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1. Monografía
Una monografía, que proviene del griego mono, que significa uno y grapho es decir, escritura. Es un
documento que trata un tema en particular porque está dedicado a utilizar diversas fuentes compiladas y
procesadas por uno o varios autores.
2. Introducción
Si la guerra contra las drogas ha fracasado en todas las modalidades, ¿es la legalización de la misma, el
camino para una verdadero resultado? En el caso del cannabis, que es una sustancia mucho menos nociva
que el tabaco y el alcohol e incluso con propiedades medicinales, su legalización junto con el manejo de
la producción y el precio por parte del Estado podrían considerarse una solución de mayor eficiencia que
la actual propuesta.
Es una planta dioica, con flores macho y hembra. Se identifican tres subespecies principales: Cannabis
sativa, de finas hojas de un verde claro y con una altura de hasta 6 metros. Cannabis indica, de una altura
menor de 3 metros y hojas más oscuras por su menor contenido de tetrahidrocannabinol. Y por último, y
ya menos conocida, está el Cannabis ruderalis que es una planta pequeña, menor de 0,5 metros. (Atakan
Z, Cannabis, 2012).
Desde hace tiempo, diversas organizaciones a nivel mundial luchan por la introducción de este producto
en la legislación de cada país. De esta manera, la obtención del aceite de cannabis sería mucho más
sencilla para quienes realmente lo necesitan, al tiempo que activaría la producción y distribución del
mismo.
En Argentina, ese momento llegó en marzo del 2017, cuando el Congreso Nacional sancionó –con
unanimidad en ambas Cámaras- la que hoy se conoce como Ley de Cannabis Medicinal nº27.350.
El objetivo central es establecer un marco regulatorio para la investigación médica y científica del uso
terapéutico y/o paliativo para el dolor garantizando y promoviendo el cuidado integral de la
salud.Asimismo, la norma creó el Programa Nacional para el Estudio y el Uso Medicinal de la planta
de Cannabis, sus derivados y tratamientos no convencionales, en la órbita del Ministerio de Salud.
Se apunta a garantizar el acceso gratuito al aceite cáñamo y demás derivados del cannabis a toda persona
que se incorpore al programa en las condiciones que establezca la reglamentación de la ley.
La producción de los productos derivados del cannabis es otro de los aspectos importantes en este debate,
y también se encuentra contemplado en la ley. El artículo número uno, establece que el Estado nacional
impulsará la producción pública de cannabis en todas sus variedades y su eventual industrialización en
cantidades suficientes para su uso exclusivamente medicinal, terapéutico y de investigación. Lo hará a
través de los laboratorios de producción Pública de Medicamentos nucleados en ANLAP.
Por su parte el decreto reglamentario de cannabis medicinal en Santa Fe busca la incorporación al listado
previsto en el artículo 20 de la Ley n° 9524, denominado Formulario Terapéutico Provincial de los
medicamentos a base de cannabis y formas derivadas, de utilización obligatoria para la atención en los
establecimientos médico-asistenciales dependientes del Ministerio de Salud y en el Instituto Autárquico
Provincial de Obra Social (I.A.P.O.S.), para el tratamiento de síndromes, trastornos, enfermedades poco
frecuentes, patologías como epilepsias, cáncer, dolores crónicos, fibromialgia, glaucoma, esclerosis
múltiple, tratamiento del dolor, estrés postraumático y toda otra condición de salud, existente o futura que
la autoridad de aplicación considere conveniente. (Decreto n° 0820. Provincia de Santa Fe. Se tramita la
reglamentación de la Ley n° 13.602 y la incorporación de medicamentos a base de cannabis en el
Formulario Terapéutico Provincial Ley 9524/84).
Como ejemplo cercano, Uruguay, aprobó una ley en 2013 que regula el mercado de esta planta, la
producción (que es controlada por el Estado), la comercialización, la tenencia y los usos tanto recreativos
como medicinales así como la utilización con fines industriales. Se convirtió en el primer país del mundo
en legalizar la venta y el cultivo de marihuana. Esta ley autoriza a ciudadanos o residentes mayores de 18
años a adquirir en farmacias autorizadas hasta 10gr por semana, se permite un máximo de seis plantas con
una cosecha anual de 480gr. Y además se puede cultivar en clubes con membrecía. Un dato importante es
que al legalizar se puede ofrecer un producto estandarizado en el caso del aceite de cannabis. Evitando lo
que ocurre en nuestro país, dónde por ejemplo las mamás que cultivan y producen para sus hijos, no
logran saber exactamente las proporciones de THC y CBD, y consecuentemente no poseen siempre la
misma dosis.
4. Consumo
Al contrario de lo que sucede con otras sustancias psicoactivas, sólo pueden realizarse estimaciones
generales sobre la producción de cannabis. Debido a la descentralización de su producción, es difícil
seguir la evolución de los mercados a nivel mundial.
La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) estima que el cannabis se
cultiva en 172 países y territorios. La producción de hierba de cannabis a escala mundial osciló entre
13.300 y 66.100 toneladas. La fabricación mundial de resina de cannabis se estimó entre 2.200 y 9.900
toneladas, siendo Afganistán y Marruecos los principales productores. La superficie total estimada en
cultivo de cannabis en exteriores oscila entre 200.000 y 641.800 ha.
Hay 181,8 millones de consumidores según la Oficina de las Naciones Unidas contra la droga y el crimen.
En el Informe Mundial sobre Drogas, la UNODC estima que entre 155 y 250 millones de personas en el
mundo (3,5 a 5,7% de ellas entre 15 y 64 años de edad) consumen sustancias ilícitas. Si nos referimos al
cannabis únicamente oscila entre 129 millones y 191 millones, es decir, entre el 2,9% y el 4,3% de la
población también en el mismo rango de edad.
Prevalencia de año del consumo de cannabis entre la población de 15-64 años en países seleccionados de
América del Sur.
Modalidad de consumo de marihuana según sexo por el Estudio Nacional en población de entre 12 a 65
años.
Hablamos de un uso experimental mayor entre los jóvenes de 18 a 24 años y entre 25 a 34 años se
registran valores más altos en el consumo frecuente.
5. Legislaciones internacionales
La producción con fines medicinales y científicos está a cargo de la Oficina de Marihuana Medicinal
dependiente del gobierno. Esta agencia posee el monopolio del abastecimiento de las farmacias,
hospitales y veterinarias con cannabis y resina de cannabis, y de la regulación de la importación y
exportación. (Office of Medicinale Cannabis. Ministerie van Volksgezondheid, Welzijn en Sport. 2018).
Uruguay
El 7 de enero de 2014 se promulgó la ley 19.172 “Marihuana y sus derivados”, que trata sobre su
importación, producción, adquisición, almacenamiento, comercialización y distribución. El objetivo de
esta ley es la reducción de daños por el uso del cannabis (como el comercio ilegal, narcotráfico y
crimen organizado), la promoción de información y educación sobre el tema y la reinserción social de
los usuarios problemáticos de drogas. El estado uruguayo asumió el control y regulación de la
importación, exportación, plantación y distribución; para su comercialización y distribución. En esta ley
se incluía también el cultivo de cáñamo (cannabis no psicoactivo) y de marihuana medicinal. A diferencia
de la ley argentina que solo trata sobre el cannabis medicinal y para investigación, en esta reforma se
incluye la regulación del cannabis psicoactivo (con THC natural mayor a 1%), del cáñamo (cannabis no
psicoactivo), del cannabis para investigación y el uso farmacéutico, y la plantación doméstica (hasta 480
gramos anuales) y por clubes de membrecía (recolección anual proporcional al número de socios)
(Senado y la Cámara de Representantes de la República Oriental del Uruguay. Ley 19.172 [Uruguay].
2014). Para su uso científico o medicinal deberán ser autorizados y controlados directamente por el
Ministerio de Salud Pública, a través del Instituto de Regulación y Control de Cannabis (IRCCA).
Posteriormente se menciona que a las farmacias se les otorgan licencias de expendio de cannabis
psicoactivo, para lo cual las personas requieren una acreditación o una receta médica en caso de
marihuana medicinal; y no podrán superar los 40 gramos de marihuana no medicinal mensuales por
usuario. (Mismo artículo anterior. Ley 19.172 Uruguay).
Estados Unidos
En el estado de California el uso medicinal del cannabis fue aprobado en el año 1996, siendo el primero
en legislar sobre dicho uso. (California Department of Public Health - Medical Marijuana Program,
State of California). A partir de este hecho, se han sumado 29 de los 50 estados de este país y el distrito
de Columbia, Guam y Puerto Rico. Estas legislaciones permiten programas integrales de marihuana
medicinal pública y cannabis.
A nivel federal, la marihuana sigue clasificada como tipo I en la Ley de Sustancias Controladas
(DEA[US] Drug Schedulling), donde se considera que las sustancias de esta clasificación tienen un alto
potencial de dependencia y ningún uso médico aceptado, considerando su distribución como una ofensa
federal. Debido a esta clasificación la prescripción del cannabis medicinal es inválida, ya que queda
prohibida por la ley federal.
El Cannabidiol fue regulado por la administración de medicamentos y alimentos de Estados Unidos como
una droga huérfana. Esto quiere decir que se trata de medicamentos que no se desarrollan por la
industria farmacéutica porque van destinados a un grupo reducidos de pacientes, pero que es relevante
para la salud pública. (Wikimedia Foundation. Medicamento huérfano. Wikipedia).
5.1. Condiciones legales para la producción de aceite de cannabis medicinal
Casi dos años después de la promulgación de la ley 27.350 de Uso Medicinal de la Planta de Cannabis y
sus derivados, el Gobierno Nacional reglamentó las condiciones para la producción, difusión, manejo y
acondicionamiento de la planta con fines médicos.
Los requisitos para la producción de aceite de cannabis medicinal según lo establece la norma son:
Autorización previa del Instituto Nacional de Semillas (INASE), organismo descentralizado en la
órbita de la Secretaría de Agroindustria del Ministerio de Producción y Trabajo. La entidad también se va
a encargar de supervisar todos los ciclos del cultivo y la asignación de un técnico responsable.
Controles
Responsable técnico asignado a cargo, quien deberá llevar un libro de existencias y de actividades.
El germoplasma (conjunto de genes) de cannabis provendrá directamente del laboratorio o institución en
donde se haya generado y en todo momento deberá permanecer dentro del invernáculo o predio.
Traslado será con medidas del Ministerio de Seguridad.
(Información del diario Perfil con el titular: ¿Cuales son las condiciones legales para producción de
aceite de cannabis medicinal? https://www.perfil.com/noticias/sociedad/cuales-son-las-condiciones-
para-produccion-de-aceite-de-cannabis-medicinal.phtml)
También se debe tener en cuenta que el hecho del debate y legalización del uso de cannabis medicinal
abre una puerta polémica sobre el consumo recreativo de la misma. La mayoría de los países que legislan
de manera favorable sobre el uso medicinal del cannabis (como alguno de los casos vistos anteriormente)
terminan haciendo lo mismo, o por lo menos flexibilizando sus legislaciones, en relación al consumo
recreacional. A nivel institucional y social, en nuestro país este debate queda pendiente.
El hecho de que la legalización de la marihuana medicinal no esté acompañada por algún cambio en la
legislación con respecto al consumo recreacional genera varias situaciones posibles. Por un lado, como
fue mencionado anteriormente, la posibilidad de que si se autoriza el autocultivo medicinal podría devenir
en el cultivo con fines recreacionales o actuar como incentivo para el comercio ilegal de cannabis. Otra
situación para tener en cuenta, sería la posibilidad de acceder al cannabis medicinal mediante recetas
falsas por parte del usuario con el fin de un uso recreacional o por el comercio de estas por parte de
profesionales de la salud que buscan un rédito económico personal. Dentro de los testimonios de “Mamá
cultiva”, se ha hecho una breve referencia de que al mencionar la utilización de cannabis a personas
ajenas, las acusan de drogar a sus hijos, aun cuando dichos casos buscan aliviar un padecimiento como la
epilepsia refractaria y clarono, como un mero consumo recreacional. (Rodriguez-Alvarez J, Uso medicinal
de la marihuana: Darle marihuana a un hijo. Revista viernes. 2014). Es decir que, lo social es un punto
realmente importante a modificar.
El primer antecedente de legislación sobre el cannabis en nuestro país es la Ley 27.737, llamada
“Régimen penal de estupefacientes”. La misma reguló el uso, cultivo y distribución del cannabis desde
el 11 de octubre de 1989 hasta el año 2017. La única mención sobre su uso en la práctica médica, está en
el artículo 9º, donde establece una multa y la consiguiente pena a aquel médico que "recete o suministre
estupefacientes fuera de tratamiento o por fuera de las cantidades establecidas"; pero dentro de la ley no
se menciona ni regula el uso de manera específica. ( Ley 27.735 - Código penal. Congreso de la nación
Argentina.1989)
Con el objetivo de facilitar el acceso al aceite de cannabis medicinal, el 29 de Marzo de 2017 fue
sancionada la Ley 27.350 que regula la investigación y el uso medicinal del Cannabis bajo el nombre de
“Ley de Uso Medicinal de la Planta de Cannabis”. (Ley 27.350 - Uso Medicinal de la Planta de
Cannabis. Congreso de la Nación Argentina. 2017. Además la Reglamentación de Ley 27.350 - Uso
Medicinal de la Planta de Cannabis. Congreso de la nación Argentina). El artículo 1º de la misma,
plantea que el objeto de la ley es el establecimiento de un marco regulatorio para la investigación
médica y científica del uso medicinal, terapéutico y/o paliativo para el dolor de la planta de cannabis y
sus derivados. Para ello, según el artículo 2º, se crea el Programa Nacional para el Estudio y la
Investigación del Uso Medicinal de la Planta de Cannabis, junto con sus derivados y tratamientos no
convencionales, dependiente del Ministerio de Salud. Los objetivos de dicho programa están expuestos en
el Artículo 3º. Entre ellos destacan la promoción de medidas de concientización, el desarrollo de
evidencia científica, y el acceso gratuito al aceite de cáñamo y derivados del cannabis a aquellos que se
incorporen al programa y cumplan las condiciones, además de asesoramiento, cobertura adecuada y
completo seguimiento del tratamiento. Dentro de la investigación, el foco se establece en los fines
terapéuticos y científicos de la planta de cannabis, su eficacia y el impacto en el organismo humano. De
esta medida se desprende otro objetivo del programa: “Conocer los efectos secundarios del uso medicinal
de la planta de cannabis y sus derivados, y establecer la seguridad y las limitaciones para su uso,
promoviendo el cuidado de la población en su conjunto”.
Para ello, la regulación de la ley autoriza, al Consejo Nacional de Investigación Científica y Técnicas
(CONICET), y al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el cultivo de Cannabis para la
investigación médica y la elaboración de sustancia como medicamento. Incluye también la participación
voluntaria de pacientes bajo tratamientos y sus familiares, con el fin de nutrirse de su experiencia,
conocimiento empírico, vivencias y métodos utilizados para su autocuidado; y de la capacitación continua
de profesionales de la salud. (Reglamentación de Ley 27.350 - Uso Medicinal de la Planta de
Cannabis. Congreso de la nación Argentina).
Según la reglamentación de dicha ley, las personas incluidas bajo este programa son aquellas que padecen
“una enfermedad bajo parámetros de diagnósticos específicos y clasificados por la Organización Mundial
de Salud, se les prescriba como modalidad terapéutica el uso de las plantas de Cannabis y sus derivados.”
Para concretarlo, el artículo 8º establece la creación de un registro nacional voluntario para aquellos
pacientes que utilizan como tratamiento a sus patologías aceite de cáñamo y otros derivados de la planta
de cannabis.
El acceso a los derivados de cannabis medicinal para aquellos con las patologías contempladas en el
programa y que cuenten con la indicación médica pertinente se amplían: a) por un lado, según el artículo
7º, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) permitirá
la importación de aceite de cannabis y sus derivados; b) según el artículo 10º, el Estado
nacionalimpulsará a través de los laboratorios de Producción Pública de Medicamentos nucleados en
ANLAP, la producción pública de cannabis en todas sus variedades y su eventual industrialización en
cantidades suficientes para su uso exclusivamente medicinal, terapéutico y de investigación.
Es decir que la devastación ambiental es causada tanto por los traficantes como por las autoridades que
luchan contra la actividad ilícita. Por su parte, el cultivo de drogas de origen vegetal se realiza en muchos
casos en zonas selváticas de gran valor ecológico generando así consecuencias inmediatas para el
ambiente como son las deforestaciones, la degradación de las tierras y la contaminación de las mismas.
Además los químicos o insumos empleados en la producción son resistentes a la biodegradación y de alta
toxicidad.
Sería más racional que el cultivo de marihuana de cáñamo searegulado cumpliendo estándares agrícolas
de cuidado al medio ambiente y permitiendo así dar empleo y seguridad a los agricultores e indígenas que
se ven forzados a participar en cultivos ilícitos, muchas veces bajo extorsión y siempre en condición de
pobreza y falta de seguridad laboral. Esta legalización generaría que los consumidores puedan sembrar
sus propias plantas en armonía con el ambiente, de forma segura y sin narcotraficantes intermediarios. Y
por otra parte, el cultivo de cáñamo industrial tendría efectos positivos en la reducción del cambio
climático. (Revista mensual Ambientico. Legalizar la marihuana para beneficio humano y ecosistémico.
José M. Rodriguez).
Debido a la ilegalidad de los sembradíos de cannabis y por consecuencia las destrucciones de miles de
hectáreas de cultivo por parte del Estado generan un externalidad negativa. Cuando se habla de
externalidad se refiere al efecto no compensado de las acciones de una persona sobre el bienestar de un
tercero que se ve afectado indirectamente. Por tanto, se emite mucha contaminación que el gobierno no
está previniendo ni disuadiendo, sino todo lo contrario, lo está generando. Ya que sus comportamientos y
decisiones se enfocan en los futuros efectos negativos al legalizar/consumir y no en el cotidiano daño que
actualmente perjudica a toda la población.
A causa de esta externalidad, el costo para la sociedad del consumo de cannabis es mayor que el costo
para los productores de cannabis. Ya que por cada tonelada producida, el costo social incluye los costos
privados de los productores más los costos de aquellos que están siendo afectados adversamente por la
contaminación. Entonces la curva de costo social va a estar por encima de la curva de la oferta, porque
toma en cuenta este costo externo impuesto también al no-consumidor directo. La diferencia entre estas
dos curvas refleja el costo de la contaminación emitida.
En presencia de una externalidad negativa, como la contaminación, el costo social del bien es mayor que
el costo privado. Por tanto, la cantidad óptima es mayor que la cantidad de equilibrio.
Una solución sería el uso de un impuesto que se le conoce como internalizar la externalidad porque da a
los compradores y vendedores del mercado un incentivo para considerar los efectos externos de sus
acciones. Los productores de cannabis, en esencia, tomarían en cuenta los costos de contaminación al
decidir cuánto cannabis ofrecer, ya que el impuesto los obliga a pagar estos costos externos. De la misma
manera, debido a que el precio de mercado reflejaría el impuesto, los consumidores de cannabis tendrían
un incentivo para usar menos cantidad. Aunque esto no aplicaría para el uso de cannabis medicinal ya que
hablamos de una necesidad para un buen estado de salud, pero, aún así ayudaría para que su uso sea sólo
la cantidad necesaria, sin excesos. Este impuesto, es conocido como impuesto correctivo ya que tiene el
propósito de inducir a los particulares responsables de tomar decisiones a considerar el costo social que
surge de una externalidad negativa. (Principios de la Economía. N. Gregory Mankiw).
En el campo de las políticas actuales sobre drogas se podrían operar algunos cambios que conducirían a
claros beneficios sociales. Por ejemplo al legislar se podría redireccionar recursos de seguridad represiva
para utilizarlos en educación, prevención y tratamiento, disminuyendo así violencia, muerte y
enfermedades que afecta a millones de personas hoy en día.
Si se concretara un cambio cultural y legal, podríamos eliminar muchas de las actividades dañinas
vinculadas con la marihuana, como la corrupción de autoridades, el engaño al consumidor expuesto a
violencia y peligro. Esto se podría lograr al regular el cultivo y el comercio, cobrando impuesto,
generando empleos, impulsando investigaciones médicas, entre otras.
Los Estados pueden reencauzar los fondos que se utilizan para juzgar, encarcelar y reprimir a los adictos
crónicos y jóvenes distribuidores sin empleo o educación, y utilizarlos para financiar terapias médicas,
dar empleo y soporte familiar a esas personas. Además una legalización regularizada del cannabis tendría
efectos positivos en la salud pública: “La situación ilegal de las drogas es la principal causa de las
sobredosis, tanto por la incertidumbre acerca de la pureza de lo que se compra como porque la ausencia
de regulaciones alienta el uso de adulterantes que pueden por sí mismos provocar efectos peligrosos. En
un régimen legal regulado, las drogas vendidas serían de pureza conocida y sus ingredientes constarían
en la etiqueta del producto”.
En Costa Rica, por ejemplo, si bien la legalización no criminaliza directamente al consumidor de drogas,
sí existen fuertes estigmas sociales que lo hacen sufrir, condenándolo al desempleo y al rechazo familiar.
La represión contra pequeños traficantes y consumidores, además de no solucionar realmente los
problemas del delito y el consumo, deja libres a los grandes delincuentes que manejan suma millonaria
que invierten en corrupción de autoridades y nuevos delitos. (Revista mensual Ambientico. Legalizar para
humanizar: una salida de la cultura de muerte. Daniel Pacheco, antropólogo social y teólogo, profesor
en UMCA y UIA)
Volviendo al tema de la externalidad (efecto no compensado de las acciones de una persona sobre el
bienestar de un tercero) en la legalización hablamos de una externalidad positiva. Es decir que esta
actividad que impone costos a terceros también otorga beneficios en otro aspecto. Uno de estos es que al
regular se podrían eliminar la violencia, la corrupción de autoridades, y el peligro en las calles producto
de la ilegalidad del mercado y el no control del Estado. Otro efecto serían los nuevos puestos de trabajos
en situación de protección y no de completa vulnerabilidad ante los superiores. Una vez más el gobierno
puede corregir la falla del mercado si induce a los participantes del mercado a internalizar dicha
externalidad. Pero la respuesta en caso de externalidades positivas es exactamente contraria a las
externalidades negativas. Es decir que para acercar el equilibrio del mercado al óptimo social, una
externalidad positiva requeriría de un subsidio. No sólo en el acceso al aceite de cannabis medicinal
mediante obras sociales y precios accesibles, sino también en la educación a la sociedad. En cuanto al
cannabis de uso recreacional el control de cantidades y la buena calidad del producto que podría brindar
en Gobierno ayudaría sin dudas al consumidor y por consiguiente a la sociedad que con el convive.
(Principios de la Economía. N. Gregory Mankiw).
6. Autocultivo
En el marco legal actual, se identifican algunos actores claves, como la asociación “Mamá cultiva” que se
dedican a la producción de aceite de cannabis manufacturado individualmente para tratar enfermedades
como Trastorno del Espectro Autista (TEA), que quedan fuera de la ley. (Ley 27.350 - Uso Medicinal de
la Planta de Cannabis. Congreso de la Nación Argentina. 2017). Según el artículo 5º de la ley 23.737,
para quienes no tuvieran una autorización, se establecen “condenas con prisión de cuatro a quince años y
multas (...) a aquellos que cultive plantas (...) y produzca estupefacientes”. Probándose que fuese para
consumo personal, la pena sería reducida hasta dos años de prisión; pero el artículo 11º estipula que
habría un aumento de la condena si la acción involucrarse menores (Ley 27.735 - Código penal. Congreso
de la nación Argentina. 1989), como suele ocurrir en el uso del aceite de cannabis para las encefalopatías
epilépticas en niños (Rodriguez-Alvarez J, Uso medicinal de la marihuana: Darle marihuana a un
hijo. Revista viernes. 2014), por ejemplo.
El problema en esta cuestión reside en la dificultad y los costos que puede acarrear el conseguir los
productos generados a partir del cannabis, siendo este el justificativo de las organizaciones pro-
autocultivo. Otro actor relevante, es la ANMAT, que mostró su preocupación por la facilidad para la
obtención del aceite ya que podría conducir a la elaboración de compuestos sin control que podrían
derivar en muerte o discapacidad de mucha gente.
En agosto de 2019 se detectó que el 70% del aceite de cannabis es de baja calidad. Hablamos de que siete
de cada diez muestras que se analizan en la Facultad de Bioquímica de la UNR tienen un contenido de
cannabinoides menor al necesario para cumplir los efectos terapéuticos deseados. El actual diputado del
Frente Progresista, Joaquín Blanco, exige que la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y
Tecnología Médica (ANMAT) autorice al laboratorio provincial a producir el fármaco.
“Santa Fe está lista para producir un producto que cuente con la debida preparación y supervisión
profesional, pero por demoras de Nación, no podemos ni importa la materia prima ni producirla en
nuestro territorio”, expresó el legislador para aludir al tema de fondo. La intención que posee el
laboratorio público provincial LIF es que el Ministerio de Salud de la Nación le permita importar el
vegetal necesario y producir el fármaco con los debidos estándares de calidad y seguridad sanitaria pero
la autoridad nacional denegó a Santa Fe y no obstante accedió en el caso de Jujuy.
Joaquín Blanco destacó los resultados de este estudio a raíz de que Santa Fe cuenta con la Ley de
Cannabis Medicinal (La legislatura de la provincia de Santa Fe, sancionó la ley: incorporación de
medicamentos a base de cannabis en formulario terapéutico provincial ley 9524/84. Además un
Protocolo de uso medicinal de cannabis en la provincia) desde hace tres años pero que todavía no pudo
ser aplicada en su totalidad. Esta ley nº 9524/84, sancionada por la legislatura de la provincia, incorpora
medicamentos a base de cannabis en formulario terapéutico provincial, reconocimiento en IAPOS,
desarrollo y producción pública de medicamentos (en conformidad con leyes nacionales 26.688 y
27.113), creación del Consejo Asesor de políticas relacionadas al cannabis, reglamentación e
investigaciones promovidas por el Ministerio de Salud a hospitales públicos, universidades nacionales
con sede en la provincia y la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica
(ANMAT).
“La esencia de la ley es la producción pública de estos medicamentos, y así poder cubrir la demanda a
todos los pacientes, pero no nos autorizan la importación de cannabis (una posibilidad es desde
Uruguay) para que nuestros laboratorio público pueda hacerlo”, Joaquín Blanco. Vale aclarar que la
solicitud demandaba específicamente importar 50kg de flores secas de cáñamo desde Uruguay y para esto
la empresa seleccionada era Cannabis Uruguay Ltda.
Actualmente el Estado santafesino cubre la demanda de 45 pacientes de IAPOS, que debe importar el
aceite desde Estados Unidos.
7. Financiamiento
Otro conflicto que se puede vislumbrar a partir de la legislación vigente, y que se relaciona con el punto
anterior, es el financiamiento y el acceso a los medicamentos. Sería necesario aclarar si estos deberían
estar incluidos dentro del plan médico obligatorio (PMO) y si sus costos los debieran financiar,
consecuentemente, el Estado, las obras sociales o prepagas.
Un actor que se vería involucrado es la futura Agencia Nacional de Evaluación de Tecnologías de Salud
(AGNETS), quien debería evaluar la seguridad, el costo-efectividad de estos tratamientos y el impacto
presupuestario que podrían generar las distintas opciones de financiación, para decidir cuál es la más
conveniente.
Por otro lado, un factor a tener en cuenta, es la capacitación del personal del sistema de salud sobre la
administración del cannabis como tratamiento. Para esto sería necesaria la generación de protocolos o
guías de acción sobre cómo y en qué situaciones indicar esta alternativa terapéutica.
Además entra en juego en este aspecto de la financiación, los laboratorios y empresas farmacéuticas ya
que si bien la ley plantea que la ANMAT sea la encargada de proveer de manera gratuita los
medicamentos mediante la importación de estos, y en un futuro por la producción nacional mediante la
Agencia Nacional de Laboratorios Públicos (ANLAP) (Ley 27.350 - Uso Medicinal de la Planta de
Cannabis. Congreso de la Nación Argentina. 2017), existen dudas acerca de qué posición tomarían los
laboratorios privados al verse fuera de un negocio de tal magnitud.
Si se diera lugar a la producción por parte de los laboratorios privados una de las situaciones que podría
darse sería la extensión de las aplicaciones del cannabis para así abarcar a un mayor número de pacientes
y de esa manera aumentar las ganancias para el sector (como sucede con otros fármacos). De esta forma
sería obligación del Ministerio de Salud la regulación y control de las aplicaciones del cannabis.
8. Industria Farmacéutica
Los medicamentos constituyen el rubro que más sube en los costos de la asistencia sanitaria, la cual por
su parte está aumentando en una proporción alarmante. El incremento del gasto en fármacos refleja, en
partes casi iguales, el hecho de que la gente consume muchos más medicamentos que antes.
Pagar medicamentos bajo receta ya no es un problema sólo para la gente pobre. A medida que continúa la
puja en la economía, la cobertura de salud empieza a reducirse.
La realidad es que la investigación y el desarrollo es una parte relativamente pequeña de los presupuestos
de las grandes compañías farmacéuticas. Y los precios que cobran tienen muy poca relación con los
costos de fabricación.
Por otra parte, a grandes rasgos, la industria farmacéutica no es precisamente innovadora. Por increíble
que parezca, sólo unas pocas drogas importantes han aparecido en el mercado en años recientes, y estas
provenían en su mayoría de investigaciones realizadas en instituciones académicas, pequeñas compañías
biotécnicas o Institutos Nacionales de Salud. La gran mayoría de las “nuevas” drogas no son nuevas, sino
simples variantes de viejas drogas ya presentes en el mercado. A estas se las denomina medicamentos
“yo-también” y tienen la finalidad de asegurarse una buena participación en un mercado al ser similares a
un medicamento de gran éxito en ventas.
Las industrias no son exactamente un ejemplo de libre empresa. Por supuesto, es libre de decidir qué
drogas va a desarrollar (los medicamentos “yo-también” en vez de los más innovadores, por ejemplo) y
además pueden fijar precios tan altos como lo permita el comercio, pero depende absolutamente de los
monopolios otorgados por el gobierno, tales como patentes y derechos exclusivos de comercialización.
Lo que vale para el gorila de 350 kilos replica en lo que se ha convertido la industria farmacéutica ya que
está acostumbrada a hacer lo que le da la gana.
La elección presidencial de Estados Unidos en 1980, en donde el pueblo estadounidense eligió como
presidente republicano a Ronald Reagan, fue quizás el elemento fundamental para el rápido crecimiento
de las grandes farmacéuticas. Con la administración Reagan se produjo un giro a favor del comercio, no
sólo en las políticas gubernamentales, sino también en toda la sociedad. El Congreso por ejemplo, había
aprobado una serie de leyes destinadas a acelerar el traslado de la investigación básica financiada con
impuestos a nuevos productos útiles, un proceso llamado transferencia tecnológica. El objetivo era
mejorar la posición de las empresas estadounidenses de alta tecnología en los mercados mundiales. La ley
más importante es la Bayh-Dole. (Salud Mundial: Lecciones de la Ley Bayh-Dole. Rachel A. Nugent y
Gerald T. Keusch). Ésta ley permitió que las universidades y las pequeñas empresas patentaran
descubrimientos procedentes de investigaciones patrocinadas por los Institutos Nacionales de Salud
(NIH), el distribuidor principal de dólares de impuestos para investigación médica y luego otorgaran
licencias exclusivas a las compañías farmacéuticas. Hasta entonces, los descubrimientos financiados por
los contribuyentes eran de dominio público, y estaban a disposición de cualquier empresa que quiera
usarlos. Desde 1980, en cambio, las universidades donde se lleva a cabo la mayor cantidad de
investigaciones auspiciadas por el NIE, pueden patentar sus productos, otorgar licencias y cobrar regalías.
La Ley Bayh-Dole, le dio un enorme impulso a la naciente industria de la biotecnología, así como a las
grandes farmacéuticas. Esto genera que las compañías de medicamentos ya no tienen que realizar sus
propias investigaciones para encontrar nuevas medicinas sino que recurren a las investigaciones
académicas, a pequeñas compañías biotécnicas emprendedoras y al NIH. Un tercio de las drogas
comercializadas por las grandes farmacéuticas provienen de ahí.
Y luego una ley aprobada en 1984, amplió los derechos de monopolio produciendo una bonanza aún
mayor para la industria farmacéutica y otorgándoles derechos exclusivos de comercialización de alguna
droga que cuando caducan, las copias (llamadas genéricos) ingresan en el mercado, y el precio baja por lo
general a una veinte por ciento de su costo inicial.
A su vez, a medida que se incrementaban las ganancias en los años ochenta y noventa, aumentaba
simultáneamente la influencia política de las compañías farmacéuticas.
¿Cómo enfrentan sus dificultades la industria farmacéutica? Sería de esperar que las compañías
farmacéuticas hicieran un esfuerzo como bajar los precios, o por lo menos hacerlos más equitativos, e
invertir más de su propio dinero en tratar de descubrir drogas auténticamente innovadoras, en lugar de
limitarse a hablar de ellas. Pero no es lo que está sucediendo. Por el contrario, las compañías
farmacéuticas están comercializando sus medicamentos “yo-también” con mucho más empeño. Se
esfuerzan cada vez más por entender su monopolio de las drogas más vendidas. Y están invirtiendo más
dinero en presiones y campañas políticas.
El subsidio para medicamentos bajo receta, promete ganancias imprevistas para las grandes
farmacéuticas, puesto que prohíbe que el gobierno negocie los precios.
(La verdad acerca de la industria farmacéutica. Cómo nos engaña y que hacer al respecto. Marcia
Angell)
La parte de “desarrollo” se divide en dos etapas: preclínica y clínica. La etapa preclínica consiste en
encontrar moléculas candidatas a drogas prometedoras, con el fin de estudiar luego sus propiedades en
animales y cultivos de células.
Según la industria farmacéutica, sólo una de cinco mil candidatas a drogas logra entrar al mercado: una de
cada mil sobrevive a las pruebas preclínicas, y entre estas, una de cada cinco supera los ensayos clínicos.
Paradójicamente, a pesar de constituir la parte menos creativa del proceso, la fase de los ensayos clínicos
es la más costosa.
En el panorama mundial en donde la legalización del Cannabis medicinal en 1996 por parte del estado de
California, generó que otros estados del país estadounidense y varios países alrededor del mundo se
sumen a la iniciativa. Por esto se abre una posibilidad importante de incursionar en esos nuevos mercados
teniendo en cuenta las legislaciones respectivas, factores ambientales y demás variables, que clarifiquen
el panorama para conocer en cual etapa o etapas de la cadena de producción se podría incursionar.
Ahora bien, los argumentos no científicos están matizados por cuestiones éticas, moralistas o políticas
para presionar a los demás países por medio del poder económico y político de EEUU, con campaña
mediática de desprestigio que lograron la promulgación de la prohibición a nivel nacional y
posteriormente a través de las Naciones Unidas. Al afectar la oferta del producto y con las prohibiciones
logran impulsar el mercado ilegal, generando diversas empresas en torno a este mercado. Trae a la par
problemas de externalidades para la sociedad que recibe el problema de la violencia, la corrupción en
todo nivel. (Análisis económico de la legalización de la marihuana. Universidad de Puerto Rico en
Arecibo. Martha Quiñores Domínguez).
10. Mercado
Hay muchos factores que influencian los efectos subjetivos de cualquier droga incluida la marihuana,
pero tres de los más importantes son: la ruta de administración, la historia de uso de marihuana por parte
del individuo y el contexto social y cultural en el que se consume la sustancia. (Revista mensual
Ambientico. Legalizar la marihuana para beneficio humano y ecosistémico. José M. Rodriguez).
Cambios en los mercados ocasionarían mayor disponibilidad y nuevos problemas, como el aumento del
consumo y la mutación del negocio ilegal en otros más violentos como extorsión y trata de personas. Es
fundamental moderar la demanda, priorizar la educación preventiva y tener planes de contingencia en
caso de abusos. Sin esto, la legalización de la marihuana podría tener efectos devastadores, sobre todo en
los más jóvenes.
En política pública hay que evaluar los beneficios y costos, midiendo y estimando las externalidades
sociales de nuestras acciones y estudiar en dónde el dinero que invertimos beneficia más a la sociedad.
Ahora bien, la organización económica de este mercado se establece bajo un modelo de oligopolio
(cuando un mercado es dominado por un pequeño número de productos oferentes llamados oligopolistas),
donde controlan un mercado (reducido número de vendedores y productores), restringen la entrada de
nuevos competidores y controlan y acaparan la producción y la venta. Colaboran entre sí a fin de
mantener dicho poder que evita competencias y es por esto que es un modelo imperfecto. Este tipo de
empresas tiende a generarles ganancias a los que están en el último eslabón de distribución. Siendo los
agricultores los que menos ganan, los que generan valor añadido procesando el producto y colocándolo en
venta son los que más ganan. Es decir que sus ganancias radican en pasar costos externos (externalidades)
a la sociedad y es por eso que hay que estudiarlo con detenimiento.
Sobre la corrupción, Efraín Vázquez (2015) señala que “el narcotráfico no sólo implica problemas de
tráfico de drogas sino que crea ramificaciones de corrupción gubernamental, lavado de dinero,
desviaciones de fondos, crímenes y adictos”. Es en este renglón que más empleos se generan y la
competencia en el mercado es grande por las ganancias a pesar del riesgo, por eso se debe medir todos los
costos que se asumen para poder valorar cuál sería la política pública acertada.
Además de los costos de la criminalización por poseer y consumir marihuana y los costos en mantener las
personas en instituciones penales, los costos en salud y la distorsión en la economía. Está distorsión surge
en los empleos de la gente que trabaja en la economía legal y no gana suficiente dinero versus lo fácil que
es obtener ingresos en el mercado de drogas a pesar del riesgo.
En este mercado imperfecto, sus ganancias radican en pasar costos externos a la sociedad. Genera
ganancias para unos pocos en el sector privado y muchos costos sociales que se deben asumir. Entonces
la evaluación, quizás, debería considerar si resulta más económico y eficiente regular el proceso de
producción y consumo, regulando de esta manera el mercado de drogas. Repensar la cantidad invertida en
erradicar y lo que costaría la descriminalización, la despenalización, la legalización, la reducción de daños
o el modelo de salud pública. (Análisis económico de la legalización de la marihuana. Universidad de
Puerto Rico en Arecibo. Martha Quiñores Domínguez). Hablamos entonces de que en este oligopolio de
oferta la demanda está atendida por unos pocos oferentes, y influyen en el precio del mercado con sus
actividades. La cooperación entre oligopolistas, en algunos casos ilegales, es indeseable desde el punto de
vista de la sociedad porque lleva a una producción muy baja y precios muy altos. Una forma en que las
políticas desmotiva las cooperaciones es mediante la ley.
11. El negocio ilegal
La expectativa por castigar severamente a los productores, los distribuidores y los consumidores, eleva el
precio de la droga y con ello se espera que se desaliente su compra y su consumo, como sucede con
cualquier otro producto.
¿Cuál es el criterio para las drogas legales como el cigarrillo y el alcohol y cuál para las ilegales como el
cannabis?
Existe mucha evidencia de los efectos nocivos del tabaquismo y la nicotina (sustancia legal más adictiva
que existe) y muchas son las enfermedades que se le asocian. Ambas son legales y no se persigue ni su
venta ni su consumo. Entonces, ¿qué poderes económicos han intervenido para permitir que estas drogas
llamadas blandas puedan entrar en el mercado legal y no así la marihuana?
Por un lado, una revisión a la literatura científica revela los posibles empleos derivados de las variedades
de la marihuana en el ámbito de diferentes campos de la industria incluyendo el empleo con fines
farmacéuticos, agroindustriales, producción de biodiesel, industria de la construcción, plásticos
biodegradables, etc. Es decir que, existen muchas posibilidades de generar industrias en la producción de
cannabis, que no necesariamente se limite a lo medicinal.
El propósito de la droga es reducir su uso, el impacto directo recae en los vendedores de droga más que en
los compradores. Cuando el gobierno logra impedir que algunas drogas entren al país y arresta a los
traficantes por ejemplo, aumenta el costo de vender drogas y reduce la cantidad ofrecida de droga a
cualquier precio. La demanda de drogas, no cambia.
Sumado están los delitos relacionados al mundo de las drogas. Al ser la demanda inelástica el incremento
en el precio aumenta los ingresos totales en el mercado de la droga. Esto se debe a que la prohibición de
las drogas aumenta proporcionalmente el precio de las mismas más de lo que reduce su consumo y
aumenta la cantidad total que los usuarios pagar por las drogas.
Prohibición de la droga
La prohibición de las drogas reduce la oferta de drogas pero si la demanda de drogas es inelástica
entonces la cantidad total pagada por consumidores sube nuevamente el precio.
Pero la educación acerca de las drogas reduce su demanda debido a que tanto el precio como la cantidad
disminuyen. La cantidad pagada por los usuarios de la droga disminuye.
12. Tráfico
En el Informe Mundial sobre las Drogas elaborado por UNODC, no se aborda el mercado trasnacional
relativo al cannabis porque su producción tiene lugar cada vez con más frecuencia en el país en el que se
consume, y su distribución se efectúa a menudo a través de canales sociales. Pese a que el cannabis es la
droga ilícita de uso más frecuente, está menos sometida al análisis de los mercados transnacionales como
los de la cocaína, heroína y estimulantes de tipo anfetamínico (ETA).
13. Economía
El Nobel de Economía, Gary Becker, ha demostrado que la demanda de drogas por parte de los
consumidores es inelástica. Por tanto, un aumento en el precio de la droga, como consecuencia de la
represión agresiva de su producción, distribución y venta, no hará que los consumidores disminuyan
significativamente la demanda. Por el contrario, el precio elevado del producto hace más atractivo el
negocio y además estimula la comisión de delitos que se realizan para obtener mayor ingreso y a su vez,
para poder adquirir el bien ilegal.
Podría argumentarse que una política de reducir el precio de la droga (mediante su despenalización) no
solo reduciría los costos sociales por los delitos realizados por aquellos consumidores sino que también se
podría incrementar el importe de la sociedad como ocurrió con la legalización del cigarrillo y el alcohol.
(Bonilla, 1999, Becker, 2006)
Si repasamos, no debemos perder de vista que una guerra contra las drogas resulta más justificable
cuando la demanda de su consumo es elástica: el aumento del precio disminuye su consumo. En cambio,
cuando la demanda es inelástica, tanto los costos de producción como los de represión aumentan, sin que
el consumo baje significativamente. Es por esto que la estrategia más adecuada podría ser enfocar todas
las acciones a reducir el precio al nivel más bajo posible, para disminuir el excedente y debilitar la
capacidad de los traficantes para defender su negocio. Ahora bien, en la Argentina, ¿es factible este
movimiento?
El estudio de Becker (Becker, Gary; Murphy, Kevin y Grossman, Michael. 2006. Y además ‘El Mercado
de bienes ilegales: el caso de la droga’. Revista de Economía Institucional, Universidad Externado de
Colombia, 2006), sugiere que la legalización de las drogas, combinada con un impuesto indirecto al
consumo, sería una manera mucho más barata y efectiva para reducir su uso. En vez de una guerra, se
podría establecer un impuesto del 200% al uso legal de las drogas generando que el consumo de la misma
baje de igual manera que hoy se pretende hacer con la aparente confrontación. Y además coincidiera que
ese impuesto debe ser tan alto como fuere necesario para restablecer el precio y las cantidades que se dan
bajo la prohibición. ¿Es posible esto sin generar nuevamente clandestinidad? Quizás un impuesto acotado
permite controlar su evasión pero no conducir a una ilegalidad. Un impuesto que la curva de oferta con
legalización se desplazaría hacia arriba en la misma medida del impuesto pero aún determinaría precios
menores y cantidades mayores que las observadas con la prohibición.
Creo que la observación más crítica al análisis de Becker es que consideró una única curva de demanda
en el mercado de droga, sin distinguir que hay dos distintos grupos de consumidores cuyas funciones de
demanda son claramente diferentes. Hablamos de un grupo con adicción y necesidad de consumir a
cualquier precio conformando así una demanda inelástica representada en un gráfico de coordenadas
precio-cantidad como una línea casi vertical. Y luego otro grupo que busca “probar algo nuevo” o en el
caso estudiado para el consumo en forma de aceite de cannabis para uso con fin medicinal. Su función de
demanda es más elástica. Para ellos, cando el precio se reduce el consumo aumenta.
La oferta de droga, por su parte, responde a funciones diferentes según sea con o sin prohibición. Con
prohibición la producción es clandestina, con elementos cuasi artesanales. La comercialización sigue
canales informales con altos costos de protección y de corrupción. Para producir y vender más cantidad se
requieren precios cada vez más elevados. Con prohibición la función de oferta es relativamente inelástica.
Por su intersección con la curva de demanda, el precio resultante es elevado, generando los márgenes que
permiten afrontar todos aquellos costos.
Como he dicho anteriormente, si la producción y comercialización de droga se legalizara y fuera libre,
estas actividades serían encaradas por grandes empresas, con cultivos extensivos en escala y tecnologías
apropiadas. El negocio dejaría de tener que enfrentar los costos de protección y corrupción. Los costos se
desplomarían y la función de oferta se haría muy elástica. La intersección con la demanda definiría un
precio mucho más bajo con cantidades consumidas más altas. Pero casi todo el incremento del consumo
provendría de aquellos que “quieren probar algo nuevo” y sobre todo para necesidades medicinales.
(Fundamentos económicos y éticos que desconsejan la legalización y liberación de la droga. Manuel A.
Solanet).
Por su parte uno de los métodos racionales más conocidos para la toma de decisiones es el análisis costo-
beneficio. Hablamos de que cada tomador de decisiones enfrenta el desafío de buscar soluciones que le
permitan obtener el máximo beneficio neto posible. Si bien los costos son generalmente cuantificables,
los beneficios no lo son entonces en la toma de decisiones no solo se tiene en cuenta las consecuencias
monetarias sino también no monetarias de las decisiones en política pública.
El tema del cannabis en un país no se mide solo por el número de consumidores, sino también por la
cantidad consumida y el dinero gastado. No debemos olvidar que según la Oficina de Naciones Unidas
para la Droga y el Delito (UNODC), 134 países informaron que en su territorio producían cannabis,
siendo la mayor parte destinada sólo para el consumo interno. Esto hace, como ya lo hemos mencionado,
que la producción total de cannabis sea especialmente difícil de estimar al no producirse en grandes
campos o áreas concentradas en países específicos como sí se produce el opio y la cocaína.
Distintos autores enfatizan variados componentes del precio completo. Gary Becker señala “El costo total
de un bien adictivo para el consumidor equivale a la suma del precio del bien y el valor monetario de
cualquier consecuencia futura adversa, como el efecto negativo en los ingresos y en la salud de fumar, o
abusar del alcohol. Tanto un mayor precio (tal vez como producto de una alza en los impuestos) como un
mayor costo futuro (producto tal vez de mayor información sobre los riesgos de salud) reducen el
consumo en el corto y largo plazo”. Por otro lado, Grossman y Chaloupka (1996) en un trabajo empírico
sobre la demanda apuntan que el precio competo de la droga contiene tres elementos: el precio monetario,
el valor monetario del tiempo y el desplazamiento para obtener la droga y el valor monetario de la pena
esperada por posesión o consumo.
Considerando a estos autores hablamos de que los componentes del precio completo de una droga ilegal
son (al menos): precio monetario, daño esperado en la salud, consecuencias legales y costos de
transacción (tiempo y desplazamiento).
En el caso particular del precio del cannabis se tiene dos funciones de análisis. Por un lado, se trata de una
medida de la eficiencia del régimen de control, porque la prohibición pretende que la droga sea cara y
difícil de obtener. Además el consumo de cannabis presenta un comportamiento distinto al de cualquier
otro bien en el mercado, donde ante un aumento del precio, con el resto de las variables intactas,
disminuirá la prevalencia y el consumo de un bien, sea éste legal o ilegal. (Room et. 2013). La segunda
función del precio es servir como determinante de los ingresos del distribuidor. Si el precio de la
marihuana fuese compatible al de los cigarrillos, sin contar los impuestos, entonces se eliminaría una
consecuencia adversa importante de su prohibición: la corrupción, la violencia y el desvío del trabajo que
ahora genera ya que los ingresos potenciales para los distribuidores individuales serían modestos. En un
sentido estricto, son las ganancias y no los precios las que determinan el atractivo del negocio.
Debido a que los datos sobre los precios de las drogas ilegales son siempre inexactos, produce una
dificultad en el desarrollo de una estrategia de muestreo adecuado para los mercados ilegales. Para el
cannabis se suma además un problema adicional: la falta de dato sobre la potencia.
14. Conclusión
Una política de despenalización no solo reduciría los costos sociales por los delitos cometidos por los
proveedores y consumidores sino que también se conseguirían ingresos fiscales con los impuestos
indirectos al consumo que se imponen para pagar estos costos sociales y reducir además el consumo.
Dentro de la legalización existe otra política pública para el control que es el otorgamiento de licencias de
producción y consumo, la prohibición de venta de menores, las regulaciones del tiempo, el modo y el
lugar de consumo y venta. Pero sobre todo un incremento en la educación sobre el peligro de los abusos
del consumo. Parte del impuesto se puede dedicar a investigaciones sobre la composición y efectos
psicotrópicos, terapéuticos y tóxicos derivados del consumo de marihuana por los seres humanos al igual
que investigaciones sociales sobre fines recreativos y estudios sobre posibles empleos de derivados de las
variedades de Cannabis y sus industrias.
¿Cómo entra la economía de la droga en el desarrollo? Cuando se invierte en alfabetización, salud o sea
se transforma en proyectos de desarrollo. Las variables macro económicas que se mueven son la
inversión, el empleo, el ahorro, el consumo que generan crecimiento además de la balanza de pagos.
Genera ingresos mínimos para unos, ganancias para otros.
Existe sin lugar a duda una necesidad de legislación legal que no deje puntos relevantes por fuera de la
ley como ocurre actualmente en la Argentina. El continuar con el debate y su implementación, planteando
los problemas y las posibles soluciones que se puedan desprender del mercado legal actual.
Julia Castiglioni