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CAPITULO SEGUNDO

LA PROPUESTA HUMANISTA DE JACQUES MARITAIN

Antes de empezar a desarrollar el capítulo, se debe advertir que las


ideas claves para esta reflexión serán: ofrecer una definición de Humanismo
Integral, esta servirá para comprender en qué sentido Maritain lo entiende y
por qué razón la presenta como un nuevo humanismo para la época en que
se sitúa.

En un segundo momento identificaré cuál es la columna vertebral de


dicho pensamiento, ya que nos va a ayudar a comprender los puntos
importantes que sostienen la propuesta de Maritain, para después poder
enfocar su humanismo hacia las problemáticas actuales. Por último, pondré
en mesa los puntos clave que se puedan encontrar en el Humanismo
Integral, obra que utilizo para la contra argumentación del antihumanismo de
ésta época y, así, tomar un concepto idóneo capaz de introducirme al tercer
capítulo donde se presentará el modo concreto para dicho proyecto.

2.1 Necesidad y descripción del Humanismo Integral

En primera instancia, Jacques Maritain propone este nuevo


humanismo en la medida en que ha encontrado el meollo del asunto, esto es,

1
el ser humano ha venido decayendo de tal manera que, durante la Edad
Media se produjo una concepción excesiva en lo divino a tal grado de
terminar olvidando en cierto modo lo humano1. Esta fue entonces la
característica por la cual Maritain se dignó escribir la obra.

Por eso el humanismo es entendido, en sus múltiples divergencias,


como concepción que tiende a hacer al hombre más verdaderamente
humano y a manifestar su grandeza original, haciéndolo partícipe de todo
cuanto pueda enriquecerlo en la naturaleza y en la historia2. Por ello
considera Maritain profundizar en una antropología integral capaz de moldear
al ser humano en su dignidad y su personalidad.

Las diversas formas que se han dado en la historia las reduce


Maritain a dos especies: el humanismo teocéntrico, que reconoce que
Dios es el centro del hombre, e implica el concepto cristiano del
hombre pecador y redimido y sus principios de la gracia y libertad3.

En esta forma, se presenta una reducción del hombre, en la medida


en que sólo se enfoca a considerar que Dios es el centro del universo y que
el hombre es nada. Por otro lado, el “humanismo antropocéntrico cree que el
hombre mismo es el centro del hombre y de todas las cosas e implica un
concepto naturalista del hombre y su libertad”4. De este humanismo son
principalmente responsables el espíritu del renacimiento y de la reforma 5. De
ahí inicia Maritain sus largas incursiones históricas.

En esa medida, Maritain propone un Humanismo Integral que


sustituye estos dos tipos de humanismo antes mencionados y los manifiesta
no como una imposición de normas de reforma humana, sino como un

1 Cfr., SECLÉS Juan Fernando, “La Antropología de Jacques Maritain”, en Propuestas


Antropológicas del siglo XX-I, EUNSA, España, 20062, pp. 126-127
2 Cfr., URDANOZ Teófilo, O.P. Historia de la filosofía, T. VIII, Biblioteca de Autores

Cristianos, Madrid, 19982°, p. 443


3 Idem.
4 Idem.
5 Cfr., MARITAIN Jacques, op.cit., p. 41

2
modus vivendi. Es decir, “proponer un humanismo integral, significa sugerir
una nueva forma de vida”6, esto es, entiende por humanismo como un estilo
de vida que ensalza los valores que, a lo largo de la historia han ido
poniendo de relieve y, con respecto a integral, no se refiere a un cúmulo de
elementos heterogéneos, sino vertebración cultural sobre el concepto de
personas, centro, más allá del individuo y de la colectividad.

Dicho de otro modo, el ser humano tiende a realizar una colectividad


de elementos que continuamente va utilizando para sobre vivir, sin embargo,
también se los adjudica en la medida en que la cultura y la época va
avanzando, no obstante, por integral debe referirse a otra cosa, por lo menos
para Jacques Maritain es integral en el sentido en que, a pesar de las
múltiples formas de pensamiento humano que existen, retoma las más
eficientes para el hombre, es decir, acepta la parte científica, pero también la
parte antropológica, ahora bien, dentro de esta, decide agregar el elemento
espiritual, por lo tanto, pretende construir un nuevo fundamento humano que
contenga de modo integral, los valores que rigen al mismo hombre, y
entonces, lograr una comunicación interpersonal más adecuada, pero
respetando al otro.

Con este libro, Maritain quiso construir un nuevo proyecto de acción


política y social para los cristianos del siglo XX que rompiera de una
vez por todas con el paradigma de la Cristiandad Medieval como
modelo, al que se debía aspirar, de unión entre cristianismo y
sociedad7.

En este sentido, Maritain constató que era momento de un repensar al


hombre, y, aunque fuese en tiempos de la época medieval, no refirió a que
está mal, sino que, por el contrario, era justo hacerlo en la medida en que
toda cultura tiende a la mutabilidad. Es decir, la época medieval tuvo su
repercusión en el hombre, ésta, utilizó sus medios para hacer que el ser

6 JIMENEZ Ruiz José María, op.cit., p. 8


7 MARITAIN Jacques, op. cit., p. 10

3
humano obrara conforme a los mandatos de Dios, sin embargo, se
mantuvieron estáticos en ese ideal, ahora bien, Maritain considera eso como
una manera de concienciar al hombre, no obstante, era prudente regular sus
fundamentos y no solo quedarse en un mero teocentrismo.

Considera acertadamente que la época en que vivía era totalmente


moderna, ya era un tiempo adelantado al futuro de la Reforma y el
Renacimiento, pero, desde el marco ideológico e institucional, de tal manera
que le parecía algo inapropiado proponer una inculturación cristiana, ya que
la única respuesta o solución a dicho problema, era que los eminentes se
alejaran del cristianismo, es decir, los pensadores más prestigiosos de la
época se separan al entender que la única forma de cambio, era obedecer a
los principios impuestos por la iglesia, cosa que para Maritain sería
innecesario8.

Pareciera que entonces habría que buscar una solución a este


asunto, sin embargo, Maritain deduce que lo único que se tiene que
hacer era analizar por qué la sociedad europea se había
descristianizado parcialmente a pesar de haber sido totalmente
cristiano en la Edad Media; y después, analizar qué elementos
positivos había producido la sociedad europea a partir del
Renacimiento y la Reforma e integrarlos a un nuevo proyecto para las
décadas futuras9.

Esta es la tarea que abordó Jacques Maritain en la obra Humanismo


Integral, una obra que de alguna manera analiza la situación de la época
pasada y después recopila todos los elementos posibles para unificar y
realizar el proyecto nuevo que demanda toda corrupción de época y englobe
al hombre en sus dos entidades esenciales.

En principio sí había una unión entre cristianismo y sociedad, sin


embargo, toda la atmósfera cristiana fue cubriendo el mundo humano hasta
ahogarse en lo divino, esto no quiere decir que estaba mal, más bien,

8 Cfr., ibidem., p. 11
9 Idem.

4
aunque en la época se respiraba una establecimiento de leyes y actitudes
humanas, éstas se inclinaron más hacia lo dogmático, y por tanto, sucedía
todo un marguen de heroísmo ingenuo donde lo único que permanecía era el
mundo divino por encima del humano.

Surge entonces un nuevo pensar, teniendo como causa de lo anterior,


una imposición en la Europa moderna sobre una nueva serie de valores que
permitieron un mejor cambio al trato del hombre. Empero, aunque los
cristianos estaban haciendo un bien, la unión entre iglesia y estado debe ser
para un mejoramiento de la personalidad humana, por ende, el cristiano debe
acceder a esa actitud de calidad cristiana que de suyo toca, y, en ese
sentido, la unión antes mencionada, sería lo más apto para una nueva
sociedad.

Maritain intenta asumir todas esas propuestas y considera prudente


completarlas con la dimensión que ha perdido y que de suyo tiene por
“naturaleza”10, es decir, lo trascendente. Punto clave del pensamiento
maritainiano y complemento de las conquistas de la época pots-medieval11.

Durante la Ilustración y el siglo XIX, donde el materialismo ateo buscó


secularizar la sociedad, había redescubierto al hombre, pero ese
descubrimiento fue sin Dios, por lo tanto, la propuesta, en ese contexto, era
de tinte antropocéntrico, olvidándose del teocéntrico de la Edad Media, esto
es, la dimensión trascendente no tenía cabida en ese sentido. Es por eso
que decide recopilar toda la serie de datos y puntos concretos donde permite
decir que lo que falta en otros términos es un humanismo completo, integral,
donde no se olvide de lo humano, pero también proceda a la dimensión
trascendental que es en Dios, puesto que en Él se realiza.

10 N.B., Cuando menciono el concepto de naturaleza, no lo hago en el sentido de una


naturaleza física, sino la utilizo en el sentido de que es complemento de la parte física de la
persona humana, es decir, es cuerpo, pero también es espíritu, este último es el que permite
al hombre finito a trascender.
11 Cfr., ibidem., p. 12

5
En última instancia, el humanismo que propone Maritain, contiene
características muy propias que surgen a partir de la necesidad de hacer un
complemento, es decir, unir los valores absolutos de la Edad Media y los
avances de la modernidad, para que sea un humanismo completo, integral,
no sin dejar en claro que también es parte principal del momento. Es
importante considerar “la aceptación al pluralismo; la importancia esencial de
la acción de los laicos en la transformación cristiana de la sociedad; la
distinción entre valores cristianos comunes y posturas personales que serán
necesariamente distintas y la autonomía relativa de lo temporal; etc.”12. Todo
esto para construir el humanismo integral de Jacques Maritain.

Con todo esto, Maritain pretende reorganizar el pensamiento humano,


pero desde una visión integral, es decir, aceptando el pluralismo, al mismo
tiempo acepta una mejor forma de vinculación a tal grado de llegar a
proponer un proyecto bastante clásico, que de hecho así se le considera. Del
mismo modo con la importancia de los laicos, esto es, aquellas personas que
se preocupan por el bienestar de la persona humana, de suyo tendrán la
responsabilidad de velar por valores y fundamentos capaces de mantener un
solo fin, el cual es la trascendencia.

Algo que llama la atención en el proyecto maritainiano, es que tienen


en cuenta que esto no es cuestión solo de ideas, sino también de
comportamientos, es decir, la actitud cuenta mucho para Maritain, el
desprendimiento de lo humano pero en relación con el otro, como dice
Levinas en su obra Totalidad e Infinito: “la relación con el otro se expresa por
la imposibilidad moral de exigir a otro lo que me exijo a mí mismo”13. Un
obrar recto y bueno, es lo que en otras palabras Maritain dirá, “este proyecto
de cristianización de la sociedad moderna debía ser una tarea de santos” 14.

12 Ibidem., p. 13
13 LEVINAS Emmanuel, Totalidad e Infinito. Ensayo sobre la exterioridad, SÍGUEME,
Salamanca, 19872, p. 38
14 MARITAIN Jacques, op. cit., p. 13

6
Por lo tanto, continua Maritain, “si una nueva cristiandad15 surge en la
historia, será obra de una tal santidad16”17.

En cierto sentido, Maritain ofrece esperanza para los hombres del


mañana, que, en nuestro caso, podemos tomarlo como propio, puesto que
somos esos hombres del mañana según Maritain, pero esto es si se sigue
con las directivas de otros cuyas acciones expresan las verdades de una
sabiduría contemplativa.

2.2. La columna vertebral del humanismo integral

Es importante considerar este apartado como punto fundamental del


pensamiento de Jacques Maritain, es decir, la mejor manera de poder
acercarse a la concepción de humanismo integral, es ubicar cuál es la
columna vertebral de este pensamiento. Dicho de otro modo, la base
fundamental del concepto.

15 N.B., Es necesario hacer la distinción entre cristianismo y cristiandad para no creer que es
lo mismo, el primero refiere a una doctrina religiosa; el segundo, por el contrario, especifica
en que se incultura esa religiosidad, siendo el referente por excelencia la Cristiandad
medieval. Por eso lo que Maritain propone es una nueva inculturación, en un contexto
histórico diferente del mensaje cristiano. Por eso lo que rechaza es una cristiandad ya
caduca, la medieval, y no un cristianismo (Cfr., SECLÉS Juan Fernando, Propuestas
antropológicas del siglo XX-I, “La Antropología de Jacques Maritain”, EUNSA, España, 2006,
p. 128)
16 N.B., En relación al término santidad, Maritain lo refiere como el estado de liberación

propiamente divino, puesto que la vida misma de Dios vive entonces en el hombre. Dicho de
otro modo, aquel hombre virtuoso que actúa con amor hacia el prójimo (Cfr., Maritain
Jacques, Humanismo Integral. Problemas espirituales y temporales de una nueva
Cristiandad, EDICIONES PALABRA, Madrid, 1999, pp.174-175)
17
SECLÉS Juan Fernando, op.cit. pp. 128-129

7
2.2.1 Humanismo Integral

El humanismo integral es una propuesta de acción para la época y un


momento histórico concreto. Consiste en la delimitación del problema que en
la Edad Media permeaba con lucidez, es decir, depender de la época en
ideología y cultura como punto de referencia de lo que debería ser una
cultura cristiana, en su análisis y en una propuesta de solución18.

Por lo tanto, podemos asumir que el humanismo integral es, entonces,


la concepción cristiana de la vida; la supremacía de la persona humana y sus
referencias de valores espirituales y morales dentro de la sociedad, ya que
con esto, Maritain ofrece una salida hacia la trascendencia, no que él la da
como personas, sino que, aunque de suyo el hombre la posee, es bueno
recordarlo19.

Maritain, considera hacer que las personas hagan conciencia de la


realidad, es decir, la sociedad es un tanto contradictoria e irónica, esto es,
muestras salidas que aparentemente se notan buenas o confiables, no
obstante, la concienciación, refiere a que, como seres humanos, se debe
buscar un bien mayor no menospreciando a los demás, sino que juntos, se
pretenda encontrar eso que hará libre, es decir, el rostro de Dios.

2.2.2. El Amor como medio para la unificación del ser humano

Dentro de la columna vertebral del humanismo integral, se ubica en


primer lugar, el amor, un amor que unifica al ser humano y que es la

18 Cfr., ibidem. Pp. 125-126


19 Idem

8
herramienta de Maritain para salvaguardar la humanidad y realizar un cambio
radical en este nuevo paradigma que se instala en la ilusión y el engaño.

Jacques Maritain, hace una llamada de atención al Renacimiento y a


la Modernidad, en referencia a que el ser humano se ha dormido y puesto
como almohada, las verdades eternas, cuya función es hacer al hombre
verdaderamente más humano y santo, capaz de ver al otro como a uno
mismo y verlo como fin y no como medio20.

Esta llamada de atención es porque el humanismo socialista toma al


amor como un simple elemento social dentro del Renacimiento y la
Modernidad21, sin embargo, el autor francés lo considera como uno de los
elementos principales en el ser humano para discernir sobre un juicio y para
decidir ante una situación concreta, no obstante, considera que:

El amor como base de la filosofía social y política implicada en el


humanismo integral, requiere para nuestro tiempo, un cambio
netamente radical, una ascensión de las fuerzas de fe, de inteligencia
y de amor que brotan de lo más profundo del alma, de este modo, se
cumplirá verdaderamente el cambio22.

Por ese motivo, Maritain dirá en su obra Humanismo Integral que el


amor es una fuerza salvaje, es decir, cuando llega en el ser humano a un
espacio donde la puerta está cerrada, éste cambia y se transforma en odio
mortífero, capaz de convertir al hombre como medio y utilizarlo para la
vulnerabilidad de lo humano23.

El amor, entonces, es considerado como un amor trascendentel, es


decir, capaz de ir más allá de una primera impresión, donde se concibe como
el primer ingrediente esencial ante una relación filial y una interpelación
humana. En este sentido, el autor hace un recuento de cómo se concebía en

20 Cfr., MARITAIN Jacques, op. cit., p. 86


21 Cfr., ibidem., p. 88
22 Ibidem., p. 123
23 Cfr., p. 124

9
la modernidad y el renacimiento y del mismo modo, hace la exhortación de
repensar el concepto y ver la necesidad de utilizarlo como medio para que el
hombre alcance el fin, es decir, la felicidad24.

2.2.3. La libertad como posibilidad de autonomía

Otro punto importante del fundamento de la obra, es la libertad. Esta


libertad no es considerada el hacer por hacer las cosas, el actuar conforme a
lo que yo quiero sin importarme del otro, más bien es una libertad que
consiste en que el hombre pueda desarrollar los grados de vida en lo
material, intelectual y moral. Donde su actuar sea conforme al deber, es
decir, no utilizar al ser humano como medio, sino como fin y de ese modo,
lograr un bien común.

No está enfocado a una libertad simple de elección, tampoco una


libertad de grandeza y poderío de estado, sino una libertad de autonomía de
las personas que se confunde con la perfección espiritual de éstas 25. Más
bien, está destinada a cambios meramente radicales, esto es, “una
ascensión de las fuerzas de la fe, de inteligencia y amor que brotan de las
fuentes interiores del alma”26. Sólo con esa condición, el hombre podrá
avanzar a realidades propias de su naturaleza sin denigrarla ni tratar de
lesionarla.

Esto es parte de una posibilidad que Maritain ofrece al mundo de hoy,


considera lo esencial para un nuevo humanismo que tenga en parte una
antropología, pero también un método metafísico donde se logre compaginar
una verdadera dignidad en la cual, el ser humano ha puesto énfasis, aunque
de manera desequilibrada, y por ende, se presenta una vulnerabilidad del
concepto.

24 Cfr., ibidem., pp. 26-79


25 Ibidem., p. 223
26 JIMENEZ Ruiz José María, op. cit., p. 23

10
La libertad, por lo tanto, es parte fundamental en el ser humano, ésta
va en comunión con el amor, es decir, el hombre libre actúa de tal modo que
no denigre al otro, ni mucho menos desprecie su individualidad, puesto que
ambos comparten la misma esencia y entonces, tienden al mismo fin.

Maritain deduce que la misma libertad personal es la posibilidad para


el hombre de realizar conjuntamente de un modo verdaderamente
humano y responsable las tareas de promoción de los demás y de sí
mismo. Pero no es fin en sí misma: ni a nivel de persona ni a nivel de
comunidad27.

Según Maritain, tanto más derecho tendrá cada hombre, y cada


unidad social, a que se respeten y favorezcan sus derechos y libertades
propias, cuanto más los comprometa en el respeto y promoción de los
derechos y libertades de los demás28.

2.2.4. La voluntad como tendencia al Bien Supremo

Otro punto clave del humanismo integral es la voluntad, ésta parte del
querer, un querer donde todo tiende al bien, pero en concreto, al bien puro 29.
El autor considera que “la voluntad siempre tiende a un fin, y que este fin es
absoluto, por eso dirá que toda voluntad, aún la más perversa, desea a Dios
sin saberlo”30. Incluso lo inicia desde los actos más pequeños que en algunos
casos son inconscientes, hasta los más grandes sacrificios que son a
sabiendas de lo que viene, buenas en sí misma.

La voluntad es parte principal del humanismo, ésta va en relación con


el amor y la libertad, sin embargo, guiadas por la inteligencia, se dirigen
incondicionalmente hacia lo más profundo de lo humano, es decir, el espíritu,
quien en sintonía con la columna vertebral del humanismo de Maritain,

27 ABRIL Vidal Catello, Jacques Maritain: su legado político y humanista, p. 5, recuperado el


24 de octubre de 2019, disponible enfile:///C:/Users/Pc02/Downloads/Dialnet-
JacquesMaritain-1710400.pdf
28 Cfr., ibidem., p. 6 del
29 MARITAIN Jacques, op. cit., p. 90
30 Ibidem., p. 91

11
tomará como elemento que ayudará a tener esa conexión con Dios, y
entonces, permitirá que el hombre actúe de tal manera que busque un bien
común.

“El propio bien común es para Maritain intrínsecamente moral, no sólo


en sus fines y componentes más específicos, sino también en relación con
los medios que se ponga en juego para lograrlo”31. Sin embargo, hay como
medios componentes de la vida política y social del pensamiento del autor, la
justicia, la amistad y la caridad social, cuyo motor principal es el alma y el
espíritu para la vida comunitaria32.

2.2.5. El Hombre como centro de reflexión

El hombre, como punto clave para el pensamiento de Maritain, es sin


duda un concepto que va muy inmerso en la columna vertebral del
humanismo, es decir, todo lo mencionado anteriormente, recae en él, y del
mismo modo, permite atraer a lo humano las virtualidades en él plasmadas.

Esto es porque considera que el “hombre es un animal que se nutre


de trascendentales”33, esos trascendentales son precisamente aquello que
hace que el ser humano vaya en busca de algo más allá de lo material, más
allá de la condición humana, es decir, el amor mismo, lo bello de ser amado y
el espíritu que alienta la búsqueda de la felicidad.

“El hombre está llamado a algo mejor que una vida puramente
humana”34, algo que, dentro de su misma naturaleza compuesta, permite
trascender, por medio del espíritu, hacia una contemplación más perfecta y
pura que la humanidad misma. Todo esto por medio de una felicidad que por
voluntad busca y desea sin condición.

31 ABRIL Vidal Catello, op. cit., p. 8


32 Cfr., idem.
33 MARITAIN Jacques, op. cit. p. 6
34 Ibidem., p. 26

12
“Para ello, es necesario que el hombre desarrolle las virtualidades en
él contenidas, sus fuerzas creadoras y la vida de la razón, y trabaje para
convertir las fuerzas del mundo físico en instrumento de su libertad” 35. Esto
implica naturalmente la concepción de persona que refiere el filósofo,
manteniendo el carácter existencial, es decir, la “subjetividad, el mundo
complejo de la libertad, la creatividad y la cultura”36.

Maritain considera a la persona un caso central dentro de su


antropología, es el punto de partida de esta reflexión dada en el humanismo
integral, es por ello que ofrece una concepción bastante prudente respecto
del término y claro, todo lo que conlleva, es decir, de tinte físico, metafísico,
cultural, epistemológico y existencial. Por eso concibe a la persona como:

Cuando decimos que un hombre es persona no queremos decir sólo


que es un individuo como lo son un átomo, una espiga de trigo, una
mosca o un elefante. El hombre es un individuo que se rige con la
inteligencia y con la voluntad; no existe solamente en modo físico sino
que sobre-existe espiritualmente en conocimiento y en amor, de tal
forma que, en algún sentido, es un universo por sí, un microcosmos
en el cual el gran universo todo entero puede quedar comprendido
con el conocimiento, y con el amor puede darse todo entero a seres
que están ante él como otros tantos él mismo, relación de la que es
imposible encontrar el equivalente en el mundo físico. La persona
humana posee estos caracteres porque, en definitiva, el hombre, esta
carne y estos huesos perecederos que un fuego divino hace vivir y
obrar, existe ‘desde el útero hasta el sepulcro’, por obra de la
existencia misma de su alma que domina el tiempo y la muerte. Es el
espíritu la raíz de la personalidad37.

Esto indica que, en un principio, Maritain da a entender al hombre


como una ser que posee virtualidades dadas por naturaleza, es decir, por ser
un filósofo tomista, considera prudente optar por el antropomorfismo
aristotélico, esto es, acepta que el hombre es materia y espíritu, sin embargo,
hay que dejar en claro que, en los términos que parecen de tinte cronológico,

35 Ibidem., p. 27
36 SECLÉS Juan Fernando, op. cit., pp.111-112
37 Idem.

13
son meramente una forma de explicar la naturaleza de la existencia de los
caracteres espirituales que posee de suyo38.

El mundo está formado de compuestos que permiten fortalecer y


estabilizar la naturaleza misma, así como hay fuego, también hay agua, así
como hay luz, hay oscuridad, así como hay materia, también hay forma,
entonces, así como el hombre está pensado para una actividad y una
relación material, también debe obedecer a principios metafísicos que le
permiten actuar de modo autentico, esto es, si una filosofía racionalista,
empirista, pero también una filosofía cristiana que expone esos valores, que
ya en la Edad Media se estaban perdiendo, de tal manera que exista un
punto medio en el ser y actuar humano.

En resumen, la esencia del humanismo integral está conformada, en


primer lugar, por ser un humanismo cristiano, por otro lado, el ser parte de
una antropología tomista que va en busca de ese balance humano entre fe y
razón, luego, es considerado un humanismo que se dedica en primera
instancia a delimitar el valor específico del ideal medieval para después
conjugarlo con el modernismo y todas las características que ayudan al ser
humano, del mismo modo, por la trascendencia, el amor, el espíritu, la
voluntad, el mismo hombre y la libertad. Términos de suma importancia para
el filósofo francés que, de algún, modo introduce en su humanismo cristiano
para reflexionar sobre el ser del hombre.

38 N. B., cuando se menciona sobre los términos de carácter espirituales, estos refieren a los
siguientes: inteligencia, voluntad, conocimiento y amor; ahora bien, cuando se menciona los
de tinte cronológico, son: carne, huesos, útero y sepulcro.

14
2.3.1. La libertad como elemento necesario del humanismo integral

El concepto de libertad es un punto clave para el humanismo integral,


éste es considerado, para Maritain, como un término que nace de la voluntad
y se alimenta de la inteligencia para obrar bien, para alcanzar un
determinado fin, un fin que no daña pero que integra a la personalidad cierta
característica filial.
Jacques Maritain, como filósofo cristiano, se tomó muy de suyo el
papel de cristiano y desarrolló un pensamiento incluso teológico, aunque en
su mayoría fue muy filosófico, sin embargo, por el hecho de estar dentro de
los más destacados pensadores cristianos, y, sobre todo, personalistas, fue
llamado para ser “embajador de Francia ante la Santa Sede”39.
Su papel dentro de este puesto fue participar activamente en las
tareas que condujeron a la “Declaración Universal de los Derechos
Humanos”40. Del mismo modo, fue partícipe e influyente de diversos grupos
políticos y democráticos cristianos. Todo esto le llevó a ser un invitado
especial para el Concilio Vaticano II, sobre todo, encargado a dar lectura del
mensaje del Concilio a los pensadores y científicos de la época41.
Estando en este contexto histórico de pensamiento y religión, asumió
la tarea de poder ser parte de algunos documentos del Concilio sobre la
libertad, en concreto, sobre la libertad religiosa42. Es aquí donde inicia esta
concepción del hombre libre; esto no significa que anteriormente no lo hizo,
más bien, por ser un filósofo cristiano, participó arduamente en estos
ambientes, es decir, se puso la camiseta del cristianismo y, junto con su
esposa, dieron paso al pensamiento antropológico.

39 MARITAIN Jacques, op. cit. p. 8


40 Idem.
41 Cfr., ibidem., p. 9
42 Cfr., idem.

15
2.3.2. Jacques Maritain y sus inicios con el concepto de libertad

Jacques Maritain, como máximo exponente del neotomismo europeo,


nació en Paris en el seno de una familia protestante. Es aquí donde inicia su
amor por los valores espirituales; gracias a su madre que amó el carácter de
la libertad, Maritain cogió el concepto y decidió adoptar las exigencias más
altas del espíritu humano43.
Este concepto de la libertad es naturalmente importante en la reflexión
del humanismo, esto es, porque considera que el hombre sin libertad es
meramente “un individuo esclavo de los acontecimientos y las circunstancias,
incapaz de dirigir su propia vida”44. No obstante, se puede considerar a la
libertad como centro de la personalidad humana que permite no solo
individualizar, sino también obrar por un fin concreto. Este fin debe ser
totalmente bueno para sí y para los demás.

2.3.3. Libertad como posibilidad de elección y autonomía

Libertad es naturalmente grave, es considerada como un elemento


fructífero para cualquier ideología o tendencia humana. Dado este problema,
Maritain propone dos líneas de libertad, es decir, distingue dos tendencias de
la libertad, las cuales considera aptas para su reflexión personalista, es decir:
La primera entiende la libertad como posibilidad de elección, a la que
considera como fin en sí misma. Esta concepción es consecuencia de
una filosofía liberal - individualista cuyo único límite es la libertad del
otro, que no atiende a la justicia ni al bien común y que desemboca
en una disolución anárquica de la sociedad45.

43 Cfr., JIMENEZ Ruiz José María, op. cit., p. 7


44 LÓPEZ Casquete de Prado Manuel, “la antropología de Jacques Maritain: Problemas y
Virtualidades de la distinción individuo – persona” ARBOR Ciencia, Pensamiento y Cultura,
Universidad Loyola Andalucía, 2004, P. 9, recuperado el 29 de octubre de 2019, disponible
en https://dadun.unav.edu/bitstream/10171/6684/1/IGNACIO%20SEGARRA%20MOLINS.pdf
45 Ibidem., p. 10

16
Como primera parte de la libertad, Maritain atiende a la concepción de
un bien total, donde agrega la capacidad de elegir que ya se nos es dada por
naturaleza, por el hecho de ser personas. Hay que tener en cuenta que está
concepción es de tinte cristiano, el cual hace que el filósofo se incline hacia
el absoluto.
La segunda se basa en una comprensión de la libertad como libertad
de autonomía, pero encarnada en el fin supremo del Estado,
entendido como un Leviatán que esclaviza a los hombres entregados
a él. Se produce así una búsqueda de los fines temporales y el olvido
de los intemporales46.

En esta segunda concepción del término, el autor describe la


capacidad del ser humano ante la responsabilidad que tiene con el otro en la
medida en que se preocupa por un bien total, un bien que no es intemporal,
pero que por naturaleza, es la consecuencia del mismo.

2.3.4. Libertad en su obra persona y sociedad

La cuestión de libertad es asumida por el filósofo en diversos puntos


concretos. En un primer momento, lo introduce en su obra “persona y
sociedad”, diciendo que todo se logra en tanto que es parte de la
personalidad y naturaleza humana, y no por ser sólo un individuo. Del mismo
modo, considera que la libertad, como parte del hombre, es precisamente
para una buena socialización y convivencia, dado el caso que no se puede
tener una convivencia social, si no hay valores morales de por medio que
ayuden a regular y mantener el orden político47.

46 Idem.
47 Cfr., WASHBUM Calvo Jimmy, “PERSONA Y SOCIEDAD SEGUN JACQUES MARITAIN”,
Rev. Filosofía .Univ. Costa Rica. XXVIII (67/68), 153-157, Costa Rica, 1990, p. 153,
recuperado el 30 de octubre de 2019, disponible en
http://www.inif.ucr.ac.cr/recursos/docs/Revista%20de%20Filosof%C3%ADa%20UCR/Vol.%2
0XXVIII/No.%2067-68/Persona%20y%20sociedad%20segun%20Jacques%20Maritain.pdf

17
Jacques Maritain, afirma que “el orden de la fe debe vivificar el orden
temporal como la gracia contempla y auxilia la libertad humana”48. Esto es,
considera que debe ser auxiliado por la fe, este valor absoluto que como
cristiano, ofrece al hombre moderno. No obstante, ejemplifica con la libertad,
como aquella que verdaderamente se sostiene por medio de la gracia divina.

Todo esto porque deduce que “una persona es independiente por su


capacidad de deliberar en situaciones diversas y de decidir la mejor
alternativa a seguir”49. Pero esa capacidad, asegura Maritain, que proviene
de la naturaleza espiritual, y sobre todo, porque se es innato por el hecho de
ser alguien. Ya se puede decir entonces que la independencia reside en la
inteligencia y en la voluntad, esto indica que también es por la capacidad de
elegir cognitivamente al bien, como aquello que desea la voluntad, pero con
relación al Bien absoluto50.

Entonces, esta libertad que tanto se ha mencionado a lo largo de la


reflexión, y, sobre todo, de la reflexión del pensamiento de Maritain,
“determina el propio camino de la persona, sin estar atada con inevitable
necesidad por las leyes esenciales de su especie”51, es decir, la misma
capacidad de trascender y aspirar hacia una perfección que solo ella
corresponde.

Por otro lado, se ha considerado desde un punto histórico del


pensamiento cristiano, esa defensa absoluta por la naturaleza espiritual del
hombre dotado de libertad e inmortalidad, donde se entiende que ha
contraído méritos, y del mismo modo, asumen la incumbencia de un
desenvolvimiento libre conforme a la ley escrita en él. Es decir, pasando de

48 Idem.
49 Ibidem., p. 155
50 Cfr., idem.
51 BRUGGER Walter, “Diccionario de Filosofía, Herder, Barcelona, 2000, p. 424

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la simple individualidad a la misma personalidad con capacidad de elegir y
acceder a otra dimensión en su totalidad52.

A modo de conclusión, cabe destacar que una persona sin libertad,


evidentemente no puede formar parte de la naturaleza espiritual, esto es, ya
se está refiriendo a un individuo que necesita de otro para desarrollarse, y,
por lo tanto, ya no es responsable de sus actuaciones53.

Por todo lo anterior, Maritain consideró que todos los valores


espirituales eran positivos y que, por lo tanto, debían ser asumidos en
cualquier proyecto político y cultural futuro. Esto es, ya los hombres del
mañana deben tomarse de estos objetivos, los mismos que ayudarán a
mejorar el desarrollo humano y serán el ingrediente final para hacer al
hombre más humano, y entonces, considerar de modo sintético, un
verdadero humanismo integral capaz de transformar al hombre desde su
esencia.

Se debe destacar que Maritain mantiene esa concepción estructurada


por el tomismo, con relación a la persona y en torno a sus facultades
sensitivas y espirituales, es decir, la inteligencia y la voluntad, aunque cabe
decir que la libertad también entra en este dueto de valores trascendentes,
sin embargo, lo son por el hecho de trascender a la materia.

En toda la reflexión, Maritain exhorta a no evadir estos valores que el


cristianismo ofrece. Ya en las páginas anteriores se apuntaba sobre la
importancia de estos con relación al hombre en la sociedad y por el hecho de
ser parte de una organización capaz de mantener una relación humana más
completa y sana.

52 Cfr.,idem.
53 Cfr.,ibidem., p. 338

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Esos valores que permiten al hombre actuar de tal manera que no
agreda al otro; donde se vea inmerso en una sociedad que le atribuye
responsabilidad por el otro igual que él y por la sencilla razón de tener esa
naturaleza espiritual que le permite utilizar adecuadamente todas sus
facultades recibidas de su propia naturaleza.

Por último, hay que tener claro que Maritain considera a la libertad de
dos maneras, es decir, el hombre tiende a una libertad meramente relativa y
compatible con las condiciones de lo temporal y ubicado en la vida social.
Por otro lado, esa aspiración transnatural que el hombre tiene con respecto a
la libertad, esto es, una libertad simple y pura, no obstante, esa libertad
divina, que se podría traducir de esta manera, no le corresponde
enteramente al hombre, más bien, la trascendencia divina es quien obliga al
hombre a optar por esta libertad y, entonces, se le da la capacidad para
contemplar al absoluto, que, según Maritain, se realiza en Él54.

54N.B. Esto último es fruto de la reflexión del capítulo, es por ello que no hay referencia de
un autor concreto, más bien, es el resultado de toda la reflexión que mi autor ha desarrollado
y por ende, lo he tomado como consecuencia del trabajo.

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