armonía que descarte toda
irracionalidad de modo que la deducción pueda considerarse lógica: el enlace ha de ser preciso y directo–.
4. Que cuente con motivación suficiente, en cuya virtud el órgano jurisdiccional deberá expresar en la motivación los
grandes hitos o líneas que lo condujeron a la deducción conforme al artículo 158° apartado 3 del nuevo Código
Procesal Penal -tiene que exteriorizar los hechos que están acreditados, o indicios, y sobre todo que explicite el
razonamiento o engarce lógico entre el hecho base y el hecho consecuencia y, finalmente, que este razonamiento esté
asentado en las reglas del criterio humano o en las reglas de experiencia común o en una comprensión razonable de la
realidad normalmente vivida y apreciada conforme a los criterios colectivos vigentes (STCE de quince de abril de mil
novecientos noventa y siete).[9]
En ese sentido, el Tribunal Constitucional, en el caso Giuliana Llamoja, sentencia del 13 de octubre de
2008, Expediente 00728-2008-HC/TC, ha establecido criterios normativos para utilizar la prueba indiciaria como
sustento de una condena estando obligado a observar la debida motivación. En efecto en dicha resolución se señalo:
Resulta válido afirmar que si el juez puede utilizar la prueba indirecta para sustentar una sentencia condenatoria, y si estas, a su
vez, significa la privación de la libertad personal, entonces con mayor razón, estará en la obligación de darle tratamiento
correspondiente; solo así se podrá la intervención al derecho a la libertad penal, y por consiguiente, se cumplirán las exigencias del
derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales, conforme a las exigencias previstas por el artículo 139,inciso 5 de la
Constitución. En ese sentido, lo mínimo que debe observarse es la sentencia y que debe estar claramente explicitado o delimitado
son los siguientes elementos: el hecho base o hecho indiciario, que debe estar plenamente probado (indicio); el hecho consecuencia o
hecho indiciado, lo que se trata de probar (delito) y entre ellos, el enlace o razonamiento deductivo. Este último, en tanto que
conexión lógica entre los dos primeros debe ser directo y preciso, pero además debe responder o sujetarse plenamente a las reglas de
la lógica, a las máximas de experiencia o a los conocimientos científicos.[10]
En el fundamento 27° de la citada sentencia el Tribunal Constitucional, respecto a la especial motivación de las
resoluciones emitidas basadas en prueba indiciaria señala lo siguiente:
Es decir, que el órgano jurisdiccional debe explicitar el razonamiento a través del cual, partiendo de los indicios, ha llegado a la
convicción de la existencia del hecho delictivo y la participación del imputado, con el objeto de garantizar hasta el límite de lo
posible la racionalidad de su decisión (examen de suficiencia mínima). Con este único afán, este Colegiado Constitucional
considera válida, por ejemplo, la vigencia práctica de un cierto control, incluso del uso de las máximas de la experiencia, pues, de
no ser así, cualquier conclusión delirante sería invulnerable, convirtiéndose así en una paradójica garantía de discrecionalidad
judicial incontrolada.
De igual forma el Tribunal Constitucional, respecto a la prueba indiciaria, precisa: (…) si bien el juez penal es libre
para obtener su convencimiento porque no está vinculado con reglas legales de la prueba y, entonces puede también
llegar a la convicción de la existencia del hecho delictivo y la participación del imputado, a través de la prueba
indirecta (prueba indiciaria o prueba por indicios), será preciso, empero, que cuando esta sea utilizada, quede
debidamente explicitada en la resolución judicial; pues no basta con expresar que la conclusión responde a las reglas
de la lógica, las máximas de la experiencia o a los conocimientos científicos, sino que dicho razonamiento lógico debe
estar debidamente exteriorizado en la resolución que la contiene. Justamente, por ello, resulta válido afirmar que si el
juez puede utilizar la prueba indirecta para sustentar una sentencia condenatoria, y si esta, a su vez, significa la
privación de la libertad personal, entonces, con mayor razón, estará en la obligación de darle el tratamiento que le
corresponde; solo así se podrá enervar válidamente el derecho a la presunción de inocencia, así como se justificará la
intervención del derecho a la libertad personal, y por consiguiente, se cumplirán las exigencias del derecho a la debida
motivación de las resoluciones judiciales, conforme a las exigencias previstas en el artículo 139°, inciso 5) de la
Constitución.
Diferencias entre indicio y sospecha
El indicio y la sospecha sirven para una influencia. Parten ambos de un hecho indicador; en el indicio tal hecho está
plenamente probado, es una inferencia que tiene base o comprobación lógica y jurídica; en cambio la sospecha carece
de tal demostración, se funda en suposición, conjetura, apariencia.[11]
Cuando se habla de sospecha se está haciendo referencia a una situación determinada que es mas producto de la
imaginación que de la realidad, de algo que tiene la característica de la duda, de una especie de presunción
amenazada del riesgo de ser equivocada.[12]
Es importante poder diferenciar entre indicio y sospecha, dada su trascendencia, ya que algunas veces el operador de
justicia los confunde al momento de calificar el delito y esto podría perjudicar considerablemente al imputado, toda
ves que en una investigación penal se encuentra en juego una garantía constitucional de vital importancia -si no es la
mas importante después del derecho a la vida- como la libertad de tránsito. Recordemos que para que se realice la
detención de una persona, debe existir un indicio debidamente acreditado de que se ha cometido el delito; debe ser,
en todo caso, un indicio fuerte, cualitativo, a solo un escalón menos de la certeza que se tiene para condenar.
Toda sospecha no es sino un juicio ligero, una valoración que necesariamente lleva a la duda. El profesor Ascencio
MELLADO, para fijar los alcances de la palabra sospecha en relación con los vocablos motivos o indicios dice: “tal
expresión, por tanto y a diferencia de los anteriores, conlleva un razonamiento o apoyo real menor, ya que por una
parte no exige su fundamentación en un dato fáctico real, lo que la distingue de los indicios y por otra parte, no exige
una cuasi certeza, como los motivos, de tal fuerza que induzca al sujeto a actuar en un sentido determinado, sino que
la sospecha es una aprehensión o imaginación de una posible realidad, una simple conjetura o suposición.[13]
Estas son algunas diferencias entre indicio y sospecha:
El indicio tiene una estructura integrada por un hecho indicante, un hecho indicado y una relación lógica
entre ambos. La sospecha carece de ésta estructura.
El indicio tiene como función probar, con algunos grados de probabilidad la existencia de un hecho,
mientras que la sospecha es una institución que no tiene una base externa y objetiva para demostrar un
hecho.
La sospecha puede convertirse en un indicio, pero éste no puede adquirir el carácter de sospecha.
Un indicio es una prueba indirecta, la sospecha no es una prueba indirecta, ni directa.
Un conjunto de indicios pueden ser utilizados para fundamentar una sentencia condenatoria o
absolutoria, la sospecha, sea individual o en conjunto, no se puede utilizar para el dictado de ningún tipo
de sentencia.
La sospecha no puede ser utilizada como base para ejecutar una detención; en cambio con el indicio es
posible lograr la detención del sospechoso o indiciado.
La sospecha tiene una valoración subjetiva, el indicio tiene una valoración objetiva.
La sospecha carece de una estructura probatoria; en cambio el indicio posee una estructura probatoria
(hecho indicante, indicado, entre otros.
Clases de indicios
Indicios graves
La circunstancia o el hecho indicante debe haberse establecido con suma precisión.
Indicios varios
La fuerza de los indicios se origina por la existencia de varios indicios autónomos, es decir, cada indicio, a pesar de ser
deducido de otro, deben señalar un hecho independiente.
Indicios precisos
Los indicios debe ser unívocos, sea no deben establecer diversas conclusiones. Todos los indicios nos deben conducir
a la conclusión del hecho que se pretende probar.
Indicios concordantes
Los indicios deben guardar completa armonía entre sí, ya que los indicios contrarios se destruyen entre sí.
Indicio contingente único
Es aquel que genera un margen de duda, restándole su capacidad probatoria en plena prueba.
Indicio anfibológico
Se define como el indicio, en donde el hecho indiciario admite una explicación que pueda ser compatible con otro
hecho distinto del indicado (desconocido). Estos indicios son muy frecuentes y se dan principalmente en aquellos
casos en donde la circunstancia indicial nos sugiere una explicación que sea también compatible con la concepción
opuesta. Estos tipos de indicios se pueden utilizar en un sentido o en otro.
Indicio de inocencia o contra presunciones
Se definen como aquellos que neutralizan o destruyen las pruebas incriminatorias, las cuales existían para acreditar la
culpabilidad del presunto responsable del delito.
Indicio concomitante
Son aquellos que acompañan la consumación del hecho delictivo, es decir, que tienen un contacto más cercano con el
delito.
Se definen como los indicios que se presentan al mismo tiempo en que se realizó el delito, como por ejemplo:
encontrar el arma homicida en el sitio del suceso, cuyo propietario es el sospechoso.
Los contraindicios
Los contraindicios disminuyen el valor y la eficacia de los indicios, los destruyen y determinan que el imputado es
ajeno a los hechos.
Indicios de las manifestaciones anteriores y posteriores
Los primeros se producen de previo a la comisión de un hecho punible y los segundos después de producirse la
consumación.
Indicios remotos
Los indicios remotos son aquellos que no tienen ninguna relación o conexión con el hecho punible. Ej: los
antecedentes del homicida.
Indicios próximos
Los indicios próximos son los que tienen una conexión muy estrecha con el hecho punible. Ej: el hallazgo de huellas
dactilares del imputado.
Indicios de la mala justificación
Se extrae cuando el encartado incurre en una serie de explicaciones falsas, contradictorias o inverosímiles. La falsedad
de la explicación se puede producir con todo o sólo una circunstanciada relacionada con el hecho punible.
Indicio de personalidad
Es aquel que refleja en la conducta delictiva del imputado. Se le conoce como indicio de delincuencia y oportunidad
procesal.
Fundamento destacado: Sétimo.- Que, teniendo en cuenta todo lo anteriormente expuesto, la Casación número mil
veinticinco guión noventa y tres guión Lima (Gaceta Jurídica número tres, página diecisiete) establece que “si bien el
cónyuge inocente tiene derecho a pedir que se declare disuelto el vínculo del matrimonio tratándose de separación
por causal específica, también es cierto que la norma no prohíbe categóricamente que el cónyuge culpable pueda
formular ese pedido; de lo contrario se estaría operando la omisión abusiva de un derecho por parte del cónyuge
inocente”.
Sumilla. Es pertinente reducir el quantum punitivo porque la Sala de mérito incrementó erróneamente la sanción al
considerarlo —tácitamente— como reincidente; sin embargo, los antecedentes que el imputado registra es por una
condena condicional.
¿Puede emitirse sentencia condenatoria sobre la base de una declaración de un testigo que sea contradictoria a la
que fue expresada en el juicio oral? ¿Tienen valor las declaraciones emitidas antes del juicio oral? Conoce aquí un
reciente pronunciamiento de la Corte Suprema sobre el particular.
Imagen:images.rpctv.com
Cuando un testigo ofrece testimonios contradictorios en momentos procesales distintos, la Sala Superior puede fundar
su convicción en declaraciones anteriores a las proporcionadas en el juicio oral.
Pero para ello deberán cumplirse dos requisitos de carácter formal. El primero de ellos es que estas declaraciones se
hayan prestado sin violación de garantía alguna, con observancia de las normas de procedimiento que las rigen.
El segundo de estos requisitos es que el testimonio se incorpore al plenario mediante el interrogatorio respectivo (solo
se requiere una consideración genérica al testimonio anterior, no en sus detalles específicos), de suerte que se incorpore
al debate del plenario de modo que las partes hayan tenido oportunidad de interrogar sobre esos extremos. De esta
manera, se tiene la oportunidad de contrastar la mayor veracidad de unas y otras, de suerte que la condena no se base
en el interrogatorio previo sino en el resultado del juicio oral.
Así lo ha establecido la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema al resolver la Apelación N° 24-2017-Cusco,
resolución emitida hoy 30 de abril de 2018. Cabe señalar que, en este fallo, la Corte sigue el criterio ya previsto en el
precedente vinculante emitido en el Recurso de Nulidad N° 3044-2004-Lima.
NO ES NECESARIA APARICIÓN DEL ARMA BLANCA PARA CONDENAR POR ROBO
AGRAVADO, BASTA CON PERSISTENTE DECLARACIÓN DE LA VÍCTIMA [R.N. 2316-
2015, LIMA]
POR
Sumilla: Es evidente que por la forma y circunstancias en que fue detenido el sentenciado por la policía y siguiendo la
lógica criminal este pretenda deshacerse de todo aquello que lo vincule con el hecho delictivo, para el caso, de los
quinientos soles y el celular de la agraviada, siendo la oportunidad para ello cuando se produjo la persecución al
sentenciado –persecución aceptada tanto por el acusado y agraviada–, con un margen de tiempo suficiente como para
desaparecer lo robado y los medios utilizado para ese fin, si tenemos en cuenta que las reglas de la experiencia común
y el entendimiento humano así lo demuestran.
SEGUNDA SALA PENAL TRANSITORIA
R.N. 2316-2015, Lima
Robo agravado – Desaparecer la evidencia
Lima, diez de febrero de dos mil diecisiete.
VISTOS: el recurso de nulidad interpuesto por el condenado Luis Iván Flores de la Cruz, contra la sentencia del
diecinueve de mayo de dos mil quince, de folios ciento setenta y dos a ciento setenta y cuatro, que lo condena por la
comisión del delito contra el patrimonio-robo agravado, en perjuicio de Rosa Laura Guerrero Samhong, a quince años
de pena privativa de la libertad, fijó como reparación civil la suma de mil soles a favor de la agraviada.
De conformidad con lo opinado por la señora Fiscal Supremo en lo Penal. Interviene como ponente la señora Jueza
Suprema Pacheco Huancas.
CONSIDERANDO:
HECHOS IMPUTADOS
1. Se atribuye a Luis Iván Flores de la Cruz, que el quince de noviembre de dos mil trece a las diecinueve horas con
cincuenta minutos aproximadamente, en circunstancias en que la agraviada Rosa Laura Guerrero Samhong el
vehículo station wagon color blanco, conducido por el encausado quien fingía ser taxista, le solicitó para que la
traslade de San Isidro al cruce de la Avenida Manco Cápac, con el Jirón Francia en el distrito de la Victoria, siendo que
al llegar a la avenida le comunicó a la víctima que debía abastecer el vehículo en el grifo; empero, no ingresó y se fue
por el Jirón Francia, volteando por el jirón Huascarán y a cuadra y media detuvo el carro y mediante violencia
psicológica, premunido de un desarmador la amenazó y obligó a entregar sus pertenencias, como celular marca
Galaxi SIII Mini marca Samsumg y sacó de su billetera quinientos soles, para luego seguir buscándole entre sus
pertenencias y prendas íntimas para ver si guarda algo de valor; luego la obligó a pasar a la parte posterior, dándose a
la fuga.
ARGUMENTOS DE LA SENTENCIA IMPUGNADA
2. El colegiado superior sustentó el fallo condenatorio contra Luis Iván La Flores de la Cruz, en relación al delito
de robo agravado, en los siguientes argumentos:
El acusado negó en su manifestación policial haber sustraído las pertenencias de la agraviada, aduciendo que solo le
pidió las mismas, pero al ponerse nerviosa le devolvió y siguió su marcha, siendo que en su instructiva y en el acto
oral, aceptó haber sustraído el dinero y celular de la víctima, negando haberla amenazado y haber utilizado arma
blanca, y que sólo la revisó por encima del bolsillo de su casaca y pantalón no llegando a encontrar nada.
La agraviada narró que fue amenazada con un destornillador, obligándola a entregar sus pertenencias.
FUNDAMENTO DE LOS AGRAVIOS
Fundamenta su recurso de nulidad el imputado Luis Iván Flores de la Cruz de folios ciento setenta y siete a ciento
ochenta y dos, en los siguientes términos:
• No se ha probado que haya utilizado algún instrumento para facilitar la sustracción y por ende el apoderamiento
ilegítimo del bien perteneciente a la víctima.
• En el acta de incautación no consta desarmador alguno y ello es porque nunca utilizó arma alguna.
• El tribunal superior, no evaluó la contradicción en la que incurrió la agraviada en su declaración plenaria, cuando
señaló que el recurrente la amenazó con algo, para luego señalar que fue amenazada con un desarmador.
• La impugnada le causa agravio porque al condenarlo, y fijar una suma de mil soles como reparación civil, se niega
el derecho de defensa, a los hechos reales y de derecho legal.
CALIFICACIÓN DEL DELITO MATERIA DE CONDENA
4. El delito materia de proceso se encuentra tipificada en el artículo ciento ochenta y ocho, concordado con los incisos
dos, tres y cinco del primer párrafo del artículo ciento ochenta y nueve, del Código Penal: “El que se apodera
ilegítimamente de un bien mueble total o parcialmente ajeno, para aprovecharse de él, sustrayéndolo del lugar en que
se encuentra, empleando violencia contra la persona o amenazándola con un peligro inminente para su vida o
integridad tísica(…) La pena será no menor de doce ni mayor de veinte años si el robo es cometido: 2. Durante la
noche o en lugar desolado. 3. A mano armada. 5. En cualquier medio de locomoción de transporte público o privado
de pasajeros(…)”.
FUNDAMENTOS DEL SUPREMO TRIBUNAL
5. El punto de partida para analizar la sentencia de mérito, es el principio de impugnación limitada que fija los límites
de revisión por este Supremo Tribunal; en cuya virtud, se reduce al ámbito de la resolución, únicamente a las
cuestiones promovidas en el recurso aludido las que configuran, en estricto, la denominada competencia recursal del
órgano de alzada.
6. En este sentido, se advierte que el objeto del debate se centra en acreditar si el impugnante utilizó o no un
destornillador para amenazar a la víctima y sustraerle sus pertenencias, en la medida que el condenado aceptó haber
proferido a la agraviada le entregue los bienes que poseía, esto es, quinientos soles y su celular marca Samsumg
Galaxi, tanto en su manifestación policial, declaración instructiva y declaración plenaria, de folios catorce, noventa y
uno y ciento ochenta y tres vuelta, respectivamente.
7. Es así que, el sentenciado reclama en su agravio principal que no se ha probado que haya utilizado un
destornillador. Al respecto, la agraviada ha sido clara y uniforme, tanto en su manifestación policial, declaración
sumaria y declaración plenaria de folios nueve; setenta y seis y ciento cuarenta y nueve a ciento cincuenta, al señalar
que el condenado la amenazó con un destornillador, -no existiendo ninguna contradicción en sus relatos como alega el
recurrente-, y si bien, según el acta de registro personal y vehicular de folios veinte y veintiuno, no se halló ningún
arma blanca, no puede soslayarse que tampoco se halló las pertenencias de la afectada a pesar que el recurrente
afirmó que se apoderó ilegítimamente de las mismas.
8. Es evidente que por la forma y circunstancias en que fue detenido el encausado por la policía y siguiendo la lógica
criminal este pretenda deshacerse de todo aquello que lo vincule con el hecho delictivo, para el caso de los quinientos
soles y el celular de la agraviada, siendo la oportunidad para ello cuando se produjo la persecución al sentenciado –
persecución aceptada tanto por el acusado y agraviada–, con un margen de tiempo suficiente como para desaparecer
lo robado y los medios utilizados para ese fin, si tenemos en cuenta, que las reglas de la experiencia común y el
entendimiento humano así lo demuestran; de ahí que es entendible desde todo punto de vista, que cuando se le
intervino al recurrente después de la persecución, no se le encontrara nada en su poder ni en el vehículo donde
conducía, pese a que se tiene como versión homologada tanto del acusado como de la agraviada que se apoderó de
sus pertenencias en horas de la noche, negando el sentenciado haber usado un destornillador.
9. Por lo tanto, estando a la firmeza de la sindicación de la víctima sobre la utilización del arma blanca bajo la
modalidad descrita para cometer el acto delictivo, el fingir ser taxista para que la víctima requiera sus servicios, es
obvio que dentro del rol normal de un taxista respetuoso de las normas jurídicas genera confianza en la agraviada al
tomar el taxi. Es en este contexto, que por la modalidad delictiva del encausado es creíble la versión de la agraviada
que para cometer este acto delictivo dentro del vehículo, el recurrente estuvo premunido de un destornillador para
amenazar y doblegar su resistencia, que bien pudo huir del mismo, pero no lo hizo por la / utilización del arma
blanca; siendo así, el agravio propuesto se desestima.
10.Asimismo, se desliza en el recurso una pretensión relacionado a la pena impuesta, e indirectamente contra la
reparación civil, empero, como hay ausencia de argumentos que lo sostengan, dichos extremos se mantienen en sus
propios términos, pues estos responden a los principios de proporcionalidad, a la gravedad de los hechos, más aún si
estamos frente a un sujeto procesal que tiene calidad de reincidente conforme aparece del certificado de antecedentes
penales de folios ciento treinta por el mismo delito y bajo la misma modalidad delictiva.
11. Por ello, ha quedado debidamente acreditada la responsabilidad penal del sentenciado, por lo que cabe aceptar el
factum acusatorio y declarar la legalidad de la sentencia impugnada.
DECISIÓN
Por estos fundamentos, declararon:
I. NO HABER NULIDAD en la sentencia del diecinueve de mayo de dos mil quince, de folios ciento setenta y dos a
ciento setenta y cuatro, que condena a Luis Iván Flores de la Cruz, por la comisión del delito contra el patrimonio –
robo agravado, en perjuicio de Rosa Laura Guerrero Samhong, a quince años de pena privativa de la libertad, fijó
como reparación civil la suma de mil soles a favor de la agraviada;
II. NO HABER NULIDAD en lo demás que al respecto contiene y es materia del recurso; y los devolvieron.
Interviene el señor Juez Supremo Aldo Figueroa Navarro, por impedimento del señor Juez Supremo Carlos Ventura
Cueva.
VALIDEZ DE LAS NOTIFICACIONES DEJADAS BAJO PUERTA DE ACUERDO CON LA
LEY 27444 [CAS. LAB. 12919-2016, AREQUIPA]
Sumilla: Cuando la notificación del acto administrativo, haya sido dejada bajo puerta en segunda visita, cuya
notificación se efectuó de acuerdo a lo establecido en el artículo 21.5 de la Ley 27444, resulta válido para todos sus
efectos.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SEGUNDA SALA DE DERECHO CONSTITUCIONAL Y SOCIAL TRANSITORIA
CASACIÓN LABORAL N° 12919-2016, AREQUIPA
Nulidad de acto administrativo – PROCESO ESPECIAL
Lima, catorce de noviembre de dos mil diecisiete
VISTA, la causa número doce mil novecientos diecinueve, guion dos mil dieciséis, guion AREQUIPA, en audiencia
pública de la fecha; y luego de verificada la votación con arreglo a ley, se emite la siguiente sentencia:
MATERIA DEL RECURSO:
Se trata del recurso de casación interpuesto por la entidad demandada, Gobierno Regional de Arequipa mediante
escrito presentado el ocho de julio de dos mil dieciséis, que corre en fojas ciento veintinueve a ciento treinta y tres,
contra la Sentencia de Vista de fecha dieciséis de junio de dos mil dieciséis, que corre en fojas ciento quince a ciento
veintidós, que confirmó la Sentencia emitida en primera instancia, de fecha veinticuatro de agosto de dos mil quince,
que corre en fojas setenta y dos a setenta y nueve, que declaró fundada la demanda; en el proceso contencioso
administrativo seguido por el demandante Grupo Elite del Norte, sobre acción contenciosa administrativa.
CAUSAL DEL RECURSO:
Por Resolución de fecha veintisiete de marzo de dos mil diecisiete, que corre en fojas cuarenta y siete a cincuenta del
cuaderno de casación, se declaró procedente el recurso interpuesto por la entidad demandada, por la causal
de infracción normativa por interpretación errónea del artículo 21.5° de la Ley N° 27444, Ley de Procedimiento
Administrativo General, correspondiendo a esta Sala Suprema emitir pronunciamiento sobre dicha causal.
CONSIDERANDO:
Primero: Vía administrativa
Mediante escrito de fecha dieciséis de marzo de dos mil quince, que corre en fojas ciento cincuenta y siete a ciento
sesenta y siete, la empresa Grupo Elite del Norte S.R.L. solicitó a la Dirección de Prevención y Solución de la
Conflictos de la Dirección Regional de Trabajo y Promoción del Empleo de Arequipa que se declara la nulidad de
oficio de la Resolución Directoral N° 058-2013 – MTPE/2/12.3 de fecha veintiuno de octubre de dos mil trece que
declaró infundado el recurso de queja por denegatoria del recurso de apelación contra la Resolución Sub Directoral N°
0249-2013-GRA/GRTPE del veinte de agosto de dos mil trece que impone sanción de multa al empleador con la suma
de mil ochocientos con 00/100 nuevos soles (S/.1,800.00), al no tenerse en cuenta que es una pequeña empresa,
vulnerándose el derecho de defensa, legalidad y debido proceso.
Segundo: Vía Judicial
a) Pretensión: Por escrito de demanda, que corre en fojas diecinueve a treinta y dos, subsanada en fojas cuarenta a
cuarenta y dos, se aprecia que la empresa demandante solicita la nulidad del Auto Directoral N° 058-2013 –
MTPE/2/12.3 de fecha veintiuno de octubre de dos mil trece, que declaró infundado el recurso de queja por
denegatoria del recurso de apelación contra la Resolución Sub Directoral N° 0249-2013-GRA/GRTPE del veinte de
agosto de dos mil trece que impone sanción de multa al empleador con la suma de mil ochocientos con 00/100 nuevos
soles (S/.1,800.00) por inasistencia a la audiencia de conciliación; sin tener en cuenta que al momento de imponerse la
sanción, la demandante poseía la categoría de pequeña empresa desde el nueve de noviembre de dos mil nueve,
aplicando la administración pública desde el nueve de noviembre de dos mil nueve; más el pago de costas y costos del
proceso.
b) Sentencia de primera instancia: El Sexto Juzgado de Trabajo de la Corte Superior de Justicia de Arequipa,
mediante Sentencia de fecha veinticuatro de agosto de dos mil quince, que corre en fojas setenta y dos a setenta y
nueve, declaró fundada la demanda, al considerar que la notificación que le impone la multa fue notificada por debajo
de la puerta precisando: “edificio cerrado” y estando al aviso que el edificio tenía cuatro pisos, es evidente que no se
cumplió con una debida notificación, invalidando dicho acto.
c) Sentencia de Vista: La Sentencia de Vista de fecha dieciséis de junio de dos mil dieciséis, emitida por la Segunda
Sala Laboral de la misma Corte Superior, que corre en fojas ciento quince a ciento veintidós, confirmó la Sentencia
apelada, bajo el argumento de que la demandante presentó la justificación debidamente acreditada con prueba
documental a la inasistencia a la diligencia de postergación de audiencia de conciliación dentro del plazo legal
establecido en el art. 30° del Decreto Legislativo N°910, así como, se evidencia dudas respecto a la validez de las
notificaciones realizadas; además, la empresa demandante cumplió con sus deberes de empleador respecto al ex
trabajador solicitante.
Tercero: Infracción normativa
La infracción normativa se produce con la afectación a las normas jurídicas en que incurre la Sala Superior al emitir
una resolución que pone fin al proceso, dando lugar a que la parte que se considere afectada pueda interponer su
recurso de casación; infracción que subsume las causales que fueron contempladas anteriormente en el artículo 386°
del Código Procesal Civil, relativas a interpretación errónea, aplicación indebida e inaplicación de una norma de
derecho material, pero además incluyen otro tipo de normas como son las de carácter adjetivo.
Cuarto: El presente recurso se ha declarado procedente de la infracción normativa por interpretación errónea del
artículo 21.5 de la Ley N° 27444, modificado por el artículo 1°del Decreto Legislativo N°1029, cuyo texto es el
siguiente:
En el caso de no encontrar al administrado u otra persona en el domicilio señalado en el procedimiento, el notificador deberá dejar
constancia de ello en el acta y colocar un aviso en dicho domicilio indicando la nueva fecha en que se hará efectiva la siguiente
notificación. Si tampoco pudiera entregar directamente la notificación en la nueva fecha, se dejará debajo de la puerta un acta
conjuntamente con la notificación, copia de los cuales serán incorporados en el expediente.
Cabe señalar que, la causal de interpretación errónea se presenta cuando el juzgador ha elegido de manera correcta la
norma que es aplicable al caso concreto; sin embargo, al momento de aplicarla le atribuye un sentido distinto al que le
corresponde.
Quinto: Análisis del caso en concreto
En el caso de autos, se aprecia que mediante Resolución Sub Directoral N° 0249-2013-GRA/GRTPE-SDLG de fecha
veinte de agosto de dos mil trece, se impuso una multa a la empresa demandante, notificándose con esta resolución en
el domicilio que ella misma señaló, sito Calle Consuelo N° 404, Departamento N° 305, Arequipa, Edificio María del
Cercado de Arequipa. Siendo que con fecha veintidós de agosto de dos mil trece, se procedió a su notificación, no
encontrándose a nadie, avisándose que volvería el día siguiente, es decir, el día veintitrés de agosto, fecha en la cual
tampoco se encontró a nadie, precisándose que el edificio se encontraba cerrado, procediéndose de acuerdo ley,
dejándose la notificación por debajo de la puerta.
Sexto: En ese sentido, cabe precisar que las notificaciones tienen por objeto poner en conocimiento de los interesados
el contenido de las resoluciones a efecto de que las partes puedan ejercer su derecho a la defensa en el modo que
establece el artículo 16° de la Ley N° 27444, L ey de Procedimiento Administrativo General.
Siendo esto así, se aprecia en fojas ciento cincuenta y siete del expediente administrativo acompañado, que la empresa
demandante señaló como domicilio real y procesal en: Calle Consuelo N° 404, Departamento 305, Distrito, Provincia y
Departamento de Arequipa.
Sétimo: Al respecto el artículo 20° de la Ley N°27444 seña la las modalidades de notificación del acto administrativo,
entre ella tenemos, la notificación personal en su domicilio que haya señalado en el expediente o en el último
domicilio que haya señalado ante el órgano administrativo, conforme a lo establecido en el artículo 21.1 de la norma
antes señalada.
Octavo: En el caso de autos, se aprecia del expediente administrativo que corre en fojas cincuenta y uno que la cédula
de notificación que contiene la Resolución Directoral N° 0249-2013-GRA/GRTPE-SDLG de fecha veinte de agosto de
dos mil trece, por el que se impone una multa a la empresa demandante, se notificó con fecha veintidós de agosto de
dos mil trece al domicilio señalado por la demandante, precisándose: no se le encontró en el domicilio señalado
anteriormente, razón por la que se deja el presente AVISO, indicando que se volverá el día 23/08/13 a horas 11:00…”.
Así también a fojas cincuenta y tres del expediente administrativo, se advierte la cédula de notificación de fecha
veintitrés de agosto de dos mil trece en la que señala: “OBSERVACIONES: Edificio cerrado, se dejó la notificación por
debajo de la puerta.” Así también, se notificó en el domicilio Los Portales de la Malgariana Mz A, Lote 6, domicilio señalado
también por la empresa según escrito que corre en fojas setenta y uno del mencionado expediente, asimismo, tampoco se encontró a
nadie, dejándose el aviso que se regresará el día veintiocho de agosto, fecha en la cual tampoco se encontró a ninguna persona en
dicho domicilio, indicándose las características del inmueble: “… casa blanca de 4 pisos, puerta negra de metal.”. Cabe acotar
que a fojas nueve y diez del citado expediente, corre la cédula de notificación en donde se invita a la empresa
accionante para la diligencia de conciliación que se llevará a cabo el veinte de junio de dos mil trece a las once y
cuarenta y cinco de la mañana, notificándose también en Los Portales de la Malgariana Mz A, Lote 6, con fechas veinte
y veintiuno de mayo, en donde tampoco se encontró a nadie, dejándose bajo puerta.
Noveno: Conclusiones
1.- De lo antes expuesto, y de la revisión de los respectivos cargos de cédula de notificación señaladas en el
considerando anterior (notificada a la demandante), queda acreditado que el procedimiento de la notificación de
aquella, se ha realizado conforme a lo establecido en la norma referida precedentemente, por cuanto se ha dejado
constancia de la segunda visita, inclusive, describiendo el inmueble, hecho que origina que la cédula dirigida a esta
parte, fue notificada conforme al artículo 21.5 de la Ley N° 27444, Ley del Procedimiento Administrativo General;
máxime si los domicilios son los señalados por la misma empresa y si se tiene en cuenta que mediante su escrito de
fecha veinticuatro de junio de dos mil trece, que corre en fojas setenta y uno del expediente administrativo, la empresa
justifica su inasistencia a la diligencia de conciliación, lo que conlleva a señalar que tomó conocimiento de dicho acto
administrativo, siendo que en esa oportunidad la cédula de notificación también se dejó bajo puerta; lo que conlleva a
señalar que las cédulas dirigidas a la parte demandante resultan ser válidas.
2.- Sobre la base de esta consideración, no se puede sostener que el recurrente haya sido indebidamente notificado,
cumpliéndose de esta manera con los requisitos plasmados en el artículo 16° y 21.5° de la norma tantas veces
mencionada. Así las cosas, carece de todo sustento lo alegado por la demandante, consistente en que no se le ha
notificado en su domicilio, cuando de acuerdo a lo actuado, la notificación se realizó en forma correcta.
Décimo: Siendo así, se evidencia que la Sala Superior y el Juez de primera instancia ha infraccionado el artículo
21.5°de la Le N° 27444, en consecuencia corresponde declarar fundada la causal denunciada por la demandada.
Por estas consideraciones, y con lo expuesto en el Dictamen Fiscal Supremo:
DECISIÓN:
Declararon FUNDADO el recurso de casación interpuesto por la entidad demandada, Gobierno Regional de
Arequipa mediante escrito presentado el ocho de julio de dos mil dieciséis, que corre en fojas ciento veintinueve a
ciento treinta y tres, en consecuencia, CASARON la Sentencia de Vista de fecha dieciséis de junio de dos mil dieciséis,
en fojas ciento diez a ciento diecisiete, y actuando en sede de instancia: REVOCARON la Sentencia apelada de fecha
veinticuatro de agosto de dos mil quince, que corren en fojas setenta y dos a setenta y nueve, que declaró fundada la
demanda; REFORMANDOLA declararon INFUNDADA; DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en
el Diario Oficial “El Peruano” conforme a ley; en el proceso seguido por la empresa demandante Grupo Elite del
Norte S.R.L.; interviniendo como ponente el señor juez supremo Malca Guaylupo; y los devolvieron.