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UNACAR
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL
CARMEN

FACULTAD DE INGENIERIA

ARQUITECTURA SUSTENTABLE

TALLER BÁSICO

ALANIS ANAÍ GÓMEZ DÍAZ

PENSAR LA ARQUITECTURA
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La buena arquitectura debería acoger al hombre,


dejarle que viva y habite allí, y no abrumarle con su
charla
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INDICE
UNA INTUICION DE LAS COSAS …………………………………………………………
LA DURA PEPITA DE LA BELLEZA ………………………………………………………
DE LAS PASIONES DE LAS COSAS ……………………………………………………….
ENSEÑAR ARQUITECTURA, APRENDER ARQUITECTURA ……………………………
¿TIENE LA BELLEZAUNA FORMA?.......................................................................................
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UNA INTUICION DE LAS COSAS

1988

Los recuerdos contienen las vivencias arquitectónicas de las más hondas raíces que se nos

da a conocer y que constituyen los cimientos de los estados de ánimo y las imágenes

arquitectónicas que se quieren proyectar en los trabajos.

En el contexto de un objeto arquitectónico, los materiales pueden adquirir cualidades

poéticas si se generan las pertinentes relaciones formales y de sentido propio en el objeto,

pues los materiales no son de por si poéticos. El sentido que se trata de fundar en el material

reside más allá de las reglas de composición, e incluso de la intangibilidad, el olor y la


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expresión de los materiales. El sentido surge cuando se logra en el propio objeto

arquitectónico significados de determinados materiales que son solo perceptibles en el

objeto.

La impresión de la música de Johann Sebastian Bach es su “arquitectura” por su

construcción produce la impresión de algo claro y transparente. Es posible seguir los

elementos melódicos, armónicos y rítmicos de esa música, sin perder con ello la percepción

de la composición como un todo, donde la particularidad encuentra su sentido.

La construcción es el arte de configurar un todo con sentido a partir de muchas

particularidades. Los edificios son testimonio de la capacidad humana de construir cosas

concretas.

“Ahí hay mucho trabajo cerrado” suele decirse cuando alguien contempla un objeto

hermosamente trabajado y cree recibir el meticuloso cuidado y el saber de la persona que

lo ha hecho.

La capacidad humana de inventar melodías, armonías y ritmos deja estupefacto.

El mundo de los sonidos abarca también todo lo contario de los antes mencionado,

conocemos desarmonías y ritmos quebrados, fragmentos y apelotonamientos de sonidos,

elementos con los que trabaja la música contemporánea.

La arquitectura contemporánea debería disponer de un plan tan radical como la nueva

música. Cuando la composición de un edificio se basa en desarmonías y fragmentaciones,

en una secuencia de ritmos rotos esa obra puede transmitir mensajes, la curiosidad se disipa

con la comprensión del enunciado.


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La arquitectura tiene su propio ámbito existencial. Dado que mantiene una relación

especialmente corporal con la vida, al principio no es ni un mensaje ni signo, sino una

cobertura y un trasfondo de la vida que junto a ella transcurre, un receptáculo sensible para

el sosegó del sueño.

La arquitectura construida tiene su lugar en el mundo concreto. Las representaciones

arquitectónicas cuyo contenido es lo no aun construido se caracteriza por el empeño en dar

habla a algo que todavía no ha encontrado su lugar. El dibujo arquitectónico intenta traducir

en imagen la irradiación del objeto en determinado lugar.

Si el realismo y el virtuosismo gráfico devienen demasiado grandes en una representación

arquitectónica, si esta representación no deja ningún “lugar abierto” donde nosotros

podamos entrar con nuestra imaginación y que haga surgir en notros la curiosidad por la

realidad del objeto por la realidad del objeto real.

Dibujos de este género permiten a uno dar un paso atrás para prender a contemplar y

entender lo que todavía no es y, sin embargo comienza ya hacerse.

En la escultura hay una tradición que subordina la expresión de los ensamblajes y uniones

existentes entre las distintas piezas de la obra a la forma en su conjunto.

A la arquitectura se le presenta el desafío de configurar a partir de un sinfín de detalles

integrantes que se diferencian entre sí en su función y en su forma, en su material y en sus

dimensiones.

Los detalles deben expresar lo que elija la idea fundamental del proyecto en su lugar

correspondiente. En toda creación cerrada en sí misma se aloja una fuerza mágica. Es como

si sucumbiera al encanto de un cuerpo arquitectónico plenamente desarrollado.


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Quizá podríamos describir la vida posmoderna: todo aquello que va más allá de nuestros

datos bibliográficos personales parecen vagos y de algún modo irreal. El mundo está lleno

de signos e informaciones que representan cosas que ya nadie entiende del todo, al fin y al

cabo, no se muestran más que como signos de otras cosas.

Cuando contemplamos edificios u objetos que parecen descansar en sí mismos, nuestra

percepción se hace también, de una forma singular, sosegada y sin aristas. Nuestra

percepción deviene tranquila, sin prejuicios, sin afán de posesión; trasciende los signos y

los símbolos. Está abierta y vacía, como si viéramos algo que no deja que se le ubique en

el centro de la conciencia, en ese vacío de la percepción puede emerger en el espectador un

recuerdo que parece proceder de lo hondo del tiempo. Ver el objeto significa barruntar el

mundo en su totalidad, pues allí no hay nada que pueda entenderse.

Para que lo nuevo pueda encontrar su lugar nos tiene primero que estimular a ver de una

forma nueva lo preexistente. Los edificios que poco a poco, son aceptados en su entorno

deben poseer la capacidad de hablar de múltiples maneras con el sentimiento y la razón

Los planos de obra son detallados y objetivos; dirigidos a los espectadores que dan cuerpo

material al objeto pensado, se ven libres de una dirección de la exposición asociativa.

Los planos de obra tienen el carácter de dibujos anatómicos. Muestran algo de misterio y

de la tensión interna que el cuerpo arquitectónicamente ensamblado ya no rebela sin más:

el arte de ensamblaje, las geometrías ocultas, la fricción de los materiales, las fuerzas

internas de los soportes y apoyos.

Cuando los arquitectos hablan sobre sus obras lo que dicen normalmente no casa

exactamente con lo que cuenta sus propias obras. El proceso de proyecto se basa en un
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continuo juego de conjuntos de sentimiento y razón. Por un lado los sentimientos, las

preferencias, las nostalgias y los deseos que emergen y que quieren cobrar forma deben

examinarse por medio de una razón crítica.

Proyectar significa en gran parte entender y ordenar. Los momentos de inspiración

aparecen en el curso de un paciente trabajo.

LA DURA PEPITA DE LA BELLEZA

1991

La poética de Williams se basa en su concepción de que no hay ideas si no es en las cosas,

y que su arte trata de dirigir percepción sensorial al mundo de las cosas para hacerse con

ellas, para Williams esto ocurría aparentemente sin emoción y lacónicamente, y

precisamente por ello sus textos se desarrollarían tal fuerza emocional.

Italo nos cuenta en sus Seis propuestas para el próximo milenio que el italiano Leopardi

entreveía la belleza de una obra artística en lo vago, abierto, e indeterminado, pues es lo

que mantiene abierta la forma a múltiples realizaciones de sentido. Calvino, tomando como

base un texto de Leopardi llega a una respuesta sorprendente; como en sus textos aquel

amante de los indeterminados se atiene minuciosa y fielmente a las cosas que describe y

que quiere hacer sugerir. Calvino concluye con la exclamación “¡El poeta de lo vago solo

puede ser el poeta de la precisión!”.


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Aplicado a la arquitectura, significa la fuerza y la multiplicidad de estratos de significado

emergen de la propia tarea constructiva, es decir, de las cosas que la integran o, justamente

la condicionan.

John Cage dice en una de sus lecciones que el no es ningún compositor que oiga

mentalmente la música y luego intente transcribirla. Primero elabora conceptos y

estructuras y deja que se ejecuten.

Ocuparse de las leyes propias de cosas concretas teniendo como telón de fondo una tarea

constructiva que entraña la posibilidad de captar algo de la esencia originaria de esos

elementos, y luego expresarlo, desarrollando así una arquitectura que brota de las cosas y

vuelve a las cosas.

La totalidad corpórea del objeto arquitectónico que se basa así misma, si bien no como

algo obviamente dado, si no como meta, difícil pero indispensable.

La expresión “estado de cosas” que Handke utiliza es ilustrativa respecto al objeto de crear

cosas no artificiosas, unitarias; producir estados de cosas exactos, pensar los edificios como

un estado de cosas, cuyas particularidades deben conocerse correctamente y llevarse a un

mutuo entramado objetivo.

Para Steve la realidad es la meta buscada. Se aduce a una cita suya donde asegura que el

surrealismo no fue capaz de impresionarle porque inventa sin descubrir; si se traduce a un

lenguaje arquitectónico es que la realidad de las cosas de las que trata un edificio y la

imaginación se enciende una chispa de un edificio logrado.

La realidad de la arquitectura es lo correcto, lo convertido en forma, masa y espacio, su

cuerpo. No hay ninguna idea fuera de las cosas.


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DE LAS PASIONES DE LAS COSAS

1994

Edificios que despliegan una presencia esencial en un determinado lugar producen la

impresión de estar sujetos a una tensión interna que apunta más allá de ese lugar. Si un

proyecto bebe únicamente de lo existente y de la tradición, si repite lo que su lugar le señala

de antemano, está falto de la confrontación con el mundo, la irradiación de lo

contemporáneo. Y si una obra de arquitectura no nos cuesta sino del curso del mundo o de

lo visionario, sin hacer oscilar con ella al lugar concreto donde se levanta, entonces se echa

de menos el anclaje sensorial de la construcción a su lugar, el peso específico del local.

EL CUERPO DE LA ARQUITECTURA

1996

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