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Nutrición del preescolar y escolar

“La alimentación y la nutrición suelen tener implicaciones a largo plazo; lo que sucede en la infancia y en
la niñez repercute en la adolescencia y al crecer. El cuidado de la alimentación y nutrición de los niños es
parte fundamental de su salud integral. El énfasis no debe ponerse en solucionar los problemas, sino en
prevenirlos y promover la salud atendiendo los detalles de la vida diaria”.

Etapa preescolar

La etapa preescolar está entre los 6 y los 11 años de edad, y el incremento en el peso y la estatura se
mantienen normalmente constantes. En esta etapa se produce el desarrollo de los dientes, esto se debe
considerar al momento de elegir el menú. Se recomienda que el requerimiento de energía de los
preescolares sea de 70 kcal/día/kg de peso, cuidando que el aporte de proteína sea adecuado, que se
sugiere de 28 gr/día de proteína. El cálculo de energía es muy variable de un niño a otro, por ello se debe
considerar que las recomendaciones sirven sólo como referencia. En esta etapa se forman hábitos buenos
y malos, así como gustos y actitudes, es por esto que el responsable de proporcionar los alimentos al niño
debe informarse con el especialista. La presentación divertida, atractiva y variada de los alimentos en esta
etapa, hará que el niño pruebe nuevos alimentos y disfrute comer con la familia, pero no se debe de dar
trato “especial”, pues es necesario que aprenda a probar los diferentes alimentos, y decidir si le gusta o no,
y el responsable de la alimentación debe dar opciones de un mismo alimento para motivar al niño a que lo
acepte finalmente. En esta etapa de la vida, el hábito del desayuno es fundamental, si el adulto o
responsable de la alimentación del niño no inculca esta costumbre, difícilmente lo podrá hacer en el futuro;
hacer cinco comidas también se debe enseñar en esta etapa. Generalmente, a los niños les gustan los
dulces, las botanas, los refrescos y los pasteles, pero su consumo debe ser moderado. No se deben usar
este tipo de alimentos como premio por comer otros, de lo contrario, el niño le dará una connotación de
bueno o malo a los alimentos. En fiestas, reuniones, cumpleaños, etc., pueden comer dulces, pero no deben
ser parte de su alimentación diaria. El error más común de los padres es no preparar lunch y dar dinero a
los niños, al hacerlo se generan hábitos inadecuados; se recomienda como refrigerio de los niños: agua de
frutas, leche, queso, sándwiches de diferentes rellenos, verduras, frutas, molletes, yogurt, cacahuates,
palomitas, ensaladas, salchichas. La deficiencia más común en niños preescolares es la del hierro, que
puede generar anemia, es importante que el niño tenga una dieta adecuada, que consuma carne, cereales,
pan, verduras, frutas, leche, así como que acuda a las citas del pediatra y haga ejercicio.

Etapa escolar

La etapa escolar está entre los 11 y los 13 años, en general se deben cuidar los mismos aspectos que el
preescolar, pero también es importante monitorear el consumo de fibra, calcio y líquidos. En esta etapa se
requiere bastante apoyo de los padres, debido a que se acerca la adolescencia, y en esa etapa ocurren
muchos cambios físicos y psicológicos, y si la alimentación no se vigila desde la etapa escolar pueden
producirse problemas a largo plazo.

En Perú, el sobrepeso y obesidad en niños entre los 5 y 9 años alcanza el 24.6% de la población, es decir
que 1 de cada 4 menores ya presenta una acumulación excesiva de grasa en su cuerpo. Entre los niños de
0 a 5 años, la situación también es preocupante, pues la obesidad y el sobrepeso afectan al 7.6% de esa
población, lo que significa que, a su corta edad, 1 de cada 10 pequeños ya tiene un problema de peso.; y
esto es el reflejo de los hábitos inadecuados que se han inculcado a los niños desde estas etapas. Para
prevenir la obesidad es necesario controlar la alimentación y hábitos alimentarios, realizar y fomentar la
actividad física, informar a los niños sobre los problemas de salud que pueden tener al presentar sobrepeso
y obesidad, y explicarles los beneficios que obtendrán al hacer estos cambios. Sin embargo, si los padres no
comienzan a realizar los cambios de estos hábitos, difícilmente el niño lo podrá hacer. Finalmente, se debe
considerar que los niños imitan lo que hacen los adultos, lo cual puede convertirlos en obesos, además de
otro factor como es la herencia.

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