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La Iglesia ante el tema de ricos y pobres.

Lucas 12:13-34

Esta ponencia nace de una inquietud tanto personal como pastoral, personal debido a mi
trasfondo (viví la pobreza en mi infancia en una galpón, acomodado sí, pero galpón igual)
y pastoral ya que estoy en una ciudad que considero muy politizada y de protesta como lo
es Concepción muy dada a los movimientos sociales. El tema a tratar es la manera en que
nos paramos como iglesia ante la sociedad con sus temas de ricos y pobres. Comienzo de
manera testimonial porque creo que el hacer y pensar teológicamente debe nacer tanto
desde la experiencia como desde el estudio bíblico serio, estas son las motivaciones que
considero utilizar como remos que nos permitan avanzar en nuestra práctica pastoral para
no dar vueltas en círculos.
Un pastor amigo me dijo “cuando uno es joven es osado en lo que dice” espero ser osado en
mi propuesta interpretativa pero también respetuoso con lo experiencial.
Ahora, ¿Cómo predicar de pobreza con tal trasfondo sin que te condicione en la
interpretación del texto bíblico? ¿Cómo hablar de injusticias sociales desde los profetas
bíblicos sin que te consideren enmarcado en alguna tendencia política? ¿Cómo predicar del
bien que Dios quiere para los hombres o del bienestar social sin ser visto como un
exponente de la prosperidad? ¿Debe un cristiano mantenerse socialmente pobre? Y mas
aun, en el reflexionar evangélico ¿Cómo llevamos el evangelio a los mas acomodados de la
sociedad?. Una respuesta simplista a estas interrogantes seria “siempre van a hablar” o “las
criticas siempre van a estar” y aunque esto sea verdad quise ir en busca de respuestas
propias y no tan aprendidas, entonces me encuentro con el texto de Lucas 12:13-34 que ya
comienzo a analizar.
En el desarrollo hermenéutico del texto y sus implicancias esbozo lo siguiente: Este relato
de Lucas es temático y todo empieza con la pregunta de alguien de la multitud que le dice
al Señor “Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia” v.13 y el texto clave
del relato es “Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no
consiste en la abundancia de los bienes que posee” v.15. Ahora bien, desde los vv.13-21
se considera narrativo, y del 22-31 discursivo y aplicativo con el enfático “dijo luego a sus
discípulos” v.22, que va alternando con la multitud y esa relación de Lucas con la vida
cotidiana, con su comunidad, con el mundo social, político, económico y cultura
circundante es también denominada política eclesial.
En el binomio riqueza-pobreza en Lucas algunos lectores solo valoraran la interpretación
teológica-religiosa subrayando el carácter sagrado de este texto enfatizando que la pobreza
y el desprendimiento demuestran un tipo de confianza en Dios, en tanto que la riqueza y el
bienestar es considerado como un ídolo que nos aparta de nuestro deber como cristianos.
Pero al hacer este tipo de acercamientos no nos permiten valorar el trasfondo socio-
económico de este texto, y de esta manera lo religioso se convierte en prioritario sobre lo
social haciendo de esta lectura algo así como un tratado para la salvación del alma. Para
enriquecernos en la lectura debemos ir al Sitz im leben o contexto vital de Lucas y debemos
preguntarnos ¿A quienes va dirigida tal demanda? Algunos ven en el díptico lucano la
renuncia a las posesiones como exigencia radical para el seguimiento de Jesús, pero esta
exigencia ¿Es solo a los primeros discípulos, a la comunidad del primer siglo o a todos los
cristianos? Porque si respondemos a todos los cristianos Lucas nos deja en jaque con su
imperativo cuando dice, entonces “vendan sus bienes…porque donde está el tesoro de
ustedes, allí también estará su corazón” v.33-34 pensamos ¿Vender nuestros bienes y dar
limosna? Tal vez solo hasta aquí llegue la exigencia radical para todos los cristianos de
todos los tiempos. Para autores como Horn Lucas es el evangelista de la comunidad donde
se encuentran ricos y pobres pero donde la audiencia principal la conforman los ricos, es a
ellos a quien Lucas se estaría dirigiendo en 12:13-34, para otros el tema solo sería el
desprendimiento buscando así un equilibrio entre la riqueza y la pobreza, uno tendría que
estar dispuesto a dejar las posesiones si fuera necesario, pues estamos viviendo en la crisis
escatológica, el Reino ya esta y esperamos su consumación, la riqueza por lo tanto perdería
su valor ante tal acontecimiento. Lucas nos estaría confrontando con nuestros miedos y el
temor ante las posesiones que vienen a dominar y a ocupar el lugar en el plan de Dios.
En cuanto a las interpretación hay mas que decir, las interpretaciones horizontales solo
valoraran su interés eminentemente social y dirán que el relato del rico ejemplar es solo un
necio no un inmoral ni injusto, en cambio la interpretación vertical ve aquella
correspondencia entre Dios y el hombre y como se relacionan entre si, la interpretación
escatológica pregunta ¿ Es el temor a la muerte un motivo para vender las posesiones y dar
limosna?, en cambio la interpretación sapiencial y antiguotestamentaria muestran dos
formas de entender la existencia, una necia o viciosa y otra sabia o virtuosa, y todo gira en
torno a la pregunta ¿En qué pongo la seguridad de mi vida? Pero también nos deja con
algunas preguntas ¿Qué de necio tiene acumular bienes adquiridos honestamente? ¿No
seria mas necio malgastarlos que emplearlos bien? ¿Por qué es sabio vender los bienes?
ante tales enfoques interpretativos de nuestro texto y valorando que es Palabra de Dios
debemos concluir que existe una realidad caleidoscópica, es decir una pluralidad y
diversidad de la enseñanza de Jesús al respecto del relato ejemplar. Si respetamos las
diversas interpretaciones del relato significaría que volvemos a valorar la Biblia como
Palabra inspirada por Dios que puede hablar a todas las personas en todos los tiempos ya
que no solo llamaría al hombre religioso a un cambio de conducta, no solo apuntaría al
corazón, sino que también el texto bíblico estaría abierto para llamar a un cambio de actitud
al hombre actual, a la sociedad, sin embargo a veces en nosotros se vuelve sintomático
subrayar parcialmente un aspecto del texto o una clave de lectura a costa de minusvalorar el
resto.
No obstante lo anterior, pienso que el pobre como el rico deben luchar con la avaricia que
es el tema de fondo en este relato; ambos deben depender de Dios y no debemos
transformar la riqueza solo a un aspecto idolátrico que hay que erradicar, ni siquiera con la
excusa de instrumentalidad ya que hay pobres que sufren su pobreza porque son avaros y
simplemente no pueden tener para jactarse.
El método gramático-histórico ya conocido por muchos de nosotros desde el Seminario,
nos ayuda a hacer ciertos acercamientos, conocer la intención del autor, determinar el
genero literario, pero que es débil en su exploración de la fuerza retórica que yace en el
texto así como de las características e influencia del contexto social y cultural en la
redacción final de los mismos, especialmente usando la diacronía y la sincronía. Lo que
intento reflexionar en este análisis es, como rescatar la fuerza persuasiva de un texto
inspirado por el Espíritu de Dios, como nos damos el trabajo de sujetarnos al texto el mayor
tiempo posible. Quizá en este punto estemos pensando “para que tanto método” si los
hermanos en nuestras iglesias no recordaran el trabajo homilético y hermenéutico que
realizamos, decimos “ellos se acordaran que estuvimos con ellos en los momentos en que
necesitaron nuestra ayuda” es verdad, pero también es cierto que ese texto debe cobrar
relevancia para el momento actual que como iglesia y sociedad estamos viviendo. Un tipo
de interpretación que tenga que ver solo con lo teológico y que no sea relevante para este
tiempo de cambios sociales “seguirá rascando donde no pica”.
En conclusión: Nos encontramos en un momento coyuntural como sociedad y como iglesia,
en lo primero debido a los temas de moralidad que han hecho pensar a la iglesia: aborto,
homosexualidad, movimientos feministas, ¿será que la sociedad esta marcando la agenda
de la iglesia? O también ¿será que la iglesia se quiere mantener en sus trincheras? Ahora,
que tiene que ver esto con nuestro tema de cómo nos paramos ante la riqueza-pobreza,
respondo porque que pareciera ser que ser pobre es ser de izquierda y ser rico de derecha,
entonces esto se mete en el consiente de los hermanos y cualquier énfasis en estos asuntos
es interpretado como que el Pastor se manchó con colores políticos, o si no predica de
temas sociales el mensaje es poco contingente, dirá otro.
A un evangelista, le hicieron la siguiente pregunta: ¿qué ha hecho el evangelio por la
sociedad? Él respondió, tu puedes ver a un hombre pobre, irresponsable en su trabajo,
maltratador, despreocupado por sus hijos y un día oye el evangelio, conoce al Señor y su
vida cambia, ese mismo hombre se vuelve responsable, preocupado de sus hijos y
respetuoso con su esposa, en fin, un hombre que era un problema para el Estado se vuelve
en un ciudadano ejemplar, y si me preguntan ¿qué ha hecho el evangelio? Yo les muestro a
aquel hombre. Mi propuesta ante el tema inicial de la riqueza y pobreza es una postura
conciliadora, es decir exegética-textual valorando los diferentes alcances interpretativos del
texto lucano y experiencial, miradas que cada vez se hacen mas necesarias, fui pobre y no
necesitaba solo el asistencialismo, necesitaba a Cristo y fue eso lo que trasformó nuestra
vida religiosa y social, pero también en lo eclesial he visto a hermanos que gozan de
muchos bienes y aman tanto al Señor como aquellos que viven con poco, en ningún
momento se debe hablar de evangelio contra la riqueza, como mucho se podría considerar
evangelio contra el mal uso de las riquezas ¿Necesitan los pobres el evangelio? Sí, pero
también los mas acomodados a veces son los olvidados en nuestras predicas, ellos también
sufren, ellos también luchan, ellos también necesitan a Cristo, ¿Cómo les llevaremos el
evangelio? ¿Aparentando que no somos ignorantes y sabemos tanto como ellos o confiando
nuevamente en la locura de la predicación como mensaje: la cruz de Cristo? El evangelio
de Cristo es contracultura, su mensaje es la alternativa definitiva para ricos y pobres, la vida
tiene mucho mas valor que los bienes. ¡Que sigamos en pos de aquel que comía con los
pobres y menospreciados, pero que no tenia problema en sentarse a la mesa con los mas
acomodados para predicarles también a ellos las buenas nuevas!

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