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UNIVERSIDAD MONSEÑOR OSCAR ARNULFO ROMERO

FACULTAD: JURISPRUDENCIA Y CIENCIAS SOCIALES.

CARRERA: LICENCIATURA EN CIENCIAS JURÍDICAS

CATEDRA: DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO

ALUMNOS: DALIA ESTEFANI AGUILAR PORTILLO


LUIS ENRIQUE PALENCIAS
YEIMI ELIZABETH VANEGAS AGUILAR
ADA MARISOL RAMIREZ NAVAS
KEVIN JAVIER MEJIA
JOSE ISRAEL SILVA

DOCENTE: JOSE ANTONIO ROQUE VIANA

LUNES 16 DE SEPTIEMBRE DEL 2019


INDICE

INTRODUCCION……………………………………………………………………..3

ESCUELA
HOLANDESA………………………………………………………………………….4

NORMA DE
REPROCIDAD………………………………………………………………………. 7

BUSTAMANTE………………………………………………………………………. 9

CONCLUSION………………………………………………………………………..11

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INTRODUCCION

En la antigüedad se daban casos iusprivatista con elementos en conflictos entre


extranjeros, es por ello, que a lo largo de la concepción en el tiempo del estudio y
aplicación del derecho internacional privado, y su evolución en el contexto histórico
por las distintas escuelas de todo el mundo, que se tomaron la imperiosa tarea de
recoger sus criterios y aportes doctrinarios, que subyacen en la aplicación actual de
este derecho, entendido y reflejado como una rama del derecho privado que tiene
por objeto el estudio y regulación de las relaciones jurídicas en las que participan
uno o más elementos ajenos a la soberanía legislativa local. Definición moderna de
Balestra. No obstante siguiendo el orden cronológico de los aportes de los
glosadores y pos glosadores de la escuelas italiana de Bártolo de Sassoferrato del
siglo XIV, Escuela francesa de Bertrand D´ Argentré del siglo XVI, ahora bien
continuando con la historia se consagro la llamada escuela flamenco holandesa, a
pesar de haber sido influenciada por la escuela francesa de Argentre, fueron Pablo
Voet, Juan Voet y Ulrich Huber a quien se les atribuye como los representantes más
destacados de la institución holandesa del siglo XVII, teniendo como partida él
estudió y aplicabilidad del comitas gentium, que para el derecho internacional
privado se significó una normativa jurídica que mantiene relaciones con otras
normatividades no jurídicas, como la moral y los usos sociales, en forma tan
estrecha a veces que resulta difícil su delimitación. Si partimos de un orden de
valores que se encarna en sistemas normativos de diferente naturaleza, tenemos
que distinguir el sistema moral, el sistema social no jurídico y el sistema jurídico.

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ESCUELA HOLANDESA

La denominada Escuela Holandesa se desarrolla en el siglo XVII, a causa de


circunstancias históricas y políticas que surgieron en las provincias flamencas en
ese mismo siglo, y devota seguidora de las enseñanzas de D´Argentre. La Doctrina
Holandesa toma de la Escuela Francesa la clasificación de los estatutos reales y
personales, y le asigna a los estatutos una aplicación estrictamente territorialista,
Limitando la aplicación de la norma jurídica extranjera.
Los Estatutarios Holandeses sostenían una arraigadísima propensión a la
territorialidad de la ley, hasta el punto de sostener este concepto a ultranza, con
base a la noción de Soberanía, que se extendería a todos cuanto se encuentren
dentro del territorio Estado, cualquiera fuera su nacionalidad o su domicilio. Para el
Estado no existía obligación alguna de emplear y aplicar leyes extranjeras, cuya
casual eficacia dependería exclusivamente del consentimiento expreso o tácito que
le dispense el Estado receptor. Así que a pesar de las influencias obtenidas del
sistema estatutario de la Escuela Francesa, en la holandesa quedan exceptuados,
pues la aplicación de un derecho extranjero era cuestión puramente excepcional,
impuesta por necesidades mayormente de comercio internacional que los Estados
convenían en admitir.
En esta institución se creó la figura de las “Comitas Gentium” o sistema de la
cortesía recíproca; como base para dar aplicación extraterritorial al derecho
extranjero, la cual no debía surgir de una “necessitas iuris” sino de una “necessitas
facti”. La aplicación de las leyes de un Estado en el territorio de otro no responden
a una obligación jurídica, ni otro imperativo jurídico. Lo que en realidad ocurre es
que en cada Estado, por intereses propios, aplicaría el Derecho extranjero en virtud
de un pacto tácito entre estados, era una elección libre del Estado; como también
se le consideraba cuando un pueblo quería observar, por cortesía, algunas de la
costumbres de una legislación extranjera, los estatutos podían sobrepasar el
territorio del legislador y esta aplicación extraterritorial se fundamentaba en la
comitas gentium.
Para los holandeses, todos los estatutos eran territoriales. Encontraron pues por
primera vez con que los conflictos de leyes no eran ya necesariamente internos o
interprovinciales, sino que empezaban a producirse en un plano internacional. Y,
como se comprende, no era posible aplicar el principio de territorialidad absoluto de
los estatutos porque la aplicación exclusiva de la ley territorial ofrecía graves
inconvenientes en lo referente al Estado y capacidad de las personas. Entonces
esta doctrina consistió en aplicar, en estas materias, estatutos personales extraños
o sea, la ley personal de los extranjeros. Y ante la interrogante del porqué de la

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aplicación de una ley extranjera, respondieron que ello no obedecía a razones
jurídicas, sino que era sólo una consecuencia del principio de la “Cortesía
Internacional” ó “Comitas gentium”.

Resumiendo, existe para esta Escuela como una consecuencia de la Independencia


y soberanía de los Estados, una territorialidad absoluta de los estatutos, pero éstos,
para salvar los inconvenientes que su aplicación rígida podría producir en lo
referente al Estado y capacidad de las personas, han admitido una limitación “por
cortesía internacional” permitiendo que tal capacidad y estado se gobiernen por la
ley natural de cada individuo. Al aceptar por consideraciones de utilidad y
conveniencia recíproca, no por una obligación cuyo cumplimiento puede ser exigido,
ni por un deber de necesidad, los estados se han dejado guiar por las
consideraciones antes indicadas ó admitir la aplicación de leyes extranjeras.
Nicolas Burgundus (1586-1649): autor de la obra el cual Sostenía el principio de la
territorialidad del estatuto, debido a que las cosas domina e imponen sus leyes a las
personas. Una expresión destacada de su persona era, las personas sin bienes
serian un cadáver en medio de los seres vivos.
Cristian Rodenburg (1618-1668): Amplia aún más sobre el principio de
territorialidad, estableciendo en una forma absoluta la soberanía de las costumbres
o estatutos.
Pablo Voet (1619-1667): sostenía la cortesía internacional o comitas gentium fue
unos de sus principales temas con fundamento a la aplicación extraterritorial de los
estatutos. Expresaba: “A veces, cuando los pueblos vecinos quieren, por cortesía,
admitir las costumbres del vecino, a fin de que actos bien practicados no sean
perturbados, suelen los estatutos, a tal efecto, salir del territorio del que los dicta”.
Juan Voet (1647-1714): establecía el principio de territorialidad de los estatutos
basándose en el precepto romano de “extra territorium ius dicendi impune non
paretur”. Como también la aplicación de la comitas gentium, fundando esta cortesía
en el interés y mutua conveniencia que debían tener los estados, y solo así se podría
dar la aplicación de una norma extranjera.
Los tres axiomas no excluyen la aplicación de la clasificación estatutaria para
encontrar el derecho aplicable. Las soluciones especiales de Huber se fundamentan
en esta clasificación: al referirse a la forma de los actos, Huber considera que la
formula locus regit actum tiene carácter imperativo y la aplica a las sucesiones; la
forma del testamento se rige por la lex loci; en lo que a los bienes inmuebles se
refiere, estos se rigen por la lex situs; los muebles por la ley de domicilio del de
cujus; las formas procesales están sometidas al ordenamiento jurídico del foro y se
acepta la ejecución de sentencias extranjeras, debidamente dictadas en el país
sentenciador. Al fundamentar la aplicación del derecho de otros Estados, en la
Comitas Gentium; introduce que la aplicación del derecho extranjero no es
obligatoria, ya que depende del grado de la cortesía de cada juez.
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En lo que se refiere al estatuto personal, este consiste en aquellos derechos
inherentes que le pertenecen a la persona por el simple hecho de ser nacional de
determinado Estado. Mientras que el estatuto real se encarga de regir todos
aquellos actos o negocios que versan sobre objetos, ya sea bienes muebles o
inmuebles entre nacional o extranjeros. Dentro de los aspectos más relevantes del
sistema de la escuela holandesa de la cortesía, es imperante mencionar que: tenían
como característica común y básica que las leyes son, en derecho, rigurosamente
territoriales. Esta territorialidad absoluta de la ley parte, sin duda, de los conceptos
clásicos de soberanía o independencia de los Estados.
Del análisis que le merece podemos determinar que efectivamente la principal
característica de la Escuela Holandesa de la Cortesía, era el respeto al ámbito
espacial de sus normas jurídicas y extraordinariamente existía la posibilidad de
aplicar una norma jurídica extranjera facultativamente, mas no era una regla general
el hacerlo. Esta práctica conllevaba a la utilización de normas extranjeras
basándose en un beneficio personal y no general. Es decir, que la aplicación de una
norma jurídica extranjera se permitía debida a que el Estado mismo se beneficiaba
en su aplicación, ya sea económicamente o atendiendo a la persona que se
encuentra dentro del caso concreto. Debido a ese motivo la efectividad de la
aplicación del Derecho extranjero no era susceptible de ser medida.
La escuela Holandesa es afectada al ser criticada por haber ignorado o por haberse
percatado, de que existe la posibilidad de conciliar la aplicación de leyes extranjeras
con el respecto debido a la soberanía territorial de cada Estado”. Se le señala,
además, que el principio de la cortesía internacional constituye un concepto carente
de toda juridicidad, vago e incierto. Sin embargo, hay que admitir que esta doctrina
ofrece una significación real, que consiste en haber destacado el carácter nacional
de las reglas de conflictos de leyes. Ella pone de manifiesto la independencia
absoluta del soberano territorial.

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NORMA DE REPROCIDAD
Se trata de conceder a las leyes de un determinado país la misma eficacia que en
el mismo se otorgue a las del Estado en cuyo territorio se pretende aplicarlas”. Estas
normas tienen una gran similitud al método utilizado en la Escuela Holandesa de la
Cortesía. La aplicación de normas de reciprocidad es una práctica realizada en
pocas ocasiones y únicamente en casos concretos en donde es imprescindible la
aplicación de las mismas. Esto debido a que su uso se basa en el criterio del
juzgador y no en un fundamento legal.
Esta es una práctica iniciada por la Escuela Holandesa, en donde las leyes
extranjeras eran aplicadas facultativamente por un determinado Estado.
Lastimosamente su práctica existía atendiendo a criterios personales y
beneficiosos, lo cual quebranta el principio de objetividad procesal. La aplicación de
normas de reciprocidad consiste en conceder a la norma jurídica, que emano de
otro Estado, el trato de una ley nacional. Esto le otorga todos los ámbitos de validez
para su eficacia completa dentro del territorio nacional. Es claro que para que se de
este supuesto, debe existir un punto de conexión entre la ley nacional y la ley
extranjera. La doctrina establece casos en donde se aplica las normas de
reciprocidad siendo los más frecuentes: “para la interpretación de cláusulas de un
tratado o convenio; en la extensión de privilegios diplomáticos o consulares,
concedidos por los Estados en convenios consulares o tratados de establecimiento;
en casos particulares del orden procesal internacional o régimen de extranjería”.

CONCEPCIÓN DE LA CORTESÍA INTERNACIONAL EN LA


ACTUALIDAD
Para el Derecho Internacional se presenta como una normativa jurídica que
mantiene relaciones con otras normatividades no jurídicas, como la moral y los usos
sociales, en forma tan estrechan a veces que resulta difícil su delimitación. Si
partimos de un orden de valores que se encarna en sistemas normativos de
diferente naturaleza, tenemos que distinguir el sistema moral, el sistema social no
jurídico y el sistema jurídico.
En esta tripartición tiene su lugar la cortesía internacional, como un sistema de
normas de convivencia, no jurídicas, defensoras de valores, pero situados en la
misma línea que los demás. Tradicionalmente, estas normas han sido englobadas
bajo la expresión de usos sociales o de comitas gentium o de cortesía internacional.
La naturaleza de esta normatividad ha sido discutida, pues, para muchos autores,
las únicas normatividades con carácter propio e independiente son la de carácter
moral y la de naturaleza jurídica, sosteniendo que los llamados usos sociales o
cortesía internacional no representan nada más que un momento de transición de
las normas morales que devienen jurídicas. Sin embargo, es mayoritaria la postura
de quienes piensan que la cortesía internacional tiene su lugar propio y peculiar, en

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cuanto se distingue de la moral por referirse a la actividad exterior de los sujetos y
de la jurídica por carecer de organización coactiva. La cortesía internacional o
comitas gentium plantea el doble problema de su valor o función y de su contenido.
Las normas de cortesía internacional, para unos, realizan una función de suavizar
las relaciones internacionales y, para otros, una función mucho más amplia en
cuanto consideran que todo el Derecho Internacional o la mayor parte de él, está
constituido, en realidad, por estos usos sociales. Lo que por otro lado resulta
imposible prácticamente es precisar el catálogo de los actos internacionales de
cortesía y determinar su exacto contenido.
La cortesía internacional hace referencia a la aplicación de las reglas de decoro en
el trato externo de los sujetos de derecho internacional (Estados, Organismos y
demás sujetos de derecho internacional como la Santa Sede, Orden de Malta, etc.),
se basa en la reciprocidad que se estila en las relaciones entre Estados. La cortesía
internacional acoge principios adoptados por la diplomacia en el uso de las buenas
costumbres, la solidaridad, el respeto, la prudencia. Su uso demuestra afecto entre
los Estados y mantiene la cordialidad en la comunidad internacional.

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LA ESCUELA HOLANDESA DE LOS ESTATUTOS.
LOS ESTATUTARIOS DEL SIGLO XIX. JUICIO DE
LAS ESCUELAS ESTATUTARIAS (BUSTAMANTE)
Según Pablo y Juan Voet y Ulrico Huber, dicen que de un modo particular los dos
últimos, fueron autores de la nueva evolución doctrinal que en el siglo XVII dió por
resultado lo que se llama la Escuela holandesa. El primero de los tres escritores
citados, Pablo Voet, parece más bien que recoge; sin darse cuenta cabal de su
importancia, algunas ideas territoriales, poderosamente influidas por las tradiciones
de la época feudal, que debían flotar
En el ambiente jurídico de su época, y las mezcla con la exposición del sistema
francés, entonces generalizado.
En cambio, Juan Voet afirma terminantemente que los estatutos se pueden
distinguir en personales, reales o mixtos desde el punto de vista de su objeto,
abarcando los primeros únicamente la condición de las personas, sin que importe
que hagan mención de las cosas dado que les sirvan las personas de objeto
principal; comprendiendo los segundos aquellos que tienen por único objeto la
condición de los bienes, o se refieren a. ellos como fin principal, aunque mencionen
las personas; y ocupándose los terceros de los actos judiciales o extrajudiciales eje-
ciliados por las personas respecto de las cosas.
Desde el punto de vista de sus efectos, que es 10 realmente importante para la
aplicación práctica del Derecho Internacional Privado, sostiene Juan Voet que las
leyes no pasan las fronteras del país que las dicta, terminando para toda clase de
estatutos la potestad del legislador donde esa frontera divide los, Estados, sin más
excepción que la cortesía internacional.
Todos los que residan dentro de sus límites, de una manera definitiva o
temporalmente. Y no concibe sino a virtud de la comitas la aplicación extraterritorial
de ciertas leyes personales.
La Escuela holandesa tiene, pues, como carácter fundamental, la territorialidad
estricta de las leyes. Cree que no hay motivo jurídico alguno para su aplicación fuera
de territorio, y subordina esa aplicación extraterritorial a simples móviles de interés,
de reciprocidad o de conveniencia, extraños al derecho, sobre los que no puede
descansar ni una legislación justa ni una ciencia verdaderamente jurídica. Por ese
camino la doctrina de los Estatutos tenía que Ilegal a un conjunto de principios en
absoluto inconciliables con las exigencias de la vida contemporánea.
La codificación napoleónica, imitada y secúndala por otros países, estorbó en
Europa desde principios del siglo XIX el desarrollo científico del Derecho

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Internacional Privado. Como el Código civil francés recogió́ la doctrina estatutaria
en las últimas fases de su evolución, no es extraño que algunos res volvieran la
mirada a sus principios y soluciones y quisieran continuar usando su técnica y a
veces sus procedimientos. Por otra parte, la influencia de los tratadistas holandeses
en el derecho inglés, y por el derecho ingles en el angloamericano, dió en ellos
nuevos horizontes a las mismas ideas.
No sucede lo mismo con el norteamericano, que llevó a la jurisprudencia de su país,
y en parte recogió́ también de ella, casi todo el espíritu de la doctrina estatutaria
holandesa, solo modificada en algunos casos por el influjo de escritores realistas
que se pueden colocar entre los partidarios de Agentes. La autoridad extraordinaria
de que ese libro ha disfrutado y disfruta, el número de sus ediciones y su
conformidad con los principios generales de los países de lengua inglesa, han
influido extraordinariamente para que el Derecho Internacional Privado
De Inglaterra y de los Estados Unidos de la América del Norte obedezca a un
sistema que hemos de exponer en el capítulo inmediato y en el que abundan las
analogías con la doctrina estatutaria.
En todos los escritores que últimamente hemos mencionado predomina la división
tripartita de las leyes reales, personales y formales. En el primer grupo incluyen las
que se refieren a las personas para determinar su capacidad, condición y estado.
En el segundo, las que tienen por objeto principal las cosas inmuebles, sin
consideración al estado a la capacidad de las personas. Y en el tercero las que rigen
los actos jurídicos del hombre y establecen las formalidades a que deben sujetarse.
Desde el punto de vista de los detalles prácticos, la aplicación de los tres grupos de.
Leyes que acabamos de mencionar se hace casi siempre de un modo mecánico,
sin atender a las exigencias propias de la función legislativa de los Estados y de su
coexistencia jurídica, ni a las necesidades de los individuos surgidas del
cosmopolitismo humano.
Entre ellos figura la afirmación de que tuvo un sentido práctico evidente al decidir
que el estatuto personal seguía y se aplicaba al individuo en territorio extranjero, y
que el real se aplicaba solo a los inmuebles situados en el país del legislador. Se
dice que esa afirmación dejó abierta una brecha permanente en el sistema de la
absoluta territorialidad de las leyes y que los glosadores adivinaron el lugar que
corresponde a la personalidad humana en el Derecho Internacional Privado, desde
entonces favorecido por esa tendencia doctrinal. Acabamos de ver que la división
entre los estatutos personales y reales no se admitió́ con carácter fundamental hasta
el siglo XVI y fué en la doctrina italiana un mero accidente entre otras muchas
clasificaciones. Y lejos de alterarse con ella el principio de la territorialidad, al
aprovecharse los jurisconsultos holandeses de las afirmaciones de De Argenté la
convirtieron en la única base del Derecho Internacional Privado.

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CONCLUSION

La escuela que estudiamos significa, el origen del derecho internacional privado, en


donde se contemplan doctrinas y glosas sobre la resolución de conflictos entre los
estado, es allí donde se divide el principio de extraterritorialidad, que para el derecho
a servido mucho para la correcta aplicación de la normas, en el caso concreto. Es
por eso que esta escuela, tuvo una importante aportación para esta rama del
derecho, por cuanto se fue unificando y mejorando en un conjunto de principios
internacionales que valen de marco para el Derecho Internacional Privado. En ese
mismo orden de ideas, se concluye que existió la Escuela holandesa como una
consecuencia de la Independencia y soberanía de los Estados, concibiendo una
territorialidad absoluta de los estatutos, para amparar los inconvenientes que su
aplicación rígida, podría producir en lo referente al Estado y capacidad de las
personas, en donde se ha admitido la denominada “comitas gentium” o cortesía
internacional, como un sistema de normas de convivencia, no jurídicas, defensoras
de valores menores, pero situados en la misma línea que los demás.
Las escuelas Modernas del Derecho Internacional Privado no son más que la
expresión de algunos autores estudiosos del Derecho Internacional Privado que
formularon doctrinas de tipo universalistas, tendientes a resolver los problemas que
nacen de la diversidad y concurrencia de las leyes de los diferentes países.
Modernamente son conocidos como SISTEMAS DE SOLUCIÓN. Para resolver
conflictos de leyes.
Al igual que en las más importantes Escuelas estudiadas las disposiciones del
Sistema Salvadoreño de Derecho Internacional Privado se refieren principalmente
a personas, bienes, actos jurídicos y procedimientos.

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