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2.1- La vista
El sentido de la vista es el que permite al hombre conocer el medio que lo rodea, relacionarse con
sus semejantes. El hombre debe contar con los elementos adecuados para captar e interpretar las
señales que recibe. Las imágenes visuales le proporcionan a través del ojo, información sobre el
color, la forma, la distancia, posición y movimiento de los objetos.
Es el sentido humano más perfecto y evolucionado. El órgano receptor es el ojo o globo ocular,
órgano par alojado en las cavidades orbitarias.
2.2- El Oído
El sentido del oído nos permite percibir los sonidos, su volumen, tono, timbre y la dirección de la
cual provienen. Las vibraciones sonoras son recibidas por el oído y esas sensaciones son
transmitidas al cerebro. El oído humano sólo está capacitado para oír un rango de ondas sonoras,
ya que no percibe las vibraciones menores a 20 veces por segundo ni mayores a 20.000 veces por
segundo. En el oído se encuentran también terminales nerviosas que reciben información acerca
de los movimientos del cuerpo, ayudando a mantener el equilibrio del mismo.
2.3- El Gusto
El gusto es uno de los cinco sentidos, con el que se percibe determinadas sustancias solubles en
la saliva por medio de algunas de sus cualidades químicas y que da la sensación de sabor.
2.4- El Olfato
El olfato u olfacción es el sentido encargado de detectar y procesar los olores. Es un
quimiorreceptor en el que actúan como estimulante las partículas aromáticas u odoríferas
desprendidas de los cuerpos volátiles, que ingresan por el epitelio olfatorio ubicado en la nariz, y
son procesadas por el sistema olfativo.
La nariz humana distingue entre más de 10.000 aromas diferentes. El olfato es el sentido más
fuerte al nacer.
2.5- El Tacto
El sentido del tacto o mecanorrecepción es aquel que permite a los organismos percibir cualidades
de los objetos y medios como la presión, temperatura, aspereza o suavidad, dureza, etc. En el ser
humano se considera uno de los cinco sentidos básicos. El sentido del tacto se halla
principalmente en la piel, órgano en el que se encuentran diferentes clases de receptores
nerviosos que se encargan de transformar los distintos tipos de estímulos del exterior en
información susceptible de ser interpretada por el cerebro.
Debemos tener en cuenta que aunque principalmente el sentido del tacto se encuentra en la piel,
también lo encontramos en las terminaciones nerviosas internas del organismo pudiendo percibir
los altos cambios de temperatura o el dolor. Por lo que es el más importante de los cinco sentidos
permitiéndonos percibir los riesgos para nuestra salud tanto internos como externos.
Lóbulo Occipital
Los dos lóbulos occipitales son los más pequeños de cuatro lóbulos emparejados en la corteza
cerebral humana. Situados en la parte más posterior del cráneo, los lóbulos occipitales son parte
del cerebro anterior.
Los lóbulos occipitales se apoyan en la tienda del cerebelo, la duramadre separa el cerebro del
cerebelo. Ambos lóbulos estructuralmente se aíslan en sus respectivos hemisferios cerebrales
por la separación de la fisura cerebral. En el borde frontal hay varias circunvoluciones laterales
occipitales, que están separadas por el surco occipital lateral.
Una de las partes más importantes de este lóbulo es la corteza visual primaria, una región del
cerebro que recibe la entrada de las imágenes desde la retina del ojo. Aquí es donde la mente
interpreta el color y otros aspectos importantes de la visión.
El lóbulo occipital contiene diferentes áreas relacionadas con la comunicación visual. En una de
las áreas es donde se reciben las imágenes visuales del lenguaje (la zona de recepción visual) y en
la otra es donde se interpreta (área de asociación visual). Es de importancia crítica para la lectura y
la comprensión lectora. Por ejemplo, se pueden ver las palabras de otro idioma, pero si no se
entiende el lenguaje, sólo se va a utilizar el área de recepción visual.
Inicialmente los investigadores pensaban que el lóbulo occipital controlaba únicamente las
funciones visuales. Pero en los últimos años se ha descubierto que algunas partes de este lóbulo
reciben aportaciones de otras regiones del cerebro. En concreto, una región del cerebro llamada
la corriente dorsomedial recibe la entrada tanto de las regiones del cerebro relacionadas con la
visión, como de otras áreas que no estén relacionados con el procesamiento visual. Esto sugiere
que el lóbulo occipital puede realizar funciones adicionales, o que los investigadores no han
identificado todas las regiones del cerebro asociadas con el procesamiento visual.
Aunque se sabe que el lóbulo occipital está dedicado a la visión, este proceso es muy complejo, e
incluye un número de funciones separadas. Entre ellos se incluyen:
Los lóbulos occipitales son el centro de nuestro sistema de percepción visual. Estos lóbulos no son
particularmente vulnerables a las lesiones debido a su ubicación en la parte posterior del cerebro,
aunque cualquier trauma significativo del cerebro podría producir cambios sutiles en nuestro
sistema perceptivo-visual, tales como defectos del campo visual y escotomas (una zona de
ceguera parcial, temporal o permanente en el ojo).
Los trastornos del lóbulo occipital pueden causar alucinaciones visuales e ilusiones. Las
alucinaciones visuales (imágenes visuales sin estímulos externos) pueden ser causadas por
lesiones en la región occipital o convulsiones del lóbulo temporal. Las ilusiones visuales
(percepción distorsionada) pueden tomar la forma de los objetos que aparecen más grandes o
más pequeños de lo que realmente son, objetos que carecen de color o que tienen una coloración
anormal.
Referencias
Delgado, J.M.; Ferrús, A.; Mora, F.; Rubia, F.J. (eds) (1998). Manual de Neurociencia. Madrid:
Síntesis.
Diamond, M.C.; Scheibel, A.B. y Elson, L.M. (1996). El cerebro humano. Libro de trabajo. Barcelona:
Ariel.
Guyton, A.C. (1994) Anatomía y fisiología del sistema nervioso. Neurociencia básica. Madrid:
Editorial Médica Panamericana.
Kandel, E.R.; Shwartz, J.H. y Jessell, T.M. (eds) (1997) Neurociencia y Conducta. Madrid: Prentice
Hall.
Martin, J.H. (1998) Neuroanatomía. Madrid: Prentice Hall.Nolte, J. (1994) El cerebro humano:
introducción a la anatomía funcional. Madrid: Mosby-Doyma.
La corteza visual es un elemento de gran importancia para nosotros, pero en ocasiones pueden
producirse diferentes lesiones que pueden alterar y poner en peligro su funcionalidad.
El daño o desconexión de la corteza visual primaria genera lo que se conoce como ceguera
cortical, en el que a pesar de que los ojos del sujeto funcionan correctamente y reciben la
información esta no puede ser procesada por el cerebro, con lo que no se llega a percibir.
También puede aparecer hemianopsia si se produce un daño solo en un hemisferio, apareciendo
ceguera solo en un hemicampo visual
Lesiones en otras regiones cerebrales pueden causar diferentes alteraciones visuales. Una lesión
de la vía ventral probablemente generará algún tipo de agnosia visual (sea aperceptiva en la que
no se percibe o asociativa en el que aunque se percibe no se relaciona con emociones, conceptos
o recuerdos), al no poder reconocer los objetos y estímulos que se nos presentan. Por ejemplo,
podría generar prosopagnosia o ausencia de identificación de las caras a nivel consciente (aunque
no necesariamente a nivel emocional).
Un daño en la vía dorsal podría provocar acinetopsia, incapacidad para detectar el movimiento a
nivel visual.
Otra alteración probable es la presencia de problemas a la hora de tener una percepción
congruente del espacio, no pudiendo percibirse conscientemente una parte del campo visual. Es lo
que ocurre en la citada hemianopsia o en la cuadrantopsia (en este caso estaríamos ante un
problema en uno de los cuadrantes).
Asimismo, pueden aparecer problemas de visión tales como dificultades en la percepción de la
profundidad o visión borrosa (de manera similar a lo que ocurre con problemas oculares como la
miopía y la hipermetropía). También pueden aparecer problemas similares al daltonismo (estemos
hablando de monocromatismo o dicromatismo) o falta de reconocimiento para el color.
Referencias bibliográficas:
Kandel, E.R.; Schwartz, J.H.; Jessell, T.M. (2001). Principios de Neurociencia. Madrird: MacGrawHill.
Kolb, B. & Wishaw, I. (2006). Neuropsicología humana. Madrid: Editorial Médica Panamericana.
Peña-Casanova, J. (2007). Neurología de la conducta y neuropsicología. Editorial Médica
Panamerica.
Possin, K.L. (2010). Visual spatial cognition in neurodegenerative disease. Neurocase 16 (6).
Cerebelo humano: sus partes y funciones
¿Qué es el cerebelo y cuáles son sus funciones dentro del sistema nervioso central?
por Arturo Torres
El cerebelo es mucho más que una especie de hermano menor de la neocorteza, arrinconada
medio oculta entre el lóbulo occipital y el tronco del encéfalo. De hecho, esta curiosa estructura
semejante a un ovillo de lana aplanado es una de las partes del cerebro más importantes.
Es más, se considera que en la mayoría de los casos el buen funcionamiento del cerebelo es
indispensable para que podamos sobrevivir y los casos en los que esta norma no se cumple se
convierten en noticia.
Aunque es una estructura aparentemente bastante discreta por estar oculta en parte por la
corteza cerebral, el cerebelo es una de las zonas del encéfalo con mayor densidad de neuronas.
De hecho, aproximadamente la mitad de las neuronas del cerebro están ubicadas en esta
estructura. Pero... ¿por qué es tan importante que el cerebelo esté en buenas condiciones? ¿De
qué procesos se encarga?
Las funciones del cerebelo
Hace ya años que se viene relacionando el funcionamiento del cerebelo y la coordinación de la
activación de los músculos. Así, se consideraba que la tarea del cerebelo era, básicamente, hacer
posible que mantengamos el equilibrio, que podamos coordinar movimientos simples y
complejos y, en general, que los músculos de nuestro cuerpo respondan de manera fiel y eficaz a
las órdenes que emite el cerebro.
Por ejemplo, se consideraba que uno de los principales síntomas de alteraciones en el cerebelo es
la pérdida del equilibrio después de beber demasiado alcohol. Sin embargo, en los últimos años se
ha ido descubriendo que la idea de que el papel del cerebelo tiene que ver con la coordinación
motora resulta demasiado simplista. Así, el cerebelo no interviene únicamente en los procesos
motores, sino que además juega un rol importante en otras muchas funciones.
Una de las vías de conexión del cerebelo unen esta estructura con amplias zonas del sistema
límbico, que es el que está relacionado con la aparición y mantenimiento a lo largo del tiempo de
los estados emocionales que tiñen nuestras experiencias. Al estar en comunicación con
estructuras como la amígdala, el cerebelo tiene la capacidad de intervenir en la regulación de los
estados emocionales que van apareciendo.
Así, por ejemplo, parte de las funciones del cerebelo tienen que ver con crear asociaciones entre
sensaciones y sentimientos, lo cual sirve como apoyo para futuros aprendizajes al relacionar
ciertas experiencias con sentimientos concretos.
El cerebelo y los procesos cognitivos
El hecho de que el cerebelo tenga tal densidad de neuronas y que esté conectado con amplias
zonas de la corteza cerebral hace que la idea de que tenga algo que ver en procesos cognitivos
como la memoriao la gestión de la atención no suene descabellada. Actualmente hay algunas
investigaciones que apuntan en esa dirección.
Por ejemplo, se ha visto que el tamaño del cerebelo podría estar relacionado con el nivel de
inteligencia que se tiene. Además, a partir de estudios en los que se observan los efectos que una
lesión en el cerebelo tiene sobre las capacidades mentales de los pacientes, se ha podido
relacionar la disfunción en esta estructura con los déficits de atención y el uso del lenguaje.
Lo complicado de investigar esto es que a partir de estos estudios basados en los casos de lesión
cerebelar no se puede saber si la disminución de las capacidades cognitivas se debe a que las
neuronas involucradas en ellas han muerto (al estar ubicadas en la zona de la lesión) o si estos
efectos se deben a un desequilibrio en el funcionamiento del encéfalo ocasionado por la herida.
Así pues, hace falta investigar mucho más para saber si el rol que tiene el cerebelo en las
funciones cognitivas es tan importante como parecen sugerir esos estudios.
Las antiguas ideas sobre el papel del cerebelo como centro de coordinación de la activación
muscular no han sido refutadas. Hoy se sigue considerando que esta estructura tiene un papel
protagonista en la coordinación de movimientos, mantenimiento del equilibrio y monitorización
de las señales neuronales encaminadas a activar músculos.
Como el cerebelo está conectado a muchas zonas del cerebro, cruza la información motora
elaborada en las regiones superiores del cerebro con la información motora más "concreta" y
operacional dirigida a activar fibras musculares, y comprueba que no haya incoherencias entre
ambas. Además, hay un debate generado alrededor de la posibilidad de que una de las funciones
del cerebelo sea el aprendizaje motor, es decir, la capacidad de ir puliendo un patrón de
movimientos para que se vaya perfeccionando cada vez más.
Puede que el cerebelo sea relativamente pequeño, pero su composición es muy compleja.
Aunque se puede hablar largo y tendido acerca de las diferentes partes y subdivisiones de las
partes del cerebelo, en esta ocasión nos centraremos solo en la categorización más amplia de las
estructuras del cerebelo, es decir, las partes que pueden ser vistas a simple vista con facilidad
(siempre que se tenga un encéfalo delante, claro).
Los hemisferios del cerebelo
El cerebelo se parece al resto del encéfalo en que también está cubierto por una capa de células
que crean una superficie rugosa y llena de pliegues. Aunque, eso sí, en el caso del cerebelo estos
pliegues son aún más apretados y finos, tal y como se puede ver a simple vista. Es por eso que a
una de las estructuras o subregiones del cerebelo se la conoce como córtex cerebeloso.
La corteza del cerebelo se divide en dos hemisferios cerebelosos, del mismo modo en el que el
córtex cerebral se divide en un hemisferio derecho y otro izquierdo. En el medio de estos
hemisferios se encuentra una región llamada vermis, que es una franja vertical que une ambas
partes y las conecta entre sí.
Más allá de esta clasificación de partes de la corteza cerebelosa, hay varios lóbulos del cerebelo,
del mismo modo en el que cada hemisferio de la corteza cerebral se divide en lóbulos del cerebro.
Estos lóbulos son el lóbulo anterior, el lóbulo posterior, y el lóbulo floculonodular, ordenados
desde la parte superior a la inferior.
TRONCO DEL ENCÉFALO: FUNCIONES Y ESTRUCTURAS
El encéfalo es asociado casi siempre a una especie de óvalo de superficie rugosa llena de pliegues,
pero por debajo de esta corteza cerebral hay multitud de estructuras muy importantes.
De hecho, si tuviéramos que considerar la importancia de cada una de las partes del cerebro
juzgándolas según lo relevantes que son para nuestra supervivencia, llegaríamos a la conclusión de
que la estructura más fundamental es una que ni tiene la forma replegada del córtex ni tiene
forma de óvalo. Se trata del tronco del encéfalo, o tronco encefálico, situado en la parte más baja
del encéfalo y en contacto directo con la médula espinal.
El tronco encefálico, llamado a veces tallo cerebral, es una parte del encéfalo con forma de cilindro
o cono alargado y que está situado entre el resto del encéfalo y la médula espinal. Eso significa
que el tronco del encéfalo está alineado con las fibras neuronales que recorren la médula espinal
bajo recorre la columna vertebral; concretamente, pasa por delante del cerebelo.
Por tanto, es la parte del encéfalo que se encuentra en una posición anatómicamente más baja y
cercana al cuello. Además, la mayor parte de los pares craneales (o nervios craneales) salen del
tronco del encéfalo.
El tronco del encéfalo está compuesto tanto por partes de sustancia blanca como por algunas
zonas en las que predomina la materia gris, lo cual significa que la recorren tanto áreas de
conexión como zonas en las que los cuerpos de las neuronas se concentran formando núcleos de
control.
Aunque el tronco encefálico esté pegado a la médula espinal y por su forma pueda ser confundido
con una prolongación de esta, su función principal no es actuar como un simple puente entre el
cerebro y los nervios que recorren el cuerpo humano.
El tallo cerebral es la parte del cerebro humano que alberga las funciones más primitivas y
ancestrales, y apareció en nuestra línea evolutiva en especies que no se parecían nada a los seres
humanos. Es parte de lo que, según la teoría de los 3 cerebros de Paul MacLean, se ha llamado
"cerebro reptiliano", justamente porque ha sido asociado a procesos fisiológicos ancestrales
(aunque las ideas de MacLean no se consideran válidas, entre otras cosas, por basarse en una
visión muy simplificada de la evolución del cerebro humano.
Así pues, el tronco del encéfalo se encarga de realizar las tareas del sistema nervioso más básicas
para nuestra supervivencia, aquellas en las que apenas podemos influir voluntariamente y que
han sido automatizadas a partir de millones de años de evolución justamente para que nuestras
decisiones desacertadas o nuestras distracciones no nos cuesten la vida.
Entre las funciones en las que el tronco encefálico juega un papel fundamental se encuentran la
regulación y mantenimiento del ritmo cardíaco y el control automático de la respiración. Es por
eso que el tallo del encéfalo está compuesto por centros vitales que al ser dañados pueden
provocar la muerte inmediata.
Otras funciones del tronco del encéfalo algo menos importantes pero prácticamente igual de
primitivas son el control del hipo, el estornudo y la tos, la succión, la deglución, el vómito y la
sensibilidad al dolor. También tiene un rol muy importante en la regulación de los niveles de
arousal. En concreto, una red de neuronas distribuidas en parte por el tronco encefálico llamada
formación reticular interviene tanto en la regulación del ciclo circadiano (sueño-vigilia) como en el
mantenimiento de la consciencia.
Además de todas estas funciones, por supuesto, el tallo cerebral sirve para comunicar los nervios
craneales y la médula espinal con el cerebro, siendo así la vía de comunicación entre el encéfalo y
el resto del cuerpo tanto en las aferencias como en las eferencias. Este es un papel más pasivo
que los anteriores, pero igualmente imprescindible para la supervivencia del encéfalo y de todo el
organismo en general.
El tallo cerebral está compuesto por tres estructuras principales: el mesencéfalo, el puente
troncoencefálico y el bulbo raquídeo.
Mesencéfalo
El mesencéfalo es la estructura del tronco encefálico situada en una posición más alta y, por tanto,
más cercana a estructuras situadas en la parte superior, como por ejemplo el tálamo. Como otras
partes del tronco del encéfalo, interviene en funciones tan primitivas como la regulación del ciclo
sueño-vigilia y de la temperatura corporal, pero también juega un papel a la hora de reaccionar
rápidamente ante estímulos visuales y auditivos de manera refleja, así como en el control de
ciertos movimientos.
Los dos componentes básicos del mesencéfalo son unas estructuras
llamadas tectum y tegmentum.
Puente troncoencefálico
El puente troncoencefálico, o puente de Varolio, está situado justo debajo del mesencéfalo y
encima del bulbo raquídeo. En su cara posterior (la más cercana a la nuca) está el cerebelo. Esta
estructura es la parte del tronco del encéfalo más abultada, y su cara anterior se comba hacia
afuera como si fuese la mitad de un huevo.
Esta parte del tallo cerebral interviene en el control de la respiración, en la transición entre las
fases del sueño y en la regulación del nivel de consciencia, entre otros procesos básicos de
supervivencia.
Bulbo raquídeo
El bulbo raquídeo (o médula oblonga) está situado en la parte más baja del tronco del encéfalo.
Controla todo tipo de procesos automáticos totalmente necesarios para la supervivencia, como el
control cardíaco o la secreción de sustancias gástricas. Además, es la parte que comunica con la
médula espinal de forma directa.
Además, es en esta parte del tronco del encéfalo donde se encuentra la decusación de las
pirámides, es decir, el punto en el que las fibras nerviosas cambian de hemicuerpo para pasar de
derecha a izquierda y viceversa (lo cual explica que una mitad del cuerpo es controlada por la
mitad opuesta del cerebro).
El lóbulo temporal es una región del cerebro que forma parte de la corteza cerebral, siendo la
segunda estructura más grande de esta, por detrás del lóbulo frontal.
Se localiza frente al lóbulo occipital, es decir, aproximadamente detrás de las sienes. Es una región
cerebral que desempeña un papel importante en el desarrollo de tareas visuales complejas, como
por ejemplo el reconocimiento de caras.
Científicamente, es interpretado como la corteza primaria de la audición. Así mismo, esta
estructura desempeña otras muchas funciones como el desarrollo del lenguaje, la ejecución de la
memoria auditiva o el procesamiento de información de audio.
Finalmente, se caracteriza por procesar información procedente de los oídos y juega un papel
especialmente relevante en el establecimiento del equilibrio corporal.
Por otro lado, ciertos estudios apuntan que el lóbulo temporal también podría participar en la
regulación de las emociones y otros procesos psicológicos como la motivación, la ansiedad, el
placer o la ira.
El lóbulo temporal es una gran estructura cerebral que está situada en el lateral inferior del
encéfalo. Es decir, en la región del cráneo más cercana a los oídos.
Cuando se habla de lóbulo temporal resulta más adecuado hacerlo en plural, ya que se connotan
dos lóbulos temporales en cada cerebro humano. Uno de ellos corresponde al hemisferio derecho
del cerebro (localizado en la zona del oído derecho) y el otro al hemisferio izquierdo (localizado en
la zona del oído izquierdo).
El lóbulo temporal limita por su región superior con el lóbulo parietal, otra estructura de la corteza
cerebral. La división entre ambos lóbulos del cerebro es efectuada por la cisura de Silvio.
Por otro lado, está en contacto con el lóbulo occipital a través de su región posterior y limita con el
lóbulo frontal a través de su región anterior.
Una de sus principales características es que este incluye el lóbulo temporal medial, el cual
presenta un sistema de estructuras anatómicamente relacionadas que resultan claves a la hora de
desarrollar la memoria declarativa (el recuerdo consciente de hechos y vivencias).
En este sentido, constituye una gran estructura cerebral que incluye la región hipocampal, la
corteza perirrinal, entorrinal y parahipocampal adyacentes.
Así mismo, el lóbulo temporal se caracteriza por ser el lóbulo de la corteza cerebral que establece
una mayor conexión con el sistema límbico, motivo por el cual distintas variables psicológicas se
relacionan con esta parte del cerebro.
Estructura y funciones
Funcionalmente, esta región de la corteza se caracteriza por no presentar una única actividad, sino
que se ve involucrado y desempeña un gran número de funciones.
De forma general, el lóbulo temporal presenta tres grandes regiones principales. Una de ellas está
relacionada con el procesamiento del input auditivo, otra está especializada en el reconocimiento
de objetos y la tercera se relaciona con el almacenamiento a largo plazo.
Otras regiones importantes del lóbulo temporal son el giro angular, el giro supramarginal, el área
de wernicke, el área de asociación parieto-temporo-occipital y el área de asociación del sistema
límbico.
Cada una de estas estructura del lóbulo temporal se caracteriza por llevar a cabo unas actividades
cerebrales determinadas.
Corteza auditiva
Las lesiones en estas áreas auditivas secundarias generan problemas en la capacidad para
seleccionar o reconocer los elementos auditivos.
Concretamente, lesiones en la corteza de asociación izquierda puede motivar una alteración del
reconocimiento y dar lugar a sordera extrema para las palabras. Las lesiones originadas en el área
de Wernicke en cambio originan una patología conocida como afasia de Wernicke, la cual provoca
una reducción notable del significado del lenguaje.
Corteza visual
La corteza visual es una región del lóbulo temporal que abarca las áreas 20, 21, 37 y 38 de la
corteza cerebral. Esta estructura se encuentra implicada en el reconocimiento de objetos y da
lugar a un proceso que requiere una categorización de los estímulos visuales.
La lesiones originadas en este región motiva una dificultad en la identificación y/o categorización
de los estímulos visuales, hecho que afecta directamente al proceso de memoria.
La corteza del surco temporal superior suele estar implicada en la asociación entre la información
visual y la auditiva. Por ejemplo, esta región permite comprender adecuadamente los estímulos
visuales y auditivos que se presentan simultáneamente.
El lóbulo temporal medial es una región amplia del lóbulo temporal que incluye estructuras como
el hipocampo, la corteza perirrinal, la corteza entorrinal o la corteza parahipocampal.
Por lo contrario, las lesiones originadas en el hemisferio derecho del lóbulo temporal medial suele
motivar dificultades para recordar patrones de información no verbal.
El lóbulo temporal medial es una de las regiones más afectadas en sujetos con demencia y/o
enfermedades neurodegenerativas. La pérdida de memoria, de forma general, se relaciona con
una disfunción de esta región del lóbulo temporal.
Giro angular
El giro angular es una área especialmente relevante del lóbulo temporal. Esta región permite la
lecto-escriptura, ya que lleva a cabo la asociación de la información visual y auditiva.
El giro angular forma parte de la corteza auditiva del lóbulo temporal y su función consiste en
permitir asignar a cada grafema su correspondiente fonema.
Giro supramarginal
El giro supramarginal es una pequeña estructura que forma parte del área sensitiva terciaria, la
cual está ubicada en el lóbulo temporal.
Este giro participa activamente en el reconocimiento de los estímulos táctiles. Así mismo, parece
desempeñar un papel importante en el desarrollo del lenguaje.
El área de asociación parieto-temporal-occipital está situada en el punto de unión entre los tres
grandes lóbulos de la corteza cerebral. Es decir, es una región que unifica el lóbulo parietal, el
lóbulo temporal y el lóbulo occipital.
Esta área resulta básica para relacionar la información de los sistemas visual, auditivo y somato-
sensorial (de las áreas primarias y secundarias), así como enviar la información integrada a muchas
otras áreas del cerebro como, por ejemplo, la corteza pre-frontal o el sistema límbico.
Esta área de asociación se ha relacionado con muchas funciones complejas, tales como la
percepción espacial, la atención dirigida, la integración visomotora, la situación corporal propia en
el espacio o la relación de información auditiva o visual.
Así mismo, ciertos estudios apuntan que el área de asociación parieto-temporo-occipital podría
desempeñar un papel importante en aspectos de tipo verbal y memorístico.
Las lesiones en esta área del lóbulo temporal suelen originar problemas en el funcionamiento de
todas estas actividades cognitivas complejas. Una de las afecciones más conocidas es
la prosopagnosia, una alteración que genera un déficit de reconocimiento de caras de familiares.
Área de asociación del sistema límbico.
Finalmente, el área de asociación límbica es una región del lóbulo temporal que se encarga de
integrar la información de las áreas primarias y secundarias con experiencias afectivas y
memorísticas.
Es decir, esta región permite relacionar los estímulos captados con los elementos que la persona
posee en su memoria y con respuestas emocionales determinadas.
En este sentido, se postula que esta área constituiría una región encefálica clave para el control de
la conducta y el desarrollo de la motivación.
El área de asociación límbica permite añadir un componente afectivo a todos los elementos que se
captan a través de los sentidos, hecho que permite interactuar con el mundo de una forma activa
y favorecer la supervivencia del individuo.
Las lesiones padecidas en esta región del lóbulo temporal pueden causar alteraciones en la
regulación del afecto y cambios severos en los rasgos de personalidad. Así mismo, pueden motivar
la aparición de alteraciones sexuales y la reducción de la motivación.
Enfermedades asociadas
La gran variedad de funciones que desempeña el lóbulo temporal hace que lesiones en esta región
de la corteza cerebral puedan motivar la aparición de patologías muy diversas.
De hecho, el lóbulo temporal es una de las regiones de la corteza cerebral que se relacionan con
más patologías. Las principales son: sordera cortical, hemiacusia, propasognosia, heminegligencia
y afasia.
Sordera cortical
La sordera cortical es una patología que provoca una pérdida total de la facultad auditiva. La
característica principal de esta afección es que los órganos sensoriales de la audición funcionan
correctamente, sin embargo, una lesión en el lóbulo temporal impide la realización de las
actividades auditivas.
Esto quiere decir que en esta patología, la información auditiva llega correctamente a los órganos
perceptivos, pero esta no llega a ser procesada por el cerebro. Como resultado final se obtiene
una pérdida total de la percepción auditiva.
Esta alteración suele estar generada por la destrucción de las cortezas auditivas primaria y
secundaria de ambos hemisferios cerebrales, o bien las vías nerviosas que acceden a ellas.
Hemiacusia
La hemiacusia es una afección que motiva una pérdida total de audición en uno de los dos oídos.
Esta alteración está provocada por la destrucción de la corteza auditiva primaria y secundaria de
uno de los dos hemisferios cerebrales. La pérdida de audición se experimenta en el oído contra-
lateral del hemisferio dañado.
Propasognosia
La propasognosia es una enfermedad que motiva una incapacidad para reconocer las caras de
cualquier persona. Esta afección es causada por una lesión bilateral en la zona temporoccipital.
Heminegligencia
La heminegligencia es una enfermedad grave que supone una dificulta para orientarse, actuar o
responder a los estímulos que ocurren en el lado opuesto del hemisferio lesionado. De hecho, en
algunos casos las personas con hemingligencia no son capaces de reconocer uno de sus
hemicuerpos.
Esta alteración está causada por una afección del área de asociación parieto-temporo-occipital de
uno de los dos hemisferios cerebrales, y suele aparecer de forma conjunta con la anosognosia, es
decir, la falta de consciencia acerca de la enfermedad.
Afasias
Finalmente, las afasias son trastornos del lenguaje que se originan debido a una lesión cerebral. En
la actualidad existen diferentes tipos de afasias, los cuales difieren entre sí en función del área
cerebral dañada.
Por ejemplo, la lesiones en el área de Wernicke del lóbulo temporal originan afasia de Wernicke, la
cual implica la pérdida de compresión verbal. En cambio la afasia anómica provoca una dificultad
para encontrar el nombre de las cosas y es causada por una lesión en el área asociativa temporo-
parieto-occipital.
Referencias
La mayoría de las teorías consideran que este proceso es llevado a cabo completamente por el
cerebro. El lenguaje es considerado como una de las habilidades más características de los seres
humanos, posiblemente la más importante. Sin embargo, aún se sabe muy poco acerca de ella,
por lo que representa una gran oportunidad en materia de investigación.
Gran parte del conocimiento que se tiene acerca del tema proviene de pacientes que han sufrido
algún tipo de herida en la cabeza, ya sea debido a factores externos o internos (accidente
cerebrovascular, tumor, etc).
Los estudios más recientes han demostrado que la mayoría de las funciones del procesamiento de
lenguaje son llevadas a cabo en la corteza cerebral. La función esencial de las áreas corticales
dedicadas al lenguaje es la representación de símbolos. A pesar de que existen diferentes formas
de lenguaje, todas ellas se basan en la representación de símbolos.
Índice
Área de Wernicke[editar]
El área de Wernicke se encuentra localizada en la sección posterior del giro temporal superior,
normalmente en el hemisferio izquierdo (dominante en el 97% de las personas).
Algunas neuronas se extienden hasta la sección posterior del surco lateral, en el lóbulo parietal. De
acuerdo a las áreas de Brodmann, el área de Wernicke está ubicada en el área 22.4
Considerando su posición, el área de Wernicke está localizada relativamente entre la corteza
auditiva y la corteza visual. La corteza auditiva se encuentra en el giro temporal transversal (áreas
de Brodmann 41 y 42), mientras que la corteza visual se encuentra en la sección posterior
del lóbulo occipital (áreas de Brodmann 17, 18 y 19).4
Mientras que el hemisferio dominante se encarga principalmente de la comprensión del lenguaje,
estudios recientes han demostrado que el área homóloga del hemisferio no dominante también
participa en la comprensión, aunque se concentra más en palabras que tengan significado
ambiguo.5
El área de Wernicke fue identificada por Carl Wernicke en el año 1874. En pocas palabras, su
función principal es la comprensión del lenguaje y otorga la capacidad de comunicar ideas
coherentes.2
Área de Broca[editar]
El área de Broca se encuentra formada por el par triangularis y el par operocularis del giro frontal
inferior (áreas de Brodmann44 y 45). Se encuentra siempre en el mismo hemisferio que el área de
Wernicke, es decir, el hemisferio izquierdo en la gran mayoría de las personas.4
La función principal del área de Broca es la producción del habla. Dada su proximidad con
la corteza motora, las neuronas ubicadas en el área de Broca mandan señales a la corteza motora
de: laringe, lengua y labios. Estas a su vez redirigen las señales a los respectivos músculos,
facilitando así la creación de diferentes sonidos.4
Un estudio reciente indica que el área de Brodmann 44 se encarga de la fluidez fonológica,
mientras que el área de Brodmann 45 se encarga del la fluidez semántica.6
Fascículo arqueado[editar]
Imagen del cerebro mostrando el fascículo arqueado izquierdo y derecho. También se muestran
los fascículos superiores longitudinales (izquierdo y derecho) y el cuerpo calloso. Imagen
proporcionada por Aaron G. Filler, MD, PhD.
El fascículo arqueado consiste en un haz de neuronas, el cual se cree que conecta la parte
posterior de la unión temporal-parietal con el lóbulo frontal del cerebro. En otras palabras, se cree
que conecta el área de Wernicke con el área de Broca, convirtiéndose así en una importante área
de asociación.7
Sin embargo, nuevas investigaciones parecen demostrar que el fascículo arqueado conecta áreas
receptivas posteriores con áreas motoras, y no con el área de Broca en particular. Debido a que
algunas neuronas del fascículo arqueado se extienden en el lóbulo parietal, se cree que pueden
jugar un papel mucho más importante en la atención.7
Lenguaje hablado[editar]
Percepción del habla[editar]
Estímulos acústicos son recibidos por el órgano auditivo y convertidos en señales bioeléctricas por
el órgano de Corti. Estos impulsos eléctricos son transportados por medio del nervio
vestibulococlear a la corteza auditiva primaria en ambos hemisferios. Generalmente, el hemisferio
izquierdo procesa y reconoce las diferentes partes como fonemas, mientras que el lado derecho se
encarga de las características del tono así como cualquier información melódica.
A la señal transportada al área de Wernicke se le une la señal proveniente del hemisferio no
dominante, y se lleva a cabo la comprensión del lenguaje.
Durante el proceso de comprensión, las áreas activadas se enfocan al área de Wernicke y sus
alrededores. Mientras que la sección posterior del giro temporal superior se encarga de aspectos
acústicos del habla, áreas más ventrales como el giro temporal medio juegan un papel en la
conexión entre el fonema y el conocimiento semántico.8
Además, el giro temporal medio muestra activación durante la asociación semántica en
actividades como nombramiento de imágenes.8
Producción del habla[editar]
Del área de Wernicke, la señal es llevada al área de Broca a través del fascículo arqueado. La
activación de esta área inicia previo a la respuesta verbal en las cortezas que rodean a la cisura de
Rolando, los giros pre y poscentrales. Estas áreas se consideran partes del área de Broca. La
porción superior de la corteza premotora también exhibe respuestas auditivas cuando se recibe
estímulos auditivos.8
Se ha encontrado activación del área de Wernicke en la producción de habla, aunque se considera
que juega un papel de retroalimentación y monitoreo.8
Afasia[editar]
Los trastornos del lenguaje que se asocian a fallas en la actividad cerebral son llamados afasias.
Dependiendo del lugar en donde sucedió el daño, las afasias pueden presentar diferencias.
Es importante notar que los desórdenes congénitos pueden afectar todas las funciones cognitivas,
y por lo tanto, producir afasia.
Afasia de Broca: Conocida también como afasia no fluida, este desorden de lenguaje se
presenta cuando el daño ocurre en o cerca del área de Broca. Personas con este desorden
muestran dificultad en producir habla, a pesar de que la mayoría de sus funciones cognitivas
se mantienen prácticamente intactas. A pesar de la incapacidad de producir lenguaje, son
capaces de entenderlo y son conscientes de su problema.9
Afasia de Wernicke: Individuos con afasia de Wernicke son capaces de producir habla fluida.
Sin embargo, la mayoría de las frases que producen carecen de coherencia. A la vez, les cuesta
trabajo entender lo que otras personas quieren comunicar. Como es el caso de la afasia de
Broca, la afasia de Wernicke se da cuando el daño es en la unión de los lóbulos
temporal y parietal.10
Afasia de conducción: Los individuos demuestran dificultad para repetir palabras. Este
desorden es poco común y sucede cuando ramas del fascículo arqueado son dañadas. La
percepción auditiva permanece intacta, y aún son capaces de producir lenguaje coherente. Sin
embargo, producen algunos errores, y se les dificulta corregirlos.11
Estructura y funciones del lóbulo frontal
El lóbulo frontal se encuentra en la parte más anterior del encéfalo, en concreto toda la corteza
cerebral a partir del surco central. Se considera un lóbulo muy importante debido a que cumple
funciones centrales en el procesamiento de la información, especialmente relevantes son las que
tienen un carácter ejecutivo. Ahora bien, el lóbulo frontal está dividido en múltiples regiones que
lo dotan de una gran variedad de funciones.
A la hora de agrupar las distintas estructuras funcionales del lóbulo podemos hablar de dos
grandes territorios. Uno de ellos sería el territorio correspondiente a la corteza motora, la cual
cumpliría funciones de carácter motor; y el otro territorio sería la corteza prefrontal, la encargada
de los procesos ejecutivos, la toma de decisiones y de diferentes aspectos relacionados con la
regulación de las emociones.
Corteza motora
La corteza motora del lóbulo temporal va a ser el gestor de los sistemas efectores del cuerpo.
Gracias a él, podremos realizar todo tipo de actos motores de carácter voluntario. Esta estructura
será la encargada tanto de la planificación del movimiento como de transmitir las órdenes a los
músculos para que se pongan en marcha. Es importante matizar que esta corteza solo se encarga
de los movimientos voluntarios, el sistema motor involuntario está presente en otras estructuras,
como los ganglios basales y el cerebelo.
En esta región nos encontramos con el sistema ejecutivo y el procesador de la información del
cerebro humano. La corteza prefrontal de lóbulo frontal es la responsable en último término de la
cognición, la conducta y de la respuesta emocional de los sujetos. Es la mediadora entre muchas
otras estructuras a lo largo de todo el encéfalo, tomando su papel clave en la toma de decisiones.
No está de más aclarar que las funciones ejecutivas son un conjunto de habilidades cognitivas de
orden superior, las cuales controlan nuestra conducta y emociones. Es decir, todos aquellos
procesos que se encargan de gestionar, organizar, coordinar y dirigir; se podría describir como el
procesador de un ordenador siguiendo una metáfora computacional.
Dentro de esta corteza podemos distinguir tres regiones con gran importancia funcional:
La corteza frontal dorsolateral (CPDL). Está conectada con regiones de otros lóbulos y transforma
el pensamiento en planes, conductas y decisiones. la CPDL está muy relacionada con procesos
psicológicos superiores como la memoria de trabajo, la metacognición, el control atencional, la
flexibilidad cognitiva, etc.
El área cingulada. Su función está altamente relacionada con la regulación de los procesos
motivacionales. Se encarga de inhibir o incitar a la acción al individuo. También se encarga de
ciertos procesos relacionados con la regulación y sostenimiento de la atención.
La corteza orbitofrontal. Cumple la misión de controlar la afectividad y la conducta social.
Interviene en el procesamiento y regulación de emociones y estados afectivos, adaptando la
conducta en función del contexto.
El lóbulo frontal es una de las estructuras más relevantes dentro de nuestro encéfalo. Su estudio a
través de las diversas técnicas neurocientíficas nos aporta una información muy valiosa: entender
su estructura y funcionalidad nos aproxima más a la comprensión de nuestra biología y nos da
pistas sobre su relación con nuestras conductas, emociones y pensamientos.