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Cfr. VERNEAUX, R., Epistemología general o crítica del conocimiento, Herder, Barcelona, 19816.
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Con el término “verismo” queremos significar lo que los antiguos expresaban con el término “dogmatismo” (la doctrina
filosófica que afirma que podemos conocer la verdad). Sin embargo no nos ha parecido conveniente usar hoy en día el
término “dogmatismo”, ya que en la modernidad este término ha tomado un significado distinto del que tenía
(Hoy en día se lo toma como la profesión de una doctrina sin examen crítico) por lo cual, es usado de modo despectivo:
como una especie de fundamentalismo gnoseológico que tiene una confianza ingenua en la verdad y una ausencia de
reflexión crítica.
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3) ¿Con qué se conoce la verdad? ¿solo con una parte de la conciencia o con
todas sus partes conjuntamente?
Si respondemos que la verdad se conoce solo con una parte de la conciencia, tenemos un
reduccionismo gnoseológico. Esta postura tiene dos corrientes distintas:
Si decimos que la única parte de la conciencia por la que se conoce la verdad es la
experiencia, tenemos el empirismo;
Si, por el contrario, afirmamos que la única parte de la conciencia por la que se conoce la
verdad es la razón, tenemos el racionalismo.
Por otra parte, si respondemos que la verdad se conoce por el trabajo conjunto e integral de
todas las partes de la conciencia, tenemos lo que podríamos llamar, un integralismo
gnoseológico.
* * *
Nosotros, por nuestra parte, sostenemos que la verdad existe y que puede ser
conocida por nosotros, que es objetiva, que la conocemos por la experiencia y la
razón conjuntamente, y que tiene como fundamento el ser real.
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¿se puede
conocer la
verdad?
no si
escepticismo verismo
¿cómo es la
verdad?
relativa a la
objetiva
conciencia
relativismo objetivismo
¿con qué
grupal o indivudual o conocemos la
cultural subjetivo verdad?
con toda la
con una parte
conciencia
(reduccionismo)
(integralismo)
¿cual es el
fundamento
racionalismo empirismo de la verdad?
idealismo realismo
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1. EL ESCEPTICISMO5
1.1. Noción de Escepticismo
Doctrina que afirma que la verdad no existe, o que, si existe, el hombre es incapaz de conocerla.
El escéptico es alguien que profesa duda o está en desacuerdo con lo que generalmente está
aceptado como verdad.
La palabra "Escéptico" viene del griego skeptikoi (de skeptesthai que en griego significa
examinar), éste fue el nombre dado a los seguidores del filósofo griego Pirrón de Elis (360 -
270 a. C.) que fue el primer y más radical escéptico. No dejó nada escrito, pero a él se le
atribuyen frases como: “nunca llegarás a conocer la verdad”; “no digas ‘así es’, sino ‘me parece
que es’”. Profesó la doctrina de la “epojé” que consistía en la suspensión de todo juicio sobre la
realidad, ya que si no se puede conocer nada, no se puede afirmar nada .
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Cfr. Echegoyen Olleta, J. Historia de la Filosofía, Filosofía Griega, Filosofía Helenística, Escepticismo, Torre de
Babel Ediciones:
http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/Filosofiagriega/Filosofiahelenistica/Escepticismo.htm
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lo que constituyen una prueba irrefutable, de que se puede alcanzar la verdad.
Además, para que los errores llamen la atención como errores (como algo contrario al buen
conocimiento) tienen que ser algo extraordinario y anormal. Si siempre estuviésemos en el
error no sabríamos lo que es el error (porque no se distinguiría de la verdad). Puede haber una
representación a la que no corresponda algo en la realidad (en la locura, en la embriaguez),
pero son situaciones patológicas, y por tanto excepciones.
La refutación más clara a esta doctrina, consiste en mostrar que el escepticismo llega a la
contradicción total en el pensar y a la incoherencia total en el obrar.
La postura más lógica del escéptico sería el dejar de hablar, e incluso de pensar, puesto que
todo hablar o pensar consiste en afirmar (o negar) algo, y tiene como base la suposición de que lo
afirmado o negado es verdadero.
Además un escéptico coherente tendría que reducirse a la inmovilidad, porque ningún ser
humano se mueve si no tiene certezas (ej: nadie camina por un lugar si no está seguro que el suelo
puede soportar su peso). Por eso, si hubiese un escéptico realmente coherente con lo que
profesa, tendría que portarse como una planta.
2. EL VERISMO
Con “verismo” queremos significar lo que los antiguos expresaban con el término
“dogmatismo” (la doctrina filosófica que afirma que podemos conocer la verdad). Sin
embargo no nos ha parecido conveniente usar hoy en día el término “dogmatismo”, ya que
jidesde Kant en adelante este término ha tomado un significado distinto (profesión de una
doctrina sin examen crítico y en virtud de una autoridad que no corresponde al valor intrínseco
de tal doctrina6) por lo cual, en la actualidad, se usa este término de modo despectivo (como una
especie de fundamentalismo gnoseológico que tiene una confianza ingenua en la verdad y una
ausencia de reflexión crítica).
La prueba más clara de que la verdad existe y que puede ser conocida por nosotros, es la
contradicción en la que cae el que quiere afirmar lo contrario. En efecto si alguien afirma que la
verdad no existe o que, si existe, no se puede conocer, podríamos preguntarle: “y usted
¿cómo es que conoció esta verdad?”
3. EL RELATIVISMO7
El relativismo afirma que no existen verdades objetivas y universalmente válidas, sino que toda
verdad depende de la persona o grupo que la percibe.
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Actualmente la acepción más ordinaria del término “dogmatismo”, designa toda posición filosófica que suponga la total
sumisión a ciertos principios o a la autoridad que los postula (principios y autoridad) que se aceptan y/o defienden sin la
menor crítica o autocrítica, como si representaran "la verdad", sin más argumento o justificación. Kant, por ejemplo,
opondrá su propia "filosofía crítica" al dogmatismo racionalista del siglo XVIII, al haber dotado éste a la razón de la
posibilidad de conocimiento metafísico, sin haber hecho previamente un análisis crítico de tal posibilidad.
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Tomo este punto usando el texto escrito por el Padre Miguel Ángel Fuentes, haciéndole modificaciones y agregados:
Cfr. Fuentes M. A. (20083) Las verdades robadas, San Rafael: Ediciones del Verbo Encarnado, pag 15-26.
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Es preciso ser cuidadoso a la hora de definir lo que es relativismo; así, por ejemplo, no es
relativismo aceptar que existen muchas opiniones acerca de las mismas cosas; esto es obvio y
nadie lo ha negado. El relativismo aparece cuando además decimos que dichas opiniones son
todas verdaderas porque a las personas que las defienden les parecen verdaderas.
Cuando se afirma que el conocimiento cierto es relativo a condiciones propias del sujeto
(intereses personales, creencias previas, estado de ánimo,...) entonces se suele hablar de
relativismo subjetivo o subjetivismo;
Cuando se afirma en cambio, que el conocimiento cierto es relativo a condiciones propias del
grupo que conoce, tenemos diversos tipos de relativismo (según los distintos grupos), entre los
cuales el más famoso es el relativismo cultural (la verdad es relativa a condiciones
propias de cada cultura. Cada cultura tiene sus verdades).
3.2.1. Subjetivismo
Es el que enseña que lo que determina la verdad de alguna afirmación es cada individuo, por
tanto, habrá (o podría haber) tantas verdades cuantos hombres. Algo puede ser verdadero para
Juan y no para José, y ambos tienen razón: “su razón”.
Es fácil darse cuenta de que esto está muy divulgado en nuestra sociedad; nosotros lo
escuchamos bajo el título de “punto de vista”: cada uno tiene sus “puntos” de vista. Y así tiene
más valor la opinión que la verdad. Y no solamente cada uno tiene su verdad, sino que cada
uno tiene derecho a formarse su verdad. Por eso en nuestros tiempos relativistas, ya no puede
haber maestros que enseñen la verdad, ni tampoco se puede presentar una afirmación como si
fuese una verdad absoluta, sino que cada uno debe ofrecer a los otros su opinión por si a alguien le
gustaría hacerla suya.
Es el que hace depender la verdad de la cultura histórica. Cada cultura –china, hindú, egipcia,
babilónica, greco-romana, árabe, americana, occidental– realiza su propia valoración de lo
real, tiene su modo de comprender el cosmos, distinta de las demás culturas e irreductible a
cualquiera de ellas. Ninguna cultura puede aspirar a que su valoración sea absoluta,
universalmente válida. Según este tipo de relativismo no se puede juzgar un elemento cultural
desde otra cultura, sociedad, o momento histórico, ya que no hay un punto de comparación
objetivo entre mi cultura y la que quiero juzgar. Quizás el último y más sutil exponente de esta
doctrina es la llamada “filosofía hermenéutica” de Hans-Georg Gadamer (1900 - 2002).
Hay varias razones que permiten comprender por qué muchos filósofos consideran
adecuado el relativismo. Se pueden destacar las siguientes:
Todo ello puede favorecer la convicción de que realmente es imposible dejar de lado la
subjetividad en la adquisición de la verdad.
Contradicción en la razón
Pero no sólo tenemos una certeza popular de la existencia y valor objetivo de la verdad sino una
certeza científica de la misma. La verdad objetiva existe y no puede ser negada sin contradecirse.
En efecto, si “no hay verdad absoluta”, nada se puede «afirmar de modo
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absoluto», por eso, el que «afirma de modo absoluto» que “no hay verdad absoluta” se está
contradiciendo.
Para terminar, si nos llegamos a encontrar con un relativista que intentando negar la
objetividad de la verdad, nos dice: “no se puede estar seguros de nada”, entonces tenemos que
preguntarle: ¿Está seguro de lo que dice?
Pero hay otra pobreza. Es la pobreza espiritual de nuestros días, que afecta gravemente también
a los Países considerados más ricos. Es lo que mi Predecesor, el querido y venerado Papa
Benedicto XVI, llama la «dictadura del relativismo», que deja a cada uno como medida de sí mismo
y pone en peligro la convivencia entre los hombres. Llego así a una segunda razón de mi
nombre. Francisco de Asís nos dice: Esforzaos en construir la paz. Pero no hay verdadera paz sin
verdad. No puede haber verdadera paz si cada uno es la medida de sí mismo, si cada uno puede
reclamar siempre y sólo su propio derecho, sin preocuparse al mismo tiempo del bien de los
demás, de todos, a partir ya de la naturaleza, que acomuna a todo ser humano en esta tierra.
(Discurso del santo padre Francisco, audiencia al cuerpo diplomático acreditado ante la santa
sede, viernes 22 de marzo de 2013, Ciudad del Vaticano).
4. EL OBJETIVISMO
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5. EL RACIONALISMO
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6. EL EMPIRISMO
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Sexto Empírico fue un médico y filósofo griego, considerado como uno de los más importantes representantes del
escepticismo pirroniano, sin embargo su escepticismo no era radical, como el de Pirrón, porque aceptaba como válido el
conocimiento empírico y por eso puede ser considerado como el primer empirista. En una de sus obras afirma: “Nosotros no
echamos abajo las cosas que, según una imagen sensible y sin mediar nuestra voluntad, nos inducen al asentimiento...
Y eso precisamente son los fenómenos” (Sexto Empírico, Hipotiposis Pirrónicas, I, X, 19).
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Cfr. Locke, J. Ensayo sobre el entendimiento humano, Libro IV.
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Cfr. Berkeley, G. Tratado sobre los principios del conocimiento humano.
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No tenemos idea alguna de sustancia de ningún género, pues sólo tenemos ideas de lo que
se deriva de alguna impresión; y no tenemos impresión de una sustancia sea ésta material o
espiritual. No conocemos más que cualidades y percepciones particulares (Hume)12.
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En total hay siete relaciones filosóficas: identidad, cantidad y número, cualidad, contrariedad u oposición, semejanza,
contigüidad de especio y tiempo, causalidad. Las cuatro primeras son filosóficas puras, (no son simples tendencias
espontáneas); las tres últimas pueden ser tanto naturales (es decir, como tendencias espontáneas a la asociación), cuanto
relaciones entre conceptos. Cf. Tratado, Iº libro, 1ª parte, 5ª sección.
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theorie (teoría de la forma), la cual mostró de modo experimental, que lo inmediatamente dado a
la conciencia no son impresiones aisladas, sino un objeto configurado, cualificado y unificado15.
7. EL IDEALISMO
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Cfr. Fabro, C. La fenomenologia della percezione, Vol. 5 de Opere complete, segni 2006: EDIVI
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los hombres había una multitud de opiniones opuestas. Entre estas opiniones opuestas solo una
tenía que ser verdadera y las demás erradas. ¿Cómo encontrar la verdad? Tenemos que dudar
de todo - decía - hasta encontrar un principio tan evidente que nadie pueda dudar de él, y a partir
de ese principio debemos deducir las otras verdades.
Hasta aquí los argumentos presentados por Descartes son más bien racionalistas. Lo que sigue
a continuación, en cambio, es el comienzo de la reflexión idealista.
Esta idea evidentísima e indudable que Descartes buscaba, principio sólido a partir del cual deducir
las otras ideas, es que “pienso y por lo tanto, existo” (“cogito ergo sum”). Por lo tanto, es a partir
de este principio que deben deducirse el resto de contenidos de la filosofía y de las ciencias. De
este modo, la conciencia (cogito) se constituye en el punto de partida a partir del cual debe ser
determinada la naturaleza de la realidad. En efecto escribía Descartes en su Regulae16 “Nada me
parece más absurdo que discutir osadamente sobre los secretos de la naturaleza sin haber
antes examinado si la inteligencia humana es capaz de penetrarlos”; o también: “No podemos
conocer nada antes de conocer la inteligencia, pues por ella conocemos las demás cosas”.
El argumento más fuerte del idealismo es entonces, el sostener como evidente que la verdad más
cierta, a partir de la cual podemos hacer ciencia, es “que pensamos”, y por lo tanto “que el objeto
de nuestro pensamiento debe ser determinado por el pensamiento”, ya que no sabemos si
proviene de algo extramental.
El error idealista consiste en dudar de la veracidad del acto de ser (le quita autoridad), dándole
certeza y autoridad sólo al acto de conocer, a partir del cual determinará posteriormente,
la naturaleza del acto de ser. Al idealista no le importa lo que el ser diga de sí mismo, sino lo
que la conciencia diga del ser. El error consiste entonces, en negar uno de los fundamentos del
conocer: la presencia del ser, sin tener otro fundamento para hacerlo, que el querer hacerlo18.
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Cfr. VERNEAUX, R., Epistemología general…, pag. 9.
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Sabemos que la experiencia humana presenta desde su comienzo una constitución bifronte en cuanto que es el lugar
del darse recíproco del espíritu y del ser, del yo y del mundo, de tal manera que ambos resultan constituidos mediante
esta complementariedad. El mundo sólo puede ser conocido en cuanto diverso del yo, y el yo sólo aparece como tal en
cuanto aparece como conocedor del mundo. La conciencia se constituye en acto por esa doble presencia del yo y del
mundo, de carácter irreductible y dialéctico (texto extraído de la dispensa de filosofía moderna del seminario “María
Madre del verbo Encarnado”, escrita por el Padre Christian Ferraro, san Rafael, 2006).
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La duda absoluta que pretende erigirse en comienzo para el idealismo, es un acto absurdo, porque consiste en
suprimir la dualidad originaria del actuarse de la conciencia y, por consiguiente, el vaciamiento total del contenido. El
acto de conciencia de que parte el idealismo es un cogito completamente vacío y, por consiguiente, no es acto de nada,
ni es acto, ni nada. Si el acto con que comienza la conciencia es reflexión, la conciencia queda abolida en su punto de
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8. EL REALISMO
El realismo es la doctrina que afirma que es “la realidad”, como “acto de ser”, la que pone en acto
la conciencia, permitiéndole realizar su acto propio, que consiste en conocer “el ser” y al
mismo tiempo, conocer “que conoce”. De esto se sigue que es solo a partir de la presencia del
ser, que podemos determinar la naturaleza del mismo y no a partir de la conciencia.
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