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Considerando el aspecto demográfico ¿cómo podemos aprovechar la

diversidad y riqueza cultural con que contamos para una mejora


socioeconómica, política y cultural nacional, pero con visión global?

Al igual que muchos países de Latinoamérica, la cultura colombiana con el


proceso de transculturización ha sufrido grandes modificaciones, teniendo como
resultado la gran diversidad cultural en Colombia en nuestros días. Al igual que
muchos países de Latinoamérica, la cultura colombiana con el proceso
de transculturización ha sufrido grandes modificaciones, teniendo como resultado la
gran diversidad cultural en nuestros días.

Actualmente los grupos étnicos están asentados mayormente en las zonas


rurales, teniendo mayor presencia en los departamentos de Cauca, Nariño, La
Guajira, Putumayo y Amazonas, además de representar el 3,4% del total de la
población. Al ser uno de los primeros países que te encuentras al llegar a
Suramérica, Colombia recibió una gran influencia de diferentes culturas y personas
que llegaban a este territorio con ansias de colonización desde la época de la
conquista. Y a pesar de que los extranjeros europeos mermaron la población
de indígenas colombianos que existían en la época, también ayudaron a enriquecer
su cultura grandemente y a hacer su gastronomía, bailes típicos y demás
características un poco más rica. Muchas personas podrían pensar que una gran
cantidad de culturas mezcladas conforman un mosaico distorsionado de las
verdaderas personalidades de los colombianos. Pero muchas otras personas son
defensoras de la diversidad cultural en Colombia, debido a que gracias a ello se
logra una identidad nacional más enriquecida, tolerante y respetuosa con respecto
a las costumbres extranjeras.

Elementos como el baile, fiestas tradicionales, gastronomía y vestidos han


sido, no modificados sino enriquecidos con los aportes hechos por influencias
extrajeras que han contribuido en una mayor lista de patrimonio cultural. Colombia
siente un gran orgullo al considerarse un país y con mucha pluralidad cultural y
lingüística, hechos que contribuyen grandemente al patrimonio cultural y a la riqueza
inmaterial propia de la región. La diversidad cultural en Colombia se hace presente
cuando sabemos que este país cuenta con aproximadamente 64 lenguas
amerindias o nativas que se unen con otras lenguas tradicionales como el bandé, el
palenquero y el romaní.

Con base en lo anterior, comprender la situación demográfica del país y sus


regiones es una premisa fundamental en la creación y desarrollo de políticas
públicas que aunque inicialmente pueden ser vistas exclusivamente como políticas
sociales son, en gran medida, el origen de la estructura económica de una sociedad.
El acceso a educación y a servicios de salud de calidad, la longevidad, la tasa de
fertilidad por edad y nivel de ingreso, el número de integrantes por hogar, la
composición de género, son todos factores que pueden ser direccionados a largo
plazo por las políticas públicas y que constantemente permiten evaluar las
capacidades de una región en conjunto para desarrollar ciertas actividades
productivas respecto de otras (productividad y competitividad relativas).
Esta dinámica presiona cada vez más la necesidad de asistencia social
(nutrición, educación, salud, pensión) por parte del Estado, reduce la productividad
laboral, alimenta la informalidad y, paradójicamente, aumenta la corrupción. El costo
del voto disminuye ya que la población más vulnerable y susceptible de ser
“comprada” con simples promesas o por bultos de cemento es cada vez mayor
relativamente a la población con educación suficiente para votar en conciencia por
programas políticos de largo plazo.
Es evidente que la política económica no puede funcionar adecuadamente
como una receta, puesto que su éxito depende significativamente de reconocer el
entorno en que es aplicable y para ello, los estudios demográficos son
imprescindibles. De lo contrario, las autoridades económicas se dedicarán a aplicar
modelos de políticas innocuos y que incluso terminan cobrando caras facturas al
alimentar la corrupción por el fracaso de estrategias bien diseñadas pero mal
implementadas e ineficientes debido a su descontextualización.
La UNESCO y sus Estados Miembros han proclamado el principio de que identidad
cultural y diversidad cultural son indisolubles. La esencia misma del pluralismo
cultural lo constituye el reconocimiento de múltiples identidades culturales allí donde
coexisten diversas tradiciones. La comunidad internacional ha proclamado que es
un deber velar por la preservación y la defensa de la identidad cultural de cada
pueblo, partiendo del reconocimiento de la igualdad y dignidad de todas las culturas,
así como el derecho de cada pueblo y de cada comunidad a afirmar y preservar su
identidad cultural y a exigir su respeto. Por esto y tal vez uno de los aspectos más
relevantes y útiles está enfocado a la importancia de entender los incentivos que
producen las decisiones de los seres humanos en contextos particulares para
adoptar políticas públicas efectivas.

El acuerdo de Paz con las FARC y las obras de infraestructura son


importantes, pero no son los factores que van a permitir al país alcanzar
nuevamente un crecimiento económico sostenido cercano al 5% ni mucho menos
avanzar en el incremento de la productividad, para eso falta incorporar en la agenda
las tendencias demográficas y tener la voluntad política para modificar las actuales.

El diálogo intercultural permite el entendimiento de las diversas posiciones e


intereses de las comunidades a partir de la tolerancia hacia formas distintas de
pensar y actuar lo cual es básico para superar el conflicto. A su vez, la diversidad
se refleja en producciones simbólicas-culturales que contribuyen a generar mayor
cohesión, inclusión social y promoción de valores éticos en la sociedad colombiana.
Para lograr estas premisas es imperioso fortalecer la gestión cultural a partir del
entendimiento de los retos y desafíos que la naturaleza particular de la propia cultura
conlleva. La cultura se refiere a los modos de vida de la gente que se expresan a
través de procesos creativos, y donde la gente y los distintos grupos sociales
desempeñan un papel primordial en su creación y divulgación.

Son varios retos los que Colombia debe enfrentar: en primer lugar su
fortalecimiento debe darse en una perspectiva global-local en la cual se enfatice el
rol de las industrias culturales en el desarrollo local y regional a través del desarrollo
de sectores culturales. Y en segundo lugar, es necesario entender que en el proceso
creativo están inmersos y participan múltiples actores que tiene visiones distintas
del mundo, a veces contradictorias, como por ejemplo, los artistas, los productores,
los críticos que forman el público y los administradores. Trabajar en redes
cooperativas, flexibles y creativas es un reto para la gestión cultural lo cual requiere
mucho diálogo y capacitación. El Ministerio de Cultura puede propiciar estos
espacios de diálogo y capacitación de forma que la gestión cultural adquiera la
importancia social y económica que corresponda con el país

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, Heincke, M. (2005) se han convertido


en una oportunidad de seguir trabajando en la erradicación de la pobreza extrema,
el hambre, la educación de calidad, mejores servicios de salud, proteger el medio
ambiente, construir sociedades pacíficas; cerrar las brechas entre hombres y
mujeres así como las brechas sociales en todo el planeta. La tarea será entonces
realizar la adaptación de estos Objetivos al contexto colombiano de la manera más
pronta y efectiva posible, a través del diseño e implementación de políticas públicas
y la incorporación dentro de los planes de Gobierno locales (dentro de las nuevos
periodos de gobierno) que soporten el logro de estas nuevas metas. De igual
manera, el reto que tenemos en este momento como país es aterrizar esta agenda
al contexto nacional y poder generar sinergias entre los diferentes sectores del
Estado Colombiano, que permita potencializar el logro de los nuevos objetivos que
en materia de desarrollo sostenible se propone el mundo. El camino continúa y es
necesario seguir reforzando este tipo de iniciativas, pensando que con esta Agenda
de Desarrollo se tiene una ventana de oportunidad con retos importantes para el
país en un posible contexto de post acuerdo de paz.

Colombia, como Estado Social de Derecho, debe orientar a los ciudadanos y


gobernantes a alcanzar y dar sostenibilidad a la paz, ello supone el reconocimiento
de derechos de todos sus habitantes. En esta dirección, es deber de los
gobernantes de los entes territoriales impulsar en todos sus actos los principios de
libertad e igualdad, del mismo modo deben rechazar la discriminación y la exclusión
como acciones de gobierno, en defensa de los y las colombianas.

La variedad de comunidades, grupos, saberes y expresiones requieren


fortalecer el diálogo intercultural y poner en marcha modelos de gestión que
permitan potenciar y desarrollar esta riqueza con visión de globalización.

¿Qué puedes aportar personal y profesionalmente a México/Colombia desde


tu espacio social y laboral?

Colombia tiene uno de los sistemas educativos más inequitativos del mundo en
términos de género, región y estrato social. La autonomía que fuera promovida
durante la década del noventa, casi se acaba por el papeleo que añadió el gobierno
que prometió hacer la “revolución educativa”.

Desde el ámbito personal, profesional, social y laboral y en aras de lograr mejores


resultados, considero que el compromiso supone un cambio profundo en el sistema
educativo. Necesitamos dedicar un buen tiempo para desarrollar en nuestros
estudiantes la capacidad de pensamiento, la creatividad, la resolución de
problemas, el análisis y las competencias para comunicarse y convivir.
Desafortunadamente esto no será posible mientras se transforme de manera
completa la actual formación de los docentes, el currículo y el modelo pedagógico
que sigue vigente en la mayoría de instituciones educativas de Colombia.
Ya es hora que todos entendamos que la educación es demasiado importante para
que sea exclusivamente la clase política quien tome las decisiones y defina la
política pública. Necesitamos aumentar el liderazgo pedagógico de los rectores e
impulsar la formación permanente de los docentes. Sin embargo, tampoco lo
lograremos si el país sigue dedicando más dinero a los militares que cuidan las
carreteras que a la formación ética, práctica y cognitiva de las nuevas generaciones.
Se precisa una educación que favorezca la transición a la Sostenibilidad, lo cual
implica contemplar los problemas ambientales y del desarrollo en su globalidad,
teniendo en cuenta su estrecha vinculación y sus repercusiones a corto, medio y
largo plazo, tanto para una colectividad dada como para el conjunto de la humanidad
y nuestro planeta; comprender que no es sostenible un éxito que conlleve el fracaso
de otros, lo cual exige sustituir la competitividad por la cooperación; transformar la
interdependencia planetaria y la globalización en un proyecto plural, democrático y
solidario; un proyecto que oriente la actividad personal y colectiva en una
perspectiva sostenible, que respete y potencie la riqueza que representa tanto la
diversidad biológica como la cultural y favorezca su disfrute.

Para finalizar, considero que este aporte es clave en la reflexión y enmarca


el gran compromiso que como ciudadanos y educadores tenemos: “El creciente
valor atribuido a la sociedad civil y a la participación ciudadana en el pensar y el
quehacer local, nacional e internacional tiene como trasfondo una redefinición del
papel de – y de la relación entre - Estado y sociedad civil, así como entre ambos y
las agencias internacionales de cooperación para el desarrollo, en el marco de una
redefinición de la relación entre lo público y lo privado, y entre lo local, lo nacional y
lo global. En términos del BID, estaríamos avanzando en la construcción de “un
nuevo paradigma societario caracterizado simultáneamente por la eficiencia
económica y la eficiencia social” (BID-Argentina 1998: 9).

REFERENCIAS

UNESCO (1982), Declaración de México sobre las políticas culturales (1982),


Conferencia Mundial sobre las Políticas Culturales, México, D.F. 26 de julio -
6 de agosto de 1982.

Tünnermann Bernheim, C. (2007). América Latina: identidad y diversidad cultural.


El aporte de las universidades al proceso integracionista. Polis. Revista
Latinoamericana, (18).
Heincke, M. (2005). La responsabilidad social empresarial:¿ una herramienta para
el desarrollo local sostenible en Colombia?. Revista opera, 5(5), 55-74.

Torres, R. M. (2001). Participación ciudadana y educación. Una mirada amplia y


20 experiencias en América Latina. OEA (Organización de Estados Americanos),
Washington.

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