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DAÑOS DE LOS AVANCES TECNOLÓGICOS EN LA NATURALEZA

El impetuoso desarrollo tecnológico ha propiciado la transformación de las condiciones de vida


del hombre, la reducción de la mortalidad y el aumento de la esperanza de vida al nacer. Como
consecuencia de esto la población mundial se ha multiplicado varias veces y se ha incrementado
el gasto de energía, la producción de alimentos y la necesidad de bienes de consumo en general.
La contaminación ambiental, la deforestación, el surgimiento de las grandes ciudades y otros
fenómenos se han convertido en un problema para la humanidad y su salud.

Es irónico observar como cada descubrimiento que beneficia al hombre y hace que avance
otras 100 años en el conocimiento en apenas 1 hora, de por resultado la destrucción de miles
de años de trabajo realizado por la naturaleza en tan solo unos años; refiéreme con ello a los
grandes desastres que han atormentado la naturaleza.

LA TECNOLOGÍA

Definimos a la tecnología como la aplicación de conocimientos para transformar los recursos


materiales en productos que faciliten la realización de una tarea.

El uso del conocimiento aplicado, es del uso exclusivo de la especie humana.

Durante las últimas décadas, algunos observadores han comenzado a advertir sobre algunos
aspectos destructivos y perjudiciales derivados de la tecnología, y se argumenta que ello es
consecuencia de la incapacidad de los gobiernos y las industrias para predecir o valorar los
posibles efectos negativos del desarrollo acelerado de los productos tecnológicos.

• La contaminación atmosférica, que proviene de muchas fuentes, principalmente de las


centrales térmicas que queman combustibles fósiles, de los desastres nucleares y de los tubos
de escape de los automóviles, está provocando el “efecto invernadero” o calentamiento de la
superficie.

• Los recursos naturales, incluso los no renovables como el petróleo, se están usando por
encima de sus posibilidades.

• La destrucción masiva de selvas y bosques, que puede tener a largo plazo graves efectos en
el clima mundial.

• Los gases contaminantes, emitidos por los automóviles y las industrias, están provocando el
adelgazamiento de la capa de ozono, lo que conduce a intensificar la radiación ultravioleta con
graves peligros para la salud.

• Pesticidas como el DDT amenazan la cadena alimenticia.

• La caza y pesca indiscriminadas, así como los derrames de petróleo en el mar, amenazan la
supervivencia de especies animales en vías de extinción, como es el caso de la ballena.

• Los residuos minerales usados por la industria están contaminando ríos, lagos y mares, así
como las reservas de agua subterránea.

• El medio ambiente ha sido tan dañado por los procesos tecnológicos que uno de los mayores
desafíos de la sociedad moderna es la búsqueda de lugares para almacenar la gran cantidad de
residuos que se producen.

• En el aspecto social, la amenaza a ciertos valores, como la calidad de vida, la libertad de


elección, la igualdad de oportunidades y la creatividad individual.
LOS GRUPOS DE PRESIÓN ECOLOGISTAS:

La grave situación producida por los efectos negativos de la tecnología, ha provocado reacciones
entre grupos ecologistas cada vez más influyentes, que en diversas formas se han manifestado
en contra de las amenazas al medio ambiente y a la vida en el planeta. Aunque desde el siglo XIX
se empezó a ejercer presión de estos grupos, logrando en Gran Bretaña la aprobación de leyes
que limitaran la contaminación, en la segunda mitad del siglo veinte estos grupos comenzaron
a exigir leyes más restrictivas, aunque en ocasiones eran poco realistas.
La acción de los ecologistas ha dado origen a un nuevo fenómeno político, la aparición de los
partidos “verdes”, que en diversos países intentan atraer al electorado en relación al tema de la
conservación del medio ambiente, concentrando su atención sobre todo en la producción de
energía, cuyas industrias han presionado de dos maneras.

Por un lado, han criticado a las centrales térmicas convencionales que utiliza combustibles
fósiles como el petróleo, bajo el argumento de que los humos generados (compuestos sobre
todo de dióxido de carbono y óxidos de nitrógeno) producen “lluvia ácida” que, a su vez, causan
graves perjuicios a la vida vegetal y contaminan los ríos, además de que han sido señalados como
causantes del efecto invernadero.

Por otra parte, los ecologistas han organizado una tenaz resistencia contra el uso de cualquier
forma de energía nuclear, sobre todo después del desastre de Chernobil.

Los gases desprendidos por el tubo de escape de los automóviles han sido señalados como otro
grave factor de riesgo, con el peligro adicional de que su contenido de plomo puede afectar el
desarrollo de las facultades mentales en la población infantil. Como consecuencia, muchos
países han aprobado leyes destinadas a reducir gradualmente el contenido de plomo de la
gasolina, con el propósito de llegar a eliminarlo totalmente.
Las constantes advertencias de estos grupos a través de los medios de comunicación, han
obtenido algunas respuestas de los gobiernos a favor de reducir los contaminantes y cambiar la
actitud hacia la vida animal y vegetal, buscando protegerla y detener su explotación
indiscriminada.

Una alternativa que ya se ha hecho realidad en muchos países para resolver la problemática del
agotamiento de los recursos naturales es el reciclado, que consiste en la transformación de los
materiales sólidos o semisólidos que generan las actividades humanas, en nueva materia prima
para uso industrial.

Tales residuos se dividen en cuatro categorías:

agrícolas, industriales, comerciales y domésticos.

Además de la ventaja que el reciclado de residuos proporciona a favor de evitar el agotamiento


de los recursos de la tierra, favorecen a las empresas industriales al mejorar los procesos de
producción y reducir los costos de inversión.

A pesar de todas las alternativas planteadas y puestas en práctica para reducir los efectos
negativos del avance tecnológico, aún falta mucho por hacer y se debe insistir una y otra vez en
concientizar no sólo a los gobiernos y a las grandes empresas industriales, sino también al
ciudadano común que de manera irresponsable abusa de la utilización de recursos naturales
como el agua, arroja desperdicios a la vía pública y a los ríos, o por descuido provoca incendios
forestales. Es necesaria una profunda toma de conciencia sobre los graves riesgos que conlleva
todo ese tipo de amenazas contra la vida en el planeta; sería paradójico y terrible que ésta
llegara a su fin ya no por el estallido de una tercera guerra mundial desencadenada por los
gobiernos poseedores de energía nuclear, como tanto se temió durante la Guerra fría, sino por
un injustificable y fatal descuido de la especie humana en su conjunto.

De la confianza ilimitada en la ciencia y la tecnología como las primeras y principales causas del
progreso social (punto de vista heredado del siglo XIX que, por otra parte, ha servido para
fundamentar durante el siglo XX las ideologías cientista y tecnocrática), y como consecuencia de
ciertos excesos tecnológicos y científicos, se pasó a un sentimiento de temor en los ciudadanos
ante la ciencia y la tecnología que generó a la vez una fuerte crítica contra las mismas,
reforzándose las posiciones anticientíficas y antitecnológicas (en particular a finales de la década
de los sesenta y durante los setenta). En los albores del siglo XXI coexisten ambas visiones, a
veces de forma poco pacífica. No obstante, también ha surgido un consenso creciente por el
cual se admite que la ciencia y la tecnología nos proporcionan numerosos y positivos beneficios
y también traen consigo impactos negativos, algunos de ellos imprevisibles. Tanto unos como
otros reflejan los valores, perspectivas y puntos de vista de quienes están en condiciones de
tomar decisiones relacionadas con los conocimientos científicos y tecnológicos.

Desde luego, el vertiginoso desarrollo de la ciencia y la tecnología está logrando resultados con
un potencial extraordinario para transformar la naturaleza y satisfacer muchas necesidades
humanas; sin embargo, también está produciendo un creciente deterioro medioambiental,
originando nuevos riesgos y planteando trascendentales interrogantes éticos y legales. Uno de
los desafíos actuales más importantes es conciliar la ciencia y la tecnología orientada hacia la
innovación productiva con la preservación de la naturaleza y la satisfacción de necesidades
sociales. El mundo de hoy es un mundo de beneficios y amenazas globales, así como de
profundas desigualdades en la distribución de la riqueza, los costes ambientales y la apropiación
del conocimiento científico

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