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“AÑO DE LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN E IMPUNIDAD”

UNIVERSIDAD NACIONAL AMAZÓNICA DE MADRE DE DIOS.

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS.

 DOCENTE: MAG. ARRATIA BARRANTES, Walther

 ESTUDIANTES:

o HILARIO SOSAYA, Jhon Aldair COD. 16141019


o LEÓN CRUZ, Kely Rubí COD. 17141034
o LEMOS MERINO, Edu COD.
o HUAMAN MESCCO, Verónica COD. 14241039
o CHOQUEHUANCA CRUZ, Paul COD. 15141003
 CURSO: Derecho Civil (Contratos)

 TRABAJO: Noción del Contrato, Hechos y Actos Jurídicos.

 SEMESTRE: VII

 AÑO: 2019

Pto. Maldonado-Tambopata- MDD


DEDICATORIA

Con cariño y afecto:

En primer lugar, a Dios que guía nuestro proyecto de vida, por


acompañarnos a diario en nuestra carrera universitaria, ser nuestra
fortaleza en nuestro momento de felicidad y brindarnos una vida llena de
aprendizaje, experiencia y sobre todo felicidad.

Al docente Walther ARRATIA BARRANTES, quien con dedicación y


apoyo incondicional logró orientarnos y ser guía en la elaboración del
presente trabajo. Compartiendo su conocimiento de manera amplia e
indispensable, abriendo así la posibilidad a un nuevo mundo de la
enseñanza.

A nuestros compañeros del Curso de derecho Civil- Contratos, por su


interés en ello y su deseo de complementar su aprendizaje de forma
buena y diligente.

De igual manera, en forma especial a nuestros padres, por el apoyo


económico, siendo el constante soporte y que proporcionaron en nuestro
equipo de trabajo las fuerzas suficientes para alcanzar este logro.
CONTENIDO

INTRODUCCIÓN .......................................................................................................... 1
1. NOCIÓN DEL CONTRATO.................................................................................... 2
A. LA EVOLUCIÓN DEL FUNDAMENTO DE LA OBLIGATORIEDAD DEL
CONTRATO .............................................................................................................. 3
B. DEFINICIÓN DEL CONTRATO EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO ................... 5
C. EL CONCEPTO DE CONTRATO EN LA DOCTRINA ........................................ 6
D. ALGUNAS CONCLUSIONES SOBRE LA NOCIÓN DEL CONTRATO .............. 6
2. EL CONTRATO Y LA LIBERTAD CONTRACTUAL ............................................... 7
3. ELEMENTOS ESENCIALES DEL CONTRATO ..................................................... 8
A. LOS SUJETOS COMO ELEMENTO ESENCIAL DEL CONTRATO ................... 8
CAPACIDAD PARA CONTRATAR ........................................................................ 9
B. LA DOCTRINA ADEMÁS DE LOS ELEMENTOS ESENCIALES, TAMBIÉN
DISTINGUE ENTRE LOS ELEMENTOS NATURALES Y ACCIDENTALES DEL
CONTRATO, CON LO CUAL LA RELACIÓN DE ELEMENTOS DEL CONTRATO
QUEDARÁ ESTRUCTURADA DE LA SIGUIENTE FORMA: .................................... 9
4. FORMA DE LOS CONTRATOS .......................................................................... 10
A. PRINCIPIO DE LIBERTAD DE FORMA ........................................................... 10
B. FORMALIDAD AD SOLEMNITATEM Y AD PROBATIONEM ........................... 11
5. IMPORTANCIA DEL INCUMPLIMIENTO Y BUENA FE CONTRACTUAL ........... 12
A. LA BUENA FE CONTRACTUAL ...................................................................... 12
B. GRAVEDAD DEL INCUMPLIMIENTO.............................................................. 14
C. LA RESOLUCIÓN CONTRACTUAL................................................................. 15
6. LA REFORMA DEL DERECHO FRANCÉS DE LOS CONTRATOS .................... 18
A. ADAPTACIÓN A LAS NUEVAS REALIDADES ECONÓMICAS ....................... 20
1. ORGANIZAR LA NEGOCIACIÓN CONTRACTUAL ..................................... 20
2. FAVORECER LA FLEXIBILIDAD CONTRACTUAL ...................................... 22
B. ADAPTACIÓN A NUEVAS REALIDADES SOCIALES ..................................... 24
1. PROTECCIÓN DE LA PARTE MÁS DÉBIL .................................................. 24
2. ADMISIÓN DE LA TEORÍA DE LA IMPREVISIÓN ....................................... 26
7. EL HECHO JURÍDICO EN EL DERECHO CIVIL PERUANO ............................... 28
A. DEFINICIÓN DEL HECHO JURÍDICO ............................................................. 33
8. ACTO JURÍDICO ................................................................................................. 34
A. DEFINICIÓN .................................................................................................... 34
B. REQUISITOS DE VALIDEZ ............................................................................. 35
C. CARACTERÍSTICAS........................................................................................ 40
D. CLASIFICACIÓN DE LOS ACTOS JURÍDICOS............................................... 41
CONCLUSIONES ....................................................................................................... 43
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS ............................................................................ 44
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INTRODUCCIÓN

El contrato es una institución fundamental del derecho civil y una manifestación


cultural inherente del ser humano en sociedad; y, como tal, responde a ciertas ideas
insertas en un contexto histórico específico. Por ello, no es sorprendente que el
concepto jurídico de contrato sea permeado por un sinnúmero de razones externas o
extrajurídicas, las que influyen y modifican su contenido.

En la actualidad, los contratos son considerados como el corazón de la sociedad


moderna, usados por diversas razones y tomados de diferentes formas. La historia
enseña que los contratos se han desarrollado y adaptado a la sociedad; asimismo,
cada sistema legal ha desarrollado su propio derecho de los contratos y sus medios
para resolver el incumplimiento de los mismos.

En virtud de ello en el presente trabajo, abarcaremos acerca de la noción del contrato,


dicho de otro modo, que entendemos por contrato, como nace esta institución, que
implica celebrar el contrato; hecho que fueron materia de nuestras indagaciones los
cuales son desarrollados en todo el contenido del trabajo.

Puesto que es necesario reconocer el valor e importancia que tiene esta institución en
el campo del Derecho, sobre todo en el campo del Derecho Civil. Precisamente su
esencia radica en lo patrimonial, de ahí su influencia no solo en el ámbito del Jurídico,
sino también en el Ámbito económico, Político y Social; como operadores del derecho
debemos conocer de qué trata el Contrato y como se aplica en las relaciones jurídicas
que se suscitan en nuestra sociedad. Dicho esto, hemos desarrollado todo acerca de
la Noción del Contrato.

Por otra parte desarrollaremos también el Hecho jurídico y el Acto jurídico, puesto que
conocer ello, ampliará nuestro conocimiento sobre el contrato, dado que se considera
al Acto jurídico como el género y el contrato como la especie, en tanto que los
requisitos de validez del Acto jurídico también se aplican por extensión a los contratos.

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1. NOCIÓN DEL CONTRATO

La noción de contrato tiene como punto de partida la autonomía de la voluntad. Este


principio fundamenta el vínculo contractual que nace entre las partes, que compele al
deudor a cumplir con lo obligado. Es por esto que el contrato se ha entendido como
un acuerdo de voluntades entre las partes, y una fuente de obligaciones respecto del
deudor.
Debido a su complejidad, cuando hablamos de noción de contrato ésta puede ser
abordada desde múltiples perspectivas, con todo, esta noción ha evolucionado hacia
una que enfatiza en el interés de las partes y la forma en que éstas garantizan la
satisfacción de este interés mediante el contrato.
Esta evolución de la noción tradicional fue plasmada, en términos normativos, por
primera vez en la Convención de las Naciones Unidas sobre los Contratos de
Compraventa Internacional de Mercaderías, celebrada en Viena en 1980, en adelante
“la Convención de Viena”. Como veremos, esta evolución es relevante, ya que, al
modificar el entendimiento tradicional de la noción del contrato, se altera también la
noción de cumplimiento o incumplimiento del mismo, así como el sistema de remedios
y acciones con que cuenta el acreedor ante el incumplimiento.
Desde el punto de vista antropológico, la contratación es una manifestación cultural
inherente a la vida del ser humano en sociedad. Es por ello que el contrato, institución
fundamental del derecho civil, responde a ciertas ideas insertas en un contexto
histórico específico, lo que debe tenerse en cuenta al momento de fijar su contenido.
En efecto, una de las principales funciones que le asignamos al contrato hoy, es la de
ser una herramienta para la organización y previsión de nuestro futuro. Pero en las
sociedades incapaces de abstracción conceptual, los individuos no podían disociar el
presente y el futuro, por lo que el contrato, más que un vínculo de interés
principalmente económico, era una alianza total y mística; un cambio de estado,
análogo al parentesco. El contrato, como fenómeno económico, es concebido como
el centro de la vida de los negocios y como una herramienta indispensable para el
intercambio. Pero la aparente sencillez que envuelve a esta institución por su uso
cotidiano en el tráfico económico, se diluye cuando nos aproximamos a ella desde un
punto de vista exclusivamente técnico y jurídico.
Así, en la teoría del contrato existe una situación paradojal entre el fundamento del
contrato y su conceptualización. En efecto, la doctrina y la jurisprudencia tanto del
common law como del derecho continental, asumen un concepto de contrato
ampliamente aceptado; pero, pese a ello, los principales autores discuten y exponen
una multiplicidad de aproximaciones, incluso a veces irreconciliables entre sí, en torno
a las razones que explican su obligatoriedad, elemento central de esta institución.

Por eso, creemos que para fijar el contenido del concepto de contrato es fundamental
partir desde su noción más esencial, esto es, como mecanismo creador de
obligaciones. Así, iniciaremos nuestro análisis entendiendo que el contrato es una
fuente de obligaciones y, por ello es relevante responder a la interrogante de por qué
éstos obligan. Estas respuestas han variado y dependido también de contextos

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históricos específicos. Creemos que su análisis nos permitirá aproximarnos a los


diversos enfoques que ha asumido la institución del contrato.

A continuación, expondremos brevemente el desarrollo histórico del fundamento de la


obligatoriedad del contrato, para luego vincularlo con la noción del contenido del
contrato.

A. LA EVOLUCIÓN DEL FUNDAMENTO DE LA OBLIGATORIEDAD DEL


CONTRATO

El contrato es un mecanismo ideado por el ser humano para crear obligaciones.


Por ello, consideramos que la evolución de los fundamentos que justifican su
obligatoriedad es tan relevante, pues si estos cambian, también lo hace la
institución del contrato.
A continuación, presentaremos tres aproximaciones que condensan las posturas
de varios autores sobre los fundamentos de la obligatoriedad del contrato. La
primera de ellas, que podemos llamar “aristotélica”, asume que la equivalencia
objetiva de las prestaciones es constitutiva de la relación contractual. Tras ello,
revisaremos la justificación “liberal”, que toma como base la voluntad de los
individuos para justificar el vínculo obligatorio.
Finalmente, expondremos brevemente justificaciones teleológicas que ven al
contrato como un medio para la realización de un bien individual o social, como
sería, por ejemplo, el bienestar de las partes o la eficiencia económica.

 EL FUNDAMENTO BASADO EN LA JUSTICIA SUSTANTIVA O


ARISTOTÉLICA:

La justicia, entendida en términos sustantivos, fue el primer principio acuñado


para explicar el vínculo obligatorio que supone el contrato. Aristóteles justificó
la obligatoriedad del contrato sobre la base de lo que él denominó “justicia
correctiva”, que tenía lugar en los tratos mutuos entre individuos. Sostuvo que
la justicia sustantiva exigía una equivalencia objetiva de los bienes
intercambiados, de modo que lo justo implicaba la igualdad aritmética de lo
intercambiado
Así, el contrato obligaba porque era justo, lo que significaba la equivalencia,
determinada mediante el valor de los bienes intercambiados6. La tradición
aristotélica justificó la obligatoriedad de los contratos sobre la idea de justicia
sustantiva; de modo que, tras una interacción entre individuos, ambos debían
quedar en igual posición que aquella que tenían antes de dicha interacción.
Con todo, se puede afirmar que la noción del contrato basada en la justicia
sustantiva también es concebible en el derecho romano. Si bien en el derecho
romano no se encuentran discusiones en torno a la fundamentación de la
obligatoriedad del contrato, la reciprocidad de las obligaciones, entendida en

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términos objetivos, es un elemento integrante de la noción de contrato


propuesto en aquella época.
Labeón (siglo I a.C.) elaboró por primera vez una categoría general de contrato,
en la cual incluía todos los negocios fundados en la buena fe (típicos o atípicos),
que obligaran recíprocamente a las partes (synallagma) en términos objetivos.
Así, en las figuras convencionales generadoras de obligaciones recíprocas los
efectos a cargo de las partes se justificaban recíprocamente, y por lo tanto
constituían en sí una concretización de la buena fe, materializada como
elemento constitutivo de los mismos y como justificación de su tutela jurídica.
Se trata de una bilateralidad objetiva del efecto obligatorio, o sea sobre el nexo
sinalagmático entre las diversas obligaciones. Así, en esta concepción del
contrato, las obligaciones correlativas no tienen su fundamento en el
consentimiento, sino en la estructura objetiva de la relación.
Durante el siglo XVI, Tomás de Mercado marcó un punto intermedio dentro de
esta concepción, ya que sostuvo que “el contrato para ser justo, pide igualdad,
no en las personas que contratan (que esas pueden, y suelen ser muy
diferentes) sino en las cosas que se contratan. Y éstas no en la naturaleza: sino
solamente en el valor y estima”. Su idea del dinero, aun cuando reconoce
explícitamente su naturaleza convencional, mantiene pretensiones de una
justicia sustantiva. El valor de la cosa está mediado por una serie de
propiedades de carácter material, intrínseco, y es esta equivalencia la que
permite la adherencia de la voluntad. Estos autores marcan una corriente de
pensamiento cuyo elemento central era un supuesto valor objetivo de las cosas
intercambiadas, que, si bien es mermado con el transcurso del tiempo, nunca
fue superado del todo.
Asimismo, es relevante revisar la evolución histórica en torno a la idea del
precio justo en los contratos. Al respecto, De Mercado hace alusiones a
elementos propios del mercado para poder determinar el precio. Esto fue
desarrollado por Adam Smith, quien sostuvo que “el precio de mercado bajará
más o menos con respecto al precio natural, según que la abundancia o la
escasez del género incremente más o menos la competencia entre los
vendedores, o según que éstos se muestren más o menos propensos a
desprenderse inmediatamente de la mercancía”. Para este autor, el precio de
mercado debe tender al precio natural al que se hace referencia, el cual se
asocia a las condiciones de un mercado libre y sin monopolios. Adam Smith
está inserto en la tradición de pensamiento liberal que se expondrá a
continuación, pues en virtud de su pensamiento empieza a tomar importancia
la voluntad como fundamento del contrato. El precio deja de ser una muestra
del valor de la cosa, pasando a ser el reflejo de la necesidad de la contraparte,
siendo la aceptación de éste, lo que fundaría la obligatoriedad del contrato.
Desde un punto de vista etimológico la palabra contrato proviene del latín cum
y traho, venir en uno, ligarse; que significa por consiguiente, la relación
constituida a base de un acuerdo o convención. En los ordenamientos

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primitivos el mero acuerdo de voluntades no era un contrato, en el sentido de


fuente de las obligaciones, puesto que la voluntad por sí sola no podía crear
obligaciones válidas y eficaces (Castán, 1992). En Roma tuvo gran importancia
la distinción entre convención y contrato. La convención o pacto (pactum,
conventum) era un mero acuerdo de voluntades que por sí no generaba acción
ni vínculo obligatorio. El contrato era la convención que, por ir acompañada de
una forma requerida por el Derecho o de una causa reconocida idónea,
generaba un vínculo obligatorio.
En la actualidad el concepto de contrato está caracterizado por dos notas.
 Constituye una categoría abstracta o genérica, que a su vez engloba a toda
una serie de categorías particulares (contrato de compraventa, de permuta,
etc.). En Roma no existía la categoría general del contrato sino toda una
serie de categorías singulares.
 Tiene como base o fundamento el pacto o convención, es decir, el acuerdo
de voluntades, mientras que la forma tiene un valor secundario.

B. DEFINICIÓN DEL CONTRATO EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO

El artículo 1351 del Código Civil vigente define el contrato de la siguiente manera:

"El contrato es el acuerdo de dos o más partes para crear, regular, modificar o
extinguir una relación jurídica patrimonial".

¿Ha procedido bien el codificador de 1984 al definir el contrato? Las opiniones


de la doctrina están divididas. El jurista italiano Andrea Belvedere ha dicho, en
traducción libre, que "toda Definición en Derecho Civil es peligrosa". Se dice que
esta proposición hizo fortuna, pues a la luz de ella se ha formado una
ininterrumpida adversidad a las definiciones legislativas.

Es así como algunos piensan que las definiciones pertenecen al campo de la


doctrina y no al de la codificación, invocando en apoyo de su tesis que el Código
Civil alemán de 1900, considerado por muchos como el excelso modelo de técnica
legislativa, no contiene definiciones. Sin embargo, otros Códigos Civiles más
modernos, como el Código Civil checoslovaco de 1950, el Código Civil italiano de
1942, el Código Civil venezolano del mismo año, el Código Civil etíope de 1960, el

Código Civil portugués de 1966, el Código Civil holandés de 1972 y el Código Civil
brasileño de 2002, contienen definiciones de las relaciones jurídicas normadas por
ellos.

Considero que el sistema de estos últimos códigos es el correcto. En efecto, si se


desea que el Código Civil esté al alcance de los ciudadanos y pueda ser entendido
por estos, es indispensable consignar definiciones, pues es la única forma cómo
se puede conocer exactamente el sentido de cada institución.

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En virtud de todo ello el código civil define que el contrato, es el acuerdo de dos o
más partes para crear, regular, modificar o extinguir una relación jurídica de
carácter patrimonial, y que esta se forma con la perfecta coincidencia entre la
propuesta y la aceptación, que es lo que se denomina consentimiento, esto es
compartir el sentimiento común, de donde surge una voluntad común de
conformidad con el artículo 1351 del código civil.

C. EL CONCEPTO DE CONTRATO EN LA DOCTRINA

En términos estrictamente jurídicos, cabría hablar de varios conceptos de contrato,


descendiendo de lo general a lo concreto (Díez-Picazo y Gullón, 2001).

 La idea de contrato es, en primer lugar, un supra-concepto (Oberbegriff) o


concepto superior comprensivo de aquellos otros sobre los que se establece,
definición que es aplicable a todas las ramas del Derecho, independientemente
de su carácter público o privado. Desde este punto de vista son contratos, los
tratados internacionales, etc.
 Acotando la idea de contrato al ámbito del Derecho privado, la idea de contrato
tiene carácter general puesto que incluye todos los negocios jurídicos
bilaterales tanto de Derecho patrimonial como del Derecho de familia o de
sucesiones. Así pues desde este punto de vista el matrimonio es clasificado
como un contrato.
 Finalmente, en un sentido más restringido, que busca el sometimiento a un
régimen jurídico unitario, la doctrina aplica el concepto de contrato
exclusivamente a los negocios jurídicos que inciden sobre relaciones jurídicas
patrimoniales. Desde este punto de vista el contrato es: «el acto jurídico
patrimonial de carácter bilateral cuyo efecto consiste en constituir (transmitir),
modificar o extinguir una relación jurídica patrimonial» (Díez-Picazo y Gullón,
2001).

D. ALGUNAS CONCLUSIONES SOBRE LA NOCIÓN DEL CONTRATO

Consideramos que la noción de contrato que resulta deseable en el estudio de los


diversos mecanismos de tutela respecto del acreedor, corresponde a aquella que
entiende que la relación obligatoria de las partes, involucra intereses de ambos
contratantes, a los que se debe acudir para precisar la idea de cumplimiento, en
razón de la satisfacción de dichos intereses. En virtud del enfoque descrito,
podemos concluir que el contrato constituye un mecanismo de colaboración entre
las partes que presenta diversas finalidades:

 El contrato permite la transferencia de bienes y servicios, de manera


eficiente, de unas manos a otras, procurando su empleo o aprovechamiento
óptimo, mediante su intercambio o reparto;
 El contrato al ser un mecanismo de satisfacción de intereses de las partes
permite, en términos prácticos, dar todo su alcance a la autonomía de la

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voluntad, pues no se busca que la autonomía quede desprovista de toda


importancia, sino que más bien, se atienda de mejor manera a la verdadera
voluntad de los particulares, según los intereses que se han plasmado en el
contrato. De esta manera, no se desconoce el rol que le cabe a la voluntad
como fundamento del valor vinculante de los contratos, pues la voluntad
constituye precisamente un elemento que promueve la consecución de
intereses de los contratantes;
 El contrato es un mecanismo de atribución de riesgos en diversos sentidos.
En un primer sentido, el contrato es un instrumento para negociar sobre
riesgos en un sentido puramente económico. Por ejemplo, el comprador y
el vendedor convienen en prestaciones recíprocas que estiman
convenientes al momento de contratar. Es por ello que se puede sostener
que el contrato es un instrumento económico que favorece el
desplazamiento de recursos desde una persona que los posee hacia quien
le asigna mayor valor, de modo que cada operación contractual tiende a
incrementar marginalmente el bienestar general. Sin embargo, el
intercambio puede o no tener resultados ventajosos, según sea el curso
futuro de, por ejemplo, el precio de un bien determinado. Precisamente
porque el contrato distribuye riesgos en este sentido económico, los
cambios en el valor futuro de las prestaciones no afectan su eficacia
obligatoria, salvo en circunstancias por completo imprevisibles y
extraordinarias.
 En un segundo sentido, la pregunta sobre riesgos se relaciona con la noción
de incumplimiento contractual, y, un paso más allá, se pregunta por las
acciones y demás remedios a que da lugar ese incumplimiento.
 El contrato permite el aseguramiento de las expectativas en las relaciones
interpersonales. El contrato garantiza un resultado respecto a la satisfacción
de los intereses del acreedor, siendo relevante, por tanto, no su
comportamiento o los esfuerzos que pone el deudor para dicha satisfacción,
sino que, efectivamente el acreedor vea satisfecho su interés.
 Finalmente, podemos señalar que esta evolución en la noción de contrato
permite reestructurar el entendimiento que ha existido tradicionalmente en
torno a la noción de incumplimiento y los mecanismos ante el
incumplimiento con que cuenta el acreedor, lo cual será desarrollado a
continuación.

2. EL CONTRATO Y LA LIBERTAD CONTRACTUAL

El principio de libertad contractual aparece recogido en el artículo 1354 del Código


Civil, el cual establece que las partes pueden determinar libremente el contenido del
contrato, siempre que no sea contrario a norma legal de carácter imperativo.
El principio de libertad contractual implica el reconocimiento de un poder de
autogobierno de los propios fines e intereses o un poder de auto-reglamentación de

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las propias situaciones y relaciones jurídicas al que la doctrina denomina autonomía


privada (Díez-Picazo, 1991). El contrato tiene pues su fundamento más hondo en el
principio de autonomía privada o de autonomía de la voluntad. La autonomía de la
voluntad en el campo contractual es, ante todo, libertad de contratación, lo que
significa:
 La libre opción del individuo entre contratar y no contratar. Significa la libertad
de constitución de las relaciones contractuales, con libertad, por tanto, de
elección del otro contratante.
 La libertad de elección del tipo contractual. Las personas pueden elegir dentro
de los contratos previstos por la ley el que sea más conveniente para la
satisfacción de sus intereses.
 Libertad para celebrar contratos atípicos. Los contratantes además de utilizar
los tipos contractuales regulados por las leyes (contratos típicos), también
pueden construir o inventarse otros distintos denominados contratos atípicos.
 La posibilidad de modificar el contenido de los contratos típicos. Es decir, que
el contenido, cláusulas y condiciones de los contratos típicos, puede ser
modificado si la norma que los establece tiene carácter dispositivo.

Para Puig-Brutau, la autonomía de la voluntad también va unida a la idea de mantener


el ejercicio de esta libertad desligada de los requisitos de forma. Por ello se dice que
los contratos existen desde que una o varias personas consienten en obligarse que
se perfeccionan por el mero consentimiento y que los contratos serán obligatorios,
cualquiera que sea la forma en que se hayan celebrado. Por consiguiente, mediante
la simple prestación del consentimiento cabe que dos sujetos queden obligados según
los pactos, cláusulas y condiciones que hayan creído conveniente adoptar.

El único límite que tiene la libertad contractual es la ley imperativa, tal como indica la
premisa del artículo 1353 “siempre que no sea contrario a norma legal de carácter
imperativo.

3. ELEMENTOS ESENCIALES DEL CONTRATO

Según el artículo 1352 del Código Civil los contratos se perfeccionan por el
consentimiento de las partes, excepto aquellos que, además, deben observar la forma
señalada por la ley bajo sanción de nulidad.

A. LOS SUJETOS COMO ELEMENTO ESENCIAL DEL CONTRATO

El contenido del contrato es la norma, el mandato jurídico. La norma, al desenvolverse,


se transforma en relación. También se puede afirmar, por lo tanto, que contenido del
contrato es la relación, el vínculo jurídico, es decir, en sentido lato la obligación.

Cuando la obligación tiene su fuente en el contrato, ella constituye y representa el


contenido del contrato. Ahora bien, si se admite que los sujetos son elemento

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constitutivo de la obligación, no se ve por qué no debería serlo también del contrato,


y por lo tanto, de su contenido.

Conocer quien asume el compromiso, y frente a quien lo asume, es tan importante


como conocer que cosa es lo que uno se obliga a hacer. Por lo tanto, los sujetos son,
al igual que el objeto, un requisito o elemento esencial del contrato. No basta saber
qué es lo que uno se ha comprometido a hacer (objeto del contrato); también es
necesario quien se ha obligado, y a favor de quien lo ha hecho (sujetos del contrato).
Por lo tanto, cuando la obligación es contractual los sujetos de la obligación son los
mismos sujetos del contrato.

El contenido del contrato estaría incompleto sin la individualización de los sujetos; y la


falta de completitud no sería, ciertamente, de menor dimensión que la derivada de la
indeterminación del objeto. Por lo demás, en todo documento que incorpore un
contrato no puede faltar la indicación de los sujetos, y no existe operador de derecho
que puede pensar en dejar fuera del contrato, como dato exterior, respecto de su
contenido, a los sujetos.

CAPACIDAD PARA CONTRATAR


El artículo 3 del Código Civil establece que toda persona tiene capacidad jurídica
para el goce y ejercicio de sus derechos. La capacidad de ejercicio solo puede ser
restringida por ley. Las personas con discapacidad tienen capacidad de ejercicio
en igualdad de condiciones en todos los aspectos de la vida.

Partiendo de esa premisa, es correcto afirmar que toda persona sea natural o
jurídica está facultada para poder contratar, o ser parte en un contrato civil. Si bien
es cierto, los requisitos de validez del acto jurídico serán aplicados por extensión
al contrato, al ser el acto jurídico el género y el contrato la especie. Por lo tanto uno
de los requisitos de validez del contrato lo será también la plena capacidad de
ejercicio, que importa el desenvolvimiento de la persona en todas sus facultades
para poder celebrar un contrato. De ahí que la capacidad para contratar forma
parte de los elementos esenciales del contrato, puesto que la ley también
establece que existen personas con capacidad de ejercicio restringida, en tanto
estas personas al estar limitadas no puedan celebrar plenamente los contratos
civiles (salvo aquellos que irrumpan directamente en su vida cotidiana, como la
compra de medicamentos, alimentos u otro). Por todo ello la capacidad para
contratar es un elemento que debe ser analizado al momento de determinar un
acto jurídico como contrato, pero ello no quita su característica esencial como
elemento del contrato.

B. LA DOCTRINA ADEMÁS DE LOS ELEMENTOS ESENCIALES, TAMBIÉN


DISTINGUE ENTRE LOS ELEMENTOS NATURALES Y ACCIDENTALES
DEL CONTRATO, CON LO CUAL LA RELACIÓN DE ELEMENTOS DEL
CONTRATO QUEDARÁ ESTRUCTURADA DE LA SIGUIENTE FORMA:

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 Elementos esenciales son aquellos sin los cuales el contrato no puede


existir, la falta de cualquiera de ellos determina la nulidad del contrato. Son
el consentimiento, el objeto y la causa. A estos elementos esenciales hay
que añadir el de la forma en el supuesto de los denominados contratos
formales.
 Elementos naturales son aquellos que, por considerarse que son los más
conformes con los intereses de las partes, la ley los inserta
automáticamente en el contrato, a falta de pacto expreso de los
contratantes; es decir, que ante el silencio de las partes que podrían
haberlos incluido (o excluido) en el contrato (por tratarse de normas de
derecho dispositivo) se sobreentiende que los mismos forman parte del
contrato.
 Elementos accidentales son aquellos que pueden ser introducidos en el
contrato por la voluntad de las partes. Son elementos accidentales la
condición, el término y el modo. A diferencia de los elementos naturales,
que se entenderán implícitos en el contrato ante el silencio de las partes, los
elementos accidentales para formar parte integrante del contrato habrán de
ser introducidos de forma expresa, y en ese caso serán constitutivos del
contrato de que se trate y, lo que supone que una vez introducidos serán
elevados a la condición de esenciales.

4. FORMA DE LOS CONTRATOS

A. PRINCIPIO DE LIBERTAD DE FORMA

Por medio de este principio las partes pueden decidir la forma que crean conveniente
para manifestar su voluntad. Ésta tiene que ser la más idónea para la concreción del
acto y dar a conocer exactamente su intimidad por medio de la manifestación de la
voluntad. Este principio de libertad de forma ha sido recogido por la Convención de
Viena de 1980 sobre los contratos de compraventa internacional de mercaderías y
también en los Principios Unidroit sobre los contratos comerciales internacionales.

Tanto en la Convención de Viena de 1980 como en los Principios Unidroit, queda


expresamente contemplado el principio de libertad de forma, por el cual no se
requiriere de ningún medio específico para la concreción del acto, teniendo este
principio en ambos documentos internacionales similar propósito.

El principio de libertad de forma es reconocido por muchos ordenamientos jurídicos y


el Derecho Peruano no constituye la excepción, hallándose regulado en el artículo 143
del Código Civil, el cual expresa cuando la ley no designe una forma específica para
un acto jurídico, los interesados pueden usar la que juzguen conveniente. Es así que
las partes pueden decidir qué forma utilizar para manifestar su voluntad y probar la
existencia del acto celebrado. El principio en materia de forma contractual en el Código

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Civil es el de plena libertad, pero la ley puede exigir el cumplimiento de determinada


forma para hacer efectivas las obligaciones propias de un contrato.

Como indica Lohmann, que las partes pueden convenir una formalidad determinada
para la conclusión de cierto negocio. Ello obedece al principio de autonomía privada
que inspira la figura negocial, según el cual los negociantes son libres de establecer
los preceptos reguladores de sus intereses, intereses que bien pueden comprender el
de dotar a tales preceptos de las seguridades y garantías que proporcionan las
formalidades.

Asimismo, el citado autor señala que además de poder utilizar cualquier formalidad
que deseen cuando no exista formalidad legal previamente ordenada, las partes
interesadas pueden también indicar la función de tales formalidades en la vida
negocial. Es decir, señalar si la formalidad elegida es ad solemnitatem o ad
probationem. Pueden hacerlo de manera explícita o implícita.

B. FORMALIDAD AD SOLEMNITATEM Y AD PROBATIONEM

La función de elemento constitutivo del contrato y la función de límite de la prueba del


contrato se han desarrollado por medio de la forma ad solemnitatem y la forma ad
probationem, utilizadas ya sea por mandato imperativo de la ley o por decisión e
imposición de las partes intervinientes en el contrato, como forma de exteriorización
de la voluntad. Emilio Betti plantea el problema en sus justos términos: los interesados
pueden convenir en que se introduzcan requisitos de forma en un contrato para el que
la ley no señale forma alguna o bien reforzar los requisitos de forma que la ley
establece (así, por ejemplo, elevar al rango sustancial lo que la ley no considera como
tal).
En nuestro Código Civil encontramos establecidas dos formalidades: la formalidad ad
solemnitatem y la formalidad ad probationem.

En la primera, la forma solemne (forma ad solemnitatem) es requisito de validez del


acto jurídico y su inobservancia invalida a éste. Se prescribe que El acto jurídico es
nulo cuando no revista la forma prescrita bajo sanción de nulidad, lo que se encuentra
regulado en el artículo 219 inciso 6 del Código Civil.

Sobre el particular, Aníbal Torres Vásquez manifiesta que La solemnidad vale el acto
jurídico mismo; es un elemento constitutivo del acto y, por consiguiente, el único medio
probatorio de su existencia. La formalidad ad solemnitatem está dirigida a dotar de
eficacia constitutiva al negocio. En cambio, la forma probatoria (forma ad probationem)
no es requisito de validez del acto jurídico; se puede prescindir de ella sin que por eso
se vea afectada la validez y eficacia del acto. La forma impuesta por la ley sin
sancionar su inobservancia con la nulidad, sirve únicamente para facilitar la prueba de
la existencia y del contenido del acto; tiene una función procesal y no sustantiva, por
ser un medio probatorio y no un elemento necesario para la validez del acto. La
formalidad ad probationem es usada para probar la existencia de un acto de manera

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fehaciente. Esta formalidad consiste en documentar ya sea por un instrumento público


o privado la manifestación de voluntad.

En ese sentido, podemos recordar el aforismo: Verba volant, scripta manentl. Las
palabras desaparecen, los escritos permanecen.

Nuestro Código Civil de 1984 mantiene o acoge la bipartición tradicional de ad


solemnitatem y ad probationem ya explicada, la cual se encuentra regulada en su
artículo 144, el mismo que indica que: Cuando la ley impone una forma y no sanciona
con nulidad su inobservancia, constituye sólo un medio de prueba de la existencia del
acto.

5. IMPORTANCIA DEL INCUMPLIMIENTO Y BUENA FE CONTRACTUAL

A. LA BUENA FE CONTRACTUAL
Uno de los temas más fascinantes e interesantes de la Teoría General del Derecho
es sin lugar a dudas la interpretación jurídica considerada mayoritariamente como una
“atribución de significados a un documento legislativo por parte de un intérprete”.

Antes de pasar a detallar el contenido de la buena fe, es necesario puntualizar su


relación con la interpretación jurídica y su función como clausula general dentro de un
sistema jurídico.

IMPORTANTE

La resolución por incumplimiento es un remedio contractual que se le otorga a la parte


no incumplida ante la alteración del equilibrio del programa contractual en un contrato
con prestaciones reciprocas. Sin embargo, no cualquier incumplimiento puede ser
aceptado como presupuesto sino solo aquel que sea esencial. En este tenor de ideas,
analizaremos uno de los conceptos más relevantes y poco estudiados de la resolución
por incumplimiento, nos referimos a su gravedad o esencialidad.

La Buena Fe entendida como clausula general o criterio de evaluación se encuentra


regulada en el art.1362 del código civil. Se afirma que “las clausulas generales están
contenidas en disposiciones normativas. Interpretar las normas jurídicas que las
proporcionan. Se trata, por tanto, de interpretar a la ley, es decir, de atribuir a la
disposición un significado que permita la subsunción de supuestos concretos.
Además, se distingue categorías respecto a las clausulas generales:

 Clausulas generales-locuciones
 Clausulas generales-disposiciones;
 Clausulas generales-normas explicitas;
 Clausulas generales-normas implícitas
El concepto de clausula general dependerá de la elección de una de las propuestas
mencionadas. Chiassoni, sin embargo, adopta una definición amplia:

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La cláusula general de buena fe prevista en el Código Civil responde “a los principios


de lealtad y honestidad en toda la mutación contractual, de la fase de formación,
eventualmente caracterizada por el desarrollo de las tratativas, hasta la ejecución. En
este sentido se puede afirmar que al encontrarse la cláusula general de buena fe en
una disposición normativa (art. 1362), la labor será atribuirle un significado para
resolver un caso concreto. Es primordial recordar que antes que nada la buena fe es
clausula general, y por ende, cumplirá una función de clausula general la cual
corresponde a la valoración de un estándar o concepto indeterminado por parte de los
interpretes en cada caso ocurrido en la realidad. Es decir, el objetivo será atribuir un
significado adecuado en la etapa de ejecución del contrato, vale decir, atribución de
la función que deberá cumplir en cada caso concreto como medio de resolución
contractual.

La buena fe contractual debe aparecer en todas las etapas del contrato, lo que
significa que deberá operar como principio rector durante la vida contractual. Para
fines del estudio se pondrá atención en la buena fe en la fase de ejecución del
contrato, es decir, en la etapa donde las partes actúan dentro de una relación
(obligatoria) contractual.

Las partes en la ejecución o la actuación de la relación obligatoria se encuentran


subordinadas al cumplimiento de las reglas de la buena fe objetiva. Esto significa que
las conductas o los comportamientos de cada una de ellas están sometidas a su
observancia.

IMPORTANTE

La buena fe entendida como clausula general o criterio de evaluación se encuentra


regulada en el art. 1362 del Código Civil. De esta normativa se puede distinguir cuatro
categorías respecto a las clausulas generales: clausulas generales-locuciones,
clausulas generales-disposiciones, clausulas generales-normas explicitas, y las
clausulas generales normas implícitas.

Se considera que la actuación de la relación contractual se encuentra en una fase


dinámica (ejecución de obligaciones) en la cual la buena fe cumple un rol de protección
a los intereses de cada una de las partes. Es una guía de comportamiento que las
partes deben seguir con el objetivo de preservar sus intereses. Asimismo, se entiende”
el contrato debe ser seguido (ejecutado) según la buena fe como regla de
comportamiento el cual debe atenerse a las partes del contrato, como, más en general,
los sujetos de cualquier relación obligatoria. La buena fe es por siempre una regla
objetiva que concurre a determinar el comportamiento debido. Es en esta etapa donde
se puede apreciar el momento del cumplimiento o no de la prestación principal. La
buena fe incide sobre las posiciones del acreedor y el deudor, sobre el cual se precisa
lo siguiente:

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a) La buena fe incide sobre la situación del acreedor prohibiéndolo de abusar de


su derecho y obligándolo a tomar medidas en el interés del deudor a fin de
evitar agravios de la prestación o consecuencias del incumplimiento.
b) La buena fe incide sobre la situación del deudor, el cual no es simplemente
requerido a seguir la prestación prevista en el titulo sino debe también operar a
Fin de realizar donde preservar aquellos intereses del acreedor que son
conexos a la prestación pero que no entran en resultado debido.

Por eso, la violación de los deberes de ejecución según la buena fe, es violación del
contrato, incumplimiento contractual, idóneo aunque solo para justificar, si resulta de
no poca importancia a la otra parte, la resolución del contrato por incumplimiento.
Dentro de este contexto, se debe considerar que en la ejecución del contrato y de la
relación obligatoria, la buena fe se especifica también como obligación de
salvaguardia. Aquí, la buena fe impone a cada una de las partes actuar de tal modo
que se preserven los intereses de la otra parte, independientemente de las
obligaciones contractuales específicas y del deber extracontractual del neminen
laedere. Este compromiso de solidaridad, que se proyecta más allá del contenido de
la obligación, y los deberes de respeto de la otra, encuentra su límite en el interés
propio del sujeto. El sujeto está obligado a salvar el interés del otro, pero no al punto
de sufrir un apreciable sacrificio, personal o económico. En efecto, ante la falta de una
particular tutela jurídica del interés del otro, No se justificaría la prevalencia del mismo
sobre el interés del propio sujeto. La buena fe, como obligación de salvaguardia,
puede entonces ser identificada como la obligación de cada una de las partes la
utilidad de la otra en los límites que esto no comporte un apreciable sacrificio a su
cargo.

B. GRAVEDAD DEL INCUMPLIMIENTO

El derecho privado ha sido y es actualmente uno de los objetos de estudio favoritos


de la comparación jurídica (comparativa law), en especial, los contratos tienen mayor
importancia sobre los demás. En este sentido se afirma que “el derecho de los
contratos ha sido durante mucho tiempo una de las materias básicas del derecho
comparado. De todas las áreas del derecho quizás ninguna ha sido estudiado por el
derecho comparado tan permanente, frecuente e intensamente como el derecho
contractual, Es así que si existe un tema clásico de Derecho comparado ese título se
debe otorgar al derecho de los clásico de derecho comparado ese título se debe al
derecho comparado.
Los temas de estudios de la comparación jurídica en materia contractual son
esencialmente la formación. (Oferta y aceptación), incumplimiento y remedios,
interpretación, alteración, de Circunstancias, etc.

Se puede decir que los sistemas jurídicos muestran una amplia variedad de enfoques
con respecto a los derechos de una parte que afirma que la otra parte ha incumplido
el contrato. Se puede plantear dos preguntas. La primera, ¿Cómo un tribunal

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determina si ese incumplimiento es suficientemente serio para justificar que la parte


agraviada finalice la relación contractual?

En relación a lo detallado se responderá a la segunda interrogante, es decir, el


presupuesto del incumplimiento que justifica la resolución contractual. Se considera
que existen dos modelos de solución legislativa. “I approche restrictive” y “I approche
flexible”. La primera de ellas considera que la legislación indica los supuestos
incumplimiento que encajan en la resolución, es decir, tienen una suerte de clausula
cerrada; mientras que en el segundo modelo,” cada incumplimiento, no importa
cualquier obligación contractual sea accesoria o suplementario, o inclusive parcial,
puede entrar en la resolución, pero no con una sola condición, que aquel
incumplimiento sea esencial, suficientemente grave o de cierta importancia. Asimismo,
si la condición de la gravedad del incumplimiento no está expresada por el Código
Civil, a menudo es descrita por la doctrina y jurisprudencia. Así, en el derecho francés
en el cual se afirma contunde mente que “la Corte de Casación exige simplemente
tribunales du fond que buscan, la importancia de la seriedad suficiente de las
deficiencias de la parte incumplidora para justificar el pronunciamiento de la
resolución”. Adicionalmente se afirma que “la gravedad del incumplimiento es
considerada como una exigencia elemental y fundamental de la resolución contractual
unilateral. Por tanto, No es inevitable.
La reforma de la Ley d Modernización de derecho de obligaciones del 2002 en
Alemania. La cual se inspira fundamentalmente en el sistema de La convención de
Viena, los principios Unidroit y el proyecto de la Comisión Landó, dispone que el 323
es el parágrafo central en materia de resolución para el caso de incumplimiento
defectuoso”. Respecto a lo relacionado con el incumplimiento esencial. El BGB se
diferencia de los textos normativos mencionados. A pesar de contar con el numeral 5
C.C 323, el cual hace referencia a una posible esencialidad del incumplimiento, se ha
afirmado que “el derecho de resolver presupone fundamentalmente que la prestación
sea exigible, que el acreedor haya concebido al deudor un término oportuno para
ejecutar la prestación y que el termino en cuestión se haya inútilmente cumplido:
mientras antes era posible resolver el contrato solamente en presencia de la violación
de una obligación principal, la tipología y la importancia de la d no cumplida (o
inexactamente no cumplida) por el contrato, no tienen más ahora relevancia alguna.
El requisito de esencialidad es, en efecto, muy vago, y trae consigo, por ende el grave
riesgo de la incertidumbre jurídica”. Ante todo esto, “debe tenerse en cuenta que hay
excepciones a tal exigencia en ciertos supuestos de infracción grave”. En el derecho
nacional, el Código Civil no hace alusión a la esencialidad del incumplimiento,
pudiendo ser entendido erróneamente que cualquier tipo de incumplimiento sería
adecuado para el ejercicio del derecho de resolución por la parte no incumplida.

C. LA RESOLUCIÓN CONTRACTUAL

La resolución es un remedio contractual previsto por el ordenamiento jurídico frente a


circunstancias sobrevenidas a la celebración del contrato, es decir, en la etapa de

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ejecución del programa contractual. Es un mecanismo que verifica anomalías que


alteran el sinalagma contractual a tal punto que “no está más en grado de desarrollar
su función la cual es aquella de asegurar la satisfacción de los intereses de los
contratantes así como las que han estado compuestos en el programa contractual.
Esta idoneidad sobrevenida a la conclusión del contrato “puede ser causada por el
comportamiento de las partes pero también puede depender por eventos no
imputables y no previsibles”.

La resolución tiene como objetivo buscar el reequilibrio de “la posición económico-


patrimonial de los contratantes eliminando (con eficacia ex tune) el contrato sino
sobre sus efectos. En otras palabras “la resolución no incide sobre el acto sino sobre
la relación, es decir sobre la situación jurídica que se consigue a la conclusión del
contrato.

El desequilibrio sobrevenido de las atribuciones patrimoniales puede generarse por


una pluralidad de hipótesis resolutorias; por incumplimiento de una de las partes, por
imposibilidad sobrevenida y por excesiva onerosidad. La resolución del contrato por
incumplimiento es una facultad (rectius: derecho potestativo) de la parte perjudicada
que altera el programa contractual por un incumplimiento total o inexacto con la
finalidad de reestablecer la situación económica-patrimonial a través de la liberación
de la ejecución de la obligación contraída o, en caso, ya fuese ejecutada, en todo o
en parte, existe la intención de obtener la restitución, que se encuentra prevista en
todos los ordenamientos jurídicos. Así pues, el conflicto entre el interés de la parte
perjudicada y el interés de la parte incumpliente es un escenario común en los
sistemas jurídicos. Se afirma que “se distinguen sistemas jurídicos que prevén la
intervención del juez para la resolución del contrato y sistemas jurídicos que, en
contraste, confían en la voluntad de la decisión del contratante. En el primer caso se
puede hablar de sistemas de “resolución judicial”. Y, por otro lado, de sistemas de
“resolución voluntaria”. Pero lo común de ambos en la presencia del incumplimiento.
Se trata de una opción significativa, fruto de diversas orientaciones de política sobre
el mantenimiento de los contratos. En principio, el modelo seguido por el derecho
francés en el sistema de resolución judicial, es decir, el Code Civil precisa que el
contrato será disuelto en virtud de sentencia constitutiva, previa intervención del juez
dictado de poderes de apreciar los presupuestos de la resolución.

La resolución judicial en el derecho francés tiene dos premisas que justifican el rol de
las cortes como legitimación de la determinación de los contratos. Le principe de la
fonce obligatoive du contrat y la moralisme contractuel. “la corte actúa como un
árbitro, generando seguridad que el incumplimiento justifica un final al contrato. Así,
el “juez es descrito usualmente como el protector de la resolución contractual
(protectuer du lien contractuel). Sin embargo, en la actualidad se sostiene que el rol
de los tribunales sera reducido en el futuro en el futuro dando pase a una resolución
de modelo sustancial o de derecho. El avance a una resolución unilateral ha sido
posible gracias al proyecto de reforma del ministerio de justicia francés y al Avant-

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project de reforme de Pierre Catalá. A diferencia del code civil, la resolución en el


derecho contractual italiano acoge un sistema mixto. “la regla es la resolución judicial,
pero son numerosas las hipótesis en que la disolución del contrato puede producirse
a través de la manifestación de la voluntad unilateral del acreedor. Por un lado,
tenemos al artículo 1453, el cual estipula la regla de resolución judicial del contrato a
cargo del juez y, además, precisa que “la presentación de la solicitud de resolución
priva al contratante (incumplido) del cumplimiento de su obligación, y por otro, se
observa una pluralidad de institutos que generan el receso o desistimiento unilateral
del contrato en los artículos 1385, 1454 y 1456.

IMPORTANTE

La buena fe sería el único criterio de calificación del comportamiento de los


contratantes en relación a la poca importancia (del incumplimiento) y el interés de la
parte agravada. La economía del contrato se encontrara protegida por la buena fe
cuando el incumplimiento sea de poca importancia. De este modo, se entiende que si
se quiere hacer valer como causal de resolución al incumplimiento no esencial, esta
debería ser considerada contraria a la buena fe, la cual es destinada a la valoración
comparativa de los intereses de ambas partes contratantes, a través de una
apreciación no cuantitativa sino cualitativa. Por la tanto, se cree que la buena fe es
capaz de hacer valer la misma calificación de un hecho como incumplimiento.

El derecho alemán ofrece tres formas de remedios ante el incumplimiento de un


contrato: el cumplimiento específico, la resolución y los daños. En primer lugar, frente
a la resolución se prefiere el incumplimiento in natura, esto significa que “cuando el
cumplimiento se revela en cualquier modo o forma “posible”, el contratante no podrá
solicitar la solución y/o mejor no podrá preceder el contrato”.

“En el derecho alemán, el punto de partida continua siendo el mismo que ha venido a
lo largo de todo el siglo XX; los contratantes pueden exigir El las e in specie. Según
el 241 1 BGB, que inicia el Libro II, El efecto de una obligación “es que el acreedor
puede exigir la prestación de su deudor”. La consecuencia es: cumplimiento
específico. Sin embargo, “la excepción más importante se encuentra en el 275 I BGB:
se excluye la pretensión al incumplimiento especifico cunado la prestación es
imposible”. “cuando se está ante una infracción contractual que obedece a causas
distintas de la imposibilidad, el acreedor tiene un derecho a la resolución, suponiendo
que se cumplan los requisitos establecidos en los 323 o 324 BGB, que en buena parte,
reflejan los que exigen los 281 y 282 BGB ( sobre los daños en lugar de la prestación).

Asimismo, la relación entre resolución y el derecho a exigir resarcimientos por los


daños producidos no son excluyentes tal como la establece el 325 BGB. También es
necesario considerar que los supuestos de imposibilidad dispuestos en el 275 BGB
tienen concordancia con el 326 BGB, el cual se refiere a la situación en la que el
deudor se libera.” Ya sea porque no debe cumplir como consecuencia de la
imposibilidad de la prestación (275I BGB), ya porque el deudor se acoge al derecho a

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negarse al cumplimiento en virtud del 275 II, III BGB. El resultado es que decae su
derecho a la contraprestación (326 I 1 BGB). Dicho de otra manera, el acreedor no
necesita recurrir a la resolución del contrato, porque queda automáticamente liberado
de cumplir con su obligación.
Así,” en los supuestos de imposibilidad, la exclusión ipso iure de la contraprestación
del otro contratante es el equivalente funcional al derecho de resolución. La reforma
del derecho de obligaciones en el BGB trajo modificaciones en materia de resolución
tales como la no dependencia de la culpa como un prerrequisito para pretender la
resolución del contrato, la armonía cintra otras disposiciones normativas en relación a
los remedios frente al incumplimiento, la posibilidad de combinar resolución y daños,
la centralidad del 323 BGB como la disposición de las condiciones de resolución y,
por último, los efectos de la resolución regulados en el 346 BGB.

6. LA REFORMA DEL DERECHO FRANCÉS DE LOS CONTRATOS

La celebración del bicentenario del código civil francés, en 2004 en Francia y de todo
el mundo, fue una oportunidad para observar su éxito y su perennidad, pero también
para poner bajo la luz sus lagunas. En el Código Civil Francés, hay partes moderna y
partes antiguas, es decir, que datan desde 1804, El derecho de las personas y de la
familia fueron reformados durante la segunda mitad del siglo XX, con las leyes
adoptadas bajo la influencia del decano Jean Carbonnier, reformas que han permitido
una “quieta revolución de nuestro Derecho Civil contemporáneo”, Pero los textos
relativos al derecho de obligaciones no fueron reformados desde 1804.

Ahora bien la realidad económica y social ha cambiado desde el principio del siglo
XIX, Textos concebidos por la época de la diligencias, parea una sociedad
esencialmente rural como lo era Francia en 1804. No eran satisfactorias en nuestro
mundo de hoy: en la época de internet y de la mundialización.

La jurisprudencia ha tratado de adaptar los textos. Pero fue difícil porque los tribunales
en Francia deben respetar la ley. Hay una palabra famosa de Montesquieu que dice
“el juez es solo la boca que pronuncia las palabras de la ley” Significa que el juez no
tiene un poder sin límites para interpretar la ley. Así. El envejecimiento del derecho
francés de los contratos dañaba nuestro derecho a nivel internacional desde dos
puntos de vista.

El primero se encuentra en las relaciones europeas. Efectivamente, para la


elaboración de un proyecto de Código europeo de los contratos, el Código Civil
Francés pudiera parecer un modelo demasiado viejo, sobre todo frente a otros países
europeos que han reformado su derecho de los contratos, como los países bajos en
1992, Alemania en 2001 o Rumania en 2011. En las discusiones para elaborar un
código de los contratos común a todos los países europeos, proponer un modelo de
más de doscientos años, no parece una buena solución.

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El envejecimiento del Derecho Francés delos contratos era un daño a nivel


internacional desde un segundo punto de vista. E n el mundo las influencias del
Código Civil Francés se estaban reduciendo. Países vinculados con la cultura
francesa vacilan en inspirante de un modelo antiguo de más de dos siglos. El éxito de
nuestro código Civil que de 1994 en los países francófonos constituye un buen
comienzo de reducción del Código Civil Francés. Por ejemplo, en Rumania, el Código
Civil de 1865 era una simple traducción del Código Napoleón El nuevo Código Civil
de 2011, en lo que se refiere al derecho de los contratos, se ha inspirado en el Código
Civil de Quebec y en los principios de derecho europeo de los contratos.

De allí que, un grupo de trabajo bajo la inspiración de la Asociación Capitant, fue


creado en 2003, dirigido por el profesor Pierre Catalá. Este grupo estaba integrado,
de una manera aproximativa, por veinte especialistas del derecho de los contratos,
universitarios o magistrados de la corte de casación. Este proyecto trata sobre el
derecho de las obligaciones. Cada grupo de redactores a formado un capítulo del
derecho de las obligaciones en nuestro Código. Una armonización final fue realizada
por Pierre Catalá y el decano Gerard Cornu. Este anteproyecto fue presentado al
ministerio de la justica, fue estudiado por los diferentes actores de la vida económica,
y también fue traducido en seis lenguas (entre las cuales esta español). La parte
“derecho de la prescripción” de este proyecto ha influido en la reforma de la
prescripción realizada por una ley del 17 de junio de 2008.

La voluntad de los redactores de este proyecto fue la de realizar no una revolución de


nuestro derecho de las obligaciones sino de su renovación. Por la mayoría, de textos
del proyecto se inspiran van en las soluciones de la jurisprudencia. La estructura del
Código Civil, su estilo, su numeración fueron conservados. Las reformas del derecho
deben ser armonizadas con otras partes del Código. También, el espíritu del Código
fue mantenido, una voluntad de compromiso cuando las soluciones eran
controvertidas; una voluntad de elaborar textos no demasiado general, ni demasiado
particular. Pero en el proyecto que podemos llamar “el proyecto Catalá”, había también
soluciones muy modernas, inspiradas por soluciones de otros países o por soluciones
de proyectos europeos. Personalmente, pienso que este proyecto realiza un equilibrio
entre la fidelidad a la tradición jurídica y modernidad.

IMPORTANTE
Actualmente, la realidad económica y social ha cambiado desde el principio del siglo
XIX. Textos concebidos por la época de la diligencias, para una sociedad
esencialmente rural como era Francia en 1804, no eran satisfactorias en nuestro
mundo de hoy, en la época del internet y de la mundialización.

Otro proyecto fue elaborado después, bajo la dirección de otro profesor de la Facultad
de Derecho de Paris, François Terre. Este proyecto trata también de todo el Derecho
de las obligaciones. La filosofía de este proyecto era diferente de la filosofía del

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proyecto Catalá. François Terre quería acercar el derecho francés de los proyectos
europeos, esencialmente del proyecto Terre quería abandonar la noción de la causa.

Frente a estos dos proyectos académicos, el Ministerio de la Justicia ha elaborado su


propio proyecto de reforma, limitado al derecho de los contratos y al régimen de las
obligaciones. La primera versión era cercana a los textos del proyecto Terre, pero sea
encontrado una evolución ya hora el proyecto del Ministerio de la justicia parece más
equilibrado.

El gobierno decidió que la parte “Contratos y régimen de las obligaciones” de la forma


del derecho de las obligaciones no debería ser discutida ante el Parlamento porque
pudiera modificar los textos y desnaturalizar el espíritu del proyecto. Solo la parte
“Responsabilidad extracontractual” seria discutida y votada ante el Parlamento. Es
una curiosa concepción de la democracia que fue criticada. Algunos autores y cenado
han manifestado opiniones contrarias a este proceso legislativo. Pero es posible en
nuestra constitución: El gobierno puede ser habilitado por el parlamento para optar
normas que pretensen al ámbito de la ley. Estas normas que son hídricas no se llaman
“leyes” no se llaman “decretos” se llaman ordenanzas.

La ley de habilitación fue adoptada el 16 de febrero de 2015 y la ordenanza Nº 2016-


131 de reforma del derecho de los contratos y del régimen y de la prueba de las
obligaciones fue adoptada el 10 de febrero del 2016 entraría en vigencia
esencialmente el 1 de octubre de 2016.

Los rasgos caracterizados de este proyecto parecen dos. El proyecto permite una
adaptación del derecho francés de los contratos tanto a las nuevas realidades
económicas como las nuevas realidades sociales.

A. ADAPTACIÓN A LAS NUEVAS REALIDADES ECONÓMICAS

Esta adaptación a las nuevas realidades económicas ha consistido principalmente en


organizar la negociación contractual y favorecer la flexibilidad contractual.

1. ORGANIZAR LA NEGOCIACIÓN CONTRACTUAL

El código civil de 1804 era dominado por el esquema de la formación mediata


del contrato. La concepción que en el encuentro de la oferta y de la aceptación
se produce en un momento instantáneo queda limitada a los pequeños
contratos de la vida cotidiana pero que no permite Traducir jurídicamente la
formación de los importantes contratos, fruto de negociaciones que duran
mucho tiempo, como el ámbito de la banca, de la construcción de inmuebles o
del seguro por ejemplo. El código civil no decía nada sobre las negociaciones
precontractuales.
La ordenanza se apoya sobre la jurisprudencia y también sobre los proyectos
de Catalá y Terre en la propuesta de reconocer por ley el régimen de las

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negociaciones precontractuales. Esas negociaciones pueden redactarse en un


precontrato o no.
Primero, la conclusión de un contrato puede estar precedida por un precontrato,
el código civil no dice nada de esos precontratos, cuyo régimen fue propuesto
por la doctrina, la práctica y la jurisprudencia. Esos precontrato son definidos
en el proyecto de ordenanza.

IMPORTANTE
Veinte especialistas del derecho de contratos elabora un proyecto de reforma del
derecho de las obligaciones, contratos, responsabilidad régimen general de las
obligaciones, cuya finalidad era realizar no una revolución del derecho de las
obligaciones francés sino su renovación, inspirada a las soluciones de la
jurisprudencia, pero conservando la estructura, estilo numeración del código civil.

La promesa unilateral de contrato es el contrato Por lo cual una parte promete


a otra, el beneficiario, durante cualquier tiempo, una opción para concluir un
contrato cuyos elementos esenciales están determinados (artículo 1124).
Este artículo trata también de la retractación del promitente durante el tiempo
otorgado al beneficiario: no impide la formación del contrato prometido. Por fin,
el texto dice que el contrato celebrado con un tercero en violación de la promesa
unilateral es nulo.
El artículo precedente, artículo 1123, habla del pacto de preferencia. Es
Definido como un contrato en el cual una parte ofrece al beneficiario
comprometerse en prioridad con este, en caso de decidir celebrar un contrato.
El artículo dice que cuando un contrato fue celebrado con un tercero de mala
fe en violación del pacto, el beneficiario puede pedir la nulidad de este contrato
o de su substitución al tercero
El código civil del Perú, se encuentra en el artículo 1360 que habla del contrato
con pacto de reserva y los artículos 1414 y siguientes que hablan de los
contratos preparatorios, que no son exactamente la misma cosa. Pero el
contrato de opción, de definido en él 1419, parece muy cerca del pacto de
referencia en la ordenanza.
Segundo, las negociaciones precontractuales pueden existir sin la conclusión
de un precontrato. Es importante elaborar un régimen de esas relaciones que
asegura la libertad y Justicia.
El artículo 1112 del proyecto de reforma Qué dice la iniciativa, el desarrollo y
la ruptura de las negociaciones son libres pero deben satisfacer las exigencias
de la buena fe. El desarrollo o la ruptura con responsabilidad de una parte
obligan a su autor la reparación bajo el fundamento de la responsabilidad
extracontractual. Este artículo confirma las soluciones anteriores de la
jurisprudencia. Los tribunales habían decidido, por ejemplo, que cuando la
ruptura de las negociaciones interviene con brutalidad o retraso, el autor de la

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ruptura puede ser condenado a pagar daños a la otra parte de las


negociaciones. La naturaleza de esta responsabilidad es extracontractual en
nuestro derecho.
Es una diferencia, por, con el derecho alemán que habla de la culpa in
contrayendo. Bajo la influencia de Ihering, el derecho alemán considera que las
negociaciones eran un ante contrato y que cuando una parte rompe las
negociaciones, su responsabilidad es contractual.
No parece que haya un artículo sobre las relaciones precontractuales en el
código civil peruano, Como en nuestro código civil de hoy.
La solución de la ordenanza parece adaptar el derecho de los contratos a las
nuevas realidades económicas, realizando un buen equilibrio entre la libertad y
la justicia. Por ejemplo, en el decreto inglés, el principio de una total libertad
contractual: Cada parte en las negociaciones puede romper el contrato, cuándo
y cómo lo quiera, sin pagar daños a otro. La solución inglesa parece interesante
desde un punto de vista económico porque permite a cada parte elegir el mejor
contrato para está, pero no es satisfactoria desde un punto de vista de la justicia
contractual.
Organizando la negociación contractual, el proyecto de reforma del derecho de
los contratos favorece también a la flexibilidad contractual.

2. FAVORECER LA FLEXIBILIDAD CONTRACTUAL

El contrato, sobre todo en las relaciones mercantiles, puede estar limitado por
una reglamentación excesiva, qué conduce a las partes a no concluir una
relación contractual, Lo cual es un freno al desarrollo de la actividad económica.
El proyecto de reforma intenta llevar más allá la flexibilidad al contrato, cómo
pueden demostrarlo dos ejemplos.
El primer ejemplo es la cuestión de la determinación del precio en los contratos
marco del derecho de distribución
En el derecho de distribución, las relaciones contractuales son a menudo
organizadas por la conclusión de un contrato marco, qué fija el marco general
de los vínculos entre las partes, este contrato Marco es completado después
por contrato de aplicación. Por ejemplo, en las relaciones entre una compañía
petrolera y un vendedor de gasolina, un contrato Marco estipula que este
vendedor tiene que comprar exclusivamente el petróleo de la gasolina a un
precio fijado por cada venta. La ventaja de esta estipulación es de hacer variar
el precio de la gasolina cuando hay evoluciones del precio del petróleo. El
inconveniente es que El vendedor de la gasolina depende totalmente de la
voluntad unilateral de la compañía, Qué puede fijar el precio que quería, porque
El vendedor está vinculado a la compañía por una cláusula de exclusividad.
En ese sentido, la Había decidido en 1971 que en el contrato Marco es nulo si
no tiene precio determinado o determinable por elementos indispensables de
la voluntad de las partes. Esta solución fue criticada por qué afecta la
conclusión de los contratos que se ejecutaban durante Algunos años y también

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perturbaba las relaciones de distribución. La jurisprudencia ha abandonado


esta solución en 1995: no es necesario que el precio se ha determinado en el
contrato marco. Puede ser fijado en cada contrato de compraventa. Pero el
abuso en la fijación del precio puede permitir la resolución del contrato o la
indemnización de otra parte.
La ordenanza adopta una solución vecina. de( artículo 1164) que en los
contratos marco y en los contratos de ejecución sucesiva, los contratantes
pueden convenir en que el precio de la prestación será fijado unilateralmente
Por una parte, quedando a cargo tuyo justificar su monto en caso de oposición.
El texto añade en caso de abuso, el juez puede revisar el precio, fijando un
nuevo precio teniendo en cuenta los usos, el precio del mercado Por lo que las
partes esperan.
Esta solución parece buena porque permite la conclusión de contratos de largo
plazo y la creación de redes de distribución. Permite también la protección De
un contratante más débil desde un punto de vista económico, El vendedor de
gasolina frente a una compañía petrolera.
IMPORTANTE
Las relaciones contractuales son a menudo organizadas por la conclusión de
un contrato marco, Qué es hija en marco general los vínculos entre las partes.
Este contrato Marco es completado después por los contratos de aplicación.
Por ejemplo, en las relaciones entre una compañía petrolera y un vendedor de
gasolina, un contrato marco estipula que este vendedor tiene que comprar
exclusivamente el petróleo de la compañía a un precio fijado por cada venta.
La ventaja de esta estipulación es de hacer variar el precio de la gasolina
cuando hay evoluciones del precio del petróleo. El inconveniente es que el
vendedor de la gasolina depende totalmente de la voluntad unilateral de la
compañía, te puedes fijar el precio que quiera, porque El vendedor está
vinculado a la compañía por una cláusula de exclusividad.

No parece que se encuentre una disposición similar en el capítulo sobre el


objeto del contrato en el código civil peruano.
Se puede encontrar otro ejemplo de la voluntad del proyecto de favorecer la
flexibilidad contractual en las sanciones de falta de ejecución del contrato.
Cuando una parte no ejecuta sus obligaciones, otra puede pedir la resolución
del contrato. Si no hay una cláusula de resolución en el contrato,
tradicionalmente es el juez quién pronuncia la nulidad. Es lo que dice el artículo
1184 de nuestro código civil.
Pero esta solución No parece muy buena. No parece equitativo imponer al
acreedor acudir al juez antes de poder resolver el contrato .le impide concluir
otro contrato inmediatamente. No es muy bueno también para el deudor porque
no le permite delimitar el prejuicio y, vinculando con el perjuicio, el monto de
daños que va a deber al acreedor. De otro lado, no se puede permitir al

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acreedor resolver el contrato sin protección del deudor, Como por ejemplo lo
hace el derecho inglés. Por ello, la ordenanza adopta una solución de
compromiso influida por la jurisprudencia.
El artículo 1226 dice que el acreedor puede, por su cuenta y riesgo, resolver el
contrato por notificación. Previamente, tiene que constituir en Mora al deudor
para ejecutar la obligación en un plazo razonable. Si la falta de ejecución
persiste, el notifica al deudor que la resolución del contrato y las razones que
lo justifican. El deudor puede, en todo momento, acudir al juez para contestar
la resolución. El acreedor tiene que aprobar la gravedad de la falta de ejecución.
Este texto permite resolver el contrato después de la constitución en Mora. El
acreedor puede acordar un contrato con la otra parte, sin perder el tiempo. El
texto deja un plazo al deudor para la ejecución, para evitar que sea
inmediatamente privado del contrato. Es sólo después de la resolución que hay
una posibilidad de contestar esta resolución para el deudor.
Parece que hay una solución muy interesante en el código civil peruano,
Aunque sea un poco diferente. El artículo 1432 permite que el contrato se ha
resuelto de pleno derecho si la prestación resulta imposible por culpa del
deudor.
El texto de la ordenanza a propósito de la resolución unilateral del contrato en
caso falta de la ejecución da más flexibilidad a las relaciones contractuales.
Pero permiten también adaptar a nuestro derecho a nuestras realidades
sociales, como otros textos del proyecto.

B. ADAPTACIÓN A NUEVAS REALIDADES SOCIALES

La adaptación a nuevas realidades sociales se manifiesta por la protección de la parte


más débil (A) y la consagración de la teoría de la imprevisión (B).

1. PROTECCIÓN DE LA PARTE MÁS DÉBIL

El espíritu del código civil parece aun dominado por los principios filosóficos y
económicos de sus redactores de 1804, liberalismo económico y
conservadurismo social. No parecen adaptados a las realidades sociales de
hoy. Así, nuestro derecho no puede quedar cerrado a la necesidad de más
justicia social. Algunos autores han observado desde el siglo XIX que la libertad
y la igualdad que inspira la teoría general de los contratos eran teóricas. Cuando
hay diferencia de poder económico entre las partes, es el que tiene más poder
quién puede imponer el contrato que quiere a otro. Como lo decía la Lacordaire,
autor Francés del siglo XIX,” entre el fuerte y el débil, es la libertad que esclaviza
y la ley que libera”. Así se ha desarrollado el solidarismo contractual frente al
liberalismo, el solidarismo contractual, fundada por René demogue en el siglo
XIX, influye en las evoluciones de nuestro derecho en principio del Siglo XXI.

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La soluciones fueron adoptadas hace más de 50 años por el derecho del


consumo para proteger al consumidor contra el operador económico
profesional (es decir, el proveedor), por el derecho laboral para proteger al
asalariado contra el empleador, en derecho de las obligaciones, la
jurisprudencia había permitido cambios utilizando algunos estándares como la
equidad, abuso de buena fe. Pero el frágil equilibrio de las fuentes del Derecho
no da bastante poder al juez. La ordenanza introduce más justicia contractual
en los textos, Cómo podemos verlo en algunas aplicaciones.
Por ejemplo, hoy tenemos sólo un artículo, en el capítulo consagrado a los
efectos del contrato, Carey qué” convenciones de ejecutada de buena fe. En la
ordenanza, el principio de buena fe es concebido como principio General de los
contratos, al lado de la libertad contractual o de la fuerza obligatoria. El texto
1104 dice los contratos se negocian, se forman y se Ejecutan de buena fe. La
ubicación de este texto, en el capítulo uno, “disposiciones preliminares”,
muestra una manera limpia que este texto es un principio general. En la
ordenanza que regula toda la vida del contrato desde su nacimiento hasta su
muerte que tiene que respetar la buena fe.
Es interesante porque la misma solución en el código civil peruano en el artículo
1362.
Otro ejemplo, el código civil está inspirado por el derecho de consumo, propone
una definición general de la cláusula Abusiva, qué puede aplicarse Más allá de
las relaciones entre el consumidor y el proveedor. El artículo 1170 dice en los
contratos de adhesión, la cláusula que cree un desequilibrio considerable en
los derechos y las obligaciones de las partes puede ser suprimida a petición de
la parte víctima de este desequilibrio. Por ejemplo, es considerada como
Abusiva, es un contrato de consumo, las cláusulas por cuál el proveedor limita
obstruye su responsabilidad en caso de vicio del producto. Se puede pensar
que ahora esta cláusula, que excluye colinita la responsabilidad podría ser
considerada como Abusiva en todos los contratos, no sólo en los de consumo.
Otra ilustración de esa voluntad de proteger el contratante más débil, es el
tratamiento de la violencia considerada como un vicio que adolece el
consentimiento. No es sólo la violencia física o la moral como en el código de
hoy, en la ordenanza, un contratante puede también pedir la nulidad de un
contrato por violencia cuando se ha comprometido las impedimento de un
estado de necesidad o dependencia, y dependencia sí otra parte explota está
situación de debilidad para un compromiso que la primera no hubiera concluido
sin el estado desde o dé necesidad (artículo 1143). Es consagración del uso de
la vulnerabilidad, Qué puede ser utilizado en la situación de violencia
económica, Cómo, por ejemplo, entre una pequeña empresa y una más grande.
Pero el texto de la ordenanza va más allá de las relaciones económicas. Pero
el texto de la ordenanza va más allá de las relaciones económicas. Permite
sancionar la conclusión de un contrato contenido con abuso de autoridad,

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ejemplo, el contrato en el cual una secta obtiene la educación de los bienes de


una persona.
La última ilustración de voluntad de la ordenanza es proteger al contratante más
débil que se encuentra regulado en las normas del contrato. El principio general
es que el juez tiene que buscar la voluntad del contratante (artículo 188). Pero
un contra de, en el cual el contenido del Contrato es de terminado
unilateralmente por una parte, artículo (1190).
El artículo 1401 del código civil peruano dice de una manera indirecta que las
estipulaciones insertadas en las cláusulas generales de contratación o
formularios redactados por una de las partes se interpretan en caso de duda,
en favor de otra.
Otra adaptación al derecho de las nuevas realidades sociales pueden
encontrarse en la admisión de la teoría de la imprevisión.

2. ADMISIÓN DE LA TEORÍA DE LA IMPREVISIÓN

El contrato se impone a las partes el artículo 1134 que será el artículo 1103
señala .las convenciones legalmente celebradas tienen fuerza de ley para
quienes celebran. Los contratantes tienen qué ejecutar el contrato cómo
concluido. Es el principio de la fuerza obligatoria de los contratos que se inspira
en la teoría de la autonomía de. Este principio no tiene dificultades en un
período de estabilidad económica. De una manera concreta, se plantea la
pregunta siguiente: saber si el juez puede modificar el contrato en caso de que
un cambio de circunstancias económicas ha transformado el equilibrio de las
prestaciones, querido inicialmente por las partes.
No existe ningún artículo Que responda especialmente a esta pregunta en el
código civil de 1804. La corte de casación no permite al juez la revisión del
contrato. Bajo el fundamento jurídico de la seguridad de las relaciones jurídicas,
la corte de casación tiene temor que la revisión llamé a una nueva revisión. En
efecto, el contratante que ve que su deuda aumenta después de la revisión
puede demandar una nueva revisión en su provecho en los contratos en los
cuales es acreedor. Además, hemos visto que en la tradición francesa hay una
desconfianza para el jueves. La corte de casación no quiere que el juez
intervenga en el equilibrio del contrato. Es cosa de las partes, no del juez
.también el derecho francés considera tradicionalmente que el juez no tiene
competencias económicas para restablecer el equilibrio de las prestaciones.
Este rigor parece criticable cuando se multiplican los contratos de largo plazo y
las circunstancias económicas cada día más inestables. Es también criticable
por qué la mayoría de los países europeos y los países del Mundo permite mirar
jueves restablecer el equilibrio de un contrato transformado por las
circunstancias económicas. Para es inconveniente, las partes pueden estipular
una cláusula de negociación de hardship, frecuente en los contratos
mercantiles, está cláusula obliga a las partes a negociar de nuevo Las

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prestaciones en caso de circunstancia de cambio económicas produciendo el


desequilibrio del contrato. Pero no puede aplicarse sin estipulaciones de las
partes para remediar esa dificultad, la corte ha propuesto recientemente que la
obligación de ejecutar el contrato de buena fe implica la obligación de negociar
de nuevo el contrato desequilibrado para una modificación de las
circunstancias, pero fue dividida en la interpretación de Estación.
IMPORTANTE
Bajo el fundamento jurídico de la seguridad de las relaciones jurídicas, la corte
tiene que la revisión llamé a un examen. En efecto, el contratante Qué debe su
deuda aumentar después de la revisión puede demandar un nuevo examen En
su provecho en los contratos en los cuales es acreedor. Además hemos visto
que en la tradición francesa hay una desconfianza para el jueves. La corte de
casación no quiere que el juez intervenga en el equilibrio del contrato. El
contrato es cosa de las partes, no del juez también al derecho francés considera
tradicionalmente el juez no tiene las competencias económicas para restablecer
el equilibrio de las prestaciones.

Desequilibrado la rompe con la tradición jurídica francesa, permitiendo el juez


la revisión del contrato desequilibrada. En el artículo 1195, el Expone en primer
lugar las dos condiciones en las cuales se aplica. La en la primera es un cambio
de circunstancias impredecibles en el momento de la conclusión del contrato.
Las palabras me parecen buenas limitar la aplicación del texto único de cambio
de circunstancias económicas sería un poco reductivo. Además, el cambio de
circunstancias no debe existir al momento de la conclusión del contrato, si no
es un problema de formación del contrato, en particular, un vicio que adolece
el consentimiento o un problema de elección. Por fin Este cambio de
circunstancias, no debe ser predecible, si no las partes tendrían que integrarlo
al momento de la conclusión del contrato. La segunda condición exige que este
cambio de circunstancias general ejecución excesivamente onerosa. este
criterio que se encuentra en numerosos textos en los países que reconocen la
imprevisión del mundo, parece un buen compromiso entre la ejecución Qué es
simplemente más difícil o más oneroso, que el deudor no puede evitar sin
amenazar la seguridad de las relaciones jurídicas, y la ejecución imposible que
debe ser apreciada con el concepto de fuerza mayor.
Si esas dos condiciones se cumplen, la parte víctima del desequilibrio puede
pedir negociar a su nuevo contratante. Parece una buena solución dar a los
contratantes el poder para adaptar el contrato en un primer momento. El texto
dice que durante las negociaciones, la parte que ha pedido tiene que, Continuar
la ejecución de sus obligaciones. El texto no dice nada más a propósito del
desarrollo de esas negociaciones. Pienso que se aplica en el principio general
de ejecución de buena fe. Sí una parte negocia Sin voluntad de concluir nuevo
contrato, pudiera considerarse como Malasia Y ser condenada a pagar daños

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a la otra. En rechazo o de fracaso de la nueva negociación, las partes pueden


pedir de acuerdo al juez adaptar el contrato original. Me parece la innovación
más importante porque permite al juez restablecer el equilibrio del contrato pero
no necesita observar que esta posibilidad es limitada porque el juez tiene que
apoyarse en las dos partes. En la práctica, se ve difícilmente que la parte que
se benefician del desequilibrio y da una adaptación del contrato original al juez,
adaptación que contraria a sus intereses, eso por lo que en caso de falta de
acuerdo de las partes una de ellas puede pedir la resolución del contrato o su
adaptación. A propósito de este poder de adaptación aduciendo el juez, se
puede deplorar que sea de marcado por un estándar. Es estándar puede ser
objetivo, Como por ejemplo la equidad o el de razonabilidad. Puede ser también
subjetivo como las esperanzas legítimas de las partes.
Es muy interesante comparar ese texto con el artículo 1140 del código civil
peruano. Las condiciones son las mismas.
Pero es sólo la parte perjudicada la que puede solicitar al juez una modificación
del contrato no las partes como en la ordenanza.
En conclusión, se puede observar que el texto moderno que Integra diversas
influencias extranjeras, sobretodo influencias europeas, permite adaptar
nuestro derecho de los contratos a las realidades económicas y sociales del
siglo XXI.
Tengo una sola pena: la supresión de la causa. La causa es una condición
tradicional de formación del contrato en el derecho francés. Es muy útil porque
permite el control del equilibrio de las prestaciones de las partes en ese
momento: Así es un instrumento de Justicia social. También la causa permite
el control de la conformidad del contrato a las buenas costumbres: Así es un
instrumento de orden público. El derecho de muchos países del Mundo utiliza
la causa, Qué es ahora un símbolo del papel del derecho francés como modelo
en el mundo. La causa es suprimida por la ordenanza Sólo porque los proyectos
europeos no la conocen y por qué los poderes públicos quieren acercarse a
esos proyectos para realizar una armonización de los Derechos europeos de
los contratos. Se puede realizar esta armonización conservando la noción de la
causa.

7. EL HECHO JURÍDICO EN EL DERECHO CIVIL PERUANO

La clasificación de los hechos jurídicos es un presupuesto necesario para estudiar


otras instituciones del Derecho civil. El Derecho civil no solo está constituido por el
Código Civil y por los principios sistemáticamente organizados en las normas jurídicas,
sino que es también el resultado de las construcciones conceptuales. Estas
construcciones cumplen una función cognoscitiva ya que informan a los operadores
jurídicos sobre el significado de las normas jurídicas. También cumple una función
argumentativa porque aclaran, integran y desarrollan un discurso claro y coherente
para su aplicación práctica. En este sentido, la actividad de la construcción de

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conceptos se identific'a con la del legislador y la del administrador de justicia, porque


todos realizan una actividad teórica para aplicarla a una experiencia concreta.

Todo el dinamismo del sistema privado se fundamenta en la categoría de los hechos


jurídicos, pero hay que saber diferenciar los hechos jurídicos previstos
hipotéticamente por las normas jurídicas y los hechos jurídicos concretos. Asimismo
hay que distinguir los efectos jurídicos regulados hipotéticamente por las normas
jurídicas y los efectos jurídicos concretos.

En efecto, debemos hacer notar que una cosa es el hecho jurídico hipotético, es decir,
el hecho previsto hipotéticamente en la norma, y otra cosa es el hecho jurídico
concreto, el cual es el hecho (de la realidad) concreto aplicado en el hecho jurídico
hipotético de la norma jurídica. De la misma manera, una cosa es el efecto jurídico
hipotético y otra cosa es el efecto jurídico concreto. Tendremos un efecto jurídico
concreto cuando exista un efecto jurídico hipotético correspondiente al hecho jurídico
concreto.

Para nosotros, hay cinco conceptos diferentes cuando se estudia la norma jurídica
relacionada con la realidad. Un concepto, es el hecho concreto o el hecho que nace
de la realidad que puede ser jurídicamente valorado por el ordenamiento jurídico o por
el contrario prescinde de toda valoración. Otro concepto, es el hecho jurídico hipotético
que es el hecho previsto hipotéticamente o el hecho jurídico probable regulado en la
norma jurídica. Otro concepto, es el hecho jurídico concreto que es el hecho concreto
incorporado o subsumido en el hecho jurídico hipotético. Otro concepto es el efecto
jurídico hipotético que es aplicable al hecho jurídico hipotético y también está regulado
en la norma jurídica. Y el último concepto, es el efecto jurídico concreto que es el
resultado de la aplicación del efecto jurídico hipotético al hecho jurídico concreto. Los
casos deben ser analizados primero como hechos concretos o hechos de la realidad
y luego como hechos y efectos jurídicos concretos.
Estudiaremos las clases de hechos jurídicos ya sea aquellos regulados en normas
jurídicas o aquellos de realidad que previamente ya fueron previstos.

Empezaremos por describir los siguientes hechos a fin de formular algunas ideas de
los diferentes hechos.

 La fuerza del río arranca una porción considerable y reconocible en un campo


ribereño y lo lleva al de otro propietario ribereño.
 Un agricultor descubre un tesoro en terreno ajeno no cercado y tampoco
sembrado.
 Dos novios se prometen recíprocamente contraer matrimonio en diciembre.
 Un camión de una empresa, que transportaba nueve botellas de mercurio de
propiedad de una empresa minera se le cayó una botella de mercurio en la
carretera por la que circulaba. Un campesino que transitaba con dirección a su
casa vio en dicha carretera una sustancia de color metálico que le llamó la

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atención, por lo que decidió manipularla y llevársela a su casa. Ese contacto le


causó daño a su salud y a la de su familia.
 Una pareja de novios acuerda con el empleado de un hotel un alojamiento por
diez días a cambio de la retribución publicada en la entrada.
 Un novio, ilusionado con el futuro matrimonio, invierte en el mejoramiento de la
casa de propiedad de sus futuros suegros porque vivirá con su novia de toda
la vida luego del casamiento. Luego, se rompe el compromiso y el novio
reclama los gastos efectuados por el aumento del valor del bien.

Es común leer y escuchar que los hechos jurídicos son acontecimientos que generan
efectos jurídicos pero ello no es una verdad absoluta.

En los seis ejemplos mencionados no siempre se generan efectos jurídicos. La


accesión por avulsión (artículo 94) del Código Civil-en adelante el CC- y el hallazgo
de tesoro en terreno ajeno no cercado ni sembrado (artículo 935 del CC) son hechos
que generan la adquisición del derecho de propiedad. En el derrame de mercurio se
genera una obligación derivada de un acto ilícito (artículo 1970 del CC). En el contrato
de hospedaje nacen las obligaciones de dar alojamiento y de pagar una retribución.
No obstante, la sola promesa recíproca de matrimonio (artículo 239 del CC) no genera
efectos jurídicos. El novio tiene derecho a una indemnización por el empobrecimiento
producido por los gastos realizados y el enriquecimiento del valor de la casa de los
padres de su ex novia (artículo 1954 del CC).

Entonces, la característica de los hechos jurídicos es que ellos están previamente


regulados en una norma jurídica como hechos jurídicos hipotéticos. Eventualmente
los hechos jurídicos producen efectos jurídicos pero no todos tienen esa capacidad de
eficacia jurídica. Para entender mejor la naturaleza de los hechos jurídicos es
significativo mencionar el modo que un hecho se convierte en jurídico.

En otras palabras, la juridicidad de un hecho hace que un hecho sea jurídico. Un hecho
sin juridicidad no será un hecho jurídico. El hecho jurídico forma parte de un conjunto
llamado mundo jurídico. Este mundo está conformado por los sujetos, objetos, actos
y hechos. ¿Qué los hacen jurídicos?

Constituyen datos esenciales de la juridicidad: (a) la norma jurídica y (b) los hechos
por ella calificados. Sin norma jurídica y sin la ocurrencia de los hechos por ella
previstos no es posible hablar de Derecho. Cualquier tentativa de tratar el fenómeno
jurídico sin considerar, conjuntamente, esos dos elementos llegará, fatalmente, a
fracasar, por despreciar su propia sustancia7 • De ahí que es fundamental estudiar la
norma jurídica vinculada con la realidad.

Por eso, para un estudio del fenómeno jurídico deben ser considerados los datos
siguientes:

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 La existencia de la norma jurídica, con vigencia, que describe el mundo jurídico,


definiendo, abstractamente, los hechos de la realidad [suportes fácticos] y
atribuyendo a los hechos jurídicos respectivos la eficacia jurídica propia;
 La eficacia de la norma jurídica, que está constituida por su incidencia sobre su
realidad [suporte fáctico], juridizándolo (= creando el hecho jurídico);
 La verificación de la eficiencia de los elementos de la realidad [suporte fáctico],
constatando la perfección de los actos jurídicos latu sensu lícitos y la aptitud de
los hechos jurídicos de producir su eficacia final;

Nótese que en el nivel (i) se menciona a la norma jurídica en función del hecho jurídico
hipotético y del efecto jurídico hipotético. En el nivel (ii) aparece en el mundo jurídico
el hecho jurídico concreto. Y en el nivel (iii) aparece en el mundo jurídico el efecto
jurídico concreto. De otro lado, el espacio y el tiempo forman parte del mundo de la
realidad. Todo fenómeno de la realidad puede ser considerado espacial y
temporalmente. Espacialmente se configura el objeto, temporalmente se configura el
hecho. Los dos niveles están estrechamente ligados. Los mismos sujetos humanos
son los objetos del espacio y los actos humanos son los hechos del tiempo porque se
desarrollan temporalmente. Así como los hechos están vinculados a los objetos,
también los actos están relacionados a los sujetos.

Entonces, en el mundo de los seres humanos no hay duda que nos movemos en dos
niveles. En el espacio están los objetos y los sujetos. En el tiempo están los hechos y
los actos. De ahí que la norma jurídica y el mundo real están intensamente ligados.
No se puede hablar de uno sin el otro. Los objetos, los sujetos, los hechos y los actos
están permanentemente moviéndose en la realidad. Lo que hace la norma jurídica es
normar esos elementos del espacio y del tiempo para permitir crear un lenguaje
jurídico hipotético y concreto. Asimismo, el mundo jurídico tiene tres planos netamente
definidos:

 En el plano de la existencia entran todos los hechos jurídicos, lícitos o ilícitos,


válidos, anulables o nulos (el acto jurídico lato sensu nulo o anulable es, existe,
apenas defectuosamente) e ineficaces;
 En el plano de la validez solamente pasan los actos jurídicos stricto sensu y los
negocios jurídicos, por ser los únicos sujetos a la apreciación de la validez;
 En el plano de la eficacia son admitidos y pueden producir efectos todos los
hechos jurídicos lato sensu, inclusive los anulables y los ilícitos; o nulos, cuando
la ley, expresamente les atribuya algún efecto.

Por lo tanto, el fenómeno jurídico, analizado desde su dimensión normativa, se


desenvuelve desde la incidencia de la norma, que juridiza los hechos de la realidad,
creando los hechos jurídicos (=eficacia normativa), hasta finalmente la eficacia jurídica
(Ver cuadro 1).
De lo expuesto, podemos decir que un hecho de la realidad existe jurídicamente si
una norma jurídica ha previsto hipotéticamente un hecho análogo a ese hecho. Un

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hecho es jurídico si ha sido normado con anterioridad en una norma jurídica. Ahora
bien, un sector de la doctrina nacional (Ver cuadros 2, 3 y 4) clasifica los hechos sin
aclarar los conceptos de cada hecho y sobre todo sin respetar la clasificación
tradicional nacida en la doctrina alemana. Un sector de la doctrina brasileña explica
mejor los conceptos y sus diferencias. Describiremos una óptima clasificación
desarrollada por esta doctrina. El hecho jurídico en sentido amplio se clasifica en
hecho conforme a derecho y en hecho contrario a derecho (ilícito).
CUADRO N° 1

CUADRO N° 2

CUADRO N° 3

CUADRO N° 4

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El hecho jurídico contrario a derecho (ilícito) se divide en:

 Según la realidad [suporte fáctico] el hecho es absoluto (Hecho ilícito y el hecho


en sentido estricto), es relativo (acto-hecho ilícito y el acto ilícito civil) y es el
acto ilícito penal (ilícito penal y la contravención penal).
 Según la eficacia: acto ilícito indemniza torio, el acto ilícito caduco y el acto
ilícito inválido.
El hecho jurídico conforme a derecho se divide en:

 Hecho jurídico en sentido estricto.


 Acto-hecho jurídico.
 Acto jurídico en sentido amplio: acto jurídico en sentido estricto y el negocio
jurídico.

El hecho jurídico en sentido estricto es todo hecho jurídico en que, la composición de


su realidad [suporte fáctico], está en los hechos de la naturaleza, independientes del
acto humano como dato esencial, se denomina hecho jurídico stricto sensu. El acto-
hecho jurídico es el acto que está en la base del hecho y la norma jurídica lo recibe
como acto sin voluntad, abstrayendo cualquier elemento volitivo que, de casualidad,
puede existir en su origen. El acto jurídico en sentido amplio es el hecho jurídico cuya
realidad (suporte fáctico) tiene como esencia una exteriorización consciente de
voluntad, que tiene por objeto obtener un resultado jurídicamente protegido o no
prohibido y posible. En el acto jurídico en sentido estricto la voluntad no tiene el poder
de elegir la categoría jurídica, razón por la cual su manifestación apenas produce los
efectos necesarios, o sea, preestablecidos por las normas jurídicas respectivas, e
invariables.

El negocio jurídico es el hecho jurídico cuyo elemento central de realidad [suporte


fáctico] consiste en la manifestación o declaración consciente de voluntad, en relación
a la cual el sistema jurídico faculta a las personas, dentro de los límites
predeterminados y de amplia variedad, el poder escoger la categoría jurídica y la
estructura de contenido eficaz de las relaciones jurídicas respectivas, en cuanto a su
surgimiento, a su permanencia y a su intensidad en el mundo jurídico.

A. DEFINICIÓN DEL HECHO JURÍDICO

Con respecto a su definición tenemos muchos respecto a este tema, tanto como del
derecho comparado así como del derecho nacional; dentro de la explicación
señalaremos que el entendimiento que daremos será ser claros y concretos. Para
Savigny lo define como los eventos que producen una adquisición, modificación,
transferencia, variación o extensión de derechos. El tratadista alemán Enneccerus nos
dice que el hecho jurídico implica la generación de una variedad extraordinaria de
consecuencias jurídicas. Para el doctrinario español Manuel Albaladejo, el hecho
jurídico se define como todo acontecimiento o estado al que, por su sola realizacion,
o juntamente con otros, relacionan a derecho objetivo la producción de un efecto

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También existe la generalizada noción de que el hecho jurídico es todo hecho que
produce una consecuencia de derecho, en la cual el maestro José León Barandiaran
agrega el vocablo “jurígeno”.

Bajo este contexto es que Fernando Vidal Ramírez señala que el hecho jurídico o
“jurígeno” viene a ser el hecho que por sí, o junto con otro, producen efectos jurídicos
y constituye, mediata o inmediatamente, en fuente de toda relación jurídica o en causa
de su extinción. Como se ha mencionado, el hecho jurídico o “jurígeno” es el resultado
de una calificación del Derecho objetivo y, debe ser considerado como tal, en la
medida que produzca consecuencias jurídicas, no concibiéndose como hecho jurídico
algo puramente factico desligado de toda connotación jurídica.

Así podríamos decir que existen hechos naturales o humanos que no necesariamente
generan consecuencias jurídicas. Tal es el caso del derrumbe de un cerro en un lugar
inhóspito que no trae la muerte de ninguna persona o la afectación o modificación de
algún derecho, o el saludo que realiza una persona a otra como acto de buena
educación y cordialidad; en ambos casos estaremos frente a hechos que no son
jurídicos. Contario sensu, si el derrumbe ocasiona la muerte de algunas personas y
altera las mediaciones del derecho de propiedad de algún predio contiguo al cerro, o
si ese saludo va acompañado de insultos y agravios que ofenden la dignidad y
honorabilidad de dicha persona en público; menoscabando su buen nombre y
reputación, en ambos casos estaremos frente a hechos jurídicos, según se trate de
un hecho natural o humano, respectivamente. En este punto debemos precisar que
existe una diferencia sustancial entre el hecho, propiamente dicho y, el hecho jurídico,
por cuanto se debe partir de la definición del hecho como «aquel acontecimiento o
suceso producido con la intervención del hombre o sin ella (por la naturaleza) que
puede o no generar consecuencias jurídicas»; por lo tanto es de colegir que el
concepto de hecho es más amplio ya que no solo concibe lo jurídico sino además todo
aquello que no lo sea (es decir desde el punto de vista netamente fáctico). En ese
sentido, desde la óptica de una relación de género a especie, podríamos decir que el
hecho es el género; mientras que el hecho jurídico viene a ser una especie de aquel.
En conclusión, de manera general, se puede señalar que el hecho jurídico es aquel
hecho humano o de la naturaleza que tiene implicancia jurídica para las personas y
todo aquello que esté en relación con estas, para cuyo efecto debe recibir la
calificación jurídica de la norma.

8. ACTO JURÍDICO

A. DEFINICIÓN

El acto jurídico es el acto humano, lícito, con manifestación de voluntad destinada a


crear, regular, modificar o extinguir relaciones jurídicas.
En toda norma que regula un acto jurídico se encuentra previsto hipotéticamente un
supuesto de hecho complejo integrado por un comportamiento humano (acción u

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omisión), voluntario, lícito, y que el agente haya querido el acto y haya querido sus
efectos, a este supuesto la norma le atribuye, mediante un vínculo de deber ser, el
efecto consistente en crear una relación jurídica o en regularla, modificarla o
extinguirla. La sola voluntariedad del acto no es suficiente, como sucede en los actos
meramente lícitos, para que se produzca el efecto jurídico, sino es innecesario que el
sujeto haya querido también los efectos del acto. Es decir, debe haber: voluntad y “el
querer”. La manifestación sea como simple declaración o como comportamiento tiene
carácter preceptivo, esto es, no es una simple revelación de la voluntad psicológica,
sino que mediante ella se dictan reglas de conducta para sí mismo y para los demás.
El acto jurídico da vida a una regulación de intereses; está destinado a tener una
eficacia constitutiva o modificativa o extintiva de relaciones jurídicas.

B. REQUISITOS DE VALIDEZ

LA MANIFESTACIÓN DE LA VOLUNTAD:

La voluntad constituye la esencia misma del acto jurídico, pero sólo por la
manifestación el sujeto lo hace conocer. La conjunción de la voluntad y su
manifestación es el resultado de un proceso que va de lo subjetivo a lo objetivo, de la
voluntad interna o real a la voluntad manifestada.

En el proceso de la formación de la voluntad deben distinguirse tres fases: El


discernimiento, es un estado de conciencia determinado por el desarrollo intelectual
del individuo que invistiéndolo de la facultad de conocer en general, lo coloca en
condición de formar un juicio por medio del cual percibe y declara la diferencia que
existe entre varias cosas, de apreciar y juzgar sus actos y de los ajenos, o en términos
más simples de distinguir los diversos actos en sus diferentes categorías.
La intención, consiste en el propósito deliberado de realizar el producir sus efectos.

La libertad, debe entenderse como la espontaneidad de celebrar el acto jurídico. Es la


determinación, la facultad de elección. Como consecuencia del discernimiento y de la
intención.
Clases de Manifestación:
a) Manifestación expresa

La manifestación de voluntad es expresa cuando los medios empleados por el sujeto


tienen por finalidad directa e inmediata dar a conocer la voluntad interna. Tales medios
pueden ser el lenguaje hablado o escrito y también el mímico.

La declaración expresa mediante la mímica 'se da cuando el sujeto revela gastos o


señas, tales como movimientos de las manos o de la cabeza. Este puede ser un
lenguaje tan expresivo como los anteriores.

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El Código, además de dispensar un mejor tratamiento a la manifestación expresa,


suprime "la ejecución de un hecho material. El art. 141 establece que la manifestación
de voluntad es expresa "cuando se formula oralmente, por escrito o por cualquier otro
medio directo. Por esto último debe entenderse el lenguaje mímico más no la
"ejecución de un hecho material" que cae dentro de la noción del "comportamiento" al
que se refiere el mismo Art. 141 como expresión de la manifestación tácita.
b) Manifestación Tácita

La manifestación de voluntad es tácita cuando no está dirigido directamente a dar a


conocer la voluntad interna; esta se deduce de ciertas actitudes o comportamientos.
Las actitudes o comportamientos es lo que la doctrina reconoce como falta
concluyente, hechos concluyentes, los cuales deben permitir una presunción de la
voluntad de quien los realiza.
c) El Silencio

En relación al silencio debe dejarse establecido pues que la doctrina es unánime en


considerar Que, en sí mismo no constituye declaración de voluntad. La cuestión está
en cuanto existe obligación de explicarse y en tal caso, si el silencio es una
manifestación tácita o presunta.

León Barandíarán, criticando el Art. 1077 del Código del 36 y postulando su


modificación en el Proyecto de Reforma. Dice que en lo ateniente al silencio no se
trata simplemente de que exista o no obligación de explicarse, sino que el asunto
mismo acerca de qui tacit consertiré videtur o non videtur, debe apreciarse según los'
antecedentes circunstanciales en un caso determinado.

Así pues, el Código en su Art. 142 ha dejado establecido que "El silencio importa
manifestación de voluntad cuando la ley o al convenio le atribuyen ese significado". La
norma se contradice con la concepción del silencio en la moderna doctrina, pues no.
constituye manifestación de voluntad en ningún sentido ya 'que carece de significado
jurídico en sí mismo. El significado sólo se le puede atribuir la ley o el convenio; la
primera con sus normas supletorias; y, el segundo con la hipótesis y consecuencias
previstas.

Manual de la Puente y Susana Zusman dicen que no significa que la ley o el convenio
traten de presumir cuál es la voluntad de silente, sino que se da al silencio el valor de
determinada declaración de voluntad, de tal manera Que si el sujeto calla, sabe que
con ello están dando lugar a que su actitud tenga los efectos jurídicos que señala la
ley o se convenga entre las partes.
Sólo la ley o el convenio pueden, pues, atribuir significado al silencio.

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LA CAPACIDAD
Si bien la manifestación de voluntad es la esencia misma del acto jurídico, la sola
manifestación no es suficiente para darle eficacia y validez. Es necesario que la
manifestación emane de un sujeto capaz. La capacidad se constituye por ello, en un
segundo requisito de validez.

La capacidad está referida tanto a la persona natural como a la persona jurídica y


abarca tanto la capacidad de goce como la de ejercicio. La capacidad se distingue en
capacidad de goce y capacidad de ejercicio.
La primera denota la aptitud para ser titular de derechos y obligaciones; la segunda,
la posibilidad de celebrar actos jurídicos por sí.
a) Capacidad de goce

Tratándose de las personas naturales, la noción de capacidad de goce está contenida


en el Art. I del Código.
Tratándose de las personas jurídicas que, como ya se ha indicado, tienen también
personalidad, su capacidad de goce se da con el inicio de su existencia, ya sea que
se trate de personas de derechos público o de derecho privado, y está en función de
su finalidad que, a las primeras se las asigna la ley y a las segundas su acto
constitutivo. Pero ambas, además. Están sometidas, en cuanto a su capacidad de
goce, a la gran limitación que les impone el ser entre abstractos, como contraposición
a las personas naturales, pues sólo pueden adquirir y tener derechos y contraer las
obligaciones que no sean inherentes a la condición de la persona humana, conforme
al principio contenido en el Art. 43 del Código del 1936 y que el nuevo Código no
reitera, sin que ello pueda significar la abrogación de este principio.
a) Capacidad de ejercicio

La capacidad de ejercicio, de hecho o de obrar, en la expresión de MESSINEO es la


aptitud para adquirir y para ejercitar con la propia voluntad, o sea, por sí solo, derechos
subjetivos o de asumir con la propia voluntad, o sea, por sí solo. Obligaciones
jurídicas, es decir de celebrar actos jurídicos.

Las personas naturales tienen, pues, tal capacidad de ejercicio a partir de los 18 años
de edad, pues antes de cumplirlos están en estado de Incapacidad y esta será para
menores de 16 años y relativa para los menores de 18 años pero mayores de 16, salvo
que contraigan matrimonio y obtengan título que los autorice oficialmente a ejercer
una profesión u oficio. Así resulta de los Art. 42, 43, inc. 1; 44, inc. 1 y 46 del Código
Civil. Pero no obstante la mayoría de edad, existen otras causas de incapacidad de
ejercicio.

Son causales de incapacidad absoluta la privación de discernimiento por enfermedad


mental y la imposibilidad de expresar la voluntad de manera indubitable por causa de
sordomudez, ciego, sordez y ciego mudez conforme al Art. 43 inc. 2 y 3 del C.C., el

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cual no ha mantenido la ausencia como causal, como la contemplaba el Código 36 en


el inc. 4 de su Art. 9 sino que le da un tratamiento especial.

Son causales de incapacidad relativa el retardo y deterioro mental, la prodigalidad, la


mala gestión, la ebriedad habitual, la toxicomanía y la punición con interdicción civil.
Conforme el Art 44 del Código vigente. La capacidad de ejercicio no se da en las
personas jurídicas por ser entes abstractos.
EL OBJETO

Si bien la voluntad que es la esencia del acto jurídico, debe ser manifestada por un
agente capaz, para que exista el acto jurídico se requiere, además, de un objeto, que
por ello se constituye también en un requisito de validez. Tanto el código del 36 como
el vigente se refieren al objeto como requisito de validez.
Caracteres del Objeto

Atendiendo a lo dispuesto por el Art 140, inc. 2 del Código, el objeto debe ser posible
tísica y jurídicamente; y según el artículo 219. Inc.3 debe ser también determinable.

La posibilidad física está referida a la factibilidad de realización con adecuación a las


leyes de la naturaleza. Se trata de una posibilidad material, como la existencia o
posibilidad de existir de los bienes. La posibilidad jurídica está referida a la
conformidad con el ordenamiento jurídico. Se le suele confundir con la licitud, pero
creemos que son conceptos diferentes. La licitud es lo que guarda conformidad con el
ordenamiento legal, el cual queda comprendido en un concepto más amplio como es
el del ordenamiento jurídico, que comprende los principios generales que inspiran la
idea de orden público y que se integra con la Jurisprudencia, la Costumbre y la
Doctrina. La determinación está referida a la identificación de los bienes e intereses
que constituyen el objeto.
EL FIN LÍCITO COMO REQUISITO DE VALIDEZ

El acto jurídico, según el Artículo 140 del C.C. es la manifestación de voluntad


destinada a crear, regular, modificar o extinguir relaciones jurídicas. La finalidad o "fin
licito” consiste en la orientación que se da a la manifestación de voluntad, esto es, que
ésta se dirija directa y reflexivamente a la producción de efectos jurídicos, vale decir a
crear, regular. Modificar o extinguir relaciones jurídicas. Habría pues una identificación
de la finalidad del acto jurídico con el contenido del mismo, o sea. Con los efectos

La identificación de la finalidad con el contenido del acto jurídico, debe estar referida
al contenido específico de cada acto, determinado por la manifestación o
manifestaciones de voluntad que le dan la existencia jurídica y a cuyos efectos le son
aplicables las previsiones establecidas por el o los celebrantes. Si las previsiones
presentan vacíos o defectos, pueden ser integrados por normas de carácter supletorio;
así el arrendamiento del predio urbano en el que no se proveen las causas para la
resolución del contrato, les son aplicables las previstas en la Ley. Pero si las

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previsiones colisionan con normas de orden público, ésta prevalecen sea para hacer
nulo el acto o para asignarle los defectos que la ley tiene previstos.
LA FORMA

La forma, dice LEON BARANDIARAN comentando el Código del 36, es esencial para
el acto, pues sin forma no caería dentro del ámbito de la vida jurídica.

La forma es, así otro de los requisitos para la validez del acto jurídico. Pero es
necesario dejar establecido que no toda forma se constituye en requisito de validez,
aunque no puede concebirse un acto jurídico sin forma y que además, esta constituye
un medio de prueba de la existencia del acto.
a) Forma Verbal

Consiste en la manifestación de la voluntad mediante el lenguaje hablado y sin que la


expresión verbal y oral se plasme documentalmente.
b) Forma Escrita o Instrumental

Consiste en la manifestación de voluntad mediante el lenguaje escrito, que queda


contenido en un documento. Puede tratarse de cualquier documento ya sea un
instrumento público o un documento privado, ya otorgado ante notario y otro fedatario
o funcionario público o ya otorgado de puño y letra por el propio interesado o por otro,
o por medio mecanográficos; puede tratarse de cartas, telegramas, télex y en general
cualquier modo de expresión escrita.
La ventaja de la forma escrita es que facilita la prueba. Puede la Ley, en unos casos,
requerirla sólo para fines probatorios (forma ad probationem) y, en otros, por su
carácter consustancial con el acto celebrado (forma ad solemnitatem).
c) Forma Voluntaria o No Prescribe

Es la llamada forma libre y también convencional. Pero preferimos denominarla forma


voluntaria, porque es indicativa de la libertad para su adopción y porque pudiendo
resultar de la convención es, por ende, voluntaria

La noción de forma voluntaria se vincula a la de los actos no formales que se


caracterizan por su consensualidad, es decir, por perfeccionarse con la sola
voluntad de los celebrantes, sin que la declaración deba revestir formas
predeterminadas por la ley. Así por ejemplo, la compra -venta que se formaliza con el
solo consentimiento de las partes; la donación de cosas muebles de escaso valor, o
el arrendamiento de las partes, la donación de cosas muebles de escaso valor; o el
arrendamiento de un local comercial.

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d) Forma Prescrita
Es la forma que la ley prescribe en carácter imperativo. Es por eso también llamada
forma necesaria, legal o forzosa; y la ley la designa refiriéndola aún con formalidades
adicionales a la forma escrita o instrumental.

La noción de la forma prescrita se vincula a la de los actos formales a las cuales la ley
les prescribe una forma. A su vez, la forma necesaria puede ser Ad Solemnitatem,
cuando la forma es consustancial al acto de modo que sin ella el acto no adquiere
existencia, y Ad Probationem, cuando la forma sólo es exigida como medio de prueba.
Su incumplimiento tiene por efecto declarar la nulidad.

C. CARACTERÍSTICAS

Entre hecho jurídico y acto jurídico existe una relación de género a especie. Todo acto
jurídico es un hecho jurídico pero no todo hecho jurídico es un acto jurídico.

El hecho jurídico comprende, además de los actos jurídicos, a los actos meramente
lícitos, los actos ilícitos, los actos involuntarios, sean estos conformes o contrarios con
el ordenamiento jurídico, y también a los hechos naturales o externos que inciden en
la vida de relación social del ser humano.
Es decir, el hecho jurídico comprende:

 Actos jurídicos
 Actos meramente lícitos,
 Actos ilícitos,
 Actos involuntarios, sean estos conformes o contrarios con el ordenamiento
jurídico
 Hechos naturales o externos que inciden en la vida de relación social del ser
humano.
El acto jurídico presenta los siguientes caracteres:

 Es un hecho o acto humano;

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 Es un acto voluntario;
 Es un acto lícito;
 Tiene por fin inmediato producir efectos jurídicos.
El acto jurídico es una hecho humano por oposición a los actos naturales o externos.
En la esencia predominante del acto jurídico está la voluntad manifestada, razón por
la que un acto realizado sin voluntad (sin discernimiento, o sin intención, o sin libertad)
es nulo o si ha sido realizado con voluntad, pero ésta adolece de vicios, el acto es
anulable.

La esencia de la manifestación de voluntad está dirigida a la autorregulación de


intereses en las relaciones privadas; autorregulación que el individuo no debe limitarse
a querer, sino a disponer. O sea, actuar objetivamente. Con el acto el sujeto no viene
a declarar que quiere algo, sino que expresa directamente el objeto de su querer, y
éste es una regulación vinculante de intereses en las relaciones de otros. “Con el
activo jurídico no se manifiesta un estado de ánimo, un modo de ser del querer. Lo
que tendría una importancia puramente sicológica, sino que se señala un criterio de
conducta, se establece una relación normativa".

D. CLASIFICACIÓN DE LOS ACTOS JURÍDICOS

 Actos de derecho privado y actos de derecho público. Los actos de derecho


público son los Acto Jurídico administrativos, que provienen de la voluntad de la
administración pública como órgano o ente público del Estado. Los Acto Jurídico
de derecho privado se caracterizan porque la manifestación de voluntad proviene
de sujetos (uno o más) particulares, privados.
 Actos Unilaterales, Bilaterales y Multilaterales. En los actos unilaterales basta
la declaración de una sola persona. En los bilaterales siempre tiene que haber la
declaración de dos personas. En Los multilaterales la declaración de voluntad debe
ser de varias personas.
 Actos Recepticios y No Recepticios. Son no recepticios cuando la manifestación
de voluntad tiene eficacia sin necesidad de que sea dirigida a alguien. Verbigracia:
el testamento. Son actos recepticios aquellos para que produzcan efectos es
necesario que la manifestación de voluntad este dirigida a alguien en particular.
Verbigracia: la adopción., el matrimonio, el reconocimiento de hijos.
 Actos patrimoniales y extra patrimoniales. Los primeros son aquellos con los
que se producen relaciones jurídicas de contenido económico. Los segundos son
de índole personal. Verbigracia: el matrimonio, la adopción.
 Actos típicos y atípicos. Son los que están regulados por la ley y los que no están
regula-dos, respectivamente.
 Actos inter vivos y actos mortis causa. El primero es el típico acuerdo o acto
celebrado entre personas vivas, donde ambas manifiestan su voluntad de forma
plena. El segundo es el acto pos muerte, que en determinados casos también

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produce efectos jurídicos, por ello se considera como una clasificación del acto
jurídico.
 Actos de eficacia real y de eficacia obligatoria. Los primeros son los
constitutivos o traslativos de derechos reales, Verbigracia: constitución de
usufructo. Los segundos son las que originan relaciones de crédito. Verbigracia:
compraventa.
 Actos formales y no formales. Para los primeros hay ley que es obligatoria para
su formación, y puede ser probatoria (ad probationem) y solemne (ad
solemnitatem).
 Actos consensuales y reales. Los reales son aquellos que se perfeccionan con
la entrega del bien. Verbigracia: constitución de prenda. Los actos consensuales
son aquellos de común acuerdo, por ejemplo la designación o encargo.
 Actos onerosos y actos gratuitos. El primero implica un costo al momento de la
celebración del acto (Escritura Pública, etc.). En cambio los actos gratuitos no
generan costo alguno respecto de la celebración del acto.
 Actos de administración y de disposición.
 Actos constitutivos y actos declarativos.
 Actos principales y accesorios.
 Actos puros y modales. Los actos puros son los sólo necesitan los requisitos
generales para todo acto, Verbigracia: capacidad, objeto, forma. Los modales son
aquellos que además de los requisitos anteriores, están sujetos a condición o
cargo.
 Actos conmutativos y aleatorios. En la primera las prestaciones son
equivalentes. En el segundo no.
 Actos Positivos o Negativos. En el primero la prestación es de dar o hacer, en
el segundo es una abstención.
 Actos de ejecución instantánea, diferida y de tracto sucesivo. En el tracto
sucesivo la prestación se desarrolla a través de un periodo más o menos
prolongado.

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CONCLUSIONES

 La noción de contrato presenta un desarrollo que se relaciona con la evolución


que ha tenido la discusión en torno a la justificación de su obligatoriedad, que
como vimos, ya no se funda en el concepto objetivo de valor que justifica la
contraprestación centrado en el deudor, sino que ha pasado a ser un
instrumento colaborativo que beneficia a ambas partes.

 El contrato, más allá del acuerdo de voluntades, constituye un mecanismo de


cooperación, mediante el cual las partes contratantes disciplinan una
determinada situación con miras a satisfacer sus intereses, siendo su principal
objetivo reglar un conjunto de expectativas, riesgos y circunstancias. En virtud
del contrato, el deudor pasa a garantizar un resultado respecto a la satisfacción
de los intereses del acreedor. Esta garantía permite que los riesgos de
incumplimiento sean asumidos, en principio, por el deudor, quien debe
asegurar que el acreedor satisfaga su interés.

 Los hechos jurídicos en sentido estricto comprenden hechos naturales o


hechos humanos pero la norma jurídica no valora el querer y el conocer del
comportamiento mismo. Ella solo valora el solo acaecimiento.

 El acto jurídico en sentido estricto es un acto de voluntad de comportamiento.


El sujeto quiere y conoce su comportamiento y la norma jurídica valora eso.
Esa voluntad de comportamiento es considerada por la norma jurídica para la
producción de los efectos jurídicos.

 La forma es una técnica de comunicación social con la que se manifiesta la


voluntad, la cual puede ser facultativa o impuesta. Dentro de este último
supuesto encontramos a la formalidad, al cual puede ser solemne (directa o por
remisión) o de prueba.

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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

 Actualidad Civil – Instituto Pacífico (Pág. 188-239).


 Código Civil de 1984 Comentado.
 Mario Castillo Freyre – La forma del Contrato.
 Acto Jurídico Manual Autoformativo Interactivo - Carlos Miguel Gonzáles Laca.
 Hechos y actos jurídicos - Rómulo Morales Hervias (Artículo).
 Teoría del acto jurídico y concepto del negocio jurídico - Luz Gladys Roque
Montesillo (Artículo)
 Requisitos de validez del acto jurídico - Andrés Cusi Arredondo.
 Código Civil de 1984.

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