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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL ESTE

FACULTAD DE FILOSOFÍA
CARRERA DE PSICOLOGIA

SISTEMA OSEO.
SISTEMA MUSCULAR.

Autor: Lizzie Fabiola Apodaca Cantero.


Denisse Coronel Schmidke.
Orientadora: Alba Mabel Benítez.

Santa Rita –Paraguay.


2019
INTRODUCCIÓN.

El presente trabajo se tratara del sistema óseo y el sistema muscular. Sistemas


esenciales para la motricidad y supervivencia del ser humano.

El sistema óseo o también llamado sistema esquelético es una estructura fuerte y


flexible. Se compone de una gran cantidad de huesos los cuales están unidos por las
articulaciones.

El sistema muscular a su vez es una red de tejido del cuerpo que controla el
movimiento de su estructura y sus órganos Sin el sistema muscular, las funciones
esenciales del cuerpo no ocurrirían.
SISTEMA ÓSEO

Se denomina sistema óseo a la compleja y completa estructura compuesta por


los 206 huesos del esqueleto humano, así como los cartílagos, ligamentos y tendones
que les permiten conectarse adecuadamente a la musculatura o a otros huesos.

El sistema óseo, junto al muscular y al articular, constituye


el aparato locomotor del cuerpo humano, es decir, el que le permite
el movimiento preciso y coordinado.

El sistema óseo está conformado entonces por:

 Huesos. Estructuras rígidas, mineralizadas a partir de calcio y otros metales, son


las partes más duras y resistentes del cuerpo humano y de los animales
vertebrados. En su interior, además, se halla la médula que cumple con funciones
hematopoyéticas (se crean los glóbulos rojos sanguíneos).
 Cartílagos. Los cartílagos se encuentran en los extremos de los huesos,
protegiéndolos al servirles de amortiguación, para que uno no choque con otro,
evitando así el desgaste. Se trata de estructuras flexibles y gruesas, compuestas
principalmente de colágeno.
 Ligamentos. Tejidos fibrosos muy resistentes, densos y elásticos, que unen los
huesos entre sí en los puntos de rotación que son las articulaciones. Así, es vital
para el movimiento, pero también para evitar que los huesos se salgan de su lugar
o se muevan antinaturalmente.
 Tendones. Así como los ligamentos, se trata de tejidos fibrosos gruesos y
elásticos, que unen la musculatura a las piezas rígidas de los huesos, permitiendo
que la fuerza de las células musculares se transmita a los huesos y posibilitando
así el movimiento voluntario.
ESTRUCTURA DEL SISTEMA ÓSEO HUMANO

El sistema óseo en los vertebrados se divide en:

Esqueleto axial: forma el eje central del cuerpo, que incluye la cabeza, la columna
vertebral y la caja torácica.

Esqueleto apendicular: representado por los miembros que están conectados al


esqueleto axial e incluye la cintura pélvica y la cintura escapular (los hombros).

 Esqueleto axial

El esqueleto humano se compone esencialmente de una larga columna vertebral


colocada verticalmente en la línea media. En su extremidad superior se apoya el cráneo y
en su extremidad inferior se atenúa y se afila para formar el sacro y el cóccix, vestigio de
la cola de los animales.

De la parte media de la columna se desprende unos arcos óseos, las costillas, que se
articulan en la parte anterior en el esternón. Las costillas, la columna vertebral y el
esternón circunscriben un espacio amplio, el tórax.

Columna vertebral.

La columna vertebral desde diferentes puntos de vista y localización de las vértebras.

La columna vertebral está constituida por las vértebras, elementos óseos, discoides y
superpuestos. En el ser humano se cuentan 33 ó 34 vertebras, distribuidas en cuatro
porciones:

Porción cervical: 7 vertebras.

Porción dorsal: 12 vertebras dorsales.

Porción lumbar: 5 vértebras.

Porción pélvica: 9 ó 10 vértebras pélvicas que se sueldan y forman dos piezas


distintas, el sacro y el cóccix.
Tórax

El tórax es una cavidad a la vez ósea y cartilaginosa en la que están alojados los
pulmones y el corazón. El esternón es un hueso plano y único situado en la parte anterior
del tórax.

Las costillas son huesos largos y planos que se curvan alrededor del pecho. En los
seres humanos hay 24 costillas, 12 de cada lado del esternón; divididos en dos:

Costillas verdaderas: los primeros siete pares de costillas que se articulan con el
esternón.

Costillas falsas o flotantes: son los cinco últimos pares que no tienen relación directa
con el esternón

Cabeza ósea

La cabeza comprende 28 huesos: 8 en el cráneo y 20 en la cara.

La cabeza se divide en dos porciones: el cráneo y la cara. El cráneo comprende un


conjunto de huesos que forman una especie de caja, donde se alojan los órganos del
encéfalo. En total son ocho huesos, cuatro pares (dos parietales y dos temporales) y cuatro
impares (el frontal, el etmoides, el esfenoides y el occipital).

En la cara se alojan la mayoría de los órganos de los sentidos y permite la masticación.


Se divide en dos porciones:

Mandíbula inferior: constituido por un solo hueso.

Mandíbula superior: compuesta de trece huesos.

 Esqueleto apendicular

De la parte superior del tórax y de la parte inferior de la columna vertebral se


implantan a cada lado dos pares de miembros: los miembros superiores o brazos y los
miembros inferiores o piernas.
Miembro superior o torácico

El miembro superior o torácico está formado por cuatro segmentos:

El hombro: o cintura escapular, constituido por la clavícula y el omóplato (o


escápula).

El brazo: donde se encuentra el húmero como único hueso.

El antebrazo: constituido por dos huesos, el cúbito o ulna y el radio.

La mano: comprende veintisiete huesos distribuidos en el carpo, el metacarpo y los


dedos.

Miembro inferior

Partes y huesos de los miembros inferiores humanos.

Los huesos de los miembros inferiores son más robustos ya que soportan el peso del
cuerpo y el esfuerzo resultante del movimiento.

La pelvis: o cintura pélvica es el sitio de unión de los miembros inferiores.

El muslo: donde se encuentra el hueso más largo del cuerpo, el fémur.

La pierna: con la tibia y la fíbula

El pie: comprende el tarso, el metatarso y las falanges.

FUNCIONES DEL SISTEMA ÓSEO

Los huesos sirven como escudo interno, aislando y defendiendo los órganos
vitales.

El sistema óseo cumple con las siguientes funciones:


 Estructura. Los huesos del esqueleto le dan al cuerpo humano su forma definida
y determinan su postura. Brindan rigidez y sostén a los tejidos blandos,
manteniendo todo en su respectivo lugar.
 Protección. Al ser piezas duras y poco flexibles, los huesos sirven como escudo
interno, como protección contra las fuerzas provenientes de afuera del cuerpo,
aislando y defendiendo los órganos vitales.
 Movimiento. Junto a la musculatura, los huesos brindan al organismo la
posibilidad de movimiento coordinado voluntario, pudiendo así desplazarse,
utilizar herramientas, etc.
 Hematopoyesis. En la médula ósea se generan distintos tipos de células
sanguíneas, e incluso sustancias regulatorias.
 Almacenamiento. En los huesos se guardan diversos minerales como el calcio y
el fósforo, no sólo para proveerles de dureza, sino para emplearlos luego como
insumo en la contracción muscular y otros procesos orgánicos, siendo así un
almacén de recursos de último minuto. Por otro lado, los huesos permiten el
almacenamiento también de ciertos tipos de lípidos, en la médula amarilla de su
interior.

LA POSTURA CORPORAL

Postura, del latín positūra, es la posición adoptada por alguien en un cierto


momento o respecto de algún asunto. En un sentido físico, el concepto de postura está
asociado a la correlación entre las extremidades y el tronco y a las posiciones de las
articulaciones.

La postura corporal, por su parte, es aquello perteneciente o relativo al cuerpo (el


conjunto de los sistemas orgánicos que constituyen un ser vivo). La postura corporal, por
lo tanto, es la posición del cuerpo humano.

Dado que el cuerpo humano puede adoptar infinidad de posturas, es posible hablar
de ciertas posturas corporales deseadas o beneficiosas. Se considera que una buena
postura corporal es aquella en que el cuerpo se mantiene erguido y con la espalda recta,
lo que permite tener una oxigenación adecuada y evitar los problemas de columna y de
los músculos.

El cuerpo excesivamente inclinado hacia delante, en cambio, dificulta la


respiración, comprime los órganos de la digestión y puede generar problemas como
escoliosis o lumbago.

Mantener la espalda erguida también es importante para tener una buena postura
corporal cuando la persona se encuentra sentada (por ejemplo, frente al monitor de la
computadora).

Es importante saber también que existen diversos tipos de factores que pueden
afectar a la postura corporal que tenga una persona. Así, por un lado, están los de tipo
interno como pueden ser los fisiológicos y hereditarios, que tienen que ver con el tono
muscular o la longitud de las extremidades, o bien los emocionales, que harán que esté
más o menos erguida en base a su tristeza o alegría.

Por otro lado, hay factores externos que determinan la citada postura de un
individuo. En este caso, tendríamos que resaltar el conjunto de consejos e información
que sepa acerca de cómo debe ser la misma o bien la silla en la que se siente, la cama en
la que duerma o incluso el tamaño y el peso la mochila que lleve a su espalda.

La postura corporal correcta, en definitiva, implica la alineación simétrica y


proporcional de los segmentos corporales alrededores del eje de la gravedad. De este
modo, el sujeto no exagera la curva lumbar, dorsal o cervical, sino que conserva las curvas
fisiológicas normales de la columna vertebral.

El no tener una buena postura corporal es importante establecer que no sólo traerá
consigo molestias o dolores de diverso alcance sino que además puede degenerar en
patologías de mayor calado tales como las siguientes:

• Escoliosis. Una de las consecuencias más comunes es esta, que podemos definir
básicamente como una desviación de la columna vertebral en forma de S o de C.
• Lordosis, que viene a ser un aumento considerable de lo que sería la curva
posterior que hay en la columna. Esto se traduce en el hecho de que el individuo que la
sufra parecerá que está inclinado hacia atrás.

• Cifosis, que podemos establecer que viene a manifestarse en la aparición de lo


que todos conocemos como joroba.

La postura de una persona nos habla de su pasado, de su experiencia, de su forma


de ser y la vida que ha llevado. La posición de los hombros nos da idea de las batallas
libradas, de los problemas sufridos, de resentimientos guardados o de una personalidad
tímida. Centros de investigación especializados en lenguaje corporal como el Instituto
Esalen considera que los problemas psicológicos se reflejan en la estructura corporal.

La postura nos da señales clave acerca del carácter de una persona y también habla
mucho sobre la actitud que ésta tiene ante los estímulos que recibe del exterior. Estudios
psicológicos realizados sobre la postura concluyen que refleja los sentimientos de un
individuo con respecto a las personas que lo rodean.

La postura es el elemento más fácil de observar e interpretar dentro de la


comunicación no verbal, aunque parece que pasa desapercibido, nuestro cerebro recibe y
procesa esta información, muchas veces de manera inconsciente y responde en forma
automática ante estos estímulos. Las posturas nos envían señales y mensajes sobre los
juicios, opiniones y sentimientos de alguien con respecto a una situación u otra persona.

La mayor parte de nuestra comunicación es no verbal, sólo lenguaje corporal. Y


aquí hay algunas de las posturas que tomamos más comunes y su posible significado:

Mirar hacia abajo: No querer escuchar, ocultar algo.

Inclinar la cabeza: Interés, atención.

Caminar erguido: Confianza y seguridad, autoridad y autoestima.

Comerse las uñas: Inseguridad, baja autoestima, nerviosismo.

Frotarse las manos o golpear ligeramente los dedos: Impaciencia, ansiedad.


Acariciarse la mandíbula: Se refiere a la toma de decisiones, a una disyuntiva o
planeamiento de una elección.

Apretarse la nariz: Percepción negativa de los que se escucha, incredulidad,


duda, mentir u ocultar algo.

Entrelazar los dedos: Da muestra de autoridad, de jerarquía.

Tomarse las orejas o darles un tirón: Inseguridad, querer ocultar algo.

Sentarse con las manos por detrás de la cabeza: seguridad en sí mismo,


superioridad, confianza.

Cruzar las piernas balanceando ligeramente el pie: aburrimiento, distracción.

Brazos cruzados a la altura del pecho: actitud a la defensiva, rigidez, estar


expectante.

LA POSE DEL SUPERHÉROE Y LA CONFIANZA EN UNO MISMO

Cuando vemos a un superhéroe antes de entrar en acción, es fácil reconocer, sólo


por su postura, que puede enfrentarse a lo que sea y salir indemne. ¿Será que sienten
que pueden hacer cualquier cosa y por ello lo transmiten con su postura?

De forma intuitiva, todos somos capaces de leer la postura de los demás y entender
que transmite emociones y actitudes. La comunicación no verbal se estudia
frecuentemente desde diferentes disciplinas. Sabemos cómo y cuánto se comunica
con nuestra postura o nuestros gestos. Por ejemplo, en debates o mítines políticos se
analiza habitualmente cómo se muestran de forma postural los implicados, de forma
que sabemos si se están mostrando más poderosos o menos, si muestran miedo o
agresividad ante el público o frente al candidato oponente.

Se ha estudiado mucho sobre lo que decimos con la postura corporal, la manera


en la que nuestras emociones y pensamientos condicionan ésta y nos hacen transmitir
a los demás toda esta información. Lo que se ha estudiado con menos frecuencia, al
tiempo que es mucho menos intuitivo es cómo nuestra postura puede influir sobre
nuestras emociones.

Hace ya unos años, investigadores de las universidades de Columbia y Harvard


presentaron un estudio para comprobar cómo la postura puede influir sobre las
emociones y actitudes, en lugar de a la inversa. Para ello, buscaron a un grupo de
personas a las que les hicieron colocarse con poses de poder o de debilidad. La postura
de “alto poder” implica cierta dominancia y una sensación de autoeficacia mayor
mientras que la de “bajo poder” implicaría retraimiento y de algún modo, sensación
de incapacidad.

Pero, ¿cómo midieron si el hecho de posar de una forma u otra hacía sentirse a los
participantes realmente como poderosos o no? Las medidas implicadas, más que
preguntarle a los participantes sobre lo que sentían tuvieron que ver con factores más
fisiológicos y de comportamiento.

Fisiología del poder

En la parte fisiológica, midieron los niveles de dos hormonas implicadas en la


sensación de ser poderoso. En primer lugar, la testosterona se conoce como una
hormona implicada en las reacciones de dominancia. Por ejemplo, si tenemos que
competir en algo, la testosterona subirá y se mantendrá elevada si ganamos, mientras
que caerá si perdemos.

La hormona que estaría en el lado de la sumisión o el miedo, por su parte, sería el


cortisol. Sabemos que cuando tenemos una situación estresante, puede funcionar para
dar respuesta a ese reto, pero por otra parte, suele estar elevada cuando no tenemos
control sobre algo o cuando la ansiedad nos supera.

Comportamientos de atrevimiento

A nivel de comportamiento, lo que trataron de ver en este estudio es si los


participantes eran más o menos arriesgados. Para eso, frecuentemente en psicología
se utilizan las apuestas. Dan pequeñas cantidades de dinero a la gente que participa
en el experimento para que decidan apostarlo y ganar más dinero o bien quedarse con
lo que les dan. Este tipo de situaciones nos permiten saber cómo de proclive es una
persona a tener comportamientos de riesgo.

En el caso que nos ocupa, a las personas a las que les hacían asumir poses de alto
o bajo poder no se les dijo en qué consistía el experimento. Sí se midió el nivel de
hormonas previo y posterior a posar de una forma u otra durante unos minutos.
Además, se les pidió que apostaran o no el dinero en un juego de azar.

Lo que encontraron es que los participantes que habían estado en una pose de
poder tuvieron más alta la testosterona, más bajo el cortisol y por último, se
arriesgaron más en el juego. ¿Qué quiere decir esto? Parece que el hecho de mantener
una postura erguida, abierta, de dominancia y seguridad, en efecto, influirá en las
respuestas de nuestro cuerpo y nos comportaremos como si de hecho tuviéramos más
poder sobre el mundo que nos rodea.

Se habla de algún modo de que la postura de “superhéroe” nos podría proporcionar


unas mayores sensaciones de capacidad, autoeficacia y hacernos confiar más en
nosotros mismos. Quizá nuestro cuerpo no sólo esté comunicando a los demás, sino
que también nos habla a nosotros mismos sobre nuestra situación en el mundo, o cómo
de poderosos somos.
SISTEMA MUSCULAR.

Al referirnos al sistema muscular, hablamos del conjunto de más de 650 músculos


diferentes que componen el cuerpo humano, la mayoría de los cuales pueden ser
controlados a voluntad y que permiten ejercer la fuerza suficiente sobre el esqueleto para
movernos.

El sistema muscular del ser humano es vasto y complejo, constituyendo el 40%


del peso de un adulto, generando además la mayor parte de su calor corporal. Junto con
el sistema óseo (huesos) y el articular (articulaciones), constituye el llamado sistema
locomotor, encargado de los movimientos y desplazamientos del cuerpo.

Los músculos que componen este sistema están compuestos a su vez por células
con alto nivel de especificidad, lo cual les confiere propiedades puntuales como la
elasticidad. Estas células, llamadas miocitos, pueden someterse a estiramientos y
compresiones intensas sin poner en riesgo (hasta cierto punto) su constitución. Por ello
las fibras musculares son tan resistentes y elásticas.

Los músculos, además, excitables eléctricamente, y es así como el sistema


nervioso los controla.

Existen tres tipos esenciales de músculos:

Músculos esqueléticos o estriados: Se llaman así porque bajo el microscopio


presentan estrías, así como una forma larga característica. Además, son los que conectan
con los huesos del organismo y permiten el desplazamiento o el movimiento de las
extremidades.

Músculos cardíacos: Como su nombre lo indica, son los músculos de la pared del
corazón (miocardio), y son músculos estriados con características precisas, ya que
requieren estar interconectadas para poder contraerse y expandirse de manera totalmente
sincronizada.
Músculos lisos: Se les conoce también como viscerales o involuntarios, ya que
no están comprometidos con el movimiento voluntario del cuerpo, sino con sus funciones
internas (sistema nervioso vegetativo autónomo). Por ejemplo, el movimiento de los
intestinos o del tubo digestivo, o de apertura o cierre del iris en el ojo. Se reconocen
fácilmente pues carecen de estrías como los tipos anteriores.

PARTES DEL SISTEMA MUSCULAR

El músculo orbicular que hay en nuestros párpados permite abrir y cerrar los ojos.
El sistema muscular se compone de una variedad enorme de músculos, entre los
cuales encontramos:
Músculos fusiformes: Aquellos con forma de huso, gruesos en la parte central y
delgada en los extremos, como los presentes en los miembros superiores e inferiores.

Músculos planos y anchos: Presentes sobre todo en la pared abdominal,


movilizan y protegen a los órganos internos inferiores.

Músculos abanicoides: Como su nombre lo indica tienen forma de abanico, y dos


ejemplos importantes son los pectorales (en el pecho) y los temporales (en la mandíbula).

Músculos circulares: Presentan forma de anillo, por lo que sirven para cerrar (al
contraerse) o abrir (al relajarse) diversos conductos, como el orificio anal por el que
defecamos.

Músculos orbiculares: Semejantes a los fusiformes, pero tienen un orificio en el


centro, por lo que permiten abrir y cerrar otras estructuras. Un ejemplo es el músculo
orbicular que hay en nuestros párpados.

FUNCIONES DEL SISTEMA MUSCULAR

Los músculos deben ser fuertes y estar diseñados para el ejercicio continuo.
El sistema muscular es vital para el organismo, ya que se ocupa de mantener las
cosas en movimiento. Por ejemplo, el corazón es un órgano que no puede cesar de
bombear sangre, pues nos ocasionaría la muerte.
Por ende, sus músculos deben ser fuertes y estar diseñados para el ejercicio
continuo. Del mismo modo, los movimientos digestivos, desde la tráquea a los intestinos,
son responsabilidad muscular, o los respiratorios.
En segundo lugar, la musculatura permite el movimiento voluntario, que es la
mejor forma de lidiar con el entorno para los seres vivientes: nos permite movilizar el
esqueleto y desplazarnos para cambiar de lugar, o usar de un modo específico nuestras
extremidades y construir alimentos, acariciar a nuestros seres queridos o defendernos de
un atacante.
Incluso gestos tan simples como mover nuestros ojos o sonreír, se deben a la
acción puntual de algún conjunto de músculos del cuerpo.

ENFERMEDADES DEL SISTEMA MUSCULAR.


Los músculos pueden ser aquejados por dolencias de distinto tipo, tales como:
Desgarros: Rupturas parciales del tejido muscular que, si bien pueden repararse
solas con el tiempo, por lo general disminuyen la capacidad motriz y resultan sumamente
dolorosas.

Calambres: Contracciones dolorosas e involuntarias de un músculo puntual,


debido a fatiga extrema o a desbalances en la química muscular.

Atrofia: Debido a falta de uso prolongado, a enfermedades o a traumatismos


importantes, los músculos pueden cesar de funcionar y volverse atrofiados, es decir,
perder el volumen de su tejido.

Poliomielitis: Producida por un virus, esta enfermedad realmente aqueja al


sistema nervioso, pero al paralizar los impulsos eléctricos ocasiona una atrofia artificial
sobre la musculatura.
ALGUNAS PATOLOGÍAS DE ORIGEN PSICOLÓGICOS EN EL SISTEMA
MUSCULAR

ANSIEDAD

Uno de sus Síntomas: Sensación de entumecimiento u hormigueo de las


extremidades, contracción muscular

BULIMIA

Uno de sus Signos fisiológicos corporales – síntomas: Dolores musculares. Fatiga


física

ATAQUE DE PÁNICO

Uno de sus Síntomas: Tensión muscular.

FIBROMIALGIA

Es una afección en el cual una persona tiene dolor musculo esquelético


generalizado prolongado que se propaga por todo el cuerpo. El dolor casi siempre está
relacionado con fatiga, problemas de sueño, dolores de cabeza, depresión y ansiedad.

Las personas con fibromialgia también pueden tener sensibilidad en las


articulaciones, los músculos, los tendones y otros tejidos blandos.

REUMATISMO PSICOGÉNICO

Dolores articulares vagos y fatiga son manifestaciones frecuentes de


“somatización”. El niño que no puede ir a la escuela a pesar de un examen físico y
evaluación de laboratorio normales, frecuentemente está bajo tensión nerviosa. Muchos
responden al restablecerles la confianza, pero en otros los síntomas enmascaran un gran
problema psicológico, generalmente problemas familiares, que requieren de manejo
cuidadoso y especializado. Una forma severa de ésta entidad es la distrofia simpática
refleja, en la cual la somatización ha progresado hasta la hiperestesia, frecuentemente con
piel marmórea y alteraciones vasculares en la región distal de una extremidad (por ej.:
mano o pié). Ocurre típicamente en niños perfeccionistas que están bajo presión excesiva
de sus padres.
CONCLUSIÓN.

La respiración, los latidos del corazón y otras funciones de importancia vital son
controlados por los movimientos musculares que se producen continuamente; de allí la
importancia de este sistema de función locomotora.

Al concluir este proceso de información sobre el sistema muscular, que es


importante conocer de qué estamos constituidos, y en que podemos ser propensos en
referencia a que patología podemos ser afectados y las funciones en que cada aparato de
nuestro sistema proporcionan en nuestros músculos. Conocernos es y será la mejor
manera de prevenir todo lo desarrollado en clase.

Ya, el papel del sistema óseo es proteger las vísceras por las grandes cavidades
que forma (cráneo, tórax, pelvis). Es la base de la movilidad del cuerpo a través de las
articulaciones que permite a los músculos operar los diferentes segmentos del esqueleto.

Como se sabe, el cuerpo humano es un mecanismo biológico bien coordinado que


consiste en células, diversos tipos de tejidos, órganos individuales y sistemas de órganos
que

El sistema esquelético humano es, de hecho, un marco para todo el cuerpo, y los
órganos del sistema esquelético son, por así decirlo, elementos individuales de este
marco. Estos incluyen huesos, articulaciones, cartílagos, ligamentos, y todos forman el
esqueleto humano.
BIBLIOGRAFIA.

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